Año XXIV - Nº 242 - Junio 2009 REVISTA DE MÚSICA Año XXIV - Nº 242 - Junio 2009 - 7 € DOSIER Música y palabra ENCUENTROS Nina Stemme ACTUALIDAD Graham Vick Murray Perahia ANIVERSARIO Nikolai Gogol REFERENCIAS Danzas sinfónicas de Rachmaninov interior de portada film.indd 1 25/5/09 18:07:27 PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:10 Página 1 AÑO XXIV - Nº 242 - Junio 2009 - 7 € OPINIÓN 2 Texto y Pretexto Luis Suñen CON NOMBRE PROPIO 6 Wagner en Carrefour Carlos Pardo Graham Vick Clara Janés Murray Perahia AGENDA 16 ACTUALIDAD NACIONAL 42 58 Joan Pere Gil Bonfill Javier Alfaya Nina Stemme Rafael Banús Irusta 142 ANIVERSARIO Gogol en la ópera ENTREVISTA Santiago Martín Bermúdez EDUCACIÓN Juan Antonio Llorente Pedro Sarmiento Discos del mes 146 152 JAZZ SCHERZO DISCOS Pablo Sanz Sumario LA GUÍA CONTRAPUNTO DOSSIER La Música y la Palabra. La Palabra y la Música 136 ENCUENTROS ACTUALIDAD INTERNACIONAL 113 130 Un superviviente que amaba música y poesía Lionel Bringuier 64 65 126 El símbolo de los gestos Emili Blasco 10 120 Combat del sommi Rafael Banús Irusta 8 114 Norman Lebrecht 154 156 160 Colaboran en este número: Javier Alfaya, Julio Andrade Malde, Íñigo Arbiza, Rafael Banús Irusta, Emili Blasco, Alfredo Brotons Muñoz, José Antonio Cantón, Patrick Dillon, Pierre Élie Mamou, José Luis Fernández, Fernando Fraga, José Luis García del Busto, Manuel García Franco, Joaquín García, José Antonio García y García, Juan García-Rico, Joan Pere Gil Bonfill, José Guerrero Martín, Fernando Herrero, Bernd Hoppe, Norman Lebrecht, Fiona Maddocks, Clara Janés, Antonio Lasierra, Juan Antonio Llorente, Bernardo Mariano, Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martín de Sagarmínaga, Enrique Martínez Miura, Blas Matamoro, Erna Metdepenninghen, Juan Carlos Moreno, Antonio Muñoz Molina, Rafael Ortega Basagoiti, Carlos Pardo, Josep Pascual, Enrique Pérez Adrián, Javier Pérez Senz, Paolo Petazzi, Xavier Pujol, Francisco Ramos, Arturo Reverter, Barbara Röder, Pablo L. Rodríguez, Justo Romero, Ignacio Sánchez Quirós, Pablo Sanz, Pedro Sarmiento, Bruno Serrou, Carlos Singer, Franco Soda, Christian Springer, Luis Suñén, José Luis Téllez, Asier Vallejo Ugarte, Claire Vaquero Williams, Pablo J. Vayón, José Luis Vidal, Albert Vilardell, Reinmar Wagner. Coordina el Dosier de este número Javier Alfaya Traducciones: Rafael Banús Irusta y Blas Matamoro (alemán) - Enrique Martínez Miura (italiano) - Barbara McShane (inglés) Juan Manuel Viana (francés) Impreso en papel 100% libre de cloro PRECIO DE LA SUSCRIPCIÓN: por un año (11 Números) España (incluido Canarias) 70 €. Europa: 105 €. EE.UU y Canadá 120 €. Méjico, América Central y del Sur 125 €. Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España, y de CEDRO, Centro Español de Derechos Reprográficos. SCHERZO es una publicación de carácter plural y no pertenece ni está adscrita a ningún organismo público ni privado. La dirección respeta la libertad de expresión de sus colaboradores. Los textos firmados son de exclusiva responsabilidad de los firmantes, no siendo por tanto opinión oficial de la revista. Esta revista ha recibido una subvención de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturales y universidades de España, para la totalidad de los números editados en el año 2008. 1 PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:10 Página 2 OPINIÓN OPINIÓN EDITORIAL 2 NOTICIAS EN CULTURA L a llegada de la nueva Ministra de Cultura ha propiciado — como era de esperar— un cambio de titular en el INAEM. Y con ello el cierre de una etapa que comenzó con la abundancia —ideas y, al parecer, dinero para llevarlas a cabo— y concluyó en la confusión. La capacidad de gestión de Juan Carlos Marset era una evidencia, como su valentía para afrontar cualquier situación, y con esas armas se lanzó a una idea de cambio que necesitaba unos tiempos y unos modos. Luego, precisamente las prisas por darle la vuelta a todo acabarían por ser también marcas de su paso por la casa. Los frentes que se encuentra abiertos el nuevo director general, Félix Palomero, no son pocos. Ahí están los casi de toda la vida, como la organización definitiva del INAEM o la Ley de la Música. Y otros más recientes, como la gestión del Auditorio Nacional o del nuevo Centro de las Artes Escénicas y Músicas Históricas de León. Añadamos a ellos esos otros con los que no se contaba, y menos planteados como los hizo el anterior equipo ministerial. Por ejemplo, los posibles ceses de los directores de las distintas unidades —Ballet Nacional, Teatro de la Zarzuela, ONE, etc. y sobre los que planea la muy dudosa utilidad del llamado Código de Buenas Prácticas —o el tan utópico como muy discutible proyecto de la Ciudad de las Artes Escénicas y de la Música previsto, al parecer, con sede en una ciudad de los alrededores de Madrid con habitantes suficientes como para tener su propia actividad cultural. Sumemos a ello la necesidad de rematar una adecuada política de subvenciones y de mantener el apoyo a la grabación de música contemporánea española, un aspecto en el que Juan Carlos Marset demostró una tenacidad coronada sin duda por el acierto. Todo está plasmado en un amplísimo proyecto de realizaciones a corto y medio plazo que el propio Marset presentó en su día sin el aval imprescindible de un presupuesto detallado, lo que lo convertía más en una declaración de intenciones política que en una posibilidad seriamente fundada. Daba la sensación de que, parafraseando un título del poeta Jenaro Taléns, el vuelo excedía el ala. Félix Palomero conoce muy bien la Administración y ha sido un gestor musical de aquilatada seriedad, por lo que su nombramiento es una excelente noticia. Su labor, en todo caso, debería llegar, por el bien de todos, en el contexto de un cambio de actitud general en el Ministerio en lo que toca a algo que parece concitar una cierta unanimidad como es el exceso de politización de nuestra vida cultural, visible en actitudes personales de sus responsables y que decisiones como la articulación del citado Código de Buenas Prácticas no han conseguido —a pesar de las explicaciones dadas— desmentir. Desde estas páginas hemos sido críticos con el equipo saliente y escépticos ante lo que en otros medios se entendió en su inicio como poco menos que una gozosa revolución. La cultura pertenece a la sociedad y el encargo de los políticos es ofrecerla en las mejores condiciones, distinguiendo muy bien entre lo esencial y lo accesorio y aplicando la necesaria dosis de sentido común. Para ello hay que llegar también a un consenso sobre lo que no debe depender de las contingencias electorales sino ir desarrollándose no ya a pesar de sino independientemente de ellas. Hará falta imaginación por parte de algunos y lucidez por la de todos. Son los deseos de siempre pero esta vez parece que el cambio —y la dosis de buen sentido que en principio conlleva— ha de ser para bien. Que así sea. PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 26/5/09 10:58 Página 3 OPINIÓN REVISTA DE MÚSICA $xR;;,91-XQLRĄ La música extremada DOSIER Música y palabra DIFICULTAD DE LA ZARZUELA ENCUENTROS Nina Stemme Diseño de portada Argonauta Foto portada: Taller de la imagen ACTUALIDAD Graham Vick Murray Perahia ANIVERSARIO Nikolai Gogol REFERENCIAS Danzas sinfónicas de Rachmaninov Edita: SCHERZO EDITORIAL S.L. C/Cartagena, 10. 1º C 28028 MADRID Teléfono: 913 567 622 FAX: 917 261 864 Internet: www.scherzo.es E mail: Redacción: [email protected] Administración: [email protected] Presidente: Santiago Martín Bermúdez REVISTA DE MÚSICA Director: Luis Suñén Redactor Jefe: Enrique Martínez Miura Edición: Arantza Quintanilla Maquetación: Iván Pascual Fotografía: Rafa Martín Secciones Discos: Juan Manuel Viana Educación: Pedro Sarmiento Jazz: Pablo Sanz Libros: Enrique Martínez Miura Página Web: Iván Pascual Consejo de Dirección: Javier Alfaya, Manuel García Franco, Santiago Martín Bermúdez, Enrique Pérez Adrián, Pablo Queipo de Llano Ocaña, Arturo Reverter Departamento Económico: José Antonio Andújar Departamento de publicidad Cristina García-Ramos (coordinación) [email protected] Magdalena Manzanares [email protected] DOBLE ESPACIO S.A. 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Por una casualidad ventajosa se pueden ver al mismo tiempo en Madrid la Katiuska de Sorozábal y el Retablo de la Avaricia, la Lujuria y la Muerte de Valle-Inclán, y al comparar una función con otra se advierte el principio estético común de la parodia y la yuxtaposición de los lenguajes: el popular y el culto; el desgarro de lo populachero y lo grotesco de las oratorias del periodismo y de la política; la ironía que ha de convertirse en sarcasmo para mirar a lo más bajo. ValleInclán hace un uso prodigiosamente musical de la lengua. En sus historias tremebundas de crímenes y brujerías y en los monólogos de sus personajes se escucha la melopea de los romances de ciegos y la prosa ínfima de los periódicos de crímenes y de las proclamas y las aleluyas demagógicas, que estaban en la frontera de la oralidad y de la escritura, como era propio de un país tan pobre y tan escasamente alfabetizado, que es el mismo en el que floreció la zarzuela. La Rusia tremebunda y absurda de Sorozábal es la de las crónicas folletinescas sobre grandes duquesas y príncipes fugitivos y protervos bolcheviques que seguían publicando las revistas ilustradas a principios de los años treinta. Como en las películas de los hermanos Marx, en Katiuska hay un melodrama de enamorados serios de alta sociedad y un barullo de pícaros y de figurones desorbitados y charlistas que son los que nos divierten de verdad. Con el ritmo de galope de los cosacos de Kazán nos reímos tan francamente como en una función de circo, pero cuando nos ponemos serios en la romanza Calor de nido, paz del hogar, la verdad es que casi nos da la risa: ahí está la dificultad sutil de la zarzuela, la senda estrecha por la que circula sin caerse hacia un lado ni a otro el gran Sorozábal. La diversión es tan desvergonzada como en un musical o en una película de risa, pero la parte seria tie- ne una dosis de parodia que ha de ser administrada al milímetro: brocha gorda concienzuda un momento y cuentagotas un momento después. Ese equilibrio tan difícil, ese arte del quiero y no puedo y del quisiera y podría de Sorozábal —quien en el fondo se tomaba tan en serio a los compositores rusos y a los de Broadway— lo supo mostrar escénicamente hace un par de años Mario Gas en Black, el payaso pero no sé si lo ha logrado ahora Emilio Sagi con la Katiuska que ha traído al Teatro Español. La seriedad es demasiado seria; a la risa le falta desvergüenza, y a la ligereza, vuelo. Pero esa es siempre la dificultad suprema en el arte de la comedia, hasta en los teatrillos de títeres: nos gusta saber que estamos viendo muñecos, pero son muñecos en los que se contiene delicadamente una forma de poesía, es decir, de verdad. Antonio Muñoz Molina 3 PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:10 Página 4 O AP GIENNI D ÓA N Prismas EL ARTE DEL DIÁLOGO Q ue Carlos Castilla del Pino es una de las figuras más importante de la cultura española en la segunda mitad del siglo XX es un hecho indiscutible y no creo hoy nadie se atreva a discutirlo. En pleno franquismo, cuando la cultura española había retrocedido hasta esa peculiar Edad Media que Luis Cernuda entendía como típicamente española, Carlos Castilla llevó a cabo un combate intelectual que le convirtió en una figura clave para entender, entre otras cosas, la profunda remoción que vivió este país desde finales de los años cincuenta. Pero hablar de eso o de su afición a la música no es el tema de este artículo, aunque he de decir que le conocí allá por principios de los años setenta pero que nuestra amistad se consolidó mucho después, cuando se inició en La Coruña el nuevo Festival Mozart. Entonces fue la época de los largos paseos y de las largas conversaciones que solían tratar de muchas cosas, a las cuales, desde luego, no era ajena ni la Historia ni la política. Fue también la época de mi lectura de sus extraordinarias memorias, esos dos libros, Pretérito imperfecto y Casa del Olivo, aportaciones únicas de la literatura memorialística y también — ¿por qué no?— a la literatura pura —si es que eso existe. De lo que quiero hablar es de una admirable virtud de Carlos Castilla como fue su capacidad de escuchar a sus interlocutores. No es poca cosa entre nosotros convertir el intercambio de palabras en un verdadero diálogo. Carlos Castilla sí era capaz de hacerlo y eso es especialmente admirable en un hombre que tenía tantas cosas que decir. Ese es, quizás, mi mejor recuerdo de él. Se trataba de una virtud cuyo significa- MIRAR HACIA OTRO LADO Señor Director: E 4 l 13 de mayo último, las páginas de la sección de cultura del diario El País abrían con el titular Adiós a un gigante de la música. No se refería a Elliott Carter, que sigue vivo. Más abajo se indicaba, de forma destacada, que había fallecido Antonio Vega. En la primera de las ocho columnas que se le dedicaban, se daba la noticia de que acababa de morir “uno de los grandes compositores de nuestro tiempo”. Más adelante, se especifica que Vega formó parte del grupo Nacha Pop. En tiempos como los actuales, en que se abren con regularidad nuevos auditorios de música en España y que se multiplican las formaciones especializadas, a la par que la oferta discográfica no decae, llama la atención que los medios de comunicación sigan emperrados en mirar hacia otro lado. Antes que dar noticia de los estrenos, antes de dar opinión sobre los conciertos (ya quedan lejos los tiempos en que en periódicos como el mencionado había crítica de música), se sigue adornando la figura del cantante (¡y compositor!) pop como único y auténtico representante, no sólo de la modernidad, sino también de una forma de rebelión entre los jóvenes. El pasado septiembre, a propósito del especial de do era que sentía un respeto profundo por quien tenía ante él. Recuerdo una larga discusión, creo que la última que tuvimos, precisamente por lo que yo consideraba escasa capacidad memorialística de los españoles. Carlos Castilla no estaba de acuerdo conmigo y me rebatió. Yo le respondí y la solución del asunto quedó en suspenso entre los dos. Una vez más Carlos me invitó a visitarle en Córdoba. Allí podíamos resolver una polémica en la que, en el fondo, se enfrentaba su optimismo con mi pesimismo. No fue así. Nunca hice ese viaje y ahora siento un vacío como sentí con otros amigos míos con los que, a su muerte, pensé que no había hablado todo lo que debíamos de haber hablado: Rafael Dieste, Eduardo Blanco Amor, José Luis Barros, Manolo López, Miguel Salabert, Camilo Gonsar, José Ángel Valente y tantos otros. Con todos aquellos con los que tuve, a veces después de muchos años, un permanente encuentro inacabado. Cada vez que se va alguien que te era muy próximo sientes con más fuerza esa soledad radical de cada uno de nosotros o de nosotras, de la que Shakespeare habló mucho antes que los existencialistas que leí con tanta pasión en mi adolescencia. Ahora sé que no podré hablar nunca más con un hombre excepcional llamado Carlos Castilla del Pino que por encima de todo tenía una maravillosa frescura intelectual y unas no menos maravillosas ganas de vivir. Con el que tuve una amistad que fue, según sus propias palabras, “más honda que frecuentada”. Javier Alfaya C A R T A S A L D I R E C TO R Babelia sobre música española actual, se requería de los medios de comunicación una mayor atención sobre los acontecimientos musicales en España. Se hablaba allí de una emergente música española, pero, en lo cotidiano, la respuesta de los medios es la de siempre: dar la espalda a la creación y alabar el hecho pop. Francisco Ramos Sevilla BELLA EXPERIENCIA Señor Director: E stoy asistiendo como un espectador más a los conciertos de la Filarmónica de Berlín retransmitidos vía digital a través de internet. Bien es cierto que la postura de estar delante de un ordenador escuchando a Mahler no es la más apreciada. Yo nunca pensé verme así, pero también es cierto que es una bella experiencia el poder asistir a conciertos de grandísima talla por un precio módico y con una gran fidelidad. Es más, otras orquestas deberían proceder de la misma forma, ocasionando así unos ingresos extraordinarios con un mínimo esfuerzo y dando a mucha gente la posibilidad de algo difícil de otra forma. El gran Celibidache, gran enemigo de la música enlatada, quizás vería con buenos ojos esta transmisión directa, ya que se vive el concierto. Lo que no ocurre en el disco. Pero también tendremos que acostumbrarnos los aficionados a estar siempre así, delante de un ordenador para poder comunicarnos y asistir a espectáculos maravillosos. La tecnología lo exige. Es cierto que es una vía que se abre y que debemos aplaudir todos. Veremos si nuestras buenas orquestas, como las de Galicia, Tenerife o la misma Nacional se atreven a dar el paso. Sería una prueba muy interesante. Y unos ingresos muy válidos para salir adelante en estos momentos de crisis, porque está abierto el local a posibles millones de espectadores. Además, se podría enseñar al mundo esos grandes auditorios españoles que hoy son la envidia de muchos. El Auditori catalán, el de las Artes valencianas o el Euskalduna o Tenerife son, en sí mismos, una gran obra que podría servir de llamada a muchos turistas melómanos porque, además de conocer a la orquesta, se ve la obra de un gran arquitecto. Espectáculo completo. César Moya Villasante Madrid PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:10 Página 5 O AP GIENNI D ÓA N Musica reservata FRAGMENTOS DE UN DISCURSO AMOROSO En recuerdo de R. B. *** La relatividad y la mecánica cuántica nos resultan tan extrañas porque nuestra mente está acostumbrada a pensar que sólo el pasado afecta al presente sin tomar en cuenta la posibilidad de que también lo haga el futuro: los atributos probabilísticos de la teoría cuántica constituirían únicamente un mero reflejo de nuestra ausencia de memoria acerca de lo venidero. En la relatividad general y en la mecánica cuántica, el futuro (los múltiples futuros posibles) existen con la misma certeza que el pasado (los múltiples pasados): por tanto, es razonable pensar que de un modo ajeno a la experiencia sensible ambos afectan al presente. En la medida en que en el presente de la música coexisten tanto su futuro —que se anticipa— como su pasado —que explica ese presente en tanto que lo proyecta hacia el porvenir— la música sería el único dominio en el que, siquiera sea de un modo simbólico, la relatividad (la unidad esencial del espacio-tiempo) y la mecánica cuántica (la simultaneidad de las múltiples posibilidades) se reconciliarían en una esencia común. La música como una forma de gnosis. *** “La música no es bella ni es fea: simplemente, existe o no existe. El trabajo del músico consiste en crear las condiciones necesarias para que ella se manifieste”. La célebre reflexión de Sergiu Celibidache (tan citada en estas mismas páginas) sigue siendo, virtualmente, la última palabra acerca del dilema del ejecutante: para el músico verdaderamente comprometido con la música no existe interpretación, sino descubrimiento. *** Forma y materia. El sonido, por sí mismo, no es música: al carecer de significado debe inscribirse en una estructura que le otorgue sentido y dado que es igualmente ajeno a toda espacialidad tridimensional, esa estructura solamente puede definirse sobre la cuarta dimensión, no puede establecerse sino como temporalidad. Así, en la música, la noción misma de forma solamente puede establecerse como instancia a la vez proyectiva y reminiscente: en la medida en que el final de la obra condiciona retrospectivamente su principio, la música sólo NASA, ESA, and The Hubble Heritage Team (STScI/AURA) E l intérprete se encierra con su instrumento y repite una obra (o un pasaje de ella) una y otra vez hasta dominarla enteramente: esa repetición acaba dejando a la música, por así decir, inerme ante el intérprete, enteramente a su merced, arrojada al abismo del sin-sentido. Solamente el intérprete conoce las interminables apariencias del objeto sonoro, las múltiples formas en las que un cambio de acentuación, de tempo, de articulación o de pulsación pueden modificar el rostro (el sentido) de una misma música hasta el extremo de convertirla en irreconocible o pervertirla en una contrafigura patética o grotesca de sí misma (en el plano compositivo, Berlioz ya aventuró algo de ello en el tratamiento del tema de la amada a lo largo del desarrollo de su Sinfonía fantástica). Realizar la música (esto es: dotarla de realidad) es también enfrentarse a todas sus máscaras posibles (y desecharlas) en persecución de una anagnórisis, un desvelamiento de su verdad secreta (y múltiple). El intérprete como demiurgo, el estudio como ritual iniciático. existe como circularidad: en cierto modo resulta engañoso hablar de proyección discursiva al examinar su mecanismo interno. Tomando la música tonal como modelo, la marcha armónica conduce el discurso en una dirección determinada, pero esa dirección remite inexorablemente a su comienzo en tanto que implica regresar a la tonalidad de partida: el paradigma cadencial (I-V-I), en tanto que quintaesencia última e imago irreductible de cualquier itinerario armónico, es sustancialmente simétrico, intrínsecamente contradictorio con la direccionalidad que lo genera. La realidad es que el Tiempo es una magnitud ajena a la música en tanto que simple transcurso lineal: el desarrollo de la música niega su propia dimensionalidad. En su raíz más honda, la música occidental de tradición escrita, pese a su extrema complejidad discursiva, no es diferente de las músicas tradicionales africanas u orientales, construidas deliberadamente de un modo tal que impugnan tanto la idea de desarrollo como las propias nociones de principio y de final: la música existe a la vez dentro y fuera de tiempo. Ego sum qui Sum: la música como imagen tangible de una suerte de Absoluto. *** Tras un largo y penoso viaje, el caminante llama a la Sublime Puerta —“¿Quién es?”— se le pregunta —“Tú”— responde: y la Puerta se abre. ¿quién es ese interlocutor, cómo imaginarlo, cómo responder a su demanda? El intérprete debe situarse ante la música con idéntico abandono, con esa total dejación de sí mismo que tan bien describiese Robert Bresson hablando de Dinu Lipatti: “no asienta la emoción sobre las teclas: la espera. Ella llega e invade sus dedos, el piano, el pianista, la sala”. Tan sólo el intérprete músico (no el simple virtuoso) que ha conocido todas las posibles apariencias del texto en la intimidad más recóndita de su estudio puede llegar a ser como el viajero que ha cruzado (y rebasado) todos los paisajes y permite que la música le atraviese, que pase a través suyo, olvidado de sí. Dejar de ser para que la música sea, borrarse, disolverse frente a la presencia de la música. La ejecución como acto de amor: cabría recordar a Simone Weil cuando afirma que “el amor reside en el abandono: no imponer al otro la fuerza que se tiene”. El estudio como ascesis, la ejecución como metáfora de la unión mística con el Lógos. José Luis Téllez 5 PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:10 Página 6 CON NOMBRE PROPIO PROPIO CON NOMBRE El pianista íntegro 6 MURRAY PERAHIA M urray Perahia es un artista de cariz introvertido cuyas interpretaciones siempre se ajustan al modelo más genuino, aquél que posee un estilo sobrio y elegante, de gran poder expresivo que alcanza invariablemente las cotas más altas de nobleza y superioridad diferencial. Sus excelencias radican en un discurso de asombrosa parquedad que convence desde la discreción, y a veces cierta reserva expresiva, todo hay que decirlo, pero que profundiza hasta la esencia. De ascendencia sefardita, nace en el Bronx de Nueva York en 1947, donde desde bien pequeño ya muestra una gran curiosidad por la música: cuenta la anécdota que cuando tenía tres años su padre lo llevó a la ópera y fue capaz de reconocer al día siguiente por la radio algunas de la arias escuchadas la noche anterior. Desde entonces “descubrí que me quería dedicar a la música. No había nadie en la familia que se hubiese dedicado a ello, pero no me pusieron ningún impedimento, incluso les gustó”. Al poco tiempo, Perahia ya tomaba clases con Jeannette Haien y posteriormente (la década de los sesenta) ingresaba en el Mannes Collage of Music para estudiar dirección de orquesta, piano y composición bajo la tutela de Carl Bamberger. También en esa época toma lecciones con Arthur Balsam. La esencia de su sensibilidad florecía ya, manifestando una gran comprensión hacía la música. En 1966, artistas de la talla de Rudolf Serkin, Boris Kroit (miembro del Cuarteto de Budapest) y también especialmente Alexander Schneider se fijaron en él cuando tomó contacto con el Festival de Marlboro en Massachussets. Y fue este último quien le proporcionó su debut dos años más tarde en el Carnegie Hall. Los veranos siguientes que pasó en Marlboro conoció y trabajó con quienes ejercieron mayor influencia en su forma de hacer: Pau Casals y Mieczyslaw Horzowski. A pesar de las clases tomadas con Horzowski, éste nunca quiso definirse como su maestro: “Tocó para mí, y yo le hice algunas sugerencias, nada más. Pero me alegró, es cierto, verle responder siempre con tanta inteligencia y sensibilidad”. A lo largo de esos años de juventud conocería también en ese festival a músicos importantes con un papel relevante dentro del mundo de la música de cámara: el clarinetista Richard Stoltzman, Isidor Cohen del Cuarteto Juilliard, y nombres de la talla de Arnold Steinhardt o Donald Weilerstein. Su conciencia musical continuaba iluminándose y enriqueciéndose. Pero el punto de inflexión le llega cuando gana el Concurso Internacional de Leeds de Gran Bretaña en 1972; es el primer pianista norteamericano en ganarlo y desde entonces empieza a ser conocido y admirado. Su gran concentración combinada con un sentido de la musicalidad exquisito le convierten en el pianista que encandila, aquél que es capaz de sumergirse en las partituras que toca con discreción y humildad, y lo que es más importante, que consigue transmitir y comunicar al público el sentido de su vocación. En ese mismo año firma su contrato en exclusiva con CBS/Sony Classical y con un nivel de forma admirable se consagra como uno de los intérpretes más solicitados del momento. El público tiene ganas de escuchar a un pianista que tiene mucho que decir. Hay quien ya en esa época lo compara con Vladimir Horowitz; la comparación no resulta tan atrevida como pueda parecer: ambos tienen una personalidad marcada y el talento diferencial que produce que sus interpretaciones se alejen de lo convencional. Se conocieron más tarde (en 1989), cuando Perahia tomó el cargo de director artístico del Festival de Aldeburgh y cultivaron una amistad que surgió fruto de sus afinidades electivas. Horowitz le animó a “desenterrar” ciertos repertorios que Perahia había abandonado, y que gracias a él, recuperó y volvió a ofrecer para el beneficio del público: Rachmaninov, Liszt, Chopin y Scriabin. Sus acusadas personalidades y un individualismo excepcional en ambos promovieron una amistad natural. La relación de Perahia con nuestro país no es casual. Si bien es verdad que el artista no se ha prodigado excesivamente en España, reconoce sentir por nuestra tierra una curiosa atracción que se remonta a su infancia. Su ascendencia sefardita, a pesar de haber nacido en el Bronx, le introdujo según él mismo en el idioma castellano: “la primera lengua que conocí fue el español. Lo hablaba con mis padres y abuelos en Nueva York. Cuando pienso en España, siempre pienso en Pau Casals, que es para mí uno de los músicos más grandes del siglo XX. Yo tenía 18 o 19 años cuando trabajé con él y él tendría unos 90. Hicimos juntos varios trabajos y tuvo una influencia considerable sobre mí”. PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:10 Página 7 CON NOMBRE PROPIO NWatanabe MURRAY PERAHIA Ciertamente, siempre que nos ha visitado (la mayoría de las veces lo ha hecho en Madrid y en Barcelona) ha despertado la atención de músicos y críticos, porque se trata de un pianista íntegro. Perahia conforma una manera de tocar única, que filtra la tradición con la esencia genuina de cada autor con gran minuciosidad de detalles. Sus interpretaciones son inimitables, ya que poseen toda la riqueza melódica posible que armoniza con la emoción de su expresividad. Su repertorio que al principio quedaba centrado en Mozart y los primeros románticos (ideales para su exposición emocional) poco a poco fue ampliándose hacia Schumann, Schubert y Brahms, donde su propuesta fundía simplicidad con una inigualable combinación de vehemencia y dulzura. Más tarde se adentró prudentemente en el siglo XX de la mano de Béla Bartók, Alban Berg o Michael Tippett, aunque él mismo confiesa con absoluto respeto no necesitar mucho más de él. “Puedo apreciar la música contemporánea, pero no la entiendo. Y yo necesito entender una pieza en profundidad cuando la interpreto. Creo que la música del siglo XX no es la más adecuada para mí, pero no descarto en el futuro acercarme más a ella. Concibo la interpretación como un proceso en el cual mis aportaciones personales quedan reflejadas también en la composición; no me concentro de forma diferente por el hecho de trabajar una obra que no es mía”. Perahia. también desde siempre pero en los últimos tiempos con más énfasis, se adentra en el repertorio barroco de la mano de Haendel, Bach y Scarlatti. Su posición interpretativa sobre esta época es concisa y no deja lugar a dudas: la consciencia de que el instrumento utilizado es el piano no le abandona, pero a diferencia de algunos colegas, no abusa ni del pedal ni se aprovecha en exceso de los recursos que el instrumento le podría ofrecer. Sus interpretaciones van encaminadas hacia una parquedad comedida, una expresión que disfruta desde lo más profundo y que mediante un uso variado del discurso articulatorio ilustra una forma de tocar que busca la esencia. El norteamericano provoca un fraseo contenido que ante todo transmite intemporalidad, en definitiva aquella sensación que sólo algunos consiguen: Horowitz, Richter y pocos más. De lo que no hay duda alguna es de que el repertorio que escoge Murray Perahia siempre es aquel que más le conviene, aquel que el artista siente como más necesario y con el que mejor puede expresarse en cada momento. Es un artista personal, particular, noble y sincero que irradia luz y candor. Su Chopin y en concreto sus Estudios son sencillamente arrolladores, y no solamente por su deslumbrante técnica (que también), sino por su oración encendida, pero en la que no caben ni sentimentalismos ni amaneramientos. Particular como pocas, es una versión portentosa que desde el primer momento ya cautiva por su fuerza transmisora. En 1992, Perahia tuvo problemas en una mano y tuvo que ser operado varias veces de un dedo. Su pulgar inflamado le mantuvo varios años alejado del teclado y durante ese tiempo el pianista confiesa que se rodeó de música de Bach, y añade que se sintió muy enriquecido por ella. No en vano las grabaciones que realizó hacia finales de la década de los 90 del autor de Leipzig son consideradas entre las más importantes del repertorio. A partir de ese momento, Perahia también abordó varios discos con sonatas de Schubert y los citados Estudios de Chopin, entre otros. Su currículo es tan inmenso que desde aquí sólo apuntamos su Doctorado Honoris Causa en Música de la Universidad de Leeds (1999), su nombramiento como miembro honorario del Royal College of Music y la Royal Academy of Music en el mismo año, y un sinfín de premios, entre los que destaca la Medalla Claudio Arrau, Conmemorativa de la Sociedad Robert Schumann y los Premios Grammy a la mejor música de cámara y al mejor solista instrumental. Perahia vuelve este mes a Madrid para tocar con el ciclo de la Fundación Scherzo, donde sin duda podremos disfrutar del arte de uno de los pianistas más personales e individuales que la historia ha conocido, un artista de pies a cabeza cuyas interpretaciones respiran intensidad y ese discurso abstinente y sobrio que surge desde lo más esencial. Una verdadera ocasión para los asistentes. Emili Blasco Madrid. Auditorio Nacional. 2-VI2009. XIV Ciclo de Grandes Intérpretes. Murray Perahia, piano. Obras de Bach, Beethoven y Brahms. DISCOGRAFÍA SELECCIONADA BACH: Partitas BWV 826-828. Sony. — Variaciones Goldberg BWV 988. Sony. BARTÓK: Sonata para dos pianos y percusión. MURRAY PERAHIA Y GEORG SOLTI, pianos; DAVID CORKHILL Y EVELYN GLENNIE, percusión. CBS. BEETHOVEN: Sonatas nº 9, 10, 12, 15. Sony. CHOPIN: Estudios. Sony. MOZART: Conciertos para piano. ENGLISH CHAMBER ORCHESTRA. Sony. SCHUBERT: Sonatas D. 958, 959, 960. Sony. 7 PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:10 Página 8 CON NOMBRE PROPIO Imaginación y buen acabado GRAHAM VICK N 8 acido en Liverpool el 30 de diciembre de 1953, Graham Vick estudió en el Royal Northern College of Music de Manchester y, a los 24 años, puso en escena Savitri de Gustav Holst para la Scottish Opera, convirtiéndose en 1984 en el director de producciones de dicha compañía. En 1987 fundó la Birmingham Opera Company, de la que es director artístico hasta hoy. El director de escena inglés está reconocido en el mundo de la ópera por una poco habitual combinación entre la fantasía de sus producciones y el buen oficio con que están realizadas. Además, es poco amante de la provocación, aunque ha recurrido a ella cuando ha sido necesario. De hecho, en su etapa como director de producciones del Festival de Glyndebourne —entre 1994 y 2000—, sus montajes estaban dentro de lo que podríamos denominar una “británica corrección” (La dama de picas, Ermione, Lulu…), si bien alguno de ellos resultó particularmente sugerente (Pelléas et Mélisande). No hay duda de que a Graham Vick le inspiran más los países latinos, como ha demostrado su Macbeth en La Scala de Milán, con ese ominoso cubo que llenaba toda la escena, o, el que probablemente sea su montaje-estrella, Moïse et Pharaon de Rossini en el Palafestival de Pésaro, en el que establecía un inteligente paralelismo entre la huída de Egipto y el éxodo de los judíos en el siglo XX, estableciendo además una sorprendente asociación entre los insistentes ritmos rossinianos y la música yiddish. Una auténtica obra maestra que los que tuvimos la ocasión de presenciar nunca olvidaremos, con imágenes tan poderosas como el momento en que el pueblo hebreo bajaba por el escenario inclinado, que representaba unas enormes Tablas de la Ley, entonando la famosa Plegaria, que iba llenando el inmenso espacio haciéndose casi física, estremeciendo a los espectadores. Este verano también tendrá a su cargo otro monumental espacio en el Festival de Bregenz, donde presentará una Aida que será sin duda original e impactante, sin caer en el colosalismo. Todas sus producciones, hay que reconocerlo, no alcanzan el mismo nivel. Pero Graham Vick es un hombre al que le gusta el riesgo, como demostró en su Rigoletto madrileño (precedido por una virulenta polémica, ya antes de su estreno, por razones extraartísticas), implacable y brutal, con momentos magníficos como el desfile de maniquíes con trajes femeninos durante el Questa o quella, o la escena en que Gilda curaba las llagas de la espalda de su padre, que lograba arrancarte las lágrimas. En nuestro país han podido verse varios trabajos de él, como su elegante Don Carlo en Valencia, su romántica y nocturna Lucia o, más recientemente, su conceptual Tamerlano, ambos en el Real. El Festival Mozart de La Coruña de este año viene dedicando el grueso de su programación a la obra de este director de escena, venturosamente aún en activo (a diferencia de los dos homenajeados el año pasado, el alemán Herbert Wernicke y el italiano Giorgio Strehler), lo cual le ha permitido realizar una nueva producción de la siempre problemática Zaide de Mozart, además de presentar su vistoso Mitridate del Covent Garden y un Werther de Massenet de estética un tanto pop (cuya inclusión puede explicarse por la enorme admiración que sentía Goethe por el genio salzburgués). Una excelente ocasión, como suele decirse, para “revisitar” su producción, ya que además se proyectarán en vídeo algunos de sus montajes más representativos. Rafael Banús Irusta La Coruña. Festival Mozart. Homenaje a Graham Vick. PRODUCCIONES DE GRAHAM VICK EN DVD BERG: Lulu. CHRISTINE SCHÄFER, WOLFGANG SCHÖNE/ANDREW DAVIS. Warner. CHAIKOVSKI: La dama de picas. YURI MARUSIN, NANCY GUSTAFSON/ANDREW DAVIS. Arthaus. — Evgeni Onegin. WOJCIECH DRABOWICZ, ELENA PROKINA/ANDREW DAVIS. Arthaus. DEBUSSY: Pelléas et Mélisande. CHRISTIANE OELZE, RICHARD CROFT/ANDREW DAVIS. NVC Arts. DONIZETTI: Lucia di Lammermoor. STEFANIA BONFADELLI, MARCELO ÁLVAREZ/PATRICK FOURNILLIER. TDK. HAENDEL: Tamerlano. PLÁCIDO DOMINGO, MONICA BACELLI/PAUL MCCREESH. Opus Arte. MOZART: Mitridate, re di Ponto. BRUCE FORD, ANN MURRAY/PAUL DANIEL. Pioneer. PROKOFIEV: Guerra y paz. SERGEI ALEXASHKIN, GEGAM GRIGORIAN/VALERI GERGIEV. Arthaus. PUCCINI: La rondine. FIORENZA CEDOLINS, FERNANDO PORTARI/CARLO RIZZI. Arthaus. ROSSINI: Ermione. ANNA CATERINA ANTONACCI, BRUCE FORD/ANDREW DAVIS. Warner. VERDI: Falstaff. BRYN TERFEL, BARBARA FRITTOLI/BERNARD HAITINK. Opus Arte. — Otello. PLÁCIDO DOMINGO, BARBARA FRITTOLI/RICCARDO MUTI. TDK. D PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:11 Página 9 -50 Y si no encuentra la grabación que busca, se la conseguimos en nuestro Servicio de Encargos. % IN Las legendarias grabaciones de los mejores sellos las tiene en la prestigiosa serie The Originals. Y el mejor precio en su espacio de música, con un 50% de descuento hasta el 30 de junio. ALS Damos la nota con un E N O RI G www.elcorteingles.es PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:11 Página 10 AGENDA AGENDA XVIII Edición ARTYOM DERVOED GANA EL INFANTA CRISTINA E l guitarrista ruso Artyom Dervoed ha sido el vencedor de la XVIII edición del Concurso Internacional de Guitarra Infanta Cristina —una de las referencias en la especialidad— que, organizado por la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero, se celebró en Toledo del 4 al 9 de mayo. El primer premio tiene una dotación de diez mil euros, a lo que hay que sumar una gira de conciertos y una grabación con Radio Clásica. El segundo clasificado —y mejor intérprete de música española— fue Jusuk Lee, de Corea del Sur, que obtuvo 5.000 euros, y el finalista Marlon Titre, de Holanda. Asimismo, el Premio del Público, votado por los espectadores, y consistente en una guitarra elaborada por la firma artesanal Manuel Rodríguez e hijos S. L. y valorada en 5.000 euros, fue para Artyom Dervoed, como también el de la Fundación Autor, en esta ocasión una grabación dedicada a la obra de Leo Brouwer —a quien rendía homenaje esta edición del concurso por su setenta cumpleaños— y de distintos compositores espa- ñoles contemporáneos. El jurado estuvo presidido por Tomás Marco e integrado, además, por Demetrio Ballesteros, Ernesto Bitetti, Antonio Gallego y Luis Orlandini. Como curiosidad cabe destacar que los tres finalistas debieron interpretar en la última prueba conciertos con orquesta —eligieron obras de Marco, Brouwer y García Abril— en lugar de piezas a solo. Para ello contaron con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de La Mancha, dirigida por José Ramón Monreal. Héctor Parra en París HYPERMUSIC PROLONGUE L 10 a ópera de Hèctor Parra (Barcelona, 1976) Hypermusic Prologue —subtitulada A projective opera in seven planes— se estrena en el Centro Pompidou de París el 14 de junio. Se trata de un encargo del Ensemble InterContemporain para el Festival Agora que se presentará, igualmente, en la próxima temporada del Gran Teatre del Liceu de Barcelona. El libreto es de la física Lisa Randall, y consti- tuye su primera incursión en un proyecto artístico. Se trata de la tensión entre el amor terrenal y la pasión por el conocimiento que se produce en la pareja protagonista, formada por una compositora y un científico. La dirección de escena será de Matthew Ritchie. París. Centro Pompidou. 14-VI-2009. Ensemble InterContemporain. Héctor Parra, Hypermusic Prologue. HÉCTOR PARRA PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:11 Página 11 AGENDA Primera edición como “Internacional” ILONA TIMCHENKO, PREMIO GARCÍA ABRIL E l paso a la categoría de “internacional” del Concurso de Piano Antón García Abril de Teruel no ha podido ser más positivo. La rusa Ilona Timchenko, de 27 años, ganadora de la categoría para pianistas de hasta 32 años, ha sido alumna, entre otros, de Lazar Berman y Michel Beroff, obtuvo en 2003 el primer premio del Concurso Georges Enescu de Bucarest y, sobre todo, el de la Landor Records International Competition, que la hizo entrar en el circuito de las más interesantes promesas del presente y grabar un disco dedicado a obras de Robert y Clara Schumann. Timchenko, afincada en España, ha sido solista con orquestas como la Capella Academica de San Petersburgo, la Orquesta Filarmónica de la Radio de Holanda, la Orquesta de Granada o la Real Filharmonía de Galicia. Pablo Martínez Martínez fue el premiado en la categoría de menores de 20 años y Leonel Morales Herrero en la infantil. El premio especial “Ciudad de Teruel” fue para María Lourdes Cabrero y Juan Ramón Salamo Labat. ILONA TIMCHENKO Necrología ENRIQUE FRANCO E l pasado 27 de abril, en Madrid, a los 89 años de edad, murió el crítico musical Enrique Franco. Hombre inteligente, lúcido, ingenioso, mordaz cuando venía a cuento, generoso a la hora de informar y de aconsejar, conversador agudo y ameno…, había sido pianista —discípulo de Luis Galve—, compositor —discípulo de Rogelio del Villar—, musicógrafo, radiofonista, crítico y hombre de cultura formado como autodidacta en tantas materias, lector incansable, apasionado bibliófilo… Su inquietud intelectual tuvo como norte temprano y mantenido el pensamiento de Ortega y Gasset, continuado por Julián Marías con quien Enrique mantuvo estrecha relación personal: Julián Marías y Odón Alonso, casados respectivamente con Dolores y Gloria Franco, eran, por lo tanto, sus cuñados, además de amigos y habituales contertulios. En los años cincuenta inició sus largas e influyentes dedicaciones a la crítica musical y a la radio: él puso en marcha el Segundo Programa de RNE, luego Radio 2 y hoy Radio Clásica, emisora que dirigió hasta su jubilación y a la que representó durante decenios en foros internacionales. Sus escritos en los diarios Arriba y El País podían ser críticas de planteamiento convencional o bien, con mucha frecuencia, artículos a modo de pequeños ensayos musicales o preciosa información sobre músicos españoles carentes de bibliografía y ausentes de los conciertos: por ejemplo, muchos tuvimos a través de sus publicaciones primera noticia cabal sobre los compositores exiliados de la generación de la República. Investigó sobre Manuel de Falla, siendo el primer crítico que tuvo abierto acceso a los papeles legados por el maestro gaditano. Al trabajar sobre este material, Enrique Franco pudo soñar acaso, como aspiración lejana, con un centro como es hoy el Archivo Manuel de Falla de Granada. Enrique Franco no se prodigó en libros, pero ejerció un importante magisterio a través de sus escritos en prensa diaria, revistas, notas al programa, conferencias… La Fundación Albéniz publicó en 2006 un volumen con las notas al programa que escribió para conciertos de la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE, entidades a cuya fundación había colaborado activamente. Otro tanto cabría hacer con una antología de sus artículos en Arriba y en El País. Enrique nunca dio clases, pero quienes hemos aprendido de él y nos hemos beneficiado de su guía lo recordaremos siempre como maestro. José Luis García del Busto 11 PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:11 Página 12 AGENDA Los cuartetos por el Modigliani EL OTRO CHAPÍ T anto, y con tanta razón, nos quejamos de la poca atención que tras el redescubrimiento se presta a buena parte del patrimonio musical español que no puede sino recibirse con alborozo la reposición de los cuartetos de Ruperto Chapí que nos propone el XIV Ciclo Los Siglos de Oro. Y es que se trata, sin duda, de un grupo de obras maestras de la música de cámara española y, paradójicamente, de la cara más oculta de un compositor archiconocido por su dedicación a la zarzuela. Con muy buen criterio se ha elegido el Teatro Lara, la “bombonera” como se conoce en Madrid, para ambientar mejor unas músicas de su época y de todas las épocas. El Cuarteto Modigliani garantiza la solvencia del empeño. Madrid. Teatro Lara. 22-VI-2009. Los Siglos de Oro. Chapí, Cuartetos. Cuarteto Modigliani. Música en la Red IMPECABLE www.philharmonia.co.uk M 12 uchas orquestas han aprendido que toca renovarse o agonizar, que los cambios en el mercado —desde los soportes a la difusión— les obliga a atraer nuevos públicos mientras fidelizan a los de siempre. Y para eso hace falta algo más que esa sección de próximos conciertos que aparece de ordinario en las últimas páginas de sus programas de mano. Sin renunciar al papel, a sus habitualmente bien diseñados folletos informativos, a su presencia en los expositores de su sede en el South Bank londinense, la Philharmonia Orchestra ha desarrollado una página web simplemente envidiable, un modelo de lo que hay que hacer si se quiere que la música siga y el negocio prospere. Hoy por hoy se trata probablemente de la mejor página web de cualquier orquesta del mundo y sólo le falta asociarse con una casa discográfica o liarse la manta a la cabeza y ofrecer sus conciertos completos en directo o en diferido. Todo se andará. Quien entre en la página se va a encontrar con que puede llegar fácilmente a lo que era de esperar: programación, taquilla virtual, suscripción al servicio de noticias y todas esas cosas que se ofrecen habitualmente. Pero, además, acceder a través de una serie de pestañas articuladas con sentido común —“navegabilidad impecable”, en palabras de alguien impresionado por lo que veía— a entrevistas con los directores, fragmentos de las obras, notas al programa, etc. Todo ello susceptible de ser bajado desde el sitio. Y muchas veces con la presencia y los comentarios de los propios músicos de la orquesta, que aparecen así como protagonistas activos de los conciertos, como profesionales que aman su trabajo. El archivo de la orquesta en forma de un apasionante A-Z es una caja de sorpresas. Durante nueve meses, Esa-Pekka Salonen, el director titular de la formación ha propuesto una serie de programas con el título de Ciudad de los sueños: Viena 1900-1935. Pues bien, en la página web nos encontramos con una excelente propuesta de la interrelación de las artes en la capital austriaca del cambio de siglo más una estupenda preparación a los Gurrelieder que se darán el 8 de octubre. Y, además, podcasts, samples y sequencers… Un modelo a seguir. PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:11 Página 13 AGENDA II Festival del Mediterraneo METHA Y LA FURA CULMINAN SU TETRALOGÍA E l estreno de El ocaso de los dioses —en producción compartida con el Maggio Musicale Fiorentino— ha abierto, en el Palau de les Arts Reina Sofía la segunda edición del Festival del Mediterrani que preside Zubin Mehta. Y precisamente la posibilidad de ver completo este ya histórico Anillo valenciano-florentino, con dirección musical del maestro indio, es el principal atractivo de la convocatoria. Se trata de la primera vez que un teatro de ópera español ofrece dos ciclos completos de una producción propia de la tetralogía wagneriana. Los repartos de las cuatro partes que integran El anillo del Nibelungo están formados por reconocidos nombres del repertorio wagneriano que ya estuvieron presentes en los respectivos estrenos en el Palau de les Arts: Matti Salminen, Juha Uusitalo, Jennifer Wilson, Lance Ryan, Franz-Josef Kapellmann, Stephen Milling, EvaMaria Westbroek, Torsten Kerl, Catherine Wyn-Rogers o Elisabete Matos entre ellos. Plácido Domingo será Siegmund en la función de Die Walküre del 24 de junio. El programa de esta edición del Festival del Mediterrani abarca, además, una completa oferta de actividades que incluye recitales con composiciones de autores alrededor de Richard Wagner interpretados por la mezzosoprano Catherine Wyn-Rogers y el barítono Albert Dohmen, así como los pianistas valencianos Claudio Carbó, Carles Marín, Jordi Nogués o Antonio Galera. Asimismo, la figura del genio alemán y su herencia serán objeto de estudio en mesas redondas y conferencias. Se proyectará íntegra la película Die Nibelungen de Fritz Lang, se repondrá el espectáculo al aire libre de La Fura dels Baus Anell de Llum, Zubin Mehta dirigi- rá a la Orquestra de la Comunitat Valenciana en un concierto con obras de Haydn, Mozart y Schubert —con Jue Wang como solista— y Javier Perianes, ofrecerá un recital dedicado a Brahms, Schubert y Chopin. Valencia. Palau de les Arts. II Festival del Mediterrani. 30-V/30-VI-2009. www.lesarts.com operadhoy 2009 DE CARLOS FUENTES A MIGUEL DE UNAMUNO N o parecen tenerle miedo los compositores españoles a los grandes autores de la literatura. La presente temporada de operadhoy se abría el 30 de mayo con Aura —sobre el relato de Carlos Fuentes— de José María Sánchez-Verdú y se cerrará el 21 de junio con Niebla, de Elena Mendoza y con libreto basado en la nivola del mismo título de Miguel de Unamuno. Entre ambos estrenos, el recorrido es igualmente apasionante. Los días 5 y 6 de junio, en coproducción con el Festival de Salzburgo, se nos ofrece Luci mie traditrici, de Salvatore Sciarrino; los días 12 y 13 Massacre, de Wolfgang Mitterer, con texto basado en Marlowe; y el día 16 Sol de invierno de David del Puerto —suma y sigue: texto de Henrik Ibsen—, Les guetteurs de sons de Georges Aperghis y Adkom-A Diferent Kind of Measure, de Edmund Campion. Los elencos son, como siempre en operadhoy, de plena garantía: Neue Vocalsolisten, Kammerensemble Neue Musik, Klangforum Wien, Remix Ensemble, Drumming y el Ensemble Couragem con maestros como Peter Rundel o Beat Furrer entre otros. www.musicadhoy.com 13 PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:11 Página 14 AGENDA Jesi celebrará en 2010 al compositor en el tricentenario de su nacimiento TODO PERGOLESI Lorenzo SKAKA J esi es famosa por haber nacido en ella Federico II y Giovanni Battista Pergolesi, de quien en 2010 se cumplen trescientos años de su llegada al mundo. La ciudad está preparada para celebrarlo. La Fundación Pergolesi-Spontini, que organiza al festival a fines del verano, ha previsto un programa rico, interesante y refinado. Se abre el 5 de junio, con Claudio Abbado y la Orquesta Mozart; en programa, sólo música sacra del maestro de Jesi. La celebración tiene prevista la ejecución de la opera omnia de Pergolesi, confiada a los mejores grupos italianos de instrumentos originales. El festival deberá multiplicarse para poder atender a las seis obras teatrales de Pergolesi: Il Flaminio y Adriano in Siria con los intermedios Livietta e Tracollo (del 4 al 13 junio de 2010); Lo frate’nnamorato e L’Olimpiade, y el drama sacro Li prodigi della divina grazia nella conversione e morte di San Guglielmo Duca d’Aquitania (del 3 al 12 de septiembre de 2010); por fin, Il prigionier superbo con los intermedios de La serva padrona, y La Salustia en la XLIII temporada del Teatro Pergolesi (19 de noviembre a 12 de diciembre de 2010), todas basadas en ediciones críticas a cargo de la Fundación Pergolesi-Spontini, promotora del Festival, Y todavía dos conciertos, en el día del nacimiento de Pergolesi (4 de enero) y de su muerte (16 de marzo). Además, iniciativas musicológicas y didácticas, exposiciones… En concreto, la citada edición crítica, que prevé la publicación de todas sus composiciones. Y también la grabación, en alta definición, de todas sus obras teatrales, sacras, vocales e instrumentales. Completan el plan una serie de convenios internacionales de estudios, promovidos en Nápoles, Roma, Milán, Jesi, París, Dresde y una exposición en los lugares pergolesianos y una serie de iniciativas didácticas dirigidas a las escuelas de la localidad donde Pergolesi vivió. No podía faltar a la cita la ciudad de Pozzuoli, donde Pergolesi murió en 1738, en la que tendrá lugar por vez primera el Festival Pergolesi de Pozzuoli. En programa, la representación de óperas y oratorios, conciertos y espectáculos, en lugares de gran encanto, como Pulcinella de Stravinski en el Anfiteatro Flavio o un espectáculo itinerante por la Solfatara. En definitiva, algo así como lo que hace Salzburgo para celebrar a su hijo más célebre, un esfuerzo admirable para una ciudad pequeña que además tiene el mérito de hacer cuadrar las cuentas. Franco Soda Necrología CARLOS CASTILLA DEL PINO C 14 ultivador de un estilo literario de precisión extrema, memorialista que transformó el recuerdo en un arma reivindicativa en esta tierra ufana de su amnesia, revolucionario de la psiquiatría, Carlos Castilla del Pino no fue sólo el mayor talento clínico de este país, sino también un hombre de formidable avidez cultural. Amante de la literatura, de la pintura, la arquitectura, el paisaje, los animales y la buena mesa, era igualmente un consumado melómano inclinado, sobre todo, hacia la música vocal: Victoria de los Ángeles (sobre la que escribió palabras de certera admiración) era su intérprete más apreciada, Tomás Luis de Victoria y Cristóbal de Morales sus polifonistas más reverenciados, los conciertos pianísticos de Mozart su música instrumental predilecta y Die Winterreise la obra que admiraba sobre todas las cosas. Pero, en su conjunción entre canto y materia argumental, la ópera constituía el territorio privilegiado de su atención: Così fan tutte era una de sus predilectas pero la variedad de caracteres verdianos y la intensidad de su trazo se cobraban la parte del león en su interés. Valoraba especialmente Rigoletto y sobre ella (sobre el sentido de la culpa y el problema de la conciencia moral) escribió páginas memorables. Por el contrario, no soportaba a Wagner y en consecuencia era refractario al sin- fonismo de Bruckner y Mahler (Valle-Inclán estaba aquejado de idéntica sordera: algo hay que perdonar incluso a los más ilustres). Por lo demás, admiraba a Rossini, a partir de cuya música estableció una sincera amistad con Alberto Zedda. Empero, no se piense que se trataba de un italianista sectario, como es lo común: Pelléas et Mélisande y Dialogues des carmélites le fascinaban y, en los últimos años, el contacto con la obra de Janácek había dilatado su horizonte estético. Un horizonte que bordeaba la actualidad: la partitura de Sahara, la imponente obra orquestal de Francisco Guerrero a él dedicada, blasonaba su gabinete, y las sorprendentes orquestaciones de la Iberia de Albéniz debidas al músico linarense provocaban su más honda admiración. En el amor de Carlos Castilla por la música latía también una actitud beligerante: la de un resistente ante esa barbarie institucional que ha condenado al ostracismo a las humanidades y que, en su afán por erigir un país de iletrados, ha desterrado la música de la enseñanza. Su actitud de melómano, de genuino y entregado Liebhaber, ha supuesto también un ejemplo. Como en el resto de las cosas de su vida. José Luis Téllez PLIEGO 1 FILM:Pliego 1 25/5/09 15:11 Página 15 AGENDA XIV Ciclo de Grandes Intérpretes NELSON FREIRE: LA MAGIA DEL INSTANTE Rafa Martín N elson Freire (Boa Esperança, Brasil, 1944) forma parte de esa estirpe de pianistas imprevisibles que, partiendo de una técnica impecable, dan a la inspiración del instante una importancia máxima. Aun tocando las mismas obras, un recital de Freire nunca es igual al anterior, pues el brasileño es artista para quien el estado de ánimo o el momentáneo arrebato tienen una importancia primordial. No quiere eso decir que escucharle sea someterse a un albur, pues la calidad está siempre garantizada. Lo que se espera cada vez es el pellizco, ese duende especial que algo tendrá que ver con su alma meridional y cálida, como la de su compatriota la gran Guiomar Novaes, ese espejo en que siempre se mirara. Compañero predilecto de Martha Argerich, protagonista de algunos de los mejores discos de piano aparecidos en los últimos tiempos, con Freire vuelve al Ciclo de Grandes Intérpretes la magia de lo distinto, el placer de ese regate imprevisto, brasileño al fin y al cabo. El programa que nos propone, imponente: Papillons de Schumann, Sonata nº 2 op. 2 de Brahms, Barcarola, dos mazurcas y Scherzo nº 4 de Chopin, tres preludios de Debussy y, para cerrar, dos pequeñas piezas de Villa-Lobos. Madrid. Auditorio Nacional. 30-VI-2009. Nelson Freire, piano. Obras de Schumann, Brahms, Chopin, Debussy y Villa-Lobos. www.scherzo.es Del Liceu al Palau UNA ORQUESTA A LA DERIVA S e avecinan tiempos revueltos en la vida de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) y, una vez más, los culpables de esa situación no hay que buscarlos ni en el seno de la propia plantilla del conjunto barcelonés ni en imaginarias conspiraciones en las que algunos presuponen inconfesables apoyos de la prensa y los críticos musicales. Cuando una orquesta lleva tantos años a la deriva, sin levantar cabeza, los verdaderos responsables hay que buscarlos en el equipo gestor que lleva las riendas de la OBC y en los reponsables políticos que, a pesar de los continuos fracasos, siguen sin afrontar los problemas de una orquesta que hace aguas por los cuatro costados. La falta de reflejos para gestionar el relevo de Eiji Oue como director titular, así como la nefasta forma de comunicarlo a la opinión pública, debería sal- darse con alguna dimisión, porque es dificil encontrar ejemplos de mayor torpeza política, ignorancia y falta de respeto tanto a la ciudadanía, en especial a los abonados a sus temporadas, como a los propios músicos de la OBC, a los que una vez más ni se les tiene en cuenta en asuntos tan relevantes. No renovar a Oue en su cargo por no atender todas las obligaciones artísticas por las que lleva años cobrando un gran sueldo nos parece un hecho tan grave que cuesta entender las razones por las que se ha tardado tanto tiempo en atajar el problema, ya que, al parecer, el director japonés ni se ha molestado todavía en programar ni una sola de las temporadas desde que asumió el cargo ni ha querido implicarse de verdad en la renovación de la plantilla, tomar decisiones en las audiciones en las que se seleccionan a los nuevos instrumentistas y, en cuanto al dia a día, exigir un mayor y continuado esfuerzo de preparación a unos músicos que le adoran, ciertamente, pero que han tenido que soportar no pocas broncas de directores de reconocido prestigio que, ante el pobre nivel ofrecido en los primeros ensayos, han cuestionado la profesionalidad de los músicos. Quienes han dejado a Oue vivir a cuerpo de rey deberían dar oportunas explicaciones sobre su inoperancia y, desde luego, los políticos que, conociendo la situación, han preferido mirar a otro lado, no deberían seguir llevando las riendas de la OBC. Porque, en lugar de resolver el problema, han dejado crecer lazos de afecto entre Oue, los músicos y el público basados en el buen nivel de sus conciertos, algo que es de justicia reconocer, pero que no justifica la dejación de responsabilidades por las que lleva años cobran- do. Intuyo que las relaciones de Oue con la OBC terminarán muy mal y no volveremos a verle el pelo. Si no cambian las cosas, la OBC está adquiriendo mala fama en el circuito internacional, donde se considera una orquesta problemática, sin rumbo artìstico definido y bastante ingrata —piensen en anteriores titulares, como Franz Paul Decker y Lawrence Foster, que no han vuelto a pisar el Auditori sin que nadie, ni a nivel artistico, ni a nivel político, se haya molestado en dar la más mínima explicación a conductas tan mezquinas. Que tome buena nota Pablo González y, si asume definitivamente la titularidad de la OBC, que no espere milagros, porque tendrá que vérselas con los mismos políticos que han dejado a la deriva la orquesta que ahora ponen en sus noveles manos. Y que Dios reparta suerte. Javier Pérez Senz 15 242-Pliego 2:Actualidad 25/5/09 15:17 Página 16 AC T U A L I DA D NAC I O NA L 16 Sórdido Fidelio CAMERÍSTICAS (BUENAS) INTENCIONES A. Bofill Gran Teatre del Liceu. 18-IV-2009. Beethoven, Fidelio. Anders Larsson, Terje Stensvold, Clifton Forbis, Karita Mattila, Stephen Milling, Elena de la Merced, Mathias Klink. Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana Director musical: Sebastian Weigle. Directores de escena: Jürgen Flimm y Gina Lapinski. Producción de la Metropolitan Opera House de Nueva York. BARCELONA ACTUALIDAD BARCELONA Decía Verlaine de la poesía: “De la musique avant toute autre chose”, qué pensar entonces de la ópera y qué, sobre todo, de Fidelio, la única que escribió Beethoven. Algo, sin embargo, hay que decir de la producción y la dirección escénicas de esta representación. Jürgen Flimm sitúa la escena en un lugar tiranizado de nuestra época. El patio de una sórdida prisión (con unos prisioneros casi zombis que nos atreveríamos a decir que evocan la vergüenza de Guantánamo si la producción no fuera de hace nueve años) en el primer acto; una mucho más sórdida, profunda y oscura mazmorra en el segundo, que se transforma, por el no muy lucido expediente de levantar un telón, en una plaza nada convincente, tan sórdida como la prisión, con una ominosa estatua ecuestre, que evocaría al soberano, oprimida por una torre de vigilancia con potentes focos y siniestros policías. Es difícil enterarse, por esta última escenografía, de que Fidelio acaba con final feliz, con un triunfo de la libertad y el amor, heroico e ingenuo, muy beethoveniano, bien poco evocado por ese ambiente de campo de concentración, aunque sea ya liberado. Si, además, el ministro liberador, Don Fernando, concebido por Beethoven como el príncipe ilustrado, tan en la línea del Tito de Mozart, va (mal) vestido de domingo, es muy difícil no salir del teatro más deprimido que exultante. Y todas las escenas, las de la opresión como las de la liberación, de un rancio subido. El movimiento (o, más bien, estatismo, sobre todo en el caso del coro) escénico, a la par. Vayamos a lo que en Fidelio es maravilloso y con Karita Mattila y Terje Stensvold en Fidelio de Beethoven frecuencia sublime, la música. Sebastian Weigle aborda la partitura, como viene haciendo últimamente con lo que le hemos escuchado en el Liceu, con intenciones camerísticas. Buenas intenciones, casi las mejores para esta obra que empieza con ingenuidad de Singspiel y se eleva a las alturas de un emocionante oratorio escénico, pero que en ese recorrido jamás debe perder transparencia en las texturas, limpieza en la ejecución, distinción en las voces (orquestales y humanas). Estupendas intenciones que se malograron demasiadas veces. Porque el Liceu tiene las dimensiones que tiene —no es precisamente una sala de ópera de cámara— y, sobre todo, la orquesta tiene las carencias que tiene y no remedia últimamente, función tras función. De manera que en lugar de profundidad sinfónica de textura clara, demasiadas veces nos encontramos con un sonido deshilachado, casi anémico, con unas cuerdas desaseadas, tapadas irremisiblemente por los vientos. Fue decepcionante la (bellísima) obertura y se salvaron los momentos en que o bien Weigle sí consigue su intento —el cuarteto en canon del primer acto, escena tercera—, o bien la orquesta traduce acertadamente sus indicaciones de dinámica y contraste (legítimamente abrupto), como en la tremenda introducción orquestal del segundo acto. Los roles vocales se escalonaron desde la magnífica y versátil Leonore de Karitta Mattila —fue lo mejor de la función— hasta el Florestan de Clifton Forbis que no dio los mínimos —fatal en los ciertamente difíciles recitativo y aria con que comienza el acto segundo— y recogió comprensibles abucheos. Bien de voz, línea de canto y fraseo, Elena de la Merced y Stephen Milling en los papeles, respectivamente, de Marzelline y Rocco. Insuficientes, dentro de una cierta corrección, el Don Pizarro de Terje Stensvold y el Don Fernando de Anders Larsson, este último no precisamente ayudado, ya se ha dicho, por la escasa nobleza con que se trata su rol. José Luis Vidal PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 17 AC T U A L I DA D BARCELONA Gruberova canta a Mozart EN BUENA FORMA Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 21-IV-2009. Edita Gruberova, soprano. Orquesta de la Academia del Gran Teatro del Liceo. Director: Sebastian Weigle. Obras de Mozart. Bofill E dita Gruberova es una soprano muy querida en Barcelona y no podía faltar a su cita con el Liceu, para el que ha elegido un programa Mozart, compositor por el que siente un especial cariño. La soprano eslovaca tiene una técnica particular, que puede gustar o no, pero que a ella le ha permitido, después de más de 40 años de carrera, mantener su voz en casi perfecto estado, como demuestra la calidad de su Marten aller Arten, de Die Entführung aus dem Serail. Además el programa estaba elegido con gran inteligencia en una especie de crescendo, donde el aria más brillante estaba al final de cada una de las partes, al igual que en los bises. Gruberova aporta a las páginas de Mozart su gran musi- EDITA GRUBEROVA calidad y una visión que alterna sutilezas e intensidades en cuidados contrastes. Desde la melancolía de Pamina, la fuerza y la esperanza de Konstanze, a la noble, pero preocupada condesa, para redondear su prestación con los dos personajes contradictorios de Don Giovanni, Donna Elvira y Donna Anna, a los que sabe dar un carácter en el fondo dubitativo y enamorado que ambas comparten. El concierto estaba acompañado por la Orquestra de L’Acadèmia del Gran Teatre del Liceu, dirigida por Sebastian Weigle, que fue de menos a más, con una evolución que creo positiva y que además interpretó las oberturas de Lucio Silla y Le nozze de Figaro, del propio autor salzburgués y la de Il matrimonio segreto, de Cimarosa, junto a la bella partitura de Felix Mendelssohn, Das Märchen von der schönen Melusine, op. 32, que tuvo una versión muy detallista. Albert Vilardell Ibercamera EL TALENTO BIEN TEMPERADO R afal Blechacz es un pianista sensacional. Lo demostró esta misma temporada en su debut con la OBC —tocó con extraordinaria brillantez y sentido musical el Concierto nº 2 de Saint-Saëns, muy bien dirigido por Víctor Pablo Pérez— y ha vuelto a cautivar al público en su primer recital en el Palau de la Música, en la temporada de Ibercamera. No faltan, precisamente, grandes pianistas en el veterano ciclo barcelonés, por eso hilan muy fino a la hora de presentar nuevos valores: no buscan fenómenos cada vez más jóvenes y arrolladores en su virtuosismo, sino artistas dispuestos a forjar su personalidad sin caer en el circo mediático. Y el joven pianista polaco encaja perfectamente en esta línea. F. Broede Barcelona. Palau de la Música Catalana. 28-IV-2009. Rafal Blechacz, piano. Obras de Bach, Mozart, Szymanovski y Chopin. RAFAL BLECHACZ Abrió el recital con Bach, con una versión del Concierto italiano en fa mayor, BWV 971 a la que sólo le faltó un punto de sosiego y menos velocidad en el Presto final. Son pequeños reparos, porque acto seguido brindó una luminosa, clara y bellísima Sonata nº 17, KV 570, de impecable factura mozartiana. Pero donde mejor pudimos apreciar su madurez expresiva, poco común en un pianista de 25 años de edad, fue en los dos autores polacos que completaron el programa, Symanowski —exquisitas, contrastadas y ricamente matizadas Variaciones op. 3— y su compositor fetiche, Chopin, al que dedicó la segunda parte del recital: Balada nº 3, Nocturnos op. 62, nºs 1 y 2, Cuatro mazurkas, op. 17 y Polonesa “Heroica”, op. 53. Blechacz se implica más en esta música —es un pianista que huye del sentimentalismo y no necesita ser excéntrico para afirmar su personalidad— pero siempre a una prudente distancia. Lo mejor, una Balada de cristalina belleza sonora, las Mazurkas, recreadas con una naturalidad fuera de serie y una rutilante versión de la Polonesa “Heroica” en la que Blechacz desplegó una fuerza y una brillantez colosal. Javier Pérez Senz 17 PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 18 AC T U A L I DA D BARCELONA Temporada de la OBC ACIERTOS Y DESACIERTOS Barcelona. Auditori. 5-V-2009. Gwyne Geyer, soprano. Joven Orquesta Nacional de Cataluña. Director: Manel Valdivieso. Obras de Humet, Strauss y Mahler. 10-V-2009. Gustavo Díaz Jerez, piano. Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Director: Josep Caballé-Doménech. Obras de Chabrier, Falla, Albéniz-Arbós y Ravel. E ntusiasmo a raudales y ni rastro de rutina ofreció la Jove Orquestra Nacional de Catalunya ( JONC) en su actuación en la temporada de la OBC bajo la estimulante dirección de su titular, Manel Valdivieso. El programa, suntuoso, reunía las Cuatro últimas canciones, de Strauss, la Cuarta de Mahler y el estreno de Sol de primavera, la nueva y atractiva pieza de Ramon Humet, de gran brillantez. Al margen de inevitables desequilibrios y fallos puntuales en una plantilla tan bisoña, la JONC cuajó atmósferas poéticas y sus primeros atriles lucieron grandes cualidades. Muy convincente Valdivieso, frenando el exceso de ímpetu en busca de matices. Humet mostró su refinado sentido 18 MANEL VALDIVIESO del color, la luz y los contrastes, capaz de alternar masas sonoras de apabullante fuerza con sutiles detalles instrumentales sin perder nunca la fluidez narrativa. La soprano Gwyne Geyer estuvo mucho más convincente en los Cuatro últimos lieder que en su intervención en el último movimiento de la Cuarta, que requiere una voz más ligera y luminosa. Otro programa bien hilvanado fue el que ofreció Josep CaballéDoménech al frente de la OBC, mostrando los sutiles lazos entre músicos españoles y franceses que cruzaron sus destinos en París: Cha- brier (España), Falla (Noches en los jardines de España), Albéniz-Fernández Arbós (Iberia) y Ravel (Bolero). Ante una plantilla de muy desigual nivel en sus familias, repleta de sustitutos y poco propicia a las sutilezas, Caballé-Domènech se empleó a fondo: logró resultados notables en la brillante pieza de Chabrier y evitó el trazo grueso en Iberia, aunque en la respuesta orquestal se alternaron aciertos y desaciertos. Gustavo Díaz Jerez mostró su buen oficio y musicalidad en la obra de Falla, aunque se mantuvo en exceso distante. Un Bolero bien resuelto cerró el concierto levantando grandes aplausos. Javier Pérez Senz PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 19 AC T U A L I DA D BARCELONA Temporada de cámara de L’Auditori UN SOBERBIO SHOSTAKOVICH MADE IN SPAIN Barcelona. Auditori. 7-V-2009. Alexei Volodin, piano. Cuarteto Casals. Obras de Shostakovich. CUARTETO CASALS Q uién nos iba a decir hace veinte años que llegaría un día en que un grupo de cámara español sería capaz de poner en pie un Shostakovich de suficiente calidad como para competir de tú a tú con las afamadas versiones centroeuropeas o, incluso, con las mismísimas versiones “con denominación de origen” procedentes de Rusia. Los autores del prodigio son, naturalmente, los miembros del Cuarteto Casals, nuestra mejor formación de cámara, un grupo que ya empezó a interesarse por Shostakovich en su etapa de formación en la Escuela Reina Sofía hace unos diez años. Formando equipo con el pianista Alexei Volodin, el Cuarteto Casals ha llevado en gira en los primeros días de mayo su programa Shostakovich por diversas ciudades españolas y extranjeras. En Barcelona recalaron en el Auditori, en donde son y seguirán siendo en la próxi- ma temporada “cuarteto residente”. En la primera parte, Alexei Volodin se las vio en solitario con los 24 Preludios para piano op. 34 ofreciendo unas versiones matizadas, profundizadas y brillantes, pero no exhibicionistas, de estas brevísimas piezas. A continuación los Casals ofrecieron una interpretación memorable del Cuarteto nº 7 op. 108, una pieza, como tantas del camarada Dimitri, llena de bárbara fuerza, de ambigüedad, de oscura y sutil belleza, de amargas risotadas sarcásticas que hay que encarar con un sonido en el cuarteto que tenga el peso y el cuerpo adecuados. En la segunda parte, Volodin y los Casals juntaron sus fuerzas para interpretar maravillosamente compenetrados, como si hubieran tocado juntos toda la vida, el poderoso Quinteto con piano op. 57. Xavier Pujol 19 PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 20 AC T U A L I DA D BILBAO Fin de la LVII temporada de la ABAO HIJO DEL REGIMIENTO Moreno Esquibel Palacio Euskalduna. 2-V-2009. Donizetti, La fille du régiment. Íride Martínez, Juan Diego Flórez, Paolo Bordogna, Annie Vavrille. Coro de Ópera de Bilbao. Sinfónica de Navarra. Director musical: Yves Abel. Director de escena: Emilio Sagi. Producción del Teatro Comunale di Bologna. BILBAO Íride Martínez y Juan Diego Flórez en La hija de regimiento de Donizetti en el Palacio Euskalduna 20 La temporada bilbaína ponía el punto y final con esta obra donizettiana que los mayores cantantes belcantistas de cada momento han ido manteniendo en el repertorio a lo largo de las últimas décadas. Con las voces adecuadas es garantía inefable de éxito de público, como quedó demostrado en estas representaciones esperadas, con perdón de la expresión, como agua de mayo. La costarricense Íride Martínez hizo una Marie de gran calado humano, divertida sin caer en lo caricaturesco y muy desenvuelta en escena. Su voz de soprano ligera es pequeña y se pierde en los conjuntos, y aunque las notas altas suenan más timbradas no se libra de ciertos problemas de afinación, pero cantó bellamente Il faut partir y estuvo plena de musica- lidad en su gran escena del segundo acto. Anduvo lejos de todas formas de alcanzar el nivel de Juan Diego Flórez, el Tonio por antonomasia de nuestro tiempo, un cantante capaz de convertir esta ópera de soprano en una ópera de tenor en toda regla, igual que hiciera hace cuatro años con La sonnambula. El peruano estuvo de nuevo en su línea, fresco y esplendoroso de voz, cuidadoso con los acentos, delicado en el fraseo y sobrado en el agudo. Como era de esperar, clavó los nueve en Pour mon âme y dijo las líneas de Pour me rapprocher de Marie con un legato impecable y una sensibilidad a flor de piel. El triunfo personal fue clamoroso y nos pareció una lástima que sus numerosos admiradores, venidos de todos los rincones del mundo, se quedaran sin bises. No le faltan por cierto detractores, que hablan sobre todo de la escasa emotividad que transmite en el escenario, algo lógicamente inherente al repertorio en el que se mueve. Pero en el caso de Flórez el canto bello, puro y natural puede entenderse en sí mismo como una forma de emoción. El joven barítono italiano Paolo Bordogna fue un Sulpice bien retratado y de considerable fuerza vocal, como quedó patente en su dúo con la soprano del primer acto Au bruit de la guerre. Discreta como cantante y excelente como actriz apareció la francesa Annie Vavrille en la Marquesa de Berkenfield. Los demás secundarios cumplieron con la debida honradez, bien que sea preciso destacar la gracia del maestro repetidor Miguel N’Dong en la clase de música. El canadiense Yves Abel dirigió desde el foso con gran rigor rítmico y con la necesaria atención a los cantantes, siempre al servicio de las fáciles y espontáneas melodías donizettianas. El coro bilbaíno confirmó una vez más su importante potencial y la orquesta navarra no tuvo problemas para estar a su misma altura. Pocas pegas caben, por último, a la conocida puesta en escena de Emilio Sagi procedente de Bolonia, generosa de color y de humor, que lleva la acción a la segunda guerra mundial sin que ello suponga traba alguna a la fluida marcha de la historieta. Todo quedó así en una excelente noche que nos trajo algunos de los mejores valores del belcantismo actual. Asier Vallejo Ugarte PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 21 AC T U A L I DA D BILBAO / CARTAGENA Temporada de la BOS APATÍA Bilbao. Palacio Euskalduna. 14-V-2009. Akiko Suwanai, violín. Sinfónica de Bilbao. Director: Paul Mann. Obras de Mendelssohn y Elgar. E l decimocuarto concierto de la temporada de la Orquesta Sinfónica de Bilbao se abrió con el Concierto para violín en mi menor de Meldelssohn, del que sólo hicieron falta unos pocos compases para admirar el formidable sonido del Stradivarius de la japonesa Akiko Suwanai, una artista de armas tomar que en los pasajes más exigentes, como la cadencia del primer movimiento, mostró una técnica segura e invencible. Su pasión parecía de hecho nacer antes del frenesí de su fogoso virtuosismo que del contenido emocional de la partitura, reveladora desde luego de la vertiente más romántica de su autor. Atenta pero algo gris sonó la orquesta en el acompañamiento, que no debería considerarse tal en esta magna obra. Es comprensible por otro lado que un director británico como Paul Mann quiera promocionar el sinfonismo de su país, del que Elgar aparece obviamente como exponente máximo, pero habría que estudiar hasta qué punto tirar por esa vía para ampliar el repertorio de una orquesta es interesante y enriquecedor tanto para ésta como, sobre todo, para el público. La Segunda Sinfonía del compositor inglés parte de la tradición decimonónica centroeuropea para proponer un amplio y denso monólogo interior que resulta a la larga un tanto pesante, si bien no faltan páginas de indudable altura, como la lenta marcha fúnebre sugerida en el Larghetto. Así las cosas, Mann pareció entregarse a fondo e hizo al menos que los músicos sonasen a una voz, pero no hubo grandes revelaciones tímbricas, algunas tensiones quedaron un tanto débiles y la obra no terminó al fin de levantar el vuelo, dejando una sensación de apatía que a estas alturas en nada conviene a una orquesta en vías de desarrollo de una nueva etapa. Asier Vallejo Ugarte AKIKO SUWANAI Homenaje a Brouwer y gran actuación de Goerne MÚSICOS DE RAZA CARTAGENA Nuevo Teatro Circo. 18-IV-2009. Ricardo Gallén, guitarra. Sinfónica de la Región de Murcia. Director: Leo Brouwer. Obras de Brouwer. Murcia. Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas. 26-IV-2009. Matthias Goerne, barítono. Orquesta de Cámara de Basilea. Director: Paul McCreesh. Obras de Brahms, Mahler y Schubert. La Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia ha clausurado la X Semana de la Guitarra de Cartagena con un concierto homenaje a Leo Brouwer con motivo de su septuagésimo aniversario, contando con la presencia del músico cubano que dirigió tres de las obras más significativas de su catálogo, especialmente el Concerto da Requiem, dedicado al compositor nipón Toru Takemitsu, con la participación de uno de los guitarristas más relevantes del momento, el linarense Ricardo Gallén que recientemente ha sido elegido catedrático por el claustro de la Escuela Superior de Música Franz Liszt de Weimar. Su entendimiento con Brouwer es total, lo que hizo que su interpretación fuera de auténtica referencia. Tanto su particular pulsación “clavecinística” que imprime una presencia y claridad singular a un sonido perfectamente articulado, como su escrupuloso sentido de la medida del tempo, realzaron el carácter emocional de la obra. La orquesta asumió la trascendencia de la ocasión respondiendo con una de las mejores interpretaciones de una temporada en la que se ha podido constatar su crecimiento artístico. Muy satisfecho con el trabajo y colaboración de los músicos, el maestro Brouwer transmitió su arte con gozo tanto en Canciones remotas como en Canción de gesta, dos ejemplos de la riqueza de lenguaje orquestal de un compositor arquetípico dentro del movimiento estético postmoderno. La presencia de Matthias Goerne con la Orquesta de Cámara de Basilea en el Auditorio de Murcia ha supuesto una de las citas más esperadas dentro de su ciclo de grandes conciertos, dado que puede ser considerado como uno de los tres grandes barítonos-bajos del momento junto a Bryn Terfel y Thomas Quasthoff. Su interpretación de los Rückert Lieder de Mahler eclipsó el resto del programa dado el dominio estilístico en la relación dialéctica entre la semántica y la introspectiva música de la última época del compositor de Bohemia, ajena a cualquier tipo de sentimentalismo. Así su canto del lied Um Mitternacht reveló las esencias del mejor Mahler reflejando el aspecto taciturno a la vez que sobrenatural de este músico singular que, con la orquesta, supo dar a este género una dimensión que nadie ha sabido continuar en parecido rango estético con pocas excepciones, como es el caso Richard Strauss. La inflexión armónica de la menor a la mayor en el final de esta estremecedora canción, en su verso “In deine Hand gegeben! Herr!”, llevó al auditorio a una profunda y sobrecogida atención. Paul McCreesh dejó la iniciativa al cantante, obteniendo así un resultado incomparable con el resto del programa, que se completaba con la Sinfonía nº 8 “Inacabada” de Schubert y la Serenata nº 1 de Brahms. El lenguaje romántico no parece ser el mejor medio donde el director británico pueda desarrollar sus más que reconocidas cualidades en el repertorio coral barroco, de modo especial con su famoso grupo Gabrieli Consort. José Antonio Cantón 21 PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 22 AC T U A L I DA D GRANADA / JAÉN Ciclo de la Orquesta Ciudad de Granada HERODES SALVADOR torturado Herodes y como el simpático padre de familia ismaelita salvador in extremis de la Sagrada Familia, figura curiosa enteramente inventada por Berlioz y del que afirma que salva al Salvador, casi en paralelo con el Parsifal de Wagner, redentor redimido. Intervenciones excelentes del coro, como sabios judíos y como ismaelitas y dirección efectiva y extrovertida en lo gestual de Pablo González, con una excepcional obertura de la segunda parte del oratorio. En el segundo de los conciertos reseñados, último de los sinfónicos, el belga Guy van Waas dirigió dos obras de Mendelssohn, la obertura La bella Melusina y la versión para orquesta de la Sinfonía nº 8 originalmente compuesta para orquesta de cuerdas, y el Concierto nº 1 para violonchelo de Haydn, en el que actuó como solista un excelente Johannes Moser. La primera de las obras con una clara premonición del tema inicial del Oro del Rin wagneriano. La versión orquestal de la Octava Sinfonía para orquesta de cuerda es en realidad la primera para plantilla orquestal completa de un Mendelssohn de trece años, llena de guiños a Haydn y Mozart. La aproximación al Concierto para violonchelo de Haydn y el estilo despojado, influido por la práctica de los instrumentos originales del director belga, sentaron bien a esta obra de juventud, más que a la prewagneriana Melusina. Magnífica interpretación del violonchelista alemán Moser, sólo un poco frío en la Sarabande de la Primera Suite para violonchelo de Bach ofrecida como bis. Joaquín García Manfred Esser Dos conciertos han cerrado la temporada de la Orquesta Ciudad de Granada, para cuya clausura efectiva sólo queda el último de los familiares. Por un lado, el oratorio La infancia de Cristo de un Berlioz sólo en apariencia alejado del compositor de la Sinfonía fantástica. Por otro, un ejercicio de proyección del clasicismo en el romanticismo a través de la figura bisagra de Mendelssohn. En el primero, que terminaba el ciclo Ángeles y demonios, la especialización berlioziana de sir Colin Davis parece haber contagiado al director Pablo González, asistente del primero en la preparación de unos Troyanos londinenses. Estupenda interpretación de orquesta, coro y solistas, muy en especial del bajo Philippe Kahn en doble empleo como el JOHANNES MOSER GRANADA Palacio de Exposiciones y Congresos. 8-V-2009. Lola Casariego, mezzo; Josep-Miquel Ramón, barítono; Agustín Prunell-Friend, tenor; Philippe Kahn, bajo; Alfredo García, barítono; Jordi Casanova, tenor. Coro y Orquesta Ciudad de Granada. Director: Pablo González. Berlioz, La infancia de Cristo. 15-V-2009. Johannes Moser, violonchelo. OCG. Director: Guy van Waas. Obras de Mendelssohn y Haydn. Prueba final del LI Concurso Internacional de Piano Premio Jaén ELEVADO NIVEL ARTÍSTICO JAÉN Nuevo Teatro Infanta Leonor. 24-IV-2009. Shinnosuke Inugai, Antonii Barishevski y Jingjing Wang, piano. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Douglas Bostock. Obras de Liszt y Ravel. 22 La presencia de más de una treintena de jóvenes pianistas de catorce nacionalidades en la presente edición del Premio Jaén ha suscitado verdadero interés entre los aficionados que llenaron el Teatro Infanta Leonor para asistir a la actuación de los finalistas, todos ellos un claro ejemplo del elevado nivel artístico que se ha podido disfrutar en relación al exhibido en los últimos concursos. El Concierto para piano y orquesta nº 1, R. 455 de Franz Liszt fue la pieza escogida por el representante de Japón Shinnosuke Inugai y por el ucraniano Antonii Barishevski. El prime- ro mostró cierta desigualdad dinámica, más a favor de la mano izquierda, de precisa pulsación y con un sonido de redonda profundidad, el segundo, y a la postre ganador del concurso, atrajo la atención del jurado tanto por la seguridad de su ejecución y su saber hacer en el ejercicio concertante como por la impronta de su musicalidad y el desparpajo de su técnica de ampulosa sonoridad y clara articulación. En ambos casos, el maestro británico Douglas Bostock se limitó a seguir a los pianistas en un mero acompañamiento con escasa aportación al resultado de la interpretación. Esta actitud quedó más de manifiesto en el Concierto para piano y orquesta en sol mayor de Maurice Ravel elegido por el chino Jingjing Wang. Su tercer puesto responde en primer lugar a este hecho, y en segundo a la menor valoración que los miembros del jurado otorgaron a la exquisita expresión que dio al segundo movimiento, del que esperaron más romanticismo, olvidando en cierto modo su delicado carácter monódico, por cierto, impecablemente sentido por este concursante de significada musicalidad. El presidente del jurado, el prestigioso concertista ma- drileño Enrique Pérez de Guzmán, que sustituía al que lo fue durante muchos años, Guillermo González, valoró esta consideración desde su profundo conocimiento de la música francesa. Una lánguida Triana sirvió para que Inugai ganara el Premio “Rosa Sabater” de música española, obteniendo el Premio “Música Contemporánea” el ganador absoluto de la prueba sobre una interesante obra encargada para esta ocasión al joven compositor malagueño Daniel Mateos, también miembro del jurado. José Antonio Cantón PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 23 AC T U A L I DA D JEREZ Un Falstaff gris y sin relieve SIN PENA NI GLORIA JEREZ Teatro Villamarta. 30-IV-2009. Verdi, Falstaff. Luis Cansino, María Rey-Joly, José Julián Frontal, Beatriz Díaz, Aurelio Puente, Emilia Boteva, Cristina Faus, Eduardo Santamaría, Miguel Ángel Zapater. Coro del Teatro Villamarta. Sinfónica de la Región de Murcia. Directora musical: Elena Herrera. Director de escena: Stefano Poda. Hace ya bastante alguien —un tal Whorf, creo recordar— propuso aquello de que nuestras lenguas maternas, al darnos “enfocada” y hasta cierto punto “digerida” la realidad, venían igualmente a condicionar grandemente no sólo nuestra visión de ésta, sino también los senderos por los que nos acercábamos a ella. Así también los tan comunes lugares comunes, de los que la literatura musicológica tan abundosa se muestra. Parecen poseer éstos un secreto imán que arrastra con fuerza la pluma del crítico. Así pues, lo sencillo, y lo que dicta la tradición, sería entrar aquí, al comentar este Falstaff villamartino, en el clásico juego del ditirambo gastado y hueco del “canto del cisne verdiano” y la “genial carcajada postrera”. Con todo, para mí al menos, tal paripé sería de lo más insincero: ya de partida, confesaré que no tengo nada claro que Falstaff sea artísticamente superior a la trilogía de comienzos de los cincuenta y que, desde luego, ni me hace gozar ni me predispone a la reflexión un punto más que aquéllas. Bien pudiera ser que la tacha me pertenezca, pero a mis años me niego a entrar ya en el manido juego del admirar el vestido nuevo del Emperador. Para más inri, la propuesta escénica, firmada por Stefano Poda, tampoco es que me convenciera demasiado. Un par de trabajos del regista italiano habían girado anteriormente visita al Villamarta con resultados discretos, por decirlo de una manera suave. Ya he manifestado repetidamente en estas páginas mi abierto desdén por las concepciones escenográficas abstrusas y peregrinas, trufadas de empachosas filosofías de baratillo y de laberínticos castillos Luis Cansino en Falstaff de Verdi en el Teatro Villamarta de Jerez de naipes conceptuales. Pues bien, Poda parece volver aquí por sus fueros, por más que explícitamente él mismo se empeñe en afirmar lo contrario. Vean, vean: “Así se representa Falstaff, cual último sueño de la civilización agraria, como última fiesta bucólica antes de que Chejov derribe sus cerezos, en una monumental sátira al hombre fin de siècle donde todo puede ser visto con un SRD-372 A la venta nta en El Corte Inglés y tiendas endas especializadas zadas Distribuye Several Records, S.L. Tel. 914714613 14714613 [email protected] - www.severalrecords.com cords.com catalejo invertido, bajo el prisma de una fabulosa cordura senil que envuelve todo con serena comprensión y las mismas pequeñeces de los protagonistas producen el efecto socrático”. Sin comentarios… En lo meramente musical, y juzgado en su conjunto, la función transcurrió sin (apenas) pena ni (demasiada) gloria. Sobresalieron, dentro de este gris panorama, la pareja formada por Pablo García —un Fenton henchido de ímpetu juvenil y matices tornasolados, cantado con gusto y arrojo, mas no exento de alguna chirriante bisoñez que a buen seguro el tiempo habrá de limar— y la encantadora y pizpireta Nanetta de Beatriz Díaz, sin duda otra joven promesa, como su partenaire, de la que cabe esperar mucho aún. Gustó también, y mucho, la Alice de María Rey-Joly, delineada con verdadero relieve teatral y un fraseo cincelado con exquisita y milimétrica pulcritud. Luis Cansino, encargado del rol titular, estuvo desvaído y desangelado, dejando correr sin dejar impronta las posibilidades que éste ofrece. El elenco restante demostró más profesionalidad que relieve artístico, con la sola nota negativa del Caius irregular, esporádicamente galleado incluso, de Aurelio Puente. De Falstaff suele escribirse —otro lugar común, éste bien justificado— que es una ópera “de director” (musical, se entiende); la cubana Elena Herrera, encargada de tal menester, exhibió a partes iguales talento concertador, olfato dramático y convicción en las virtualidades puramente teatrales de la página, defendiéndola con pulso mantenido y los debidos arrestos. Ignacio Sánchez Quirós 23 PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 24 AC T U A L I DA D LA CORUÑA / LUGO Ciclo de la OSG NO HUBO SALDOS Acabó la temporada de la OSG y no hubo ningún saldo; todo, mercancía de primerísima calidad. Pero sí hubo regalo porque regalo me parece escuchar a la Orquesta Joven —todos muchachos de corta edad— interpretando la Sinfonía nº 2, de Sibelius, y el Concierto para viola, de Walton. Un milagro que vuelve a maravillarnos cada vez. La dirigió David Ethève, violonchelista principal de la OSG, cada vez más dueño de su situación sobre el pódium, y actuó un joven violista excepcional, el israelí Gotlibovich, a quien no es difícil augurar una carrera meteórica. Vino Pons, un habitual de la Sinfónica, con un repertorio muy de su gusto, sobre todo, los compositores más próximos a nosotros. La suite de El burgués gentil- JOSEP PONS LA CORUÑA Rafa Martín Palacio de la Ópera. 17-IV-2009. Sinfónica de Galicia. Director: Josep Pons. Obras de Strauss, Soutullo y Schoenberg. 24-IV-2009. Kaori Muraji, guitarra. OSG. Director: José Ramón Encinar. Obras de Sebastiá Torrent, Rodrigo y Falla. 2V-2009. Rafal Blechacz, piano. OSG. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de Gaos, Saint-Saëns y Dvorák. 26-IV-2009. Yuval Gotlibovich, viola. Orquesta Joven de la OSG. Director: David Ethève. Obras de Walton y Sibelius. hombre, de Strauss, alcanzó una notable versión; pero la batuta pareció sentirse especialmente implicada en la obra de Eduardo Soutullo, They hear no answering strain, y en la Sinfonía de cámara nº 1, de Schoenberg. Soutullo, gallego como su abuelo, el que fue inspirado compositor de zarzuelas, saludó desde el palco escénico para corresponder a los aplausos. No entusiasmó la lectura —correcta, pero fría— de la guitarrista japonesa Muraji en el Concierto de Aranjuez. Encinar arrebató al público con una versión brillantísima del ballet completo (la soprano Lojendio, un lujo para tan escasa intervención) de El sombrero de tres picos, aunque a veces se echó de menos un fraseo más depurado. Completó el programa Angelus novus, de Antoni Ernest Sebastiá Torrent, ganador del Premio Andrés Gaos de la Diputación de La Coruña. La obra, muy bien escrita, se basa en cinco cuadros de Paul Klee, aunque no siempre resulte fácil hallar la correspondencia entre música y pintura. También presente en la sala, Sebastiá fue muy aplaudido y saludó desde el escenario. En fin, el último concierto de la temporada resultó magnífico: preciosa versión de Granada, tal vez la mejor partitura sinfónica de Gaos, una madura interpretación de la Octava de Dvorák, que debería ser objeto de registro discográfico, y un soberbio Concierto para piano nº 2, de Saint-Saëns donde actuó Blechacz, un pianista polaco excepcional; su juventud hace presagiar un futuro esplendoroso. Julio Andrade Malde Festival Ciudad de Lugo EL PODER ESTÁ EN LA MÚSICA LUGO Iglesia de San Pedro. 24-IV-2009. The Scholars Baroque Ensemble. Haendel, Obras sacras. Círculo de las Artes. 7-V-2009. Birgid Steinberger, soprano; Julius Drake, piano. Lieder de Schubert, Wolf y Mahler. 24 Especial y lógica atención a Haendel en la programación del presente año. Inauguración de la edición del 2009 con concierto en la iglesia de San Pedro conteniendo obras sacras, de las primeras escritas en Roma por el recién llegado joven sajón: los salmos Dixit Dominus HWV 232 y Nisi Dominus HWV 238, más la Salve Regina HWV 241 entre ambos. El conjunto inglés The Scholars Baroque Ensemble, integrado en esta ocasión por tres sopranos, dos contraltos, dos tenores y dos bajos, uno de estos últimos David van Asch, creador y coordinador artístico, más dos violines I, dos violines II, dos violas y violonchelo, violone y órgano. Sin director y con los solistas saliendo del coro, tal como debió ser en la Roma de Colonna o de Ruspoli, pues el poder está en la música, no en el número de voces y de instrumentos. Muy bien el grupo instrumental, así como el vocal en las partes corales, pero una cierta irregularidad en las intervenciones como solistas, destacando la soprano Kym Amps, tanto en su parte exclusiva de la Salve como en sus otras intervenciones. Nunca faltan uno o dos recitales de lieder de máxima calidad en el festival Ciu- dad de Lugo. Con Julius Drake, que repetía en el piano, pudimos escuchar este año a la soprano bávara Birgid Steinberger, que también resultó ser bárbara, en su sentido de excelente, magnífica. Schubert, Wolf y Mahler, tres de los grandes artífices del género y de tres diferentes etapas, pusieron de manifiesto las grandes dotes vocales y expresivas de la cantante. Cuatro lieder sueltos de Schubert más los tres que componen el miniciclo Ellens Gesang constituyeron la primera parte y fueron expuestos con el encanto y la delicadeza que caracteriza la selección. Notable el cambio de estilo al pasar a los diez ejemplos del Italienisches Liederbuch, dejando bien claro pianista y cantante que estábamos ahora en el bien diferente expresionista mundo de Hugo Wolf. Tres canciones pertenecientes al ciclo Des Knaben Wunderhorn, más la también juvenil Hans und Grete, recrearon el mundo popular y naturalista del primer Mahler. En resumen, elegante expresividad, profundo conocimiento del género y emisión limpia, poderosa y perfectamente controlada. Danke, Frau Steinberger. José Luis Fernández PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 25 AC T U A L I DA D LAS PALMAS Festival de Ópera Alfredo Kraus POCO CUENTO Y MUCHA TRAGEDIA Teatro Pérez Galdós. 26-IV-2009. Offenbach, Les contes d’Hoffmann. Richard Leech, Chester Patton, Ruxandra Donose, Isabel Rey. Coro del Festival de Ópera. Filarmónica de Gran Canaria. Director musical: Eric Hull. Director de escena: Mario Pontiggia. 17-V-2009. Strauss, Elektra. Elizabeth Connell, Melanie Diener, Victoria Livengood, Hernán Iturralde, Josep Ruiz. Director musical: Maximiano Valdés. Director de escena: Mario Pontiggia. LAS PALMAS Continúa el Festival de Ópera Alfredo Kraus en línea claramente ascendente, con los niveles de profesionalidad que caracteriza a su dirección artística. En los tiempos que corren, con las consabidas restricciones presupuestarias, el poder contar en un festival de provincias con la calidad de las producciones que suben al escenario del Pérez Galdós, es empresa merecedora de los más sinceros parabienes. Los dos últimos títulos presentados hasta el momento, vienen firmados en lo escénico por Mario Pontiggia, director artístico del acontecimiento. Aunque presentan evidentes rasgos comunes que demuestran la “marca de la casa”, las dos obras fueron abordadas con la lógica diferencia estilística y estética que las separan. En lo que sí que hubo plena coincidencia, sin ningún género de dudas, fue en la unánime calurosísima acogida de un público que aplaudió, justamente, hasta el delirio. Les contes d’Hoffmann fueron presentados en la versión crítica de Oeser, seguramente por primera vez en España. Las más que debatidas cuestiones sobre la versión definitiva de la obra siguen todavía palpitantes, toda vez que el estreno se produjo tras la muerte del compositor, amén de las sucesivas pérdidas del material y las posteriores apariciones de manuscritos, que parecen corresponder a la magia y al carácter fantástico que impregna la obra. Tanto Pontiggia en lo teatral, como Eric Hull en lo musical, han demostrado una profundización concienzuda y casi filológica en las fuentes y en el espíritu de Offenbach, así como en el héroe romántico protagonista, que se traduce Escena de Elektra de Richard Strauss en Las Palmas en un espectáculo de enorme impacto visual, cuidadísimo y matizado, que podrá gustar más o menos, pero que no deja indiferente a nadie. Muy equilibrado el elenco, muy bien recibido por el público, desde la espectacular seguridad en el sobreagudo e impecable coloratura de la Olympia de Elisa Vélez, extraordinaria asimismo en lo escénico, a la exquisita musicalidad de la Antonia de Isabel Rey, hondamente sentida en todos los aspectos; de la sensualidad exultante de Mabel Ledo, magnífica como madre de Antonia y como Giulietta, al versátil refinamiento de Ruxandra Donose, cuyo bello timbre y seguridad técnica suplen una cierta carencia de volumen en este repertorio. La entrega y generosidad en el agudo le valieron a Richard Leech el aplauso del público, en el rol protagonista, con lo que compensó su plana interpretación en lo teatral, en la que no hizo ver progresión psicológica ni física en la evolución del personaje. Justo al contrario, Chester Patton encandila por su imponente presencia escénica y hermoso oscuro timbre baritonal, en las cuatro encarnaciones del maligno. Espléndidos en lo vocal y teatral el resto del reparto: los tenores Juan Antonio Sanabria y Emilio Sánchez, así como Palatchi y Esteve. El coro volvió a brillar al nivel de excelencia habitual; el vestuario de Corzo así como la escenografía de Pontiggia y Conte fueron entusiásticamente recibidas, al igual que la efectiva iluminación que hizo resaltar la audaz teatralidad de la propuesta de su director. La Filarmónica, bajo la exquisita batuta de Hull, sonó matizada y convenientemente efectista. De agradecer la presentación de esta versión en la que además del cambio de orden del acto de Giulietta, se introducen arias y se suprimen otras, amén del Epílogo, totalmente diverso del habitual. Lo que no deja de sorprender es que, pese a incidir en la vertiente más intelectualmente romántica del Hoffmann literario, el autor casi maldito de La mujer del collar de terciopelo, la moralina del ampuloso coro final nos hace sentir más próximos al mundo poético de La Fontaine. En las antípodas estéticas que supone con respecto a Hoffmann la trágica Elektra de Richard Strauss, la presente producción hace plenamente comprensible cómo Pontiggia obtuviera el pasado año el premio a la mejor dirección operística por la ACE de Argentina. Por problemas técnicos de última hora, los talleres de la ACO hubieron de recrear en tiempo récord el montaje que se realizara para el Colón porteño. Éxito rotundo en cuanto a concepción teatral se refiere: desde la recreación del mundo micénico al cuidadísimo movimiento actoral; los oportunos apuntes coreográficos de Claudio Martín, que acentuaban los momentos quasi esperpénticos que rodean a Clitemnestra o la apoteosis final de la protagonista: todo estuvo en su sitio en una producción referencial que no conoce desmayo, extraordinariamente conducida por Maximiano Valdés al frente de una Filarmónica de Gran Canaria absolutamente incontestable. La titánica hazaña de Elizabeth Connell, que mantiene una frescura vocal envidiable a lo largo de toda la obra y que compone en lo teatral un personaje de tal fuerza y lejano de monolíticos clichés, la hace merecedora de las más encendidas ovaciones. De igual modo, la imponente Clitemnestra de Livengood, apabullante en lo vocal e inconmensurable en lo escénico, obtuvo un justísimo éxito; el poderío y entrega de Diener como Crisotemis, hacen soslayar una cierta tendencia a calar en el extremo agudo. Magníficas las prestaciones de las voces masculinas, especialmente el Orestes de Iturralde y el Egisto del siempre espléndido Josep Ruiz. Igualmente oportunas estuvieron todas las partes secundarias femeninas y todo el reparto en general. En esta afortunada producción, donde la contundencia de la música de Strauss, tan hábilmente imbricada en el texto clásico de Sófocles, se hizo de nuevo el milagro de la catarsis, en el que el desgarro trágico produce el más hondo goce para el espíritu. Leopoldo Rojas-O’Donnell 25 PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 26 AC T U A L I DA D MADRID Nueva antología lírica REMEMORAR… REMEMORAR MADRID Jesús Alcántara Madrid. Teatro de la Zarzuela. 24-IV-2009. ¡Una noche de zarzuela…! Esperanza Roy, Julio Morales, Ana Ibarra, Susana Cordón, Alex Vicens, Juan Carlos Talavera, Juan José Rodríguez, Vicente Díez, Ismael Fritschi, Esther Ruiz, José Luis Esteban, Eduardo Fernández. Director musical: Enrique Diemecke. Director de escena: Luis Olmos. Una nueva producción ocupó la escena en el Teatro de la Zarzuela. Esta vez para dar vida a un “Ensueño lírico en dos actos” con texto de Luis Olmos y Bernardo Sánchez, que sirve para sustentar una nueva antología lírica, otra más, pero disfrazada, a sumar a las ya dadas en esta temporada. No olvidemos que bajo el epígrafe “Conciertos líricos de zarzuela” el teatro ya ofreció cuatro antologías en estado puro, aunque sólo pudieron ser tres. El espectáculo propone el esfuerzo por parte de la viuda, antigua vedette, de un empresario fallecido en nuestra dramática guerra civil, de reunir a los miembros de la Compañía de zarzuela que regentaba para volver a la gloria de un pasado ya imposible de encontrar. Los ensayos de esa Compañía sirven como base de presentación a las piezas musicales de nuestros más destacados autores de zarzuela. Su ambientación es en esa España de posguerra, 1941, escabroso año de 26 Esperanza Roy en ¡Una noche de zarzuela...! gran represión, aumento de la corrupción, precios en alza, el piojo verde y el periodo en el que España iba a entrar en guerra sin declaración oficial y sin que el enemigo protestara por la agresión: la División Azul a Rusia. Pero también un año en que la comedia, la zarzuela, las revistas y las variedades tuvieron un importante tirón. Argumentalmente la historia no llega a interesar y se encuentran en ella muchos momentos desangelados y convencionales, aunque no podemos negar la existencia de aciertos. Luis Olmos realiza una dirección escénica, quizá amparado por ese oscurantismo de la época que quiere retratar, demasiado gris y triste en la que brilla la melancolía y la nostalgia. Sin duda, como buen maestro de la escena que es, hay hitos como el Intermedio instrumental (danza del fuego) de Benamor, de Pablo Luna, con figuración y ballet o la exposición que hace Esperanza Roy de los couplets de Sul de La corte de Faraón, del maestro Lleó. Musicalmente, el maestro mejicano Enrique Diemecke dirigió la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el Coro del Teatro con “dema- siado” entusiasmo, hecho que supo transmitir al elenco vocal. Alex Vicens, tenor, y Juan Jesús Rodríguez, barítono, que gozan de voces excelentes y poderosas, se olvidaron de regular su volumen y no pudieron ofrecer, como hubiéramos deseado, un canto más matizado y de acuerdo a la línea que cada pieza exigía. Algo parecido sufrieron las sopranos Ana Ibarra y Susana Cordón, aunque todos, en general, anduvieron más cautos en la segunda parte. El peso del guión fue llevado por Esperanza Roy, tensa en un principio para acabar en el dominio escénico, de acuerdo con su talento. En su estreno no faltaron los entusiastas aplausos, como siempre es de esperar. Espectáculo con aire de reminiscencia. Antes de terminar esta breve crónica llegan a mis oídos que en algunas de las sesiones se ha producido algún que otro altercado dialéctico entre el público asistente ¿Todavía andamos así? Manuel García Franco PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 27 AC T U A L I DA D MADRID Luisotti dirige la leyenda dramática de Berlioz outhere presents LA MEDIDA DEL CANTO Madrid. Teatro Real. 7-V-2009. Olga Borodina, Piotr Beczala, Ildar Abdrazakov, José Antonio López. Coro de Niños de la Comunidad de Madrid. Coro Nacional. Sinfónica de Madrid. Director: Nicola Luisotti. Berlioz, La condenación de Fausto. Javier del Real Bohuslav Martinu° H.136 Ensemble Calliopée 2CD’S + 1 BONUS DVD WORLD PREMIERE alpha 143 Domènec Terradellas ¡Furor! Maria Grazia Schiavo Dolce & Tempesta Stefano Demicheli WORLD PREMIERE FUGA LIBERA FUG 551 Ildar Abdrazakov y Nicola Luisotti en La condenación de Fausto D estacaron las voces solistas; bien que en ningún caso se alcanzara el ideal. Pero estuvimos ante un trío protagonista de fuste. El Mefisto de Abdrazakov mostró soltura e intención en el decir, convincentes acentos y una voz lustrosa e igual. Lo siniestro del personaje quedó, sin embargo, orillado por el timbre, de bajo en exceso claro, de relativo volumen. Beczala es un tenor lírico de cierta anchura en el centro y debilidad en un agudo en todo caso bien emitido. Cantante de clase, inteligente, que sabe graduar la media voz y obtener plausibles efectos en falsete, no siempre aceptables. Le falta algo de temperamento y no poco de apasionamiento, pero es artista fino. Que nos mostró su cara más aceptable en la Invocación a la naturaleza. No acabó de empastar con Borodina, que posee una suntuosa y sólida voz de mezzo ampliamente lírica, en exceso bravía para las exquisiteces de su oponente. Sonó áspera en ciertos ataques y estridente en el agudo. López solventó sin problemas, con alguna flaqueza en el grave, el breve cometido de Brander. No fue el día del Coro Nacional, no siempre ajustado, a veces poco templado; como si no hubiera ensayado demasiado. Lo mejor se dio en las escenas a las orillas del Elba, donde se consiguieron efectos muy loables en pianísimo. El coro de niños, colocado arriba, en un lateral, no se escuchó desde la platea. La Sinfónica mantuvo el tipo sin alcanzar, en general, la depuración sonora necesaria. Hubo muchos pasajes en exceso neblinosos y poco claros, como el Ballet de las sílfides, de lo que hay que culpar también a la batuta de Luisotti, un director extrovertido y seguro, poco refinado, pero variado de gesto y muy firme en el aspecto rítmico. Arturo Reverter Tomaso Albinoni Concerti con Oboe Paul Dombrecht Il Fondamento FUGA LIBERA FUG 554 Bartolomé de Selma y Salaverde Canzoni, fantasie e correnti Syntagma Amici Jérémie Papasergio RICERCAR RIC 279 www.alpha-prod.com www.fugalibera.com www.ricercar.be 27 PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 28 AC T U A L I DA D MADRID Temporada de la OCNE Ciclo del CDMC CUENTOS Y BATALLAS DEBUSSY MODERNO Madrid. Auditorio Nacional. 25-IV-2009. Coro y Orquesta Nacionales de España. Director: Josep Pons. Honegger, Juana de Arco en la hoguera. 10-V-2009. Tanja Tetzlaff, violonchelo ONE. Director: Dimitri Kitaienko. Obras de Prokofiev, Shostakovich y Rimski-Korsakov. Madrid. Auditorio 400 del MNCARS. 27-IV-2009. Cuarteto Capuçon. Obras de Widmann, Beffa y Debussy. zada, y Tony Cantó, que recitó un Hermano Domingo de bien estudiados claroscuros, mal amplificados. De entre los loables solistas vocales, incluidos Mentxaka, Monar, Prunell-Friend y Corujo destacamos al bajo López, de consistente metal. No mucho que decir del concierto dirigido por el viejo conocido Kitaienko, un maestro elegante, que dibuja bien la música, pero más bien insulso, que no diferencia dinámicas ni desciende a los pianos y pianísimos. Sólo trata del mezzoforte para arriba; sin asomo de vena poética. Y la orquesta funcionó muy bien, sobre todo en una compacta Scheherazade de Rimski, donde lució el concertino Teslia. Nos gustó, por su fino arco, su temple y su fraseo, la chelista Tetzlaff en el Concierto nº 1 de Shostakovich. Arturo Reverter L Sonja Werner E n el oratorio Jeanne d’Arc au bucher (1938) Honegger consiguió una música de notable eclecticismo en la que hay un poco de todo —tonalismo, atonalismo, modalismo, disonancias y consonancias, melodías de contagiosa amenidad— y no pocos recuerdos a Stravinski o a Orff. Los distintos números fueron bien engarzados por Pons; de tal manera que el colorista conjunto pudo alcanzar su dimensión y pulso narrativos. Gracias asimismo a las intensas prestaciones de los conjuntos Nacionales. Una limitación para que todo estuviera en su sitio fue el inadecuado equilibrio. El que los cantantes se situaran en las gradas laterales no ayudó precisamente, ya que sus voces se perdían. Un problema que también afectó a los dos principales narradores-actores, Aitana SánchezGijón, tan sentida como mati- a presencia del Cuarteto Capuçon —formado por Renaud (violín) y Gautier (violonchelo), más la violinista Aki Saulière y la viola Béatrice Muthelet— tuvo un gran atractivo por la entrega y musicalidad que siempre caracteriza las interpretaciones de estos músicos. Los hermanos tocaron once de los 24 Dúos que ha escrito Jörg Widmann —sin duda, uno de los valores más sólidos de las nuevas promociones de la música alemana— con convicción, hiperexpresividad y conocimiento de causa, no en vano encargaron y estrenaron una de las piezas, el Vals bávaro. A pesar de la evidente implicación con la partitura, los cuatro ejecutantes no lograron en cambio insuflar al Cuarteto de Karol Beffa, en estreno mundial en esta velada y fruto de un encargo del propio CDMC, la vida de que carece de partida. Basado en un mínimo gesto compositivo, el Cuarteto —por momentos próximo a la más sensiblera CUARTETO CAPUÇON y tópica música cinematográfica— de Beffa es una criatura muerta al nacer. Aun con el descanso de por medio, el Cuarteto en sol menor de Debussy, escrito nada menos que en 1893, se mostró como una música fresca y pujante, potenciada además por una interpretación sensacional, refulgente de colores y máxima intensidad expresiva. Enrique Martínez Miura Schoenberg y sus consecuencias EN ÓRBITA VIENESA Madrid. Auditorio del CDMC. 11-V-2009. Grupo Enigma de Zaragoza. Director: Juan José Olives. Obras de Haas, Cerha, Carro y Schoenberg-Greissle. L 28 a tónica que viene manteniendo el CDMC en sus conciertos madrileños del Auditorio del Reina Sofía es muy loable. Más allá de que no acaben de aparecer en su programación determinados compositores, el criterio de selección y la variedad de propuestas son muy notables. En esta oportunidad visitaba el ciclo el Grupo Enigma, que se ha hecho fuerte en Zaragoza con una muy didáctica serie de actividades, comandadas por el inquieto músico que es Olives. Nos han dado buena prueba de su profesionalidad y altura de miras en una sesión que también ha sido didáctica en grado sumo, ya que nos permitía calibrar las históricas pulsiones del serialismo vienés y sus consecuentes y, de paso, seguir la buena letra de un joven compositor madrileño de 1979, Mario Carro, del que se ofreció una partitura diáfana y llena de luz, bien ensamblada y organizada, de transparentes armonías —siempre perseguidas por él de mane- ra narrativamente fluida, acompasada de rítmica, con saludables efectos danzables y toques melódicos muy bien venidos. Este Concierto para 13 instrumentos (2005) —un evidente guiño a obra similar de Alban Berg— tiene una especial finura, que fue bien respetada por sus intérpretes. Nos pareció muy sólida la técnica del violista Carlos Seco, que desgranó con hondura los cinco conspicuos movimientos del Concierto de Friedrich Cerha (1993), edificado sabiamente sobre una serie dodecafónica y acordes derivados; y degustamos con placer la experta transcripción de Felix Greissle de las Piezas para orquesta op. 16 (1909) de su maestro Schoenberg, un prodigio de sensibilidad tímbrica. Nos aburrió un tanto, sin embargo, la repetitiva …aus freier Lust… verbunden… (…por libre deseo… unidos…) (1994-95) de Haas, que agrupa músicas aisladas que encajan luego por afinidad. Arturo Reverter PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 29 AC T U A L I DA D MADRID Ciclo de la ORTVE TRES ORIGINALES Madrid. Teatro Monumental. 8-V-2009. Mariana Todorova, violín. Orquesta de RTVE. Director: Adrian Leaper. Obras de Albéniz-Goosens, Bartók y Musorgki. 15-V-2009. Eva Urbanova, soprano; Marta Benackova, mezzo; Valentin Prolat, tenor; Peter Mikulas; bajo; David Malet, órgano. OCRTVE. Director: Adrian Leaper. Obras de Albéniz-Goosens, Guerrero, Arbós; Ravel y Janácek. Q uizá fuera Cuadros de una exposición la pieza más labrada del programa, orientada hacia un triunfo cantado y logrado. Merecidamente, pues Leaper y la ORTVE pusieron aplicación en todos los números de la obra, brillando lo suficiente en ellos, uno por uno, salvo en el último, en el que brillaron demasiado. El titular varió y matizó mucho los Paseos y los solistas exploraron sus colores. Bordaron algunos números (Gnomo, Ballet de los polluelos…), y al llegar a Cata- Mariana Todorova cumbas uno tuvo la impresión de que Leaper mutabilidad del paisaje y quiso dejar sentado que es esa alquimia sonora a él un fragmento clave de la también consustanciales. obra, de esos de respirar Culminó la temporada profundo, y por su tenebris- con una obra grandiosa, mo acaso el más cercano al exaltada y pagana, cual es la Musorgski original. Los meta- Misa glagolítica de Janácek. les supieron trasmitir el vérti- Justo es destacar el trabajo go del largo salto temporal del coro, que hubo de vérhacia atrás. selas con una escritura No fue tan evocador endiablada, que alternaba el como solía el Concierto grito y el susurro, los drástipara violín nº 2 de Béla Bar- cos cambios de tesitura y tók —que tiene momentos expresión. A veces contende belleza inverosímiles— dió con una orquesta cuya en versión intermitente o métrica es un milagro de flubien seca, ejecutada por jo y cambio, pero no facilita todos sus intérpretes con la labor a un coro de no excesiva cautela y vigilancia, nativos (y el oyente también sobre todo en el I tiempo. queda excluido del calado La razón, o una de ellas, fonético del texto, esencial pudo ser que en algo (¿velo- en la estética de Janácek). cidad?, ¿sonoridad?) la obra Notable alto, pues, en un parecía exceder por test tan duro, y alta nota momentos a Mariana Todo- también para Leaper, atriles rova, su solista. No obstante, y organista, por su grado de brilló a ráfagas, haciendo implicación y entusiasmo valer sus armas de siempre: sin fisuras. Voces aún estudelicadeza, intimidad, musi- pendas, sobre todo Urbanocalidad. Del mismo modo, va, Mikulas y Prolat, de centodos se adueñaron mucho tro aguerrido, algo desmomás de la obra en el Finale chadas en alto. donde, junto con una mayor soltura, Bartók recuperó esa J. Martín de Sagarmínaga 29 PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 30 AC T U A L I DA D MADRID Ciclos de Lied y Grandes Voces PÓQUER DE VOCES Madrid. Teatro de la Zarzuela. 27-IV-2009. XV Ciclo de Lied. Dorothea Röschmann, soprano; Malcolm Martineau, piano. Obras de Schumann, Mahler y Wolf. 4-V-2009. Simon Keenlyside, barítono; Malcolm Martineau, piano. Obras de Fauré, Ravel y Schumann. 11-V-2009. Barbara Hendricks, soprano; Love Derwinger, piano. Schubert, Viaje de invierno. Teatro Real. 28-V-2009. Ciclo Grandes Voces. Nina Stemme, soprano. Sinfónica de Madrid, Director: Jesús López Cobos. Obras de Wagner y Strauss. actuales. Es una soprano de fuerza con una voz potente y un buen uso de la anchura vibrante en el agudo, no demasiado clara en su dicción pero segura y musical en sus emisiones. La Brunilda del Ocaso le queda incómoda en el centro y el grave. Lució en el agudo, donde se advirtió el alcance de su empuje. En las Cuatro últimas canciones straussianas no hubo ningún entendimiento entre voz y orquesta, y la versión naufragó. López Cobos, concertador perito, estuvo desatento y estruendoso. De nuevo el magistral Martineau, desde el teclado, dio lecciones de cómo alternar la seducción nocturna de Fauré con los aguafuertes ravelianos de Historias naturales y la voz paralela de Schumann a los versos de Heine en Amor de poeta. Keenlyside estuvo antológico con un órgano baritonal capaz de clamor y de susurro, una dicción francesa o alemana de diamantina precisión y un fraseo arrogante, NINA STEMME Javier del Real U na vez más, Röschmann demostró ser una de las grandes liederistas de hoy. Para ello cuenta con una voz lírica sopranil de un vibrato superficial y esmaltado que ella maneja a la perfección, sumado a una riqueza de registros que se expande por un centro ancho y cálido y un grave hondo y de genuina oscuridad. La intención de su decir, la certeza de su fraseo, con una distribución de acentos impecable —en especial por las espinosas líneas wolfianas y mahlerianas— sirven de apoyo a una artista de poderosa y varia imaginación. Puso en pie a dos personajes femeninos schumannianos distintos (la Mujer y la Reina) y recorrió el resto del programa saltando entre caracteres y atmósferas, poetas y refraneros, con incontables recursos. Desde luego, Martineau estuvo a la altura, como esperábamos. Stemme se presentó en Madrid con un repertorio poco adecuado a sus medios señorial, pleno de matices. Vimos a las fierecillas que Jules Renard retrata en sus historias naturales, y a los fantoches y enamorados que Verlaine sirvió a Fauré, y al poeta heiniano, entre la entrega enternecida y la rabia del mal de amores que sufre el patético humor de su poeta enamorado. El cantante inglés, dueño de unos medios de barítono lírico, puede con todo: aliviar y aclarar la voz, hacerla vibrar de modo broncíneo, descender a la oscuridad y alzarse al brillo. Lo dicho: algo para antologar. Hendricks eligió mal el programa de su reaparición en Madrid. El ciclo schubertiano escogido muy raramente resulta apropiado a una voz femenina y, más precisamente, de las características de la solista. Ya veterana, conserva en el centro la flexibilidad y el timbre que le permiten decir y regular volúmenes con eficacia, pero hacia arriba la sonoridad se torna áspera y las alturas son inciertas. En el grave, el pasaje es brusco y la emisión se vuelve compulsiva y encajonada. Además, a Hendricks le faltan facultades imaginativas, digamos que viriles, para resolver los momentos de melancolía, desesperación, patetismo y brusco frenesí que exige este Schubert. Martilleando sin cansancio, el pianista fue a lo suyo (lo suyo de él y no de ella ni del músico). Blas Matamoro Ciclo de la ORCAM UMBRALES B 30 uen sabor había dejado Carlos Cuesta con su programa anterior en otra temporada de la Orquesta de la Comunidad, y en la ocasión presente refrendó su buen hacer con un programa diverso, afacetado en la estética y muy aplaudido de principio a fin. En primer lugar se nos ofreció el estreno absoluto de la obra del madrileño Manuel Martínez Burgos (1970), Umbrales. Sinfonía nº 2, com- pleja tanto desde el punto de vista de la composición como de la orquestación, variada y brillante, con diseños rítmicos de raigambre étnica española en el primer tiempo y un segundo en el que el tema cantado por las trompas a quienes acuna la cuerda da paso a un pasaje de juego tímbrico muy interesante. No desmerecen los dos movimientos restantes: el Allegro scherzoso y el Finale, Presto ruvido/Finale maestoso, que da culminación espléndida a una obra que merece su inclusión en el repertorio. Fue buena la contribución de Karina Azizova al piano, como la de la orquesta a lo largo de todo el concierto, aunque por error en el programa de mano se anunciaba a la turkmenistana como guitarrista. Participó lucidamente en la desenfadada, sutil y preciosista suite Scarlattiana de Alfredo Casella, que fue reproducida con delicadeza y donaire. Llegaba en la segunda parte la solidez de Bohuslav Martinu, entroncada siempre también en sus alusiones étnicas, muy bien entendida por Cuesta su Sinfonía concertante. Como broche, Cuesta paladeó y nos hizo paladear su interpretación serena, idiomática y plena de esa primera composición orquestal de Joaquín Turina, La procesión del Rocío op. 9. José A. García y García Diseño: Zubiria Tolosa Madrid. Auditorio Nacional. 4-V-2009. Karina Azizova, piano. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Director: Carlos Cuesta. Obras de Martínez Burgos, Casella, Martinu y Turina. Piano Festiv PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 31 P O B J 1 F E M JPOB BEPMJE -FwO MBZ M J U T B $ F E "SUFT T B M B S B MPQ 4JH MM D B 7 B F E O P J S S F VEJUP U " O * T F C J M B %FM M F W V H J J . U M B T S V U F M V ' $ P J P O S V U K JW $FO JE 'VOEBDJwO Q 7BMMBEPM Q BDB W P M T F B D J Q|CM F S D J TJB W V P S D S O P B M ' F J S C F 1FU WJDI P L B J M F # B "MFYBOES ZBOBSNFOJB O )BZL"STF OHDIJOB B +JOHKJOH8 PVUPV[LJOFSVTJB . "MFYBOEFS LFHJQUP 8BFM'BSPV Diseño: Zubiria Tolosa Delibes l Miguel 14 Valladolid ra u lt u C 70 ntro do, 2 - 4 siglo.es iglo - Ce dación S tra Señora de Pra www.fundacion n u F : n ió s Informac Monasterio Nue [email protected] Avenida 76 405 - fsiglo.o Tel 983 3 Piano Festival (Scherzo).indd 1 14/5/09 19:47:24 PLIEGO 2 FILM:Actualidad 25/5/09 15:33 Página 32 AC T U A L I DA D MADRID Liceo de Cámara NOSTALGIAS IMPOSIBLES N o fue posible añorar al Cuarteto Alban Berg por la presencia de los que fueron su segundo violín, Gerhard Schulz, o su viola de última época, Isabel Charisius, sustituidos a causa de diversas dolencias. Jan Söderblom se integró con acierto en el grupo de músicos que presentó obras de variada plantilla de Brahms, Schumann y Ligeti. Lilia SchulzBayrova tocó con buena línea y ardiente enfoque las dos Sonatas de violonchelo, en tanto que David F. Alonso se enfrentaba con general fortuna a la parte de trompa natural del Trío op. 40, donde por desgracia se rompió el sonido al comienzo del Adagio. Mucho más infalible en el Adagio y allegro de Schumann o en soberbio Trío de Stephen Collector Madrid. Auditorio Nacional. 21, 23-IV-2009. Jan Söderblom, violín; Lilia Schulz-Bayrova, violonchelo; David F. Alonso, trompa y trompa natural; Peter Schmidl, clarinete; Noam Greenberg, piano. Obras de Brahms, Schumann y Ligeti. 7-V-2009. Cuarteto Takács. Obras de Haydn y Bartók. 13-V-2009. Dimitri Murrath, viola; Javier Perianes, piano. Obras de Brahms y Ligeti. CUARTETO TAKÁCS Ligeti. En el Trío brahmsiano con clarinete, la parte de éste, a cargo de Peter Schmidl, quedó algo tapada por sus colegas. Muy buena labor en las dos sesiones del pianista Noam Greenberg. Aunque el Cuarteto Takács —del que se anuncia un prometedor ciclo Beethoven para el próximo curso— comenzó algo distante su concierto, con un más bien anodino Op. 77, nº 1 haydniano, pronto se elevó hasta el nivel más alto en la vibrante versión de la segunda obra de este díptico o en el tronco del incompleto Op. 103 —fin del largo viaje dedicado al autor de Rohrau por el Liceo de Cámara— y sobre todo en la asombrosa, tanto técnica como conceptualmente, lectura del Cuarto de Bartók. Dimitri Murrath tocó, en vez de la citada Charisius, las dos Sonatas para viola de Brahms con seductor timbre y melancólica visión, aunque esto es algo inherente a las obras y que ha de salir a flote en toda versión bien cimentada y ésta lo estuvo. Algo ardua de escucha la Sonata para viola sola de Ligeti, que Murrath defendió con solvencia, y magnífica la Musica ricercata de Ligeti por Perianes, quien también desgranó unos poéticos Intermezzi op. 117 brahmsianos. Enrique Martínez Miura Comisión organizadora Asociación de Empresarios del Comercio del Libro de Madrid (Gremio de Libreros) Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Ediciones (FANDE) Colaboran Ministerio de Cultura Gobierno de Cantabria Universidad Complutense Madrid Universidad Autónoma de Madrid Universidad Politécnica de Madrid Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Universidad de Alcalá Universidad Carlos III de Madrid Universidad Rey Juan Carlos Fundación Jorge Juan Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España Centro Español de Derechos Reprográficos [CEDRO] Técnica Electrónica HP Frigo Cafés La Mexicana ABC EL PAÍS EL MUNDO LA RAZÓN FUNDACIÓN MAPFRE Fundación Círculo de Lectores Patrocinan 32 PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 33 AC T U A L I DA D MADRID Zarzuela de calidad KATIUSKA CON GLAMOUR Madrid. Teatro Español. 8-V-2009. Sorozábal, Katiuska. Maite Alberola, Ángel Ódena, Jon Plazaola, Enrique Baquerizo, Milagros Martín, Trinidad Iglesias, Mikeldi Atxalandabaso, Lander Iglesias. Coro Eurolírica. Orquesta Filarmonía. Director musical: Pascual Osa. Director de escena: Emilio Sagi. P asó por Madrid con escasos cuatro días de representación, Katiuska, la mujer rusa, coletilla añadida al título en sus primeros momentos de su existencia. Se estrenaría en Barcelona, en el Teatro Victoria, el 27 de enero de 1931 con impactante reclamo, como Katiuska o la Rusia roja. Después de representarse en varios coliseos de la península, llegaría a Madrid como Katiuska, sin más, al Teatro Rialto el 11 de mayo de 1932. Su estreno coincidió, por primera vez en la música española, con la edición de la obra en discos. El presente montaje, ya fue bien recibido en el Teatro Arriaga de Bilbao (ver SCHERZO nº 235), que coproduce junto a otros tres teatros municipales, el Calderón de Valladolid, el Campoamor de Oviedo y el Español de Madrid. Sobre el libreto se han efectuado algunos arreglos y variaciones, eliminando obviedades y algún personaje no imprescindible para el desarrollo normal de la trama. Emilio Sagi crea una Katiuska sobre un escenario en ruinas en primer plano, ante la posada de un pueblo de Ucrania. Embellece la escena el movimiento de personajes, su iluminación y sus recursos mediante los cuales resuelve con soltura algunos de los números de la obra, presente siempre su sensibilidad de esteta, y como opereta que así se denomina Katiuska no le niega esa ligereza con cierto barniz de sentimentalismo glamouroso con el que expone a su personaje principal. Con Katiuska hizo la primera aparición el músico donostiarra en el mundo del teatro lírico con apoteósico recibimiento, demostrando el gran músico de teatro que es Sorozábal. Si como decíamos, la obra se llama opereta hay algo que está ligado con la zarzuela tradicional y lo hace a través de esas romanzas que se hicieron popularísimas con una gradación hábil e instintiva a la vez, poniendo el acento sobre lo emotivo. Respondió el elenco vocal a esa expansión lírica con sensibilidad. Ángel Ódena con su voz grave de barítono expresó una emoción no ruda, pero sí resueltamente varonil, fácil a la violencia. Maite Alberola, soprano, con buenas dotes para perfeccionar su canto, se centró en ese lirismo ingenuo y hondo al mismo tiempo. Jon Plazaola, tenor; por el mundo caído que representa (Príncipe Sergio), su voz ligera logró un cierto tono gris, quizás su voz no sea la más adecuada para el papel, se le notó frágil y de hecho en su romanza Es delicada flor hubo un instante de quebranto, pero tiene una bella línea de canto y musicalidad. Sólidos en sus papeles Enrique Baquerizo, Mikeldi Atxalandabaso y Milagros Martín, quien desarrolló su gracia y dominio escénico en ese divertido e ineludible fox-trot, A París me voy, orquestado con un naturalismo cabaretero. Sobresaliente la labor actoral de Trinidad y Lander Iglesias. Respondió fiel la Orquesta Filarmonía a la batuta de Pascual Osa que supo transmitir la preciosa instrumentación de la obra, y el coro dio esa dignidad necesaria a la escritura polifónica del maestro. Hubo calidad y eso fue lo importante. Manuel García Franco Ciclo Albéniz ALBÉNIZ POR DERECHO Madrid. Teatro Real. Sala Gayarre. 6-V-2009. Luis Fernando Pérez, piano. Albéniz, Iberia. E l madrileño Luis Fernando Pérez (1977) es ya un avezado albeniciano, como dejó demostrado hace tres años en una excelente aproximación en estudio a esta endiablada Suite, auténtica prueba de fuego para cualquier pianista. De ahí que aguardáramos con interés la interpretación en vivo. Pese a las dificultades de una acústica desequilibrada, creemos que el artista salió bastante airoso y tocó, como si toreara, “por derecho”. En primer lugar, por la planificación de los ataques, a veces demoledores, precisos, justos, con el adecuado apoyo a la nota; luego por el variado juego dinámico desplegado y la general transparencia en pasajes que habitualmente suenan confusos, como algunos de la parte postrera del Corpus o los tan complejos de Lavapiés, en donde los contrapuntos y las aristas acentuales fueron bien resueltos. Junto a ello, un singular sentido para servir y respetar sutilezas como las exigidas en el cierre de El puerto o del mismo Corpus y para buscar el efecto impresionista de tantos instantes. La rítmica pareció en general bien subrayada, sin desfallecimientos, como en la grácil exposición de Rondeña. Las coplas, excelentemente cantadas, quizá nos hubieran gustado en algún caso tocadas de un aire más oscuro, envueltas en ese inaprensible e indefinible duende; por ejemplo, en El Albaicín. Pero la habanera y el organi- lleo de la disonante Lavapiés estuvieron en su sitio. Como los numerosos adornos de los que se sirvió el compositor — mordentes, apoyaturas de todo tipo, acciaccaturas— y que Pérez manejó con refinamiento y aérea disposición. El pianista quiso ofrecer al final un bis: Los costaleros de Llivia de Déodat de Sévérac, una partitura hábil, pero más bien inane, que rompió un tanto el clima creado. Arturo Reverter 33 PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 34 AC T U A L I DA D MÁLAGA Ganes Zwierko triunfa como la sacristana UNA ASOMBROSA KOSTELNICKA Teatro Miguel de Cervantes. 8-V-2009. Janácek, Jenufa. Elena Prokina, Michael Hendrick, Miroslav Dvorsky, Agnes Zwierko, Miguel Ángel Zapater, José Manuel Díaz y Tatiana Davidova. Coro de Ópera de Málaga. Filarmónica de Málaga. Director musical: Oliver von Dohnányi. Director de escena: Michael Tarant. MÁLAGA Considerada como una de las óperas más significativas de su autor, Jenufa ha causado una gran expectación en los aficionados malagueños por la rareza de este título con respecto a los que habitualmente integran las temporadas líricas del Teatro Cervantes. El hecho de que fuera una producción del Teatro Nacional Moravo-Silesio de Ostrava y que los máximos responsables de su dirección, tanto musical como escénica, fueran de nacionalidad checa generaba cierta confianza y seguridad en el resultado de la representación. Y así sucedió, destacando por encima de cualquier consideración la asombrosa actuación de la mezzosoprano Ganes Zwierko encarnando el dramático y a veces diabólico papel de la sacristana Kostelnicka, una madrastra enloquecida por el posesivo amor que siente hacia su Escena de Jenufa de Janácek en el Teatro Cervantes de Málaga hijastra, Jenufa. La enorme dificultad de este personaje, verdadera heroína de la historia, fue ampliamente superada en lo musical convenciendo con su poderosa y rica voz, y en lo escénico con la fuerza de su enorme sentido dramático, concitando así toda la atención emotiva de la acción. Se comprende su gran éxito haciendo este papel en la Scala de Milán hace dos temporadas. El resto del elenco no le fue a la zaga, especialmente los dos tenores: El norteamericano Hendrick (Laca) con una potente y clara voz, y el eslovaco Dvorsky (Steva) con la seguridad profesional de un cantante curtido en los mejores teatros del mundo pese a apuntar un leve cansancio vocal. La soprano ucraniana Elena Prokina compuso su papel de protagonista con elevada finura en su actuación, contribuyendo a tal pretensión la lírica delicadeza de su canto, que reflejó siempre la turbación de una adolescente seducida, rechazada, resignada y finalmente desesperada ante la pérdida de su recién nacido. Sin duda, logró ese difícil contrapunto ante el poderío de una Kostelnicka inolvidable. El espectáculo operístico no hubiera sido posible sin la labor catalizadora del maestro Dohnányi en su misión mantener constantemente una gran tensión acorde con el trágico argumento reflejado en el texto, sin duda el elemento predominante focalizado por el director de escena para justificar prácticamente el mantenimiento del decorado en los tres actos de esta ópera, últimamente muy dada a ser representada en escenarios diáfanos. José Antonio Cantón Música de cámara en el Auditorio del museo malagueño MODELO DE CONJUNCIÓN Málaga. Auditorio Museo Picasso. 25-IV-2009. Renaud Capuçon, violín; Frank Braley, piano. Beethoven, Sonatas para violín y piano. D 34 entro de la cuidada programación musical que el Museo Picasso hace en su acogedor auditorio a lo largo del año, el dúo Capuçon-Braley ha supuesto una de las citas obligadas por la calidad del programa, las sonatas pares de Beethoven, exceptuando la última de su catálogo, y el excelente prestigio artístico de estos músicos, instalados entre los mejores intérpretes de su generación. Ya desde el Allegro inicial de la Sonata op. 12, nº 2, la espectacularidad del sonido del “Panette” (un guarneri que perteneció a Isaac Stern) marcó la diferencia ante el acompañamiento de un piano media cola al que la técnica de Braley supo sacar el mejor partido de sus limitaciones dinámicas. El segundo aspecto digno de mención de este concierto de cámara fue la conjunción de ambos músicos, un verdadero modelo de expresión al servicio del mensaje del compositor anclado en estas obras en un estilo mozartiano pero apuntando con claridad su enorme personalidad creativa. El concierto adquirió relevancia en la Sonata op. 23, especialmente en su movimiento central, llevado con elegante gracia. El Alle- gro final supuso una exaltación de técnica en la que se pudo apreciar sentido y virtuosismo puestos al servicio del mensaje musical. El momento culminante de la velada se produjo en el Adagio de la Sonata op. 30, nº 1. Capuçon realzó su esencia liederística con suma delicadeza e incisiva ternura, produciendo en su evanescente final la sobrecogedora sensación en el auditorio de haber sido testigo de una página de música pura cuyo duende sólo pudo disolverse con el carácter popular de las alegres variaciones del tercer movimiento. El final de la actuación con la Sonata op. 30, nº 3 llevó el entusiasmo al público dado el mensaje de gozo que encierran sus pentagramas. La energía que los intérpretes imprimieron en el tiempo primero fue compensada con suma concentración en el segundo al expresar una especie de trance propiciado por su tonalidad menor que les llevó a una contenida serenidad. El alborozo del Allegro vivace final propició el entusiasmo de un público entregado ante el arte y perfecta fusión de estos excelentes intérpretes. José Antonio Cantón PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 35 PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 36 AC T U A L I DA D SAN SEBASTIÁN / SANTIAGO Ciclo de la OSE INTERCAMBIO VASCO-ITALIANO SAN SEBASTIÁN Auditorio Kursaal. 25-IV-09. Christiane Oelze, soprano; Ildiko Komlosi, mezzo. Orfeón Donostiarra. Sinfónica de Euskadi. Director: Andrei Boreiko. Mahler, Segunda. 1-V-2009. Simone Pedroni, piano. Sinfónica de Milán Giuseppe Verdi. Director: Oleg Caetani. Obras de Boccherini-Berio, Martucci, Beethoven, Verdi y Rachmaninov. La Sinfónica de Euskadi acogió en los habituales escenarios de su temporada de abono a la Orchestra Sinfonica di Milano Giuseppe Verdi, correspondiendo a la invitación recibida para ofrecer varios conciertos en Milán y Cremona semanas atrás. Antes el maestro invitado en Miramón Andrei Boreiko ofreció una versión de la Segunda Sinfonía de Mahler del todo irregular. Al menos, intentó ir de menos a más, aunque sin llegar a los necesarios momentos de absoluta grandeza sonora y de místico recogimiento. Elementos no le faltaron al ruso para poder lograrlo. Un coro que posee la obra en repertorio desde hace muchos años y con interpretaciones míticas en su haber; un dúo de solistas más que adecuado, con una mezzosoprano espectacular; y una orquesta con la cuerda dispuesta para resaltar el cuerpo más grave, además de un viento madera y metal muy metido en harina en cada intervención. Aun así el Allegro maestoso inicial quedó pesante y contenido; el Andante moderato cuajó mucho mejor, siempre bajo la premisa de sonar enérgica sin desmadre sonoro. Desde el punto de vista vocal, mención aparte para la mezzo Ildiko Komlosi cuyo lied del cuarto movimiento Ulricht. Sehr feierlich, aber schlicht sonó impecable, con una calidad vocal excelente, de color precioso, y bien secundada por la soprano Christiane Oelze, aunque más corta en proyección. La impaciencia por escuchar la participación de los escasos minutos del coro al final se vio recompensada con el Orfeón Donostiarra, coro capaz de mostrar extremos pianísimos, reguladores casi imposibles, empaste, color y volumen. En conjunto sonó extraordinario, sobre todo a partir del “Mit Flügeln, die ich mir errungen”. Lamentablemente se perdió una ocasión de oro para escuchar el famoso sello de la casa, el pianísimo extremo del “Auferstehen” inicial. Quedó en una entrada en piano, sin más. Afortunadamente, el sabor de boca que dejaron los milaneses de la Giuseppe Verdi fue bastante mejor gracias a un programa realmente atractivo y altas dosis de energía interpretativa. El maestro Oleg Caetani dirigió como si le fuera la vida en ello, con tanta pasión como elegancia, siempre en una línea cuya lógica no fue otra que hacer del concierto algo ameno, mostrando tempi tirando a prestos, pero sin dejar de exigir a sus músicos lo mejor de lo mejor. Las Cuatro versiones originales de la Ritirata notturna di Madrid de Luigi Boccherini con las innovaciones practicadas posteriormente por Luciano Berio fueron excelente carta de presentación. Por otra parte, la versión de la Séptima del sordo de Bonn no cayó fácilmente en las habituales tentaciones de tantos maestros de comenzar tímidamente el Poco sostenuto y acabar el Finale como si de una charanga se tratase. Beethoven sonó bien, con marcha y ritmo, correcto. La gran sorpresa llegó de las manos del apasionado pianista residente de la Orquesta Verdi, Simone Pedroni, con una interpretación del Concierto para piano y orquesta nº 1 en re menor, op. 40 de Martucci donde lució lo mejor de la partitura conjugando energía y grandes dosis de lirismo. Íñigo Arbiza Real Filharmonía LUTERO EN COMPOSTELA SANTIAGO Auditorio de Galicia. 22-IV-2009. Melanie Diener, soprano. Real Filharmonía de Galicia. Director: Antoni Ros-Marbà. Obras de Wagner, Strauss y Ravel. 8-V-2009. Lenneke Ruiten, soprano; Jordi Domènech, contratenor; Marcel Beekman, tenor; André Morsch, barítono. RFG. Director: Frans Brüggen. Obras de Bach y Mendelssohn. 36 Un cronista local llegó a escribir que la Real Filharmonía “sonaba al menos tan bien como la Staatskapelle de Dresde”. Era momento de acordarse de ello escuchando la interpretación del preludio de Los maestros cantores y los Vier letzte Lieder. En el escenario, una orquesta en la que entre alumnos de la EAEM y refuerzos (43) había casi tantos atriles como de titulares de la RFG (47), lo que puede estar bien para fiesta de fin de curso académico, pero no como concierto de programa anual. El preludio de Die Meistersinger es bastante más que ruido y las maravillosas Cuatro últimas canciones de Richard Strauss no se pueden tratar así, para eso no hace falta traer a Melanie Diener que, cuando abandonaba rápidamente el escenario nada más terminar, fue retenida por Ros para proceder al ritual de saludos y aplausos, ante un público acrítico, sin referencias, convencido de que “su” orquesta es la mejor, como el albariño. Frans Brüggen dirigió un programa de dos obras que tienen como nexo la utilización del coral Ein feste Burg ist unser Gott, atribuido al propio Lutero. La cantata BWV 80 de Bach se interpretó en su versión original, sin los arreglos hechos por Carl Philipp Emanuel, y utilizando para el coro una voz por parte. Aunque la orquesta tiene evidentes dificultades para asumir el actual concepto de interpretación del barroco, estuvo en Bach mejor que en esporádicas ocasiones pasadas, ya con Rilling, ya con el mismo Brüggen, mientras los solistas no pasaron del regular, ni siquiera Domènech, a quien casi no se oyó en su dúo con el tenor. La Sinfonía nº 5 de Mendelssohn es vacua y ampulosa, pero tras un primer movimiento un tanto desajustado, Brüggen y la orquesta consiguieron hacerla digerible. Y es que la orquesta es buena, aunque su reducida plantilla es una clara limitación para ampliar su repertorio sin merma de calidad. Otra limitación es el conservadurismo del público. La primera tiene remedio con voluntad política y la segunda puede ir mejorando con un menor conformismo de los programadores. Vamos, que hace falta una reforma. José Luis Fernández PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 37 AC T U A L I DA D TOLEDO Festival de Música de Cámara de Jerusalén MÚSICA DE VERDAD Museo Sefardí. 10-V-2009. Elena Bashkirova, piano; Michael Barenboim, violín; Kiril Zlotnikov, violonchelo; Ramón Ortega, oboe; Karl-Heinz Steffens, clarinete; Chezy Nir, trompa; Mor Biron, fagot. Obras de Mozart y Brahms. E. BASHKIROVA M. BARENBOIM KWWSRFQHPFXHV La grandeza de la música de cámara puede estar, por ejemplo, en la naturalidad, en el modo en que un grupo de artistas complementan sus talentos y tras unos ensayos casi siempre escasos resuelven dejar que sea el impulso de cada cual el que convoque al resto y el de los demás al suyo propio. Y eso, impulso, pasión y claridad de ideas hubo en el concierto que un grupo de músicos de primera clase dieron en la sucursal toledana del Festival de Música de Cámara de Jerusalén en el maravilloso espacio de la Sinagoga del Tránsito. La hermosura del programa hacía presagiar que escucharíamos buena música. Cómo llegó esa música a nosotros es algo que corresponde a los valores de unos intérpretes de primera clase. La de la pianista Elena Bashkirova la conocíamos de sobra y la demostró en el Trío op. 114 R. ORTEGA de Brahms y el Quinteto K. 425 de Mozart. Revelación absoluta nada más atacar el inicio del Cuarteto K. 370 de Mozart, la del primer oboe de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, un granadino de veintiún años que responde al nombre de Ramón Ortega y que atesora ya una técnica y una expresividad de auténtico maestro. Lo que es ya el primer clarinete de la Filarmónica de Berlín, Karl-Heinz Steffens, excelso en ese Brahms que tanto le pide. Sorpresa también la del violonchelista Kiril Zlotnikov, que tiene la suerte de tocar con un instrumento que fuera el de Jacqueline du Pré. El violinista Michael Barenboim, el fagot Mor Biron y el trompa Chezy Nir estuvieron a la altura del empeño en cometidos aparentemente menores y que ellos supieron engrandecer. Luis Suñén &LHUUDORVRMRVGH0HUW[H$ODUFyQ TOLEDO K. ZLOTNIKOV 37 PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 38 AC T U A L I DA D VALENCIA Ciclo de la Orquesta de Valencia CON MÁS ALTOS QUE BAJOS Valencia. Palau de la Música. 24-IV-2009. Marco Rizzi, violín. Orquesta de Valencia. Director: Claus Peter Flor. Obras de Brahms y Shostakovich. 8-V-1009. Rafal Blechacz, piano. OV. Director: Paul Daniel. Obras de Beethoven y Britten 15-V2009. Waltraud Meier, soprano. OV. Obras de Strauss y Bruckner. Director: Yaron Traub. VALENCIA La Sinfonía nº 15 de Shostakovich recibió una gran versión, llena de matices y equilibrada en sus intensidades. Ahí Claus Peter Flor estuvo desde luego mucho mejor que en el Concierto para violín de Brahms, donde a Marco Rizzi, sustituto a última hora del anunciado Vadim Repin, se le quedó en el tintero mucha de la poesía, unas veces épica, otras lírica, que aquí siempre se espera y sin la cual el fantasma del aburrimiento se hace de inmediato presente. Paul Daniel ya planteó la beethoveniana obertura La consagración de la casa desde la conservación de la claridad a pesar de no escatimar en fuerza, y en el Cuarto Concierto del mismo compositor consiguió no tapar nunca al joven pianista polaco Rafal Blechacz, de sonido un tanto frágil pero digitación rayana en la perfección. Integraron la segunda parte dos obras de Britten muy distintas en naturaleza y propósito, pero cuyo lenguaje común Daniel demostró haber Virtudes y defectos de la Filarmónica de Hungría aprendido pronto y bien. La Sinfonía de Réquiem sonó desgarradora en su primer número, con logrados efectos tímbricos en el intermedio y moderado optimismo en el final. En las Variaciones Purcell se jugó abiertamente la baza de la espectacularidad y se ganó la partida. Entre las letras C y E de la primera de las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss le sobrevino a Waltraud Meier un garrafal lapso de memoria que dio al traste con las muchas expectativas desper- tadas por el anuncio de su actuación y del que sólo se rehízo en el Morgen concedido como propina. En general, la Novena de Bruckner sonó correcta sin más pero tampoco menos, y con tan interesantes como discutibles planteamientos rítmicos en un movimiento central llevado a tres, con lo cual la anacrusa se leyó en las corcheas escritas y no en las semicorcheas impuestas por la costumbre de la amalgama. Alfredo Brotons Muñoz Sol Gabetta deslumbró en Shostakovich KOCSIS NO CONVENCIÓ LOS OTROS RUSOS 38 Valencia. Palau de la Música. 12-V-2009. Filarmónica Nacional de Hungría. Director: Zoltán Kocsis. Obras de Liszt-Kocsis, Kurtág, Kodály y Strauss. Valencia. Palau de la Música. 19-V-2009. Sol Gabetta, violonchelo. Orquesta Nacional de Rusia. Director: Mikhail Pletnev. Obras de Golovanov, Shostakovich y Glazunov. E l Segundo Concierto para violonchelo de Shostakovich es una obra muy representativa del último estilo del compositor, quizá el que (por esquizoide) más molestó a las autoridades de su país de mediados de los sesenta y menos o peor comprendido ha sido en el resto del mundo. Desempeñó la parte solista la violonchelista argentina Sol Gabetta (Córdoba, 1981), que volvió a deslumbrar en la Iturbi tras haberlo hecho junto a la Orquestra de València y su titular Yaron Traub el pasado 14 de noviembre. La firmeza y nobleza de su timbre se pusieron al servicio de una interpretación siempre vibrante precisamente por la asignación del color sonoro más oportuno para cada pasaje de la difícil partitura. El Dolcissimo de Vasks que con su instrumento y su voz repitió como propina resultó tan eficaz o más en la prolongación de los aplausos como la primera vez. n su última visita al Palau de la Música empuñando la batuta, el gran pianista Zoltán Kocsis no acabó de convencer. En la Filarmónica Nacional de Hungría encontramos una cuerda de sonido compacto e inspirados solistas de madera, pero también un viento de timbres muy hirientes. Lo mejor se consiguió en la primera parte del concierto, donde se invocó a tres compositores compatriotas de los profesores y del director. Comenzamos con una sorpresa de última hora (se anunció por los altavoces), pero ya negativa. De hecho, no siendo la orquestación debida al propio Kocsis ni de lejos tan eficaz como el original pianístico, La vallée d’Obermann, de Liszt, sólo permitió la primera demostración de las virtudes y defectos apuntados en el conjunto. Cinco fragmentos de los Messages opp. 34 y 34a de Kurtág, una obra que el compositor nunca ha dado por acabada sino que va ampliando desde hace ya más de una década, se sintieron bellos pero fuera de contexto. Mejor encajaron unas Danzas de Galanta de Kodály con frescura autóctona. Al Zaratustra, iniciado a toda velocidad, le faltó desesperación en De los transmundanos y hondura en La canción fúnebre. Molestó asimismo el desabrimiento de trompas y trombones en De las alegrías y pasiones y la primera parte de El convaleciente. Sí hubo en cambio misterio en Del gran anhelo y en una Canción del baile que, tras el guirigay producido en torno al número 36, se cerró con un fascinante efecto de alejamiento. Pero ni esto ni el tono cíngaro del concertino en sus solos justifican una versión muy superable. Alfredo Brotons Muñoz E En la dirección del acompañamiento, Pletnev puso a contribución la sobria y precisa al tiempo que matizada y flexible gesticulación que en la Obertura rusa de Nikolai Golovanov (1891-1953) había hecho parecer algo más que una modernización con tintes broadwayianos de las enseñanzas recibidas de Rimski y Borodin. Sólo ciertos desajustes (el más grave la triple en lugar de sólo doble llamada de la trompa en la conclusión del primer movimiento) delataron quizá falta de ensayos. La Sexta Sinfonía de Glazunov abundó en las virtudes del director y de una orquesta con la rudeza característica de los metales en el este, pero con una sección de cuerdas maravillosa. Extremo este confirmado por un Aria en sol de Bach de referencia absoluta. Alfredo Brotons Muñoz PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 39 AC T U A L I DA D VALENCIA Diálogo de altura MAESTROS CON PERSONALIDAD Valencia. Palau de la Música. 26-IV-2009. Frank Peter Zimmermann, violín; Piotr Anderszewski, piano. Obras de Beethoven, Szymanowski y Janácek. ANDERSZEWSKI 3UR\HFWRHGXFDWLYR &21&,(572(1)$0,/,$ 'RPLQJRGHVHSWLHPEUHGH cualidad etérea del enérgico número final, Dríades y Pan, con sus trinos zumbando como insectos. La naturalidad definió también el fraseo en la Sonata de Janácek. Sus característicos trémolos e interjecciones sirvieron a violín y piano para charlar serenos, discutir con ardor, hacerse confidencias íntimas, reírse juntos y el uno del otro, y hasta (en la Balada) acariciarse con ternura. Siempre desde una compenetración milimétrica, la Primavera se fraseó con una elegancia, frescura y agilidad que nos recordaron constantemente el precedente mozartiano. En el Allegro inicial el desarrollo pasó como tormenta de verano, el Adagio sonó a serenata intercambiada o alternada, el Scherzo a desahogo bien humorado, y el Rondó a resumen de todo lo anterior. Alfredo Brotons Muñoz )HFKDLQLFLRGHYHQWDGHOFRQFLHUWRHQIDPLOLDGHPD\RGH 3UHFLRV =RQD$ =RQD%\& =RQD' E E E 3UR\HFWRFRQFHQWURVGH(GXFDFLyQ6HFXQGDULD HQWUHORVPHVHVGHIHEUHUR\DEULO 'LULJLGRSRU$QD+HUQiQGH] %HQMDPLQ%ULWWHQ_&XDWURLQWHUOXGLRVPDULQRVGH3HWHU*ULPHV 3UR\HFWRFRQFHQWURVGH(GXFDFLyQ3ULPDULD HQWUHORVPHVHVGHIHEUHUR\DEULO 'LULJLGRSRU-XDQMR*UDQGH )UDQ]-RVHSK+D\GQ_/DV(VWDFLRQHV 3UR\HFWRFRQFHQWURVGH(GXFDFLyQ3ULPDULD HQWUHORVPHVHVGHPDU]R\PD\R 'LULJLGRSRU$QD+HUQiQGH] $OEHUWR*LQDVWHUD_&XDWURGDQ]DVGH(VWDQFLDRSXVD $VWRU3LD]]ROOD_7DQJD]R 3UR\HFWRFRQFHQWURVGH(GXFDFLyQ6HFXQGDULD HQWUHORVPHVHVGHPDU]R\PD\R 'LULJLGRSRU-XDQMR*UDQGH %pOD%DUWyN_(OFDVWLOORGH%DUED$]XO 'XOFHVVXHxRVGH-DYLHU&DPSRV E n este recital, Frank Peter Zimmermann (Duisburgo, 1965) y Piotr Anderszewski (Varsovia, 1969) exhibieron técnica excelente y sin desigualdad, pero también sendas personalidades propias. Confirmaron así las altas expectativas despertadas en sus anteriores visitas al Palau: tres del alemán (la primera en 1994), una del polaco (en 2005). La Cuarta de Beethoven arrancó con un brío deslumbrante que en el Andante central mudó gracia inefable. Y como remate, un Allegro formidable que respetó la estructura formal con tal rigor lógico que, por una vez, el final no sonó a interrupción. No pudo ser mayor el contraste con el sugerente comienzo del primero de los Mitos de Szymanowski, La fuente de Aretusa, presentado con mágica liviandad por los dos instrumentistas. Y tampoco se les escapó la -RVHS9LFHQWGLUHFWRU $QD+HUQiQGH]GLVHxR\QDUUDFLyQ *LRDFFKLQR5RVVLQL_*XLOOHUPR7HOOREHUWXUD 6HUJHL3URNRILHY_3HGUR\HOORER %HQMDPLQ%ULWWHQ_*XtDGHRUTXHVWDSDUDMyYHQHV Rafa Martín ZIMMERMANN Franz Hamm $XGLWRULR1DFLRQDOGH0~VLFD 6DOD6LQIyQLFDK KWWSRFQHPFXHV 39 PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 40 AC T U A L I DA D VALLADOLID Ópera rutinaria EL DIFÍCIL BEL CANTO Teatro Calderón. 26-IV-2009. Bellini, La sonámbula. Sabina Puértolas, Antonino Siragusa, Ana Nebot, Felipe Bou. Director musical: Antonino Fogliani. Director de escena: Patrick Nailler. Escena de La sonámbula de Bellini en el Teatro Calderón VALLADOLID Difícil salir con bien de una ópera belcantista. En principio, es necesario superar la amenazante rutina orquestal; después, hacen falta cantantes adecuados y un coro, muy exigente aquí, profesional en voces y gestos. En esta tercera representación de la ópera belliniana no todo funcionó al nivel deseado. El voluntarioso y meritorio Coro de Amigos del Teatro Calderón no tuvo su mejor día y las dificultades enormes de su trabajo no fueron del todo superadas. El maestro puso en pie la partitura sin ir más allá de lo correcto y la Orquesta Sinfónica de Castilla y León mostró su profesionalidad. Buena idea de la puesta en escena esa especie de gran esfera de la que surge Amina, como el espectacular final del sonambulismo con las luces verdes que invadían la sala. El resto no estuvo a esa altura, la dirección del coro fue floja y el vestuario muy discutible. Discretos Felipe Bou y Ana Nebot, con la presencia entrañable de Raquel Pierotti. Lo mejor fue la pareja protagonista. Soledad Puértolas, delicada y frágil en su visión de Amina, cantó con dulzura, musicalidad y buena técnica, brillando en sus dos arias finales tan diferentes. Sólido en todo momento Antonino Siragusa, con una buena zona media y un agudo fácil que emitió haciéndose notar en los concertantes. Una versión desigual, en resumen, pero que tuvo algunos puntos importantes, así como la masiva presencia de público, lo que justifica la necesidad de seguir programando óperas, lo que, para la próxima, parece va a resultar difícil por las temidas restricciones presupuestarias. Fernando Herrero Ciclo de la OSCyL IMAGINACIÓN PROGRAMADORA Valladolid. Auditorio. 7-V-2009. Antonio Meneses, violonchelo. Sinfónica de Castilla y León. Director: Vasili Petrenko. Obras de Falla, Saint-Saëns y Prokofiev. 21-V-2009. Anne Gastinel, violonchelo. Obras de Berlioz, Chaikovski y Brahms. P 40 etrenko sigue en su línea de calidad y mando. Demasiado rápida la segunda suite de El sombrero de tres picos, a la que no le ha cogido todavía la sustancia, muy correcto el acompañamiento del Concierto para violonchelo nº l de SaintSaëns, con un estupendo Meneses, de amplio sonido, magnifica técnica, musicalidad, y magistral su versión de la Séptima de Prokofiev, su última sinfonía, maravillosamente orquestada y con ese juego humorístico y dan- zante de los allegros y la densidad del Moderato primero. La orquesta respondió a la elegante gestualidad del maestro y tocó con delicadeza y fuerza. Otro interesantísimo concierto, con programa no habitual y que ratifica la categoría del maestro que, por cierto, ha visto premiada en Inglaterra la temporada de la Orquesta de Liverpool de la que es titular, entre otras cosas por el número e interés de sus estrenos contemporáneos. Expectación. Gran ova- ción cuando Bringuier, flamante Director titular de la Orquesta en temporadas próximas, subió al podio. Bravos al final. Ratifica el joven maestro lo bueno de sus anteriores conciertos. Virtuosismo en El Carnaval romano, buen acompañamiento de la extraordinaria Gastinel en las Variaciones rococó (precioso sonido en las cuerdas bajas e inverosímil en las altas) y personalísima versión de la Primera brahmsiana. Gestualidad adecuada y elegante, matiza- ción absoluta, aun a costa de algunas caídas de tensión en el último tiempo. Dominio de la orquesta, entregadísima y volcada. Magnífico primer tiempo, lo mejor, y en todo momento variedad en los ataques, en las transiciones, en los contrastes. Brahms era una dura prueba y salió airoso. El sonido global del conjunto es una de las metas de Bringuier y por lo oído conseguirá sus propósitos de darle un color especial. Fernando Herrero PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 41 AC T U A L I DA D ZARAGOZA XV Temporada de Grandes Conciertos de Primavera EL MEJOR REGALO Jordi Mestre Auditorio. 13-V-2009. Academy of St. Martin in the Fields. Director: Neville Marriner. Obras de Tippett, Britten y Elgar. NEVILLE MARRINER t 6HSWLHPEUHVLQIRQLFR 12&+('(%2/(526 6iEDGRGHVHSWLHPEUHGH $XGLWRULR1DFLRQDOGH0~VLFD 6DOD6LQIyQLFDK 2UTXHVWD1DFLRQDOGH(VSDxD -RVHS3RQVGLUHFWRU 6ROLVWDVDGHWHUPLQDU )HFKDLQLFLRGHYHQWDGHPD\RGH 3UHFLRGHVGHE &2526<2%(5785$6'(Ð3(5$ 6iEDGRGHVHSWLHPEUHGH $XGLWRULR1DFLRQDOGH0~VLFD 6DOD6LQIyQLFDK 2UTXHVWD\&RUR1DFLRQDOHVGH(VSDxD -RVHS3RQVGLUHFWRU ZARAGOZA )HFKDLQLFLRGHYHQWDGHPD\RGH 3UHFLRGHVGHE Habitual —con la Orquesta de Cadaqués— en los ciclos del Auditorio, sir Neville Marriner —85 años el pasado 15 de abril—, esta vez al frente de la Academy of St. Martin in the Fields — 50 años el próximo 13 de noviembre— recibió el homenaje de Zaragoza: declaración de Visitante Ilustre y entrega en escena de la insignia del Auditorio. Pero el regalo mejor lo recibió el público en forma de un programa absolutamente redondo por carácter infrecuente, cohesión, belleza y ejecución. Realizado todo él con viveza y claridad muy Marriner, el maestro de Lincoln jugó las bazas de la diafanidad y el color, permitiendo en el sorprendente —por asequible— Concierto para doble orquesta de cuerda de Tippett percibir los más delicados matices de la polifonía orquestal; y en los Cuatro interludios marinos de Peter Grimes de Britten gozar de las insólitas combinaciones instrumentales y del poderío de los vientos. Soberbia también la exposición, contrastada y de perfectos idioma y sonoridad, de las Variaciones Enigma de Elgar, culminantes, cómo no, en una Nimrod cautivadora hasta la conmoción. Dos mínimas máculas en la noche: la variación final —la que retrata al propio Elgar—, tocada un poco de cara a la galería, más trepidante que nobilmente —la indicación de carácter que el autor reclama constantemente en sus obras—, y el encore de la primera de las Danzas húngaras de Brahms, salpicada por opinables caprichos rítmicos, fueron pequeños pechés de vielleisse — que diría Rossini— que no lastraron un triunfo que cabría resumir en un ¡Rule Britannia! Antonio Lasierra KWWSRFQHPFXHV 41 PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 42 AC T U A L I DA D 42 De lo irónico a lo frenético EN EL MÁGICO BOSQUE Ruth Walz Staatsoper. 8-V-2009. Haydn, Orlando paladino. Tom Randle, Arttu Kataja, Sunhae Im, Víctor Torres, Marlis Petersen. Orquesta Barroca de Friburgo. Director musical: René Jacobs. Director de escena: Nigel Lowery. Escena de Orlando paladino de Markus Karner en la Ópera Cómica de Berlín BERLÍN INTERNACIONAL ACTUALIDAD ALEMANIA Con pocas semanas de diferencia, Berlín ha podido juzgar dos versiones de Orlando paladino de Haydn. Una fue en concierto, con la Filarmónica dirigida por Nikolaus Harnoncourt, a fines de marzo. La otra, escénica, a comienzos de mayo, en coproducción con la Semana Festival de Música Antigua de Innsbrück y conducida por René Jacobs al frente de la Orquesta Barroca de Friburgo. Estos músicos, utilizando instrumentos originales, consiguieron un colorido y una variedad de caracteres y de sentimientos comparables a las refinadas sonoridades de sus colegas berlineses. Jacobs lleva la obra cerca del barroco, con enérgicos tiempos que mucho le convienen a la explayada partitura. Cuenta para ello con el fantástico concurso de tres solistas de fortepiano, clave y chelo: Sebastian Wienand, Wiebke Weidanz y Stefan Mühleisen. Nigel Lowery dirigió la escena con levedad, ironía y tendencia al entretenimiento. Amir Hosseinpour fue su ayudante y coreógrafo, esto último con soluciones frené- ticas y absurdas de gestos y morisquetas. En la escena, los espíritus salvajes del bosque mostraban grises greñas y daban vueltas alrededor de los pinos. Vimos también a un obispo, una azafata, un cocinero, un panadero, una bailarina en punta y hasta un torero. Al principio, el héroe protagonista apareció como una estatua de piedra, semidesnudo y silvestre, con escudo y lanza, para terminar rejuvenecido como policía de uniforme verde. Al descubrir a su amada Angélica tonteando con Medoro, se puso a arrancar los árboles de raíz. Reconvertido en piedra por la hechicera Alcina —esta vez de chaqué— fue sumergido en el Leteo, donde enloqueció. Tom Randle cantó esta parte con impulsiva voz pero supo apianar en su célebre momento Miei pensieri ante un Caronte encarnado por el resonante bajo Arttu Kataja, de pijama y bata. De verde y con carabina, una coqueta guardabosque fue Eurilla, cantada por Sunhae Im, encantadora comedianta con bonita voz aunque limitada en el agudo. Víctor Torres hizo un Pasquale antológico, de una exquisita bufonería cantada en clave de barítono lírico y exponiendo sutiles falsetes. Angélica estuvo a cargo de Marlis Petersen, una rubia muy actual, encerrada con Medoro en un castillete de madera, coronada al final como reina de belleza Asia and Pacific. En su gran escena Non partir lució un estupendo lirismo y en el remate, Implacabili numi, brilló virtuosísticamente. Alexandrina Pendatchanska que cantó con oscuros medios sopraniles, aplomados y de interesantes matices en Alcina, bruja sonámbula que dirigía miradas inquietantes a los palcos de proscenio. Pietro Spagnoli como Rodomonte compuso un rey pirata en toda regla, sobrado de medios baritonales. Menos lucido pero digno, el tenor Magnus Staveland en Medoro. Tras cuatro horas de paciente escucha, el público celebró el broche: hombres-dragones voladores trajeron desde el aire la cabeza del monstruo correspondiente y todos los árboles encendieron sus candelillas navideñas. Bernd Hoppe PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 43 AC T U A L I DA D ALEMANIA Una opereta olvidada NOSTALGIA DE BATAVIA Berlín. Komische Oper. 3-V-2009. Karner, Der Vetter aus Dingsda. Julia Kamenik, Anna Borchers, Peter Renz, Christoph Späth. Director musical: Patrick Lange. Directora de escena: Cordula Däuper. Wolfgang Silveri C ordula Däuper ha puesto en escena en la Ópera Cómica la opereta de Markus Karner El primo de Dingsda convertida en una suerte de idilio pequeño burgués con pinos en la terraza, rinconeras de plástico rojo, mesillas rodantes y estufa encendida junto al televisor. Por unos tragaluces entran y salen los señores y los sirvientes, cómicamente eficaces en la actuación de Berthold Kogut, Verena Unbehaun, Uwe Schönbeck y Christiane Oertel. Julia, entre tanto, mira a lo lejos y sueña con la vuelta de su primo Roderich, que se marchó a Batavia siete años atrás. No ha enviado siquiera una postal; no obstante, Julia le escribe constantemente y se la pasa mirando películas de amor en una pantalla de DVD junto a su amiga Anita (Anna Borchers, elegante moza con una dulce voz de soprano). Escena de El primo de Dingsda de Markus Karner en la Ópera Cómica Julia, vestida de saris indios diseñados por Justina Klimczyk, confía a la luna sus fantasías, bajo el follaje de unas palmeras de proyección. Baila a lo Bollywood alrededor de su sobrino August, que se quiere casar con ella (coreografía: Christia Frank) y no le oculta sus pensamientos. También el consejero Von Wildenhagen la pretende sin resultados (Peter Renz lo canta con la exacta voz del género). De pronto, llega un extranjero que despierta el interés de Julia. Christoph Späth, aunque con voz metálica de tenor, convence en el papel por su simpatía y encanto. Cuando a la mañana siguiente el extranjero dice ser el esperado primo, la confusión se perfecciona porque el auténtico primo se presenta a bordo de un helicóptero como un doble de la estrella de Bollywood, el actor hindú Shah-Rukh-Khan. La puesta falla en cuanto a ritmo, pues las partes habladas son muy lentas. Hacia la conclusión todo se acelera porque la directora renuncia al final feliz. Julia, de negro y con gafas de sol, parece una viuda doliente que espera siempre el retorno del hombre soñado, mientras su pretendiente burócrata empuña una flor como símbolo de su esperanza. Julia Kamenik encarna a su homónima con voz impersonal y fresca, unida a una encantadora presencia. En el podio, Patrick Lange pone energía en la melodía central (Luna radiante) y colorea variadamente el resto, consiguiendo un rotundo éxito. Bernd Hoppe Soñar en el cine EL ALOCADO Y CENTELLEANTE MUNDO DE ELSA Oper. 3-V-2009. Wagner, Lohengrin. Elza van den Heever, Michael König, Robert Hayward, Jeanne-Michèle Charbonnet, Bjarni Thor Kristinsson. Director musical: Bertrand de Billy. Director de escena: Jens Daniel Herzog. FRÁNCFORT La idea es genial pero no pertenece a Jens Daniel Herzog sino a Woody Allen. En su film La rosa púrpura de El Cairo, que ocurre en la gran época del cine mudo, envía el director al radiante héroe a los brazos de Mia Farrow, directamente desde la pantalla a la platea. En plena epopeya de Hollywood, el héroe adquiere voz y la soñadora a su hombre. El sueño se realiza en quien cree. Herzog convierte el drama romántico wagneriano de Lohengrin en el mundo onírico de Elsa, donde Lohengrin es un modelo viril y una superstar que transfiguran y templan las fechas, actualizando la del estreno, 1850. Para soñar, Elsa va al cine y nosotros con ella. Herzog lleva a sus personajes a los años de 1920, a esa sala donde se han podido estrenar La ópera de tres céntimos y La caja de Pandora. Los diseños de Mathis Neidhardt pasan del cine a una iglesia y a una central de partido. Gottfried se pierde en una ciudad futurista y hasta levanta en brazos a Ortrud, la malvada. Al final lo lleva en andas el director del cine. Herzog ha destrozado la leyenda medieval sin alcanzar la magia del cine, desprovisto de lujo y efecto. La ópera romántica se convierte en un cuento musical que sólo se sostiene, justamente, por la música. Elsa sueña con un renovador del mundo real y Lohengrin, con que los hombres se tornen razonables, pero nada resulta auténticamente teatral, nada conmueve ni siquiera llega a la piel de los escuchas. Aquí Lohengrin destroza los bancos como un gólem o un sátiro del bosque, juega a la ruleta rusa con Telramund y acaba dando con la cabeza contra un contenedor de basuras. Por suerte, el elenco salvó la parte sonora de la velada. Elza van den Heever fue una excelente tocaya, con voz de plata y relumbrantes agudos, entonada y soñadora. Michael König resolvió su protagonista con voz de cristal heroico. Robert Hayward triunfó en Telramund junto a la honda y malvada Ortrud de JeanneMichèle Charbonnet, cuyo eficaz vibrato encajó con su parte. Suntuosas, cálidas y radiantes, las vocalidades de Bjarni Thor Kristinsson en el Rey y Johannes Martin Kränzle en el Heraldo. Sólido y emotivo, el coro de la Ópera de Fráncfort (que prepara Matthias Köhler). Billy y la Orquesta del Museo de Fráncfort extrajeron del sepulcro escénico la magia y el centelleo de esta partitura, haciendo olvidar el resto. Barbara Röder 43 PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 44 AC T U A L I DA D ALEMANIA / ARGENTINA Estreno de un monodrama de Rihm LO QUE BUSCAS ESTÁ SIEMPRE MÁS ALLÁ DE TI SCHWETZINGEN M. Pipprich Schwetzinger Festspiele. 2-V-2009. Rihm, Proserpina. Mojca Erdmann. Sinfónica de la Radio de Stuttgart. Director musical: Jonathan Stockhammer. Director de escena: Hans Neuenfels. Wolfgang Rihm ha cantado una suerte de preinfierno de la melancolía y la locura, a partir del monodrama de Goethe Proserpina (1778), la mitológica hija de Zeus y Deméter cuya única posesión eran tres semillas de granada que ingirió para aplacar su hambre: lo seminal de un fruto, su fecundidad, su sangre, su muerte y su placer. Goethe vivía los momentos sombríos y trágicos del suicida Werther en la ficción y la muerte de su hermana Cornelia en la vida real. El dolor de Proserpina, sus gritos dirigidos del Infierno al Cielo para ser oídos por los dioses, han sugerido a Rihm una obra entre hablada y cantada, un lamento que traduce el texto al mundo de la belleza mística y el regocijo abismal. El monodrama goetheano es una obra de arte en sí pero Rihm Escena de Proserpina de Wolfgang Rihm en el Festival de Schwetzingen ha señalado sus eventuales trucos y falacias con un nuevo resplandor, haciéndolos significantes en plan rapsódico. Lo hizo ya en Lenz, personaje que fue amigo de Goethe, partitura donde el mismo Lenz y Cordelia son personajes cantados. Impenetrablemente oscuro es ese tiempo en el cual Lenz le dice a Goethe: “Tenebrosos días los del sol de la tragedia”. Por contraste, la declamación de Proserpina es luminosa y la apoyan la viola, el arpa y un cálido coro de Parcas. Es una Proserpina que se desliza hacia el placer, muy humana, grandiosa y auténticamente teatral. Mojca Erdmann prestó a la heroína una excelente vocalidad, entonada, bella, lamentosa, que parecía salir de todo su cuerpo. Gisbert Jäkel vistió la escena con paneles plásticos que dieron luz al sombrío asunto del enigmático drama. Un sillón de ginecólogo trajo a la hija de los dioses a estos tiempos freudianos. Hans Neuenfels marcó sobre todo la recitación del personaje, insistiendo en los elementos de poder y sexo. El vestuario de Elina Schnizler para los sátiros, bailarines dionisíacos y ménades, evocó los frisos fúnebres de la Roma arcaica. Jonathan Stockhammer condujo a los músicos de la reducida Sinfónica de la Radio de Stuttgart con todo el abanico de sones, lamentos y protestas del caso. Seis cuerdas y solistas de cobres y maderas apoyaron al invisible coro de las Parcas. Barbara Röder Sugerente e imaginativa puesta en escena de Marcelo Lombardero UN DESAFÍO BIEN RESUELTO BUENOS AIRES Teatro Avenida. 8-V-2009. Stravinski, The Rake’s Progress. Jeffrey Lentz, Gustavo Gibert, Ana Laura Menéndez, Marta Cullerés, Evelyn Ramírez, Santiago Bürgi, Christian Peregrino. Coro de Buenos Aires Lírica y Orquesta. Director musical y clave: Alejo Pérez. Director de escena: Marcelo Lombardero. Escenografía: Daniel Feijóo. Vestuario: Luciana Gutman. Iluminación: Horacio Efrón. 44 Gratificante producción de Buenos Aires Lírica — emprendimiento operístico privado— que la hace afianzarse como una alternativa más que valedera para el melómano argentino. Tuvo un ritmo muy ágil, pese al ámbito diferente para cada escena y narró la historia con claridad. Dos virtudes que hay que atribuir a los excelentes diseños de Feijóo y a la lucidez e ingenio de Lombardero como régisseur. Éste introdujo ciertos cambios de época y espacios que no alteraron la idea general. Su ardua labor se vio reflejada en el gran desempeño escénico del Coro adoptando muy diversos roles y en el trabajo de los cantantes. Se permitió también algunos divertidos gags, acentuando el tono paródico: el mensaje en el móvil, por el que Anne recordará a su padre; el remate de un enorme pingüino (mote que recibe nuestro ex-presidente) o el cartel de la Tate Gallery anunciando una muestra Hogarth, así como otros musicales: el billete de 20 libras con el retrato de Elgar en un empapelado o que en la TV del manicomio se vea a Tom y Jerry ejecutando la Rapsodia nº 2 de Liszt. La parte musical rayó a buen nivel. Primero y principal, por la labor del joven director Alejo Pérez, que mostró total dominio de la obra y logró una respuesta justa y equilibrada de una eficiente formación instrumental. Su trabajo concienzudo y solvente redundó en un perfecto soporte sonoro. El Coro, muy bien preparado por Casasbellas, se desenvolvió con pericia. El estadounidense Lentz (debutante aquí) superó como actor su buen hacer vocal: afinado, seguro y de agudo fácil aunque con color poco definido. La chilena Ramírez descolló (por timbre y emisión) como Baba mientras Gibert compuso con adecuados medios y un trabajo meritorio al malvado Shadow. Bien Peregrino (Trulove) y Cullerés (Goose), algo corto de volumen pero luciendo buena línea Bürgi (Sellem) mientras Menéndez componía una Anne correcta pero bastante monocorde en expresividad. Carlos Singer PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 45 AC T U A L I DA D ALEMANIA Franz Welser-Möst dirige un brillante Rheingold EL CICLO SE CIERRA Axel Zeininger Staatsoper. 2-V-2009. Wagner, Das Rheingold. Juha Uusitalo, Markus Eiche, Adrian Eröd, Janina Baechle, Ricarda Merbeth, Anna Larsson, Tomasz Konieczny, Herwig Pecoraro, Ain Anger. Director musical: Franz Welser-Möst. Director de escena: Sven-Eric Bechtolf. Decorados: Rolf Glittenberg. Vestuario: Marianne Glittenberg. VIENA Adrian Eröd, Juha Uusitalo y Tomasz Konieczny en El oro del Rin La última estación del nuevo Ring vienés —el prólogo del ciclo, Das Rheingold—, que asimismo forma el comienzo de una representación completa de la Tetralogía en mayo de 2009, se convirtió, gracias a un homogéneo elenco vocal y a una tan impecable como apasionada prestación orquestal, en un triunfo musical. Un violento coro de abucheos, sin embargo, se mezcló con los grandes aplausos cuando salió a saludar el equipo escénico. Hay que reconocer que Sven-Eric Bechtolf no ha logrado un trabajo redondo, y cuenta la historia de una manera demasiado evidente, sin tener en cuenta el trasfondo político de la obra, que no hay que olvidar que Richard Wagner la escribió bajo la influencia de las revoluciones de 1848/49. La función se convirtió en un triunfo para Adrian Eröd, que asumió como barítono la parte de tenor de Loge, un papel que es interpretado habitualmente por tenores heroicos o de carácter. El cantante no tuvo ningún problema con la tesitura, e interpretó los pasajes mas líricos como en un recital de lied. Además, caracterizó vocal y escénicamente el papel de manera magistral. En esta producción, el gusto del dios del fuego por la intriga es lo que parece animar la acción, más que la inagotable ambición de poder de los dos contrincantes, Wotan y Alberich. También el resto del elenco fue excelente. Juha Uusitalo encarnó un profundo y noble Wotan, dominador también de los momentos más peliagudos de la partitura; Tomasz Konieczny hizo un fenomenal Alberich, en lo canoro y lo teatral, al igual que Ain Anger en Fafner y Sorin Coliban en Fasolt. Janina Baechle compuso una digna Fricka, y Anna Larsson una presente Erda, si bien Ricarda Merbeth fue una algo estridente Freia. Magníficas las tres ondinas (Ileana Tonca, Michaela Selinger, Elisabeth Kulmann), y sólidos el Donner de Markus Eiche, el Mime de Herwig Pecoraro y el Froh de Gergely Nemeti. Franz Welser-Möst dirigió con tempi amplios y dramáticos, destacando con claridad los leitmotive y ofreciendo una atractiva combinación de transparencia, elegancia y tensión. Christian Springer 45 PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 46 AC T U A L I DA D BÉLGICA Un israelí y un palestino montan la ópera bíblica de Saint-Saëns FILISTEOS DE HOY AMBERES Vlaamse Opera. 28-IV-2009. Saint-Saëns, Samson et Dalila. Marianna Tarasova, Torsten Kerl, Nikola Mijailovic, Tijl Faveyts. Director musical: Tomas Netopil. Directores de escena: Amir Nizar Zuabi y Omri Nitzan. El joven palestino Amir Nizar Zuabi y el experimentado israelí Omri Nitzan formaron un dúo de directores invitado por la Ópera Flamenca para poner en escena una nueva producción de la ópera bíblica Sansón y Dalila de Camille Saint-Saëns y para que relacionaran la obra con la actual situación política de Oriente Medio. ¿No ocurre la acción en Gaza? “Nuestro trabajo conjunto es nuestra protesta” fue la declaración de los dos directores de escena que incluso antes del estreno en Amberes había provocado las reacciones y comentarios de la considerable comunidad de judíos ortodoxos que hay en la ciudad. ¿Cumplió la producción con las expectativas? No lo creo. La ópera comenzó bastante bien y estableció el tono de la obra: un escenario vacío dividido horizontalmente por una resplandeciente meseta (decorados de Ashraf Hanna y Amir Nizar Zuabi) con dos grupos de personas enfrentadas. Encima bailaban siete parejas elegantemente vestidas, debajo una multitud desdichada vestida como los palestinos, con una piedra de la intifada en la mano, lamentan su triste destino. Está claro que los papeles han sido invertidos: los oprimidos judíos de la ópera se han convertido en los palestinos y los reinantes y crueles filisteos ya son los israelitas. Hasta aquí bien, pero como el libreto de la ópera sigue siendo el mismo, hay muchas incongruencias los cantantes convencieron menos y carecieron de estilo francés. La mayoría de los cantantes estrenaba el papel, salvo Marianna Tarasova que no fue una Dalila muy seductora y su voz careció de volumen y color en el registro bajo y parecía como si chillara en los agudos. Torsten Kerl (Sansón) comenzó vacilante con su voz de tenor que suena muy alemana pero adquirió fuerza durante la representación aunque no cumplió con todas las exigencias del papel. Nikola Mijailovic fue un autoritario sumo sacerdote con su ácida voz de barítono y Tijl Faveyts cantó el papel del viejo hebreo con voz sedosa. y fue bastante extraño ver al sumo sacerdote del dios Dagon disfrazado de judío maldiciendo a “les enfants d’Israel”. Pero se entendió bien el mensaje y no hubo necesidad de resaltarlo con embarazosas pantomimas o las bacanales de los soldados practicando el sexo con sus armas antes de que Sansón, vestido de terrorista suicida, destruyera a sus enemigos. ¿Y por qué Dalila, vestida de puta barata, se dedica a hacer los mismos malabarismos con el sumo sacerdote para sellar su alianza? La Sinfónica de la Ópera Vlaamse, dirigida por el joven checo Tomas Netopil, dio una soberbia lectura de la partitura, con gran fuerza dramática y ricos colores, y el coro fue excelente, pero Erna Metdepenninghen La Moneda extramuros SIN EMOCIONES BRUSELAS C.&M. Baus Cirque Royal. 8-V-2009. Donizetti, Lucia di Lammermoor. Nino Machaidze, Charles Castronovo, Lionel Lhote, Giovanni Furlanetto. Director musical: Julian Reynolds. Director de escena: Guy Joosten. 46 Por razones de organización, La Monnaie presentó su nueva producción de Lucia di Lammermoor en el Cirque Royal de Bruselas. Como indica el nombre, es un auditorio redondo en el que el público está sentado rodeando su escena circular. La orquesta se colocó detrás del escenario haciendo que el equilibrio con los cantantes fuera más difícil, pero en general todo resultó satisfactorio. El director musical, Julian Reynolds, tuvo a todo el mundo muy bien preparado y fue un atento y cumplido acompañante de los cantantes. Pero ¿Lucia se volvió loca de verdad en la puesta de escena de Guy Joosten? Costó creerlo después de haberla visto en las escenas anteriores en el papel de una Nino Machaidze en Lucia di Lammermoor de Donizetti muchacha voluntariosa, que vive claramente en su propio mundo, apasionadamente enamorada —y muy físicamente— de Edgardo y burlándose de su hermano Enrico. Es difícil entender por qué firma el contrato de matrimonio y que la lleven a la cama matrimonial. Cuando vuelve a aparecer después de haber dado muerte a Arturo se mutila con unas enormes tijeras antes de apuñalarse. Todo esto ocurre ante un impasible Enrico. En la última escena, Edgardo da vueltas por el escenario y encuentra el cadáver de Lucia antes de suicidarse, y reunirse con Lucia en una vida mejor. ¿Es Lucia una historia romántica o no? La Monnaie presentó dos repartos para los papeles principales. Nino Machaidze fue una Lucia joven, que hizo todo lo que la puesta en escena le pidió, y cantó con una voz de soprano clara que careció de morbidezza, pero con una buena coloratura. El tenor Charles Castronovo fue un ardiente Edgardo que cantó con voz algo frágil. Lionel Lhote hizo bien el papel del cruel Enrico con una voz de barítono caluroso y fuerte. Giovanni Furlanetto careció de peso vocal en el papel de Raimondo, y aquí iba vestido de obispo católico (vestuario de Jorge Jara) pero JeanFrançois Borras fue un Arturo con voz dulce, El coro de la Monnaie cantó muy bien. Erna Metdepenninghen PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 47 AC T U A L I DA D ESTADOS UNIDOS Zambello sigue adelante con su visión del Anillo del nibelungo GUERRA DE CLASES El Ring americano de la Ópera Nacional de Washington (en coproducción con la Ópera de San Francisco) es una interpretación muy sui generis de otra por el estilo: la muy personal y muy confusa adaptación de la directora Francesca Zambello de la muy personal e igualmente confusa adaptación de los mitos nórdicos de Wagner. El objetivo de Zambello (como dice en el programa) es “ver [el ciclo de Wagner] a través de nuestra propia mitología norteamericana. En Siegfried se ve la guerra entre los ricos y los pobres que alcanza un estado de lo más crítico. También se ve a la gente corriente viviendo en la pobreza más abyecta y el mundo natural hecho pedazos por la tecnología y un consumo muy visible…”. Bueno, a lo mejor es lo que ve Zambello, pero si por la “gente corriente” se refería a Mime como representante de la gentuza que vivía en caravanas y a su hermano, un vagabundo que arrastraba un carro, parecía una manera bastante extraña clasificar a estos dos nibelungos taimados. Y si se refería a Sigfrido, bueno, ¿su “pobreza más abyecta” le hubiera permitido llevar un caro abrigo de cuero y consumir cuatro o cinco latas de cerveza (¿la marca? Rheingold, natürlich) cuando le daba la gana? ¿Y cuándo y dónde ocurrió todo esto? Ya que la roca de Brunilda se parecía más a la zona cero después del 11 de septiembre o una Australia postapocalíptica salida de Mad Max que a una “America bombardeada y después de una tercera guerra mundial” de Zambello. ¿Por qué estaba el “Pájaro” del bosque, una elegante modelo rubia de los años 60 vestida a lo grande, rondando por la pasarela de la fábrica de Fafner con una pluma y un cuaderno en la mano? (Hizo ridículo el momento crucial en el tercer acto cuando Sigfrido aprende lo que es el miedo al ver por primera vez a una mujer, Brunilda, ya que antes había estado en el bosque con aquélla sin pizca de miedo). Pero, con todo, Zambello mostró buenas ideas, que fueron apoyadas por unas sólidas interpretaciones de Andreas Conrad (Mime), Alan Held (el Caminante), Gordon Hawkins (Alberich), y Gidon Saks (Fafner), y gracias a ellos, los dos primeros actos resultaron bastante dramáticos, pero el tercer acto rayó el desastre. La heroína del Ring se tambaleaba y daba tumbos como una drogata buscando una dosis, una Karin Cooper WASHINGTON Washington National Opera. 9-V-2009. Wagner, Siegfried. Pär Lindskog, Iréne Theorin, Andreas Conrad, Alan Held. Director musical: Michael Güttler. Directora de escena: Francesca Zambello. Decorados: Michael Yeargan. Vestuario: Cathering Zeuber. Iluminación: Mark McCullough. Diseño de vídeo: Jan Hartley. Alan Held y Andreas Conrad híbrida de Barbarella y Barbie con melena rubia cardada y teñida, con un vestido mini escotado y comprado en una tienda de fetichistas. Su abrazo y voltereta con Sigfrido al caer el telón me hubiera provocado una carcajada si no hubiera intervenido a tiempo mi sentido del decoro. La Brunilda que cantó Iréne Theorin en Washington fue mucho mejor que su versión de Nueva York —un sonido deslumbrante y emocionante a pesar de unos cuantos fallos— pero Zambello redujo la caracterización a una caricatura algo pervertida. Y su peludo Sigfrido con su grasienta camiseta no le ayudó mucho. Pär Lindskog había sufrido de bronquitis durante las dos primeras funciones e hizo una actuación muda en el escenario mientras otro tenor, Scott MacAllister, cantó el papel entre bastidores. La tercera función (el 9 de mayo) fue su primera interpretación plena del papel en Washington, y su actuación dramática estuvo muy bien y, dignamente, se reservó su esfuerzo hasta el final cuando dio unos agudos espléndidos. Sin embargo, al igual que en el Siegfried del Met, el héroe fue vocalmente ensombrecido por Mime: Conrad cantó con más plenitud y fineza que Lindskog. De los otros cantantes, sólo Nancy Maultsby decepcionó con su débil Erda. Esta función de sábado por la tarde en Washington fue más agradable que la del Met, en gran parte gracias al director musical Michael Güttler y su trabajadora aunque falible orquesta. Posiblemente la Orquesta de la Ópera Nacional de Washington no tocara la partitura con la fuerza y precisión de la de Nueva York, pero en esta parte del viaje por el Rin de Wagner el joven maestro logró una interpretación más tensa, escueta, modulada y conmovedoramente musical que la del titánico Levine. Patrick Dillon 47 PLIEGO 3 FILM:Actualidad 25/5/09 15:29 Página 48 AC T U A L I DA D FRANCIA Un himno a la mujer ESTRUENDOSA LLEGADA DE LULU A LYÓN LYON Stofleth Opéra. 20-IV-2009. Berg, Lulu. Laura Aikin, Hedwig Fassbender, Stephen West, Thomas Piffka, Roman Sadnik, Paul Gay, Franz Mazura, Magdalena Anna Hofmann. Director musical: Kazushi Ono. Director de escena: Peter Stein. Decorados: Ferdinand Wögerbauer. Vestuario: Moidele Bickel. Treinta años después del estreno de su tercer acto en París, la Lulu completa de Berg hace su entrada en el repertorio de la Ópera de Lyón en una puesta en escena de gran belleza debida a Peter Stein, que confirma cuán suntuosa partitura teatral es la segunda ópera del autor de Wozzeck. Inacabada a la muerte de Berg, Lulu es un himno a la mujer, a la sensualidad, a la belleza sacrificada en el altar del hombre depredador. Lulu es la ópera más feminista del siglo XX, a la manera de Carmen. Pero, a diferencia de su antecesora, dueña de su destino y del de los hombres con quienes se cruza, Lulu es una mujer niña cuyas víctimas son responsables de su trágica suerte. Es ésta, en todo caso, la opción propuesta por Peter Stein. El director de escena alemán otorga a la cándida heroína, suerte de Parsifal femenino, una dimensión desencarnada, al menos hasta el epicentro de la obra, a la vez cumbre de la ópera y de Laura Aikin y Franz Mazura en Lulu de Alban Berg en la Ópera de Lyon su ascensión social. Como la producción del memorable estreno de la versión íntegra en la Ópera de París hace treinta años por el equipo Boulez, Chéreau, Peduzzi, Schmidt, decorados y vestuario sitúan la acción en la época de la génesis de Lulu, a comienzos de los años treinta, en un marco lujoso aunque algo estrecho en el primer acto, incómodo para los cantantes que parecen respirar con dificultad. El decorado del acto central se inspira en el de Peduzzi de 1979, pero en blanco y negro, mientras la escena final se desarrolla en el desván de un edificio intemporal. La dirección de actores de Stein es de una eficacia extrema, los cantantes habitan literalmente sus personajes hasta el punto de inclinarse en demasía por el registro hablado en detrimento del Sprechgesang. En el foso, Kazushi Ono dirige de forma precisa y entusiasta a una orquesta de gran belleza que disfruta tanto tocando que a veces tapa a los cantantes. El reparto vocal es suntuoso. Aikin encarna una Lulu más aniñada que seductora, muy en el estilo del personaje, maquillada como Louise Brooks. La voz es sólida y carnosa, pero también frágil. A su lado, Hedwig Fassbender, de cálido timbre, es una conmovedora Geschwitz. Stephen West (Doctor Schön), Thomas Piffka (Alwa), Roman Sadnik (el Pintor) y Paul Gay (Domador/Atleta) son irreprochables. Pero es Franz Mazura, Doctor Schön en la Ópera de París en 1979, la verdadera piedra angular de esta producción. El maduro cantante encarna de manera extraordinaria a Schigolch que, por presencia y fuerza, se convierte en el principal personaje masculino de la ópera. Bruno Serrou Estreno de Le temps l’horloge DUTILLEUX SUPERSTAR PARÍS Salle Pleyel. 6-V-2009. Renée Fleming, soprano. Orquesta de París. Director: Seiji Ozawa. Obras de Dutilleux, Ravel y Berlioz. 48 En el marco de una velada de gala organizada por Amnistía Internacional Francia y presidida por la actriz Carole Bouquet se ha estrenado la última obra escrita, a día de hoy, por Henri Dutilleux (nacido en 1916): Le temps l’horloge. Este ciclo vocal de dieciséis minutos ha sido compuesto a la medida de su dedicataria, la soprano americana Renée Fleming y ya fue estrenado en septiembre de 2007, en versión incompleta, en el Festival de Matsumoto en Japón. Las dos obras que completaban el programa, nacidas de grandes clásicos franceses —la versión integral del ballet Ma mère l’oye de Ravel y fragmentos sinfónicos de Romeo y Julieta de Berlioz— responden a una estética de la que Dutilleux se reclama heredero y en la que el director japonés Seiji Ozawa sobresale. Algo que se hizo evidente durante esta velada excepcional, víspera del estreno público de la obra de Dutilleux, en la que la Orquesta Nacional de Francia respondió con gusto y seguridad a los requerimientos de un director musical al que aprecia. En Le temps l’horloge Dutilleux busca la concisión y la profundidad, apoyándose en poemas de Desnos, Tardieu y Baudelaire; los versos de este último ilustran el último segmento de la partitura ofrecida la noche de su estreno mundial. El refinamiento de la parte orquestal, la fina prosodia, no siempre comprehensible —Renée Fleming, muy cómoda, posee una buena pronunciación francesa pero también una dicción mejorable—, la flexibilidad de la escritura son destacables. Pero permítasenos pensar, después de dos audiciones del ciclo completo, que Le temps l’horloge queda un punto por debajo de los grandes ciclos sinfónicos del compositor. Bruno Serrou PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:48 Página 49 PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:48 Página 50 AC T U A L I DA D FRANCIA La ópera de Chabrier vuelve a la Salle Favart LOS FUEGOS ARTIFICIALES DE ENRIQUE DE VALOIS París. Opéra-Comique. Salle Favart. 5-V-2009. Chabrier, Le roi malgré lui. Jean-Sébastien Bou, Magali Léger, Nabil Suliman, Gordon Gietz, Sophie Marin-Degor, Franck Leguérinel. Coro de la Ópera de Lyón. Orquesta de París. Director musical: William Lacey. Director de escena y vestuario: Laurent Pelly. Decorados: Bernard Legoux. E l 18 de mayo de 1887 la sala Favart ofrecía el estreno mundial de Le roi malgré lui de Emmanuel Chabrier, justo antes de que fuera pasto de las llamas. Ciento treinta y dos años después, este suntuoso divertimento regresa con éxito a la misma escena, ahora en la adaptación de una producción concebida para la Ópera de Lyón por Laurent Pelly. Jérôme Deschamps vuelve así al compositor de L’étoile, con la que abría su mandato en la dirección de la Opéra-Comique en diciembre de 2007. El argumento surrealista basado en un hecho auténti- co de la historia de Francia y de Polonia inspiró al wagneriano Chabrier una partitura rutilante y suntuosamente orquestada que hizo decir a Ravel que había cambiado la orientación de la armonía francesa y que Stravinski calificó de “perla auténtica” y Reynaldo Hahn de “opereta colosal”. De Enrique III de Valois a Henryk Walezy de Polonia, de la Historia a las historias, de los hechos reales a las más desencajadas elucubraciones del vaudeville, Chabrier es un verdadero orfebre. El refinamiento de su música, su abundancia y sofisticación asociadas a las situaciones más burlescas, crean un contraste extraordinario entre bufonería y melancolía en una Polonia tan imaginaria y estrafalaria como la de Ubu. Las intrigas cortesanas espolean la imaginación inagotable de Laurent Pelly. Entre escarnio y ligereza, ilusión y desilusión, el director de escena y figurinista se burla de la intriga instaurando el teatro dentro del teatro. En el escenario, los cantantes sirven con delectación a una dirección de actores deslumbrante, comenzando por el saltarin rey de pacotilla de Jean-Sébastien Bou. A su lado, Magali Léger encarna a una deliciosa Minka, la esclava salvada de las garras del malvado Laski que canta Nabil Suliman. Sophie MarinDegor y Franck Leguérinel forman una pareja ducal inenarrable. Si Gordon Gietz posee el encanto que requiere el conde Nangis, a su voz le falta algo de carne y de fuerza. En el foso, la Orquesta de París resuena a veces demasiado, pero las texturas son halagüeñas y la entrega total, bajo la enérgica batuta del joven director británico William Lacey. Bruno Serrou Excesos escénicos e intensidad musical SALOMÉ EN SODOMA Théâtre du Capitole. 15-V-2009. Strauss, Salomé. Thomas Moser, Doris Soffel, Camilla Nylund, Morten Frank Larsen, Martin Mühle, Silvia de la Muela, Ian Caley. Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse. Director musical: Pinchas Steinberg. Director de escena, coreografía, decorados, vestuario e iluminación: Pet Halmen. 50 David Herrero TOULOUSE Hace justamente treinta años, Nicolas Joël ponía en escena en Toulouse una lujuriante Salome. Esta vez el director de la Ópera tolosana ha confiado la nueva producción de la obra maestra straussiana a Pet Halmen, que ya hizo aquí una destacable Lulu de Berg en 2003 y un más discutible Faust de Fénelon, en su estreno mundial en 2007. El rumano propone esta vez una lectura sado-maso de Salome. Sobre el escenario, un decorado negro en arco de círculo crudamente iluminado, dominado por una luna llena omnipresente e inerte. En el centro, la clásica cisterna en la que está encerrado Jochanaan, único personaje vestido de blanco junto con Salomé. El director de escena se sumerge en la atmósfera de Salò o las 120 jornadas de Sodoma de Pasolini, sin la profundidad y la fuerza del inmenso artista que era el realizador italiano. Todos los demás personajes llevan trajes de cuero negro, incluyendo algunos una fusta con la que azotan a jóvenes atadas y desnudas a cuatro patas. Pero el colmo de la vulgaridad se alcanza durante la danza de los siete velos. En lugar de danza, Salomé se entrega a desnudar a Herodes y descubrir a un padrastro que lleva suje- tador y ligueros rojos y medias de rejilla, antes de arrancarle su peluca, mientras los judíos se desnudan y los guardias se masturban. ¡Todo esto en presencia de Jochanaan, encerrado en un falo transparente…! Lo que pasa en escena queda felizmente compensado por el reparto, en todo punto ejemplar. Camilla Nylund es una Salomé extraordinaria. Su voz carnosa y fluida, de un vigor y una frescura asombrosas, le per- mite encarnar a una princesa de natural sensualidad. Su aliento, su presencia, su entrega son un modelo. El vestido y la peluca ridículos que lleva la afean en vez de resaltarla y más parece una adulta perversa que una joven empujada por un deseo incontrolable avivado por su madre. Thomas Moser es un Herodes totalmente destroy. Su voz es poderosa, maleable y coloreada. Doris Soffel encarna a una Herodías alucinada, Marten Frank Larsen es un Jochanaan sólido y frío como un dios. Los papeles secundarios son todos notables. En el foso, Pinchas Steinberg dirige con arrebato, y un sentido del fraseo que sienta particularmente bien a esta partitura deslumbrante, a una orquesta al rojo vivo. Bruno Serrou PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:48 Página 51 AC T U A L I DA D GRAN BRETAÑA La ENO en alza BRISA Y TEMPESTAD Clive Barda English National Opera. 9-V-2009. Britten, Peter Grimes. Stuart Skelton, Amanda Roocroft, Gerald Finley, Rebecca de Pont Davies, Felicity Palmer. Director musical: Edward Gardner. director de escena: David Alden. LONDRES Amanda Roocroft y Stuart Skelton en Peter Grimes de Britten La excepcional nueva producción de Peter Grimes de la English National Opera, guiada por el director musical de la compañía, Edward Gardner y con la puesta en escena de David Alden, representó un momento decisivo para el buen nombre de la compañía que ha pasado varios años difíciles y ahora disfruta de una recuperación impresionante. La producción fue muy afortunada al tener un magnífico interprete, Stuart Skelton, en el papel de Grimes. Patoso, vulnerable, bravucón y desamparado, el tenor australiano irradió una inteligencia musical tan electrizante como trágica. Supo unificar las líneas visionarias y vacilantes de un hombre solitario con los brutales bramidos de un matón. La incertidumbre moral, que es el meollo de esta ópera, a veces demasiado simplificada, ya que muestra un exceso de indulgencia hacia el personaje de Grimes, es aquí meridianamente clara. Nadie se muestra heroico, ninguno es intachable, ni siquiera la bondadosa Ellen, interpretada con tierna generosidad por Amanda Roocroft. Alden ha situado la obra en la década de los 1940, la época de su composición. Sin embargo, los elegantes decorados de Paul Steinberg, una mezcla de paisaje marino naturalista y abstracción geométrica, con iluminación nítida, marcada y plateada, son intemporales. Algunos de los personajes fueron representados como heridos de guerra, incluyendo un manco, el decente pero débil Capitán Balstrode, la desasosegada conciencia de la comunidad. Gerald Finley estuvo soberbio en el papel. A veces, los gestos coreografiados llegaron a ser tediosos. La Tía se convierte en una lesbiana de cabaret al estilo de Otto Dix, interpretada sinuosamente por Rebecca de Pont Davier. Sus sobrinas, las vivaces Gillian Ramm y Mairéad Buicke, son como colegialas un poco pervertidas a lo Safo. Ned Keene (Leigh Melrose) es un viscoso chulo y camello que proporciona el láudano de la adicta, Mrs. Sedley, interpretada con gloriosa desaliño por Felicity Palmer. Todo el reparto estuvo soberbio, el fervor y capacidad del coro y de la orquesta fueron emocionantes. Gardner y sus excelentes músicos nos recordaban cuán viva y atrevida sigue siendo esta familiar partitura. Britten volvió a inventar las posibilidades del lenguaje musical: durante un momento parece representar una brisa del mar, luego una gaviota volando, la tempestad o un resplandeciente amanecer. Fiona Maddocks 51 PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:48 Página 52 AC T U A L I DA D ITALIA Estreno de la última ópera de Guarnieri DOLOROSO PROCESO BOLONIA Accademia Filarmonica. 6-V-2009. Guarnieri, Nell’alba dell’umano. Processo a Costanza. Daniela Uccello, Matelda Viola. Director musical: Pietro Borgonovo. Director de escena: Claudio Longhi. La Academia Filarmónica de Bolonia ha propuesto, en la Iglesia de Santa Cristina, el estreno de uno de los trabajos más recientes de Adriano Guarnieri (1947), la ópera de cámara Nell’alba dell’umano. Processo a Costanza (2007-2008) para dos sopranos, dos voces recitantes, voces grabadas y cinco instrumentos. Después de la bellísima Medea, representada en Venecia en 2002, Guarnieri vuelve a una atormentada figura femenina, inspirán- dose esta vez en una persona realmente existente, Costanza Monti (1792-1840), hija del poeta Vincenzo, mujer hermosa y culta de vida infeliz, amargada también por la difusión de calumnias que la acusaban de haber envenenado a su marido, el escritor Giulio Perticari, muerto de cáncer de hígado. El texto de Silvia Cecchi no relata los hechos, sino que presenta diferentes aspectos de la dolorosa soledad de Costanza, ofreciendo a Guarnieri una sucesión de situaciones de recitación, donde el canto alcanza una extraordinaria intensidad lírica en un cierre apaciguador. Fascinante la escritura instrumental, de transparencia camerística, ejecutada de manera impecable por flauta (la estupenda Anna Maria Morini), violín (Enzo Porta), arpa (Paola Perrucci), violonchelo (Martina Rudic), trombón (Corrado Colliard); notables las voces recitadas de Sandra Cavallini y Andrea Fugaro. de fuerte impacto expresivo, que el compositor, como de costumbre, con cortes y omisiones, reduce a sus propias exigencias musicales. Las dos voces en vivo (las estupendas Daniela Uccello y Matelda Viola) encarnaron a Costanza, las tres voces grabadas son unas veces amigas, otras enemigas, dos voces recitadas (Costanza y un Juez ideal) se integran en la música instrumental y el recorrido, tras dolorosas laceraciones y efusiones de canto, culmina en la última sección, privada Paolo Petazzi Semion Kotko abre la temporada en Cagliari UNA RAREZA DE PROKOFIEV 52 Como ya viene ocurriendo desde hace más de diez años, el Teatro Lírico de Cagliari ha inaugurado la temporada con una ópera de rara representación: Semion Kotko (1938-1940) de Prokofiev, en coproducción con el Teatro Mariinski de San Petersburgo. Casi nunca representada en Italia e igualmente descuidada en otras partes, Semion Kotko es la primera ópera compuesta por Prokofiev después del regreso a la URSS, un intento de ópera “soviética”, al menos en la elección del argumento, que se desarrolla en Ucrania en 1917, con los bolcheviques en lucha contra los alemanes apoyados por los conservadores locales (el desafortunado compositor no podía prever el pacto de Hitler y Stalin…). Lucha política y sentimientos personales (el amor del campesino Kotko y Sofia, cuyo padre, Tkacenko, rechaza la boda y es un aliado de los alemanes) se entrelazan en una trama de pedagógico final feliz, donde la música alterna zonas de una cierta monotonía y algunas concesiones a melodías populares y páginas dignas del Prokofiev más apreciado de aquel período (el incendio del pueblo, la locura de Ljubka, que ha visto ahorcar a su amado, el estilo de conversación en la escena de las dos parejas de enamorados). Semion Kotko ofrece Escena de Semion Kotko de Prokofiev en el Teatro Lírico de Cagliari muchos puntos de reflexión sobre el último Pro- (Tkacenko), Irina Loskutova lizada, pero era confusa y kofiev y hubiese ofrecido (Ljubka), Tatiana Pavlovskaia sustancialmente tradicional, más si el espectáculo hubie- (Sofia), pero todo el conjun- tanto que pareció utópico y se estado a la altura de la eje- to del vastísimo reparto (26 poco motivado el final feliz cución musical. Alexander personaje, de los cuales al que quiere advertir contra Vedernikov llevó bien a la menos una decena de relie- los riesgos de una dictadura: Orquesta del Lírico de ve) era de alto nivel. La el coro ostenta el libro rojo Cagliari, con una ejecución dirección de Yuri Alexandrov de Mao alrededor de una sólida y segura y un reparto quería evitar el cliché de la escultura con una cabeza de de altísimo nivel. Se dieron tradición soviética, y se valía dictador con una banda roja las revelaciones del tenor de una planta escénica de sobre los ojos. Mikhail Gubski (Kotko), el Semion Pastukh de impostabajo Gennade Bezzubenkov ción alusiva, abstracta o estiPaolo Petazzi M.N. CAGLIARI Teatro Lírico. 22-IV-2009. Prokofiev, Semion Kotko. Mikhail Gubski, Olga Savova, Alexei Tanovitski, Gennadi Bezzubenkov, Tatiana Pavlovskaia, Iria Loskutova. Director musical: Alexander Vedernikov. Director de escena: Yuri Alexandrov. PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:48 Página 53 AC T U A L I DA D ITALIA Superficial montaje de la ópera mozartiana EL RAPTO EN EL YATE NÁPOLES Teatro di San Carlo. 18-IV-2009. Mozart, Die Entführung aus dem Serail. Jane Archibald, Valentina Farcas, Yi Jie Shi, Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, Kristinn Sigmundsson. Director musical: Jeffrey Tate. Director de escena: Damiano Michieletto. En la breve temporada de ópera de Nápoles, el tercer y último título, Die Entführung aus dem Serail, se ha confiado a Jeffrey Tate (como el Peter Grimes inaugural), y la confirmación del excelente trabajo que el insigne director consiguió con la Orquesta del San Carlo ha sido sin duda el mejor aspecto del espectáculo, donde tuvo una acogida contrastante la dirección de escena del veneciano Damiano Michieletto. Después de los éxitos de la Gazza ladra y de Jackie O de Daugherty y un discutible Roméo et Juliette de Gounod, Michieletto ha propuesto con Entführung su montaje menos logrado, así que el espacio de la acción teatral se reducía sensiblemente: había cuatro muchachas en biquini y una escena de brevísimo desnudo, y no hay lugar para los jenízaros, cuyo coro saluda el regreso de Bassa Selim de pesca submarina; a falta de algo mejor, la festiva marcha sirve de acompañamiento a la agitación de las cuatro muchachas. Bassa Selim (el actor Peter Simonischek) parece un jefe de la mafia rusa, usa con demasiada desenvoltura la pistola y no tiene mucho que ver con el ilustrado pachá mozartiano. Entre las mamarrachadas inútiles se cita el cambio de la gran aria de Konstanze (Martern aller Arten) del segundo al tercer acto: disgusta tener que hacer esta crítica porque el talento teatral de Michieletto se manifiesta aun en este espectáculo, aunque de manera superficial. En el reparto, la voz más inte- resante parecía Jane Archibald (Konstanze), que la noche del estreno tuvo una traqueítis, consiguiendo cantar, defendiéndose admirablemente, tan sólo el primer acto, luego continuó actuando en escena mientras Valeria Esposito cantaba su parte. Incoloro y correcto el Belmonte de Yi Jie Shi, desenvueltos y un poco frágiles Valentina Farcas (Blonde), Wolfgang AblingerSperrhacke (Pedrillo) y Kristinn Sigmundsson (Osmin). Paolo Petazzi Cierre del Anillo de la Fura FANTASÍA VISUAL FLORENCIA Florencia. Teatro del Maggio Musicale Fiorentino 29-IV-2009. Wagner, Götterdämmerung. Lance Ryan, Jennifer Wilson, Hans Peter König, Stefan Stoll, Franz-Joseph Kapellmann, Catherine Wyn-Rogers. Director musical: Zubin Mehta. Directores de escena: La Fura dels Baus. Decorados: Roland Olbeter. Vídeo: Franc Aleu. Coherente conclusión del Ring puesto en escena por la Fura dels Baus, incluso Götterdämmerung se sitúa bajo el signo de una desbocada fantasía visual. La última jornada del ciclo producido en colaboración por los teatros de Florencia y Valencia ha inaugurado el Mayo Musical Florentino de 2009 (donde como efecto de los recortes de presupuesto ha quedado como la única ópera, además de una novedad de Matteo D’Amico), y junto con el Rheingold ha resultado el espectáculo más logrado en su conjunto, quizá porque el prólogo y la tercera jornada del Ring presentan una acción teatral en diversos aspectos más congenial que las dos jornadas centrales para el planteamiento de la Fura, con su manera de narrar el Ring como una gran fábula con medios tecnológicos nuevos y sorprendentes, con una vena visionaria que se nutre también (de lejos) de una cultura visual que no excluye a Blade Runner o Star Wars. Sobre todo en el primer acto la riqueza de la invención es envolvente y la integración de las imágenes de vídeo de Franc Aleu, las bellísimas luces de Peter van Praet, la escenografía de Roland Olbeter y la dirección funcionaban de modo sugestivo. Las invenciones se suceden de manera vertiginosa, desde las tres Nornas que parecen suspendidas en el espacio al Rin contaminado por botellas de plástico, pasando por el viaje de la barca de Sigfrido, hasta el hallazgo de hacer suspender a Sigfrido cabeza abajo cuando retuerce la verdad con las mentiras que dice, inocentemente, a causa del filtro. Un efecto grande, controvertido y espectacular es el de la marcha fúnebre de Sigfrido, llevado en volandas en medio del público, mientras el cortejo es captado por una cámara y proyectado sobre el telón. En cambio, una solución extrañamente un tanto distante se da al final, cuando en al incendiarse el Rin no se lanza Hagen, sino que se limita a arrojarse a los pies de las tres pequeñas cisternas de agua donde están las Hijas del Rin. La idea de proyectar en medio de las llamas la tra- ducción de los últimos versos tal como Wagner los había esscrito en 1852 (“selig in Lust und Leid / lässt—die Liebe nur sein”) es quizá discutible, pero es incomprensible por qué las palabras están fragmentadas de manera ilegible. En fin, vale para Götterdämmerung lo que vale para todo el Ring de la Fura: el gesto escénico de cada personaje en relación con la música queda inevitablemente en segundo plano. De alto nivel la dirección de Mehta, en conjunto superior a la de Sigfried y muy bueno el reparto, con la gran Brunilda de Jennifer Wilson, el magnífico Hagen de Hans Peter König, el siniestro Alberich de Franz-Josef Kapellmann y la doliente Waltraute de Catherine Wyn-Rogers. Notable el Siegfried de Lance Ryan, no impecables las Hijas del Rin, excelentes los otros, de Stefan Stoll (Gunther) a Bernadette Flaitz (Gutrune), y las tres Nornas. Paolo Petazzi 53 PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:48 Página 54 AC T U A L I DA D ITALIA Primera ópera de Alessandro Solbiati EL CARRO DE LA MUERTE Teatro Verdi. 17-V-2009. Solbiati, Il carro e i canti. Alda Caiello, Sonia Visentin, Gianluca Bocchino, Maurizio Leoni. Director musical: Paolo Longo. Director de escena: Ignacio García. TRIESTE Alessandro Solbiati (1956), alumno de Donatoni que desde hace tiempo se ha creado un lenguaje personal, lejano del de su maestro aun si ha asimilado sus técnicas, se ha aproximado por primera vez al teatro musical con la ópera en un acto Il carro e i canti (procedente de Festín en tiempos de la peste de Puchkin): el carro transporta a los muertos de peste (y la música de su paso es una presencia subterránea tanto antes como después), los cantos son aquellos con los que dos hombres y dos mujeres buscan reaccionar ante la visión de las muertes que los rode- an y amenazan, con un tono elegíaco o histéricamente exaltado, entre depresiones y locas euforias. Al final, entrará en la escena un sacerdote para reconvenirlos, y uno de ellos se volverá loco por la pérdida de la amada. El texto, que Solviati ha tomado de una traducción en italiano de Puchkin con prudentes cortes, se pretende como una metáfora de la eliminación del dolor y las catástrofes en el mundo de hoy, y crea una variedad de situaciones en un clima mortal, grave y cerrado. En la música de Solbiati, la variedad y unidad de fondo son evocadas por un flujo orquestal intenso y fas- cinante, donde las tintas grises y negras o las ascensiones de cinismo vitalista tienen lugar con mucha eficacia. De la sugestiva consistencia de este flujo surgen las partes vocales, que evitan todo naturalismo y la obviedad del declamado, con logro sin embargo inferior al de la escritura orquestal. Fueron intérpretes válidos en Trieste la estupenda Sonia Visentin, Alda Caiello, Maurizio Leoni y Gianluca Bocchino, a los que al final se unió Gianluca Buratto. Segura e intensa la dirección de Paolo Longo. También convincente la dirección de escena de Ignacio García, ambientada en una escena única de Domenico Franchi, con el centro de un cúmulo de cadáveres, y un velo gris que caía delante. Completaba la velada un espectáculo de ballet de carácter completamente distinto, la reposición de BB & BB Berio, Bach & Break Beats, una notable creación de Massimo Morricone para el Mayo Musical Florentino (cuyos conjuntos se hospedaban en Trieste): la danza se enfrenta a músicas diversas, de Berio (Folk Songs, bien intepretadas por Alda Caiello) a Bach, Chopin, y Alva Noto. Paolo Petazzi Fiorenza Cedolins estuvo fuera de papel en Maria Stuarda BELCANTO EN EL LABERINTO VENECIA M. Crosera Teatro La Fenice. 24-IV-2009. Donizetti, Maria Stuarda. Fiorenza Cedolins, Sonia Ganassi, José Bros. Director musical: Fabrizio Maria Carminati. Director de escena, decorados y vestuario: Denis Krief. 54 En Venecia, se ha confiado a dos cantantes confirmados y un director de escena inteligente la nueva producción de Maria Stuarda, con resultados sólo parcialmente convincentes. No sé por qué una soprano probada en Puccini y Verdi como Fiorenza Cedolins ha deseado enfrentarse a una parte belcantista como la de Maria Stuarda: aunque con momentos felices de canto spianato, tuvo dificultades en las agilidades y estuvo sustancialmente fuera de papel. Estilísticamente impecable, por su parte, la Elisabetta de Sonia Ganassi. Igualmente convincentes el tenor José Bros en la ingrata parte de Roberto (un conde encajado entre las dos grandes personalidades femeninas) y en los papeles menores Mirco Palazzi (Talbot) y Marco Caria (Lord Cecil). El director Fabrizio Maria Carminati se limitó a Escena de Maria Stuarda de Donizetti en el Teatro La Fenice de Venecia un acompañamiento correcto de los cantantes. Motivos de interés ofrecía, a su vez, la producción de Denis Krief, que ha ideado una planta escénica sugestiva, un laberinto formado por paralelepípedos rectangulares que en algunos momentos se movían lateral o verticalmente, subiendo, bajando o abriéndose para crear nuevos espacios. La idea del laberinto era ingeniosa y permitía una planta escénica estilizada y elegante, pero podría aplicarse a infinitas situaciones en las que los personajes no consiguen comunicarse, también la dirección de escena parecía un poco genérica. Un tanto decepcionante la escasa elegancia del decimonónico vestuario. Paolo Petazzi PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:48 Página 55 AC T U A L I DA D PORTUGAL Estreno portugués de Agrippina MALA FORMA DE HOMENAJEAR A HAENDEL XXIX CONCURSO NACIONAL DE JOVENES PIANISTAS Teatro San Carlos. 17-IV-2009. Haendel, Agrippina. Alexandra Coku, Reinhard Dorn, Musa Nkuna, Andrew Watts, Luís Rodrigues, Chelsey Schill, Manuel Brás da Costa, Jorge Martins. Miembros de la Sinfónica Portuguesa. Director musical: Nicholas Kok. Director de escena: Michael Hampe. Coproducción con el Teatro de Erfurt. CIUDAD Alfredo Rocha DE ALBACETE Pruebas 1, 2, 3, 4 y 5 de diciembre de 2009 AUDITORIO MUNICIPAL PREMIOS: LISBOA Alexandra Coku en Agrippina de Haendel en Lisboa El Teatro de San Carlos de Lisboa ha programado para el año Haendel el estreno portugués de la temprana ópera Agrippina del compositor con una nueva producción puesta en escena por el famoso director alemán, Michael Hampe. A la vez hubo el estreno mundial de O velório de Cláudio, un sketch dramático del joven compositor portugués Nuno Côrte-Real basado en una idea del autor de éxito, José Luís Peixoto. Hank Irwin Kittel hizo unos decorados clásicos y conservadores a lo Winckelmann (con predominancia del elemento vertical como la columna romana) y aposentos kitsch para la corte (predominó el elemento horizontal, con una cama con colcha púrpura en el centro del escenario) que alternaban simétricamente. Pero estos elementos se mostraron demasiado estáticos y con pocas variaciones, salvo un cambio de iluminación muy de vez en cuando. Sin embargo, los decorados no realzaron en absoluto la tensión dramática o la interpretación de la obra, pero ese fue el problema más insignificante de la producción. Los fallos verdaderos fueron de otra índole: el conjunto barroco formado por intérpretes de la orquesta ensayó mal o poco, y no mostró tener idea del sonido barroco o del estilo orquestal de Haendel. Además, el director musical Nicholas Kok no fue capaz de transmitir nada personal a la partitura con excepción de unos cuantos conceptos fallidos. Y los cantantes no hicieron nada para mejorar las cosas. Fueron víctimas de la total incapacidad de Hampe en la dirección de los personajes y la comprensión de la historia en sí; no hubo ningún sentido de la tensión dramática. Y para colmo, cantaron mal. La Agrippina de Coku no llegó ni a la mediocridad (careció en gran medida de estilo) ya que fue dramáticamente fría y rígida. Y ni siquiera merece hablar del resto del reparto. Bernardo Mariano PRIMER PREMIO “Ciudad de Albacete 2009”: 5.000 euros, Diploma Acreditativo, *LUDGHFRQFLHUWRV*UDEDFLyQPRQRJUiÀFDSRU Radio Clásica de R.N.E. Celebración de un concierto en el año 2010 con la Banda Municipal de Albacete, en colaboración con Cultural Albacete y celebración de un concierto para la Fundación “María Rosa Calvo Manzano” de Madrid. SEGUNDO PREMIO “Carmen Ibáñez” 1.800 euros y Diploma Acreditativo TERCER PREMIO “Samuel de los Santos” 600 euros y Diploma Acreditativo PREMIO ESPECIAL “Pilar Amo Vázquez” para el mejor intérprete de la Música de Chopin 750 euros y Diploma Acreditativo PREMIO ESPECIAL “Agustín Peiró Hurtado” para el mejor intérprete de la Música de Beethoven 750 euros y Diploma Acreditativo PREMIO ESPECIAL “Colegio Arquitectos-Demarcación de Albacete” para el mejor intérprete de la Música Española 750 euros y Diploma Acreditativo INSCRIPCIÓN: Antes del 23 de Octubre de 2009 INFORMACIÓN: Ayuntamiento de Albacete 55 PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:48 Página 56 AC T U A L I DA D SUIZA Apasionada versión de la ópera shakespeareana de Britten ÓPER ESPÍRITUS NOCTURNOS L’a Berna. Stadttheater. 25-IV-2009. Britten, A Midsummer Night’s Dream. Robert Expert, Hélène Le Corre, Dirk Bach, Andries Cloete, Robin Adams, Qin Du, Anne-Florence Marbot, Carlos Esquivel. Director musical: Dorian Keilhack. Director de escena: Anthony Pilavachi. Decorados y vestuario: Tatjana Ivschina. de V Kró BERNA Hasta la Orquesta Sinfónica de Berna, que no suele hacer un gran papel cuando baja al foso del Teatro Municipal, se contagió esta vez de la entrega con la que un inspirado equipo de dirección y un compacto elenco pusieron en escena la ópera de Benjamin Britten estrenada en 1960. Bajo la alerta dirección musical de Dorian Keilhack, la obra sonó con una rica paleta sonora y una apasionada intensidad, y los músicos convencieron por la incisividad y la delicadeza de las líneas instrumentales, a menudo tratadas de manera solística. También en el reparto, el Teatro de Berna se mostró en su mejor aspecto: Hélène Le Corre fue una encantadora Titania, el contratenor Robert Expert cantó al rey de las hadas Oberon con tonos andróginos ligeramente misteriosos, con los que contrastaron las vibrantes y viriles voces de Robin Adams como Demetrius, Andries Cloete en Lysander y Carlos Esquivel en Bottom. Anne-Florence Marbot fue una excelente Helena, Qin Du una eficiente Hermia, la alegre compañía primer momento encontró el perfecto equilibrio entre los elementos grotescos y la sutileza del mundo onírico, e impulsó a los intérpretes a reflejar las cambiantes luchas amorosas de Lysander, Helena, Demetrius y Hermia con mucha fuerza física, sin olvidar el encanto de Titania y su corte, ni siquiera en su grotesco cortejo amoroso con el transformado Bottom. Un montaje lleno de ideas, que animaron este bosque mágico poblado por espíritus nocturnos. de los artesanos actuó con soltura, y el papel hablado de Puck tuvo en Dirk Bach una estrella de la televisión alemana, que disfrutó visiblemente de sus intervenciones como malévolo duendecillo. Naturalmente, la base dramática de William Shakespeare es tratada por Britten a modo de comedia, pero necesita de la capacidad de un buen director de escena que sepa reflejarlo. Las carcajadas del público y el frenético aplauso final demostraron que el chipriota Anthony Pilavachi lo consiguió plenamente. Desde el Reinmar Wagner Amor y sufrimientos en La bohème vista por Leoncavallo El r de K Hy Pro de H Il t de G Tri de R La du de G UNA PODEROSA ALTERNATIVA A PUCCINI Theater. 24-IV-2009. Leoncavallo, La bohème. Tanja Ariane Baumgartner, Madelaine Wibom, Olga Privalova, Caroline Vitale, Tobias Hächler, Jason Kim, Howard Quilla Croft, Boris Petronje. Director musical: Mark Foster. Director de escena: Nelly Danker. Decorados: Werner Hutterli. Vestuario: Janina Janke. Die aus El r de W LUCERNA Toni Suter De 56 Se representó La bohème, pero ningún compás era de Puccini. En Lucerna ha interpretado la versión de Leoncavallo, y ésta tiene mucho que ofrecer: conocimiento del oficio y la pasión de las grandes arias, el contraste entre las alegres cancioncillas y la desesperada lucha por la vida. La muerte de Mimì no puede negar haber conocido La traviata de Verdi, y los dos primeros actos, en el estilo de una ópera cómica a lo Falstaff, están también muy conseguidos. La ópera ofrece a todos los cantantes momentos agradecidos. Si Puccini se concentra básicamente en Mimì y Rodolfo, aquí las dos parejas adquieren el mismo relieve. Musetta es una mezzosoprano con una amplia paleta expresiva, que Tanja Airane Baumgartner encarnó de forma excelente gracias a su suntuoso instrumento. A su compañero Marcello lo Tanja Ariane Baumgartner como Musetta en La bohème de Leoncavallo cantó el coreano Jason Kim con su bella y timbrada voz de tenor, capaz también de brillar en el piano. Rodolfo es en Leoncavallo un barítono, pero cuenta con arias tan hermosas como la de Puccini: Tobias Hächler cantó este agradecido papel con su compacta voz, y Madelaine Wibom fue una Mimì algo áspera inicialmente, pero que fue haciéndose con el personaje a medida que éste enfermaba, logrando al final instantes conmovedores. A la batuta, Mark Foster lució un gran conocimiento de los tintes veristas, que a la orquesta sin embargo le costó dominar por completo la noche del estreno. El montaje de Nelly Danker tuvo un planteamiento original. Para la gran fiesta en las calles del Barrio Lati- El c no, todos los miembros del coro buscaron como modelo a un conocido personaje: Niki de Saint Phalle, Brigitte Bardot, Andy Warhol, John Cage… Con mano ligera y un gran cuidado por el detalle, la joven directora de escena alemana se preocupó de crear una agitada atmósfera de artistas en los dos primeros actos. Después cambió por completo la perspectiva: las paredes del decorado de Werner Hutterli se estrecharon, y los protagonistas se encierran en sí mismos, enfrentados a sus fracasadas relaciones de amor, a su escasez material y finalmente incluso a la muerte. Apenas logran verse o tocarse una vez más. Mimì muere desconsolada el día de Navidad, justamente un año después de la alegre fiesta que había iluminado con su esplendor el primer acto. de R Les de de F Pik La d de P El de S Do de A Orq VENT Reinmar Wagner PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:48 Página 57 ÓPERAS L’arbore di Diana de Vicent Martín i Soler Król Roger El rey Roger de Karol Szymanowski Hypermusic Prologue ópera en el Foyer de Hèctor Parra Octubre de 2009 días 1, 2, 3, 5, 6, 7, 8, 9, 11, 13 y 14 (ARRY"ICKETs&RANCISCO.EGRÓN ,AURA!IKIN-ICHAEL-ANIACCI!NA.EBOT!INHOA'ARMENDIA %LENA#OPONS-ARISA-ARTINS!NNA4OBELLA*OSSIE0EREZ'EMMA #OMA!LABERT#HARLES7ORKMAN!NDREW'OODWIN3TEVE$AVISLIM *OHN-C6EIGH-ARCO6INCO3IMON/RFILA Noviembre de 2009 días 2, 5, 7, 8, 10, 11, 13 y 16 *OSEP0ONSs$AVID0OUNTNEY 3COTT(ENDRICKS,ESZEK3KRLA!NNE3CHWANEWILMS-ONICA-YCH 7ILL(ARTMANN0AWEL4OLSTOY&RANCISCO6AS2OGER0ADULLÏS $ANIEL"OROWSKI!LEKSANDER4ELIGA*ADWIGA2APPÏ!GNES:WIERKO Noviembre de 2009 días 27 y 28 #LEMENT0OWERs0AUL$ESVEAUX #HARLOTTE%LLETT*AMES"OBBY %NSEMBLE)NTERCONTEMPORAIN Diciembre de 2009 días 2, 4, 5, 6, 9, 10, 11, 13, 14, 15, 16, 18, 19, 20, 22, 23, 27, 29 y 30 -ARCO!RMILIATOs'ILBERT$EFLO &IORENZA#EDOLINS+RASSIMIRA3TOYANOVA-ARÓA0IA0ISCITELLI ,UCIANA$)NTINO)RINA-ISHURA%LENA-ANISTINA-ARCO"ERTI !LFRED+IM'IUSEPPE'IPALI2OBERTO&RONTALI !NTHONY-ICHAELSn-OORE6ITTORIO6ITELLI0AATA"URCHULADZE 3TEFANO0ALATCHI"EGO×A!LBERDI6ICEN¥%STEVE-ADRID Il trovatore de Giuseppe Verdi Tristan und Isolde de Richard Wagner La fille du régiment de Gaetano Donizetti Die Entführung aus dem Serail El rapto en el serrallo de Wolfgang Amadeus Mozart Enero de 2010 días 23, 27 y 31 Febrero de 2010 días 4, 6, 8, 10, 12, 16, 18 y 20 3EBASTIAN7EIGLEs4HOR3TEINGRABERs$AVID(OCKNEY $EBORAH6OIGT3ILVANA$USSMANN0ETER3EIFFERT2ICHARD-ARGISON -ICHAELA3CHUSTER*ANINA"AECHLE"O3KOVHUS4ØMAS4OMASSON +WANGCHUL9OUN!TTILA*UN.ORBERT%RNST&RANCISCO6AS Marzo de 2010 días 7, 9, 10, 12, 13, 14, 16, 19, 20, 22 y 25 9VES!BELs,AURENT0ÏLLY 0ATRIZIA#IOFI.INO-ACHAIDZE*UAN$IEGO&LØREZ!NTONIO'ANDÓA 0IETRO3PAGNOLI#ARLOS"ERGASA!NN-URRAY6ICTORIA,IVENGOOD ±LEX3ANMARTÓ*OSEP2IBOT£NGEL0AVLOVSKY Abril de 2010 días 12, 13, 15, 16, 18, 19, 21, 22 y 23 )VOR"OLTONs#HRISTOF,OY $IANA$AMRAU!GNETA%ICHENHOLZ/LGA0ERETYATKO(ENDRIKJE VAN+ERKHOVE#HRISTOPH3TREHL0AVEL"RESLIK.ORBERT%RNST 0ETER-ARSH&RANZ*OSEP3ELIG*ACO(UIJPEN#HRISTOPH1UEST de Richard Strauss Mayo de 2010 días 10, 13, 16, 19, 22, 25 y 28 -ICHAEL"ODERs5WE%RIC,AUFENBERG -ARTINA3ERAFIN/FÒLIA3ALA3OPHIE+OCH0ETER2OSE"JARNI4HOR +RISTINSSON&RANZ'RUNDHEBER*ULIA*UON!MANDA-ACE #HRISTOPH3TREHL!LESSANDRO'UERZONI&RANCISCO6AS 2OGER0ADULLÏS*OSEP&ADØ-ICHELLE-ARIE#OOK-ARC0UJOL Les mamelles de Tirésias Mayo de 2010 días 27 y 29 *OSEP6ICENTs%MILIO3AGI -ARÓA"AYO$AVID-ENÏNDEZ)TXARO-ENTXAKA Der Rosenkavalier El caballero de la rosa de Francis Poulenc Pikovaya Dama La dama de picas de Piotr I. Tchaikovsky El jugador versión concierto de Sergei Prokofiev Doña Francisquita de Amadeu Vives Junio de 2010 días 19, 22, 25 y 28 Julio de 2010 días 1 y 4 -ICHAEL"ODERs'ILBERT$EFLO "EN(EPPNER%MILY-AGEE,ADO!TANELI,UDOVIC4ÏZIER %LENA:AREMBA%WA0ODLÏS-IKHAÕL6EKUA&RANCISCO6AS 3TEFANIA4OCZYSKA+URT'YSSEN!LBERTO&ERIA#LAUDIA3CHNEIDER *ON0LAZAOLA-ICHELLE-ARIE#OOK Junio de 2010 días 26 y 29 !LEKSANDR!NISSIMOV 6LADIMIR'ALOUZINE/LGA'URYAKOVA6LADIMIR/GNOVENKO%LENA /BRAZTSOVA/LGA3AVOVA3TEPHAN2àGAMER0LAMEN+UMPIKOV 2OBERT(EBENSTREIT'REGORY"ONFATTI0AVEL+UDINOV!LBERTO&ERIA !LEKSANDR4ELIGA"EATRIZ*IMÏNEZ%LZBIETA!RDAM*ON0LAZAOLA -IKHAÕL6EKUA-ARC0UJOL-ARÓA(INOJOSA#LAUDIA3CHNEIDER )NÏS-ORALEDAI&RANCISCO6AS Julio de 2010 días 23, 24, 25, 27, 28, 29 y 30 -IQUEL/RTEGAs,UIS/LMOS -ARIOLA#ANTARERO-ARIA*OSÏ-ORENO*OSEP"ROS±LEX6ICENS -ILAGROS-ARTÓN!MELIA&ONT*ULIO-ORALES%MILIO3ÉNCHEZ %NRIQUE"AQUERIZO Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatre del Liceu VENTA DE LOCALIDADES A partir del 13 de julio Gran Teatre del Liceu La Rambla 51-59 08002 Barcelona www.liceubarcelona.cat DANZA PROGRAMACIÓN EN EL FOYER English National Ballet Septiembre de 2009 DÓASY Les Sylphides sThe Dying Swan s Le spectre de la rose s Faune s Schéhérazade Sesiones en el Foyer Martín i Soler y su época /CTUBREDEDÓA Sasha Waltz & Guests &EBRERODEDÓASY Impromptus Donizetti y los epígonos de la opera buffa -ARZODEDÓA The Royal Ballet *ULIODEDÓASY La bella durmiente De Mozart a Strauss !BRILDEDÓA Descubrir a los polacos .OVIEMBREDEDÓA La música y el juego *UNIODEDÓA CONCIERTOS Vivaldi .OVIEMBREDEDÓA -AGDALENA+OZENA !NDREA-ARCON 6ENICE"ARROC Szymanowski .OVIEMBREDEDÓA 2ICCARDA-ERBETH!GNES:WIERKO 0AWEL4OLSTOY!LEXANDER4ELIGA *OSEP0ONS Concierto Final Concurso «Francesc Viñas» %NERODEDÓASY 'UERÌSSIM6ORONKOV Elijah DE&ELIX-ENDELSSOHN &EBRERODEDÓASY %VA-EI+ATERINA+ARNÏUS 7ERNER'àRA2ENÏ0APE !NTONI2OS-ARBA War Requiem de Benjamin Britten *ULIODEDÓASY !NJA+AMPE)AN"OSTRIDGE 0ETER-ATTEI -ICHAEL"ODER Sesiones «golfas» In der Bar zum Krokodil 4ERESA7EISSBACHENRECITAL &EBRERODEDÓASY Sunday in New York #HRISTINE%BERSOLEENRECITAL *UNIODEDÓASY EL PETIT LICEU Pere i el llop /CTUBREDEDÓA !BRILDEDÓASY La primera cançó /CTUBREDEDÓA .OVIEMBREDEDÓASY El Superbarber de Sevilla .OVIEMBREDEDÓAY La Ventafocs $ICIEMBREDEDÓASY La petita Flauta Màgica %NERODEDÓASY Allegro Vivace &EBRERODEDÓASY RECITALES IT Dansa -ARZODEDÓASY Bejun Mehta $ICIEMBREDEDÓA Els músics de Bremen -ARZODEDÓASY Montserrat Caballé y sus voces $ICIEMBREDEDÓA El petit escuraxemeneies -AYODEDÓASY Joyce DiDonato %NERODEDÓA Felicity Lott &EBRERODEDÓA Christine Schäfer *UNIODEDÓA PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:48 Página 58 E N T R E V I S TA LIONEL BRINGUIER: Fotos: Taller de la imagen “HAY QUE ENCONTRAR EL SONIDO PERFECTO” P 58 or encima del aspecto tímido de alguien que aún no ha cumplido los 23 años, en Lionel Bringuier (Niza, 1986) se adivina un halo de fortaleza. De esa fuerza que necesita alguien que se ha subido desde tan joven al carro imparable de los vencedores. Alguien que a su edad se anota dos años de experiencia en la Filarmónica de los Ángeles junto a Esa-Pekka Salonen, y a quien reclaman las principales agrupaciones sinfónicas del mundo. El encuentro con Bringuier tiene lugar en el aeropuerto de Madrid. Su vuelo llega de París con un ligero retraso y, concluida la conversación, un vehículo lo conducirá a Valladolid para hacerse cargo por tercera vez como invitado de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, cuya titularidad asumirá a partir del 15 de octubre, anotando un nuevo hito en su currículo: el director más joven que ha ocupado el pódium de esta agrupación sinfónica de una manera estable. Y es que su avasalladora juventud le ha granjeado muchos honores. Fue el alumno más joven del Conservatorio de París admitido en clases de dirección; la batuta más joven invitada por la Staatskapelle Dresden, y así sucesivamente. Locuaz, desbordando ilusión en cada frase, que surge a borbotones de su boca, Bringuier apoya el discurso con el gesto de sus manos, convirtiendo la conversación en el símil de un concierto sin instrumentos donde la música, tema recurrente, se limita a un recurso argumental. El otro es su nueva orquesta, para la que, como corresponde a un amor a primera vista, este aprendiz de Quijote que va, dice, “en busca de aventuras” no deja de elaborar ambiciosos planes. PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:49 Página 59 E N T R E V I S TA LIONEL BRINGUIER La Orquesta de Castilla y León es su nueva andanza, está claro… Es una aventura formidable en la que todo, desde el comienzo, ha funcionado de una manera muy natural. Cuando Enrique Rojas [gerente de la orquesta] y Enrique Subiela [su agente en España] fueron a Londres a verme con la orquesta de la BBC en julio de 2007, me propusieron aceptar una invitación para dirigirla. Buscamos una fecha para la temporada 2007-2008, y mientras tanto, en una gira por cuatro ciudades españolas que tenía cerrada con la Orquesta del Conservatorio de París, descubrí, no vamos a decir que España, un país que siempre me ha fascinado, pero sí el público español. En diciembre estaba en Valladolid con esa orquesta, y en marzo de 2008 fue mi primer contacto con los músicos de la de Castilla y León. Desde el primer momento surgió el flechazo, por así decirlo. Me enamoré de la orquesta por su extrema rapidez de reflejos, con unos músicos muy concentrados, llenos de agudeza y de motivación en los ensayos. Fotos: Taller de la imagen Y dio su aprobación. Todo me pareció más que positivo: sencillamente magnífico. Aunque lo que más me maravilló fue comprobar hasta qué punto los integrantes de la orquesta se escuchaban entre ellos: como si estuvieran haciendo música de cámara. De ese modo ganamos mucho tiempo en los ensayos, y eso que el programa era complejo: la obertura de Egmont de Beethoven, el Nocturno para siete instrumentos y cuerda de Britten y la Petruchka de Stravinski. Salí encantado del primer encuentro, y eso es importante como punto de partida. Desde ese momento todo funcionó de un modo muy orgánico. La comunicación se estableció entre nosotros aunque yo no hablara español. Llegamos a comprendernos sin necesidad de palabras. Por otra parte, Petruchka, con su cantidad de solos en los instrumentos es el modelo perfecto de obra para mostrar todas las calidades de la orquesta. Además de todos los momentos absolutamente perfectos para ver las posibilidades rítmicas y los distintos pasajes en los que se puede trabajar sobre diversos colores. Todo continuaba funcionando igual de bien cuando regresé en diciembre, esa vez para empezar con Una noche en el monte pelado de Musorgski y seguir con el Concierto para piano nº 3 de Beethoven y una obra moderna —las Cinco piezas para orquesta que Philippe Hersant acababa de componer—, para acabar de nuevo con un Stravinski: El pájaro de fuego. Otro programa ecléctico y la orquesta encontraba las sonoridades necesarias para interpretar cada obra, tan distintas entre sí. Porque son músicos que se entregan a fondo para dar en los conciertos el máximo para la audiencia, y el público lo nota. Se encontró con una orquesta-Babel, con músicos de muchas nacionalidades. Así es, porque hay representación de muchos países, y eso hace las cosas más especiales en este caso particular, porque cada músico aporta un poco de su pasado y sus posibilidades: de su vida. Sin olvidarnos del público, ávido por que lo habitúen a escuchar todo tipo de obras. Eso estimula a cualquiera que llegue con ganas de hacer música e imaginar proyectos. Es una bella idea en conjunto. Esa-Pekka Salonen, su mentor en Los Ángeles, es un gran defensor de las relaciones duraderas con las orquestas, ¿es de su misma opinión? Eso es exactamente lo que yo pretendo ahora, que puedo contar con unas condiciones como las que se me ofrecen, que raramente se encuentran en otros lugares. A ver dónde puedes ensayar en la misma sala en la que vas a hacer el concierto. Con una acústica maravillosa, en la que trabajas directamente la sonoridad de la orquesta, y una audiencia estupenda, entusiasta. Por supuesto, sintiéndote apoyado por el equipo administrativo; estimulándote planificando giras, como la que se está fraguando para la temporada 20102011. Que una orquesta haya tenido la valentía de apostar por un director que aun no ha cumplido los 23 años significa que tiene ganas de desarrollarse. Y para mí es un inmenso placer, además de un desafío a cuyo servicio voy a poner toda mi energía. Cada día, desde que me lo propusieron, no hago más que pensar en lo que se puede hacer, en qué podemos aportar a la música clásica. Y son muchas las ideas que me vienen, porque quiero dedicarme en cuerpo y alma a la orquesta. Había recibido varias proposiciones de orquestas para trabajar con ellas, pero cuando me llegó la de Valladolid, al darse las que considero condiciones ideales de trabajo, dije que sí. Pensando también que España está en pleno auge, floreciendo en tantos aspectos de la cultura, particularmente en lo que respecta a la música, y en particular a las orquestas, después de haberse creado tantas. Y, por último, esa mentalidad de mirar hacia arriba y ver todo de un modo positivo. En ese aspecto encontré una gran similitud entre la forma de vida de los españoles y la mía. Entre las propuestas de titularidades que recibió, ¿había alguna de su país? Sí, pero insisto en que no estamos hablando de un lugar sino de un puesto de responsabilidad. Un cometido muy importante, que como tal acepto. Un trabajo en el que me apetece entregarme al mil por ciento. Y para que esto ocurra es preciso que se den todas las condiciones. Y esas las he encontrado en Valladolid. El flechazo que decía, la magnífica sala, la audiencia, las giras por la Comunidad, las salidas al extranjero… y falta por añadir el paso de orquestas internacionales por el auditorio, al que vienen las mejores del mundo. Todo es positivo. Y en ese caso, ¿cómo negarme a la oferta? Dije que sí inmediatamente, y encantado de la decisión. Se nota la euforia en el despegue, ¿por cuánto tiempo se han unido en estas primeras nupcias? El contrato es de tres años, por ahora. ¿Cuánto tiempo le dedicará a la orquesta cada temporada? La primera serán siete semanas, para ir aumentando esa cantidad en las sucesivas hasta situarnos en torno a las diez u once, aparte de las giras, que prolongarán mi presencia con la orquesta. Tengo mucho repertorio para hacer con ellos, y además pensamos hacer óperas en versión de concierto, para que todo no sea música sinfónica. Muchas ideas por materializar, vamos. Para dejar huella personal en una orquesta hay que trabajar mucho con ella. ¿Sabe ya qué sello quiere imprimir en esta? Estamos viviendo un momento en el que pasan muchas cosas. Yo quiero construir una orquesta moderna; que sea muy ecléctica. Y no hablo de construir como un esfuerzo personal, ya que mis predecesores han trabajado mucho en ese sentido, y por eso me fascinó su calidad. Cuando llegué me di cuenta enseguida de que pertenece al ramillete selecto de las grandes orquestas. Yo había dirigido muchas otras como batuta invitada, algunas de ellas renombradas, y el sonido de la de Valladolid estaría al nivel de estas últimas. Con una gran calidad humana y profesional. La temporada 2009-2010 la voy a centrar en lanzarnos al descubrimiento de nuevas músicas, ampliando el repertorio. Porque me doy cuenta que nuestro público quiere conocer cosas nuevas, y yo pienso a ese respecto que es muy importante hacer el repertorio convencional y al tiempo brindar nuevas posibilidades que escuchar. Por eso vamos a hacer muchas obras que raramente se interpretan. Como la Tercera Sinfonía de Roussel, la Sexta de Shostakovich, que es magnífica, y alguna obra de Martinu, Scriabin, las Métaboles de Dutilleux, o el Concierto para piano de Khachaturian. Lo descubrí en Los Ángeles cuando lo hice con Thibaudet como solista, y quiero repetir aquí la experiencia con este artista que tanto le gusta a la orquesta… Muchísimas obras nuevas, sin olvidarnos de Brahms, y ahí 59 PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:49 Página 60 E N T R E V I S TA LIONEL BRINGUIER está como prueba esa Primera Sinfonía de mi último concierto como invitado. Pretendo que la orquesta se sienta cómoda con todo el repertorio: clásicos, románticos o contemporáneos, además, haremos estrenos absolutos encargados a distintos compositores. Y, por encima de todo, encontrando el sonido perfecto para cada compositor y cada obra. Habla de ampliar el repertorio de la orquesta. ¿Le queda a usted mucho por ampliar en el suyo? 60 Siempre ha sido así. Aunque soy bastante joven aun, hace muchos años que dirijo orquestas. En el Conservatorio de París, ese lugar abierto donde la música no se limitaba a Brahms y Beethoven, cada semana se hacían obras de Ligeti a Mozart, de Bartók a la ópera o la música barroca, y así crecí. En los cuatro años que pasé en el Conservatorio y en los dos previos de iniciación intenté abordar todos los campos del repertorio. Luego, me ha servido muchísimo mi experiencia en Los Ángeles, donde he pasado dos años con una gran orquesta americana. Eso quiere decir que me tocaba trabajar cada semana sobre una obra distinta del programa. Y en el Hollywood Bowl, durante el verano, hacíamos cada semana dos o tres distintos. Echando cuentas, en un año nos salen un centenar de obras, que yo me debía saber de memoria por si debía sustituir en el último momento al titular. Son incontables las partituras que debí estudiar allí. Eso sin contar que la música ha sido una parte importante de mi vida desde que nací. Mis padres son muy melómanos y mis dos hermanos, mis dos hermanas y yo, que me inicié en el chelo y el piano con cinco años, nos hemos dedicado en alguna medida a la música. Incluso de vacaciones, siempre me acompañaba la música: CDs para escuchar y, para leer, partituras, libros sobre música, biografías de compositores… Siempre he experimentado la necesidad de sentir la música cerca de mí. Estoy de acuerdo con quien dijo “Sin música, la vida no es nada”. Eso es lo que siento. Tengo 22 años, hasta septiembre no cumplo los 23. Me introduje en el mundo de la batuta con 13 y medio y con 14 ya dirigía cada semana. Primero, en el Conservatorio de mi ciudad, donde hice mucho repertorio con una orquesta de estudiantes al tiempo que seguía mis estudios de chelo y piano. Con 16 ya formaba parte de la clase de directores de orquesta, en la que me diplomé con 19, y cada semana desde entonces, he estado dirigiendo, siempre escuchando el mismo consejo de mi primer profesor, Paul Mule, un viejo director de la Orquesta de Radio Niza: cada experiencia que tengas; “cuando te sur- ja la oportunidad de levantar tus brazos frente a unos músicos y comprobar cómo éstos reaccionan a tus impulsos, agárrala”. Desde mis comienzos, bien con orquestas aficionadas o de estudiantes, siempre he mantenido contacto con alguna, porque tenía claro que mi aspiración era llegar a convertirme en director profesional, y para eso es preciso que dediques horas y horas. Un tenista cuenta con alguien que le prepare; un director de orquesta no. Su experiencia en el Conservatorio le abrió otras puertas… Y así conseguí mi primer puesto como director asistente en el Ensemble Orchestral de París donde, junto al director titular, John Nelson, y otras veces con el invitado, que solía ser un especialista en alguna música determinada, pude dedicarme al repertorio clásico. Conocí mucho Beethoven, Mozart y Haydn en aquellos dos años magníficos. Después me llamaron a la Orquesta de Bretaña como director asociado, aunque en realidad formaba parte de un equipo artístico, donde debía tomar parte además de las decisiones. Y eso continúo haciendo con ellos, porque mi compromiso no concluye hasta el año que viene, viendo también el lado administrativo, trabajando a favor de los intereses de los músicos y de la orquesta. ¿Cómo organizó su tiempo en California? En Los Ángeles, donde empecé en octubre de 2007, pasé muchísimas horas estudiando partituras al tiempo que empezaba a darme cuenta de cómo funcionaba el sistema americano: moviéndome al tiempo con la administración y con la orquesta. Tuve la oportunidad de dirigir un montón de conciertos —una veintena ya en el primer año y 25 el segundo, entre educativos, de abono, de música contemporánea, y los del Hollywood Bowl. Mi día a día ha transcurrido junto a una orquesta de talla internacional, fundamentalmente después del trabajo de Esa-Pekka Salonen, para mí uno de los grandes de este momento, con quien han consolidado una relación firme a lo largo de 17 años. Es muy emocionante pensarlo, y creo que la transición con Gustavo Dudamel, que llega ahora, será perfecta. Porque va a aportar toda su energía a esa gran orquesta. A la edad en que muchos músicos sueñan con hacer las Américas, usted está de vuelta de ellas, ¿qué le ha dado? Eso es lo que he pensado algunas veces. Cuando me llamaron para trabajar allí experimenté una gran alegría porque es verdad que siempre está por ahí esa especie de sueño americano. Hoy me siento muy feliz por haber conocido y seguir en contacto con la Orquesta de Los Ángeles, con la que continúo la temporada próxima, pasan- do de director asistente a director asociado. Trabajaré con Gustavo Dudamel y dirigiré algunos conciertos a la orquesta. ¿Que qué tiene América? Muchas cosas. Especialmente California, al estar en la costa occidental, tan lejos de todo, y con esa diferencia horaria. Su mentalidad es distinta. Sus ideas están organizadas para triunfar, y cuando se comprometen en un proyecto quieren llegar hasta el final. Eso es algo que he aprendido y que me ha marcado. Cuando comienzas algo, hay que llegar hasta el fondo, por muchas dificultades que encuentras por medio. Con el tiempo te das cuenta de que cuando te comprometes con algo, si de verdad llegas hasta el final, te sientes mejor. Tiene que ver con el profesionalismo de los Estados Unidos, donde se cuenta con todo un equipo administrativo sólo para desarrollar los proyectos de la orquesta. Todas las experiencias que he vivido en América, me van a ayudar en España, sin que para nada me vaya a dedicar a un corta y pega. Pero forzosamente estoy influido por ciertas cosas que he vivido y he visto que funcionan. Especialmente en la ampliación de repertorio, porque la de Los Ángeles es una orquesta con mucha amplitud de miras, donde los músicos son capaces de abrir no importa qué partitura, con capacidad para reaccionar al instante. Ese sueño americano que mencionaba, ¿se le ha deshinchado? Porque parece que traslada su actividad a Europa. ¿Deshinchado? No, simplemente que durante mis dos años en Los Ángeles quería dedicarle mi actividad americana sólo a esa orquesta. No obstante, dirigí un par de conciertos a la del festival Mostly Mozart el verano pasado, con el Lincoln Center de Nueva York lleno. Hicimos la Cuarta Sinfonía de Beethoven y el Concierto nº 25 de Mozart con Garrick Ohlsson al piano. Era la primera vez que pisaba Nueva York, y me lo pasé muy bien, porque fueron momentos muy intensos. Los volverá a repetir pronto. Regreso a Nueva York este mes, ahora a dirigir la Filarmónica. Debutaré junto a Lorin Maazel con el War Requiem de Britten, él al frente de la orquesta grande, y yo con la de cámara, repitiendo la experiencia que ya vivimos en Los Ángeles, y luego voy a Cleveland para dirigir en el Blossom Festival. Mi actividad en Estados Unidos continúa, lo que ocurre es que en Los Ángeles reduzco mi presencia de 30 a 15 semanas, aunque comprometido con un mayor número de conciertos, menos como asistente, y más como director. El tiempo que le robo a Estados Unidos se lo dedicaré a Europa, sobre todo al proyecto de Castilla y León, donde quiero PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:49 Página 61 E N T R E V I S TA LIONEL BRINGUIER sumergirme hasta el fondo en ese papel que he tenido la inmensa suerte de que se me ofrezca. Su agenda del próximo año incluye orquestas de Suecia, Francia, el Reino Unido… ¿necesita Europa? Soy profundamente europeo, y en Europa hay una vida musical muy intensa. Me ha encantado el periodo californiano, que se prolongará un año más. Pero nací en el Sur de Francia, donde la mentalidad es muy parecida a la de los españoles, de los que nos sentimos muy próximos. Antes de ir a Los Ángeles tuve la fortuna de dirigir en este continente alguna orquesta de renombre, como la Staatskapelle de Dresde, la Sinfónica de la BBC en Londres, la Orquesta de la Radio de Suecia en Estocolmo o la Filarmónica de Radio France en París, viviendo con todas ellas momentos emocionalmente muy intensos, compartiendo la música con maestros de enorme nivel, a los que no les gusta caer en la rutina. Que se mueven en otros niveles y quieren continuar por ese camino. Músicos que esperan más cada vez tanto en los ensayos como en los conciertos. Es magnífico encontrar esas actitudes, que son exactamente las que he percibido en Valladolid. Cuando dirigí en Dresde, al final me quedó el recuerdo de una vivencia maravillosa de siete días: en Valladolid tengo la posibilidad de conseguir esa sensación cada semana; jornada tras jornada; cada hora de ensayo, viendo cómo progresamos a la vez la orquesta, los músicos, la administración, yo mismo, construyendo entre todos una orquesta internacional. Aparte de Bretaña y Valladolid, ¿aceptará otros compromisos? Como director invitado, regresaré de vez en cuando a esas orquestas con las que he establecido una buena relación en estos tres o cuatro años. Hablo de las Sinfónica de la BBC, o la Radio de Suecia, la de Basilea, la de Radio France, la Staatskapelle Dresden y el Festival Mostly Mozart de Nueva York, donde vuelvo el año que viene. El año tiene 52 semanas: no es demasiado si dirijo las dos orquestas en las que aún estoy como maestro invitado en Los Ángeles y Rennes, y la de Valladolid como opción principal. Quedan aún unas cuantas semanas libres para continuar estudiando partituras, leer, ir al cine, hacer deporte. Intentaré mantener este equilibrio. ¿Cambia su domicilio a Valladolid? Por supuesto. ¿Y qué va a hacer su novia? Como vive en París, lo tiene fácil para venir. El plan para el concierto de mayo era ese: pasar juntos en Valladolid el jueves y el viernes, el resto del fin de semana como dos turistas en Madrid, desde donde ese mismo domingo, tenia que volar a Basilea para un concierto y de allí derecho a la Filarmónica de Nueva York para el siguiente. ¿Siente celos de Dudamel en tanto que heredero de Salonen? ¿Yo celoso? Para nada. Estoy muy contento, porque me he dado cuenta de que somos muy parecidos. No nos vemos mucho, pero cuando coincidimos lo pasamos muy bien hablando de música y de muchas otras cosas, incluidos el vino y la comida. Con Gustavo estoy encantado, igual que con Daniel Harding, por todo lo que sabía de sus trabajos antes de vernos los tres reuni- dos en la misma agencia. Harding lleva una trayectoria muy parecida a la suya. Sólo que él, como Gustavo, me sacan una buena distancia de ventaja. Van muy por delante. Pero es que uno y otro, como algunos directores más que se me vienen a la cabeza, eran famosos antes de que yo ganase el Concurso de Besançon cuando aún estaba terminando mis estudios. Salonen contaba que, como fórmula para conseguir el éxito, resumiría un posible consejo a Dudamel en “hacer lo que crea y estar abierto a nuevas ideas”. Para mí esa receta no es sólo la del 61 PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:49 Página 62 E N T R E V I S TA LIONEL BRINGUIER éxito sino la clave también para dirigir una orquesta desde el punto de vista musical. Hablo de sentirte cómodo, de no dirigir de un modo autoritario. Cuando ves a Simon Rattle o a Esa-Pekka Salonen dirigirse a los músicos percibes todo el respeto y el grado de escucha que se produce recíprocamente. Se establece una relación de intercambio; no es lo del director ordenando a los músicos. No se mueve todo en un mismo sentido. Es preciso escuchar a los músicos. Y esa actitud se puede trasladar al orden mundial. Todo comienza por saber escuchar al otro y respetarlo. Para mí, el director no deja de ser un músico entre los demás, y si está donde está es simplemente porque hay alguien que debe tener una idea muy clara de cómo debe ser interpretada esa obra. Para ello, debe conocer la partitura perfectamente. Era Abbado quien decía que “todo comienza por el conocimiento absoluto y perfecto de la obra que se dirige: de cada nota, de cada detalle”. Eso es lo más importante. Cuando llego a los ensayos, por lo general me gusta tocar la obra al completo con la orquesta y eso me permite conocernos musicalmente y al tiempo también escuchar de verdad a los músicos. Pierre Boulez dice a los directores jóvenes que su problema es que al estar tan ocupados en dar una entrada o pasar la página, no son capaces de trabajar con la orquesta porque no tienen tiempo de escucharla, ni de darse cuenta de lo que en ella sucede. Además de esto hay otras cosas a las que debemos conceder importancia en un director, como los gestos, que deben ser absolutamente claros y legibles. Son muchas las cosas sin palabras que suceden, y eso lo he percibido en esta orquesta y es una de las razones para que haya decidido venir: que no es necesario explicar diez mil veces lo que quieres. Entre los solistas con que cuenta en sus conciertos destaca por mayoría el colectivo de jóvenes. ¿Cómo se sintió con Nelson Freire, por citar uno de generaciones anteriores con quien ha trabajado? Viví una de mis experiencias más maravillosas. Y también en otras ocasiones con grandes artistas como Garrick Ohlsson, que después de cuarenta años o más tocando, derrochan la misma pasión que alguien que lleve uno en la profesión. Continúan teniendo el alma joven y cada día que salen al escenario brota en ellos la llama interior del deseo de tocar. Podría citar muchos artistas de esas características con los que he colaborado, todos ellos con muchos años, y de los que he aprendido muchísimas cosas. 62 En su actividad destacan el repertorio francés y el ruso, que se consolidan en la fusión Musorsgki-Ravel de los Cuadros de una exposición, tan queridos por usted. ¿Va a recurrir a la misma música en Valladolid? ¿Lo necesitan los músicos, o le resulta a usted más cómodo para echar a andar juntos? Para empezar: hace unas semanas hice con ellos Brahms, y cerraremos la temporada con el Triple Concierto de Beethoven y la Primera de Mahler. Pero por medio también habrá Bruckner, con Marc Minkowski como invitado, las Variaciones Enigma, de Elgar, Shostakovich… Quiero que la orquesta desde la primera temporada tenga un repertorio ecléctico. Echando una ojeada al programa nos encontramos para empezar como un guiño con Ravel y la Rapsodia española: estableciendo una relación entre la España del título y yo, que soy francés. Los compositores franceses han escrito mucho sobre España, porque se sintieron fascinados por la vitalidad, la alegría de vivir; por la vida, en una palabra de este país. Ahí está la Iberia de Debussy, que no va este año, pero ya veremos en el futuro, o la Alborada… por otra parte, la música francesa se caracteriza por la claridad y la delicadeza de su sonido, dos aspectos que también necesita una orquesta. Para Mahler, claro que buscaremos una sonoridad diferente que para Ravel o Debussy, como la de Beethoven no tendrá que ver con la de Musorgski, cuyos Cuadros de una exposición, de los que hablaba, son un ejercicio perfecto desde las primeras notas para mostrar todas las cualidades de la orquesta. ¿Por eso recurre tanto a ella? Sí. la he dirigido muchas veces, y volveré a hacerlo en Cleveland el mes que viene, y en la BBC. Lo mismo podría decir de La valse, que aunque resulte extraño, no sabría cuántas veces la he dirigido ya: con orquestas francesas, americanas, inglesas, alemanas, suecas. Y me apetece mucho hacerla en Valladolid, con una orquesta con la que voy a compartir muchas cosas. Lo que no voy es a hacerla diez veces; con una es suficiente. ¿En las temporadas siguientes insistirá por la misma línea? Claro está que no. Ya hemos comenzado a trabajar sobre la programación, pero habrá mucho repertorio distinto y un poco menos de música francesa. También haremos en la temporada 2010-2011 alguna ópera en concierto. Y estamos hablando de las giras, que no están decididas totalmente. Es un proyecto global en el que contamos con otros directores para que vengan a hacer repertorio distinto: Shostakovich, Martinu, la Cuarta de Chaikovski, VillaLobos, y un momento especial con la Novena de Mahler. Le falta repertorio español… Digamos que al otro año habrá ya mucho. Aparte de que estoy interesado en trabajar con los compositores españoles de hoy, porque es importante. Por ahora la música española estará representada por las escuelas francesas influenciadas por España en un momento de la historia en que todos, Falla, Ravel, Stravinski, estaban muy relacionados. Se nota en la armonización de Falla, a quien se considera el gran maestro español, aunque hay muchos otros compositores que me interesan. Ese es un espacio que me apetece cubrir, interpretando sus obras para orquesta. Otra cosa es si alguien ha podido pensar que, al tratarse de una orquesta española no íbamos a hacer más que eso. Pero yo aspiro a una gran versatilidad; a una gran apertura sobre el repertorio. Juan Antonio Llorente PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:49 Página 63 PLIEGO 4 FILM:Actualidad 25/5/09 15:49 Página 64 D I S C O S EXCEPCIONALES LOS DISCOS XCEPCIONALES DEL MES DE JUNIO La distinción de DISCOS EXCEPCIONALES se concede a las novedades discográficas que a juicio del crítico y de la dirección de la revista presenten un gran interés artístico o sean de absoluta referencia. BACH: El clave bien temperado libro II. MASAAKI SUZUKI, clave. 2 CD BIS CD-1513/14 Un disco que desde luego no desmerecerá junto al de ningún gran maestro del pasado ni, probablemente, del futuro. A.B.M. Pg. 79 BRITTEN: Before life & after. The Holy Sonnets of John Donne. Tres Henry Purcell Realisations. Winter Words. Cuatro canciones populares. MARK PADMORE, tenor; ROGER VIGNOLES, piano. HARMONIA MUNDI HMU 907443. Padmore y un inconmensurable Vignoles ofrecen toda una lección de cómo acercarse a estas músicas. C.V.W. Pg. 82 BRITTEN: Owen Wingrave. BENJAMIN LUXON, JOHN SHIRLEY-QUIRK, NIGEL DOUGLAS, SYLVIA FISCHER, JANET BAKER, PETER PEARS. ORQUESTA DE CÁMARA INGLESA. Director musical: BENJAMIN BRITTEN. Directores de escena: BRIAN LARGE Y COLIN GRAHAM. DECCA 074 3330 El reparto fue y sigue siendo soberbio y Britten dirige espléndidamente. Imprescindible. C.V.W. Pg. 105 HAENDEL: Clori, Tirsi e Fileno HWV 96. ROBERTA INVERNIZZI, YETZABEL ARIAS FERNÁNDEZ, ROMINA BASSO. LA RISONANZA. Director: FABIO BONIZZONI. GLOSSA GCD 921525 La interpretación de Bonizzoni pasa a convertirse en la principal referencia por su magnífica combinación de teatralidad, sensualidad y distinción. P.J.V. Pg. 85 HAENDEL: Alcina HWV 34. JOYCE DIDONATO, MAITE BEAUMONT, SONIA PRINA, KARINA GAUVIN, KOBIE VAN RENSBURG, VITO PRIANTE, LAURA CHERICI. IL COMPLESSO BAROCCO. Director: ALAN CURTIS. 3 CD ARCHIV 477 7374 Sensacional DiDonato. Curtis dirige con su proverbial sabiduría dramática, sin exageraciones pero con un gusto exquisito. R.O.B. Pg. 68 64 C. HALFFTER: Lázaro. JÖRG SABROWSKI, FRIEDEMANN KUNDER, JULIA HENNING, CLAUDIA ITEN. FILARMÓNICA DE KIEL. Director musical: GEORG FRITZSCH. Director de escena: ALEXANDER SCHULIN. NEOS 50802 Este Lázaro se alza como la obra maestra de Halffter (por ahora) en el campo de la ópera. E.M.M. Pg. 106 JANÁCEK: Cuartetos de cuerda nºs 1 y 2. MARTINU: Tres Madrigales para violín y viola. CUARTETO EMERSON. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8093 Nueva referencia de los dos Cuartetos de Janácek. El Emerson se hace con el cetro y acaso lo conserve durante mucho tiempo. S.M.B. Pg. 87 MAHLER: Sinfonía nº 2 en do menor “Resurrección”. SIMONA SATUROVÁ, YVONNE NAEF. CORO Y ORQUESTA DE FILADELFIA. DIRECTOR: CHRISTOPH ESCHENBACH. 2 CD ONDINE ODE 1134-2D Entre los desiguales resultados que viene ofreciendo esta serie nos encontramos aquí con uno de los casos de excepcionalidad absoluta. J.G.-R. Pg. 89 MOZART: Idomeneo K. 366. RICHARD CROFT, BERNARDA FINK, SUNHAE IM, ALEXANDRINA PENDATCHANSKA. CORO DE CÁMARA RIAS. ORQUESTA BARROCA DE FRIBURGO. Director: RENÉ JACOBS. 3 CD HARMONIA MUNDI HMC 902036.38 Versión sobresaliente. Sin duda una alternativa a situar, al menos, a la altura de las de Gardiner y Harnoncourt. R.O.B. Pg. 69 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:54 Página 65 DISCOS MONICA HUGGETT SIGISWALD KUIJKEN Año XXIV – nº 242 – Junio 2009 Actualidad barroca BACH, ETERNO BACH Rafa Martín SUMARIO ACTUALIDAD: Bach, eterno Bach . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 REFERENCIAS: Rachmaninov: Danzas sinfónicas. P.L.R. . . . . 66 ESTUDIOS: Esplendor operístico haendeliano. R.O.B. . . . 68 René Jacobs dirige Idomeneo. R.O.B. . . . . . . 69 Concertgebouw: 1980-1990. S.M.B. . . . . . . . 70 Ciclo Dvorák en DVD. S.M.B. . . . . . . . . . . . . 72 REEDICIONES: Tahra. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Etcetera: Maestros de Flandes. J.L.F. . . . . . . . . 74 Testament. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Brilliant opera Collection. B.M. . . . . . . . . . . . 76 Ars Produktion. E.P.A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 DISCOS de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . 78 DVD de la A a la Z . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 NEGRO MARFIL. P.E.M.. . . . . . . . . . . . . . . 111 ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS. . . . . 112 D esde que en 1829 el joven Felix Mendelssohn —de quien este año conmemoramos el segundo centenario de su nacimiento— resucitara en la Singakademie berlinesa la Pasión según san Mateo, la colosal figura de Johann Sebastian Bach no ha parado de crecer. Si los aniversarios sirven, entre otras cosas, para reactivar y llenar lagunas en las discografías de muchos compositores, el autor de los Conciertos de Brandemburgo no necesita de tales efemérides. Cualquier año, casi cualquier mes, a la fonografía bachiana se le suman nuevas referencias de interés. Si unas páginas más adelante pueden leer las críticas relativas a El arte de la fuga de la pianista Alice Ader (Fuga Libera), el libro segundo de El clave bien temperado por Masaaki Suzuki (BIS), las versiones de Cuiller y Stradivaria de cuatro Conciertos para clave (Mirare), o las Variaciones Goldberg transcritas al arpa por Blassel y Pierre (Lontano) las novedades bachianas se agolpan estos días para cubrir todos los rincones de su legado. Así, Angela Hewitt (Hyperion) y Pieter-Jan Belder (Brilliant) registran al completo, y en el piano, El clave bien temperado. Reine-Marie Verhagen (flauta de pico) y Tini Mathot (órgano y clave) registran para Challenge las Sonatas trío 525-530, el clavecinista Francesco Cera graba las Suites francesas y el Concierto italiano (Arts), Bernard Foccroulle interpreta una antología de Tocatas y Fantasías en el órgano Schnitger de la iglesia de San Martín de Groninga en Holanda (Ricercar), Bruno Cocset, Bertrand Cuiller y Richard Myron editan en Alpha las Sonatas BWV 1027-1029 y Vittorio (viola da gamba) y Lorenzo Ghielmi (fortepiano) con Il Suoner Parlante unen fuerzas en Winter & Winter para enfrentarse a El arte de la fuga, proponiendo un final para el Contrapunctus XIV. Por su parte, dos violonchelistas de muy distintas escuelas se enfrentan a las monumentales Seis Suites: la joven Tatiana Vasilieva (Mirare) y el veterano Sigiswald Kuijken (Accent) que, en su última aventura como solista, utiliza un curioso violoncello da spalla. Otra cumbre del repertorio instrumental, las Sonatas y Partitas para violín solo, enfrentan en esta ocasión a David Grimal (Ambroisie) y Viktoria Mullova (Onyx). En cuanto al repertorio vocal, nuevos registros de cantatas aparecen en el horizonte: el volumen 8 (BWV 13, 73, 81 y 144) de la serie que en Accent defienden La Petite Bande y Sigiswald Kuijken, los volúmenes 42 (BWV 13, 16, 32 y 72) y 43 (BWV 57, 110 y 151) de la integral que, desde hace años, está llevando a cabo Suzuki y su Bach Collegium Japan en BIS, el volumen 20 (BWV 18, 84, 92, 126, 144 y 181) de la colección dirigida por John Eliot Gardiner en su propio sello (SDG) y la aportación española del grupo Hippocampus que dirige desde el clave Alberto Martínez Molina e incluye las cantatas BWV 82, 170 y 199 (Arsis). A estos discos se añade la recién editada Misa en si menor por Kuijken y La Petite Bande (Challenge), el recital de arias a cargo de Anne Sofie von Otter, con el Concerto Copenhagen y Lars Ulrik Mortensen (Archiv), la transcripción para arpa (y van dos) de las Goldberg a cargo de Catrin Finch (Deutsche Grammophon) y las Suites para orquesta que, en Avie, acaba de grabar Monica Huggett al frente del Ensemble Sonnerie. 65 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:54 Página 66 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS Sergei Rachmaninov DANZAS SINFÓNICAS OP.45 S 66 ergei Rachmaninov (18731943) escribió las Danzas sinfónicas op. 45 —su última composición o, como solía denominarla, su “último destello”— durante el verano de 1940 en su casa de Long Island. Por entonces, el pianista y compositor ruso se reponía de una intervención quirúrgica sin mucha importancia y preparaba una nueva temporada concertística como instrumentista. Sin embargo, sabemos por su esposa Natalia que durante los meses estivales estuvo especialmente implicado a nivel creativo: todos los días dedicaba a la composición no sólo las primeras horas de la mañana o el tiempo previo a la comida, sino también toda la tarde hasta el anochecer. Y es que Rachmaninov quería escribir una nueva obra sinfónica para su amigo Eugene Ormandy y su querida Philadelphia Orchestra, especialmente tras las satisfactorias experiencias musicales que había compartido con ambos; concretamente, durante el mes de diciembre anterior había dirigido a la Orquesta de Pensilvania en el último de los tres conciertos dedicados a su obra sinfónica y había grabado con ella su Tercera Sinfonía para RCA. El 21 de agosto, Rachmaninov anunció a Ormandy por carta la finalización de su nueva obra: “La semana pasada concluí una nueva pieza sinfónica que naturalmente me gustaría ofrecer primero a usted y su orquesta. Se llama Danzas fantásticas”; el título definitivo de Danzas sinfónicas lo encontramos en otra carta una semana más tarde. Rachmaninov había escrito sus Danzas en un formato de sistemas de cuatro pentagramas y, a falta de la orquestación, realizó una primera versión para dos pianos que sería estrenada privadamente pocas semanas después por el compositor junto a Vladimir Horowitz y en presencia de Ormandy. La orquestación, que contó con el asesoramiento para la sección de cuerda del mismísimo Fritz Kreisler, no estuvo concluida hasta finales de octubre, cuando Rachmaninov estaba inmerso en sus giras como pianista, y el estreno se programó para el 3 de enero de 1941 en Filadelfia con Ormandy en el podio. En una entrevista emitida por la BBC en 1965, el propio director americano de origen húngaro recordaba cómo fueron los ensayos y también las palabras que pronunció el compositor justo antes de la première: “Cuando era joven, Chaliapin era mi gran ídolo. Ahora Chaliapin está muerto. Desde entonces, todo lo que escribo lo hago con el sonido de Philadelphia en mis oídos. Por ello me he permitido dedicar mi última, y pienso que mi mejor composición, a mi querida Philadelphia Orchestra y a mi amigo Ormandy”. Sofiya Satina, cuñada del compositor, confirma la predilección que tuvo el siempre severo e inseguro Rachmaninov por esta obra e indica los títulos que pensó poner a cada uno de los tres movimientos que la componen: Mediodía, Atardecer y Medianoche. Aunque se hayan relacionado con el frustrado proyecto de representar la obra como ballet bajo la dirección de Mikhail Fokine, estos títulos han permitido ahondar en el programa oculto de las Danzas, en donde Rachmaninov sintetiza toda su trayectoria creativa al sugerir los tres estadios del ciclo vital. Las numerosas citas o relaciones musicales que pueden encontrarse en esta partitura parecen confirmar este nostálgico programa autobiográfico. Así, el Non allegro inicial esconde dentro de su estructura tripartita ABA, referencias a la música de su juventud: en la sección A (número 1 de ensayo) encontramos una cita de la música que precede a la aparición de la reina de Shemakha en El gallo de oro de Rimski-Korsakov (la única partitura de otro compositor que Rachmaninov llevó consigo al abandonar Rusia en 1917) o en la sección B (número 11) evoca el acompañamiento de su juvenil canción La musa, op. 34, nº 1 para la contemplativa melodía de saxofón alto. No obstante, la principal cita la encontramos al final de este movimiento (número 27) donde Rachmaninov cambia a un triunfante do mayor y expone el tema principal del Allegro ma non troppo de su Primera Sinfonía (una composición que él creía perdida y que fue reconstruida dos años después de su muerte a partir del material de orquesta conservado después de su infausto estreno en 1897). Tras un movimiento marcado por la propulsión agógica y un uso personal y colorista de la orquestación, Rachmaninov nos sumerge con el Andante con moto central en una sorprendente mezcla de vals triste y danse macabre. Al parecer, este movimiento se basó en material que había compuesto previamente para su ballet Los escitas en 1915 y en la última repetición del vals dispuso uno de los más imponentes clímax de toda la obra (número 47), que intensifica a continuación con un espectacular accelerando. En el último movimiento, Lento assai - Allegro vivace, estreno debido a sus compromisos pianísticos y tampoco pudo coincidir con Horowitz para grabar la versión para dos pianos; al parecer, el propio Rachmaninov reconoció al director musical de RCA, Charles O’Connell, que no pensaba que la obra tuviese éxito entre el público. Quizá por ello las Danzas tardaron en grabarse más de diez años y el honor de ser el primero en hacerlo no correspondió a Ormandy sino a Erich Leinsdorf, que grabó para CBS en abril de 1952 una pionera y colorista versión de la obra junto a la Rochester Philharmonic Orchestra que espera todavía hoy su reedición digital. El histórico registro de Ormandy llegó en marzo de 1960 y ese mismo año coincidió con otro realizado en Londres por sir Eugène Goossens junto a la London Symphony para el sello americano Everest. Ormandy hace gala en su gra- volvemos al tema de su Primera Sinfonía, aunque convertido ahora en una cita del Dies iræ. De nuevo con una forma tripartita (dos secciones dinámicas flanqueando una tranquila central), Rachmaninov incluye nuevas citas que conforman esta vez una particular lucha con la muerte en donde vence la fe; la obra culmina triunfante con una cita del himno de la Resurrección de sus Vísperas op. 37, algo que marca en la partitura con la palabra “Alliluya” (número 99) transliterada del ruso. bación del Philadelphia Sound que había inspirado la obra, y precisamente este registro destaca más por esa impresionante claridad y corporeidad de la sección de cuerda o encanto y precisión en la madera que por la dirección del maestro de origen húngaro o la desigual calidad técnica del registro de CBS (hoy disponible en Sony Classical): la cita de la Primera Sinfonía en el Non allegro (nº 27) es imponente (corte 4; 10:11); las tensiones no se manejan bien en el vals, aunque se alcanza el clímax (nº 47) con intensidad (corte 5; 7:26); y el último movimiento es quizá lo mejor de esta grabación, con un frenético final que sigue a la cita del “Alliluya” (corte 6; 12:40). Conviene recordar que Rachmaninov nunca estuvo muy conforme con la interpretación de Ormandy de su obra. Casi un año y medio La elección histórica: Eugene Ormandy (1960) Rachmaninov rechazó hasta en dos ocasiones grabar para RCA sus Danzas; en ambos casos aparentemente por problemas de agenda. Por ejemplo, no fue posible registrar la obra poco después del 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:54 Página 67 D D I SI CS O C O S S REFERENCIAS después del estreno de las Danzas, el compositor escribió lo siguiente tras un concierto: “Ormandy dirige mal La Isla de los Muertos y las Danzas sólo en algunos pasajes tolerablemente bien. No las entiende, esto es, no siente la obra, o la conoce mal”. Por el contrario, la opinión de Rachmaninov era bien distinta al hablar de Dimitri Mitropoulos, a quien escuchó sus Danzas en 1942 al frente de la Minneapolis Symphony Orchestra; por desgracia no se ha conservado ningún registro del maestro de origen griego. La elección rusa: Kirill Kondrashin (1963) Kirill Kondrashin ha sido quizá el director que mejor ha sentido y entendido las Danzas de Rachmaninov. Como buen discípulo de Boris Khaikin, uno de los verdaderos impulsores de la tradición directorial rusa, Kondrashin dejaba a un lado cualquier pathos romántico germano y se enfrentaba a esta partitura con una energía dramática desbordante. A pesar del soni- do estéreo un tanto opaco de su registro de 1963 publicado por el sello oficial Melodiya, la interpretación dispone de tempi ligeros y muy moldeados que se combinan con un inigualable mordiente sonoro; el resultado se hace patente desde el arranque de la cita de El gallo de oro en la cuerda (corte 5; 0:23) y convierte a esta versión en la más diabólica de toda la fonografía. Hay que destacar además: el recuerdo de la Primera Sinfonía como ejemplo de pura evocación sonora (corte 5; 9:51); la concepción tensa y masticada del vals con un clímax tan imponente como equilibrado con el accelerando posterior (corte 6; 8:00); o el espectacular virtuosismo orquestal y vivacidad que culmina en la llegada del “Alliluya” (corte 7; 12:22). Del resto de directores rusos hay que citar a Evgeni Svetlanov, para quien las Dan- zas fue siempre su partitura sinfónica favorita; de todas formas, su versión en vivo de 1986 (Melodiya) no puede competir en calidad e ímpetu con la de Kondrashin. Y, dejando a un lado los discos de Fedoseiev de 1987 (Olympia), Polianski de 1998 (Brilliant), o incluso las grabaciones más conocidas de Pletnev de 1998 (DG) o Temirkanov de 2005 (Warner), quizá sea el registro de 1993 de Mariss Jansons al frente de la Filarmónica de San Petersburgo (EMI) el más convincente en su conjunto: una increíble calidad sinfónica, una tímbrica autóctona o una mezcla de propulsión y equilibrio le permiten fusionar todos los momentos destacados dentro del fluir general. (Chandos), el líder de esta orientación es Vladimir Ashkenazi. Y es que su grabación de 1983 al frente del Concertgebouw (Decca) es posiblemente la referencia más recomendable tanto a nivel sonoro como interpretativo de esta obra: inolvidable la cuerda en la cita de la Primera Sinfonía (CD1; corte 5; 10:07); emotivo en el clímax del vals (CD1; corte 6; 7:07); y manteniendo la tensión en todo el proceso de llegada al “Alliluya” hasta la conclusión (CD1; corte 7; 12:48). La elección actual: Vladimir Jurowski (2005) A pesar de los prometedores inicios de la fonografía de las Danzas, hasta los años ochenta y noventa la obra no terminó por consolidarse en los catálogos discográficos. En ese proceso hubo dos tendencias bastante generalizadas Tanto Jansons como Ashkenazi han vuelto a grabar las Danzas en los últimos años, aunque ninguno ha igualado su versión anterior. El registro de Jansons de 2005 en Ámsterdam (RCO) muestra cómo ha madurado la partitura, aunque las ventajas de su musicalidad no compensan la pérdida de energía e intensidad. Lo mismo puede decirse del registro publicado el año pasado de Ashkenazi en Sydney (Exton), principalmente entre directores no rusos: los que ahondaban en la modernidad del lenguaje sinfónico de la obra y los que se recreaban en el encanto bailable de la pieza. Entre los primeros habría que contar las versiones de Maazel de 1984 (DG), Mackerras en 1989 (EMI) o Litton de 1990 (Virgin), aunque resultan mucho más interesantes los que se inclinan por la segunda: Rattle en 1984 (EMI) o Bátiz (Naxos) y Dutoit (Decca) en 1992. A estos últimos pertenece la excelente grabación de 1976 de André Previn al frente de la London Symphony (EMI); una de la interpretaciones más elegantes de la obra y donde mejor se maneja el rubato en el vals. No obstante, existen algunos híbridos que combinan la intensidad rusa con el encanto europeo y, aparte de la interesante versión Neeme Järvi de 1992 con el añadido de que la orquesta australiana no es comparable a la holandesa. Entre las nuevas incorporaciones a esta obra publicadas en los últimos quince años hay casos peculiares como el registro de Gardiner de 1995 (DG), buenas interpretaciones que no dicen mucho como la de Oue de 2001 (Reference Recordings), brillantes ejemplos de la tradición de la obra en Rusia (ya comentados) o en EEUU, como el registro de Zinman de 1994 en Baltimore (Telarc). No obstante, los resultados más interesantes han llegado de nuevo de la mano de planteamientos híbridos ruso-europeos como la convincente grabación de Bichkov de 2007 en Colonia (Hänssler), que ha sido publicada también en DVD junto a un irregular documental sobre la obra, o el magnífico registro londinense en vivo de Vladi- La primera elección: Vladimir Ashkenazi (1983) mir Jurowski al frente de la London Philharmonic publicado en 2005 (LPO). Quizá sea este último el registro actual que mejor resume todos los logros del pasado en la interpretación de las Danzas: dramatismo, riqueza tímbrica, equilibrio dinámico, concentración expresiva y atención a los más mínimos detalles de la orquestación. La elección para dos pianos: Dimitri Alexeev y Nikolai Demidenko (1993) Para terminar, no podemos olvidar que las Danzas de Rachmaninov han tenido también una importante discografía en su versión para dos pianos. Quizá una de las referencias absolutas de esta versión sea el pionero registro de 1964 de la pareja formada por Vitia Vronski y Victor Babin (HMV), que no puede comprenderse que siga inédito en formato digital (por fortuna puede escucharse en YouTube). Son muy interesantes las combinaciones de famosos pianistas como la de Ashkenazi y Previn en 1979 (Decca) o la más reciente de Ax y Bronfman en 2001 (Sony); también son famosos e importantes los dos registros de Argerich junto a Economou en 1983 (DG) o Rabinovitch en 1991 (Teldec). No obstante, el listado de grabaciones de la versión pianística de la Danzas es muy amplio, especialmente a partir de finales de los ochenta. De todos los registros disponibles hoy quizá sea el realizado en 1993 por Dimitri Alexeev y Nikolai Demidenko (Hyperion) uno de los que mejor conservan la esencia sinfónica de esta obra, algo que podemos comprobar en el Non allegro con el cambio de registro en la cita de la Primera Sinfonía (corte 9; 10:08), la diabólica construcción del clímax en el vals (corte 10; 6:09) o la trepidante y triunfante llegada al “Alliluya” (corte 11; 12:26). Pablo L. Rodríguez 67 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:55 Página 68 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS Alan Curtis, Diego Fasolis ESPLENDOR OPERÍSTICO HAENDELIANO HAENDEL: Ezio HWV 29. ANN HALLENBERG (Ezio), KARINA GAUVIN (Fulvia), SONIA PRINA (Valentiniano), MARIANNE ANDERSEN (Onoria), ANICIO ZORZI GIUSTINIANI (Máximo), VITO PRIANTE (Varo). IL COMPLESSO BAROCCO. Director: ALAN CURTIS. 3 CD ARCHIV 477 8073. (Universal). 2008. 187’. DDD. N PN Faramondo HWV 39. MAX EMANUEL CENCIC (Faramondo), PHILIPPE JAROUSSKY (Adolfo), SOPHIE KARTHÄUSER (Clotilde), MARINA DE LISO (Rosimonda), IN-SUNG SIM (Gustavo), XAVIER SABATA (Gernando), FÚLVIO BETTINI (Teobaldo), TERRY WEY (Childerico). CORO DE LA RADIO SUIZA DE LUGANO. I BAROCCHISTI. Director: DIEGO FASOLIS. 3 CD VIRGIN 2 16611 2 (EMI). 2008. 166’. DDD. N PN Y 68 a se sabe que las efemérides son sinónimo de lanzamientos y reediciones discográficas varias. En otras épocas de mejor perspectiva de negocio el todo Haendel hubiera sido probablemente la norma, pero la profunda crisis general y la más honda de las discográficas hacen que la cosa sea algo más tímida. Sin embargo, en este año en el que se cumplen 250 de la muerte de Haendel el apartado operístico del músico de Halle parece despertar especial atención. Universal ofrece dos nuevos títulos a cargo de su intérprete haendeliano operístico estelar, Alan Curtis, y Virgin luce a una de sus grandes figuras vocales, Philippe Jaroussky, en otro título más, Faramondo, en el que empuña la batuta Diego Fasolis, hasta hace poco figura emergente en el sello Arts. Las tres óperas que se comentan fueron escritas por Haendel en la década de 1730, entre 1732 (Ezio) y 1738 (Faramondo) y fueron recibidas con diversa aceptación. Los lectores interesados pueden encontrar gratuitamente (y legalmente) las partituras de las tres óperas en esta dirección de Internet: http:// imslp.org/wiki/P%C3%A1gina_ principal, que corresponde al Proyecto Biblioteca Internacional de Partituras Musicales (IMSLP) - Biblioteca musical Ottaviano Petrucci, que posee más de 14800 obras cuyas partituras pertenecen al dominio público. Aunque las óperas de Haendel incluidas allí están en la ya vieja edición de Chrysander (1880), hoy evidentemente superada por las más modernas y rigurosas, lo cierto es que buena parte de su contenido sigue siendo válido, y, como dicen los castizos, menos da una piedra. La primera de estas tres obras, Ezio, está basada en un libreto de Metastasio y constituyó un sonoro fracaso tras su estreno en 1732, ya que apenas hubo cinco representaciones posteriores y no fue hasta 1977 cuando la partitura volvió a interpretarse en el Reino Unido. Tampoco ha merecido especial atención del disco, con apenas dos registros perfectamente olvidables: Auldon Clark al frente de la Orquesta de Cámara de Manhattan (Vox, 1994) y Llewelyn Jones al frente de la Orquesta de la Ópera de Cámara de Berlín (Deutsche Schallplatten, 1993, cantada en alemán). Parece pues razonable que ese buceador haendeliano impenitente que es Alan Curtis pusiera su atención en esta obra singular. Digo singular porque el oyente ha de esperar hasta el segundo acto para sumergirse en una cierta intensidad dramática. El primero resulta, en este sentido, un tanto distante y desangelado, como reconoce Dorothea Schröder en sus notas. Los recitativos, mucho más largos que los de Alcina, no contribuyen a un discurso ágil, pese a la excelente interpretación que reciben. Las mujeres, a menudo tan poderosas en las óperas de Haen- del, no lo son tanto aquí, aunque Fulvia tiene algunos momentos muy hermosos (La mia costanza, en el acto II), que además están admirablemente cantados y acompañados. Ann Hallenberg, una habitual de Curtis, compone un Ezio modélico (Senesino fue quien estrenó el papel) y se luce en Ecco alle mie catene, que cierra el segundo acto. Sonia Prina, luce su voz oscura pero ágil y bonita de color y dibuja también un Valentiniano sobresaliente, adornando los da capo con suma generosidad y buen gusto. Gauvin es una fenomenal Fulvia, tanto en lo vocal como en lo dramático (escuchen sus recitativos del segundo acto). Zorzi Giustiniani tiene una voz ligera, algo nasal en el timbre, y aunque sus agilidades no son deslumbrantes (Se povero il ruscello, Acto I) sí son suficientes, y dibuja bien el personaje en el aspecto dramático (Va, dal furor portata). Marianne Andersen luce una bonita voz, no tan oscura como Prina, en el papel de Onoria. Finalmente, Priante se luce como Varo, el bajo imponente y ágil al que Curtis nos ha acostumbrado, capaz de los saltos inclementes que con demasiada frecuencia demanda Haendel. Valga como muestra el hermoso aria con trompeta Già risonar d´intorno. Espléndida prestación de Il Complesso Barocco y magnífica dirección de Curtis para un álbum que tiene interés y momentos muy bellos. Aunque la obra en sí tenga sus altibajos, la interpretación difícilmente puede ser mejor. El destino de Alcina fue bien diferente. Escrita y estrenada en 1735 con libreto de autor desconocido basado en el Orlando furioso de Ariosto, la obra consiguió 18 representaciones en el año de su estreno, y algunas más en los dos siguientes. Aunque luego también cayó en el olvido, su resurrección en el último siglo también fue más temprana (1928) que las de Ezio y Faramondo. La discografía ha sido generosa con esta obra. Destacan en ella tres intentos presididos por Joan Sutherland (Leitner-DG, 1959, reeditada en estos días; Rescigno-Bella Voce, 1960, y Bonynge-Decca, 1962), otro más de Arleen Auger (con el recientemente desaparecido Hickox, EMI, HAENDEL: Alcina HWV 34. JOYCE DIDONATO (Alcina), MAITE BEAUMONT (Ruggiero), SONIA PRINA (Bradamante), KARINA GAUVIN (Morgana), KOBIE VAN RENSBURG (Oronte), VITO PRIANTE (Melisso), LAURA CHERICI (Oberto). IL COMPLESSO BAROCCO. Director: ALAN CURTIS. 3 CD ARCHIV 477 7374. (Universal). 2007. 203’ DDD. N PN 1985) y los más modernos de Renée Fleming (con William Christie, Erato, 1999) y Anja Harteros (con Ivor Bolton, Farao Records, 2005), muy elogiada fuera de nuestras fronteras y que no he podido escuchar. Es también la única de las tres que ha sido filmada en DVD (Naglestad, con Hacker, Arthaus, 2000, puesta en escena “modernizada”). No es de extrañar este éxito. La obra no sólo es rica en arias bellísimas sino que tiene un discurso dramático de fluidez e intensidad bien distinta a la de Ezio, y, lo que es más, una variedad en cuanto a la forma del mismo no tan habitual en Haendel, incluso con detalles relativamente infrecuentes como algunas arias con acompañamiento instrumental solista (así la hermosísima de Alcina con violonchelo, Si, son quella, en la que incorpora el tutti —con notable efecto— bien avanzada la pieza). Para añadir ingredientes al altísimo interés de esta grabación, el reparto es excepcional. Sensacional DiDonato en el papel protagonista. No sólo es la suya una voz formidable que además domina la coloratura. La norteamericana pone además una intensidad dramática en los recitativos verdaderamente extraordinaria. El comienzo de Ah mio cor! pone los pelos de punta, y los adornos del da capo son magistrales. El contraste viene en el arrollador Ma quando tornerai (acto 3). Mag- 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:55 Página 69 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS níficas Gauvin (Credete al mio dolore) y nuestra compatriota Maite Beaumont (escúchese su Bramo di triunfar, aria inicialmente descartada que Curtis repone con toda razón). Prina repite prestación excepcional en su agilidad (È gelosia es toda una prueba, y Vorrei vendicarmi al principio del acto 2 es otra incluso mayor) con una voz profunda y oscura. Kobie van Rensburg es un Oronte ligero y ágil, no excepcional pero sí suficiente, Priante vuelve a lucirse, ahora como un Melisso imponente, y Laura Cherici compone un notabilísimo Oberto. Curtis dirige con su proverbial sabiduría dramática, sin exageraciones pero con un gusto exquisito. Y realiza de forma sobresaliente los numerosos movimientos danzables de la partitura. En resumen, una Alcina excepcional, absolutamente recomendable y que no debe dejarse pasar. Faramondo, por último, fue escrita (¡en apenas algo más de un mes!) y estrenada en 1738, gozando de apenas ocho representaciones antes de caer en el olvido. Su recuperación no tuvo lugar hasta 1976. El libreto es también anónimo, basado en el Faramondo de Apostolo Zeno (1720). La única grabación existente es un gris registro debido a la batuta de Rudolph Palmer (Vox, 1995, ahora parte de una macro-caja haendeliana editada por Brilliant), de forma que el patio se encuentra evidentemente abonado para una interpretación de más fuste. Aunque el libreto es flojo y no permite a Haendel desplegar un discurso dramático tan fluido como el de Alcina, hay mucha música de gran belleza en esta partitura. Destaquemos el dueto de Rosimonda y Faramondo que cierra el segundo acto, aquí además muy bien cantado, el dúo de Clotilde y Adolfo al principio del acto 3 (Caro, cara), y el aria de Faramondo Voglio che sia l’indegno, magníficamente cantada y dirigida con gran ímpetu por Fasolis. Como Curtis, el suizo favorece en sus solistas el generoso adorno en el da capo, aunque en algunas ocasiones la realización deja que desear (primer aria de Rosimonda). El reparto tiene algunos altibajos más que los comentados en las dos óperas que dirige Curtis, pero no obstante ofrece un nivel global sobresaliente. Marina de Liso es de lo mejor del elenco. Tiene una bonita voz, no demasiado oscura, y canta estupendamente, con gusto, excelente agilidad y acertado dibujo dramático. In-Sung Sim (Gustavo) es un bajo de buena presencia vocal, pero su entonación en el agudo no pasa de lo simplemente correcto (al mi agudo llega con apuros). El grave es bueno y tiene cuerpo, y en general cumple suficientemente. Tiene a su cargo alguno de los momentos más hermosos de la partitura (Sol la brama di vendetta). Sophie Karthäuser, es una Clotilde notabilísima, con muy buenas agilidades y excelente instinto dramático. Jaroussky, sin duda la gran estrella, preside el cuarteto de contratenores, aunque no en el papel titular. Compone un Adolfo modélico, que complementa bien la sobresaliente prestación de Cencic en el protagonista, con sobrada agilidad e intensidad dramática. Sabata, de voz más oscura, despliega un notabilísimo dra- matismo, incluso con alguna exageración en su primer aria (Voglio ché mora, sì). Cumple también Bettini pese a su timbre algo nasal. Fasolis dirige con su sabiduría característica y una dosis envidiable de vitalidad, y ejerce una buena labor en el continuo junto a Francesco Cera. Excelente toma de sonido y buena presentación, aunque hubiera sido deseable incluir algunos datos de los intérpretes, no todos universalmente conocidos. En resumen, tres obras bien distintas en cuanto a la propia calidad de las partituras, que aquí se nos ofrecen en interpretaciones que cuando menos alcanzan el sobresaliente (Faramondo) y cuando más, lo excepcional (Alcina). Los tres álbumes se erigen en versiones de referencia, dos por méritos propios y falta de competencia de nivel paralelo (Ezio, Faramondo), el otro porque el nivel decididamente excepcional de la versión la sitúa por encima de las opciones existentes, como es el caso de Alcina. Böhm o Maag, lo han hecho con anterioridad, supongo que basados en la versión de Paumgartner, que Lionel Salter consideraba un atentado “perpetrado” al original). Por lo demás, el DVD sirve además para comprobar una vez más que Jacobs basa su trabajo en concienzudos ensayos y que para el momento de la grabación todo está “atado y bien atado”. Baste decir que durante la grabación los cantantes se situaban a la espalda del director (¡) por lo que éste no puede verlos en absoluto. Poco parece importar, a juzgar por el resultado. El belga imprime a su versión el ímpetu y riqueza de contrastes que clásicamente le han caracterizado, los tempi muy vivos (honestamente creo que alguno rozando el exceso, caso de Tutte nel cor vi sento, donde lleva a la buena de Pendatchanska al límite; en algún otro momento, como el coro subsiguiente, se alcanza un clima tormentoso, sin duda, pero a costa de cierta merma de claridad). Cuenta con su siempre fino instinto dramático, ha llevado la información histórica al extremo de encargar la construcción de clarinetes en si (instrumento hoy extinto) para un par de números, y el excelente y colorista continuo de Sebastian Wienand al fortepiano es un valor añadido muy considerable. El elenco es otro punto fuerte de esta grabación. Si en el pasado expresé mis dudas respecto a la prestación de Richard Croft en el Orfeo de Gluck (con Minkowski, Archiv), en esta ocasión hay que darle al norteamericano un sobresaliente por todo lo alto, porque su articulación mozartiana es impecable. Su Fuor del mar es de los de “ahí queda eso”, y aunque la voz no tenga el peso de la de otros colegas (el estupendo Hollweg con Harnoncourt, Teldec), el balance global es estupendo y preferible al de Rolfe-Johnson (con Gardiner, Archiv), más poderoso pero también más justo en la agilidad (por mucho que diga la prensa británica, las pasa de a kilo). Y conviene recordar que cuando los grandes tenores (Domingo, por ejemplo) han afrontado el papel, ha sido a costa de amputar la partitura de forma Rafael Ortega Basagoiti René Jacobs INSTINTO DRAMÁTICO MOZART: Idomeneo K. 366. RICHARD CROFT (Idomeneo), BERNARDA FINK (Idamante), SUNHAE IM (Ilia), ALEXANDRINA PENDATCHANSKA (Elettra), KENNETH TARVER (Arbace), NICOLAS RIVENQ (Gran Sacerdote), LUCA TITTOTO (La Voce). CORO DE CÁMARA RIAS. ORQUESTA BARROCA DE FRIBURGO. Director: RENÉ JACOBS. 3 CD HARMONIA MUNDI HMC 902036.38 [+ Bonus DVD]. 2008. 191’. DDD. N PN T ras las tres grandes óperas Da Ponte, Jacobs ha escogido Idomeneo como siguiente escalón en sus grabaciones operísticas mozartianas. En el DVD de “cómo se hizo” (no subtitulado en español) que acompaña al presente álbum, el belga explica que la edición de la Neue Mozart Ausgabe (NMA), realizada a principios de los 70, se llevó a cabo quizá demasiado pronto, dado que el manuscrito completo de la interpretación muniquesa se descubrió después. Explica así su decisión de basar la presente interpretación en una nueva edición, preparada específicamente para la ocasión por Bärenreiter (la misma editorial que hizo en su día la NMA), que en su mayor parte tiene como centro de gravedad dicha versión muniquesa. Aunque esto explica algunas cuestiones adicionales (no muchas, la verdad, según puede comprobarse siguiendo la partitura de la NMA, que puede descargarse libremente, como el resto de los volúmenes del corpus mozartiano, desde la web de la propia edición (http:// dme.mozarteum.at/DME/nma/ start.php?l=2), hay otras decisiones que quedan en el aire, como la de emplear un barítono para el papel de Gran Sacerdote (otros colegas como 69 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:55 Página 70 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS inclemente, evitando cualquier coloratura. La máxima calificación merece también la espléndida Idamante de Fink, otra voz de garantía que se luce de principio a fin. Es sabido que la de Pendatchanska es una voz con sus peculiaridades, entre ellas un vibrato generoso. Sin embargo, aquí compone una Electra excepcional, oscura y sin duda apasionada, que se desempeña igual de bien en la rabia y en el amor. La coreana Sunhae Im canta sin mácula y con exquisitos matices su papel de Ilia, pero su voz queda un poco corta de cuerpo. Algo que también le ocurre a Tarver, un Arbace que por lo demás se muestra ágil y cálido, y que salva sobradamente su endemoniada Se il tuo duol. Decía antes que no he terminado de encontrar una justificación a la decisión de utilizar un barítono para el Gran Sacerdote. Debo decir que Rivenq tampoco ayuda a convencer, porque la voz tiende a la destemplanza en el registro agudo cuando tiene que cantar fuerte, con lo que su partitura parece más una imprecación que otra cosa. Cumple sin más Tittoto como La Voce, breve cometido para el que hubiera sido deseable contar con una voz más imponente. Espléndidos coro y orquesta, en el no fácil cometido de ejecutar una partitura de notoria dificultad con tempi a menudo inclementes. Hace honor a la brillantísima orques- tación del genio salzburgués. Muy buena también la grabación, con más presencia y riqueza que las dos alternativas historicistas mencionadas (Harnoncourt y Gardiner). En resumen, versión sobresaliente que merece sin duda la recomendación pese a las pequeñas objeciones apuntadas. Sin duda una alternativa a situar, al menos, a la altura de las de Gardiner y Harnoncourt. Rafael Ortega Basagoiti Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam OTRA DÉCADA PRODIGIOSA ANTOLOGÍA DE LA ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW DE ÁMSTERDAM, 1980-1990. 14 CD RCO LIVE 08005 (Diverdi). DDD. N PN Esto sí es una antología 70 Por cuarta vez nos llega una gran antología en 14 discos de grabaciones de la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam durante una década. Esta vez estamos más cerca, es la década de lo 80, hasta el mismísimo año 1990, que a algunos nos parece que cerca, y que para el aficionado joven puede resultar protohistórica. Falta aún la primera de las décadas, el volumen numerado como uno, el primero de la serie, anterior a los años 50. El que tenga “número reservado” nos tranquiliza: algún día llegará ese álbum; pero comprendemos que se haga esperar, porque los fonogramas de por entonces pueden hallarse en estado incompleto, insuficiente, acaso muy necesitados de ayuda en cuanto a reconstrucción o reprocesamiento. Seamos pacientes. Pero hay que recalcar algo, aunque parezca evidente: se trata de verdaderas antologías. Es decir, lo que se escucha en cada uno de los álbumes con sus 14 discos es de lo mejorcito; no podemos decir aquello de “hay de todo”. No, sólo hay de lo bueno y de lo mejor, y sabemos que en arte, al contrario que en política, lo mejor no es enemigo de lo bueno. Y ahora llega esa década en la que sucedieron muchas cosas en esa maravillosa orquesta, orgullo de su país y más allá. José Luis Pérez de Arteaga cuenta en dos entregas del boletín de Diverdi las maravillas de este conjunto, así como algunos de sus contratiempos, esto es, conflictos, desde la supuesta ingenuidad de Mengelberg durante la ocupación nazi hasta las presumibles descargas de testosterona de Haitink a mediados de los 80. Les recomiendo el artículo, muy de Arteaga, esto es, documentado, penetrante y divertido. Años con crisis Pero estamos precisamente en esos años de crisis. Recuerdo los comentarios escépticos, cuando no decididamente hostiles y despectivos cuando los propios músicos decidieron que fuera el italiano Riccardo Chailly quien sucediera a Haitink. Cómo es posible, decían aficionados de alto nivel, agentes, gestores: ese muchacho no tiene categoría suficiente para suceder a Haitink y ponerse frente a la orquesta de Mengelberg, Van Beinum, Monteux, Doráti y otros titulares, adjuntos o principales invitados de mucha categoría. Hoy vemos esto con distancia no sólo temporal. Chailly ha demostrado ser un espléndido director, sin que por ello lo consideremos un genio redescubierto. De todas maneras, el modelo de gestión del Concertgebouw tiene mucho interés; tanto, que es imposible importarlo a países como el nuestro: excelentes músicos cuyo sentido de relativa autogestión no les hace olvidar que pertenecen a una unidad cultural que no se autofinancia con la taquilla, ni mucho menos; batutas que exigen y se exigen, sin que las posibles conspiraciones de los músicos pequeños (si es que los ha habido) hayan podido nunca con ese esquema de alta calidad, que no es elitista, sino que tiene vocación de excelencia; desde Chailly, precisamente, hay un mayor apoyo a la música contemporánea, especialmente la holandesa, sin necesidad de grupos de presión gerontocráticos monopolizadores de la “verdadera vanguardia”; gestores con auténtica personalidad gerencial y artística, nunca pequeñas figuras a merced de los disparos cruzados de artistas y administradores. Y, en los músicos, mucha vergüenza torera. Y que nadie se dé aquí por ofendido, faltaría más, que no en todas partes se comportan los músicos como en aquellos andurriales acanalados. Haitink estuvo muchos años frente a la orquesta, y tiene su lógica que se diera cierto cansancio mutuo. No fue un proyecto cercenado en agraz por el listo de turno encumbrado que pasaba por ahí, sino una historia de amor, desamor y despecho internos. Y, sobre todo, el proyecto ya había tenido lugar. Además, un maestro, por muy poderoso que sea, sólo puede casarse con una de las instrumentistas, no con los 120 atriles. Los viejos del lugar recordamos los ecos de aquella crisis cuando orquesta y maestro vinieron al Festival de Granada, creo que con Mahler, acaso en 1984, 1985, y la luna de miel del enamorado se fundió con la magia de la Vega, de la Sierra, de los repiques que lle- gaban de la Torre de la Vela, mas también con el gesto acre de buena parte de la centuria. Qué emocionante. La vida celeste, lo Ewigweibliche, el embriagado en otoño, todo lo que ustedes quieran y más. Pero… qué música. La vida palpitante de los fonogramas Eso queda en el recuerdo. En el fonograma. Y, ahora, en esta antología. Podemos lamentar, con Arteaga, que esta antología no incluya la despedida de Haitink en 1988, con una impresionante Octava de Mahler (más impresionante de lo que ya es de por sí esta especie de misa sinfónica). Pero estos 14 discos, que podrían ser 140, tienen cosas de interés más que superior. Los tiempos finales de Haitink son también los del aterrizaje de Antál Doráti, el húngaro todoterreno que grabó con la CIA (quiero decir, con la Hungárica) una magnífica integral sinfónica de Haydn, más óperas del mismo compositor hoy bicentenario, con un currículum bartókiano que iba más allá de la autenticidad compa- 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:55 Página 71 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS triota (pensemos en su sus incursiones en Roberto Gerhard), pero que en realidad era un todoterreno al que se le daban muy bien ciertos repertorios. Como Debussy, con estas Imágenes que un servidor de ustedes presenció allí mismo, durante este registro de 1987. Lamentablemente, Doráti murió unos meses después, al año siguiente, de manera inesperada. Estos 14 discos son plenamente recomendables, se reseñan solos, se critican solos, se enaltecen solos. El buen disco en la tienda se vende, aunque se vendan menos discos que antes (según dicen). Pero este álbum tiene cosas de especial interés, y sería necesario darle a cada uno de estos discos la importancia que se concede a cualquier otro que aparece suelto. Pero no es posible, así que se impone un recorrido rápido, y perdonen si me sale de atrás hacia delante, y de nuevo atrás. No hay que perderse ese humor ni esa intensidad y continuidad teatrales de Charles Dutoit y unos cuantos solistas en una versión de concierto de El niño y los sortilegios (no llega a 45 minutos, 1989) con un muy buen reparto. Excelente lectura, comparable a las referencias existentes, y tentados estamos de decir que superior a la del propio Dutoit para Decca de tres años después. Y, ya que estamos con Ravel, atención a esos Valses nobles y sentimentales de Haitink en 1982. No olvidemos la integral Ravel de Haitink, una de las muchas que grabó con este conjunto suyo para mayor gloria de ellos y de él mismo. Sinfonías Pero será mejor que evoquemos, siquiera un poco, la presencia en este álbum de ese repertorio básico de las orquestas, la sinfonía. En 1979 daba Giulini una espléndida Cuarta de Brahms durante el Festival de Holanda, aquí recogido, una nueva maravilla de quien grabó años antes con Philharmonia una integral ejemplar para EMI. En 1980, Kondrashin desgrana una muy bella Quinta de Nielsen, repertorio al no se suele asimilar a este grandísimo director ruso, que desde dos años antes había tomado el camino del exilio y había recalado como invitado de esta orquesta (decíamos entonces los que no le considerábamos un “traidor al socialismo”: qué harto hay que estar para exiliarse a esa edad.) Lamentablemente, falleció en marzo de 1981, al día siguiente de cumplir 67 años. Quedan sus espléndidos registros, los de siempre, pero también este Nielsen, y otro registro insuperable en esta misma antología: una Segunda de Rachmaninov. Ambos testimonios sugieren o aseguran que la continuidad de Kondrashin como invitado de esta centuria hubiera sido muy benéfica. Tampoco asociaríamos mucho con Martinu a Wolfgang Sawallisch, beethoveniano, straussiano, wagneriano, brahmsiano, mozartiano y schumanniano (entre otras especialidades), pero aquí tenemos esta lectura de 1986 de la Sexta, llamada Fantasías sinfónicas, una versión con garra, con dramatismo, con emoción. Sawallisch podría acaso haber aportado una excelente integral Martinu. En cambio, a nadie le sorprenderá que en 1988 Harnoncourt propusiera ya una Tercera de Beethoven como la que aparece en el duodécimo disco de esta Antología; para entonces, ya estaba claro que Harnoncourt había decidido avanzar en el tiempo y no limitarse al Barroco y al Clasicismo, así que dos años después grababa las Sinfonías nºs 1 a 8 de Beethoven, y en 1991 la Novena, en vivo, con la Orquesta de Cámara de Europa, en una propuesta que no concitó unanimidades: ni falta que hacía. El paso de Harnoncourt por Ámsterdam no fue un tornado ni un huracán, pero sacó muchas cosas de su sitio, y se pudo comprobar que ese sitio no era el más adecuado. Harnoncourt no fue revolucionario, porque en música la revolución es imposible o estéril; Harnoncourt aportó, sencillamente, un nivel de conciencia sonora diferente, más amplio, más rico, con un Mozart y un Beethoven más agresivos y fuertes, nada edulcorados, ágiles y dramáticos, y esta orquesta, tan conservadora en muchos aspectos, fue la que supo acogerlo, comprenderlo, arroparlo; potenciarlo. De Bernstein incluye esta preciosa caja dos momentos inspiradísimos, una Quinta de Schubert y una Primera de Mahler de 1987; no nos sorprende su bello Schubert, porque Bernstein ha sido uno de los grandes, pero menos nos sorprende la altura de su Mahler, cuyos conciertos en vivo o en registros para CBS conoce de sobra al aficionado. Se trata, eso sí, de registros gemelos de otros ya existentes en grabaciones comerciales. El holandés Hans Vonk, fallecido en 2002, era hijo de violinista de esta orquesta y llegó a estar muy unido a ella en diversos cometidos destacados desde finales de los 60. Aquí nos ofrece una excelente Tercera de Roussel (1984), obra espléndida pero de difícil atractivo para el gran público, aunque no tenga nada de vanguardista. Vonk acude a otras partituras difíciles, como Hyperprism, de Varèse, en 1983. Doráti se luce con dos especialidades suyas, Chaikovski y Debussy, aparentemente opuestas pero que han sido compatibles en batutas de la vieja escuela, como la de Monteux; en esta Patética de 1983 y estas Imágenes de 1987, demostraba el maestro húngaro que era algo más que un director todoterreno, y que penetraba en el sentido de las partituras como si poseyera el secreto de todas las escuelas. Haitink grabó todo el repertorio (permítannos la hipérbole) y aquí tenemos alguna muestra, como esa bella Primera de Schumann, la Primavera, de 1981. Sin duda, no se ha querido abusar de la presencia de este director que en ese momento era el jefe indiscutible y que ya ha aparecido a menudo en el volumen cuarto de estas Antologías. Insistamos: ¡lástima de esa Octava de Mahler! Colin Davis se luce en 1983 con una especialidad suya de mucho antes, un Sibelius, la Sexta en este caso. Qué decir a estas alturas del Sibelius de Colin Davis, que grabó una de las tres grandes referencias de la integral (Philips). Hay que añadir, también de Davis, una espléndida Misa en do de Beethoven, en 1986, mientras que tres años antes, como excelente y reconocido stravinskiano, daba una Sinfonía de los Salmos de referencia (y no son pocas las referencias); en ambos casos contaba con el excelente Coro del Concertgebouw, y en la Misa con un envidiable cuarteto vocal (Hargan, Watkinson, Keith Lewis, Oosterkamp). Y más contenidos Hay sorpresas con resultado muy grato: Giulini bordaba en 1979 el Op. 10 de Webern (Cinco piezas); Kurt Sanderling acompañaba al violinista Theo Olof en 1984 en una poderosa lectura de los cinco movimientos del Concierto fúnebre, de Hartmann; el compositor y director Fredrich Cerha le daba en 1984 gran intensidad al Preludio para un drama de Schreker; ese mismo año, Doráti inflamaba el conjunto con una lectura inigualable del Poema del éxtasis de Scriabin; Edo de Waart daba inquietud y sabor a una página que tiene más de lo segundo que de lo primero, las Danzas de Galánta de Kodály (1982). Gerd Albrecht, el que ese mismo año 1987 visitaba la Orquesta Nacional de España con Schumann, cambiaba aquí de tercio con una lectura oscura, inquietante y perspicaz de las Tres piezas de Wozzeck, de Berg, con la mezzo Dunja Vojzovic, una Marie que electrizó más a los públicos que a los responsables de los registros de grabación; Christoph von Dohnányi, en 1988, recreaba el universo rico en densidades de Peleas y Melisenda, la de Schoenberg, más de 40 minutos de música incandescente, otra auténtica referencia, poco menos que milagrosa, y perdonen la aparente exageración (no lo es); Leinsdorf dirigía en 1989 una bellísima suite propia de La mujer sin sombra, de Richard Strauss, y dan deseos de escucharle la ópera entera, pero sabemos que este arreglo suyo es un testimonio de su sabiduría straussiana. Hay mucha más tela que cortar en esta Antología. Chailly aparece al final de esa década en la que se hace con las riendas de la orquesta: Stravinski, Rossini, Webern. Habría que detenerse en este director que aterriza por entonces, que carga con el rencor de Haitink, que trata de imponer un repertorio más abierto, más amplio, más contemporáneo a una orquesta que lo ha elegido pero que se pone de los nervios con ciertas músicas. La creación contemporánea holandesa está presente en unas cuantas obras de un nivel realmente elevado, que merecerían un examen con detalle: Tristan Keuris, Peter Schat, Rudolf Escher (atención a este espléndido ciclo de canciones en francés, Univers de Rimbaud, cantado por el tenor Lode Devos, 1982); las dirigen con inspiración y rigor Edo de Waart y Lucas Vis. Faltarían algunas cosas importantes, como las piezas para solista y orquesta: la soprano Dorothy Dorow, acompañada por la batuta de Lucas Vis, cantaba 71 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:55 Página 72 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS en 1979 una versión muy bella de un poco conocido ciclo vocal de Luigi Dallapiccola, Commiato, con textos de Brunetto Latini, del siglo XIII; Kondrashin acompañaba a George Pieterson, músico de la orquesta, en el Concierto para clarinete de Hindemith (1979); Martha Argerich y Neeme Järvi se encontraban en 1983 para el Segundo de Beet- hoven, con resultados felices, no hay que decirlo; dos años después el encuentro era entre Brendel y Haitink: ¿qué elogios servirían para este Veinticuatro de Mozart?; Harnoncourt, en 1988, aportaba su sabiduría mozartiana junto con Jacob Slagter, también músico de la orquesta, en el Cuarto Concierto para trompa K. 495. Quedan pocas cosas en este tintero ubérrimo, pero una de ellas no podemos dejar de señalarla: Noche lidia, del compositor holandés Alphons Diepenbrock, que vivió entre 1862 y 1921, y que Hans Vonk rememoraba no sólo por patriotismo, sino porque son 18 minutos de gran belleza. Por otra parte, esta obra era en su origen para voz y orquesta, pero aquí se nos ofrece el estreno en 1984 de un arreglo de Eduard Reeser. Hay que repetir que estamos ante una auténtica antología, y que esa antología es de toda una década de una de las grandes orquestas del siglo, con repertorio, batutas y solistas de altura indiscutible. Con este archivo, cualquiera hace antologías así, ¿verdad? Santiago Martín Bermúdez Belohlávek, Altrichter, Pesek CHECOS EN FRÁNCFORT CICLO ANTONÍN DVORÁK. Vol. 1: Sinfonía nº 7 en re menor op. 70. Danzas eslavas (2ª serie) op. 72. Romanza para violín y orquesta op. 11. IVAN ZENATY, VIOLÍN. SINFÓNICA DE PRAGA. Director: JIRÍ BELOHLÁVEK. ARTHAUS 102 135 (Ferysa). 1993. 100’. N PM Vol. 2: Canciones bíblicas op. 99. Concierto para violín en la menor op. 53. Te Deum op. 103. EVA RANDOVÁ, mezzo; IVAN ZENATY, violín; IVAN KUSNJER, barítono; LIVIA ÁGHOVÁ, soprano. SINFÓNICA DE PRAGA. Director: JIRÍ BELOHLÁVEK. ARTHAUS 102 137. 1993. 81’. N PM Vol. 3: Sinfonía nº 8 en sol mayor op. 88. Concierto para piano en sol menor op. 33. IGOR ARDASEV, piano. SINFÓNICA DE PRAGA. Director: PETR ALTRICHTER. ARTHAUS 102 139. 1993. 88’. N PM Vol. 4: Sinfonía nº 9 en mi menor op. 95 “Del Nuevo Mundo”. Concierto para chelo en si menor op. 104. MISHA MAISKI, CHELO. SINFÓNICA DE PRAGA. Director: LIBOR PESEK. ARTHAUS 102 141. 1993. 89’. N PM Vol. 5: Stabat Mater op. 58. EVA URBANOVÁ, soprano; KATERINA KACHLÍKOVÁ, mezzo; STEFAN MARGITA, tenor; PETER MIKULAS, bajo. CORO Y SINFÓNICA DE PRAGA. Director: LIBOR PESEK. 72 ARTHAUS 102 143 (Ferysa). 1993. 90’. N PM L a visita en 1993 de la Sinfónica de Praga a Fráncfort, y también su coro, además de varios solistas vocales e instrumentales, debió de ser por alguna razón en la que lo cultural se unía a lo político, y lo musical a lo literario y lo comercial. Pienso, por ejemplo, en la abrumadora Feria del libro de Fráncfort que reúne todos los otoños a sufridos profesionales del gremio en unos días febriles, y en los que algún país se presenta como “tema central”. Algo así debió de darse en 1993, en la ciudad alemana de las ferias, con esa República Checa recién recuperada para las libertades y para su auténtica vocación, que es la occidental, pese a viejos desvíos paneslavistas de unos cuantos, que hoy se ven como monstruosas curiosidades de antaño. No tengo posibilidad de asegurar que fuera algo así, pero el caso es que esa República Checa recién estrenada (los eslovacos y los checos se habían separado “amistosamente” a comienzos de ese mismo año) se presenta en Fráncfort en 1993 con estos conciertos, con este Dvorák que es la tarjeta de presentación más conocida, más aceptada, más querida fuera de su país por los melómanos de todo el mundo. Estos discos de precio medio y calidad generalmente superior en lo artístico son una excelente oportunidad para que el aficionado que se guía, lógicamente, por el disco en soporte audio, pueda ver, de cerca y en detalle, la secuencia de unas obras tan conocidas como las tres últimas sinfonías de Dvorák; tan realmente bellas como el Stabat Mater, las Canciones bíblicas o el Te Deum; tan insuperables como los Conciertos para violín y para chelo. Es evidente que estos conciertos no son sólo un despliegue de bellezas del gran compositor nacional, son también una muestra de poderío, una cita de parte de lo más representativo del arte checo en una nación que fue enemiga y que en ese momento era la gran inversora en países como la República Checa, que entre unas cosas y otras dejaban de ser, por fin, “Europa del Este”, para ser lo que realmente son: “Europa central”. Sin por ello ser “Mittleuropa” (aquel germanismo apenas disfrazado de geografía también pasó). Es decir, se trata, además, de una muestra de reconciliación con Alemania, lejos ya aunque inolvidables los terribles sufrimientos de la época de la ocupación y la guerra. Si vemos estos discos como el retorno de la República Checa a Europa, después del secuestro soviético de cuatro décadas, tendremos otra perspectiva (los checos, por mayoría simple, habían decidido arrojarse a ese pozo en 1948, no lo olvidemos; pero ya no pudieron salir de él, y además Checoslovaquia le “tocaba” a la URSS según Yalta). Ahora bien, no por eso hay que olvidar que estos vídeos contienen mucha belleza y que su visión es más que recomendable por razones puramente artísticas. Daremos algunas de esas razones para hacerse con estos DVDs, o al menos con alguno de ellos; aunque no sea posible dar demasiados detalles, y no sólo porque abundan los detalles de especial belleza. Los tres directores responsables de estos registros se reparten las sinfonías: excelente Behlolávek con la Séptima, equilibrada y tensa, elegante, sin pathos excesivo, ni siquiera en la espectacular coda; correcto y a veces inspirado Altrichter en la Octava, que habría necesitado otra energía y otra sutileza para una obra de bellezas tan inmediatas como innegables; de gran altura la versión de la Novena por Pesek, que se enfrenta con júbilo a este hit que ha grabado todo el mundo. Pero en este DVD de Pesek lo más importante es tal vez que acompaña a Maiski en una lectura magnífica, tensa, intimista del Concierto para chelo, anterior a la versión oficial para DG de este incomparable solista. El pianista Igor Ardasev, acompañado por Altrichter, defiende con virtuosismo y acierto el Concierto op. 33, la menos conocida y la menos agraciada de las tres grandes obras concertantes del maestro 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:55 Página 73 D D I SI CS O C O S S ESTUDIOS / REEDICIONES checo. El violinista Ivan Zenaty, al que nos referiremos más abajo, da consistencia a una obra relativamente menor, pero de amplio alcance y muy bella, como la Romanza op. 11, que procede de un cuarteto todavía más temprano. En fin, no podían faltar las Danzas eslavas, y aquí está la segunda serie (op. 72), dirigida con brío y mucha gracia por Behlolávek. De estos DVDs siento debilidad por el volumen 2, en el que Behlolávek dirige y acompaña a varios solistas con total magisterio. La mezzo Eva Randová borda las cinco Canciones bíblicas (las que orquestó el propio Dvorák de las diez de su ciclo Op. 99), con intimismo, recogimiento, dramatismo contenido, y con una voz cuyos graves te llegan al alma. Behlolávek construye un Te Deum también lleno de recogimiento, pese a los momentos espectaculares; le secunda un Coro Filarmónico de Praga en muy buena forma, y dos solistas vocales espléndidos, la bellísima voz de la soprano Livia Aghová y el canto impresionante del barítono Ivan Kusnjer. Finalmente, en el muy bello Concierto para violín tenemos una enérgica mas también delicada interpretación del entonces muy joven Ivan Zenaty (tenía 29 años en ese momento). Se trata de solistas muy conocidos de repertorios no sólo checos, y junto con tan excelente director y conjuntos logran este esplendoroso DVD. El volumen 5 está dedicado al Stabat Mater, la primera de las grandísimas obras sinfónico-corales de Dvorák, que destacó especialmente en este género, no siempre sacro (Santa Lúdmila, Te Deum, Réquiem, La novia del espectro). Las muertes familia- res influyeron sin duda en Dvorák para este recogido y emocionante retrato del dolor de la madre. Aquí están todos los artistas al completo. En esta obra dulce, dramática, esta pieza magistral de primera madurez de un compositor creyente, de un nacionalista tranquilo, de un alma bella y con enorme talento, se despliegan los dones de solistas, coro y conjunto, del maestro concertador, de un todo compuesto por muchas unidades. Este último disco de la serie de cinco que cometamos presenta un cuarteto vocal de primer orden, encabezado por esa poderosísima soprano que es Eva Urbanová, y con otros tres nombres habituales de la vocalidad, y en especial de la ópera, de esa escuela nacional. Pesek domina este oratorio o cantata o expresión devota, y le añade belleza a la belleza gracias a la habilidad de su batuta y a los talentos a los que dirige y acompaña. El primer movimiento, los casi veinte minutos para coro y cuarteto vocal, con el dominio del recogimiento y los pianissimos, sería ya suficiente para recomendar vivamente esta lectura. Pero ¿y el cuarteto vocal, solo, en Qui est homo? ¿Y el dúo de soprano y tenor en Fac, ut portem Christi mortem? Después del volumen 2, este es nuestro favorito, pero caben discrepancias, porque los niveles son muy altos. Existe un sexto volumen, un Réquiem dirigido por Altrichter, pero del que no sabemos nada más. Lo esperamos, y así acaso se complete esta secuencia de bellezas dvorákianas. Hasta entonces, quedan estos cinco DVDs, todos de interés, algunos de muchísimo interés. otra obra de este concierto, Nobilissima visione, de Hindemith, no ha sido incluida en este CD) (Tahra Tah 665). Vitalidad, claridad, ligereza y contención son las virtudes de esta Novena, complemento adecuado e incluso superior a la interpretación que el propio Monteux hizo para Westminster con la Sinfónica de Londres. En el libreto, Myriam Scherchen se dedica a enmendarle la plana a todo el mundo y nos cuenta además una historia sobre la afición japonesa a la Novena de Beethoven que, la verdad, no viene a cuento. De interés para profesionales del violín el Concierto de Beethoven por la violinista suiza Aida Stucki (profesora de Anne Sophie Mutter) acompañada por Hermann Scherchen al frente de la orquesta de Radio-Beromünster (la BBC de Zúrich) en un concierto dado el 30 de diciembre de 1949. El sonido no es bueno y tiene numerosos problemas técnicos (saturaciones, distorsiones y cambios de color en los enlaces de los discos de 78 rpm están siempre presentes en este registro), aunque la sonoridad del violín tiene la suficiente claridad y es un documento que también informa sobre la dirección de Scherchen de un concierto de repertorio. El CD se completa con un bonus, el Concierto BWV 1042 de Bach por Walter Barylli y Hermann Scherchen al frente de la Filarmónica de Viena, aquí llamada Orquesta de la Ópera (Tahra 663). Finalmente, el volumen segundo dedicado a la pianista francesa de padres rusos Youra Guller perteneciente a la serie Piano Archives (el primero no llegó a nuestras manos) con los Estudios sinfónicos de Schumann (1962), el Cuarto de Beethoven con Ansermet (1958) y Triana de la Suite Iberia de Albéniz (1961) (Tahra 650). Se trata de un piano de otros tiempos, rubato exagerado y técnica discreta, pero con algún fraseo de artista consumada que deja al oyente con la boca abierta (Schumann). En el Cuarto de Beethoven, estupendamente dirigido por Ansermet, colabora sin problemas con la férrea objetividad del maestro suizo. Triana de Albéniz, finalmente, con numerosos roces e imperfecciones, dándole a la de al lado más de lo deseable pero con el colorido e intención adecuados, pone fin a este curioso CD. En resumen, el disco Brahms de Furtwängler y la Novena de Beethoven por Monteux son lo más destacado de este breve lanzamiento Tahra. Santiago Martín Bermúdez Tahra REGISTROS HISTÓRICOS BRAHMS: Sinfonía n˚1, Variaciones sobre un tema de Haydn. ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERLÍN. Director: WILHELM FURTWÄNGLER. TAHRA Furt 2005 (Diverdi). 1952, 1954. ADD. H PM E l álbum BeethovenFurtwängler con las Sinfonías Tercera, Quinta, Sexta, Séptima y Octava (Tahra Furt 2002-2004), ya fue comentado desde estas páginas hace algún tiempo y allí enviamos a los lectores interesados (SCHERZO 239, marzo 2009, págs. 76 y 77). En esta ocasión Tahra (distribuidor: Diverdi) publica un CD al mismo nivel artístico que el citado dedicado a Beethoven, esta vez con las Variaciones Haydn y la Primera de Brahms, ambas dirigidas por Furtwängler a la Filarmónica de Berlín en 1952 y 1954 (Tahra Furt 2005). La versión de la Primera tomada en el Titania Palast de Berlín en concierto público el 10 de febrero de 1952 es posiblemente la mejor versión existente de esta obra, de dramatismo y contrastes espectaculares, publicada en numerosas ocasiones por Deutsche Grammophon y otros sellos, y ahora por Tahra con la indicación de New mastering (la verdad es que se oye igual que siempre, un sonido monofónico de calidad). Las Variaciones Haydn, por el contrario y salvo error, no estaban disponibles; se trata de la versión que Furtwängler y los berlineses tocaron en la Ópera de París el 4 de mayo de 1954, de profundo mensaje expresivo y calidad instrumental insuperable. Extraordinario CD Brahms. D e l resto, destaca una b e l l a Novena de Beethoven por un Monteux de 83 años al frente de la Nacional de Francia en un concierto celebrado en el Teatro de los Campos Elíseos de París el 6 de noviembre de 1958, completado por dos fragmentos de La sultana de Couperin en la orquestación de Milhaud (la Enrique Pérez Adrián 73 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:55 Página 74 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES Etcetera MAESTROS DE FLANDES C 74 inco generaciones de músicos mantuvieron la preeminencia y la influencia de la escuela musical llamada franco-flamenca en toda Europa durante los siglos XV y XVI, ya que muchos de ellos fueron notables viajeros y estuvieron al servicio de los más influyentes poderes, tanto civiles como eclesiásticos. Partiendo de una formación básica como niños cantores en centros didácticos especializados como los de Cambrai, Lieja o Brujas, los más dotados continuaban su aprendizaje en universidades del Ducado de Borgoña, una de cuyas provincias eran los Países Bajos de entonces (las actuales Bélgica y Holanda), para terminar contratados por capillas musicales de muy diversos lugares. Estas cinco generaciones de músicos profesionales podrían definirse como las de: 1) Dufay y Binchois; 2) Ockeghem y Busnois; 3) Josquin, Agricola, Isaac, Obrecht y De la Rue; 4) Willaert, Gombert y Clemens non Papa; 5) Lasso y Wert hasta Philippe Rogier, uno de los más tardíos, aunque estas nominaciones comportan una cierta arbitrariedad, ya que toda una pléyade de grandes maestros formó parte de la célebre escuela. El sello holandés Etcetera parece pretender con esta caja de diez discos (KTC 1380, distribuidor: Diverdi) ofrecer una muestra representativa de las características de los maestros más eminentes de dicha escuela, aquí llamados Maestros de Flandes, recurriendo a grabaciones del acreditado especialista Erik van Nevel. La información sobre ellas es escasa, nula por lo que se refiere a las fechas en que se hicieron y tan sólo sabemos que los discos han sido publicados aisladamente antes por el sello Eufoda. En cualquier caso, una panorámica sobre dos siglos de escuela francoflamenca es tarea nada fácil, pues ya de entrada y por evidentes motivos de extensión, se ha tenido que prescindir de las obras de gran formato, el más llamativo el de las misas, uno de los géneros en el que más sobresalieron, limitándose a fragmentos de algunas de éstas y a motetes, canciones alemanas y francesas, madrigales italianos y alguna que otra obra de carácter religioso, de unos 10 minutos de duración las dos más extensas. Haciendo salvedad de esta forzosa limitación, la organización de la muestra tiene bastante sentido, aunque otras posibles también habrían sido igualmente válidas. Dada la presencia que por toda Europa tuvieron los maestros flamencos, cuatro de los discos llevan por título referencial Adrian Willaert e Italia, Philippe Rogier y España, Johannes Ockeghem y Francia y Guillaume Dufay y Borgoña, más un quinto titulado Canciones y Danzas de Flandes. La pertenencia al servicio musical de diversas cortes se refleja en los llamados Philippus de Monte y los Augsburgo y Nicolas Gombert y la corte de Carlos V. Otro está dedicado casi enteramente a Orlandus Lassus, otro a Obrecht, Isaac y De La Rue y tan sólo el gran Josquin Des Prez tiene el honor de un disco dedicado enteramente a obras suyas. Esto no quiere decir que sean los compositores citados los únicos escogidos, ya que en la totalidad del contenido de la caja podemos encontrar representados en mayor o menor grado a 42 maestros, guardando generalmente una cierta proporción con su importancia histórica. El orden seguido en la numeración de los discos, que comienza con el de Willaert y acaba con el de Dufay, si tiene alguna razón de ser no es precisamente la generacional, pero para mayor facilidad seguiremos la de la caja. El CD 1, Adrian Willaert e Italia, con un excelente muestrario de canciones, madrigales y motetes, incluye también obras de Cipriano de Rore y Giaches de Wert, más tres para órgano de Giovanni de Macque. Del CD 2, Philippe Rogier y España, sorprende un tanto la importancia dada a un compositor que no es cabeza de serie, aunque sí fue maestro de la capilla flamenca de Felipe II, al igual que sus antecesores Pierre de Manchicourt, Gerard van Turnhout y Georges de la Hèle, también representados en el disco. La relativa sorpresa es la aparición de nuestro Mateo Romero, aunque nació en Lieja y que, tras abandonar su vida de soldado, fue el primer español que dirigió la citada capilla flamenca. Y lo que comentábamos antes, de la Missa Philippus secundus, la obra más conocida de Rogier, se incluyen solamente el Kyrie y el Agnus. En cualquier caso, un disco bien concebido. El CD 3, Orlandus Lassus, está casi totalmente ocupado por su espléndido Magnificat, además de motetes, chansons y canzonette, pues la versatilidad, maestría e imaginación de Lasso son proverbiales. Escúchese su Hola, Caron, sin ir más lejos. Tres obritas de otros tantos compositores menores completan el disco. El CD 4, Canciones y Danzas de Flandes en el siglo XVI, es el más variado y podríamos decir que ameno, pues está centrado en las publicaciones recopilatorias de danzas (pavanas, gallardas, bransles) llevadas a cabo por los músicos-editores Tielman Susato y Pierre Phalèse a mediados del siglo y de canciones de diverso carácter, cantadas todas ellas en idioma flamenco, entre las que destaca la triste Mijn hert altijt de Pierre de la Rue, compositor favorito de la gobernadora de los Países Bajos Margarita de Austria. El CD 5, Philippus de Monte y los Augsburgo, recoge obras de este compositor y de otros también pertenecientes a la última generación, como su discípulo Carl Luython, Jacob Regnart o Lambert de Sayve, que trabajaron en la corte de los emperadores austriacos Fernando II, Rodolfo II y Mathias. Es uno de los contenidos menos notables, salvo el interés de completar las cinco generaciones. El CD 6, Nicolas Gombert y la corte de Carlos V, contiene obras de éste, de Clemens non Papa y de Thomas Crecquillon, maestros de la capilla flamenca del Emperador, pertenecientes a le generación intermedia entre Josquin y Lasso. Una vez más se echa en falta la presencia de obras de más envergadura y no se entiende bien que se hayan seleccionado sólo tres partes del ordinario de la misa de Crecquillon Pis ne me peut venir y no aparezca ninguno de los Magnificat que Gombert compuso para Carlos V, aunque sí se incluye un estupendo Alleluia, Spiritus Domini. Muy notables también las chansons de Clemens. El CD 7, con obras de Isaac, Obrecht y De la Rue, muestra el esplendor de la corte de los Augsburgo borgoñones, tras el matrimonio de Maximiliano I con María de Borgoña y contiene una variada muestra de obras de estos tres grandes maestros, desde una espléndida Salve Regina de Obrecht a lieder y chansons de Heinrich Isaac, más la célebre Alla bataglia. Uno de los discos más bellos de la caja. El CD 8 es el único que contiene obras de un único autor, Josquin Des Prez, como era hasta cierto punto esperable, pero tiene el problema de la falta de novedad, pues raro sería que los interesados en esta música no tuvieran ya la mayor parte de las obras incluidas en él, o al menos Douleur me bat, Plusieurs regretz, y no digamos Cueurs desolez o Adieu mes amours (de esta última viene también una versión para laúd), incluso por los mismos intérpretes. ¿Recuerdan aquel maravilloso disco llamado Vous ou la mort con canciones flamencas de amor cortés editado por el sello Carus en 1996? El CD 9, Johannes Ockeghem y Francia, contiene más obras de Loyset Compère que de Ockeghem e incluso la obra más extensa es un Magnificat del primero, aunque de Ockeghem encontramos dos maravillosas obras profanas y dos religiosas, la última el Credo de su misa Fors seulement, representación injustamente escasa para uno de los más notables miembros de la escuela franco-flamenca. Por último, el CD 10 Guillaume Dufay y Borgoña deja un 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:55 Página 75 D D I SI CS O C O S S REEDICIONEES magnífico sabor de boca final con las obras de Dufay (La belle se siet; Hé, companions, entre otras), Antoine Busnois, Gilles Binchois y Alexander Agricola (un gran Magnificat) que contiene. Dos buenas razones hay para hacer recomendable esta caja. Por un lado, la calidad de la interpretación, que no decae en ninguno de sus diez discos. Tanto Erik van Nevel como los conjuntos Currende Consort y Capella Sancti Michaelis tienen un pleno dominio y un inatacable estilo propio para la interpretación de la música renacentista y particularmente de la escrita por los compositores de las escuelas borgoñona y francoflamenca. La interacción entre voces e instrumentos es modélica, aquellos apoyan las líneas de canto sin ningún tipo de entorpecimiento, con volúmenes perfectamente equilibrados y todo suena diáfano y transparente. En las obras puramente instrumentales, particularmente en las danzas recopiladas por Susato y Phalèse que aparecen en el CD 4, tanto el subconjunto de instrumentos de viento como el de los de arco se muestran poseedores de un excelente sonido y sentido del ritmo. La otra razón es el atractivo precio al que se puede adquirir este estupendo muestrario de dos siglos de una escuela musical trascendental en la evolución de la música europea, aun con las salvedades apuntadas, que tendrán mayor o menor importancia en función de la dotación de discos que cada uno posea. estimulantes e idiomáticas como las mejores recreaciones de este director. El breve Concierto nº 4 de Martinu, en dos movimientos, traducido por dos de los principales apóstoles del compositor, es interpretado con gusto, espontaneidad, virtuosismo, color e idioma (el estreno mundial lo había hecho Firkusny el año anterior a este concierto en Nueva York), mientras que la Quinta de Beethoven que cerraba el concierto, otra marca de la casa, fue una recreación intensa, nerviosa y temperamental, en la línea del mejor Kubelik. La grabación acusa el paso del tiempo, pero atrapa al oyente de inmediato y es un documento muy apropiado para todos los seguidores de este director excepcional. Walter. Se trata de dos conciertos públicos dados por Bruno Walter al frente de dos orquestas británicas, la Sinfónica de la BBC (Muerte y transfiguración de Strauss, retransmisión del 18 de mayo de 1955) y la Filarmónica de Londres (Primera de Mahler, retransmisión del 6 de noviembre de 1947) (SBT 1429), dos extraordinarias recreaciones en vivo que nos dan la auténtica esencia del repertorio de este gran director. El problema es que de ambas obras existen otros testimonios en estudio protagonizados por Walter, mejor grabados, con orquestas más acostumbradas a los modos de este director (Filarmónica de Nueva York, Sinfónica Columbia) y que en general son preferibles a los dos buenos conciertos que ahora nos trae Testament. De todas formas, hagamos hincapié en la claridad de texturas y en la efusividad puesta de manifiesto en el poema de Strauss, de sonoridad cálida y equilibrada (a pesar de la seca acústica del Royal Albert Hall de esa época), lo mismo que la suntuosa sonoridad y “ese sentimiento de pura magia” (como decía un músico de la LPO) que embargaba a toda la orquesta en la recreación de la Primera de Mahler, otra versión extraordinaria de la docena aproximada que hoy podemos encontrar protagonizadas por él. Sonido aceptable para la época, bien reprocesado y documentados comentarios de Jon Tolansky en los tres idiomas acostumbrados. Cliburn. Vamos ahora con Van Cliburn, el flamante pianista norteamericano que contra todo pronóstico ganó en Moscú el primer Concurso Internacional Chaikovski en 1958, instituido por la URSS con pretensiones de demostrar que en el campo del gran piano romántico, de Anton Rubinstein a Richter y Gilels, nadie la podía igualar. El disco nos trae las tres obras que Cliburn tocó el 11 de abril de 1958, el Primero de Chaikovski, el Tercero de Rachmaninov, ambos con la Filarmónica de Moscú y Kondrashin, más una propina: el Rondó, op. 59, de Kabalevski (SBT 1440). Recordemos que la grabación del Primero de Chaikovski fue un récord de ventas (más de un millón de ejemplares, algo insólito para la época y para un disco clásico, cifra que obviamente no se ha vuelto a igualar), presente en muchos hogares norteamericanos y del que hasta se hizo eco Billy Wilder en su delirante película Uno, dos, tres, cuando el joven revolucionario (Horst Buchholz) dice algo parecido a “¡De Estados Uni- José Luis Fernández Testament CAJÓN DE BUEN SASTRE T res directores, un pianista, un chelista y un clarinetista son las figuras del lanzamiento de estos nuevos seis discos del sello Testament (distribuidor: Diverdi) que se comentan seguidamente. Comenzamos con los directores. Barbirolli dirige las Sinfonías Segunda y Quinta de Sibelius con las orquestas R o y a l Philharm o n i c (estudio, RCA-Read e r ’ s Digest 1962) y H a l l é (vivo, BBC 1968) (SBT 1418). Dos versiones sensacionales, sin duda, y además magníficamente grabadas, sobre todo la de estudio debida al legendario Kenneth Wilkinson. Por convicción, idioma, fraseo, color e intensidad, sir John fue uno de los principales directores sibelianos (para el que suscribe, el mejor, no hay nada más conseguido en esta música que su ciclo comercial para EMI con todas las sinfonías y varios poemas sinfónicos), y hasta el último momento dirigió y grabó esta música con particular devoción (su último concierto con la Hallé de Manchester el 3 de mayo de 1970 —sir John fallecería a los pocos meses en ese mismo año— incluía la Séptima, y su última grabación para EMI fue la Sexta). Respecto a las dos interpretaciones de este disco, la crítica británica (Robert Layton, Robert Simpson) echó las campanas al vuelo diciendo que esta versión de la Segunda era lo mejor que se había hecho en grabaciones de Sibelius, una interpretación desprovista de algunas exageraciones presentes en otros registros de Barbirolli y con un sentido clásico y unas sutilezas dinámicas dignas del más gran arte de la dirección de orquesta. La Quinta que completa el disco fue tomada en uno de los Proms de 1968, concretamente el del 9 de agosto (la Quinta de Schubert y el Concierto de chelo de Elgar precedieron a Sibelius) y sin duda estamos ante otra de las más grandes recreaciones de esta obra, con una sonoridad casi palpable, y un color e intensidad auténticas marcas de la casa. Como nos cuentan los entretenidos comentarios de Robert Matthew-Walker, hay que hacer mención a los ingenieros de la BBC, que lograron salvar de forma maestra el doble eco del Royal Albert Hall de esa época, de acústica lamentable. En resumen, un espléndido disco protagonizado por uno de los grandes sibelianos de la historia. Kubelik es el siguiente director con un concierto en vivo dado en el Festival de Edimburgo el 10 de agosto de 1957 al frente de la Philharmonia y grabado por los micrófonos de la BBC (SBT 1421). Obras de Dvorák (Variaciones sinfónicas), Martinu (Concierto de piano nº 4 con Rudolf Firkusny) y Beethoven (Quinta) componían este atractivo programa, dado por Kubelik en su período de descanso estival en el Covent Garden. Dvorák siempre fue el compositor íntimamente ligado a Kubelik, y sus Variaciones sinfónicas abrieron la primera parte, checa, de este concierto. Menos precisas y coloristas y con más desajustes que las de su grabación de estudio para DG con la Radio Bávara, son sin embargo tan 75 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:55 Página 76 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES dos sólo me descubro ante el Primero de Chaikovski por Van Cliburn!”, hasta ese punto era familiar el nombre del pianista. Ya se sabe también la calificación que le dio Richter, un cien, y al resto de participantes, un cero: “Solo él era un pianista”. La versión de Chaikovski es espectacular, lo mismo en virtuosismo que en brillantez, e idénticas virtudes pueden encontrar en el difícil Tercero de Rachmaninov que el propio Cliburn grabaría más tarde en vivo en el Carnegie Hall para RCA, también con Kondrashin. La Filarmónica de Moscú no era entonces un conjunto de primera fila (“las trompas parecen saxofones”, dice Bryce Morrison en el libreto), pero aporta entusiasmo e idioma en un repertorio familiar para la orquesta. El documento, en definitiva, asegura un puesto a Van Cliburn en el panteón de los grandes pianistas y nos trae un trozo de historia olvidada que siempre conviene recordar. Piatigorski. Furtwängler se lo quiso quedar de primer chelo en la Filarmónica de Berlín a finales de la década de los veinte y principios de los treinta, pero tal y como estaban las cosas, y también por su ambición de hacer una carrera de solista, el che- lista de Ucrania se negó a las demandas del director y partió una vez más para América, donde ya sabemos las múltiples actividades que ejerció y que permitieron que su nombre fuese tan popular como los de Rubinstein o Heifetz, con los que, por cierto, formó el “Million Dollar Trio”, esas cosas que tan felices hacen a algunos amantes de la música en particular y de los espectáculos en general en los que se trata de valorar en dinero la calidad artística del intérprete. El disco Testament (SBT 1419) nos trae tres Sonatas para chelo y piano: la nº 2 de Mendelssohn, y las de Chopin y Richard Strauss, en las que Piatigorski es acompañado por Leonard Pennario y Rudolf Firkusny (este último en Chopin) en grabaciones hechas en 1965 y 1966. Actualmente, con la legión de solistas que han grabado estas obras en inmejorables condiciones y de los que tenemos estupendas grabaciones (recordemos a Fournier, du Pré, Rostropovich, Tortelier, Gendron y muchos otros), los trabajos de Piatigorski nos pueden parecer solamente de discretas condiciones artísticas y técnicas, pero lo cierto es que su seguridad, afinación, musicalidad, sentido del estilo y expresividad son irreprochables. Los acompañamientos van acordes con las cualidades del solista, y por el sonido estéreo de mediados de los sesenta quizá haya pasado el tiempo con todo lo que ello conlleva juzgando grabaciones de hace 44 años, pero se dejan oír sin problemas y son tres versiones con las que disfrutará cualquier público, aunque los profesionales y estudiantes de chelo les sacarán más partido. Walton. Finalizamos este cajón de sastre con un eminente clarinetista, Bernard Walton (1917-1972), que interpreta dos de las obras más populares para este instrumento, el Concierto, K. 622, de Mozart, y el Quinteto, op. 115, de Brahms, acompañado en el primer caso por Karajan y la Philharmonia (1955), y en el segundo por los Members of the Music Group of London (1972) (SBT 1381). En medio de las dos obras, Jack Brymer hace un tributo a Bernard Walton destacando sus cualidades artísticas y humanas y lo que supuso para la historia del clarinete. Su gran sutileza de articulación, su excepcional control de soplo, y el don de adaptar su timbre, fraseo y entonación al del resto de los colegas de la orquesta, hicieron que Karajan se lo quisiese llevar a la Filarmónica de Berlín (Karajan sabía por experiencia que ningún otro clarinetista en Europa le podía igualar), pero al final el proyecto no cuajó. Por lo que res- pecta a sus interpretaciones recogidas en este disco, la página de Mozart es la mejor de las tres que registró Karajan (las otras dos con Leopold Wlach en Viena, y con Karl Leister en Berlín), con un solista de evidente pedigree, expresivo, elegante y con una Philharmonia reducida que presta su inestimable colaboración en esta bella y fluida composición que explota todas las posibilidades del instrumento sin caer en el fácil escaparate virtuosista. El Quinteto de Brahms, obra refinada y elegíaca de los últimos años del compositor, recibe una recreación memorable de Walton y el competente plantel de solistas que le acompaña, de agradable sonoridad, aunque la obra en esta versión se hace en exceso larga para el oyente (al menos para quien esto escribe), dando la impresión de que la forma y el espíritu se les escapa, como si se dejasen dominar por cuestiones de orden puramente técnico. Para quien esto firma, Leister y el Amadeus (DG) siguen siendo opción preferente. Resumiendo, Barbirolli firma el mejor disco de los seis que se comentan, aunque en todos ellos encontrarán traducciones impecables debidas a grandes músicos. Sonido excelente (con las pegas apuntadas en Kubelik y Piatigorski) y presentaciones de calidad acostumbradas en este sello. lindo. El desenfado, el empuje y el amor al colorido están asegurados por el director general (Brilliant 93928, año 1991). Por suerte, en estos dos casos la arqueología no se impone a la actualización de un siglo glorioso e inaugural de la ópera. Si bien Così fan tutte cuenta con unas cuantas referencias discográficas, ninguna historia de tal guisa empalidece los supremos resultados que obtiene Sigiswald Kujken con La Petite Bande y un parejo elenco de alta excelencia: Soile Isokoski, Monica Groop, Nancy Argenta, Markus Schafer, Per Vollestad y Huub Claessens (Brilliant 93923, año 1992). Los oímos en concierto en Madrid y las tomas en vivo de Budapest mejoran el recuerdo por el trabajo brioso y límpido de una orquesta dispuesta a todos los matices de esta inmortal farsa trágica, sentimental y cínicamente moralizante, en tanto los cantantes sirven a Mozart como músicos de primera y actores consumados. Del salzburgués a Beethoven hay un paso, un paso grande, propio de ambas estaturas. Con todo, Fidelio, sin olvidar algunos grandiosos momentos, no es lo mejor del maestro ni del género. Tampoco le faltan referencias y esta versión dirigida por Christoph von Dohnányi con la Filarmónica vienesa puede ocupar una digna segunda línea, dadas sus desigualdades. El podio está servido con seguridad, dominio Enrique Pérez Adrián Brilliant Opera Collection Y SIGUE BRILLANDO L 76 a serie Brilliant Opera Collection (Distribuidor: Cat Music) recupera una considerable cantidad de excelentes tomas fin-de-siglo a precios desdeñosos de toda crisis. Vayamos por épocas. A Rameau sirve como pocos Marc Minkowski con sus habituales Musiciens du Louvre en dos obras (Brilliant 93930): Anacréon y Le berger fidèle, registradas en 1 9 9 5 , entremezclando danzas, recitativos, arias y coros en el primer caso y voz solista con orquesta, en el segundo. Vivacidad, color, variopintos perfiles y una síntesis de filología y actualidad a la que ponen brillo las voces de Annick Massis, Véronique Gens, Rodrigo del Pozo y Thierry Félix llegan a un apoteósico resultado. Trevor Pinnock y The English Concert con el —en este caso— indispensable y protagonista coro de la misma marca en El rey Arturo de Purcell, acom e t e n esta pimp a n t e ocurrencia donde los extremos del barroco, el cómico y el épico, se alternan con breves jocundias de un elenco incontable de voces solistas y los conjuntos que corean y bailan de lo 242-Pliego 5 FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 10:55 Página 77 D D I SI CS O C O S S REEDICIONES del estilo, fuerza de carácter y limpidez tímbrica y masiva (bueno fuera, queridos filarmónicos vieneses). Gabriele Schnaut hace de protagonista con decoro aunque sin alardes, en tanto Florestán en la voz de Joseph Protschka suena potente y martillado. Mejor aparecen servidos los papeles secundarios por la deliciosa Ruth Ziesak, las nobles vocalidades de Tom Krause y Kurt Rydl, el oportunamente siniestro Harmut Welker y el eficaz Jacchino de Uwe Heilmann (Brilliant 93921, año 1991). Romanticismo en ópera es, en buena medida, bel canto que es, en buena medida, Donizetti. Su Anna Bolena (Brilliant 93924, año 1972) cuenta, en la ocasión, con dos señoras de fuste: Beverly Sills, que une su virtuosismo de coloratura con un excelente temperamento dramático, y Shirley Verrett, en la cual la elegancia de la actuación se asienta en medios de una imperial belleza vocal y musical. Paul Plishka, en su mejor momento, aporta imponencia vocal y prestancia dramática. Stuart Burrows, tenor mozartiano, se adapta con alta dignidad a Donizetti, en tanto el hecho de que la grabación sea londinense adjudica pequeños papeles a destacados profesionales como Robert Lloyd y Robert Tear. Conduce, con su habitual experiencia en el género, Julius Rudel. En el otro extremo del romanticismo, sin ceder en lo romántico de la empresa (rescatar a Shakespeare) se sitúa Beatriz y Benedicto de Berlioz (Brilliant 93923, año 1981) conducida con habilidad y sensatez, que bien le vienen al autor, por Daniel Barenboim con la Orquesta de París. El reparto es un cielo estrellado y sería banal comentarlo: Yvonne Minton, Plácido Domingo, Ileana Cotrubas, Nadine Denize, Dietrich Fischer-Dieskau y Roger Soyer. Por fin, también romántico es Schubert, aunque su catálogo operístico no pasa de modesto. Una suerte de homenaje le presta el prudente y aplicado Theodor Guschlbauer con las masas de la Radio Austriaca (Brilliant 93931, año 1973). Por venir de quien vienen, estos Amigos de Salamanca reúnen a una familia que evito elogiar porque lo hace ella misma al enunciarse: Edith Mathis, Christine Weidinger, Hermann Prey, Thomas Moser, Kurt Rydl. D o s Richard Strauss nos traen al siglo X X . Ariadna en Naxos (Brilliant 9084, año 2000) apa- rece magistralmente dirigida por Giuseppe Sinopoli con la cimera Capilla de Dresde, donde alternan, entre timbres exquisitos y conjuntos de traca, los sonidos de un evocado y distorsionado siglo XVIII, algún lejano relámpago de la ópera ochocentista y aires de un desenfado cabaretero. El elenco no puede ser más esplendoroso de sonoridad, solidez técnica y propiedad de carácter y estilo: Deborah Voigt, Natalie Dessay, Ben Heppner y Anne Sofie von Otter, a la cabeza de una tropa de secundarios de comparable nivel. El caballero de la rosa es la canónica versión de Karajan con la londinense Philharmonia (Brilliant 9085, año 1956). Resulta superfluo y difícil presentar a Elisabeth Schwarzkopf en su papel estrella, una de las grandes Mariscalas que se recuerdan, en torno a la cual giran Teresa Stich-Randall (tal vez en su mejor prestación para el disco), Christa Ludwig (ya en el firme umbral de una luminosa carrera) y Otto Edelmann (un Ochs alejado de la bufonería y conservando un cómico señorío y una señorial comicidad), encabezando un largo reparto donde hay comprimarios de campanillas como Eberhard Waechter, Kerstin Meyer (luego excelente Octavian), la venerable y alocada Ljuba Welitsch y nada menos que Nicolai Gedda en el Tenor Italiano. Todo, sobre el cojín minuciosamente bordado con las mejores sedas por Don Heriberto. También definitoria de c i e r t o siglo XX es Moisés y Aarón de Schoenberg (Brilliant 93931, año 1974), más oratorio que ópera y suma demostración de las posibilidades y limitaciones que el serialismo exhibe al subir a un escenario. La dirección de Michael Gielen es un elevado paradigma, tanto en lo sonoro como en lo interpretativo. Mantiene la obra en una tensión frenética controlada por la riqueza de timbres que estallan en la orquesta y la limpieza de los planos, el extremo aprovechamiento de las líneas melódicas sin cadencia y un equilibrio difícil de conseguir entre coro, solistas e instrumentos, de modo que se puedan oír palabra y música sin perder el menor detalle. Es evidente, por otra parte, que ha marcado severamente la dicción y la recitación del coro —personaje eminente— y a cada uno de los cantantes. Entre ellos, destaca la intensidad ejemplar con que Louis Devos resuelve a Aarón y la hondura y nobleza con las que Günther Reich sirve al “canto hablado” de su Moisés, sin desmerecer a un elenco de segundos roles parejamente excelentes. Blas Matamoro Ars Produktion / Leyendas del canto NUEVO SELLO HISTÓRICO N os llegan dos ejemplares, los volúmenes 6 y 7, de un nuevo sello alemán de grabaciones históricas que con el título de Leyendas del canto tratará de informarnos de las voces de ópera, oratorio y lied que hoy forman parte del importante legado de artistas centroeuropeos y nórdicos que a partir de los años cuarenta y cincuenta dejaron sus testimonios en los estudios de grabación. En internet hemos visto que han salido ya otros volúmenes dedicados a eminentes artistas como Peter Anders y Fritz Wunderlich que no han llegado a nuestra redacción, anunciándose otros protagonizados por Helge Roswaenge y Fischer-Dieskau que pronto estarán presentes en todos los comercios. Los dos que la distribuidora española (Gaudisc) de esta marca nos hace llegar ahora, dedicados a Fricsay y Varnay, ya fueron comentados en estas páginas al ser publicados en álbumes Original Masters de Deutsche Grammophon en excelentes reconstrucciones, ediciones más completas, mejor hechas en el aspecto técnico y preferibles a las que ahora reseñamos. Se trata en primer lugar de la versión completa en dos CDs del oratorio de Haydn Las estaciones (ARS 38706), dirigido por Ferenc Fricsay, grabado en 1952, bien reprocesado y estupendamente cantado por Elfride Trötschel (algo afectada), Walther Ludwig y Josef Greindl, en su estilo tradicional de las mejores y más convincentes recreaciones de la obra, aunque las terminaciones entre número y número en esta versión se cortan antes de tiempo y son demasiado abruptas, es decir, no dejan a la música terminar naturalmente. En cuanto a la soprano dramática Astrid Varnay, nos encontramos con grabaciones wagnerianas hechas entre 1954 y 1955 (ARS 38707), muestras vocales impagables dirigidas sin problemas por los competentes Leopold Ludwig y Hermann Weigert, este último marido de la soprano, acompañada en algunos fragmentos por H e r t a Töpper y Wolfgang Windgassen, como ya vimos en su día al comentarlas en las publicaciones del sello amarillo. Por tanto, comienzo de otro sello histórico con dos importantes publicaciones a precio económico, caso de no repetir ocasión idónea para hacerse con ellas. En ambos casos, interesantes comentarios en alemán e inglés sobre los artistas que protagonizan estas grabaciones. Enrique Pérez Adrián 77 242-DISCOS:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:40 Página 78 D D I SI CS O C O S S CRÍTICAS de la A a la Z DISCOS ALBÉNIZ-ARRIAGA ALBÉNIZ: Iberia. Navarra. MARISA MONTIEL, piano. FACTORÍA AUTOR 9398.9 (2008). 98’. DDD. N PN A lumna de José Cubiles, la concertista linarense Marisa Montiel ha esperado largos años para abordar el reto de llevar al disco la Iberia de Albéniz. Las doce páginas que la componen han rondado desde siempre los dedos veteranos de esta pianista dinámica y pionera. Su larga y activa vida musical culmina ahora con el sueño acariciado de esta nueva versión de Iberia, en cuyos compases se siente y palpita el dominio y autoridad de quien ha madurado y cotejado la obra maestra durante años y años. Desde sus tiempos de virtuosismo con José Cubiles en el Conservatorio de Madrid — donde compartió escuela y día a día con lo más granado de su generación pianística— hasta su admirable quehacer en el concurso pianístico que une su nombre al de su ciudad natal, la Montiel ha vivido, convivido y sentido el “poder embriagador” (como ella misma escribe) de la suite Iberia. Ya desde los primeros compases de Evocación se anuncia esta autoridad, este entendimiento albeniciano directo y sin vericuetos. Marisa Montiel coge el inmenso miura de Iberia de frente y lo despacha con temple, arte y recursos técnicos que no se perciben apurados o estrechos. Canta con criterio y se explaya con regusto en el milagro de la copla, que en Almería suena especialmente emotiva, mientras que la del Corpus queda congelada en esos calderones sabios que Albéniz emplaza sobre las líneas divisorias, y la Montiel lo hace a la jonda manera en la que también lo hacía su inolvidable condiscípulo y paisano andaluz Rafael Orozco. Hay rasgos verdaderamente interesantes en esta Iberia en la que el entendimiento albeniciano se impone incluso sobre su propia esencia pianística. Las sevillanas de Triana y Eritaña se perciben con contagiosa vitalidad y gracejo, mientras que el ritmo sombreado y entrecortado de El Polo se realza con el color —menor y oscuro— de sus intensas armonías. El imposible Lavapiés es dicho sin complejos ni temores, en una explosión de casticismo madrileño no reñida con un tempo pausado que facilita la percepción de su insalvable entramado musical. Quizá una mayor estratificación en las detalladas gradaciones dinámicas hubiera otorgado mayor empaque a estas versiones ibéricas en las que los ritmos populares adquieren vuelo y sustancia. Como en toda obra verdaderamente inmensa e inagotable, pueden discutirse y discreparse de muchos aspectos, como el inesperado silencio que la intérprete establece antes del Vivo en 3/8 del Corpus (compás 287), o el tempo que fija en el compás 191 de esta misma página, más rápido del inicial, a pesar de que Albéniz anota en este punto “Tempo du commencement”. Detalles y minucias que en absoluto desmerecen esta bienvenida Iberia, hija de las mejores tradiciones y dicha por una artista sensible que ha sabido dar con la tecla de su entraña popular, más allá de cualquier imposición o exigencia. Dice Marisa Montiel en las notas que ilustran el álbum, que la “bendita Iberia” le ha proporcionado horas de alegría y disfrute. También se las proporcionará al oyente que se acerque a estos dos discos con oídos atentos y bien dispuestos. El álbum se completa con una lectura de Navarra cargada de intención y sabor popular y con unos detallados comentarios firmados por Andrés Ruiz Tarazona. Justo Romero ARENSKI: Concierto para violín op. 54. TANEIEV: Suite de concierto op. 28. ILYA GRINGOLTS, violín. SINFÓNICA DE LA BBC ESCOCESA. Director: ILAN VOLKOV. HYPERION CDA67642 (Harmonia Mundi). 2008. 60’. DDD. N PN S i hubiera que mencionar un concierto para violín ruso, el primero que viene a la mente de todo buen melómano es el de Chaikovski. Luego, ya en el siglo XX, surgen el del exiliado Stravinski y los dos de Prokofiev y Shostakovich. Poco, al menos en comparación con la literatura concertante para piano rusa. Pero escarbando en el repertorio siempre se encuentran pequeños tesoros, y eso es lo que está haciendo Hyperion en su colección de conciertos románticos para violín, de la que aquí nos llega el séptimo volumen. Sus protagonistas, Anton Arenski (1861-1906) y Sergei Taneiev (1856-1915), fueron dos espíritus afines a Chaikovski, que dedicaron sus obras al mismo violinista para el que éste escribió su concierto, Leopold Auer. Se trata de dos composiciones que tienen en común el innegable protagonismo de la melodía y su originalidad formal. Así, la de Arenski se construye a partir de un único movimiento dividido en cuatro secciones contrastantes, mientras que la de Taneiev propone una reinterpretación moderna de la suite www.scherzo.es TIPO DE GRABACIÓN DISCOGRÁFICA N H R Novedad absoluta que nunca antes fue editada en disco o cualquier otro soporte de audio o vídeo Es una novedad pero se trata de una grabación histórica, que generalmente ha sido tomada de un concierto en vivo o procede de archivos de radio Se trata de grabaciones que ya han estado disponibles en el mercado internacional en algún tipo desoporte de audio o de vídeo: 78 r. p. m., vinilo, disco compacto, vídeo o disco video digital PRECIO DE VENTA AL PÚBLICO DEL DISCO PN Precio normal: cuando el disco cuesta más de 15 € PM Precio medio: el disco cuesta entre 7,35 y 15 € PE Precio económico: el precio es menor de 7,35 € 78 242-DISCOS:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:40 Página 79 D D I SI CS O C O S S ALBÉNIZ-ARRIAGA barroca, jugando con motivos de danza antiguos, como la gavota, y mezclándolos con otros modernos, como el vals y la mazurca. La instrumentación plantea el mismo juego de épocas, aunque en contraste la escritura para el solista es netamente romántica, de un virtuosismo alla Paganini. Una combinación sin duda heterogénea, muy próxima a la Suite nº 4 “Mozartiana” de Chaikovski, pero que seduce. La obra es relativamente conocida gracias a registros anteriores (como el realizado por el violinista Pekka Kuusisto y el director Vladimir Ashkenazi para Ondine), pero la de Arenski es toda una rareza. Y el acoplamiento funciona, sobre todo por la brillantez con la que Ilya Gringolts aborda su parte. Todo el virtuosismo de ambas páginas queda aquí puesto de manifiesto, haciendo palidecer la más contenida prestación orquestal. Un disco de interés manifiesto. Juan Carlos Moreno Alice Ader VIAJE HACIA DENTRO BACH: El arte de la fuga. ALICE ADER, piano. 2 CD FUGA LIBERA 544 (Diverdi). 2007. 106’. DDD. N PN Sigue sorprendiendo que hoy día aún haya quien le interese no solamente tocar sino también grabar El arte de la fuga al piano, alguien que a pesar de las versiones ya “establecidas” no se deja intimidar y apuesta por la frescura y el dinamismo, por un Bach sincero y libre de prejuicios. Este alguien es la francesa Alice Ader (1954) y la grabación que nos ocupa procede del vivo (concretamente del Théâtre de Poissy en 2007). Se trata de un Bach libre de prejuicios que va desarrollándose a través de las voces, donde escarba hacia adentro y encuentra climas de verdadera contemplación y quietismo. Esta es una interpretación con aspiraciones piadosas que sugiere un viaje iniciático gracias a la intensidad del poder narrativo de la artista, quien no duda en beneficiarse de las ventajas del piano moderno, siempre respetando los cánones más tradicionales que conforman las interpretaciones barrocas. Su uso del pedal es muy limitado y sí en cambio utiliza abundantes articulaciones que proporcionan una visión de cada voz clarividente. Los tempi son lentos, algunos exageradamente lentos, pero se antojan necesarios para la construcción del monumento según la pianista. Tan lentos que obligan a un cuidado sonoro extremadísimo que la intérprete supera con una sensibilidad depurada y a una riqueza de matices que supone algo excepcional en este tipo de música. Además construye la obra con un equilibrio emocio- nal abrumador y muestra todo un amplio abanico de contrastes dinámicos y rítmicos en cada contrapunto. Es un Bach que expresa, que transmite recogimiento y que busca entre tanta intelectualidad y a través de una poética de sutilidades aquello esencialmente religioso, aquello que nos acerca hacia la perfección, cada cual llámele como quiera. Sorprendente. Emili Blasco ARRIAGA: Cuartetos para cuerda nºs 1-3. CUARTETO PRIMA VISTA. Masaaki Suzuki DUX 0577 (Diverdi). 2007. 77’. DDD. N PN SEGUNDAS PARTES...SÍ E stamos, según se nos cuenta, nada menos que ante el primer disco polaco dedicado íntegramente a Arriaga, lo cual además de ser una excelente noticia nos da una idea de hasta dónde está llegando el alcance de su figura de un tiempo a esta parte. Es verdad que la discografía que merecen estos tres cuartetos empieza ya a ser copiosa si se compara con la de otras parcelas de su legado, pero aquí lo que importa es que Arriaga ya está en un país más, que ha llegado a un nuevo público y que esto empieza a ser algo imparable. Las lecturas no son desde luego modélicas, en parte porque de la cuerda del Prima Vista sale un sonido un tanto áspero que impide que el refinado lirismo tan propio del mejor Arriaga brille en todo su esplendor, sobre todo en los movimientos lentos. En los rápidos, como en el final del Segundo Cuarteto, parece faltar un último punto de entrega. No obstante, estos músicos polacos dominan el estilo, que tiene bastante de mozartiano, y exponen en todo momento con una claridad de líneas muy notable. Por su parte, BACH: El clave bien temperado libro II. MASAAKI SUZUKI, clave. 2 CD BIS CD-1513/14 (Diverdi). 2005. 160’. DDD. N PN U no se pregunta quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas. Cuando apareció su versión del primer libro del Clave bien temperado (véase SCHERZO, nº 117, pág. 70), que inauguraba su integral de la obra de Bach para teclado, Masaaki Suzuki (Kobe, 1954) apenas llevaba cuatro entregas de la correspondiente a las cantatas (con su querido Collegium Bach del Japón), que hoy supera la cuarentena. La experiencia vocal acumulada en estos doce años, que se extiende a las Pasiones y otras obras corales y se suma a la proporcionada por las incursiones en el catálogo orquestal y las demás piezas entretanto grabadas como clavecinista, es extraordinaria y se nota en la interpretación del segundo libro. El primer acierto es la insistencia en el empleo de un extraordinario instrumento: un clave de Ruckers restaurado por Koresbergen en 1982. La brillantez de su sonido resulta ideal para esta visión de las excelsas partituras que, no importa la velocidad adoptada, resalta con milimétrico equilibrio las componentes melódica y rítmica gracias al perfecto dominio de los juegos contrapuntísticos. Las estudiadas decisiones sobre cuándo alternar o combinar el staccato y el legato, cuándo arpegiar un acorde o cuándo agregar una ornamentación producen en el oyente una consciencia constante del sentido preciso del que se dota a cada frase en el seno de un discurso por consiguiente nunca mermado en su coherencia. Es una gracia especial la que se ha de tener para conseguir que en la Fuga en la sostenido mayor, por sólo citar un ejemplo entre muchos posibles, el inocente inicio genere un entramado tan complejo a la vez que transparente, de modo que la resolución armónica se imponga como consecuencia lógica del camino recorrido y no, como tan a menudo sucede, como interrupción arbitraria. Más que por su agilidad y seguridad, extraordinarias en cualquier caso, la digitación asombra sobre todo por la capacidad para mantener la línea principal en primer plano y nunca perder de vista tampoco una estructura global que los diáfanos trinos por ejemplo (en el Preludio en la sostenido menor de manera ejemplar), lejos de perturbar, no hacen sino reforzar. Cada preludio y cada fuga, lo mismo que cada emparejamiento de ellos, constituyen así mundos en sí completos, pero no cerrados, sino que van encajando en el todo con la sensación de hallarse ante un juego de matrioshkas sonoras como resultado. En definitiva, un disco que desde luego no desmerecerá junto al de ningún gran maestro del pasado ni, probablemente, del futuro. Alfredo Brotons Muñoz 79 242-DISCOS:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:40 Página 80 D D I SI CS O C O S S ARRIAGA-BRIDGE las notas de Józef Kolinek, segundo violín del grupo, no se libran de algunos pequeños errores (Juan Crisóstomo no nació en Rigoitia, como su padre, sino en la calle Somera de Bilbao), pero aportan una precisa introducción a las obras y vienen además traducidas al castellano, algo que, por descontado, nunca está de más. dicas y facilitar la comprensión de la polifonía. En el atractivo del sonido de esta primera grabación mundial tienen su parte los instrumentos, dos arpas Erard: el de Blassel, un modelo de 1904; el de Pierre, uno de los últimos productos de la casa Erard, de 1966. Y seguramente también la acústica de la iglesia de Saint-Pierre de París. La toma de sonido, espléndida. Asier Vallejo Ugarte José Guerrero Martín BACH: 80 Variaciones Goldberg. Catorce cánones sobre las ocho primeras notas del Aria de las Variaciones Goldberg. SYLVAIN BLASSEL Y FABRICE PIERRE, arpas. BACH: LONTANO 2564 69199-6 (Warner). 2007. 55’. DDD. N PN MIRARE MIR 085 (Harmonia Mundi). 2008. 58’. DDD. N PN Sobre las Variaciones Goldberg de J o h a n n Sebastian Bach, publicadas en 1741, ya se ha dicho y escrito casi todo, pero seguramente no es muy sabido que el nombre de esta obra no se debe a su autor sino al primer biógrafo del mismo, Johann Nikolaus Forkel, quien en 1802 recogía el testimonio de Wilhelm Friedemann y Carl Philipp Emanuel Bach a propósito de Johann Gottfried Goldberg, “clavecinista titulado” e intérprete certero de las Variaciones. Mucho menos sabido todavía es el hecho de que las tales Variaciones, compuestas originalmente para clave, nunca fueron grabadas ni presentadas en recital con arpa hasta ahora. Esta es la originalidad del presente CD, que va acompañada de una sobresaliente calidad pues la interpretación a cargo de Sylvain Blassel es excelsa, con un sonido de gran belleza, tímbricamente seductor y expresivamente sin tacha. Un regalo para oídos finos y exigentes. Y un bálsamo para el espíritu. Pero aún hay algo menos conocido: los Catorce cánones sobre las ocho primeras notas de la armonía del Aria de esas Variaciones encontradas en 1974 en un ejemplar de la obra anotada por el propio Bach, en el Conservatorio de Estrasburgo, doce de los cuales totalmente desconocidos, y que venían a ser como una especie de prolongación de las Goldberg. Apéndice de una complejidad progresiva y cuya interpretación corre aquí a cargo de dos arpas (el propio Blassel y su maestro y compañero de enseñanza, en Lyon, Fabrice Pierre), con el fin de aportar mayor claridad a las diferentes líneas meló- Conciertos para clave BWV 1052, 1058, 1056 y 1055. BERTRAND CUILLER, clave. STRADIVARIA. Director: DANIEL CUILLER. E spléndida interpretación minimalista de cuatro conocidos Conciertos bachianos, que, pese al magro conjunto orquestal, mantiene un sentido más concertante que camerístico. Stradivaria, que aquí forman los violines de Daniel Cuiller y Anne Chevallerau, la viola de Sophie Cerf, el violonchelo de Bruno Cocset y el contrabajo de Benoit Vanden Benden, muestra un equilibrio ideal en el acompañamiento de un Bertrand Cuiller que toca con gran virtuosismo y multitud de matices de todo tipo, lo que le permite transmitir una amplia gama de afectos, entre el brillo exultante de los Allegros y la íntima ternura que alcanza en el Largo del Concierto en fa menor. El acompañamiento se adapta admirablemente al carácter de cada movimiento, intensificando los ataques y marcando con más brío la acentuación en los pasajes más fulgurantes y relajando algo la articulación en los más expresivos, que en cualquier caso resultan siempre ligeros, transparentes y sin asomo de languidez. Un ejercicio perfectamente ajustado al estilo más en boga en la interpretación de este repertorio. Pablo J. Vayón BEETHOVEN: Lieder. JOHN MARK AINSLEY, tenor; IAIN BURNSIDE, piano. SIGNUM SIGCD 145 (LR Music). 2009. 78’. DDD. N PN A la sombra de sus grandes monumentos, la obra cancioneril de Beethoven no es menos beethoveniana ni gloriosa que sus hermanas mayores. Algo similar ocurre con sus bagatelas para piano, donde hay ejercicios en miniatura de sonatas y fugas más desarrolladas. Himnos, confidencias amorosas, alegría que estalla, reflexiones serenas o de contenido patetismo, apuntan a lo que va entre Mozart y Schubert/Schumann (A la amada lejana anuncia Amor y vida de mujer), es decir casi toda la canción germana del siglo XIX. Así es de potente el Gran Sordo, haga lo que hiciere, en especial en esas cantatas de bolsillo como el ciclo antes citado o Adelaida, A la esperanza en su segunda versión y El canto de la codorniz. Continuando con la edición de la lírica de cámara de Beethoven, la firma Signum confía este compacto a un tenor lírico cuya magistral faena no empalidece aunque se tenga en la memoria a Erb, Dermota o Häffliger, por no hinchar la lista. Su voz de simpática timbración, flexible y ancha cuando se cuadra, siempre lírica, musicalmente destilada, sirve a una lectura de minucia literal y expresiva variada y atenta que no pierde nunca una calidez comunicativa y lozana. Puede explayarse en los momentos sentimentales, lamentarse con elegancia ante la lejanía de la dicha, ponerse grave e hímnica (Resignación, Lamento), subrayar la melodía, susurrar en el registro medio y brillar en el agudo. El pianista, que tiene mucha tela que cortar en este repertorio, esmalta su sonido, apuesta fuerte en la expresión y sostiene al solista cuando Beethoven pide prudencia pero sabe pasar al frente en los poderosos momentos propios. susceptible de interesar y atraer a un público bastante más amplio más allá de los militantes de lo contemporáneo) de Agustín Bertomeu a partir de una panorámica de su producción entre 1989 y 2006. De inmediato advertimos en Bertomeu un afecto por la tonalidad y por los renovadores de ésta que la han llegado a situar en los límites de la tonalidad aunque no hayan llegado a abandonarla del todo, en una línea que podríamos decir que abunda en el Falla del Concierto de clave y que sigue con la música francesa, sobre todo la de Les Six. La música de Bertomeu es de una innegable modernidad, quede claro, pero se aprecia en su posición vanguardista un deseo expresivo que lleva al autor a echar mano de todo cuanto está a su alcance; y en ese todo cabe la tonalidad y, por supuesto, algo que adivinamos característico en él a partir de la audición de estas obras, una referencias innegables a las estructuras tradicionales o, al menos, un deseo de orden, un saber explicar y un saber ordenar aquello que se explica. La música de Bertomeu merece nuestra atención, del mismo modo que ha merecido la del LIM y Villa Rojo, quienes nos brindan unas versiones probablemente ideales como en ellos es habitual. Blas Matamoro oratorio compuesto por Giovanni Bononcini (1670-1747) a los 23 años de edad sobre un libreto de Silvio Stampiglia, uno de los fundadores de la romana Academia de la Arcadia. La obra se centra en la juventud del santo, que se presenta en las voces de cuatro personajes (junto al protagonista principal, sus padres y un compañero de estudios que acabará convertido a la virtud). Tras una Sinfonía introductoria, la obra se divide en dos partes estructuradas en los tradicionales dípticos recitativo-aria con un dúo entre Nicolás y su BERTOMEU: Fantasía para un hidalgo de Brihuega. Divertimento. Fantasía galante. Nocturno de Madrid. Retrospectiva de Mompou a Bach. Quinteto. GRUPO LIM. Director: JESÚS VILLA ROJO. AUTOR SA01497. 2008. 52’. DDD. N PN E l incansable Jesús Villa Rojo al frente del LIM se ocupa en este compacto de mostrarnos el arte personal (y Josep Pascual BONONCINI: San Nicola di Bari. LAVINIA BERTOTTI (San Nicola di Bari), ELENA CECCHI FEDI (Giovanna), GABRIELLA MARTELLACCI (Clizio), FURIO ZANASI (Epifanio). LES MUFFATTI. Director: PETER VAN HEYGHEN. RAMÉE 0806 (Diverdi). 2007. 82’. DDD. N PN Un hermoso 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:44 Página 81 D D I SI CS O C O S S ARRIAGA-BRIDGE Cuarteto Mosaïques UN ESLABÓN OLVIDADO BOËLY: Trío en do mayor op. 5, nº 2. Tres melodías para violonchelo con acompañamiento de órgano expresivo. Cuarteto de cuerda en la menor op. 27. Movimiento de cuarteto en mi mayor. Sexteto en re mayor arreglado a partir de una sinfonía del autor. CUARTETO MOSAÏQUES. ENSEMBLE BAROQUE DE LIMOGES. CHRISTOPHE COIN, violonchelo; ERIC LEBRUN, órgano. LABORIE LC05 (Diverdi). 2008. 74’. DDD. N PN Este disco nos presenta a Coin y sus grupos en magnífica forma. Una interesantísima incursión en el olvidado AlexandrePierre-François Boëly (1785madre reservado para el final, en lugar del más esperado coro o cuarteto. Siguiendo las prácticas de Stradella, el equipo instrumental (sólo cuerdas y continuo) adopta la forma de concerto grosso, con un concertino de dos violines y violonchelo, que no suenan necesariamente siempre juntos, por lo que es posible encontrar arias sostenidas por un violonchelo, por dos violines e incluso por un violín piccolo en solitario (continuo sobreentendido). Peter van Heyghen obtiene una sonoridad redonda, homogénea, plena, soberbiamente empastada de su conjunto, todo dentro de un fraseo muy bien articulado, pero capaz de mantener en todo momento la tensión dramática, con suficiente densidad y notable vigor en los tutti y una espléndida definición de las partes solistas instrumentales. En cuanto al elenco vocal, Lavinia Bertotti no resulta siempre impoluta en la línea y su timbre es un tanto desabrido pero cumple en las agilidades y en el tono expresivo que requieren sus arias. Más ajustada y elegante, con un tratamiento también más depurado de las ornamentaciones, Elena Cecchi Fedi, de fraseo exquisito. Algo más brusca la contralto Gabriella Martellacci, buscando acaso la máxima expresividad por encima de la limpieza y la precisión, aunque sus coloraturas resultan brillantes. Furio Zanasi luce generosamente la calidez y el buen gusto de su fraseo. Pablo J. Vayón 1858), que aquí se revela como un compositor no privado de atractivo. Sus raíces más obvias se encuentran en Haydn y Mozart, pero su arte no fue insensible a Beethoven. Tenido por anacrónico y arcaizante por los románticos, volvió a interesar a autores como Franck y Saint-Saëns. Los Mosaïques prueban que el Trío es mucho más que una pieza bonita tocada con ganas; en el Adagio, sobrenada un auténtico sentimiento romántico, en tanto que el Minueto se sitúa a la sombra de Haydn. Muy hermosas las tres Melodías, donde Coin aporta un sonido de carnosidad asombrosa y una expresividad entre lamentosa y mística. El Cuarteto en la menor parece haberse beneficiado del conocimiento de los de Beethoven —primer Allegro— o aun anticipar a Mendelssohn (la obra es de 18241827) en el Rondó conclusivo. Muy interesante el Sexteto, reelaboración de una sinfonía, que los del Ensemble Baroque de Limoges hacen de modo elegante, con algunos guiños a la música de Cherubini. Disco que no hay que dejar pasar por su enriquecimiento del repertorio. La edición no contiene el habitual cuadernillo — sólo la información indispensable en un díptico—, remitiéndose a la página de Internet del sello discográfico, práctica que mucho nos tememos habrá de extenderse cada vez más. Aun así, su adquisición no defraudará a los que mantengan viva la curiosidad por las figuras en penumbra de la historia de la música. Enrique Martínez Miura Denise Djokic INQUIETANTE Y PERSONAL BRITTEN: Suites para violonchelo solo nºs 1-3. DENISE DJOKIC, violonchelo. ATMA ACD2 2524 (Gaudisc). 2008. 79’. DDD. N PN N ueva en esta plaza esta Denise Djokic que se presenta entre nosotros —si no me equivoco es el primero de sus discos que nos llega— con las credenciales —así lo indican las notas al programa— de haber sido considerada por la revista McLean’s “una de las 25 canadienses que están cambiando el mundo” y por Elle como “una de las mujeres más poderosas de Canadá”. Además, es muy guapa y las fotos del disco lo resaltan con toda naturalidad, lo que —así somos los seres humanos—, unido a lo anterior, puede predisponer en contra pues nada tiene que ver con la música. Pero yendo a lo que importa, digamos que BRIDGE: Fantasía Trío (Trío con piano nº 1). Trío con piano nº 2. Nueve miniaturas. JACK LIEBECK, violín; ALEXANDER CHAUSHIAN, violonchelo; ASHLEY WASS, piano. NAXOS 8.570792 (Ferysa). 2008. 73’. DDD. N PE L a obra de Frank Bridge —el maestro de Benjamin Britten— es ejemplo de crecimiento en solidez y hondura que le llegan la señora Djokic posee una indudable personalidad como intérprete de estas obras cruciales en el repertorio violonchelístico, que su versión no se parece a ninguna, que su escucha empieza sorprendiendo por lo inquietante y acaba siendo digna de un respeto admirativo. No se parece en nada a las dos canónicas completas — Mørk (Virgin) y Wispelwey (Channel)— ni tampoco a la interesantísima y casi marginal de William Butt (Warner). No hay más que ver la alucinación con la que se enfrenta al Moto perpetuo de la Suite nº 1, sobre todo tras su manera de sobrevolar, casi de forma melismática, el correspondiente Canto Primo. Esos dos fragmentos dan la pauta de todo el disco. A ello añadamos una técnica sin fisuras y una soltura admirable —la Fuga de la Suite nº 2, por ejemplo— que se no sólo de su propio talento sino de su apertura a nuevos lenguajes en un proceso en el que la presencia cercana de su discípulo tuvo también que ver. Su obra para trío con piano es un ejemplo de ello, con la evolución que se demuestra entre el bien concentrado primero —el rematan en la Passacaglia conclusiva de la nº 3 con esa melancolía imposible que la caracteriza. Muy buen disco, por tanto, que no elimina a su competencia —recordemos igualmente a Rostropovich en las Primera y Segunda (London)— pero que ofrece un descubrimiento a seguir muy de cerca mientras ofrece una nueva luz a la hora de ahondar en estas obras maestras. Claire Vaquero Williams Fantasía Trío (1907)—, y la ambición del amplio nº 2, una obra maestra que fue estrenada, nada menos, por Antonio Brosa, Anthony Pini y Harriet Cohen en 1929 y que, por tanto, es anterior a dos partituras de la categoría de la Sonata para piano y el Cuarteto nº 4. Este Trío nº 2 es un formidable ejercicio temático en el que los motivos se entrelazan y se evocan con mano maestra. Las Miniaturas 81 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:44 Página 82 D D I SI CS O C O S S BRIDGE-ELGAR se conforman en tres cuadernos y son obras funcionales, escritas para jóvenes intérpretes y, quizá por eso, frescas y afirmativas, con movimientos como Gavota, Vals ruso, Saltarello o Marcha militar. Las versiones —recordemos que ya había un muy buen disco a cargo del Bernard Roberts Piano Trio (Black Box) en el que se ofrecía una selección de las Miniaturas en lugar de la serie completa, como aquí se hace— son magníficas, pues Liebeck, Chaushian y Wass componen un grupo de muchos quilates que parece amar de veras esta música. Claire Vaquero Williams BRITTEN: Sinfonía simple. Variaciones sobre un tema de Frank Bridge. Preludio y fuga. FESTIVAL STRINGS LUCERNE. Director: ACHIM FIEDLER. OEHMS OC 723 (Galileo MC). 2008. 52’. DDD. N PM R ecoge este disco tres obras para orquesta de cuerda de Benjamin Britten, dos de ellas —la Sinfonía (1933) y las Variaciones (1934)— sobradamente conocidas y la otra mucho menos trillada. El Preludio y fuga es de 1943 y la última de las obras de Britten escrita la formación citada. Las tres son piezas que piden frescura e ímpetu y eso le sobra a Festivals Strings Lucerne que, a las órdenes de su titular, Achim Fiedler, ofrece versiones luminosas y repletas de virtuosismo de conjunto. El concepto de Fiedler es de una admirable claridad y su hueste responde a las mil maravillas de modo que el disco — grabado espléndidamente en concierto público— es recomendable de todo punto. No llega a las alturas del que casi con el mismo programa — Lachrymæ y Dos retratos en lugar del Preludio y fuga— protagonizaba la European Camerata dirigida por Lauren Quenélle (Fuga Libera) y mereció en estas páginas mención de excepcionalidad. Pero eso está, hoy por hoy, muy difícil. En todo caso, un disco estupendo. Claire Vaquero Williams 82 Mark Padmore SIGUIENDO LA TRADICIÓN BRITTEN: Before life & after. The Holy Sonnets of John Donne. Tres Henry Purcell Realisations. Winter Words. Cuatro canciones populares. MARK PADMORE, tenor; ROGER VIGNOLES, piano. HARMONIA MUNDI HMU 907443. 2009. 72’. DDD. N PN La tradición interpretativa britteniana nace, como sabemos, en el destinatario de la mayoría de sus grandes —y pequeñas— obras vocales, es decir, el tenor Peter Pears. Un cantante de voz no especialmente brillante ni hermosa pero de una enorme expresividad que, por razones de cercanía vital, era capaz de extraer como nadie lo más hondo del mensaje del autor. Tras él han surgido voces de más facundia como las de Philip Langridge, Anthony Rolfe-Johnson o Ian Bostridge, que han aportado su buen hacer técnico y una superior belleza de su instrumento a un repertorio de evidente importancia. Es ahora Mark Padmore quien se suma BRUCKNER: Quinteto en fa mayor. Intermezzo en re menor. Cuarteto en do menor. Rondó en do menor. CUARTETO FINE ARTS. GIL SHARON, viola. NAXOS 8.570788 (Ferysa). 2008. 80’. DDD. N PE D os obras de Bruckner para cuarteto de cuerda (el Cuarteto y el Rondó en do menor) y otras dos para quinteto (el Quinteto y el Intermezzo en re menor) a cargo de una formación camerística ya histórica, el Fine Arts Quartet (fundada en Chicago en 1946), a la que se añade el violista israelí de origen rumano Gil Sharon, un habitual en estos últimos años del Festival Casals de Prades. Desde el primer momento percibimos que estamos ante unas versiones destacables, con sólo escuchar el inicio del Quinteto es ya evidente, y así sigue hasta el final, y eso a pesar de este Bruckner a veces un tanto verborreico y cualquier cosa menos conciso. Las dos obras para quinteto datan de 1879 y las de cuarteto a la nómina con este disco que le consagra como britteniano de primera clase al lado de un pianista que ha crecido a lo largo de los años hasta ser hoy uno de los mejores acompañantes del mundo. Un disco que presenta un programa inédito como tal aunque separadamente puedan encontrarse las obras que contiene por otros intérpretes, entre ellos los citados más arriba, con resultados sobresalientes. La selección abarca obras de distintas épocas. Las canciones sobre Donne son de 1945, Winter Words de 1953, las canciones populares —I Wonder as I Wander, Sail on, sail on, The Miller of Dee, At the mid hour of night y There’s none to shoote— van de 1934 a 1958 y las escritas sobre Purcell —A Morning Hymn, Job’s Curse y An Evening Hymn— de 1947 a 1960. De ellas, curiosamente, o no tanto por el texto y la época, las compuestas con textos del gran John Donne son las más arriesgadas en la escritura y, en cierto modo, las más complejas. Y las que se sirven de 1862. De hecho, se considera el Quinteto la única contribución de Bruckner a la música de cámara y el Intermezzo que le sigue en esta grabación estaba destinado a formar parte de él pero quedó olvidado e independiente. Desde luego ese Intermezzo no es ninguna maravilla y palidece incluso si se le compara con el Scherzo (al que debería sustituir) que tampoco es que sea del mejor Bruckner. Otra cosa es el Adagio, realmente sublime, equiparable a los grandes adagios sinfónicos del compositor, y el Finale, también de amplio e intenso aliento que la interpretación se encarga de reflejar con rotundidad. Pero estos intérpretes lo que no pueden hacer son milagros y el “trabajo de estudiante”, como definió Bruckner a su Cuarteto de 1862, no logra elevarse por encima de lo meramente curioso aunque encierre algún que otro pasaje que nos permita apreciar algo más que un buen trabajo, que eso sí que lo es, sin duda. El Rondó para cuarteto de esa misma época también es un ejemplo de buen oficio y poco más pero también tiene su interés, ya que se trata de Bruckner. Y también esta obra es objeto de poemas de Thomas Hardy, por así decir, las de mayor efecto dramático, a veces, como en Midnight on the Great Western, con una presencia activísima del piano. Padmore —luchando a veces con una tesitura difícil pero saliendo siempre airoso de las dificultades— y un inconmensurable Vignoles ofrecen toda una lección de cómo acercarse a estas músicas y firman referencias de las mismas en un disco que abarca todos los registros de la belleza, desde la que surge de la tradición asumida hasta la que sabe estar a la altura de su pretexto literario. Claire Vaquero Williams de una cuidada interpretación como todo lo que contiene este compacto desigual, evidentemente, pero de innegable interés que es una importante contribución al conocimiento de Bruckner. Josep Pascual BYRD: Hodie Simon Petrus (selección de Cantiones Sacræ, 1591 y Gradualia, 1605 y 1607). THE CARDINALL’S MUSICK. Director: ANDREW CARWWOD. HYPERION CDA67653 (Harmonia Mundi). 2007. 68’. DDD. N PN A l margen de unas Letanías extraídas de los Gradualia de 1605, el resto de piezas que incluye este undécimo volumen que The Cardinall’s Musick dedica a William Byrd (el segundo en Hyperion, los anteriores fueron publicados por ASV) está extraído del Liber secundus sacrarum cantionum de 1591 y del segundo libro de Gradualia, de 1607. Obras de orígenes bien diferen- 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:44 Página 83 D D I SI CS O C O S S BRIDGE-ELGAR tes, pues si las Canciones sacras nacieron en Londres, los motetes de los Gradualia fueron compuestos para la comunidad católica de Essex, donde el compositor se exilió en 1593. The Cardinall’s Musick, conjunto de voces mixtas, que interpreta la música, como siempre, a voz por parte, muestra claramente sus señas de identidad: el sonido es brillante y la afinación impoluta, en la mejor tradición de los grupos británicos, pero la intensidad es también notable: la música está muy articulada, los ataques son incisivos y los matices expresivos resultan convenientemente enfatizados, como en ese estupendo Descendit de cælis que abre el CD, en el que la ascendente frase musical en canon sobre “lux et decus” (“luz y gloria”) está reforzada por un sutil crescendo que refleja la luz del texto, lo que contrasta significativamente con el carácter mucho más recogido y oscuro de piezas como Circumdederunt me, el breve Miserere, que por momentos es casi musitado, o el imponente Recordare, Domine, de sólido hieratismo. Pablo J. Vayón Antoni Ros-Marbà FELICÍSIMA COLABORACIÓN FALLA: Suites nº 1 y nº 2 de “El sombrero de tres picos”. Fuego fatuo (arr. Ros Marbà). MARISA MARTINS, mezzo. REAL FILHARMONÍA DE GALICIA. Director: ANTONI ROS-MARBÀ. CLAVES 50-2810 (Gallicant/Gaudisc). 2007. 73’. DDD. N PN Vibrante versión de Ros-Marbà al frente de la magnífica Real Filharmonía de Galicia de las dos suites de El sombrero de tres picos contando con el concurso de la mezzo Marisa Martins en la Introducción y en la Danza del molinero (no en la Danza de los vecinos como se indica en el libreto) con su habitual buen hacer. Esta obra genial halla en Ros-Marbà a un intérprete extraordinario capaz de expresar toda su riqueza y matices de principio a fin, con esa magistral Danza final, una jota apoteósica que, por más que la escuchamos, siempre nos asombra por su poderío y magnificencia pero también por su primorosa escritura orquestal, digna de un gran maestro como fue Falla. Así pues, de entrada, no se dejen guiar por la portada del compacto que destaca la suite de Fuego fatuo sin mención alguna a El sombrero de tres picos, algo incomprensible si tenemos en cuenta que aquí encontramos una de las mejores versiones existentes de esta composición incomparable. Fuego fatuo debía ser una ópera cómica que quedó inacabada. Basada enteramente en temas de Chopin, compositor que Falla admiraba, Fuego fatuo se convirtió en suite orquestal por obra de Ros-Marbà, quien la estrenó en Granada en 1976. De ella existe una grabación aparecida en el sello RTVE que fue distribuida hace algunos años. Ahora nos llega según una interpretación que supera la ya conocida, no sólo por la calidad de la toma (que también) sino sobre todo por la versión en sí, con un inspirado Ros-Marbà al frente de una orquesta que supera en mucho las prestaciones de la anterior. Así pues, todo un clásico falliano al lado de un chopiniano Falla imbuido de romanticismo, dos caras de una misma moneda, interpretado todo ello brillantemente por un director y una orquesta que se entienden a las mil maravillas, brindándonos así un compacto para escuchar más de una vez y que ya debemos considerar un clásico de la discografía falliana; ah, y no sólo por ofrecernos la mejor versión disponible de Fuego fatuo sino también por un Sombrero de tres picos para enmarcar. Josep Pascual CHAIKOVSKI: Trío op. 50. SMETANA: Trío op. 15. TRÍO DE VIENA. MDG Gold 342 1512-2 (Diverdi). 2007. 74’. DDD. N PN U na excelente velada con el Trío de Viena. El repertorio es el del “género príncipe” de la música de cámara, si es que el “género rey” es el cuarteto de cuerda. Una obra de plena madurez de Chaikovski y una de relativa juventud de Smetana, muy anterior a sus ocho óperas, a sus poemas sinfónicos, a sus cuartetos, y a la mayor parte de lo mejor de su obra pianística. Era su primera gran obra, por decirlo así. El Trío de Viena ofrece un programa a media voz, sin alzar el volumen más de lo imprescindible, con gran capacidad de sugerencia y de transitar por el mezzoforte y de alcanzar el “susurro”. Atención a la fuerza, a la potencia de esa insinuación, de esa lectura nada contundente del Pezzo elegiaco chaikovskiano; o a las intensidades matizadas del Trío de Smetana, que se niega a un episodio que podamos considerar plenamente “lento”. Estamos acostumbrados ya a los aciertos de este grupo versátil formado por Redik, Gredler y Mendl, una formación que se ha atrevido con la escuela de Viena, incluidos Zemlinsky y Mahler (y que nos dará sin duda alguna sorpresa pronto en este sentido), y desde luego con Schubert y con Dvorák. Ahora han acertado de nuevo con la medida y poderosa belleza con que han leído a Chaikovski y a Smetana. Santiago Martín Bermúdez DUFAY: Misa “Se la face ay pale”. Venite benedicti. Gloriosus Deus. Iudicabunt sancti. Mirabilis Deus. Gaudete iusti. O très piteulx. Se la face ay pale. Magnanime gentis. BINCHOIS CONSORT. Director: ANDREW KIRKMAN. HYPERION CDA67715 (Harmonia Mundi). 2008. 72’. DDD. N PN E s un lugar común entre los especialistas calificar la Misa “Se la face ay pale” como la más accesible no sólo de Dufay, sino virtualmente de todo el reperto- rio de misas del siglo XV. Es muy posible que no les falte razón, pues de inmediato llama la atención la clara distinción que se establece entre las líneas, en todo momento con una principal y el resto en funciones de acompañamiento. Y no se trata de una cuestión de interpretación, pues los cinco movimientos del proprio de San Mauricio que se intercalan suenan igual de claros pero con un enfoque totalmente distinto, mucho más “igualitario” para entendernos. En todo caso, la extraordinaria calidad no es sino un rasgo distintivo de este grupo de ocho auténticos virtuosos del canto a cappella. Los guía además un maestro, Andrew Kirkman, al que no se puede reprochar ni una sola decisión lo concerniente a velocidad, intensidad y respiración, sino que siempre ha de admitirse que la relación entre esas componentes es la idónea para el logro del moldeado apropiado de cada frase. El juicio se hace extensivo a la balada de donde toma origen la misa y a los dos motetes que completan un disco muy indicado tanto para los ya expertos como para los novicios en este repertorio. Alfredo Brotons Muñoz ELGAR: El sueño de Geroncio. ALICE COOTE, mezzosoprano; PAUL GROVES, tenor; BRYN TERFEL, bajo. CORO JUVENIL HALLÉ. CORO Y ORQUESTA HALLÉ. Director: MARK ELDER. 2 CD HALLE CD HLD 7520 (LR Music). 2008. 94’. DDD. N PM Es El sueño de Geroncio una de las obras maestras de Edward Elgar. La pertinente adecuación entre el texto del Cardenal Newman y la música de su compatriota se desarrolla en una suma de emociones muy bien graduadas dramáticamente y que alcanzan puntos culminantes tan brillantes y hondos como ese fabuloso coral que es Praise to the Holiest, ese momento que todo amante de la pieza espera con ansia. No hay muchas grabaciones de la obra pero algunas de ellas son simplemente extraordinarias. Recordemos la dirigida por Benjamin Britten (London) — de una unción inigualable y con un Peter Pears, con todas sus limitaciones sobradamente conocidas, en literal estado de gracia, como la excelente y demasiado olvidada Yvonne Minton— o la histórica —1945—, de una ten- 83 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:44 Página 84 D D I SI CS O C O S S ELGAR-HAENDEL sión sorprendente en tan irregular director, de sir Malcolm Sargent (Testament) con un grupo de legendarias voces británicas. Y, en formato DVD, la emocionante de sir Andrew Davis (Warner) muy en la línea britteniana. Ésta de Elder es notable por su planteamiento general y el buen sentido elgariano que demuestra guiando una orquesta y unos coros esforzados. Por el lado de los cantantes la cosa se queda corta, con un Paul Groves que se aflige por momentos ante la dura tesitura que se le pide a Geroncio, aunque en las zonas menos comprometidas sea muy expresivo, un Bryn Terfel con un vibrato que hace pensar en que también para un cantante tan titánico como él el tiempo pasa y una Alice Coote cumplidora. A pesar del aseo general, la versión no puede competir ni de lejos con las citadas, cosa difícil y que requiere algo más que la muy buena voluntad que esta grabación demuestra. Andrea Bacchetti GALUPPI Y LA PRESTANCIA SERENA GALUPPI: Sonatas para piano. ANDREA BACCHETTI, piano. RCA 88697367932 (Sony-BMG). 2007. 69’. DDD. N PN El pianista Andrea Bacchetti (1977) nos redescubre a Baldassarre Galuppi, aquel compositor cuya existencia transcurrió cerca de Venecia (1706-1985) y cuyas obras se caracterizan por su estilo refinado y contrapunto elegante. Galuppi no cedió a las influencias francesas y alemanas y escribió de una forma más natural y diáfana que la que proponían dichas tradiciones; la creatividad de sus sonatas se traduce en forma de dibujo melódico brillante y una variedad rítmica deslumbrante (a menudo en forma de pasajes virtuosísticos), además de una gran variedad de figuras y sonoridades. En este caso el también italiano Bacchetti se adentra en ellas desde una actitud serena al mismo tiempo que vital en lo que son unas versiones que rebosan cordura y una imperturbabilidad propia de aquel que sabe y respira música. Tal es el grado de implicación emocional del artista que logra transmitir con firmeza lo que él mismo cree necesario para “sentir” las obras. De Bacchetti se percibe nitidez y mucha sensibilidad con el teclado, su toque es minucioso y crea diferentes gradaciones en su fraseo que poseen la virtud de emular el arte italiano del canto. Su forma de paladear cada frase es concienzuda y extremadamente detallista, así como su expre- Claire Vaquero Williams FASCH: Sinfonías y Conciertos para Dresde. LES AMIS DE PHILIPPE. Director: LUDGER RÉMY. CPO 777 424-2 (Diverdi). 2008. 77’. DDD. N PN La Orchestra 84 di Dresda, como Vivaldi la denominó en su serie de conciertos dedicados a su director y concertino, Johann Georg Pisendel, era la Dresdner Hofkapelle, la orquesta de la corte de Sajonia. Célebre ya entonces por la cuantía y calidad de su plantilla de músicos, más de un compositor al servicio de principescas cortes cercanas más modestas, escribió obras a ella destinadas por ser la única capaz de interpretarlas. Tal fue el caso de Johann Friedrich Fasch y en este disco se recogen dos oberturas, dos conciertos y dos sinfonías que compuso para la Orquesta de Dresde. Fasch es uno de los muchos compositores que, con la afortunada proliferación de conjuntos especializados en las músicas del barroco y del pre-clasicismo, están comenzando a salir del total olvido en que cayeron a pesar de la gran fama de que gozaron en vida. Casi coetáneo de Bach, Haendel y D. Scarlatti, pues nació tres años más tarde que ellos, murió en 1758 y se supone que en algún sitio habrán conmemorado en 2008 “el año Fasch”. Por lo menos, sí lo han hecho Ludger Rémy y su conjunto instrumental Les Amis de Philippe, así como el sello CPO. El resultado de la iniciativa ha sido excelente. Las sinfonías son para cuerda sola, las oberturas son más bien sinfonías que incluyen pares de instrumentos de viento y los conciertos también tienen similar formación, aunque con una mayor exigencia virtuosística para los instrumentos concertantes (dos corni da caccia y dos oboes en uno, dos flautas y dos oboes en el otro). En música instrumental no tiene Fasch nada que envidiar de otros y en algunos aspectos parece estar más cercano a la siguiente generación, la de Philipp Emanuel Bach. Los actuales amigos de éste, Les Amis de Philippe, hacen una interpretación modélica de las obras de aquél, por su transparencia y calidad sonoras, como es habitual en ellos. Una delicia de disco, grabado en 2008, que contiene un merecido y digno homenaje a Fasch a los 250 años de su muerte. José Luis Fernández GIORDANI: Seis Tríos para flauta alemana, viola y violonchelo op. 12. ORSOLYA KACZANDER, flauta; PÉTER BÁRSONY, viola; PÉTER SZABÓ, violonchelo. HUNGAROTON HCD 32498 (Gaudisc). 2007. 67’. DDD. N PN Tomasso Giordani (1733-1806) fue un compositor y empresario operístico nacido en Nápoles, pero que trabajó en varias ciuda- des europeas, principalmente en Londres y Dublín. Sus Tríos op. 12, compuestos en 1775-76, forman parte de los ingresos extra con que, principalmente a través de la docencia, se vio obligado a completar las siempre inseguras ganancias en el mundo de la farándula. Desde luego, no parecen destinadas a su interpretación por profesionales. Contienen, sin embargo, melodías muy agradables para todo tipo de oyentes y el tratamiento de los instrumentos, tanto individual como de conjunto, es competente. Siempre con una excepción, se componen de tres movimientos, con un lento central en la subdominante. En este disco los ofrecen tres jóvenes músicos húngaros que saben equilibrar la fluidez de las líneas y de la alternancia en su trazado con el realce de una componente rítmica no menos acusada en todo momento. Sin por ello querer insinuar que el de sus compañeros desmerezca, el timbre de la flautista Orsolya Kaczander, cálido sin vibrato, resulta particularmente atractivo. Alfredo Brotons Muñoz GOLDMARK: Quintetos con piano opp. 30 y 54. OLIVER TRIENDL, piano. CUARTETO SINE NOMINE. CPO 777 277-2 (Diverdi). 2006. 75’. DDD. N PN sión, que desborda alegría y vitalidad. El sonido del pianista viene envuelto en un halo de misticismo sincero, ese que deja atrás lo innecesario y va directo a la esencia. En fin, unas interpretaciones personales que además de excelentes se presentan desde ya como referenciales. Emili Blasco Goldmark es uno de los muchos compositores que se movieron en la órbita del clasicismo romántico que tenía en Mendelssohn, Schumann y Brahms sus referentes. Incluso él cayó en el academicismo aunque no por ello su música deje de tener interés, que lo tiene. Curiosamente, su actividad como autor operístico iba por otro lado y sus obras escénicas acusaran lo influencia de Wagner o, al menos, el deseo de seguirle, del mismo modo que en sus obras sinfónicas, por muy beethovenianas y schubertianas que sean (que lo son) hay en ellas algún tímido anuncio mahleriano y hasta straussiano. Pero siempre prevalece su afecto por el clasicismo romántico y esto salta a la vista de un modo rotundo en su música de cámara que generalmente se considera la parcela más personal en la creación de un compositor, allí donde se expresa tal como es realmente. Ciertamente no faltan momentos de honda expresividad, como los movimientos lentos de estos quintetos, pero hay mucho de convencional y bastante de previsible en Goldmark, como lo hay en Raff y en otros autores de ese mismo mundo estético. Quizá por ello sea una música difícil para ser interpretada con el ánimo de convencer al oyente de sus bondades, y aquí entran en juego los músicos convocados para darle vida, que son un auténtico lujo y que se lo 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 85 D D I SI CS O C O S S ELGAR-HAENDEL toman muy en serio; bastaría para convencernos la intensidad expresiva, por otra parte en todo momento equilibrada, de su matizadísima y sentida interpretación del Adagio del Op. 54. Pero también tenemos la vivacidad mendelssohniana del Allegro vivace con que concluye el Op. 30 de una claridad clásica como romántica es su expresividad. Josep Pascual GRANADOS: Goyescas. ANA-MARÍA VERA, piano. SIGNUM 146 (LR Music). 2006. 54’. DDD. N PN I nteresante aportación la de la pianista nacida en Washington y de ascendencia bolivianaholandesa Ana-María Vera, quien cuenta con un amplio y selecto currículo en su haber. Su mirada hacía Goyescas promueve una dimensión de colores atrayente fruto de su enfoque rico en matices y sutilidades. La artista aborda la obra satisfactoriamente con garbo y arrogancia (de la buena), aquella que aflora tras un espíritu vehemente y efusivo pero que siempre sabe cuál es su lugar y el porqué de ella misma. Sus Requiebros son una explosión de calidez y finura, brillante ejercicio de compaginar el nervio con las gracias delicadas. La expresión no es comedida ni tampoco extremada o recargada; Vera dibuja con sencillez lo que son unas partituras difíciles para el intérprete, no solamente técnicamente (que lo son y mucho) sino también musicalmente. Su trazo es seguro y viene secundado por una forma de articular la música clara y bien definida. No hay detalles que queden descuidados: cada nota está trabajada según lo que necesita y lo que marca el autor. La versión es brillante y vigorosa, concilia un legato expresivo bien lírico y galante con la esbeltez y el garbo que le son naturales. La sensibilidad de la intérprete queda reflejada pues en estas páginas, a las que también sabe dotar de ensueño y de añoranza. Destacan asimismo momentos como la Balada, donde la pianista se suelta con elegancia y transmite recogimiento y reserva, donde muestra las cualidades de su cuidado sonido, al que por cierto en todo momento hay que alabarle su nobleza y esplendor. Versión a tener muy en cuenta. Emili Blasco GUERRERO: Missa de la batalla escoutez. Motetes. JANEQUIN: La guerre. THE SIXTEEN. Director: HARRY CHRISTOPHERS. CORO COR 16067 (Harmonia Mundi). 2008. 69’. DDD. N PN P ocas canciones se hicieron tan famosas, a comienzos del siglo XVI, como La guerre, escrita por Janequin, en un estilo muy descriptivista, para conmemorar la batalla de Marignano. Guerrero cita esa canción profana en su Missa de la batalla, la magistral pieza protagonista del programa de Christophers. Varios espléndidos motetes del compositor español — magníficamente realizados, desde Lauda mater ecclesia al sentido Pange lingua— sirven para realzar la grandiosidad del Kyrie de la Missa. Christophers afirma en el cuadernillo que ha planteado una versión incluso un punto excéntrica de la obra, subrayando los contrastes dinámicos o de tempo, llegando casi a lo marcial, pero lo cierto es que la interpretación se mantiene dentro de las demandas de expresividad de la partitura y nunca rompe el equilibrio global. La conjunción y afinación de las voces son irreprochables, con momentos de ternura suprema, como en las palabras “et incarnatus” del Credo. La limpieza de exposición de las voces permite una transparencia apreciable, teniendo en cuenta lo nutrido del grupo, que beneficia al contrapuntismo de la música. También la lectura de la página de Janequin es encomiable, pues Christophers la hace con sentido del humor, aunque tal vez un poco carente de un elemento popular que hubiera enriquecido el sentido de la obra. Enrique Martínez Miura HAENDEL: Rodrigo. MARIA RICCARDA WESSELING (Rodrigo), MARÍA BAYO (Esilena), SHARON ROSTORF-ZAMIR (Florinda), KOBIE VAN RENSBURG (Giuliano), MAX EMANUEL CENCIC (Fernando), ANNE-CATHERINE GILLET (Evanco). AL AYRE ESPAÑOL. Director: EDUARDO LÓPEZ BANZO. 3 CD AMBROISIE AM 132 (Diverdi). 2007. 157’. DDD. N PN López Banzo es un firme defensor de esta ópera temprana (1707) de Haendel de temática española, que ya ha presentado en directo. Con posterioridad a Fabio Bonizzoni EL DULCE LAMENTAR HAENDEL: Clori, Tirsi e Fileno HWV 96. ROBERTA INVERNIZZI, soprano (Tirsi); YETZABEL ARIAS FERNÁNDEZ, soprano (Clori); ROMINA BASSO, contralto (Fileno). LA RISONANZA. Director: FABIO BONIZZONI. GLOSSA GCD 921525 (Diverdi). 2008. 75’. DDD. N PN El quinto volumen de cantatas italianas del joven Haendel que publica Glossa está ocupado por una sola obra, la gran cantata dramática Clori, Tirsi e Fileno, escrita en Roma entre septiembre y octubre de 1707, mientras el compositor estaba bajo el mecenazgo del marqués de Ruspoli. Al lado de la multitud de pequeñas cantatas para voz y bajo continuo que Haendel escribió en sus años italianos, esta es una pieza de considerables dimensiones, para la que el compositor recurrió a una orquesta que incluye oboes, cuerdas, flautas dulces y hasta un obligado de laúd. La obra, de carácter pastoril y arcádico, presenta a tres personajes, cada uno de los cuales tiene asignadas cuatro arias. En su versión original incluía además tres dúos, aunque Haendel retocó la obra en 1708 para convertir el dúo de cierre en un trío, y en esta segunda versión presenta la obra Fabio Bonizzoni. No ha sido ésta una cantata especialmente querida por la fonografía. Sólo recuerdo dos registros anteriores a éste: Nicholas McGegan en Harmonia Mundi y Wolfgang Katschner en NCA. La interpretación de Bonizzoni pasa a convertirse en la principal referencia por su magnífica combinación de teatralidad, sensualidad y distinción. La dirección es un punto más moderada en contrastes y acentos que en anteriores volúmenes de esta misma serie, pero todos los deta- lles que requiere el sentido dramático y la expresión están magníficamente recogidos, entre otras cosas porque el conjunto suena más impetuoso que refinado y porque el elenco de voces es estupendo. Roberta Invernizzi da una soberana lección de canto de agilidad en su peliaguda aria di furore (Tra le fere), de igual forma que en su aria de presentación (Cor fedele), en tono de lamento y acompañamiento exclusivo del bajo continuo, luce unas medias voces y unos filati soberbios. En Romina Basso se mezclan con acierto la pasta oscura del timbre, la solidez de los graves y un tono afectuoso que brilla tanto en Son come qual nocchiero, con flautas y violas en el acompañamiento, como en la extraordinaria Come la rondinella, con un laúd obligado, o en la patética Povera fedeltà. La joven cubana Yetzabel Arias Fernández resiste el embate de sus compañeras, lo cual no es poco: Clori es la clave dramática de la obra, y aunque quizá falte un punto de variedad ornamental a Va col canto lusingando o Barbaro, tu non credi, con violín obligado, auténticas arias de seducción, la homogeneidad de su voz, la calidez y delicadeza del fraseo, la seguridad de la línea y la prestancia de las agilidades sugieren un futuro promisorio para la cantante. Precioso el trío final. la experiencia de esas interpretaciones, la grabación que se comenta se ofrece como una madura visión de la ópera, la segunda, luego de Amadigi, en ser llevada al disco por el músico aragonés. La versión se articula en torno a la narración sostenida por López Banzo, constituyéndose el soberbio trabajo de Al Ayre Español como la verdadera columna vertebral de la lectura. La atención constante a la línea de canto, los cuidados acompañamientos, que siempre crean el clima adecuado para cada aria, el nervio y vivacidad —ya desde la obertura—, la depurada sonoridad general, varios instantes mági- Pablo J. Vayón 85 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 86 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-KOECHLIN cos —como la liviandad en el aria de Florinda Parto, crudel, sì, parto—, son todas bazas a favor de la extraordinaria solidez de la interpretación. Hay algunas desigualdades en la contribución del reparto, pero el nivel es más que aceptable. Wesseling está magnífica en la defensa del papel titular, moviéndose con soltura de la ternura (Occhi neri) a la rabia (Vanne in campo). María Bayo obtiene momentos espléndidos, como el de delicada intimidad en el aria Perché viva il caro sposo, aunque en Empio fato, e fiera sorte el registro agudo está tirante, casi hasta romperse el sonido. Kobie van Rensburg cumple excelentemente, pero Cencic ofrece un timbre algo velado (Dopo i nembi, donde Banzo articula de manera punzante). Con cierta tendencia al grito Rostorf-Zamir, aunque saca adelante las agilidades (O morte, vendetta, Alle glorie, alle palme) y un punto destemplada Gillet (Prestami un solo dardo). Con todo, una publicación de importancia indudable, que contribuye de manera decisiva a la recuperación de esta ópera haendeliana conservada de manera fragmentaria y azarosa; la reconstrucción musicológica es sumamente convincente. Enrique Martínez Miura HAYDN: Missa Cellensis en do mayor. LYDIA TEUSCHER, soprano; MARIANNE BEATE KIELLAND, contralto; MARKUS SCHÄFER, tenor; HARRY VAN DER KAMP, bajo. ANIMA ETERNA. Director: JOS VAN IMMERSEEL. CARUS 83.247 (Diverdi). 2008. 68’. N PN M agnífica 86 contribución al año Haydn con esta deliciosa lectura de la magistral Missa Cellensis, una de las partituras punteras dentro del algo descuidado territorio de sus misas. Immerseel plantea una lectura nada colosalista, sino inclinada hacia la levedad elegante, de lo que es buen ejemplo el Kyrie. La fuga de la reexposición de esta parte del ordinario, dicha con admirables limpidez y sentido de la planificación, nos permite echar un vistazo a los fundamentos más sólidos del contrapuntismo haydniano. El alegre y bullicioso Credo contribuye a una idea amable de la religiosidad. Una sección más de esta extensa zona la composición, el “Qui tollis”, es un prodigio de finura, de drama contenido. Otros instantes que llaman la atención son la ternura del “Et incarnatus” y la optimista conclusión del Agnus Dei. Gran versión enriquecida por las contribuciones solistas, la dulzura de Teuscher en el “Laudamus te”, el timbre de Schäfer en el Christe, bien que su voz sea de formato algo reducido, la solvencia de Kielland y el empaque y seguridad de Van der Kamp. Enrique Martínez Miura HENZE: Sinfonías nºs 7 y 8. SINFÓNICA DE BERLÍN. Director: MAREK LA RADIO DE JANOWSKI. WERGO WER 6721 2 (Diverdi). 20062007. 60’. DDD. N PN De Hans Werner Henze se suele decir que es un autor outsider, maldito, rebelde, que va contra corriente, que está politizado y demás lindezas. Había partido su formación del serialismo postweberniano, pero las enseñanzas adquiridas de René Leibowitz y el ambiente respirado en Darmstadt pronto fueron interpretados a su manera para, progresivamente, incorporar cuanto le interesaba hasta llegar a un eclecticismo de indudable personalidad y de gran fuerza de expresión y comunicabilidad. Todo ello está reflejado, de alguna manera, en las Sinfonías nºs 7 y 8 contenidas en el presente CD, las cuales son partícipes también de otra característica muy señalada en el autor alemán afincado en Italia: la apoyatura en poetas de gran contenido, en este caso Hölderlin y Shakespeare, respectivamente. El resultado es un eclecticismo de gran altura, independiente de modas y corrientes, que obedece sólo al reto que el autor se plantea con cada obra como consecuencia de lo que su interior le dicta o le exige. La Sinfonía nº 7 (1984), dividida en cuatro movimientos (un primero en forma sonata, un segundo a modo de lamento, un tercero sombrío y dolido, un cuarto de gran potencia conclusiva), es más acerada y dura, mientras que la Sinfonía nº 8 (1993), basada en Sueño de una noche de verano, es más lírica, luminosa y melódica, pero ambas comparten un mismo lenguaje seductor y esa idea de teatralidad que siempre ha estado presente en la música de Henze y que tan buenos resultados le ha dado. La Orquesta Sin- fónica de la Radio de Berlín, bajo la dirección de su titular el polaco Marek Janowski, nos ofrece unas versiones sobresalientes, haciendo que el magma contenido en las partituras llegue con ardor y claridad al receptor, y logrando que éste perciba cuanto está escrito sin encubrimientos indebidos. José Guerrero Martín HOLST: Ballet de “The Perfect Fool” op. 39. The Golden Goose op. 45, nº 1. The Lure. The Morning of the Year op. 45, nº 2. JOYFUL COMPANY OF SINGERS. SINFÓNICA NACIONAL DE LA BBC DE GALES. Director: RICHARD HICKOX. CHANDOS CHSA 5069 (Harmonia Mundi). 2008. 67’. DDD. N PN E l recientemente fallecido Richard Hickox había emprendido antes de su muerte la grabación de la obra orquestal completa de Gustav Holst cuya primera —y no sabemos si única— entrega nos llega en este disco que reúne cuatro ballets del autor de Los planetas, tres de ellos reforzados por presencias corales. El registro sirve, en principio, para tener una muestra del hacer compositivo de Holst en este terreno y para saber, de paso, que sus cualidades van más allá de los mostrados en la que es —junto a la Saint Paul’s Suite— la única de sus obras que llega con cierta regularidad a la sala de conciertos. En eso su valor es grande pues hay aquí muy buena música —quizá no tan sorprendente como la de su Sinfonía Coral o la Fantasía Coral, por ceñirnos a piezas de parecidas características en cuanto a su orgánico. Hickox demuestra en todo momento su pericia y excelente hacer, sobre todo en las formidables versiones de The Lure — que encontramos por David Atherton (Lyrita) en otro disco dedicado a Holst pero con muy distinto acompañamiento—, aunque no alcance la excepcional prestación de Vernon Handley (Hyperion) en The Golden Goose o The Morning of the Year. En The Perfect Fool debe competir con Previn (EMI) pero sale airoso de la comparación. Por todo ello, un excelente disco para descubridores de cosas no exactamente raras pero sí poco frecuentes. Claire Vaquero Williams IRELAND: Trío en re para clarinete violín y piano (rec. por Stephen Fox). Fantasía Sonata para clarinete y piano. The Holly Boy (transc. Plane). Sexteto. ROBERT PLANE, clarinete; SOPHIA RAHMAN, piano; ALICE NEARY, violonchelo; DAVID PYATT, trompa. CUARTETO MAGGINI. NAXOS 8.570550 (Ferysa). 2008. 66’. DDD. N PE Este disco es un poco como para los que quieran doctorarse en la música de John Ireland pues reúne rarezas para clarinete, tanto que una de ellas es la reconstrucción de una obra compuesta entre 1912 y 1914 — y que fue reescrita por el autor hasta convertirse en su Trío nº 3— y de su conocida The Holy Boy se ofrece igualmente una transcripción. La Fantasía Sonata fue escrita para el gran Frederick Thurston y es obra de raigambre romántica, enormemente expresiva y muy bien hecha. El Sexteto es partitura de juventud —de los diecinueve años del autor— y sigue ce por be la falsilla brahmsiana hasta un punto de franca imitación. Pero no le falta interés, sobre todo si está tan bien tocada como en este disco del que destaca la clase bien conocida de nombres como Robert Plane, David Pyatt — cuya presencia en el Sexteto es enorme— y el Cuarteto Maggini. Claire Vaquero Williams KABALEVSKI: Sinfonías nºs 1- 4. Coro NDR. Coro de la Radio Húngara. NDR Radiophilharmonie. Director: EIJI OUE. 2 CD CPO 999 833-2 (Diverdi). 20012002. 106’. DDD. N PN Dimitri Borisovich Kabalevski, nacido en San Peterburgo en 1904, conoció la época de la Perestroika, pero murió en 1987, antes de que aquello llevara a la liberación de parte de la Europa del Este y a la ruina económica y demográfica de su país. De él conocemos apenas su ópera Colas Breugnon; o, mejor, dicho, su suite. Y Los comediantes, otra suite orquestal. Ambas, obras juveniles, como sus tres primeras sinfonías, compuestas entre 1932 (la Primera) y 1934 (la Segunda); en medio queda la Tercera, 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 87 D D I SI CS O C O S S HAENDEL-KOECHLIN 1933, que se pretende “Réquiem por Lenin” y que incluye coros solemnes y una marcha que, de darse con humor, podría parecer de Kurt Weill; pero se toma demasiado en serio, el tema lo impone así y la propia vocación conformista del compositor iba por ese camino. Hasta 1956 no entrega Kabalevski su Cuarta Sinfonía, la última. Cuántas cosas han pasado hasta ese año del XX Congreso, y desde aquel otro en que se estrenó cierta ópera de Shostakovich en cuya condena hay historiadores que mezclan a Kabalevski. Esta integral sinfónica incluye música bella, música convencional, música cinematográfica tratada sinfónicamente, música interesante y música banal. De todo. La militancia de Kabalevski en el “realismo socialista” no lo explica por completo; no debió de ser sólo su buen carácter (era un tipo simpático), sino sobre todo su adaptabilidad, su conformismo, lo que le salvaron de condenas en los peores momentos, incluso en los tiempos de la Zdanovshina, que culminaron en aquel terrorífico mes de febrero de 1948. Sorprende que CPO acoja estos fonogramas cuyo interés artístico es limitado, según puede comprenderse por lo que decíamos antes. Pero se trata de un sinfonismo con pretensiones de comunicación universal con todos los pueblos y todas las gentes, y para eso es bien sabido que había que seguir las convenciones de la sinfonía decimonónica tardorromántica, reforzado todo con tales o cuales lirismos y habituales grandezas propias de los tiempos en los que la clase obrera iba hacia el paraíso. Es música sólida, inspirada y con un interés indudable. Limitado, pero indudable. Además, las interpretaciones son de alto nivel, con unas prestaciones sorprendentes de la Filarmónica de la NDR, el Coro de la Radio Húngara (en ese coro-marcha ya aludido) y ese maestro en alza que es Eiji Oue. Estas creemos que son las características del doble álbum Kabalevski que ahora comentamos, criterios suficientes para que el lector valore su interés; que no es absoluto, pero que no es escaso. Santiago Martín Bermúdez KAGEL: Kantrimiusik. NIEUW ENSEMBLE. Director: ED SPANJAARD. WINTER & WINTER WIN 910150-2 (Diverdi). 1997. 45’. DDD. N PN Cuarteto Emerson EL EMERSON SE HACE CON EL CETRO JANÁCEK: Cuartetos de cuerda nºs 1 y 2. MARTINU: Tres Madrigales para violín y viola. CUARTETO EMERSON. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8093 (Universal). 2008. 55’. DDD. N PN N os repetimos a veces, y es inevitable, qué le vamos a hacer: crecen poco a poco las referencias de los dos cuartetos de Janácek. Crecen en cantidad y en calidad, porque se diversifican los enfoques, se enriquecen las aportaciones en cuanto a contenidos y desentrañamiento de estas partituras no demasiado dilatadas pero sí lo bastante densas y emocionantes como para constituir dos mundos complementarios ricos en belleza dramática, pero de una teatralidad nada gesticulante, y sí muy poderosa. Mas una cosa es que crezcan las referencias, y otra que de repente aparezca el Emerson, y E l mismo título de la pieza, Kantrimiusik, ya refleja las intenciones de Mauricio Kagel, un juego de citas y también una mirada irónica acerca de las falsas fuentes sobre las que se asienta la llamada música popular, en realidad, música de entretenimiento. Kagel quiere ridiculizar esa pose de cinismo con la que la música de consumo hace pasar por música folclórica a tantas y tantas creaciones de nuestro tiempo que sólo tienen como fin la búsqueda del éxito inmediato. Kagel no esconde las cartas y él mismo plantea esta pieza de 1975, Kantrimiusik, dividida en ocho movimientos y siete intermedios, con un marcado “carácter pseudopopular”, según sus propias palabras. Al emplear material que parece tomado del folclore (recurso a cantos del entorno medioambiental, instrumentos extraños en la orquesta, como el ukelele o la armónica de boca, el canto a cargo de un coro de claro tono pastoril), pone de manifiesto el autor el falseamiento de todas esas propuestas, pero en Kagel se hace evidente el folclore como un elemento imaginario, en lo que hay que ver una especie de ensayo de todos los demás conjuntos, con su pundonor, su arte y sus grandes capacidades, se echen a temblar. Es un decir, por favor… El Emerson consigue una nueva referencia. Que no es única, sino la más reciente. Que no sólo es nueva, sino que es de una grandeza que la convierte en modelo, aunque sea inaccesible. Humano, demasiado humano, sin necesidad de ser romántico, es el doble retrato de Sonata a Kreutzer y Cartas íntimas que nos propone el Emerson; es la profundidad dolorosa de unos discursos cargados de vida y de intimidad, y que evita el gesto, la pose, el mal teatro. Mucha belleza y mucho sentido hay en estas lecturas. Y es sabia la disposición del recital: en medio, el Martinu también para cuerdas solas, pero en este caso violín y viola, que tiene un sabor y un contenido clasicistas que ponen contraste las posteriores piezas de La rosa de los vientos, su obra mayor. Hay en esta Kantrimiusik todo ese juego topográfico presente en Windrose, como si al oyente se le diera la oportunidad de adivinar la procedencia de determinados giros y temas danzantes, pero el resultado estético aún está lejos del logro que supone el ciclo de Windrose. El discurso de la pieza se hace demasiado liviano, no resistiendo una segunda escucha, por lo previsible de los temas, aunque el autor nunca esconda las intenciones últimas de la obra y que se subrayan en el subtítulo, “Pastoral para voces e instrumentos”. La proverbial capacidad de Kagel para la mezcla de colores instrumentales radicalmente opuestos y el desenfado que preside toda la obra, no son suficientes para dar cuerpo a esta Kantrimiusik, que queda en un plano muy discreto en el catálogo del autor. Francisco Ramos KOECHLIN: Andante quasi adagio. L’Album de Lilian opp. 139 y 149. 4 Sonatines op. 87. Paysages et marines op. 63. MICHAEL KORSTICK, piano. HÄNSSLER CD 93.220 (Gaudisc). 2007. 76’. DDD. N PN e intermedio a las piezas de Janácek que discurren en los extremos. En fin, nueva referencia de los dos Cuartetos de Janácek, sí; pero esto no va a ser fácil de igualar. No por eso se desanimarán los conjuntos, porque estas dos obras son hoy por hoy grandes favoritas del repertorio (quién lo iba a decir hace algún tiempo). Ahora bien, el Emerson se hace con el cetro y acaso lo conserve durante mucho tiempo. Santiago Martín Bermúdez S e trata de un primer volumen con la obra pianística de C h a r l e s Koechlin, que acaso ascenderá a tres o cuatro CDs en total. Las cuatro Sonatinas de 1923-1924 forman el hilo conductor de este primer álbum, del mismo modo que los Paisajes y marinas constituyen el corazón del recital. Como sabemos, Koechlin, que vivió entre 1867 y 1950, tendría que haber sido más debussyano o raveliano que otra cosa; o, por el contrario, franckiano, que era lo que estaba en el “otro lado”. Pero Koechlin tiene más que ver con el estro de Fauré que con las deliberadas inexactitudes armónicas de Debussy, por mucho que haya un aire de familia. El Koechlin que escuchamos aquí también tiene que ver con otras inspiraciones, como la de Sévérac, varios años más joven que Koechlin; y con Albéniz y ese pianismo de salón que viene del siglo XIX y que se bifurca no tanto en escuelas como en tendencias. El caso es que es más diatónico que Debussy, aunque hay que advertir que no siempre fue idéntico a sí mismo. Este primer volumen de la obra pianística de este compositor que descubrimos poco a 87 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 88 D D I SI CS O C O S S KOECHLIN-MOMPOU poco viene a dar una dimensión más intimista a una serie de piezas sobre todo orquestales que el mismo sello, Hänssler Classic, ofrece desde hace tiempo. Esos discos, benéficos y de gran calidad artística, descubren la obra de quien permaneció en la penumbra histórica en medio de un siglo y un país que tenía demasiada música y parecía poder prescindir de la obra de Koechlin, que sin embargo hoy nos parece imprescindible. Música evocadora, yo diría que en rigor nunca descriptiva, música cuyo clasicismo le debe muy poco a la voga “neoclásica” que precipitó Stravinski, se trata de un recital compuesto en su (casi) totalidad de miniaturas: salvo un Andante quasi adagio de 1895, primera versión de otra pieza posterior llamada Au loin, todo son piezas breves, y apenas dos alcanzan 3 y 4 minutos de duración. La forma pura y la sugerencia se alternan, pero la música es la misma, y se puede escuchar así, con la disposición que veíamos antes. Es una pena que del Álbum de Lilian sólo nos lleguen extractos; querríamos a Lilian del todo. El susurro, la caricia del pianismo de Michael Korstick hacen que este recital posea una tensión permanente entre sugerencia e inquietud, entre melancolía y canto, esto es, entre aspectos no contradictorios, pero que pueden dar lugar a un discurso que prescinda de lo ecléctico y lo complementario. Como siempre en Hänssler, y concretamente en su serie de Koechlin, el contenido del libreto es excelente. Santiago Martín Bermúdez LEHÁR: Die blaue Mazur. JOHANNA STOJKOVICH (Blanka), JULIA BAUER (Gretl), JOHAN WEIGEL (Juljan), JAN KOBOW (Adolar), HANS CHRISTOPH BEGEMANN (Clemens). CORO DE CÁMARA DE LA ACADEMIA DE CANTO DE FRÁNCFORT. ORQUESTA DEL ESTADO DE BRANDEMBURGO DE FRÁNCFORT. Director: FRANK BEERMAN. 2 CD CPO 777 331-2 (Diverdi). 2007. 105’. DDD. N PN Wiener Frauen (selección). Obertura de Der Götter gatte. Obertura de Wo die Lerche singt. ANKE HOFFMANN, soprano; ANNELI PFEFFER, soprano; PETER MINICH, tenor; THOMAS DEWALD, tenor; BORIS LEISENHEIMER, tenor; ELSBIETA KALVELAGE, piano; CORO Y ORQUESTA DE LA RADIO DE LA WDR. DIRECTORES: HELMUTH FROSCHAUER Y CURT CREMER. 88 CPO 999 326-2 (Diverdi). 1971-1972, 2003-2005. 60’. DDD/ADD. N/R PN Ariadne Daskalakis, Miri Yampolski INSPIRACIÓN Y SOLTURA LUTOSLAWSKI: Recitativo Si discos como estos tienen entre sus objetivos conquistar un nuevo público de habla no alemana para la opereta vienesa, Lehár en concreto, sus responsables de producción deben revaluar la proporción entre medios y fines: sin el acompañamiento en la carpetilla de los textos cantados o al menos la posibilidad de conseguirlos en internet (como últimamente viene siendo moda), el público receptor se limita considerablemente, pues hace falta un notable buen nivel de alemán oral para comprender no sólo las palabras cantadas, sino incluso los diálogos hablados. Quienes no lo posean se tendrán que conformar con el montón de agradables melodías que en estos dos discos se contienen. Die blaue Mazur (La mazurca azul) es el primer gran éxito del compositor tras la Primera Guerra Mundial. Su argumento presenta la particularidad de otorgar a una danza un papel dramático entonces como antes y después muy desacostumbrado. En esta versión destacan el tenor Johan Weigel (cuyo timbre recuerda mucho al de Plácido Domingo), las sopranos Johanna Stojkovich y Julia Bauer y el tenor Jan Kobow en un papel quizá no dotado de la suficiente vis comica prevista por el compositor. El coro y la orquesta que dirige Frank Beerman también merece alto juicio… salvo si se los compara con lo que se oye en la selección de Wiener Frauen (Mujeres vienesas). Esta es la primera opereta compuesta por Lehár, en 1902. Su libreto coincide curiosamente con el de La mazurca en la influencia de los antiguos amores sobre los presentes y la música como vehículo conductor de emociones y sentimientos. Helmuth Froschauer dirige al coro y la orquesta de la WDR con la maestría del veterano en el género que domina los mecanismos que propulsan el vuelo de estas simpáticas melodías. Dentro de un reparto vocal que cumple con parejo conocimiento de causa, entre los cantantes llama la atención la limpieza y riqueza en armónicos de la soprano Anke Hoffmann. Y las dos oberturas de complemento, estupendamente remasterizadas, no desmerecen. Alfredo Brotons Muñoz e arioso. Subito. Partita. SZYMANOWSKI: Mitos op. 30. JANÁCEK: Sonata JW VII/7. ARIADNE DASKALAKIS, violín; MIRI YAMPOLSKI, piano. NAXOS 8.570987 (Ferysa). 2003. 58’. DDD. N PE El compacto lo protagonizan el dúo Daskalakis-Yampolski, excelentes instrumentistas al servicio de unas músicas no menos extraordinarias como son las pertenecientes a Lutoslawski, Szymanowski y Janácek. Ambas, y en perfecta compenetración, abordan dichos autores desde un nivel instrumental avasallador y con un sonido resultante penetrante e intenso, muy diáfano por parte de Daskalakis y acogedor por parte de Yampolski, quien favorece enormemente la labor al acoplarse apropiadamente al violín. Éste, a través de su terso y bello sonido, busca la expresión cristalina con naturalidad y frescura. Las versiones son entregadas y enérgicas, sobre todo fibrosas y con una fuerza expresiva extraordinaria. Las partituras de Lutoslawski en manos del MANCHADO: Luar. El agua y los sueños. Siete piezas para Laura. Siete piezas infantiles para piano. Siete piezas para Manuel. Un minuto para Carlos. Pour le piano. Metamorfosis. Soledad sonora. Nana. CARMEN MARTÍNEZ, piano. FUNDACIÓN AUTOR SAO1563. 2008. 67’. DDD. N PN D iez obras escritas en el p e r i o d o comprendido en los últimos diez años resumen en este CD la obra para piano de Marisa Manchado (Madrid, 1956), de quien su presentador Javier Alfaya, en el libretillo adjunto, escribe que tiene una inquietud permanente que se convierte en la fuente de una lucha constante por la expresión. Estamos básicamente de acuerdo. Se siente muy a gusto la compositora con la pieza breve y acude con insistencia al número siete, cifra bíblica, cabalística y tan recurrente en la humanidad desde que el mundo existe. Sea cual sea la dúo son expeditivas y resueltas, se desenvuelven con soltura y limpieza, al igual que los Mitos de Szymanowski, en el que las intérpretes participan generosamente de la embriaguez sensual de la partitura. La versión es precisa y minuciosa con los detalles que sugiere el papel; el dúo crea climas casi epicúreos y se deja llevar por la poesía sonora con calidez y delicadeza. La interpretación de la Sonata de Janácek es poderosa e intensa, crecida y penetrante. En todo el disco se mantiene el magnífico equilibrio y un admirable nivel, donde las dos protagonistas imprimen carácter y escrupulosidad, inspiración y destreza. Emili Blasco motivación, la materia utilizada o la fórmula puesta en práctica (improvisación, variaciones, repetición obsesiva de grupos de notas, instrumento para los jóvenes ejecutantes, yuxtaposición de registros, transformación del caos), Marisa Manchado parece querer siempre más en la transmisión de sensaciones, haciéndose eco de toda la tradición pero añadiendo a ésta una exploración con vocación de futuro. Estamos ante una música muy personal, fruto del placer por el timbre y el sonido, e hija de una búsqueda incesante de combinaciones sin fin. Una aventura sonora, con sus correspondientes silencios. Un viaje musical con más de una meta posible. Música hecha de chispazos y fogonazos, de impulsos y gestos violentos, de contrastes en lo dinámico-tímbrico, de insinuaciones apenas audibles, de instantes sonoros congelados, de arrebatos y remansos… Música atractiva, que no deja indiferente y cuyo poder de seducción aumenta en función del grado de sensibilidad, de información y de desarrollo del oído del 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 89 D D I SI CS O C O S S KOECHLIN-MOMPOU escucha. El sonido como una corriente (agua, viento) que puede ser fuerte o suave, huracanada o confortadora, amenazante o amiga… Múltiple e imprevista en sus manifestaciones. Carmen Martínez es intérprete idónea, que con obsesiva dedicación y entrega, incluso mística diríamos, se afana en transmitirnos lo más fidedignamente posible cuanto la autora ha escrito. Empresa de la que sale victoriosa. José Guerrero Martín MERCADANTE: Virginia. SUSAN PATTERSON (Virginia), STEFANO ANTONUCCI (Virginio), PAUL CHARLES CLARKE (Appio), CHARLES CASTRONOVO (Icilio), ANDREW FOSTER-WILLIAMS (Marco). CORO GEOFFREY MITCHELL CHOIR. FILARMÓNICA DE LONDRES. Director: MAURIZIO BENINI. 2 CD OPERA RARA ORC39 (Diverdi). 2008. 156’. DDD. N PN E n la recuperación de la obra de Mercadante ha tenido gran importancia la labor realizada por Opera Rara, que ha publicado varias de sus óperas. Ahora nos presenta en su primera grabación mundial Virginia, que es la antepenúltima de sus más de cincuenta óperas y que fue estrenada el 7 de abril de 1866. La partitura, que nos parece por momentos una referencia básica para compositores posteriores, nos presenta a un autor en su gloriosa madurez que demuestra su capacidad para dar brillantez a los finales de acto y su capacidad melódica para las arias, dúos y tríos, como demuestra en Paventa insano, del primer acto, resuelto con gran inteligencia. Entre los intérpretes destaca la soprano Susan Patterson que desde la bella cavatina de entrada muestra su capacidad para el estilo, su musicalidad y una buena técnica para resolver las dificultades que se le plantean. Le acompañan Stefano Antonucci, con medios limitados, pero con una válida expresión, junto a los correctos Paul Charles Clarke y Carlo Castronovo, todos bajo la cuidada dirección de Maurizio Benini, que mantiene los contrastes de la partitura, dando solemnidad a la entrada, generando sutilezas y manteniendo la tensión dramática. Albert Vilardell Christoph Eschenbach PERFECCIÓN MAHLER: Sinfonía nº 2 en do menor “Resurrección”. SIMONA SATUROVÁ, soprano. YVONNE NAEF, mezzosoprano. CORO Y ORQUESTA DE FILADELFIA. Director: CHRISTOPH ESCHENBACH. 2 CD ONDINE ODE 1134-2D (Diverdi). 2007. 88’. DDD. N PN Entre los desiguales resultados que viene ofreciendo la serie protagonizada por Filadelfia/ Eschenbach nos encontramos aquí con uno de los casos de excepcionalidad absoluta. La orquesta, majestuosa; ambas solistas, magníficas; el coro, soberbio; y la batuta, especialmente comunicativa y —sorprendentemente— sensible. Eschenbach, que no suele ser precisamente cálido, se quita la careta de sieso y se mete a fondo, sin pudor, en una partitura a la que extrae toda su carga de profundidad. El meticuloso control del universo volcado en la partitura consigue una precisión infinitesimal que, equilibrada con el calor humano que emana de un fraseo pri- MESSIAEN: Cuarteto para el fin del tiempo. Chronochromie. ERICH GRUENBERG, violín; GERVASE DE PEYER, clarinete; WILLIAM PLEETH, violonchelo; MICHEL BÉROFF, piano. SINFÓNICA DE LA BBC. Director: ANTAL DORÁTI. EMI 2 12688 2. 1964, 1968. 67’. ADD. R PM A tención al año de este Cuarteto para el fin del tiempo: 1968. Por entonces esta obra se había grabado muy poco, y constituyó un auténtico jalón en el repertorio. Más de cuarenta años después, sigue siendo una referencia imprescindible, un acercamiento no superado, pero con los matices que se verán. Es una lectura de las más introspectivas, con un toque que no evita del todo lo romántico, y hay que advertir que el registro se hizo con la aquiescencia del propio Messiaen, que en ese momento era un “chaval” que aún no había cumplido los 60. En ese sentido, las cosas han cambiado, y las intensidades de ahora (y desde hace tiempo) son de otra índole. moroso, consigue un resultado perfecto. En el Allegro maestoso escuchamos ya el esfuerzo diferenciador de secciones, la fluidez óptima del discurso y la sobresaliente estratificación de planos. El Moderato añade una flexibilidad extraordinaria, libre de cualquier amaneramiento, amén de varios momentos de antología —todo ese pizzicato de la sección 12 (7:32) y la apertura del sonido al entrar con arco en c. 244 son indescriptibles. Al llegar al Scherzo nos asalta la duda de hasta qué punto será capaz el maestro alemán de perder su habitual envaramiento. Pues, miren, no defrauda. Con pícara astucia, Eschenbach polariza el movimiento entre la ingenuidad y la mordacidad, diferenciando perfectamente la alternancia de secciones y ambientes. Pese a la pequeña decepción del primer timbalazo —confuso, por aquello del directo— la exploración tímbrica nos deja escuchar detalles de orquestación frecuentemente desatendidos —bombo cc. 9-32, o esos colCon lo cual, estamos ante una lectura que hay que considerar histórica, no ya reedición, y que ofrece una perspectiva que puede servir de contraste benéfico con los numerosos registros que han seguido. Escuchen la Louange à l’Éternité de Jésus (quinto movimiento), en la que manda el chelo, y se comprenderá que ese instrumento impone cierta sensibilidad. Muy distinta, desde luego, es la Danse de la fureur pour les sept trompettes. Si publicar en 1968 el Cuarteto en disco fue una audacia, grabar en 1964 Chronochromie (el mismo disco incluía una obra de Koechlin y otra de Boulez, nada menos) tuvo que ser más fuerte. Hoy podemos ver ambas obras como asequibles, a fuerza de haberlas oído y de saber que Messiaen es uno de los grandes, pero en aquellos momentos no se sabía en modo alguno, y tan sólo unos cuantos sospechaban que el compositor de Aviñón iba camino de ello. Es posible que el acoplamiento en un solo CD de ambas obras, tan dispares aunque del mismo compositor, no trate sólo de compensar el timing, sino de poner de manifiesto aquella audacia. Las sucesivas reediciones de estos fono- legno plenos de sentido. Las maderas buscan su minuto de gloria en un staccato difícil de mejorar, en medio de una fluidez general de excepcional volatilidad y ligereza. Naef, flexible y sensitiva, nos embelesará en el Urlicht, pero no será nada para lo que nos espera en el grandioso tramo final: la precisión coral del metal como preludio a esa otra perfección coral, la que genuinamente despliega una masa de voces bien empastada, oscura en el sotto voce y luminosa en el ffff, con la que se pone el broche glorioso. Referencia. Juan García-Rico gramas, la aparición de este espléndido disco (para qué detenernos en ponderar las cualidades de Doráti y la BBC, las conocemos de sobra) indican que la apuesta fue acertada. Aunque no hay que olvidar de la Fundación Gulbenkian y la propia BBC apoyaron la hazaña de His Master’s Voice. Santiago Martín Bermúdez MOMPOU: Cinco melodías sobre poemas de Paul Valéry. Compostela. Combat del somni. Cançons i danses. MARISA MARTINS, soprano. REAL FILHARMONÍA DE GALICIA. Director: ANTONI ROS-MARBÀ. WARNER 5144257712. 2007. 67’. DDD. N PN F rederic Mompou (Barcelona, 1893-1987) no es concebible sin el piano, para el que compuso la mayor parte de su música. Y tampoco lo es sin su independencia respecto a escuelas y estilos, de manera que siguió siempre su camino atendiendo tan sólo a lo que el interior de su espíritu le 89 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 90 D D I SI CS O C O S S MOMPOU-REBEL dictaba. No se sumó al empeño noucentista de arrumbar el modernismo, porque se sentía ajeno a ambos. En todo caso, se veía más próximo a la música francesa, pues en Francia vivió dos etapas claves de su vida, a partir de 1911 la primera y entre 1923 y 1941 la segunda. La orquesta no era lo suyo, pero su música sí encandiló a orquestadores de más o menos excelencia. Antoni Ros-Marbà, desde su juventud buen conocedor de la música del barcelonés, en 1967 orquestó las tres primeras canciones de Combat del somni para Victoria de los Ángeles y en 2004 orquestaría las restantes. En 1973, haría lo propio con el ciclo de Cinco canciones sobre texto de Paul Valéry (que revisó en 2007 para el presente CD). Finalmente, en 2003 procedería a la orquestación de Compostela, sobre la Suite compostelana que Mompou había compuesto en 1962 para Andrés Segovia. Ros-Marbà ha sabido muy bien conservar la esencia de cada composición de Mompou y salvaguardar las resonancias y peculiaridades tímbricas de su pianismo. Con la orquesta, además, aumenta su brillantez, amplía los ecos melancólicos y nostálgicos, y hace más penetrante (aunque tal vez no más íntimo) su sentimiento. Todo ello al frente de la Real Filharmonía de Galicia, de la que es director titular y de la que tan altos rendimientos obtiene. La soprano Marisa Martins hace de su prestación un complemento satisfactorio, con su acostumbrado buen hacer. Cierra el compacto la orquestación que un joven Benet Casablancas (Sabadell, 1956) hizo de los nºs 2, 7, 8, 9 y 10 de Cançons i danses con fines pedagógicos, para las orquestas de estudiantes de escuelas y conservatorios, con el visto bueno del anciano compositor. El propio Casablancas procedió a la revisión de su trabajo en 2007. José Guerrero Martín MOZART: Conciertos para piano nº 12 K. 414, nº 13 K. 415 y nº 26 K. 537. Fantasías K. 397 y K. 475. Sonatas K. 310 y K. 457, Rondó K. 511 y Adagio K. 540. OLIVER SCHNYDER, piano. CAMERATA BERN. Director: ERICH HÖBARTH. 2 CD RCA 88697 32317 2 (Sony-BMG). 2008. 147’. DDD. N PN En el catálo- 90 go de Mozart las obras escritas en tonalidades Agustín Maruri ENTRAÑABLE MORENO TORROBA: Madrileñas. Puertas de Madrid. Vieja leyenda. Madroños. Contemplación. Manzanares el Real. Minueto del majo. Añoranza. Elegía. Humorada. Nana. Marcha del cojo. Lejanía. Rumor de copla. La pastora. Montaraza. Cancioncilla. Suite miniatura. Quien te puso Petenera. Zapateado. La infanta duerme. AGUSTÍN MARURI, guitarra. EMEC E-076. 2008. 62’. DDD. N PN Federico Moreno Torroba, hijo del compositor del mismo nombre, firma las notas de este disco, las cuales tienen un título significativo: La guitarra y Madrid, pasiones de un músico. Sobre estas dos pasiones más otra pasión, la guitarra, versa su escrito, en el que se refiere al compositor como “un castizo, algo que no sólo se reflejaba en su música sino que esta era su manera de ser y entender la vida”. Música alegre y un punto nostálgica, empapada de casticismo y de giros populares, “netamente madrileña” como mayores son mucho más numerosas que las escritas en tono menor. Las notas a esta grabación se refieren a este hecho y a su supuesta significación expresiva o de la naturaleza que adoptan las obras por ello. Evidentemente, Mozart va más allá de los tópicos y de explicaciones simplistas y simplificadoras: en su música, tonalidad mayor no presupone alegría o triunfo; ni tonalidad menor significa tristeza o intimidad. Y, sobre todo, en las grandes obras, como los conciertos para piano y orquesta que son, en sí mismos, todo un mundo. Acaso se busque confrontar aquí a un Mozart supuestamente amable y virtuosístico (el de los conciertos en modo mayor que escuchamos) con el más grave e introspectivo (el de las obras en modo menor para piano solo), pero algo así está condenado a quedar en nada dado que en una misma obra (y a veces en una obra no especialmente significativa; no hablemos ya de las obras maestras) Mozart puede ser verdaderamente poliédrico (y en el programa de este par de discos queda en evidencia). Ahora bien, más allá de sus intenciones extramusicales, tenemos aquí un muy interesante y variado programa mozartiano protagonizado por un pianista magnífico, absolutamente dice el hijo del compositor, que Maruri, también madrileño y enamorado de su ciudad, interpreta con su habitual fidelidad al espíritu original y con su también habitual dominio del instrumento. Quizá si un sólo adjetivo pudiera definir esta música y la versión que de ella nos ofrece Maruri ese sería entrañable. Y además uno tiene la sensación de que esto es así porque no puede ser de otra manera. El encanto del siempre inspirado Moreno Torroba nos cautiva en este repertorio verdaderamente exquisito a través de la interpretación de Maruri ya que, evidentemente, antes le ha cautivado a él. Y el guitarrista comparte con nosotros algo que para él deber ser uno de esos maravillosos hallazgos que jalonan su ya amplia discografía abierta a todo y que derrocha diversidad, amplitud de miras y, sobre todo, entusiasmo. Todas las piezas incluidas en este atractivo programa tienen algo de evocador e incluso en ocasiones de verdaderos retratos imbuido del estilo clásico, capaz de expresar con sensibilidad y sin mayores problemas técnicos la riqueza de la escritura pianística de Mozart. En el primer compacto le secunda la estupenda Camerata Bern dirigida por su concertino, Erich Höbarth, con pleno conocimiento de causa. A destacar, y esto sí que es una aportación interesante de este compacto más allá de los supuestos “contrastes” entre modos mayor y menor, que en los conciertos la orquesta consta solamente de la sección de cuerda, opción autorizada por el propio compositor y que no es habitual. En todo caso, un extenso programa mozartiano para disfrutar gracias a las versiones del todo solventes y de un clasicismo genuino y equilibrado. Josep Pascual MOZART: Zaide. ISABEL MONAR (Zaide), MARKUS SCHÄFER (Gomatz), MARKUS BRUTSCHER (Soliman), CHRISTIAN HILZ (Allazim). ORQUESTA DE LA WIENER AKADEMIE. Director: MARTIN HASELBÖCK. 2 CD CPO 777 281-2 (Diverdi). 2006. 94’. DDD. N PN La carencia de perspectivas de estreno llevó a Mozart a interrumpir en 1779 la composición pero siempre, al lado del elemento popular, casi omnipresente, hallamos algo de ese espíritu nostálgico al que aludíamos al principio, que puede llegar a ser una auténtica efusión poética íntima, caso de las (desgraciadamente) brevísimas, casi fugaces, Contemplación y Añoranza. Podríamos comentar cada una de estas breves piezas pero no sólo es que se imponga el espacio para nuestro comentario (que también) sino que esta música habla por sí misma y de sí misma, como toda la buena música, y esta lo es. Josep Pascual de Zaide. Lo que nos ha llegado es parte de una ópera (nunca sabremos qué faltaba: quizá sólo un par de números y la obertura) y un texto hablado incompleto. El argumento, de Johann Andreas Schachtner (poeta amigo del compositor y como éste salzburgués), es mediocre amén de inconsistente. En este álbum se ha completado con el cuarteto Dite almeno che mancai, K. 479, originalmente añadido en 1785 a la ópera de Bianchi La villanella rapita como tercer número del segundo acto y aquí dotado de un nuevo texto por Brian Michaels. Como obertura se ha recurrido a la Sinfonía en sol mayor, K. 318. El resultado es uno más de los muchos que se habrían podido aceptar; y, puestos a arreglar, algo más se podría quizá haber hecho para evitar que la última aria (de Allazim disfrazado de Osmin) quedara extrañamente descolgada de lo que la precede. La dirección de Martin Haselböck resalta los anuncios del Mozart posterior, aunque no exactamente del Idomeneo (su siguiente proyecto operístico), 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 91 D D I SI CS O C O S S MOMPOU-REBEL sino sobre todo del Rapto (con el que comparte localización “turca” y alguna frase en su literalidad), también de La flauta (otro Singspiel), y de otras obras propias (Bodas) y ajenas (Fidelio). De la orquesta, a la vez precisa y maleable, extrae ritmos imperativos y un trato solícito para con un cuarteto vocal sin excepción caracterizado por la frescura de la juventud. La soprano valenciana Isabel Monar, a la que sólo se le aprecia una mínima endeblez en Trostlos schluchzet Philomele, canta con tanta delicadeza su primera aria, Ruhe sanft como con fuerza dramática Tiger! (en cuyo diálogo previo sorprende con una “morcilla” en español), además de dominar tanto el terceto como los cuartetos. El tenor Markus Schäfer (Gomatz) está muy bien en sus tres intervenciones (todas en el primer acto): concretamente en la segunda, el dúo con Zaide Meine Seele, hace concebir grandes esperanzas de éxito para él como Tamino. Como las otras dos voces lucen apenas un poco menos, la recomendación es calurosa. Alfredo Brotons Muñoz PROKOFIEV: Guerra y paz. GALINA KALININA (Natasha), IURI MASUROK (Príncipe Andrei), EVGENI RAIKOV (Pierre), LARISA AVDEIEVA (Maria Ajorsimova), ARTUR EIZEN (Conde Ilia Rostov), TAMA SINIAVSKAIA (Helena), EVGENI SHAPIN (Kuragin), ALEXANDER VEDERNIKOV (Kutuzov), ALEXANDER VOROSHILOV (Napoleón). CORO Y ORQUESTA DEL TEASTRO BOLSHOI DE MOSCÚ. Director: MARK ERMLER. 3 CD MELODIYA MEL CD 10 01444 (Diverdi). 1982. 188’. ADD. R PM Atención a la fecha. Estamos en 1982, es decir, cuando la decadencia de las voces del Bolshoi ya es un hecho. Cuando las viejas batutas han desaparecido ya y todavía no han llegado las nuevas, o no se dedican éstas a la ópera. 1982 es también una época en que se decide grabar Guerra y paz porque la Unión Soviética no puede permitirse distribuir la antigua y poco menos que excelente lectura de Melik-Pashaiev porque allí el papel de Natasha Rostova lo hacía Galina Vishnevskaia, dama que acababa de verse privada de la ciudadanía de la Unión por sus actividades “antisoviéticas” con su marido, el maestro Rostropovich. Qué tiempos aquellos, parece Claire Guimond, Trío Sonnerie EL ENCANTO CLÁSICO MOZART: Cuartetos con flauta. CLAIRE GUIMOND, flauta. TRÍO SONNERIE. EARLY MUSIC EMCCD-7754 (Diverdi). 2001. 56’. DDD. N PN L as obras que contiene este compacto, grabadísimas y suficientemente conocidas, constituyen uno de los ámbitos en los que Mozart expresó con mayor claridad su exquisito gusto y su dominio formal. Son auténticas delicias musicales que en algún caso, como el K. 285, la composición con que se abre el programa del presente compacto, emprenden el vuelo a considerable altura hasta el punto de constituir una obra de claro aspecto concertante aunque su mundo sea el camerismo clásico. Además de su Allegro inicial, perfecto ejemplo de forma sonata y a la mentira. Lo cierto es que esta lectura no circuló mucho por el occidente europeo, a diferencia de la de Melik, y ha tardado bastante en llegar a CD. De todas maneras, le falta una hora larga de duración, a diferencia de las versiones de Rostropovich y de Gergiev, ésta con puesta en escena de Graham Vick, si preferimos el formato DVD (ya puestos en este formato, no olvidemos la de la Bastilla, con Gary Bertini en el foso y escena de Francesca Zambello, TDK). Lo de los cortes parece inevitable en ópera tan dilatada, pero caramba, en el caso de la versión de Ermler son excesivos y a veces hechos a contrasentido. El tiempo hace que algunas de sus cualidades medias de antaño se conviertan en excelencias de ahora. Galina Kalinina no es Vishnevskaia, pero es una convincente Natasha, con una voz bella y juvenil, más apocada, con menos personalidad que la diva. Masurok es un decepcionante Príncipe Andrei, en voz, pero sobre todo en actuación, y sobre todo en momentos culminantes, como en su escena de moribundia. Raikov hace un Pierre algo salido de tono, algo cómico, algo risible, y no es que quede mal, sólo queda limitado en parte, mientras que resulta eficaz en determinados momentos. Avdeieva, con su voz densa, poderosa, baja, de esmalte rotundo, pertenece a la gran tradición de mezzos o contraltos vez muestra rotunda del genio mozartiano, está el justamente célebre Adagio sobre el que se han vertido elogios merecidísimos sobre todo por el encanto del acompañamiento en pizzicato a una línea melódica que también es digna del mejor Mozart. La versión que aquí escuchamos presente el equilibrio propio del camerismo y también del estilo concertante: cuatro instrumentos en pie de igualdad aunque destaque, lógicamente, la flauta. El resto del programa quizá no raya a tanta altura pero su encanto es tan innegable como irresistible y hay momentos de gran belleza que la interpretación contribuye a resaltar con una riqueza de matices que no se basa en los contrastes dinámicos ni en rubati ni nada de eso, sino en profundizar en la propia rusas. Arthur Eizen es un discreto Rostov, el papá de Natasha. Otros cometidos será mejor no mencionarlos, pero los dos grandes rivales, Kutuzov y Napoleón, están muy bien servidos por Vedernikov y Voroshilov. Muy buen nivel de los coros, en una obra en la que tienen especial importancia, y una dirección de Ermler que es superior a lo habitual en este director no muy bien considerado (ni entonces ni ahora), y que aquí se muestra ágil, impetuoso incluso, y que se luce en las escenas “de masas”. En resumen, no sorprende que esta versión no haya conquistado públicos ni mercados. No supera a la de Melik de 21 años antes, menos cortada y registrada cuando todavía el Bolshoi estaba en forma. Pero tiene sus propias cualidades, su propio brillo, siquiera relativo, y sus excelencias vocales, corales y de batuta como para hacerse un hueco, pese a los cortes. Santiago Martín Bermúdez REBEL: La Terpsicore. Les caractères de la danse. Caprice. Les plaisirs champêtres. Fantaisie. Les Élements. ARION. Director: DANIEL CUILLER. EARLY-MUSIC EMCCD-7765 (Diverdi). 2006. 64’. DDD. N PN P or increíble que en nuestros días pueda parecer, hubo un esencia de la música desde una óptica historicista que no limita sino que enriquece. Y así tenemos un Mozart genuino para cuatro solistas más que para una flauta más un trío, un Mozart bellísimo. Sin duda, una de las mejores versiones disponibles de estas obras y probablemente la mejor entre las historicistas. Josep Pascual tiempo en el que el arte de Terpsícore formaba parte de los programas formativos de las personas “de calidad”, así como de cualquier ceremonia social y representación teatral. Y en ningún país gozó la danza de mayor consideración que en Francia, donde los ballets de cour tenían gran importancia y la tragédie en musique de Lully encontró su equivalente en el ballet en action que con Campra se desarrolló en la opéra-ballet. Jacques-Féry Rebel (16661747), que desde los dieciséis años formó parte de los “24 violines” de Luis XV, fue uno de los cultivadores más prolíficos y significativos de la música destinada a tales fines. Como carta de presentación de su imprescindible contribución al género esta amplia selección grabada por el grupo canadiense Arion resulta muy recomendable. De las 42 pistas de que consta el disco, la con mucho más larga dura 7’23’’: es el primer número de la symphonie de danse o suite coreográfica Los elementos: describe el caos con todas las notas de la escala armónica unidas en un racimo sorprendente; cluster, se dirá mucho más tarde en inglés. Luego a cada elemento le corresponde un rasgo musical característico: notas grave legato para la tierra, flautas atléticas para el 91 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 92 D D I SI CS O C O S S REBEL-SCHUBERT agua, trinos del piccolo para el aire, virtuosos destellos de los violines en la zona aguda para el fuego. Esa es la obra más conocida de Rebel, pero por lo menos igual de sorprendentes y aún más instructivos son Los caracteres de la danza, donde un motivo es presentado en un preludio al que siguen catorce variaciones que son otras tantas danzas: courante, menuet, bourrée… Sólo dos superan el minuto, la loure apenas llega a los quince segundos. Las demás obras reunidas siguen la misma vena y lo único que no producen es aburrimiento. Para música con tantos gestos resultan ideales intérpretes capaces de no perderse entre la hojarasca y sí atender con minuciosa precisión a los cambios de ritmo e intensidad. Para este disco se han encontrado y el resultado es algo más que simplemente muy divertido. Alfredo Brotons Muñoz RIMSKI-KORSAKOV: El gallo de oro. EVGENI NESTERENKO (Zar Dodon), VIACHESLAV VOINAROVSKI (Zarievich Gvidon), VLADIMIR SVISTOV (Zarievich Afron), ELENA USTINOVA (La Reina de Semaja), BORIS TARJOV (El astrólogo), OLGA SHALAIEVA (El gallo de oro). GRAN CORO DE LA RADIO Y LA TELEVISIÓN DE LA UNIÓN. SINFÓNICA ACADÉMICA DE LA FILARMÓNICA DE MOSCÚ. Director: DIMITRI KITAENKO. 2 CD MELODIYA MEL CD 10 01398 (Diverdi). 1987. 123’. DDD. R PM 92 Después de su excelente integral sinfónica de Shostakovich, a Kitaenko ya no hay manera de ubicarlo sino en el podio de una sala de conciertos. Pero he aquí que nos llega esta reedición de un fonograma poco conocido que tiene algo más de dos décadas. Melodiya ya tenía un Gallo de oro que, si no era una referencia indiscutible, al menos era destacada y muy convincente; era 1962 y la dirigían dos batutas, Alexei Kovaliov y Evgeni Akulov. Esta versión, con un buen reparto y el mejor Astrólogo posible (Gennadi Pishaiev), pudo verse en nuestro país gracias a una de aquellas ofertas de primavera o de otoño, en este caso de Hispavox. Lys lo ha sacado en CD, pero creemos que no la hecho la propia Melodiya. El Astrólogo de Kitaenko (Tarjov) no alcanza esos niveles, pero al menos se intenta que sea un tenor altino; no lo es del todo, aunque algo se consigue, al menos en comparación con los astrólogos que vemos en los últimos tiempos, resueltos por un tenor lírico pura y simplemente. Los otros papeles importantes de esta ópera, si prescindimos de los dos príncipes hermanos que se dan mutua muerte ante los encantos de la reina de Shemaja, son el zar Dodon, la reina en cuestión y el propio Gallo, regalo mecánico pero lleno de vida que se apoya en una soprano de voz agudísima. Sólo por escuchar al siempre dramático Nesterenko en un papel cómico como el de este zar, que estiliza y distorsiona con maestría, ya merece la pena la escucha de este registro. Pero también la merece por la Reina de Ustinova, más mujer, más adulta, más seductora que Kadinskaia en el registro de 1962. En cuanto al Gallo de Shalaieva, su alerta es penetrante, un grito de inquietud en medio de la difusa trama de esa corte cansada e inane. Esta ópera sufrió prohibición; Rimski no pudo verla nunca. Parece mentira: en aquella época, el amado zar había descubierto su verdadero rostro al pueblo ruso. Vísperas siniestras que esta ópera sugiere (no hay que exagerar, por favor) y que sobre todo quedan sugeridas por la desmedida reacción censora: Rimski no era ningún bolchevique. Kitaenko y su equipo consiguen la medida justa de humor y esperpento, así como el equilibrio entre belleza de canto para arias, coros y hasta esa cancioncilla medio ligera y llena de encanto que es el Canto al sol de la Reina de Shemaja. Todo ello se da aquí con esa medida, con rigor y con bastante gracia. En estos momentos sólo hay otras dos referencias, la de Rudel con una magnífica Beverlly Sills, en vivo, pero en inglés y de interés sólo mediano; y la visual de Isao Takashima (que no ha merecido elogios unánimes) con dirección musical de Nagano (TDK). Puestas así las cosas, esta lectura de Kitaenko es de especial importancia. Santiago Martín Bermúdez RODRÍGUEZ DE HITA: Misa “O gloriosa Virginum”. SCHOLA ANTIQUA. Director: JUAN CARLOS ASENSIO. LA GRANDE CHAPELLE. Director: ALBERT RECASENS. LAUDA LAU009 (LR Music). 2008. 61’. DDD. N PN L os trabajos de Recasens nos están ayudando a conocer un poco mejor las zonas más ignotas de nuestra historia musical, de mediados del siglo XVIII a mediados del XIX. Esta reconstrucción recupera una magnífica Misa de Rodríguez de Hita, un autor que urge incorporar al repertorio. Además del ordinario, la Misa contiene partes instrumentales y secciones de canto llano, éstas extraordinariamente defendidas por la sensacional Schola Antiqua. Las mezclas de estilos son especialmente efectivas y sitúan la obra en una encrucijada de lenguajes y épocas. El vivaz clasicismo de Rodríguez de Hita es puesto de relieve en secuencias como el Gloria in excelsis. El trabajo de voces y cuerda es soberbio en el Credo y las sencillas, conmovedoras Letanías reciben una recreación sumamente sincera, que transmite el contenido de la música sin tratar de exagerar la expresividad. Muy logrado el contraste con las partes instrumentales, algunas, como la Canción quinta, de casticismo indudable. Un poco de pérdida de la calidad en la emisión vocal de los solos del Salve Regina no empaña la valoración global de este disco, uno de los más interesantes de los debidos hasta ahora a La Grande Chapelle. Enrique Martínez Miura encontrarse algo en la serie Ars Sueciæ de BIS y en la que casi podríamos denominar benemérita Naxos. Las doce Sonatas para flauta transversa incluidas en este doble CD constituyen la única obra o recopilación de obras de Roman que pasaron por la imprenta, a pesar de la importancia de otras como los Assaggi para violín solo, que escribió durante un posterior gran viaje que realizó por Londres, París, varias ciudades italianas y Dresde. Incondicional admirador de Haendel, en cuya orquesta fue violinista durante su estancia en Londres, en sus sonatas hay una cierta remembranza de las escritas por el sajón para flauta dulce y publicadas en su Op. 1, pero el estilo de las del compositor sueco es más avanzado en el tiempo y pertenecen a una etapa ya de transición al preclasicismo. Esto se pone particularmente de manifiesto en la elaboración de los movimientos lentos de casi todas las que constituyen este conjunto de doce. Buena interpretación, buen sonido y buen precio. Una excelente ocasión de disfrutar escuchando la buena música de un compositor que merece la pena conocer, lo que puede ser tan equitativo y benéfico como que los suecos conozcan a Antonio Soler, por ejemplo. José Luis Fernández ROMAN: Doce Sonatas para flauta. VERENA FISCHER, flauta; KLAUS-DIETER BANDT, violonchelo; LÉON BERBEN, clave. 2 CD NAXOS 8.570492-93 (Ferysa). 20072008. 146’. DDD. N PE J ohan Helmich Roman nació en Estocolmo en 1694 y goza de gran consideración en su país natal, donde se le ha llegado a llamar por algunos “el Haendel sueco”, con evidente exageración. Con Haendel y otros compositores como Pepusch, Bononcini y Veracini trabajó en Londres durante una estancia de cinco años para, una vez ya regresado al servicio de la corte sueca, introducir en su país los modos musicales imperantes en otros musicalmente más avanzados y, a su vez, ser pionero en la utilización del idioma nacional en canciones y obras sacras. Ahora bien, lo cierto es que fuera de su país natal no se le presta demasiada atención y las grabaciones de obras suyas son escasas, pudiendo ROSSINI: Música instrumental: Oberturas de La scala di seta y Semiramide, Serenata para pequeña agrupación, Sonata para cuerdas en sol mayor, Le Rendez-vous de Chasse, Variaciones en fa mayor a più instrumenti obbligati, Andante y tema con variaciones para cuatro instrumentos de viento. ORQUESTA DEL FESTIVAL DE BUDAPEST. Director: IVÁN FISCHER. CHANNEL 27708 (Harmonia Mundi). 2007. 65’. DDD. N PN D irector y orquesta húngaros, tras los conseguidos discos dedicados a Mahler, Beethoven, Rachmaninov o Chaikovski, helos aquí ocupados con un Rossini no vocal. Claro está que hay un espacio destinado a sus oberturas, dos tan distantes en tiempo e intenciones como la primeriza Scala di seta y la de su última partitura italiana, Semiramide, separadas por once años de actividad, periodo 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 93 D D I SI CS O C O S S REBEL-SCHUBERT que en la etapa compositiva de Rossini es mucho decir. La sencillez y claridad de la primera contrasta con la elaboración sofisticada de la segunda, expuestas aquí en dos lecturas irreprochables en sentido rítmico, plasticidad instrumental, concepción de tiempos y brío. Entre medias, varios solistas de la agrupación se convocan para sacar adelante con una límpida exposición algo tan haydniano de resultados, tan mozartiano de aliento como puede ser la Serenata escrita en París en 1823, el mismo año de Semiramide. La combinación y el diálogo entre los cinco instrumentos (violín, oboe, flauta, corno inglés y chelo) es de una sencillez tan efectiva como encantadora, con trabajos bien destacados para todos los solistas requeridos. De 1828 es la fanfarria “de caza” para cuatro trompas, escrita durante unas vacaciones y dedicada a quien hospedó al compositor, el barón Schickler, es una obrita impecable en su aparente divertimento. No podía faltar una de las sonatas de adolescencia y aquí se ha optado por la más perentoria, la escrita en sol mayor ya tan inequívocamente rossiniana. En las Variaciones en fa mayor es decisiva la labor de los solistas de cuerda, oportunidad para su respectivo lucimiento (violín, viola, chelo), tarea que retoman en el Andante y tema los instrumentos a fiato, ambas composiciones escritas antes de sus primeros estrenos operísticos, dando cuenta en ambos casos del conocimiento y dominio del medio por parte de un compositor seguro y personal y que de rebote permite demostrar la preparación de los integrantes de la orquesta húngara en tan curiosa y atractiva combinación de flauta, clarinete, fagot y trompa. Aquí el arte y el estilo inconfundibles del compositor aparece expuestos en toda su impactante prodigalidad. Fernando Fraga SAINT-GEORGE: Joseph de Bologne de SaintGeorge y de su música, que cada vez conocemos más y mejor, en parte gracias a las iniciativas del sello Avenira y de la fundación suiza del mismo nombre que, tras la integral de los conciertos para violín y orquesta nos ofrece ahora la de las sinfonías concertantes. Una vez más admiramos el buen oficio del haydniano Saint-George, prácticamente contemporáneo estricto de Mozart (vivió entre 1745 y 1799) con cuyo estilo se vincula claramente, pues se trata de un clásico genuino con algún toque prerromántico como puede apreciarse en algún momento en estas grabaciones, si bien prevalece la estética galante. También hay alguna influencia del estilo operístico italiano y del peculiar clasicismo francés en estas obras que aúnan el aliento sinfónico con la brillantez y el melodismo propios del estilo concertante. No serán de Haydn ni de Mozart pero estas sinfonías contienen suficientes atractivos como para merecer algo más que el olvido o la atención ocasional. Los intérpretes, sin duda, se han percatado de ello y las presenten versiones patentizan un trabajo serio y entusiasta y nos ofrecen en condiciones inmejorables obras tan reseñables como el Op. 6, nº 2 particularmente inspirado no sólo en el lírico segundo movimiento sino también en el rondó final que contrasta con el intimismo del movimiento precedente y constituye una hermosa coronación de una obra que empieza con un Allegro poco moderato cuya placidez se ensombrece por algún que otro arranque prerromántico revelador. Aunque sólo fuera por esta obra, sin duda importante, ya valdría la pena acercarse a SaintGeorge, pero hay más, y todo ello excelentemente servido. No serán versiones de campanillas ni la orquesta es de primerísima fila, ni los solistas deslumbran; tampoco hay criterios historicistas pero en modo alguno hallaremos asepsia interpretativa. Hay un trabajo bien hecho que permite a muchos descubrir a un compositor como mínimo destacable. Sinfonías concertantes. FILARMÓNICA DE PILSEN. Directores: JIRÍ MALÁT Y FRANTISEK PREISLER. Josep Pascual SARASATE: 2 CD AVENIRA AV 276017/AV 276018 (Diverdi). 1996-2007. 126’. DDD. N PN Ya hemos hablado en estas mismas páginas de la figura de Obras para violín y piano: Danzas, Miramar op. 42, Adiós montañas mías op. 37, Sommeil, op. 11, Jota aragonesa op. 27, Introducción y tarantela op. 43. MANUEL GUILLÉN, violín; MARÍA JESÚS GARCÍA, piano. SEDEM 19. 2008. 61’. DDD. N PN Sabemos que Pablo de Sarasate (1844-1908) fue un intérprete excepcional con el violín y uno de los primeros virtuosos modernos. Sólo en función de ello cabe tener en cuenta su faceta de compositor, cuyo catálogo no pasó de sesenta obras, fundamentalmente piezas de salón y composiciones basadas en temas populares. Una muestra de esto es, precisamente, lo que recoge el presente CD, volumen 19 de la serie El patrimonio musical hispano, que viene editando la Sociedad Española de Musicología. Teniendo en cuenta que el autor escribió sus obras para su propio lucimiento como ejecutante, era imprescindible contar con uno que hiciera justicia al músico navarro. Y, en efecto, esa premisa se ha cumplido en este compacto, pues Manuel Guillén, acertadamente acompañado por María Jesús García al piano, despliega todos sus recursos y virtudes al servicio de las atractivas melodías y de los pasajes de virtuosismo contenidos en las obras aquí reunidas, unas pensadas para los salones románticos de París y otras hijas de la inspiración tradicional española. Una habanera, una malagueña, dos zorcicos, una jota aragonesa, una jota navarra, una playera, una romanza andaluza… van desfilando con su carácter cantabile y de variaciones y/o recreaciones de aires extraídos de cancioneros o de obras célebres de otros compositores. Todo muy sencillo y sin mayores pretensiones, a la mayor gloria de la asombrosa técnica del músico pamplonés y de la belleza y del timbre puro de su sonido. José Guerrero Martín éstas, muy especialmente sus obras concertantes. Pues bien, hoy presentamos sus dos conciertos para piano y orquesta, obras realmente importantes que son genuino Saygun; es decir, turcas y universales a la vez, en la estela de su admirado Bartók pero también de la música francesa, Ravel y Debussy sobre todo, que tanto le influyó. La espectacularidad y el colorido característicos de Saygun está presentes en estas dos obras admirables y muy distintas entre sí: la primera atrapa de inmediato por su brillantez, y la segunda nos convence enseguida de que estamos ante algo importante y personal, no en vano prima en ella un cierto carácter elegiaco e introspectivo. De hecho también apreciamos en el Concierto nº 1 esa tendencia introspectiva tan característica en su autor, sobre todo en el melancólico segundo movimiento, del mismo modo que los elementos de inspiración folclórica transitan constantemente por estos programas a la manera de un Bartók, interiorizados, formando parte ya de un lenguaje personal y de alcance universal. Si duda, es de lo mejor de Saygun escuchado hasta la fecha y, en el caso del Concierto nº 2, probablemente lo mejor de su autor. Versiones protagonizadas por una discípula de Saygun que, además, es una pianista excelente, o sea que con el idiomatismo no basta aunque también esté ahí. Con ella, la orquesta, estupenda, guiada con vigor y conocimiento por Griffiths. Merece escucharse más de una vez. Josep Pascual SCHUBERT: El canto del cisne. Cuatro canciones. IAN BOSTRIDGE, tenor; ANTONIO PAPPANO, piano. EMI 50999-2-42639-2-4. 2009. 61’. DDD N PN SAYGUN: Conciertos para piano y orquesta nºs 1 y 2. GÜLSIN ONAY, piano. SINFÓNICA BILKENT. Director: HOWARD GRIFFITHS. CPO 777 289-2 (Diverdi). 2006. 53’. DDD. N PN Sigue empeñada CPO en convencernos de las bondades del compositor turco Ahmed Adnan Saygun (19071991), de quien hemos ido en sucesivas entregas diversas parcelas de su amplia producción aunque, justo es decirlo, nos haya convencido especialmente su música orquestal y, entre E l caso Bostridge es el de una poderosa personalidad que, como las lentejas, la tomas o la dejas. En este compacto, por ejemplo, se oye a Bostridge haciendo de Bostridge a través de Schubert, que acaba siendo una excusa para la puesta en escena del mundo subjetivo del tenor. Su vena expresionista lo lleva a recitar con desgarro intenso capaz de dislocar textos, versos y frases musicales a favor de una atmósfera más propia de cierta música del siglo XX que del meollo romántico schubertia- 93 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 94 D D I SI CS O C O S S SCHUBERT-J.STRAUSS no. Los recursos de una voz no especialmente dotada en cuerpo, color ni extensión, son de una variopinta procedencia, que no excluye notas blancas, exasperaciones veristas y alturas de dudosa definición. Desde luego, Bostridge no pertenece al mundo de Schubert, pero este Schubert, sin duda alguna, pasa a integrar el universo de Bostridge y no es ligera apuesta ni pequeña audacia. Dicho gastronómicamente, por volver al refrán se trata de una menú para devotos de las lentejas. Desde otra perspectiva, cabe la perplejidad que pregunta: ¿es legítimo leer a Schubert desde nuestras fechas como si fuera un músico coetáneo, digamos, de Henze? Nuestro artista podrá convencer o irritar pero jamás dejar indiferente a quien lo escuche. Pappano, expertísimo en acompañar voces, lleva la mejor parte del programa porque sus aquilatadas lecturas del teatro lírico saben mucho de drama, hondas respiraciones y frenéticas desesperanzas. Blas Matamoro SCHUBERT: Edición Deutsche de las canciones. Vol. 30. Poetas de la sentimentalidad serie 6. J AN K OBOW , tenor; U LRICH E ISENLOHR , fortepiano. NAXOS 8.570480 (Ferysa). 2007. 56’. DDD. N PE 94 Este volumen de los sentimentales poetas contiene 23 piezas con textos de Johann Gaudenz von Salis-Seewis, noble y militar suizo que vivió entre 1762 y 1834. Su profesión fueron las armas pero, ocasionalmente, dejó la espada por la pluma, según el tópico. Prestó servicios en Francia hasta la Revolución, cuando se trasladó a Alemania y mantuvo contactos literarios y filosóficos con personajes como Goethe, Schiller y Herder, para luego instalarse privadamente en París. Sus últimos tiempos los pasó en la tierra natal, siempre cumpliendo tareas castrenses. Las obras, alguna entre las más populares de Schubert, como El joven junto al manantial, responden a una estructura recurrente y una realización sencilla, estrófica y lo más cercana posible a la canción popular. En el caso de En tierra apacible, mereció ésta cuatro versiones, de las que se ofrecen dos. Kobow es un tenor líricoligero, de voz sumaria y enigmático timbre andrógino, cuya levedad le permite un fraseo flexible y matizado, que se basa, además, en una dicción muy intencionada y nítida. Eisenlohr reitera su magisterio y, dada la simpleza del acompañamiento, ha optado por la sonoridad más escueta y recatada del fortepiano, por una vez acertadamente. Blas Matamoro SCHUBERT: Oberturas D. 4, 11, 12, 26, 84, 190, 239, 326 y 470. PRAGUE SINFONIA. Director: CHRISTIAN BENDA. NAXOS 8.570328 (Ferysa). 2006. DDD. 63’. N PE En lo que parece ser el primer volumen de las oberturas completas de Franz Schubert, el presente CD contiene siete composiciones pertenecientes a este género que nos sirven para hacernos una idea bastante cabal de lo que fue la corta vida del músico vienés, con sus ilusiones y frustraciones incluidas. Se trata de piezas escritas entre 1811 y 1816, por un adolescente que sin embargo muestra ya sorprendentes dotes y rasgos de madurez. Oberturas, en la mayoría de los casos, que habían de formar parte de óperas que nunca se llegaron a estrenar o que, incluso, no han llegado hasta nosotros completas, bien porque las dejara inconclusas o bien porque se hayan perdido los materiales correspondientes: Der Teufel als Hydraulicus, Der Spiegelritter, Des Teufels Lustschloss, Der vierjährige Posten, Claudine von Villa Bella y Die Freunde von Salamanka (Los amigos de Salamanca), ópera ésta en la que aparecen personajes como Don Alonso, Fidelio, Diego, Olivia y el Conde Tormes. Las otras tres Oberturas estaban destinadas a piezas teatrales, a acompañar a alguna cantata o a fines similares. Estamos ante un Schubert influido por Goethe, Mozart y Beethoven, a quienes admiraba, alumno de Salieri (así firmaba sus partituras entonces) y que refleja en su música sus miedos y ambiciones. Una música fresca y audaz, plena de vitalidad, arrolladora en muchos momentos, muy personal, brillante y sobre todo libre, que anuncia ya algunos de los mejores momentos del autor. La estupenda orquesta Sinfonia Praga, a las órdenes del sensible y eficaz Christian Benda, lleva a buen puerto este proyecto. El sonido, rutilante y pleno, queda realzado por una ajustada y argéntea toma de sonido. José Guerrero Martín SCHUMANN: Fantasiestücke op. 73. Adagio y allegro op. 70. Sonata para violín nº 3. Abenlied op. 85 nº 12. Drei Romanzen op. 94. Fünf Stücke im Volkston op. 102. STEVEN ISSERLIS, violonchelo; DÉNES VÁRJON, piano. HYPERION 67661 (Harmonia Mundi). 2008. 70’. DDD. N PN El violonchelista británico Steven Isserlis firma el protagonismo de este disco en el que junto a Dénes Várjon al piano interpretan obras de Schumann. Al repertorio más clásico y tradicional le añade una curiosidad: la Sonata para violín nº 3 que el propio solista arregla en versión para su instrumento. El compacto no es sorprendente ni revelador, pero tampoco solamente correcto. Isserlis y su colega se pasean por las solfas con cantidad de matices y atenciones hacia ellas; con perfeccionada sensibilidad y un equilibrio no solamente sonoro sino también emocional, iluminan cálidamente y ofrecen gran variedad colorística. Los pianos de ambos son especialmente atentos y suaves, tienen intensidad y ardor, y los tempi respetan la lógica del estilo. El esmerado fraseo de Isserlis, especialmente emotivo y pulcro, transmite belleza, sinceridad y serenidad. Su vibrato es natural y congenia con el piano de Várjon, quien en todo momento apoya a su compañero con su sonido moldeado y acolchado. El dominio técnico de cada instrumentista es evidente, condiciones que vuelcan en la música. Es un Schumann dialogante y vigoroso, lleno de contrastes, expresivo y comunicativo. A tener en cuenta. Emili Blasco SCHUMANN: Sinfonías nºs 1 y 4. DEUTSCHE RADIO PHILHARMONIE. Director: STANISLAW SKROWACZEWSKI. OEHMS OC 707 (Galileo MC). 2007. 66’. DDD. N PM Sinfonías nº 2 y 3. DEUTSCHE RADIO PHILHARMONIE. Director: STANISLAW SKROWACZEWSKI. OEHMS OC 708 (Galileo MC). 2007. 71’. DDD. N PM Se prodiga poco, pero el polaco Stanislaw Skrowaczewski es un valioso director. Su ciclo en este mismo sello dedicado a Bruckner es de aquellos que merecen ser tenidos en cuenta y lo mismo cabe decir de esta integral schumanniana. Hace poco teníamos ocasión de comentar aquí las versiones que de estas obras ha llevado a cabo Thomas Dausgaard para BIS y todo lo que suponían a la hora de revalorizar estas partituras muchas veces menospreciadas, al quitarles toda ampulosidad romántica y mostrarlas de una forma más camerística y clásica. Algo parecido hace nuestro director, quien tampoco le hace ascos a aplicar algunos elementos de la corriente historicista (tempi por lo general rápidos, carácter de los ataques, aligeramiento de las texturas, sonoridad de los timbales), todo para traernos un Schumann que suena fresco, que respira vida y juventud a raudales; un Schumann que mira a Mozart, a Beethoven y Schubert sin dejar de ser nunca él mismo en la originalidad de sus estructuras formales o en el carácter noble, ensoñador y popular de sus temas. Realmente, el compositor alemán está de suerte, pues los últimos registros dedicados a sus composiciones sinfónicas están rompiendo tópicos, el primero de ellos el de que no sabía orquestar. Una integral, pues, digna de consideración. Juan Carlos Moreno SIBELIUS: Sinfonías nºs 1 y 4. SINFÓNICA DE LONDRES. Director: COLIN DAVIS. LSO Live 0601 (Harmonia Mundi). 2006, 2008. 78’. SACD. N PN P rosigue sir Colin con su tercer ciclo Sibelius para el sello de la Sinfónica de Londres (ya comentadas desde estas páginas las Sinfonías Tercera, Quinta, Sexta y Séptima, además de la juvenil cantata Kullervo). La versión de la chaikovskiana Primera, bien conceptuada, equilibrada y traducida, idiomática y de genuina, exaltada y romántica expresividad, recibe una excelente respuesta orquestal de la Sinfónica de Londres, y aunque 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 95 D D I SI CS O C O S S SCHUBERT-J.STRAUSS hoy existen en el mercado del disco otras versiones quizá más persuasivas, profundas y refinadas (Bernstein II, DG; Maazel I, Decca), ésta es una magnífica muestra de este sibeliano de corazón que ya nos ilustró suficientemente en su magnífico primer ciclo con la Sinfónica de Boston (Philips) y que ahora continúa dándonos lecciones interpretativas en esta música. La sombría y siniestra Cuarta fue uno de los hitos de su citado primer ciclo con Boston, y ahora nos da otra versión de ella igual de intensa y desolada, aunque algunos fallos de grabación o de interpretación de la dinámica (el sólo de chelo en los primeros compases se oye demasiado piano, es decir, casi no se oye) malogran esta excelente traducción. A gusto del firmante, el refinado y brillante Maazel en su primer ciclo con la Filarmónica de Viena y con una sensacional grabación Decca todavía no superada, es preferible a esta por otra parte excelente recreación de sir Colin, profunda e implacable en su desolado mensaje expresivo (magnífico movimiento lento). Por tanto, sobresalientes recreaciones de este tercer ciclo Sibelius del que ya sólo falta la Segunda y el resto de poemas sinfónicos para completarse. Sería deseable una grabación más definida y con un volumen más alto. Enrique Pérez Adrián SOLER: Coral y Tiento Partido. Dormició de Maria. Inperairitz de la ciutat ioyosa. Mariam Matrem. Poema d’Orfeu. Peça per a orgue. INÈS MORALEDA, mezzosoprano; AGUSTÍ BRUACH, órgano. CORO DE CÁMARA DYAPASON. Director: TEODOR ROURA. EDICIONS ALBERT MORALEDA 0210 (Gaudisc). 2008. 56’. DDD. N PN Le sienta bien el órgano a la música de Josep Soler: su timbre, sus resonancias de iglesia, su carácter metafísico. Compositor culto y de una gran información, que en muchos casos se convierte en verdadera erudición, sus seis obras recogidas en este CD fueron compuestas entre 1965 y 2006. Las dos escritas para canto y órgano están basadas, respectivamente, en textos de Rilke y de Séneca. Y todas ellas, en su conjunto, conforman una larga y profunda meditación sobre la muerte. Thomas Dausgaard SCHUMANN REVISITADO SCHUMANN: Sinfonías nºs 3 y 4 (versión final). Oberturas Manfred y Hermann y Dorothea. ORQUESTA DE CÁMARA DE SUECIA. Director: THOMAS DAUSGAARD. BIS SACD-1619 (Diverdi). 2006-2007. 76’. DSD. N PN Nunca me han entusiasmado especialmente las sinfonías de Robert Schumann. Sobre todo la tercera de ellas. La razón principal es esa tendencia a lo enfático provocada por una instrumentación saturada y descompensada, que hipertrofia las obras y ahoga su discurso. Todo muy alejado de la economía y fantasía que desprenden sus piezas pianísticas o sus lieder. Y, sin embargo, Se trata, pues, de un recorrido moroso y no exento de dolor por los vericuetos más íntimos del espíritu, o del alma si se quiere. Reflexión y misticismo. Una música sin concesiones ni acomodaticios finales felices. Una música sin trampas, honrada, a la que el propio organista Agustí Bruach le reconoce un halo de “misterio sagrado pero aconfesional” y a la que el comentarista abajo firmante se atreve a calificar de religiosidad laica, por contradictorio que ello pueda parecer. A priori, no es aceptado el más allá expresamente, pero se acepta la posibilidad de la duda sobre su existencia. Dudas e interrogantes, búsqueda de salidas y respuestas, angustia existencial: la esencia misma del ser humano inteligente. Agustí Bruach es intérprete idóneo y buen conocedor de esta música, tan expresiva que no necesitaría de palabras. E Inés Moraleda, buena acompañante en la parte que le corresponde. Lástima de la intención localista del compacto, a juzgar por el libretillo escrito tan sólo en catalán, pues la música de Josep Soler traspasa fronteras y es claramente universal. José Guerrero Martín STRAUSS: Canciones completas. Vol. 4. CHRISTOPHER MALTMAN, barítono; ALASTAIR MILES, bajo; ROGER VIGNOLES, piano. HYPERION CDA 67667 (Harmonia Mundi). 2009. 61’. DDD. N PN hete aquí que llega este nuevo volumen de la integral que está llevando a cabo Thomas Dausgaard y obliga a replantearse muchas cosas. La primera y básica, esa sonoridad, que adquiere aquí una transparencia y un equilibrio entre las voces totalmente nuevo y fascinante, sin menoscabo de ese impulso apasionado tan característico de este compositor. Dausgaard y la Orquesta de Cámara de Suecia nos descubren, pues, un Schumann lleno de fuerza, brillante e impulsivo, generoso en inspiración, sobre todo en la versión definitiva de la Sinfonía nº 4 y en esa maravilla de romanticismo en estado puro que es la obertura Manfred. Y sin que en U na amplia miscelánea straussiana propone este compacto, con diecinueve piezas que cubren casi toda la carrera del autor, en sus diversas facetas, pues van de 1886 a 1935. Las apelaciones poéticas también son variadas, aunque giran en torno al romanticismo, desde el precursor Goethe al tardío Dehmel, pasando por Rückert, Uhland y Schack. En rigor, Strauss fue el albacea testamentario de la canción romántica y exploró la herencia en todos su rincones, dotándola de soluciones armónicas y algunas libertades expresivas, incluso expresionistas, de tiempos más recientes. En los Rückert finales, que canta el bajo cerrando el programa, alienta ya el sesgo grave y la contenida y meditativa melancolía de las canciones póstumas con orquesta. El despliegue discursivo de Strauss es, a veces, extrovertido y cercano al aria de concierto con orillo operístico (Madrigal, Alabanza del dolor, Vuelta a casa). En ocasiones, linda con la cancioncilla popular de verso corto y onomatopéyico (Canción del picapiedras, Hallazgo). Entre medias obran todos los matices imaginables, siempre resueltos con cuidado en la armonía, amplio despliegue pianístico, presencia eficaz de los arcos melódicos y excelente tratamiento de la palabra. Maltmann es un barítono lírico, de órgano sólido aunque ningún momento el resultado parezca forzado, antes al contrario. Realmente, estamos ante una integral llamada a ocupar un puesto de privilegio en este repertorio. La toma de sonido es espléndida, redondeando un trabajo de diez. Juan Carlos Moreno con una vibración excesiva en ciertos pasajes. Domina el estro straussiano y dice con intención y variedad. Miles se encarga de las obras tardías con una tesitura de bajo profundo y una oscuridad de timbre acorde con el carácter de los versos comprometidos. Vignoles, por si le hiciera falta, redunda en su maestría y afronta con gallardo resultado los momentos más exigentes y de notorio brillo en algunas piezas. Blas Matamoro J. STRAUSS: Princesa Ninetta. TUA ABERG (Ninetta), ELIN ROMBO (Anastasia), HENRIIKA GRÖNDAHL (Adelaida), JESPER TAUBE (Cassim Pacha), FREDRIK STRID (Ferdinand). CORO NINETTA. ORQUESTA STRAUSS DE ESTOCOLMO. Directora: VALÉRIA CSÁNYI. 2 CD NAXOS 8.660227-28 (Ferysa). 2007. 103’. DDD. N PE Tras la parca recepción de su única ópera, El caballero Pasman, Strauss decidió en 1892 volver a su seguro mundo: la opereta. Convino con Hugo Wittmann y Julius Barber un libreto, confiando en la fama de ambos. Compuso la música de cantos y bailes pero al presenciar los ensayos advirtió que las partes habladas no le gustaban en absoluto. De tal modo, se negó por única vez a dirigir el estreno, que ocurrió el 10 de enero de 1893 95 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:45 Página 96 D D I SI CS O C O S S J.STRAUSS-VILLA-LOBOS con presencia del emperador. La obra alcanzó 76 funciones vienesas, bajo la novedad de la luz eléctrica. Circuló por Austria con buen éxito hasta 1905 y cayó en el olvido. Esta reposición sueca, en concierto, con sólo la música, vale como reestreno. La historia es embrollada, divertida y húmeda del cínico humor del género. Hay una chica que se disfraza de varón y seduce a las mujeres, en tanto vestida de mujer seduce a los hombres; dos hermanos que no lo son y a los que se prohíbe casarse hasta que se resuelve el entripado; unos intrigantes italianos, un barón ruso, un hipnotizador egipcio y volubles huéspedes de un hotel veraniego en Sorrento que completan el cuadro. Strauss pone cuanto le corresponde: sencillas y atrapantes melodías, ritmos bailables, un vals de los mejores suyos. Se injerta la Pizzicato Polka, compuesta antes de la opereta, y se juega con la diversidad de acentos y los pincelazos exóticos o de color local. La obra merece una mejor descendencia. La versión pone en juego a un nutrido elenco, de medios suficientes, buen plan de ensayos y compromiso con el estilo y el divertimento que cuadra exigir de una ocasión tan especial. Hasta lo exótico o escolar de los acentos suecos casa bien con el plantel de personajes. La directora es húngara y sabe lo que hace porque tiene energía, gracia, equilibrio y buen sentido de los brillantes finales conjuntados. Blas Matamoro SUK: Maduración op. 34. Cuento de una tarde de invierno op. 9. ORQUESTA DE LA KOMISCHE OPER DE BERLÍN. Director: KIRILL PETRENKO. CPO 777 364-2 (Diverdi). 2006. 53’. DDD. N PN D espués 96 de Asrael y Cuento de estío, Kirill Petrenko y la Orquesta de la Komische Oper de Berlín nos ofrecen una tercera entrega de la tetralogía sinfónica de Josef Suk. Se trata ahora de Maduración, compuesta en 1912-1917, que en inglés traducen como Ripening (sirva para orientar al lector interesado). Son casi 40 minutos de música, dentro de esa sorprendente capacidad de desarrollo orquestal que dominaba este enorme músico de la generación posterior a los grandes fundado- res de la escuela nacional checa. Faltaría tan sólo Epílogo, compuesta mucho más tarde, apenas un par de años antes del fallecimiento del compositor. Maduración consiste aparentemente en un solo movimiento, pero en rigor se trata de una secuencia con referencias autobiográficas, que se diría retrato de un “camino de perfección” personal, desde la toma de conciencia de uno mismo hasta la adquisición de un sentido de la medida muy propio, y tras atravesar etapas de “juventud”, “amor”, “destino” y “decisión”. Una obra maestra, como ya lo era la temprana y terrible Asrael. Y como lo son las otras dos entregas. La impresionante y sin embargo nunca apabullante ni excesiva lectura que hace Petrenko de Maduración convierte este ciclo aún inconcluso en una referencia que es justo destacar. Estos seis movimientos internos, pero vinculados en un continuo, requieren una capacidad de matización y de sentido dramático en lo sinfónico que son insoslayables. Petrenko consigue, de nuevo, un poema sinfónico de Suk de gran nivel, con una orquesta bastante digna, aunque no se trata de la Filarmónica de Berlín. Como complemento, esos 15 minutos tempranos, bellos, intensos del Cuento de un atardecer de invierno. Atención a esta página cuya narratividad sinfónica se expresa por medios descriptivos (más que impresionistas), por sugerencias netas, claras, herederas directas del sinfonismo de Dvorák inspirado en Erben. Porque la tetralogía es otro tipo de sinfonismo, aportación del propio Suk, mientras que este Op. 9 parece rendir homenaje al maestro y suegro. Petrenko consigue un complemento que es algo más que una compensación de tiempo con que acoplar la obra estrella; es una lectura bella, sugerente, que se recrea en la parte cantabile, en la poética, en la más sutilmente descriptiva. En fin, un nuevo disco de gran importancia en el ciclo Suk de Petrenko para CPO. Santiago Martín Bermúdez TAILLEFERRE: Obras para piano. Música de cámara. CRISTINA ARIAGNO, piano; MASSIMO MARIN, violín; MANUEL ZIGANTE, violonchelo. 2 CD BRILLIANT 3012 (Cat Music). 2000-2001. 133’. DDD. R PE Con este álbum doble reedita Brilliant dos CDs que Timpani dedicó no hace mucho a la compositora Germaine Tailleferre (1892-1983), la más longeva del Grupo de los Seis. Louis Durey, Auric y Tailleferre son, de ese grupo, los menos recordados, frente a Poulenc, Honegger y Milhaud. Sin embargo, la obra de Tailleferre no es nada desdeñable, como demuestran estos dos discos exquisitos. Los reseñábamos en 2002 y 2004 en esta revista. La selección camerística, grabada en 2000, incluye obras de toda la vida de la compositora, desde 1917 hasta 1978, y sorprende cómo se mantiene el estilo, la inspiración. Ya nos hemos referido en estas páginas a la riqueza, la gracia y el brío de la obra de Tailleferre y a la impecable traducción sonora de este trío de artistas italianos. Un año después, en 2001, la pianista del grupo, Cristina Ariagno, se atrevía en solitario con una selección de la obra pianística de Germaine. Decíamos entonces que Ariagno planteaba “la secuencia en sentido estrictamente cronológico, desde el Impromptu de 1912 hasta la Rêverie de 1964. Es un pianismo delicado, moderno, a menudo dentro de la tradición impresionista, a veces con sugerencias de atematismo o al menos con acumulaciones de disonancias. Se trata siempre de miniaturas, en especial la secuencia de las siete Fleurs de France; sólo dos de ellas superan los cuatro minutos (Au Pavillon d’Alsace y Rêverie)”. Tanto en un caso como en otro, recomendábamos ambos discos. Ahora, poco después y tras una nueva escucha, nos mantenemos en el mismo criterio por el valor de las obras y por el virtuosismo y la elegancia de los intérpretes. Además, ahora, se trata de un álbum especialmente asequible. Es la ocasión. Cualitativamente no aportan nada nuevo al conocimiento que hasta ahora se tenía del compositor, sino que refuerzan la impresión de hallarse ante un gigante del período barroco, de una capacidad infinita para ahondar en los más diversos estilos vigentes en la época y combinarlos con una imaginación por igual infinita para lograr resultados de inconfundible personalidad propia. Como era de esperar, las oberturas se atienen al modelo francés, y son de una variedad asombrosa en su caracterización de los distintos humores que se expresan en sus danzas. De particular atractivo, sin embargo, resulta la TWV 55:Es1 por el distintivo color que le confiere la participación protagonista de las dos trompas incluidas en la distribución. Los conciertos, en cuatro movimientos, miran más hacia Italia, por más que el TWV 53:C1, para un concertino formado por dos oboes y un fagot, lleve el subtítulo alla francese. Las versiones son de una suntuosidad sonora que, aunque no de manera tan exagerada como en otras ocasiones ha sucedido con Arion, vuelve a hacernos dudar de la posibilidad de que esta orquesta barroca consigan en directo unas condiciones acústicas tan ideales como las que se aprecian en sus discos. Salvado el escrúpulo de la artificialidad técnica, no se puede dejar de reconocer que la dirección (desde el violonchelo) de Jaap ter Linden es de una vitalidad extraordinaria y que la respuesta que los músicos canadienses le ofrecen es de un ajuste impecable. Entre las muchas intervenciones individuales que merecerían destacarse, resulta imprescindible mencionar, sobre todo por la atractiva dulzura de su timbre, a la flautista Claire Guimond. Alfredo Brotons Muñoz Santiago Martín Bermúdez TELEMANN: Oberturas TWV 55:D4, 55:e8 y 55:Es1. Conciertos TWV 53:C1 y 51:G2. ARION. Director: JAAP TER LINDEN. EARLY MUSIC 7766 (Diverdi). 2007. 72’. DDD. N PN Casi cada semana, si no cada día, se van descubriendo nuevas obras de Telemann. En este disco se recogen cinco de las más recientemente publicadas: tres oberturas y dos conciertos. TORRES: Sinfonía. Movimiento. Partita. SINFÓNICA DE RTVE. Director: ADRIAN LEAPER. ORQUESTA DE CADAQUÉS. Director: GIANANDREA NOSEDA. JOVEN ORQUESTA NACIONAL DE ESPAÑA. Director: JOSEP CABALLÉ. TRITÓ TD0051 (Diverdi).1998, 2005, 2006. 55’. DDD. N PN S e pregunta uno si es p o s i b l e seguir escribiendo hoy sinfonías. Escuchada la de Jesús Torres (1965), compuesta en 2005, la respuesta es 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:52 Página 97 D D I SI CS O C O S S J.STRAUSS-VILLA-LOBOS que sí. Y es que, como bien demuestra este creador zaragozano, no se trata de repetir sin más el modelo del pasado, un modelo que igualmente ha ido evolucionando a lo largo de la historia, sino de usarlo con entera libertad y adaptarlo a los lenguajes del presente. El resultado es una de las mejores obras orquestales escritas en los últimos años en nuestro país. Una página ambiciosa, que retoma los cuatro tiempos clásicos, pero los aborda desde una perspectiva nueva, diríase que postonal, aunque ecos de la tonalidad surjan aquí y allá. De ahí una música extraña y sugerente, estática y a la vez siempre cambiante, construida a partir de elementos mínimos, pero que a la vez da la sensación de una insondable riqueza. Tiene empuje, fuerza y dramatismo, cualidades que nos hablan de un músico con mayúsculas en un panorama compositivo actual lleno de vulgares maestros del pastiche y apóstoles de una experimentación solipsista. El resto de obras que integran el programa ahondan en la misma senda de respeto y renovación del pasado: Movimiento (2004) desde un punto de vista virtuosístico y continuos cambios de tempo, dinámica y compás, destinada como estaba a servir de prueba en el concurso de dirección de orquesta de Cadaqués, y Partita (1998) buscando la transparencia instrumental a través de una escritura de un gran refinamiento. Las versiones fueron grabadas en vivo en sus respectivos estrenos y muestran de manera admirable toda la capacidad de seducción tímbrica y expresiva de las partituras. A conocer. en su país, precisamente en el momento en que sus obras empezaban a difundirse en público. Con la referencia de los santones de la música en su tierra, Veljo Tormis y Arvo Pärt, algo tiene de ellos aunque haya contribuido a la eclosión del pluralismo estilístico que hoy caracteriza el panorama musical de Estonia y haya adoptado su propio estilo, marcado por el profundo estudio del canto gregoriano y de la polifonía antigua, que impregnan a su obra de una dimensión mística y muchas veces cautivadora. Así ocurre con la selección de piezas que, en primera grabación mundial, dirige en este CD el especialista Paul Hillier, con versiones de gran calidad que penetran en el espíritu religioso, recogido o, en ocasiones, expansivo querido por el autor y en las que el conjunto prevalece sobre las intervenciones solistas. Textos o motivos existentes de antemano, manejo de varias lenguas a la vez o sucesivamente, poemas de hace siglos mueven a Toivo Tulev a expresar sus sentimientos y a hacernos partícipes de sus inquietudes con un lenguaje de hace centurias puesto al día sin grandes cambios para así conectar mejor con el auditorio. La resonancia de una iglesia, como la de san Nicolás de Tallin, en la que se han hecho las grabaciones, o la disposición física de los intérpretes en forma de cruz (en la obra Songs) son ejemplos de la importancia que da este compositor a los detalles, por anecdóticos que puedan parecer, en la interpretación de sus obras. El resultado se beneficia también de una muy buena toma de sonido. Juan Carlos Moreno José Guerrero Martín TULEV: Songs. Der Herr ist mein getreuer Hirt I. Rejoice, rejoice, rejoice! Leave, alas, this tormenting. Jusquez au printemps. Der Herr ist mein getreur Hirt II. KÄDY PLAAS, soprano; ROBIN BLAZE, contratenor. CORO DE CÁMARA DE LA FILARMÓNICA DE ESTONIA. ORQUESTA DE CÁMARA DE TALLIN. Director: PAUL HILLIER. HARMONIA MUNDI HMU 807452. 2006. 64’. DDD. N PN N acido en Tallin en 1958, el estonio Toivo Tulev pertenece a una generación que ha tenido la suerte de ver el fin de la dominación soviética VILLA-LOBOS: Música para piano. Vol. 8. SONIA RUBINSKY, piano. NAXOS 8.570504 (Ferysa). 2008. 79’. DDD. N PE E ste volumen nº 8 concluye la edición discográfica por Naxos de la música de Villa-Lobos para piano. La intérprete es Rubinsky y su buen hacer el habitual. Sólo que en esta ocasión se recogen en el disco obras hechas en forma de álbumes o suites de no de menor complicación técnica y que se decantan por la parcela de obras inmersas en el mundo infantil, como las Suites infantiles nºs 1 y 2, o los dos últimos álbumes de su Guia pratico, los nºs 10 y 11, al tiempo que se nos da también un resumen de veintiséis minutos de duración del volumen I de la misma obra. Así que se trata de un disco pianístico en tono menor por el contenido, aunque redondea la ambiciosa edición sobre el compositor brasileño. José Antonio García y García VILLA-LOBOS: Introducción a los choros. Dos choros (bis). Choros nºs 2, 3, 10 y 12. FABIO ZANON, guitarra; CLÁUDIO CRUZ, violín; JOHANNES GRAMSCH, violonchelo; ELIZABETH MACCAFFERTY, flauta; OVANIR BUOSI, clarinete. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICOS DE SÃO PAULO. Director: JOHN NESCHLING. BIS CD-1520 (Diverdi). 2003. 80’. DDD. N PN Antes de intentar unir la tradición europea representada por Bach con la mestiza personalidad musical brasileña, Heitor Villa-Lobos se acercó a los choros, nombre del repertorio popular de las ciudades de su patria, para tomarlo como punto de partida para crear un ciclo de obras que van desde la miniatura camerística de tres minutos a la vastedad sinfónica que supera con creces la media hora. Ello puede comprobarse en este disco, espléndido en lo que a interpretación se refiere, pero con esa irregularidad tan exasperante del músico brasileño. Básicamente por su tendencia a escribir y escribir de un modo que da el efecto de ser acumulativo, de obedecer más a una patología grafómana que a una voluntad de expresión. Eso hace que las obras más extensas, como el monumental Choro nº 12 o la Introducción a los choros que Villa-Lobos compuso para guitarra y orquesta en 1929 para cerrar el ciclo, sean partituras dispersas, en las que no es fácil advertir un hilo conductor. La riqueza rítmica o la sensualidad sonora (a pesar de la tendencia a saturar las instrumentaciones) despiertan la atención aquí y allí, pero luego lo que sigue no parece obedecer a un discurso, sino que se pierde, se contradice, cae en la rutina o en el efectismo… Todo lo contrario que en el Choro nº 2 para flauta y clarinete (1924) o en los Dos choros (bis) para violín y violonchelo (1928), en los que Villa- Lobos acierta a jugar con el carácter popular de las piezas callejeras que le inspiraron este corpus. Por su peculiar orgánico para vientos y coro masculino también es interesante el Choro nº 3 (1925), en el que el músico se acerca a la tradición indígena, concediendo todo el protagonismo al ritmo y a las onomatopeyas. En comparación, ese “gran elefante” que es el Choro nº 12 resulta extravagante. Villa-Lobos quería que fuera una suma de todo lo escuchado, pero esa misma ambición es la que lo acaba hundiendo… Como en los otros volúmenes de la serie (éste es el tercero), John Neschling se revela un admirable intérprete de la música de su compatriota, a la que se acerca intentando captar su esencia, desproveerla de todo aquello que tiene de más accesorio, que es mucho. Los intérpretes de las piezas camerísticas se muestran impecables. Juan Carlos Moreno VILLA-LOBOS: Bachianas brasileiras nºs 1, 4, 5 y 6. DONNA BROWN, soprano; JEAN LOUIS STEUERMAN, piano; SATO MOUGHALIAN, flauta; ALEXANDRE SILVERIO, fagot. VIOLONCHELISTAS DE LA SINFÓNICA DE SÃO PAULO. Director: ROBERTO MINCZUK. BIS CD-1410 (Diverdi). 2003, 2005. 59’. DDD. N PN El mejor Heitor VillaLobos se concentra en estas Bachianas brasileiras, ese intento de mestizaje entre el legado de Bach, considerado lo “universal” en la música, y el elemento particular representado por los ritmos y melodías populares de ese Brasil en el que se funden lo europeo, lo indio y lo africano. Las cuatro composiciones recogidas en este disco nos traen a un Villa-Lobos de expresión medida, sin esos arrebatos que le llevaban a componer obras elefantiásicas con pies de barro. Aquí no, aquí todo suena equilibrado, justo, con una forma perceptible y un discurso reconocible, lo que permite que brille en toda su medida el genio de este creador. Porque a veces los límites sirven para sacar lo mejor de uno mismo… La celebérrima Bachianas brasileiras nº 5, para soprano y conjunto de violonchelos, es el gran reclamo de la grabación, pero lo más valioso lo encontramos en la Bachianas brasileiras nº 4 en su versión para piano 97 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:52 Página 98 D D I SI CS O C O S S VILLA-LOBOS-RECITALES solo. En ella, sobre todo en el Preludio, apreciamos toda la pasión de Villa-Lobos por el kantor de Leipzig. El tono es sereno y grave, desarrollándose la música poco a poco, creciendo al mismo tiempo que lo hace su componente expresivo. Jean Louis Steuerman la borda, la traza de forma elegante y contenida, incidiendo en sus valores poéticos. A buen nivel brillan también el resto de intérpretes, entre los que hallamos, inmerso en el grupo instrumental, al más internacional de los violonchelistas brasileños, António Meneses. La soprano Donna Brown es la que más sufre en la Bachianas brasileiras nº 5, afeada su labor por una dicción que acierta por aproximación. Fuera de eso, un disco espléndido que completa esta edición de BIS cuando se cumplen cincuenta años del fallecimiento del torrencial maestro brasileño. Juan Carlos Moreno RECITALES precisa y con meticulosa exactitud en los detalles. Llama la atención la personalidad en el sonido de la orquesta, con unos solistas excelentes y una cuerda dúctil y esplendorosa. Por si alguien tenía la tentación de quedarse en esa apreciación de poco expresivo, que preste la máxima atención a los primeros minutos y al final de la Obertura solemne 1812 (grabación hecha en abril de 1952), o al tratamiento de la Obertura Hamlet (grabación de enero de 1952). No es de extrañar que Alban Berg, después de oír el estreno británico de su Wozzeck, le transmitiera a Boult su gratitud “por las extraordinarias cualidades de la representación y por su precisión musical”. Como Stokowski, Toscanini y Reiner, Boult estuvo muy influenciado por Arthur Nikisch, gran intérprete de Chaikovski, entre otros compositores, y uno de los cimentadores de la dirección moderna, con un profundo análisis de la partitura. De él aprendió Boult a no agitar sus brazos y a usar los ojos para dar instrucciones. José Guerrero Martín ADRIAN BOULT. Director. Obras de Chaikovski. FILARMÓNICA DE LONDRES. RETROSPECTIVE 93185 (Cat Music). 1952-1956. 79’. ADD/Mono. R PE 98 E n febrero de 1983 moría sir Adrian Boult, uno de los más destacados directores ingleses del siglo pasado. Había nacido en abril de 1889 y estuvo ligado durante años a las orquestas Sinfónica y Filarmónica de Londres (la presente en este CD), como también a la Sinfónica de la BBC. Se caracterizó por su sobriedad y austeridad con la batuta, hasta el punto de que su ausencia de exhibicionismo le llevó a ser criticado como poco expresivo. Fue figura decisiva en la difusión de la música británica. Dirigió su último concierto en el Royal Opera House, con 87 años (Variaciones Enigma, de Elgar), e hizo su última grabación a los 90 años (última Sinfonía de Parry). El sello Retrospective exhuma ahora unas grabaciones suyas, de sonido originalmente mono, con sus limitaciones y deficiencias, debidamente remasterizado y que permite apreciar las virtudes de este músico de Chester. En febrero de 1956 registraba la Sinfonía nº 3 de Chaikovski, una versión severa, solemne, ÀNGELS BUSQUETS. Mezzosoprano. Obras de Taltabull, Blancafort, Montsalvatge, Homs, Toldrà, García-Morante y Eroles. ÀNGEL SOLER, piano; JOSEP MARIA GIRONELL, piano. EDICIONS ALBERT MORALEDA 0190 (Gaudisc). 2007. 59’. DDD. N PN H ay cantantes que no tienen un timbre especialmente grato pero con sabiduría y gusto, con técnica y sensibilidad, suplen esa carencia, a veces con creces, como el caso del inolvidable Alfredo Kraus que tenía un timbre de voz decididamente “feo” pero que cantaba como los ángeles. Pues bien, aquí tenemos a la mezzo Àngels Busquets que, sin tener una voz radicalmente “fea”, nos convence sobre todo por su modo de cantar, realmente admirable y cautivador. Y le apoya el siempre experto Àngel Soler, quien, sin exagerar, es una especie de Gerald Moore catalán, de reconocido prestigio como acompañante y como maestro. Además de él, acompaña a Busquets otro pianista experto en estos cometidos, acaso no tan conocido como Soler pero digno de ser más y mejor conocido, Josep Maria Gironell, quien secunda a la mezzo en dos canciones de otro ilustre acompañante de cantantes, Manuel GarcíaMorante. El programa es, por momentos, una auténtica delicia, y lo es ya desde el principio con las maravillosas canciones del siempre reivindicables Taltabull. Después, vienen Blancafort y Montsalvatge, dos compositores desiguales, uno olvidable e inexplicablemente reivindicado en discos y recitales, y el otro, aunque con obras destacables y alguna muy interesante (como la Desintegración morfológica sobre la Chacona de Bach), posiblemente sobrevalorado. Pero el nivel vuelve a subir con Homs, Toldrà y García-Morante, que nos devuelven a la magia del inicio del recital. Termina el programa con una obra (la única) no tonal de las que lo conforman, debida a Carles M. Eroles, que merece una atenta audición pero que está un tanto fuera de lugar (como las de Blancafort) en este recital eminentemente lírico. Josep Pascual GERALD FINLEY. Bajo. Obras de Chaikovski, Musorgski Rorem, Ives, Rautavaara y Charles. JULIUS DRAKE, piano. WIGMORE WHlive 0025 (Diverdi). 2007. 71’. DDD. N PN E l canadiense Gerald Finley tiene una voz de barítono bajo de una claridad que, si no estás atento, puedes creer que es de un tenor. Ninguna oscuridad, ninguna bajada a los ínferos: una voz diáfana, a la vez que expresiva. Finley ha querido unir a compositores de Rusia y de Estados Unidos en este recital londinense, en vivo, en el Wigmore Hall; en las propinas ha incluido también al finés Rautavaara. Pero la preferencia es para Chaikovski y Musorgski. El recital Chaikovski le sale sencillo de apariencia, aunque la procesión va por dentro. Es el mundo de la romanza rusa que tiene antecedentes en los Cinco pero que Chaikovski llevó a la perfección como canto, como drama y como expresividad; por eso lo seguirá con fidelidad un compositor inspirado, riguroso y tradicional como Rachmaninov. Ahora bien, la estrella del recital, su centro, es esa lectura de los Cantos y danzas de la muerte, una obra maestra de Musorgski. Acostumbrados a la tradición de Chaliapin o Boris Christoff, la voz de Finley puede parecernos incluso luminosa, mientras que aquellos cantantes nos ha acostumbrado a un timbre, una línea, una tesitura que rozaban lo tenebroso. No debía de ser así con el propio Musorgski, que al parecer tenía una voz de barítono también clara, sin demasiada potencia, con buen gusto y mucha expresividad. Así, Finley, que en la Serenata (de la muerte) no se pone demasiado lóbrego ni trata de atemorizarnos. Su ciclo resulta distinto, riguroso pero ajeno a esa tradición tanto en timbre como en énfasis de la línea; aunque en absoluto ajeno a su expresividad. Chaikovski y Musorgski se convierten, pues, en los reyes de este CD. Pero no desdeñemos ese interesantísimo ciclo de cinco canciones del estadounidense Ned Rorem, de Richmond (Indiana), nacido en 1923, uno de los grandes de la música vocal de su país. Las Escenas de guerra son de 1969, en plena guerra de Vietnam y antes del desastre de Camboya. Se las dedicó Rorem a Gérard Souzay, que las estrenó acompañado por Dalton Baldwin. Nombres que nos parecen cercanos, pero hace 40 años ya. El contraste de estilos es agudo, aunque ya había contraste entre los dos compositores rusos. El recitativo cantabile o a veces “proclama” cantabile de Rorem a partir de cinco prosas poéticas del diario de la guerra civil de Walt Whitman es en su sequedad de línea y de acompañamiento lo opuesto al cantabile dramático de los otros dos. Por otra parte, aquí el barítono se ve obligado a subir bastante. Y a Finley no le resulta imposible. Las propinas son una delicia, no sólo por el humor de tal o cual momento, sino por la versatilidad que demuestra el intérprete. Finley se luce, con el acompañamiento excelente e imprescindible de Julius Drake, en un recital variado, distinto, de una belleza que nos reserva sorpresas hasta el mismísimo final. Hasta esas tres propinas. Santiago Martín Bermúdez PHILIPPE JAROUSSKY. Contratenor. Opium. Canciones francesas. Obras de Hahn, Chaminade, Massenet, Fauré, Chausson, Caplet, Saint-Saëns, Debussy, Dukas, Lekeu, Franck, Dupont y D’Indy. JÉRÔME DUCROS, piano: RENAUD CAPUÇON, violín; GAUTIER CAPUÇON, violonchelo; EMMANUEL PAHUD, flauta. VIRGIN 216621-2 (EMI). 2009. 66’. DDD. N PN 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:52 Página 99 D D I SI CS O C O S S VILLA-LOBOS-RECITALES Maria Yudina PODEROSA Y EXQUISITA MARIA YUDINA. Pianista. Obras de Bach, Haydn, Mozart, Musorgski, Liszt, Beethoven e. a. 8 CD BRILLIANT 8909 (CatMusic). 1948-1966. 503’. ADD. R PE En la serie Archivos Históricos de Rusia le llega el turno a Maria Yudina (1899-1970). Personalidad atractiva y singular, Yudina estudió, además de piano, órgano, dirección, literatura y filosofía, y fue capaz de rebelarse en los peligrosos tiempos de Stalin, tanto en la proclamación de su fe religiosa como en la defensa de autores proscritos (Pasternak) o modernos (Messiaen, Xenakis y otros). No es de extrañar que, en tales condiciones, su carrera fuera de la URSS fuera inexistente, y que tan sólo la caída del telón de acero acercara, ya con carácter póstumo, su figura al público occidental. Tras la breve pero enjundiosa selección ofrecida en la colección de Philips Grandes Pianistas del siglo XX (Variaciones Goldberg de Bach y Variaciones Diabelli y Op. 35 de Beethoven), y algún disco suelto de la serie de Melodía La Escuela Rusa del piano, ejemplares todos ellos comentados por quien esto firma desde estas líneas, nos llega ahora una variada selección que L a voz del contratenor se ha incorp o r a d o , decididamente, al concierto cancioneril estándar, fuera del circunscripto espacio de la música antigua y barroca al cual estaba tradicionalmente limitado. Desde luego, el transporte tiene sus riesgos. Este tipo de órgano es corto en los extremos del registro, puede volverse rígido y chirriante a pleno volumen y ha de regular sus volúmenes con matices muy sutiles para poder expresarse. Jaroussky es un cantante exquisito, inteligente, técnicamente sólido y musicalmente múltiple. Controla sus medios con una concentración tímbrica agradable, de aniñado esmalte y un colorido parejo. Afina impecablemente y dice con limpieza, permitiendo escuchar cada palabra y hasta cada incluye obras de Bach (Fantasía cromática y fuga, selección de El Clave bien temperado libro I y Sonata para violín y clave BWV 1016 junto a Marina Kozolupova), Haydn (Sonata Hob. XVI:52), Mozart (Variaciones K. 573. Fantasía K. 397), Musorgski (Meditación, Sleza, Duma, Scherzo), Bach-Liszt (Preludio y fuga en la menor), Liszt (Variaciones sobre “Weinen, Klagen, Sorgen, Zagen” de Bach), Beethoven (Sonatas nºs 5 y 32), Brahms (Rapsodia op. 79, nº 2, Intermezzo op. 116, nºs 2, 3 Intermezzi op. 117, Intermezzi op. 118, nºs 1-4 y 6), Schubert (Impromptus D. 899, nºs 2 y 4, D. 935, nº 2), Taneiev (Cuarteto op. 20, Quinteto op. 30, con el Cuarteto Beethoven), Prokofiev (Visiones fugitivas, Sonata para chelo y piano, con Lev Evgrafov), Debussy (Sonata para chelo y piano, con Natalia Shakhovskaia), Stravinski (Concierto para piano e instrumentos de viento, con la Orquesta RTV de la URSS, Rozhdestvenski, Circus Polca), Lutoslawski (Variaciones sobre un tema de Paganini, estas dos últimas con Maria Drozdova, piano), Szymanowski (Preludios op. 1. Variaciones Op. 3), Shaporin (Sonata nº 2), Martinu (El quinto dia de La quinta luna. Les Bouquinistes sílaba. Su discurso se oye idiomáticamente elaborado y preciso. Este compacto pasa revista a la canción francesa desde el romanticismo académico hasta lo neoclásico, pasando largamente por los impresionistas. Una atmósfera sensual y coqueta se sostiene entre quejas de amor elegante, nocturnos cómplices, escenas de género, pintoresquismos reticentes y hasta momentos experimentales como la pieza de Saint-Saëns que glosa un trip vertiginoso provocado por el opio de las entonces colonias francesas. Todo va resuelto con el mismo cuidado, la misma sensatez, la medida exacta, que se debe adjudicar tanto al cantante como a sus calificados acompañantes, que equilibran la sonoridad y diseñan las fugaces y oportunas atmósferas que los poemas exigen. Blas Matamoro Du quai Malaquais, Jolivet (selección de Mana) y Sonatas para viola de Hindemith y Honegger (con Fiodor Druzhinin, viola). Muestra variada para poder disfrutar del arte de una magnífica pianista, no sólo poseedora de medios técnicos sobresalientes, sino de una sensibilidad musical exquisita. Naturalmente, hay que contar con las limitaciones técnicas de la época soviética, que supongo incluían la restricción de afinaciones del piano. No se explica de otra manera el precario estado del instrumento en los Preludios y fugas nsº 19 y 20 de Bach, por poner dos ejemplos que aparecen ya en el primer disco. Yudina era una mujer fuerte y decidida. Y eso se traduce en interpretaciones trepidantes, enérgicas y poderosas. Y así comienza el álbum, con una arrolladora traducción de la Fantasía cromática, de esas que le dejan a MATTI SALMINEN. Bajo. Un libro finlandés de canciones. Obras de Merikanto, Sibelius, Madetoja, Kilpinen, Turunen, Luolajan-Mikkola, Kuula y Lauluja. FILARMÓNICA DE HELSINKI. Director: JOHN STORGARDS. ONDINE ODE 1135-2 (Diverdi). 2008. 58’. DDD. N PN Un especial valor como documento de la canción finesa ofrece este compacto. Lo constituye una serie de obras que van tejiendo una historia coherente del género desde fines del XIX hasta nuestros días. Para el oyente medio es una suerte de viaje al mundo de Sibelius, acaso porque se ha preferido esta orientación, o porque la influencia del gran maestro nacional es ineludible para sus paisanos, o porque así resulta ser la canción de Finlandia en el término considerado. uno impresionado. Pero era también capaz de la mayor sutileza expresiva. Lo demuestra en la oscura melancolía de las poco frecuentes pero bellísimas obras de Musorgski, pero también en el Adagio de la Sonata de Haydn, aunque en ésta primen los “arrebatos” casi beethovenianos que nos devuelven el clásico torrente de esa nerviosa y constante energía. En este sentido, este Haydn no respira la sonrisa de Brendel, pero desde luego le pone a uno en el borde de la silla, algo que es una constante en las interpretaciones de esta singular mujer, que en ocasiones se desbocaba en exceso (Fantasía K. 397, en una toma en vivo por cierto de lamentable calidad, igual que la del Impromptu D. 899, nº 4 de Schubert). Esa tendencia a los abruptos contrastes en todos los sentidos puede hacer que su Brahms no sea para todos los gustos (Rapsodia op. 79, nº 2) pero desde luego no dejará a nadie indiferente. Del resto sobresale un notable Prokofiev, pero el balance general es del mayor interés, especialmente teniendo en cuenta que el precio del álbum apenas sobrepasa los dos euros por disco. Rafael Ortega Basagoiti Con excelente sentido de la armonía, intensos climas sentimentales o dramáticos, algunos toques de humor y una pizca de fino folclorismo, estos músicos pueden convencer de su sólido romanticismo crepuscular, muy pertinente con los poemas escogidos para cantarse y con la evidencia misma de la canción, forma romántica entre las más características. Salminen vuelve a mostrarse como el gran cantante que es gracias a sus medios generosos y nobles de bajo cantante, su nitidez en la declamación —notoria hasta para quien ignora radicalmente la lengua en que canta— y por la variedad de enfoques y atmósferas que propone a la escucha atenta. Algo parecido cabe juzgar acerca de la orquesta y su director que, dada la amplitud sonora del solista, puede también explayarse sin peligro de volumen y énfasis declamatorio. Blas Matamoro 99 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:52 Página 100 D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS Yuja Wang EL PENÚLTIMO FENÓMENO YUJA WANG. Pianista. Obras de Chopin, Liszt, Scriabin y Ligeti. DEUTSCHE GRAMMOPHON 477 8140 (Universal). 2008. 74’. DDD. N PN P rimer disco de una nueva estrella del piano, una joven de origen oriental como viene siendo común últimamente y de técnica deslumbrante como cabe suponer de entrada (que luego, de inmediato, queda de manifiesto con rotundidad). Algunos antes que ella tuvieron una fama efímera pero ha habido alguno (caso del extraordinario Lang Lang) que ha llevado a cabo una carrera más que respetable y ya escuchamos sus discos sin acordarnos del fenómeno sino admirando al gran músico que es. En China, donde hay más pianos y más estudiantes de piano que en ninguna otra parte del mundo, todo se cuenta por millones, y seguramente hay millones de pianistas con talento pero pocos, poquísimos, van más allá del virtuosismo digamos mecánico y profundizan en la música en sí. Ya dijo Lang Lang en cierta ocasión que en sus clases magistrales en Occidente pide a los jóvenes que estudien más, que mejoren su técnica, mientras que en China les pide que no estudien tanto, que lean, que escuchen música (mejor que no sea de piano), que paseen… El caso que hoy nos ocupa, Wang, tiene más en común con Lang Lang que con otros fenómenos efímeros y así nos gustaría creerlo al cabo de un tiempo, de modo que deseamos que profundice en su formación a un nivel amplio, no sólo musical. De hecho, ahora mismo el piano no tiene secretos para ella. Su interés, su empuje y su entusiasmo se aprecian en la entrevista que publicó SCHERZO en el número de abril de este mismo año y remitimos a ella a quien quiera acercarse más al personaje, pero lo que cuenta en realidad es su entidad como intérprete, algo que sólo puede apreciarse escuchándola tocar. Y desde luego convence plenamente, más por su musicali- dad que por su indiscutible (y ya decíamos que previsible) brillantez técnica. Su mundo parece ser el gran pianismo romántico como puede apreciarse en su modo absolutamente fiel, apasionado y elocuente de abordar a Chopin, Scriabin y Liszt, y seguramente su carrera le llevará a profundizar en este repertorio que domina y que siente como propio. Pero la inclusión en este su primer disco de dos estudios de Ligeti es toda una declaración de principios ya que imaginamos que se muestra dispuesta a abordar otras músicas siempre que le permitan mostrar su virtuosismo arrollador. Sin duda, tiene toda una carrera por delante y este punto de partida es más que prometedor. Josep Pascual VARIOS XXX ANIVERSARIO DE MARTINA FRANCA. Obras de Haendel, Vivaldi, Paisiello, Cimarosa, Rossini, Paccini, Bellini, Mercadante, Donizetti, Verdi, Puccini, Giordano, Piccini, Auber, Meyerbeer, Gounod, Offenbach, Bizet, Delibes, Massenet. DIVERSOS INTÉRPRETES. 3 CD DYNAMIC 448/1-3 (Diverdi). 1977-2003. 220’. ADD/DDD. N PN 100 La organización de un Festival debe compaginar la calidad con sus medios presupuestarios y generar una programación inteligente y de apoyo a nuevos valores. Esta ha sido la política de los promotores del Festival del Valle d’Itria de Martina Franca, desde el inicio. Ahora se rememora tan importante trayectoria, de treinta años, con un resumen de los principales acontecimientos. En la grabación podemos oír obras de repertorio como Norma de 1977, cantada por artistas de la categoría de Grace Bumbry y la entonces joven Leila Cuberli, hasta la primera versión de obras de Verdi, Macbeth con la expresiva Iano Tamar o Simon Boccanegra, en la que encontramos el canto noble de Francesco Ellero de D’Artegna y la musical Analisa Raspagliosi, junto a unos funciones de Ernani con Daniela Dessì, con un estilo cuidado y Michele Pertusi, de esmerada línea. También han tenido incidencia obras en su versión francesa, como La favorite, con Paolo Coni, Lucie di Lammermoor, con la delicada Patrizia Ciofi o Le trouvère, nuevamente con Iano Tamar. Otro de los cantantes que ha triunfado es José Cura, que en 1994 en Le villi, aportó su importante voz y su estilo extrovertido. Otra importante faceta ha sido la recuperación de obras hoy no representadas como Les hugonotes, Robert le diable, La reine de Saba o Roma, en el repertorio francés y también óperas italianas olvidadas como Siberia, Farnace o L’ultimo giorno di Pompei, así como cantantes que dejaron su huella de artista, cual es el caso de Valentini-Terrani y su graciosa versión de La Grande-Duchesse de Gérolstein. Se cierra la carátula con un interesante detalle de las obras dadas en el Festival. Albert Vilardell BACH MÉTAMORPHOSES. Orquestaciones de obras de Bach de Stokowski, Walton, Holst, Elgar, Talmi, Webern y Respighi. ALEXANDER WAIMANN, clave. SINFÓNICA DE QUÉBEC. Director: YOAV TALMI. ATMA ACD2 2570 (Gaudisc). 2008. 75’. DDD. N PN Este compacto, de entrada, se promete interesante y uno adivina antes de escucharlo que su audición será toda una gozada. Pues la verdad, la cosa no es que empiece precisamente bien del todo. No esperen una versión espectacular, nerviosa y dramática de la orquestación stokowskiana de la Toccata y fuga en re menor. Talvi, al menos en esta obra, no puede compararse con el propio Stokowski pero tampoco con Ozawa ni con Sawallisch ni con Serebrier. No está mal, justo es reconocerlo, pero le falta garra, le falta ese punto de locura, de salvajismo incluso, y a la vez hasta del preciosismo de las lecturas de los maestros a que nos hemos referido. Y es que a Talmi le va más la calma y la claridad de líneas, acaso cierta asepsia o rutina general que le permite en algún momento destacar esta o aquella idea, tal como podemos comprobar en la curiosa, inhabitual y deliciosa suite de ballet The Wise Virgins de Walton basada en fragmentos de cantatas bachianas. Con esta obra nos permitimos confiar en Talmi, nos olvidamos de una Toccata y fuga un tanto decepcionante y seguimos con el resto del programa que sigue con la vivaz Fugue à la guigue de Holst cuyo carácter enlaza con la sorprendente aportación del propio Talmi, una orquestación para clave y orquesta del Concierto italiano. Ambas obras tienen su gracia pero parece que el Talmi arreglista no haya entendido del todo las referencias al solo y al tutti del original clavecinístico bachiano y resulta un tanto extraño para quienes estén familiarizados con ese original. Mejor Holst, desde luego, y éste 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:52 Página 101 D D I SI CS O C O S S RECITALES-VARIOS sí en una versión convincente. Y entre ambas obras la célebre orquestación elgariana de la Fantasía y fuga en do menor. Aunque adolece de los mismos “problemas” que la de Stokowski por Talmi, su encanto melódico y tímbrico es tal que, dado que en última instancia Talmi no hace ningún disparate, nos llega a convencer si bien preferimos claramente a Davis y a Gibson por citar dos versiones de altísima calidad. Inesperadamente, lo mejor lo constituye la célebre Ricercata weberniana de meridiana claridad polifónica y tímbrica como debe ser, con Talmi controlando con seguro oficio una orquesta estupenda. Termina el programa con otra versión espectacular pero a la que también le falta nervio y empuje, la del Pasacalle y fuga en do menor según Respighi que con todo, es preferible según Talmi que según Toscanini (famosa versión ésta un tanto sobrevalorada como casi siempre en Toscanini). Se trata de un disco que podría haber sido extraordinario y no podemos recomendar aunque probablemente acudamos a él en más de una ocasión por su contenido, realmente fascinante. gura el precioso recital que comentamos y que induce el del álbum. El blues está en el origen del jazz; no es el único origen, pero es el más importante: la blue note, el blue mind, lo abluesado (como decíamos), pero también el swing y la vitalidad que convierte el eco africano, lo lento y lo melancólico, en agitado, hasta llegar al blues urbano, ése que acabará aterrizando en el primer rock and roll. Este recital de casi una hora, intenso y bello, concluye con un canto sobrecogedor, Strange fruit: ese extraño fruto son seres humanos de raza negra sacrificados en el altar del odio racista. Acaso sorprenda que la voz haendeliana de Hendricks pueda con este repertorio y le dé esa autenticidad. Autenticidad, sí, pese a la claridad de la voz. Puede que haya puristas que desestimen la aportación de Hendricks. Pero nos da la impresión de que ni ella ni el cuarteto de Lindgren invocan a Billie, a Lady Day, en vano. Un disco sensacional dentro de (hay que decirlo) una serie exquisita de Arte Verum, álbumes muy bellos en los que Hendricks canta esos compositores que invocábamos antes. Josep Pascual Santiago Martín Bermúdez BARBARA SINGS THE BLUES. LA BELLE HOMICIDE. BARBARA HENDRICKS, soprano. CUARTETO MAGNUS LINDGREN. Obras de L. Couperin, Gaultier, Chambonnières, D’Anglebert y Dufault. JOHANNE COUTURE, clave. ARTE VERUM ARV-005 (Diverdi). 2008. 57’. DDD. N PN EARLY MUSIC EMCCD-7758 (Diverdi). 2003. 79’. DDD. N PN En 1994 Barbara Hendricks ofreció un concierto en el festival de jazz de Montreux con el Monty Alexander Trio. Hemos dado cuenta de su reedición en DVD con el título A tribute to Duke Ellington (EMI). Una belleza, no hace falta insistir en ello. El caso es que de ahí parte la carrera jazzística paralela de esta belcantista (Purcell, Haendel), liederista (Schubert, Schumann, Poulenc, canciones españolas). Este CD que ahora comentamos es una maravilla. Y lo es porque Hendricks desarrolla de manera muy personal, muy original, virtuosa y honda una serie de auténticos blues o cantos “abluesados”, mas también por el acompañamiento del cuarteto de ese excelente compositor y músico sueco que es Magnus Lindgren. Hendricks se coloca bajo la advocación de Santa Billie Holiday con el título de Lady sings the blues que inau- E n 2003 se grabaron dos discos con el mismo título, La belle homicide. Ambos contenían música francesa del siglo XVII, uno con interpretaciones al laúd por Rolf Lislevand que fue publicado por Naïve y otro con interpretaciones al clave por Johanne Couture, éste por la editora canadiense Early Music y que nos llega ahora. La belle homicide fue una pieza muy popular que aparece en más de veinticinco fuentes diferentes entre manuscritas y publicadas, unas para laúd y otras para espineta o clave. En el disco de Lislevand, éste toca la versión debida a Denis Gaultier mientras que la clavecinista canadiense interpreta aquí la escrita por Ennemond Gaultier, conocido por “Le vieux Gaultier” para distinguirlo de su primo. Johanne Couture escribe en el librillo acompañante un interesante artículo sobre la escasez de fuentes tanto manuscritas como publicadas de obras francesas para clave anteriores a 1650. Llama la atención que la primera obra publicada para este instrumento fuera el Primer Libro de Chambonnières en fecha tan tardía como 1670, lo que es atribuible al monopolio ejercido por la editora Ballard y sus ocultas razones. El clave y el laúd se estuvieron disputando hasta entonces la preferencia de profesionales y aficionados, tal como nos cuenta Couture y como exordio nos enteramos de que para Michel Brenet, en sus Notas sobre la historia del laúd en Francia de 1899, Luis de Milán fue un célebre laudista italiano del siglo XVI. Como si no nos hubiera bastado con perder Cuba, de paso nos hicieron perder a Don Lluys del Milà, que diría Savall. Yendo al grano, el recital de la clavecinista esta organizado en cuatro secciones de piezas: seis en la menor, cinco en do mayor, ocho en re menor y cinco fa mayor, siendo el citado Ennemond Gaultier el compositor más representado, con diez de ellas, aunque no faltan representaciones de Louis Couperin, Chambonnières, Jacques Gallot y otros menos conocidos, además de varias piezas anónimas, configurando con ello una interesante aunque forzosamente limitada visión de la música compuesta en Francia para este instrumento durante el siglo XVII, que alcanzaría en el siguiente un bien conocido esplendor. en línea con las de los operistas de su época, son de amplias proporciones, con ritmos vigorosos y precisos pasajes de virtuosismo para el cantante. La partitura de Gira volando la sacra esfera, en origen sobre el texto de Metastasio Son qual per mar turbato, precedida de una bella introducción instrumental y de un emotivo recitativo, es un estupendo ejemplo. Por cierto que esta página es la única del disco que parte de un manuscrito hallado en Bolivia, con indicación de 1769. Algún día tocará extenderse en torno a la cultura musical boliviana, pero aquí todo, incluso el aria Oy gustoso el corazón del modenés Antonio Gaetano Pampini que cierra el disco, es cien por cien veneciano. Y nadie como Aníbal E. Cetrangolo, uno de los máximos conocedores de los vínculos entre las músicas de ambos lados del océano, los miembros de su Albalonga y las finas voces de los cantantes escogidos para traernos estas obras con el nervio, la intensidad, el idioma y el dramatismo que necesitan. José Luis Fernández S i un compositor como Otto M. Zykan (19352006) pretendía con su pieza Da drunten im Tale, de 2004 y que cierra el presente disco de Col Legno, atrapar el espíritu que animaba a autores como Zemlinsky o Rudi Stephan a inicios del siglo XX, lo ha conseguido plenamente. Hay un afán por devolver a la música el tono de ambigüedad tonal en el que se desenvolvían aquellos autores, sin duda empequeñecidos ante figuras más gigantescas que las suyas en aquellos mismos momentos. Otra cosa es que un discurso de esta clase pueda interesar actualmente y no nos resulte más fácil acudir al original. El formato del concierto para violín le sirve a Zykan para bucear en un lenguaje que pertenece a la historia. Pero antes que plantear el discurso como un enfrentamiento entre las par- COMPOSITORES VENECIANOS EN GUATEMALA Y BOLIVIA. Obras de Galuppi, Facco y Pampani. ROBERTA POZZER Y SYLVA POZZER, sopranos; VINCENZO DI DONATO, tenor. ALBALONGA. Director: ANÍBAL E. CETRANGOLO. ARTS 47722-8 (Diverdi). 2008. 76’. DDD. N PM E ste volumen, segundo de la serie Músicos italianos en archivos ibéricos, parte de un esfuerzo musicológico de primer orden y tiende un largo puente entre la música veneciana del siglo XVIII y los oficios de las capillas guatemaltecas en que sonaba, con los textos obviamente adaptados a su nueva función. Las arias de Baldassare Galuppi y Giacomo Facco, Asier Vallejo Ugarte CONCIERTOS PARA VIOLÍN. Obras de Kühr, Resch y Zykan. PATRICIA KOPATCHINSKAJA, violín. SINFÓNICA DE LA RADIO DE VIENA. Directores: JOHANNES KALITZKE, BERTRAND DE BILLY. COL LEGNO WWE 20279 (Diverdi). 2007. 71’. DDD. N PN 101 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:52 Página 102 D D I SI CS O C O S S VARIOS tes, opta por este tono de nostalgia antes apuntado. Es un viaje a través del tiempo en busca de formas muy fácilmente datables. No es tanto a Berg como a ese grupo de autores de menor relevancia, como Stephan o el Schreker instrumental, hacia donde dirige su mirada Zykan, deleitándose en los aspectos más sensuales de la orquesta. La obsesión por recuperar gestos del pasado se hace más ostensible en las dos restantes obras del programa, que responde a una iniciativa de la orquesta de la radio vienesa y que el sello Col Legno ha difundido de forma un tanto sorprendente, dada su habitual defensa de lo moderno. Si en Schlieren, Gerald Resch (n. 1975) trata de despojarse en todo momento de la presencia de un Berg sin conseguirlo, Gerd Kühr (n. 1952) fracasa de modo estrepitoso al no dejar, en su pieza Movimenti (2006), ni un segundo de reposo a una orquesta en frenética y paroxística convulsión. La coexistencia en tropel de muy distintos planos sonoros da como resultado una obra tan desmedida como grotesca. Nada parece estar en su sitio. Por fortuna, el CD cuenta con esta obra, Da drunten im Tale, el concierto de Zykan, que entre vagas tonalidades que remiten por momentos a Koechlin y la disposición de las cuerdas, en una especie de homenaje a las líricas y expresivas atmósferas de un Stephan, como ya quedó apuntado, salvan un programa destinado al olvido. Francisco Ramos DIVERTIMENTI. Obras de Britten, Bacewicz, Bjorklund y Bartók. SOLISTAS DE TRONDHEIM. 2L50SABD (Euromusic). 2008. 69’. DDD. N PN 102 L os Solistas de Trondheim es una orquesta de cámara que el pasado año celebró dos décadas de actividad, una actividad que les ha llevado a interpretar con criterios historicistas (recordemos unas inolvidables Las cuatro estaciones vivaldianas junto a Anne-Sophie Mutter) pero también a adentrarse en el repertorio clásicoromántico y a prestar atención a la música de nuestro tiempo, a veces junto a intérpretes el máximo nivel, como, además de Mutter, Truls Mørk, Martin Frost y otros. Y para celebrar estos primeros veinte años de actividad editan este espléndido disco (que se ofrece en formato SACD y también en formato Blue-Ray) titulado Divertimenti dado el carácter de las obras que contiene, no sólo más o menos optimistas sino también ejemplos de refinamiento musical, surgidas de ese camino intermedio que se halla entre la experimentación y el puro disfrute en el momento de componer. Tras el eterno encanto de la Simple Symphony de Britten, el Concierto para cuerdas de Bacewicz (1909-1969), compositora polaca discípula de Boulanger en París cuyo estilo entronca con los de sus compatriotas Lutoslawski y Szymanowski a pesar de que, al escucharla tras Britten, nos parezca una perfecta compañía para éste por su vivaz optimismo y su lirismo. Viene después Carmina del noruego Bjorklund (n. 1945), original para cuarteto de cuerda que es una extensa y meditativa pieza de innegable atractivo. Y tras las armonías tranquilas y las agradables melodías de Bjorklund, el Bartók sorprendente y personal del célebre Divertimento que halla aquí unos intérpretes poco menos que ideales, lo mismo que el resto del programa, cuyas obras se benefician del altísimo nivel técnico, del entusiasmo y la sensibilidad de este grupo de músicos excepcionales. Josep Pascual HAYDN EN PARÍS. Obras de Haydn y Kraus. LES AGRÉMENS. Director: GUY VAN WAAS. RICERCAR RIC 277 (Diverdi). 2008. 69’. DDD. N PN A u n q u e Haydn tenía un contrato de exclusividad con los Esterházy, la tolerancia de sus patronos le permitía atender encargos de terceros. Entre estos, se cuenta uno de seis sinfonías recibido de Le Concert de la Loge Olympique, organización parisina promovida por el conde d’Ogny, que compuestas entre 1785 y 1786, supusieron su primer enfrentamiento específico al gran público, que saldó con notable éxito. Pero ya gozaba de gran popularidad en París, desde que en el programa del 7 de abril de 1773 de la sociedad “Concert spirituel” apareciera por primera vez una sinfonía suya. En 1784 se interpretó “une nouvelle symphonie de Haydn”, sin más identificación, aunque los comentarios aparecidos en el Mercure de France no dejan duda sobre que esa nueva sinfonía fue la nº 45, conocida como “Los adioses”. Esta sinfonía y la nº 85 “La reina”, incluida en el grupo de las seis propiamente llamadas “Sinfonías de París”, han sido las escogidas por Guy van Waas y su amplio conjunto instrumental Les Agrémens para incluirlas en este disco denominado Haydn en París. Por otra parte, el compositor, en vista del éxito obtenido con el primer grupo de seis, compuso otras cinco más destinadas a París, aunque de las que las tres últimas, las nºs 90, 91 y 92, envió descaradamente otro ejemplar al príncipe Ernst de Oettingen-Wallerstein como escritas para él. Haydn no podía quejarse mucho, a la vista de sus propias prácticas, de que los empresarios parisinos hicieran pasar por suyas obras de otros compositores y este fue el caso de la Sinfonía en re mayor de Joseph Martin Kraus, obra de gran calidad. Por razón de la premeditada confusión, se incluye también en este disco, titulado Haydn en París, con un cierto sentido del humor. Un programa bien elaborado y, sobre todo, magníficamente interpretado, con un sonido que compaginando elegancia y brillantez tanto en las cuerdas como en los vientos, da vida a las variadas facetas que caracterizan al compositor. Un Haydn absolutamente soberbio y visto con luz propia por Guy van Waas. José Luis Fernández O VOS AMICI MEI CARISSIMI. Motetes, canzonas y sonatas de maestros venecianos del tiempo de Monteverdi. CONSTANZE BACKES Y GERLINDE SÄMANN, sopranos; HERMANN OSWALD, tenor; MARKUS FLAIG, bajo. INSTRUMENTA MUSICA. Director: ERCOLE NISINI. RAMÉE RAM 0805 (Diverdi). 2007. 60’. DDD. N PN A demás de los nombres, ya bastante popularizados por la discografía, de Riccio, Merulo, Bassano, Marini o Picchi, de quienes se ofrecen canzonas, tocatas y sonatas instrumentales, lo más original de este disco son las obras de Carlo Filago (1589-1644), organista de San Marcos y alumno de Luzzaschi, una serie de motetes y cancio- nes sacras a dos, tres y cuatro voces concertadas con instrumentos, que reflejan a la perfección el estilo de los primeros tiempos barrocos y han sido muy poco difundidos. El cuarteto vocal muestra un buen conocimiento de los procedimientos de ornamentación de la época y sus interpretaciones resultan muy intensas y afiladas, con una buena distinción tímbrica y muy medidos y eficaces énfasis sobre las disonancias. Instrumenta Musica lo forman un conjunto de trombonistas junto a dos violinistas y un bajo continuo a base de chitarrone y teclados (órgano, virginal), que se organizan en distintas combinaciones y tocan con buen empaste e intensidad. Pablo J. Vayón PIÈCES DE VIOLE. Obras de Marais y SainteColombe. JOSH CHEATHAM Y JULIEN LÉONARD, violas da gamba; SKIP SEMPÉ, clave. PARADIZO PA0006 [+DVD] (Diverdi). 2008. 66’. DDD. N PN S abe Skip S e m p é encontrar jóvenes colaboradores y permanecer en un discreto segundo plano cuando las ocasiones lo requieren. Ya ocurrió desde el primer disco aparecido en su sello Paradizo, donde contó con la presencia del flautista Julien Martin, y le toca ahora el turno al joven violagambista Josh Cheatham, que buenos maestros ha tenido (Wieland Kuijken, Jordi Savall y otros) y bien ha sabido aprovechar sus lecciones, pues posee un sonido realmente precioso, atenta su interpretación a los más mínimos detalles sin que pierda fluidez su discurso musical. A obras de Marin Marais está dedicada la mayor parte del disco, en el que Cheatham y Sempé interpretan tres suites agrupadas por tonalidades, una de ocho piezas en do menor sacadas del Libro III, otra de cuatro piezas en sol menor pertenecientes al Libro V y una más de ocho piezas en sol mayor, de las que las cinco primeras pertenecen al Libro III y las tres últimas al Libro V. Con la colaboración del también joven Julien Léonard como segunda viola, se incluyen además una Sarabande en re menor del Libro I y el Concierto XLVIII para dos violas iguales de Monsieur de SainteColombe, el un tanto misterioso 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:52 Página 103 D D I SI CS O C O S S VARIOS maestro de Marais. Pero no acaba aquí la cosa, pues la edición cuenta con un DVD suplementario en el que podemos ver y oír tres de las piezas de Marais que están en el CD y como propina, el Rondeau Le Plaintif de Hotteterre, interpretado por el citado Julien Martin con Sempé y el movimiento Modéré de uno de los Cuartetos de París de Telemann, en el que la violinista Sophie Gent se suma para ello a los mencionados Martin, Cheatham y Sempé, aunque la presencia de Martin implique la utilización de una flauta dulce y no travesera, como debía ser en rigor. Pelillos a la mar, porque el vídeo bonus que suelen añadir a los CD en Paradizo, incrementa el interés que ya de por sí poseen. Este no es en modo alguno una excepción y, por consiguiente, resulta totalmente recomendable. El librillo contiene interesantes opiniones de Sempé sobre SainteColombe, Marais y la viola da gamba en el habitual formato de entrevista. (BuxWV 45) completan la parte vocal del recital, que se remata con una Pavana y una Sonata de Dietrich Becker. Stephan MacLeod, uno de los más reconocidos bajos de nuestros días en el repertorio barroco, canta con una frescura, una claridad y una distinción en el fraseo admirables, aunque en el terreno expresivo podría pedírsele algo más de variedad y hondura. No obstante, el lamento de Bach resulta expresivamente ardiente. Acompañamiento extraordinario, que combina con maestría sinuosidad y agilidad articulatoria, con un color muy singular por la sugerente mezcla entre el vuelo elegante y ligero de los violines y la ternura pastosa de las violas. Pablo J. Vayón SONATE, BATTAGLIE & LAMENTO. Música de cámara de la colección del Obispo de Olmütz Karl von LiechensteinCastelcorn. ENSEMBLE CORDARTE. PAN (Diverdi). 2008. 80’. DDD. N PN José Luis Fernández DE PROFUNDIS. Obras de Johann Christoph Bach, Bruhns, Becker, Buxtehude y Tunder. STEPHAN MACLEOD, bajo; FRANÇOIS FERNÁNDEZ, violín. RICERCAR CONSORT. Director: PHILIPPE PIERLOT. MIRARE MIR 041 (Harmonia Mundi). 2007. 66’. DDD. N PN Un trabajo en torno a la cantata del B a r r o c o medio alemán, que por título y repertorio recuerda a un antiguo y mítico disco de Musica Antiqua Köln en Archiv, con Maria Zedelius y Michael Schopper de solistas, aunque la única obra coincidente entre los dos álbumes es la pieza de Nikolaus Bruhns que les da título, uno de las pocos y exquisitos conciertos sacros conservados del compositor, de quien también se incluye aquí otro (Der Herr hat seinen Stuhl). Un lamento de Johann Christoph Bach, tan característico de la época (Wie bist du denn o Gott), dos obras latinas de Franz Tunder y una cantata de Buxtehude La colección privada de partituras musicales reunida por el obispo de O l m ü t z (Olomuc en checo) Karl von Liechenstein-Castelcorn en su castillo de Kremsier (Kromeríz), es decir la Caroli de Liechtenstein-Castelcorno episcopi Olomucensis operum artis musicae collectio Cremsirii reservata, pues para entendernos nada mejor que el latín, es una de las principales fuentes de conocimiento de la música instrumental alemana del siglo XVII. Allí trabajaron, entre otros, Biber y Schmelzer y allí se conservan los manuscritos de una importante parte de la obra de cada uno de ellos. Era el prelado un gran melómano sumamente aficionado a los artificios violinísticos imitativos del tipo utilizado en la célebre Sonata representativa del mencionado Biber. Todo el contenido de este disco, grabado por el conjunto CordArte para conmemorar su décimo aniversario, está impregnado del particular aroma de este tipo de música, pero han tenido la bue- na idea de no reincidir en las obras más conocidas de la colección, buceando en las profundidades de la misma hasta ofrecernos algunas que no habían sido grabadas anteriormente. Johann Heinrich Schmelzer, Antonio Bertali y Johann Kaspar Kerll son los compositores más conocidos entre los representados, aunque el que figura más veces, con cinco sonatas, es Alessandro de Poglietti, cuya obra para conjunto instrumental ha sido hasta ahora muy poco difundida. El Ensemble CordArte se ha especializado, desde su creación en 1998, en la interpretación de música instrumental alemana del s. XVII, conoce muy bien la colección guardada en Kremsier y su interpretación es, en consecuencia, muy lograda y muy atractiva, haciendo gala del adecuado virtuosismo y procurando al oyente un verdadero placer durante los casi 80 minutos que dura el disco, a base de sonate, battaglie e incluso un lamento, la estupenda Sonata Lamentevole de Schmelzer. Recomendable a todos y particularmente a los que gusten de la música instrumental de Biber o de Muffat, por citar a los cabeza de serie de este tipo de música en este época y que, como decíamos antes, no tienen representación en este disco, pues así lo han decidido con adecuado criterio de los intérpretes. José Luis Fernández TRAZOS DE LOS MINISTRILES. Obras de Peñalosa, Flecha, Cabezón, Salazar, Tejada. MINISTRILES DE MARSIAS. NB 017 (Diverdi). 2008. 63’. DDD. N PN L a música para los ministriles está recib i e n d o recientemente una merecida atención por parte de algunas editoras e intérpretes españoles. Nada más justo, pues tal como dice Paco Rubio en los documentados y amenos comentarios que se incluyen en el librillo acompañante, uno de los más extensos e interesantes que han aparecido en un disco, los ministriles son tan característicamente españoles como el sol, la siesta o el aceite de oliva. Su labor durante más de dos siglos aún perdura en sus actuales herederos como las bandas de música y especialmente en la catalana cobla. El conjunto Los Ministriles de Marsias (corneta, diversos ejemplares de chirimías, sacabuches, bajones y bajoncillos, más órgano y percusión en algunas secciones) desarrolla el recuerdo de sus predecesores históricos con verdadera pasión, con un entusiasmo y conocimiento que desatan de inmediato el interés del oyente. No es ésta, ni mucho menos, su primera grabación, pero la sistematización del repertorio, las variantes elegidas en la interpretación de obras del gran Antonio de Cabezón, la diversidad entre el carácter sacro o profano de las obras seleccionadas y la exposición de su evolución durante los llamados siglos de oro, ponen esta grabación a la cabeza de todo lo que se ha dicho en disco sobre los ministriles, al menos sobre los llamados ministriles de altas, que eran los populares, los que tañían instrumentos de viento en las catedrales para amplificar, imitar o acompañar los cantos religiosos o también en lugares públicos para amenizar el paseo ciudadano en lugares concurridos subidos a la torrecilla de la música específicamente construida para ellos en algunas ciudades. Desde el apropiado comienzo con la entrada que aparece junto a sus figuras que en la sillería del coro de la catedral de Burgos esculpió Felipe Bigarny, pasando por la Jerigonza de Mateo Flecha, las citadas diferencias de Cabezón, las solemnes obras religiosas de García de Salazar, los tientos de Correa de Arauxo y de Pablo Bruna y las alegres danzas finales, todo el recital es una verdadera delicia, además de un merecido recuerdo y homenaje a una tradición musical singularmente española. Otro disco más que agradecer a la editora vasca NB, en su bien trazado camino dirigido al conocimiento de lo menos frecuentado de nuestro pasado musical (Larrañaga, Anchieta, Vargas, etc.). José Luis Fernández 103 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:52 Página 104 D V I SD C O S D CRÍTICAS de la A a la Z D V D BEETHOVEN-HAENDEL BEETHOVEN: Fidelio. CARSTEN STABELL (Don Fernando), JUHA UUSITALO (Don Pizarro), PETER SEIFFERT (Florestan), WALTRAUD MEIER (Leonora), MATTI SALMINEN (Rocco), ILDIKÓ RAIMONDI (Marzelline), REINER TROST (Jaquino). CORO DE LA GENERALITAT VALENCIANA. ORQUESTA DE LA COMUNITAT VALENCIANA. Director musical: ZUBIN MEHTA. Director de escena: PIERLUIGI PIER’ALLI. Director de vídeo: TIZIANO MANCINI. MEDICI ARTS 2072498 (Ferysa). 2006. 148’. N PN L a película de este DVD recoge la representación de Fidelio que motivó la inauguración del Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia los días 21, 22, 25 y 31 de octubre de 2006. La escena, un espacio vacío y abstracto, aunque bien podría ser una catedral del terror —Marzelline plancha sobre un potro de tortura en la primera escena—, es un lugar indeterminado en alguna parte del mundo donde se tortura, se asesina y se pisan sin contemplación los derechos humanos —que cada cual ponga el lugar que considere oportuno. La dirección musical de Mehta, atenta, cumplidora, objetiva, dramática y coordinando perfectamente foso y escena, fue un buen aliciente en este estreno, logrando de la orquesta resultados notables en cuanto a orden, precisión y tímbrica de conjunto, y consiguiendo también acentos justos y tempi moderados para que todo saliese con fluidez y naturalidad. Evidentemente, el brillo y virtuosis- mo de conjunto de otras orquestas más aptas para estos cometidos no las encontramos aquí, pero no por ello esta representación deja de tener interés, e incluso hallamos detalles de gran orquesta en algunos acompañamientos a los cantantes y en las dos oberturas incluidas en esta representación, bien concebidas y tocadas (la propia de Fidelio y la Leonora III interpretada antes de la escena final en costumbre instaurada por Mahler). El coro, idiomático y perfectamente empastado, no desentona al lado de la orquesta, y del elenco vocal hay que destacar la sensacional Leonora de Waltraud Meier, igual de bien en el plano vocal (estupenda en su gran escena Abscheulicher! Wo eilst du hin?) que en el interpretativo —en todo momento está volcada en su actuación. El malvado Don Pizarro del finés Juha Dawn Upshaw, David Zinman CANTOS DE DOLOR GÓRECKI: Sinfonía nº 3. DAWN UPSHAW, soprano. THE LONDON SINFONIETTA. Director: DAVID ZINMAN. Director de vídeo: TONY PALMER. VOICEPRINT TPDVD102 (Ferysa). 2007. 53’. N PN Con el tiempo, la Sinfonía nº 3 de Henryk Górecki, conocida igualmente con su subtítulo en inglés, “The Symphony of sorrowful songs”, se ha convertido en una isla. Premiada en el Festival de Royan en 1977, no fue hasta mediados de los años ochenta cuando, gracias a dos versiones discográficas, sobre todo la editada por el sello alemán Schwann, con la participación de la cantante polaca Stefania Woytowicz, el mundo conoció esta sensible partitura. El éxito vino ya en la década siguiente gracias a la versión de Nonesuch, con la interpretación de Dawn Upshaw al frente de la London Sinfonietta, precisamente, la lectura que se recoge en este DVD preparado con mimo por Tony Palmer, en lo que viene a ser no sólo un homenaje a la obra, la más famosa, posiblemente, de todo el último tercio del siglo XX, sino también un emocionante recuerdo de todos los seres humanos caídos en los grandes conflictos bélicos de los últimos setenta años. La obra de Górecki, que ha quedado sin marcar ningu- 104 na escuela, es, efectivamente, un caso excepcional dentro de una modernidad musical que, en Europa, ha privilegiado normalmente el discurso de corte experimental y progresista. Dentro del catálogo del autor, la pieza es el punto culminante de una carrera que, tras unos pasos titubeantes, se decantó por una escritura de líneas sencillas basadas en la repetición. Pero la Tercera Sinfonía, al estar preñada de textos alusivos al dolor en situaciones extremas, con el lamento de una madre sobre el cuerpo inanimado de su hijo, como momento de máxima expresión, se aviene muy bien a documentales del tipo que ha preparado Palmer, con diferentes niveles de lectura. Con la música siempre como base, en una toma en vivo de la ya célebre interpretación de la London Sinfonietta, se asiste a fragmentos de una entrevista con el autor, a los que se agregan, a modo de ilustraciones, imágenes de archivo. Górecki es parco en palabras y deja que la música y las imágenes pertenecientes al gueto de Varsovia y Auschwitz se expresen por él. El músico empieza quejándose del inexistente ambiente musical que tuvo que soportar en su Katowice natal, para, a renglón seguido, tratar de explicar el programa que acompaña a su famosa partitura, lo que queda más claro en las explicaciones que da en la segunda sección de la obra, cuando el vídeo se centra en la devoción que existe en Polonia por los iconos. La tercera parte es la más dramática en imágenes y la más contemporánea, pues, siguiendo las reflexiones de Górecki acerca del horror humano que no tiene fin, se recogen dantescas secuencias de hambrunas en África y de los devastadores efectos de la guerra en los Balcanes, conflicto este último que coincide en el tiempo con el momento de la grabación de la entrevista. El vídeo concluye con la llegada al poder de Lech Walesa en Polonia y la imagen de un Górecki mirando estupefacto a la cámara: es imposible, para él, expresar más. Queda el silencio. Francisco Ramos 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:52 Página 105 D V D BEETHOVEN-HAENDEL Benjamin Britten ANTIMILITARISMO BRITTEN: Owen Wingrave. BENJAMIN LUXON (Owen Wingrave), JOHN SHIRLEY-QUIRK (Spencer Coyle), NIGEL DOUGLAS (Lechmere), SYLVIA FISCHER (Miss Wingrave), HEATHER HARPER (Mrs Coyle), JENNIFER VYVIAN (Mrs Julian), JANET BAKER (Kate Julian), PETER PEARS (sir Philip Wingrave y Narrador). THE WANDSWORTH SCHOOL BOY’S CHOIR. ORQUESTA DE CÁMARA INGLESA. Director musical: BENJAMIN BRITTEN. Directores de escena: BRIAN LARGE Y COLIN GRAHAM. DECCA 074 3330 (Universal). 1971. 124’. N PN A Benjamin Britten no le acabaron de convencer nunca los resultados de Owen Wingrave, una ópera escrita expresamente para la televisión —fue un encargo de la BBC en colaboración con otras emisoras europeas y una cadena pública estadounidense— y que nunca pudo ver en un teatro, pues cuando se dio en la Royal Opera House estaba convaleciente de la enfermedad que finalmente le llevaría a la tumba. El encargo fue muy sustancioso — unas 120.000 libras de hoy— y Uusitalo está al mismo nivel de la Meier, esto es, excepcional, buen actor con excelentes medios vocales. Seiffert es un esforzado Florestan, Salminen vuelve a encarnar perfectamente a uno de sus papeles estrella, a pesar de que los años no pasan en balde —apurado en alguna que otra ocasión—, la pareja Marzelline-Jaquino resuelve sin problemas todas sus intervenciones y, finalmente, algo gris el Don Fernando de Carsten Stabell. Bien los comprimarios. Así pues y resumiendo, representación a nivel europeo con un notable resultado de conjunto, buen comienzo en la andadura de este coliseo al que deseamos muchos éxitos como éste y muchas filmaciones que nos hagan disfrutar como aquí a los que no hemos tenido la suerte de verlas en vivo. Enrique Pérez Adrián CAGE: 49 Waltzes for the five Boroughs. Directores de vídeo: DON GILLESPIE Y ROBERTA FRIEDMAN. MODE 203 (Diverdi). 1995. 127’. N PN le permitió reconstruir Snape Maltings tras un incendio pero nunca lo vio claro. En parte porque, aunque había escogido él mismo a los cantantes, no pudo dirigir los ensayos —lo hizo su fiel Steuart Bedford— y porque la producción no le gustaba del todo. Su responsable máximo fue John Culshaw y la dirección escénica corrió a cargo de dos expertos como Brian Large y Colin Graham. Ver ahora el fruto de aquel encargo —tal y como fue emitido el 16 de mayo de 1971—, que engrandece la historia de la BBC, nos lleva a no comprender demasiado las prevenciones de Britten pues el logro es magnífico. Es cierto que el tiempo ha pasado en algunos aspectos técnicos como la iluminación o estéticos como los decorados, pero la eficacia del planteamiento es plena a la hora de llevar al espectador toda la sordidez y la emoción de esta historia antimilitarista protagonizada por un héroe que renuncia a todo —a la familia, al amor y al dinero— con tal de ser fiel a sus ideas. La adaptación del magnífico relato de Henry James por parte de Myfanwy Piper es admirable y el modo en que la autora del libreto y el compositor resuelven algunas escenas —la cena familiar, el enamoramiento de Lechmere o la reaparición de Kate antes de que Owen culmine su destino trágico— es una auténtica lección de teatro para el medio televisivo. La partitura es muy de Britten y tiene momentos extraordinarios, como el coro de niños en la intervención del narrador o la orquestación que sostiene el soliloquio de Owen E n el catálogo de John Cage, figura una pieza con fecha de 1977 con el título siguiente: 49 Waltzes for the five boroughs: for performer(s) or listener(s) or recordmaker(s) y consta, en el archivo de la editorial Peters, una grabación fonográfica del año siguiente en el antiguo sello Nonesuch, a cargo de los destinatarios de la obra, Mikhashoff, Moran y Feinberg. Como se comprueba en el título, la libertad dada a los intérpretes es absoluta y Don Gillespìe, el realizador del vídeo que recoge aquí Mode, opta por una de las muchas opciones. El resultado es una mezcla de imagen y sonido del entorno urbano en la que puede ser tal vez una de las experiencias más extremas que se hayan grabado nunca acerca del universo Cage, una propuesta que se instala perfectamente en el ámbito estético del paisaje sonoro. En lugar, en todo caso, de una pieza elaborada en estudio a partir de un landscape determinado, Gillespie convierte la idea primigenia de Cage en una particular y minimalista mirada sobre el entorno urbano de Nueva York, sin tratamiento alguno del material, con lo que prevalece intacta la idea cageana que descansa sobre el prestar oídos (aquí también ojos) a lo que nos rodea. La música está en la calle. En aquel año de 1977, Cage mandó a Peters una lista de 147 lugares en las calles de Nueva York, organizadas en grupos de tres, bajo el título, efectivamente, de 49 Valses para las cinco circunscripciones de la ciudad. La pieza significaba la contribución de Cage a una edición de Peters que tomaba el nombre genérico de Waltzes by 25 contemporary composers. Gillespie retoma ahora la idea para, yendo mucho más allá, como se ha indicado, de la grabación del sello Nonesuch, que era una especie de banda sonora ambiental grabada en cinco distritos de la ciudad, quiere homenajear al músico sacando el material a la misma calle y, por medio de barridos de cámara cuidadosamente medidos, aunque en un tono fotográfico algo desmañado y que recuerda los cuando queda sólo tras ser desheredado. El reparto fue y sigue siendo soberbio, con un Owen perfectamente asumido por Luxon, Shirley-Quirk y Harper como el único rastro de humanidad entre tanta estúpida soberbia, Jennifer Vyvian como una histérica sirvienta y Janet Baker como la joven mujer que lo vende todo por un futuro cómodo mientras Nigel Douglas es un perfecto bobalicón y Peter Pears un terrible abuelo a quien la ira acaba de cerrar cualquier posibilidad de comprensión, como le ocurre a la tía, incapaz de razonar, de la gran Slvia Fischer. Britten dirige espléndidamente, como siempre, su propia obra a la Orquesta de Cámara Inglesa. El DVD se complementa con quince minutos de entrevistas a Piper, Pears, Britten, Brian Large y Colin Graham y un comentario de la obra a cargo de quien fuera eximio crítico y animador de la vida musical inglesa John Amis. Absolutamente imprescindible. Claire Vaquero Williams procedimientos del cine de aficionados, presentar 49 secuencias de un mundo sonoro/visual que encontramos al azar. Francisco Ramos HAENDEL: Semele. CECILIA BARTOLI (Semele), CHARLES WORKMAN (Júpiter), BIRGIT REMMERT (Juno), LILIANA NIKITEANU (Ino), ANTON SCHARINGER (Cadmus, Somnus), THOMAS MICHAEL ALLEN (Athamas), ISABEL REY (Iris). CORO Y ORQUESTA LA SCINTILLA DE LA ÓPERA DE ZÚRICH. Director musical: WILLIAM CHRISTIE. DIRECTOR DE ESCENA: ROBERT CARSEN. Director de vídeo: FELIX BREISACH. 2 DVD DECCA 074 3323 (Universal). 2007. 154’. N PN Con su habitual imaginación, Carsen pone en escena de manera vistosa esta ópera de tema mitológico de Haendel. Como era de esperar, no hay nada de los amoríos del padre de los dioses, sino lo que parece ser una trama 105 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:53 Página 106 D V I SD C O S D HAENDEL-VERDI de corrupción, ascenso social meteórico y escándalo en los medios de comunicación. Todo funciona razonablemente —dado el punto de partida—, pero el tono de comedia y la risa fácil de algunos momentos no encajan con la seriedad dramática de la música. No faltan los momentos de indudable efectividad teatral, caso del nocturno que abre el tercer acto. Desde luego, la parte musical va de lo por lo menos aceptable (la contribución de algún que otro cantante) a lo totalmente extraordinario. En este último apartado hay que incluir la dirección de Christie —ya desde la soberbia obertura— y ciertamente la encarnación de Bartoli del personaje titular, que por momentos oscurece el Júpiter de Workman, como mucho correcto y con problemas en el agudo y agilidades a veces aproximativas. Bartoli resplandece en With fond desiring, donde su presencia domina la escena, dota de sentido y expresividad a My ranking thoughts by no kind slumbers freed, estalla de furia en No no, I’ll take no less y culmina en el aria de arrepentimiento Ah me! Too late I know repent. Magnífico Scharinger en su doble cometido y de buena línea general el resto, salvo tal vez la Juno de Remmert, con una composición del personaje algo ridícula, pero ello debe achacarse a la dirección de actores. Sólo cumplidor el coro, con instantes en que está algo falto de empaste y sensacional La Scintilla, dirigida con Christie con la pericia y el dominio del idioma de todos conocidos. Interesante documento, en fin, por su calidad de testimonio de la manera moderna de hacer las óperas de Haendel más ajenas a la sensibilidad de hoy y por la excepcional actuación de Bartoli. Enrique Martínez Miura OFFENBACH: Les contes d’Hoffmann. NEIL SHICOFF (Hoffmann), BRYN TERFEL (Lindorf, Coppelius, Miracle, Dapertutto), SUSANNE MENTZER (Musa, Nicklausse), DÉSIRÉE RANCATORE (Olympia), RUTH ANN SWENSON (Antonia), BÉATRICE URIAMONZON (Giulietta). OPERA NACIONAL DE PARÍS. Director musical: JESÚS LÓPEZ COBOS. Director de escena: ROBERT CARSEN. Director de vídeo: FRANÇOIS ROUSSILLON. 2 DVD ARTHAUS 107 027 (Ferysa). 2002. 173’. R PN A nteriormente 106 publicada por TDK, asimismo en doble DVD, merece la pena esta reedición dada la categoría de la propuesta y la validez del reparto. Car- Georg Fritzsch LÁZARO EN LA CAVERNA C. HALFFTER: Don Quijote —musicalmente interesantísima pero con el lastre de un libreto que no funcionaba—, este Lázaro se alza como la obra maestra de Halffter (por ahora) en el campo de la ópera. La obra, cuyo estreno en Kiel en 2008 testimonia el DVD, cuenta con el inigualable estilo orquestal del compositor español, pero además se beneficia de un plástico y sugerente libreto de Juan Carlos Marset. La obra reelabora el mito de la resurrección de Lázaro a través de otro mito, el de la caverna de Platón, curiosamente retomado también por Buero Vallejo en El tragaluz. Lázaro no ha muerto, sino que lo ha soñado, narrando la ópera los sucesos posteriores a la supuesta resurrección, con los hechos de la traición a Jesús de Nazaret de fondo. El complejo, rico personaje de Judas establece un importante contrapunto dramático. Halffter propone una línea de canto moderna —el gran problema de la ópera de hoy—, que toma probablemente de muchas fuentes —entre ellas acaso el primer Penderecki—, pero que al fin adquiere un sello propio. La fuerza de la música, su concisión e indudable personalidad hacen de este Lázaro una de las óperas más importantes de la historia de la música española. El montaje de Kiel, sencillo y elemental, con el negro de la cueva y del sueño dominando la escena, fue de gran eficacia dramática. Momentos como los interludios orquestales, con la escena sumida en la oscuridad, cobran una grandeza auténticamente trágica. La dirección de Georg Fritzsch evidencia conocer las necesidades de la música de Halffter, su vigor, su sen, a quien puede considerársele el regista más original e interesante de la actualidad, sitúa cada acto en torno a una representación de Don Giovanni, la que se cita en el texto de Barbier y Carré. Al bar del teatro, sucede su proscenio, a éste el foso orquestal y luego el patio de butacas. Tras este punto de partida, con referencias de fondo siempre a la ópera mozartiana, se encadenan la ideas, se entrecruzan los aciertos, se plasma el brillante espectáculo de manera natural y generosa, pocas veces disfrutada con tamaña imaginación en un escenario operístico y, claro está. sin que el contenido offenbachiano pierda significado y vigor. El humor del acto de Olympia se contrasta con el patetismo del de Antonia y éste con la sensualidad del de Giulietta. Se necesitaría un opúsculo, al menos, para detallar los innumerables aciertos de esta deslumbrante producción estrenada en 2000 y ya repuesto en cuatro ocasiones que se sepa. La parte musical y vocal no se queda atrás. López Cobos aúna la limpieza habitual de sus lecturas con una dinámica y una tensión admirables. El timbre oscurecido de Shicoff y su canto a veces algo monótono le impide destacar en los momentos líricos, compensando por la intensidad y el empuje que ofrece en los dramáticos, delineando un Hoffmann, al completo, del alto nivel. La estatura vocal de Terfel le permite sacar adelante sus cuatro malvados sin problemas de ningún tipo, aunque donde resulta más impresionante es en el acto de Antonia. Rancatore exhibe un registro agudo luminosísimo, una coloratura de manual y un desparpajo escénico apabullante, de ahí que su Olympia pueda situarse entre las mejores de la actualidad. La Swenson tiene la voz y el registro ideal para Antonia e incluso el físico. La Uria-Monzon impone una Giulietta enérgica y atractiva. En el amplio, homogéneo y sólido equipo, una mención a la veteranía de Michel Sénéchal en los cuatro criados, a la conveniente presencia vocal y escénica de Nora Gubisch como la Voz de la Madre y a los emo- Lázaro. JÖRG SABROWSKI (Lázaro), FRIEDEMANN KUNDER (Judas), JULIA HENNING (María), CLAUDIA ITEN (Marta). FILARMÓNICA DE KIEL. Director musical: GEORG FRITZSCH. Director de escena: ALEXANDER SCHULIN. Director de vídeo: PEIDER A. DEFILLA. NEOS 50802 (Diverdi). 2008. 111’. N PN L uego de la experiencia con especialísimo mundo lírico. Los cantantes cumplen con el arduo cometido de cantar en castellano, empresa de la que sale airoso Sabrowski en el dificilísimo papel titular, mientras que la pronunciación del resto tiende a ser aproximativa. Pero el trabajo ha de agradecerse. No demasiado interesantes las entrevistas a Halffter y Marset que figuran como complementos. DVD, en todo caso, de enorme valor cultural. Enrique Martínez Miura cionantes resultados conseguidos por Alain Vernhes como Crespel. Se ofrece la partitura tradicional de Choudens (de ahí que Terfel cante Scintille diamant) pero se añaden algunas partes descubiertas por Antonio de Almeida que benefician sobre todo a La Musa y Nicklausse, permitiendo a la Mentzer, guapa y elegante, algunos instantes de lucimiento. Fernando Fraga VERDI: Aida. ORIANA SANTUNIONE (Aida), CARLO BERGONZI (Radamès), FIORENZA COSSOTTO (Amneris), GIANPIERO MASTROMEI (Amonasro), IVO VINCO (Ramfis), FRANCO PUGLIESE (Rey de Egipto). CORO ITALIANO DE ÓPERA NHK. SINFÓNICA NHK. Director musical: OLIVIERO DE FABRITIIS. Director de escena: LUIGI SQUARZINA. VAI 4483 (LR Music). 1973. 161’. R PN Para esta nueva exhibición italiana en Japón no se dudó en convocar a los mejores intérpretes del momento de dos de los principales protagonistas de la partitura verdiana: Bergonzi cuyo enésimo Radamès por planteo y 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:53 Página 107 D V D HAENDEL-VERDI Christophe Rousset DIVERSIÓN Y CALIDAD MARTÍN Y SOLER: Il S e recoge en este DVD una coproducción del Real y el Liceo presentada en Madrid a finales de 2007. A Arturo Reverter (véase SCHERZO, nº 225, pág. 30) la obra le pareció amena, la puesta en escena amable y el equipo vocal aseado bajo los dictados de una batuta más ágil que grácil. Las cámaras y los micrófonos parecen haber obrado en favor de los tres elementos. Il burbero di buon cuore, primera de las cinco óperas de Martín y Soler con Da Ponte como libretista, se estrenó en Viena en enero de 1786. Que tuviera más éxito que cinco meses después el Fígaro mozartiano no puede dejar de causar un asombro en cuyo apoyo bastará aducir el espectacular aumento de la temperatura emocional que se produce en las dos arias de Mozart, Chi sa, chi sa y Vado, ma dove, insertadas para la reposición de 1789 a petición de Louise Villeneuve, la que sería primera Dorabella de la historia y que encontraba demasiados agudos en las páginas originales para Lucilla. Pero no por ello es trabajo despreciable ni mucho menos el del valenciano, sino que, como por lo que hasta ahora conocido parece habitual en él, combina una virtud como la adecuación de los medios empleados a los fines propuestos con la al menos relativamente escasa ambición de éstos. Pensar lo que el salzburgués habría podido hacer con la hermosa línea vocal del recitativo y aria de Giocondo en el acto II nos abre una ventana a otra dimensión artística. Y es que la continua sensación de amago sin remate se acentúa precisamente en los momentos en que la partitura más se aproxima a Mozart (terceto del I, aria de Ferramondo en el II o, en este mismo, el recitativo instrumentado y rondó de Angelica) o bien anticipa a Rossini (aria de Ferramondo y conjunto final en el I). El libreto, basado en Goldoni, plantea un argumento bufo que ya resultaba muy divertido en el montaje mucho más modesto pero también muy ingenioso presentado por fuerzas locales sobre el escenario del Teatro Principal de Valencia en octubre de 2004 y que Irina Brook desarrolla en un hermoso ambiente único que recrea con gran lujo de detalles lo que se antoja un hotel de los años sesenta. La minuciosidad de los decorados se extiende a la acción y el vestuario, de forma resultados era (y es) un modelo inalterable, y Cossotto dando a Amneris todo su empuje vocal y contenido dramático. En torno a esta privilegiada pareja se mueve con holgura una Aida, aunque adocenada de intenciones o escasa de personalidad, sobrada de posibilidades. Una voz poderosa de volumen, rica de colorido, tan eficaz para los momentos de fuerza (Ritorna vincitor) como para los íntimos (O patria mia). Bien traducido el Amonasro de Mastromei dentro de una honrosa rutina, al igual que aceptable resulta la labor de los dos bajos, pese a la insistencia de Vinco en afear la dicción en pro quizás de un mayor énfasis expresivo. De Fabritiis, infaltable en estas incursiones japonesas, da cuenta otra vez de su conocimiento de la obra y de su talla de hábil concertador al frente de unos elementos instrumentales y corales autóctonos. El montaje de Squarzina, un veterano regista aún en actividad si se juzga que en Pésaro 2006 se disfrutó de una muy divertida Cambiale di matrimonio, sigue paso a paso el contenido de la ópera sin cambiar su significado ni acudir a extravagancias, algo que estaría de todos modos fuera de lugar por la época y por el público al que iba destinado el montaje, amparando su tradicional propuesta en unos oportunos decorados y vestuario del ya grande Pier Luigi Pizzi. Por lo que no es de extrañar que esta burbero di buon cuore. ELENA DE LA MERCED (Angelica), CARLOS CHAUSSON (Ferramondo), VÉRONIQUE GENS (Lucilla), SAIMIR PIRGU (Giocondo), CECILIA DÍAZ (Marina), JUAN FRANCISCO GATELL (Valerio), LUCA PISARONI (Dorval), JOSEP MIQUEL RAMON (Castagna). SINFÓNICA DE MADRID. Director musical: CHRISTOPHE ROUSSET. Directora de escena: IRINA BROOK. 2 DVD DYNAMIC 33580 (Diverdi). 2007. 140’. N PN que no es difícil imaginar un pasado concreto para cada personaje más allá del arquetipo trazado por el texto. La asignación de colores en la indumentaria diseñada por Sylvie MartinHyszka delata probablemente a una buena espectadora de las películas de Eric Rohmer. La posibilidad que la grabación videográfica ofrece de variar la apertura del plano potencia en el mismo sentido el interés por una trama ingenua pero que, discurriendo con la lógica, fluidez y ritmo constantes de lo cotidiano, mantiene viva la atención de principio a fin. Amplios recortes en los recitativos y mínimos en las arias contribuyen a este efecto. Lo único que en este aspecto no se entiende es el cambio en las palabras que Dorval y Giocondo cantan a dúo en el II, donde la familia sustituye a “la borsa de’ danari” como “la cosa più preziosa che si trova e realización recuerde la ofrecida en Houston en 1987 con Pizzi ya responsabilizándose también de la tarea de director escénico. La coreografía, tan importante en esta obra, está suficientemente servida por Luciana Novaro. Fernando Fraga VERDI: Luisa Miller. ANTONIO DE GOBBI (Conte Walter), FRANCESCO DEMURO (Rodolfo), SARAH MARIA PUNGA (Federica), TAIHWAN PARK (Wurm), ALBERTO GAZALE (Miller), RACHELE STANISCI (Luisa). CORO LUIGI CANEPA DE SASSARI. ORQUESTA DEL ENTE CONCERTI MARIALISA DE CAROLIS. Director musical: CARLO MONTANARO. Director de escena: MARCO SPADA. BONGIOVANNI AB 20012 (Diverdi). 2007. 151’. N PN che si da”. De las varias intervenciones de la directora de escena, sólo la transformación del desmayo de Lucilla en intento de suicidio incurre en exceso. Un reparto sin excepción y por igual tan excelente en lo vocal como en lo actoral, donde los momentos de comparsa no quedan vacíos de contenido, le viene de perlas al material y a un tratamiento que acentúa el carácter ambiguo de casi todos los personajes. Con timbre claro y natural, Elena de la Merced compone con amplia paleta de recursos una Angelica juvenil y sin ñoñerías, sino de calculada ambigüedad entre la inocencia y la picardía, que la consagra como una de las sopranos más en forma del momento. Carlos Chausson llena de sabiduría vocal y escénica el personaje del bondadoso gruñón. Los tenores Saimir Pirgu y Juan Francisco Gatell y el bajo Luca Pisaroni aportan muy considerables calidad y frescura; en cometidos menores, la mezzosoprano Cecilia Díaz cumple y el barítono-bajo Josep Miquel Ramón bastante más que eso. En cuanto a Véronique Gens, interpreta maravillosamente… a Mozart y todo lo demás. En la grabación el rendimiento de la Sinfónica de Madrid no cabe calificarlo sino de impecable, así como de atenta e inspirada la dirección de Rousset. Alfredo Brotons Muñoz No ha sido Luisa Miller, d u r a n t e muchos años, una obra de repertorio permanente, pero poco a poco se han ido redescubriendo sus valores e inspiración y su programación se ha hecho más asidua. La labor de los teatros italianos de limitado presupuesto es importante, pero como es lógico sus repartos no pueden alcanzar el nivel deseado. La mejor es sin duda Rachele Stanisci, con una voz bella, de timbre redondo, que supera las dificultades del aria de entrada y evoluciona positivamente a medida que se desarrolla la obra. El papel de Rodolfo no es, en mi 107 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:53 Página 108 D V I SD C O S D VERDI-VARIOS opinión, para la voz de Francesco Demuro, por ser excesivamente lírica, lo que hace que los muchos momentos densos le pasen factura. Completan el reparto Alberto Gazale, con un canto expansivo, al que falta una cierta nobleza, junto a Antonio De Gobbi, algo mecánico, Taihwan Park, de expresión cerebral y la corrección de Sarah Maria Punga. La dirección musical de Carlo Montanaro mantiene la obra, pero la línea es monolítica, falta de mayor variedad para expresar los momentos de mayor lirismo y como contrapartida los más dramáticos. Los planteamientos escénicos de Marco Spada son genéricos y adaptables y se benefician de una buena iluminación, pero son poco sugerentes y los movimientos escénicos son rutinarios. Albert Vilardell S. WAGNER: El duende. REBECCA BROBERG (Verena), REGINA MAUEL (Gertrud), ANDREAS MITSCHKE (Ekhart), ACHIM HOFFMANN (Trutz y El Sátiro), VOLKER HORN (Friedrich y Eros). SINFÓNICA DE NUREMBERG. PPP MUSIC THEATRE ENSEMBLE. Director musical: FRANK STROBEL. Director de escena: PETER PACHL. Diseños: ACHIM BAFER. Coreografía: CARLOS CORTIZO. Director de vídeo: STEPHAN KELCH. 2 DVD MARCO POLO 2.220003-04 (Ferysa). 2005. 207’. N PN Estrenada en 108 1904 y apenas repuesta, esta obra se ha visto de nuevo en el primoroso e íntimo teatrito de Fürth y en la sala Cuvilliés de Bayreuth. Wagner dejó a su hijo la pesada herencia de llamarse Siegfried y dedicarse a la ópera. Le dejó, además, a Cósima, cuyas mayores virtudes fueron sus relaciones: mujer de Bülow, amante y esposa de Wagner, hija de Liszt, suegra de Stuart Chamberlain y de Winifred Williams, amiga de Hitler. Por el otro lado, fóbica de los judíos, así se llamaran Bruno Walter o Gustav Mahler. En fin, toda una familia de dragones. La obra es de una trama confusa y embrollada, que no acaba de ser leyenda gótica, comedia aldeana ni vodevil picaresco. La sirve una música que parece hecha, a veces, por un seguidor de Papá y otras, por un alumno de Humperdinck. Para colmo, la puesta en escena la toma en solfa y vemos unas acciones que parecen de otra ópera, con lo cual el embrollo se acrecienta. Los actores están bien dirigidos y ponen la discreción de sus voces bajo la disciplinada batuta de Strobel. Un planeo picado de la toma en vivo aligera un poco la tarea del espectador. Hay varios bonus que explican la tarea de esta histórica reposición. Los subtítulos están en inglés y alemán. Una magnífica carpeta nos trae noticias y críticas que permiten un intento de viaje por esta selva en la cual no hay pajaritos mágicos que nos orienten hacia la muralla de fuego. No hay fuego, sencillamente. Blas Matamoro XENAKIS: Obras electrónicas vol. 2. Polytope de Cluny. Hibiki Hana. Neg-Ale for Vasarely. Director artístico: BRIAN BRANDT. Realización sonora: GERARD PAPE. Restauración del corto: ANTON CABALEIRO. MODE 203 (Diverdi) . 2008. 51’. N PN E l siglo XX fue también el de las citas multitudinarias, no hablo de las guerras sino de reuniones populares más pacíficas para escuchar músicas de todo tipo… Estadios, plazas de toros (limpiada la sangre), sitios históricos “cargados de sentido”… Los polytopes y el diatope de Xenakis pertenecen a esas grandes machines en las que el oyente, tumbado en el suelo, nota cómo se mueve la tierra al compás de la música mientras le ciegan luces y láseres (cada uno con tempi variados) enfurecidos (reflejados por 300 espejos en el Polytope de Cluny II: “di un paso de gigante en el plano puramente técnico, sobre todo en término de láseres” dijo Xenakis)… aunque a veces, como en Mycenas, proyectores militares reemplazaban los láseres, con cierta basteza y, creo, eficacia. Entiendo que esas obras ilustran una idea, una búsqueda (desde las naumaquias hasta Jean-Michel Jarre, pasando por las grandes aguas de Versalles con luz y sonido de Lully, Aida con sus elefantes y pirámides, Wagner, Scriabin o Des Esseintes…) de un arte total en el que todos los sentidos estén conectados o solicitados… Y, en el mundo de la música contemporánea, mientras Stockhausen rizaba el rizo con obras metawagnerianas y cuarteto (Arditti) helicopterizado, Xenakis podría ser el compositor que más complejidad consiguió en la música, o por lo menos, más complejidad persiguió… aunque la complejidad real (por ejemplo, los 800 bafles de la Exposición de Osaka para Hibiki Hana Ma) se pierde, quizá, antes de llegar al público. Incluso algún oyente poco respetuoso podría encontrar que las luces de una megadiscoteca producen un espacio tanto o más ambiguo que los láseres del Festival d’Automne de París… Mientras el admirador de Xenakis, aplaudiendo la edición sonora, podrá echar de menos el directo y quizá encontrar el montaje visual del Polytope de Cluny algo simpático. El patito feo del DVD, es Neg-Ale for “Vasarely”, una obra, compuesta para el corto Vasarely (suprimida en la edición en CD) y renegada por Xenakis junto con las músicas para publicidad de un dentífrico (alemán) y una crema de afeitar (holandesa). El especialista xenakiano Makis Solomos es categórico: “… ha de ser escuchada como un documento histórico y no como una obra de arte”. Ese comentario también podría aplicarse a la filmación rozando lo débil, de las obras de Vasarely en la Galerie Denise René, mientras uno se pregunta dónde fue a para toda esa movida del Op Art (de la que quizá solo se salvó Bridget Riley), esas torsiones ópticas que encontraban su más alta realización cuando, copiadas y serigrafiadas sobre minifaldas, se juntaba la ilusión visual con el movimiento real o animal, haciendo titilar la retina del cada vez más irreverente, o escéptico, paseante. Pierre Élie Mamou ZANDONAI: Francesca da Rimini. DANIELA DESSÌ (Francesca), FABIO ARMILIATO (Paolo), ALBERTO MASTROMARINO (Giovanni). CORO LÍRICO MARCHIGIANO VINCENZO BELLINI. ORQUESTA FILARMÓNICA MARCHIGIANA. Director musical: MAURIZIO BARBACINI. Director de escena, decorados, vestuario e iluminación: MASSIMILIANO GASPARON. Director de vídeo: MICHELANGELO ROSSI. ARTHAUS 101 363 (Ferysa). 2004. 137’. N PN Es una lástima que esta estupenda obra de Zandonai no obtenga la atención merecida, pese a lo cual esta ejecución de Macerata es la segunda que llega al DVD, tras la neoyorquina de hace 25 años con Levine y Faggioni. Gasparon, en su cuádruple cometido escénico narra persuasivo la acción dannunciana colocando en el centro del alargado escenario una especie de templete que le sirve para concretar todos los actos, gracias a una sabia iluminación y unos mínimos elementos, aunque sería deseable que los dos cuadros del acto último estuvieran un poco mejor diferenciados. Los laterales, asimismo, le ayudan a completar y dar amplitud al montaje sobre todo en los dos primeros actos. Los figurines son de un dibujo, un diseño y un colorido atrayentes. Barbacini saca a la luz el sutil y elocuente entramado orquestal, siempre en plena colaboración y apoyo al solista, en su continuo y expresivo recitato, salpicado de despliegues líricos de suntuoso desarrollo y tensos instantes dramáticos. La Dessì, pese a su habitual prudencia rayana en el comedimiento, con algún que otro agudo rebelde, establece una creíble Francesca, a partir del cuidadoso fraseo (aquí especial, recuérdense a las dos grandes, Olivero y Kabaivanska) y a un canto acorde con la escritura melódica y el rico recitado. El Paolo de Armiliato tiene más presencia que esencia, utilizando como siempre generoso la riqueza vocal y la prodigalidad del talante. La pareja, que en el acto III encuentra acertados momentos íntimos, da todo de sí en el magnífico acto IV, al que no le sobra ni le falta nada, es perfecto. Excelente Mastromarino en un Gianciotto toda su rudeza y fuerza, respetando del personaje su cojera, tal como lo indica claramente el tema que le compositor le destina. El resto del equipo, doce personajes, algunos con cometidos puntuales de bastante consideración, cumple con dignidad. Hay que destacar a Ludovit Ludha que sabe dar vida a toda la malignidad de Malatestino y a Giuseppe Altomare, que sobresale a pesar de la cortedad de su labor (Ostasio), por lo que no es de extrañar que en el mismo recinto, cinco años después, ya le ofrecieran el Macbeth verdiano. El quinteto femenino acompañante de Francesca (Giacinta Nicotra, Rosella Bevacqua, Sabrina Modena, Francesca Rinaldi y Roberta Canzian), todas bonitas y esbeltas, funciona mejor en conjunto que en solitario y 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:53 Página 109 D V D VERDI-VARIOS Angela Masi se hace notar algo tímidamente como la esclava Smaragdi. Fernando Fraga RECITALES GYÖRGY CZIFFRA. Pianista. Obras de Bach, Scarlatti, Schumann, Liszt y Chopin. BENNO MOISEIWITSCH, piano. Obras de Schumann y Rachmaninov. JORGE BOLET, piano. Obras de Albéniz, Chopin y Liszt. CLASSIC ARCHIVE 3085288 (Ferysa). 1954, 1962-1963. 107’. N PN I nteresante DVD el que propone Classic Archive con el protagonismo de tres pianistas tan diferentes como György Cziffra, Benno Moiseiwitsch y Jorge Bolet. A juicio del que suscribe, sin dudarlo lo más interesante es la presencia del primero, ya que sus interpretaciones no tienen desperdicio y documentan una forma de tocar impresionante; pianista con unas dotes técnicas apabullantes que dominaba el teclado perfectamente y que en todo momento procura una sana distancia hacia la partitura, además de una postura corporal de manual para no lesionarse. Cziffra empieza el documento con una improvisación de estilo romántico como no podía ser de otra forma; llena de acrobacias en forma de octavas y complicaciones técnicas que resuelve con comodidad y holgura, donde impera su estilo sobrio y su lirismo controlado. Cziffra no podía vivir sin tener un piano cerca, necesitaba estar constantemente estudiando y trabajar la técnica. Su dominio del instrumento es total, tal y como se puede comprobar en estas grabaciones, donde destaca la Op. 53 de Chopin y sus curiosas sonatas de Scarlatti, totalmente precisas y articuladas hasta lo más recóndito. Las destrezas se suceden con exactitud y total minuciosidad. Curioso e llamativo comprobar el uso antiguo del pedal en la música barroca al piano… La participación de Moiseiwitsch tiene mucho de documento pero poco interés; las grabaciones de la Rapsodia de Paganini son pésimas (tanto el sonido como la imagen), donde se admira a un solista sólido y a una orques- ta no demasiado exigente en unas versiones que no son precisamente referenciales. El piano que utiliza en el Op. 12 de Schumann tampoco lo es (con desajustes y alguna nota desafinada incluida) así que quizás es la parte menos valiosa del DVD, que concluye con la participación de Bolet, quien ofrece una versión de Triana con espíritu y garbo. A pesar de que momentáneamente parece demasiado pendiente de la cámara no se desconcentra y la interpretación posee rigor y pulcritud. En manos del cubano la Berceuse de Chopin es correcta y su Liszt extraordinario porque las dificultades técnicas no ensombrecen a la música. Su tempo en el Grand Galop chromatique no es rápido y esto permite la expresión atenta de la música. En fin, un documental interesante, pero no al cien por cien. Emili Blasco EMIL GILELS. Pianista. En directo en Moscú. Vol. 5. Obras de Chaikovski y Schumann. SINFÓNICA ESTATAL DE LA URSS. Directores: VICTOR DUBROWSKI, VLADIMIR VERBITSKI. VAI 4471 (LR Music). 1966-1976. 79’. R PN Quinto volumen de la serie Gilels en directo en Moscú que VAI viene ofreciendo y de la que sigue sin saberse por qué no llega el tercer volumen, que parece haber quedado suspendido en el limbo. Comenté no hace mucho los volúmenes nºs 1, 2 y 4 y lo dicho entonces es enteramente aplicable aquí. Cutre presentación de VAI, pedestre realización al modo soviético, con filmación (es un decir) en blanco y negro para el Concierto de Chaikovski de 1966 y en color (es otro decir) para el de Schumann en 1976. Según VAI, el acompañamiento en ambos casos se debe a la Orquesta Sinfónica Estatal de la URSS dirigida por Vladimir Verbitski. La filmación es tan mala que uno al principio se asombra de la aparente “transformación” que sufre en 10 años el director, hasta que cae en la cuenta de que no es la primera vez que VAI mete el cuezo, de forma que se pone a buscar y encuentra que en el Concierto de Chaikovski, Verbitski… no es Verbitski sino Victor Dubrowski. En Schumann Verbitski sí es Verbits- ki. Resuelto este trabalenguas, cabe decir que ambos se muestran como concertadores competentes, que se acoplan con flexibilidad al generoso rubato de Gilels. Del genial ruso existen varias filmaciones del Concierto de Chaikovski, y tengo para mí que la de 1959 con Cluytens (EMI) es la mejor, pero ésta, desde luego, conserva el fuego característico de Gilels y su trepidante vibración, aunque haya que disculpar la horrorosa calidad de filmación y sonido. En Schumann, el color enfermizo alivia algo las cosas, y también mejora el sonido. Una interpretación muy singular, con tempi muy serenos, casi celibidachianos, en los tiempos primero y último, y en cambio bastante animados en el Andantino central. Gilels busca, encuentra y muestra sin concesiones los grandes contrastes de la música de Schumann, de la grandeza épica a la pasión romántica o la sencillez y delicadeza extremas de los pasajes más líricos. No es una versión “al uso”, pero sí está llena de interés y sensibilidad, como siempre en este artista excepcional. Por si fuera poco, una maravillosa Arabeske del propio Schumann constituye un regalo de excepción, saludado al final con ardor por el muy evidente “Bravísimo” de un aficionado. Pese al obsceno precio que tienen estos DVDs de VAI (se venden a precio de Blu-ray), el documento tiene el mayor interés musical. Rafael Ortega Basagoiti RENATA SCOTTO. Soprano. Recital de Tokio de 1984. Obras de Haendel, Scarlatti, Rossini, Verdi, Liszt, Respighi, Puccini y Mascagni. THOMAS FULTON, piano. DYNAMIC 33607 (Diverdi). 1984. 84’. N PN La inteligencia de un artista se demuestra en el planteamiento de su carrera y la de Renata Scotto es un buen ejemplo. Aunque debutó muy joven, siempre ha tenido claro el camino, primero como lírico-ligera y más tarde asumiendo roles de mayor dramatismo, que superaba con su cuidada técnica y su profundo estudio. En los últimos años se dedicó más al recital, que le permitía aprovechar sus condiciones del momento y utilizar su amplio sentido del fraseo. Uno de los lugares que visitó fue Tokio, donde ya había debutado en 1967 en Lucia di Lammermoor, de cuya representación se incluye como bonus. En 1984 la voz de la Scotto mantenía bastante de la redondez originaria y ello le permite abordar un programa muy variado, que alcanza partituras más densas, a medida que el instrumento se encuentra cómodo. Su enfoque del aria de Rinaldo tiene un fraseo muy sutil, al igual que en las canciones de Scarlatti y Rossini. Su sentido expresivo queda claro en las canciones de Verdi y especialmente en el aria de Don Carlo, llena de una sensibilidad lacerante. Continúa alternando canciones de Liszt y Respighi, muy contrastadas, y luego destaca especialmente en su interpretación de Puccini, con arias de Tosca, con un gran dolor y Madama Butterfly, con entereza. Le acompaña Thomas Fulton en una total simbiosis con la cantante. Albert Vilardell VARIOS LO MEJOR DEL BALLET BOLSHOI. Obras de Adam, Asafiev, Chaikovski, Rachmaninov, Glinka, Gounod y Saint-Saëns. SOLISTAS Y CUERPO DEL BALLET BOLSHOI. ORQUESTAS DEL COVENT GARDEN Y DE BOURNEMOUTH. Directores: YURI FAIER Y GENNADI ROZHDESVENTSKI. Coreógrafos: ROSTISLAV ZAJAROV, ALEXANDER GORSKY, LEONID LAVROVSKI, ASAF MESSERER Y MIJAIL FOKINE. Escenografía: VADIM RINDIN. Director de vídeo: PAUL CZINNER. DEUTSCHE GRAMMOPHON 00440 073 4425 GH (Universal). 1956. 100’. R PN Un auténtico documento de época es esta digitalización del viejo filme de Unitel y Harmony, tomado en vivo en el Covent Garden. Escenografías pictóricas de exquisita factura, a veces sustituidas por un mero panorama oscuro o un telón de fondo, suntuosidad barroca de vestuario y hasta un color de extremos — dicho en plan modernista: rojos de ígneo rubí, amarillos coruscantes, blancos de nieve reciente— y un ajustado acompañamiento orquestal nos llevan a la almendra del ballet ruso en la primera mitad del siglo XX. Todas las tradiciones están allí: tensión de bravura, virtuosismo, estilo eslavo de potencia y encanto, estrellas y 109 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:53 Página 110 D V I SD C O S D VARIOS solistas, masas impecables y enjundiosas, que a veces sirven al pintoresquismo folclorizante (Danza de los tártaros de Asafiev, Polonesa y cracoviana de Glinka, tomadas de Una vida por el Zar) o a una estilizada orgía con deslumbrantes composiciones de cuerpos semidesnudos (La noche de Walpurgis de Gounod, extraí- da de Faust). Largo sería enumerar a las figuras pero baste recordar el encuentro entre la veteranía de Galina Ulanova y los comienzos de Nikolai Fadeiechev, éste en esa peculiar síntesis de sólida presencia y un lirismo brillante de bailarín noble. Ella luce su magistral simetría agonizante de brazos y piernas en El cisne de Saint-Saëns y ambos comparten una versión condensada de Giselle. Ulanova muestra la evanescente desenvoltura de sus evoluciones aliada con un contenido y hondo arte de actriz, componiendo una protagonista que pasa de la campesina ingenua y seductora a la delirante y desgarrada amante desilusionada que enloquece y muere, para reaparecer, fantasmal, en la noche de bosque, tumba y apariciones. La relojería nubosa de las willis convence al más escéptico: sí, son capaces de ir y venir del otro mundo. Blas Matamoro Plácido Domingo EL HOMBRE ORFEÓN AMOR, VIDA DE MI VIDA. Páginas de El bateo, El niño judío, La chulapona, La marchenera, El amor brujo, Luisa Fernanda, Los claveles, La del soto del parral, La boda de Luis Alonso, Don Gil de Alcalá, La tabernera del puerto, El sombrero de tres picos, La canción del olvido, Las hijas del Zebedeo, María la O, El gato montés y La viuda alegre. PLÁCIDO DOMINGO, tenor; ANA MARÍA MARTÍNEZ, soprano. ORQUESTA MOZARTEUM DE SALZBURGO. Director: JESÚS LÓPEZ COBOS. Directora de vídeo: KARINA FIBICH. MEDICI ARTS 2072478 (Ferysa). 2007. 101’. N PN O tro concierto de Domingo en su personal campaña zarzuelera de paladín mundial del género. Este fenómeno, porque con este cantante otro adjetivo se quedaría corto, en una tarde magnífica de voz, es capaz de atacar partes de tenor y barítono y hasta de mezzosoprano en la habanera 110 de Don Gil de Alcalá con resultados sorprendentemente válidos. Con la seguridad que el repertorio le procura, que lo ha mamado desde niño y con el que no hay duda disfruta, se pasea por todo el recital, iniciado con la página de Maravillas que da título al DVD, derrochando entusiasmo, pasión y simpatía, logrando con varios de sus hits (La tabernera del puerto) poner el pie al auditorio en la entregada versión que tan bien se le conoce y prodiga y que en esta oportunidad compite en similares y excelentes resultados con la que conseguida con el Mujer, primorosa clavelina, pocas veces interpretada con tanta musicalidad e intenciones. Igualmente los dos fragmentos pertenecientes a Vidal en Luisa Fernanda son de elevada consideración musical y dramática. Este auténtico hombre-orfeón tiene a su lado (sustituyendo al inicialmente programado Villazón que ya empezaba a cancelar proyectos) a la puertorriqueña Ana María Martínez, surgida de sus Operalias. La soprano canta divinamente todo lo que tiene en atril, aunque para algunos fragmentos necesite algo más de salero (El niño judío, Las hijas del Zebedeo) y para otros desgarro (Los claveles). Obtiene con su lectura de En un país de fábula (con Domingo ¡coreándola a bocca chiusa!) lo mismo que con la página más popular de María la O, suprema calidad expositiva, ganando un poco de ánimo, contagiada por su compañero, en el brioso dúo de El gato montés. Para rubricar la faena, como cuarto bis, para conectar aún más por si falta hacía con la enfervorizada asistencia, un momento de La viuda alegre, espléndida la pareja que, contagiada por el calor del público, hasta hace un amago de bailar el vals. López Cobos tiene oportunidad de lucirse acompañando muy bien a los solistas y sobre todo en solitario, siempre competente y sabio, en especial en los dos momentos de Falla y en el intermedio de Giménez, al frente de una orquesta de categoría, flexible y profesional, en un repertorio que para ella es poco o nada frecuente. Un extraordinario recital capaz de entusiasmar a los aficionados a la zarzuela y a los fans del tenor madrileño. Fernando Fraga 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:53 Página 111 NEGRO MARFIL IDENTIDADES ALREDEDOR DE LA MEMORIA RENAUD DE PUTTER: Jour et nuit. Orlane-Cabaret. Eclipse Sound. KOBE BAEYENS, barítono; JEANLUC PLOUVIER, CARINE ZARIFIAN, piano. SOPHIE DUNÉR: The city of my dreams. SOPHIE DUNÉR, voz. THE SOPHIE DUNÉR STRING QUARTET. SGAE 94497 5. 2008. 50’. DDD. N PN FUGA LIBERA FUG703 (Diverdi). 2007-2008. 76’. DDD. N PN …soy esa lengua que vivió largo tiempo entre dos labios cerrados antes de arriesgarse en otras bocas. (Claire Lamarche, Quand je marche). … algunas músicas inventan lugares: un decorado de teatro por ejemplo, mientras el pianista toca Jour et nuit, improvisación ralentizada sobre dos fragmentos de Night and Day y Love for sale… canciones de Cole Porter, improvisación a la memoria de Cole Porter… en el tempo lento, se mezclan Jour et nuit… Night and Day, crepúsculo y aurora, el interior del teatro o del cabaret donde el showman canta el recuerdo de Orlane, esa mujer que está saliendo ahora mismo del decorado, del teatro, del cabaret, y el oyente la sigue, fuera, entre perspectivas ilógicas, entre ruinas u objetos sonoros heteróclitas, en un paisaje a lo Delvaux (el compositor es belga: la asociación, algo tópica, se impone), o puede que a lo Magritte… [… aprehensión del paisaje interior y visión exterior… no se necesita diccionario especializado para decir, oír, que esta música se crea alrededor de sonidos muy grávidos, llenos, cargados de memoria como la soledad, la noche, el sueño, los sueños, el cuerpo…] … Jour et nuit… nocturno en pleno día; no se separan nunca el pálido sol del olvido y la luna de la memoria mientras suena la música con la que uno sueña de lejos. … Love for sale… Orlane desaparece desnuda en las sombras, sube a la superficie con una mirada solitaria, con una mirada de rehén; Orlane, la reconocemos, es una de esas damas secretas, furtivas, de la literatura musical, las que poseen una juventud más allá de las edades, las de Capeck y Janácek, o damas de las aguas profundas, las de Korngold y Dvorák, damas de William Blake a la búsqueda de su rostro antes de que naciera el mundo… En esta historia del Orlane-Cabaret —con poemas, a más de los de Blake o Melville escritos para la circunstancia— cuya traza sigue el compositor obra tras obra, la imaginación del oyente se deja invadir, canción tras canción, por mujeres sin ataduras, actores en paro, pianistas de bares nocturnos, mendigos y otros marginales, desarraigados… el seguimiento de Orlane no lleva a ninguna parte o a una suerte de laberinto o red de artificios en los que la voz se constituye como único personaje creíble, como solo indicio de la realidad… … Día y noche… Eclipse Sound… en el tiempo modificado del mundo de los eclipses, las identidades de Orlane aparecen sugeridas por texturas armónicas estructuradas en bloques, alre- dedor de largas suspensiones, identidades que se deshacen como los recuerdos bajo el olvido, como bancos de hielo a la deriva… el compositor gusta poco de las brutalidades atornasoladas y el exotismo le deja indiferente; ningún puñetazo aforístico en esa música, ninguna contorsión, sino una manufactura minuciosamente realista para crear un mundo onírico y veladamente erótico. … amo tanto el baile y las locuras físicas, que siento, con toda evidencia que, de haber sido muchacha, hubiese escogido la mala vida. (Arthur Cravan, Hie) … radiantes, unos soles brillan en este cedé inaugural de Sophie Dunér, cantante, compositora, loca por la vida y a la vez lo suficientemente lúcida para medir su desesperanza; y a pesar de tanta tristeza, sigue maravillándose… Es una suerte de Orlane del otro lado del espejo, es una Orlane en el mundo, al aire libre; cuando Orlane escondía su identidad y las metas de su viaje, Sophie Dunér se declina y describe en sus títulos, como esa marinera pelirroja —una vez más los tópicos: una Pipi Calzaslargas algo crecida— viajando desde El Cairo (“bailar sin fin en sus calles, muéveme hasta que me muera”, dice ella) pasando por una España bajo la lluvia para alcanzar la Ciudad de sus —mis— sueños. … entiendo, oigo, que al contrario de los poemas murmurados del Cabaret de Orlane, esas canciones fueron compuestas a voz alta y exigen acaso ser cantadas con esa voz. La escritura, de los textos, de la música, pertenece, si se quiere, al pop figurativo, incluso la voz de la intérprete es figurativa, y su realismo es acentuado por una cierta dureza xilográfica o xilofónica de la expresión y del ritmo… Su estética sigue la estela de algunas experiencias de los Kronos o de los Brodsky con Elvis Costello, Sting, Bjork, Jacqui Dankworth o Meredith Monk; experiencia algo marginal para los Brodsky que Sophie Dunér toma como eje de su creación, cogiendo a mano llena en la realidad de la calle materiales que se acumulan sin transición, adicionan, superponen y suceden a la velocidad de un tiovivo. De una estrofa a otra, de un título a otro, imágenes, temas, motivos vuelven y se imponen por su sonoridad o su silueta, por encima de su posible lógica dentro de la obra, y contribuyen, a la manera de un estribillo deshilachado, a recrear en una suerte de caleidoscopio de impresiones y sensaciones, la atmósfera embriagadora del recuerdo que ensueña y enfervorece. Pierre Élie Mamou 111 242-DISCOS FILM:nueva maqueta Discos 22/5/09 11:53 Página 112 ÍNDICE ÍNDICE DE DISCOS CRITICADOS 112 Albéniz: Iberia. Montiel. Autor. 78 Amor, vida de mi vida. Domingo, Martínez/López Cobos. Medici. . . . . . . . . . . . . . . . .110 Aniversario de Martina Franca. Dynamic. . . . . . . . . . . . . . . .100 Arenski: Concierto para violín. Gringolts/Volkov. Hyperion. .78 Arriaga: Cuartetos. Prima Vista. 79 Bach: Arte de la fuga. Ader. Fuga Libera. . . . . . . . . . . . . . . . . . .79 — Clave bien temperado II. Suzuki. BIS. . . . . . . . . . . . . . . . . . .79 — Conciertos para clave. Cuiller. Mirare. . . . . . . . . . . . . . . . . . .80 —Variaciones Goldberg. Blassel/ Pierre. Lontano. . . . . . . . . . . .80 Bach métamorphoses. Talmi. .100 Barbara sings the blues. Hendricks/Lindgren. Arte Verum. 101 Beethoven: Concierto para violín. Stucki/Scherchen. Tahra. . . . .73 — Fidelio. Dohnányi. Brilliant. .76 — Fidelio. Stabell, Uusitalo/Mehta. Medici. . . . . . . . . . . . . . . . .104 — Lieder. Ainsley/Burnside. Signum. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .80 — Sinfonía 9. Monteux. Tahra. .73 Belle homicide. Obras de Couperin, Gaultier y otros. Early Music. . . . . . . . . . . . . . . . . .101 Berlioz: Beatriz y Benedicto. Barenboim. Brilliant. . . . . . . .77 Bertomeu: Fantasía. Villa Rojo. Autor. . . . . . . . . . . . . . . . . . .80 Boëly: Obras de cámara. Mosaïques. Laborie. . . . . . . . . . . . .81 Bononcini: San Nicola di Bari. Heyghen. Ramée. . . . . . . . . .80 Boult, Adrian. Director. Obras de Chaikovski. Retrospective. . . .98 Bridge: Tríos. Wass e. a. Naxos. 81 Britten: Canciones. Padmore/Vignoles. H. Mundi. . . . . .82 — Owen Wingrave. Luxon, Shirley-Quirk/Britten. Decca. . . .105 — Sinfonía simple. Fiedler. Ohems. . . . . . . . . . . . . . . . . .82 — Suites para chelo. Djokic. Atma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .81 Bruckner: Quinteto. Fine Arts/Sharon. Naxos. . . . . . . . .82 Busquets, Àngels. Mezzo. Obras de Homs, Toldrà y otros. Albert Moraleda. . . . . . . . . . . . . . . .98 Byrd: Cantiones sacræ. Carwood. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . .82 Cage: Waltzes. Gillespie. Mode. 105 Chaikovski: Trío. Trío de Viena. MDG. . . . . . . . . . . . . . . . . . .83 Cliburn, Van. Pianista. Obras de Chaikovski, Rachmaninov y otros. Testament. . . . . . . . . . .75 Compositores venecianos en Guatemala y Bolivia. Cetrangolo. Arts. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .101 Conciertos para violín. Obras de Kühr, Resch y Zykan. Kalitzke. Col Legno. . . . . . . . . . . . . . .101 Cziffra, György. Pianista. Obras de Bach, Scarlatti y otros. Classic. . . . . . . . . . . . . . . . .109 Divertimenti. Obras de Britten, Bartók y otros. Trondheim. 2L. . .102 Donizetti: Anna Bolena. Rudel. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . .77 Dufay: Misa. Kirkman. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . .83 Dvorák: Stabat Mater y Sinfonías 7-9. Pesek. Arthaus. . . . . . . . .72 Elgar: Sueño de Geroncio. Elder. Hallé. . . . . . . . . . . . . . . . . . .83 Falla: Fuego fatuo. Ros-Marbà. Claves. . . . . . . . . . . . . . . . . . .83 Fasch: Sinfonías. Rémy. CPO. . .84 Finley, Gerald. Bajo. Obras de Chaikovski, Musorgski otros. Wigmore. . . . . . . . . . . . . . . .98 Furtwängler, Wilhelm. Director. Obras de Beethoven y Brahms. Tahra. . . . . . . . . . . . . . . . . . .73 Galuppi: Sonatas. Bacchetti. RCA. . . . . . . . . . . . . . . . . . .84 Gilels, Emil. Pianista. Obras de Chaikovski y Schumann. VAI. 109 Giordani: Tríos. Kaczander e. a. Hungaroton. . . . . . . . . . . . . .84 Goldmark: Quintetos. Triendl/Sine Nomine. CPO. . . . . . . . . . . . .84 Górecki: Sinfonía 3. Upshaw/Zinman. Voiceprint. . . .104 Granados: Goyescas. Vera. Signum. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .85 Guerrero: Misa de la batalla. Chritophers. Coro. . . . . . . . . . . . .85 Guller, Youra. Pianista. Obras de Schumann, Beethoven y otros. Tahra. . . . . . . . . . . . . . . . . . .73 Haendel: Alcina. DiDonato, Beaumont/Curtis. Archiv. . . . . . . . .68 — Clori, Tirsi e Fileno. Invernizzi, Arias/Bonizzoni. Glossa. . . . .85 — Ezio. Hallenberg, Gauvin/Curtis. Archiv. . . . . . . . . .68 —Faramondo. Cencic, Jaroussky/ Fasolis. Virgin. . . . . . . . . . . . .68 —Rodrigo. Wesseling, Bayo/López Banzo. Ambroisie. . . . . . . . . .85 —Semele. Bartoli, Workman/ Christie. Decca. . . . . . . . . . .105 Halffter, C.: Lázaro. Sabrowski, Kunder/Fritszch. Neos. . . . . .106 Haydn: Estaciones. Fricsay. Ars. 77 — Missa Cellensis. Immerseel. Carus. . . . . . . . . . . . . . . . . . .86 Haydn en París. Waas. Ricercar. 102 Henze: Sinfonías 7, 8. Janowski. Wergo. . . . . . . . . . . . . . . . . .86 Holst: Obras orquestales. Hickox. Chandos. . . . . . . . . . . . . . . . .86 Ireland: Obras de cámara. Plane e. a. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . .86 Janácek: Cuartetos. Emerson. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .87 Jaroussky, Philippe. Contratenor. Obras de Hahn, Fauré y otros. Albert Moraleda. . . . . . . . . . .98 Kabalevski: Sinfonías. Oue. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .86 Kagel: Kantrimiusik. Spanjaard. Winter & Winter. . . . . . . . . . .87 Koechlin: Obras para piano. Korstick. Hänssler. . . . . . . . . . . . .87 Kubelik, Rafael. Director. Obras de Dvorák, Martinu y Beethoven. Testament. . . . . . . . . . . . . . . .75 Lehár: Blaue Mazur. Stojkovich, Bauer/Beerman. CPO. . . . . . .88 — Wiener Frauen. Froschauer. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .88 Lo mejor del Ballet Bolshoi. DG. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .109 Lutoslawski: Obras para violín y piano. Daskalakis/Yampolski. Naxos. . . . . . . . . . . . . . . . . . .88 Maestros de Flandes. Antología. Etecetera. . . . . . . . . . . . . . . . .74 Mahler: Sinfonía 2. Eschenbach. Ondine. . . . . . . . . . . . . . . . . .89 Manchado: Luar. Martínez. Autor. . . . . . . . . . . . . . . . . . .88 Martín y Soler: Burbero di buon cuore. De la Merced, Chausson/Rousset. Dynamic. . . . .107 Mercadante: Virginia. Patterson, Antonucci/Benini. Opera Rara. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .89 Messiaen: Cuarteto para el fin del tiempo. Gruenberg e. a. EMI. .89 Mompou: Canciones. Martins/RosMarbà. Warner. . . . . . . . . . . .89 Moreno Torroba: Obras para guitarra. Maruri. EMEC. . . . . . . .90 Mozart: Conciertos para piano 12, 13. Schnyder/Höbarth. RCA. .90 — Così fan tutte. Kuijken. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .76 — Cuartetos con flauta. Guimond/Sonnerie. Early Music. .91 — Idomeneo. Croft, Fink/Jacobs. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . .69 — Zaide. Monar, Schäfer/Haselböck CPO. . . . . . . . .90 Offenbach: Cuentos de Hoffmann. Shicoff, Terfel/López Cobos. Arthaus. . . . . . . . . . . . . . . . .106 Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam. Grabaciones, 19801990. RCO. . . . . . . . . . . . . . .70 O vos, amici mei carissimi. Nisini. Ramée. . . . . . . . . . . . . . . . .102 Piatigorski, Gregor. Violonchelista. Obras de Mendelssohn, Chopin y otros. Testament. . . . . . .76 Pièces de viole. Obras de Marais y Saint-Colombe. Chetham/Sempé. Paradizo. . . . . . . . . . . . . . . .102 Profundis. Obras de Buxtehude, Tunder y otros. Pierlot. Mirare. . . . . . . . . . . . . . . . . .103 Prokofiev: Guerra y paz. Kalinina, Masurok/Ermler. Melodiya. . .91 Purcell: Rey Arturo. Pinnock. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .76 Rachmaninov: Danzas sinfónicas. Varios. . . . . . . . . . . . . . . . . . .66 Rameau: Anacréon. Minkowski. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . .76 Rebel: Terpsicore. Cuiller. Early Music. . . . . . . . . . . . . . . . . . .91 Rimski-Korsakov: Gallo de oro. Nesterenko, Svistov/Kitaenko. Melodiya. . . . . . . . . . . . . . . .92 Rodríguez de Hita: Misa “O gloriosa Virginum”. Recasens. Lauda. . . . . . . . . . . . . . . . . . .92 Roman: Sonatas para flauta. Fischer/Berben. Naxos. . . . . . . .92 Rossini: Música instrumental. Fischer. Channel. . . . . . . . . . . . .92 Saint-George: Sinfonías concertantes. Malát. Avenira. . . . . . . . .93 Salminen, Matti. Bajo. Canciones finlandesas. Ondine. . . . . . . .99 Sarasate: Obras para violín y piano. Guillén/García. Sedem. . .93 Saygun: Conciertos para piano 1, 2. Onay/Griffiths. CPO. . . . . .93 Schoenberg: Moisés y Aarón. Gielen. Brilliant. . . . . . . . . . . . . .77 Schubert: Amigos de Salamanca. Guschlbauer. Brilliant. . . . . . .77 — Canto del cisne. Bostridge/Pappano. EMI. . . . . . . . . . .93 — Lieder. Vol. 30. Kobow/Eisenlohr. Naxos. . . . .94 — Oberturas. Benda. Naxos. . .94 Schumann: Obras para chelo y piano. Isserlis/Varjon. Hyperion. . . . . . . . . . . . . . . . . . .94 — Sinfonías. Skrowaczewski. Oehms. . . . . . . . . . . . . . . . . .94 — Sinfonías 3, 4. Dausgaard. BIS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .95 Scotto, Renata. Soprano. Recital de Tokio de 1984. Dynamic. 109 Sibelius: Sinfonías 1, 4. Davis. LSO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .94 — Sinfonías 2, 5. Barbirolli. Testament. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75 Soler: Coral y tiento partido. Roura. Moraleda. . . . . . . . . . . . . .95 Sonate, battaglie & lamento. Obras para el obispo de Olmütz. CordArte. Pan. . . . . . . . . . . .103 Strauss, J.: Princesa Ninetta. Aberg, Rombo/Csányi. Naxos. 95 Strauss, R.: Ariadne auf Naxos. Sinopoli. Brilliant. . . . . . . . . .77 — Caballero de la rosa. Karajan. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . .77 — Canciones. Vol. 4. Maltman/Vignoles. Hyperion. . . . .95 Suk: Maduración. Petrenko. CPO. . . . . . . . . . . . . . . . . .96 Tailleferre: Obras para piano. Ariagno. Brilliant. . . . . . . . . .96 Telemann: Oberturas. Ter Linden. Early Music. . . . . . . . . . . . . . .96 Torres: Sinfonía. Noseda. Tritó. 96 Trazos de los ministriles. Obras de Peñalosa, Flecha y otros. Ministriles de Marsias. NB. . . . . . .103 Tulev: Songs. Plaas/Hillier. H. Mundi. . . . . . . . . . . . . . . . . . .97 Varnay, Astrid. Soprano. Obras de Wagner. Ars. . . . . . . . . . . . . .77 Verdi: Aida. Santunione, Bergonzi/De Fabritiis. VAI. . . . . . . .106 — Luisa Miller. Gobbi, Stanisci/Montanaro. Bongiovanni. 107 Villa-Lobos: Bachianas. Minczuk. BIS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .97 — Choros. Neschling. BIS. . . . .97 — Música para piano. Vol. 8. Rubinsky. Naxos. . . . . . . . . . .97 Wagner, S.: Duende. Broberg, Mauel/Strobel. Marco Polo. .108 Walter, Bruno. Director. Obras de Strauss y Mahler. Testament. .75 Walton, Bernard. Clarinetista. Obras de Mozart y Brahms. Testament. . . . . . . . . . . . . . . . . .76 Wang, Yuja. Pianista. Obras de Chopin, Liszt y otros. DG. . .100 Xenakis: Obras electrónicas. Mode. . . . . . . . . . . . . . . . . .108 Yudina, Maria. Pianista. Obras de Bach, Mozart y otros. Brilliant. . . . . . . . . . . . . . . . . .99 Zandonai: Francesca de Rimini. Dessì, Armiliato/Barbacini. Arthaus. . . . . . . . . . . . . . . . .108 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 113 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA. LA PALABRA Y LA MÚSICA través del tiempo la relación dialéctica entre ambas ha sido un elemento esencial del desarrollo estético. Compositores y poetas han vivido y han creado juntos pero esa relación no siempre ha sido fácil o placentera. Cada cual tiene su dominio y pretende dominar a la otra parte. De ahí nace una verdad llamada la belleza. El tiempo histórico ha sido testigo de ese riquísimo debate. Poetas y escritores convocados tratan de explicar cómo ha sido, cómo se ha desenvuelto esa relación, unas veces oscura, otras luminosa. Es un proceso abierto en el cual al lector y al oyente se le invita a participar y hacer oír o escuchar su voz. Un encuentro que se produce en un terreno de paz o de ruptura, pero siempre fecundo. En estas páginas pretendemos dar vida a una intrincada reflexión. Ivánpascual.co A Javier Alfaya 113 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 114 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA TEXTO Y PRETEXTO A PAUL VERLAINE principios del siglo XVI, Pierre de la Rue, a la sazón al servicio de Margarita de Austria, compone uno de los plantos más hermosos —recogido en los manuscritos de Alamire— de la historia de la música. Se trata de la canción Soubz ce tumbel y su texto dice así: “Bajo esta tumba, cerrada en duro cónclave, / yace el verde amante y muy noble esclavo / cuyo franco corazón, ebrio de verdadero amor, / no puede sufrir perder a su dama y vivir”. No se trata de un último suspiro del amor cortés, que también —su autor es el poeta de la corte Jean Lemaire de Belges—, sino del epitafio musical que el compositor —no está claro si el propio De La Rue o alguien de su entorno— dedica al loro —“el verde amante”— de la Emperatriz, a la sazón recién fallecido. Cuatro siglos y medio después, Bernd Aloys Zimmermann escribe una de las obras maestras del siglo XX, el Réquiem por un joven poeta utilizando las voces grabadas de Mao, Churchill, Stalin, Dubcek, Juan XXIII, Camus, Ludwig Wittgenstein, Pound, Joyce o Maiakovski. Entre ambos —y antes y después— la palabra florece junto a la música con ejemplos que están en la mente de todos. Sin embargo, estos dos nos sirven para comprobar dos cosas: lo engañoso de los versos hermosos y la nobleza expresiva de la palabra no estrictamente literaria cuando, acentuando su significado, se engrandece a través de una nueva formalización. El loro de la Emperatriz ha mezclado sus cenizas a la tierra pero sigue vivo por mor de una canción que lo evoca con los sentimientos propios del amor más allá de la muerte. Los discursos políticos o literarios —la voz del escritor como reflejo de su propia literatura— sirven de lección a quien revisa la música, sus relaciones con la realidad y hasta la manera en que aquélla sobrevive a ésta en razón de su anhelo de eternidad por más que la realidad —por mor de su naturaleza dialéctica, como nos enseña el marxismo— se someta al albur de las circunstancias. En un caso hablamos de literatura canónicamente establecida y en el otro de palabras que escriben su historia pero cuya relación con la música las ha elevado a un nuevo ámbito como elemento complementario de una obra de arte que pudiera excederlas o no pero que las dota de una nueva capacidad de irradiación. No hay que sacralizar nada, ni siquiera las relaciones entre música y literatura, artes diversas que en la poesía acaban por unirse ya como una composición musical en la que la palabra llega sujeta al ritmo dictado por la lengua y por la forma. Hölderlin aplica a su teoría poética la terminología musical. Verlaine lo entiende bien cuando en Art poètique afirma: “De la musique avant toute chose” para concluir que “Et tout le reste est littérature”. Ese “lo demás es literatura” que en el habla coloquial hemos arramblado al espacio de los lugares comunes para referirnos a lo inútil frente a lo exacto se hace ahí una declaración de principios del poema como estructura formal que bebe su fluir de la música que lo convierte en arte. Por cierto, Ricardo Viñes escribió una obra para piano de título bien significativo: En Verlaine mineur. A veces —bastantes— es la obra musical la que se sostiene en un pretexto de escaso valor literario. Y la ópera es un ejemplo bien a la vista 114 en tantos títulos que pasaron el fielato del estreno y viven ahora instalados en la posteridad. Muchas obras del belcantismo —incluyendo al primer Verdi— sirven de ejemplo palmario de ello pues situar a alguno de sus libretistas en lo literario —por más que beben la misma fuente romántica que quienes los ponen en música— es concederles un honor que no merecen. Entre Da Ponte y Von Hofmannsthal hay un centón de profesionales que fueron incapaces de ir más allá de las convenciones teatrales pero de cuyo estro los músicos sacaron petróleo —por ejemplo Bellini en La sonnambula o Donizetti en L’elisir d’amore. No podemos pensar en el mensaje de libertad de Fidelio separándolo de la música de Beethoven y esperamos “la pira” en Il trovatore aguantando lo abstruso del libreto de Cammarano basado en García Gutiérrez. Sin embargo, nada de lo que los clásicos nos proponen desaparece en la escucha del Edipo de Enesco ni la atmósfera ominosa de un atormentado Dostoievski hace mutis en la música de un Janácek —De la casa de los muertos— que, además, es capaz de extraer un elemento expresivo básico en la prosodia de la lengua a la que se ha traducido la acción, haciendo del presunto inconveniente filológico una ventaja musical. Lo que nos lleva a pensar en la inteligencia literaria de la ópera del siglo XX —incluyendo, por qué no, la conversación hipnotizadora gracias a la música del Capriccio straussiano— que tiene seguramente en Britten su ejemplo más cumplido al servirse, con el apoyo de gentes del talento de Edward Morgan Foster —aquél que hablaba de la importancia de la vida de los valores en las novelas— o de Myfanwy Piper, de textos y pretextos de Shakespeare, Melville, Henry James o Thomas Mann. Como se trata de literatura de primera clase todo funciona con ellos. El sueño de una noche de verano es la distancia si se quiere y entrar en la farsa corresponde a un previo ejercicio de preparación, lo que, en realidad, diría poco de una obra que, sin embargo, funciona precisamente por mor de esa distancia. Mann es más cercano —y Britten resuelve mejor el desafío de Muerte en Venecia en la ópera que Visconti en el cine— y Melville juega con los rincones 242-dosier 22/5/09 18:00 Página 115 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA más oscuros de la miseria humana enfrentada a la realidad de una bondad que casi no es de este mundo. Presenta un drama creíble. Recordemos también aquí el trabajo de Auden para The Rake’s Progress de Stravinski y lo que tiene de asunción de los clásicos, su método y su lenguaje en una historia que bebe en lo musical del pasado operístico y que quiere ser, al mismo tiempo, una lección moral y un ejemplo —en buena medida frustrado— de un trabajo propio del creador seguro de sí mismo como es el de tratar de sacar al género de la postración en que aquél lo creía sumido. En ocasiones la música eleva el pretexto a una altura impensable para él solo. Schubert —incapaz de escribir una buena ópera— lo evidencia en sus ciclos sobre poemas de Wilhelm Müller, un poeta que no alcanza la altura de sus grandes contemporáneos y que ha pasado definitivamente a la historia gracias a la música de Winterreise, sobre todo si escuchamos ésta sirviéndonos de guía del original, pues la traducción generalmente desvirtúa la esencia de una expresión literaria que, trasvasada a otra lengua, pareciera basarse más en el clima que en la mera valía de la expresión en sí. Schubert lo comprendió muy bien, sobre todo desde el punto de vista de la narratividad que Müller propone y el músico consigue expresar musicalmente con gestos tan eficaces como el final del recorrido, que, recordemos, se cierra con una sola nota del piano, a diferencia del postludio schumanniano en Dichterliebe —ese que hereda, transmite, glosa y enfatiza Mahler en La canción de la tierra—, un recurso que nos llevaría muy lejos, pues introduce un doble elemento: la valoración del piano como elemento esencial y una cierta idea de que al final es la música quien ha de decir la última palabra, lo que, de paso, bien puede hacernos pensar en la idea de un énfasis innecesario en teoría pero procedente de una cierta inseguridad expresiva a la hora de tratar una forma que, curiosamente, Schumann cierra en cierto modo, pues Brahms es un continuador y Wolf un rompedor. Schubert, por su parte, no siempre se adecua al texto del poema y en ocasiones hay sorpresas que nos llevan a un más allá en nuestra apreciación de lo que se evoca, como sucede en Die Stadt, una ciudad cuyas luces no son ya para Heine solamente las del romántico insomne o las de la honrada casa de familia sino, muy seguramente, las de la urbe preindustrial, y también en ello radica el plus de inquietud que la canción propone y que el intérprete debe asumir no sólo en clave estilística sino, igualmente, en sintonía histórica —como si al fin no bastara para ello, simplemente, con acompañarse de un fortepiano. No es ya el pueblito donde vive la amada sino la ciudad en la que la perdió un día. Pero eso pertenece a la pura deducción de quien escucha no al sistema de señales que el poema propone y que el músico ha transformado, como sucede en la manipulación schubertiana de los seis poemas —también de Heine— que utiliza en Schwanengesang, con muy especial cita en este punto a Der Doppelgänger, donde se llega a lo que Fischer-Dieskau describe como “arrebatos repentinos”. Es demasiado duro el camino que tiene sus paradas en la naturaleza, la noche, el viaje, el amor y la muerte como para no hacer algún descanso. En relación a Margarita en la rueca de Goethe, en la versión de Franz Liszt, George Steiner habla de “despreocupada libertad” o, lo que es lo mismo de llevar al extremo la condición ancilar del poema. Recordemos, con el propio Steiner, que el menos “manipulador” será Hugo Wolf y añadamos que igualmente fiel será el Schumann de Las escenas del Fausto de Goethe, una obra que seguramente no hubiera nunca compuesto todo un Schubert, quien comparte con el autor de Zwickau la misma falta de sintonía con las formas sinfónico vocales. Es curioso cómo aprende la lección un compositor contemporáneo como Wolfgang Rihm en su Das Rot sobre poemas de Karoline von Gunderrode, nacida como Rihm en Karlsruhe —en 1780— y que se suicidará en Winkel am Rhein en 1806. El ciclo de Rihm es decididamente román- Hermann Winkelmann, Parsifal, y las muchachas flor en Bayreuth, 1882 tico en su expresión —con las cualidades propias de lo que entendería por un compositor moderno quien no conozca otras obras suyas de planteamiento, por así decir, más radical—, acercándose levemente a la atonalidad tan sólo en el acompañamiento pianístico a la canción Ist alles stumm und leer. Das Rot ofrece todo un curso de relación entre música y texto, de relectura cordial de algún poema, por ejemplo en Des Knaben Abendgruss, donde nos sorprende con la evocación de una medianoche dramática para el músico pero mucho menos para la poeta. Sería como si Rihm hubiera tenido en cuenta aquello que decía Jaime Gil de Biedma de que toda poesía es capaz de mentir y, por ende, se merece que la música le sea tan infiel como ella es a la realidad por muy íntima que ésta sea o por muy hondo que parezca el origen de las palabras que luego variarán su discurso. Pero hay músicas especialmente fieles por el hecho de haberse enamorado de alguna forma de sus textos. Wolf reinventa a Mörike —Steiner de nuevo— y Satie revela un Sócrates musical. Toldrá otorga sin palabras —volveremos sobre ello— a la poesía de Maragall la frescura impagable de las Vistas al mar mientras Granados no puede hacer otra cosa con Periquet sino inmortalizar su incapacidad poética. Fijémonos ahora —este artículo asume lo rapsódico como método no científico pero muy literario y muy musical— en el Wagner escritor, pensador, teorizante del presente siempre pro domo sua, autor de textos sobrevalorados dentro y fuera de su propio contexto literario, autorreconocido reinventor de la ópera luego de que —según él mismo— Rossini la matara y cuya capacidad como músico alcanza la genialidad sin paliativos. No es ya sólo la falta de sustancia —de trascendencia temporal— de lo que sucede en Tannhäuser sino, lo que es más grave —por más ligado aún al asunto citado, a la redención y al aquí no ha pasado nada— el corolario a una vida que hace del egoísmo oriflama en Parsifal. Es inevitable sentirse un poco Nietzsche cuando se mira el oportunismo espiritual que Parsifal trasluce, la debilidad intelectual —en un Wagner que hacía ostentación de lo contrario— del planteamiento y la aplicación, un poco a la manera del abate Liszt pero jugando en lugar de con la baraja boca arriba con las cartas marcadas, que se hace a la vida propia de la tesis sostenida en la historia del Grial. Todo un poco a la manera de esa gente mayor que decide ir a la iglesia todos los días cuando ve su fin cercano. El texto es salvado por la música, más aún, por la emoción de la música que lo hace olvidar. Es la figura 115 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 116 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA Hugo von Hofmannsthal junto a Richard Strauss 116 del Wagner egotista metido a redentor de sí mismo. Nada de esto, evidentemente, resta un ápice a la grandeza de Parsifal como obra de arte y como una de las cumbres de quien fue capaz de construir una cosmogonía —en El anillo del nibelungo— única en el terreno de la música —las sinfonías de Mahler son un microcosmos terrible que se abre al mundo en La canción de la tierra—, una trama externa e interna perfectamente transferible a cualquier época en su simbología — véanse tres producciones distintas y tres mensajes verdaderos: Wieland Wagner, Patrice Chéreau y La Fura dels Baus. La Tetralogía permite la cercanía y la distancia mientras en Parsifal —un definitivo paso atrás ideológico pero una música que desmiente su texto y que engolfa al oyente aunque no lo atienda— es necesario, por momentos, olvidarse de lo que se nos narra, incluida naturalmente, la apelación al peculiar eterno femenino del Wagner psicológicamente inestable. El actor de sí mismo es un músico genial y tiene coartada. También la tenía Puccini, consciente de que la realidad también vale. Cuando se ataca a Puccini desde un desconocimiento envuelto en falso progresismo se ignora que su música podría vivir sin argumento —puesto que ella es, por encima de todo, ese argumento, lo construye mientras se construye—, como lo demuestra aquella interpretación de Mitropoulos del segundo acto de La fanciulla del west —una nonada en términos literarios— sin voces, lo que más de una vez se ha hecho con Wagner. Quienes lo escucharon no estaban en el oeste americano contemplando cómo una señorita desasna a unos vaqueros sino comprobando la grandeza de una música capaz de volar sola por el mero hecho de atesorar unos méritos intrínsecos que la palabra puede ocultar en la suma de ambas. En Puccini la música sostiene a la palabra con una suficiencia insultante. No es la genialidad de Wagner pero sí que es un trabajo sin trampas —la música es en sí misma una pura trampa que olvida y hace olvidar su condición de tal—, que sabe bien lo que quiere y cómo conseguirlo. Y en eso — no lo olvidemos—, Bizet con su Carmen fue un maestro. Al fin es Mozart quien ofrece la lección más acabada de la mano de un hombre de teatro como Da Ponte. Sólo Strauss —capaz, como él mismo decía, de ponerle música a la guía de teléfonos— y Von Hofmannsthal llegarán a esa altura profesional. Por cierto, Strauss me hace recordar una conversa- ción con la filóloga Rosa Navarro Durán en la que la descubridora del autor de El lazarillo de Tormes afirmaba —con tanta brillantez como pertinencia no exenta de riesgo— que el precedente de Don Juan es Eneas. Eso, puesto en música, significaría que Mozart recordara en algo a Purcell, lo que, como sabemos, ni hace ni le interesa, simplemente ignora el precedente. Strauss se suma a la tradición sin hacerle guiño alguno, ese que le hará al pasado que nunca dejará de amar en la romanza del tenor italiano en Der Rosenkavalier, en su arreglo del Idomeneo de Mozart o en ese discurso prodigioso —con un texto al que la música engrandece como pretexto— que es Capriccio. Y el ejemplo magnífico de relación entre música y palabras que son sus lieder se quintaesencia en un cierre, en un rizar el rizo verdaderamente magistral y que va más allá que las autocitas de Vida de héroe —el artista como luchador frente a las circunstancias que desprecia. Se trata de la que hace de Muerte y transfiguración al final de Im Abendrot, la cuarta de las Cuatro últimas canciones, en un ejercicio de cierre de la obra propia que revela, de un lado, la unidad de la misma y, de otro, su carácter de vida plena, de creación circular o, por qué no decirlo, redonda. Hay también una música literaria sin palabras, la de la evocación del paisaje o del estado del alma o de la propia literatura que está en el comienzo de la inspiración del compositor. Desde los conciertos de Las cuatro estaciones de Vivaldi a Short ride in a fast machine de John Adams nos encontramos con la traducción sin palabras del poema o con la evocación del momento no necesariamente poético pero no por ello menos literario, y más si le damos al concepto de literatura una significación más amplia, como de aquello que sin serlo es literaturizable en nuestro interior cuando escuchamos esa música, es decir, algo no muy lejano a lo que sucede cuando al oír El mar de Debussy la imaginación contempla un mar seguramente ideal, distinto del que nos sugiere Una barca sobre el océano de Ravel pero más cercano del que evocan Sibelius o Bridge. Por cierto que la pieza de Ravel es un ejemplo de la importancia del título como expectativa: qué distinto hubiera sido su significado de llamarse simplemente Barcarola. Por su parte, la obra de Adams podría perfectamente sugerirnos una escena de la que, además, podemos creernos protagonistas, personajes de una historia que seguramente no nos atreveríamos a vivir, como sucede tantas veces en el cine y casi nunca en la ópera. Cada oyente tiene su propia idea de lo traducido que confronta con la del original y sobre la que mantiene necesariamente la distancia del tiempo y no tanto la de la experiencia. Nuestra sensación tras la primera escucha del Manfred de Chaikovski no será la misma si conocemos a fondo o no la obra de Byron, pues de un lado hallaremos carencias y simplificaciones y de otro nos faltará el punto de apoyo que sí poseyó su autor a la hora de componer. Y, sin embargo, para que el resultado musical sea el buscado por Chaikovski el efecto debiera ser el mismo para cualquier oyente conocedor o no del largo poema, pues estamos hablando de “otra cosa” que no se llama —como sí ocurre en Liszt y su Dante— Tras una lectura de Manfred y que, por tanto, no describiera aventuras sino transmitiera sensaciones. Lo mismo cabría decir si reducimos el ejemplo a lo antes reconocible y hoy, para muchos, caído en desuso. Sucede, por ejemplo, en el Pange lingua que Liszt — quien, no lo olvidemos, en cierto modo abre el camino 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 117 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 118 D O S I E R XV SCHILLER LA MÚSICA Y LA Y LA MÚSICA PALABRA TEM Audit PUCCINI 118 wagneriano pero igualmente va más allá al recorrer el que conduce del Tristán a sus últimas piezas para piano rayanas en la atonalidad— utiliza en el primero de sus Dos episodios sobre el “Fausto” de Lenau con un aroma cuyo desconocimiento por parte del oyente no invalida la impresión que produce tan eficaz himno. Noche transfigurada de Schoenberg plantea la cuestión de modo más radical al tratarse de una obra en la que se produce la superación del motivo inicialmente literario por una música que más que sostenerse en él, lo supera en su glosa. El poema de Richard Dehmel nos conmoverá, por así decir, relativamente en su lectura mientras la música que propone el autor de los Gurrelieder —un ejemplo este, por cierto, de dramatización voluntariamente incumplida si se considera como una suma de canciones y por tanto se le recorta su anhelo narrativo— está repleta de virtualidad expresiva. El poema requiere para el oyente de una distancia que, cuando es sustituido por la música de Schoenberg —sabiendo de qué va— no le obliga a recorrer. Esa es una de las características esenciales de la música como tal, su capacidad de evocación no literal. Si no conociéramos los versos de los que surge Noche transfigurada las sensaciones no serían, con toda seguridad, las que proceden de pensar en la zozobra nocturnal de una mujer embarazada y su amante que no ha de ser el padre de la criatura pero no dejarían de producirnos, seguramente, un placer —o un dolor— no menor, disociado de su pretexto y, por tanto, perteneciente al terreno de la libertad absoluta de quien escucha. Hanslick le reprochaba a Mahler que componía “con elementos poéticos en lugar de musicales”. Jean-Paul, Nietzsche, Des Knaben Wunderhorn fueron esos elementos primero pero luego la poética acabó por ser la de la propia vida, la puesta en música de la experiencia sin ambages. Del texto escrito pasamos al texto de la vida, a la existencia que fue primero relato épico —Titán— y acaba siendo un drama —“Mi Alma, mi Almita”— y resumiéndose todo en una poética del sufrimiento y de la lejanía del mundo —La canción de la tierra, desde la embriaguez hasta el adiós— cuando empezó como una afirmación. En eso el bohemio sigue la senda de un Chaikovski que se aventura por el camino más corto de la experiencia a la solfa —aunque a veces interponga, como Berlioz, un héroe enmascarado— como antes nadie lo había hecho —lo que le gana el reproche de Brahms— hasta un punto que hace pensar si verdaderamente tenemos derecho a pedirle tanto al artista y si éste ha contraído alguna obligación al respecto. Es lo llovido desde los tiempos de las despedidas de Bach a su queridísimo hermano o de la Hypocondria en la que Zelenka — no lo sabemos pero, ¿por qué, si no, ese título?— se queja suave pero amargamente de que no va a ser el nuevo Kapellmeister en Dresde. Y hay, para terminar, un texto forzado: el de la liturgia. No es un libreto sino la norma asumida de un ritual en el que puede creerse o no. Schubert no creía en una “sanctam, catholicam et apostolicam ecclesiam” y se lo salta en el Credo. Berlioz y Fauré se mueven entre el no creer y el agnosticismo —el segundo decía que Dios era “el gigantesco sinónimo de la palabra Amor”— pero escriben sendos réquiems. Brahms se decide por dejar de lado el elemento litúrgico y centrarse en el espiritual de raigambre bíblica — Salmos, Evangelio de San Juan, Apocalipsis, epístolas de San Pedro y San Pablo— mientras añade el gentilicio “alemán” al título de su réquiem. Y Britten une con sabiduría y emoción en su War Requiem la poesía de un caído en la guerra —Wilfried Owen— con la liturgia que lo liga a la celebración —la reinauguración de una catedral—, lo coloca en su propio espacio como creyente sui generis y hace añicos el que, con la misma intención, escribiera Delius cuarenta y cinco años antes. Claro que los réquiems nos traen otra pejiguera: la calidad del homenajeado. La madre de Brahms fue una mujer honrada. François de Harlay de Champvaillon, arzobispo de París, un sinvergüenza déspota e intrigante —que le negó a Voltaire la sepultura religiosa, con lo que la decisión contraria hubiera supuesto para la futura reputación del genio— al que, sin embargo, Campra le dedica uno de los más bellos cantos fúnebres de la historia de la música. Al final, el verde del loro y el violeta del bonete se unen gracias a la música traidora por hermosa. Pero el revolucionario había sido, una vez más, Beethoven. En la Missa Solemnis el compositor ensancha definitivamente el marco de actuación, hace que la plantilla litúrgica sea un pretexto superado por lo que la obra tiene en sí de autónoma, de imposible de llevar al marco de la iglesia. Aquí el autor es plenamente consciente de la autonomía de su arte. Son dos dioses más que enfrentados, complementarios, dos creadores, el uno el Absoluto, el otro con el afán de serlo hasta donde sus fuerzas dieran. Como sucede en la novela según Vargas Llosa, el humano se siente dueño de su criatura como el divino de las suyas y, sin faltarle al respeto — o faltándole—, las coloca no como un suplantador sino como un ser dotado de la capacidad de crear y de hacer de su creación algo superior, algo, en efecto, trascendente. Beethoven ha hecho autónoma la forma y Brahms el sentimiento. Beethoven, Berlioz y Brahms representan, además, en esta forma de enfrentarse a lo religioso litúrgico tres formas distintas y una sola actitud romántica, de época, ligada al ser de cada uno y a la corriente de su tiempo. Hay también quien liga la transmisión de un “mensaje de la fe” —el crítico Christophe Huss— al modo en que se hace: menos eficaz cuanto más filológico. Extremos a que ha llegado la cuestión de la fidelidad —otra clase de fe— cuando pareciera que el escrúpulo autentificador había saldado la cuestión. Así, pues, se nos dice ahora, el estilo al fin es el que proclama la grandeza del Señor y el crítico quien decide si ésta llega o no a través del profeta más adecuado. Pero eso ya es otra historia. Luis Suñén Lu Be Lib 1 Fret Clar Ludwig Obras d BRITTE 2 Cua Ludwig Obras d 3 Cua Ludwig Obras d 4 Leo Han Diem Har Patr Qui Obras 5 Cua Ludwig Obras 6 Cua Ludwig Obras d 7 Petr Kris Ludwig Obras d 8 Petr Kris Ludwig Obras d 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 119 XVIII LICEO DE CÁMARA TEMPORADA 2009-2010 Auditorio Nacional de Música. Sala de Cámara Ludwig van Beethoven Libertad y progreso Gustav Klimt. Friso de Beethoven, 1902 (detalle). Fotografía: Galería Belvedere. Viena 1 ABONO A Miércoles, 21 de octubre, 19.30 horas 9 ABONO B Viernes, 12 de febrero, 19.30 horas 16 ABONO A Miércoles, 5 de mayo, 19.30 horas Fretwork Clare Wilkinson, mezzosoprano Cuarteto Arcanto Jörg Widmann, clarinete M. Elisabeth Hecker, violonchelo Martin Helmchen, piano Ludwig van Beethoven: libertad y progreso I Obras de MENDELSSOHN, WIDMANN y BRAHMS Ludwig van Beethoven: libertad y progreso X Obras de GOUGH, GIBBONS, WOLF, WARLOCK, BACH, BRITTEN, BYRD, GOEHR, PURCELL y BEETHOVEN 2 ABONO B Martes, 17 de noviembre, 19.30 horas Cuarteto Takács Ludwig van Beethoven: libertad y progreso II Obras de BEETHOVEN 3 ABONO A Miércoles, 18 de noviembre, 19.30 horas Cuarteto Takács Ludwig van Beethoven: libertad y progreso III Obras de BEETHOVEN 4 Obras de BEETHOVEN 10 ABONO B Miércoles, 3 de marzo, 19.30 horas Alina Ibragimova, violín Cédric Tiberghien, piano Ludwig van Beethoven: libertad y progreso VIII Obras de BEETHOVEN y PROKOFIEV 11 ABONO A Viernes, 5 de marzo, 19.30 horas Alina Ibragimova, violín Cédric Tiberghien, piano Ludwig van Beethoven: libertad y progreso IX ABONO B Obras de BEETHOVEN y WATKINS Miércoles, 13 de enero, 19.30 horas Leonidas Kavakos, violín Hanna Weinmeister, violín Diemut Poppen, viola Hariolf Schlichtig, viola Patrick Demenga, violonchelo Quirine Viersen, violonchelo 12 ABONO B Martes, 13 de abril, 19.30 horas Cuarteto de Tokio Sophie Daneman, soprano Gira del 40º aniversario I Obras de WEBERN, BRAHMS/REIMANN, SCHUMANN/REIMANN, BERG y SCHOENBERG Obras de DVOŘÁK, SCHULHOFF y TCHAIKOVSKY 5 ABONO A Martes, 19 de enero, 19.30 horas 13 ABONO A Jueves, 15 de abril, 19.30 horas Cuarteto Takács Cuarteto de Tokio Ludwig van Beethoven: libertad y progreso IV Gira del 40º aniversario II Obras de BEETHOVEN Obras de TAKEMITSU, BARBER, IGLESIAS y SCHUMANN 6 ABONO B Miércoles, 20 de enero, 19.30 horas Cuarteto Takács Ludwig van Beethoven: libertad y progreso V Obras de BEETHOVEN 7 ABONO B Martes, 27 de abril, 19.30 horas Cuarteto Meta4 Anu Komsi, soprano Henri Sigfridsson, piano ABONO B El arte de Karol Szymanowski I Martes, 2 de febrero, 19.30 horas Obras de SZYMANOWSKI Petra Müllejans, violín Kristian Bezuidenhout, fortepiano Ludwig van Beethoven: libertad y progreso VI Obras de BEETHOVEN y SCHUBERT 8 14 ABONO A Jueves, 4 de febrero, 19.30 horas Petra Müllejans, violín Kristian Bezuidenhout, fortepiano Ludwig van Beethoven: libertad y progreso VII Obras de BEETHOVEN y MOZART 15 ABONO A Jueves, 29 de abril, 19.30 horas Cuarteto Meta4 Anu Komsi, soprano Henri Sigfridsson, piano El arte de Karol Szymanowski II Obras de SZYMANOWSKI 17 ABONO B Jueves, 6 de mayo, 19.30 horas Marie-Elisabeth Hecker, violonchelo Martin Helmchen, piano Ludwig van Beethoven: libertad y progreso XI Obras de BEETHOVEN 18 ABONO A Martes, 18 de mayo, 19.30 horas Cuarteto Takács Ludwig van Beethoven: libertad y progreso XII Obras de BEETHOVEN 19 ABONO B Miércoles, 19 de mayo, 19.30 horas Cuarteto Takács Ludwig van Beethoven: libertad y progreso XIII Obras de BEETHOVEN 20 ABONO A Martes, 15 de junio, 19.30 horas Renaud Capuçon, violín Gautier Capuçon, violonchelo Frank Braley, piano Ludwig van Beethoven: libertad y progreso XIV Obras de SCHOENBERG, WEBERN, SCHOENBERG/STEUERMANN y BEETHOVEN PRECIOS Y VENTA DE ABONOS CICLOS A y B (10 conciertos por ciclo): ZONA A (Butacas y Tribuna central) ZONA B (Tribunas laterales) 216 Euros 180 Euros RENOVACIÓN DE ABONOS Los actuales abonados podrán renovar las mismas localidades que tienen actualmente en su poder para la XVII edición del Liceo de Cámara de la temporada 2008/2009, presentando en taquilla las localidades correspondientes al último concierto de cada uno de los respectivos ciclos de abono: ABONADOS AL CICLO A: Concierto nº 23. CUARTETO ARCANTO (10.VI.2009) ABONADOS AL CICLO B: Concierto nº 24. CUARTETO ARCANTO (11.VI.2009) La renovación de abonos tendrá lugar exclusivamente en las taquillas del Auditorio Nacional de Música del 1 al 24 de julio de 2009 y será necesario presentar la localidad correspondiente al último concierto del XVII Liceo de Cámara de la temporada 2008/2009. Las taquillas permanecen cerradas todos los sábados durante el mes de julio. NUEVOS ABONOS Los abonos que hayan quedado sin renovar, si los hubiere, se podrán adquirir del 8 al 22 de septiembre de 2009 en las taquillas del Auditorio Nacional de Música, en la Red de Teatros del INAEM (dentro de los horarios habituales de despacho de cada sala), mediante el sistema de venta telefónica, llamando al número de Serviticket 902 332 211, y en www.servicaixa.es PRECIOS Y VENTA DE LOCALIDADES ZONA A (Butacas y Tribuna central) ZONA B (Tribunas laterales) 24 Euros 20 Euros Las localidades sobrantes que hayan quedado sin vender por el sistema de abono, si las hubiere, se podrán adquirir igualmente en las taquillas del Auditorio Nacional de Música, en la Red de Teatros del INAEM (dentro de los horarios habituales de despacho de cada sala), mediante el sistema de venta telefónica, llamando al número de Serviticket 902 332 211, y en www.servicaixa.es VENTA ANTICIPADA: A partir del 29 de septiembre de 2009 para cualquiera de los 20 conciertos programados en el XVIII Liceo de Cámara. FORMA DE PAGO: Tanto los abonos como las localidades de venta libre se podrán adquirir en efectivo o mediante tarjetas de crédito o débito: Cajamadrid, Visa, Eurocard, Master Card, American Express, Servired y Dinners Club. Teléfono de información: 91 337 01 40 TIPOS DE ABONOS AVISO IMPORTANTE Se establecen dos tipos de abono –Ciclos A y B– a precio reducido con 10 programas cada uno. Todos los programas, fechas e intérpretes del XVIII Liceo de Cámara de la Fundación Caja Madrid son susceptibles de modificación. En caso de cancelación de alguno de los conciertos programados, se devolverá a los abonados 1/10 parte del precio del abono adquirido y al público en general el importe del precio de la localidad. La devolución se hará efectiva 7 días después de la cancelación del concierto en el lugar donde fue adquirida la localidad. La suspensión de un concierto, no así su aplazamiento, será la única causa admitida para la devolución del importe de las localidades. Se recomienda conservar con cuidado las localidades, pues no será posible su reposición en caso de pérdida, deterioro o destrucción. No se atenderá ninguna reclamación una vez retiradas las localidades de taquilla. ABONO A 1 3 5 8 11 13 15 16 18 20 A. Fretwork + C. Wilkinson X.21.X.2009 A. Cuarteto Takács X.18.XI.2009 A. Cuarteto Takács M.19.I.2010 A. P. Müllejans + K. Bezuidenhout J.4.II.2010 A. A. Ibragimova + C. Tiberghien V.5.III.2010 A. Cuarteto de Tokio J.15.IV.2010 A. C. Meta4 +Komsi +Sigfridsson J.29.IV.2010 A. M.E. Hecker + M. Helmchen X.5.V.2010 A. Cuarteto Takács M.18.V.2010 A. R. y G. Capuçon + F. Braley M.15.VI.2010 ABONO B 2 B. Cuarteto Takács M.17.XI.2009 4 B. Kavakos+Weinmeister+Poppen+ Schlichtig+Demenga+Viersen X.13.I.2010 6 B. Cuarteto Takács X.20.I.2010 7 B. P. Müllejans + K. Bezuidenhout M.2.II.2010 9 B. Cuarteto Arcanto + J. Widmann V.12.II.2010 10 B. A. Ibragimova + C. Tiberghien X.3.III.2010 12 B. C. de Tokio + S. Daneman M.13.IV.2010 14 B. C. Meta4+Komsi+Sigfridsson M.27.IV.2010 17 B. M.E. Hecker + M. Helmchen J.6.V.2010 19 B. Cuarteto Takács X.19.V.2010 Con la colaboración del Ministerio de Cultura 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 120 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA WAGNER EN CARREFOUR Efectos secundarios del simbolismo musical en la poesía española reciente 120 Hace ya unos años, cuando era estudiante de Filología, me contaron que Fulanito se burlaba de mis poemas porque eran “dodecafónicos”. Lo decía añadiéndole un gesto a la palabra, como si semejante estupidez significara que me limitaba a escribir —por imposición vanguardista— con sólo doce letras del alfabeto, o —más filológicamente torpe— con doce fonemas. ¿O se refería a que no podía repetir una letra hasta no haber concluido con las 27 restantes? La burla me dolió más de lo previsible por varias razones. Fulanito, que llegaría a ser un reconocido novelista y amigo mío, era hijo de una reputada violinista a la que los exilios y corralitos habían escorado en la orilla de una orquesta provinciana. Fulanito sí sabía leer música, digamos que por herencia genética, y yo a su lado era un vulgar proletario del tarareo, analfabeto de los pentagramas. Alguna vez, enemigos aún, coincidimos en algún concierto. La Primera Sinfonía de Brahms. Cuando él me comentaba que Brahms era un compositor para compositores, el favorito de los músicos, de una perfección difícilmente accesible al oído común, yo deseaba ir borrando, una a una, las líneas cruzadas de la armonía que había aprendido de memoria. Cuando me decía —después del Trío de Ravel interpretado en el Aula Magna de una anestésica Facultad de Medicina— que la principal cualidad de Maurice estribaba en sus innatas dotes para la orquestación, yo casi me avergonzaba por enredarme compulsivamente en sus piezas de cámara. De hecho, tampoco sabía si era correcto decir “piezas”. Pero quizá lo más incómodo de aquel comentario “dodecafónico”, lo que más me dolió fue que, aunque nunca me hubiera atrevido a decir nada semejante de mi poesía, estaba deseándolo… Tras un primer libro de poemas esforzado, que demostraba que había aprendido la lección, yo empezaba a escribir unos poemas que, entre otras cualidades, no tenían lectores. Eran poemas que no podían leerse en público, me decían, porque no eran “musicales”. Cuando asistía a un recital con compañeros, jóvenes como yo, pequeños triunfadores de un porvenir de versos a punto de caducar, mis pobres y balbucientes encabalgamientos no podían competir con sus robustos endecasílabos. Yo me justificaba diciendo que la verdadera música estaba en el sonido del “caño roto”, en la fractura y en la condensación. Estaba empezando a aborrecer el predominio de una poesía que repetía endecasilábicamente una historia divisible en introducción-nudo-desenlace. Intentaba imitar las polirrítmias de algunos discos de jazz (donde el batería es Tony Williams); adoraba las derivas repetitivas (bucles obsesivos hechos de material perecedero tomado de la realidad) de Janácek; quería condensar cada partícula significativa del verso hasta convertir el poema en una serie de aforismos, imágenes condensadas, fragmentos esparcidos por el poema con voluntad de emancipación. Quería un poema sin centro de gravedad. Y no era el único. Si me he demorado en esta introducción biográfica es porque este tema, impreciso y espinoso, tiene mucho de síntoma generacional. Y este tema no es otro que la necesidad de buena parte de la poesía actual de buscar las “excusas” —también podría decir justificaciones, argumentos o estímulos— de su renovación en la música. Pero más concretamente, en la llamada música culta, culta y contemporá- nea. Me dejaré muchos ejemplos sin tratar porque toda teoría exige una buena dosis de ignorancia. Si preferimos decirlo con Goethe: la teoría implica una impaciencia ante los hechos. Si lo decimos de un modo más generoso: muchas veces el secreto de la creatividad está en el buen uso que se haga del olvido, en la capacidad de cada cual de volverse un bruto y olvidar que, desde Marco Aurelio, todo ya ha sido dicho. No trataré de la fecunda relación que la poesía y la música han tenido en la obra de los compositores, desde Schubert a David del Puerto, pues me centro únicamente en la manera que han tenido los poetas, sobre todo los españoles de la última década, de apropiarse de metáforas musicales como incentivo de su trabajo. Como se ve, es la historia de una mentira. Y por supuesto, mucha de la mejor poesía española escribe al margen de semejante comparación, pero algunas obras —más largas, más fragmentadas, más paródicas— vuelven a coquetear con un arsenal metafórico prestado de la música. Frente a la sencillez cancioneril de la poesía anterior, de la llamada “poesía de la experiencia”, realista y directa, otros estilos sustituyen el poema como “canción” por el poema como “composición”. El cambio, como se ve, es ante todo musical: desprestigio del endecasílabo, de la estructura tripartita de la lírica llamada así por Aristóteles, y de la variante cancioneril que sustituye el desenlace por el estribillo (un estribillo más sutil, filtrado por la Generación del 27). Resumiendo, este escrito pretende ser un breve y parcial resumen de la alternancia en la historia de la poesía más reciente, entre el poema como “canción” y el poema como “composición”. Como se ve, el tema es vago. La relación entre música y poesía sigue siendo la de dos géneros que tienden a utilizar al otro como metáfora de sus mejores logros. Así se dice de un poema bueno que es musical y de una obra de Takemitsu que es “extrañamente poética”. Imprecisiones, malentendidos… Aun así, les aseguro que es un tema que merece la pena, que no les dejará indiferentes, si no abandonan del todo la ironía. Comenzaré con una genealogía del enredo romántico para terminar con algunas metáforas concretas de la poesía reciente. Eso sí, con la educación de no dar demasiados nombres. Del salón en el ángulo oscuro Los sueños del romanticismo producen monstruos. Algunos, envejecidos fantasmas sin derecho de réplica. Otros, han nacido voluntariamente monstruosos. ¿Qué comparten E. T. A. Hoffmann, Friedrich Hegel y José Luis Perales? Una frase: la música es la más elevada de las artes, la más incorpórea. La música habla el lenguaje del corazón o, si se prefieren términos hegelianos, muestra el absoluto a través del sentimiento. El romanticismo tuvo sus metáforas musicales, casi todas popularizadas por la canción ligera, pero, ¿qué pasa hoy con la identificación entre poesía y música? Más concretamente, ¿cómo abordan los más melómanos poetas de hoy su relación con la música? ¿Por qué sigue siendo necesario golpear las campanillas cada vez que uno justifica su, digamos, “prosodia”? Lejos de haber saldado el arpa de Bécquer, gran parte de la poesía actual ve la razón de ser de su arte en este maridaje romántico. Un 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 121 D O S I E R TONY WILLIAMS campo metafórico que engloba diferentes aspectos, pero digamos sólo tres. El primero, el aspecto artesanal. El poeta, como el bardo, es artífice de palabras con los pies contados. Desde la (casi siempre) estructura tripartita de lo que conocemos como lírica, al largo aliento del versículo (y sin olvidar los meandros de la fuga imparisílaba) el poeta es una hacedor de melodías escritas. Tañidas con un instrumento de madera, el lápiz; o de cuerda, el teclado… del ordenador. Puede decirse que este origen común del poema y de la canción no es romántico: los trovadores medievales serían un modelo de origen musical de la palabra, y el siglo XVII dedicó diversos tratados a la filiación entre música y palabra. Sólo muy recientemente (digamos cuatro siglos) se ha sacudido la poesía de su acompañamiento musical. Pero nuestra lectura de este mítico origen trovadoresco, o si se prefiere, el paso de la música de ser un vulgar acompañamiento del texto a competir con la palabra, o incluso emanciparse y buscar una genealogía común con ella, es romántico. Tenemos que regresar al fin de la ópera italianizante para encontrar aquellos teóricos que vieron en la música el principal atributo del lenguaje. Fue a finales del siglo XVIII, cuando la Biblia dejó de decir “en el principio fue la palabra”, para decir “en el principio fue la melodía”. Melodía del grito primitivo de una bestia sentimental llamada hombre. El segundo aspecto romántico de este contagio musical es el nuevo uso de la idea de la composición, también llamada “estructura” o más modernamente “montaje”. Dos líneas se disputarán la poesía escrita desde el Romanticismo. La del cancionero (que ahonda en el acervo nacional, redescubre una tradición, y deja joyas de oro viejo, pero nuevo cuño, como la poesía de Heine, Bécquer y Machado) y la del sinfonismo, que llega a su apogeo literario (también musical, y curiosamente sin texto en los Poemas sinfónicos) a finales del siglo XIX, limpio ya el poema largo de las zonas prosa y moral. Por último, el tercer aspecto que ha encandilado a los poetas, es el mito del intérprete. La música ha generado sus figuras, sucesivamente incorporadas a la galería de genios populares, desde el draculino Liszt hasta la pérfida Madonna, mientras el poeta era relegado al papel de involuntario bufón de otro siglo. Por cada vate nacional, cada país ha producido centenares de cantantes, pianistas o guitarristas más dignos de llevar su marca de denominación allende las fronteras nacionales. En este aspecto, la escisión de la música en popular y culta (o contemporánea) parece tentar extrañamente al minoritario poeta actual, sorprendentemente más gustoso de compararse con Luigi Nono que con Kurt Cobain, por más que el poeta siga siendo un hijo de un tiempo impreciso que convierte a Glenn Gould (“metió en vereda al propio Bach”) en un héroe pop. Este último aspecto ha operado un cambio fundamental en el imaginario de lo que debe ser un poeta. Resumamos que frente al modelo Schumann —genio sobre el papel, patoso en el teclado—, una parte importante de la actual poesía reivindica al poeta como intérprete, desde el performer más cercano al cantante que al actor, hasta la pervivencia (mejorada, desarrollada e implacable) de los experimentos dadaístas (Ursonate, Schwitters) que manejan música y texto como materiales abstractos. Y aún más, siguiendo en la línea de la reivindicación de la composición y del montaje, al poeta como DJ. JANÁCEK LA MÚSICA Y LA PALABRA GOETHE BÉCQUER Timbre, tono… qué fastidio La poesía es palabra en el tiempo como la música es sonido en el tiempo. Quien dice sonido y palabra dice también silencio. Música y poesía son las artes que dosifican el silencio en el tiempo. Hasta aquí las similitudes, pero, 121 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 122 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA ¿hay timbre en la poesía? Sólo en la cabeza del poeta, como “textura” de las palabras, igual que cuando se habla del “tono de un poeta”, que nada tiene que ver con la altura de un sonido. ¿Tono menor, tono mayor? Duración e intensidad son efectos regidos por el buen tono (qué de sentidos tiene esta palabra) de los hablantes, así como por las normas convencionales de la duración de las sílabas en nuestro idioma. ¿Y el pulso? ¿Y el ritmo del compás? ¿El de las imágenes? ¿Es lícito hablar de leitmotiv poético cuando lo que se repite es una frase, apenas transformada? Tampoco la armonía, ni el tan traído contrapunto pueden aplicarse rigurosamente a un texto desde el momento en que nuestro cerebro no nos permite leer dos textos a la vez, aunque la poesía subsana esta carencia con una buena alternancia de tensión y reposo. No obstante, el Romanticismo propició el nacimiento de un ámbito compartido por todas las artes, un ámbito en que los efectos eran comunicantes en el Ideal y la sinestesia —ese anhelo de reunificación de las percepciones, remitidas a un mundo sin fracturas sensitivas, una “antitierra“ como la de Xenakis— era el paso clave hacia el absoluto: “hay perfumes tan frescos como carnes de niño / dulces como un oboe”, escribiría Baudelaire en su célebre Correspondencias. Y este ámbito de reunión es lo Estético. El arte será la nueva religión capaz de recomponer la totalidad, de reintegrar hombre y mundo, sujeto y objeto. Y la música ocupará un lugar primordial entre las artes porque ser un lenguaje “no referencial”, el menos “contaminado” por los medios mecánicos de expresión. La poesía, en su afán de asimilarse a la “pura expresión del sentimiento” con que los filósofos idealistas definieron la música, declara que en un poema lo más importante son precisamente esos efectos musicales. Y para ello incide en la zona menos precisa del lenguaje. Tan imprecisa que puede hacer de tono, de timbre y hasta de melodía: la sugerencia. Cada palabra lleva un mensaje, digamos, denotativo; y sugiere un saber cultural, digamos lo que connota. Si una metáfora tradicional jugaba con ambos aspectos (por ejemplo “las rosas de tu cara”, donde el elemento denotativo de la metáfora es el color, que comparten la cara y la rosa, y el connotativo, digamos, el prestigio de las rosas), los poetas simbolistas soñarán con una emancipación “musical” de las connotaciones respecto al más prosaico y burgués denotar. La metáfora simbolista olvidará, o esconderá, el elemento común tangible (color, peso, forma) en toda comparación metafórica, y lo sustituirá por los estados de ánimo. El misterioso caso del publicista alemán 122 La música ante todo. Los poetas se han plegado a las exigencias de esta cenicienta en su noche de baile, una noche de un siglo. Por más que el propio Baudelaire condenara el “eclecticismo” que creía poder usurpar un arte por otro, sus seguidores quisieron liberar las palabras de su carga semántica para que fueran puro sonido libre. En este esfuerzo de las artes por traspasar sus fronteras, ocupa un lugar destacado Wagner con su ambición de Obra Total. Para explicarle hoy a alguien qué es la obra total, donde “poesía, música, acción y decoración no forman sino un todo único” (diría anticipatoriamente Herder) deberíamos llevarle a un centro comercial. Podría disfrutar de la música en ascensores, tiendas y pasillos, obsesiva y omnipresente música. El decorado lo impondría la irreal arquitectura plástica, escaparate y parque temático, que organiza la mercancía según una narración. ¿La acción? Él la impondría, pues que el cliente tenga siempre la razón no es sino un tímido origen del protagonismo virtual del comprador posmoderno, presto a cambiar de careta según sube o baja una planta en el carnaval del consumo. Más que comprar productos, el cliente compra identidades. Y la poesía… la poesía es la capacidad de seducción de la publicidad, que escenifica el topos de la poesía romántica, la eterna promesa de cumplimiento (o consumo), el anhelo inalcanzable con versos rítmicamente medidos: “Tu rostro intensamente rehidratado / de forma duradera”. Si en Wagner, la música (la más inmaterial de las artes) debía ocupar un lugar principal en el concilio estético (la música, el drama, la poesía y artes plásticas), el centro comercial da un paso más en la democratización de la vida como obra de arte. Con sus derivas situacionistas, su poesía de la publicidad, su omnipresente música, el centro comercial cumple a la perfección los deseos de Wagner y de una buena parte de la vanguardia, definitivamente domesticada. Grabaciones de mirlos y prosodia La música programática tiene mala fama. Como a la mala pintura, la tachan de “literaria”. Música que atenta contra la cualidad fundamental que los idealistas otorgaron al sonido: su abstracción. Tras los excesos románticos, pero con un odio pendular que vuelve a pasar por el mismo problema, la música se ha emancipado del texto, del verso, de la cursi y ridícula poesía. Por otra parte, la poesía no le va a la zaga: busca la aspereza del pensamiento, el entrecortado ritmo de lo imprevisible. Quiere acabar con la melodía. El poema debe volverse arisco, sincopado. Y uno piensa, síncopas, vaya, como Mozart… Esta oposición merece que hagamos un breve descanso y cotilleemos. Derek Walcott, el famoso poeta antillano que obtuvo el premio Nobel de 1992 por una poesía que reunía, en un lenguaje sumamente rico y personal, la sensualidad antillana con la mejor tradición de la poesía anglosajona, fue a dar una charla sobre creación y música. Allí expuso algo que gran parte de la poesía del siglo XX había afirmado de una u otra manera: se había traicionado la música del verso. La poesía de ahora no tenía música. Aunque pueda sonar a la rabieta de un padre (“eso, hijo, ni es música ni es nada”), Walcott citaba el nefasto origen en el poeta norteamericano William Carlos Williams, para quien 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 123 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA la musicalidad de un verso debía ajustarse exclusivamente al ritmo del pensamiento (a las pausas que la respiración agitada de un observador urbano da al pensamiento, dispuesto en la página sin un ritmo regular). Para Walcott esto era una prueba de racismo cultural, pues esta poesía “intelectualizada” se escribía en la época dorada del Blues, del Calipso, de la Samba… y del redivivo maridaje entre la poesía y la canción popular. Desde América hasta España, los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, y sobre todo los de la posguerra, devolvieron el prestigio lírico a la canción popular con sus múltiples variantes locales. Aquello, entre otras cosas, supuso el definitivo divorcio entre la poesía y la música llamada “culta”, aunque quizá deberíamos decir: experimental. En España, la fructífera relación entre la poesía social y la canción protesta, dejó abundantes obras maestras tanto de la recuperación del legado anónimo castellano y de los poetas de la República, como de los autores más jóvenes. La llamada Generación del 50, formada en la música popular en unos tiempos en los que la radio era un medio de subversión de la rutina franquista, es un ejemplo especialmente rico de la hibridación con la cultura musical popular, sin raíces nacionalistas de ningún tipo, sin la búsqueda romántica de un patrimonio común: Gil de Biedma y su homenaje a la chanson francesa; Ángel González, con sus múltiples poemas de tema musical, del tango a la habanera; Caballero Bonald y el flamenco, Francisco Brines con sus poemas dedicados al jazz. La política, para estos poetas, equivalía a una educación sentimental, y el deseo —y el gusto— era más subversivo que un panfleto. En esta huida de la grandeza y abandono de la música “culta”, sobresalen dos títulos, Blanco spirituals de Félix Grande, y Blues castellano de Antonio Gamoneda. Pero volvamos al amusical William Carlos Williams, que puede ayudarnos a descubrir ese otro tipo de música, quizá más ligada a la experimentación de la mal llamada música culta, al poema como “composición”, que recuperaría su prestigio en los poetas posteriores. Discípulo de Pound y de las corrientes simultaneístas (magistral esfuerzo por romper la linealidad de la lectura) que dominaron gran parte de la vanguardia norteamericana, William Carlos Williams llevó a un extremo desconocido la técnica del montaje fragmentado, ensamblando el lenguaje conversacional y un collage de textos de diversa procedencia, en una poesía aparentemente realista que sustituía la “métrica” tradicional del ritmo inglés por una sucesión de estrofas espaciadas. Su principal mérito es la suspensión del tempo de la poesía mediante la apertura de los espacios entre versos y la pérdida de intensidad de los versos tomados aisladamente. La corriente simbolista que prescinde de las partes muertas del poema, y se centra en los puntos “poéticos”, al decir de Mallarmé, alcanza en William Carlos Williams un aspecto distinto, pues no podemos distinguir muy bien qué puntos son los importantes, los más cargados de significación. Podemos pensar que lo único que ha hecho es sustituir una estructura basada en el desarrollo por otra basada en la yuxtaposición, como ya hicieron el propio Mallarmé, o Apollinaire, o el temprano y paródico Laforgue, pero las “piezas” que William Carlos Williams combina distan mucho de ser las gemas engarzadas en el collar simbolista. Son apenas visiones sin metáfora, descripciones banales de lo que más prosaicamente llamamos realidad. Es el contexto —la espaciada página blanca— más una personal intuición del montaje abierto lo que otorga a su poesía una verdadera novedad. Mal que le pese a Derek Walcott, William Carlos Williams escribía sus poemas con una voluntad muy parecida a la de los compositores norteamericanos John Cage o Morton Feldman, admiradores de su poesía: lúdicamente azarosa y supreso- ra del tiempo narrativo. Significativamente, William Carlos Williams halló sus maestros en lo que se ha llamado impresionismo musical. Movimiento para el que la emancipación de la forma musical es cuestión de tiempo antes que de “notas”. Frente a la vanguardia germanizante y sus dichosas doce notas, la vanguardia impresionista —ridiculizada como nacionalista, local y anticuada— hace hincapié en el “sonido”, el timbre y la textura, y en las posibilidades del tiempo musical para crear un presente perpetuo, una música que en cada momento abre —como en el viejo sueño del barroco— digresiones, un amplio horizonte de expectativas. Frente al desarrollo dialéctico de la vanguardia germana —y de la canción popular— la música/poesía impresionista yuxtapone instantes que generan nuevas expectativas. No teme la metáfora descriptiva, digamos las “grabaciones de mirlos”, la frase popular o la imitación de un bombardeo, porque en un momento será borrada por un nuevo tiempo, otra línea de fuga. La poesía de William Carlos Williams —como la música que vendría a partir de ahora a combinar series atemáticas sin el rigor dodecafonista— habría perdido para siempre el centro de gravedad de la narración. Hemos elegido a este poeta, pero otros ejemplos de la poesía norteamericana vendrían a confirmar esa ampliación de lo musical en su apertura a la imprecisamente llamada música contemporánea: Wallace Stevens, Zukofsky, los poetas del Black Mountain Collage, y, de una manera más influyente en la poesía española actual por el éxito de sus traducciones a nuestro idioma, John Ashbery. Los olvidados Para explicar esta teoría que muchos juzgarán inexistente o falaz, hemos tenido que olvidar algunos de los casos más evidentes de apropiación del campo metafórico musical. Me refiero, sobre todo, a dos autores: T. S. Eliot y Paul Celan. El primero escribió uno de los últimos poemas largos de la poesía contemporánea, significativamen- 123 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 124 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA te titulado Cuatro cuartetos. Y aunque el propio Eliot adscribió su obra a la Poesía Mayor (el poema largo con ambición cosmológica, como Dante o Milton), título y estructura no olvidan que escribir un poema largo era entonces una ambición ligada a la composición musical. Paul Celan es quizá uno de los mayores ejemplos de apropiación de los recursos de la música contemporánea. Condensación, repeticiones de versos con variaciones mínimas, yuxtaposición. ¿Puede considerarse el archiconocido poema Fuga de muerte una repetición de una “serie” trabajada hasta el absurdo? ¿No es este “delirio organizado” hermano de la música que se estaba componiendo por aquellos años? Quizá más que este poema, que el propio Celan consideró excesivamente estructurado, serían sus siguientes obras, dentro de la reja del lenguaje, las que ahondarían mejor en la suspensión del tiempo y el juego con lo mínimo: Sciarrino. Permítaseme olvidar con él los años de la posguerra alemana. Son, qué duda cabe, los del serialismo integral y los de algunos outsiders como Hans Werner Henze. Pero ni las colaboraciones de los poetas del Gruppe 47 con los compositores, ni la estrecha amistad y colaboración entre Henze y la gran poeta Ingeborg Bachmann, pueden tomarse como modelo de una “forma nueva” en lo poético. Con importantes descubrimientos en el terreno musical, estos años introdujeron en la poesía alemana la música como “tema” antes que como estructura. ¿Y en nuestra tradición? Tres autores ejemplifican la alternancia entre el poema “canción” y el poema “composición”, y los tres pueden entenderse como tres pasos de la “tradición de la vanguardia” —al decir de uno de ellos— que ha determinado el gusto “compositivo” de la poesía reciente. El Juan Ramón Jiménez de Espacio, que abrió nuevas posibilidades al poema largo: “un poema escrito que sea a lo demás versificado, como es, por ejemplo, la música de Mozart o Prokofiev, a la demás música: sucesión de hermosura más o menos inesplicable [sic] y deleitosa”, en palabras de propio Juan Ramón, que añadirá: “La música mejor es la que suena y calla, que aparece y desaparece, la que concuerda, en un de pronto, con nuestro oír más distraído”. El siguiente paso sería Octavio Paz, cuya popularidad entre poetas es inversamente proporcional al número de tesis que se le dedican, aunque escribiera los magistrales Piedra de Sol, Blanco, Nocturno de San Ildefonso, un hermoso poema dedicado a John Cage y alguna que otra cantata… exploraciones de los límites de la metáfora que tratamos. Y José Ángel Valente, que evolucionó desde el Breve son de aire cancioneril a lo que él llamó “estética de la retracción”, emparentada directamente con Webern, su brevedad y la utilización del silencio. El eterno retorno de la silva y los caníbales dj 124 Se me antoja que lo que voy diciendo motivará que mi amigo Fulanito diga: Carlos ahora escribe “serialismo integral”, y es que lo que pretendía ser una sátira de las metáforas musicales que seguimos empleando como analfabetos del pentagrama, se ha convertido en una personal defensa del uso de metáforas imprecisas, aun a riesgo de que los entendidos se burlen de nosotros. ¿A quién le puede interesar que la poesía que se escribe hoy en España busque sus metáforas en una música que ha perdido el beneplácito del público? ¿Se acercan los poetas a una similar escisión entre poesía culta y popular? No nos precipitemos. Me parece que el debate del “poder poético”, se mueve entre dos audiencias completamente diferentes al williamcarlismo. Por un lado, cierta poesía ha encontrado una manera de hacer bien digna en la alternancia del verso impar, en la clásica silva castellana (aunque en muchos disfrazada de verso libre). Y por otro lado, el atractivo de la performance ha devuelto a escena la arenga en prosa, la urgencia de lo dicho y el modelo primigenio que define el verso como “repetición”. En este sentido, repetición de estructura no rígida, de fórmulas de la conversación antes que de pies acentuales. Desde el montaje collage del DJ al Spoken Word y el tradicionalismo rimado del rap. Otro maldito adagio Lamento advertir que nos acercamos al final del artículo y muy pronto quedará desenmascarada la estructura cronológica que le he dado. Como siempre, el presente no es una conclusión, sino una pregunta. La pregunta que nos ha obligado a buscar la genealogía romántica de las relaciones entre poesía y música: cómo afecta la música a los poetas, ¿los amansa? Deberíamos concluir con algo parecido al panorama de los poetas actuales, pero apenas tenemos la intuición de lector de que realmente vuelve la ambición “sinfónica” en la poesía más novedosa, si bien en versión algo irónica. Apenas podemos señalar unos nombres y unas obras que parecen las primeras muestras logradas del tema que nos traemos entre manos. Juan Andrés García Román (1979), cuyo El fósforo astillado (2008) se organiza como una ópera paródica que relatara los últimos días del poeta italiano Montale. O Ana Gorría (1979), que intercaló Araña (2005) con pentagramas y cuya sequedad recuerda a la “estética de la retracción” de Valente. Mariano Peyrou (1971), autor de Estudio de lo visible (2007), poesía sin centro de gravedad directamente vinculada a la música contemporánea. Jorge Gimeno (1964), autor de Espíritu a saltos (2003), cuya soltura rítmica está emparentada con el simbolismo más paródico. Y Luis Muñiz (1964), autor de Un fragor indeterminado (2008), que entronca con los escritores que han hecho de la corriente de conciencia una fuga musical hacia el absurdo: Beckett, Bernhard. Pero quizá la mejor manera de definir la escritura de estos poetas sea hablar de las dos tramas. Por supuesto, otra metáfora imprecisa. Pero allá vamos. El mito de las dos tramas Hay dos tipos de trama cuyo armónico término medio 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 125 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA corresponde al clasicismo: una abierta y otra densa, una porosa y otra abigarrada. Ambas muestran claramente su descompensación. La primera, a través de la ligereza, de una separación mayor de los puntales en que se sostiene, de una ralentización del tiempo de la narración que da protagonismo a los silencios. Su apariencia de inmovilidad la propician la fuerza de las elipsis y lo obvio e incompleto de los resultados. Cuando pienso en esta trama abierta me imagino determinados tipos de papel volumen incapaces de recoger la impresión de tinta sin diluirse; pienso también en algunos increíblemente lentos adagios de alguna sinfonía mahleriana, donde parece que apenas existe tempo, pero sobre todo en el beneficioso efecto de lo incompleto que no pide desenlace, como en la música de Morton Feldman o Sciarrino. Y centrándonos en la poesía, en los haiku japoneses, pues la trama abierta no se corresponde únicamente con una mayor extensión. Más bien esta estructura de grandes pausas suele apreciarse en el poema breve. Tales obras obligan a quien las lee o escucha a habérselas con un habitáculo a medio decorar. El artista teme que la dirección se apodere de su obra, engañándole a él y engañando al lector con una conclusión. El lector, según entra, sale por el otro lado con la insatisfacción por el sentido defraudado: nada hay detrás, apenas una nimiedad, un ruido. Esta manera de leer conlleva una crítica de nuestra manera de leer el mundo, del consumo saciado de productos culturales. Rompen la misma linealidad de las narraciones progresivas. Son obras que se resisten a la digestión. La trama densa también emancipa de la linealidad, pero a fuerza de provocarle líneas de fuga: parece que cada instante está apunto de desviarse hacia otro lugar, de velarse por una nueva textura que superponer a la anterior, de convivir ambas como el sueño de una orquestación de disfraces. Es un arte de la digresión, del matiz que se agranda y desarrolla su potencialidad. En poesía se percibe fácilmente con los meandros narrativos de Ashbery y la proliferación sensorial de Lezama, también con un gusto marcado por una relectura paródica. Ésta es más clara en la música de un compositor nudoso, Alfred Schnittke, cuya superposición de pastiches con clave, citas y juego de texturas, nos recuerda que estamos asistiendo a algo como una suma temporal: el desenlace matrimonial de la música culta occidental con el caos de lo popular. También la vanguardia del jazz de los sesenta coquetea con su tradición para parodiarla. También en la música techno y en las músicas llamadas sicodélicas cada detalle de descuelga del todo y emprende la repetición de una serie cíclica llamada loop, a la que se le añaden fracturas. Cada partícula genera nuevas microestructuras rítmicas, sorpresa de un tiempo concebido como horizonte de expectativas. Ambas estéticas, barrocas, juegan a la mascarada. Frente a la distinción de Bachelard entre poesía horizontal y vertical, narrativa y simbolista, parece más pertinente recuperar la distinción de los tipos de cronista utilizada por Gracián en su Agudeza y arte de ingenio: uno lacónico y otro oriental, uno sugerente en su asalto a la objetividad, es decir a la incapacidad de ser neutral, y otro perifrástico por similares motivos. Ambas tramas hacen hincapié en la idea de montaje y muestran a las claras su retórica: su voluntad no es pasar por mundo ni por lenguaje, pues desdeñan el guiño metapoético como colofón de la falta de perspectiva, sino ejercitar una crítica de la gramática con la que estructuramos la realidad. Carlos Pardo 125 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 126 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA COMBAT DEL SOMNI En el año 1941, Federico Mompou, que residía en París desde hacía años, viajó a Barcelona con la intención de pasar un mes en dicha ciudad. Durante su estancia, formó parte del jurado de un concurso de piano organizado por Mendoza Lasalle. Entre las concursantes se hallaba una joven cuyo ímpetu ante el teclado le interesó desde el primer momento. Se llamaba Carmen Bravo y con el tiempo sería su mujer. Carmen llevó pronto a Mompou a casa de sus amigos Ester Nadal, compañera del conservatorio desde la infancia, y José Janés, editor y poeta. El libro de Janés, Combat del somni (Combate del sueño) no tardó en hallarse en sus manos. Y aquel mes de estancia en Barcelona empezó a prolongarse hasta que se convirtió en un regreso a la Ciudad Condal. Era, para el músico, un viaje a los orígenes, una forma de nuevo nacimiento, de verdadera transformación tras una etapa de oscuridad e incertidumbre. M ompou, que había compuesto ya algunas canciones, entre ellas una con texto de su amigo Blancafort y cuatro con textos propios, se sumerge en los poemas de Janés, los siente afines a su sensibilidad y piensa en ponerles música. Para empezar elige una elegía. Lo hace, sin duda, de modo instintivo, sin que medie una prolongada reflexión, pero movido por un hecho: él mismo se está despidiendo de un mundo y capta a la vez unidas la fuerza del amor que nace y del que muere. El título del libro le dice que se trata de un combate. Luchar con el sueño es como luchar con el ángel. Pensamos en Jacob en pugna con ese desconocido durante toda una enigmática noche. Doble misterio, pues se trata de enfrentarse a algo que está en otro nivel de realidad. El sueño es, en efecto, un lugar de visión, un lugar donde las cosas surgen con su nimbo de eternidad. Nada sabemos de su posibilidad de concretarse ni acaso lo deseamos, pues su punto de incertidumbre aviva nuestra esperanza, hace brillar una meta a la que nos dirigimos, esto es, arrastra nuestro movimiento y le da un sentido poderoso por encima de la circunstancia en que nos hallamos. No es de extrañar que, después del combate con el ángel, Jacob soñara con las escaleras por la que los ángeles ascendían y descendían, es decir, ejecutaban precisamente el cruce entre diversos planos —siete cielos, esferas planetarias que pasan de la Biblia a la literatura posterior, como la Divina Comedia… El primer poema de Janés en el que se fija Mompou es el tercero de la segunda parte del libro y dice así: Damunt de tu, només les flors. Eren com una ofrena blanca: la llum que daven al teu cos mai més seria de la branca; tota una vida de perfum amb el seu bes t’era donada. Tu resplendies de la llum per l’esguard clos atresorada. ¡Si hagués pogut ésser sospir de flor! Donar-me, com un llir, a tu, perquè la meva vida s’anés marcint sobre el teu pit. I no saber mai més la nit, que al teu costat fóra esvaïda1. 126 Las flores están sobre la tumba y constituyen una ofrenda, pero también un símbolo. Ya en los primeros versos del poema se alude al nexo entre los dos mundos: el terrestre, al que pertenecen las flores y la piedra sepulcral sobre la que están colocadas, y la ultratumba, aquel otro nivel de realidad alcanzado justamente por el perfume que las flores emiten. El perfume lleva consigo el rasgo de la invisibilidad, algo que, por otra parte, caracteriza a los que han traspasado ya el umbral del más allá. La amada que se canta está en ese más allá, si bien su cuerpo terrestre ya sin vida está en el aquí, también oculto a los ojos humanos, oculto bajo la piedra. Las flores, además, se contraponen a la oscuridad del interior de la tumba y, a la vez, a las tinieblas de ultratumba. Son flores blancas y aportan luz, mejor dicho, catalizan una luz que no es la de día o del sol, pues, por estar unida al perfume, es de tal índole que pasa también de un nivel a otro de realidad. Esa luz, de hecho, da el salto definitivo, porque, como se nos dice en el cuarto verso, las flores, y se sobreentiende con sus tallos y hojas, no volverán a ser ya de la rama. Su ser vegetal se ha separado de lo terrestre —acaso un árbol (árbol de la vida)— para besar la piedra sepulcral que cubre el cuerpo, y, por esa “simpatía” con el perfume, se ha convertido en luz que atraviesa la losa, como atraviesa el linde vida-muerte. Por ello la amada —cuerpo yacente y alma de ultratumba— resplandece y es casi como el oro, en ambos casos escondida, guardada tal tesoro. El amante, el poeta, tras describir esta situación, entona su lamento, que no es otra cosa que la expresión de su deseo de seguir el mismo camino que se le permite a la flor —perfume y luz—: adentrarse por un lado dentro de la losa, para acompañar al cuerpo muerto de la amada, y cruzar el umbral de la ultratumba, para acompañar su espíritu y su alma. Si esto se produjera, ya nada importaría oscuridad alguna, ni siquiera la de la noche, pues, habiendo alcanzado compartir la experiencia seguida por la amada, se hallarían juntos en la verdadera luz de la unión en el más allá, de modo que la oscuridad nocturna se desvanecería. Así, pues, el poeta, ante la amada muerta, se plantea un verdadero descenso a los infiernos y, aunque no hable de rescatarla, como Orfeo a Eurídice, sí apunta a esa unión final, que era, de hecho, la meta del rito dionisíaco, con el cual el órfico estaba vinculado. Dejando, pues, aparte, la gran belleza y tersura de este poema, nos llega tan profundamente —y lo mismo le sucedió, sin duda, a Mompou— porque contiene de modo implícito el mito acaso más antiguo creado por el imaginario humano. En los versos no se menciona una resurrección, pero el mero hecho de su escritura la supone pues, a través de la palabra, esta amada renace una y otra vez. Se trata de entrar en el mayor de los misterios: el de la muerte. Dionisos es el equivalente mediterráneo del dravídico Siva, que existía ya en la India pre-aria de Mohenjo-Daro y Harappa (como él era representado por el falo y lo acompañaba un extraño cortejo) y contiene muchos ecos del Osiris egipcio. Es un dios que muere descuartizado por los Titanes —Osiris por su hermano Seth— y renace pasando de la oscuridad a la luz del inframundo. Después de Alejandro Magno, el culto dionisíaco, en su cara órfica, está latente en todos los misterios helenísticos y romanos. Estos misterios ofrecían una iniciación secreta que permitía al alma acceder a la inmortalidad, y suponía, de hecho, un proceso de conocimiento interior [ese llegar al “sí- 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 127 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA mismo” jungiano]. Dionisos era el sol oscuro de invierno, un sol bajo tierra. Heráclito no dudó en identificarlo con Hades y decir que era por él por quien se enloquecía y se celebraban fiestas. En su denominación de Zagreo, mientras huía de los Titanes se transformó en cabrito, venado y toro sucesivamente, sin poder evitar que éstos lo despedazaran. Zagreo, por otra parte, era hijo de Perséfone y Zeus bajo forma de serpiente, animal que representa, para muchos pueblos, la sabiduría oculta y la encarnación de los difuntos (los lares para Roma, por ejemplo). Es de notar que también el ofidio se llevaba en las procesiones de las bacantes, celebradas en honor de Dionisos. Y Dionisos, que era animal (cabrito, venado o toro), era también vegetal (hiedra, vino, pino y pícea), uniendo al humano estos dos niveles. Esta pluralidad de aspectos apuntaba a la unidad anhelada —el misterio no explicado— ese secreto al que aspira llegar el alma y que hace que el hombre intuya la muerte como meta en la que se hará real la unión interior-exterior (el sí-mismo con el todo) y de este modo dará el salto mediante el que concluye el combate con el sueño, pues el sueño pasa a ser vida y la vida, sueño. No sólo el poeta, en el poema, lleva a cabo este viaje, un verdadero descenso al mundo de ultratumba, para vivir esa muerte necesaria para la resurrección en plenitud, llave del misterio, sino que lo efectúa también el lector o el auditor (no en vano la palabra mitologein indicaba un relato mediante el cual el mito, al pasar al logos, la palabra, cobraba vida en el corazón de quien la recibía). Pero, hay más, en el que canta se lleva a cabo igualmente un viaje: el descenso del aire al interior del cuerpo —y del yo— para renacer emergente en voz y verbo trocado en melodía. Esto explica también el gran poder del canto humano, cuya música es tan distinta de la de cualquier otro instrumento. Esa fuerza está íntimamente vinculada a la vida y la muerte a través del respirar, por ello es intensamente genésica. En la introducción a los misterios, Dionisos era primero una epifanía auditiva: se le oía bramar (como toro que era). Otra de las cualidades de esta primera canción de Combat del somni reside precisamente en esto: desde las palabras a la ejecución, todo se vincula a ese “alentar”. El aire —en forma de viento— surge, por otra parte, en el segundo poema de Janés elegido por Mompou para ponerle música: Aquesta nit un mateix vent i una mateixa vela encesa devien dur el teu pensament i el meu per mars on la tendresa es torna música i cristall. El bes se’ns feia transparència —si tu eres l’aigua, jo el mirall— com si abracéssim una absència. ¿El nostre cel fóra, potser, Federico Mompou, Eugenio d’Ors y José Janés un somni etern, així, de besos fets melodia, i un no ser de cossos junts i d’ulls encesos amb flames blanques, i un sospir d’acariciar sedes de llir?2 Tampoco este poema se aparta del enigma dionisíaco. Dos elementos fundamentales lo apuntalan de entrada: el viento y la vela encendida. Dionisos, hemos visto, al igual que Osiris, el sol nocturno, es esa luz que está bajo tierra, luz que puede iluminar el mundo invisible a nuestros ojos que, de hecho, es el mundo de los sueños, mundo ideal, para llegar al cual se necesita también de una luz exterior, un fuego —en este caso la vela—, que será guía para el camino. El devoto que iba a ser iniciado en el culto, llevaba una antorcha, y también en las procesiones, en las manos de las bacantes, aparece un tirso, hecho del tallo de un arbusto, nátrex en latín (la cañaheja), que es hueco, y cuyo extremo superior se obturaba con pino y se encendía. Ese fuego de las procesiones de las bacantes, en cierto modo, se relaciona con la leyenda de Prometeo, que robó el fuego divino y lo transportó precisamente dentro de una caña de nátrex. El fuego es, pues, un elemento divino y la antorcha debe brillar, al igual que brillaba en la cueva de Coricio, en el Parnaso, donde Dionisos fue resucitado, como testigo del lugar. Se trata, de hecho, de la misma iluminación divina necesaria para el seguidor de Orfeo durante la katabasis (entrada en las profundidades del inframundo, itinerario del iniciado tras la muerte del cuerpo). El fuego es, pues, elemento imprescindible para alcanzar la meta final. Igual fuerza y sentido semejante tiene ese viento que lanza al poeta a la vía inmaterial —invisible— de la música y a la transparencia del cristal —medios para la fusión, pues los dos cuerpos, el del amante y el de la amada, se transformarán en melodía— de hecho en ritmo único-, confundidos acaso en un sueño eterno, formando el andrógino primordial, como el difunto zoroastriano al unirse a su Daena, tras cruzar el puente de Cinvat, en el momento de las llamas blancas aurorales. Es sabido que el culto de Dionisos dio origen a las enseñanzas sobre el Espíritu Santo. Se trata primero de un spiritus æreus o volans, que infunde el hálito divino, un “ángel” que tiene carácter de pneuma, aire violento, incluso viento 127 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 12:47 Página 128 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA furioso —no olvidemos que en los antiguos Upanishad todo es en un comienzo Atman, aliento—, en último término soplo de vida y transportador de todos los espíritus y formas de vida y de fertilidad. Para los seguidores de Orfeo, el aire estaba poblado de almas que eran llevadas por los vientos a los hombres y, a la inversa, tras la muerte, el hálito humano iba a confluir con el pneuma divino. Para los estoicos el pneuma era constitutivo del cosmos e impregnaba todas las cosas. Podría decirse, pues, que ese aliento estaba a la vez dentro y fuera del hombre, dinamizaba la actividad espiritual y hacía que el espíritu penetrara en todas partes. Era, incluso para algunos, la inteligencia del mundo. Así, los amantes, con la guía de la llama de la vela y movidos por el soplo del aliento, podrán alcanzar la plenitud, lograda en un plano no terrenal, en el plano del sueño, convertidos en transparencia o espejo el uno del otro. Como tercer poema elige Mompou para su ciclo de canciones el que figura el primero del libro de Janés: Jo et pressentia com la mar i com el vent, immensa, lliure, alta, damunt de tot atzar i tot destí. I en el meu viure, com el respir. I ara que et tinc veig com el somni et limitava. Tu no ets un nom, ni un gest. No vinc a tu com a l’imatge blava d’un somni humà. Tu no ets la mar, que és presonera dins de platges, tu no ets el vent, pres en l’espai. Tu no tens límits; no hi ha, encar, mots per a dir-te, ni paisatges per ser el teu món —ni hi seran mai3. 128 Damos, pues, ahora un paso atrás en este combate. El poeta se enfrenta todavía con un “sueño humano” que, con todo, se revela realidad más onírica que el mismo sueño. En el primer verso aparece el mar, y el poema gira en gran parte en torno a la amada un día presentida y ahora ya concreta y superando las dimensiones abarcables del noto. En efecto, ella no tiene límites en el imaginario del poeta, que es el lugar donde cobra su verdadera existencia y, de hecho, encarna el concepto mismo del amor, por ello es inexpresable e ilimitada. El combate se establecerá, pues, entre la amada real, que supera la imagen soñada, y otro sueño, que es el logro del amor, pero en este punto inicial el poeta todavía no lo intuye, como tampoco adivina que a través de la muerte, ese logro adquirirá dimensiones más abarcadoras. La aparición del mar une también al músico con el poeta, pues ese regreso a Barcelona es además un regreso al Mediterráneo y a su música popular, que irá recreando a través de sus Canciones y Danzas. En efecto, ahora retoma esa obra, abandonada tras haber compuesto las cuatro primeras piezas entre 1918 y 1928. En 1942 la prosigue, llevando a cabo la última, la número 14, en 1962. El Combat del somni lo creó Mompou entre 1942 y 1948, pero siempre deseó completar el ciclo. Eligió para ello todavía un cuarto poema, pero la canción quedó incompleta, a falta, sobre todo, de acompañamiento pianístico. El poema era el quinto del libro de Janés, y se centra en el tema de la mirada del amante, una mirada creadora que duda de sí misma y ansía ser recinto donde la amada resida, de modo que en último término, al albergarla, el poeta se albergue a sí mismo en ella. Janés no había leído la poesía de Ibn Arabí, y, con todo, en el poema mencionado, se halla muy cerca de los versos famosos del Canto del ardiente deseo del místico murciano: Cuando se revela mi Bienamado, ¿con qué ojo lo ves?, con su ojo, no con el mío, pues nadie lo ve sino Él. También, pues, en este cuarto poema escogido por Mompou, la amada —esa amada que es encarnación del amor— se sitúa, en cierto modo, a nivel de un absoluto. Pertenece a la primera parte del libro, y, por ello, la amada todavía no ha muerto. Sólo en la segunda, una vez fallecida, arrastrará al amante a las regiones de ultratumba y a la proximidad del misterio. Con todo, es interesante el hecho de que el libro entero, lo encabece Janés con esta frase del Apocalipsis (22, 5): “No habrá más noche, ni será menester más luz de antorchas ni luz del sol…”. Es, sin duda, la otra luz, la que está bajo tierra e irradia, lo que da también intensidad a las modulaciones particulares de la música de Mompou, que, según Nicholas Méeus, “en su obras vocales es más elaborada que en las que escribió para piano solo”. El encuentro entre Mompou y Janés fue para ambos (para los cuatro: Carmen y Federico, Ester y José) de gran importancia y se convirtió en la amistad que no cesa, una amistad hecha de música y palabra, y también de silencio; de tardes de piano y canto, de fiestas en el jardín y de excursiones por toda Cataluña siguiendo celebraciones tan especiales como La Patum de Berga, con sus “demonios” coronados de cohetes, su “águila” y sus “turcos y caballitos”, algunas de cuyas melodías pasaron a la Canción y Danza, nº 11, de Mompou. Como hija de Janés recibí dos hermosos regalos musicales del compositor, el primero una comptine (Rossignol joli), cuando contaba seis años, el otro, bastante posterior (1964), la canción Primeros pasos, sobre un poema de mi primer libro. Esta canción es, musicalmente, distinta a las de Combat del somni. Se trata, con todo, también de una tentativa de viaje hacia el amor, pero, apenas emprendido, el sueño se desvanece. Sea cual sea el combate, en las canciones la victoria la alcanza siempre la unión de texto y música, que constituyen una unidad privilegiada, un nuevo astro, esplendoroso en el caso Mompou-Janés, no subterráneo sino aéreo y vital, de modo que a la vez nos cautiva y —recurro a un verso de Ramos Rosa— hace que gocemos de él, de “su suprema compañía como el aire”. Clara Janés Sólo las flores sobre ti./Eran como una ofrenda blanca:/la luz que daban a tu cuerpo/a la rama no volvería.//Toda una vida de perfume/con el beso te ha sido dada./Resplandecías de la luz/que tus ojos atesoraban.//¡Si yo un suspiro de flor fuera!/me entregaría como lirio/a ti, a fin de que mi vida//en tu pecho se marchitara./E ignorar por siempre la noche,/que junto a ti se desvairía. (Esta y las demás traducciones de los poemas son de Jesús Pardo, en Josep Janés i Olivé, Poesía, 1934-1959, Huerga y Fierro, Madrid, 2008). 2 Fue esta noche: un mismo viento,/prendido en una misma vela./¿Llevaban nuestro pensamiento/por mares donde la ternura//se vuelve música y cristal?/Diáfano el beso se tornaba/—si agua tú eres, yo soy espejo—/como al abrazo de una ausencia.//¿Acaso nuestro cielo fuera/un sueño eterno, así, de besos hechos música, y un no ser/de cuerpos juntos, ígneos ojos//en blanco fuego, y un anhelo/de acariciar sedas de lirio? 3 Te presentía como el mar/y como el viento, inmensa, libre,/alta, soberbia a los azares/y a los hados. Y en mi vivir,//como el aliento. Ahora al tenerte…/¡como te limitaba el sueño!/No eres nombre o gesto. Y No voy/a ti como a la azul imagen//de un sueño humano. No eres mar/encarcelado entre las playas,/no eres el viento, en el espacio, preso.//Ilimitada. No hay palabras/para enunciarte, ni paisajes/para tu mundo. Ni ha de haberlos. 1 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 129 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 130 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA EL SÍMBOLO DE LOS GESTOS ¿Para qué quiero yo la vida? Sófocles, Electra. En uno de esos fríos días germanos, concretamente el del 25 de enero del año 1909, en la Ópera de la Corte de la indestructible ciudad de Dresde, arrancaron del anonimato los primeros sonidos de un nacimiento. La dirección musical de Ernst von Schuch, con Annie Krull y Ernestine Schumann-Heink en los principales papeles —siendo así las primeras en encarnar los personajes de Electra y Clitemnestra respectivamente—; ellos fueron los encargados de romper el ardiente hielo del que sería hasta la fecha el cuarto drama musical del compositor de Baviera, Richard Strauss (1864-1949). Estamos hablando de Elektra op. 58, Tragödie in einem Aufzug y de su estreno ahora hace cien años (sesenta años de la muerte del músico). U n curioso antecedente nos permite atisbar el punto de partida del compositor, para abordar el mundo de la tragedia griega a través del tema de Electra: en el año 1880 acabaría una música de escena para la Electra de Sófocles. Tres óperas se cruzarían en su camino: Guntram (1893), Feuersnot (1901) y Salome (1905), antes de afrontar definitivamente la Elektra que hoy conocemos. Dos años de trabajo le llevaría al compositor, entre 1906 y 19081, la ópera que coronaría el símbolo de los gestos. Ha pasado un siglo, cien años tan sólo, pero han debido pasar cuatrocientos años para que la construcción de esta forma musical haya podido tolerar, permitir y a su vez dar pie al nacimiento de Elektra. Se abre el pequeño telón 130 La acción en la isla de Salamina, “Salamis grünt, umdämmert von Lorbeern”2, en una cueva con vistas al mar, rigurosamente atemporal. Ese mismo día y mes del estreno de Elektra, pero del año 405 a. C., justo un año antes de la muerte de los dos “filósofos”3, se reunieron en la isla de Salamina los responsables directos de los diferentes puntos de vista de Electra: un Corifeo que se sentía eufórico de poder reproducir una inevitable contemplación4 y que nos iba contando o cantando todos los pormenores de esa cumbre del pensamiento, recordando a la figura de un Esquilo encadenado a su recuerdo, en los cincuenta años de su muerte. Hofmannsthal, el austriaco, alardeaba de su ventaja por poseer mayor bagaje cultural e información histórica a sus espaldas diciendo: ¡cuidado! los muertos son celosos. “En mi país todo es gris, sólo encontrareis odio, envidia y mediocridad, sobre todo esto último”, replicaba Pérez Galdós, ataviado con sus ropas raídas por el tiempo y su bigote mirando hacia el sur de sus ojos: 500.000 años de la aparición del Homo sapiens nos han servido para poder confirmar y representar la destrucción mental y física del ser humano. Mientras, se produce una discusión entre Sófocles y Hofmannsthal advirtiéndole de los recientes estudios de Freud y Breuer sobre la histeria. El primero de los cuales publicaría en 1905 El chiste y su relación con lo inconsciente. Pérez Galdós, aún más ensimismado, murmuraba resignado como aceptando que en su país no hay compositores de la talla de Strauss: “El día que vino al mundo mi Electra fue un día muy triste: Mi opulencia es la sencillez, mi lujo la sobriedad, mi reposo el trabajo, y así he de vivir mientras esté solo”. Sófocles: “He oído que Stefan Zweig dice de ti que nadie ha sido más favorecido por los dioses, ni más bendecido por la música que tú, ¿es eso verdad, amigo Hofmannsthal?”. Gessford, NY Personajes: Sófocles, Eurípides, Benito Pérez Galdós, Hugo von Hofmannsthal y Corifeo. Richard Strauss en Nueva York, 1904 Hofmannsthal: “No lo sé, pero lo que sí puedo asegurarte es que no puedo sacarme la fuerza poética que está enraizada en mí”. “Prefiero estar aquí, en esta soledad de muerte, en este laboratorio de mi alma, y junto a este crisol divino en el cual estoy fundiendo un vivir nuevo” —espetó Galdós. “¿Qué les parece esto? No está nada mal para ser español, ¿verdad?” — El viejo y huraño Eurípides asintió con su cabeza de loco. 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 131 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA Dibujo de la cubierta de la primera edición para canto y piano del año 1909 de Louis Corinth, 1908. A su lado, primera página de la misma partitura, canto y piano editada por A. Fürstner, Berlín,1909. Hofmannsthal, como reviviendo el día del estreno…: “Recuerdo como la música enardecía a la gente despertando su agresividad. Escuchen el agua, se precipita para engullirnos. El mundo se acaba… se acaba” —acaba diciendo Galdós. Gessford, NY Cae el pequeño telón “Ahora sé que me aproximo al fin, al fondo del saco… El material aún es bueno, pero sé que ya se ha agotado”, escribió Faulkner en 1953. Muy lejos estaba Strauss de sentir esta implacable y demoledora sensación. Elektra es la obra de un creador de 45 años que bien podría situarse en la cúspide del artista ya hecho, en la obra definitiva, pero no es así; en la larga vida que le fue concedida, el compositor aún habría de recibir, como preparación de sus anteriores, digamos “bocetos”, fundamentos de las grandes obras que siguieron, los Tondichtung, Aus Italien, Don Juan, Macbeth, Tod und Verklärung, Till Eulenspiegels, Also sprach Zarathustra, Don Quixote, Ein Heldenleben y Symphonia domestica. Pero aun así, “después de las violencias de Salome y Elektra, Strauss inicia ya el larguísimo despido, un lento y finalmente sereno adiós”5. Las imágenes del cine aún se mantenían casi embrionarias pero ya en color6, aunque la ópera aún lo era todo. De 1909 son las Piezas para orquesta op. 6 de Webern, Schoenberg escribe el melodrama en un solo acto Erwartung y empieza a trabajar en el drama Die glückliche Hand. Kandinski, siempre tan cerca del compositor austriaco, funda la Neue Künstlervereinigung München. Esos colores fundados, existentes sólo en la mente de la pintura. En el Grüngasse en Murnau de ese año, se aprecia cómo poco a poco se deforman las formas y con ello un paso hacia la nada, ¿la verdadera evolución? Thomas Mann publica la novela Königliche Hoheit (Alteza Real) enviándosela a Mahler como señal de gratitud por haberse sentido receptor de su Octava Sinfonía. Un Hugo von Hofmannsthal de treinta y un años, presentó en Berlín en el año 1905 su particular versión de Elektra; entre los asistentes se encontraba Strauss. ¿Quién hubiese pronosticado que ese hecho fuese el principio de la unión de dos mentes totalmente visionarias, generando así el primer libreto de Hofmannsthal para Strauss? Le siguió Der Rosenkavalier, Ariadna auf Naxos, Die Frau ohne Schatten, Die ägyptische Helena, Arabella y póstumamente la versión operística de la obra de Hofmannsthal Die Liebe der Danae, realizada por Joseph Gregor. Quisiéramos mencionar el caso de Zemlinsky y su ballet Das gläserne Herz (1900-1904), basada en la obra teatral de Hofmannsthal, Der Triumph der Zeit. Un Strauss totalmente eufórico al descubrir al artista de las letras escribe: “Vuestra forma de trabajar está muy cerca de la mía: nacimos el uno para el otro y nosotros realizaremos, sin ninguna duda, grandes cosas si usted se mantiene fiel”. Elektra está provista de una inédita masa orquestal, pero no la más gigantesca jamás utilizada por el mismo Strauss, tal como algunos afirman. Cabe recordar que Die Frau ohne Schatten como ópera, Eine Alpensinfonie como obra sinfónica y Josephs Legende como ballet —siendo éste el que requiere el mayor número de instrumentos de cuerda—, superan de largo a Elektra. El sentimiento que nos produce Elektra es aplicable al título con que Guillaume de Machaut bautizó el rondeau Ma fin est mon commencement. Exactamente la anacrusa del primer compás: es allí donde reside en una síntesis extrema, como muy pocas veces se ha dado, toda la fuerza y esencia del drama completo. Aquí, un manto gris y oscuro envuelve a 131 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 132 D O S I E R Hugo von Hofmannsthal, 1910 132 toda la partitura a través de un hilo delgado y rompedizo que da rienda suelta al incesante lamento de la música. Una música decrépita, a veces mórbida, en donde los que deben transformar y en su transformación expresar las palabras en cantos, se estremecen con tan sólo accionar los labios, que acaban convirtiéndose en pares de cuchillos afilados por el odio y la imposibilidad de calmar sus ansias de amor y de posesión. La preparación de la muerte de “ella” se establece desde el principio. La sexualidad respira entre la música concebida, “revolcaos en la cama con vuestros hombres”. La música se clava en los protagonistas hasta llegar a provocar heridas. Aquí nos presentan una Clitemnestra atormentada, llena de culpas: “Cada miembro de mi cuerpo implora la muerte”. La orquesta sigue reptando, y al unísono, late y deja de latir. Las líneas melódicas fluyen entre restos de vísceras armónicas y voces dispuestas y distribuidas con una excesiva exactitud. Si buscásemos una hipotética forma de la obra, no la encontraríamos. Toda ella se va formando en cada uno de los fonemas del texto. Cada sílaba le otorga su repercusión instrumental. ¡Sola!, se siente Elektra, pero la acompañan los instrumentos de cuerda. Los gemidos, como sangre inquieta, se suceden y estallan las broncíneas trompetas engendrando una especie de horror armónico, gritando la ausencia del padre, Agamemnon. Hofmannsthal escribe a Strauss sobre su Elektra: “Hay una mezcla de noche y luz, negrura y claridad” y René Leibowitz también hizo hincapié en los colores de esta música: “Salome y Elektra son las óperas negras de la edad moderna” y si Francis Bacon hubiese escuchado esta obra, hubiese aplicado la idea, “su” idea, de que no existía exquisita belleza en aquello que no posee algo de extraño en sus proporciones. A diferencia, y mucha diferencia, de la música de Mah- JOHN MALKOVICH ler, donde ésta se extravía en el bosque de espesos y oscuros sufrimientos y “que llegó al límite del territorio peligroso”, idea de la cual nos sentimos muy cerca, Strauss recorre los sufrimientos de una forma deliberadamente muy bien ordenada —encontrando cierto paralelismo en otro compositor germano, Paul Hindemith—, sentimiento que nos atreveríamos a decir que siente el compositor de la complejísima ópera Jesús de Nazaret, Josep Soler. En una de sus últimas cartas dirigida a su libretista Giuseppe Adami poco antes de morir, Puccini, en una conmovedora confesión, sin importarle ya el silencio de que se despoja al mostrar el humano que casi todas las personas llevamos dentro: “Soy un pobre hombre, profundamente triste, desanimado, viejo, superfluo y hundido. […] Siempre estoy allí donde reina una profunda tristeza. Me encuentro solo. Insatisfecho con todo… incluso con Turandot”. “Cuando la angustia no me deja dormir, entonces escribo”, anuncia Kafka. ¿Cómo un hombre, después del agotamiento emocional e intelectual que supuso el concluir Salome, pudo continuar con Elektra? Todo son preguntas sobre preguntas y desgraciadamente —o quién sabe si afortunadamente— siempre seguirán siéndolo. Luchino Visconti retrata a la perfección la decadencia del arte, del ser humano, en Ludwig. Esa mano tendida a un rey acabado, y que no importa de quién sea, descendiendo de un paseo por sus sueños, de cisnes mudos ya sin cantos y cuevas adornadas de pinturas de una incomprensible y erosionada belleza. Tanto Strauss como la música que generó están revestidos de esta perfección, demasiada y ostentosa perfección, situándola en las alturas hasta poner en duda la verdad, la fuerza y la energía, de los textos dramáticos. Hofmannsthal murió (1929) casi al mismo tiempo que Rilke (1926); estas dos muertes fueron como una advertencia de que la supremacía de la poesía alemana iba a terminar. Paralelismo que perfectamente se podría aplicar a la desaparición de Strauss y Schoenberg. El autor de Der Tod des Tizian (La muerte de Ticiano) dotó a los personajes de esta tragedia de una mirada humana y puso en marcha el alma que se mantenía petrificada en el pasado. Se lanza a la profunda psicología y al instinto humano, en donde “la vida los entrelaza. Estoy corrigiendo mi concepto de lo que es la vida para la mayoría de la gente; suele ser más triste y más crítica de lo que a uno le gusta creer: mucho más”, escribiría a un amigo. Hofmannsthal se sintió enormemente atraído por la forma dramática y tanto el músico como el poeta emprendieron una misma búsqueda, el encuentro cara a cara con la tragedia humana. Observando el final planteado por Hofmannsthal, en que obliga a la protagonista a danzar hasta quedar mortalmente exhausta, recordamos cómo Júpiter, dios de las moscas y de la muerte…, en Les Mouches de Jean-Paul Sartre, cuando se dirige a Egisto le dice: “mientras haya hombres en esta tierra, estaré condenado a danzar ante ellos”. Un final mucho más contundente y expresivo que el de Hofmannsthal, pero no obstante la versión planteada por el poeta austriaco está más cerca de Eurípides que de la visión de Sófocles, la que supuestamente modeló a su manera, siendo la primera más agreste, agresiva, llena de salvaje odio. “…he vertido sobre una pira la sangre de un cordero degollado”, Orestes. “No quiero golpear el suelo con mi pie danzarín…”, Electra. “El pasaje armónico más atrevido que he compuesto es, probablemente, el relato que Clitemnestra hace medio en sueños, en el que el calderón hace las veces de pesadilla. Es un trozo que Mahler (fue lo último que toqué para él) no pudo soportar”. Palabras escritas por Strauss en su Blaues Tagebuch (Diario azul). Mahler sentía una desmesurada obsesión por Salome7: “es la voz del espíritu de la tierra que habla desde el corazón del genio”, sobre el estreno americano de Elektra el 1 de febrero de 1910, en la Manhattan Opera House de Nueva York —Mahler ya se encontraba en esa ciudad como direc- Auditorio Jardines del Castillo Nicola Perscheid LA MÚSICA Y LA PALABRA Vuelve Comed ¡Una Ig 50 año Y en la d’Estiu Patrocinad Con el co Colaborac Productos Con el apo 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 133 XXIII FESTIVAL CASTELL DE PERALADA Auditorio Jardines del Castillo Sábado 18 julio - 22h Jueves 30 julio - 22h Miércoles 5 agosto - 22h JOHN MALKOVICH CORELLA BALLET AMERICAN BALLET The Infernal Comedy Orchester Wiener Akademie ESTRENO EN ESPAÑA Domingo 19 julio - 22h XVI CONCIERTO DE SARDANAS Y MÚSICA PARA COBLA Costa Brava, Cobla en Dansa Espectáculo de danza y concierto para dos coblas Cesc GELABERT y Quim BIGAS, coreografías Cobla Sant Jordi y Cobla Ciutat de Girona KATIE MELUA in concert ÚNICO CONCIERTO EN ESPAÑA Sábado 25 julio - 22h ZARZUELA EL REY QUE RABIÓ de Ruperto CHAPÍ Una producción del Palau de les Arts Reina Sofía Lunes 27 julio - 22h 100 X 100 SERRAT Lunes 10 agosto - 22h ÓPERA LA CASA DE CASTILLA Y LEÓN THEATRE’S ABT II Ángel CORELLA, coreógrafo, director artístico y bailarín principal NUEVO PROGRAMA ÚNICA FUNCIÓN EN CATALUÑA BERNARDA ALBA Jueves 6 agosto - 22h MEMORIAL LUIS POLANCO Música y dirección musical de Miquel ORTEGA ORQ. DE CADAQUÉS y Viernes 31 julio - 22h TOMATITO & CIGALA SOKOLOV Concierto para violín y orquesta de CHAIKOVSKY Valeriy SOKOLOV, violín El sueño de una noche de verano “40 kilos de Arte” Miércoles 12 agosto - 22h FLAMENCO COMPAÑÍA MARÍA PAGÉS “Sevilla” Josep Maria POU, narrador Jueves 13 agosto - 22h Sábado 1 agosto - 22h Martes 21 julio - 22h EL CIGALA MARÍA PAGÉS VALERIY SOKOLOV KATIE MELUA CHUCHO VALDÉS AINHOA ARTETA JOHN MALKOVICH Julio - Agosto 2009 - www.festivalperalada.com CHUCHO VALDÉS & CONCHA BUIKA PREMIÈRE DEL NUEVO DISCO Domingo 2 agosto - 22h FLAMENCO CAMARÓN, 30 AÑOS DESPUÉS “La leyenda del tiempo” Viernes 7 agosto - 22h ÓPERA FLAMENCA AINHOA ARTETA FEDRA de Jean RACINE Dirigida por Miguel NARROS PRESENTACIÓN ÚLTIMO DISCO “LA VIDA” Viernes 14 agosto - 22h Sábado 8 agosto - 22h AUTECLÀSSIC GALA LÍRICA BROS y NUCCI Domingo 9 agosto - 22h NOA “Genes & Jeans” CONCIERTO SOLIDARIO EN BENEFICIO DE ACNUR Con las voces de Joan ISAAC y Luis Eduardo AUTE Sábado 15 agosto - 22h AL BANO Domingo 16 agosto - 22h GALA LÍRICA ESTRENO ABSOLUTO JOSÉ CURA Vuelve el Petit Peralada al Pabellón, a las 18.30h, con 4 propuestas familiares: Comediants, Únics Produccions, Cia. La Trepa, Zitzània Teatre y Teatre amb A. ¡Una Iglesia del Carmen con más propuestas que nunca! Un ciclo de cuartetos, 50 años de la Cançó Catalana y recital de piano a las 19.30h. ATRÉVETE A ENTRAR EN... www.unaexperienciaunica.com A PARTIR DEL 12 DE MAYO A PARTIR DEL 1 DE JULIO CASTELL DE PERALADA T. +34 972 53 82 92 Y en la Biblioteca, los Encuentros con los artistas en el marco de la Universitat d’Estiu Ramon Llull a las 13h. Infórmate en http://universitatestiu.url.edu/ Patrocinador principal: www.festivalperalada.com resentado por: Con el copatrocinio: Colaboración especial: Radios y televisiones oficiales: Nuestra mutua: Productos oficiales Con el apoyo de: FUNDACIÓ CASTELL DE PERALADA 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 134 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA Casa-Museo Pérez Galdos (Cabildo de Gran Canai) requiere para esta clase de historias. Tan sólo en los últimos compases de Incantation se asoma, eso sí, muy tímidamente, un posible punto de partida a ese sentir dramático tan escaso y difícil de encontrar. Sería interesante señalar las óperas del que fue el verdadero compositor oficial del régimen nazi. Estamos hablando evidentemente de Carl Orff que con su Antigonae del año 1949 —año de la muerte de Strauss—, con texto de Sófocles y en una magnífica traducción de Hölderlin, Oedipus der Tyrann del mismo autor y mismo traductor y Prometheus (1966) con texto, en el griego original, de Esquilo, hace un corpus dramático totalmente inaudito de este autor. Subrayaremos Agamemnon (1960) —en el latín original de Séneca—, la primera de las óperas de Josep Soler: “No conocemos ninguna obra teatral escrita en España, y muy pocas escritas con posterioridad a las dos óperas de Berg, que consiga cotas de dramatismo como algunos clímax de esta ópera” […]. René Leibowitz también tuvo palabras, y éstas lo demuestran, para este gran compositor de óperas de nuestro país. ¿El sentimiento particular que posee uno mismo de la vida, es el mismo que deposita en la obra de arte, o de lo contrario, la obra está totalmente controlada o descontrolada por un artificio, contaminada de la vanidad del artista? ¿Cuando Strauss escuchó las notas vivas de Elektra, sintió ese mismo frío de enero? Creemos que Strauss era una persona lo necesariamente fría para soportar sus propias obras, poseedor de un sufrimiento pasivo, impuesto, pero que a su vez quedó bien resuelto. ¿Pero existe el artista víctima de su acto creador? Volviendo a Proust, éste fue verdaderamente presa de sus heridas, una víctima escogida sin piedad y deliberadamente, sin que el Dolor se anunciara antes de arrebatarle La Obra. Faulkner llegó a decir que The Sound and the Fury la escribió con la sangre de sus venas. Dudamos si Strauss utilizara este mismo procedimiento para él mismo, pero sí lo hizo cruelmente con los personajes de la tragedia. A la pregunta que Sófocles formulaba en boca de Electra y que nos sirvió de punto de partida de este texto, Goethe nos sale en nuestra ayuda y encuentra una respuesta: “a pesar de todo la vida es bella”. “Llegó el anochecer pero la luz no se extinguía y Hök Matts continuó trabajando. Tenía la sensación de que si se detenía mientras aún tuviera fuerzas para dar un solo paso, el dolor sería insoportable […] Finalmente, llegó la oscuridad y ya no fue posible distinguir su silueta. […]8. Benito Pérez Galdós, retrato pintado por Joaquín Sorolla en 1894. 134 tor de la Filarmónica— Alma relata en su libro: “a Mahler le disgustó tanto que quiso marcharse en medio de la función”. ¿Hasta qué punto puede ser cierta esta reacción? Nunca lo sabremos. Estamos delante de un hombre muy enfermo, tocado por las desgracias, ¿no sería que se encontró con una música que le era tan afín hasta el punto de sentirse incómodo, invadido, como si le hubiesen arrebatado una de sus creaciones? ¿Se asustó Mahler al comprobar la gran similitud de su Novena (1908-1909) con Elektra y de ahí su incomprensible reacción? No nos engañemos, cualquiera de los personajes de la tragedia de Sófocles podrían encajar a la perfección y cantar sobre dicha sinfonía. No nos avergonzamos de reconocer que ahora estamos descubriendo a Puccini. Estamos en la búsqueda de esa música perdida, en donde habita la síntesis de una sencillez wagneriana y la crueldad de Offenbach. Después de una larga convivencia casi obsesiva con las óperas de Schoenberg, el compositor de Lucca nos ha ido previniendo y casi amenazando de su importancia. Madama Butterfly es la prueba irrefutable de la perfección en la sencillez. Esta ópera, del año 1904, se adelantaría a Salome, estrenada un año después. En Puccini, que para nosotros sería el Proust de la ópera —el autor francés murió dos años antes que el músico italiano, al igual que Felipe Pedrell (1922)— toda la obra operística también estaría enmarcada en una especie de búsqueda, en una obra dolorosa, de sufrimientos ya conocidos, por lo tanto aparentemente soportable. Roma, 14 de enero, estreno de la muy temprana Tosca, cinco vigorosos acordes abrían el nuevo siglo XX. Verdi moría en 1901, Strauss componía su segunda ópera, Feuersnot, y curiosamente Benito Pérez Galdós presentaba su versión de Electra. Esta tragedia está situada justo entre dos mundos, Salome y Der Rosenkavalier. Elektra es una explosión de ira. Aquí Strauss deja la aparente dulzura, seducción y suavidad de que impregnó a Salome y la simplicidad, también muy sospechosa y aparente de Der Rosenkavalier. Verdi culminó su trabajo operístico con Falstaff, estrenada el 1893, una comedia lírica, a modo de un sereno adiós. Strauss coincide también en dar concluida su vida con otra comedia, Capriccio. ¿Será la necesidad de trivializar la tragedia de la vida a través de la música, bajo un mensaje oculto, el verdadero estado último del artista ante la vida? De entre las varias aproximaciones de otros compositores a las tragedias griegas, destacaríamos la de Darius Milhaud. No sabemos qué virtudes musicales podía haber tenido este compositor, que se acercó a esta temática con Agamemnon op. 14, Les choéphores op. 24 y Les euménides op. 41. Con Les choéphores (1915), basada en la versión de Esquilo, podemos afirmar que Milhaud no poseía la parte dramática que se Joan Pere Gil Bonfill La partitura se terminó en Garmisch, el 22 de septiembre de 1908. “Salamina reverdece a la sombra de los laureles”. Es como la describe Hölderlin en su poema Der Archipelagus. 3 Casualmente morirán el mismo año los dos grandes dramaturgos atenienses: Sófocles y Eurípides. En el 406 a. C. 4 Título del primer libro que publicaría Kafka. Éste nació con Wagner (1883) muriendo con Puccini y Busoni (1924). Curiosamente estos dos, fueron autores de una Turandot. 5 Fragmento del libro Musica enchiriadis de Josep Soler, Madrid, 2009. 6 El 24 de febrero de 1909 en la localidad inglesa de Brighton, se presenta por primera vez el cine en color y ese mismo mes y año, nace el director de cine Joseph L. Mankiewicz. 7 Tras los desesperados intentos por parte de Mahler por conseguir la representación de Salome en el Teatro Real de la Ópera de Viena, la cual fue prohibida; esto contribuyó a su decisión de renunciar como director. 8 Fragmento de la novela Jerusalén de Selma Lagerlöf. Primera mujer a la que se le concedió el premio Nobel de Literatura en 1909. 1 2 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 135 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 136 D O S I E R LA MÚSICA Y LA PALABRA UN SUPERVIVIENTE QUE AMABA MÚSICA Y POESÍA Quizá algún día, cuando se escriba la historia de la música del siglo XX con un criterio histórico desprejuiciado, que permita aclarar algunos de sus misterios, y sepamos qué ocurrió realmente en los cuatro decenios finales del pasado siglo. Quiero decir entre otras cosas cómo se formó aquel compacto núcleo de poder, encabezado por compositores cuya fidelidad a la II Escuela de Viena fue algo más que la expresión de la devoción ante unos maestros indiscutibles, cuya grandeza nadie ponía en cuestión, y tomó de modo creciente la forma, al principio embozada pero luego descarnada de una auténtica caza de brujas. Hasta un punto que llevó a numerosos compositores que no estuvieran dispuestos a seguir la cerrada dogmática que cada año se ponía en circulación en la Meca de las vanguardias del siglo XX, es decir, Darmstadt, al ostracismo. Algunos trabajos como los de la historiadora británica de la cultura Frances Stonor Saunders, cuyo libro Who Paid the Piper? The CIA and the Cultural Cold War fue traducido hace unos años al castellano con el título de La CIA y la guerra fría cultural (Madrid, Debate, 2001), polémico y discutible en varios aspectos sin lugar a dudas pero de sumo interés, sirve para despejar algunas incógnitas. Entre ellas, por ejemplo, la de la razón última del afán evangelizador de algunas personas, especialmente críticos e historiadores, pero también de algún que otro ilustre compositor, representantes de una dogmática cuyos fieles se consideraban portadores de una verdad que nadie podía discutir al menos que quisiera irse de cabeza al sector del infierno dedicado a conservadores, reaccionarios, apóstatas o blasfemos. E 136 sa persecución fue bien real y entre los testigos que asumieron el papel de perseguidores se encontraron aguerridos militantes que acudían a estrenos de obras que no se ajustaban a la estética que enseguida, allá para los finales de los años cincuenta, se irguió en un poder hegemónico y excluyente. Frente a aquellas obras compuestas además, para mayor culpa, por quienes habían sido iniciados en los secretos y ritos de las vanguardias y que por lo tanto se habían convertido en verdaderos apóstatas se pusieron en marcha actos de auténtico sabotaje consistentes en levantarse ostentosamente de los asientos y salir de las salas donde se estaban celebrando los conciertos haciendo todo el ruido posible. En sus memorias (Canciones de viaje con quintas bohemias: noticias autobiográficas, Madrid, Fundación Scherzo y Antonio Machado Libros, 2004), una de las víctimas del sabotaje, Hans Werner Henze, lo cuenta en unas páginas deliciosas. Lo curioso es que en aquella especie de resurrección de los métodos que hicieron famosos en su día al senador norteamericano Joseph McCarthy o a los servicios de información soviéticos antes y después de la II Guerra Mundial, se encontraron gentes de las más variadas ideologías, desde ultraconservadores, no exentos de simpatías hacia las ideologías derrotadas durante el conflicto, hasta militantes comunistas. Las víctimas fueron muchas y algunas tan ilustres como Shostakovich o Prokofiev por no salir del ámbito soviético, o exiliados de sus países como el checo Bohuslav Martinu o incluso nuestro paisano Roberto Gerhard —el cual, por cierto, fue uno de los discípulos preferidos de Arnold Schoenberg— explícitamente citado como tal en un libro tan importante como El estilo y la idea, junto con Berg, Webern, Skalkottas y Eisler— y su amigo personal. Por no hablar de unos cuantos, los más significativos, de los compositores centroeuropeos de los primeros decenios del siglo XX condenados por el nacionalsocialismo, a los que se reunió en una famosa exposición que tuvo como título Entartete Musik (Música degenerada). Como es sabido algunos de esos compositores como Hans Krása (1899-1944), Erwin Schulhoff (1894-1942) o Pavel Haas (1899-1944) denunciados como pervertidores de la auténtica tradición alemana por Goebbels y compañía fueron víctimas físicas de la bestialidad nazi. Conviene no olvidar que en los años posteriores a la II Guerra Mundial el gran inquisidor del estalinismo, Zhdanov, lanzó todo el poder inquisitorial contra escritores como Boris Pasternak entre otros y a músicos como Shostakovich y Prokofiev por sus supuestas tendencias “formalistas”, reduciéndolos prácticamente a la condición de proscri- tos. Posiblemente, en lo que a la URSS concierne, unos años antes, a mediados de los treinta, su final hubiera sido distinto y más lúgubre, como lo fue el de Isaac Babel, autor de Caballería roja, uno de los libros más bellos que existen sobre la Revolución de Octubre bolchevique, torturado y asesinado por la GPU en una fecha que todavía no ha podido ser precisada. Y no olvidemos tampoco que tanto el compositor norteamericano Marc Blitzstein (1905-1964), como su compatriota Carlisle Floyd, fueron víctimas también de la intolerancia por sus ideas políticas, en este caso del tristemente célebre senador republicano por Wisconsin ya citado, que les hizo su carrera profesional lo más difícil posible, condenándolos, con la complicidad pasiva de quienes se sentían acobardados por los inquisidores, a un prematuro olvido, superado hace relativamente pocos años. Al borde del abismo Del grupo de los compositores centroeuropeos condenados bajo el nombre de Entartete Musik de quien quiero hablarles es de Berthold Goldschmidt, el único superviviente de aquella persecución, al que me permitirán los lectores que les diga que conocí y sobre él que escribí — como José Luis Pérez de Arteaga— hace ya bastantes años, en 1989, en esta misma revista y en otras, antes y después de su viaje a España, a principios de los noventa. Existe un espléndido documental sobre la Música degenerada realizado por Didier de Cottignies, entonces alto cargo de la empresa fonográfica Decca y actualmente director artístico de la Orquesta de París, que fue uno de los padres de la soberbia colección de grabaciones que acompañó a la recuperación histórica de la vida y la obra de aquellos compositores, junto con David Drew, director entonces de la editorial musical Boosey and Hawkes, discípulo y editor de nuestro Gerhard, de los musicólogos Albrecht Dumling y Norman Lebrecht, y del director de orquesta Lothar Zagrosek. Y también de la maravillosa Cordelia Dvorák, amiga y compañera hasta sus últimos días de Goldschmidt. Berthold Goldschmidt fue, sin duda, importante actor y testigo de toda una época no sólo de la historia de la música moderna sino en general de la cultura europea del siglo XX. Nacido en 1903 en Hamburgo, discípulo de Franz Schreker (1878-1934) —otra víctima del nacionalsocialismo, cuya obra también fue clasificada como degenerada y que hoy está plenamente recuperada como la de su compatriota Alexander Zemlinsky (1871-1942), muerto en la pobreza, al igual que Béla Bartók, en EEUU. Uno de los aconteci- 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 137 D O S I E R mientos que le gustaba evocar a Goldschmidt fue su participación, como parte de la orquesta, en uno de los acontecimientos estelares de la música moderna, el estreno de Wozzeck de Alban Berg, que dirigió Erich Kleiber. A sus noventa y tres años, Goldschmidt recordaba con toda claridad aquel y otros acontecimientos musicales y políticos de los años veinte y treinta. Por ejemplo cuando conoció a Fernand Crommelynck, el dramaturgo belga autor de Le cocu magnifique, una obra de teatro que alcanzó una fama internacional que llegó incluso a nuestro país a través de escritores como Rafael Dieste. Goldschmidt, que era además de compositor un consumado pianista, convenció, tocando para él, a Crommelynck para que le permitiera componer una ópera sobre su comedia, estrenada en París en 1920, cuyo estreno en Rusia había dirigido Meyerhold y que fue interpretada en Londres por la gran Peggy Ashcroft. Goldschmidt estrenó su ópera en Mannheim en 1932 con gran éxito y estaba programada para la temporada 1932-1933 en la Ópera de Berlín cuando en Alemania ocurrió lo que ocurrió, es decir el nombramiento como Canciller, en enero de 1933, de un notorio criminal llamado Adolf Hitler. Lo demás se dio por añadidura. Como millones de judíos, de gitanos, de homosexuales, de enfermos mentales, de izquierdistas, etc., Goldschmidt se convirtió en un ciudadano de tercera. En los años duros de las leyes raciales que presagiaban para quien tuviera la suficiente lucidez el horror de la llamada “Solución final” se ganaba la vida dando clases de piano. Pero como judío no podía dar clases más que a otros judíos, muchos de los cuales, de muy buen acuerdo, se empezaron a buscar la manera — pura y simplemente la huida— para poner tierra por medio entre ellos y el Tercer Reich. Y fue entonces, en plena represión contra todo lo que había significado democracia en la República de Weimar, cuando el compositor recibió una mal día un mensaje en el que se le comunicaba que debía presentarse inmediatamente en la central de la fatídica Gestapo en Berlín. Recuerdo perfectamente cuando el compositor nos contó a Barbara y a mí aquella terrible historia en su casa de Hamsptead. Los grandes y cansados ojos de Goldschmidt parecían llenos de una dolorosa necesidad de grabar en quienes le escuchábamos aquella mañana algo extraordinario, a la vez terrible y gozoso, ocurrido en el edificio de la Gestapo berlinesa. Nos describió aquella inmensa sala llena de mesas de despacho iluminadas por lámparas flexibles tras las que se sentaban funcionarios de la Gestapo que iban recibiendo la forzosa visita de los judíos escogidos para presentarse ante la llamada justicia nazi. Goldschmidt se encontró ante un sabueso que lo miró de arriba a abajo con expresión despectiva. El hombre aquel le preguntó de que manera se ganaba la vida y él contestó que daba clases de piano y componía música. El agente de la Gestapo dijo sarcásticamente algo así como “Música de judíos para judías, ¿no?”. Goldschmidt siguió con su declaración hablando de los compositores cuyas obras explicaba: Beethoven, Schubert, Schumann, Brahms, Mendelssohn. El hombre aquel le escuchó con atención y de pronto dijo, “Mi hija recibe clases de piano y estudia a esos compositores”. No hubo muchas más palabras. Luego, como si el interrogatorio siguiera su curso natural, sin subir la voz ni bajarla, añadió: “Cuando yo le haga una señal, márchese. No vuelva a su casa, diríjase a la estación de ferrocarril, tome el primer tren que encuentre y váyase de este país”. Goldschmidt no dudó en obedecer y ese mismo día inició un exilio que iba a durar más de cuarenta años. Nunca supo cómo se llamaba aquel hombre que le había salvado. La vida en el país, Gran Bretaña, al que se dirigió el compositor no fue fácil al principio. Los músicos extranjeros refugiados sobraban y le costó un arduo trabajo convencer BERTHOLD GOLDSCHMIDT LA MÚSICA Y LA PALABRA al agente de la policía que le hizo el interrogatorio correspondiente en la frontera, que le esperaba en el Reino Unido un posible trabajo. Al final lo logró. Su primer empleo fue en el Ballet Jooss —para el cual trabajó también Gerhard— y luego, definitivamente, para los servicios internacionales de la BBC. Pero como dice Bernard Keeffe, uno de los autores de las espléndidas notas que acompañan la grabación de la ópera Der gewaltige hahnrei (“Cornudo y contento” se podría traducir libérrimamente) en la serie de la Entartete Musik del sello Decca, el creciente dominio del ala más extremista de la vanguardia en los años sesenta acabó con la carrera del compositor. Nadie interpretaba sus obras o le encargaba otras nuevas. Sólo un hecho casual le llevó de nuevo a la creación musical en 1983. Se inició entonces un proceso lento pero efectivo que le permitió volver a su amada profesión. Atrás fueron quedando sus años de silencio. Notable director de orquesta, colaboró de manera decisiva en el intento de reconstrucción de la Décima Sinfonía de Gustav Mahler por parte de Deryck Cooke y dirigió la versión interpretada por la London Symphony cuya grabación escuchó Alma Mahler y que la movió a autorizarla después de haberla rechazado. De paso hay que decir que Goldschmidt no soportó nunca a Wynn Morris —ese “hombre terrible”, según le llamaba— el director galés que firmó la primera versión en disco de esta sinfonía. Pero incluso teniendo que enfrentarse con sinsabores como ese la amistad de personas como David Drew, Cordelia Dvorák —su último gran amor—, Simon Rattle, Lothar Zagrosek o Didier de Cottignies le permitieron vivir la alegría de la recuperación de su obra tanto en su país de adopción, Gran Bretaña, como en su país natal, Alemania, cuyo momento culminante fue el triunfo de la versión de concierto de su primera ópera en Berlín, en diciembre de 1992. El amor a la poesía Berthold Goldschmidt no fue un compositor prolífico. El desaliento que debió de sentir tras el “ninguneo” al que fue sometido durante sus años en la BBC impidió un 137 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 138 D O S I E R National Portrait Gallery, London LA MÚSICA Y LA PALABRA que se caracterizaba por un intento de que la palabra poética se encuentre siempre en una posición de igualdad significativa con la música. Es indudable que manejar versos de visionarios como el James Stephens de The Centaurs, el juego combinatorio y levemente irónico de Nemea de Durrell, la limpidez expresiva de Olive Trees de Bernard Spencer o la colorista evocación marina de The Old Ships de James Elroy Flecker para culminarlos en la desoladora y desesperada reflexión de Shelley titulada Stanzas written in dejection near Naples es algo más que una evocación de la tradicional pasión anglosajona y germánica por el mundo mediterráneo. Hay algo más bello y más profundo, el entendimiento de la Naturaleza como espacio fatal para un destino que encuentra en los paisajes que poeta y compositor describen el lugar donde el ser se disuelve y se integra en un soñado infinito. En las Cuatro Canciones — el único de sus ciclos donde está presente la tradición literaria germánica en los poemas Ein Rosenzweig y Nebelweben de Christian Morgenstern, impregnados de una melancolía extrañamente sensual—, nos encontramos con el poeta símbolo de una generación sacrificada en aras de una sentimentalidad teñida de romanticismo imperialista: Rupert Brooke, muerto en 1915, unos días antes de la catástrofe aliada de Gallípoli, frente a las tropas mandadas por Kemal Ataturk, y con uno de los más intensos y dramáticos poemas breves de Shelley, Time, en el que el poeta parece prever la tragedia final de su vida. Finalmente los cuatro poemas que componen Les adieux, que se inicia con Bonne justice de Éluard: C’est la douce loi des hommes Du raisin ils font du vin Du charbon ils font du feu Des baisers ils font des hommes Retrato de Percy Bysshe Shelley, por Alfred Clint 138 desarrollo normal y fluido de su obra. Únicamente al final de su existencia el compositor se sintió comprendido y apoyado por figuras importantes de la interpretación musical como Rattle, Yakob Kreizberg, Charles Dutoit, Chantal Juilliet —la violinista canadiense que interpretó en Madrid, con él en el podio, el hermoso Concierto para violín y orquesta—, Mihail Jurowski, David Geringas, Yo Yo Ma, Sabine Meyer, etc. Si su obra operística —en 1951 compuso otra ópera, Beatrice Cenci, basada en la tragedia homónima de Shelley y en la Chroniques italiennes de Stendhal, no estrenada hasta 1958 sin mayor éxito— y sinfónica es importante no lo es menos su obra camerística. En octubre de 1994, el Cuarteto Mandelring interpretó en Madrid, en tres conciertos, sus cuatro espléndidos cuartetos de cuerda, junto con obras de dos grandes compositores con los cuales Goldschmidt tiene más de un parentesco y a los que admiró profundamente: Shostakovich y Béla Bartók. Los ciclos de canciones del compositor alemán que conocemos son tres —y ninguno de ellos ha sido interpretado, que yo sepa, en este país—, las Cuatro Canciones sobre poemas de Rupert Brooke, Christian Morgenstern y Shelley; las Canciones mediterráneas, una serie donde nos encontramos de nuevo con Shelley, uno de sus poetas preferidos, además de Lord Byron, Lawrence Durrell, James Elroy Flecker, James Stephens y Bernard Spencer, y Les petits adieux —posiblemente su última obra, que data de 1994— con versos de Clément Marot, Paul Éluard y Robert Desnos. La relación de Goldschmidt con la poesía tiene un carácter muy especial, en primer lugar por la refinada calidad de los textos elegidos y luego por una actitud creativa el poema cuya supuesta elementalidad se envuelve en una rara sabiduría vital, la voluptuosa evocación de un cuerpo femenino en Par une nuit nouvelle del mismo Éluard —otro de sus poetas más amados—, el fascinante juego verbal de Des trois couleurs, gris, tanné et noir extraído de los Rondeaux del clásico Clément Marot, y sobre todo, quizá, el hermosísimo y breve poema Le dernier poéme, verdadera despedida escrita con una fabulosa eficacia expresiva por un gran poeta, Robert Desnos, miembro de la resistencia francesa y muerto en el campo de concentración nazi de Theresientadt a los cuarenta y cinco años. Final La obra de Berhold Goldschmidt ha vuelto hoy a un relativo —e injusto—olvido. Su independencia, su fidelidad a una vocación artística que tuvo que enfrentarse no sólo a la más atroz de las tiranías políticas sino al presuntuoso desdén de críticos y compositores “henchidos de sus dogmas”, como diría el gran Luis Cernuda, y sobre todo la suprema calidad de muchas de sus obras, en especial —y en mi opinión— su bellísima obra de cámara y sus preciosos ciclos de canciones, merecen una nueva atención. Las viejas batallas entre las vanguardias —esa palabra que con razón detestaba Borges por sus implicaciones castrenses— y quienes querían seguir su camino sin la presión de una dogmática cerrada, deberían ser ya —y en parte lo son—cosas de un pasado cada vez más necesitado de una profunda revisión. Goldschmidt es, sin lugar a dudas, una de las figuras más interesantes y ricas de la música de su época, un músico extraordinario, la belleza de cuya obra puede ser hoy un fascinante descubrimiento. Javier Alfaya 242-dosier FILM:207-dosier 22/5/09 11:36 Página 139 H : ; * ' : 9 A I>K6 id cdVWhdaj dYZa :higZ id#:cXVg\ aj hd W V d c gZ hi : ^X]Zh %]# 89B8 IZVigd6gc cXVg\dYZ bWgZ!'%/( Z i^ e Z h Whdajid#: Z V Y d ' c ' h gZ Z hi gi BV : cX^eVa h^XV a '%/(%]# IZVigdEg^ GVY^d8a{ 86AÞDE: cXVg\dYZ i^ZbWgZ! e Z h # Z Z >6 E Y 8 FB Whdajid#: C & 3 : V h! Z d A V 6 Z T c 6 X^ B SB gc c K gZ 6 : G UV ^Z a hi K : 6A9 EGD< iVaYZKV a NPT5FY IGJB:CI chigjbZc VcBVcjZ JwOEF"CJT > j FT e DD ? 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Dotada de una voz oscura y sugerente, con un penetrante metal, cuyas resonancias llegan a hacernos evocar en ocasiones a sus legendarias antecesoras nórdicas, la soprano sueca demostró su elegancia en los Cuatro últimos Lieder de Richard Strauss y ofreció una lectura muy personal de la Inmolación de Brunilda de Wagner, un papel al que esta Isolda de referencia se está acercando con suma prudencia. De todo esto, y de muchas cosas más, nos habla en esta entrevista, que pudo ser realizada gracias a las siempre exquisitas artes de Inés Tostón y Nuria Moreno, y se publica justamente cuando la artista se dispone a interpretar su primera Salomé, en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Usted es una de las cantantes más importantes de hoy, pero curiosamente empezó su carrera bastante tarde. ¿Cuál fue la razón? 142 En realidad, todavía yo misma la estoy buscando. Estudié primeramente viola, y me di cuenta de que nunca iba a llegar a convertirme en un músico de orquesta. Traté de llevar una vida normal y estudié ciencias empresariales y economía. Pero, al mismo tiempo, empecé a estudiar canto de manera privada, aprendiendo a resolver verdaderas dificultades técnicas. Poco a poco, mi voz se fue desarrollando, y descubrí el placer de contar una historia delante de un público. Hubo un momento en que ya no podía parar, y simplemente me dejé llevar por aquella atracción. Terminé la carrera, y a los 27 años tome la decisión de dedicarme por entero al canto. Era entonces o nunca. Fui admitida en el Opera Studio de Estocolmo, y hasta ahora no me he arrepentido de mi decisión. Aunque reconozco que hay que trabajar muy duro para llegar a ser un buen cantante, me encanta mi profesión. Su primera ópera la interpretó en Italia. Sí, fue en Cortona, donde creo que ahora hay un pequeño festival que dirige Antonio Pappano. Tiene un delicioso teatro antiguo, con una excelente acústica, donde interpreté a Cherubino, un muchacho muy travieso. Después ganó dos concursos muy importantes, Operalia y el de Cantantes del Mundo en Cardiff, Gales. ¿Cree que es necesario para un joven cantante acudir a estos concursos? Bueno, el de Cardiff no lo gané, pero llegué a las pruebas finales, que eran transmitidas por la BBC. Creo que los concursos, si no son absolutamente necesarios, sí que son muy útiles para 242-Pliego STEMME 22/5/09 18:07 Página 143 ENCUENTROS NINA STEMME un joven cantante, porque adquieres un nombre, te das a conocer ante los agentes y los teatros de ópera. Pero es muy importante saber elegir, y no presentarte a un concurso detrás de otro simplemente por participar. ¿Cómo fueron sus comienzos? Yo quería afianzar mi técnica y adquirir un repertorio, lo que era posible perteneciendo a una compañía. Por eso entré en la Ópera de Colonia, donde estuve cuatro años que me sirvieron enormemente para madurar como artista y como ser humano, porque allí nacieron también mis dos hijos. Le debo mucho a este periodo, aunque quizá no se cumplieran todas las promesas que me habían hecho al principio, ya que hubo un cambio en la dirección artística del teatro. Pero tuve la oportunidad de cantar Mozart, Puccini, etc. Mi último papel fue el de Sieglinde en La walkyria. Empecé con Pamina (bueno, realmente con la Quinta criada de Elektra) y realicé todo el arco. En Operalia actuó junto a Plácido Domingo. ¿Se han encontrado después, aparte del Tristán que grabaron juntos? No, nuestras agendas nunca han coincidido, pero me encantaría volver a cantar con él, precisamente una walkyria, por ejemplo. Yo vivo en Estocolmo, que está muy lejos de todo, y además tengo una familia. Pero él tiene tantos aniversarios que celebrar en los próximos años, que espero que podamos organizar alguna cosa. Siempre es un placer actuar con él. En los primeros años, usted cantó bastantes títulos alejados del repertorio tradicional en escenarios muy prestigiosos, como La Pasión griega de Bohuslav Martinu en el Festival de Bregenz o El rey Kandaules de Zemlinsky en el de Salzburgo. ¿Cómo fueron estas experiencias? Magníficas. De alguna manera siempre me ha gustado ser la oveja negra, a la que nadie conoce cuando llega a los ensayos, porque procuro hacer poco ruido, y de pronto, poco a poco, me van viendo trabajar. Esta actitud a veces desconcierta a los directores de escena, pero no me importa. A mí me gusta ir descubriendo al personaje en todas sus facetas a medida que transcurren los ensayos. Y esto te ocurre sobre todo con las óperas poco representadas. La lástima es que ahora tengo la agenda demasiado llena, con contratos hasta los años 2014 o 2015, y apenas puedo embarcarme en un proyecto de estas características. Y no digamos en un estreno, algo que me encantaría. Pero reconozco que es un auténtico privilegio tener tantos compromisos. El papel de Isolda es uno de los hitos en su carrera. Lo cantó por primera vez en el Festival de Glyndebourne, después lo llevó al disco y más tarde lo interpretó en Estocolmo, antes de llegar finalmente a Bayreuth. ¿Cómo ha sido la evolución del personaje? Mi primera Isolda la canté bastante joven, y de alguna manera el papel ha ido adquiriendo fuerza en cada producción. Para mí, lo más difícil de interpretar es el primer acto, porque en ese momento no es una mujer muy agradable [ríe], aunque tenga sus razones para ello. Yo trato de no hacerla demasiado antipática. Su problema es que está enamorada pero no quiere confesarlo. Birgit Nilsson me dijo una vez que un director de escena le había explicado que en el primer acto sólo había odio. Pero ella no se lo creía, y yo tampoco. Cada vez que la canto descubro en ella algo nuevo. Es un papel de una riqueza inagotable, una masa enorme de música, de texto y de emociones. Yo tengo un papel protagonista, pero creo que la verdadera historia está contada en la orquesta. Lo cual es un poco frustrante, porque yo no puedo decir demasiadas cosas con la voz. Tengo que dejar que sea la orquesta la que deje pasar a través de ella lo que realmente estoy pensando y sintiendo. Y esto es un verdadero desafío. Necesitas una absoluta colaboración con el maestro. No es algo de lo que puedas hablar, sino que simplemente tiene que ocurrir. Es música. ¿Se siente, por lo tanto, más un músico que un cantante? Creo que no hay ninguna contradicción en ello. La ópera es teatro musical. Y yo soy una artista de la música. Me gusta trabajar mucho sobre el texto y la proyección del mismo, crear una unión con el instrumento y que éste dialogue conmigo. Quiero formar parte de un todo, no estar simplemente delante de los demás. Porque pienso que todos contribuimos al resultado global. ¿Se sintió a gusto en el montaje de Bayreuth de Christoph Marthaler? Sí [se ríe, al ver mi gesto de asombro]. Me gustó mucho trabajar con él, y creo que entendí perfectamente su trabajo y el de Anna Viebrock. Creo que se creó un verdadero equipo entre todos, un conjunto muy firme, muy sólido en el escenario. He visto muchos trabajos suyos en el Teatro de Zúrich, y creo que trasladó a Bayreuth esa misma atmósfera. Es un verdadero sueño poder hacer una ópera con un equipo en el que todos trabajan tan bien juntos, algo que por desgracia no se encuentra a menudo en los teatros. ¿Y no hubiera preferido otro tipo de producción, digamos, más abstracta? Bueno, la producción de Glynde- bourne era más abstracta, porque Nikolaus Lehnhoff fue asistente de Wieland Wagner. Y en Estocolmo tuve a otro de sus ayudantes, Hans-Peter Lehmann, que también iba en la misma dirección. Pero el hecho de que los decorados no sean realistas no quiere decir que nosotros vayamos a cantar y a actuar de una manera abstracta. Las situaciones y los sentimientos de la obra son muy concretos. Por ejemplo, en la producción de Zúrich, Claus Guth ha situado la acción en la villa Wesendonk. Precisamente en este papel, usted ha sido considerada la seguidora de otras grandes sopranos nórdicas como Kirsten Flagstad, Birgit Nilsson o Astrid Varnay. ¿Cree pertenecer a esta tradición? En cierto modo sí, lo cual es una enorme responsabilidad. Quiero mantener esa tradición con la mayor calidad posible, y a la vez desarrollarla. La manera en que ellas proyectaban la voz era algo fascinante e inalcanzable. Nuestra generación, obviamente, debe acercarse a estos papeles de otra manera. Podemos ser también interesantes de un modo diferente, aparte de con el puro canto. De todas maneras, creo que hay bastante confusión cuando se dice que eran muy estáticas y no sabían actuar. Astrid Varnay, por ejemplo, era una grandísima actriz. Va a cantar su primera Salomé en el Liceo y el año que viene en Madrid. Sin duda, podrá devolver al papel una dimensión vocal que ha estado algo ausente en los últimos años, en algunas sopranos que han potenciado sus dotes de actrices y bailarinas. Salomé es un papel tremendo. Volviendo a Birgit Nilsson, me dijo en una ocasión que ella no había aprendido nada de él, sino que, al contrario, te exige que le des todo lo que sabes, en cuanto a técnica de respiración, capacidad de resistencia, fraseo, etc. Y en cierto modo es cierto. Pero tienes que olvidarte de tu técnica para actuar. Es una mujer violenta y salvaje, aunque con una enorme necesidad de amor. Y además, está el tema de la danza. He visto poquísimas veces que funcione. Es un verdadero problema, porque las cantantes no somos bailarinas profesionales. Y la danza la tiene que ejecutar la propia Salomé. Muchos directores de hoy tratan de evitar este problema inventándose cualquier cosa. Yo tengo una postura ambivalente, porque está escrito en la partitura que Salomé tiene que bailar. No sé cómo se resolverá aquí. Lo más importante es que se mantenga el carácter voyeurístico de la escena, porque si no pierde todo su sentido dramático. En cualquier caso, es una ópera magnífica y debes cantarla lo mejor posible, con toda su fuerza y su pasión, mientras 143 242-Pliego STEMME 22/5/09 18:07 Página 144 ENCUENTROS NINA STEMME porque, efectivamente, estoy empezando a acercarme a él. Es un desafío enorme, pero al mismo tiempo trato de abordarlo con mis propios medios y con mi propia personalidad, como un personaje en cierto modo más cercano a la tierra. Pero la verdad es que no puedo hablar con plena conciencia de él hasta que lo interprete en un escenario. La Brunilda de La walkyria requiere casi tres voces diferentes. La de Siegfried es muy aguda y muy exigente, precisamente porque es corta. Es el único papel realmente escrito para una soprano. Javier del Real ¿Sigue cantando el papel de Sieglinde? no te arruine la voz. ¿Ha interpretado alguna vez el papel de Chrysotemis? Curiosamente no, aunque creo que hubiera sido muy apropiado para mi voz. Tal vez, después de Salomé, me atreva dentro de unos años con Elektra. Creo que se puede interpretar como verdadera música de cámara, con muchos matices y colores, con un buen director que cuide las dinámicas. En el Liceo cantó hace unos años una maravillosa Jenufa. ¿Ha cantado otros papeles de Janácek, como Katia Kabanova o la enigmática Emilia Marty? No, pero creo que Katia llegará algún día. Janácek es un compositor fantástico. Pero sí que voy a cantar otra ópera checa en el Teatro Nacional de Múnich, Rusalka de Dvorák. Serán mis pequeñas vacaciones líricas. Es una ópera también bellísima. Me gustaría cantar más repertorio checo, pero una vez más es cuestión de calendario. Recientemente ha publicado un estupendo CD con música de Richard Strauss, bajo la dirección de Antonio Pappano. ¿Qué piensa de las grabaciones en general, y de las suyas en particular? 144 Antonio Pappano, con quien anteriormente grabé el Tristán, es especialista en crear una atmósfera de teatro en un estudio. No conozco a nadie tan bueno en este sentido. Yo no tenía experiencia en grabaciones, pero he aprendido muchísimo en estos dos registros, sobre la manera de colocar la voz en el micrófono, de recogerla y de que suene con fuerza y plenitud, etc. Es una manera totalmente distinta la de proyectar la voz sobre el micrófono. Se pueden conseguir muchísimas más sutilezas que en el teatro o la sala de conciertos. Pero, al mismo tiempo, no debes perder armónicos ni color. Porque la voz se adapta al espacio en el que estás cantando. Por desgracia, actualmente se graban muy pocos discos, especialmente de óperas de repertorio. Creo que la última ha sido Madama Butterfly de Puccini con Angela Gheorghiu. Y me parece una lástima, porque me parece absolutamente indispensable que cada época deje para el futuro el testimonio sonoro de los cantantes de ese momento. Y el DVD no me parece una alternativa plenamente convincente. ¿Cuáles son sus directores favoritos? Jirí Belohlávek por el Tristán de Glyndebourne, naturalmente. Hace poco he cantado algunos conciertos con Claudio Abbado que han sido una experiencia maravillosa. Fueron en Reggio Emilia y Ferrara con la Mahler Chamber Orchestra, con los Cuatro últimos Lieder de Richard Strauss y la gran escena de Leonora, como preludio al Fidelio de Beethoven que haremos este verano en versión semi-escénica en Lucerna. También Franz Welser-Möst, Peter Schneider… Hay muchos buenos directores. En su concierto de Madrid ha incluido la escena final de El ocaso de los dioses. Brunilda es un papel al que se está acercando con mucha prudencia. Hasta ahora sólo he cantado la de Siegfried, en Viena, y tengo previsto cantar las tres dentro de dos años, en San Francisco, con Donald Runnicles. En La Scala haré antes La walkyria y, probablemente, también Sigfrido con Daniel Barenboim. La verdad es que todavía no puedo hablar del papel, Sí, quiero mantenerlo todo el tiempo que pueda. Es un papel maravilloso, uno de esos papeles realmente completos. Es una verdadera heroína, que va creciendo poco a poco como una flor, que se va abriendo hasta alcanzar la plenitud en la frase “O hehrstes Wunder” y luego se desvanece. El papel de Kundry, sin embargo, no lo ha cantado. No, aunque tenía un proyecto para hacerlo, cuando me embarqué en Brunilda me resultaba una tesitura excesivamente grave. Parece que únicamente canta los grandes papeles del repertorio alemán, pero procura alternarlos con otros italianos, especialmente de Verdi: Leonora en La forza del destino, Aida, Amelia en Un ballo in maschera… ¿Cree es bueno para la voz? Si se cantan correctamente, sí. Aida, por ejemplo, te ayuda a sanear la voz, porque tienes que poner un especial cuidado en el control de la voz, centrarte en el fraseo… Es como cantar a Mozart. Y también me gusta mucho Puccini, sobre todo si no se hace demasiado sentimental. Tengo previsto cantar la Minnie de La fanciulla del West en Viena y París, y me hace muchísima ilusión. ¿Cuáles son sus teatros favoritos? El Covent Garden, el Liceo, la Ópera de Zúrich… Con Viena tengo una especie de amor-odio. Viena es Viena, y es interesante formar parte de ello. Me gusta mucho como ciudad, y la Staatsoper es como un museo. Quiero mucho a la Ópera de Gotemburgo, en Suecia, porque he estado muy ligada a ella desde sus comienzos, y tiene un lugar muy especial en mi corazón. Me gusta también Estocolmo, pero tiene bastantes problemas en cuanto a acústica. ¿Le gusta cantar en concierto? Esta primavera he cantado muchos conciertos, y ha sido una magnífica experiencia. Está muy bien sentirte un instrumento más de la orquesta, buscar la pureza de la voz y de la emisión. Pero yo soy un animal de escena. Rafael Banús Irusta PAG_145.FILM:Actualidad de Discos 22/5/09 20:35 Página 145 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 11:28 Página 146 ANIVERSARIO GOGOL EN LA ÓPERA Como es sabido, Pushkin inspiró en Rusia más música que nadie. Le sigue Nikolai Vasilievich Gogol, del que ahora celebramos los doscientos años de su nacimiento. Pushkin escribió mucho más, y escribió muchos poemas. Apenas hay alguna obra suelta por ahí con texto lírico de Gogol; lo suyo fue el relato no demasiado breve, la novela corta y el teatro. Y una novela más amplia, al final, como veremos. Su vena es satírica, crítica, vitriólica a veces. Da la impresión de que, en él, lo fantástico (esas brujas y esos demonios que tanto le gustan, y hasta se dice que creía más en el demonio que en Dios) se ponía al servicio del realismo. Pero ¿es de veras realista esa novela final, Almas muertas? E 146 l New Grove da una amplia lista de composiciones gogolianas (en la voz Gogol, claro está), pero aquí tendremos que limitarnos. Acaso debamos lamentar el desconocimiento por nuestras parte de algunas de las numerosas óperas, operetas y ballets inspirados en el precioso relato Noche de mayo o La ahogada; o de títulos como Diario de un loco, de Humphrey Searle, compositor y musicólogo, especialista en Liszt; incluso hay por ahí una Nariz debida un compositor llamado V. Kaufman. Aunque este artículo se dedica a la ópera, no podemos dejar de señalar Taras Bulba, rapsodia sinfónica de Leos Janácek, de 1918, de la vena rusófila y paneslavista del compositor checo, cuando la superstición paneslava se enfrentaba a la pangermánica y otras bellas promesas para la humanidad. Son tres movimientos evocadores, descriptivos, dramáticos, de una altura a menudo superior al original literario, y que nos perdonen los manes de Nikolai Vasilievich. La novela ha dado lugar a numerosas óperas y hasta ballets, pero el texto no ha tenido suerte con sus compositores, ni siquiera con el ballet compuesto por Glier (1951), y parece que ninguna de ellas ha pasado a la posteridad. Aunque nunca se sabe, por aquello de los rescates repentinos y sorprendentes a los que ya estamos acostumbrados. Por ejemplo, sabemos que hay por ahí un registro de Taras Bulba, ópera de Mikola Lisenko (1842-1912), compositor ucraniano que se dedicó a componerla entre 1880 y 1890. Pero no sabemos nada más, lamentablemente. Suponemos que el lector sabe diversas cosas de Gogol: que fue un ruso nacido en Ucrania, que vivió en este país su infancia y primera juventud, que pasó a San Petersburgo, que triunfó con sus relatos tras unos cuantos fracasos hasta encontrar su camino, y que compone libros de narraciones ucranianas (Veladas de Dikanka, dos volúmenes, ocho relatos; Mirgorod, en uno de cuyos dos volúmenes se encuentra la novela breve Taras Bulba, poco típica de Gogol, pero de gran éxito y repercusión); la desternillante pieza teatral El inspector, o El revisor, más otras de menor alcance, también magistrales, El casamiento y Los jugadores; los siete relatos de San Petersburgo de Arabescos (aunque el último es romano); y, en fin, la novela Almas muertas. Vivió poco, entre 1809 y 1852, y ahora que se celebra su centenario los ucranianos quieren quedarse con este ruso, y hasta corrigen sus textos para que sean más verdaderamente ucranianos. Los rusos no están de acuerdo, claro. Pero los ucranianos tienen los suficientes datos históricos del mal que les ha hecho Rusia como para desear que les devuelvan a Gogol y se queden con todo lo demás. La cosa tiene bemoles, sí. Los ocho relatos de Las veladas de Dikanka poseen características comunes. Por una parte, la presencia de una multitud campesina ucraniana festiva, supersticiosa, traviesa, alegre, muy de antaño. La feria de Sorochinski se desarrolla a comienzos del siglo XIX, mientras que casi todos los otros relatos se remontan a una época en que todavía no se había extendido la servidumbre a Ucrania, que llegaría de la madre Rusia, y en uno de ellos (Nochebuena) incluso aparece la zarina Catalina la Grande, que le regala unos cherevishki (unos chapines) a Vakula, un cosaquillo y herrero que aparece en su palacio mediante diabólico milagro. Fue en tiempos de Catalina cuando se generalizó el sistema de servidumbre, muy próximo a la escla- 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 11:28 Página 147 ANIVERSARIO GOGOL vitud, y si entonces acaso cumplió una función, aun en contra de la filosofía ilustrada de esta soberana, se convirtió de inmediato en la hipoteca del desarrollo de la agricultura y de la economía general en Rusia. Será el tema de fondo de Almas muertas, como veremos. Entre la Ucrania evocada en los dos volúmenes de Dikanka mediante la nostalgia, el sueño, el humor y la fantasía; y la Rusia inventada y de apariencia engañosamente realista de Almas muertas hay un tránsito de tiempo, una presencia, el paso del campo a la ciudad (San Petersburgo), y de ésta al itinerario tierra adentro de Chichikov en esa novela final que todo lo somete a irrisión; novela que, por cierto, Gogol quiso terminar en otro humor, ahora ejemplarizante, religioso, confesional, beatón, arrepentido de su supuesto ataque al “sistema”. Lo escribió, pero el engendro pereció en las llamas a las que lo arrojó el propio escritor: el siniestro padre Matiei consiguió que Gogol no escribiera más en su propia vena, pero no logró que saliera una aceptable segunda parte de Almas muertas, ahora edificante. Ay, Nikolai Vasilievich, le pasó lo mismo, o algo muy parecido, que a Speranski, antiguo ministro superpoderoso de Alejandro I, estadista ilustrado, brillante, reformador… que acabó en la beatería y en el arrepentimiento. Como le sucederá a Dostoievski cuando regrese de su confinamiento y encarcelamiento en Siberia. Sólo que Fiodor Mijailovich escribirá entonces sus mejores obras. Algo así le pasó a Mili Balakirev, jefe de filas del Grupo de los Cinco. Y hasta Musorgski parece que iba por ahí cuando murió en 1881. Nikolai Vasilievich recupera el temor de la fe supersticiosa de su santa madre mediante el fanatismo y el integrismo violentos del padre Matiei. La verdad es que en otros países sucedían cosas parecidas: pensemos en el limeño Pablo de Olavide, que de ilustrado político, heterodoxo, amigo de Voltaire y Diderot y activista del progreso (colonización de Sierra Morena), acabó renegando de todo y dando testimonio de ello en su libro El Evangelio en triunfo o historia de un filósofo desengañado (1797). Dos trascendentes experimentos de Musorgski Modest Musorgski es uno de los primeros gogolianos. Fascinado o convencido, como sus compañeros del Grupo de los Cinco, del ejemplo del recitativo prosódico más o menos cantabile de Dargomishki en El convidado de piedra, Musorgski hace mano, intenta, ensaya con varios textos para Retrato del compositor Modest Musorgski, por Ilya Repin, 1881 componer una ópera. Uno de ellos es El casamiento, comedia de Gogol de la que compone un acto, y que se estrena en la intimidad, entre amigos, con Dargomishki y el propio Musorgski en uno de los papeles, pues debía de tener una bella voz, aunque no demasiado potente, de manera que podía oírsele bien en el salón de una casa. La obra está sin orquestar, pero eso no importó a la hora de escucharla en casa de César Cui, el 6 de octubre de 1868: acompañaba al piano Nadia Purgold, novia de Rimski, y su hermana Alexandra cantaba Fiokla. Aunque abandonó este proyecto (como abandonaría o dejaría sin concluir todos los operísticos, menos Boris), la experiencia le sirvió mucho para su obra siguiente, Boris Godunov. El casamiento ha sido concluida en varias ocasiones por otros compositores, tanto con acompañamiento orquestal como en reducción pianística. Se oye a menudo la versión de Alexander Cherepnin, de mediados de los años 30 del siglo XX, cuando ya se había establecido un parlato continuo en ópera, y Musorgski había sido uno de sus creadores. Tanto la comedia de Gogol como el ensayo operístico de Musorgski tienen que resultar hilarantes. Los personajes son cómicos, ridículos incluso, y necesitan actores o cantantes con sentido de la comedia, al borde de la farsa, medidos, serios, porque quien ha de reír es el público, no ellos. Ahora bien, la comicidad que propone Musorgski es sólo limitada. Hay una tensión entre la propuesta vocal y el acompañamiento, por una parte, y la irresistible comicidad del texto. Podkoliesin, pequeño funcionario con algo de sangre noble, quiere casarse; y, al mismo tiempo, no quiere. Entra en juego una casamentera, un amigo entrometido y un criado. La posible novia, Agafia, es aquí un personaje todavía no aparecido; no un personaje ausente, sino aún no presente. El libreto es mucho más breve que la comedia. Musorgski aprovecha bastante del primer cuadro del acto primero de la comedia, mientras que Cherepnin, en su versión, reduce enormemente el resto. Desaparecen los otros cuatro pretendientes de Agafia Tíjonovna, y con ellos todo el diseño de caracteres, de tipos humanos y actitudes tomadas del natural y estilizadas en rasgos certeros y en situaciones hilarantes que convierten el todo en una comedia espléndida. Todos estos personajes gogolianos, por lo demás, tienen algo de tontos, de subproductos de una sociedad en la que parece reinar la estupidez como vigencia suprema, más que como valor respetado. De su época tardía es la que podría haber sido una obra maestra de auténtica envergadura como ópera popular de carácter cómico. Se trata de La feria de Sorochinski, basada en el primero de los relatos de Dikanka, que se desarrolla se supone que a comienzos del siglo XIX. Los coros son excelentes, rabiosamente audaces, de una vivacidad y un nervio extraordinarios. Una sorpresa en el tercer acto: el sueño de Gritzko se da con la música de Una noche en Monte Pelado, algo que no le gustaba gran cosa a Rimski, que le veía otro carácter. Sin embargo, esto indica que la música, arte abstracto pese a todo, puede dar una página que apoye un significado y también el contrario. En cualquier caso, se trata de una ópera de ambiente popular pero con elementos fantásticos; no podía faltar el demonio, hermano sin duda del mismo demonio que le hace la corte a la madre de Vakula en Nochebuena, otro de los relatos de Dikanka, convertido varias veces en ópera, como veremos. El material que dejó Musorgski no lo completaron en esta ocasión por Rimski y sus discípulos. Bastante hizo Rimski con terminar Jovanchina. Es muy probable que esta ópera molestara el avance de La feria; y al contrario, de manera que a la muerte del compositor no estaba terminada ninguna de las dos. Liadov recibió el encargo de terminarla, pero no avanzó gran cosa. Cui la terminó… “de aquella manera”. Cherepnin utilizó todos estos materiales, los del compositor y los de sus seguidores, además de otras piezas del propio Musorgski ajenas a esta obra, y aportó una Feria al parecer de interés. Se estrenó en 1923. Los materiales 147 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 20:45 Página 148 ANIVERSARIO GOGOL completos los publicó Pavel Lamm en 1933, dentro de su programa oficial de recuperación de materiales de compositores rusos, y eso sirvió para que otros músicos intentaran concluir la obra. Un registro soviético de 1983 (Teatro Stanislavski, dirección de Vladimir Iesipov, Melodiya) utiliza la versión final de Visarion Shebalin. Esta ópera inconclusa marca una tendencia. Shostakovich, por mucho que se diga que sigue a la vanguardia de la época (y es cierto), sigue este modelo y lo lleva más lejos en La nariz. Y, a su vez, Shchedrin, en Almas muertas, dará un paso más allá. Rimski-Korsakov y Chaikovski 148 Lo mismo que Musorgski en La feria, Rimski prodiga los temas ucranianos en su segunda ópera, Noche de mayo, basada en uno de los relatos de Dikanka, Noche de mayo o La ahogada. La anterior, Pskovitianka, era una ópera con rasgos épicos y escenificación histórica, pero Noche de mayo sigue el modelo de la pieza lírica nacional que gira alrededor de tipos populares en el medio rural. Y, ahora, frente al modelo de Dargomishki de un parlato o recitativo continuo, en Noche de mayo plantea un melodismo claro, transparente, de raíz popular y ajeno por completo al recitativo prosódico poco flexible, demasiado afirmativo ideológicamente en lo musical, que planteaba Pskovitianka. Curiosamente, es ahí donde Rimski el operista empieza a encontrarse de veras a sí mismo: Rimski es el autor de melodías, de armonías alrededor de elementos melódicos que crean un relato, unos conjuntos, un paisaje de sonidos. Mas también va a encontrar algo importante en este tema gogoliano: la fantasía. No tanto el humor, que Rimski no ignora ni desdeña, pero que no es su gran inspiración. La fantasía, la leyenda, sea popular o, por el contrario, épica, será la fuente de su inspiración hasta su último título. Todo ello tiene su lógica: el realismo y el recitativo prosódico más o menos cantabile van juntos, mientras que la melodía se aleja de lo realista y abraza asuntos de otra trascendencia. El entrevero, tan gogoliano, de la historia amorosa entre dos jóvenes y la aparición de brujas, demonios o, como en este caso, una doncella que murió ahogada en el lago, permite un despliegue de coros, bailes y cantos en el que puede verse en buena medida el futuro Rimski, el que todavía tiene que componer trece óperas más. Chaikovski estrena en 1876 Vakula, el herrero, basada en Nochebuena. Es su única ópera de carácter humorístico, y no le sale mal del todo, al menos a juzgar por la segunda versión, Cherevishki, que estrenó en 1887 en el Bolshoi de Moscú. Le había quedado muy mal sabor de boca después del fracaso de la primera y quería resarcirse. Lo consiguió, en buena medida, pero sus dos mejores óperas, con diferencia, son Onegin y Dama de picas, como bien sabe el aficionado. Un año después del primer Vakula, Soloviov estrenaba su propia lectura del cuento. Y en 1894-1895, inmediatamente después de la muerte de Chaikovski, componía Rimski la suya. Shostakovich, con el tiempo, lo señaló como un detalle de enemistad contra Piotr Ilich. Es más, consideró que la muerte de Chaikovski le animó a componer para el teatro lírico. Ya hemos mostrado en otras ocasiones nuestro escepticismo y hemos dado razones para ello. En fin, ni Cherevishki ni Nochebuena, la de Rimski-Korsakov, dejan de poseer bellezas y agudezas en su humor y su fantasía, pero no figuran entre lo mejor de sus respectivos autores. Tal vez haya que destacar la ópera de Chaikovski por encima de la de Rimski, pero la excelencia de Piotr Ilich está en otras entregas, no sólo operísticas. Eso sí, a Rimski le vino muy bien tratar este tema para enfrentar con mejor bagaje sus posteriores óperas de carácter popular y fantástico. Shostakovich: La nariz Dos son los títulos más destacados que el siglo XX ha dado a partir de obras de Nikolai Vasilievich, La nariz (Shostakovich) y Almas muertas (Shchedrin). Y podrían haber sido tres, si Shostakovich hubiera concluido Los jugadores, que sin embargo aparece como Op. 86 en su catálogo (y antes Op. 63). Bueno, no hay que ponerse estricto ni rígido: Los jugadores, aunque breve, puede considerarse una ópera puesto que algunos han tratado de completar el material existente y otros han conseguido terminarlo. Que no sean tan listos como Dimitri Dimitrievich, eso es otra cosa. Que Los jugadores no sea tan grande como La nariz o Almas muertas, es también otra cosa. El caso es que hay un tercer Gogol operístico destacado en el siglo que pasó: que conste así. La genialidad de Shostakovich marca el camino para un tipo de ópera que habría sido de una fertilidad inmensa en Rusia, país muy propicio a un humor esperpéntico que a los españoles no nos resulta lejano. Las sátiras del joven Shostakovich son continuación de un humor como el del propio Gogol, muy distinto al de Pushkin, y totalmente ajeno a las gravedades y dramatismos de la narrativa de Tolstoi o Dostoievski. Tampoco el realismo de tiempos desfallecientes de Chejov, con ese “apenas pasar cosas” en lo externo que se ha llamado impresionismo (de algún modo había que llamarlo, suponemos), era buena fuente de inspiración para Shostakovich. Tenía que acabar en el humor de Gogol, antes o después. Y fue con La nariz, pero podría haber sido con cualquier otra narración del ruso de Ucrania. Aunque, pensándolo bien, tenía que haber sido por fuerza uno de esos relatos petersburgueses, fantásticos o no, costumbristas o acaso imaginativo-costumbristas, pero radicalmente urbanos y de la ciudad de Pedro, con sus canales, sus edificios de cuatro plantas, sus puentes, sus callejas, su plaza del Almirantazgo y su Perspectiva Nevski, todo eso: los relatos de Arabescos, uno de los cuales es La nariz. En La nariz tenemos al Shostakovich joven, agudo, satírico y vanguardista que podemos ver en los ballets El perno o La edad de oro, pero aún más genial. Es la obra de un muchacho de 23 años, que no sólo es una joven promesa, sino un vanguardista con todas las de la ley. Su ópera se estrenará por el entusiasmo de Samosud, uno de los grandes directores de foso de la época soviética, y Smolich como director de escena (el proyecto de Meierhold no se llevó a efecto, lástima, pero a este grandísimo director de aciago destino le encantaba La nariz). Hay tanta riqueza instrumental, tanto sentido teatral-cinematográfico, tantos aciertos en la orquestación y el color, que sería imposible detallarlos siquiera en parte: desde la grotesca “obertura” introducida por chirriantes metales hasta intermedios sólo vocales y “polifónicos”, pasando por el entreacto no sabemos si inquietante o burlesco que da paso a la escena de la catedral de Kazan; o el del cuadro tercero, para percusión sola, cuyo valor, alcance y trascendencia pocos supieron ver en aquella URSS demasiado ocupada en buscar la felicidad del proletariado. Precisamente cuando estaba a punto de perderse cualquier esperanza de felicidad para nadie. Pero ¿y la espléndida, a veces desternillante caracterización vocal de cada “personaje”? Atención a ese matrimonio ejemplar, el bajo Ivan Iakolevich, el barbero pillastre y beodo; y su esposa, la gritona Paskovia Osipovna. Por no referirnos a los retratos vocales del protagonista y su criado. Y a la tesitura alta reservada al personaje de la Nariz, que huye disfrazado de consejero de estado y canta a menudo tapándose el cantante su propia nariz. Tanto en Gogol como en Shostakovich, Kovaliov es “hermano casi geme- 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 20:45 Página 149 ANIVERSARIO Ville Roppone GOGOL lo” de Podkoliesin, funcionario como él, también vacilante a la hora de casarse, aunque Kovaliov es más fatuo, más “demostrativo”, más miserable en rigor y por ello más significativo aún de su clase, status y condición. La pérdida de la nariz en su cara hecha para la apariencia y la falsedad es la parábola de la posición social, la estima de sí, los atributos externos, la apariencia. Se ha dicho que hay algo de emasculación sexual. Caramba. En fin, cuando pierde la nariz Kovaliov se parece no poco a Akaki Akakievich, pobre funcionario al que le roban el capote y, con él, la posibilidad de continuar ni siquiera su mísera vida (nos referimos a El capote o El abrigo, relato de Arabescos del que Turgueniev y Dostoievski decían: “de ahí venimos todos”). El joven Shostakovich sabe aprovechar la lección del Musorgski de El casamiento y, sobre todo, de La feria, pero también las aportaciones y provocaciones de Krenek, Hindemith y Alban Berg (la ópera La nariz empieza con un barbero afeitando al protagonista, lo que recuerda el comienzo de Wozzeck). En fin, no habrá que decir que, salvo excepciones que no dejan de tener retranca, el canto desaparece en esta obra, y se ve sustituido por un parlato continuo, ágil, imparable, tanto en los diálogos y monólogos como en los acres y divertidísimos conjuntos concertantes del acto tercero. Es obra compleja de montar en lo vocal, en lo actoral, en lo escénico. Pero se recibe hoy como una obra llena de inventiva, de riqueza instrumental (pese a estar destinada a un pequeño conjunto) y “de una originalidad que grita”, como diría Pirandello. El libreto sigue fielmente el relato de Gogol, pero de repente se aparta de él para darle una dimensión de retrato colectivo, polifónico, pluralísimo, el momento culminante de la sátira del joven compositor: cuadro 7, al comienzo del acto tercero; pero también en el Intermedio del cuadro 8. Shostakovich cuenta en ese tercer acto con la ayuda de dos jóvenes escritores, G. Lonin y A. Preis. Hasta ese momento ha hecho él solo los dos primeros actos, salvo cierto fragmento de E. Zamiatin. Puesto que el relato tiene poco alcance en cuanto a acción, en ambos cuadros los libretistas le dan una dimensión “social” más amplia, y diseñan todo un esperpento de “aquel San Petersburgo”. Y para ello utilizan otros textos de Gogol, de Dikanka y de Mirgorod, e incluso toman prestado algo de Almas muertas. Es más, en el cuadro 6 (último del acto segundo), el criado Ivan canta antes de que entre Kovaliov un canto cuyo texto está extraído de Los hermanos Karamazov, el canto de Smerdiakov. Esas y otras aportaciones (como el intempestivo chiste final de Kovaliov ante Podtoshina y su hija, que lo pretenden) enriquecen el retrato deformante de ese Petersburgo imaginado, fantaseado y basado (sólo basado) en realidades que no nos permiten hablar del todo de realismo. Mejor hablar de esperpento. La nariz fue objeto de ataques implacables por los rivales populistas o demasiado comunistas, esos que siempre hay y te techan de formalista. Aunque también hay siempre quien te tacha de no ser lo bastante vanguardista. Shostakovich no era popular, no era para los campesinos y obreros que accedían a los teatros. Caramba. Se pergeña, de manera no oficial, sino dentro del gremio de músicos y críticos, toda la sarta de acusaciones y calumnias que soportará el compositor desde enero de 1936, cuando Pravda publica el famoso artículo sin firma (pero originado en el Kremlin) contra su segunda ópera. El poder no necesitó inventar nada, las acusaciones, ofensas, ataques y calumnias ya las habían inventado los colegas del músico; sólo había que repetirlas y darles fuerza de ucase, de amenaza, no sólo de acre rivalidad o envidia gremiales. La nariz fue desacreditada por los críticos, tuvo un éxito de estima, y después de 1931 desapareció del cartel. Podría haber resucitado si hubiese seguido adelante el éxito de Lady Macbeth, pero éste se detuvo en seco, como sabemos. Y la carrera de operista de nuestro compositor quedó frenada. Hasta 1974 no hubo manera de recuperar esta ópera. Fueron el Teatro de Arte de Moscú, Gennadi Rozhdestvenski y el director de escena Boris Pokrovski. En nuestro país se vio este espléndido montaje en 1993. Queda, por suerte, un testimonio fonográfico (Melodiya), que llegó pronto a España por Hispavox. Pero si Chejov no parece demasiado operístico para nadie (ha tenido que pasar un siglo y llegar Eötvös para convertir una de las grandes obras finales de Chejov en ópera: Tres hermanas), a Shostakovich le inspiró en cambio una novela breve de Nikolai Lieskov, Lady Macbeth de Msensk. Al ponerle música a esta novela negra de la Rusia profunda, con sus crímenes, su sordidez y su ambigüedad en cuanto a tono, Shostakovich no cambiaba de tercio, sino que complementaba el mundo sonoro de La nariz, lo aumentaba, lo enriquecía. El humor era esencial en este otro esperpento, pero también la tragedia, el dramatismo, la clave de novela negra, el retrato de la amoralidad esencial de unos seres, unas situaciones y eso que llamamos sociedad; aquí, una sociedad rural, una comunidad no del todo cerrada, pero apenas entreabierta, una labranza, un cortijo. Todo esto le servirá a Shchedrin. Shchedrin: Almas muertas Rodion Konstantinovich Shchedrin es deudor de Shostakovich en sus Almas muertas. Que conste que no lo imita, no lo copia, sino que el ejemplo teatral del maestro ha sido tan fértil que ha abierto las conciencias sonoras hacia mundos poco explorados. Es cierto que la ópera de Shchedrin es muy 149 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 20:45 Página 150 ANIVERSARIO GOGOL 150 posterior a las dos de Shostakovich (la compuso entre 1966 y 1976, y se estrenó en 1977, cuando el maestro ya había muerto), pero hay que recordar de nuevo esa historia que siempre se repite: que Shostakovich recibió una terrible condena en 1936 (nunca declarada, en rigor, pero siempre amenazante, una amenaza que podía haber sido de muerte) por su segunda ópera, la de Lieskov; que el compositor dejó de escribir para el teatro, y se dedicó más al cuarteto de cuerda y a la sinfonía; y que no hubo más experimentos de óperas así, sino que en la URSS se impuso una “ópera cancionera” del gusto del Kremlin, del sistema, así que el ejemplo y la apertura de niveles de conciencia aportados por estas dos óperas quedaron en suspenso. Un intento como Los jugadores se quedó sin terminar, como hemos visto. No es extraño entonces que alguien nacido poco antes de estrenarse Lady Macbeth de Msensk fuera el continuador de esa estética, por sus propios medios, con su especial sabiduría teatral, pero deudor del sentido de la sátira y de cómo la sátira hay que darla en teatro mediante procedimientos especiales: instrumentación a menudo deformada para situaciones y dibujos “humanos”, diseño de los tipos (no personajes), caracterización del personaje colectivo que puede ser el coro o la explosión concertante de solistas secundarios, vivacidad de las situaciones en las líneas vocales, los concertantes y en el acompañamiento. La acumulación de notas mínimas (corcheas, semicorcheas, fusas…), los acelerandos, los crescendos, todo esto se une a tímbricas burlonas y desusadas: el fagot, los trombones, las trompas mordaces y socarronas; lo chillón de la voz del tenor, una tradición muy rusa gracias al lirismo de los altinos, que aquí se torna en lo contrario; la excesiva gravedad de paquidermo de algunas voces masculinas graves. Hay un detalle especialmente interesante en la orquestación de Almas muertas, y que nos permite referirnos a un aspecto muy original de Shchedrin: en el foso no hay violines. Curioso, realmente, porque en una ópera siempre hay violines, ¿no es cierto? A cambio, en el mismo lugar de la orquesta sitúa Shchedrin tanto un coro (el pueblo, la gente, como siempre en la tradición rusa desde Glinka) como unas voces agudas cuya línea es a menudo inquietante, voces que se adelantan a las situaciones teatrales y a los “personajes”, o que se inmiscuyen en ellas, que vienen del foso y que cantan las penas del pueblo, sus amores dolientes, su esperanza nunca vencida y nunca satisfecha. Es la tradición del coro ruso como pueblo ruso, pero en el foso, sin presencia escénica directa, y con voces altas solistas junto a la masa coral. Por lo demás, Almas muertas despliega una gran cantidad de ariosos o sencillamente arias y cantos que sirven a veces de diálogo y muy a menudo de autorretrato, de gestus dramático del personaje e incluso, en terminados momentos, del conjunto. El personaje habla, canta, se luce, presume y finge ante Dios una piedad de la que carece, o ante los otros una amabilidad inverosímil: la línea y el acompañamiento de Shchedrin, mordaces, le ponen en evidencia. ¿Es Almas muertas de Shchedrin un equivalente operístico de la novela de Gogol? Quien crea que conoce bien lo que encierra la novela debería pasearse, si no lo ha hecho ya, por el estudio de Vladimir Nabokov incluido en su Curso de literatura rusa. Nabokov pone en cuestión algunas de las etiquetas colgadas en Gogol y considera que Almas muertas no es una novela realista, que ni siquiera se basa en experiencias de Gogol o de otros, que es una auténtica fantasía. Gogol tuvo experiencia temprana de la Ucrania de su tiempo, y a partir de ahí fantaseó con la Ucrania del pasado, pero no tuvo experiencia alguna, ni siquiera anecdótica, de la Rusia profunda que se supone que evoca Almas muertas. Sin que Nabokov lo diga, nos parece evidente que esa fantasía es como las diabluras, brujerías y fantasmagorías de los cuentos de Dikanka: una manera de acercarse a la realidad saltándose la observación y creando un mundo poético más real que el que puedan dar el naturalismo (que todavía no se ha inventado) o el costumbrismo (tendencia universal, pero de estética limitada y de bajo vuelo, que a veces propicia una implosión, como la del esperpento en Valle-Inclán, que es impensable sin el costumbrismo e incluso el género chico). Nabokov parece más interesado en la eficacia del estilo y la creación de tipos esperpénticos que en la dimensión social, no pretendida, de la novela de Gogol: fue esencial para darle la puntilla al sistema de servidumbre en Rusia, que finalmente se abolió en 1861, bajo el reinado de Alejandro I, pero no era eso lo que pretendía Gogol; aunque lo deseara, sin duda, como tantos y tantos rusos. Almas muertas relata un imposible, un absurdo, aunque no tanto como el que un funcionario pierda una nariz y ésta se escape disfrazada. Aquí se trata de otro funcionario, Chichikov; por su cuenta compra “almas muertas”, esto es, siervos fallecidos que son un incordio y una carga fiscal para el propietario hasta que venza la fecha del censo, que tiene vigencia por diez años. Chichikov se enriquece de manera ficticia y acaba mal. Mientras, Gogol hace desfilar (también Shchedrin) una serie de tipos con nombres satíricos que tienen que ver con el objeto de la sátira (como en las comedias de Sheridan, aunque se trata de una tradición muy rusa). En fin, puede decirse que la respuesta es más o menos que sí, que la ópera traduce la novela, aunque acaso no del todo, y no sólo porque el libreto constituya una síntesis. Lo cierto es que el retrato dramático y musical de Shchedrin se constituye en una de las mejores óperas del siglo XX, a pesar de que todavía no se encuentre en el gran repertorio. Tanto en Gogol como en Shchedrin salimos con una convicción, acaso una sospecha: el título es ambiguo, es de una amarga ironía, puesto que las almas más muertas son las vivas, las de los dueños de los siervos y la de los ufanos habitantes de los salones y las instituciones. Almas muertas se estrenó en el Bolshoi de Moscú, dirigida por Yuri Temirkanov en el foso. Cuenta Shchedrin que Gennia Rozhdestvenski, acostumbrado a estrenar todas las obras suyas, se enfadó mucho y ya no volvió a dirigir nada suyo. Estos artistas… Coda y excusatio En resumen, hay tres títulos destacadísimos en la historia de la ópera basados en Gogol: esa joyita inconclusa que es La feria de Sorochinski y esas dos joyas mayores que son La nariz y Almas muertas. Es una pena no poder referirnos a una pequeña obra muy conseguida, El casamiento, ópera para televisión de Bohuslav Martinu (1952, NBC) que hemos comentado brevemente en esta revista al reeditarse un registro fonográfico (Supraphon). Es una ópera con imitaciones clasicistas, mozartianas, a todo lo largo de la imparable acción de estos indecisos personajes que no saben si se casan o no. También hemos comentado aquí la muy interesante y desternillante ópera El inspector, de Werner Egk, de 1957, y decíamos que no sabíamos nada de óperas anteriores inspiradas en esa pieza famosísima. Sí las había, pero se las ha llevado el olvido (Shudjanyan, Shvedov, Zanella). Busque el aficionado el registro de Hans Norbert Bihlmaier para Arte Nova (2001), que todavía circula por ahí. En lo orquestal resulta imprescindible Taras Bulba, del checo Leos Janácek. Lo demás puede tener bastante interés o estar sumido en el olvido, quién sabe si injusto en algún caso. Santiago Martín Bermúdez 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 11:28 Página 151 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 11:28 Página 152 EDU GC UA Í AC I Ó N RESIDENCIAS CREATIVAS No es difícil pensar en la ópera como un género agonizante atrapado en las redes de los poderes institucionales. ¿Puede acaso ser crítico, atrevido o desafiante un género que engulle los euros de los contribuyentes a millones? Aunque solemos oír hablar de montajes escandalosos, estos montajes a menudo no supondrían ni la más mínima alteración de las conciencias si se exhibieran en circuitos más modestos y alternativos, acostumbrados por definición a lo inesperado. ¿Qué margen deja a la independencia artística del creador el entramado de poder político y empresarial que rodea a todo gran teatro de ópera? Es lícito dudar que un patronato compuesto por personas, por ejemplo, como Madoff hubiese aceptado un libreto sobre la reciente corrupción y hundimiento de parte del sistema capitalista. ¿Representan los grandes teatros de ópera el liderazgo en el terreno de la innovación artística? Dicho de otra forma, a la hora de hacer buen arte, ¿importa el tamaño? S 152 on preguntas eternas que plantean la tensa o dócil relación entre arte y poder, una relación que en el caso de la ópera tenemos la suerte y la desgracia de poder cuantificar dividiendo el presupuesto anual entre el número de butacas vendidas. El resultado puede ser, como dicen los portugueses, asustador. Estas preguntas son las que suelen sobrevolar las reuniones de los teatros europeos de ópera, pero muy especialmente la última, organizada conjuntamente por RESEO y Ópera Europa coincidiendo con la celebración del Año Europeo de la Creatividad y la Innovación. La respuesta de RESEO, que es la Red Europea de Departamentos Educativos de Ópera y Danza, ha sido la organización, desde 2007, de siete residencias creativas, es decir, encuentros o talleres de artistas jóvenes de distintas disciplinas escénicas que durante dos-tres días trabajan para vivir el contacto con la creación colectiva, intercambiar experiencias y mostrar finalmente los resultados en brevísimas actuaciones. La última de estas residencias creativas se celebró en Barcelona el pasado mes de mayo y consistió realmente en dos residencias paralelas, una exclusivamente en español y otra más numerosa e internacional. Los dos grupos trabajaron por separado, pero tuvieron también ocasión de intercambiar impresiones en una sesión compartida. Viniendo de RESEO, es fácil adivinar que el objetivo principal de las residencias creativas es la sensibilización, la educación o la divulgación. RESEO busca mostrar la ópera y la danza como disciplinas a las que puede acercarse cualquier persona y hacerlo de una forma participativa. Los artistas que aquí se encuentran aprenden, a través de esta experiencia, formas de trasladar y compartir estas prácticas con los públicos más diversos: niños, adultos, expertos, aficionados, curiosos y en general cualquiera que pueda/quiera considerar que ópera y la danza como expresiones artísticas que le pertenecen y no como formas artísticas inaccesibles a las que sólo puede acercarse un exclusivo grupo de expertos elegidos. Las reacciones de los participantes no dejan lugar a dudas. El encuentro con colegas de otros países, otras disci- plinas artísticas y otros puntos de vista funciona como una fórmula mágica en la que el papel de los artistas que lideran los encuentros pasa con facilidad del protagonismo al más absoluto segundo plano. Nuno Peixoto, de la portuguesa Casa da Música de Oporto y participante de la residencia de Barcelona, dice que “pensaba que sería una residencia en la que dominaría el objetivo principal de la ópera y que estaría muy condicionada por las personas que trabajan en ese ámbito. Estaba completamente equivocado. Después de un tiempo me di cuenta de que era mucho más que eso. Me encontré con un grupo muy joven y diverso (compositores, cantantes, directores, no músicos, etc.) en el que todos teníamos nuestras limitaciones y habilidades. Allí me di cuenta de la cantidad de técnicas y ejercicios que podría utilizar en mi trabajo como formador en la Casa da Música”. Para el británico Jonathan Ainscough tuvieron especial interés los ejercicios de improvisación y la posibilidad de hacer un trabajo en un contexto internacional: “Me ha encantado la residencia creativa. Ha sido impresionante encontrarse con artistas de todo el mundo y crear algo juntos. He valorado especialmente el poder cuestionarme la forma en que actúo —los ejercicios de improvisación han sido excelentes”. Una de las reglas de las residencias es la de precisamente dejar de lado muchas reglas. El carácter práctico y la muestra en público del trabajo realizado son suficientes condicionantes para desencadenar una serie de acciones abiertas y no predeterminadas. Se diría que RESEO ha detectado un cierto anquilosamiento en el mundo de la ópera, que aunque sigue presentándose como el arte total, no ha dejado de recluirse en formas y procedimientos preestablecidos. Esta rigidez se hace más patente cuando queremos demostrar que la ópera puede ser de todos. Lo que era el arte total, con cabida para cualquiera de las formas artísticas, puede percibirse como una forma de expresión musical cerrada a la apreciación que se produce en un contexto social que rechaza al no avezado. Las residencias creativas buscan la forma de probar que 22/5/09 11:28 Página 153 Fotos: RESEO 242-Pliego final FILM:Pliego final la ópera no es cautiva de sus especializadísimos y carísimos cauces de producción, sino que siempre mantiene intacta la inocencia de la práctica escénica más sencilla. Un tema común RESEO pensó sin embargo en algunas guías que permitieran a un amplio número de instituciones europeas coincidir en un planteamiento básico. Por ejemplo, el tema común a todas las residencias, que han sido siete desde la primera en 2007 hasta esta última de Barcelona, ha sido el de las “formas modernas de esclavitud”. En torno a este tema, los distintos grupos han elegido la forma de presentar sus piezas, siempre inventadas en un brevísimo espacio de tiempo para subrayar la idea de que la creación no necesita ser un proceso complejo y prolongado. El tema de la esclavitud llevó a los participantes de Barcelona a retratar, por ejemplo, las ataduras del amor, o a representar a las personas como animales enjaulados en sus propias preocupaciones. Unas veces el énfasis ha recaído en la voz, otras en el movimiento, otras en la composición o la interpretación dramática. La idea de poder trasladar estas experiencias a talleres con personas que no han recibido una educación artística especializada ha ayudado a los participantes de las residencias, que sí son profesionales en activo, a desprenderse de muchos prejuicios acerca de lo que deben o no deben hacer sobre un escenario. Los músicos han bailado, las actrices han tocado instrumentos y los bailarines han ayudado a componer la música y han protagonizado diálogos. Animadores Las residencias potencian una figura, la del animador, que en España ha recibido poca atención y que se suele asociar solamente a payasos que amenizan fiestas infantiles de cumpleaños o jóvenes que organizan juegos en hoteles de Canarias llenos de turistas despistados. El animador, sin embargo, es una figura creciente en la difusión, entre otras, de las prácticas artísticas, sobre todo en lo que se refiere a trabajar con personas que apenas han tenido un contacto previo con la expresión teatral, de la danza o de la música. Hablar hoy de animadores es hablar de una figura comodín que tan pronto puede aparecer en un poblado africano haciendo una campaña de concienciación sanitaria a través de juegos como en una central nuclear explicando a un grupo de niños el funcionamiento de la central con cartulinas, tijeras y pegamento. GAUCÍ A EDUC IÓN En el mundo de la ópera, los animadores son artistas, general pero no necesariamente jóvenes, que siguen, por así decir, la estela de los grandes divulgadores: una mezcla entre un profesor de primaria, un trabajador social y Leonard Bernstein. “En educación —dice David Vivian Russell— hay objetivos que tenemos que alcanzar y son objetivos a menudo inalterables. La diferencia estriba en cómo alcanzar esos objetivos a tiempo. Para los departamentos educativos de ópera son vitales la participación y la implicación”. Desde Nueva York, Joseph Bartning nos dice que la residencia creativa de RESEO “nos ha permitido romper el tipo de barreras que a menudo frenan la exploración creativa. Este proceso de exploración nos ha permitido jugar como lo hacen los niños de forma natural. El juego nos ha llevado a redescubrirnos y a explorar artísticamente las complejas relaciones que nos rodean a través de la música, el teatro y la danza”. Para los participantes de San Petersburgo las residencias creativas han sido “el verdadero ejemplo de colaboración creativa entre personas jóvenes de todo el mundo y un buen ejemplo para comprender que no hay límites para la comunicación entre culturas”. Las residencias han abierto a muchas personas una forma muy atractiva de entender el trabajo de departamentos educativos de compañías de danza y de ópera, abriéndolos a la colaboración con otras instituciones culturales. Por ejemplo, la residencia de Londres consistió en crear un taller para niños en el que se unía la visita a los retratos de un museo con la creación de una pieza de danza que los niños ejecutaban delante del retrato y de los visitantes habituales del museo. Precisamente uno de los casos en los que se dejó a un lado el tema de la esclavitud, no tanto por la edad de los niños, sino por la difícil adecuación de la colección de retratos de la National Portrait Gallery con el tema. Según Agnès de Jacquelot, directora de educación de la Ópera de París, “crear y analizar al mismo tiempo el proceso de creación nos permite destacar nuestra diversidad cultural y nuestras distintas formas de aprender, que unas veces se centran en contenidos y otras en destrezas”. Una vez llegado a su fin, podemos desear sin embargo larga vida a esta buena idea de RESEO, que con seguridad está ya cosechando buenas experiencias en numerosos puntos de Europa. Pedro Sarmiento [email protected] 153 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 11:28 Página 154 Cesca Ribas COLINA, MIRALTA, SAMBEAT: LA ETERNA JUVENTUD DE UN TRÍO CON LEYENDA Daniel Mordzinski JAZZ Tania Castro L 154 a historia del jazz se escribe de manera colectiva y pocas veces, por no decir ninguna, su literatura lleva una única firma. Duke Ellington, Thelonoius Monk, Charlie Parker, Miles Davis, Coltrane… y otros poquitos jazzistas más han sido capaces de protagonizar en primera persona algunos de los sucesos cardinales del género. No obstante, si le damos una vuelta de tuerca más a la reflexión inicial todos coincidiremos que ni siquiera ellos son los autores exclusivos de su obra, por aquello del hombre y sus circunstancias. ¿Qué hubiera hecho Miles sin Bill Evans? ¿Y Ellington sin Strayhorn? ¿Coltrane sin Monk? La historia se escribe de manera colectiva, sí, y por eso la felicidad se vive más intensamente cuando se comparte. Y resulta más verdadera. El jazz en nuestro país, ya se sabe, ha experimentado un cambio cualitativo y cuantitativo extraordinario, posicionándose sin complejos al nivel de cualquier remite internacional. En las páginas de SCHERZO hemos procurado reflejar esta nueva realidad, dando voz a toda una suerte de músicos e intérpretes que están rozando la excelencia jazzística. Entre ellos, y como máximos referentes de una generación también liderada por el pianista gaditano Chano Domínguez y el saxofonista y flautista madrileño Jorge Pardo, se sitúan tres artistas que hace tiempo abandonaron la categoría de promesas, aunque sigan vinculados inequívocamente a nuestra juventud jazzística: el saxofonista valenciano Perico Sambeat, el contrabajista navarro Javier Colina y el baterista catalán Marc Miralta. Los tres iniciaron sus respectivas trayectorias en los años ochenta y sobrevivieron —¡y de qué manera!— a los oscuros y complicados noventa, una década que estuvo marcada por la resaca de la llamada cultura del “pelotazo” y en la que se puso nombre y no precio a la creación verdadera. Cada uno, a su manera, ha hecho de nuestro jazz una oda musical de buen gusto, mejor paladar y mejor conocimiento, firmando obras individuales de auténtica valía. Tras el homónimo Colina Miralta Sambeat Trío (ContraBaix/Karonte) de hace un par de años, el trío ataca de nuevo y coloca este mes de junio en el mercado su segunda entrega como grupo, Andando (ContraBaix/Universal), que presentarán en concierto este verano por toda nuestra geografía. El álbum se grabó el pasado mes de marzo en los estudios Grabaciones Silvestres, con Marc Parrot como ingeniero de sonido y Mario Barreiros como encargado de la mezcla y la masterización. Al frente de este trío cualquiera pudiera ubicar al saxofonista alto y soprano Perico Sambeat, aunque nada más lejos de la realidad. En la tarea compositora participan los tres vértices de este excitante triángulo creativo que suma aromas flamencos a su singular concepto del bebop. En este sentido, su respiración no se reconoce específicamente en el genérico estilo del jazzflamenco, sino que más bien trasladan al lenguaje de la improvisación jazzística las músicas que sienten de manera más cercana, ya sea el mencionado flamenco o los folclores mediterráneos o andalusíes. Los tres nombres se anuncian con el mismo tamaño y cuerpo de letra, no como estrategia comercial, sino como consecuencia de una labor colectiva que no quiere renunciar al talento de ninguno de sus miembros. Incluso en el capítulo de las versiones hay acuerdos a tres bandas, como ya se evidenció en su mencionada ópera prima de 2007; entonces, además de la cosecha propia, el trío consensuó las citas incluidas y dedicadas a Monk, Coltrane, Kurt Weill, Ernesto Grenet o el dúo Lennon/McCartney. A pesar de todo, e insistimos, sin desmerecimiento alguno para Miralta y Colina, el lanzamiento de Andando coincide con el todavía palpitante disco de Perico Sambeat Flamenco Big Band (Verve/Universal, 2008), lo cual 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 11:28 Página 155 JAZZ Cesca Ribas Daniel Mordzinski ESPERANZA SPALDING Tania Castro refrenda el excepcional momento creativo por el que atraviesa el saxofonista. Dotado de una habilidad especial para el lenguaje de la música improvisado, Sambeat descubre otros poderosos avales para entregarse al sortilegio del jazz, como son el dominio técnico de su instrumento y su visión panorámica de la composición moderna. Todo ello, más una capacidad expresiva conectada a todos los corazones, le han merecido un lugar privilegiado dentro del jazz europeo, que él lidera gracias a títulos especialmente inspirados como el que grabara hace seis años junto a Brad Mehldau, Kurt Rosenwinkel, Ben Street y Jeff Ballard, Friendship (AC/Karonte). Pero como todo es nada para este feliz saxofonista que tan pronto mira a Estados Unidos como a las cofradías “gnauas” de Marruecos, el año pasado decidió abordar el reto de hacer un disco de jazz-flamenco orquestal, cuya promoción ahora alternará con el nuevo registro del trío. No hay duda: nuestro jazz tiene en Perico Sambeat a uno de los mejores jazzistas europeos. En el caso de sus otros dos compa- ñeros, la actividad discográfica no adquiere semejantes niveles de producción, aunque tienen reservados a su nombre algunos monumentos jazzísticos. Así pues, el baterista catalán mantiene vivo el proyecto que a principios de 2000 registrara bajo el catálogo de la fonográfica Nuevos Medios, Marc Miralta & New York Flamenco Reunion, una experiencia surgida en los noventa a raíz de su estancia en Nueva York, ciudad en la que residió ocho años. Igualmente meritorio es el otro trío que sostiene junto al pianista Aaron Goldberg y el contrabajista Omer Avital, con los que grabó en 2003 el sensacional Live in Sevilla (Lola Records), con el poderoso saxo tenor de Mark Turner como testigo de excepción. Javier Colina, por su parte, además de participar como escolta en mil y una grabaciones, cuenta con un único título como líder, Si te contara (Resistencia, 2006), en donde el contrabajista se acercó a la esencia del jazz caribeño de la mano de cubanos ilustres como el tresero Pancho Amat o el percusionista Tata “Güines”. También este tiempo ha visto cómo se editaban duetos como Live at the Village Vanguard, junto al pianista Bebo Valdés, o Tete Montoliu & Javier Colina, una grabación realizada a mediados de los noventa junto al maestro catalán. Por último, también merece especial mención el disco realizado junto a la joven cantante y pianista cubana Argelia Fragoso, Entre nosotros. En la mayoría de todos estos títulos los tres jazzistas aparecen como invitados, compartiendo créditos y alientos. En su historia particular tan sólo se cuentan dos álbumes, pero la vida les ha mirado a la cara desde sus respectivos comienzos profesionales, allá por los años ochenta. Incluso cuando se separan como trío para afrontar otros proyectos individuales, sus sombras permanecen juntas, porque defienden un mismo compromiso y un mismo ideario. Tan sólo los tríos de Jorge Pardo o Chano Domínguez hablan con la misma convicción jazzística de estos tres mosqueteros de nuestro jazz. Y lo mejor de todo es que a pesar de los años vividos, a uno su historia le parece que no ha hecho más que empezar. Pablo Sanz EL DOLOR DEL CAFÉ ESPAÑA Y EL C. M. SAN JUAN EVANGELISTA A l cierre de esta edición las tertulias de nuestro jazz se hacían eco de dos noticias dolorosas: el cierre del club vallisoletano Café España y el Colegio Mayor San Juan Evangelista. En el primer caso, la clausura obedece a que el dueño del local rescindió el contrato de alquiler a quien ahora mismo lo regenta, Santiago Serna, un hombre de palabra que cede la música a su compañero Mario Benso, periodista y programador. ¿El motivo? “Necesidades económicas”, que es como los adinerados llaman a la crisis. A lo largo de todos estos años el Café España se ha convertido en uno de los pulmones de la cultura jazzística, flamenca y la canción de autor, liderando en buena medida la red de salas de música en directo de nuestro país. Ahora los responsables andan desmontando la tarima y poniendo a buen recaudo su piano, a la espera de localizar otro espacio en la capital vallisoletana en el que poder seguir alimentando los sueños de cientos de músicos y aficionados; lo que no podrán llevarse, claro está, son esas paredes cargadas de buenos recuerdos y las sonrisas de todas esas noches vividas al calor de la buena música. En el segundo caso, el del San Juan Evangelista, los dueños del colegio mayor, los banqueros de Unicaja, han decidido de manera casi furtiva una remodelación integral de todo el edificio. ¿La consecuencia? Centenares de estudiantes “echados” a la calle a traición y la historia cultural de un colegio abandonada a su suerte. Al San Juan hoy nadie le discute su impagable aportación a las músicas de vanguardia, ya sean con remite de jazz o de flamenco, convirtiéndose, por derecho propio, en una institución cultural única y ejemplar en el actual panorama universitario español y en una institución cultural absolutamente necesaria para una capital como Madrid, cada día más entregada al consumo artístico facilón y comercial. Las programaciones de las últimas ediciones del Festival de Jazz de Madrid así lo demuestran. El cierre de ambos locales se suma, pues, a otra de las clausuras más dolorosas que está viviendo nuestro jazz, el también madrileño Club Bogui, del que SCHERZO también ha dado cuenta en estas páginas. Entonces, como ahora, los amantes, no del jazz o el flamenco, sino de la buena música, claman en un desierto cada vez más árido por un granito de sensibilidad. Y de sensatez. Nadie tiene autoridad para discutir el legítimo derecho que ciertos ciudadanos tienen a ser avariciosos, pero alguna voz política o institucional debería alzarse y mediar como árbitro cuando se cierra un centro cultural. Porque las cosas se deben y pueden hacer de otra manera, buscando soluciones intermedias en las que todas las partes salgan recompensadas. Se debe y se puede hacer, sí. A fecha de hoy, Alejandro Reyes, el presidente del Club de Música y Jazz San Juan Evangelista y al igual que los responsables del Café España, busca un nuevo emplazamiento para seguir haciendo de Madrid una capital de la cultura musical. El Bogui sigue cerrado y sin noticias de Dios. Y la buena música perdida entre las calles de nuestras ciudades, vagando sin rumbo fijo, mendigando que algún transeúnte se pare a escucharla. Mientras tanto, nuestros gobernantes siguen rentabilizando el legado cultural de todos estos clubes. A cambio de nada. Por nada. Porque la cultura sólo interesa cuando se politiza y… no, no es así. La cultura debiera ser libre para escoger su propio destino. Pablo Sanz 155 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 11:28 Página 156 GUÍA LA GUÍA DE SCHERZO NACIONAL BARCELONA 1-VI: Grupo de Percusión de la OBC. López López, Xenakis, Westlake. (Auditori [www.auditori.com]). 2: Sinfónica de Viena. Fabio Luisi. Haydn, Mahler. (Palau 100 [www.palaumusica.org]). — Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña [www.obc.es]., Orfeó Català. Eiji Oue. Mathéu, Tobella, Lloyd-Roberts, Oskarsson. Beethoven, Novena. (Auditori). 4: Lluís Avendaño, piano. Albéniz, Iberia. (Auditori). 17: Thomas Quasthoff, barítono; Justus Zeyen, piano. Schubert, Bella molinera (Teatro del Liceo). 21: Edita Gruberova, soprano; Friedrich Haider, piano. Mozart, Schubert, Dvorák (T. L.). 30: Barcelona 216. Diego Mason. Shostakovich. (Auditori). 26-VI: Edita Gruberova, soprano; Friedrich Haider, piano. Mozart, Schubert, Dvorák. 27: Andrés Cea, órgano. Correa, Byrd, Cabanilles. — Coro Ciudad de Granada. Sinfónica de Londres. Michael Tilson Thomas. Debussy, Ravel, Villa-Lobos. 28: La Folía. Pedro Bonet. Romero, Narváez, Susato. — Homenaje a Mario Maya. 29: Sinfónica de Londres. Yuja Wang, piano. Michael Tilson Thomas. Ives, Prokofiev, Stravinski. 30: Judith Jáuregui, piano. Albéniz, Chopin. — Compañía Nacional de Danza. Nacho Duato. JEREZ TEATRO VILLAMARTA WWW.VILLAMARTA.COM FIDELIO (Beethoven). Weigle. Flimm. Mattila, Forbis, Milling, De la Merced. 2-VI. SALOME (Strauss). Boder. Joosten. Stemme, Delavan, Brubaker, Henschel. 19,20,22,25,28,29-VI. L’ITALIANA IN ALGERI (Rossini). Albiac. Tambascio. Herrera, Sola, Orfila, Chausson, Cardoso. 4,6-VI. SINFÓNICA DE BILBAO WWW.BILBAORKESTRA.COM 11,12-VI: Junichi Hirokami. Mahler, Quinta. 18,19: Günter Neuhold. Sociedad Coral de Bilbao. Verdi, Réquiem. SOCIEDAD FILARMÓNICA WWW.FILARMONICA.ORG 2-VI: Il Giardino Armonico. Giovanni Antonini. Bernard Fink, mezzo. Ferrandini. 10: Arabella Steinbacher, violín; Robert Kulek, piano. Beethoven, Schnittke, Bach, Ravel. TEATRO ARRIAGA WWW.TEATROARRIAGA.COM LA VIEJECITA/CHATEAU MARGAUX (Fernández Caballero). Pasqual. Munch, Quiza, Sánchez. 22,24,26,28-VI. CÁCERES ORQUESTA DE EXTREMADURA WWW.ORQUESTADEEXTREMADURA.COM 19-VI: Jesús Amigo. Jorge Luis Prats, piano. Chaikovski. GRANADA MADRID DE GRAN TEATRO DEL LICEO WWW.LICEUBARCELONA.COM BILBAO 156 LVIII F ESTIVAL I NTERNACIONAL MÚSICA Y DANZA WWW.GRANADAFESTIVAL.ORG LA CORUÑA FESTIVAL MOZART WWW.FESTIVALMOZART.COM 4-VI: Coro del Palau de la Música Catalana. Jordi Casas. Jordi Armengol, piano. Fanny Mendelssohn, Carter. 5: Christoph Prégardien, tenor; Michael Gees, piano. Schumann, Rihm, Schubert. 6: Stephan Genz, barítono; Michel Dalberto, piano. Schubert, Bella molinera. 10: György y Marta Kurtág, piano; Hiromi Kikuchi, violín. Kurtág. 11: María Bayo, soprano; Maciej Pikulski, piano. Mozart, Esplá, Toldrà. 12: Real Filharmonía de Galicia. Leopold Hager. Carlos Mena, contratenor. Mozart, Haydn. WERTHER (Massenet). Pérez. Vick. Portari, Bacelli, Martín-Royo, Moreno. 13,15-VI. 16: Giuliano Carmignola, violín; Yasuyo Yano, fortepiano. Beethoven, Schubert. 19,21: Sinfónica de Galicia. Giuliano Carmignola. Mozart. 20: Cuarteto Asasello. Christoph Desjardins, viola. Mozart, Huber. LAS PALMAS DE GRAN CANARIA FESTIVAL DE ÓPERA WWW.OPERALASPALMAS.ORG MANON LESCAUT (Puccini). Morandi. Asagaroff. Arteta, Tanneer, Ódena, Todisco. 14,16,18,20-VI. ORQUESTA DE CÓRDOBA www.orquestadecordoba.org ORCAM Teléfono: 957 491 767 www.orcam.org Temporada de Conciertos 2008/09 Lunes 1 de junio de 2009 19,30 h. Sala Sinfónica. Auditorio Nacional JUNIO Días 3 y 4 de junio – 09 Gran Teatro – 20:30 h. I Genoveva, obertura R. Schumann Concierto para violonchelo y orquesta A. Dvorák Antonio Meneses, violonchelo II Sinfonía nº 4 “Italiana” F. Mendelssohn ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: Manuel Hernández Silva Días 9, 10 y 11 de junio – 09 CICLO DE CONCIERTOS DIDÁCTICOS 08/09 ORQUESTA Y CORO DE LA COMUNIDAD DE MADRID Trío Arbós : Miguel Borrego, violín José Miguel Gómez, violonchelo Juan Carlos Garbayo, piano Elena Copons, soprano Itxaro Mentxaca, mezzosoprano Alejandro Roy, tenor Alfonso Echevarría, bajo José Ramón Encinar, director J. Bautista Estrambote C. Camarero Duración invisible para trío solista y orquesta * J. Haydn Missa in tempore belli, Hob.XXII-9 “Paukenmesse” *Estreno absoluto. Obra encargo de la Consejería de Cultura y Turismo Abono 14 ¡Oye! Escucha como suena… Presentación: Faustino Núñez ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: Manuel Hernández Silva Días 17 y 18 de junio – 09 CONCIERTO DE CLAUSURA DE TEMPORADA Gran Teatro – 20:30 h. Un Réquiem Alemán J. Brahms Christina Giannakopoulou, soprano Juan Tomás Martínez, barítono Coro Sinfónico de Córdoba ORQUESTA DE CÓRDOBA Director: Manuel Hernandez Silva Día 26 de junio – 09 Concierto extraordinario - Córdoba Ciclo de la orquesta en la calle Plaza de la Corredera – 22:30 h. ¡Viva la Música… Clásica! Obras de W. A. Mozart, J. Williams, F. Chueca, G. Bizet, G. Rossini, J. Strauss II, E. Elgar, J. Offenbach, J. Strauss I ORQUESTA DE CÓRDOBA Dirección y Presentación: Fernando Argenta TEATRO DE LA ZARZUELA Jovellanos, 4. Metro Banco de España. Tlf.: (91) 5.24.54.00. Internet: http://teatrodelazarzuela.mcu.es. Director: Luis Olmos. Venta localidades: A través de Internet (servicaixa.com), Taquillas Teatros Nacionales y cajeros o teléfono de ServiCaixa: 902 33 22 11. Horario de Taquillas: de 12 a 18 horas. Días de representación, de 12 horas, hasta comienzo de la misma. Venta anticipada de 12 a 17 horas, exclusivamente. Festival Operadhoy. Días 5 y 6 de junio, a las 20:00h. Luci mie Traditrici. Música y libreto de Salvatore Sciarrino. 2-VI: Murray Perahia, piano. Brahms, Mozart, Beethoven y Bach. (Grandes Intérpretes. Fundación Scherzo [www.scherzo.es]. Auditorio Nacional [www.auditorionacional.mcu.es]). 4: Sinfónica de Viena. Fabio Luisi. Julian Rachlin, violín. Stravinski, Brahms. (Juventudes Musicales [www.juvmusicales-madrid.com]. A.N.). 8: Ensemble Gilles Binchois. Les Sacqueboutiers de Toulouse. Dominique Vellard. Peñalosa, Misa “Nunca fue pena mayor”. (Siglos de Oro. Iglesia de San Jerónimo). 10,11: Cuarteto Arcanto. Antoine Tamestit, viola; Olivier Marron, chelo. Biber, Brahms, Martinu, Kodály, 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 11:28 Página 157 GGUUÍ A ÍA TEATRO REAL Información: 91/ 516 06 60. Venta Telefónica: 902 24 48 48. Venta en Internet: teatro-real.com. Visitas guiadas: 91/ 516 06 96. Rigoletto. Giuseppe Verdi. Junio: 3, 4, 5, 6, 8, 9, 10, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 20, 21, 22, 23. 20.00 horas; domingo, 18.00 h. Director musical: Roberto Abbado. Directora de escena: Monique Wagemakers. Director del coro: Peter Burian. Solistas: José Bros (3, 6, 9, 12, 15, 18, 21)/Roberto Aronica (4, 8, 11, 14, 17, 23)/Celso Albelo (5, 10, 16, 20, 22), Roberto Frontali (3, 6, 9, 12, 15, 18, 21)/Zeljko Lucic (4, 8, 11, 14, 17, 20, 23)/Anthony Michaels-Moore (5, 10, 16)/Leo Nucci (22), Patrizia Ciofi (3, 6, 9, 12, 15, 18, 20, 22)/Mariola Cantarero (4, 8, 11, 14, 17, 21, 23)/Cinzia Forte (5, 10, 16), Marco Spotti (3, 5, 6, 9, 10, 12, 15, 16, 18, 21, 22)/Stefano Palatchi (4, 8, 11, 14, 17, 20, 23), Nino Surguladze (3, 5, 6, 9, 10, 12, 15, 16, 18, 21, 22)/Enkelejda Shkosa (4, 8, 11, 14, 17, 20, 23), Mercè Obiol, Luiz-Ottavio Faria (3, 5, 6, 9, 12, 15, 18, 21, 22)/Luciano Montanaro (4, 8, 10, 11, 14, 16, 17, 20, 23), David Rubiera, Ángel Rodríguez, Tomeu Bibiloni, Marta Ubieta, Graciela Armendáriz. Coro Intermezzo. Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid). Recital de Juan Diego Flórez. Vincenzo Scalera, piano. Junio: 2, 7. 20.00 horas. Programa Joven: Magia y locura de Händel. Concierto para niños. Junio: 7. 12.00 horas. Teatro Real. Guionista y presentador: Fernando Palacios. Director musical: Eduardo López Banzo. Contratenor: Nicholas Zielinski. Orquesta-Escuela de la Sinfónica de Madrid. Programa Joven: La historia del soldado. Igor Stravinski. Junio: 13. 19.00 horas. Presentador: Fernando Palacios. Dirección musical y violín: Ara Malikian. Dibujos y proyecciones: Kenny Ruiz. Solistas de la OrquestaEscuela Sinfónica de Madrid. Domingos de Cámara. Concierto VI. Junio: 14. 12.00 horas. Obras de Joseph Horovitz, Ludwig van Beethoven, André Jolivet y Robert Schumann. CDMC AUDITORIO 400. MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA Ronda de Atocha esquina c/Argumosa. Teléfono: 91 774 10 72 Web: http://cdmc.mcu.es Lunes, 1 de junio, 19:30h. Orquesta Sinfónica de RTVE Arturo Tamayo, director Carmen Gurriarán, soprano Paul Cortese, viola Vitan Ivanov, contrabajo Ramón Lazkano, compositor residente PROGRAMA “Monográfico Agustín González Acilu. 80 años” Contracturas (1966), Aschermittwoch (1968), Omagio a P. P. Pasolini (1976), Liz (2001), La voz de Ofelia * (2006) PROGRAMA Ramón Lazkano: Wintersonnenwende-3 *+ Jo Kondo: Eight Categories Hilda Paredes: Trío George Benjamin: Octet Lunes, 8 de junio, de 18 a 21 horas JIEM XVI. “20 años de música electroacústica en el LIEM” Multidifusión de sonido en 22 canales “surround” Laura Fernández Alcalde, soprano Jesús Jara, tuba PROGRAMA Jorge Antunes: Anaforía para Juan Ramón * Anadiplosia para Tirso * Leticia Armijo: La Flor de los mil pétalos. Homenaje a Estrella Casero * # José Luis Carles: L’onde ** Fernando Egido: For Rachel Corrie * Gabriel Cerini: Corta vacilación * José Manrique: Ad Nilo + Jorge Sad: The Hole # Juan Blanco: Canción + Alina Blonska: Sekwencja * Juan de Dios García Aguilera: Viaje discreto: + Reclamos Último tren David Alarcón: Manguera + Francisco Guerrero: Rigel Kurtág. (Liceo de Cámara. Fundación Caja Madrid [www.fundacioncajamadrid.es]. A.N.). 12,13: Orquesta Philharmonia. EsaPekka Salonen. Berg, Mahler. (Ibermúsica [www.ibermusica.es]. A.N.). 23: Coro y Orquesta de RTVE. Luca Pfaff. Scelsi. (musicadhoy Lunes, 29 de junio, 19:30h. Ernst Kovacic, violín; Steven Dann, viola; Anssi Karttunen, violonchelo Electroacústica LIEM PROGRAMA Ernst Krenek: Parvula Corona Musicalis Pablo Ortiz: Trois Tangos en Marge * corn alone just won’t do suomi, la milonga edelleen laitakaupungilla Kaija Saariaho: Vent Nocturne Michael Spassov: HEX ** Arnold Schoenberg: Trío de cuerda ———————————————- Lunes, 15 de junio, 19:30h. Ensemble Residencias (Trío Arbós. Neopercusión) Carlos Gálvez Taroncher, clarinete Cécile Daroux, flauta * Estreno mundial ** Estreno en España *+ Estreno mundial. Encargo del CDMC # beca de estancia para iberoamericanos de la Dirección General de Política e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura ORQUESTA SINFÓNICA DE MADRID [www.musicadhoy.com]. A.N.). 30: Nelson Freire, piano. Schumann, Brahms, Chopin. (Grandes Intérpretes. A.N.). www.osm.es Teléfono: 91 532 15 03 Auditorio Nacional de Música 24 de junio/09 – 19,30 h Solistas de la Orquesta Sinfónica de Madrid II. Festival América-España. Junio: 25. 20.00 horas. Obras de Astor Piazzolla y Conrado del Campo. En colaboración con la Orquesta y Coro Nacionales de España. Lunes, 22 de junio, 19:30h. Solistas de la ORCAM Director: José Ramón Encinar PROGRAMA “El último Stravinsky” Cantata, Three Songs from William Shakespeare, Introitus T. S. Eliot in Memoriam, Septet, In Memoriam Dylan Thomas, Misa Director: Jesús López Cobos I Parte Sinfonía 101 “El reloj” de J. F. Haydn Concierto nº 2 en si menor, de G. Bottesini Vitan Ivanov, contrabajo II Parte Sinfonía “Júpiter” de W. A. Mozart MÁLAGA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID www.uam.es XXXVI Ciclo de grandes Autores e Intérpretes de la Música Auditorio Nacional de Música de Madrid. Sala Sinfónica Jueves 11 de junio de 2009 a las 19,30 horas Concierto ofrecido por HIPPOCAMPUS Director: Alberto Martinez Molina Obras a interpretar: Las Cuatro Suites Orquestales de J. S. Bach: Ouvertüren BWV 1066-1069 Información y Venta de entradas: Centro Superior de Música, teléefono 91-4974978 en horario de 9 a 14 h de lunes a viernes; Taquillas del Auditorio Nacional Telefono 91-3370200 y por venta telefónica Servicaixa 902332211 SANTIAGO DE COMPOSTELA REAL FILHARMONÍA DE GALICIA www.realfilharmoniagalicia.org Auditorio de Galicia www.auditoriodegalicia.org Viernes 5 – 11.45 h AUDITORIO DE GALICIA Ensayo abierto Real Filharmonía de Galicia Antoni Ros Marbà, director [Sibelius] 21.00 h AUDITORIO DE GALICIA Real Filharmonía de Galicia Antoni Ros Marbà, director Nikolai Luganski, piano [Chopin, Sibelius] [CONCIERTO DE ABONO] Martes 9 – 21.00 h TEATRO PRINCIPAL Yllana: Brokers [TEATRO Y DANZA EN GIRA] FILARMÓNICA DE MÁLAGA WWW.ORQUESTAFILARMONICADEMALA GA.COM Domingo 14 – 21.00 h AUDITORIO DE GALICIA Anne Clark [SONS DA DIVERSIDADE] 12,13-VI: Aldo Ceccato. Josef Horvath, violín. Díaz, Chiakovski. Jueves 11 – 20.30 h AUDITORIO DE GALICIA Inauguración de la exposición Mulleres en plural Las mujeres a través del objetivo de los grandes fotógrafos del siglo XX PAMPLONA BALUARTE WWW.BALUARTE.COM 2-VI: Sinfónica de Euskadi. Pablo González. Alexei Volodin, piano. Sor, Beethoven, Stravinski. 4,5: Sinfónica de Navarra. FrançoisXavier Roth. David Guerrier, trompe- ta. Matalon, Shostakovich. 17,19: Sinfónica de Navarra. Ernest Martínez Izquierdo. Strauss, Marco. 18: Sinfónica de Euskadi. Andrei Boreiko. Sol Gabetta, chelo. Shostakovich, Dvorák. 157 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 20:54 Página 158 GUÍA P. GONZÁLEZ 1,4-VI: Pablo González. Alexei Volodin, piano. Sor, Beethoven, Stravins- ki. 11,12: Howard Griffiths. Sociedad Coral de Bilbao. Arriaga, Mozart, Mendelssohn. SEVILLA REAL ORQUESTA SINFÓNICA DE SEVILLA WWW.ROSSEVILLA.COM 4,5-VI: Pedro Halffter. Javier Perianes, piano. García, Beethoven. TENERIFE ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE www.ost.es Información: 922 849080 Venta telefónica de entradas: 902 317 327 PALAU DE LES ARTS WWW.LESARTS.COM GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Mehta. Fura dels Baus. Ryan, Brück, Kapellmann, Salminen. 2,21,30-VI. DAS RHEINGOLD (Wagner). Mehta. Fura dels Baus. Uusitalo, Taylor, Villar, Salminen. 15,22-VI. DIE WALKÜRE (Wagner). Mehta. Fura dels Baus. Kerl, Salminen, Westbroek, Wilson. 16,24-VI. SIEGFRIED (Wagner). Mehta. Fura dels Baus. Ryan, Wilson, Uusitalo, Salminen. 18,27-VI. VALLADOLID AUDITORIO WWW.AUDITORIODEVALLADOLID.ES 4,5-VI: Sinfónica de Castilla y León. Jesús López Cobos. Strauss. 27,28: Sinfónica de Castilla y León. Orfeón Pamplonés. Alejandro Posada. Damato, Surguladze, Brenciu. Verdi, Réquiem. ZARAGOZA AUDITORIO WWW.AUDITORIOZARAGOZA.COM Lugar: Auditorio de Tenerife 5-VI: T. Koopman / K. Mertens. Obras de Haydn y Mozart. 12-VI: V. Petrenko. Obras de Glazunov, Borodin, Prokofiev. 19-VI: P. Ellis. Ballet Ángel Corella Castilla y León. Obra: La Bayadera de León Minkus. 11,12: Michael Schønwandt. Martin Frost, clarinete. Stravinski, Nielsen, Schumann. 25,26: Rafael Frühbeck. Coro de Amigos del Maestranza. Lojendio, Suárez, Davislim, Tilli. Albéniz, Beethoven. 2-VI: Grupo Enigma. Juan José Olives. Berg, Mahler. 3: Sinfónica de Viena. Fabio Luisi. Haydn, Mahler. LA CENERENTOLA (Rossini). Arrivabeni. Hall. Zeffiri, Pauly, Regazzo, Keegan. 2-VI. MADAMA BUTTERFLY (Puccini). Valcuha. Samaritani. He, Helzel, Lopardo, Agache. 4,6-VI. CARMEN (Bizet). Abel. Schuhmacher. Aldrich, Miller, Helzel, Kaune. 5,7,11,16,28-VI. TRISTAN UND ISOLDE (Wagner). Steinberg. Friedrich. Gambill, König, Herlitzius,Youn. 10,14,21-VI. DER FREISCHÜTZ (Weber). Windfuhr. Pfeil. Pauly, Carlsson, Kaune, Schümann. 15,18-VI. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Abel. Friedrich. Brück, Wagner, Szumanski, Helzel. 17,19,25-VI. TOSCA (Puccini). Morandi. Barlog. Michael, Kaufmann, Raimondi, Szumanski. 20,24-VI. TIEFLAND (D’Albert). Abel. Schwab. Youn, Schubert, Pauly, Schnitzer. 26,30-VI. TURANDOT (Puccini). Steinberg. Fioroni. Guleghina, Maus, Smith, Mosuc. 29-VI. STAATSOPER ÁMSTERDAM UN BALLO IN MASCHERA (Verdi). Jordan. Wieler. Beczala, Daza, Naglestad, Pentcheva. 1,6-VI. ELEKTRA (Strauss). Bodeer. Dorn. Henschel, Polaski, Schwanewilms, Goldberg. 2-VI. DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (Mozart). Jordan. Thalheimer. Lehmann, Schäfer, Prohoska, Breslik. 11,13,17,21,29-VI. SALOME (Strauss). Halffter. Kupfer. Goldberg, Lang, Denoke, Rutherford. 12,16,19-VI. VIVA LA MAMMA (Donizetti). Dove. Anifankatis. Rud, Novak, La Muela, O’Neill. 20,21,28,29,30-VI. HÖLDERLIN (Ruzicka). Ruzicka. Fischer. Henschel, Kataja, O’Neill, Hoffmann. 26-VI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Ettinger. Everding. Pape, Homrich, Kataja, Guo. 27-VI. ORQUESTA DEL CONCERTGEBOUW 19,20-VI: Dennis Russell Davies. Fazil Say, piano. Bernstein, Say, Bartók. DE NEDERLANDSE OPERA 158 DEUTSCHE OPER WWW.DEUTSCHEOPERBERLIN.DE WWW.STAATSOPER-BERLIN.ORG WWW.CONCERTGEBOUWORKEST.NL WWW.DNO.NL PALAU DE LA MÚSICA WWW.PALAUDEVALENCIA.COM VEC MAKROPULOS (Janácek). Nézet-Séguin. Hove. Barker, Very, Mey, Mulder. 3,7,9,12-VI. ADAM IN BALLINGSCHAP (Zuidam). De Leeuw. Cassiers. Oliemans, McFadden, De Vaal, Smeets. 5,7,8,10,11,13-VI. CARMEN (Bizet). Jansons. Carsen. Haddock, Ketelsen, Accurso, Reijans. 15,18,22,25,28,30-VI. BERLÍN FILARMÓNICA DE BERLÍN WWW.BERLINER-PHILHARMONIKER.DE 4,5,6-VI: Pierre Boulez. Pierre-Laurent Aimard, piano. Bartók, Ravel, Boulez. 11,12,13: Daniel Barenboim. Strauss, Carter. SEMPEROPER WWW.SEMPEROPER.DE L’UPUPA (Henze). Lano. Lehnhoff. Barainsky, Ainsley, Schöne, Mayer. Stravinski. INTERNACIONAL VALENCIA 2-VI: Sinfónica de Holanda. Jan Willem de Vriend. Schumann. 3,4: Cuarteto Emerson. Dvorák. / Haydn, Ives, Beethoven. 5: Orquesta de Valencia. Leopold Hager. Mozart, Reger, Brahms. 8: Ensemble Dreisam. Kalliwoda, Reinecke, Herzogenberg. 9: Profesores de la Orquesta de Valencia. Haydn, Mozart, Martinu. 10: Capella de Ministrers. Carles Magraneer. José Hernández Pastor, contratenor. Purcell. 12: Orquesta de Valencia. Orfeón Pamplonés. Yaron Traub. Bernstein. 17: Solistas de la Sinfónica del Mediterráneo. Palau, Serrano, López-Chávarri. 19: Orquesta de Valencia. Tiziano 21: Simon Rattle. Yefim Bronfman, piano. Chaikovski, Rachmaninov, HENZE SINFÓNICA DE EUSKADI WWW.ORQUESTADEEUSKADI.ES Severini. Kathleen Cassello. Gala lírica. 26: Orquesta de Valencia. Rubén Gimeno. Carlos Bonell, guitarra. Rodrigo. RATTLE SAN SEBASTIÁN BRUSELAS LA MONNAIE WWW.LAMONNAIE.BE LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Wigglesworth. Loy. Degout, Matthews, Bohlin, Esposito. 9,10,12,13,14,16,17,19,20,23,24, 26-VI. DRESDE 1,4,6,22,28-VI. DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (Mozart). Prick. Wagner. Eder, Johansson, Simpson, Oliver. 2,5,7VI. IL BARBIERE DI SIVIGLIA (Rossini). Frizza. Asagaroff. Brownlee, Eder, Oprisanu, Capitanucci. 3,11,14-VI. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Netopli. Mouchtar-Samoria. Butter, Harnisch, Klieter, Pohl. 10,12,16,18VI. SALOME (Strauss). Wigle. Mussbach. Michael, Schmidt, Soffel, Marquardt. 19,23,25-VI. OTELLO (Verdi). Zanetti. Nemirova. Antonenko, Farnocchia, Gavanelli, Kim. 20,24,27-VI. FRÁNCFORT OPER FRANKFURT WWW.OPER-FRANKFURT.DE LOHENGRIN (Wagner). De Billy. Nielsen. Frank, Kömig, Heever, Hayword. 1,6-VI. PALESTRINA (Pfitzner). Petrenko. Kupfer. Reiter, Kränzle, Aken, Reiter. 7,11,20,25,28-VI. LE NOZZE DI FIGARO (Mozart). Nielsen. Bernardi. Kim, Zechmeister, Plock, Karg. 12,14,18,24-VI. I MASNADIERI (Verdi). Zorn. Pter. Mikitenko, Baldvinsson, Kim, Argiris. 13,21,26-VI. WERTHER (Massenet). Carydis. Decker. Coote, Stallmaister, Secco, Nagy. 19,22,27-VI. LA FINTA GIARDINIERA (Mozart). Kell. Thoma. McCown, Rae, Myllys, Ryberg. 21,27-VI. GINEBRA GRAND THÉÂTRE WWW.GENEVEOPERA.CH IL TROVATORE (Verdi). Pidò, Taylor. Petean, Serjan, Mishura, Todorovich. 5,8,10,12,15,18,21,23-VI. LISBOA TEATRO SÃO CARLOS WWW.SAOCARLOS.PT DON GIOVANNI (Mozart). Stert. Correia. Ulivieri, Short, Caramujo, Hoerl, 1,3,5,7,9,12,14-VI. LONDRES BARBICAN CENTRE WWW.BARBICAN.ORG.UK 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 11:28 Página 159 GUÍA MÚNICH FILARMÓNICA DE MÚNICH WWW.MPHIL.DE 5,6,7-VI: Coro Filarmónico. Andrei Boreiko. Prudenskaia, Davislim, Kochinian. Brahms-Schoenberg, Schnittke. 17,18,20: James Conlon. Hélène Grimaud, piano. Berlioz, Ravel, Prokofiev. 27,29,30: Semion Bichkov. Arcadi Volodos, piano. Stravinski, Prokofiev, Dvorák. STAATSOPER Paul McCreesh. Padmore, Stotjin, Lawson, Taylor. Haendel, Jephta. 25: Sinfónica de Londres. Michael Tilson Thomas. Yuja Wang, piano. Debussy, Ravel, Villa-Lobos. 30: Sinfónica de Londres. Yuja Wang, piano. Michael Tilson Thomas. Ives, Prokofiev, Stravinski. SOUTH BANK CENTRE WWW.SOUTHBANKCENTRE.CO.UK 3-VI: Mark Padmore, tenor; Andrew West, piano. Schubert, Winterreise. 5: Filarmónica de Londres. Mario Venzago. Torleif Thedeen, chelo. Debussy, Elgar, Beethoven. 9: Piotr Anderszewski, piano. Schumann, Bach, Janácek, Beethoven. 11: Orquesta Philharmonia. Esa-Pekka Salonen. Berg, Mahler. 23: Rosa Torres-Pardo, piano. Albéniz, Iberia. 25,28: Orquesta Philharmonia. András Schiff. Miklós Perényi, chelo. Haydn. / Serge Zimmermann, violín. Mendelssohn. 30: Orquesta Philharmonia. Christoph von Dohnányi. Maria João Pires, piano. Beethoven, Mozart, Brahms. ROYAL OPERA HOUSE COVENT GAR- WWW.STAATSOPER.DE DER ROSENKAVALIER (Strauss). Fisch. Schek. Serafin, Halfvarson, Sindram, Schulte. 1,6-VI. AIDA (Verdi). Gatti. Nel. Gubanova, Lewis, Licitra, Prestia. 8,11,14,17,21,30-VI. LA TRAVIATA (Verdi). Wilson. Krämer. Gheorghiu, Morel, Erraught, Kaufmann, Keenlyside. 9,12,15-VI. PARÍS 3-VI: Ensemble Amarillis. Patricia Petibon, soprano. Stradella, Vivaldi, Falconieri. (Teatro de los Campos Elíseos [www.theatrechampselysees.fr]). — Orquesta de París. Yutaka Sado. Leif Ove Andsnes, piano. Beethoven, Sibelius. (Sala Pleyel [www.sallepleyel.fr]). 5: Filarmónica de Radio Francia. Myung Whun Chung. Chausson, Bernstein. (S. P.). 9: Hélène Grimaud, piano. Bach, Beethoven. (T. C. E.). MYUNG WHUN CHUNG 16: Ensemble Matheus. Jean-Christophe Spinosi. Haydn, Mozart. — Gabrieli Consort & Players. Paul McCreesh. Padmore, Stortjin, Crowe, Taylor. Haendel, Jephta. (S. P.). 17: Alexandre Tharaud, piano. Ravel. (T. C. E.). 18: Orquesta de París. Marek Janowski. Haydn, Mendelssohn. (S. P.). 19: Filarmónica de Radio Francia. Mikko Franck. Brahms, Beethoven. (S. P.). 22: Filarmónica de Viena. Seiji Ozawa. Takemitsu, Martin, Mendelssohn. (T. C. E.). 24: Maria João Pires, piano; Pavel Gomziakov, violonchelo. Chopin, Liszt. (T. C. E.). 26: Filarmónica de Radio Francia. Gustavo Dudamel. Renaud Capuçon, violín. Korngold, Mahler. (S. P.). OPÉRA BASTILLE WWW.OPERA-DE-PARIS.FR TOSCA (Puccini). Solyom. Schroeter. Nitescu, Antonenko, Morris, Jean. 2,3,5-V. KRÓL ROGER (Szymanowski). Ono. Warlikowski. Kwiecien, Pasichnyk, Margita, Cutler. 18,20,23,25,28,30-VI. PALAIS GARNIER WWW.OPERA-DE-PARIS.FR DEMOFOONTE (Jommelli). Muti. Lievi. Orquesta Juvenil Luigi Cherubini. Korchak, Schiavo, Lo Monaco, Giovannini. 13,16,18,20,21-VI. TURÍN WWW.OPERNHAUS.CH VENECIA LA FENICE TEATRO ALLA SCALA WWW.TEATROALLASCALA.ORG ASSASSINIO NELLA CATTEDRALE LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti). Arrivabeni. Gruberova, Daniel, Polenzani. 1,5-VI. EVGENI ONEGIN (Chaikovski), Ozawa. Iveri, Kulman, Keenlyside, Vargas. 2,4-VI. DAS RHEINGOLD (Wagner). WelserMöst. Baechle, Larsson, Uusitalo, Eröd. 6-VI. DIE WALKÜRE (Wagner). WelserMöst. Stemme, Johansson, Schuster, Botha. 7-VI. SIEGFRIED (Wagner). Welser-Möst. Stemme, Gould, Uusitalo, Pecoraro. 9-VI. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Welser-Möst. Johansson, Gould, Halfvarson. 11-VI. FAUST (Gounod). De Billy. Isokoski, Beczala, Youn, Daniel. 13,16,20,23VI. DIE SCHWEIGSAME FRAU (Strauss). Schneider. Damrau, Rydl, Eröd, Schade. 18,21,25,28-VI. AIDA (Verdi). Carginani. D’Intino, Urmana, Botha, Maestri. 19,22,26,29-VI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Hattori. Gheorghiu, Reinprecht, Fink, Kammerer. 24,27,30-VI. ADRIANA LECOUVREUR (Cilea). Palumbo. Mariani. Carosi, Veda, Álvarez, Cornetti. 23,25,27,28,30-VI. WWW.TEATROLAFENICE.IT MILÁN WIENER STAATSOPER WWW.WIENER-STAATSOPER.DE ZÚRICH WWW.ROH.ORG.UK 11: Les Talens Lyriques. Vocal Consort Berlin. Christophe Rousset. Gheorghiu, González Toro, Eiche. Haydn, Estaciones (T. C. E.). — Orquesta de París. Jean Deroyer. Berio, Webern, Mantovani. (S. P.). 12: Staatskapelle Dresden. Daniel Harding. Renaud Capuçon, violín. Schumann. (T. C. E.). — Le Concert des Nations. La Capella Reial de Catalunya. Jordi Savall. Kiehr, Piccinini, Zanasi, Auvity. Monteverdi, Vísperas. (S. P.). 13: Maurizio Pollini, piano. Bach, Clave bien temperado I. (S. P.). 14: Klangforum Wien. H. K. Gruber. Weill, Dreigroschenoper. (T. C. E.). wa. Takemitsu, Martin, Mendelssohn. TEATRO REGIO WWW.TEATROREGIO.TORINO.IT DEN IL TROVATORE (Verdi). Rizzi. Moshinsky. Hvorostovski, Radvanovsky, Walewska, Fraccaro. 2,7-V. LOHENGRIN (Wagner). Bichkov. Moshinsky. O’Neill, Haller, Lang, Struckmann. 3,5,8,11,14,16-V. ELISIR D’AMORE (Donizetti). Campanella. Pelly. Damrau, Filianoti, Alaimo, Michaels-Moore. 12,15,18,20,23,25-V. Hogwood. Stravinski, Haydn, Shostakovich. 18: Evgeni Kissin, piano. Prokofiev, Chopin. — Clemencic Consort. René Clemencic. Locatelli. 19: Filarmónica de Viena. Seiji Oza- KISSIN (Pizzetti). Renzetti. Kokkos. Furlanetto, Angeletti, Cordella, Sgura. 1,5,8,12-VI. A MIDSUMMER NIGHT’S DREAM (Britten). Davis. Carsen. Daniels, Joshua, Wolk, Petrinsky. 6,9,11,13,15,17-VI. AIDA (Verdi). Barenboim. Zeffirelli. Fantini, Smirnova, Fraccaro, Giuseppini. 20,22,25,27-VI. PIRES C. DAVIS 11,14-VI: Sinfónica de Londres. Bernard Haitink. Susan Graham, mezzo. Ravel, Debussy. 12: Sinfónica de Londres. Asher Fisch. Deborah Voigt, soprano. Wagner, Strauss, Beethoven. 13: Klagforum Wien. H. K. Gruber. Weill, Dreigroschenoper. 16: Real Filarmónica de Liverpool. Clark Rundell. Alina Ibramigimova, violín. Vaughan Williams, Al Masri, Ravel, Prokofiev. 17: Sinfónica de Londres. Colin Davis. Paul Lewis, piano. Beethoven, Brahms. 21: Sinfónica de Londres. Colin Davis. Nelson Freire, piano. Mozart, Brahms. 24: Gabrieli Consort and Players. GÖTTERDÄMMERUNG (Wagner). Tate. Carsen. Vinke, Bär, Saks, Casselman. 25,28-VI. VIENA MUSIKVEREIN WWW.MUSIKVEREIN.AT 6,7-VI: Concentus Musicus Wien. Nikolaus Harnoncourt. Oelze, Invernizzi, Trost, Drole. Haydn, L’isola disabitata (versión de concierto). 8: Sinfónica de la Radio de Viena. Singverein der Gelleschaft der Musikfreunde. Wayne Marshall. Bernstein. 9: Camerata Salzburg. Christopher OPERNHAUS ARIADNE AUF NAXOS (Strauss). Schneider. Gutty. Magee, Mosuc, Breedt, Liebau. 3,7,10-VI. RIGOLETTO (Verdi). Santi. Deflo. Mosuc, Peetz, Nucci, Daniluk. 4-VI. CAVALLERIA RUSTICANA (Mascagni) / I PAGLIACCI (Leoncavallo). Gilbert. Asagaroff. Marrocu, Kallisch, Nikiteanu, Cura. 6,9,11,14,17,19,21,26VI. DIE ZAUBERFLÖTE (Mozart). Rider. Kusej. Salminen, Mathey, Winkler, Bermúdez. 7,21-VI. DAS RHEINGOLD (Wagner). Jordan. Wilson. Nikiteanu, Chaiker, Guo, Silins. 24-VI. DIE WALKÜRE Wagner). Jordan. Wilson. Johansson, Serafin, Kallisch, Kohl. 27-VI. COSÌ FAN TUTTE (Mozart). WelserMöst. Bechtolf. Hartelius, Bonitatibus, Janková, Drole. 28,30-VI. 159 242-Pliego final FILM:Pliego final 22/5/09 11:28 Página 160 CONTRAPUNTO UNA CONVENCIÓN DE GINEBRA PARA LOS ARTISTAS D 160 os obras teatrales de Ronald Harwood programadas en el Chichester Festival del West End examinan decisiones tomadas bajo presión por algunos músicos. Taking Sides reconstruye el tribunal de desnazificación, en 1946, de Wilhelm Furtwängler, el director principal de la Orquesta Filarmónica de Berlín que había rechazado un puesto de prestigio con la Filarmónica de Nueva York para permanecer en el corazón de su cultura nacional y encabezar su orquesta-buque insignia. La música clásica en los tiempos de Hitler, purificada de modernistas, izquierdistas y judíos, fue realzada y encumbrada por los aparatos del Estado, y sus grandes acontecimientos de Bayreuth y Berlín se convirtieron en celebraciones nacionales. Los intérpretes más célebres disfrutaron de la misma posición que las estrellas de cine. Enfrentados con la necesidad de elegir entre una lujosa colaboración o un duro exilio, muy pocos de los músicos más importantes decidieron huir. Furtwängler, un intelectual conservador, se defendía después diciendo que se quedó en Alemania para que su pueblo oprimido no fuera privado de la música y la esperanza. Salvó más de ochenta víctimas nombradas, algunas de los cuales dieron fe de su valentía: “Sólo Furtwängler fue capaz de sacar a mi padre de la Gestapo en Holanda”, me aseguró con fervor el hijo del violinista Carl Flesch. La razón de las acusaciones después de la guerra fue que su prestigio, en Alemania y el mundo, reforzó al régimen y toleró sus crímenes. Furtwängler fue absuelto, pero hasta la fecha no se ha aclarado legalmente la cuestión de cómo se debe comportar un artista en un Estado criminal. La obra de Harwood, dirigida por Harold Pinter en mayo de 1995 y filmada por Istvan Szabo, puso a los actores y al público entre la espada y la pared: “¿Qué hubiera hecho usted?”. Después de ver la obra, la viuda de Furtwängler preguntó a Harwood dónde había encontrado el expediente del juicio. “No lo encontré” —contestó el dramaturgo—, “lo inventé”. Taking Sides trata de qué actitud podría tomar cualquiera de nosotros al enfrentarse con una monstruosidad política. Collaboration, una pieza complementaria, que se estrenó el año pasado, revive la breve colaboración de Richard Strauss, compositor de Salomé y de Der Rosenkavalier, con Stefan Zweig. Cuando los nazis se hicieron con el poder, Strauss, entonces de sesenta y nueve años, consintió encabezar la Reichsmusikkammer que decidía qué músicos podían trabajar en Alemania. Más tarde, Strauss sostuvo que no podía permitirse el lujo de abandonar el mercado más importante para sus óperas. En 1935, la Gestapo interceptó cartas en las que el compositor mostraba su disconformidad a Zweig y fue destituido del cargo. Desde entonces, Strauss empezó a temer por las vidas de su nuera judía y sus dos nietos. Zweig, judío, se exilió en Gran Bretaña antes de suicidarse, junto con su mujer, en Brasil. Hace una semanas, Collaboration fue vista por primera vez en Alemania —en Hamburgo— y recibió críticas respetuosas e incómodas. En la obra, Strauss le dice a su tribunal de postguerra: “mi partido es el arte, únicamente el arte”. Harwood, de 74 años, que ganó un Oscar por el guión de El pianista, de Roman Polanski, ha estado obsesionado durante casi toda su vida con el tema de la responsabilidad del artista cuando las cosas se pudren en un Estado. Nacido en Sudáfrica, se marchó en 1960 y se reprocha haber criticado desde lejos cuando podía haber luchado contra el apartheid desde dentro. En nuestras primeras conversaciones en 1995, antes de que estrenara Taking Sides, fue mucho más radical que yo al valorar las pruebas contra los que bailaban al son de Hitler. “Mi motivación para escribir estas obras, fue ¿qué hubiera hecho yo?”, me dijo después de haber visto Collaboration en su versión alemana. “Tanto Furtwängler como Strauss dijeron: No tuve elección. Pero siempre hay una elección en una decisión moral. No puedo pensar en una época histórica en que las cosas estuvieran tan claras”. Es verdad que nosotros dos hablábamos con el inestimable beneficio de la mirada retrospectiva. Dos músicos en la Alemania nazi, incluso los que estaban cerca de los mandamases, podían haber oído algo sobre expulsiones y persecuciones pero no podían haberse enterado de los horrores que hoy conocemos. En todo caso, pregunté a Harwood qué influencia podían haber tenido las acciones de un solo músico contra el poderío de un Estado totalitario. “Ninguna” — dijo con una risa encantadora. “El arte es impotente. No protege a la civilización pero debemos actuar como si la protegiera”. Y ese es el meollo de las dos obras. Cuando un artista sale a las tablas representa un mundo entero, pero sobre las tablas del mundo no representa más que algo hueco, sin consistencia. Nada de lo que hubieran hecho Strauss o Furtwängler podría haber detenido el Holocausto pero, al no hacer nada, alentaron a los nazis a creer que ellos representaban la continuidad de la civilización. Y esta pequeña cuestión de la responsabilidad personal no va a desaparecer. La estamos viendo mes tras mes en un montón de obras. La nueva película de Viggo Mortensen, Good, trata de la difícil situación de un profesor de literatura que, lisonjeado por los nazis se hace miembro del partido. Niños de todo el mundo están leyendo o viendo El niño del pijama de rayas en el que un niño de nueve años, Bruno, tiene que decidir si reconoce o no lo que están haciendo a su amigo judío que está detrás del alambre de espino. Y en Las benévolas, de Jonathan Little, un exterminador de las SS cita a los griegos antiguos para racionalizar sus acciones. Incluso en el fondo del abismo, hay para cada uno alguna especie de reflexión. Las opciones de vida o muerte del Tercer Reich provocan en nosotros el reflejo: “¿Qué hubiera hecho yo?” es una pregunta que no es ni hipotética ni caduca. El hombre que hoy es el Papa tuvo la opción hace sesenta años de unirse a las Juventudes Hitlerianas o sufrir unas consecuencias imprevisibles. Se unió. Hace cinco años la cuestión fue bendecir las sepulturas de unos hombres de las SS en Francia, algunos fidedignamente identificados como asesinos de pueblos enteros. El Papa les dio su bendición. El legado de los nazis es un vacío moral donde incluso un hombre de Dios tiene que improvisar. No hay reglas inamovibles y la fe está totalmente desconcertada. Aunque encuentro que Harwood se ha vuelto más flexible en cuanto a Furtwängler y Strauss, yo me he hecho más radical en mis juicios debido a la cantidad cada vez mayor de pruebas visuales. Buscando en los archivos fotográficos de un periódico alemán hace unas semanas, encontré un sinfín de imágenes de afectuosas relaciones de colaboración. Ahí estaba Strauss tomando el té con un sonriente Goebbels, y también dando una serenata al embajador japonés en Berlín. Furtwängler codeándose con el cazajudios de Viena, el Gauleiter Josef Bürckel, alargando la mano a Hitler después de un concierto, mezclándose con los obreros de una fábrica que saludan a lo nazi y dirigiendo su orquesta debajo de un lema de los nazis y al lado de una gigantesca esvástica. ¿Cómo podía estos hombres sensibles e inteligentes declarar que no hicieron nada malo? ¿Quién es capaz de sostener que no tomaban partido? La elección fue suya y fallaron. Para nosotros, hoy, la manera en la que se comporta el arte en tiempos nefastos requiere un código de prácticas, un consenso ético de lo que se debe hacer cuando un gobernante con las manos manchadas de sangre exige distracción cultural. La lección de la época hitleriana es que los artistas tienen que responsabilizarse de sus acciones y de sus omisiones. ¿Pero de qué forma? Necesitamos una especie de Convención de Ginebra, que protege a los prisioneros de guerra, para definir los derechos y deberes de un artista presionado. Setenta años después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, ese debate apenas ha comenzado. Norman Lebrecht Órganos de Castilla y León Julio Agosto 2009 Diseño: Zubiria Tolosa • Órgano del Lado del Evangelio de la Catedral de Ávila (1828) 12 conciertos de órgano 4 julio • 20.00 h. Jaroslav Tuma (Rep. Checa) Mon. Santa María La Real de las Huelgas • Valladolid 11 julio • 20.15 h. Miguel Ángel García Iglesia Santa Marina la Real León 12 julio • 20.00 h. Javier Artigas Iglesia de la Asunción La Seca (Valladolid) 19 julio • 20.00 h. Pablo Márquez Iglesia de San Pedro Frómista (Palencia) 25 julio • 20.00 h. Carlos Rodríguez Lajo Iglesia de San Juan Castrojeriz (Burgos) 26 julio • 20.00 h. José Luis González Uriol S. A. I. Catedral Ávila 2 agosto • 19.30 h. Olivier Latry (Francia) Iglesia de la Merced Burgos 9 agosto • 21.00 h. Jean-Luc Salique (Francia) Convento PP. Carmelitas El Burgo de Osma (Soria) 15 agosto • 20.00 h. Masato Suzuki (Japón) S. I. Catedral • Ciudad Rodrigo (Salamanca) 16 agosto • 21.00 h. Simon Harden (Irlanda) Iglesia de San Eutropio El Espinar (Segovia) 22 agosto • 21.00 h Montserrat Torrent Iglesia de la Asunción El Barco de Ávila (Ávila) 29 agosto • 20.00 h. Pieter-J. de Boer (Holanda) Iglesia de San Ildefonso Zamora Información: Fundación Siglo Centro Cultural Miguel Delibes • Avenida Monasterio Nuestra Señora de Prado, 2 - 47014 Valladolid • Tel 983 376 405 [email protected] • www.fundacionsiglo.es Arte Organica (Scherzo).indd 1 14/5/09 19:17:50 royal opera house covent garden londres, inglaterra Antes de que las notas finales de Carmen hayan llegado hasta el público, ya se respira la tensión de los aplausos y los gritos de “¡Bravo!” contenidos. Este majestuoso edificio, sorprendente y espectacular, es cita permanente de los bailarines, voces operísticas y orquestas más admirados del mundo. Y eso, por sí solo, ya es digno de aplauso y admiración. 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