Biografía de Tomás Moro •

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• Biografía de Tomás Moro
Tomás Moro, nació en Londres el 07/02/1478. En el seno de una familia de comerciantes y magistrados. Su
padre fue un ilustre abogado, de buenas costumbres, aunque se le tacha de libertino y poco escrupuloso
moralmente, por otro lado, su madre murió pronto, dejando el legado de seis hijos, de los cuales Tomás Moro
era el segundo.
Tomás Moro destacó pronto por su inteligencia y predisposición al estudio. Cuando tenía 13 años, sus padres,
de la pequeña nobleza, le colocaron en la casa del cardenal John Morton, arzobispo de Canterbury, el cual
produjo una gran influencia sobre él, hecho que es observable en Utopía, donde Tomás Moro muestra gran
admiración y respeto por el que más tarde sería cardenal. Además fue el cardenal John Morton, quién le pagó
dos años de estudios en Oxford, donde aprendió el arte de la retórica, dialéctica, filosofía y griego, donde
como era de esperar sobresalió en todos ellos. También fue en Oxford donde tuvo trato con John Colet y
Erasmo, que le alentaron al camino de la erudición y del humanismo.
Siguiendo los pasos de su padre, pronto terminó sus estudios de Derecho en Londres, pasando a ser un gran
abogado. Aunque en 1499, se creyó llamado a la vida religiosa, por lo que hasta 1503, llevó la vida ascética de
los monjes cartujos, cerca de la cartuja de Londres. Luego abandono esa idea aunque permaneció fiel a sus
deberes religiosos hasta su muerte.
En 1504 pasó a ser miembro del parlamento, pero al oponerse a las peticiones de Enrique VII, entró en
conflicto con la corte y debió renunciar a desempeñar cualquier papel político. Esta oposición a la política
impuesta por Enrique VII fue el motivo de que le procesaran la primera vez, aunque salió libre bajo la tutela
del arzobispo Warham.
La muerte de Enrique VII en 1509 le permitió recuperar el favor real. Abogado en el Lincoln´s Inn, Tomás
Moro fue nombrado en 1510 sheriff adjunto de Londres. En 1515 fue enviado como embajador a Flandes y
dirigió en Calais, en 1517, amplias negociaciones comerciales. Después de un célebre alegato ante la Cámara
Estrellada, durante el cual hizo condenar a la corona, el rey, que asistía personalmente al juicio, decidió tomar
a su servicio a tan temible adversario.
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Por lo que Tomás Moro fue nombrado relator del consejo de estado en 1518 y miembro del consejo privado.
Desde entonces su carrera fue rápida, después de dimitir de su cargo de sheriff adjunto y de abogado, fue
armado caballero en 1521, nombrado subtesorero del rey y enviado de nuevo como embajador a Flandes.
Speaker de la Cámara de los Comunes en 1523 y senescal de las universidades de Oxford y de Cambridge,
obtuvo en 1525 la cancillería del ducado de Lancaster.
Enrique VIII le tomó cariño, le gustaba discutir con él sobre teología, astronomía y matemáticas. A menudo le
visitaba y se invitaba a su mesa. Temiendo la inconstancia del favor de los príncipes. Tomás Moro intentó
desalentar estos favores. Todo fue en vano, después de la desgracia del cardenal Wolsey, Enrique VIII le
nombró en 1529 canciller de Inglaterra. Tomás Moro fue el primer hombre de leyes en tener un cargo tan alto.
Este nombramiento fue también la consagración del encumbramiento de una casta social hasta entonces
modesta y una concesión de la corona al partido popular, que pensaba que el nuevo canciller apoyaba su
causa. Como canciller, Tomás Moro se mostró irreprochable. Rechazó siempre los regalos que la costumbre
autorizaba y se negó a favorecer los intereses de sus amigos y parientes. Considerado como el más grande
humanista inglés de su época, ya había publicado su Utopía (1516), obra inspirada en el ideal platónico. En el
terreno religioso llegó a desear la igualdad de todos los cultos y la elección del clero.
Sin embargo, con relación a los herejes, se mostró en la práctica muy duro y el antiguo humanista no dio
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pruebas de mansedumbre para con los protestantes. Polemizó, además, en sus escritos contra las ideas de
Lucero y las del reformador inglés William Tyndale, traductor de la Biblia.
Enrique VIII, al nombrarlo canciller, había contado con su docilidad. Ahora bien, Tomás Moro no participó en
absoluto en la ley del 11 de febrero de 1531, que hacia del rey el jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra. Se
negó a garantizar el matrimonio de este último con Ana Bolena después de su divorcio de Catalina de Aragón
y solicitó del rey, por motivos de salud, ser relevado de su cargo de canciller. Enrique VIII aceptó su dimisión
el 16 de mayo de 1532. El regreso de Tomás Moro a la vida privada no le puso al abrigo de la venganza real,
sobre todo después de su negativa a asistir a la coronación de Ana Bolena. Varias acusaciones lanzadas contra
él carecían de fundamentos.
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En marzo de 1534 fue promulgada una ley que obligaba a reconocer la legitimidad de los herederos del rey y
de Ana Bolena, así como su capacidad para heredar la corona, y otra ley que imponía a los clérigos la renuncia
a obedecer al papa y el reconocimiento de la supremacía religiosa del rey. Convocado ante la corte de
Lambeth, Tomás Moro se negó a prestar el juramento de supremacía, considerándolo algo contrario a su
conciencia, a consecuencia de lo cual fue encerrado en la torre de Londres.
Allí permaneció durante quince meses. El 1 de julio de 1535 fue llevado ante una comisión especial a
Westminster may para ser juzgado. Condenado a muerte, fue decapitado el 7 de julio de 1535 y su cabeza fue
expuesta en el puente de Londres. Tomás Moro fue beatificado el 09/12/1886 por el papa León XIII y
posteriormente, proclamado santo el 19/05/1935 por el papa Pío XI
• La utopía liberal y humanitaria de santo Tomás Moro
Tomás Moro es considerado por una parte del marxismo contemporáneo como un clásico del pueblo, su vida
heroica no es ajena a esta consideración, pero la lucidez es a veces un don peligroso.
Los utopistas recompensan generosamente a los que se exponen a los peligros de la traición y procuran que la
magnitud del peligro sea ampliamente recompensada por la magnificencia del beneficio. Por esta razón
prometen a los traidores no sólo inmensas cantidades de dinero, sino también la propiedad permanente de
tierras muy rentables, situadas en lugar seguro, en territorio de sus aliados. Y cumplen fielmente lo prometido.
Nunca maltratan a un hombre sin armas, a menos que sea un espía. Respetan las ciudades que se rinden y no
saquean las que toman por asalto. Sólo matan a los cabecillas que se han negado a entregar la ciudad y
condenan a la esclavitud a aquellos que han sostenido el sitio. A la masa, indiferente y pacifica, no le hacen
ningún daño. Si se enteran de que uno o varios de los sitiados aconsejaron la capitulación, les dan una parte de
los bienes de los condenados, la parte restante es para las tropas auxiliares. Ellos no cogen nada del botín.
La Edad Media, no apreciaba tanto al traidor y honraba al jefe enemigo cautivo, el modernismo de santo
Tomás Moro nos choca, y no nos decidimos a concederle el calificativo de progreso. La colonia se gobierna
según las leyes utopistas y reúne a los naturales que quieren compartir sus trabajos y su modo de vida. Si los
colonizadores se encuentran un pueblo que acepta sus instituciones y sus costumbres, forman con él una
misma comunidad social y esta unión es beneficiosa para todos. Porque, al vivir todos al estilo utópico,
consiguen que una tierra, hasta entonces ingrata y estéril para un pueblo, llegue a ser productiva y fecunda
para dos pueblos a la vez. Pero si los colonizadores encuentran una nación que rechaza las leyes de la utopía,
la excluyen de la extensión de tierra que quieren colonizar y, si es necesario, emplean la fuerza de las armas.
En sus orígenes, la guerra más justa y más razonable es aquella que se emprende contra un pueblo que posee
inmensos terrenos sin cultivar y que los conserva sin ninguna utilidad, sobre todo, cuando ese pueblo prohíbe
su posesión y su uso a aquellos que acuden a trabajarlos y a alimentarse con su fruto, siguiendo el derecho
imprescriptible de la naturaleza. El utopista se vuelve en este momento futurólogo, la exactitud de algunas de
estas previsiones estremece frente a semejante lucidez.
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• INTRODUCCIÓN:
El principal contenido de la introducción debe ser el título de la misma obra, Utopía, que significa en ninguna
parte, es decir, que no se encuentra en ningún lugar, que carece de ubicación espacial. Tomás Moro utiliza
este término para introducir su obra, y en ella misma, para dar nombre a la isla que describe. Supongo que
utiliza el nombre de Utopía porque las condiciones sociales, religiosas y políticas que se dan, es algo que
como el mismo expresa le gustaría que existieran pero se resigna a que probablemente nunca existan.
Utopía fue escrita en latín, y publicada por primera vez en Londres en el año 1516, pero posteriormente
Tomás Moro la revisó y se la envió a su buen amigo Erasmo para una segunda edición, esta vez en París en
1517, y una última publicada en Basilea por el mismo Erasmo en 1518. Este libro, es una narrativa que
representa sobre todo una sociedad ficticia de la isla y sus costumbres religiosas, sociales y políticas. Una
interpretación sostiene que mientras que Utopía pudo ser una cierta clase de sociedad perfeccionada, sea en
última instancia inalcanzable. A pesar de las connotaciones modernas de la palabra Utopía se acepta
extensamente que la sociedad que describe no era realmente su propia sociedad perfecta. Tomás Moro
deseaba utilizar el contraste entre las ideas políticas inusuales de la tierra imaginaria y la política caótica de su
propia época como plataforma para discutir ediciones sociales en Europa.
Esta obra se compone de dos libros, y existía una confusión referente a este tema, pues se creía más o menos
acertadamente que se escribió antes la segunda parte que la primera, lo que supone que Tomás Moro
construyo la casa desde el tejado, y se ha comprobado que es cierto, que Tomás Moro escribió la segunda
parte mientras realizaba un viaje de negocios, donde tomo parte en reuniones de humanistas, y posteriormente
le antepondría una primera parte. En el primer libro, Tomás Moro expone las circunstancias que le llevaron a
Amberes, donde a través de su amigo Pedro Giles, conoció a Rafael Hitlodeo, con quién mantendrá una
animada conversación que desembocará en la exposición y análisis de los males de la sociedad de su época.
En el segundo libro, es Rafael Hitlodeo quién describirá la forma en que se basa la sociedad de los utopianos,
que conoció en uno de sus viajes y con quienes vivió varios años, mostrándolos como modelo para la
superación de los males de la sociedad europea de esa época.
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La obra de Tomás Moro está impregnada de los ideales de humanismo recibiendo el influjo de los pensadores
clásicos, pero teniendo en cuenta las condiciones históricas de su tiempo, Moro pretende exponer lo que para
él sería un estado ideal minuciosamente se encarga de exponer con todo detalle, las leyes, el tipo de comercio,
religión, etc. que toda sociedad ostenta, en cierta manera expone a su manera lo que anteriormente hicieron
Castiglione con el perfecto cortesano, Maquiavelo con el perfecto Príncipe, Platón con su obra La Republica,
San Agustín con su De civitate dei Posteriormente, la obra de Moro servirá de referencia tanto para muchas
otras utopías como La ciudad del Sol de Campanella o New Atlantis de Francis Bacon, como para otras
anti−utopías como Un mundo feliz de Aldous Huxley, donde se refleja una futura sociedad totalitaria, o La
raza futura de Lord Lytton, donde se expone el estado deplorable del hombre actual tras su intento de mejora.
Tenemos que tener en cuenta que aunque todas estas utopías, en la práctica son realmente casi imposibles de
alcanzar, siempre han servido como crítica de la forma de gobierno predominante, e incluso e acicate para
revoluciones contra el poder establecido, pero no obstante, en el Renacimiento y la Ilustración, las distintas
utopías aparecen solamente como modelos sin la pretensión de organizar movimientos sociales capaces de
realizarlos, pero a partir de la Revolución Francesa, las utopías adoptan más la forma de manifiestos y
engendran movimientos sociales, como hemos expuesto antes.
Es muy posible, que la obra de Moro se viera influenciada por los viajes y los descubrimientos de Américo
Vespucio, lo que llevaría a Moro a imaginarse como sería una región done no hubiera llegado el cristianismo,
y que se rigiera solo por la razón natural del hombre.
• Resumen:
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Primer Libro:
La narración comienza cuando Enrique VIII, rey de Inglaterra, envía a Tomás Moro que se encuentra a sus
ordenes con el título de embajador de Flandes, a tratar un negocio y allanar las divergencias. En tal lugar,
Tomás Moro se encuentra a su amigo Pedro Giles, conversando con un desconocido de avanzada edad,
llamado Rafael Hitlodeo.
Tras la debida presentación de Rafael y Moro, Rafael comienza a narrarles algunos de sus viajes y sus
reflexiones. Moro le pregunta por qué no se ha unido a un príncipe, pues sus grandes conocimientos servirían
de mucho en la corte. Rafael le responde que la mayoría de los príncipes no se ocupan tanto del buen gobierno
de su comunidad, sino de las guerras y de enriquecerse ellos mismos. Como dijo Tomás Moro me repugna ser
más feliz a costa de un procedimiento que aborrezco. Ahora mismo vivo como quiero, cosa que dudo les
suceda a muchos que visten de púrpura. Por lo demás, abundan y sobran los que apetecen la amistad de los
poderosos. Que yo les falte y algunos más semejantes a mí, no creo que les cause excesivo perjuicio (1)
Hablando de este mismo tema, Rafael recuerda sus días en Inglaterra y les habla de una de las conversaciones
que mantuvo con el Cardenal Juan Morton, en la cual hablaron sobre el mal estado del gobierno y de la
sociedad en Inglaterra. Rafael habla sobre los problemas de la pobreza, y de las medidas que se plantean para
abolirla. Expone que si a un muerto de hambre le condenas a morir por robo, fácilmente matará a los testigos
que le vean pues el castigo impuesto sería el mismo. Como dijo Moro un robo no es un crimen merecedor de
la pena capital. Ni hay castigo tan horrible que prive de robar al que no tiene que comer y vestirse y no halla
otro medio para conseguir su sustento (2)
Moro sigue insistiendo en que la sabiduría de Rafael sería de suma importancia para el gobierno de muchas
comunidades. Rafael le dice que los príncipes y la gente que está al mando del gobierno están cegados por la
ambición de tener más y más riquezas y que lo único que conseguiría intentándolos ayudar sería volverse
como ellos.
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Frente a la ambición que genera el poder, la filosofía es inoperante. No hay ninguna vía ni directa ni indirecta
para hacerles ver que lo que buscan con tanta ansia no es lo que de verdad les hará felices sino que es lo que al
final les destruirá a ellos y al mundo. Como dice Moro suponed que están viendo como la gente pasea por
calles y plazas bajo una lluvia incesante. Por más que gritan no logran convencerles de que se metan en sus
casas y se aparten del agua. Saliendo ellos mismo a la calle no conseguirían nada, sino mojarse ellos también
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También es en este libro donde Rafael, habla de sus viajes, y más concretamente de Utopía, empieza a relatar
sus hazañas y la manera en que logró establecer relaciones y amistad con los habitantes de aquel lugar y de
muchos otros a los que llegó a visitar junto a Américo.
Rafael, con gran sagacidad narra su observación de los errores que había podido ver por doquier,
considerando lo mejor que vio en ambas partes; se mostraba profundo, conocedor de las leyes y costumbres de
los diversos países que toda su vida parecía haber vivido en cada uno de ellos.
El espíritu de Rafael encerraba la idea de que en cualquier lugar que exista la propiedad privada, donde se
midiese todo por el dinero, no se podría conseguir que en el estado imperen la justicia y la prosperidad, a
menos que considerar justo un Estado en que lo mejor pertenece a los peores, y como prospero un país en que
unos cuantos individuos se reparten todos los bienes disfrutando de las mayores comodidades, mientras la
mayoría vive en una gran miseria.
Así mismo Rafael pugna por un número reducido de leyes para asegurar un gobierno excelente. Es por ello
que en su interior reputa prudentísimas y santísimas las instituciones de los Utópicos.
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Asegurando Rafael que el único medio de distribuir equitativamente los bienes y de asegurar las felicidad de
la sociedad humana, es aboliendo la propiedad privada, ya que mientras esta subsista, la mayoría de los
mortales, entre ellos los mejores, conocerán la angustia de la miseria, de todas las calamidades inevitables,
etc. situación aunque susceptible de ser mejorada, considera que no puede ser evitada de forma total.
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Señalando a sus escuchas Rafael que si tan sólo hubiera estado en Utopía y hubieran contemplado sus
instituciones y costumbres como el lo hizo, viviendo allí más de cinco años, lugar que no habría dejado sino
fuera porque tenía el propósito de revelar su existencia dejaría de señalar que no se podría vivir en felicidad en
un régimen colectivista, en donde según sus opiniones cuando las cosas se logran sin esfuerzo, todos dejan de
trabajar.
Segundo Libro:
En este segundo libro, se exponen las diversas características de Utopía: geografía del lugar, oro y plata, el
matrimonio, la religión, etc. que más tarde explicaré. Como dice Moro los vasos de noche y otros utensilios
dedicados a usos viles, se hacen de oro y plata no sólo para los alojamientos públicos sino para las viviendas
particulares. Con estos mismos metales se forjan las cadenas y los grilletes que sujetan a los esclavos (4)
Rafael narra como es la republica de Utopía, comenzando por describir su isla y explicando el por qué de su
nombre. También describe los trabajos que se llevan a cabo en la isla, y como los ciudadanos cooperan para
obtener un objetivo comunitario. No existen ni ricos, ni pobres, pero como dice Moro pero lo que detestan y
no acaban de entender es la locura de aquellos individuos que, no debiendo nada a los ricos, y no estándoles
sujetos, le tributan honores casi divinos ¡y sólo por ser ricos! (5)
Describe también el tipo de edificaciones y calles que hay en la ciudad y explica como aprovechan los bienes
naturales. Habla sobre las leyes, los jueces y el uso de lo que nosotros llamamos joyas para marcar a los que
infringen las leyes. Expone las ciencias que se cultivan en la isla, las religiones, sus conocimientos filosóficos,
etc. Como dice Moro piensan los utopianos que Dios, al igual que los demás artesanos, ha expuesto la
máquina visible de este mundo ante los ojos del hombre para que la contemple (6)
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Geografía de Utopía: a pesar de que es una isla que en realidad no existe, sino que es imaginaria, nos describe
que es una isla en forma de luna creciente, toda ella rodeada por el mar, pero que antes tenía un tramo de tierra
que la unía al Continente y fue el rey Utopo el que lo hizo cortar para así evitar que la corrupción pudiera
llegar a ellos. A su vez, nadie puede llegar al puerto porque tienen un camino secreto (está debajo del agua), lo
que impide la entrada de extranjeros. En relación a las ciudades, todas guardan la misma distancia entre ellas,
y tienen como capital Amatoria. Entre ellas hay casas y granjas habilitadas por los ciudadanos de turno,
siendo treinta familias. Pero cada año, después de dos de trabajo, de cada familia un número de personas va a
la ciudad, viniendo el mismo número de la misma. A través de esto, nadie se ve forzado y todos se vuelven
más expertos. Se dedican a la crianza de pollos, caballos y bueyes, siembran grano sólo para pan, y existe un
intercambio de productos entre la ciudad y el campo.
Oro y Plata: no dan valor al oro ni a la plata, y los llegan a considerar inferiores al hierro, ya que éste es
necesario para vivir y los otros no. Además, piensan que incluso la Naturaleza lo ve así, ya que esconde lo
inútil. A su vez, hacen todo lo posible para que no adquieran valor y por eso lo usan para cosas viles, para
esclavos, prisioneros o los tallan para sus hijos como juguetes. Aquí nos cuenta una anécdota sobre los
embajadores de los anemolianos que visitaron Utopía con todo lo que significaba castigo o juguetes (joyas,
seda) siendo, mientras tanto, los esclavos los que recibían las reverencias ya que vestían de manera sencilla y
sin joyas. Esto se debió a que no conocían las costumbres de Utopía.
Matrimonio: la mujer no se puede casar antes de los dieciocho y el hombre de los veintidós. Si antes del
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matrimonio han pecado con otro, ambos son castigados y no podrán casarse nunca. A la hora de elegir pareja,
tanto el hombre como la mujer se muestran desnudos para no esconder ninguna deformidad de su cuerpo, y a
partir de ahí se aceptaban o se rechazaban. Había también posibilidad de divorcio ante la existencia de
adulterio o si los casados no se entendían (es un divorcio con consentimiento que debe ser examinado por el
Consejo para poder llevarse a cabo). En el caso de cometer adulterio, se paga con la esclavitud y un segundo
adulterio con la muerte. Pero también este se puede perdonar si uno de los inocentes todavía esta enamorado,
si no es así, el inocente puede divorciarse y casarse de nuevo.
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Religión: existe la creencia de que hay una fuerza superior que rige todo, externa, inexplicable a la que llaman
Padre y cuyo nombre es Mitra. Sin embargo, no había una única religión y ninguna era superior a las demás,
ya que el rey Utopo sabía que esto era motivo de disputas y que daba debilidad a su pueblo. Además, existía la
idea de que al final la verdadera religión sería la que prevaleciera. Pero cuando conocieron el cristianismo
sintieron gran admiración y muchos de ellos se convirtieron. Por otra parte, tanto el fanatismo, el sentido de
imposición, como el ateísmo estaban prohibidos. Dicen que después de la vida los vicios son castigados y las
virtudes recompensadas. También tenían dos maneras distintas de comportarse con los muertos: enterrando
bajo tierra a los que no aceptaban bien la muerte y rezan para que Dios sea misericordioso con ellos, e
incinerando a aquellos que la reciben alegres y confiados y realizan cantos. No tenían sacerdotes pero en
cambio si que existía una serie de hombres que actuaban como los misioneros actuales, que resultan muy
honrados y que viven de dos maneras distintas: los que se abstienen del sexo y de comer carne, siendo esta
una opción más santa y reciben el nombre de butrescas (hombres de religión); los que no se abstienen de
ningún placer y también están dispuestos al trabajo, esta es una opción más sabia.
Conclusión: Rafael pone fin a su descripción enfatizando el hecho de que nada es privado sino que todo es
público, buscando que a la comunidad entera no le falte de nada. No les importa la riqueza, sino ser feliz y no
tener preocupaciones. Así, no existe el dinero, el cual es un problema también para los ricos ya que es mejor
tener abundancia de lo necesario y no de lo superficial. Al final, Moro saca la conclusión de que, aunque
Utopía tenga algunas cosas que no parezcan lo suficientemente buenas, si que es cierto que sería bueno que
algunas de ellas fueran introducidas en nuestras ciudades para un mejor funcionamiento de las mismas.
• Opinión Personal:
Antes de acabar de leer el libro ya tenía esta opinión. Es un libro genial, y aunque al principio parece difícil de
entender debido al lenguaje de la época, cuando te acostumbras es como si estuvieras viviéndolo y no resulta
nada complicado seguir leyendo, ni entenderlo al completo.
También me resulta genial porque nunca antes había leído un libro en el que te hiciera pensar de tal manera
como este, ¿cómo sería ahora el mundo si ese mundo ideal se hubiese dado en realidad?...
Tomás Moro, utiliza un método fantástico para introducir al lector al meterse el mismo en la obra y hacer una
especie de relato con lo que le cuenta su amigo sobre un maravilloso país llamado Utopía, dónde el sistema de
gobierno es ideal, tanto, que Tomás Moro quisiera que se diera en el mundo real.
• Notas:
• Tomás MORO. Utopía. Página 75
• Tomás MORO. Utopía. Página 78
• Tomás MORO. Utopía. Página 105
• Tomás MORO. Utopía. Página 143
• Tomás MORO. Utopía. Página 147
• Tomás MORO. Utopía. Página 164
• Tomás MORO. Utopía. Página 208
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• Bibliografía:
MORO, Tomás. Utopía. Madrid. Alianza editorial. 1998
Enciclopedia Gran Larousse Universal
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