Los pasos de `cronos` 2002 - Asociación de la Prensa de Cádiz

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Los pasos de ‘cronos’
2002
Ventolera que se llevó a rastras el año. Metafórico el
viento, el de Levante, que entró en esta tierra de Cádiz con el año
nuevo. Sin embargo, no hay que hacerse excesivas ilusiones, dado
que la experiencia enseña que lo que realmente queremos que
cambie, apenas se mueve un ápice, como si estuviera escrito en el
destino de nuestra especie que debamos depredar para subsistir, a
la vez que amamos para poder odiar, a continuación o al mismo
tiempo. No está escrito, pero es lo que se hace.
El terror se ha adueñado de la esperanza. Nueva York,
corazón del imperio, fue atacada. Tras ello, Afganistán, desierto y
piedra, arrasada. El imperio justiciero pretende que todos seamos
delatores, en nombre de la libertad. La persona tiene tendencia a
hacer exactamente lo contrario de lo que manifiesta, echo que
expresa en sus actos e instituciones. De esta forma, un partido
político fascista responderá al nombre de democracia nacional.
Mientras los argentinos parecen buscar su país perdido,
rechazando sus instituciones públicas, amotinándose, en Europa
estrenamos hoy moneda, que tiene nombre de acuerdo a los
tiempos tecnocráticos. El ser europeo viene siendo marca
registrada, ahora con denominación de origen en el euro.
El ingenuo que uno esconde dentro piensa que con el primer
día del año se inicia una nueva etapa, a la vez que el incrédulo que
le acompaña le susurra que todo tiende a cambiar para que nada
permanezca y, en definitiva, todo siga igual.
El segundo año del nuevo milenio se abre con tantos
interrogantes, que ningún tratado de las pasiones del alma es capaz
de responderlas. Es bien sabido, no obstante, que este animal
humano quiere llegar a ser el dios que ha inventado y con el que
sueña, para destruirse con el control de los átomos o clonarse con
el dominio del principio de la vida. Juega.
01/01/2002.
El estado, gran protector, bien que nos trate como a
ingenuos o zafios en esto de la puesta de largo del euro. Veo en la
televisión como personas aparentemente normales responden con
absoluta corrección a preguntas que pretenden encerrar algún
misterio y no dejo de sorprenderme por ello, pues a fin de cuentas
el dinero es un objeto tan normal que, siendo de curso legal, la
inmensa mayoría no pone mayor objeción y rápidamente aprende
las cuentas adaptándose a las incomodidades. En realidad el
problema no es el de manejar dinero, sino el de poseerlo. Incluso
siendo un estado democrático y de derecho, a qué esa
perseverancia en considerar a sus ciudadanos como seres parientes
de la imbecilidad.
El euro se ha implantado, con aviso previo y sin alevosía, y
todo indica que lo que mis conciudadanos desean es poseerlo,
manejarlo y aquí paz y después lo que venga. Tengo la sensación
de que sospechamos que es poderoso, y es que el dinero poderoso
siempre es bien acogido. Poderoso caballero es don dinero.
Argentina ha tenido cinco presidentes en 15 días. Hoy ha
tomado posesión uno nuevo. El anterior duró un día, y su
predecesor cometió la imprudencia de anunciar que el país no iba
a pagar la deuda y que iba a crear una nueva moneda; duró poco,
como era de esperar, y eso que lo visitó nuestro ministro de
Asuntos Exteriores, seguro que para advertirle que no hiciera
tonterías; también habló con el presidente de los Estados Unidos,
por teléfono.
Este nuevo presidente argentino perdió las últimas
elecciones, anunció en su día que se retiraba de la vida política y,
ahora, que Argentina cumplirá con sus compromisos
internacionales; o sea, que pagará la deuda. Siguen las protestas en
02/01/2002.
las calles. Se sienten estafados por la clase política. Voces
pronuncian la palabra ladrón en plural.
EEUU boicoteó unos Juegos Olímpicos porque la Unión
Soviética había invadido Afganistán. Quién se acuerda.
El mundo no es tal como lo reflejan los medios de
comunicación. Según éstos el mundo es un permanente conflicto,
sucesión continua de enfrentamientos. Si esto fuera realmente así,
la sociedad humana sería mortal de necesidad. Afortunadamente el
conflicto, pese a su lamentable presencia, es la anormalidad. Creo
que no hubiésemos sobrevivido como especie, en caso contrario.
El caso es que pese a los desalmados, que no son pocos, y las
dificultades de ser persona, en el mundo hay corrientes de bonanza
para que nos respetemos y respetemos la casa en donde vivimos.
Estas actitudes apenas son carne de cañón para el contenido de los
medios.
Escribe hoy un compañero de profesión, José Aguilar, sobre
una cierta internacional silenciosa que trabaja duramente por la
dignidad humana, a propósito de que la General de Granada, una
caja de ahorros, comienza a aplicar en Andalucía los micro
créditos que en Bangladesh han permitido a los pobres tener la
caña de pescar en vez de ese pescado pan para hoy y hambre para
mañana. Como si se tratara de un cuento de Navidad, el
compañero connotaba este ejemplo como uno de los miles sin
alharacas que permiten todavía tener esperanza. No habría que
ofenderse por constatar que en nuestra región existen submundos,
dentro del mundo de la dignidad por el que esta sociedad ha
venido trabajando generaciones y años.
03/01/2002.
Cada día estoy más convencido de que esta internacional
silenciosa de la bondad es la que impide que el mundo sea el
imperio del terror de las tinieblas, sí.
Lo lamentable es que los malos de la película sean siempre
los protagonistas de esta crónica del mundo, que pretende ser
instantánea, ofrecida por los medios de comunicación, atentos a lo
espectacular, a las agendas que elaboran los portavoces de los
distintos poderes, a los intereses crematísticos de las empresas que
comercian con la información y sucumbiendo a la desidia de los
manipuladores.
Asuntos inaplazables y realmente urgentes. Leo un
excelente texto de Federico Mayor Zaragoza, compendio de estos
asuntos que, no es casualidad, apenas figuran en la agenda de los
medios de comunicación social. Afectan a la libertad y la igualdad,
a la dignidad y a la supervivencia de la especie en este Planeta, al
que tan poco se le respeta.
Hay 30 guerras en marcha en la Tierra, amén de la
superguerra contra el terrorismo, que ocupa grandes espacios en
los medios, tras la barbaridad del último 11 de septiembre. El
hambre es la causa más común de la muerte de miles de
congéneres, en una especie que maltrata por lo general a sus
cachorros, un horror que de vez en cuando apenas vemos en las
pantallas de televisión. La libertad es escasa, al igual que la
igualdad entre las personas y peor si se trata del género masculino
y femenino. El respeto por el medio natural, quizá un lujo de ricos,
y es que todos estos asuntos inaplazables nos parecen lejanos, de
otro planeta, desde la cómoda perspectiva occidental, bien
09/01/2002.
alimentada, derrochadora y que, bien que mal, convive en los
estados de derecho.
Pero el planeta Tierra es único y en cuanto a la especie
humana es una.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos no es
tan sólo un hermoso libro articulado en resoluciones para
establecer un clima de dignidad mundial. Es realmente un código
de conducta, en muchas ocasiones olvidado y siempre que se
puede obviado y aplastado por personas viles, en nombre de la
maldad, siempre envuelta en bellas palabras.
Se han dado gigantescos pasos por la dignidad, mas
ciertamente ésta es todavía una gracia para los privilegiados del
mundo; un mundo global que no puede ocultar la esclavitud, la
desigualdad, la miseria, la devastación del medio natural, ni la
guerra que, en vez de tragedia para la epopeya, parece se ha
convertido en espectáculo de masas.
Obscenidades y malas compañías son habituales en el
hombre político, la persona común que tiene un proyecto público.
Desde los inicios de nuestra civilización nos lo recuerdan poetas y
filósofos.
Tenemos mucho que aprender de los sabios griegos, desde
Homero a los más clásicos del VI y V anterior a la era cristiana; el
caso es que se repiten comportamientos, que devienen,
circunstancias en los que los que el poder se ejerce para avasallar a
la manada, contra la razón y la dignidad.
Mala compañía la del presidente italiano Silvio Berlusconi,
capaz de coquetear con el fascismo para enriquecerse con sus
negocios en nombre del estado y de la causa común, enfangando
10/01/2002.
obscenamente a todos los europeos que creen y apuestan por la
democracia, la libertad y la dignidad, entre otros aditivos a la
condición humana. Mala compañía la de Ariel Sharon y la de
Arafat, empecinados en acabar con la dignidad de israelíes y
palestinos. Mala compañía la de George Bush, el cow-boy
presidente, endiosado por su pueblo al parecer, también
empecinado en repartir su particular justicia divina. Obscena
actitud la de algunos socialistas en el País Vasco, jugando a
porcentajes de poder, olvidando que por sus ideas no nacionalistas
allí los que ejercen la política deben ir con escolta protectora y los
que practican el comercio deben pagar a una banda de criminales.
Obscenidad manifiesta la de la clase dirigente argentina, dispuesta
a seguir chupando la sangre de sus paisanos. Ejemplos.
A la persona común cuyo proyecto público es convivir le
queda la perseverancia, en que se adopten leyes justas y se
cumplan; en ejercer la libertad sin miedo –sí que es difícil–; en
respetar la igualdad entre los seres de nuestra especie; en luchar y
ejercer la dignidad, ésa que impide, por ejemplo, maltratar a una
persona del género femenino, echo nada anormal en nuestra
sociedad, que presume de demócrata.
Un viaje forzado a Cuba es el que están haciendo
muchos talibanes o miembros de Al-Qaeda, que en la
desinformación la confusión es la ganadora. Son los derrotados de
Afganistán, desplazados por soldados norteamericanos a miles de
kilómetros de distancia; 20 horas de vuelo, leo. A una isla en el
Caribe que no pertenece a dichos soldados, pero en la que usurpan
una parcela, Guantánamo, una gota de agua en aceite hirviendo.
Está clasificada por todos como base militar.
11/01/2002.
No es la primera vez que ha servido de campo de
concentración. Fue territorio alambrado para haitianos que habían
escapado del infierno y también para cubanos deseosos de llegar al
paraíso. Ahora les toca el turno a estos vencidos en una guerra
extraña, aplastante; no son prisioneros de guerra, no obstante,
dado que oficialmente no ha habido una guerra, dicen. Son los
primeros apestados del siglo, a los que meten en aviones,
esposados, atados a los asientos, adormecidos con drogas,
vigilados por guardianes armados. Privados de movimiento hacen
sus necesidades en orinales durante el viaje y los alimentan con
manteca de cacahuete. En la isla les han preparado unas celdas al
aire libre, como jaulas para leones, con sus rejas, pero sin las
atenciones ecológicas que se guardan en los zoológicos
occidentales. El encargado del campo ha venido a decir a los
periodistas que aunque no recibirán un trato de favor se les
respetará como humanos. Por el momento no hay una respuesta
para la pregunta de qué van a hacer con estas personas. Su
situación jurídica es peligrosa: se les ha privado de libertad sin que
sepamos la causa con nombres y a apellidos; perder un combate,
ser talibán o terrorista no dejan de ser abstracciones.
La justicia divina de Estados Unidos y sus aliados más o
menos estables debería poner los pies en tierra, a no ser que todos
seamos bárbaros. Viaje forzado a Cuba, por el momento, y el
dictador Castro callado. Y tantos españoles deseando volar a la
isla, por placer.
El periodismo es un arma para el poder, pero su uso
para el chantaje quita virtud a la democracia. Del periodista Pedro
J. Ramírez se dice siempre que es de raza, siempre que se quiere
13/01/2002.
apostillar con algún pero sus métodos, desde que nuestro país
consiguió la homologación democrática con la Constitución
vigente, entonces en Diario 16, posteriormente en El Mundo, al
que hoy la ironía de muchos califica como “periódico
gubernamental” o “boletín oficial del estado”. La misma acusación
recibió El país durante los gobiernos socialistas; etapa que
contribuyó a socavar El Mundo de Pedro J. Ramírez.
Éste se defiende rabiosamente afirmando, cuando le toca el
turno de defensa, que las informaciones de su periódico se
elaboran en interés público. El acoso sobre la administración
socialista, personalizado en Felipe González, le acercó al actual
presidente José María Aznar, dando cierta impresión de que el
servicio al interés público le ha colocado en una posición de poder,
sin pasar por el calvario de las urnas.
Esta reflexión viene a cuento de las últimas informaciones
del periódico de Ramírez sobre un escándalo que afectaría al
presidente de Telefónica, precisamente en un momento en que la
compañía vende su participación en medios de comunicación,
entre ellos Onda Cero, cadena de emisoras en la que El Mundo
estaba gozando de influencia, merced a sus buenas relaciones con
el poder que irradia el Palacio de La Moncloa. Algunos indican
que la denuncia es una rabieta por la caída en desgracia, dado que
Pedro J. Ramírez perderá influencia en esta cadena, una vez en
manos de Antena 3, la nueva propietaria. En fin, los líos de los
medios, portadores y protagonistas de poderes.
Pedro J. Ramírez puede presumir de tener a sus espaldas
más de un cadáver de la esfera política y económica. En interés
público y el suyo personal, por lo que la perspectiva histórica ya
ofrece a quien se dedica a observar la vida pública. Perspectiva
que también apunta a otra palabra para su paso por este mundo:
chantaje.
El miedo en televisión es de mentira, en cambio los
ciudadanos de Bilbao que paseaban el sábado al mediodía por la
Gran Vía conocieron el pánico, objetivo básico del terrorismo,
arma por la que un grupo de canallas pretende que cuatro
provincias españolas sean un estado futuro, supongo, que más da
la impresión que de locura criminal se trata.
Curiosas esas declaraciones posteriores de ingenuos
ciudadanos que expresan su horror por la destrucción, que
contemplan en vivo, mientras el resto de los españoles los vemos
en la televisión, o el impacto que les produjo la explosión, que
quizá nunca llegaron a imaginar se produciría en el centro de su
ciudad cuando veían los estragos que similares barbaridades
provocaban en Madrid, Logroño, o…
Los enemigos de la libertad aprietan las tuercas del miedo,
hay que llevarlo a las calles de la propia patria. No es suficiente
con las algaradas callejeras de los fines de semana, con el tiro en la
nuca del político españolista, o el asesinato del policía vasco. Hay
que meter en cintura a esos que dicen no saber nada de política,
que en el País Vasco se vive bien, se come estupendamente; a los
que paseaban por la Gran Vía aquella mañana soleada, a los que
iban a comprar aprovechando las rebajas de enero, a los que
abarrotaban El Corte Inglés, a los que han llegado a creer que con
el Guggenhein la ciudad estaba a salvo, ya, de la barbarie, de los
bárbaros, de los enemigos de la persona. Ingenuos.
Ingenuos que ahora han podido saborear el regusto seco del
miedo. Nunca imaginaron que un coche cargado con 20
14/01/2002.
kilogramos de dinamita podría hacer tanto daño a las cosas. En la
televisión los destrozos parecen de cartón piedra, escenarios de las
series de violencia de consumo para las horas de ocio, tras una
jornada tediosa de trabajo o espera. El estado de ETA sería por
tanto un espacio campo de concentración sin ingenuos, eso sí.
18/01/2001. Resistir y vencer, consigna humana que como mínimo
garantiza no pocos quebraderos de cabeza. Gran revuelo de los
medios de comunicación por la muerte de Camilo José Cela,
escritor Nobel. Escriben que su lema vital llevaba las citadas
palabras y que murió enamorado.
Leí algunas de sus obras, entre ellas las que califican de
importantes, cuando despertaba a la literatura; sin duda me
conmovieron. Nunca me interesó su papel de agitador, en realidad
nunca me interesa la biografía de los artistas; quizá sea un defecto
vital de quien cree que el ruido social empaña lo importante de la
vida, como es lo de vivirla por uno mismo. Cela era una
personalidad. Sí que lo era y lo es, por lo que tendrá un entierro,
bajo el elegido olivo, multitudinario, a cuyo frente estarán otras
personalidades del momento, como toda gran representación
operística del estado. Es lo habitual y lo deseable para preservar
esa conciencia del destino histórico que tenemos sobre el Planeta
y, concretamente, en este trocito del mismo llamado España. En
uno de sus pueblos, Iria Flavia, descansarán los restos de un
patriarca de las letras.
Resistir y vencer es lema de emperador romano; de
visionario; de protagonista de la historia; anhelo de la persona que
no sólo quiere estar viva, sino que también todo el mundo se
entere, además de su familia en el caso de que la conserve. Claro
que la inmensa mayoría sólo tiene la necesidad de resistir.
Poquitos vencen en la escenificación social. Todos morimos en la
soledad más absoluta. Sólo se puede morir solo.
Creo que Camilo José Cela era un representante muy
español, de donde le vendría el éxito; de ese español que
sobrevivió a la guerra civil con gesto cabreado y lengua danzarina
para juguetear con ironía mordaz que diera rienda suelta a una
inteligencia para la que el mundo es lo más aproximado al
concepto abstracto de la decepción. Un español siempre cabreado
es lo más parecido al ideal del español.
Que me quede como estoy, frase que aparentemente
traduciría algunos comportamientos sociológicos de los
ciudadanos de los modernos estados del occidente rico. Así, en las
cuestiones políticas no hay grandes ideas sobre las que debatir, sí
algunas cortas y prácticas, consensuadas por los profesionales de
lo público, confundiendo por otra parte el debate con el insulto
que ejercitan los partidos políticos. Así, los medios de
comunicación hacen como que informan, cuando lo que persiguen
sus directivos es persuadir. Así, en las guerras que protagonizan
los ejércitos modernos mueren civiles, entre ellos los periodistas
que pretenden contar lo que sucede.
Que me quede como estoy es conformismo, es evidente, de
quien ha llegado a poder sobrevivir con dignidad. La democracia
de los ricos es imperfecta, permite votar por períodos de tiempo,
quejarse a las asociaciones de consumidores y controlar más o
menos a quienes siempre van a robar a la comunidad, con buenas
o malas artes. La democracia de los países pobres suele sufrir el
fenómeno de la suplantación, el mismo por el que un partido de
ideología popular se inscribe como popular, u otro de la burguesía
19/01/2002.
como socialista o el que azuza a asesinos etarras siempre elige la
palabra pueblo en alguno de sus calificativos. En la democracia de
los ricos, como en las exitosas competiciones deportivas colectivas
reguladas el pasado siglo, los partidos políticos se chulean,
muestran sus colas de colores, se acusan de sucesivas deslealtades,
se despellejan, al mismo tiempo que sus dirigentes se sientan a la
misma mesa y se intercambian amigablemente las anécdotas de su
trabajo profesional político. Es un encanto la democracia que evita
que la sangre llegue al río.
También contribuyen a evitar la tragedia los medios de
comunicación social, que se consolidaron la pasada centuria como
grandes protagonistas sociales. Gracias a ellos la libertad de
expresión puede ejercerse siempre y cuando se mantenga la fiesta
en paz con el estado y las grandes compañías, porque aquellos son
buenos instrumentos tecnológicamente avanzados para que los
ciudadanos demócratas ricos se persuadan de que viven en el
mejor de los mundos posibles, a pesar de todas las desdichas que
le pasan a los demás, la inmensa mayoría de personas que sufren
la indignidad de la pobreza y la desigualdad; se persuadan de que
ser un buen ciudadano implica trabajar duro para vivir, lo que
suele conllevar hacer la puñeta a los demás, respetando, eso sí,
unas reglas del juego impuestas por la experiencia de no acabar a
palos a las primeras de cambio. Es un encanto que la verdad no sea
el patrimonio de uno.
En la guerra también ha sido importante la tecnología.
Estados Unidos exporta su guerra técnica sin que sus militares
mueran, al menos porque los enemigos les disparen para
defenderse. Si sus soldados fallecen en accidente es por torpeza
profesional o la avería mecánica que detiene un motor de un avión
en pleno vuelo. Además, como las guerras son cruelmente
destructivas, también exportan la negación de información de los
hechos reales de una pelea que previamente ha sido anunciada a
bombo y platillo por los mismos medios que enviarán a sus
reporteros que no podrán contar el número de bajas y prisioneros,
como se hacía en otro tiempo; cuando con más frecuencia tienen
que protagonizar una representación fúnebre por la caída de un
compañero, y es que tal como están las cosas la muerte de un
periodista en el frente de batalla es más valiosa para la propaganda
de todos los bandos que la de todo un batallón. Es un encanto este
tipo de guerras quirúrgicamente asépticas para quienes a pesar de
todo están convencidos de la bondad de un método traumático.
Si se observa detenidamente el asunto de quedarse uno
como está se llega a algunas conclusiones; un ejemplo, los seres
humanos están imposibilitados, dado que cuando todo se detiene
es que se está muerto y, entonces, otros organismos continúan su
labor. Aparecen gusanos.
Rácanos, lo que son nuestros estados ricos cuando se
trata de ayudar a los necesitados. Le toca el turno de mendigar
ahora a Afganistán, después de un cuarto de siglo de guerras y de
la última tabla rasa de Estados Unidos con el apoyo occidental.
Estima Naciones Unidas que harían falta 15 mil millones de
dólares para volver a poner el país en el buen camino los próximos
cinco años, apenas cinco mil millones han comprometido Estados
Unidos, la Unión Europea, Arabia Saudí y Japón esta semana.
Todas estas cifras son tan enormes que se escapan al humano
cerebro. El caso es que los afganos necesitan zanahoria para
volver al camino de la dignidad y tras haber expiado por cuenta
ajena la salvajada del 11 de septiembre.
22/01/2002.
Pero los ricos son remisos a repartir la riqueza. Qué sencillo
es destruir, enviar los aviones con armas carísimas que
incrementarán la cuenta de resultados de poderosas compañías,
bombardear. Qué difícil enviar los recursos necesarios para
construir las carreteras y aeropuertos destruidos, así como
centrales eléctricas, hospitales… Surgen inmediatamente esos
denominados problemas diplomáticos, para enmarañar el asunto
de distintas formas, controlar el país y tenerlo en genuflexión bajo
la suela del zapato.
Puede que terrorismo y pobreza no sean efecto y causa
directas. Sí parece más directa la estrecha relación entre miseria e
indignidad para la condición humana, una horrible representación
ésta del mal, para quien quiera contemplar el asunto bajo la
perspectiva moral. Ese mal genérico que las naciones civilizadas
defienden a capa y espada, rápidamente cuando se trata de
movilizar tropas, con pasos bien contados cuando se trata de
mover recursos económicos, tecnológicos y humanos para
construir la paz.
Cuando se trata de construir esa paz, inmediatamente se
desplaza a periodistas para que certifiquen el futuro desde el
presente, las promesas sean creíbles y nuestras conciencias
duerman a gusto.
La muerte de un cómico es un hecho que trasciende
cuando éste ha asumido con su trayectoria vital la representación
del teatro nacional. Los países con historia suelen tener su cómico
nacional, o sus, o aspiran a ello. Ha fallecido Adolfo Marsillach
que para mí le tocó actuar en una época en la que esta sociedad
decidió instalarse en la uniformidad de la civilización, bien que
22/01/2002.
conjurando sus demonios tradicionales, bien adaptando otros, bien
que expulsando a los más zafios. Época de la dictadura y paso al
desarrollismo y restablecimiento a continuación de un sistema
democrático de gobierno.
Por cierto, dos desapariciones en corto tiempo de sendos
figurones de nuestra cultura oficial: Cela y Marsillach. El primero
más universal, por lo del Nobel; el segundo, muy entrañable para
muchos, pues ejercer como actor acerca sentimentalmente, creo.
En este caso, también se daba en la figura de Marsillach una
vehemencia de la España progresista, esa entelequia que
históricamente resucita para eclosión de varias generaciones que
acaban desengañadas y agostadas como ese jardín que en la
canícula se le niega el agua. Aunque bien es cierto que en el
mismo desfallecimiento florecen los espabilados. Por cosas como
ésta siempre habrá actores histriónicos.
Marsillach, como Cela, son caras que nos pone el tiempo,
ése que dice que se va a quien quiera escucharle, aunque
finalmente uno acaba por prestarle atención. Volviendo a los
demonios, hay el que gustará jugar con las dos caras, las de las dos
España que nos resucitan. Dirán que Cela representa a una y
Marsillach a otra, pues el cómico dio la cara por los socialistas de
la hornada de Felipe González. A comienzo de la semana el
Partido Popular bien que ha tratado de retratarse junto al cadáver
del escritor enterrado en Iria Flavia.
Nada es extraño. La cultura necesita al poder; éste alimenta
la cultura para que cante su gloria, comenzaron a hacerlo los
tiranos en la Grecia preclásica. El común dirá: sin novedad en el
frente.
Los totalitarios son pésimos pintores, por tozudez. No
se está hablando aquí de arte, sino de ideas. Las mentes totalitarias
tienden a pintar un cuadro social idílico que, por tratar con la
libertad, resulta imposible de contrastar con la realidad. Es
entonces cuando proceden a eliminar todo lo que no conviene, en
honor del cuadro. La ingeniería social totalitaria tiende a caer en
este tipo de estupidez, que tantas víctimas ha causado a nuestra
especie.
Sabino Arana imaginó un paisaje vasco cual paraíso étnico.
Los que quieren ver el mundo con sus ojos se empecinan en
retocar continuamente el cuadro para que la realidad no lo coloque
en el lugar correspondiente en la historia de los pensamientos poco
lúcidos, ese apartado dedicado a las abstracciones totalitarias.
La sociedad española, que lo sufre, tiene un problema y es
que en la sociedad que integran los vascos no hay democracia. No
la hay no porque no haya instituciones que traten de ejercerla y
una Constitución y un Estatuto para ponerla en pie diariamente por
parte de todos. No la hay porque unos totalitarios quieren imponer
su única pintura social.
También es grave que esas mentes totalitarias estén
divididas en dos familias. Una trata de imponer su país vasco
ideado eliminando al adversario, a los que le gusta el estilo
románico, el gótico o el impresionista. La otra trata de imponer su
país vasco ideal imponiendo nacionalismo desde el poder al que
han llegado con el apoyo aproximado de la mitad de la población
que vota su gobierno autónomo.
Los que no tienen una idea del país vasco, más bien de una
sociedad abierta y plural, con sus contradicciones y luchas
sociales, no caben en el cuadro de ninguna de estas dos familias.
23/01/2002.
Todos los representantes políticos no nacionalistas en el
Parlamento vasco tienen que estar protegidos. Lo mismo sucede
con los concejales de los municipios. Esto no es una idea, es un
hecho cruel.
Memoria sin venganza. La historia, que muy fácilmente
se transforma en arma arrojadiza contra el recuerdo, debería ser un
instrumento educativo que contribuyera a la construcción del ser
digno al que aspira la persona. La historia entonces sería el
alimento de la memoria. Hoy se recuerda que hace 25 años
asesinaron en el despacho de la calle de Atocha, de Madrid, a
varios abogados laboralistas del sindicato Comisiones Obreras.
Asesinados por tres individuos con ideas ultramontanas, que no
están ahora en la cárcel por el delito. Estos asesinatos fueron, en
cierto sentido, la gota que colmó el vaso de las vacilaciones y
abrió la puerta a la actual democracia española.
Aquella sociedad y la actual son muy distintas, ni siquiera
intercambia con pesetas; aunque los demonios, éstos están a la que
salta, como ciertas tendencias al autoritarismo, véase el
caudillismo que muestra sin mostrarlo el actual presidente del
gobierno, José María Aznar, quien por encima de su partido va a
ser el que designe sucesor, hecho que, por lo demás, parece no
despertar ninguna alarma social, término al que se nos ha
acostumbrado en los últimos años a través de los medios de
comunicación. También está ese otro demonio de solucionar
problemas con la violencia, los asesinatos de ETA.
Aquella sociedad cultivada en el miedo y la esperanza
aprobó una Constitución, que fue la puerta que abrió precisamente
el deseo de vivir mejor, con justicia, en libertad y olvidando el
24/01/2002.
pasado, con todas sus consecuencias. Borrando la memoria
voluntariamente, experimento social que a veces chirría en la
sociedad presente. Se consiguió una Constitución con la lección
aprendida del sufrimiento de generaciones y con el añadido del
consenso entre los representantes de ideas en muchas de sus aristas
tan contrarias entre sí. Ese consenso parece haberse perdido en
estos tiempos, cuando se aprueban leyes, como la de ordenación
de las universidades. En cuanto a lo de vivir mejor, muchos se la
saltan, quizá por problemas con la memoria de todos.
Claro que la Constitución no es dogma. Se entiende
que una constitución es una suma de reglas del juego. Claro que
las reglas del juego pueden cambiar, dado que deben estar al
servicio de una sociedad democrática. Curioso el hecho de que los
conservadores sociológicos que no querían nuestra actual
Constitución, de hecho ninguna que sustituyese al Fuero de los
españoles, ahora sean tan reacios a retocarla, otorgándole el
carácter de dogma.
Cuestión delicada la del retoque, aunque bien es verdad que
los asuntos vivos de la persona requieran una actualización con
perspectiva; todos sabemos que las casas históricas y hermosas
necesitan puntualmente arreglo y adaptación, sin tener que
derruirlas por el mero capricho de un nuevo esteticista. La
Constitución tendrá que adaptarse a la sociedad que no sólo ya no
comercia en pesetas, a la que también le sienta bien su
organización autonómica, por lo que se puede ver tras la
experiencia de años.
Claro que a los caudillos no les gusta quedarse sin acólitos
ni territorios sobre los que gobernar e iluminar con su verdad
25/01/2002.
absoluta. Sospechosamente circula en las últimas semanas previas
a este congreso triunfal del Partido Popular, que nos martilleará las
mentes este fin de semana, un nuevo concepto: “patriotismo
constitucional”.
Las palabras no aventan los miedos. Con el tal patriotismo
no se va a acabar con la violencia que ETA produce ni en el País
Vasco se avanzará hacia la democracia y la libertad. Con la
Constitución como instrumento sí se puede intentar, aunque haya
que adaptarla. Lo importante es que los terroristas se rindan y que
las fuerzas políticas y sociales compitan democráticamente para
alcanzar sus objetivos políticos, sea estado separado, federal o
autonomía.
Lo escrito está muy bien siempre que, como prioridad
absoluta, se venza a los terroristas. Los únicos compañeros de
viaje para los nacionalistas son aquellos que respetan la vida y la
dignidad.
El tiempo político es humo. No hace muchos años, en
plena euforia de incorporación a lo moderno, escuchábamos a los
socialistas sostener que gobernarían un cuarto de siglo, al menos.
El Partido Popular acaba de escenificar su congreso, también en
loor triunfal, y se las prometen gobernando con la vista en
horizontes lejanos. Claro que previamente, en nuestro sistema
democrático, hay que pasar por las elecciones y hay que contar
también conque la humanidad es una rama torcida y conque el
aleteo de una mariposa puede provocar un terremoto. La política,
por lo sabido, ni es ciencia ni es exacta, aunque requiera destreza y
sabiduría.
28/01/2002.
Dicen los voceros que la derecha tiene cuerda para rato, tras
el espectáculo del fin de semana. Una vez colocados los
profesionales de la gestión del PP continúa la lucha por suceder al
jefe y a los que habrán de mandar, siempre con la premisa de que
continuarán ejerciendo el poder del estado. Todo un espectáculo
que los medios nos irán ofreciendo puntualmente como eje central
de lo que se entiende por vida política. ¿Por qué ellos asumen el
protagonismo de ésta?
Evidente, los ciudadanos delegamos e incluso entregamos la
gestión de nuestro destino. No nos ha de extrañar, pues, que la
vida política se entregue a aplicaciones de mercadotecnia. Ésta es
una técnica, mientras que la gestión de la vida pública es la
administración de un destino.
Sobrevolando la ópera de la felicidad del jefe y sus acólitos,
tele voceada como el gran espectáculo del fin de semana, a la
altura de las dramatizaciones deportivas de la Liga profesional;
por encima de la escenificación está en juego el destino de nuestra
sociedad, bajo la alternativa que dice proponer el PP.
Da la impresión de que su propuesta es continuación del
camino del uniformismo moderno que, en la época democrática
iniciara la Unión de Centro Democrático y continuara con gran
impulso y entusiasmo el Partido socialista; sólo que cada vez más
la sociedad nuestra está más domesticada. Da la impresión,
observando los hechos, que dejar que nos hagan es cómodo y
rentable. Un sino conformista empuja a consumir y callar, cual
culto hedonista que obliga a aceptar todo.
No sorprende la ausencia manifiesta de temor frente a tanto
dejar hacer, no sea que nos acaben negando como ciudadanos,
mientras seamos votantes-consumidores. Claro, que el tiempo
político es humo y los sueños, de los que ejercen el poder, sueños
son.
Precisamente los sueños son los que acaban empujando a las
personas. ¡Qué contradicciones!
En Lagos, Nigeria ha estallado un polvorín, como cuando en el
Cádiz de la posguerra. Muchos cientos de personas han muerto.
Estas catástrofes ocurren en África, la olvidada. Pero se siguen
vendiendo armas para que se defiendan; mejor dicho, que se
maten.
Soñar para vivir. Quizá la vida sea ese accidente cuyo
único sentido sea el de perpetuar al ser vivo, quizá. Observando la
historia y el entorno se comprueba esa necesidad que tiene la
persona de soñar para vivir. ¡Cuántos disgustos nos dan los
sueños!
El sueño, esa forja de un destino. Es curioso contemplar en
qué medida se pierden los sueños en tanto ganan terreno las
alucinaciones, cuando se manejan los grandes números. Estas
últimas, de la mano de la tecnología. El caso es que la persona
puede volar en la red de redes, viajar desde el saloncito burgués o
ese miserable cuartucho que está al margen mediante la
parabólica. El caso es, también, que da la impresión de que en las
sociedades opulentas se sueña poco.
El sueño del que aspira a lo que será con lo que es ya. El
sueño de una especie digna que respete su entorno, sin olvidar las
otras especies. En las sociedades de la opulencia parece permitirse
soñar tan sólo a los adolescentes, en tanto no hayan caído en las
alcantarillas que arrastran las aguas turbias de las ilusiones, y
29/01/2002.
siempre que sus sueños sean digeribles: más productividad, más
consumo, más riqueza. En las sociedades pobres el sueño de las
personas es una pesadilla por la supervivencia.
El sueño del hombre racional de antaño ha devenido en una
persona alucinada, que no sueña: produce, y cuando descansa lo
hace para que otros produzcan: una rueda de esclavos alucinados.
Mientras el Quijote alucinado es calificado de loco, la persona
alucinada es un diosito consumidor y muy respetado.
Quien no necesite un sueño, que levante la mano. Todos los
necesitamos. Sueñan los artistas; sueñan los científicos; lo hacen
los políticos ambiciosos. Son los sueños que aspiran. Los
opulentos ciudadanos suelen alucinar, bien con el triunfo en una
profesión, con el mejor hogar o el superpotente automóvil seda en
el tacto, con los objetos diversos o cachivaches. La vida alucinada
del alienado.
El gran jefe quiere guerra. Nadie se atreve a decirle un
par de cosas a ese loco que anda suelto afirmando que su país ha
iniciado una guerra contra el terrorismo que, por supuesto, va a
ganar, y que va a levantar la economía de sus conciudadanos
fabricando armas. El discurso a la nación del presidente
norteamericano George Bush junior es un buen ejemplo de la
retórica belicosa en nombre de la paz.
Los opulentos ciudadanos de occidente debemos
permanecer tranquilos, pues: el imperio vuelve a contraatacar
contra las fuerzas del mal, en esta nueva centuria encarnadas en
lunáticos espiritualizados dispuestos al sacrificio en nombre de ese
dios que tantos quebraderos de cabeza ha dado a nuestra especie
30/01/2002.
desde el primer día en el que un homo sapiens levantó la cabeza y
se puso a idealizar el más allá. Sus motivos tendría.
Bush cual zarza ardiendo es el representante de los
alucinados, alucinado él mismo, quizá por esto mismo ninguno de
los alucinados representantes de la alucinación planetaria le pueda
aconsejar que lo de la guerra es el peor negocio de la persona y
que vivir de la misma trae fatales consecuencias para la salud.
También el presidente norteamericano se ha dado la pasada
madrugada un baño de autosatisfacción, como lo hiciera el último
fin de semana el presidente español, el líder de la derecha Aznar.
Uno ve sus caras en esos momentos y contempla la verdad
personificada, algo ciertamente horroroso de mirar, pese a la
maquillada realidad de los medios de comunicación de masas.
Con la potencia del imperio los opulentos ciudadanos tienen
asegurada la vivencia, no importa que la mala conciencia apeste
sólo en las cloacas, mientras los criminales que aterrorizan cuentan
con el gran argumento para matar en nombre de dios. Claro que
dios también está con Bush, dirige su lucha contra el mal, y en la
confianza en dios se asienta el poder del dólar. Amén.
Dos diferentes miradas al mismo mundo, como aquél
que lo constató literariamente, la que tienen las dos cumbres
reunidas en Nueva York y Porto Alegre para proponer alternativas
a la marcha de este Planeta que da la impresión no gobernamos
con el debido respeto. Los de la capital norteamericana son ricos,
los de la ciudad brasileña son pobres. Es una forma de hablar.
En este caso, escribir, dado que los expertos –unos 3.000–
que suelen reunirse anualmente en Davos (Suiza) contemplan la
situación desde la riqueza, para incrementarla, tratando que en el
31/01/2002.
camino no se queden muchos hambrientos, que se quedan. Los
otros expertos pretenden contemplar la situación desde la pobreza
con aspiración a una riqueza bien repartida entre toda la especie.
Ni mucho menos hay que pensar que unos son los buenos y los
otros los malos o viceversa.
Usted y yo tenemos distinta concepción del mundo, eso es
lo que realmente sucede. De un mundo que es el mismo para
todos, pero del que unos pocos, los menos, disfrutan, y otros, los
más, tienen que soportar en condiciones lamentables. Como el
mundo ha devenido en global, sobre todo para sus ciudadanos
ricos, ya no hay fronteras para explotar descaradamente lo que sea
y a quien sea ni, por supuesto, para ubicar fronteras tras las que
esconder las miserias.
Los ricos no van a renunciar a perder el control de la
riqueza. Esto es seguro. Los pobres quisieran renunciar a su
pobreza. Esto también es cierto. Lo demás será análisis y
profundización del conocimiento, que es lo que se hace en
cumbres como las dos referidas, de las que tendremos noticias
estos días.
Pero entre tanto el gendarme del Planeta libra su batalla
contra el terrorismo, concepto en el que se está viendo que
incluyen no sólo a los asesinos de Al-Quaeda y de otras
organizaciones violentas que han atentado contra intereses
norteamericanos, también a los discrepantes de cualquier género,
aunque insistan en el mal reparto de la riqueza.
Insisten en su ceguera, una tal muy particular, pero es
que ese dios, cuando se apoderan de él unos cuantos, cuánto daño
hace. Ahora es un sacerdote –burócrata del dios católico– el que se
01/02/2002.
declara públicamente homosexual, lo cual además es una buena
vitamina informativa-espectacular para la Sociedad Española de
Radiodifusión y uno de sus hombres mediáticos –los que tienen
que competir por las audiencias–, Iñaki Gabilondo.
La Iglesia acoge al pecador, en este caso el cura al que le
gustan los hombres y, además, confiesa que no cumple con el
celibato. Lo acoge, pero él no sólo está en pecado mortal, con el
tiempo veremos sanciones burocrática, dado que se ha saltado las
reglas a la torera. Me llaman la atención las declaraciones a la
cámara de una catequista, cómo lo podrá explicar a los
catecúmenos, los mismos que han comulgado de la mano del
pecador. La comprendo.
El que se adentra en los berenjenales de la fe acaba en
alguna ciénaga. El sexo es una ciénaga de la Iglesia, la que se
dirige desde el Vaticano. Sufren por unas tonterías…, aunque en
realidad habría que decir que hacen sufrir; cuando las cosas del
sexo…, pues provocan más de algún quebranto, que en otras
especies se resuelve a testarazos y que en la nuestra, por aquello
del intelecto, se desarrolla como cada cual le da a entender,
aunque la Iglesia y las otras iglesias tratan de intermediar para que
el sexo sea productivo mediante el matrimonio, que cotiza a
Hacienda y es una figura jurídica contra la que pueden actuar los
bancos.
Este sacerdote, que trabaja en Valverde del Camino
(Huelva) hace bien en decir lo que siente; quizás su problema es
que no esté en el sitio adecuado, en este caso la organización,
aunque si lo que lo mueve es la fe en ese dios justo, equilibrado,
honrado y etcétera, con su jefe se las compondrá, el Papa que días
atrás ha conminado a los hacedores de justicia terrena que no
disuelvan el matrimonio. Topó con la Iglesia.
¿Para qué crecer? Pensemos en el caso de esas grandes
ciudades cuyo crecimiento no parece tener fin, cada vez más
atractivas para el capital, para las personas y para problemas cuya
difícil solución engendra nuevos problemas que, a su vez, hacen
más compleja la realidad. Urbanistas y sociólogos, entre otros
sabios de la sociedad, expresan ideas sobre el hecho, mas parece
constatarse que la sensatez no prospera en la opinión. Entiendo por
sensatez decir que una macrociudad es una barbaridad inhumana.
A partir de esta posición es cuando se puede analizar y
proponer al capital y a los responsables sociales modelos de
organización que no pasen por la aglomeración. Sigue siendo
asunto de expertos.
Bien es cierto que el común español y de la China tiene
claro que lo pequeño es más hermoso, aunque sea menos útil para
comer; o sea, que como el terruño de uno nada hay, aunque la
necesidad obliga muchas veces a emigrar para sobrevivir con el
pan nuestro de cada día.
Ahora bien, la expresada especie de maldición bíblica poco
se corresponde con una sociedad desarrollada, como se supone es
la nuestra, en la que el reparto de capital, tecnología y la
explotación racional de los recursos naturales deberían servir de
estímulo social. Sin embargo, se constata que la España interior se
va quedando despoblada, en beneficio del litoral y de las grandes
ciudades, porque la gente quiere vivir mejor, dentro de los
esquemas de la sociedad de consumo. A su vez las más grandes de
las grandes ciudades, Madrid, Barcelona, también acogen a una
población que emigra de sus países de origen, buscando lo mismo
que la nacional.
Ante esto último se tratan de imponer medidas policiales de
contención. Ante lo primero, se es cicatero en el reparto de la
04/02/2002.
riqueza y de los recursos del país, aunque con las autonomías se ha
dado un salto de gigante con botas, pero da la impresión de que el
espíritu del tiempo liberal capitalista prefiere masas desarmadas y
problemas imposibles.
Los nuevos habitantes que pueblan una gran ciudad
como Madrid, ahora mismo en esta primera generación madura,
reproduciéndose, dejándose ver en los puestos más bajos de esa
quimérica escala social. En no mucho tiempo mi país también será
una sociedad multirracial.
En el entretanto, balbuceamos. Convive el rechazo con la
integración. En la Puerta del Sol madrileña se dejan ver
ecuatorianos, colombianos, peruanos, filipinos, chinos, moros,
eslavos. Los que resistan y se reproduzcan entre nosotros traerán a
este suelo una segunda generación que será española, que
mamarán de nuestra forma de ser y estar y aportarán la suya; esto
es evidente, lo que resultará está por ver.
Los conflictos ya están; el más inmediato, contener la mini
riada de los que quieren incorporarse a la sociedad del consumo,
huyendo de la indignidad del hambre. La contención policial es
una medicina política que evolucionará conforme a los votos que
aporte la represión o la mano tendida; sólo que ahora no basta la
voluntad de un estado, el nuestro, sino la disposición de la Unión
Europea.
El cotidiano, el que provoca la convivencia de culturas, de
lenguas, de religiones, en los casos del Islam y el budismo. Las
suspicacias por el empleo, en una sociedad muy competitiva y
muy deshumanizada, entendiendo este humanismo como un
idílico trato social aldeano en el que todos se conocen. La
05/02/2002.
educación en valores unitarios, los nuestros occidentales e
influidos por el catolicismo. La seguridad, cuando lo otro provoca
desconfianza y temor, cuando ese otro que ha atravesado el
desierto, que ha cruzado clandestinamente el Estrecho de
Gibraltar, no encuentra el paraíso y roba para sobrevivir, o para ir
a la cárcel y que no lo deporten camino del infierno.
Somos una sociedad integrada en los conflictos de la
modernidad, menos mal.
Los daños sin pretenderlo que ocasiona la televisión
para los grandes públicos-privados, que son disimulados por los
propios medios de comunicación que atienden al negocio del ocio,
además del de la manipulación política.
El ocio de las masas aisladas se alimenta de violencia
virtual, sexo virtual, de valores antisociales virtuales, como un
suero que amodorra tras el cansancio de la jornada, o durante el
hastío de un largo día para el que no tenga nada mejor que hacer,
sea parado, jubilado o ama de casa. Realmente hay muchas cosas
que contemplar y desarrollar a lo largo de un día despierto, si se
quiere, pero hay que tener voluntad, ésa precisamente que anula la
pantalla de un televisor.
Los contenidos de una televisión producida para embrutecer
son los causantes, no el medio tecnológico, que ha revolucionado
nuestra forma de ser y estar en el Planeta.
Parece como si la persona no quisiera ser protagonista de su
destino.
El caso es que tanto la televisión al servicio público como al
privado se rige por las grandes audiencias, según las cuales lo que
no contemple una gran multitud de consumidores privados en un
05/02/2002.
mismo período de tiempo no merece la pena de programarse, dado
que los programas de televisión son caros, el mantenimiento de la
institución es enorme y su forma de alimentarse son los ingresos
por publicidad: a más espectadores, más publicidad.
Ley económica perversa en sí que no creo nadie sepa a
dónde conduce, a la vista del más increíble todavía a los que nos
van acostumbrando los programas espectaculares de la televisión a
las horas de mayor audiencia. Ley del circo, también ahora
pervertida.
¿El daño? Un acostumbrarnos a asumir la violencia y la
desvalorización de nuestro comportamiento como especie,
apreciando por sobre todas las cosas aquellas superficiales que
traen infelicidad.
El gran negocio de la guerra es el que parece haber
puesto en marcha el país emperador, tras conocerse el presupuesto
de los Estados Unidos para el nuevo ejercicio, con un incremento
de la partida militar que ha levantado murmullos en otros estados
amigos y ha hecho sonar la alarma para las mentes que aún
apuestan por que todos los hombres seamos buenos, es un decir.
El presidente norteamericano Bush junior declaró la guerra
al terrorismo, y en esas estamos, y trata de dar base al desarrollo
económico de su país comprando armas a sus fabricantes, una
industria poderosa cierto es y nada oculta, enriqueciendo un
ejército ya rico de por sí y gastando a lo loco en investigación para
obtener armas más destructivas, aunque se construyan menos
viviendas para norteamericanos menos afortunados o se cierren
escuelas públicas para los que corren el riesgo de quedarse al
margen de la opulencia, total…
06/02/2002.
Dicen los expertos que esta carrera armamentística en
solitario puede provocar el que todos nos volvamos locos; que los
otros estados se tengan que lanzar a gastar en armamento también,
con la lengua fuera tras el emperador que, con su política
unilateral, quiere tener más imperio que hasta ahora, aunque lo
haga en nombre de todos los que quieren libertad. No parece
convencer el que haya un gendarme de la cachiporra, aunque sus
intenciones tengan la retórica de la bondad.
Lo lamentable es constatar una vez más que la locura no
hace distingos. El presupuesto armamentístico que ha presentado
Bush es un escándalo, porque es un peligro para la especie, la
nuestra. Los supuestos conspiradores de las fuerzas del mal tienen
que estar contentos, pues no solamente los toman en cuenta como
enemigos, también comprueban como la maldad triunfa en la casa
del otro. La prosperidad en manos de los hombres armados. El
hedor de este Planeta sube de gradación. Shakespeare hizo que
dijera uno de los suyos que algo olía mal en Dinamarca; puede que
al final todos seamos daneses.
Las olas de la información arrasan las playas y la
resaca deja una plancha de arena cristalina inmediatamente
absorbida, instante en el que el poder impone su criterio, de
antemano establecido. Estos días es la propuesta de implantar
exámenes objetivos en los estudios de secundaria, lo que trae a
muchos el recuerdo de una lejana reválida. El corral se alborota y
los periodistas que opinan lanzan al aire sus pensamientos, en
tanto que la oposición socialista despotrica de inmediato y ofrece
el santón de Franco a las mientes.
07/02/2002.
El gobierno central está en su obligación de adoptar
medidas para todo el territorio, contando con quien tiene que
aplicarlas: los gobiernos autonómicos, si no se quiere acabar
tarumba. Pero previamente hay que acordar qué es lo que falla,
cómo, cuándo y el porqué, antes de recibir una andanada de
artillería interesada por quien ha decidido adoptar medidas. Lo
sencillo es así de complicado.
La educación es la tarea esencial de toda sociedad; pasa por
aprender a convivir y uno de sus ramales conduce a las habilidades
y maestrías para la supervivencia, lo que los tecnócratas y
sindicalistas llaman mercado laboral.
El gobierno central, con datos estadísticos que debieran
servir para abrir el debate social, sostiene que el sistema educativo
básico está fallando, afirmación que conecta con un sentir, como
hay otros en esta sociedad que prefiere dejarse hacer. Así vemos a
muchachos insolentes, cualidad la de la indolencia propia de la
juventud, patinando muchas veces en los conocimientos
tradicionales, en una sociedad vertiginosa en la que diez millones
de personas se emboban ante el televisor viendo a unos jóvenes
cantantes que quieren triunfar; vemos a unos maestros
desengañados, desmotivados y hasta temerosos, como la mayoría
de los trabajadores por cuenta ajena, esclavizados por la
productividad que exige el sistema.
Adoptar medidas en la escuela es fácil. El educar es asunto
mayor.
Contra los jóvenes; ideología judicial y justicia. Hay
cierto tufo contra cierta juventud entre los columnistas y
comunicólogos patrios. Comenzó días atrás con el anuncio
12/02/2002.
gubernamental de una futura legislación sobre la calidad de las
enseñanzas medias, resucitando la palabra reválida; continuó
inmediatamente con la pescadilla que se muerde la cola del
fenómeno del botellón en las ciudades. Aquellos jalean
mayoritariamente al poder para que tome medidas.
La tendencia de cualquier poder es a tomar medidas, es lo
más simple, aunque no conduzca a solucionar la cuestión
demandada, si bien la mentalidad conservadora se sentirá
satisfecha, al menos en un primer momento, porque se han
adoptado medidas coercitivas, dado que el poder ha de demostrar
que manda.
Los jóvenes son rebeldes y no estudian y, además, se
emborrachan durante las noches de los fines de semana en sitios
públicos, alterando la vigilia de los vecinos y ensuciando parques,
plazas, calles y cualquier rincón en el que la tribu masiva decida
acampar. Es de lo que les acusan. A los jóvenes mano dura, parece
ser el mensaje que ahora predomina, tras años en los que su
proceso de socialización parecía encaminarse a través de una
comprensión que, en no pocas ocasiones, ha caído en el dejar
hacer de familias y escuelas.
Una sociedad desquiciada ésta, la del culto a la
productividad, la competitividad, la opulencia e hipocresía como
religión no confesional, que quiere meter en cintura a la juventud,
los cachorros, que por naturaleza son rebeldes; el caso es que no
tiene cintura. Sin embargo, tiene que tenerla.
Esos valores de la convivencia que en tantas ocasiones el
propio poder desprecia, con las cámaras de televisión presentes,
para difusión cínica del aquí mando yo. Los rebeldes se suelen reír
de estas cosas, aunque ellos también sientan la angustia del
naufragio. Bueno, les toca ahora a los jóvenes, como también les
toca a los inmigrantes o a los trabajadores que tienen que aceptar
las condiciones leoninas del mercado: ¡pa seguir tirando!
Claro que de hipocresías está el mundo lleno, vete a saber si
gracias a las mismas se puede convivir, después de todo. El caso
es que a un juez se le pide que juzgue con conocimiento y
objetividad, que aparque a un lado sus ideas: nada de ideologías.
Ahora bien, se elige a los integrantes del Consejo General del
Poder Judicial, órgano que gobierna a los jueces, y de otras
instancias jurídicas, por su ideología. Los eligen las elites de los
partidos que tienen poder. Éstos sí tienen ideología e, incluso, se
les exige que la tengan.
Anda revuelto últimamente el gallinero de los jueces
españoles. ¿Los encargados de impartir justicia son justos?
Pregunta difícil; terrible respuesta. En el ánimo popular está la
frase: Pleitos tuvieres.
Se demandan jueces que sean imparciales y no tengan ideas,
lo cierto es que hay jueces conservadores y progresistas y ejercen
su ideología para que el engranaje social se perpetúe.
El asunto de la justicia es asunto del poder, en su versión
civilizada; cuando se emplea el ejército, como lo está haciendo
Estados Unidos en Afganistán, mueren personas, a las que se
entrega directamente a la justicia divina. Dicen ahora que las
víctimas civilices de los bombardeos podrían ser 8.000. Dicho así
es una cifra, podrían ser más, o menos, el caso es que han muerto
por estar en el lugar inadecuado en el momento inoportuno. No es
un chiste, se trata del resultado de la crueldad en nombre del
humanitarismo.
Parte de esta crueldad se ha comenzado a juzgar hoy en el
Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, con
Slobodan Milosevic acusado de crímenes contra la humanidad en
Kosovo, Croacia y Bosnia. Por primera vez un ex jefe de estado va
a tener que rendir cuentas y solicitar justicia, por supuesto.
Niños soldados y el cuidado del cuerpo para el capital.
Es un dato reconocido oficialmente, o sea, que del Guadiana
oculto nada se sabe: 300.000 mil niños son soldados en las 40
guerras contabilizadas actualmente en el Planeta. Este hecho
mueve el Protocolo sobre la implicación de niños en conflictos,
que España todavía no ha firmado. Leo en una noticia de agencia
que este tratado, “firmado por un centenar de países, prohíbe la
incorporación a filas de menores para cualquier tipo de tareas en
conflictos bélicos. Sin embargo, el acuerdo autoriza el
reclutamiento de mayores de 16 años por parte de ejércitos
regulares si es «genuinamente voluntario» y con la condición de
que no participen en los combates”. Algo es algo.
Nuestra especie sufre una particular manía de explotar y
aniquilar a los más débiles. Estas guerras se desarrollan
cotidianamente en lugares que no figuran en las agendas de los
grandes medios de comunicación, por lo que no vemos a estos
niños, salvo en contadas situaciones, que se ofrecen como
espectáculo para el consumo de la información. Una especie que
no respeta, al menos, a sus crías tiene un futuro sombrío.
No es poco tener que mantener ejércitos, dada la
comprobada incapacidad de gobernarnos con justicia. Emplear en
los mismos a niños debería ser catalogado como un acto de
cobardía por parte del mando. Si casi siempre el soldado de
reemplazo es enviado al frente sin saber el porqué del peligro al
que es sometido, cómo se puede enviar a matar a un niño que está
aprendiendo a vivir.
13/02/2002.
Todas las guerras son desastrosas. Puestos a incrementar el
desastre con torturas dignas de la edad media, de las que se acusa a
Slobodan Milosevic en La Haya, la utilización de niños como
carne de cañón y a su vez asesinos que juegan con fusiles que
matan de verdad también debería ser un crimen contra la
humanidad. Ésta es nuestra especie.
Hay que ver lo rápido que se asesina y lo que se tarda y
cuesta en hacer justicia. Dos años de juicio hasta que se conozca la
sentencia que afrontará Milosevic. Hay que temer que éste es
demasiado tiempo para los medios de comunicación que necesitan
alimentar espectacularmente la actualidad. Milosevic ¿cabeza de
turco? Hay muchos como él esperando su turno, en este caso, de
ser detenidos y juzgados por un tribunal internacional de justicia al
amparo que otorga la dignidad de la Declaración universal de
derechos humanos.
La derrota es habitual en quien quiere caminar derecho por
los trayectos de la humanidad rama torcida. Una empresa, Body
Shop, tiene una cadena de tiendas dedicadas a vender productos
para el cuidado de nuestros cuerpos. Lo interesante de la cadena es
que nació para hacer negocio dentro de un comportamiento ético,
apoyando el desarrollo sostenible y manteniéndose respetuosa con
el medio ambiente. Ideas conmovedoras y que deberían ser
irrenunciables.
Body Shop ha lanzado la toalla al cuadrilátero del
capitalismo. A partir de ahora la ética, el desarrollo sostenible y la
ecología deberán arrodillarse frente a la cuenta de resultados.
Hemos empezado el siglo con vendavales que azotan
hermosas ideas. Del fenómeno no se sabe todavía si es un efecto
cíclico de reorganización y contraataque de los poderosos mirando
hacia atrás que en el mundo han sido, o un nuevo paso atrás para
tomar impulso y dar dos hacia delante –metáfora de la que se
sirvió la doctrina del leninismo para implantar una dictadura
exportable en Rusia–, en ese camino de la especie para arañar
grados de dignidad. Azotan tales ideas tratando de arrancarlas de
cuajo, como esas palmeras ladeadas por el huracán.
Por esto no hay que ser pesimistas, más bien optimistas
informados. Los ciclos se repiten. Los señores de la guerra
mandan ejércitos. El dinero virtual vuela por la red de la
globalización. Las hermosas ideas renacen con la primavera. El sol
sale para todos.
La justicia del vencedor es un tema tan antiguo como el
de la existencia de los imperios. Se juzga en La Haya a Slobodan
Milosevic y el acontecimiento alegra a los que pensamos que
individuos de esta calaña, asesinos por inducción, conductores de
sus pueblos respectivos hacia la catástrofe, tienen que rendir
cuentas ante los conciudadanos de la Tierra. Pero también
preocupa que el tribunal lo imponga e integre el vencedor, que no
hay que olvidar que usó también la violencia para imponerse.
En una guerra todos los contendientes tiran piedras y, al
final, juzga el que gana. Esto todos lo sabemos, está grabado en la
herencia de la cultura de nuestra especie. Dejemos de lado el
asunto de quién escribe la historia y centrándonos en el tema de la
justicia reconozcamos que ésta debe ser imparcial. ¿Puede ser
imparcial un tribunal nombrado por el que ha ganado?
Los presos talibanes y / o miembros de Al-Qaeda presos en
la base de Guantánamo no tienen tribunal por el momento –
tampoco se ha hecho público cómo juzgarlos, sigue la confusión
sobre qué ley aplicar–. Por lo tanto su situación no está
15/02/2002.
garantizada, como puede ser el caso del ex presidente yugoslavo.
Esto es un argumento manejable por los que quieren tener buena
conciencia, cuando existen dudas sobre la justicia que se pretende
ejercer.
Los que queremos que los salvajes sean juzgados
manejamos más interrogantes. En manos de la justicia
internacional del tribunal de La Haya ha caído la cabeza de turco
de Milosevic, que contraataca en defensa propia testificando que
sus vencedores también han cometido atrocidades contra su
pueblo. No hace tanto tiempo escapó de Londres el que fue
dictador chileno, Augusto Pinochet, bautizado con nombre
acuñado para el mando supremo. Algún asesino y torturador
argentino con uniforme anda todavía en libertad. El presidente
israelí, Sharon, comenta pensamientos y da órdenes que ponen los
pelos de punta en el interior del hogar opulento, frente al televisor;
órdenes que hacen sufrir y matan a sus enemigos palestinos. A Bin
Laden, el primer demonio del milenio, se le busca vivo o muerto.
Asimismo, existen señores gobernantes que tienen sojuzgadas a
las personas con las que deben compartir dignidad y riquezas –si
éstas son del género femenino sufren además las consecuencias de
una inferioridad impuesta por el animal que se escuda en dios–;
señores a los que no se persigue porque son amigos del imperio.
La estrategia y el interés del estado suelen estar reñidos con la
justicia internacional.
El hecho de que el Tribunal Penal Internacional para la
antigua Yugoslavia lo promueva y reúna los vencedores permite
decir a Milosevic: y tú también. La hipocresía es un clima:
Milosevic acusa a las fuerzas militares de la Alianza del Atlántico
Norte (OTAN) de matar a víctimas serbias que, en aquellos partes
de guerra, se calificaban como “daños colaterales”; exige que sus
causantes también sean juzgados. ¿Le asiste la razón?
Milosevic tuvo un plan estatal étnico, que muchos sobre los
que gobernaba apoyaron; éste requería que los que no fueran de la
presunta raza serbia desaparecieran del mapa; en el caso de que se
resistieran, eran terroristas. Milosevic también ha mostrado su
orgullo por haber combatido al terrorismo. La OTAN asimismo
tuvo su plan, acabar con los mamporreros en nombre de la
supremacía racial, desde el aire, con bombas inteligentes
manejadas por personas que no lo son tanto, o simplemente con
bombas destructivas dirigidas hacia los objetivos por profesionales
disciplinados que cumplirán siempre órdenes.
Un tribunal justo no permite la venganza ni la contempla.
Un tribunal internacional que juzgue aquellos crímenes que se
produzcan contra nuestra especie no debe depender del interés y
estrategia de Estados Unidos, de la Unión Europea o del amo de
turno.
Tic de rico; en nuestro caso, de nuevo rico. Hace unos
años, no tantos, se observaba desde aquí cómo en Alemania se
manifestaban problemas con sus inmigrantes turcos o en Francia
con los que habían llegado desde Argelia o Marruecos. Eran
asuntos de las ricas tierras europeas, entretanto aquí se extendía la
mano hacia la Unión Europea, en demanda de la ayuda económica
necesaria para el desarrollo. Ahora ya tenemos en casa el conflicto
de la inmigración. Coincide en el tiempo con la segunda
legislatura triunfal del centro derecha político y con una oposición
de izquierda sin una expresión coherente para un colectivo que
quiere pensar y actuar en clave de progreso. En este tema de la
18/02/2002.
inmigración el país ofrece la imagen oronda y egoísta del nuevo
rico. El tic, digamos.
Hoy por hoy somos un país rico en un mundo globalizado
que camina hacia una sociedad cada vez más compleja
culturalmente, esto es un problema, claro que lo es, al que no
podemos enfrentarnos con las cuatro reglas del viejo hidalgo
castellano, modelo que bien sirvió a las novelas de caballerías y
también a las picarescas. El caso es que unos se empeñan en ser
catalanes, otros vascos o andaluces o mallorquines, y al mismo
tiempo gentes de fuera vienen atraídos con la promesa de la
riqueza que, como toda mesa de potentado, deja caer migajas. El
caso de la segunda generación de inmigrantes será otro, también
tendrán derecho a sentarse a la mesa.
El centro derecha llegó al gobierno haciendo hincapié en la
moderación, para no asustar, pero el español de derecha es
temperamentalmente muy viriato y la casta le salta en cuanto se da
cuenta que tiene mayoría absoluta en el Congreso de los
Diputados. Le gusta mucho lo del ordeno y mando en las
cuestiones domésticas, que es donde tiene poder, que fuera lo que
se estila es darse ínfulas. Han puesto los asuntos económicos en el
bando que les interesa y ha comenzado el tiempo de la moral. La
burguesía siempre ha tenido gran respeto a la moral…, del
dominador.
Los inmigrantes son un peligro potencial contra la moral y
las buenas costumbres. Ha aumentado la delincuencia y con
estadísticas en la mano echan la culpa a los inmigrantes.
Magnífica ocasión para sembrar el miedo. Hay quienes piensan
que una sociedad con miedo es más manejable, el presidente
democrático del imperio y el terrorista más malvado lo hacen. Es
una pena que se equiparen así, pero lo hacen.
Fátima, la niña de 13 años, marroquí, que se empeñó en ir a
un colegio de monjas en San Lorenzo del Escorial con el pañuelo
cubriéndole la cabeza, se ha convertido en otro peligro simbólico
para la moral. Topó con la Iglesia. Su caso ha puesto de manifiesto
otra vez que el español tertuliano habla mucho y piensa poco, por
este orden, primero hablar y después pensar si acaso. El caso es
que todas esas palabras que han creado, jaleado y formado
opinión, juegan con fuego. Las autoridades educativas han
escolarizado a la niña en un colegio público y se da por zanjado el
suceso.
La sociedad mestiza hacia la que nos dirigimos aquí y allí es
más problemática que la aldeana, cerrada y blanquita, pero como
nuevos ricos que somos nos escandalizamos por cualquier cosa.
Unos responden con argumentos barriobajeros y otros con
ilustrados, sin disimular el rechazo instintivo.
No hay buenos ni malos en este asunto, lo que hay es
mezcla y, a veces, explosiva. Hay actitudes de pura tozudez
humana que se enmascaran en la religión y en la cultura de un
pueblo, así como existen graves problemas que genera la cultura y
la religión que sirven de coartada para el comportamiento
incivilizado de ciertas personas.
Veremos caer algunas verdades a medias sobre la tolerancia
hispánica, que siempre fue éste un país de garrote vil. En fin, no
hay que perder la esperanza, aunque habrá disgustos.
Un interés muy interesado. Desde luego, puede que
hagan lo mismo que los otros partidos políticos. Sólo que, al ser
menos el personal, se les nota mucho más o como diría la voz
popular: cantan mucho. Andalucía sirve de escenario para un
19/02/2002.
partido nacionalista muy singular, es como una pequeña empresa
familiar de la que viven algunos. También como si de una
auténtica familia se tratara, de vez en vez las peleas producen
dolorosas separaciones, ante la mirada curiosa del paisanaje, en
una región muy suya, pero también con destacada apertura al
exterior. El último Partido Andalucista participa en el gobierno
socialista, permitiéndole gobernar, a cambio de ordenar sobre los
asuntos del turismo –la gran industria del territorio– y las
relaciones institucionales –éstas, un florero democrático que tiene
mucha repercusión en los medios de comunicación–.
Los andalucistas, desde que comparten parcela de poder, no
han negado que su mayor interés es el de hacer clientela, que el
responsable de la cartera de turno no gobierna para la mayoría,
sino para la clientela. Quizá porque lo digan tan abiertamente no
causa temblor en los cimientos democráticos. El objetivo es llegar
al poder total, a mandar en todos los asuntos, conquistando
clientes. Lo hacían los caciques andaluces en el diecinueve y
principios del veinte. De ellos digo que habrán aprendido, aunque
las circunstancias históricas parezcan distintas.
Acaba de hacerse cargo de la Consejería de Turismo un
personaje que aspira a ser presidente de la Junta de Andalucía,
Antonio Ortega, secretario de los andalucistas. Lo ha hecho sin
encomendarse ni al presidente andaluz, el socialista Manuel
Chaves, ni a la razón, por el interés del partido como gran bandera
de combate. Al primero le ha hecho una crisis de gobierno,
consentida de una manera un tanto maquiavélica, como quien
prefiere dejarlos con sus líos y que muestren tan sin recato su
ambición mientras les permitan gobernar. A la segunda… el caso
es que dicho partido nunca ha dado muchas muestras de
racionalidad.
Observando este panorama uno se pregunta en qué realidad
viven estos andalucistas, con la sospecha de que la secta vive su
realidad, o sea, su industria. También se plantea cuál es la
sociedad imaginaria a la que aspiran, puesto que tanto anhelan el
gobierno. Con la referencia de su comportamiento parece que a lo
que aspiran es a una sociedad muy interesada, teniendo en cuenta
que el interés siempre tiende a lo muy personal.
Afortunadamente son pocos, aunque llamativos entre la
parroquia localista. Andalucía, una comunidad tantas veces a
remolque del desarrollo, necesita propulsores y líderes sociales de
miras más amplias para enfrentarse a los problemas de la sociedad
de la información y del mestizaje, en la que un punto, una región,
un pueblo, corre el riesgo de desaparecer en un agujero negro al
poco que se descuide. De esta clase de agujero no se saldrá con
cánticos patrios, pasiones folclóricas ni besos a la tierra que le vio
nacer a uno. Esto no es ciencia-ficción, basta echar una ojeada a
los sucesos del mundo y fijarse al menos en la superficie de los
acontecimientos.
Quizá para mantener las raíces propias, si existiesen, lo más
adecuado es comprender que la complejidad de las relaciones del
hombre, la naturaleza y la sociedad es tan compleja que no caben
en las cuatro ideas del ideario nacionalista heredado de un mundo
que funcionaba como una aldea, donde la suma de dos más dos
siempre daba cuatro y el único misterio estaba controlado por el
dogma de una iglesia oficial, en la que cada cual representaba su
papel social y las visitas de afuera se contemplaban bien como un
acontecimiento exótico o con el toque de arrebato frente a la
invasión bárbara.
Tanto interés tan interesado de los andalucistas escama,
aunque serán las urnas las que proclamarán el resultado de tanta
maniobra.
Respuestas inmediatas versus problemas complejos.
Esta situación la vive el ciudadano moderno pública y
privadamente. Produce estrés y desesperación, cuando menos, y
muchos engaños y autoengaños.
La persona ha buscado una normalidad comprensible, y que
pueda asumir la mayoría, entre la causa y el efecto, pero la
mecánica se comprobó que también era una ficción, que se
mantenía gracias a algunas excepciones, como los relojes de
cuerda. El ser que piensa necesita de algún relato para explicar y
explicarse.
Hoy muchas de las causas son invisibles, aunque las
consecuencias se sufran inmediatamente. La mecánica
corresponde al momento del pensamiento simple. Las realidades
del presente corresponden al momento del pensamiento complejo.
Las sociedades, las tribus mestizas del nuevo milenio,
siguen implorando las respuestas-soluciones del pensamiento
simple, porque se cree todavía en su cualidad medicinal, como el
paciente que acude al médico para que le recete un fármaco que le
alivie al momento.
Los líderes políticos son los hechiceros de la tribu. Tienen
que conseguir soluciones mágicas para problemas reales. Lo que
suele salir de la chistera es un truco, uno más, que hipnotiza un
instante un titular informativo y añade un gramo más a la dosis de
desengaño del ciudadano o del súbdito.
20/02/2002.
Un líder político no puede decir en alto que no hay solución
a un determinado problema, inmediatamente la tribu lo destituiría.
Esto lleva a pensar que en realidad ya no hay líderes políticos, que
más bien lo que abundan son figuras de la mercadotecnia. El líder
alumbra, el figurón absorbe y destila lo que la mayoría de la tribu
quiere.
Lo que la mayoría de la tribu quiere se fabrica, porque las
ideas se han convertido en una mercancía muy rentable. Sin
embargo sólo valen algunas ideas, las de usar y tirar. La lógica de
un sistema.
Una oficina para contar mentiras. Se trata de una
organización oficial, sí. Los Estados Unidos acaban de crear un
departamento dedicado a manipular la información para que
siempre sea favorable a los intereses de este estado-imperio. Una
oficina de la administración que ha dejado bien claro [éste dato ha
sido desmentido oficialmente; lo lógico] que emitirá
informaciones tanto verdaderas como falsas, dado que el objetivo
del mismo es la lucha contra los enemigos de EEUU, sea el eje del
mal integrado por Irán, Irak y Corea del Norte –países a los que les
ha caído el sambenito, que no es un maná precisamente–, el
terrorismo abstracto o el vecino de cualquiera, qué sabe nadie.
Dicha oficina es un instrumento para la inteligencia. Ésta es al
espionaje lo que los Ayudantes Técnicos Sanitarios a los
enfermeros, aunque haya alguno que piense que la misma sea
realmente un insulto a la inteligencia. Realmente no es ninguna
novedad esto de la intoxicación de la comunicación. La verdad
oficial la escribían los escribas en el Egipto faraónico. Toda guerra
que se precie requiere de muchos bulos, que son un arma que ataca
21/02/2002.
directamente al cerebro y, a través de éste, a la moral de combate.
Los revolucionarios soviéticos dedicaron gran empeño a la
agitación y propaganda. El nazismo consiguió que la propaganda
dejará de ser un asunto artesanal. De hecho se puede pensar hoy
que la propaganda es una gran industria que hace tiempo se
califica como comunicación.
¿Se puede defender la democracia mintiendo? La
comunicación miente cuando es necesario, según la decisión del
estratega. Dado el propósito manifiesto de la agencia de esta
anécdota histórica, uno tiene que pensar que la democracia tiene
que defenderse aplicándose su propio veneno en pequeñas dosis,
con el objeto de crear anticuerpos, cual tratamiento homeopático.
Claro que también puede darse el caso sospechoso de que los
responsables de la democracia tengan comportamientos nada
democráticos, una vez superado el trámite de las urnas. Trámite
que algunos, como es el caso del presidente George W. Bush pasó
con grandes dificultades. Bush hoy tiene el apoyo de la nación,
según los datos que facilitan las encuestas.
Otro asunto es el del control de estos mentirosos oficiales,
teniendo en cuenta que se trata de un estado de derecho el que
paga el departamento. Es de esperar que el sistema parlamentario
norteamericano sea el que controle la agencia, pero no se trata
tanto de esta responsabilidad como de adentrarse algo en el meollo
del asunto. Un asunto que como queda dicho tiene como materia
prima información falsa que han de difundir los buenos, o sea, sin
quererlo ni saberlo los medios que han conseguido prestigio por su
defensa de la libertad de expresión trabajando respetuosamente
con la verdad, porque es de razón sospechar que si la emisión
procediera directamente de los supuestos malos, la información
falsa –esa mentira intoxicadora para despistar al enemigo– no
colaría por motivos evidentes, directamente relacionados con la
falta de credibilidad.
Al llegar a este punto, conseguido el objetivo de colar la
falsedad, surge la siguiente trampa, que resumidamente atiende el
manual del cazador cazado; una trampa que ocasiona el riesgo del
intoxicador intoxicado. También pudiera ser que tan rocambolesca
labor de inteligencia fuera la auto-justificación de la propia
agencia, que de tanto clamar que viene el lobo acabaría autoconvenciéndose de sus propias alarmas, como aquel mentiroso que
se cree sus propias mentiras cuando se las cuenta otro.
A todo esto, comprobada la eficacia de este arma
inteligente, la sospecha lo invadirá todo. ¿De quién va uno a fiarse
entre tanto loco suelto, dispuesto a cambalachear con las
verdades? Desde otra perspectiva la agencia ciertamente va a
auspiciar acciones inteligentes para confeccionar una sutil red de
miedo. A este paso el miedo acabará siendo ideología
institucional. Veremos.
La paga del político. Hay quienes argumentan que los
sistemas democráticos son costosos desde la perspectiva de su
mantenimiento económico y suelen esgrimir razones de
contabilidad, que les dan la razón. También indican que entre estos
costes onerosos están los de los políticos profesionales. Tampoco
aquí les desampara la razón. Sin duda se deben buscar economías
más asequibles a las auténticas necesidades del funcionamiento de
cada administración, lo que sí parece evidente es que el
contribuyente está dispuesto a pagar por el hecho de poder
convivir en libertad.
22/02/2002.
Lo que aporta más de una miga curiosa en este asunto del
coste económico democrático es el gremialismo que muestran la
mayoría de los políticos profesionales para asignarse, proteger e
incrementar sus soldadas, siempre bajo el argumento de la
contraprestación a las pesadas responsabilidades y para protegerse
frente a la tentación de meter la mano en el cazo o de venderse a
los cánticos de la corrupción, entre otros. Esto suele mosquear al
ciudadano-contribuyente.
Hay casos que provocan, cuanto menos, el rechazo, como se
ha podido comprobar días atrás en España frente al anuncio de
blindarse el futuro con pensiones máximas mediante un acuerdo
de los parlamentarios vascos del partido nacionalista, del socialista
y del popular, cuando en otros asuntos de gravedad andan sin
entenderse. El rechazo social obligó a dar marcha atrás. Curioso
que en otros parlamentos, como la Asamblea de Madrid, la misma
maniobra colara sin mayores resquemores, quizá porque allí exista
un diálogo / confrontación democrático fluido.
En Argentina, con la ruina gravitando sobre el país, el que
por ahora logra mantenerse como presidente, el señor Eduardo
Duhalde, se acaba de asignar un aumento de sueldo. Un 15% más,
que se traduce en 1.500 dólares redondos cada mes. Ha dicho que
lo hace para que otros funcionarios también ganen más. El fuego
se aviva con gasolina.
La mediocridad del líder. Temo para mí que tanto quien
actualmente preside, como quien aspira a formar Consejo de
ministros, no están a la altura de las necesidades actuales y futuras
de esta organización social llamada estado español. Me temo, es
más, que no son líderes y si se lo creen, lo serían en todo caso
25/2/2002.
representantes de la mediocridad. Tanto correr hacia la meta de la
modernización y siempre con la lengua fuera; ésta podría ser la
radiografía del momento. Lo más inquietante de esta situación es
que las fuerzas que deberían empujar hacia delante en el progreso
repitan cacareando las mismas consignas del neoliberalismo, que
es el arma ideológica de los conservadores.
Un líder encabeza y debe propiciar que una sociedad camine
hacia una nueva situación que, idealmente, deberá ser mejor que la
anterior, en planos culturales, sociales y económicos. Si se repite
lo existente o si se mira atrás, el líder encabeza el triunfo de los
asentados que aspiran a que todo siga igual. Ahora esto ya no es
posible. Pero las fuerzas sociales conservadoras lo intentan y no
sin éxito. José María Aznar es un buen representante de los que
defienden unos intereses muy interesados en nombre de España,
de Europa y de la democracia universal que debe obedecer al
interés del capitalismo. Su discurso es coherente con las
aspiraciones del ciudadano opulento, el burgués conformista y
miedoso. El líder de la oposición más mayoritaria, el socialista
José Luis Rodríguez Zapatero, maneja un discurso incoherente con
las aspiraciones del burgués conformista y miedoso, pero
coherente en el fondo de sus aspiraciones.
Ambos juegan a la política clásica heredada de las
democracias liberales del pasado siglo, con recortes de periódico
en la mano, con lo que consiguen mucho ruido en los medios de
comunicación o de deformación, más o menos masivos a estas
alturas de principios del veintiuno.
Lo dicho en el anterior párrafo forma parte del espectáculo;
sin embargo, los retos son ciclópeos, como las incógnitas. Cito
algunas:
La función del estado moderno frente a los que no quieren
controles para robar –Enron, la compañía norteamericana es ya
bandera del saqueo capitalista-liberal– o provocar desastres sin
intención previa –la privatización del control aéreo en Estados
Unidos propició una falta de seguridad que desembocó en los
desastres del ataque con aviones comerciales a las torres gemelas
de Nueva York y al Pentágono en Washington–.
La educación frente a los retos del conocimiento adquirido y
que avanza.
La persona, que no es un objeto estadístico, que es
ciudadano para vivir con dignidad y libertad.
La libertad, que no es una entelequia ni un objetivo
económico, sino la forma de disfrutar y gobernar la única vida de
la que dispondremos.
Nadie lo sabía ni el comandante en jefe del ejército, el
presidente norteamericano George W. Bush. Se trata del asunto de
la Oficina de información estratégica dependiente del Pentágono,
departamento que lleva funcionando varios meses y que ha sido
piedra de escándalo, hasta el punto de que ahora los miembros de
la administración, con el jefe del estado a la cabeza, niegan la
mayor. El asunto sigue siendo sospechoso e incluso, uno llega a
pensar si no estaremos presenciando precisamente las
consecuencias de esa desinformación que debía emitir esta oficina
de espionaje.
Los grandes medios de comunicación norteamericanos han
rechazado la oficina. La administración va a poner parches, lo que
traducido implicará un estudio sobre las actividades de la agencia
26/02/2002.
y el planteamiento de su misma existencia. Demasiadas excusas,
que no aliviarán la sospecha de que aquí hay gato encerrado.
El último presidente del imperio norteamericano está
demostrando ser un personaje poco amigo de la verdad, aunque su
comportamiento público sea el de un ciudadano común y
campechano. No hay que extrañarse. Bush está a la altura de un
tiempo y de una sociedad burguesa que ha elevado la hipocresía a
las altas cumbres del arte.
De esa clase de arte intangible y tácito de una actividad
humana cuyo objetivo es el de la depredación sin aspavientos,
asumida por los depredados, que también tienen su oportunidad de
participar en el reparto del botín. Arte que se aquilata con los
grandes valores morales ornamentales, que nunca esenciales.
Tanto en la paz como en la guerra la mentira es una buena
inversión, que rinde pingüe dividendo. Si lo que se pretende es
forjar miedo como columna del estado, la citada oficina es una
buena apuesta, aunque burda, como todo lo que sale de mentes
militares; ahora bien, se consigue el mismo objetivo con medios
menos aparatosos.
Retos nada mediocres. Es preciso demandar a nuestros
líderes de gobierno y oposición un estado al servicio del
ciudadano que comienza la andadura del nuevo milenio con
muchas rémoras heredadas de la historia. Frente a los agoreros, el
estado es una forma de organización vigente y con futuro, sólo que
en permanente adaptación a un mundo abierto y complejo.
Al estado siempre se le ha exigido protección, que no
asfixia, como lo han entendido muchos dirigentes. La complejidad
de las situaciones y problemas actuales y futuros exige la
26/02/2002.
adaptación del estado en simbiosis con la persona y la Tierra.
Aquí, el debate nacionalista
reflejado en los medios de
comunicación preside el cacareo nacional y desgraciadamente un
conflicto arqueológico en el País Vasco se lleva grandes dosis de
energía, porque causa muertes y afecta cual leucemia a la libertad
de todos. Sin embargo, somos de un país que pierde capacidad de
producir y crea empleos basura para personas muy formadas.
También vivimos en un país en el que tratan de engañarnos con la
confusión entre modernización económica y privatización, para
que unos cuantos se adueñen con la ley en la mano de lo que es
patrimonio de todos, e incluso se juegue criminalmente con la
seguridad y salud de los ciudadanos.
El estado tiene como obligación el formar a sus ciudadanos,
que no es catequizar ni adoctrinar ni ahormar. La persona supera la
condición de animal porque es capaz de inventar. Aquí se sigue
investigando poco, las universidades suelen ser unas maquinarias
burocratizadas y con alergia a la creatividad, se gasta poco en
innovar y la educación sirve como arma arrojadiza entre
partidarios y detractores de viejos y nuevos métodos. Educar no
debería ser una tortura, más bien el único camino de salvación
para la persona entre sus congéneres, la base y actividad sólida que
nos hace dignos. Aquí el debate sobre la educación gira en torno a
la disciplina y los exámenes de reválida, como cuando se instruía
al igual que en el cuartel, evidentemente porque en un caldo de
cultivo social desvalorizado no puede brotar un proyecto que mire
a la complejidad de la vida cara a cara.
Los jóvenes no son enemigos de la sociedad ni individuos
marginales, son tan personas como el adulto o el anciano, no creo
que necesiten una acción política específica, aunque sí especial,
que no pasa por la creación de un ministerio, genial idea de la
oposición socialista, siguiendo la vieja consigna de que frente a un
problema irresoluble o aparentemente sin solución se crea una
comisión, en este caso un ministerio. El estado –como ciudadanos
que son– debe cuidar a los jóvenes. Cuidar es procurar su
educación y posibilitarles una vida en libertad y con dignidad,
según las capacidades de cada uno y sus deseos. El estado debe ser
el marco para las reglas del juego aprobadas por todos y el
regulador. Esto no es nuevo, forma parte de la esencia de la
democracia. Lo novedoso, lo retador es el tiempo de la sociedad
de la información y de la comunicación, esa sociedad abierta e
inabarcable.
La libertad es asunto más complejo que el emitir un voto,
cosa de la que entiende muy bien la mercadotecnia política, que
también ejerce doblez al equiparar democracia y votación, y sólo
eso. El estado debe ser un marco para la libertad en definitiva,
aunque tenga que reconocer que el ámbito de la ciudadanía es
universal: somos andaluces, españoles y europeos, por poner un
ejemplo, ya que necesitamos psicológica y socialmente una
etiqueta de identificación.
Los líderes de gobierno y oposición, si quieren hacer valer
su condición, tienen que responder a retos como los apuntados.
Responder como se responde hoy: aprendiendo. Pero tienen que
tener claro hacia donde nos arrastra la corriente, en la que
debemos de tratar de gobernar la barcaza. Aquí, en el diálogo
social, poco se escucha sobre los temas importantes del estado y
en cambio se practica mucho la tertulia y la deslengua. Quizá sea
el peso de la tradición.
Asignatura suspendida. La Iglesia es constante, por eso
es vieja y sabia y sabe barrer para sus intereses. Insiste
nuevamente en que su asignatura tenga validez académica en las
aulas. Los jefes de la Iglesia la llaman la religión, dado que ellos
defienden desde hace 2002 años que la suya es la única y
verdadera. Pero todos sabemos que hay muchas religiones.
España es un estado aconfesional, aunque como país gira en
la órbita cultural católica. Que se enseñe la religión católica en la
escuela en el contexto de todas las religiones es deseable, se
muestra al joven una parte importante de nuestra historia cultural.
Sin embargo, en lo que la Iglesia insiste es en el adoctrinamiento.
La doctrina es el cuerpo de ideas que usan entre ellos quienes
tienen una fe, por lo que el adoctrinamiento tiene su razón dentro
de la propia Iglesia, que tiene sus catequesis. Esto que sirve para la
Iglesia católica sirve también para las otras instituciones que
tienen como principio el adoctrinamiento.
Nos enteramos ahora por la Conferencia Episcopal que hay
conversaciones con los partidos políticos para establecer la
asignatura de religión católica en la escuela, como una más,
puntuable para el currículo escolar del alumno. Han dicho que hay
acuerdo con el Partido Popular, el Partido Nacionalista Vasco y
Convergencia i Unió, y que no logran convencer al Partido
Socialista Obrero Español. Por lo que se ve, los demás partidos no
deben contar para la Iglesia, lo que no es beneficioso para los
intereses eclesiales si quieren conseguir el consenso entre todos.
Siempre a la chita callando. El caso es que tales partidos
tienen una responsabilidad histórica sobre la sociedad que
comparten y es que la asignatura citada, como adoctrinamiento, no
tiene lugar ni cabida en una educación para a libertad, con base
científica y con la luz y la duda como guía. La vuelta a estudiar
27/02/2002.
religión para aprobar será un paso atrás que nuestra sociedad no se
puede permitir. Que se sepa.
A propósito de la lealtad. Con esto de la lealtad en
España se ha vuelto al lenguaje de los hidalgos, que debían
fidelidad al rey, sólo que el presidente del gobierno, José María
Aznar, no es el rey, que el legítimo se llama Juan Carlos, que
ejerce como jefe del estado. Señalo al señor Aznar porque de él
procede el abuso del término leal y su contrario, cuando un
político de la oposición o ciudadano español no dice o hace lo que
el presidente cree debe decir o hacer. Como todas las tonterías que
se precien, éstas acaban contagiando, en este caso, a su gobierno.
El rey sí que podría decir que la duquesa de Alba es desleal,
en el caso supuesto que la pacífica señora conspirase contra la
monarquía que Juan Carlos representa. No puede decir el
presidente de gobierno que Rodríguez Zapatero es desleal cuando
visita Marruecos en su calidad de representante del primer partido
de la oposición. Hay otros calificativos para la acción de crítica
política. Tampoco puede acusar de desleal al anterior presidente de
gobierno, el socialista Felipe González, por viajar a Tánger en
compañía de amigos y familiares para comprar, como lo puede
hacer otro ciudadano.
Da que pensar tanto abuso del término desleal. ¿Acaso llega
a pensar el respetado líder de la derecha que los españoles son
vasallos?
Por fortuna sabemos que tal pensamiento no sería cierto y
que Aznar no aspira a ser rey, que ha anunciado que se retira del
gobierno cuando cumpla la legislatura, como todo un señor. Pero
algún asesor debería advertir sobre el mal uso de la lealtad.
27/02/2002.
El miedo es libre de establecerse donde la razón pierde
el dominio o donde la prudencia cede el paso a la cobardía. El caso
es que es ahora cuando nos enteramos de que el gobierno de
Estados Unidos ha creado un gobierno en la sombra, como un
papel secante integrado por funcionarios eficientes y sacrificados,
cuya misión es única: que el control del imperio no pierda el norte
ante el ataque del enemigo. Es el sueño del perfecto emperador
ilustrado.
El conocer este hecho debería ser un dato tranquilizador. El
mundo está en buenas manos. Nuestra libertad tiene, al menos, un
seguro. Si la maldad ataca y gana, alguien nos defenderá desde la
sombra y el bien, al menos, tiene una oportunidad de triunfar.
Que hubiera un gobierno en la sombra, protegido, oculto,
era un plan, desde los primeros tiempos de la guerra fría –aquel
tiempo no tan lejano en el que la Unión Soviética podría arrasar el
mundo libre con la amenaza de la guerra atómica– que ahora se ha
llevado a cabo. Se ha hecho una realidad cuando el período de la
guerra fría ha pasado a los manuales de historia.
El presidente de Estados Unidos emite el mensaje que viene
a decir que los enemigos de América son en realidad los enemigos
de todos. El 11 de septiembre de 2001 fue el inicio del gran
ataque; Bin Laden era la cara del diablo; Al Qaeda, esa
organización de la maldad, al estilo de las películas de Louis de
Funes, es una de las encarnaciones del enemigo, que ya no tiene
un nombre propio como el que representaba el peligro
bolchevique. El caso es que seguimos bajo los designios del
miedo. Lo lamentable de este anecdótico hecho histórico es
comprobar que damos un paso atrás, no para avanzar dos hacia
delante, sino para continuar con el estado primitivo, al servicio de
los miedosos. ¿Será ésta una noticia falsa? Ojalá. O no.
02/03/2002.
Contra la misma piedra, siempre, la que la crueldad
humana coloca en el camino de la especie humana sobre el
Planeta. Cuando se constata esto, un día cualquiera de este
invierno, día húmedo y ventoso, la esperanza se disuelve en la
cortina de agua que desde la mar se arroja sobre la tierra para regar
sus campos. Bienvenida la lluvia, perdida momentáneamente esa
esperanza en la humanidad civilizada.
Así, por ejemplo, Ariel Sharon y Yasir Arafat parecen
esperar al peor imposible para alcanzar la paz para sus pueblos,
ésa es la esperanza trágica que se puede aventurar estos días en
que siguen cayendo víctimas israelíes y palestinas. Esa guerra que
no es guerra sino matanza terrorista y sistemática tanda de
crímenes consentidos contra la humanidad, sobre los que no se
vislumbra la remota posibilidad de que haya algún día reparto de
justicia o tribunal contra los culpables. La diplomacia otorga.
Israel es un país protegido del país-imperio y Palestina es… ¿qué
es? ¿Quiénes son sus aliados?
La crueldad. Robert Mugabe es conocido por su afición a la
intimidación política. Preside Zimbabwe, país africano en el que
está en marcha un proceso electoral, por llamarlo así dado que
pretende conservar la formalidad de la democracia. Mugabe teme
perder las elecciones y no duda en enviar a sus secuaces para que
siembren el terror. La diplomacia también otorga. En la órbita del
anterior imperio británico, el ex país-imperio deja hacer, Europa
calla por el momento y África… ¿Quién escucha a África?
El país-imperio de hoy tiene miedo, protege sus fronteras
contra un posible ataque con armas atómicas. Proclama el hecho a
los cuatro vientos, bien para asegurarse, bien para crear más miedo
en sus ciudadanos. Con el miedo como excusa, con la cruzada
contra el terrorismo como misión, Estados Unidos está
05/03/2002.
encabezando una serie de acciones que están haciendo sonrojar al
derecho, el internacional y el propio. Pasan cosas extrañas en
nombre de la libertad, no sólo la existencia de prisioneros en
Guantánamo o de desaparecidos en el territorio norteamericano,
acusados de terroristas o actuaciones militares de las que no se
informa, además de ese gobierno en la sombra o de la censurada
Oficina de influencia estratégica. Pasan cosas graves, que están
haciendo enrojecer al derecho.
El derecho pierde el terreno ante el terrorismo. A los
terroristas parece importarles un bledo, esto está en la lógica de su
actividad contra lo civilizado. A los estados debería importarles
mucho, el derecho. La barbarie no quiere ningún estado de
derecho, su mayor esfuerzo es precisamente atraer hacia su abismo
al estado democrático. Bárbaros integrados en ETA ponen una
bomba en el retrete de la Bolsa de Bilbao, con la clara intención no
conseguida, merced a la casualidad, de provocar una masacre, para
ellos simbólica contra el capitalismo. Esos mismos bárbaros
amedrentan a un líder histórico del sindicalismo socialista, Nicolás
Redondo, dejándole a la puerta de su casa un recadito, en forma de
falsa bomba casera: olla exprés y bombona de gas. Un aviso. Días
atrás dos personas vivieron el aviso con mutilaciones en sus
cuerpos. Tendrá que ver con la crisis interna y las dudas de los
socialistas vascos, en esa región donde la democracia también es
formal; sí, como en Zimbabwe. El bárbaro no quiere el derecho, es
mamporrero, y atrae a sus enemigos a su cruel terreno de juego.
Quizá porque nos educaron en una época histórica optimista
en la que, pese a la dictadura de Franco en España, en el extranjero
se apostaba por la Declaración universal de derechos humanos;
quizá por eso creamos en la tendencia progresiva de la historia,
aunque haya días de invierno que asustan, y con razones de sobra.
Está bajo sospecha. La administración norteamericana
no tiene las manos limpias, pero el Departamento de estado emite
anualmente un informe sobre la situación de los derechos humanos
en el mundo. España está en el mundo, así que algo le toca que
jugar en este tema y el caso es que no gusta a los norteamericanos
cómo trata la policía a los inmigrantes, algunos machos hispánicos
a sus mujeres y de pasada el terrorismo de ETA, con sus
consecuencias en el momento de las contramedidas.
Estos lunares parecen ser tales, pues han sido tratados de
pasada en los medios de comunicación. Los derechos humanos en
el Planeta no marchan viento en popa; no habría que preocuparse
por las anomalías hispanas, pecadillos en comparación con lo que
está cayendo por esos mundos de dios. Pero me temo que habría
que ocuparse.
El terrorismo de ETA es una lacra cancerígena de nuestra
sociedad, que no puede quedar sólo en manos de la policía;
afortunadamente no hay que hablar del ejército por el momento.
Por otra parte, los ciudadanos no debemos tolerar
comportamientos salvajes con personas del otro sexo que, además,
se suponen de su círculo amado. La inmigración que nos está
llegando parece que desborda la imaginación tanto de los políticos
gobernantes como de la oposición. No son, por lo tanto, pequeños
lunares de una sociedad que, por lo demás, parece que quiere vivir
con libertad, aunque dé la impresión de que no esté muy dispuesta
a sacrificarse por ello.
Un sacrificio que no requeriría sangre y fuego, que no se
trata de eso. De ello se encarga el presidente George W. Bush al
enviar a sus tropas a luchar contra Al-Qaeda en las montañas
afganas. Se trata del sacrificio de ejercer la responsabilidad. Los
problemas políticos que genera el terrorismo vasco no los van a
06/03/2002.
resolver los políticos profesionales, son los ciudadanos que viven
en el País Vasco quienes tienen que coger el toro por los cuernos,
rechazando activamente el totalitarismo del nacionalismo cerrado
a sus mitos, sea el paraíso perdido, sea la tierra prometida. Todos
los ciudadanos, en el caso de la violencia contra las mujeres,
tenemos que plantearnos cotidianamente qué significa realmente la
igualdad, la libertad, la justicia y la dignidad. Es evidente que la
mujer no es inferior como ser y eso se demuestra en las pequeñas
cosas también. Tampoco los profesionales de la política van a
zanjar los problemas que genera la llegada de personas con otros
hábitos, algunos perniciosos; quizá todos debemos comenzar a
mirarlos como personas, no seres extraños, ajenos y peligrosos.
La responsabilidad es una asignatura pendiente de una
sociedad infantilizada durante la dictadura, desposeída de ilusiones
durante la transición y acomodada en la opulencia en los últimos
años de convivencia democrática. Una sociedad que espera que le
resuelvan las situaciones conflictivas; que parece haber perdido
algunos de los valores aconsejables para afrontar los retos de la
vida con dignidad, que cree tener miedo a demasiadas cosas,
incluso a sus propios cachorros, como se refleja en los últimos
acontecimientos en los que hay jóvenes por medio, que tratan de
divertirse y escapar durante noches y madrugadas mediante las
drogas: éxtasis, cocaína, alcohol… No son todos, claro, pero
arman ruido, y como siempre ha sucedido entre los transgresores,
algunos se quedan en el camino.
Entonces llega el desgarro de vestiduras de los medios de
comunicación y la estupefacción de los parientes afectados, como
el caso de los familiares de los muchachos muertos por ingerir
pastillas de éxtasis en una fiesta en Málaga. Curioso que el
español tenga la tendencia de acudir al juzgado, como solución.
Quien piense en el juzgado como solución se equivoca
totalmente. El tribunal tratará de establecer justicia ante la ruptura
de la convivencia, pero el daño ya se hizo antes de la denuncia. La
justicia tratará de erradicar la ira de la venganza y de restituir el
orden quebrado. Poco más puede hacer. La corrección está en las
manos de la sociedad. Por lo demás esto no es novedad en una
sociedad que ha heredado los hábitos culturales y jurídicos de la
Atenas más clásica y de la Roma civilizadora.
Quizá se vaya hoy al juzgado como otrora se iba a la iglesia
del pueblo, para llorar las penas y demandar la fuerza, en ésta del
Dios cristiano, en aquel, la del juez. Sólo que el juez es un
ciudadano que de lo que sabe es de leyes. No es todopoderoso.
En el caso de los chicos muertos por sobredosis, es la
policía quien debe buscar a los vendedores de droga y los
familiares –directamente los padres– son los encargados de
educar. ¡Tarea difícil ésta! Un reto de los de verdad, el educar. Su
objetivo, el encauzar a ciudadanos libres para que vivan su libertad
compartida, que para esto hay que saber y mucho, no solamente
conocimientos técnicos y humanísticos, también conocer la
importancia de las pequeñas cosas que hacen de la vida un bien
insustituible, único e irrepetible para cada uno de nosotros y de los
demás.
Todas esas pequeñas cosas están directamente relacionadas
con el ser y el estar en el Planeta. Quiero indicar que si bien no
somos los reyes de la creación –un bonito cuento para mentes
infantiles, deliciosas, contado por sujetos muy interesados–
podemos ser los ciudadanos de la dignidad de una especie que
necesita de las otras y de un marco natural que es el que tolera que
el extraño fenómeno de la vida se reproduzca. Son las pequeñas
cosas del proceso natural, que muchas veces aborrecemos.
Ejes malvados. El señalar con el dedo no ha sido nunca
bien visto, al menos en nuestra cultura latina. El presidente
norteamericano, George W. Bush, ha señalado a tres países –Irak,
Irán y Corea del Norte– como culpables malignos, inventándose la
calificación de integrar un “eje del mal”. Se trataba de todo un
ejercicio de retórica ante la Cámara de Representantes, que a todos
nos puede salir caro, dado que tras las palabras pueden llegar las
armas; lo han hecho en casos similares del pasado.
Ignacio Ramonet, periodista prestigioso, ha acuñado su
propio eje del mal en un artículo publicado en Le Monde
Diplomatique de marzo. El eje estaría integrado aquí por el Fondo
Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la
Organización Mundial del Comercio (OMC), organizaciones a las
que acusa de desestabilizar el mundo con sus políticas
económicas. También es éste otro ejercicio de retórica.
La retórica es un anciano estilo que nos sirve para
explicarnos o no; para ambas cosas.
Estados Unidos asemeja un grandullón buscando pelea, para
defender la libertad englobada en los principios fundacionales e
ideales de una nación, que incluyen directamente el comerciar con
libertad y el ser el número uno en todo, también en la riqueza.
Como país-imperio que es actualmente, parece que sus dirigentes
hacen hincapié en lo de la riqueza y menos en lo de la libertad para
vivir en paz y dignidad, caso de que no sea tenga la fortuna de ser
ciudadano norteamericano.
En nombre de la libertad siempre se han cometido
atropellos. El país-imperio ha protagonizado algunos sonados,
pero el que esté libre de culpa, ya se sabe. En estos tiempos de
confusión lo que se le debiera exigir a una nación que tiene ideales
dignos de defender es que haga hincapié en los mismos,
07/03/2002.
compensando el afán de botín, que es a lo que realmente suena la
bolsa del liberalismo económico sin fronteras. La exigencia está en
manos de los ciudadanos del Planeta preocupados por una
situación lamentable en muchos frentes, a través de las
instituciones que los representan, los estados que apuestan también
por la libertad, pero tratan de compensar el libre comercio con la
protección de los ciudadanos.
El otro eje del mal de esta retórica, FMI, BM y OMC, en
teoría tiene en su poder la redistribución mundial de la riqueza –
una importante misión–, aunque la realidad tozuda se empeña en
lo contrario en demasiadas ocasiones. Es un hecho incontestable
que hay cada vez más pobres en el Planeta; pobres que no tienen
para sobrevivir, incluso en sociedades regidas por las reglas de los
mercados consumistas. No hay duda que caso de suprimirse estas
instituciones internacionales habría que crear otras. Aquí también
los ciudadanos preocupados tienen mucho que aportar a través de
sus instituciones. La obligación de ayudar a los que no pueden
valerse por sí mismos es un mandato emanado de la propia
supervivencia como especie.
Claro es que esta declaración de buenas intenciones no va a
impedir que los poderosos ricos quieran ser más ricos, que su
ideología sea la triunfadora, que nos carguemos entre todos el
delicado mecanismo de la vida sobre la Tierra.
Los ricos ambiciosos no saben hacia dónde se dirigen ni les
interesa, en su riqueza está el fin y el medio. La ideología que
emiten y protegen está avalada por la ciencia que crea la elite
intelectual, aunque tampoco tenga una finalidad, salvo la de
autoprotegerse. En lo que sí se ve el camino es en la destrucción
de la habitación humana, sin pedir permiso a otras especies con las
que cohabitamos. ¿Y si el enemigo está en uno mismo?
El rostro maldecible de Europa. Es una frase, como se
escriben tantas, pero me viene a la mente al contemplar un rostro
en una fotografía. Ha sido tomada estos días, aunque tiene aire
antiguo. Me explico, expresa ese cierto aire de familia que emiten
las caras autoritarias al replicar al observador, recriminándole su
inferioridad por no poseer la verdad. Cabeza grande y rostro
ovalado, hecho que se acentúa por la calvicie provocada, y esa
mirada altiva… Pim Fortuyn es el fotografiado, milita en un
partido llamado Lefbaar y ha triunfado en Rótterdam gracias a su
ideología xenófoba. Sus vecinos lo han votado democráticamente
para que ponga orden al caos que importan los inmigrantes. Hay
muchos holandeses opulentos, por lo que se ve, que están hartos
frente al desorden de lo diferente y tendrán sus razones.
Esta Europa que busca una identidad común tiene un turbio
pasado de intolerancia contra lo otro. El enemigo religioso de
tantas guerras; las persecuciones a las minorías; el exterminio
judío del pasado siglo. Son brochazos de lo maldecible. Claro que
estas cosas sucedían en estados aislados y bárbaros, ahora Europa
es otra realidad. Pero en Alemania han ardido casas de turcos, con
turcos incluidos; en España se ha llegado a cazar al marroquí en
las tierras del plástico almeriense; en Inglaterra ha habido
revueltas raciales, como si fuera la India. Pim Fortuyn quiere
limpiar Rótterdam de indeseables y aspira a poderlo hacer en todo
el país, cuya doctrina social oficial presume de ser
intransigentemente tolerante, dado que uno mismo es la única guía
de salvación y testimonio de la grandeza del Dios cristiano. Claro
que estos son incidentes aislados y la victoria política de este
último una anécdota histórica –se pretende–, como la presencia de
Le Pen, en la cuna de la libertad francesa.
11/03/2002.
Europa es otra realidad, no se sabe cuál, de hecho, y ahora
andan buscándola para fundar unos nuevos cimientos con los que
nos identifiquemos. A la espera del resultado que propongan los
pensadores que dirige Jacques Chirac, la Europa opulenta tiene
que absorber a los desheredados del propio continente, de África y
del resto del mundo que atraviesan sus fronteras con la esperanza
de integrarse en esa dignidad que han visto en las pantallas de las
televisiones, en las casbahs, en los villorrios del Atlas, en las
sabanas, en las ciudades de hojalata de los arrabales de metrópolis
asediadas por las guerras tribales. De viejo viene que los
ciudadanos europeos se hayan mofado de los vecinos, franceses,
ingleses, belgas, italianos, españoles, alemanes, portugueses.
Todos valen para la mofa, por ser distintos. También para el
rechazo, aunque a fuerza de costumbre el asunto se ha hecho
llevadero, teniendo en cuenta que el color de la piel es más o
menos blanco y que el turismo ha conjuntado muchas voluntades.
¡Ah! Y todos cristianos.
Ahora, dentro de las fronteras, no sólo aumentan los colores,
del moreno-moreno al negro-negro, con otros tonos amarillentos y
aceitunados; no sólo, también las otras maneras de contemplar el
mundo, algunas muy rudimentarias para los hijos de la Ilustración,
y de adorar al dios que, salvo los místicos de cualquier parte,
difícil es de ver. También aumenta la apetencia de compartir la
riqueza, cuando muchas de estas personas que ahora llegan sin los
papeles oportunos y obligatorios serían no hace tanto tiempo
súbditos coloniales con derechos restringidos, en un momento
muy rudimentario de la civilización. Su apetencia hay quien la
contempla como afán de rapiña.
En este contexto Pim Fortuyn no es una anécdota. Cabe
esperar que la cara maldecible de Europa no resucite aquí y allá,
sumando fuerzas. La identidad buscada tendrá que alimentarse de
mestizaje. La identidad, que se supone un proceso y no un fin, por
mucha ansia precipitada que pudiera haber, tiene sus cimientos en
los derechos de la persona, forjados precisamente en la sangre de
generaciones que no tuvieron su oportunidad para disfrutar de la
libertad y de la dignidad.
¿Acaso no esté esa identidad ante nuestros ojos? Que todas
las personas son iguales; que todas ellas son diferentes; que el
valor de una vida no tiene cálculo contable; que el estar vivo aquí
y ahora tiene un pasado que heredamos y promete un futuro al que
no asistiremos, pero la casa común debe ser conservada para ello.
¿Quiénes piensan que el vivir en un escaparate blindado no
tiene riesgos? El del asalto, por ejemplo. Pues lo piensan los
tontos; esas personas peligrosas –no importa que sean corteses–,
que prefieren pagar y mucho para que otros les defiendan con
armas y dientes, aunque sean tacañas cuando se les pide que
repartan entre los que los miran desde el otro lado del escaparate.
Se cumplen seis meses del asalto a las torres gemelas del
imperio. Un motivo para estar con los que sufren la pérdida de sus
seres queridos –más de 2.000 víctimas–. La propaganda aprovecha
una buena veta para seguir metiendo miedo en el cuerpo y solicitar
apoyo rotundo a favor de la guerra contra el terrorismo.
En estos seis meses todos hemos perdido libertad.
En este medio año se han hecho buenos negocios con las
armas.
El país-imperio remonta el vuelo económico y Europa
espera seguir el ejemplo del más grande. El país-imperio juega con
el fantasma de nuevas guerras y la Bolsa de Nueva York sube.
Sobre el valor de las palabras se tiene la impresión de
haber escuchado todo. Error. Estos días e habla de la guerra con
una facilidad inconsciente. Horror. El presidente de Estados
Unidos ha declarado una guerra, amenazando que no concluirá
hasta ganarla. George W. Bush le ha declarado la guerra al mal,
encarnado en el terrorismo. En los comienzos del tercer milenio se
declara, por primera vez, la guerra a una abstracción. He aquí la
facilidad de la amenaza; he aquí la inconsciencia en las
actuaciones.
Las guerras no son abstractas. Los terroristas son personas –
que se comportan como fieras frente al acoso–. Los estados son
organizaciones donde conviven personas –que pueden también
comportarse institucionalmente como fieras frente al acoso–.
Como la guerra no es abstracta, Estados Unidos volverá a atacar a
un estado, como lo ha hecho al de Afganistán, para destruir la
organización y sustituirla por otra. En otro tiempo se declaraba la
guerra protocolariamente, se avisaba. Todo indica que Irak será el
estado atacado, pero también puede serlo Corea del Norte o Irán, o
Yemen o Somalia. No se sabe. Los terroristas son atacados, sin
aviso. El derecho internacional es atacado también.
Éste es el paisaje después de la batalla del 11 de septiembre
de 2001. No es la Tierra el mejor sitio para programar el próximo
viaje turístico. Desgraciadamente no podemos elegir otro lugar.
Bush lidera la guerra de las naciones libres, quizá también la
del capitalismo sin fronteras –puede ser éste el sistema más libre
para comerciar puesto en marcha por la humanidad, pero ni el
único ni el mejor, por lo que se ve–; quizá también la de los
opulentos que pretenden continuar con la rapiña.
Es muy posible que el terror no sea tan unilateral como
creen Bush y los aliados.
12/03/2002.
Una historia emotiva. En aquellos días de gloria para la
prensa se publicaban buenas historias emotivas; las calificaban
como de interés humano. Cualquier reportero que se preciase
imitaba al mejor Charles Dickens. La televisión, medio mucho
más democrático que la prensa al decir del filósofo Gustavo
Bueno, es una gran provocadora de historias plenas de emoción,
aunque su especialidad sea más bien la de la sensiblería. El
hombre común es el gran protagonista de las televisiones
accesibles a todos en España. Llega estos días a los medios
masivos, a propósito, una historia muy emotiva, con dos
fotografías de la misma persona como atractivo y sustancia.
Se trata de una niña afgana, tenía entonces doce años, y esa
misma persona con una treintena encima, y sus ojos. Un primer
plano de la mujer fue la portada de la revista National Geographic;
ahora ha repetido. Los ojos verdes de la niña estaban vivos, los de
ahora están velados por la vida, una vida miserable, nos cuentan.
Aquella foto simbolizó la tragedia que vivía Afganistán, invadida
entonces por las tropas de la Unión Soviética. Nos dicen ahora que
el nuevo rostro simboliza la tragedia de una mujer afgana, casada a
los trece años, madre de cuatro criaturas, una de ellas ya muerta,
que se ha quitado el gurka ocultador para hacerse esta segunda
foto –la segunda vez que la fotografiaban en su vida, también nos
cuentan–, después de una compleja labor de localización de esta
persona, en la que se ha utilizado la técnica de identificación a
través del iris de los ojos. Quizá tanta ansia de identificación
venga a cuento porque también se publicó que la entonces niña
había llegado a ser la profesora de inglés de los hijos del terrorista
más buscado, Bin Laden; patraña, por lo visto, inventada por los
servicios de inteligencia norteamericanos.
14/03/2002.
Una historia emotiva, con mitología moderna, no tan
grandiosa como la del creador del género, Homero –si hacemos
caso a la historia de la literatura–, pero sí más digerible para la
mente cocida en el discurso de la racionalidad. Los entendidos
señalan que la esencia de la fotografía, que la hace trascendente, es
su capacidad de captar el instante irrepetible de la presencia
humana. Ese instante que permite interpretar la vida. Bien. Se trata
de un buen discurso racional para una nueva mitología a la medida
humana.
También este discurso pertenece al de las gran líneas de la
historia, al de los esfuerzos de Sísifo entre la divinidad y el fondo
del valle y viceversa. Pero uno puede, asimismo, contemplar otra
cosa: el rostro, en dos instantes, de la vida obligada. La niña-mujer
de la historia sería entonces el símbolo de todos nosotros: aquellos
ojos sorprendidos, estos ojos cansados. Sorprendidos ante la
maldad-bondad (proceso infinito que se atrae, se repele y se
contamina mutuamente); cansados de un esfuerzo baldío, asumido
por uno mismo y los suyos supervivientes, si se da el caso.
Esta historia ya pertenecería al discurso vulgar de la vida, en
la que se sufre porque la fuerza vital nace, se desarrolla y muere;
pero se sufre más porque es el ser humano quien interviene para
que otros seres humanos, la inmensa mayoría, acorten su fuerza
vital física y espiritualmente. Físicamente: matándolos de hambre.
Espiritualmente: tratándolos como a perros vagabundos. ¿A que
esta historia es vulgar?
Pues no por ello deja de ser importante; en realidad, única
para cada uno de nosotros. A ver, aunque se tenga la esperanza de
la vida eterna en alguno de los paraísos recreados, el afrontar el
aquí y ahora es responsabilidad única de cada uno –no hay otro
protagonista–, que siempre alguien trata de robarte.
Europa quiere el pleno empleo. La Unión Europea,
organización regional, adquirió el compromiso de alcanzar el
pleno empleo en sus dominios en el año 2012, habría que señalar
con más exactitud. Las grandes cifras indican que este objetivo
implica incorporar al mercado laboral a unos 20 millones de
personas. Se trata de un cálculo teórico, claro. La frase ‘pleno
empleo’ es mítica, recoge la expresión de un ideal bienaventurado
para derechas e izquierdas, empresarios y sindicatos, ciudadanos y
inmigrantes sin papeles. Como cualquier otro mito admite
interpretaciones.
Uno duda si estarán hablando de lo mismo, cuando se
refieren al objetivo, los firmantes liberalizadores del compromiso
de Lisboa –reunión en la que se acordó la aspiración– y los
sindicatos; o esos gobernantes empeñados en desmontar los
diferentes estilos del estado social y los ciudadanos que
desarrollan durante una gran parte de su vida una profesión para
vivir materialmente, o al menos lo intentan.
Un sindicalista piensa en un empleado justamente pagado
que le permita vivir dignamente y desarrollarse como persona. Un
empresario piensa en un empleado barato, que no comprometa a
su institución, y muy productivo. El casar estos dos objetivos se
antoja imposible, de ahí que en este conflicto el fuerte acabe
imponiendo su interés, aunque para que el dictado no resulte
sangrante –desaparecieron en las zonas desarrolladas política y
económicamente la esclavitud y los siervos de la gleba–, los
estados democráticos arbitran en el conflicto.
Sospecho que los sindicatos quieren un pleno empleo con
prestaciones sociales. Sospecho que el capital necesita un pleno
empleo sin prestaciones sociales, para poder ser muy productivo y
muy competitivo. Inquieta el afán de algunos por liberalizar los
15/03/2002.
estados siguiendo una línea de pensamiento incubada y
desarrollada bajo el prestigio intelectual de la denominada escuela
de Chicago. Inquieta que la liberalización tienda a aplicarse con
prioridad al desmontaje de conquistas sociales de los gobernados,
aunque se anuncie a bombo y platillo que la tal debe de aplicarse a
todos los ámbitos de la sociedad.
Lo del pleno empleo se ha convertido en un lema
propagandístico en el comienzo de la cumbre de Barcelona, en la
que se reúnen los gobernantes de la Unión Europea. Suena a cebo,
porque de lo que se trata en esta reunión de los máximos
responsables es de acelerar la liberalización en los países
comunitarios. Si quieren que haya trabajo para todos los europeos
hay que liberalizar todos los sectores económicos y desbaratar los
mecanismos sociales de control que impiden la explotación sin
trabas de las personas. Este hecho está ocurriendo en otras zonas
del Planeta que, por cierto, llegan a ser muy productivas y
aceradamente competitivas.
El problema menospreciado por los tecnócratas de la
productividad es el que se plantea con qué tipo de empleo, que es
una arista de otro problema al que hay que dar respuesta
continuamente: qué tipo de sociedad se quiere; que, a su vez,
integra otro problema sustancial sobre la persona y su presencia en
la Tierra. Llevamos siglos balbuceando respuestas.
El concepto abstracto de liberalización huele a mecanicismo
trasnochado para nuestras sociedades complejas, sobre todo
cuando se aplican recetas firmadas con la complacencia de la
teoría que se supone engloba. Con algunas de estas recetas, bajo el
imperio de la libertad, lo que precisamente se consigue es llevar a
cabo desmanes contra la libertad de las clases sociales que no
pueden controlar los mecanismos de poder.
Bajo la condena de lo posible. Dicen que ser artista de
la posibilidad es la máxima del político, quien deberá refrenar el
deseo ante todo lo deseable, bien que la apetencia del poder
absoluto es la gran tentación y la gran desgracia de lo humano.
Hoy hay que celebrar el día contra el racismo. Yo no sé cómo,
salvo en el pensamiento con dolor de espíritu, por ejemplo,
contemplando en las imágenes de la televisión el comportamiento
racista de una parte de los israelíes contra los palestinos. Sólo que
esa parte es la que está en el gobierno del estado de Israel. Lo
deseable… Queríamos que no se lapidara a Zafiya Husaini,
acusada de adúltera, y el gobierno de Nigeria ha declarado
anticonstitucional la sharía, esa práctica bárbara que hay quien
utiliza en nombre de Alá, al igual que nuestros antepasados
católicos quemaban en las hogueras a los herejes.
Estas desgracias ocurren lejos. Aquí tenemos otro muerto
por terroristas de ETA. Nuestra desgracia. Aunque da la impresión
de que la banalidad adormece a una sociedad aferrada a la reciente
opulencia. Un concurso de jóvenes que aspiran al triunfo cantando
sigue dando que hablar, ocupando horas y horas de televisión.
Otro concurso, de jóvenes que aspiran al triunfo con sus cuerpos,
es la cabeza que ofrece el moderno periodismo de investigación
español, demostrando con ciertas técnicas repugnantes la
sinvergonzonería e ilegalidad de un fraude contra esos chicos.
Entre pillos anda el juego. El concurso está amañado y a ello se
dedican horas y horas de televisión en distintas cadenas. La gran
adormidera nacional en un país donde cada colectivo se coloca a
su manera, en una interpretación libre del carpe diem.
Pillos también los que incubaron muchos meses atrás un
problema que ha estallado ahora, cuando permitieron que miles de
jornaleros marroquíes se quedaran en Huelva con la promesa de
21/03/2002.
trabajo en la actual campaña de recogida de fresas, que en absoluto
se está cumpliendo. Son unos 7.000, se informa, deambulando por
los campos, hambrientos, desesperados. Sólo tienen permiso para
trabajar en la provincia andaluza y no los contratan. Han sido
sustituidos por jornaleras de Polonia. Moros y cristianos, como en
los viejos tiempos.
La Unión Europea tiene un problema urgente que abordar,
el de la inmigración, pero los políticos del momento tienen sus
propias prioridades, como se vio en la reciente cumbre de
Barcelona, entre las que destaca la distribución del mercado
energético. Un energúmeno, que es cargo gubernamental en Italia,
ya ha expuesto su particular receta contra los barcos de
inmigrantes que se cuelan en las costas de su país: los hundiría a
cañonazos. Esta posibilidad del deseo de Umberto Bossi es un
juego retórico por el momento, aunque Italia esté bajo emergencia
nacional por el miedo a la inmigración, alimentado con la histeria
de un gobierno que preside un buen ejemplar del capitalista liberal
–para sus negocios–, Silvio Berlusconi, cuyo nombre en el sonido
castellano tiene reminiscencias picarescas. Allí también tienen su
desgracia causada por el terrorismo que asesina a un hombre que
asesoraba al presidente en un proyecto de relaciones laborales que
rechazan los sindicatos. Se informa que vuelven las Brigadas
Rojas. El miedo.
El mismo que ha despertado a los peruanos con la explosión
de dos coches bomba en el centro de Lima, a la espera de la
llegada del presidente de la nación-imperio, el que está
empecinado en acabar con el terror, aunque por el momento es
éste el que le acompaña. George Bush quiere la guerra contra el
terror y ahora le toca el turno a Irak; como Ariel Sharon quiere
exterminar a los palestinos. Estados Unidos otorga. La Unión
Europea calla. Naciones Unidas ha dicho que quiere un estado
palestino.
Como no se den prisa puede que no haya palestinos para
ubicarlos en un estado.
El deseo de paz, pues, es una posibilidad del arte de lo
posible. Siempre en precario, porque los halcones tienen la
particularidad de querer siempre bronca.
No hay explicaciones racionales para todo. Para el
comportamiento violento, tampoco. Tal es que parece que la
humanidad disfrutara con la guerra, explicando que aquí
humanidad sería el colectivo global del animal calificado como
homo sapiens –una importante contradicción cuando hablamos de
guerras– a lo largo de la historia que conocemos. La realidad es
que la humanidad, la mayoría de las personas de la misma historia,
la han padecido, mientras una minoría ha sacado su ventaja: desde
el afán de sangre a la rapiña, pasando por el honor y el
reconocimiento que se da a los héroes. Así es cómo los halcones
provocan a las palomas y éstas se tornan halcones.
Al final parece como si en todo momento y circunstancia
fueran las aves de rapiña, en sentido figurado, las que mandasen.
En Monterrey se encuentran reunidos los dignatarios para tratar de
articular medidas para que millones de seres de nuestra especie no
se mueran de hambre. Se marcan objetivos, que en el pasado no se
han cumplido. ¡Ala! Que se consiga salvar a la mitad de los que se
prevé que van a desaparecer en la hambruna. ¡Vaya éxito! La
Europa rica ofrece como un gran avance para ayudar el aportar un
porcentaje del 0,39 de la riqueza bruta producida, cuando hace
años el objetivo mínimo era el de 0,7. Olvidamos que los ricos lo
son porque no dan nada y, cuando reparten, les echan la culpa a
los pobres, por serlo.
En las manos que estamos. Ni qué decir que
encomendar en sus manos nuestros espíritus –los de los que
apostamos por la supervivencia de la especie en paz y gozando de
la libertad– es una temeridad. Explicaciones siguen: hay dirigentes
que no están a la altura, que puestos a dirigir nos encaminan a ese
infierno al que tanto temen los humanos con fe; y hay dirigentes
poderosos a los que no sólo hay que temer, es que hay que
quitarles el poder, como es el caso presente de Ariel Sharon…, por
las buenas y democráticas maneras.
George W. Bush nos encamina a un infierno a costa de
nuestra salvación capitalista. Parece que despreció la virulencia
del enfrentamiento entre israelíes y palestinos y ahora ve
empantanada su iniciativa de acabar con el imperio del mal,
cuando el conflicto en Oriente próximo ha llegado a un extremo
imposible, o sea, exterminio insensato abocado a una negociación:
ni los israelíes desaparecerán, que bien se cuidan ellos con sus
armas, ni los palestinos tampoco, aunque sean ahora sufrientes y
los que harán sufrir.
Hemos llegado al tercer milenio y la locura impera sobre el
derecho internacional. Triste. Realidad. Thomas Hobbes presente.
También existen dirigentes-chinches aprendices de brujo y
pienso en la que quiere ser candidata a la presidencia en
Andalucía, alcaldesa de Cádiz, que acaba de presentar su página
web, cuya fuerza comunicativa tiene como base la injuria contra la
oposición socialista. El Partido Popular llegó al poder años atrás
con el insulto por delante; les fue bien, con rentabilidad política.
Siguen en la brecha. Los socialistas, en representación del empuje
progresista, recogen pasados fracasos del impulso marchitado en
distintos momentos históricos. La señora citada, Teófila Martínez,
ha llegado a robar el lenguaje a la izquierda: habla de revolución.
02/04/2002.
Cuidado con el partidismo. La imposición de la parte.
Cuando ni siquiera en nuestro país los partidos tenían existencia
real, eran agrupaciones electorales, ya había tendencia a imponer
la política de la parte sobre el interés general. Nuestra historia del
siglo XIX ofrece claros ejemplos de decisiones de un partido
revocadas a continuación por el triunfador de la siguiente elección
o golpe de mano. Esta forma de comportarse políticamente tuvo
tristes consecuencias en los importantes campos de las libertades y
de la educación. En 1939 una parte rompió la baraja e impuso la
dictadura, tras una guerra. Muerto el dictador, las fuerzas
democráticas trataron de alcanzar un consenso en temas
considerados como fundamentales para la nueva andadura
constitucional, en la que seguimos por deseo de los ciudadanos.
Las mayorías absolutas padecen de la soberbia en el diálogo
con las fuerzas minoritarias, pero el partidismo es una enfermedad
política que mina el cuerpo social. Lo primero les sucedió a los
socialistas durante una parte de su estancia al mando del gobierno.
En cuanto al partidismo, éste está asomando las orejas en la última
legislatura del Partido Popular, en la que por lo demás, como ya es
hábito político generalizado, gobierna con la soberbia de quien
detenta la mayoría del voto.
Las libertades y la educación son los campos predilectos
para la actuación partidista, cuando de lo que se trata es de
imponer una ideología por encima del interés de todos. Los
populares tratan de imponer estos días una nueva ley de partidos
políticos con el único fin, que es moralmente loable, de ilegalizar a
una fuerza política vasca, camaleónica en cuanto a cambios de
nombres, que apoya la violencia terrorista y comportamientos
xenófobos intolerables. Este tipo de leyes, muy complejas para la
11/04/2002.
técnica jurídica, tienen que tener el respaldo de todas las fuerzas
políticas democráticas.
En el terreno de la educación, el citado partido gobernante
impuso una ley de Reforma universitaria que, como tantas leyes
educativas de tiempos pasados, tiene todos los visos de ser
derogada en cuanto haya un cambio de gobierno. Va a imponer
una reforma de la enseñanza secundaria que ofrece la misma
impresión. Claro que el objetivo de mejorar la calidad de la
enseñanza en todos sus niveles nunca se puede perder de vista por
todos, por eso se requiere que todos sean escuchados: los partidos
políticos de la oposición, los representantes de los docentes y
alumnos y también los miembros de la sociedad más directamente
implicados. Claro que el acuerdo general es imposible y que el
gobierno tiene que gobernar, pero de esto a la imposición
partidista va un gran trecho que hay que andar con hábitos
democráticos.
Además, como España es un país federado de hecho, quizá
más complejo que si fuera de derecho, resulta que el gobierno de
la nación no puede imponer tan ricamente sus criterios a los
gobiernos autónomos.
Puestos a ver orejas, en estos temas como en otros se ven las
de la ideología centralista del Partido Popular. Es una opción, un
tanto fuera del tiempo histórico de la Constitución vigente.
La democracia española tendrá que defenderse de sus
enemigos infiltrados, como lo tienen que hacer los demócratas
vascos. La calidad educativa tiene que ser mejorada, porque es
importante para la libertad de los ciudadanos, en una sociedad que
redistribuya con justicia su riqueza. Por esto, precisamente, es tan
importante que todos tengan la oportunidad de educarse y que se
destinen los recursos económicos suficientes para ello.
Los pasitos de una justicia internacional, capaz de
sentar ante un tribunal a una persona cuyo comportamiento haya
atentado con la humanidad, representada en personas asesinadas o
cuyos derechos fundamentales hayan sido violados impunemente.
Bienvenida sea la Corte penal internacional, que se vaticina
comience a funcionar el próximo verano.
Que todavía haya países importantes que se nieguen a
firmar el acuerdo para su funcionamiento bajo Naciones Unidas –
caso de Estados Unidos, Rusia y China– es preocupante;
desmerece el importante paso de la constitución de la citada corte
en La Haya, aunque sea un pasito. La esperanza estriba en que
también costó mucho esfuerzo crear esas Naciones Unidas y
aprobar la Declaración universal de derechos; ahí están, al menos
no se cuestiona abiertamente ni su desaparición ni la abolición de
tal declaración. Esperemos que con el tiempo tampoco se quiera
dar un paso atrás, desarmando el tribunal que dará más dignidad a
la persona sobre el Planeta, aunque poderosos, astutos y criminales
sigan pretendiendo campar por sus respetos.
El derecho internacional, que no cuenta con el brazo armado
de un estado concreto detrás, todavía es considerado una
entelequia por parte de muchos, pese a lo mucho andado desde
siglos atrás. Ahora bien, su ventaja es que si el mundo es global o
no será, tarde será mas el derecho internacional irá ganando
terreno en la fuerza de quienes luchan por un planeta Tierra más
justo frente a los que anteponen bien el interés propio, bien el
particular de un estado, sin importarles que corra la sangre. No
dudo que Ariel Sharon se sienta legitimado al ordenar las
terroríficas operaciones contra las ciudades palestinas, pero no por
ello deja de ser un asesino y candidato a sentarse en la Corte penal
internacional.
15/04/2002.
No nos libramos del horror y pagaremos en su
momento la miseria moral demostrada. El gobierno socialista
holandés, presidido por Win Kok, presenta su dimisión al sentir
vergüenza por su actuación el 11 de julio de 1995, día en el que el
general Ratko Mladic, que se siente servio y bosnio y con patente
para asesinar por ello –buscado aún por la justicia internacional–
ordenó el asesinato de 7.500 personas en la ciudad de Srebrenica,
ante la pasividad y colaboración de las tropas holandesas bajo el
mando de Naciones Unidas, dicen ahora que inexpertas, mal
preparadas y sin órdenes concretas de actuación. Se trata de un
gesto simbólico, que no devolverá la dignidad ni a los fallecidos ni
a sus familias ni a los ciudadanos bosnios que sobrevivieron. [Una
de sus faltas es la de creer en Alá]
Yenín es una ciudad, campo de refugiados, gueto, un
espacio apto para que personas palestinas vivieran sin molestar a
los ocupantes israelíes. El trabajo de limpieza puesto en
funcionamiento por Ariel Sharon ha dedicado una decena de días a
arrasar el lugar, donde ahora se respira el olor acre y dulzón de los
cadáveres; dicen las tropas israelíes que todos ellos son o bien
terroristas o bien civiles en armas. Secretismo, ocultamiento,
mentiras consentidas: el horror.
Hoy por hoy el pueblo palestino es un pueblo apestado y
solo. No le han ayudado sus hermanos árabes; Estados Unidos
deja hacer a su protegido judío, y la Unión Europea muestra su
impotencia y mira a otro lado cuando le conviene.
Lo que está ocurriendo en los territorios palestinos es un
desastre. La miseria moral demostrada por las democracias
occidentales es una pésima inversión. ¿Cómo vamos a querer que
nos quieran? En un rincón de África también han matado a cientos
de inocentes, pero a quién le importa.
17/04/2002.
Modos de estar aquí, los de estas cuatro personas que
manejan las palabras: Salvador Pániker, José Manuel Caballero
Bonald, Juan Goytisolo y António Lobo Antunes, de los que he
leído últimamente diferentes textos autobiográficos. Son
personajes de diversas y complejas trayectorias vitales que, para
mí, tienen en común el que su edad va por delante de la mía, un
hecho no sólo biológico, dado que lo importante del mismo es que
han iluminado sombras entre las que he tenido –y qué sé de lo que
depara lo por venir– que desenvolverme. A los cuatro los admiro
por su forma de escribir y de expresar sus pensamientos, con
independencia en este caso de la perfección artística alcanzada en
sus obras, a las que también me he ido asomando con deleite.
Han iluminado las sombras entre las que me desenvuelvo en
mi estar aquí: de sentirme persona que trata de expresarse
escribiendo, luchando con una lengua que intento tallar con el
talento del que dispongo. Claro que mi tiempo es otro, pero me
siento cómplice de sus angustias, porque son también las mías.
Tres españoles y un portugués, quien me tienta a conocer su
lengua.
He encontrado en ellos algunas respuestas y, también,
resignaciones, en cuanto a los problemas del vivir que se plantean,
y muestras de un cierto valor para plantar cara frente a las dudas
que he visto presionan sobre el escritor.
Ellos me han mostrado que lo de perder el tiempo no es,
precisamente, lo que he estado haciendo en el correr de mis años;
que antepuse otras prioridades, acertadas y equivocadas, pero
calificarlas así no deja de ser una argucia de aquel que ha vivido.
Que lo que se sabe, se sabe, y lo que se ignora, se ignora. Hasta el
suspiro final, impredecible, se tiene que seguir viviendo con amor
y angustia. No hay más remedio que hacer camino al andar.
18/04/2002.
Una obviedad que escandaliza a unos, que bien pudiera
ser la protesta de los ciegos, no por enfermedad sino por ceguera
propiciada por una venda en los ojos. Días atrás Felipe González
jugó con las palabras en torno al pasado del Partido socialista que
él protagonizó y el presente, se supone que tras cambio de rumbo,
del que se quejó por no comprobar la existencia de un proyecto.
Felipe González lideró a los que empujaron al socialismo de
izquierdas de la era industrial hacia el centro político de las
sociedades conquistadas plenamente por el capitalismo; éstas en
las que toda fuerza que aspire al poder quiere el centro, quedando
los extremos para los idealistas utópicos de la bondad humana y
los dictadores que quieren imponer arcadias que nunca existieron.
Lideró su partido como lo hizo en el estado español: con pasos de
gato con botas hacia la modernidad que se escapó mediante trauma
en la década de los treinta del siglo pasado. Los españoles
quisimos ser plenamente europeos –de los de la unión– y lo
conseguimos, para bien y para mal.
Pues el socialismo español anda sin proyecto, como también
carecen de él los partidos socialistas que le han servido de
referencia. España dejó tiempo atrás de ser punto y aparte en la
política europea: el modelo es el mismo. Suelen ser los socialistas,
aquí y allí, más mirados en las maneras de expresarse
democráticamente, pero lo que es alternativa al modelo de
capitalismo liberal, apreciar no se aprecia.
No es que sean tiempos de confusión, más parece que no se
está dispuesto a cambiar de modelo económico, que sus bondades
tapan sus defectos, en las sociedades de la opulencia claro: como
hay mucho para repartir, pues algunas migajas caen de la mesa del
rico.
14/05/2002.
Un modelo económico que impregna todos los discursos y
por relación los comportamientos. No se trata tanto de que exista
un pensamiento único, como acuña la frase propagandística
despectiva, como de que todos los pensamientos tengan miedo de
dejar de ser correctos. La corrección la impone un ideario burgués
en el que la libertad más libre es la del beneficio, que se traduce
físicamente en dinero, con lo que un simple elemento de
intercambio se convierte en un valor al que los valores éticos –el
comportamiento humano, sin distinción de razas– conceden la
calificación de supremo valor.
No es de extrañar pues que en nuestras sociedades
opulentas, civilizadas, democráticas, se premie y admire el triunfo
de los pillos, siempre y cuando sean correctos.
Sobre el proyecto y su ausencia del socialismo no se trata de
ser un maestro Liendres con catecismo escondido en la manga.
Tendrán los socialistas que proponer políticas en las sociedades
que pretendan gobernar, sin olvidar lo fundamental. Ellos han
difundido una serie de valores que han hecho bien a la humanidad,
no solamente a las sociedades respectivas, a todos; valores que en
muchos puntos del Planeta todavía están en mantillas.
En estos momentos de los discursos correctos en las
sociedades de la opulencia lo que se echa en falta es,
precisamente, una apuesta firme y pública por los valores que
consiguen frenar a los depredadores, aquellos que prefieren la
fuerza de la camada a la convivencia de la sociedad civil, en la que
la persona es algo mucho más que una función económica, es un
ser único que tienen un tiempo desconocido para tratar de
desarrollarse junto con los seres de su especie y de su Planeta, que
nos acoge a todos mientras navega vertiginosamente en el espacio.
Con estos valores se pueden hacer proyectos concretos.
Desconfiemos de los que piden menos estado, al tiempo
que legislan para imponer su estado de la cuestión. Estado es una
forma política, sustentada jurídica y militarmente. El estado de la
cuestión es ideología para el beneficio de los particulares listos y
avispados.
Una cosa es el ser único que cada uno es y otra el individuo
que lo personifica. Los individuos lo son porque se desenvuelven
en un colectivo que los reconoce y protege. Si algunos individuos
–pocos o muchos– invaden las funciones de colectivo, éste se
resiente. En la tensión entre lo privado y lo público –modo de
verse el conflicto permanente entre el individuo y el colectivo– si
lo primero invade lo segundo no sólo proliferan los ladrones de
altos vuelos, también descarrilan trenes en el Reino Unido; si lo
segundo invade lo primero, no sólo se implantan sociedades
monolíticas, suele suceder que los menesteres cotidianos que
permiten la alimentación de la población, por ejemplo, no
funcionen.
A comienzos de este siglo, en las sociedades opulentas de
occidente se está dando una invasión de lo privado sobre lo
público, camuflada en el argumento contrario; ése que pide en
definitiva menos estado.
En la referida tensión no creo que se llegue a un equilibrio
natural, más bien el conflicto es el que debe encontrar puntos de
convivencia, poco estables.
El estado liberal capitalista –tan por lo privado él– está
viviendo unos momentos orondos, de dulce que dicen algunos
andaluces para referirse a lo excelente, pero también está
engendrando dentro unos enemigos irracionales capaces de acabar
con lo liberal, el capitalismo y el estado. Ya sucedió. No hay que
16/05/2002.
ser agoreros sino pesimistas ilustrados, no anonadarse por la
propaganda y luchar por lo público.
Propaganda es que se vaya a aprobar con el nombre de ley
de partidos políticos una norma que sólo va a servir para tratar de
ilegalizar a un grupo político, de nombre cambiante, que apoya
acciones terroristas, salvajadas. También lo es que otra ley se titule
de mejora de la calidad de la enseñanza, no sólo con el objetivo de
criar ciudadanos dóciles desde la tierna infancia –objetivo
generalizado de este tipo de leyes– y clasificados, asimismo para
introducir la religión católica como verdad universal y la escuela
de pago subvencionada por todos los que declaran a Hacienda,
entre otras cuestiones. La propaganda apunta a los inmigrantes
como causantes de ese concepto que llaman inseguridad ciudadana
y a los desempleados como culpables de su propia desgracia
laboral, raterillos de los recursos de todos.
La burguesía siempre ha tratado de anteponer su máximo
beneficio, esencia del capitalismo. Las clases medias siempre se
han mostrado temerosas, ante todo. La clase trabajadora antes
luchaba por la mejora de su condición, que ahora parece pasar, de
nuevo, por votar a irracionales xenófobos y dictatoriales, más o
menos camuflados, en Austria, Italia, Francia y Holanda, por el
momento.
Aquí, durante las dos legislaturas de José María Aznar, se
nos está vendiendo la ilusión de que todos y cada uno podemos ser
accionistas de esta gran empresa que se llama España, aunque las
privatizaciones de nuestro capital público han beneficiado a unos
pocos avispados o el obispado de Bilbao ha amasado sus riquezas
en el paraíso fiscal de las islas Jersey, por señalar dos notas de
color vergonzoso, que poco a poco se irán sabiendo esos asuntos
que no podrá disimular la propaganda.
El orden natural de las cosas, que nos lleva de la mano
a la muerte. Sobre este pensamiento, que es redondo y simple, crea
una novela António Lobo Antunes. Confieso que desconfío de la
expresión: obra maestra; no tengo fe en las obras maestras del ego
de alguno aplaudido, con razonadas razones, por otros; detesto, de
verdad, la terminología solemne, sobre todo cuando se emplea
para tratar de describir la obra de Sísifo, que hay mucha palabrería
suelta supuestamente solemne. ¿Cuantos partidos de fútbol del
siglo hay cada temporada? Sé que El orden natural de las cosas
me ha impactado. Quiero decir que ha agitado mi espíritu cuando
me ha permitido intuir lo innombrable.
Con sencillez y sin aspavientos la muerte es innombrable.
La sociedad moderna, creo que sea cual sea el punto del planeta, la
niega, o sea, la oculta, aunque la manipule a su vez como elemento
del espectáculo, lo impactante, lo efímero, la excitación
compulsiva que necesita la información global. La muerte es
innombrable porque fagocita el fracaso. ¿La sociedad de
emprendedores puede admitir, siquiera como hipótesis, el fracaso
de la existencia? Sería un absurdo el mero intento de incentivar
tanto desvelo si el interesado supiera que su esfuerzo está
condenado al fracaso: el orden natural de las cosas es que nos
vamos a morir.
Tratan de amaestrarnos, en la familia, en la escuela, en la
calle, en los trabajos para ganarse una vida, con el objetivo de
conquistar la naturaleza, o lo que también implica conquistar la
vida eterna, lo cual es mentira. Tuvieron que inventar el paraíso,
dado este tongo, sin que nadie haya levantado monumentos al gran
inventor. Nuestros desvelos son ríos que al mar van a evacuar. Es
tan desesperante. Por esto mismo los literatos se acogen al carpe
diem. Quema el instante, como lo hacen los que ingieren pastillas
17/05/2002.
de éxtasis y bailan frenéticamente dentro de una horda sudorosa,
extasiada, agónica. Fin de semana encerrado vibrando con la tribu,
solo que es uno más uno. Quema el instante, en vez de saborea el
instante, mensaje milenario que nos llega de Oriente. Nuestros
desvelos, nuestros desvelos, los que producen marcas en la piel
que cualquier corporación de las que prometen rejuvenecernos jura
que las suprimirá. ¡Estúpidos!
“En esa época, más allá del níspero, había un árbol de China
cuyas hojas hacían vibrar lentejuelas en el muro, y en noviembre
se percibía la bronquitis de los sapos en los huecos del revoque:
me despertaba por la noche con su canto, el brigadier de boina
vasca, que a principios de siglo volara de Lisboa a París en una
carraca de lona, fue a hablar con mi padre sobre el incordio de los
sapos, cortaron el árbol de China, los sapos agonizaron al sol, pero
las raíces continuaron creciendo y levantaron una parte de la casa,
oblicua como un paquebote adornado en un prado de tomillo y
azafrán que las voces me obligaban a abandonar criticando la
cocina, las cacerolas, los platos y los cubiertos amontonados en la
repisa, los paños de cocina, una ristra de cebollas en una viga…”
(pp. 527-528. El orden natural de las cosas. Siruela, 2001). Esta manera de
unir las palabras que expresan pensamientos en sentimientos y
sensaciones no necesita apoyarse en la imagen, por eso todavía
podemos seguir hablando de literatura.
Textos y más textos, papel y más papel que ahora prometen
reciclar, que no van a suplantar a la imagen, ni a la literatura.
Textos e imágenes del negocio del entretenimiento, del
adormecimiento, del envenenamiento, que no todo ha de ser
fútbol, o baloncesto o béisbol.
Textos e imágenes que llenan espacio del tiempo, ese
tiempo de fuga.
Temo la expresión obra maestra he dicho, y amo
encontrarme con la palabra. Las palabras de un texto como este
orden natural del que hablo, que me sugiere Lobo Antunes, con el
que he sufrido, con el que he participado, con el que vivido. Con
el que me siento cómplice, con unos instrumentos comunes, que
sobrevuelan las lenguas; esas palabras únicas capaces de expresar
ideas; ideas que tienen vida, mundo propio dado que actúan, se
conectan, se crean, recrean y destruyen, absorbiendo y analizando
el mundo real al que rendimos pleitesía al despertar cada mañana,
no el mundo real de la televisión, de los medios de comunicación
en general, tan irreales como nuestras pesadillas.
Leyendo textos como éste me compadezco de la dicha que
no pueden disfrutar los que no leen, de los que prefieren quedarse
en el pensamiento sin desbastar. Claro que leer y pensar no está al
alcance de todos, ya dice la voz rancia que no está hecha la miel
para la boca del burro.
El adoctrinamiento produce monstruos. Éstos son de
dos tipos: activos y pasivos. Pero no hay que llevarse a engaño, ya
que ambos son peligrosos para nuestra especie. Los activos creen
en el paraíso y están dispuestos a entregar la vida de otro para
alcanzarlo; también integran el colectivo especimenes puros que se
inmolan. En cuanto a los pacíficos, están menos motivados por la
utopía, dado que han sido desactivados hasta tal punto que, por
comer caliente, es que ni rechistan.
Los adoctrinados pasivos suelen ser las víctimas predilectas
de los activistas, que creen en dios o en la idea, ante quienes deben
doblegarse las testuces de la camada humana. A veces los pasivos
son los que engordan, sin pretenderlo, a los fanáticos adoctrinados.
Como pavos cebados para la cena de Navidad, sólo que son los
pavos los que devoran a los comensales.
El estado es el monopolio de la violencia y sus palabras son
doctrina, bien al modo espartano, bien al ateniense. Con el primer
método se suele acabar marcando el paso de la oca mientras se
invoca la idea de que por el imperio se llega a dios. El segundo
suele crear ciudadanos responsables que delegan sus obligaciones
en un ejercicio de responsabilidad, lo cual es una irresponsabilidad
muy cómoda, que acaba convirtiendo los asuntos de estado en
asuntos de familia, esas oligarquías denunciadas desde los tiempos
remotos.
Un buen ciudadano pasivo por el adoctrinamiento piensa en
su yo: centro del universo y para el que representa, más bien peor
que mejor, un personaje. Su mundo son sus cuatro cosas y
cualquier otro añadido le agobia, son los favoritos de los
psiquiatras acomodados. El activo también adora el yo, pero su yo
es abstracto y universal: el yo de su religión, el yo de su nación, el
yo de su raza. El yo del primero ejerce su tiranía desde el interior;
20/05/2002.
el del segundo es un tirano externo: se puede observar cuando se
reúne la cédula de la organización terrorista o la masa en la plaza
de Oriente, al grito unísono de ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco! (Al
menos mientras se sigan conservando las filmaciones de aquellos
encuentros.) Los adoctrinados que son pasivos tienen sus
momentos de exaltación, el jubileo de una vida de pesares, cuando
su equipo de fútbol gana la Liga de campeones o, si es más
modesto, asciende a Primera división. (El triunfo de unos jóvenes
Hércules en ropa deportiva de marca.)
Los adoctrinados que son activos tienen sus instantes de
gloria cuando estrellan unos aviones comerciales en los edificios
más altos de la capital imperial; se hacen reventar en medio de un
restaurante haciendo que le acompañen por unos instantes sus
víctimas, que él inmediatamente se desvía hacia el paraíso de
aguas cristalinas e hidromiel y los otros se quedan en la muerte; se
ensañan con un tren repleto de seguidores de otros dioses.
Barbaridades así que el tiempo nos habrá de ofrecer aún más
crueles.
En momentos históricos así ambos acaparan la atención de
grandes espacios en los medios de comunicación que, como ya se
va sospechando, son los portavoces del adoctrinamiento, junto con
las escuelas y las madrazas, entre otros mecanismos amamantados
por las ubres de la socialización.
Unos y otros son peligrosos para nuestra especie, queda
dicho, desde el momento en que no reparan en acabar con ella,
bien sea por la vía rápida del asesinato, bien por la vía lenta de la
depredación constante, contada y moliente. Lo curioso es que unos
y otros suelen coincidir en aferrarse al dios reconocido de cada
cual, aunque ese dios no tenga ni arte ni parte en la imbecilidad de
sus fieles.
No se sabe si piden apoyo a la lectura o una
subvención, para vender sus periódicos y libros, muchos títulos, a
pesar de que se quejan de que hay pocos lectores. Ahora son los
editores de diarios españoles quienes le piden al Gobierno de
España que fomente la lectura. Hay que ser reservados en esto de
que el personal lea, aunque sí que es preocupante el ya presente
desentrenamiento en la utilización de ideas abstractas, y a veces
uno piensa que también comunes, que el avance de la tecnología
audiovisual nos ha traído de la mano.
No parece que las ideas, que tienen su vida propia aunque
parezca cosa de magia, puedan llegar a conceptos profundos
siguiendo el culebreo de la cinta emulsionada con productos
químicos, de la magnética, o de la combinación binaria del
documento audiovisual informático. Se pueden contar buenos
argumentos, pero la abstracción de la idea se escapa cual
prisionero habilidoso. Como a toda regla, algunas excepciones se
pueden contar en las artes plásticas. Pero expresar el pensamiento
es asunto de la palabra.
Y el mejor vehículo de la palabra es la letra impresa que
usamos desde hace miles de años para tratar de comprender
comprendiéndonos. Otra cosa que es que se consigan los objetivos
dichos. Dadas las dificultades demostradas, también es muy
previsible que para apoderarnos de la abstracción con la imagen
han de pasar muchas lunas, como diría el experimentado anciano
de la tribu.
Pero el asunto del reclamo de arriba es el de ofrecer
incentivos para la lectura, ya que el obligar a leer, porque la letra
con sangre entra, parece una barbaridad manifiesta. Por la parte
pública, el período de instrucción en la escuela debe facilitar las
herramientas para interpretar los signos y poder tener una idea de
21/05/2002.
la clasificación de especies y géneros, además de una pizca de
picardía para saber distinguir los buenos libros de los malos. Pero
el amor al placer de la lectura es asunto más íntimo.
Lo íntimo se desenvuelve en el territorio de lo privado. Una
familia, de las clásicas o de parejas de hecho, en la que se aprecie
la lectura, que posea libros, que les guarde el respeto debido,
puede ser el primer anillo del círculo, pero sólo puede ser, que el
acto de leer es íntimo. En lo privado se puede motivar para que se
amen los libros y uno se deleite en lo que dicen. Pero ese uno es el
que tiene que emprender el camino en solitario, que se hace
andando deleitándose en lo que los libros buenos pueden
enseñarnos de lo que podemos conocer y no nos conocemos. Y
aquí, que cada palo aguante su vela. En cuanto a eso de los libros
malos, no es que éstos contengan mayor o menor número de
perversidades, es que lo que guardan es inútil para cualquier
camino, salvo para incrementar el negocio del mercado editorial.
Los editores piden que se fomente la lectura porque les va el
empeño comercial en ello. Están en su derecho. No creo que este
gobierno liberal que manda ahora vaya a caer en la tentación de
subvencionar a las empresas editoras, descaradamente, lo que iría
contra sus principios de libre comercio. En cuanto a los editores de
diarios disponen de otras regalías, si son buenos chicos con el
poder.
Además, el Gobierno de España ha prometido hacer un gran
dispendio en introducir las nuevas tecnologías de la información,
que es lo productivo, aunque todavía ande estudiando el proyecto.
Además, por tradición, la gente de derecha no ha sido muy
partidaria de que el común sea lector. Ya se ha apuntado que ideas
y lecturas hacen migas, y por esta causa se educan ciudadanos
pensantes, que siempre son enemigos potenciales.
El miedo. Primero se supo que George W. Bush había
sido alertado de lo que podía posar un día cualquiera del otoño del
2001, cuando descansaba en unas vacaciones, seguramente bien
merecidas, y los papeles durmieron sobre una mesa. A
continuación, el miedo vuelve a extenderse como mancha
oleaginosa anunciando un inminente ataque terrorista; se
comienzan a citar países concretos: Estados Unidos, Reino Unido;
a citar sitios emblemáticos: el puente de Brooklin, la Estatua de la
libertad; de medios terroríficos: explosivos en edificios, venenos,
bacterias mortíferas. El miedo, no contra las otros, contra los
suyos-nuestros-nosotros.
Sospechosa propagación del miedo. La histeria llega al
punto de que el que da la cara por los responsables de evitar los
atentados reconoce que no se puede hacer nada. Que la maldición
caerá. Faltó el añadir: ¡arrepentios!
Juegan a tenernos cogidos por el cuello. El espectáculo está
servido para los medios de persuasión, principalmente para las
cadenas televisivas norteamericanas, que compiten de forma
canalla.
Los Estados Unidos tienen miedo y su Gobierno quiere que
también el mundo tenga miedo al enemigo invisible.
No hay que despreciar que este miedo virtual tenga su hora
trágica, como la del 11 de septiembre. Ahora bien, un miedo real
del momento tendría que fijar algunas caras conocidas, entre ellas
las del principal protagonista, el señor Bush; caras de
irresponsables pese a su gravedad de maneras. Da miedo real el
contemplar en manos de quién está el poder. Da miedo saber qué
intereses defienden. Da miedo constatar lo evidente: también ellos
son peligrosos, tanto como los otros. Dispuestos a matar inocentes,
que no están en nuestro bando. Los malditos daños colaterales.
22/05/2002.
El capitalismo está en forma, viene a señalar un análisis
del Economist, felicitándose porque ha sido capaz de superar las
crisis. Avanza, es un hecho, como lo es que lo hace sin control
por parte de los afectados, precisamente no los que mueven el
capital sin fronteras, sino los que tienen que moverse con el son
del capital.
La dictadura comunista soviética cayó por su inviabilidad
tanto política, social y económica, como caerán Cuba y Corea del
norte; La República Popular China es todavía comunista de
nombre para gestionar la convivencia de miles de ciudadanos,
férreamente, pero se mueve en el modo de hacer capitalista. Sin
enemigos del pasado, la ideología capitalista propaga el
capitalismo como un fin, ocultando lo esencial, que el capitalismo
es un medio para explotar y distribuir bienes, que tiene como
viento a favor la libertad y como descrédito la codicia, madre de la
pobreza.
Sin
pretenderlo,
como
dosis
homeopática,
la
socialdemocracia ha contribuido a enquistar el capitalismo como
fin. Bajo el valor de la solidaridad ha propiciado políticas para
subvencionar a los pobres –los desempleados en las sociedades
opulentas–, hacer la vista gorda fiscal y que contuvieran los costes
del trabajo: salarios y seguridad social, con el objetivo de la paz
social necesaria para mercados estables y negocios prósperos.
Estas políticas han mantenido y mantienen el orden en el patio,
pero no contribuyen a fomentar otro valor, el de la justicia en la
distribución de la riqueza que genera cada comunidad.
Tanto que andan buscando valores los herederos del
socialismo, lo mejor sería repasar los ya inventados por los que
estuvieron antes que nosotros: la libertad, la igualdad, la
fraternidad… hálitos morales, retorcidos cuando se ha querido
23/05/2002.
porque no se ha aplicado la política necesaria para que existieran
en el único marco posible: el espacio público compartido entre
personas ambiciosas.
El capitalismo en forma, desde la ideología del Economist,
ha aumentado su codicia merced a la tecnología, la misma que
comienzan a usar los afectados para contestar al desenfreno, ya
que es inobjetable que el Planeta es global para todos. Siglo que se
abre convulso, que ha de fructificar en nuevas realidades y
esperanzas para la humanidad, como ha venido sucediendo.
Sea como fuere, frente al capitalismo como fin en sí mismo
hay que poner en marcha nuevas políticas que posibiliten una
distribución de la riqueza que se aproxime a lo justo dentro de
cada comunidad gobernada por sus representantes, elegidos
democráticamente. Afortunadamente la democracia, como medio
político de gobierno, es cada vez más aceptada universalmente. Y
el aporte de la tecnología de la comunicación hace que esto sea
una marea incontenible.
El estigma del pasado de cada uno. Más bien lo
contemplo como un barroco prócer de casino de pueblo andaluz,
toque de Juan de Mairena machadiano, pizca del Séneca
pemaniano, eso sí prócer con buenas intenciones pasado por el
tamiz de la modernidad, que como el abuelo de la familia
Cebolleta, propenso a contar las batallitas que a mí me gustan, que
cantaba la chirigota Los cruzados mágicos, ya historia del
Carnaval de Cádiz. Eso sí, a Felipe González le pesa su pasado.
Tiene el estigma de no haber hecho lo que le pidió la
mayoría de los ciudadanos españoles en su momento, dándole el
poder para ello; le dio la oportunidad de conseguir que el
capitalismo repartiera más equitativamente la riqueza de todos
entre todos. Evidentemente, fue una quimera quijotesca, fruto de
un tiempo de ilusos. Felipe González y sus gobiernos apostaron
por las políticas socialdemócratas que han tratado de impedir que
el capitalismo neoliberal se lo zampe todo; pero eso no es
distribuir equitativamente la riqueza. El conflicto continúa, con
malos tiempos para los socialdemócratas. También es cierto que
muchos de los que ahora detestan al ex presidente suelen obviar
que la política es el arte de lo posible y que suele ganar el que más
fuerza tiene, o lo que en lengua antigua era traducido como buenos
soldados y buenos dineros.
Como anteriormente otros políticos progresistas españoles
Felipe González fracasó, tras diez años gobernando. Es el destino
sabido en un mundo en el que el poder lo ejercen los que no tienen
piedad cuando el negocio es el de defender la propiedad, aunque
sea por medios legales. Pero la frustración fue colectiva.
Él era uno de los nuestros, del grupo, del clan, de la familia,
no por otro motivo le llamaban y le siguen llamando Felipe; a
secas.
24/05/2002.
Sigue en la brecha. Dice no querer retirarse a escribir sus
memorias y da la impresión de que quiere volver al poder, aunque
por el momento defienda su pasado como presidente, le encante
poner nerviosos a los actuales gobernantes de la derecha, usando
precisamente los resortes de los mismos medios de comunicación
que lo vistieron de demonio –en un campaña sucia para acabar con
un político–, y expongan teorías sobre la realidad, atractivas, que
todo político profesional que se precie nunca aplicaría en el caso
de poder hacerlo. Él lo sabe.
Además de un prócer de casino dado a las tertulias, Felipe
reencarna en el imaginario popular aquella gracia de los grandes
toreros, cuando ya no los hay –que lo que se da son excelentes
profesionales matadores–; capaz de arrastrar en el cortejo a
admiradores y detractores dándose de gorrazos entre ellos y de
codazos por acercársele. Quizá por esto lo deteste tanto Aznar.
Cosas del país.
Pensar, poco; abroncar, lo que se pueda. Aquí en
España, bendita tierra, se disfruta con la polémica, el conflicto
bronco se cosecha sin apenas arar; se siembra la semilla y brota
esplendoroso. El arar, o sea, el pensar, no es de la afición del
ciudadano espectador, menos de los actores, que tienen, eso sí, un
gran corazón, el mismo que nos hizo seres irreales en los cuentos
de antaño. Porque se sigue siendo un país polemista a pesar de la
modernidad, que nos debería haber transformado; a pesar de las
autonomías, pues cuando se polemiza se hace con el espíritu
español: al contrario, ni el agua.
No se ha llegado a armar la de San Quintín porque son
obispos, pero bien calientes que les están poniendo las orejas.
Todo porque los obispos de las provincias vascas se agarran al
poder nacionalista, que es el que manda ahora en el País vasco, y
no han escrito en la pastoral con la que pastorean a los servidores
del dios católico que los miembros de ETA son unos “asesinos” y
que también son “asesinos” los que militan en el denominado con
auto bombo movimiento de liberación vasco, lo apoyan y lo votan.
“Asesinos”, textualmente, que es como hubiese querido ver escrito
el Gobierno de España, recogiendo las voluntades de millones de
españoles, hastiados de terrorismo; precisamente, lo que pretenden
los terroristas. Como tampoco han escrito “condena”, condenando
a los delincuentes al infierno, que a la cárcel ya se les lleva cuando
los tribunales de justicia pueden llegar a juzgar a los individuos
que hacen del terror un modo de vida y un arma política para
doblegar voluntades con el miedo. ¡La que se ha montado en el
gallinero! En un corral del que su Constitución dice que es
aconfesional.
Sin ánimo de polemizar, como reflexión: 2002 años de
experiencia avalan a la Iglesia junto al poder civil, procurando no
04/06/2002.
juzgarlo desde la ética. Los problemas políticos acaban
encontrando soluciones políticas. El que atenta contra la vida, la
libertad y la dignidad de las personas tiene que ser perseguido,
juzgado y castigado si fuese culpable. Los que apoyan el
movimiento de liberación vasco deberían saber que el pueblo
vasco no tiene que liberarse; los vascos son libres. Las banderas
las inventaron los humanos, los dioses no las tienen porque no las
necesitan. Por cierto, el no matarás no es un precepto religioso, es
un comportamiento primordial para preservar nuestra especie.
Tiempos vendrán que nos harán ver claramente cuánto de
artificio y estupidez hay en esta cuestión vasca, mas hasta
entonces habrá que seguir sufriendo, que no con los brazos
cruzados frente a las sinrazones. En cuanto a las polémicas, con
curas de por medio además, no sirven para nada; quizá para
acalorarse y soltar adrenalina, dicen que atempera los nervios de
los sanguíneos.
Lo repudiable de la polémica hispánica es que tiende a
sustituir a la política. Se nos calienta la boca y se nos atrofia
paralelamente el cerebro, con el resultado de no encontrar
finalmente las soluciones consensuadas ante los problemas, como
es el del desempleo, por ejemplo, enquistado en una sociedad que
ya ha llegado a contemplarlo como una de aquellas epidemias
bíblicas.
Ahora se vive la bronca por la convocatoria sindical de una
huelga general, tras la imposición gubernamental de unas medidas
para aliviar las estadísticas del desempleo, más que para fomentar
empleos dignos, se sospecha. Una imposición sin diálogo,
medicina que ha acreditado su ineficacia desde los tiempos de
Viriato. Evidentemente, en política siempre hay desencuentros
intelectuales y verbales, que en democracia conducen a los
encuentros, claro que eso nunca se consigue ni chillando ni con los
cojones sobre la mesa, al hispánico modo del que ya se ha hecho
referencia, que parece no haber sido educado por la modernidad ni
por la división territorial y política de un estado, que todavía
presume con hazañas tipo Numancia, Sagunto, el Alcázar de
Toledo o el encierro con seis toros, seis mihuras, de un torero.
A propósito de la modernidad. Cuando las tecnologías de
los medios de comunicación permiten la difusión de análisis y
opiniones fuera de los círculos restringidos, pues en vez de
mesurarnos lo que se ha conseguido en transformar la tertulia de la
barbería o del café, cargada de infundios y ramplonerías, en el
testimonio de lo público por excelencia, terreno de juego ideal
para estas polémicas bronquistas, en las que se espanta al
pensamiento, sustituido por la compulsión de las neuronas, que
ésta es cuestión física. Se piensa para convencer, que no disuadir.
Fuera de control. Ésta es la impresión que uno obtiene
al observar, padecer o participar, en este trasiego vertiginoso en el
que están inmersas nuestras sociedades occidentales. No importa
el rincón donde uno se encuentre, se verá afectado por el vértigo
de los cambios.
Muchos de los esquemas en los que nos trataron de educar
son reliquias. Si uno ha procurado estar al día, al menos puede
entender, aunque se sea incapaz de comprender. Dudo que ni
siquiera los que disponen de resortes de poder puedan. De ahí esa
sensación de fuera de control que, muy posiblemente, no sea una
sensación sino un hecho.
Las noticias que nos llegan del mundo –las noticias son casi
siempre malas noticias– reflejan auténticos disparates, en cuanto
se quiera aplicar en su análisis algo de sentimiento y razón
humanos. Es un disparate que se le declare la guerra a un
fantasma, pues el terror es un fantasma que asesina y destruye
cuando puede. Estados Unidos, que nació como nación en pie de
guerra, le ha declarado la misma a ese fantasma. Es un disparate
esta otra situación: que se disponga de medios técnicos para
erradicar enfermedades como el SIDA, que está diezmando a la
población en un muchas zonas de África, medios que no se aplican
allí donde más se los necesita; claro que los medicamentos están
en manos de industrias que los producen para obtener beneficios.
Que haya millones de hambrientos es otro disparate cuando la
humanidad podría dar de comer el hambriento merced al dominio
adquirido de la naturaleza, sólo que el alimento es un arma, como
la bomba atómica.
Es preocupante que el conocimiento adquirido por
generaciones también se haya transformado en mercancía,
intangible pero vendible, que sólo una minoría usa
19/06/2002.
privilegiadamente en beneficio no precisamente de la especie
humana, sino del interés particular, de un estado, de un sector
industrial, de sociedades vinculadas por el conocimiento,
precisamente. De esta manera, en el Planeta se puede viajar en el
tiempo físico sin tener que recurrir a una peliculera máquina del
tiempo, pasar de la sociedad tecnológica a una edad media o
incluso al primitivismo de los primeros agricultores. Estos estratos
del tiempo viven aquí no para el disfrute de antropólogos o turistas
aventureros, sino para escarnio del conocimiento humano. No se
trata de que la Tierra sea uniforme sino de la dignidad de nuestra
especie.
Una especie que ha conseguido comprender su alrededor,
transformarlo y destruirlo también. Pero la primera sometida es la
propia especie, a los intereses de los más fuertes, que si bien
fueron guerreros rudos en los tiempos de las hordas, ahora son
guerreros sabios en universidades de prestigio y en los
departamentos gubernamentales y consejos de administración de
sociedades sin fronteras nacionales.
Promesas del candidato. Promete el candidato
socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, que habrá más justicia
social en España, si llega a la presidencia del ejecutivo, lo que está
por ver. Ahora comienza la carrera. Tiene su lógica que un
socialdemócrata anuncie más justicia social en caso de gobernar;
al menos que de palabra no quede el asunto en agua menor,
aunque las políticas macroeconómicas liberales que suelen aplicar
una vez hay que tomar decisiones no vayan precisamente a
apuntalar lo que en su día fue defendido como estado del
bienestar. Bueno, promete también derogar la Ley de Ordenación
Universitaria y asegurar los empleos fijos. Los empleos le
costaron un disgusto al socialismo de Felipe González en su día y
los desencantados de la O de obrero no lo votaron finalmente, por
éste y otros hechos.
El candidato también se muestra firme con no dialogar con
el lehendakari de los vascos, Juan José Ibarretxe, quien acaba de
proponer un País vasco como estado libre asociado con el español;
en no hablar sobre esta propuesta, como tampoco parece querer
hacerlo el Partido Popular. Estamos ante un choque de
nacionalismos, español y vasco y viceversa, y esto siempre será
liarse la manta a la cabeza. Tienen razón en argumentar los
nacionalistas españoles que lo primero es lo primero, y esto es
acabar con el terrorismo. Tengo mis dudas sobre si que sea esto lo
primero, tenga que implicar necesariamente que no se discuta
sobre una propuesta política, muy compleja y arriesgada como es,
que es precisamente lo que ha puesto sobre la mesa el ejecutivo
vasco.
El candidato socialista tendrá que plantear muy claramente
cuál es su proyecto para Euskadi en el estado español. Es un reto
obligado para quien pretende ser presidente de los españoles.
07/10/2002.
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