AL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DEL PAIS VASCO SALA DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO HECHOS PREVIO.- En la Exposición de Motivos, de la Ordenanza Municipal reguladora de la ubicación de clubs sociales de cannabis y de las condiciones de ejercicio de su actividad, se significa entre otras cuestiones que en el ámbito municipal, el Plan de Control de Adicciones para el periodo 2013-2015 plantea entre sus propuestas de mejora de aspectos organizativos y de programación, la posibilidad de regular el uso de los espacios utilizados por las asociaciones de consumidores de cannabis. En el citado plan, la única mención y propuesta que hace con respecto a las Asociaciones Cannabicas es la de Analizar junto con el Departamento de Urbanismo la posibilidad de normativizar el uso de los espacios utilizados por las asociaciones de consumidores de cannabis. En ningún caso se hace referencia en dicho Plan a mejoras de aspectos organizativos y de programación en relación a las Asociaciones Cannabicas tal y como se significa en la Exposición de Motivos. Se afirma en la citada Ordenanza Municipal que “Los Clubes Sociales de Cannabis son asociaciones sin ánimo de lucro que se auto abastecen y distribuyen cannabis entre sus socios –consumidores terapéuticos y/o lúdicos-, todos mayores de edad y en un ámbito privado, reduciendo daños asociados al mercado clandestino y a determinados usos del cannabis” . Lo cual y siempre y cuando cumplan con los criterios establecidos por parte de la Jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre el consumo compartido, no se estaría cometiendo ningún tipo de ilegalidad; por lo que como base y como principio las asociaciones se encuentran investidas de la presunción de inocencia y trabajan y desarrollan su actividad de forma correcta y legal. Circunstancia esta que a la vista de la Ordenanza Municipal parece que a priori se pone en cuestión, tanto en lo que al buen funcionamiento hace referencia, así como respecto al buen hacer de las Asociaciones; lo cual y como punto de partida, condiciona el planteamiento con respecto a la regulación de las asociaciones. Las consecuencias de dicha percepción a priorística por parte del Ayuntamiento Donostiarra, derivarían en unas consecuencias que las dejarían fuera de la legalidad, ya sea por el mal funcionamiento o una mala praxis por parte de ellas circunstancia esta que no se da. PRIMERO-. Tal y como se establece en el artículo 1 de la Ordenanza Municipal es objeto “a) Regular la apertura de Clubes Sociales de Cannabis estableciendo un régimen de distancias entre ellos”. El argumento expuesto para determinar un régimen de distancias es porque “(…) considera necesario fijar unas distancias mínimas entre esa actividad y los centros educativos y centros de salud, para evitar, siquiera indirectamente, la promoción al consumo de una sustancia que puede tener especiales efectos nocivos en poblaciones de riesgo: grupos vulnerables como menores o personas diagnosticadas con patologías mentales” [el subrayado es nuestro] La citada base para determinar distancias, decae por su propio peso, y entra en clara contradicción con cuanto se afirma y se constata cuando la propia Ordenanza Municipal reconoce que “Los Clubes Sociales de Cannabis son asociaciones sin ánimo de lucro que se auto abastecen y distribuyen cannabis entre sus socios – consumidores terapéuticos y/o lúdicos-, todos mayores de edad y en un ámbito privado, reduciendo daños asociados al mercado clandestino y a determinados usos del cannabis” Consideramos que no resulta necesario, tal y como se recoge en el punto c) del artículo 1 de la Ordenanza Municipal establecer un régimen de distancias respecto de centros educativos y de salud. Las Asociaciones Cannabicas, son privadas, por lo tanto cerradas ya que no están abiertas al público, no pudiendo acceder a las mismas personas ajenas a la Asociación. Su actividad se circunscribe a un núcleo cerrado, es decir a la que no pueden acceder terceras personas. Dicho requisito viene establecido por la Jurisprudencia del Tribunal Supremo, por lo tanto cualquier actividad desarrollada obviando que la misma ha de ser llevada a cabo de forma privada y no abierta a terceras personas conllevaría vulnerar cuanto se requiere para no incurrir en el ilícito penal establecido en el artículo 368 del Código Penal. De igual modo, como resulta preceptivo, las Asociaciones han de estar inscritas en el Registro de Asociaciones del Gobierno Vasco, siendo requisitos indispensables para ella aportar, el acta de constitución de la asociación, la nominación de las personas que componen la junta directiva, así como los estatutos por los que se van a regir. En ese sentido, si la Dirección de Relaciones con las Administraciones Locales y Registros Administrativos, dependiente del Departamento de Administración Pública y Justicia de Gobierno Vasco, con anterioridad a dictar la Resolución por la que se acuerda la inscripción de la Asociación en el Registro de Asociaciones constatase que en los estatutos se permitiera el acceso a personas menores de edad acordaría no inscribir dicha Asociación en el Registro de Asociaciones. Dicho lo anterior, reiteramos que si alguna Asociación incumpliese la prohibición de acceso a personas menores de edad se estaría incurriendo en una grave irresponsabilidad con posibles consecuencias penales. Sorprende, aún mas la necesidad de imponer un régimen de distancias a las Asociaciones Cannabicas, cuando de una atenta lectura del Plan de Control de Adicciones para el periodo 2013-2015, el problema fundamental de la juventud y desde edades muy tempranas es el consumo de alcohol, y en ese sentido no existe, Ley, ordenanza, acuerdo ni sugerencia para que por ejemplos los bares, establecimientos estos abierto al público deban de respetar un mínimo de distancias con respecto a los centros educativos o centros de salud; tampoco se impone respetar un mínimo de distancias a los locales abiertos al público en el que la actividad que desarrollan son las tragaperras, juegos de azar o casas de apuestas, actividad esta que creando un gran problema en la juventud; ni tampoco se establece distancia alguna en lo que podría ser lo mas parecido a una asociación cannabica –salvando las distancias- como son las sociedades gastronómicas o txokos, donde incluso pueden entrar los hijos menores de los socios y se dispensa alcohol. Por todo lo anterior, la Ordenanza Municipal en los artículos que se recurren vulneran el principio de presunción de inocencia en cuanto a una buena praxis de su actividad se refiere y en lugar de regular de una forma clara, limpia y sin prejucios se les atribuye con dichas medidas un sesgo criminal o cuando menos ilícito. El citado sesgo, criminal o ilícito además se percibe en aquellos colectivos de personas que quieren asociarse y parece que dicha decisión en lugar de favorecer se pretende lo contrario. Nos parece, que con esta Ordenanza Municipal se pone la lupa o incluso el microscopio podríamos decir, en las Asociaciones que pretenden de una forma clara, las cuales cuentas con su correspondiente licencia de actividad desarrollar la misma de una forma legal, con un reglamento interno de buenas conductas, en lugar de todos esos locales de jóvenes (alegales) en los que se reúnen, sin ningún tipo de licencia de actividad, sin ninguna medida de seguridad y donde a veces de forma compartida se consume cannabis (consumo en ningún caso ilegal); pero que se desarrolla sin ningún tipo de control. Estos últimos, considera esta parte que tendrían que ser los regulados de alguna forma ya que son estos locales y no las Asociaciones quienes pueden generar conflictos. SEGUNDO.- Con respecto a los criterios de emplazamiento que se articulan en el artículo 5 de la Ordenanza Municipal. 1.- El uso de Club Social de Cannabis, a efectos urbanísticos y ambientales, se considera un uso asimilado al uso recreativo terciario, por lo que se podrá implantar en los ámbitos y/o locales en los que el planeamiento urbanístico autoriza la implantación de esa modalidad de uso y deberá cumplir las condiciones técnicas exigibles a ese uso. En ningún caso se podrán implantar estos usos en plantas primera o superiores de edificios residenciales. 2.- En todo caso, se prohíbe la apertura de una actividad de este tipo a menos de 300 metros de centros educativos (ikastolas y colegios) y centros de salud. 3.- Asimismo, se prohíbe la apertura de una actividad de este tipo en cualquiera de los lugares en los que se prohíbe fumar (centros y galerias comerciales, instalaciones deportivas, etc.) 4.- Se fija una distancia mínima entre locales destinados a esta actividad de 500 metros. Con respecto al emplazamiento, debemos de significar/denunciar que denotan los mismos prejuicios a los que hemos hecho mención anteriormente, obteniendo como consecuencia la estigmatización de las asociaciones y a su vez la de las personas que las componen. TERCERO.- El derecho de asociación esta reconocido en la Constitución Española en el artículo 22 y esta incluido en la Sección I, Cap. II, Título I, dedicado a los derechos fundamentales y libertades públicas. El contenido del art. 22 CE ha sido desarrollado por la Ley Org. 1/2000 reguladora del derecho de asociación (LODA). La LODA ampara a todas las asociaciones que no tengan ánimo de lucro y que no estén sometidas a un régimen asociativo específico. En el presente caso resulta evidente, que la regulación de las asociaciones cannabicas, a fecha de hoy, no se encuentran reguladas por régimen específico alguno. El derecho de asociación se ejerce con una doble vertiente, es decir la libertad positiva, esto es, el derecho de las personas en asociarse, bien creando junto a otras una asociación, bien solicitando la admisión en una asociación ya constituida; y, libertad negativa, que conlleva la no obligatoriedad de constituir o pertenecer a una asociación, ni a permanecer en su seno, ni a declarar la pertenencia a una asociación. Desde ya estamos en disposición de afirmar, que los preceptos de la ordenanza que se recurren, por su carácter restrictivo a la hora de abrir un establecimiento, abocan/abocarían a las personas a tener que pertenecer a una asociación de la que no desean ser miembros para no tener que acudir al mercado negro para autoabastecerse. Ese carácter restrictivo, violenta la libertad positiva de las personas. Con dichas restricciones, se origina el efecto contrario al pretendido ya que se quebranta la libertad positiva de las personas a la hora de ser miembro o pertenecer a una asociación. La CE en su artículo 9.2, expresa la importancia que tiene la participación de las personas en grupos sociales y considera el compromiso de los poderes públicos para su protección y fomento estableciendo que “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”; en ese sentido debemos de recordar que el derecho de asociación, esta incluso recogido en el Pacto Internacional de derechos Civiles y Políticos; el cual a su vez recoge, la protección y libertad de las personas y también como no de las asociaciones como derecho a proteger. La Constitución Española dedica la Sección Primera del Capítulo Segundo del Título I (arts. 15 al 29) a "los derechos fundamentales y las libertades públicas", que forman el núcleo central de los derechos reconocidos en el texto constitucional; siendo dichos derechos y libertades entre otros, libertad de residencia y circulación; así como otros derechos, formados en un constitucionalismo más tardío, que, junto a su faceta individual, su ejercicio implica una dimensión social como el de la asociación. Consideramos que en la libertad de residencia a la que se hace alusión en la Constitución Española ha de ser interpretada en sentido amplio y por lo tanto dicho derecho ampara a las asociaciones, como colectivos que integran, compromisos, actividades, aficiones, etc. de las personas para establecer su residencia (sede) allí donde por circunstancias contextuales mas les conviniere para sus intereses, siempre y cuando se respeten las libertades de los terceros y que los mismo no sean vulnerados de forma efectiva y no indiciariamente. En ese sentido, mantenemos que ninguna autoridad puede adoptar medidas que directa o indirectamente obstaculicen la libertad de circulación y establecimiento de las personas y la libre circulación de bienes en todo el territorio español; y ello ha de entenderse en sentido amplio. Se trata, por tanto, de un mandato para los poderes públicos, que en ningún caso podrán tomar decisiones o desarrollar políticas que obstaculicen la libertad de circulación y establecimiento de las personas y por ende de las asociaciones. Y ello así por cuanto, la actividad asociaciativa de los distintos grupos, es privada, su actividad no se desarrolla cara al público y la misma se encuentra restringida a los asociados. Nos hubiera parecido mucho mas coherente, si se pretende regular la actividad de las Asociaciones Cannabicas en Donostia que se significara o se referenciara a ellas en cuanto estudiar una solución regulada como la que se hace en la Ley 42/2010, de 30 de diciembre; mas concretamente en su Disposición adicional novena. Clubes privados de fumadores; en la que “A los clubes privados de fumadores, legalmente constituidos como tales, no les será de aplicación lo dispuesto en esta Ley, relativo a la prohibición de fumar, publicidad, promoción y patrocinio, siempre que se realice en el interior de su sede social, mientras en las mismas haya presencia única y exclusivamente de personas socias”. A los efectos de esta Disposición, para ser considerado club privado de fumadores deberá tratarse de una entidad con personalidad jurídica, carecer de ánimo de lucro y no incluir entre sus actividades u objeto social la comercialización o compraventa de cualesquiera bienes o productos consumibles. En ningún caso se permitirá la entrada de menores de edad a los clubes privados de fumadores”.» CUARTO.- Los artículos 1 y 5 de la ordenanza que se recurren, limitan claramente que las asociaciones puedan desarrollar su actividad de forma libre en los lugares que deseen establecerse. Dicha limitación se pretende llevar a cabo mediante una norma reglamentaria de rango inferior a la ley y que tiene como objeto encubierto la discriminación de cuantas asociaciones quieran instalarse libremente en la Ciudad de Donostia, provocando el efecto contrario al supuestamente perseguido y es que las asociaciones ya existentes se convertirían en macro-asociaciones por no permitirse que un grupo de personas de un barrio, de una calle, etc constituyan su propia asociación. La consecuencia inmediata de la Ordenanza Municipal, al ser Donostia una ciudad pequeña, es que la apertura de nuevas asociaciones estaría totalmente vedada por la ubicación de las ya existentes. Si bien es cierto que la ordenanza no limita formalmente el derecho de asociación, lo cierto es que la articulación de la ordenanza y por ende sus efectos, cercenan el derecho de asociación por lo que se limita totalmente dicho derecho, y ello se lleva a cabo mediante norma reglamentaria con que vulnera el principio de reserva de ley tal y como se desprende del art.53 de la Constitución y por ello con incompetencia del Ayuntamiento para regular por razón de la materia. La limitación establecida en la normativa municipal, afecta por lo tanto y directamente al contenido esencial del derecho fundamental, tal y como establecen entre otras las SSTC 292/2000, FJ 11 º , y 83/1984, FJ 4º , que señalan que sólo por ley se pueden fijar límites a los derechos fundamentales. El referido precepto constitucional establece que "en todo caso deberá respetar su contenido esencial", y ese es el quid de la cuestión, ya que el articulado de la Ordenanza Municipal que ahora se recurre da directamente en el corazón del derecho de asociación cercenando la libertad positiva, limitando por lo tanto el ejercicio de un derecho fundamental, cuya regulación únicamente puede ser alterada por Ley. QUINTO.- La base jurídica sobre la que se sustenta el Consistorio Donostiarra para poder articular la limitación de poder establece la sede social de una asociación en un sitio concreto, es que la actividad de las mismas la asimila a los usos recreativos terciarios que se encuentran encuadrados en el –apartado 2.2 E del artículo 9 de las Normas Urbanísticas Generales del PGOU Establece el apartado 2.2 del citado artículo 9 sobre usos terciarios que “Se consideran como tales las actividades de carácter lucrativo siguientes: * Uso hotelero. * Uso comercial. * Uso de oficina. * Uso recreativo. * Uso sanitario. * Uso asistencial. * Uso sociocultural. * Uso docente. * Uso deportivo. * Uso de campamentos turísticos. Pues bien en esa asimilación que se pretende, considera la actividad de las asociaciones como asociaciones de carácter lucrativo, circunstancia vedada por lo Ley a las Asociaciones las cuales son siempre SIN ANIMO DE LUCRO. Por parte del Ayuntamiento se realiza mediante encaje de volillos una asimilación a cuanto se recoge en el apartado 2.2 del artículo 9 de las Normas Urbanísticas Generales, y mediante ese encaje de volillos, establecer un régimen de distancias y emplazamientos que vulnera el derecho de las Asociaciones de establecer su sede donde tengan a bien y todo ello bajo, hablando en términos criminalísticos, sin respetar la presunción de inocencia que les asiste. Como se puede comprobar el argumento del orden ‘público’ no puede ser interpretado en el sentido de una cláusula preventiva frente a eventuales riesgos (en el presente caso la ordenanza establece en su exposición de motivos que “(…) considera necesario fijar unas distancias mínimas entre esa actividad y los centros educativos y centros de salud, para evitar, siquiera indirectamente, la promoción al consumo de una sustancia que puede tener especiales efectos nocivos en poblaciones de riesgo: grupos vulnerables como menores o personas diagnosticadas con patologías mentales” [el subrayado y la negrilla son nuestros]; ya que, sólo cuando se ha acreditado en sede judicial la existencia de un peligro cierto para «la seguridad, la salud y la moralidad pública», tal como han de ser entendidos en una sociedad democrática, es pertinente invocar el orden público como límite al ejercicio del derecho a la libertad. En el expediente administrativo NO CONSTA resolución o sentencia judicial donde acredite: .- que aunque sea de forma indirectamente vaya a promocionarse el consumo de derivados del cannabis entre menores o personas con patologías mentales .- tampoco se acredita que las Asociaciones ya existentes en la Ciudad estén causando efectos negativos o perjudiciales o molestias en los vecindarios. .- tampoco se acredita cuantas Asociaciones existen en la Ciudad, su ubicación, por lo tanto concentración en zonas concretas y en consecuencia masificación. .- tampoco se acredita la existencia o que las Asociaciones ya existentes estén provocando problemas de seguridad, salubridad o higiene. .- tampoco se ha acreditado que haya Asociaciones que bajo la apariencia de asociaciones de usuarios legalmente constituidos estén llevando una mala praxis de su actividad. Y todo ello pese a reconocerse que la implantación de distintas Asociaciones Cannabicas en Donostia es una realidad, que a fecha de hoy, estamos en disposición de afirmar no causan ni generan problema alguno Nuestra afirmación anterior viene reforzada, ya que a la vista de las enmiendas de los distintos partidos políticos que integran el consistorio municipal, no se desprende que existan quejas concretas sobre las asociaciones ya instaladas; tampoco en trámite de alegaciones, ninguna comunidad de vecinos, asociación de barrios, colegios, ikastolas o centros de salud, han mostrado queja, sugerencia, objeción ni recomendación respecto a la actividad que vienen desarrollando las distintas asociaciones. Dicho lo anterior, debemos de remarcar por lo tanto, que la actividad desarrollada, es escrupulosa, se lleva a cabo en un ámbito cerrado, el cual nunca trasciende a terceras personas ajenas a la asociación y por lo tanto al público. Se preserva por lo tanto a personas o colectivos mas vulnerables, como pueden ser menores de edad o personas con patologías mentales. Y ello es así, ya que pese a las presiones existentes desde estamentos políticos, son las propias asociaciones mediante sus reglamentos de buenas conductas quienes de forma consciente y responsables, exigen a sus socios una buena praxis; ya que de lo contrario, se estaría actuando de forma contraria a las propias asociaciones y en consecuencia a sus intereses. SEXTO.- A criterio de esta representación se produce una clara vulneración del principio de favor libertatis y la necesidad de protección del interés general. El Ayuntamiento infringe las técnicas establecidas por la normativa y los Tribunales sobre la potestad de ordenación urbanística municipal, ya que consideramos que actúa con arbitrariedad y discriminación, toda vez que transgrede cuanto establecen los arts. 9.2, 3 y 14 de la Constitución. Las Administraciones Públicas en el ejercicio de sus respectivas competencias, por lo tanto el Ayuntamiento Donostiarra también, pueden establecer medidas que limiten el ejercicio de derechos individuales o colectivos, pero su justificación debe estar debidamente acreditada. En todo el expediente administrativo no se acredita de forma objetiva, con datos, con cifras, casuística concreta o detallada la necesidad de limitar la actividad a desarrollar por las asociaciones en su ámbito contextual, calle, barrio o zona. Y de ser cierto la necesidad de esa limitación la misma a su vez deberá ser la medida menos restrictiva; que en el presente caso tampoco se motiva de forma clara, mas que con referencias generales y vagas. Las medidas impuestas en la Ordenanza Municipal, con respecto a distancias y emplazamientos, y lo decimos con los debidos respetos, nos parece incongruente y realmente con un pobre estudio, en ese sentido y como prueba un ejemplo, al hablar de distancias sobre ikastolas y colegios, porque no se incluyen parques, zonas de esparcimientos como parques para practicar con el skate, frontones, playas, etc. lo anterior demuestra lo absurdo de lo impuesto en la citada ordenanza. Pero la vulneración del principio favor libertatis, va mas allá ya que conforme a la Disposición Transitoria, las Asociaciones preexistentes que contravengan la normativa en cuanto a las distancias mínimas sobre centros educativos y centros de salud quedarían fuera de la vida dinámica de la ciudad, infringiéndose el principio favor libertatis. Se produce por lo tanto una clara vulneración del principio de seguridad jurídica del art. 9.3 de la Constitución, en relación con la sedes de las Asociaciones ya establecidas que comparten edificios de vivienda, creando una situación de inseguridad jurídica e incertidumbre ya que se puede producir su cierre, todo ello con el perjuicio generado por las inversiones económicas realizadas ya sea a la hora de acondicionamiento como por compra de locales. A la vista de cuanto significamos y se desprende del expediente administrativo la necesidad de regular los emplazamientos y régimen de distancias no tiene una base ni estudio técnico que lo sustente, ni tampoco la casuística/problemática avalan dicha necesidad por lo que en ese sentido no existe una justificación razonada para bajo la protección del interés público justificar el principio de favor libertatis. SEPTIMO.- El Plan Local para el Control de Adicciones y Ordenanza Municipal para la Regulación de Clubs de Cannabis (folio 1 Expd. Advo) en níngun momento recoge, señala, menciona a los Clubs de Cannabis como un problema sino que los define como UNA REALIDAD EN LA CIUDAD. Es mas en el Informe correspondiente, y siguiendo cuanto se recoge en el Dictamen de los Catedráticos de Derecho Penal de la Universidad de Málaga, don José Luis Díez Ripolles y Juan Muñoz Sánchez se constata que las Asociaciones Cannabicas impiden una difusión indiscriminada de la droga, mediante su distribución entre un colectivo cerrado y delimitado, lo cual no hace mas que constatar que su actividad no trasciende del ámbito privado de la Asociación, ya que son entes cerrados o privados y que no desarrollan actividad publica. OCTAVO.- Denunciamos la nula colaboración por parte del Ayuntamiento Donostiarra con las Asociaciones Cannabicas a la hora de tratar, sobre la posibilidad de desarrollar una ordenanza que afecta y en este caso limita su actividad. En ese sentido esa participación ha sido vedada; prueba de cuanto decimos es que previo al trámite de alegaciones ninguna participación o colaboración con ellas se constata. Se afirma tanto en el folio 1 del expediente administrativo como en el folio 16 del mismo que se han recibido tanto propuestas como que ha habido participación en la elaboración. Pues bien a la vista del expediente administrativo, se puede comprobar que no constan propuestas ni atisbo alguno de que las asociaciones hayan colaborado en la elaboración de ni tan siquiera informes. En su consecuencia estamos en disposición de afirmar que existe arbitrariedad por no haber contado con las asociaciones, a las cuales se les ha privado de la posibilidad de expresar sus sugerencias, planteamientos, propuestas, etc. cuya participación activa en todo el proceso era fundamental. En ese sentido, la sentencia del Tribunal Supremo de 23 de enero de 2003, en concreto, con en su FJ 5º señalar que han de distinguirse los trámites que tienen por objeto el formato de la participación ciudadana y aquellos dirigidos a la información pública propiamente dicha de sus determinaciones, negando en todo supuesto la convalidación de uno por el otro. Dicho lo anterior, la omisión injustificada de audiencia a las asociaciones cannabicas de la ciudad en el programa de participación ciudadana, por su condición de afectados, para que tengan la oportunidad de hacer una valoración real de las afecciones directas de la norma en la tramitación en el curso del procedimiento de elaboración de la normativa, supone vulneración del programa de participación ciudadana, conforme al art. 6.2, 8, 1 y 108 de la Ley del Suelo y Urbanismo del País Vasco, en relación con la infracción de los principios de buena regulación recogido en el art. 5 de la Ley de Economía Sostenible, para ratificar la nulidad de pleno derecho del art. 62.2 de la Ley 30/92. Únicamente, el Ayuntamiento Donostiarra, se dirige a las ‘ASOCIACIONES DE CONSUMIDORES DE CANNABIS’ para convocarles a una reunión a celebrar el pasado 10 de noviembre de 2014, a sus 10:00 horas en el Centro Cultural Ernest Lluch para una vez aprobada la Ordenanza, y solo a falta de su publicación (13/11/2014), comentar la misma. Se adjunta como documento único copia de dicha convocatoria a la reunión. A los anteriores hechos son de aplicación los siguientes FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.- Jurisdicción, Competencia y Procedimiento: Conforme a lo dispuesto en los artículos 1, 10 de la LJCA, el Tribunal al que me dirijo resulta competente para conocer del presente Recurso Contencioso-Administrativo, debiendo tramitarse el presente recurso conforme a lo preceptuado en los artículos 43 siguientes y concordantes de la LJCA. SEGUNDO.- Legitimación: Conforme al artículo 18 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, mi representada se encuentra legitimada activamente por tener interés directo en la anulación del acto que se recurre. El artículo 21 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción-Contenciso Administrativo, sobre la legitimación pasiva de la Administración demandada, es tanto que autora de la resolución impugnada. TERCERO.- Fondo Se dan por reproducidos cuantos argumentos jurídicos se han esgrimido en la relación de hechos. CUARTO.- Cuantía: Conforme a lo establecido en el artículo 40.1 se manifiesta que la cuantía del procedimiento es indeterminada. QUINTO.- Costas: Resulta de aplicación el artículo 139, prevé la imposición de costas a la parte que hubiera actuado con mala fe o temeridad, o cuando de no imponerse el recurso perdería su finalidad. Por todo ello y en su virtud, SUPLICO AL JUZGADO: Que, teniendo por causadas las manifestaciones que anteceden en el presente escrito y los documentos que al mismo se acompañan, se digne admitirlo junto con su copia; y, conforme a lo interesado, tenga por formalizada demanda en el recurso interpuesto y, previos los trámites legales, por el Tribunal se dicte, en su día, Sentencia por la que, de conformidad con las alegaciones de esta parte: 1.- Declare no conforme a derecho y deje sin efecto los artículos 1 y 5, así como la Disposición Transitoria de la Ordenanza Municipal del Ayuntamiento de Donostia, Reguladora de la ubicación de clubs sociales de cannabis y de las condiciones de ejercicio de su actividad publicada el 13 de noviembre de 2.014. 3.- Condene a la Administración demandada al pago de las costas. Por ser así de Justicia que respetuosamente se solicita en Bilbao, a diecisiete de abril de dos mil quince. PRIMER OTROSI DIGO: Que, al amparo del artículo 60 de la Ley Contenciosa, interesa a esta parte el recibimiento del pleito a prueba, que deberá de versar sobre los siguientes puntos de hecho: .- Conforme se afirma en el folio 1 del expediente administrativo, así como en el folio 16 del mismo que se aporte para el presente procedimiento, por parte del Ayuntamiento de Donostia la totalidad de las propuestas presentadas por las Asociaciones de Consumidores de Cannabis con anterioridad a 6 de marzo de 2014 como muestras, ya sea en actas, informes, escritos, relación de reuniones que acrediten que ha habido participación en la elaboración de la Ordenanza Municipal Reguladora de la Ubicación de Clubs sociales de Cannabis y de las condiciones de ejercicio de su actividad; todo ello en aras a acreditar, que no ha existido la correspondiente participación ciudadana a la hora de elaborar, sugerir, informar, etc de las distintas Asociaciones Cannabicas de la Ciudad. A LA SALA SUPLICO: Tenga por hechas la anterior solicitud y designación de archivos y proceda a su tenor, admitiendo el recibimiento a prueba del proceso. SEGUNDO OTROSÍ DIGO: Que la cuantía del procedimiento se considera indeterminada de conformidad con lo establecido en el artículo 42 de la LJCA. A LA SALA SUPLICO: Que teniendo por causadas las anteriores manifestaciones se sirva acordar conforme a lo interesado. Es Justo. Mismo lugar y fecha.