análisis de entrevistas - Estudios

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Departamento de Estudios y Capacitación
Documento de Trabajo Nº 102
“Liderazgo Juvenil Femenino:
Historias y Desafíos”
Santiago, Septiembre de 2008
El presente estudio fue realizado por encargo del Departamento de Estudios y
Capacitación del Servicio Nacional de la Mujer, por Fundación Ideas en conjunto
con el Centro de Estudios de Género y Cultura de la Universidad de Chile.
1
“Liderazgo Juvenil Femenino: Historias y Desafíos”
2002
Santiago, Chile
© Servicio Nacional de la Mujer
Edición: María Paz Causa Vera.
2
INDICE
I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................. 5
II. ASPECTOS CONCEPTUALES .......................................................................... 6
III. EL ESTUDIO .................................................................................................... 12
IV. RESULTADOS ................................................................................................ 25
V. COMENTARIOS ............................................................................................... 65
VI. BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................... 74
3
I.
INTRODUCCIÓN
El presente Informe da cuenta del trabajo de análisis realizado en el curso del
presente estudio, denominado “Liderazgo Juvenil Femenino: Historias y Desafíos”.
Reconociendo una inexistencia de corpus conceptuales respecto de la
construcción del sujeto juvenil femenino - al margen de la producción del
feminismo intelectual – se presentan las primeras aproximaciones teóricas que
darán cuerpo a la construcción de nuestra propuesta final, proceso necesario para
la lectura y análisis de la información que ha ido arrojando el trabajo de campo.
A partir del trabajo de campo realizado y de los pasos en la construcción teórica,
se constató que pese a la existencia de una diversidad del “ser mujer joven”,
encontramos ciertos patrones, matrices, que se hacen necesarios de distinguir a
la hora de realizar el análisis, que apunta a indagar en la subjetividad de las
mujeres jóvenes líderes. Para ello, diferenciamos dos patrones de liderazgos a
partir de la experiencia de las mujeres jóvenes pobladoras y la experiencia de las
mujeres profesionales y dirigentas estudiantiles. Esta diferenciación ha sido la
utilizada para la elaboración del análisis y los comentarios del estudio.
En la última parte del estudio, se incluye el análisis de las entrevistas individuales,
grupales y grupos de discusión realizados en las regiones V, VIII y Metropolitana,
para terminar con comentarios conclusivos y propuestas referidas a mecanismos
de promoción para el liderazgo juvenil femenino en Chile.
4
II.
1.
ASPECTOS CONCEPTUALES
Género, generación y liderazgo
No sólo el sexo anatómico es reinventado por la cultura; también lo son los ciclos
vitales de las personas. Varios autores/as ya han planteado que ni las identidades
de género ni las de generación constituyen universales en la concepción
predominante del mundo de la Modernidad. Las distintas culturas y los distintos
períodos históricos han concebido a la “juventud” de muy diversas maneras, pese
a que el referente etáreo “biológico” es siempre más o menos similar (Feixa, 1999,
Pierre Bourdieu, 2000). Ni siquiera el llamado “conflicto intergeneracional” es un
universal. Antes bien, las formas en las cuales una generación se construye
varían tanto al interior de los grupos etarios cuanto intergeneracionalmente.
La construcción social de la juventud que predomina en las sociedades modernas
se adscribe a lo que Duarte ha denominado, la matriz adultocéntrica (Duarte, 96),
la cual tiene sus coincidencias con la matriz patriarcal. Ambas matrices se
insertan en una forma de simbolizar las diferencias (etarias, genéricas, de clase y
etnia) que se caracteriza por jerarquizarlas en términos de subalternidad,
marginalidad. A la mujer y al/la “joven” se los tiende a esencializar. Las relaciones
sociales que abarcan ambas construcciones identitarias apuntan a una
multiplicidad de estrategias y tecnologías de poder (Foucault): mixtificaciones,
estigmatizaciones, exclusiones, cooptaciones. Ambos son concebidos desde el
predominio de lo anatómico, naturalizados y de-subjetivados.
Por otro lado, los acelerados cambios económicos se expresan en todos los
ámbitos culturales1. Hombres y mujeres quedan afectados/as, de modo que
podemos empezar a plantear que en Chile ha habido cambios relevantes en las
formas de expresión social en los ámbitos de lo privado
y lo público;
particularmente en las relaciones sociales de género. Cultura sexual y cultura
política muestran transformaciones que han sido expresadas en varios estudios y
encuestas (Informes PNUD; Encuesta del Grupo Iniciativa Mujeres; Encuesta
Nacional de Comportamiento Sexual, COSECON, CONASIDA).
1
A nivel económico, la globalización implica el predominio del Sector Terciario (comercio,
servicios). Se habla de la “terciarización” de las economías al decaer la importancia de las
industrias nacionales (Agacino, 2000). En este contexto se producen ciertas “paradojas” (Informes
PNUD 98, 2000) de la modernización: precariedad en el empleo, flexibilización horaria y
contractual, feminización laboral, falta de proyección laboral y social de los/as más jóvenes.
Aumentan los índices de empleo de las mujeres, las cuales acceden a sistemas de educación
media y superior. El crecimiento en las tasas de empleo muestra que las mujeres también acceden
al trabajo temporal en el sector agroindustria, hechos todos que impactan profundamente las vidas
a nivel cotidiano y reorganizan las afectividades y los vínculos sociales.
5
La cultura sexual es de gravitante importancia para la constitución de subjetividad,
para el modelado de los tipos de vínculos, así como para la construcción de
autonomías. La sexualidad, podría ser considerada como el “primer territorio” de
construcción de ciudadanías (M. Matamala); fuente de empoderamiento y
autogestión. De hecho, se puede decir que la sexualidad como constructo social y
simbólico se ubica en una importante articulación de género y generación. En los
últimos años en Chile, en el ámbito de la sexualidad, hay cambios notables; en el
año 1997, una Segunda Encuesta Nacional de Juventud daba cuenta que el
término de la adolescencia coincidía con una población masculina sexualmente
activa en un 65.5% y una femenina de un 59.4%. Las jóvenes ya no valorarían ni
la virginidad ni la fidelidad como antaño. No obstante, pese a una más precoz
iniciación de la actividad sexual, habrían factores de riesgo mayores o
inmodificados, tales como el embarazo adolescente y la violencia vincular,
particularmente entre los/las jóvenes.
Mujeres y hombres jóvenes han sido plenamente alcanzados por los cambios que
el país ha vivido desde el fin de la Dictadura Militar. Los estudios sociales los
objetivizan bajo rubros como “riesgo” o amenaza social: pandillas, drogadicción,
desafección con la red pública, cesantía, trabajo temporal, embarazo adolescente.
Las jóvenes, en particular, constituyen un “enigma”, una deuda política de los
contratos sociales hegemónicos de la Modernidad. Se trata de un sector más
pronto a constituir sujeto de consumo que sujeto de ciudadanía. Manuel Antonio
Garretón (1999) señala a este respecto que el consumo parece ser un elemento
crucial en la formación de la o las identidades juveniles en Chile, refiriéndose no
sólo a un comportamiento económico, sino a una forma de sociabilidad (“tribus
urbanas”) que abarca tanto bienes materiales como simbólicos y que está muy
vinculada al fenómeno de la globalización cultural.
Una mirada de género y generación introduce una necesaria resignificación de lo
que se entiende por lo político. Maffesoli, teórico sobre las nuevas prácticas
juveniles de sociabilidad, plantea que lo político (en tanto soporte del individuo) se
ha saturado. El autor da cuenta de que hoy emergen nuevas formas vinculares,
especies de tribalismos que han existido siempre pero que hoy se hallan
revalorados: sociabilidad del vecindario en las grandes urbes, perdurabilidad de un
cierto espíritu gremial, fenómenos todos relativamente ajenos a la “vida política” y
más cercanos a lo que el autor llama la socialidad. En esta lógica, mujeres y
jóvenes estarían expresando más una crisis de lo político, en tanto expresión de
vínculos públicos basados en el individuo, que una crisis de socialidad. Es decir,
no se trataría así de crisis de lo político sino de una activa búsqueda de nuevas
formas de hacer política, formas que incluyan un repliegue sobre lo privado, sobre
la cotidianeidad, formas que contribuyan a “politizar” los cuerpos, la sexualidad, las
formas simbólicas y materiales de la intimidad.
En la actualidad los/as jóvenes han encontrado otros canales de comunicación y
participación en la sociedad para dar (o intentar dar) a conocer sus opiniones, las
6
que escapan del marco de la legalidad imperante, incluso llegando a invalidarla
por una mala relación con ésta sobre la conceptualización del poder. Este grupo
social es el que hace el cuestionamiento, a veces, de lo que se entiende en la
actualidad como legal participación ciudadana. “Desde el mundo adulto se
consolida una práctica excluyente hacia el estamento juvenil que se caracteriza
por el desconocimiento de la interpelación ética que los/as jóvenes hacen del
poder. Pero paralelamente, no surge desde la juventud un discurso crítico de
cambio que tome fuerza y legitimidad en la sociedad”. 2
En los/as jóvenes de hoy, el pensarse como agente de cambio pareciera que no
pasa solo por ocupar un cargo público gubernamental o pertenecer a una juventud
política, porque si bien no se niega que el poder se puede adquirir en un espacio
como éste, no es el único en la actualidad que genera validación social y
principalmente (relevante para los/as jóvenes) validación entre los/as pares.
Este escenario genera una gran incomunicación entre los derechos y deberes que
reclaman los/as jóvenes dentro de su ejercicio de ciudadanía y los/as que
reclaman sobre el mismo tema otros grupos etarios mayores, que muchas veces
en el ámbito público son los que están posesionados en los espacios políticos de
toma de decisiones. Si bien en la actualidad se presenta una creciente
preocupación por revertir esta situación, es por esta realidad que se hace
fundamental que los/as jóvenes tengan canales reales y efectivos de
comunicación con otros grupos sociales, lo que depende en gran medida de tener
líderes eficientes que logren dar a conocer las opiniones y necesidades juveniles
y las hagan valer como opinión validada dentro de nuestra sociedad, sintiéndose
agentes de cambio social.
En la relación liderazgo-género, la identidad de género tiende a sesgar los tipos de
liderazgo que se esperan tanto de hombres como de mujeres. Lo femenino se
entiende, generalmente, como ligado al desinterés por el poder, la abnegación, la
ausencia de ambiciones, lo que está actualmente relacionado al aprendizaje de las
mujeres de no reconocer sus propios deseos, la capacidad de comunicarse, entre
otros.3
Si en este ámbito se pretende provocar cambios culturales, tanto las
características femeninas como las masculinas debieran estar presentes en los
espacios públicos, si se cuenta con la disposición para diversificar los modelos de
2
“Empoderamiento ciudadano de los jóvenes en el cambio de siglo”. Proyecto Fundación Ideas,
1999.
3
Por otro lado, el tema de liderazgo ocupa un lugar importante en la teoría organizacional y se le
considera como uno de los factores decisivos del éxito o fracaso de la gestión pública o privada, ya
sea que se trate de un problema de producción empresarial o de los esfuerzos "nacionales" de
desarrollo, también ha ido incrementándose la seguridad de que las mujeres podrían aportar
experiencia significativas al ejercicio del poder.
7
liderazgo, de modo que represente la diversidad cultural de nuestro país y se inicie
la búsqueda de formas democráticas de eficiencia del poder. Además, la baja
presencia, aún, en lo público de las mujeres permite que nuestros temas,
preocupaciones y demandas queden muchas veces fuera de las agendas
públicas, así como impide que esa otra forma de mirar el mundo que han
aprendido a desarrollar las mujeres, esté siempre presente en los debates
nacionales sobre todo en los temas de relevancia para el país. Como
consecuencia de esto, es que se hace fundamental estimular el posicionamiento
de la mujer en los espacios públicos desde la juventud. La participación ciudadana
activa necesita de la ocupación de lo público y por ende necesita de personas que
se sientan agentes de cambio social, lo que es mayoritariamente posible si se
tiene un ambiente favorable para generar dichas facultades.4
Considerando la posición de la mujer en el ámbito privado, la percepción o
concepción que se construye del concepto de género se ve superado en el ámbito
de lo público. Pese a los avances logrados respecto de la satisfacción de muchas
de las necesidades prácticas de las mujeres, se mantiene la exclusión y
postergación estratégica. Esto ha dado lugar a otros análisis y atención a otras
dimensiones de las relaciones de género, cuyo carácter determinante en la
posición social encierra importantes claves para el logro de la igualdad. Desde
esta perspectiva, la discusión actual está orientada al tema del poder. Sin
embargo este interés (mujer/poder) y el volumen de esfuerzos reflexivos y de
participación que las mujeres han hecho por superar las brechas de género en el
ejercicio del poder y en la toma de decisiones, no han logrado vencer las
distancias que las separan cualitativa y cuantitativamente de la presencia masiva
de los hombres en el poder. 5
2.
Los nuevos caminos de la participación: medidas de
promoción de liderazgo
Históricamente la mujer ha vivido en condiciones de desigualdad respecto al
hombre en ámbitos diversos (familia, educación, trabajo, economía y política); la
explicación de esta situación se encuentra fundamentalmente en la dicotomía
4
Hoy en día las mujeres jóvenes participan en gran medida de los espacios públicos y privados,
gracias a la considerable emancipación de la mujer en el siglo recién pasado.
5
En relación con la participación activa de la mujer en diferentes ámbitos, el ejercicio del liderazgo
es una actividad que va creciendo potencialmente. Uno de los ámbitos que ha incluido a mujeres
con capacidad de liderazgo, es el laboral. En tanto, la visión actual de este medio centra su éxito
en la necesidad de brindar más atención a las actitudes, sentimientos, modos de relación y
factores de afirmación personal de los(as) trabajadores(as), lo que condujo al descubrimiento de
que la función de liderar y gerenciar exige atributos personales, que en ciertos casos es muy propio
del comportamiento de las mujeres como rasgo de género.
8
entre el mundo público y privado que se ha hecho manifiesta en la estructura
patriarcal de la sociedad moderna. En el ámbito público, especialmente el que se
refiere a lo tradicionalmente político, es donde más se ha dejado sentir esta
dicotomía, siendo uno de los espacios donde más han sido discriminadas las
mujeres. En este marco, estudios preliminares sobre género y generación
distinguen dos grandes estrategias de marginación: discriminación y segregación;
la primera despliega las formas simbólicas y normativas; la segunda apunta a las
exclusiones físicas y geofísicas.
3.
La acción positiva
Frente a esta situación de desigualdad estructural, en el ámbito del mundo público
existe lo que conceptualmente se conoce como acción positiva, un mecanismo
que apunta a promover la participación de las mujeres en los campos político,
laboral6 y educativo, que se basa en la idea de que temporalmente y hasta que se
logre equilibrar la situación de discriminación, las mujeres deben contar con
apoyos institucionales, o de otro tipo, para compensar los efectos de la
discriminación de hecho de que son víctimas. Se trata fundamentalmente de un
pacto, de un acuerdo político, que tiene la particularidad de constituirse
previamente a los cambios que propone. A través de este pacto se pretende que
efectivamente los grupos sociales discriminados gocen de grados de
“preferencias” para su acceso a puestos de trabajo, instituciones educacionales y
puestos de toma de decisión.7
Basada en una ética feminista, la Acción Positiva es un concepto a la vez que una
propuesta que plantea salidas posibles e impulsa acciones concretas para
“desmontar una de las dimensiones más opresivas de nuestro mundo: la
organización genérica de la sociedad, de la cultura y de la política” (Lagarde). En
esta lógica, se plantea democratizar los espacios, los procesos y las relaciones de
la organización social, apostando a que ese sea el punto de partida de una cadena
de transformaciones más profundas a este respecto.8
El mecanismo de Acción Positiva propone tres tipos de medidas concretas para
promover la participación y presencia de la mujer en espacios de toma de
6
Primero desde el feminismo y luego desde las políticas de estado, se ha planteado la urgente
necesidad de transformar el escenario en el cual las mujeres intervienen y participan,
especialmente en el escenario político; en este contexto, surge en la década de los sesenta el
concepto de acción positiva.
7
Chile, como Estado participante e integrante de la CEDAW, se ha comprometido en avanzar
hacia la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.
8
Marcela Lagarde; “Identidad política genérica. Acción positiva entre nosotras”. Santiago: Revista
Proposiciones 22; Ediciones SUR; 1993. Página 257. La autora plantea que la propuesta de la
acción positiva puede efectivamente contribuir a incluir legítimamente una visión feminista en la
cultura política alternativa.
9
decisiones; medidas de carácter legislativo, tendientes a eliminar toda legislación
discriminatoria existente, y a elaborar los instrumentos legales de promoción de
derechos; medidas de refuerzo de la influencia de la mujer en el poder ejecutivo; y
finalmente, medidas de refuerzo de la posición de la mujer (especialmente al
interior de los partidos) a través de la aplicación de la denominada ley de cuotas,
mecanismo que hace posible a las mujeres acceder a puestos dirigenciales e
incentiva la creación de departamentos femeninos al interior de las orgánicas
partidarias.
4.
Las escuelas de mujeres jóvenes líderes
Una cultura de igualdad significa reconocer los mismos derechos,
responsabilidades y oportunidades de todas las personas, respetando y
permitiendo el pleno desarrollo de sus potencialidades. En este sentido, se hace
evidente que para avanzar será necesario efectuar cambios en los ámbitos de la
familia, educación, actitudes y formas de relación entre las personas.
En el caso específico de Chile, si la situación de desigualdad de géneros sigue
permaneciendo en diversos niveles de la vida social y pública, la situación de las
mujeres jóvenes es agudizada por su doble condición de discriminación: etárea y
genérica. Factores como la ausencia de mujeres jóvenes en cargos públicos, y la
permanencia de rasgos culturales que avalan formas veladas y explícitas de
marginación tanto en varones como en mujeres, desembocan en casi una total
ausencia de mujeres jóvenes en las tareas de cambio cultural.
En esta lógica, en Chile existen algunas experiencias de escuelas de formación de
líderes dirigidas a mujeres jóvenes, tales son las experiencias de la Fundación
Ideas y del Instituto Nacional de la Mujer. Éstas iniciativas han apuntado a la
potenciación de las capacidades sociales de las mujeres, centrando los esfuerzos
en que los logros obtenidos en ese proceso se cristalicen en las instancias de
participación (formales o emergentes) donde actúan las mujeres. En este sentido,
las escuelas apuestan al protagonismo que debe asumir la mujer joven en los
cambios sociales, en aquellos que interesan a su generación y que afectan al
género.
Lo interesante de estas experiencias con mujeres jóvenes es que son abordadas
desde la perspectiva de género, en la medida que una de sus grandes definiciones
ha sido la de generar precisamente conciencia de género en las mujeres que se
encuentran ejerciendo algún tipo de liderazgo. Así, la escuela se transforma en un
mecanismo de promoción de conciencia, a la vez que fortalece los liderazgos de
mujeres en lo relativo al tema género, además se transforma en un espacio donde
las diversidades de las mujeres (procedentes de diversas organizaciones) se
reconocen en lo genérico; este último, aspecto fundamental que facilita, a la larga,
10
el cambio cultural tan necesario para alcanzar una verdadera igualdad entre
hombres y mujeres.
III.
EL ESTUDIO
1. OBJETIVOS
El objetivo central del estudio es analizar la participación de jóvenes mujeres
líderes en los espacios de toma de decisiones; analizando sus motivaciones,
intereses, discurso, expectativas, proyecciones, influencias, estrategias y
propuestas políticas.
A su vez, se pretende identificar las necesidades, obstáculos y desafíos que
enfrentan en el desempeño de sus liderazgos; como también reflexionar en torno a
la aplicación de medidas de acción positiva que favorezcan la participación de las
mujeres y su acceso a instancias de poder.
Por último, a partir del análisis de la información se elaborarán propuestas de
medidas de apoyo al acceso de mujeres jóvenes a espacios de toma de decisión.
2. ASPECTOS METODOLOGICOS
2.1.
Carácter del estudio
El presente estudio corresponde a una investigación exploratoria, considerada
como el primer acercamiento a la temática del liderazgo de mujeres jóvenes en
Chile. Explorar significa incursionar en un territorio desconocido. Por lo tanto, se
inició una aproximación de este carácter, destinada a configurar con la mayor
amplitud posible el mapa de sentidos biográficos y discursos públicos vinculados
al tópico del liderazgo juvenil femenino. Se trata de construir los pilares básicos
del discurso, para empezar a conocer las dinámicas y formas de “ser” de las
mujeres jóvenes líderes, el (re)conocer los nuevos temas, los nuevos espacios y
las nuevas formas de participar y construir liderazgos que se han ido levantando.
Al tratarse de una investigación exploratoria esta se torna flexible, lo cual implica
explorar el mayor número de factores posibles, puesto que permite dar cuerpo a
una fotografía del liderazgo de las mujeres jóvenes en el Chile actual.
11
2.2.
Enfoque Cuantitativo - Cualitativo
Para el desarrollo del estudio se utilizaron técnicas cuantitativas y cualitativas.
Las técnicas cuantitativas se refieren fundamentalmente a la construcción de un
catastro que permitió conocer el número y las características de la población de
mujeres jóvenes participantes en espacios de tomas de decisiones en las regiones
VIII, V y Metropolitana.
Para responder a las preguntas de investigación planteadas correspondió utilizar
métodos cualitativos, como son las entrevistas en profundidad y los grupos de
discusión, pues permitieron indagar en las significaciones que las mujeres dan al
mundo social y su experiencia de vida. Estos métodos poseen las técnicas
necesarias para profundizar de manera detallada la experiencia subjetiva. Su
principal característica es el interés por el entendimiento o la comprensión, por
sobre la cuantificación, permitiéndonos trabajar a nivel de las motivaciones y las
creencias que están detrás de las acciones de las mujeres jóvenes. Como
técnicas cualitativas se utilizaron: entrevista individual, entrevista grupal y grupo de
discusión.
El desarrollo del estudio estuvo divido en tres momentos de trabajo de campo: la
primera etapa que contemplaba el catastro y el segundo momento que
correspondía la realización de las entrevistas y grupos de discusión, dando
término, con el análisis de la información recogida, etapa que fue transversal
durante todo el proceso de estudio.
2.3. Técnicas De Recolección De Información
Catastro
Esta técnica nos permitió reunir la información necesaria para dar cuenta, a través
de una muestra, de los cargos que ocupan las mujeres, el tipo de organizaciones
en que preferentemente participan y las variables que podían influir en la decisión
y/o posibilidades de participación, tales como la edad, el nivel educacional, nivel
socioeconómico, ser madre o no, entre otras.
Para la construcción del catastro se recurrió a las bases de datos ya existentes en
distintas instancias locales y gubernamentales, las que se fueron completando con
la pesquisa de aquellos datos no registrados y que eran de relevancia para la
realización de esta etapa del estudio.
Para la recolección de los datos que finalmente dieron forma al catastro, se diseñó
una ficha de empadronamiento con diversos ítems que nos permitieron recoger la
información de interés para el estudio, tales como tipo de organización, edad, nivel
12
educacional, nivel socio-económico, redes de apoyo, antecedentes familiares de
participación social, las cuales fueron siendo profundizadas en la fase cualitativa
del estudio.
A partir de la información aportada en el proceso de elaboración del catastro, se
construyó una muestra acotada de la realidad de las mujeres jóvenes que nos
permitió dar paso a la segunda etapa en la investigación. En esta etapa pudimos
acercarnos a los sentidos y discursos sociales e individuales de las mujeres
jóvenes líderes que participaban en los espacios de toma de decisiones
preestablecidos para el estudio.
Entrevista individual en profundidad orientada a relato
El relato de vida corresponde a la historia de una vida tal como la persona que la ha
vivido la cuenta, el objetivo era mostrar el testimonio subjetivo de una persona en la
que se recogían tanto los acontecimientos como las valoraciones que realizaban las
mujeres de su propia existencia. Esta técnica nos permitió determinar los ejes e
hitos característicos en la construcción de la identidad de las jóvenes dirigentas.
Esta técnica nos sirvió para situarnos en el punto de convergencia entre:
1. El testimonio subjetivo de las mujeres a la luz de su trayectoria vital, de sus
experiencias, de su visión particular.
2. La plasmación de una vida que es el reflejo de una época, de unas normas
sociales y de unos valores esencialmente compartidos con la comunidad de la que el
sujeto toma parte.
El relato de vida nos introdujo en el universo de las relaciones sociales primarias: las
relaciones familiares y las pautas de formación y funcionamiento de las relaciones de
sociabilidad (grupos de pares) o hacia las relaciones entre los compañeros de
trabajo. Al mismo tiempo, nos permitió controlar las variables que explican el
comportamiento de las mujeres dentro de su grupo primario, que representa el nivel
esencial de mediación entre el individuo y la sociedad (Op. Cit.: 45).
La pauta temática propuesta de guía para la realización de las entrevistas,
contenía los siguientes tópicos:
Historia personal y familiar de participación:
o Trayectoria; influencias; motivaciones (continuidades y cambios);
o Percepción de cambios en modelos históricos de participación femenina
(comparación antes / ahora)
o Hitos de la participación
o Proyecto de vida
o Conciliación público / privado: estrategias
13
Discurso sobre participación:
o Significado (deber / motivación), percepción de aporte
o “Cultura cívica”: disposición a la cooperación con otros / as; disposición
hacia la democracia (adhesión, desapego); disposición hacia los asuntos
colectivos (interés, desinterés)
o Indagar por el tipo mariano (desinterés por el poder, abnegación, ausencia
de ambiciones, auto negación) ¿Existen otros tipos? ¿Qué sectores lo
protagonizan?
o Percepción de la política (registros); percepción de límites y potenciales de
la participación política
o Percepción de la participación masculina (medida en que afecta la inserción
de las mujeres)
o Percepción de medidas de acción positiva. El concepto “discriminación
positiva”
o Estrategias utilizadas de potenciamiento de la participación
o Alianzas (tipos de sectores, plataformas)
o Percepción de instituciones (otras organizaciones, espacios de poder como
municipio, pp.)
o Percepción de movimiento de mujeres (conocimiento de organizaciones,
percepción / apropiación de ejes temáticos movimiento de mujeres
(participación, anticoncepción de emergencia, despenalización de aborto,
proyecto ley sobre derechos sexuales y reproductivos, otros)
o Construcción de memoria colectiva: hitos
Recursos, necesidades, obstáculos y desafíos para el desempeño del
liderazgo
o Oportunidades / obstáculos al desarrollo, redes de apoyo
o Recursos de gestión y género (habilidades, uso de TIC)
o Fuentes de información, demandas de información
o Identificación de demandas de apoyo y promoción
Entrevista grupal orientada a relato
La entrevista grupal orientada a relato o biografía de grupo (en palabras de
Ferrarotti), es una propuesta que asume al grupo como una mediación
fundamental entre lo social y lo individual, siendo el campo social en el cual la
totalización de su contexto social y la totalización que sus miembros hacen de ella
coexisten indisolublemente. El grupo se presenta a sí mismo como articulación
recíproca de lo público y lo privado, de las estructuras sociales y el yo, de lo social
y lo psicológico, de lo universal y lo singular.
14
Esta técnica nos facilitó la aproximación a las experiencias colectivas de liderazgo
juvenil femenino, esto es, aquellas directivas constituidas exclusivamente por
mujeres jóvenes y mixtas en el caso de algunas organizaciones juveniles
emergentes incluidas en el estudio. Asumimos que en estos espacios la
experiencia del liderazgo remitía a la construcción de una memoria compartida en
la que se alternaban sucesivamente, el grupo primario y el grupo de trabajo. Para
reconstruir tal memoria colectiva, no bastaba la sumatoria de entrevistas
individuales a las integrantes de una directiva: era necesario acceder al relato del
grupo, que nos permitió observar las negociaciones de sentido entre las distintas
visiones que producían la verdad (en nuestro caso, verosimilitud) de una
organización, así como los hitos compartidos por sus integrantes.
Grupo de discusión
El grupo de discusión es una herramienta para hacer surgir, con todas sus
contradicciones, la estructura motivacional básica de la subjetividad colectiva del
grupo (condición o situación de clase) representado en los sujetos reunidos. Se
trata de un grupo que sólo se convoca para servir de medio de expresión de las
ideologías sociales, como dispositivo de producción de discursos ideológicos; es
decir, el grupo es un pretexto para "captar las representaciones ideológicas,
valores, formaciones imaginarias y afectivas, etc., dominantes en un determinado
estrato, clase social o sociedad global" (Ortíz, en VVAA, 1986: 180).
Mediante esta técnica se aspiraba a reproducir el discurso ideológico cotidiano o
discurso básico sobre la realidad social en relación a la participación de las mujeres
jóvenes líderes. Como técnica nos facilitaba interpretar la disposición motivacional
del grupo sobre el tópico investigado, sus creencias y expectativas, así como -en
último término- la proyección de sus deseos, resistencias y temores conscientes e
inconscientes, etc.
De esta forma, el Grupo de Discusión era una tecnología que producía un discurso
"donde el habla investigada puede reflexionarse y formularse preguntas, y en que
por ser de tipo conversacional grupal, prevalece el componente tópico de la opinión
pública: las verdades cantadas como tales, lo que va de boca en boca como lo que
se-dice-que" (Canales, 1994: 11).
En virtud del carácter exploratorio del estudio, la conversación de los grupos fue
provocada a partir de un tema general, de mayor potencia lógica (“la participación
en el Chile actual”) que nos facilitó reconstruir el contexto general de la
conversación. Una vez desarrollado el tópico, se introdujo la segunda pregunta
15
que consiste en una aproximación directa al tema9 del liderazgo femenino (“la
situación de las mujeres jóvenes dirigentes”).
En el desarrollo de los grupos de discusión se puso especial atención a los
discursos que iban apareciendo en torno los siguientes temas:
 Discurso sobre la política / participación
 Discurso sobre género, clase y generación (liderazgo, participación)
El análisis se realizó mediante una propuesta de hermenéutica cultural sobre
discursos sociales que se detiene en dos momentos:
1. Un primer momento analítico, que descompone el texto en unidades parciales
de sentido. En particular, se trabajó con códigos generales que fueron
revisados y subdivididos a partir de la información reunida durante el trabajo
de campo. A priori, los códigos designaban unidades tales como eventos (ej:
participación en elecciones); procesos (ej: desarrollo de la carrera dirigencial);
actividades (ej: rutinas de la organización), actores (ej: las propias mujeres,
terceros, etc.) y ámbitos (ej: familia, trabajo, organización, territorio). Los
códigos fueron nombrados, chequeados y subsumidos en unidades mayores
o metacódigos.
2. Un segundo momento interpretativo, que aspiraba a deducir el modelo de
conversación pública y las claves biográficas que articulaban el tema
planteado, resumiendo los principales consensos, disensos y ejes
significativos registrados en el discurso. En esta etapa se efectuó una
comparación de los datos en base a los criterios descritos en la muestra.
2.4.
La muestra
La muestra general del estudio estuvo comprendida por mujeres jóvenes
dirigentas, de edades que fluctúan entre 15 y 30 años, que ocupen cargos de toma
de decisiones, en organizaciones políticas (Juventudes Políticas), sociales (Juntas
Vecinales) y estudiantiles (Universitarias y Secundarias), y que residían en las
regiones Metropolitana, V y VIII.
9
Existen otras dos posibilidades de entrada a la conversación: aproximaciones metafóricas (“el
feminismo”, “la ciudadanía”) que nombran el tema como si lo fuesen y, en segundo lugar,
aproximaciones metonímicas (“el machismo”), que se relacionan con el tema de la participación de
las mujeres en la medida que están vinculados por un tema mayor que los contiene (“las relaciones
de género en la sociedad”). Ambas constituyen entradas indirectas al tema de interés.
16
El catastro
El catastro fue concebido como una muestra del universo de liderezas jóvenes en
los ámbitos de toma de decisiones, en las tres regiones propuestas para el
estudio. Se utilizaron algunos criterios para establecer las principales
características de la participación femenina y, finalmente proceder al trabajo de
empadronamiento.
El primer criterio definido con relación a la participación de mujeres jóvenes en
Partidos Políticos, fue considerar sólo a aquellas que ocuparan cargos a nivel
regional, debido a que constituía un espacio real de toma de decisiones al interior
de los partidos políticos, con un nivel de impacto mayor que las mismas instancias
a nivel comunal.
No obstante lo anterior, se constató la existencia de niveles intermedios de
decisión que pareció importante considerar, como son las directivas distritales, que
contemplan más de una comuna y se equiparan a una circunscripción electoral,
por lo que tiene directa influencia en el trabajo parlamentario.
Los Partidos Políticos considerados para el estudio son aquellos que se
presentaron a las últimas elecciones parlamentarias, a excepción del Partido
Humanista, por haber resultado imposible localizarlos. De esta manera, en la
muestra quedaron representadas las Juventudes de los Partidos Unión Demócrata
Independiente, Renovación Nacional, Democracia Cristiana, Radical Social
Demócrata, Por la Democracia, Socialista y Comunista.
En el caso de la Federaciones Estudiantiles, se consideraron aquellas que
pertenecían a Universidades Estatales y/o Tradicionales, no así las privadas, por
considerar que las primeras son organizaciones con mayor impacto a nivel
regional y nacional en cuanto a políticas educacionales se refiere.
Para el ámbito de las Juntas de Vecinos y los Centros de Alumnos, que
representaban el universo organizacional más amplio, se seleccionaron tres
comunas por región, lo que representa aproximadamente el 10% de las comunas
de cada una de las regiones a estudiar, considerando los siguientes criterios:
Que se encontraran en una misma provincia, dentro de la región.
Que fuera accesible.
Que tuviera un nivel de importancia significativo en el contexto nacional, desde
el punto de vista económico, social, político o cultural.
Heterogeneidad/Homogeneidad: es decir que presentaran características
similares al interior de la comuna, desde el punto de vista socio-económico y
que presentaran rasgos de diversidad entre las distintas comunas.
Niveles históricos de participación
17
En consideración con estos criterios, es que las comunas seleccionadas para el
estudio fueron las siguientes:
V Región
: Valparaíso, Viña del Mar y Villa Alemana
Región Metropolitana
: Santiago, Las Condes, La Pintana.
VIII Región
: Concepción, Lota, Talcuahuano.
En el caso de los Centros de Alumnos se consideró como criterios de elección que
fueran Liceos municipalizados, que tuvieran una tradición organizacional; de
carácter mixtos y femeninos, en el entendido que ambos representaban formas de
liderazgos femeninos de distintas características.
Finalmente, el Universo total de mujeres catastradas en este estudio corresponde
a un total de 85 mujeres, las que se distribuyen de la siguiente manera:
Cuadro No 1
Total aproximado de liderezas jóvenes que participan en las organizaciones
que comprende el estudio
Regiones
V Región
Región Metropolitana
VIII Región
Totales
Partidos
Políticos
9
9
13
31
Organizaciones
Estudiantiles
9
22
15
46
Juntas De
Vecinos
1
2
5
8
Total
19
33
33
85
De este universo total de 85 mujeres existentes que participan en las diversas
organizaciones se catastró un total de 48 mujeres, lo que constituye una muestra
que corresponde al 56, 4% del total.
Muestra Seleccionada para Entrevistas
De acuerdo a los criterios del estudio se seleccionó a partir del universo de la
muestra catastrada, a doce mujeres dirigentas jóvenes, de edades que fluctúan
entre los 15 y 30 años, que ocupan cargos de toma de decisiones en las
organizaciones a las que pertenecen, y que responden a distintos perfiles de
liderazgos, ya sea por sus condiciones de vida así como por las organizaciones
donde participan.
18
Con el objetivo de garantizar grados de representatividad de los liderazgos
asumidos por las mujeres que integran el estudio, se seleccionó la muestra para
las entrevistas individuales de la siguiente manera:
Cuadro No 2
Mujeres Líderes Entrevistadas10, Juventudes Políticas
Organización
Juventud Socialista
Juventud Demócrata
Cristiana
Juventud Partido Por la
Democracia
Región
R. Metropolitana
V Región
VIII Región
Cuadro No 3
Mujeres Líderes Entrevistadas, Juntas Vecinales
Organización
Unión Comunal Viña
Oriente
Junta de Vecinos
Talcahuano
Junta de Vecinos La
Pintana
10
Región
V Región
VIII Región
R. Metropolitana
La caracterización de cada una de ellas se encuentra en los anexos del estudio
19
Cuadro No 4
Mujeres Líderes Entrevistadas, Federaciones Estudiantiles
Organización
Federación de
Estudiantes de
Universidad Católica de
Valparaíso
Federación de
Estudiantes Universidad
de Chile
Región
V Región
R. Metropolitana
Cuadro No 5
Mujeres líderes Entrevistadas, Estudiantes Secundarias
Organización
Liceo Adventista
Liceo Nº1 Javiera Carrera
Liceo Nº1 Javiera Carrera
Región
VIII Región
R. Metropolitana
R. Metropolitana
En el caso de las Entrevistas Grupales, se seleccionaron tres casos interesantes
de abordar:
20
Cuadro No 6
Casos Entrevistas Grupales
Tipo experiencia
Organización poblacional, clase
baja “Red Juvenil La Pintana”
Localización
La Pintana – R. Metropolitana
Organización política, clase
media, Juventud Renovación
Nacional
Concepción – VIII Región
Organizaciones Emergentes,
clase media, “Agrupación de
Mujeres de Puertecillo”, “Attac”,
“Revista Comunitaria El Pizarrón”
Santiago – R. Metropolitana
La pauta de conversación, que fue la misma utilizada para las entrevistas
individuales, permitió reconstruir el proceso vivido, la memoria colectiva vinculada
a la experiencia de participación de las mujeres.
Muestra seleccionada para Grupos de discusión
La selección de la muestra de los grupos de discusión, tenía como criterios de
forma los siguientes:
Cuadro No 7
Grupos de Discusión
Nivel
socioeconómico
Generación
Situación cuota
Situación pareja
Carrera
Medio – Bajo
18 a 30 años
Con cuota, Sin cuota
No cohabita, Cohabita
Nueva, Antigua
De acuerdo a los criterios expuestos se convocó a participar en los grupos a más
de treinta mujeres en las tres regiones, cuyas edades fluctuarán entre los 15 y 30
años, que ocuparan cargos de toma de decisiones en las organizaciones a las que
pertenecían y que contarán con una experiencia de participación significativa.
En cuanto a los grupos de Discusión realizados, se realizaron en total tres:
21
1. Mujeres jóvenes dirigentas de juventudes políticas con cargos a nivel
central en Santiago, el cual estuvo compuesto por: 2 mujeres de la
Juventud Partido por la Democracia, 1 mujer Juventud Demócrata Cristiana
y 4 mujeres de la Juventud Socialista.
2. Mujeres Jóvenes de diversas organizaciones sociales, formales e
informales, en la Región Metropolitana: 2 mujeres de la Juventud Socialista,
1 mujer del Comité de Refugiados Peruanos en Chile, 1 mujer de Iniciativa
por un país solidario, 1 mujer de ATTAC Chile, 1 mujer de Revista El
Pizarrón de villa Frei y 1 mujer cooperante sueca.
3. Mujeres Jóvenes Dirigentas de la V Región: 1 mujer de las Juventudes
Comunistas, 1 mujer de la Federación de Estudiantes Universidad Católica
de Valparaíso, 1 mujer de Juventud Demócrata Cristiana.
2.5.
Periodización del estudio
La realización del catastro se llevó a cabo entre los meses de Junio y Agosto,
considerando la recolección de bases de datos para contactar a las mujeres
jóvenes liderezas, contacto con las dirigentas, ingreso de datos a las fichas de
empadronamiento, dando fin con el procesamiento y análisis de la información.
Durante el mes de Agosto, terminado el Catastro, contando con una muestra de
las mujeres jóvenes en espacios de toma de decisiones, se seleccionó a las
mujeres que respondían a los criterios establecidos para las entrevistas y se les
contactó, igual modo con las mujeres convocadas a participar a los grupos de
discusión. Entre los meses de Agosto a Noviembre, se realizaron entrevistas
individuales, grupales y grupos de discusión sin estar éstos ausentes de
dificultades, dando cierre a esta etapa para comenzar el análisis y ordenamiento
de la totalidad de la información durante el mes de Diciembre.
2.6 Comentarios al trabajo de campo
La recolección de la información estuvo determinada por las posibilidades reales
de acceder a las mujeres identificadas como mujeres jóvenes en espacios de toma
de decisión. En ese sentido, es relevante describir los facilitadores y los
obstáculos encontrados para la realización de esta tarea.
22
Facilitadores
Uno de los principales facilitadores para la realización de este estudio radicó en
el propio interés de las liderezas por el tema convocante, por tanto, en la buena
disposición demostrada para contestar la ficha de empadronamiento para la
construcción del catastro. Esto fue especialmente válido para las mujeres
dirigentas de Partidos Políticos y Federaciones Estudiantiles.
Otro aspecto importante para la realización del proyecto dice relación con el
apoyo institucional con que contaba éste. La participación de la Fundación
Ideas, la Universidad de Chile y el SERNAM, instituciones ampliamente
reconocidas por la sociedad civil como organizaciones serias y con una
trayectoria de preocupación sobre temas de participación, ciudadanía, género y
liderazgo, lo que generaba confianza y responsabilidad entre las mujeres
contactadas.
Obstáculos
Uno de los principales obstáculos encontrados tiene que ver con la dispersión
de la información requerida para el estudio. No existe a nivel nacional una
política clara en cuanto al manejo de la información sobre organizaciones
sociales. A modo de ejemplo la información referente a las JJVV, fue
encontrada en distintos organismos dependiendo de la comuna, similar
situación ocurrió con los CCAA.
En el caso de los CCAA los plazos para realizar el catastro según lo planificado
coincidieron con el período de vacaciones escolares, lo que dificultó el contacto
directo con las dirigentas. Por otra parte, en algunos casos nos topamos con
trabas institucionales de parte de la dirección de los liceos para acceder a las
jóvenes.
En el caso de las JJVV el mayor obstáculo fue lo fragmentario de la
información, sobre la composición de sus directivas, y la dificultad impuesta por
algunos municipios de dar la información de contacto.
La convocatoria a los grupos de discusión fue dificultosa, tres intentos de
grupos de discusión en Santiago, igual situación en Concepción y dos intentos
en Valparaíso. Para la posible ejecución de éstos, se debió cambiar la
estrategia de invitación otorgando una beca de participación a las mujeres a
modo de incentivo, estrategia que finalmente nos dio el resultado esperado.
23
Por su parte, la realización de las entrevistas no estuvo exenta de dificultades,
ya que el cumplimiento del compromiso de asistir a conversar no fue tal en
cuatro de los casos propuestos a entrevistar, razón por la cual debimos
considerar a nuevas mujeres para ser entrevistadas.
Dado el conocimiento empírico de las nuevas prácticas asociativas de los/as
jóvenes y por ende, de las mujeres jóvenes, el equipo decidió incluir en esta
investigación, a modo de poder realizar una comparación, tres entrevistas; una
individual y dos grupales a mujeres que participan en otro tipo de
organizaciones, espacios que no responden a las estructuras tradicionales de
participación donde hoy los/as jóvenes están ejerciendo ciudadanía.
24
IV.
1.
RESULTADOS
RESULTADOS DEL CATASTRO
Respecto a los cargos que ocupan las mujeres en los distintos espacios de
organización comprendidos en el estudio, y su relación con la cantidad de
hombres que participan en ellos y el tipo de cargos que ocupan, podemos
mencionar lo siguiente:
1.1.
Juntas de Vecinos
En el caso de las juntas de vecinos detectamos que en general hay muchas más
mujeres que hombres participando en estos espacios, sin embargo, en su mayoría
se trata de mujeres adultas.
De acuerdo a la información arrojada por las fichas de catastro, en las juntas de
vecinos donde encontramos presencia de mujeres jóvenes, la existencia de
mujeres llega al número de 29, habiendo entre ellas 8 mujeres jóvenes y 21
mujeres adultas, mientras que la presencia masculina alcanza el número de 6.
Del Universo de mujeres jóvenes catastradas, 6 ocupan el cargo de secretaria,
una de tesorera y una ocupa el cargo Presidenta de la organización11.
A la vez, son los hombres los que en su mayoría ocupan los cargos de Presidente
y Vicepresidente, mientras que las mujeres ocupan preferentemente los cargos de
Secretaria y Tesorera. Salvo en dos casos donde la totalidad de la directiva está
compuesta por mujeres, en su mayoría adultas.
1.2.
Juventudes Políticas
En el caso de este tipo de organización la información arrojada por el trabajo de
empadronaje difiere con el caso anterior, en primer lugar, porque en su mayoría
tanto las edades de hombres como de mujeres corresponden a la categoría
“joven”. Además, no hay diferencias tan significativas respecto a la cantidad de
mujeres (26) y hombres (35) que participan en estos espacios.
11
Este caso resulta excepcional por dos razones: en primer lugar, corresponde a una junta de
vecinos compuesta en su totalidad por mujeres; en segundo lugar, su presidenta es una mujer de
28 años, con 5 hijos, separada, que pese a encontrarse, por su edad, en la categoría “joven”, su
experiencia de vida la sitúa en una posición de mujer adulta.
25
En la mayoría de los casos, las mujeres ocupan cargos en la directiva que se
relacionan con ámbitos propios de la mujer al interior de las estructuras
partidarias, o bien, ocupan cargos de tipo administrativo como delegadas, secr de
finanzas, vicepresidencias de segundo, tercer y cuarto orden, encargadas de
extensión y cultura. Sólo en tres casos, los puestos de responsabilidad política
más importantes son ocupados por mujeres, y en uno de ellos, como es el caso de
la Juventud de Renovación Nacional en la VIII Región, la totalidad de los cargos
directivos (3) son ocupados por mujeres. En el caso de la Juventud Socialista de la
Región Metropolitana el cargo de Presidenta es ocupado por una mujer; al igual
que en el caso de las Juventudes Comunistas de la V Región, en donde el cargo
de Secretaria Política también es de carácter femenino.
1.3.
Federaciones de Estudiantes Universitarios / as
En el caso de las Federaciones Universitarias detectamos una mujer, en la
Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, ocupando el cargo de
secretaria ejecutiva. El resto de las mujeres jóvenes que participan en estos
espacios ocupan cargos relativos a las finanzas, comunicaciones, administración,
extensión y cultura.
La excepción la constituye el caso de la Federación de Estudiantes de la
Universidad de Valparaíso, en donde la totalidad de los cargos de la mesa
directiva (3 cargos) son ocupados por mujeres.
De acuerdo a la información arrojada por la ficha de catastro, el número de
mujeres existentes en estos espacios alcanza al número de 10; Los hombres, por
su parte, llegan al número total de 24.
1.4.
Centros de Alumnos Secundarios
El caso de los Centros de Alumnos, junto con el de las juntas de vecinos, es el tipo
de organización donde hay más presencia femenina en relación a la masculina.
Esto está determinado también porque incluyen el estudio liceos de niñas y mixtos
indistintamente. Aún así, en los liceos mixtos, también se percibe la presencia de
mujeres en las directivas ocupando puestos de tipo administrativo y en un caso
ocupando el cargo de Presidenta.
De acuerdo a la información arrojada por la ficha de catastro, se observa la
presencia de 19 mujeres ocupando cargos directivos, mientras que se observa la
presencia de 5 hombres en los mismos espacios.
26
2.
ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS DEL CATASTRO
El análisis de las distintas variables que conformaban la ficha de empadronaje se
puede realizar desde distintas miradas a partir de lo que se busque dilucidar en
ellas. Por ello se decidió intencionar la mirada para observar cómo afecta la
condición de género y los roles asumidos por las mujeres en la sociedad a los
liderazgos catastrados, de modo de tener las primeras luces para el desarrollo y
análisis cualitativo de las experiencias de liderazgos.
Estado Civil: el 87,5 % de las liderezas jóvenes empadronadas son solteras; el
10,4 % son casadas; el 2,1 % son separadas.
Los resultados de esta variable indican que la mayoría de las mujeres que
participan y ocupan cargos de toma de decisiones en sus ámbitos organizativos
son solteras. Lo que nos lleva a considerar que la condición de soltería es una de
las variables importantes que influyen en la decisión y/o posibilidades de
participación de las mujeres, actuando como aspecto que facilita y permite ciertos
grados de autonomía personal en la elección de las prioridades y en la
consecuente distribución de los tiempos destinados a la participación social y
política de las mujeres.
Por otra parte, atendiendo a los ciclos de vida promedio de las mujeres, se debe
considerar a la hora de explicar el predominio de la relación soltería - liderazgo el
cruce con la variable edad.
Para efectos metodológicos y pensando en la incidencia que tiene la variable edad
en la participación social y política de las mujeres que comprende el estudio,
establecimos tres tramos etarios a considerar.
1. El primero corresponde al tramo que comprende edades que fluctúan entre los
15 y los 19 años; identificándose en él a 16 mujeres de las 48 empadronadas.
2. El segundo tramo etáreo establecido es el que comprende las edades que van
entre los 20 y 24 años, encontrándose en él 17 mujeres de las empadronadas.
3. El tercer tramo etáreo establecido es el que comprende las edades que
fluctúan entre los 25 y los 30 años, identificándose en él a 15 mujeres.
Las edades de las mujeres que participan en los distintos espacios organizativos
que comprende el estudio promedia los 23 años.
27
Estos resultados dan cuenta que no hay predominancia absoluta de un tramo
etáreo sobre otro, siendo los tres tramos muy coincidentes entre sí en cuanto al
número de mujeres que los componen.
Sin embargo, el hecho de que el promedio de edad sea de 23 años da cuenta de
que en general las mujeres participan en un momento de sus vidas en que no
tienen mayores compromisos de otra índole (pareja estable, hijos/as, trabajo). De
hecho, como se verá más adelante, la mayoría de las mujeres líderes se
desempeña como estudiantes y son solteras.
Frente a la variable Estado Civil, la variable Edad pareciera ser menos
determinante en las posibilidades y obstáculos para la participación de las mujeres
jóvenes en las instancias organizativas que comprende el estudio. Más bien la
edad iría relacionada a los compromisos que las personas van adquiriendo
durante su ciclo de vida.
En este mismo sentido el 18,6% de las mujeres declaran ser jefas de hogar,
mientras que el 65,1% no lo es. Al mismo tiempo el 4,6% responde que ella y su
pareja son los/as jefes de hogar, mientras que el 13,9% no sabe o no contesta.
Cabe señalar que por el tipo de mujeres entrevistadas, las jefas de hogar
corresponden, en su mayoría a mujeres profesionales, solteras y sin hijos.
Al mismo tiempo el 79% de las mujeres no tiene hijos, y el 20,9% son madres.
El promedio de hijos es de 1,7 por mujer. Sin embargo, cabe señalar que este
promedio considera el caso de una mujer, dirigenta de Junta de vecinos, que tiene
5 hijos, lo que altera la media. Sin considerar este caso el promedio es de 1,3
hijos por mujeres.
El 6,2% del total son madres solteras, lo que corresponde a tres casos,
ubicados cada uno en un tramo de edad diferente. Del total de las mujeres que
son madres, las madres solteras representan el 27, 2%.
De todo lo anterior se desprende que el ser Madre y/o Jefa de hogar es una
variable que influye considerablemente al momento de ejercer algún tipo de
liderazgo.
El cuidado de los/as hijos/as es resuelto por el total de las mujeres con algún
pariente cercano, en la mayoría de los casos, este pariente corresponde a la
abuela materna del hijo/a. En segundo lugar aparece el padre, sin embargo, en
general, el cuidado de los hijos es resuelto con parientes mujeres (madre,
hermana, suegra)
Respecto a los datos arrojados según tipo de organización en que participan las
mujeres, indican que la mayor participación se da en las instancias directivas
28
de las Juventudes políticas (37,5%). Las mujeres que participan en estas
instancias se ubican en los tres tramos de edad establecidos para el estudio,
predominando el tramo 25-30 años. Lo anterior da cuenta de que existe una
participación de liderazgo femenino importante en este tipo de organización que se
manifiesta en el nivel de los tres tramos etarios, aumentando considerablemente
hacia el tramo de edades superiores.
En el caso de las Juntas de Vecinos, respecto a los otros tres tipos de
organización, se da un menor porcentaje de participación de mujeres
jóvenes (14,6%). De acuerdo a esta información y a lo constatado en el trabajo en
terreno de recolección de datos, la organización vecinal parece ser una instancia
poco atractiva particularmente para las mujeres jóvenes, debido a que en ella se
percibe una gran participación de mujeres pero en edad adulta.
Las mujeres empadronadas que declararon pertenecer a este tipo de organización
en su gran mayoría se ubican el tramo de edades superiores (71,4%) y en menor
porcentaje en el segundo tramo de edades (28,6%). De acuerdo a los datos
arrojados por las fichas de empadronamiento, ninguna mujer perteneciente al
tramo etáreo 15-18 participa en este tipo de organización.
Para el caso de las organizaciones de tipo estudiantil, que comprende
Centros de Alumnos Secundarios y Federaciones Universitarias, la
participación de mujeres liderezas alcanza a un 47,9% y en su totalidad
convocan a mujeres que se ubican en los tramos de edad 15-19 y 20-25.
A esto último se debe el alto porcentaje de mujeres que aparecen con los niveles
educacionales enseñanza media incompleta (31,2%) y enseñanza superior
incompleta (33,3%), lo que definitivamente no responde a una situación de
abandono de estudios sino a que las mujeres se encuentran en el momento con
sus estudios en curso, al momento de ser empadronadas y la mayoría de ellas son
dirigentes estudiantiles o políticas.
Si a lo anterior agregamos que un 4,2% de las mujeres empadronadas se ubican
el nivel educacional Técnico Profesional Incompleto, obtenemos como resultado
final que el 68,7 % de las mujeres son estudiantes al momento de ser
empadronadas.
Por último es importante señalar que una historia familiar de participación
social y política pareciera influir en la decisión de asumir roles de liderazgo.
Esto se desprende de los datos arrojados por la pregunta “¿Existe en tu familia
alguien que haya desempeñado cargo de liderazgo en alguna organización? El
58,1% declara tener algún pariente cercano que ha desempeñado algún
cargo de liderazgo en alguna organización. En general son los padres (madre
29
y/o padre), y en general la tendencia manifiesta que su experiencia de
participación se ha dado en el mismo tipo de organización de sus hijas.
El 25,5% de las mujeres no tiene en su familia una experiencia de liderazgo.
Y el 16,2% no sabe o no contesta.
3.
RESULTADOS DE ENTREVISTAS Y GRUPOS DE DISCUSIÓN
Este capítulo se ordena a partir de dos criterios observados en la selección de la
muestra de líderes entrevistadas que a juicio nuestro, delimitan recorridos
biográficos diferentes: nivel socioeconómico y tipo de organización de pertenencia.
En el primer caso, el factor socioeconómico introduce diferencias en el modo de
concebir y ejercer tanto la etapa juvenil como el fenómeno del liderazgo (modos de
organizar el tiempo y los ciclos reproductivos, disposición de redes de apoyo,
responsabilidades a compatibilizar, estilos de participación, entre otros). En el
segundo, el tipo de organización de pertenencia (tradicional, emergente 12) está
vinculado a construcciones diversas de liderazgo (modos de concebir la
participación política, de caracterizar las relaciones de género en la organización,
preferencia por determinados temas, etc.).
El criterio socioeconómico nos permite distinguir entre la experiencia de las
mujeres pobladoras y la de estudiantes y profesionales (el cual define los
acápites del presente apartado).
El criterio organizacional diferencia aquellas mujeres pertenecientes a
organizaciones tradicionales (juntas de vecinos, organizaciones
estudiantiles, partidos políticos) y las que desarrollan sus experiencias de
liderazgo en colectivos y redes temáticas de voluntariado (esta segunda
distinción está contenida en la primera parte del capítulo, y es necesario
señalar que es transversal a las dos adscripciones socioeconómicas
aludidas).
3.1.
Análisis de entrevistas: la experiencia
A partir del trabajo de entrevistas y grupos de discusión que realizamos con las
mujeres jóvenes podemos señalar algunos aspectos que nos permiten introducir
un panorama general de la situación del liderazgo y de la participación de las
mujeres jóvenes.
12
Por organizaciones tradicionales entendemos aquellas formas institucionales consolidadas
(juntas de vecinos, partidos políticos y organizaciones estudiantiles); por formas emergentes
asumimos las organizaciones que responden a la forma de redes o colectivos.
30
En primer lugar, el liderazgo juvenil femenino en el Chile actual constituye un
fenómeno que es necesario entender no solo como la puesta en práctica de una
serie de destrezas, carismas y potencialidades por parte de las mujeres en los
espacios donde participan, sino también como un fenómeno amplio, heterogéneo
y diverso, que requiere de ciertas condiciones socio-culturales para ser puesto en
práctica. En este sentido, cuestiones como la pertenencia generacional, de clase,
la biografía de las mujeres, el nivel educacional, el tipo de relaciones sociales en
que se insertan y los grados de desarrollo de una “sensibilidad” de género, entre
otros, nos permiten ir estableciendo distinciones entre tipos de liderazgos, cada
cual con la especificidad y particularidad que otorgan estos aspectos. Por otro
lado, aspectos que se vinculan a las maneras en que las nociones de género se
manifiestan en el ordenamiento de la sociedad, y consecuentemente, en el
ordenamiento al interior de las organizaciones sobre las que trata este estudio,
también parecen relevantes al momento de establecer cuáles son las condiciones
reales existentes para el ejercicio de los distintos tipos liderazgos femeninos.
Pese a esta heterogeneidad que no se debe perder de vista, aparecen rasgos
comunes y generales en las mujeres jóvenes líderes; uno importante es el
reconocimiento e identificación de un proceso de transformación global vinculado
a una toma de posición de las mujeres en la sociedad, distinta a la de
generaciones anteriores (la de sus abuelas y madres), situación que aparece
reforzada a propósito de la presencia de mujeres en cargos ministeriales
históricamente masculinos, como son defensa y relaciones exteriores. Esta
situación es significada por las jóvenes como un proceso de cambios que definen
como el logro de un respeto y no como una cesión de espacios y derechos por
parte de las instituciones y/o de sus pares varones.
Por otro lado, es posible observar en general una relación entre la disposición de
antecedentes familiares de participación y la opción de ejercicio de ciudadanía por
parte de las mujeres. La incorporación al mundo de las organizaciones puede
entenderse desde esta perspectiva como la puesta en práctica de un legado
familiar. De hecho, los mecanismos intergeneracionales aparecen determinantes
en la medida que implican el traspaso de un saber hacer, así como de un honorpropiedad, esto es, un prestigio o carisma al que se accede por el hecho de
pertenecer a cierta familia o linaje de dirigentes. Asimismo, este legado se
identifica con la integración a un „ambiente‟, que asume la escena pública como si
fuese un tablado donde los dirigentes se hacen notar a través de sus acciones en
la otra cara del honor: el honor-virtud, que se logra y acrecienta a partir del mérito
propio.
31
La experiencia de mujeres jóvenes en Juntas de Vecinos: las
pobladoras
En las organizaciones vecinales, escenario tradicional de participación, tiende a
producirse un fenómeno de discriminación etaria: los/as jóvenes enfrentan
dificultades para el acceso a las sedes y no tienen existencia ciudadana, esto es,
no son reconocidos/as como sujetos de deberes y derechos en la organización y
más bien parecieran ser objeto de intervenciones (campeonatos deportivos para
mantenerlos/as alejados/as de las drogas, etc.). Al mismo tiempo, las juntas de
vecinos operan a partir de un conjunto de reglamentaciones y procedimientos
burocráticos que parecen lejanos a la temporalidad y sensibilidad propias del
sector juvenil. A la larga, estas prácticas operan una segregación de la población
juvenil respecto de estas organizaciones. Tal dinámica puede ayudar a explicar la
ausencia de mujeres jóvenes en este tipo de espacios13.
Para la mujer joven popular, la participación comunitaria se integra como faceta
fundamental de un proyecto de desarrollo personal, entendido como proceso de
„autosuperación‟. Es el despliegue de un deseo de ser más, de saber más, que
encuentra en la vinculación con otros una posibilidad de surgir.
Junto a lo anterior, la experiencia de participación promueve un efecto subjetivo de
„apertura de mundo‟ en virtud de la movilidad territorial y la exposición a diversas
influencias. En la medida que la virtud de las mujeres constituye parte importante
del sentido de honor de sus núcleos familiares, las mujeres jóvenes de sectores
populares enfrentan un conjunto de restricciones en sus desplazamientos, toda
vez que la demanda de „hacer mundo‟ está dirigida hacia los varones. De hecho,
un rasgo determinante aquí lo constituye el intento de las mujeres por escapar al
condicionamiento genérico que les obliga a ser mujer „de su casa‟, expresado
como deseo de trascender el rol doméstico. Es lo que ronda su autodefinición
como mujeres inquietas, que necesitan estar en movimiento.
“(...) siempre he tenido ganas de servir de saber más allá de lo que uno
sabe como dueña de casa. No me gusta quedarme estancada en la misma
parte, con eso de los platos, como que no me gusta mucho”.
13
Una excepción constituye la experiencia de mujeres jóvenes que se acercan a las Juntas
Vecinales a partir de la organización de Comités de Allegados, que responden a la realidad
temprana del emparejamiento juvenil en sectores populares. De hecho, su participación en este
tipo de organizaciones se da a la par de su militancia en organizaciones culturales o deportivas
propias de la etapa juvenil.
32
Dinámicas del liderazgo femenino popular
En sectores populares, la integración al trabajo comunitario implica el aprendizaje
de rutinas organizativas y el conocimiento de un estilo de gestión que tiene a los
servicios municipales y a las instituciones privadas de beneficencia como un
referente fundamental del quehacer, especialmente en la gimnasia burocrática
implicada en la gestión de proyectos. Salvo excepciones, las organizaciones
vecinales constituyen una correa de transmisión entre la comunidad y los servicios
de asistencia municipales y gubernamentales.
“ ..., no sé, hay que mandar una carta yo averiguo el nombre, donde tienen
que ir, que tienen que llevar, alguna citación, entonces me inmiscuyo harto
con ellas. Me gusta participar y si les resulta, bien, que bueno, y si no tratar
de ver, no sé, si me consigo algún número, alguna persona que las pueda
ayudar yo les digo: sabe qué, hablé con tal persona, puedes llamar a tal
persona”.
El conocimiento de procedimientos, ventanillas y funcionarios será fundamental en
la consolidación de la „vocería‟ de la dirigente. Hablamos de la resolución de los
problemas cotidianos de la existencia: provisión de servicios (luz, agua, gas),
resolución de conflictos (violencia en la pareja, abuso sexual), actividades
recreativas (fiestas del pasaje, campeonatos, aniversarios), proyectos de
mejoramiento e infraestructura (construcción de plazas, sedes comunitarias,
multicanchas), proyectos de prevención de violencia, consumo de sustancias, que
constituyen labores que absorben la vida del/la dirigente/a.
“Que la gente que tenga problemas de agua, con SERVIU, todas esas
cosas así más social y más los niños chicos por el deporte y a los adultos
porque nosotros también estamos, como somos la Junta de Vecinos, la
Junta de Vecinos organiza los campeonatos infantiles”.
En la medida que la gestión del asistencialismo constituye un rasgo determinante
de su quehacer, el trabajo de una dirigente de junta de vecinos tiende a
especializarse en una posición demandante respecto del poder local y las
instituciones benéficas, cuestión que constituye un aspecto central de la rutina
del/la dirigente/a: la presencia en los pasillos de los departamentos de asistencia,
la espera de algún funcionario municipal, la ardua tarea del lobby, la cultura del
rebusque. Este punto parece central en la medida que funda la afirmación de una
cierta distancia de los dirigentes varones hacia lo que identifican como un mundo
femenino: subordinación, peticiones y manifestación de carencias. De hecho, un
rasgo de gestión valorado por las mujeres en desmedro del estilo dirigencial
„masculino‟ tiene que ver con aspectos como la perseverancia y la capacidad de
esperar el momento oportuno para negociar beneficios de diversas situaciones.
33
“Yo creo, como te decía antes, la mujer es más luchadora, como más
aperrada digamos, o sea por ejemplo, cuando se va a ocupar un sector y
hay como hartas juntas de vecinos que tienen que ocupar el mismo sector,
los hombres como que se mantienen más al margen, son como más de
diálogo. Entonces la mujer es más como: no, porque nosotros los vamos a
ocupar, porque vamos a hacer esto, queremos hacer esto y vamos a reunir
firmas. Y van puerta a puerta cobrando, y en ese sentido a los hombres no
los veo mucho así ¿cachai?: Como te decía antes, el hombre es como de
respuestas más concretas: bueno, se logró esto, esto otro (...) es como de
conversación de protocolo. La mujer es la que va más al terreno, la que se
mueve más”.
Sumado a este despliegue de destrezas que permiten a las mujeres relacionarse
con el “mundo de afuera”, las dirigentas vecinales también construyen su liderazgo
estableciendo distinciones intragénero. En particular, nos referimos a nociones
que instalan a las dirigentas en un status superior al resto de las mujeres; son
ellas las que tienen el conocimiento y la experiencia necesaria para la resolución
de problemas a nivel comunitario y a nivel familiar. Una de estas nociones es la de
mamita, que alude a las mujeres que son percibidas en un status de subordinación
respecto del poder de sus maridos o de las agencias locales.
(...) siempre llegan como bien desesperadas, tratar de calmarlas no más.
Aclararle bien la idea, tratar de darle ejemplos; si no tienen conocimiento de
una parte donde ir y ella pueda sentirse segura, o si no está siendo
maltratada que deje constancia o denuncia”.
La mamita es una mujer-niña que debe ser orientada, que no sabe del mundo y
debe ser ayudada en las tareas de sobrevivencia. Para aquellas dirigentes de
JJVV que conciben su labor a partir de un paradigma tradicional de participación –
clientelístico-, la calidad de su tuición sobre las mamitas constituye un importante
capital simbólico.
Por otro lado, así como las mujeres jóvenes experimentan diversos mecanismos
de control de sus desplazamientos por el territorio local –generalmente ejercidos
por varones-, su ingreso en el mundo masculino de la dirigencia tendrá el mismo
sabor a vigilancia, a ciudadanía „prestada‟ y constantemente sometida a prueba.
Doble jornada, doble exigencia: la mujer dirigente debe movilizar saberes y
argumentos para suturar cualquier grieta en su argumentación, que no hará más
que confirmar su condición de perdida en tierra extraña.
“Por ejemplo, si yo quiero hacer algo, un proyecto, necesito hacer algo,
entonces yo voy primero saco presupuesto, de esto y esto otro ya?,
entonces me toca la reunión con los benditos hombres allá, entonces yo
expongo...” miren chiquillos yo tengo mi barrio, quiero hacer tal cosa, en mi
población, en mi callejón, no sé y ellos empiezan como yo (CP: Con el
34
cargo), claro y entonces yo me paro, hablo y ellos empiezan a preguntar
cosas, como con qué lo vamos a arreglar, valores del cemento y, las típicas
preguntas tontas. Yo le digo con tanto cemento, para tanto metro cuadrado
de arena, con tanto chancao, tanta agua, entonces esa es la forma de
defenderme. Tengo que, antes ver y averiguar bien primero; el presupuesto,
preguntarle a alguien, cosa que no nos pillen. Porque si nos pillan, tienen
más encima la tupés de reírse y eso, ha pasado.”
De hecho, en la medida que el poder municipal tiende a ser representado por
varones, una protorebeldía de género se relacionará con el ejercicio de una
función de impugnación del poder (demostrándole al poder masculino su error o
engaño).
La organización del tiempo
Una de las dimensiones determinantes para comprender la experiencia dirigencial
de las mujeres pobladoras será su concepción del tiempo. Desde un punto de
vista general, el significado de la temporalidad estará marcado por una situación
de clase: en la medida que tienden a presentar ciclos de emparejamiento y
maternidad en edades menores a los de sus pares de clase media y alta, la
condición objetiva y la autopercepción de una mujer pobladora tiende a presentar
claras diferencias. Una mujer de 25 y más años tenderá a reconocerse como
adulta y es probable que haya contraído matrimonio y tenga hijos.
“... hay muchas, muchas mujeres que están con guaguas y son jóvenes y
lamentablemente no pueden hacer nada porque se le cortan los brazos, o
sea con el hijo, los papás trabajan y ella se va tener quedar con él y hasta
que no sea el hijo un poco más grande a lo mejor, puede ganar recién una
posibilidad de trabajar o algo así, pero yo creo que ellas tienen las ganas y
todo pero resulta que no hay dónde dejarlo y no tienen plata para pagar”.
De hecho, este punto será determinante en la continuidad de su carrera
dirigencial: en la medida que logra el status de mujer casada, con hijos y dueña de
casa, se sitúa al interior del modelo de normalidad legítima para una mujer
pobladora y en dicha calidad, puede acceder a las redes de cuidado infantil que de
otra forma –siendo madre soltera y/o estudiante- le estarían negadas.
En ese sentido, las redes sociales de apoyo (parejas, familiares, amistades)
constituyen la base clave a la hora del cumplimiento de las tareas de la dirigente 14.
14
A su vez la posibilidad de acceder a recursos de transporte (vehículos) permite el ahorro del
tiempo ocupado en los desplazamientos y en esa medida, hacen productivos aquellos lapsos que
por su extensión no serían aprovechables.
35
“Mi hermana, mis hermanas son mi gran punto, es que saben que a mí me
gusta... Ellas me ayudan po‟. Por ser, si me toca a la diez de la mañana tal
día yo dejo mis ollas lavadas, todo, todo, cosa que mi hermana me arme no
más el almuerzo, tampoco me gusta de un día pa‟ otro. El aseo, yo llego, de
un paraguazo lo hago, o dejo lavado, tendido, planchado, todo...”.
Las redes de Apoyo le permiten la derivación de tareas domésticas como el
cuidado infantil, el aseo, la preparación del almuerzo así como el aprovechamiento
de los „tiempos muertos‟ en la vida del hogar. Aquí, las mujeres jóvenes que se
embarazaron en etapas tempranas de su ciclo de vida inculcan en sus hijos/as un
sentido de la autonomía que agrega un plus de tiempo a sus labores públicas en la
medida que éstos/as aprenden a resolver por sí mismos/as sus necesidades
dentro de la casa.
Asimismo, en la medida que la resolución de las tareas de crianza pasa por la
eventualidad de llevar a sus hijos/as a las reuniones, las mujeres líderes operan
un currículum oculto, en cuanto introducen a sus hijos/as en el „ambiente‟
dirigencial, por lo que no es casual que muchas veces los/as niños/as reproduzcan
lo observado creando versiones „mini‟ de las organizaciones de sus madres. El
fenómeno del „traspaso del carisma‟ así como la práctica del nepotismo son
frecuentes a nivel dirigencial.
Para las mujeres pobladoras la organización del tiempo doméstico y público
será un indicador de autonomía, toda vez que a pesar de experimentar el
fenómeno de la doble jornada, interpretan su condición desde un principio activo
que subraya un sentido protagónico („yo siempre mato mi tiempo‟).
“No porque yo cocinando, ya después, ahora cocino, de ahí me preocupo
de aquí, ya después sirvo comida, ya después me…voy a hacer cualquier
cosa que hay que hacer allá en la sede, hay que limpiar, que tengo que
botar escombros, todas esas cosas...”.
Desde este punto de vista, el tiempo que se trabaja para otros fuera del hogar es
interpretado por las mujeres como tiempo propio15.
Participación y estereotipos de género
Entre las mujeres que trabajan en JJVV de sectores populares16 existe cierta
aproximación al liderazgo que podemos vincular al „complejo mariano‟ descrito por
15
Lo expuesto introduce matices en la interpretación de la condición femenina a partir de la
dicotomía ser para sí/ser para otros, presente en el pensamiento feminista.
16
Aunque como se verá más adelante, tal rasgo no e exclusivo de este tipo de mujeres.
36
Sonia Montecinos: en éste, las mujeres construyen su especificidad genérica a
partir de valores trascendentes -moral, altruismo, honestidad, humildad- y en esa
medida, afirman la expectativa de un influjo „salvífico‟ o civilizador de las mujeres
sobre la participación y la política. Desde este punto de vista, se construyen
visiones paradójicas –ideologizadas- sobre el ejercicio del liderazgo por parte de
varones y mujeres: si los varones se integran a la política a partir de un interés
personal de figuración, las mujeres lo hacen desde el desinterés del aporte
comunitario; si los varones se pelean en función de su ego, las mujeres buscarán
acuerdos renunciando a su orgullo; si los varones se orientan por valores
abstractos, las mujeres lo harán por lo concreto; si los varones se ordenan por lo
general, las mujeres pondrán atención a los detalles; si los varones son
„quedados‟, las mujeres serán emprendedoras; si los varones prefieren no
polemizar, las mujeres serán las que saquen a la luz los reclamos de la
comunidad. Mujeres como Teresa de Calcuta y la Princesa Diana representan la
máxima realización de estos ideales.17
“...la mujer es la que va más al terreno, la mujer es la que, como te decía
yo, a reunir las firmas, la que va a la reunión, la que pide hora, la que va a
ver el terreno, la que se mueve más. Yo veo mucho más, al menos en la
comunidad, sobre todo a la parte mujer, de hecho predomina mucho más
que la del hombre.”
“Es que la mujer tiene otra manera de pensar, no como el hombre que es
más bruto, en cambio la mujer no, ella la va a pensar y va a querer hacer
esto así, tal como tiene que ser po, no como el hombre que de repente la
mira toda así a la rápida y llegan y lo hacen y al último les resulta mal.”
La vigencia de los estereotipos de género en el mundo público presenta
discontinuidades que se relacionan especialmente con la creciente presencia de
las mujeres en labores dirigenciales. Como una afirmación de una igualdad de
capacidades en el espacio público –a la que sigue una denuncia de la
discriminación por parte de los varones-, las mujeres se reconocen vivenciando un
proceso de cambio que tiene que ver con una toma de lugar en la sociedad, hecho
que se ve reforzado con la presencia de mujeres en cargos ministeriales no
„femeninos‟ (defensa, relaciones exteriores).
La experiencia de mujeres jóvenes en juventudes políticas y
organizaciones estudiantiles: profesionales y estudiantes
17
Una de las temáticas de la entrevista fue relativa a los modelos femeninos que servían como
ejemplo a las mujeres en su labor dirigencial; allí los nombres de Teresa de Calcuta y “Lady Di”
fueron los más recurrentes.
37
Desde un punto de vista general, si las mujeres pobladoras construyen sus vidas a
partir de la respuesta a ciertos hitos biográficos (casamiento, maternidad) y en esa
medida la participación constituye un agregado relevante en sus vidas, las mujeres
profesionales y las estudiantes acceden a la posibilidad de organizar sus vidas a
partir de un diseño de carrera que puede llegar a tener como eje la opción por la
participación política. En el primer caso, hablamos del aprovechamiento de
oportunidades entronizado en la lógica del atinar; en el segundo, se trata de un
plan maestro que implica el cumplimiento de etapas y el desarrollo de un sentido
de apropiación de la vivencia asociado al emprender.
Las mujeres profesionales y dirigentes estudiantiles organizan sus ciclos de vida a
partir de dos ejes: en primer lugar, el logro de los objetivos profesionales y sus
principales ganancias asociadas, prestigio y autonomía; en segundo lugar,
enfatizan el desarrollo de su carrera dirigencial. Lo anterior implica el
desplazamiento de hitos como el emparejamiento y el embarazo. Se trata de
mujeres con tiempo propio.
El tema de la maternidad en estas mujeres parece ser un tema resuelto, en la
medida que la mayoría de ellas no se plantea tener hijos/as en el corto o mediano
plazo. Incluso, varias de ellas manifestaron una negativa absoluta frente al tema
de tener hijos/as en el futuro, lo que nos permite plantear que el ejercicio de la
maternidad es visto como un real obstáculo tanto en sus carreras profesionales
como dirigenciales. Vinculado a esto, el tema pareja no aparece como algo
relevante en sus proyecciones; y en ese sentido, cuando las mujeres declaran
tener pareja o se imaginan la posibilidad de que eso ocurra, son claras en
determinar que sólo podrían emparejarse con alguien que perteneciera al mundo
de la política, única manera de continuar con sus carreras dirigenciales sin que la
relación de pareja signifique un problema para ello.
“Es que en algún momento tuve que decidir entre la Federación o él, y
bueno, igual ya teníamos problemas que se arrastraban desde hace tiempo
pero no, igual yo lo quería mucho, pero no sé, como que de repente uno
tiene que elegir cuál es la prioridad, y en este momento mi prioridad es la
Federación y si él no era capaz de entenderme, no era capaz de
acompañarme, entonces no iba a ser capaz de entenderme y
acompañarme en muchas otras cosas que quiero hacer todavía (...) yo creo
que ahora es una condición que a él (la pareja) le interese la política”.
(Dirigenta, FECH)
“Pero no hay como esa capacidad como de democratizar todavía el rol o
funciones que nos corresponden tanto a los hombres como a las mujeres
en el tema de la familia, que es lo más complejo, porque generalmente la
familia es la que se pone como por delante del rollo político o del espacio
que tú tienes que tener para participar en política. Ahora, a mí eso me
38
complica harto te contaré, porque si un día yo tengo hijos, familia, no sé
cómo voy a hacer”. (JDC)
El ámbito de las proyecciones sin duda está determinado por el éxito profesional,
que a la par de ser asumido como un factor central que permite alcanzar los
“grandes sueños”, es visto como una herramienta de avance en la carrera política,
aún cuando tengan que dejar de asumir tantos roles en el ámbito político mientras
terminan sus carreras.
“Yo miraba hoy día a mis pares y claro hay varios de ellos que todavía no
se titulan (...) entonces creo que esa es una fortaleza para nosotras, somos
mucho más sistemáticas en el tema de estudiar, y algo que hemos tratado
de instalar en los cabros hoy día, se los hago ver como un punto súper
importante, que sean súper estudiosos, que es una forma de salir en el
tema político, etc. Y las mujeres son mucho más conscientes de eso”. (JDC)
Otro asunto es que si en el caso de las mujeres populares tienden a encontrarse
mayoritariamente con pares en el ejercicio de sus tareas, en el caso de las
profesionales que integran partidos políticos y líderes de federaciones de
estudiantes, la realidad es diferente, pues se trata de mujeres que asumen la tarea
de ganar un espacio en un mundo eminentemente masculino como son las
dirigencias políticas y estudiantiles, por lo general intercomunicadas. Se trata de
mujeres insertas en aquello que, desde un punto de vista tradicional, se ha
concebido como „ligas mayores‟ de la política.
De hecho, esta situación genera un conjunto de implicancias para su estilo de
inserción y ejercicio del liderazgo. Entre ellas, la propia cuestión del derecho a la
correspondencia social, esto es, la posibilidad de ser reconocida como un igual al
interior de la organización es una tarea central a lograr, pues la mujer ha de
escapar a una forma de subordinación invisible: su sujeción a tareas
eminentemente organizativas o de segunda línea que las grandes organizaciones
destinan a mujeres o a representantes varones de menor importancia y que dan
continuidad a la división sexual del trabajo.
De otra parte, existe un segundo obstáculo: en las organizaciones políticas y
estudiantiles tiende a estar fundido el acceso a los mecanismos de formación
política18 y los canales de promoción dirigencial. Diversos testimonios demuestran
la existencia de un espíritu de cofradía entre los varones que ejercen el poder, de
lo cual se deriva una segregación de las mujeres de ciertos espacios y rituales
18
No desconocemos la existencia de los espacios de formación doctrinaria como los existentes en
los partidos políticos. Sin embargo, hay un saber propio del/la dirigente/a que sólo se aprende
haciendo o „siendo‟, esto es, ejerciendo el cargo y observando a los/as que saben. Estas
dinámicas tienden a ocurrir entre varones, alternando espacios formales e informales de la
organización.
39
propios de la construcción del espíritu del „clan político‟ tales como actividades
deportivas y de sociabilidad informales.
“Sí, yo creo que los hombres tienen una educación política, no sé, como
que entre ellos mismos se forman; sí, se van formando entre ellos mismos y
nosotros no hacemos eso.(...) Es decir, por ejemplo un dirigente después
toma a otra persona que es la que él supone que debería ser su sucesor, o
toma a varias personas y les empieza a enseñar, pero no es como, no sé,
”hoy vamos a tener clases”, sino que lo empieza a llevar con él, lo empieza
a conversar. (...) No, nosotras no educamos a u sucesor, y yo creo que va
por eso mismo, porque como son tan poquitos
los espacios de
participación que uno tiene que en el fondo igual se ponen un poco
egoístas, es decir, que ene l fondo uno dice: “la lata es que si yo educo a
alguien y esa persona termina siendo mejor que yo, yo ya no voy a tener
espacio(...) no tenemos una cultura de formación política, de ir a los cursos,
no sé, sobre oratoria o ...” (FECH)
“Yo te puedo hablar de la experiencia de mi casa, de mi viejo, mi viejo tiene
su lote y ese lote serán diez personas, son máximos dirigentes que tienen
cargos públicos, mi viejo (...) llama al lote, se hace una reunión y llega todo
el “lotito”, pero no llega ninguna mujer. Y preguntas por qué no vino tal
persona: „no, es que tuvo que quedarse con los hijos y todo el atao‟. (...)
típico que cuando voy donde mi papá y hay una asado o algo así, él invita a
su lote y una se aburre, porque empiezan a hablar de que el tipo de
Coihueco, que el presidente, que la lesera, discuten mucho de lo que está
pasando, pero no sacan ninguna solución”. (PPD)
Lo expuesto trae consigo la configuración de un complejo inverso al referido
„marianismo‟ en la práctica política de las mujeres: el travestismo. Se trata de un
conjunto de prácticas y actitudes que se fundan en lo que Judith Butler define
como abyección, esto es, un proceso de negación de todo rasgo que identifique
con el estereotipo del propio género –sensibilidad, expresividad, atención a
medios y procesos, empatía- y su reemplazo progresivo por los rasgos propios del
mundo en que se aspira a ser reconocido –dureza, racionalidad, atención a fines
y resultados, egoísmo-. Se trata de un mecanismo de subjetivación propio de la
construcción de las masculinidades hegemónicas, que asimismo implica la
internalización de las normas propias de la práctica de la masculinidad: jerarquía,
notoriedad, poder-ejercicio19, poder carencia (status puesto a prueba de modo
permanente). Lógica de inmigrante, que aprende a anular todo acento que lo
delate como ajeno, so pena de perder la nueva ciudadanía. El travestismo es un
fantasma que ronda la construcción de identidad en las mujeres insertas en
espacios de toma de decisiones.
19
Aludimos a la noción foucaultiana del poder: poder no es poder si no se pone en ejercicio, si no
se moviliza.
40
“... yo sé que a veces para las mujeres avanzar en lo que es la trayectoria
política es súper complicado, porque uno a veces tiene que dejar de ser
mujer, es decir, tiene que ponerse súper dura, súper firme, tiene que ser
súper clara, porque si un hombre habla mal y se le enredan los conceptos y
no sabe expresar lo que quiere decir, el razonamiento que quiere decir, a
nadie le importa y lo van a escuchar igual, y lo van a entender igual. En
cambio, si una mujer plantea así las cosas, no la van a escuchar y van a
decir que en realidad no sirve para la política. Entonces uno tiene que ser
súper racional, tiene que dejar hartas cosas que como que a una la crían
para ser mujer en el fondo, para ser como sensible, tratar de entender a los
demás y de repente tienes que empezar a ser mucho más fría, mucho más
objetiva (...) las personas que se han destacado en su trabajo político que
son mujeres, son justamente las que, como te digo, son como muy duras,
son mujeres muy duras (...) cuando estás aquí uno no pude tener
compasión por nadie y la verdad es que las mujeres somos compasivas,
entonces uno cuando está acá como que tiene que perder eso, como que
tiene que perder la compasión, ya no puede llorar. (...) si yo lloro aquí
perdería todo lo que he avanzado hasta ahora”. (FECH)
“CP: Y, cómo lo hace la mujer para entrar al Partido, para ocupar
cargos de dirigente, para abrirse paso, para hacer carrera política?
CD: Aperrar, no más po‟. Yo soy dura, escucho harto y cuando algo no me
parece lo digo y lo digo, no me voy por la tangente, ni por ningún lado, lo
digo, soy súper directa y, a veces, por ser tan directa caigo mal.” (PPD)
El travestismo construye una visión ideológica del poder. Bajo su óptica, la política
es concebida como un mercado al que convergen seres libres e iguales en
derechos y oportunidades cuyo lugar en la sociedad es el resultado de sus méritos
personales. Desde este punto de vista, se mira con sospecha todo mecanismo de
intervención –corrección- externa a la lógica de la libre competencia. Para esta
matriz, el dispositivo de acción o discriminación positiva produce ciudadanías de
segunda clase, con un peso político subvencionado y en esa medida, falso.
“No estoy de acuerdo, porque la ley de cuotas no toma en cuenta los
conocimientos y capacidades de una persona, sino que se junta un grupito
y ya, saben qué tú y tú tienen este cargo y así es la cosa. Antes que nada,
antes de las votaciones ya todos saben quién va a salir, no es porque la
hayan elegido, o sea me refiero elegido con votos, o sea que todos los
militantes la hayan elegido a través de un voto; si no que la elige la misma
persona y, dice bueno ya ésta era la que faltaba y ésta queda y, la que no
reciba la cantidad de votos va a quedar igual, porque tiene que quedar”.
(JPPD)
41
“La metodología te hace dejar a muchos hombres abajo y no te hace sacar
a las mejores mujeres sino que a mujeres con muy poca votación. En el
fondo es un sistema tan mal hecho, que al final deja muy mal parada a las
mujeres”. (JS)
“Lo empezamos a conversar, el tema de la participación, quería plantear la
ley de cuotas, quería llevarlo al consejo nacional que había en Santiago, yo
quería plantearlo. Empecé a conversar con las diputadas, y empecé a
evaluar con los puntos bien claros y no nos beneficia como partido, como
vemos nosotras podemos hacernos espacio, va a costar, pero nadie nos va
a regalar el tiempo”. (JRN)
El mercado se mueve en la ilusión de la igualdad y promueve en el caso de las
mujeres la opción por mecanismos de movilidad individual que refractan o
desestiman la viabilidad de lógicas de acción colectiva en política, como las
promovidas por el movimiento de mujeres. La posibilidad de una alianza de
género que potencie la presencia colectiva de las mujeres en política es
reemplazada por el empeño –individual- de demostrar una capacidad superior a la
de los varones.
La experiencia de mujeres jóvenes en organizaciones juveniles
emergentes: pobladoras, profesionales y estudiantes
Una Experiencia de Jóvenes Pobladoras
Como contraparte a la experiencia de las mujeres jóvenes que participan en las
juntas de vecinos, se quiso incluir en el estudio la experiencia de mujeres jóvenes
que forman parte de una organización emergente de carácter netamente juvenil, la
Red Juvenil de La Pintana, con el propósito de dar cuenta y analizar cuáles son
los desafíos del liderazgo femenino en este tipo de espacios.
El interés por incluir este nuevo aspecto en el estudio, se sostiene en la
constatación de que hay una escasa participación de mujeres jóvenes en el ámbito
de la junta vecinal, y que la participación se concentra en un tipo de organización
no formal, donde claramente los liderazgos que ejercen las mujeres denotan un
sentido común de ir más allá de “lo personal”, sobre todo atendiendo a que se
trata de un tipo de participación voluntaria, no remunerada y que muchas veces
implica grandes postergaciones de otros aspectos en la vida de las mujeres
jóvenes.
En el universo poblacional, las organizaciones que constituyen su identidad en
torno a la idea del voluntariado marcan una diferencia respecto a las formas
tradicionales, representadas por la junta de vecinos. De modo principal, concitan la
adhesión de la población juvenil; en segundo lugar, permiten a las mujeres
jóvenes un conocimiento integral del entorno próximo; por otra parte, el trabajo con
42
niños/as, jóvenes y mujeres, introduce el salto desde un enfoque „de servicios‟ a
uno „de derechos‟, conectando con dinámicas de autogestión y promoción del
autodesarrollo.
Al mismo tiempo, las organizaciones voluntarias afirman una diferencia respecto
de las JJVV en el sentido de no vincular su accionar a la existencia de recursos
provenientes de los proyectos. Esto les permite acceder a una visión de largo
plazo que las organizaciones vecinales no logran desarrollar, en la medida que
vinculan su quehacer a la resolución del día a día. En ese sentido, los/as
dirigentes/as de organizaciones de voluntarios perciben el carácter dependiente de
las organizaciones vecinales, producido por su frecuente carácter de correa
transmisora del municipio y las organizaciones privadas de beneficencia respecto
de la comunidad („las JJVV existen en términos jurídicos para proyectos‟).
En términos de los modelos de liderazgo femenino y los modelos organizativos
que miran como referentes para reflexionar sobre lo que quieren y lo que no
quieren “ser”, las jóvenes que participan en el voluntariado de La Pintana, perciben
una gran diferencia en el modelo dirigencial de la junta vecinal y en el tipo de
organización que representan, precisamente en lo que se refiere al tema de los
recursos y la gestión de proyectos.
“(...) no seguimos los mismos lineamientos porque nosotros pretendemos
hacer un trabajo siempre a pesar de que haya o no haya recursos, y acá
éste ha sido como un sector donde siempre llegan como varios recursos,
pero la gente como que se aperna a eso, o sea, si no hay proyecto no
construyen nada; entonces las juntas de vecinos aquí de repente pasan
a ser como fantasmas, no tienen algo claro que hacer. (...) existen en
términos jurídicos para proyectos, para ese tipo de cosas, entonces
hacen alguna actividad que tenga que ver con un proyecto pero ahí se
quedan, no hay un trabajo continuo”.
Si bien, en la Red Juvenil de La Pintana desarrollan un trabajo vinculado a la
postulación de recursos para llevar adelante sus iniciativas, éste no es el único
ámbito de acción en que se enmarcan. La autogestión y la colaboración mutua
entre los diversos grupos que conforman la red es importantísimo tanto en
términos de recursos propiamente tal, como en términos del carácter o impulso
vital que adquiere el voluntariado.
Otra clara diferencia que marca la participación en las organizaciones voluntarias
con las juntas de vecinos, son los temas de interés que mueven la participación.
En el caso de la Red Juvenil, los grandes temas y preocupaciones tienen que ver
con demandas y objetivos a trabajar que son específicos de la generación y que
se enmarcan en la realidad de los/as jóvenes del sector de La Pintana. Tales
temas son:
43
El desempleo juvenil y la capacitación laboral para paliar sus efectos.
La violencia intrafamiliar.
La escolaridad y la deserción escolar.
La prevención del consumo de drogas en niños y adolescentes.
La sexualidad y el problema del embarazo adolescente.
La infancia y la familia.
Pese a la especificidad de estas temáticas y a la directa relación que tienen con la
cotidianeidad de la vida en la población, las preocupaciones de las organizaciones
voluntarias trascienden el ámbito local en la medida que se conectan con
convocatorias nacionales. Tal es el caso de temas como la pedofilia, los derechos
del/la niño/a, la violencia intrafamiliar y los consumos abusivos de sustancias.
Los modos de regulación de acceso al poder y las dinámicas “partidarias” al
interior de la organización social tradicional, como son las juntas de vecinos y las
organizaciones de carácter partidario, plantean a estos/as jóvenes la reflexión en
torno a nuevas maneras de hacer política. Si bien, la mayor parte de ellos/asse
declaran apolíticos en términos partidarios, si demuestran interés por la política
pero otorgándole un sentido distinto. Los/as jóvenes sienten que la política
tradicional no ofrece representatividad generacional y mucho menos sectorial, por
lo que han debido plantearse sus propias formas de participación y de ejercicio de
ciudadanía.
Estas organizaciones voluntarias, en especial si están formadas por jóvenes,
tienden hacia liderazgos horizontales. En el caso de la Red, funciona un equipo
“motor” que se encarga de administrar el espacio donde ésta funciona, otro equipo
más amplio se encarga de la coordinación entre los diferentes grupos y, todo lo
que se refiere a la toma de decisiones se realiza a través de votaciones sobre las
que se va decidiendo la manera de abordar el trabajo. El sentido político del
trabajo que realizan estos/as jóvenes está dado por el tema de la igualdad, no sólo
con relación a los géneros, sino también con relación al ejercicio de derechos al
interior de la organización.
“Todos los que participan tienen el mismo nivel de compromiso, el mismo
nivel de hacer cosas y eso es lo válido. (...) el objetivo siempre ha estado,
en torno a los niños, en torno a los jóvenes, a mejorar el tipo de vida. Esa
es como nuestra política, empezar a hacer cosas, y cuando nos hemos
tenido que enfrentar ya sea en el municipio y en otras instancias, siempre
hemos puesto que nosotros somos autónomos, que pertenecemos a
nosotros mismos. Nosotros tenemos nuestra propia representatividad y por
lo tanto nosotros hacemos valer también nuestros derechos”.
44
Estas relaciones de tipo horizontal se caracterizan porque se construyen en torno
a prácticas de equidad de género en el acceso a los recursos y la toma de
decisiones.
Pero esta situación de equidad no implica que no se reconozcan diferencias de
género al interior de la organización, sobre todo en lo que respecta a los modos en
que varones y mujeres abordan los temas que se plantean trabajar.
“Las mujeres somos más sensibles a algunos temas, yo lo veo así, no sé si
los demás, pero yo lo veo como que los hombres hacen cosas ¿cachai?, y
piensan que haciendo una cosa pueden resolver todo el problema, las
mujeres no, son como más sensibles, entonces para ella un caso es distinto
a todos los otros casos. No sé po, el tema de la familia, el tema de los niños
¿cachai?, de repente aquí en la misma organización suponte pa‟ un niño
que se porta mal, pa‟ nosotras es que tiene problemas, pa‟ ellos es que se
porta muy mal ¿cachai?, entonces abordamos los mismos temas ¿cachai?,
pero de forma diferente.”
“Es como más grande la fuerza de las mujeres, o sea, no es que seamos
feministas ni mucho más, pero de repente yo, no sé, yo lo pienso, será el
instinto maternal que tú puedes trabajar más con niños que los hombres
trabajar con niños (...) nosotras vamos más al hecho de las mujeres de que
vamos a la prevención de los niños, yo creo que los hombres van más al
hecho de trabajar y mucho les cuesta, no son muy partidarios de trabajar
con niños, o sea van como a tratar de agarrar adolescentes ¿cachai?,
entonces yo creo que es como muy distinto el trabajo de los hombres con
las mujeres, los hombres se empiezan a aburrir, se van, llegan otros pero
casi las mismas mujeres seguimos”.
Existe la idea por parte de las jóvenes de la Red de que la principal diferencia
entre hombres y mujeres al interior de la organización, tiene relación con una
diferencia en las “sensibilidades” y consecuentemente en el sentido de proyección
que le otorgan al trabajo, fundamentalmente al trabajo con niños/as. Para estas
jóvenes los/as niños/as son vistos con un verdadero potencial que hay que
explotar; así, se trabaja con ellos/as en temas de prevención, de escolaridad y de
la familia, y se les ofrece un espacio permanente de recreación en el terreno
donde se encuentra la casa donde funciona la Red.
“Yo lo he pensado, de repente he dicho “no esto no va a ser para toda la
vida”, pero es difícil, uno se mete a trabajar pero igual te pegas (...) y al final
yo creo que lo pensai como un proyecto de vida porque es tu comuna (...) a
esos niños los queremos ver crecer ¿cachai?, los esperamos ver con
dieciocho años y ojalá ver que a los dieciocho años no probó la droga o no
se quedó en la droga, y es un mérito para nosotras y una satisfacción decir
“ah, hicimos una buena pega en su momento”.
45
Por otro lado, buena parte de estas organizaciones se construyen en torno a cierta
„moratoria forzada‟ producida por fenómenos como la cesantía juvenil y/o los
períodos de preparación de la PAA. En virtud de ello, se trata de orgánicas que a
pesar de concitar grandes energías, están regidas por ciclos de auge y latencia.
Desde este punto de vista, resultan fundamentales prácticas como el
reconocimiento de la memoria organizacional, rituales de refundación,
mecanismos de traspaso de saberes y responsabilidades hacia los nuevos
integrantes, así como la promoción de dinámicas de discusión colectiva y de
alternancia en el poder.
En las organizaciones juveniles, resulta determinante la incidencia de fenómenos
como el embarazo no deseado, en la medida que implican un corte abrupto de la
pertenencia generacional y una interrupción de la participación en organizaciones.
“A las mujeres jóvenes cuesta un mundo mover, las mujeres suponte entre
22 y 29 años, cuesta un mundo moverlas. Yo creo que, a ver, (entre
hombres y mujeres) participan como el cincuenta por ciento ¿cachai?, por el
tema de que casi la mayoría entre los 17 y los 21 años están embarazadas,
entonces más adelante como que no participan más”.
Desde este punto de vista, el abordaje de materias relacionadas con la sexualidad
y los derechos sexuales y reproductivos constituye un aspecto principal que incide
tanto en la continuidad de las organizaciones como en el acceso a los espacios de
participación para las mujeres jóvenes. No debemos olvidar que la eventualidad de
un embarazo sitúa a la mujer joven popular en un „limbo social‟: no tiene
autonomía económica, no legitima su embarazo con el emparejamiento (las
paternidades adolescentes tienden a asumirse en soltería), discontinúa sus
estudios. Lo anterior se traduce en una cuasi pérdida de los derechos de
ciudadanía y en la experimentación de un conjunto de restricciones a su
desplazamiento, cuestión fundamental a la hora del acceso a los espacios de
participación.
La experiencia de jóvenes estudiantes y profesionales
Las mujeres profesionales o estudiantes que se insertan en organizaciones
emergentes participan de un movimiento de crítica de las formas tradicionales de
ejercicio político que se traduce en la construcción de formas de poder que
caracterizamos como rizomáticas en oposición a lo arborescente, recogiendo la
metáfora propuesta por Guattari20 para comprender la dinámica cultural de las
organizaciones. Para esta visión, "los diagramas arborescentes proceden por
20
Cooper, David; Glosario del Esquizo-análisis; en: Guattari, Felix; Cartografías del Deseo;
Francisco Zegers editor, 1989.
46
jerarquías sucesivas, a partir de un punto central, donde cada elemento local
vuelve a ese punto de origen. Al contrario, los sistemas en rizomas o en
enrejados abiertos pueden derivar al infinito, establecer conexiones transversales
sin necesidad de centrarlos o cerrarlos". 21
Desde estas configuraciones, el poder tiende a ordenarse por lógicas no
tradicionales y, en esa medida, a configurar sistemas de prácticas que se fugan de
las reglas hegemónicas (jerarquía, exclusión, privilegio, subordinación). En esa
medida, promueven nuevos modos de relacionamiento entre varones y mujeres al
interior de las organizaciones. Las organizaciones juveniles no tradicionales
(redes, colectivos) representarían aproximaciones a este modo emergente de
ejercicio del poder.
A partir del trabajo de entrevistas individuales y grupales realizadas a mujeres
jóvenes que participan en organizaciones emergentes, podemos señalar una
primera cuestión relevante que aparece como idea central para este análisis. La
configuración de las visiones y prácticas que se desarrollan en este tipo de
organizaciones, constituyen un sistema que se fundamenta en primer lugar en una
mirada generacional respecto al mundo que se constituye fuera de la realidad de
estos/as jóvenes. Así, el tema de la participación está cruzado por la idea de
“modificar” a pequeña escala tipos de relaciones sociales que estarían en crisis y
que ni el mundo adulto ni la política tradicional se habrían preocupado de
transformar.
“Creo que hay que inventar trucos y hacerlos. No puedes quedarte con el
mismo discurso de hace 20 años atrás. No puedes quedarte rayando las
paredes, inventa otra cosa. Creo que la creatividad es algo súper básico
para poder modificar (...) Igual siento que hay un factor generacional muy
fuerte, en el sentido de que la edad está aparejada con la responsabilidad;
mientras uno es más joven tiene más opciones, puedes jugártela por
muchas cosas, pero también creo que hay que ser más capaz y ser más
flexible, por ejemplo, los políticos: si el bando contrario tiene una buena
idea, no por ser contrario lo vas a echar por la borda, la mejora va a ser
parta todos independientemente a quien se le ocurra la idea”. (Agrupación
de Mujeres de Puertecillo).
En este sentido, la experiencia del golpe de estado en 1973, aunque fue un
proceso no vivido en carne propia por varias de estas jóvenes, sigue teniendo sus
21
El término rizoma proviene de la botánica y define los sistemas de tallos subterráneos
interconectados de ciertas plantas como el lirio. En los sistemas sociales, es el diagrama de las
redes sociales, que pareciera ser otra manera de nombrar la fase de latencia de los movimientos
sociales. Su lenguaje está dominado por dicotomías como cerrado/abierto, conversación
/monólogo, jerárquico/horizontal, concentración/lateralización, que trasuntan lógicas diversas de
desarrollo.
47
huellas; esto se puede afirmar al constatar que existe por parte de los/as jóvenes
una nueva mirada frente al tema de la política tradicional, una mirada cruzada por
el factor generacional que se vincula a una lógica o racionalidad que denota una
crítica a la lógica partidista del Chile de las últimas décadas.
“Yo creo que los jóvenes pueden ser más potentes que las generaciones
antiguas por toda una carga política del gobierno militar, hay que ser más
atrevido”.
A su vez, aparece también en los discursos de estas jóvenes un claro interés por
la participación ciudadana, pero un tipo de participación que es imprescindible
modificar tanto en sus lógicas como en sus mecanismos. Las jóvenes manifiestan
interés por problemáticas globales que afectan a la sociedad, y en ese sentido, su
práctica política también se funde con un interés por provocar cambios de país a
largo plazo. La idea del “micro proyecto” cobra relevancia cuando se trata de la
realización de un trabajo a pequeña escala, que tenga incidencia en su entorno
más cercano (familia, grupos de pares, etc.) y que apunte a la transformación de
las relaciones de género incluyendo en ese proceso no sólo a las mujeres sino
también a los varones.
“(...) creo que es difícil participar de un movimiento de mujeres que busque
un cambio importante, significativo, que sea coherente, porque requiere no
solamente de la comprensión de las mujeres, de lo que necesitamos las
mujeres, sino de la comprensión de la sociedad entera, incluidos los
hombres, de asumir las diferencias y dar las condiciones para que las
mujeres “procreadoras” podamos mantener nuestros derechos igualmente,
pero compartiendo la carga de “eso” entre todos. Si no hay más hijos este
país desaparece”.
El ejercicio de la maternidad es visto por la mayor parte de estas jóvenes como
uno de los aspectos de la desigualdad de género más legitimados por la sociedad,
y en ese sentido, el impacto que tiene en la participación es de gran envergadura.
De acuerdo a la experiencia relatada por las jóvenes pobladoras, las militantes de
orgánicas políticas y las estudiantes y profesionales, efectivamente el ejercicio de
la maternidad constituye un obstáculo real para la participación política y social,
las diferencias sectoriales están dadas por las maneras en que resuelven esa
problemática. En el caso particular de las jóvenes estudiantes y profesionales que
participan en organizaciones emergentes y tradicionales, la resolución pasa por la
opción de no ser madres definitivamente o bien, en un mediano o largo plazo,
dependiendo de las edades en que se encuentran.
“Por lo general no he sentido obstáculos ni he dejado que existan, pero en
términos globales hay dos: las tareas tradicionales asignadas a la mujer y la
maternidad. Que lata decir que es un obstáculo la maternidad, pero impide
48
participar más a la gente en proyectos, movilizaciones, comprometerse con
proyectos”.
“Desde mi punto de vista es un obstáculo tener guagua y personalmente
también. O sea, muchas mujeres jóvenes aplazan formar una familia porque
quieren hacer otras cosas, y esas cosas son posibles de hacer si no tienes
hijos, y eso está determinado por el rol histórico de los sexos”.
En este sentido, la opción de postergar o negarse al ejercicio de la maternidad
parece ser una condición generacional que cobra fuerza con el tiempo. Las
jóvenes de las nuevas generaciones, sobre todo si se trata de jóvenes con
recursos, proyectos de vida que escapan a la tradicional asignación de roles y,
además, con todas las posibilidades de acceso a la información necesaria y a los
mecanismos para evitar un embarazo no deseado, pertenecen a una generación
que prioriza por el “ser para sí”, poniendo en orden de primera importancia el
proyecto profesional y el compromiso con la participación en sus respectivos
espacios de desarrollo político.
Otra situación, es la opinión que poseen del movimiento de mujeres y cómo se
hacen cargo de los logros obtenidos por éste; en este punto, a diferencia de las
jóvenes pobladoras a las que se hizo referencia en el apartado anterior, las
jóvenes estudiantes y profesionales, fundamentalmente las que pasaron por la
Escuela de Líderes (impartida por Fundación Ideas), sí tienen conocimiento sobre
el movimiento de mujeres y una clara opinión frente a ello.
“Conversando con mis amigas comparto la percepción de que el
movimiento de los último cinco años no se visibiliza, de que el gobierno no
está haciendo nada. (...) nuestro propio movimiento se estancó y también
fuimos sobrepasadas por otros movimientos sociales que son más fuertes
ahora; de la diversidad sexual, los movimientos medioambientales, lejos
tienen más visión sobre temas sociales de todas maneras. No sé porque
pasa esto. Tengo una percepción bien arbitraria que tiene que ver con
generaciones antiguas, pero no sé qué se puede hacer al respecto, siento
que se echan de menos y que hacen falta todos estos movimientos, de
mayor presencia. Por ejemplo, yo echo de menos que los movimientos de
mujeres tengan un planteamiento muy fuerte, principalmente ahora que se
está hablando de divorcio, se ven súper poco los planteamientos.”
Los temas de género, desde la perspectiva de estas jóvenes, son importantes de
trabajar al interior de sus organizaciones; algunas de ellas inclusive están
constituidas sólo por mujeres, como es el caso de la Agrupación de Mujeres de
Puertecillo. Sin embargo, y pese a la relevancia que le dan a la problemática de
género, pareciera que aún el género no logra constituirse en un tema convocante
a movilizarse y transformar la sociedad, más bien continúa siendo un tema
49
secundario al interior de las organizaciones, en donde son fundamentalmente
mujeres las que asumen iniciativas referidas a esto.
“En mi organización (el género) particularmente no es un tema relevante o
que se tire para abajo. Es una organización bien igualitaria, no hay muchas
diferencias, la variable género no es algo determinante, mujeres y hombres
opinamos igual. Como mujeres no estamos disminuidas”.
“Se extraña que no haya una opinión que compete a todos, si las mujeres
que tienen voz para decir algo, no ha surgido. No es fácil. Hay otros temas
más urgentes que el tema de las mujeres y eso hace difícil abrir la discusión
sobre las mujeres localmente”.
Por lo general, los temas de impacto local y convocantes de identidad
generacional ponen de manifiesto la importancia de otras cuestiones a resolver
por sobre las relaciones de género.
4.
ANÁLISIS DE LOS
CONVERSACIÓN
GRUPOS
DE
DISCUSIÓN:
LA
En este capítulo, se desarrollaron los distintos tópicos, consensos y disensos que,
en su conjunto, constituyen una aproximación a la conversación de las mujeres
jóvenes que participan en organizaciones. Los dispositivos de investigación
(grupos de discusión) fueron integrados por mujeres que participan en
organizaciones políticas a partir de dos modalidades de inserción: como parte de
las estructuras tradicionales (distintos niveles del escalafón partidario) y bajo
modalidades no tradicionales (en tanto militantes y a la vez, integrantes de
colectivos y redes de mujeres). En este último caso, un sector de ellas participó
en la escuela de formación de líderes de la Fundación Ideas. Se trata de mujeres
sin hijos, con formación profesional, algunas de las cuales están en cargos de
representación nacional.
4.1.
Estructura general de la conversación
La puesta del tema, esto es, la participación de las mujeres jóvenes en el Chile de
hoy, apunta a una entrada directa que pretendió conjugar los tres ejes que
constituyen la experiencia común de las hablantes: su condición ciudadana (ser
militantes de partidos políticos), temporal (pertenecer a una misma cohorte
generacional) y, por último, su condición de género. Las jóvenes responden a la
pregunta inicial asociando la noción de participación con el rasgo que define su
particular experiencia de vida, el ser militantes de organizaciones políticas.
50
En términos generales, la conversación se construye sobre la base de un
consenso en torno a la legitimación de las modalidades tradicionales de
participación en política, esto es, los partidos, sus estructuras y lineamientos.
Será a partir de estos rasgos que las mujeres de esta generación definirán sus
avances y retrocesos en materia de inserción pública y participación.
El dominio “la política” aparece definido como un espacio en el que distintos
grupos y sensibilidades despliegan sus luchas por la hegemonía, construyendo
prácticas de inclusión y exclusión. La política sería un dominio cuyas “reglas” se
presentan a las hablantes como naturalizadas, esto es, incuestionables. Reglas
que una mujer debe aprender a conocer, dominar y aprovechar en su beneficio. El
análisis alude a la política y sus reglas como “el juego”.
Sin perjuicio del predominio de las formas tradicionales de concebir la
participación, existen dos discursos respecto del dominio “la política”: el que está
dentro del „juego‟ –que se nombrará como „converso‟ o integrado- y el que,
inserto en el campo político, aspira a reconocerse fuera del juego de dos modos:
impugnando la política y sus reglas (en ese sentido es subverso o contestatario)
y llamando a inventar „otro modo‟ de estar allí a partir de un imperativo ético
(„humanizar‟ la política).
En su versión conversa, la política es concebida como un compartimento diferente
a la sociedad civil22, cuyo despliegue se organiza a partir de un mensaje
fundamental: mañana gozareis, esto es, su condición de promesa orientada hacia
un futuro en el cual, una vez resueltos los aspectos urgentes de la existencia,
habrá posibilidades para disolver las otras desigualdades que existen en la
sociedad, particularmente la inequidad de género. Es un discurso que, si bien no
evade la crítica de algunos asuntos que se relacionan con la desigualdad (el
control de la sexualidad, la carga de la doble jornada, entre otros), no alcanza a
construir una interpretación donde éstos sean algo más que las reglas ocultas de
la política y, en esa medida, los naturaliza.
Bajo el paradigma converso, la carrera política asume un carácter individual y desgenerizado. En el primer caso, se puede hablar de la inexistencia de lazos de
solidaridad entre contrincantes; el segundo refiere a la renuncia de sostener la
diferencia genérica como un modo legítimo de estar en política. La política es el
mundo de la meritocracia.
En la corriente alternativa o subversa, se encuentra un discurso que arrancando
desde lo que llamaremos acción desde el cuerpo, ejerce una crítica de género que
funde una impugnación de la condición femenina en política (discurso de género) y
22
En desmedro de aquellas visiones que codifican lo político como una expresión de lo civil que,
en esa medida, reproduce en su interior las mismas tensiones y desigualdades que caracterizan a
la sociedad.
51
una contestación de las formas tradicionales de estar en política (crítica
generacional): sus aristas competitivo-instrumentales, su orientación al corto
plazo, su negación del cotidiano. Accionar desde el cuerpo significa reconocer el
género como fundante de una especificidad de la práctica política: la condición
subordinada de las mujeres, que se expresa tanto en lo generacional como en lo
genérico, constituye una situación problemática que, al tiempo que inaugura la
posibilidad de un discurso reivindicatorio de la condición del sujeto femenino,
asume tal contenido como un principio de renovación de la práctica política (dentro
y fuera de los partidos; en el largo plazo y en el cotidiano).
En este discurso, el género constituye un espacio fundamental de la construcción
política; es más, viene a nombrar uno de los focos en que la política puede aspirar
a renovarse. La política es el mundo de la lucha por la legitimidad. Entre distintas
posturas, entre generaciones, entre varones y mujeres.
4.2.
Discurso converso: “esfuérzate y no digas lo que eres”
En su generalidad, el discurso converso arranca de experiencias de vida de
mujeres que comienzan tempranamente su inserción en las distintas
responsabilidades que caracterizan el desarrollo de una carrera partidaria.
Para las mujeres jóvenes que definen su pertenencia al mundo político de un
modo que daremos en llamar „consagrado‟23, la posibilidad de afirmar la condición
de género como un modo de estar en política constituye, más que una manera de
abrir un espacio, una forma de remarcar un abismo o hendidura que viene a
separar a la mujer de un mundo en el que se ha sentido inserta de modo „natural‟.
Bajo esta óptica, el relevamiento de la condición de género, más que una
reivindicación, significa el reconocimiento de una debilidad: es un „atajo‟ que
rompe con la ley de la meritocracia y que a la postre, pone en cuestión la validez
de los logros de una mujer.
“soy dirigenta desde que nací, jamás he quedado en un cargo por
discriminación positiva, me he preocupado de eso, una demuestra su
trabajo con esfuerzo y poniéndose codo a codo y no hablar del tema
mujer...mientras uno asume que es una mujer política, un animal, que
tienes que parar a la gente y decir cosas...si lo haces con sentimiento no
tienes para qué decir que eres mujer porque eso se nota. Creo que hay
diferencias en el actuar político de un hombre y una mujer pero no creo que
hay que decir eso, enmarcarlo, creo que eso nos separa mucho más de
nuestros compañeros” .(Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
23
Se trata de una consagración total a la política, a sus dinámicas y horarios: es la figura del
„animal‟ político.
52
Para el discurso converso, la diferencia de género debe quedar en el plano de lo
implícito, de aquello que, tarde o temprano, aflora de modo sutil como el plus que
se atribuye al ejercicio femenino de la política: su superioridad moral frente a las
prácticas y estilo masculinos (que más tarde será identificado como el sentido
humanista u holístico –integral- del ejercicio femenino). En ese sentido, la
resolución de la inequidad de género se desplaza hacia un lugar del futuro: al
plano de lo incierto, al estilo de una inversión que tarde o temprano rendirá sus
frutos. Es la antigua coartada de lo urgente y lo importante, que define una
jerarquía de las contradicciones que la política deberá resolver y donde el
relacionamiento entre varones y mujeres no está en prioridad y tiende a
permanecer como esta cosa del género.
En todos los documentos del congreso se habla de compañeros y
compañeras...no es un cambio mayor pero es significativo...cuando te
planteas como un partido progresista, de vanguardia, también tienes que
hacerlo un tema, que puede ser menor pero en cualquier momento va a ser
mayor. A propósito de cosas que se levantan muy débilmente, pero que en
algún momento van a tener una importancia mayor, esto de la cosa de
género.(Grupo de discusión Nº 2, mujeres políticas).
Desde esta perspectiva, el mecanismo de integración conocido como „acción
positiva‟, deviene discriminación positiva: más que un modo de integrar, se traduce
en la afirmación de una discapacidad –la inequidad de género- que abre la
posibilidad de participaciones de „segunda clase‟ o formales, siempre „a prueba‟.
desvalorizando el mérito de esfuerzo y trabajo propio que significa alcanzar algún
espacio dentro del mundo de la toma de decisiones. Lo central a este modo de
entender la incorporación de las mujeres tendrá que ver con un enfoque del poder
que integra la noción foucaultiana del poder como ejercicio -el poder no se posee
sino que se ejerce- y la idea revolucionaria de que el poder no se solicita: se
conquista.
“Nunca me he sentido discriminada, pertenezco a los espacios de poder
dentro de mi organización pero por creerme el cuento de participar codo a
codo...ahí se ve la diferencia entre las mujeres que se enmarcan en que soy
mujer y quiero mi espacio por ello, ahí viene el rechazo masculino...lo que sí
las mujeres tienen que hacer una red y preocuparse entre sí...irse
apoyando...hoy día están todos los medios para que la mujer participe un
poco más en la política o...para que se tomen los espacios, creo que son
los miedos de las propias mujeres y no una discriminación”. (Grupo de
discusión Nº1, mujeres políticas).
53
“Creo que perfectamente tenemos capacidad y podemos sacar una
votación como corresponde. Igual creo que es una discriminación la ley
positiva”. (Grupo de discusión Nº 2, mujeres políticas).
En la medida que la evaluación del status actual de las mujeres en política
depende del discurso en el que éstas se sitúen, el discurso converso sitúa el
problema del acceso y asenso de las mujeres a la política como una cuestión de
preparación para el ejercicio político. En este sentido, si bien, las mujeres en su
mayoría no se muestran partidarias de la ley de cuotas, paralelamente aparece la
idea de que les falta experiencia y preparación para ocupar cargos de poder o
toma de decisiones.
“Hoy vemos una evolución de las mujeres, estamos ganando los
espacios...pero todavía como mujer no estamos aún del todo preparadas”.
(Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
Así vista, la participación de una mujer en la política será ante todo, un asunto de
preparación subjetiva. Se trata de una consciencia que aspira a mirar el mundo
desde un sentido de equidad basado en la compartida condición humana de
varones y mujeres, a partir de la cual arranca un discurso de derechos y
ciudadanía. Varones y mujeres comparten un mundo donde el reparto tradicional
de los papeles (privado-público) está cuestionado por ambos lados: mujeres
politizadas, varones parentalizados.
“Una mujer para poder hablar temas debe prepararse bien; segundo, nunca
pensar que el hombre es mejor sino que estamos al mismo nivel, que
somos capaces de pensar igual que ellos porque somos seres humanos,
tenemos los mismos derechos. Hay hombres en la vida que hacen de
mamá y papá”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
En la medida que el discurso converso reconoce el ámbito de la política como un
mercado al que confluyen seres iguales en deberes y derechos (la ilusión del libre
acceso a la ciudadanía) y que todo progreso viene del propio esfuerzo, negará
cualquier indicio de prácticas de marginación o exclusión fundadas en la condición
de género y atribuirá todo rezago en la participación a la ausencia de espíritu
emprendedor de las propias mujeres. Así, define la condición actual de la
participación política de las mujeres: plenitud de medios para el ejercicio de los
derechos y la ocupación de espacios; permanencia de miedos que impiden
hacerlo. Como en el sueño americano, la movilidad ascendente en la carrera
política no provendrá de lo que se es sino de lo que se hace, en el marco de una
relación medios-fines sustentada en la meritocracia. Y lo que se hace dependerá
de la magnitud del deseo que motive a las mujeres a participar en política. Ilusión
de la self made woman: todo está en tu esfuerzo.
54
“En la toma de decisiones siempre han estado los hombres, no hemos
estado las mujeres porque no hemos querido [no es que] los hombres nos
hayan discriminado por ser mujeres sino porque nosotras no nos hemos
ganado los espacios”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
“Los espacios me los gané con mi trabajo, me da mucha risa porque
cuando tú sientes que no te invitaban a las reuniones y los hombres
cortaban el queque...hoy a mí me toca llamar a esas reuniones y llamo a
todos y les enseño... tiene que ver con que tú te esfuerzas para llegar a ser
lo que tú quieres...”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
“Nosotros no tenemos el problema de la discriminación, el que llegó llegó
por las condiciones que tuvo”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
Bajo esta visión, la perspectiva de género constituye, más que una visión sobre el
mundo y la construcción de la política, un mecanismo para lograr una inserción
parcial en los asuntos partidarios. El discurso construye su imagen extrema –
culposa- sobre la desigualdad política: el machismo es una responsabilidad de
mujeres. La paradoja: si antes la consigna “democracia en el país y en la casa”
significaba una interpelación dirigida a los varones y una reivindicación de la
dignidad de las mujeres, en este código vergonzante viene a nombrar el rol
regresivo de las mujeres en el hogar, donde la responsabilidad de la dominación
recae en las dominadas.
“Es súper importante que uno sea capaz de demostrarles a todo el mundo
lo importante sin el género, lo capaz que es uno. Creo que es un tema de
fondo, porque nuestras madres han hecho que nuestros hermanos sean
machistas...si somos capaces de construir una igualdad de oportunidades
tanto de género como situación social, la tenemos que hacer desde nuestro
hogar”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
Por último, las mujeres insertas en política en espacios tradicionales coinciden en
un dilema central: la necesidad de abandonar los temas con los que
históricamente se les asocia –los temas „de mujeres‟ como familia, SSR24, entre
otros- para avanzar hacia los temas de país, que tienden a ser los temas
económicos u otros temas de la „gran política‟. y limita el propio desarrollo.
“Yo he pasado por todos los cargos...va en un tema de cómo se crea la
historia y cómo se prepara para estar el frente y competir al mismo nivel
que ellos porque habitualmente las mujeres siempre pensamos en temas
sólo de mujeres y no somos capaces de pensar en economía ni en la
industria...entonces los hombres te ven como un objeto que de una u otra
24
SSR: Salud Sexual Reproductiva.
55
manera vas tocando únicamente el tema de mujeres”. (Grupo de discusión
Nº1, mujeres políticas).
Sin embargo, este „salto‟, saludable desde el punto de vista de la gestión política,
naturaliza una cuestión básica: el relegamiento de los temas de la vida privada a
„cuestiones de mujeres‟, donde el binomio „género y cultura‟ deviene género y
costura, esto es, más que un espacio desde el cual actuar en política, una jaula
que enmarca.
Los obstáculos
Con todo, el discurso converso reconoce la existencia de ciertos obstáculos que
radican en la existencia de inequidades de género y como tales, constituyen
quiebres de la plena vigencia de la meritocracia. Dichos obstáculos pueden ser de
nivel amenazante en la medida que afectan la posibilidad de acceder a ciertos
espacios de poder. En este caso, destaca la necesidad de acceder a los espacios
informales –por lo general masculinos- de construcción de solidaridades
transversales. Para las mujeres, participar de ellos puede ser un asunto de
supervivencia, aún cuando implican situaciones paradójicas.
“He ido a reuniones en café con piernas de la JDC, no me importa...ellos
tienen que entender que es un trabajo que ellas pueden tener, son
respetables porque son personas”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres
políticas).
Otros obstáculos a resolver serán de carácter definitorio, donde la cuestión de
género –en su versión de responsabilidad de crianza- se infiltra en el discurso del
esfuerzo como fantasma del quiebre biográfico: la llegada de los/as hijos/as que
suprime la posibilidad de construir una carrera política y le recuerda a la
mujer/política su fundamental condición básica, esto es, su ser mujer/biológica en
una sociedad donde las tareas de cuidado y crianza siguen perteneciendo a las
mujeres.
“…tengo la sensación de que sí cuesta un poco pero no es tan difícil, si ves
que se van a tomar una cerveza y van a hablar del tema político, tienes que
irte para allá...porque eres joven y por último porque no tienes hijos, porque
si tienes hijos jodiste como mujer”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres
políticas)
En el caso de estas mujeres jóvenes, la mayoría bajo la condición de estudiante,
el reconocimiento de obstáculos se vinculan a la disponibilidad de tiempo para
compatibilizar el cumplimiento de las diversas facetas de vida en las que la joven
percibe la demanda de ser exitosa. Aquí, la construcción de una consciencia de
56
discriminación pasa por lo generacional. La mujer joven que desarrolla una
carrera política divide sus obstáculos en dos: la situación de la mujer joven
estudiante y de la mujer joven madre. Frente a ambas situaciones, las
sensibilidades en pugna desarrollan sus argumentos con una reiteración básica:
el discurso subverso diciendo „mi condición de mujer y joven encierra posibilidades
de discriminación‟ a lo cual el discurso converso responde „si realmente quieres,
puedes superarlas‟, esto es, transformando el éxito o fracaso de la mujer en el
verdadero signo de la magnitud de su deseo de construir una carrera política y
desestimando la existencia de barreras sociales o culturales para la inserción de la
mujer cuando sugiere „todo está en ti‟.
“Si tú trabajas, estudias durante el día, tienes que juntar plata y no puedes
hacerlo de día porque estás trabajando o estudiando...sentarse cansada a
hablar de un tema...juntarse entremedio de los horarios de almuerzo que
estás todo corriendo y vas y no discutes porque tienes que volver, que
tienes clases, prueba o entregar el informe, entonces los horarios, eso sí
discrimina, por ahí siento que las mujeres se pueden discriminar porque
cumplen el rol de familia”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
“Creo que la Carolina Tohá, que si alguna vez me da por ser madre ahí
está, ella se mete la guagua...en las primarias les enchufaba la guagua a
hombres y mujeres, la mina está haciendo política...porque es su
compromiso”.
“Es un tema de cuestión de vida, yo estudio, trabajo y no tengo problema en
salir a la 1, 3, 4 u 8 de la mañana para una reunión. La diferencia está en
que uno tiene que tener súper claro que uno opta...la mujer perfectamente
puede ser madre y política a la vez...uno debe tener el tiempo para cada
uno de los roles”.
“La política es una opción de vida, igual es complicado, todos nosotros
estudiamos, hacemos prácticas, trabajo un millón de cosas igual que
muchas mujeres, pero no podemos quedarnos hasta las 12 de la noche
conversando porque tienes que irte para tu casa...y me tengo que ir sola
para mi casa y al otro día tengo que ir a la universidad y no tengo plata para
la micro porque soy estudiante...y pedirle a tus papás una luca más para
poder ir...igual hay cosas que te limitan y lo que te limita es externo...”.
“Yo tengo 25 años, tengo un auto hace un año, pero antes aperraba en
micro hasta las cinco de la madrugada ...incluso irse a las tres de la
mañana es peludo...ese es el riesgo que uno corre en la calle”. (Grupo de
discusión Nº1, mujeres políticas)
57
“El ejemplo que pusiste del escritor, de compañeros y compañeras 25 es
porque muchos hombres se han dado cuenta y lo han promovido. Creo que
la mujer no se ha puesto bien las pilas para demostrar que hacemos eso,
no creo que hagamos todo lo correcto, ha surgido mucho de los hombres,
no de nosotras mismas, pero eso están tan estancado”. (Grupo de
discusión Nº 2, mujeres políticas).
Otro obstáculo, que marca a las jóvenes dirigentas es la mirada permanente
sobre sí. En el mundo de la política se reproduce un mecanismo de control de las
mujeres existente en la sociedad civil: el control de la sexualidad bajo la amenaza
de la pérdida de virtud. Se concibe que el cultivo del honor virtud por parte de la
mujer dirigente es garante de su posibilidad de una carrera autónoma en política.
En caso contrario, está el peligro: devenir de política a calcetinera o escaladora.
Código que obliga a la mujer a asumir el modelo de vicios privados y virtudes
públicas, propio del modelo hegemónico de división sexual.
“Nos decías discriminación, pero no sólo pasa en tu línea sino en todos los
ámbitos de cosas, es que una tiene que cuidarse más la imagen...”.
“Lo he hablado tantas veces, aunque te gusta no puedes atinar a dos minos
en una fiesta. Yo no critico...”.
“No puedes hacerlo a vista y paciencia de todos...”.
“Eso sí que pasa y hay que reconocerlo”.
“Ese es el comportamiento de los hombres “.
“Mi vida privada está fuera del partido cada espacio en su espacio”. (Grupo
de discusión Nº1, mujeres políticas).
En la misma línea, la demanda de la doble eficiencia. En este caso, la mirada del
otro generalizado se traslada desde la sexualidad al celo por el ejercicio público de
una mujer dirigenta. Doble eficiencia bajo la amenaza de la doble falta, una
supervigilancia del otro frente a la posibilidad de error que se presente.
“Lo mismo me pregunto cuando una ministra se manda una cagada.
Obviamente los ojos van a estar puestos porque es mujer...aquí hay un
cuento de imagen...si a la Michelle Bachelet se le vieran los calzones todos
los ojos van a estar allí mirándola”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres
políticas).
25
Refiere a una situación generada en el congreso del PC: un escritor presentó una moción para
agregar, allí donde esté escrita la palabra „compañero‟, la palabra „compañera‟.
58
4.3.
Discurso subverso: “esfuérzate en decir lo que eres”
El discurso subverso asume la diferencia de género como un planteamiento que
marca la entrada en los espacios políticos. Si bien ambos discursos sobre la
participación coinciden en la marca emprendedora que la mujer requiere desplegar
en política, su diferencia fundamental radica en la activación de la conciencia de
género y su lectura de la discriminación en clave construccionista: si el primer
discurso se limita a señalar „las reglas de la política son así‟, en este caso la
situación de inequidad se interpreta a partir de una teoría crítica sobre la
distribución del poder que ataca el principal argumento del discurso del esfuerzo:
no todo es cuestión de voluntad o deseo.
“No es llegar y decir „yo quiero un cargo y por eso me voy a lanzar...porque
las mujeres no están acostumbradas a participar en política...en esos
espacios uno debe ser patúa, meterse en todos lados, generar redes,
compartir experiencias...pero siempre pensando en las mujeres, en lograr la
igualdad de género...uno debe ser patúa porque no siempre nos invitan, la
información la maneja un grupo de personas y uno tiene que andar detrás
de ellos para que nos consideren”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres
políticas).
El discurso arranca de un planteamiento sobre lo que sería la especificidad del
aporte de las mujeres en política: su opción por los temas cotidianos –esos „otros
espacios‟ no copados por los varones- y lo que será definido como la forma de
afirmar la diferencia a favor de la mujer: su misión de „humanizar‟ la política, que
no es otra cosa que fundar una práctica que –al menos- atenúe el carácter salvaje
de la competencia por los espacios de legitimidad y, al mismo tiempo, rescate la
diferencia de género como un modo viable de estar en política.
Si desde la óptica hegemónica esta actitud podría ser interpretada como una
renuncia a las „ligas mayores‟ del poder, para esta sensibilidad será precisamente
la posibilidad de reconocer los espacios que permiten la construcción de nuevos
modos de ejercicio de ciudadanía y renovación de la política. En particular,
concibe su tarea como una crítica de lo cotidiano, un cuestionamiento de lo obvio
en la perspectiva de desmontar los elementos más sutiles que constituyen el
andamiaje de una estructura de poder de género. Por lo mismo, plantea su acción
a nivel de ámbitos como el lenguaje, en directa conexión con el planteamiento que
hace de lo personal el primer soporte de la política.
“Es súper difícil para una mujer hacer política más aún si eres joven, porque
el que tiene estatus y éxito es aquel hombre que es adulto...entonces quizá
la pega de nosotras va un poco más en lo cotidiano, va más hacia el cambio
del lenguaje”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas)
59
Desde este punto de vista, lo que se afirma es la posibilidad de construir una
forma de inserción en la política que reivindique la legitimidad de la opción de
género, hecho que la política hegemónica estigmatiza en la medida que reduce el
feminismo a una desviación cercana al fundamentalismo. Aquí se mide una de las
potencias subversivas de la inserción de un discurso de género en política:
desnuda los espacios de desigualdad en un mundo como la política que,
acostumbrado a dirigir los reclamos de inequidad hacia su entorno, olvida los
fuertes abismos que constituyen sus propias prácticas.
“El hablar de hombres y mujeres nos da de feministas que van rayando la
papa cuando no debería ser. Y está dentro de nosotras eliminar esas
barreras”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
La construcción de un discurso alternativo respecto de la inserción de las mujeres
en la política pasa por la vindicación de un estilo que valora la diferencia genérica
en la medida que de ella se hace arrancar un modo específico –renovador- de
construir la política. En tal vocación humanizadora reside el poder de la
convocatoria dirigida a rescatar la especificidad de lo femenino en política. El
despliegue de este discurso, que en virtud de su tono de sospecha impugna la
validez de la sensibilidad conversa en política, no circula por los grupos sin ser
respondido constantemente por la sensibilidad contraria. De allí, el análisis
reproduce el recorrido de dicha pugna.
“Yo parto que no son igual al hombre, tampoco me veo inferior ni superior a
él, por lo que creo que en el mundo de la política las mujeres no debemos
hacer política como siempre se ha hecho...las mujeres ven distinto las
cosas”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
“(...) Es que no son las dinámicas masculinas, son las dinámicas que
existen”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
La elaboración de la diferencia tendrá que ver con dos cosas: de una parte, con la
justificación de la especificidad de la participación femenina a partir de una crítica
de las formas de la política tradicional –atribuida a los varones- y de la definición
del propio lugar a partir del cual construir una inserción para una nueva política: la
educación, que viene a nombrar la relación entre lo formal y lo sustantivo en
política o lo que es igual, entre corto y largo plazo. Respecto de esto último, bajo
este discurso la política de las mujeres se guía por una vocación movimientista
que aspira al logro de la hegemonía en el mediano y largo plazo. Para este
discurso, aquello que las mujeres insertas en política de modo tradicional
llamarían „enclaustramiento‟ en temas de mujer como la educación política: una
esfera feminizada- es reivindicado como „la‟ forma de construir una política desde
la mujer.
Asimismo, esta postura rescata la pertinencia de una presencia
femenina que no reniega de las artes de seducción para ceder a lo que nombra
60
como un „amachamiento‟ –otra forma de nombrar el travestismo-. Desde esta
postura, femineidad, feminismo y poder no parecen términos excluyentes.
“Yo no pretendo caer en las mismas dinámicas políticas que los hombres
hacen, no pretendo ser una amachada dentro de la juventud...me encanta
ser mujer y si hago política la haré desde mi esencia...tengo ambiciones
políticas, me gusta el poder...es súper importante estar en un partido
político y trabajar por las mujeres. Sí, yo soy feminista y lo asumo, es
porque en verdad somos capaces y tal vez muchas de nosotras no nos
hemos atrevido, creo que por el mundo político...cuál es nuestra tarea como
mujeres es el tema de la educación...el tema pasa más por la educación
más que llegar a ser la presidenta”.
“(...) hace 10 años atrás, era una mujer entre 10 hombres y hoy a lo mejor
no estamos a la par pero sí considero que es menos la distancia y llega un
momento en que la mujer ve la política más humana o desde una
perspectiva distinta y esto no deja de ser que una es más amachada o
bruja”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
“La diputada María Rozas es prácticamente un hombrecito en el
congreso...la misma mujer para tener ventaja asume otras cosas para verse
igual”. (Grupo de discusión Nº 2, mujeres políticas).
A pesar que el discurso de la inserción tradicional en política levanta una
argumentación donde la identidad deviene una cuestión situacional –ser „blanda‟ o
„dura‟ según el contexto- lo que en el fondo señala al discurso alternativo es que
no es posible imaginar otro modo de inserción y que la verdad aflora con el
tiempo: la política es un asunto de oportunidades, de ganadores y perdedores. En
la medida que lleva al límite la metáfora que define la política como una carrera
individual de obstáculos, el animal político termina orgulloso de sus anteojeras de
género26.
“...uno es lo que es...no tengo porqué decirle al mundo que soy mujer y por
eso estoy aquí. Me ven, con eso basta...uno cambia el estilo cuando está
arriba, cuando tienes que pelear en el camino y si tienes que ponerte dura,
te pones dura, en un espacio para ser blanda, eres blanda...no creo que
puedas titubear en el momento preciso, tienes que ser capaz de hacer
máquinas políticas, de cagarte a un compañero y cagarte a la mina porque
no sirve para el puesto...si quieres llegar aquí y hay una piedra, tienes que
sacar la piedra para llegar allá”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas).
26
El discurso de ganadores y perdedores es una modulación dramática de la ideología del
esfuerzo personal, que viene resonando en la década de los noventa en los estudios de juventud.
Otrora un discurso obsceno, la lógica del depredador y su cosecha de cadáveres se legitima como
un modo de habitar la ciudad en el Chile actual.
61
Lo que está en juego en la discusión entre ambas sensibilidades es un asunto
doble: el estatuto de la diferencia entre varones y mujeres en el mundo de la
política y segundo, la viabilidad de construir una consciencia de discriminación de
género. De hecho, el núcleo de la argumentación subversa –„existe una diferencia
que nos discrimina‟- es fuertemente resistido por aquella sensibilidad que concibe
la política como un mundo donde cada quien –hombre o mujer- debe construir su
futuro a partir del propio esfuerzo.
En esta pugna, el código converso alude a la vocación universalizante de la
política al desestimar el lugar de la diferencia de género cuando declara que „la
sociedad es de hombres y mujeres‟. Bajo esta óptica, la fórmula otrora utilizada
para visibilizar la diferencia, deviene un modo de aludir a la igualdad con que las
mujeres deben definir la esfera pública. Sin embargo, el afán voluntarista de tal
discurso no discierne que la real dimensión del dicho está, efectivamente, en la
secuencia del orden que sugiere: varones y mujeres, primeros y segundas.
Subordinación transparentada en lenguaje. Parafraseando a Redolés, en el
mundo de la política „nadie discrimina a las políticas porque todos somos
políticos.27
“Cuando escucho a mis compañeras...me ha costado sacarles el que soy
mujer, es como ahí estás pidiendo permiso para participar...la sociedad es
de hombres y mujeres”.
“(...) Yo sí siento que somos distintas a los hombres, que hacemos políticas
distintas...pero que en el actuar político uno actúa como es, no por ser
mujer sino por lo que uno cree”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas)
El discurso tradicional va más allá, cuando señala que la política congrega a los
que están realmente interesados en ella y desestima la viabilidad de mecanismos
que estimulen la participación de las mujeres en los asuntos públicos. En este
punto, construye un discurso de clase, en la medida que evoca la imagen de las
mujeres pobladoras que participan en comités de allegados como paradigma del
estilo cortoplacista y episódico que atribuyan a la inserción de „las mujeres‟ en
temas públicos. El factor de clase se expresa en lo siguiente: „las mujeres‟, las
masas, son las pobladoras. Las individuas son otras mujeres que, trabajando
desde el Estado, procuran inyectarles consciencia. Este comentario no deja
indiferente al grupo.
27
El poema Bello Barrio de Mauricio Redolés señala “aquí nadie discrimina a las mujeres porque
todos somos mujeres/ Aquí nadie discrimina a los homosexuales porque todos somos
homosexuales...”, esto es, alude a una utopía inclusiva donde no existe la disociación que habita el
cotidiano.
62
“Trabajo en Chile Barrio y tienes que organizar a las mujeres y a los
hombres en distintos campamentos,,, el 95% de los dirigentes de los
comités de vivienda son mujeres”.
“(...) Pero las mujeres no se atreven a estar en política y una no puede ir a
buscarlas a la casa...”.
“Respecto a los temas de los campamentos, en el tema de las mujeres no
es porque quieran hacerse presente en lo político porque después tienen
una casa y el cuento se terminó y se van a sus casas”.
“...Creo que es un mito que tienes tu casa y dejas de trabajar, la mujer se
acostumbra a que en un determinado momento hagan un equipo y
empiezan a hacer cosas”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas)
Esta crítica conversa, cuando no alude al „cosismo‟ de las mujeres pobladoras,
afirma que su participación estará determinada por los ritmos del ciclo
reproductivo.
“(...) He hecho un catastro y los presidentes de CCAA son más mujeres que
hombres, es totalmente contrario cuando entran a la universidad, baja la
participación de las mujeres, entonces los hombres van liderando el cuento.
El tema puede ser cinco años de carrera o cuando la mujer queda
embarazada, son ellas las que se quedan en la casa... llegan a participar
cuando sus hijos están criados, son más grandes, [ahí] la mujer vuelve al
tema político, pero el tema transición más o menos 27, 28 a lo que es 40, la
mujer está casi desaparecida y los hombres están participando
fuertemente”.
“Yo creo que eso es culpa de la mujer”. (Grupo de discusión Nº 2, mujeres
políticas)
No para pedir permiso, sino para instalar el tema
Tal es la respuesta del discurso alternativo para quienes definen la afirmación de
la diferencia como un asunto que devalúa la participación de las mujeres. La
diferencia conecta con los contenidos emergentes de la política, que arrancan de
una crítica de las formas instituidas del quehacer. Una plataforma que, al menos
inicialmente, actuará por negación.
“Por mi edad encuentro que sí es necesario que diga que soy mujer y que
hay que ponerlo en el tapete no para pedir permiso, sino para instalar el
tema...”.(Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas)
63
El discurso subverso piensa su diferencia respecto de la sensibilidad tradicional en
virtud de su situación generacional para lo cual define la pugna como el diálogo
entre lo instituido y lo emergente. Es una distinción fuerte, en la medida que habla
a las políticas tradicionales como aquello que se respeta pero a lo cual,
definitivamente, se está dejando atrás28. Ante todo, el discurso alternativo se
reconoce como un modo de ver, más bien, reivindica su capacidad de ver como
habilidad para anticipar los nuevos perfiles de la política. En un período de latencia
del movimiento de mujeres, la reivindicación de la especificidad femenina deviene
sensibilidad contracultural y se reconoce ocupando un lugar „otro‟, ajeno a lo
tradicional en política. Modo de ver cuyo empeño emergente reivindica, sin
saberlo, una vuelta a los orígenes que asume el rasgo básico del progresismo
chileno: constituir una interpelación ética –la política para la gente y la política
como la gente-.
“Quizá venimos de distintas generaciones en términos de estar nosotras
más abajo en grupos etarios. Yo sí veo que los de mi generación no
participan en los canales tradicionales, entonces un canal de participación
no tradicional es el de las mujeres...ahí hemos ido atrayendo a ciertas
personas que tienen simpatías a cosas que nosotras planteamos, en
términos de liderazgo femenino...ya no es la política de que quiero ocupar
cargos, sino es la política de humanizar la política. Y es esto de no ocupar
cargos, de la toma de decisiones a nivel central sino de la preocupación
por el medio ambiente, que para nosotros no es una cotidianeidad...La
pregunta va por ahí, cómo potenciamos los rasgos femeninos que sí existen
pero hemos tenido que ser patudas avasallar otras cosas para poder entrar
y cómo pescamos a las chiquillas que no saben que hubo una lucha contra
la dictadura”.
“Las generaciones anteriores tenían otras fórmulas que las de hoy día...”.
“(...) ¿Porqué las mujeres en cohechos o corrupción no están involucradas?
Porque la mujer es más responsable”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres
políticas).
La construcción de lealtades transversales es una práctica característica de la
política, toda vez que del carácter estamental de su ejercicio deriva el predominio
de cohortes de edad que, una tras otra, hacen su ingreso y transitan las distintas
fases de la carrera política. Esta situación torna relativamente estables las fuentes
de las que se nutren los distintos partidos para asegurar sus recambios
dirigenciales -mismos colegios, mismos barrios, mismos lugares de recreación-, lo
que funda las bases para la construcción de solidaridades y simpatías que cruzan
el arco político. Desde este punto de vista, la generación constituye un núcleo de
28
La palabra „respeto‟ proviene de la raíz latina respectus, „acción de mirar atrás‟ (Corominas,
1994).
64
agrupamiento fundamental. Núcleo que, en apariencia iguala a varones y mujeres
jóvenes en su común debilidad respecto del poder adulto de sus partidos. El
discurso es ciego a la solidaridad de género que construyen los varones de la
política.
“Tengo un montón de amigos transversales...es más, nos sentamos a
planificar los jóvenes en un minuto mujeres y hombres donde queríamos
poner a los jóvenes que habían trabajado en el gobierno, a inventar cargo
porque había que tener iniciativa, un tema generacional que sobrepasa el
color político...en el gobierno actual si tú miras, Galilea, Solari, León, te digo
a uno de cada partido, se juntan a comer una vez al mes, son amigos, se
conocen, son compadres, es un tema generacional”. (Grupo de discusión
Nº1, mujeres políticas).
Sin embargo, lo que no alcanza a quedar en evidencia es que, precisamente, el
compadrazgo es una forma de ejercicio de transversalidad en política que se
funda, por lo general, en el recurso a dinámicas y rutinas propiamente masculinas
cuyo carácter –horarios típicos, carácter sexista de algunos espacios como cafés,
entre otros- termina segregando a las mujeres. De hecho, la ausencia de
transversalidad de género está cruzada por la distancia entre generaciones de
mujeres dirigentes: lo que está en juego es la opción de concebir la inserción
política de las mujeres como una posibilidad de articular la necesidad de ocupar
un espacio propio al tiempo de abrir canales para la inserción de nuevas mujeres.
Ante esta existen dos posturas: la de quienes promueven el liderazgo integrador y
una postura escéptica que, amparándose en lo que define como una actitud
egoísta de las mujeres que les preceden en la práctica política, optan por restringir
los lazos de solidaridad a una relación intrageneración y descarta cualquier
posibilidad de lazo intergeneracional –al menos con la cohorte de mujeres que les
antecede-. De fondo, queda la consciencia de una ruptura intergeneracional.
“Y nosotros como jóvenes, como mujeres no hemos sido capaces de hacer
eso...”.
“Las minas que llegaron al poder hoy se olvidaron que fueron minas y les
costó. Pasan dos cosas, es rico ser la mina del grupo”.
“Te agarran pa‟l hueveo, los hombres te tratan bien, te cuidan y cuando
llegan otras mujeres tenemos que ser capaces para incluirla, que no te está
robando tu espacio”.
“Pasa por uno también, yo fui la única por mucho tiempo y empecé a mirar
para el lado pero no puedo ser la única y entonces incluir a la claudia, la
kati, Anita y hoy somos más minas que hombres y yo estoy de presidenta.
Y es un sistema generacional, uno no puede echarle la culpa a los que ya
pasaron porque para ellas fue más duro que para nosotras y nos limpiaron
65
bastante el camino...insisto en las ganas que tiene uno en el cuento, pero
cuando tú estás aquí no puedes olvidar que hay miles más y tienes que
mirar para arriba y para el lado, no puedes ser tú nomás”. (Grupo de
discusión Nº1, mujeres políticas).
El “departamento de la mujer”: la impugnación de la minoridad
La definición del rol de un partido político en torno a la idea de instrumento –cuyo
objetivo es trabajar por la sociedad-, en desmedro de su concepción como parte
de un movimiento - donde el eje está en trabajar desde la sociedad- es el núcleo
de una separación determinante en la medida que funda un modo de
ordenamiento de género al interior de la política. Desde esta perspectiva, el paso
desde la departamentalización al otorgamiento de rango político a la gestión de los
asuntos de la mujer –la creación de vicepresidencias temáticas- refuerza la
postura que define –subordina- los asuntos de género en dos dimensiones:
primero, les concibe como asuntos de la mujer y segundo, les relega precisamente
como eso: asuntos de la mujer. De esta forma el tratamiento de los temas de
género, estigmatizados hasta el punto de afirmar su banalidad, son resituados
como contenido de una política que se dirige a la sociedad civil, pero que, a la
larga, reproduce la dicotomía público/privado en la separación sociedad/partido y
desarrolla una curiosa tendencia: ver la viga en el ojo ajeno de la sociedad civil.
“En la juventud socialista se eliminó asuntos de la mujer porque era
absurdo, era „a ver chiquillas, hablemos de la regla y de los minos‟. Y se
eliminó eso, ahora es vicepresidencia de la mujer, desde mi perspectiva la
vicepresidencia existe porque se reconoce la discriminación de género pero
tal vez no al interior del partido sino dentro de la sociedad porque
supuestamente los partidos políticos trabajan para la sociedad. Entonces
por eso existe la vicepresidencia de la mujer dentro de la juventud como
también existe la vicepresidencia de educación, porque son temas
sociales...”.
“Tenemos al interior [del partido] un comité técnico que es distinto, mujeres
profesionales que se preocupan de ver los temas de mujeres, la
discriminación en las AFP...entonces no es una cosa de „a ver, tú te
preocupas de los temas de mujeres, yo me preocupo de todo”. (Grupo de
discusión Nº1, mujeres políticas).
Al mismo tiempo, esta práctica funda una paradoja: bajo la lógica de la política
tradicional, los asuntos de la mujer quedan situados en una relación de
semicompetencia con el resto de las llamadas minoridades –diversidad sexual,
etnias, discapacidades, entre otras- y en virtud de ello, deviene minoría. Con ello,
se consuma la paradoja: una política de país que omite la realidad del censo. Lo
que esta postura no logra explicar sino como sospecha –se le enuncia sólo como
66
asunto incomprensible- es que, como nos recuerda Jesús Ibáñez (1994), el
carácter de la dominación masculina asume la forma de una razón a/b: del lado
del numerador, todo lo que importa o vale (cualitativamente): varones, adultos,
blancos, ricos, heterosexuales, cuerdos y del denominador, todo lo que no importa
y/o vale menos: mujeres, niños y jóvenes, etnias, pobres, homosexuales, locos. A
partir de esta lógica, se opera la inversión ideológica que transforma los asuntos
de género en asuntos de minoría: allí, minoría no quiere decir menos, sino de
menor valor. Sin lugar a dudas, este punto de la reflexión de las mujeres
constituye un punto de apoyo a la formulación de una política de la diferencia al
interior de los partidos políticos.
67
V.
1.
COMENTARIOS AL ESTUDIO Y PROPUESTAS
LOS DESAFÍOS DEL LIDERAZGO DE LA MUJER JOVEN
En el presente estudio se puede constatar en la mayoría de las mujeres
entrevistadas una plena adscripción a la idea de una tensión entre los roles
familiares culturalmente asignados a las mujeres y los roles que puedan
desempeñar en los espacios de participación en donde están inmersas y en sus
carreras profesionales. Esta noción se hace manifiesta fundamentalmente en el
caso de las mujeres jóvenes que no tienen hijos/as. Por otro lado, las mujeres que
son madres - fundamentalmente el caso de las dirigentas vecinales y algunas
dirigentas de juventudes políticas - le otorgan gran prioridad al desempeño de sus
roles de madre y, cuando es el caso, de cónyuge, sin mayores cuestionamientos a
esa situación, aún cuando las mismas manifiestan altos grados de adhesión a las
ideas de igualdad de oportunidades en el plano laboral, político y público.
Lo anterior indica que, en general, a nivel discursivo están presentes principios
vinculados a la igualdad de oportunidades en referencia al acceso al mundo
público; sin embargo, el cuerpo de ideas y valores que rige culturalmente, y que
repercute con mayor intensidad en el ámbito privado de la vida de las mujeres, en
general sigue sustentándose en un enfoque de desigualdad referido a los géneros.
Esto último se hace explícito cuando la mayoría de las mujeres jóvenes
manifiestan que la maternidad marca el momento en que dejan o deben reducir
sus tiempos en las labores dirigenciales.
Sumado a esto, existen una serie de condiciones, también de raigambre cultural,
que determinan que las mujeres jóvenes deban recurrir a una serie de estrategias
para lograr llegar a ocupar puestos importantes al interior de sus organizaciones, o
bien, para adquirir un status de igualdad y respeto frente a sus pares varones. En
este punto, como se desarrolló en el análisis de este estudio, es de vital
trascendencia la idea del mérito propio en el buen ejercicio del liderazgo y en el
logro de su reconocimiento.
Sin embargo al reconocimiento general por parte de las mujeres en lo que se
refiere al problema de la desigualdad de género al interior de sus organizaciones y
a la situación discriminatoria que se manifiesta en el mundo de la política, es
posible reconocer en ellas dos discursos sobre los modos de posicionarse frente al
espacio o “dominio” de la política. Es necesario entender que estos discursos no
son privativos de uno u otro tipo de mujer dirigenta (militantes políticas, dirigentas
estudiantiles y vecinales, participantes de organizaciones emergentes), sino que
constituyen “sensibilidades “ que están presentes y cruzan con ciertos matices a la
generalidad de las mujeres.
68
Uno es el discurso converso o integrado, que tiene como característica asumir a
la política como un compartimento diferente a la sociedad civil y que no logra
construir una reflexión donde las desigualdades de género constituyan un aspecto
urgente de resolver, quedando relegado a la idea de contradicción de menor
urgencia cuya resolución es vista hacia el futuro. Es aquí donde la noción del
esfuerzo individual y desgenerizado cobra fuerza y deviene en una renuncia a
sostener la inequidad de género como un fundamento legítimo del accionar
político.
Otro es el discurso subverso o contestatario, que tiene como característica la
impugnación de la condición femenina en política, que apunta a una visión crítica
desde el género y que, además, integra una crítica desde lo generacional a las
tradicionales formas de hacer y estar en la política. Este tipo de discurso reconoce
al género y a la generación como aspectos de marginación a la vez que fundantes
de una especificidad de la práctica política, y asume la reivindicación del sujeto
femenino como un principio de práctica política no sólo al interior de las
organizaciones, sino también en el cotidiano.
En este escenario, las medidas de promoción a la participación y al liderazgo de
mujeres jóvenes deben ir en la perspectiva de trabajar por un cambio social que
requiere precisar que no basta sólo con transformar las condiciones materiales
para que las mujeres jóvenes accedan y asciendan al mundo de las decisiones
políticas, sino que es imprescindible paralelamente ir transformando las
mentalidades y actitudes de género de la sociedad en su conjunto, pero
fundamentalmente apuntando a las generaciones más jóvenes. Si bien, una
transformación de las condiciones reales en la participación de las mujeres
jóvenes, como son las medidas de acción positiva, influye, a la postre, en un
cambio de mentalidad y actitudes de las personas, no son los únicos factores
determinantes; hombres y mujeres tenemos la capacidad de resignificar de
acuerdo a la experiencia los mensajes que se nos han inculcado desde la infancia
y en este sentido, las personas no somos consecuencia únicamente de las
condiciones materiales y las transformaciones que le vayan sucediendo.29
En esta línea, se hace imprescindible relevar un aspecto poco requerido en el
análisis de las desigualdades de género y en la desmitificación de su “naturalidad”:
la subjetividad. A las mujeres se las socializa (educa) para estar al servicio de los
demás, mientras a los hombres se les inculca un carácter más autónomo y en la
idea de constituirse en un sujeto “para sí”. Esta afirmación se refleja en el ámbito
del mundo político, en la medida que pese a que la presencia de las mujeres es
29
Normalmente las condiciones materiales en una sociedad van cambiando antes que los cambios
de mentalidad y actitud, éstos últimos necesitan más tiempo y requieren de estrategias de cambio
más amplias que involucran tanto políticas educativas desde el inicio de la vida escolar, como
concebir cambios en la estructura de la familia y en los roles que al interior de ella se establecen
para hombres y mujeres.
69
cada vez mayor, en general, los liderazgos que ejercen tienen un carácter
vinculado al complejo mariano propuesto por Sonia Montecinos. Es decir, se trata
de un tipo de liderazgo que cobra sentido en la plena y permanente disposición de
las mujeres de ayudar a los demás; siendo éste una de las motivaciones
importantes de una idea de participación vinculada por las propias mujeres a la
noción de lo social más que a la idea de lo político, o de lo que las mujeres
jóvenes manifiestan entender por lo “político” (uso de la racionalidad, formación y
autoformación político-intelectual, elaboración intelectual). El aspecto mariano del
liderazgo se puede percibir con mayor claridad en el caso de las mujeres
pobladoras y algunas estudiantes y profesionales; en el caso de las dirigentas de
juventudes políticas, autodefinidas como “animales políticos” juega en primer
término la noción de la meritocracia.
Vinculado a lo anterior está la dificultad de las mujeres jóvenes para construir
liderazgos en espacios de participación social y política tradicionales, y tiene que
ver con la dificultad de poner como prioridad en su quehacer de participación, la
identidad de género por sobre otras identidades (identidad juvenil, identidad de
grupo o partido al que se pertenece, identidad social, etc.). En otras palabras, hay
una dificultad para concebir la identidad de género como una dimensión que
justifica la participación política y que puede ser politizada con el fin de establecer
liderazgos a favor del género al interior de las respectivas organizaciones en las
que participan.
Otra dificultad que visualizamos con relación al ejercicio del liderazgo en su cruce
con los aspectos de género, es que no hay una clara noción de corporativismo de
género al interior de las instancias formales de participación que integran el
estudio. Es decir, no constatamos la presencia de lazos o alianzas entre las
mujeres de una misma organización, salvo algunas excepciones, como el caso de
las mujeres jóvenes que han tenido una cierta formación en temas de género
(Escuelas de mujeres líderes). Así, prima la idea de que el logro de liderazgos por
parte de las mujeres, pasa por un esfuerzo absolutamente individual sin que
medien ideas o inquietudes de incidir en la formación y en las prácticas de las
compañeras, como se da en el caso de los varones donde sí parece manifestarse
un traspaso de aprendizajes y saberes, suertes de “cofradías internas” que van
originando “tendencias” al interior de las organizaciones.
En este sentido, podríamos plantear que un espacio donde se presentan con
mayor fuerza nociones y actitudes de género más tradicionales es en el espacio
público, especialmente aquellos de participación política, espacios fuertemente
masculinizados, donde los roles están marcados por la pertenencia de género y
donde las mujeres se ven enfrentadas a mayores desafíos de transformación más
allá de lo discursivo.
Hoy día vemos que existen diferentes espacios donde las mujeres jóvenes
participan, pero el desconocimiento, desinterés, o escasa valoración de la
70
condición de género, limita la realización de acciones que al interior de sus
organizaciones contribuyan a crear conciencia y eliminar las desigualdades de
poder que obstaculizan el real acceso a los cargos de toma de decisiones dentro
de sus propias organizaciones.
Resulta fundamental generar conciencia de género en las mujeres que están
ocupando cargos en estos espacios de participación, en este sentido, es necesaria
una estrategia para “reforzar” los liderazgos de las mujeres, porque si bien hoy las
mujeres se están incorporado como nunca antes al ámbito de la toma de
decisiones (alcadías, ministerios, dirigencias partidarias, entre otros), cabe
preguntarse ¿de qué manera se están incorporando y en qué papel?, ¿están
apostando a re-definir las relaciones entre los géneros, o se tiene presencia pero
se cumple con los mandatos y convocatorias tradicionales perpetuando en la
práctica, matices más matices menos, las desigualdades de género?.
2. MOVIMIENTO DE MUJERES, MEMORIA Y GENERACIÓN
En su análisis de la actuación del movimiento de mujeres, Valdés et al. (2000)30
sugieren un paralelo entre los procesos de memoria/olvido y los de
latencia/visibilidad de los movimientos sociales referidos por Melucci (1989) para
caracterizar la relación entre los actores colectivos y la sociedad que los contiene.
Los rasgos actuales del movimiento de mujeres –que por lo demás pueden
extenderse a la realidad de otros movimientos sociales- aluden a un momento de
latencia y olvido a partir del cual podemos comprender las sensibilidades
discursivas que dominan la conversación de las jóvenes dirigentas. Momento del
extravío que implica una ruptura de la continuidad de la memoria generacional del
movimiento, en el cual las hablantes se reconocen a partir de los rasgos comunes
de sus carreras políticas: no han requerido el sistema de cuotas para insertarse en
política; en términos generales, no tienen como referente biográfico ni
generacional las luchas feministas de los años ochenta y su interpelación a la
política (de las cuales la ley de cuotas es una); por otra parte, su andar en los
ámbitos partidarios les ha llevado a construir su identificación y/o su distancia con
las formas y promesas de futuro propias de la política tradicional.
Desde este punto de vista, lo que está en juego es el estatuto de la memoria de
género en la política. Es la pregunta por la propia identidad de género como un
soporte de la política, que se expresa en una pregunta perturbadora que siempre
30
Valdés et al.; El movimiento social de mujeres: memoria, acción colectiva y democratización en
Chile en la segunda mitad del siglo XX; en: Garcés M. et al., Memoria para un nuevo siglo (Chile,
miradas a la segunda mitad del siglo XX); Universidad de Santiago/ECO/LOM editores; Santiago,
2000.
71
está retornando ¿a quién reconoces cuando te miras al espejo?. Y convive, al
mismo tiempo, con la negación de la memoria travestida.
Situación paradójica la de la mujer en nuestras sociedades, tema marcado por su
permanente emergencia: en virtud de su carácter de movimiento social, se atiene
a los ciclos descritos de actualización y olvido. Su hilo de Ariadna es la memoria,
que en momentos de latencia como el presente se manifiesta alternativamente de
dos formas: como reflexividad crítica de la situación presente, acaso sospecha o
malestar que no se llega a comprender del todo (su soporte básico es la memoria
generacional); como elaboración de un discurso crítico que arranca de un saber
sobre la condición histórica de la mujer en la sociedad (memoria de género,
propiamente tal).
En las actuales condiciones, cobra vigencia el planteamiento de Stern (en Garcés,
Op. Cit. 2000) sobre el funcionamiento de las memorias emblemáticas. Éstas,
representan unidades mayores de sentido a partir de las cuales las memorias
individuales o fragmentarias pueden acceder a una matriz de interpretación de sus
recorridos biográficos. De hecho, un mismo grupo de recuerdos –se asume la
historia de participación política de las mujeres como un modo de recordar- puede
retornar al imaginario colectivo a partir de dos matrices de interpretación: de una
parte, la ideología del self made man: hombre –mujer, en este caso- que se hizo
solo, sin ayuda de nadie, a partir de su propio y solitario esfuerzo, que superó las
trabas que le impedían superarse; de la otra, aquella matriz que reconoce el valor
de los avances colectivos en la superación de los obstáculos de la existencia. La
subjetividad de las jóvenes dirigentes se debate entre ambos modelos de memoria
emblemática, que conectan con los discursos converso y subverso. Aunque, debe
decirse, tiende a predominar el primero, lo que implica el desarrollo de procesos
de olvido de la memoria de género.
Lo anterior se expresa en lo que pareciera ser el dilema fundamental de las
mujeres que participan en política, esto es, avanzar a los temas de país ¿qué, sino
el olvido de la memoria de género resuena en el llamado a dejar atrás el
„encapsulamiento‟ en los temas de la mujer?. Es la paradoja de un número
creciente de mujeres insertas en política para perpetuar las reglas y los temas de
la política realmente existente. La de lo urgente y lo importante.
¿Solidaridad generacional de género?. La apertura a concebir el género como
soporte de articulación política ocurre en la medida que se le asimila bajo una de
las modalidades en que el ejercicio de la política se hace cargo de las
solidaridades: la transversalización, esto es, la posibilidad de impulsar espacios de
cooperación entre mujeres que optan por la política. Sin embargo, la construcción
de una red colaborativa de mujeres situadas en distintos puntos del poder suena
más a un deseo que opera por ausencia que un objetivo del operar efectivo de las
mujeres en política. De todas formas, hoy por hoy en ella radica el germen de una
solidaridad de género.
72
Con todo, se concibe la consciencia generacional como un espacio propicio para
la reconstrucción de la memoria de género, en la medida que la reflexión –
colectiva- sobre la condición de la mujer joven permite re-conocer los rasgos de
una subordinación que la política tradicional mezquina en asumir. En particular, se
alude a la demanda de eficiencia y compatibilización de esferas de vida que
enfrenta la actual generación de mujeres líderes.
La evaluación de este análisis no debe obviar una realidad: la presente indagación
permitió constatar que las mujeres jóvenes están plenamente insertas en
colectivos y redes de acción ciudadana que, de conjunto, constituyen una corriente
emergente de renovación de la práctica política. Existen vasos comunicantes entre
los espacios políticos tradicionales y estas nuevas configuraciones de prácticas.
Congruente a su configuración histórica, una de las fuentes de esta renovación de
enfoques y prácticas la constituye, precisamente, la reflexión crítica sobre la
condición de la mujer joven. Estos recorridos confluyen con la „pulsión de
memoria‟ que recorre a distintos colectivos juveniles, como una respuesta a los
procesos de globalización.
3. PROPUESTAS
a) A partir de la experiencia en el estudio se puede afirmar que la necesidad de
formación en temas de género, en temas expresamente políticos y en relación
a herramientas prácticas que aporten al ejercicio de sus liderazgos, es el
aspecto más sentido por las mujeres jóvenes que se encuentran ejerciendo
algún tipo de liderazgo. Desde esta perspectiva, se considera que una escuela
global donde se entremezclen las demandas de herramientas técnicas y
conceptuales que fortalezcan liderazgos desde una perspectiva de género es
una prioridad de ser atendida.
Una escuela de formación debería entregar herramientas conceptuales en
torno a temas como: el significado del género en la cultura, los Derechos
Humanos y los Derechos de las Mujeres, Historia del Movimiento de Mujeres a
nivel mundial y nacional, Poder, Liderazgo y Cultura Organizacional.
En cuanto a las herramientas técnicas, estas instancias de formación deberían
comprender: oratoria, uso y manejo de nuevas tecnologías, metodología y
elaboración de proyectos sociales; todas herramientas que permiten
empoderarse a las mujeres desde la acción en sus organizaciones, espacio
donde encuentran más presión a su condición de género y en el que requieren
el dominio de diversas herramientas.
73
Junto a la entrega de herramientas, una iniciativa de este tipo permitiría una
fusión de saberes y experiencias que enriquecería este espacio como una
instancia en la que confluiría una diversidad de mujeres jóvenes con historias
personales, grupales, organizacionales y generacionales, que favorecerían el
diálogo y la conformación de redes entre las dirigentas.
b) La realización de Encuentros Intergeneracionales, constituiría un aporte al
fortalecimiento de los liderazgos de las mujeres jóvenes.
El reconocer la experiencia de mujeres que han ido dando fuerza y vida al
movimiento de mujeres, permite conocer la historia y la memoria de las luchas
que se han ido dando, permitiendo a su vez el intercambio de saberes entre
las mujeres y el fortalecimiento de redes intergeneracionales que promuevan el
ejercicio de liderazgos femeninos y reforzar, resignificando, el movimiento de
mujeres en Chile.
c) Resulta interesante proponer la generación de conocimientos sobre lo que ha
sido en estas últimas décadas el Movimiento de Mujeres en Chile, si bien, se ha
visto despintado durante los 90, se considera relevante recuperar la historia y
difundirla, de manera de ir dando continuidad y fuerza a la memoria histórica de
las mujeres como soporte a la continuidad de sus versiones contemporáneas en
Chile.
d) Una cuarta propuesta a considerar es la creación de una sección en el Portal
MujeresChile.cl que sirva de referente a diversas organizaciones juveniles de
mujeres y/o mixtas y en donde puedan encontrar información referida a los
siguientes temas:
Trabajos, libros y artículos en torno a las temáticas de género, generación y
discriminación.
Derechos humanos y los derechos de las mujeres.
Publicación de proyectos y estudios con perspectiva de género.
Información sobre fondos concursables en los cuales participar .
Manual de juegos de participación ciudadana (similar a las técnicas de
educación popular).
Recursos pedagógicos electrónicos.
Otras herramientas que permitan a los/as jóvenes mantenerse informados/as a
nivel organizacional y personal para el ejercicio más pleno del liderazgo.
Fortalecer este sitio web con salas privadas para conversación en línea (webchat), servicio de mensajería en línea entre las organizaciones o liderezas,
agenda de actividades donde puedan participar, paneles de discusión y
enlaces favoritos relacionados con las temáticas convocantes.
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e) Otra propuesta es la de crear un fondo concursable para iniciativas de
organizaciones juveniles, orientadas a fortalecer el trabajo desde una
perspectiva de género, acciones que se implementen en el espacio público en
beneficio de las mujeres y pongan en discusión la situación de las mujeres en
Chile. Para acompañar este fondo sería imprescindible capacitar a las mujeres
en torno a la elaboración de los proyectos y su seguimiento, de manera de
entregar herramientas para su futuro desempeño en organizaciones, así como
también para garantizar el nivel de proyectos que puedan elaborarse.
f) Otra sugerencia es la generación de un mecanismo que favorezca a las
madres jóvenes, la posibilidad de delegar el cuidado infantil, fundamentalmente
las jóvenes de escasos recursos, que se encuentren ejerciendo liderazgo en
una organización. Esto a propósito de que la maternidad es vista como uno de
los mayores obstáculos por las mujeres para ejercer liderazgo y participación
política. Muchas veces el no contar con las redes de apoyo frenan la
posibilidad de las mujeres jóvenes de seguir participando, por lo que
consideramos que ésta alternativa debe ser asumida en cualquier tipo de
actividad a realizar con mujeres, de manera que los hijos y/o hijas nos
signifique un problema en su labor dirigencial.
g) Difundir de manera propositiva los mecanismos de acción positiva, cambiar la
concepción negativa de estas herramientas que buscan ir equiparando el
camino hacia la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, para lo
que resulta imprescindible reconocer entre ambos géneros la situación de
desigualdad y educar en el conocimiento de ésta, para desde ahí valorar y
fortalecer los mecanismos de acción positiva.
h) Generar espacios de encuentros regionales y nacionales donde se congregue
a mujeres de distintas organizaciones que estén ejerciendo liderazgo, de
manera de crear un espacio de conversación e intercambio entre ellas,
favoreciendo la creación de redes y memoria colectiva de lo que significa ser
mujer joven hoy.
i) Desarrollar talleres de género y cultura para hombres y mujeres jóvenes que
participan en organizaciones, que permitan reflexionar de manera conjunta
sobre los estereotipos de género que frenan el camino a la igualdad entre los
mismos. De este modo, se beneficiaría el trabajo al reconocer que muchos de
los obstáculos que encuentran en el ejercicio de su liderazgo las mujeres
jóvenes son producto de las conductas y estereotipos tradicionales que tanto
hombres como mujeres tenemos internalizados. Una iniciativa como ésta
debería incluir también la reflexión en torno a la problemática de la desigualdad
y marginación vinculada al factor generacional.
75
VI.
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