Casados a medias

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Casados a medias
Autor: Salvador Casadevall | Fuente: Catholic.net
Gran parte de los matrimonios están casados a medias
Es casi general ver tristeza o preocupación en los rostros de los matrimonios que tienen algunos años de casados
Es casi general ver tristeza o preocupación en los rostros de los
matrimonios que tienen algunos años de casados.
Pareciera que cuando están juntos o salen en pareja no demuestran
ninguna alegría. Se aceptan, conviven con cara de pocos amigos.
Gran parte de los
matrimonios están casados a
medias
Es cierto que no somos responsables de la cara que tenemos, pero si
de la cara que ponemos.
Y la cara que pongo es reflejo de lo que siento y es reflejo de lo que
en mi interior, hay .
¿Estamos nosotros en esta situación?
Si así fuera, deberíamos reflexionar seriamente sobre dos preguntas que tienen que ser claves
para aquellos que han decidido hacer de su vida un solo camino.
¿Entre nosotros hay encuentro, sabemos encontrarnos?
¿Entre nosotros hay amistad? ¿Sabemos mantener esa relación profunda y abierta de todas
nuestras cosas?
Gran parte de los matrimonios están casados a medias.
¿Qué quiere decir, estar casados a medias?
Se encuentran sus cuerpos pero no se encuentran sus almas.
Se usan, se desahogan pero no crecen en espíritu.
No crecen en ser persona en unidad con el otro.
Y cuando esto ocurre, aparece en su vivir el egoísmo, el encerrarse en un montón de actitudes.
¿Dónde quedó aquel inicio tan hermoso, dónde quedó aquella luna de miel que eran nuestros
primeros años de casados?
La luna de miel se acaba cuando chocan los dos egoísmos.
La luna de miel continúa cuando me preocupo por lo que quiere el otro.
Hay que aprender a vivir con el otro ser humano.
Hay que aprender sus vicios, sus virtudes, sus defectos y caprichos, sus alegrías y sus malos
humores.
Sus días de mala luna, como se dice por ahí.
La vida de un hombre y una mujer está hecha de pequeños momentos cotidianos, está hecha de
pequeñas incomprensiones, olvidos, gestos dulces y amargos, diálogos cálidos y también
enojosos.
La vida de los esposos, hay que entenderlo bien, es la historia de su vida compartida, hecha en
la responsabilidad común. Cada uno aceptando al otro. Y al hacerlo harán crecer su ser personal
y el del otro.
Eso si, la comunión entre varones y mujeres no puede hacerse en un instante, en un momento.
Se necesita de su tiempo.
Por creer esto fracasa muchas veces la experiencia de la pareja.
No se puede amar a otra persona sin tener en cuenta su propia historia, cuyo conocimiento
iremos descubriendo poco a poco.
La comunión se edifica día a día, compartiendo, dando, recibiendo.
Lo justo en esto de vivir juntos sería --si no pueden evitar los malos momentos-- que cada uno
de los cónyuges tuviese por turno riguroso sus días de mal humor.
Por desgracia, sucede a veces, que uno de los dos detenta el monopolio del mal humor.
En tal caso.........en tal caso al otro no le queda más remedio que armarse de valor y tratar de
tener otro monopolio: ¡el monopolio de la paciencia!
En toda vida de a dos hay y habrá obstáculos. Veamos algunos:
“nuestro pobre corazón” tan versátil e imprevisible.
El cónyuge prudente sabe que es preciso mantenerlo bajo control.
A veces, sin embargo, hay quien se engaña.
Cree poder descuidar un tanto la vigilancia y permitirse alguna distracción.
La tan común llamada “cañita al aire”
La familia se fue de vacaciones, uno va los fines de semana y de lunes a viernes es fácil la
tentación. Estoy sólo, sabré controlarme.
Y se dice: ¡es solo un momento! ¡No saldré de mis limites!
El momento se convierte en una hora y la hora en traición.
Dice San Francisco de Sales: nadie despierta voluntariamente el amor sin hacerse su prisionero.
En este juego, el que atrapa es atrapado.
El fuego del amor es más activo y poderoso de lo que parece; uno cree que le ha tocado
solamente una chispa y uno se queda estupefacto viendo que, como un rayo, se ha incendiado el
corazón, reduciendo a cenizas aquel propósito y en humo nuestra reputación, nuestra fidelidad.
Conocemos los grandes navegantes de la mitología griega. Estos prometían a sus amigas y
amantes volver a casa, después de algún tiempo de aventuras y trabajos, pero nunca volvían. En
el mar, escuchaban los cantos de las sirenas, quedaban fascinados y cambiaban de rumbo para
estar con ellas. Las mujeres no los veían nunca más.
Pero hubo uno -Ulises- que previó el peligro. Quiso que sus compañeros le ataran al mástil de la
nave. Cuando pasaron por la isla de las sirenas, también él escuchó su canto maravilloso,
también él se quedó fascinado, pero no podía seguir las voces y los cantos de las sirenas, ya que
estaba atado. Así, las sirenas no pudieron seducirle. Fue el único que volvió a casa.
Ser precavido como Ulises da buenos resultados
Toda persona -incluso el más acérrimo crítico del matrimonio- anhela, si es sincero consigo
mismo, tener alguien en quien poder abandonarse completamente, alguien que siempre esté con
él, pase lo que pase, que confíe en él también cuando todo está en contra suya; también cuando
sufre fracasos y enfermedades, cuando se hace mayor y más débil.
“La edad no protege contra el amor, más el amor, en cierta medida, protege contra la edad”
(Jeanne Moreau)
Los celos son también un obstáculo que aparece en algunos matrimonios.
Los celos no ennoblecen el amor --como a veces se dice y se cree-- sino que lo humillan y
corrompen.
Los celos son ciertamente indicio de la fuerza del afecto, pero no de su calidad, ni de su pureza
y perfección.
Quién está celoso, duda de la fidelidad de la persona amada, duda de la fidelidad del otro.
Los celos terminan por destrozar la sustancia del amor, porque producen disputas y
discrepancias.
Disputas y discrepancias no son tierra fértil para que el amor crezca.
Jutta Burggraf piensa que el humor, el reírse o al menos sonreírse es importante para un buen
clima hogareño.
La mejor educación es la convivencia familiar alegre y armónica.
"Cuando hayas estado un día entero sin reír, habrás perdido totalmente ese día". Este lema es
muy importante precisamente para la vida cotidiana de la familia. Las personas carentes de
humor e incapaces de reír llevan una vida poco atractiva. Los matrimonios y las familias, que
han dejado de reír, están perdidas.
En cambio, el que tiene sentido del humor, puede olvidarse de sí mismo, y de este modo está
libre para los demás. Todos tendemos a veces a plantearnos problemas existenciales por cosas
insignificantes, y esto afecta a las relaciones entre los hombres. Debemos esforzarnos por no
contemplar las múltiples cosas pequeñas de la vida cotidiana desde su aspecto negativo. Cada
cosa, como es sabido, tiene dos caras, y vale la pena centrar la vista en aquella cara de la que
podemos reírnos a gusto, o al menos sonreír.
Pablo Neruda escribió: Podrán cortar todas las flores, pero nada impedirá la llegada de la
primavera.
Igual sucede en los que se aman.
Habrá obstáculos, habrá discrepancias, habrá malos momentos, podrá haber infidelidades, pero
el amarse hace posible que siempre llegue una primavera.
Que siempre llegue un nuevo brotar, una nueva primavera en nuestra vida.
Simplemente porque se aman.
Y en toda primavera si algo se necesita, si algo sobra es el amor
Y desde el amor todo es superable.
Si no existiera el amor no habría primavera. ¡Existen primaveras! en la vida de todos, porque es
amando que uno llena en profundidad toda su vida si somos capaces de volver amar
Salvador Casadevall
[email protected]
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