[ie 1309] (24 septiembre 1949)

Anuncio
Pamplona 24 de septiembre de 1949
Año LIV
Núm. 1.303
Ávalindi
ÓRGANO DE LA «BIBLIOTECA CATÓLICO-PROPAGANDISTA»
ADMINISTRACIÓN: ESTAFETA, 31
LA C I V I L I Z A * A MEDIAS
Aren cía de un general progresista
UÉNTASE de un general progresista, harto conocido y po
pular en nuestra tierra, que
solfa hacer en todas las poblaciones por donde pasaba
el siguiente discurso: "¡Ciudadanos! Todos somos progresistas; y en esto nos diferenciamos de las bestias, que
ellas no son progresistas, y
los hombres lo somos. E! burro nace con pelo, y se queda ya peludo, como nació;
pero el hombre nace desnudo, y más tarde le nace el pelo, y se hace ptludo. w Lo cual parecía a
los oyentes lo mismo que decir: el hombre es progresista, porque con el tiempo se hace burro.
Y yo no sé si en parte tenía razón; porque,
¿quién no sabe que el actual progreso, aunque sea
debido tanto a los descubrimientos de los incrédulos como a los de los católicos, se reduce exclusivamente a la invención de nuevas máquinas y al
adelantamiento en la parte material? V, ¿quién no
comprende que con todo este adelantamiento material pueden los hombres, si se descuidan de !o
que más importa, caer en un abismo de miserias
y en la degradación más espantosa?
Porque siendo una cosa el progreso material y
otra muy distinta el perfeccionamiento mora!,
¿cómo podrá dar el mismo árbol diversos frutos?
¿Por ventura ordenando con mayor simetría que
antes las calles y plazas de nuestras poblaciones,
se producirá el orden y armonía entre los ciudadanos, de manera que ya puedan retirarse los policías? ¿Acaso trazando mejor y reparando con
más cuidado nuestros caminos, nos hallaremos ya
en el recto sendero de nuestros deberes, de suerte que ya no haya ladrones ni aficionados a lo ajeno? ¿Por ventura hermoseando con más gusto
que antes nuestras habitaciones, se alcanzará tal
dicha y sosiego en las familias, que ya vivan en
paz las suegras y las nueras? ¿Acaso vistiéndonos
con mayor elegancia y pulcritud que en tiempos
pasados, vendremos a ser hombres más perfectos,
y si somos monos, nos quedaremos menos monos
que antes? ¿Qué tiene que ver el lustre de los 7apatos con la limpieza del corazón, y el refinamiento de los placeres con la pura satisfacción del es-
DIRECCIÓN: NAVAS DE TOLOSA, 21, 2." izq.
píritu, y las fantasías de la moda con los verdaderos atavíos del a'ma?
Trabajen enhorabuena los sabios en adelantar
cuanto puedan las ciencias naturales, florezcan en
todo el mundo las bellas artes, la industria, el comercio y la agricultura; bueno está todo esto, y la
Santa iglesia Católica echará sobre ello sus acos- .
lumbradas bendiciones; pero nadie sea tan lerdo
que imagine que con sólo esto alcance la sociedad
el mái precioso v esencial elemento de su civilización, que es la mora! y la virtud. Porque es cosa cieira y averiguada que las vías férreas no han ,
servido hasta ahora para encaminar a los hombres
por las sendas de la justicia; que los inventos de
nuevas armas destructoras no les han aprovecha- .
do nada para extirpar les vicios.y malas pasiones
que son la cau^a de las discordias y guerras; que \
las comunicaciones, telegráficas y telefónicas no l
han estrechado un punto los vínculos de la cari-/1,
dad; que el alumbrado eléctrico no ha disipado las
horrorosas tinieblas del espíritu en que viven se- \
pultados tantos hijos del siglo de las luces; que el -;
.perfeccionamento de la industria no ha corregido
en nada sus defectuosas costumbrts, ni todos los .
procedimientos del laboratorio químico han sido i
buenos para refundir la sociedad y ponerla en me- C
jor estado que antes.
"":
Lo que nadie ignora es que con todos estos modernos adelantos, no sólo no vamos adelante en el
camino del bien, sino que volvemos airas; y basta
tener ojos para echar de ver cómo nuestros centros fabriles se convierten muy pronto en centros
de corrupción; que los casinos y cafés no han servido más que para fomentar la holgazanería y para romper los sagrados lazos de la familia; que los
salones de baile han sido invenciones del demonio para seducir la juventud y dar al traste con
toda la honestidad y recato de los jóvenes y doncellas; que los teatros y cines se han hecho verdaderas escuelas de inmoralidad y desvergüenza;
que las imperiosas leyes del lujo han vuelto a los
hombres y mujeres tontos y pobres, y que la infinita plaga de periódicos y novelas está haciendo
mayores estragos en el mundo que todas las plagas juntas de Egipto.
'
'
"
.
¿Cómo podemos, pues, estar satisfechos de.
nuestros progresos? ¿Cómo poder congratularnos
por nuestra civilización? Cuando veo, caro lector,
correr parejas con este progreso, el progreso de los suicidios, el progreso de esos enormes atenta- dos inauditos en la historia de los crímenes, el
-progreso de una degradación sin ejemplo en todos
los pasados siglos del cristianismo, el progreso de
'38
ÁV
la miseria y de ese malestar general en que todos
vivimos, te aseguro que se me parte el corazón, y
no puedo menos de exclamar con los ojos llenos
de lágrimas: ¿Es posible que los hombres se hayan contentado con solos esos adelantos materiales?
La civilización, para ser verdadera', nos ha de
hacer más felices que antes; no más desdichados.
¿No te parece que ha de ser así? Pues corran a
la par, como os menester, el progreso material y
moral, y seremos más felices; pero si solo adelanta el progreso material y se atrasa el moral, claro
es que seremos más desdichados. Ambos progresos han de darse la mano y adelantar juntamente.
Así habrá más producción y menos penuria, más
abundancia y menos hambre, menos egoísmo y
más caridad, menos crímenes y más virtudes; y
en su consecuencia, mayor holgura y felicidad
verdadera.
Sin esto, reinarán despóticamente en todas partes el monopolio, el egoísmo, la injusticia y la inmoralidad; y el progreso material no será jamás
otra cosa que una barbarie civilizada.—H. P.
Evocaciones históricas del Castillo
y de la familia de San Francisco Javier
(Conclusión)
En este rincón de las provincias de Zaragoza y Navarra, que tiene por centro el castillo de Javier, se mecieron las cunas de tres personalidades históricas que ejercieron su influencia en el mundo de su época. Fernando
el Católico, que nació en Sos el 10 de mayo de 1452;
Enrique II de Njvarra, que nació en Sangüesa e! 20 de
abril de 1503, y San Francisco, que nació en Javier el 7
de abril de 1506. En 22 de marzo de 1506, pocos meses
después de la muerte de Isabel la Católica, Femando de
Aragón, que contaba entonces 54 años, contraía matrimonio con Germana de Foix, 36 años más joven, sobrina de Luis Xíl de Francia y prima de la Reina de Navarra, D. Juan de Jaso, con su experiencia política, previo
los funestos resultados que tendría 'esta alianza para Navarra, pequeño estado que había dependido de las rivalidades entre sus vecinos poderosos para mantener su independencia; preocupábanle las veleidades y disgustos
entre Fernando de Aragón y Luis XIÍ, y la actitud del
anciano Pontífice Julio II.
Por la primavera de 1512 fue don Juan de Jaso a Javier
para celebrar la boda de su hija Ana, que se hizo con
gran pompa y solemnidad. En este tiempo, la prosperidad
de la familia había llegado a su colmo; pero parree que
la felicidad duró poco tiempo. El presidente del Consejo
de Navarra, señor de Javier, de Idócin y Azpi'cueta, había aumentado el patrimonio de los Javieres cen p r o
piedades y posesiones en Salinas, Eréspun, Avínzano,
Urroz, Sagúes, Gazólaz, Muru Astráin, Ibiricu y Cízur
mayor.
Poco después de Pascua llegaron a Javier noiicias (fe
la baialla de Rávena y de la muerte en e! momento He la
victoria del brillante caudillo Gastón de Foix, hermaro
de la joven esposa de Fernando y primo de la Reina de
Navarra. La derrota española había ríe acamar la ruina
de Javier. Los franceses, desmoralizades por la muerte
de su caudillo, se retiraron hflcía los A'pes, y Fernando
decidió llevar la guerra a te-riterio enpmigo, a'prando fa
frontera Sur Este. Diez mil ingleses, a 1 mane1© del mar-
NCHA
qué1» de Dorset, desembarcaron tn Guípúzcca per junio.
de 151; para apoyar al ejército a las .órdenes del duque
de Alba, que había concentrado en Vitoria. D. Juan d e /
Jaso marchó precipitadamente a Pamplcna y erccntió a
los reyes dispuestos a concertar una alianza con el monarca francés. Fernando pedía que se permitiera el paso
de su ejército,por Navarra y la ocupación temporal de
seis de sus mejores fortalezas.
Desde Pamplona despacháronse apresuradamente pie- ,
nípotenciarios para firmar en Blois el tratado de alianza
con Luis XII, y una embajada fue enviada a Fernando
para ganar tiempo. Más éste, sea por lo que dice la Leyenda del Monje de Pamplona, que narra la historia, sea
por otro medio, tuvo conocimiento de! pació de Blois
mucho antes de firmarse, y ordenó al duque de Alba
marchase con sus tropas sobre la capital de Navarra,
en la cual entró el día 24 de julio. Conocedores de su situación, los monarcas de este Reino habían ya dejado su'
residencia, marchando a Lumbier, desde donde, días después, acompañados de sus más queridos amigos, pasaren
a sus posesiones del Bearn. D- Juan de Jaso, fiel a sus
reyes, fue con ellos al exilio. Hasta dos años más tarde
no pudo volver a Javier, y entonces para morir, el 16 de
octubre de 1515.
En el nuevo régimen de incorporación a Castilla, érale
imposible a la casa de Javier cobrar las rentas, impuestos
y otros derechos como antes. A medida que pasaban los
días de aquel invierno de 1516, se ensombrecía la situación de doña María y de los hijos. Apeló en vano a Fernando el Católico, haciendo valer sus derechos en Pamplona y en Javier. No se había efectuado restitución alguna cuando Fernando murió en este año de 1516, y la
villa de Sangüesa obtenía de las autoridades españolas
los beneficios de aguas, molinos y pastos que siempre í
habían pertenecido a los señores de Javier. Miguel contaba entonces 21 años, Juan dos menos y Javier nueve y.
medio, En marzo de 1510 Miguel y Juan se unían a fas
fuerzas que en la montaña combatían para restaurar en
el trono a don Juan de Albret y doña Catalina.
Consecuencia de esta campaña fue qut el regente d e .
España, cardenal Cisneros, ordenase derribar las forta- .
lezas de Navarra. En Javier, según el P. Cros, fueron
desmantelados los muros circundantes del castillo, con
una buena parte de la torre, almenas y saeteras. La gran .
torre de San Miguel fue derribada hasta la mitad de sur
altura, y también sufrió daños considerables el interior
del edificio. Cisneros nombró un agente castellano para.
vjgilar a los nacionalistas sospechosos en Javier, como
una humillación que corrigiese su conducta.
Li muerte de Cisneros no aportó cambio alguno en la
ilustre familia, que vivía entre las ruinas del castillo. La
desgracia fue indudablemente el factor que impulsó la in- •
timidad mayor entre la madre y el hijo más pequeño, Las*
frecuentas calamidades y la inseguridad genera! en la
morada formaban un marco que abarcaba las dificulfades
de todo género en que se desenvolvía la casa de Javier,
regida entonces por mujeres, y a las que hacía /rente el
claro entendimiento de doña María con su tenaz voluntad de resistencia.
Murió don Juan de Albret en el castillo de Igarrabaca
del Bearn el 23 de junio cíe 1517, y su esposa doña Cata*
lina en Mont de Mársan el 12 de febrero de 1518, siendo
el heredero de la corona de Navarra su hijo, el príncipe
de Víana don Enrique. Por la guerra de las Comunidades He Castilla quedó desguarnecida la capital de Navarra, y el heredero de Juan de Albret estimó ocasión oportuna p¿ra la reconquista del territetío navarro. Formó
p*ra ello un ejército cuyo mando confirió a Gastón de
Fox. joven de aítas esperanzas, pero falto de eiperieneia y de prudencia. El día 15 de marzo del año 1521 •
se apoderó de San Juan de Pie de Puerto y continuó su
marcha a Pamplona. Miguel y Juan de Jaso cabalgaban
con Ins tropas de Enrique II. Rindióse Pamplona, excepto uno de los castillos de sus murallas mandado por Herrera, el que se aprestaba a entregar su pequeña guarnición cuando íñígo de Loyola, disintiendo, tomó el mando y dirgló la defensa. A poco cayó herido, y aprecian-
LA
AVALANCHA
do su valor los nacionalistas, y el castillo ya ocupado,
le enviaron al de su hermano, cerca de Azpeítia. Era el
lunes de Pentecostés, 20 de mayo de 1521. Para entonces
el virrey duque de Nájera había salido de la capital. Recorrió Asparrot, en son ds conquista, toda Navarra,
adentrándose en Castilla; imprudentemente puso cerco a
Logroño, que se defendió, dando tiempo a que el duque
de Nájera reuniese poderoso ejército para la reconquista
de Pamplona. Conocido por Asparrot el movimiento de
tropas castellanas, retornaba a Pamplona, cuando alean*
zado por eí adversario en Noáin y Esqutroz, próximos a
la capital, se libró feroz batalla en la que quedó aniquilado el ejército nacionalista, sepultándose en estos campos
la independencia de Navarra,
Miguel y Juan de Jaso, fugitivos, se acogieron a la fortaleza de Maya con otros muchos personajes que se l i braron en la batalla de Noáin. la que, sitiada per el duque He Miranda, se rindió el 19 de julio de 1522. Miguel
fue hecho prisionero, logrando evadirse, confiscándole
todos sus bienes y excluido por la amnistía dada por Carlos V en 15 de dieiembre de 1523.
Los dos hermanos continuaron luchando por la nacionalidad navarra en su último baluarte de Fuenterrabía,
en cuyo cerco entretuvieron las tropas de Enrique Ií de
Navarra al ejército de Castilla, hasta que por pacto capituló la olaza en 29 de febrero de 1524. Después, los hermanos Miguel y Juan de Jaso, previo juramento de fide=
lídad, fueron gloriosamente reintegrados a la posesión de
su castillo y de sus bienes. El documento lleva la fecha
de 24 de abril de 1524. <P. libidos). Los sucesos ocurridos hasta la edad de 18 años que entonces contaba Francisco de Javier, quedaron grabados en su alma y perduraron toda la vida.
El año 1525 esraban reunidos en Javier los tres hermanos con su madre María de Azpilcueta. Francisco tenía
conciencia de su fuerza y de su vocación, poseía el orgullo de la raza navarra y de su nacimiento hidalgo; inteligente, de vivo ingenio, ansioso de saber, tenía otra
visión que sus hermanos, curtidos en los campos de batalla, y con voluntad firme manifestó a la familia que se'
guiría el camino de su padre, y que, aprendiendo y no
combatiendo, sacaría adelante a la arruinsda familia. París, la Universidad, no de una ciudad, sino, en aquella
época, de todo el mundo, en su meta. A pesar de la pobreza entonces de la casa, su madre accedió a que terminara sus estudios y se graduara en París.
En una soleada mañana del mes de septiembre de 1521,
el castillo, inundado de sol, estaba impregnado de esa
austera espiritualidad que cfrecen los cuadros típicos del
Norte de España Francisco dio su adiós, que fue por
toda su vida, a la morada donde mecióse su cuna. Caminó en su caballo por el antiguo asendereado, camino de
remoto origen que sobre las lomas que bordean el río
Aragón conduce a Sangüesa, cuya rúa Mayor, de estudiante, tantas veces recorriera, llegó en su viaje a las
empedradas calles de Pamplona, donde se reunió con
otros jóvenes que, como él, marchaban a la Universidad
parisina, traspuso el Pirineo, y por las Landas de Burdeos y las Ilamadns de Orleans, llegó a la capital de
Francia pn los días de San Miguel.
Doña María, madre de Francisco, murió en Javier el
año 1420- En fa primavera de 1533 murió Magdalena, abadesa de Gandía, finalizando sus días en olor de santidad.
Ana He Ezpeleta, hermana de Francisco, era rp?dre del
P. Jerónimo Javier, af que llamaron Apóstol del Gran
Mogol. Los demás personajes df» esta familia, de gran
relieve histórico, ocupaban la situación que fierros citado
en este artículo.
Miguel ANCIL
REGLAS DE LOS PADRES Y MADRES DE FAMILIA
Los padres y madres de familia han de obligar a sus hijas a que
vayan vestidas conforme a su estado y condición, sin peimitir que
sigan los caprichos de la moda, y mucho menos si es licenciosa y
deshonesta, como la que ahora se estila tan escandalosamente,
•39
NAVARRA
San Miguel y, los devotos de su escolta reconiendo las aldeas, los pueblos y los caseríos de esta nuestra bendita tierra
(Foto. Nicolás Ardanaz)
El monte Ayedo
Nos complacemos en reproducir hcy
los siguientes versos del inolvidable
poeta navarro Alberto Pelairta, que
copiamos de su inspirada obra «Son
Miguel del Aralar» Es la escena única del tercer cuadro del acto segundo,
en la que el penitente Teodosio dice:
—En medio de la aflicción
que el alma mía desgarra,
me trae mi corazón
a los montes de Navarra.
Quiere aqui esperar mi pena
que Dios me haya perdonado
y se rompa la cadena
que pende de mi costado;
y que en gracias al Señor,
levante en el sitio aquél
un santo templo en honor
del Arcángel San Nigtel;
y que viva hasta ese día
lejos del mundo poblado,
a cuestas con la cruz mía
y de hi :rba alimentado.
Que esta justa penitencia
me impuso Su Santidad.
y quem constante obediencia
yo cumplo con humildad
La que en busca de perdón
sufro coi ansia que aumenta
años y años ¿Cuántos son?
No sé; mí dolor no cuenta.
Pero mis pies esíe dia,
Señor, vencerlos no puedo;
llegó a ti, sierra de Andia,
llego a ti, cumbre de Ayedo,
Y es el deseo más vivo
que mi alma destrozaba
mirar mi valle nativo
donde está mi casa amada
Mirar tan solo, Dios santo,
vn instante y vra iez.
los sitios llenos de encanto
donde corrió mi niñez.
Los caminas que sintieron
mis pies de feliz esposo,
los que regresar me vieron
del combate victorioso ..
Mirar una vez siquiera,
de vuestro sol al fulgor,
,
a la dulce compañera
quz Vos me disteis, Señor,
LA
140
AVALANCHA
Contemplar esa figura
de pureza (j de bondad,
la que en horrenda tortura
yo la hundí con mi maldad ..
Sí.. Sí... Yo la quiero ver;
no puedo resistir más ..
¡Pero falto a mi deber!
¡Maldito! ¿Qué vas a hacer?
¿Y tu penitencia? ¡ Atrás! ,.
Ya he vencido al enemigo. .
Ya vencí la tentación...
Mi Cruz...
Vuelve a estar conmigo;
quiero sufrir mi castigo
con santa resignación
¡ Gracias, porque tu. piedad
rigor quita a mi cadena.
Gracias,
porque me has mostrado
que ya empieza mi perdón
cuando tu mano ha soltado
este primer eslabón;
cuando en horas afligidas
me das tu augusto f^vor,
¡gracias, norque no fe olvidas
de tu pobre pecador! ..
Y en este lugar hermoso,
con mi gratitud ferviente,
la Cruz, tu Signo glorioso,
señal dará eternamente
de tu poder milagroso
¡OhmiDios que en su bondad para el pobre penitente.
ALBERTO PELAIREA
de amparo mi angustia llena!
nuestro granito de arena sobre Ortegay Gasse!
"" Con este título—dice nuestro colega «Estrella del Mdr* — publica Fernando Cortázar
un sabroso suelto en el último número de la
bofa de la «Universidad de Deusto». que ba~
cemos plenamente nuestro. Algo queríamos
decir de lo que todo el mundo ba hablado; pero algo dlstinco, nuevo, personal. Es para
nosotros una satisfacción lonzar, en nombre
de la verdad y del sentido común, una. neta
•discordante en el incomprensible concierro de
alabanzas y ditirambos, bi/os de una ignorancía rayana en el papanattsmo. Que, como
buenos españoles, medianos filósofos y fervientes católicos, no somos borregos, ni estamos desmemoriados, ni nos fascinan las 'sirenas intelectuales». El trabajo nos lo da he~
ebo eí joven colaborador de cll. D.»
A hablado el maestro! Hace poco
tiempo, Ortega y Gasset cerraba
con brillante elocuencia, salpicada de anécdotas felices, el ciclo
de conferencias que ha venido
dando en el Círculo de la Unión
Mercantil
A elUs han asistido gentes de
todas clases (aunque desgracia»
damente predominando una de*
terminada), de ellas se han ocupado periódicos y revistas de todo género y se han hecho comentarios de toda especie.
Pero no es ésta la primera vez
que el «maestro» habla. Hace ya
muchos años, cuando nosotros no teníamos más inquietud que la provintente del retraso de! biberón, el «maestro» hacía pública su apostasía con estas palabras:
«yo,
señores, no soy católico, y desde mi mocedad
he procurado que hasta los humildes detalles de mi vida
privada queden formalizados acatólicamente.»
De toda su obra esto nos basta a nosotros, los seres
vulgares, para abandonar a tal maestro. Todo su sistema
filosófico <?> deja de interesarnos. Todo movimiento in'electual que no vaya amparado por una firme creencia religiosa es para nosotros — ¡gracias a Dios!—un «nen plus
ultra».
Qyizá a esta actitud la calificaría Ortega de cerrilismo
o limitación. Nosotros la llamamos cen una palabra sublime, para él desconocida: Fe.
Suponemos que en la edición que acaba de hacerse de
sus «Obras completas» no se recogen las palabras antes
transcrita»; paree1»que hay además en ella algunai otras
omisiones «voluntarias».
¡Flaca memoria la del recopilador!, y flaca memoria
también la de los actuales admiradores de Ortega, que
han olvidado sus errores anteriores, coetáneos y posteriores a dos fechas por lo «visto» sin importancia: 14 de
abril de 1931 y 18 de julio de 1936.
También es de notar en el infalible maestro, que aun
cuando se confesó deudor de Alemania en las cuatro
quintas parres de su haber intelectual, y haya exaltado
la superioridad gigantesca de la ciencia alemana* mientras
«América era un pasado remoto: el primitivismo»; hoy
parece—no sabemos por qué —interesarle lo anglosajón:
«Inglaterra es la rturse de Europa, y las formas culturales se trasladan en un movimiento que va de Oriente a
Occidente».
Claro está que nosotros, con nuestra mentalidad casi
infantil, no podemos pretender seguir los ágiles revoloteos de la inteligencia orteguiana.
Asi, por ejemplo, hemos tenido que esperar a que el
maestro nos diga que «en España no ha habido ni podrá
haber dibujantes», para darnos cuenta que la lista de
nombres comprendida entre Velázquez y Zuloaga es una
lista de jugadores de mus.
El caso es que Ortega, después de~ una ausencia de
Rspaña por más de diez años (que, naturalmente, no sabemos a qué es debida), vuelve a regalarnos con su palabra para sacudir «la chabacanería intelectual que hoy
corrompe las cabezas españolas*.
y la gente se agolpa a la puerta de su cátedra, y los
periódicos vocean sus enseñanzas, y Ortega se convierte
de nuevo en «enfant terrible».
Es más: el órgano de uno de nuestros Sindicatos oficiales acoge en sus páginas las palabras del «maestro»,
como sí las circunstancias o los hechos que le hicieran
incompatible con la Universidad católica hubiesen desaparecido.
Tenemos que confesar que no hemos asistido a ninguna de sus últimas conferencias, aunque un grupo de estudiantes de Deusto estuvo por aquellos días en Madrid;
pero la verdad.es que ei objeto del viaje era presenciar
un partido de.fútbol, que, desgárrense las vestiduras los
acólitos de Ortega, nos interesaba mucho más de lo que
el maestro pudiera decir.
Pero, de todos modos, gracias a) folleto anunciador de
su instituto de Humanidades, nos hemos enterado, asombrados, de cosas tales como que el llamar «humanismo a
la obra cultural del siglo XV es grotesco»; «de lo que
hubiese ganado si el escolasticismo hubiese sido más
auténtica filosofía», y de que «sólo en tiempos recientes
se ha hecho por vez primera la pregunta ¿qué es el hombre?» <Por cierto, que para contestarla ro se le ha ecurrido al señor Ortega consultar un Catecismo..->
El maestro nos deja preocupados con el menosprecio
que de Menéndez y Pelayo—un hombre que exageraba—
ha hecho en sus conferencias, y esto nos hace recordar
las palabras con que el sabio montañés hizo, en «La
Ciencia Española», profesión de su fe:
«Spy católico—dice—ni nuevo ni viejo, sino católico
a machamartillo, como mis padres, cerno mis abuelos y
como toda la España histórica, fértil en santos, héroes y
sabios, bastante más que la moderna.»
Fértil en sabios—recalcamos nosotros—, bastante más
que la moderna,..
De Menéndez y Pelayo sabemos que fue católico, patriótico y monárquico.
De Ortega y Gasset sabemos su apostasía, su ausencia, aún reciente, y su republicanismo, al menos de antaño.
La elección, por tanto, entre uno y otro, no es difícil.
y a sabemos que si el maestro se volviera un,momento
hacia nosotros sonreiría compadecido demuestras cortas
inteligencias y quebradas plumas. Estaría muy justificado. Pero no sabe el señor Ortega lo reconfortante que
resulta, a cambio de no ser una cabeza privilegiada, el
tener unas creencias arraigadas y unos ideales firrres, sin
pretensiones de originalidad, conformes con una fecha
v-rLA
AVALANCHA
gloriosa que no pensemos olvidar: la del 18 de julio
de 1936.
El maestro ha hablado; mejor dicho: ha vuelto a habiar; y nosotros, con descaro inaudito, no dudamos en
pedirle lo que ya hace anos le hubiésemos pedido de no
impedirlo et chupete que tapaba nuestra boca:
¡Que se calle!
FERNANDO CORTÁEAH
Beneracionns tuertes Y... aiteilcas
El problema de la juventud es pavoroso
A pasión por el deporte, estimulada,
o mejor, inculcada a la juventud actual por la prensa, el cine y el teatro,
donde toda exaltación deportiva tiene su asiento, ha venido a crear un
ambiente de barbarie que tiene su
exponente en la fraseología juvenil.
—Eres un «hacha». Esto es «brutal». Nos divertimos una «burrada».
Más «grande» que Uzcudun.
Todas las comparaciones, (odas las metáforas que conocen y aplican \os jóvenes de hcy en su conversación
Cfivial, son por este estilo, y los que atraen su atención
y despiertan su admiración son futbolistas, boxeadores y
atletas.
Esto evidencia, en la realidad, una decadencia espiritual, un retroceso al paganismo, un desprecio a la inteligencia paralelo con un culto al músculo, o mejor dicho,
a la fuerza bruta.
Se ha extendido el error de que la organización de la
raza se obtiene deí deporte, y que por el cultivo del deporte se obtendrán generaciones sanas y fuertes. En tan*
ÍO, el problema de la juventud es pavoroso, porque la juventud carece de espirítualidud.
¡E! deporte! Recqrdemos el día que cayó en un «ring»
de Madrid, para no levantarse más, un pobre boxeador,
víctima de un derrame cerebral, a consecuencia de la
rotura de una arteria. El boxeo, que tiene sus antecedentes en ios combates de los gladiadores, es el espectáculo
más inculto. Un periódico inglés publicó no ha mucho
una caricatura para demostrar esta incultura gráficamente. Representaba el dibujo un «ring», donde dos hombres
se aporreaban con las car.is sangrando. Los espectadores
eran un toro, un caballo de carreras y un gallo. El toro
decía: « y los hombres nos llaman a nosotros animales.»
Murió el boxeador de que queda hecha referencia, en
Madrid, y al día siguiente un cronista deportivo escribía:
«No vamos a repetir lo que tantas veces hemos dicho,
llamando la atención de las autoridades sobre el modo
en que el deporte se desenvuelve entre nosotros. Nos
sentimos fatalistas en esta cuestión. Herniados jugando
al cfoot-ball»; tuberculosos y raquíticos boxeando. Urge el remedio. Sean deportistas tos que su salud se lo
permitan, Los débiles no busquen fortaleza en el ejercicio violento, que no la encontrarán.»
He aquí destruida con un atisbo de buen sentido la
teoría de que el deporte hará generaciones fuertes y sanas, y como la observación juiciosa es tan clara que no
necesita ser demostrada porque io demuestran los hechos, se puede deducir, sin duda, que los entecos, los
pretuberculosos, los débiles, esa juventud alfeñicada, en
suma, no e«¡ en el deporte donde encontrará su redención ni es del deporte del que se obtendrá el mejoramiento físico de (a raza.
Pero hay que decirlo con claridad y con valentía. La
regeneración física de la raza no íe logrará así haya un
gimnasio en cada esquina, mientras no sea un. hecho ta
regeneración moral. A'ií, en la diso'ucicn de \n juventud,
está el origen de la decadencia. Una juventud viciosa es
la peste de un pueblo, y sólo extirpando la causa íe
extirpa el efecto. Lo demás es conversación.
El Emmo. Cardenal de Sevilla publicó una pastoral
acerca de la juventud, y decía en ella el ilustre señor Segura que este problema constituye su preocupación en
la hora actual, porque es patente el intento de seducir su
inteligencia, su voluntad y sus pasiones.
Se seduce su inteligencia juvenil por el error difundido
en la cátedra y en la prensa. Se seduce su voluntad induciéndola a la rebeldía y a la insubordinación contra la
autoridad en todos sus aspectos, para exhortarla a vivir
sin ley, o como ahora se dice, a «.vivir su vida». Se seducen sus pasiones, destiuyendo con esa seducción las
esperanzas en los adelantos de las ciencias y en la vida
de los pueblos de mañana.
¿Quién dudará de que esta es la reaiidad pavorosa?
¿Qyién dudará de que este es el verdadero problema que
se plantea, lo mismo en España que en las demás naciónes donde halla camino franco la influencia disoluta del
sentido repugnante materialista que se ha dado a la vida?
Sólo una restauración de las costumbres a (a pureza
que dimana de la fe religiosa, obra social a la que, sin
duda, pueden cooperar las leyes humanas, salvará a la
sociedad y podrá garantizar un porvenir mejor del que
se prevé mirando hacia los «stadiums».
y el problema de la juventud no es otro que un problema religioso. Adonde hay que mirar no es a los campos de deportes, sino a los templos y a las escuelas, y es
en ellos donde hay que arrojar en las almas juveniles la
semilla de pureza en las costumbres, la semilla de la salud v de la fortaleza moral, que es la fuente pristina de
donde brota la salud corporal, conforme reza el precepto
horaciano.
.
,
MlRABAL
HONORARIOS SUSTANCIOSOS
(Cuento anecdótico) .
.
• /* 1
A puerta se entreabrió medrosamente, y por el resquicio asomó,
|con timidez, una cara en pergamino, festoneada por un fleco de
cabello blanco.
—Doi\ Diego, ¿se pué pasa?—
preguntó.
—Adelante—respondió dentro
una voz bronca.
y se entró resuelta la de la cara apergaminada, que era una vieja de treinta primaveras y hasta
cuarenta inviernos encima.
La habitación aquella era un
despacho con dos balcones, seve^
jro por modesto, ventilado y ele'gre, bien nutrido de libros y papeles en estantes, sillas y mesas.
Aparentemente todo estaba desordenado allí. Quien emplea toda su atención en ordenar conocimientos, no puede dedicarla a ordenar papeles
y librotes.
Además, aquel desorden era íólo a la vista, porque
bien sabía su causante qué lugar tenía cada uno de ellos.
El de la voz bronca, ocúpame del despache, era un
hombrón alto y robusto, de facciones duras, mirada Inteligente, frente despejada y pelo negro.
Era abogado, y no le había en todo el contorno de
muchas leguas a la redonda, más perito en asuntes de
Derecho, ni más ingenioso para salir de asuntos torcidos.
Una especie de sanrón para sus clientes y un diablo
sin especie parecida psra sus contrincantes, eia la espe»
LA AVALANCHA
142
ranza de unos y el espanto de otros, como hombre de
saber y «de peso», en toda ia extensión de fa palabra.
Gozaba justa fama de interesado y no evacuaba ninguna
consulta sin la seguridad de cobrar los honorarios ai
máximo de la tasa.
—¿Cómo está el señó don Diego?—preguntó la vieja.
—Bien, ¿y usted, mujer?
—Bien, gracias a Dios y bendito sea Dios, y en buena
'••-¥- '•'•'- - i %'• • > •' - ' :¡' 1 '; f - : '
hora se diga.
—¿Qyé se le ofrece?
•
'
—¡Ay. don Diego de mis entrañas!, que me han roba*
do; que esto va a sé mi ri:ina y mi perdisión y mí muer*
re; que han ínventao un limo dos repajoleros gitanos,
jmardita sea la hora que los conosíy el momento que de
ellos mefié!¡Asín permita Dios vayan dejando detrás de
sí más maldisiones que un automóvil!
— Vamos al caso: cuente usted el sucedido.
— Pues verasté, señó don Diego: Dios guarde osté
siempre con salú y le dé más años de vía que a los loros,
y le dé tantas onsas que apalea cerno a mi calamidaes.
—AI caso.
—Pues verasté. y o vivo en el ventorro de la Ventosi»
lia, que ya sabe su mersé dónde esiá, perqué una vez
que pasó oslé por allí, jase tres años—el 25 de agosto,
. por más senas—entró oslé y me pidió una gaseosa, lo
' cual que osté no se acordará como yo m'alcuerdo.
—¿Es usted !a ventera?—preguntó don Diego para
cortar la conversación de la vieja.
—Para lo que oslé guste, señó don Diego. . .,r -.•=•••
—Siga usted.
—Pues verasté, señó dc'n Diego: una laide, jase ya de
• que menos tres meses, se presentaron en casa cuatto gi: taños y pidieron de come. Misté, no es porque yo lo diga, pero hay que vé cómo se come en mi casa y lo bien
que sé yo saca una tripa de mal año; nunca me falta mi
cochino, con perdón sea dicho, ni mis aves de cerra.
—Bueno, eso no hace al caso.
—Si era pa desirle a su mersé, señó don' Diego, que
les di de come opíparamente, lo cua! que apenas gané
ná en la comía, porque cá uno paesía tené unas alforjas
• en el estómago. ¡Con desí que uno de ellos, que era hijo
*de otro... vamos... de otro de los que cernían, se cernió
;• medio conejo y un pollo, y entoavía va su padre y me
dise, dise:—¡Tráigase osié unas magras pa mi chicó!—
(Virgen del Carmen!—dije yo, digo.—y aluego disen
que los gitanos no quieren buenos cprcnsipios> pa sus
hijos.
—¿Sabes el cuento de nunca acabar?
—Lo sabía y se me orvió, porque con fósanos...
* " —Calla, cotorra, que el cuento de nunca acabar es
ese que me esrás contando,
• —¡Ay! osté perdone, don Diego, que ya voy al asun- to...; no se enfade osté. ni me ponga osté mala cara, que
V yo no tengo ya en er mundo más amparo que el de osté,
y yo no sé qué va a sé de mí...
—Vaya, ¿ahora lágrimas?
—No,
si ya no lloro; sino que está una tan padesía...
Bueno, pues altiego que comieron, me llaman y me dísen,
dise.—¿Osté nos quiere guardar hasta luego unos cuartejos?—Oro molió me pueden dejir ostés-y no faltara un
grano.—y fueron y llamaron de tes:igos a otros dos que
estaban alli, que no eran gitanos, y me entregaron cator•' ;ce mil reales, y me dijeren que no los devorviese míen»
' iras que no se presentaren los cuatro juntos a recogerlos.
y se marcharon, y pasiron dos horas, y de pronto gorvieron dos de los gitanos y me disen: «Agüela, mos' tié
osté que da los dineros, porque se nos ha presentao un
asuntíyo ahí p'abajo, y s'han quedao nuestros cempañeros aguardando a que fes yevemos la güira.» y o ar pren»
sipio dudé, pero aluetjo, como un.i es buena presorra y
~
; no pué creé que las haiga malas en el mundo... . . . . *
v
—Es muy fácil engañar
. .-'* , :•
r
*-?•
;••••
.-".• V- a q u i e n n o s a b e m e n t i r ,
.
•_ •
que dijo el dramaturgo Alarcón—interrumpió don Diego.
—Eso es; pues voy y les digo: «OsreHes seréis buenas
presonas.> Lo cual que me dijeron: «Señora, eso no se
preguntan
__(
'
,
.'• , .
"_... ;
• -..
(
- ¿
—¿y les dio usted el dinero? -;*—V —Monea sobre monea, billete sobre billete; pero ahora viene la negra, señó don Diego; que poco después se
presentaron en casa los otros dos gitanos, y al enterase
de que yo había dao los cuartos, empesaron a reclama...
¡y me han metió entre papeles, y me han llevao al Juz»
gao! Lo cual que yo nunca me he visto en estas cosas, y
quieren llevarlo a la Audiensia, y a donde sea menes'té"
y yo me voy a queda en la mesmiía miseria, que voy a
tené que enmendé una cerilla pa encontré un garbanso. y
tó por los repajoleros gitanos, que ¡mardita sea...! Diba a
echa una maldisión, pero no me gusta maldesí... y aluego he pedio párese a tos los abogaos de por aquí, y denguno me salva, y tos me disen que he fartao a lo convenio y que tengo que estar a las resultas...
— y esa a, la pura verdad.
—Pero, ¡don Diego de mis entreíalas!
y aquí se desarrolló una escena que no es para descrita; la pobre vieja se desespetó, mercieó, lanío mil
exclamaciones, invocó en su auxilio a redes les Santos
del Cielo, y alfin,marchóse paladeardo lágiín ES airar-*
gas, y con el alma anegada en un mar de desventura.
No había hecho más que salir, cu;mdo enuó en la estancia el único criado que tenía ¿en Diego.
—¿No ha habió forma desarregla... eso, señó?—preguntó, guiñando el ojo y señalando a la puerta per donde había salido la ventera.
,
—Y a tí- ¿qué te importa?
—Es que... el señó disimule; pero traía un je fren tn la
burra po si s'arreglaba.
.:
—¡Caramba, pebre mujer!
.-'-" "
•- '"'
—¡y si viérasté, señó, que desgrasíá es! Se quea sin
casa, sin burra, en la mesma miseria...
,t
—Oye, ¿sabes que eso me da lástima?
, ." ' .
El criado volvió a cucar el ojo, y di/c:
—¿La llamo per si acaso al señó le ocurre algo entovía?
, •
Don Diego vaciló, y respondió al fin.—Bueno, que venga. Pudiera haber algún rcirfdic...
A poco volvió a entrar la mujer respirando arríeteme,
mitad de fatiga, mitad de emeción.
—ya he encontrado el medio de salvarte — dijo don
Diego de repente al verla entrar.
—Manos que no dabais ¿qué esperabais?— rrusi'tó el
criado al salir, y se alejó cantando:
'•••• ,
Unta el eje. Juanillo,
que chilla el carro...
'
'
.
». .
—¡Bendito sea el podé de Dios!—decía a todo esto lavieja, llorando de alegría,— y la Virgen del Carmen y la
habilíá de su meisé.
—No tienes más que decir que estás dispuesta a dar
el dinero.
—Pero, don Diego de mi alma, ¡si es mt ruií.a!—arguyo la mnjer, desconsolada ruevírrerte.
—Aguarda, que no he terminado. Dirás que estás dispuesta a pagyr a tocateja; pero que tienes que cumplir
la condición, y no puedes dar ni «n ochavo mientras no
estén los cuatro gitanos juntos. ¿A que r e se te presen»- '
tan los dos pillos que te han timado?
Luis M. KRBISLER
Septiembre refranero
Quien la otoñada no espera, sentirlo habrá en pri
mavera.
Sauce florido, madura el racimo.
Sementera muy temprana, sólo en forraje es lozana.
Septiembre, al mes más rralo que el año tiene.
Septiembre, el aue no tejiga repa. que liemble.
"
Septiembre, en fi-i de mes, el ca'or vuelve otra vez.
Septiembre, o lleva los puentes o seca las fuentes.
-. & * • • * « • • • :
• . • . ^ « x
LA
AVALANCHA
Compañía nauarra Qdonos Químicos
FABRICA
H. DE MANTEROLA
DE SUPERFOSFA TOS
F=» A IVI
,20-
ABONOS COMPUESTOS
"" ' ,
PARA TODOS LOS CULTIVOS
PÓRliULAS SIEMPRE EN EXISTENCIA
ESPECIAL
»
»
»
A . - Olivos. Vid. Frutales.
B.— Cereales.
,-."'•• C — M í e t e , Patatas iTubírcotoí y Raicsil.
D.— Alfalfa. Trébol, Leguminosas.
m
VELAS LITÚRGICAS PARA EL CULTO
Ifj
CALIDADES
=
: Para I » dos « I w de 'a Sania Mi» y Cirio pastail
Fabricación rápidatocualquier compuesto según fórmula dsl tlinte
g
: Para \n dantas velas del altar
AZKORtA (ESTERCOLIZANTE PATENTADO)
CASA
m
GARANTIZADAS
^=
Fabricadas según lo mandado por los Reveren- ==
1 = dísimos Prelados, intérpretes legítimos del Res- ^ =
=g= cripto de la Sagrada Congregación de Ritos, ^ =
UNZU
^p
fecha 14 de diciembre de 1904.
^=
ALMACÉN UE GÉNEROS BLANCOS Y CAMISERÍA
Sábanas de Rentería, mantas de lana y de algodón, géneros de punto. Juegos de cristianar, Equipos para novia
Camisería y Corbatería para caballero.
^ P
S
PÍDANSE PRECIOS Y MUESTRAS AL FABRICANTE ^
^
CHOCOLATES - MANTEKOLA-PAMPLONA
^
Mercaderes, 3, Pamplona
CAJA DE AHORROS MUNIC1PAI ..
;
Lleva SETEN FA años recibiendo y administrando ahorros del país y tiene U garantí» fot Í-I. y c m pn t¿id,».j i . i A .
áe! Excelentísimo Ayuntamiento de Pamplona
. -'
'
"--•"•
v .>-•-*
' . • • ; > ; ;j
^S^=
A,»-3
^S^=
**\
'
=^^^= •• i W'i>'' l v
Quentas e o r - l e n t e t
.
Libretas
Imposiciones anuales
=====
Impotldoncí i«mattr»l«i .
.
•
••;í
.
.
•V « S • ; i
.
. O.5O p o r I O Oa n u a l
•
/ • ^ = ^ =
2.OO »
n • v-- .-i".ri'r'rí:1
====:
. . , 3.OO »
u ^¿'•-" V- • '
^^ir= "
•t--~l . '--f \—í • ^^===
2.SO i>
f
~
.'. . -1
.'
-J - ¡ti'''
OFICINAS: PASEO DE SARASATE, NÜ'M;-
ooa ooa aoauaaooaooooaaaoauaoaooaaQoooOOQODOOODoooaaaoaooaaooa
•aoooooooaoqaonoiioiiaoDooiiaoDDODnaouc
oaaDooooooon IOOODOUOOOOO
CUJA DE AHORROS NAVARRA
COM Lü GARANTÍA TOTAL í ILIMITADA DE LA EJtCMA. DlPUTflüPtí
SOCIEDAD ANÓNIMA FUNDADA EN I
PAMPLONA EN 1863
Capital suscrito: 25.OOO.DOD pts, Reservas ?3.25o.ooo p!s. ' .
Libretas ordinarias a la vista, de 1 a 10.000 pts. . 2 ° o
Imposiciones anuales
, , , r 3 °/c
Imposiciones semestrales
*•"•.. 2 ° o
Cuentas corrientes a la vista
.
.
Desembolsadú, Capital i Resmai 45.ooo.ooo peselai
••••
'
;
'
—*'•?•*:
. . ; , -¿^Ji °/o.
Seguros jbclales-— Pensionen a los 65, 60 o 55 años, a
capital cedido o capital reservado.-Rentas inmediatas.—Capitales herencia. — Dotes infantiles. — Homenaje a la vejez. — Bonificaciones a los Imponentes
'I.
O F I C I N A S
Unirá!, en su nuevo edificio, ¿venida de Carlos III (Muevo Ensanche)
A JÍZ, Alsasua, A r r i b a - A t n l l o ,
Cáparroso, .Carcasriflo, Cascante, Corclla»
Bchalar, Blizondo, Rstella,
Irurzun,
Isaha, Leiza, Lesaca» Lo<1o;.a, Los A r c o s ,
M a r c i l l a , Sangüesa, Santésteban. T a f a Ha, Tudcla, Viana y V e r a de Bidasoa
CON SUCURSALES en Alsasua, Aoiz. Buñue!, Gaparroso,
Cascante, Cintruénigo, Corella, Etizondo, Estella, Fitero.
Irurzun, Lumbier, Milagro, Ochagavia» Peralta, Puente la
Reina, Roncal, Sangüesa, Tafalla, Tudela, Vera de Bidasoa,
Viana y Villafranca
COMPLETA RED DE CORRESPONSALES EN ESPAÑA
•:-.;, y* Í. . Y EN EL EXTRANJERO
;
-
Giros, transferencias, negociación J¿ efectos. Préstamos con
garantía de fondos pjb.ic.js. valoras, mere mei^s. etc. Pré.->tamjs hipocecarioj y tode cUse d¡ opjraciones boncarias
DEPARTAMENTO ESPECIAL DE COFRES DE ALQUILER, PROPIOS
PARA GUARDAR ALHAJAS, DOCUMENTOS, VALORES, ETC.
INTERESES QUE ABONA A SUS IMPONENTES
1 I J I cuentas corrientsg y depósitos i l i vista
.
Imposiciones a plazos de tres meses
Imposiciones a plazos de seis meses
Imposiciones a plazo de un año .
.
!"
.
.
. . O'jB ° / o
. 2"00 °/ o
. 2'50 »/•
. , ., 3 «/•
LIBRETAS EN CAJA DE AHORROS AL 2 POR 100
ooaaaaooDooo saoooaDaaaoa
sooooaaaasoaaaaooooiNiDootnaaoapaM
a ooaoooooaDoa BOOOOOOOO aoa aooooaooaooa Bodobeooat
.i
•-
LA AVALANCHA
144
1
-
Paqialerfa, Sedas
Hilos, Algodone»
Lanas
Botcnirfa, Bisutería 3iign«t«TU
Genaros de punto
Guantes
HIJOS DE DOMINGO SÁEZ
(Antigua Casa de Jacinto Sáez>
-
•
Calceteros, 20, PAMPLONA
Quincalla, Marcaría
Pasamanarla
Petacas
H u l e s , Gast a s Gaptlliria
Artículos para Mora
y oíros arlfcutos
1
1
ALMACENES OYARZUN
LOS MÁS IMPORTANTES DÉ LA PROVINCIA
LA VASCONIA
EN MERCERÍA - QUINCALLA
GÉNEROS DE PUNTO
SOCIEDAD ANÓNIMA DE BANCA Y CRÉDITO
LENTAS EXCLUSIVAMENTE AL POR MAYOR
Capital desembolsado: 18.014-500 pesetas Reservas: 14.1fiS.SSQ pesetas
Total Capital y Reserbas: 327.00.000
PAMPLONA
Avenida de S. Ignacio, 14
Teléfono 2703
=
PAMPL0T1A
¿QUIERE USTED CALZAR BIEN?
lo más variado, elegante y económico
encontrará V. en
CASA
;
REPARAZ
Eslava, I, Pamplona
Sucursales y Agencias en las principales poblaciones de Navarra.— Realiza (oda clase de
operaciones banc^rias.—Gofres de alquiler
INTERESES QUE ABONA A SUS IMPONENTES
Y CUENTACORRENTISTAS
Imposiciones al plazo de un año. . .
Id.
ív*. de seis meses . .
Id.
* f d . de tres >
. ,
Cuentas corrientes y Depósítosa la vista.
3 ° / 0 anual
2'50 °/o »
T\o »
O'5O °/ o »
LIBRETAS DE CAJA DE AHORROS A L 2 V
TttIAfono * * 3
Academia de Comercio «CándidoIñigo»
Aritroenca comercia'. Contabilidad. Caligrafía, Mecanografía,
Dtbu)o lineal. Documentación y Correspondencia mercantil
flsri di wnwlli sobra orpüluetón di allelí»; Di tres i castre di t i tonta
LÁMPARA DE CERA
"G A UNA"
PAUA EL ALUMBRADO DEL TABeBSACULO
suiecfón é\ C A N O N 1271
d¿l vigente Oerech^ Canónico
TBANQU1LIPAD COMPLETA
UMPieZft ABSOLUTA
Stf vende en caps de a24 lámpar.15
HIJO QUINTÍN
Calderería, 28, 2.° - PAMPLONA
RU;Z
GAUNA
DE
VITORIA
OBRAS NUEVAS
>
'
•
'Guía de almas,,.P. C. Vaca, 48 pts.; "Sagrada Biblia,, Bober-Canrera, 80 pts.; "Caminando hacia Dios» P. Bernardo María, 30 pts.; "La familia que alcanzó a Cristo» Ray^ mond. 20 pts.; " Un secreto de la Trapa, Duque de Maqueda, 20 pts.; "La escuela y el carácter» M. Forster, 7'5O pts.;
"El trabajo y el hombre n Borne y Enry, 16 pts.; "Vida de
Jesucristo, P. P. Salgado, 100 pts.; "Vaticano,, G. Fallani
• y M. Escolar, 250 pts.; "Alto humanidad,, Reinaldo de
Tempranos, 17 pts.; "Educación pasional de la juventud,,
A. Figar, 14 pts.; " E l cristiano ante ias ruinas,. A . Riquet,
1 4 pesetas.
Librería JESÚS GARCÍA
—
Estafeta, 31
—
Teléfono 1541
PAMPLONA
PAMPLONA.—Imprenta, Librería y Centro de suscripciones de Jesús Qortia. calle de la Estafeta, núm. 31
ÁLAVA»
Descargar