Reseña del libro La televisión digital terrestre. Experiencias

Reseña del libro La televisión digital terrestre.
Experiencias nacionales y diversidad en Europa, América y Asia.
De, Albornoz, L.A. y García Leiva, M.T. (eds.) (2012), Buenos Aires: La Crujía, 300 páginas.
Por, Begoña Ballesteros Carrasco
Grupo de Investigación “Identidades Sociales y Comunicación”
Universidad Complutense de Madrid (España)
[email protected]
Como se sabe, desde los años ochenta y, sobre todo, desde los noventa, la televisión se
encuentra inmersa en el mismo proceso de digitalización que han experimentado, a su manera,
otros ámbitos culturales y no culturales. A partir de las primeras patentes tecnológicas para hacer
realidad la TDT, diversos agentes políticos y económicos están poniendo en práctica las
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decisiones y estrategias encaminadas a transformar el panorama televisivo analógico. En pocos
años, el mundo verá la televisión con otras pautas de emisión y de recepción, y otros modelos de
gestión política y de explotación empresarial.
Esta transformación viene impulsada, directamente, por el conjunto de avances
tecnológicos derivados de la digitalización y la incorporación de las tecnologías de la
información. Sin embargo, su sentido no puede ser desvelado desde una lógica puramente
técnica. En la llamada “Sociedad de la Información”, estas reconversiones parecen seguir un
curso aparentemente natural e irreversible en el que las fuerzas del mercado se van desplegando
“normalmente” hasta dar forma a un proceso que, en este caso, puede decidir la manera en que
millones de personas van a relacionarse con el medio televisivo durante las próximas décadas.
Precisamente el libro colectivo que editan los profesores Luis Albornoz y Trinidad García
permite asomarse a este proceso con claves que llenan de contenido, político y económico, la
emergencia y consolidación de la TDT en diferentes regiones del mundo. A nuestro modo de ver,
el libro está adecuadamente planteado desde la economía política de la comunicación porque es
un enfoque apropiado para subrayar la naturaleza socialmente construida de esta transición de la
televisión hertziana a la digital. Es decir, porque es un planteamiento que posibilita conectar el
resultado de estos fenómenos comunicativos y tecnológicos con sus causas más estructurales.
En concreto, La televisión digital terrestre tiene por objeto poner al alcance del lector una
visión de conjunto sobre las actuales transiciones hacia la TDT en diversas zonas geográficas
especialmente relevantes. Un objetivo que se ha planteado con criterios de globalidad y
oportunidad que conviene remarcar.
En cuanto a su globalidad, la obra cuenta con la participación de catorce autores (además
de sus dos editores), con amplios conocimientos en la materia, que analizan la transición hacia la
TDT en un total de nueve países: desde las experiencias más pioneras, como las de Estados
Unidos y Japón; hasta las de países emergentes, como Brasil o China; pasando por algunos
gigantes latinoamericanos (México y Argentina) y por los procesos europeos más cercanos del
Reino Unido, Francia y España. Los capítulos, editados a partir de una estructura similar,
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adquieren así, en su conjunto, un valor de representatividad global con la que se pueden captar
las particularidades nacionales sin perder de vista el sustrato común de constricciones
estructurales político-económicas comunes a todas ellas.
En cuanto a su sentido de oportunidad, el volumen llega en un momento en el que el paso
a la TDT acumula suficientes experiencias como para hacer balances y realizar los primeros
diagnósticos sobre las tendencias que se han mostrado dominantes hasta la fecha. Pero, al
tiempo, esas experiencias todavía no se ha consolidado ni llegado a su fin, permitiendo mostrar
este proceso de digitalización como lo que es: como una transformación abierta y en sí misma
alterable, de cuyos excesos cabe aprender y de cuyos riesgos conviene estar alertados.
Además y continuando con los presupuestos de la economía política, el libro ofrece
suficiente información como para poder vincular sus análisis y sus conclusiones con la
reproducción social de las actuales sociedades capitalistas. Reproducción que, en este caso,
deriva de dos dimensiones esenciales de la TDT: primero, se está configurando un negocio a
gran escala con un peso determinante para que los capitales de las industrias culturales y
tecnológicas puedan obtener el rendimiento que buscan. Y, en segundo lugar, como se viene
advirtiendo desde hace tiempo, se está configurando un ámbito esencial para la transmisión
cultural y la configuración de concepciones del mundo que, si se supeditan a la maximización de
las ganancias, pueden redundar en el mantenimiento y consolidación del actual modelo
económico.
De hecho, dos de las conclusiones que se derivan del libro guardan relación con estas dos
cuestiones. La primera es que la instauración de la TDT está siendo acaparada por grandes
firmas, generalmente del sector del audiovisual y de las telecomunicaciones, sin que la sociedad
civil se haya incorporado, como sujeto protagonista, a las negociaciones y decisiones sobre los
modelos de gestión y financiación, la elaboración de contenidos y la articulación de proyectos
socioculturales que rompan la lógica comercial y financiera dominante. Pese a las consultas y
debates públicos llevados a cabo en algunos países, el tejido empresarial y los Estados nacionales
han sido los únicos participantes de tales negociaciones. Es más: el libro permite confirmar la
tendencia de la pérdida de autonomía de los Estados (y sus clases políticas) respecto de los
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poderes económicos. Lo sucedido con la TDT está sirviendo como ejemplo para mostrar que el
papel de los Estados como reguladores de la reconversión tecnológica no significa que los
intereses generales de la mayor parte de la población queden representados en su transcurso.
La segunda conclusión que se quiere destacar aquí tiene que ver con los contenidos de la
TDT. Hasta el momento, las promesas de diversificación cultural, innovación comunicativa y
enriquecimiento educativo no parecen haberse cumplido. La TDT está arrojando un balance más
próximo a las tesis del empobrecimiento cultural que a lo contrario. Lo que, dadas las
potencialidades tecnológicas que presenta, pone de manifiesto la creciente contradicción entre
unos medios tecnológicos cada vez más avanzados y unos usos de esos medios cada vez más
regresivos desde el punto de vista del desarrollo comunicativo y cultural de la población. La
TDT, en sus diferentes fórmulas, puede ser un medio que posibilita su apropiación por parte de
los receptores en mayor medida que la televisión hertziana porque ya no lleva aparejada su
complejidad técnica e infraestructural. En consecuencia, la TDT podría convertirse en un medio
de intercomunicación entre grupos sociales, de proximidad y de servicio público.
En definitiva, esta obra colectiva pone de manifiesto que los procesos que están dando
lugar a la televisión del futuro pueden acabar agudizando esa disociación creciente entre la
racionalidad tecnoeconómica y el bienestar de la mayor parte de la sociedad. Pero también aclara
que esa disociación es fruto de determinadas opciones de política económica que los autores se
encargan de explicar, en cada caso, con el debido rigor.
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