Honduras: ¿el comienzo del fin o el final del principio?

Infolatam: Información y Análisis de América Latina
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miércoles, 2 de diciembre de 2009
EL ANÁLISIS DE INFOLATAM
Carlos Malamud
Honduras: ¿el comienzo del fin o el final del
principio?
Infolatam
Madrid, 30 noviembre 2009
(Especial para Infolatam)."... La victoria de Lobo puede significar un punto de inflexión. Sus palabras llamando
a la reconciliación nacional puede que no sean atendidas por todos, pero irán
calando lentamente en una población harta de la situación y deseosa de la paz. Lo
mismo se puede decir de la posición de la comunidad internacional. De traducirse en
reconocimiento las llamadas de felicitación de distintos gobernantes internacionales,
estaremos a las puertas de un momento muy fluido.
Todo puede ir muy rápido, en poco tiempo se pueden sumar algunos
reconocimientos latinoamericanos más y se puede producir una ruptura en la
posición europea. En principio parece que Alemania, Francia e Italia han felicitado a Lobo, de modo que esta postura
puede ser seguida por otros más. Por eso es importante saber hasta cuándo Brasil mantendrá su postura inflexible".
El
lector se preguntará inmediatamente por el significado de este galimatías y por el rumbo que quiere tomar este artículo o el
destino al que se lo quiere hacer llegar. En realidad, la pregunta que preside este comentario es una metáfora de la situación
hondureña, donde nada es lo que parece y donde nadie sabe si la persona que tiene enfrente está subiendo o bajando.
Así es como encontramos visiones totalmente contrapuestas de lo ocurrido ayer en Honduras, del transcurso y del significado de su
jornada electoral. Si uno lee la prensa nacional se encuentra con un panorama caracterizado por la normalidad y por una más que
importante asistencia a las urnas. Si por el contrario uno escucha los puntos de vista de los seguidores de Zelaya, reproducidos en
diversos medios europeos, nos encontramos con una situación muy distinta: alta abstención (cercana al 65%), represión
indiscriminada frente a la movilización popular, e, incluso, en algunas versiones un muerto causado por disparos de la fuerza
pública.
Desde el 28 de junio, fecha en que se produjo la violenta salida de Zelaya del poder, el presidente legítimo ha estado a la espera de
una masiva movilización popular que lo restituyera en volandas en su sitial gubernativo. Pero las cosas no han sido así. Una parte
de sus seguidores, que no son muchos, salieron a la calle, se enfrentaron al ejército, pidieron su liberación, y poco más. Las
manifestaciones en respaldo del gobierno legítimo nunca pasaron de unos pocos miles de fieles. Las huelgas no paralizaron al país.
Esto situó a Zelaya en una posición de debilidad frente a Micheletti y el presidente de facto lo sabía. No es que Micheletti fuera más
hábil o más tramposo que Zelaya. Es posible que ambos hayan jugado al póquer juntos durante muchas noches y conozcan muy
bien las trampas de que es capaz el adversario. Sólo que Zelaya estaba jugando de farol y el resto lo sabía. Su única carta valiosa
era el respaldo de la comunidad internacional y el giro dado a la posición de Estados Unidos en lo referente al reconocimiento del
gobierno salido de las urnas cambió las cosas.
Así llegamos a la elección del domingo 29 y al triunfo de Pepe Lobo. La pregunta del millón es qué pasará a partir de aquí. Para
aquellos que esperaban una especie de milagro y que las cosas se encausaran mágicamente a partir de los comicios la realidad ha
vuelto a mostrar toda su crudeza. La elección en si misma no solucionó nada, el conflicto sigue abierto y las posturas irreductibles
de los presidentes legítimo y de facto se mantienen incólumes.
Sin embargo la victoria de Lobo puede significar un punto de inflexión. Sus palabras llamando a la reconciliación nacional puede
que no sean atendidas por todos, pero irán calando lentamente en una población harta de la situación y deseosa de la paz. Lo
mismo se puede decir de la posición de la comunidad internacional. De traducirse en reconocimiento las llamadas de felicitación de
distintos gobernantes internacionales, estaremos a las puertas de un momento muy fluido. Todo puede ir muy rápido, en poco
tiempo se pueden sumar algunos reconocimientos latinoamericanos más y se puede producir una ruptura en la posición europea.
En principio parece que Alemania, Francia e Italia han felicitado a Lobo, de modo que esta postura puede ser seguida por otros
más. Por eso es importante saber hasta cuándo Brasil mantendrá su postura inflexible.
Según el Tribunal Electoral, el domingo votó más del 60%. Por el contrario, en la opinión de algunos corresponsales extranjeros la
participación habría sido un 14% inferior. Pero inclusive en este caso se hubiera superado el 44% alcanzado cuatro años atrás,
cuando Zelaya fue elegido presidente. Y entonces nadie llamaba a boicotear las elecciones. De todos modos, ese 46% de los votos,
en caso de ser real, lo único que muestra es que el respaldo popular que tiene Zelaya es escaso. ¿Cuánto durará el discurso de
una sociedad fracturada? ¿Es realmente sostenible en las condiciones actuales del país?
El problema de fondo es no repetir los errores del pasado. Es evidente que las instituciones hondureñas no funcionaron o lo hicieron
mal cuando se echó a Zelaya. También es evidente que éste cayó en los brazos de Chávez a partir del momento en que se vio
asfixiado por los elevados precios del petróleo y Petrocaribe acudió presto en su ayuda. Sería importante que los Estados Unidos
tomaran buena nota y si quieren evitar que Honduras vuelva al ALBA deberían potenciar su cooperación; algo que no hicieron, por
ejemplo con Nicaragua o en otras situaciones semejantes. Y la comunidad internacional debería estar más vigilante, no sólo contra
los golpes de estado, sino también contra los golpes desde el estado.
http://www.infolatam.com/entrada_impresion.jsp?id=17579
02/12/2009
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