Actas de la Conferencia AACE/ACE RECOMENDACIONES DE TRANSCULTURACIÓN PARA EL DESARROLLO DE ALGORITMOS DE PRÁCTICA CLÍNICA EN ENDOCRINOLOGÍA EN LATINOAMÉRICA ACTAS DEL TALLER PANAMERICANO 2015 DE LA AMERICAN ASSOCIATION O F CLINICAL ENDOCRINOLOGISTS Y LA AMERICAN COLLEGE OF ENDOCRINOLOGY Jeffrey I. Mechanick, MD, FACP, FACE, FACN, ECNU, Presidente1; R. Mack Harrell, MD, FACP, FACE, ECNU2; Myriam Z. Allende-Vigo, MD, MBA, FACP, FACE3; Carlos Alvayero, MD4; Onix Arita-Melzer MD5; Pablo Aschner, MD, MSc6; Pauline M. Camacho, MD, FACE7; Rogelio Zacarias Castillo, MD8; Sonia Cerdas, MD9; Walmir F. Coutinho, MD, PhD10; Jaime A. Davidson, MD, FACP, MACE11; Jeffrey R. Garber, MD, FACP, FACE12; W. Timothy Garvey, MD, FACE13; Fernando Javier Lavalle González, MD14; Denis O. Granados, MD15; Osama Hamdy, MBBch, PhD16; Yehuda Handelsman, MD, FACP, FACE, FNLA17; Manuel Francisco Jiménez-Navarrete, MD18; Mark A. Lupo, MD, FACE, ECNU19; Enrique J. Mendoza, MD, MSc, FACP20; José G. Jiménez-Montero, MD, FACE21; Farhad Zangeneh, MD, FACP, FACE22 1 Profesor de Medicina Clínica, Director de la División de Soporte Metabólico de Endocrinología, Diabetes y Enfermedad Ósea Icahn, Facultad de Medicina de Mount Sinai, New York, NY; 2Codirector del Memorial Center de Cirugía Endócrina Integrativa Hollywood, FL; 3Profesor de Medicina de la Facultad de Medicina, Universidad de Puerto Rico , Director del Sector de Endocrinología del Hospital Universitario de San Juan de Puerto Rico, Presidente del Capítulo AACE de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico; 4Director Médico, Instituto Salvadoreño del Corazón, Unidad Diagnóstica de Osteoporosis, San Salvador, El Salvador; 5Doctor en Medicina Interna y Endocrinología, Director del Programa de Educación en Diabetes y Factores de Riesgo, Tiroides y Director de Manejo Clínico de Diabetes, Hospital Bendaña, Honduras, CA; 6Director Científico, Asociación Colombiana de Diabetes, Profesor de Endocrinología y Epidemiología Clínica, Universidad Javeriana y Hospital Universitario San Ignacio, Bogotá, Colombia; 7Profesor de Medicina, Centro Médico de la Universidad de Loyola, Director del Centro de Enfermedad Metabólica Ósea, Universidad de Loyola, Maywood, IL; 8Profesor Clínico de la Div isi ón de Medicina Interna, Hospital General “Dr. Manuel Gea González” de Ciudad de México, México; 9Director de la División de Endocrinología, Hospital Cima, Director del Centro de Investigación San Agustín, San José, Costa Rica; 10Universidad Católica de Río de Janeiro, Instituto de Diabetes y Endocrinología del Estado; 11 Profesor de Medicina Clínica, Centro de Diabetes Touchstone, Universidad de Texas, Centro Médico Southwestern, Dallas. TX; 12División Endocrinología, Harvard Vanguard Medical Associates, División de Endocrinología, Beth Israel Deaconess Medical Center d e Boston, MA; 13Departamento de Ciencias de la Nutrición y Centro de Investigación en Diabetes UAB Universidad de Alabama en Birmingham, y el Centro Médico de Asuntos de Veteranos Birmingham, Birmingham, AL; 14Profesor, Facultad de Medicina, UANL: Nutrición, Endocrinología, Medicina Interna, Coordinador Educativo del Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario, UANL, Jefe de la Clínica de Diabetes del Hospital Universitario “Dr. José E. González” UANL, endocrinólogo del Hospital Regional ISSSTE Monterrey, Grupo de Coordinación de Políticas de Diabetes, Programa del Estado Normas Oficiales Mexicanas, Coordinador de Alimentación Saludable y Actividad Física de Monterrey, Nuevo León, México; 15Medicina Interna y Endocrinología, Hospital Alemán Nicaragüense, Hospital Metropolitano Vivian Pellas, Profesor de Endocrinología y Medicina Interna de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua Managua, Nicaragua; 16 Director Médico, Programa de Obesidad Clínica, Director del Programa de Diabetes de Atención Hospitalaria, Centro de Diabetes Joslin, Facultad de Medicina de Harvard, Boston, MA; 17Director Médico e Investigador Principal, Instituto Metabolic Institute deAmerica Tarzana, CA; 18Presidente de la Asociación de Endocrinólogos de Costa Rica (ANPEDEM), Profesor de Endocrinología y Medicina Interna, Universidad de Costa Rica, Coordinador del Departamento de Endocrinología, Hospital San Vicente de Paul, Costa Rica; 19 Director Médico, Centro de Tiroides y Endocrinología de Florida, Profesor Clínico Adjunto, Universidad del Estado de Florida, Facultad de Medicina Sarasota, FL; 20Profesor Titular de Bioquímica y Nutrición. Decano de la Facultad de Medicina, Universidad de Panamá, Panamá; 21Profesor de Medicina, Decano de Estudios de Posgrado, Universidad de Ciencias Médicas Jefe de la División de Endocrinología del Hospital CIMA, Escasu, San José, Costa Rica; 22Consultor en Endocrinología, Director Médico Clínico en Endocrinología, Diabetes y Osteoporosis (EDOC) Sterling, VA. Dirigir la correspondencia a American Association of Clinical Endocrinologists, 245 Riverside Avenue, Suite 200, Jacksonville, FL 32202. Correo electrónico: [email protected]. DOI: 10.4158/EP161229.GL Para adquirir ejemplares de este artículo, visite: www.aace.com/reprints. Copyright © 2016 AACE. Este material está protegido por leyes de derecho de copyright de EE. UU. Para comprar ejemplares comerciales de este artículo, visite www.aace.com/reprints. Para obtener permiso para usar el material, acceda a www.copyright.com o comuníquese con Copyright Clearance Center, Inc. (CCC) 476 PRÁCTICA ENDÓCRINA Vol. 22 N.° 4 de abril de 2016 Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 477 RESUMEN La American Association of Clinical Endocrinologists (AACE) y la American College of Endocrinología (ACE) realizaron su primer Taller de recomendaciones para optimizar el desarrollo del Algoritmo de Práctica Clínica (APC) para Latinoamérica (LA) en diabetes (con énfasis en el control de la glucemia), obesidad (con énfasis en la pérdida de peso), tiroides (con énfasis en el diagnóstico de nódulos tiroideos) y huesos (con énfasis en osteoporosis postmenopáusica) e l 28 de febrero de 2015, en San José, Costa Rica. Se p resentó una metodo lo gía estandarizad a que incorpora diversos factores de transculturación: disponibilidad de recursos (incluidos los equipos de diagnóstico por imágenes y medicamentos aprobados), preferencias de los profesionales de la salud y de los pacientes, variables de calidad de vida, parámetros socioeconómicos, accesibilidad global basada en la red, implementación electrónica y necesidad de protocolos de validación. Se suministra una plantilla APC estandarizada con recomendaciones específicas de nodos para colaborar con el proceso de transculturación local. Los participantes acordaron por unanimidad los siguientes principios predominantes para LA: (1) existe solamente un nivel de tratamiento endócrino óptimo, (2) se debe utilizar hemoglobina A1C en cada nivel de tratamiento de la diabetes, (3) son necesarias la educación nutricional y mayores opciones farmacéuticas para optimizar el modelo de tratamiento de la obesidad, (4) la ecografía de cuello de alta calidad debe formar parte del modelo de tratamiento de nódulos tiroideos óptimo, y (5) se necesita más evidencia científica sobre la prevalencia de osteoporosis y los costos para justificar la intervención de las autoridades sanitarias. Este Taller AACE/ ACE 2015 marca el comienzo de una actividad estructurada que ayudará a los expertos locales en la creación de herramientas culturalmente sensibles, basadas en la evidencia y fáciles de implementar para optimizar el tratamiento endócrino a escala global. (Práctica Endócrina 2016; 22:476-501) Abreviaturas: A1C = glucohemoglobina; AACE = American Association of Clinical Endocrinologists; ACE = American College of Endocrinología; GS = glucosa en sangre; IMC = índice de masa corporal; APC = Algoritmo de Práctica Clínica; GPC = G u í a d e Práctica Clínica; ECV= enfermedad cardiovascular; DXA = densitometría ósea; CDE = compuesto disruptor endócrino; GSA= glucosa en sangre en ayunas; AAF = aspiración con aguja fina; PS = profesionales de la salud; LA = Latinoamérica; PAACE = Conferencia Panamericana de AACE; SU = sulfonilurea; DT2 = diabetes tipo 2; tDNA = Algoritmo Nutricional Transcultural específico para Diabetes; TSH = hormona estimulante de la tiroides; CC = circunferencia abdominal; OMS = Organización Mundial de la Salud INTRODUCCIÓN La medicina basada en la evidencia ha generado muchos cuestionamientos filosóficos y pragmáticos en la atención médica (1,2). Entre estos retos cabe destacar el modo en que se debe brindar un tratamiento endócrino personalizado culturalmente adecuado, con adhesión a lineamientos basados en la evidencia y algoritmos desarrollados para poblaciones amplias y heterogéneas. Por lo tanto, el manejo de las estrategias debe adaptarse a los pacientes individuales dentro de regiones únicas que albergan diferentes culturas (por ej. los mexicanoestadounidenses y los asiático-estadounidenses de California), pacientes individuales en regiones que albergan una cultura en común (por ej., los latinos en México y los latinos en la República Dominicana), o pacientes individuales en diferentes regiones que albergan diversas culturas (por ej., hindúes asiáticos en India que sean musulmanes, hindúes, jaínes o sikhs; habitantes de zonas urbanas o rurales de México; o trabajadores inmigrantes vs. ciudadanos de los emiratos en los Emiratos Árabes Unidos). La me ntab le me nte , este planteo ha sido ignorado durante mucho tiempo en la medicina clínica, especialmente con respecto a los “libros blancos” (informes oficiales de una o varias organizaciones específicas sobre un tópico complejo) propuestos para tener una amplia aceptación y ser implementados anticipadamente. Este libro blanco se refiere específicamente a este desafío con aplicación específica en Latinoamérica (LA). Hasta la fecha, los libros blancos en medicina clínica no han producido el alto impacto que se esperaba sobre la calidad del tratamiento, aun contando con una implementación formal, iniciativas de validación y las intenciones más nobles. Las razones potenciales de este rango de fracasos que van desde los pesados compromisos de tiempo para los profesionales de la salud (PS) hasta la falta de validación de las diferentes poblaciones bajo estudio. Otro factor clave en la adaptación de la evidencia al paciente individual es reconocer el contexto, una parte crucial de la toma de decisiones centrada en el paciente (3,4). Más específicamente, casi todos los libros blancos carecen de profundidad y relevancia en cuanto a la forma en que relacionan a una multitud de diferentes culturas, tanto dentro como fuera de una región bajo estudio. Más aún, prácticamente todas las zonas urbanas de EE. UU. incluyen una mezcla de culturas que constituye una porción significativa de cualquier práctica médica local estadounidense. Muchos expertos y organizaciones definen el término “cultura” de diferentes maneras, pero el denominador común es el agrupamiento de atributos fundamentalmente no físicos que distinguen a las categorías de personas (Tabla 1) (5-14). El agrupamiento únicamente por atributos físicos o genéticos comunes a una categoría de personas es más característico de la “raza”, en tanto que el agrupamiento que incorpora no solo la cultura y la raza, sino que pone énfasis en la genealogía, los ancestros, la geografía (región), la lingüística y la ideología política es característico del “origen étnico”. Existen obviamente su- 478 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) Tabla 1 Definiciones de Cultura a Definición (parafraseada) Fuente Aspectos simbólicos, conceptuales e intangibles de las sociedades humanas Patrones compartidos de comportamientos e interacciones, construcciones cognitivas y entendimiento afectivo aprendido mediante la socialización Patrones o modelos humanos de vida aprendidos y compartidos, un mecanismo primario de adaptación Programación colectiva de la mente, que distingue a miembros de una categoría de personas de otra Diseños creados históricamente para vivir, explícitos e implícitos, racionales, irracionales y no racionales Banks et al. (5) Centro de Investigación Avanzada de Adquisición del Lenguaje (6) Damen et al. (7) Hofstede (8) Kluckholm et al. (9) Patrones, explícitos e implícitos, de y para comportamientos adquiridos y transmitidos por símbolos, que constituyen los logros distintivos de los grupos humanos Kroeber et al. (10) Conocimiento y esquemas compartidos creados por un grupo de personas para percibir interpretar, expresar y responder a las realidades sociales que los rodean Lederach et al. (11) Configuración de comportamientos aprendidos y resultados de comportamientos cuyos componentes son compartidos y transmitidos por una sociedad en particular Linton et al. (12) Patrones relativos al comportamiento y los productos de la acción humana, que pueden ser heredados …independientes de los genes biológicos Parson et al. (13) Comportamiento aprendido y compartido de una comunidad de seres humanos que interactúan entre sí a La Useem et al. (14) cultura por lo tanto incorpora patrones socioeconómicos, de conocimientos y práctica, además de la política. perposiciones entre la cultura, la raza y el origen étnico, por ende, a fin de ser más claros, este documento hará referencia a la cultura como el principal clasificador que distingue a las distintas poblaciones del mundo. Una vez que entendemos la cultura, aparecen otros términos relacionados que deben ser definidos. La transculturación describe el proceso de adaptar los conceptos de una cultura a otra, sin modificar ninguna de ellas. Este concepto difiere de la aculturación (cambios en la cultura que se producen cuando interactúan dos o más culturas), la deculturación (pérdida de una cultura previa), la neoculturación (creación de una cultura nueva) y la transculturación (creación de una cultura nueva a partir de la fusión de dos o más culturas). Por lo tanto, la transculturalización de un libro blanco basado en la evidencia conlleva la adaptación de una justificación y de recomendaciones generalizadas que representen las diferencias culturales entre la fuente original de un documento y la región bajo estudio, como así también las diferencias entre las diversas culturas dentro de la región de destino. Además, el proceso de transculturación no abre juicio sobre la cultura o las costumbres de una sociedad; concretamente, no existe lo “correcto” o lo “incorrecto” dado que no hay un estándar universal de moralidad (este concepto se denomina “relativismo cultural”) (15). Los factores culturales que afectan los servicios de salud incluyen, entre otros, los roles de género, barreras idiomáticas, orientaciones espaciales personales, actitudes hacia la comida, nutrición y actividad física, exposición a toxinas y disruptores endócrinos, y socioeconómicos. Por ejemplo, la pobreza -un descriptor socioeconómico- se asocia con fatalidad, necesidad de ayuda del gobierno, consumo de drogas y alcohol, vida familiar disfuncional, baja autoestima y falta de participación comunitaria. Esto puede traducirse en un mayor riesgo de contraer enfermedades, más complicaciones de enfermedades, tiempos más prolongados de recuperación, funciones disminuidas después de una enfermedad y menor acceso a los servicios de salud. Por lo tanto, la cultura aquí cuestionará las multitudinarias capas de factores étnicos y regionales en el contexto de optimizar la prestación de servicios de salud y más específicamente, la salud endócrina. Aun cuando el efecto de los factores culturales sea relativamente fácil de comprender con respeto a la modificación de la calidad de vida, la consideración de los factores políticos y regulatorios específicos de una región es mucho más compleja y conlleva profundas consecuencias con respecto a la utilización de tecnología, el desarrollo farmacéutico y la accesibilidad a los servicios de salud. La cultura latina está presente en muchos de los países de habla hispana y ha sido adoptada por muchos grupos étnicos diferentes (Tabla 2) (16). El término “latino” h a c e referencia a aquellas personas de origen o ancestros latinoamericanos, incluidos los brasileños. LA por lo general se refiere a América del Sur y Central, como así también a México, donde el idioma dominante es el español o el portugués. Cabe acotar que, en algunos países centroamericanos, como Guatemala, se hablan Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 479 diversas lenguas aborígenes, y en el Caribe predominan grupos étnicos y subculturas africanas, que aumentan colectivamente la diversidad de la población. El término “hispano” es una categoría oficial del censo de EE. UU. y se refiere a las personas provenientes de España y de los países hispanohablantes de LA, sin incluir a los brasileños. El término hispano por lo tanto describe una cultura, independiente de la raza, y una población menor que los latinos (dado que la población de España es menor que la población de Brasil). Sin embargo, desde un punto de vista práctico en EE. UU., el uso coloquial tanto de “latino” como de “hispano” hace referencia a la misma población. La cultura latina está influenciada por las culturas precolombina, colonial europea y de la inmigración posterior africana y asiática. Los componentes principales de la cultura latina incluyen los idiomas español y portugués, la religión cristiana, elementos del movimiento constructivista y el muralismo en el arte, diversos movimientos literarios, el positivismo, diversos géneros musicales, cinematografía experimental, estilos de danzas tradicionales colmadas de energía, un teatro con contexto histórico y una cocina con alimentos típicos. (Tabla 3). E n g e n e r a l , la diversidad de poblaciones de LA impone un desafío para el desarrollo de un enfoque generalizado que permita prevenir y tratar las patologías crónicas, como la obesidad y la diabetes tipo 2 (DT2). Esta preocupación ha sido abordada satisfactoriamente integrando la educación, el apoyo grupal y el manejo de casos para los hispanos con DT2 (17,18), con notable éxito al ser implementada en el lugar de trabajo (19). Los impulsores biológicos no son descriptores de la cultura en sí mismos. Sin embargo, existen diversos mecanismos fisiopatológicos que vinculan ciertas culturas con riesgos más altos de enfermedades crónicas específicas y por lo tanto merecen una consideración al realizar la transculturación de las recomendaciones clínicas. Por ejemplo, uno de estos mecanismos se basa en el paradigma mitocondrial, sostenido por Wallace (20). En este paradigma, el índice de rapidez mutacional del ADN mitocondrial permite a la energética adaptarse rápidamente al entorno cambiante. Un ejemplo de esto es la migración humana ancestral desde África, a través de Europa y Asia, y posteriormente hacia climas más fríos (norte) cruzando el estrecho de Bering como puente hacia América (20). El efecto adaptativo a los climas más fríos en la regulación mitrocondrial de la energética puede manifestarse en la actualidad por las diferencias raciales de los aborígenes americanos en condición glucémica, adiposidad y condición glucémica, adiposidad y composición corporal, metabolismo de lípidos y en consecuencia riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) (20). Por lo tanto, la identificación de haplotipos mitocondriales en culturas y subculturas específicas (grupos diferentes dentro de una cultura) en LA podrían colaborar teóricamente con la evaluación del riesgo de la enfermedad y la terapia dirigida (un ejemplo de “medicina de precisión”). Otro eje subestimado de la enfermedad crónica en LA, especialmente en los trastornos metabólicos como la DT2 y la obesidad, son los efectos genotóxicos y moleculares de los compuestos disruptores endócrinos (CDE) (21) y los contaminantes (22,23), incluidos los endulzantes artificiales, que pueden actuar a través de receptores del gusto en el intestino que regulan el microbioma, el eje enteroinsular y el apetito (24). Por último, un modelo de carga alostática por estrés y un desequilibrio fisiológico pueden ser una hipótesis atractiva para un impulsor de enfermedad metabólica en LA, si bien Gersten et al. (25) analizaron datos de un estudio transversal donde no fue posible identificar asociaciones significativas en términos estadísticos entre los estresores de vida y los biomarcadores neuroendócrinos En 2010, se llevó a cabo el programa Algoritmo Nutricional Transcultural Específico para Diabetes (tDNA) para abordar una necesidad específica: suministrar información nutricional detallada y basada en la evidencia para los profesionales de la salud que tratan pacientes con DT2 a escala global, basada en la premisa de que diversas culturas contribuyeron a diferentes expresiones de la enfermedad. Esto surgió como respuesta a la creciente epidemia mundial de diabetes y obesidad y a la falta de información nutricional basada en la evidencia accesible y/o implementada para DT2, especialmente en las regiones más afectadas, como LA, India, el sudeste de Asia y el Golfo Pérsico. El formato del Algoritmo de Práctica Clínica (APC; 26) se vio favorecido en el programa tDNA por sobre otros formatos de Guía de Práctica Clínica (GPC) más extensos y con texto más pesado con el fin de mejorar las probabilidades de aceptación e implementación en diversos ámbitos culturales. Después de una secuencia de múltiples reuniones tDNA con didácticas exposiciones y breves sesiones de análisis ofrecidas por líderes de opinión clave en LA, Norteamérica, Europa, el Golfo Pérsico, India, China y el sudeste de Asia, se publicaron una serie de trabajos correspondientes a 5 regiones distintas (27-33), como así también una descripción de métodos (34) y una validación de contenidos (35). Para brindar un contexto a la necesidad imperiosa de globalizar las recomendaciones médicas clave, se ofreció la siguiente cronología. En 2006, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución A/RES/61/225, q u e reconoció a la diabetes como una enfermedad crónica, debilitante y costosa, y estableció el Día Mundial de la Diabetes (36). En 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución A/RES/66/2, una declaración política que convirtió el problema mundial de salud de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la diabetes y la obesidad, en un foco de atención importante (37). Las ramificaciones inmediatas de esta última declaración fueron exhortaciones a reformar las políticas y la escalabilidad para llegar a las zonas más necesitadas, especialmente en las regiones de nivel socioeconómico bajo (38), c o m o así ta mbié n las minorías étnicas en las r e g i o n e s d e nivel socioeconómico más alto (39). Más recientemente, en septiembre de 2015, el tema de las enfermedades no transmisibles fue incluido en la Cumbre de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, avanzando aún más en el compromiso global con el 480 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) Tabla 2 Atributos socioeconómicos y étnicos latinoamericanos por paísa País Pobl. (mill.) EVN (años) IBN (USD) Urbano (%) Grupo étnico Analfabet ismo (%) %C %N %M %B %O 1 37 73 7,550 89 3 97 1 1 – Bolivia 8 62 990 62 14 24 45 31 – Brasil 171 70 4,350 76 10 53 1 Chile 15 75 4,630 85 4 2 6 92 – – Colombia 42 70 2,170 73 9 20 1 61 18 – Costa Rica 4 76 3,570 47 5 33 1 60 3 3 Cuba 11 78 NA 77 4 37 – 51 1 1 República Dominic. 8 70 1,920 64 17 15 – 75 10 – Ecuador 13 70 1,360 64 9 4 52 40 4 – El Salvador 6 69 1,920 46 22 1 5 94 – – Guatemala 11 64 1,680 39 32 8 45 45 1 1 Haití 8 54 460 35 39 5 – – 95 – Honduras 6 69 760 51 26 1 7 90 2 – México 99 72 4,440 74 9 10 10 80 – – Nicaragua 5 68 410 55 32 17 9 69 5 – Panamá 3 74 3,080 56 8 10 8 66 10 6 Paraguay 5 69 1,560 55 7 3 2 95 – – Perú 26 69 2,130 75 16 13 45 37 2 3 Uruguay 3 73 6,220 91 2 90 – 10 – – Venezuela 24 73 3,680 86 8 20 1 61 18 – Argentina 39 6 – 1 Abreviaturas: N = Negro; C = Caucásico; IBN = ingreso bruto nacional en dólares estadounidenses por habitante; EVN = expectativa de vida al nacer; M = Mestizo (descendiente combinado de europeo e indio americano); N = Nativo americano; ND = no disponible; O = Otros; Pobl. = población. a Los países resaltados en negrita estuvieron representados en el Taller PAACE 2015. Las cifras de población corresponden al año 2000 y son suministradas para tener un contexto al momento en el que se recopiló el resto de la información (16). Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 481 Tabla 3 Algunos alimentos típicos de la cultura latina a Alimento Ejemplos A base de maíz Salsas Especias Frutas tortillas, tamales, pupusas guacamole, pico de gallo, mole canela, epazote, cilantro, comino, laurel, tomillo papaya, tuna (especie de pera con espinas; fruto del cactus) Raíces jicama Carnes carnitas, barbacoa, birria, cecina, suadero mixiote, pibil, tortas (pan con carne) Bebidas mate, pisco sour, horchata, chichi, atole, cacao, posol, aguas frescas a Éste listado es incompleto. Los alimentos típicos pueden tener nombres, preferencias, técnicas de elaboración y valores nutricionales diferentes según cada país y región de Latinoamerica. tratamiento de la diabetes (40). En 2014, la American Association of Clinical Endocrinologists (AACE) y la American College of Endocrinología (ACE) comenzaron a planificar la Conferencia Panamericana AACE (PAACE). Se añadió un Taller a la Conferencia PAACE que fue llevado a cabo en San José de Costa Rica, para identificar los atributos y retos transculturales para el desarrollo local de 4 APC de LA que guarden conformidad con los libros blancos de AACE/ ACE existentes (GPC, APC, y otros documentos de posición y actas de conferencia). A comienzos de 2015, AACE/ACE comenzaron con sus iniciativas para promover el desarrollo, distribución y validación de las transculturaciones actuales y futuras de los libros blancos sobre manejo de la enfermedad endócrina. El objetivo de estas actividades es contribuir con los expertos y a las sociedades de profesionales, tanto de EE.UU. como del extranjero, para la elaboración de libros blancos que sean culturalmente sensibles y aplicables a la amplia diversidad cultural de pacientes que se encuentran en sus prácticas clínicas. Este documento representa los resultados del taller AACE/ ACE 2015 en el que se brindaron recomendaciones sensibles en términos culturales y regionales, para la consiguiente producción de APC de LA locales. Estas recomendaciones incorporan sugerencias basadas en los matices y la evidencia para mejorar la atención del paciente orientadas a nodos individuales en una APC. Además, estos resultados ofrecen contenidos educativos, generación de hipótesis de investigación y producción local de APC de LA en los mercados locales. MÉTODOS Desarrollo previo al taller Antes del taller, se elaboró una plantilla maestra para la elaboración de APC adaptables al proceso de transculturación con los siguientes atributos (Fig. 1): 1. Flujo de proceso de información intuitiva (estado – decisión – estado revisado – decisión, etc.); 2. Número relativamente bajo de niveles de nodos de decisión para simplificar (6 a 8 niveles, que contienen uno o más nodos cada uno); 3. Numeración explícita de los niveles de nodos y tablas asociadas a fin de codificar la información para los posteriores lineamientos de transculturación, y 4. Proceso flexible en donde cada nodo y cada tabla puedan ser modificados y adaptados fácilmente por un grupo interactivo de expertos. Se seleccionaron tópicos de APC específicos en base a cuatro escenarios de manejo endócrino prevalentes, con énfasis especial en que estos fueran lo suficientemente amplios como para reflejar la prevalencia de la enfermedad pero lo suficientemente acotados como para mejorar las chances de éxito de este primer intento de guía de transculturación: Tópico 1: Área de diabetes: con uso el subalgoritmo de control glucémico del Algoritmo Integral de Manejo de Diabetes AACE/ACE – 2015 (41) y de la GPC de AACE/ DACE para el desarrollo de un plan de tratamiento integral de la diabetes mellitus – 2015 (42); Tópico 2: Área de obesidad: con uso de estrategias de pérdida de peso del Algoritmo Integral de Manejo de Diabetes AACE/ACE – 2015 y del Modelo Centrado en las Complicaciones del Tratamiento del Paciente con Sobrepeso/Obeso (41); Tópico 3: Área de tiroides: con uso del algoritmo de nódulos tiroideos de AACE para implementación electrónica (43); y Tópico 4: Área de huesos: con uso de las directrices de práctica clínica más recientes sobre osteoporosis postmenopaúsica (44). Los Comités Científicos de AACE ofrecieron material científico actualizado. Se elaboraron plantillas preliminares de APC específicas de cada enfermedad (Fig. 2 a 5) de 482 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) conformidad con la plantilla APC maestra. Las plantillas luego fueron distribuidas a todos los participantes del taller AACE/ACE con instrucciones que brinden sus opiniones con respecto a la transculturación de cada nodo y cada tabla, para seque serán usados entre esos pacientes que residen en LA. Tras recibir estos algoritmos examinados por los participantes del taller, se elaboró un programa previo al taller y una presentación en PowerPoint, que fueron distribuidos en el taller AACE/ACE para ser usados durante el mismo. Se realizaron revisiones iterativas del taller previo en base a las devoluciones de los participantes para cada área del APC, hasta que se alcanzó un consenso general (método Delphi modificado; 45). Actas del Taller 2015 El propósito del taller AACE/ACE 2015 fue brindar una oportunidad para un análisis cara a cara de las recomendaciones específicas de los nodos, sensibles en términos culturales y regionales, a fin de contribuir con las iniciativas locales de transculturación. El taller se llevó a cabo el sábado 28 de febrero de 2015, entre las 7:00 y las 13:00 hs. en el Hotel Intercontinental de San José de Costa Rica. Luego de la presentación de los participantes (Tabla 4), J.M. presentó el material introductorio sobre endocrinología transcultural y luego las plantillas APC. A continuación, se presentaron cada uno de los APC específicos de manejo de enfermedad endócrina: diabetes (Y.H.), obesidad (J.M.), tiroides (R.M.H.) y huesos (P.C.). Los participantes del taller alcanzaron consenso en 5 principios principales durante los debates de APC. 1. Existe solamente un nivel de tratamiento endócrino óptimo para LA: los participantes rechazaron la noción de que se deben separar los niveles privado y público de atención para las clases socioeconómicas alta y baja, respectivamente. Siendo realistas, se consideró “excelente” el nivel objetivo de atención única pero dentro de un contexto de factibilidad. 2. Todos los pacientes con prediabetes o diabetes presunta deben ser sometidos a medición de la glucohemoglobina (A1C) como parte de la evaluación inicial y, si el diagnóstico se confirma, se deben realizar mediciones de A1C con seguimiento: los participantes reconocieron que existen problemas con la disponibilidad y la accesibilidad al análisis A1C confiables pero coincidieron en que este examen era una parte absolutamente necesaria de un plan óptimo de tratamiento de diabetes. 3. Se necesitan educación nutricional y más opciones farmacológicas para optimizar el modelo de tratamiento de la obesidad: los participantes reconocieron que la inercia para crear un modelo integral de tratamiento de la obesidad exitoso se debía a la falta visible de educación nutricional y de opciones farmacológicas que resulten efectivas. 4. 5. La evaluación óptima y el manejo de los nódulos tiroideos requieren el uso de la ecografía: si bien los participantes reconocieron la escasa disponibilidad de la ecografía de cuello en muchas regiones de LA, esta tecnología, con un nivel de calidad suficientemente alto, se consideró necesaria para el diagnóstico temprano y preciso y el seguimiento de la patología de nódulo tiroideo. Se necesitan más datos científicos sobre pérdida ósea en LA para poner en marcha una política gubernamental que respalde los estándares más elevados de tratamiento de osteoporosis: los participantes acordaron que existe escasez de evidencia, especialmente en LA, sobre pérdida ósea, uso de densitometría ósea (DXA), pruebas bioquímicas, calidad de vida e intervención farmacológica, y además, que la presentación de esta evidencia podría conducir a acciones gubernamentales para aumentar el nivel de detección y tratamiento de la osteoporosis. Las actas fueron traducidas (del español al inglés, y del inglés al español) en tiempo real para todos los participantes, y luego se entregaron las transcripciones traducidas para la preparación de un documento final. Asimismo, al concluir el taller, cada participante entregó sus notas manuscritas y sus comentarios para la traducción y elaboración del documento. Desarrollo posterior al taller Después del taller AACE/ACE 2015, se analizaron todos los comentarios y se incorporaron en un documento revisado que fue enviado a los equipos participantes con escritos y tareas de revisión adicionales. Tras diversos análisis/revisiones por parte de los autores originales, revisores expertos y de la Fuerza de Tarea de Endocrinología Transcultural de ACE, el documento fue aprobado por el Comité Ejecutivo de AACE, la Junta Directiva de AACE y la Junta Directiva de ACE. Este d o cume nt o será p ub licad o inicialmente en inglés, con la intención de ser traducido al español, y estará disponible en forma gratuita a través de los capítulos de AACE en Latinoamérica, como así también mediante su publicación en el sitio web de AACE (www. aace.com). Este plan fue elaborado para maximizar la difusión de la información. El objetivo de esta iniciativa es ofrecer recomendaciones a los expertos locales para el desarrollo posterior de sus propias APC locales, cultural y regionalmente sensibles, basadas en la evidencia, de conformidad con los libros blancos de AACE/ACE existentes. Recomendaciones generales Los libros blancos de AACE/ACE, y los APC en particular, deben guardar conformidad con las siguientes normas, que también se recomiendan para la elaboración de los APC de LA locales: Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 483 Fig. 1. Plantilla Maestra de Transculturación del Algoritmo de Práctica Clínica.* * “N” corresponde a niveles de nodos; cada nivel de nodos será codificado como N1, N2, N3…, N(n), en donde n es 6 a 8 pero puede ser más si fuera necesario. Las flechas entre nodos permanecerán sin etiquetar y se usan para simplificar, indicando el flujo del proceso. Las flechas se omiten generalmente cuando los nodos se alinean en forma vertical indicando un flujo del proceso descendente. Detección: se aplica a una población bajo estudio sin factores de riesgo específicos. Búsqueda agresiva de casos: se aplica a poblaciones con factores de riesgo específicos. Los descriptores son los atributos de la población bajo estudio, como los factores de riesgo. Estratificar: asignar resultados de detección o de búsqueda intensiva de casos en bins (nodos) que correspond en a los estados: Sí (presente), no (ausente) o desconocido (indeterminado). Diagnóstico y subgrupos posteriores: usar la evidencia basada en las herramientas de diagnóstico (laboratorio, imágenes, etc.) para diagnosticar el trastorno principal y otras para asignar un subgrupo posterior dentro de un estado fisiopatológico relevante (clasificador) que mapee las verdaderas y diferentes estrategias de intervención (por ej., enfermedad primaria vs. enfermedad secundaria). Clasificador: un diagnóstico y subtipo de diagnóstico (por ej., osteoporosis primaria o secundaria, osteoporosis de alto recambio o bajo recambio , obesidad de fase 0/1/2, etc.); también una respuesta como “respondedor” o “no-respondedor” usada para justificar acciones similares (continuación) o diferentes. Intervención: cambios específicos en la calidad de vida, complementos farmacéuticos o dietarios, procedimientos, u otros; estos son específicos del clasificador, antes y después de una intervención. Las metas específicas de la terapia (identificadas antes de implementar la intervención) pueden ser incorporadas en N4. Acción: versión práctica de esa intervención, es decir, cómo se realiza dentro de un ámbito real, altamente sensible a los factores transculturales. Parámetros: es el modo en que se mide el efecto de la acción; por lo general una prueba de laboratorio (por ej., glucosa en sangre o glucohemoglobina) pero también podría ser el resultado de una imagen (por ej., densidad mineral ósea mejorada en una densitometría ósea) o respuesta clínica (por ej., pérdida de peso). 484 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) Tabla 4 Participantes en el Taller AACE/ACE 2015 Workshop Nombre País BR Jeffrey I. Mechanick, MD (J.M.) EE. UU. (Presidente) Carlos Alvayero, MD (C.A.) El Salvador Onix Arita-Melzer, MD (O.A.) Honduras Pablo Aschner Montoya, MD (P.A.M.) Colombia Myriam Z. Allende-Vigo, MD (M.A.V.) EE. UU. Ruth Báez, MD (R.B.) República Dominicana Pauline M. Camacho, MD (P.C.) EE. UU. Sonia Cerdas Perez, MD (S.C.P.) Costa Rica Manuel Cigarruista, MD (M.C.) Panamá Walmir F. Coutinho, MD (W.C.) Brasil Jaime A. Davidson, MD (J.D.) EE. UU. Felix Escano, MD (F.E.) República Dominicana Yehuda Handelsman, MD (Y.H.) EE. UU. R. Mack Harrell, MD (R.M.H.) EE. UU. Manuel Jiménez, MD (M.J.) Costa Rica Jose G. Jimenez-Montero, MD (J.J.M.) Costa Rica Fernando Javier Lavalle González, MD (F.L.G.) México Denis Granados, MD (D.G.) Nicaragua Mark Lupo, MD (M.L.) EE. UU. Enrique Jorge Mendoza, MD (E.J.M.) Panamá Jorge Hector Mestman, MD (J.H.M.) EE. UU. Rogelio Zacarias Castillo, MD (R.Z.C.) México Farhad Zangeneh, MD (F.Z.) EE. UU. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Los expertos deben gozar de credibilidad científica en el tópico bajo estudio; Se deberán obtener previamente las divulgaciones de multiplicidad de intereses, a fin de incluir aquellos expertos que carezcan de verdaderos conflictos de intereses que podrían mitigar la participación objetiva (según lo evalúe por escrito el Presidente del comité y los comités correspondientes de AACE/ACE); No debe haber participación de la industria en la elaboración, que incluye, aunque sin limitación, las tareas de financiamiento, consultoría, revisión y comentarios; Es fundamental el compromiso absoluto del comité de redacción para completar las tareas en tiempo y forma de conformidad con las instrucciones del Presidente; La redacción debe completarse en un plazo razonable (inferior a 6 - 12 meses); La información debe limitarse a un interrogante o problema clínico específico y relevante; Es imperativo el compromiso con una metodología basada en la evidencia, con a. Transparencia; b. Búsqueda de literatura de rango medio (entre revisiones excesivamente generalizadas e informes de casos excesivamente específicos); c. Incorporación de factores subjetivos; d. 8. 9. Incorporación de evidencia de interés orientada al paciente (“POEM”, por sus siglas en inglés), es decir que sea clínicamente relevante, y no evidencia orientada a la enfermedad exclusivamente, y e. Las recomendaciones en cascada será el diseño de resultados de preferencia (que ofrezcan alternativas de diagnóstico y terapéutica); Se utilizará un proceso de revisión formal multinivel (escritores, revisores, comités, juntas, etc.), y Las APC se crearán con desarrollo de implementación electrónica, parámetros de desempeño y estudios de validación en mente (1,2,26). Recomendaciones específicas de los nodos Existen diversas categorías de factores de transculturación LA (31-33) que pueden ser usados en el análisis de nodo-por-nodo de las Figuras 2 a 5: • parámetros antropométricos; • fuentes de abastecimiento y accesibilidad a los alimentos, estilos culinarios y patrones de alimentación; • actividad física, • consumo de tabaco y alcohol; • estrés psicológico y conductas personales; • • • • • • • • • • Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 485 uso de suplementos dietarios y nutricéuticos; exposición a CDE y contaminantes; prácticas y actitudes locales de atención médica; programas de divulgación pública; planes de estudio de facultades de medicina y metodologías de investigación clínica; estructura y financiamiento de los sistemas de atención médica; participación familiar y comunitaria; accesibilidad a la atención médica (con o sin uso de la tecnología); medidas gubernamentales y política, y factores socioeconómicos. Se ofrece Información General para cada área de endocrinología (Fig. 2 a 5). Se ofrecen recomendaciones para cada área de endocrinología y cada nivel de nodos (N1, N2, N3…, N6-8). CONTROL DE GLUCEMIA EN DT2 (FIG. 2) Información general La AACE/ACE publicó recientemente sus APC (39) y GPC (42) para el año 2015. Estos libros blancos sobre diabetes destacan un plan de tratamiento integral y multifacético y un enfoque centrado en las complicaciones, en vez de un enfoque lineal o directo paso a paso que simplemente trabaje sobre marcadores sustitutos, tales como A1C, colesterol LDL o índice de masa corporal (IMC). Se muestran en la Tabla 5 las tasas de prevalencia y los costos de tratamiento de la diabetes en los países de la región de América del Sur y Central (LA) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La cantidad de personas con DT2 en el mundo aumenta rápidamente, especialmente entre la población joven, como resultado de una compleja interacción de sistemas genéticos y epigenéticos, como así también factores ambientales (46-48). Las diferencias distintivas en las conclusiones científicas entre los diferentes países, regiones, grupos étnicos y culturas se relacionan no solo con las características de la población sino también con los diseños de los estudios clínicos, que incluye las herramientas y criterios de diagnóstico (49,50). Una prolongación relevante de este concepto es la recalibración de la evaluación de riesgo de ECV global y las herramientas de predicción que incorporan factores culturales más específicos (51). Por ej., en Brasil, que ocupaba el cuarto lugar en el mundo en población con diabetes en 2013 (11.9 millones de casos), algunos factores de riesgo han mejorado del período 2006-2009 a 2010 (por ej., el número de fumadores disminuyó del 16.2 al 11.3%; el tiempo de recreación para actividad física aumento del 14.8 al 33.8%, y el consumo habitual de frutas y verduras aumentó del 20 al 23.6%), en tanto que otros han empeorado (por ej., el sobrepeso y la obesidad aumentaron del 42.8 y el 11.8% al 50.8 y 17.5%, respectivamente) (52). En México, las prioridades para el futuro prevén una importante reforma del sistema de salud (53). Costa Rica, sin embargo, en donde los beneficios de cobertura de salud universal alcanzan al 98% de la población, aun presenta una prevalencia creciente de diabetes (9.8% en la actualidad), con una necesidad de mejorar las estrategias de atención primaria (54,55). Según un estudio reciente, la prevalencia general de DT2 en la población adulta del área metropolitana de San Juan de Puerto Rico fue del 15,2%, la prevalencia total de sobrepeso (IMC 25.0 a 29.9 kg/m2) fue del 34.7%, y la prevalencia total de obesidad (IMC ≥30 kg/ m2) fue del 43.8% (56). Cada una de estas cifras es relativamente alta en el escenario mundial y representa un panorama de atención médica muy problemático para Puerto Rico. En conjunto, el promedio en América del Sur y Central de prevalencia de diabetes es del 8.0%, y se estima que llegará al 9.8% en 2035, con un posible 24 al 50% de los casos reales de indígenas que estarán sin diagnosticar, en tanto que se estima que la tasa de prevalencia del trastorno de tolerancia a la glucosa descenderá del 7.5 al 6.5% en el mismo período (57). Se considera que este aumento concurrente de la prevalencia de diabetes con una disminución de la prevalencia de prediabetes se debe al aumento de la urbanización (una forma de transición demográfica) y al envejecimiento de la población (reflejado en los cambios de la pirámide etaria) (57). Asimismo, las importantes diferencias entre las tasas de prevalencia relativamente bajas en los ámbitos rurales y las tasas de prevalencia relativamente altas en los ámbitos urbanos en la población de LA pone de manifiesto la necesidad de enfatizar una medicina para mejorar la calidad de vida (58). Resulta interesante que, en Estados Unidos, Concha et al. (59) hallaron que los latinos con diabetes son más receptivos a analizar la salud emocional que los latinos sin diabetes; una conclusión que guarda conformidad con el modelo de carga alostática por estrés. Los expertos locales de LA han publicado diversos protocolos de manejo de la glucemia (54, 60, 61) que pueden resultar útiles durante el proceso de transculturación de los libros blancos de AACE/ACE. Recomendaciones principales Fig. 2 – Nivel de nodos 1 (Detección o búsqueda intensiva de casos) 1. Ofrecer datos epidemiológicos que indiquen que la población de LA presenta riesgo alto de DT2; por lo tanto, la detección universal (detectar un trastorno común sin manifestaciones clínicas para el cual existe un tratamiento seguro y rentable) no es aplicable y los pacientes deben surgir de una búsqueda intensiva de casos (identificar aquellos pacientes que con mayor probabilidad presentarán la enfermedad, sufrirán las consecuencias y se beneficiarán del tratamiento). 2. Verificar umbrales numéricos para el diagnóstico de DT2 después de la consideración de los lineamientos de AACE/ACE y locales (por ej., los lineamientos de la Asociación Latinoamericana de Diabetes [ALAD]; 61) (por ej., glucosa en sangre en ayunas (GSA, GS posterior a la ingesta de glucosa, GS casual y A1C). 3. Abordar las controversias importantes basadas en las desviaciones entre los lineamientos de AACE/ACE y los locales, que incluyen: el uso de A1C para identificar a los pacientes con prediabetes y con riesgo más alto de DT2; uso 486 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) de la puntuación del Estudio de Riesgo Cardiovascular de Finlandia (FINRISK) (62) que también incorpora el estado de la glucemia y la circunferencia abdominal. 4. Incluir un programa educativo estructurado y validado sobre diabetes que ponga énfasis en el control glucémico pero también realice un monitoreo integral de las complicaciones. 5. Definir el rol del médico de atención primaria en la búsqueda intensiva de casos y la inicialización del manejo en un modelo de tratamiento compartido con los profesionales de la salud y el paciente. 6. Discutir el impacto económico de las pruebas recomendadas en la población bajo estudio. Fig. 2 – Nivel de nodos 2 (Estratificar) 1. Se recomienda A1C para guiar las estrategias de tratamiento. 2. Considerar otros puntos de corte para A1C (por ej., 7 a 8%) respaldados por evidencia epidemiológica local que guarde relación con el riesgo de complicaciones (61). 3. Si no es posible verificar A1C debido al costo, disponibilidad o confiabilidad, el manejo puede ser indexado a un parámetro GS (por ej., GS <140 mg/dL; 141 a 250 mg/dL; y >250 mg/dL) en tanto que se pueda brindar información de respaldo. Fig. 2 – Nivel de nodos 3 (Diagnóstico y clasificación de subgrupos posteriores) 1. Reconocer que A1C no es un criterio absoluto para comenzar con la administración de insulina y que la presencia o ausencia de síntomas puede constituir un mejor indicador para comenzar con la administración de insulina. 2. Si no está disponible A1C, entonces una GS muy elevada (por ej., >250 mg/dL; en ayunas, postprandial o aleatoria) y la presencia de síntomas pueden constituir un indicador viable para comenzar la administración de insulina. 3. Considerar un proceso más específico para la individualización de la estratificación del riesgo en base a otros factores de calidad de vida o biológicos asociados con el aumento de riesgo de complicaciones relacionadas con la diabetes. Fig. 2 – Nivel de nodos 4 (Intervención) 1. Iniciar intervenciones de calidad de vida en todos los pacientes; puede ser realizado por el médico de atención primaria, el educador en diabetes en forma individual o en sesiones grupales y/o el endocrinólogo, y deberá poner énfasis en la reducción calórica en caso de sobrepeso/obesidad, como así también en la medicina de la conducta y la salud emocional. 2. Ofrecer recomendaciones sobre alimentos culturalmente sensibles, planificación de comidas y alimentación saludable (Tabla 6). 3. Ofrecer recomendaciones sobre actividad física y deportes culturalmente sensibles. 4. Cuando corresponda, analizar y ofrecer evidencia sobre los beneficios de tomar siestas (descansos breves por las tardes) en el marco de una higiene del sueño saludable, alimentación saludable y sincronización con la medicación de la diabetes. 5. Enfatizar el uso de educadores en diabetes. 6. La monoterapia se realizará con metmorfina (a menos que esté contraindicada o que exista una tolerancia deficiente anticipada). Si no es posible la metmorfina, entonces se tratará con inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 o basados en la incretina. 7. No se recomienda añadir una sulfonilurea (SU) a la metformina a menos que no haya otras opciones disponibles y/o por razones de costos, y si se añade una SU se deberá: (1) educar con respecto a la hipoglucemia, y (2) especificar qué SU se recomienda y justificar. 8. Por lo general, no se recomienda iniciar con terapia triple. 9. La insulinización estará reservada para aquellos pacientes que con control deficiente y sintomáticos a pesar de los intentos de control con terapias no insulínicas apropiadas. Sin embargo, es posible que sea necesario introducir la insulinización anticipadamente si otras terapias adicionales no están disponibles o no son accesibles. 10. Considerar elementos de los lineamientos de ALAD (61). 11. Incluir un listado de medicamentos disponibles y un análisis de costos de las opciones de farmacoterapia. 12. Presentar un protocolo detallado de manejo de la insulina usando preparaciones de insulina disponibles y que guarden conformidad con los lineamientos actuales (41,42). Fig. 2 – Nivel de nodos 5 (Parámetros) 1. Especificar los objetivos A1C en LA, y si difieren del rango de <6.5% (o al menos <7%) de 3 a 6 meses, suministrar justificación y evidencia. 2. Especificar objetivos de pérdida de peso en caso de sobrepeso/obesidad. 3. Especificar cualquier otro objetivo relevante del control glucémico. Fig. 2 – Nivel de nodos 6 (Intervención de seguimiento) 1. Continuar el seguimiento de flujo de la monoterapia a la terapia dual o triple y a otras terapias insulínicas adicionales, según sea necesario, de acuerdo a la estratificación de riesgo inicial, la respuesta a la terapia y si el objetivo fue alcanzado o no. La aceleración del Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 487 manejo no debería prolongarse por plazos mayores a los 3 meses. 2. Presentar objetivos glucémicos, intervenciones y estrategias individualizadas incorporando planes de manejo integrales. 3. Tabla 5 Tasas de prevalencia y costos de tratamiento de diabetes por persona en algunos países latinoamericanos en 2014 a País Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Cuba Rep. Dominicana Ecuador El Salvador Guatemala Haití Honduras México Nicaragua Panamá Paraguay Perú Uruguay Venezuela 201 4 Prevalenci a 5.9 (% 7 6.3 ) 0 9.0 4 12.3 2 7.1 7 9.2 7 8.3 7 10.7 4 5.7 1 10.5 2014 Costo/persona (EE. UU.) dollars) 1,422.73 252.08 1,527.57 1,427.04 805.03 1,364.45 704.68 466.05 562.53 377.29 5 8.9 3 5.6 385.38 1 9.5 3 11.9 319.71 1 10.3 2 8.3 221.27 6 6. 2 6. 1 6.5 8 6.5 91.06 892.53 1,096.20 658.24 523.53 1,742.08 935.45 8 países resaltados en negrita estuvieron representados en el Taller PAACE en 2015. http://www.idf.org/sites/default/files/ Atlas-poster2014_EN.pdf (acceso 30 de septiembre de 2015) (46). a Los PÉRDIDA DE PESO EN SOBREPESO Y OBESIDAD (FIG. 3) Información General El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo e impulsores fisiopatológicos para el desarrollo de DT2 y ECV. Ante el fracaso en la reducción de las tasas de prevalencia global de obesidad y el empeoramiento real en determinados grupos, como niños, minorías étnicas, clases socioeconómicas bajas y casos de obesidad más severa, entre otros, se deben considerar nuevos paradigmas en el manejo para combatir la obesidad. En 2012, AACE publicó un documento de posición sobre Obesidad y Medicina de Obesidad exhortando a una mayor colaboración de las principales partes interesadas (63). La institución fue autora y promovió exitosamente la aprobación de la resolución 420 de la American Medical Association en 2013 “Resolución sobre la obesidad como una enfermedad” (64), organizó una Conferencia de Consenso en 2014 para construir una base de evidencia (65) y produjo un marco de avanzada en 2014 para un nuevo diagnóstico de obesidad basado en un modelo de enfermedad crónica centrado en las complicaciones (66). Sin embargo, de manera similar al anterior libro blanco de AACE/ACE sobre diabetes, hubo escasas recomendaciones específicas culturalmente sensibles. Estas necesidades deben ser consideradas, no solamente para los latinos en sus países nativos, sino también para el manejo óptimo de la población latina en EE. UU. (67,68). Según la OMS, a enero de 2015, la tasa de prevalencia de obesidad global se había duplicado desde 1980, y la mayoría de las personas viven en regiones donde las tasas de mortalidad por sobrepeso/obesidad exceden a las de nutrición (69). Las tasas de prevalencia de obesidad más altas se encuentran en Tonga, Nauru y en las islas Cook (>60%), en tanto que China y EE. UU. se registran los índices con mayor aumento, seguidos de Brasil y México (70). El mayor aumento de obesidad entre mujeres se registra en América del Sur y Central (LA) y también en Oceanía (70). Más aún, en los países de ingresos bajos y medios, muchos de los cuales están representados en LA, la circunferencia abdominal (CA) ha aumentado entre 2 y 4 cm desde comienzos de la década de 1990 al mismo IMC (>25 kg/m2), lo que sugiere un aumento aun mayor de riesgo cardiometabólico (71). En un estudio de 2006, la prevalencia de aumento de CA en México osciló entre el 42.7 y el 74.2% según la definición de ATPIII, AHA/NHLBI o la International Diabetes Federation (72), con una prevalencia general de sobrepeso/obesidad basada en un IMC ≥25 kg/m2 del 71.2% (73). En otro estudio de 2011, los puntos de corte de CA que se correlacionan con el tejido adiposo visceral en LA son comparables con los de los európidos (caucásicos europeos; 94 cm para hombres; 90 a 92 cm para mujeres) y permiten identificar de manera eficaz a las personas con fuerte predisposición genética de resistencia a la insulina (74). El sobrepeso/obesidad pediátrica es también un impulsor identificable para el sobrepeso/obesidad adulta en LA, con una tasa de prevalencia del 18.9 al 36.9% en niños con edades de 5 a 11 años y del 16.6 al 35.8% en adolescentes de 12 a 19 años (75). La Tabla 7 muestra una reseña de tasas de prevalencia de obesidad/sobrepeso en países latinoamericanos (76,77). Uno de los objetivos globales de la OMS para combatir las enfermedades no transmisibles indica que el aumento de la diabetes y obesidad debe ser interrumpido (78). De hecho, disminuir la prevalencia de obesidad en tan solo el 1% en Brasil -donde se estima que para el año 2050 el 95% de los hombres tendrá sobrepeso u obesidad- reducirá la prevalencia de ECV, derrames cerebrales, hipertensión, cáncer, osteoartritis y/o DT2, llegando a 800 por cada 100,000 casos y reduciendo los costos de atención de salud proyectados para 2050 de $330 mil millones a $302 mil millones (79). Existen muchos aspectos del problema de la 488 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) Fig. 2. Plantilla de Transculturación del Algoritmo de Práctica Clínica en Diabetes 1Criterios diagnósticos: glucosa en sangre en ayunas ≥126 mg/dL; glucosa en sangre 2 horas después de la ingesta ≥200 mg/dL; glucosa en sangre aleatoria ≥200 mg/dL con síntomas de diabetes; o glucohemoglobina (A1c) ≥6.5%. 2Síntomas: poliuria, polidipsia, polifagia, pérdida de peso involuntaria, cambio de estado mental, alteraciones de la visión, etc; ocurren al comienzo o inmediatamente antes de alcanzar el objetivo. 3Monoterapia: metformina > agonistas del receptor del péptido similar al glucagón de tipo 1 (AR GLP-1) > inhibidor del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2) > inhibidores de la dipeptidil peptidasa 4 (DPP-4) > inhibidores de la alfa-glucosidasa (AG) > tiazolidinedionas (TZD) > sulfonilureas (SU)/glinidas (GLN). 4Terapia dual: metformina (u otro agente de primera línea si no se puede usar metformina) + AR GLP-1 > SGLT2 > DPP4 > TZD > insulina basal > colesevalam > bromocriptina > AG > SU/GLN. 5Terapia triple: agente de primera/segunda línea + AR GLP-1> SGLT2 > TZD > insulina basal > DPP4 > colesevelam > bromocriptina > AG > SU/GLN; es una opción cuando fracasa la terapia dual para alcanzar el objetivo. 6Regímenes de insulina: inyecciones múltiples diarias, inyecciones de insulina continuas subcutáneas, etc. ± otros agentes enumerados anteriormente. Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 489 obesidad en LA además de la salud clínica, el buen estado físico y la prevención de la enfermedad. Si bien existe una considerable heterogeneidad en la calidad de vida de las diferentes regiones y culturas de LA, resulta significativo el impacto de la inseguridad alimentaria (falta de acceso a alimentos suficientes para una vida saludable y activa; 80), la doble carga de desnutrición y sobrenutrición (81) y la transición nutricional (cambios en los patrones de alimentación [por ej., alimentos más refinados con muchas calorías; menos granos, frutas y vegetales frescos]; 82). Más aun, el problema de la obesidad no solamente afecta la salud de la población de LA, sino que además aumenta la carga económica debido a los costos de atención médica (83) y compromete potencialmente la seguridad nacional (84) debido a la disminución de la salud y los riesgos cardiometabólicos en los efectivos alistados. En un esfuerzo por comprender mejor la motivación para lograr una legislación anti-obesidad que permita refrenar esta diversidad de problemas, Gómez (85) realizó un análisis de diseño anidado y encontró que en el caso de Brasil, existen diferentes motivos que impulsan la obesidad Tópico en los niveles nacional, urbano y rural que involucran complejas interacciones entre factores internacionales, históricos y sociales. Esto dificultó la obtención de conclusiones significativas al examinar la evidencia estadística de todo el país. Esto guarda conformidad con una conclusión anterior de Trivedi et al. (86), quien explicó la falta de correlación directa entre la legislación anti-obesidad estado por estado en EE. UU. y la concavidad (o aceleración) de las tasas de crecimiento de prevalencia de obesidad como un efecto insuficiente sobre impulsores emergentes y complejos, particularmente aquellos en el entorno construido (el espacio fabricado por el hombre: disponibilidad y presentación de los alimentos, áreas para la actividad física, medios de comunicación y publicidad, etc.). El camino para optimizar el tratamiento de la obesidad, ¿es aquel que involucra más legislación antiobesidad? El marco legal, social y económico de esta toma de decisiones en Argentina y Brasil fue analizado recientemente por Arbex et al. (87), respaldando una vez Tabla 6 Recomendaciones de alimentación saludable para diabetes tipo 2a Recomendación Hacer regularmente las comidas y colaciones; evitar ayunar para perder peso Consumir una dieta basada en vegetales (alta en fibras, baja en calorías/índice glucémico, y alga en fitoquímicos/antioxidantes) Comprender la información de las Etiquetas de Información Nutricional Hábitos de alimentación Incorporar creencias y cultura a los debates en general Usar técnicas de cocción leve en lugar de cocción a altas temperaturas Usar reemplazos de comidas y/o colaciones según sea necesario Mantener charlas informales médico-paciente Carbohidratos Grasas Proteínas Micronutrientes a Ver referencia 42. Explicar los 3 tipos de carbohidratos: azúcares, almidón y fibras, y los efectos sobre la salud de cada tipo Especificar cuáles son los carbohidratos saludables (frutas y vegetales frescos, legumbres, granos enteros); objetivo: 7 a 10 porciones diarias Alimentos que permitan bajar el índice glucémico y facilitar el control de la glucemia (índice glucémico <55 de cada 100: pan multicereal, pan integral de centeno, avena integral, legumbres, manzana, lentejas, garbanzos, mango, batata, arroz integral), pero no hay evidencia suficiente que respalde una recomendación formal para educar a los pacientes en cuanto a que los azúcares tengan un efecto positivo o negativo sobre la salud Especificar cuáles son las grasas saludables (nueces con bajo contenido de mercurio/ contaminantes, aguacate, ciertos aceites de plantas [por ej., aceite de oliva], pescado) Limitar las grasas saturadas (manteca, carnes rojas grasas, aceites de plantas tropicales [por ej., aceite de coco o de palma], comidas rápidas) y grasas trans; elegir productos lácteos descremados o semidescremados Consumir proteínas en alimentos con baja cantidad de grasas saturadas (pescado, clara de huevo, legumbres); no es necesario evitar las proteínas animales Evitar o limitar alimentos procesados Los suplementos dietarios no son necesarios de rutina; un plan de comidas saludables puede brindar generalmente los micronutrientes suficientes Específicamente el cromo, vanadio, magnesio, las vitaminas A, C y E; y el CoQ10 no se recomiendan para el control glucémico Se deben recomendar suplementos vitamínicos a pacientes con riesgo de insuficiencia o deficiencia 490 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) Fig. 3. Plantilla de Transculturación del Algoritmo de Práctica Clínica en obesidad. Consulte marco avanzado para manejo integral de sobrepeso/obesidad de AACE/ACE (66). IMC = índice de masa corporal; CRP = complicación relacionada con el peso. más la hipótesis de que los factores culturales son parte del problema de la obesidad en LA. Una herramienta potencial para desenmarañar las complejidades del tratamiento de la obesidad en LA utiliza los datos de Región Censal, como en el caso de la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil, y un modelo combinatorio de microsimulación espacial (88). En este caso, la obesidad osciló entre el 8 y el 25% sin diferencias socioeconómicas o de género a pequeñas escalas locales, con correlaciones significativas con el consumo de refrescos azucarados (88). En Chile, donde los cambios vertiginosos en la sociedad han reducido la desnutrición, una consecuencia no buscada es la sobrenutrición. Como resultado, se ha establecido un marco efectivo para combatir el sobrepeso/obesidad en Chile a través de mejoras y un monitoreo sistemático de la calidad de vida y acciones adecuadas, nuevamente en un contexto local (89). También resulta importante el rol del gobierno y las encuestas nacionales para establecer recomendaciones de las conductas impulsadas por los datos y basadas específicamente en los alimentos. Por ejemplo, una campaña que populariza un plato saludable de alimentos en LA sería muy efectiva. El plato debería reflejar un plan de comidas saludable, clínicamente efectivo y basado en la evidencia, similar a la dieta rica en vegetales Enfoques Dietarios para Detener la Hipertensión (DASH, por sus siglas en inglés), que contiene una mayor cantidad de fibra (frutas y verduras), proteínas adecuadas (carnes magras y productos lácteos descremados) y cantidad relativamente baja de almidón (se halla principalmente en los alimentos básicos: maíz, plátano, frijoles, etc.). Dentro de EE. UU., las intervenciones culturalmente sensibles para la obesidad entre la población latina debería incluir una alimentación saludable, actividad física, conductas, cambios ambientales, reforma de políticas, consideraciones económicas, intervenciones basadas en la escuela y la comunidad y el uso de PS bilingües y biculturales (67,68). Recomendaciones principales Fig. 3 – Nivel de nodos 1 (Detección o búsqueda intensiva de datos) 1. Usar el IMC y determinar si otras mediciones antropométricas resultan apropiadas (por ej., puntos de corte de CA en base a los datos epidemiológicos locales) para identificar pacientes con adiposidad excesiva ya sea por sobrepeso u obesidad, un paso necesario para inicializar los programas de gestión de pérdida de peso por sobrepeso/obesidad. Fig. 3 – Nivel de nodos 2 (Estratificar) 1. Asignar terminología adecuada en el idioma nativo para una mejor comunicación con las personas con sobrepeso/obesidad (conocimientos de salud y mensajes nutricionales). 2. Determinar las categorías de riesgo apropiadas en baso a los datos epidemiológicos correlativos. Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 491 Tabla 7 - Tasas de prevalencia estandarizadas por edad de obesidad en Latinoamérica, por género y paísa Tasas de prevalencia 2013 (%) Hombres Mujeres Chile El Salvador Honduras 30–40 México Nicaragua Paraguay 20–29 15–19 Argentina Argentina Chile Bolivia México Brasil Cuba República Dominicana Perú Paraguay Colombia Uruguay Uruguay Costa Rica Venezuela Costa Rica Ecuador Cuba Guatemala Panamá Bolivia Haití Brasil Colombia República 10–14 Dominicana Nicaragua Panamá Venezuela Ecuador 5–9 El Salvador Guatemala Honduras Perú <5 Haití a Los países resaltados en negrita estuvieron representados en el Taller PAACE en 2015. Adaptado de los datos presentados en la referencia 77. Fig. 3 – Nivel de nodos 3 (Diagnósticos y subgrupos posteriores) 1. Evaluar pacientes con sobrepeso/obesidad para detectar la presencia y gravedad de las complicaciones relacionadas con el peso, como síndrome metabólico, prediabetes, DT2, hipertensión, dislipidemia, enfermedad de hígado graso no alcohólico, apnea del sueño, osteoartritis, etc. (Tabla 8) (66). Estas y otras complicaciones relacionadas con el peso, y sus prioridades relativas, deberán ser evaluadas en base a la evidencia local. 2. Incluir parámetros antropométricos adicionales basados en la evidencia y sus puntos de corte, según sea necesario (por ej., CA, relación cintura-cadera, grasa intra-abdominal por tomografía computada y composición corporal por DXA). 3. Incluir sistemas de puntuación compuestos centrados en las complicaciones y validados localmente, como el Sistema de Clasificación de Obesidad Edmonton (90) y el Sistema de Clasificación de la Enfermedad Cardiometabólica (91). Fig. 3 – Nivel de nodos 4 (Intervención) 1. Todos los pacientes deben ser tratados con intervenciones en la calidad de vida. 2. Brindar recomendaciones sobre alimentos culturalmente sensibles y planificación de comidas que también se adecuen a las preferencias individuales. 3. Brindar recomendaciones sobre actividad física y deportiva culturalmente sensibles que también se adecuen a las preferencias individuales. 4. Analizar y suministrar evidencia, cuando corresponda, sobre los efectos beneficiosos y Perjudiciales de tomar siestas (descansos breves por las tardes) para una higiene correcta del sueño y una alimen- 492 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) tación saludables. Brindar recomen-daciones específicas referidas a la siesta para mejorar la calidad de vida. 5. Organizar intervenciones basadas en un modelo de tratamiento preventivo: a. primario: para reducir el riesgo de enfermedad; b. secundario: para evitar la progresión de la enfermedad y la aparición de complicaciones, y c. terciario: para tratar complicaciones y minimizar la morbimortalidad en la enfermedad de síntomas tardíos. 6. Considerar pacientes con complicaciones relacionadas con el peso de mayor gravedad para brindar enfoques de pérdida de peso más agresivos que podrían incluir la intensificación de las intervenciones en la calidad de vida, el uso de medicamentos para la pérdida de peso, y/o la cirugía bariátrica u otros procedimientos no quirúrgicos aprobados. 7. Realizar un inventario de los medicamentos disponibles para la pérdida de peso e incluir seguridad y eficacia en ensayos clínicos locales (si los hubiera), costos y rentabilidad (si fuera posible). 8. Realizar un inventario de los procedimientos bariátricos disponibles, quirúrgicos y no quirúrgicos, e incluir seguridad y eficacia en ensayos clínicos locales (si los hubiera), costos y rentabilidad (si fuera posible). 9. Considerar la presentación de un listado de centros de cirugía de excelencia en procedimientos bariátricos (quirúrgicos y no quirúrgicos). 10. Recomendar más educación para los PS con respecto a las intervenciones de calidad de vida, farmacoterapia y procedimientos bariátricos (quirúrgicos y no quirúrgicos). 11. Abordar los temas de disponibilidad y accesibilidad de la medicina de obesidad. 12. Recomendar estándares de excelencia y capacitación para las intervenciones de procedimiento (quirúrgicas y no quirúrgicas) para la obesidad que minimicen los eventos adversos y optimicen los resultados clínicos. 13. Recomendar especialmente el manejo no quirúrgico por expertos, en el período pre- y post-operatorio en pacientes sometidos a cirugía bariátrica, de conformidad con la GPC de AACE/ACE (92). 14. Considerar enfoques terapéuticos específicos para la desnutrición por vitamina D. 15. Involucrar al gobierno y a los legisladores a fin de efectuar cambios beneficiosos para el medio ambiente construido, la educación, la investigación y la capacidad de los PS de brindar un tratamiento óptimo integral para la obesidad. Fig. 3 – Nivel de nodos 5 (Parámetros) 1. Individualizar y priorizar las metas de pérdida de peso basadas en las complicaciones relacionadas con el peso, los atributos específicos del paciente, las preferencias del paciente/médico, etc. Tabla 8 Complicaciones relacionadas con el pesoa Discapacidad/Inmovilidad Dislipidemia Enfermedad de reflujo gastroesofágico Hipertensión Síndrome metabólico Enfermedad de hígado graso no alcohólico Apnea obstructiva del sueño Osteoartritis Síndrome de ovario poliquístico Trastorno psicológico y/o estigmatización Prediabetes Diabetes tipo 2 Incontinencia urinaria por estrés a Ver referencia 66. Fig. 3 – Nivel de nodos 6 (Intervención de seguimiento) 1. Después del periodo de pérdida de peso, los pacientes necesitarán interacción permanente con el equipo de PS y un plan diseñado para mantener el peso a largo plazo. 2. Prestar especial atención para determinar si la pérdida de peso ha mejorado adecuadamente las complicaciones relacionadas con el peso. 3. De no ser así, se deberá iniciar o intensificar el tratamiento destinado específicamente a la complicación relacionada con el peso. 4. Presentar estrategias permanentes individualiza-das basadas en la evidencia. DIAGNÓSTICOS DE NÓDULOS TIROIDEOS (FIG. 4) Información General La naturaleza de la tiroidología en general, y el manejo de los nódulos tiroideos y el cáncer de tiroides en particular, se caracterizan por una base de evidencia en permanente evolución. En consecuencia, existe una amplia variedad de contingencias y oportunidades de crear un modelo probabilístico de la enfermedad. Por ende, los estándares de manejo de nódulos tiroideos son particularmente susceptibles a los factores locales relacionados con la experiencia y la preferencia, la disponibilidad de recursos y las variantes culturales. De hecho, Yang et al. (93) determinaron que la falta de disponibilidad de herramientas de manejo y tratamientos dificultó la implementación uniforme de las GPC en el sudeste de Asia, de lo que se deduce que este inconveniente se extiende a todo el mundo. Huang et al. (94) revisaron y analizaron 10 GPC de diferentes países sobre el tópico de nódulos tiroideos Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 493 y cáncer de tiroides publicados antes de 2014 y confirmaron este principio; principalmente, de que existen diversas variantes en la práctica clínica y una notable falta de estandarización. Sin embargo, los autores no exhortaron a realizar ningún intento de tansculturización. Las recomendaciones más importantes de estas directrices están resumidas en la Tabla 9. En 2009 se publicó el Consenso de APC para LA para el manejo de nódulos tiroideos (95) y cáncer de tiroides (96) y sirvió como referencia para las recomendaciones locales basadas en la evidencia disponibles en ese momento. La fundamentación de la evaluación de nódulos tiroideos está basada en la incidencia y la mortalidad del cáncer de tiroides. En todo el mundo, la incidencia general de cáncer de tiroides está en aumento, principalmente debido al aumento de la detección y posiblemente a una mejor presencia de iodo en los alimentos. La mortalidad por cáncer de tiroides puede estar en descenso, principalmente a causa de un mejor manejo (97,98). Sin embargo, existen diferencias en las tasas de muerte de cáncer de tiroides por región y género en LA, en particular en las últimas décadas (Tabla 10). Por ejemplo, en Brasil, la mortalidad por cáncer de tiroides está aumentando en las mujeres mayores (99), y en Cali, Colombia, se registran efectos bimodales sutiles de incidencia de cáncer de tiroides ajustada por edad (100). En Costa Rica, el Registro Nacional de Tumores 2000-2009 del Ministerio de Salud reportó un incremento en la incidencia y mortalidad de cáncer de tiroides, especialmente en mujeres. El cáncer de tiroides se encuentra en el cuarto lugar en incidencia después del cáncer de piel, mama y cervical, con un aumento uniforme durante los últimos 3 años y una tasa ajustada de 17.52 casos por cada 100.000 mujeres (101). En contraste, los datos del programa SEER de EE. UU. muestran una tasa de incidencia de cáncer de tiroides relativamente baja, con 12,9 casos por cada 100.000 en el período 2007-2011 (102). Las tasas de mortalidad de cáncer de tiroides en EE. UU. no disminuyeron (en realidad aumentaron el 8.09% en hombres y el 6.76% en mujeres en el período 2000-2010; 102), probablemente debido a las crecientes tasas de detección y la falta de avance significativo de tratamiento de las formas más letales de cáncer de tiroides. Una falta generalizada de concientización con respecto a la enfermedad tiroidea representa un obstáculo para el tratamiento efectivo. Por ejemplo, en México, prevalecen la tiroiditis autoinmune y el hipotiroidismo, pero la concientización sobre estos problemas es relativamente baja (103). Optimizar el tratamiento a escala mundial, particularmente en LA, requiere una mejor comprensión de los impulsores de la aparición de nódulos tiroideos y cáncer de tiroides y la formulación de estrategias de manejo culturalmente sensibles. En particular, se requiere la comprensión de los factores biológicos y ambientales, como así también de los modelos de tratamiento adecuado que dan cuenta de la dispar disponibilidad tecnológica (por ej., ecógrafos, citólogos calificados y posiblemente tecnología molecular). Existe falta de uniformidad en el estado de suministro adecuado de yodo en las poblaciones de LA. Parece haber tasas más altas de cáncer folicular de tiroides en poblaciones con deficiencia crónica de iodo y tasas más altas de cáncer papilar de tiroides en poblaciones con suministro adecuado de yodo (104). El suplemento de iodo es beneficioso para reducir el riesgo de bocio y algunos tipos de cáncer más agresivos, no obstante existe evidencia sin confirmar que indica que la mayor ingesta de yodo gener una incidencia más alta de cáncer de tiroides (104). Un desafío significativo para comprender la epidemiología del cáncer de tiroides es analizado por Brito et al. (105), quienes estimaron la incidencia en Brasil usando modelos polinómicos y cifras de mortalidad. Resulta interesante destacar que los autores concluyeron que las diferencias a escala local están relacionadas con la disponibilidad de recursos médicos y la calidad de los datos en los registros de cáncer (105). La evaluación de un paciente con nódulos tiroideos depende de una ecografía de cuello de alta calidad. Ya sea que ésta sea realizada por el médico que evalúa al paciente o por un radiólogo, resulta obligatoria una descripción completa de los nódulos tiroideos clínicamente relevantes, como así también todo lo concerniente a los nódulos linfáticos en las regiones anterior y lateral del cuello. La decisión de observar o realizar una aspiración con aguja fina (AAF) se basa en la presentación clínica y en una ecografía integral de cuello. Los radiólogos necesitan recibir instrucción en cuanto a la importancia de brindar una descripción detallada de los nódulos tiroideos y de los ganglios linfáticos del cuello en un paradigma de estratificación del riesgo. Cuando los endocrinólogos y otros médicos no radiólogos (internistas, cirujanos, etc.) realizan ecografías de cuello, se debe brindar una capacitación y programas de certificación para garantizar la calidad. El citólogo que interpreta la AAF debe brindar una descripción detallada de los hallazgos como así también la clasificación citológica de Bethesda (106,107). El algoritmo de LA transculturizado deberá utilizar los antecedentes del paciente, los resultados del examen físico, los resultados de la ecografía y los resultados citológicos (de preferencia se usará el sistema Bethesda), como así también las preferencias del paciente, para determinar qué nódulos debe observar y qué nódulos debe extirpar. Resultaría óptimo poder ingresar información demográfica del paciente, factores de riesgo y características del nódulo tiroideo en registros de pacientes ampliamente utilizados. Recomendaciones principales Fig. 4 – Nivel de nodos 1 (Detección o hallazgo agresivo de casos) 1. Especificar el modo en que se inicia el algoritmo: presencia de factores de riesgo, descubrimiento casual de una lesión tiroidea, palpación de un nódulo tiroideo en un examen de rutina, etc. 494 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) Fig. 4. Plantilla de Transculturación del Algoritmo de Práctica Clínica en Tiroides. CTN = calcitonina; TSH = hormona estimuladora de la tiroides. 2. 3. Revisar y modificar el siguiente listado de descriptores específicos de alto riesgo basado en datos epidemiológicos en LA: s í n t o m a s l o c a l e s progresivos, familiar de primer grado afectado, familiar con cáncer de tiroides medular, familiar con síndrome en las familias de cáncer de tiroides papilar o folicular, irradiación previa de cabeza/cuello, masa tiroidea creciente/ fija/ sólida /irregular o ganglio linfático cervical agrandado/ /fijo en su lugar o duro durante el examen, o un nivel elevado de calcitonina. Incorporar escenarios clínicos adicionales y actores de riesgo respaldados por datos epidemiológicos relevantes. Fig. 4 – Nivel de nodos 2 (Estratificar) 1. El estado inicial de estratificación del riesgo puede basarse en una puntuación compuesta del riesgo validada en la región o cultura local en LA (108). 2. Considerar el análisis de registros existentes de cáncer de tiroides en LA para guiar la selección de puntuaciónes del riesgo y protocolos de estratificación adecuados. Fig. 4 – Nivel de nodos 3 (Diagnósticos y subgrupos posteriores) 1. Revisar e incorporar libros blancos publicados sobre metodologías e interpretaciones de ecografías de cuello. 2. Incorporar el Sistema de Datos y Reporte de Imágenes Tiroideas (TIRADS, por sus siglas en inglés) u otros sistemas locales de clasificación sobre uso de ecografía de cuello (109). 3. Establecer la necesidad de contar con aparatos de alta calidad para realizar ecografías de cuello y, si no estuvieran disponibles, se deberán describir los mecanismos para acceder a este recurso esencial, que incluye la ubicación de locaciones fuera del centro de atención y la logística para la compra o arrendamiento de aparatos. 4. Enfatizar la necesidad de contar con experiencia para realizar el diagnóstico mediante la ecografía de cuello, y si no fuera factible, establecer los mecanismos para la capacitación, certificación y educación permanente, como el programa Endocrinología con Ecografía de Cuello (ECNU, por sus siglas en inglés) de AACE. 5. Brindar un detalle de la logística y adquisición de aparatos de alta calidad para realizar ecografías de cuello. 6. Incorporar estrategias actuales y validadas a nivel local para ecografía de cuello, hormona estimuladora de la tiroides (TSH) y gammagrafía de tiroides en la evaluación de rutina de nódulos tiroideos, junto con los factores de riesgo antes mencionados en el Nivel de nodos 2, para establecer una clasificación de riesgo global que guíe el manejo. Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 495 Fig. 4 – Nivel de nodos 4 (Intervención) 1. Estiablecer la necesidad de contar con experiencia en la realización de AAF guiada por ecografía para la evaluación de rutina de nódulos tiroideos de riesgo más alto, y si no fuera factible, establecer los mecanismos para la capacitación, certificación y educación permanente, como el programa ECNU de AACE. 2. Brindar detalles de logística, educación y adquisición de aparatos de alta calidad para realizar AAF guiada por ecografía. 3. Reconocer que la calidad de la tecnología de los aparatos de ecografía y la experiencia/habilidad del usuario para realizar ecografías de cuello para guiar una AAF indicada en el Nivel de nodos 4 no necesita ser tan elevada como en el diagnóstico de cuello indicado en el Nivel de nodos 3. 4. Crear acceso a análisis de TSH sensibles y precisos, de preferencia análisis de TSH ultrasensible o de tercera generación. 5. Garantizar la disponibilidad de gammagrafía de tiroides de alta calidad para uso clínico cuando el nivel de TSH sea bajo, lo que incluye no solo el acceso a la tecnología sino también el acceso a endocrinólogos, radiólogos o especialistas en medicina nuclear adecuadamente capacitados para la interpretación. Fig. 4 – Nivel de nodos 5 (Parámetros) 1. Poner énfasis en los resultados de la ecografía de cuello que estén asociados a riegos más altos (por ej., crecimiento, márgenes irregulares, microcalcificaciones, hipervascularidad intranodular asociados con ganglios linfáticos anormales, etc.). 2. Emplear el sistema de clasificación de Bethesda para la interpretación citológica, con especial énfasis en los protocolos para el manejo posterior de las clasificaciones Bethesda III y IV (especificando la presencia de células de Hürthle [oncocíticas]), con o sin disponibilidad de marcadores moleculares. 3. Desarrollar protocolos para el uso de marcadores moleculares (para resultados citológicos indeterminados, como los de Bethesda III y IV) basados en las GPC actualmente publicadas como así también en las GPC elaboradas a nivel local. Si esta tecnología está disponible, brindar todos los detalles posibles sobre logística y desempeño, en particular si existen diferentes pruebas disponibles. Fig. 4 – Nivel de nodos 6 (Intervención de seguimiento) 1. Disponer protocolos para la observación, intervalos de tiempo para reevaluación y la necesidad de cirugía u otras intervenciones, todo 2. ello respaldado por una base científica. Usar registros para mejorar la aplicación uniforme del tratamiento basado en APC. 496 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) Tabla 9 Recomendaciones clave de 10 directrices internacionales de práctica clínica sobre manejo de nódulos tiroideosa AACE AME ETA ATA BTA ESMO >1 >0.5 >0.5 >1 CTN de rutina Opción No NS Sí Opción Opción Gammagrafía ↓TSH LF/ ↓TSH NS ?b Pre-op No LF/ ↓TSH ? No NE Tiroidectomía total para CTD NE >1 cm >1 cm >1 cm >1 cm >1 cm >4 cm >1 cm >4 cm Cualquier tamaño Disección de cLN NE > 4 cm >4 cmc Opción Opción NE Opción ? Opción > 4 cm 131Ablación NE >4 cm/AR AR >2 cm/AR NE AR Tg >1/AR >1 cm AR AR Recomendación Indicar AAF (cm) I GAES IKNL NCCN Cualquier Cualquier Sí Sí >1.5 NCN SEOM Cualquier >1 cm Sí LATS NE Opción TSH objetivo AR NE <0.1 <0.1 <0.1 NE <0.1 <0.1 0.001-0.1 <0.1 <0.1 TSH objetivo BR NE 0.1-0.5 0.1-0.5 nl NE ? Bajo-nl ? <0.1-0.5 0.4-1.0 Abreviaturas: AACE = American Association of Clinical Endocrinologists; AME = Associazione Medici Endocrinologi; BTA = British Thyroid Association; cLN = nódulo linfático cervical (realizar disección con biopsias de nódulo linfático negativas);CTN = calcitonina; CTD = cáncer tiroideo diferenciado; ESMO = European Society for Medical Oncology; ETA = European Thyroid Association; LF = lesión folicular; AAF = aspiración con aguja fina; GAES = German Association of Endocrine Surgeons; AR = alto riesgo; IKNL = Dutch Endocrine Society y Dutch Society of Nuclear Medicine; LATS = Latin American Thyroid Society; BR = bajo riesgo; nl = normal; NCN = Northern Cancer Network; NCCN = National Comprehensive Cancer Network; NE = no especificado; Pre-op = pre-operatorio; SEOM = Spanish Society of Medical Oncology; TSH = hormona estimuladora de la tiroides; Tg = tiroglobulina (ng/mL). a Se recomienda sistemáticamente la ecografía de cuello en la evaluación de todos los nódulos tiroideos. Nota: algunos de estos lineamientos han sido actualizados desde esta revisión de 2013 (94). b ? = no queda claro en el texto. c En hombres <45 años de edad. Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 497 Tabla 10 Tasas de muerte ajustadas por edad y cambios de porcentaje correspondientes por cáncer de tiroides, desde aproximadamente 2000 (1998-2002) hasta aproximadamente 2010 (2008-2012) en algunos países latinoamericanosa País Tasa mortalidad 2000 Tasa mortalidad 2010 Tasa mortalidad Cambio (%) 0.25 0.23 −8.46 Bolivia – – – Brasil 0.19 0.20 +4.42 Chile 0.33 0.24 −28.25 Colombia 0.34 0.32 −7.42 Costa Rica 0.15 0.24 +66.89 Cuba 0.19 0.20 +4.73 – – – Argentina República Dominicana Ecuador 0.27 0.37 +36.34 El Salvador – – – Guatemala – – – Haití – – Honduras – – – México 0.32 0.33 +2.23 Nicaragua – – – Panamá – – – Paraguay – – – – – – Uruguay 0.24 0.36 +47.94 Venezuela 0.25 0.23 −5.05 Perú a Los países resaltados en negrita estuvieron representados en el Taller PAACE en 2015. Adaptado de los datos de la referencia 97. Las tasas estandarizadas por edad fueron derivadas por método directo usando la población estándar mundial (98). Por comparación, en EE. UU. las tasas de muerte de 2000 y 2010 fueron de 0.23 y 0.25, respectivamente, y corresponden a un aumento del 8.09%. OSTEOPOROSIS POSMENOPAÚSICA (FIG. 5) Información General Las influencias culturalmente sensibles sobre el riesgo de fractura en mujeres postmenopáusicas a escala global pueden ser consideradas en 3 categorías generales. La primera se relaciona con las interacciones sistémicas genéticas y epigenéticas; la segunda con las variables de calidad de vida (hábitos alimentarios, actividad física, hábito de fumar, consumo de alcohol, exposición a CDE, etc.), y la tercera con la accesibilidad a la atención médica, las variantes en los estándares de práctica, la experiencia de los PS y la disponibilidad de tecnología. La prevención de pérdida ósea es fundamental para mejorar las tasas de prevalencia de osteoporosis y los costos directos e indirectos asociados con esta enfermedad crónica. El primer estudio basado en la población sobre fracturas vertebrales en LA determinó una tasa de preva- lencia del 11.18% de fracturas vertebrales confirmadas por radiografía en una muestra aleatoria de 1.922 mujeres de entre 50 y 80 años de edad de ciudades de 4 países diferentes (Argentina, Brasil, Colombia, México) y de Puerto Rico (106). La prevalencia de fracturas asintomáticas aumentó de manera constante de los 50 a los 59 años hasta los 80 años sin variaciones regionales. Sin embargo, la edad y los antecedentes de fracturas de las pacientes estuvieron asociados a las fracturas vertebrales en esta población (110). Sen et al. (111) describieron una herramienta de evaluación del riesgo para LA (Osteorisk), que incorpora edad, peso, país, uso de estrógenos y antecedentes de fracturas, con un 91% de sensibilidad y un 47% de especificidad. La carga de esta enfermedad, representada por los años de vida ajustados por discapacidad para fracturas osteoporóticas, se encuentra en un rango intermedio dentro 498 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) de las diversas enfermedades crónicas, con tasas de fracturas que oscilan desde solo el 0.8% en África hasta el 34.8% en Europa (la tasa en América es del 15.7%) (112). Los costos de fracturas por fragilidad para todas las personas de 40 años de edad o más en México superaron los 250 millones de dólares en 2010, en el contexto de tasas de prevalencia del 32.8% para osteopenia y del 8% para osteoporosis (113). Los gastos generales relacionadospa con pérdida ósea fueron de más de 400 millones de dólares en 2010 y se estima que llegarán al 19.2% en 2015 y al 41.7% para el año 2020 (113). En Brasil, la prevalencia de osteoporosis (determinada por la medición de densidad mineral ósea) entre series clínicas de mujeres de más de 40 años de edad se ubica entre el 25 y el 33% (114). En otro estudio, Morales-Torres et al. (16) hallaron que en la población en expansión de personas de mayor edad de LA, entre el 12 y el 18% de las mujeres de más de 50 años de edad presentan osteoporosis vertebral y del 8 al 22% presentan osteoporosis de fémur proximal. Las densidades mineral ósea vertebral y de cuello femoral declinan de manera similar a través de los años en las mujeres de los 6 países LA estudiados: Argentina, México, Brasil, Colombia, Cuba y Chile (16). En una revisión realizada por Prentice (115), con excepción del calcio y la vitamina D, existe solamente evidencia débil o nula que respalde la inclusión o exclusión de componentes dietarios específicos para la salud ósea. Sin embargo, en un estudio donde se compararon actitudes hacia los suplementos dietarios para la osteoporosis, las mujeres mexicanas encuestadas informaron que tomaban calcio pero no vitamina D (116). De hecho, existe una asociación lineal entre la ingesta de calcio y la incidencia de fractura de cadera en 15 países diferentes (115). Además, diversos factores dietarios presentaron posibles asociaciones positivas (vitamina D, calcio, frutas y verduras y consumo moderado de alcohol), neutral (fosfato), negativas (bajo peso corporal, consumo elevado de alcohol y sodio) e inciertas (proteínas) con el riesgo de fractura (115). En un estudio de Copês et al. (117) sobre mujeres postmenopáusicas en Brasil, la obesidad no estuvo asociada a la fractura. En Brasil, los gastos por osteoporosis en el período 2008-2010 superaron los 288 millones de dólares, y la mayoría de los recursos estaban dirigidos a las mujeres (118). La mayoría de los procedimientos relacionados con la osteoporosis fueron ambulatorios, pero la mayoría de los gastos correspondieron a los procedimientos durante la hospitalización del paciente (118). No existen asociaciones demostrables de riesgo de fractura entre hombres y mujeres en Brasil y la clase social, pero entre las mujeres, hay una incidencia mayor de fracturas en las áreas metropolitanas, en comparación con las zonas rurales (119). Recomendaciones principales Fig. 5 – Nivel de nodos 1 (Detección o búsqueda intensiva de casos) 1. Enfatizar que todas las mujeres posmenopáusicas presentan mayor riesgo de pérdida ósea y fractura por fragilidad, y por lo tanto la DXA sirve como herramienta de búsqueda intensiva de datos en este entorno, y no como método de detección en sí mismo. 2. Suministrar puntuaciones T precisas DXA para columna lumbar, cadera total, cuello femoral y tercio distal del antebrazo, donde puede producirse pérdida ósea. 3. Usar puntuaciones de herramientas de evaluación de riesgo de fractura validadas y específicas por región, para cuantificar el riesgo (120). Fig. 5 – Nivel de nodos 2 (Estratificar) Enfatizar que el clasificador principal es si el paciente presenta o no la enfermedad (osteoporosis). 2. Definir el estado de osteoporosis para las mujeres postmenopáusicas con un contexto cultural específico que contribuye a la comunicación médico-paciente y a los conocimientos sobre salud. 1. Fig. 5 – Nivel de nodos 3 (Diagnóstico y subgrupos posteriores) 1. Aclarar el si gni ficad o d e osteopenia co mo un estad o d e no enfer med ad asociado con un riesgo más alto de enfermedad (osteoporosis) y que por lo tanto requiere algún grado de intervención, que puede ir desde una intervención en la calidad de vida solamente (actividad física y recomendaciones nutricionales) hasta farmacoterapia en las categorías de riesgo más alto. 2. Enfatizar la importancia de fracturas por fragilidad previas en las posteriores evaluaciones de riesgo de fractura futura y la necesidad de intervención. 3. Evaluar la validez de otros factores asociados con riesgo de fractura dentro del contexto de una región o cultura específicas de LA (ver Tabla 11). 4. Ofrecer una evaluación para cada prueba bioquímica recomendada basada en los costos, rentabilidad, desempeño, disponibilidad y logística de uso. 5. Validar y estandarizar cada prueba para la población LA bajo estudio. 6. Brindar un contexto y recomendaciones basadas en la evidencia para el tema de desnutrición por falta de vitamina D, exposición solar y uso de pantallas solares. 7. La detección d e o tras ca usas se cu nd arias debería estar guiada por las tasas de prevalencia y/ los factores de riesgo específicos de cada región. 8. Actualmente los marcadores de recambio óseo no son usados en las DCP de AACE con fines de estratificación o para dirigir intervenciones específicas. Fig. 5 – Nivel de nodos 4 (Intervención) 1. Reconocer lo s d i fere nt es protocolos para tratar aquellos con riesgo moderado solamente en comparación con aquellos con riesgo alto. Actas de la Conferencia de Transculturación Práctica Endócrina 2016; 22(N.° 4) 499 2. Suministrar un listado pragmático de intervenciones disponibles con evidencia de seguridad y eficacia, como así también costos y logística. 3. Enfatizar el rol de las intervenciones de calidad de vida culturalmente sensibles para todos los pacientes con cualquier grado de pérdida ósea, que incluye actividad física de bajo impacto con pesas, nutricionales (incluido el aumento de frutas y vegetales), abandono del hábito de fumar, moderación en el consumo de alcohol y prevención de caídas. Tabla 11 Factores de riesgo de fractura postmenopaúsica Aumento de la edad Alcohol >3 bebidas/día Índice de masa corporal Fumadora actual DMO cuello femoral Fragilidad Neuropatía, inestabilidad y caídas Glucocorticoides Padres con fractura de cadera Fracturas previas Artritis reumatoidea Otras causas de osteoporosis secundaria Abreviatura: DMO = densidad mineral ósea (determinada mediante densitometría ósea). a Ver http://www.shef.ac.uk/FRAX/tool.jsp para consultar la herramienta Evaluación de Riesgo de Fractura de la Organización Mundial de la Salud (FRAX) (120). Fig. 5 – Nivel de nodos 5 (Parámetros) 1. Definir las clasificaciones de respuestas en base a evidencia validada a nivel local, si la hubiera. 2. Mencionar específicamente el umbral para la magnitud de respuesta que se necesita, como así también el intervalo de tiempo para la interrogación, a fin de determinar si ha tenido lugar una respuesta adecuada. Fig. 5 – Nivel de nodos 6-8 (Intervenciones de seguimiento y Parámetros) 1. Presentar iteraciones de interrogación y acción que estén basadas en evidencia científica. 2. Explicar el concepto de “descanso del medicamento” de manera tal que la población entienda que se trata de una pausa en el tratamiento con la intención de minimizar los efectos adversos de la terapia prolongada y para luego reevaluar después de un período de tiempo específico. 3. Enfatizar la idea de que la osteoporosis es una enfermedad crónica que exige manejo por un plazo potencialmente prolongado de muchos años. CONCLUSIÓN El análisis específico de nodos del APC de AACE/ACE 2015 y la cartera de recomendaciones han sido diseñados para optimizar el tratamiento endócrino a escala global, facilitando el proceso de transculturación de APC locales. Esta metodología es flexible y fue diseñada para ser reproducida fácilmente por una amplia gama de organizaciones profesionales médicas. La transculturación es obligatoria para la conversión de los libros blancos de práctica clínica con base científica, en estrategias de implementación significativa y exitosa a escala global, como así también a escala regional/nacional, en donde coexisten múltiples culturas. En otras palabras, la transculturación ofrece los medios para abordar con eficiencia las tendencias epidemiológicas en la atención médica, que ha demostrado previamente estrategias de desarrollo e implementación de libros blancos de recalcitrantes a convencionales. No obstante, esta aspiración de mejorar la importancia de la transculturación de APC exige una formalización adicional. Un aspecto de la formalización es la creación de productos electrónicos que, en contraste con los documentos narrativos impresos, son más accesibles, fáciles de publicar y menos costosos de modificar a través del tiempo. Más aún, las versiones electrónicas son aptas para el uso interno en ámbitos de práctica clínica modernizados pero también son accesibles a través de una aplicación global de Internet. En esta última versión, el usuario podría, en teoría, ser capaz de designar un lugar en un mapa mundial, ingresar información sobre su región, cultura y estado de salud personal, y luego indagar áreas específicas de interés, por ejemplo, un patrón de alimentación saludable para un adulto joven varón de México, con sobrepeso y DT2. El resultado consistiría en recomendaciones actualizadas, con base científica, adaptadas a su búsqueda particular. Toda la información ingresada y obtenida carecería de identificadores personales para proteger la privacidad, pero los resultados no identificados por persona podrían ser recopilados en un registro. Esto permitiría obtener mayor minería de datos, investigación y descubrimiento de información emergente y daría lugar a protocolos de validación diseñados adecuadamente en base al ingreso de datos longitudinales. El financiamiento de esta mejoras del actual proyecto de transculturación y otras actividades derivadas constituirá un verdadero desafío, solucionable por cierto, y será parte de la perdurable misión de AACE/ACE. CIERRE El Dr. Jeffrey Mechanick recibió honorarios de Abbott Nutrition International por las conferencias y el desarrollo del programa tDNA. 500 Actas de la Conferencia sobre Transculturización, Práctica Endócrina 2016;22 (N.°4) Fig. 5. Plantilla de Transculturación del Algoritmo de Práctica Clínica en Huesos. DMO = densidad mineral A B ósea; RD = radio distal 33%; DXA = densitometría ósea; FN = cuello femoral; CL = columna lumbar; CMS = cambio mínimo significativo (mínima cantidad de cambio de DMO que sea estadísticamente significativa); CT = cadera total. 1 Puntuaciones RAX (120). 2 Indicadores de riesgo de fractura: edad, fragilidad, fracturas previas, glucocorticoides, componentes FRAX, otros (Tabla 11). 3 Incluye hormona paratiroide intacta, 25-hidroxivitamina D y excreción de calcio en orina a las 24 horas. Los marcadores de recambio óseo (por ej., N-telopeptida, Ctelopeptida, fosfatasa alcalina específica del hueso y osteocalcina) no se incluyen en la GPC de AACE actual. 4 Por ejemplo, enfermedades renales, hepáticas, adrenales, tiroideas, paratiroideas, hematológicas/ oncológicas. 5 Antirresortivos orales: alendronato y risedronato; Antirresortivos inyectables: ácido zoledrónico y denosumab; agentes alternativos: ibandronato, raloxifeno y teriparatido. 6 Ver agentes antirresortivos orales e inyectables más arriba; agentes alternativos: alendronato, risedronato, iIbandronato y raloxifeno. 498 Transculturalization Conference Proceedings, Endocr Pract. 2016;22(No. 4) El Dr. Pauline Camacho recibió subsidios para investigación de Amgen y Eli Lilly y se desempeñó en la Junta Consultiva de Amgen. El Dr. Walmir Coutinho recibió honorarios de Abbott Diabetes Care, ACHE, AstraZeneca, Janssen y Novo Nordisk. El Dr. Pablo Aschner se desempeñó en las Juntas Consultivas de AstraZeneca, Eli Lilly & Co, GlaxoSmithKline, Janssen, Merck, Novartis, Sanofi y Sharpe & Dohme. También ha estado en la oficina de oradores de AstraZeneca, Boehringer Ingelheim, Eli Lilly & Co, Merck, Novartis, Sanofi y Sharpe & Dohme. El Dr. W. Timothy Garvey recibió honorarios por servicios de consultoría de Boehringer Ingelheim, DaiichiSankyo, Eisai, Janssen, Liposcience, Novo Nordisk y Vivus, Inc. Fue investigador principal para investigación contratado en Amylin, AstraZeneca, Eisai, Elcelyx, Lexicon, Merck, Novo Nordisk, Pfizer, Sanofi y Weight Watchers y es accionista de Bristol-Myers Squibb, ISIS, Lilly, Merck, Novartis y Pfizer. El Dr. Osama Hamdy recibió apoyo para investigación de Metagenics, Inc y de USDA Dairy Council y se desempeñó en la junta consultiva de AstraZeneca y Novo Nordisk. El Dr. Yehuda Handelsman recibió un s ub sid io d e ap o yo p ara investiga ció n, se desempeñó como consultor y recibió honorarios de Amarin, Amgen, AstraZeneca, Bristol-Myers Squibb, Boehringer Ingelheim, Eisai, Essperion, Frifolis, GlaxoSmithKline, Hamni, Intarcia, Janssen, Lexicon, Eli Lilly & Co, Merck, Novo Nordisk, Pfizer, Regeneron, Sanofi, Takeda y Vivus, Inc. También ha sido el último presidente de la American College of Endocrinología. Los demás autores no tienen multiplicidad de intereses para divulgar. REFERENCIAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. Mechanick JI, Bergman DA, Braithwaite SS, Palumbo PJ; American Association of Clinical Endocrinologists Ad Hoc Task Force for Standardized Production of Clinical Practice Guidelines. American Association of Clinical Endocrinologists protocol for standardized production of clinical practice guidelines. Endocr Pract. 2004;10:353-361. Mechanick JI, Camacho PM, Cobin RH, et al. 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