Una explosión local con un impacto global Mark Everist aparece ‘Una voce poco fa’, que es, por el contrario, un ejemplo ’Figaro quà, Figaro là’ excepcional de esta aria en la cultura popular. Il barbiere di Siviglia! Le barbier de Séville! Der Barbier von Il barbiere di Siviglia llamó la atención de un mundo que todavía Sevilla! ¡El barbero de Sevilla! El renombre de Figaro, y con él, tenía que digerir los horrores de la Segunda Guerra Mundial con el de la ópera de Rossini, llega a todos los rincones del mundo, unos cortometrajes que hoy deberían haber caído en el olvido. no sólo a principios del siglo XXI sino desde su estreno en el Tenemos así Il barbiere di Siviglia: Gato enjaulado de 1948, con Teatro Argentina de Roma el 20 de febrero de 1816. Nunca ha Tom y Jerry; Wise Quackers de 1949, con el Pato Lucas como desaparecido del repertorio, y sigue calando hondo en el teatro barbero de Elmer Fudd; Conejo de Sevilla de 1950, con Bugs lírico de hoy: junto con Carmen, La traviata y Don Giovanni, tiene Bunny (que por entonces se conocía en España bajo el nombre garantizado el éxito de público, y es además una de las obras a de “Serapio” y, otras veces, como “el conejo de la suerte”); y Hare las que se suele recurrir para equilibrar la presentación de otras we go de 1951, con el mismo protagonista. Pero es importante más exigentes como, por ejemplo, Die Frau ohne Schatten o Un precisar que, mientras estos cortos han sido consagrados como re in ascolto. “películas de culto” por sus propios méritos, un largometraje Es más: no hay un lugar de la cultura contemporánea a donde como El regreso de los muertos vivientes – Danza macabra (mi la ópera de Rossini no haya llegado. En 1979, el vídeo de la preferido personal), sobrevive gracias únicamente a su utilización campaña publicitaria para el Reino Unido del entonces nuevo de la música de Rossini. modelo Fiat Strada (conocido en España como Ritmo) se hizo famoso con el slogan “Hecho a mano por robots”, y todavía está Un comienzo difícil colgado en Internet; este video concluye con seis coches que La commedia, como el libretista Cesare Sterbini caracterizó maniobran en formación para subir a un remolque, al sonido de la obra, no fue al principio el éxito mundial que sería poco la stretta de ‘Largo al factotum’. Para algunos profesionales, sigue después, y ello por las razones más variadas. El estreno de Il siendo la mejor publicidad jamás inventada. barbiere (o Almaviva, como se llamaba al principio) contó con ‘Largo al factotum’, esa aria que Figaro canta al salir al escenario por la participación de Manuel García en el papel primera vez, hiperenergética, autoburbujeante El sistema de producción del conde, con Geltrude Righetti-Giorgi en el de y bravucona (si cabe la posibilidad de de la ópera italiana confería Rosina, y Luigi Zamboni en el de Figaro. Pero fanfarronear a su velocidad), reina sobre la un papel clave en la todo fue muy mal. El sistema de producción imaginación de los responsables de las pistas organización al empresario de la ópera italiana confería un papel clave de audio de todo tipo de producciones para en la organización al empresario, que era el responsable de cine y televisión. Aparece en series como M*A*S*H, Seinfeld, elegir al libretista, al compositor, a los cantantes y la orquesta, Los Simpsons y Frasier y, para los padres de hoy, un pasaje de y se encargaba de gestionar todo el espectáculo. En este caso, Rossini es un momento de cordura en productos educativos para el empresario fue el duque Sforza-Cesarini, pero murió justo sus hijos como Bob Esponja Pantalones Cuadrados y Babe 2, cuando se estaban haciendo los últimos ensayos. Esto explica El cerdito en la ciudad. En muchos casos, se utiliza también la que la puesta en escena del estreno quedara mal organizada, obertura de la ópera, aunque en la versión realizada por Spielberg lo que, por cierto, dio buenas oportunidades a los críticos de del clásico belga Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio 188 - ABAO-OLBE Rossini. Todo salió tan mal que éste, que tenía que dirigir las tres primeras representaciones desde el teclado, según los hábitos del primo ottocento, rompió su contrato para dejar la dirección musical en manos del maestro di cembalo residente. Il barbiere di Siviglia tuvo que vencer muchos otros retos, además, como los éxitos de dos óperas anteriores de su compositor: L’italiana in Algeri de 1813 e Il turco in Italia de 1814. Pero el mayor obstáculo para el éxito del estreno fue la elevada consideración de que disfrutaba todavía otra ópera del mismo nombre debida a Paisiello, consideración que continuaría hasta mediados de los años veinte del siglo XIX. Ciertamente, la razón principal por la que Rossini escogió el título Almaviva, ossia L’inutile precauzione fue precisamente evitar que fuera comparada con la venerada obra maestra de Paisiello, aunque en esto su subterfugio fracasó estrepitosamente, e incluso hasta puede que empeorara las cosas. Desde su estreno, Figaro quedó tipificado como un pícaro acompañado por su inseparable guitarra. Este tipo existía ya en España desde los sainetes de Ramón de la Cruz y los cuadros de Francisco de Goya, pero con la ópera de Rossini se difundió universalmente hasta hoy. El barítono Carlo Galeffi (1882-1961) en el papel de Figaro © The Art Archive / Alamy Competir con los muertos vivientes Il barbiere di Siviglia de Paisiello se había estrenado en San Petersburgo en septiembre de 1782, y tuvo un gran éxito desde que sonó su primera nota. El libreto era probablemente de Giuseppe Petrosellini, pero la historia de la composición de la obra permanece obscura. Antes de terminar el decenio, había habido producciones de esa obra en Viena, Caserta, Trieste, Milán, Venecia, Nápoles, Praga, Varsovia, Barcelona, París y Londres. Fue la primera ópera representada en la ciudad de México, en 1806. Y esto son sólo las producciones en italiano; se tradujo al francés una vez en 1784 y otra vez en 1786, y al alemán en 1785. Las producciones de la versión alemana se habían representado en Bratislava y Mannheim en 1785, y en Berlín en 1788. En su versión francesa, y antes de 1790, se había oído en Versailles, Lille, Cassel, Lieja, París, y Bruselas; volvió a San Petersburgo en francés en 1797, después de una producción en ruso ya en 1790. Las traducciones tempranas al francés de este Il barbiere di Siviglia de Paisiello habían tomado la importante decisión de eliminar el recitativo semplice y sustituirlo Il barbiere di Siviglia por un diálogo hablado. Esto tuvo que vencer los era de rigueur tanto para la éxitos de dos óperas Opéra-Comique de París como anteriores de su para los teatros de provincias, compositor: L’italiana in y pasó desde allí a todas las Algeri de 1813 e Il turco representaciones que utilizaban in Italia de 1814 la traducción francesa. Una consecuencia importante es que, consecuentemente, el texto francés del diálogo hablado no fue traducido del libreto italiano sino tomado de su fuente, es decir, de la obra teatral original. Castil-Blaze utilizaría el mismo procedimiento para su triunfo con Il barbiere de Rossini. il barbiere di siviglia 189 Como todas las partituras de ópera de entonces, Il barbiere di Siviglia muestra ser un texto no muy estable Durante la centuria que se llama “el largo siglo XIX”, o sea, el tiempo comprendido entre 1789 y 1914, los libretistas italianos se basaban frecuentemente en fuentes francesas: obras de teatro, mélodrames y también libretos de ópera franceses. Basta con pensar en Rigoletto, Un ballo in maschera, Tancredi (y casi todo el resto de la producción de Rossini), I Puritani y Roberto Devereux, para ver hasta qué punto Piave, Cammarano, Pepoli, Somma y Rossi dependían de los géneros literarios franceses para crear sus libretos italianos. La fuente francesa de Petrosellini, el probable libretista de Paisiello, fue Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais, personaje que cuenta ciertamente como uno de los más extravagantes en la Europa del siglo XVIII. Con su supuesta formación de banquero, estableció su renombre y aumentó su fortuna al casarse con una mujer mucho mayor que murió convenientemente en menos de un año. Como no podía ser de otra manera, esto suscitó sospechas sobre alguna posible fechoría de Beaumarchais y dio pie a un proceso judicial, el primero de una larga serie. Dos años después de haberse casado otra vez, su segunda esposa, Madame de Sotenville, también murió, y de nuevo se levantaron las sospechas sobre su viudo. Cuando Beaumarchais capeó la amenaza de los pleitos correspondientes, a principios de los años setenta, se implicó profundamente en el apoyo que el Estado francés prestaba a los insurgentes de la Guerra de Independencia de Estados Unidos, actuando como traficante de armas con autorización del Estado. Tras una breve intervención en la Revolución Francesa y un breve encarcelamiento durante el Terror, volvió al negocio más lucrativo de la especulación financiera, aunque estuvo exiliado en Hamburgo para volver a Francia sólo hacia mediados de los años noventa. Las obras teatrales de Beaumarchais incluyen dos piezas tempranas (Eugénie de 1767, y Les deux amies, ou Le négociant de Lyon de 1770), y un libreto para la ópera Tarare de Salieri, estrenada en París en 1787. Pero sus obras de teatro más famosas fueron las que conforman “la trilogía de Fígaro”: Le barbier de Séville de 1775 (con música de Antoine Laurent Baudron como 190 - ABAO-OLBE ‘Je suis Lindor’, que Mozart utilizó para una tanda de variaciones para piano), La folle journée ou Le mariage de Figaro de 1778 (con música de Baudron y Tissier), y L’autre Tartuffe ou La mère coupable de 1792. La importancia en la historia de la ópera de las dos primeras de ellas tiende a malinterpretarse, pues aunque dieron pie a dos de las cumbres del teatro lírico, no generaron una descendencia numerosa: al contrario de tantos otros libretos que fueron puestos en música repetidas veces, Le barbier de Séville lo fue sólo en dos ocasiones con éxito global (por Paisiello y por Rossini, con éxitos meramente locales para Friedrich Ludwig Benda en 1776 en Leipzig y Nicolò Isouard en 1796 en Malta), y Le mariage de Figaro sólo una vez con éxito mundial (por Mozart, con un éxito sólo regional para Johann Baptist Novak de Ljubljana hacia 1790). En los dos casos, fue precisamente el espectacular éxito de las óperas de Paisiello y Mozart lo que disuadiría a otros compositores de trabajar sobre los mismos libretos después (lo que hace la hazaña de Rossini aún más grande). Por otro lado, de los personajes de Beaumarchais fueron derivando algunas otras obras de teatro; así, Les deux Figaro de Honoré-Antoine Richaud Martelly serviría como modelo para I due Figaro de Saverio Mercadante, y L’ambassadeur del infatigable Eugène Scribe sería la base de Il nuovo Figaro de Luigi Ricci. Un texto camaleónico Ahora estamos en condiciones de preguntarnos cómo pudo llegar Il barbiere di Siviglia de Rossini desde aquel estreno menos que exitoso al punto de que su música aparezca hoy en joyas como la quinta entrega de El regreso de los muertos vivientes. Al tiempo que no se puede negar que Il barbiere ha venido gozando de una ininterrumpida secuencia de representaciones desde 1816 hasta el presente, hay que considerar también que la forma en que esta ópera impacta a sus oyentes ha ido cambiando radicalmente a lo largo de los dos siglos transcurridos. Como todas las partituras de ópera de entonces, Il barbiere di Siviglia muestra ser un texto no muy estable. Para el estreno en Roma no se utilizó una obertura propia, sino la de Aureliano in Palmira, una ópera anterior de Rossini de 1813. Para la producción de Bolonia, más tarde en 1816, a Almaviva se le privó del aria del segundo acto ‘Cessa di più resistere’, para dársela a Rosina. A su vez, en un gran número de representaciones desde 1816 hasta hoy, el papel de Rosina, que originalmente había sido para voz de contralto, fue adaptado para soprano. El aria en la “escena de la lección” musical, para la que Rossini había compuesto ‘Contro un cor’, fue a menudo sustituida por otra cosa (en los primeros años, por un air varié para violín de Pierre Rode o, irónicamente, por el aria ‘Nel cor non più mi sento’ de L’amor contrastato ossia La molinara de Salieri, la némesis de Rossini en 1816). Esta moda la introdujo Angelica Catalani, la siguió Henriette Sontag, y la consolidaron Amalia Schutz, Giulia Grisi y Anna de Lagrange. Otras arias que se utilizaron como sustitución fueron ‘Di tanti palpiti’ de Tancredi de Rossini, que es quizá el aria más famosa de la primera mitad del siglo XIX, o el Air à la tyrolienne de Johann Nepomuk Hummel de 1831. Avanzando ya el siglo, otras piezas de sustitución fueron ‘Ah! vous dirai-je maman’ de Le toréador de Adolphe Adam desde 1849, o ‘Deh! torna mio bene’ con sus variaciones, de Heinrich Proch, algo más tarde. Cuando Adelina Patti empezaba a dejar su huella en la interpretación de esta escena, incluía no una sola aria sino toda una secuencia de ellas, convirtiéndola en un recital vocal del que formaban parte el bolero ‘Merci, jeunes amies’ de Les Vêpres Siciliennes de Verdi, ‘Ombre legere’ de Le pardon de Ploërmel (también llamada Dinorah) de Meyerbeer, y también el vals cantado Il bacio, de su director de orquesta preferido, Luigi Arditi, más el legendario Home, sweet home de Henri Bishop. Mientras la Patti establecía su programa para sustituir a ‘Contro un cor’, sus competidoras y sucesoras, por su parte, utilizaban ‘Je suis Titania la blonde’, de Mignon de Ambroise Thomas, “L’air des clochettes”, de Lakmé de Léo Delibes, o la “Escena de la locura” de Lucia de Lammermoor de Donizetti, clara favorita de Nellie Melba. Es decir, incluso en las versiones que podríamos considerar “originales” e “italianas” de Il barbiere di Siviglia, hubo ya desde el principio una inestabilidad notable del texto musical. Si continuamos estudiando la forma en que la obra fue transmitida a lo largo del siglo XIX, todo se volverá aún más complejo. Camino de gloria en diversos ropajes Por problemático que fuera el estreno de Il barbiere, su éxito inmediato en Italia y en italiano fue sorprendente. Después de conquistar la península más rápidamente que los ejércitos de Napoleón, llegó a Londres, Barcelona, Munich, Lisboa y París (al Théâtre-Italien) antes de 1820. Antes del final del decenio siguiente lo hizo a toda Europa, incluida Odessa y San Petersburgo, y a las Américas, con Nueva York, La Habana, Las barberías eran lugares de sociabilidad masculina donde los hombres podían compartir informaciones, además de disfrutar de su propia música. © Barbero con su cliente en afeitado cotidiano. © Everett Collection / Shutterstock il barbiere di siviglia 191 Los secretos a voces parecen ser una constante en las sociedades humanas, y provocan reacciones contradictorias al resultar tan atrayentes como repulsivos. El ‘Aria de la calumnia’ de esta ópera expone musicalmente una teoría sobre este tema. Dos mujeres cotilleando © Igor Stevanovic / Shutterstock Santiago de Chile y Buenos Aires. Tanto para Londres como para Nueva York se hicieron traducciones al inglés (una de ellas por el mismo autor de Home, sweet home, Henri Bishop), y ya en 1819 se tradujo al alemán, con una primera representación en tierras de habla teutona en la ciudad de Graz. En 1822 hubo traducciones al danés para Copenhague, y al ruso para San Petersburgo; en 1824 al español para Madrid; en 1825 al checo para Praga, al polaco para Varsovia, y al sueco para Estocolmo; en 1827 se tradujo al húngaro para Cluj-Napoca. Las traducciones al inglés fueron importantes para llevar Il barbiere desde Norteamérica (con Nueva York, como hemos indicado, más Philadelphia y Baltimore) hasta Australia (con Melbourne en 1856). Pero ninguna traducción fue tan importante como la francesa, producida para Lyon en 1821 por FrançoisHenri-Joseph Castil-Blaze. Conviene detenernos en ella, pues permite observar varias consecuencias del explosivo proceso de difusión global de esta ópera. A pesar de que es hoy conocido por el venenoso trato que recibió por parte de Berlioz, Castil-Blaze fue una persona de importancia en el teatro lírico francés desde 1820 hasta su muerte en 1857. Además, sentó las bases para la crítica musical profesional en París casi una década antes de que Berlioz pusiera en marcha su pluma con regularidad en este trabajo, produjo una serie de pastiches en los años veinte, gestionó su propia casa editorial, compuso y adaptó, polemizó sobre el 192 - ABAO-OLBE estado del teatro musical francés contemporáneo y, en el último decenio de su vida, redactó una serie de grandes historias musicales: L’Académie [Royale o] Impériale de Musique de 1645 à 1855 (o sea, l’Opéra), L’Opéra Italien de 1548 à 1856, e Histoire de l’Opéra-Comique, que ya no pudo publicar. Estas obras se citan todavía, aunque a veces sin la precaución que requieren, como fuentes secundarias. Quizá más importante fue el papel de Castil-Blaze en la incorporación de la ópera italiana y alemana a la cultura músicoteatral francesa, trasladando estos estilos a “la Capital del Siglo XIX”. No sólo introdujo Der Freischütz de Weber a tout le monde de París (en una adaptación que arrojaría una sombra negativa sobre todas sus actividades a causa de las malas críticas recibidas), sino que influyó también en los montajes de ópera italiana para lugares donde no existía una compañía italiana para ejecutarlas. Esto supuso adaptar las opere buffe italianas como opéras comiques francesas (de la misma manera que Il barbiere de Paisiello había sido también adaptado a los hábitos franceses, como hemos visto). Las adaptaciones de Castil-Blaze se extenderían también a una gama de géneros operísticos más amplia en los años siguientes (Mosè in Egitto de Rossini y Anna Bolena de Donizetti son dos buenos ejemplos). Su traducción y adaptación de Der Freischütz como Robin des bois debería entenderse básicamente dentro del contexto de su trabajo con la ópera italiana en francés. ¿Adattatore traditore? La adaptación que hizo Castil-Blaze de Il barbiere di Siviglia de Rossini puede considerarse como un ejemplo típico de su manera de trabajar. Este arreglo merece nuestra atención, ya para empezar, porque representa la base de la primera edición de la partitura general, que ha generado muchos interrogantes para editores y filólogos musicales de esta obra. Una investigación del ambiente teatral para el que tenía que servir nos permitirá evaluar la competencia técnica de Castil-Blaze, su actitud hacia su material, tanto literario como musical, y su sensibilidad por las condiciones en que se encontraba. Resulta demasiado fácil condenar el trabajo de edición de Le barbier de Séville que hizo Castil-Blaze como “deficiente”, “incorrecto” o “tergiversado” sólo por no conformarse a lo que entendemos hoy como la buena praxis en la crítica textual o filológica: su edición, que sería la base de la primera representación en francés, tiene pocas trazas, o incluso, quizás ninguna, de resultar de las caprichosas manipulaciones que un editor hoy consideraría inadmisibles. El medio de la opéra comique, que ha sido poco investigado todavía por los historiadores de la música, era un ambiente difícil para la aceptación de la opera buffa italiana, y los problemas que surgieron con el rechazo de ese medio hacia el recitativo semplice, para mencionar sólo un ejemplo, dan una idea de las dificultades a que tuvo que enfrentarse Castil-Blaze. Además, la adaptación de la obra de Rossini implicaba no sólo intervenciones en la música, sino también modificaciones en el texto de la obra de teatro de Beaumarchais que había servido de base tanto para el libreto de Petrosellini para Paisiello, como del de Sterbini para Rossini. Por lo tanto, un examen de la traducción al francés de CastilBlaze de Il barbiere di Siviglia de Rossini no se reduce a un mero estudio del impacto y de la acogida de la ópera de Rossini, implementando la teoría de la recepción de Jauss y Dahlhaus con sus conceptos básicos de Wirkung y Rezeption, sino que tiene que incluir también las reacciones a Le barbier de Séville de Beaumarchais. Tal examen se ocupa, pues, de dos realidades muy distintas: por una parte, está la música de Rossini, esencialmente italiana, escrita sólo cinco años antes por un compositor de mucho éxito en el género musical; por otra parte, tenemos la obra teatral de Beaumarchais, francesa, escrita ya hacía cuarenta y seis años, y manchada por el renombre de un autor que tenía negocios dudosos, y que era muy “faldero” y traficante de armas. Estos aspectos históricos distintos redoblan la importancia del papel del adaptador: Le barbier de Séville de Beaumarchais e Il barbiere di Siviglia de Rossini se comportan de manera muy distinta en sus respectivos contextos, pues la obra teatral se mueve en terreno familiar (el público de Lyon la conocía ya), pero la ópera sólo era conocida allí de oídas. Así que Castil-Blaze no se limitó a adaptar una obra impactante de una cultura músico-teatral extranjera, sino que intervino en dos obras provenientes de tradiciones nacionales y genéricas distintas, para generar una tercera más adaptada a la cultura que tendría que aceptar el conjunto. Esta interpretación, con todo, podría quedar corta: el recurso a Beaumarchais, e incluso la elección de la ópera de Rossini para un traslado de Italia a Francia, son ejemplos de la manera de trabajar de un autor que había tenido en cuenta desde el principio la posible acogida del resultado. Ciertamente, Castil-Blaze tomó estas decisiones respecto a la selección de la obra y el modo de adaptarla con una percepción muy clara de la previsible reacción de los clientes: el apreciativo público de la opéra comique en las provincias de Francia. Incluso en las versiones Un barbero francés de vuelta a casa que podríamos considerar Mucha de la información crucial sobre la “originales” e “italianas” adaptación de Castil-Blaze y su primera de Il barbiere di Siviglia, representación se puede deducir ya de la hubo ya desde el principio página de título que abre la edición de la una inestabilidad notable partitura general. Tras indicar el título Le barbier del texto musical de Séville y el subtítulo La précaution inutile, sigue la expresión Opéra Comique [...] d’après Beaumarchais et le Drame italien, que hace patente la relación entre los dos géneros de commedia italiana y opéra comique francesa (aunque quedan pocas huellas del texto de Sterbini por ser el de Beaumarchais la base de la adaptación). La organización de la obra por Castil-Blaze en quatre actes apunta también a que su versión sigue más el modelo de Beaumarchais que el de Sterbini. Efectivamente, la manera más adecuada de evaluar esta adaptación es constatar que está construida sobre la base de los diálogos de la obra teatral de Beaumarchais, con la música de Rossini (y los versos de Sterbini traducidos) como interpolación en los lugares adecuados. En esa página de título, Castil-Blaze reclama también su aportación original, además de su aportación editorial, al indicar paroles ajustées sur la musique de Rossini. Además, también figuran el lugar y la fecha de la primera representación, el nombre del director de escena, el precio de la edición y el nombre y la dirección de la editorial. En una lista de suscriptores añadida a la primera edición de la partitura, publicada por Lafillé, aparecen 199 nombres que incluyen algunos de los compositores, intérpretes, directores de orquesta y teóricos de la música más importantes de la Francia del primer siglo XIX: compositores como Auber, Berton, Blangini, Boïeldieu, Catel, Chérubini, Kalkbrenner, Le Sueur, Pacini, Paër o Pleyel se codean en ella con intérpretes como Aymon, Garcia, Kreutzer, Nourrit, Schaffner (el director de orquesta del GrandThéâtre de Lyon), o dos cantantes que Castil-Blaze propuso para el todavía hipotético estreno en la Opéra-Comique de París, Lemonnier y Martin; también figura el escenógrafo Ciceri, junto a los teóricos Choron, Fétis, d’Ortigue y Reicha. Es evidente que la adaptación de Castil-Blaze estaba destinada a los directores de teatro de provincias cuya especialidad fuera la presentación de la opéra comique (muy habitual en villes du deuxième ordre, según decía el autor mismo). La presencia de nombres como Bernard de Bruselas, Chaillou de Orléans, Mourguet-Danville de Amsterdam y La Haya, incluso DelestrePoirson del Gymnase-Dramatique de París en la lista de il barbiere di siviglia 193 A diferencia de los balcones de hoy, los balcones de las casas andaluzas del siglo XVIII, como también el de Don Bartolo, eran casi como castillos inexpugnables. Balcón en el Pabellón de Perú, construido para la Exposición Iberoamericana de 1929 en Sevilla, y diseñado por Manuel Piqueras Cotolí (Lucena 1886-Lima 1937) © Quintanilla / Shutterstock subscriptores no debería sorprender; el de Alexis Singier, director del Grand-Théâtre de Lyon, donde se estrenó la adaptación, aún menos. Le barbier de Séville de Beaumarchais e Il barbiere di Siviglia de Rossini se comportan de manera muy distinta en sus respectivos contextos Un Eduardo Manostijeras a la obra La traducción y adaptación de Castil-Blaze supuso una serie de cortes y reordenaciones. El primer cambio tiene que ver con el aria ‘Il vecchiotto cerca moglie’, que fue relegada al apéndice opcional de la primera edición de la partitura general y que, por lo tanto, no aparecería en todas las tiradas o reediciones. En la opera buffa de Sterbini y Rossini, Berta tiene un papel de cantante y sustituye, junto con Ambrogio, a los personajes La jeunesse y L’éveille de Beaumarchais; en la adaptación de Castil-Blaze, aparece bajo el nombre de Marceline y conserva su papel de cantante en el finale del segundo acto. Es decir, en la adaptación francesa de Castil-Blaze Marceline canta, por lo que su inexistencia en la obra original de Beaumarchais no puede explicar la eliminación de su aria. Sin embargo, para conservar el aria al final de su tercer acto, Castil-Blaze tendría que haber introducido un pasaje nuevo para enlazar el final del quinteto anterior con ella. Su preferencia por la reutilización de material previo en lugar de por la incorporación de algo nuevo se evidencia ya en otros pasajes de su versión; además, mantener el aria habría implicado que su tercer acto terminara con ese aria a solo, mientras que, al cortarla, el acto termina de manera más contundente con el quinteto. Esta situación dramatúrgica, que para Sterbini y Rossini no se presenta porque no hay mutación en ese momento, puede ser la razón de cortar ‘Il vecchiotto cerca moglie’, aunque podría haber habido otras razones más, como la duración total de la obra, o las competencias vocales de la cantante que interpretara el papel de Marceline. Otro cambio es que, en la versión de Sterbini y Rossini, con la famosa “aria de la calumnia”, Basilio sugiere a Bartolo manchar el renombre de Almaviva antes de que Figaro revele a Rosina 194 - ABAO-OLBE el nombre de su admirador en el dúo ‘Dunque io son’. Pero en Beaumarchais, y por tanto, también en Castil-Blaze, estos dos acontecimientos suceden en el orden inverso: ‘Je suis donc’ precede a ‘C’est d’abord’. Otro cambio más es que, para la ópera de Paisiello, Petrosellini había reducido los cuatro actos de Beaumarchais a dos, pero Castil-Blaze restaura la estructura original, con la consecuencia de que el Temporale en el segundo acto de Rossini recupera su función original de interludio. La decisión de sustituir el recitativo secco con diálogos hablados resulta en varios cambios de dimensiones más reducidas. Obviamente, surgieron problemas cuando, después de un pasaje extenso de declamación, la música empieza con una melodía escasamente acompañada. La técnica habitual para estos enlaces era terminar el recitativo cantado con una cadencia perfecta en la dominante o la tónica del número siguiente, que utiliza también Rossini, pero no estaba disponible para CastilBlaze porque esos pasajes eran hablados. En los tres casos en que se da esta situación, en lugar de empezar como Rossini había compuesto, el adaptador comienza al unísono o añade un acorde de tónica a la orquesta para evitar momentos embarazosos en que los cantantes tuvieran que andar tanteando su nota. En la “escena de la lección” que imparte el falso profesor de canto Almaviva a su pretendida alumna Rosina, las ariette que canta Bartolo están mezcladas con pasajes de recitativo en los que explica por qué ha cambiado el nombre de Giannina de la señora de la canción por el de Rosina (lo que Castil-Blaze traduce como “Franchette” y “Rosine”). En la traducción, este pasaje que separa las dos estrofas de la ariette está marcado con la anotación parlé. Es un préstamo de Sterbini ya que, si hubiera sido de Beaumarchais, habría resultado más complicado: recurrir a Sterbini parece una opción adecuada. Por último, otra complicación de este tipo afecta a la primera salida al escenario de Figaro. Cuando Almaviva, una vez que se han marchado los músicos y Fiorello, medita sobre las cualidades de Rosina, se oye el canto del barbero en la lejanía, que irrumpe enseguida en el escenario y cambia el rumbo del recitativo del conde. Lo que canta Figaro aquí son los primeros compases de la cavatina – aria siguiente: ‘Largo al factotum’ – ‘Place au factotum’. En la opéra comique, como el recitativo del conde y la interrupción del barbero están plasmados en diálogo hablado, la correspondencia que tan bien funcionaba dramatúrgicamente, ahora se pierde. Beaumarchais no pide más que una breve pausa en el discurso de Almaviva en este momento; sin embargo, en la transmisión de su modelo, Castil-Blaze incorpora una parte de la acción de Sterbini para abrir la posibilidad de que, en la representación, Figaro pueda cantar esta frase y anunciar su cavatina, tal y como Rossini, efectivamente, lleva a cabo. Pero tales recursos a Sterbini son escasos en la adaptación de Castil-Blaze. Hay sólo un préstamo mayor más en su primer acto, donde se lee la carta de Rosina a Almaviva en voz alta. En Beaumarchais, Rosina debe rogarle “cantar con indiferencia palabras sobre la música incluida en la carta, que le informan sobre su nombre, su estatus, y sus intenciones”. En Sterbini y en Castil-Blaze debe rogarle, de manera menos específica, “encontrar un método ingenioso para informarle”, y esto corresponde con la eliminación de la canzone ‘Se il mio nome’ de Almaviva. Uno de los principales desafíos a que tuvo que enfrentarse Castil-Blaze, si no el mayor, fue reducir la combinación del teatro hablado de Beaumarchais y la música de Rossini a una duración aceptable para una opéra comique, lo que requería podar los diálogos de elementos no esenciales. Beaumarchais ya había conocido la necesidad de este difícil aspecto del trabajo, porque en 1793, cuando Le mariage de Figaro se amalgamó con Le nozze di Figaro de Da Ponte y Mozart en la Académie Royale de Musique, en una versión de Notaris, se le solicitó que colaborara en una revisión después de la segunda representación, pues la obra había adolecido de excesiva extensión. Casi treinta años después, Castil-Blaze se encontraba en una situación similar, aunque fue más consciente del problema que Notaris. Un buen ejemplo de los procedimientos empleados es el primer intercambio entre Almaviva y Figaro al principio del primer acto: las 52 réplicas entre los dos personajes de Beaumarchais quedan reducidas por Castil-Blaze a 16. Gran parte del diálogo eliminado hace referencia a lo sucedido desde su encuentro anterior, como también alguna mofa de los gallegos, catalanes y auverneses. Es verdad que con esto se pierde una parte del humor de Beaumarchais, pero el resultado neto entre la omisión de parte de los diálogos de Beaumarchais y la inclusión de la música de Rossini se consideró bien equilibrado, como se puede ver en las críticas a la obra de la prensa lyonesa. En la adaptación francesa también desaparecen algunas escenas de Beaumarchais porque repiten parte de las composiciones de Rossini, como la Introduzione y el Finale I por ejemplo. Además, la decisión de mantener el papel de Berta con el nombre de Marceline implicó que los personajes La Jeunesse y L’Éveille de Beaumarchais se convirtieron en redundantes, y es por esa razón por la que las escenas en que aparecían fueron suprimidas. La adaptación supuso la supresión de dos números y la sustitución de un tercero; la eliminación de ‘Se il mio nome’, la canzona de Almaviva del primer acto, es menos sorprendente a la luz de su historia, porque debió cortarse ya inmediatamente después del estreno en 1816, para reaparecer en París sólo en 1831, cuando Rubini la recuperó. Parece claro que la fuente que manejó CastilBlaze no contenía este número, de modo que tampoco podía hacerlo su edición o el estreno en Lyon. Un corte más llamativo es el del número que consiste en el recitativo instrumentato ‘Il conte’ con el aria ‘Cessa di più resistere’. En el drama de Beaumarchais no hay una razón intrínseca para omitirlo, pero fue cortado frecuentemente en El alcance mundial de una ópera ligera a las primeras representaciones de la ópera de principios del siglo XIX es Rossini en Italia; más tarde, en la reposición un hecho sin precedentes, de septiembre de 1816 en Bolonia, no lo cantó y explica por qué hacia Almaviva, sino Rosina. Es posible que Castilmediados del siglo XX era Blaze suprimiera este número a causa de la la ópera de referencia para inestabilidad del texto y la inseguridad de las la cultura popular puestas en escena. También puede ser que Castil-Blaze tuviera cierta sensibilidad respecto a las proporciones del conjunto, o al hecho de que este número es el único en toda la ópera de Rossini que utiliza el recitativo instrumentato. A juzgar por la cantidad de sustituciones para el aria en la “escena de la lección”, habría sido poco probable que la representación francesa de 1821 hubiese incluido el original de Rossini, ‘Contro un cor’. Si damos crédito a la información de Stendhal de que Joséphine Fodor-Mainvielle habría cantado ‘Di tanti palpiti’ en el estreno parisino en italiano, en el Théâtre-Italien en 1819, su presencia en la adaptación de Castil-Blaze parece lógica. Un final feliz La adaptación al francés de Il barbiere di Siviglia es importante no sólo porque fue la que se pudo escuchar en las provincias francesas; incluso en la capital, con la única excepción del Théâtre-Italien, teatros como el Odéon o el Théatre-Lyrique utilizaron siempre su versión, con su premeditada fidelidad al teatro hablado de Beaumarchais. Más allá de las fronteras francesas, también se utilizó esa adaptación (junto con otras); así sucedió en Berna, donde en un espacio de tres años hubo producciones en francés, italiano y alemán, y más allá de Europa, en Río de Janeiro, Port Louis en Isla Mauricio, Yakarta en Indonesia, y Rabat. Este alcance mundial de una ópera ligera a principios del siglo XIX es un hecho sin precedentes, y explica por qué hacia mediados del siglo XX era la ópera de referencia para la cultura popular, desde Bugs Bunny hasta El regreso de los muertos vivientes. Mark Everist Profesor de la Universidad de Southampton, Presidente de la Royal Musical Association y asesor de organismos de investigación de varios países europeos. Es un investigador de amplio espectro con varios campos de especialización, entre los que destaca la escena operística de la Francia de la Restauración. il barbiere di siviglia 195