FUNDAMENTOS PARA UN NUEVO ESTATUTO PARA LA UACh Levantar una alternativa estatutaria que refleje lo que la Universidad Austral es y lo que aspira a ser en las próximas décadas, implica recoger su tradición construida colectivamente y los nuevos escenarios que se vienen configurando en el país. Así, como también la legitimidad y legitimación de los estatutos donde los miembros de la comunidad universitaria perciban que el nuevo cuerpo estatutario satisface las necesidades académicas, políticas, jurídicas y financieras de la corporación. El Estatuto actual no cumple los requisitos legitimadores de los actuales estándares del ideal democrático de hoy, por lo tanto no goza de la aceptación de la comunidad universitaria, además los nuevos escenarios de reforma del Sistema de Educación Superior exigen nuevas formas de relaciones entre los actores individuales y colectivos que garantice los necesarios equilibrios de poderes en la comunidad universitaria. Es en este contexto y en el acuerdo de nuestro contrato colectivo que dice relación con los derechos a participación institucional que además se consagra en la derogación del DFL2 que inhibía la participación de TODOS los académicos, estudiantes y trabajadores en la toma de decisiones institucionales, es que el SINDOC a través de una comisión propone un marco conceptual que contextualice un proceso de modificación estatutaria que el Consejo Superior Universitario debe iniciar en el transcurso de este año. En busca de un Ethos compartido que regule y mejore la convivencia en la comunidad universitaria La Universidad Austral de Chile, en sus 60 años de vida corporativa, ha enfrentado diferentes situaciones conflictivas, derivadas de su naturaleza académica y universitaria, de situaciones históricas, naturales, políticas, sociales, económicas y culturales. Muchas veces, estas situaciones han derivado en crisis profundas, las cuales han sido enfrentadas de las más diversas maneras, pero, casi todas, teniendo como referente y esperanza de solución, las modificaciones estatutarias.1 1 En Derecho societario recibe el nombre Estatutos aquella norma, acordada por los socios o él o los fundadores, que regula el funcionamiento de una persona jurídica, ya sea una Sociedad, una Asociación o una Fundación. Sus funciones fundamentales, entre otras, son las siguientes: regular el funcionamiento de la entidad frente a terceros (por ejemplo, normas para la toma de decisiones, representantes, etc.) regular los derechos y obligaciones de los miembros y las relaciones entre éstos. De hecho, la Corporación ha tenido al menos seis situaciones de modificación estatutaria o derogaciones de facto a la fecha (1956, Rector Morales; 1968, Rector Félix Martínez Bonati; 1973, Derogación de los Estatutos por la intervención militar de la Universidad; 1977, aprobación Estatutos Millas; 1986, Derogación de facto, Rector Ferrer; 1986, Rector Ebert; y los actualmente vigentes del 2005. Sin embargo, el término de la tramitación de los Nuevos Estatutos, trae consigo una derivación inmediata: la necesidad de reformarlos, ya que, a poco andar, no se ajustan a la realidad ni a su circunstancia. Esto parece una problemática común en universidades latinoamericanas, especialmente, las chilenas. Las causas pudieran ser de doble naturaleza: a) La sociedad y el entorno universitario son tan dinámicos que es imposible prever los cambios acelerados que dejan desfasadas las modificaciones consensuadas, o, b) Las modificaciones son de tal manera coyunturales y forzadas por intereses de sectores específicos, que hacen que una carta constitutiva se quede en la temporalidad de la crisis y no vaya a la esencia de la naturaleza de la Institución que pretenden normar (1). Estamos convencidos de que la segunda, es la causa del desfase permanente de los Estatutos de la Corporación. No es el momento de refrendarlo, pero cuando haya lugar, podemos describir las situaciones específicas que motivaron las transformaciones estatutarias señaladas en el párrafo segundo de este texto. Nuestra tesis es que nunca se ha logrado incorporar en nuestra carta estatutaria la esencia de la naturaleza universitaria, histórica y universal, y hemos pretendido solucionar problemas –importantes- pero no fundamentales, coyunturales a veces, los que, una vez pasada la crisis, dejan de tener la vigencia que motivó las transformaciones. En este contexto, nuestra propuesta es que, en esta ocasión, y por vez primera, desde una de las más nuevas organizaciones corporativas (SINDOC) emerja una propuesta conceptual profunda, trascendente, alejada de intereses de grupos, que tenga como único norte el engrandecimiento y el despegue definitivo para que la UACh sea efectivamente una “Universidad para el mundo”. Tres situaciones hacen propicio este planteamiento: a) La experiencia acumulada en los sesenta años de vida institucional, b) La reforma de la Educación Superior chilena, y, c) Las transformaciones socio-culturales contemporáneas que afectan al país. De allí que propongamos como base fundamental para la búsqueda de normas estatutarias más estables y permanentes, iniciar un proceso caracterizado por la determinación de un ethos compartido (2) que permita establecer y reformular los problemas esenciales que han afectado a la organización, su racionalidad y eficiencia en sus distintas esferas de acción, áreas disciplinares, organizacionales y vinculación con el entorno local, regional, nacional e internacional. Operacionalmente, se deberían establecer los temas que persistentemente entraban el funcionamiento universitario y enrarecen el clima de convivencia institucional. Estos, necesariamente, deben ser acotados y consensuados por la comunidad del SINDOC, y establecer órganos de análisis, reflexión y propuestas que pudieran ser –eventualmente- materias de consenso y determinación. Los temas que a primera vista constituyen esencia y que es necesario resolver son: a) Organización Jurídica, Corporación de Derecho Privado, versus, organización depositaria de aportes y de la fe pública b) Organización Jerárquica o Democrática, con participación de todos los estamentos corporativos. c) Carrera académica y definición de sus categorías tradicionales. d) Funciones académicas jerarquizadas o caracterizadas por el predominio de alguna de las funciones por sobre otras. e) Responsabilidad cívica de la comunidad universitaria f) Elección de autoridades Superiores y de Facultad acordes con las cualificaciones necesarias para el ejercicio de aquellos cargos g) Deberes y derechos de todos y cada uno de los integrantes de la comunidad universitaria.2 Vocación Pública Para las políticas públicas de educación, la discusión con respecto de su contribución a un modelo de sociedad se constituye como un eje central bajo el actual modelo económico y político en Chile. Bajo un escenario de logros sociales sostenidos y una percepción de certidumbre ciudadana, la discusión sobre las implicancias colectivas de las políticas públicas no se presenta como un incentivo. En educación, dicha situación se hace más evidente con respecto de otras políticas sociales. 2 Ethos: Forma común de vida o de comportamiento que adopta un grupo de individuos que pertenecen a una misma sociedad (D.R.A.E.). En su 23º edición el Diccionario de la Real Academia incorpora la palabra “etos”, que aparece definida como “Conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o la identidad de una persona o una comunidad. La palabra griega éthos significa predisposición para hacer el bien. Para las universidades, este escenario ha determinado un punto de inflexión con respecto de su papel histórico en las sociedades. Esto, porque la generación y difusión del conocimiento ya no es un bien del monopolio de las universidades, por el contrario, los modelos económicos, políticos y sociales moldean a las universidades. Así, el tránsito hacia un moldeo de educación centrado en el individuo por sobre la sociedad recién ha comenzado a presentar una mayor resistencia desde el ámbito de lo público. Con base en lo anterior, la actual discusión con respecto de la vocación pública de las universidades no sólo debe estar centrada en los individuos que acceden y cómo se financia dicho acceso, sino también desde la contribución de las instituciones a una visión de sociedad compartida. De esta forma, cuando se discute la vocación pública de la universidad, no se argumenta con respecto de cómo su naturaleza jurídica se relaciona con el Estado y el Mercado; más bien se razona desde su compromiso con un proyecto social en un contexto de una amplia deliberación democrática. Las universidades como instituciones con vocación pública requieren de una institucionalidad que las acerque a la sociedad sujeta de lo público. Desde dicho ámbito, las instituciones universitarias que aseguran responder a su misión desde la vocación pública, deberían presentar una institucionalidad centrada en la democracia y transparencia hacia la sociedad que sustenta su existir. La Universidad Austral de Chile fue fundada con base en un proyecto de desarrollo que entendía a la universidad como una vía de cambio social; un faro que iluminara a la ciudad de Valdivia con la luz de las ciencias, las humanidades y las artes. Más aún, que en palabras de nuestro rector fundador don Eduardo Morales Miranda, fuera no solo una universidad para la ciudad de Valdivia y Chile, sino para el Mundo. El ethos fundacional de la Universidad Austral de Chile se basó en una institución que fuera más allá de la formación profesional; que valorara la formación espiritual e intelectual de la familia universitaria. Desde dicha perspectiva, el proceso fundacional instaló implícitamente en su sexta directriz la construcción de lo que para la Universidad Austral de Chile se constituiría como vocación pública: “Contribuir desde el primer instante de su vida al progreso social de la colectividad que le brindaba el espacio físico para existir”. La trayectoria fundacional de la Universidad Austral de Chile, nos convoca a alcanzar los mínimos estatutarios que permitan recuperar la vocación pública del proyecto fundacional. Para lograr los mínimos institucionales, la Universidad Austral de Chile debe estar sometida no solo al escrutinio de la comunidad universitaria, sino también de la sociedad. Lo anterior, y con el objetivo de demostrar un convencimiento en cuanto a la vocación pública, debe cautelarse a través de un proceso de toma de decisiones basado en el bien común; en lo público. Equidad y Diversidad La igualdad de oportunidades debería ser un valor central para la Universidad, parte constitutiva de su ethos compartido. Para cumplir con este objetivo se debe desarrollar una fuerza laboral diversa y especializada que refleje genuinamente la composición de la comunidad UACh y a quienes la Universidad sirve y representa. En este sentido, se deben extremar los esfuerzos para lograr equidad en la representación y distribución dentro de nuestra comunidad. Por ejemplo, de las mujeres, pueblos originarios, minorías raciales, étnicas y etno-religiosas, y las personas con capacidades diferentes. Cabe destacar la importancia, del concepto de equidad académica, el reconocimiento igualitario y objetivo de las diversas actividades académicas en la Universidad, valorando del mismo modo y en sus propios méritos la docencia, investigación y vinculación con el medio. Es por ello que proponemos crear una Oficina Académica que tenga como misión generar un ambiente inclusivo y representativo para académicos, trabajadores y estudiantes de modo que garantice la igualdad de oportunidades y la participación. Esta oficina, identificará los grupos prioritarios y establecerá los objetivos y las Estrategias de Equidad y Diversidad para cumplir con el compromiso planteado por la Universidad en este sentido. Los objetivos de la Estrategia de Equidad y Diversidad deben ser: a) Mejorar las tasas de reclutamiento, retención y el éxito de los estudiantes en los objetivos identificados como vulnerables. b) Apoyar un ambiente de estudio en el que se reconoce la diversidad de la comunidad universitaria. c) Promover un entorno de trabajo inclusivo que fomente y apoye la diversidad de la comunidad universitaria. d) Crear un ambiente de buen liderazgo y la toma de decisiones basada en el concepto de equidad. e) Generar los mecanismos de apoyo sin distinción de género del personal académico para aspirar a puestos de liderazgo. f) Ofrecer un entorno de trabajo flexible para todo el personal, incluyendo opciones para trabajar a tiempo parcial, tiempos de salida y llegada, así como la cantidad de horas de trabajo. g) Reconocer factores como el trabajo a tiempo parcial, crianza de los hijos y otras responsabilidades familiares que afecta la carrera académica, por lo que se deben proponer mecanismos de ajustes que favorezcan entre otros, Promociones Académicas. h) Promover la equidad de la distribución del trabajo, independiente de la jerarquía académica. i) Promover la equidad en la valorización institucional que se hace de la docencia, investigación y vinculación con el medio. Confianza institucional La confianza institucional se asocia con el grado de legitimidad democrática que depende del nivel de satisfacción que las personas y los colectivos sociales depositan en las estructuras institucionales y la confianza en ellas. Las estructuras de mayor sensibilidad son las jurídicas y las morales. Las primeras son los sistemas de normas escritas, estatutos y reglamentos; las segundas son las normas tácitas, usos y costumbres que dicen relación con las conductas correctas y esmeradas y se asocian a valores ampliamente compartidos y socialmente deseados como el bien común y la justicia social. La legitimidad de la autoridad que administra el poder en nuestra Universidad tiene dos dimensiones. La primera es de origen de la autoridad, que de acuerdo a nuestro ordenamiento estatutario sólo pueden participar los profesores de las tres primeras categorías académicas, excluyendo a más de la mitad del cuerpo académico de participar en los procesos eleccionarios de las autoridades unipersonales. Incluso, excluyendo a los trabajadores administrativos y de servicios y estudiantes. Todos estos actores constituyen la comunidad universitaria de acuerdo a los estatutos vigentes. La segunda dimensión legitimadora de la autoridad es el ejercicio de ésta en la administración del poder. Tal dimensión debe ser inclusiva de todos los actores y sectores que constituyen esta comunidad universitaria; ser transparente en sus procedimientos, garantizando la participación social que ejerza un control social sobre la autoridad para que la Corporación tenga relaciones de equilibrio y así evite las tentaciones oligárquicas en la toma de decisiones que afecta a la comunidad universitaria toda y la fe pública. Respecto del grado de satisfacción de las personas y colectivos sociales sobre las estructuras organizacionales es cuestionable que la exclusión de la mayoría de los miembros de la comunidad universitaria quede fuera de la participación tanto en el origen como en el ejercicio del poder de las autoridades unipersonales. Entendiendo la participación social como una parte de la toma de decisiones en la Universidad, la exclusión de las mayorías disminuye el grado de satisfacción de las personas y colectivos sociales y genera un cuestionamiento que redunda en una escaza confianza institucional. Para aumentar la confianza institucional es necesario acercarse al ideal democrático de una organización universitaria, permitiendo una mayor participación y equidad en la toma de decisiones. El pluralismo de actores sociales en la toma de medidas que afectan a todas las personas y sus colectividades mejora no sólo las confianzas institucionales sino que además tiene un significativo impacto en las confianzas psicosociales. La democracia, como constructo, supone una conciencia secularizada de las relaciones sociales, usando regulada y estratégicamente las instituciones, normas y valores, posibilitando la negociación de consensos y disensos, practicando una ética del respeto a la persona, y a la búsqueda permanente del mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Para esto se debe orientar al desarrollo humano sustentable y responder a las demandas de satisfacción de las necesidades de las personas y de esta manera evaluar la democracia por el tipo de sujeto social que forma. En una gestión democrática, la participación ciudadana implica visibilizar a todos los actores y sectores sociales de una universidad como contrapartes necesarias en el proceso de toma de decisiones. De esta manera, la realidad social, económica y política se construye en una red de aportes particulares y colectivos que responden al bien común. La participación ciudadana explota las fuentes de la creatividad y la imaginación social. Pero la participación ciudadana requiere de condiciones y espacios institucionales para desarrollar el potencial de participación activa. Por lo tanto, se requiere superar los obstáculos y la falta de espacios participativos reales con información suficiente y oportuna sobre los asuntos corporativos y el funcionamiento de la Institución. A través de estos procesos participativos no sólo se logran mayores equilibrios entre los distintos actores que administran el poder y los actores y sectores sociales, sino que además se distribuye el poder en la toma de decisiones que permiten superar las estructuras oligárquicas de poder que gobiernan actualmente las universidades. Además, esto garantizará la transparencia en la información y el funcionamiento organizacional a través de un control social sobre quienes ejercen el poder institucional. Esto tiene un efecto en la integridad en el ejercicio del poder pues se hacen públicas las capacidades de quienes ostentan posiciones y roles de poder en diferentes niveles de la organización. Por último, a través de tales mecanismos es que se permite que los funcionarios y destinatarios de los procesos formativos de las universidades, como bien público, perciban que la universidad se preocupa de su bienestar y calidad de vida. Transparencia y Probidad en la UACh El tema de la Transparencia ha sido tomado como un objetivo de la mayor importancia por la Sociedad Chilena y los distintos estamentos de la Universidad Austral de Chile. En efecto, existe un acuerdo del Directorio de la UACh, en el sentido de entregarle a la Rectoría un mandato para actualizar nuestros Estatutos, teniendo como marco de referencia la Transparencia. Igualmente, nuestro Sindicato de Docentes, SINDOC, ha discutido el tema en el marco de las últimas negociaciones con el equipo de Rectoría. Los acuerdos alcanzados han sido puestos de manera formal en el Contrato Colectivo 2014-2016 [1], firmado recientemente por las autoridades superiores de la UACh y la directiva del SINDOC. Este documento establece, en su Sección 9.1, titulada Derecho a participación Institucional, una serie de compromisos, en sus puntos 9.1.1 al 9.1.5, que se relacionan con: a) b) c) d) Modificaciones reglamentarias Implementación de mecanismos de transparencia activa Mantención de información en página WEB Participación en proceso de modificación estatutaria En virtud de nuestro Contrato Colectivo, el SINDOC ha organizado una serie de Comisiones de Trabajo, entre las que contamos la de Participación Institucional, que tiene como objetivo hacer propuestas concretas para implementar, o ayudar a implementar los acuerdos anteriores, incluyendo participar en propuestas de modificación estatutaria. Como se verá al leer este documento, así como la documentación adicional tomada como referencia [1-4], los acuerdos alcanzados [1] son insuficientes para alcanzar los objetivos de Transparencia y Probidad en la UACh, y que hay que hacer esfuerzos para ir más allá, para ponernos a tono con los requerimientos de nuestra comunidad UACh, así como los que nuestra sociedad en su conjunto requiere de todas las instituciones con Vocación Pública, como decimos ser. Aspectos generales La UACh, como institución inserta en la realidad nacional, es receptora de las influencias de nuestro medio; en particular, es afectada por la forma en que el Estado y la sociedad enfrentan los temas de Transparencia y Probidad. Sumariamente, podemos decir que los esfuerzos realizados en este sentido por los últimos Gobiernos forma parte de una Política de Estado, que se ha materializado en la Ley 20.285, Sobre Acceso a la Información Pública [2], promulgada en agosto de 2008, la cual afecta a todas las Instituciones del Estado, incluidas las Universidades Estatales. De acuerdo a nuestros Estatutos, somos una Corporación de derecho privado sin fines de lucro y reconocida por el Estado, que ha sido creada por la Comunidad de Valdivia, y que tiene un fuerte espíritu Público (de contribuir al Bien Público). Es de esta manera que nuestras autoridades han defendido nuestro derecho a recibir aportes del Estado, ante la opinión pública, ante las autoridades de Gobierno, y en contra de la opinión de las Universidades Estatales del Consejo de Rectores, que sostienen que, por el hecho de ser Instituciones Privadas, no estamos sujetos a Ley 20.285, y no rendimos cuentas públicas de los dineros que recibimos del Estado (esto excluye, claro está, los aportes por proyectos específicos, que rinden cuentas a la Institución que ha otorgado los recursos). Esta parece ser una de las mayores dificultades que afrontamos, y es una debilidad, pues está claro que, más temprano que tarde, el Estado pasará a requerir una rendición de cuentas detallada, dado que el Estado es quien aporta la mayor parte de nuestro presupuesto. En este sentido, la Contraloría General de la República juega un rol fundamental: si nos acogemos a la Ley 20.285, la Contraloría tendrá las atribuciones para pedirnos rendición de cuentas. Podemos hacerlo ahora, voluntariamente, o más tarde, obligados por las circunstancias. Es nuestra elección. Al mismo tiempo, existe en nuestra Comunidad Universitaria, y en nuestro SINDOC, un fuerte clamor por Transparencia en todos los niveles de nuestra administración universitaria. Esto se ha visto claramente reflejado en la forma en que se ha discutido el tema en nuestros Diálogos Académicos, pero no se reduce sólo a esto, sino que existe la fuerte convicción de que hace falta transparentar dineros, procedimientos, reglamentos, etc. Todo esto genera una cierta sensación de malestar en nuestra Comunidad, que percibe que no puede influir en mejorar situaciones que desde hace mucho tiempo son percibidas como anómalas, o sencillamente ineficientes. Al mismo tiempo, percibimos que si generamos mecanismos de participación adecuados a nuestros tiempos: transparentes y democráticos, mejoraremos en eficiencia y calidad, así como en la percepción que el medio externo nacional tiene de nosotros; en otras palabras, se nos presenta una gran oportunidad de que nuestra Institución haga un positivo aporte a la fe pública, adoptando los principios de Transparencia y Probidad. Todo esto ha sido planteado de manera muy clara en el Manual de Transparencia y Probidad [3], del Gobierno de Chile, cuya edición actualizada en Enero de 2009, es usada actualmente en todas las instituciones de la Administración Pública, y contiene todos los conceptos aplicables. Una lectura a este Manual [3] deja bien claro que sus Conceptos Generales de Transparencia y Probidad, son aplicables tanto a la Administración del Estado como a cualquier Institución con Vocación Pública, que desee aplicarlos en su interior. Además, se ha promulgado un conjunto de Normas para Resguardar la Probidad [4], y trata diversos aspectos legales y normativos en el tema. Consideramos de la mayor importancia dar una lectura detenida al Capítulos del Manual de Transparencia y Probidad [3], comenzando al menos por una lectura de los títulos de los capítulos. De esa manera podremos todos apreciar el profundo significado, así como los alcances, de los conceptos de Probidad y Transparencia en el ámbito de lo público. Concepto de Probidad El Manual de Transparencia y Probidad [3], en su página 19 indica que la propia Constitución Política de la República establece que “el ejercicio de las funciones públicas obliga a sus titulares a dar estricto cumplimiento al principio de probidad en todas sus actuaciones”. A continuación el Manual indica en forma detallada aspectos de la definición legal del concepto de probidad, así como del concepto opuesto, el de corrupción. De esta manera, la aplicación del Principio de Probidad tiene como uno de sus objetivos el combate a la corrupción. “La corrupción es una de las mayores lacras del mundo moderno. La corrupción mina el buen gobierno, deforma esencialmente la política pública, falsea y distorsiona la correcta aplicación de los recursos y deteriora el sector privado y sus posibilidades de desarrollo, afectando muy especialmente a los más desfavorecidos. (Peter Eigen, Presidente de Transparencia Internacional). Concepto de Transparencia De acuerdo al Manual de Transparencia y Probidad [3], pag. 23: Se dice que algo es transparente cuando a través de él pueden verse los objetos claramente. En este caso, lo que se persigue es que la Administración del Estado permita a la ciudadanía conocer por qué y cómo actúa, y qué decisiones adopta. Así, se podrá evaluar y fiscalizar directamente si se respeta el principio de probidad y, además, participar de la gestión pública. Por otra parte, la publicidad que permite la transparencia inhibe las conductas contrarias a la probidad, pues los servidores públicos no querrán verse expuestos a las posibles sanciones y a la censura social que generará la difusión de tales conductas. El Gobierno de Chile ha establecido que la Transparencia es uno de los principios que debe observar la Administración del Estado, añadiéndose que las funciones públicas debían ejercerse de una manera “que permita y promueva el conocimiento de los procedimientos, contenidos y fundamentos de las decisiones que se adopten en ejercicio de ella”. La transparencia tiene una dimensión activa y otra pasiva. a) Transparencia activa. Consiste en la acción positiva de poner información a disposición permanente del público sin mediar requerimiento formal. b) Transparencia pasiva o derecho de acceso a la información administrativa. Consiste en la entrega de la información administrativa, que no está sujeta al régimen anterior, a las personas que la soliciten. Como queda claro de los párrafos anteriores, la Transparencia Activa no puede ser discrecional por parte de la Autoridad, cualquiera que ésta sea, sino que requiere de mecanismos que la hagan efectiva; en particular, no puede depender de las autoridades unipersonales, y debe tener atribuciones para investigar cualquier materia. De los documentos examinados [1-4] queda claro que los conceptos de Probidad y Transparencia han sido objeto de gran atención por parte de la Comunidad Internacional y Nacional, al punto que, desde hace años, el Gobierno de Chile ha establecido políticas para implementar, fomentar, y hacer efectivos los principios mencionados, con el objetivo de mejorar el funcionamiento de toda la Administración y demás Instituciones del Estado. Es importante observar que, para lograr estos objetivos, el Gobierno chileno no ha recurrido a modificar nuestra Constitución, sino a la promulgación de Leyes y Normas específicas, que regulan la Función Pública, así como a la creación de mecanismos que permitan a toda la Comunidad Nacional la verificación y participación, que permiten vigilar de forma efectiva el cumplimiento de las Leyes y Normas específicas. Por lo expuesto anteriormente, es claro que, si pretendemos un mejoramiento de nuestra administración Universitaria, que tome en cuenta los principios de Transparencia y Probidad, la Corporación debe generar cambios necesarios que requieren, en nuestra opinión, las siguientes medidas: a) Adoptar los Principios generales de Probidad y Transparencia, en los Estatutos (Ley 20.285, y otras) corporativos b) Someter a nuestros Estatutos y estructura organizacional (Cuerpos Colegiados), a un análisis exhaustivo e independiente, a la luz de los principios de Transparencia y Probidad, para proponer los cambios que impidan el tráfico de influencias, el nepotismo entre otras conductas reñidas con el buen gobierno al interior de la UACh. c) Crear la figura de ‘’Ombudsman’’, un profesional independiente, capacitado para investigar las acciones de todos los funcionarios de la UACh, y con el poder y recursos necesarios para hacerlo. d) Emprender una revisión general de nuestros Reglamentos, a la luz de los Principios de Transparencia y Probidad. e) Implementar la Transparencia Activa y Pasiva. Esto va mucho más allá de tener un sitio WEB, este debe ser actualizado y con información relevante. En conclusión la Universidad austral de Chile debe iniciar un proceso de modificación estatutaria que refleje lo que es y lo que aspira ser en el marco de sus mejores tradiciones y los nuevos escenarios que se vienen configurando en el país. La legitimidad de origen debe garantizar los equilibrios de poderes en la comunidad universitaria. La estabilidad estatutaria depende de la determinación de un ethos compartido a través de un diálogo amplio y comprometido que permita identificar ese conjunto de rasgos y modos de comportamientos que configuran la identidad de nuestra comunidad universitaria. La centralidad del orden estatutario debe radicar en la vocación pública de nuestra universidad que implica básicamente un compromiso explícito con el bien común y la justicia social que permite que la universidad haga uso de la razón pública para someterse al escrutinio de la fe pública, única garante de la acreditación social y política de la universidad. La funcionalidad estatutaria debe considerar algunos valores permanentes como el respeto por la diversidad y la equidad en el cumplimiento de las funciones propias de la universidad, las confianzas institucionales y sicosociales, además de la transparencia y probidad en el ejercicio del poder para garantizar la sana gobernanza y los equilibrios de poderes en nuestra universidad. Participaron activamente en la discusión y redacción de este marco conceptual los siguientes Profesores: Francisco Cala, Oscar Martínez, Claudio Méndez, Ricardo Oyarzún, Miguel Salgado, Marcos Urra y Constantino Utreras. Todos miembros de la Comisión de Participación Institucional del SINDOC.