fallo completo - ABOGADOS IN HOUSE | Noticias para Abogados

Anuncio
CONTRATO DE AGENCIA – RELCIÓN DE GRUPO – CONTROL
Expte. 77.774, Reg. 128.534/2.000 - "Daly y Compañía S.A. s/quiebra c/ Cadbury Schweppes Public
Limited y otro" - CNCOM - SALA A - 28/06/2007
En Buenos Aires, a los 28 días del mes de junio de dos mil siete, se reúnen los Señores Jueces de
Cámara en la Sala de Acuerdos, con asistencia de la Señora Secretaria de Cámara, para entender en
los autos caratulados "DALY Y COMPAÑÍA S.A. s/QUIEBRA c/ CADBURY SCHWEPPES PUBLIC LIMITED Y
OTRO" (Expte. N° 77.774, Registro de Cámara N° 128.534/2.000)), originarios del Juzgado del Fuero
Nro. 4, Secretaría Nro. 8, en los cuales, como consecuencia del sorteo practicado de acuerdo con lo
establecido por el artículo 268 C.P.C.C., resultó que debían votar en el siguiente orden: Vocalía Nro. 3
(a cargo de la Dra. María Elsa Uzal), Vocalía Nro. 1 (a cargo de la Dra. Isabel Míguez), y Vocalía Nro. 2
(a cargo del Dr. Alfredo Arturo Kölliker Frers).//Estudiados los autos, se planteó la siguiente cuestión a resolver:
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?
A la cuestión propuesta la Señora Juez de Cámara Doctora María Elsa Uzal dijo:
I) HECHOS DEL CASO
a) A fs. 246/256 'Daily y Cía. S.A.' (su quiebra) promovió demanda contra 'Cadbury Schweppes Public
Limited' (en lo sucesivo 'Cadbury') y 'Cadbury Stani S.A.' (en adelante 'Stani') por el cobro de dólares
estadounidenses diez millones doscientos noventa y siete mil ciento setenta (U$S 10.297.170) en
concepto de comisiones directas (U$S 450.000) e indirectas (U$S 9.837.333) no percibidas (v. fs.
389), así como de los supuestos daños y perjuicios que tal incumplimiento trajo aparejado a su parte,
con más costas.Manifestó que el 01/01/1933 celebró con Cadbury International Limited (sic fs. 247vta.) y J.S. Fry &
Sons Limited un contrato de agencia que le confería la representación exclusiva de esta última firma
en el ámbito de la República Argentina, y cuyo objetivo era la distribución y venta de los productos
que exportaba a estas latitudes Cadbury International Limited, división exportadora de 'Cadbury'.Relató que el convenio de referencia, pautaba -entre otras cuestiones- una comisión del 10% (valor
FOB) a favor del agente sobre todos aquellos productos de Cadbury International Limited que aquél
vendiese en el país.Siguió diciendo que al haber sido designado agente exclusivo en el territorio nacional, debió
adaptarse al desafío empresarial representado por la necesidad de introducir nuevos productos en el
vasto territorio nacional, llegándose a ubicar en la preferencia del público consumidor.Sostuvo que tal adaptación significó la instalación de depósitos y la organización de la cadena de
distribución del producto, lo que -a su juicio- implicó montar una organización compleja con alto
grado de inversión en bienes de capital y personal.Enunció que la relación comercial con 'Cadbury' -la demandada extranjera- comenzó a desgastarse,
toda vez que ésta desplegó negociaciones tendientes a instalarse en el país a través de otra empresa,
hecho éste que se evidenció a principios de 1993, con la aparición en escena de 'Stani', sociedad
controlada por Vanmar S.A., asociada con 'Cadbury' a tal fin. Afirmó que la nueva sociedad comenzó
a operar en el mercado argentino a partir de 1993, vendiendo los productos de 'Cadbury', y
vulnerando de ese modo la exclusividad que hasta ese entonces se había conferido a su parte.-
En este punto de la exposición, sostuvo que el 29/07/1994, 'Cadbury' le informó por escrito respecto
a la finalización del contrato de agencia, luego de sesenta y un (61) años de vigencia, brindándole conforme pautas emergentes del convenio- un preaviso de seis (6) meses.No obstante dicho aviso, la actora reconoció que siguió desplegando su actividad durante todo el
plazo previsto, hasta febrero de 1995. Agregó que 'Cadbury' omitió -sin justificación de ningún tipo-,
el pago del margen comisional pactado.Asimismo arguyó que la falta de pago de las comisiones convenidas por el período comprendido
entre octubre de 1993 y febrero de 1995, ocasionaron en su seno un ahogo económico y financiero
de extrema gravedad. Añadió que paralelamente sus acreedores comenzaron a presionarla a fin de
procurar el cobro de sus acreencias, las que no () pudieron ser satisfechas debido a la inexistencia de
ingresos, lo que trajo aparejado el estado de cesación de pagos y consiguiente quiebra, en mayo de
1998.Finalmente expuso que de haberse oblado las comisiones en debido tiempo, hubiera podido evitar su
estado de insolvencia ya que con tales ingresos hubiese podido solventar holgadamente los costos de
explotación de su actividad. Señaló que sin prever las consecuencias dañosas de su accionar
infundado, las demandadas incumplieron el contrato primigenio, que en definitiva constituyó el
marco de su supervivencia y prueba de su idoneidad en la comercialización y distribución de
productos que por más de sesenta años le había asignado el comitente.b) A fs. 274/285 se presentó Cadbury Stani S.A.I.C. e interpuso como impedimentos procesales de
previo y especial pronunciamiento las excepciones de defecto legal y de falta de personería, que
fueron resistidos por la actora a fs. 293/297, y subsanadas a fs. 389 (véase resolución de fs. 393).c) De su lado, a fs. 346/357 se presentó Cadbury Schweppes Public Limited Company, e interpuso las
excepciones de previo y especial pronunciamiento de defecto legal y de falta de personería
(contestadas por la actora a fs. 389, y resueltas a fs. 393, como se citara supra), así como las defensas
de i) falta de legitimación activa, ii) falta de legitimación pasiva y iii) prescripción. Las últimas tres
excepciones enumeradas fueron diferidas para el momento del dictado de la sentencia.d) A fs. 399/410 contestó demanda 'Stani' en forma subsidiaria a las excepciones antes referidas,
requiriendo su rechazo, con costas.Luego de aludir al desarrollo de su actividad en el mercado argentino, consistente en la elaboración
de golosinas azucaradas (tales como las gomas de mascar 'Beldent', 'Bazooka', los caramelos 'Media
Hora' y 'Palitos de la selva' y las pastillas 'Punch' y 'La Yapa') y su comercialización desde la década del
´50, señaló que recién a partir de marzo de 1995 comenzó a importar y luego a fabricar y
comercializar, con relativo éxito, los chocolates marca Cadbury.Manifestó que desde 1993 el accionista controlante de 'Stani' es Vanmar S.A., sociedad ésta
controlada -a su vez- por Cadbury Schweppes Investments B.V., constituída en la ciudad de
Amsterdan, Reino de Holanda. Asimismo, admitió que 'Cadbury' -la restante codemandada- es
controlante de esta última sociedad y consecuentemente lo es también desde 1993 (en forma
remota) de 'Stani'.Enunció que el control reconocido supra es "de derecho", o sea que el único control que ejercen los
accionistas es de tipo "societario", mediante decisiones regulares de tipo asambleario.Siguió diciendo que 'Stani' es una empresa que desarrolla una actividad coordinada pero
absolutamente independiente de sus controlantes, sin perjuicio de que mantuvo y mantiene
relaciones comerciales con otras empresas controladas por 'Cadbury', y en todos los casos, estas
relaciones lo son en condiciones "de mercado", por lo que si bien es correcto señalar que ambas
codemandadas integran un 'grupo empresario' en el que 'Cadbury' posee el control societario de
'Stani', en modo alguno puede inferirse que este agrupamiento haya importado una conducción
unificada, o una derivación irrazonable de beneficios, actos de dominación empresaria de una por
otra, o siquiera confusión patrimonial.Añadió que 'Stani' es una persona jurídica absolutamente independiente de 'Cadbury', y que si ésta
hubiese incumplido algún contrato -como sostiene la actora- debería responder por sí, no
pretendiéndose extender la responsabilidad a una sociedad controlada, máxime siendo 'Cadbury'
una sociedad con un patrimonio muy significativo, y constituída en el Reino Unido, país que, como es
obvio, no puede ser calificado como paraíso fiscal.De su lado, negó que hubiese celebrado con la accionante el contrato de agencia que ésta invoca
como base de su reclamo. Al respecto, admitió que si bien su parte coexistió con la demandante en
mercados tangenciales (pues ambas empresas giraban en un rubro alimenticio común), desconocía
totalmente bajo qué forma vendía la ahora fallida sus productos.Aseveró que la actora era reconocida popularmente como un 'importador y distribuidor', y no como
un 'agente' propiamente dicho, pudiendo ser considerada -en el mejor de los casos- como un
distribuidor, por lo que su sustitución por un tercero se hubiese hallado plenamente justificada.Asimismo sostuvo haber tomado conocimiento que la accionante mantenía una cuantiosa deuda con
Cadbury International Limited, por lo que la decisión de éstade hacer cesar sus ventas a la actora a
partir de febrero de 1995 lucía razonable (cfr. arg. art. 1.204 Cód. Civil).Por último, concluyó en que la debacle financiera de la accionante nada tuvo que ver con que
'Cadbury' le surtiera o no de productos, pues pudo haber seguido explotando las restantes líneas de
productos importados con que trabajaba en ese entonces. Finalmente adujo que seguramente las
causas de desequilibrio económico-financiero de la demandante tuvieron que ver con su propia
torpeza empresaria y/o factores macroeconómicos imperantes en la década del ´90.e) A fs. 413/421 contestó demanda Cadbury Schweppes Public Limited Company, quien solicitó su
rechazo con imposición de costas.Esbozó similar esquema argumental defensivo que la anterior codemandada, haciendo hincapié en la
inexistencia de participación de su parte en el contrato de agencia invocado por la actora.Por ello, a los fines evitar reiteraciones innecesarias se remite a lo descripto en el punto anterior, con
la salvedad expuesta seguidamente.Relató que originariamente fue constituida en 1897 con la denominación Schweppes Limited
(equivalente a nuestro tipo societario de 'sociedad de responsabilidad limitada'), cambiando
posteriormente dicha denominación a Cadbury Schweppes Limited (1967), para pasar en 1981 a
llamarse Cadbury Schweppes Public Limited Company (equivalente en tipo societario a la 'sociedad
anónima con cotización pública').Consecuentemente, señaló que jamás tuvo como denominación social Cadbury Brothers Limited, ni
Cadbury International Limited, ni fue continuadora de ninguna de éstas.I) La sentencia
1. El decisorio de fs. 1999/2018, el a quo: i) acogió favorablemente las defensas de falta de
legitimación activa y pasiva, así como la de prescripción incoadas por 'Cadbury', ii) rechazó la
demanda incoada por Daly & Compañía S.A. (su quiebra) contra 'Cadbury' y contra 'Stani', a quienes
absolvió, e iii) impuso costas a la demandante, por ser parte vencida en la contienda (art. 68 CPCCN).Al tratar lo concerniente a la falta de legitimación activa, el a quo estimó que las piezas agregadas en
la quiebra de la accionante Daly y Cía. S.A. -cuyas copias certificadas se anejaron a la causa- resultan
insuficientes al fin previsto, debiéndose haber acreditado tal calidad a través de la prueba
instrumental o, en su caso, informes de la Inspección General de Justicia.2. En punto a la falta de legitimación pasiva, consideró que Cadbury International Limited era una
persona jurídica distinta e independiente de 'Cadbury', y que nunca ninguna de ellas habría tenido
como denominaciones 'Cadbury Brothers Limited' y/o 'J.S. Fry & Son Limited', lo que denotaba la
falta de identidad entre las firmas demandadas y aquellas que aparecían como firmantes del
contrato de agencia, justificando, pues, la procedencia de la excepción planteada.3. Finalmente -y más allá que lo precedente hubiese bastado para la desestimación de la accióntrató lo concerniente a la defensa de prescripción, que también acogió. Limitó su análisis a lo que en
suma, terminó siendo objeto del reclamo: el cobro de las comisiones directas e indirectas
pretendidas por el demandante.Apreció aplicable a la especie la prescripción bianual emergente del art. 4032 inc. 3° del Cód. Civil,
fundando tal decisión en el precedente "Eliovac S.A. c. Hewlett Packard Argentina S.A.", emitido por
esta CNCom. Sala B. Consideró que los dos años debían computarse desde que los honorarios o
comisiones se devengaron, es decir, desde que quedó finiquitada su gestión (08/02/1995),
concluyendo que la acción se hallaba prescripta a la época en que la actora remitió las cartas
documento a las accionadas (18/06/1998) así como al momento de la asignación de la mediación
pública (14/07/1998).Con lo expuesto optó -como se dijera- por rechazar la demanda.III) Los agravios
Contra la sentencia de primera instancia se alzó la accionante a fs. 2020, quien fundó su recurso a fs.
2029/2035.Se quejó por considerar improcedente las excepciones de falta de legitimación activa, de falta de
legitimación pasiva y de prescripción, deducidas por 'Cadbury' y receptadas -conforme se apuntópor el anterior sentenciante.IV) LA SOLUCIÓN
1) Liminarmente he de destacar que la actora invocó como causa fuente de las obligaciones
reclamadas el contrato de agencia celebrado el 01/01/1933 entre Cadbury Brothers Limited y J.S. Fry
& Sons Limited, por un lado, y Eduardo P. Daly y Cía., por otro.Las propias partes han caracterizado su relación como un contrato de agencia (véase copia
certificada de tal contrato a fs. 4/7) el cual, como es sabido, constituye una modalidad de
comercialización efectuada por terceros, que participa de los elementos comunes y caracterizantes
de los demás contratos con finalidad distributiva (vgr. contrato de concesión, de distribución
propiamente dicha, de franquicia, etc.). A través de él se vinculan dos empresarios autónomos,
obligándose uno de ellos -denominado 'agente'- a promover y gestionar- en forma permanente, y
percibiendo una retribución o comisión, la celebración de contratos a favor y en interés de otro
llamado 'principal' o 'proponente' (cfr. Rouillon, Adolfo y otros, Código de Comercio - Comentado y
Anotado, t. II, La Ley, Buenos Aires, 2005, p. 771).La doctrina nacional puntualiza como elementos que caracterizan la figura, los siguientes: i) el agente
tiene por obligación principal promover los negocios del principal y por ello, como regla, actúa en su
nombre y sin representarlo;; ii) el agente es un empresario autónomo, no dependiente del principal;
iii) la vinculación entre las partes está dotada de estabilidad y refiere, no a negocios determinados,
sino a todos los posibles contratos que se concierten respecto a lo que constituye el objeto de la
agencia; iv) el agente no queda personalmente obligado frente a los terceros, ya que no es parte en
el contrato celebrado entre el principal y su cliente, teniendo el primero -además- facultad
discrecional de aprobar los que celebre el agente, en forma previa a que produzcan efectos frente a
terceros, y v) entre las partes -principal y agente- no hay transmisión de la propiedad de las cosas a
comercializar (cfr. entre otros Lorenzetti, Ricardo Luis, Tratado de los contratos, T. I, Ed. Rubinzal
Culzoni, Santa Fe, 2004, p. 629/630; Farina, Juan, Contratos comerciales modernos, T. I, Ed. Astrea,
Buenos Aires, 2005, p. 504). Asimismo, el carácter de 'exclusividad' a favor del agente, confiriéndole
exclusividad sobre determinado territorio, es usualmente pautado en el contrato en cuestión,
aunque no es definitorio de su naturaleza (cfr. Marzoratti, Osvaldo, Sistemas de distribución
comercial, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1995, p. 25).En la especie, ha de remarcarse que en ese entonces fueron dos las partes celebrantes de la
convención de 1933, y a los fines de brindar el tratamiento debido a la cuestión, corresponde
verificar si los actuales litigantes son -o no- continuadores de aquellos contratantes originarios y, por
ende, si revisten la condición de legitimados activo o pasivo -en su caso- para actuar en la presente.Consiguientemente, he de proponer -por una cuestión de orden metodológico- analizar, en primer
lugar, la procedencia de la falta de legitimación activa, para luego tratar lo concerniente a la falta de
legitimación pasiva y finalmente, lo relativo a la defensa de prescripción.2) Falta de legitimación activa:
La quejosa manifestó que la decisión tomada por el anterior sentenciante al declarar viable esa
excepción fue errónea, toda vez que en estos actuados obran elementos más que suficientes para
demostrar que "la actora fue continuadora de la primigenia sociedad Eduardo P. Daly & Cía." (fs.
2029vta.). A tal fin invocó cierta prueba emergente del expediente correspondiente a la quiebra de
Daly y Cía. S.A. que he requerido y tengo a la vista, se refirió al informe general de la sindicatura (art.
39 LCQ), obrante a fs. 819 de esos actuados, y al relato de los antecedentes de la sociedad, de fs.
351/356, titulado "Anexo 2 - Historia y antecedentes de la sociedad".Asimismo reparó en que la sociedad data del año 1917 -época en la que giró bajo el nombre de
Eduardo P. Daly & Cía.- sufriendo su transformación en el tipo 'sociedad anónima', cuya inscripción
definitiva en el Registro Público de Comercio se perfeccionó el 26/04/1961, bajo el n° 743, Folio 107,
Libro 54, Tomo A de Estatutos Nacionales, conforme surge del informe de la IGJ, obrante a fs.
1188/1284.En este marco, ha de ponerse de relieve que la legitimatio ad causam significa la correspondencia del
derecho sustancial con la persona que lo hace valer. La pauta para determinar la existencia de
legitimación procesal está dada, en principio, por la titularidad activa o pasiva de la relación jurídica
sustancial controvertida en el proceso (CApelCCJunín, 20/06/1989, in re: "Cooperativa Agrícola
Ganadera de Zavalía c. Rancho O.C.S.A. y otros"; LL, 1989-D, 406; DJ, 1989-2-778).En la especie, al presentarse en concurso Daly & Cía S.A. se refirió a sus orígenes ("Historias y
antecedentes de la sociedad"), aludió a Eduardo P. Daly & Cía., y enunció que la sociedad había sido
constituida en 1917 bajo el tipo de 'Sociedad Comercial Colectiva' (fs. 351 de la causa traída ad
effectum videndi et probandi) y que se dedicaba a la importación y distribución de productos del
Reino Unido y del resto de Europa.No obstante dichas referencias históricas, al cuestionarse aquí frontalmente la legitimación activa,
era carga procesal de la accionante demostrar documentalmente y en debida forma, la manera en
que la primero concursada y hoy fallida, devino en continuadora de la inicial explotación de Eduardo
P. Daly & Cía. Recuerdo -una vez más- que en la especie el a quo estimó que las piezas agregadas en
la quiebra de la accionante Daly y Cía. S.A. resultaban insuficientes al fin previsto por esta sociedad.Así las cosas, atendiendo a los términos de la expresión de agravios -y conforme revela la respuesta a
oficio provista por la IGJ-, Daly & Cía. S.A. fue continuadora de Daly & Cía S.R.L., sociedad constituida
-aparentemente- el 29/01/1951 (véase fs. 1199).Sin embargo, no surge de la prueba de informes, ni de la instrumental presentada por ante este
Tribunal en forma alguna, que Daly & Cía S.R.L. haya sido, efectivamente, la continuadora de Eduardo
P. Daly & Cía. Sociedad Comercial Colectiva (parte celebrante del contrato). Es que si bien se acreditó
la relación existente entre Daly & Cía. S.A. y Daly & Cía S.R.L., no se hizo lo propio respecto al nexo
que presuntamente debió existir entre esta última y la primigenia Eduardo P. Daly & Cía. Sociedad
Comercial Colectiva.Obsérvese que:
a) De la copia del instrumento notarial obrante a fs. 1199/1206 -adjuntado por la IGJ en su responde
de oficio-, se extrae que los socios de 'Daly y Compañía Sociedad de Responsabilidad Limitada' entidad cuyo contrato constitutivo data, como ya de dijo, del 09/01/1951 (fs. 1199)- se reunieron en
1955 para establecer -entre otras cuestiones- la proporción en la que se distribuirían las cuotas del
capital social pertenecientes a los socios fallecidos Victoria Daly y Angel Galileo Pérez Esquire. En
orden a lo ya afirmado, de tal escritura no surge que ninguno de estos socios fallecidos haya firmado
el contrato de 1933, o hubiese estado siquiera presente en ese acto, ni mucho menos que la SRL haya
sido la continuadora de Eduardo P. Daly & Cía. Sociedad Comercial Colectiva.b) Por otro lado, a fs. 385/397 de la causa traida ad effectum videndi et probandi, obra copia
certificada de la escritura anejada por la fallida en la que se dejó constancia de la transformación de
la SRL -mencionada en el punto anterior- en SA., dispuesta el 27/06/1960. Pero nada enuncia
respecto al nexo que pudo haber existido entre esa SRL y la sociedad partícipe como parte de la
convención celebrada en 1933.En esa inteligencia, apréciese que del modo descripto aparecen aquí en escena tres personas
jurídicas distintas y, por ende, independientes. A ello se adiciona la circunstancia -no poco relevanteque, las sociedades involucradas eran sociedades familiares (véase fs. 351vta. expte. traído ad
effectum videndi et probandi), hecho que no obsta a conjeturar que Eduardo P. Daly & Cía. Sociedad
Comercial Colectiva haya sido objeto de una ulterior transformación en el ente que en la especie
oficia como actora; sin embargo, ello -atento a la excepción que nos ocupa- debe probarse.Así como cupo al síndico aquí acreditar los hechos controvertidos de los que se pretende valer para
obtener el acogimiento de su pretensión y que la actora fallida es la titular de la relación jurídica que
le brinda legitimación a tal fin. Ello, en principio, sólo se justifica válidamente con la sucesión de los
instrumentos constitutivos debidamente inscriptos allegados en original, con sus copias certificadas,
o con informes emanados de la autoridad registral con explícita referencia a los antecedentes que
resultan de menester a los fines requeridos, elementos éstos ausentes en la causa.Téngase presente que las reglas sobre la carga de la prueba constituyen un recurso para descartar la
posibilidad de que el juez llegue a un non liquet con respecto a la cuestión de iure a causa de lo
dudoso de los hechos o -como acontece en la especie- de la titularidad de la relación jurídica sobre la
cual se cimentan tales derechos. El art. 377 CPCCN pone en cabeza de los litigantes el deber de
probar los presupuestos que invocan como fundamento de su pretensión, defensa o excepción, y ello
no depende sólo de la condición de actor o demandado, sino de la situación en que cada litigante se
coloque dentro del proceso (cfr. esta Sala, 17/04/2007, in re: "Nelubar, Natalia Soledad c. Mithieux,
Adriana Mabel y otro").En ese sentido, antes de ahora esta Sala sostuvo que la carga de la prueba actúa como un imperativo
del propio interés de cada uno de los litigantes y quien no prueba los hechos que debe probar, o la
titularidad sobre los derechos que reclama, pierde el pleito (cfr. Couture, Eduardo, Fundamentos del
Derecho Procesal, pág. 244), asumiendo así las consecuencias de que la prueba se produzca o no,
que en principio debe ser cumplida por quien quiera innovar la situación de su adversario (esta Sala,
"Conforti, Carlos Ignacio y otros c/B. G. B. Viajes y Turismo S.A.", del 29/12/2000, entre muchos
otros; Fassi, Santiago, Código Procesal Civil y Comercial Comentado, t. I, págs. 671 y ss.).No acreditada entonces la titularidad de la relación jurídica por la accionante cabe, pues, confirmar la
excepción de falta de legitimación activa dispuesta por el anterior sentenciante y con ello sellar la
suerte adversa de su pretensión.Sin embargo, y toda vez que la quejosa planteó -como se anticipó- sendos agravios respecto a la falta
de legitimación pasiva y a la defensa de prescripción, he de incursionar también en su tratamiento
conforme al orden metodológico trazado, toda vez que ello permitirá afianzar la justicia de la
solución propuesta.3) Falta de legitimación pasiva:
La quejosa insistió respecto a la existencia de legitimación de 'Cadbury Scheppes Public Limited' para
ser demandada, arguyendo que tal conclusión se extrae del expediente principal, en el cual se había
realizado una presentación por una apoderada de la aquí demandada "y de su controlada Cadbury
International Limited, en la quiebra de Daly & Cía. S.A. con el fin de solicitar una audiencia de
conciliación, a fin de compensar el crédito verificado de dicha sociedad" y los reclamos aquí
efectuados (fs. 2030vta/2031). Por otro lado, postuló que tanto Cadbury International Limited como
la sociedad aquí demandada, "conforman un mismo grupo económico, revistiendo esta última la
condición de controlante y aquélla, de controlada".Sentado ello, se observa que en el contrato de 1933 suscripto entre las partes y base de estas
actuaciones, aparecen enunciadas en su encabezamiento como celebrantes Cadbury Brothers
Limited and J.S. Fry & Sons Limited y Eduardo P. Daly & Cía. (fs. 4, párrafo primero). Sin embargo,
quien luego resulta suscribiendo, en realidad, dicho contrato, es en cambio 'Cadbury - Fry Export
Dept.', según el sello que como antefirma e identificación del contratista se encuentra inserto a fs. 6.Dicha leyenda -no observada por ninguna de las partes y ni siquiera por el a quo- es la que permite
resolver sobre la legitimatio ad causam en su faz pasiva aquí planteada.A fin de acreditar la legitimación de la sociedad codemandada constituida en el extranjero se produjo
la prueba de informes diligenciada ante el Registrar of Companies en el Reino Unido de Gran Bretaña
(oficina análoga al Registro Público de Comercio de las jurisdicciones argentinas).Del primero de esos informes, obrante a fs. 1332, surge que Cadbury International Limited
originariamente tenía la denominación social Cadbury - Fry (Export) Limited. En efecto, esta última
mediante cambio de nombre, el 04/01/1970 pasó a denominarse Cadbury Overseas Limited, y con
posterioridad a ello, el 01/06/1978 pasó a denominarse Cadbury Schweppes Export Limited, para
luego, el 01/1/1988, transformarse, finalmente, en Cadbury International Limited (sociedad n°
359.459).El segundo informe (fs. 1333), aclara que la demandada 'Cadbury Schweppes Public Limited'
(sociedad n° 52.457) originariamente se denominó Schweppes Limited, llamándose posteriormente
Cadbury Schweppes Limited (28/03/1969), girando bajo el tipo de sociedad de responsabilidad
limitada, hasta el 27/11/1981, día en el que fue reinscripta como sociedad anónima cotizante en
bolsa, adquiriendo su denominación actual (Cadbury Schweppes Public Limited Company).Finalmente, el tercer -y último- informe (fs. 1333 bis) certifica que J.S. Fry & Sons Limited,
anteriormente denominada J.S. Fry & Sons (Africa) Limited, fue constituida conforme a la ley de
sociedades de 1908, adquiriendo el tipo de sociedad de responsabilidad limitada el 01/07/1912.En tal sentido, cabe recordar que son las leyes del lugar de constitución las que rigen la forma del
acto constitutivo de la sociedad (art. 118 ley 19.550), y por ende, la prueba de esas mismas
circunstancias. Así, esa ley califica si la forma requerida es ad solemnitaten o ad probationen, y el
cumplimiento de los recaudos formales de la existencia societaria, dado que el cumplimiento de las
formas es previo y condicionante de la existencia de la persona, y la acreditación sin objeciones del
cumplimiento de las formas, en principio autoriza a tener por regular la constitución del ente. De ese
modo, por aplicación de la primera parte del art. 118 de la ley 19.550, en el concepto jurídico de
forma queda comprendido también el de la publicidad e inscripción, sus medios, la autenticidad del
acto a ser publicado e inscripto, los efectos de dichas publicaciones e inscripciones (cfr. Boggiano,
Antonio, Derecho Internacional Privado - Derecho Mercantil Internacional, t. II, Ed. Lexis Nexis, Bs.
As., 2006, p. 14).De las circunstancias puntualizadas debe extraerse que quien suscribió el contrato de marras en 1933
ha sido Cadbury - Fry (Export) Limited, antecesora de Cadbury International Limited', quien,
precisamente, fue la que -según las constancias de fs. 1140/1141- resolvió el 08/08/1994 el contrato
con la actora, siendo la única legitimada para ello conforme surge de la cláusula 11 allí pautada.Conforme a ello, la demandada y 'Cadbury International Limited' son sociedades distintas, pues su
origen se remonta a dos entes jurídicos diversos y por ende independientes, resultando indiferente
aquí las tenencias del capital social -y consiguiente control societario- que una pudiese tener
respecto de la otra.Así cabe concluir del cotejo de los informes de la Registrar of Companies -transcriptos párrafos
arriba- que son prueba suficiente, en principio al menos sobre la constitución y existencia de las
sociedades en el Reino Unido.En suma, acreditado que la demandada no fue la continuadora de Cadbury - Fry (Export) Limited
quien suscribió el contrato que nos ocupa, corresponde también confirmar el acogimiento de la
defensa de falta de legitimación pasiva interpuesta por esa codemandada.Obsérvase, por lo demás, que no modifica esta conclusión el hecho de que haya sido 'Cadbury
International Limited', quien procedió a verificar cierto crédito en la quiebra de la accionante, según
resulta referido a fs. 2030vta. por la quejosa. Así pues, se reitera, no corresponde atribuir a la
demandada la condición de legitimada pasiva de la relación ventilada en autos, sino -en todo caso- a
'Cadbury International Limited', sociedad continuadora de la firmante originaria del contrato
celebrado en 1933, con quien no se ha trabado la litis.4) Por último, sólo a mayor abundamiento, he de analizar la defensa de prescripción de la acción
correspondiente al cobro de las comisiones 'directas' e 'indirectas' no percibidas, devengadas
durante la vigencia del contrato de agencia.El contrato de agencia -como acontece en el sub lite- es propio de la promoción de compraventa de
mercaderías (cfr. Aguinis, Ana María M. de, Contrato de agencia comercial, Ed. Astrea, Buenos Aires,
1991, p.49/50). Es de destacar que la obligación primordial que asume el empresario principal o
proponente, en estos supuestos, es la de pagar la retribución al agente, siendo la 'comisión' la
modalidad negocial retributiva pautada usualmente en contratos como el que nos ocupa.Bajo este encuadramiento, debe remarcarse que el objeto de la demanda precisado en autos es el
cobro de las comisiones 'directas' e 'indirectas' (véase último párrafo fs. 2034 y primer párrafo fs.
2034vta.), y no los 'daños y perjuicios' a los que genéricamente se ha referido en el escrito de inicio y
que se mencionan someramente en la expresión de agravios, sin indicar otro perjuicio que las
antedichas comisiones.He de abordar, entonces, la introducción del último planteo recursivo pendiente en autos.5) Prescripción:
Dentro de las instituciones esenciales en la vida de las obligaciones, y de los derechos subjetivos en
general, la prescripción ocupa un lugar esencial. Con razón la identificó Planiol como una de las
instituciones más necesarias del derecho común para la paz social (Planiol, Marcel, Traité
Élémentaire de Droit Civil, t. 2, Libraire de Droit & Jurisprudence, Paris, 1917, ps. 200/201). En
sentido coincidente, nuestro Máximo Tribunal ha señalado que constituye una necesidad social la de
no mantener pendientes las relaciones de derecho sin que sean definidas en un plazo prudencial y
respetar las situaciones que deben considerarse consolidadas por el transcurso del tiempo (Fallos, T.
316, p. 871). Ello, pues la prescripción tiene por fundamento la necesidad de preservar la seguridad
jurídica, evitando la sustanciación de pleitos en los que se pretenda ventilar cuestiones añejas que,
en el momento oportuno, no fueron esgrimidas por el interesado, configurando una inacción que la
ley interpreta como desinterés y abandono del derecho por parte de aquél (disidencia de los Dres.
Petracchi, Cavagna Martínez y Moliné O' Connor; Fallos, T. 316, p. 871). Es que sin el instituto de la
prescripción no habría derechos bien definidos y firmes, desde que éstos estarían sujetos a una
constante revisión desde sus orígenes.Apreciando lo prescripto en la última parte del art. 278 CPCCN, y del principio condensado en el
adagio latino 'tantum apellatum, quantum devolutum', he de señalar que la quejosa, al tratar lo
concerniente al tópico de la prescripción, se limitó a rechazar la procedencia de la excepción opuesta
por la codemandada 'Cadbury', sosteniendo que en el caso resultaba aplicable la prescripción
decenal del art. 846 Cód. Comercio, y no el plazo bienal del art. 4032 inc. 3° Cód. Civil, utilizado por el
a quo.Repárese que conforme surge de la cláusula 6° del contrato de agencia, las partes pautaron el pago
de las comisiones anualmente, en forma inmediata al último día del ejercicio fiscal anual de la
comitente (fs. 4), aunque la resolución del contrato obliga en el sub lite a considerar el plazo desde el
día en que se concretó la conclusión del contrato (08/02/1995), dado el previo preaviso de seis
meses observado en autos.En ese marco cuadra indagar si cabe aplicar al sub examine la prescripción liberatoria pautada en
alguna de las normas del Código de Comercio o, en su defecto, otra prevista en el Código Civil.Inicialmente, he de señalar que al ser la prescripción un instituto general -históricamente propio del
derecho común o civil-, la regulación mercantil hizo propia la regulación estructural del Cód. Civil,
adaptándola a las particularidades del tráfico mercantil. Al respecto, enseña Fernández que en
materia mercantil "se aplica el código de comercio o la ley especial de que se trate y como
complementarios y subsidiarios, los preceptos del código civil de carácter general, en cuanto no
resulten contrarios a la ley mercantil" (Fernández, Raymundo, Código de Comercio de la República
Argentina Comentado, t. III, Buenos Aires, 1950, p. 642).En esta línea, al considerar la articulación de ambos ordenamientos es doctrina de la CSJN que
resulta procedente la aplicación de los institutos generales de la prescripción contenidos en la ley
civil, con excepción de aquellos que se vean expresamente excluidos por la legislación particular.
Ahora bien, la exclusión de la aplicación de normas comerciales debe derivar de una incompatibilidad
determinante, ya que de otra manera se podría incurrir en arbitrariedad por desconocer la vigencia
de la articulación dispuesta por el art. 844 Cód. Comercio (CSJN, 12/03/1991, in re: "Cornes,
Guillermo Juan José c. Massuh S.A./ División Adamas", fallos 314:1704; en particular considerandos
12 y 13 del voto de los ministros Levene, Moliné O' Connor y Cavagna Martínez).Al respecto, y en cuanto a los términos que establece el código civil, sólo son aplicables en contados
casos, pues en la medida en que exista una prescripción especial en la ley mercantil, ésta desplaza a
las normativas generales de la ley civil, sólo subsidiariamente aplicables. Ello así pues casi todas las
acciones que contempla el código civil que pueden ser civiles o comerciales y tienen, cuando invisten
este último carácter, un plazo expreso fijado en el código de comercio que, como es lógico, prima
sobre el civil (cfr. en esta línea Fernández, ob. cit, p. 642).En esa línea, cabe señalar que la demandada pretende aplicable en el caso el plazo de prescripción
decenal del art. 846 Cód. Comercio, también conocido como 'plazo ordinario de prescripción'. Sin
embargo, tal norma sólo procede en ausencia de norma expresa que establezca otro plazo a la
relación concreta que se examine.Desde este ángulo, en el caso se observa que al contrato de agencia resulta encuadrable lo normado
por el art. 851 Cód. Comercio, que prevé un plazo especial bienal de prescripción para el ejercicio de
la acción de cobro de comisiones, supuesto que si bien específicamente aparece referido respecto
del corredor, resulta extensivo a otras operaciones de intermediación retribuidas con comisiones,
como acontece en el supuesto del contrato de agencia (véase en esta línea, Rezzónico, Luis María,
Estudio de las Obligaciones, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1966, p. 1182, nota n° 34).Así pues, y conforme se sostiene firmemente en doctrina, resultando de aplicación la norma especial
del art. 851 Cód. Comercio, ella prima sobre las disposiciones del Cód. Civil, por lo que lo dispuesto
por el art. 4032 inc. 3° de este último cuerpo, utilizado por el a quo, es inaplicable a la especie (cfr.
Fernández, ob cit., p. 666;; Rezzónico, ob cit., p. 1182).Señalado ello, recuérdase que tal como manifiesta Fontanarrosa, el curso de la prescripción se inicia
en la fecha en que concluye la operación o actos que dan derecho al acreedor a reclamar el pago de
comisión (cfr. Fontanarrosa, Rodolfo, Derecho Comercial Argentino - Parte General, Ed. Zavalía,
Buenos Aires, 1992, p. 602). En el sub lite, el 08/02/1995.Considerando que recién el 18/06/1998 la parte actora remitió a ambas codemandadas las cartas
documento CD 22.411.493 5 AR (fs. 243) y CD 22.411.594 5 AR (fs. 244), es decir, transcurridos
largamente los tres años de la fecha de resolución contractual y el plazo bianual de la norma que se
examina, no cabe sino señalar que el plazo para concretar el reclamo, conforme a lo dispuesto por el
art. 851 Cód. Comercio, se encontraba ya prescripto, no llegando siquiera a suspenderse (art. 3.986
párr. 2° Cód. Civil) por el envío de esas misivas, toda vez que los actos interruptivos o suspensivos del
plazo de prescripción deben ser cumplidos necesariamente antes de su vencimiento, ya que mal
puede suspenderse o interrumpirse un plazo ya cumplido (Fallos, T. 318, p. 2558).Desde otro ángulo, y si aún se pretendiera que no resulta ser el art. 851 Cód. Comercio la norma
aplicable al sub judice, en todo caso hubiese sido procedente aplicar al caso, en su defecto y antes de
un plazo civil, la prescripción más general contemplada por el art. 847 Cód. Comercio, que señala que
"se prescriben por cuatro años: ... 2°) ... todo lo que debe pagarse por años o por plazos periódicos
más cortos". Este inciso, que se refiere a las prestaciones periódicas, también resulta comprensivo
del supuesto de pagos periódicos (anuales) como lo son las comisiones pretendidas en la especie.
Bajo este enfoque, iniciado el conteo del plazo de prescripción el 08/02/1995, por imperio del art.
3986 párr. 2° Cód. Civil, ésta se hubiese suspendido un año a partir de la recepción de la carta
documento aludida anteriormente (del 18/06/1998 al 18/06/1999), concluyendo los cuatro años
previstos por la norma el 08/02/2000. Así las cosas, toda vez que la demanda fue introducida el
15/12/2000 (véase sello obrante a fs. 256vta.), no resta sino concluir que a esa época el plazo de
prescripción se encontraba ampliamente superado.Es claro pues, que en el supuesto las disposiciones especiales que en cualquier caso resultan
aplicables (arts. 851 y 847 inc. 2°) producen el necesario desplazamiento de la prescripción decenal
del art. 846 Cód. Comercio y, obviamente, al plazo bienal contemplado por el art. 4032 inc. 3° Cód.
Civil, lo cual sella de manera decisiva el rechazo del último agravio formulado por la apelante.V) CONCLUSIÓN
Consiguientemente, propicio a este Acuerdo:
i) Rechazar el recurso interpuesto por la accionante y, por los fundamentos aquí vertidos, confirmar
la sentencia de la anterior instancia.ii) Imponer las costas de Alzada a la demandante vencida (art. 68 CPCCN).He aquí mi voto.Por análogas razones la Señora Jueza de Cámara, Doctora Isabel Míguez, y el Señor Juez de Cámara,
Doctor Alfredo Arturo Kölliker Frers, adhieren al voto precedente.//FDO.: Alfredo Arturo Kölliker Frers, Isabel Míguez y María Elsa Uzal
Descargar