Publicación trimestral de la Asociación Colombiana de Psiquiatría Director-Editor Carlos A. Palacio A. Fundada en 1964 www.psiquiatria.org.co © Copyright 2014 Asociación Colombiana de Psiquiatría La Revista Colombiana de Psiquiatría está indexada en: PsycINFO, SciELO, DOAJ, REDALYC, PSICODOC, Publindex (categoría A1), EBSCO, Banco Nacional de Datos en Salud y Ciencias Biomédicas, Periódica, Literatura Latinoamericana y del Caribe en Ciencias de la Salud (Lilacs), Latindex, Índice Mexicano de Revistas Biomédicas (Imbiomed) y Catálogo BIBLOS. Correspondencia: Cra. 18 No. 84-87, Of. 403 Bogotá, Colombia Tels.: (571) 2561148, 8016691; fax: 2563549 [email protected] Edición: Elsevier España, S.L. Travesera de Gracia, 17-21 08021 Barcelona (España) José Abascal, 45, 3ª planta 28003 Madrid (España) Miembro de la Asociación de Prensa Profesional. Sección Ciencias de la Salud Reservados todos los derechos. 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Corpas) Franklin Escobar Córdoba (Universidad Nacional) Carlos Filizzola Donado (Universidad Javeriana) Marco Fierro Urresta (Universidad del Rosario) Álvaro Franco Zuluaga (Universidad del Bosque) Jenny García Valencia (Universidad de Antioquia) José Antonio Garciandía Imaz (Universidad Javeriana) Luis Eduardo Jaramillo González (Universidad Nacional) Diana Matallana Eslava (Universidad Javeriana) Alexánder Pinzón Amado (Universidad Industrial de Santander) Hernán Rincón Hoyos (CES) Juan Carlos Rivas (Universidad del Valle) Germán Rueda Jaimes (Universidad Autónoma de Bucaramanga) Ricardo Sánchez Pedraza (Universidad Nacional) César Sánchez Vergara (Universidad de Cartagena) Miguel Uribe Restrepo (Universidad Javeriana) Comité Científico Internacional Sergio Aguilar-Gaxiola (Estados Unidos) Renato Alarcón (Estados Unidos) Victoria Arango (Estados Unidos) Shrikant Bangdiwala (Estados Unidos) Germán Berríos (Reino Unido) Javier I. Escobar (Estados Unidos) José de León (Estados Unidos) Paola Leone Campo (España) Fernando Lolas (Chile) Manuel Martín (España) Juan Mezzich (Estados Unidos) Ricardo Millán-González (Costa Rica) Robert Schwartz (Estados Unidos) Mauricio Sierra-Siegerd (Reino Unido) Sergio Strejilevich (Argentina) Rebecca Syed (Reino Unido) Marta Torrens (España) Mark Underwood (Estados Unidos) Benjamín Vicente (Chile) Eduard Vieta (España) Milton Wainberg (Estados Unidos) Junta Directiva de la Asociación Colombiana de Psiquiatría 2013-2014 Presidente: Jaider Alfonso Barros Bermúdez Vicepresidente: Iván Alberto Jiménez Rojas Tesorero: Carlos Alberto Filizzola Donado Secretario: Juan David Ávila Cadavid Vocales: Silvia Lucía Gaviria, Henry Pérez Pertuz, Henry García Moncaleano, Orlando Fierro Pérez, Pedro Gómez Méndez, Rodrigo Nel Córdoba Rojas Representante de los docentes de los posgrados: Carlos Alberto López Jaramillo Representante de los residentes: Jairo Mario González Díaz Revisor fiscal: Henry Eduardo Ortega Reyes Suplente del revisor fiscal: Ricardo Machado Viasús Directores anteriores Ricardo Azuero (1964-1965) Humberto Rosselli (1966-1970; 1971-1979) Alejandro Pinto (1970-1971) Rafael Salamanca (1979-1983) Roberto Chaskel (1983-1994) Carlos Arteaga (1994-2002) Carlos Gómez-Restrepo (2003-2012) PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Nuestra portada Florece. Masayo Andrade (2013) Técnica: Metal perforado. 2 x 3 x 3 m Hacer escultura implica transformar la materia, darle forma para expresar una idea o una emoción. El maestro Ramírez Villamizar dijo en una entrevista a propósito de su propia obra: “Creo que la expresión y la sensibilidad tienen que dominar los materiales. Lo que primero debe tener una obra de arte es poesía; sin poesía, sin misterio, sería apenas geometría, y esta, sola, no es arte”. A lo largo de mi carrera he experimentado con muchos materiales, desde aquellos que implican un trabajo directo con la mano como el concreto, la madera, la piedra o el papel hasta materiales industriales como láminas de hierro oxidadas. Adaptarse al material y extraer sus posibilidades formales es un proceso lento, que en mi caso puede tomar meses. Asumo cada nueva obra haciendo una serie de maquetas preliminares en las que poco a poco voy encontrando la forma que mejor exprese mis sentimientos. Las fuentes que han inspirado mi trabajo han variado en el tiempo, pero siempre ha permanecido un interés por las culturas precolombinas y también por la naturaleza, montañas, ríos y bosques. La escultura en el espacio público es otro de los temas que siempre me ha interesado. En el año 2000, convencida de que el arte puede darle un significado al espacio urbano y promueve la cultura ciudadana, ubiqué temporalmente seis esculturas de concreto en una plazoleta del Parque del Virrey en Bogotá. En algunos encargos para espacios públicos que vinieron más adelante el manejo de la forma y de los materiales se basó en las características del sitio, de manera que la obra resignificara dichos lugares. En 2013, después de trabajar dos años para esculturas públicas destinadas a sendas iglesias en Bogotá y en Barranquilla, comencé a trabajar la obra Florece, realizada con dos láminas metálicas curvadas en espiral que se superponen. Las curvas se lograron mediante incisiones, realizadas con un proceso técnico de corte láser en un taller especializado. La Fundación Corazón Verde invitó, como hace cada dos años, a un grupo de artistas a realizar una obra con un tema específico, en este caso el de una flor. Más que la abstracción de una flor, quise abordar el tema desde un punto de vista simbólico, imaginando un gesto concordante con las emociones de ese momento: el gesto de florecer, de surgir desde la oscuridad para elevarse y abrirse hacia un futuro de nuevas e inciertas posibilidades. De esta manera surgió Florece. La obra permaneció exhibida durante el mes de septiembre en el Parque de la 93 junto a la obra de otros artistas colombianos para luego ser subastada en Christie’s en noviembre de 2013. Masayo Andrade www.masayoandrade.com PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Revista Colombiana de Psiquiatría • Volumen 43 • Número 2 • 2014 CONTENIDO Editorial La asociación psiquiátrica de América Latina Rodrigo Nel Cordoba Rojas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 Artículos originales Prevalencia de abuso y dependencia de alcohol en adultos con fobia social en Medellín .............. 66 Trastornos psiquiátricos en pacientes pediátricos con lupus eritematoso sistémico en un hospital de referencia Yenny Carolina Zuñiga Zambrano y Rafael Vásquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Prevalencia de variantes en el gen de la apolipoproteína E (APOE) en adultos de la población general del área urbana de Medellín (Antioquia) Juan Carlos Arango Viana, Ana Victoria Valencia, Ana Lucía Páez, Nilton Montoya Gómez, Carlos Palacio, María Patricia Arbeláez, Gabriel Bedoya Berrío y Jenny García Valencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 Perfil emocional de un grupo de militares colombianos víctimas de minas antipersona o artefactos explosivos improvisados Jorge Emiro Restrepo, Eduardo Alfonso Yara, Jessica Cano Betancur y Luz Navia Tavera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 Evaluación del programa de mantenimiento con metadona del Hospital Mental de Risaralda Carlos Isaza, Julieta Henao, Juan Velez, Miguel A. Rodríguez, Juan Sierra, Leonardo Beltrán y Ana Sepúlveda . . . . . 96 Clinical and epidemiological characteristics of suicides committed in medellin, colombia Paula Andrea Ortega, Ruben Darío Manrique, Carlos Alfonso Tovilla Zarate, Carlos López Jaramillo and Jorge Mauricio Cuartas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 Gabriel Felipe Peña-Salas, José Bareño, Dedsy Yajaira Berbesi Fernández y Silvia L. Gaviria Artículo de revisión Factores asociados con el declive cognitivo en población menor de 65 años. Una revisión sistemática Daniel Camilo Aguirre-Acevedo, Eliana Henao, Victoria Tirado, Claudia Muñoz, Diana Giraldo Arango, Francisco Lopera Restrepo y Fabián Jaimes Barragán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 Artículo disponlible on-line en inglés The Latin American Psychiatric Association Rodrigo Nel Cordoba Rojas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Material adicional disponible on-line. e3 PSIQUIATRIA Número 2 / Junio 2013 Año 49 / Volumen 42 REVISTA COLOMBIANA DE www.elsevier.es/rcp www.psiquiatria.org.co ISSN: 0034-7450 Revista Colombiana de Psiquiatría • Volume 43 • Issue 2 • 2014 CONTENTS Editorial The Latin American Psychiatric Association Rodrigo Nel Cordoba Rojas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 Original Articles Prevalence of Alcohol Abuse and Dependence in Adults With Social Phobia in Medellin Gabriel Felipe Peña-Salas, José Bareño, Dedsy Yajaira Berbesi Fernández and Silvia L. Gaviria . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 Psychiatric Disorders in Pediatric Patients With Systemic Lupus Erythematosus in a Reference Hospital Yenny Carolina Zuñiga Zambrano and Rafael Vásquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Prevalence of Variants in the Apolipoprotein E (APOE) Gene in a General Population of Adults from an Urban Area of Medellin (Antioquia) Juan Carlos Arango Viana, Ana Victoria Valencia, Ana Lucía Páez, Nilton Montoya Gómez, Carlos Palacio, María Patricia Arbeláez, Gabriel Bedoya Berrío and Jenny García Valencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 Emotional Profile of a Group of Colombian Military Victims of Landmines or Improvised Explosive Devices Jorge Emiro Restrepo, Eduardo Alfonso Yara, Jessica Cano Betancur and Luz Navia Tavera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 Evaluation of the Methadone Maintenance Program of the Risaralda Mental Hospital Carlos Isaza, Julieta Henao, Juan Velez, Miguel A. Rodríguez, Juan Sierra, Leonardo Beltrán and Ana Sepúlveda . . . 96 Clinical and Epidemiological Characteristics of Suicides Committed in Medellin, Colombia Paula Andrea Ortega, Ruben Darío Manrique, Carlos Alfonso Tovilla Zarate, Carlos López Jaramillo and Jorge Mauricio Cuartas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 Review/Udating Article Factors Associated with Cognitive Decline in a Population Less than 65 Years Old. A Systematic Review Daniel Camilo Aguirre-Acevedo, Eliana Henao, Victoria Tirado, Claudia Muñoz, Diana Giraldo Arango, Francisco Lopera Restrepo and Fabián Jaimes Barragán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 Article available on-line in English The Latin American Psychiatric Association Rodrigo Nel Cordoba Rojas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Additional material available on-line. e3 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):65 www.elsevier.es/rcp Editorial La asociación psiquiátrica de América Latina The Latin American Psychiatric Association Rodrigo Nel Cordoba Rojas Presidente electo de APAL La Asociación Psiquiátrica de América Latina (APAL) nació por iniciativa de distinguidos psiquiatras latinoamericanos en 1950 y se hizo realidad en 1960, con la intención de crear una organización que permitiera el desarrollo de una corriente de pensamiento para exponer las ideas de la psiquiatría latinoamericana en el panorama mundial, incentivar la educación y la investigación y «dictar lineamientos en la descripción de la enfermedad, su detección, tratamiento y rehabilitación». En este largo camino, que ha tenido dificultades, se ha constituido en la organización que aglutina las sociedades de psiquiatría de los 21 países del continente y se ha convertido en asesor de las políticas de salud mental de los diferentes gobiernos en muchos de ellos. Algunas épocas grises de APAL se han ido quedando atrás, y las recientes administraciones han tomado con particular entusiasmo y compromiso el reverdecer de la organización, que fortalece el espíritu democrático, y bajo premisas como institucionalidad, trasparencia y visibilidad, han puesto en desarrollo una serie de acciones para fortalecer el diferente accionar en lo académico y lo gremial y órganos asesores de políticas. Por eso la revista de APAL se ha publicado trimestralmente de manera ininterrumpida, bajo la dirección del profesor Juan Carlos Stagnaro; páginas como «APAL Comunidad» permanentemente ofrecen información actualizada del quehacer psiquiátrico en nuestro continente e informan de las reuniones en los diferentes países, que favorecen un amplio debate en temas de atención primaria, trastorno mental, modelos de atención y actualización en los diferentes temas inherentes a nuestro oficio. Colombia ha tenido el honor de que presidieran APAL dos figuras señeras de la psiquiatría colombiana, los profesores Humberto Roselli Quijano (Q.E.P.D.) y Horacio Taborda Palacio, quienes igualmente realizaron los congresos de APAL de 1968 y 1990 respectivamente. En esta ocasión, seremos anfitriones de la XXVIII versión del congreso de APAL en Cartagena de Indias, del 22 al 26 de noviembre, bajo el tema «Integrando el conocimiento en la práctica clínica», y nos honraran con su presencia conferencistas de la talla de Giacomo Rizzolatti (Italia), Jim Van Os (Países Bajos) y Robert Post (Estados Unidos), y una centena de los más destacados líderes de la psiquiatría mundial. Este evento académico nos permitirá presentar el desarrollo de la psiquiatría colombiana, la calidad de su gente y la belleza de nuestro país. Por esto, estoy seguro de que entre todos construiremos un congreso que será gratamente recordado por nuestros colegas hermanos, y en esta cita debemos estar todos presentes, ya que es de todos y para todos los psiquiatras colombianos. Durante el periodo 2014-2016 seremos responsables de la presidencia de APAL. En estos dos años, debemos aprovechar la coyuntura para generar políticas en temas que requieren nuestra opinión y nuestro consenso, como la violencia, la enfermedad adictiva, el estado actual de las psicoterapias, en procesos de formación, la imperiosa e inaplazable discusión sobre la formación del psiquiatra y su recertificación, impulsar el creciente desarrollo en investigación en temas comunes a nuestros países, promover guías de manejo de las enfermedades psiquiátricas, acordes con las necesidades de nuestros pacientes, y ser organismo de consulta de los gobiernos y sus instituciones multilaterales. Nos vemos en Cartagena de Indias. Correo electrónico: [email protected] http://dx.doi.org/10.1016/j.rcp.2014.06.001 0034-7450/© 2014 Publicado por Elsevier España, S.L. en nombre de Asociación Colombiana de Psiquiatría. r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):66–72 www.elsevier.es/rcp Artículo original Prevalencia de abuso y dependencia de alcohol en adultos con fobia social en Medellín Gabriel Felipe Peña-Salas a,∗ , José Bareño b , Dedsy Yajaira Berbesi Fernández c y Silvia L. Gaviria d a Médico Residente 3.er año de Psiquiatría, Universidad CES, Medellín, Colombia Médico epidemiólogo e investigador, Grupo de Investigación en Salud Mental, Universidad CES, Medellín, Colombia c Enfermera Magíster en Epidemiología, Grupo de Investigación en Salud Mental, Universidad CES, Medellín, Colombia d Médica Psiquiatra, Directora del Programa de Psiquiatría, Investigadora, Grupo de Investigación en Salud Mental, Universidad CES, Medellín, Colombia b información del artículo r e s u m e n Historia del artículo: Introducción: Presentar fobia social podría inducir al consumo de alcohol para tener mayor Recibido el 4 de octubre de 2013 asertividad social, corriendo el riesgo de convertir dicho consumo en trastorno por abuso Aceptado el 18 de noviembre o dependencia al alcohol. El objetivo del estudio es estimar la prevalencia de comorbilidad de 2013 entre fobia social y consumo patológico de alcohol en adultos de la ciudad de Medellín y el On-line el 2 de junio de 2014 comportamiento de la comorbilidad según el género, edad, presencia de figura paterna en la niñez y nivel educativo. Palabras clave: Metodología: Análisis secundario de la base de datos del Primer Estudio Poblacional de Salud Fobia social Mental realizado en la ciudad de Medellín en los años 2011-2012 basado en la metodología Abuso que guió al Estudio Mundial de Salud Mental coordinado por la OMS-HARVARD. Dependencia Resultados: La prevalencia de vida para abuso y dependencia en quienes tienen fobia social Alcohol fue del 24,1% y 11,2% respectivamente. Para personas sin fobia social las prevalencias fueron Prevalencia del 13% para abuso y 4,4% para dependencia (OR = 2,11 para abuso; OR = 2,46 para dependencia). La prevalencia anual de personas con fobia social que abusen o dependan de alcohol, fue de 7,8% y 5,9% respectivamente frente a los que no padecen del trastorno con prevalencias del 3,4% y 1,7% (OR = 2,39 para abuso y OR = 3,57 para dependencia). Discusión: Se encontró asociación muy significativa en las prevalencias de vida y anual entre fobia social y el consumo patológico de alcohol. De igual manera se encontró relación estadísticamente significativa respecto a las variables asociadas a la fobia social; sin embargo, se necesitan más estudios para confirmar o rechazar estas asociaciones. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correo electrónico: gfps [email protected] (G.F. Peña-Salas). http://dx.doi.org/10.1016/j.rcp.2013.11.011 0034-7450/© 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. ∗ 67 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):66–72 Prevalence of Alcohol Abuse and Dependence in Adults With Social Phobia in Medellin a b s t r a c t Keywords: Introduction: Having a social phobia may lead to consuming alcohol for greater social asser- Social phobia tiveness, running the risk of leading to an abuse disorder or alcohol dependence. The aim Alcohol abuse of the study was to estimate prevalence of pathological comorbidity between social phobia Alcohol dependence and alcohol consumption in adults of the city of Medellin, and the behavior of comorbidity Prevalence by gender, age, presence of a father figure in childhood, and education. Methods: Secondary analysis of the database of the first Mental Health Population Survey conducted in the city of Medellin in 2011 and 2012 based on the methodology of the World Mental Health Survey guidelines and coordinated by WHO-HARVARD. Results: The lifetime prevalence of abuse and dependence in people with social phobia was 24.1% and 11.2%, respectively. For people with social phobia the prevalence was 13% for abuse and 4.4% for dependence (OR = 2.11 for abuse, OR = 2.46 for dependence). Annual prevalence of people with social phobia who abused or were dependent on alcohol was 7.8% and 5.9%, respectively, compared to those who do not suffer from this disorder, with a prevalence of 3.4% and 1.7%, respectively (OR = 2.39 for abuse and OR = 3.57 for dependence). Discussion: There was significant correlation in the annual and lifetime prevalence between social phobia and the pathological consumption of alcohol. Statistically significant relationships were found for the variables associated with social phobia, however, more work is needed to confirm or refute these associations. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Se sabe que la ansiedad tiene una presencia casi universal en la vida de los seres humanos. Entrevistarse con alguien en busca de trabajo, sostener un examen oral o una tesis o estar frente a una situación potencialmente peligrosa son vivencias que la mayor parte de la población afronta en algún momento de la vida. A su vez, dichas experiencias pueden acompañarse de manifestaciones típicas de la ansiedad, como taquicardia, manos sudorosas, preocupación, aceleración de la respiración, temor, aprensión y rigidez muscular, entre otras1 . Como parte fundamental del estudio de los trastornos de ansiedad y específicamente de los trastornos fóbicos, se debe tener en cuenta la diferencia entre miedo, ansiedad y fobia. El primero se define como una emoción de tipo defensivo provocada por la aparición (real o simbólica) de un estímulo que supone una amenaza, real o imaginada, para el sujeto1 . El miedo, por lo tanto, tiene la función de proteger al organismo de peligros potenciales para su supervivencia. La ansiedad está descrita como una anticipación de un daño o desgracia futuros, acompañada de disforia y/o síntomas somáticos de tensión2 . La fobia se configura como un tipo especial de miedo, cuya característica principal es su irracionalidad, es decir, que no justifica la aparición de dicho miedo desde la perspectiva de la supervivencia del sujeto, y que se acompaña de una sobreactivación del sistema de defensa del organismo1 . Las fobias están clasificadas dentro de los trastornos de ansiedad en tres grandes grupos, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales (DSM)3 en su cuarta versión revisada: agorafobia, fobia específica y fobia social. Se incluyó como categoría diagnóstica en el DSM–III en 1980 por estudios previos de Marks y Gelder en 1966 y se consolidó más tarde por el primero en 19704 ; sin embargo, el concepto de fobia social había tomado cierta forma mucho tiempo atrás: Robert Burton (en 1645), en su Anatomía de la Melancolía, realiza descripciones detalladas sobre el tema. En 1807, Pitres y Regis describieron casos de angustia social denominándola ereutofobia o miedo a sonrojarse; para 1875, Westphal detallaba el primer caso de agorafobia. En 1903, Janet acuñó el término phobie des situations con el ánimo de detallar el comportamiento de personas que tenían miedo extremo a hablar en público, tocar el piano o escribir mientras los están observando4 . Nichols, en 1974, agregó que, acerca de la fobia social, es esencial tener en cuenta «la excesiva sensibilidad a la desaprobación, la crítica, una baja autoevaluación y ansiedad anticipatoria»5 . Actualmente, la fobia social o ansiedad social se define como el temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen al ámbito familiar y a la posible evaluación de los demás. La persona teme actuar de manera humillante o vergonzosa ante los demás, y pueden producirse crisis de angustia tan importantes que podrían derivar en crisis de pánico. Todo ello terminaría generando una significativa disfuncionalidad familiar, laboral y social3,4 . La fobia social es un trastorno frecuentemente subdiagnosticado6,7 . Varios estudios han mostrado que es uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes en la población general, con una prevalencia entre el 4 y el 7%6,8 que, según algunos autores7 , puede llegar hasta el 13,3%, lo que hace de ella un diagnóstico de suma importancia dentro del grupo de trastornos de ansiedad y específicamente en los 68 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):66–72 trastornos fóbicos. Alrededor del 85% de las personas que presentan fobia social tienen un inicio en la adolescencia8 , y es más común en las mujeres9 ; sin embargo, nuevos trabajos refieren que la frecuencia está presentándose igualmente en ambos sexos10 . Otras variables importantes son la carga genética, el nivel educativo y socioeconómico bajo y ser soltero11 . Un estudio de 199912 señaló que es el tercer trastorno psiquiátrico más frecuente que puede afectar a una persona durante toda la vida. En el Estudio Nacional de Salud Mental realizado en Colombia en 200313 , se encontró que la prevalencia vital de fobia social tanto en varones como en mujeres es del 5,1%, y la prevalencia anual, del 2,1% en varones y el 2,8% en mujeres; la edad de inicio presentó una mediana de 14 años y la prevalencia es más alta entre solteros (6,1%) que entre los casados (4,5%). En el estudio de salud mental realizado en Medellín en 2011-201214 , se encontró que, en el total de la población, la prevalencia anual fue del 3,04%, el 3,38% de las mujeres y el 2,47% de los varones, con una razón mujeres:varones de 1,4:1. Se han descrito diversos factores asociados a la fobia social, tanto en la génesis como en el mantenimiento del trastorno15 , y se ha hallado, entre otros, los evolucionistas, neurobiológicos, genéticos, familiares y ambientales. De los dos factores familiares, se debe resaltar las formas de crianza y de apego, ser abandonado y el pobre contacto en situaciones sociales15 ; de los factores ambientales, llaman la atención el consumo de sustancias psicoactivas (SPA), principalmente alcohol16 . El consumo de alcohol se considera un grave problema de salud pública17 . Según un informe de la Organización Panamericana de la Salud del año 200717 , el consumo de alcohol en América latina está directamente relacionado con más de 60 condiciones mórbidas, que incluyen las alteraciones relacionadas con el consumo excesivo de alcohol durante el embarazo, que afectaría al feto, como también otras enfermedades de presentación más tardía, como cáncer, enfermedad cardiovascular o hepática y condiciones neuropsiquiátricas, como la demencia. Además, está implicado de manera indirecta con violencia intrafamiliar, accidentes de tránsito y lesiones personales. En Colombia, el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias llevado a cabo en 200918 encontró que, en mayores de 17 años, el consumo de alcohol durante la vida era del 88%; en el último año, del 74%, y en el último mes, del 29,9%. Asimismo, en 2005 se realizó un estudio en Bogotá19 , que encontró que los estudiantes universitarios consumían alcohol para facilitar la interacción con el sexo opuesto, tener mayor expresión verbal y sentirse más desinhibidos. La dependencia y el abuso del alcohol son dos formas diferentes del problema con la bebida. En la dependencia se presentan signos de adicción física (tolerancia y abstinencia) y se continúa consumiendo a pesar de conocer las consecuencias que ello trae, como adquirir comorbilidad médica y psiquiátrica, pérdida de la unidad familiar y despidos laborales, entre otros. En el abuso, no hay abstinencia ni tolerancia, pero pueden ocurrir los otros ítems ya mencionados16 . Las categorías diagnósticas se especifican con más detalle en el DSM–IV-TR3 . Por otra parte, existen estudios20–22 que demuestran la asociación directa entre padecer un trastorno fóbico, específicamente de tipo social, y la ingesta de alcohol, ya sea en forma de abuso o de dependencia. Esta relación se observa por los efectos típicos que produce el consumo de alcohol, entre otros la desinhibición y la mayor sensación de autoconfianza23,24 , lo que resulta en que el sujeto fóbico aprende que este podría ser un medio eficaz para relacionarse socialmente y tener un desempeño adecuado frente a los otros, corriendo el riesgo de crear una adicción a esta sustancia19,23,24 . Garber et al25 establecieron en 2001 tres criterios para determinar si una variable puede considerarse factor de riesgo cuando las investigaciones se interesan en trastornos mentales: a) el factor de vulnerabilidad debe estar correlacionado con el resultado; b) además, debe tener relación temporal precedente, es decir, ser previo al evento, y c) la relación establecida entre dicho factor y el resultado no debe ser espuria (la relación no se debe a una tercera variable). Así, respecto al primer criterio, la fobia social presenta covarianza con consumo patológico de alcohol según lo reportado por Morris et al26 . Para el segundo criterio, al determinar la edad promedio para iniciar abuso o dependencia de alcohol, la FS precede su aparición22,27,28 . Diferentes estudios de corte prospectivo muestran relación entre fobia social y consumo de alcohol, aunque definida más como asociación que como causalidad. Un estudio alemán realizado con adolescentes y adultos jóvenes en 200329 señaló que la presencia de fobia social llevaría a consumir alcohol de manera significativa, pero sin llegar al abuso ni a la dependencia, y otro estudio30 reportó que la presencia de síntomas subclínicos de fobia social podría llevar al consumo patológico de alcohol 13 años más tarde. Según el tercer criterio, en realidad son pocos los estudios respecto a este punto; no obstante, los resultados indican que la fobia social se relaciona con el consumo patológico de alcohol incluso después de controlar variables como sexo, edad y trastornos del eje I, como depresión o ansiedad27 . Resumiendo, la literatura en el tema señala que la fobia social parece ser un riesgo, si no de aparición de trastornos mentales y del comportamiento debido al consumo de alcohol, sí de alcanzar estadios cercanos al abuso de esta sustancia. De igual manera, esta asociación podría ser más específica para fobia social que para otras variables que, no menos importantes, pueden presentarse concomitantemente. Para la realización del presente estudio, se tuvo en cuenta la base de datos del Primer Estudio Poblacional de Salud Mental Medellín, 2011-201214 . La información se recogió mediante entrevistas realizadas en el hogar por entrevistadores legos, que aplicaron la versión del CIDI-CAPI como base para la estimación de las prevalencias de los trastornos mentales a lo largo de la vida (prevalencia vital), en el último año (prevalencia anual) y prevalencia reciente (en los últimos 30 días); se utilizaron los criterios del DSM–IV para la definición de dichos trastornos. Cabe destacar que el estudio mundial se ha llevado a cabo paralelamente en 28 países con la metodología aplicada para el Estudio Mundial de Salud Mental (coordinado por el consorcio OMS-HARVARD). Este gran estudio tiene como fin proporcionar información y datos actualizados que sean confiables y válidos y permitan comparar los resultados obtenidos desde una perspectiva transcultural. El objetivo del presente estudio es estimar la prevalencia de comorbilidad entre fobia social y abuso y dependencia de alcohol en mayores de 18 años de la ciudad de Medellín, explorando además el comportamiento de la comorbilidad según el 69 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):66–72 sexo, grupos etarios, presencia o ausencia de figuras paternas en la niñez y nivel educativo. Tabla 1 – Prevalencia de fobia social en el primer estudio de salud mental de Medellín 2011-2013 (n = 1.673) Prevalencia, n (%) Vital Último año Últimos 30 días Metodología El trabajo de investigación se desarrolla a partir de un análisis secundario de la base de datos del Primer Estudio Poblacional de Salud Mental realizado en la ciudad de Medellín en los años 2011-201214 . Se trata de un estudio comparativo, de personas con y sin fobia social de acuerdo a características sociodemográficas, y dependencia, abuso y uso del alcohol. El actual estudio aplica la metodología adaptada para la evaluación de la pregunta de investigación propuesta en el estudio a través del análisis de la patología dual basado en fuentes secundarias. La población del estudio original, seleccionada al azar, con residencia fija y teniendo en cuenta tanto las comunas como los corregimientos del municipio, tuvo un tamaño muestral total de 4.176 personas, de las que 1.673 pertenecían a la franja de 18—65 años de edad. Las variables estudiadas en este grupo de personas son: trastornos por consumo patológico de alcohol (abuso y dependencia) y trastorno por fobia social; tres variables sociodemográficas: edad, sexo y nivel educativo, y presencia de figura paterna en la niñez, para lo cual se dividió a la población en dos grupos; el primero —Con figura paterna— incluyó a las personas que tuvieron cualquier tipo de figura parental, ya sea padre biológico, adoptivo, padrastro u otro hombre; el segundo grupo —Sin figura paterna— incluyó a las personas con fobia social que no tuvieron esa figura durante sus primeros años de vida. Como resultado, se calcularon prevalencias vital y anual, las odds ratio (OR) y los intervalos de confianza del 95% (IC95%). El proyecto original fue aprobado por el comité de ética de la Universidad CES, y a todas las personas encuestadas se les solicitó que firmaran el consentimiento informado. Para este 137 (8,37) 102 (6,23) 29 (1,77) análisis secundario de la base de datos del estudio, se solicitó permiso al grupo coordinador del estudio. Resultados De las 4.176 personas encuestadas, 1.673 personas eran mayores de 18 años; 137 cumplían criterios de trastorno de fobia social durante la vida y 102 en el último año de estudio; así, el comportamiento de la fobia social en la vida fue del 8,37% y la prevalencia anual alcanzó el 6,23% (tabla 1). Prevalencia de vida y del último año de abuso de alcohol en personas con fobia social En todas las variables estudiadas se observó una prevalencia vital mayor en las personas que presentan conjuntamente los dos trastornos; se encontró que la prevalencia vital es más alta en mujeres con fobia social que en los varones y las mujeres que no tienen el trastorno fóbico. Fue más significativa la prevalencia en el grupo de 19–44 años (15,3%) que las personas del mismo grupo de edad que no tienen fobia social (8,1%). Respecto al nivel educativo, la prevalencia vital entre las personas que no tenían un nivel avanzado de educación y tenían los dos trastornos concomitantemente fue del 21,1%, significativamente superior que el de quienes no sufren fobia social y presentan abuso de alcohol, cuya prevalencia vital fue del 4,2%. Llama la atención que la presencia de figura paterna en la niñez es más frecuente en quienes tienen fobia social, al Tabla 2 – Prevalencia de abuso de alcohol en pacientes con y sin fobia social Abuso de alcohol En la vida Último año FS (n = 137) SFS (n = 1.536) FS (n = 102) SFS (n = 1.571) Sexo Varones Mujeres 33 (24,0) 15 (10,9) 18 (13,1) 200 (12,9) 134 (8,7) 66 (4,2) 8 (7,8) 4 (3,9) 4 (3,9) 54 (3,4) 38 (2,4) 16 (1,0) Edad 19-44 años 45-65 años 21 (15,3) 12 (8,8) 125 (8,1) 75 (4,8) 6 (5,8) 2 (2,0) 45 (2,8) 9 (0,5) Nivel educativo Hasta secundaria Educación superior 29 (21,1) 4 (2,9) 65 (4,2) 6 (0,3) 8 (7,9) 0 47 (2,9) 7 (0,4) Figura paterna Con figura paterna Sin figura paterna 27 (19,0) 6 (5,1) 158 (10,2) 42 (2,7) 6 (5,9) 2 (2,0) 37 (2,3) 17 (1,0) FS: fobia social; SFS: sin fobia social. Los valores expresan n (%). 70 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):66–72 Tabla 3 – Prevalencia de dependencia del alcohol en pacientes con y sin fobia social Dependencia del alcohol En la vida Último año FS (n = 137) SFS (n = 1.536) FS (n = 102) SNS (n = 1.571) 14 (10,2) 10 (7,3) 4 (2,9) 68 (4,4) 48 (3,1) 20 (1,3) 6 (5,9) 4 (3,9) 2 (2,0) 27 (1,6) 21 (1,3) 6 (0,3) 8 (5,8) 6 (4,4) 40 (2,6) 28 (1,8) 6 (5,8) 0 23 (1,3) 4 (0,3) Nivel educativo Hasta secundaria Educación superior 11 (8,0) 3 (2,2) 62 (4,0) 6 (0,4) 6 (5,9) 0 24 (1,5) 3 (0,1) Figura paterna Con figura paterna Sin figura paterna 11 (8,0) 3 (2,2) 53 (3,4) 15 (0,9) 4 (3,9) 2 (2,0) 21 (1,3) 6 (0,3) Sexo Varones Mujeres Edad 19-44 años 45-65 años FS: fobia social; SFS: sin fobia social. Los valores expresan n (%). Tabla 4 – Asociación de prevalencia de abuso y dependencia de alcohol en la vida y último año entre personas con y sin fobia social Prevalencia vital Consumo de alcohol Abuso de alcohol Dependencia de alcohol FS NFS 89,8 24,1 11,2 85,1 13,0 4,4 OR (IC95%) 1,53 (0,87-2,72) 2,11 (1,39-3,22) 2,46 (1,34-4,49) Prevalencia anual FS NFS 53,9 7,8 5,9 42,6 3,4 1,7 OR (IC95%) 1,58 (1,05-2,36) 2,39 (1,11-5,17) 3,57 (1,44-8,86) FS: fobia social; SFS: sin fobia social. Los valores expresan n (%). contrario de quienes no la tuvieron. Con respecto a la prevalencia anual, los resultados fueron muy similares a los de prevalencia vital (tabla 2). Prevalencia vital y del último año de dependencia de alcohol en personas con fobia social Estas prevalencias no presentaron diferencias importantes respecto a las de abuso ya descritas, excepto que la prevalencia vital entre los varones fue del 7,3%, 4,4 puntos más alta que en mujeres; en las variables grupo etario y educación superior no hay diferencias significativas en la prevalencia anual. La presencia de figura paterna en la niñez, para las dos prevalencias, fue mayor entre quienes presentan los dos trastornos que entre quienes presentan solamente dependencia al alcohol (tabla 3). Prevalencia vital y anual de consumo patológico de alcohol entre personas con y sin fobia social Las prevalencias vitales de abuso y dependencia de alcohol entre las personas con fobia social fueron del 24,1 y el 11,2% respectivamente. Entre quienes no sufren el trastorno fóbico, estas prevalencias fueron del 13 y el 4,4%; las probabilidades de alcanzar abuso de alcohol y dependencia de la sustancia son 2,11 y 2,46 puntos mayores entre las personas que padecen fobia social que entre quienes no. Al observar la prevalencia anual de personas con fobia social que abusen o dependan del consumo de alcohol, el 7,8 y el 5,9% respectivamente, frente a los que no padecen el trastorno fóbico (el 3,4 y el 1,7%). La probabilidad de llegar al abuso para las personas con fobia social es 2,39 veces más alta que para quienes no tienen el trastorno; de igual manera, respecto a la dependencia, la probabilidad es 3,57 veces mayor para los que padecen de fobia social. Todos los intervalos de confianza, tanto para la prevalencia vital como para la anual, fueron estadísticamente significativos (tabla 4). Discusión Se realizó una búsqueda de estudios en PubMed, HINARI y MEDLINE, a fecha 1 de agosto de 2013, que mostraran las prevalencias vital y anual, en forma de comorbilidad, entre fobia social y abuso/dependencia de alcohol. Se encontró un solo estudio realizado en 201031 , el cual afirma asimismo que no hay trabajos de investigación en epidemiología sobre la comorbilidad entre estos dos trastornos, a pesar de su fuerte asociación y de las diferencias puntuales existentes entre fobia social y otros trastornos de ansiedad31 . En nuestro estudio, la prevalencia a lo largo de la vida entre las personas que r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):66–72 padecen fobia social y abusan o dependen del alcohol fue del 24,1% (OR = 2,11) y el 11,2% (OR = 2,46) respectivamente. Las prevalencias de vida reportadas por Schneier son del 20,9% (OR = 1,2) de las personas con fobia social que abusan del alcohol y el 27,3% (OR = 2,8) de quienes presentan dependencia y concomitantemente tienen el trastorno fóbico. Aunque las diferencias de estos resultados podrían explicarse por la utilización de diferentes métodos y escalas de medición, la comorbilidad sigue siendo muy alta según lo muestran los dos estudios. En el nuestro, es interesante encontrar que, a medida que aumenta el problema del consumo de alcohol, empeora el trastorno por fobia social (tabla 4). Con respecto a las variables sociodemográficas, la edad de inicio del trastorno fóbico está en 14–16 años, y es muy raro encontrarla después de los 258 . Nuestro estudio encontró que la población entre 19 y 44 años tenía prevalencias vital y anual más altas que las encontradas en el grupo de más de 45 años, por lo que podría haber cierta relación con la edad de inicio. Respecto al sexo, existen estudios9,10 que encontraron más frecuencia de fobia social en las mujeres que en los varones, con una relación de 3:1. Nuestro estudio encontró que las prevalencias vital y anual son mayores en mujeres con fobia social que abusan de alcohol; no obstante, encontramos que estas prevalencias son mayores en los varones cuando se asocian a dependencia de alcohol, lo que podría decirnos, de acuerdo con nuestros resultados, que el consumo patológico de alcohol sería más grave para los varones que padezcan fobia social. Varios estudios11,32,33 reportan un nivel educativo más bajo en los sujetos con fobia social; nuestro estudio mostró que las prevalencias vital y anual fueron significativamente más altas en personas con fobia social que no cursaron estudios superiores. Diferentes estudios acerca de la presencia de la figura paterna en la infancia temprana34–36 reportan que aquella podría influir en la aparición del trastorno fóbico si los rasgos parentales se asocian a autoritarismo marcado, falta de calidez, rechazo o sobreprotección. En nuestro estudio, la presencia de figura paterna no parece ser un factor protector. El estudio encontró una fuerte asociación entre consumo patológico de alcohol, ya sea en forma de abuso o de dependencia, en personas que padecen fobia social respecto a consumidores patológicos que no presentan el trastorno fóbico, con una significación estadística importante; según nuestros hallazgos (tabla 4), a medida que aumenta el consumo patológico de alcohol, el trastorno es mas prevalente. Es decir, el abuso y la dependencia del alcohol de las personas que padecen fobia social tendría más gavedad que la de quienes no padecen el trastorno fóbico. Por otro lado, los datos encontrados en las otras variables estudiadas mostraron asociaciones ya descritas previamente en otros estudios aquí referidos, exceptuando la presencia de figura paterna en la niñez. Esto podría corresponder al diseño de nuestro estudio. Este análisis secundario proporciona datos muy importantes e interesantes desde el punto de vista epidemiológico, sobre todo en demostrar la comorbilidad existente entre trastornos asociados al consumo de alcohol y la presencia de otro diagnóstico subyacente, al tiempo que invita a reflexionar acerca de la relevancia de hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad mental antes de sumar otras comorbilidades. Según el estudio poblacional realizado en esta ciudad, las cifras tanto de fobia social como de consumo patológico de 71 alcohol reflejan un problema de gran importancia que hace necesario continuar estudiando e investigando esta relación mucho más a fondo. Es conveniente, por lo tanto, resaltar la urgencia de diseñar otro tipo de estudios, más específicos, que puedan darnos más luces sobre lo que realmente se esconde detrás de las cifras que obtuvimos. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. bibliograf í a 1. Sánchez Navarro JP, Martínez Selva JM. Reactividad fisiológica y actividad cerebral en las fobias específicas. Escritos de Psicología. 2009;3:43–54. 2. Bulbena Vilarrasa A. Guía de práctica clínica para el manejo de los pacientes con trastornos de ansiedad en atención primaria: definición, manifestaciones clínicas y clasificaciones. Madrid: Agencia Laín Entralgo, Unidad de Evaluación de Tecnologías Sanitarias; 2008. 3. Leibowitz MR, Barlow D. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales Texto revisado (DSM IV-TR); Trastornos de ansiedad. Washington: American Psychiatric Association; 2000. 4. Furmark T. Social phobia. From epidemiology to brain function. 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Se utilizó SPSS19 para el análisis estadístico. Se consideró estadísticamente significativo un valor de Palabras clave: Lupus eritematoso sistémico p < 0,05. Resultados: La media de edad era 13,7 ± 2,33 (7-17) años; el 78,9% eran mujeres. Las Psiquiatría infantil manifestaciones psiquiátricas fueron trastorno de ansiedad (52,6%), trastorno adaptativo Depresión y depresión (el 36,8% cada uno), psicosis (10%), trastorno conversivo (7,9%) y trastorno obse- Trastornos de ansiedad sivo compulsivo (5,3%). La puntuación SLICC media fue 2,76 ± 2,8 y la SLEDAI, 20,81 ± 20,82. Trastornos psicóticos Los anticuerpos antinucleares fueron positivos en el 81,25%. El 65,8% tenía diagnóstico de lupus neuropsiquiátrico, el 23,7% con crisis epilépticas, el 36,8% con cefalea, el 13,2% con accidente cerebrovascular, y vasculitis, corea y meningitis (el 5,3% cada una). El tiempo promedio desde el diagnóstico fue 20,47 ± 22,2 meses, mínimo para trastorno adaptativo (15 meses) y máximo para trastorno conversivo (seudocrisis) (31 meses). Los pacientes con psicosis presentaron las más altas puntuaciones de actividad lúpica (35,5 ± 16,21 frente a 19,08 ± 13,72; p = 0,032) y daño por la enfermedad (SLICC, 4,25 ± 4,03 frente a 2,58 ± 2,67; p = 0,27) en comparación con otros diagnósticos. Conclusiones: Las manifestaciones psiquiátricas más frecuentes fueron trastorno de ansiedad, adaptativo y depresión, con frecuencias mayores que lo reportado en otras poblaciones. Se demostró actividad lúpica principalmente en los pacientes con psicosis. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correos electrónicos: [email protected], [email protected] (Y.C. Zuñiga Zambrano). http://dx.doi.org/10.1016/j.rcp.2014.02.003 0034-7450/© 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. ∗ 74 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):73–79 Psychiatric Disorders in Pediatric Patients With Systemic Lupus Erythematosus in a Reference Hospital a b s t r a c t Keywords: Objective: To describe the psychiatric manifestations in pediatric patients with systemic Systemic lupus erythematosus erythematous lupus seen in the Fundación Hospital de la Misericordia. Child psychiatry Methods: Observational descriptive study. Medical charts and test results of inpatients and Depression outpatients between 2007 and2013 were reviewed; 39 patients were selected. SPSS 19 was Anxiety disorders used for statistical analysis. Statistical significance was considered with P = .05. Psychotic disorders Results: Mean age was 13.7 (2.33), with 78.9% female. The most frequent psychiatric manifestation was anxiety (52.6%), followed by adjustment disorder and depression (36.8% each one), psychosis (10%), conversion disorder (7.9%), and obsessive compulsive disorder (5.3%). The mean SLICC score was 2.76 (2.8), and the mean SLEDAI score was 20.81 (20.82). Antinuclear antibodies were positive in 81.25%. Neuropsychiatric lupus was diagnosed in 65.8% of patients; seizures were observed in 23.7%, headache in 36.8%, stroke in 13.2%, vasculitis, chorea 5.3%, and meningitis 5.3% of patients. The mean time from lupus diagnosis was 20.47 (22.2) months, with the shortest period for adjustment disorder and the longest period in patients with conversion disorder (pseudo-seizures) being 15 months and 31 months, respectively. The highest SLEDAI score was in patients with psychosis (35.5 [16.21] vs 19.08 [13.72]; P = .032), and also the highest disease damage (SLICC, 4.25 [4.03] vs 2.58 [2.67]; P = .27) in comparison with the other manifestations. Conclusions: The most frequent psychiatric manifestations were anxiety, depression, and adjustment disorder, with a higher frequency than other studies, and with lupus activity principally in patients with psychosis. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción El lupus eritematoso sistémico (LES) tiene una prevalencia de 6,3/100.000 menores de 16 años1 . El inicio en edad pediátrica podría empeorar el pronóstico, con un aumento en la mortalidad de hasta 10 veces en comparación con el inicio en la edad adulta2 . Las manifestaciones neuropsiquiátricas se presentan desde el 14 hasta el 95% en estudios prospectivos en niños3–5 . El American College of Rheumatology (ACR)6 incluye entre los 19 diagnósticos neuropsiquiátricos el estado confusional agudo, trastorno de ansiedad, trastorno del ánimo y psicosis. Se reporta una frecuencia de síntomas psiquiátricos en adultos entre el 42 y el 75% de los pacientes, y entre el 8 y el 23% de los niños7–10 . Son escasos los estudios en niños que reporten dichos diagnósticos en relación con la severidad y la actividad de la enfermedad. Este estudio describe cuáles fueron las alteraciones psiquiátricas que se diagnosticaron en pacientes pediátricos con LES atendidos en la Fundación Hospital de la Misericordia en 2007-2013 y describir cuáles eran la severidad y la actividad de la enfermedad en estos pacientes. Metodología Se realizó búsqueda en la base de datos de la consulta ambulatoria/hospitalaria de psiquiatría infantil de pacientes atendidos en el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2007 al 1 de marzo de 2013. Se seleccionó inicialmente a 49 pacientes, de los que se retiró a 10 porque se descartó el diagnóstico de LES y a otro por no disponer de la historia clínica. Se revisaron las historias clínicas y paraclínicos y las valoraciones por las diferentes especialidades de pediatría de todos los pacientes; se documentó valoración y confirmación de diagnóstico de LES por Reumatología Pediátrica cumpliendo al menos cuatro criterios definidos por el ACR11 . De todos los pacientes valorados en el hospital, se calcularon las puntuaciones de actividad de la enfermedad SLEDAI (Systemic Erythematosus Lupus Disease Activity Index) y la puntuación de daño por la enfermedad SLICC (Systemic Lupus International Collaborating Clinics)12 . Los datos se introdujeron en una base de datos en Excel. Se utilizó SPSS para el análisis estadístico. Se realizó la prueba de la !2 de Pearson, el test de Fisher y la prueba de la t de Student. Se consideró estadísticamente significativo todo valor de p < 0,05. Resultados La media de edad de los pacientes era 13,7 ± 2,33 (7-17) años. El 80% eran mujeres; la mayoría de los pacientes eran de procedencia urbana (82%) y estaban en estrato socioeconómico en 2 ± 1,007 (1-4); el 60% pertenecía al régimen subsidiado, el 36% a régimen contributivo y el 4,% no tenía datos acerca de su afiliación al sistema de salud. El 84% de los pacientes fueron valorados hospitalizados, con un promedio de consultas por psiquiatría de 2,5 (1-23). 75 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):73–79 El 15,8% de los pacientes sufrieron emergencia hipertensiva con afección de órgano blanco: cerebro en 4, riñón en 1 y múltiples sistemas afectados en 2; 2 pacientes fallecieron a causa de crisis hipertensiva con afección multiorgánica en 1 y hemorragia sistémica en otro. Tabla 1 – Perfil inmunológico y descripción de la enfermedad en pacientes con lupus y manifestaciones psiquiátricas Variable n/N Edad al diagnóstico (años) Criterios ACR 38 38 Afección sistémica Hematológica Renal Dermatológica Respiratoria Vasculitis sistémica SLICC SLEDAI 38/38 26 24 18 6 6 38 36 Tratamiento crónico Prednisolona Antimalárico Azatioprina Ciclofosfamida Micofenolato 37/38 36/38 25/38 6/38 6/38 97,4% 94,7% 65,8% 15,8% Perfil inmunológico ANA Anti-ADN Anti-Ro Anti-Sm Anti-La 26/32 17/26 10/24 8/25 4/24 81,25% 66,7% 41,7% 30,8% 17,9% 12,5 ± 2,4 (7-17) 6,3 ± 1,48 (4-9) Descripción de afección neurológica 68,4% 63,2% 47,3% 15,8% 15,8% 2,76 ± 2,8 (0-13) 20,81 ± 20,82 (0-56) ANA: anticuerpos antinucleares. Salvo otra indicación, los valores expresan media ± desviación estándar (intervalo). Descripción general de lupus En la tabla 1 se describen la afección sistémica y el perfil inmunológico de los pacientes. El 100% de los pacientes recibían tratamiento farmacológico a largo plazo, como se describe en la tabla. Además del tratamiento crónico, el 80% de los pacientes recibían metilprednisolona; el 45%, ciclofosfamida, y el 10%, rituximab como parte del tratamiento agudo durante las hospitalizaciones. La media de velocidad de sedimentación globular (VSG) fue 41,26 ± 18,9, con VSG aumentada en el 55,3% de los pacientes; el valor medio de complemento C3 fue 61,58 ± 39,6 (consumo de C3, 68,4%) y el valor de C4, 7,87 ± 8,4 (consumo de C4, 71,1%). Porcentaje de pacientes 40% 37% El 65,8% de los pacientes tenían diagnóstico de lupus neuropsiquiátrico definido dentro de los síndromes de ACR (fig. 1). Entre otros, los estudios realizados a los pacientes fueron estudio de líquido cefalorraquídeo (LCR), estudio con imágenes (resonancia magnética cerebral [RMC] y tomografía computarizada [TC]) y estudios electrofisiológicos (electroencefalograma, electromiografía y neuroconducciones de extremidades). Se realizó RMC al 53% de los pacientes y TC al 29%. Los resultados fueron anormales en el 55 y el 45% respectivamente. Las alteraciones en la RMC fueron atrofia en el 35%, lesiones isquémicas en el 15%, lesiones de alta señal en T2/FLAIR a nivel subcortical en el 15% y lesiones de alta señal en T2/FLAIR a nivel de ganglios basales o tálamo en el 15%; 2 pacientes tenían lesiones isquémicas con transformación hemorrágica y 1 paciente, lesiones de alta señal en el tallo cerebral. El 25% de los pacientes tenían al menos dos tipos de lesiones identificables en RMC. En las imágenes de TC se encontró principalmente atrofia, y en 1 paciente, lesiones hipodensas en la región occipital, lo que apuntaba a lesiones isquémicas subagudas. Dentro del grupo de pacientes con diagnóstico de síndrome antifosfolipídico (SAF), se encontraron alteraciones en las imágenes en el 18,2% y normales en el 45,5%; al 36,4% no se realizó RMC. No se encontraron diferencias significativas entre estos grupos. Las imágenes de los pacientes con SAF mostraron atrofia en 1 paciente y lesiones isquémicas y lesiones de alta señal en regiones corticosubcorticales bilateral en el otro paciente. Al evaluar las alteraciones en las imágenes en comparación con la presencia de anticuerpos antifosfolipídicos, se encontró una tendencia a mayor frecuencia de alteraciones en la RMC de los pacientes con anticoagulante lúpico (ACL) positivo (el 42,9% con imágenes anormales, el 35,7% con imágenes normales dentro del grupo de pacientes con ACL positivo; p = 0,08). En este último grupo se encontró más de una lesión en la RMC (atrofia y/o lesión isquémica, lesiones de alta señal en T2 y FLAIR en localización corticosubcortical y gangliobasal). No se 37% 30% 24% 20% 13% 11% 10% 5% 5% 5% 3% 0% Crisis epilépticas Cefalea Depresión ACV Mielitis Neuropatía Corea Psicosis Vasculitis 3% Meningitis Síntomas neuropsiquiátricos Figura 1 – Frecuencia de diagnóstico de síndromes neuropsiquiátricos en pacientes con lupus eritematoso sistémico y manifestaciones psiquiátricas. ACV: accidente cerebrovascular. 76 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):73–79 60% Porcentaje de pacientes 53% 45% 37% 37% 30% 15% 11% 8% 5% 0% T. Ansiedad T. Adaptativo Depresión Psicosis T. Conversivo TOC Trastorno específico Figura 2 – Trastornos psiquiátricos en pacientes pediátricos con LES. LES: lupus eritematoso sistémico; T: trastorno; TOC: trastorno obsesivo compulsivo. y 2 manifestaron ideación suicida (todos hospitalizados). En los pacientes con depresión como síntoma principal, se confirmó diagnóstico de trastorno depresivo mayor a largo plazo en 4 pacientes. El 57,9% de los pacientes recibieron tratamiento farmacológico para las manifestaciones psiquiátricas; de ellos, el 22,7% estaba en biterapia. Lorazepam (8), fluoxetina (5), olanzapina (2), risperidona (2), quetiapina (1), venlafaxina (1) y antihistamínicos (6) fueron los más frecuentes. El tiempo medio de presentación de los síntomas fue 20,47 ± 22,2 (0-76) meses tras el diagnóstico de la enfermedad. El tiempo más corto fue para trastorno adaptativo y los diagnósticos relacionados con trastorno de ansiedad (fig. 3). hallaron diferencias en las imágenes al comparar anticuerpos anticardiolipíicos y anti-B2 glucoproteína 1. EL LCR se tomo de 3 pacientes y fue anormal en 2 por hiperproteinorraquia y celularidad aumentada por linfocitos. El cultivo de LCR y los estudios bacterianos y virales adicionales fueron negativos en todos los casos. El electroencefalograma se realizó a 8 pacientes, y se encontró anormal en 2, con lentificación difusa y sin actividad epileptiforme. Manifestaciones psiquiátricas Tiempo medio desde el diagnóstico de LES en meses El síntoma más frecuente fue trastorno de ansiedad, seguido de trastorno adaptativo y depresión (fig. 2). En uno de los 2 pacientes con trastorno obsesivo compulsivo (TOC), se asoció con fobia social y tricotilomanía, con diagnóstico de tricobezoar que requirió intervención quirúrgica. Un paciente tenía antecedente de intento de suicidio Síntomas psiquiátricos y LES Depresión. Los pacientes con depresión presentaron actividad lúpica similar a la de quienes no tenían depresión (SLEDAI, 80 60 40 20 0 31 18 19 15 17 17 –20 Depresión Pseudocrisis Psicosis Trastorno adaptativo Trastorno de ansiedad TOC Manifestaciones psiquiátricas en pacientes pediátricos con LES Barras error: Intervalo de confianza 95% Figura 3 – Tiempo de evolución en meses a partir del diagnóstico de lupus eritematoso sistémico (LES) hasta los síntomas. TOC: trastorno obsesivo compulsivo. 77 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):73–79 Porcentaje de pacientes con síntomas 21,14 ± 15,65 frente a 20,6 ± 14,4; p = 0,92), con una media de SLICC levemente mayor, pero no significativamente, que la de los niños sin depresión (3,6 ± 3,7 frente a 2,25 ± 2,2; p = 0,14), con leves diferencias en estrato socioeconómico (estrato promedio en niños con depresión, 2,22 ± 1,3 frente a estrato promedio en niños sin depresión, 2,1 ± 0,8; p = 0,8). El consumo de complemento fue mayor entre los pacientes con depresión, sin diferencias estadísticamente significativas. El tiempo de aparición de los síntomas psiquiátricos fue menor en los pacientes con depresión que en otros diagnósticos psiquiátricos (17,6 ± 17,4 frente a 22,7 ± 24,7; p = 0,55) (fig. 3). No se observaron diferencias por sistemas afectados por la enfermedad entre los niños con y sin depresión. Ansiedad. Los pacientes con ansiedad tuvieron tendencia a menor puntuación de actividad lúpica que los niños con otros diagnósticos (17,7 ± 14,7 frente a 24,3 ± 14,3; p = 0,17), sin diferencias en daño por la enfermedad (SLICC, 2,95 ± 2,97 frente a 2,56 ± 2,72; p = 0,68); no se encontraron diferencias significativas en el consumo de complemento, con leve aumento de VSG en comparación con los niños sin ansiedad. No se observaron diferencias en el tiempo de evolución de la enfermedad respecto a los otros diagnósticos. Se encontró menos afección hematológica (el 52,6 frente al 94,1%; p = 0,006), dermatológica (el 23,6 frente al 70,6%; p = 0,008) y respiratoria (el 5,3 frente al 29,1%; p = 0,05). Trastorno adaptativo. Los pacientes con trastorno adaptativo mostraron mayor actividad lúpica medida por SLEDAI (23,85 ± 10 frente a 19,04 ± 16,7; p = 0,34) y menor valor de C3 (47,9 ± 22,6 frente a 71,6 ± 46,5; p = 0,09), sin diferencias significativas. No se observaron diferencias en el daño por la enfermedad. Estos pacientes tuvieron un tiempo promedio de presentación de los síntomas de 24,4 ± 24,3 meses, sin diferencia en el tiempo de presentación en los pacientes sin este diagnóstico. Se presentó con mayor frecuencia enfermedad renal en el 85,7 frente al 54,5% (p = 0,05). Psicosis. La media de SLEDAI fue más alta que con los otros diagnósticos (35,5 ± 16,21 frente a 19,08 ± 13,72; p = 0,032), y además se observó mayor daño por la enfermedad (SLICC, 4,25 ± 4,03 frente a 2,58 ± 2,67; p = 0,27), sin diferencias estadísticamente significativa. No se observaron diferencias por tiempo de evolución de LES previa a la psicosis, estrato o edad. El consumo de complemento predominó entre los pacientes sin psicosis. La afección sistémica fue similar en los pacientes con y sin psicosis. 60% 53% 42% 45% 30% 21% 16% 15% 3% 0% Vasculitis Exantema malar Xerodermia Alopecia Lupus discoide Figura 4 – Manifestaciones dermatológicas con alteración de la imagen corporal en pacientes pediátricos con lupus eritematoso sistémico. Tabla 2 – Frecuencia de manifestaciones dermatológicas que afectan a la imagen corporal en los pacientes con LES y las diferentes manifestaciones psiquiátricas Manifestaciones psiquiátricas Manifestaciones dermatológicas Sí Psicosis Sí No 4 26 p No 0 8 0,275 Ansiedad Sí No 16 14 4 4 0,87 Trastorno adaptativo Sí No Depresión Sí No 12 2 0,44 18 6 8 22 6 2 0,012 Alteración de la imagen corporal y síntomas psiquiátricos El 79% tenía afección dermatológica grave, con alteración de la imagen corporal secundaria a la enfermedad (fig. 4). En la tabla 2 se observa la afección dermatológica que afecta a la imagen corporal (exantema malar, lupus discoide, fotosensibilidad, vasculitis en la cara y los dedos de las manos, xerodermia) y su relación con los principales diagnósticos psiquiátricos. No se encontraron diferencias significativas en relación con mayor frecuencia de síntomas y alteraciones dermatológicas. Discusión Este estudio muestra los trastornos de ansiedad como el diagnóstico más común, con una frecuencia del 53%, seguido de trastorno adaptativo (37%) y depresión (37%), con un porcentaje bajo de psicosis (10,5%), lo cual difiere de lo reportado en la literatura. Lim et al13 reportaron previamente en su estudio una tasa de psicosis en niños con LES del 75%, con síntomas depresivos en el 62%. Al igual que en nuestro estudio, se reporta una baja frecuencia de trastorno depresivo mayor14 , que se diagnosticó en esta serie únicamente en 4 pacientes. En estudios previos en niños, son poco frecuentes los síntomas de ansiedad y sus diagnósticos relacionados, con reportes alrededor del 5% (1 de 19 pacientes con síntomas psiquiátricos)15 . Sin embargo, en adultos se reporta una frecuencia de trastorno adaptativo del 13% de los pacientes, con una frecuencia de síntomas depresivos similar5 . Este grupo en general pareciera acercarse más a lo descrito en adultos en cuanto a síntomas, con alta frecuencia de al menos dos diagnósticos psiquiátricos como lo reportado en estudios en adultos3 . Se evidencian diagnósticos previamente no reportados en niños con LES como trastorno somatomorfo tipo conversivo en el 8% y trastorno obsesivo compulsivo en 2 pacientes; sin embargo, en adultos el trastorno somatomorfo tiene una 78 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):73–79 frecuencia del 37%, el más frecuente es el doloroso, relacionado con algunos marcadores de actividad de la enfermedad; con una frecuencia de TOC reportada del 9% y de fobia específica del 24%, con relación directa con la enfermedad con más alta frecuencia en comparación con controles sanos, lo cual se relaciona más con lo presentado en este estudio3 . Sin embargo, no se reportan puntuaciones como marcadores de actividad en dicho estudio, por lo cual se hace difícil la comparación con nuestra muestra. En este estudio se presenta una frecuencia promedio de alteraciones en las imágenes, con porcentajes elevados de lesiones isquémicas: el 15% de los pacientes frente al 2% en estudios previos10 , probablemente en relación con el alto porcentaje de síntomas neurológicos, sin diferencias en tipo o frecuencia de alteraciones entre los pacientes con SAF o con anticuerpos antifosfolipídicos positivos. No contamos con estudios funcionales que podrían mostrar mayor porcentaje de alteraciones, pero la TC por emisión monofotónica (SPECT) resulta anormal en un 80–100%, según estudios previos en población pediátrica16,17 . El tiempo promedio de evolución de la enfermedad previa al diagnóstico psiquiátrico, en este caso 20,47 meses, es similar a los de estudios previos en adultos (2,5 años); en niños se ha descrito tiempo de inicio de 32 días a 7 meses después del diagnóstico9,10,18 . Sin embargo, estos últimos estudios fueron de tipo prospectivo con búsqueda activa de los síntomas mediante diferentes escalas, lo cual podría aumentar la sensibilidad del diagnóstico y explicar la diferencia con nuestro estudio. En este estudio, el tiempo más corto desde el diagnóstico es para el trastorno adaptativo y el trastorno de ansiedad, lo cual se ha descrito que se presenta más temprano en el curso que en otros trastornos psiquiátricos19 . El porcentaje de diagnóstico de lupus neuropsiquiátrico es mayor que lo descrito previamente en niños colombianos con LES (el 65,8 frente al 40%)20 , posiblemente en relación con la mayor probabilidad de síntomas neurológicos asociados en pacientes con síntomas psiquiátricos, como lo evidenciado en un estudio previo en niños con LES y síntomas psiquiátricos, que mostraba una frecuencia del 80% de estos pacientes13 . Este grupo, al momento de la valoración por Psiquiatría, tenía la mayoría actividad lúpica, demostrada por valores altos de SLEDAI (media, 20,18), altos en comparación con descripciones en población pediátrica (SLEDAI media en estudios previos, 8,14), posiblemente en relación con la alta frecuencia de enfermedad renal evidenciada en esta muestra y con alta gravedad de la enfermedad (el 63,2 frente al 8–43% en estudios anteriores)10,21 . Se observó mayor actividad en pacientes con psicosis, además de mayor gravedad de la enfermedad en comparación con los otros diagnósticos psiquiátricos, lo cual podría estar en relación con posibles mecanismos fisiopatológicos descritos que lleven a alteración de vías inmunológicas y posible depósito de anticuerpos22,23 . En este estudio se documentó ideación suicida en 2 pacientes y antecedente de intento de suicido en 1 paciente, lo cual es bajo respecto a lo descrito previamente; se reporta ideación suicida en un 34–50% de los pacientes pediátricos y adultos e intento suicida en un 6–8%3,12 , porcentajes que pueden estar sesgados por el tipo descriptivo retrospectivo de nuestro estudio. No obstante es un dato relevante, dado que los pacientes con LES tienen más riesgo de ideación e intento suicida, y esto aumenta con actividad de la enfermedad24 . En relación con las alteraciones dermatológicas de la enfermedad que afectan a la imagen corporal, hay tendencia a mayor relación con presencia de psicosis, posiblemente por la mayor actividad lúpica en relación con estos síntomas; sin embargo, no se encontraron diferencias significativas. Es necesario ampliar la muestra, evaluar dichos síntomas en estudios prospectivos y estimar su relación con las manifestaciones psiquiátricas. Conclusiones En este estudio se observan con mayor frecuencia los trastornos de ansiedad y los trastornos depresivos como principales diagnósticos, en una muestra con altas gravedad y actividad de la enfermedad y alto porcentaje de alteración de imagen corporal, lo cual puede explicar la alta frecuencia de trastornos de adaptación y ansiedad en esta muestra, mayor que lo reportado en estudios previos. Es importante aclarar que estudios previos demuestran que el riesgo de síntomas de ansiedad y depresión aparece aumentado al tener peor comprensión de la enfermedad y el tratamiento al momento del diagnóstico25 , con un bajo porcentaje de reporte inicial de síntomas por parte de los pacientes26 ; de ahí la importancia de una valoración y manejo oportunos por Psiquiatría, con mayor razón en estos pacientes con enfermedad muy grave, como lo descrito en esta muestra. Limitaciones Este estudio tiene limitaciones por ser retrospectivo y descriptivo, lo cual hace difícil la recolección precisa de los datos de historia clínica y síntomas presentados por los pacientes. Es necesaria la realización de estudios prospectivos e intervenciones que permitan determinar el curso y el mejor tratamiento para estos pacientes. Conflicto de intereses Los autores manifiestan no tener conflicto de intereses. bibliograf í a 1. Huang JL, Yao TC, See LC. Prevalence of pediatric systemic lupus erythematosus and juvenile chronic arthritis in a Chinese population: a nation-wide prospective population-based study in Taiwan. Clin Exp Rheumatol. 2004;22:776–80. 2. Al-Mayouf SM, Al Sonbul A. Influence of gender and age of onset on the outcome in children with systemic lupus erythematosus. Clin Rheumatol. 2008;27:1159–62. 3. Sibbitt Jr WL, Brandt JR, Johnson CR, Maldonado ME, Patel SR, Ford CC, et al. 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Aceptado el 18 de noviembre Métodos: Se tomó una muestra representativa de la población adulta de Medellín, mediante de 2013 un muestreo polietápico estratificado por conglomerados. Se realizó genotipificación para On-line el 3 de mayo de 2014 APOE a cada uno de los sujetos participantes. En el análisis de frecuencias y asociación, se tuvo en cuenta el diseño muestral. Palabras clave: Resultados: Las frecuencias de los alelos E2, E3 y E4 de APOE fueron del 3,9, el 92,0 y el 4,1% Apolipoproteína E respectivamente. Las frecuencias genotípicas fueron: 2/2, el 0,2%; 2/3, el 6,8%; 2/4, el 0,6%; Prevalencia 3/3, el 85,0%; 3/4, el 7,2%, y 4/4, el 0,3%. Genética Conclusiones: Las frecuencias alélicas y genotípicas de APOE en adultos de Medellín tienen Enfermedad de Alzheimer una distribución similar a las reportadas en poblaciones suramericanas, y son datos que Esquizofrenia tienen valor para conocer el impacto poblacional de estas variantes genéticas en distintos trastornos psiquiátricos. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correos electrónicos: [email protected], [email protected] (J. García Valencia). http://dx.doi.org/10.1016/j.rcp.2013.11.012 0034-7450/© 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. ∗ 81 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):80–86 Prevalence of Variants in the Apolipoprotein E (APOE) Gene in a General Population of Adults from an Urban Area of Medellin (Antioquia) a b s t r a c t Keywords: Objective: To determine the allelic and genotype frequencies of apolipoproteine E (APOE) Apolipoprotein E gene in a representative sample of the adult population of Medellin in 2010. Prevalence Methods: A representative sample of the adult population of Medellin, was obtained by Genetics means of a multi-stage, stratified, conglomerate based sampling method. APOE genoty- Alzheimer disease ping was carried out on each of the participants. The sampling design was taken into Schizophrenia consideration for the frequencies and association analysis. Results: The frequencies of the APOE alleles E2, E3 and E4 were 3.9, 92.0 and 4.1%, respectively. The frequencies of the different APOE genotypes were as follows: 2/2, 0.2%; 2/3, 6.8%; 2/4, 0.6%; 3/3, 85.0%; 3/4, 7.2%, and 4/4, 0.3%. Conclusions: The allelic and genotype frequencies of APOE in an adult population of Medellin did not differ substantially from other series reported in South America. These data are important to determine the real impact of APOE on the population risk of several psychiatric diseases. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La apolipoproteína E (ApoE) es una proteína de 299 aminoácidos, codificada por un gen en el cromosoma 19 (q13.2-q13.3)1 . El gen APOE es polimórfico, con tres alelos conocidos como E2, E3 y E4 que se heredan de manera codominante. Cada uno de los padres aporta un alelo, lo cual da como resultado tres genotipos homocigóticos denominados: E2/2, E3/3, E4/4 y tres heterocigotos: E3/2, E4/2 y E4/32 . El alelo E3 es el más frecuente y E2 y E4 se consideran variantes que se diferencian entre sí por una sustitución de aminoácidos de los codones 112 y 1582,3 . Cada alelo codifica una proteína conocida como E2, E3 y E4. Cada isoforma se diferencia funcionalmente por su afinidad por el receptor de lipoproteínas de baja densidad (LDLR) y por las partículas lipoproteicas4 . La ApoE se sintetiza principalmente en el hígado y el cerebro, su velocidad de síntesis es inversa a la absorción3 y participa en el transporte de lípidos desde el hígado a las células periféricas y en el transporte inverso desde las células a la circulación. Además, tiene un papel crucial en enriquecer de colesterol la lipoproteína de alta densidad (HDL)3 . La ApoE es la principal apolipoproteína encontrada en el sistema nervioso central (SNC) y se la ha relacionado con varias enfermedades neuropsiquiátricas. El alelo E4 es uno de los factores genéticos más firmemente asociados con el riesgo de enfermedad de Alzheimer esporádica y de progresión a esta desde un deterioro cognitivo leve5–8 ; por otro lado, el alelo E2 está considerado factor protector contra esa misma enfermedad9 . También se ha encontrado asociación del alelo E4 con otras demencias como la frontotemporal10,11 . El gen APOE ha sido estudiado en otros trastornos mentales diferentes de las demencias, como la depresión de aparición tardía, que es 4,7 veces más frecuente en portadores del alelo E412,13 , y en pacientes con trastorno bipolar se ha observado que este alelo se asocia con peor desempeño cognitivo, aparición temprana y síntomas psicóticos14,15 . Además, se ha encontrado asociación entre el alelo E4 y el riesgo y la presentación clínica de esquizofrenia, particularmente una menor edad de inicio, pero los resultados han sido contradictorios16–19 . Con respecto a trastornos no psiquiátricos, los portadores de un alelo E4 tienen una respuesta peor al tratamiento después de traumatismo craneoencefálico y mayor depósito cerebral de betaamiloide20,21 . Más aún, se ha reportado que los portadores del alelo E2 tienen mayor riesgo de expansión del hematoma cuando hay hemorragia intracerebral22 . Además, el polimorfismo en APOE puede ser la causa de entre el 2 y el 11% de la variación total del colesterol en sangre23 . El efecto de este gen en el colesterol no se ha visto que cambie significativamente entre diferentes poblaciones24 y se considera que está involucrado en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular mediante mecanismos relacionados con la agregación plaquetaria y el transporte inverso de colesterol25,26 . La asociación entre APOE y aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular puede deberse a causación inversa; es decir, que la enfermedad en sí produzca cambios en las lipoproteínas o que la ApoE tenga otras funciones diferentes del transporte de lipoproteínas27 . No obstante, la distribución geográfica de los alelos para la ApoE puede ser un predictor estadísticamente significativo de la variación en el promedio de las concentraciones de colesterol y la tasa de mortalidad cardiovascular28,29 . Ya que el alelo E4 del gen APOE es un factor de riesgo de diversos trastornos claramentemente demostrado, es importante saber qué impacto tiene en la incidencia poblacional de estos. Para ello es necesario conocer las prevalencias de los alelos y genotipos de APOE en población general. Se han realizado estudios en diversos lugares del mundo que han mostrado que las frecuencias de alelos y diferentes genotipos varían mucho entre poblaciones. Por ejemplo, en Líbano la frecuencia del genotipo E3/3 de APOE fue del 68,7%, con frecuencias alélicas de E3 del 84%, de E2 del 7,2% y de E4 del 82 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):80–86 8,8%30 . El E2 se reportó ausente en una población de 165 sujetos de Arabia Saudí, que son semejantes a los libaneses en sus ancestros31 . Resultados concordantes en cuanto a la ausencia del E2 se han publicado para tribus indígenas americanas como los Bari y Yucpa en Venezuela y Mazateca en México32,33 . En otras poblaciones suramericanas, como la brasileña, se han reportado frecuencias alélicas de APOE semejantes a las de población caucásica de países occidentales. Por ejemplo, el alelo E3 se encontró con una frecuencia de 80%; el E2, del 6,5%, y el E4, del 13,5%34 . En Colombia, ya se han realizado varios estudios sobre el tema. Uno en sujetos amerindios y afrocolombianos, que incluyó aproximadamente a 30 individuos de 17 poblaciones para un total de 532. Se observó que en todas las poblaciones el alelo más común era el E3; en las comunidades negras de Cauca y Quibdó, el alelo E2 tenía una prevalencia inusualmente alta (20%), pero en los indígenas estaba ausente (excepto los Tule); además el alelo E4 se presentaba en el 37% de los Nukak y el 41,1% de los Coreguaje35 . Hay otros dos estudios, realizados en niños: uno con 691 escolares de la región centro-oriental (Cundinamarca, Boyacá, Meta, Santander y Norte de Santander), que mostró prevalencias de E3 del 86%, de E2 del 4% y de E4 del 8%, y otro con 500 niños del Quindío, que obtuvo frecuencias de los alelos E3, E2 y E4 del 91,6, el 5,3 y el 3,1% respectivamente36,37 . Forero et al38 reportaron en adultos bogotanos de 18–65 años frecuencias de E3, E2 y E4 del 85,6, el 5,5 y el 8,9%, y en adultos mayores de 65 años, cifras similares: el 86,8, el 3,9 y el 9,3%. Sin embargo, en este estudio las muestras se tomaron por conveniencia de estudiantes universitarios y sujetos no dementes que participaron en estudios de deterioro cognitivo y alta longevidad, por lo que podrían no ser representativos de la población de Bogotá. No tenemos conocimiento de un estudio realizado en una muestra representativa de población adulta en Colombia que permita una estimación no sesgada de la prevalencia de las variantes genéticas de APOE. Además, dadas las variaciones que se han visto en subpoblaciones colombianas, sería útil tener datos de frecuencias alélicas y genotípicas en población antioqueña, la cual tiene grado de homogeneidad debido a un efecto fundador y aislamiento geográfico durante la mayor parte de su expansión39 . Por consiguiente, se realizó la presente investigación, que tuvo como objetivo establecer la prevalencia de los diferentes genotipos y alelos del gen APOE en la población general adulta del área urbana de Medellín, Antioquia, Colombia. Materiales y métodos Este es un estudio de corte transversal realizado en población general adulta de Medellín. Antes de cualquier procedimiento, el protocolo de investigación y el consentimiento informado fueron aprobados por los Comités de Ética e Investigaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y el Hospital Universitario San Vicente Fundación. Se calculó un tamaño de muestra para el estudio de la proporción de genotipos en la población empleando una proporción del 50% para garantizar un máximo tamaño de muestra, una confianza en la estimación del 95%, un error máximo permisible del 3% y un efecto de diseño del 1,5 (razón entre el error estándar del diseño empleado y el obtenido tratando la muestra como simple aleatoria). El tamaño de muestra calculado fue 1.267 sujetos y se adicionó un 10% por posibles pérdidas, lo que hizo un total de 1.393. Se hizo un muestreo polietápico estratificado por conglomerados. Se estratificó por nivel socioeconómico y los conglomerados fueron las comunas, manzanas y casas. Finalmente, se escogió aleatoriamente a personas adultas que fueron la unidad de análisis final. Para seleccionar las manzanas de donde se escogieron las viviendas y en estas las personas mayores de 18 años, se estableció un cociente entre el número de viviendas en cada estrato socioeconómico y el gran total, y cada uno de estos porcentajes se multiplicó por el número total de adultos mayores de 18 años que se requería seleccionar. Así se obtuvo el número de personas a las que se encuestaría en cada estrato. Se tomó como criterio estadístico a 5 personas de cada manzana, bajo la presunción de distribución similar de los adultos mayores de 18 en cada una. De esta forma, se estableció una estimación del total de manzanas que era necesario elegir en general y en cada estrato. Dado que se seleccionaron las manzanas de acuerdo con su volumen en cada estrato socioeconómico, se tomó la información que da cuenta de dichos volúmenes del Departamento Administrativo de Planeación Municipal y Secretaría de hacienda Municipal del año 2002, porque no se logró obtener información más reciente. Asimismo se utilizó el listado de manzanas de la Oficina de Catastro Municipal como marco de muestreo. Una vez hecha la distribución aleatoria del número de manzanas a elegir en cada comuna por estrato socioeconómico, se procedió a su selección aleatoria; para ello se utilizó un muestreo sistemático, ordenando las manzanas por la comuna a la cual están asignadas y luego utilizando un salto de muestreo (cociente del número de manzanas existentes y número de manzanas a seleccionar en el estrato socioeconómico específico). Las manzanas seleccionadas se ubicaron en un mapa que las georreferenciaba en la ciudad de Medellín. Para la selección de las viviendas, se fue a cada una de las manzanas escogidas previamente y allí se hizo, de nuevo, un muestreo sistemático de modo que la primera vivienda fuera seleccionada; luego se calculó el salto de muestreo (cociente entre el número de viviendas en la manzana y 5), y se procedió a escoger la vivienda. Se excluyeron de la muestra de viviendas los edificios correspondientes a instituciones tales como cuarteles, colegios o similares, por sus características especiales que los apartan de la definición de vivienda familiar. En cada vivienda se hizo un listado de los que allí residían y tuvieran más de 18 años, y se escogió de forma aleatoria simple a la persona a la que se invitaría a participar en el estudio. Participantes Procedimientos Se tomó como población de referencia para el estudio a todas las personas mayores de 18 años que vivían en la zona urbana de la ciudad de Medellín, exceptuando los corregimientos, en 2010. Una vez identificada la vivienda, en la víspera de la visita se dejaban bajo las puertas volantes en los cuales se les informaba acerca del estudio. Al día siguiente se hacía una 83 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):80–86 visita en la cual se seleccionaba a la persona que iba a ser invitada a participar en el estudio y se hacía el procedimiento de lectura y firma del consentimiento informado. Si la persona seleccionada de la lista de residentes en la vivienda no se encontraba allí, se acordaba con ellos una nueva visita. Después de leer y firmar el consentimiento informado, a todos los participantes se les hizo un breve cuestionario sobre información sociodemográfica y de antecedentes médicos y se tomo una muestra de 10 ml de sangre. Procedimientos de laboratorio Extracción de ADN: se tomaron medidas de cuidado biológico para la manipulación de las muestras, que consisten de 10 ml de sangre periférica en tubos con EDTA. Estas se almacenaron a 4 ◦ C. La extracción de ADN se hizo utilizando protocolos estándar de fenol-cloroformo. El ADN extraído se resuspendió en buffer Tris EDTA, se prepararon alícuotas de trabajo y se almacenaron a –20 ◦ C. Genotipificación de polimorfismos en APOE: el gen APOE se tipificó usando PCR como describieron Hixson et al40 . Un fragmento del exón 4 del gen APOE se amplificó utilizando los cebadores con las siguientes secuencias: 5’- ACAGAATTCGCCCCGGCCTGGTA-3’ y 5’- TCCAAGGAGCTGCAGGCGGCGC-3’. La PCR se llevó a cabo en un volumen total de 25 !l y se utilizaron 0,5 U de Taq polimerasa, un buffer para PCR sin magnesio que contenía 200 mM de tris-HCl, pH 8,4 y 500 mM de KCl, 1 mM de MgCl2 , un 10% de dimetilsulfóxido y una mezcla de nucleótidos que contuvieran 0,2 mM de cada uno dNTPs pH 7, 0,5 mM de cada primer y 100 ng de ADN y se ajustó al volumen de 25 !l de agua doblemente destilada. Se realizaron 40 ciclos de amplificación a 94 1 min, 64 ◦ C 1 min y 72 ◦ C 1 min; finalmente, un paso adicional de elongación de los productos de amplificación a 72 ◦ C 10 min. El producto de amplificación se digirió mediante 0,33 U/!l de la endonucleasa de restricción HhaI (Fermentas), que reconoce la secuencia GCGC. El ADN amplificado se cortó en todos los sitios que contuvieran esta secuencia. El número de fragmentos cortados permitió la genotipificación del APOE. Por ejemplo, dos fragmentos invariables de 16 y 18 pb son comunes para todas las isoformas. El alelo 3 tiene otras tres secuencias GCGC que se digieren y producen fragmentos de 33, 48 y 91 pb. El alelo 2 fue cortado en cuatro sitios y se produjeron fragmentos de 91, 81, 18 y 16 pb. El alelo 4 contiene seis secuencias GCGC. Los fragmentos que se produjeron fueron de 16, 18, 19, 34, 48 y 42 pb. La resolución de los genotipos se realizó mediante una electroforesis en gel de poliacrilamida al 18% teñido con bromuro de etidio. Control de calidad de la genotipificación: en cada gel se incluyó a los individuos con genotipos conocidos para descartar digestiones parciales. Se tomó registro fotográfico de cada gel para realizar una segunda lectura independiente. En caso de discrepancia entre lecturas, el genotipo se repitió desde la amplificación hasta que hubiera consenso. Se repitió el 5% de los genotipos al azar para evaluar la concordancia entre experimentos. Tal procedimiento se repitió hasta obtener una reproducibilidad al menos del 95%. Tabla 1 – Características demográficas y antecedentes clínicos de los adultos de población general de estratos bajos y medios-bajos de la ciudad de Medellín, 2010 Pacientes, n 964 Edad (años) Escolaridad (años) Mujeres 45,07 ± 16,17 (18-93) 8,41 ± 4,35 (0-23) 645 (66,9) Estado civil Soltero Casado Unión libre Separado o divorciado Viudo 348 (36,1) 292 (30,3) 181 (18,7) 74 (7,7) 69 (7,2) Estrato socioeconómico 1 (muy bajo) 2 (bajo) 3 (medio bajo) 4 (medio) 5 (medio alto) 6 (alto) 108 (11,2) 413 (42,8) 333 (34,5) 74 (7,7) 33 (3,4) 3 (0,3) Los valores expresan n (%) o media ± desviación estándar (intervalo). Procesamiento de los datos y análisis estadístico Se evaluó el equilibrio de Hardy-Weinberg para APOE utilizando el programa ARLEQUIN versión 3.01. Para la generación de estimaciones no sesgadas de las prevalencias, se analizaron los datos con el módulo para muestras complejas del programa estadístico SPSS versión 18,0, teniendo en cuenta el factor básico de expansión que es el recíproco de la probabilidad final de selección de las personas, la cual es el producto de las probabilidades de selección de cada etapa del muestreo. Las ponderaciones se multiplicaron entre sí, y el factor resultante se normalizó en función del tamaño de la muestra obtenida, lo que dio lugar a la ponderación final. Se calcularon promedios con sus respectivos intervalos de confianza del 95% (IC95%) para la variable edad y frecuencia y porcentajes para las variables sexo, alelos y genotipos de APOE. Resultados Las frecuencias genotípicas de APOE estuvieron en equilibrio de Hardy-Weinberg (p > 0,05). De los 1.393 sujetos invitados a participar en el estudio, únicamente aceptaron 964 (69,20%), y hubo una alta frecuencia de rechazo en los estratos socioeconómicos 4 (medio), 5 (medio-alto) y 6 (alto). Las características sociodemográficas de los sujetos se pueden ver en la tabla 1. La muestra estuvo constituida en un 66,9% por mujeres, lo cual es diferente de los reportes de los censos de la ciudad. Debido al sesgo que esto pudiera generar, se hizo corrección por sexo para el análisis teniendo en cuenta las distribuciones reportadas por el DANE del último censo. El alelo E3 fue el encontrado con mayor frecuencia en la población (92%; IC95%, 88,6%-94,5%), y los alelos E2 y E4 tuvieron una prevalencia similar entre sí. Los genotipos más frecuentes fueron E3/3, 3/4 y 2/3 (tabla 2). 84 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):80–86 Tabla 2 – Frecuencias de los genotipos y alelos del gen APOE en los adultos de población general de Medellín, 2010 Frecuencia (IC95%), % Genotipos 2/2 2/3 2/4 3/3 3/4 4/4 Alelos Epsilon 2 Epsilon 3 Epsilon 4 0,2 (0,1-0,6) 6,8 (3,9-11,8) 0,6 (0,2-1,7) 85 (78,7-89,7) 7,2 (4,9-10,4) 0,3 (0,1-1,0) 3,9 (2,3-6,5) 92,0 (88,6-94,5) 4,1 (2,8-5,9) Discusión En el presente estudio se describe la prevalencia de alelos y genotipos de APOE en población general adulta de Medellín. Como en muchas de las poblaciones del mundo, el genotipo E3/3 fue el más prevalente, seguido por el E3/4. La prevalencia del alelo E2 fue del 3,9%, muy semejante a la del E4 y ligeramente más baja que la encontrada en 500 niños de la región central del país (5,3%)24 . La frecuencia del E2 reportada en el estudio que incluyó a niños de la región centro-oriental (4%) y el de adultos de la región nororiental de Colombia no difieren de la reportada en este estudio36,38 . No obstante, la frecuencia de este alelo es inferior a la reportada en poblaciones europeas (hasta el 10% de los controles sanos)41 . Se ha mostrado que la frecuencia del alelo E2 es muy baja o ausente en la población mestiza centroamericana y suramericana de ascendencia Maya y Mazateca, al igual que en algunas tribus indígenas como los Bari y los Yucpa en Venezuela19,42 . En Perú, la frecuencia del alelo E2 en voluntarios aparentemente sanos fue del 1,1%43 . En Colombia, dada la mezcla racial, la frecuencia de este alelo ocupa un lugar intermedio entre las poblaciones aborígenes de Centroamérica y Suramérica y la población caucásica europea. Callas et al encontraron frecuencias alélicas muy semejantes a las presentadas en este estudio; en 691 niños de la región nororiental del país, el alelo E3 se presentó con una frecuencia del 86% y los alelos E4 y E2 se presentaron con frecuencias del 8 y el 4% respectivamente36 . Forero et al38 , en su estudio de adultos de Bogotá, reportaron frecuencias semejantes para E3, pero para el alelo E4 la frecuencia fue del 8,9%, más del doble de la encontrada en el presente estudio. Esta menor frecuencia para el alelo E4 puede ser el reflejo de la diferencia en la composición ancestral de la población de Medellín en comparación con la de Cundinamarca, Boyacá, Santanderes y Meta, donde la proporción de mezcla amerindia es más prevalente que en Antioquia39 . Estudios en comunidades amerindias colombianas han mostrado una frecuencia elevada del alelo E4 (18,1%) de APOE35 . De manera similar, frecuencias altas de E4 se han reportado en Brasil, México y Venezuela y se ha postulado que este alelo es más frecuente en personas con más melanina en la piel34,44–46 . En Papúa-Nueva Guinea y ciertas tribus africanas, el E4 es más frecuente incluso que el E346 . En Europa, se han reportado frecuencias diferenciales para E4 entre el sur y el norte. En el sur de Europa la frecuencia de este alelo alcanza el 15%, y en el norte puede ser tan alta como el 50%46 . Una explicación para este fenómeno es la migración hacia Europa de tribus agricultoras provenientes del Oriente medio46 . Otra posible explicación para la frecuencia diferencial de los alelos de APOE en Europa es que los poseedores de un E4 son más resistentes a la deficiencia de vitamina D, y la mayor frecuencia de este alelo podría entenderse como una ventaja evolutiva entre los habitantes del norte de Europa, que son países con menos horas de sol al año46 . Las frecuencias alélicas para APOE varían entre diferentes grupos poblacionales, y se ha mostrado que la latitud donde está situado el país tiene más influencia en estas diferencias42 . La principal fortaleza de este estudio es que se basó en una muestra representativa de la población adulta de Medellín y que en sus resultados se tuvo en cuenta el diseño muestral, lo que podría dar una estimación más válida de la prevalencia de los alelos y genotipos. Al tener estos datos, podría calcularse el porcentaje de riesgo atribuible poblacional (PRAP) para trastornos en los que se ha demostrado que el gen APOE tiene un papel en la susceptibilidad. Por ejemplo, si en estudios con población colombiana se ha observado que los portadores del alelo E4 tienen 5,1 veces el riesgo de enfermedad de Alzheimer47 , el PRAP sería de 14,4%, calculado con la fórmula PRAP = b (odds ratio [OR] – 1)/[b (OR – 1) + 1], donde b es la frecuencia de la exposición en la población, que corresponde a la prevalencia del alelo E4. El PRAP se interpretaría así: el alelo E4 explica el 14,4% del riesgo de enfermedad de Alzheimer en adultos de Medellín. Una limitación de este estudio es la baja tasa de respuesta, especialmente en estratos socioeconómicos altos, lo que podría sesgar los resultados. Por esta razón, estas estimaciones podrían ser más generalizables a los adultos de niveles socioeconómicos bajos y medio-bajos. Es posible que las diferencias en prevalencias sean de muy pequeña magnitud entre distintos estratos, pero también se ha reportado que entre estos hay variaciones en el origen étnico amerindio, lo cual podría tener alguna influencia en las frecuencias alélicas y genotípicas de APOE48 . Conclusiones Las frecuencias alélicas y genotípicas de APOE en adultos de Medellín tienen una distribución similar a otras reportadas en Suramérica. Los datos sobre estas frecuencias son valiosos para establecer el impacto en población general de las variantes genéticas de APOE sobre enfermedad de Alzheimer y otros trastornos en los que aún se está estudiando su papel etiológico y las manifestaciones clínicas, tales como los depresivos en ancianos, esquizofrenia y trastorno bipolar. Financiación Este artículo fue financiado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia (código: 2476) y parcialmente por la Estrategia de Sostenibilidad 2013-2014 de la Universidad de r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):80–86 Antioquia dada al Grupo Académico en Epidemiología Clínica (GRAEPIC). Conflicto de intereses 14. Los autores declaran que no existe ningún conflicto de interés. 15. Agradecimientos 16. Agradecemos al Prof. Hugo Grisales, de la Facultad de Salud Pública, por el diseño muestral de la presente investigación, a Manuel José Castilla por su contribución a la genotipificación, a Lisandra Arango García por su labor de recolección de información y toma de muestras y a Dayana Naranjo por la elaboración de la base de datos y el trabajo de laboratorio. 17. 18. bibliograf í a 1. Weisgraber KH, Newhouse YM, Mahley RW, Apolipoprotein E. genotyping using the polymerase chain reaction and allele-specific oligonucleotide probes. 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No hay estudios sobre los efectos psicológicos que aparecen como consecuencia de los accidentes con MAP y AEI en Palabras clave: población militar. Minas antipersona Objetivo: Establecer el perfil psicológico en un grupo de militares víctimas de MAP y AEI y un Militares grupo control de militares no víctimas a partir del análisis de cuatro variables emocionales Depresión (depresión, ansiedad, ira y estrés). Ansiedad Métodos: La investigación se desarrolló según un diseño de casos y controles. Es un estu- Ira dio cuantitativo, comparativo, descriptivo y transversal. Participantes: una muestra de Estrés 80 militares adscritos a la Séptima División del Ejército Nacional de Colombia con sede en Medellín, Antioquia. Se conformó un grupo de casos con 30 militares y un grupo de controles con 50 militares. Resultados: Las variables ansiedad estado, ansiedad rasgo, ira estado e ira rasgo presentaron diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos. Las variables depresión y estrés no presentaron diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos. No se presentó depresión, ansiedad o estrés en ninguno de los dos grupos. Se presentaron niveles clínicamente significativos de ira en ambos. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (J.E. Restrepo). http://dx.doi.org/10.1016/j.rcp.2014.02.004 0034-7450/© 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. ∗ 88 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):87–95 Emotional Profile of a Group of Colombian Military Victims of Landmines or Improvised Explosive Devices a b s t r a c t Keywords: Introduction: Antipersonnel Mines (MAP) and Improvised Explosive Devices (IEDs) are fre- Landmines quently used in Colombia as an armed resource without the need for direct combat. The Military Department of Antioquia has the highest number of events associated with the detonation Depression of such battle techniques. There are no studies on the psychological effects that appear as Anxiety a result of accidents with Antipersonnel Mines and IEDs in the military population. Anger Objective: To establish the psychological profile of a group of military victims of MAP and AEI, Stress and a control group of soldiers who were not victims from the analysis of four emotional variables (depression, anxiety, anger and stress). Methods: The research was conducted using a case-control design in a .quantitative, comparative, descriptive and cross-sectional study. Participants: A sample of 80 soldiers assigned to the Seventh Division of the National Army of Colombia at Medellin, Antioquia. The sample included a group of 30 military cases and 50 soldiers as controls. Results: The anxiety state, trait anxiety, state anger, and trait anger variables showed statistically significant differences between groups. There were no significant differences in the variables depression and stress between groups variables. There was no depression, anxiety, or stress in either of the two groups, but there were clinically significant levels of anger in both groups. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Historia y estadísticas El conflicto armado en Colombia tiene más de dos siglos de historia. Uno de los primeros conflictos bélicos registrado fue la Guerra Civil desarrollada entre centralistas y federalistas de 1812 a 1815, durante la Patria Boba. Luego de ese conflicto, se sucedieron siete guerras civiles, hasta 1899, cuando dio inicio la Guerra de los Mil Días, que finalizó en 19021 . El actual conflicto armado en territorio colombiano tiene origen en la década de los sesenta, cuando comenzaron a conformarse los primeros grupos armados al margen de la ley, que fueron originalmente milicias campesinas que intentaban defenderse de los abusos cometidos por los grupos militares que respondían a las políticas imperantes de los gobiernos de turno. Estas milicias representaron el intento del pueblo de combatir, mediante la acción revolucionaria y la creación de una fuerza militar alterna, las políticas del Estado2 . Desde la conformación de los primeros grupos guerrilleros militarmente organizados e ideológicamente fundamentados, se han utilizado durante el conflicto armado diferentes técnicas y artefactos bélicos con el objetivo de diezmar y reducir al enemigo. Además del fusil y otras armas de fuego, se comenzó a utilizar minas antipersonal (MAP) y artefactos explosivos improvisados (AEI) como recurso armado para batallar sin necesidad de que hubiese combate directo entre los integrantes de las huestes3 . Las MAP se crearon a mediados del siglo xx con el objetivo de neutralizar al enemigo en zonas donde no existían obstáculos naturales que impidieran el avance de las tropas: «han cumplido con la tarea de desmoralizar a las tropas enemigas y aterrorizar a los civiles. Son centinelas insomnes que no pueden ser heridos ni detectados por el enemigo y que, tarde o temprano, cobrarán una víctima»4 . Este tipo de armas inicialmente se utilizó en Europa y el Norte de África durante la segunda guerra mundial, y su uso actual ha tenido el firme propósito de anular al enemigo sin tener que arriesgar la vida de un militante en un combate cuerpo a cuerpo. En Colombia, se comenzó a utilizar MAP a mediados de los años setenta, y es el único país de América latina donde se continúa utilizando este tipo de artefactos armados3 . Según el informe «Monitor de Minas Terrestres», presentado en Ginebra en 2007, Colombia sigue ocupando el primer lugar en número de accidentes con este tipo de armas5 . Entre 1990 y 2008, se registraron en Colombia 3.674 accidentes y 8.785 incidentes, y el Departamento de Antioquia es el que más sucesos registró: 947 víctimas de accidentes y 1.483 de incidentes5 . Según el «Glosario Nacional de Términos para la AICMA», por accidente se entiende un acontecimiento indeseado causado por MAP o municiones sin explotar que causan daño físico y/o psicológico a una o más personas y por incidente se entiende un acontecimiento relacionado con MAP o municiones sin explotar que puede aumentar hasta accidente o tiene el potencial para conducir a accidente (PAICMA). En todo el planeta, las víctimas por MAP superan ostensiblemente el número de víctimas por armas nucleares. En un artículo en El Espectador, se indicó que entre 1990 y 2008 las MAP causaron la muerte de 1.678 colombianos y dejaron con discapacidad permanente a más de 5.6006 . Según las cifras publicadas en el «Programa Presidencial de Acción Integral contra las Minas Antipersona» (PAICMA), entre 1990 y 2012 se han producido 10.094 víctimas (en el sistema de registro de información, se considera víctima de MAP a toda persona r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):87–95 Tabla 1 – Tipos de lesiones físicas más frecuentes en los militares víctimas de minas antipersonal o artefactos explosivos improvisados que participaron en este estudio Amputación unilateral de extremidad inferior o superior Amputación bilateral de extremidades inferiores Pérdida de talón y tobillo Fractura de extremidades inferiores o superiores Lesión abdominal Traumatismo ocular con pérdida de la visión Traumatismo acústico con pérdida de la audición Lesiones múltiples en cara, cuello y tórax por esquirlas que haya sufrido daños, incluidas lesiones físicas o mentales, como consecuencia de la acción de una MAP o munición sin explotar), de las que 2.245 han ocurrido en el Departamento de Antioquia. De las 10.094 víctimas en todo el país, 6.253 eran militares7 . Según la página web «¡No más! Minas antipersona» de la UNICEF, hay una víctima cada 12 h8 . Definición y clasificación El «Glosario Nacional de Términos para la Acción Integral contra Minas Antipersonal» define MAP como «toda mina concebida para que explosione por la presencia, la proximidad o el contacto de una persona y que, en caso de explosionar, tenga la potencialidad de incapacitar, herir y/o matar a una o más personas»7 . Según el grupo Physicians for Human Rights, las heridas causadas varían dependiendo del diseño del artefacto y la edad de la víctima4 , pero en general se puede clasificarlas en tres tipos: tipo I, causadas cuando un individuo se para sobre una mina, se caracterizan por lesiones en brazos, piernas y órganos genitales, y la amputación es la única solución posible; tipo II, generalmente resultan de la detonación de minas de fragmentación y, aunque no siempre, son fatales, ya que afectan a órganos internos como el estómago, los intestinos y los pulmones, así como el rostro, las extremidades y los ojos; y tipo III, heridas en manos y rostro causadas en muchos casos durante la manipulación de una mina. Tal y como puede apreciarse en el tipo de heridas que se generan, las MAP no están diseñadas para matar. Por el contrario, están diseñadas para infligir el mayor daño físico a la víctima. Uno de sus propósitos es desmoralizar a las tropas enemigas, diezmándolas física y psicológicamente9 . Por tal razón, las víctimas mortales por accidente con MAP son mínimas. En un estudio desarrollado por Coupland et al10 , murieron solo 6 personas de las 757 que sufrieron accidentes con MAP (solo un 0,8%). Las cifras en Colombia sobre mortalidad por accidente con MAP no están definidas. Sin embargo, sí es claro que los casos de accidente no mortal son muchos más que los mortales. Según un informe del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, en 2001, 105 militares del Ejército Nacional fueron víctimas de MAP, pero solo el 30% murió. El 70% restante quedó con lesiones permanentes de diversa naturaleza. En la tabla 1 se presentan los tipos de lesiones físicas más frecuentes en los militares víctimas de MAP o AEI que participaron en este estudio. 89 Consecuencias físicas y psicológicas Tras el accidente, las lesiones que afectan a la salud pueden clasificarse en físicas y psicológicas. Las lesiones físicas son las más estudiadas y documentadas9,11 . La razón es que este tipo de lesiones exige una intervención médica inmediata, ya que ponen en riesgo la vida de la víctima. Strada11 clasifica las lesiones físicas en cuatro categorías, en función del patrón del daño: a) amputación de un pie o la parte baja de una pierna, aunque en algunos casos la amputación ocurre por debajo del tobillo; b) amputación en la parte alta de la pierna o toda la pierna, en algunos casos afecta a los genitales, los glúteos o el abdomen; c) amputaciones de los dedos y las manos y lesiones en el pecho, la cara, los ojos y los oídos, y d) heridas generalizadas que suelen causar la muerte inmedita. Un alto número de las víctimas que sufren amputaciones tienen que padecer fuertes y continuos dolores y, en algunos casos, luego de la cirugía sobreviene el denominado síndrome del miembro fantasma12 . Pese a la inminencia de las lesiones físicas y los graves y perjudiciales efectos que estas tienen en la salud en general y otros aspectos de la vida de la víctima, como laborales, económicos y sociales, luego del accidente sobrevienen otros efectos no menos relevantes, causados por las lesiones físicas o concomitantes a ellas. Los efectos psicológicos que produce un accidente con una MAP existen, pero no han sido estudiados sistemáticamente. No hay suficiente literatura científica que respalde la sensata presunción de una afectación cognitiva, emocional o conductual en las personas que han sido víctimas de estas minas. Hay algunos estudios sobre los efectos psicosociales de las minas terrestres, pero se han realizado en población no militar13,14 . Múltiples estudios han analizado los efectos psicológicos tras experiencias traumáticas en guerra, pero el caso particular del estudio del estado mental luego de un accidente con MAP o AEI no se ha analizado. Se han establecido, con profusa evidencia, los efectos psicológicos a corto y largo plazo de los conflictos armados, sin especificar la naturaleza del origen del trauma o las condiciones de combate a las que estaba expuestos los militares. Así, según el metanálisis desarrollado por Stimpson et al15 , el trastorno por estrés postraumático (TEPT) es la afección más común de los militares veteranos que participaron en la guerra del Golfo Pérsico en 1991. Igualmente, el estudio de Ikin et al16 , con veternanos astralianos que participaron en el mismo conflito armado, encontró alta prevalencia de trastornos de ansiedad y afectivos. Nuevamente, la prevalencia TEPT fue significativa. También encontraron un alto porcentaje de militares con depresión mayor. Otros estudios con militares veteranos de la guerra del Golfo obtuvieron resultados similares en cuanto a la alta incidencia de trastornos de ansiedad y afectivos17–19 . El caso particular de accidentes con MAP o AEI se debe analizar de forma especial. En la mayoría de las investigaciones sobre efectos psicológicos del conflicto armado, se estudia a las víctimas (militares) sin tener en consideración la naturaleza o el origen de las lesiones. Es decir, se las considera «víctimas» y no se especifica si sufrieron herida de bala en confrontación directa, herida de bala en confrontación indirecta, herida por esquirla de granada de fragmentación o demás 90 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):87–95 tipos de heridas. La causa de la herida y el contexto donde ocurre son factores que pueden modular los efectos psicológicos. Durante un combate existe una alta probabilidad de sufrir una herida de bala o de recibir el impacto de una esquirla expelida por una granada que cae cerca del combatiente. Ambos son eventos posibles, y la alta probabilidad de que sucedan durante un combate puede restar fuerza al impacto psicológico que tengan en el combatiente. Sin embargo, las MAP, como lo expresó Roa4 , son centinelas insomnes. Son fantasmas omnipresentes. La naturaleza de las MAP les imprime algo de terror. Propósito del estudio Esta investigación sobre los efectos emocionales de las MAP en militares adscritos a la Séptima División del Ejército Nacional de Colombia con sede en Medellín, Antioquia, surge con dos propósitos fundamentales. Primero, comenzar a estudiar sistemáticamente los efectos psicológicos de las MAP en población militar, con lo cual se pretende contribuir al campo de la psicología clínica y de la salud, en general, y de la psicología militar, en particular. En consecuencia, emerge el segundo propósito: contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de los militares que han sido víctimas de este tipo de minas. La mayoría de los programas de intervención, luego de un accidente de este tipo, incluyen en su agenda los temas relacionados con la salud mental. Sin embargo, la forma en que se abordan estos temas no está fundamentada en investigaciones básicas sobre los efectos psicológicos que sobrevienen luego del accidente7 . Con el fin de conocer el perfil emocional de los militares víctimas de MAP y AEI, se evaluaron psicométricamente la depresión, la ansiedad, la ira y el estrés en dos grupos de militares, uno de víctimas y otro control, para determinar los niveles de cada una de las variables en cada grupo y determinar, consecuentemente, si entre los grupos hay diferencias estadísticamente significativas en las variables. El objetivo general de la investigación es establecer los niveles de depresión, ansiedad, ira y estrés en un grupo de militares víctimas de MAP y AEI en el contexto de un grupo más amplio de militares activos que no han sido víctimas de estos artefactos explosivos. Métodos Tabla 2 – Características sociodemográficas de los grupos Casos Controles 21–31 años, 25 34–37 años, 5 20–30 años, 45 31–36 años, 5 Estrato socioeconómico 1 2 3 Sin información 10 10 4 6 12 22 6 10 Nivel académico Técnicos Bachiller Estudios de bachillerato – 10 10 Estudios de primaria 6 Sin información 4 2 Bachiller, 32 Estudios de bachillerato, 2 Estudios de primaria, 7 Sin información, 7 Edad Estado civil Solteros Casados Unión libre Viudos Sin información 13 4 13 – – 24 8 11 1 6 cursado estudios de bachillerato. Se puede apreciar las características sociodemográficas de ambos grupos en la tabla 2. Participantes Se reunió a los militares que conformaron el grupo de casos a partir de una selección que se realizó atendiendo a las posibilidades que se presentaron dentro de la institución y al interés de los militares por participar. Todos los integrantes del grupo de casos pertenecen al Programa de Acción Social del Ejército Nacional y fueron víctimas de una MAP o un AEI. Algunos de los militares aún se encontraban en etapas de recuperación médica y en procesos de terapia y rehabilitación física. Conformaron el grupo de controles militares activos adscritos a la misma División del Ejército con sede en Antioquia. Los militares pertenecientes al grupo control no habían tenido experiencias de ningún tipo con las MAP o los AEI, pero se desempeñaban regularmente en tareas de campo, con lo cual estaban expuestos a las dinámicas normales de combate y los mismos estresores. A todos los participantes se les explicó la naturaleza y los alcances del proyecto. Cada uno de ellos firmó el respectivo consentimiento informado. Diseño Instrumentos La investigación se desarrolló según un diseño de casos y controles. Es un estudio cuantitativo, comparativo, descriptivo y transversal. Se desarrolló con una muestra de 80 militares adscritos a la Séptima División del Ejército Nacional de Colombia con sede en Medellín, Antioquia. Se conformó un grupo de casos con 30 militares y un grupo de controles con 50 militares. El grupo de controles se seleccionó con el fin de homologarlo en edad, estrato socioeconómico y nivel de formación académica con el grupo de casos. La mayoría de los militares en ambos grupos tenían entre 21 y 31 años, pertenecían a los estratos socioeconómicos 1 y 2 y eran bachilleres o habían Los instrumentos psicométricos utilizados para evaluar las variables emocionales fueron: para depresión, el Inventario de Depresión de Beck (BDI)20 ; para ansiedad, Inventario de Ansiedad Rasgo Estado (IDARE)21 ; para estrés, la Escala de Apreciación del Estrés (EAE, Escala G)22 , y para ira, el Inventario de Expresión de la Ira Estado Rasgo (STAXI–2)23 . El BDI es un cuestionario autoaplicable diseñado para valorar la gravedad de los síntomas cognitivos, afectivos, conductuales y fisiológicos de la depresión. Consiste en 21 ítems de respuesta múltiple que se califican de 0 a 3. El IDARE es 91 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):87–95 un cuestionario autoaplicable diseñado para evaluar dos formas de ansiedad: la ansiedad como estado y la ansiedad como rasgo. Está constituido por 40 reactivos distribuidos en dos escalas independientes. La EAE-G es una escala autoaplicable compuesta por 53 reactivos diseñada para evaluar los niveles de estrés que diferentes tipos de situaciones estresantes pueden generar. La EAE-G evalúa cuatro dimensiones: salud, relaciones humanas, estilos de vida y asuntos laborales y económicos. El STAXI-2 es un inventario autoaplicable, que consta de 49 elementos organizados en seis escalas y cinco subescalas, que permite obtener una valoración que distingue los diferentes componentes de la ira (experiencia, expresión y control) y sus facetas como estado y como rasgo. Procedimiento y análisis de la información La recolección de la información y la aplicación de los instrumentos psicométricos se realizaron en dos jornadas. En la primera se trabajó con el grupo de casos. A esta jornada asistieron el investigador principal del proyecto y cinco auxiliares de investigación (estudiantes de último semestre de Psicología), quienes se repartieron equitativamente a los participantes para ayudarles con la aplicación de los instrumentos. La recolección de información y la aplicación de los instrumentos tardaron cerca de 2 h. La segunda jornada se realizó con el grupo control. Igualmente, la jornada fue atendida por el investigador principal del proyecto y los cinco auxiliares de investigación. La recolección de información y la aplicación de los instrumentos tardaron menos de 1 h. Todas las pruebas se calificaron siguiendo las indicaciones de los respectivos manuales. Los resultados se organizaron en una matriz de datos y se analizaron con el paquete estadístico SPSS versión 19. Resultados Los estadísticos descriptivos generales para las variables y los grupos se presentan en la tabla 3. Como puede apreciarse, la media de depresión en los casos fue el doble que en los controles. De acuerdo con los valores de corte establecidos para el BDI20 , el grupo de casos presenta niveles de depresión leves, mientras que el grupo de controles no presenta depresión. La media de ansiedad en el grupo de casos fue muy similar a la de los controles. Según los valores de corte establecidos para el IDARE21 , ambos grupos presentan valores por debajo de la media: 1 desviación por debajo de la media para la ansiedad estado en ambos grupos y 2 desviaciones por debajo de la media para la ansiedad rasgo en ambos grupos. Las medias de ira estado e ira rasgo en el grupo de casos fue superior que en el grupo control. No hubo diferencias en los valores de las medias de expresión-control de la ira entre los dos grupos. La media en la variable ira estado del grupo de casos está ubicado en la categoría de nivel bajo21 . El valor en el grupo control se ubicó en la categoría de nivel nulo. La media en la variable ira rasgo del grupo de casos está ubicado en la categoría de nivel alto y en el grupo control, en la categoría de nivel moderado. La media de estrés del grupo de casos fue superior que la del grupo de controles. Sin embargo, ninguno Tabla 3 – Estadísticos descriptivos de las variables para los dos grupos de militares Variable Depresión Casos Controles Ansiedad estado Casos Controles Ansiedad rasgo Casos Controles Ira estado Casos Controles Ira rasgo Casos Controles Expresión Casos Control de la ira Controles Estrés Casos Controles Media ± DE Varianza 7,90 ± 9,49 4,48 ± 5,82 90,16 33,96 42,35 ± 12,41 32,56 ± 8,62 154,15 74,40 40,50 ± 12,66 32,00 ± 8,29 160,50 68,80 21,80 ± 10,86 15,36 ± 6,48 118,03 42,02 19,30 ± 8,25 14,24 ± 6,91 68,01 47,81 47,40 ± 20,61 425,07 47,51 ± 19,75 390,29 40,03 ± 30,91 31,28 ± 22,52 955,82 507,45 DE: desviación estándar. de las medias de los dos grupos está por encima de la media estadística establecida en los baremos de la Escala–G: 51,522 . Comparación de las medias Se realizó la prueba de Kolmogorov-Smirnov para determinar la normalidad y el test de Levene para determinar la homocedasticidad. Los resultados de la prueba de normalidad indicaron que las variables depresión, ira estado y control expresión de ira tenían distribuciones normales, mientras que las variables ansiedad estado, ansiedad rasgo, ira rasgo y estrés tenían distribuciones no normales. Los resultados del test de homogeneidad de la varianza indicaron que las variables ansiedad, ira rasgo y control expresión de la ira tenían varianzas homogéneas, mientras que las variables depresión, ira estado y estrés no las tenían. Por tal razón, solo la variable control expresión de la ira cumplió con los criterios para analizarla paramétricamente. Las variables depresión, ira estado, ansiedad estado, ansiedad rasgo, ira rasgo y estrés se analizaron de forma no paramétrica. La comparación entre las medias para la variable control expresión de la ira se realizó mediante la prueba de la t de Student para muestras independientes. El resultado del análisis indicó que no existen diferencias estadísticamente significativas en los dos grupos en cuanto a la expresión y control de la ira. La comparación entre las medias para las variables depresión, ansiedad estado, ansiedad rasgo, ira estado, ira rasgo y estrés se realizó mediante la prueba de la U de Mann-Whitney. Los resultados de los análisis indicaron que las variables ansiedad estado, ansiedad rasgo, ira estado e 92 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):87–95 ira rasgo presentan diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos. Las variables depresión y estrés no presentaron diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos. Correlaciones Se realizó un análisis de correlación lineal bivariable. Los valores de los coeficientes r de Pearson se presentan en la tabla 4. La depresión correlacionó significativamente con la ansiedad estado, la ansiedad rasgo, la ira estado y la ira rasgo. La ira estado se correlacionó significativamente con la ira rasgo, la expresión y control de la ira y el estrés. La ira rasgo se correlacionó significativamente con el estrés. Discusión Los diferentes estudios sobre las consecuencias psicológicas del conflicto armado parecen coincidir en que los trastornos del estado de ánimo son una de las psicopatologías más frecuentes en quienes participan activa y directamente de la actividad bélica como combatientes. Un juicioso y profundo estudio desarrollado por Cesur et al24 y titulado «El costo psicológico de la guerra: combates militares y salud mental» concluye que el servicio militar está asociado con problemas mentales, en particular con un aumento en el riesgo de suicidio y estrés postraumático. Según Tanielian et al25 , un 26% de los militares combatientes que regresaron de las guerra de Afganistán e Irak sufrieron depresión, dependencia de drogas o alcohol, se quedaron sin hogar o se suicidaron. Hasta un 45% de ellos pueden llegar a sufrir estrés postraumático. Black et al17 habían reportado casi un 5% de trastornos de ansiedad en militares que participaron en la guerra del Golfo Pérsico. Pese a que los niveles de depresión fueron más altos en el grupo de casos, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos, y los valores de las medias no indican presencia clínicamente significativa de depresión en los casos ni en los controles. La puntuación máxima en el BDI es 63, con una media aritmética de 31,5 puntos. La puntuación máxima en el grupo de casos fue 39, y 30 entre los controles. La media de los casos fue 7,9, y 4,4 entre los controles. Estos valores indican la inexistencia de síntomas depresivos en ambos grupos, lo cual no está en la misma línea de los resultados reportados en los anteriores estudios. Sin embargo, sí existen casos particulares con niveles relativamente altos de depresión según las puntuaciones del inventario. Una revisión detallada de las respuestas en el Inventario de Depresión en los dos grupos respalda la conclusión previa. Dos de los casos (6,6%) indicaron tener ideas de suicido: ítem 9, 1/3 puntos: «tengo ideas de matarme, pero no las llevo a cabo»; ítem 9, 3/3 puntos: «me mataría si tuviera la oportunidad». Ninguno de los militares del grupo control refirió tener ideas de suicidio. Según esto, solo el 2,5% del total de la muestra de militares combatientes tiene ideas de suicidio. Además, 9 casos (30%) indicaron sentirse tristes (ítem 1, 1/3 puntos: «me siento triste»), así como 3 controles (ítem 1, 1/3 puntos: «me siento triste»). Así pues, solo el 15% del total de la muestra de militares combatientes se siente triste según lo contestado en este ítem. La investigación de Black et al18 con veteranos de la guerra del Golfo Pérsico reportó que el 32% cumplía con los criterios de la Entrevista Clínica Estructurada del DSM-IV para un trastorno depresivo de tipo depresión mayor, distimia o trastorno depresivo no especificado. Los resultados de este estudio con militares colombianos en activo no ofrecen evidencia a favor de un cuadro depresivo de ningún tipo, ni siquiera de síntomas depresivos relacionados con sensaciones, ideas o marcadores físicos asociados a la depresión. No se puede inferir las razones que podrían explicar este hallazgo a partir de los datos y los resultados obtenidos en este estudio, netamente descriptivo. La inexistencia de niveles significativos de depresión podría comprenderse como el resultado de una combinación de factores que atenuarían el efecto del servicio militar. Sin embargo, no es posible, ni ha sido el objetivo de este estudio, determinar cuáles serían los factores que explicarían estos hallazgos. De cualquier forma, lo que sí resulta contraintuitivo y ciertamente incomprensible es que no se presenten síntomas de depresión en los militares que han sufrido de amputaciones, ya que las investigaciones sobre las consecuencias psicológicas de la amputación reportan altos índices de depresión26–28 . Aunque la mayoría de los estudios concuerdan en que la depresión es una de las consecuencias psicológicas más frecuentes luego de sufrir amputación, Singh et al29 señalan que es posible que el trastorno emocional remita muy rápidamente un par de meses después de la amputación y no luego de varios años. De cualquier manera, hay que tener precauciones con las interpretaciones de estos datos, ya que no siempre es posible comparar las poblaciones ni los tipos de amputaciones. Como se ha venido sosteniendo, muchos de los estudios de víctimas de MAP se realizan con población civil, y muchas de las investigaciones sobre los efectos psicológicos de las amputaciones, además de no realizarlas con militares, incluyen otros tipos de causas y procedimientos no traumáticos para la amputación, como enfermedades crónicas y cirugías programadas. Los resultados de las correlaciones bivariables (tabla 4) indican que existe una correlación positiva de grado medio y estadísticamente significativa (r = 0,493; p < 0,001; r = 0,442; p < 0,001) entre la depresión y la ansiedad (estado y rasgo, respectivamente). De manera que, aunque no se haya encontrado niveles de depresión o ansiedad, sí se puede afirmar que existe asociación entre la depresión y la ansiedad. Es decir, que las altas puntuaciones de depresión se correlacionan con cifras altas de ansiedad. Así que, desde un punto de vista estructural, la depresión y la ansiedad covarían y, en conjunto, sí podrían representar un factor de riesgo psicológico de sufrir una alteración emocional. Esta correlación concuerda con los reportes previos17,18,30 . Las puntuaciones obtenidas en el IDARE (tabla 3) indican la inexistencia de ansiedad en los dos grupos. La comparación de las medias, sin embargo, sí demostró diferencias estadísticamente significativas entre ambos, y la media del grupo de casos es superior a la del grupo control. Estos resultados no coinciden con los reportes de las investigaciones previas. La ansiedad y la depresión son las alteraciones emocionales más frecuentes en militares y civiles que han participado 93 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):87–95 Tabla 4 – Correlaciones entre las variables psicológicas Depresión Ansiedad estado Ansiedad rasgo Ira estado Ira rasgo Expresión y control de la ira Estrés 1 2 3 4 5 6 7 1 0,493 1 0,442 0,822 0,338 0,186 0,123 1 0,248 0,117 0,098 0,836 1 –0,205 –0,075 –0,065 0,502 0,511 1 0,198 0,194 0,210 0,314 0,316 –0,027 1 de un conflicto armado17,25,28 . En este estudio, los militares en general no declaran, según las respuestas en el IDARE, inestabilidad o aprensión emocional. No se detectaron síntomas de preocupación, tensión, agitación, nerviosismo o inseguridad. Los niveles de ira estado fueron bajos (casos) o inexistentes (controles). Sin embargo, los de ira rasgo sí presentaron valores elevados: alto en los casos y moderado en los controles. Este hallazgo sobre la existencia de altos niveles de ira en los militares coincide con los reportes previos. La investigación de Jakupcak et al31 sobre ira, hostilidad y agresión en veteranos de las guerras de Irak y Afganistán también reportó altos niveles de ira, en particular en los militares que tenían además síntomas de TEPT. Los análisis de la comparación de las medias para las variables ira estado e ira rasgo determinaron que sí existen diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos. Este resultado concuerda con los reportados en otros estudios. Por ejemplo, Calhoun et al32 concluyeron en su estudio con veteranos de guerra que la ira es más intensa y más frecuente en quienes habían tenido experiencias traumáticas en combate. Novaco et al33 también llegaron a una conclusión similar. En una excelente revisión de literatura sobre la ira en los militares veteranos, Miller34 afirma que, de todas las consecuencias e implicaciones psicológicas que pueden resultar de la participación en un conflicto armado, la ira quizá sea la más delicada. Según él, los problemas de ira, que tienden a ser crónicos, pueden estar relacionados en parte al rol socialmente construido sobre la identidad y la cultura militar, y también, evidentemente, con la exposición al combate y a los traumas psicológicos inducidos por la guerra. Jakupcak et al31 encontraron además una correlación entre la ira y el estrés. Elbogen et al35 también reportaron posteriormente una correlación entre esas dos variables. El estudio de Sakusic et al36 con veteranos de guerra de Bosnia-Herzegovina también reportó el mismo tipo de correlaciones entre ira y estrés. Según los resultados de las correlaciones de este estudio con militares colombianos (tabla 4), las variables ira estado e ira rasgo se correlacionaron significativamente con la variable estrés (r = 0,314; p < 0,001; r = 0,316; p < 0,001). Ninguno de los dos grupos presentó niveles de estrés. Ambas medias estuvieron por debajo del percentil 50. Sin embargo, sí hubo diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos y la media de los casos estuvo por encima de la media de los controles. Este resultado no coincide con los reportes en la literatura, que sostienen generalizadamente la presencia de TEPT en veteranos de guerra31,37,38 y en casos de amputación traumática. En una revisión sobre la epidemiología del TEPT, Breslau38 reportó que la presencia del trastorno era mucho más alta entre personas que habían sufrido amputación traumática que ntre las que no la habían sufrido. Según él, los casos de TEPT son menos frecuentes cuando la amputación resulta del desenlace de una enfermedad crónica. Según Maclean et al39 , el TEPT es frecuente en personas que han sido víctimas de accidentes traumáticos que tienen como resultado la amputación de una extremidad40 . Conclusiones Son muy escasas las investigaciones cuantitativas previas sobre los efectos emocionales de los accidentes con MAP y AEI. Sí existe literatura sobre testimonios y descripciones cualitativas de casos particulares, pero no existe un registro amplio sobre estudios cuantitativos que hayan utilizado aproximaciones psicométricas para valorar las características emocionales de las personas que han sufrido este tipo de accidentes. Los estudios con población militar son más reducidos aún, ya que, en su mayoría, las investigaciones se concentran en la población civil. Además, cuando se realizan estudios con militares, los grupos de control están compuestos por población civil37,41,42 . En raras ocasiones se utiliza un grupo control con militares combatientes en activo sanos. Además, la mayoría de los estudios sobre las consecuencias emocionales del conflicto armado se han realizado con veteranos de guerra. Esta investigación ha trabajado, por el contrario, con militares en servicio activo o que se han dado de baja del servicio recientemente debido al accidente con MAP o AEI. De manera que, hasta cierto punto, los grupos no son comparables y los perfiles detectados pueden variar en cierta medida. Asimismo, los estudios con veteranos de guerra no especifican el tipo de lesiones o eventos traumáticos a los que estuvieron expuestos los combatientes, mientras que en este estudio se limitó el tipo de lesiones y de eventos a los relacionados con MAP o AEI. Esta consideración sirve para comprender por qué los resultados de este estudio coinciden solo parcialmente con los publicados y por qué los perfiles emocionales parecieran estar, en cierta medida, en contra de lo intuitivo. Según se pudo establecer, no hay síntomas depresivos, ni de ansiedad ni de estrés, y solo la variable ira presentó niveles clínicamente considerables. Comprender por qué se ha presentado este perfil particular y no uno caracterizado por la presencia de depresión, ansiedad, ira y estrés (que sería sensato esperar) está más allá de las posibilidades de esta investigación. 94 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):87–95 Como se menciona a lo largo del artículo, en Colombia no hay un registro psicométricamente establecido sobre los efectos emocionales de los accidentes con MAP o AEI. Este vacío impide la comparación de este estudio para establecer si se puede considerar válidos los hallazgos o no. De tal manera que solo con el aumento en el número de estudios en esta área se podría determinar cuál es el perfil emocional de los militares colombianos que sufren accidentes traumáticos en combate. Y, además de esclarecer y definir el perfil, será necesario avanzar en la explicación de por qué se presenta ese perfil y no otro, como ocurre con los perfiles de combatientes en otros países. Este estudio es, si no el primero, uno de los primeros en realizar una aproximación cuantitativa al análisis de las consecuencias emocionales de los accidentes traumáticos con MAP y AEI en militares combatientes. Como muchos otros estudios, se han tenido algunas limitaciones que pudieron haber afectado a los resultados y no permiten considerar como concluyentes los hallazgos. Primero, aunque todos los participantes del grupo de casos fueron víctimas de MAP o AIE, no todos tuvieron el mismo tipo de trauma psicológico ni el mismo tipo de heridas (tabla 1). De manera que hubiese sido conveniente clasificar con mayor detalle a los participantes en función de estas variables. Segundo, debido a que los instrumentos utilizados eran inventarios o cuestionarios y por las limitaciones físicas de los participantes, es probable que no se haya contestado de manera adecuada a todos los ítems debido al cansancio, la desmotivación o el desinterés. Tercero, aunque el grupo de casos estaba conformado homogéneamente en cuanto a las variables sociodemográficas (tabla 2), no se controlaron las variables tiempo desde que ocurrió el accidente y tiempo de recuperación. Y cuarto, no fue posible establecer qué tipo de proceso psicoterapéutico o psicofarmacológico estaban llevando los militares del grupo de casos. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Financiación La investigación fue financiada por la Universidad Cooperativa de Colombia-Medellín. bibliograf í a 1. Guillermoprieto A. Las guerras en Colombia. Bogotá: Aguilar; 2008. 2. Ramírez W, Reyes A, Gros C. Guerra en Colombia: democracia y conflicto agrario. Bogotá: Fica (Fundacion para la Investigacion y la Cultura); 2004. 3. Roa D. Sembrando minas, cosechando muertes. En: Colombia y las minas antipersonal. Bogotá: Ministerio de Comunicaciones, Embajada de Canadá y UNICEF Colombia; 2002. 4. Roa D, Sembrando minas. cosechando muertes. Colombia y las minas antipersonal. Bogotá: Ministerio de Comunicaciones, Embajada de Canadá y UNICEF Colombia; 2002. p. 9. 5. Comando General Fuerzas Militares. Testigos fieles víctimas del horror de las minas antipersonal. Bogotá: Fuerzas Militares; 2012. 6. Brownfield W. La plaga de las minas antipersonal [Internet]. Bogotá: El Espectador.com; 2009 [actualizado 3 Sep 2013; citado 5 Jun 2013]. Disponible en: http://www.elespectador.com/noticias/paz/articulo133686plaga-de-minas-antipersonal 7. PAICMA. Programa Presidencial para la Acción Integral contra Minas Antipersona [Internet]. 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Rodríguez d , Juan Sierra e , Leonardo Beltrán f y Ana Sepúlveda f a Farmacología, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Tecnológica de Pereira, Pereira, Colombia Genética, Facultad de Ciencias de la Salud, Laboratorio de Genética Médica, Universidad Tecnológica de Pereira, Pereira, Colombia c Epidemiología, Dirección Científica, ESE Hospital Mental de Risaralda, Pereira, Colombia d Psiquiatría, ESE Hospital Mental de Risaralda, Pereira, Colombia e Farmacodependencia, ESE Hospital Mental de Risaralda, Pereira, Colombia f Laboratorio de Genética Médica, Universidad Tecnológica de Pereira, Pereira, Colombia b información del artículo r e s u m e n Historia del artículo: Introducción: La atención psicosocial y el tratamiento de mantenimiento con metadona Recibido el 19 de septiembre de 2013 (TMM) son las estrategias preferidas para el manejo de adictos a heroína, pero los resul- Aceptado el 4 de febrero de 2014 tados siguen siendo insatisfactorios, lo que justifica la búsqueda e intervención sobre los On-line el 6 de mayo de 2014 factores que influyen en la respuesta al tratamiento. Métodos: Con el propósito de determinar la contribución de una serie de variables demo- Palabras clave: gráficas, clínicas y genéticas en las concentraciones séricas y la respuesta a la metadona, Adicción estudiamos a pacientes del TMM que estuvieran recibiendo metadona con supervisión y Basuco sin cambios en las dosis por lo menos durante las últimas 2 semanas. Se les registró edad, Cocaína sexo, índice de masa corporal (IMC), tiempo de abuso de heroína, adicción a otras drogas, Heroína antecedentes delictivos, dosis diaria actual de metadona, tiempo de permanencia en el Farmacodependencia TMM, comorbilidad y comedicación. Se les tomaron muestras de sangre para determinar Marihuana concentraciones séricas de metadona racémica y sus enantiómeros R- y S-, y para la tipifi- Metadona cación de alelos candidatos de los genes POR, CYP2B6, ABCB1, GRIN1, OPRM1, SLC6A3, DßH y ARRB2, todos ellos asociados con el metabolismo, la distribución tisular y el mecanismo de acción de la metadona. La cuantificación de metadona se hizo mediante HPLC-DAD y la detección de los marcadores genéticos por los métodos de PCR en tiempo real y VNTR. Resultados: Se incluyó a 80 personas de 23,5 ± 5 años (el 86% varones), todos policonsu- midores de sustancias adictivas, el 60% con antecedentes delictivos, con 5,1 ± 2,9 años de consumo de heroína y 5,3 ± 4 meses de ingreso al TMM, con 41 ± 12 mg/día de metadona tomada con supervisión. Las concentraciones valle de RS-, R- y S-metadona fueron, respectivamente, 168 ± 77, 84 ± 40 y 84 ± 42 ng/ml. Todos los genotipos estuvieron en equi- librio de Hardy-Weinberg. Las dos pruebas de orina fueron negativas para heroína en el 61,3% (49/80) de los voluntarios; el descenso en el consumo de cocaína/basuco fue del 83%; el de marihuana, del 30% y el de otros psicoactivos (inhalantes, benzodiacepinas, anfetaminas) bajó a cero, mientras el consumo de tabaco permaneció en el 93,5% (75/80). Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (C. Isaza). http://dx.doi.org/10.1016/j.rcp.2014.02.005 0034-7450/© 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. ∗ 97 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):96–105 Las concentraciones de metadona racémica y sus enantiómeros se correlacionaron significativamente con las dosis diaria del fármaco, pero ninguna de las demás variables demográficas, clínicas o genéticas incidió en la concentración sérica de metadona. En cuanto a los resultados del TMM, los no consumidores y los consumidores ocasionales de heroína, así como los que abandonaron el consumo de otros psicoactivos y los que no, tuvieron características similares con respecto a las variables demográficas, genéticas y clínicas, incluidas las concentraciones sanguíneas de metadona, con excepción de los individuos que no disminuyeron el consumo de otros psicoactivos distintos de heroína, quienes tuvieron significativamente (p = 0,03) mayores concentraciones sanguíneas de S-metadona que quienes sí abandonaron el consumo. Conclusiones: Hubo importante reducción en los consumos de heroína y otros psicoactivos y reinserción social de los pacientes; sin embargo, la amplia superposición entre las dosis efectivas e inefectivas de metadona apunta a la presencia de variables personales y sociales que trascienden el simple manejo farmacológico y probablemente deban ser abordadas con más éxito desde lo psicosocial, particularmente en lo que tiene que ver con la identificación y superación de las experiencias detonantes de recaídas y con ciertos rasgos del paciente, tales como su nivel de estrés psicológico o sus trastornos psiquiátricos. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Evaluation of the Methadone Maintenance Program of the Risaralda Mental Hospital a b s t r a c t Psychosocial care and methadone maintenance treatment (MMT) are the Keywords: Background: Addiction preferred strategies for the management of heroin addicts, but the results are still unsa- Crack tisfactory, justifying the search and intervention of the factors influencing the response to Cocaine treatment. Heroin Methodology: In order to determine the contribution of demographic, clinical and genetic Drug dependence variables on serum concentrations and response to methadone, we investigated patients Marijuana on MMT, who were receiving methadone in supervised and unchanged doses at least Methadone during the previous two weeks. The age, gender, body mass index (BMI), duration of heroin abuse, addiction to other drugs, criminal background, current daily methadone doses, time spent in the TMM, comorbidity and concomitant medication were recorded. Blood samples were taken for the determination of serum levels of racemic methadone and its R and S-enantiomers, and for typing of candidate alleles of POR, CYP2B6, ABCB1, GRIN1, OPRM1, SLC6A3, DßH and ARRB2 genes, all associated with the metabolism, tissue distribution and mechanism of action of methadone. Methadone quantification was by HPLC-DAD, and the detection of genetic markers by Real Time PCR and VNTR methods. Results: A total of 80 subject volunteers were enrolled, with a mean age of 23.5 (5) years (86% male), all of them were addicts of multiple drugs, 60% with a criminal background, 5.1 (2.9) years taking heroin, and 5.3 (4) months on MMT, and taking a supervised dose of 41 (12) mg/day methadone. The (R), (S) and (R, S) methadone enantiomer trough plasma levels were, 84 (40), 84 (42), and 168 (77) ng/mL, respectively. All genotypes were in Hardy-Weinberg equilibrium. The two urine tests were negative for heroin in 61.3% (49/80) of the volunteers, the decline in cocaine/crack use was 83%, 30% of marijuana, and other psychoactives (inhalants, benzodiazepines, amphetamines) decreased to zero, while the consumption of snuff remained at 93.5% (75/80). Blood concentrations of racemic methadone and its enantiomers were significantly associated with the dose/day of the medication, but none of the other demographic, clinical or genetic variables impacted on serum levels of methadone. As for the results of the MMT, non-users and occasional users of heroin, as well as those who stopped taking other psychoactive drugs, and the ones who did not, were similar as regards the demographic, genetic and clinical variables. This included the blood metahdone concentrations, except for individuals who did not reduce their consumption of other psychoactives other than heroin, who had significantly (P = .03) higher blood levels of S-methadone, compared with those who did stop taking them. 98 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):96–105 Conclusions: There was a significant reduction in the consumption of heroin and other psychoactives, and social rehabilitation of patients. However, the extensive overlap between effective and ineffective doses of methadone suggests the presence of personal and social variables that transcend the simple pharmacological management. These probably need to be addressed more successfully from the psychosocial features, particularly as regards to identifying and overcoming relapse-trigger experiences, as well as certain features of the patient, such as their psychological distress level or their psychiatric disorders. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La adicción es una enfermedad crónica, recurrente, caracterizada por búsqueda y consumo compulsivos de la droga, pese a sus consecuencias físicas, psíquicas y sociales negativas1 . La probabilidad de que una persona haga la transición del consumo ocasional y socialmente controlado hasta el consumo compulsivo y disfuncional que caracterizan la adicción depende de la interacción de factores relacionados con la propia droga (disponibilidad, potencial adictivo, toxicocinética), con el individuo expuesto (herencia, trastornos psiquiátricos) y con su medio ambiente2 . Como ocurre en otros países en desarrollo, el problema de las drogas psicoactivas en Colombia es especialmente crítico, ya que padecemos la múltiple condición de productores, exportadores, importadores y consumidores de sustancias ilícitas, situación que desborda el campo de la salud pública y genera enormes problemas de corrupción y violencia derivadas del comercio ilegal3 . Aunque el abuso de heroína en el país es más reciente y menos conocido que el de otras sustancias, las autoridades sanitarias señalan que dicho consumo es ya un problema socialmente relevante que «demanda esfuerzos adicionales de investigación para establecer sus características específicas y su verdadera dimensión»4 , pues, debido al alto poder adictivo de la heroína, cuando una persona inicia su consumo puede escalar hacia el abuso y la farmacodependencia con mayor frecuencia que con otras drogas de uso ilegal. Debido a una mejor comprensión de los mecanismos patogénicos de la enfermedad adictiva, es claro que su manejo debe ser multidisciplinario, con las dos principales herramientas terapéuticas disponibles actualmente: la farmacológica y la psicosocial. Entre los fármacos con mayor evidencia de resultados favorables para el reemplazo de la heroína está la metadona (tratamiento de mantenimiento con metadona [TMM]), cuyo papel es bloquear los efectos euforizantes de la heroína, prevenir el síndrome de abstinencia y reducir la búsqueda compulsiva de droga (craving), todo lo cual se asocia con disminución del uso de heroína, reducción de conductas criminales, mejor desempeño social y reducción de la morbimortalidad5–7 . Para alcanzar tales metas, el prescriptor emplea un esquema de dosis flexibles, con ajustes periódicos según criterios clínicos bien definidos en los TMM. Existe, sin embargo, amplia variabilidad interindividual en la respuesta a la metadona, y en un porcentaje importante de pacientes la estrategia de ensayo y error en la búsqueda de las dosis adecuadas no solamente puede retardar peligrosamente que el paciente perciba beneficio, sino que entraña importantes riesgos de inefectividad o toxicidad8–10 . La metadona es un opioide sintético administrado como mezcla racémica de (R)- y (S)-enantiómeros. Aunque la Rmetadona es la que tiene efectos terapéuticos y la S–metadona parece aportar los efectos adversos y no los terapéuticos, la RS-metadona es la usada comúnmente debido a que tiene menores costos de producción que la R–metadona sola; en consecuencia, la relación seguridad/efectividad de la RSmetadona puede variar según las concentraciones relativas de R- y S-metadona11,12 . En la tabla 1 se presentan los factores reportados como de mayor influencia en la variabilidad interpersonal de la respuesta a la metadona2,13–23 . Aunque todos ellos deberían ser tenidos en cuenta dentro de un programa de manejo individualizado de pacientes adictos a heroína, la mayoría de ellos no son visibles al prescriptor en el contexto clínico, lo cual justifica la búsqueda de protocolos de tratamiento con mejor poder predictivo. Como un aporte para el futuro desarrollo de un algoritmo de dosificación que mejore la efectividad, minimice los riesgos y optimice la costo-efectividad de los TMM, en este estudio describimos las principales características e impactos del programa de mantenimiento con metadona del Hospital Mental de Risaralda (HOMERIS). Materiales y métodos Participantes y su manejo El estudio se hizo con 80 pacientes de ambos sexos, quienes recibían metadona como terapia de mantenimiento a largo plazo en el Centro de Atención de Drogadictos del Hospital Mental de Risaralda. Para minimizar los efectos de la estratificación poblacional, solamente se estudió a sujetos colombianos de rasgos fenotípicos mestizos. Los criterios de inclusión fueron: a) 15–45 años de edad; b) consumir la metadona diaria en forma supervisada y no haber modificado la dosis por lo menos durante las últimas 2 semanas; c) someterse a las pruebas periódicas de detección de heroína en orina, y d) firmar el consentimiento informado. Se excluyó a los individuos que durante las últimas 2 semanas incumplieron la toma supervisada de la metadona o cambiaron la dosis y quienes consumían medicamentos que pudieran interferir con la farmacocinética de la metadona. r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):96–105 Tabla 1 – Factores asociados con variación interpersonal en la respuesta a la metadona2,13–23 Variable Comentario Concentraciones sanguíneas de Ry S-metadona La metadona es una mezcla racémica. La R-metadona causa los efectos terapéuticos, mientras la S-metadona está implicada en cardiotoxicidad y efectos desagradables Potenciales interacciones con la metadona Consumo simultáneo de otras drogas legales o ilegales Tolerancia a opioides Genes relacionados con el metabolismo de la metadona Genes relacionados con la absorción y la distribución tisular de la metadona Genes relacionados con las acciones de la metadona Los pacientes adictos a heroína adquieren altos niveles de tolerancia a todos los opioides POR: afecta a la actividad de la enzima encargada del metabolismo del enantiómero activo R-metadona CYP2B6: principal enzima encargada del metabolismo del enantiómero S-metadona ABCB1: codifica el transportador de glucoproteína P (P-gp), el cual participa en la absorción y la disposición de la metadona en el cerebro OPRM1: codifica el receptor ! opioide ARRB2: codifica la ß-arrestina 2, una de las proteínas que regulan la actividad del receptor ! opioide GRIN1: codifica para la unidad N-metil-d-aspartato 1 del receptor del glutamato, cuya actividad la metadona bloquea D2: receptor clave en el sistema dopaminérgico de recompensa, implicado en la conducta adictiva SLC6A3: transportador que recapta la dopamina desde la sinapsis hasta la terminal de la neurona presináptica DßH: codifica la enzima que convierte dopamina en norepinefrina Durante la entrevista médica se diligenció el formulario de recolección de información y se tomaron al paciente muestras de sangre para la genotipificación y la cuantificación de las concentraciones séricas de metadona racémica y sus enantiómeros R- y S-. A fin de cuantificar las concentraciones valle del estado estable de metadona (cuando las concentraciones de metadona son más bajas, justo antes de la siguiente dosis), la muestra de sangre se obtuvo inmediatamente antes de la toma de la dosis diaria supervisada. Las pruebas toxicológicas en orina se practicaron una vez por semana, sin previo aviso. El protocolo fue aprobado por los comités técnico-científicos y de bioética de la Universidad Tecnológica de Pereira y el HOMERIS. Genotipificación de SNP Previa extracción del ADN genómico de 200 !l de sangre completa, con el kit Qiagen DNA Minikit (QIAGEN), se 99 determinaron mediante reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en tiempo real los SNP seleccionados de los genes ABCB1 (rs1045642), CYP2B6 (rs3745274), OPRM1 (rs1799971), ARRB2 (rs3786047, rs2036657 y rs1045280), DßH (rs1611115), GRIN1 (rs6293, rs4880215 y rs2301364) y POR (rs1057868, rs28931608 y rs28931608). Los primers y las sondas Taqman fueron diseñados y suministrados por Applied Biosystems. Cada reacción de PCR se realizó en un volumen de 25 !l con 1–10 ng de ADN genómico, 1X TaqMan Genotyping Master Mix y 1X Taqman SNP Genotyping Assay Mix, siguiendo el protocolo del fabricante. En cada PCR se utilizó un control positivo y negativo. La amplificación y la detección se llevaron a cabo en el equipo SmartCycler (Cepheid), con las siguientes condiciones: un calentamiento inicial de 95 ◦ C durante 10 min, seguido de 40 ciclos que consisten en 15 s a 95 ◦ C y 1 min a 60 ◦ C. Los resultados se analizaron en el software SmartCycler (Cepheid) de acuerdo con la visualización de la curva específica fluorescente para cada alelo. Genotipificación VNTR Intron 8 del gen DAT La amplificación del VNTR se realizó mediante PCR, la cual se llevó a cabo en un volumen total de 10 !l con 1–10 ng de ADN genómico, 1X Qiagen Multiplex PCR Master Mix (Qiagen), 1X Q-solution (Qiagen) y 0,2 !M de cada uno de los primers (forward: Yaquima-5’-GGTGTAGGGAACGGCCTGAG-3’; reverse: 5’-CTGGAGGTCACGGCTCAAGG-3’). La amplificación se realizó en un termociclador automático (DNA Thermal Cycler; MJ Research) con los siguientes parámetros: un paso inicial de desnaturalización por 15 min a 95 ◦ C, seguido por 40 ciclos de amplificación, desnaturalización a 94 ◦ C por 1 min, annealing a 60 ◦ C por 1 min y extensión a 72 ◦ C por 1 min, con una extensión final a 72 ◦ C por 7 min. Se mezcló 1 !l del producto amplificado con 9 !l de Hi-Di fomamida y 0,5 GeneScan-500 Liz internal size standard (Applied Biosystems). La detección se llevó a cabo en el secuenciador ABI Prims 3100-Avant Genetic Analyzers (Applied Biosystems) por electroforesis capilar (CE) con capilar de 36 cm de longitud y polímero POP-4 (Applied Biosystems), con el módulo de corrida Fragment Analysis-36POP-4. Los datos se analizaron de acuerdo con el color de los picos y el tamaño de los fragmentos mediante el software Genemapper v3.2 (Applied Biosystems). La presencia de los polimorfismos se confirmó por secuenciación directa de muestras seleccionadas. Cuantificación de metadona en sangre De cada paciente se recolectaron 8 ml de sangre completa en tubos al vacío con EDTA. Las muestras se centrifugaron a 2600 G por 10 min y el plasma se conservó a –20 ◦ C hasta el momento del análisis. Las concentraciones séricas de R- y S-metadona se cuantificaron por HPLC mediante un método previamente descrito por Pham-Huy C et al24 , con algunas modificaciones en la fase móvil y en la extracción en fase sólida. Se utilizó un HPLC System 2000 plus marca JASCO equipado con bomba de gradiente cuaternario, automuestreador, horno para columnas y detector de arreglo de diodos MD 2015 controlado por EZChrom Elite v3.16. Se utilizó la columna quiral analítica CYCLOBOND I 2000 HP-RSP (25 cm de largo × 4,6 mm de diámetro interno, 5 !m tamaño de 100 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):96–105 partícula; Supelco, Estados Unidos). El sistema de elución fue isocrático con una mezcla de agua:acetonitrilo 75:25 + 0,1% de ácido acético a 0,8 ml/min. El detector se programó en la banda de 200-300 nm y la cuantificación de los enantiómeros se hizo a 205 nm. Para la preparación de los estándares se adicionó RS-metadona y papaverina a plasma humano libre del fármaco, a concentraciones de 10, 20, 40, 60, 80, 120, 160 y 320 ng/ml de cada enantiómero. Los estándares y las muestras se extrajeron en fase sólida en cartuchos RP-18 (500 mg; Merck) previamente activados con 3 ml de metanol:HCL al 37% (99:1), 6 ml de metanol seguido de 9 ml de hidróxido de amonio al 2%. A 2 ml de estándar o muestra, se adicionaron 200 ng de papaverina como estándar interno y se alcalinizaron con 1 ml de hidróxido de amonio al 2% y se aplicaron al cartucho, que se secó por succión. El lavado se realizó con tres porciones de 0,5 ml de hidróxido de amonio al 2%, dos porciones de 0,5 ml de hidróxido de amonio 2%-metanol (60:40) y dos porciones de 0,25 ml de metanol, secando entre lavados por succión. La elución se realizó con tres porciones de 0,25 ml de metanolHCL al 37% (99:1); posteriormente la solución se evaporó hasta sequedad bajo una corriente de nitrógeno y se reconstituyó en 200 !l de fase móvil, de la cual se inyectaron 80 !l para la detección, con las condiciones mencionadas anteriormente. Para la cuantificación se generaron curvas lineales de calibración. Cada uno de los estándares fue preparado e inyectado en el HPLC por duplicado, lo que permitió obtener el porcentaje de desviación estándar relativa (%RSD), el límite de detección y el límite de cuantificación, para lo cual se utilizó el software EZChrom Elite v3.16. El límite de detección se definió como 3 veces la señal de ruido y el límite de cuantificación, como 3,3 veces el límite de detección. Con la finalidad de determinar el porcentaje de recuperación, se prepararon tres patrones por triplicado en plasma libre de metadona en concentraciones de cada enantiómero de 20, 80 y 320 ng/ml; se comparó el área de cada uno con el área del patrón inyectado directamente en el equipo. La separación de los enantiómeros fue completa, y se consiguió una resolución de 1,9 para los picos analizados (R- y S-metadona) con la eficiencia del sistema reflejada en el factor de asimetría de 1,3 y 1,4, y una pureza de los picos > 98%. Los tiempos de retención de los analitos fueron 7,1 y 7,8 min para R- y S-metadona respectivamente. Parámetros analíticos: a) coeficiente de correlación r2 > 0,99; b) límites de detección, 2 ng/ml (R-metadona) y 3 ng/ml (S-metadona); c) límites de cuantificación, 6,6 ng/ml (R–metadona) y 9,9 ng/ml (S-metadona), y d) porcentajes de recuperación > 90% para los tres niveles estudiados. Manejo estadístico Las variables continuas se compararon con ANOVA o la prueba de la t de Student. Se empleó la prueba de la "2 para comparar variables categóricas y verificar el equilibrio de Hardy-Weinberg. Para muchos análisis estadísticos se utilizaron las concentraciones valle de rac-, R- y S-metadona corregidas por el índice de masa corporal (IMC), a las que llamaremos RS-imc, R-imc y S-imc, respectivamente. Se utilizaron los intervalos de confianza del 95% (IC95%) y se consideró significativos los valores de p < 0,05 en test de dos Tabla 2 – Características demográficas y clínicas de los pacientes del estudio (n = 80) Edad (años) Sexo Varones Mujeres IMC Antecedentes delictivos Sí No Abuso previo de otros psicoactivos Tabaco Marihuana Cocaína/basuco Otros Ninguno Abuso actual de otros psicoactivos Tabaco Marihuana Cocaína/basuco Otros Ninguno Años de abuso de heroína Meses en el TMM Días sin cambios en dosis de metadona Dosis de metadona (mg/día) Concentración sérica de metadona (ng/ml) RS-metadona R-metadona S-metadona R/S metadona Test de orina para heroína Positivos 1.a semana Positivos 2.a semana Negativos 23,5 ± 5 69 (86,3) 11 (13,7) 20,9 ± 2,2 48 (60) 32 (40) 75 (93,5) 73 (91,2) 48 (60) 25 (31,2) 0 75 (93,5) 51 (63,8) 8 (10) 0 5 (6,3) 5,1 ± 2,9 5,3 ± 4 63,7 ± 59 41 ± 12 168,4 ± 77 84,1 ± 39,7 84,3 ± 41,5 1,04 ± 0,35 25 (31,3) 21 (26,3) 49 (61,3) TMM: tratamiento de mantenimiento con metadona. Las variables cuantitativas se expresan como media ± desviación estándar y las cualitativas, como n (%). colas. Los análisis estadísticos se hicieron con el software SPSS 19 for Windows. Resultados La tabla 2 muestra las características demográficas y clínicas de los 80 individuos incluidos en el estudio. Se consideró «no consumidores» al 61% de los pacientes (n = 49) cuyos tests en orina fueron negativos durante las 2 semanas de observación del estudio y afirmaron que ya no consumían heroína, mientras el 39% restante (n = 31), que tuvieron al menos una prueba de orina positiva, admitieron consumo esporádico de heroína y se los clasificó como «consumidores ocasionales», aunque se destaca el hecho de que los 80 pacientes del estudio eran adherentes al programa y estaban comprometidos con un franco proceso de recuperación psicosocial y de reintegración a su vida familiar y laboral o educativa. Con respecto al consumo de otras sustancias psicoactivas, todos los pacientes eran policonsumidores antes de entrar al programa de rehabilitación, pero al momento del estudio se había disminuido en un significativo 30% el consumo de r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):96–105 80 101 Discusión 70 60 50 40 Antes Actual 30 20 10 0 Tabaco Marihuana Cocaína/Basuco Otros Ninguno Figura 1 – Consumos de otros psicoactivos antes del ingreso al tratamiento de mantenimiento con metadona y al momento del estudio. marihuana (odds ratio [OR] = 0,51; p < 0,0001) y en un 83% el de cocaína/basuco (OR = 0,21; p < 0,0001), mientras los de otros psicoactivos (inhalantes, sedantes, anfetaminas) bajaron a cero y el consumo de tabaco permaneció igual; 5 pacientes (6,3%) afirmaron no consumir sustancias psicoactivas lícitas o ilícitas (tabla 2 y fig. 1). En la tabla 3 se presentan las variantes genotipificadas en el estudio, con sus correspondientes frecuencias genotípicas y alélicas; todos los genotipos estuvieron en equilibrio de HardyWeinberg. Las concentraciones sanguíneas de metadona racémica y sus enantiómeros se correlacionaron significativamente con las dosis diarias del fármaco. En efecto, los coeficientes de correlación (r) entre las concentraciones plasmáticas de rac-, R- y S-metadona y las dosis de metadona corregidas por IMC fueron r = 0,615 (p = 0,01), r = 0,631 (p = 0,01) y r = 0,535 (p = 0,01) respectivamente. Se hallaron asociaciones significativas entre los polimorfismos rs2301364 del gen GRIN1 y concentraciones sanguíneas de S-imc (CC + CT, 4,9 ± 2,2 frente a TT, 3,8 ± 2,2; p = 0,043), y entre el rs3786047del gen ARRB2 y R-imc (TT, 5,5 ± 2 frente a CC + CT, 3,9 ± 2; p = 0,032); no obstante, tales asociaciones dejan de ser significativas con la corrección de Bonferroni para múltiples tests. Ninguna de las demás variantes genéticas ni las variables edad, sexo, IMC, tiempos de abuso y de estabilización en las dosis de metadona se encontraron significativamente asociadas con las concentraciones sanguíneas de rac-, R- o S-metadona corregidas por IMC (datos no mostrados). Como se muestra en la tabla 4, los no consumidores y los consumidores ocasionales de heroína tenían características similares respecto a las variables demográficas y clínicas, incluidas las concentraciones sanguíneas de rac-, R- y Smetadona. Tampoco había diferencias entre la condición de «no consumidor» o «consumidor ocasional» y los polimorfismos genéticos estudiados (datos no mostrados). Puesto que el enantiómero S–metadona se ha implicado en los efectos disfóricos del fármaco, resulta interesante que, a iguales dosis de metadona, los 19 pacientes que no disminuyeron el consumo de otros psicoactivos distintos de heroína tuvieron concentraciones de S-metadona significativamente (p = 0,03) mayores (102,3 ± 53,7 ng/ml) que los 61 que abandonaron su consumo (78,8 ± 35,6 ng/ml). La farmacodependencia es una enfermedad compleja causada por una intrincada red de variables psíquicas, fisiológicas, farmacológicas, ambientales y genéticas. La identificación de los factores que influyen en la susceptibilidad para adquirir la adicción, la persistencia de esta y la propensión a las recaídas redundará en una mejor fundamentación científica de los programas de prevención y atención a drogadictos. Aunque el abuso de heroína en el país es más reciente y menos reconocido, los datos indican que este es ya un problema socialmente relevante, más si se tiene en cuenta que, cuando una persona inicia su consumo, puede escalar hacia el abuso y luego a la farmacodependencia con más celeridad e intensidad que con ninguna otra droga de uso ilegal25 . Las características demográficas y clínicas de los pacientes del estudio (tabla 2) coinciden con diferentes reportes epidemiológicos. Se trata de una población relativamente joven, de predominio masculino, con alto índice de antecedentes delictivos (60%) y larga historia de abuso de heroína y otras sustancias psicoactivas. Su tiempo promedio de permanencia en el programa estaba alrededor de los 6 meses, pero su estabilización en las dosis de metadona se logró sólo aproximadamente 3 meses después del ingreso al programa, con dosis relativamente bajas (41 mg/día), lo que se refleja en concentraciones sanguíneas de metadona medias muy inferiores a las consideradas en la literatura en el límite inferior de la «ventana terapéutica» (≥ 200 ng/ml de R-metadona o ≥ 400 ng/ml de RSmetadona), es decir, la franja de concentraciones séricas con que se consigue el máximo beneficio con el mínimo riesgo26 . Es más, el 21% (17/80) de los pacientes tenían concentraciones valle de RS-metadona < 100 ng/ml, valores considerados inefectivos por algunos autores27 , aunque en este estudio no se demostró la existencia de un umbral de concentración de RS-metadona asociado con respuesta terapéutica. Nuestros hallazgos muestran una relación estadísticamente significativa entre dosis y concentraciones valle de RS-, R- y S-metadona, reflejo de una farmacocinética lineal en una amplia gama de dosis28 ; esta correlación entre dosis y concentraciones sanguíneas de metadona racémica y sus enantiómeros refuerza la confiabilidad del método analítico utilizado (HPLC-DAD) y lo valida como útil para monitorizar la adherencia al tratamiento y los potenciales efectos de la metadona; sin embargo, en concordancia con otros reportes26,29 , la influencia de las dosis en la variación de los valores valle de RS- (R2 = 38%), R- (R2 = 40%) y S-metadona (R2 = 27%) es relativamente moderada e indica que otras variables también afectan a la correlación dosis-concentración sérica. Por otro lado, no encontramos asociación entre concentración sanguínea de metadona y consumo de heroína, hallazgo que coincide con otros estudios en los que se ha hallado que pacientes con concentraciones de metadona en ventana terapéutica y aun mayores tienen ocasionales o frecuentes recaídas en el consumo de heroína, aunque se mantienen adherentes al programa de rehabilitación, lo que confirma que los valores séricos de metadona no son confiables para determinar las dosis óptimas. Se ratifica así la opinión general de que las pruebas de orina para detección de consumo y la evaluación médica de signos y síntomas de abstinencia o 102 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):96–105 Tabla 3 – Características genéticas de los pacientes (n = 80) Gen ABCB1 rs1045642 VNTRint8 rs1045280 rs2036657 rs3786047 rs3745274 rs1611115* rs6293* rs4880215 rs2301364 rs1057868 Genotipo n Frecuencia (IC95%) AA AG GG 26 37 17 0,325 (0,238-0,430) 0,462 (0,375-0,586) 0,213 (0,100-0,313) 5/6 6/6 Otro 32 45 3 0,400 (0,300-0,523) 0,562 (0,450-0,673) 0,038 (0,000-0,088) CC CT TT AA AG GG CC CT TT 14 34 32 48 22 10 42 28 10 0,175 (0,100-0,250) 0,425 (0,338-0,548) 0,400 (0,302-0,513) 0,600 (0,500-0,713) 0,275 (0,164-0,388) 0,125 (0,057-0,211) 0,525 (0,425-0,618) 0,350 (0,275-0,468) 0,125 (0,052-0,211) GG GT TT 39 31 10 0,487 (0,377-0,613) 0,388 (0,282-0,473) 0,125 (0,046-0,200) CC CT TT 40 33 5 0,513 (0,396-0,625) 0,423 (0,270-0,518) 0,064 (0,025-0,138) AA AG GG AA AC CC CC CT TT 45 31 2 3 37 40 3 23 54 0,563 (0,434-0,655) 0,388 (0,288-0,513) 0,025 (0,000-0,063) 0,038 (0,000-0,088) 0,463 (0,350-0,586) 0,500 (0,382-0,604) 0,038 (0,000-0,088) 0,288 (0,170-0,393) 0,674 (0,564-0,788) CC CT TT 37 32 11 0,462 (0,357-0,563) 0,400 (0,295-0,493) 0,138 (0,088-0,225) HWE, p Alelo n Frecuencia (IC95%) A G 89 71 0,556 (0,469-0,646) 0,444 (0,354-0,531) 5/6 6/6 Otro 64 90 6 SLC6A3 0,400 (0,325-0,465) 0,562 (0,497-0,646) 0,038 (0,013-0,065) C T 62 98 ARRB2 0,388 (0,335-0,474) 0,612 (0,526-0,665) A G 118 42 0,738 (0,664-0,812) 0,263 (0,188-0,336) C T 112 48 0,700 (0,635-0,765) 0,300 (0,235-0,365) G T 109 51 CYP2B6 0,681 (0,629-0,753) 0,319 (0,247-0,371) C T 113 43 DBH 0,724 (0,629-0,775) 0,276 (0,206-0,346) A G 121 35 GRIN1 0,776 (0,681-0,819) 0,224 (0,160-0,288) A C 43 117 0,269 (0,206-0,350) 0,731 (0,650-0,794) C T 29 131 0,181 (0,113-0,228) 0,819 (0,772-0,887) C T 106 54 POR 0,662 (0,588-0,740) 0,338 (0,260-0,412) 0,90 0,18 0,64 0,053 0,27 0,59 0,87 0,43 0,24 0,96 0,61 HWB: equilibrio de Hardy-Weinberg; IC95%: intervalo de confianza del 95%. ∗ Se genotipificó a 78 personas. sobredosis son «un método sensible, confiable y costo-efectivo para el ajuste de dosis»30,31 . Se sabe, eso sí, que las mayores tasas de abandono se relacionan con menores dosis de metadona, y la evidencia muestra que la retención es mayor con dosis ≥ 60 mg/día32,33 . Creemos que uno de los resultados más importantes del TMM es la confirmación de la reducción del consumo de otros psicoactivos, en particular los derivados de la coca, la marihuana, los inhalantes y los sedantes (figura 1). El impacto del TMM en otras drogas de abuso ya se ha notificado en muchas partes del mundo30 , y podría ser el resultado no solo del conjunto de factores que influyen en la recuperación psicosocial del paciente, sino también de la propia metadona, ya que este fármaco bloquea los receptores NMDA del glutamato y, en animales, los antagonistas del glutamato reducen la autoadministración de cocaína, anfetaminas y alcohol34,35 . Las frecuencias alélicas y genotípicas de todos los marcadores investigados no fueron diferentes entre quienes consumían y no consumían heroína o entre quienes abandonaron el consumo de otros psicoactivos o no. Tampoco las concentraciones sanguíneas de rac-, R- o S-metadona estuvieron relacionadas con los diferentes marcadores genéticos estudiados. Al respecto, se debe hacer algunas consideraciones: a) la asociación de algunos de estos biomarcadores con respuesta a metadona en adictos a opioides se explora por primera vez en este estudio y puede que en realidad no exista; b) la falta de asociación genotipo-concentración sérica de metadona y genotipo-resultados del TMM también se ha reportado en otras investigaciones15,36 ; c) el aporte del 103 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):96–105 Tabla 4 – Características demográficas y clínicas de los pacientes clasificados según su condición de consumidores ocasionales o no consumidores Variables No consumidores (n = 49) Consumidores ocasionales (n = 31) p 23,8 ± 4,8 22,9 ± 5,3 0,413 41 (83,7) 8 (16,3) 20,8 ± 2,1 28 (90,3) 3 (9,7) 21,1 ± 2,2 0,312 0,480 Antecedentes delictivos Sí No 19 (38,8) 30 (61,2) 13 (41,9) 18 (58,1) Abuso previo de otros psicoactivos Tabaco Marihuana Cocaína/basuco Otros Ninguno 45 (91,8) 43 (87,8) 32 (65,3) 15 (30,6) 0 30 (96,8) 30 (96,8) 16 (51,6) 10 (32,3) 0 0,644 0,239 0,249 0,998 45 (91,8) 28 (57,1) 4 (8,1) 0 4 (8,1) 5,1 ± 2,5 4,9 ± 3,9 70,8 ± 64 39 ± 12 30 (96,8) 23 (74,2) 4 (12,9) 0 1 (3,2) 5 ± 3,5 5,8 ± 4,2 52,4 ± 48 44 ± 12 0,644 0,155 0,704 7,8 ± 4,4 3,8 ± 2,2 4 ± 2,5 1 ± 0,37 8,9 ± 3,6 4,6 ± 2,0 4,4 ± 1,8 1,1 ± 0,30 0,254 0,142 0,467 0,545 Edad (años) Sexo Varones Mujeres IMC Abuso actual de otros psicoactivos Tabaco Marihuana Cocaína/basuco Otros Ninguno Años de abuso de heroína Meses en el TMM Días sin cambios en las dosis de metadona Dosis de metadona (mg/día) Concentración sérica de metadona (ng/ml/IMC) RS-imc R-imc S-imc R/S 0,480 0,644 0,941 0,300 0,175 0,079 IMC: índice de masa corporal; TMM: tratamiento de mantenimiento con metadona. Las variables cuantitativas se expresan como media ± desviación estándar y las cualitativas, como n (%). marcador estudiado puede ser tan pequeño que no alcance a ponerse en evidencia en el tamaño de muestra de nuestro estudio, y d) el gen estudiado sí está implicado, pero no el SNP incluido en la investigación. De todos modos, las discrepancias en los resultados de los estudios genéticos relacionados con drogadicción no deben sorprender. Ello se debe en buena medida a la dificultad para identificar biomarcadores de riesgo de enfermedades como la farmacodependencia, fruto de complejas interacciones de factores genéticos y medioambientales, donde probablemente intervienen múltiples genes y cada uno de ellos hace solo una pequeña contribución al riesgo total. La amplia superposición entre las dosis efectivas e inefectivas de metadona indica la presencia de variables personales y sociales que trascienden el simple manejo farmacológico y probablemente se aborde con más éxito desde lo psicosocial, particularmente en lo que tiene que ver con la identificación y la superación de las propias experiencias estresantes y detonantes del deseo vehemente de consumir heroína y otros psicoactivos37 . Aunque las dosis de metadona sean adecuadas para evitar síntomas de abstinencia, no se debe olvidar que el adicto en rehabilitación permanece vulnerable a estímulos condicionados (visuales, auditivos, olfativos, etc.) que le recrean el contexto en el cual él consumía (estímulo drug-cue)38 . Conviene mencionar que nuestros pacientes que no abandonaron el consumo de psicoactivos diferentes de heroína tenían mayores concentraciones séricas de Smetadona que quienes sí abandonaron el consumo, pues se sabe que la S-metadona parece ser la causa de los efectos disfóricos del fármaco11,12 , lo cual podría aumentar la ansiedad en este subgrupo de pacientes. Además, en la percepción y la satisfacción con el tratamiento también influyen ciertos rasgos del paciente, como su nivel de estrés psicológico o sus trastornos psiquiátricos; se ha demostrado, por ejemplo, que los adictos deprimidos sufren síntomas de abstinencia con mayor frecuencia que los adictos no deprimidos39 . Esta condición, que no se exploró adecuadamente en nuestro estudio, es de particular importancia por la alta prevalencia de comorbilidad psiquiátrica en estos pacientes; las más frecuentes son los trastornos del ánimo, el estrés postraumático y la personalidad antisocial3 . Es necesario destacar algunas limitaciones de este estudio. Primero, el tamaño de la muestra limita la potencia de la investigación; segundo, aunque se introdujeron controles objetivos, como los tests de orina, la toma supervisada de metadona y la determinación de la concentración sanguínea de metadona, muchos datos provienen de lo declarado por el paciente, con las consecuentes reservas de credibilidad; 104 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):96–105 tercero, el grupo estudiado no representa a todos los adictos a heroína y ni siquiera a quienes habían tomado parte del programa con metadona y se habían retirado, por motivos que podrían ser de interés en esta investigación. Por último, haber elegido un periodo de 2 semanas (evidentemente arbitrario) como ventana de observación del estudio obedece a dos razones: a) para poder obtener determinaciones de metadona en sangre confiables en el estado-estable (equilibrio), se requiere que no se hayan hecho cambios en la dosificación por lo menos durante ese tiempo, de modo que, si prolongábamos el intervalo, se nos hacía más difícil el reclutamiento de pacientes, y b) limitaciones presupuestarias. Financiación Esta investigación se ha hecho con recursos de la Vicerrectoría de Investigaciones, Innovación y Extensión de la Universidad Tecnológica de Pereira, Pereira (Colombia). 10. 11. 12. 13. 14. 15. Conflicto de intereses Los autores declaran que no tienen conflictos de intereses. 16. 17. Agradecimientos Agradecemos la colaboración de las autoridades y del equipo de salud de la ESE Hospital Mental de Risaralda (Colombia), que nos facilitaron el acceso a sus instalaciones, y de los pacientes que proporcionaron la información. 18. 19. bibliograf í a 20. 1. Han B, Gfroerer JC, Colliver JD. Associations between duration of illicit drug use and health conditions: results from the 2005-2007 national surveys on drug use and health. Ann Epidemiol. 2010;20:289–97. 2. Khokhar JY, Ferguson CS, Zhu AZ, Tyndale RF. Pharmacogenetics of drug dependence: role of gene variations in susceptibility and treatment. Annu Rev Pharmacol Toxicol. 2010;50:39–61. 3. World Drug Report 2011. New York: United Nations Office on Drug and Crime (UNODC); 2012. 4. Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Colombia 2008. Bogotá: Ministerio de la Protección Social y la Dirección Nacional de Estupefacientes; 2008. 5. Newman RG. Opiate agonist treatment for addiction. 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Available online 21 May 2014 Methods: A retrospective and descriptive analysis was conducted on data provided by the National Institute of Legal Medicine and Forensic Sciences. In addition, a univariate and Keywords: bivariate analysis was used to identify the sociodemographic and medical-legal character- Suicide istics of the deceased. Multiple correspondence analysis was also used in order to establish Sociodemographic characteristics typologies. The information was analyzed using STATA 11.0. Multifactorial etiology Results: Of the 389 cases occurring between 2008 and 2010, 84.6% (n = 329) were men. The Medellín male to female ratio was 5:1; 64% of the cases occurred in people aged 18-45 years; 6.7% occurred in children under 18, with hanging being the method most chosen by the victims (48.3%). Exploratory analysis was used to identify a possible association between the use of violent methods and events occurring in the housing and social strata 1, 2 and 3. Conclusions: Some factors could be associated with suicide, providing data that could consolidate health intervention strategies in our population. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Características clínicas y epidemiológicas del suicidio consumado en Medellín, Colombia r e s u m e n Palabras clave: Antecedentes: El propósito del estudio es identificar las características de los individuos que Suicidio cometieron suicidio en la ciudad de Medellín entre 2008 y 2010, además de identificar vari- Características sociodemográficas ables relacionadas con la tipología de los eventos. Corresponding author. E-mail addresses: [email protected], [email protected] (P.A. Ortega). http://dx.doi.org/10.1016/j.rcp.2014.02.006 0034-7450/© 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. ∗ r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):106–112 107 Etiología multifactorial Métodos: Análisis descriptivo retrospectivo de los datos suministrados por el Instituto Medellín Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Además, análisis univariable y bivariable para identificar las características sociodemográficas y médico-legales de los fallecidos. Para establecer posibles tipologías, se utilizó el análisis de correspondencias múltiples. La información se analizó utilizando el programa STATA 11.0. Resultados: De los 389 casos ocurridos entre 2008 y 2010, el 84,6% (n = 329) correspondió a varones. La razón varones:mujeres es 5:1. El 64% de los casos ocurrió en personas de 18-45 años y el 6,7%, en menores de 18 años. El ahorcamiento fue el método más elegido por las víctimas (48,3%). El análisis exploratorio permitió identificar una posible asociación entre el uso de métodos violentos con los eventos que ocurren en la vivienda y los estratos sociales 1, 2 y 3. Conclusiones: Se pudo delinear algunos factores asociados al suicidio consumado, aportando elementos que pueden consolidar estrategias de intervención en la salud de nuestra población. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Introduction Suicide has been defined by the World Health Organization (WHO) as a “deliberate act by which a subject commits suicide, with knowledge or expectation of a fatal outcome. . .”.1 According to O’Carroll et al (1996), there are three types of suicidal behavior: a) instrumental, in which the person has not tried to kill him/herself and wants to pretend otherwise for personal gain; b) attempted suicide, where the person tries to self-provoke death, without obtaining it, and c) suicide, in which there is evidence, express or implied, that the injury was self-inflicted.2 Suicide is considered a global public health problem in the world;3 a report the Pan–American Health Organization (PAHO) on violence and health noted that in 2000 some 815 000 people died by this cause worldwide, representing a global annual mortality rate of 14.5 per 100 000 people, which amounts to 1 death every 40 s;4 however, suicidal behavior varies across countries and even between regions with similar levels of development.5 Colombia has revealed a significant increase in cases since 1998, from 1.3 to 5.5 events per 100 000 persons in 2002.6 Between 2008 and 2010, the average rate of suicide in men was 6.0 per 100 000 persons, while in women it ranged from 3,6 to 4,1 per 100 000 people. By 2011, according to preliminary data from the National Institute of Legal Medicine and Forensic Sciences (NILMFC) 1625 cases occurred7 , representing a rate of 3.5 per 100 000 persons. Medellin is the municipality with the second highest number, 114 in 2011 is equivalent to a rate of 4.8 per 100 000, higher than the national average.7 Suicidal behavior is explained from the confluence of environmental and biological variables that contribute to susceptibility to commit suicide. Among the environmental variables are: the presence of unstable and insufficient socioeconomic factors, dysfunctional family dynamics, difficulties in social inclusion, expression of violence and abuse in early childhood,8,9 abuse of drugs or alcohol and contexts of emotional vulnerability in the development of interpersonal relationships. For biological variables an inheritability ranging from 40-50% has been reported, and for suicidal behavior there is converging evidence from different approaches including familial transmission, twin and adoption studies with candidate genes and genomic scans supporting a strong genetic contribution to suicidal behavior.10–12 These findings allow to infer how genetics contribute to the expression of bizarre behavior associated with suicide, however the complexity presented in the suicidal phenotype justifies hitherto controversial results of the research, which have failed to replicate consistently and discriminate specific molecular pathways for behavior and for the type of suicide.13 The purpose of this study was to identify the characteristics of individuals who committed suicide in the city of Medellin, in the periods between 2008 and 2010, and to identify variables related to the type of events to generate information to better understand this problem and contribute to building prevention strategies in public health and to outline approaches a posteriori that integrate aspects of clinical phenotypes of suicide. Materials and Methods A retrospective analysis conducted with information provided by the Northwestern region of Medellin, Antioquia, Regional Reference Center on Violence (NILMFC). The source of the data was the platform SIRDEC —web system of missing people and cadavers— wherein cases handled by this institution are registered. A quality and consistency verification over the obtained data by the comparison of the information registered in some of the expert reports of necropsy. The subjects born in the department of Antioquia were studied, with those deceased by suicide in the city of Medellin, between 2008 and 2010; the analyzed variables were the sociodemographic characteristics, cause and place of death. For the calculation of the specific rates by age, proportional adjustments by age groups starting with the data of the population projection by years estimated by National Administrative Department of Statistics (DANE). We performed univariate and bivariate analysis to identify the sociodemographic and medical-legal deaths from suicide. The 108 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):106–112 Table 1 – Suicide rates (per 100 000) in Medellín 2008 a 2010, by age and sex. Groups MALE FEMALE TOTAL Age Average of cases Average population Crude rate Average of cases Average population Crude rate Average of cases Average population Crude rate 10-14 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65-69 70-74 75-79 >80 Total 3.33 9.33 20.33 17.33 11.67 6.67 6.33 10.67 8.00 4.67 3.67 2.33 2.67 1.67 1.00 109.67 87097 98851 100979 86116 71793 68182 85185 86388 72879 57109 42870 28461 22193 15769 14415 938285 3.8 9.4 20.1 20.1 16.3 9.8 7.4 12.3 11.0 8.2 8.6 8.2 12.0 10.6 6.9 11.7 0.33 4.33 4.00 2.00 2.00 1.00 1.33 1.67 2.00 0.67 0.67 0.00 0.00 0.00 0.00 20.00 84116 94362 100020 93437 82660 81357 101154 106074 91363 71340 54909 38007 31976 23774 103565 1158114 0.4 4.6 4.0 2.1 2.4 1.2 1.3 1.6 2.2 0.9 1.2 0.0 0.0 0.0 0.0 1.7 3.67 13.67 24.33 19.33 13.67 7.67 7.67 12.33 10.00 5.33 4.33 2.33 2.67 1.67 1.00 129.67 171213 193213 200999 179553 154453 149539 186339 192462 164241 128449 97778 66468 54169 39543 117980 2096400 2.1 7.1 12.1 10.8 8.8 5.1 4.1 6.4 6.1 4.2 4.4 3.5 4.9 4.2 0.8 6.2 Kolmogorov-Smirnov statistical test was applied to determine whether the age of the deaths from this cause was normally distributed or not, since this variable did not follow this distribution, nonparametric analysis was applied to describe or compare. In order to establish possible typologies of the cases of complete suicides, an analysis of multiple correspondences was affected by a bivaried analysis with the variables that took place with greater frequency with the goal of completing the exploratory process of the data. The information was analysed using the STATA program version 11.0. Results Of the 389 suicides that occurred between 2008 and 2010, 84.6% (n = 329) corresponded to male persons. The male to female ratio for this manner of death is approximately 5:1. By 2008, 107 of the 126 cases (84.9%) were males, a behavior similar to the year 2009, 112 of 131 cases (85.5%) and by 2010, 110 of the 132 cases (83.3%). Among women, the average age was 31.9 (13.9) years, with a minimum of 13 years and a maximum of 63 years, the median was 27.5 years. Among men, the mean age was 36.2 (16.7) years, with a minimum of 10 years and a maximum of 98 years, the median was 31 years. 64% of events occurred in people between 18 and 45 years, 30% of all cases occurred between 18 and 25 years and 6.7% at age 18. There were 14 cases (3.6%) of people under 15. The suicide rate per 100 000 people during 2008-2010 was consistently higher among men, being observed by gender rate ratios up to 9.6 times higher. It is noteworthy that in this period there were no suicides in women over 65. Among men, the highest rates occurred in the group of 20-34 years, among women the highest rates were between 15 and 24 years; in general, the suicide rate in Medellín had its greatest figures in the group of 15-34 years. It should be noted that the suicide rate among 10- to 14- year-old males was 3.8 cases per 100 000 children of this age. For men, the suicide rate was almost twice the citywide average rate (11.7 vs 6.2 per 100 000 people) (Table 1). Older adults had a rate of 3.6 per 100 000, among women it was 0.24, while men reached to 9.25, indicating a rate ratio 38 times higher among elderly males compared to the female gender. In Colombia, the suicide rates of this period were presented in 3.6 cases in 2010, 4.1 cases in 2009 and 3.8 cases for 2008 per 100 000 inhabitants. According to some variables related individuals, both men and women have higher rates of events in the levels of primary and secondary schooling, reaching 52.5% and 28.9%, respectively. In terms of marital status, more than half of cases occurred among single individuals (53.1%), followed by married individuals (25.1%). Depending on the activity, the unemployed accounted for 20%, while those with any occupation, as employees or independent, accounted for 60% of all events. With regard to the occupancy classification according SENA (National Apprenticeship Service), a little more than a third were inactive people. The lowest proportion occurred in the health sciences and related occupations with mining and quarrying (livestock and agriculture), 0.6% in each of these groups. The frequency of suicide in relation to the facts show similar behavior in men and women, with the home being the preferred scene in which to commit the act of suicide (70.7%), followed by public roads (11.4%). In the first and second socioeconomic strata accounted for more than half of the cases (63.8%) and the least amount were present in the sixth stratum (3.6%). The central-eastern district zone that includes the 8th, 9th and 10th districts has the highest proportion of cases (24.2%) (Figure 1). The monthly average was 32.3 (5.1) suicide cases, i.e. one case per day. The largest number of events was recorded in October (11.3%), however the behavior varied from year to year; in 2008, with 10.3% in November; in 2009, equal proportions were presented in April, June and October (12.2%); in 2010, 12.2% was in October. In men, the highest proportion occurs in October (11.3%) and women in equal proportion during the months of July, October and December (11.7%). 109 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):106–112 Corregimiento de Santa Elena 1 8 3 9 2 4 Bello 14 10 5 Envigado 6 15 11 7 16 12 Itagüí 13 Corregimiento de San Cristóbal Corregimiento de Altavista Corregimiento de San Antonio de Prado Figure 1 – Frequency of suicide according districts and townships, Medellín 2008-2010. Regarding the mechanism used to commit suicide, hanging was found to be the most chosen method (48.3%), while the second option varies between men and women, the latter opts for poisoning and intoxication (38.3%) and males prefer firearms (22.2%). Table 2 shows the death mechanism used according to age group. Bi-dimensional correlation analyses reveal three distribution patterns in the occurrence of suicide. Figure 2, left, shows the relationship between suicide and the variables of education, age and crime scene, denoting the group made up of people aged 18 to 45 years, with primary and secondary school educations, with the crime scene being in the home, places of business and at work. Figure 2, right, provides models according to socioeconomic status, mechanism used to cause death, and age range, observing that adults over the age of 41 years, from the strata 4, 5 and 6, chose jumping to their death and consumption of toxics substances as instruments of death, while people at levels 1, 2 and 3 prefer using firearms and hanging. The data shown in Table 3 were found upon completing an exploratory analysis with logistic regression, using as response variables the use of violent methods (hanging and firearm projectile) versus nonviolent methods (poisoning, jumping to ones death and sharp weapon) and taking as risk variables the level of education, marital status, economic activity, the scene of the crime and the social strata. Exploratory analysis allows a possible association to be identified between the use of violent methods and acts of suicide occurring at home and among social strata 1, 2 and 3. Discussion Suicide is a public health problem in the city of Medellín, whose rates exceed the national level, with men who are at increased risk, a situation that is maintained among all age groups and which conforms to what happens in most Table 2 – Suicide frequencies for different death methods in Medellín, 2008 a 2010, by age. Cause of death Firearms Hanging Poisoning Jumping Sharp weapon Total Frequency, by age groups, n (%) <18 years >18-25 years >25-40 years >40-60 years >60 years Total 4(10) 28(70) 5 (12.5) 3 (7.5) 0 40 26 (25.2) 56 (54.4) 11 (10.7) 9 (8.7) 1 (0.97) 103 25 (23.6) 54 (50.9) 16 (15.1) 11 (10.4) 0 106 15 (14.2) 41 (38.7) 25 (23.6) 20 (18.9) 5 (4.72) 106 4 (11.8) 9 (26.5) 10 (29.4) 11 (32.4) 0 34 74 (19.06) 188 (48.3) 67 (17.2) 54 (13.9) 6 (1.54) 389 110 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):106–112 Dimension 2 (23.2%) 4 <_18 2 Schooling 1. Illiterate/primary 2. Secondary 3. Technician/technologist 4. Professional 6 Scene 1. Home 2. Public road 3. Trading places 4. Hotels/motels 5. Workplace 6. Other 1 2 0 >_45 4 2 1 18_a_45 3 Stratum 1. 1,2,3 2. 4,5,6 2 Dimension 2 (5.8%) 6 Age 1. ≤ 18 2. 19-25 3. 26-40 4. 41-60 5. > 60 PAF 2 1 3 2 0 1 Lanz_vacío Ahorcamiento 4 5 –1 Tóaxicos –2 3 1 34 –3 5 –2 –4 –2 0 2 Dimension 1 (52,1%) *Age *Scene *Schooling 4 –4 6 –2 0 Dimension 1 (88.2%) *Mechanism *Age *Stratum 2 4 Figure 2 – Left: correspondence analysis for variables of schooling, scene of the crime and age range. Right: correspondence analysis for variables of death mechanism, socioeconomic status and age range. countries. Some authors infer that this disparity is due in part to the fact that men tend to choose more effective methods. In our study there was a higher proportion of cases in singles in both men and women, diverse studies of our country with adults and adolescents report that social isolation is recognized as a risk factor for suicide, as well as living alone has been associated with greater lethality of acts to decrease the likelihood of receiving timely medical help and assistance, which is consistent with the fact that the largest proportion of cases present in homes.14–16 With regard to the month in which a greater number of suicide cases took place and increment was observed in the month of October, coinciding with the resurgence of violence in the city; some studies indicate that violence is a process that increased psychosocial vulnerability, in particular, the increase in October may be related to the resurgence of violence in Medellín, according to the NILMFC reports, October was the most violent, between January 1 and October 31, 2009 increase in the number of cases of violent deaths in the city. On the other hand, several studies have reported a higher incidence of suicide in the months of July and December, holiday seasons that coincide with changes in social dynamics, which could contribute in different ways to suicidal behavior in individuals with difficulties in bonding and social ties. This research allows to discriminate the types of violent and nonviolent methods used to cause death, in which undoubtedly the choice of method is influenced by aspects of a socio-cultural type (Figure 2), and may indicate, for the context of the city, as the social fabric is permeated by the lack of opportunities for social inclusion and poverty. While from 1996 to 2008 policies have been effective in controlling the possession and carrying of firearms, and this has reduced the suicide rate for this method, in addition, the consummation of autolysis and its relation to the method not only depends on the intention of using it; parasuicidal actions that manage to materialize are closely related to highly conflictive social situations and dysfunctional family environments, just as, psychiatric illnesses can coexist that could spark the violent act. Therefore, the weakness of public policy failures have demonstrated failures the development of promotion and Table 3 – Logistic regression analysis for the determinants of the use of violent methods in suicide. Variable n (%) p Crude OR 95%CI Adjusted OR 95%CI Education level Secondary Others 160 (52.5) 145 (47.5) 0.26 1.34 0.83-2.18 1.36 0.79-2.35 Civil status Single Others 190 (53.1) 168 (46.9) 0.12 1.81 1.16-2.83 1.57 0.91-2.70 Activity Employee Others 169 (48.6) 179 (51.4) 0.49 1.36 0.86-2.13 1.64 0.95-2.83 Crime scene Housing Others 261 (70.7) 108 (29.3) 0.0001 2.36 1.48-3.79 2.18 1.21-3.93 Socioeconomic strata 1, 2 y 3 Others 276 (71.1) 112 (28.9) 0.0001 3.29 2.07-5.21 2.97 1.68-5.25 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):106–112 prevention programs in mental health which helps to explain the increase in suicide by hanging among the population from lower socioeconomic strata. The type or choice of method to achieve death relates directly with many of the biochemical signals that remodel physiopathological conditions limited to suicide,17–21 that in addition to the psychosocial component outlines the pattern of vulnerability in the construct.19,22,23 On the other hand, this study shows how some risk factors that could explain suicide can be modified or relatively fixed, i.e. modifiable factors such as violence and aggression, the states or characteristics of anxiety and depression, can be operated and controlled with more inclusive and equitable social policies and with health systems and habits that promote healthy lifestyles. For relatively fixed risk factors, no treatment can modify previous attempts, factors such as age, ethnicity and genetic vulnerability; in this regard, gene-gene and gene-environment interactions contribute to the complexity of the system. Thus, genetic polymorphism, which has been previously associated with a population, may not be associated with another ethnic group, which may explain a great deal of misunderstandings in genetic discoveries regarding suicide. This study presents a methodological type limitation for incomplete information, which is not accessible in the implementation of autopsies, since suicide cases are collected retrospectively and from indirect sources, and is a cross sectional study, making it impossible to generalize the results to the entire suicide population. Conclusions One important difficulty in the advance of the etiopathogenesis of suicide lies in selecting an experimental model that incorporates clinical and phenomenological variables associated with suicide, i.e., to add and define variables related to the phenotype of interest and to allow refining subtypes within the phenotype being studied. However, underreporting of cases and some variables related to these decreases the reliability of the data and therefore the comparison of situations between different municipalities nationwide, which would facilitate the establishment of clear and rational allocation of resources according to different contexts. For now, the strength of epidemiological studies that address suicide lies in the review of epidemiological variables that relate to the expression of patterns that may be helpful in discriminating subtypes within the nuclear phenotype. Much of the research on suicide assessment that go beyond post-mortem observations of the victims do not include aspects related to previous diagnostic and therapeutic history of the suicide victim, and the methodological designs that further detail clinical elements through psychological autopsies do not determine ethnic aspects that could be very useful to delineate additional explanatory routes to dynamics and social contexts of vulnerability. Finally, an appropriate model to address suicide requires consideration of the psychological, ecological, social, demographic and genetic factors. That allows restricting and better refining the phenotype in studies of suicide as a social 111 phenomenon,24–26 and enabling new strategies for intervention in suicidal behavior. Conflict of interest Authors have no conflict of interest to declare. Acknowledgements The National Institute of Legal Medicine and Forensic Sciences, particularly the Regional Reference Center on Violence, Northwest Regional for providing the data analyzed in this study. references 1. Health topics, suicide. Geneva: World Health Organization; 2012 [cited 2012 March 8]. Available from: http://www.who.int/topics/suicide/ 2. O’Carroll PW, Berman AL, Maris RW, Moscicki EK, Tanney BL, Silverman MM. Beyond the Tower of Babel: a nomenclature for suicidology. Suicide & life-threatening behavior. 1996;26:237–52. 3. Suicide preventing. Geneva: World Health Organization; 2012 [cited 2012 March 8]. Available from: http://www.who.int/ mental health/prevention/suicide/suicideprevent/en/index. html 4. Informe mundial sobre la violencia y la salud. Washington: Organización Panamericana de la Salud; 2003. 5. Liu KY. Suicide rates in the world: 1950-2004. Suicide & life-threatening behavior. 2009;39:204–13. 6. Cendales RVC, Fierro M, Córdoba R, Olarte A. 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Una revisión sistemática Daniel Camilo Aguirre-Acevedo a,∗ , Eliana Henao a , Victoria Tirado a , Claudia Muñoz a , Diana Giraldo Arango b , Francisco Lopera Restrepo a,c y Fabián Jaimes Barragán c a Grupo de Neurociencias de Antioquia, Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia Facultad de Psicología, Universidad de San Buenaventura, Medellín, Colombia c Grupo Académico de Epidemiología Clínica y Departamento de Medicina Interna, Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia; Unidad de Investigaciones, Hospital Pablo Tobón Uribe, Medellín, Colombia b información del artículo r e s u m e n Historia del artículo: Introducción: Se ha señalado que el deterioro cognitivo comienza 20 años antes del diag- Recibido el 23 de diciembre de 2013 nóstico de la demencia. Además de la edad, diversos factores médicos, socioeconómicos y Aceptado el 24 de febrero de 2014 conductuales pueden estar asociados al declive cognitivo. El objetivo de esta revisión siste- On-line el 29 de mayo de 2014 mática es resumir la evidencia de factores de riesgo o protectores relacionados con el declive cognitivo en población menor de 65 años. Palabras clave: Métodos: Se realizó una revisión sistemática mediante una estrategia de búsqueda en bases Deterioro cognitivo de datos MEDLINE y Embase, incluyendo estudios con diseño longitudinal que analizaran el Factores de riesgo efecto de factores protectores o de riesgo en el declive cognitivo de población adulta menor Demencia de 65 años. Revisión sistemática Resultados: Se incluyeron 22 estudios en la presente revisión. Factores como diabetes mellitus, hiperinsulinemia, sobrepeso u obesidad, síndrome metabólico, nivel educativo, actividad física, estimulación cognitiva, estado civil y calidad de la dieta podrían estar relacionados con el declive cognitivo antes de los 65 años. Conclusiones: Factores de riesgo cardiovasculares y de estilos de vida pueden estar asociados al declive cognitivo en menores de 65 años. Sin embargo, la calidad de la evidencia es baja. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Factors Associated with Cognitive Decline in a Population Less than 65 Years Old. A Systematic Review a b s t r a c t Keywords: Introduction: Cognitive decline could begin 20 years before the diagnosis of dementia. Besides Cognitive decline age, several factors related to medical, socioeconomic, and behavioral and genetic condition Author para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (D.C. Aguirre-Acevedo). http://dx.doi.org/10.1016/j.rcp.2014.02.009 0034-7450/© 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. ∗ 114 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):113–122 Risk factors may be associated with cognitive decline. The aim of this systematic review was to sum- Dementia marize evidence on the risk and protective factors for cognitive decline in people under Systematic review 65 years old. Methods: A systematic review was conducted using a search strategy in MEDLINE and Embase, including longitudinal studies to analyze the effect of protective or risk factors on cognitive decline in a population under 65 years old. Results: A total of 22 studies were included in this review. Factors such as diabetes, hyperinsulinemia, overweight or obesity, metabolic syndrome, education, physical activity, cognitive stimulation, marital status and diet, could be related to cognitive decline before 65 years of age. Conclusions: Cardiovascular risk factors and lifestyle conditions may be associated with cognitive decline before 65 years of age. However, the quality of the evidence was low. © 2013 Asociación Colombiana de Psiquiatría. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Se ha señalado que el declive cognitivo comienza 20 años antes del diagnóstico de la demencia1,2 . Los individuos con declive cognitivo, a su vez, tienen mayor riesgo de demencia3 . Se ha sugerido que factores de riesgo cardiovascular presentes antes de los 65 años estarían asociados con mayor riesgo de demencia4 . Más allá del efecto de la edad, la evidencia acerca de la relación entre otros factores de riesgo y el declive cognitivo no es consistente y la calidad de los estudios es escasa5 . Por otro lado, estudios transversales6,7 y longitudinales8–11 han indicado que factores cardiovasculares y genéticos podrían estar relacionados con el declive cognitivo antes de los 65 años. Esto es importante, dado que cerca de la mitad de los casos de enfermedad de Alzheimer (EA) podrían ser atribuibles a factores de riesgo cardiovascular presentes varios años antes del diagnóstico12 , y se podrían modificar con cambios en los estilos de vida o nuevas terapias preventivas. Aún no existe un tratamiento efectivo que disminuya el declive cognitivo; por esta razón, los estudios sobre factores asociados a dicho declive en población menor de 65 años son importantes por la oportunidad de desarrollar o implementar intervenciones preventivas farmacológicas o no farmacológicas13 . No se han reportado revisiones sistemáticas de estudios sobre factores asociados al declive cognitivo en poblaciones diferentes de adultos mayores. Por lo tanto, esta revisión sistemática tiene como objetivo determinar qué factores médicos, sociales o conductuales y genéticos están relacionados con el declive cognitivo en población menor de 65 años. Material y métodos Criterios de elegibilidad Se diseñó un protocolo siguiendo las guías de Cochrane para revisiones sistemáticas y se utilizó la guía de PRISMA14 para el actual reporte de resultados. Se incluyeron estudios longitudinales realizados en población menor de 65 años que evaluaran las siguientes exposiciones, siguiendo la clasificación propuesta por Plassman en 20103 : a) médicos: diabetes mellitus (DM), síndrome metabólico (SM), hipertensión arterial (HTA), accidente cerebrovascular (ACV), hiperlipemia, homocisteína, trastornos del sueño, obesidad/índice de masa corporal (IMC), traumatismo craneoencefálico (TEC), depresión, ansiedad y resiliencia; b) socioeconómicos y del comportamiento: factores en la infancia (residencia rural/urbana y factores ambientales), nivel educativo, ocupación, coeficiente intelectual (CI), tabaquismo, alcohol, apoyo y redes sociales, estado civil y actividad física; c) exposiciones a agentes tóxicos como pesticidas o polución; d) genéticos: APOE!4 y otros potenciales identificados en la búsqueda; e) nutricionales y dietarios: vitamina B, folato, otras vitaminas potenciales identificadas en la búsqueda, gingko-biloba, omega 3, consumo de frutas y vegetales, calorías, hidratos de carbono, grasas y proteínas, y f) medicamentos: estatinas, antihipertensivos, antiinflamatorios, esteroides gonadales, inhibidores de la colinesterasa y memantina. Se incluyeron estudios en humanos menores de 65 años, de cohortes prospectiva o retrospectiva y que evaluaran como desenlace la medición de una función cognitiva específica o general. Se excluyeron los estudios realizados en pacientes con condiciones específicas como DM, enfermedad renal, esquizofrenia, síndrome de Down, trastornos psicóticos relacionados con abuso de sustancias, epilepsia y Parkinson, diseños de estudios transversales, desenlaces diferentes de las mediciones cognitivas y resúmenes de congresos donde no se pudiera tener información completa y detallada de las características del estudio. Fuentes de información y estrategia de búsqueda Se realizaron búsquedas en bases de datos hasta octubre de 2013; en MEDLINE desde 1966 y en EMBASE desde 1974. La estrategia de búsqueda utilizada fue: cogni* AND (Decline OR impairment) AND Cohort study NOT ((schizophrenia[mesh] OR schizophrenia[all fields] OR “down syndrome”[mesh] OR “down syndrome”[all fields] OR r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):113–122 “psychotic disorders”[mesh] OR “psychosis”[all fields] OR “substance-related disorders”[MeSH Terms] OR “substance abuse”[all fields] OR epilepsy[mesh] OR epilepsy[all fields] OR “seizure disorder”[all fields] OR “Parkinson disease”[mesh] OR “Parkinson disease”[all fields]) AND Limits: Humans, Adult: 19-44 years, Middle Aged: 4564 years. En EMBASE la estrategia de búsqueda fue: cogni* AND (’decline’/de OR impairment) AND (cohort OR longitudinal) NOT (’schizophrenia’/de OR Parkinson) AND [adult]/lim AND [humans]/lim. Procedimientos de selección La selección y el análisis de los estudios las realizaron en tres etapas cuatro revisores con formación en Neuropsicología (VT, CM, EH, DG) y un bioestadístico con formación en Epidemiología (DC). En la primera etapa, se revisaron los títulos y los resúmenes; en la segunda, los artículos completos y en la tercera, se realizaron la extracción de los datos y la evaluación de la calidad de los artículos elegidos. Llevaron a cabo todas las etapas al menos dos revisores de manera independiente y se verificaron los resultados de cada etapa en reuniones de conjunto. Las discrepancias se resolvieron por consenso y/o por un revisor adicional. Procedimientos de recolección de la información Los siguientes datos de los estudios se extrajeron a un formulario prediseñado: número de identificación MEDLINE/Embase, primer autor, año, localización geográfica, diseño, número de participantes, criterios de inclusión/exclusión, edad, sexo, nivel educativo, estado cognitivo basal, factor de riesgo estudiado, desenlace, tiempo desde la evaluación de la exposición hasta la medición final del desenlace, control de variables de confusión, porcentaje de datos perdidos durante el seguimiento y resultados principales/secundarios. Riesgo de sesgo en los estudios individuales Dada la heterogeneidad de criterios para evaluar artículos observacionales con diseños longitudinales, y ante la carencia de guías claras sobre estudios de deterioro cognitivo, se adaptó la guía utilizada en la revisión de Plassman3 . Medidas de resumen y síntesis de los datos Los estudios sobre deterioro cognitivo son heterogéneos con relación a las poblaciones estudiadas, la medición de las exposiciones y los desenlaces que pueden ser categóricos (p. ej., DCL o demencia o estar por encima o por debajo de un punto de corte en la prueba neuropsicológica específica) o continuos usando las puntuaciones brutas o estandarizadas (puntuaciones z). Además, los estudios son heterogéneos con relación a si se midió una función cognitiva específica o en general y con relación a los instrumentos de medición. Por tal razón, en este trabajo no se intentó realizar una síntesis cuantitativa de los resultados. 115 Resultados Selección artículos Se identificaron 8.071 registros, 4.163 en MEDLINE y 3.908 en Embase, de los que 1.116 estaban duplicados. Se hizo lectura completa de 123 estudios y, de estos, se inclueron 22 en la revisión (fig. 1). Características de los estudios Localización y tiempo de seguimiento Todos los estudios tenían un diseño longitudinal con al menos dos mediciones de las funciones cognitivas. Los países de origen de las investigaciones son Estados Unidos8,11,15–18 , Países Bajos9,10,19–24 , Reino Unido25–29 y Australia30,31 . La mediana de seguimiento desde la primera hasta la última evaluación cognitiva fue 6 (2-20) años. Participantes La mediana de participantes por estudio fue de 2.214 (18011.380). Todos los estudios excepto uno16 provenían de cohortes ensambladas previamente: cuatro estudios de la cohorte ARIC8,11,17,18 ; cuatro de la Cohorte Whitehall II9,10,23,24 ; tres del Doetinchem Cohort Study19,21,22 ; dos del Maastricht Aging Study (MAAS)20,31 ; dos de la cohorte VISAT28,29 ; dos de la British 1946 Birth Cohort25,26 , uno del Longitudinal Assessment of Ageing in Women30 ; uno del Study of Women’s Health Across the Nation (SWAN)15 , y uno de The Medical Research Council National Survey of Health and Development (NSHD)27 . La mediana de los promedios de edad en los estudios fue 49,5 (35–60) años; la mediana del porcentaje de mujeres incluidas fue del 51% (23%-61%) y la del porcentaje de escolaridad alta fue del 33,4% (19,4%-58%). Exposiciones Se encontraron 12 estudios que evaluaron factores de tipo médico: DM8,18,22 , hiperinsulinemia17 , HTA8,18 , hiperlipemia8 , IMC24,28 , ACV18 , riesgo de ACV9 , SM9,18,24 , migraña31 y terapia de remplazo hormonal30 , y un estudio evaluó el estado de salud general y su interacción con la educación20 . De los factores sociales, económicos o conductuales, los estudios evaluaron el efecto de la educación20 , tabaquismo8,18,19,25,27 , estado cognitivo en la adolescencia26 , actividad laboral en horas laboradas23 y estimulación cognitiva en el trabajo29 , estatus socioeconómico10 , actividad física21,27 y dieta27 . En los factores genéticos, tres estudios evaluaron el efecto de APOE11,16,18 . Desenlaces Los estudios fueron heterogéneos en cuanto a las pruebas utilizadas para la medición de las funciones cognitivas. Un estudio utilizó el Examen Mental Mínimo (MMSE) como medida general30 y cuatro utilizaron puntuaciones compuestas19,21,22,24 . También se utilizaron pruebas que evaluaron memoria verbal32,33 , memoria episódica, memoria visual34,35 , lenguaje34,36–40 , velocidad de procesamiento41,42 , velocidad perceptual43 , atención44–46 , función ejecutiva46–48 , 116 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):113–122 Número de registros o citas identificados en las búsquedad Embase/Medline (n = 8,071) Número total de registros o citas duplicadas eliminadas (n = 1,116) Número total de registros o citas únicas cribadas (n = 6,955) Número total de artículos a texto completo analizados para decidir su elegibilidad (n = 123) Número total de estudios incluidos en la síntesis cualitativa de la revisión sistemática (n = 22) número total de registros o citas eliminadas (n = 6,832) Número total de artículos a texto completo excluidos, y razones de su exclusión (n = 101) Edad n = 65 Diseño n = 20 No cumple objetivos (otro desenlace, biomarcador, genética,) n = 9 Resumen congresos n = 3 Revisión sistemática n = 2 Información incompleta n = 2 Figura 1 – Flujograma de artículos incluidos. habilidades espaciales41,49 y perceptuales50,51 e inteligencia verbal52 y no verbal53 . Riesgo de sesgos en los estudios Se encontró potencial riesgo de sesgos de selección en seis estudios9,24–28 y control incompleto de variables de confusión en 178–11,17,19–28,30,31 . La mediana de la pérdida de seguimiento fue del 25% (16%-74%) y nueve estudios incluyeron solo a los participantes con información completa en las dos mediciones (basal/final)9–11,17,23–25,27,30 .También se presentaron sesgos de clasificación en las exposiciones medidas por declaración espontánea8–11,15–23,25–31,54 (tabla 1). Medidas de resumen Los estudios presentan heterogeneidad en la presentación del resultado del declive cognitivo: diferencia de medias absoluta8,11,17,23,27,54 , estandarizada19,21,22,26 , medición final ajustada por la medición basal20,25 , pérdida anual en puntos9,16,18,24,29,31 y de manera categórica como aparición de desenlaces mediante puntos de corte predefinidos10,11,28,30 . Resultados de los estudios individuales La tabla 2 presenta los resultados generales de la asociación de los factores médicos y el declive cognitivo. Factores como DM8,18,22 , hiperinsulinemia17 , IMC24,28 y SM9,18 mostraron asociación con el declive en tareas de memoria verbal y lenguaje (fluidez verbal, fluidez fonológica, fluidez semántica y vocabulario). El inicio temprano de la terapia de remplazo30 y un adecuado funcionamiento físico20 tendrían un efecto protector contra el declive cognitivo. La tabla 3 presenta los resultados generales de la asociación de los factores sociales, económicos o conductuales y el declive cognitivo. Mayor nivel educativo20 , mejor nivel cognitivo en la adolescencia26 , actividad física21,27 , estimulación cognitiva dentro y fuera del trabajo29 , estado civil (casado)54 y dieta27 tendrían un efecto protector contra el declive en tareas de memoria verbal, lenguaje, velocidad de procesamiento y función ejecutiva. La APOE!411,16,18 estaría asociada con el declive cognitivo en tareas de memoria verbal, lenguaje, habilidades espaciales y perceptuales y función ejecutiva. No se encontraron estudios que evaluaran el efecto de los siguientes factores: homocisteína, depresión/ansiedad, TCE, trastornos del sueño, resiliencia, residencia rural/urbana, apoyo y redes sociales, alcohol o exposición a agentes tóxicos. 117 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):113–122 Tabla 1 – Riesgo de sesgos estudios individuales Estudio Sesgos de selección Control factores de confusión Pérdidas Diferencias entre excluidos/pérdidas e incluidos Sesgo de clasificación Knopman et al8 , 2001 No presenta características basales Edad, sexo, educación, estado cognitivo basal 24% Declaración: ACV Richards et al25 , 2003 No se describe la cohorte adecuadamente, no presenta características basales, no hay claros CE Edad, sexo, educación, estado cognitivo basal ADC, 56% Estado cognitivo basal, raza, tabaquismo, educación, DM, HTA, ACV Estado cognitivo basal Edad, sexo, educación, estado cognitivo basal, salud percibida Edad, sexo, educación, antecedentes de riesgo cardiovascular, historia de demencia, vitamina E, medicamentos no esteroideos y estatina Edad, sexo, educación, estado cognitivo basal 33% Ingresos, raza 16% No presenta 27% Estado cognitivo basal Declaración: tabaquismo, antecedentes prenatales, natales, infancia, antecedentes de enfermedades crónicas, salud percibida, alcohol Edad, sexo, educación, médicos, estilos de vida, síntomas emocionales ADC, 24% Edad, sexo, educación, médicos, tabaquismo, alcohol, actividad física Edad, sexo, educación, HTA, hiperlipemia, DM, depresión 31% Estado cognitivo, raza, sexo, educación, DM, hiperlipemia, HTA, enfermedad coronaria Edad, educación, DM, IMC ADC, 54% No presenta Declaración: tabaquismo, consumo de alcohol, uso de fármacos no esteroideos, estilos de vida saludables Declaación: ACV, enfermedad coronaria, DM, tabaquismo, alcohol, actividad física Declaración: tabaquismo, alcohol, DM Edad, sexo, educación, médicos, estilos de vida, síntomas emocionales Edad, sexo, educación 22% Estado cognitivo basal, edad, tabaquismo ADC, 27%; cohorte inicial No presenta Edad, sexo, educación 41% Edad, sexo, educación, estado cognitivo basal 25% Estado cognitivo basal, edad, sexo, raza, DM, HTA, ACV No presenta Declaración: salud percibida Edad, sexo, educación, médicos, estilos de vida Edad, sexo, educación, médicos, estilos de vida ADC, 74% Estado laboral, ACV Declaración: horas laboradas 25% Estado cognitivo basal, edad, tabaquismo, presión arterial sistólica, colesterol total, IMC, actividad física Declaración: tabaquismo, alcohol, antecedentes médicos Meyer et al15 , 2003 Caselli et al16 , 2004 Adecuado Richards et al26 , 2004 No presenta características basales, no se aclara estado cognitivo basal, no hay CE claros Blair et al11 , 2005 Cournot et al28 , 2006 No hay CE claros Young et al17 , 2006 No se describen las cohortes adecuadamente (expuestos/no expuestos) Adecuado Nooyens19 , 2008 Dugravot10 , 2009 Knopman et al18 , 2009 Meijer et al20 , 2009 Virtanen23 , 2009 Angevaren et al21 , 2010 No se describe la cohorte adecuadamente, no presenta características basales Adecuado No se describe la cohorte adecuadamente Adecuado No está claro el estado cognitivo basal Declaración: tabaquismo Declaración: estado menopáusico, salud percibida, ingresos del hogar Declaración: factores de riesgo cardiovascular, uso de vitamina E, uso de estrógenos, historia de medicamentos no esteroideos y estatinas Declaración: tabaquismo, alcohol, actividad física, estado civil, dieta Declaración Declaración: ACV, alcohol, tabaquismo 118 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):113–122 – Tabla 1 (continuación) Estudio Sesgos de selección Baars et al31 , 2010 Khoo et al30 , 2010 Adecuada Marquie et al29 , 2010 Adecuada Nooyens et al22 , 2010 No está claro el estado cognitivo basal Cadar et al27 , 2012 No se describe la cohorte adecuadamente, no está claro el estado cognitivo basal, no hay CE claros No hay CE claros Singh-Manoux et al24 , 2012 Mousavi-Nasab et al54 , 2012 Kaffashian et al9 , 2013 Adecuado No hay CE claros Control factores de confusión Pérdidas Diferencias entre excluidos/pérdidas e incluidos Sesgo de clasificación Edad, sexo, educación, médicos, síntomas emocionales Edad, sexo, educación, médicos, tabaquismo, alcohol, actividad física 25% No presenta Declaración: HTA, DM, infarto de miocardio, depresión, ansiedad No presenta No presenta Edad, sexo, educación, HTA, obesidad, salud percibida, estrés percibido, actividad física y social Edad, sexo, educación, médicos, estilos de vida 59% Edad, educación Declaración: estado civil, ocupación, estado menopáusico, tabaquismo, alcohol, actividad física Declaración: salud percibida, estrés, actividad física y social 22% Estado cognitivo Edad, sexo, educación, estado cognitivo basal ADC, 53% Estado cognitivo en la infancia, sexo, tabaquismo, educación, ocupación Edad, sexo, educación, ADC, 18% Edad, sexo, educación, DM, HTA, actividad física Edad, sexo, educación, alcohol, actividad física 14% Sexo, edad, educación, IMC No presenta ADC, 26% Edad, educación, riesgo de ACV Declaración: DM, tabaquismo, alcohol, actividad física, antecedentes de enfermedad crónica (p. ej., infarto de miocardio) Declaración: actividad física, tabaquismo, dieta, ocupación, educación, clase social Ninguno No se reporta la forma de medición de otros factores: DM, HTA, actividad física Declaración: educación, alcohol, actividad física ACV: accidente cerebrovascular; ADC: análisis de datos completos en las dos mediciones; CE: criterios de exclusión; DM: diabetes mellitus; HTA: hipertensión arterial; IMC: índice de masa corporal. Tabla 2 – Evidencia de factores médicos asociados al declive cognitivo en población menor de 65 años Factor País Muestra Tiempo de seguimiento (años) Asociación con declive cognitivo DM8,18,22 10.963, 1.920, 2.613 6, 6, 5 Hiperinsulinemia17 Estados Unidos, Países bajos Estados Unidos 7.148 6 HTA8,18 Estados Unidos 6, 6 IMC24,28 Francia, Reino Unido 10.963, 1.920 3.236, 6.401 5, 10 SM18 ACV18 y riesgo de ACV9 Estados Unidos Reino Unido 1.920 1.920, 5.810 6 6, 10 Terapia de remplazo hormonal de inicio temprano: progesterona30 Salud general percibida: funcionamiento físico, social y psicológico20 Australia 371 5 Países Bajos 1.823 6 Incrementa riesgo en tareas de memoria verbal y en fluidez verbal. NS en flexibilidad cognitiva Incrementa riesgo en tareas de memoria verbal test, fluidez verbal La asociación entre estudios no es coincidente Incrementa el riesgo en tareas de velocidad de procesamiento, razonamiento, memoria verbal, fluidez verbal y cognición general Incrementa el riesgo en fluidez verbal Incrementa el riesgo en memoria verbal y fluidez verbal; fluidez fonológica, fluidez semántica, vocabulario y cognición general Disminuye el riesgo con inicio temprano en el MMSE. Se incrementa el riesgo con progesterona en el MMSE Funcionamiento físico: disminuye riesgo en memoria verbal y fluidez ACV: accidente cerebrovascular; DM: diabetes mellitus; HTA: hipertensión arterial; IMC: índice de masa corporal; MMSE: Minimental State Examination; NS: diferencias no significativas; SM: síndrome metabólico. 119 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):113–122 Tabla 3 – Evidencia de factores sociales, económicos o conductuales y genéticos asociados al declive cognitivo en menores de 65 años Factor País Muestra Tiempo de seguimiento (años) Asociación con declive cognitivo Educación20 Países Bajos 1.823 6 Tabaquismo8,18,19,27 10.963, 1.920, 3.004 6, 6, 20, 5 Estatus socioeconómico10 Ocupación (h/semana)23 Estados Unidos, Reino Unido Reino Unido Reino Unido Educación: disminuye riesgo en memoria verbal, velocidad de procesamiento, memoria de trabajo, función ejecutiva y fluidez verbal La asociación no es coincidente entre estudios 1.744 2.214 5,5 5 Estado civil54 Suecia 1.882 5 Estimulación cognitiva dentro y fuera del trabajo29 Estado cognitivo en la adolescencia26 Francia 3.123 10 Reino Unido 2.058 10 Actividad física21,27 Países Bajos, Reino Unido 1.904, 3.004 5, 20 Dieta27 Reino Unido 3.004 20 Factores genéticos, APOE!411,16,18 Estados Unidos 11.380, 180, 1.920 6, 2,75, 6 Discusión La evidencia sobre factores asociados al declive cognitivo en población menor de 65 años es insuficiente. Hay pocos estudios que concluyan en la relación de factores de riesgo cardiovascular, factores sociales, económicos o comportamentales con el declive cognitivo en esta población. Algunas condiciones y antecedentes como la DM, la hiperinsulinemia, la obesidad, el SM, la enfermedad cerebrovascular, la educación, la ocupación, el estado civil y la presencia del polimorfismo APOE!4 estarían asociados con un mayor declive cognitivo en tareas de memoria verbal, velocidad de procesamiento, función ejecutiva, atención, razonamiento y fluidez semántica y fonológica. Otros factores como la terapia de remplazo hormonal, la estimulación cognitiva, la salud física percibida, la actividad física y la calidad de la dieta podrían tener un efecto protector. No se encontraron estudios que evaluaran el efecto en el declive cognitivo antes de los 65 años de otros factores como homocisteína, depresión/ansiedad, TCE, trastornos del sueño, resiliencia, residencia rural/urbana, apoyo y redes sociales, alcohol o exposición a agentes tóxicos. La evidencia sobre el efecto de estos factores en otras poblaciones de estudio de más edad tampoco ha sido concluyente5 . A pesar de la escasa evidencia en población menor de 65 años, estudios recientes han mostrado la relación entre factores de riesgo cardiovascular evaluados en la etapa adulta joven o de mediana edad y el deterioro cognitivo o la demencia presentes en la etapa de adultos mayores (> 65 años). Estos estudios muestran que factores de riesgo NS Incrementa riesgo en razonamiento y vocabulario Incrementa el riesgo en memoria episódica para solteros o viudos comparados con casados Disminuye el riesgo en cognición general A mayor puntuación en habilidad verbal y no verbal a los 15 años, menor riesgo en tareas de memoria verbal y búsqueda visual (velocidad) Disminuye el riesgo en tareas de velocidad de procesamiento y búsqueda visual (velocidad) Disminuye el riesgo en tareas de memoria verbal Incrementa riesgo en velocidad de procesamiento, memoria verbal como DM55,56 , obesidad24,55–57 , HTA55,58 , altas concentraciones de colesterol56,58 , escasa actividad física55 y tabaquismo58 aumentan el riesgo de declive cognitivo o demencia. Hay varias razones potenciales de que la evidencia del declive cognitivo en población menor de 65 años sea escasa o no concluyente; algunas de ellas se han discutido previamente en el contexto metodológico de la investigación sobre factores de riesgo en esta condición59–61 . Las características reales de la población en riesgo, o los sesgos de selección, estaban presentes o no se pudo evaluarlas en algunos estudios debido a la falta de claridad en los criterios de exclusión, la inadecuada descripción de las cohortes y la carencia de información acerca del estado cognitivo inicial y otras características basales. El sesgo de supervivencia también pudo darse en numerosos estudios, dado que las pérdidas de seguimiento estuvieron en entre el 14 y el 74%. Este efecto del «desgaste» de la cohorte presente en los estudios de declive cognitivo se ha estudiado anteriormente62–66 y se constituye en una importante debilidad metodológica; dado que se ha demostrado que los participantes que se retiran del estudio tienen un nivel cognitivo menor, menos educación, peor estado de salud (mayor frecuencia de factores de riesgo cardiovasculares), mayor frecuencia de tabaquismo y menos actividad física que los que terminan67–69 , lo que subestimaría el declive cognitivo observado en la cohorte. Del mismo modo, se reportan estudios cuyos análisis fueron realizados únicamente con los participantes con información completa en las dos mediciones (basal/final) y que igualmente tenían mejor desempeño cognitivo basal o mejor estado de salud que los que no fueron incluidos. Los métodos de selección de los participantes también pueden estar asociados con las 120 r e v c o l o m b p s i q u i a t . 2 0 1 4;4 3(2):113–122 características demográficas y el nivel cognitivo basal, como apunta un estudio reciente70 , en el que los participantes provenientes de una muestra seleccionada por conveniencia tenían mejor rendimiento cognitivo, más educación, mayor probabilidad de estar casado y menor probabilidad de historia familiar de demencia que aquellos cuya selección fue probabilística. Por otro lado, la medición de la función cognitiva es un proceso complejo y con múltiples miradas potenciales. Algunos estudios utilizan medidas compuestas y otros, medidas de funciones cognitivas específicas, con variables continuas o categóricas. Las pruebas neuropsicológicas empleadas para el diagnóstico, la clasificación y el seguimiento de la demencia presentan efectos piso y techo en los extremos de menor y mayor expresión de manifestaciones clínicas y pueden no ser sensibles al declive cognitivo, es decir, ser incapaces de detectarlo, en periodos preclínicos. La utilización de puntuaciones compuestas59 puede ser útil para reducir los problemas de efecto piso o techo y el efecto del aprendizaje71 . Sin embargo, la construcción de estas puntuaciones no es simple y pueden existir varias versiones o modelos; por ejemplo, en algunos casos se utiliza la suma ponderada o no ponderada de las pruebas que conforman la batería neuropsicológica. Esta revisión tiene varias limitaciones: nuestro objetivo era establecer un declive cognitivo y sus factores asociados antes de los 65 años. Por lo tanto, no se incluyeron estudios que midieran la exposición antes de los 65 años, pero los desenlaces se midieron hasta la etapa adulta mayor. Dichos estudios muestran que la exposición a factores relacionados con estilos de vida, factores de riesgo cardiovascular o APOE!4 incrementan el riesgo de declive cognitivo, deterioro cognitivo leve o demencia después de los 65 años. Estos estudios se habrían podido incluir si se asume que la pérdida cognitiva es lineal, es decir, constante a través de los años. Sin embargo, hay alguna evidencia de que dicha pérdida no es constante72,73 y que la velocidad del deterioro cognitivo puede cambiar años antes de presentarse los síntomas claros de demencia. Otra limitación estaría relacionada con un posible sesgo de publicación al no consultar otras fuentes como literatura gris, trabajos presentados en eventos o contacto con los autores. Conclusiones Algunos factores de riesgo relacionados con la salud cardiovascular y los estilos de vida pueden estar asociados al declive cognitivo en menores de 65 años. Sin embargo, se encontraron pocos estudios con diseño y conducción adecuados para sustentar la evidencia de cada uno de los factores reportados en la literatura. Entender cómo estos factores influyen en el riesgo de declive cognitivo es importante para intentar reducir el riesgo de demencia en la etapa adulta. Los estudios futuros se deben realizar considerando las limitaciones metodológicas que no permiten estimar el efecto subyacente de los factores protectores o de riesgo del declive cognitivo en la población general. Financiación Este estudio fue financiado por el comité para el desarrollo de la investigación. CODI-Proyecto: Tasa de pérdida cognitiva en la enfermedad de Alzheimer familiar por mutación E280A en PS1: Estudio longitudinal 1995-2013 Antioquia. Colombia, mediana Cuantía 2011-Universidad de Antioquia acta 609, Agosto de 2011. Beca programa doctorados nacionales No. 528 año 2011, Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, Colciencias. Conflicto de intereses Los autores manifiestan que no tienen conflictos de intereses en este artículo. bibliograf í a 1. Elias MF, Beiser A, Wolf PA, Au R, White RF, D’Agostino RB. The preclinical phase of alzheimer disease: A 22-year prospective study of the Framingham Cohort. Arch Neurol. 2000;57:808–13. 2. Singh-Manoux A, Kivimaki M, Glymour MM, Elbaz A, Berr C, Ebmeier KP, et al. Timing of onset of cognitive decline: results from Whitehall II prospective cohort study. BMJ. 2012;344:d7622. 3. Williams JW, Plassman BL, Burke J, Benjamin S. Preventing Alzheimer’s disease and cognitive decline. Evid Rep Technol Assess (Full Rep). 2010;193:1–727. 4. Whitmer RA, Sidney S, Selby J, Johnston SC, Yaffe K. Midlife cardiovascular risk factors and risk of dementia in late life. Neurology. 2005;64:277–81. 5. Plassman BL, Williams JW, Burke JR, Holsinger T, Benjamin S. Systematic review: factors associated with risk for and possible prevention of cognitive decline in later life. 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Publica, en español o en inglés, trabajos originales, artículos de revisión o de actualización, reportes de caso de todas las áreas de la psiquiatría y la salud mental, artículos de epistemología, filosofía de la mente y bioética y artículos sobre metodología de investigación y lectura crítica. CONTENIDO Y FORMA DE PRESENTACIÓN Idioma. Se publicarán artículos en español o en inglés. Editorial. El editorial es un comentario crítico, hecho con profundidad y preparado por el director, los editores asociados o personas con gran experiencia del tema tratado. Presentación del número. La presentación del número es un comentario escrito por el(los) editor(es) asociado(s) o editores invitados para que presenten los temas principales tratados en el número. Artículos originales. Los artículos originales presentan resultados inéditos de investigación cuantitativa o cualitativa; contienen toda la información relevante para que el lector que lo desee pueda repetir el trabajo, así como evaluar sus resultados y conclusiones. Estos artículos deben tener resumen en español e inglés cada uno hasta de 1.500 caracteres, introducción, materiales y métodos (cuando sea pertinente se informará tipo de diseño, lugar dónde se realizó, participantes, desenlaces principales e intervención), resultados, discusión, conclusiones, agradecimientos (si se requiere) y referencias. Extensión máxima: 7.500 palabras. Los artículos pueden contener hasta 5.000 palabras sin tener en cuenta las referencias, las tablas y las figuras. El total de tablas y figuras no debe exceder de 6. En este tipo de artículos es fundamental aclarar cuáles fueron las consideraciones éticas y si el estudio y el consentimiento informado (cuando sea necesario) fueron presentados y aprobados por el Comité de Ética de la Institución. Artículos de revisión. Los artículos de revisión son enviados a la RCP o solicitados por el director o los editores asociados a especialistas del área y tratan a fondo un determinado tema, esto es, con amplia bibliografía, análisis y comentarios acerca de trabajos de otros autores. Estos artículos deben tener un resumen en español e inglés cada uno hasta de 1.500 caracteres, planteamiento del problema o introducción, desarrollo del tema, discusión, conclusiones y referencias. Extensión máxima: 6.000 palabras. Los artículos pueden contener hasta 4.000 palabras sin tener en cuenta las referencias, las tablas y las figuras. El total de tablas y figuras no debe exceder de 5. Artículos de actualización. El artículo de actualización está destinado a poner al día la información sobre temas relevantes en psiquiatría y salud mental. Son menos completos que los artículos de revisión y se enfocan en los últimos hallazgos. Estos artículos deben tener resumen en español e inglés, cada uno hasta de 1.500 caracteres, planteamiento del problema o introducción, actualización del tema, discusión, conclusiones y referencias. Extensión máxima: 4.500 palabras. Los artículos pueden contener hasta 3.000 palabras sin tener en cuenta las referencias, las tablas y las figuras. El total de tablas y figuras no debe exceder de 4. Reporte de caso. El reporte de caso es la presentación de la experiencia profesional basada en el estudio de casos particulares que revistan interés para el profesional y en el cual se discuta el tema y las posibles aproximaciones futuras. En general, los reportes de caso sugieren nuevas aproximaciones terapéuticas e hipótesis. Estos artículos deben tener, como mínimo, resumen en español e inglés (hasta de 1.500 caracteres), introducción, presentación del caso, breve revisión del tema, discusión, conclusiones y referencias. Extensión máxima: 2.400 palabras. Deben contener hasta 1.200 palabras, pero se exceptúan las referencias, las tablas y las figuras. Es necesario escribir un párrafo con consideraciones éticas y con las precauciones que se tuvieron para proteger la confidencialidad del(a) paciente. Sección de Epistemología, filosofía de la mente y bioética. Con el fin de suscitar controversia y grupos de discusión, esta sección presenta, de manera educativa y crítica, artículos sobre los temas referidos. Éstos deben tener máximo 4.500 palabras de extensión. Sección de Metodología de investigación y lectura crítica. Esta sección presenta, de una manera educativa y crítica, artículos sobre los temas referidos e ideas sobre protocolos de investigación, que susciten controversia y grupos de discusión. Los artículos deben tener máximo 3.600 palabras de extensión. Agenda. La «Agenda» divulga eventos o hechos de contenido de interés para el área, actividades de la Asociación Colombiana de Psiquiatría o de otras asociaciones. CÓMO ENVIAR MATERIAL A LA RCP Modo de envío, requerimientos y forma de evaluación. Los autores enviarán sus trabajos por vía electrónica, a través del Elsevier Editorial System (EES), en la dirección: http://ees.elsevier.com/ rcp, donde se encuentra toda la información necesaria para realizar el envío. La utilización de este recurso permite seguir el estado del manuscrito en el proceso editorial directamente a través de esta página web. El texto del manuscrito (salvo la página del título), el resumen y las palabras clave, las referencias, las tablas y sus leyendas, y los pies de figuras se incluirán en un único fichero. El manuscrito debe acompañarse de una carta de presentación redactada en la sección attach files del EES. La página del título y cada una de las figuras, si las hubiera, se enviarán en ficheros separados. Todos estos documentos se grabarán en la sección attach files del EES. Consulte las instrucciones generales de uso del EES en su tutorial para autores: http://elsevier6.custhelp.com/app/ answers/detail/p/7923/a_id/732. Los manuscritos deben ajustarse a los Requisitos uniformes para los manuscritos enviados a revistas biomédicas, del Grupo de Vancouver (1997). Todas las contribuciones serán evaluadas por dos revisores anónimos del Comité Editorial, que determinarán la calidad científica del material, la originalidad, la validez, la importancia del trabajo y la adaptación a las normas de publicación de la RCP. Dicho Comité comunicará su aceptación provisional o su no aceptación para publicación, así como las posibles modificaciones sugeridas en un plazo máximo de tres meses a partir de su recepción. La redacción se reserva el derecho de suprimir ilustraciones y alterar el texto sin que ello modifique el contenido. Cada uno de los autores principales recibirá tres ejemplares de la Revista. Carta de presentación. El artículo debe ir acompañado de una carta firmada por el autor principal y por los demás autores, en la cual se manifieste la revisión y aprobación del material por todos ellos. La carta debe especificar si el material ha sido o no publicado en otros lugares, así como el nombre, la dirección, el teléfono y el correo electrónico de la persona a la cual se debe dirigir la correspondencia. En caso de haber sido parcialmente o totalmente publicado en otro medio se requiere la aprobación, por escrito de los editores, para ser publicado en la RCP. Los conceptos de los trabajos son de total responsabilidad de los autores. Ni la Asociación Colombiana de Psiquiatría ni la Revista Colombiana de Psiquiatría se responsabilizan por tales conceptos emitidos. Una vez aceptado para publicación, el artículo admitido es de propiedad de la ACP y su reproducción física o por medios digitales deberá ser convenientemente autorizada por el director, por los editores asociados de la RCP y por el coordinador de publicaciones de la ACP. Antes de la publicación, los autores deben informar si hay una relación (filiación, financiación) entre ellos y alguna institución pública o privada, que pudiera derivar en conflictos de intereses. Los autores aceptan la responsabilidad definida por el Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (N Engl J Med. 1997:336(4):309-15) y las recomendaciones sobre investigación clínica. Cuando se informe sobre experimentos en humanos es indispensable tener la aprobación del comité de ética de la institución donde se realizó el estudio y el desarrollo de éste debe seguir los lineamientos expuestos por la Declaración de Helsinki de 1964 y sus posteriores enmiendas, que se pueden encontrar en http://www.wma.net/s/ethicsunit/helsinki.htm. En los artículos originales y reportes de caso no se deben mencionar los nombres de los pacientes, ni sus iniciales, ni los números de historia clínica, ni cualquier dato que permita su identificación. Los experimentos clínicos deben estar registrados en alguna base pública para ello (Clinical Trials: http://www. clinicaltrials.gov; International Clinical Trials Registry Platform [ICTRP]: http://www.who.int/ictrp/en/;LatinRec). Finalmente, en caso de estudios con animales, se deben añadir las consideraciones sobre investigación en éstos (si existe o no comité de investigación en animales, los cuidados que se tuvieron con estos, etc.). Preparación del manuscrito. Los artículos deben ser mecanografiados en espacio doble (esto incluye tablas de referencias), con márgenes (laterales, superiores e inferiores) de mínimo 2,5 cm en todas las páginas. Todas deben estar numeradas. En la primera página debe aparecer: (a) título; (b) nombres y apellidos de los autores con sus grados académicos más importantes y su afiliación institucional acompañada de la respectiva dirección (los nombres serán publicados en el orden y manera que fueron enviados); (c) indicación del autor responsable de la correspondencia; (d) un título abreviado (titulillo) que no exceda los cuarenta caracteres; (e) si el artículo recibió ayuda o auxilio de alguna agencia de financiación; (f) si el artículo se basa en una tesis académica, se debe indicar el título, el año y la institución donde fue presentado; (g) si el trabajo fue presentado en reunión científica, se debe indicar el nombre del evento, el lugar y la fecha, y (h) si alguno de los autores tiene conflicto de interés en el tema expuesto en el artículo por ser ponente o speaker del laboratorio, trabaja como asesor, consultor o comité de algún laboratorio. La segunda página debe presentar un resumen (en español y en inglés) estructurado, con una extensión no superior a 1.500 caracteres y con una lista de máximo cinco palabras clave (en español y en inglés). Éstas últimas deben corresponder a las propuestas en la lista de los Descriptores en Ciencias de las Salud (DeCS), de BIREME (disponible en http://decs.bvs. br/E/homepagee.htm) y a las keywords indexadas en el Medical Subject Headings (MeSH) del Index Medicus (disponible en http:// www.nlm.nih.gov/mesh/). El resumen indicará los objetivos del trabajo, los procedimientos básicos utilizados (métodos), los resultados principales (aquí se presentan datos específicos y su significación estadística, si es el caso) y las conclusiones principales. Las tablas y las figuras (gráficas, fotografías, dibujos o esquemas) deben aclarar o aportar al texto, no duplicar el contenido. En términos generales, se recomienda un máximo de seis. Cada una debe tener un título en la parte superior y si es el caso anotaciones en la parte inferior. Deben clasificarse (números arábigos) de acuerdo con el orden de aparición en el texto y sitio de inclusión. Algunas requieren permiso del editor y el crédito respectivo a la publicación original. Estas tablas y figuras deben ser enviadas en archivos y hojas independientes. Las referencias en el texto, en subtítulos y en figuras deben ser enumeradas consecutivamente en el orden en que aparecen en el texto. Se utilizarán para ello números arábigos (números índices) dentro de paréntesis. Respecto a las abreviaturas, serán indicadas en el texto en el momento de su primera utilización. Posteriormente se seguirá utilizando únicamente la abreviatura. Los agradecimientos deben ser concisos, directos y dirigidos a personas o instituciones que contribuyen sustancialmente al artículo. Deben ir antes de las referencias bibliográficas. Las referencias bibliográficas se insertan en el texto y se numeran consecutivamente siguiendo el orden en que se mencionan por primera vez. El estilo y la puntuación de las referencias sigue el formato que recomienda Requisitos uniformes, citados anteriormente. Las abreviaturas de las revistas deben estar conformes con el estilo utilizado en el Index Medicus. Aun cuando todo depende del artículo en general, se aconseja la inclusión de hasta cuarenta referencias bibliográficas para artículos originales, sesenta para artículos de revisión, cuarenta para artículos de actualización, quince para reportes de caso y doce para las secciones de «Epistemología, filosofía de la mente y bioética», «Metodología de investigación y lectura crítica». La exactitud de las referencias bibliográficas es de responsabilidad de los autores. La lista de las referencias debe seguir el modelo de los ejemplos citados a continuación: 1. Artículos de publicaciones periódicas (un autor): Streiner DL. Thinking small: research designs appropriate for clinical practice. Can J Psychiatr. 1998;43(7):737-41. 2. Artículos de publicaciones periódicas (dos a seis autores): enumere todos los autores: Vega KJ, Pina I, Krevsky B. Heart 3. 4. 5. 6. 7. transplantation is associated with an increased risk for pancreatobiliary disease. Ann Inter Med. 1996;124:980-3. Artículos de publicaciones periódicas (más de seis autores): enumere los primeros seis autores seguido por et al. Ramos A, Fraga S, Krieger M, Jardim S, Curi R, Ferreira F, et al. Aspectos psiquiátricos da intoxicacao ocupacional pelo mercúrio metálico: relato de un caso clínico. Rev Bras Psiquiatr. 1998;20:200-6. Artículos sin nombre del autor: Cancer in South Africa (editorial). S Afr Med J. 1994;84:15. Libros: Reichel-Dolmatoff G, Desana P. Simbolismo en los indios tukano del Vaupés. 2 ed. Bogotá (Colombia): Nueva Biblioteca Colombiana de Cultura; 1986. Capítulos del libro: Kessler HH. Concepto de rehabilitación. En: González R. Rehabilitación Médica. Barcelona (España): Masson S. A.; 1997. p. 1-5. Libros en que los editores son autores Norman IJ, Redfern SJ, editors. Mental health care for elderly people. New York: Churchill Livingstone; 1996. Otros tipos de referencia deberán seguir las indicaciones dadas en el documento del International Committee of Medical Journal Editors (Grupo de Vancouver), disponible en internet en http://www.icmje.org. El autor debe enviar los datos de correspondencia: la dirección de su oficina o consultorio y la dirección electrónica. Si son varios autores, sólo es necesario enviar los datos de uno de ellos. Anualmente la RCP ofrece a los autores, como estímulo a su participación, los premios (mención de honor y reconocimiento en dinero o especie) Héctor Ortega Arbeláez, al mejor artículo publicado por un profesional en el área de la salud, y Humberto Rosselli Quijano, al mejor artículo publicado por un residente de psiquiatría y el premio al mejor artículo no original. El jurado calificador está integrado por un miembro del Comité Científico de la ACP, un miembro del Comité Editorial y el director de la Revista o su delegado. Estos premios serán entregados en el marco del Congreso de nuestra asociación. El director y el Comité Editorial de la RCP invitan a los colegas y otros profesionales a participar y permitir así el desarrollo y crecimiento de la Revista. Consideraciones éticas. Las opiniones expresadas en los artículos firmados son de los autores y no coinciden necesariamente con las de los editores de la Revista Colombiana de Psiquiatría. Las sugerencias diagnósticas o terapéuticas, como elección de productos, dosificación y método de empleo, corresponden a la experiencia y al criterio de los autores. Todos los textos incluidos en la Revista Colombiana de Psiquiatría están protegidos por derechos de autor. Conforme a la ley, está prohibida su reproducción por cualquier medio mecánico o electrónico, sin permiso escrito del autor.