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l eb r ac i ó n
p ar a l a
Homilía y guión para la Santa Misa
24º domingo durante el año
Ciclo C. Color:Verde
11 de septiembre de 2016
Año XX - Nº 1158
Aportes para la homilía
¡Qué alegría en el cielo cuando
un pecador se convierte!
Éx 32, 7-11. 13-14; Sal 50;
1Tim 1, 12-17; Lc 15, 1-32
Dios nos dio la vida y la fe para que crezcamos y maduremos para llegar a ser imagen
y semejanza de su amado Hijo Jesús. Ahora
bien, ser como Jesús es pensar, sentir, obrar y
vivir siempre por él, con él y en él, para la gloria
del Padre. ¿Habría algo más sublime? Ser
como Jesús es pasar por esta vida haciendo
el bien, amando con amor de predilección a
los más pobres.
En su época reprochaban a Jesús juntarse
con pecadores y él replicaba: ¡no vine para los
que se creen justos sino para los que se reconocen pecadores! Así piensa y siente Dios,
¡y así Jesús quiere que pensemos y sintamos
también nosotros! Por eso Pablo insiste: tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús.
Vivimos una cultura de hipocresías: ¿quién
podría tirar piedras contra nadie?, pero nos
rasgamos las vestiduras condenando a los
que caen en los mismos pecados que quizá
cometemos nosotros.
El hijo menor al que refiere la parábola se
fue ufanando por la vida: ¡con mis cosas hago
lo que se me antoja! Pablo advierte: si cuanto
somos y tenemos lo hemos recibido gratuitamente, ¿de qué podríamos gloriarnos? Estos
son dones que el Espíritu Santo reparte como
le parece mejor, para complementación mutua
y edificación de la comunidad. Asumamos los
criterios y proyectos de Dios que nos creó y
nos dotó de tan grandes dones. Lo otro es
malversar lo que no es nuestro, ¡y que nadie
se crea sin pecado y condene a los demás!
Aquel hijo derrochador y despilfarrador,
al verse sin plata ni amigos, hambriento y
desamparado, ¡recién se sintió arrepentido
y fue sensato!: volveré a mi padre y le pediré
perdón, y su padre misericordioso le devolvió
la paz y la alegría; así sucede en el cielo si
volvemos sobre nuestros pasos y prometemos
firmemente no pecar más y evitar las ocasiones de pecado; consideremos, entonces, que
Dios no quiere la muerte del pecador sino que
se convierta y viva. ¿Somos conscientes de
nuestros errores y pecados o nos justificamos
fácilmente aduciendo: yo no hago mal a nadie? Preguntémonos si no somos como aquel
fariseo soberbio ante el altar, que condenaba
al publicano hincado al fondo del templo, que
temía levantar sus ojos al cielo… A veces
queremos sacar la pajita del ojo ajeno sin
retirar las vigas del propio.
En la oración del Padrenuestro Jesús nos
invita a pedir perdón de nuestros pecados y
a perdonar de corazón a quien nos ofende, y
más aún: enseña que Dios nos perdona en
la medida de cuanto perdonamos. Pero, si no
perdonamos, ¿con qué cara podríamos pedir
perdón? ¿No tememos que nos pase como
al que, perdonado de su tremenda deuda, no
perdonó la pequeña deuda de su compañero?
Perdonémonos de corazón unos a otros, sin
esperar que los otros lo hagan primero. Si
errar es humano y perdonar es divino, ¡Dios
quiere que nos perdonemos unos a otros a
su imagen y semejanza! Por otra parte, ¿qué
logramos atrincherándonos en resentimientos y rencores? Con un sincero examen de
(Continúa en la p. 4).
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Guión para la Santa Misa
solo los bienes temporales como aspiración de vida. Señor, ten piedad.
1) Introducción
Hermanos: Cada misa es un volver a presentar a Dios la entrega
Dios todopoderoso tenga miseredentora de Jesús. Por tanto, es
ricordia de nosotros, perdone
también un repetido llamado a dar
nuestros pecados y nos lleve a la
nuevos pasos hacia adelante en nuestro
vida eterna. Amén.
caminar de discípulos misioneros, de su
mano, a la casa del Padre Celestial, lo 4) Liturgia de la Palabra
que llamamos conversión.
Primera lectura (Éx 32, 7-11. 13Cantemos…
14): El pueblo de Israel, liberado de
la esclavitud, no se había desprendi2) Saludo de bienvenida
do del paganismo, del que se habría
Estamos aquí, juntos como her- contagiado al vivir tantos años en Egipto, y
manos, rodeando la mesa que el Dios amenazó con castigarlo, pero Moisés
Padre Dios nos ha preparado, por- intercedió y él perdonó a su pueblo.
que somos su familia, abiertos a su
Salmo responsorial (Sal 50): ¡PiePalabra, decididos a crecer y madurar a dad, Señor, pecamos contra ti! Este salmo
la imagen y semejanza de Jesús.
penitencial nos invita a un sincero arre¡Que el amor y la paz del Padre, y de pentimiento ante la santidad de nuestro
Jesús, su Hijo, permanezcan siempre Dios. A cada estrofa respondemos: R. Iré
a la casa de mi Padre.
con cada uno de ustedes!
Segunda lectura (1Tim 1, 12-17):
3) Acto penitencial
Pablo reconoce que cometió errores antes
Dios Padre nos adoptó como a sus de su conversión y alaba a Dios que, en
hijos en su único Hijo, Jesús. Él da su misericordia, le reveló a su Hijo Jesentido a nuestra existencia débil sucristo, al cual se entregó toda su vida.
y nos enseña a vivir como familia
Lectura del Evangelio (Lc 15, 1-32):
de Dios en la Iglesia, la Casa común de Lucas refiere tres parábolas en las que
los hijos. Él sale a nuestro encuentro y Jesús nos revela la misericordia, bondad
nos perdona.
y alegría del Padre para con nosotros
* Porque a veces desconocemos pecadores cuando nos convertimos.



al Padre, olvidando que somos sus
hijos, y miramos con indiferencia a
los hermanos, sintiéndolos como
adversarios. Señor, ten piedad.
* Porque nos lamentamos de los errores y maldades de los demás, y nos
quedamos en lo negativo, olvidando
que el Señor nos hizo luz del mundo
y sal de la tierra. Cristo, ten piedad.
* Porque profesamos creer en la
resurrección y la vida eterna, pero
caemos en la tentación de valorar
5) Oraciones de los fieles
En el Padrenuestro Jesús nos enseña a pedir perdón por nuestras
ofensas, a reconciliarnos con el
prójimo y a rogar al Padre que nos cuide
de no caer en las tentaciones ni enredarnos en el mal. Inspirados en la oración de
los hermanos, respondamos:

¡Líbranos, Señor, de todo mal!
4 La Iglesia está llamada a ser el
primer testigo veraz de la misericor-
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dia; que el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y agentes de
pastoral venden los corazones heridos
y derramen el óleo de la misericordia
con su ministerio. Oremos…
4 La entrega de Jesús en la cruz fue a
causa del pecado de muchos, y la hizo
mostrando gran amor por salvarnos;
que el Espíritu nos inspire vivir solo
para él y en hacer obras de bien para
los demás. Oremos…
4 La conversión es un camino que dura
toda la vida, y es un levantarse para
volver a la casa del Padre; que nos
liberemos decididamente de todo lo
que esclaviza a la sociedad, especialmente el narcotráfico y la corrupción.
Oremos…
4 Jesús maestro enseña la misericordia
de Dios, que abraza al hijo pródigo y lo
reviste de dignidad; que los docentes
que celebran hoy el día del maestro y
realizan la misericordia de enseñar al
que no sabe, reciban gratitud y justicia
por parte de todos. Oremos…
4 El evangelio es anuncio de alegría
donde hay odio, ofensas, discordias,
dudas, desesperación y oscuridad;
que nuestra comunidad anuncie y testimonie al mundo que sólo Jesús es el
camino, la verdad y la vida. Oremos…
Señor Jesús, tu sabes que recién comprenderemos todo esto
cuando experimentemos lo que
tu Padre nos prepara en el cielo: ayúdanos a vivir de fe, seguros de haber
descubierto los tesoros de tu amor y
tu verdad. ¡Y lo mostremos patente
y luminoso a todos los hombres de
buena voluntad! Amén.
6) Presentación de las ofrendas
¿Qué podemos darte, nuestro
Creador? Te entregamos lo limitado
de nuestras vidas para que junto al
pan y el vino nos transformes a imagen y semejanza de tu amado Hijo Jesús.
Cantemos…

7) Comunión
Quien me come tendrá vida para
siempre, asegura Jesús. Al comulgar con su Cuerpo y Sangre,
comprometámonos decididamente
a vivir intensamente unidos a él y trabajando por la unidad de la Iglesia, de la
familia, del barrio, de país.
Cantemos...

8) Bendición final y despedida
Monición: Miren qué bueno es el
Señor, hagan la prueba y véanlo,
dice un Salmo. El Señor nos ama
tanto que lo único que busca es nuestro
mayor bien y felicidad, si nos vamos asemejando a su Hijo Jesús, que pasó por
este mundo haciendo el bien. Que en esta
semana vivamos esta misericordia de Dios.
Bendición: Dios uno y trino les entregue un río de misericordia y que la
bendición de Dios todopoderoso, Padre,
Hijo y @ Espíritu Santo descienda y permanezca siempre con ustedes.
Despedida: Levantémonos y vayamos a recibir y dar la misericordia de Dios
en esta semana. ¡Vayamos en paz!
En el año del Bicentenario de la Independencia nacional [...]. Urge otorgar capital importancia
a la educación como bien público prioritario, que genere inclusión social y promueva el cuidado de la vida, el amor, la solidaridad, la participación, la convivencia, el desarrollo integral
y la paz. Una tenaz educación en valores y una formación para el trabajo, unidas a claras
políticas activas, generadoras de trabajos dignos, será capaz de superar el asistencialismo
desordenado, que termina generando dependencias dañinas y desigualdad”.
CEA, Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016), n. 37 (Pilar, 14/11/2008).
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(Viene de la p. 1).
conciencia reconozcamos nuestras culpas,
reconciliándonos entre nosotros. Y así reinará
la paz y el bien entre familiares y amigos, entre
conciudadanos, pueblos y naciones.
¡Señor Jesús!, venido a quitar nuestros
pecados, ayúdanos a entender que el único
camino de la paz y la felicidad pasa por el
sincero arrepentimiento de las propias culpas,
por el perdón y la reconciliación fraterna.
Ayúdanos a arrepentirnos de corazón,
porque con el pecado contra ti los hermanos
hemos “ofendido a un Dios tan grande y bueno
como tu Padre”, y que reforcemos nuestra
voluntad de romper con todo lo que nos aleja
de su amor y santidad. Te pedimos que nos
inspires para tomar muy en serio que, si queremos ser perdonados debemos antes perdonar
de corazón a quien nos ofendió y pedir perdón
a quien hayamos ofendido, ¡no sea que antes
de comulgar nos mandes a reconciliarnos
primero con nuestros hermanos!
Ten piedad de cuantos mueren entre
rencores, odios y guerras, tú que en Belén
mandaste a tus ángeles proclamar la paz a
todos los hombres de buena voluntad. Que
también ahora cantemos: “gloria a Dios en las
alturas”, proclamándote Príncipe de la paz,
viviendo de esta vida el anticipo de los bienes
eternos. Amén.
COLUMNA DEL SANTO PADRE
Dios no se cansa de esperarnos
Dios ama, “no sabe hacer otra cosa”. El Señor siempre nos espera y nos perdona, es “el
Dios de la misericordia” que nos hace fiesta cuando regresamos a él. Dios tiene nostalgia
de los hombres cuando se alejan de él.
Existe la exhortación del Padre que dice al hijo: “Vuelve, es hora de regresar a casa”.
Es el corazón de nuestro Padre, Dios es así: no se cansa, ¡no se cansa! Y por tantos siglos ha
hecho esto, con tanta apostasía del pueblo. Y él regresa siempre, porque nuestro Dios es un
Dios que espera. Desde aquella tarde en el Paraíso terrenal, cuando Adán salió del Paraíso
con una pena y también con una promesa. Y el Señor es fiel a su promesa, porque no puede
renegar a sí mismo. Es fiel. Y así nos ha esperado a todos nosotros, a lo largo de la historia.
Es el Dios que nos espera, siempre.
El Evangelio de Lucas nos dice que el padre ve al hijo de lejos porque lo esperaba. El padre,
agregó, “subía a la terraza todos los días a ver si el hijo regresaba. Esperaba. Y cuando lo
vio, corrió” y “se le abalanzó al cuello”. El hijo había preparado las palabras que iba a decir,
pero el padre no lo deja hablar: “Con el abrazo le tapó la boca”.
Éste es nuestro Padre, el Dios que nos espera. Siempre. “Pero, padre, yo tengo tantos
pecados, no sé si él estará contento”. “¡Prueba! Si tú quieres conocer la ternura de este
Padre, va hacia él y prueba, luego me cuentas”. Es Dios quien nos espera. Dios que espera
y también Dios que perdona. Es el Dios de la misericordia: no se cansa de perdonar. Somos
nosotros los que nos cansamos de pedir perdón, pero él no se cansa. Setenta veces siete:
siempre; adelante con el perdón. Y desde el punto de vista de una empresa, el balance
es negativo. Él pierde siempre: pierde en el balance de las cosas, pero vence en el amor.
Papa Francisco (28/3/2014).
Aportes para la Celebración es un subsidio litúrgico preparado por el equipo de redacción de El Domingo, periódico religioso de
la editorial SAN PABLO, propiedad de SOCIEDAD DE SAN PABLO (PAULINOS). Riobamba 230, C1025ABF Buenos Aires, Argentina.
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