LA CONTRIBUCIÓN DE LOS AUDITORES Y CONSULTORES EN UNA MEJOR GESTIÓN DE LA CRISIS Manuel Rejón López La crisis económica y financiera lleva dándonos quebraderos de cabeza desde el año pasado y todo indica que no saldremos en breve. Pese a ello, el prestigioso economista Paul Krugman –Premio Nobel de Economía en 2008se muestra algo optimista acaba de anunciarnos “que el fin del mundo se ha pospuesto”, aunque “la recuperación de la economía será lenta y dolorosa”. El pesimismo y la desconfianza se ha instalado en la práctica totalidad de los estamentos sociales: muchos trabajadores se han quedado en el paro, con serias dificultades para ser reabsorbidos en el mercado laboral (sobre todo en el sector de la construcción), y a la vez no pocos empresarios sufren verdaderos problemas basados en una disminución del consumo y en la dificultad para acceder a la financiación. Si a esto se añade el problema de la productividad y competitividad, así como la creciente deslocalización de las multinacionales, el panorama lógicamente no se presenta muy agradable. Muchos son los factores que se han aducido como causantes de la crisis. Se piensa que las hipotecas subprime han sido la primera ficha, que causa la caída del dominó. La avaricia junto a una ética menguante, tienen su gran parte de culpa. Han quebrado importantes entidades financieras, sobre todo banca de inversión. La economía real y la financiera han actuado de una forma procíclica, es decir, inflando un globo ficticio adornado de ciclo económico en crecimiento, pero donde el ahorro realmente estuvo mucho tiempo ausente. En este contexto, el riesgo de tomar decisiones equivocadas aumenta si se actúa de forma inconexa e improvisada, sin atender a una planificación que nos lleve a un retorno de la inversión satisfactorio a corto y medio plazo. Esto se agrava si hay poco tiempo para buscar salidas válidas, y puede producir un bloqueo mental y emocional del empresario. Aún estamos a tiempo de impedir que la recesión llegue a mayores. En mi opinión, ha llegado el momento de los verdaderos emprendedores, de aquellos que montan empresas como un proyecto de vida a largo plazo, con vista a generar riquezas para ellos mismos y para su entorno, donde la ilusión lo es todo, y el desaliento no tiene cabida. El paradigma del nuevo modelo económico y la innovación está en sus manos. En este contexto económico, la actividad de la auditoría de cuentas y la consultoría ha pasado a tener un papel cada vez más importante dentro del mundo empresarial. En concreto, el empresario tiene cada vez más claro que al auditar sus cuentas anuales obtiene un claro y objetivo punto de vista externo sobre la imagen fiel de su contabilidad y del control interno de la empresa. Resulta revelador que un gran número de empresas, sobre todo en el último lustro, han solicitado llevar a cabo una auditoría de cuentas incluso de forma voluntaria, como una forma de garantizar la transparencia de la información financiera. Pero no son los propietarios de las empresas los únicos interesados, sino que otros terceros, tales como, entidades financieras, aseguradoras, administraciones públicas y otros, otorgan cada mayor valor al dictamen expresado en el informe de auditoría, en relación con las cuentas auditadas. También se han incrementado en España los encargos para liderar el replanteamiento de proyectos empresariales existentes, o para la activación de otros nuevos, que requieren una investigación profunda sobre el valor real de las actividades objeto del análisis. Ejemplos claros son los servicios relacionados con reestructuraciones financieras y empresariales (fusiones, escisiones, absorciones), las due diligence, la planificación estratégica o el estudio de la implantación de nuevas filiales en el extranjero, además de la administración concursal. Otro de los servicios cuyo crecimiento está siendo más que notable ciertos países, aunque de baja implantación todavía en España, es el interim management. Consiste en la contratación de los servicios de auditores de cuentas y consultores como expertos interinos en la reconducción y reflotamiento de empresas cuya situación comercial y financiera se encuentra en difícil situación (siempre en aquellos casos en que no sea incompatible con la actividad de auditoría de cuentas). Los profesionales demandados están altamente cualificados para el arranque de nuevos proyectos. Es usual la contratación de gerentes y directores de operaciones interinos, ante una disminución de la rentabilidad y la entrada en números rojos en el beneficio de la empresa. Normalmente, este tipo de servicio se presta por un período inferior a un año, y actualmente es frecuente. El éxito del interim management se basa en varios aspectos esenciales: El profesional interino puede aportar una actitud crítica frente a la dirección que quizá no llegue a través los mandos intermedios de la misma por innumerables circunstancias (ya sea la edad, la rutina, el no enfrentarse a los mandos…etc.). La detección de ineficiencias y graves defectos en el control interno en la empresa pueden ser parte del cometido del gestor interino. Este tipo de consultores, al ser profesionales con experiencia en diversos sectores empresariales, pueden aplicar sus experiencias exitosas anteriores en empresas en crisis, en la que presten sus servicios actuales. La rentabilidad para el empresario es alta, pues el coste de este servicio es bajo en relación con el retorno obtenido. Ahora me gustaría referirme a Granada. Nuestra provincia no ha sido ajena a la crisis económica, sino que más bien ha sido fuertemente golpeada. La tasa de paro es del 26% y el número de empresas que han cerrado se cuentan por miles. Sin embargo, no todo está perdido en Granada. Todo lo contrario, se ha dado un pequeño paso atrás pero que puede ser aprovechado para tomar impulso. Son muchas las cosas que me permiten ser optimista. La pregunta sería: ¿pueden ganar competitividad las empresas granadinas?. Rotundamente, sí. Los motivos son lo siguientes: tenemos una mano de obra técnica de alta cualificación, siendo la Universidad de Granada un magnífico semillero en este sentido. Además, el coste de nuestra mano de obra es menor que el de países como Alemania, Francia y Gran Bretaña y otras comunidades autónomas de nuestro país. Además, la inversión en Granada de I+D+i está debe eclosionar más rápidamente. El pleno rendimiento del Campus de la Salud ha de ser inminente si queremos convertirnos en un referente, con lo que el desarrollo en materia de biotecnología se convierte en un elemento necesario para que en el mundo no sólo nos conozcan por nuestros monumentos. ¿Por qué no podemos tener nuestro “Silicon Valley” particular? Pero es imprescindible el apoyo de la administración pública, pues Europa no podría haber sido reconstruida si los políticos americanos no la hubieran ayudado tras la Segunda Guerra Mundial. Además, las empresas exportadoras granadinas han incrementado su volumen de negocio. Pensemos que la demanda interior nacional está agotada y que tenemos un basto mercado internacional para incrementar nuestras ventas. El comercio exterior ya es, por tanto, imprescindible para el desarrollo y mantenimiento de nuestra economía local. Es hora de apuntarse a la academia de inglés. A todo esto, es importante añadir que no es un mal momento para iniciar nuevos proyectos, puesto que el precio de los recursos productivos ha bajado en general. Por ejemplo, el mercado inmobiliario ha registrado importantes descensos de precios y se pueden encontrar naves y locales con tarifas más que interesantes para iniciar nuevas actividades, ya sea para adquirir o en alquiler. Finalmente, quiero apelar al optimismo y en todo caso, siempre tendremos de nuestra parte un recurso inagotable y cuyo coste económico es cero y viene fenomenal en estos años de crisis: se trata de la imaginación. Una buena idea a tiempo nos puede evitar muchos años de inversión y esfuerzo en actividades poco rentables. Manuel Rejón López es gerente de auditoría de Gramaudit, S.L. y profesor en la Escuela Empresarial del Bufete de Empresa Zurita Alonso