155| VILLANUEVA, Juan de (Madrid, 1739-1811) Reconstrucción de la Plaza Mayor y del Portal de Cofreros tras el incendio de agosto de 1791. Planta y alzado del Portal de Cofreros en la calle de Toledo (1791) Dib/14/19/2 Dibujo sobre papel amarillento verjurado : pluma, pincel, tinta negra, tinta parda y aguadas grises ; 474 x 640 mm. Barcia n.º 1987. La noche del 16 de agosto de 1790 comenzó por la esquina del Arco de Cuchilleros de la Plaza Mayor de Madrid un incendio que durante varios días devastó todo el lado occidental y parte del lado sur, es decir, el Portal de Paños desde el arco de la calle de Toledo hasta la calle Nueva (hoy de Ciudad Rodrigo), la Puerta de Guadalajara y la Cava de San Miguel. El arquitecto mayor de Madrid era entonces Juan de Villanueva y entre las obligaciones de su cargo estaba la de asistir a los incendios para dirigir las tareas de extinción y los derribos necesarios para cortar la propagación del fuego. La importancia de este hizo que fuera necesaria la intervención del ejército, que actuó bajo la dirección de Francisco Sabatini en calidad de teniente general del cuerpo de Ingenieros. Durante sus trabajos en la Plaza Mayor, Villanueva tomó en un papel de escribir un rápido apunte en un momento de especial furia de las llamas (B 1991). En él puede intuirse a los pies de la Casa de la Panadería una formación de soldados del cuerpo de Ingenieros con sus oficiales a caballo, todo sobre una nota autógrafa del arquitecto Isidro Velázquez, que escribe: «del celebre Villanueva». Tras este incendio que destruyó una parte tan significativa del corazón de la villa y corte, el Consejo de Castilla solicitó a Villanueva y a Sabatini sus respectivos dictámenes sobre cómo reedificar la plaza Mayor y sobre las reglas que deberían seguirse en la construcción de nuevos edificios en Madrid para prevenir situaciones similares. Sabatini remite al Consejo su opinión sobre el asunto en un escrito de 6 de octubre de 1790, dejando en manos del arquitecto mayor de la villa, «como inteligente», la aplicación ponderada, mejorada o atemperada de sus indicaciones. El 11 de octubre siguiente responde Villanueva al Consejo con una ordenanza general articulada en diez puntos, con un preámbulo y un colofón de tono filosófico, para la construcción de casas en Madrid. Explica entonces que su puesta en práctica serviría para la reconstrucción de las casas incendiadas de la plaza Mayor, poniendo a prueba la eficacia de sus determinaciones. El 21 de octubre, tras conocer el dictamen de Sabatini, escribe una adición en la que sostiene que «la inteligencia y practica par- 103 ticular de los Profesores, me parece que no deve ceñirse ni limitarse […] no faltando a la solidez, ni á los puntos gral.es q.e se fixen por Ordenanza». Todavía habrá un texto normativo más, redactado por el arquitecto mayor de Madrid, que se imprime el 5 de julio de 1791 como Instrucción dispuesta de Orden del Consejo, y aprobada por S.M. de las reglas que deben observarse para la reedificación de las casas arruinadas en la Plaza Mayor, con motivo del incendio ocurrido la noche del día diez y seis de Agosto de mil setecientos y noventa. Consta de veinticuatro artículos y en el primero ya se dice que toda reedificación se ejecutará «bajo el Plan, y diseño formado por el Maestro mayor de Madrid Don Juan de Villanueva, y aprobado por S.M.». En efecto, Villanueva había formado en Aranjuez, durante el mes de mayo de 1791, su proyecto de secciones y alzados para la reedificación de la Plaza Mayor de Madrid. Se concreta en un plano, firmado por él el día 15 en aquel real sitio, donde aporta dos diferentes soluciones posibles de fachadas, ambas referidas a las alturas de pisos de la Real Casa Panadería, pero de diferente coste de ejecución. La cara tendría arcos de medio punto construidos de piedra en la planta baja y guarniciones y repisas también de piedra sobre ménsulas de lo mismo en los balcones. La más económica sería de pilares y arquitrabes de piedra, con jabalcones y repisas de hierro y sin guarniciones de piedra en los huecos, y tendría un arco carpanel entre huecos adintelados y pilastras como nueva embocadura de la calle Nueva y como pauta para el resto de los arcos que hubiera que reconstruir. Es decir, se propone aquí por primera vez cerrar la plaza con un perímetro continuo y uniforme de tratamientos y alturas. En ambas propuestas se mantiene una reja de hierro como remate sobre el alero o cornisa general de la plaza. Los dos planos de esta doble propuesta que se conservan en la Biblioteca Nacional (B 1985 y B 1986) están dibujados sobre papel continuo, un soporte que no empieza a fabricarse en Inglaterra hasta 1798 ni a usarse en España hasta 1803. Que el primero de ellos esté firmado por Villanueva en Aranjuez el 15 de mayo de 1791 solo puede explicarse si es copia autentificada por el propio arquitecto de un original realizado en ese mismo lugar y en esa misma fecha. La realidad de los construido según las pautas y bajo la dirección de Villanueva se parece a la solución económica en cuanto a pilares y dinteles arquitrabados, pero la repisa del primer orden corrido de balcones tiene ménsulas y repisa de piedra y el único arco carpanel que se realiza, junto al Arco de Cuchilleros, pierde sus huecos adintelados de flanqueo, pero duplica las pilastras que lo enmarcan. Otro dibujo del arquitecto maestro mayor de Madrid, este sin fecha ni firma, pero de la misma época y con el mismo sentido que el anterior, está dedicado a demostrar cómo debe reconstruirse todo el lienzo del Portal de Cofreros, también afectado por el incendio de agosto de 1791, a ambos lados del arranque de la calle de Toledo y escalonando cada cuatro huecos sus niveles de cornisa para adaptarse a la pendiente. La aplicación de este plan quedaba condicionada a la iniciativa constructora de los particulares y Villanueva tuvo que aportar a cada uno de ellos, caso a caso y durante el resto de su vida, el plano de detalle del trozo de fachada que se quería reedificar, sin llegar nunca a conseguir esa continuidad y uniformidad unitarias que su plano propone. [PMG] 104