Llamado permanente del Señor Conferencia Episcopal de Chile

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Llamado permanente del Señor
Conferencia Episcopal de Chile
Autor: Mons. Alejandro Goic Karmelic
Fecha: 11/06/2008
Pais :Chile
Ciudad: Santiago
Aparecida, Misión Continental: llamado a la Conversión
Jornada Nacional Obispos COP – Vicarios de Pastoral Lo Cañas,
junio 11 de 2008.
SUMARIO
A. La conversión cristiana
1. Concepto de conversión
2. La conversión en la Sagrada Escritura
3. Condiciones para una conversión
B. Aparecida, misión continental, orientaciones pastorales, camino de conversión y experiencia de
comunión.
1. La realidad actual
2. Algunos temas fundamentales a tener en cuenta en nuestro Sínodo
2.1. La centralidad de Cristo
2.2. Discípulos misioneros
2.3. La opción por los pobres
2.4. La Iglesia, es ante todo comunión
2.5. El tema de la vida
C. La conversión pastoral y renovación misionera de las comunidades (Ap. 365-377)
D. Reflexión personal y de oración.
----A. La Conversión Cristiana
1. Concepto de conversión CONVERSIÓN: deriva del latín conversio que, a su vez, depende de converti ó
se convertere, y primero significó “paso de un lugar o estado a otro”, luego “volver a algo ó a alguien, y
finalmente “cambiar de dirección ó camino”.
Nosotros entendemos aquí por conversión por lo menos principalmente, ó
- el primer abrazo de la fe cristiana y católica.
- el retorno a la misma, si se había abandonado
- el viraje decisivo de la vida en relación con la santidad, con el seguimiento de Jesucristo, como centro
real y verdadero de la existencia.
2. La conversión en la Sagrada Escritura
a) En el Antiguo Testamento: la conversión es un retorno a Dios (del pueblo elegido, como de cada uno).
Reconocimiento humilde de la propia culpabilidad (arrepentimiento-reparación-alejamiento del
pecado). Retorno a Yavé: cambio interior y sincero de la conducta, de la vida. Confianza plena en Dios.
La conversión no es tanto un mero acto transitorio, cuanto una conducta nueva de vida, que es
agradable a Dios, y el restablecimiento de una unión íntima con Él, de una verdadera relación de
amistad. La conversión es ante todo obra de Dios que ama y que perdona, que crea un corazón nuevo e
infunde un nuevo espíritu en el pecador y lo readmite a su propia intimidad.
b) En el Nuevo Testamento: ocupa la conversión un lugar de primer plano. Juan el Bautista prepara los
caminos del Señor, predicando la conversión “la metanoia” que constituye el tema del anuncio gozoso
de Jesús y de sus discípulos.
Metanoia: cambio radical de la mente, de la intención, del corazón, de la conducta, de todo hombre
pecador en sus relaciones con Dios. La parábola del Hijo Pródigo: la conversión es una resurrección, una
regeneración, un renacimiento, una nueva creación, una nueva vida, que es feliz pertenencia al Reino de
Dios, inserción en la misma familia de Dios y participación real en su misma vida.
3. Condiciones para una conversión
El primer lugar corresponde a la fe, que es acoger con corazón abierto el Reino de Dios: adhesión
confiada y total a Jesús, hasta llegar a una vida de íntima, continua y progresiva comunión y
transformación en Él. El convertido no es sólo aquel que deja el pecado y vuelve a Dios, sino también, y
sobre todo, aquel que se ha vuelto imagen viva y transparente de Cristo (Gal. 2,20).
La conversión requiere la rectitud de voluntad que hace amar y buscar el bien y la verdad, sean cuales
fueren las consecuencias y sacrificios que comparte; la humildad que hace posible el reconocimiento
sincero de los propios pecados y la superación de tantos egoísmos, vilezas, respetos, humanos;
finalmente, la docilidad a las invitaciones de Dios, a su luz, a su gracia, que no raras veces habla
simplemente a través de la voz de la propia conciencia..
La Conversión, también en el Nuevo Testamento es obra eminentemente de Dios, el cual respeta
plenamente la libertad y, al mismo tiempo, la solicita con sus atracciones eficaces:
- “Nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo atrae” (Juan 6, 44)
- “Nadie llega al Padre, sino por mí” (Juan 14, 6)
- “Separados de mí no pueden nada” (Juan 15,5)
- “Por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí; al contrario, trabajé más que
todos ellos, no precisamente yo, sino la gracia de Dios que está conmigo”. (I Cor. 15, 10)
B. Aparecida, Misión Continental, Orientaciones Pastorales, camino de Conversión y experiencia de
Comunión
1. La realidad actual
Aparecida
Nº 33. Los pueblos de América Latina y de El Caribe viven hoy una realidad marcada por grandes
cambios que afectan profundamente sus vidas. Como discípulos de Jesucristo, nos sentimos
interpelados a discernir los “signos de los tiempos”, a la luz del Espíritu Santo, para ponernos al servicio
del Reino, anunciado por Jesús, que vino para que todos tengan vida y “para que la tengan en plenitud”
(Jn 10,10)
Nº 34. La novedad de estos cambios, a diferencia de los ocurridos en otras épocas, es que tienen un
alcance global que, con diferencias y matices, afectan al mundo entero. Habitualmente, se los
caracteriza como el fenómeno de la globalización. Un factor determinante de estos cambios es la ciencia
y la tecnología, con su capacidad de manipular genéticamente la vida misma de los seres vivos, y, con su
capacidad de crear una red de comunicaciones de alcance mundial, tanto pública como privada, para
interactuar en tiempo real, es decir, con simultaneidad, no obstante las distancias geográficas. Como
suele decirse, la historia se ha acelerado y los cambios mismos se vuelven vertiginosos, puesto que se
comunican con gran velocidad a todos los rincones del planeta.
Estamos en una realidad social y cultural tremendamente compleja que necesita de parte de la Iglesia,
una respuesta de mucho mejor calidad que la que actualmente estamos dando.
Necesitamos re-potenciar la dimensión misionera (en su sentido más profundo, de allí el tema de la
conversión pastoral) y redescubrir una mejor experiencia de comunión (que no nos lleve a vivir
centrados en tensiones intraeclesiales, sino en la tarea de proclamar el Evangelio).
En medio del oleaje del secularismo que va invadiendo a grupos significativos del país y de la región y
atacando determinados ambientes y sectores de nuestra cultura, haciendo que Dios sea casi un
concepto vacío que poco o nada dice a la vida de las personas y de la comunidad humana, tenemos que
hacer llegar nuestro anuncio para que pueda ser acogido como Buena Noticia.
Sabemos bien que una de las dimensiones de nuestra permanente conversión como evangelizadores es
una conversión de actitudes y lenguajes que permitan que otros, distintos a nosotros, y a veces muy
distintos a nosotros, acojan al Señor Jesús y su Evangelio como una Buena Noticia de Dios para sus vidas.
Nuestra misión evangelizadora en el país es desarrollar en nuestro tiempo, para sus hombres y mujeres,
una pedagogía que haga presente de modo significativo el amor de Dios.
El texto de Aparecida, la realización de la misión continental y las orientaciones pastorales de la CECh
son dones del Espíritu para nuestra Iglesia en Chile, son verdaderamente un tiempo de gracia para una
profunda conversión y renovación personal, pastoral y eclesial.
2. Algunos temas fundamentales (a la luz de Aparecida) a tener en cuenta
2.1. La centralidad de Cristo para la experiencia cristiana
Tomar conciencia de que anunciar a Jesús es nuestra gran tarea, como el único que puede darle sentido
hondo a todo lo que somos.
“Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros
es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro
gozo” (Aparecida, 29)
“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética ó una gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento , con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación
decisiva” (Deus Caritas est)
2.2. Discípulos – misioneros
Ambas dimensiones son como dos caras de una misma moneda. Acoger a Jesús en la propia vida
conlleva de inmediato la urgencia de proclamar el gozo de haberlo conocido; y al proclamarlo, al ser
testigo de su Vida, se va aprendiendo a conocerlo mejor y a acogerlo mejor.
La misión no se limita a un programa ó proyecto, sino que es compartir la experiencia del
acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de
comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo.
2.3. La opción por los pobres
Como opción – no – opcional de la Iglesia, dándole un fundamento directo en la persona de Jesús. “La
opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho
pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza” (Benedicto XVI, Discurso Inicial Aparecida)
2.4. La Iglesia, es ante todo comunión
Ver N.M.I. (41) - La vocación al discipulado misionero es convocación a la comunión en su Iglesia. No hay
discipulado sin comunión. La vida en comunidad es esencial a la vida cristiana. Dios formó un “Pueblo”.
2.5. El tema de la Vida
El derecho a la vida plena de todos – la necesidad de defender la vida en todos sus niveles y momentos.
Se vive mucho mejor cuando tenemos libertad interior para darlo todo…la vida se alcanza y madura a
medida que se la entrega para dar vida a los otros . (Sn. Alberto Hurtado: darse es cumplir justicia).
C.-La renovación pastoral y renovación misionera de las comunidades (Aparecida 365-372)
Nº 365 - la misión lo impregna todo.
Nº 366 - la conversión personal y el Reino de Dios Nº 367 - la pastoral y el contexto histórico
Nº 368 - espiritualidad de comunión y participación
Nº 369 - eclesiología de comunión
Nº 370 - paso de pastoral de conservación a una pastoral decididamente misionera
Nº371 - el proyecto pastoral de la Diócesis; participación de los laicos en el discernimiento, toma de
decisiones, planificación y ejecución.
Nº372 - Renovación parroquial
La conversión pastoral supone la renovación de las parroquias (170), los movimientos y todas las
comunidades e instituciones eclesiales de modo que sean verdaderas escuelas de discípulos misioneros.
Esto significa que vivan y trabajen como escuelas que saben conducir y de hecho conducen al encuentro
con Jesucristo vivo, sobre todo enseñando la lectura orante de las Escrituras (lectio divina / 249)
potenciando la iniciación a la vida cristiana, ya que “ó educamos en la fe, poniendo realmente en
contacto con Jesucristo e invitando a su seguimiento, ó no cumpliremos nuestra misión evangelizadora”
(287). Estas “escuelas” han de avivar el encuentro con Cristo en las celebraciones litúrgicas,
particularmente en la celebración eucarística y del sacramento de la reconciliación (251-254),
reconquistar la celebración del día del Señor (252s), enseñar a recorrer ese camino hacia Él que es el
amor a la Virgen María (267), y a servir generosamente a los pobres, afligidos, enfermos y excluídos,
cuyos derechos hemos de defender, y en quienes encontramos y servimos al Señor (257).
En ellas hemos de aprender y transmitir el aprecio y el cultivo de la piedad popular (259-263-265).
“Algo irrenunciable en el proceso de la conversión, la formación, la comunión y la misión es la
recuperación de la categoría “encuentro”. Es Cristo que sale a nuestro encuentro, y nosotros quienes
vamos a su encuentro. También es el encuentro entre los hermanos, ya que en la comunión con el
Señor se gesta la comunión entre nosotros… nuestra pastoral tiene que estar entretejida de
encuentros, en la sencillez, la cordialidad, la solicitud, la escucha, el consuelo y el servicio a los demás.
No pueden dejarse absorber los pastores por mil reuniones de planificación y administración; no
pueden “abstenerse” de utilizar una buena parte de su tiempo en ser encontrados y en salir al
encuentro, en tomarse el tiempo imprescindible para acompañar espiritualmente, especialmente a los
jóvenes. No pueden renunciar a formas de encuentro que expresen su relación sacramental de amigo,
hermano, padre y pastor. Tampoco pueden hacerlo sus colaboradores”. (Cardenal Francisco Javier
Errázuriz)
D.-Reflexión personal y de oración
(Para orar y meditar en mi oración personal)
1. Soy Obispo, sacerdote, diácono, mujer consagrada, laico (a). ¿Cómo asumo en mi vida interior estos
documentos? ¿Contagio con mi entusiasmo a otros?
2. ¿He leído y estudiado el Documento de Aparecida, el proyecto de Misión Continental? ¿ Lo asumo
como voz del Señor para nuestro tiempo?
3. ¿Voy creando confianza en mis hermanos laicos (as) de su ser Iglesia (Iglesia, pueblo de Dios) y de la
común responsabilidad de todos los bautizados en la vida y misión de la Iglesia?
† Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile
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