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CINE-CLUB CHAPLIN
CUENCA
Charles Chaplin dirige e interpreta
Monsieur Verdoux (1947).
TEMPORADA XLI: 2011-2012
PROGRAMACIÓN 2º TRIMESTRE
2012
Sesiones del Cine-Club
Las sesiones del Cine-Club Chaplin se celebran en Multicines Cuenca (Sala Cuatro) todos los miércoles de la temporada. Estas
proyecciones están reservadas a socios del Cine-Club Chaplin, exclusivamente. Es imprescindible presentar el carnet de socio y la tarjeta
anual correspondiente. Rogamos la máxima colaboración de todos los
socios para evitar situaciones molestas.
Cada miércoles habrá tres sesiones, que comenzarán puntualmente a las 17, 19.30 y 22 horas.
La última sesión del trimestre, el día 20 de junio, estará formada por un programa doble, manteniéndose el mismo horario.
Socios del Cine-Club
Para ingresar en el Cine-Club Chaplin se requiere ser mayor
de edad (18 años) y cumplir las obligaciones sociales.
La inscripción quedará formalizada mediante el abono de
una cuota de ingreso de 12 euros.
La cuota anual es de 50 euros, pagaderos por adelantado,
bien mediante la domiciliación bancaria o mediante cobro a domicilio.
Una vez abonada la cuota, el socio obtendrá la tarjeta numerada con
la que podrá acceder a las sesiones semanales.
El impago de la cuota durante los primeros 15 días de la temporada presupone la renuncia del socio a continuar ejerciendo sus
derechos y, por tanto, se producirá la baja inmediata en el Cine-Club.
Recomendaciones
Las sesiones del Cine-Club deberían tener un carácter especial en el cuidado de algunos detalles, tales como el silencio que debe
mantenerse durante las proyecciones, el respeto a la proyección íntegra (incluyendo los títulos de crédito finales, la audición total de la banda sonora, etc.), evitar en lo posible comer palomitas, no hacer en voz
alta ruidos o comentarios que puedan molestar al resto de socios, etc.
Igualmente se ruega la máxima puntualidad y una total colaboración para evitar molestias a los socios que sí ocupan su butaca
antes de que se apaguen las luces.
Teniendo en cuenta la capacidad de la sala y la afluencia media de socios a las sesiones, rogamos que se ocupen todas las butacas, no dejando algunas vacías y menos aún ocupándolas para dejar bolsos, abrigos, etc.
11 de abril 2012
Sesión número 1382
GIANNI Y
SUS MUJERES
Título original: Gianni e le
donne. Director: Gianni di
Gregorio (2011). Productor:
Angelo Barbagallo. Guión:
Gianni Di Gregorio y Valerio
Atanasio. Fotografía:
Gogò Bianchi. Diseño
de producción: Susanna
Cascella. Música: Ratchev &
Carratello. Montaje: Marco
Spoletini
Actores: Gianni Di
Gregorio (Gianni), Valeria
De Franciscis (la madre),
Alfonso Santagata (Alfonso),
Elisabetta Piccolomini (la
mujer), Valeria Cavalli
(Valeria), Aylin Prandi (Aylin)
Duración: 90 minutos
Versión original con
subtítulos en español
Gianni es un pensionista con una mujer que le ignora y una
hija que le compadece; su madre, en cambio, es la otra cara de
la moneda: mientras Gianni depende de una mísera pensión, la
irritante progenitora vive en una suntuosa casa en el centro de
Roma, rodeada de obras de arte, aficionada a jugar al póquer con
sus amigas y a comprar regalos caros. Y que se entretiene llamando a su hijo a todas horas por motivos absurdos.
Gianni di Gregorio (Roma, 1949) es un actor, guionista y,
últimamente, también director italiano, no muy conocido
en España aunque en su país disfruta de una notabilísima
popularidad. Entre nosotros ha empezado a conseguirla
también, no tanto en el primer apartado señalado, pero sí
en los otros dos. Basta señalar, a título de ejemplo, que él
firma el guión de la muy conocida y respetada Gomorra,
mientras que como director ha sido el responsable de Vacaciones de ferragosto (2008), un auténtico éxito comercial,
que sorprendió a todos quienes estuvieron implicados en
la producción. Vuelve ahora a ponerse detrás de las cámaras con una propuesta que, inicialmente, puede calificarse como una comedia un poco cargada pero que, como
en las buenas comedias de siempre, insinúa mucho más
de lo que puede verse a simple vista. Ese jubilado no muy
anciano, casi en la flor de la vida podría decirse, de carácter muy italiano, simboliza a la perfección unas situaciones que bien podemos encontrar en cualquier lugar. El
hombre está solo -aunque de forma esporádica otros cruzan por la pantalla- rodeado de mujeres a las que los tópicos pueden adornar con todos los hermosos calificativos que queramos: unas son bellas y apetecibles, aunque
no estén al alcance de las manos, pero otras resultan estomagantes, castrantes, agobiantes. Pues el mundo personal de Gianni está sometido, de manera inevitable, al control que sobre él ejercen todas las mujeres que le rodean.
Como ha escrito el crítico José Arce “el cineasta recoge la
magia del barrio de Trastevere ciñéndose a reflejar su ambiente, a atrapar el sol romano a través de un objetivo elaboradamente dispuesto, sin abusar de una cámara amplia
que enmarque con la belleza de la ciudad eterna una historia que no necesita más empuje que el de la profunda
naturalidad de su amplio elenco central. Con consciencia
y coherencia, la narración avanza aunando ligereza y sencilla emotividad, arrancando sonrisas –tan ansiadas en su
evocación, por otra parte– a veces llenas de contenido, a
veces tendentes al humor situacional facilón e intrascendente, pero efectivo. Un sereno ejemplo de cine que abrazando sus propios presupuestos mantiene el interés durante su recorrido sin renunciar a contenidos quisquillosos e interesantes”. Lo que se puede interpretar como una
amable comedia de situación, un acercamiento distendido, pero con el leve y necesario toque crítico a la sociedad
en que nos encontramos inmersos.
18 de abril 2012
Sesión número 1383
EL ILUSIONISTA
Título original:
L’illusionniste. Nacionalidad:
Reino Unido, Francia.
Director: Sylvain Chomet
(2010). Producción: Sally
Chomet y Bob Last. Guión:
Jacques Tati. Dirección
artística: Bjarne Hansen.
Música: Sylvain Chomet
Duración: 80 minutos
Versión original en francés.
Advertencia: Película de
animación sin subtítulos.
Los escasos momentos
hablados se entienden
perfectamente
Un viejo mago viaja al comienzo de la década de los 60, acompañado de su inseparable conejo haciendo espectáculos de magia
por toda Europa. El ilusionista llega a un pueblecito de Escocia,
donde conoce a Alice, una joven que aún posee la ingenuidad y
asombro característicos de la infancia. Ella todavía ignora que
le quiere como a un padre; él siente que la ama como a su hija.
Uno de los pecados capitales que inciden sobre la programación de
los cines (mea culpa también en el cineclub) es no considerar la animación como un género susceptible de encontrar el correspondiente
espacio, relegándolo por lo general al repertorio infantil o, sencillamente, ignorándolo, cuando en realidad sucede que se están produciendo bastantes películas animadas para adultos, en su mayor parte
arrinconadas a salas muy específicas, fuera del alcance del gran público. Intentamos corregir parcialmente esa situación, aceptando hoy
entre nosotros un excelente ejemplo que puede ayudarnos a todos a
valorar como se merece este género tan peculiar. El ilusionista, nuevo largometraje del notable animador francés Sylvain Chomet retoma un guión inédito de Jacques Tati para conseguir una obra maestra pletórica de humor, de sensibilidad y de melancolía. En su crónica desde Berlín, Diego Batlle aplaudía con entusiasmo la presencia de
la película: La gran joya del festival estuvo tan “escondida” que casi
no tuvo promoción previa y ni siquiera pudo ser vista en la habitual
función anticipada para la prensa. ¿Por qué semejante desatino para
un artista de primer nivel? Nadie quiso confirmarlo de manera oficial, pero la explicación hay que buscarla en el hecho de que este proyecto, que demandó más de cuatro años de trabajo y una inversión
de 10 millones de euros, viene de una larga batalla legal con algunos
de los herederos de Jacques Tati, autor en 1956 del guión original en
el que se basa El ilusionista y que el genial creador de Playtime, Mi
tío y Trafic nunca llegó a filmar. La película tiene como protagonista al propio Tati (en una versión animada, claro), como un decadente
mago que, luego de varios fracasos en París, sale de gira por distintas
ciudades y pueblos del Reino Unido hasta que conoce a una inocente joven escocesa que pasa a acompañarlo en el tour y a convertirse en una suerte de hija sustituta (de hecho, Tati concibió esta historia como una suerte de regalo para una hija adolescente que apenas
conoció) que cree que el protagonista tiene poderes para conseguirle vestidos, zapatos y todo lo que ella sueña. Y él hará todo lo posible
para no desilusionarla a pesar de las crecientes dificultades. Concebida con la técnicas artesanales de animación en 2D y la inclusión de algunos elementos en 3D, El ilusionista es una tragicomedia (llena de
gags pero también de una profunda melancolía) que no sólo remite
al universo de Tati (el artista favorito de Chomet) sino también al humor físico de los Chaplin y los Keaton. Un film de una belleza y un
talento abrumadores”. Sylvain Chomet (Maisons-Laffitte, Yvelines,
Francia, 1963) estudió arte en la Universidad, en la que se graduó en
1982; cuatro años después, en 1986, publica su primer comic, Secrets
of the dragonfly y dos años más tarde se traslada a Londres para trabajar como animador en el estudio de Richard Purdum, aunque pronto
se establece como autónomo, elaborando anuncios para diversas firmas. En 1991 empieza a trabajar en su primera película, un cortometraje titulado La anciana y las palomas. Continúa trabajando en diversos ámbitos, siempre desde la animación de imágenes, publica varios
comics y finalmente, en 2003, lanza su primera película larga, Bienvenidos a Belleville, que alcanzó una nominación a los oscar además de
empezar a difundir el nombre de su creador.
25 de abril 2012
Sesión número 1384
LA FUENTE DE
LAS MUJERES
Título original: La source
des dames. Nacionalidad:
Bélgica, Italia, Francia.
Dirección: Radu Mihaileanu
(2011). Producción: Radu
Mihaileanu, Luc Besson,
Denis Carot, Gaetan
David, André Logie y
Marie Masmonteil. Guión:
Radu Mihaileanu y AlainMichel Blanc. Fotografía:
Glynn Speeckaert. Diseño
de producción: Christian
Niculescu. Música: Armand
Amar
Actores: Leïla Bekhti, Hafsia
Herzi, Biyouna, Salek Bakri,
Sabrina Ouazani, Hiam
Abbass, Mohamed Majd
Duración: 135 minutos
Versión original con
subtítulos en español
En un pequeño pueblo, en algún lugar entre el norte de África y Oriente Medio, la tradición exige que las mujeres vayan a
buscar el agua a la fuente que nace en lo alto de una montaña,
bajo un sol ardiente. Pero un día, Leila, una joven casada, propone al resto de mujeres una huelga de amor: nada de sexo hasta
que los hombres colaboren en el traslado del agua hasta la aldea.
La histórica confrontación entre hombres y mujeres ha dado lugar
a varios episodios en los que, para castigar algún tipo de agravio
de los primeros, el colectivo femenino recurre a castigar o reprimir lo que, según parece, es el objetivo principal de los hombres, o
sea, mantener relaciones sexuales de manera continua. Visto así, el
planteamiento de La fuente de las mujeres no es en exceso original,
pues incide en una línea ya conocida, pero no todo queda ahí, ni
mucho menos, y ese es el gran mérito de Radu Mihaileanu, un director conocido por la severidad de sus propuestas pero que aquí
viene a realizar su película más amable y colorista.
Radu Mihaileanu (Bucarest, 1958) nació en el seno de una familia
judía. Su padre, Mordechaï Buchman, comunista y periodista, al
volver de los campos de trabajo nazis, cambió su nombre por el de
Ion Mihaileanu. Con ese nuevo patrónimo, se incorpora a una compañía teatral como autor, actor y director de escena, trabaja como
actor en el Teatro Yiddish de Bucarest y comienza a escribir relatos hasta que en 1980r huye de la dictadura de Ceaucescu. Pasando por Israel, se va a Francia, donde ingresa en el Instituto de Altos
Estudios de la Cinematografía, en el que permanece hasta 1983 y
empieza una carrera de asistente de director, trabajando entre otros
con Fernando Trueba en El Sueño del mono loco, 1990), adquiriendo la experiencia necesaria para pasar a la dirección, donde debuta con Traidor (1993), a la que siguen El tren de la vida (1998), Vete y
vive (2004) y El concierto (2009) antes de llega a La fuente de las mujeres. Mihaileanu es un creador minucioso, de los que piensan con
detenimiento y método la obra a realizar. “Reflexiono varios meses,
incluso años, antes de desarrollar un proyecto. Al cabo de un tiempo, es como si el tema me cogiese de la mano y me llevara consigo.
En ese momento, suelo escribir una sinopsis de unas diez páginas
y Alain-Michel Blanc, mi coguionista, y yo, empezamos a investigar”. Esta es una de las características esenciales de su trabajo y
queda patente de forma muy clara en La fuente de las mujeres, donde
la anécdota argumental, con su importante carga de feminismo reivindicativo, está ambientada en un espacio geográfico del norte de
África, que el equipo de producción de la película estudió a fondo,
documentándose ampliamente para recoger la esencia étnica de ese
lugar. Precisamente el componente ambiental, de un extraordinario colorido, basado en el conocimiento de costumbres seculares, es
uno de los elementos más destacados de la película. Ya desde el comienzo se nos dice claramente que la historia es un cuento que puede encontrar vinculaciones en “Las mil y una noches” y de acuerdo
con ese postulado inicial, fantasía y realidad van combinando sus
ingredientes para avanzar en el relato, siempre desde una posición
de simpatía hacia la intención de las mujeres, sin que se oculte en
ningún momento el estado vejatorio en que la condición femenina
se encuentra en casi todos los países islámicos. Pues aunque la película está tratada con benevolencia, el director no oculta en ningún
momento su claro apoyo hacia las reivindicaciones de unas mujeres que se encuentran muy cerca de la modernidad.
2 de mayo 2012
Sesión número 1385
EL HAVRE
Título original: Le Havre.
Nacionalidad: Finlandia,
Francia, Noruega. Director:
Aki Kaurismäki (2011).
Productores: Aki Kaurismäki,
Fabienne Vonier y Reinhard
Brunding.
Guion: Aki Kaurismäki.
Fotografía: Timo Salminen.
Diseño de producción:
Wouter Zoon. Montaje: Timo
Linnasalo
Actores: André Wilms
(Marcel Marx), Kati Outinen
(Arletty), Jean-Pierre
Darrousin (Monet), Blondin
Miguel (Idrissa), Elina Salo
(Claire), Evelyne Didi (Yvette)
Duración: 93 minutos
Versión original con
subtítulos en español
Premio de la Fipresci en el
festival de Cannes
Marcel Marx, escritor y conocido bohemio, se ha autoexiliado
en la ciudad de El Havre, donde siente que está más cerca de la
gente después de adoptar el honrado oficio de limpiabotas. Ha
enterrado el sueño de convertirse en un reconocido autor y vive
felizmente dentro de un triángulo compuesto por su bar preferido, su trabajo y su esposa Arletty. El destino está dispuesto a
alterar ese pacífico panorama, cuando un chico africano aparezca en el lugar.
Con sobradas razones, nuestra sociedad está altamente sensibilizada con todo lo que tiene que ver sobre el tema emigración. Este
país nuestro ha sido tradicionalmente generador de emigrantes,
en los últimos años nos hemos convertido en receptor y, por necesidades más recientes, volvemos a enviar (sobre todo jóvenes)
a otros países mejor preparados. Como es natural, no faltan tampoco quienes rechazan la presencia de personas llegadas de otras
latitudes, forma de ver las cosas que también encaja en la naturaleza compleja de esa situación. A ella se acerca el ya veterano Aki
Kaurismäki y lo hace con su honestidad habitual y, esto sí que es
nuevo, con cierta dosis de humor. Guionista, montador, productor pero, sobre todo, director, Kaurismäki (Orimattila, Finlandia,
1957) trabajó junto a su hermano Mika en algunas películas, antes
de distanciar de manera definitiva sus trayectorias, consecuencia
lógica de disponer ambos de dos estilos cinematográficos muy diferentes. El del director que hoy nos ocupa, y que hemos tenido
ocasión de conocer varias veces en nuestro cineclub (la última en
el año 2003, con Un hombre sin pasado), se caracteriza por su vocación hacia el intimismo, a través de historias muy concentradas
en situaciones en las que se ven atrapados personajes poco comunicativos, con tendencia al pesimismo no exento de un cierto humor negro. Conocido entre nosotros a partir de La chica de la fábrica de cerillas (1989), otros títulos suyos proyectados en España han
sido Contraté un asesino a sueldo (1990), La vida de bohemia (1992) y
Nubes pasajeras (1996) además del ya citado, sin que los últimos
años sus demás películas hayan llegado a nuestro país. Al explicar las circunstancias y características de la película, Kaurismäki
alterna observaciones sobre el drama de la emigración con otras
vinculadas al profundo cambio de estilo que aporta en este caso
y lo hace no sin ironía: “Como este mundo es tan terrible, se me
han quitado las ganas de seguir haciendo películas tristes” aunque, añade: “En el fondo me gusta la gente, pero sigo teniendo
problemas con la humanidad”. El Havre, como se sabe, es un importante puerto de la costa francesa, abierta al Atlántico y en la
desembocadura del Sena, que aquí forma un amplio estuario por
lo que realmente es un puerto marítimo-fluvial, todo ello con una
amplia tradición marinera, sobre todo de carácter comercial. Un
lugar muy apropiado para el trasiego de personas y, por supuesto, para la emigración y los emigrantes, cuestión sobre la que el
director finlandés es rotundo y concreto: “Desde el punto de vista de Europa, no hay más remedio que seguir con este juego de
ping-pong: los inmigrantes llegan, son repatriados, y luego vuelven a venir, o nuevos inmigrantes ocupan su lugar. Tiene su lógica: si media África llega a un continente devastado por el paro,
no habrá trabajo para nadie. Pero no debemos olvidar que si África está como está, es por culpa de la avaricia del colonialismo europeo, que levantó fronteras arbitrarias en sus países, generando
conflictos que siguen vigentes hoy en día”.
9 de mayo 2012
Sesión número 1386
MIRADAS
DE AMOR
Título original: Colpo
d’occhio. Nacionalidad:
Italia. Director: Sergio Rubini
(2008). Producción: Marco
Chimenz, Giovanni Stabilini
y Riccardo Tozzi. Guion:
Carla Cavalluzzi, Angelo
Pasquini y Sergio Rubini.
Fotografía: Vladan Radovic.
Diseño de producción:
Luca Gobbi. Música: Pino
Donaggio. Montaje: Girogio
Franchini
Actores: Sergio Rubini (Lulli),
Riccardo Scamarcio (Adrián),
Vittoria Puccini (Gloria),
Flavio Parenti (Claudio),
Cristina Serafini (doctora),
Paola Barale (Manuela)
Duración: 110 minutos
Versión original con
subtítulos en español
Lulli es un famoso crítico de arte. Su novia se llama Gloria, y es
la joven y preciosa hija de un amigo suyo fallecido. Gloria decide repentinamente dejar a Lulli por Adrián, un artista atormentado en búsqueda de su gran triunfo. Cuando Lulli se entera, decide marcarse un único objetivo: destrozarle la vida a
Adrián. Para ello trazará un diabólico plan que nos descubrirá
hasta qué punto podemos manipular a otra persona.
Sergio Rubini (Grumo Appula, Italia, 1959) ha sido actor antes
de tomar la decisión de pasar a dirigir películas. Desde muy joven mostró esa orientación, trasladándose a Roma para estudiar
interpretación. Después de algunos papeles en el teatro debutó en el cine con el largometraje Figlio mio infinitamente, en 1985.
Como director firmó su primera película en 1990: La stazione, a la
que han seguido La bionda (1993), Prestazione straordinaria (1994),
Il viaggio della sposa (1997), Tutto l’amore che c’e (2000), L’anima gemella (2001), L’amore ritorna (2004), La terra (2006) y L’uomo Nero
(2009), casi todas ellas desconocidas en España donde, sin embargo, la que hoy nos ocupa, Miradas de amor, ha tenido una satisfactoria acogida del público y el reconocimiento de la crítica. Como
se puede deducir del resumen argumental, la trama no es especialmente novedosa, pues se mueve en torno a un tema eterno, el
amor y el desamor con la consecuente formación de un trío de intereses aunque, en este caso, uno de los elementos del triángulo
decide actuar sin contemplaciones contra el rival, por lo que se ha
podido escribir que “lo que hace de esta producción una obra diferente y meritoria de mención (y de ser vista también) es el hecho de presentarlo bajo el paraguas del arte, que siempre reviste todos los temas de elegancia y los carga de profundidad y delicadeza”. Nada que ver, desde luego, con títulos muy conocidos
en los últimos años, como Manuale d’amore (en la que, por cierto,
actúa el propio Rubini) y otros, de cualquier nacionalidad, presentados bajo tintes de romanticismo más o menos dulzón. Por
el contrario, estas Miradas de amor (título español que, por cierto,
no tiene nada que ver con el original italiano, mucho más directo
y punzante) vienen envueltas en una fuerte carga de dramatismo
que incluso no elude la presentación de acciones violentas, porque así es la reacción del humillado Lulli cuando conoce el abandono de su querida novia Gloria, más atraída por la personalidad
del artista que por la del crítico. Estamos, pues, ante un auténtico
drama, aunque en ocasiones aparezcan leves toques de humor, en
el que inicialmente los personajes quieren aparentar ser lo que no
son o lo que las circunstancias del relato van a hacer que aparezcan. Todo ello, desde luego, es muy italiano, porque la cinematografía de ese país puede ofrecer, seguramente como ninguna, un
amplísimo listado de películas en torno al amor, sus derivaciones
y sus problemas. Sergio Rubini ha alcanzado ya una gran madurez como realizador y eso se aprecia en la seguridad con que lleva adelante el desarrollo de la trama, con evidente ritmo dinámico que ayuda a compensar cualquier desliz mental del espectador. Probablemente, Miradas de amor no pasará a la historia de las
mejores películas del cine pero sí encontrará un hueco de razonable importancia en el conjunto por la forma en que se desarrolla
la variedad de intereses contrapuestos que los tres protagonistas
van a poner en juego para llevar adelante cada uno sus propios
objetivos. Eso sí, en torno al amor.
16 de mayo 2012
Sesión número 1387
LAS MALAS
HIERBAS
Título original: Les herbes
folles. Nacionalidad: Francia.
Director: Alain Resnais
(2009). Argumento: La novela
de Christian Gailly. Guión:
Alain Resnais, Laurent
Herbier. Fotografía: Éric
Gautier. Música: Mark Snow
Actores: André Dussolier
(Georges), Sabine Azéma
(Marguerite), Anne Consigny,
Emmanuelle Devos
Duración: 113 minutos
Versión original con
subtítulos en español
Premio especial del jurado
en el festival de Cannes
Una mujer pierde su cartera; un hombre, desconocido para ella,
la encuentra. Entre ambos se va a establecer una relación sentimental extraña, llena de sobresaltos y situaciones imprevistas, en una cadena de acontecimientos que conducen a un imprevisible final.
“A los 87 años, Resnais firmó su obra más anarquista, una mala hierba que costará arrancar de nuestra memoria”. Con esta frase, con la
que termina la crítica firmada por Sergi Sánchez en Fotogramas, abrimos este comentario porque, sin duda, resume a la perfección el sentido enorme de esta película, sobre la que el mismo comentarista escribe en líneas anteriores: “La última obra maestra de Alain Resnais
es un hipertexto camuflado de brusca comedia romántica, donde la
aleatoriedad del azar es la responsable de hacer consistente la actitud
imprevisible de los personajes, de unir sus miradas confusas o soñadoras con el cemento del amor fou”. Alain Resnais (Vannes, Morbihan, Francia, 1922) estudió en el colegio religioso San Francisco Javier
entre 1931-36, dejándolo por el asma. En 1936 comienza a rodar algunos pequeños films en 8 mm. y descubre el teatro. En 1943, ingresa en
el IDHEC, primera promoción, se especializa en montaje y muestra
interés por la fotografía. Rueda sus primeros cortos en 1946 y hace el
primer largo en 1959. Ha pasado más de medio siglo desde que Alain
Resnais emocionó a toda una generación de cinéfilos con dos títulos envueltos ya en la neblina de la mitografía: Hiroshima, mon amour
(1959) y El año pasado en Marienbad (1961), a los que siguieron otros no
menos emblemáticos para caracterizar y definir a uno de los directores más importantes de nuestra época: Muriel (1963), La guerra ha terminado (1965), Te amo, te amo (1968), Stavisky (1974), Providence (1976).
Luego, a Resnais le correspondió pasar a ocupar el papel reservado a
los clásicos y desde esa posición su cine se deslizó por las sendas de
una lucidez narrativa siempre asentada en historias sólidas, envueltas en una atmósfera de melancólica observación de los sentimientos
humanos. Son películas de las que muy pocas han llegado a España,
donde impera más la preocupación y el interés por las propuestas de
la maquinaria productiva hollywoodense: La vie est un roman (1982),
L’amour a mort (1984), I want to go home (1989), Smoking/No smoking
(1993), On connait la chanson (1997), Pas sur la bouche (2003). Desde el
horizonte de su edad, Resnais consigue una extraordinaria simbiosis
entre la fidelidad a su mentalidad original, siempre preocupada por
explorar en el territorio de los sentimientos humanos y la modernidad narrativa exigencia de la época en que ahora trabaja. Con la tranquilidad que da no tener que estar pendiente de conseguir premios
en festivales o medallas al mérito, ajeno a los rigores del mercantilismo publicitario, se plantea películas con las que personalmente se
identifica, personajes creados por su poderosa mente o inspirados
en obras ajenas, como sucedió en este caso: oyendo una emisión en
France Culture se sintió atraído por la voz de un escritor, Christian
Gailly; al día siguiente buscó sus obras y encontró esta novela y en
ella el argumento que desde hacía semanas estaba buscando para su
próxima película. Cambió el título original, L’incident por el Las malas
hierbas al considerar que los personajes de la obra se dejan llevar por
impulsos irracionales “como esas semillas que aprovechan una grieta en el asfalto de la ciudad o de un muro de piedra en el campo para
crecer donde menos se los espera”. Y así nace y crece esta película,
que gustará más o menos, como todas, pero que transmite la enorme
personalidad, tan propia, del maestro Resnais.
23 de mayo 2012
Sesión número 1388
DECLARACIÓN
DE GUERRA
Título original: La guerre
est declarée. Nacionalidad:
Francia. Directora: Valérie
Donzelli (2011). Producción:
Edouard Weil. Guion:
Valérie Donzelli y Jérémie
Elkaïm. Fotografía: Sébastien
Buchmann. Diseño
de producción: Gaëlle
Usandivaras. Montaje:
Pauline Gaillard
Actores: Valérie Donzelli
(Juliette), Jérémie Elkaïm
(Romeo), César Dessix,
Gabriel Elkaïm, Brigitte Sy
(Claudia), Elina Lowensohn
(Alex), Michèle Moretti
(Geneviève), Philippe
Laudenbach (Philippe),
Bastien Bouillon (Nikos)
Duración: 100 minutos
Versión original con
subtítulos en español
Inspirada en hechos reales, cuenta la lucha de una joven pareja,
Romeo y Juliette, por superar la enfermedad de su hijo, Adam.
El inesperado suceso cambia por completo lo que era su forma
de vivir hasta ese momento y les sitúa ante una difícil situación
para la que, quizá, no estaban debidamente preparados. La vida
de pareja está en peligro.
El esquema argumental puede producir alguna desorientación inicial, al dar la idea de que nos enfrentamos a un
dramón psicológico de imprevisibles consecuencias. Probablemente no sea justo un reduccionismo de esa naturaleza,
porque las cosas, en la vida y también en el cine, suelen ser
más complejas. Oigamos cómo lo explica la directora, Valérie Donzelli: “La relación amorosa entre Romeo y Juliette
funciona a base de despreocupación y con el convencimiento de que nada puede destruir el amor. Pero ambos han caído ya en una rutina y el hospital les hace replegarse sobre
sí mismos”. Cabría extender la pregunta al conjunto social
que nos rodea, a las numerosas parejas que viven una cotidianeidad basada en elementos carentes de solidez emocional (el trabajo, las amistades, los viajes) a las que de pronto,
en cualquier momento, una circunstancia imprevista obliga
a afrontar una situación compleja, de difícil encaje en ese esquema rutinario que era hasta ese instante su convivencia
doméstica. Valérie Donzelli (Épinal, Francia, 1973) estudió
arquitectura antes de entrar en la industria del cine, pero
abandonó la carrera para dedicarse íntegramente a la interpretación; para mejorar su preparación estudió en el Conservatorio Municipal del Distrito X en París, mientras trabajaba como vendedora. Después de conseguir pequeños
papeles en el cine, empezó a obtener alguna popularidad a
través de la TV; mujer inquieta, en 2008 rodó un cortometraje al que siguió otro en 2010, pero entre ambos dirigió
el primer largometraje, La reine des pommes, presentado con
gran éxito en el festival de Angers, donde ganó el premio
del público. Su segunda película como directora, Declaración de guerra, se presentó en la inauguración de la Semaine
Internationale de la Critique y fue recibida con enorme expectación en el festival de Cannes; recibió el gran premio en
el festival de Cabourg y representó a Francia en los Oscar
del año pasado. La película tiene como base una experiencia real, conocida directamente por los guionistas (que forman también pareja en la vida) y pretende transmitir sensaciones que estén directamente vinculadas con hechos y situaciones cotidianas. La propia Donzelli nos explica: “La
película no es un drama ni una comedia. Solo entran ganas
de decir que es una película viva. No me parece una comedia dramática, ni tampoco un drama o un melodrama. Con
la distancia que da el tiempo, pensé que sólo es una película física, intensa, viva. Parto de mi ombligo y hago un zoom
hacia atrás para contar algo más universal: la relación con la
educación, el hecho de ser padres y de enfrentarse a lo peor
que pueda pasar, tener un hijo que se debate entre la vida o
la muerte. O sea, contar la relación con la vida”.
30 de mayo 2012
Sesión número 1389
LA CHICA MÁS
FELIZ DEL MUNDO
Título original: Cea mai
fericita fata din lume.
Nacionalidad: Rumanía,
Holanda. Director: Radu
Jude (2009). Producción:
Ada Solomon. Guion: Radu
Jude y Augustina Stanciu.
Fotografía: Marius Panduru.
Diseño de producción:
Augustina Stanciu. Montaje:
Catalin Cristutiu
Actores: Vasile Muraru
(Sr. Fratila), Andreaa
Bosneag (Delia Cristina
Fratila), Violeta Haret (Sra.
Fratila), Doru Catanescu
(Sr. Arvunescu), Alexandru
Georgescu (cliente), Diana
Gheorghian, Bogdan
Marhodin (Viorel)
Duración: 99 minutos
Versión original con
subtítulos en español
Delia, una adolescente que vive en un pequeño pueblo de Rumanía, acaba de ganar un automóvil en un concurso de una
compañía de refrescos y viaja con sus padres a Bucarest para
recogerlo y participar en el rodaje del anuncio testimonial. El
plan parece sencillo, pero se complica considerablemente cuando empieza la discusión sobre qué hacer con el coche nuevo: sus
padres quieren venderlo; ella, en cambio, quiere quedárselo para
presumir ante sus amigos.
De todos los países que integraban la antigua Europa del este
(sí, la del comunismo), Rumanía es el que viene ofreciendo
un mejor y más interesante nivel cinematográfico, que mejora en la medida en que puede ir adaptándose a situaciones social y económicamente más cómodas, mientras que otros que
en aquella época tuvieron sólido prestigio (Polonia, Hungría,
la desgajada Checoslovaquia) no consiguen alcanzar aún esos
parámetros. El cine rumano viene ofreciendo algunos títulos
muy interesantes (varios de ellos vistos en el cineclub) dentro de unas constantes que podemos calificar como de sencillez narrativa, de argumentos no demasiado comprometidos,
aunque sin duda podemos recordar la magnífica e impresionante Cuatro meses, tres semanas, dos días, de Cristian Mungiu,
proyectada en 2008. Poco a poco, esas películas van llegando a España tras pasar por festivales en los que gustan tanto
a los críticos como a los espectadores, ofreciendo así retazos
bastante lúcidos de cual es la situación social del país rumano. En el repertorio de directores destacados hay que mencionar a Radu Jude (Bucarest, 1977), graduado en el departamento de Comunicación y Dirección de cine (2003), trabajó como
ayudante de dirección en varias películas, entre ellas Amén, de
Costa-Gavras y La muerte del Sr. Lazarescu, de Cristi Pulu y ha
dirigido varios cortometrajes, alguno de ellos premiado en el
festival Sundance. Compagina su faceta de realizador de cine
con la de guionista. Una de las características de esta nueva
generación de cineastas es su capacidad para adaptar asuntos
tomados directamente de la realidad actual del país, superando así el viejo trauma heredado del antiguo régimen, cuyas
medidas de coacción impedían precisamente esa forma de ver
las cosas, derivando los temas hacia cuestiones históricas, intemporales o banales. Por el contrario, como sabemos bien, el
entorno está marcado por cuestiones sociales, políticas, económicas, religiosas, culturales y de todo tipo, y no sirve de nada
mirar hacia otro lado. A ese mundo, o a una fracción del mundo, orienta su mirada Radu Jude en esta película, cuyo título
indica ya la presencia intangible de una ironía que marcará el
desarrollo progresivo de la acción. Ironía que adquiere variados matices, como los que integran el casi esperpéntico rodaje del spot publicitario que habrá de marcar el desarrollo posterior de los acontecimientos y que prosigue más tarde con
la exposición de los diversos detalles que van definiendo la
personalidad de los protagonistas, sin que falten observaciones sobre la naturaleza humana, que no siempre se deja llevar
por pensamientos honestos y elevados, sino que con frecuencia deja paso a la mezquindad, el egoísmo y la ambición, todo
ello en torno a la posesión de un coche ganado en un concurso
y convertido, casi a la fuerza, en objeto de discusión familiar.
6 de junio 2912
Sesión número 1390
THREE
Título original: Three.
Nacionalidad: Alemania.
Director: Tom Tykwer (2010).
Producción: Stefan Arndt.
Fotografía: Frank Griebe.
Diseño de producción:
Uli Hanisch. Música: Tom
Tykwer y Johnny Klime.
Montaje: Mathilde Bonnefoy
Actores: Sophie Rois (Hanna),
Sebastian Schipper (Simon),
Devid Striesow (Adam),
Annedore Kleist
Duración: 114 minutos
Versión original con
subtítulos en español
Hanna y Simon son una pareja de cuarentones que viven en
Berlín. Son modernos, cultivados, desinhibidos. Sin saberlo,
ambos conocen a Adam, un chico más joven… y se enamoran
de él. Cuando ella se queda embarazada, la pregunta es obvia:
¿quién es el padre?
Aparentemente, el objetivo de esta película es exponer las características de un trío, esto es, una relación amorosa a tres bandas, el típico triángulo tantas veces expuesto en el cine y en la literatura. Quizá convenga no ser demasiado superficiales aceptando una explicación tan sencilla y evidente. Quizá sea mejor intentar encontrar, en la
propuesta con la que Tykwer regresa al cine alemán, algunas ideas
subyacentes a las que conviene prestar atención. Porque a lo mejor
de lo que el director está hablando es de conflictos personales, de crisis de pareja, de insatisfacciones íntimas, de búsqueda de remedios a
todo ello. En fin, del amor y sus muy complicadas variaciones. Tom
Tykwer (Wuppertal, Alemania, 1965) es uno de los más prometedores realizadores alemanes de las últimas generaciones; tenía solo
once años cuando empezó a rodar cortos en super8; tras acabar los
estudios secundarios intentó ingresar en alguna escuela de cine, sin
conseguirlo, pero sí pudo acceder, en 1987, a ser el programador del
cine Movimiento, uno de los más prestigiosos de Berlín, a la vez que
escribía sobre cine. Después de rodar un par de cortometrajes que
no tuvieron ningún éxito pero insistiendo y entrando en contacto
con personas de la industria (hacía entrevistas, participaba en festivales), consiguió a comienzos de la década de los 90 que uno de sus
guiones, Deadly Maria, pudiera llamar la atención de la cadena ZSF
de la TV alemana, de donde pudo pasar a las salas cinematográficas de carácter experimental. Con varios amigos, montó luego una
productora, que pudo desenvolverse entre serios apuros financieros,
hasta que en 1998 llegó por fin el éxito: Corre, Lola, corre fue el título
que le abrió las puertas, no solo del reconocimiento sino también de
Hollywood. A ese título providencial siguieron otros como La princesa y el guerrero (2000), En el cielo (2002) y, sobre todo, El perfume. Historia de un asesino (2006), rodada con un altísimo presupuesto. Ahora
Tykwer ha regresado a su país natal para rodar este Three en la que
también recupera otra forma de rodar, más intimista, menos grandilocuente, en el que el protagonismo corresponde realmente a los personajes y no a la ambientación. Hay que señalar además una aportación singular de Tykwer a sus películas, como autor de la música de casi todas ellas. Igual que fue un niño prodigio en lo que tenía
que ver con el cine, también en este otro aspecto, el musical, fue precoz, pues empezó a recibir lecciones de piano a los ocho años. Cuando empezó a rodar películas, desde los inicios pensó que necesitaba
expresarse no solo mediante las imágenes sino también a través de
la música, si bien, como él mismo reconoce, la primera banda sonora que escribió lo hizo más por necesidades financieras, o sea, para
ahorrarse el salario del compositor; sin embargo, esa primera experiencia le animó a continuar por el mismo camino, interpretando que
puede ser un proceso paralelo la escritura del guión y la de la banda
sonora que debe acompañarlo, concibiendo que todo ello forma parte de un mismo acto creativo, de manera que lenguaje literario y melodía musical se ensamblan en la mente del creador. A partir de ahí, y
en colaboración con otros amigos (Reinold Heil y John Klimek), promovió la formación del grupo Pale 3 que utiliza para la composición
musical, no sólo para el cine sino también para conciertos.
13 de junio 2012
Sesión número 1391
FAUSTO
Título original: Faust.
Nacionalidad: Rusia.
Director: Alexander Sokurov
(2010). Productor: Andrey
Sigle. Argumento: El libro
de Yuri Arabov; basado a
su vez en la obra de Johann
Wolfgang Goethe. Guion:
Alexander Sokurov y Marina
Koreneva. Fotografía: Bruno
Delbonnel. Diseño de
producción: Yelena Zhukova.
Música: Andrey Sigle.
Montaje: Jörg Hauschild.
Vestuario: Lidiya Kryukova.
Actores: Johannes Zeiler
(Fausto), Anton Adasinski
(prestamista), Isolda Dychauk
(Margarita), Georg Friedrich
(Wagner), Hanna Schygulla
(esposa del prestamista),
Antje Lewald (madre de
Margarita), Florian Brückner
(Valentín)
Duración: 141 minutos
Versión original con
subtítulos en español
Fausto es un hombre sabio y honrado, pero también insatisfecho
con su vida. Por ello firma un pacto con Mefisto, inicialmente
con un propósito noble (librar a su pueblo de una horrible epidemia), pero tentado con otros objetivos (la eterna juventud),
se corrompe y ello le convierte en juguete de su maligno amigo.
Probablemente, ya no quedan muchos lectores de Goethe, menos aún entre los jóvenes, para quienes la figura del gran escritor romántico alemán puede parecer muy alejada, no solo en sus
planteamientos sino también en el estilo, pero quizá casi todo el
mundo identifica, aunque sea de manera esquemática, la esencia
de este profundo drama que hizo furor en la época, que ha inspirado no pocos tratados filosóficos y teológicos y que, en fin, encuentra derivaciones riquísimas en los lugares más insospechados (recordemos El retrato de Dorian Gray) gracias a esa tendencia
humana a pretender encontrar el filtro mágico que garantice no
solo la eterna juventud sino incluso la vida eterna. Dicho esto, seguramente sabido o conocido por gran número de los lectores de
estas líneas, conviene advertir, a renglón seguido, que este Fausto
de Sokurov no es en absoluto una trasposición literal del personaje de Goethe sino solo el punto de inspiración para desenvolver un propósito que el director ruso viene desarrollando desde
hace varios años aunque, desdichadamente, a causa de la penosa distribución cinematográfica española, no hemos podido conocer en su total dimensión. Se trata de una tetralogía en la que
Sokurov medita, a través de las imágenes, sobre la naturaleza del
poder y sus perversiones, siguiendo el rastro dejado por figuras
históricas reales: Molock (1999) hablaba de Hitler; Telets (2000),
de Lenin; Solntse (2005), del emperador Hiro Hito que llevó a Japón a la segunda guerra mundial. Junto a esos tres personajes de
vida real, el director incorpora ahora una figura ficticia, una pirueta que él mismo explica así: “La imagen simbólica de Fausto
completa esta serie de grandes jugadores que perdieron la mayor apuesta de su vida. ¿Qué tiene en común Fausto con estos
hombres de carne y hueso que alcanzaron el pináculo del poder?
Un amor por palabras fáciles de creer y una vida diaria patológicamente desdichada. El mal es reproducible y Goethe supo formular su esencia: las personas infelices son peligrosas”. Alexander Nikoláyevich Sokurov (Podorvija, Siberia, 1951) produjo su
primer programa de TV cuando sólo tenía 19 años, iniciando así
una carrera jalonada por numerosos premios. El año anterior se
había graduado en Historia, en la universidad de Nizhni Nóvogorod y este dato marcará toda su trayectoria artística, en la que
siempre ha procurado buscar el hilo histórico para explicar situaciones actuales. Varias de sus primeras películas fueron prohibidas por el régimen soviético, dedicándose a realizar documentales. Madre e hijo (1996) fue su primera película conocida en occidente, iniciando una larga cadena de premios y reconocimientos.
De hecho, ese “descubrimiento” tuvo lugar en el festival de Locarno, pero ha sido el de Cannes (donde ha participado en cuatro ocasiones) el escenario predilecto para presentar sus obras.
De su ya larga producción, el título más conocido es El arca rusa
(2002), a la que probablemente se unirá en adelante este Fausto
que hoy llega al cine club.
20 de junio 2012
Sesión número 1392
17 y 22 horas
LA CONSPIRACIÓN
Título original: The
Conspirator. Nacionalidad:
Estados Unidos. Director:
Robert Redford (2011).
Producción: Brian Peter
Falk, Bill Holderman, Robert
Redford, Greg Shapiro y
Robert Stone. Argumento:
James D. Solomon y Gregory
Bernstein. Guion: James D.
Solomon. Fotografía: Newton
Thomas Sigel. Diseño de
producción: Kalina Ivanov.
Música: Mark Isham.
Montaje: Craig McKay
Actores: James McAvoy
(Frederick Aiken), Robin
Wright (Mary Surratt), Kevin
Kline (Edwin Stanton), Evan
Rachel Wood (Anna Surratt),
Danny Huston (Joseph Holt),
Justin Long (Nicholas Baker),
Tom Wilkinson (Johnson),
Alexis Bledel (Sarah), Toby
Kebbell (John Wilker), Colm
Meaney (general David
Hunter)
Duración: 123 minutos
Versión original con
subtítulos en español
Tras el asesinato de Abraham Lincoln, ocho personas son detenidas y acusadas de conspirar para matar al presidente, al vicepresidente y al secretario de Estado. La única mujer que se
encuentra entre ellos, Mary Surratt regenta una pensión donde el autor del magnicidio —John Wilkes Booth— y sus cómplices se reunieron y planearon los atentados simultáneos. El
abogado Frederick Aiken, un héroe de guerra unionista de 28
años, accede a regañadientes a defender a Surratt ante un tribunal militar.
No se prodiga mucho Robert Redford en la dirección, aunque tampoco renuncia a ella y por eso comparece de manera esporádica con propuestas que siempre tienen un
contenido de riesgo, un añadido de interés, resultado de
una cuidadosa selección de los temas que elige para llevar a la pantalla como realizador. Poco hay que decir de
su faceta de actor, suficientemente conocida y tampoco
de su compromiso, directo y personal, con cuestiones de
nuestro tiempo que tienen que ver con conceptos tan serios como la dignidad, la solidaridad y el respeto por los
derechos humanos. Redford (Santa Mónica, 1937) se estrenó en la realización con Gente corriente (1980) y la continuó
con Un lugar llamado Milagro (1988), El río de la vida (1992),
Quiz Show/El dilema (1994), El hombre que susurraba a los caballos (1998) y La leyenda de Bagger Vance (2000) para volver a ponerse tras la cámara en torno a un episodio poco o
nada conocido de la historia americana: la primera condena a muerte de una mujer en Estados Unidos, acusada (según todos los indicios, injustamente) de haber participado
en el complot para asesinar al presidente Lincoln. Redford
no tiene inconveniente en reconocer que “me interesan las
historias que la gente no conoce, sobre todo cuando están
dentro de un suceso histórico que todo el mundo cree conocer”. Que es lo que pasa, justamente, con el asesinato
de Abraham Lincoln, el mítico presidente americano que
encabezó el movimiento de liberación de los esclavos negros, cuestión que habría de desembocar en la guerra civil.
Acabado el conflicto y cuando todo el mundo esperaba
iniciar un periodo de paz y conciliación, el actor John Wilkes Booth asesinó al presidente; según la versión corriente, ansioso de obtener notoriedad y popularidad. La parte
ignorada de este asunto es, justamente, la del complot en
que estuvieron implicados otros y que terminó por afectar,
de manera indirecta, a la posadera del lugar en que se reunían. El periodista James Solomon necesitó 18 años para
documentarse sobre lo que pudo haber sucedido en aquellos días dramáticos y a pesar de las enormes dificultades
encontradas, consiguió finalmente elaborar un texto que,
sin embargo, no encontró rápido acomodo para su traslado a la pantalla. En efecto, fuerzas políticas conservadoras
encontraron que, en la especie de juicio a medida que condenó a Mary Surratt se puede encontrar un paralelismo
directo con las dudosas actuaciones que el actual gobierno está llevando a cabo contra los islamistas recluidos en
Guantánamo. Los abusos tras el atentado contra Lincoln
se parecen mucho a estos otros abusos, cuando el poder
pretende encontrar un culpable a cualquier costa.
20 de junio 2012
19,30 horas
MANHATTAN
Título original: Manhattan.
Nacionalidad: Estados
Unidos. Director: Woody
Allen (1979). Producción:
Jack Rollins/Charles H. Joffe
Productions, para United
Artists. Productor: Charles
H. Joffe. Guión: Woody
Allen, Marshall Brickman.
Fotografía: Gordon Willis.
Diseño de producción: Mel
Bourne. Música: George
Gershwin.
Actores: Woody Allen (Isaac
Davis), Diane Keaton (Mary
Wilke), Michael Murphy (Yale
Pollack), Mariel Hemingway
(Tracy), Meryl Streep (Jill
Davis), Anny Byrne Hoffman
(Emily Pollack), Karen
Ludwig (Connie), Michel
O’Donoghue (Dennis),
Wallace Shawn (Jeremiah)
Duración: 96 minutos
Versión original con
subtítulos en español
Dos nominaciona al oscar
1970 (mejor guión y mejor
actriz secundaria, Mariel
Hemingway), premio BAFTA
a la mejor películas del
año; premio de la National
Board of Reviewe a la mejor
películas.
Isaac Davis, un neoyorquino de mediana edad lo tiene todo, o
sea, todo lo que no desea: un trabajo odioso (escribe gags para
TV),, una novia a la que no quiere y una ex-esposa a la que le
gustaría estrangular. Está escribiendo un libro en el que cuenta su vida íntima cuando conocer a Mary, la sexy e inteligente amante de su mejor amigo. Como es lógico, se enamora perdidamente de ella.
La legión de seguidores de Woody Allen se encuentra un tanto
desanimada ante la evolución de las últimas películas del genio,
y quien más quien menos considera que a medida que envejece ha ido perdiendo fuerza, imaginación, ironía y alegría, ese peculiar espíritu sardónico que impregna toda su obra. Para recuperar los ánimos y devolver la confianza a los escépticos, aquí
está Manhattan, para muchos la obra cumbre, la síntesis más clara de en qué consiste el mundo alleniano y, por otra parte, considerada -Wikipedia dixit- un clásico en la historia del cine. Manhattan tiene todo lo que hace falta para configurar una gran película (una gran obra de arte): un guión lúcido, claro y reluciente;
unos diálogos ingeniosos, chispeantes, cargados de inteligencia;
una imagen sobria a la vez que brillante, en luminoso blanco y negro; unos personajes creíbles, que dicen cosas atractivas, suficientes para mantener la atención sin decaer un instante; una música que embriaga de principio a fin, una auténtica antología de los
sonidos de nuestro tiempo. Está desde luego, el leif-motiv preferido de Allen, el amor, las mujeres, las relaciones entre hombres
y mujeres, las obsesiones (represiones) sexuales. Y, en fin, está
Nueva York, el gran tema, el gran pretexto de Allen para toda su
obra, aunque parezca que en los últimos años lo ha traicionado
con Londres, Barcelona o Paris. Woody Allen (Nueva York, 1935)
fue un mal estudiante pero un imaginativo inventor de ideas para
sobrevivir, camino por el que llegó a la publicidad, la TV, algunas revistas y el teatro. Aprendió a sacar provecho de sus gags,
vendiéndolos mientras estudiaba en la universidad. A los 19 años
empezó a vender sus chistes a la NBC, contrajo su primer matrimonio y empezó a ir a un psicoanalista. Actor de TV y clubs nocturnos, escribe obras teatrales y reescribe el guión de una película
china, “Lilí la tigresa”. En el cine fue primero actor y luego, desde 1969, director, debutando con Toma el dinero y corre. La consagración le llegó en 1977 con el oscar a la mejor película por Annie Hall, considerada por muchos su mejor obra (oscar por cierto
que no recogió: ese día tenía que tocar el clarinete en el Michael
Pub’s y dijo que eso era más importante que estar en Los Ángeles), aunque otros se inclinan por Manhattan, si bien en su intensa filmografía hay preferencias para todos los gustos. Dotado de
una innegable capacidad para el trabajo, sale a película por año,
todas escritas por él mismo, si bien en los últimos tiempos ha renunciando a figurar en ellas como intérprete. Manhattan se estrenó el 25 de abril de 1979 en 29 salas simultáneamente y pronto
consiguió el favor del público americano, generalmente no muy
adicto al peculiar estilo del director, que siempre ha encontrado
mejor acogida en Europa. En el origen de la película está el amor
de Allen por su ciudad natal, y especialmente por Manhattan y
la emoción que le producía oír la música de Gershwin. Que esos
mismos sentimientos podamos compartirlos este día.
ESTA PROGRAMACIÓN DEL
CINE–CLUB CHAPLIN ES POSIBLE
GRACIAS A LA COLABORACIÓN DE
Depósito Legal: CU-84-2012
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