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AZORÍN
(José Martínez Ruiz, 1873-1967)
LA PATRIA MORAL
(del libro «UNA HORA DE ESPAÑA», 1937)
Si un español del siglo XVI resucitara no comprendería al pronto nuestro
cocepto de Patria. Esta es una creación de la cultura, y ha sido formada en España
deaspués de la guerra de la Independencia por los ferrocarriles, los libros y los
periódicos. La habia preparado antes el hervor crítico formado en el siglo XVIII en
torno a Feijóo. No comprendería al pronto un español del siglo XVI nuestro
cocepto de Patria. Todo está hoy centralizado y todo tiene una trabazón que en los
siglos pasados no tenía. Una atmósfera sutilísima, espiritual, nos envuelve a todos
en la Nación. En el siglo XVI la Patria verdadera era el ambiente religioso. La
religión era la verdadera Patria. Acaso hoy dentro de una nación nos sentimos, de
extremo a extremo, más desamparados y forasteros que en el siglo XVI. La unidad
espiritual ha sido rota. Acaso hoy con todo nuestro centralismo, con toda nuestra
cultura – nexo de la Patria – nos sentimos menos ligados unos a otros que en los
siglos pretéritos. Los intereses de clases se sobreponen a los anhelos generales. La
religión,única e intangible, unía antiguamente todos los corazones. El creyente
llevaba en su fe un vale de hermandad para todos los creyentes. Podía viajar por
toda España, podía visitar las ciudades y entrar en todas las casas, podía tropezarse
en los caminos con los más diversos viajeros. Siempre el creyente reconocia al
creyente. Y millares de templos – catedrales, iglesias, santuarios, ermitas – eran
como las posadas
espirituales del pelegrino y del doliente. En esos lugares,
henchidos de espiritualidad, viva y fecunda, encontraba descanso el alma. En todas
partes el creyente estaba como en su propia morada. Por encima de las montañas,
de las llanuras, de los ríos, de las ciudades, flotaba el mismo ambiente de creencias
y de esperanzas que respiraban todos los ciudadanos. Y un mismo anhelo hacía
latir todos los corazones: el anhelo de la salvación última.
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