RACISMO, SEXUALIDAD Y GÉNERO Año 6, nº 3, AGOSTO 2007 Boletín de la Red Cubana de Género y Salud Colectiva. Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES) Coordinadora: Vicecoordinadoras: Leticia Artiles Ada Alfonso Celia Sarduy Editorial Racismo y sexualidad a tres horas de Lima, la capital del Perú. Por Vanesa Verástegui Ollé La problemática del SIDA en América Latina. Enfoque sociocultural desde la antropología de género. Por Lisbert Roig Marín Convocatoria a Eventos EDITORIAL Saluco hoy recibí artículos que tratan el tema de la racialidad y el género. El tema de la raza, entendida como color de la piel y estereotipos predominantes, en el imaginario y la práctica social, deriva en un entendimiento de la otredad desvalorizada. El hecho ideológico que desde hace más de 40 años a contrapuesto a los/las especialistas en antropología, al entender que el color de la piel no tiene significación biológica, sino ideológica, en la misma medida que se utiliza como desvalorizante de quien lo posee. La cultura etnocéntrica es blanca, rubia, de ojos y cabellos claros, y es alta y delgada, muy lejos de nuestras mujeres negras e indias. El tema tratado por Vanesa, joven antropóloga peruana, pone a las claras las mujeres de El Carmen, que a pesar de las distancias de los países desarrollados, tal y como se comporta en la Casa de Campo de Madrid, luego nos llama a todos y todas que se reclama una necesidad perentoria de colocar este problema, como problema de salud, por la repercusión que tiene esta discriminación social en la salud mental, y en la salud sexual y reproductiva de las mujeres que padecen esta discriminación: El segundo trabajo esta dirigido al enfoque sociocultural de la problemática del SIDA, por parte de una joven especialista. El enfoque de pandemia del SIDA, la necesidad de que todos y todas participemos en una dinámica de cambio para lar prácticas de la vida cotidiana, reclama la participación de múltiples especialidades y especialistas. Al final tenemos el llamado a dos importantes eventos que convocamos a su participación. Racismo y sexualidad a tres horas de Lima, la capital del Perú Por Vanesa Verástegui Ollé 1 “EL Invierno se puso negro. Conozca a las nuevas vírgenes de “El Carmen”.2 Este fue el titular de un semanario limeño que presentaba a una joven afro peruana en su portada hace aproximadamente tres años. Anunciaba, además, que en el interior de esta revista sabatina se podían encontrar las fotos y un reportaje sobre siete jovencitas, entre 14 y 17 años, con el siguiente subtítulo: “La zona campesina de Chincha muestra con orgullo a sus jóvenes princesas”. En esta y otras portadas de la aludida revista, y también en algunos medios televisivos, se han difundido las fiestas tradicionales de aquel distrito chinchano. El estilo superficial (light) de los reportajes pone de manifiesto el propósito de comercializar la imagen de las mujeres afroperuanas como chicas que reúnen belleza y encanto pese a vivir en anexos y poblados rurales pobres de Chincha, y que casualmente 1[1] Estudiante de maestría de antropología de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Integrante de LUNDUCentro de Estudios y Promoción Afroperuana 2[2] Revista Somos. El Comercio. Año XVI Nº 862. Junio del 2003 fueron descubiertas en concursos tipo los carnavales negros. Por este medio, se intenta vender la belleza de la mujer negra bajo el retrato de exotismo, sensualidad y pobreza. La localidad de El Carmen del distrito de Chincha es el principal foco donde se concentra el turismo en sus conocidas celebraciones locales como el Festival Carnaval Negro (verano), La Navidad Negra, Virgen del Carmen (16 de julio), Fiestas Patrias (28 y 29 de julio), Día de la canción criolla ( 31 de octubre); Año Nuevo (31 de diciembre). La gente que llega a estas fiestas o al mismo centro de Chincha procede en gran mayoría de los estratos medios y altos limeños y lo hace con el ánimo de salir del entorno monótono y cotidiano de la capital. Otros llegan también para conocer el folklore y la cultura negra expresada en las danzas, en el tradicional plato de sopa seca o en el arte del zapateo de los niños más pequeños en la plaza de El Carmen a cambio de unas cuantas monedas. Finalmente, hay quienes van para visitar la Hacienda de San José, convertida hoy en un hotel con reminiscencias del pasado esclavista, con salas de castigos y sótanos de donde se fugaban los cimarrones. Los testimonios de los jóvenes Astrit, Juan Enrique, María del Carmen, Daniel Mauricio y Héctor Luis nos hablan sobre las imágenes de la zona de Chincha como un espacio de exotismo, sensualidad y diversión: En El Carmen, siempre son más en las fiestas, pero no siempre es así, también vienen los fines de semanas, encuentran a alguien, se divierten, y vienen solo por algo al respecto. Tienen la idea que las negras son fogosas. (Juan Enrique, 21 años) Sí, cuando hay fiestas. Llegan a Chincha y preguntan en qué ciudad hay mujeres bonitas y les dicen: - en El Carmen, todas son calientes. (Astrit Herrera Acevedo, 16 años) Yo creo que vienen para divertirse en las fiestas y para divertirse con las chicas… para no pasarla mal en ese día. No todos llegan a tener relaciones. Te sacan las chelas y se esfuman: “me desaparezco, ya me dio de chupar, me voy”. O sea así he visto. Hay casos en que también ha habido relaciones. Yo creo que como al día siguiente están como si nada, creo que lo hacen por divertirse. ” (María del Carmen Mercedes Ormeño, 21 años) Mayormente vienen con drogas, a buscar diversión. Normalmente vienen a buscar diversión, sexo para eso nomás vienen. (Daniel Mauricio Sánchez Canales, 14 años) Creo que vienen a divertirse, y a veces en fiestas, después de bailes cada uno sale con un moreno porque a veces en fiestas, como yo voy a las peñas, me doy cuenta. (Héctor Luis Jereda Zapata, 17 años) De los turistas que arriban al lugar, algunos entablan diálogo con las y los jóvenes de origen afrodescendiente y, luego de los bailes y las cervezas, a veces terminan teniendo relaciones sexuales. Al término de las fiestas, los limeños regresan a la ciudad y los residentes del lugar permanecen en sus comunidades -El Carmen, El Guayabo, San José u otros anexos aledaños a Chincha- y retoman sus actividades de la vida diaria, como si nada hubiera pasado. A este patrón de comportamiento se le denomina turismo sexual y es semejante al que se practica en Cuba o en Jamaica, pues a estos países del Caribe llegan de vacaciones turistas europeos blancos -hombres y mujeres- que en su imaginario comparten el mito de la sensualidad de los afrodescendientes. Se podría denominar turismo sexual a la objetivación de un “Otro” sexualizado y racializado (3). Según la académica Jacqueline Sánchez Taylor, los turistas que viajan a esos lugares están motivados por la exotización del “Otro” natural/primitivo/nativo: “El estereotipo racista de la mujer negra, exótica y erótica también es una imagen que se usa para vender turismo sexual en países como República Dominicana y Cuba”.(4) Los testimonios de las jóvenes Astrit, Mercedes Ormeño y Juan Enrique responden a esta objetivación del “Otro” sexualizado y racializado ante la interrogante si habían recibido un comentario racista de denotación sexual: Esa morena tiene buen tarrazo., cosas así, en Lima No me siento bien ni me siento mal pero en sí, me da un poco de risa, en la calle, uno va pasando, te dicen: - oye qué tal negrón y son cosas que a uno le afecta. Es como que pase alguna persona paisana y uno diga: -ay ese paisano A uno le afecta por más que le digan que uno tiene un bonito cuerpo. Y digan: - mira esa negra. Si no tuviera ese cuerpo, o sea yo decía si no fuera negra no me dijeran eso, pero yo soy orgullosa de ser negra, pero me afecta. (Astrit) “ Si, sobre el cuerpo, de esas cosas, sobre el trasero. O sea, no simplemente te dicen qué lindo trasero sino qué harían con tu trasero- (María Mercedes Ormeño)” Y cuando bailas, y si bailas cómo te mueves, 3[3] 4[4] Jacqueline Sánchez Taylor. Turismo Sexual en el Caribe.. Capítulo “Turismo, viajes y Sexo”. Univesity of Leiceste. Ibídem. siempre es así, porque si se mueve bien, si eres negro y se mueve bien, o es divertido, en la cama también es así. (Juan Enrique) …Hay algunas mujeres, no todas vienen con este estereotipo. Un día en el Bambú, en un local, una chica dijo: qué buen poto tiene ese moreno y ¡pum! le dieron un palmazo. (Astrit ) Luego de su respuesta se le preguntó cómo era esa chica con el fin de saber su apariencia física y dijo: De ojos verdes, blanca, rubia. En el Perú, concretamente en la zona de El Carmen, en Chincha, el turismo sexual es una realidad social difícil de asumir por los jóvenes del lugar. Algunos de los entrevistados aseguraron no conocer el término turismo sexual; no obstante cuando se trató el tema de las relaciones entre los turistas y los/las jóvenes mujeres y varones afroperuanos de la localidad demostraron conocer esta problemática. Cuando se les pidió que expusieran las causas o los motivos de las prácticas del turismo sexual, las distintas posiciones se debatían entre los factores económicos y el racismo endógeno existente en el imaginario ante el paradigma del mejoramiento de la raza: - ¿Sabes lo qué pasa?, acá hay racismo entre nosotros mismos. El que no conoce sus rasgos, sus antepasados, el quiere limpiar su raza, por decirte así para que me entiendas más, ¿y cómo limpian (sus) rasgos?, estando con un blanco, quedándose con un blanco. El otro tipo de racismo es que negro con negro no, no se juntan… Sí, porque entre nosotros mismos se negrean, entre nosotros mismos se negrean. Por decirte, uno te dice yo no soy negro, soy moreno, yo soy zamba, blanca…. Si es así, en lo personal, mi mama no quería que estuviera con mi pareja y mi mamá es negra, no aceptaba, que no, que no porque era negro, y mi mamá también.. En El Carmen es bien fuerte. (Mercedes del Carmen Ormeño Acevedo, 21 años) Yo me imagino que un punto es mejorar la raza, otro punto es el factor económico y querer salir de acá, son tres puntos que siempre influyen pero el más importante es el mejorar la raza. Digamos, yo soy negro y me junto con otro, va a ser igual que yo. No hay en El Carmen una educación y frente a eso la gente negra busca a un blanco, entre comillas, para mejorar la raza… Porque los blancos también le metieron esa idea, a golpes, a palos. Y te dicen si eres blanco eres mejor. Hay un dicho: chancho con chancho no pueden estar, o sea, negro con negro no pueden estar. (Juan Enrique Robles Huertas, 21 años) Marfil Francke y Verena Stolcke refieren que la ideología de la pureza de la raza y de la sangre caló entre los españoles para ejercer la dominación en las mujeres de los grupos dominados: indígenas y esclavas, así como en el grupo étnico, en general, de los esclavos. La construcción de los estereotipos sexuales es un ejemplo de la forma discursiva de dominación sobre los grupos subalternos que hoy representan a la población afroperuana.5[5] Como lo han señalado Mirko Lauer y Marfil Francke, en el Perú la población afrodescendiente se encuentra en la última escala social con escasas posibilidades de superación personal, profesional y económica. Este grupo constituye constituye un grupo cuantitativo menor en relación a la población mestiza o indígena y es sólo una elite la que ha podido salir de la base de la pirámide de la estructura social en el país (Lauer, 1977)6[6]. Lauer señala que la base de la pirámide es siempre de color y el vértice blanco, europeo, occidental. Al respecto, Marfil Francke sostiene que “el poder cambia de manos pero no de color, tampoco se diluye en una verdadera democracia. La dominación se reproduce bajo nuevas formas, pero sus ejes estructurales siguen siendo los mismos.” (7[7]). Esta afirmación aparece en “Género, clase, etnia: la trenza de dominación” para secundar el argumento de Denyz Cuche sobre el patrón jerárquico en el siglo XVIII y XIX , según el cual la clase patronal era la blanca; la clase media, mestiza y la clase trabajadora, negra. Ello nos recuerda la realidad socioeconómica del grupo afroperuano en Chincha, sobre todo, en El Carmen y otros distritos como San José, El Guayabo y sus comunidades rurales y anexos más distanciados del centro de Chincha. Los jóvenes afroperuanos de estas zonas se encuentran fuera del mercado de trabajo sin perspectivas de vida futura ni de movilidad social. El poder y dominación en la elaboración de los discursos y el conocimiento del “otro” son abordados desde la teoría de los estudios subalternos. Para Homi K. Babba, por ejemplo, el estereotipo es una estrategia del discurso colonial para la construcción de la otredad, y una de sus características es la fijeza como signo de la diferencia cultural/histórica/racial. Además, señala que el estereotipo se caracteriza por 5[5] Revisar a Verena Stolcke. En: “Sexo es a género lo que raza es a etnicidad”. Citado por Marfil Francke. En Género, clase, etnia: la trenza de dominación: 84 7[7] Ibidem. 6[6] la ambivalencia, es decir, por un lado estigmatiza, encasilla en un lugar rígido al “otro”, dando por supuesto que lo conoce sin necesidad de mostrar pruebas que prueben la veracidad del conocimiento del “otro” o desconocido. Y por el otro, asegura su repetición: El estereotipo… vacila entre lo que siempre está en su lugar, ya conocido y algo que debe ser repetido ansiosamente como si la esencial duplicidad del asiático y la bestial licencia sexual del africano que no necesita pruebas, nunca pudieran ser probadas en el discurso (8[8]). Para Homi Babba, el valor del estereotipo es el esquema contradictorio entre el placer y el displacer, entre el reconocimiento de las diferencias y a la vez su renegación. El estereotipo apela a la fijeza y a la fantasía en busca de la originalidad, del esencialismo, del exotismo, de la pureza; no obstante, se encuentra amenazado por la heterogeneidad, por las diferencias culturales y raciales. Homi Babba devela la complejidad del estereotipo que determina la fijeza con el objeto de asentar las diferencias en aras de discriminar y marginalizar: “el discurso colonial produce al colonizado como una realidad social que es a la vez el “otro” y sin embargo enteramente conocible y visible estereotipo”(9[9]). Los estereotipos sexuales sobre la población afroperuana habrían sido construidos debido a varios factores señalados en la historiografía especializada de la esclavitud. Uno de ellos, la convivencia y cercanía de los amos blancos con sus esclavas domésticas, que dio origen al mito de la Venus Negra, es decir la sensualización de la mujer negra (.10[10]) Eran ellas las libertinas, las carentes de moral y de honra. Denys Cuche señala que: “gracias a las negras, las hijas de buenas familias blancas eran protegidas, la sensualidad de los señoritos podía desviarse hacia las primeras. Se condenaba a todo un grupo étnico para salvar la virginidad de las mujeres de otro grupo (11[11]). En cuanto al estereotipo relacionado a los varones y su virilidad y su potencia sexual, Denyz Cuche menciona la tesis sobre cuestiones de raza de Clemente Palma, en la que señala que el varón negro tenía los órganos sexuales más desarrollados que el blanco(12[12]). Sobre esta tesis Patricia Oliart opina que “Clemente Palma considera a la raza negra como inferior pero perfectible (excepto por su marcada sensualidad) pues podría aportar su vigor físico, al no ser una raza gastada” (13[13]). Denyz Cuche señala, asimismo, que el esclavo fue visto únicamente como reproductor, por lo que sus amos controlaban su sexualidad mediante uniones continuas con otras esclavas: …ni siquiera podía tener relaciones sexuales con la negra esclava, ya que el amo blanco intervenía siempre en la vida íntima de sus esclavos. Ellos no eran sino simples instrumentos de reproducción. El amo convertido en una especie de proxeneta, seleccionaba entre sus esclavos a los más vigorosos y los unía a la fuerza para aumentar y mejorar su capital de brazos (14[14]). Christine Hunefeldt refiere que la cercanía entre los amos y sus esclavas determinó que estas últimas apelaran al uso de su sexualidad como estrategia con el fin de acceder a bienes como ropa o comida y,, principalmente, a su libertad, la cual era otorgada por sus propios amos como señal de agradecimiento o adquirida mediante acciones legales por parte de ellas mismas en los tribunales ante promesas incumplidas de sus amos de la dación de la libertad(15[15]). Por ello, el investigador peruano Marcel Velásquez señala que “las mujeres son menos negras”, en el sentido de que las esclavas tenían más armas para alcanzar la libertad o ascender socialmente que los varones esclavos y así salir de su condición social y servil. Retomando al argumento de Hommi Babba sobre la ambivalencia del discurso de los estereotipos, placer y displacer; reconocimiento y renegación, este esquema contradictorio es representado por Maruja Barrig en su ensayo “Pitucas y marocas en la narrativa urbana posterior a los años 1950”, en el que señala la persistencia del doble comportamiento sexual en los varones de la aristocracia de los años cincuenta. Barrig pasa revista a los textos literarios de escritores como Alfredo Bryce, Mario Vargas Llosa, Julio Ramón Ribeyro, quienes presentan la doble moral de los jóvenes varones de clase media alta. Ellos tendrían un comportamiento sexual distinto para cada chica de acuerdo a su fenotipo y estrato social, tal como lo han señalado los estudiosos de la trata esclavista durante la colonia en el Perú: “el honor de las 8[8] Homi Babba. “La otra pregunta. El estereotipo, la discriminación y el discurso del colonialismo”. En El lugar de la cultura: 91, 1994. 9[9] Ibidem. 10[10] Denyz Cuche. Poder blanco y resistencia negra en el Perú. 11[11] Denyz Cuche. Ibidem: 122 12[12] Ibidem:126 13[13] Patricia Oliart. “Poniendo a cada quien en su lugar: estereotipos raciales”. En: Mundos Interiores: 277 14[14] Denyz Cuche. Opcit: 127 15[15] Revisar a Chistine Hunefeldt. En: Mujeres, esclavitud, emociones y libertad. Lima 1800-1854, 1988. mujeres españolas es protegido a costa del goce sexual de los hombres blancos, españoles o criollos con sus esclavas negras”. Maruja Barrig nos presenta a las marocas como las mujeres de clase media de los barrios populares de Jesús María y Lince, y afirma que representan la voluptuosidad: …las marocas serán definidas como lomazo, hembrón, zamba guapísima, palabras que nos sugieren siempre una imagen contemplada del cuello hacia abajo. Una Pituca no tiene sexo, están desprovistas de él, porque finalmente, las pitucas (16[16]) son para lucirlas; las marocas para tirárselas (17[17]). Asimismo, Maruja Barrig señala que las marocas son “apetitosas” para los varones por cierto color aceitunado, ellas aceptan subirse a los carros de último modelo y ser llevadas a esquinas oscuras porque creen o quieren creer en sus promesas: de sacarlas de sus barrios (18[18]). El ensayo de Maruja Barrig podría ser compararse con el esquema de Hommi Babba sobre reconocimiento y rechazo; placer y displacer. El doble comportamiento sexual según la chica determina que la atracción hacia la belleza exótica, las fantasías sexuales de los varones de la oligarquía hace que recurran a las “marocas”, pero que sólo las consideren para el placer sexual, mientras que a las lindas, las “pitucas” son consideradas como las reales novias ante la sociedad limeña. Lo que nos recuerda la realidad del turismo sexual en Chincha según las respuestas de nuestros entrevistados, quienes definen la condición de los turistas que llegan al Carmen o al centro mismo de Chincha, en su mayoría, como gente con dinero y con buenos carros; blancos y rubios. Aunque los mestizos también visitan el lugar con la misma idea: la de que mujeres y hombres afrosdescendientes son ardientes y fogosos. Atraídos por esta idea, todos llegan mayormente a divertirse. El placer sexual y la diversión no pasan de una noche o dos: Los turistas blancos buscan siempre a las mujeres de color, de raza negra. Y entre los hombres, tratan de buscar la droga. (Mauricio Daniel Sánchez Canales) Hay un 90% exclusivamente a tener sexo, hay también que vienen a divertirse y por ahí si…, pero todo acaba en eso. Porque dicen que son fáciles, las negras son fáciles, bailan bien son espontáneos… (Juan Enrique) - No para nada, es solo una noche. (Astrit) La siguiente cita del joven Juan Enrique nos muestra la función que cumplen los estereotipos sexuales, placer/displacer; reconocimiento y renegación; inclusión y exclusión en términos de la investigadora Mary Lilia Congolino para la gente externa que ve al “Otro” sexualizado y racializado “Yo creo que la gente si viniera, vendría a conocer, sino vienen a tener un momento de placer, un momento de gozo. Si la gente viniera a conocer, pero la gente que viene acá, es adinerada, con carros, vienen a la plaza, están ahí, a tomar, están una noche y dos días, conocen a una chica y la chica cae, vienen y se van, vienen a estar con la chica una vez mas. La gente ve dinero, ve carro y pum…” (Juan Enrique) En la cita de María Mercedes también nos refiere acerca de las ventajas del capital corporal que aprovecha el “Otro” - es decir el joven o la joven Chincha- en su decisión de realizar el ejercicio, las prácticas de turismo sexual, se encuentran guiadas por el “mejoramiento de la raza”, y/o por el deseo de salir de Chincha: En algunos casos, como te digo, son contaditas, las puedes contar con las manos. En todo barrio hay chicas que le gusta y chicas que no les gusta. Se saben quiénes son las chicas que están esperando que llegue un carrito o un pata 19[19] blanconcito para que les invite unas chelas (20[20]) (María Mercedes) Mary Lilia Congolino, en su estudio de los estereotipos sexuales sobre las mujeres afrodescendientes de Colombia, concluye que los estereotipos cumplen la función de inclusión-exclusión. Inclusión porque las mujeres participan del mercado erótico–sexual de su cuerpo como capital: 16[16] El termino “pituco”(a) se aplica a las personas que tienen determinados rasgos físicos de origen europeo o anglosajón: blancos y rubios. En el Perú conforman una minoría que ostenta poder económico. 17[17] El ensayo de Maruja Barrig “pitucas y marocas en la narrativa urbana posterior a los años de 1950”. Publicado por primera vez en la Revista Húmero N º 9, en 1981. Ha sido publicado nuevamente en el libro Detrás de la Puerta, hombres y mujeres en el Perú de hoy, editado por el Fondo de la Pontificia Universidad Católica, 1996: 91-104. Esta cita se encuentra en el texto “Género, clase, etnia: la trenza de dominación: 93 18[18] Marfil Francke. Opcit: 93-94. 19[19] Amigo 20[20] El término “chela” significa cerveza en lenguaje coloquial juvenil en el Perú. “De inclusión cuando se pone a disposición del placer y las mujeres participan del mercado eróticosexual con ciertas ventajas ligadas a su capital corporal”.21[21] Según la autora las mujeres afrocolombianas son conscientes de su sensualidad y erotismo como armas de seducción y sacan ventaja de ello. En cuanto a exclusión, Mary Lilia Congolino señala que: De exclusión, cuando su valoración como sujetas predominantemente sexuales, con todos los calificativos que se asocia a ello, se convierte en una limitante para valoraciones y vinculaciones más favorables o respetables en otras esferas sociales del mercado afectivo (22[22]). La exclusión es, entonces, el impedimento de una relación afectiva que trascienda el placer corporal por el que, al parecer, la población afrodescendiente de El Carmen es sólo valorada. En suma, la función inclusión- exclusión que propone Mary Lilia Congolino valida la propuesta del modelo ambiguo y contradictorio de Hommi Babba, a saber, placer/displacer; reconocimiento y renegación, para explicar cómo en los estereotipos sexuales se entrecruzan las categorías de género, raza y clase. Bibliografía Bhabha Homi K. “El estereotipo, la discriminación y el discurso del colonialismo”. En: El Lugar de la Cultura. Editorial Manantial. Buenos Aires: 2002. Barrig, Maruja. “Pitucas y marrocas en la nueva narrativa peruana”. En: Detrás de la Puerta. Hombres y mujeres en el Perú de hoy. Editores Patricia Ruiiz Bravo. Programa de Estudios de Género. Facultad de Ciencias Sociales. Pontificia Universidad Católica del Perú. 91- 101 Cuche, Denys. “Mestizaje y discriminación racial”. En: Poder blanco y resistencia negra en el Perú. Instituto Nacional de Cultura, Lima, 1975. “La dimensión sexual del conflicto racial”.En: Poder blanco y resistencia negra en el Perú. Instituto Nacional de Cultura, Lima, 1975 Dorival C. Rosa. “Algo acerca de la mujer negra. Reseña del documento Mujeres: Esclavitud, y libertad”. 1989 Francke, Marfil. “Género, clase y etnia: La trenza de la dominación”. En: Tiempos de ira y amor. Nuevos actores para viejos problemas. DESCO. Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo, 1990. Hunefeldt, Christine. Mujeres. Esclavitud, emociones y libertad. Lima 1800-1854. Documento de Trabajo, Nº 24. Instituto de Estudios Peruanos- IEP. Serie Historia Nº 4. Marzo 1988. Oliart, Patricia. “Poniendo a cada quien en su lugar: estereotipos raciales y sexuales en la Lima del siglo XIX”. En: Mundos Interiores: Lima 1850-1950. Universidad del Pacífico. Centro de Investigación CIUP. Stolcke, Verena. “Sexo es a género lo que raza es a etnicidad”. En: Márgenes, Año V. Nº 9, 1992. Velásquez Castro, Marcel. “Las mujeres son menos negras: el caso de las mujeres esclavas en la Lima del siglo XIX”. En Henríquez, Narda (comp), el Hechizo de las imágenes. Estatus Social, género y etnicidad en la historia peruana. Lima. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica. Otras referencias Revistas impresas “El invierno se puso negro. Conozca las Nuevas Vírgenes de El Carmen”. En: Revista Somos. Año XVI. Nº 862. Del Periódico El Comercio. Junio del 2003. Pp. 46-52. “Sanos y Zambos”. En: Revista Somos. Año XVI. Nº 848. Del Periódico El Comercio. Marzo del 2003. Pp. 39-43 “Etiqueta Negra”. En: En: Revista Somos. Año XVI. Nº 848. Del Periódico El Comercio. Abril del 2003. Virtuales Jacqueline Sánchez Taylor. “Turismo sexual en el Caribe”. Editado y traducido de “Sex tourism in the caribbean”. The Universitu of Leicester. Capítulo “Turismo, Viajes y Sexo”. Ed, Stephen Clift and Simon Carter (1999), Casell. Disponible en: http:// sexualidad.wordpress.com/2007/07/26/turismo_sexual_en el caribe/ Mary Lilia Congolino Sinisterra. ¿Mujeres candentes? Un análisis de los estereotipos sexuales en un grupo de universitarios de Cali, Colombia. Universidad del Valle Cali-Colombia. Investigadora asociada al CIDSL. En: http:// www.fazendogero7.ufsc/artigo/M/Mary_lilia_congolino_13_B.pdf 21[21] 22[22] Mary Lilia Congolino Sinisterra. Opcit: 6 Ibidem. La problemática del sida en América Latina. Enfoque sociocultural desde la antropología de género. Por Lisbert Roig Marín e- mail: [email protected] Introducción El presente artículo propone un acercamiento a la problemática del SIDA en América Latina y su vinculación específica a la condición particular de la mujer, desde una visión antropológica de género como construcción sociocultural. En este sentido presenta un enfoque general sobre los aspectos socioculturales que ubican a la mujer latinoamericana como parte de esta problemática, teniendo en cuenta modos de actuación asociados a la propia dinámica social en el continente. La experiencia obtenida en el estudio en relación a esta temática, constata como la condición misma de ser mujer está determinada aún por relaciones y prejuicios que le otorgan una posición cultural y social diferenciada y que en consecuencia la hacen más vulnerable al contagio con la enfermedad del VIH/ SIDA. Finalmente señala algunos de los principales retos que la sociedad en su conjunto tiene que vencer para ofrecer una mejor salud y calidad de vida a la mujer latinoamericana. Entre los resultados alcanzados con el estudio se señalan los siguientes: 1. La obtención de un referente teórico sobre la problemática del SIDA en América Latina y el Caribe y su vinculación específica a la situación de la mujer. 2. El logro de la interdisciplinariedad mediante el análisis de un problema de salud desde la perspectiva sociocultural. 3. Diagnóstico breve de los factores socioculturales que desde la antropología de género inciden en la mayor vulnerabilidad de la mujer para contraer el VIH/SIDA para ponerlo en función de los nuevos retos que se deben enfrentar en el área. 4. Propuestas para enfrentar la prevención del VIH/SIDA desde la perspectiva de género y la condición de la mujer en América Latina y el Caribe. Aproximación a la problemática del VIH/SIDA. Análisis sociocultural desde la perspectiva de género. - El SIDA constituye hoy en día una de las preocupaciones fundamentales en el sistema de salud de cualquier sociedad. Diversos investigadores coinciden en la multiplicidad de factores que inciden en la expansión del VIH/SIDA, considerándolo un fenómeno bio-psico-socio-económico-religioso-cultural. - A nivel mundial las estadísticas muestran que la epidemia afecta más a hombres que a mujeres (excepto en el África al sur del Sahara, donde más del 59% de los adultos con VIH son de sexo femenino). Sin embargo, desde la antropología de género se ha demostrado que la subordinación de las mujeres juega un papel esencial en el patrón de transmisión heterosexual del virus, lo que incide directamente en la infección de las mujeres y de sus descendientes. - En América Latina más de 1,7 millones de personas se encuentran afectadas por el virus. Según el informe de ONUSIDA, en Latinoamérica hay 610.000 mujeres viviendo con el VIH. - Los factores que contribuyen al aumento del las infecciones del VIH/ SIDA en las mujeres son universales: la heterosexualidad de la epidemia y el aumento del índice de casos de infecciones de transmisión sexual que facilitan la transmisión del VIH. - Aunque los factores biológicos inciden en el aumento de la vulnerabilidad de la mujer para adquirir el VIH/ SIDA, a estos se le suman otros que influyen también con un carácter determinante. Entre ellos los factores sociales y culturales que reflejan y perpetúan el sentido otorgado a las relaciones particulares entre el hombre y la mujer. Generalidades sobre la epidemia del SIDA en América Latina y el Caribe. A pesar de las distintas situaciones de la expansión de la epidemia el VIH/SIDA todavía no se ha convertido en una epidemia regional total en América Latina. Los modos de transmisión varían en toda la región. Esta enfermedad predomina, en general, en hombres que tienen sexo con hombres, en usuarios que se inyectan drogas, en trabajadores del sexo, en personas con infecciones de transmisión sexual y en relaciones sexuales heterosexuales no protegidas. Aunque en la mayoría de los países los hombres siguen representando un mayor porcentaje de quienes viven con VIH/SIDA, la tendencia refleja que es un fenómeno transregional en el cual las mujeres abarcan una parte cada vez mayor de todas las nuevas infecciones, lo que evidencia que la brecha de géneros se está cerrando rápidamente. La mujer y el VIH/SIDA. Enfoque Sociocultural desde la Antropología de Género. • Según las estadísticas mundiales África es el continente más gravemente afectado por la pandemia del SIDA y en particular África Sub-Sahariana (de cada cinco mujeres seropositivas, cuatro viven en África y en promedio en esa región hay tres mujeres por cada dos hombres infectados). Pero la feminización del VIH/SIDA no es un fenómeno exclusivo del África Sub-Sahariana. • Informes de ONUSIDA en 1999 reflejaron que las mujeres representaban entre el 25 y el 37% de los adultos VIH positivos en América Latina y el Caribe. Dos años después esas cifras se elevaron del 30 al 50%. Con cada vez más frecuencia, el modo de transmisión del VIH/SIDA es el sexo entre un hombre y una mujer. La incidencia de la infección del VIH en la mujer no se reduce solamente a los casos de promiscuidad sexual sino también como parte de las relaciones estables. En este sentido existen un grupo de países, según los datos arrojados por ONUSIDA, en los que la prevalencia del VIH entre las mujeres casadas es del doble que entre las trabajadoras sexuales, tal es el caso de Chilandanga en Nicaragua. La construcción sociocultural de género. La ciencia ha demostrado que las características biológicas específicas del sexo femenino y la naturaleza misma de las relaciones sexuales contribuyen a acentuar el riesgo de contagio de las mujeres para contraer el VIH/ SIDA. Entre los factores biológicos que inciden en la vulnerabilidad de la mujer se encuentran: la carga viral es mayor en el semen de un varón infectado que en los fluidos vaginales de una mujer con el VIH; el semen permanece más tiempo en el tracto vaginal y rectal que los fluidos vaginales en el pene; el tiempo de exposición de las mujeres al VIH es mayor en las relaciones desprotegidas; las mujeres adolescentes y en etapa pos menopáusica tienen la mucosa vaginal más permeable al VIH; los desgarros y hemorragias durante la relación sexual (coito traumático, violación, menstruación); muchas ITS cursan asintomáticas en la mujer, pasan inadvertidas, sin síntomas. Sin embargo investigadores de la problemática han traído a consideración que además de estos factores biológicos, la enfermedad del SIDA está aparejada a un sistema de influencias en lo social, demostrando hasta qué punto las desigualdades de género contribuyen a la expansión de la enfermedad. De esta manera, más allá de las características biológicas del sexo existe el género: se trata de un complejo de determinaciones y características económicas, sociales, jurídico-políticas y psicológicas, es decir culturales, que crean lo que en cada época, sociedad y cultura son los contenidos específicos de ser mujer o ser hombre, o ser cualquier otra categoría genérica. Los géneros son históricos, y en ese sentido son producto de la relación entre biología, sociedad y cultura, y por ser históricos devienen y presentan una enorme diversidad (Lagarde 1997). Por más de 15 años los expertos han sabido que el género como construcción en una sociedad y su cultura, desempeña un papel significativo en la transmisión y experiencia de vivir con el VIH/SIDA. Los factores socioculturales que devienen como resultado de esta construcción no responden a una causa biológica sino a juicios de valor. A partir de esta consideración el análisis de la relación social compleja en torno a la problemática del VIH/ SIDA y su incidencia en el caso específico de la mujer en América Latina y el Caribe, indica que la tendencia de la epidemia a extenderse se puede atribuir no solo a factores biológicos sino también a juicios valorativos que fragilizan la salud de la mujer y la hacen especialmente vulnerable. Desde nuestro punto de vista los juicios de valor están asociados a los significados que los grupos humanos le otorgan a sus prácticas sociales, los cuales son adquiridos mediante la interacción y socialización. Mediante esta vía se van creando un conjunto de representaciones sociales que pueden hasta convertirse en normas instituidas, que van conformando una cultura general sobre el modelo de comportamiento a seguir tanto por el hombre como por la mujer. Una aproximación a las características coincidentes en las distintas culturas en América Latina y el Caribe permite percatarnos de la presencia de estilos de vida que influyen considerablemente en la vulnerabilidad de la mujer para adquirir el VIH/ SIDA, en lo cual las actitudes del hombre y la adaptabilidad de la mujer poseen una carga significativa. Veamos algunos ejemplos de estos factores socioculturales que inciden en la fragilidad de la mujer: La representación social de la sexualidad entre el hombre y la mujer desde la antropología de género. La representación de la sexualidad desde las relaciones de poder donde la mujer se subordina a la voluntad del hombre. El poder relativo dicta de quién es el placer que se prioriza y cuándo, dónde y cómo ocurren las relaciones sexuales. El marianismo (cultura femenina en ser como la Virgen María: virginidad, castidad, moralidad, obediencia y espiritualidad) y el machismo (fuerza, proeza y experiencia sexual, agresión y dominio) como ideologías socio-culturales dominantes de la región. Se limita el conocimiento de las mujeres sobre el sexo y su salud sexual generando un clima de ignorancia. En una investigación de 23 países en desarrollo, un promedio de 75% de hombres tenía conocimiento exacto del VIH/SIDA en comparación con el 65% de las mujeres, una diferencia de 10 puntos porcentuales. En Brasil, esta brecha es solamente de 1.9%, pero en el Perú se amplia a una cifra perturbadora de 12.7%. Las limitantes de una mujer para negociar un sexo más seguro con su pareja masculina. La mujer culturalmente ideal no inicia el sexo, ni inicia el uso de los condones. Además, las mujeres pueden ingresar en un comportamiento sexual de más riesgo aun para preservar su virginidad como el sexo anal, donde hay una transmisión mucha más eficiente del VIH que en el sexo vaginal. Los estudios sugieren que la práctica es bastante común entre las parejas heterosexuales en Brasil y Guatemala como medio de mantener la virginidad de la mujer y de evitar el embarazo. Los ideales sobre el adulterio o infidelidad de la pareja. Los conceptos de género masculino y femenino influencian actitudes diferentes respecto de la fidelidad en las relaciones que inciden en una mayor vulnerabilidad de la mujer. Se asume por lo general el agrado por el cambio continuo de los hombres hacia nuevas relaciones. Estudios muestran que los hombres heterosexuales, homosexuales y bisexuales en todo el mundo tienen tasas más altas de cambio de pareja que las mujeres. Por lo tanto, mientras que una mujer puede por cierto ser fiel a su pareja, él no es necesariamente monógamo recíprocamente, lo cual incrementa el riesgo del VIH/SIDA. El vagabundeo sexual de los hombres en la mayoría de los casos introduce de hecho el VIH en la familia. Los numerosos casos de abusos sexuales y violaciones a los que son sometidas las mujeres. Una actitud que alienta a la violencia contra las mujeres se enfatiza por el machismo, el dominio físico y sexual de los hombres sobre las mujeres. A menudo, este abuso toma la forma de violencia o coerción sexual, causando lesiones y cortes en el tejido vaginal e incrementando el riesgo de transmisión de la enfermedad. Riesgos asociados a los matrimonios de mujeres jóvenes con hombres de mayor edad. Los hombres mayores tienen más posibilidades de haber contraído el VIH y otras ITS y las mujeres jóvenes y niñas son biológicamente más susceptibles a la infección. Un centro para mujeres embarazadas en Jamaica encontró que las mujeres al final de su adolescencia tenían el doble de tasa de infección cuando se comparaba con mujeres mayores. Pero ¿es el SIDA solo consecuencia de estos factores socioculturales propios de las culturas en América Latina y el Caribe? Las condiciones económicas de las mujeres también las hacen vulnerables: la feminización de la pobreza en la región; la inestabilidad de los salarios bajos; la falta de empleo, las dificultades de las mujeres como sostén del hogar y el uso del trabajo sexual o del sexo a cambio de seguridad económica. Desde nuestro punto de vista una de las tantas consecuencias del subdesarrollo. La “crisis del SIDA” prospera en la pobreza, con la desintegración social y en la ignorancia. La deuda y los ajustes han sido instrumentales para crear esta situación, en desmedro de la educación y de la prevención. Por su parte la voluntad política para enfrentar la propagación de esta pandemia aun resulta insuficiente. Hay que considerar que el presupuesto destinado a la salud destinado a la lucha contra la pandemia representa un nivel ínfimo del PIB en algunas naciones. Algunos retos en la prevención del VIH/ SIDA. Prevención a nivel societal: Incidencia en las prácticas de comportamiento perjudiciales que inciden en el desarrollo mismo de la epidemia. - La prevención dirigida a las mujeres, a los hombres o a la comunidad, tiene que incorporar espacios de reflexión sobre los modos de comportamiento que les otorgan facilidades a los hombres y hacen de la mujer la principal víctima de sus actuaciones. La adopción de medidas preventivas requiere un conocimiento compartido del riesgo. - Los esfuerzos para detener la propagación de la infección por el VIH deberán promover la práctica de la sexualidad con el menor riesgo, e intensificar las acciones de prevención así como la protección de las demás enfermedades de transmisión sexual desde espacios más reducidos, teniendo en cuenta cada célula o localidad. - Las intervenciones a múltiples niveles deben procurar la participación de diversos asociados en una acción coordinada. Además es necesario hacer esfuerzos políticos, sociales y económicos coordinados para reducir la vulnerabilidad de la sociedad junto con programas e intervenciones que funcionen a nivel individual y de la comunidad. Transmisión de los mensajes preventivos. - Los mensajes que se promueven en los medios de difusión, materiales propagandísticos u otros tienen que ser claros, sin equívocos, o sea, introducir términos no exclusivos del lenguaje científico y técnico sino más cercanos al argot popular. De esta manera se debe considerar que no todos los países latinoamericanos tienen índices elevados de alfabetización de la población, lo cual genera que en muchos casos la recepción del mensaje que se difunde se dificulte o sea incomprendido por el receptor. Suprimir la dependencia sexual de las mujeres. - El sistema político tiene que suprimir los obstáculos que les impiden ejercer a las mujeres un empleo debidamente remunerado, única manera de no tener que convertirse en prostitutas que se venden para ganar lo suficiente para subsistir. La Educación sexual. - En la educación sexual y muy especialmente la educación de las mujeres como agente activo para el control de su sexualidad, se deben potenciar las acciones encaminadas al logro del empoderamiento de la mujer en las relaciones sexuales. - La educación sexual desde edades tempranas en el ámbito del VIH/SIDA debe involucrar a los jóvenes de ambos sexos tanto en medios formales como informales que promuevan el conocimiento sobre las repercusiones de una vida sexual precoz en la transmisión del VIH. - Una educación sexual eficaz sólo se puede llevar a cabo si los gobiernos favorecen las políticas de enseñanza apropiadas referentes a la sexualidad y al VIH/SIDA. Contextualización de las acciones. - Los esfuerzos encaminados a la prevención y tratamiento de la problemática del VIH/ SIDA deberán partir desde la propia realidad social, política, económica y cultural de cada nación en específico. La pobreza y la dependencia económica deberán ser entendidas como uno de los factores que inciden negativamente en la salud de la población latinoamericana en su conjunto. Actividades generales en el ámbito de la comunidad. Fomento de la sensibilización para proporcionar información y contrarrestar las reacciones negativas entre la población femenina. Ejecutar programas y dispensar servicios en distintos contextos para disminuir las necesidades económicas de las mujeres. Involucrar a la comunidad a través de organizaciones, grupos y estructuras de educación y apoyo ya existentes para instaurar la confianza a través de la comunicación, la creación de redes y la colaboración con mujeres propensas al contagio. Incluir a mujeres afectadas con el VIH y con SIDA en todas las etapas del proceso para aumentar la visibilidad y sacar provecho de sus experiencias y conocimientos prácticos. Crear un entorno comunitario de aceptación en el que se reconozca que el VIH y el SIDA son un problema que incumbe a todos(as). A nivel de propuestas de prevención. - Incluir actividades que respondan a las necesidades socioculturales proporcionando información apropiada sobre cómo se transmite y no se transmite el VIH. - Potenciar la participación de los grupos beneficiarios en todas las etapas del diseño, ejecución y evaluación. Comentarios finales El SIDA sigue siendo una de las principales causas de muerte en países de menor desarrollo. El proceso de "feminización del SIDA" en nuestro continente se debe a la combinación de una serie de factores no solo biológicos sino también a factores socioculturales que interactúan en un mismo fenómeno. Un análisis desde las ciencias médicas sobre los factores que inciden en el contagio de la enfermedad del VIH/SIDA desde un enfoque más holístico puede involucrar además aquellos elementos de la sociocultura que inciden en la vulnerabilidad para contraer el virus. El vínculo de los estudios relacionados con esta problemática a los juicios de valor construidos en cada sistema sociocultural de la realidad latinoamericana requiere de la identificación de la situación real de la mujer desde un enfoque antropológico de género que evidencie el lugar del hombre frente a esta problemática, así como la supresión de la tendencia de adaptabilidad de la mujer a estas condiciones. Las diferencias entre el papel del hombre y el de la mujer latinoamericana no son más que consecuencia de una construcción social genérica que ha mantenido particularidades para cada sexo en específico y en lo relacionado a la problemática del VIH/ SIDA le ha otorgado a la mujer una gran incidencia, cuando en realidad es una víctima de los estilos de vida aún prevalecientes. Bibliografía Aguilar, S.(1999). VIH/SIDA en Guatemala. Una bibliografía anotada. Edición PASCA, Guatemala. Información sobre el VIH/ SIDA y otras infecciones de ITS. En: Folleto La Mujer en la prevención del SIDA. MINSAP, Cuba. Lurcovich, Mariana. SIDA: Las marcas de género. Disponible en Internet: http://www.isis.cl/temas/salud/agenda/agenda21.htm Montijo, José Luis y Markus Gottsbacher. Acercamiento cultural para la prevención y atención del VIH/SIDA en Centroamérica. 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Disponible en Internet: http://www.rieoei.org/oeivirt/rie06a01.htm Eventos Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente Universidad de La Habana Federación de Mujeres Cubanas CONVOCAN VII Congreso Iberoamericano de Ciencias, Tecnología y Género 18 - 21 de Febrero, 2008 La Habana, Cuba, Lugar: Hotel Nacional 9 Políticas, Estrategias, legislaciones con enfoques de género y experiencias positivas en los Sistemas Nacionales de Ciencia e Innovación en Iberoamérica 9 Ciencia, Tecnología y Género. Reflexiones desde lo femenino y desde lo masculino. 9 Ciencia, Salud, bienestar y calidad de vida desde una perspectiva de género. 9 Alfabetización científica y tecnológica. Educación para todas y todos. Eliminando desigualdades: “Saber no puede ser lujo” 9 El lenguaje de la Ciencia y la Tecnología: literatura y comunicación social desde la perspectiva de género 9 Tecnologías emergentes, paz y desarrollo: las mujeres al debate 9 Redes científicas, TICs: Enfoques de Género 9 Género, cambios climáticos y Desarrollo Sostenible. Las Mujeres y el Agua. 9 Las Mujeres en el Desarrollo Local 9 Representaciones de lo femenino y lo masculino en la Ciencia, la tecnología y en la sociedad 9 Otros saberes, otras culturas, reconociendo valores y diferencias 9 Mujeres de ciencia en el pasado: Historias, procesos de incorporación y contribuciones. Trayectorias de vida, barreras y oportunidades. Mujeres Iberoamericanas en primer plano Indicadores de Ciencia, Tecnología, Género y Desarrollo SOLICITUD DE INSCRIPCIÓN Fecha límite de entrega de Resúmenes, (En letra Arial, 12pts.): 14 de SEPTIEMBRE, 2007. Las solicitudes podrán ser enviadas a: Lic. Nadia Garcia: [email protected] con copia a : Dra. Lilliam Alvarez: [email protected] Cuota de Inscripción: 150 Pesos Cubanos convertibles V Congreso Internacional Mujer, Trabajo y Salud V International Congress on Women, Work and Health La Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social (INCIDE Social A.C.), El Colegio de Sonora, el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. y Zanzana, Conocimiento y Expresión A.C. Con el auspicio de la Organización Internacional del Trabajo y la Fundacion Friedrich Ebert Stiftung: Convocan al V congreso Mujer, Trabajo y Salud a realizarse en la ciudad de Zacatecas, del 27 al 30 de octubre de 2008. Esta reunión internacional se ha realizado en Barcelona, España (1996), Río de Janeiro, Brasil (1999), Estocolmo, Suecia (2002) y Nueva Delhi, India (2005). En esta quinta ocasión el comité internacional ha propuesto como sede México y a la Dra. Leonor A. Cedillo Becerril como secretaria general del mismo. EJES TEMÁTICOS Políticas Y Derechos Metodologías Investigación Intervención Capacitación Mercado De Trabajo Trabajos No Remunerados Organización Del Trabajo Condiciones Y Medioambiente De Trabajo Para mayor información comunique con: V Congreso Mujer Trabajo y Salud México 2008 <[email protected]>