Flores y cuecas acompañaron en el adiós a Margot

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LATERCERA Miércoles 5 de agosto de 2015
Sociedad
Espectáculos
Margot Loyola 1918-2015
Flores y
cuecas
acompañaron
en el adiós a
Margot Loyola
RLa folclorista fue despedida ayer
por los músicos en la SCD y luego
velada en el Centro Cultural La
Moneda, hasta donde llegó la
presidenta Bachelet.
Jimmy Gavilán
Tras la partida de Margot
Loyola el día lunes, su viudo Osvaldo Cádiz dice,
cuando aparece para acompañar el ataúd en el Centro
Cultural Palacio La Moneda:
“Chile no será lo mismo sin
ella”. Cádiz agrega que las
próximas generaciones deben seguir, sí o sí, con el legado de Loyola en el folclor
nacional. “Ella decía que había sido profeta en su tierra”, recuerda el viudo. Y
ahora, precisamente, fue la
música de su tierra la que se
desplegó en cada una de las
despedidas de ayer.
La primera comenzó a las 11
de la mañana en las afueras
de la SCD, en Providencia.
Allí, músicos como Horacio
Salinas, Pepe Fuentes, Pedro
Messone o Gepe esperaban
la llegada de la carroza fúnebre, que apareció poco antes
del mediodía con la voz de
María Esther Zamora sonando de fondo. “Es un referente impresionante. Siempre se
pensó que era cueca y tonada, pero ella hizo un rescate
increíble. Su trabajo es tan
grande que Chile está de duelo”, enfatiza la cuequera.
Fue entonces cuando se levantaron pañuelos blancos y
los petálos de rosas dejaron
las bolsas de plástico para colorear de tonos verdes, rojos
y amarillos la carroza blanca, que se detuvo para recibir
los discursos de despedida.
Allí, de pie, con lentes oscuros y entre los abrazos de los
asistentes estaba Osvaldo Cádiz junto a dos sobrinas de Lo-
yola. El ministro de Cultura
Ernesto Ottone se dirigió a
los presentes diciendo: “Hoy
se ha ido una mujer que amó
a Chile, que le cantó a Chile”.
El segundo adiós del día
partió un poco antes de las
13.00 horas en la planta central del Centro Cultural Palacio La Moneda. En presencia
de la la familia, folcloristas
rindieron honores frente al
ataúd, acompañados por
cuatro personajes chilenos
que iban rotando -dos huasos, una china y una huasa
elegante- junto a dos cirios,
arreglos de rosas blancas y
una notoria corona que, a las
13.20, llegó de parte del Senado chileno y se instaló a un
lado de las cinco banderas relacionadas con Chile: la mapuche, la de Rapa Nui, la Aymara, la de Linares y la chilena. “Ella se sentía parte un
poco de todo Chile. Por eso las
banderas”, explicó Ana Atenas, del conjunto Palomar.
COLUMNA
MADRE Y
MAESTRA
M
RR Loyola junto a Violeta Parra. FOTO: ARCHIVO
Duelo nacional
La tercera despedida de la
jornada comenzó a las 19.00
horas, en el mismo Centro
Cultural La Moneda, hasta
donde llegó la presidenta Bachelet para el homenaje oficial. Antes, al mediodía, la
Mandataria había decretado
48 horas de duelo nacional
como tributo a la fallecida
folclorista.
“Es un día triste para todos
quienes conocimos su talento, su personalidad, su obra
y su legado”, señaló Bachelet
en la actividad, a la que le seguiría otro homenaje bautizado como “Mil pañuelos por
RR La cantante en 2010. FOTO: ARCHIVO
Margot”, fijado para las 21.00
horas en la Plaza de la Ciudadanía.
Las puertas del recinto estarán abiertas hoy desde las
09:00 horas, y a las 11.00 el
cortejo fúnebre se trasladará
hasta la Recoleta Franciscana
-pasando por las pergoleras
del sector- donde se realizará un acto ecuménico, para el
que se pidió a los asistentes no
llevar flores sino que alimentos no perecibles, según los
deseos de la folclorista nacional. Luego de esto, los restos
de Loyola serán cremados en
una ceremonia íntima.b
ARGOT Loyola
arrugaba la frente
cuando se le preguntaba por listados dieciocheros, las vertientes de la cueca o la escasa figuración del género en meses
ajenos a las Fiestas Patrias.
Porque para ella el folclor no
era objeto de debate ni de respuesta corta. Sino un asunto
más profundo, de alto vuelo,
un tema de vida.
Incluso en la vejez, sus palabras se escuchaban fuerte,
como en sala de clases. Se explayaba en ideas profundas,
poéticas, casi filosóficas. Ella
decía, por ejemplo, que si no
cantaba, se moría. Y que ella
no había descubierto el folclor,
sino que el folclor la había descubierto a ella en el vientre de
su madre. Y también decía,
quizás su frase más potente,
que ella era pueblo.
Como muchos hijos de la
provincia, se crió en Linares
escuchando tonadas y cuecas
que le enseñaba su madre y
que también aprendió de su
padre bombero y comerciante.
Pero lo que la diferenció del
resto fue que el folclor se convirtió en su obsesión, en su estilo de vida. Partió recorriendo
Chile, hablando con los viejos,
aprendiendo sus canciones,
anotando los acordes y las afinaciones en un papel.
Luego viajó por el mundo
Por Mauricio Jürgensen
con la misma misión. A la
gente del campo no les hablaba con tono enérgico. Dicen,
los que la vieron, que lo hacía
con un tono cariñoso, casi
maternal. Que les preguntaba
por su vida y que luego venían
las canciones. Esas canciones
hablaban de esas vidas y eso
Margot Loyola lo entendió
como nadie. O quizás como
sólo alguien más en Chile:
Violeta Parra, su amiga, su comadre. A quien, según dijo en
estas páginas en septiembre
de 2010, la emparentaba la
“angustia existencial, dos rosas espinudas, dos mujeres
campesinas”.
Margot no se equivocó. Porque ella y Violeta fueron las
folcloristas más grandes que
ha tenido el país y como pasa
con muchas hermanas, aunque no sean de sangre, eran
diferentes por personalidad.
Blanco y negro. Una más académica, que creía que la
folclorista no tenía que andar
“politiqueando”, y la otra más
rebelde, que creía que la cantante que no se comprometía
estaba perdida como.
Juntas, y no en competencia,
son las voces excluyentes del
folclor chileno. Maestras y madres de un patrimonio sonoro
que no olvidará sus nombres.
El de Violeta del Carmen Parra
Sandoval y el de Ana Margot
Loyola Palacios.
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