Gabriela Mistral en el Coquimbo, diario de La

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DIRECCION
DE BIBLIOTECAS
ARCHIVOS
Y MUSEOS
MUSEO GABRIELA MISTRAL D E VICUÑA
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DIRECTOR DE BIBLIOTECAS,
ARCHIVOS Y MUSEOS
Marta Cruz-Coke Madrid
COORDINADOR NACIONAL DE MUSEOS
Daniel Quiroz Larrea
CONSERVADOR MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUÑA
Jorge González Gronow
INVESTIGACI~NY RECOPILACI~N
Pedro Pablo Zegers
Betty Jorquera T.
María lrene González
PRODUCCIÓN GENERAL
María Irene González
Coordinación Nacional de Museos
DISENO Y DIAGRAMACI~N
JAN0 (Ricardo Pérez Messina)
FOTOGRAF~AS
Archivo del Escritor
de la Biblioteca Nacional
PRODUCCI~N
GRÁFICA
Raimy Gráfica
EDICIÓN
Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos
Inscripción NQ 9 1.220
Todos los artículos se han transcrito, respetando las normas ortográficas actuales, con el
propósito de facilitar su lectura. Sin,embargo, se ha optado por no modificar aquellos
aspectos que configuran el estilo de la poetisa y que constituyen, a nuestro entender,
licencias en su prosa y verso.
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las mujeres más destacadas de nuestra vida cultural nacional, se congratula de
presentar esta obra a los estudiosos y a todos aquellos interesados en el
pensamiento de nuestra gran poetisa.
Estos escritos, desem<olvados de las antiguas páginas del periódicoEl Coquimbc
*
. . . en La aerena- corroDoran 10s elogios q u e rrieieueiuii iad
-ya inexisrenre
colaboraciones que hizo a La Voz de Elqui, publicada anteriormente por nuestro
Museo. El material fue rescatado minuciosamente y con mucho afecto por
quienes han hecho de su quehacer cotidiano una búsqueda constante de nuev'as
informaciones para comprender de esta manera, cada vez más íntimamente, el
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desde 1904 a 1914. Años de hurgar entre libros la sabiduría escurridiza que
le negaba su edad y que le hacía cometer errores y andar en círculos en aquel
difícil camino que emprenden los autodidactas. La adolescente impetuosa, se va
transformando en la joven indomable, cuyo carácter se fue templando con las
injusticias e incomprensiones de su tiempo. Es la época de su iniciación como
maestra rural, con toda aquella realidad que se le devela y que vierte con toda su
crudeza en sus escritos. Opiniones profundas, sagaces, y -porqué no decirlo.
cursis, como diría años después, la propia Gabriela comentando su prosa
juvenil. Páginas por las que se desliza el astro creador de una mujer que buscó
honestamente la belleza de las cosas y de los seres. Que creía, como en la poesía,
que los seres eran perfectibles, que la sociedad también era perfectible y que el
mundo también.
Con estos artículos, Lucila Godoy nos sorprende como una mujer que con gran
certeza desmenuza los sentimientos y los ideales de un mundo que se nos
presenta cargado de contradicciones, durante décadas de este conflictivo siglo
que felizmente va expirando.
Los años de balbuceo van quedando a la sombra de la Lucila segura, valiente
en sus expresiones e intransigente en sus principios. Los hechos que acontecen
en su país como los del resto del mundo, no le son ajenos. Estas líneas cuentan
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de lo que vendrá en el tiempo, con el reconocimiento que todos compartimos.
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silenciosamente hicieron posible su edición, con el convencimiento que sera u~'1
valioso aporte a la comprensión amplia de la obra mistraliana.
Jorge González Gronow
Conservador
Museo Gabriela Mistral de Vicuña
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PRÓLOGO
Como una iniciativa del Museo Gabriela Mistral de Vicuña, se instauró, en
1992, una serie de publicaciones, con el propósito de reunir los escritos primeros
y dispersos que Lucila Godoy Alcayaga publicó en los distintos periódicos de la
IV región. En la serie anterior, se abordaron todos los artículos que la joven
maestra enviara como colaboraciones al diario La Voz de Elqui, Órgano oficial del
Partido Radical en la ciudad de Vicuña.
En esta oportunidad, nos corresponde referirnos a otros trabajos, que a partir de
1904 y hasta 1914, aparecieron en la columna de *Lectura Amenan del diario
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Alguien y Alma. En este mismo período, específicamente el 23 de julio de 1908,
la joven maestra envía una colaboración con el título *Del pasadon, donde utiliza
el seudónimo oficial de Gabriela Mistral, que la acompañaría hasta sus Últimos
días, lo que desmiente categóricamente qule fue en los Juegos Florales de
Santiago, en 1914, donde lo utiliza por primer;a vez.
El material recogido en estos diez años, corresponde a 37 textos, entre los que
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se consignan: cuentos, prosas, prosas POéuLaa,
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artículos donde trata, por primera vez, temas relacionados con el quehacer
educacional, con especial énfasis en la ley sobre la instrucción primaria obligatoria. Cabe destacar que el mayor número de colaboraciones de Lucila Godoy en
este diario, se concentran entre los años 1904 y 1905, es decir, aquella
producción correspondiente a los años de adolescencia de la poetisa.
indudablemente que los textos presentados, son una muestra clara de lo
anteriior. Se puede apreciar, a través de ellos, el proceso de evolución en el trabajo
creativo, así como una temática, que generalmente se orienta hacia una expe_ - _ _ _d- rneriuuw
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igual índole. Por otra parte, estos escritos, nos van situando en el marco
geográfico regional donde se desenvuelve la maestra. Primero la vemos colaborando desde La Serena, en el barrio de La Compañía; luego en La Cantera, caserío
aledaño a la ciudad de Coquimbo; Santiago; Antofagasta, y finalmente en Los
Andes, allá por 1914, cuando seguramente se preparaba para concursar con los
inmortales *Sonetos de la muerte)), en los ya citados Juegos Florales, que la
lanzarían a la fama nacional v al reconocimiento como la poetisa y maestra de
América.
Pero antes de los reconocimientos, debió sobrepasar enormes vallas que se
cruzaban en su camino magisterial. Es así como en €1Coquimbo del 30 de abril
de 1907, aparece una nota donde se anuncia su designación oficial como
inspectora en el Liceo de Niñas de la ciudad, cargo que según reza el inserto, *ha
recaído en ella por sus dotes de inteligencia y preparación)).No obstante, y como
una ironía -de las tantas que tuvo que sufrir en su vida-, durante su desempeño
en el cargo, Lucila se ve enfrentada a una de las más duras pruebas de su existencia.
Por aquel entonces, era directora del plantel, Ana Krussche, profesora de origen
alemán quien conducía los destinos del colegio con una disciplina más bien cercana
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a los cánones de un cuartel que a un establecimiento educacional. Enterada la
directora de la especial atención que la joven inspectora prestaba a las alumnas de
más escasos recursos, así como de las aficiones literarias de Lucila Godoy, la llamó
a sus terrenos y la increpó a que abandonara tales inclinaciones, que a nada la
conducirían en el futuro. También se debe a Ana Krussche, uno de los documentos
más paradojales de la historia de la enseñanza pública de Chile, en el cual asegura
que Lucila Godoy carecía de toda inteligencia, además de combatir, junto con el
profesorado del liceo, a la joven inspectora hasta hacerla renunciar a su cargo. Una
situación similar, tuvo que aceptar allá en los años de la infancia, en Vicuña, cuando
la maestra y madrina de confirmación, Adelaida Olivares comunicó a la madre de
la niña, doña Petronila Alcayaga, que más valía que la alumna aprendiera un oficio.
porque -según ella- Lucila carecía de todo don para las tareas iiitelectuales.
El Coquimbo de La Serena, diario de filiación radical, era Idirigido en aquel
entonces por Bernardo Ossandón. Ossandón, que además era maiestro, fue un gran
apoyo para la joven preceptora. A él dice Gabriela -hecho basta nte conocido-, se
deben los préstamos de los libros más finos que haya leído en su etapa de
formación, además, y como ya hemos mencionado, gracias i1 sus influencias,
obtuvo Lucila su nombramiento como secretaria inspectora del Ik e o de Niñas de
La Serena, colocación que le permitió atender a sus modestas nexesidades y a las
de su madre.
En una revisión más detallada de estas primeras produccciones, que aquí
publicamos, podemos inferir que nos enfrentamos a una prosa prcjdiga de términos
rebuscados y oscuros de adonde resulta difícil encontrar una id(:a clara y precisa
-si la hay-. Con todo -no debemos olvidar que nos encontramos frente a la creación
de una adolescente sin una formación sistemática-,estos textos dienotan un espíritu
alejado de toda vulgaridad y sin dudarlo, el presagio de un fiituro en la joven
maestra. Sin embargo, ella misma, en el prólogo que preparó pari3 Caravana parda
(1933), de s u coterránea María Isabel Peralta declaró: wen esa ediid que yo escribía
tan escandalosamente mah, descartando de plano toda su creación primera.
Por esta misma época, precisamente en 1908, cuando Lucila cestaba ejerciendo
como directora de la escuela primaria de La Cantera, Carlos S(ito Ayala publica
Literatura coquimbana. En esta obra de carácter antológica, Sotc Ayala dedica un
extenso estudio a la personalidad literaria de Lucila Godoy y (:uya importancia
radica en una carta fechada en 1907, donde la joven maestra dlefine su posición
y modalidad literaria, además de su incondicional culto y pasicón a Vargas Vila,
postura de la cual, años más tarde, reniega, aunque resulta inewitable no ver en
sus primeras obras la influencia del maestro colombiano, qui? le transmitió el
afán por el uso de las palabras raras y por los términos reñidosi -muchas vecescon la sencillez y el buen gusto.
#Hacetres años que publico artículos -no debe olvidarse que Ciabriela comienza
a publicar en 1904- y hace dos que el arte me fue revelado en la pemona de un libro,
de un libro adorable de aquel que es mi maestro y al que profescD una admiración
fanática, un culto ciego, inmenso como todas mis pasiones: Valrgas Vila ...
rla m r a e e i n r l i r urln uu.
rlar IBC n r s I A s . c p n n al a l m a a I y"niin m m ¡ n i A A en
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el mundo maravilloso de ese escritor, y fue un artista, el único artista de corazón qiue
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUÑA
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Fueron éstos, sus primeros artículos, y su carácter algo retraído aquellos
elementos que coadyuvaron a preparar el camino de la crítica adversa y a la
maledicencia, aparte de impedirle el acceso la Escuela Normal de La Serena, que
tanto daño le causaron en esos sus tiempos mozos. No obstante, pese a todo,
todavía le quedaban fuerzas para defenderse: #Me enorgullece el inspirar ataques
y odios; el inspirar desprecio me apenaría. Tengo una coraza que me hace
impasible a todo ataque dirigido por la calumnia y la maldad. -No se debe olvidar
la polémica que se produce en las páginas de La Voz de Elqui, cuando su trabajo
literario es atacado fuertemente por el crítico anónimo Abel Madac-. Mi carácter
es altivo, indomable, inalterable... Para derrotar a los míseros tengo una indiferencia y una energía y un valor inmenso para combatir con los grandes)).
Pero no en todos, la joven maestra encontró la indiferencia. Hubo algunos, que
comprendiendo su valer, la apoyaron y estimularon siempre.
Ya hemos hablado del viejo periodista Ossandón, y su amplia biblioteca a la que
,
. permanente acceso. t n esos anos otra alma caritativa- y generosa
________ __
Luciia tuvo
se
acercó a la joven, se trata de doña Nicolasa Montt de Marambio, vicepresidenta de
la Liga Protectora de Estudiantes Pobres y miembro de la Cooperativa, ambas,
instituciones benéficas de La Serena. En un documento -que debemos a nuestra
colaboradora permanente y funcionaria del Museo Gabriela Mistral, doña Betty
Jorquera-, y que reproducimos en parte. le exmesa a Gabriela su admiración Y la
estimula a continuar con sus escritos#.
Asimismo ofrece a Lucila el apoyo necesario
para satisfacer sus mínimas aspiraciones.
_-1-C--L--l--I
nTengo a la vista su atenta carta fecna ae ayer -se rrara ae una carta
iecriaua ei
1 de septiembre de 1909-que recibí con los libros y hoy me doy el placer de enviarle
otros, aunque tal vez Ud. los sepa de memoria, por lo conocidos.
Agradezco
la franqueza conque me habla; jamás dudé de la belleza de su alma
y de sus sentimientos religiosos; pues sé por experiencia, que a la mujer que escribe
o lee, le dicen «librepensadora*, como que la virtud estuviese reñida con el saber,
con esa expansión del espíritu que llama a comunicarlas al papel. Deje correr su
pluma, estampe sus sentimientos y desprecie la ironía de los ignorantes. Guarde
intacta su fe que es un don precioso, y el cielo velará por SU felicidad. Tan pronto
como me sea posible, hablaré a mi hijo Nicolás sobre sus aspiraciones, y no dudo,
que él buscará los medios de satisfacerla según sus deseos. Sin embargo que él es
muy retraído y tiene pocas amistades, tenemos la mejor voluntad para serle útil si
nos es posible. Avisaré a Ud. tan pronto como pueda comunicarle algo importante».
Esta situación, atípica en las experiencias personales de Gabriela en La Serena,
no la harán cambiar su posición frente a la ciudad. Siempre le profesó una gran
antipatía,por lo demás, para ella era una ciudad fría y sin eco, donde todo lo artístico
cultural pasaba inadvertido y donde ella jamás tuvo un reconocimiento. El propio
Enrique Molina, con razón ha expresado que La Serena era para sus hijos
intelectuales algo así como un vivero. Porque ellos precisaban de otros campos
y otros horizontes para surgir y triunfar en la vida.
Así, en un artículo que años más tarde, publica Gabriela en El Mercurfo, en
homenaje a otro importante serenense, Manuel Magallanes Moure,traza el siguiente
esquema de la ciudad: .Nació Magallanes -Moure- en La Serena, ciudad la más
española del país: rastro guardado íntegro de la colonia dentro de un ambiente no
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poco levítico de gentes pulidas y muelles. Un patio de casa no logra menos tránsito
que las calles de esa ciudad del exacto nombre; el clima perfecto, sin agrura de
invierno ni sofocos de verano, mas la ninguna industria local ha hecho de La Serena
una ciudad en que la criatura no conoce la violencia física ni las otras, sino en unos
ponientes arrebatados que tal vez no turban a nadie, porque tampoco los ven los
serenenses..
Estamos conscientes de los riesgos de incluir estas opiniones -que no son las
nuestras por cierto-, pero así también creemos que las cosas han cambiado, y en
la actualidad, Gabriela no sólo es hija predilecta del valle de Elqui, sino también de
La Serena.
En otro ámbito, pero siempre remitiéndonos a las paginas de El Coguimbo,cabe
destacar que durante la investigación de los trabajos que Gabriela publicó en este
periódico, se detectó, con fecha 18 de marzo de 1884,es decir cinco años antes
del nacimiento de Gabriela, un breve poema de don Jerónimo Godoy V., padre de
la maestra, titulado A la Serena y dedicado a José 1. Rojas. El hecho, resulta
del todo novedoso.,.
Dor tanto no se conocían otros trabaios de don Jerónimo. salvo
los ya bastante difundidos versos que compone cuando nace su hija LUCI
¡la, y
vienen a confirmar el hecho de que entre sus pasiones, también se conta'ba la
poesía.
Al finalizar esta breve introducción debemos agradecer esta nueva C(mtrihaiAAn A n l Miirnn Cahrinla Mictrnl Ara Viriiñn niie
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y...- nm-rnitirh
y - ........ -.,"...
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futuras investigaciones de la primera producción literaria de Gabriela Mistral,
Doniendo al alcance de los estudiosos y del público en general, nuevas fuentes
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SOBRE UN CENTENARIO.
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PeriódicoRadical
La Serena, 1904
Año XXV
Núm OOOC
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EL PERDÓN D E UNA VÍCTIMA
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AÑO xxv
La Serena, 1 1 de agosto de 1904
N* 3951
LECTURA AMENA
EL PERDÓN DE UNA VíCTIMA
Entre el ramaje del bosque, resaltaba entre el verde de las hojas, el albo traje de
una mujer. Sobre el tronco de un árbol estaba sentada, y en su pálida frente
sombreada por oscuros rizos, se veía reflejarse claramente esos pesares que
marchitan el alma para siempre.
Era joven: sus ojos azules semejaban un retazo de cielo, y al parecer se fijaban
en los verdes retoños de los arrayanes.
Mas no era así, la brisa entonando su suave canción, las flores abriendo sus
capullos, el arroyo deslizándose entre la suave alfombra de césped no impresionaban su alma; el susurro de las hojas no llegaba a sus oídos, y el aroma de las flores
que embalsamaba las brisas no deleitaba su mente en aquella tarde.
Era Esther, la pobre loca de la aldea, aquella linda joven que había sido en un
tiempo la alegría de aquella simpática población y el encanto de su hogar, aquel que
se divisaba allá a lo lejos rodeado de árboles y de enredaderas,donde la naturaleza
ostentaba sus bellezas que habrían llenado de ilusiones la mente de un poeta.
Era ella, que semejaba hoy una de esas flores a que en vano los rayos del sol y
las aguas del arroyo quieren darle vida, una de esas flores que ni siquiera se mueven
al soplo de la brisa.
Pobre joven! en su mirada dulce y vaporosa, donde se adivinaba la grandeza de
su alma pura y hermosa como el despertar de un sueño, vagaba una sonrisa
amarga, y su corazón, pobre ave, pobre ave que avanza entre las nieblas de una
noche tenebrosa, sostenía la existencia de uno de esos seres muertos, pero con una
muerte de suplicio que hace de su vida la de un mártir.
Desde aquel día, aquel de su muerte moral, recorría diariamente el bosque
propiedad de su padre, el anciano Juan. Cuando él encaminaba sus pasos al
bosque, en busca de su hija, iba seguro de hallarla recostada en aquel tronco, y
entonces le parecía encontrar semejanza entre ella y esos seres envueltos en el
misterio (las hadas), y la tomaba de la mano con los ojos nublados de lágrimas y
le decía: ((Esther,hija mía, vamos, vuestra madre os aguardan. Y así habían pasado
sus días hasta la tarde en que, como de costumbre, la encontramos en el sitio de
s u predilección.
Lanzó un profundo suspiro, dejó caer pesadamente la cabeza entre sus manos
y después sonrió con esa sonrisa propia de los que sufren de enajenación mental:
de esa sonrisa de niño en la cual puede leerse todo un poema enlutado de lágrimas
y suspiros, de quejas y angustias.
Oyose de repente un ruido como el que produce el paso precipitado de alguien
que atraviesa entre las hojas. Esther levantó los ojos y vio un hombre de mirada
extraviada que, con paso ligero, se abría camino entre las ramas. Ella, como lo
hacía de costumbre,lo miró al mismo tiempo que una carcajada histérica resonaba
en s u garganta. El joven al oírla buscó el sitio donde Esther se hallaba; pero sintió,
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al fijar su miracla en ella, que las fuerzas le faltaban, y cayó exánime en tierra
murmurando: "1Dios mío!»
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Esther seguía recorriendo con la vista su redor; el desconocido, con el rostro
oculto entre las manos lloraba, empapando las mejillas con su llanto. Enderezó sus
ojos a donde la joven estaba; pero vio que ella tenía su mirada fija en él y le pareció
que ésta lo quemaba; le pareció oír su voz, que le maldecía. Sintió al mismo tiempo
en el bosque un ruido misterioso como que los enormes álamos, testigos de esa
escena, se desplomaban sobre él; pero era simplemente el grito de su conciencia
que le repetía sin cesar njAhí tienes tu víctima!#
Y entonces se incorporó; llegó hasta los pies de la joven y allí se arrodilló; sus
labios secos temblaban por la emoción, pero al fin se entreahri-rnn nara
r- hablar
.Y-.-UEsther, ángel del cielo, exclamó con su voz temblorosa, mc5 conoces*.
Ella sonrió nuevamente y el más aterrador silencio siguió zI la pregunta del joven
#Pobredesdichada, continuó con su voz ahogada por las Iágrimas, soy el miserable
a~-i eamaroó
aauel aue te calumnió arroiando sot)re tu honra Dura.
un
__- - -_= - tus
- -- días.
-.- r
.
cmorme horror; soy yo el asesino de tu vida; los remordimientos, royéndome el
<:orazón, me han llevado proscrito por el mundo encontrando a cada paso sólo la
i magen de mi crimen».
UY aquí estoy,
aquí
- .
. . he vuelto siguiendo
. . . la. corriente
. . . de
. mi
. .destino
. maldito,
...
envuelto en la ignominia, arrastrando mi existencia miserabie seiiada con ei sello
del crimen! Oh! Si supieras, Esther, el peso de mi delito, si COInprendieras las horas
de remordimiento, si leyeras en mi alma los rayos negros coIn que llevo escrito en
ella tu nombre puro! Mujer, perdóname, tu perdón es lo úriico que espero en el
mundo antes de morir; fui criminal, perdóname os lo ruego; 1mira que la muerte se
acerca con paso presuroso, y meresta [sic] muy poco antes que me ahogue entre
sus brazos. Esther! Yo sé que mi crimen, mi calumnia te hizo iiifeliz, yo sé que desde
entonces estás muerta en vida, pero cree que aún en mis sueños no he encontrado
reposo:créeme que al atravesar los montes y los árboles éstc,s me ha parecido que
me hablan y queme llaman jasesino! El pande mis días ha sido muy amargo, más
que el tuyo porque ha sido devorado en mis horas de atroz angustia!!*
Tomó aliento y entonces, juntando sus manos en un momento de desesperación, gritó loco en medio de su martirio:
-jVuelve en ti, Esther, dame tu perdón, mira que voy a morir, yo te lo pido en el
nombre del cielo!!
UY.._.Wl.
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.
......
empapar sus mejillas pálidas, como de una muerta.
El continuó:
-¿Recuerdas quién soy?
- 3-Recuerdas que te calumnié! de la manera más
miserable? Lo recuerdas?
-Sí... murmuró ellaI dulcemente, tú eres Gabriel y te perdono, que el cielo te
perdnne tambiCn!
exrlamíl al ioven v dirioiéndose a
- ella
-- Drosiauió:
r----sI:os labios que te imploran, éstos que debieron
quemarse ai prorerir una calumnia ruin, tremenda, ya mañisina estarán yertos.
-Sí... volvió a decir ella, te perdono pobre hijo del crime:n, vete, y vive con la
vida que me arrebataste
----y.-..----
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Pero al terminar Esther vio que Gabriel había rodado sobre la yerba y que no se
movía, se acercó a él y lo miró; pero horror! Ya era cadáver!
Esperaba el perdón de su víctima y había muerto!!!
Entre los cipreses del cementerio de la aldea una cruz blanca se ve: arrodillada
en esa tumba está una mujer.
Es la tumba de Gabriel; la mujer es Esther, la pobre loca, vuelta a la razón, allí
está orando por aquel que amargó sus días con la más enorme de las calumnias ...
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ANO xxv
La Serena, 30 de agosto de 1904
NQ 3959
LA MUERTE DEL POETA
wEl hombre es un árbol
al que falta la
savia antes de
hallarse en flor,su
destino no se cumple
nunca sino al lado de
la desgracian.
VíCTOR HUGO
Edith se sorprendió al ver tendido sobre la yerba a aquel hermoso joven, detuvo
su paso y al fijar su mirada en el rostro de éste vio la intensa amargura que en él se
retrataba, amargura unida a la dulzura que caracteriza a los mártires, a los que
sufren. Él la miró también, su mirada era serena. Al ver la sorpresa de la joven, le
dijo con voz dulce y temblorosa:
-¿Os he causado miedo, linda joven?
El rubor coloreó las mejillas de Edith; en aquel momento de hermosa llegó a
seductora, una leve sonrisa que manifestaba su turbación acompañó a sus frases.
Sí ...nunca había encontrado en estos caminos a ningún desconocido.
-Perdonadme entonces, replicó el joven, mi destino me ha traído desde lejos
países a buscar mi tumba en medio de estos campos que no me arrojarán de sus
dominios como aquel mundo cruel que me ha arrojado de su seno.
Edith tembló. Parecíale que era presa de un sueño, encontraba un desconocido
lleno de vida que le decía que buscaba su tumba.
(Esi tará loco?
Heberto comprendió lo que piasbaba en ella y se apresuró a int errumpir sus
pensannientos.
_.__
If>.!--.....- .--No remais,
le aijo, soy un poeta que vengo a morir lejos de mi suelo natal
después de haber visto marchitarse mis ilusiones, nublarse el cielo de mi dicha.
S u voz ya no temblaba, ya el cielo le enviaba lo que quería: un ser que escuchara
sus palabras y que orase junto a su cadáver cuando muriera, y veía ante él un ángel
que como una aparición se le presentaba en aquellos momentos supremos en que
todos le abandonaban.
-Puedo serviros en algo, preguntó la joven, decidme que sentís, porqué creéis
que váis a morir?
-Porque el sol de mi vida se pierde en el ocaso, porque sus rayos me niegan su
luz y me veo rodeado de nieblas, porque mi hado fatal me ha traído hasta aquí y he
oído que me dice:
MMorirás donde ningún ser amigo derrame una lágrima por ti; eres poeta y tu
destino fue cantar para llorar eternamentew.
Edith se enterneció; las palabras del poeta llegaban hasta su alma y mientras él
hablaba con calma, ella sentía estremecerse su corazón por el pesar.
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1-
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-No amigo mío, le interrumpió, esas lágrimas que tus amigos no derramarán por
ti las verteré yo, en mis plegarias rogaré por ti porque veo que eres noble y sufres.
-Gracias ¡Dios mío! murmuró él y dirigiéndose a ella le djo:
-Veo en ti un ángel en vez de mujer, tú eres pura y hermosa como el reflejo de
la reina de la noche, joh! Cómo hubieses iluminado mi sendero si mi destino no me
hubiese hecho infeliz! Quiero confiarte el secreto de mi vida, que habría muerto
conmigo si el cielo no te hubiera puesto en el término de mi camino; escúchame,
me consolarás siquiera después de saber lo que he sufrido y tus palabras
dulcificarán mis pesares bajo cuyo peso voy a morir; ellas, las únicas que en mi vida
reciba me acompañarán al sepulcro y como son nacidas de un alma pura caerán
en mi alma como un rocío celestial.
-Sí;continuó Edith, cuéntame el motivo de tus sufrimientos, yo seré tu amiga,
arrancaré las flores que tapizan mi sendero y cubriré con ellas el tuyo así serás feliz...
Pero Heberto sonrió. La generosidad de Edith le hubiera hecho dichoso, pero era
tarde, muy tarde, el rocío de la mañana jamás vuelve a la vida a las flores secas,
el corazón muere para no vivir más, la cuerda de la dicha se rompe para jamás
vibrar:
-*Fui poeta, comenzó Heberto, desde niño sentí nacer en mi alma la santa
inspiración que hace cantar a todo lo sublime y noble, mis ensueños, más hermosos
que el color de los pétalos de las rosas, vagaron por el mundo en busca de un ideal
creyendo que aquel no encerraba tanta perfidia. Mi alma joven empezó a vivir con
una vida que fascinaba y entonces ipobre incauto de mí! me creí en el colmo de la
felicidad. Corrí loco por el mundo, mis sueños color de púrpura, mis ilusiones
risueñas y mis delirios queridos guardados en el corazón; la vida me pareció un
sueño que se deslizó en mi mente suave como se desliza en el espacio la luna. Mis
versos fueron coronados por el laurel del triunfo y me vi rodeado de gloria. jlnfeliz
insensato, el fantasma del engaño me ocultó entre sus brazos y allí ¡Dios mío!
Desperté de aquel sueño y me encontré ihorror! Solo en el mundo! Quise volver a
la vida que había adorado, miré hacia atrás, y sólo vi tinieblas, busqué los ideales
de mi vida y en su lugar vi los espectros del desengaño que se burlaban de mí;
busqué mis ilusiones, pero se habían ido a habitar en el corazón de otro incauto, y
entonces indignado por tanta ignominia, fui a buscar mi lira para llorar mi sin igual
dolor y jcielo santo! ya ella no vibraba, estaba rota!n
HYdesde entonces huí desde allá, de mi hogar, a ocultar mi fe burlada en un
rincón del mundo, a descansar bajo un sepulcro sin pensar que tal vez ni esto
tendría...Pero ahora, al contemplar las flores que alzan sus cálices a mi alrededor
regadas por el rocío, me he consolado, y he pensado que ella, cuando la brisa azote
sus corolas entonarán una fúnebre canción a mi memoria y las gotas de rocío serán
las lágrimas que bañen mi rostron.
HPero antes de morir, una aparición celestial se ha cruzado en mi camino y ella
me dará un sepulcro, a los pies de un ciprés y allí orará por aquel poeta moribundo
que le confió los secretos de su vidan.
-No será así? preguntó a Edith con los ojos bañados de lágrimas. Pero al mirarla
vio que ella también lloraba, vio que sus lágrimas caían unas tras otras resbalando
por sus mejillas sonrosadas y entonces sin tener aún respuesta de ella, la volvió a
interrogar:
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-Sufrespor mí, lloras porque ves que voy a morir? y como si a su mente acudiera
un recuerdo continuó ¿ángel hermoso dime cómo os llamáis?
-Me llamo Edith y te pido, por lomás sagrado que tengas en el mundo, que trates
de vivir, que alejes los pesares de tu alma porque ellos también hieren mi corazón.
-Y dime tú ¿cómo te 112imas?
-Yo me llamo Heberto.
-Heberto, prosiguió ellc1, mira qué hermoso está el prado cubierto de césped y
dando realce a su hermosura las rosas y losjuncos que se mecen blandamente, mira
.- J--l!--_ _ II ---- I---*- 1-- -..-L--- 1 - 1 , .-las nubes juguetonas que se
uesiiLari y iieyari riaxa iaa uuriiuies ut:103riiuri~ea,
criu
te inspira amor? No ves que el sol que, hundiéndose allá entre los picos de las
montañas, se despide de estos campos y de ti también. Heberto vive, eres muy
joven aún, tú que has sido soñador, poeta, no dejes que la pena te consuma, yo
iluminaré tu sendero y si te falta vida también te la daré, olvida el pasado y
despreciando ese mundo bullicioso lleno de infamia y de alevosía, vivirás aquí
olvidado de todos, pero feliz.
-Edith,dijo él,quisiera haberos conocido dos años antes, mi vida habría tomado
otro rumbo y yo otro camino; todo lo encuentro engañoso y vil menos tú; me
pareces un ángel que has venido a alumbrarme en la oscuridad de la noche de la
fatalidad y de la desgracia, quisiera vivir, pero es imposible es demasiado tarde, no
me inspiran esas nubes porque me recuerdan a mis ilusiones fugitivas que como
ellas se alejan, dejándome solo sin más ambición que el sepulcro.
No me inspira el rey de los astros porque mi existencia se hunde como él hasta
IIlegar al ocaso de la vida. -Este es mi triste fin hoy sólo me inspiras tú porque
Emcierras todo lo que puede llamarse sublime, eres pur’a como el color de la
.-..---- iiciiiiuaa
L
.
.
.
.
.
.
-..-AAeA:-e
aLuLeiia,
LuIIIu uiia v11yc;11, p c I w 11u pucuw
u=;uiLdrte
mis cantos, porque
sólo el llanto engendra mi alma. Voy a morir, Edith, sólo un favor te pido y es que
e n mi tumba plantes las flores inmortales del recuerdo y las riegues con tus puras
lágrimas y después rezarás por mí, y ten seguro que aun muerto, mis oídos
acogerán tus palabras y mis labios tu llar)ton.
No maldigo al mundo que me engaiñó, la maldición sólo es propia de los
miserables y no cabe en los labios del POleta.
Cerró losojos, inclinó la cabeza, sintió un estremecimiento, pero hizo un esfuerzo
v habló: nEdith. vov a morir. acomtiáíiame hasta mis Últimos momentos.
sumemo
_ _r NHeberto, gritó ella, presa de un dolor infenso, despídete de mí; quiero que me
cantes; no me lo niegues».
Sí, balbuceó él,te cantaré y mi vida se irá con las notas de mi canción y con voz
ahogada cantó:
-..-La-
..e-
_.....-.A
-iI
I
..:..-a-
_....A
-..
”
Voy a morir, mi corazón marchito,
No puede ni cantar sus amarguras;
Y entre las sombras de una noche oscura
Se pierde del dolor mi agudo grito.
iAdiós ingratas ilusiones mías,
Dulces ensueños que forjó mi mente:
El destino me arrastra con su corriente
Hasta ocultarme bajo la losa fría!
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Y no puede continuar, las fuerzas le faltaron, miró por última vez a Edith y
murmuró con voz apenas perceptible MNOolvidéis, orad por este desgraciado y
dadle una tumba.»
Allá a lo lejos entre los rosales del campo un ángel está orando, su túnica es
blanca como la nieve.
Es el ángel protector de los poetas, de los soñadores.
Al hundirse el Sol en el ocaso, Edith junto con él se arrodillan en aquel sitio donde
yacen los restos de aquel poeta desgraciado que se llamaba Heriberto...
iY allí brotan las flores más hermosas que tributan homenaje a aquel que les dio
sus cantos y las brisas entonan una fúnebre canción a su memoria!!!
LUCILA GODOY A.
La Serena, agosto 30 de 1904.
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La Serena, 24 de septiembre de 1904
AÑOxxv
NQ 3969
LECTURA AMENA
LAS LÁGRIMAS DE LA HUÉRFANA
La noche empezaba a cubrir la tierra con sus tinieblas. Cerca de la alameda del
parque se oyó un sollozo cuyo eco se esparció entre los árboles. Reinaba un silencio
sepulcral turbado sólo por el ruido del viento que silbaba al pasar por el bosque y
el graznido que el agua producía al caer entre las hojas.
oao uorrnia...ia
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~---r..-rriavia ~ e i i a2-u u
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, dve naoia ouscauo rerugio en
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su nido, el cielo parecía de plomo y aquellos sitios presentaban en esos momentos
un aspecto aterrador.
Entre la oscuridad distinguíase bajo el follaje de los árboles la silueta de una
mujer arrodillada. Estaba envuelta en un negro manto y se percibía apenas la
oración que rezaba mientras sus manos se elevaban al cielo pidiendo quizás
clemencia a aquel que hace huir las tempestades de la tierra y del espíritu.
Al recitar su plegaria las frases se ahogaban por el llanto que a raudales brotaba
de sus ojos. Era aquel llanto amargo que se vierte cuando la amargura exprime el
corazón, aquel compañero íntimo de los desgraciados, que, más puro aún que el
rocío que vive en el cáliz de las flores, riega sin cesar el camino de la vida haciendo
brotar las flores inmortales de la virtud.
Aquella misteriosa huésped de esos desolados sitios, protegida por el ramaje
que en algo la preservaba de la lluvia, se estremecía al más leve ruido, levantaba
sus ojos, miraba sobresaltada a su rededor para volver a doblar la cabeza agobiada
por el peso del dolor.
La infeliz veía vagar ante sí horribles fantasmas que se acercaban a ella en actitud
amenazante. Sentía horribles carcajadas a su rededor, y los árboles cuyas figuras
se destacaban junto a ella, le parecía que eran testigos de su dolor, y la lluvia seguía
rairenrln
inrecantemente
”..-- ...
----...-...-....-.n--e Ins
.-- mnntec
...-..---verinnc
- --...-- enormes torrentes bajaban
produciendo un ruido atronador, y Consuelo al oírlo gritaba desesperada: ¡Madre
mía, salvadme!
En su mente, las ideas en tropel desordenado sin 1poder coordinarse, sostenían
una lucha terrible que también empezaba en su coraziin. Las sombras de esa noche
eran aún más claras que las que cubrían su alma, la IIiuvia al rodar por las hojas, no
---J..-!-1 - C - - L Jll--*-1 ---l-..
--- ^..^ -:r1
proaucia ei erecto ue s u iiaiiiu al iuuai pui sus iiiejillas. Era joven y hermosa, el
negro de sus ojos resaltaba en la palidez de su rostro, su cabellera de ébano caía
graciosamente sobre los pliegues de su manto, sus labios contraídos por la emoción
eran rojos como la flor del granado.
Vestía de luto, y su traje empezaba a empaparse, y el hielo de la noche hacía
estremecer de frío sus miembros. Prorrumpía en continuos sollozos que nadie
escuchaba, sólo la noche, esa eterna protectora de los que sufren en silencio
envolviendo su llanto entre los misterios.
¿Qué hacer? Dijo de repente, estoy cansada la cabaña de aquella mujer que
conocía hoy dista mucho de aquí y la lluvia me mojaría completamente.
W U J
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Y hace un día ¡Dios mío! Que no pruebo alimento, un día durante el cual he
deseado devorar un pan!
Madre mía! porqué me dejaste aquí luchando con un mundo que os hizo su
víctima y en cuya lucha voy a morir. No tengo un hogar bajo cuya sombra reposar,
no tengo un ser amigo que me sirva de amparo; estoy sola y huérfana en el mundo.
Yo quiero morir, porque la muerte es la única esperanza de los desgraciados; morir,
porque la vida se me presenta bajo un aspecto horroroso; quiero morir y llegar
adonde está mi madre y contarle mis angustias.
Primero la muerte que la deshonra,os dije en aquellos instantes supremos en que
te despediste de mí, madre mía, y así lo haré, os lojuro; moriré envuelta en la miseria
que me rodea, pero jamás el crimen cabrá en mi pecho. Hogar, hogar adorado que
me viste nacer, me arrojaron de tu seno y errante voy por el mundo sin más consuelo
que mi infortunio.
Suelo natal, donde junto a mi madre se deslizó mi vida dulce y hermosa, jamás
volveré a ti, huérfana y sola seguiré caminando hasta que, cumplido mi destino,
halle en la tumba el final de mis pesares.
¡Dios mío! Ilumina mi mente y tras las sombras del dolor que me mata,
alumbradme con la luz de la razón!!
Reflexionó un instante, y tomando una resolución, se puso en marcha.
En la puerta del Teatro de la ciudad de...arrebujada en su manto está una mujer:
aguarda la salida de la ópera para pedir limosna. Es la pobre huérfana Consuelo
extenuada por el frío, yertos sus miembros, sólo la alienta la esperanza. Enorme
concurrencia ha asistido a la ópera aquella noche. Entre confusos grupos de
aristocráticas damas y magnates, una mano descarnada se levanta implorando
caridad; se acerca una elegante dama, y Consuelo le dice: soy huérfana y os pido
una limosna en el nombre del cielo.*
La dama se detuvo, levantó el manto que caía sobre la cabeza de la mendiga,
su belleza la deslumbró, pero una funesta y odiosa idea ofuscó su mente y
alejándose dijo: HEres bella y joven, no es de dudarlo...Adiós! Terminó sonriendo.
Un grito de desesperación salió de los labios de Consuelo, todo el tumulto
desapareció y el reloj de la iglesia dio 12 campanadas: el silencio más profundo
quedó.
Turbada por un terrible sueño, la dama no pudo dormir aquella noche, veía ante
sí a la pobre huérfana que la maldecía y expiraba en una triste agonía. Apenas el
alba anunció el día, abandonó el suntuoso palacio que le servía de morada y se
encaminó hasta llegar a la ancha y poblada calle del Teatro de la Opera.
Una enorme capa de nieve cubría el suelo. Con paso ligero la dama llegó hasta
la puerta en donde Consuelo había implorado caridad; medio oculto por la nieve el
cadáver de la infortunada huérfana yacía en aquel sitio; levantó el manto que aún
la cubría y vio el damacrado rostro de la mendiga que, loca de desesperación y
muerta de frío, le había pedido ahogada en llanto una limosna.
Sin poder andar, la sorprendió la nevada que le sirvió de sepulcro y por eso la
altiva y orgullosa señora, vio en sus sueños, ese fantasma que la maldecía.
Cuentan las tradiciones que, al dar el reloj de la iglesia vecina las 12 de la noche,
una mujer cubierta con un manto solloza a la salida del Teatro, y el eco de una
maldición turba el silencio de la noche. Se dice que ese fantasma es Consuelo que
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viene a recoger las lágrimas Últimas de su vida que vertió allí al implorar la caridad.
Y las lágrimas de la pobre huérfana, que descansa al lado de su madre, se elevan
desde esta mísera tierra y claman venganza, mientras que los dardos del remordimiento hieren el alma de la déspota señora aue creyó ver una ruin muier en la infeliz
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AMO
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La Serena, 24 de septiembre de 1904
NQ 3969
IN MEMORIAN
(En la tumba de la que fue señora María V. v. de Barraza)
La cruel e inexorable Parca ha cortado el hilo de una existencia querida, dejando
anegado en llanto y enlutado por el duelo el hogar en donde fue cariñosa madre y
digna señora.
Nada hacía presagiar la terrible desgracia que cernía sus negras alas allí donde
la paz y la alegría reinaban. Ha muerto; ha llegado el término fatal; bajo los cipreses
del cementerio duerme el eterno sueño, que abre a los seres las puertas de la
eternidad!
Fue una madre tierna y bondadosa, que guió por el mundo el paso de sus hijas,
que no encuentran consuelo a su dolor; fue de aquellos seres que llevan la sonrisa
en los labios al atravesar la senda cubierta de abrojos de la vida (Quién no la
conoció que hoy no lamente su muerte? Ha muerto como muere el Sol en el ocaso,
iluminando, al hundirse, con sus rayos las nevadas cumbres de los montes.
Qué triste es atravesar el mundo como una nube cruza en el cielo azul, y
desaparecer,allá a lo lejos, después de haber bañado con su lluvia los cálices de
las flores! Caminar por el mundo apartando las espinas que cubren su camino y caer
en una tumba herida por el rayo de la muerte!
Todo es mezquino y miserable ante ella. ¡Quién no se prosterna ante un féretro
que encierra los restos de un ser ‘querido, que ya no tiene vida!
La muerte, que es la única verdad que el mundo guarda en sí, arrebata los seres
cuya existencia es tan preciosa en la tierra y los lleva a habitar a esas regiones
desconocidas que cubre el denso velo del misterio! Hay desgracias que se
presienten y esperan con la resignación en el alma, pero ante una inesperada y
rápida no hay alma que no sucumba, ni corazón que no se rinda.
Ya ha muerto ... ha desaparecido del escenario de la vida, pero su recuerdo
jamás morirá: será como una antorcha que alumbre por el mundo el paso de sus
hijas, como el faro de salvación que ilumine las borrascas de este mar tempestuoso,
como una suave y pura esencia que al aspirarla cicatrice la herida que el dolor ha
dejado en el corazón. Ya, en la mañana, su nombre sólo acudirá a los labios de los
mortales para dedicar una plegaria a su memoria: pasó como pasan las brisas en
un día de verano, dejando en la frente de todos un beso fresco y puro.
Duerma en paz, su recuerdo sagrado guardado en el corazón de quienes la
conocieron: nada perturbará el silencio allá, en la losa fría que oculta sus restos; sólo
el eco triste de las quejas y gemidos de los que vayan a bañarla con sus lágrimas.
LUClLA GODOY A.
La Serena, 22 de septiembre de 1904
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La Serena, 25 de octubre de 1904
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NQ 398;2-
LECTURA AMENA
EN LA SIESTA DE GRACIELA
Dejadla así que hermosa se está mostrando
Allí su frente pálida y sombría,
D - >- -1 - 1 L - --= -1 _.
.- --&L ..-1
D ~ J Oei aiuw paria1 que e3ca veia~iuu
S u tranquilo dormir del mediodía!
Cuán dulce y pura es la sonrisa leve
Que entreabre esos labios sonrosados,
Con qué gracia en su sien comp la nieve
Caen sus rizos bellos y dorados!
El fresco aliento de su boca amada,
Mil veces lo he aspirado como anhelo,
Porque llega hasta mi alma desolada
Y de ella ahuyente la amargura, el duelo.
¡Edad feliz, cuyos recuerdos santos
se evocan y el pesar luego lo calman,
Y consuelan después en el quebranto
Cuando el dolor ha marchitado el alma!
¿Quién ver podrá allá en su hermosa frente
El porvenir que a su destino espera?
¿Quién sabrá los mil sueños de su mente
Cuando sonríe dulce y hechicera?
¡Misterios y caprichos del destino,
quien comprendiera vuestro oculto arcano!
¿Por qué hoy sembráis la dicha en el camino
Y mañana el Desar nos dáis tirano?
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AÑOxxv
La Serena, 1 de noviembre de 1904
NQ 3895
EN U CAMPO SANTO
Din, dan, don: se oye el eco de las campanas tocando a muerto. ¡Cuán lúgubres
son sus gemidos en este día .....!
Helada como la losa funeraria es la brisa que pasa por el follaje de los cipreses
del cementerio; ardientes y argentados los rayos del Rey del Día que alumbran las
losas de las tumbas, mostrando el nombre de aquellos cuyos restos ocultan. Un
silencio aterrador y profundo reina allí donde las aves no entonan sus trinos y donde
todo tiene el aspecto lúgubre y sombrío de la muerte que allí cierne sus alas y cuyos
espectros horribles vagan en él sin cesar reflejando su imagen fatídica en todos los
espíritus.
Como tiene la fiera s u oculta y solitaria guarida, adonde lleva sus víctimas, la
muerte, ese monstruo cuyo nombre sólo aterra, tiene en el campo santo el lugar
apartado en donde yacen sus víctimas humanas .....
Lejos del mundo se halla para que el silencio, el eterno compañero de la muerte,
lo custodie; apartado de todo para que el recuerdo de ella no turbe nuestra
imaginación, para que el olvido, ese hijo adulterado de la ingratitud, vele el sueño
de todos los que en él duermen.
¿Por qué el alma se entristece cuando estamos en un cementerio? ¿Por qué el
corazón se sobresalta y por la mente cruzan horribles ideas?
Porque la muerte contagia nuestro ser, y el pensamiento se fija en ella
haciéndonos estremecer. Así como en las límpidas aguas de un lago cristalino se
destaca la figura del bote pescador, así en el campo santo se refleja la sombra de
la muerte, y como el viento encrespa las aguas, así su recuerdo conmueve y agita
el corazón!!
Se oye un ruido sordo, y a lo lejos se ve un inmenso gentío. Son los visitantes
que vienen al cementerio porque es el día de los muertos.
El eco apenas percibido de una oración se oye; y poco a poco se acerca hasta
que se abren las puertas del cementerio y todos penetran en él. Llegan hasta las
tumbas y se arrodillan; dolorosos gemidos se arrancan del pecho escapándose por
los labios en donde se confunden con las preces que recitan. El astro rey alumbra
claramente con su luz bienhechora el cuadro, triste y hermoso a la par, que presenta
aquel lugar donde se encierra toda la historia de la humanidad!!
Allí están jóvenes, ancianos y niños con sus pálidas frentes inclinadas y con los
rostros surcados de llanto. Han venido a dejar en las tumbas de sus deudos dos
homenajes de recuerdo: las blancas flores de las coronas que allí van a marchitar
sus pétalos y el puro llanto que un doloroso recuerdo les ha arrancado.
Allí está la viuda llorando al amante esposo, la huérfana a la adorada madre, la
joven al hermano o al amigo, ioh! Si el llanto tuviera e! mágico poder de hacer revivir,
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cómo abandonarán los muertos el oscuro ataúd que los encierra!!
Los seres vivientes reunidos allí oran sobre la losa que guarda los restos del que
pasó por el escenario de la vida, del que fue personaje de ese drama misterioso que
se llama la existencia y que termina allí su fatal desenlace en los cipreses del
cementerio ..'.en donde se ve grabada con letras de fuego que nada extingue aquella
palabra tenebrosa que encierra todo el triste poema de la vida humana: jmuerte!
Pero allá, en un rincón del.cementerio, se divisa una losa en la que nadie ha
depositado una flor,ni derramado una lágrima. Debe ser la tumba de alguno de esos
seres que se llaman desamparados, y que cruzan en las sombras de la muerte tan
solos como en la áspera senda de sus tristes vidas: Porque la humanidad, todo
avaricia e interés mezquino, sólo llora cuando sus lágrimas son compradas por el
Dios oro!!
Por eso las secas hojas de los cipreses caen allí, demostrando en el verde oscuro
de que visten, la orfandad y el olvido cuyos'horribles fantasmas velan la fosa
solitaria.
Ya las tinieblas de la noche empiezan a oscurecerlo todo. Uno a uno los tristes
visitantes del cementerio se alejan de él y queda solo como antes resaltando en la
oscuridad el blanco de las losas de los fríos sepulcros.
Todo duerme en paz; ya expira ese día triste y lúgubre, el 1 * de noviembre; el
Último son de la campana se escucha, mientras las brisas nocturnas gimen al pasar
por los árboles en la mansión de los muertos ....
Seguid allí descansando, vosotros que pasasteis por el mundo, que fuisteis
viajeros de la vida; seguid allí duimiendo donde esperan las fosas con su horrible
boca, un nuevo cuerpo inerte, un nuevo ser sin vida! Pasen así los años, los viejos
cipreses sigan cubriéndonos con sus sombras aterradoras, y vosotros seguid allí en
el silencio profundo, contemplando el placer mentido y vano del bullicioso mundo
que os olvida, y de cuyos goces se burla la muerte, cuya sarcástica carcajada,hace
estremecer desde el monte hasta el valle, desde la ciudad'hasta la aldea!!
LUClLA GODOY A.
La Serena, noviembre 1"de 1904
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ANO xxv
La Serena, 17 de diciembre de 1904
NQ 4005
LECTURA AMENA
AMOR MPOSIBLE
«Esimposible, murmuraba Exequiel: ella pura como los ensueños de una virgen,
_ _ . _ _ _ - _ -__-_.
. norrime, un aeiito tan
.
es
incapaz ae comexer un- crimen
tan
norrenao, cuyo
pensamiento sólo me hace estremecen.
Aquel hombre, de mirada dulce y dolorosa, había recibido un golpe tremendo
en la fibra más delicada de su corazón de esposo amante; sólo unas cuantas frases
escritas por una infame mujer, habían bastado para abrir un abismo entre él y la
pobre Lidia, su joven y candorosa esposa.
En una mano estrujaba aquel papel maldito, que ese día había recibido; tenía ahí
sobre la mesa en que se apoyaba el arma que él quería le arrancara la vida, dejando
así la desolación y el llanto en el tranquilo hogar, testigo de la dicha no perturbada
de que disfrutara aquel matrimonio.
Si Exequiel, el hombre desesperado, hablaba solo como lo hiciera un idiota, era
porque la paz de su espíritu y su felicidad había sido destruida en pocas horas por
una terrible carta
delación, escrita I:
rado esposo arruc
.Mi buen Ekequisi. r c i u u i i a i i i s quc i u i i i p a ci 1at.u uc Laiiiiu quc LC uiic a JU
esposa. Sólo por mí puedes saber esta verdad tan amarga; pero que es forzoso que
no la ignores, para que así castigues a la ruin culpable que se burla de tu buena fe.
Hasta hoy has creído a Lidia una santa mujer; ignorante de su falta sólo has sido
un esposo modelo; pero ella, indigna de un hombre igual, ha manchado tu honra
y ha profanado la felicidad del matrimonio violando así el juramento hecho ante
Dios. Increíble parecerá todo lo que has leído, pero ¿qué sino el deseo de que no
estés ignorante 1puede guiarme al hacer esta declaración?
Yo,durante eI tiempo que he vivido en tu casa he profesado a Lidia un cariño de
:
---..-:-A..&#.l+-AA
-1
c,,,
Ahermana., <v él eb c-11 uuc IIIC-.m.A.IIIUULC
a Luiiiuiiicaiwziu CUUU, LUIIIU CI U I I I L U i a i u uc
salvación para ella.
En el jardín tienen lugar las citas de Lidia con tu indigno rival, que es un apuesto
joven extranjero que ha empleado para engañarla sus mejores armas: la astucia y
la perfidia.
Ahora pues, Exequiel, que todo lo sabes, puedes determinar el castiigo que
corresponde al crimen enorme de la esposa infiel; sólo te ruego guardes el secreto
A- taba ---CA--A1- Aae.-axh-=e
1 :A:T..
D-dn
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LuiiiiuciiCiia y iiu D c iu u c a L u u i a a a u u i a . - i u aiiiiya aiiiLcia- i,ciqJelH
Ahora bien ¿tenía razón el pobre hombre para estar medio loco con semejante
denuncia? Él,cuyo amor por Lidia rayaba en adoración, había recibido aquel golpe
recio
como
una bala aue le atravesara el corazón. Todo terminaba Dara su
__
iiqfortunada existencia desde aquel momento; la vida le parecía mezquina !ir
dletestable; ella había sido su ángel de consuelo y ahora después de descubierta si1
dleshonra, sólo le restaba morir.
3-
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30
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¿Quién era la autora de aquella carta maldita?
Era Raquel, la amiga inseparable de Lidia, la que, criada al lado de ella cuando
niña, la acompañaba aún, después de su matrimonio con el honrado y amante
Exequiel.
¿Podría entonces desconfiarse de la veracidad de las palabras de ella que amaba
a Lidia, y deseaba sólo su dicha? Abierta ya la enorme barrera que separaba el
término fatal; después de la comedia horrible estaba el desenlace, así al menos lo
esperaba aquella mujer causante de todo aquello.
El pálido rostro de Exequiel estaba surcado de llanto ipobre hombre! La muerte
le habría sido menos amarga que esos instantes de atormentadora duda y terrible
ansiedad.
-!Dios mío! Exclamó de repente con los ojos fijos en el suelo, ¿por qué
atormentas las horas de mi vida de esta manera?
Lidia! Yo he sido para ti el esclavo de tus caprichos, yo que a costa de mi propia
existencia te diera la dicha ¿por qué me has correspondido así? Convencido de la
aterradora realidad, se me presenta un porvenir oscuro y sombrío; tú eras mi
esperanza, mi idolatría, mi divinidad, y al perderte la muerte calmará mi angustia.
Sí, voy a morir dentro de pocos instantes, voy a morir sin que tus labios se posen
por vez Última en mi frente, porque el beso de ellos está maldito y manchado por
el crimen!! Voy a morir sin que mi agonía sea calmada por tus tiernas frases porque
con ellas no se ha de deleitar el marido fiel de la infame traidora. Ah! Cómo te
guardaba a la esencia de un amor sublime e ideal en el santuario del corazón, y ella
ha sido cambiarla súbitamente por el veneno de un rencor eterno que no arrancará
la muerte en la que voy a buscar un alivio.
Yo que te adoré con un amor loco e insensato, te odio ahora con un odio
sobrenatural; pero como voy a morir, espero allá en las regiones de lo ignorado
donde te preguntaré, pérfida esposa, mujer sin corazón, qué has hecho de mi fe y
de mi vida? Gruesas gotas de sudor brotaban de la frente de aquel infeliz. Había en
su rostro al hablar, así un conjunto de amor y de odio, de dulzura y de angustia: era
el cruel desengaiio recibido que le roía el corazón, profundizando en él una enorme
herida que reflejaban el triste mirar de sus ojos y la amarga contracción de sus
labios.
Todas sus ideas se resumían en lo mismo, en la conducta de su mujer, cuya
indignidad comparaba con la ternura con que él había sabido amarla. Entonces no
vio un consuelo ni una sola esperanza; pensó sólo en morir y abandonar a la infame
causante de su desventura con cuya idea se había encerrado en aquel aposento
donde pensaba poner fin a sus días. Iba a ser suicida; pero esto le parecía menos
que la vergüenza de adorar a una mujer que así había correspondido a su amor.
-Moriré, dijo entonces levantando la cabeza, moriré, le dejaré escrita una carta;
y el peor castigo a su ruindad serán los atroces remordimientos que vivan en su
menguada conciencia, si es que aún conserve un algo de ella. Podrá entregarse a
su crimen odioso después que muera,pero ya entonces no llegará hasta la deshonra
de ella. Entonces cogió con un movimiento autómata el arma que iba arrancarle la
vida, la arregló cuidadosamente después de lo cual lanzó un hondo suspiro. Infeliz!
Pensaba en aquellos instantes supremos en Lidia, su adorada mujer y la idea que
al principio cruzara por su mente volvió a animarle.
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Y fue como un faro en una noche de tempe!stad, como un soplo de brisa en un
día de verano...
Si fuera inocente, dijo entonces, si a pesar d€! todo me hubieran engañado!
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L 1 1 a u u c i IIIuLaInF; ulia uuciLa U ~ c
y por ella penetro una mujer
joven y hermosa, que anegada en llanto se arrojÓ en los brazos de ExequieLEra
Lidia, ia esposa infiel!!!
_ - _ --!2-I
_-__-Esposo
rnio,g- AmLu , ri u e ~ aue
SI, ai ver ei arma criminal, (qué vas a hacer, o es
que has creído aquella calumnia?
Y entonces el hombre desesperado al ver la dulzura del rostro de Lidia y su llanto
todo lo olvidó. Pensó sólo en su inocencia y en su dicha.
-Mira, continuó ésta, Raquel ha muerto envenenada, la infeliz se ha suicidado no
pudiendo resistir el grito de su conciencia que le decía: Tú has calumniado a tu
amiga inocente.
Entre los estertores de la agonía me lo ha constatado,me ha confesado el secreto
>a.
que guardaba en su corazón y que la mataba.
Ella te amaba desde antes que fueras mii esposo, nuestro matrimonio fue .para
.
.
.. .
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ella una muerte moral que mató las esperanzas que abrigaba su intenso e ideal
amor; entonces sólo vi0 una solución para ella, el que yo muriera. Ella que me
amaba como una hermana, llegó hasta ser infame, calumniadora y acusarme
villanamente a ti. Comprendió demasiado que tú para castigarme me matarías;
pobre amiga mía, de que manera se labró su desgracia! Cuando hubo comprendido
todo el peso de su delito, se desesperó y resolvió matarse y se envenenó.
Pobre Raquel, perdónala Exequiel, mira que fue una desgraciada siendo testigo
de nuestra dicha; ella era buena, su amor la trastornó hasta hacerla criminal.
Era, Lidia la mujer calumniada, la que hablaba así, ella cuya abnegación llegaba
hasta borrar el delito de SU amiga, y pedir perdón para ella a su esposo. Lidia la
amiga, y la esposa noble...
Y ahora continuó, vamos, esposo mío a orar para que Dios la perdone también.
Exequiel había escuchado este triste relato medio petrificado por el asombro.
Cuando ella hubo terminado, la estrechó en sus brazos murmurando: La perdono
a Raquel, pero perdóname también, amor mío, que haya dudado de ti; Dios mío
perdóname que haya creído culpable a la mujer más digna, el ángel más perfecto. ..
Oscila la luz de los cirios que alumbran el cadáver de la infortunada Raquel. Entre
el negro de su fúnebre sayal brilla el cristal de una lágrima que allí dejaron Lidia y
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sonrisa desde que sus víctimas dijeron junto a ella: Te perdonamos.
Y aquellos dos, seres felices como antes, recuerdan con amor y respeto a la
infeliz que había buscado en el veneno la muerte como Único alivio del pesar que
laceraba s u corazón en el que había albergado un amor puro y sublime, pero
imposible, que le había hecho desgraciada!!!
LUCliA GODOY A.
La Compañía, diciembre de 1904
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PeriódicoRadical
La Serena, 1905
Año Xxvl
Núm O06
enero
26
:
HORAS SOMBRíAS
febrero
11
:
CARTA INTIMA (A mi amiga Cristina Pinto
Hevia)
febrero
25
:
CANTO FÚNEBRE
marzo
18
:
ESPEJO ROTO (Episodios de mi vida)
marzo
21
mayo
6
mayo
25
CREPUSCULAR
junio
24
GEMIDOS
julio
18
SONRISAS DEL ALBA
agosto
8
agosto
22
DE INVIERNO
FEDERICO SCHILLER
CREPÚSCULOS PASADOS
SOBRE UNA TUMBA
septiembre
7
DELIRIOS
noviembre
2
1 Q DE NOVIEMBRE
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ANOxxw
La Serena, 26 de enero de 1905
NQ 4022
LECTURA AMENA
HORAS SOMBRiAS
_. .
- . ae
. .ia iyocne en un cielo azul y puro como ia aicna
Avanza lentamente ia Keina
sin nubes y la conciencia sin remordimientos; en las límpidas aguas del tranquilo
mar se refleian sus rayos, suaves miradas que se fijan en la Tierra; castos y tiernos
besos de esa amante compañera. Y dispersas en ese inmenso Imperio, las
hermosas lumbreras que como soñadoras pupilas, contemplan desde allí las
lágrimas de tantos que lloran al amparo sombrío y silencioso de la noche.
Tenues y pálidos son los reflejos de la Diosa del Firmamento: tenues como las
púdicas miradas de las vírgenes castas; pálidos como los sueños puros de las almas
melancólicas, el rostro de los poetas enfermos y los juncos de mi valle natal.
Triste está la noche, triste como las quejas de los que sufren y los gemidos de
un moribundo, como el alma que llora sus esperanzas fugitivas y sus ilusiones
muertas, porque los dolores son negros como el sudario de ella.
Es la hora augusta que aman los hijos del infortunio, hora de meditación en que
la naturaleza toda parece entonar una canción fúnebre cuyos acordes se arrancan
de un harpa desconocida que pulsa el Genio de la Soledad. Es la hora sublime en
que el pensamiento se remonta y el alma se aduerme en el amoroso regazo del
recuerdo, la hora en que se despliegan las doradas alas de la ilusión y traspasando
las sombras, va el espíritu a visitar la morada que nos vio nacer, el suelo en que
pasamos los años de la infancia, prólogo querido del libro misterioso de la
existencia.
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empapados de amor, esos que encierran la esencia del sentimiento en el que vacían
la hiel de sus penas ocultas y sus duelos íntimos. Duermen las flores, resbalan en
sus capullos las frescas gotas de rocío, (iomo lágrimas queruedan por las mejillas
de una virgen pálida. Duerme la naturaleza reclinada en el seno del silencio; pero
~.
_ _ - -,los seres que sueñan con imposibles, y deliran
con
aiegrias iaas, aqueiius que VIVCII
pensando en sus esperanzas muertas, no duermen nunca, hacen a la noche la triste
confidente de sus penas y duelos, dan a su frío céfiro los suspiros de sus pechos,
las quejas de sus almas!
La noche es la que cierra los párpados de las vírgenes cándidas que sueñan con
el amor sin conocerle,que acarician en sus tranquilos sueños un dichoso ideal; ella
llena también de suaves inspiraciones la mente de los poetas tristes, en cuyas
mentes, inviolables santuarios, oscuras noches, vagan los pájaros negros de los
versos amargos y los pensamientos enlutados guardan las hostias consagradas de
sus estrofas dolientes y puras como el sueño de un ángel.
Noche, compañera de las almas tristes, amiga de los desventurados ¡bendita
seas! Bajo tus negras sombras escriben su historia de páginas oscuras los proscritos
de la ventura, mojando la pluma en llanto y sirviéndole de luz la luna bienhechora!
Ahora que ella descorrió sus fúnebres cortinajes en los montes, los prados y los
-1.
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11--
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campos, ahora que ninguna pupila indiscreta puede mirar el rededor, alma mía,
entrégate a tus tristes recuerdos y sueña como lo hacen los infortunados delirando
con una esperanza que se esfuma, con una ilusión que se deshoja! Ha llegado el
momento de hacer huir las sombras y extraer la claridad; ha llegado la hora de
apartar las nubes oscuras dejando el Sol de la alegría luciendo radiante y sin
sombras en un cielo azul. Ensueños dormidos, despertad; ilusiones muertas,
revivid: es hora de soñar con la dicha nunca alcanzada, con la ventura lejana, con
el ideal irrealizable!!!
Se hunde la Luna, sus moribundos rayos bañan por vez última la Tierra que
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que queda en el mundo y en elI alma ...
Sólo se escucha el gemido dcI las olas que mueren en la húmeda playa, el susurro
2----$L-J--_
_--de las hojas movidas por las brisas
nocturnas, _y_ .unienaose
a
ellos, entonan
una
canción úgubre, compuesta de suspiros dolientes, sollozos y quejas doloridas, la
noche, 1 soledad y mi alma, que lloran juntas su orfandad eterna en medio de estos
campod y en esarc hnrac
..V.-- An tricte7ac cnmhríacll
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AÑO xxvi
La Serena, 1 1 de febrero de 1905
N* 4029
LECTURA AMENA
CARTA íNTIMA
(Ami amiga Cristina Pinto Hevia)
nunae ei astro ae ia esperanza roaeaao ae ias nuDes sonrosaaas aei,ensueno; en
la realidad, playa desierta del mar del corazón, mueren las ilusiones, olas azulejas
salpicadas de espuma blanca. Todo muere... las flores delicadas del amor y afecto
caen tronchadas por el helado viento del desencanto y quedan sólo los despojos,
mostrando con cruel sarcasmo las bellezas de un mundo donde todo es frívolo y
vano. Pero en el vergel desolado del corazón, entre las cenizas del pasado y las
ruinas del alcázar de la ventura, eleva su tallo la siempreviva del recuerdo,
desafiando a la muerte y burlándose de su poder.
El recuerdo es lo único que queda, cuando el alma triste, en medio de su páramo
sombrío y solitario, se ve huérfana y proscrita, sin más amiga que la angustia, ni más
compañero que el duelo.
Hoy, que, detenida en el sendero de mi vida, recorre mi mirada las páginas
primeras del poema de mi existencia, me detengo a repasar aquellas, escritas en
otras épocas queridas, cuando las flores de mi alma aún no se marchitaban, ni mis
alegrías se disipaban todavía.
Descorro las cortinas que ocultan el pasado y se presentan a mi vista otros
mundos de luz y esplendor, que contrastan con la noche en que hoy avanzo como
ave perdida en la oscuridad y las tinieblas.
Las memorias de otros tiempos vienen a remover los fragmentos fúnebres de
una dicha muerta, las hojas secas próximas a volverse polvo, después de haber
adornado con su color de esperanza el árbol de la ilusión.
Y entre esas memorias, veo alzarse tu imagen en el santuario de mi alma, donde
la guardo desde esos tiempos en que la suerte te unió a mí y los lazos de oro de la
amistad nos estrecharon.
Recuerdo que eres la mujer única a quien di el nombre de amiga en aquellos
años, en que la mentira no vaga en los labios ni la perfidia vive en el corazón: al
abandonarte juré que serías la última, y el cielo sabe que lo he cumplido.
La amistad, es esa hermana que llora con nosotros y cubre de flores nuestra
senda; jah! Ya ella no vive en mí, por eso en la mía sólo hay espinas,por eso mi llanto
no es acallado y no hay nadie que me acompañe en mis pesares!
Déjame que recuerde un instante siquiera esos años felices cuando la ventura
coronó de rosas nuestras frentes; déjame que con el llanto en los ojos y el duelo en
el alma, recuerde esos muertos placeres, los únicos que cuento en mi existencia.
Si el olvido no ha destrozado en tu corazón la flor hermosa de la amistad, si mi
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nombre no se ha borrado en tu mente, dame el consuelo de gozar con los recuerdos
de esos tiempos y deslizar con el esplendor del pasado ya que el presente sólo tiene
noche y sombras.
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mando flores en esos campos aueridos; el otoño del pesar ha cruzado muchas más
mi corazón, dejando en él I.ioja's marchitas y pétaiis amarillentos.
Eramos niñas aún: la infancia daba sonrisa a nuestros labios y una dicha santa
a nuestras almas; no había riieblas,todo era luz; no empañaban las lágrimas los ojos
ni herían el pecho los doloimes.
. juegos,
.
.- noriaas
n
Juntas recorríamos, en inocentes
ias campinas
y ias veraes
colinas, tronchando el tallo de los juncos pálidos y las violetas moradas, conque
adornábamos nuestras cabezas. Juntas contemplábamos, a la sombra de los
naranjos, el poético panorama que presentaba el sol hundiéndose tras los montes
nevados, y a¡ naturaleza toda entonando un himno de amor al despedirse de él.
Allí se aiTancaron los primeros cantos de mi lira que escuchó el silencio y la
---- .. ..II-- -..---..) ucsuc:
2e-Asoledad, mi2 WZIIIUC) ..
y fi-l#.I I C I C C )Luiiipaiicius, y ~ I I U C ) uyeiuii 11113 ~ U C J O Cy
entonces fueron mis amantes confidentes.
(Recuerdas cuando te recitaba lejos del hogar, estrofas tristes que eran la
esencia de mi alma y el espejo de mi espíritu, y mil veces me preguntaste porqué
mis versos eran sólo lamentos y mis inspiraciones lágrimas?
-No lo sé, te contestaba, hay un algo en mi ser que engendra la amargura, hay
una mano secreta que filtra hiel en mi corazón aún cuando la alegría me rodea.
iAh, dónde penca
al amparo de la noc
A las orillas del C I I ~ L O I I I I U IIU. i e C u x a u u s e r i i d veiue uiaiiia. ~~e~i~ieiiuuiiu~
.
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I
a:- - . . A : - -
veces a aqueiios que aiii a solas, sin mas testigos que las tiores y ias aguas,
aprendieron nuestros labios sin pensar que después mitigaran nuestros mutuos
pesares!
La rueda misteriosa del destino me arrojó lejos de ti, yéndome a dejar en suelo
extraño como hoja que vaga siguiendo el rumbo de los céfiros, como proscrito que
llora por volver al hogar que le vio nacer, como huérfano que ansía volver a ver, su
valle natal.
¡Todo huyó! sólo el recuerdo ha quedado!
En mis noches de tristeza y nostalgia, cuando no hay una luz en el cielo, ni una
esperanza en el alma, cuando sólo el mar me acompaña en mis quejas y las brisas
en mis suspiros, me parece ver junto a mí tus pupilas oscuras en las que me miré
tantas veces. Creyendo en mi visión, miro a mi lado y al ver sólo noche y oscuridad,
lanzo un iay! profundo que habrá turbado muchas veces tus sueños tranquilos y sin
fantasmas.
mil
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El silencio y la noche, he ahí mis compañeros y mis confidentes; a ellos les
cuento mis penas íntimas, mis duelos eternos, cuando el sueño sepulta en la calma
a los seres que en él olvidan sus angustias!
Ya no puedo llamarte mi amiga; tal vez el tiempo habrá borrado mi recuerdo en
tu mente y arrancado mi nombre de tu historia; quizas no te imaginas que hay labios
que aún te nombran y un alma que no te olvida; quizás ni sueñas que la memoria
de otras épocas queridas es el único placer que tiene mi corazón lacerado...
El recuerdo es el lirio que queda en el jardín del corazón cuando ya en él se han
marchitado las rosas de la ventura, los juncos del ensueño: si en él vive todavía el
perfume de mi amistad recibe mi afecto sagrado y eterno.
Cuando vague tu mirada en esos campos floridos, sagrados a mi memoria;
cuando esas brisas frescas y embalsamadas mezan tus bucles a la par de los
jazmines, dedícame un pensamiento, uno solo...
Cuando veas ese hogar perdido entre los bosques y los naranjos que crecieron
juntos conmigo, diles que voy errante y sola, llevando en el corazón sus recuerdos
amados, que jamás sus frescas sombras le darán reposo a mi alma angustiada, que
jamás su techo volverá a albergarme.
Cuando tu imagen se refleje en las límpidas aguas del cristalino río que cruza
como cinta plateada entre la verdura, piensa que tal vez mañana vaya un rostro
pálido y demacrado a mirar en su espejo el estrago y las huellas que el tiempo deja
en los seres...
Y entonces ... si aún guardas para mí la esencia pura de tu amistad, te daré mi
fraternal abrazo y oculta mi frente en tus cabellos, suspensa el alma, ¡despiertos los
recuerdos; te haré la confidencia de mis penas mientras los céfiros de ese valle
impriman sus besos fríos en nuektras frentes, que juntas parecerán una blanca
azucena y una rosa mustia
...
LUCILA GODOY A.
La Compañía, febrero de 1905
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ANOXXVI
La Serena, 25 de febrero de 1905
NP 4035
LECTURA AMENA
CANTO FÚNEBRE
Hoja marchita que de un árbol muerto
El furor de los vientos arrancó,
Llevándola del mundo en el desierto,
Eso soy yo.
'
Violeta que al abrir fresca y florida,
El rigor del estío marchitó
Y ni el riego ni el Sol le dan la vida,
Eso soy yo.
Gota de llanto que de un alma herida,
Como esencia de duelo se arrancó
Y entre oscuridad rodó perdida,
Eso soy yo.
Ave fatal que la tormenta impía,
Del ramaje su nido le arrojó
Y que vaga sin rumbo en noche fría,
Eso soy yo.
Queja doliente, de algún pecho triste,
Cuyo eco sólo el aire lo escuchó.
Fantasma errante que de negro viste,
Eso soy yo.
Astro eclipsado que un nublado cielo
No luce sus fulgores ni esplendor.
Fatal proscrita, pena sin consuelo,
Eso soy yo.
Cruz que 2iombreada Dor
. ci
Veli3 una tumba do no nace flor,
FarcD sin I U ~ , aiiuyu sin corriente,
Eso soy yo.
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Estrofa amarga, fúnebre fragmento
De algún poema que escribió el Dolor,
Lóbrega noche, agudo y cruel lamento,
Eso soy yo.
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ANOxxvr
ESPEJO ROTO
(Episodio de mi vida)
No era en mi triste y desolado cuarto el objeto indispensable que luce su terso
cristal en el tocador de la mujer vanidosa. Jamás tuve la necedad de contemplar
en él mi figura, cuando tras una noche de insomnio sentía la pesadez y abatimiento
cansados por el desvelo, solía mirar mi fisonomía enfermiza cuya palidez excesiva
me hacía a veces retroceder espantada.
Cubierto siempre de polvo, revelaba su estado el poco uso que su dueño hacía
de él, y viendo quizás que era allí algo inútil, quiso el destino romper su delicado
cristal para augurarme futuras fatalidades.
Soy poco supersticiosa; pero lo confieso que esa noche de invierno, cuando
aquello sucedió,mi incredulidad comenzó a desaparecer. Recordé las historias que
me contaba una vieja en mi niñez. «Cuidadmucho vuestro espejo, solía decirme;
desgraciada de vos si llega a destrizarse, porque la desventura os perseguirá
eternamente. Yo, en medio de la candidez santa de esos primeros y floridos años,
creyendo en el pronóstico, le reservaba un lugar, sin peligro en el muro, entre cuyo
blanco empapelado resaltaban los contornos negros del marco, como cintas
fúnebres que rodean el rostro albo e inmóvil de una muerta.
Gemía la lluvia al caer entre las hojas; silvaba el viento; los árboles se
estremecían; la noche, negra como alma traicionera, infundía terror; yo desde la
puerta de mi cuarto miraba con sobresalto los horrores de ese invierno inolvidable.
Miraba los árboles desnudos, las hojas secas que arrastraban las brisas en sus
giros, la luna cubierta por oscuros nubarrones y el mundo envuelto en un sudario
de tinieblas. Y pensaba, pensaba que si las ilusiones del corazón rodaban como las
hojas, impelidas por los céfiros yertos del desengaño, dejándolo como aquellos
solitario y desolado, la vida debía ser muy triste en ese invierno de infortunio,
Pensaba que, si la desgracia lograba empañar con sus sombras el astro de la
dicha, como empañaban las nubes la faz radiante de la Diosa del Firmamento,
debían ser muy lúgubres esas noches de oscuridad eterna sin un rayo tenue de la
benéfica luz del consuelo.
Al estar así sumergida en hondas reflexiones y fatídicos ensueños, sentía caer
sobre mi alma las gotas de hiel que vacia la mano férrea de la amargura cuando
oprime el corazón; veía vagar espectros y fantasmas que cruzaban sobre los
charcos formados por la lluvia.
De repente sentí que un sudor frío corría por mi frente; sentí que mi vista se
nublaba y agitaba mi cuerpo un estremecimiento extraño; sentí en mi cerebro la
lucha de ideas que bullían nacidas de mis tristes meditaciones en aquella noche de
tempestad, y para comprender lo que me pasaba, busqué el espejo y fui a mirarme!
¡Fatalidad! Tan pronto como apareció en él mi rostro descompuesto, con la
mirada extraviada y aspecto terrorífico, sentí un golpe leve en el cristal al mismo
42
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AÑO XXVI
La Serena, 21 de marzo de 1905
NQ 4045
LECTURA AMENA
DE INVIERNO
Viene el invierno arrebatando a los campos sus flores, su manto azul al cielo, su
calma al mar, impregnando de tristezas el mundo y contaminando con su hielo las
almas sensibles y melancóli
Negras son sus noches; 1
paria; negras como las alas
morales. Nublados y tristes
ulua, iiuuiauua \iuiIIu
G1 Llclu
uc 1 ~UCSUICICICI3 "
dos y los ojos que lloran; tristes como las nostalgicas noches de los soñadores y
poetas, como las llanuras desiertas del COIrazón, donde la planta del desengaño ha
pisoteado la verde grama de la esperanza1.
:--- -_..-- LDesos
----L - - - Viene el invierno con sus helados céfiiua
cuyus
nacen estremecer ias
pálidas frentes de los infortunados y entonan al pasar por los desnudos árboles una
canción sin armonía, como la que entona el desencanto en el harpa desafinada de
la realidad.
Se cubre el 1mar de tinieblas; vuélvese negruzco el azulado de sus olas; no juegan
las gaviotas Etn los veleros buques; huyen las goloncIrinas a habitar el otro
m n ci Fiiernrr :lmmek-ee
=L--A---I u G l u t L llualuttGa ~ U ouaiiuuiiaii
C
u11corazón desolado.
hemisferio, coiiiu
Se estremecen los valles y las praderas, suspiran de terror las selvas vírgenes y
la naturaleza toda parece temblar con la llegada del invierno; los seres tristes
contemplan con profundo silencio del lúgubre panorama como si quisieran
compararlo con el cuadro de los crepúsculos pálidos y tenues de sus días
monótonos de ansiedades eternas y amargas meditaciones.
Almas melancólicas y sombrías, despertad de vuestro fatídico letargo. La
primavera ha pasado quedando tras de ella los despojos yertos y las cenizas que
dejan todas las bellezas que mueren y se esfuman; la Tierra está triste, tan triste
como vosotras; con sus brisas gemebundas y el murmurio de sus arroyos, os
acompañará a cantar; ella llora como vosotras la ausencia de sus flores y sus hojasi
de sus ilusiones y esperanzas!
.
Almas tristes, pulsad la lira y saludad al Invierno. Veaio, aiii viene con su gorro
de nieve que cubre sus cabellos plateados: fría la mirada, contamina con su hielo
la naturaleza; su mano descarnada troncha el blanco lirio y el morado pensamiento;
de sus ojos vidriosos brotan lágrimas que van a cultivar la solitaria violeta que
inclina su frente temerosa de que la muerte la siegue con su guadaña impía.
Almas meditabundas, él os trae noches oscuras envueltas en misterios y calma;
viene a depositar en vuestros labios secos y contraídos sus besos mortecinos y de
hielo marmóreo, viene a llenarnos de efluvios glaciales!
La solicitaria desterrada espera en su triste morada que venga a hacer nacer
sobre los restos de las flores muertas en su jardín desierto,el junco pálido, así como
el desengaño hace nacer sobre los despojos de las ilusiones la flor perfumada del
recuerdo.
D
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s
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.. ...
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Bardo tristes que cant,.; a la amargura, proscritos GI la alegría, espíritus
soñadores de pobres idiotas, venid a acompañarme en la canción lúgubre con que
quiero saludar al hijo de la Tristeza, al hermano de la Muerte.
Poetas, que filtráis hiel en vuestros versos, venid; aquí sin mas compañeros que
el mar que murmura y el ave que se queja, alzaremos nuestras frentes para que
deposite en ellos con un ósculo yerto, pero que nos sonría con su sonrisa irónica.
El que entrega el mundo a los férreos brazos del Dolor y la Desesperación, que
vacíe en nuestras mentes inspiraciones amargas, estrofas dolientes,no importa que
se burlen de ellas los bardos alegres cuyos cantos tienen la necia locura de un placer
que no existe!!
LUCILA GODOY ALCAYAGA
La Compatiía, mano de 1905
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AÑOxxvi
La Serena,6 de mayo de 1905
NQ 4064
COLABORACI~N
FEDERICO SCHILLER
La Alemania celebra este año el centenario de un hijo suyo: uno de esos hombres
que mueren inmortales. Únese a ella la Literatura Universal de cuyo jardín ameno
fue una siempreviva que besó con sus rayos el Sol de la Gloria.
Fue un cantor de almas.
Poseía el lenguaje del sentimiento.
La novela, el drama y la historia le coronaron.
El cielo de sus inspiraciones se vistió de las palideces del idealismo, sus poesías
flores virgíneas, se mecieron al ambiente del romanticismo más delicado.
Vibra el genio en sus obras, pero el genio divino, sublime e ideal.
Con su estilo cubrió de lirios el pantano infecto de las pasiones, hizo brotar soles
en el abismo, embalsamó con esencias las fetideces del crimen y la ignorancia. S u
estilo no tuvo el empuje atronador y la fuerza fatua que desplegan algunos poetas
de nuestra época; tuvo la suavidad encantadora del aura, del suspiro, de la onda.
Y eso es lo que encanta.
Y es eso lo que habla al alma, lo que la embriaga, la fascina y la envuelve en
ternuras infinitas, lo aue la baña como ola de esencias, lo que la eleva y la
(
alda que brilló en s u corona,
- - . -_
___ ______-lo
radioso, resplandeciente
e inmenso de la gloria, cielo que anhela ese pobre loco sublime, el poeta. Y las obras
se desprendieron de su pluma diamantina cincelada por el Genio como pétalos de
una flor; y la fauna las depositaba en su ánfora de oro.
En lntr¿gay Amor cantó la lucha de las clases sociales, y en Juana de Arco, el
afecto del suelo natal, herido y pisoteado por la planta extranjera.
Brilló en el horizonte sereno de la literatura Alemana al lado de otro tal. Goethe.
La fraternidad los hizo hermanos, la madre Gloria selló juntas, con su sello de
inmortalidad, aquellas frentes donde moraba la sublimidad; los cobijó como
palmera gigante alzada en el Sahara de sus destinos.
De Schiller, ante la pluma que se mojó en la fuente límpida del sentimiento, ante
su lira que se agitó al impulso de lo Ideal,ante su inspiración quevagó en los mundos
de lo Noble y Divino, se prosternan las almas sensibles y soñadoras.
Y aquellos tantos que le admiramos anhelosos de seguir su huellas jamás
borrada, saludamos en su centenario su inmortal memoria, estela de luz dejada por
el astro de su Genio v sepultado en el Ocaso de la Tumba.
‘
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La pradera languidecede tristeza, un hálito de belleza tenue
y agonizante la envuelve, los
susurros y los gemidos vibran
en ella como notas espirituales
de un canto melancólico .....
Es el alma del arte la que
cubre con su ala la tierra taciturna divinizada bajo su imperio.
La poesía canta en el paisaje
languidecente una canción de
soledades .....
La ola de la sombra empieza
a bañar las playas del espacio;
el halo resplandeciente del día
desaparece ....
En el nácar desmayado del
horizonte empiezan a aparecer
las pupilas de la noche. La
niebla extiende su aliento sobre
el gigante murmurador de las
aguas, como si fuera bruma de
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ANO XXVI
La Serena, 24 de junio de 1905
NP 4085
LECTURA AMENA
GEMIDOS
Corazón, llora ... llora con la selva desnuda, con el viento proscrito; llora con el
lucero solitario, que empaña la nube negra ...
Cae la lluvia azotando inclemente la ventana.., iAh, mira, las lágrimas del
Invierno, vienen a buscar las tuyas...
Mira la desolación del valle, como imita a tus pasajes solitarios, joh corazón
desbastado de flores! ¡Será que te acompaña en tu orfandad? Llora ...
El dolor es la lira genial, de donde nace la canción más sublime, la de los
sollozos...
Nada más hermoso, que el eco de un gemido, resonando en la calma sacrosanta
de la noche! ...
El silencio parece rendir culto y homenaje profundo a tu dolor llora ...
El dolor es el divino inspirador que vierte brebajes mágicos en los labios tristes
Sólo él lleva a las almas en las sombras de su noche, la esperanza de una
aurora...
Sólo su religión derrama en el alma ese rocío de vida, cultivador de flores
inmortales ... el llanto...
El rostro exangüe de la Errabunda del Espacio se distingue apenas tras la
blancura brumosa de las nubes errabundas.
iOh, las lobregueces de la Tierra como imitan a las lobregueces del alma!
El mar murmura una canción de religiosidad, como si temiese profanar con sus
quejas la misteriosa soledad velada por la Noche.
Llora corazón...
La lluvia como una caricia de los cielos rueda por el rostro sombrío de la Tierra
dormida, como lágrimas de amor, sobre el capullo virgíneo de una flor...
El hálito tenue de la brisa semeja el roce de una cabellera sutil, húmeda y suave
pasando acariciante por mi rostro.
Serán los cabellos suaves de un ángel invisible?
Fuiste feliz, miraste con amor las rosas que mimaron tu frente de lirio, y las viste
acariciadas por el rocío del triunfo...
Pero ya el invierno tronchador de glorias y cegador de bellezas, asomaba su
guadaña tras lontananzas invisibles.
iOh, las modulaciones de tu voz cuando vibraron en el silencio reverente lleno
de homenajes!
iOh el huracán de vivas que brotaba con la nota tenue Última de la canción...
Fuiste feliz...tu figura altiva al cruzar por el salón tenía majestades de diosa...
Y la envidia misma de las que te miraban tenía homenajes para tu orgullo
insondable!
Porque tu belleza era para eclipsar todos los soles de los cielos...
.,.
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...
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Porque tu altivez era para arrojar al
orgullo mismo, vencido y humillado a'tus
plantas!
Hoy, sólo recuerdos bañan las ruinas
de ese paisaje desolado tu corazón
Hoy, sólo un débil vislumbramiento de
esa gloria, llega hasta las negruras de esa
noche tu destierro.
iOh cómo lloraron tus ojos viendo caer
una a una las flores de ese vergel
encantado ...tu gloria!
iOh cómo lloraron, oyendo alejarse
los ecos del triunfo de los campos donde
había flameado tan ufana la bandera de tu
trágica hermosura!
Llora mujer el llanto será el único que
quiera acompafiarte..:
Llora mujer, sólo las lágrimas no des-
...
...
...
AeAsb&c. A=--.? e . . AfiI=?.n.3= m-i.3taAl
uciiaiaii
uaiua au uviaiuaa aiiiiabau:
Desnudo está el ramaje de tus esperanzas, cada una de ellas no es ya sino un
esqueleto crujiendo al soplo impetuoso
de los vientos embravecidos de tu destino.
Tus ilusiones, pisoteadas por la derrota, gimieron en su orgullo, al recibir su
muerte vergonzosa.. . pero murieron.. .
Sólo el silencio y la desolación te
cobijan bajo sus clámides sombrías...
Triste trofeo, revuélcate sobre el polvo
de tanta muerte...
Todavía tus brazos se extienden ambiciosos de aprisionar tu pasado que huye ...
iOh sarcasmo, cómo abrazas la nada!
Las cadenas de la muerte rodean tu
cuello alabastrino, próximas a estrangularlo.
En vano buscas restos entre las ruinas,
yacen en las entrañas de un abismo que
los devoró el tiempo
De toda1el esplendor de aquel ayer, ya
inrrln n
nrAiPnAncn
no queda L.a.."i n n in rnri
.b\.Ub.YV
Yb.Y.b..YVYb
en un vacío inconmensurable.
...
...
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De tanta sonrisa, sólo queda el cristal de una lágrima suspendida temblorosa en
tus pestañas...
¿Llamas a tus glorias fugitivas?
-Mira como huyen en tropel pavoroso espantadas de tus tinieblas!
Atenta enmudeces, creyendo que el viento trae en sus alas el eco uniforme de
tu falsa victoria!
¡No!ese eco se perdió en el infinito de ila nada!
Flor de estío, ya no llueven esencias sobre tu cáliz descoloridas por el sol
canicular...y a se consumieron...
Bandera gloriosa despedazada, ya no te alzarás sobre la cúpula altiva de la
victoria mundial!
Llora, pobre abandonada!
Llora, águila herida, porque tus alas rotas ya no se balancearán majestuosas
sobre pináculos de triunfo!
Mira hacia arriba, tu cielo no tiene arreboles ni centellas.
¡Sólo tiene las tenebrosidades de tu abismo!
Es vano que finjas una calma que no existe en tu alma borrascosa ...
¡Es en vano que finjas un placer que no brota en las arideces de tu desierto!
Tu sonrisa no trasluce sino angustias...
En tu mirada casi tranquila a fuerza de orgullo duermen muchos despechos y
dolores contenidos como fieras ...
Ya tu belleza agotada no es sino el espectro pavoroso de un pasado...
Ya tu belleza muerta no es sino una cruz alzada sobre la tumba de tus glorias!
Las lágrimas del invierno ya se unen con las suyas en el cristal empañado,
formando una dolorosa hermandad!
iLlora corazón desolado!
LUClLA GODOY A.
La Compañía,junio de 1905
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AÑO xxvi
La Serena, 8 de agosto de 1905
NP 4104
LECTURA AMENA
CREPÚSCULOS PASADOS
¿Los recuerdas? Sus tonalidades nacarinas envolvían nuestras almas en una
atmósfera de inefable poesía; mi espíritu filárjico [sic]los evoca aun en sus largas
horas de meditaciones tristes, buscando en los presentes, el encanto que tenían
aquellos, pasados bajo las frondasones de los naranjos en flor.
¿Recuerdas? El sol descendía Iánguidamente, hasta esconder tras las altas
cúpulas del monte, y, a los vislumbramientos vecperales, era imponente hasta la
exuberante de belleza salvaje y bravía.
Y allá en el naranjal, sentadas sobre los troncos colosales que sombreaba el
ramaje enmarañado, hipnotizados por el ambiente mágico que nos rodeaba,
leíamos a wMaría»de Jorge Isaacs.
Un hálito de ternuras inenarrables,envolvía nuestros pensamientos. De aquellas
páginas se elevaba un perfume de violetas que nos embriagaba hasta borrar en
nosotras la noción del tiempo y de la vida material que nos rodeaba.
El éxtasis llegaba hasta el vértigo.
Los pájaros revoloteaban recogiéndose ya a sus nidos, y al agitar las ramas,
desprendían de ellas, los azahares medio marchitos que rodaban sobre nuestras
cabezas, perfumados y amorosos como una caricia.
Ni un parlero turbaba la beatitud de la hora.
Hasta el murmurio de la fuente se hacía débil..., imperceptible...
El crepúsculo lleva en sí la poesía ideal que adormece todo bajo la divinidad de
su excelso imperio.
Y, de aquellas páginas delicadas y tristes, subían a nuestras almas como los
vapores de un lago, las ternezas de aquellos afectos tan sinceros y tan infinitamente
puros!...
Y, las angustias de la virgen cuya vida palpitaba allí,y la orfandad de esa camelia
pálida regada con llanto, llenaban nuestros corazones, abiertos como flores, a las
emociones, a los ensueños y a la ilusión.
El ocaso parecía bordado con pétalos de rosas rojas, y aquellos tintes vívidos
iban desmayándose poco a poco, hasta tener un rosicler lánguido, que borraban
después las palideces ambarinas.
Y seguimos allí en una unión poética, mientras allá lejos, en la frente de la tarde
moribunda, un lucero solitario nos contemplaba...
Y permanecíamos allí, hasta que la sombra descendiendo como un fúnebre
sudario desde los cielos, envolvía el follaje de los naranjos, y las soñadoras
cabelleras de los sauces tendidas Iúgubremente sobre el lago.
Y abandonábamos aquellos parajes,templos de adoración romántica, llevando
todavía en el alma, la embriaguez de aquellas horas de encantamiento, y el perfume
que exhalaba aquellas páginas leídas, páginas donde se han derramado los pétalos
adorantes de todas las flores blancas...
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El mismo hálito de beatitud y encanto, flota en los crepúsculos presentes, perc
su poesía muerta está para las nostálgicas soñadoras, que en aquellos años
contemplaban sus tonalidades.
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aquellos días; y los rústicos asientos en que nos reclinábamos, devorados están por
el tiemDo. como nuestros corazones raídos Dor la carcoma moral. corazones
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ANO XXVI
La Serena, 22 de agosto de 1905
NQ 41 10
LECTURA AMENA
SOBRE UNA TUMBA
Y en este día triste, día de recuerdos para mi alma llena de pasado, he venido
a visitarte en tu morada extraña, de cipreses y de tumbas.
Soñadora espiritual, débil enferma de nostalgias, camelia grácil de los estériles
campos de la vida, no resististe al huracán devastador, y envuelta te fuiste en su
soplo impetuoso.
Artista divina,tus sueños fueron crisálidas que no alcanzaron a romper su prisión
de seda
Magnolia anémica, deshojada fuiste en la galana primavera, sobre el estanque
sombrío de la muerte.
Y yo, la hermana de tu vida misteriosamente triste, de esa tristeza que enerva y
consume a los artistas, de esa tristeza de donde explotamos todo el tesoro de
nuestras inspiraciones; he querido venir a rememorar toda nuestra pasada fraternidad radiosa sobre la losa que te cubre como un tálamo de lirios, como una
bendición de nieve; a darte mi cariñosa despedida, hasta el día no lejano, en que
venga a haceros compañía, en esta existencia de abandono en que viven los que
fueron ... los que pasaron...
Juntas íbamos por la senda florecida de nuestras vidas idílicas, juntas como dos
fantasmas blancos avanzando en la tiniebla; tú, rodaste en el comienzo de la ruta,
al abismo inexorable, yo, voy hacia él...
La poesía dormía en tu frente de soñadora, sobre un lecho de rosas, las rosas
níveas de tu sentimentalismo extraterrestre.
Tus ideales tenían blancuras de cisnes que no alcanzaron a despertarse,
dormidos a la orilla de ese lago azul, tu imaginación creadora...
Y en templo de tu alma engalanado estaba por los sueños luminosos en espera
del Dios Arte, que llegara a celebrar en él sus ritos misteriosos...
Y en el jardín de las azucenas cándidas que el numen cautivara en tu mente, el
Sol de la vida terrestre no violó las divinas castidades de sus capullos virgíneos. Y
fui yo, la Única que con el poder adivinatorio de la amistad idealizada, miré la
floración de sublimidades que se alzaban en ti, la única que llegué a comprender
el misterio de tu melancolía hierática, que te formaba una alma de aislamiento sobre
la vida mundial, ese aislamiento magnificente que constituye la patria de esos
grandes soñadores, enfermos del excelso mar del arte.
Eras como yo, una solitaria, el tumulto nos exasperaba, sólo la soledad
fecundizaba los vastos campos de nuestras existencias,marcadas ya, con el sello
invisible de una misión!
Y era en las noches pobladas de misteriosas salmodias, florecidas de estrellas;
en que la luna, como un medallón de auricalco [sic]prendido en el túnico azul de
los cielos, ponía mirajes de tenuidades luminosas sobre los campos, y mirajes de
ensueños irreales sobre nuestras almas; cuando, enmudecidas, hipnóticas, por un
...
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algo desconocido que descendía a ellas, desde lo ignoto, dejábamos que nuestros
pensamientos, libélulas blancas, tendieran s u vuelo al país extraño del ideal, que
parecía atraerlos con la magia de sus regiones azules, supraterrestres, pobladas de
cosas inmateriales, a ellos, tan ajenos a la vida humana, tan lejanos de lo real, tan
amantes de lo visionario y fantasmal.
Y era en las alboradas que ponían tintes de rosa en el paisaje enlutado por
- el
.
. . .^ .
.
nocturno. aueio, cuanao en esraricas
aaoraciones sobre la altombra graminea de ia
colina dominante, nuestras pupilas ávidas y absortas, contemplaban las tonalidades cambiantes con que e! día naciente anunciaba su imperio lúcido a la Tierra
letárgica, donde cada rayo vertido enqrandecía
Y contemdaba el triunfo de la luz
vital solbre la sombra mórtuoria.
Y eri3 aquella naturaleza, cuyos cuadros geniales hace surgir el recuerdo en mi
2
!- --J..-*--- - - .
alma, tari iiena ue
su puesid
seuuctora, ia que,
como compiacientea *ia aesconociaa
locura de nuestras adolescencias, se embellecía con una rara profusión, cual si
hubiera querido saciar hasta el exceso, el anhelo frenético de nuestras mentes
sedientas de inspiración, mendigas del oro de la idea, que explotábamos de ella,
engalanada con exuberancia loca, como una mujer que está persuadida de
deslumbrar con s u adorno a un mundo insatisfecho de su belleza natural.
Fue entonces, en esas horas de verdaderos espasmos de contemplación,
cuando mi alma descubrió una hermana en la tuya, y buscamos desde entonces,
aquellos parajes, reales edenes donde como en un manantial, íbamos a beber el
bálsamo mágico de las inspiraciones sublimes, aves acosadas por la sed de la
poesía y los locos lirismos.
La fiebre del arte invadía nuestros cerebros, torturándolos, enervándolos, hasta
destintar de muerte el tuyo.
Hay sueños asesinos, y así fueron los tuyos y son los míos, no satisfechos con
adueñarse de tc
1
nuestras vidas, r
?
lo divino en lo h
Tristes y meiaiicuiiLaa C U I I I W carieiid3 ciepuscuiares, ei mismo aoior que se
eleva como efluvio de la florclásica del Arte, aspiramos como ambiente, perfumado
sí, pero impregnado de muerte.
Y como dos sombras, cruzamos juntas agobiadas por el mismo peso, llena el
arca de !a mente de los mismos diamantes negros, los pensamientos letales.
Y, aves en una selva otoñal, entonaron el dúo del Dolor, nuetras voces tiernas
y gemebundas, en una hermandad hueca Y anaustiosa. en el silencio de_la .noche
_ .
negra, con10malditos agoreros!
Y, Iúgut)res sauces, inclinamos el ramaje de nuestras vidas dolorosas sobre el
mismo lag(3 sombrío, el de las tristezas mortales.
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>-.->Y, asida3- - l ue
id IIIOIIU,
d
v a n m r i u b en ia aspera ruta, aonae,
si ia aaoiescencia
ponía gloria de flores, eran flores enfermas que al ir a colocar sobre nuestras frentes,
rodaban deshojadas, sobre el mismo camino, donde ellas y el rastro de las plantas
Ilagadas, señalaban nuestro paso de infortunadas peregrina!s!
Perdona que profane la calma de tu santo reposo con elI acento flébil de mis
tristes remembranzas; perdona que venga a deshojar sc)bre tu losa la rosa
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perfumada de ese pasado, que embalsamaron esas horas de.c"-&-"-:A--l
iiarciiiiuau buulinle!
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUÑA
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Ya tú reposas, yo sigo mi peregrinaje largo y sombrío en la tiniebla insondable!
Pájaros de tempestad, no tenemos sino un nido en que hallamos la calma tan
deseada, después de la contienda y la lucha continua, la itumba!, sólo un árbol en
que posarnos, cansadas las alas del vuelo fatigoso, jel ciprés funeral!
Si alguna vez un día radiante ha de fulgurar sobre nuestras cabezas, será aquel
que comienza en el paraje ignoto que sigue a las mansiones tenebrosas de la muerte; en la Tierra, la dicha misma no tiene sino débiles fulgurancias de crepúsculo.
Si existe una primavera para los vallados estériles del alma, ella reinará allá en
lo inexplorado.
En la cúspide del ávido monte de la vida, después de despedazar nuestros pies
en la ruda ascención por sus ríspidos flancos; sólo encuentran nuestros brazos
tendidos anhelosos en actitud de desesperante ambición, la negra bandera de la
muerte, flameando altiva. Ése es el trofeo triunfal obtenido después del combate
recio en que sacrificamos la vida.
¿Es verdad que es una victoria?
¿Qué nos reserva ella,único puerto asilador de nuestros barcos rotos, de regreso
de su angustiosa exploración, por los mares procelosos?
Tú ya reposas... Arena de esta inmensa playa humana, la onda negra de la
Eternidad ya te arrastró.
Tu alma, rosa del alba, prendida se fue en el manto de esa Reina Funeral
Gota de rocío, evaporada te alzasteis hacia arriba, (sois allí nube o astro?
¿Duermes o escuchas mi voz que te habla siempre en el lenguaje de las
confidencias tiernas?
¿El muro de misterio que se alza entre la vida y la muerte, es real?
Cuando te he llorado en el silencio de la noche consoladora y sacrosanta, ¿has
escuchado mi gemido?
Las nubes que se alzan de la inmensidad de los mares en aérea procesión, feliz
viaje hacia allá, ¿han llevado mis lágrimas en la opacidad de sus brumas?
¡Hasta luego! voy a dejarte en el abandono que rodea como una atmósfera la
existencia arcana de vosotros, los vencidos de la muerte y triunfadores de la vida.
No te digo adiós al alejarme de tu tumba, viajeros de la vida, si vamos a un mismo
y misterioso país ¿para qué pronunciar esa palabra?
Si nuestro porvenir es el mismo (para qué la despedida? (No nos fraternizará la
muerte como nos fraternizó la vida?
El halo radioso de la eternidad ¿no aureolará juntas nuestras cabezas?
Tras el velo denso brumo del misterio ¿no se destacan regiones, en que se
prolongue nuestra extraña hermandad de artistas soñadoras?
Mañana ya quizá, otra cruz blanca que señale mi morada se alzará al lado de la
que muestra la tuya.
Nuestra marcha por una misma ruta va al mismo misterioso y oculto punto.
Mi huella sangrienta, sigue la misma tuya.
Astros de la tiniebla, en pos vamos de la estela de los que ya se hundieron.
¡Hasta luego!...
LUClL4 GODOY ALCAYAGA
La Compañía, agosto de 1905
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AÑOxxvi
La Serena, 8 de septiembre de 1905
NP 41 17
DELIRIOS
Acérquenme a la luz, a mi ventana,
Quiero mirar el mar, mirar el Sol,
Contemplar el albor de la mañana,
Ver como a su fulgor se abre la flor.
Quiero aspirar la brisa de la tarde
Que viene a perfumarse en mi jardín,
Sentir su beso aquí en mi frente que arde,
Llena por una inspiración sin fin.
Acérquenme hacia allá, quieren mis ojos,
Mirar la noche, darle mi dolor,
Contarle mis tristezas, mis enojos,
Y que llore en su sombra el corazón.
Quiero sentir el canto de las aves,
Mirar los cielos con su manto azul,
Y en el silencio engrandeciente y grave
Cantar mi desolada juventud.
Quiero escuchar las quejas de las olas
Ver la lívida tarde agonizar,
Vagar como antes por la playa sola,
Y muchas cosas preguntarle al mar.
Si he de morir, quiero morir cantando
Al campo, y a sus flores; y al dolor,
No veis que junto al lecho está velando,
La sublime y amante inspiración?
Quiero morir la lira contra el pecho,
El ensueño en la mente como flor,
Y que miren mis ojos desde el lecho,
El alba, el mar, el campo, el cielo, el Sol!
SOLEDAD
La Compañía, septiembre de 1905
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUNA
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ANO XXVI
La Serena, 2 de noviembre de 1905
1
NQ 4140
* DE NOVIEMBRE...
Palidece el palio azul en la agonía melancólica de la tarde; se encienden en medio
rlr.l~c..,,..,rl,~,,&,:,c,,
1-..--:
,,C,,,L,,..
A-1-......&lu c i a a vayucuauca c i i x c ' ~ ia3
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ia
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---- i u i y s i i u a a
y , iiciicii~aa
c:
1-..c..1-,--:-..
débiles de pupilas que despiertan...
Frías pasan las auras, como si el aliento de los muertos soplara en ellas, y dejan
en el rostro al rozarlo el hielo y el perfume de los labios de las vírgenes que duermen
entre las blancuras floreales de un catafalco, como palomas perdidas en un nidar
deja:zmines...
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J U L L L Y I U
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L U J
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IZiJUL1UJ.
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UL
esfuman las perspectivas del paisaje.
¡Muere el día lúgubre!
Muere, en un crepúsculotriste, crepúsculo polar, pálido como las floraciones de
los rosales que manos gráciles de soñadoras piadosas arrancaron.
Las voces últimas de la campana pueblan las soledades infinitas del espacio:
_ _ _ _ -L..- - _ _ - _. J - _.
-1 .c- - - - ___-__ __ -.*
gernemnaas,
como
SI toaas ias almas nuerranas soiiozaran e n aqueiia cupuia
blanca de donde nacen las angustiosas notas que llegan a mí, tenues, suaves y
tiernas cual si fueran el canto postrero de un poeta moribundo...
Gime... lleva a las almas el acento de esos labios que selló el silencio eterno;
gime ... lleven tus voces las quejas de los que reposan en la soledad más sombría,
abandonados,como los restos de un barco náufrago en la playa extensa y solitaria!
La negrura funeral se extendió sobre la Tierra enlutecida. Arriba. las aDoteosis
infinitas de los cielos estrellados; abajo, en el valle y en e!I alma, nada que'fuigure.
Sólo al pie de la montaña, sobre el flanco gris que ennegrlece la noche, se destacan
blancuras supraterrestres. Únicas que la noche no cubrc?!
¡Son los muros y las losas del cementerio!
.-..
Ellos, contorneando el vergel de los cipreses, como una fila ae rantasmas
blancos en procesión a los cielos. Ellas, como una floración de magnolias colosales
alzadas en ¡os abismos de la sombra tenebrosa.
Surgiendo del paisaje tétrico, en medio de los tintes funerarios, parecen llamar
hacia allá a los insomnes y los malditos; y en mis noches angustiosas, se fijan allá
mis pupilas atónitas como en la aurora de un porvenir naciente.
Duermen bajo ellas reclinadas sobre el polvo, en la postura eterna, las cabezas
augustas de los soñadores, los heroicos, los apóstoles y los miserables.
¡Flores azules, rojas y pálidas, todas tronchadas sobre el mismo caos, confundidas en el mismo suelo!
Duermen losluchadores indómitos, lívidas las frentes bajo las cuales rugió la ira
sublime de los apóstoles invencibles, cerrados por la quietud inalterable de los
labios de que brotara la imprecación fulminante y la palabra incendiadora de los
cerebros y enloquecedora de las turbasfrenéticas; cerrados sin que se entreabrieran
soberbios para gritar, victoria. Duermen, la inmolación vana de sus vidas al
sacrificio, el valor de morir sin vencer, dejó en sus rostros graves un gesto augusto
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUMA
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de altiva amargura, gesto de Dios olímpico.
Duermen, aplacados por el sosiego imperturbable los ardores frenéticos y los
ímpetus huracánicos.
Duermen también los héroes; aureola sus sepulcros una aurora etemal. Compraron la inmortalidad con la consagración excelsa de sus vidas; florea la gloria
sobre sus nombres y sobre sus tumbas, la ofrenda.
Rugieron con furor de leones al lanzarse sobre la tierra árida del campo de batalla
que se había de refrescar con sus sangres. La bandera flameante sobre sus cabezas
al rosar sus frentes, enardecióles como una caricia de fuego, y enloquecidos,
frenéticos, avanzaron, centellante la mirada, fulminando odio; hirviente de ira el
corazón, desbordándose en el pecho de lava ardiente de un valor feroz.
¡Duerman los divinos!
En la apoteosis sin fin (
reposa arrullado por la música inefable ae ia gratitua y ei nomenaje: fresco ei iaurei
sobre la frente; absortas las pupilas en la contemplación del día que ellos alzaran
sobre la madre Patria sepultada en la sombra; atento el oído a todo lo grandioso y
triunfal que vibra en este girón de tierra, después que el grito atronador de sus
pechos lo des
¡Duerman 1
Duermen lua i vi i iai i ~ i ~ u ius
3 , iuuua auuiii i ira Luipauic3 c ii iiui LUI iauua ut: ia
manía de divinizar. Aún iluminan el rostro exangües los esplendores de las
inspiraciones sublimes que brotaron en la mente con fulgencias de soles.
Duermen las vírgenes idílicas que rodaron a la tumba con una floración de
ilusiones en la mente y un nidal de parleras esperanzas en el corazón iluminado de
auron
Di
celesi
D ~ c i i i i c i iuuiiuiauaa iaa iujaa
iuuaa quc
pcIiuiiiaiuii
i a u pcauiciiuaa uci iaiiyu
pútrido. Pálidas diosas del vicio que elevaron sus zócalos en medio del lodo negro.
iSílfides del pantano!
Y duermen los infortunados, flores glaucas acariciadas por el Hombre,jirones de
sombra que vagaron por el suburbio. Inertes los miembros enclenques, descarnadas las mejillas de bonzo,-pétalos purpúreos descolorados por la nieve,- dolorosos
los ojos que su1Aicaron con la mirada.
Duermen. ..n qártires los más sublimes, viajeros los más míseros, porque llevaron
desnudas las pl antas sobre los riscos agudos de la ruta áspera; porque los rosales
de la vida arroj;sron en ella, en vez de pétalos, los tallos crueles.
-L--.A--I!?-A
_ _ _por
_ _ Iia- LuaiiueIa
--A
________
~-i:-r-&..-:Héroes de la -mas
ruua conrienua, couijauos
negra uei
iniuitu1iiu,
los más gloriosos porque lucharon con los brazos esqueléticos exhaustos y
enervados, jadeantes cual ninguno.
Porque lucharon en la sombra, devorando un mísero pan negro humedecido de
lágrimas. Y reposaron en el lecho frío y duro.
Porque lucharon impotentes y miserables arrastrándose como viles insectos
cubiertos de polvo y afrenta.
¡Duermen los humillados!
Piadosa se abrió la tumba para recibirlos y cariñosa la muerte recostó sobre su
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seno frío aquellos cuerpos descarnados, hambrient:os y desnudos!
¡Cuadro sublime de dolor, de vileza y de ruina aquel de los rendidos, de los
náufragos, los caídos v los mutilados. cuadro aue (:ubre el ala
. . de la muerte!
¡Quietud eterria, sikncio inalterable!
Sólo el ruido cle otro cuerpo al rodar; el férreo golpe del sepulturei-o abriendo la
tierra; los pasos dle los que van a dejar al hermano, al amigo, y se alejan lentos ellos,
. . tristes
. . . eri ei senaero aesierto...
e inclinada la frente por 10s pensamientos
Reposen bajo los pétalos de las ofrendas, bajo 1(as blancuras de las coronas, y
sonreirán al sentirlas, con la sonrisa de los dormido:s, sonreirán felices bajo el roce
de la mano querida que va a dejarles un recuerdo.
Duerman los tristes en espera de los seres amados que llegarán ta rde o temprano
a descansar sobre el mismo lecho, reclinados en la misma yerta ailmohada.
Duerman bajo las flores y las lágrimas, a la sombra de los piadosios cipreses que
_ _ _ _I I - _ _ _ _ _ - _ _ - _ - L..-3-11-2murmuran su monoiogo eterno ae gemeDunaos susurros, arruiiauos por la música
triste de esos poetas lúgubres.
Y guarden junto a ellos, perdida entre el musgo 1a morada eterna a la soñadora
angustiada que llegará, mustia la frente y ávidos de descanso los miembros, a
ocultarse en el polvo mísero, rendida y triste como llegan los parias a reposar a la
sombra de las palmeras del desierto!
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LUClLA GODOY ALCAYi4GA
La Compañía, noviembre 1 de 1905
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MUSEO GABRIELA MISTRAL D E VICUÑA
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Periódico Radical
La Serena, 1906
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La Serena, 1907
Año XxVlll
Núm O000
marzo
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DE UN EPISTOLAR10 DE EELUIJER
mayo
23
:
FlLOSOFíA
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:
RECUERDOS (De una exce1sa muerta)
julio
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AÑO XXVII
La Serena, 24 de mayo de 1906
NP 4226
LlTERATURA
JUNTO AL MAR
....
Junto al mar ..... el coloso cuya inmensidad inspira un temor religioso, y cuyos
misterios hacen mirarle con una superstición sagrada.
El mar posee un ESPíRlTU arcano al que acometen los más contrarios accesos.
Es una mujer enamorada, a veces; una mujer que arrulla con una ternura inimitable
de pasión; un bardo triste en otras, un bardo melancólico que puebla el silencio de
las playas, con melodías de harpa pulsada en el seno de la noche por alguna amante
espiritual y penosa. Es en otras, un maldito a que afligen horrendos suplicios
íntimos, que ahúlla, ruge e impreca, y hace temblar de miedo a las pescadorcitas
que le escuchan desde sus lechos tibios, en la cabaña que se confunde con las
dunas, en la extensión desierta...
En algunas noches, cuando sueño o lloro, bajo la techumbre espléndida, de
fulgidas incrustaciones, los cielos estrellados, mi ser en ensueño, cree escuchar en
él, el plañido de un alma hermana, romántica y angustiada, que responde al eco
perdido de mis quejas;un alma que vaga por las soledades nocturnales y fluctísonas
[sic] llorando un ldeal perdido ...!
Lo siento en otras, flagelar con oleajes rudos, los serenos, negros, desafiadores
picachos de las rocas; golpearse en oquecido; estremecer la playa con convulsiones trágicas de dislocado; estrellgrse furibundo; rugir con voces broncas, y, por
último, quedar en una calma de titán vencido, dejando escapar sólo algún sollozo
ahogado, que se me antoja, el respirar fatigoso de un pecho cansado, después de
la brega bárbara. Es la copia feliz de la Envidia -me digo- flagelándose, desgarrándose así mismo, en su enloquecimiento de sierpe herida, maldiciendo, azotándose
desesperada ante la vista exasperante de la grandeza ajena.
Se me figura también el rugido formidable de esos leones indómitos, furibundos
como el rayo, sembradores del delirio en los campos muertos de la intelectualidad
dormida: los apóstoles. Esos Elías de carro flamígero que llevan tras de sí,
encadenadas por un ldeal fulgido y excelso, las turbas febricitantes de patriotismo;
que pasan por la vida con estrépito de catástrofes,haciendo el cataclismo augusto
de la revolución social; despertando las turbas somnolientas de exclavitud, con el
huracán de su verbo; arrasando, como una ola de fuego, como un torbellino
olímpico, las selvas de hombres, petrificados en la quietud de la inacción primitiva,
haciendo alzar las cabezas agobiadas a los parias del socialismo y desafiar a los
cielos con miradas fulminantes; haciendo con la palabra ¡libertad! derroches de
rayos, florecimientos de volcanes e irradiaciones de auroras de sangre!
Se me figura también, entonces, el alma de esos miserables repulsivos de la
humanidad, los avaros cuya fortuna tiene cimientos de cadáveres y cuya arca filtra
sangre por todas partes; aquellos que tienen el pasado por obsesión y el remordimiento por látigo que azota los flancos del corazón.
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El mar es la copia fiel del corazón humano, porque como él es presa de !as
sensaciones, las conmociones más diversas.
Ese mar que arrulla con su canto y acaricia con su oleaje lamientie, que siendo
potente y grande, apenas roza y apenas murmura a las arenas de qhc ca aei- iii -ica-iiLc
eterno ¿no representan al corazón rendido, demente de amor, que a pesar de ser
como él, potente, se adormece, se vuelve débil cuando está dominado, absorbido
por aquel sentimiento; y no tiene fuerza.
ni voces.
r a otra cnsa
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- - - - , ni
..
.voluntad
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para murmurar lánguidas cadencias y caer en la postración de! vencimiento
completo.
No es la hora del amor la que representa entonces,con sus voces aesmayaaas,
sus aguas casi dormidas, su anonadamiento,su postración para agitarse y vocear
con !a fuerza propia de su grandeza?
¿No parece tímido ese coloso al rozar las arenas mínimas: no parece retroceder
por temor de herirlas; retirarse respetuoso de ellas hacia su centro,como crevendo
haberlas ofendido?
¿No es entonces li2 copa feliz de la postración y la demencia ante el ídolo, aunque
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éste sea mísero, e! teiiiui, c-1i i e a y c ~ uque
,
ie irariswrman en esclavo, aunque sea
monarca, que le vuelve débil aunque sea la personalidad de la fortaleza y el poder?
¿No siente e! corazón todas las variaciones del mar, la sacudida del dolor, el
estremecimiento trágico del odio y de la ira, el desasosiego del remordimiento y la
convulsión ho
Si pudiera!
como el mar
¿Habéis V i b w iaa iiuLiuiiiaa Lciiipcxauca, aua Luauiua iciieuiuaua, irieiauicsr
¿Habéis sentido la tempestad del dolor sin fe y sin esperanza. icomparadlas!
También el corazón tiene sus faros salvadores y sus arco iris pacificadores.
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aspeuus. CII ci yiiriiei ~ u i u i~, I I I I ~ ~aI ia
I Liiusiuii,
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a ia esperanza en ei segunao,
en el tercero a todas las COSAS TENEBROSAS de la Vida: al crimen, al odio, al
rencor, a la venganza, a la traición.
También en un mismo corazón anidan sentimientos tan diversos, como diversaS
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son ias tonaiiaaaes que torna ia superricie inrinita aei mar. un mismo corazon ama
y odia; un mismo corazón sirve de abrigo a la paloma cándida de la virtud, y sirve
después de nido al búho negro del crimen.
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ojos ávidos con toda su majestuosa inmensidad. Se besan lo dos infinitos: el infinit,O
de las aguas y el infinito de los cielos. Ambos anonadan por su grandeza y sU
misterio.
He ahí porqué en ambos han querido encontrar a Dios. En los abismos del mair,
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algunos; en
10s aDismos aei cielo! otros ir no nay para que Duscar a uios en el
misterio! Estamos sumergidos en El, rodeados de El, en El mismo; somos un átomo
suyo; le estamos viendo en !as cosas y en los seres!
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUÑA
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¡La Naturaleza, he ahí Dios!
La Creación, de la que somos ALGO: de la que La Tierra es una partícula ínfima
quizás, pero siempre algo de ella.
Un miedo extraño nos domina,junto a este coloso todo misterio; y, sin embargo,
cuantas veces cruzamos por el mundo, entre tempestades más terrificantes que las
suyas: cuantas veces entregamos nuestro corazón a otro más pérfido, más
encubridor que ese mar voluble que bajo esa superficie serena y plateada, oculta;
qué abismos, qué entrañas, qué seno tan negro e insondable! Y la vida entre la
humanidad, no nos inspira pavor.
Trae la noche triste el narcótico del sueño para todos los humanos: sólo dos
insomnes velamos perdidos en la sombra y el silencio: el mar y yo.
Se mecen en las auras nocturnas, sus quejas y las mías confundidas en una
angustiosa armonía, formando algo así como una sinfonía de gemidos que sube
lentamente a los cielos en el seno de la noche sombría. Gime él, ante la soledad
inalterable de la playa extensa y solitaria; gima mi corazón ante la desolación triste
de mi porvenir devastado, talado de esperanzas y de glorias.
Ambos somos tristes por misión, tristes por destinos ¡preguntarle a él,que llora!
Turban la monotonía de su superficie serena, unas que otras gaviotas que baten las
alas sobre el cristal azulejo que retrata sus formas fugitivas. También suelen cruzar
en la monotonía triste de mi tedio, mi desencanto y mi soledad, algunas fugaces
esperanzas de porvenir, que tienen el aspecto de campos en un cielo sombrío;
pasan ligeras, dejando sólo una estela temblorosa, que oscila, palidece y muere .....
Junto al mar .....,el oleaje ni ruge ni canta. ¿Por qué has enmudecido? <Esque
escuchas mi canto, inmenso mar? ......
LUClLA GODOY ALCAYAGA
La Compañía, mayo de 1906
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ANO XXVIII
La Serena, 5 de marzo de 1907
N Q 4341
DE UN EPISTOLAR10 DE MUJER
Abandonemos ya el roman-
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nLI.W.
A1 Gnna a
la a r l n l n c r n n u 1b 1 " A b I I b
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cia; en la juventud es grotesco.
Todos los sentimientos son
en el corazón lo que surcos hechos en la arena: profundos o
leves, van Ilenándose tan lenta
comoineludiblementehasta desaparecer por completo.
Las pasiones más intensas
son bajo la acción del tiempo lo
que rosas rojas bajo la caricia
del sol: se descoloran poco a
DOCO
hasta auedar con ese tinte
r
blanco amarillentoque simboliza al olvido.
¿Qué queréis? El' tiempo
transcurrido desde «entonces»
hasta hoy, que es largo, y la
ausencia, ioh! La ausencia que
hace degenerar, ajarse,
demolerse toda COSA PSÍQUI-
CA!
Preguntadle a las hondas
cavernas por qué en su fondo se
siente el frío y os responderán
que es eso por la larga distancia
que media entre ellas y aquel
que lo emana: el Dios Sol.
Preguntadle así mismo al corazón del ausente el por qué
entumece y os dirá que su hic
deplorable, es causa, de la lejania aei iaoio que emite ei amor como rayos el astro.
La presencia no se sustituye con nada: el recuerdo es proyección desfigurada;
toda evocación es borrosa; la remembranza,es crepúsculoque cae ineludiblemente
en la noche calmada del olvido. Y éste es señor del mundo psíquico como la muerte
es emperatriz del físico: en sus senos míseros no cabe la alteza incomparable de lo
ETERNO; abren sus abismos bajo todo aquello que ya ha vivido bastante y lo
sumergen en su noche horrorosa e infinita -do es imposible ir a clamar por ellos
porque es necesaria su destrucción para la formación de la «vidanueva)).
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I
Y no se olvida porque se quiere como no
se muere porque se desee: ley natural se
cumple inmutablemente.
No rueda, brusco como un torrente el
olvido sobre nuestras pasiones; viene como
la nocturna sombra hacia un paisaje: lenta
pero inexorable.
Y yo he olvidado. No por la miseria
espiritual de que acusan los sublimes pero
infelices poetas locos a sus ideales terrenos, no; sino por la acción del tiempo que
tanto hace agostarse y caer las hojas de los
rosales en nuestro huerto, como hace languidecer y morir las afecciones dentro de
nuestro pecho.
No me culpes: él y la ausencia lo han
hecho. ¿No sabíais acaso que era ésa la
obra que realizan eternamente?
¿Con ellos hemos de imitarnos?
No pues que hacen sólo un bien.
¡Nada perdura sobre la triste tierra, ni
siquiera el dolor! Tanto cicatriza la herida
que hace el hacha en el tronco del árbol como las que aquel deja en el pobre corazón
humano. El rocío no se eterniza sobre la corola de las gentiles del valle ni el llanto
en las mejillas de una mujer.
Hay algo que alimenta y mantiene DE PIE el amor: la presencia continua del
Ídolo. Es a éste lo que el tallo a la flor.
En un sólo árbol anidan en cada primavera, distintos alados huéspedes; un
retazo de suelo da vida en diversas épocas a diversas floraciones: así el corazón con
sus parásitos los sentimientos. Se viste y se desnuda constantemente de ilusiones,
fecundo como la naturaleza.
El pasado pertenece al olvido como el cadáver al sepulcro. En el voluble mar
del corazón humano, sólo el presente flota, aquél reposa en el fondo .....
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L. G.A.
1907
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NO
hay absoluta maldad como no hay absoluta virtud.
De nada podemos estar más orgullosos que de la indeper
cora:zón.
-
Clccl cllLuuu IU iiiaiu Y uuUlarde lo bueno de la Humanidad, es lo que debemos
hacer para no llorar jamás de:sencantos.
Desagiauauias a la visia, a m o los cardos en los jardines, somos los pobres en
la sociedad; armemos nuestra fealdadde fiereza,como aquellos de espinas la suya,
para que, aunque odiándonos, nos dejen tranquilos por temerosos.
¿Qué es la vida?
- Algo triste hasta la angustia;cómico nasra 10 riaicuio, nasra 10 grave serio; rurii
hasta lo despreciable, trágico hasta el horror y hasta la monstruosidad feo: Inspira
miedo, compasión repugnancia.
¿Qué es el hombre en la vida?
-
Saltimbanqui, héroe, loco, bestia, idiota: Todo menos un sabio, todo menos un
cuerdo.
La dicha es en la existencia lo que la espuma en la ola, lo más bello y lo más frágil.
Ha sido hecha para ser mirada y deseada, no tocada ni poseída.
ALGUIEN
La Serena, mayo - 1907
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NQ 4394
La Serena, 9 de julio de 1907
AÑO XXVIII
RECUERDOS
(De una excelsa muerta)
Hará dos años que desde estas mismas columnas un artículo suyo me la revelo.
Era una prosa correcta,sencilla y agradable en la forma; grandiosa casi sublime en
el fondo. Me agradó profundamente;más que eso: me entusiasmó. Inspiraba esas
líneas lo noble que pueda inspirar una intelectualidad; lo más hermoso que pueda
llenar sus obras: el amor al pueblo; al bajo y triste pueblo; el niño desnudo, y
repugnante en su aspecto, y bello bajo su repugnancia; bello, tierno y bueno.
Hablaba de su regeneración por la instrucción, y por la benevolencia de la Matrona
Aristocracia. Todo eso con un tono dulce y cadencioso: nada de la altisonancia
anárquica; bien se veía que de una mujer salían esas notas. Sí, pero una mujer que
debió ser el tipo más adorable del sexo. ¡Quién la hubiera conocido personalmente!
Hablaría aquí de su personalidad moral con tanto o mayor ardor como el que
empleo alabando la intelectual.
Pensé en escribirle, sí, ¿qué extraño es que exista una correspondencia entre los
hermanos del alma si la hay, y se la hace deber, entre aquellos que nada tienen de
común fuera del nombre, con nosotros? Por algunos momentos divagué sobre lo
que sería aquella Ana Luisa Robert; y dígolo con verdad: no imaginé de ella sino
mucha belleza. Pensé en su vida ¿Cómo viviría en ese pueblo pequeño, poblado
de «pequeñeces»aquella forma grande? Soñé que triste como una solitaria. Lo son
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vulgaridad. Viven aisladas; dolorosas huérfanas. A pesar de ser bella la palma del
desierto, ¿no es triste su grandeza solitaria? Contemplando la fuente de inspiración
en que bebía, engrandeció más su figura en mi mente; me humilló; pueril, mezquina
y desprovista de toda sublimidad, me encontré cultivando la literatura para lanzar
en la frase las quejas de mis melancolías: miserable egoístamente; me vi pueril ante
ella que ensayaba la burilación de la belleza para que su demanda generosa, su
llamamiento augusto llevara un atractivo mayor en favor del éxito: apóstol antes
que artista; bordaba su estandarte para atraer h,acia él.
Dejé al tiempo la realización de mi pensamitmto, y pasaron los días. Pero su
2i ^.. _--..--A.. 1nombre yo no olvidaba, y hace muy poco, volviu
a mi rrieiiir su i r ~ u r i u uy, ia
escribí. La contestación nunca llegó; silencio misterioso siguió a mi carta. Y hubiera
pensado en que ella había sufrido el extravío si ayer hablando a alguien sobre este
asunto extraño no se me hubiera descubierto el acontecimiento tremendo: ¡Era
muerta Ana Luise1 Robert!
Murió, me dijeron, y tal frase, sus amigas no debieron oírla con menos sorpresa
--A
-!.- --.----_ 1- _--_..L...--- - l c I ..,.crermen+a h , . P n ~ .
y sentimiento. La. arrir
s i t i CuriuCeiia yuiqur eia uuciia, aiLa y c i i L a u i i c i i L c
la estimé porque era inteligente; sentí su muerte porque esos dos grandes dones
suyos pudieron realizar toda una obra en bien de aquel a quien compadecía como
a un desgraciado y quería como a un hijo: el pueblo.
Y pregunté pormenores de su vida. jsupe que murió a los dieciséis años!
-?
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UUCIIU,
71
¡Quién hubiera alcanzado a llamarla hermana y aplaudirla! Hoy, sólo me es dado
honrar su memoria y bendecir su juventud, esbozo de algo que habría sido excelso.
Tardío se hallará el tributo, el nln Memorianr inoportuno; pero, si se escribiera algo
igual conmemorando a Hugo, se hallaría torpe la idea? No; sobre tumbas como
ésas no se llora sólo al cerrarla sino hasta que la ceniza ha desaparecido. Sin abogar
con tal frenesí por dos bajos))no los amó menos que el nSol»aquella mujer-ángel.
Es triste, es hondamente deplorable, que el sepulcro se haya abierto en el
comienzo de la ruta para esa nluminosa peregrinaw.
Seres como ésos son en la humanidad mala y repugnante, lo que las flores sobre
la tierra árida o fangosa, y como ellas son de fugaces: su delicadeza es causa del
tronchamiento prematuro; no eran para estas regiones: lo dice su organismo
psíquico que al huracán de la existencia humana no fueron destinadas.
La muerte, como los grandes infames, elige para su abrazo monstruoso lo más
exquisito y precioso del mundo, y deja perdurar sobre él a los miserables porque
hasta a ella les son repulsivos.
LUClLA GODOY ALCAYAGA
La Serena,julio de 1907
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ANO XXVIII
La Serena, 1O de octubre de 1907
N”4430
ÍNTIMAS
A
N
~
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LA ÚNICA
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Si cada producción literaria es una flor,
bien pudiera llamar esto un ramillete
Sea; llegue a tus manos;
contémplenlo tus ojos algunos momentos;
ernbriáguete su aguda adorancia;
y puede que si te agrada, caigan sobre él los
delicados labios como una mariposa ...
Ya sé que partirás; ya sé que tu paso por mi vida será breve como el de la estrella
fugaz en el cielo por lo que te arrancará de mi lado el mundo porque no puede
soportar el ver que orea en mis mejillas la humedad del llanto y mi sombra ha
clareado; ya sé que quedaré sin ti, como ya, en época lejana, quedé sin otros seres
que eran más que carne de mi carne y alma de mi alma; eran yo misma; ya sé que
en breve, ciegas estarán mis pupilas porque vas a desaparecer y eres mi sol, muda,
enlutada mi lira: huérfana de su divina musa; ya lo sé: triste me lo confiaste y te
escuché desesperada; venían a tus ojos las lágrimas: mi dolor era más grande que
el dolor que llora. Mas, decidme: Cuando desaparezca de tu vista ¿desapareceré
también de tu corazón? ¿Borrosa me verás con la mente como las tierras en que
quedo con las pupilas? Oh, la iejahía del pasado! ¿Me olvidarás? No estarás a mi
lado, pero estarás dentro de mí. Me privarán de verte con los ojos; ¿impedirán que
te vea con el alma? Yo no fe oluidaré!
No te alejes de mí. De los días que a mi lado te resta pasar, no me robes una
hora, un instante. Ciégame con el esplendor de tu presencia, ya vendrá la negra,
la eterna noche: Ausencia. Háblame, mi ruiseñor adorable y adorado cuyo acento
acaricia y embriaga, mi fugitivo ruiseñor que, de paso, una mañana inolvidable, en
el reseco rosal de mi vida te posaste ... háblame; ya luego se extenderá en mi torno
el silencio que rodea las tumbas; las ruinas, todas las cosas tristes y abandonadas
... Háblame; vacia en mi alma todas tus mieles, quiero agotarlas, agotarlas porque
no me estaré a tu lado para recibirlas y saborearlas.
Déjame contemplarte, joh mi solque sobre tierras extrañas irradiarás y guiarás
otros ojos, y alumbrarás otras sombras, florearás otras sendas. Abrígueme tu luz
ya vendrá la noche helada: Abandono.
Óyeme: déjame que te hable, largamente, confiadamente: de mi afecto porque
el mundo no te brindará otro igual; -rosa sin espinas- de mi sino, de mi pena, porque
ya se sellarán mis labios a la confidencia.
Déjame que te hable: porque en la selva enmarafiada de las populosidades
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donde se perderá tu forma a mi vista, entre mil ecos que llegarán a tu oído, no
reconocerás el mío nunca ... Déjame que te hable; porque luego, muy luego quizás
la Tierra no me contará entre sus parásitos míseros, la Humanidad entre su
caravana fatigada: (Quién no halla en el mundo la felicidad debe buscar al menos
la tranquilidad en la tumba».
Partirás, y para siempre: serán nuestras palabras de despedida, éstas: *¡Hasta
después de la Vida! iAl otro lado del sepulcro espérenme tus brazos!.
Y sola quedaré en una psíquica noche más helada, más negra que la noche
terrestre; porque eres mi único astro, recuérdalo; único y te ocultas!
cambiar una frase tierna ni cruzar una mirada cariñosa;porque guardas incansables
nos velarán, estúpidos guardas que creen hacer morir nuestro afecto, con perseguirlo y castigarlo. Será éste entonces, lava encerrada, torrente obstaculizado: si
aquella rompe la cárcel de piedra y el otro atropella estruendoso y triunfal la valla,
él, ¿qué hará?
Necio, mil veces necio espionaje. Verán los ojos mirarse indiferentes,los labios
dialogar fríos, y gozarán creyendo vencer: los corazones que hierven bajo el pecho
los adivinarán? Y, si los adivinan, los abrirán para arrancarles las ascuas?
Déjalos que nos cambatan; que aten las manos para impedir la caricia: aue nos
coloquen iej<
nos acaricia]
libre, dichos
Al corazón cuanao si se ie oraena amar, oaia; SI se ie oDiiga a oaiar, ama: es ei
rebelde eterno, el sublime, adorable rebelde. El ríe de todo poder; él burla todo
mandato, hasta el manto de la razón: burlará el que hoy escucha, el irrisorio, torpe,
grotesco que hoy recibe?
Déjalos; cuando del tronco extraída la savia, éste viva; cortadas las alas al ave,
ésta se encumbre, tu vivirás sin mi afecto, yo sin el tuyo.
Déjalos; cuando el sol muestre otra faz, mi existencia mostrará una amistad
nueva; cuando deje de ser uno, seremos dos nosotros. Mientras su luz sea en la
Tierra para fecundarla y embellecerla, tu cariño sera en mi corazón, pues que
t
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PeriódEo Radical
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ANO XXIX
La Serena, 16 de enero de 1908
NQ4472
LECTURA AMENA
CARTA íNTIMA
#Aaquella que es mucho más que mi amiga, y algo más que mi hermanan.
iOh! que día tan triste! No creas que su cielo negro, su más gris me hacen hallarle
así; días nublados fueron las que pasaste a mi lado, sin embargo cuando los evoco
se me presentan a la imaginación como los más preciosos de hoy, y al cantarlos
diría que pasaron bajo un cielo diáfano.
¡Qué día tan triste! Lo digo por mi alma no por la naturaleza; mucho la amo pero
no hasta hacer mía su tristeza, una fraternidad tal no ha tenido ella conmigo jcuántas
veces cuando en mi corazón está la muerte, cruel y profana, se ha engalanado con
esplendores deslumbrantes de sol, ha prorrumpido en carcajadas de trinos y se ha
coronado de rojas y frescas rosas! Hablo de tristeza por mi alma, mi pobre alma.
Si la vieras...Nunca el horizonte ha mostrado tanta oscuridad. Si la oyeras quejarse
... La ola moribunda nunca ha gemido como ella; el ave sin nido después de la
tempestad no ha dado al aire lamentos de una ternura dolorosa igual, ni aún el
ábrego en las noches de borrasca cuando aúlla desesperadamente. Tú que dices
amarla,tú que dices compadecerla,tener por ella cuando la ves sufrir el sentimiento
que inspira un jazmín abatido por el viento con golpes bestiales, un mirlo herido que
aletea incorporándose; la inconcebiblemente tierna, la que tú sabes este dolor da,
por s u roce con la vida, como el cuerpo de un niño mártir lo está en la tortura, ella,
soporta hoy sobre su gracilidad de flor el fardo de la pena, más bárbaro que nunca:
te habla bajo ese suplicio.
Mecerás, teniendo en los labios, fresca aún la miel que los últimos días les
vaciaron hasta el exceso al volver la gota del antiguo, ya olvidado filtro a
humedecerlos, pueden comprender el doloroso gesto. Me creerás: si permanecieras largo tiempo fija la pupila en el sol,y cegadas las llevaras después a la boca de
un abismo ¿qué te pasaría?
Yo no te diré: ¿Por qué te fuiste? al destino no te hizo hoja de mi árbol, eso sería
ridículo, pero sí, y como un severo reproche puedo preguntarte: ¿Por qué viviste a
mi lado ese tiempo? Tu bondad fue una saña, fue un refinamiento de crueldad, bien
veías como tu partida había de dejarme.
Todo me habla de ti; en el hogar, fuera de él,adonde enderezo mis pasos, en todo
sitio en que hay aire, hay recuerdos para el pobre corazón que ya quiere huirles a
fuerza de sufrir por albergarlos tanto. La actividad me hiere y vengo hacia la
soledad; lo que es verdaderamente el imperio de la remembranza ¿qué hará en este
ser a quien el vacío del presente hace necrodúlico loco del pasado? Alejándome
de la ciudad he llegado a ese camino solitario que en tardes de placidez dulcísima
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hemos andado juntas (recuerdas? Tu brazo se apoyaba en el mío, caminábamos
la ventura fijos, los ojos en el ocaso cuya belleza crepuscular dominábamos
ampliamente; cosas íntimas te hablaba, mi vida, mi antiguo dolor, mi infortunio
incomparable, revelados te fueron en estos lugares, a estas horas; y el consuelo,y
la esperanza, y la ternura, conocidas fueron por mi alma angustiada y huérfana, y
conocidas como nadie quizás las ha escuchado ni recibido sobre la tierra (Hay
palabras que igualen a las que tus labios profieren? Ambrosía guarda todo cáliz de
flor, pero la de algunas es odiosa, la de otras siendo grata es venenosa; así la terneza
de los corazones,así sus afectos. iOh ambrosía deliciosa y vivificadora la que fluye
de tus labios y que yo he gozado y a la que tal vez debo vivir aún! ¡Bendita sea,
bendita como la que poseen los labios maternales, y todc1s aquellos que cantan el
amor que es rosa sin espinas incógnitas, nieve sin lodo!
He pasado por el rosal silvestre al que robé una vez sus blancas flores para
prenderlas entre las ondas negras de tus cabellos preciosos, para adornar, como te
dije, tu cabeza incomparable;cargado está de rosas más bellas que las de entonces;
parecía ofrecérmelas: me detuve un momento a contemplarlo y recordarte,
movidas por la brisa de la tarde, las rosas me acariciaban, y yo pensé, viéndolas,
en la caricia de tus manos, y de todo aquello que es de una belleza grácil: la ilusión,
la dicha. Luego, hollando la grama verde, la yerba crecida,en las orillas apartadas
del sendero, recordé tu Último cuadro, aquel en que tan bien la copiaste. iOh tú la
que para inspirarme un afecto igual, debías de ser artista!
Ayer ... hoy ...¿Cómo puede pasarse en tan breve tiempo de la alegría delirante
a la pena profunda? ¿Qué juguetes de la vida son éstos? para mañana ¿qué nos
reserva el destino? Ya no puede llamársele ni cruel, sólo puede decírsele loco, no
es sino eso.
¿Volverá? Sí; la noche tiene aurora. Hasta el árbol sin hojas y sin nidos, copia
de mi corazón, siente invadir su médula oleadas de savia bienhechora, reverdecer
el amarillo tronco. Y lueao crecer hasta enredarse las ramas: Y formarse el follaie:
Ya el crepúsculo RIeda tras el mar; ya la luz na aejaao ae senalarme ei espacio
blanco en la hoja que para ti lleno; sigo sin embargo, porque el reflejo de mi afecto
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-
Pi Ñ 0 XXVlll
La Serena, 23 de julio de 1908
-
NQ 4552
LETRAS
DEL PASADO
¿Por qué pasaron, mi querida Delia,
las dulces horas, los tranquilos días
en que fue tu amistad campo de flores
que ante mis tristes ojos entendías?
¿Dónde quedó, perdida en los zarzales
de mi suerte de paria, aquella vida,
como la del Edén dulce y serena,
como la del Edén, también perdida?
¡Ya no puede tornar! Así lo dice
cruel en mi oído un eco misterioso;
no vuelve nunca aquello que se llama,
cae en la muerte cuanto ha sido hermoso.
Veré empezar y terminar los años,
y morir una y otra primavera,
y seguiré aguardando ... pero en vano,
te he perdido por siempre iquién creyera!
Otro es mi hogar, y será el tuyo en breve
otro nuevo también, bajo otros cielos;
otro es tu corazón, otros los seres
a quienes tu virtud dará consuelos.
Nada queda del fúlgido pasado
un recuerdo, es verdad, pero en mí solo,
pues de mi cruzamiento en tu camino
borras las huellas, cual se borra un dolo.
Y las flores de bien, que derramaste
en mi existir, no fueron, no, perdidas,
y gratitud te guardo, aunque eres otra,
y mi afecto también, aunque me olvidas.
¡Soy muy falta’! Parezco una maldita
Mi martirio aventaja a otros martirios
Es sin luna mi noche, y es mi invierno
sin violetas, sin juncos y sin lirios.
lWSEO GABRIELA MlSTRAL DE VICURA
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Hay inmensa razón en tu abandono:
¿qué harías compartiendo mi existencia
si no sentir al par de mi desdicha
Y sollozar al Dar de mi dolencia?
¿A do irías conmigo? Al hondo abismo
en él, al fin se detendrán mis pasos,
otra mártir serías, como aquella
que ha veinte años me apoya con sus brazos.
¡Noexiste la amistad! Es fugaz lampo
aue un instante
v desabarece:
.- ilumina
. ..
.
.
- - - -r-----.
no existe esa amistad eterna y noble
que encontrar en el mundo nos parece.
- J
Hoy comprendo bien, hoy, presencio
la ruina de mi sueño más querido
hoy que asisto al trastorno de tu alma,
toda ternura ayer, y hoy toda olvido,
iAh! déjame llorar, así aferrada
a mis recuerdos caros y angustiosos.
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE V~CUÑA
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ANO xxwii
La Serena, 20 de octubre de 1908
NQ 4588
RIMAS
De mi fatalidad para el auxilio
hacia el cielo clamé,
y, por un largo tiempo, la quimera
luminosa aguardé.
Cansada de esperar, me dije: indigna
soy de tal protector
y al avemo grité, fue tan sensible,
como el otro a mi voz.
Quise en la confusión de las ciudades
mi angustia adormecer;
a ellas fui, y autómata, aturdida,
por sus calles vagué.
Y me hirió su avalancha febricente
como un yunque brutal;
y huí enloquecida hacia mi madre,
mi madre Soledad.
Y es mi vida de calma y de silencio
cayó el cuervo dolor,
festín no interrumpido hace hora a hora
aquí en mi corazón.
¿A do iré? Negra sombra me persigue.
A Jehová no oí
maldecir mi existencia, pero siento
que, en verdad soy Caín.
GABRIELA MISTRAL
1908
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ANO XXVIII
La Serena, 3 1 de diciembre de 1908
NQ 4619
INSERCIONES
UN RECUERDO
de la que fue Jovita Aguilar P.
1
inclinó su frente, su bella frente blanca c.2 rosa en,mna, mucho antes de la tarde;
poco después del beso de la aurora. Feliz, pues que no alcanzó a desvanecer su
perfume; feliz, pues que rodó con blancura en la corola.
Yo la vi en sus postreros dias sonriente, dulce, hablar con las amigas que tan
pronto la habían de perder, y nunca pensé que el sepulcro estuviera tan cerca de
esos labios bondadosos en que la mueca del desprecio ni el pliegue duro del odio
se vieron.
Así rodó silenciosa, tal como se deshojan las rosas, como se deslizan las
lágrimas.
Fue mi amiga. Yo
3 suave y sencilla, de
su rostro apacible y b
xenta de la agitación
de las pasiones, un alma de niña, como ya quedan tan pocas.
Fue mi amiga. La distancia no me permitió ir allá con una blanca corona para
su féretro que la amistad adornó como un altar de virgen, mas mi corazón tuvo
lágrimas para llorarla desde lejos, y esta página, lágrima es también, que yo
reparto entre su losa y el hogar que dejó tributo allá, acá consuelo,
11
Yo no te ofrezco una plegaria, alma blanca en que la virtud llenaba; sería como
ofrecer un lirio a la Primavera; es un recuerdo que te debía, es el adiós de amiga,
tardío como el de la última que desde aquí te evoca.
Alma feliz que la fiereza de la vida ya no hiere, alma pura que la ignominia de
este suelo ya no toca, pues que supiste de los dolores de la Tierra, pues que ya
descansas, pide tu dicha para nosotras. Para mí perseguida de la fatalidad, ola
cansada que pide en un grito la playa. Luz para mi paso, tú que eres un astro; una
flor de tus flores, una gota de tus mieles. Si dado te es recordar, recuérdanos!
LUCliA GODOY ALCAYAGA
Cantera, diciembre de 1908
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PeriódicoRadical
La Serena, 1909
Año XXX
agosto
1
21
:
SOBRE UN CENTENARIO. Ideas de
una maestra.
9
:
ENTRE LOS MUERTOS
noviembre
La Serena, 191O
Año XXXl
septiembre 3
1
I
:
enero
27
:
octubre
I
1
30
:
febrero
21
:
Núm O000
POESíAS ESCOLARES: HIMNOALÁRBOL.
(A don Rafael Díaz Lira)
La Serena, 1914
AñoXXXV
Núm O000
EVOCANDOELTERRUÑO
La Serena, 1913
Año XXXlV
Núm O000
VENTAJOSOCANJE
La Serena, 1912
AñoXXXlll
Núm O000
Núm O000
TARDE
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AÑO xxx
La Serena, 21 de agosto de 1909
N" 4718
SOBRE EL CENTENARIO
IDEAS DE UNA MAESTRA
Impuesta la suscrita de la Circular NQ97 de la inspección General de Instrucción
Primaria, transcrita por esa Visitación, tiene el placer de emitir en seguida con el
entusiasmo e interés que comunica el patriotismo sus modestas opiniones sobre el
mejor modo de celebrar el próximo Centenario.
Muchas ideas sugiere tan importante asunto, pero no pienso anunciar sino la que
juzgo más atendible, porque su realización no sería el motivo de pasajera diversión
popular que constituye las fiestas acostumbradas en tales circunstancias,sino un
verdadero movimiento de progreso nacional y una utilidad suprema y duradera.
Aludo a la instrucción Primaria Obligatoria.
Con la realización de este proyecto soñamos todos los que sentimos las
necesidades profundas del pueblo, no bastando a conformarnos con su postergación las razones dadas sobre ella, razones de economía principalmente. Hemos
dicho: .Las grandes obras exigen los grandes sacrificios, pero los merecen, y la
consideración de los bienes que reportan hacen olvidarlos o atenuarlos».También
lo que vamos a conmemorar fue obra de un sacrificio inmenso, verificado a pesar
de obstáculos múltiples.
Sería inútil una disertación sobre la importancia suma que encarna este asunto,
sobre las causas que claman porque se verifique. Toda persona de cerebro y
corazón, reconoce sus ventajas; estamos acorde en la declaración de esta necesidad. Pero quiero insistir en que ella es imperiosa. No se trata de algo cuya
postergación signifique la postergación de un beneficio, cuya conveniencia es
mucha pero que podemos, sin perjudicarnos,aguardar un tiempo más; se trata del
sostenimiento de un mal lamentable. Así lo considera mi humilde criterio y así
francamente lo expresa. Este mal es que, en plena era de progreso, y en un país
como el nuestro, que no tiene mucho que envidiar a otros en adelanto intelectual,
la cifra de analfabetos es abrumadora. Vano es el empeño que buenos Gobiernos
han manifestado de difundir la instrucción popular dotando de Escuelas a las más
pequeñas poblaciones; pues no siendo reconocida por todos lo imprescindible de
la instrucción la asistencia a esas Escuelas es escasa ya sea la causa de esto la
ignorancia de los padres o sus estrecheces pecuniarias, a las que ponen remedio
dando participación a las niñas en sus faenas, desde edad inadecuada, uno u otro
motivo surgieren lo necesario de que la ley imponga, como otro cualesquiera, el
deber de los padres sobre la instrucción de sus hijos, el castigo por la omisión
en su cumplimiento.
Demos el gran paso que otras naciones -algunas inferiores a Chile bajo otros
puntos- han dado ya. Conmemoremos así aquel paso gigantesco que de la
esclavitud a la libertad dieran resueltamente, nuestros antepasados. Dios
guarde a Ud.
UCRAGODOYALCAYAGA
Preceptora de la Escuela Mixta NP 17.
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AÑO xxx
NQ 4751
La Serena, 9 de noviembre de 1907
1FPTfIRA AMCNA
¿Tristeza? En los detalles, en el conjunto este cementerio es casi alegre con
la multiplicidad forestal de sus cruces y sus rejas claras. Los árboles, e&e éstos, ponen su nota ya melancólica,ya sonriente: aquí un grupo de cipreses con la
-.. -.+.-:
..-_--- -_-- . Hay rejas festivas como una primavera, guardando la muerte son más bellas
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- - - - Jioven.
que si encerraran la vida misma. Me acerco a una de azul pálido: por sus huecos
asoman nardos blancos y perfuman su sitio y el de los muertos vecinos, parece
,. .
._
una cuna aesDoraana0 encajes, sugiere asi la imagen de un niño o una virgen
- que
.
1fue bella, que fue amada, y-que por eso duerme bajo corolas odorantes...
Leo: M.S. 104 añosi. Este jardín delicioso guardando la ruina deforme de
I
.
.
.
-
- - ..-.- - -
hasta la'hondura donde ellas hallan su Savia, en el seno mismo de la víscera
repugnante.
P:
-1 .I
--:- - - - - - _ _ ..- - - - J. rc
L I ~ I UQLUI, SUI giuriuso; ponen un paiio aiarano some ia riesra iugume. Y O gusto
de que se haga gozoso el día de la muerte, y se pongan sobre los sepulcros cosas
ligeras, dones regocijantes, para dulcificarla a Ella, un poco -sólo un poco- más
amarga que la vida también se dulcifica. En el viento, las olas mandan su frescura
como las olas que cantan en la cercana playa. En las tardes meditativas, en las
noches augustas, los follajes, sonoros a su paso, dicen la oración de sus hojas,
pausada o atropelladamente, meciéndose, agitándose. Esa oración, la única
constante; la de los amigos sólo un día, éste, y menos fervorosa. ¿Lágrimas? Las
de las nubes generosas, las del cielo sereno en la alta noche, ojos humanos no las
lloran tan copiosas y puras.
Cuando la lluvia cae, tristemente, apaciblemente, su rumor debe evocarles la
vida de afuera, la invisible vida de la tierra externa cuyo eco apagado suele llegarle:
el sollozo de una garganta amarga, los pasos ¡ay! esperados día a día de la visitante
ingrata que tarda tanto.
Y al pasar el invierno, la amable, la opulenta primavera,hace de todo este suelo
un solo jirón verde; yerbas amorosas, césped espeso, le cubren: inmenso consuelo
de belleza sobre la fealdad que oculta, don inmenso de alegría sobre su tristeza
hondísima.
Es más pródiga que estos huéspedes mezquinos que van buscando nombres y
fechas para dejar la ofrenda: ella la extiende en todos los sepulcros, no pregunta si
aquel es de amigo o de deudo. La coloca hasta el pie de esas crucesillas
inverosímiles que con dos ramas frágiles del álamo cercano hizo algún pobre
deudo...¡Qué tristeza! La sola brisa las inclina; no las derriba, sin embargo, como
si le conmoviera la miseria casi grotesca de sus arqueados brazos de leño rústico.
En fin, ya no quedaron nuestros muertos sin el símbolo santo -pensaron los que
vinieron a dejarles- tienen, además otra señal fuera del promontorio de tierra
que la lluvia nivela en breve.
¡El símbolo! No ha de quedar una tumba sin él. Porque a través de los yermos,
-1
88
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1.
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUÑA
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F
todos estos fueron Cristos doloridos que la llevaron de tumbo en tumbo, aún bajo
los follajes floridos de la juventud, en la ancianidad exhausta, hasta este sitio. Y de
auedar alzada encima de la carne aue rindiera, diciendo: Hauuí
. ”yace un dolor)).
Primavera es también reparadora de los grandes errores; ved si no, lo que
hace con todo este retazo de suelo en que duermen miserables: durante su
reinado, es un derroche maravilloso de pétalos el que cae aquí; es como si esos
.
..
n
cuerpos ae parias aieran a ia tierra ei vigor miiagroso ae raies rioraciones. Yo
he visto en contorno a los altivos mausoleos levantar las ortigas sus tallos
ásperos, en tanto que acá, suave, compacta, la grama embellece la miseria del
suelo desnudo, de la sepultura sin lápida.
El sol, el cariñoso sol, entibia en el verano el lecho de estos que duermen bajo
el cielo, sin el amparo helado de la bóveda marmórea o la losa ruda, a merced del
viento que suele barrerles este manto sucio de polvo que les esconde, a merced
también de sus rayos, a veces demasiado cálidos, que les dejan su calor hasta
entrada la noche.
Cargados de coronas los visitantes se esparcen por la ciudad silenciosa, entre
el laberinto de maderos erguidos.
Los muertos afortunados reciben el don -¡ay! demasiado valioso para muertos!de esos pesados medallones que mañana, hoy tarde tal vez, les serán quitados...En
las cruces desteñidas, en las rejas ruinosas que los deudos no renuevan, cuelgan
coronas de papel casi festivas, rojas, pintadas...Son de aldeanos; las han preferido
a los jazmines de sus huertos rebozantes que mueren muy pronto. ¡Felices los
que sienten al través de la ligera capa de tierra la frescura de la hoja verde y el
perfume de la multiflor abierta! Estas coronas colorantes son tan lamentables
como los medallones magníficos:Un día más y ellos habrán desaparecido, y ellas
desoladas han de rodar barridas por el viento. Y las cruces quedarán en la misma
desolación con sus brazos extendidos que piden el abrazo de la amante hiedra.
¡Flores, muchas flores! Siento un deseo intenso de haber llegado agobiada de
ellas para alcanzar a cubrir tantas tumbas huérfanas que parece pedirlas suplicantes desde sus rincones olvidados, cuando paso junto a ellas, Y sintiendo la tristeza
de su tristeza, pienso en mis muertos de otros cementerios, también ellos sin una
rama fresca, desnudos entre los demás engalanados allá lejos, muy lejos...!
Ya dejo la ciudad silenciosa.
Al salir, una fila de nichos atrae la mirada. El primero de los vacíos parece mirar
con su largo hueco oscuro, helado como la pupila de la muerte que eligiera su
huésped NQ36 ...¿Me aguardará? ¿Elobrero que acaba de terminarlo, inconsciente
él también como el destino lo ha hecho para mí?
No; porque mi lecho está allá, mi último lecho, a pleno sol, bajo la mirada de las
estrellas, sombreado por las nubes, acariciado por la lluvia, dorado por el sol,
cubierto -si algo lo cubre- por una madreselva...
Allí, de la fusión impura de la tierra parduzca con la carne deleznable, brotando
una violeta blanca. ¿O decís acaso, una mariposa clarísima ascendiendo al azul
desde el montón de tierra removido?
No; una violeta blanca adherida a este suelo; sólo eso...
..
.
a
.
I
.
.
LUCRAGODOYALCAYAGA
Coquimbo, noviembre 1 * de 1909.
MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUMA
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ANOxxx
La Serena, 3 de septiembre de 1907
VENTAJOSO CANJE
NQ 4876
...
..- -..los
.- - conservadores
- - - ---- - - --- -«Nosotrosdejaremos Dasar la Instrucción Obliaatoria.
u
- ., dicen
a los radicales, pero ustedes a su vez dejan pasar las Universidades libres y
aceptan el artículo dle aquel proyecto referente a subvenciones a escuelas
particulares#.
.,
. .
iHermoso canje! Los Denericios ae ia instruccion ubiigatoria, con ser tan
grandes, serán Inenores que los males ocasionados por el p&e de esas dos cosas
inauditas: el proyecto de don Abdón Cifuentes y el artículo destinado a dar a la
enseñanza clerilcal un auge espantoso.
k n Leen.., 1-..
n,.*..-I-:-la..-.:-A--*---.-iiaLcli iaa c a c u c i a a paiiuquiaiea e ~ x . e ~ i i eyuesicis
> , *-- como una
Bastante dailv
amenaza frente a la noble escuela fiscal para que el hemismo de nuestros liberales llegue hasta el punto de pagar tan cara la realización de sus ideales,
dáncdoles alas gigantescas con el Presupuesto .....
hando el senador por Valparaíso don Guillermo Rivera pidió la creación de
8
1
P..
. . . .
e.
..
-e....--..
la propaganda radical protegida, costeada por el Estado.
Las subvenciones enormes exigidas por ellos para las escuelas particulares,
que serían en su totalidad parroquiales, ésas sí que significarían el jesuitismo
escolar amparado generosamente por el Estado.
Ha dicho bien el señor Vicuña Cifuentes en un reportaje concedido a #La
Mañana#,con la Instrucción Obligatoria hay para varios años más, ello se deberá
exclusivamente al conservantismo empecinado y fatal al progreso.
Que aprovecha, mientras tanto que la mayoría liberal del país se traduce
fielmente en una mayoría tan abrumadora como ella en las dos Cámaras.
La Instrucción Obligatoria pertenece al progreso de un país como la luz al sol,
y, a menos que Chile adopte en el futuro la marcha del cangrejo (lo que sería el ideal
conservador) ella nos llegará tarde o temprano, ella madurara como el más
preciado fruto de nuestra civilización.
Los impugnadores suyos sólo retardarán el florecimiento de esta realidad
inevitable, y clamarán en su contra hasta que caigan arrollados por el esfuerzo ya
irresistible de los que, mañana como ayer y hoy, darán por ella las batallas más
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUfiA
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con frondazones verdes a la vista del viajero velado?
¿Ya nunca sus acacios, ya nunca sus rosales -deshojaráncomo caricia muda sus
flores a mi paso- espantando el ensueño en sus nidales?
¿Y mi casita blanca tras los jóvenes álamos sonriendo -su puerta humilde no
abrirá a mi golpe -al golpe tembloroso de mi mano- ni el eco triste de mi voz
doliente?
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cobijarán mi vida: mi vida atormentada -v mis náufraaos
sueños, y mi tristeza
e
eternai?
¿Y las vidas propicias,y las vidas amadas -que aguardan silenciosas mi retorno,
esas c:abezas blancas- nevadas de dolores, aguardarán en V~ano mi llegada?
. . en aonae aguaraamealguien con espera de vivo, -en donde hay
¿Y ei cementerio
madreselvas elegidas para aromar mis huesos -no verá, no, mi prometido arribo?
¿Nunca regaré flores? ¿No me cantará más la vieja fuente sus dolientes
historias? -+Esas cabezas blancas no pondré YO sobre la eterna almohada?&re xerán las ortigas sobre mis huesos, crueles e irrisorios#?
¿Este sol inclemente calcinará,mishuesos, en esta tierra e
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUÑA
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ANOxxxiv
La Serena, 30 de octubre de 1913
NQ 5335
POESÍAS ESCOLARES
EL HIMNO AL ÁRBOL
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D - C - ~ I n:-.,I
Árbol hermano, que clavado
por tus raíces en el suelo,
la frente verde has elevado
en una intensa sed de cielo.
Hazme piadoso para el suelo
por cuyos jugos me mantengo,
sin que este amor mate el anhelo
del país azul de donde vengo.
Árbol que anuncias al viandante
la suavidad de tu presencia
con tu amplia sombra refrescante
y con el nimbo de tu esencia.
Haz que delate mi presencia
en las praderas de la vida
mi suave y cálida influencia
sobre las almas ejercida.
Árbol diez veces productor
el de las pomas sonrosadas,
el del madero constructor,
el de las carnes perfumadas,
el del follaje amparador,
el de las gomas suavizantes,
y las resinas milagrosas
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- - - de tirsns iinnhiantes
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y de gargantas melodiosas.
Hazme en el dar un opulento
¡Para igualarte en lo fecundo,
el corazón y el pensamiento
se me hagan vastos como el mundo!
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUÑA
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Mariuscrito inconcluso del poema “Himno al Árbol”, tomado de uno de los cuadernos
per5;onales de la poetisa, transcrito por una alumna suya.
Archivo documental del Museo Gabriels Mistral de Vicuiis.
MU!SEO GABRIELA MISTRAL DE VICUÑA
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Y todas las actividades
no lleguen nunca a fatigarme;
las magnas prodigalidades
Salgan de mí, sin agotarme
Árbol donde es tan sosegada
la pulsación del existir,
y ves mis fuerzas la agitada
fiebre del siglo consumir.
Hazme sereno, hazme sereno,
de la viril serenidad
que dio a los mármoles helenos
su soplo de divinidad.
Árbol, que no eres otra cosa
que un universo protector,
pues cada rama mece airosa,
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MUSEO GABRIELA MISTRAL D E WCUÑA
CEME – Centro de Estudios Miguel Enríquez – Archivo Chile – www.archivochiele.com
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ANO xxxv
La Serena, 21 de febrero de 1914
NQ 5383
TARDE
Muere el día con una dulzura de mujer.
Vierte paz evangélica el ambiente violeta.
Todo hervor del espíritu se siente adormecer:
como un estanque pleno, cada pasión se aquieta.
La brisa misma mueve levemente sus sedas,
por no trazar un gesto violento en la sagrada
faz de la tierra en éxtasis ... Van descendiendo quedas
unas ovejas de égloga las lomas azuladas.
Y el día que vivimos se extingue como un bueno.
Mitad en el abismo, a un saca de su seno
fuerzas para la última pulsación de ocre intenso,
que hacer arder todo el cielo como un amor inmenso
El corazón de bronce solloza en las esquilas
y las estrellas muestran sus lágrimas tranquilas!
...
GABRIELA MISTRAL
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MUSEO GABRIEVI MlSTRAL DE VICUÑA
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CEME – Centro de Estudios Miguel Enríquez – Archivo Chile – www.archivochiele.com
ío v
La Serena 18de marzo de 1884
Núm 93f
DEDICADA A MI AMIGO
José 1. Rojas
A LA SERENA
1'
Serena, ciudad querida,
Dormida a orillas del mar,
Mágico Edén celestial,
Cuna feliz de mi vida,
(No escucharás, por favor,
Al cantor
Que pide con tierno anhelo
Inspiración a los cielos,
Para cantarle su amor?
En tus jardines preciados
Juncos y rosas florecen;
Y cuando el alba aparece
Jilgueros delicados
Cantan en dulce ternura
Las venturas
Que el porvenir te depara:
Que si la suerte te ampara,
Te proteje la hermosura.
Sentado yo en tu colina,
He visto el aura robar
Esencias del azahar,
Y besar las clavelir--Y acariciándome hf
Mariposas,
De lindas alas pintadas
Se duermen enamoradas
En el cáliz de tus rosas.
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MUSEO GABRIELA MISTRAL DE VICUNA
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Y cuando oculta radiante
S u frente el astro del día
Se pasen a porfía
En tu plaza mil amantes;
y sus amores dichosos
Sus sonrojos,
Se cuentan las chicas bellas;
Y nace amor cual centellas
A raudales de sus ojos.
Una noche sin afanes
Yo vi tu imagen querida,
Como paloma dormida
Entre mirtos y arrayanes,
Zahumada por mil flores;
Tu loores
Quise en mi lira secreta
Cartarte, y, como el poeta
Eternizar tus primores.
Y velando tu dormir
El Pacífico sereno,
Te guarda dentro su seno
Un dichoso porvernir,
Y del Andes a la falda
Esmeralda
Eres velada a la vez
Por un gigante a tus pies
Y otro gigante a tu espalda.
Jerónimo Godoy V.
9BRiELA MISTRAL DE VICUNA
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