CONOCER N.º 54 Julio de 2014

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CONOCER
N.º 54
Julio de 2014
Sumario
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Presentación
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La ONCE y la cultura
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Actualidad
 El irlandés John Banville, Príncipe de Asturias de las Letras
 Entregados los Premios Tiflos de Literatura 2013
 Récord de desplazados por la guerra en el mundo
 Treblinka ya no es un mito
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En portada
 Ucrania: la necesaria reconciliación
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Entrevista
 Joseph Pérez: “Para Cisneros, el Reino pertenecía al bien común, a
la comunidad, y había que defenderlo”
-
Nuestro mundo
 Cruz Roja Española: 150 años combatiendo el dolor
 Fragata Mercedes: a la caza del tesoro
-
Historias de la I Guerra Mundial
 El bloqueo del mar y las primeras leyendas de la aviación
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Mujeres de rompe y rasga
 Coco Chanel: mujer, diseñadora y leyenda
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Libros
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Efemérides
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Presentación
Castigados a partes iguales por el nazismo y el comunismo durante el siglo XX,
los ucranianos buscan ahora dramáticamente su propia identidad. Necesitan
cerrar sus profundas heridas internas y mirar hacia un futuro de paz y libertad.
La victoria electoral de Poroshenko y el retorno del embajador ruso a Kiev son
dos hechos esperanzadores que abren la puerta a una solución dialogada.
Conocer os da todas las claves del proceso.
Además, entrevistamos al historiador Joseph Pérez, Premio Príncipe de
Asturias de las Ciencias Sociales de este año, y repasamos la historia de Cruz
Roja Española, que cumple 150 años este mes.
La fragata “Mercedes”, hundida en 1804 y recuperada por España tras una
larga batalla legal, y la diseñadora francesa Coco Chanel son otros de los
protagonistas de este número de Conocer.
La ONCE y la cultura
En el marco de la V Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE, que
se celebra en Madrid, están previstas las siguientes actividades (para personas
con y sin discapacidad):
Taller de fotografía/cine - "¿Quién soy? Yo". Dirigido por Paloma Navares
Espacio Fundación Telefónica, en Madrid. Del 8 al 12 de septiembre, de
17.00 a 20.00 horas.
Gratuito para personas con discapacidad.
La selección de candidatos se realizará en base al currículo y a una carta
de motivación del alumno dirigida a Paloma Navares, que deberá enviar a
la siguiente dirección: [email protected].
Este taller busca profundizar en el desarrollo de la subjetividad artística
mediante el lenguaje fotográfico y/o audiovisual. Los participantes contarán con
el asesoramiento de la artista Paloma Navares y del cineasta David Muñoz.
Taller de cine documental – “Fortuna ciega”. Dirigido por Ramón Gieling
La Casa Encendida, Madrid. 13 y 14 de septiembre, a las 19.00 horas.
Más información:
http://bienal.fundaciononce.es/actividades.php#evento65
Con este documental, Ramón Gieling se introduce en el mundo de varias
personas ciegas. El cupón de la ONCE es el telón de fondo de las historias de
varios personajes: unos, vendedores de ilusión; otros, ganadores y perdedores.
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Actualidad
El irlandés John Banville, Príncipe de Asturias de las Letras
El Premio Príncipe de Asturias de las Letras ha recaído este año en el escritor
irlandés John Banville, “por su inteligente, honda y original creación novelesca”,
y en “su otro yo”, Benjamin Black –su seudónimo–, “autor de turbadoras y
críticas novelas policiacas”.
Banville nació en Wexford (Irlanda), en 1945. Tras acabar su formación
académica, trabajó en la compañía aérea Aer Lingus, en el diario Irish Press y
en el Irish Times, donde fue nombrado subdirector y desempeñó el cargo de
editor literario.
Su primer libro, Long Lankin (una recopilación de relatos cortos), apareció en el
año 1970. Le siguieron Nightspawn y Birchwood, sus primeras novelas, que
vieron la luz en 1971 y 1973, respectivamente.
Considerado por algunos críticos el “heredero natural” de Nabokov, Banville ha
recibido numerosos premios a lo largo de su carrera. El más importante, el Man
Booker Prize ―el galardón literario más codiciado en el Reino Unido―, lo
obtuvo con El mar en el año 2005.
Entregados los Premios Tiflos de Literatura 2013
La ONCE entregó el pasado 20 de mayo en la Residencia de Estudiantes de
Madrid los galardones correspondientes a los Premios Tiflos de Literatura
2013, en su 27.ª edición de Poesía, 24.ª de Cuento y 16.ª de Novela,
seleccionados entre cerca de 400 trabajos presentados.
En esta edición, los ganadores fueron los escritores Nilton Santiago, en la
categoría de Poesía; Rubén Díez, en la de Cuento, y Emilio Gavilanes, en la de
Novela. Recibieron un premio de 21.000 euros, en la categoría de Novela, y de
12.000 euros en cada uno de los apartados de Cuento y Poesía. Además, las
obras ganadoras han sido publicadas por las editoriales Visor (Poesía) y
Edhasa/Castalia (Cuento y Novela).
Los ganadores de los premios especiales para escritores con discapacidad
visual (elegidos entre 26 trabajos candidatos) han sido Pedro Serrano, en el
apartado de Poesía; María Jesús Sánchez, en el de Cuento, y Emilio Durán, en
el de Novela. El primer premio está dotado con 6.000 euros en las tres
categorías.
Al acto de entrega asistieron los escritores Luis Mateo Díez, Fanny Rubio y
Ángel Luis Prieto de Paula, en representación de los miembros del jurado; la
directora general adjunta de Servicios Sociales para Afiliados de la ONCE,
Patricia Sanz, y la directora de Educación, Empleo y Promoción Cultural, Ana
Ruiz, entre otros.
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Récord de desplazados por la guerra en el mundo
Más de 33,3 millones de personas se encontraban desplazadas dentro de sus
propios países a finales de 2013 como consecuencia de los conflictos y la
violencia. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), esta cifra
sin precedentes supone un aumento de 4,5 millones respecto al año anterior.
El 63 por ciento de ellos se concentran en solo cinco países: Siria, Colombia,
Nigeria, República Democrática del Congo y Sudán. El promedio de tiempo que
estas personas viven desplazados alcanza los 17 años.
Actualmente, la crisis que genera más desplazamientos internos es Siria, ya
que el 43 por ciento de los movilizados en 2013 proceden de ese país. El
promedio de desplazados dentro del país alcanza las 9.500 personas al día,
aproximadamente una familia cada 60 segundos.
Treblinka ya no es un mito
Un equipo de investigadores de la Universidad de Staffordshire (Reino Unido)
ha encontrado las primeras evidencias físicas de las cámaras de gas, cimientos
y fosas comunes de uno de los campos de exterminio nazi más siniestros: el de
Treblinka. La investigación, dirigida por la arqueóloga forense Caroline Sturdy
Colls, aporta por primera vez pruebas tangibles de su existencia.
El testimonio de los supervivientes situaba el campo a hora y media de
Varsovia, pero en el punto indicado solo había tierras de labranza y bosque.
Los nazis hicieron un buen trabajo tirando muros, rellenando huecos y
nivelando suelos para borrar las huellas de este campo de exterminio, que a lo
largo de 24 meses –entre 1942 y 1943– acabó con la vida de entre 700.000 y
900.000 judíos.
Para encontrarlo, el equipo de Sturdy Colls ha hecho mapas computerizados,
tomado fotografías aéreas y utilizado sofisticados GPS, georradares y
escáneres láser. Tras seis años de trabajo, detectaron tres zonas, distantes
entre sí, susceptibles de esconder algo. Nada más empezar a cavar,
aparecieron los primeros huesos humanos.
Las excavaciones han permitido, incluso, diseñar un mapa del recinto, desde la
vía del tren en el que llegaban los prisioneros hasta las dos cámaras de gas de
que disponía: una con capacidad para 600 personas y otra para 5.000.
Tras la investigación, la zona ha quedado tal y como se encontró, aunque se
han erigido varios monolitos de piedra que recuerdan a las innumerables
víctimas de Treblinka.
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En portada
Ucrania: la necesaria reconciliación
Por Ignacio Santa María
Castigados a partes iguales por el nazismo y el comunismo durante el
siglo XX, los ucranianos buscan ahora dramáticamente su propia
identidad en medio de la presión de las potencias extranjeras que ven a
este país como una pieza fundamental del tablero geoestratégico.
Necesitan cerrar sus profundas heridas internas y mirar hacia un futuro
de paz y libertad. La victoria electoral de Poroshenko y el retorno del
embajador ruso a Kiev son dos hechos esperanzadores que abren la
puerta a una solución dialogada.
“Ucrania no es una nación fallida”, sostiene con firmeza el profesor de Historia
Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid José María Faraldo,
gran conocedor de Europa oriental. “Es un país muy asentado y están muy
claras sus fronteras, incluso para los rusos”, explica con el ánimo de desmentir
“esa especie de menosprecio hacia Ucrania que se está implantando en
Occidente y que no es más que un estereotipo ruso”.
Un país asentado que, sin embargo, parece tener dos almas: una que mira a
Occidente y otra que mira a Rusia. Aunque, como en todos los conflictos, la
realidad es mucho más compleja y nos presenta todo tipo de matices: desde
rusófonos partidarios del acercamiento a Bruselas hasta ucranianos que,
aunque no viven en el este del país, todavía recuerdan con nostalgia la época
soviética. Eso, por no hablar de la diversidad religiosa: católicos, grecocatólicos, protestantes y tres iglesias ortodoxas distintas...
Parece mentira que hayan sucedido tantas cosas en un espacio de apenas seis
meses: levantamiento popular en Kiev, derrocamiento del presidente Víktor
Yanukovich, anexión de Crimea a Rusia, referéndum secesionista en Donetsk,
victoria electoral de Petró Poroshenko, enfrentamientos armados en el este,
que ya se han cobrado cientos de muertos... una sucesión de acontecimientos
que se desencadenó inesperadamente la noche del 29 de noviembre de 2013.
Ese día había tenido lugar una nueva manifestación en Kiev de los partidarios
de los acuerdos económicos con la UE. Unos acuerdos que, en un principio,
contaban con el consenso de Gobierno y oposición, pero que,
inexplicablemente, en el último minuto, Yanukovich se negó a firmar,
probablemente obedeciendo instrucciones de Moscú. Al caer la noche, casi
todos los manifestantes ―unos 60.000― se habían retirado. Ya solo quedaba
en la plaza de la Independencia un millar de ellos. De pronto, la policía cargó
contra ellos con una violencia inusitada.
Al día siguiente ya no se manifestaron 60.000 sino 600.000, y después ya fue
un millón de personas que, venidas de todos los puntos del país, ocuparon la
plaza Maidán. Los manifestantes levantaron un campamento en pleno centro
de la capital ucraniana que permaneció en pie durante los dos meses más
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crudos del invierno. Ya no pedían un acercamiento a Bruselas sino que
clamaban en contra de un gobierno cada vez más autoritario y corrupto y
ahora, además, violento.
“Las cosas habían llegado a un punto en que no había más opciones”, comenta
Faraldo. “La gente estaba harta de corrupción y Yanukovich estaba dirigiendo
al país hacia una dictadura de tipo putinista, pero una dictadura real. El
levantamiento llegó en el momento justo. Si no se hubiera producido,
probablemente todo habría ido a peor”, añade este profesor de la Complutense.
Tras dos meses de protesta pacífica, estalló la violencia entre algunos
manifestantes y las fuerzas especiales del Berkut. El teniente coronel Francisco
José Berenguer, analista principal del Instituto Español de Estudios
Estratégicos (IEEE), observa que “las manifestaciones que desembocan en un
nivel de violencia pierden toda la legitimidad que inicialmente podrían haber
tenido. En cualquier caso, creo que las manifestaciones masivas en plazas
públicas, tan frecuentes en los últimos años en numerosos países, gozan en la
actualidad de una excesiva buena prensa”.
Este alto mando del Ejército apunta que la legitimidad política reside en cambio
en esa otra “gran masa silenciosa que únicamente se manifiesta a través del
voto”. Lo cierto es que el derrocamiento de Yanukovich dio paso a la
convocatoria de elecciones, celebradas el pasado 25 de mayo, en las que el
empresario Petró Poroshenko se alzó con la victoria al obtener el 57 por ciento
de los votos.
A juicio de Faraldo, Poroshenko “era el único candidato en el que se podían
poner todos de acuerdo. Es, al mismo tiempo, una figura del establishment, que
ha participado en gobiernos de todo color, por lo que está bien visto por gente
que en su día votó a Yanukovich y no es tan radical como Yulia Timoshenko,
que allí suscita mucho rechazo, excepto para el núcleo duro que la apoya”. El
teniente coronel Berenguer suscribe esta idea: “La población ucraniana ha
votado mayoritariamente a un candidato partidario de la negociación y el
respeto al idioma ruso y las peculiaridades de la etnia rusa. A pesar de las
dificultades, este debe ser el comienzo de reformas y de una salida negociada
a la crisis”.
El precio político del gas
Las cifras son elocuentes: un tercio del gas que consume Europa procede de
Rusia y el 55 por ciento de todo ese gas llega a Europa a través de Ucrania. Al
ser el dueño del grifo del “oro azul”, Vladimir Putin tiene la sartén agarrada por
el mango en esta crisis y aprovecha su ventaja. Así, el precio al que la
compañía rusa Gazprom cobra el gas a los ucranianos varía en función de
criterios políticos.
Tras el derrocamiento de Yanukovich, Gazprom retiró de golpe las dos rebajas
que aplicaba a Ucrania: una a cambio de rechazar el acuerdo de asociación
con la UE y otra como contraprestación a la base de la flota rusa en
Sebastopol. Resultado: el precio se duplicó. Además, Moscú amenaza con
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cortar el suministro, como ya hizo en 2006 y en 2009, si Ucrania no paga la
cantidad que adeuda a la compañía gasística rusa.
El profesor Faraldo cree que “los políticos ucranianos están muy dispuestos a
renunciar al gas ruso y a buscar alternativas. Se están intentando incluir en el
sistema energético europeo, que por fin está empezando a moverse para no
depender tanto de Rusia. También están estudiando que países como Polonia
o Hungría les revendan gas a un precio aceptable”.
La dependencia comercial también es otro dato a tener en cuenta: Rusia
acapara el 24 por ciento de las exportaciones ucranianas, pero si sumamos las
ventas a países como Bielorrusia o Kazajistán, nos da como resultado que el
60 por ciento de todo lo que exporta Ucrania tiene como destino la antigua
URSS, muy por encima del exiguo 15 por ciento que suponen sus ventas a la
Unión Europea.
El acercamiento de Ucrania a la UE no es tan sencillo. La adhesión es, hoy por
hoy, una utopía. Para los Veintiocho, un país que ha devaluado un 15 por
ciento su moneda desde enero y que tiene que afrontar una factura mensual de
mil millones de dólares en intereses de deuda no es un socio nada apetecible,
y menos en tiempos de crisis económica.
A este respecto, el analista principal del IEEE comenta: “Creo que en este
aspecto quizás se ha querido, tanto dentro como fuera de Ucrania, ir
demasiado rápido. Efectivamente, sus lazos con Rusia son aún muy fuertes,
por lo que no es descartable una solución temporal intermedia que permita un
paulatino acercamiento a la UE, de modo que Ucrania en unos años alcance
una mayor equidistancia entre sus lazos con Rusia y Europa occidental”.
El fantasma de la guerra fría
Dejar de suministrar gas a Europa a través de Ucrania sería un problema
también para Rusia, ya que esta venta supone un tres por ciento de su
economía, que no anda precisamente muy boyante: el año pasado solo creció
un 1,3 por ciento. Esta podría ser una razón (aunque no la única) de que Rusia
haya firmado el pasado 21 de mayo un acuerdo para suministrar gas a China
durante 30 años a partir del año 2018. En realidad el volumen de gas que
Rusia venderá a China será solo algo más de un tercio de lo que ahora vende a
Europa, pero con este acuerdo, Putin parece haber querido advertir a Estados
Unidos y a la Unión Europea de que podría cambiar su política de alianzas y
apuntalar así un nuevo bloque del Este.
Según el teniente coronel Berenguer, este acuerdo podría tener consecuencias
de hondo calado a largo plazo: “Es una mala noticia, pues la alianza comercial
más intensa, más natural y conveniente sería la de Rusia con la UE, pues
ayudaría a ambas potencias a superar sus mayores carencias y debilidades.
Todo lo que suponga un alejamiento entre ambas y una profundización de
diferencias ya pasadas que parecían superarse, es una mala noticia para Rusia
y para Europa”. No obstante, el analista del IEEE considera que “este acuerdo
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es más un mensaje ruso a la administración norteamericana que a las
cancillerías europeas”.
Un mensaje que Barack Obama tardó apenas 13 días en contestar
organizando una cumbre en la que se reunió con los presidentes de Polonia,
Rumanía, Letonia, Estonia, Croacia, Bulgaria, Chequia, Hungría, Lituania y
Eslovaquia, y donde anunció que estaba dispuesto a aumentar la presencia
militar estadounidense en la frontera este de la OTAN.
La distensión llegó el pasado 6 de junio con motivo de los actos
conmemorativos del desembarco de Normandía. El hecho de que Putin
dialogara con Poroshenko y, acto seguido, ordenara el retorno a Kiev del
embajador ruso, Mijaíl Zurabov, supone que Moscú reconoce la legitimidad del
nuevo gobierno ucraniano: un paso decisivo para una solución dialogada a esta
crisis.
Superar la división
A juicio del profesor Faraldo, en Ucrania cohabitan dos sensibilidades distintas,
dos visiones y dos modos de mirar la historia reciente que parece difícil
reconciliar. Desde que este país se independizó de la Unión Soviética en 1991,
estas posiciones no se han acercado. “Se ha perdido un tiempo precioso para
conciliar estas dos visiones de la historia. Esa ha sido la clave: si en Ucrania se
hubiera elaborado un discurso de país que superara a estas dos visiones,
ahora no pasaría todo lo que estamos viendo”.
Difícil, pero no imposible. El analista principal del IEEE mantiene la esperanza
de que algún día sea posible la convivencia entre estas dos sensibilidades y,
para ello, cree imprescindible el diálogo, tanto dentro de la propia sociedad
ucraniana como entre las potencias que tiene intereses en la región. “Esta
reconciliación solo será posible con líderes políticos de ambas comunidades
que apuesten por el diálogo y alcancen acuerdos, que puedan plasmarse en la
Constitución y otorguen un encaje adecuado de la comunidad de etnia rusa en
el estado ucraniano”, indica el teniente coronel Berenguer.
Este analista cree que el error que ha dado origen a la crisis ha sido exigirle a
Ucrania un alineamiento inmediato hacia el Este o hacia el Oeste, cuando lo
mejor sería que siguiera manteniendo lazos a un lado y al otro de sus fronteras:
“Un estatus de nación colchón, con una posición puente privilegiada entre
ambas grandes potencias puede llegar a ser una situación tan ventajosa para
Ucrania como para la estabilidad del continente”.
Occidente y Rusia deberían dejar que el pueblo ucraniano restañe y cure sus
heridas internas y que pueda elegir su destino y construir un futuro de paz y
libertad. Pero, para ello, es necesario que ambas potencias no se aíslen, como
lo hicieron en la segunda mitad del siglo pasado, sino que se conciban como
dos conjuntos con intereses comunes. Ucrania puede ser una zona de
intersección de esos intereses, no de confrontación.
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Entrevista
Entrevista a Joseph Pérez, historiador y último Premio Príncipe de
Asturias de las Ciencias Sociales, que acaba de publicar un libro sobre el
Cardenal Cisneros
“Para Cisneros, el Reino pertenecía al bien
común, a la comunidad, y había que defenderlo”
Por Esther Peñas
Hay personajes históricos que solo mentarlos despiertan un entramado
de leyendas, conocimientos, reinados, vicisitudes, épocas... Francisco
Jiménez (Torrelaguna, Madrid, 1436-Roa, 1517), el Cardenal Cisneros,
encarna como pocos (acaso habría que esperar a los aires modernos de
los bonapartistas para verlo de nuevo) el intento serio y sistemático de
hacer de España un país próspero, en todos los sentidos, no solo en el
crematístico. El historiador Joseph Pérez (Francia, 1931), Premio Príncipe
de Asturias de las Ciencias Sociales 2014, presenta ahora su último
trabajo, en torno a esta figura, Cisneros, el cardenal de España (Taurus).
La cuestión primera es: cuando uno se adentra en la biografía de alguien como
el Cardenal Cisneros, del que se ha escrito tanto y desde tantos ángulos,
¿hasta qué punto escribe o investiga condicionado? ¿Nos condiciona lo leído?
¿Nos limita lo investigado? ¿Puede uno despojarse de los prejuicios, de la
admiración previa que le suscita un personaje con una personalidad tan
fascinante?
Joseph Pérez no elude estas cuestiones, y las contesta: “Condicionado... en
efecto, el juicio que puedo tener por Cisneros procede también, en parte, de lo
que he podido estudiar y saber de la España de su tiempo, desde luego; me he
interesado por la España de los Reyes Católicos, de Carlos V, y Cisneros tiene
un papel importante en aquel sector y todo ello interviene a la hora de enfocar
debidamente una personalidad como la suya. No me adentré virgen en este
estudio –afirma el hispanista francés–, pero salgo de él mucho más enriquecido
de lo que estaba al principio. Uno lee, analiza, y se le despiertan ciertas
intuiciones que le llevan por caminos distintos a lo estudiado, a veces
sorprendentes, a veces sin salida. Llegar a tus propias conclusiones no solo
satisface el ego, sino que aporta algo novedoso sobre el hecho estudiado”.
Lo que más le ha sorprendido de Cisneros en este viaje al interior de una
biografía ha sido “descubrir facetas que no siempre habían sido puestas de
relieve, por ejemplo su valoración como político, como modelo de hombre de
Estado por parte de los franceses en el siglo XVII. Esto no lo sospechaba
―reconoce Pérez―, y me doy cuenta de que en España, mientras a Cisneros
se le consideraba un santo, en Francia, en la misma época, se veía en él un
arquetipo de estadista, el político por antonomasia”.
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Llegar a la publicación de este ensayo le ha exigido a Joseph Pérez muchos
años previos de indagación y alguno más de síntesis y, propiamente, de
escritura, lo que le ha permitido un acercamiento casi íntimo a Cisneros, del
que destaca “la amplitud de miras, tanto desde el punto de vista político como
religioso; es un hombre de una amplitud de miras considerable, que estaba
muy bien preparado para enfrentarse a las realidades de su tiempo. De haber
llegado al poder un poco antes o haber vivido un poco más, muchas cosas
habrían cambiado en España”.
Elucubrar siempre entraña riesgos, pero la pregunta lo merece. De haber vivido
más tiempo, o haber llegado antes al poder, ¿qué cosas habrían hecho de
España una España diferente? Se toma su tiempo antes de contestar, y lo hace
con la seguridad del que conoce de qué habla: “Por una parte –explica el
historiador–, el sentido general de la política. Cisneros trató de imponer,
aunque no pudo hacerlo porque no lo conoció bien, una concepción del Estado
que fuera la defensa del bien común, de los intereses generales contra los
individuales. Para Cisneros, el Reino no era propiedad patrimonial de la
monarquía, sino que era algo que pertenecía al bien común, a la comunidad, y
que había que defender. También intuyó cambios importantes en la política
económica, propugnando, recomendando o fomentando la agricultura, y no
solo la ganadería”.
“Asimismo –añade Pérez–, trató de corregir lo que podía haber de abusos en el
comercio internacional, en la exportación de lanas especialmente, y trató de
fomentar una industria textil nacional. La culminación de estas prácticas habría
podido ser la obra política de Cisneros de haber vivido un poco más”.
Cardenal Cisneros, siglo XXI
Con un historiador es complicado no jugar al oráculo. ¿Le disgustaría al
Cardenal contemplar la situación sociopolítica en la que se encuentra este país,
al que tanto amó? “Los problemas de entonces y los que tenemos ahora son
muy distintos, no se pueden comparar... La situación ha cambiado mucho, no
sé cómo reaccionaría Cisneros, pero es complicado establecer una reacción
suya, porque la situación actual es mucho más compleja de lo que parece, así
que es casi imposible contestar a una pregunta como esta”.
Después, están los terribles olvidos de la historia. Por ejemplo: ¿quién
recuerda, quién sabe acaso que le debemos al Cardenal Cisneros la obligación
de identificarse con un apellido fijo? Somos hijos de la ingratitud, muchas
veces. Sin embargo, para Pérez, su aportación fundamental fue “el interés que
tuvo para el desarrollo intelectual y espiritual del clero y del pueblo castellano,
en Alcalá primero y después por todo el Reino, gracias a sus imprentas.
Fomentó una vida religiosa y cultural mucho más intensa”.
El ensayo, la biografía, aborda asuntos de mayor trascendencia que la propia
personalidad, por ejemplo, su relación con la reina ―a quien confesaba―
Isabel la Católica. Volvemos al terreno de lo hipotético. Si no hubiera muerto
ella antes que él, ¿habría aprobado su respaldo a Carlos I en detrimento de la
legítima, Juana? Pérez, esta vez, no titubea. “Sí, entre la Reina y Cisneros
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había un entendimiento bastante fuerte, la Reina siempre lo defendió; el rey
Católico no tanto; lo respetaba mucho, pero no se puede decir que sintiera
mucha simpatía por él”.
Habla Pérez de las aportaciones del personaje. Pero quedan pendientes las
zonas de penumbra. Lo menos luminoso del Cardenal, que, a juicio del
historiador, es “la actuación en Granada, donde se mostró muy feroz y muy
duro con los libros árabes y la población morisca”.
Vamos concluyendo en esta aproximación. El de Torrelaguna era un hombre
polifacético, de Estado, político, humanista, docente... pero, ¿qué tal le sentaba
el hábito franciscano y los votos a los que se debía: pobreza, obediencia,
castidad? Pérez no disocia, lo contempla como un todo casi indivisible, por eso
responde: “Era todo a la vez, así, a la hora de matizar y enfocar el conjunto,
resulta difícil separar una de sus facetas”.
Una última curiosidad, casi morbosa. ¿No es extraño que no fuese beatificado?
Anda en terreno proceloso, y lo sabe. Aquí queda su última reflexión: “La
Iglesia sabrá por qué no lo hizo... prefiero no intervenir... Trataron de hacerlo,
pero fracasó en el siglo XVII. Roma tendría sus razones. Pero no es tan
extraño si se considera que Cisneros fue, ante todo, un político, más que un
hombre religioso como tal”.
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Nuestro mundo
Cruz Roja Española: 150 años combatiendo el
dolor
Por Leonor Lozano
El 24 de junio de 1859, una cruenta batalla enfrentó durante nueve horas a
los ejércitos austríaco y franco-piamontés en el pequeño pueblo italiano
de Solferino. Las bajas se contaron por miles en ambos bandos pero, los
heridos, dentro de lo que cabe, tuvieron suerte, porque un ejército de
voluntarios acudió raudo a socorrerlos. La idea partió de Henry Dunant,
un suizo que se encontraba en la zona por negocios. Incapaz de ignorar el
dolor ajeno, acababa de crear el Movimiento Internacional de la Cruz Roja.
“Nos merecemos una tarta grande”. Estas fueron las primeras palabras que
pronunció Fernando del Rosario, vicepresidente de Cruz Roja Española,
cuando lo entrevistamos. Y no es para menos: la organización, la red
humanitaria más extensa del mundo, cumple este julio 150 años en España.
Ya en 2013 se celebraron 150 años de la fundación de este Movimiento
Internacional, que actualmente moviliza a 13 millones de voluntarios en el
mundo y que, solo en la última década, ha brindado apoyo a más de 160
millones de personas.
Todo comenzó en 1859, año en que el empresario suizo Henry Dunant decidió
viajar a Solferino, en el norte de Italia, para poner en marcha en la zona un
proyecto de fábricas de harina. Llegó a su destino el 24 de junio, un caluroso
día en que el ejército austríaco decidió enfrentarse con franceses y
piamonteses en pleno proceso de unificación italiana.
La noche de su llegada, el suizo fue testigo de un espectáculo atroz: 40.000
muertos y heridos yacían en total confusión en el campo de batalla.
Desatendidos, los heridos no tenían más remedio que morir.
Horrorizado ante tanto dolor, Dunant movilizó a las mujeres de los pueblos
cercanos para que acudieran al campo de batalla a asistir a las víctimas, sin
distinción de uniforme ni nacionalidad.
Pero el suizo fue más allá y plasmó sus impresiones en Recuerdo de Solferino,
libro que publicó en 1862 y que hacía dos llamamientos: formar, ya en tiempos
de paz, sociedades de socorro, y proteger con un acuerdo internacional a los
voluntarios que asisten a los servicios médicos del ejército.
Sus ideas convencieron a Moynier, Dufour, Appia y Maunoir, cuatro ciudadanos
suizos pertenecientes a la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública y que
formaron, con Dunant, lo que posteriormente se llamó “el Comité de los Cinco”.
Juntos fundaron, ya en 1863, el Comité Internacional de Socorro a los Militares
Heridos: acababa de nacer el Comité Internacional de la Cruz Roja.
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Dunant, cuyos negocios entraron en bancarrota y pasó rápidamente de
millonario a mendigo, recibió en 1901 el primer Premio Nobel de la Paz de la
historia.
España, al pie del cañón
Oficialmente, la Cruz Roja Española fue creada el 6 de julio de 1864 (hace 150
años), aunque las primeras reuniones internacionales que tuvieron lugar en
Ginebra contaron ya con representantes españoles. De hecho, cuando el
“Comité de los Cinco” convocó en 1863 su primera conferencia internacional,
España fue uno de los primeros países en inscribirse.
La primera acción de ayuda internacional en la que participó la Cruz Roja
Española no se hizo esperar: fue en 1870, en la guerra franco-prusiana.
Nuestra primera gran intervención tuvo lugar dos años después, en la batalla
de Oroquieta de la tercera guerra carlista. Según el vicepresidente de Cruz
Roja Española, Fernando del Rosario, la bandera que se usó entonces se
conserva aún en Navarra, “como un símbolo de la antigüedad de la institución”.
En 1918, se crearon sus seis primeros hospitales (en Madrid, Barcelona,
Bilbao, Granada, San Sebastián y Ceuta) y se fundó la primera escuela de
enfermeras, también en Madrid.
En 1936, durante la Guerra Civil –“momento en el que tuvimos dos ‘Cruces
Rojas’: una para la España nacional y otra para la republicana”, recuerda Del
Rosario–, la institución se encargó de la protección y asistencia a los detenidos
de ambos bandos.
Hoy, esta institución cuenta con 52 comités provinciales y 17 autonómicos, 691
asambleas locales, más de 200.000 voluntarios y un millón de socios. Según su
vicepresidente, y atendiendo al número de voluntarios y socios, la Cruz Roja
es, “con mucha diferencia”, la ONG humanitaria con más presencia en nuestro
país.
A nivel mundial, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja también es la red
humanitaria más extensa. “Cuando un niño dibuja una enfermera, le pone una
cruz roja encima. El símbolo del emblema inicial (la bandera de Suiza, a la
inversa, en reconocimiento a sus fundadores) ha sido asumido por farmacias y
hospitales de todo el mundo”, presume Fernando del Rosario.
La miseria, la mayor emergencia mundial
El Movimiento Internacional está formado por el Comité Internacional de la
Cruz Roja, cuya “seña de identidad es la actuación en conflictos bélicos, en
situaciones de preguerra o postguerra”; la Federación Internacional, que se
encarga de dirigir la ayuda humanitaria en catástrofes naturales, y 189
sociedades nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que dan
respuesta a sus miembros.
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Ciento cincuenta años después de su creación, algo ha cambiado: ahora, su
objetivo es “eminentemente, social”. ¿Por qué? Del Rosario responde a esta
pregunta: “Porque, en este momento, la gran emergencia a la que se enfrenta
el mundo es la miseria”.
En España, por ejemplo, el 93 por ciento de las personas con las que trabaja
esta organización están en riesgo de pobreza o exclusión social. Los datos son
abrumadores: la media de los ingresos mensuales de los atendidos está en
511,5 euros, más de un tercio de los hogares tiene a todos sus miembros en
paro, el 38 por ciento no puede poner la calefacción en invierno y el 25 por
ciento no puede comer alimentos con proteínas ni siquiera dos veces por
semana.
La inmigración ilegal es otro de los dramas a los que se enfrentan a diario los
voluntarios de esta ONG: “Ponemos todos los medios, los ordinarios y los
extraordinarios, para atenderlos. Y no les preguntamos nada, solo vemos los
rostros, la historia de cada uno, al ser humano”, explica su vicepresidente.
La gran herramienta a la que recurre la Cruz Roja, “la herramienta de la
dignidad”, es el empleo: “Al conseguir un puesto de trabajo, estas personas
rompen la dependencia que tienen respecto a nosotros”, prosigue Del Rosario.
En todo 2013, 83.000 personas (inmigrantes, en un porcentaje importante) se
beneficiaron de su plan de empleo en nuestro país.
150 años atendiendo el dolor
Cumplir 150 años merece una celebración por todo lo alto. El acto central
previsto por la Cruz Roja Española tendrá lugar en Madrid, en el Palacio
Municipal de Congresos en el Campo de las Naciones.
Paralelamente, la organización pretende “inundar” la capital madrileña con
actividades y exposiciones, en el parque de El Retiro, en la Plaza Mayor y en la
Puerta de Alcalá, entre otros puntos.
“En algo acertamos cuando llevamos trabajando 150 años. Las cosas no
suelen durar tanto, aunque, en eso, nos gana la Iglesia, que lleva ya 2.000”,
bromea Fernando.
Pero, ¿cuál es el secreto de su éxito? El vicepresidente de Cruz Roja Española
lo tiene claro: “Nos hemos adaptado a los tiempos, hemos creído siempre en el
ser humano como sujeto de derechos y, además, no hemos perdido nunca de
vista que hacemos algo muy necesario, como es atender el dolor”.
Que sigan haciéndolo muchos años más.
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Fragata Mercedes: a la caza del tesoro
Por Javier Cuenca
Varias exposiciones a lo largo de la geografía nacional están permitiendo
conocer la historia de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes”,
hundida en 1804 y recuperada por España tras una larga batalla legal. La
primera de ellas, quizá la más importante, tiene lugar en Madrid. Se titula
El último viaje de la fragata Mercedes, exhibe el patrimonio recuperado de
la misma tras el litigio con la empresa cazatesoros Odyssey, destaca la
importancia de la protección del patrimonio subacuático y da a conocer el
contexto histórico de la época, así como las circunstancias del
hundimiento de este buque de la Armada Española.
Esta exposición puede verse en dos sedes: el Museo Arqueológico Nacional y
el Museo Naval, que se complementan para ofrecer al visitante más de 200
piezas procedentes de 35 instituciones españolas, extranjeras y colecciones
particulares. Entre otros fondos, se muestran por primera vez documentos
clave para la resolución del caso judicial, piezas originales del siglo XVIII,
testimonios de supervivientes y restos arqueológicos provenientes de la
fragata, además de recursos audiovisuales, escenografías, reconstrucciones y
modelos a escala que permiten conocer la historia del buque.
Por otra parte, el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena
ha inaugurado recientemente una exposición en la que se muestra al público el
tesoro de la fragata. En esta muestra se pueden visualizar las rutas
comerciales interoceánicas impulsadas por la Corona de España y Portugal a
partir de finales del siglo XV, así como algunas piezas de porcelana y cerámica
representativas de aquellos negocios.
Varios instrumentos utilizados en el arte de la navegación, una inmensa
reproducción de la embarcación en sección transversal y algunas cajas
aromáticas que recrean las especias con las que se comerciaba al alza en
aquel tiempo son otros contenidos de esta curiosa exposición. Pero, lo más
llamativo, sin duda, son las 8.000 monedas, restauradas y tratadas, que
aparentan cobre oxidado en vez de plata. Otras 35.000 de estas monedas
viajarán por toda España en una exposición itinerante prevista próximamente.
El hundimiento
Tales eventos son motivo más que suficiente para bucear en la historia de
“Nuestra Señora de las Mercedes”, una fragata de guerra propiedad de la Real
Armada Española, construida en el Astillero de La Habana y botada en
noviembre de 1788. Tenía 38 cañones de hierro y formaba parte del convoy
que cubría la ruta comercial entre las colonias de América y España,
amenazada frecuentemente por los barcos ingleses.
A pesar de que reinaba la paz entre ambas naciones, el 5 de octubre de 1804
se produjo la batalla del cabo de Santa María entre España e Inglaterra, que
terminaría con el hundimiento de la fragata, capitaneada por el comandante
15
José Manuel de Goicoa y Labart, y acompañada en ese momento por los
navíos “Medea”, “Fama” y “Santa Clara”, flota al mando del brigadier y político
español José de Bustamante y Guerra.
Mandaba los buques de la Armada británica el comodoro del “HMS
Indefatigable”, y vicealmirante de la Marina de su país, Graham Moore. El
buque español fue interceptado por la flota inglesa debido a la rivalidad
existente entre Francia e Inglaterra. El causante del hundimiento de la fragata
Mercedes fue el navío “HMS Amphion”, con 250 tripulantes a bordo y al mando
de Samuel Shuton.
Una vez iniciado el ataque, uno de los cañonazos golpeó el centro del barco
español, concretamente el lugar donde se guardaba la pólvora, y este saltó por
los aires, según el relato del mayor Diego de Alvear y Ponce de León, cuya
esposa y siete hijos, todos menores de 17 años, fallecieron en la refriega. La
fragata Mercedes había partido de Montevideo el 9 de agosto de 1804, aunque
provenía inicialmente del puerto del Callao, en Lima.
El barco iba cargado de oro, plata, telas de vicuña, quina y canela. En su
naufragio murieron 249 marineros, y los 51 que lograron sobrevivir fueron
apresados y trasladados a Inglaterra. Este hecho tuvo como consecuencia el
final del acuerdo de paz entre ambos países y dio origen a la batalla de
Trafalgar.
El litigio
En mayo de 2007, los arqueólogos submarinos de la empresa cazatesoros
estadounidense Odyssey Marine Exploration descubrieron en la zona del golfo
de Cádiz el pecio de la fragata, valorado en 500 millones de dólares. La
empresa quiso ocultar desde un primer momento la naturaleza del hallazgo,
llamando al tesoro descubierto “Black Swan” (“Cisne Negro”) para poder
quedarse con él. Pero el Gobierno español se percató de que lo que realmente
había descubierto Odyssey eran los restos de la fragata “Nuestra Señora de las
Mercedes”, que, por tratarse de una nave española de guerra, tal y como lo
aseveraban los documentos históricos, pertenecía al Estado.
Las 500.000 monedas de oro y plata que contenía el pecio (reales de a ocho y
escudos de la época de Carlos IV acuñados en Lima en 1803) y demás objetos
fueron extraídos prácticamente de incógnito y llevados a Estados Unidos.
Comenzaba así un litigio de cinco años entre España y la empresa
norteamericana por los derechos del hallazgo. Una complicada relación que ya
había empezado diez años atrás, cuando la empresa recibió el permiso de
España para recuperar el “Sussex”, una nave inglesa hundida en el mar de
Alborán andaluz. Desde 1999, Odyssey tuvo el consentimiento del Gobierno
español para realizar la operación, pero la Junta de Andalucía, con jurisdicción
en esas aguas, mostró su rechazo.
Ese conflicto se prolongó hasta 2005, y cuando parecía que iban a obtener
permiso para extraer el tesoro del “Sussex”, descubrieron otro 100 millas al
oeste de Gibraltar: el de la fragata Mercedes. Los norteamericanos tenían carta
16
blanca para buscar, pero no dijeron qué estaban buscando, y sacaron el tesoro
de manera irregular, según afirman algunos juristas. El 31 de enero de 2012, el
Tribunal de Tampa (Florida) dio definitivamente la razón a España,
desestimando el recurso presentado por Odyssey en el que la empresa pedía
quedarse con las monedas porque, decía, Mercedes no era una nave de
guerra.
Aunque la Justicia norteamericana dictaminó que el tesoro debía volver a
España, hay quien sostiene que Odyssey ha salido ganando, ya que ha
devuelto 595.000 monedas de las 800.000 que transportaba el barco, según
consta en los documentos históricos. La empresa norteamericana ha
asegurado que este caso no es un buen precedente para el Estado español,
pues aquellos que encuentren a partir de ahora sus pecios, en lugar de advertir
sobre ello a las autoridades, comerciarán con los tesoros en el mercado negro.
Las razones de la victoria
Una de las claves por las que el Estado español ha vencido en los tribunales
es, sin duda, el hecho de que la fragata Mercedes era una nave de guerra que
pertenecía a la Corona española y transportaba a militares de nuestro país.
Entre los documentos más importantes que presentó la defensa de España,
encabezada por el abogado James Goold, se encontraba la orden de Manuel
Godoy al ministro de Marina para que formara una escuadra con el objetivo de
recoger caudales en Callao (Perú) y la orden de operaciones que, a su vez, dio
este Ministerio a las fragatas para que salieran desde Ferrol a cumplir la
misión.
Otros dos factores pudieron ser el humano ―ya que la nave se convirtió en la
tumba de 249 personas― y el histórico, pues, al tratarse de un objeto de esta
naturaleza, está protegido por la legislación sobre patrimonio subacuático y
patrimonio en general. Además, existe otro principio entre estados que también
es decisivo: normalmente estos protegen sus barcos de guerra y los de los
demás con el principio de inmunidad soberana.
Actualmente, el tesoro de la fragata Mercedes se encuentra en una cámara
blindada de la Secretaría de Estado de Cultura, y la mayoría de medios de
comunicación considera que se trata de una victoria española que cambia la
arqueología submarina y el patrimonio español, mientras que expertos en
derecho internacional opinan que supone un gran triunfo, porque no es fácil
someterse a los tribunales de otro país habiendo tanto en juego. Pero hay
también voces críticas que han apuntado la idea de que hay un consenso
general para acusar a Odyssey de expoliadora del tesoro, pero tanto expolia el
cazatesoros como el Estado español.
Sea como fuere, y dejando a un lado batallas judiciales y dimes y diretes, existe
ahora la oportunidad de recuperar una parte del pasado naval español a través
de la historia de este desventurado buque de guerra, hundido hace más de dos
siglos por los marineros ingleses y que albergaba un tesoro más que suculento.
Un caudal de fortuna que, por los dictados de eso que se llama Justicia, parece
haber realizado su último viaje.
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Historias de la I Guerra Mundial
El bloqueo del mar y las primeras leyendas de la
aviación
Por Jaime Andreani
La Primera Guerra Mundial se caracterizó por la incorporación de nuevas
armas de ataque. Por un lado, el submarino que permitió a Alemania
lanzar ataques contra todo tipo de barcos, a lo que Gran Bretaña
respondió con el bloqueo del mar del Norte. Durante la contienda se
estrenó también el avión como arma de ataque, y se ensalzó a algunos de
sus pilotos, entre ellos al mítico “Barón Rojo”, como a auténticos héroes.
En 1914, las dos armadas más potentes eran la británica y la alemana. En el
primer mes de guerra, Alemania parecía que se iba a hacer con el control de
los mares rápidamente, ya que sus submarinos hundieron un acorazado en las
costas británicas y tres cruceros en una sola hora frente a las costas
neerlandesas. El temor a que la flota submarina alemana pudiera acabar poco
a poco con la Real Armada británica hizo que el almirante Jellicoe tomara la
decisión de resguardarse de los alemanes en la parte norte de las islas, fuera
del alcance de los submarinos alemanes.
La siguiente decisión del almirantazgo británico, dirigido por Winston Churchill,
fue organizar un bloqueo marítimo en el mar del Norte para intentar
desabastecer a Alemania. Esta táctica, parecida a los sitios de ciudades del
medievo, consistió en bloquear el paso de barcos por el canal de la Mancha y
por el área marítima comprendida entre Escocia y Dinamarca, de manera que
cualquier barco que atravesara la zona debía declarar la carga y destino y, en
caso de que fuera a Alemania, sería confiscado. Esta táctica dio resultado
rápidamente, ya que, en menos de tres meses, los alemanes tuvieron que
establecer leyes de racionamiento por falta de aprovisionamiento de alimentos,
porque el bloqueo no solo se aplicó a los barcos alemanes, sino también a los
de los países neutrales.
La desesperación alemana por conseguir suministros les llevó a construir un
submarino con una eslora de 70 metros sin armamento para poderlo utilizar de
carguero. Este submarino, al que bautizaron como “Deutschland”, fue enviado
a Estados Unidos, a donde logró llegar tras superar el bloqueo y regresar con
mil toneladas de material que no fueron suficientes para aliviar las penurias
germanas.
La táctica británica del bloqueo hizo que los buques de las dos naciones casi
no se encontraran y que la mayor parte del tiempo la flota germana
permaneciera amarrada en sus bases. Esto desmoralizó a las tropas, que
insistían a sus mandos en que debían salir al mar a luchar. El Gobierno alemán
siempre prefirió esta actitud defensiva, antes que perder la flota en cualquier
enfrentamiento. En 1916, el káiser decidió que tenían que organizar una acción
para atraer a la flota británica, destruirla y así romper el bloqueo.
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El 31 de mayo de ese año, la flota germana partió en dirección a la península
de Jutlandia. Los británicos, que habían capturado el código de cifrado de
mensajes alemán, conocían la maniobra con antelación y partieron tres horas
antes en su busca. Cuando se encontraron ambas flotas frente a la costa
danesa, se libró una encarnizada batalla en la que los alemanes aprovecharon
su mejor posición estratégica. Al llegar la noche, los británicos se retiraron para
minimizar pérdidas, mientras los alemanes cesaron el fuego y se retiraron
perdiendo su posición dominante; cuando el almirante Jellicoe fue informado
del movimiento alemán, no pudo aprovechar su ventaja y la flota alemana se
salvó de un auténtico desastre.
La guerra submarina
Cuando se inició la guerra, los alemanes decidieron utilizar los submarinos para
acabar con la flota británica, y lo hicieron con bastante éxito. Pero los
comandantes de submarino alemanes fueron reprendidos por su almirantazgo,
porque, cuando atacaban mercantes, no avisaban del disparo y no permitían
evacuar el buque, saltándose todas la reglas tradicionales de la guerra naval.
Así que los submarinos alemanes debían disparar después de avisar, y nunca
sumergidos.
Esta caballerosidad germana no era exactamente igual a la británica, que
construyeron los barcos “Q”, buques con aspecto de mercante que
normalmente llevaban pabellón de país neutral y que, en realidad, eran barcos
armados con potentes cañones disimulados bajo la cubierta.
Las hostilidades de los submarinos alemanes se elevaron cuando el káiser
declaró que las aguas alrededor de las islas británicas eran zona de guerra, y
que allí cualquier barco podía ser torpedeado. Esta declaración provocó la
protesta de los países neutrales, pero no sirvió de nada.
El 7 de mayo de 1915, un submarino alemán hundió el “Lusitania” frente a las
costas de Irlanda. Este barco era el transatlántico más grande del mundo, tenía
bandera estadounidense y su naufragio les costó la vida a 1.200 pasajeros.
Este hundimiento no provocó directamente la entrada de Estados Unidos en la
guerra, pero sí el mayor movimiento antigermánico de la contienda, que
acabaría decidiendo la intervención americana dos años después.
Tras una desastrosa cosecha en 1916, Alemania decidió intentar romper el
bloqueo a cualquier precio e inició una segunda ofensiva submarina, pero, esta
vez, los sumergibles podían disparar sin avisar y sumergidos. A pesar de ello,
esta campaña no tuvo gran repercusión, porque los mercantes empezaron a
viajar en convoyes, escoltados por navíos de guerra que hicieron que esta
ofensiva fracasara y que Alemania no pudiera romper en toda la guerra el
bloqueo marítimo.
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La guerra desde el aire
El avión era un invento reciente ―recordemos que los hermanos Wright habían
realizado el primer vuelo en 1903―, pero tuvo un desarrollo muy rápido.
Cuando se inició la guerra en 1914, los aviones aún eran aparatos muy
sencillos: normalmente tenían un solo motor en la parte delantera del fuselaje,
solo tenían espacio para el piloto, que se alojaba en un espacio sin cabina, y,
además, iban sin armas, con lo que se utilizaban simplemente como apoyo en
el reconocimiento de los campos de batalla.
El principal problema que encontraban los ingenieros para colocar armamento
en los aparatos era que las armas eran accionadas por el piloto, y en el frontal
se encontraba la hélice, que obstaculizaba cualquier tiro desde la carlinga. Este
problema lo solucionó el ingeniero alemán Fokker, colocando un interruptor en
las ametralladoras que impedía el disparo cuando alguna de las palas de la
hélice pasaba por delante de la mira. La necesidad de resolver ese problema
era que los aviones se habían convertido en bombarderos y no había ningún
arma que pudiera derribarlos, a no ser que fuera desde otro avión.
El Barón Rojo
La posibilidad de atacar desde el aire hizo que la industria aeronáutica se
desarrollara rápidamente y que se requirieran cada vez más pilotos. Manfred
von Richthofen era un joven militarista alemán que se alistó cuanto comenzó la
guerra y que paso en 1916 del Ejército de tierra a pilotar, a la edad de 23 años.
Cuando Von Richthofen volaba, se consideraba un halcón ávido de atrapar una
pieza, según las reglas de la caza. Esta ambición, más una personalidad
chulesca y de superioridad, le dieron tal seguridad que en dos años consiguió
derribar 80 aparatos enemigos. Los aviadores acreditaban sus victorias porque,
cuando derribaban a un enemigo, descendían y se quedaban con algún
recuerdo del derrotado. Manfred von Richthofen se hizo construir una
habitación en su casa con los trofeos robados a los enemigos derribados. La
otra manera de acreditarlos era pintando en el fuselaje de su avión una marca
por cada enemigo derribado.
En cuanto al apodo de Barón Rojo, se le puso por ser descendiente de
aristócratas y porque pintó sus aviones ―un Albatros biplano y un Fokker
triplano― de color rojo. La razón de que lo pintara de ese color no fue ninguna
en especial, según él mismo explicó, aunque, dado su egocentrismo, parece
ser que era una manera de distinguirse de los demás. El 6 de julio de 1917,
una bala perdida le alcanzó el cráneo, dejándole momentáneamente ciego,
pero aún así logró aterrizar. Esta herida le dejó una importante lesión cerebral
que no le impidió volver a volar y lograr algunas victorias más.
El 21 de abril de 1918, el Barón Rojo murió en combate de un balazo en el
pecho. La versión oficial le atribuyó el disparo al capitán canadiense Ray
Brown, pero las últimas investigaciones apuntan a que en realidad la persona
que lo mató fue el soldado de infantería australiano William Evans, con un
disparo desde tierra. Cuando cayó a tierra el Fokker, los soldados aliados
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fueron rápidamente a hacerse con un recuerdo del Barón Rojo, a cuyo cadáver
se le despojó hasta de las botas. Esta no sería la última vez que el apellido Von
Richthofen apareciera en la historia de la aviación militar: su primo Wolfran fue
el jefe de la Legión Cóndor en la Guerra Civil española y responsable del
bombardeo de Guernica el 26 de abril de 1938.
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Mujeres de rompe y rasga
Coco Chanel: mujer, diseñadora y leyenda
Por Marta Brugarolas
“Si has nacido sin alas, no hagas nada por impedir que te crezcan”. Esta
es, sin duda, una de las frases que puede definir la vida de esta
inagotable creadora que, armada con sus tijeras, acortó faldas, desplumó
sombreros y deshizo rellenos para poner patas arriba la moda de su
época y crear un estilo propio que fue reconocido en el mundo entero.
Gabrielle Bonheur Chanel nació en Saumur, Francia, en el año 1883. Fue hija
natural de una tuberculosa y de un vendedor ambulante y mujeriego. Al morir
su madre, el padre la internó en un hospicio de monjas, que fueron las que la
educaron y donde, para el bien del mundo de la moda, aprendió a coser, a
bordar a mano y a planchar impecablemente.
La vida de Gabrielle estuvo unida desde muy joven a la costura. A los 18 años
la trasladaron a un internado religioso donde estuvo hasta los 21. Comenzó a
trabajar como costurera y aprendió a hacer, entre otras cosas, la que luego
sería una marca de identidad, sus sombreros.
Pero las vueltas que da la vida son imprevisibles. Cuando, con 23 años, la
invitaron por primera vez a un café-concierto, Gabrielle quedó tan impresionada
por el canto que quiso dedicarse a ello en cuerpo y alma. Aunque no cantaba
bien y su repertorio era más bien escaso, ya que se limitaba a un par de
canciones, consiguió firmar un contrato y logró hacerse con el público
interpretando el estribillo de ¿Quién ha visto a Coco en el Trocadero? Gabrielle
decidió que Coco sería, a partir de ese momento, su sobrenombre, que adoptó
para siempre.
Comienzos en la moda
El salto al mundo de los textiles lo dio gracias a sus interpretaciones en los
cafés. Ahí fue donde tuvo la oportunidad de conocer a jóvenes ricos franceses
que estaban en contacto con el mundo del textil. Entre ellos, el joven adinerado
Étienne Balsan, quien pronto se convirtió en su reconocido amante. Con él se
familiarizó con el mundo del lujo, los sirvientes, la buena mesa, los diamantes,
las fiestas y las bromas.
Pronto se trasladaron a París, donde Coco quedó atrapada por la magia de la
ciudad de la luz y donde comenzó a dar rienda suelta a su imaginación, que,
junto con su talento, se plasmó en la creación de sombreros para sus nuevas
amigas, unos modelos sencillos pero llenos de elegancia.
Gracias a la ayuda económica del que se convertirá en su nuevo amor, Arthur
Capel, pudo abrir un pequeño taller en París donde puso su pequeño negocio
22
de sombreros. Para sorpresa de muchos que no confiaban en ella, le fue tan
bien que en 1910 abriría su primera Mansion Chanel, que haría historia.
Coco comenzó a frecuentar cada vez círculos más distinguidos y sus
sombreros empezaron a ser solicitados por la nobleza, las damas de la alta
sociedad y las artistas.
En 1913, sorprendida por la dimensión que habían adquirido sus diseños, Coco
decidió abrir una casa de modas en el exclusivo balneario de Deauville, centro
de la aristocracia de la época. Pero, esta vez, había una pequeña diferencia en
sus modelos. La decidida diseñadora eliminó los asfixiantes corsés de la Belle
Époque y se atrevió a incluir ropa femenina completamente innovadora,
modelos sencillos y funcionales. Su estilo, sin duda, supuso todo un triunfo, lo
que hizo que sus ganancias se triplicaran.
Comenzó el auge de la creatividad de Coco Chanel. En 1915, Coco abrió en
Biarritz una casa de moda, donde acudiría el gran público español. Solo un año
más tarde, fue la pionera en introducir en el vestir femenino telas cómodas,
como los jerséis con estilo o los pantalones de satén blanco, que se hicieron
muy populares entre sus clientas.
Tras la Primera Guerra Mundial, el estilo simple y elegante de Chanel se
imponía desde Nueva York hasta Buenos Aires, pero no solamente será su
estilo en el vestir lo que gozará de una gran acogida. Tras un desengaño
amoroso, Coco decidió cortarse su larga y hermosa melena a lo garÇon,
(muchacho). Las mujeres, enseguida, la imitaron.
Chanel Nº 5
Tras la trágica muerte de Arthur Capel y después de haber pasado un sufrido
duelo, el amor volvió a llamar a su puerta en un fructífero viaje a Italia. Los
sabores y los colores del país transalpino sedujeron a Coco Chanel, y fue ahí
donde tuvo lugar uno de los eventos más importantes de su vida. Empezó a
interesarse por los perfumes. Por aquel entonces no eran de su agrado, ya que
en su mayoría eran monoflorales y, para ella, no expresaban la personalidad de
una mujer, por lo que, recurriendo a un amigo químico y perfumista, decidió
crear un perfume que rompería con los olores y con la estética convencional de
los frascos de los años 20.
De los nueve aromas diferentes que pudo olfatear, fue la quinta prueba la que
pasó su severo examen. Esta prueba contenía 80 ingredientes, entre ellos flor
de naranja amarga, jazmín, rosa, madera de sándalo y vainilla, para producir
un perfume que se distinguía de los de entonces. Esa nueva mezcla la
completó con todo un cambio de estilo en los frascos. De los cristales con
formas barrocas, inventó frascos con bordes redondeados y más resistentes y
una pequeña etiqueta rectangular, sin adornos, sobria, de color blanco con
bordes negros, signo de elegancia. Así nació el perfume más conocido de esta
modista, el Chanel Nº 5. La aceptación fue apoteósica y el perfume se convirtió
en todo un clásico.
23
Desde su creación, y a pesar de la versión renovada que salió en al año 2008,
este perfume se sigue vendiendo en todo el mundo como un signo de lujo,
elegancia y distinción.
La soledad de un genio
La nueva vida que Christian Dior dio a sus corsés hizo que en poco tiempo se
adueñara del trono de la moda en París, pero Coco Chanel, que contaba ya
con 71 años, volvió al contraataque. Con su instinto de siempre, recurrió a la
misma técnica que había utilizado en los años 20 y, por segunda vez, modificó
el armario femenino. Liberó el movimiento de las mujeres y de nuevo impuso su
estilo en las calles de la capital francesa. Introdujo el Chanel Suite (el traje) y
subió la falda por encima de la rodilla, cambiando el estilo de la mujer y
dejando a los moralistas petrificados.
Avejentada y resentida por sus fracasos amorosos, Coco Chanel continuaba
con ese agrio y fuerte carácter, esa determinación y esa vitalidad que siempre
la habían caracterizado. Fría, calculadora y visionaria, esta mujer, marcada por
una triste infancia, se ha convertido hoy en un referente en la industria del lujo y
también una importante contribución al feminismo. Solo cuando se encerraba
en su casa, en una habitación del Hotel Ritz, volvía la Chanel frágil del hospicio
de monjas. El 10 de enero de 1971, en una habitación del hotel, terminó el
largo reinado de la reina de la moda. “Seré una mala muerta. Cuando esté bajo
tierra me agitaré y solo pensaré en regresar para volver a empezar”. Así era
Coco Chanel, una mujer osada, una mujer valiente.
24
Libros
Sonámbulos. Cómo Europa fue a la guerra en 1914
Christopher Clark
Galaxia Gutenberg
788 páginas
ISBN: 978-84-15863-75-5
La mañana del 28 de junio de 1914, cuando el archiduque de Austria,
Francisco Fernando, y su esposa, Sofía Chotek, llegaron a la estación de tren
de Sarajevo, en Europa reinaba la paz. Treinta y siete días después, el
continente estaba en guerra.
Sonámbulos revela con todo detalle cómo se desató la crisis que condujo a la
Primera Guerra Mundial. Basándose en fuentes primarias, traza los caminos
que llevaron a la guerra con una narrativa llena de acción que cubre minuto a
minuto todo lo que ocurrió en los centros clave de Viena, Berlín, San
Petersburgo, París, Londres y Belgrado. Basado en una meticulosa
investigación y brillantemente escrito, este libro es un análisis magistral de uno
de los dramas más importantes de los tiempos modernos.
Transatlántico
Colum McCann
Seix Barral
368 páginas
ISBN: 978-84-322-2283-2
1919. Dos jóvenes pilotos asombran al mundo al realizar el primer vuelo
transatlántico sin escalas, desde Terranova, en Canadá, hasta Irlanda. En el
avión viaja una carta firmada por la reportera Emily Ehrlich, una carta que
tardará casi un siglo en ser abierta y cuyas palabras encierran el destino de
cuatro generaciones de mujeres.
En Transatlántico, el escritor irlandés, uno de los grandes novelistas de las
letras contemporáneas, demuestra que el coraje y la esperanza pueden
transmitirse de generación en generación y vencer el paso del tiempo.
¿Qué será de mi pensión?
José Ignacio Conde-Ruiz
Ediciones Península
248 páginas
ISBN: 978-84-9942-329-6
Los mayores de 65 años son ya legión en España. Los jubilados van a tener
que asumir las consecuencias de una realidad aplastante: el número de
pensionistas no hace más que crecer, merced al generoso y continuado
incremento de la esperanza de vida, pero los ingresos en la caja del estado del
bienestar no crecen al mismo ritmo, y menos aún en tiempos de crisis.
José Ignacio Conde-Ruiz, economista y destacado miembro del comité de
expertos que elaboró para el Gobierno el informe sobre la reforma del sistema
de pensiones, expone, de manera diáfana, las posibilidades de los españoles
en activo de acabar cobrando una renta de jubilación.
25
Efemérides
El autor de Rayuela cumple cien años
El próximo 26 de agosto se cumplen cien años del nacimiento de Julio
Cortázar, uno de los escritores argentinos más importantes de todos los
tiempos.
Cortázar nació en Bruselas en 1914, pero se trasladó a Argentina en 1919.
Obtuvo el título de Maestro Normal en 1932 y, en 1935, el de Maestro Normal
en Letras. Solo tres años después publicó su primer poemario, Presencia.
En 1951 obtuvo una beca del Gobierno francés y viajó a París, donde se quedó
hasta su muerte, en 1984. Allí trabajó como distribuidor de libros, locutor de
radio y como traductor de la Unesco.
Entre sus obras más destacadas figuran los libros de cuentos Bestiario, Final
del juego y Las armas secretas, y las novelas Los premios y Rayuela. Esta
última, publicada en 1963, cambió su vida: con ella, el argentino entró a formar
parte activa del denominado “boom latinoamericano”, junto con autores como
Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez.
HASTA EL PRÓXIMO NÚMERO...
Aquí termina la revista Conocer. Ya estamos preparando la siguiente, en la que
te pondremos al día de la actualidad nacional, internacional y cultural. Y ya
sabes que puedes proponernos temas que sean de tu interés, enviarnos tus
comentarios, dudas y sugerencias.
PUEDES ESCRIBIRNOS:
-A través de correo electrónico a la dirección: [email protected]
-En tinta o en braille, a la siguiente dirección postal:
Revista Conocer - Servimedia
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Madrid
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