Adorando Juntos Ps Antenor Tejada Domingo 06 de octubre 2013

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Iglesia Alianza Cristiana y Misionera América Sur
DIA 41…
En semanas pasadas, vimos que Dios dice: “Yo te hice para un propósito, pero esos
propósitos no pueden ser alcanzados por ti mismo”. Tú necesitas de otra gente en tu
vida para hacerlo.
Hemos visto cómo adoramos juntos y cómo desarrollamos el
compañerismo junto. Hemos visto cómo crecemos juntos. Hemos visto cómo alcanzar a
otros juntos. Y como servimos juntos.
Dios no te puso en la Tierra para que vivas una vida centrada en ti mismo. Él te puso en
la Tierra para que hagas la diferencia. Dios quiere que hagas una contribución con tu
vida. Dios quiere que devuelvas algo de lo que recibes. Donde quiera que uses tus
dones, tus talentos, tus habilidades, tu entorno, tu experiencia, tu tiempo, tu energía,
para ayudar a alguien más y lo hagas en nombre de Dios, la Biblia lo conoce como
“ministerio”. Y contrario a la opinión popular, cada creyente es un ministro. No todo el
mundo es un pastor, pero todo el mundo debe servir usando las habilidades que tiene.
Todos estamos llamados a ministrarnos unos a otros.
Hemos hablado de cómo la vida es una preparación para la eternidad y que Dios dice:
“Quiero que utilicen la vida como un ensayo para prepararse para la eternidad”.
Pero para que esto suceda la biblia nos dice:
Filipenses 2:2 “…siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos
en espíritu, dedicados a un mismo propósito.” (BLA). De eso es lo que queremos
hablar el día de hoy, de estar dedicados a un mismo propósito en comunidad.
El hecho es que, HACEMOS MÁS juntos. Todos lo sabemos. No es nada nuevo. El
trabajo en equipo multiplica los resultados. La Biblia dice en Eclesiastés 4:9 “Más valen
dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo.” Todo es trabajo de
equipo. En la Biblia, Dios a menudo compara “sirviendo juntos” y “trabajo en equipo”,
con la siembra y la cosecha. De hecho, mira el siguiente versículo y leámoslo juntos,
“Los que siembran y los que riegan son iguales, aunque Dios pagará a cada
uno según su trabajo.” 1 Corintios 3:8 Dios dice: “Quiero que trabajen juntos.”
¿Has sido parte de un equipo? Si es así, probablemente tendrás entrañables recuerdos
de esa época. Posiblemente haya sido un equipo deportivo, o un grupo de estudio, o un
coro, o un grupo de manualidades, o de ajedrez—es posible que haya sido en tu
trabajo. La gente va a los reencuentros, básicamente, porque esa fue la única vez que
fueron parte de un equipo, y lo recordamos como
la vez en que más vivos nos
sentimos: siendo parte de un equipo.
¿Qué se necesita para formar un equipo? Eso es lo que vamos a ver el día de hoy.
Si quieres transformar a tu grupo de amigos en un equipo de amigos, debes hacer 4
cosas. Si quieres que tu grupo pequeño sea más efectivo y haga que la gente se
acerque más, debes hacer 4 cosas. Vamos a ver esas cuatro cosas, lo descubriremos
con la palabra TODO.
1.
TOTAL CONFIANZA.
La confianza es el pegamento emocional que une a las personas. Tú no tienes un
equipo a menos que tengas confianza, y sin confianza no tienes trabajo de equipo en
absoluto. Uno de los miembros del equipo de Pablo
era un joven que se llamaba
Timoteo. Esto es lo que Pablo le dijo a Timoteo, según 1 Timoteo 6:20, “Timoteo,
¡cuida bien lo que se te ha confiado!”.
El trabajo en equipo se basa en la
confianza. Para formar un equipo, debes confiar a la gente alguna responsabilidad. No
puedes hacerlo todo tú solo. Tienes que dar responsabilidades a otros.
Las familias son un buen ejemplo de equipo. Cuando cada miembro de la familia hace lo
suyo, cuando a cada uno de ellos se le confía una responsabilidad, eso es trabajo de
equipo; también lo es tu grupo pequeño. Tú o alguno dentro de tu grupo pequeño
pueden tener un talento que no sepan y es posible que no lo descubran, a menos que
tu grupo lo haga. El Grupo Pequeño es el ambiente perfecto para descubrir habilidades
tales como: hablar en público, enseñar, e incluso predicar. Tú no sabes para qué eres
bueno hasta que lo hayas intentado. La Biblia dice lo siguiente sobre la confianza en
Proverbios 20:6 “Son muchos los que proclaman su lealtad, ¿pero quién puede
hallar a alguien digno de confianza?”
Esto fue escrito hace miles de años, y
todavía es un dilema humano. Es difícil encontrar gente en quién confiar.
Pero el propósito del día de hoy no es hablar sobre cómo encontrar gente en quien
confiar. El asunto es, ¿Cómo puedes ser tú digno de confianza? Hay dos formas.
1) Ser Consistente.
A la mayoría de nosotros no le gusta la gente que siempre está saltando de una cosa a
la otra y que es impredecible. Nos gusta la gente que es consistente, fiable, gente con
la que puedas contar. Entre más consistente seas, más gente confiará en ti. La Biblia
dice, en Lucas 16: 10, "El que es honrado en lo poco, también lo será en lo
mucho”. Tú sabes, todos queremos hacer algo grande en la vida. Buscamos hacer lo
que más llame la atención, lo más espectacular. Es en las pequeñas cosas de la vida, no
en las grandes, en las que pruebas tu carácter –en las cosas que nadie ve. Las cosas
que haces cuando nadie te mira. Dios dice: “Si eres fiel en pequeñas responsabilidades,
te daré más grandes, y más grandes, y más grandes”. Somos merecedores de confianza
cuando somos consistentes. La segunda cosa que necesitas hacer para ser confiable
es…
2) Estar Cerca
Leamos juntos Proverbios 17:17, “El amigo siempre es amigo, y en los tiempos
difíciles es más que un hermano.” Ser siempre amigo implica proximidad. Significa
que debes estar cerca. No puedes confiar en quienes no conoces. La única forma de
ganar confianza y de merecer confianza, es estar cerca de la gente. . La distancia crea
desconfianza. Deben pasar tiempos juntos. Fíjense que dice, “…en los tiempos difíciles”.
La confianza toma tiempo. Toma tiempo el que tú confíes y que la gente confíe en ti.
¿Se puede perder la confianza rápidamente? ¡Claro que sí! Puedes perder la confianza
en un segundo. Pero habitualmente toma meses o años obtener confianza. Eso toma
tiempo. Tienes que ver a la gente en toda clase de situaciones, y no puedes hacer que
crezca rápidamente. La confianza crece lentamente.
¿Qué se necesita para formar equipos que logren estas cosas? Se necesita gente
merecedora de confianza que diga: “Vamos a hacerlo juntos. Vamos a ser las manos y
los pies del Cuerpo de Cristo”. La segunda clave para formar un equipo es…
2.
OYENDO.
No sólo se necesita confianza, sino saber oír a otros para formar un equipo. En 1 Pedro
3:8, la Biblia dice, “… vivan en armonía los unos con los otros… sean
compasivos y humildes.” Ustedes no pueden tener la primera parte, hasta que no
logren la segunda. Nunca van a tener armonía con sus amigos, su esposo, su esposa, su
novio, su novia, la gente con la que trabajan, con la que estudian; nunca van a tener
armonía con ninguno de ellos hasta que tengan la segunda parte: compasión y
humildad.
Todo el mundo necesita ser escuchado por dos razones.
Porque
satisface dos necesidades fundamentales que son:
1) Todos necesitamos ser comprendidos.
Tú quieres en tu vida a alguien que constantemente te diga: “Te entiendo. Te
comprendo. Sé lo que quieres decir”. Tú tienes una profunda necesitad de comprensión.
2) Todos tienen necesidad de que sus sentimientos sean validados.
Tú
necesitas
que te digan: “No estás fuera de lugar. Estás en lo correcto. Me ha
pasado lo mismo. No estás loco”. Necesitas que validen las frustraciones, sentimientos,
miedos, fatiga, fracasos, que experimentas en la vida. Alguien que te escucha
comprende todo esto.
¿Qué necesitas para aprender a escuchar? ¿Cómo convertirte en una persona más
compasiva y humilde? La Biblia dice que hay dos maneras:
a) Sin Acelerarse
La velocidad destruye las relaciones porque evita que pongas atención en los detalles.
No te aceleres. Entre más rápido me muevo, más detalles me pierdo. Y en el mundo de
hoy, donde quiera que vivamos, estamos en una cultura donde la vida es muy rápida.
Nuestras relaciones se están volviendo cada vez más superficiales. Por esta razón,
solamente estás viendo las cosas grandes, no estás viendo los detalles en la vida de las
personas que están cerca de ti: tus amigos, tus hijos, tu esposo, esposa, o cualquier
otra persona; estás yendo muy rápido, ni siquiera puedes ver lo que no estás viendo.
No te aceleres y pon un alto a las relaciones superficiales. Leamos lo que la Biblia dice
en Santiago 1:19 “que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar…”
Pronto para oír, tardo para hablar. ¡Qué gran consejo para todos nuestros grupos
pequeños! Esta es la segunda manera:
b) Preguntando.
No basta con no acelerarse, haz preguntas. Si quieres estar más cerca de tus hijos,
empieza a hacerles preguntas. Proverbios 20:5 dice, “Los pensamientos humanos
son aguas profundas; el que es inteligente los capta fácilmente.” ¿Por qué
debes captar lo que la gente dice? Debes hacerlo porque la mayoría de la gente no
expresa abiertamente sus emociones. ¿Alguna vez has intentado hablar con un
adolescente? Si es así, sabes que debes ser sabio y muy diestro para llegar a tener una
conversación significativa. Cuando un niño tiene 4 años, no puedes hacer que se calle…
pero cuando tiene 16, no es posible sacarle una palabra. Así mismo, algunos adultos
tienden a ocultar sus emociones y a no dejarlas ver. Por eso tienes que preguntar con
insistencia e interés qué le pasa a la persona.
La tercera clave. Si quieres formar un equipo, necesitas…
3.
DOCILIDAD.
Formar un equipo requiere docilidad y tolerancia, porque todos somos diferentes. ¿Se te
ha ocurrido que a Dios le gusta la variedad? ¡A Él le gusta! Dios nos ha hecho distintos a
todos, para que aprendamos a ser dóciles ante nuestras diferencias. ¿Qué significa la
palabra docilidad? Significa ser suave, apacible y recibir fácilmente… recibir fácilmente a
alguien más. Abrirles espacio, hacer un lugar para los otros. Abrirles un lugar para que
crezcan o para que satisfagan sus necesidades.
Noten que la Biblia dice en 2 Timoteo 2:22: “… vive con rectitud, fe, amor y paz,
junto con todos los que de limpio corazón invocan al Señor” Mi pregunta no es
si tú te relacionas fácilmente con los demás, mi pregunta es si los demás piensan que tú
te relacionas fácilmente con ellos. Esa es la cuestión –lo que los otros dicen y piensan
de ti. En resumen, la Biblia dice en Romanos 12:6 “Hagan su parte para vivir en paz
con todos, tanto como les sea posible”. Noten que dice “hagan su parte…” Eso
significa obviamente, que hay dos partes en una relación. Tienes que hacer tu parte y
todos los demás tienen que hacer su parte. Sé tú responsable de tu parte. Haz lo que
tengas que hacer para llevarte bien con todos, tanto como te sea posible. ¿No te parece
fascinante que Dios nos haya enseñado esto? Dios nos dice que debemos dar cabida a
otra gente.
Hay un par de formas en las que podemos ser dóciles y recibir a otros.
1) Ser dóciles ante la personalidad de otros.
La Biblia dice en Romanos 12:6, “Dios nos ha dado diferentes dones” Tenemos
diferentes dones, diferentes habilidades, diferente personalidad.
Empecemos por tu
familia. ¿No es acaso asombroso ver cómo los niños crecen con los mismos padres, en
la misma casa y son tan diferentes unos de otros? No existe una fórmula mágica para
criar a los niños. Los padres sabios crían a sus hijos tomando en cuenta la personalidad
que éstos tienen. Los padres sabios son dóciles en ese aspecto. Hay una cantidad
enorme de personalidades diferentes. Eso lo podemos notar en cualquier lugar, en
cualquier grupo. Podemos verlo en un equipo de trabajo, en un grupo pequeño de la
iglesia, en la iglesia en su conjunto.
¿Por qué Dios nos hizo diferentes? Esta es la razón: Dios quiere que usemos
nuestras diferencias para marcar una diferencia. El quiere que trabajemos a través de
nuestras diferencias para marcar una diferencia en este mundo, pero esto no lo
podemos lograr por nuestra propia cuenta. Veamos 1 Pedro 4:10, “Cada uno ponga
al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la
gracia de Dios en sus diversas formas.” Él nos hizo diferentes para que podamos
servir y marcar una diferencia.
La segunda forma es…
2) Docilidad ante las faltas de otros.
Debemos aceptar el hecho de que ninguno de nosotros es perfecto. Todos tenemos
faltas. Leamos Efesios 4:2, “… siempre humildes y amables, pacientes,
tolerantes unos con otros en amor”. Cuando te integras a un grupo, al principio
piensas: “Este grupo es casi perfecto. Es maravilloso”. No toma mucho tiempo darte
cuenta que, “Esta gente tiene fallas, fallas sísmicas”. ¿Qué haces cuando te das cuenta
de ello? Tienes tres opciones:
1. Puedes fingir. Puedes pretender que todo es perfecto y sonreír. Eso es muy
estresante.
2. Puedes dejar el grupo y decir: “¡Me salgo de este grupo! Voy a encontrar el grupo
perfecto”. ¡No existe el grupo perfecto!
3. Puedes aceptarlos. Podrías decir algo como: “¿Saben qué? Ninguno de nosotros es
perfecto. Aceptémoslo”. ¿Te das cuenta del alivio que es eso? ¿Te das cuenta cómo
disminuyes el estrés en tu vida cuando aceptas el hecho de que nadie es perfecto, de
que todos tenemos faltas, y que podemos trabajar en ellas al reconocerlas?
Lo increíble de ser dócil, es que parecería que nos hace más débiles, pero no es cierto.
Nos hace más fuertes, porque ahora ya no soy sólo yo, somos nosotros. Ahora somos
nosotros trabajando como un equipo.
No fuiste hecho para correr solo. No fuiste hecho para correr solo. La primera cosa que
Dios dijo cuando creó al hombre fue: “No es bueno que el hombre esté solo”. Esto no
tiene nada que ver con el matrimonio. Tiene todo que ver con tu necesidad de que haya
gente en tu vida. Tu necesidad de que haya gente en tu vida en la que confíes, a la que
escuches y te escuche, que te acepte y aceptes. La vida gira alrededor de las relaciones
y Dios quiere usarte en un equipo.
La cuarta característica de un equipo bien formado, es que siempre está…
4.
OBRANDO.
Los equipos no han sido formados sólo para que existan. Tienen un propósito. Deben
tener una causa. Deben tener una misión. Deben tratar de obrar juntos. Eso es lo que
distingue a un equipo… que ha sido creado con un propósito. La Biblia dice en Filipenses
2:2 “…siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en
espíritu, dedicados a un mismo propósito.”
Los Grupos Pequeños efectivos
necesitan ser conducidos con propósito. Durante esta campaña de ´40 Días de
Comunidad´ hemos estudiando cómo hacer esto juntos. ¿Cómo cumplimos con los 5
propósitos para los cuales nos puso Dios en la Tierra? ¿Cómo lo hacemos juntos? ¿Cómo
adoramos juntos, cómo crecemos juntos, cómo desarrollamos el compañerismo juntos?
¿Cómo alcanzamos a los de afuera juntos? y… ¿Cómo servimos juntos? Hay una sola
manera, y el siguiente versículo nos la dice: Hebreos 10:25, “No dejemos de
congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a
otros” Necesitamos que otros nos ayuden a persistir en hacer lo que Dios quiere que
hagamos.
Vas a tener tormentas en tu vida, tormentas relacionales, financieras, de salud. Tendrás
toda clase de problemas en tu vida y te harán caer si estás solo. Necesitas un grupo.
Necesitas un grupo de gente con quien caminar a través de la vida. La Biblia dice en
Filipenses 1:27, “… compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo…
firmes en un mismo propósito” Esta es la frase, “firmes en un mismo propósito,
luchando unánimes” eso es sirviendo juntos, “luchando unánimes por la fe del
Evangelio”. Cuando miro el mundo, veo toda clase de problemas como la pobreza, las
enfermedades, el SIDA, el analfabetismo y la necesidad de educación –puede ser
abrumador. Estos problemas son abrumadores. Es fácil desalentarse. Ves estos
problemas y dices: “Los problemas son demasiado grandes”. Nos vemos tentados a
preguntar a Dios: “Dios, ¿por qué no haces algo al respecto?” Y Dios nos responde: “Te
pregunto lo mismo… ¿Por qué no haces algo al respecto? ¿Por qué no hace tu grupo
algo al respecto? Tú eres el que está en la Tierra. ¿Por qué no haces algo al respecto?”
Dios dice que juntos es mejor, juntos podemos ser imparables. Creo con todo mi
corazón que si continuamos formando grupos pequeños dentro de la familia de la
Iglesia, y si otras iglesias hacen lo mismo; grupos en los que la gente pueda encontrar
confianza, escuchar y ser escuchados, donde sus dones sean valorados y sus ideas
aceptadas y, donde tengan una clara misión en la cual obrar, con la ayuda de Dios,
nada será imposible. Si todos los creyentes trabajan juntos, nuestra generación podrá
hacer el mundo que Cristo quiere.
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