TESIS DOCTORAL “Influencia de la diabetes mellitus en la patogenia de la anemia en la insuficiencia renal estadios III a V antes de iniciar tratamiento renal sustitutivo” Juan Lucio Ramos Salado DEPARTAMENTO DE CIENCIAS BIOMÉDICAS 2015 1 TESIS DOCTORAL “Influencia de la diabetes mellitus en la patogenia de la anemia en la insuficiencia renal estadios III a V antes de iniciar tratamiento renal sustitutivo” Juan Lucio Ramos Salado DEPARTAMENTO DE CIENCIAS BIOMÉDICAS Conformidad de los Directores: Fdo: D. Roberto N. Robles Pérez Monteoliva 2015 2 Fdo: D. Rafael Lorente Moreno A mi mujer y a mis hijas, motores de estímulo permanente. A mis padres. 3 AGRADECIMIENTOS A mi director y amigo, Roberto, por la dirección, consejo y confianza que en todo momento me prestó para hacer realidad este proyecto. A mi director y amigo, Rafael, por la insistencia y el ánimo permanente . 4 Resumen A pesar de que la anemia es una complicación frecuente de los pacientes con IRC existen muy escasos datos publicados sobre la prevalencia de este trastorno España en pacientes que no han llegado a necesitar hemodiálisis. Por otra parte se ha sugerido que la diabetes mellitus y la resistencia a la insulina puede afectar al metabolismo del hierro. Nuestro propósito es estudiar un grupo de pacientes con y sin insuficiencia renal, diabéticos o no, estudiados en consulta y diagnosticados de IRC por los valores de cistatina C. En todos los casos se determinará creatinina, cistatina C, Fe, transferrina e índice de saturación de transferrina (IST), así como microalbuminuria en orina de 24h. El filtrado glomerular se calculará mediante la formulas MDRD-4 y Hoek. Se considerará IST normal >30%. La ferritina se considerará baja por debajo de 30 ng/ml y elevada por encima de 100 ng/ml. Se definirá como bloqueo de depósitos la presencia de IST bajo combinado con ferritina elevada. Palabras clave: Diabetes Mellitus. Anemia. Insuficiencia Renal. 5 Abstract: Although anemia is a frequent complication of chronic kidney disease (CKD), there are few reports on the prevalence of this problem in Spain in CKD nondialysis patients. On the other hand, it has been suggested that diabetes mellitus and insulin resistance could affect iron metabolism. Our aim is to evaluate a group of patients (with/without CKD; with/without diabetes mellitus) classified by the serum cystatin C levels. In every case will be quantified creatinine, cystatin C, Fe, transferrin, and transferrin saturation index, as well as 24h microalbuminuria. Glomerular filtration rate will be estimated by the MDRD4 and Hoek equations. It shall considered as normal a transferrin saturation index > 30%. Ferritin shall be considered as low below 30 ng/ml and high above 100 ng/ml. The diagnosis of iron depots blockade will be made on the presence of low transferrin saturation index and high ferritin together. Keywords: Diabetes mellitus. Anemia. Kidney Renal Disease. 6 ÍNDICE 7 1. ABREVIATURAS 2. JUSTIFICACIÓN 2.1 Introducción 2.2 Definición de la enfermedad renal crónica 2.2.1 categoría o grados de enfermedad renal crónica 2.2.2 Progresión de la enfermedad renal crónica 2.3 Epidemiología de la enfermedad renal crónica 2.4 Factores de riesgo y progresión de la enfermedad renal crónica 2.5 Cribado de la enfermedad renal crónica 2.6 Evaluación de la enfermedad renal 2.6.1 Medida de la función renal con sustancias exógenas 2.6.2 Concentración de creatinina seríca 2.6.3 Aclaramiento de creatinina 2.6.4 Ecuaciones para estimar el FG 2.6.5 Cistatina C 2.6.6 Situación actual 2.7 Anemia e insuficiencia renal crónica 2.7.1 Eritropoyesis deficiente 2.7.1.1 Disminución en la producción de eritropoyetina 2.7.1.2 Otros factores que condicionan el desarrollo de anemia 2.7.2 Desórdenes del hierro 2.7.2.1. Absorción del hierro 2.7.2.1.1 Regulación de la absorción de hierro 2.7.2.2 Distribución y utilización del hierro 2.7.2.3 Almacenamiento y reciclaje del hierro 2.7.2.4 Regulación del metabolismo del hierro 2.7.2.4.1 Hepcidina 2.7.2.4.1.1 Mecanismo de acción de la hepcidina 2.7.2.4.1.2 Hepcidina e inflamación 2.7.2.4.1.3 Hepcidina y obesidad 2.7.2.5 Anemia ferropénica en el paciente renal 2.7.2.6 Evaluación del metabolismo de hierro 2.7..2.6.1 Ferritina 2.7.2.6.2 Transferrina 2.7.2.6.3 Índice de saturación de transferrina 2.7.2.7 Diagnóstico del déficit de hierro en la ERC no diálisis 2.7.2.8 Consecuencia de la anemia en la ERC 2.8 Diabetes e IRC 2.8.1 Nefropatía diabética 2.8.1.1 Historia natural y evolución de la ERC en la nefropatía diabética 2.8.1.1.1 Estadio 1 8 10 14 16 19 21 24 29 37 45 48 49 50 52 54 59 62 65 66 68 71 72 73 77 78 80 80 81 83 86 88 91 92 93 94 94 95 96 99 102 103 104 2.8.1.1.2 Estadio 2 2.8.1.1.3 Estadio 3 2.8.1.1.4 Estadio 4 2.8.2 Anemia en la nefropatía diabética 2.8.3 Anemia y riesgo cardiovascular 2.8.4 Manejo de la anemia 2.8.5 Papel del Fe en la diabetes mellitus tipo 2 3. OBJETIVOS 3.1 Interés del proyecto 3.2 Antecedentes y desarrollo actual del tema 3.3 Objetivos 3.4 Objetivos concretos 4. DISEÑO Y MÉTODOS 4.1 Diseño del estudio 4.2 Aspectos éticos 4.3 Selección de pacientes 4.4 Estudio realizados 4.5 Estudio estadístico 4.5 Análisis de regresión 5. RESULTADOS 5.1 Prevalencia de anemia 5.2 Estudio ferrocinético 5.3 Proteinuria y microalbuminuria 5.4 Correlaciones 5.5 Análisis de regresión 6. DISCUSIÓN 7. LIMITACIONES Y FORTALEZAS 8.CONCLUSIONES 9. ÍNDICE DE TABLAS 10.ÍNDICE DE FIGURAS 11. BIBLIOGRAFÍA 12. ANEXOS 12.1 Anexo 1. Hoja de información del paciente 12.2 Anexo 2. Consentimiento informado del paciente 9 105 106 106 106 107 108 109 112 113 114 115 116 117 118 118 118 119 122 123 129 130 131 134 135 135 138 164 167 169 172 174 210 211 212 1.ABREVIATURAS 10 Siglas Nombre completo A/C: Albúmina/creatinina. ATC Ácido Desoxirribonucleico ADN Ácido Desoxirribonucleico AEEs Agentes estimuladores de la eritropoyesis AINEs Antiinflamatorios no esteroideos CFU-E Unidades formadoras de colonias eritroides CKD-EPI Del ingles Chronic Kidney Disease Epidemiology Collaboration. CHr Contenido de hemoglobina reticulocitaria Cr Creatinina Cr Cromosoma. CV: Cardiovascular DCYTB Citocromo B duodenal DFH Déficit funcional de hierro DM Diabetes Mellitus DM1 Diabetes Mellitus tipo 1 DM2 Diabetes Mellitus tipo 2 DPTA Transportador de metales trivalentes EDTA Ácido dietilendiaminotetrácetico EPO Eritropoyetina ERC Enfermedad renal crónica 11 ERCA Enfermedad renal crónica avanzada EUA Excreción urinaria de albúmina FG Filtrado glomerular FLVCR Del inglés Feline leukemia virus subgroup Creceptor GR Grado de recomendación HAMP Promotor del gen de la hepcidina Hb Hemoglobina HCP1 Proteína transportadora del grupo hemo Hepc Hepcidina HIF Factor de transcripción inducible por hipoxia Hp Hephaestina HEPH Del inglés Hephaestin Ho Hemoxigenasa HTA Hipertensión arterial IDMS Espectrometría de masa por dilución isotópica IGF-1 Factor de crecimiento insulínico tipo 1 Il-1 Interleuquina 1 Il-6 Interleuquina 6 IMC Índice de masa muscular IRE Elementos respondedores del hierro IST Índice de saturación de la transferrina JAK-2 JanusKinasa tipo 2 12 KDIGO Del ingles Kidney DiseaseImproving Global Outcome KDOQUI Kidney Disease Outcome Quality Iniciative Kg Kilogramo LEAP-1 Del inglés Liver-expresed antimicrobal peptide LPI Del inglés labile plasma iron LPS Lipopolisacáridos MDRD Modification of Diet en Renal Disease NIDDK National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Disease NKF Del ingles National Kidney Foundation NRAMP1 Del ingles natural resistance associated macrophag protein-1 NT Nefropatíadiabética NTBI Del ingles non-transferrin-bound serum iron Pmp Por millón de población RTfl Receptor de transferrina tipo 1 Ref Referencia RI Resistencia a la insulina SM Síndromemetabólico SRA Sistemarenina angiotensina STAT Del ingles Signal Transducers and Activators of Transcription Tf Transferrina TNF-α Factor de necrosis tumoral alfa TSR Tratamiento renal sustitutivo 13 2.JUSTIFICACIÓN 14 INTRODUCCIÓN 15 2.1. INTRODUCCIÓN En décadas recientes, el mundo ha experimentado profundas transformaciones demográficas y epidemiológicas que han condicionado un enorme aumento en la prevalencia e incidencia de las enfermedades crónicas no transmisibles. La epidemia de enfermedades crónicas amenaza el desarrollo social y económico, la vida y la salud de millones de personas. En 2005, aproximadamente 35 millones de personas fallecieron de enfermedades crónicas; esta cifra dobla el número de muertes de todas las enfermedades infecciosas, condiciones maternas y perinatales, y deficiencias nutricionales combinados. Mientras es esperable que la mortalidad por estas últimas condiciones decline en 3% en la próxima década, las muertes por enfermedades crónicas aumentará en 17% en el mismo período 1. La enfermedad renal crónica (ERC) es un proceso fisiopatológico con múltiples causas, cuya consecuencia es la pérdida inexorable del número y el funcionamiento de nefronas, que a menudo desemboca en la insuficiencia renal terminal (IRT). La ERC se ha constituido actualmente en una patología que supone un importante problema de salud pública devastador, por su importante prevalencia y morbimortalidad, implicando la inversión de recursos sanitarios que sobrepasan en mucho en proporción al porcentaje de población al cual se dirigen. Restringida inicialmente a patologías de incidencia relativamente baja, como las enfermedades glomerulares o las nefropatías hereditarias, y a un ámbito especializado de atención (Nefrología), la ERC predominante en la actualidad afecta a un porcentaje importante de la población y está relacionada con fenómenos o enfermedades de alta prevalencia, como el envejecimiento, la hipertensión arterial (HTA), la diabetes o la enfermedad cardiovascular. Actualmente la ERC afecta entre un 6-12% de la población, dependiendo de los registros y los criterios diagnósticos usados2, lo que supone un segmento importante de población que ve aumentada su prevalencia cada año en los países desarrollados, tanto de Norteamérica como de Europa, por lo que se ha 16 llegado a utilizar la palabra “epidemia” o “pandemia” para referirse a las previsiones en el futuro reciente3,4.Sin embargo, su presencia ha sido generalmente inadvertida para las autoridades y organizaciones de salud, los médicos, pacientes y población en general. El diagnóstico de ERC, aparte de conllevar potencialmente una pérdida progresiva de la función renal y la necesidad de tratamiento renal sustitutivo (diálisis o trasplante renal), supone la asociación a complicaciones secundarias importantes (como la anemia renal o el hiperparatiroidismo secundario) pero también es cada día mejor reconocida su importante asociación a la enfermedad cardiovascular (CV) y una muerte prematura5 . La probabilidad de morir de complicaciones cardiovasculares en la población de diálisis en EE UU es entre 10 y 20 veces superior a la población general, tras ajustar por edad, raza y sexo, siendo el riesgo relativo respecto a la población general muy superior en los pacientes más jóvenes . El riesgo de muerte cardiaca en pacientes por debajo de 45 años llega a ser 100 veces superior al de la población general, reduciéndose estas diferencias con la edad6. El 20% de estas muertes son de naturaleza isquémica a nivel cardiaco7. 17 DEFINICIÓN 18 2.2. DEFINICIÓN DE LA ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA La enfermedad renal crónica (ERC) es un término genérico que define un conjunto de enfermedades heterogéneas que afectan la estructura y función renal. La variabilidad de su expresión clínica es debida, al menos en parte, a su etiopatogenia, la estructura del riñón afectada (glomérulo, vasos, túbulos o intersticio renal), su severidad y el grado de progresión. En el año 2002, la National Kidney Foundation estadounidense publicó a través del proyecto K/DOQI (Kidney Disease Outcomes Quality Initiative) una serie de guías de práctica clínica sobre la evaluación, clasificación y estratificación de la ERC 8 lo que supuso un paso importante en el reconocimiento de su importancia, tal y como ha sido mencionado anteriormente, promoviéndose por primera vez una clasificación basada en estadios de severidad, definidos por el filtrado glomerular (FG) además del diagnóstico clínico. Todas las guías consultadas9,10,11, incluidas las actuales guías KDIGO (Kidney Disease Improving Global Outcomes) 2012, publicadas en enero de 201312, han confirmado la definición de ERC (independientemente del diagnóstico clínico) como la presencia durante al menos TRES MESES de: - FGe (filtrado glomerular estimado) inferior a 60ml/min/1,73m 2, o - lesión renal ( definida por la presencia de anormalidades estructurales o funcionales del riñón que pueden provocar potencialmente un descenso de filtrado glomerular (FG). La lesión renal se puede poner de manifiesto directamente a partir de alteraciones histológicas en la biopsia renal o indirectamente por la presencia de albuminuria, alteraciones en el sedimento urinario, alteraciones hidroelectrolíticas o de otro tipo secundaria a patología tubular o a través de técnicas de imagen. La duración es importante para distinguir la ERC de la patología aguda. 19 Recientemente se ha publicado un documento de la Sociedad Española de Nefrología sobre las guías KDIGO para la evaluación y el tratamiento de la enfermedad renal crónica define a la ERC como la presencia de alteraciones en la estructura o función renal durante al menos 3 meses y con implicaciones para la salud13. Esta definición no añade nada nuevo respecto a las anteriores salvo por el añadido «con implicaciones para la salud», que refleja el concepto de que pueden existir determinadas alteraciones renales estructurales o funcionales que no conlleven consecuencias pronosticas (por ejemplo, un quiste renal simple). Los criterios diagnósticos de ERC serán los denominados marcadores de daño renal (Kidney damage ) o la reducción del FG por debajo de 60 ml/min/1,73 m. (tabla 1). La duración mayor de tres meses de alguna de estas alteraciones podrá constatarse de forma prospectiva o bien inferirse de registros previos. Tabla 1. Criterios diagnósticos de la enfermedad renal crónica. La ERC se define por la presencia de alteraciones en la estructura o función renal durante mas de 3 meses Criterios de ERC ( cualquiera de los siguientes durante > 3 meses) Albuminuria elevada Alteraciones del sedimento urinario Marcadores de daño renal Alteraciones electrolíticas u otras alteraciones de origen tubular Alteraciones estructurales biológicas Alteraciones estructurales en pruebas de imagen Transplante renal. FG disminuidoFG < 60 ml/min/1,73 m 3 20 2.2.1. Categorías o grados de enfermedad renal cónica Clásicamente se ha utilizado una clasificación en estadios de ERC basada en el valor del FG; de acuerdo con el FG calculado o estimado con las diversas fórmulas, se clasificaba la ERC en los siguientes estadios8,9,11 (Tabla 2). En el estadio 1, daño renal con FG normal o aumentado (FG ≥90 ml/min/1,73m2), la ERC se establece por la presencia de alguno de los datos de daño renal. Tabla 2. Categorías por FG 2 ESTADIO ERC FG( ml/min/1,73 m ) Descripción 1 ≥90 Daño renal * con FG normal 2 60-89 Daño renal * y ligero descenso del FG 3A 45-59 Descenso ligero-moderado del FG 3B 30-44 Descenso moderado del FG 4 15-29 Descenso grave del FG 5 < 15 Prediálisis 5D Diálisis Diálisis * Daño renal: alteraciones patológicas o marcadores de daño, fundamentalmente proteinuria / albuminuria persistente (índice albúmina/creatinina > 30 mg/g, aunque se han propuesto cortes sexo-específicos en >17 mg/g en varones y 25 mg/g en mujeres); otros marcadores pueden ser las alteraciones en el sedimento urinario y alteraciones morfológicas en las pruebas de imagen. El estadio 2 con FG entre 60-89 ml/min/1,73 m2, sin la presencia de lesión renal (sin albuminuria/proteinuria elevada y con sedimento e imagen renal normales) se habla de FG disminuido sin ERC (una situación frecuente en las personas mayores). Estos pacientes no deben ser sometidos a ninguna intervención específica. Muy frecuente en la población anciana. Los estadios 3-5 son los que se conocían habitualmente como “insuficiencia renal crónica” que, aunque es un concepto obsoleto y poco preciso, está aún muy introducido en la comunidad médica. El estadio 3 de la ERC es una disminución moderada del FG (FG entre 30-59 ml/min/1,73 m2 ). Los datos de daño renal pueden estar ausentes o presentes pues ya no se constituyen en parámetros necesarios para el diagnóstico de este estadio. En este estadio se observa un riesgo claramente aumentado de progresión de la ERC y de complicaciones cardiovasculares y pueden 21 aparecen las complicaciones clásicas de la insuficiencia renal como la anemia o las alteraciones del metabolismo fosfo-cálcico. Los pacientes con ERC en estadio 3 deben ser evaluados de forma global desde el punto de vista cardiovascular y renal y deben recibir tratamiento adecuado para la prevención a ambos niveles y, en su caso, para las complicaciones que se detecten. El estadio 4 es una disminución grave del FG (FG entre 15 y 29 ml/min/1,73 m2). Tanto el riesgo de progresión de la insuficiencia renal al estadio 5, como el riesgo de que aparezcan complicaciones cardiovasculares son muy elevados. El estadio 5 o la inclusión en un programa de diálisis o necesidad de tratamiento sustitutivo se ha usado también previamente el término de fracaso renal. La valoración de la indicación del tratamiento renal sustitutivo es perentoria, especialmente cuando se presentan síntomas o signos urémicos. Un FG < 60 ml/min/1,73 m2 confirmado en un intervalo de tiempo mínimo de 3 meses, con o sin lesión renal, es siempre diagnóstico de ERC especialmente si hay factores de riesgo de enfermedad renal (y se han descartado fármacos o factores agudos que pueden inducir a una disminución transitoria del FG). Las personas en programa de diálisis se engloban en el estadio 5D. En las personas trasplantadas renales, por definición afectas de ERC, se utilizan los estadios 1T, 2T, 3T, 4T y 5T. En las últimas guías comentadas recientemente 12,13 , la ERC se clasifica según las categorías de FG y albuminuria y según la etiología ( GR 1B). La causa de la ERC se establecerá según la presencia o ausencia de una enfermedad sistémica con potencial afectación renal o mediante las alteraciones anatomopatológicas observadas o presuntas (GR, sin grado). Los grados de FG (G1 a G5) y de albuminuria (A1 a A3) se exponen en la tabla 3 (GR, sin grado). La reafirmación de considerar un FG < 60 ml/min/1,73 m2 como definitorio de ERC ha sido objeto de debate, particularmente en sujetos de edad avanzada, 22 dada la reducción del FG asociada a la edad. Este límite se basa en los resultados del metaanálisis del CKD Prognosis Consortium 14,15. Este estudio demostró la asociación de un FG < 60 ml/min/1,73 m2 con los riesgos de mortalidad total, de mortalidad cardiovascular, de progresión de la ERC, de llegada a ERC grado 5 y de fracaso renal agudo tanto en población general como en grupos de riesgo cardiovascular elevado. Además, el riesgo de nefrotoxicidad por fármacos y de complicaciones metabólicas y endocrinológicas aumenta exponencialmente con un FG < 60 ml/min/1,73 m2 . Tabla 3. Clasificación en grados de la enfermedad renal crónica a La clasificación de la ERC se basa en la causa y en las categorías de FG y de la albuminuria b Categoría G1 G2 G3a G3b G4 G5 FG Descripción ≥90 Normal o elevado 60-89 Ligeramente disminuido 45-59 Ligera a moderadamente disminuido 30-44 Moderada a gravemente disminuido 15-29 Gravemente disminuido <15 Fallo renal Categoría de albuminuria c Cociente A/C Descripción < 30 Normal a ligeramente elevada 30-300 Moderadamente elevada d >300 Muy elevada Categoría A1 A2 A3 Grado de recomendación: aunque la división en tramos del FG y de la albuminuria es una recomendación sin grado, la recomendación de clasificar la ERC en grados de FG y albuminuria se considera de nivel B 13. a La causa se establecerá según la presencia o ausencia de una enfermedad sistémica o b según un diagnóstico anatomopatológico observado o presunto. FG, filtrado glomerular, en 2 c ml/min/1,73 m . La albuminuria en la tabla se expresa como cociente albúmina/creatinina en mg/g en muestra aislada de orina como determinación más recomendada; la equivalencias en mg/mmol son A1 < 3, A2 3-40 y A3 > 30, y en albuminuria en orina de 24 horas son A1 < 30, d A2 30-300 y A3 > 300 mg/24 horas. Esta categoría incluye el síndrome nefrótico en el que la albuminuria suele ser > 2200 mg/g ( > 220 mg/mmol o > 2200 mg/24 horas). 2.2.2. Progresión de la enfermedad renal crónica Aunque la clasificación de la ERC en diversos estadios es un aspecto importante para el tratamiento de los pacientes, es también de gran importancia establecer los criterios que definen la progresión de la ERC y los factores de riesgo que la hacen más probable. Al no disponer de evidencias 23 suficientes para definir e identificar a aquellos que van a tener una progresión rápida, la recomendación es evaluar simultánea y sistemáticamente el FG estimado y la albuminuria. Tanto la reducción del FG como el grado de albuminuria sinérgico condicionan el pronóstico, ejerciendo, además, un efecto 14,15 . (Fig. 1) Muchos pacientes a lo largo de su evolución van a experimentar una progresión muy lenta o incluso no progresarán, en cambio otros pacientes con leves disminuciones en el FG pero que presentan factores principales para la progresión como proteinuria de rango nefrótico, pueden presentar un deterioro en la función renal en un periodo corto de tiempo. Figura 1. Pronóstico de la ERC según las categorías de FG y de albuminuria. Riesgo de complicaciones específicas de la enfermedad renal, riesgo de progresión y riesgo cardiovascular: verde, riesgo de referencia, no hay enfermedad renal si no existen otros marcadores definitorios; amarillo, riesgo moderado; naranja, riesgo alto; rojo, riesgo muy alto. a La albuminuria se expresa como cociente albúmina/creatinina. La tasa media de disminución anual del FG se sitúa entre 0,7- 1 ml/min/1,73 m2 año a partir de los 40 años16,17. No obstante la tasa de deterioro en el FG es muy variable siendo mayor en pacientes con proteinuria importante, DM o HTA. Cuando se han analizado las distintas tasas de deterioro renal en distintas poblaciones o pacientes con distintas patologías se observa que el deterioro en la función renal es mayor en aquellos pacientes con albuminuria/ proteinuria cuando se comparan con la población general 18. Estos datos sugieren que la albuminuria/ proteinuria es mejor predictor de la tasa de 24 deterioro renal que el nivel del FG basal. La tasa de deterioro renal es también mayor en ancianos diabéticos19. Se puede considerar una progresión mayor de 5 ml/min/ 1,73 m2/ año como una progresión rápida. Con esta tasa, un paciente con ERC estadio 3 iniciaría diálisis a los 12 años o menos. Aunque no existe una definición claramente establecida de progresión de ERC, las guías NICE 2008 en función de los datos anteriores define la progresión de la ERC como el descenso del FGR > 5 ml/min/1,73 m2/año o > 10 ml/min/1,73 m2 en 5 años18o por el cambio de categoría ( de G1 a G2, de G2 a G3a, de G3a a G3b, de G3b a G4 o de G4 a G5), siempre que se acompañe de una pérdida de FG ≥ 5 ml / min / 1,73 m2 (GR, sin grado) 13. Además, se recomienda que para la interpretación de la tasa de progresión renal es necesario considerar el FG basal, la albuminuria y la probabilidad de llegar a insuficiencia renal terminal, basándose en la edad del paciente y la tasa de progresión19. Para asegurar la exactitud de la medición de la tasa de deterioro renal, se aconseja realizar dos medidas del FGe en un período no inferior a dos meses20,21. Pequeñas fluctuaciones del FG no indican necesariamente progresión. Cuando se detecten los citados criterios de progresión, habrá que descartar factores potencialmente reversibles de agudización (progresión frente a agudización), como uropatía obstructiva, depleción de volumen ( diarrea, vómitos, depleción por diuréticos), situaciones de inestabilidad hemodinámica o uso de antiinflamatorios no esteroideos, inhibidores de la ciclooxigenasa 2, antibióticos nefrotóxicos, contrastes radiológicos o fármacos bloqueantes del sistema renina-angiotensina (SRA) en determinadas condiciones hemodinámicas. En caso de progresión, se procurará identificar factores de progresión como etiología de la ERC, edad, sexo, raza, tabaco, obesidad, HTA, hiperglucemia, dislipemia, enfermedad cardiovascular previa y exposición a agentes nefrotóxicos y se tratarán aquellos modificables22,23. 25 La periodicidad de la monitorización del paciente con ERC también es objeto de recomendación. En términos generales, los pacientes de riesgo bajo se revisarán con periodicidad anual, los pacientes de riesgo moderado con periodicidad semestral, y los pacientes de riesgo alto y muy alto se deberán revisar tres, cuatro o más veces al año. Esta pauta será válida para el paciente estable. La repetición periódica de los parámetros de función renal servirá, además, para optimizar la evaluación de la progresión de la enfermedad. (Tabla 4). Tabla 4. Frecuencia de monitorización de visitas (número de visitas anuales) 21 La derivación a Nefrología se hará teniendo en cuenta el estadio de ERC, la velocidad de progresión de la insuficiencia renal, el grado de albuminuria, la presencia de signos de alarma, la comorbilidad asociada y la situación funcional del paciente. Tabla 5. 26 Tabla 5. Algoritmo de derivación a Nefrología21 En > 80 años no remitir, incluso a pesar de FGe < 30 ml/min/1,73 m2, a no ser que presenten alguno de los siguientes signos de alarma: albuminuria > 300 mg/g, hematuria no urológica, progresión renal (> 5 ml/min/1,73 m2/año) o FGe > 25 % en un mes, FGe< 20 ml/min/1,73 m2 o previsión de necesidad de terapia sustitutiva renal. 27 EPIDEMILOGÍA DE LA ERC 28 2.3. Epidemiología de la enfermedad renal crónica La ERC es un problema emergente en todo el mundo. Diversos estudios poblacionales han demostrado una elevada prevalencia de ERC en la población general y que se estima en torno a un 10% de la población adulta. (Tabla 6). Tabla 6. Prevalencia de la enfermedad renal crónica España EE.UU (EPIRCE) 27 (NHANES III) 25 Reino Unido 39 Noruega 40 NEOERICA HUNT II Estadio 1 0,41% 3,3% 0,7% 2,7% Estadio 2 1,18% 3,0% 2,3% 3,2% Estadio 3 6,19% 4,3% 4,7% 4,2% Estadio 4 0,36% 0,2% 0,2% 0,16% Estadio 5 0,22% 0,2% 0,04% Total 8,36% 11,0% 7,94% 10,26% Total ERCA (4-5) 0,58% 0,4% 0,24% 0,16% La elaboración de las guías K-DOQI en al año 2002 K/DOQI han permitido la unificación en los criterios para la definición y clasificación de la ERC y de esta forma hacer una aproximación a la prevalencia de la misma en distintas poblaciones. Son escasos los estudios poblacionales que han analizado la prevalencia de la ERC. El primer gran estudio de prevalencia de la ERC ha sido el Third National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES III) realizado en población americana. El NHANES es un registro de salud de la población americana en el que se recogen los datos continuamente mediante un complejo sistema de selección de población, realizando cada dos años un informe. En la primera parte del estudio (1988-1994) se realizó un análisis sobre 15.488 pacientes mayores de 20 años detectando unas tasa de prevalencia de ERC del 11%, siendo la prevalencia de 3,3%, 3%, 4,3%, 0,2% y 0,2% en los estadios 1, 2, 3, 4 y 5 respectivamente24 . Este estudio determinó la existencia 29 de un gran número de casos de enfermedad renal crónica asintomáticos en la población general considerada sana. Basados en estos datos y en la tendencia detectada, posteriormente se realizó una estimación de la prevalencia 25 de la ERC que fue del 14,5%. En el informe más reciente, correspondiente a una segunda parte del mismo (1999-2004) ( tabla 5) que analiza 13.233 individuos, la prevalencia de ERC alcanza una cifra del 16,8%. El análisis por estadios muestra una prevalencia del 1,8% en estadio 1, 5,4% en estadio 2, 5,4% en estadio 3 y 0,4% en los estadios 4 y 5 considerados conjuntamente26 . Tabla 7. Prevalencia y estimaciones de ERC por estadios en los EEUU (Tomado de Coresh J, 2007) En España, se han realizado distintos estudios para estimar la prevalencia de ERC. Según los resultados del estudio EPIRCE (Epidemiología de la Insuficiencia Renal Crónica en España) diseñado para conocer la prevalencia de la ERC en nuestro país y promovido por la Sociedad Española de Nefrología (SEN) con el apoyo del Ministerio de Sanidad y Consumo, se estimó que aproximadamente el 10% de la población adulta sufría de algún grado de ERC27(tabla 6). El 6,83% de la población presentaba un filtrado glomerular inferior a 60 ml/min, siendo este porcentaje del 21,4.% en mayores de 64 años y sólo del 0,10% en pacientes entre 20-39 años y afecta más a las mujeres que a los hombres. La prevalencia global en los estadios 3-5 es del 6,8%, existiendo diferencias importantes con la edad (3,3% entre 40-64 años y 21,4% para mayores de 64 años). Estos datos fueron obtenidos a partir de la medición centralizada de la concentración de creatinina sérica en una muestra significativa aleatoria y estratificada de la población española mayor de 20 años 30 y a partir de la estimación del FG por la fórmula MDRD (del estudio Modification of Diet in Renal Disease)28. En concreto, 5.4% de la población tenía un FG entre 45-59 ml/min/1,73m2 (estadio 3A); 1.1% entre 30-44 ml/min/1,73m2 (estadio 3B); 0.27% entre 15-29 ml/min/1,73m2 (estadio 4) y un 0,03% tenían un FG menor de 15 ml/min/1,73m2 (estadio 5). Tabla 8. Resultados principales del estudio EPIRCE 27 El aumento de prevalencia de ERC en el mundo occidental se explica por el progresivo envejecimiento de la población y el incremento de la obesidad, diabetes mellitus ( DM) o la hipertensión arterial y también por el diagnóstico precoz de la misma. En Estados Unidos (datos del USRDS) se ha publicado la posibilidad de duplicar la población con ERC en una década. En Europa, donde la incidencia de la ERC es claramente inferior a la de los EEUU, se ha detectado un incremento anual cercano al 5%. En pacientes con hipertensión arterial (HTA) o diabetes mellitus, la prevalencia de ERC puede alcanzar cifras del 35-40%29. Además, los pacientes con ERC, sobre todo en los primeros estadios, están frecuentemente sin 31 diagnosticar (ERC oculta) porque ésta suele ser asintomática y muchas veces se detecta solamente durante la valoración de otra condición comórbida. Este hecho se puso claramente de manifiesto en el estudio EUROCAP 30 , donde el 37,3% de la población atendida presentaba enfermedad renal oculta, es decir, cifras de creatinina normales con FG descendido. Se estima que el 40% de la población española con enfermedad renal oculta (no diagnosticada) fallecerá (principalmente de problemas cardiovasculares) antes de entrar en un programa de diálisis. Por tanto estos pacientes tienen más probabilidades de morir por una complicación secundaria a la ERC que de entrar en un programa de diálisis31. Teniendo en cuenta lo comentado anteriormente la ERC es cada vez más un problema de salud pública. La declaración del Día Mundial del Riñón, celebrado desde marzo del 2006 (Fig. 2), pretende enviar un mensaje claro de alerta al público, funcionarios de salud gubernamentales, médicos, profesionales de otras ciencias de la salud, pacientes y familiares, de que “la ERC es frecuente, a veces oculta (no detectada si no se ha hecho una correcta valoración), dañina y tratable”. Fig. 2. Día mundial del Riñón. 13 de Marzo de 2014 Tanto desde la publicación en la revista Journal of the American Medical Association (Coresh J, 2007), como en la “carta” promovida por la Sociedad 32 Americana de Nefrología (ASN) en febrero del 2008, o en el Día Mundial del Riñón (2008), se destaca que la ERC es una epidemia en crecimiento y que es necesario diagnosticar de forma precoz a los pacientes con ERC, debido, entre otras cosas, a la necesidad de un carísimo tratamiento sustitutivo en la fase terminal de la enfermedad y el aumento extremo del riesgo de eventos cardiovasculares (infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca crónica, accidente vascular cerebral, arteriopatía periférica, etc.) genéricamente considerados en el hasta ahora llamado Síndrome Cardiorenal tipo IV32 con los costes económicos consiguientes, en gran parte derivados de ingresos hospitalarios complejos, una mortalidad prematura y disminución de la calidad de vida. El costo del tratamiento sustitutivo renal (TSR) supone una gran parte de los presupuestos sanitarios y plantea un reto a los sistemas de salud. En el año 2007, más de 45.000 personas en España estaban en TSR, cifra que se estima duplicará en los próximos 10 años debido al envejecimiento progresivo de la población y el aumento de otros procesos crónicos ( HTA, diabetes…). Lo mismo ocurre en el mundo desarrollado donde a pesar de que la incidencia va a estabilizándose, la prevalencia de pacientes que reciben diálisis o transplante, continua avanzando de forma considerable hasta alcanzar cifras de 1.500-1.900 pmp en el año 2005 en Japón, Taiwán y EEUU. La supervivencia global evaluada para los pacientes en diálisis es de un 12.9% a los 10 años, a pesar de los avances técnicos del tratamiento. Ello es debido presumiblemente al hecho de que el 50% tiene una media de tres factores de riesgo cardiovascular y una gran comorbilidad asociada . Por todos estos motivos se acepta hoy que la ERC constituye una de las principales causa de muerte en el mundo occidental. En Europa, el tratamiento con diálisis supone alrededor del 2% del presupuesto sanitario destinado a una población menor al 1% 33 . En España, datos del año 1992 ya mostraban que el costo del tratamiento con diálisis supuso el 3,64% del presupuesto del Ministerio de Sanidad y Consumo, que fue destinado al 0,05% de la población34 . 33 El coste medio por paciente en tratamiento sustitutivo renal (TSR) (estadio 5D) es seis veces mayor que el tratamiento de pacientes con infección por el VIH y 24 veces mayor que el tratamiento de pacientes con EPOC y asma. El coste medio anual por paciente tratado con hemodiálisis es de 46.659,83 € (43.234 ±13.932 € ) y de 32.432,07 € en diálisis peritoneal35. Se estima que el TSR consume el 2,5% del presupuesto del Sistema Nacional de Salud y más del 4% de atención especializada, esperando un incremento anual de estos costes puesto que unos 6.000 nuevos pacientes inician la terapia de reemplazo renal y se produce un aumento del 3% en la prevalencia (Registro Español de Enfermos Renales Informe de 2006 de diálisis renal y trasplante en España36). En algunos registros se aprecia que la tasa de prevalencia continúa mostrando una tendencia creciente en los últimos años (1.124 pacientes por millón de población –pmp-) (Tabla 7). La tasa de incidencia es de 121 pmp, (SEN-ONT 2014) (tabla 8) estando en la media europea entre otras causas por la no limitación de entrada en programas de tratamiento sustitutivo37. Aunque se disponen de pocos datos al respecto en los países en desarrollo, se estima que en el año 2030 el 70% de los pacientes con enfermedad renal terminal serán pacientes que residan en países en desarrollo, cuyos recursos no contarán con más del 15% de la economía mundial38. 34 Tabla 9. Evolución de la prevalencia de los pacientes en TSR. Fuente: Registro español de Enfermos Renales Tabla 10. Evolución de la incidencia de los pacientes en TSR. Fuente: Registro español de Enfermos Renales 35 FACTORES DE RIESGO Y PROGRESIÓN DE LA ERC 36 2.4. Factores de riesgo y progresión de ERC La prevalencia de la ERC está aumentando debido fundamentalmente al incremento de la incidencia de diabetes mellitus y de la hipertensión arterial (HTA), y al envejecimiento de la población. Por ello es de gran importancia la identificación precoz de los pacientes susceptibles de desarrollar ERC con el objetivo de reducir la progresión y minimizar la morbilidad cardiovascular4. El modelo conceptual de ERC propuesto por la NKF8,10,41 representa a esta como un proceso continuo en su desarrollo, progresión y complicaciones, incluyendo las estrategias posibles para mejorar su evolución y pronóstico. Figura 3. Figura 3. Modelo conceptual original para la ERC 20 En el desarrollo y progresión de la ERC están involucrados factores de susceptibilidad individual ( son los que aumentan la posibilidad de desarrollar ERC), situaciones que inician el daño renal ( son los que pueden iniciar directamente el daño renal) , factores relacionados con la progresión del deterioro de la función renal ( son los que pueden empeorar y acelerar el deterioro de la función renal y factores de estadio final ( son los que incrementan la morbimortalidad en los estadios finales de la enfermedad 42 (tabla 7). La mayor parte de los factores de progresión de la enfermedad renal son también factores clásicos de riesgo cardiovascular global (RCV), como también lo es la propia ERC. Por este motivo la corrección de estos factores tendría un doble efecto positivo sobre los pacientes: No solo frenaría el deterioro de la 37 enfermedad renal, sino que además contribuiría a mejorar el elevado RCV asociado a la ERC. Así se tiende a sustituir el término renoprotección por otro más amplio y global: Protección cardiovascular y renal. Tabla 11. Factores de riesgo de la enfermedad renal crónica. Factores de susceptibilidad: incrementan la posibilidad de daño renal Edad avanzada Historia familiar de ERC Masa renal disminuida Bajo peso al nacer Raza negra y otras minorías étnicas Hipertensión arterial Diabetes Obesidad Nivel socioeconómico bajo Factores iniciadores: inician directamente el daño renal Enfermedades autoinmunes Infecciones sistémicas Infecciones urinarias Litiasis renal Obstrucción de las vías urinarias bajas Fármacos nefrotóxicos, principalmente AINE Hipertensión arterial Diabetes Factores de progresión: empeoran el daño renal y aceleran el deterioro funcional renal Proteinuria persistente Hipertensión arterial mal controlada Tabaquismo Dislipemia Anemia Enfermedad cardiovascular asociada Obesidad Factores de estadio final: incrementan la morbimortalidad en situación de fallo renal Dosis bajas de diálisis (Kt/V) Acceso vascular temporal por diálisis Anemia Hipoalbuminemia AINE; ERC Fuente: Martínez Castelao et al. Nefrología 2014;34(2): 243-62. 38 Entre los factores de susceptibilidad individual destacan: - Predisposición genética: Múltiples estudios genéticos han sugerido relación entre a ERC y la variedad de polimorfismos de múltiples genes que sintetizan moléculas como son los factores de eje sistema renina angiotensina aldosterona: los portadores del genotipo DD del gen de la enzima convertidora de la angiotensina progresan más rápidamente que los portadores de los genotipos II o DI. - Bajos estatus social: los estudios epidemiológicos demuestran claramente que el bajo nivel social, cultural y económico se asocia a peor salud43. - Bajo peso al nacer: el bajo peso al nacer está asociado a un reducido número de nefronas y desarrollo posterior de enfermedad renal crónica. De hecho, la pérdida adquirida de masa renal, experimental o clínica, se asocia a hipertensión glomerular e hiperfiltración44. - Edad avanzada: es un factor de riesgo de enfermedad renal crónica, pero no un factor de progresión en sí mismo, más allá del deterioro funcional natural con la edad («riñón del viejo»)45. - Historia familiar de enfermedad renal crónica Reducción de la masa renal: en humanos el número de glomérulos al nacimiento se correlaciona directamente con el peso al nacer y probablemente con la ingesta proteica durante el embarazo. La disminución de la reserva glomerular en niños de bajo peso al nacimiento, conllevaría una hipertensión glomerular compensatoria que podría acelerar la evolución hacia la insuficiencia renal. - Raza negra y otras minorías étnicas46. Son considerados factores de iniciación de ERC: - Diabetes mellitus - Hipertensión arterial: es a la vez factor de iniciación y factor de progresión 39 - Enfermedades autoinmunes - Fármacos nefrotóxicos especialmente AINEs47 - Obstrucción urinaria48 - Nefrolitiasis - Infecciones del tracto urinario. Entre los factores de progresión destacan: - Proteinuria: Múltiples estudios clínicos han demostrado una correlación entre el grado de proteinuria y la progresiva pérdida de función renal y en base a ello hoy se considera a la proteinuria como el más potente predictor de progresión de la ERC, por encima incluso de la hipertensión arterial (HTA). Así el MDR Study Group28,49 demostró que el riesgo asociado al incremento de la presión arterial (PA) es más relevante en presencia de proteinuria significativa y en base a ello se recomienda el control estricto en las cifras de PA (< 125/75 mmHg) en pacientes con proteinuria superior a 1 g/día. - Hipertensión arterial: Múltiples estudios observacionales han mostrado que la HTA es un factor de riesgo modificable tanto para el desarrollo de la ERC como para su progresión50,51. Klag et al. describieron en el estudio MultipleRisk Factor Intervention Trial (MRFIT) en 332.544 pacientes seguidos durante 16 años que existía una relación directa entre el control de la presión arterial (PA) y el riesgo relativo de desarrollar ERC de manera independiente a la edad, la raza, los ingresos, los niveles de colesterol, el hábito tabáquico, el tratamiento de la diabetes y la presencia de cardiopatía isquémica. Desde entonces han sido múltiples los estudios que confirman estos resultados. Tozawa et al.52 observaron que valores de PA por encima del rango «normal alto» (131/79 mmHg en varones y 131/78 mmHg en mujeres) se asociaron con un incremento progresivo del riesgo de ERC terminal en una población de 98 759 sujetos, incluso tras ajustar por proteinuria y excluyendo a los pacientes con diabetes mellitus. En el estudio Prevention of Renal and Vascular Endstage Disease (PREVEND), Halbesma et al.23 observaron que la presencia de HTA es un 40 factor de riesgo asociado a la progresión de la ERC, de manera independiente a la función renal basal, la edad y la excreción urinaria de albúmina. Peralta et al.51 en un estudio observacional muestran que la PA sistólica más elevada se asoció de manera independiente con mayor riesgo de progresión de la ERC terminal entre los pacientes con ERC establecida. Por tanto, existen múltiples evidencias epidemiológicas que demuestran la relación entre la aparición y progresión de la ERC y la HTA53. - Mal control glucémico en la diabetes. - Tabaquismo: El tabaco incrementa la PA y afecta la hemodinámica renal. Tanto en pacientes diabéticos como en los no diabéticos, el tabaco es un factor de progresión independiente de la ERC. Se ha demostrado que se asocia con un mayor riesgo de progresión de enfermedad renal, especialmente de nefropatía diabética y de fallo del injerto 54 . Los mecanismos potenciadores por los que el tabaquismo favorecería la progresión de la enfermedad renal serían: la activación simpática, el aumento de citoquinas como TGF-b o endotelina-1 y el aumento del estrés oxidativo. - Obesidad: La obesidad ha sido determinada en varios estudios como un factor de riesgo para el desarrollo de ERC. La obesidad desencadena una cascada de alteraciones que incluyen resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa, dislipemia, aterosclerosis e hipertensión. También induce inflamación, con aumento de citoquinas proinflamatorias y del estrés oxidativo55,56 . En pacientes con IRC no hay estudios sobre la relación entre obesidad y eventos cardiovasculares o mortalidad, pero ésta se asocia con un mayor deterioro de la función renal y el desarrollo de proteinuria57,58 . Se ha descrito también que la obesidad se asocia con un mayor riesgo de desarrollar IRC terminal en varones59 . - Síndrome metabólico/resistencia a la insulina: En 1988 Reaven describió la asociación de intolerancia a la glucosa, HTA, hipertrigliceridemia y disminución del colesterol HDL, con el nombre de Síndrome X, 41 destacando su impacto en la morbilidad y mortalidad CV60 . Hasta la actualidad se han utilizado cinco tipos de clasificación de criterios diagnósticos: OMS61 , EGIR62 , NCEP63 , AACE 200364 e IDF65 y de ellos, la más utilizada es, probablemente, la NCEP. Conforme se incrementa la presencia de componentes del SM, existe mayor posibilidad de microalbuminuria66 , de inflamación crónica, constatada por el aumento de la Proteína C Reactiva67 , incremento de la morbilidad y mortalidad CV de cualquier causa69 y más posibilidades de riesgo de padecer Enfermedad Renal Crónica35 . El estudio ARIC (Atherosclerotic Risk in Communities study), valorando la presencia de componentes del SM en 10.096 adultos no diabéticos, estudió a 691 pacientes que presentaron SM tras un periodo de observación de nueve años. En ellos comprobaron, tras ajustar por el desarrollo posterior de DM-2 o de hipertensión arterial, cómo los pacientes con SM tenían un riesgo relativo incrementado (RR, 1,24) de padecer Insuficiencia Renal Crónica (filtrado glomerular < 60 ml/min) con respecto a la población que no presentó SM70. - Dislipemia: Es un hecho bien demostrado que la dislipidemia interviene tanto en el desarrollo de la enfermedad vascular como en la progresión de la enfermedad renal71. Por esta razón se recomienda tratar y controlar la dislipidemia en todos los pacientes con ERC, incluso como prevención primaria72. - Anemia. El control de estos factores puede evitar el daño renal, incluso puede favorecer la regresión de la enfermedad en fases muy iniciales y ralentizar su progresión cuando ya está establecida. El manejo global de la enfermedad se basará, en último término, en el diagnóstico clínico y la clasificación en estadios según el FG y la albuminuria. El diagnóstico clínico permite terapia específicas en algunos casos, dirigidos a la acusa o a los procesos patológicos. El estadio permitirá guiar terapias no 42 específicas para disminuir la progresión y el riesgo de complicaciones. Es bien sabido que algunos mecanismos de progresión son independientes de la causa inicial de enfermedad. Las recomendaciones en cada estadio son acumulativas ( las recomendaciones en estadios tardíos incluyen las recomendaciones de los estadios previos. 43 CRIBADO DE LA ERC 44 2.5 CRIBADO DE LA ERC El diagnóstico precoz de la ERC en estadios 1 y 2 resulta fundamental para la posible prevención de la pérdida de función renal y de las complicaciones cardiovasculares73, reduciendo por tanto la costes sanitarios asociados. morbimortalidad así como los Diversos estudios de los últimos años han confirmado que la detección precoz y la remisión adecuada a Nefrología de los pacientes con ERC mejora la morbilidad a largo plazo y disminuye los costes tanto para el paciente como para el sistema sanitario74 ya que permite75: - Identificar precozmente causas reversibles de insuficiencia renal. - Disminuir la velocidad de progresión de la enfermedad renal. - Disminuir la morbimortalidad cardiovascular asociada a la insuficiencia renal. - Preparar al paciente de forma adecuada para la diálisis en caso de que ésta sea necesaria. - Disminuir la mortalidad de los primeros meses tras el inicio de tratamiento renal sustitutivo. - Disminuir las estancias hospitalarias y, en general, disminuir los costes sanitarios asociados a la ERC. El efecto beneficioso sobre la supervivencia no sólo se relaciona con la remisión precoz al nefrólogo, sino también con la frecuencia de las consultas nefrológicas en pacientes con ERCA antes de entrar en diálisis . El cribado de la ERC se aplica en diversos contextos, incluyendo la población general, la atención sanitaria rutinaria o las poblaciones de alto riesgo. La mayoría de guías clínicas proponen esta última estrategia, es decir la detección de casos en grupos reducidos de personas sobre la base de la presencia de factores de riesgo. En los últimos años se han puesto en marcha programas de vigilancia y detección de ERC, y se han redactado guías de práctica clínica en las que se recomienda hacer estudios a las personas mayores de 60 años o con hipertensión arterial, diabetes, o enfermedad 45 cardiovascular establecida. La mayoría de guías, consideran la posibilidad de ampliar estos criterios a otros grupos de alto riesgo como por ejemplo: - Personas mayores de 60 años - Obesidad (Índice de Masa Corporal –IMC- > 30 kg/m2) - DM tipo 1 con más de 5 años de evolución. - Familiares de primer grado de pacientes con enfermedad renal o con enfermedades renales hereditarias (poliquistosis renal, síndrome de Alport, etc.) o con asociación familiar (glomerulonefritis, nefropatías intersticiales). - Pacientes en tratamiento prolongado con fármacos nefrotóxicos ( AINEs). - Sujetos con otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (hiperlipidemia, síndrome metabólico, fumadores). - Antecedentes de insuficiencia renal aguda. - Pacientes con infecciones crónicas, enfermedades autoinmunes y neoplasias que estén asociadas a ERC El cribado de la ERC en poblaciones de riesgo debe hacerse mediante la evaluación del FGe y de la albuminuria al menos una vez al año. El diagnóstico no ha de basarse en una ÚNICA determinación de FGe y/o albuminuria y SIEMPRE debe confirmarse su persistencia durante un periodo superior a de 3 meses. 46 EVALUACIÓN DE LA FUNCIÓN RENAL 47 2.6. EVALUACIÓN DE LA FUNCIÓN RENAL El primer parámetro utilizado para medir la función renal fue la urea plasmática (o su equivalente, el nitrógeno ureico en sangre). Desafortunadamente, aunque es muy sensible para detectar alteraciones del filtrado glomerular (FG), es una mala medida de éste ya que su producción depende en gran medida de la ingesta proteica. Por otra parte, se reabsorbe en la zona tubular de forma ligada funcionalmente a la reabsorción de agua variable. De esta manera al descender el volumen circulante efectivo la reabsorción de urea puede ser importante, y de hecho en las situaciones de depleción hidrosalina la elevación de la urea es superior a la de creatinina 76,77. La creatinina es más específica a la hora de valorar las variaciones de la función renal y es la habitualmente utilizada en la clínica hoy día. Ya que la nefrona es el lugar donde tiene lugar la filtración de la sangre, eliminando los productos de desecho, como, por ejemplo, la urea y la creatinina, los estudios complementarios que mejor detectan las anomalías en la función renal son los que miden el FG y por ello son los más útiles para el seguimiento de los pacientes con enfermedad renal. El FG es la mejor herramienta para evaluar la función renal. Tradicionalmente se ha considerado que el parámetro que mejor representa la función renal es el filtrado glomerular (FG) medido como aclaramiento de inulina78 . El FG es una medida directa de la función renal y es reflejo de la masa renal funcionante siendo de utilidad para identificar la presencia de ERC, monitorizar su progresión, prevenir complicaciones, evitar fármacos nefrotóxicos y realizar ajustes de dosis de aquellos fármacos de eliminación renal. El valor del FG varía en relación con la edad, el sexo y la masa corporal, situándose alrededor de 130ml/min/1,73m2 para el hombre joven sano y 130ml/min/1,73m2 para la mujer joven sana16. Con la edad, típicamente, el FG 48 declina 10 ml/min/1,73 m2 por década partir de los 40 años, y llega a ser de casi la mitad a los 80 años79. Los aspectos principales de esta medida son: 1) la reducción del FG se correlaciona con la gravedad de las alteraciones estructurales, como la fibrosis tubulointersticial y con la aparición de síntomas cuando disminuye por debajo de 10-15 ml/min; 2) la monitorización de las variaciones del FG delimita la progresión de la enfermedad renal, siendo un potente predictor del tiempo hasta que se inicia el fallo renal y de las complicaciones de la nefropatía crónica; y 2) el cálculo del FG permite la dosificación apropiada de los fármacos excretados por el glomérulo. Como contrapartida, la determinación precisa del FG es difícil de realizar, puede ser imprecisa y ser relativamente insensible para detectar precozmente la enfermedad renal8,78. El FG no puede medirse directamente, pero puede ser estimado a través de la medición del aclaramiento urinario de sustancias exógenas como endógenas. 2.6.1. Medida de la función renal con sustancias exógenas La técnica gold standard , el aclaramiento de inulina, es una técnica laboriosa y prácticamente imposible de llevar a cabo en la clínica habitual, por lo que permanece como herramienta de investigación 80. Cada una de las pruebas disponibles para medir el FG presenta distintos problemas. La determinación de la función renal es todavía un tema de debate abierto a nuevas ideas. 49 La utilización de isótopos radiactivos es un método más práctico que el de inulina para calcular el FG. Entre los isótopos radiactivos cuyo aclaramiento es un indicador fiable del FG se incluyen el 51 Cr- EDTA, 131 o 125 I-iothalamate, 97 Tc-DTPA y Y-DTPA. Los compuestos radiactivos dan una información exacta del FG, pero su uso está limitado por su laboriosidad, el elevado coste económico, las medidas de seguridad que precisan así como por la necesidad de instalaciones adecuadas de las que no disponen la mayoría de los hospitales. Se ha propuesto la utilización de contrastes radiológicos no radiactivos para calcular el aclaramiento renal a partir del aclaramiento plasmático, sin precisar la recogida de orina, entre los que se incluyen el iothalamate y el iohexol, menos tóxico 81. El aclaramiento plasmático de iohexol se ha demostrado que presenta muy buena correlación con el aclaramiento plasmático de Cr-EDTA y de inulina para todos los rangos de función renal 82,83 . Aunque algunos autores propugnan la generalización de las técnicas isotópicas o con contrastes radiológicos como método ideal para medir el FG84 , en la práctica clínica no son tan sencillas como para permitir su uso frecuente y rápido en un paciente concreto, pues requieren el aporte de una sustancia exógena al organismo y complejos sistemas de determinación. Parece más adecuada su utilización en los ensayos clínicos y, sobre todo, en los estudios de validación de otras determinaciones del FG85. 2.6.2. Concentración de creatinina sérica Clásicamente se ha utilizado la concentración sérica de creatinina para evaluar la función renal, pero se ha visto que incluso cifras de creatinina dentro del intervalo de referencia pueden corresponder a FG < 60 ml/min/1,73 m 2. Los principales problemas en el uso de la creatinina sérica son la interferencia técnica de cromógenos en la determinación, la eliminación extrarrenal de creatinina y su variación, según la masa muscular, y por tanto, según la edad, el sexo y la masa corporal. 50 Ciertas sustancias interfieren en la reacción colorimétrica que mide la creatinina plasmática e incrementan falsamente su valor hasta un 20%. Entre estas sustancias, denominadas cromógenos, se encuentran el ecetoacetato, el piruvato y el ácido ascórbico. En la insuficiencia renal moderada-grave, al estará más elevada la creatinina plasmática, los cromógenos contribuyen proporcionalmente menos ( 5%). Por este motivo la determinación de la creatinina sérica se realizará mediante una prueba específica con trazabilidad adecuada a los estándares internacionales de referencia y con la mínima desviación respecto al método de referencia de espectrometría de masas por dilución isotópica. En pacientes con insuficiencia renal se producen alteraciones en el metabolismo de la creatinina que aumentan su eliminación extrarenal. La excreción urinaria de creatinina en pacientes con insuficiencia renal es menor de lo esperado para su edad, sexo y peso. Esta reducción en la excreción no se debe a una disminución en la formación de creatinina. En pacientes con insuficiencia renal grave, se ha demostrado que una fracción importante de la producción de creatinina diaria se elimina por vía extrarenal (hasta un 68%), siendo esta vía de eliminación indetectable en pacientes con insuficiencia renal leve o moderada. El aclaramiento estimado extrarenal de creatinina en la insuficiencia renal avanzada viene a ser de 2 ml/min para una persona de 70 Kg. El mecanismo de la eliminación extrarenal de creatinina se cree es debido a su degradación dentro de la luz intestinal por la flora bacteriana 84. El tercer problema de la medida de la creatinina en la IRC es la disminución en su producción al reducirse la masa muscular. La restricción proteica, anorexia, y pérdida de peso que presentan los pacientes con IRC se asocian a un descenso en la masa muscular , disminuyendo, así, la generación de creatinina. Cuando el FG disminuye a 25-50 ml/min los pacientes reducen espontáneamente su ingesta proteica86. Así, la Cr plasmática es menor que lo que le correspondería para el FG. A la hora de interpretar la creatinina plasmática es muy importante tener en cuenta la edad, el sexo y el tamaño corporal para poder interpretarla 51 adecuadamente. El ejemplo característico son los pacientes añosos que con creatinina plasmática normal o sólo ligeramente elevada pueden presentar una insuficiencia renal grave, posiblemente por disminución en la producción de creatinina. Es bien conocido que, a pesar del descenso en el aclaramiento de creatinina que se produce en sujetos sanos, con el envejecimiento no hay aumento paralelo de la Cr plasmática, siendo los valores normales de Cr los mismos a los 20 años que a los 80 años. La FG puede reducirse hasta valores tan bajos como 20 ml/min/1,73 m2 a pesar de una concentración sérica de Cr normal. Sólo un 60% de los pacientes con descenso del FG tienen elevada la cr8. De esta manera, la medida de Cr plasmática. no determina con precisión la función renal En la fase inicial de la enfermedad la creatinina puede ser normal a pesar de una reducción importante en el FG, debido a la secreción tubular. En la insuficiencia renal avanzada, el aumento en el metabolismo y el descenso en la generación de Cr neutralizan la elevación de creatinina plasmática a pesar del descenso del FG. Un aumento de la Cr debe hacer pensar que el FG se ha deteriorado, mientras que si permanece estable no indica que la función renal lo esté. 2.6.3. Aclaramiento de creatinina Tradicionalmente, el FG se mide como el aclaramiento de una sustancia del plasma. El aclaramiento se puede entender como el volumen de plasma que se limpia completamente de dicha sustancia en la unidad de tiempo. Asumiendo que la sustancia no sufra eliminación extrarrenal, reabsorción tubular o secreción tubular: FG=(U x V)/P De forma que U será la concentración urinaria, V el volumen por minuto urinario, P la concentración plasmática media. La creatinina se produce a ritmo constante y se filtra libremente por el glomérulo, por lo que conociendo la creatinina sérica, la creatinina urinaria y el volumen de diuresis se calcula el aclaramiento de creatinina para estimar el FG. Esta fórmula resuelve el problema de la variación interindividual 52 dependiente de la masa muscular que produce la creatinina plasmática, sin embargo presenta una serie de inconvenientes como son: - La sobreestimación del FG, ya que en la orina se detecta la creatinina que procede del filtrado glomerular más la que se secreta en los túbulos renales ( se ha usado la cimetidina como inhibidor de la secreción tubular de creatinina para evitar dicha sobreestimación) . Cambios sistemáticos y progresivos en la secreción tubular de creatinina en cada paciente conduce a una infra o sobreestimación de la variación del FG. Por estos motivos la creatinina y su aclaramiento no son buenos métodos para valorar la progresión de la insuficiencia renal. - La problemática que supone la recogida de orina de 24 horas tanto para el paciente como para los laboratorios. La precisión de cualquier técnica de aclaramiento depende de una obtención de orina adecuada. La recogida de 24 horas es incómoda y difícil de realizar para la mayoría de los pacientes. Los pacientes deben ser instruidos para vaciarla vejiga, anotar la hora y recoger toda la orina en las siguientes 24 horas. Aparte de la recogida de la orina, se pueden introducir errores en su manejo. El coeficiente de variación en la excreción de creatinina llega a ser hasta del 70%87 , mientras que si se eliminan los errores en la recogida varía entre un 3% y un 14%84 . Así, incluso pacientes entrenados pueden recoger más orina y sobrestimar el FG o menos orina e infravalorar el FG. - La media del aclaramiento de creatinina y de urea (esta última infraestima el FG por la presencia de reabsorción tubular) ha sido también recomendada por algunas sociedades como método de estimación del FG en estadios avanzados de la enfermedad para decidir, entre otros, la inclusión de pacientes en programa de diálisis. Tabla 12. 53 Tabla 12. Condiciones en que se debe realizar el cálculo del filtrado glomerular mediante colección de orina de 24 horas. Circunstancias que aconsejan FG con recogida de orina de 24 horas Edad muy avanzada y niños pequeños Malnutrición importante Obesidad mórbida Paraplejía o cuadriplejía Enfermedades musculosqueléticas Dieta vegetariana Cambios rápidos en la función renal Previamente al uso de fármacos nefrológicos Embarazo Estadios avanzados de enfermedad Inclusión de pacientes en programas de diálisis 2.6.4. Ecuaciones para estimar el FG Numerosos estudios indican que el error de predecir el FG a partir de ecuaciones que incluyen la creatinina plasmática es menor que el error que se produce al medir el aclaramiento de creatinina, no sólo por los errores en la recogida de orina sino también por las variaciones diarias en el FG y en la secreción de creatinina88. Actualmente distintas guías como las KDOQI, las KDIGO o las Guías de la Sociedad Española de Nefrología y la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEN-SEQC) recomiendan la estimación del FG mediante ecuaciones obtenidas a partir de la medida de la concentración de creatinina sérica, la edad, el sexo y la etnia (tabla 13). Se han desarrollado numerosas fórmulas para estimar el aclaramiento de creatinina a partir de la concentración de la creatinina plasmática. En todas ellas se considera el inverso de la creatinina plasmática como la variable independiente con mayor peso para calcular el FG. Estas ecuaciones son más exactas que la medida de la creatinina sérica aislada16,8. 54 Tabla 13 . Ecuaciones recomendadas para estimar la función renal 2 CockcroftFG ( ml/min/1,73 m ) = ( 140-edad en años) x ( peso en Kg) x (72 x Gault creatinina plasmática (mg/dl)en varones) ( x 0,85 si mujer) 2 -1,154 x (edad) -0,203 x (0,742 si mujer) 2 -1,154 x (edad) -0,203 x (0,742 si mujer) MDRD -4 FG ( ml/min/1,73 m ) = 186 x (creatinina) x 1,21 (si raza negra) MDRD- IDSM FG ( ml/min/1,73 m ) = 175 x (creatinina) x 1,21 (si raza negra) MDRD-6 FG ( ml/min/1,73 m ) = 170 x ( creatinina)x ( 0,762 si mujer) x 1,180 si raza negra) 2 0,999 x ( edad) -0,176 x ( albúmina) 0,318 Las fórmulas incluyen el peso o la altura, el sexo, la edad, la raza y otras variables multiplicadas por distintos Factores de corrección. Estas fórmulas se basan en la idea de que la excreción de creatinina es constante e igual a la producción de creatinina, que, a su vez, es proporcional a la masa muscular, y se puede estimar a partir de la edad, sexo y peso del individuo 80. La fórmula más simple, y la más utilizada hasta ahora ha sido la de Cockcroft y Gault . Esta ecuación publicada en 1976 se derivó del estudio de 249 pacientes sin enfermedad renal y se diseñó para predecir el aclaramiento de creatinina89 . Aunque presentaba buena correlación con el FG calculado con iothalamate y con 99 Tc-DTPA, sobrestimaba el FG en los valores bajos y presentaba gran dispersión de los datos90 . Además de sobrestimar el FG en hasta un 23%88 , el cálculo mediante la fórmula de Cockcroft-Gault presenta una alta variabilidad91 . Por este motivo el uso de la ecuación de CockcroftGault (C-G), aunque se ha utilizado clásicamente en el ajuste de dosis de fármacos y ha sido referencia para la valoración de estados de hiperfiltración, debería desaconsejarse. En el año 1999, Levey et al.88 publicaron la ecuación MDRD-4 (Modification of Diet in Renal Disease) para su aplicación cuando la cuantificación de la creatinina sérica no presentaba trazabilidad con respecto al método de referencia de espectrometría de masas con dilución isotópica(IDMS). Esta ecuación fue reexpresada para su utilización con creatinina IDMS en 2006 92. 55 Para su desarrollo se partió de una población de 1.628 individuos con una edad media de 50,6 años (DE = 12,7 años), con una media de creatinina sérica de 2,3 mg/dl (DE = 1,2 mg/dl) y un FG medio medido mediante aclaramiento con iotalamato de 39,8 ml/min/1,73 m2(DE = 21,2 ml/min/1,73 m2). En el año 2006, la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC) y la Sociedad Española de Nefrología(SEN) recomendaron estas ecuaciones, ya que suponían una mejora en la interpretación del FG con respecto a la utilización de la concentración de creatinina, originando una rápida implantación de las fórmulas en la mayoría de laboratorios. Pero no están exentas de limitaciones, derivadas del hecho de que para su desarrollo solo se tuvieron en cuenta pacientes con enfermedad renal crónica (ERC), y ello sumado a la falta de estandarización en la determinación de creatinina en las estimaciones del FG mediante MDRD-4. En primer lugar, las ecuaciones tienen una baja correlación con el FG real para valores superiores a 60 ml/min/1,73 m2, por lo que se establece como valor de normalidad la categoría de FG > 60 ml/min/1,73 m2, siempre y cuando no existan anormalidades estructurales o funcionales a nivel renal. En segundo lugar, las ecuaciones no son precisas cuando el FG tiene un valor cercano a 60 ml/min/1,73 m2, pudiendo etiquetar como enfermo renal crónico a un paciente que tenga un FG cercano a esta cifra y que no presente datos adicionales de afectación renal93. Por último, estas ecuaciones no tienen en cuenta el descenso esperado del FG con la edad. Dicha infraestimación podría ocasionar que algunos individuos pudieran ser sometidos a exploraciones innecesarias, a infradosificación cuando se utilicen fármacos excretados por el riñón, a evitar procedimientos diagnósticos y/o recibir terapias más agresivas para conseguir una reducción de factores de riesgo cardiovascular. Se observó un incremento de derivaciones innecesarias desde Atención Primaria a Atención Especializada, sobre todo de pacientes de edad avanzada con poco riesgo de progresión de la enfermedad renal94. En base a estos hechos se ha preconizado la necesidad de buscar nuevos marcadores de función renal o nuevas ecuaciones de estimación del FG que 56 mejoren los resultados de MDRD y desde hace unos años se está trabajando en el desarrollo de nuevas fórmulas para mejorar la exactitud y precisión de las estimaciones del FG y la predicción de acontecimientos adversos. El CKD-EPI (Chronic Kidney Disease Epidemiology Collaboration) es un grupo de investigación dependiente del National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Disease (NIDDK) formado para desarrollar y validar ecuaciones de estimación del FG a partir de datos procedentes de distintos estudios. Recientemente, este grupo ha publicado una nueva ecuación95,96,(tabla 3) , denominada CKD-EPI, desarrollada a partir de una población de 8.254 individuos con una edad media de 47 años (DE=15 años) a los que se midió FG mediante aclaramiento de iotalamato (media 68 ml/min/1,73 m2 , DE = 40 ml/min/1,73 m2 ), y que incluye como variables la creatinina sérica, la edad, el sexo y la raza. Tabla 14. Ecuación CKD-EPI Etnia blanca Mujeres -0,329 edad -0,411 edad -0,329 edad -0,411 edad Creatinina ≤ 0,7 mg/dl; FG= 144 x (creatinina/0,7) x (0.993) -1,209 edad Creatinina ≥ 0,7 mg/dl; FG= 144 x (creatinina/0,7) x (0.993) Hombres Creatinina ≤ 0,9 mg/dl; FG= 141 x (creatinina/0,9) x (0.993) -1,209 edad Creatinina ≥ 0,9 mg/dl; FG= 141 x (creatinina/0,9) x (0.993) Etnia negra Mujeres Creatinina ≤ 0,7 mg/dl; FG= 166 x (creatinina/0,7) x (0.993) -1,209 edad Creatinina ≥ 0,7 mg/dl; FG= 166 x (creatinina/0,7) x (0.993) Hombres Creatinina ≤ 0,9 mg/dl; FG= 163 x (creatinina/0,9) x (0.993) -1,209 edad Creatinina ≥ 0,9 mg/dl; FG= 163 x (creatinina/0,9) x (0.993) Según el mismo estudio, la comparación de CKD-EPI frente a MDRD-IDMS pone de manifiesto que la primera produce mejores resultados, en especial para valores de FG superiores a 60 ml/min/1,73 m2 , mejorando la imprecisión y la exactitud frente a la medida directa del FG, motivo por el cual los autores 57 llegan a la conclusión que CKD-EPI debería sustituir a MDRD-IDMS en la práctica clínica habitual. La ecuación de estimación del FG CKD-EPI reclasifica hacia estadios de ERC de menor gravedad a un número importante de individuos, sobre todo de edad inferior o igual a 80 años eliminando las repercusiones económicas, sanitarias y sociales que este hecho implica97 . La imprecisión en valores altos98 la hace todavía poco útil para clasificar la ERC en los estadios 1 y 2, identificar estados de hiperfiltración y monitorizar entonces la pérdida de FG. Sin embargo, la mejora en la capacidad predictiva del FG, especialmente entre valores de 60 y 90 ml/min/1,73 m2, así como de la predicción de mortalidad global y cardiovascular o del riesgo de presentar ERC terminal99, determinan que en un futuro próximo CKD-EPI debería sustituir las fórmulas anteriores28. A su vez, ya se están desarrollando nuevas fórmulas alternativas para mejorar la exactitud diagnóstica (tanto la precisión como el sesgo)12, por lo que las nuevas guías KDIGO 2012 consideran aceptable el uso de fórmulas alternativas si se ha mostrado que mejoran la exactitud en comparación con la fórmula de CKD-EPI. El uso de la ecuación de Cockcroft-Gault (C-G), aunque se ha utilizado clásicamente en el ajuste de dosis de fármacos y ha sido referencia para la valoración de estados de hiperfiltración, debería desaconsejarse. Dicha ecuación no ha sido reformulada para valores de creatinina obtenidos por los procedimientos actuales. Los valores de creatinina obtenidos, si se utilizan procedimientos estandarizados, resultan entre 10-20% más elevados, lo que conlleva una sobreestimación de FG. El FG obtenido a partir de MDRD es útil en cuanto al ajuste de dosis de fármacos ya que correlaciona mejor que el obtenido por C-G para valores inferiores a 60 mL/min/1,73 m 2, que son los mayoritariamente susceptibles de necesidad de ajuste de dosis y están disponibles en los informes de los laboratorios clínicos al contrario que C-G25. Es importante destacar que para el ajuste de fármacos de eliminación renal especialmente tóxicos o con escaso margen terapéutico, los valores del FG no se deberían estandarizar a 1,73m2 en pacientes con desviaciones importantes de la superficie corporal. En estos casos basta con multiplicar el resultado del 58 laboratorio expresado en ml/min/1,73m2 por el cociente de la superficie corporal (SC) real del paciente dividida por 1,73m2 (FG x SC/1,73m2). Por lo tanto, la ausencia de un marcador endógeno de FG preciso, exacto y no invasivo continúa siendo un factor limitante en la evaluación de la función renal. En este sentido, se han propuesto proteínas de bajo peso molecular, como la ß2- microglobulina, la proteína ß-traza, la α1-microglobulina y la proteína transportadora de retinol para la valoración del FG 100,101. Sin embargo, dichas proteínas no cumplen todos los criterios de un marcador endógeno de FG, ya que su producción no es constante, presentan aclaramiento extrarrenal y están afectadas por desórdenes inmunológicos, vitamínicos y tumorales, entre otros102.Por ello la cistatina C, la cual a priori no presenta estas limitaciones, es la proteína de bajo peso molecular que mayor interés ha despertado entre diferentes grupos de trabajo. 2.6.5. Cistatina C La cistatina C es descrita por primera vez en 1961 en líquido cefalorraquídeo y denominada proteína ϒ-traza. Es una proteína no glucosilada con un peso molecular de 13,3 kDa, miembro de la familia los inhibidores de las cisteínas proteasas, constituida por una sola cadena de 120 aminoácidos con dos puentes disulfuro. Es el producto de un gen de mantenimiento, localizado en el cromosoma 20, lo cual explica su síntesis de forma constante en todas las células nucleadas del organismo y su amplia distribución tisular. La cistatina C desempeña una función protectora mediante la inhibición de las catepsinas (B, H, L y S) que intervienen en el metabolismo intracelular de proteínas, catabolismo del colágeno y degradación de la matriz celular. Además, se le ha atribuido un papel defensivo en infecciones bacterianas y víricas. Debido a su pequeño tamaño y a que su punto isoeléctrico de 9,3 le confiere una carga positiva a pH fisiológico, la cistatina C se filtra libremente por el glomérulo y se reabsorbe en el túbulo proximal donde es catabolizada completamente por las células del epitelio tubular de tal forma que no se reincorpora al flujo sanguíneo ni aparece en la orina . Los valores de 59 normalidad de las concentraciones plasmáticas de cistatina C en los adultos oscilan entre 0,60 y 1,50 mg/l, con ligeras variaciones según el método de determinación utilizado (turbidimetría o nefelometría). Su producción, y por tanto sus niveles sanguíneos, no se modifican por la masa muscular, el sexo o la edad. Todo ello hace que se haya considerado un marcador más sensible y específico que la creatinina para estimar de forma indirecta la función renal103. Además, diversos estudios así como un metaanálisis sugieren su superioridad frente a la creatinina en la estimación del FG104. Una de las ventajas de esta molécula sobre la tradicional medición de creatinina plasmática es su mayor sensibilidad para detectar leves disminuciones del FG105, particularmente en pacientes con masa muscular disminuida. En los últimos años se han desarrollado múltiples ecuaciones matemáticas basadas en la medida de la cistatina C para la estimación del FG106 (tabla 15) y su fiabilidad podría ser incluso superior a las fórmulas para el cálculo de aclaramiento basadas en la creatinina plasmática, pero este extremo sólo se ha estudiado en poblaciones especiales y no en población general 107 . No obstante dependiendo de la ecuación utilizada se obtienen filtrados diferentes que pueden oscilar hasta de 25,1 ± 8m7 ml/min106. El valor de la determinación de cistatina C como reflejo del FG en los estadios avanzados de insuficiencia renal crónica es dudoso y no parece aportar mucho más que la creatinina en la estimación de la función renal 115 . Las concentraciones de cistatina C son más elevadas en los mayores de 60 años como consecuencia de la pérdida de función renal con la edad 116 . El hipotiroidismo hace descender los niveles de cistatina, mientras que el hipertiroidismo los aumenta, independientemente de los cambios del FG, al 117 revés de lo que ocurre con la creatinina plasmática . Se ha descrito un incremento de los niveles de cistatina C en pacientes con hepatopatía que parece correlacionarse con la gravedad de ésta 118 . Algunos tumores son capaces de sintetizar y segregar altas cantidades de cistatina C 60 Tabla 15. Ecuaciones del FG basadas sólo en Cistatina C Ecuación Método Cistatina -1,17 -0,13 FG = 127,7 x cistatina C x edad x 0,91 ( si mujer) x 1.06 ( si raza negra) -0,65 -0,57 PENIA Medida del FG Ref 125 I-idiotomalato 108 FG = 176,6 x creatinina x cistatina C -0.20 x edad x 0,82 ( si mujer) x 1.11 ( si raza negra) LogFG= 1,962 + { 1,123 x log (1/cistatina C} PENIA PENIA 99m Tc-DTPA 109 FG=84,65/cistatina C – 3,2 PENIA 99m Tc-DTPA 110 FG= -4,32+ (80,35 x 1/cistatina C) PENIA 125 I-idiotomalato 111 PENIA Iohexol 112 PENIA 51 113 PETIA Iohexol 114 FG=77,239 x cistatina C -1,2623 FG: 78/cistatina C + 4 FG= 79,901 x cistatina C -1,4389 Cr-EDTA Por otro lado, se ha señalado que concentraciones elevadas de este marcador están asociadas directamente con mayor riesgo de eventos CV en pacientes con enfermedad coronaria119 y así mismo ha señalado la capacidad predictiva de la cistatina C para el riesgo de aparición de insuficiencia cardíaca y también sobre la mortalidad ocasionada por el fallo cardíaco en pacientes ancianos, la cual de nuevo sería superior a la creatinina plasmática 103 . Por tanto, la cistatina parece un marcador de mortalidad cardiovascular que la creatinina plasmática o sus derivados120,121,122,123. Recientemente se han publicado nuevas ecuaciones basadas en la concentración sérica de creatinina que tratan de mejorar la precisión y el sesgo124, y las guías actuales consideran aceptable su uso siempre que demuestren una mayor exactitud en comparación con CKD-EPI. También debe recordarse que el uso de la concentración sérica de cistatina C o del FGe por ecuaciones a partir de ella está sometido a variables no dependientes del FG y que sus métodos de medida están en fase de estandarización, recomendándose por el momento su uso como medida confirmatoria en adultos con FG entre 45 y 59 ml/min/1,73 m2 sin otros marcadores de lesión renal. En 61 este caso, la ecuación recomendada es la de CKD-EPI para cistatina C estandarizada recientemente publicada125.Tabla 16. Tabla 16. Ecuación cistatina C y creatinina-cistatina C para estimar el FG Creatinina Cistatina C Ecuación para estimar FG mg/dl mg/l Ecuación CKD EPI cistatina C )−0.499 edad 133 x (Scys/0.8 x 0.996 Mujer u hombre ≤0.8 [ x 0.932 si mujer] )−1,328 edad 133 x (Scys/0.8 x 0.996 Mujer u hombre >0.8 [ x 0.932 si mujer] Ecuación CKD EPI creatinina-cistatina C )−0.248 )−0.375 130 x (Scr/0.7 x (Scys/0.8 x Mujer ≤0.7 ≤0.8 edad 0.995 [x 1.08 si negro] )−0.248 )−0.711 130 x (Scr/0.7 x (Scys/0.8 x Mujer ≤0.7 >0.8 edad 0.995 [x 1.08 si negro] )−0.601 )−0.375 130 x (Scr/0.7 x (Scys/0.8 x Mujer >0.7 ≤0.8 edad 0.995 [x 1.08 si negro] )−0.601 )−0.711 130 x (Scr/0.7 x (Scys/0.8 x Mujer >0.7 >0.8 edad 0.995 [x 1.08 si negro] )−0.207 )−0.375 135 x (Scr/0.9 x (Scys/0.8 x Hombre ≤0.9 ≤0.8 edad 0.995 [x 1.08 si negro] )−0.207 )−0.711 135 x (Scr/0.9 x (Scys/0.8 x Hombre ≤0.9 >0.8 edad 0.995 [x 1.08 si negro] )−0.601 )−0.375 135 x (Scr/0.9 x (Scys/0.8 x Hombre >0.9 ≤0.8 edad 0.995 [x 1.08 si negro] )−0.601 )−0.711 135 x (Scr/0.9 x (Scys/0.8 x Hombre >0.9 >0.8 edad 0.995 [x 1.08 si negro] 2.6.6. Situación actual126 Las nuevas guías recomiendan el cambio de la ecuación para estimar el FG a la fórmula CKD-EPI (CKD Epidemiology Collaboration) de 200922. La estimación del FG mediante fórmulas basadas en la creatinina sérica puede tener menos exactitud en determinadas circunstancias, como en individuos que siguen dietas especiales (vegetariana estricta o hiperproteica), con alteraciones importantes en la masa muscular (amputaciones, enfermedades con pérdida de masa muscular), con índices de masa corporal extremos (< 19 kg/m2 o >35 kg/m2 ) o en el embarazo. En estas circunstancias y en determinadas situaciones en las que sea preciso optimizar la valoración del FG (por ejemplo, evaluación de potenciales donantes de riñón, casos con FG estimado entre 45 y 59 ml/min/1,73 m2 sin otros marcadores de daño renal o pacientes que necesiten tratamientos de toxicidad renal elevada), se sugiere la determinación 62 de la cistatina C y del FG estimado por una ecuación basada en la cistatina C (preferiblemente CKD EPI cistatina) o una evaluación del aclaramiento de creatinina previa recogida de orina de un período de tiempo determinado. Además, en situaciones de retención hidrosalina grave (cirrosis con descompensación hidrópica, insuficiencia cardíaca congestiva, hipotiroidismo avanzado), al igual que en cualquier situación grave con inestabilidad hemodinámica, no es apropiado estimar el FG mediante una ecuación basada en la creatinina sérica. 63 ANEMIA E IRC 64 2.7. Anemia e insuficiencia renal La anemia representa uno de los principales problemas que afectan a los pacientes con insuficiencia renal crónica (IRC). Fue Richard Bright quien, por primera vez en 1836, estableció la asociación de anemia con insuficiencia renal127 y desde esta primera descripción hasta la actualidad, continúa siendo un tema que despierta gran interés. Constituye una alteración cardinal de los pacientes con IRC, es un hallazgo casi constante y en general su gravedad aumenta en forma no lineal con la progresión de la enfermedad renal128,129. El nivel de hemoglobina sérica es el gold standard para la valoración de la anemia. La Organización Mundial de la Salud define anemia cuando la concentración de Hb es inferior a 11 g/dl para mujeres embarazadas y niños entre 6 meses y 5 años, a 12 g/dl en mujeres no embarazadas y a 13 g/dl para hombres (Tabla 1)130. Tabla 17. Puntos de corte que definen la anemia en función de los niveles de Hb Hb ( g/dl) Grupos por edad Niños 11,0 11,5 12,0 6 meses-5 años 6 años-11 años 12 años-14 años Mujeres no embarazadas > 15 años Hombres > 15 años 12,0 13,0 En pacientes con ERC, la anemia se define como aquella situación en la que el nivel de Hb está por debajo de 2 DE del nivel medio de Hb de la población general, corregido para edad y sexo131 . Estos valores corresponden a: – < 12 g/dl en mujeres adultas – < 13,5 g/dl en varones adultos ( < 13,0 g/dl, guías KDIGO12) – < 13,2 g/dl en varones adultos con edad > 70 años. 65 La anemia aparece en estadios precoces de la enfermedad, con descenso de la hemoglobina cuando la tasa de filtrado glomerular se sitúa alrededor de 70 ml/min (hombres) y 50 ml/min (mujeres). En pacientes con un aclaramiento de creatinina > 50 ml/min, un 25% presenta una anemia132. En estadios más tardíos, en pacientes en diálisis, alrededor del 90% de los pacientes presenta anemia. Esta anemia es más grave y aparece de forma más temprana en los pacientes con nefropatía diabética133. El cuadro hematológico más característico es el de una anemia crónica, grave, normocítica o hipocrómica, no regenerativa e hiposiderémica, con aumento de la capacidad fijación del hierro y arregenerativa, con una disminución del recuento de reticulocitos134,135,136. Contribuye de forma importante en la sintomatología y la calidad de vida del paciente y tiene un impacto determinante en el pronóstico de la ERC. La principal consecuencia de la anemia es la disminución de la liberación de oxígeno a los tejidos con el consiguiente aumento de la fatiga e intolerancia al esfuerzo. Otras importantes consecuencias son el deterioro de la función cognitiva y de la función cardiaca, trastornos del sueño, necesidad potencial de transfusiones sanguíneas, hemostasis alterada, e inmunosupresión. Su etiopatogenia es multifactorial e involucra prácticamente todos los pasos de la función eritrocitaria, aunque el déficit de eritropoyetina y los desórdenes del metabolismo del hierro aparecen como los factores dominante 137.( figura 4) 2.7.1. Eritropoyesis Deficiente La eritropoyesis es el proceso por el cual se produce la proliferación y diferenciación de las células madres eritropoyéticas para convertirse en eritrocitos. Cada día se renuevan alrededor del 1-1,5% de todos los eritrocitos circulantes. Este proceso, que se lleva a cabo en la médula ósea y tarda unos 5-7 días, finaliza con la liberación de los reticulocitos, que se convierten en eritrocitos maduros tras un día de circulación en sangre periférica. La eritropoyesis está regulada de forma muy precisa, siendo la eritropoyetina 66 (EPO), sintetizada y liberada por las células peritubulares intersticiales del riñón en respuesta a la hipoxia tisular, quien desempeña el papel principal136 . Figura 4. Etiopatogenia de la anemia en la ERC La EPO es un factor antiapoptótico para las células progenitoras de la serie roja, principalmente las unidades formadoras de colonias eritroides (CFU-E). En presencia de EPO las CFU-E proliferan y experimentan diferenciación. Al cabo de 3 o 4 días de actuar la EPO, empieza a observarse el aumento de reticulocitos. La acción de la EPO en la eritropoyesis aumenta por la acción de la testosterona, la hormona del crecimiento y el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1). El mayor número de eritrocitos y la mayor concentración de hemoglobina en el hombre respecto a la mujer, se debe a la acción estimulante de la eritropoyesis de los andrógenos y a la acción inhibidora de los estrógenos. La principal función de la EPO es mantener el número de eritrocitos y la concentración normal de hemoglobina en sangre y recuperar los valores normales después de una hemorragia. Una pérdida aguda de 0.5 l de sangre en el hombre no aumenta de forma notable el nivel de eritropoyetina en 67 plasma. No obstante, la concentración plasmática de eritropoyetina aumenta exponencialmente cuando la hemoglobina disminuye por debajo de 12,5 g/100 ml, siempre que no exista una enfermedad renal o un proceso inflamatorio. Sin embargo, para la que la eritropoyesis se desarrolle de una manera efectiva, además de eritropoyetina es necesario que haya un aporte adecuado de hierro, vitamina B12 y ácido fólico. A veces, se produce déficit de B12 por la existencia de una dieta pobre en esta vitamina que se puede dar en los vegetarianos estrictos; éste se corrige administrando la vitamina por vía oral. Pero en la mayoría de los casos no podemos corregir la causa, por lo que el tratamiento del déficit de vitamina B12 se hará con cianocobalamina intramuscular (1 mg/semana durante 4 o 6 semanas) seguida de una dosis de mantenimiento (1 mg/mes) . El tratamiento con folato se hace generalmente con ácido fólico a dosis de 1 a 5 mg por vía oral durante 1 o 2 meses, y debemos plantear un tratamiento de mantenimiento (e.g., 5 mg de ácido fólico una semana cada mes) si la causa persiste (anemias hemolíticas, etc.) . El hierro presenta un metabolismo más complejo y la corrección de su déficit es a menudo menos satisfactoria. Hay varios elementos claves que condicionan una eritropoyesis deficiente 2.7.1.1. Disminución en la producción de Eritropoyetina El descenso en la producción de EPO endógena constituye la causa primaria de la anemia asociada a enfermedad renal crónica. La EPO es una citoquina de carácter pleitrópico y proangiogénico y que, además, ejerce efectos protectores en diversos órganos de origen no hematopoyético. También es una hormona de carácter glicoproteico que actúa como regulador primario de la eritropoyesis. Como se ha mencionado anteriormente, es un miembro de la familia de las citoquinas de clase I que conforman una estructura de carácter globular y compacto de cuatro cadenas de hélices alfa138. 68 La masa molecular es de 30,4 kilodaltons139 , su gen se expresa en el cromosoma 7 (q11-q22), el núcleo peptídico es de 165 aminoácidos y se basta para ejercer de receptor de enlace y de estimulación de la eritropoyesis in vitro , la porción de carbohidratos (40% de la molécula total) es necesaria para la estabilidad de la hormona en vivo140. Durante la vida fetal, el hepatocito es la principal célula productora de eritropoyetina y, después del nacimiento, la eritropoyetina se produce fundamentalmente en el riñón y, en menor medida, en el hígado y otros tejidos. Los astrocitos, las neuronas y los queratinocitos de la piel también producen eritropoyetina pero no pueden suplir el déficit de eritropoyetina que se produce en las enfermedades renales crónicas. En el adulto, las células responsables de la producción de EPO son fibroblastos similares a las células intersticiales tipo 1, localizadas en el espacio peritubular de la cortea y médula externa renal141,142. La EPO se regula por la distribución de oxígeno más que por los niveles de hemoglobina, y es el oxígeno sérico el parámetro esencial (pero de difícil medición o determinación) en el manejo de las anemias. Existe un mecanismo de retroalimentación, por el cual la eritropoyetina se ve regulada por la tensión de oxígeno y ésta a su vez regula la cantidad de oxígeno disponible, mediante la modulación de hematíes circulantes143,144,145. (Fig.5). El suministro de O2 a las células de la corteza renal productoras de eritropoyetina regula la secreción de esta hormona. Cuanto menor es el aporte de O2, mayor es la secreción de eritropoyetina. El mecanismo a través del cual la hipoxia produce el aumento de expresión de eritropoyetina actúa a nivel de transcripción del gen. El promotor del gen de la eritropoyetina en el riñón es inhibido por el factor GATA-2 en condiciones de normoxia. El factor GATA-2 disminuye en hipoxia. En hipoxia, el principal mecanismo que activa la transcripción del gen es un enhancer activado por los factores de transcripción inducibles por hipoxia (HIFs). Son los mediadores claves de la adaptación celular a la hipoxia y se hallan extensamente expresados en las condiciones de hipoxia sistémica o regional. 69 Figura 5.Regulación de eritropoyetina Con permiso de Cold Spring Harb Perspect Med 2013;3:a011619 Los factores de transcripción HIF son heterodímeros consistentes en dos proteínas básicas hélice – asa – hélice con dominio PAS: una subunidad β constitutiva, conocida con el nombre de ARNT y una subunidad α regulada por el oxígeno146,147,148. En respuesta a una reducción del aporte de oxígeno al riñón, inducida por anemia, intoxicación con monóxido de carbono o una disminución de la saturación de oxígeno arterial, el HIF se estabiliza en diferentes regiones del riñón con una distribución que se asemeja a la expresión embrionaria. Esta distribución está. determinada por las tensiones locales de oxígeno y por las propiedades endógenas de las diferentes poblaciones de células renales. HIF-1α fue inicialmente identificado como una proteína que se unía al elemento de respuesta a la hipoxia del gen EPO 149,150. Sin embargo, diversas pruebas indican que es HIF-2α, más que HIF-1α, la que es importante para la regulación de la EPO. En primer lugar, sólo el HIF-2α se halla en los fibroblastos renales peritubulares que producen EPO151. En segundo lugar, los hepatocitos que son el principal sitio de producción de EPO en el hígado, expresan asimismo HIF-2α más que HIF-1α in vivo152. En tercer lugar, en las células que expresan tanto HIF-1 como HIF-2, mecanismos moleculares no todavía definidos son capaces de conferir una inducibilidad selectiva del gen 70 EPO por HIF-2153.Este factor es activado por la sirtuina-1, un factor implicado en la supervivencia celular y la longevidad154. 2.7.1.2. Otros factores que condicionan el desarrollo de anemia Además de la escasa producción de EPO en el paciente insuficiente renal, se ha demostrado una disminución en los eventos post receptor que condicionan los efectos de la hormona y que conllevan a una menor eficacia eritropoyética. Numerosas “toxinas urémicas” han sido involucradas en su fisiopatología. La parathormona, generalmente elevada en este grupo de pacientes es una de ellas155. Varios son los mecanismos implicados : inducción de fibrosis medular con la consiguiente anulación del tejido eritropoyético 156, inhibición de la síntesis de EPO157, incremento de hemólisis y supresión de células madres hematopoyética (CMH) en la médula ósea158. Anemia también puede ocurrir en la intoxicación por aluminio. Caslti y cols 159 fueron los primeros en describir que la intoxicación alumínica podía reducir la respuesta a la EPO, siendo necesaria utilizar dosis mayores que las habituales para obtener un incremento del hematocrito. Las deficiencias de ácido fólico o Vitamina B12 potencialmente pueden reducir la respuesta eritropoyética. La supresión de la eritropoyesis ocurre frecuentemente durante procesos infecciosos severos, enfermedades inflamatorias y neoplasias. Los principales mecanismos implicados son: incremento en la producción de ciertas citoquinas como IL-I, Il-6, TNF-alpha, interferón gamma que bloquean la liberación de hierro de los lugares de almacenamiento, reduce la producción endógena de EPO y suprime la eritropoyesis. La inflamación incrementa la captación de Fe dentro de las células del sistema retículo endotelial. Este hecho conduce a una mala disponibilidad por parte de los progenitores eritroides y subsecuentemente se produce una disminución de la eritropoyesis. La hepcidina juega un papel principal en la anemia relacionada con la inflamación 71 crónica, observándose un incremento de sus niveles ( hasta 100) durante la inflamación160. En el laboratorio queda reflejado en una anemia con ferritina sérica elevada, Fe plasmático, IST y transferrina disminuido 161,162. 2.7.2. Desordenes del Hierro El hierro es un elemento esencial para los procesos metabólicos intrínsecos de la vida, siendo fundamental para la formación del grupo heme, y por tanto de la Hb, la mioglobina y otras enzimas que participan en el metabolismo energético y reacciones redox163. El hierro es el principal responsable del transporte de oxígeno a los tejidos y es además esencial para la síntesis del ADN, la respiración celular y para que se lleven a cabo reacciones metabólicas claves, así como para un adecuado funcionamiento del sistema inmunitario. A pesar de que es el metal de transición más abundante en la corteza terrestre, sus propiedades físico-químicas dificultan su disponibilidad para los seres vivos ya que es prácticamente insoluble a pH 7. Por ello, la evolución ha desarrollado mecanismos para solubilizarlo, captarlo del entorno, almacenarlo y usarlo en caso de necesidad. En el organismo, el metabolismo del hierro depende de un sutil equilibrio en el que participan diversos factores que permiten que este elemento de transición no se encuentre en déficit o exceso, los cuales son igualmente deletéreos para la vida. El metabolismo del hierro corporal se lleva a cabo por un sistema muy eficiente que controla la absorción, la movilización desde sus depósitos y la recuperación del hierro previamente usado en función de las necesidades de la eritropoyesis en la médula ósea. De ahí que sea fundamental la “comunicación” entre las células que consumen el hierro y las que lo adquieren y almacenan 164. En un adulto normal la cantidad total de hierro es 4 a 5 g ( 35-45 mg de Fe por Kg de peso). La mayor parte de este hierro (50%) se encuentra en la hemoglobina de los glóbulos rojos (2.000-2.500 mg), el 25% como reserva 72 hepática (ferritina) y el resto se encuentra en las fibras musculares (en la mioglobina) y otros tejidos (en enzimas y citocromos). Solamente un 1% se une a la transferrina (Tf), aunque éste es el pool dinámico más importante165. (Fig. 6) Fig.6. Absorción, transporte, utilización, almacenamiento y reutilización del hierro en humanos 2.7.2.1. Absorción intestinal del hierro El hierro absorbido se almacena en forma de ferritina o se utiliza para formar hemoproteinas (hemoglobina, mioglobina, citocromos, etc.). El exceso de hierro se deposita intracelularmente como ferritina y hemosiderina en el sistema retículo endotelial del hígado, bazo y medula ósea. Cada día, se movilizan de 20 a 30 mg de hierro que proviene de la destrucción de los eritrocitos por el sistema retículo endotelial. El hierro se reutiliza, predominando cuantitativamente su incorporación a los precursores de eritrocitos de la medula ósea. Una pequeña cantidad se pierde por la orina y el sudor. Un promedio de 0,5 a 2 mg diarios se eliminan a través de pérdidas sanguíneas, secreciones 73 intestinales y de la continua exfoliación de células epiteliales 166, 167, por lo que la ingesta dietética debe ser la adecuada para mantener la homeostasis del micronutriente ( aproximadamente se absorbe entre 1 y 1.5 mg de Fe) . Las mujeres en edad fértil pierden aproximadamente 30-60 mg de Fe en cada menstruación y 600 mg de Fe en cada parto. Por tanto, las mujeres pierden por término medio 0.5-1 mg de Fe al día más que los hombres168. El hierro de los alimentos se encuentra básicamente en dos formas: hemo y no hem166,167. El hierro hemo está presente en los productos de origen animal y está compuesto por una molécula de protoporfirina IX y un ion de Fe169. El hierro no-hemo (Fe2+ y Fe3+), es el más abundante y se encuentra en alimentos de origen animal y vegetal (cereales, verduras, legumbres, frutas). Éste constituye el 90-95% de la ingesta total del micronutriente. La mayor reserva de hierro en plantas y animales es la ferritina. Muchos textos nutricionales consideran únicamente el hierro hémico y no hémico (o inorgánico), ignorando la posibilidad de la ferritina como posible fuente dietética del metal aunque su biodisponibilidad aún está en controversia, varios estudios muestran que la ferritina tanto de animales y plantas se absorbe de manera similar al sulfato ferroso. Por otro lado, recientemente se ha destacado el potencial de la lactoferrina añadida a los alimentos como antiinflamatorio y a la vez su capacidad para mejorar el estado de hierro170. La absorción de Fe se realiza principalmente en el duodeno y el yeyuno proximal, cuyas mucosas poseen microvellosidades que maximizan la superficie absortiva171. Para la absorción del hierro no-hemo, es preciso que éste se encuentre en una forma soluble, siendo el Fe2+ más soluble que el Fe3+. El Fe ferroso se absorbe utilizando el transportador de metales divalente (DMT1), que se encuentra en el borde de cepillo de la membrana apical del enterocito y es el encargado de transportarlo a su interior172,173. (Fig.7) 74 Fig. 7. Vías de absorción del Fe por el enterocito. El ion férrico (Fe3+) de los alimentos es reducido por una enzima que se encuentra en dicha membrana, llamada citocromo B duodenal (DCYTB = duodenal cytochrome B). Esta enzima utiliza los electrones del NADP+ citosólico para dicha reacción174. Como se ha comentado anteriormente, el hierro reducido es transportado al interior del enterocito por la proteína DMT1 . Además de Fe2+, esta proteína puede transportar zinc, manganeso, cobalto, cadmio, cobre, níquel y plomo 171. DMT1, conocida también como NRAMP1 (natural resistance associated macrophage protein-1), es una glicoproteína altamente conservada con 12 dominios transmembrana. La síntesis de DMT1 y de DCYTB es fuertemente inducida por la deficiencia de hierro, a través de los elementos respondedores al hierro (IRE = iron responsive element) de sus respectivos ARNm175,176,177. El factor inducible por la hipoxia (HIF = hypoxia inducible factor), por la vía de HIF2α, activa la expresión de DCYTB y DMT1 en el duodeno para aumentar la absorción de hierro. El mecanismo de absorción del hierro hemínico permanece aún poco conocido. Se ha identificado una proteína de la membrana apical de la célula del epitelio intestinal, denominada proteína transportadora de hemo(Heme 75 Carrier Protein 1, HCP1) como posible transportador del hierro hemo167,1787, pero luego se demostró que la función principal de esta proteína es transportar folato. Se sabe que el complejo hierro-protoporfirina ingresa al enterocito en forma directa, y en su interior el hemo es escindida enzimáticamente por la Hemoxigenasa(HO). Luego, el hierro así liberado ingresa a una vía común con el hierro no hemínico. El descubrimiento de proteínas exportadoras del grupo hemo, como FLVCR (feline leukemia virus subgroup C receptor), plantea la posibilidad del pasaje de hemo intacto del enterocito hacia el plasma. Una vez dentro del enterocito, el hierro puede almacenarse en forma de gránulos de ferritina (como Fe3+ ) que se eliminan por descamación, o bien ser exportado a la circulación por la acción combinada de una reductasa denominada hepaestina (Hp) y una proteína transportadora de la membrana basolateral denominada ferroportina (FPN) que se encuentra en todas las células que deben exportar hierro, incluyendo la mucosa duodenal, los macrófagos esplénicos y hepáticos, y las células placentarias 179 . El hierro ferroso debe ser oxidado a férrico, mediante la ceruloplasmina, y así se une a la transferrina (Tf), la cual distribuye el metal por todo el cuerpo para su utilización y almacenamiento173 . La síntesis de la Tf es fundamentalmente hepática, y la cuantía de ésta es inversamente proporcional a la concentración de la ferritina intracelular de los hepatocitos; por tanto, cuando ésta se halla disminuida se produce un aumento de su síntesis. El gen que la codifica se sitúa en el cromosoma 3, cerca del correspondiente al receptor de la transferrina. La molécula sintetizada originalmente tiene de 19 a 20 aminoácidos más; antes de pasar a la circulación sufre una proteólisis, y posteriormente la glicosilación. Existen unas Tf específicas en las gónadas, el sistema nervioso central, y el lúmen intestinal que transportan el hierro en estos compartimientos. Existe una forma de reserva de la transferrina en el retículo endoplasmático y el aparato de Golgi de los hepatocitos. Este pool libera la proteína cuando se estimula su síntesis mediante un sangrado Tiene una semivida de 8 días . 76 La transferrina transporta el hierro procedente bien de la absorción intestinal, del catabolismo de la hemoglobina (por parte del Sistema Mononuclear Fagocítico), o de los depósitos tisulares, hacia su posterior cesión a los reticulocitos y los eritroblastos para la síntesis de la hemoglobina (o a otras células para la síntesis de otras moléculas que contienen este catión),o bien para su cesión a depósitos (mayormente hepáticos). La transferrina tiene también un papel protector ya que su unión 2.7.2.1.1. Regulación de la absorción intestinal del hierro La absorción intestinal del hierro está regulada de cuatro maneras diferentes, y con una independencia mutua. a) En primer lugar, la absorción está influida por la cantidad del hierro ingerida recientemente; el enterocito se vuelve resistente a absorber el hierro después de haberlo hecho durante días. b) En segundo lugar, y por lo que se refiere al hierro inorgánico, la absorción se modifica dependiendo de las reservas del organismo; el mecanismo en este caso es el descrito anteriormente, en el que los enterocitos de las criptas actúan de sensor de las reservas y modulan el comportamiento de los enterocitos de los ápex de las vellosidades. La absorción del hierro inorgánico puede duplicarse o triplicarse; en caso de unas reservas adecuadas la absorción se reduce mucho. En el caso del hierro orgánico la absorción se produce siempre, adaptándose menos a las reservas . c) En tercer lugar, el grado de la eritropoyesis determina la absorción, y lo hace en mayor cuantía que el anterior factor: a mayor eritropoyesis, mayor absorción. No obstante, no en todas las enfermedades con una eritropoyesis aumentada existe una alta absorción intestinal: algunas enfermedades comolas talasemias, las anemias diseritropoyéticas congénitas, y las anemias sideroblásticas conllevan una destrucción celular dentro de la médula ósea, por lo que la eritropoyesis se califica de ineficaz; por lo contrario, en las anemias 77 hemolíticas autoinmunes y la esferocitosis hereditaria, en que la destrucción se produce lejos de la médula ósea, no hay un aumento de la absorción intestinal. Este hecho parece indicar que el factor que provoca el aumento de la absorción se produce en las células más inmaduras de la línea eritropoyética. d) Por fin, en cuarto lugar la hipoxia aumenta la absorción intestinal, aunque se desconoce el mecanismo que logra esteefecto . 2.7.2.2. Distribución y utilización del hierro Una vez absorbido y oxidado, el hierro pasa al sistema portal y luego al sistémico. Cuando alcanza la circulación, el hierro unido a la transferrina es transportado a sitios de uso y almacenamiento . Dado que cada molécula de transferrina puede fijar dos átomos de hierro, en condiciones fisiológicas normales solo se ocupa un 30-40% de la capacidad de unión de la transferrina (índice de saturación de transferrina, IST); así, la cantidad de hierro unido a transferrina es alrededor de 3-4 mg, pero se trata del pool dinámico más importante del hierro, al ser la transferrina su única proteína transportadora en el plasma. La proteína que permanece insaturada (apoTf 70%) actúa como buffer ante la posibilidad de que hierro absorbido o liberado en cantidad quedase en estado libre y resultase tóxico para el organismo. Cuando la capacidad de saturación de la Tf es superada, puede aparecer en el plasma hierro no unido a Tf (NTBI = non-transferrin-bound serum iron)180. Esta fracción de hierro es biológicamente tóxica y dentro de la misma se encuentra el hierro plasmático lábil (LPI= labile plasma iron), que es el de mayor toxicidad. NTBI penetra en las células independientemente del RTf, así lo hace en hígado, corazón y otros órganos por difusión pasiva o por un transportador no conocido aun181. El Fe libre tiene una actividad redox ilimitada, capaz de generar especies reactivas del oxígeno en una cantidad tal que supere la capacidad del organismo para procesarlo. Estos radicales libres, como Hidroxilo (HO.), atacan macromoléculas y promueven la peroxidación de lípidos de membrana. 78 También las estructuras intracelulares son susceptibles a la peroxidación dependiente de hierro. En las células con sobrecarga de este metal los lisosomas se vuelven frágiles y pueden liberar su contenido de proteasas, causando aún mayor daño y en última instancia llevando a la muerte celular. Este proceso conduce al severo daño observado en hígado, corazón, articulaciones, páncreas, gónadas, etc. de los pacientes con desórdenes por sobrecarga de hierro182. El Fe unido a la transferrina entra en las células diana - principalmente las células eritroides, pero también células del sistema inmune (linfocitos, macrófagos) y hepáticas - a través de un proceso altamente específico de endocitosis mediada por receptor. La transferrina diférrica se une al receptor de transferrina 1 (RTf1), localizado en la membrana celular. Cada RTf1 puede unir a dos moléculas de transferrina, y tiene más afinidad por la Tf-diférrica que por la monoférrica. En el eritroblasto, la síntesis de RTf y ferritina están reguladas de manera inversa mediante las proteínas reguladoras del hierro 1 y 2 (IRP1, IRP2) que actúan sobre los elementos de respuesta del hierro (IRE) presentes en sus ARNm. De este modo, cuando se necesita aumentar la captación de hierro por el eritroblasto, aumenta la producción de RTf y disminuye la de ferritina, y viceversa. Se ha comprobado también que, durante la eritropoyesis, la eritropoyetina (EPO) activa la IRP-1, lo que induce una hiperexpresión de RTf por los progenitores eritroides. 79 2.7.2.3. Almacenamiento y reciclaje del hierro A los 120 días de su entrada en circulación, los eritrocitos senescentes son inexorablemente fagocitados por los macrófagos del bazo, hígado o médula ósea, donde la hemooxigenasa cataboliza el grupo heme y libera Fe2+. Una parte importante de este hierro quedará almacenado en el macrófago en forma de ferritina, sobre todo, y hemosiderina, mientras que la otra atraviesa la membrana del macrófago por medio de la ferroportina-1, se oxida a Fe3+ por la ceruloplasmina y se incorpora a la transferrina (Figura 6). Esta vía de reciclaje del Fe es indispensable, ya que los requerimientos diarios de la eritropoyesis son de unos 20-30 mg de Fe, mientras que la absorción intestinal del mismo es, como hemos visto, tan sólo de 1-2 mg/día. Vemos, pues, que la vía interna del recambio del Fe es un flujo unidireccional de la transferrina del plasma a los hematíes, de aquí al macrófago y regreso a la transferrina y que, aunque la cantidad de Fe unido a transferrina es muy pequeña, como se ha mencionado, ésta representa el pool dinámico más importante del metabolismo férrico. Al contrario de lo que ocurre con los macrófagos y los enterocitos, las células parenquimatosas, especialmente hepáticas y musculares, funcionan primordialmente como células aceptoras delos excedentes de Fe. Además, mientras que el almacenamiento de Fe en los macrófagos se considera inocuo, el exceso de hierro en las células parenquimatosas produce un daño peroxidativo, que puede desembocar en disfunción orgánica. 2.7.2.4. Regulación del metabolismo del hierro La regulación de los niveles de Fe, como se mencionó anteriormente es muy sutil. Una particularidad del Fe es que a diferencia de los demás nutrientes la capacidad del organismo para excretarlo es muy limitada y no está sujeta a ninguna regulación , por lo que el exceso del Fe no puede eliminarse, por lo tanto la sobrecarga del mismo sólo puede ser evitada mediante una delicada 80 regulación de la absorción intestinal y del reciclaje que realizan los macrófagos151. Han sido propuestos cuatro mecanismos reguladores, no totalmente dilucidados, para explicar la homeostasis del hierro. El primero es el bloqueo mucosal, en el cual según la carga del hierro dietético el propio enterocito modula su absorción; un segundo mecanismo dependiente de los depósitos de hierro; el tercero llevado a cabo por la eritropoyetina e independiente de los niveles de hierro; y el cuarto protagonizado por la hepcidina, considerada actualmente como la principal hormona reguladora del metabolismo del hierro, ya que establece el enlace entre los depósitos y la absorción. Además, la hepcidina forma también parte del sistema inmune innato y posee actividad antimicrobiana. 2.7.2.4.1. Hepcidina La Hepcidina ( Hepc) es un péptido de origen hepático descrita por primera vez como LEAP-1 (liver- expresed antimicrobial peptide 1) en 2000 183 y un año más tarde se correlacionó en el metabolismo del hierro junto a otros genes y proteínas, ya como hepcidina (Hepc)184. La proteína antimicrobiana hepática, hepc, péptido implicado en el control de la absorción intestinal del hierro, fue así denominada en 2001 al aislarse en orina humana un péptido sintetizado por el hígado (hep-), con propiedades antimicrobianas(antifúngica y antibacteriana) in vitro (-cidin)185. Esta pequeña proteína se conoce también como HAMP (hepcidin antimicrobial peptide; OMIM 606464)186. Gracias a la Espectrometría de Masa, este péptido pudo ser caracterizado como un polipéptido de 25 aminoácidos (Hpc-25) cuya estructura espacial, lo define como una lámina plegada ß, con 8 residuos de cisteína cuyos brazos están unidos por 4 puentes disulfuro187. La Figura 8 muestra una representación de la molécula de Hepc activa. 81 Fig. 8. Secuencia aminoacídica y modelo de estructura de la hepcidina. La secuencia aminoacídica se representa por el código de una letra, en rojo se destacan las cisteínas. Los extremos amino- y carboxi-terminales se representan como N y C, respectivamente. El patrón de puentes disulfuro se representa en la secuencia aminoacídica 188 mediante llaves . La Hepc es una hormona peptídica producida principalmente en el hepatocito y que al igual que otras hormonas peptídicas, es sintetizada inicialmente como un péptido de mayor peso molecular, la pre-prohepcidina de 84 aminoácidos que luego es transformada en prohepcidina de 60 aminoácidos y finalmente en su forma activa hormonal de 25 aminoácidos. La región N-terminal de la prohormona es la que está involucrada en su función reguladora, por lo que la pérdida de aminoácidos asociada con su transformación de pre-prohepcidina a prohepcidina y finalmente a hepcidina, proviene del extremo carboxilo terminal. Estas transformaciones se producen en los organelos de los hepatocitos (retículo endoplasmático y trans-golgi) durante la síntesis y distribución de la hepcidina. La enzima que se encarga de estas transformaciones es una preproteína convertasa especial conocida como furina y que se sintetiza al mismo tiempo que se sintetiza la hepcidina. Inhibidores de esta enzima como la α-1 antitripsina afectan la conversión intracelular de pre-prohepcidina a prohepcidina, así como la transformación de la prohepcidina a su forma activa en el plasma. La eliminación de los 5 últimos aminoácidos de la región N terminal resulta en la pérdida de su función189,190,191. Inicialmente se pensaba que la Hepc era sintetizada exclusivamente en el hígado, sin embargo investigaciones posteriores han demostrado que el gen de 82 la Hepc (HAMP) también se expresa en tejidos extrahepáticos. Kulaksiz y colaboradores (2005)192 demostraron que la Hepc también está presente en las células apicales de los túbulos del riñón de humanos, ratas y ratones, y postularon que esta hormona puede tener una función a nivel del riñón y del tracto urinario. Luego, Schwarz y colaboradores (2012)193 evaluaron la expresión y localización de la Hepc gástrica en ratones y reportaron que la hepcidina se encuentra de manera abundante en el fondo y en el cuerpo del estómago y que tanto la IL- 6 como la infección por H. pylori sobreestimulan su expresión. Estos mismos autores observaron que en humanos la expresión de la Hepc gástrica aumentó durante la infección por H. pylori y se normalizó después de una exitosa erradicación y concluyeron que la hepcidina es un producto de las células parietales, que son las mismas que regulan la acidez gástrica y que se han asociado con el desarrollo de la úlcera gástrica bajo condiciones de estrés. Más recientemente, se ha publicado que la Hepc se produce en astrocitos y microglías en el cerebro194, posiblemente en la glándula mamaria195, así como en macrófagos y adipocitos196. Sin embargo, la producción hepática es la más importante y sirve para satisfacer las necesidades de esta hormona tanto en el hígado como para enviarla a otras células blanco197, como son los enterocitos duodenales, el propio hígado y los macrófagos del tejido retículo endotelial, encargados de la eritrofagocitosis y reutilización del hierro de los eritrocitos senescentes . 2.7.2.4.1.1. Mecanismo de acción de la Hepc como reguladora de la homeostasis del hierro. Actualmente, se acepta que, en la célula intestinal, el transportador basolateral, FPN-1 , sería el principal punto de regulación de la absorción del Fe en respuesta a los requerimientos sistémicos, mientras que la regulación del transporte apical, encargado del aporte de Fe 2+ a los componentes del transporte basolateral, serviría de mecanismo de seguridad. La Hepc presenta como la causa principal de esta regulación. 83 se La hepcidina, se considera el mayor regulador negativo de la absorción del Fe de la dieta y de la salida del Fe celular. Ejerce esta función reguladora contrarrestando la función de la ferroportina localizada en la membrana de los macrófagos, hepatocitos y enterocitos. La identificación del mecanismo mediante el cual la hepcidina regula el metabolismo del hierro se atribuye a los trabajos de Nemeth y colaboradores (2004)198 realizados en tejidos celulares.Estos trabajos señalaron que la hepcidina impedía la salida de hierro de la célula, debido a que esta hormona se unía al único exportador del hierro celular, FPN . La FPN es un péptido complejo, que se une fuertemente a la membrana celular por mediode unos 912 dominios transmembrana y que funciona como un monómero o un dímero. Este péptido es esencial en eucariotes, para lograr el transporte de hierro entre células y tejidos. Se han aislado tres tipos diferentes de ferroportina, pero en mamíferos el único presente es el tipo FPN-1199. Este transportador se localiza en la superficie basolateral de los enterocitos del duodeno, las células de Kupffer del hígado, y los macrófagos del bazo y la médula ósea, así como en el tejido placentario197, y su función es exportar el hierro del interior de las células hacia la circulación. Con esto, la ferroportina permite que tanto el hierro proveniente de la dieta(enterocito) como el almacenado o reciclado dentro del organismo (hígado y macrófagos) esté disponible para las distintas funciones corporales que lo requieran. La inactivación del gen de la ferroportina impide la salida del hierro del interior de las células y conduce a una acumulación del hierro dentro de las células de Kupffer y de los macrófagos del bazo y a una deficiencia sistémica del mismo200. La hepcidina se une a la ferroportina en uno de sus residuos de cisteína, que está ubicado en la posición C326 de su estructura primaria. Esta unión entre FPN-1 y la hepc, estimula la unión de la quinasa citoplasmática Jak-2 al complejo y la fosforilación de dos tirosinas adyacentes, presentes en el lazo intracelular de la molécula de FPN-1. 84 El complejo [FPN-1- Hepcidina] ya fosforilado, estimula la formación de una vesícula por invaginación de la membrana celular que lo encapsula y que ingresa (internaliza) en la célula. En esta forma, llega al lumen de los cuerpos multivesiculares y eventualmente el complejo se ubiquitiniza y se degrada por la acción de enzimas lisosomales199. Con esto, la hepc reduce la concentración de FPN-1 en la membrana celular y en consecuencia, la capacidad de la célula para exportar hierro. Sin embargo, si la hepcidina aumenta o disminuye fuera de lo normal, se producen cambios patológicos en la homeostasis del hierro. Así, una hiperhepcidinemia, al ocasionar una excesiva degradación de FPN-1, disminuye la absorción de hierro en el duodeno, restringe su salida de los macrófagos, y reduce el hierro sérico. Con esto, baja la disponibilidad del hierro para la síntesis de hemoglobina, produciéndose deficiencia de hierro y anemias. En contraste, una deficiencia de hepcidina aumenta la expresión de FPN-1 sobre la membrana celular, con lo que se produce un aumento en la absorción, así como en la salida del hierro de los macrófagos. De esta manera se excede la capacidad de la transferrina para transportar hierro, con aparición de hierro no unido a la transferrina que es captado por el hígado y otros tejidos, produciendo morbilidades por exceso de hierro, como las observadas en los pacientes con hemocromatosis. De acuerdo con el modelo más aceptado en la actualidad (figura 9), la producción hepática de HEPC estaría regulada por el grado de saturación de la Tf y el nivel de los TfR 1 y 2 en el ámbito hepático, de modo que cuando la relación Tf-diférrica/TfR aumenta, se induce la expresión de Hepc, que actúa inhibiendo la actividad de la ferroportina 1 y, por tanto, el transporte basolateral de hierro. Este hecho tendría 2 consecuencias: a) la inhibición de la adquisición de hierro por la Tf plasmática, y b) el aumento de la concentración de hierro en el enterocito que, a su vez, conduciría a una inhibición del transporte apical. 85 Figura 9.Regulación de la absorción intestinal de hierro por la hepcidina en condiciones fisiológicas.. Fe: hierro; Tf: transferrina; TfR: receptor de la transferrina 201 2.7.2.4.1.2. Hepcidina e inflamación. La inflamación tiene un efecto muy potente sobre la homeostasis del hierro. En presencia de inflamación, disminuye la absorción intestinal de hierro, hay un secuestramiento del mismo por el hígado y los macrófagos, y como consecuencia de esto, se produce una disminución del hierro circulante que cursa con depósitos de hierro normales o elevados y que eventualmente termina en la anemia de las enfermedades crónicas, tales como enfermedades crónicas del riñón, infecciones prolongadas, diabetes, trauma severo, artritis reumatoidea, enfermedad de Chron y otras enfermedades inflamatorias del aparato gastrointestinal, cáncer, etc. En general, patologías asociadas con un estímulo crónico del sistema inmune. Actualmente, es ampliamente aceptado que la anemia asociada con las enfermedades crónicas es el resultado de una estimulación de la 86 producción de hepcidina202,203. Esto se debe a que el promotor del gen de la hepc (HAMP) no sólo posee elementos de respuesta a oligómeros SMAD (sensibles al hierro)sino también a dímeros STAT (sensibles a la inflamación)196,201. Experimentos en cultivos de células hepáticas humanas han mostrado que la IL-6, así como otras interleucinas inflamatorias y los lipopolisacáridos presentes en las membranas bacterianas, inducen la expresión de hepc. Por otra parte, en voluntarios humanos los niveles de hepc urinaria se incrementaron hasta 7 veces pocas horas después de una infusión de lipopolisacáridos o de IL-6204, señalando que la hepc funciona como un reactante de fase aguda. Esto, está de acuerdo con las primeras observaciones relacionadas con este péptido al que se le asignó una función antimicrobiana. Así, antes de conocer su función reguladora del metabolismo del hierro, a la hepcidina se le conocía como LEAP-1. En relación con esto, la visión actual es que la hepcidina funciona como una defensina que ejerce su actividad antimicrobiana mediante deprivación de hierro, que es un elemento crítico para la proliferación bacteriana191. Esto se sustenta en hallazgos que datan delos años 70 y que indican que las infecciones se vuelven más severas en condiciones de hiperferremia, la suplementación con hierro en condiciones de infección aumenta la severidad dela infección y comprometen la vida del paciente 205. Durante la infección y trauma el organismo tiene mecanismos para secuestrar el hierro en los depósitos y reducir el hierro sérico, disminuyendo así su disponibilidad para los microorganismos invasores . Este efecto es mediado por un aumento en la síntesis de hepcidina y sus niveles circulantes. El efecto estimulante de la IL-6, así como el de otras citoquinas como IL-1, IL2, IL-7, IL-12, IL-17, IL-23 o mediadores de inflamación como LPS, oncostatina, turpentina, etc. sobre la hepcidina es transcripcional y dependiente de la vía de señalización STAT3. Estos agentes inflamatorios se unen a sus receptores de membrana y producen la fosforilación de los activadores de transcripción STAT3. Esta 87 fosforilación esta mediada por la kinasaJanus, JAK2. La actividad JAK2/STAT3 promueve la dimerización de los activadores STAT3 y su migración al núcleo celular, donde actúan como factores de transcripción nucleares, que tienen afinidad por la sección del DNA donde se ubica el gen promotor de la transcripción de la hepcidina (HAMP) para producir hepcidina 196,197,202,204.. Es importante indicar que aunque el efecto de la IL-6 ha sido el más estudiado, el efecto estimulante de los LPS en la producción de hepc se ha detectado incluso en animales genéticamente modificados para anular la producción de esta Il. También hay que señalar que la estimulación de la producción de hepc por la vía inflamatoria recién descrita requiere de un sistema BMP/SMAD intacto, ya que en animales en que este sistema está alterado, no se produce el aumento en la producción de hepc asociado con la inflamación 206. 2.7.2.4.1.2. Hepcidina y Obesidad La Hepc es producida principalmente por el hígado, pero se ha demostrado una mayor expresión en el tejido adiposo de obesos, lo que demuestra una mayor asociación entre Fe plasmático y adiposidad en niños y adolescentes 207, hombres y mujeres adultos208 y mujeres postmenopáusicas209. El tejido adiposo es un órgano endocrino activo, secretor de numerosas hormonas y citoquinas proinflamatorias que contribuyen al desarrollo de la inflamación asociada210. En pacientes obesos la infiltración de macrófagos211 induce la producción de una serie de adipoquinas que están vinculadas a la respuesta inflamatoria, incluyendo, TNF-α, IL-1β, IL-6, IL-8 e IL-10212. Este antecedente parece explicar el rol de la Hepc como modulador entre la inflamación de la obesidad y la ATC. Adicionalmente, el tejido adiposo, especialmente visceral, provoca hipoxia adipocitaria, que resulta en una inflamación crónica producto de las diferencias en la tensión de oxígeno que producen una marcada diferencia en la expresión de citoquinas inflamatorias que finalmente pueden aumentar la expresión de Hepc y desempeñar un papel en la asociación entre la obesidad y el bajo nivel de Fe213. 88 La relación entre obesidad e inflamación es apoyada por la presencia de obesidad con elevados niveles plasmáticos de muchas proteínas de fase aguda, como ferritina sérica y proteína C reactiva. La síntesis de ferritina, está regulada por IL-6 y TNF-α, insulina, factor de crecimiento insulínico (IGF-1) y hormonas tiroideas214. Por lo tanto, la obesidad está asociada a un aumento de las reservas de Fe215, implicando una acumulación excesiva de Fe en los tejidos del cuerpo, especialmente en el hígado, que promueven la generación de especies reactivas del oxígeno y daño tisular216. En relación a esto, se ha propuesto un síndrome de sobrecarga de Fe en pacientes con incremento de ferritina sérica y saturación de transferrina normal, donde la gran mayoría de estos pacientes tiene sobrepeso, hiperlipidemia, hipertensión arterial o un metabolismo anormal de la glucosa. Se ha observado que los niveles de ferritina sérica se correlacionan positivamente con la glucosa e insulina sérica en ayunas y negativamente con la sensibilidad a la insulina y en consecuencia, hay evidencia de que la hiperferritinemia observada en la obesidad debe ser interpretada en el contexto del síndrome de resistencia a la insulina (RI). La inflamación crónica de bajo grado, característico de la obesidad, puede contribuir al desarrollo de RI, intolerancia a la glucosa y DM2 217. La insulina provoca una estimulación rápida de la absorción de Fe en adipocitos y hepatocitos218 y el Fe interfiere con la acción de la insulina en el hígado, contribuyendo a la RI a través de mecanismos relacionados tanto con la capacidad de sensibilización como la secreción de insulina 219. Además, la insulina posiblemente activa el HIF- 1α, que potenciaría los efectos inflamatorios del tejido adiposo220. La acumulación de tejido adiposo intraabdominal es, al menos en parte, responsable del desarrollo del síndrome metabólico, ya que el exceso de grasa abdominal está involucrado en la fisiopatología de la RI, mientras que su evaluación clínica, la circunferencia de cintura, es uno de los criterios que definen el síndrome metabólico221. En relación a esto, existe una asociación positiva entre el síndrome metabólico y niveles elevados de ferritina sérica222. 89 Entre las adipoquinas secretadas por el tejido adiposo, la leptina y la adiponectina cobran gran importancia desde el punto de vista metabólico. La leptina, adipoquina proinflamatoria223, puede operar por un mecanismo de señalización intracelular similar a la IL-6224. Estudios in vitro demostraron que la leptina regularía la expresión hepática de Hepc, sugiriendo que el aumento de esta adipoquina en sangre podría contribuir a los desórdenes del metabolismo de Fe 225. En niños obesos se ha mostrado que el aumento de la producción de Hepc está mediado por la leptina226. Por otro lado, la adiponectina es una adipoquina antiinflamatoria con efectos metabólicos contrapuestos a la leptina227. Estudios recientes han demostrado que el tejido adiposo de ratones ob/ob, que presentan una mutación en el gen de la leptina, es más hipóxico en relación al tejido adiposo de ratones delgados, observando además una asociación entre hipoxia e incremento en la expresión de genes inflamatorios y disminución de la expresión de la adiponectina en el tejido adiposo228. Figura 10229. 229 Figura 10 . Patogenia de la AEC asociada a obesidad y sus comorbilidades como fenómeno multifactorial en el que intervienen diversos mecanismos donde la inflamación crónica. 90 2.7.2.5. Anemia ferropénica en el paciente renal El déficit de hierro es la causa de anemia en el 15%-36% de los casos. Los mecanismos más f93recuentes de ferropenia son las pérdidas sanguíneas a nivel gastrointestinal, en los dializadores y líneas de diálisis, así como las extracciones para análisis y la malabsorción intestinal de hierro relacionada con la ingesta de bloqueantes H2, inhibidores de la bomba de protones y quelantes de fosfatos230,las restricciones dietéticas prescritas y/o la menor apetencia por alimentos ricos en hierro en estos pacientes, o el aumento de los niveles de hepcidina, que bloquean la absorción intestinal de hierro , la disminución de la liberación de hierro desde los depósitos tisulares por el aumento de los niveles de hepcidina en la ERC, oel aumento de la utilización de hierro durante el tratamiento con agentes estimuladores de la eritropoyesis AEE. En condiciones normales, los requerimientos diarios de hierro son similares a las pérdidas y constituyen aproximadamente 1 mg/día. En pacientes en hemodiálisis estos requerimientos son muy variables, oscilando entre 35-40 mg/semana administrados por vía iv. Los pacientes con ERC , especialmente aquellos que están en programa de diálisis, tienen alterado la absorción intestinal del hierro de la dieta, de hecho la administración de Fe oral no fue mejor que el placebo y era menos eficiente que la administración de Fe IV en conseguir mejorar la anemia, prevenir el déficit de Fe o disminuir la dosis de AEE 231 . Además, muchos pacientes con IRC reciben tratamiento con AEE los cuales deplecionan el pool circulante de Fe al incrementar la eritropoyesis y provocan un déficit absoluto de Fe. El objetivo de determinar la disponibilidad del hierro en el organismo es identificar qué pacientes pueden requerir una suplementación del mismo. Esta deficiencia puede ser, tanto un déficit en depósitos de hierro, como una deficiencia funcional, es decir, los depósitos de hierro pueden parecer adecuados, pero podría existir una falta de hierro disponible para garantizar una adecuada eritropoyesis en la médula ósea. La ferritina sérica es clásicamente el parámetro más utilizado para valorar el estado del hierro. Sin 91 embargo, la coexistencia de inflamación o infección puede dar lugar a una mala interpretación. Por lo tanto, un solo parámetro no se considera útil para conocer el estado del hierro en el organismo. En pacientes sin ERC, los niveles normales de ferritina se consideran por encima de 20 mcg/l, para aquellos con ERC el nivel mínimo es de 100 mcg/l. Actualmente, el parámetro que mejor se correlaciona con la disponibilidad del hierro es el índice de saturación de la transferrina (IST). Un IST <20% sugiere déficit de hierro disponible. Por otro lado el paciente renal tiene per se un estatus inflamatorio crónico, al que además pueden añadirse otras causas: diálisis, enfermedades autoinmunitarias causantes de su nefropatía, presencia de neoplasias e infecciones, y situaciones de rechazo inmunológico agudo o crónico232. Esta situación inflamatoria implica una activación del sistema monocito-macrófago que a través de la producción de diferentes interleucinas (IL) bloquea a diferentes niveles la producción de hematíes. Parece que la IL-1b y el factor de necrosis tumoral a actuarían directamente sobre el riñón produciendo un déficit de EPO, y también sobre la médula ósea, inhibiendo la producción de hematíes. En el hígado, la activación de hepc a través de la IL-6 y el lipopolisacárido puede producir una alteración en el metabolismo y la disponibilidad de hierro, que afectaría la producción hemática a nivel central. Desde un punto de vista experimental se está investigando sobre los fármacos antihepcidina para el tratamiento de la anemia. La hepcidina facilita la internalización celular de ferroportina, secuestrando así el hierro en el sistema reticuloendotelial. Estos nuevos fármacos de momento han probado su eficacia en modelos animales. En un futuro próximo podrían ser de ayuda en el tratamiento de la anemia del paciente renal crónico. 2.7.2.6. Evaluación del metabolismo del hierro No existe un método de referencia claro para detectar la ferropenia 233. El diagnóstico definitivo de la evaluación de las reservas férricas más ampliamente utilizado es el examen microscópico del aspirado medular. No 92 obstante, es una aproximación y puede resultar equívoco cuando las reservas férricas están distribuidas de una forma anómala entre los tejidos parenquimatoso y retículo-endotelial ; además, los métodos de la extracción son costosos, entrañan unas dificultades técnicas con posibles daños yatrogénicos, y generan un rechazo por parte del paciente. Por ello, se ha optado por el uso de varias magnitudes a la vez ; de esta manera se soslaya la falta de sensibilidad y especificidad diagnósticas. 2.7.2.6.1. Ferritina La ferritina es la principal proteína de almacenamiento de hierro. Su presencia en plasma es consecuencia de su excreción por parte de las células productoras, siendo sus concentraciones normales de 15 – 300 ng/ mL. La determinación de ferritina plasmática es un test universalmente disponible y bien estandarizado. En ausencia de inflamación, es el test que mejor se correlaciona con los depósitos de Fe (1 ng/mL = 8 mg de Fe). Sin embargo, al ser una proteína de fase aguda, sus niveles aumentan en inflamación aguda o crónica, neoplasias, hepatopatías; situaciones es que su determinación pierde significado diagnóstico. Sus niveles también aumentan con la edad. Una Ferritina <30 ng/mL define DH con una sensibilidad del 92%, y una especificidad de 98%234,235. Debido a su carácter de reactante de fase aguda, la concurrencia de una ferropenia con una enfermedad inflamatoria, aguda o crónica restan sensibilidad a esta magnitud en cuanto a marcador de la ferropenia. En este sentido puede correlacionarse con la concentración plasmática de los reactantes de la fase aguda y la actividad de la enfermedad. En presencia de inflamación, una Ferritina de 50- 100 ng/mL es sugestiva de deficiencia de Fe (<200 ng/mL en pacientes en diálisis). No obstante, los niveles de Ferritina no son útiles para predecir la respuesta a AEEs en anemia asociada al cáncer. Finalmente, recordar que una Ferritina>500 ng/mL en ausencia de inflamación sugiere sobrecarga de Fe. 93 2.7.2.6.2 Transferrina La concentración plasmática de la transferrina se encuentra elevada en la ferropenia, en el embarazo y el tratamiento con los anticonceptivos orales, ya que los estrógenos aumentan su síntesis (este hecho deberá dar cautela a la hora de interpretar resultados de las mujeres en la edad fértil dada la alta prevalencia del estado de la ferropenia en este grupo y el notable uso que se hace de esta medicación). Se halla disminuida en el déficit congénito de esta proteína, enfermedad muy rara, en cualquier inflamación crónica o neoplasia, en infecciones; en estados de catabolismo o pérdida proteica, como la malnutrición y el síndrome nefrótico; en los estados en que el organismo tiene una presión oncótica elevada como el mieloma múltiple o las enfermedades hepatocelulares, y en los estados de la sobrecarga férrica. 2.7.2.5.3. Índice de Saturación de la Transferrina Es el cociente entre el hierro sérico y la capacidad total de unión de hierro a la transferrina (TIBC, total iron binding capacity) y sus valores normales oscilan entre el 20% y el 50%. Al ser la transferrina la principal proteína transportadora de hierro en plasma, mide el compartimento de transporte de Fe (Fe disponible para la eritropoyesis). Es asimismo un test universalmente disponible y bien estandarizado, aunque presenta el inconveniente de estar influenciado por la alta variabilidad en el hierro sérico y la transferrina (proteína de fase aguda negativa). Un IST <16% sugiere deficiencia de Fe (absoluta o funcional); en presencia de inflamación, se aconseja subir el nivel de corte IST <20%. Para el diagnóstico de DFH se recomienda de determinación conjunta de ferritina, % HRC o CHr. Por otra parte, un IST >50% sugiere sobrecarga de Fe. Recordar que la determinación del IST carece de toda utilidad en los primeros días tras la administración de Fe intravenoso (Niveles de IST falsamente elevados). 94 2.7.2.7. Diagnóstico del déficit de Fe en la ERC no en diálisis Las diferentes guías clínicas internacionales en Nefrología (KDIGO, ERBP, KDOQI) han discutido sobre los potenciales marcadores útiles para el diagnóstico del déficit de hierro e indicación suplementación en esta población. La reciente guía internacional KDIGO (Kidney Disease Improving Global Outcomes) aconseja la medición de los niveles de ferritina y el índice de saturación de la transferrina (IST) para evaluar el estatus férrico en esta población236. La primera sería un marcador de los depósitos de hierro en el organismo, mientras la segunda indicaría el hierro disponible para la eritropoyesis. Sin embargo, la ferritina es un reactante de fase aguda, y por tanto puede estar aumentada en situaciones de inflamación crónica, como la ERC (especialmente en las fases más avanzadas); mientras que el IST está muy influenciado por la fluctuación diaria de los niveles de hierro, y la transferrina se ve modificada por el estatus nutricional del paciente. Otra limitación de ambos parámetros es que no estiman adecuadamente los depósitos de hierro del organismo o que sean buenos predictores de la respuesta de los pacientes a la ferroterapia. Por otro lado, la depleción de hierro es frecuente en la médula ósea de pacientes con ERC, incluso en pacientes con niveles de ferritina o IST normales237,238. Además, el valor predictivo de los niveles de ferritina o IST o de la respuesta a la ferroterapia, para predecir la depleción de hierro en la médula ósea en la ERC son limitados239. De hecho, pocos estudios han analizado la relación entre parámetros férricos y la anemia en la ERC. Por ello, se han propuesto otros marcadores para evaluar el estatus férrico en esta población, como el contenido de hemoglobina reticulocitaria, el porcentaje de hematíes hipocromos, o el receptor soluble de transferrina, entre otros. Así, las guías europeas (ERBP), recomiendan considerar también las dos primeras para evaluar el estatus funcional de hierro131,240. Sin embargo, estos marcadores también tienen sus limitaciones. Así, el porcentaje de hematíes hipocromos puede verse afectado por la inflamación, el receptor soluble de transferrina aumenta en pacientes tratados con AEE, o la concentración de 95 hemoglobina reticulocitaria no es un buen predictor de la respuesta a la ferroterapia en pacientes con ERC no en diálisis. Dada su no disponibilidad generalizada, limitaciones propias y/o costos, escasos estudios sobre su sensibilidad y especificidad en esta población, su uso es limitado actualmente. Por todo ello, a pesar de sus inconvenientes, y en ausencia de parámetros alternativos que hayan demostrado su superioridad, sean de fácil aplicación y coste-efectivos; la ferritina y el IST siguen siendo los parámetros de rutina para evaluar el déficit de hierro y guiar la suplementación con hierro en esta población. Las guías europea (ERBP)131 y americana KDIGO (Kidney Disease Improving Global Outcome)236 consideran dos estados de ferropenia: 1) un déficit absoluto de hierro en la ERC no en diálisis cuando los niveles de ferritina son < 100 ng/ml y el IST < 30%. Además del déficit absoluto de hierro, también se ha descrito la existencia de 2) un déficit funcional de hierro en esta población. Este se caracteriza por unos niveles de ferritina normales o altos, pero una saturación de transferrina baja ≤ 30%. Ello traduciría la presencia de unos depósitos tisulares de hierro adecuados, definidos por criterios convencionales, pero una disminución de la capacidad de movilización de este hierro desde los depósitos con la suficiente rapidez para compensar la demanda de la médula ósea para producir hematíes 2.7.2.8. Consecuencias de la anemia en la ERC Las posibles complicaciones asociadas a la anemia en pacientes con ERC incluyen la reducción de la utilización de oxígeno, el aumento del gasto cardíaco y la hipertrofia ventricular izquierda241. La anemia es responsable en gran parte de la morbilidad y del empeoramiento de la calidad de vida de los pacientes con ERC. Entre los síntomas asociados se encuentran: disminución de las capacidades cognitivas, reducción de la libido, falta de apetito, dificultad respiratoria, mareo, reducción de la respuesta inmune, falta de energía, alteraciones del sueño y disminución en la tolerancia al ejercicio242. 96 Diversos estudios han puesto de manifiesto una mayor prevalencia de anemia en pacientes diabéticos con deterioro renal que en los no diabéticos243,244,245. Se ha visto que existe una mayor progresión de la enfermedad renal en pacientes con anemia debida a ERC en diabéticos, que en el mismo tipo de pacientes sin diabetes. Además, la anemia desarrollada en pacientes diabéticos es más grave que la de los no diabéticos. 97 DIABETES E IRC 98 2.8 Diabetes e insuficiencia renal crónica La diabetes mellitus (DM) es una de las enfermedades con mayor prevalencia y repercusión sociosanitaria, no sólo por su elevada frecuencia, sino también por el impacto de las complicaciones crónicas de la enfermedad o el papel que desempeña como factor de riesgo de la patología cardiovascular. La enfermedad renal crónica (ERC) y la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) son enfermedades crónicas muy prevalentes que representan un importante problema de salud pública, generan un gran consumo de recursos y requieren para su abordaje una adecuada coordinación de los diversos profesionales implicados en su atención246,10 . La Diabetes mellitus está incrementando su incidencia y prevalencia de forma creciente en los últimos años. Wild y cols247 en una estimación efectuada en 2004 respecto al número global de pacientes diabéticos en el mundo, calculaban que pueden llegar a 366 millones de personas en el año 2025, sobre todo a expensas de la DM2 y ya se hablaba de la DM como una auténtica epidemia. Además las previsiones en el futuro no son nada optimista y en mayo de 2008, The Lancet dedicó un numero entero a la DM 248 que explicaba en su editorial que el número de pacientes con DM1 se duplicaría en los siguientes 15 años, que el número de adultos diabéticos podía estimarse en aquel momento en 246 millones y que la DM suponía el 6% de la mortalidad global, el 50% de ella de origen cardiovascular. Igualmente, se explicaba que individuos de origen angloasiatico emigrados a Europa presentaban antes la DM, que la incidencia de DM1 estimada en Finlandia para el año 2010 ya se había constatado en el año 2000, que 22 millones de niños en todo el orbe presentaban en ese momento DM2, la llamada diabetes moody , y que la DM gestacional se presentaba en un 5% de las gestantes. En otras palabras, en 2008 se informaba de que estábamos asistiendo a una escaladaen el riesgo de DM. Las repercusiones de la DM sobre la salud de la población se basan en una elevada prevalencia, que implica un coste socioeconomico alto por la aparición 99 a lo largo del tiempo de numerosas complicaciones micro- y macrovasculares conforme avanza la historia natural de la enfermedad. Todo ello acarreara una tremenda comorbilidad que desembocara en tasas de mortalidad muy elevadas en dicha población. Estudios recientes han estimado que la prevalencia de la población con DM tipo 1 puede calcularse alrededor del 0,3% de la población total, pero la de DM2 es mucho más alta, próxima a dos millones de personas. Un estudio transversal de base poblacional muy reciente, el Estudio [email protected], en el que han participado 5.072 pacientes seleccionados de forma aleatorizada en 100 centros de toda España, con una probabilidad en base al tamaño proporcional en todas las CC. AA., ha mostrado que un 30% de la población estudiada padece algún tipo de trastorno del metabolismo hidrocarbonado y que la prevalencia de DM ajustada por edad y sexo es del 13,8%; además, de ellos, cerca del 50% padece DM no diagnosticada. La distribución de la DM por Comunidades Autónomas no es uniforme, variando con datos ajustados, desde un 2,8 en La Rioja y un 3,4% en Asturias hasta un 7,3% en Andalucía y un 8,1% en Canarias6. En Extremadura, el estudio HERMEX250 ha encontrado una prevalencia total del 12,7% en población entre 25-79 años, correspondiéndose el 9,6% con DM diagnosticada y el 3,1% con DM desconocida, cifra esta última inferior a la en estudios previos y que podría sugerir que en los últimos años se ha avanzado en el diagnóstico de diabetes. Por sexos, la prevalencia de diabetes diagnosticada fue similar en mujeres y hombres; sin embargo la prevalencia de DM desconocida fue superior en 1,8 puntos porcentuales entre los varones. ( Fig. 11). 100 Fig. 11. Prevalencia de DM en Extremadura. Estudio HERMEX. Fuente: Estudio HERMEX La mortalidad del diabético es muy elevada en nuestro país, tanto en varones como en mujeres. Datos del Instituto Nacional de Estadistica 251 sitúan esa mortalidad en 9.987 fallecidos en el año 2014, pero sin duda es mayor si se añaden los casos de fallecimiento incluidos en mortalidad cardiovascular, cerebrovascular o muerte súbita, dentro de los cuales sin duda hay un elevado número de diabéticos. Con todo ello, el coste global del paciente diabético se ha incrementado en los últimos años. En Estados Unidos se estimó que el gasto atribuible a la diabetes en 1997 fue de 77 billones de dólares 252. En España, el gasto ocasionado por la atención sanitaria en el tratamiento de los pacientes con DM2 ascendió en 1998 a 1.957.715.098,28 euros, para una población de 1,5 millones de diabéticos, lo que representa un coste por paciente y año de 1.305,15 euros. Hay que destacar que sólo el 29% del gasto de la diabetes estuvo relacionado con el control de la enfermedad, y que la mayor parte se relaciona con el tratamiento de las complicaciones. Mata et al. 253 lo han estimado en 2.132 euros por paciente y ano cuando existen complicaciones micro- y macrovasculares . Más recientemente, en el estudio SECCAID254 el coste directo total anual de la DM ascendió a 5.809 millones de euros, que 101 representó el 8,2% del gasto sanitario total. Los costes farmacológicos fueron la categoría con mayor peso sobre el coste directo total (38%), seguido por los costes hospitalarios (33%). El coste farmacológico fue de 2.232 millones de euros, donde los fármacos antidiabéticos aportaron 861 millones de euros (15%). Las tiras reactivas de automonitorización de glucemia capilar contribuyeron en 118 millones de euros (2%). El coste total de complicaciones en general fue de 2.143 millones de euros. 2.8 .1 Nefropatía diabética La nefropatía diabética es hoy día una preocupación para la salud pública de los países desarrollados255. En Estados Unidos representa casi la mitad de los casos de insuficiencia renal crónica terminal (IRCT) que inician tratamiento renal sustitutivo256,257,258 y en varios países europeos, entre los que se incluye España259, es la causa más frecuente de IRCT, probablemente desde principios de los años noventa260. La diabetes es un importante factor de riesgo modificable para el desarrollo de ERC. Entre el 25-40% de los pacientes diabéticos presentarán algún grado de nefropatía a lo largo de su evolución, prevalencia que dependerá de numerosos factores implicados en su patogenia (genéticos, grado de control de la glucemia, manejo adecuado o no de la presión arterial, dislipemia, tabaquismo, aparición de micro albuminuria o progresión hacia proteinuria), lo que marcara la evolución hacia la nefropatía establecida 261. Según estos datos, en España existirían cerca de 2 millones de personas con diabetes y diversos grados de afectación renal. Estudios realizados en diferentes países han encontrado que, en población con DM2, la prevalencia de microalbuminuria (la manifestación más precoz de nefropatía diabética) y de proteinuria es del 27-43 % y del 7-10 %, respectivamente262,263. Aunque hasta fechas recientes se ha considerado que la nefropatía se desarrolla con mayor frecuencia en la DM1, dado que la prevalencia de la DM2 102 es 10 a 15 veces superior, el resultado es que el 90% de los pacientes diabéticos que inician programas de diálisis son pacientes con DM2. En estudios realizados en grandes poblaciones, la incidencia acumulativa de nefropatía aumenta a lo largo de los años. A los 30 años, el 44% de los pacientes con DM2 presentaron nefropatía, mientras que en aquellos con DM1 el porcentaje es del 20,2%262,264. La presencia de albuminuria en pacientes con DM2 es un factor predictivo de insuficiencia renal crónica, siendo la duración media desde el inicio de la proteinuria hasta la insuficiencia renal terminal de 7 años265 . El riesgo de aparición de insuficiencia renal se multiplica por 25 en el diabético con respecto a la población no diabética . La aparición de ERC estadio 5 se incrementa de forma significativa a partir de los dos o tres años del inicio de la proteinuria264. En España, un 22 % de los pacientes con DM2 presentan una disminución del filtrado glomerular (FG) por debajo de 60 ml/min/1,73 m 2 266 . En nuestro país, los pacientes con diabetes y ERC tienen más edad y presentan una mayor morbilidad cardiovascular (dislipemia, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca o enfermedad vascular periférica) que la población no diabética con ERC261 , así como una mayor mortalidad, que en el 49 % de los casos es de causa cardiovascular (datos no publicados correspondientes al estudio MERENA de la S.E.N.). 2.8.1.1. Historia natural y evolución de la ERC en la nefropatía diabética La historia natural de la nefropatía diabética (ND) se entiende como un camino progresivo desde las alteraciones funcionales renales hasta la insuficiencia renal terminal, atravesando estadios intermedios marcados por la aparición de microalbuminuria y proteinuria. La presencia de hiperglucemia crónica es el hecho determinante en la etiopatogenia y la fisiopatología de la ND. A pesar de ello, todavía se conoce completamente los mecanismos íntimos responsables del desarrollo de la 103 lesión renal por la hiperglucemia, aunque si sabemos que existen diversos procesos que participan en la patogénesis de la ND desde las fases iniciales, con cambios funcionales y estructurales tempranos que posteriormente conducirán a modificaciones hemodinámicas y a la estimulación de procesos de proliferación e hipertrofia celulares, hasta el establecimiento definitivo de las alteraciones renales que caracterizan los estadios avanzados de la ND. (Tabla 18). Tabla 18. Vías metabólicas involucradas en los mecanismos lesivos a nivel renal en la DM Vía enzimática del sorbitol . Aldolasa reductasa, sorbitol deshidrogenasa, fructosa, diacilglicerol Proteína quinasa C . Proteina quinasa C, fosfolipasa A2 Productos avanzados de la glucosilación . Glioxal, metilglioxal, 3-desoxiglucosona, hidroximidazolona, pentosidina Estrés oxidativo . NADPH oxidasa, peróxido de hidrógeno, anión superóxido, superóxido dismutasa Factores de crecimiento . Factor de crecimiento transformante-β, factorndotelio vascular, factor de crecimiento del tejido conectivo Sistema renina-angiotensina-aldosterona . Angiotensina II, receptores AT1, receptores AT2, aldosterona Inflamación . Monocitos y macrógfagos, factores quimiotácticos, moléculas de adhesión, citoquinas: IL-6, IL-18, FNT-α. El curso evolutivo de la ND puede dividirse en cinco estadios267: 2.8.1.1.1. Estadio 1. Hipertrofia renal-hiperperfiltracion. Un porcentaje significativo de los pacientes presenta, tras un corto periodo evolutivo, y en algunos casos desde el momento del diagnóstico, un aumento 104 del tamaño renal y del FG, factor este último que se ha demostrado como un predictor independiente del desarrollo futuro de micro- y macroalbuminuria268. El aumento del flujo plasmático renal, determinado por diversos factores como la hiperglucemia per se , factores hormonales inductores de vasodilatación renal, cuerpos cetónicos, etc., es un elemento clave en esta situación de hiperfiltracion 2.8.1.1.2. Estadio 2. Lesión renal sin evidencia clínica de enfermedad. Histológicamente es posible observar un aumento del grosor de la membrana basal glomerular y un incremento del volumen mesangial. Se ha señalado la presencia de diversos patrones histológicos en casos de DM2, incluidos la ausencia de lesiones, lesiones mínimas tanto a nivel glomerular como túbulointersticial, ligera esclerosis mesangial y arteriopatía hialina, o las lesiones típicas de glomerulopatía diabetica269. En esta fase la excreción urinaria de albúmina (EUA) es normal, aunque en relación con el ejercicio físico o un mal control metabólico puede observarse microalbuminuria intermitente. 2.8.1.1.3. Estadio 3. Nefropatía diabética incipiente. El hecho más importante y característico de esta etapa es la aparición de microalbuminuria, el primer signo clínico de la ND, que establece la presencia de ND en fase incipiente270. En este estadio se constatan en la mayoría de los pacientes cambios histológicos específicos, hipertrofia renal e hiperfiltracion, aunque es posible observar una reducción del FG a valores normales. Esta etapa se desarrolla generalmente después de 5-10 años de evolución de la DM1, mientras que en la DM2 la microalbuminuria puede estar presente desde el diagnóstico de la enfermedad. La tasa anual de aparición de microalbuminuria es de un 2-3% aproximadamente, con una incidencia acumulativa de un 50% en la evolución de la enfermedad. Desde un punto de vista clínico, suele iniciarse la elevación de la tensión arterial, que en los casos de DM2 suele ser una situación establecida, 105 2.8.1.1.4. Estadio 4. Nefropatía diabética establecida Esta etapa define la ND propiamente dicha, que viene determinada por la presencia de proteinuria (excreción urinaria de proteínas superior a 500 mg/24 horas) o macroalbuminuria (EUA superior a 300 mg/día o cociente albumina/creatinina urinaria mayor de 300 mg/g), que en ocasiones puede ser de rango nefrótico271. Se estima que entre un tercio y la mitad de los pacientes con microalbuminuria progresaran a una situación de nefropatía establecida. Este porcentaje es de aproximadamente un 20% en los casos de DM2, mientras que en los pacientes con DM tipo 1 llega hasta el 80%. Desde un punto de vista clínico, se constata hipertensión arterial en las tres cuartas partes de los casos y existe retinopatía en grado variable. En este estadio comienza el descenso del filtrado glomerular, cuya perdida se estima en aproximadamente 1 ml/min/mes en la evolución espontanea de esta complicación 2.8.2. Anemia en la nefropatía diabética La prevalencia de anemia en pacientes diabéticos es mayor que en la población general, independientemente de la función renal 272. Se estima que está presente en el 15-32% de los pacientes diabéticos273. A medida que avanza la nefropatía, disminuye la producción de eritropoyetina por las células intersticiales renales, dando lugar a la anemia de la insuficiencia renal. Aunque se conoce que la anemia es frecuente en pacientes con IRC, el impacto de la diabetes en la prevalencias de la anemia en la IRC no esta bien establecido. En el estudio conducido por Licveccchi et al274 se compararon tres grupos de pacientes: diabéticos sin IRC ( n:75), diabéticos con IRC ( n: 106) y pacientes no diabéticos con IRC (100). Los investigadores encontraron que aunque la anemia era más frecuente en pacientes con IRC y diabetes ( 70,5%) también afectaba al 16% de individuos sin IRC ni diabetes. En pacientes con 106 IRC estadio 4 y 5, la prevalencia de la anemia fue significativamente mayor en aquellos con diabetes. En pacientes con función renal conservada pudiera estar mediada por un estado de resistencia relativo a la producción de eritropoyetina275. En pacientes con nefropatía diabética la anemia se desarrolla más precozmente y es más grave que en otras causas de nefropatía276. La principal causa es el déficit de producción de eritropoyetina y, en menor grado, una disminución de la vida media de los hematíes, así como una menor respuesta a dicha hormona. Pueden influir otros factores, como los IECA o los ARA II, el déficit férrico y la administración de antiagregantes y anticoagulantes277.En los pacientes diabéticos tipo 1 con nefropatía incipiente, se ha descrito la presencia de anemia relacionada a la presencia de neuropatía autonómica severa, sugiriendo que la denervación eferente simpática renal secundaria a la neuropatía autonómica, en presencia de daño en las células productoras de Epo de la corteza renal ( fibroblastos) , podría ser la causa ya que influye en la respuesta a la hipoxia278,279. Al déficit relativo de Epo, se une con frecuencia una inflamación sistémica asociada con enfermedad microvascular que conduce a la producción de mediadores inflamatorios, tales como interleuquinas y factor de necrosis tisular que bloquean los efectos de la eritropoyetinas sobre los precursores eritroides de la médula ósea280. Así mismo el deficiente control de la diabetes y la frecuente presencia en los pacientes diabéticos de los otros factores anteriormente enunciados facilitan la presencia de anemia (perdidas hemáticas crónicas y desnutrición asociadas a gastroparesia, infecciones e inflamación asociadas a escaras, etc.). 2.8.3. Anemia y Riesgo cardiovascular La anemia ha sido correlacionada con la presencia de hipertrofia ventricular izquierda e insuficiencia cardiaca (al inicio de la diálisis o en el primer año de tratamiento)280. También se correlacionó con los síntomas de ángor. La 107 hipertensión arterial y la hipertrofia ventricular izquierda son los principales riesgos de mortalidad. La hipertrofia ventricular izquierda producida por la anemia sostenida es excéntrica, en contraste con la hipertrofia ventricular izquierda concéntrica producida por la hipertensión arterial. La presencia de hipertrofia ventricular es un importantes predictor de morbilidad y mortalidad entre los pacientes sometidos a diálisis. Esta hipertrofia ventricular es más probable en pacientes con IRC y hematocrito inferior a 33%, aumentando el riesgo de mortalidad en 2,9 veces. Varios estudios han demostrado la disminución de la masa ventricular izquierda en relación con el tratamiento de la anemia. Estos estudios muestran que el tratamiento precoz de la anemia en fases asintomáticos de la enfermedad cardiaca, o previo al desarrollo de cambios estructurales irreversibles, podría ser especialmente beneficioso en pacientes con IRC. En cuanto a los beneficios del tratamiento de la anemia en la IRC, debe subrayarse que existe abundante evidencia de que la calidad de vida, morbilidad cardiovascular, capacidad de ejercicio, función inmune, endocrina y sexual mejoran, tanto en pacientes en prediálisis como en pacientes dializados, cuando la hemoglobina aumenta a valores mayores de 10-11 g/dl. También disminuyen las tasas de hospitalización en estos pacientes. Dado que mucha de la mortalidad precoz (en los primeros 90 días) de la hemodiálisis es de causa cardiovascular y, por lo tanto, producida por eventos que sucedieron previamente al comienzo del tratamiento sustitutivo de la función renal, es importante la corrección de los factores implicados en el periodo de seguimiento previo. Entre estos factores, ya mencionamos la importancia de la anemia en la producción de hipertrofia ventricular izquierda y la posibilidad de su reversión con el tratamiento de la misma. 2.8.4. Manejo de la Anemia La anemia, dejada sin tratamiento, puede afectar negativamente a las funciones cardiaca y cognitiva, así como a la calidad de vida. La presencia de anemia se asocia de forma independiente a un incremento de la mortalidad en 108 los enfermos con IRC. Queda por dilucidar si la corrección de la anemia se asocia a una disminución en la mortalidad, y desconocemos exactamente cual debería ser el momento del inicio y el nivel objetivo de corrección de la anemia en estos pacientes. Varios estudios recientemente publicados (estudios CREATE 281 y CHOIR282, fundamentalmente), comparando una corrección parcial de la anemia con la casi normalización de la Hb, no demostraron una mejoría de la mortalidad, e incluso registraron un incremento en las complicaciones cardiovasculares, al intentar normalizar el nivel de la hemoglobina en los pacientes con IRC en estadio 3 y 4. En los pacientes sometidos a hemodiálisis, el intento de normalización de la hemoglobina se asocia con un incremento en la mortalidad y de otras complicaciones, posiblemente en relación con la hemoconcentración durante la hemodiálisis. Está por definir, sin embargo, si estos hallazgos son aplicables a todos los pacientes con IRC y la relación de los diferentes niveles de Hb con la calidad de vida de estos pacientes. El estudio TREAT ayudará, sin duda, a aclarar estas cuestiones. 2.8.5. Papel del Fe en la diabetes mellitus tipo 2. El hierro (Fe) es un nutriente esencial en el ser humano y tanto los estados de deficiencia o exceso de Fe resultan en enfermedad. El Fe es un cofactor de varias enzimas envueltas en reacciones oxido reducción debido a su habilidad de existir en dos formas iónicas: en su forma ferrosa (Fe+2) y/o férrica (Fe+3). Esta característica hace que el Fe sea potencialmente peligroso en exceso, ya que puede inducir la producción de especies reactivas al oxígeno (ROS), que aumentan la toxicidad celular y el daño oxidativo de componentes celulares tales como proteínas, lípidos y ADN. Recientemente, en sujetos portadores de hemocromatosis hereditaria se ha demostrado que existe una relación entre el aumento de las reservas de Fe, en forma de ferritina y el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2 (DM2) 283. Esta enfermedad se asocia por un aumento de las reservas de Fe en tejido hepático y en otros tejidos como corazón, páncreas y cerebro. Por otro lado, estudios 109 longitudinales han mostrado que sujetos con DM2 tienen mayores niveles circulantes de ferritina que individuos no diabéticos284, correlacionándose, además, estos niveles con los niveles de insulina y glucosa circulantes 285, hipertensión, dislipidemias y obesidad286. Los mecanismos reguladores de la absorción de Fe tienen como objetivo prevenir un exceso del mineral en la circulación disminuyendo así la posibilidad de formar especies reactivas al oxígeno (ROS) Es probable que el estrés oxidativo crónico catalizado por Fe en el hígado, músculo y tejido adiposo cause una respuesta inflamatoria e insulino resistencia en estos tejidos. Cabe destacar, que la inflamación puede afectar el metabolismo del Fe, es así como altos niveles de interleuquina- 6 (IL-6) e IL-1β aumentan la síntesis de ferritina y de la hormona Hepcidina, provocando redistribución del Fe corporal287. No obstante en una revisión reciente288 que relacionaba relación entre niveles séricos de hepcidina y diabetes mellitus tipo 2 los resultados no fueron concluyentes y afirman que los datos actuales son poco consistente para implicar a la hepcidina en la etiopatogenia de la diabetes mellitus tipo 2. La sobrecarga de Fe en el músculo resulta en un cambio significativo en el metabolismo de la glucosa, induciendo la disminución de su captación y oxidación, aumentando la oxidación de ácidos grasos, todo combinado con un aumento de la síntesis de glucosa en el hígado, debido a que éste órgano pierde la capacidad de extracción de insulina289. Como consecuencia, ocurre un progresivo aumento de la glucosa circulante y de la insulina circulante, aumentando el riesgo de generar glucotoxicidad. Por otra parte, el aumento de glucosa circulante produce un cambio conformacional en la transferrina, glicosilando la proteína, lo que provoca la disminución de la afinidad de esta proteína con el Fe, permitiendo que aumente la concentración de Fe libre y por lo tanto, con una capacidad redox aumentada290. 110 En el tejido adiposo el exceso de Fe provoca un aumento en la lipólisis, lo que induce al incremento de ácidos grasos libres circulantes constituyéndose en un factor de riesgo cardiovascular y para el desarrollo de resistencia a la insulina a través de la lipotoxicidad, pero además el Fe provoca alteración en la captación de glucosa inducida por insulina en el adipocito, probablemente estos efectos son secundarios al estrés oxidativo provocado por el Fe, en especial la lipoperoxidación y la activación de vías como la JNK, quinasa que provoca la fosforilación en serina del receptor de insulina291. En el páncreas, el Fe produce disfunción de la célula β a través de varios mecanismos, todos relacionados con el estrés oxidativo y con la inducción de apoptosis de la célula pancreática. En condiciones de hiperglicemia la mitocondria aumenta la generación de anión superóxido, que en presencia de Fe2+ produce el aumento de radicales hidroxilos: Si estos no son rápidamente eliminados, lo que en el páncreas es limitado debido a su disminuida capacidad antioxidante, provocan la fragmentación del DNA, la peroxidación lipídica y la activación de vías pro-apoptóticas. La glucolipotoxicidad es la principal vía de disfunción de las células ß, el exceso de glucosa tiene distintos orígenes, en primer lugar la pérdida de respuesta a la insulina del hígado lo que provoca una continua salida de glucosa de éste órgano, por otra parte, la disminución de entrada de la glucosa al músculo y al tejido adiposo. El aumento de glucosa en el páncreas en conjunto con depósitos aumentados de Fe en éste órgano conduce en una primera etapa a la alteración de la expresión de genes como el de la insulina y si el estímulo continua en el tiempo ocurre la activación de vías apoptóticas como la vía de la JNK y AMPK que aumentan el estrés del retículo endoplasmático induciendo la apoptosis de la célula ß292. 111 3.OBJETIVOS 112 3.1 Interés del proyecto Aunque el déficit de producción de eritropoyetina (EPO) es una causa fundamental de la patogenia de la anemia de la insuficiencia renal, este no es el único factor patogénico. La definición de otros factores tiene un importante potencial terapéutico. Entre ellos destaca los trastornos del metabolismo del hierro como bien señalan las guías KDIGO (Kidney Disease Improving Global Outcomes). El metabolismo del Fe se ve influenciado por diversos factores relacionados como es la ingesta, la absorción, las pérdidas a diversos niveles y particularmente la presencia de inflamación. Otro factor que se ha señalado en los últimos años es la relación entre la resistencia a la insulina –el mecanismo fundamental para la aparición de diabetes mellitus tipo 2- y alteraciones del metabolismo del hierro. Esto adquiere una importancia extrema si tenemos en cuenta que la diabetes mellitus tipo II es la principal causa de entrada en tratamiento renal sustitutivo en España y en todos los países desarrollados. Este estudio aporta varios elementos novedosos respecto a estudios previos: 1. La mayor parte de los estudios publicados anteriormente se han realizado en enfermos con insuficiencia renal avanzada, frecuentemente después del inicio de tratamiento renal sustitutivo. 2. En general, los estudios en pacientes diabéticos con insuficiencia renal se han centrado en el déficit de producción de eritropoyetina más que en los otros factores asociados. 3. En todos los estudios previos la definición de insuficiencia renal se ha realizado con un marcador potencialmente equivoco como es la 113 creatinina o en el mejor de los casos con mediciones derivadas de este como es el aclaramiento de creatinina o el filtrado glomerular estimado. En este sentido la medición de cistatina C presenta importantes ventajas. 4. La cistatina C tiene una ventaja importante asociada y es su utilidad bien demostrada como marcador inflamatorio y su buena correlación con la mortalidad general y de origen cardiovascular. 3.2 ANTECEDENTES Y DESARROLLO ACTUAL DEL TEMA La ferropenia debida a las pérdidas de sangre es una causa conocida de anemia en los pacientes en hemodiálisis293. Sin embargo, el número de estudios en pacientes con IRC que no han llegado a hemodiálisis es escaso. El análisis del NHANES (National Health and Nutrition Examination Survey) comprobó la relación entre los valores de ferritina y el índice de saturación de trasferrina (IST) con la disminución de la hemoglobina en pacientes con IRC 129. Sin embargo, debido al efecto del estado inflamatorio y las comorbilidades asociadas a la IRC no es infrecuente encontrar pacientes con niveles de ferritina elevados a pesar de tener IST bajo294. Esto adquiere mayor importancia si se tiene en cuenta que los niveles de ferritina elevados se asocian a mayor mortalidad y morbilidad en hemodialsis295. En los pacientes con síndrome metabólico, como los diabéticos tipo 2, se ha demostrado un incremento de los niveles de ferritina y de hepcidina, la hormona clave regulatoria del metabolismo del Fe. Por el otro lado, la hepcidina puede incrementar la resistencia a la insulina y contribuir a las complicaciones cardiovasculares del síndrome metabólico296. De hecho, se ha correlacionado el exceso de Fe con la presencia de calcificaciones vasculares297. Aún más, parece que la insulina podría regular también el metabolismo de la hepcidina298. En este sentido, se ha demostrado que mientras la ferropenia es más frecuente en los pacientes obesos, estos suelen tener los depósitos de ferritina más elevados299. 114 La cistatina C muestra una buena correlación con el FG (medido por estándares de máxima fiabilidad), similar o incluso superior a la de la creatinina en un metaanálisis de los estudios realizados104. Una de las ventajas de esta molécula sobre la tradicional medición de creatinina plasmática es su mayor sensibilidad para detectar leves disminuciones del FG, particularmente en pacientes con masa muscular disminuida300,105. Se han propuesto varias ecuaciones para estimar el FG mediante la cistatina C plasmática 106. En los últimos años se han publicado diversos estudios que sugieren una relación, al menos como factor predictivo, de la cistatina C con el riesgo cardiovascular en el anciano. Por ejemplo, en el Cardiovascular Health Study se comprobó que la cistatina C se correlacionaba con el riesgo de muerte por cualquier causa. No ocurría lo mismo con la creatinina plasmática que sólo mostraba correlación en los valores más altos y el FG estimado apenas mejoraba a la creatinina plasmática. Por tanto, la cistatina parece un marcador de mortalidad cardiovascular que la creatinina plasmática o sus derivados102,121,122,123. 3.3 OBJETIVOS A pesar de que la anemia es una complicación frecuente de los pacientes con IRC existen muy escasos datos publicados sobre la prevalencia de este trastorno España en pacientes que no han llegado a necesitar hemodiálisis. Por otra parte se ha sugerido que la diabetes mellitus y la resistencia a la insulina puede afectar al metabolismo del hierro. Nuestro propósito es estudiar un grupo de pacientes con y sin insuficiencia renal, diabéticos o no, estudiados en consulta y diagnosticados de IRC por los valores de cistatina C. En todos los casos se determinará creatinina, cistatina C, Fe, transferrina e índice de saturación de transferrina (IST), así como microalbuminuria en orina de 24h. El filtrado glomerular se calculará mediante la formulas MDRD-4 y Hoek. Se considerará IST normal >30%. La ferritina se considerará baja por debajo de 30 ng/ml y elevada por encima de 100 ng/ml. Se definirá como bloqueo de depósitos la presencia de IST bajo combinado con ferritina elevada. 115 3.4 OBJETIVOS CONCRETOS 1. Valorar la incidencia de anemia en pacientes con insuficiencia renal definida por medición de cistatina C. 2. Comprobar la prevalencia de alteraciones ferrocinéticas en la aparición de anemia. 3. Evaluar la influencia de la diabetes mellitus sobre la patogenia de la anemia ferropénica en la insuficiencia renal. 116 4.DISEÑO Y MÉTODOS 117 4.1 Diseño del estudio Estudio prospectivo, transversal, observacional de pacientes atendidos de forma consecutiva en consultas externas de medicina interna y nefrología entre septiembre de 2014 a Marzo de 2015. Se incluyeron 580 pacientes adultos. Entre Abril y Julio de 2015 se realizó el estudio informático. Antes de la admisión del paciente al presente estudio, se solicitó un consentimiento informado de acuerdo con las norma ICH (International Conference of Hormonización) y GPC ( Good Clinical Practice), donde se detalló la naturaleza y objetivo del estudio. Anexo 1 y 2. 4.2. Aspectos éticos El protocolo de estudio de este trabajo fue aprobado por la Comisión de Ética e Investigación Clínica del Hospital Regional Universitario de Badajoz con fecha de 6 de Octubre de 2014 y por la comisión de Bioética y Bioseguridad de la Universidad de Extremadura con fecha 27 de Octubre de 2014. La participación en el estudio dependió del consentimiento informado de los pacientes. A lo largo del estudio se mantuvo la confidencialidad de los datos personales y médicos de los pacientes, de acuerdo con la L.O.15/1999. Al tratarse de un estudio observacional, en el supuesto de haberse detectado cualquier problema de salud no conocido con anterioridad se informaba al médico que realiza habitualmente el seguimiento del paciente, mediante informe redactado, con el objetivo de tomar las decisiones terapéuticas o preventivas más oportunas. 4.3. Selección de pacientes Se definió el diagnóstico de la ERC según las normas K/DIGO 12: presencia durante al menos TRES MESES de: FGe inferior a 60ml/min/1,73m 2, o lesión renal (definida por la presencia de anormalidades estructurales o funcionales del riñón que pueden provocar potencialmente un descenso del FG. Las guías 118 K/DOQI8 y la norma K/DIGO12 dividen a su vez a la ERC en 5 estadios: Estadio 1: FG ≥ 90 ml/ min; Estadio 2: FG 60-89 ml/min; Estadio 3A: FG 45-59 ml/min; Estadio 3B: 30-44 ml/min; Estadio 4: FG 15-29 ml/min; Estadio 5: TFG < 15 ml/min y Estadio 5D: Diálisis. Los estadios 3-5 constituyen lo que se conoce habitualmente como insuficiencia renal. Estas alteraciones deben confirmarse al menos durante 3 meses y entonces se habla de insuficiencia renal crónica (IRC). La población objeto del estudio eran pacientes adultos con ERCy FGe inferior a 60 ml/min/1,73 m2 que no estuvieran en diálisis. Criterios de inclusión: - Pacientes con edad igual o superior a 18 años. - Pacientes que otorgaran su consentimiento informado por escrito para participar en el estudio. Criterios de exclusión - Pacientes en cuya historia clínica no se disponía de una determinación de hemoglobina reciente (1 semana previo a la inclusión). - Cualquier situación o estado del paciente que, a juicio del investigador, desaconsejase su participación en el estudio. 4.4. Estudios realizados Los datos se recogieron mediante un cuaderno de recogida de datos electrónico (e-CRD) específicamente desarrollado para el estudio. Se recopilaron datos demográficos y antropométrica de los pacientes: edad, género, peso (Kg), talla ( cm), IMC (peso(kg) / talla(m2) , estadio de la ERC. Definimos a un paciente como diabético301 cuando presentaba una HbA1c (≥ 6,5%), glucemia basal en ayunas (GB) (≥ 126 mg/dl) o glucemia a las 2 horas de una prueba de tolerancia oral a la glucosa con 75 gr de glucosa (SOG) 119 (≥ 200 mg/dl). Todas ellas repetidas en dos ocasiones, salvo cuando existan signos inequívocos de DM2 en cuyo caso una glucemia al azar de ≥ 200 mg/dl, es suficiente. Para la definición de sobrepeso y obesidad hemos seguido los criterios de la SEEDO302: Rango normal (IMC = 18,5-24,99), Sobrepeso grado I (IMC = 25,027,0), Sobrepeso grado II (IMC = 27.0-29,99), y Obesidad (IMC ≥30,0). Las determinaciones analíticas fueron realizadas una semana antes de que los pacientes acudieran a sus consultas programadas. Se determinó en sangre venosa basal con la metodología rutinaria del Hospital Regional Universitario de Badajoz: hemograma, creatinina y cistatina C séricas, aclaramiento de creatinina de 24 horas, proteinuria de 24 horas, Fe, ferritina, transferrina e IST. En orina, se hizo a todos los pacientes un sistemático urinario y una determinación de proteínas y albúmina en orina de 24 horas. Se definió la normoalbuminuria, microalbuminuria y macroalbuminuria cuando los valores de albúmina en orina de 24 horas eran menores de 30 mg, entre 30-300 mg o superiores a 300 mg respectivamente ( equivalen a las categorías A1, A2 y A3 de las guías KDIGO 201212. La cistatina C se determinó por PENIA (particle enhanced nephelometric immunoassay) (N latex Cys-C, Dade BehringInc, Deerfield, IL, USA) en un nefelómetro BN-II (Siemens Health Care Diagnostics, Inc.) con un rango de la técnica de 0,195 a 7,330 mg/l, siendo el rango de referencia para individuos sanos entre 0,53 y 1,07 mg/l. El FG fue estimado por los niveles de creatinina, el aclaramiento de creatinina basado en la recolección de orina de 24 horas y las ecuaciones de MDRD-4 IDMS92 y determinaciones séricas de cistatina C y fórmula de Hoek111. El aclaramiento de creatinina se determinó en orina recogida de 24 horas 303: 120 CCr: Creatinina en orina (mg/dl) X Volumen de orina de 24 horas (ml/min)/ Creatinina sérica (mg/dl) MDRD-4 IDMS92: TFG = 175 x (creatinina/88,4)–1,154 x (edad)–0,203 x (0,742 si es mujer) Se utilizó la fórmula MDRD- IDMS en el momento del estudio transversal por su simplicidad (no precisa disponer del peso del paciente ni tener que recoger una orina de 24 horas) y por ser la fórmula que recomendaba nuestro hospital para conocer el filtrado glomerular. Hoek: FG111 = –4,32 + 80,35 x 1/ cistatina C Se realizó el test de Kolmogorov-Smirnov a las variables analizadas ( si el nivel de significación es menor de 0.005 las distribución del parámetro analizado no es normal) apreciándose que únicamente la transferrina, el IST y la Hb seguían una distribución normal. (Tabla 19). Tabla 19. Resultados del test de Kolmogorov-Smirnov para las variables analizadas Fe 0.003 Ferritina <0.001 Transferrina 0.153 Índice de saturación de transferrina 0.158 Hemoglobina 0.567 Volumen corpuscular medio 0.040 Hemoglobina corpuscular media <0.001 Concentración de hemoglobina corpuscular media <0.001 Amplitud de distribución eritrocitaria <0.001 Proteinuria <0.001 Albuminuria <0.001 Solamente la transferrina, el IST y la transferrina siguen una distribución normal. 121 4.5. Estudio estadístico Se definió anemia como unos niveles de hemoglobina < 13,0 g/dl en varones y < 12 g/dl en mujeres5. Se definió ferropenia como unos niveles de ferritina < 100 ng/ml y/o IST < 30 %5. Se definió como bloqueo o resistencia de depósitos a la presencia de IST bajo combinado con ferritina elevada. El estudio estadístico de los datos se realizó utilizando el programa informático SPSS 21.0. Los valores de frecuencia se han expresado como porcentaje (intervalo de confianza al 95% [IC95%]) y se han comparado mediante la prueba de Chi cuadrado. Las variables continuas se expresan como media ± desviación estándar cuando la distribución era normal según la prueba de KolmogorovSmirnov. La comparación en este caso se hizo mediante prueba de “t” de Student o de análisis de la varianza (ANOVA) dependiendo del número de grupos a comparar. Las variables continuas se expresan como mediana ± rango intercuartílico cuando la distribución no era normal. La comparación en este caso se hizo mediante prueba de Wilcoxon o la “u” de MannWhitney dependiendo del número de grupos a comparar. Las correlaciones se han comparado por la prueba de Spearman si la distribución era normal o por la prueba de Rho de Spearman si no lo era. Se ha calculado la razón de los productos cruzados u odds ratio (OR) de haber presentado al menos una complicación cardiovascular en los pacientes en el último cuartil de la distribución de la cistatina C frente a la población en los otros cuartiles. Se ha mantenido el término inglés por ser más corto y no existir un consenso sobre su traducción al español lo cual podría inducir a errores en la lectura de los resultados. La significación se valoró mediante la prueba de Mantel-Haenszel. 122 4.6. Característica de la muestra Se reclutaron un total de 580 personas con una edad media de edad de 64,6 ± 10,3 años, con un predominio de varones 358 (61,72%) sobre mujeres (n: 222; 38,28%). El 42,58% (n: 247) eran diabéticos. Las características de los pacientes incluidos en cada grupo están expuestas en la tabla 20. Tabla 20. Características de los pacientes incluidos en el estudio Edad No diabéticos 64,0 ± 9,6 Diabéticos 65,3 ± 11,2 Sexo (H/M) n 195/138 333 163/84 247 Total El IMC medio 580 de los pacientes estudiados fue de 30,4±5,4, siendo en diabéticos de 31,4 ± 5,6 y en los no diabéticos de 29,7 ± 5,1; la diferencia no fue significativa (p = 0.099) El valor medio de perímetro de cintura delos pacientes estudiados fue de: 103,5 ± 13,8 cm, siendo en diabéticos de 105,3 ± 14,1 cm y de 101,7 ± 13,2 cm en los no diabéticos. La diferencia es significativa: p < 0,001 prueba de “t” de Student. El grado de obesidad según IMC y de obesidad abdominal según perímetro de cintura viene reflejado en la tabla 21 A,B y 22 A y B. Tabla 21A. Grado de obesidad. Valor absoluto <27 27-30 >30 No diabéticos 101 89 143 Diabéticos 48 61 138 <27 27-30 >30 No diabéticos 30,3 (25,6-35,5) 26,7 (22,3-31,7) 42,9 (37,7-48,3) Diabéticos 19,4 (15,0-24,8) 24,7 (19,7-30,4) 55,9 (49,6-61,9) Tabla 21B. Grado de obesidad 123 Tabla 22A. Obesidad abdominal. Valor absoluto NO SI No diabéticos 105 89 Diabéticos 60 187 NO SI No diabéticos 31,5 (26,8-36,7) 68,5 (63,3-73,2) Diabéticos 24,3 (19,4-30,0) 75,1 (70,0-80,6) Tabla 22B. Obesidad abdominal. Las causas de insuficiencia renal en ambos grupos están expuestas en la tabla 23, La única diferencia significativa es la mayor prevalencia de nefropatía diabética en el grupo con insuficiencia renal. Tabla 23. Causas de enfermedad renal No diabéticos Diabéticos Control 113 62 Glomerulonefritis 55 37 NIC/PNC 83 44 Nefropatía diabética 0 45 Nefroangiosclerosis 49 40 Nefrectomía 16 10 Otros 16 8 NIC: nefropatía intersticial crónica. PNC: Pielonefritis crónica Considerando que un paciente presenta una IRC cuando los niveles de cistatina C plasmática son > 1.07 mg/l, encontramos que había 313 pacientes con insuficiencia renal, siendo más frecuente en pacientes diabéticos (p < 0,011, prueba del Chi cuadrado). Una descripción más detallada de los datos se encuentra recogida en la Tabla 24. 124 Tabla 24. Prevalencia de IRC por cistatina C. IRC no IRC si No diabético 181 150 Diabético 86 163 Total 267 313 p < 0,011, prueba del Chi cuadrado Aplicando la fórmula de Hoek para estimar el FG a partir de la cistatina C, 297 pacientes (51,20%) presentaban insuficiencia renal ( FG < 60 ml/min), siendo más frecuente en pacientes diabéticos (p < 0,011, prueba del Chi cuadrado). (Ver Tabla 25). Tabla 25. Prevalencia de IRC según FG calculado por fórmula de Hoek. IRC no IRC si No diabético 181 152 Diabético 102 145 Total 283 297 p < 0,001, prueba del Chi cuadrado En la tabla 26 se visualiza el número de paciente clasificados por estadios KDOQI8 según el FG calculado por formula de Hoek. La diferencia entre grupos es significativa (p = 0,016, prueba de Chi cuadrado). Tabla 26. Prevalencia de IRC por MDRD. IRC no IRC si No diabético 177 156 Diabético 89 158 Total 266 314 p = 0,016, prueba de Chi cuadrado En la tabla 27 se visualiza el número de paciente clasificados por estadios KDOQI8 según el FG calculado por formula de Hoek. La diferencia entre grupos es significativa (p = 0,016, prueba de Chi cuadrado). 125 Tabla 27. Clasificación por estadios KDIGO según el FG calculado por fórmula de Hoek Estadio I DM no 91 DM si 45 II 90 57 III 114 104 IV 35 39 V 1 2 p = 0,016, prueba de Chi cuadrado Las características bioquímicas de los pacientes incluidos se recogen en la tabla 28. Aplicada la prueba de Kolmogorov-Smirnoff ninguna de las cuatro variables sigue una distribución normal. Se realiza por tanto la comparación por la prueba de Wilcoxon. No encontrándose diferencias significativas Tabla 28. Características bioquímicas DM no DM si Unidad Creatinina 1,13 (0,82-1,85) 1,50 (0,90-2,19)* mg/dl FG (MDRD) 63,6 (37,8-90,1) 64,4 (30,4-76,7)* ml/min Cistatina C 1,17 (0,83-1,86) 1,47(0,96-2,12)# mg/l FG (Hoek) 64,4 (38,8-93,1) 50,3 (33,6-79,4)* ml/min *P = 0,003; #P < 0,001. Valores expresados como mediana (RI). En la tabla 29 pueden verse las características de los pacientes dependiendo si eran diabéticos y si presentaban IRC o no.; utilizando la prueba de Wilcoxon no se apreciaron diferencias significativas entre los pacientes diabéticos y no diabéticos tuvieran o no IRC. En la tabla 30 A y 30B se describen los tratamientos con IECA/ARA utilizados en los pacientes estudiados. El tratamiento con EPO en pacientes diabéticos y con IRC viene recogidos en las Tablas 31A, 31B. Las tablas 32A, 32B, 33A y 33B recogen los pacientes diabéticos y con IRC que recibieron suplemento de Fe. 126 Tabla 29. Características bioquímicas: comparación según la presencia o no de IRC DM no IRC NO Creatinina FG (MDRD) FG (Hoek) IRC SI IRC NO IRC SI mg/dl 0,86 1,90 0,90 2,0 (0,70-1,01) (1,48-2,41) (0,70-1,04) (1,57-2,50) 88,0 36,2 87,7 32,5 (71,1-103,7 Cistatina C Unidad DM si (25,9-45,9) (66,6-109,1) ml/min (23,9-42,4) mg/l 0,87 1,93 0,91 1,94 (0,75-1,02) (1,53-2,29) (0,71-1,04) (1,60-2,37) 90,2 37,2 84,0 37,0 (74,5-103,6) (30,8-47,7) (72,9-107,3) ml/min (28,8-45,4) Tabla 30A. Uso de IECA/ARA ( valor absoluto) NO SI No diabéticos 21 312 Diabéticos 6 241 Total 27 553 Tabla 30B. Uso de IECA/ARA en porcentaje NO SI No diabéticos 6,31 (4,16-9,45) 93,7 (90,6-95,8) Diabéticos 2,43 (1,12-5,20) 97,8 (94,8-98,9) Total 4,88 (3,38-7,01) 95,3 (93,3-96,7) Tabla 31A. Tratamiento con Epo. Según diabetes en valor absoluto NO SI No diabéticos 320 13 Diabéticos 233 14 Total 553 27 Tabla 31B. Tratamiento con Epo. Pacientes según función renal en porcentaje IRC no NO 99,6 (97,6-99,9) SI 0,43 (0,08-2,40) IRC si 92,5 (89,3-94,9) 7,47 (5,15-10,7) Total 95,3 (93,3-96,8) 4,66 (3,22-6,69) 127 Tabla 32A. Tratamiento con suplementos de Fe. Según diabetes en valor absoluto NO SI No diabéticos 322 11 Diabético 229 18 Total 551 29 Tabla 32B.Tratamiento con suplementos de Fe. Según diabetes en porcentaje NO SI No diabético 96,7 (94,2-98,2) 3,30 (1,85-5,82) Diabéticos 92,7 (88,8-95,3) 7,29 (4,66-11,2) Total 95,0 (92,9-96,5) 5,00 (3,50-7,09) Tabla 33A.Tratamiento con suplementos de Fe. Según función renal en valor absoluto NO SI IRC no 226 6 IRC si 325 23 Total 551 29 Tabla 33B.Tratamiento con suplementos de Fe. Según función renal en porcentaje IRC no NO 97,4 (94,5-98,8) SI 2,59 (1,19-5,53) IRC si 93,4 (90,3-95,6) 6,61 (4,44-9,72) Total 95,0 (92,9-96,5) 5,00 (3,50-7,09) 128 5.RESULTADOS 129 5. RESULTADOS 5.1. Prevalencia de anemia La prevalencia de anemia de los pacientes con ERC estudio 3-5 en nuestro estudio fue del 46,127 % (n: 137). Tabla 34A y 34B. Como quedó reflejado en la tabla 20, la mues tra reclutada incluyó 580 pacientes de los cuales 247 eran diabéticos. De los 247 pacientes diabéticos incluidos en el estudio el 59,1% (n= 145) presentaban IRC y 76 paciente (52,42%) presentaban además anemia; 102 pacientes no presentaban insuficiencia renal (42,1%) y 83 pacientes de este grupo (81,37%) de paciente diabéticos sin IRC no presentaban tampoco anemia. Tabla 34A. Prevalencia de anemia (valor absoluto) DM NO DM SI IRC NO IRC SI IRC NO IRC SI Anemia no 168 91 83 69 Anemia si 13 61 19 76 Tabla 34B. Prevalencia de anemia en porcentaje (IC95%). DM NO Anemia no Anemia si DM SI IRC NO IRC SI IRC NO IRC SI 92,81 59,86 81,37 47,58 (89,6-96,9) (52,2-67,8) (72,2-91,8) (39,4-55,8) 7,29 40,14 18,63 52,42 (6,0-7,4) (32,2-47,8) (8,2-27,8) (44,2-60,6) P < 0.001 (Prueba de Chi cuadrado) para prevalencia de anemia en pacientes con IRC dentro de cada grupo (diabéticos y no diabéticos). La anemia era más frecuente en los pacientes con IRC y diabetes (p = 0,033, prueba de Chi cuadrado). La OR para la prevalencia de anemia respecto a diabetes mellitus era 2,21 (IC 95% 1,53-3,19, p < 0,001, prueba de Mantel-Haenszel). La OR para la prevalencia de anemia respecto a la insuficiencia renal medida por fórmula de Hoek era 7,08 (IC95% 4,54-11,0, p < 0,001, prueba de Mantel-Haenszel). 130 Si se examinaba exclusivamente en los pacientes con insuficiencia renal la presencia de anemia respecto a la diabetes mellitus mostraba un OR = 1,63 (IC 95% 1,03-2,59, P = 0,050, prueba de Mantel-Hanszel, P = 0,038, prueba de Cochran). En nuestro estudio comprobamos que la prevalencia de anemia se correlacionaba inversamente con el filtrado glomerular, siendo más prevalente estadios 4-5. Esta relación era independiente de la presencia o no de diabetes pero era más evidentes en pacientes diabéticos. Tabla 35 Tabla 35. Anemia, función renal y diabetes ESTADIO Global DM SI DM NO I 9,0 (5,2-15,0) 6,9 (2,4-18,2) 10,0 (5,4-17,9) II 12,3 (7,9-18,7) 26,8 (17,0-39,6)* 3,5 (1,2-9,7) III 36,4 (30,3-42,9) 41,9 (32,9-51,5) 31,3 (23,6-40,3) IV 76,1 (65,0-84,5) 81,1 (65,8-90,5) 70,6 (53,8-83,2) V 33.3 (6,2-79,2) 0 50,0 (9,5-90,6) *P < 0.001 Chi cuadrado. 5.2. Estudio ferrocinético Los resultados del estudio ferrocinético que incluía determinación de Fe, Ferritina, transferrina e IST se recogen en la tabla 36. Observamos que los valores de Fe en pacientes no diabéticos sin IRC (83 ug/ml) y con IRC (69,5 ug/ml) eran mayores que en los paciente diabéticos sin IRC (72 ug/ml) y con IRC (70 ug/ml). Los niveles de ferritina en pacientes sin IRC (92,0 ng/ml) y con IRC (94 ng/ml) también eran mayores que en pacientes diabéticos sin IRC (73 ng/ml) y con IRC (70 ng/ml). Los resultados de transferrina muestran unas cifras en pacientes diabéticos sin IRC (264 ± 37,4) y con IRC (243 ± 45,7) y en paciente diabéticos sin IRC (284 ± 55,1) y con IRC (251 ± 54,9). 131 Por último los valores del IST fueron mayores en paciente no diabéticos sin IRC (24,9%) y con IRC (22,2% que en los pacientes diabéticos con IRC (20,4%) y con IRC (21,6%) siendo las diferencias significativas. Tabla 36. Estudio ferrocinético DM NO DM SI IRC NO IRC SI IRC NO IRC SI 83,0 69,5 72,0 70,0 (69,0-101) (51,3-87,8) (55,0-94,3) (54,0-83,0) 92,0 94,0 73,0 74,0 (50,0-153) (43,7-193) (35,0-128) (39,2-160) Transferrina (mg/dl) 264 ± 37,4 243 ± 45,7 284 ± 55,1 251 ± 54,9 IST 24,9 22,2 20,4 21,6 (19,7-30,6) (15,8-30,1) (14,3-26,9) (15,6-26,2) Hierro (µg/dl) Ferritina (ng/ml) Las diferencias son significativas para el hierro (Prueba U de Mann-Whitney, p< 0,001), pero no para la ferritina. Las diferencias en transferrina son significativas (P = 0,032, prueba de ANOVA; el análisis posthoc mediante prueba de Bonferroni muestra que la diferencia es únicamente entre diabéticos y no diabéticos en el conjunto de pacientes con insuficiencia renal, P = 0,029). Las diferencias son significativas para IST (Prueba U de Mann-Whitney, P = 0.007). La prevalencia de ferropenia se muestra en las tablas 37, 38A , B y C. Tabla 37. Prevalencia de ferropenia (valor absoluto). DM NO DM SI IRC NO IRC SI IRC NO IRC SI Sin criterios 74 66 48 72 1 criterio 58 47 39 52 2 criterios 17 13 6 9 Resistencia 35 28 10 6 132 Tabla 38A. Prevalencia de ferropenia agrupada (valor absoluto). DM NO DM SI IRC NO IRC SI IRC NO IRC SI Sin criterios 74 66 48 72 Ferropenia 65 60 45 61 Resistencia 35 28 10 6 Tabla 38B. Prevalencia de ferropenia en porcentaje (IC95%). DM NO DM SI IRC NO IRC SI IRC NO IRC SI Sin criterios 74 66 48 72 Ferropenia 65 60 45 61 Resistencia 35 28 10 6 Tabla38C. Prevalencia de ferropenia en porcentaje (IC95%). DM NO Sin criterios Ferropenia Resistencia DM SI IRC NO IRC SI IRC NO IRC SI 40,3 43,7 47,5 49,0 (33,2-47,4) (35,8-51,6) (37,8-57,2) (40,9-57,1) 40 38,4 43,5 40,7 (33,6-48,0) (30,6-46,2) (33,8-53,2) (32,7-48.7) 18,9 17,9 9,0 10,3 (13,2-24,6) (11,8-24,0) (3,4-14,6) (5,4-15,2) El bloqueo o resistencia fue más frecuente en los pacientes sin diabetes (p = 0,012, prueba de Chi cuadrado). La OR era 0,48 para enfermos diabéticos (IC95% 0,29-0,79, P = 0,005, prueba de Mantel-Haenszel). Cuando se compara solamente a los enfermos con insuficiencia renal no se alcanza la significación estadística (p = 0,171). Si se comparan los pacientes 133 sin insuficiencia renal el resultado queda al borde de la significación estadística (P = 0,081). 5.3. Proteinuria y microalbuminuria Los resultados del estudio de proteínas en orina (proteinuria y albuminuria) se recogen en la tabla 39 y 40. Tabla 39. Proteinuria y microalbuminuria. DM NO DM SI IRC NO IRC SI IRC NO IRC SI 108 296 145 510 (69,9-225) (148-859) (72,6-638) (184-1375) 12,1 140 20,9 242 (4,31-71,2) (20,0-387) (6,80-378) (41,1-761) Proteinuria Albuminuria Valores expresados en mg/día. P < 0.001, prueba de Kruskal-Walli Tabla 40. Prevalencia de microalbuminuria (valor absoluto). DM NO DM SI IRC NO IRC SI IRC NO IRC SI Normoalbuminuria 117 42 52 25 Microalbuminuria 39 58 21 50 Macroalbuminuria 22 45 26 57 Diferencia significativa (p < 0.001, prueba de Chi cuadrado). 134 5.4. Correlaciones Comprobamos que la cistatina se correlacionaba negativamente con el Fe, la transferrina y el IST pero no con la ferritina e idéntica relación obtuvimos para la proteinuria y la albuminuria. Tabla 41 Tabla 41. Correlaciones para Fe, ferritina e IST. Cistatina Proteinuria Albuminuria MDRD HOEK Hb 0,228 Transferrina -0,321 -0,180 -0,141* 0,218 0,276 Fe -0,244* -0,120** -0,118% 0,189* 0,242* 0,040 0,083 0,090@ -0,025 -0,111$ -0,080 -0.070 0,076 Ferritina IST 0,391 * -0,043 0,128 *** 0,105& 0,223 * * P < 0,001, ** P = 0.005, *** P = 0,002, $ P = 0,009, & P = 0.013 % P = 0,006; @ P = 0,036. Todas las correlaciones por la prueba Rho de Spearman. 5.5 Análisis de regresión Se ha realizado un análisis de regresión linear por pasos sucesivos (Stepforward) que encuentra asociación independiente de la concentración de hemoglobina solamente con cinco factores: género masculino, edad, diabetes mellitus, cistatina C y nivel sérico de Fe. No mostraban esta asociación el FG por MDRD, proteinuria, transferrina ni ferritina. Tabla 42. Tabla 42. Resultados análisis de regresión. Relación con la Hb B Error típico Significación Cistatina -1,069 0,099 <0,001 Sexo masculino 1,124 0,132 <0,001 Fe 0,016 0,002 <0,001 Edad -0,022 0,007 0,001 Diabetes mellitus -0,367 0,130 0,005 135 Tabla 43. Regresión logística para resistencia a hierro Variables en la ecuación B E.T. Wald gl Sig. Exp( B) I.C. 95% para EXP(B) Inferior Superior CATMICRO -,081 ,155 ,269 1 ,604 ,923 ,681 1,250 ANCIANO -,081 ,278 ,085 1 ,771 ,922 ,535 1,590 OBSIMC -,291 ,178 2,66 1 ,102 ,748 ,527 1,060 8 OBABD -,052 ,321 ,027 1 ,871 ,949 ,506 1,781 SUPFE -,601 ,667 ,814 1 ,367 ,548 ,148 2,024 EPO 1,048 ,492 4,53 1 ,033 2,85 1,087 7,480 1,157 3,680 ,301 ,892 a Paso 1 4 SEXO ,724 ,295 6,02 1 1 ,014 1 DM -,658 ,277 5,62 2,06 3 1 ,018 ,518 1 ,000 ,219 6 Constante a. -1,520 ,348 19,1 02 Variable(s) introducida(s) en el paso 1: CATMICRO, ANCIANO, OBSIMC, OBABD, SUPFE, EPO, SEXO, DM. OBSIMC: Obesidad . OBABD: Obesidad abdominal. Tabla 44. Regresión logística para anemia Variables en la ecuación B E.T. Wald gl Sig. Exp( B) I.C. 95% para EXP(B) Inferior Superior CATMICRO -,081 ,155 ,269 1 ,604 ,923 ,681 1,250 ANCIANO -,081 ,278 ,085 1 ,771 ,922 ,535 1,590 OBSIMC -,291 ,178 2,66 1 ,102 ,748 ,527 1,060 8 OBABD -,052 ,321 ,027 1 ,871 ,949 ,506 1,781 SUPFE -,601 ,667 ,814 1 ,367 ,548 ,148 2,024 EPO 1,048 ,492 4,53 1 ,033 2,85 1,087 7,480 1,157 3,680 ,301 ,892 a Paso 1 4 SEXO ,724 ,295 6,02 1 1 ,014 1 DM -,658 ,277 5,62 2,06 3 1 ,018 ,518 1 ,000 ,219 6 Constante b. -1,520 ,348 19,1 02 Variable(s) introducida(s) en el paso 1: CATMICRO, ANCIANO, OBSIMC, OBABD, SUPFE, EPO, SEXO, DM. 136 Tabla 45. Tabla de contingencia IRCCIS * DM Recuento DM IRCCIS Total ,00 1,00 ,00 148 84 232 1,00 185 163 348 333 247 580 Total IRCCIS: insuficiencia renal crónica cistatina Tabla 46. Tabla de contingencia IRCCIS * ANEMIA en pacientes no diabéticos Recuento ANEMIA 2 IRCCIS Total ,00 1,00 ,00 137 11 148 1,00 121 61 182 258 72 330 Total Tabla 47. Tabla de contingencia IRCCIS * ANEMIA en pacientes diabéticos Recuento ANEMIA2 IRCCIS Total ,00 1,00 ,00 71 12 83 1,00 80 81 161 151 93 244 Total 137 6.DISCUSIÓN 138 6.1. Prevalencia de anemia Esta tesis demuestra una alta prevalencia de anemia en la ERC estadios 3-5 no en diálisis en pacientes atendidos en las consultas externas de Servicios de Nefrología y medicina interna. La prevalencia de anemia en nuestro estudio fue del 46,127 % (n: 137). Múltiples estudios tanto nacionales como extranjeros presentan resultados similares a los obtenidos en nuestro trabajo. En el estudio liderado por McClellan W 304 la anemia estuvo presente en el 47,7% de 5.222 pacientes con IRC no en diálisis. Los pacientes diabéticos tienen más riesgo de desarrollar anemia. Datos del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) en 2007–2008 and 2009–2010 fueron usados para determinar la prevalencia de anemia en pacientes con ERC305. Un total de 12.077 pacientes mayores de 18 años participaron en el estudio. La prevalencia de ERC fue del 14%. Alrededor del 50% estaban en un estadio 3. La prevalencia de anemia en pacientes con ERC fue del 14% y la prevalencia de anemia en pacientes con ERC del 15,5% pero esta proporción se incrementaban con cada estadio de ERC pasando del 8,4% en el estadio 1 al 53,4% en el estadio 5. El número de pacientes con anemia y sin IRC era del 6,3%. La baja prevalencia de anemia en relación a nuestro estudio y otros similares está en relación con la edad de inclusión de pos participantes. En otros estudios que incluyeron a paciente de mayor edad la prevalencia se incrementó. Según Stevens et al.306, el 29.9% de los participantes mayores de 64 años con ERC estadio 3-5 en el estudio KEEP 2000–08 y el 19.9% del estudio NHANES 1999–2006 tenían anemia. La prevalencia de anemia en pacientes mayores de 64 años con ERC estadio 35el NHANES 2007–2010fue del 24.4%. Una mayor prevalencia de anemia (64.9%) se observó en pacientes que residían en residencia de ancianos307. En el estudio multicéntrico observacional MERENA308, realizado en 1.129 pacientes con ERC estadios 3 y 4 controlados en consultas externas de 139 nefrología de España, la prevalencia de anemia fue ligeramente superior a la del estudio actual (51,3 % frente a 46,127% %). En otro estudio, realizado en Cataluña309, donde se reclutaron un total de 531 pacientes con ERC estadios 3-5 no en diálisis atendidos en consultas externas de Nefrología se encontró una prevalencia de anemia del 58,5%. En un reciente estudio prospectivo español de 439 pacientes con ERC no anémicos seguidos durante tres años, un 35 % desarrollaron anemia, y estos tuvieron una progresión más rápida de su ERC, y mayor riesgo de hospitalizaciones, de eventos cardiovasculares y de mortalidad310. Comprobamos que la anemia era más frecuente según empeoraba la función renal ((tabla 35) Este hecho queda reflejado en multitud de citas bibliográfica. Uno de los mas extensos fue el estudio NHANES III311 que examinó más de 15.000 pacientes entre 1988 and 1994 y encontró una relación inversa entre el FG < 60 ml/min/1.73 m2 y la prevalencia de anemia. Usando el filtrado glomerular estimado, la prevalencia de anemia, definida como una concentración de Hb < 12 g/dl en hombres y < 11 g/dl en mujeres, se incrementaba del 1% en pacientes con un FG de 60 ml/min per 1.73 m2 al 9% con una tasa de FG de 30 ml/min/1.73 m2 y al 33% para hombres y 67% para mujeres con un FG GFR de 15 ml/min/1.73 m2. Estos datos también se corroboraron en la cita 305. Hsu y colaboradores312 estudiaron a 12.055 pacientes adultos en régimen ambulatorio y monitorizaron el efecto del deterioro de la función renal sobre el Hcto encontrando que cuando el filtrado glomerular caía por debajo de 60 ml/min en hombre y 40 l/min en mujeres el Hcto comenzaba también a disminuir. En un estudio publicado recientemente313 que incluyó 2.258 pacientes con IRC comprobaron que el nivel de Hb disminuía al mismo tiempo que el filtrado glomerular y que existía en ambos grupos, pero más en el adulto, una diferencia estadísticamente significativa entre los niveles de Hb en estadio 1 y el estadio 5. También encontraron diferencias entre el estadio 3ª y 3B. 140 En nuestro estudio la anemia era más frecuente en pacientes diabéticos con IRC. Estos resultados coinciden con estudios previos que demuestran que la anemia es más frecuente y severa a cualquier nivel de FGe en pacientes diabéticos, comparados con los no diabéticos314,275,315. En el estudio NHANES III311 la prevalencia de anemia en pacientes diabéticos duplicaba a los no diabéticos con filtrados glomerulares entre 30-60 ml/min. ( figura 12). El-Achkar et al377 comprobó que la prevalencia de anemia en pacientes diabéticos era mayor que en los no diabéticos , incluso en aquellos con un tasa de filtrado glomerular estimado de 60-90 ml/min. Añadido a lo anterior, New et al3778. publicaron que la relación entre Hb y tasa de filtrado glomerular era aproximadamente linear con valores de FG < 83 ml/min por 1.73 m 2 Figura 12. Prevalencia de anemia en pacientes diabéticos y no diabéticos 141 En el estudio conducido por Licvecchi et al316 se compararon tres grupos de pacientes: diabéticos sin IRC ( n:75), diabéticos con IRC ( n: 106) y pacientes no diabéticos con IRC (100). Los investigadores encontraron que aunque la anemia era más frecuente en pacientes con IRC y diabetes ( 70,5%) también afectaba al 16% de individuos sin IRC ni diabetes. En pacientes con IRC estadio 4 y 5, la prevalencia de la anemia fue significativamente mayor en aquellos con diabetes. Es conocido que las principales causas de anemia en los pacientes diabéticos con ERC son el déficit de Fe, la deficiencia de eritropoyetina y la resistencia a la EPO317,318,319. La nefropatía diabética está asociada con una menor capacidad renal para sintetizar y secretar EPO en respuesta a la anemia. Una de las razones que explican la mayor prevalencia de anemia en sujetos con diabéticos ERC y que aparezca precozmente parece radicar en el hecho que el déficit de EPO ocurre en estadios más precoces de nefropatía diabética en los diabéticos que en otras enfermedades renales320. Las investigaciones de la fisiopatología de la anemia en nefropatía diabética han puesto de manifiesto que la anemia esta mediada por un déficit en la producción de EPO por los miofibroblastos ( son fibroblastos peritubulares modificados con menos capacidad de síntesis de EPO) y que la fibrosis intersticial provoca acumulación de miofibroblastos sugiriendo una relación entre fibrosis intersticial y anemia. Asada et al321 revelaron que los fibroblastos renales productores de EPO sufren una transformación hacia miofibroblastos en riñones fibróticos in vivo lo que provoca una menor producción de EPO. También es de interés en relación con la nefropatía diabética, el hecho que los productos avanzados de glicación pueden contribuir a la transformación de los fibroblastos peritubulares en miofibroblastos322. Normalmente, hasta el 90% de la EPO es producida por los fibroblastos peritubulares en los riñones323. Estudios realizados en humanos han demostrado que el daño tubulointersticial renal , engrosamiento y reduplicación 142 de la membrana basal de células tubulares y epiteliales, y el déficit relativo de EPO que conduce a anemia ocurre en estadios tempranos de la nefropatía diabética320,322,324; ese hecho podría causar disrupción de los intrincados mecanismos entra capilares, fibroblastos peritubulares intersticiales y células tubulares que regulan la producción de EPO contribuyendo por tanto a un desacoplamiento en niveles de Hb y síntesis de EPO; por tanto la progresión de la fibrosis intersticial desde los estadios tempranos de la nefropatía diabética podría conducir al desarrollo de anemia vía menor producción de EPO325. Por otra parte, la anemia podría agravar la fibrosis renal causando hipoxia tisular renal. Es sabido que la hipoxia estimula la producción de citoquinas tales como los HIFs326 que contribuyen a la fibrosis renal. Los HIFs regulan la activación transcripcional de muchos genes sensibles al oxígeno, incluyendo EPO. La hiperglucemia también inhibe la estabilización los HIFs327. Además la hipoxia estimula la actividad simpática renal, provocando una reducción del flujo sanguíneo renal y del filtrado glomerular al mismo tiempo 328. Kim et al339. evaluaron la función autonómica y la respuesta de la EPO a la anemia comparando a pacientes diabéticos con no diabéticos. Los pacientes con anemia tenían mayor duración de la diabetes, menor filtrado glomerular y mayor neuropatía autonómica que aquellos si anemia. Los niveles sérico de EPO estaban débilmente correlacionado con la cifras de Hb (r =–0.085, p <0.001). Además la pendiente de regresión entre, EPO y cifras de Hb eran significativamente diferentes en los pacientes diabéticos comparados con los no diabético(–0.0085 vs. –0.255, p= 0.008). Concluyen que la neuropatía autonómica está asociada con una anormal respuesta de la EPO a la anemia en pacientes diabéticos sin IRC avanzada. Trastornos funcionales además de los cambios estructurales anteriormente citados también pueden contribuir a la producción alterada de EPO. La demanda metabólica incrementada en las células tubulares renales y la hipoxia en el túbulo-intersticio pueden ser también un importante mediador de la anemia en la diabetes330. Ácidos nucleicos oxidados, poliaminas endógenas y 143 cobalto inhiben la secreción celular de EPO in vitro y están aumentadas en pacientes diabéticos. Cada una de estos factores puede contribuir a la recalibración del set-point para la secreción de EPO que aún puede ser superado con suficiente estimulación. La figura 13 resume las múltiples causas de anemia en la nefropatía diabética Figura 13. Mecanismo de anemia en nefropatía diabética Tomado de Singh DK et al. (2009) Advances in the diagnosis and management of hyperinsulinemic v hypoglycemia Nat Rev Endocrinol doi: 10.1038/nrendo.2009.17 En nuestra muestra, la Hb media de los pacientes con ERC fue relativamente elevada 13,03 g/dl y este hecho no parece estar directamente relacionado por el tratamiento con EPO y con Fe (tratamiento en menos del 10% de los paciente) y si probablemente con la inclusión de numerosos pacientes con grados relativamente leves de IRC puesto que parece que la 144 anemia es más probable a partir del estadio IIIb (FG <45 ml/mi). Sí comprobamos una asociación directa entre deterior de la función renal y necesidad de tratamiento con EPO o Fe. Este hecho se justifica por la relación lineal entre deterioro de función renal e incremento de anemia. En la tabla 31A y B se describe la prevalencia del tratamiento con EPO en pacientes diabéticos y en pacientes con IRC respectivamente. Solamente el 5,6% de los pacientes diabéticos estaba recibiendo EPO siendo un porcentaje similar en los no diabéticos (3.9%). Sin embargo de los 27 pacientes que estaban recibiendo EPO sólo 1 (0,43%) no tenía IRC. En las tablas 32A, y 32B se describe el tratamiento con Fe en pacientes diabéticos y en pacientes con IRC respectivamente. Hay más pacientes diabéticos que toman Fe (7,29%) en relación a los no diabéticos (3,3%) y si analizamos aquellos pacientes que toman Fe en relación con la presencia o no de IRC comprobamos que en los pacientes con enfermedad renal se prescribía más el tratamiento con Fe. Las razones para ello parecen claras. Primero, el seguimiento de los pacientes con insuficiencia renal, particularmente en lo que se refiere a los parámetros hematológicos, es mucho más exhaustivo dentro de la práctica clínica habitual. En segundo lugar, las recomendaciones para el tratamiento de la anemia en pacientes con insuficiencia renal son, terapéuticamente hablando, más agresivas que en las personas que no padecen este problema, particularmente en las guías KDIGO donde el objetivo terapéutico es superior al valor de la normalidad para el índice de saturación de la siderofilina236. Esto es aún más marcado si hacemos referencia a los objetivos para la concentración de ferritina sérica. Mientras que en la mayoría de los laboratorios se consideran cifras inferiores de normalidad en torno a 1012 ng/ml, las European Best Practice Guidelines240 recomiendan una ferritina superior a 100 ng/ml (cita) y las Guias KDIGO van aún más lejos recomendando más de 300 ng/ml como objetivo terapéutico en los enfermos renales236. 145 En nuestro estudio y como queda reflejado en la tabla 30B el 93,7% de los pacientes diabéticos y el 97,8% de los diabéticos estaban tratados con IECA/ARAII. Es sabido la relación que existe entre el uso de IECAS/ARA II y el riego de desarrollar anemia. En un incluyó metaanálisis publicado recientemente 331, que 29.061 paciente tratados con IECAS/ARA II comprobó la asociación entre anemia y el uso de bloqueantes del sistema renina angiotensina. Con un riesgo de 1,59 de desarrollar anemia (95% CI, 1.38–1.83, I2 = 0%). También en un análisis post hoc del estudio RENAAL332 demostró más anemia en los pacientes tratados con losartan sin un empeoramiento de la función renal. Sin embargo un estudio realizado en nuestro hospital333 no demostró que los pacientes tratados con IECAs tuvieran más anemia. La eritrocitosis postrasplante no es la única alteración observada que correlaciona la angiotensina con la eritropoyetina y la producción de células sanguíneas. En pacientes diabéticos que sufren hiporreninismo hipoaldosteronemico, una condición en la que los niveles de angiotensina son bajos en respuesta a la falta de secreción de renina, se detecta con facilidad la presencia de anemia334 . De la misma manera, se ha descrito la aparición de anemia al tratar con inhibidores del enzima de conversión de la angiotensina a pacientes en diálisis335. De forma complementaria, también está descrita la correlación entre niveles plasmáticos elevados de eritroyetina y la presencia de hiperreninemia en un paciente en diálisis peritoneal continua ambulatoria 336. Igualmente, en los pacientes con eritrocitosis secundaria a enfermedad pulmonar obstructiva crónica es posible detectar una activación del eje reninaangiotensina, de tal forma que la elevación del hematocrito se correlaciona con los niveles de renina circulante y no con los de eritropoyetina337. El problema fundamental radica en el papel que desempeña la angiotensina en la regulación de la actividad de la médula ósea. Parece claro que esta hormona es la mediadora de la acción de la renina, puesto que el 146 captopril es capaz de bloquear la estimulación de la eritropoyetina inducida por la renina en la rata, pero no la producida por la angiotensina 338. Para explicar su acción se han postulado varias hipotesis. - Acción directa de la angiotensina sobre la secreción de renina. La primera hipótesis considera que la angiotensina estimularía directamente la producción de eritropoyetina endógena por los fibroblastos peritubulares del riñón, consecuentemente el bloqueo de esta hormona llevaría a la reducción de la secreción de eritropoyetina. Esta hipótesis es compatible con la disminución simultánea en los niveles de hematocrito y de hormona que se observa en algunos pacientes con eritrocitosis postrasplante cuando son tratados con inhibidores del enzima conversora de la angiotensina338,339. Se ha postulado también que esta acción de la angiotensina sobre la secreción de eritropoyetina podría no ser directa sino a través de la producción de hipoxia, bien de forma directa por isquemia secundaria a vasoconstricción en la circulación cortical renal, donde es detectable el RNAm producido por la eritropoyetina, bien por aumento de las necesidades de consumo de oxigeno por el túbulo renal al estimular la reabsorción de Na, un efecto bien conocido de la angiotensina340. - Angiotensina como sensibilizadora a la acción de la eritropoyetina. También se ha sugerido que los inhibidores de la ECA inducirían cierto grado de resistencia a la acción de la hormona, puesto que algunos pacientes normalizan su hcto sin disminuir los niveles de eritropoyetina endógena 341. Es más, en enfermos en hemodiálisis, incapaces de producir eritropoyetina endógena debido a su insuficiencia renal, que reciben tratamiento con eritropoyetina humana recombinante, se ha observado el descenso del hematocrito y la necesidad de aumentar las dosis de eritropoyetina cuando se introducía un inhibidor de la enzima conversora de la angiotensina para el tratamiento de la hipertensión arterial. 147 Consecuentemente, se han postulado diversos mecanismos para explicar el efecto depresor sobre la eritropoyesis independiente de la eritropoyetina de los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina. - Al parecer, estos fármacos podrían favorecer la acumulación de un tetrapéptido (Ac.SDPK) metabolizado por la enzima conversora de la angiotensina, el cual inhibiría la entrada de las células pluripotenciales en la fase 5 del ciclo celular, disminuyendo por este mecanismo la eritropoyesis 342 . Sin embargo, esta explicación no concuerda totalmente con la rareza de la anemia en individuos normales o en otros pacientes tratados con inhibidores de la ECA. - Un estudio reciente ha sugerido que el insulin-like growth factor-I (IGF-I)podría jugar un papel en este efecto de los fármacos que bloquean el eje renina angiotensina. La eritropoyetina sérica y los niveles plasmáticos IGF-I están significativamente elevados en los pacientes que padecen policitemia postrasplante respecto a los enfermos trasplantados que padecen este trastorno. El tratamiento con inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina reduce simultáneamente el hematocrito de los enfermos, la eritropoyetina sérica y el IGF-I plasmático, pero mientras las reducciones del hematocrito y del IGF-I muestran una correlación significativa, esta no existe entre la disminución de la eritropoyetina plasmática y la del hematocrito 343. - Por último, se ha postulado que la angiotensina actuaría inhibiendo la producción de interleucina-12, un citocina con potente acción estimuladora de la eritropoyesis. Como se describió más arriba, la mayor parte de los efectos conocidos de los fármacos que bloquean el eje renina-angiotensina sobre la hematopoyesis, ocurren sobre la serie roja, sin afectar a la serie blanca ni a las plaquetas, salvo en casos infrecuentes de reacción adversa, como puede ser la neutropenia. Nuestra experiencia viene a confirmar lo que ya se conocía a este respecto. Los efectos sobre la serie roja han sido descritos previamente, aunque la mayor parte de la experiencia clínica sea en enfermos en tratamiento renal335,336 sustitutivo o enfermos trasplantados de riñón que padecen 148 eritrocitosis338,339,341,344,345,346,347.En este último caso, en un modelo de hiperestimulación en el que existen niveles elevados, al menos de forma relativa, de eritropoyetina circulante. Nuestra muestra es claramente diferente de ambas clases de enfermos, puesto que se han seleccionado enfermos hipertensos esenciales sin afectación de la función renal y, evidentemente, que no padecían eritrocitosis secundaria al trasplante. Esta característica dificulta evidentemente la obtención de resultados significativos, pero incrementa la importancia de estos resultados, puesto que afectan a un segmento de la población enorme. La hipertensión arterial afecta a un 20% de la población en países desarrollados y el tratamiento más frecuente hoy día de estos enfermos son los fármacos que bloquean el eje renina-angiotensina. Según nuestros datos, el tratamiento con antagonistas de receptores de la angiotensina fue más efectivo en bloquear el eje renina-angiotensina que el tratamiento con IECA. Los primeros redujeron de forma persistente los niveles de eritropoyetina y de hemoglobina plasmática, así como la concentración corpuscular media de hemoglobina. Por el contrario, los IECA solamente consiguieron una reducción transitoria de los niveles de eritropoyetina plasmática. Una vez más, los antagonistas de receptores parecen más eficaces para bloquear el eje renina angiotensina que los IECA, con una acción más prolongada en el tiempo. Este efecto ha sido también observado en una comparación clínica entre IECA y antagonistas de receptores de la angiotensina realizado en trasplantados renales348. Por otra parte, este efecto no parece muy importante desde el punto de vista clínico, puesto que no se detectaron diferencias con ninguna de las dos clases de fármacos ni en el hematocrito, ni en los otros volúmenes corpusculares, el volumen corpuscular medio y la hemoglobina corpuscular media. En cambio, el tratamiento, tanto con IECA como con antagonistas de los receptores de la angiotensina, produce una reducción significativa del hematocrito en trasplantados renales338,339,341,344,345,346,347. El uso de diuréticos no parece haber influido en estos resultados. Se sabe que los diuréticos pueden estimular la secreción de eritropoyetina 349, sin 149 embargo, la mayor reducción de la secreción de esta hormona ocurrió precisamente en el grupo donde mayor número de pacientes eran tratados con diuréticos. Indirectamente, esta es una demostración de la potencia de los antagonistas de receptores para inhibir la secreción de angiotensina. 6.2. Cistatina C Los niveles de cistatina en nuestro estudio eran superiores en pacientes diabéticos. La prevalencia de cistatina C elevada fue incrementándose con la edad alcanzando más del 58% en los mayores de 80 años. La prevalencia en la elevación fue muy similar en ambos sexos hasta los 70 años a partir del cual está ligeramente más elevada en varones. La prevalencia de IRC fue similar (313 versus 314) si el método utilizado fue los niveles de cistatina o el cálculo de filtrado glomerular por MDR sin embargo se detectaron menos si aplicamos la fórmula de HOEK. La cistatina C es descrita por primera vez en 1961 en líquido cefalorraquídeo y denominada proteína ϒ-traza. Es una proteína no glucosilada con un peso molecular de 13,3 kDa, miembro de la familia los inhibidores de las cisteínas proteasas, constituida por una sola cadena de 120 aminoácidos con dos puentes disulfuro. Es el producto de un gen de mantenimiento, localizado en el cromosoma 20, lo cual explica su síntesis de forma constante en todas las células nucleadas del organismo y su amplia distribución tisular. Su producción, y por tanto sus niveles sanguíneos, no se modifican por la masa muscular, el sexo o la edad. Todo ello hace que se haya considerado un marcador más sensible y específico que la creatinina para estimar de forma indirecta la función renal103. Además, diversos estudios así como un metaanálisis sugieren su superioridad frente a la creatinina en la estimación del FG104. Una de las ventajas de esta molécula sobre la tradicional medición de creatinina plasmática es su mayor sensibilidad para detectar leves disminuciones del FG105, particularmente en pacientes con masa muscular disminuida. 150 El valor de la determinación de cistatina C como reflejo del FG en los estadios avanzados de insuficiencia renal crónica es dudoso y no parece aportar mucho más que la creatinina en la estimación de la función renal 115. Por otro lado, se ha señalado que concentraciones elevadas de este marcador están asociadas directamente con mayor riesgo de eventos CV en pacientes con enfermedad coronaria119 y así mismo ha señalado la capacidad predictiva de la cistatina C para el riesgo de aparición de insuficiencia cardíaca y también sobre la mortalidad ocasionada por el fallo cardíaco en pacientes ancianos, la cual de nuevo sería superior a la creatinina plasmática 103 . Por tanto, la cistatina parece un marcador de mortalidad cardiovascular que la creatinina plasmática o sus derivados120,121,122,123. Diversos estudios ha comprobado que en individuos anémicos la determinación del filtrado glomerular con cistatina se correlaciona mejor con el grado de deterioro renal que la creatinina385. En nuestro estudio se correlaciona negativamente con los niveles de Hb (tabla 42) Diversos estudios muestran la posible relación entre niveles séricos de Cistatina C y edad avanzada350 (por ello, en pacientes de edad avanzada estaría indicado usar ecuaciones para estimar el FG basadas en la creatinina sérica -puesto que incluyen la edad en su estimación y compensaría el discreto aumento de la concentración de creatinina- o ecuaciones basadas en la cistatina C para evaluar el grado de disfunción renal ) marcadores de inflamación351. En el así como con Multi-Ethnic Study of Atherosclerosis (MESA), la tasa de filtrado glomerular basada en los niveles de cistatina C se correlacionaba positivamente con la presencia de marcadores inflamativos en aquellos pacientes con IRC; por tanto algunos autores postulan que la determinación del filtrado glomerular basado en cistatina en pacientes anémicos evalúa mejor la función renal que en los basados en los niveles de creatinina352. Sin embargo no todo es positivo en relación a la evaluación de la función renal basada en los nivele s de creatinina. Existe una amplia diferencia en los resultados obtenidos dependiendo de la ecuación que utilicemos y es un hecho que debemos tener en mente a la hora de interpretar los resultados353. 151 Por otro lado la utilidad de determinar la función renal utilizando niveles de cistatina y no de creatinina en pacientes diabéticos viene reforzado por numerosas evidencias derivadas de múltiples estudios. Al igual que en personas no diabética, la determinación de cistatina permite detectar leves disminuciones del FG comparados con la utilización de creatinina 354,355. La cistatina C también se correlaciona mejor con la estimación del filtrado glomerular y el diagnóstico y estratificación de la ERC en pacientes diabéticos comparado con el cálculo el filtrado glomerular basado en niveles de creatinina356. En el campo de la diabetes mellitus, recientemente se han publicado varios artículos que correlacionan la cistatina C con la albumina en orina y objetivan que ambos marcadores se hallan involucrados independientemente, pero de forma aditiva, en la mortalidad de los pacientes adultos afectos de diabetes mellitus tipo 2357. Además, se ha visto que la correlación entre la concentración de cistatina C sérica y la de albúmina en orina ya se detecta aunque la concentración de albúmina en orina no se encuentre alterada o se haya normalizado con tratamiento con fármacos inhibidores del sistema reninaangiotensina-aldosterona, con lo que pequeños cambios en el FG detectados por elevaciones de la concentración sérica de cistatina C nos permiten diagnosticar la afección renal de la diabetes mellitus tipo 2 en fase todavía más incipiente358. Finalmente, los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 pasan previamente por un periodo de pre-diabetes, en el que pueden presentar ligeras alteraciones de la función renal no detectables por los métodos tradicionales. En el Western New York Study realizado en 1.455 pacientes no diabéticos ni pre-diabéticos con una edad media de 56 años y seguidos durante una media de 2 años, se objetivó que los pacientes que presentaban concentraciones séricas de cistatina C más elevadas en el análisis basal tenían un riesgo 3 veces superior de progresar a pre-diabetes (mientras que la creatinina sérica o la albumina en orina no eran capaces de detectar este deterioro incipiente de la función renal que presagia o se desarrolla en paralelo con la condición de pre-diabetes)359. 152 6.3. Proteinuria y microalbuminuria En nuestro estudio comprobamos que la micro y macroalbuminuria era más prevalente en pacientes con insuficiencia renal que en aquellos sin insuficiencia renal; así mismo era más frecuente en pacientes diabéticos que en los no diabéticos y por último más frecuente en los paciente diabéticos con nefropatía y anemia ( ver tabla 40 y 41). La asociación entre proteinuria y el desarrollo de insuficiencia renal es bien conocida desde hace varias décadas360. Una vez aparece macroalbuminuria, la caída del filtrado glomerular se acelera a un ritmo de unos 11 ml/min/año (Figura 2)361, aunque puede llegar a ser tan pronunciada como 20 ml/min/año. En un paciente con función renal normal, esto significa la necesidad de tratamiento renal sustitutivo en menos de 7-8 años. Figura 2. Fisiopatología de la Nefropatía diabética Aunque en la observación a corto-medio plazo no se aprecia esta progresión acelerada en pacientes con microalbuminuria, hace unos 30 años los popularmente conocidos como los ≪tres mosqueteros≫ de la nefropatía diabética, Mogensen, Parving y Viberti, establecieron esta condición como un 153 claro factor de riesgo para el desarrollo de futura macroalbuminuria e insuficiencia renal. En aquellas primeras series, el 80% de los pacientes diabéticos tipo 1 con microalbuminuria pasaron a macroalbuminuria en los siguientes diez años, normoalbuminuricos en contraposición al 0% de los pacientes 362 . Cuando esta misma observación se trasladó a los pacientes con diabetes tipo 2, la relación siguió siendo muy importante, fundamentalmente en el valor predictivo negativo: solo el 6% de los pacientes normoalbuminuricos progresaba a predictor aun siendo positivo, macroalbuminuria. importante (22% La de relación como pacientes con microalbuminuria progresaban), no era tan fuerte como en los diabéticos tipo 1363, traduciendo la posible etiología multifactorial de la albuminuria (edad, hipertensión arterial, hiperglucemia) en los pacientes con diabetes tipo 2. Estas observaciones iniciales, basadas en el seguimiento de un pequeño número de pacientes, se han confirmado posteriormente en los grandes estudios: el rango basal de proteinuria fue el mejor predictor de insuficiencia renal terminal en los dos principales estudios de intervención en nefropatía diabética tipo 2: los estudios RENAAL (Reduction in Endpoint in Non-Insulin dependent diabetes mellitus with the Angiotensin II Antagonist Losartan) e IDNT (Irbesartan Diabetic Nephropathy Trial). En el estudio RENAAL, los pacientes con proteinuria < 558 mg/g evolucionaron a insuficiencia renal terminal a un ritmo de 18,7 por 1.000 pacientes-ano, mientras que aquellos con proteinuria ≥ 2.545 mg/g lo hicieron a un ritmo doce veces superior: 227,8 por 1.000 pacientes-año. La elevación previa de creatinina plasmática también fue un factor asociado con la evolución a insuficiencia renal terminal364. Y no solo en pacientes con rangos elevados de proteinuria. En el United Kingdom Prospective Diabetes Study (UKPDS), también en diabéticos tipo 2, valores elevados de excreción urinaria de albumina incluso dentro del rango de la normalidad se asociaron a una mayor progresión a macroalbuminuria e insuficiencia renal365. ¿ Es la proteinuria un simple marcador del daño renal o consiste realmente en 154 un factor lesivo que contribuye al empeoramiento? En casos de proteinuria muy elevada como en el mieloma, la formación de cilindros proteicos puede ocasionar obstrucción tubular, rotura de la membrana basal tubular, extravasación del contenido tubular y finalmente inflamación intersticial y fibrosis. Pero niveles menores de proteinuria también podrían ser tóxicos: es bien conocido que cuando las proteínas pasan la barrera glomerular son en parte reabsorbidas por fagocitosis por células del túbulo proximal. Dentro de dichas células, los fagosomas se fusionan con lisosomas y las proteínas entran en un proceso de hidrólisis. Estos productos de degradación de la albumina reabsorbida se han involucrado en la inducción de citocinas inflamatorias (interleucina [IL]-6, IL-8), factores fibrogénicos (factor de crecimiento transformante beta), factores de transcripción (factor nuclear potenciador de las cadenas ligeras kappa de las células B activadas) y factores de proteína quimiotáctica de monocitos 1 (MCP-1), que finalmente provocarían la infiltración del intersticio renal por células inflamatorias y el desarrollo de fibrosis366. La evidencia indirecta de la importancia fisiopatológica de la proteinuria como factor lesivo renal la obtenemos de los ensayos clínicos donde el bloqueo del sistema renina-angiotensina, que reduce en mayor medida la proteinuria que otros tratamientos antihipertensivos para el mismo grado de reducción de la presión arterial, comporto una menor progresión a insuficiencia renal terminal. En el estudio RENAAL, el tratamiento con el bloqueador del receptor AT1 de la Ang II (antagonista de los receptores de angiotensina II [ARA II]) losartan se asoció a un 25% menos de progresión de insuficiencia renal medida como duplicación de la creatinina plasmática basal y un 28% menos de evolución a insuficiencia renal terminal367. Cuando analizaron los resultados según la evolución de la proteinuria, aquellos que redujeron la proteinuria inicial en más de un 30% presentaron casi cuatro veces menos progresión a insuficiencia renal terminal que aquellos que la aumentaron en más de un 30%, con relación progresiva en los grupos intermedios. También en el estudio IDNT, el tratamiento con el ARA II irbesartan comporto una disminución del riesgo de duplicar la creatinina plasmática basal del 33-37% respecto a las otras 155 estrategias antihipertensiva368. De nuevo, la reducción de la proteinuria basal era el principal factor asociado con protección renal369. Como ya comentamos antes, comprobamos una correlación directa entre grado de albuminuria y anemia. Este hecho queda también reflejado en otros artículos como el de Jeremnus G et al370 quienes afirman que en los pacientes con nefropatía diabética ,para el mismo grado de filtrado glomerular, aquellos con más albuminuria tienen más anemia de tal forma que los que tienen albuminuria tienen una tasa 10 de anemia 10 veces más elevadas que los normoalbuminuricos y función renal normal. Sadat M371 et al estudiaron la relación entre anemia y complicaciones cardiovasculares en pacientes diabéticos tipo 2. En su estudio el 80,7% de los pacientes con anemia tenía microalbuminuria y el 50,9% presentaban deterioro de la función renal. Estos datos también concuerdan con otros estudio como el de Adetunji et al.372 que observaron una correlación negativa entre niveles de Hb y relación urinaria de albúmina/creatinina en pacientes con nefropatía diabética así como un incremento de en la prevalencia de la anemia en pacientes microalbuminúricos comparados con normoalbuminúricos a pesar de presentar ambos grupos una tasa de filtrado glomerular similares. Iune AiKo373 et al. comprueban que bajos niveles de EPO estaban relacionados de forma significativa con la presencia de albuminuria y opinan que la proteinuria glomerular causa lesiones a nivel túbulo-intersticial con la consiguiente disminución de los fibroblastos peritubulares productores de EPO. 6.4. Estudio ferrocinético En nuestro estudio comprobamos que los valores de Fe era mayor en los pacientes no diabéticos y con función renal normal y los valores mas bajos lo encontramos en pacientes diabéticos con deterioro de la función renal. Resultados similares en el IST y en los niveles de ferritina. 156 En el estudio se reclutaron 247 pacientes diabéticos, en total 122 ( 49%) presentaban un déficit de Fe ( 106 ferropenia y 16 resistencia). En los pacientes diabéticos con IRC ( 139), 67 tenían déficit de Fe ( 61 ferropenia y 5 resistencias). Aunque los niveles medios de ferritina estaban por debajo de 100 ng/ml, sólo el 41,5% presentaban ferropenia y el 13,6% bloqueo. Al analizar con mas detenimiento éste último, el bloqueo o resistencia fue más frecuente en los pacientes sin diabetes ( 10,8%) (p = 0,012, prueba de Chi cuadrado). La OR era 0,48 para enfermos diabéticos (IC95% 0,29-0,79, P = 0,005, prueba de Mantel-Haenszel). Sólo el 1,03% de los pacientes diabéticos con IRC presentaban bloqueo Cuando se compara solamente a los enfermos con insuficiencia renal no se alcanza la significación estadística (p = 0,171). Si se comparan los pacientes sin insuficiencia renal el resultado queda al borde de la significación estadística (P = 0,081). El análisis por separado de los pacientes con anemia no alcanza diferencia estadística para la presencia de bloqueo en función de la existencia o no de diabetes mellitus. Lo mismo ocurre con la ferropenia. Estos resultados no coinciden con la mayoría de estudios que comprueban que aunque la prevalencia de déficit absoluto de Fe está aumentando en pacientes con IRC la prevalencia de trastornos funcional del Fe ( Fe bajo y ferritina elevada) es más prevalente. El déficit de Fe en la población general es una causa frecuente de anemia y es muy prevalente en pacientes con diabetes e IRC374. En estos pacientes el déficit de Fe en la dieta, baja absorción intestinal y hemorragia gastrointestinal pueden presentar un déficit absoluto de Fe. Datos recientes del NHANES IV 375 demostraron que más del 50% de los pacientes con estadios 2-5 presentaban un déficit absoluto o relativo de Fe. En la IRC ambos déficit, absoluto o relativo, son frecuentes. En un reciente estudio de Iancu et al376 estudiaron a 400 pacientes diabéticos con IRC estadios 3-5 no en diálisis; el 78% ( 315) de los pacientes tenían un 157 déficit de Fe ( 186 ferropenia y 129 resistencia). La anemia por déficit de Fe ocurrió en 74 de los 89 pacientes diabéticos . El sexo femenino fue el único factor independiente de presencia de anemia ferropénica. Los niveles de PRC se correlacionaban con déficit funcional de Fe. En el estudio realizado por New JP, Aung T, Baker PG et al 378la prevalencia de deficiencia de Fe fue mayor en pacientes diabéticos. El déficit relativo de Fe es más frecuente y está íntimamente relacionado con la regulación al alza de citoquinas inflamatorias y pobre respuesta tisular a la EPO, que puede inhibir el transporte de FE hacia los eritroblastos. Los niveles elevados de citoquinas inflamatorias como la IL-6 aumenta la producción y secreción de hepcidina , una proteína hepática que inhibe la absorción intestinal de Fe y altera el transporte de Fe desde el sistema retículoendotelial hacia los eritroblastos. Recientes estudios sugieren que un exceso de hepcidina pudiera ser el responsable, vía descenso de ferroportina, de la menor absorción de Fe a nivel intestinal y de una menor liberación de los depósitos de Fe hacia la sangre379. Además la síntesis de eritropoyetina que habitualmente estimula el transporte de Fe de los macrófagos al torrente sanguíneo está alterada y por tanto exacerba el déficit relativo de FE380. Como se ha comentado anteriormente, la inflamación tiene un efecto muy potente sobre la homeostasis del hierro. En presencia de inflamación, disminuye la absorción intestinal de hierro, hay un secuestro del mismo por el hígado y los macrófagos, y como consecuencia de esto, se produce una disminución del hierro circulante que cursa con depósitos de hierro normales o elevados y que eventualmente termina en la anemia de las enfermedades crónicas, tales como enfermedades crónicas del riñón, infecciones prolongadas, diabetes, trauma severo, artritis reumatoidea, enfermedad de Chron y otras enfermedades inflamatorias del aparato gastrointestinal, cáncer, etc. Actualmente, es ampliamente aceptado que la anemia asociada con las enfermedades crónicas es el resultado de una estimulación de la producción de 158 hepcidina202, 203. También se ha comprobado que la inflamación es un potente inductor de la expresión de hepcidina. En general, patologías asociadas con un estímulo crónico del sistema inmune. Actualmente, es ampliamente aceptado que la anemia asociada con las enfermedades crónicas es el resultado de una estimulación de la producción de hepcidina202,203. Esto se debe a que el promotor del gen de la hepc (HAMP) no sólo posee elementos de respuesta a oligómeros SMAD (sensibles al hierro) sino también a dímeros STAT (sensibles a la inflamación)196,201. Sin embargo, en una comparación entre pacientes diabéticos (N = 555) y controles (n = 704) no se encontraron diferencias en los niveles de hepcidina entra ambos grupos. La hepcidina se correlacionó con la concentración de ferritina en el análisis de regresión, pero a pesar de que los diabéticos tenían mayores concentraciones de ferritina no había asociación entre la diabetes y los niveles de hepcidina388. Experimentos en cultivos de células hepáticas humanas han mostrado que la IL-6, así como otras interleucinas inflamatorias y los lipopolisacáridos presentes en las membranas bacterianas, inducen la expresión de hepc. Por otra parte, en voluntarios humanos los niveles de hepc urinaria se incrementaron hasta 7 veces pocas horas después de una infusión de lipopolisacáridos o de IL-6204, señalando que la hepc funciona como un reactante de fase aguda. Esto, está de acuerdo con las primeras observaciones relacionadas con este péptido al que se le asignó una función antimicrobiana. Así, antes de conocer su función reguladora del metabolismo del hierro, a la hepcidina se le conocía como LEAP-1. En relación con esto, la visión actual es que la hepcidina funciona como una defensina que ejerce su actividad antimicrobiana mediante deprivación de hierro, que es un elemento crítico para la proliferación bacteriana191. Esto se sustenta en hallazgos que datan delos años 70 y que indican que las infecciones se vuelven más severas en condiciones de hiperferremia, la suplementación con hierro en condiciones de infección aumenta la severidad dela infección y comprometen la vida del paciente 205. 159 Durante la infección y trauma el organismo tiene mecanismos para secuestrar el hierro en los depósitos y reducir el hierro sérico, disminuyendo así su disponibilidad para los microorganismos invasores . Este efecto es mediado por un aumento en la síntesis de hepcidina y sus niveles circulantes. El efecto estimulante de la IL-6, así como el de otras citoquinas como IL-1, IL2, IL-7, IL-12, IL-17, IL-23 o mediadores de inflamación como LPS, oncostatina, turpentina, etc. sobre la hepcidina es transcripcional y dependiente de la vía de señalización STAT3. Estos agentes inflamatorios se unen a sus receptores de membrana y producen la fosforilación de los activadores de transcripción STAT3. Esta fosforilación esta mediada por la kinasa Janus, JAK2. La actividad JAK2/STAT3 promueve la dimerización de los activadores STAT3 y su migración al núcleo celular, donde actúan como factores de transcripción nucleares, que tienen afinidad por la sección del DNA donde se ubica el gen promotor de la transcripción de la hepcidina (HAMP) para producir hepcidina 196,197,202,204.. Es importante indicar que aunque el efecto de la IL-6 ha sido el más estudiado, el efecto estimulante de los LPS en la producción de hepc se ha detectado incluso en animales genéticamente modificados para anular la producción de esta Il. También hay que señalar que la estimulación de la producción de hepc por la vía inflamatoria recién descrita requiere de un sistema BMP/SMAD intacto, ya que en animales en que este sistema está alterado, no se produce el aumento en la producción de hepc asociado con la inflamación206. El resultado final es que la inflamación a través de Il-6 implica un aumento de hepcidina que va a suponer una disminución de Fe disponible, por secuestración del Fe en SRE y por bloqueo de su absorción, todo lo cual es característico de la anemia inflamatoria o de proceso crónico. El desarrollo de métodos inmunoquímicos para detectar niveles de hepcidina ha sido complicado porque es difícil generar Ac antihepcidina en huéspedes como el conejo porque la estructura de la hepcidina es pequeña y compacta y oculta los epítopes Ag y además existe un alto grado de conservación de la 160 molécula entre especies lo que disminuye la obtención de una respuesta inmune en el animal huésped. Usando estos métodos de detección de hepcidina varios grupos de investigadores confirmaron la relación entre niveles elevados de hepcidina e IRC y ERCT y la relación con el filtrado glomerular381. Utilizando métodos de Espectrometría de Masas que tiene la gran ventaja que distingue las isoformas es decir la bioactiva H-25 (Hepcidina- 25Aa), de las que no lo son H-22 y H-20, también se ha demostrado unos niveles de hepcidina más elevados en pacientes con IRC que en voluntarios sanos 382,383. Mercadel et al384 investigaron la relación entre niveles de hepcidina, estado inflamatorio, niveles de Hb y estado ferrocinético en 199 pacientes con ERC estadio 1-5 no en diálisis. Midieron el filtrado glomerular con Cr-EDTA , marcadores de Fe y determinación de hepcidina y EPO. Los pacientes con déficit absoluto de Fe tenían los menores niveles de hepcidina y los pacientes con parámetros inflamatorios elevador y niveles normales de Fe los mas elevados. Concluían que los niveles de hepcidina , aunque generalmente se elevan según declina la función renal, se encontraban muy bajos cuando existía una deficiencia severa de Fe. En resumen la patogenia de la anemia en la nefropatía diabética no está aun perfectamente definida. Existen datos consistente que relacionan la sobrecarga de hierro en la etiopatogenia de la diabetes mellitus y de la resistencia a la insulina386 pero no se sabe con exactitud el papel que desempañe la hepcidina387 ( si es la pieza inicial en el desarrollo de sobrecarga férrica y posterior desarrollo de diabetes mellitus o un acompañante mas en el compleja etiopatogenia de la diabetes). Hay evidencias suficientes para asegurar que el déficit absoluto y funcional de eritropoyetina , el déficit de Fe y los niveles elevados de hepcidina juegan un papel importante en la patogenia de la anemia. Conocemos la íntima relación entre insulina, glucemia y hepcidina pero carecemos de un modelo teórico convincente que encaje todas las piezas. 161 Por último, datos concluyentes demuestran sin ningún género de duda que la anemia en general y la ferropénica en particular es más frecuente en paciente diabéticos . Es conocido que la anemia con déficit funcional de Fe ( anemia de trastornos crónicos) es más frecuente en paciente diabéticos y nuevamente se correlaciona con niveles elevados de hepcidina propio de los pacientes con IRC. Sin embargo en nuestro estudio y también en otros esto no ha sido así y hemos encontrado que la anemia ferropénica era más frecuente que la de trastornos crónicos. Este hecho parece ir en contra de las teoría más en boga . Como he comentado anteriormente la patogenia de anemia en el paciente diabético es compleja y seguramente estarán involucrados otro elementos que no son conocidos en el momento actual. Sin embargo centrándonos en el papel de la hepcidina existen algunos estudios384 en los que comprueban que cuando existe una ferropenia absoluta los niveles de hepcidina están bajos y por lo tanto no promueven el bloqueo del hierro en los depósito. Si elaboramos una hipótesis en la introducimos pocas pocas variables ( ferropenia y estado proinflamatorio) podemos pensar que los niveles de hepcidina fluctúan según la ferropenia y el nivel proinflamatorio del individuo en cuestión: En nuestros pacientes parece que el estímulo positivo proinflamatorio sobre la hepcidina queda contrarrestado por la ferropenia detectada en nuestros pacientes y puede que justifique unos niveles bajos de hepcidina que podría justificar la baja incidencia de resistencia detectada en nuestros pacientes diabéticos. Desgraciadamente no hemos podido medir hepcidina en nuestros pacientes y por tanto todo lo que podemos hablar a este respecto es completamente hipotético. No obstante, ello abre un interesante camino para la investigación en este grupo de pacientes que esperamos poder desarrollar en proyectos posteriores. 162 7.LIMITACIONES Y FORTALEZAS 163 7. Limitaciones y fortalezas La principal limitación de este estudio para la interpretación de sus resultados es su naturaleza transversal y que las conclusiones se obtienen a partir de unos niveles de hemoglobina, parámetros férricos y cistatina C en una sola determinación analítica. No obstante, esta metodología no es diferente de la que se ha utilizado en estudios similares309. Otra limitación proviene que en este estudio no se valoraron otros parámetros que influyen en el nivel de hemoglobina, tales como presencia de inflamación, parámetros nutricionales, o niveles de hormona paratiroidea intacta. A pesar de ello, en estudios similares, como es el estudio MERENA no se encontraron diferencias significativas en estos parámetros en los pacientes con insuficiencia renal incluidos presentasen o no diabetes mellitus 308 . Puesto que el hiperparatiroidismo es una consecuencia de la insuficiencia renal sin relación con la diabetes mellitus es improbable que ello haya podido afectar nuestros resultados. Es posible que haya habido diferencias nutricionales o de grado de inflamación entre ambas muestras; sin embargo, puesto que la inflamación se asocia al bloqueo de depósitos habría que esperar que fueran los pacientes diabéticos los más afectados por el problema y nuestros resultados indican lo contrario. Por otro lado, el estudio se centró en población general entre los 55-75 años , obviando los pacientes mayores de 75 años en los cuales una amplia variedad de cambios fisiológicos enfermedades crónicas y trastornos inflamatorios pueden influir sobre el estudio ferrocinético. Esto es una fortaleza. La cistatina C puede verse influenciada por algunas situaciones como las enfermedades tiroideas o el uso de corticoides, que no hemos descartado en nuestro estudio, aunque la baja prevalencia que presentan estas situaciones en población general tampoco deberían alterar de modo significativo las conclusiones finales. 164 Además, este estudio no es extrapolable a la población global de pacientes con ERC, ya que muchos son atendidos en Atención Primaria por la levedad de su afectación, sino al subgrupo de pacientes atendidos en consultas externas de Nefrología, que presumiblemente tienen más comorbilidades asociadas según se incrementa la gravedad de la insuficiencia renal que justificaba su atención en servicios especializados. 165 8.CONCLUSIONES 166 Conclusiones 1. Los pacientes afectos de ERC estadios 3, 4 y 5 no en diálisis seguidos en consultas hospitalarias presentan una alta prevalencia de anemia. 2. La prevalencia de anemia muestra una relación inversa con el filtrado glomerular. 3. La cistatina C es un buen parámetro de función renal y se correlaciona con la presencia de anemia 4. La prevalencia de anemia es mas frecuente en pacientes diabéticos con insuficiencia renal. 5. La ferropenia es muy frecuente en pacientes diabéticos con insuficiencia renal. 6. El déficit funcional (bloqueo de depósitos de Fe) en pacientes diabéticos es menos frecuente que en los pacientes con insuficiencia renal que no padecen diabetes mellitus. El mecanismo patogénico que explique el estado ferrocinético en pacientes diabéticos con IRC necesita ser aclarado. 167 9.ÍNDICE DE TABLAS 168 INDICES DE TABLA Tabla 1 Criterios diagnósticos de la enfermedad renal crónica Tabla 2 Categorías por FG Tabla 3 Clasificación en grados de la enfermedad renal crónica Tabla 4 Frecuencia de monitorización de visitas (nº de visitas anuales) Tabla 5 Algoritmo de derivación a nefrología Tabla 6 Prevalencia de la enfermedad renal crónica Tabla 7 Prevalencia y estimaciones por estadios en los EEUU Tabla 8 Resultados principales del estudio EPIRCE Tabla 9 Evolución de la prevalencia de los pacientes en TSR Tabla 10 Evolución de la prevalencia de los pacientes en TSR Tabla 11 Factores de riesgo de la enfermedad renal crónica Tabla 12 Tabla 13 Condiciones en que se debe realizar el cálculo del FG mediante colección de orina de 24 horas Ecuaciones recomendadas para estimar la función renal Tabla 14 Ecuación CKD-EPI Tabla 15 Ecuaciones del FG basadas sólo en Cistatina C Tabla 16 Ecuación cistatina C y creatinina-cistatina C para estimar el FG Tabla 17 Puntos de corte que definen la anemia en función de los niveles de Hb Tabla 18 Vías metabólicas involucradas en los mecanismos lesivos a nivel renal en la DM Tabla 19 Resultados del test de Kolmogorov-Smirnov para las variables analizadas Tabla 20 Características de los pacientes incluidos en el estudio Tabla 21A Grado de obesidad. Valor absoluto Tabla 21B Grado de obesidad Tabla 22A Obesidad abdominal. Valor absoluto Tabla 22B Obesidad abdominal Tabla 23 Causa de enfermedad renal Tabla 24 Causa de enfermedad renal Tabla 25 Prevalencia de IRC según FG calculado por fórmula de Hoek Tabla 27 Clasificación por estadios KDIGO según el FG calculado por fórmula de HoeK 169 Tabla 28 Características bioquímicas Tabla 29 Características bioquímicas: comparación según la presencia o no de IRC Tabla 30A Uso de IECA/ARA ( valor absoluto) Tabla 30B Uso de IECA/ARA en porcentaje Tabla 31A Tratamiento con Epo. Según diabetes en valor absoluto Tabla 31B Tratamiento con Epo. Pacientes según función renal en porcentaje Tabla 32A Tratamiento con suplementos de Fe. Según diabetes en valor absoluto Tabla 32B Tratamiento con suplementos de Fe. Según diabetes en porcentaje Tabla 33A Tratamiento con suplementos de Fe. Según función renal en valor absoluto Tabla 33B Tratamiento con suplementos de Fe. Según función renal en porcentaje Tabla 34A Prevalencia de anemia. Valor absoluto Tabla 34B Prevalencia de anemia en porcentaje Tabla 35 Anemia. Función renal y diabetes Tabla 36 Estudio ferrocinético Tabla 37 Prevalencia de ferropenia. Valor absoluto Tabla 38A Prevalencia de ferropenia agrupada. Valor absoluto Tabla 38B Prevalencia de ferropenia en porcentaje Tabla 38C Prevalencia de ferropenia en porcentaje. IRC. Diabetes Tabla 39 Proteinuria y microalbuminuria Tabla 40 Prevalencia de microalbuminuria. Valor absoluto Tabla 41 Correlaciones para Fe, ferritina e IST Tabla 42 Resultados análisis de regresión. Relación con la Hb Tabla 43 Regresión logística para resistencia a hierro Tabla 45 Tabla de contingencia IRCCIS * DM Tabla 46 Tabla 46. Tabla de contingencia IRCCIS * ANEMIA en pacientes no diabéticos Tabla 47 Tabla de contingencia IRCCIS * ANEMIA en pacientes diabéticos 170 10.ÍNDICE DE FIGURAS 171 INDICE DE FIGURA Figura 1 Pronóstico de la ERC según las categorías de FG y de albuminuria Figura 2 Día mundial del riñón. 13 de Marzo de 2014 Figura 3 Modelo conceptual original para la ERC Figura 4 Etiopatogenia de la anemia en la ERC Figura 5 Regulación de eritropoyetina Figura 6 Absorción, transporte, utilización, almacenamiento y reutilización del hierro en humanos Figura 7 Vías de absorción del Fe por el enterocito. Figura 8 Secuencia aminoacídica y modelo de estructura de la hepcidina Figura 9 Figura 11 Regulación de la absorción intestinal de hierro por la hepcidina en condiciones fisiológicas.. Patogenia de la AEC asociada a obesidad y sus comorbilidades como fenómeno multifactorial en el que intervienen diversos mecanismos donde la inflamación crónica. Prevalencia de DM en Extremadura Figura 12 Prevalencia de anemia en pacientes diabéticos y no diabéticos Figura 13 Mecanismo de anemia en nefropatía diabética Figura 14 Fisiopatología de la nefropatía diabética Figura 10 172 11.BIBLIOGRAFÍA 173 Bibliografía 1. World Health Organization. WHO Global report. Preventing Chronic Diseases. A vital investment. Geneva: WHO; 2005. 2. Otero A, Gayoso P, Garcia F, de Francisco AL; EPIRCE study group. Epidemiology of chronic renal disease in the Galician population: results of the pilot Spanish EPIRCE study. Kidney Int Suppl. 2005;(99): S16-9. 3. Mendelssohn DC. Coping with the CKD epidemic: the promise of multidisciplinary team-based care. Nephrol Dial Transplant 2005; 20 (1): 10-2. 4. Levey AS, Atkins R, Coresh J, Cohen EP, Collins AJ, Eckardt K-U, Nahas ME, Jaber BL, Jadoul M, Levin A, Powe NR, Rossert J, Wheeler DC, Lameire N, Eknoyan G. 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Objetivo del estudio El presente estudio pretende valorar la incidencia de anemia en pacientes con insuficiencia renal definida por medición de la cistatina C, comprobar la prevalencia de alteraciones ferrocinéticas en la aparición de anemia y evaluar la influencia de la diabetes mellitus sobre la patogenia de la anemia ferropénica en la insuficiencia renal. Participación voluntaria Usted es completamente libre de elegir participar o no en el estudio. Si usted no desea participar, puede expresarlo libremente, sin que esto suponga una alteración en la relación habitual que mantiene con su médico, que seguirá siendo la misma. Si está de acuerdo en participar en el estudio se le pedirá su consentimiento por escrito (consentimiento informado). Se le entregará una copia del impreso de consentimiento informado para que la guarde. Número de pacientes participantes Para que la información obtenida tenga valor se necesitan incluir 500 pacientes con insuficiencia renal Por esta razón está prevista la participación de una serie de pacientes que, al igual que usted, acuden a consultas de medicina interna del complejo hospitalario universitario de Badajoz Procedimientos del estudio El médico valorará si es candidato a participar en el estudio y, antes de que usted participe, le explicará en qué consiste, asegurándose de que lo comprende. Para realizar el estudio se le hará una única visita , una serie de preguntas sobre su patología y sus síntomas y una extracción de sangre. Permiso para la Revisión de las Historias Si decide participar, sus documentos médicos relacionados con su enfermedad podrían ser revisados. Sólo el médico y el personal que depende de él, las personas dependientes de las Autoridades Sanitarias, miembros de los Comités Éticos y otras personas designadas por ley tendrán acceso directo a sus registros médicos para comprobar que el estudio se está llevando acabo correctamente. No obstante, su nombre no será desvelado fuera del centro donde se está realizando el estudio. Beneficios y riesgos esperados Su participación en el estudio no supone riesgo alguno, ya que no se realiza ninguna prueba que no se fuera a realizar en cualquier caso por motivo de su consulta. Los únicos riesgos son los derivados de la técnica de venopución para la extracción de sangre . La toma de muestras de sangre le puede provocar una sensación de ardor en el punto en el que se introduce la aguja en la piel y ocasionar un pequeño hematoma o una leve infección que desaparece en pocos días. Más raramente puede aparecer mareo en el momento de la extracción de sangre. Si decide participar en el estudio, se le proporcionará cualquier información adicional que se obtenga durante el desarrollo del estudio, que pueda afectar a su decisión de participar en el mismo. Confidencialidad Si acepta participar en el estudio, se mantendrá absoluta confidencialidad de su nombre. Según la ley orgánica 15/1999 del 13 de diciembre de Protección de datos, el consentimiento informado para el tratamiento de sus datos personales y para su cesión es revocable. Ud puede ejercer el derecho de acceso, rectificación y cancelación dirigiéndose al investigador, como responsable de los datos, el cual lo pondrá en conocimiento del resto de los profesionales participantes en el estudio y que tengan acceso de sus datos. Si desea hacer alguna pregunta o aclarar algún tema relacionado con el estudio, o si precisa ayuda por cualquier problema de salud relacionado con este estudio, por favor, no dude en ponerse en contacto con: Dr. .............................................................. Teléfono: ........................................... 210 ANEXO 2. Consentimiento Informado por escrito TITULO DEL ESTUDIO Influencia de la diabetes mellitus en la patogenia de la anemia en la insuficiencia renal estadios III a V antes de iniciar tratamiento renal sustitutivo. Yo,......................................................................................................... (nombre completo del paciente) - He leído la hoja de información que se me ha entregado. - He podido hacer preguntas sobre el estudio. - He recibido suficiente información sobre el estudio. - He hablado con: .............. (nombre del Investigador) - Comprendo que mi participación es voluntaria. - Comprendo que puedo retirarme del estudio: 1º Cuando quiera. 2º Sin tener que dar explicaciones. 3º Sin que esto repercuta en mis cuidados médicos. Presto libremente mi conformidad para participar en el estudio. Fecha ___/___/___ día mes año Fecha ___/___/___ día mes año Firma del participante Firma del investigador Según la Ley 15/1999 de 13 de Diciembre, el consentimiento para el tratamiento de sus datos personales y para su cesión es revocable. Vd. puede ejercer el derecho de acceso, rectificación y cancelación dirigiéndose al investigador, el cual lo pondrá en conocimiento del promotor. 211