El Papa del Concilio

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1
EL PAPA DEL CONCILIO
POR EL PADRE FRANCESCO RICOSSA
SEGUNDA PARTE
Sodalitium nº23 Diciembre 1990
En la primera parte hemos seguido las etapas principales de la vida de Angelo Giuseppe
Roncalli, desde su nacimiento (1881) hasta 1914, año fundamental por muchas razones:
en agosto estalla la Primera Guerra Mundial, muere san Pío X, el gran adversario de los
modernistas, y muere también el obispo de Bergamo, modernizante, del cual Roncalli
era secretario y discípulo.
UN SOLDADO HERIDO EN LA GUERRA
Don Roncalli también fue llamado bajo bandera el 23 de mayo de 1915, y afectado al
servicio de salud en Bergamo; deja el ejército “el 10 de diciembre de 1918, aunque los
papeles oficiales lo declaran liberado de las obligaciones militares el 28 de febrero y el
15 de marzo de 1919”1. De la “gran guerra” (1915-1918) don Roncalli salió indemne.
No fue así de otra “guerra”, no material sino espiritual: la que san Pío X hizo a la herejía
modernista durante todo su pontificado, de 1903 a 1914. En esta “guerra” contra el
modernismo y los modernistas (el papa sabía bien que los errores no existirían si no
hubiera errantes para profesarlos), Roncalli fue aprehendido por el cardenal De Lai que
comienza, precisamente en junio de 1914, a sospechar de la ortodoxia del futuro Juan
XXIII, a tal punto que este último “puede hacer pensar en un soldado que, salido
indemne de una guerra larga y ardua, es herido la víspera del armisticio. La tempestad
del modernismo, en efecto, ha cesado. Tiene su fin con la muerte de Pío X” 2
precisamente en agosto del mismo año. El sucesor, Benedicto XV, condena ciertamente
el modernismo pero no continúa la persecución de los modernistas; al celoso cardenal
De Lai no le que más que remitir el “dossier Roncalli” a un cajón de los archivos
vaticanos.
EL MODERNISMO AYER Y HOY
Para el lector que no esté muy al corriente de la Historia de la Iglesia, transcribo lo que
dice una enciclopedia cualquiera (aún laica) sobre el modernismo: “Movimiento de
reforma desarrollado a fines del siglo XIX y comienzos del XX, que tiene como
objetivo la conciliación del cristianismo con el pensamiento moderno 3. Fue condenado
por la Encíclica Pascendi de Pío X (1907) y combatido por el integrismo católico4. Los
temas esenciales del modernismo fueron el análisis crítico-filológico de la Biblia y el
estudio de la teología inspirándose en a filosofía moderna (idealismo, neo-kantismo,
irracionalismo) y del método de inmanencia de M. Blondel. Representantes de primer
1
Hebblethwaite. Jean XXIII, le Pape du Concile. Ed. du Centurion, 1988 ; pp. 96 et 107.
Hebblethwaite, op. cit, p. 91.
3
Cf, la proposición modernista nº 65 (y última proposición) condenada por el decreto Lamentabili del 3
de julio de 1907: “El catolicismo actual no puede conciliarse con la verdadera ciencia, si no se transforma
en un cristianismo no dogmático, es decir, en protestantismo amplio y liberal.” (DS 3645). Comparar con
el error análogo católico-liberal condenado por Pío IX en el célbre Syllabus, proposición 80 (y última
proposición): “El Romano Pontífice puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, el liberalismo
y la civilización moderna” DS 2980; 8 de diciembre de 1864)
4
Sobre el « Intégrismo » y el Sodalitium Pianum, cf. las obras de Emile Poulat : Intégrisme et
catholicisme intégral, Casterman 1969 - Catholicisme, démocratie et socialisme, Casterman 1977. Ver
también Sodalitium n°4, agosto, septiembre, octubre 1984, pp. 3.7.
2
2
plano: A. Loisy, L. Laberthonniere, E. Le Roy (cuyo maestro era el filósofo Bergson y
su obra La evolución creadora (escrita en 1907, n.d.a.) en Francia; G Tyrrel en
Inglaterra; E. Buonaiutti y R. Murri (“padre” de la Democracia Cristiana, n.d.a.) en
Italia”5
Excepto Laberthonniere (que no obstante pobló el Index de libros prohibidos con todas
sus obras), todos fueron excomulgados y basta leer la encíclica Pascendi para
convencerse que el modernismo fue verdaderamente “la recolección de todas las
herejías”, con la circunstancia agravante de la traición: “…hoy no es menester ya ir a
buscar los fabricantes de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, y ello es
objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo
enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados”.6
Algunos, desenmascarados por san Pío X, fueron expulsados hasta visiblemente “de las
venas mismas y de las entrañas”(6) de la Iglesia donde se ocultaban; otros, más
disimulados o todavía más hipócritas, permanecieron ocultos esperando su hora.
Según Giulio Andreotti, el error de Buonaiuti, amigo de Roncalli y de un pariente del
mismo Andreotti, Don Belvederi, FUE NO HABER SABIDO ESPERAR LA
EVOLUCIÓN DE LOS TIEMPOS (el Concilio Vaticano II), ROMPIENDO COMO
LO HIZO CON LA IGLESIA. Roncalli, por el contrario, “que de Bonaiuti había
aprendido muchas cosas”, permanece en la Iglesia para preparar “la evolución de los
tiempos”7.
“De la Iglesia del Syllabus (la Iglesia Católica, n.d.a.) a la Iglesia de Vaticano II –
escribe Émile Poulat – UNA TRANSFORMACIÓN CONSIDERABLE ha trabajado al
catolicismo; y como ella se ha abierto con el Concilio, se acelera ante nuestros ojos.
Algunos se regocijan, otros se asustan PERO NADIE, MIENTRAS TANTO, LO
NIEGA”8
Es más, muy recientemente el Osservatore Romano mismo, por ejemplo, recordando al
cardenal Bevilacqua, amigo íntimo de Montini, preparador del Concilio, de la reforma
litúrgica y de la libertad religiosa, no tiene vergüenza de escribir que “entre las fuentes
del pensamiento del inolvidable Oratoriano hay que poner en primer lugar a
5
La Nuova Enciclopedia Universale Garzanti, Milano 1982, artículo "modernismo", p.913.
S. Pío X, Enciclia Pascendi
7
G Andreotti, A cada muerte de papa, Biblioteca Universale, Rizzoli, Milán 1982, p.66. Este pasaje del
actual jefe de gobierno italiano merece ser citado completo: “La tarde precedente (precedente a la
elección como papa del Patriarca Roncalli, N:D:A), mons. Capovila me había telefoneado, diciéndome
que el patriarca quería verme. Mi vínculo con él hacía abstracción de la política; derivaba de la vieja
amistad entre Roncalli y don Giulio Belvederi, del que he contado las peripecias ante la Santa Rota.
Compañeros de estudios en Letrán, se habían reencontrado en una común vocación por los estudios
bíblicos según fórmulas hoy corrientemente practicadas, pero vistas entonces como fuertemente
sospechosas de modernismo, al punto que a ninguno de los dos le fue confiada esa enseñanza para la que
estaban ciertamente preparados, De este cenáculo también formó parte Ernesto Buonaiuti, el que no supo
sin embargo esperar la evolución de los tiempos y rompió ruidosamente con la Iglesia. Roncalli devenido
papa no tuvo dificultades en declarar que de don Ernesto había aprendido muchas cosas y que rezaba
siempre por él”.
8
E. Poulat, Intégrisme…op. cit.pp.7-8.
6
3
Bergson”…”un gran hombre en el que Bevilacqua se reconoce plenamente. 9 (Le Roy
tuvo la misma suerte con JPII) 10
Lástima (para ellos) que la Iglesia no esté de acuerdo: “La doctrina bergsoniana de la fe
religiosa y del dogma está en neto contraste con la enseñanza de la Iglesia Católica (V.
Inmanentismo). Algunas de las obras principales del filósofo (Ensayo… La evolución
creadora, Materia y memoria) FUERON PUESTAS EN EL INDEX” 11
Retornando al asunto de la vida de Roncalli (que parece haber sido abandonado) antes
de proseguir, debo hablar de sus vicisitudes en tiempos del modernismo. Solamente
entonces podremos comprender lo que es “EL PAPA DEL AGGIORNAMENTO” que
nos ha legado el actual triunfo del modernismo12
RONCALLI SOSPECHOSO DE MODERNISMO
La Biblioteca Sanctorum, resumiendo la situación del “servidor de Dios Juan XXIII” en
1914, escribe de él: “injustamente sospechado de modernismo”13
Sospechas, hubo. Pretendo demostrar que no fueron injustificadas: es el fin de este
artículo. Y trataré de probarlo destacando que:
1) eran modernistas o modernizantes14 sus “modelos” en el sacerdocio;
2) era sospechosa la diócesis de Bergamo;
3) era sospechosa su animosidad contra los antimodernistas. Tres ejemplos: a)
Scotton, b) Mattiussi, c) san Pío X,
4) era sospechoso como historiador y profesor de historia eclesiástica;
5) son sospechosas, por sus mismos admiradores, sus declaraciones de
antimodernismo;
9
M. Perini, Le Cardinal Giulio Bevilacqua : l'intelligence et le "style", in L'Osservatore Romano, 6 mai
1990, p.5
10
Bergson fue citado de forma elogiosa por Juan Pablo II en un discurso a los miembros del cuerpo
diplomático en la Santa Sede, el 10 de enero de 1987. Cf. Sodalitium, nº 14, septiembre de 1987.
11
MF Scialla, término “Bergson” en Enciclopedia Cattolica, II col. 1387. Los libros de Bergson fueron
puestos en el Index peo no se puede naturalmente excomulgarlo, dado que no era bautizado. De origen
israelita, se aproxima al “catolicismo” (entendido en un sentido modernista) pero rehúsa el bautismo.
12
Una confirmación más del vínculo modernismo Vaticano II-Juan XXIII: hablando del modernista
inglés Tyrrell (al que la Iglesia le niega hasta la sepultura eclesiástica) y de la concepción del papado, el
historiador jesuita Sommavilla comenta con entusiasmo: “Como precisamente lo hará, bajo inspiración
del papa Juan, Vaticano II”. (G. Sommavilla, La Compagnia di Gesú, Rizzoli, Milano 1985, p.233).
13
Bibliotheca Sanctorum, primer apéndice, Città Nuova Editrice 1987, término "Jean XXIII" por G.
Spinelli O.S.B., columna 577.
14
Es necesario repetirlo. Cf Sodalitium nº22, p.20, y nota 50, p.21. Otro discípulo de san Pío X, don
Cavallanti, escribía: Como el arrianismo. El pelagianismo, el jansenismo, disueltos como consecuencia de
las condenas de la Iglesia, dejaron detrás de ellos una estela de errores, más sutiles y menos aparentes,
conocidas bajo el nombre de semi-arrianismo, semi-pelagianismo, semi-jansenismo, así es hoy el
modernismo, que desenmascarado y herido de muerte, deja detrás de sí al abandonar el campo de batalla,
otros errores que se difunden en masa como gérmenes y arruinan o amenazan con arruinar a muchos
buenos católicos (…) repito que hay un semi-modernismo, el que, si no es tan malo como su padre, el
modernismo, cloaca de todas las herejías, es no obstante más insidioso”. (Conferencia del 16/11/1908,
reproducida en “La crítica del liberalismo, (1908-1909) nº421-423, y citada en “Historia de la Iglesia”
dirigida por H. Jedin, Vol. IX, p.563, ed. Jaca Book 1975).
4
6) en fin, y esto confirma todas las sospechas, está la actividad subsecuente de
Roncalli, especialmente después de su elección al pontificado. Es el argumento
de los próximos artículos.
MODELOS SOSPECHOSOS
Este argumento ha sido desarrollado en la primera parte15; los amigos de Roncalli, sus
modelos figuran todos entre los modernizantes, si no entre los modernistas: Buonaiuti,
Sangnier, Radini Tedeschi, Ferrari, Bonomelli, Mercier16…
En los años que van de 1903 a 1914 (pontificado de san Pío X), Roncalli es un muy
joven sacerdote (a partir de 1904); no esperemos de su parte acciones de primer plano,
particularmente importantes, como son las de un hombre maduro y de rango elevado,
pero busquemos el espíritu del futuro “papa bueno” en sus modelos de juventud
sacerdotal.
DIÓCESIS SOSPECHOSA
Don Roncalli fue el secretario y discípulo del obispo de Bergamo. ¿Qué reputación tenía
la diócesis? Ya lo hemos visto (Sodalitium nº22, pp. 16 y 17).
Dos visitas apostólicas (junio de 1908 y junio de 1911) convencen al obispo de haber
perdido la estima de san Pío X y de ser sospechoso. Don Giuseppe Moioli, profesor de
Escritura Santa (Nuevo Testamento) en el seminario, es destituido de sus funciones 17
El predecesor de Roncalli en la cátedra de Historia Eclesiástica, don Angelo Pedrinelli,
también antiguo alumno del Seminario Romano, tuvo el mismo fin, “víctima del clima
intelectual de derecha (¡simplemente católico! n.d.a.) que caracteriza el fin del
pontificado de Pío X”18
Bergamo era, en 1906, una de las ciudades italianas más influenciadas por los escritos
del modernista Loisy19 y del modernizante Duchesne, al punto de hacer decir a san Pío
X que en el clero bergamasco había “mucha leña seca y la HISTORIA de Duchesne no
ha sido tan largamente difundida y apreciada en ninguna otra diócesis” 20
¡Felizmente no todo el clero bergamasco era así! Su parte sana era precisamente la que
informaba a la Santa Sede del avance del modernismo en esa diócesis bajo la autoridad
15
Sodalitium n° 22, pp. 13-20.
George Tyrrell (1861-1909), ex jesuita, “padre del modernismo inglés”, al sostener la no eternidad
de la condenación (seguido en esto por Rahner, Von Balthasar… y Wojtyla), suspendido de sus funciones
sacerdotales, suspendido a divinis y separado de los sacramentos aún en artículo de muerte, tuvo no
obstante del cardenal Mercier la invitación a ser incardinado en su diócesis (Cf. Sommavilla, op. cit.,
p.233).
17
Hebblethwaite, op.cit. p.17.
18
E. Poulat, Catholicisme, démocratie et socialisme, Casterman 1977, p.346.
19
Carta de Paul Sabatier a Alfred Loisy; cf. Hebblethwaite, op.cit. p.67.
20
Hebblethwaite, op.cit. p.86. Ya he reproducido estas palabras en el n°22-p.19 del Bulletin. Repetita
juvant.
16
5
de Radini, por ejemplo el canónigo don Giovanni Mazzoleni, amigo del cardenal De
Lai21
He ahí entonces el que era el espíritu en el seminario donde enseñaba Roncalli: una
hostilidad difusa hacia san Pío X, que nos permite pasar al tercer elemento sospechoso.
ANIMOSIDAD SOSPECHOSA
El “papa bueno”, todo dulzura hacia los errantes, no lo era, por el contrario, hacia los
más celosos defensores de la ortodoxia. Y esto, desde su juventud sacerdotal.
Todavía seminarista se enfrentaba regularmente al cura de Sotto il Monte, don Ignazio
Valsecchi, que los editores del diario espiritual de Juan XXIII describen como un “padre
simple y modesto, pero batallador” que “tuvo preferencia por los católicos
intransigentes que sostenían posiciones radicales en la obra de los congresos. El clérigo
Roncalli no debía encontrarse cómodo…22 “¡Absolutamente no!¡Imposible! – escribía
nuestro Roncalli el 27 de julio de 1898 – no quiero jamás aceptar callarme, con este
bendito cura …” (22).
Ya sacerdote y secretario del obispo, sus antipatías “liberales” apuntaron un poco más
arriba. Doy tres ejemplos.
a) Los hermanos Scotton
Los padres Jacopo, Andrea y Gottardo Scotton, de Breganze, dirigían el periódico
integralmente católico La Riscossa, que era como el diario oficial de la línea Pro
Pontifice et Ecclesia23. Su diario es fomentado abiertamente por san Pío X24 “Su
orgullosa divisa era FRANGAR, NON FLECTAR – romperse, pero no doblarse bajo
los vientos de cambio. Don Roncalli recusa esta actitud y cambia la divisa en
FLECTAR, NON FRANGAR (me doblo, pero no me rompo)” (24). Pequeño, este
episodio, pero ¡cuán significativo de las tendencias de un hombre!
b) El padre Mattiussi
El padre Guido Mattiussi, jesuita (1852-1925) fue un eminente filósofo y teólogo
tomista.
21
Hebblethwaite, op.cit, pp.77-78. El cardenal Rafael Merry del Val, servidor de Dios (1865-1930),
español, fue Secretario de Estado bajo san Pío X (1903-1914) y en consecuencia responsable del Santo
Oficio y Camarlengo de la Santa Iglesia Romana. El cardenal Gaetano De Lai, (1853-1928), Originario
de Vicenza, creado cardenal por san Pío X (1907) y secretario de la Consistoriale bajo san Pío X,
Benedicto XV y Pío XI. Fue “verdaderamente el hombre fuerte del pontificado” de san Pío X (E. Poulat,
Intégrisme…op.cit, p.65) y el gran defensor del Sodalitium Pianum de Mons. Benigni.
El cardenal José Vives y Tuto (1854-1913), capuchino español, fue creado cardenal por León XIII en
1899 y prefecto de la Congregación de los Religiosos por san Pío X en 1908. Él también era “uno de los
consejeros más escuchados por san Pío X y por Merry del Val (él mismo español): uno de los tres
cardenales, con este último y De Lai, en que el papa había puesto su confianza y al que consultaba en los
casos difíciles, como lo testificaron en el Proceso de canonización los cardenales Sili y Gasparri” (E.
Poulat, Intégrisme…op.cit. p.587).Atacar a estos tres prelados era pues una forma indirecta pero real
de atacar al mismo papa.
22
Juan XXIII, Le journal de l'âme, ed. Storia e Letteratura, Roma 1967 5°éd., p.34; ver también las pp.43
y 46.
23
E. Poulat, Intégrisme…op. cit. pp. 174. 432. 602.
24
Hebblethwaite, op. cit. pp. 66-67. Cf. L.F. Capovilla, Jean XXIII, Quinze lectures, Rome 1970, p.397.
6
Profesor en la Universidad Pontificia Gregoriana, fue elegido por san Pío X para
difundir el tomismo entre los jesuitas entonces en gran parte discípulos de Suárez, en
conformidad al Motu Proprio Doctoris Angelici (29.VI.1914), que prescribía en la
enseñanza la doctrina de santo Tomás.
Porque se demandaba entonces cuáles eran los puntos salientes y específicos de esta
doctrina, san Pío X confía al P. Mattiussi el trabajo de establecer una lista que fue la de
las “Veinticuatro tesis de la filosofía de S, Tomás” aprobadas por la Sagrada
Congregación de Estudios el 27 de julio de 1914 (Denzinger-Schönmetzer 3601. 3624)
y definidas por la misma Congregación como “normas directivas seguras” (7 de marzo
de 1916).
El mismo padre Mattiussi escribió un comentario, después de haber sido el autor de
otras obras antimodernistas tales como El veneno kantiano (1907) y El juramento
antimodernista (1909).
Tan grande era la estima de san Pío X por el P. Mattiussi que el papa piensa en él para
sanear la Compañía de Jesús cuyo General, el padre Wernz, y su asistente (y futuro
General), el padre Ledochowski, estaban “indexados” porque protegían a los jesuitas
modernizantes, al punto de querer destituir a Wernz para reemplazarlo por Mattiussi25.
Lamentablemente san Pío X falleció (el mismo día murió Wernz) sin haber podido
llevar a término su proyecto.
He aquí lo que era el P. Mattiussi para un santo, el papa Pío X, Veamos lo que era para
el futuro Juan XXIII.
Cito ampliamente al habitual Hebblethwaite al cual corresponde la responsabilidad de lo
que escribe en alabanza de Roncalli, haciendo injuria a Mattiussi: “Ese otoño de 1911,
don Roncalli hace directamente la experiencia, en Bergamo, de lo que significa
realmente la campaña antimodernista. Ella es menos agradable sobre el umbral de la
propia puerta que contemplada en la calma de un retiro. La causa de los problemas fue
un jesuita conocido, el padre Guido Mattiussi, profesor de teología en la facultad de
Milán, que era una espina en el pie del cardenal Ferrari. Había anticipado a Pascendi
con un artículo publicado en 1902-3: El veneno kantiano (ver Daly, p. 166), donde
presentaba al tomismo como el único antídoto verdadero al veneno de Emmanuel Kant.
Sus dos conferencias en el seminario de Bergamo sembraron la cizaña en la villa y en la
diócesis. La prensa se hizo eco de los partidarios y adversarios. Radini Tedeschi pide a
don Roncalli un informe privado (que se encontrará en Decimo anniversario. pp. 5762). Su estudio nos permitirá matizar más nuestra comprensión de la actitud de Roncalli
de cara al modernismo.
Comienza por decir que “el buen padre” (sin intención irónica) ha hecho una mala
impresión desde el comienzo. Insultó a su auditorio al no preparar sus conferencias.
Éstas eran tan desordenadas que no recordaba qué había dicho la vez precedente y fue
aún incapaz de resumir su primera intervención; al final. Mattiussi confía
manifiestamente en su don de improvisación. Había reunido algunas ideas en el breve
viaje en tren de Milán a Bergamo. Peor todavía, el tono tajante y polémico que
25
Sommavilla S.J., op. cit. p.225 ; - Histoire de l'Eglise, dirigida por H. Jedin, ed. Jaca Book, Milano
1973, Vol. IX p.576 ; - G. Cassiani Ingoni, Vie du P.W.Ledochowski, Rome 1945, pp.71 y 73 ; Disquisitio circa quasdam objectiones…(proceso de canonizacion de san Pío X) pp. 10-11.
7
Mattiussi no abandonó era desagradable. No dijo nada positivo sobre nadie. Ha tomado
por vocación denunciar la presencia amenazante y velada del modernismo. El resultado
es una visión agria y deformante de la vida. “Es necesario proclamar la verdad y toda la
verdad, escribe Roncalli, pero no comprendo por qué debe acompañarse de rayos y
truenos del Sinaí en lugar de la calma y la serenidad que eran las de Jesús a orillas del
lago o sobre la montaña” (Decimo anniversario, p. 58). Admite que esto podría deberse
simplemente a una diferencia de temperamento.
No obstante, cualquier esfuerzo que hiciera, “él no podía entrar en el sistema de
Mattiussi, “tan violento era el contraste entre su carácter y el mío”.
Mattiussi se mostraba “demasiado absoluto y demasiado unilateral” en sus juicios: de
ello resulta que los estudiantes no comprendieron cómo los principios que él “exponía
podían estar de acuerdo con otros principios igualmente verdaderos y de la más alta
importancia para el catolicismo” (ibid. p. 59). La “cosa católica”, Roncalli lo sabe,
consiste en tener juntos “las dos puntas de la cadena” y en dejar lugar a una tensión
creadora entre verdades complementarias.
Para ilustrar las posiciones unilaterales de Mattiussi, cita la forma en que trata el acto de
fe. Siguiendo en esto a Billot en su De Ecclesia (el mismo que le habían regalado a
Roncalli sus compañeros de estudio en Bergamo), Mattiussi pretende que sólo “las
pruebas exteriores” de la misión de Jesús – los milagros y el cumplimiento de las
profecías del Antiguo Testamento cuentan realmente en el acto de fe: “las pruebas
internas” – los llamados a la experiencia religiosa o la plegaria – son recusadas como
“subjetivas”, ellas no pueden más que conducir al “inmanentismo” tan temido, del cual
se habría hecho abogado Maurice Blondel, la pesadilla de Mattiussi.
Esta forma de explicar el acto de fe ha sido calificada de “apologética del robot”: “El
hombre, si las circunstancias exteriores son apropiada, está programado para creer”
(Daly, p.17). El creyente deviene una tabula rasa, pasivo, inerte. Roncalli se rebela
contra esta forma de ver: “si es necesario eliminar del acto de fe todo lo que se llama
“experiencia”, entonces la teología se reduce a una suerte de geometría, la fe se vuelve
la conclusión de una argumentación y el teólogo no es más que un lógico desechado.
Así la “espiritualidad” lo salva de los excesos unilaterales de los antimodernistas,
porque ella le enseña a verificar sus ideas en la oración. Hacía falta coraje a un profesor
de un seminario de provincia, de edad de veintinueve años solamente, para tomar así
posición, aún en una nota estrictamente privada, contra teólogos del Establishment tan
poderosos como Billot y Mattiussi. Esto también muestra que Roncalli tenía una visión
clara de los desafíos de la campaña antimodernista. Nada había del teólogo simplón que
algunos han querido imaginar.
Pero es en su manera de tratar a las personas que Mattiussi se hacía verdaderamente
desagradable e injusto a los ojos de Roncalli. Denunciaba a Duchesne, insistiendo en los
“errores de tipo Loisy que contiene su obra y que han sido admitidos” (Decimo
anniversario, p.60).
Mattiussi estaba mejor informado que Roncalli sobre Duchesne. Su condena era
inminente. Su Historia de la Iglesia Primitiva será puesta en el Index el 12 de enero de
1912, algunos meses después. La alusión de Mattiussi a “un elemento del kantismo en
cierto prelado” se interpretaba, a justo título, como una referencia al cardenal Mercier.
8
Pero sus comentarios más descorteses fueron para el León XIII de los últimos años y
para “los jóvenes de la democracia cristiana”. Ellas no podían ser bien recibidas en una
diócesis que había sido la más socialmente comprometida de toda Italia. Roncalli
concluyó su reporte esperando que en el futuro Mattiussi adoptaría un tono más
moderado, que emplearía mejor sus dones que eran reales y que así contribuiría “a la
querida y noble causa, la preservación de la doctrina católica de todo error”, de acuerdo
con el espíritu de Pío X (ibid. p.61).
La verdad era sin embargo que Mattiussi, lejos de estar solo, estaba más próximo al
espíritu de Pío X, que don Roncalli. Los espías de Bergamo se propusieron denunciar
no a Mattiussi, sino al recibimiento hostil que había encontrado. Un clérigo anónimo,
conocido por las iniciales L. F., escribe al rector del seminario de Bergamo que las
conferencias de Mattiussi le habían “abierto los ojos”. Ellas habían dado un golpe
decisivo a Duchesne, a los 600 miembros de la asociación de sacerdotes de Bergamo
(l’Unione) y a los “simpatizantes modernistas” en general.
“He comprendido ahora, escribe L. F. cuán justa y necesaria es la intransigencia en
materia de principios y ortodoxia”. Concluye: “¿Nuestros “dilettanti” no preparan un
nuevo drama?” (decimo anniversario, pp. 55-56).
Él entendía por esto nuevas condenas. Pero L.F. era un personaje menor.
Más seria es la carta de Mazzoleni a De Lai, de la Congregación Consistorial. Refiere
que el presidente de L’Unione ha elevado una “protesta vehemente” contra las
conferencias de Mattiussi, Además, L’Eco di Bergamo escribió que Mattiussi había
usado un “lenguaje excesivo hablando de León XIII y de la Democracia Cristiana
(Decimo anniversario p.56, carta datada el 28 de septiembre de 1911). El artículo llega
a decir que Mattiussi ha hecho “una impresión siniestra” sobre los seminaristas. Nuestro
hombre de Bergamo relata en otra que el rector y los profesores Roncalli y Biolghini
utilizan la Historia antigua de la Iglesia de Duchesne, La podredumbre gana. Las
investigaciones en una librería de Bergamo revelan que 26 sacerdotes han encargado el
próximo volumen de Duchesne que debe aparecer en traducción italiana. El último
golpe de Mazzoleni es para decir que si la influencia de Duchesne es manifiesta, “será
muy difícil llegar a la verdad” sin duda porque los que son atacados intentarán acallar el
asunto. (Ibid., p.57)
El informe de Roncalli es fechado el 29 de septiembre de 1911. El asunto Mattiussi no
tarda en levantar controversias más allá de la diócesis de Bergamo. L’Unitá Cattolica de
Florencia ataca a L’Ecco di Bergamo y Bressan, el secretario del papa, envía una carta
de agradecimiento a su redactor en jefe. Bressan escribe también a Mattiussi mismo, el
7 de octubre de 1911:
“El Santo Padre ha notado lo que tú has dicho en tu carta del 3 del corriente. Pero
independientemente de esta carta, Su Santidad estaba perfectamente informado y
aprueba totalmente lo que has dicho en el seminario de Bergamo. Está muy feliz de que
hayas metido el dedo en la llaga. Nadie osará demandarte una retractación, aún
tratándose de la “oportunidad” o no de lo que tú has dicho. La verdad tiene el derecho
de ser predicada siempre y en todo lugar. Esto vale también para los comentaros de
L’Eco a propósito de vuestras observaciones sobre la democracia. Tú puedes pues estar
tranquilo y permanecer seguro que todos, cuando hayan tenido tiempo de reflexionar, se
9
avergonzarán de todo este alboroto y – esperamos – extraerán una lección. Su Santidad
te bendice, etc.” (Utopia, pp. 409-10).
El mismo Pío X interviene el 10 de diciembre de 1911, con una carta personal al
arzobispo de Florencia, Mistrangelo. Le escribe porque L’Unita Cattolica, el diario
preferido del papa, aparece en su diócesis. Pío X denigra L’Eco di Bergamo, pasquín
que no da lugar al orgullo, y explica que en despecho de toda la estima que tiene al clero
de Bergamo “hay en él mucha leña seca y La Historia de Duchesne no ha sido tan
largamente difundida y apreciada en ninguna otra diócesis” (Disquisitio, pp. 112-13). Se
la toma con el obispo de Bergamo a quién reprocha su “moderación”26
c) San Pío X
Si tal era la adversidad espontánea de don Roncalli hacia los colaboradores y los
hombres de confianza de san Pío X, no nos sorprendamos entonces si hacia este último
los sentimientos no son condescendientes.
Las apreciaciones, no obstante, serán más veladas. Por lo demás, superficialmente don
Roncalli no puede decir más que cosas buenas del papa reinante, como el patriarca
Roncalli, después Juan XXIII, no podrá más que hacer el elogio del Bienaventurado y
enseguida Santo Pontífice. Es necesario leer las críticas entre líneas, mal camufladas
bajo alabanzas convencionalmente eclesiásticas., Giulio Andreotti nos invita a leer
detrás de las apariencias cuando relata una entrevista que tuvo con Roncalli, ya patriarca
de Venecia.
“Me reuní con él en el patriarcado; quiso que, en espera del desayuno, me detuviera un
instante en la cámara que había sido de Pío X y que había hecho reconstruir con el viejo
mobiliario del papa Sarto. Al constatar el afecto con que él, etiquetado por las
suspicaces persecuciones modernistas, se expresaba en favor de Pío X, me permití
demandarle una interpretación auténtica.
Me aconsejó pedir a la Congregación de los Ritos, para leerlas, las actas del proceso
canónico de beatificación en las que se había profundizado sobre el asunto. Lo que hice
unos años después, encontrándome frente a documentos de gran interés. 27
El lector inadvertido no comprende el acento malicioso contenido en la invitación, de
Roncalli a Andreotti, a consultar las actas del proceso de canonización (se trata de la
célebre Disquisitio); pero quien me haya leído pacientemente hasta ahora, encontrará
26
Hebblethwaite, op. cit. pp.83-86 con amplias citas extraídas de "Dixième anniversaire de la mort du
Pape Jean" por Louis F. Capovilla, ed. Storia e Letteratura, 1973. El episodio se concluye así : El cardenal
Ferrari se arregla para hacer partir al padre Mattiussi, S.J., de Milán. El Vaticano ve allí una nueva prueba
de la falta de ortodoxia de Ferrari. La recompensa de Mattiussi será la cátedra de Billot, en la Universidad
Gregoriana” (Hebblethwaite, op. cit, p.87).
27 G. Andreotti, op. cit. pp.64-70 : "suspicaces persecuciones modernistas", el autor entiende
naturalmente las "persecuciones" llevadas por san Pío X contra los Modernitstas, a las que Roncalli
escapa por muy poco… Juan XXIII fue impresionado par la lectura de la disquisitio haciendo anotaciones
sobre su copia personal que es hoy propiedad de Giancarlo Zizola, uno entre tantos sacerdotes que han
abandonado el Sacerdocio para devenir vaticanistas ; Recibió esta copia en don de las manos de Mgr
Capovilla, ex-secretario y confidente de Jean XXIII : Cf. Hebblethwaite, op. cit. pp. 68.
10
relatados en la célebre Disquisitio los hechos que he referido y la hostilidad que existía
entre san Pío X y los amigos de Roncalli.
A buen entendedor…
Más explícito es, como de costumbre, Hebblethwaite: “El 18 de noviembre de 1908,
tiene la ocasión de hacer una visita a Pío X y puede darse cuenta por sí mismo hasta qué
punto la campaña antimodernista obsesiona al papa. El suceso debería haber sido una
ocasión de júbilo. Radini Tedeschi conducía una delegación de Bergamo para felicitar a
Pío X en ocasión de su quincuagésimo aniversario de su ordenación sacerdotal. Don
Roncalli llevaba la bandeja que contenía sus ofrendas: 25.100 liras en piezas de oro. No
olvidará jamás la impresión que el papa le causó:
“Después de los cumplimientos de uso, Pío X habla con una tal angustia de los peligros
de la época que vivimos y de las trampas insidiosas del Maligno para poder con la fe
auténtica de los católicos, que olvida completamente agradecer nuestra ofrenda.
(Letture, pp. 272-273).
Cuando Roncalli escribe estas palabras, es papa y Pío X ha sido canonizado. Sus
observaciones sobre la ingratitud del pontífice toman más peso: “Ciertamente santo,
pero no plenamente perfecto en cuanto se dejaba invadir por la inquietud y se mostraba
tan angustiado” (ibid.)28
Roncalli contaba ciertamente a san Pío X entre los “profetas de la desgracia” que
denuncia en su discurso de apertura del Concilio29. Nadie se sorprenda entonces que,
28
Hebblethwaite, op. cit. p.78 - que cita a L. Capovilla, Jean XXIII, Quince lecturas, Roma 1970.
Anticipo la cita de este discurso que tendré la ocasión de comentar, invitando mientras tanto a
confrontarlo con una cita extraída de la primera Encíclica de san Pío X. He aquí los textos: Juan XXIII:
Alocución “Gaudet Mater Ecclesia” del 11 de octubre de 1962: “En el cotidiano ejercicio de Nuestro
pastoral ministerio, de cuando en cuando llegan a Nuestros oídos, hiriéndolos, ciertas insinuaciones de
algunas personas que, aun en su celo ardiente, carecen del sentido de la discreción y de la medida. Ellas
no ven en los tiempos modernos sino prevaricación y ruina; van diciendo que nuestra época, comparada
con las pasadas, ha ido empeorando; y se comportan como si nada hubieran aprendido de la historia, que
sigue siendo maestra de la vida, y como si en tiempo de los precedentes Concilios Ecuménicos todo
hubiese procedido con un triunfo absoluto de la doctrina y de la vida cristiana, y de la justa libertad de la
Iglesia. Nos parece justo disentir de tales profetas de calamidades, avezados a anunciar siempre infaustos
acontecimientos, como si el fin de los tiempos estuviese inminente.
En el presente momento histórico, la Providencia nos está llevando a un nuevo orden de relaciones
humanas que, por obra misma de los hombres pero más aún por encima de sus mismas intenciones, se
encaminan al cumplimiento de planes superiores e inesperados; pues todo, aun las humanas adversidades,
aquélla lo dispone para mayor bien de la Iglesia.”
San Pío X: Encíclica ·E Supremi Apostolatus “…dejando aparte otros motivos, Nos llenaba de temor
sobre todo la tristísima situación en que se encuentra la humanidad. ¿Quién ignora, efectivamente, que la
sociedad actual, más que en épocas anteriores, está afligida por un íntimo y gravísimo mal que,
agravándose por días, la devora hasta la raíz y la lleva a la muerte? Comprendéis, Venerables Hermanos,
cuál es el mal… la defección y la separación de Dios: nada más unido a la muerte que esto, según lo
dicho por el Profeta[ii]: Pues he aquí que quienes se alejan de ti, perecerán.…ante este funesto ataque que
ahora en todo el mundo se promueve y se fomenta contra Dios… puesto que verdaderamente contra su
Autor se han amotinado las gentes y traman las naciones planes vanos[vi]… parece que de todas partes se
eleva la voz de quienes atacan a Dios: Apártate de nosotros[vii]. Por eso, en la mayoría se ha extinguido
el temor al Dios eterno y no se tiene en cuenta la ley de su poder supremo en las costumbres ni en público
ni en privado: aún más, se lucha con denodado esfuerzo y con todo tipo de maquinaciones para arrancar
de raíz incluso el mismo recuerdo y noción de Dios.
29
11
como ya se dijo, el padre Pitocchi entonces director espiritual de Roncalli haya relatado
que este último “sufrió más la muerte de Radini Tedeschi que la de Pío X” 30 muertos
con dos días de intervalo. ¡Más aun, en su diario espiritual, el Diario del alma, Roncalli
no hace ni la más pequeña alusión a la muerte del papa santo! El mejor desprecio es el
silencio…
HISTORIADOR Y PROFESOR SOSPECHOSO… ¡Y SOSPECHADO!
En el seminario de Bergamo, don Roncalli fue profesor de historia eclesiástica. “En la
corte de Pío X, escribe con acrimonia Hebblethwaite, esta visión de la historia (por
Roncalli) no estaba sin embargo a la moda, ni era comprendida”.31
Cierto, no era la preferencia que Roncalli tenía por Baronius que causó descontento a
san Pío X, sino la que tenía por Duchesne.
Mons. Louis Duchesne (1843-1922) fue indudablemente materialiter, un historiador de
valor: Mons. Benigni, historiador él también y fundador de Sodalitium pianum, al que
no se le puede suponer simpatía por el modernismo, lo reconocía gustosamente.
Fue un gran historiador, lo hemos dicho pero solamente materialiter. Por el contrario no
fue un gran historiador católico. Del verdadero historiador le faltaba lo formaliter, a
saber la visión sobrenatural y cristiana de la historia 32 unida a un espíritu de respeto por
la tradición así como, salva veritate, para las tradiciones eclesiásticas33.
Este “espíritu” se apropiaba del historiador, hasta llegar a la negación de los hechos,
como ocurrió, por ejemplo, a propósito de las célebres cuestiones del “homicidio ritual”
cuya existencia afirmaba Mons. Benigni mientras que era violentamente negada por
Mons. Duchesne34
Es indudable que quien considere todo esto tendrá que admitir de plano que esta perversión de las almas
es como una muestra, como el prólogo de los males que debemos esperar en el fin de los tiempos… o
incluso pensará que ya habita en este mundo el hijo de la perdición[viii] de quien habla el Apóstol. En
verdad, con semejante osadía, con este desafuero de la virtud de la religión, se cuartea por doquier la
piedad, los documentos de la fe revelada son impugnados y se pretende directa y obstinadamente apartar,
destruir cualquier relación que medie entre Dios y el hombre. Por el contrario -esta es la señal propia
del Anticristo según el mismo Apóstol-, el hombre mismo con temeridad extrema ha invadido el campo
de Dios, exaltándose por encima de todo aquello que recibe el nombre de Dios… hasta tal punto que aunque no es capaz de borrar dentro de sí la noción que de Dios tiene-, tras el rechazo de Su majestad, se
ha consagrado a sí mismo este mundo visible como si fuera su templo, para que todos lo adoren. Se
sentará en el templo de Dios, mostrándose como si fuera Dios[ix].”
30
Hebblethwaite, op. cit. p.93.
31
Hebblethwaite, op. cit.p.72.
32
Cf. Don Prosper Guéranger, Le sens chrétien de l'histoire. Ed. Il Falco, Milano.
33
Pío IV Profesión de Fe Tridentina: “Admito firmemente y abrazo las tradiciones apostólicas y
eclesiásticas y las otras observancias y constituciones de esta misma Iglesia”. San Pío X Encíclica
Pascendi: “los católicos venerarán siempre la autoridad del concilío II de Nicea, que condenó «a aquellos
que osan..., conformándose con los criminales herejes, despreciar las tradiciones eclesiásticas e inventar
cualquier novedad..., o excogitar torcida o astutamente para desmoronar algo de las legítimas tradiciones
de la Iglesia católica»”
34
El asesinato de un niño de Kiev por un judío (en 1913) había hecho renacer la polémica antisemita en la
prensa europea. ¿Crimen ritual o crimen de derecho común?...” (Poulat: Integrisme… op. cit. Pp. 362364). En realidad no se trataba de antisemitismo o de filosemitismo, sino de hechos históricos que, por
ellos mismos no deberían tener ideologías. Además, la Infalibilidad de la Iglesia está indirectamente
comprometida, a causa de la canonización de algunas víctimas de estos homicidios: San Simón de Trento,
san Dominguito del Val, san Ricardo de Pontoise, Bienaventurado Sebastián de Porto Buffole, etc. Ver
12
La carrera académico-eclesiástica de Duchesne prosiguió no obstante a pleno vuelo
hasta la publicación de su libro Historia antigua de la Iglesia, que concluyó con su
puesta en el Index.
“El asunto Duchesne, por su Historia antigua de la Iglesia, es debido a la iniciativa del
cardenal De Lai (Reverendo Alberto Serafini, canónigo de San Pedro, in Romana
Beatificationis et Canonizationis servi Dei Raphaelis Merry del Val, Typis polyglottis
vaticanis, 1957, p. 148).
Fue lanzado, en agosto de 1910, por una larga campaña de l’Unita Cattolica
(Florencia), bajo la instigación del mismo san Pío X (…) Mons Maccarrone confirma
estos hechos y atribuye al cardenal Billot “el rol principal de denunciante” 35. Fueron
entonces un santo (Pío X) y un muy grande teólogo (el cardenal Billot) a quienes
correspondió haber desenmascarado a Duchesne e inspirado las condenas aplicadas por
el cardenal De Lai, apenas publicada la edición italiana (traducida por los modernistas
Buonaiuti y Turchi) en 1911 (E. Poulat, Catholicisme…op. cit. pp. 219-220).
Esta edición fue inmediatamente prohibida en los seminarios italianos, por una circular
del cardenal De Lai (1 de septiembre de 1911) pues su lectura era juzgada
extremadamente peligrosa y aun mortal, sea a causa de sus reticencias calculadas y
continuas (…), particularmente en lo concerniente a lo sobrenatural, sea por la forma en
que el autor habla de los mártires, de los Padres de la Iglesia y de las controversias
dogmáticas (Acta Apostolicæ Sedis, 1911, pp. 568-569). Merry del Val felicitará en
octubre al director de la Civiltà católica, en nombre de Pío X, por la crítica que había
hecho de esta obra. Y el 22 de enero de 1912, los tres volúmenes publicados figuran en
el catálogo del Index sin distinción de edición”36 Duchesne se somete… a la manera de
Bonomelli y de tantos otros, es decir solamente de palabra37
En realidad, tanto antes como después de las condenas de 1911 y 1912, el Duchesne
íntimo (y oculto) era mucho peor que el Duchesne oficial… y desenmascarado. Ya en
1889 cuando era director de la Escuela Francesa en Roma, en una carta del 2 de marzo
dirigida al líder modernista Barón von Hügel, Duchesne compara a la Iglesia Católica
con el infierno dantesco en el que se encuentra escrito “Tú que entras, abandona toda
esperanza”38 Si esos eran sus sentimientos antes de la condena, ¡imaginemos cuáles
serían los posteriores!
Poulat nos da una ilustración, por una antología de cartas de Duchesne: “No imaginas a
qué punto las cabezas están excitadas. El ignis ardens (Pío X) se desencadenó. Las
hipótesis más insensatas son las mejor fundadas” (6-9-1911). “Los exaltados triunfan y
se exaltan de más en más… Dios sabe cómo terminará esto. Puede ser con otro papa,
¿pero cuándo?” (24-10-1911) “El papa es tan retorcido, tan habituado a mantener a la
gente en seguridad hasta el momento en que dará la zancadilla… El caso, esto es
seguro, es, desde hace mucho tiempo, patológico… Si esto continúa, se terminará por
también los artículos del la Civiltá católica, Serie XV, Vol. V, fasc. 1022 del 10-1-1893 y fasc. 1025 del
23-1-1893.
35
E. Poulat, Catholicisme…op. cit. p.247. Cf. M. Maccarrone, Mgr. Duchesne et son temps. Paris, de
Boccard, y Rome, Ecole Française, 1974, pp.401-494.
36
E.Poulat. Catholicisme…op. cit. pp.219-220.
37
El primer punto de esta cuestión en Sodalitium n°22-p.13.
38
E. Poulat. Catholicisme…op. cit. p.163.
13
advertir. No es natural que la Iglesia sea indefinidamente saboteada por su jefe (6-11912).
“El clero italiano y la misma curia tienen cada vez más el aire de creer que están en
presencia de una aventura, de una invasión del Vaticano por una tropa de irregulares”
(6-1-1914). Hablando de su puesta en el Index, utiliza aún el término “fêlure” (3-21914) que es sinónimo de cisma39
Y bien, el joven Roncalli (29 años), profesor de historia eclesiástica, ¡se sitúa del lado
de Duchesne! ¡Y esto, aún después de la primera condena de éste, el 1 de septiembre de
1911! ¡Mientras era prohibido en los seminarios italianos, Roncalli lo hace utilizar por
sus alumnos! Recuerdo las fechas (a partir del libro de Hebblethwaite):
 1 de septiembre de 1911: la obra de Duchesne es prohibida en los seminarios
italianos
 Otoño de 1911: Dos conferencias del P. Mattiussi en el seminario de Bergamo.
El padre ataca a Duchesne. El obispo de Bergamo pide a Roncalli un informe
privado sobre las conferencias del p. Mattiussi.
 Septiembre de 1911: Artículo de Roncalli (no firmado) en La Vita Diocesana)
(Nota sobre Duchesne) y otro artículo en L’Eco di Bergamo contra Mattiussi.
 28 de septiembre de 1911: Don Mazzoleni escribe al cardenal De Lai que
Roncalli utiliza La Historia Antigua de la Iglesia de Duchesne.
 29 de septiembre de 1911: Informe privado de Roncalli al obispo, ya citado, en
el que es atacado Mattiussi y defendido Duchesne.
 7 de octubre y 10 de diciembre de 1911: san Pío X toma partido por el padre
Mattiussi contra L’Eco di Bergamo (o contra Roncalli que había escrito allí) y
Duchesne.
El cardenal De Lai aprovecha entonces una visita de don Roncalli a Roma, en compañía
del rector y del ecónomo del seminario, el 1 de junio de 1914, para invitar verbalmente
a Roncalli a la prudencia en la enseñanza. El 2 de junio Roncalli, “aturdido”, escribe al
cardenal protestando su fidelidad, Hebblethwaite escribe todavía: El 12 de junio de
1914, De Lai le respondió con una carta aparentemente amistosa: “Estoy desolado de
que te hayas turbado tanto por la recomendación que te hice. No se trataba de un
reproche, sino de una advertencia saludable”.
Pero revela enseguida la verdadera causa de su descontento: “Según las informaciones
que me han llegado, sé que tú ha sido un lector de Duchesne y otros autores sin reservas
en sus críticas, y que en ciertas ocasiones tú mismo te has sentido atraído por la
corriente de pensamiento que tiende a negar todo valor a la tradición y toda autoridad al
pasado. Esta corriente es peligrosa y conduce a consecuencias fatales, etc.” 40
UN ANTIMODERNISMO SOSPECHOSO
“Roncalli no encuentra la respuesta fácil. Hace muchos borradores con numerosas
correcciones – todos conservados. El 27 de junio, despacha por fin la carta.
39
E. Poulat. Intégrisme…op. cit. p.602 ; Carta a Georges Goyau.
Hebblethwaite, op. cit. pp.89-90. Cf. para la cuestión: Mgr L. Capovilla. Dixième anniversaire de la
mort du Pape Jean. Ed. di Storia e Letteratura, 1973 - pp.65 et 62; ver también la op. cit. de Mgr.
Macarrone.
40
14
Comienza: “No creo que la información venga de alguien que me conoce”
Se dice presto a recusar todas las acusaciones bajo fe de juramento. En particular: “
Jamás he leído más de 15 o 20 páginas – y aún esto muy rápidamente – del primer
volumen de La Historia Antigua de la Iglesia de Duchesne (2º edición) (París 1906)
Jamás he visto los otros dos volúmenes. No he leído, pues, una sola línea de La Historia
de Duchesne traducida por Turchi, que jamás he tenido entre mis manos, que jamás ha
figurado en mi biblioteca. Conozco un poco al prelado francés, pero jamás me he puesto
de su lado, ni aún cuando introdujo correcciones destinadas a asegurar su ortodoxia. Las
ideas de Turchi, del cual he sido durante algunos meses condiscípulo en el seminario
romano, me son familiares, pero él jamás se ha confiado a mí. Recuerdo haber hecho
parte más de una vez a mis alumnos seminaristas de mis sentimientos de antipatía y de
desconfianza respecto a él”(40)
¿Qué pensar de esas afirmaciones, con juramento (¡!) de Roncalli? Su “hagiógrafo”
mismo está obligado a escribir “(…) Pero mientras tiene la espalda contra la pared,
Roncalli borra sus recuerdos de su memoria” (40) o… hablando vulgarmente… “habla
sandeces”
El asunto se detiene allí. Don Roncalli era entonces un pequeño pez en el mare magnum
del modernismo, y la muerte de san Pío X dos mese más tare, pone fin a toda lucha
Antimodernista seria. La Gran Guerra enseguida, con sus calamidades, acelerará en el
sentido masónico el curso de la historia, por el derrumbe de la monarquía católica de
Carlos 1º y el nacimiento de la Sociedad de las Naciones, querida por el presidente
norteamericano Wilson, y que será después la ONU cuyo elogio hará Juan XXIII en
Pacem in terris.
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