Deterioro cognitivo en los trastornos depresivos. Evaluación neuropsicológica de la memoria y trastornos conductuales. G. Emilien, C. Penasse, A. Waltregny. Resumen. El objetivo de este artículo es discutir la contribución que la neuropsicología clínica y la evaluación neuropsicológica pueden aportar a la neuropsiquiatría, particularmente en referencia a la evaluación de los trastornos cognitivos y al tratamiento farmacológico de la depresión. Seis pacientes (4 mujeres, 2 hombres, de edad: 16-54 años) afectados de trastornos depresivos se sometieron a una exploración clínica neuropsicológica. En función de la puntuación obtenida en la evaluación de la memoria mediante el test de figuras complejas de Rey-Ostrerrieth, fueron clasificados en dos grupos: sin deterioro de memoria o con deterioro leve (deterioro <20%), deterioro moderado (disminución del 20-40%) o alteración severa (deterioro >60%). También se consideró la evaluación de la memoria mediante otros dos tests (escala de memoria de Wechsler y Test de aprendizaje de diseño visual de Rey). Los pacientes clasificados como afectados con un deterioro severo de la memoria mostraron afectación grave en todos las pruebas de memoria. La gravedad del trastorno cognitivo se relacionó con los trastornos neuropsiquiátricos de los pacientes, mostrados mediante la evaluación de la personalidad (MMPI, IDA y los cuestionarios de Eysenck) o mediante detalles personales evaluados durante la entrevista. Este artículo discute la importancia y la utilidad de una evaluación neuropsicológica completa de los pacientes deprimidos y considera seriamente la posibilidad de utilizarla para abordar la evaluación del tratamiento farmacológico. Palabras clave: ansiedad, depresión, memoria, neuropsicología. INTRODUCCIÓN Una de las contribuciones más importantes de la evaluación neuropsicológica es que hace posible la evaluación objetiva de la conducta en el contexto de la capacidad para ejecutar tareas básicas. Una batería de tests neuropsi-cológicos, cuando se aplica correctamente, permite comprender las aptitudes cognitivas y conductuales y las debilidades del sujeto. Proporciona al clínico o investigador una descripción objetiva de las áreas cognitivas y conductuales que pueden constituir un problema del paciente psiquiátrico. En este sentido, los datos neuropsicológicos pueden servir como una ventana abierta a los procesos mentales cotidianos del paciente neuropsiquiátrico. La evaluación cognitiva del paciente neuropsiquiátrico puede ser un examen válido del estado de la enfermedad y RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 de la respuesta a la terapia. Durante los episodios depresivos, los pacientes muestran deterioro del proceso de la información'". Los pacientes deprimidos parecer utilizar estrategias de codificación débiles o incompletas para organizar y transformar los eventos para ser recordados, lo que hace que estos sucesos sean menos memorables. Evidentemente la intensidad de la depresión correlaciona inversamente con la cantidad de información que puede ser aprendida y recordada. Estos déficits cognitivos se atenúan a medida que el estado de ánimo deprimido disminuye (es decir, cuando se responde al tratamiento farmacológico). Algunos de los tipos de procesos cognitivos que se han mostrado alterados en el estado depresivo incluyen aspectos de atención, percepción, velocidad de respuesta cognitiva y Este artículo se publicó en la revista "l'Encéphale, 1998; XXIV: 138-50 3 resolución de problemas así como de memoria y aprendiza-je(2,3). Como se ha demostrado en pacientes con depresión(4,5), la memoria episódica es una indicador muy sensible de la disfunción cerebral. Tanto los pacientes con depresión endógena como los afectos de depresión neurótica sufren deterioro de las funciones de memoria y tanto la memoria de reconocimiento como la de evocación están alteradas(6). El objetivo de este artículo es discutir la implicación y la importancia de la neuropsicología clínica en la evaluación de la gravedad del deterioro cognitivo durante la depresión así como su utilidad en el seguimiento del paciente, evaluando la respuesta favorable y la mejoría tras los tratamientos farmacológicos. Se considera la posibilidad de incluir la neuropsicología clínica en el proceso de diagnóstico diferencial de la depresión y la ansiedad. No se realizan inferencias estadísticas debido al número limitado de la muestra del principio de este estudio. Sin embargo, se sugiere que una revisión pormenorizada de los pacientes implicados puede proporcionar información relevante práctica e importante para el clínico en la evaluación individual de un paciente. Las puntuaciones obtenidas en las evaluaciones cognitivas se comparan con los valores estandarizados de poblaciones normales indicados en estudios sobre la fiabilidad y validez de las pruebas. Los tests también pueden poner de relieve la gravedad del estado patológico del paciente a pesar del tratamiento farmacológico. Se incluye una discusión de los correlatos bioquímicos de la depresión y las estrategias farmacológicas actuales de tratamiento, porque creemos que una breve revisión de las cuestiones relacionadas con este tema pueden ayudar a comprender mejor los problemas que emergen de los estudios de casos expuestos y el grado de deterioro psicopatológico así como de su beneficio del tratamiento y de la evolución de la patología. Correlatos neuroquímicos de la depresión y las estrategias farmacológicas actuales. Está generalmente establecido que la depresión se asocia a una disfunción de varios sistemas neurotransmisores cerebrales. Se demostró que el aumento catecolaminérgico conduce a la depresión, al evidenciarse elevados niveles plasmáticos de 3-metoxy-4-hidroxifenilglico 4 (MHFG)- el mayor metabolito de noradrenalina- y nora-drenalina(7). Además, en varios trabajos hallaron una elevada excreción urinaria de noradrenalina, adrenalina y normetamefrinaa(9). En los últimos años, el interés se ha centrado en la coexistencia durante la depresión de irregularidades en el sistema simpático adrenérgico y el eje hipotalámico adre-nal (EHA)(10,11). La interrelación del sistema neurológico serotoninérgico (5-HT) y el EHA en la depresión ha sido bien estudiado. La depresión severa (melancolia) se acompaña frecuentemente de irregularidades del EHA y de una aumento en la actividad del sistema simpático adrenérgico. Algunas anormalidades del sistema EHA durante la depresión están bien establecidas, como: -Aumento del cortisol libre en orina 24 h.; -Aumento de la secreción de cortisol en plasma y en líquido céfalo raquídeo; -Trastornos en el ritmo diurno de secreción de cortisol; -Hormona adrenocorticotrópica (HACT)atenuada a hormona liberadora de corticotropina (HCR); -Fracaso en la supresión adecuada de los niveles plasmáticos tras dexametasona(12,13,14,15). La mayoría de evidencia preclínica y clínica sugiere algunas anormalidades en el sistema 5-HT en la depresión(16). La disminución de la actividad 5-HT se ha demostrado que aumenta la concentración basal así como que en ratas interrumpe los ritmos circadianos de la secreción de corticosterona y lesiona el sistema central 5-HT con la 5.7 dihidroxitriptamina bloqueando la habilidad de la dexa-metasona para suprimir la corticosterona. En comparación al grupo control, los pacientes con depresión unipolar muestran conentraciones básales de cortisol superiores asociadas a una disminución de las respuestas hipotérmi-cas y las respuestas de HACT/cortisol. La falta de supresión del eje EHA por parte de la dexametasona en pacientes deprimidos sugiere que el aumento de la secreción de HCR puede ser debido, al menos en parte, a una alteración del feedback inhibitoria de los glucocorticoides. Los hallazgos del rol causal que estas alteraciones del EHA juegan en la patogénesis de la depresión ha llevado recientemente a formular la hipótesis de que los antidepresivos pueden elevar el estado de RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 ánimo de los depresivos mediante los efectos a largo plazo de la regulación del EHA(17). El descubrimiento de que los antidepresivos tricícli-cos bloquean a la recaptación tanto de la noradrenalina como de la serotonina supuso un importante paso en el desarrollo de las hipótesis monoaminas de la depresión(18). A mediados de la dedada de los 80, se desarrolló un interés creciente sobre el posible rol del funcionamiento de los receptores 5-HT en la depresión(19,20,21). Los inhibidores selectivos de la receptación de serotonina (ISSR) disponibles actualmente son la fluoxetina, paroxetina, fluvoxamina, citalopram, indalpina y sertrali-na. Estos fármacos no solo mejoran la depresión sino que además tienen un limitado impacto adverso sobre la función cognitiva(22). Parecen ser más eficaces que los antidepresivos tricíclicos (ATC) en los pacientes con depresián atípica. La depresión con trastorno obsesivo-compulsivo también responde bien a estos fármacos, como lo hace la depresión con trastorno de pánico si la farmacoterapia se inicia con dosis bajas. Aunque el deterioro cognitivo parece reducirse con los ISSR(23), observaciones recientes sugieren que bajo tratamiento con ISSR pueden detectarse déficits reversibles y ligeros de la memoria a corto plazo y "problemas de encontrar la palabra"(24). Para subtipos concretos de trastornos afectivos, ciertas clases de medicaciones psicoactivas se han mostrado más eficaces que otras. Los pacientes con depresión agitada normalmente mejoran con ATC. En el caso de los pacientes con depresión endógena (definida por un patrón de síntomas), la mayoría de los ATC estándar son útiles cuando no hay sintomatología ansiosa aocmpañante, o cuando la depresión se acompaña de trastorno de pánico o ansiedad generalizada(25,26). La depresión con ansiedad también responde bien a los ATC. Un ISSR puede ser también muy eficaz en el tratamiento de los pacientes con depresión endógena acompañada de síntomas prominentes de ansiedad. Los ATC son menos eficaces que los IMAOs y que los ISSR en el tratamiento de los pacientes cuya depresión está marcada por hiperfagia, hipersomnia y alta reactividad emocional. Estos pacientes se benefician mejor del tratamiento con ISSR. Los ansiolíticos no benzodiacepínicos como la buspirona actúan sobre el sistema serotoninérgico(27). Pueden ser RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 de utilidad para tratar la ansiedad y la depresión(28). Después de las benzodiacepinas y los agonistas del 5HTla como la buspirona, se han desarrollado varios otros tipos de nuevos ansiolíticos para el tratamiento de la ansiedad. Sin embargo, falta demostrar si la eficacia de los fármacos como la buspirona se asocia a efectos sobre la sintomato-logía depresiva. Los nuevos fármacos actuales de esta categoría conciernen a los agonistas de la 5HTla como la ipsapirona y a los agonistas de la 5HT3 como el ondanse-tron. Otros nuevos antidepresivos con mecanismos de acción atípicos como el bupropion, la trazodona y la nefa-zodona presentan una eficacia comparable a la de los antidepresivos tricíclicos. Estos nuevos fármacos son más seguros y mejor tolerados. Se cree que actúan selectivamente sobre sistemas específicos de neurotransmisores(29). El estudio de los efectos de los antidepresivos sobre la función cognitiva sugiere que en general, el tratamiento antidepresivo prolongado tiende a mejorar la función cognitiva a medida que remite la sintomatología depresiva1(30). Evaluación neuropsicológica de la depresión y de los resultados del tratamiento. Los aspectos neuropsicológicos de los trastornos psiquiátricos de diversas condiciones médicas han constituido áreas importantes de investigación por parte de los neurop-sicólogos clínicos. El progreso en el área de las técnicas de neurodiagnóstico como la exploración TC (Tomografia Computerizada) y la IRM (Imagen por Resonancia Magnética) que revela con precisión la localización y la extensión de las lesiones estructurales cerebrales han ayudado a los clínicos a idear varios procedimientos de evaluación nuevos, precisos y fiables(31,32). Como consecuencia, se ha desarrollado una nueva batería de pruebas neuropsi-cológicas para varios objetivos de evaluación. Una evaluación neuropsicológica permite la descripción y la evaluación de los principales déficits cognitivos que afectan a los pacientes neuropsiquiátricos. Además, puede indicar una posible correlación en la localización neuroanatómica de los deterioros cognitivos. La evaluación neuropsicológica juega un papel clave en la diferenciación entre los trastornos orgánicos y funcionales(33,34). Los pacientes con síntomas como histeria, trastorno bipolar y otros 5 trastornos psiquiátricos a menudo presentan con un repentino fracaso intelectual y de memoria que mimetiza los déficits cognitivos reales. Una evaluación neuropsicológica puede distinguir entre los trastornos orgánicos y funcionales. Al poner en relieve las discrepancias entre las quejas subjetivas y la ejecución objetiva, pueden destacar varias inconsistencias entre la ejecución del paciente y las actividades cotidianas. En el diagnóstico diferencial de los trastornos de ansiedad y depresión, la evaluación neuropsicológica también puede jugar un papel clave. Los pacientes con ansiedad y depresión pueden quejarse de deterioro intelectual o, con mayor frecuencia, de memoria similar al de los pacientes llamados "bien preocupados". Normalmente, debe sospecharse ansiedad y depresión cuando el paciente se queja de problemas de memoria más que descuidos1(35). En estos casos, los tests de memoria de reconocimiento pueden utilizarse para determinar si el deterioro es debido a una condición orgánica o a la ansiedad y depresión. Se ha demostrado que los tests de memoria de evocación son vulnerables al efecto de ansiedad y depresión, mientras los tests de memoria de reconocimiento no lo son(36). Aunque las disfunciones cognitivas en la depresión son síntomas notables no han sido un punto de gran interés para los investigadores clínicos hasta ahora. La evaluación neuropsicológica de la cognición en la depresión indica un aumento significativo del tiempo de reacción(37), una disminución de la ejecución en la sustitución simbólica de dígitos, rastreo de errores y el test de ejecución con-tinua(38,39). Todos estos datos convergen para sugerir un déficit cognitivo en la depresión. Los estudios neurológicos indican que los pacientes con esquizofrenia muestran deterioro en un amplio rango de funciones incluyendo la memoria(40,41). Un déficit cognitivo general se ha demostrado en adultos ancianos con parafrenia(42) y en sujetos con psicosis en la vida tardana(43). Los pacientes ancianos con depresión mayor muestran unos patrones de ejecución de memoria similares a los hallados en pacientes con esquizofrenia. Concretamente, existe evidencia de que los déficits de memoria relacionados con la depresión son más notables en la tareas que implican poco soporte de recuperación (es decir, la evocación libre) mientras las diferencias entre el grupo control y 6 los pacientes depresivos se reducen o desaparecen en las tareas que implican un alto grado de soporte de recuperación (es decir, reconocimiento)(45). Se han detectado diferencias en el déficit de memoria entre los pacientes esquizofrénicos y los deprimidos. Mientras la memoria a largo plazo está significativamente alterada en los sujetos deprimidos(44) los componentes de memoria de trabajo, curva articulatoria y el esbozo visoespacial están intactos(45) y la memoria de trabajo está altamente perturbada en la esquizofrenia(46,47). En contraste a la depresión, el deterioro fundamental en la esquizofrenia es una incapacidad de guiar la conducta mediante representaciones, lo cual resulta un defecto de la memoria de trabajo. Esto podría estar relacionado con diferentes regiones cerebrales así como diferentes neurotransmisores implicados. Abundantes evidencias apoya la hipótesis de que la región del sulcus principal del cortex prefrontal dorsolateral juega un papel crítico en las tareas que implican memoria de trabajo espacial(48). El cortex prefrontal tiene la habilidad de integrar los sucesos separados en el tiempo y utiliza conocimiento representacional almacenado para guiar una respuesta motora adecuada. La dopamina parece jugar un papel crítico en la memoria de trabajo. Mucha evidencia sugiere que el deterioro de la función de la memoria de trabajo puede estar causado por una deficiencia de dopamina y que la sustitución de dopamina puede provocar una mejoría(49,50). En referencia a la evaluación de la memoria, se han propuesto varias pruebas de considerable fiabilidad como el test de figuras complejas de Rey-Osterrieth y la escala clínica de memoria de Wechsler. El test de figuras complejas de Rey-Osterrieth es un instrumento de evaluación de tareas de memoria no verbal, de un nivel de complejidad medio que utiliza con frecuencia. Las tareas requieren que el paciente copie un diseño complejo compuesto po 18 elementos(51,52). La copia inicial de la figura proporciona un índice de las capacidades constructivas contra las que después puede compararse la memoria de ejecución. Una ejecución pobre de la tarea de copia puede deberse a dificultades constructivas o a déficit de atención. El test de figuras complejas de Rey-Osterrieth tiene robustez suficiente para permitir una evaluación adecuada de la memoria no verbal. La Escala de Memoria de Wechsler (53) RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 también es un instrumento muy conocido y desarrollado. Incluye 12 subescalas separadas que se agrupan para proporcionar 5 índices resumen de la función de memoria: alerta y concentración, memoria verbal, memoria visual, memoria general y evocación retardada. Estos índices resumen de la escala de Wechsler están construidos para ser similares a las puntuaciones de coeficiente intelectual de las escalas de inteligencia de Wechsler(54,55). Sus medias son 100, y su desviación estándar es 15. Un cuestionario de personalidad recientemente desarrollado es la escala de irritabilidad, depresión y ansiedad(IDA,56). El test IDA combina una medida de irritabilidad con una puntuación de ansiedad y depresión. Se preveía que la combinación de estas medidas en un único test podría ser útil tanto en la clínica como en el campo de la investigación, ya que la relación entre estos estados de ánimo requiere una mayor comprensión. La presencia de un síndrome de lóbulo frontal (definido por ejecuciones deterioradas en la evaluación neu-ropsicológica) es relevante en la depresión endógena(57). Este deterioro remite tras el tratamiento farmacológico. Los cambios anormales en los procesos mentales sugeridos por la ejecución de los pacientes psiquiátricos en los tests neuropsicológicos estandarizados deberían ser considerados como herramientas potenciales para mejorar los tratamientos disponibles actualmente, especialmente en relación a las estrategias de individualizar el tratamiento. En referencia a la evaluación de los efectos de la terapia farmacológica en el tratamiento del trastorno depresivo, se conoce que la variabilidad de la respuesta de un paciente concreto a un antidepresivo está determinada genéticamente y por el entorno(58). La evaluación del funcionamiento psicomotor y la capacidad cognitiva es importante porque un cambio en estos parámetros es una de la única manera realmente objetiva de evaluar la actividad psicotro-pa de un fármaco. Dado que las baterías de pruebas neu-ropsicológicas a menudo son análogas a los aspectos esenciales de la conducta en la vida real, los cambios observados en la ejecución de las pruebas psicométricas tras recibir tratamiento farmacológico, pueden reflejar la mejoría/deterioro potencial en las actividades cotidianas (por ejemplo, al conducir). Como el retraso cognitivo y RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 motor son expresiones primarias de la enfermedad depresi-va(59), la evaluación neuropsicológica puede utilizarse para medir el alcance del efecto del tratamiento farmacológico. También puede proporcionar ayuda importante para las estrategias de tratamiento. Permite establecer el déficit neuropsicológico y la respuesta a la terapia farmacológica u otras formas de tratamiento como la psicoterapia. El deterioro cognitivo basal puede ser un importante predictor de la posterior respuesta al tratamiento(60). La mejora de las habilidades cognitivas durante las etapas tempranas del tratamiento puede mostrar la mejoría de los síntomas en las semanas posteriores. La evaluación neuropsicológica juega un papel central en el contexto médico-legal. Los datos neuropsicoló-gicos referentes al tipo y la gravedad de un déficit cognitivo, su valor pronóstico y las implicaciones para los cuidados futuros son temas importantes en el pleito sobre la concesión de la compensación(61,62). Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas ligadas al uso de la evaluación neuropsicológica del funcionamiento cognitivo del paciente psiquiátrico, la interpretación de resultados debe realizarse con cautela. La asunción de que una ejecución anormal en las pruebas neuropsico-lógicas indica una disfunción en una zona cerebral específica a menudo no es cierta en pacientes con lesiones cerebrales y aún es menos probable que sea cierta en la evaluación de pacientes con trastornos neuropsiquiátricos. La mayoría de procesos mentales, particularmente las funciones cognitivas relevantes para los trastornos psquiátri-cos están controladas por redes neuronales complejas que implican varias regiones cerebrales. Por lo tanto, los déficits en las pruebas neuropsicológicas pueden derivar no solo de factores inespecíficos como una falta de motivación en los pacientes psiquiátricos, sino también de disfunciones de cualquiera de las zonas conectadas que forman las redes neuronales que guían los procesos mentales superiores. La investigación futura sobre la neuropsicologia de los trastornos neuropsiquiátricos debería centrarse en la función y disfunción de estos procesos neuronales para mejorar la comprensión de las funiciones cerebrales y de la cognición en los trastornos neuropsiquiátricos. 7 MÉTODOS Seis pacientes (4 mujeres y 2 varones; edad: 16-54 años) afectados con trastornos depresivos participaron en este estudio. Los seis pacientes cumplían criterios DSM IV de trastorno depresivo. Se les aplicó una batería de pruebas neuropsicológicas que incluía los siguientes tests: -Test de figuras complejas de Rey-Osterrieth(63,64)) -Test de aprendizaje de diseño visual de Rey(63) -Escala clínica de memoria de Wechsler(65) -Inventario multifásico de la personalidad de Minesota (MMPI)(66) -Escala de autoevaluación de irritabilidad, depre sión y ansiedad (IDA)(56) -Test de inventario de la personalidad de Eysenck (EPI)(67) -Test de matrices progresivas de Raven(68) Los test utilizados en este trabajo son pruebas clásicas comúnmente empleadas en investigación neuropsicológi-ca.Su fiabilidad y validez ha sido ampliamente estudiada(69). Todos los tests se aplicaron durante la mañana. Se realizaron tres sesiones diferentes en intervalos semanales. Según las puntuaciones obtenidas en el test de figuras complejas de Rey-Osterrieth, los pacientes se clasificaron arbitrariamente en los siguientes grupos: -Sin deterioro de memoria / deterioro leve de memoria (decremento <20% de recuerdo en com paración a las puntuaciones estándar). -Deterioro moderado de memoria (decremento 20-40% de recuerdo en comparación a las pun tuaciones estándar). -Deterioro severo de memoria (decremento >40% de recuerdo en comparación a las puntuaciones estándar). Los perfiles de personalidad de estos grupos diferentes de pacientes se evaluaron con respecto a la gravedad de su deterioro de memoria determinado según el test de figuras complejas de Rey-Osterrieth, el test de aprendizaje de diseño visual de Rey y la escala clínica de memoria de Wechsler. RESULTADOS Los resultados de todas las pruebas de memoria se muestran en las tablas I-III. Sin deterioro de memoria / deterioro leve de memoria Tres pacientes (B,C y D) obtuvieron una puntuación que se desviaba menos del 20% de la puntuación estándar en el test de figuras complejas de Rey-Osterrieth. No se detectó deterioro en la sección de copia de este test en ninguno de los tres pacientes. Sin embargo, en la escala clínica de memoria de Wechsler y en el test de aprendizaje de diseño visual de Rey se detectaron diferencias de ejecución. Mientras los pacientes B y C obtuvieron una puntuación normal en la escala clínica de memoria de Wechsler (CM=97 y 105), la ejecución del paciente D fue inferior a la media (CM=74) e indicó un deterioro leve de memoria que fue particularmente importante en el subtest III (control mental) donde el paciente obtuvo un cero. En el paciente B, se observó un leve deterioro en el test de aprendizaje de diseño visual de Rey (decremento del 25.6% en comparación a la puntuación estándar). Sin embargo, esto se debió Tabla 1. Puntuaciones individuales de la Escala Clínica de Memoria de Wechsler Pacientes Sexo Edad Subescala I Subescala II Subescala III Subescala IV Subescala V Subescala VI Subescala VII Total CM A B C D E F M F F M F F 54 43 34 16 34 49 5 5 5 3 2 2 5 5 5 4 4 5 5 6 4 0 0 0 5,5 7,5 15,5 2,5 2,5 1 7 11 7 9 7 6 8 11 14 12 5 3 19 17,5 18,5 14 7,5 5,5 54,5 92 63 97 70 105 44,5 74 28 55 22,5 53 CM: Coeficiente de Memoria; Subescala I: información personal y actual; Subescala II: Orientación inmediata; Subescala III: Control mental; Subescala IV: Memoria lógica; Subescala V: Dígitos; Subescala VI: Reproducción visual; Subescala VII: Aprendizaje asociativo. 8 RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 Tabla 2. Puntuaciones individuales del Test de Figuras Complejas de Rey-Osterrieth. Pacientes Sexo Edad A B C D E F M F F M F F Puntuaciones individuales de copia Puntuaciones estandarizadas de copia (media±SD) 35 33 33 30 28,5 15 35,57+0,76 33,20±6,10 33,26±6,10 32,20±l,80 33,20+6,10 35,57±0,76 54 43 34 16 34 49 % de desviación de Puntuaciones Puntuaciones la puntuación individuales estandarizadas de estandarizada de copia de recuerdo recuerdo (media±SD) -1,6 -0,6 -0,8 -6,8 -14,1 -57,8 14,5 17 19 23 10,5 3 % de desviación de la puntuación estandarizada de recuerdo 18,82+7,37 19,50±6,70 19,50±6,70 21,20±3,60 19,50±6,70 18,82±7,37 -23,0 -12,8 -2,6 +8,5 -46,1 -84,1 SD: desviación estándar Tabla 2. Puntuaciones individuales del Test de aprendizaje de diseño visual Rey. Pacientes Ensayol EnsayoII EnsayoIII EnsayoIV EnsayoV Total A B C D E F 3 2 3 4 1 1 3 6 8 8 1 2 5 6 9 10 2 4 4 9 10 12 2 2 7 10 13 12 4 1 22 33 43 46 10 10 Puntuación estandarizada total (mediatSD) % de desviación Reconocimiento Puntuación estandarizada de reconocimiento(media±SD) % de desviación 37,00±7,77 44,36±12,36 46,64±9,30 45,80+8,80 46,64+9,30 44,36+12,36 -40,5 -25,6 -7,8 +0,4 -79,6 -77,4 11 13 12 15 8 8 14,61±0,78 14,21+0,89 14,07±l,27 13,9±0 14,07+1,27 14,21±0,89 -24,7 -8,5 -14,7 +7,9 -43,1 -43,7 mayoritariamente a una ejecución muy pobre en el primer ensayo y el paciente mejoró notablemente en los ensayos sucesivos. El análisis de los tests de personalidad muestra que la validez de las respuestas de los pacientes es normal (véase tablas IV-VI). Los pacientes B y C puntuaron particularmente alto en las escalas de ansiedad (test IDA, 10 y 14). La heteroi-rritabilidad fue muy alta en el paciente C (15). Estos dos pacientes también obtuvieron puntuaciones anormales elevadas (>70) en las escalas del MMPI. La ejecución CI de los pacientes C y D fue normal (110 y 105). Las capacidades intelectuales del paciente B fueron superiores a la media (CI > 120). Su repertorio de vocabulario fue bueno. Los tres pacientes completaron todas las pruebas en un periodo de tiempo razonable. Informe de caso del paciente B A esta mujer de 43 años su psiquiatra le diagnosticó un trastorno depresivo mayor. La paciente declaró que siempre había sufrido fragilidad nerviosa. A los 7 años RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 quedó muy impresionada por la noticia de un derrumbamiento en el que murieron varias personas. Desde ese momento se volvió muy ansiosa y obsesionada con la idea de la muerte. Le asustaba que la abandonaran y únicamente se sentía segura en compañía de sus padres. La atracción de los espacios vacíos también la asustaba. Declaró que estas distintas ansiedades habían interferido mucho sus estudios. En 1992, a los 39 años, se le practicó una ligadura de trompas. Era la segunda de una familia de dos hijos. Su hermano era cinco años mayor que ella. Su nacimiento fue normal, durante su juventud no padeció ninguna enfermedad relevante. Completó la educación primaria tras seis años. Después de tres años de educación secundaria recibió un año de formación de secretariado. A los 17 años empezó a trabajar de administrativa en una oficina. Se casó a los 27 años. Tras un año de matrimonio tuvo un hijo. Después no pudo volver a quedarse embarazada. Se deprimió. Durante los episodios depresivos, se quedó embarazada. La depresión era tan severa que tuvo que ser hospitalizada durante un mes en una unidad psiquiátrica 9 Tabla 4. Resultados del test de Minnesota Inventario Multifactorial de la Personalidad (MMPI). Escalas de validez Factor Duda ? Mentira L Validez F Validez K Escalas clínicas Hipocondría Hs Depresión D Histeria Hy Desviación psicopática Pd Paranoia Pa Masculinidad/Feminidad MF Psicastenia Pt Esquizofrenia Se Hipomanía Ma Introversión social Si Escala de ansiedad de Taylor AMT Trastorno del Yo ES Escala neurótica Ne Paciente A Paciente B Paciente C Paciente D Paciente E Paciente F 50 48 50 53 64 40 53 35 45 44 50 35 65 36 73 48 - - 93 83 78 71 89 52 83 104 67 80 83 10 96 75 77 74 64 72 43 76 77 54 70 77 23 84 82 77 72 79 78 47 87 110 54 72 84 21 95 55 42 47 64 64 44 76 81 79 56 67 39 64 - - ?: Duda, L: Mentira, F: Validez, K: Validez, Hs: Hipocondría, D: Depresión, Hy: Histeria, Pd: Desviación psicopática, Pa: Paranoia, MF: Masculinidad/Feminidad, Pt: Psicastenia, Se: Esquizofrenia, Ma: Hipomanía, Si: Inroversión social, AMT: Escala de ansiedad de Taylor, ES: Trastorno del Yo, Ne: Escala neurótica. Puntuación>70 se considera anormal Tabla 5. Resultados de las escalas de autoevaluación de irritabilidad, depresión y ansiedad. Pruebas Rango de puntuación normal Depresión Ansiedad Auto-irritabilidad Heteroirritabilidad 0-3 0-5 0-3 0-4 Paciente A 3 9 6 8 Paciente B 4 10 7 8 15 Paciente C Paciente D Paciente E Paciente F 8 14 1 3 4 7 1 - - - Paciente D Paciente E Paciente F Tabla 6. Inventario de Personalidad de Eysenck. Pruebas Neurosis (N) Ectraversión-introversión (E) Escala de mentiras /L) Puntuación media 8,4 15,5 3,8 Paciente A Paciente B Paciente C 17 10 4 20 8 4 - para recibir tratamiento antidepresivo por perfusión. Durante este periodo con frecuencia tenía ideas suicidas y lloraba amargamente. Tuvo grandes dificultades profesionales debido a la recurrencia de los episodios depresivos. Tras dos rechazos, firmó un acuerdo para recibir ayuda por desempleo. Su médico diagnosticó incapacidad laboral. Su medicación actual consiste en paroxetina (30 mg) que ha tomando durante 6 meses (sustituyendo a la clomi- 10 13 14 - 22 17 2 22 15 2 pramina de liberación lenta, que había tomando durante varios años). Había tomado lorazepam (1.25 mg. 4 veces al día) durante 10 años; propanolol (20 mg.) durante 11 años y Dismina (150 mg.) durante 20 años por trastornos circulatorios. Otros tratamientos farmacológicos que recibía eran la Levotiroxina sódica (100 nanogramos) y 3 pastillas diarias de una fórmula magistral compuesta de 100 mg de flor de la pasión, 100 mg. de espino blanco y 100 mg. de valeriana. (Véase tabla VIII). RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 Sus actividades diarias consistían en conducir por la mañana a sus dos hijos a la escuela y a su marido al trabajo, por la tarde les recogía y llevaba a casa y preparaba la cena. Entre los dos trayectos en coche descansaba y dormía varias siestas. Se quejaba de sobrepeso (152 cm., 94 kg.). Su peso ideal había sido 52 kg. Y había ido aumentando progresivamente hasta septiembre de 1995, cuando alcanzó los 88 kg. Decía que la medicación favorecía el aumento de peso. Mostraba una conducta bulímica y se permitía comer en exceso cuando le ocurría algún problema. No era capaz de controlar su conducta alimentaria. Otras quejas frecuentes eran dolores de espalda y a veces pérdida de sensibilidad en las extremidades superiores e inferiores. El dolor le impedía permanecer de pie durante un periodo largo de tiempo o realizar esfuerzos físicos Tabla 7. Puntuaciones individuales del Test de Raven. Pacientes Puntuación Percentil A B C D E F 21 51 46 44 11 11 25 >90 75 60 <5 <5 CI 90 >120 110 105 <75 <75 CI:Coeficiente intelectual Informe de caso del paciente C Esta mujer de 34 años, con un largo historial de enfermedad depresiva, acudió a consulta por dolor, nervios, irritabilidad, tartamudeo, insomnio y aumento de peso. El dolor, con una frecuencia de 4 o 5 episodios mensuales, se localizaba en el miembro superior e inferior izquierdos y era muy severo durante las mañanas. A veces este dolor también lo sentía en la parte izquierda de la cabeza y se acompañaba de trastornos visuales y fotofobia. Explicaba que a veces se sentía muy nerviosa, y de repente gritaba violentamente a todo el mundo; otras veces se sentía extremadamente triste, ahogándose en llanto. Cuando estaba muy nerviosa tartamudeaba. Cuanta más atención prestaba a su conducta verbal, más tartamudeaba. Se quejaba de sufrir insomnio; a veces padece hipersomnia, especialmente por la mañana alrededor de las 7 a.m. Otras quejas que refería eran aumento y pérdida de peso. Para 169 RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 cm. de altura y a pesar de que tenía un peso ideal de 69 kg. A veces se permitía comer en exceso llegando a pesar 100 kg. Y otras veces padecía anorexia y perdía peso hasta llegar a pesar solo 50 kg. Actualmente estaba anoréxica. Su terapia farmacológica consistía en trazodona (lOOmg./dia), alprazolam (0.5 mg.), ranitidina (150 mg.), sulpirida (80 mg.) y bisoprol (10 mg./día). Esta paciente era la tercera de una familia de tres hijos. Durante la escolarización primaria y secundaria se detectaron importantes dificultades de aprendizaje, reque-riendo que repitiera varios cursos escolares. Su historia médica revelaba varios episodios de alergia (a productos de peluquería) y una disminución anormal de la albúmina sérica. A los 19 años abandonó la escuela sin obtener la graduación y se casó. Tras cinco años sin tener hijos se divorció. Cuatro años más tarde se casó con otro hombre con el que tuvo 3 hijos. La evaluación neuropsicológica actual reveló una puntuación normal en la parte de copia del test de figuras complejas de Rey-Ostrerrieth (33 versus 33.2 ± 6.1) así como en la parte de evocación de memoria de este test (19 versus 19.5 ± 6.7). El aprendizaje en la escala de diseño visual de Rey fue medio (puntuación total de 43 versus 46.64 ± 9.3). Aparte de una leve disminución en el subtest de control mental de la escala de memoria de Wechsler (4 versus 6.81 ± 2.02), no se detectó anormalidad de memoria. Informe de caso del paciente D Este adolescente de 16 años sufría graves trastornos de la personalidad, caracterizados por conducta agresiva. Era el tercer hijo de la familia. No hubieron complicaciones en su nacimiento y se le consideró completamente normal. A los 11 meses, tras un accidente de hipertermia, sufrió varias crisis epilépticas. Fue hospitalizado durante una semana. A nivel de desarrollo, se observó un gran retraso psicomotor y de las habilidades lingüísticas. Empezó a andar lentamente y con dificultad al año y medio. El balbuceo, que empezó a los 11 meses, desapareció tras las crisis epilépticas. Reapareció con grandes dificultades a los 3 años. A los 6 años, el lenguaje expresivo estaba todavía dañado, por lo que se recomndó terapia 11 logopédica. La recurrencia de las crisis epilépticas y la pobre ejecución escolar requirieron hospitalización para una evaluación neurológica completa. Se observó más de una crisis diaria. Se prescribió fenitoin. Su educación primaria la cursó en una institución especializada. En este entorno escolar especializado su ejecución se juzgó satisfactoria. A los 13 años, sufrió crisis severas mientras estaba de compras, y tuvo que ser hospitalizado durante 10 días. Los exámenes neurológicos revelaron la presencia de crisis nocturnas. Se le prescribió fenitoin (500 mg. por la mañana y 80 mg. por la noche). Este régimen se ha mantenido hasta la actualidad. el deterioro de la puntuación de reconocimiento fue menos severo (-24.7%). Los resultados de los perfiles de personalidad del paciente A (IDA, MMPI y tests de Eysenck) revelaron una persona particularmente perturbada con niveles anormalmente elevados de ansiedad y depresión. La puntuación de la escala neurótica del MMPI fue elevada'96'. Las capacidades intelectuales del paciente estaban ligeramente por debajo de lo normal. Su repertorio verbal de vocabulario era normal. Todas las pruebas se realizaron en un periodo razonable de tiempo. Deterioro moderado de la memoria A este paciente, un hombre de 54 años de origen marroquí, su psiquiatra le diagnosticó depresión con manifestaciones somáticas. Consultó a un urólogo debido a una gran disminución de la libido. Los análisis endocrinológi- Un paciente (paciente A) se clasificó en esta categoría. Mientras su puntuación fue normal en la escala de Informe de caso del paciente A Tabla 8. Medicaciones actuales de cada paciente. Pacientes Antidepresivos Ansiolíticos Otros A Citaloparm, 20 mg/día, Deanxit®, (Flupentixol 0,5 mg. + metitracene 10 mg.) - Brexine®, PRN (Piroxiam-B-ciclodextrinum) B Paroxetina, 20 mg./día Lorazepam, 5 mg./día Propanolol, 60 mg./día Hierbas medicinales (flor de la pasión, 100 mg., Levotiroxina sodio 100 nanogramos/día. C Fluoxetina, 20 mg./día Flurazepam, 42 mg./día Carbamazepina, 400 mg./día Metformina, 500 mg., Hidergin FAS8, 4,5 mg./día (Co-dergocrini mesilas) D Tradozone, 100 mg./día - Valprotato sodio, 1.300 mg./día E Ninguno Ninguno Ninguno F Tradozone, 100 mg./día Alprazolam, 0,5 mg. Ranitidine 150 mg., Sulpiride 80 mg., Bisoprolol, 10 mg./día. memoria de Wechsler, se observó un deterioro moderado en el test de evocación de memoria del test de figuras complejas de Rey-Osterrieth (una disminución del 23% en comparación a las puntuaciones estándars). La puntuación del test de copia fue normal. El test de aprendizaje de diseño visual de Rey reveló un importante deterioro del recuerdo (una disminución del 40.5% en comparación a las puntuaciones estándar). Sin embargo, 12 eos no rebelaron anormalidades específicas. No se le sometió a un examen clínico sofisticado debido a factores culturales; se sentía demasiado avergonzado para hablar de sus dificultades sexuales. Emigró a Bélgica a los 26 años. Dejó la escuela tras 6 años de educación primaria. Después de varios años de trabajo en fabricas y minas, quedó en el paro en 1991 por quiebra de la compañía. Desde entonces no había vuelto RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 ha encontrar trabajo. Su mujer era varios años más joven que el (38 años). Tenían 5 hijos (3 chicos de 20, 11 y 6 años y 2 chicas de 12 y 10 años). Padecía también de dolor lumbar, que fue examinado diagnosticándose una hernia discal que comprimía la L5. Fue intervenido en abril de 1992. El paciente no tenía ningún hobby. Llevaba los niños al colegio. A veces miraba la televisión pero no leía libros debido a su limitada escolarización. Cuidaba del jardín, pero tenia que parar tras media hora porque se quedaba sin aliento. Las quejas del paciente eran: dolor, ansiedad y irritabilidad. Tenia dolor en una pierna. Sufría ciática que se manifestaba cada mañana al levantarse pero no se detectaba ni inflamación ni debilidad. El dolor remitía tras tomar piro-xicam (beta-ciclodextrina). Otra de las quejas consistía en dolor dorsal alrededor de la D6, que aparecía especialmente durante los movimientos corporales. Declaró tener dolor lumbar residual de la intervención quirúrgica. También afirmó sufrir un dolor cervical cuando permanecía en una postura fija durante un periodo de tiempo prolongado. El paciente decía sentirse muy ansioso e irritado. Una vez decidió bruscamente, sin tener un motivo concreto, vender su casa y comprar otra. Veía sus problemas sexuales como una degradación personal muy grave. Su dependencia/dificultades económicas las consideraba insoportables e interminables. Debido al amplio número de quejas somáticas, su médico de cabecera le había recomendado hacía dos años que acudiera a consulta psiquiátrica. Desde entonces, ha sido seguido regularmente por el psiquiatra y ha recibido terapia farmacológica. Su medicación psicoactiva actual consiste en Deanxit® (flupentixol, 0.5 mg y melitracen, 10 mg.; lundbeck) y Cipramil® (citalopram, Lundbeck), 20 mg. cada noche. Para los problemas de dolor toma Brexine® (piroxicam, beta-ciclodextrina, Christiaens Pharma). La evaluación neuropsicológica del paciente, utilizando el test de figuras complejas de Rey, detectó una buena puntuación en la prueba de copia (35 versus 35.57 ± 0.76) y un buen tiempo (2 minutos, percentil 100). Sin RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 embargo, aunque el tiempo el tiempo necesario en la prueba de memoria fue el medio (4.5 minutos), la cantidad recordada fue ligeramente inferior a la media (14.5 versus 18.82 ± 7.37) La escala de memoria de Wechsler indicó unas puntuaciones mayoritariamente normales en todas las pruebas obteniéndose la máxima puntuación en el aprendizaje asociativo (19 versus 15.61 + 4.23). El aprendizaje en el test de aprendizaje de diseño visual de Rey fue medio. Aunque en el primer ensayo de esta prueba la ejecución resultó inferior a la media, (3 versus 5.00 ± 1.56), la ejecución mejoró levemente tras tres ensayos (5 versus 8.20 ± 1.48) alcanzando un máximo de 7 tras el último (quinto) intento (7 versus 9.20 ± 2.16). La memoria de reconocimiento medida por el test de aprendizaje de diseño visual de Rey resultó ligeramente deteriorada (11 versus 14.61 ± 0.78). La evaluación de las capacidades intelectuales del paciente reveló un CI de 90. La evaluación de personalidad detectó puntuaciones anormalmente elevadas en varias escalas clínicas (MMPI-esquizofrenia: 104, hipocondría: 93, paranoia: 89, depresión: 83, psicas-tenia: 83, escala de ansiedad manifiesta de Taylor: 83). Deterioro severo de memoria Dos pacientes (pacientes E y F) se clasificaron en este grupo. Ninguno de los dos ejecutó bien ninguna de las pruebas de memoria (véanse tablas I-III). En los tests de personalidad de Eysenck (tabla IV) obtuvieron puntuaciones anormalmente elevadas. La capacidad verbal e intelectual de ambos era extremadamente baja e inferior al nivel medio. Informe de caso del paciente E Este paciente, una mujer de 34 años, fue derivada por su médico de cabecera por sufrir depresión con deterioro importante de la personalidad que le impedía obtener y mantener un trabajo. Se quejaba de estar extremadamente cansada. Había cometido varios intentos de suicidio. Provenía de una familia trabajadora, había completado la educación primaria pero decía no saber leer correctamente, podía escribir con dificultades y realizar cálculos mentales aún con más dificultad. No había podido mantener nunca un trabajo a tiempo completo. Se casó a los 20 años, pero se divorció a los 2 meses y medio por recibir malos tra- 13 tos de su marido. Vivió con un novio con el que tuvo dos hijos de 12 y 13 años. Se separó para vivir con otro hombre, con el que tuvo un tercer hijo, que actualmente tiene 5 años. Debido a una pelea con un vecino fue recluida en prisión durante tres meses. Desde entonces es atendida por un psiquiatra pero no quiere tomar medicación. La evaluación neuropsiquiátrica reveló una ejecución extremadamente pobre en todas las pruebas de memoria. En el test de figuras complejas de Rey, los resultados de la prueba de copia (28.5 versus 33.2 ± 6.10, < percentil 10) así como los de la prueba de memoria (10.5 versus 19.50 ± 6.70, < percentil 10) se situaron por debajo del nivel medio. El tiempo en la prueba de copia fue largo (7 minutos, percentil 10). La escala de memoria de Wechsler reveló un deterioro significativo (CM=55) en cinco de las siete pruebas, en control mental (0 versus 7.17 ± 1.90), memoria lógica (2.5 versus 10.43 ± 3.07), reproducción visual (5 versus 11.56 ± 2.78), aprendizaje asociativo (7.5 versus 17.78 ± 2.83) e información personal y general (2 versus 9.86 ± 0.32). En el test de Rey de aprendizaje de diseño visual, la ejecución en la prueba de memoria de recuerdo fue baja en el primer intento (1 versus 5.36 ± 2.10), aumentó ligeramente tras tres ensayos (2 versus 9.86 ± 2.60) y finalmente alcanzó un máximo de 4 en el último de los 5 ensayos (4 versus 11.64 ± 2.21) situándose todavía por debajo del nivel medio. La puntuación de memoria de reconocimiento en el mismo test también fue pobre (8 versus 14.07 ± 1.27). La evaluación de la conducta verbal reveló que aunque su comprensión oral se situaba a un nivel medio, la expresión oral y escrita eran inferiores a la media. Aunque no se observaban anormalidades en la habilidad de escritura, se detectaban numerosos errores ortográficos y gramaticales. El CI era inferior a la media (CI<75, test de Raven). El cuestionario de personalidad de Eysenck indicó una neurosis elevada (N=22), una gran extraversión (E=17) y una escala de mentira normal (L=2). Informe de caso del paciente F Esta mujer de 49 años tenía antecedentes de trastorno depresivo. Era de origen Siciliano y emigró con su familia a Bélgica cundo tenía 16 meses. No completó la escuela primaria y empezó a trabajar a los 16 años. Se casó a los 14 15 años y tuvo 4 hijos. Debido a su condición médica, no podía trabajar. Durante el día, miraba la televisión, visitaba a sus hijos y cocinaba. Aparte de la depresión severa, la paciente sufría muchos dolores somáticos y malestar corporal incluyendo úlcera gástrica, reumatismo e hipertensión. Declaraba que estaba nerviosa y llorosa muy a menudo. Estaba ansiosa y hacia la vida imposible a su marido y su familia. Creía que todos sus problemas eran debidos al agotamiento provocado por el cuidado de su madre enferma. El dolor de la úlcera gástrica a pesar de la cirugía era persistente e insoportable. Otras molestias corporales consistían en dolor artrítico en las extremidades superiores, especialmente en las manos que limitaba notablemente sus actividades físicas y sus tareas domésticas. Requería tratamiento farmacológico (véase tabla VIII). Los resultados de una evaluación psicológica previa (realizada un año antes) reveló un CI bajo y una personalidad depresiva de acuerdo al test de Rorschach. El examen neurológico previo a la actual exploración neu-ropsicológica mostró que tanto el registro electroencefa-lográfico como las medidas de potenciales visuales evocados eran normales. Las pruebas neropsicológicas mostraron que el aprendizaje, la memoria visual así como la memoria de evocación y reconocimiento estaban muy deterioradas. En el test de Rey de figuras complejas, la ejecución en la prueba de copia era deficiente (15 versus puntuación control de 35.57±0.76) la memoria de evocación en la misma prueba fue extremadamente pobre (3 versus puntuación control de 18.82±7.37) la escala de memoria de Wechsler indicó un coeficiente de memoria bajo (CM=53) caracterizado por deterioro severo en 5 de los 7 subtest, a saber: control mental (O versus 7.17±1.90), memoria lógica (1 versus 10.43±3.07), información personal y general (2 versus 5.89±0.32), reproducción visual (3 versus 11.56±2.78) y aprendizaje asociativo (5.5 versus 17.78±2.83). El aprendizaje en el test de diseño visual de Rey fue pobre, empezando con una puntuación muy baja (1 versus 5.64±1.91) que aumento moderadamente tras tres ensayos (4 versus 10.07±2.97) pero se deterioro tras los 5 intentos de aprendizaje de los ítems (1 versus 10.93±2.92). La memoria de reconocimiento en el RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 mismo test también estaba gravemente deteriorada (8 versus 14.21+0.89). La conducta verbal estaba alterada con un deterioro significativo de la comprensión oral y un vocabulario limitado caracterizado por una expresión oral enlentecida. El CI se situaba por debajo de la media (CI<75, test de Raven). DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN Los resultados del presente estudio apoyan un extenso estudio previo que describía disfunción neuropsicológi-ca en pacientes deprimidos. Este estudio subraya la importancia de la evaluación neuropsicológica en pacientes deprimidos e indica la relación existente entre el grado del deterioro cognitivo y la depresión en los pacientes deprimidos. Aunque todos los pacientes estudiados presentaban dificultades neuropsiquiátricas, los pacientes con deterioro más grave a nivel cognitivo sufrían problemas psicológicos más severos al afrontar las actividades cotidianas. Sus antecedentes médicos destacaban varios episodios depresivos incluyendo, algunas veces, intentos de suicidio. Las evaluaciones neuropsicológicas de los pacientes gravemente alterados indicó un deterioro en la memoria a largo plazo y una alteración de la memoria de evocación y de la memoria de reconocimiento. En el grupo de pacientes con trastorno severo de memoria, los dos pacientes E y F presentaban un CI bajo (<75). Esto podría explicar su pobre ejecución en la evaluación neuropsicológica, pero también puede explicar los limitados recursos intelectuales disponibles para afrontar el estrés y las dificultades de las situaciones cotidianas que finalmente derivan en una mayor dificultad de adaptación social, que les llevaría a sufrir episodios depresivos recurrentes. Los tests ejecutados indican que los dos pacientes presentaban un déficit de memoria a largo plazo, caracterizado por un deterioro grave de la memoria semántica. Estos pacientes experimentaban dificultades extremas en los sub-tests de memoria lógica, y de información personal y actual del test de memoria de Wechsler. El tiempo necesario para completar los tests fue muy largo. La comprensión del lenguaje también fue pobre, requiriendo varias repeticiones durante la entrevista inicial así como durante la evaluación neuropsicológica. Sin embargo, no se observaron déficits en RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 la memoria episódica en este grupo de pacientes, los pacientes recordaron todos los detalles autobiográficos e información relacionada con sus experiencia individual. Todos los tests ejecutados por los seis pacientes indicaron varios niveles de anormalidad en la personalidad. Se detectó ansiedad, depresión e irritabilidad. La personalidad puede definirse como patrones de conducta innatos que incluyen la manera en que uno se relaciona, percibe y piensa sobre su entorno y sobre sí mismo(70). Los trastornos de personalidad se definen como patrones de conducta inflexibles, desadaptativos de seberidad suficiente para causar un deterioro significativo de la función adapatativa o una perturbación subjetiva(70). Cuatro pacientes (A,B,C, y D) puntuaron alto en la escala de esquizofrenia del MMPI. Los pacientes A,B y C también obtuvieron puntuación elevada en la escala de hipocondría. En una revisión de la literatura que estudiaba la incidencia y morbilidad de varios síntomas psiquiátricos que acompañan la depresión, se concluyó que entre el 15% y el 33% de los pacientes deprimidos presentaban ataques de pánico recurrentes durante el episodio depresivo mayor(71). De hecho, la ansiedad puede iniciar el episodio de depresión(72,73). Además, casi dos tercios de los pacientes con depresión presentaban otros de ansiedad como agitación, rasgos compulsivos, quejas gastrointestinales no específicas, hipocondría y sentimiento de desperso-nalización(74). En trastornos neuropsiquiátricos, un gran porcentaje de pacientes pueden cumplir criterios para más de un síndrome psiquiátrico(75,76). Los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada (TAS) a menudo cumplen también criterios de trastorno depresivo mayor (TDM)(77,78). Existe un solapamiento considerable en la presencia de síntomas. Los pacientes deprimidos frecuentemente presentan síntomas de ansiedad medida por escalas como la Escala de Ansiedad de Hamilton, MMPI e IDA (79,80). Algunos factores psiquiátricos, en particular la ansiedad y la depresión, pueden afectar las funciones cognitivas y de memoria(81,82). La evaluación neuropsicológica del paciente C no reveló deterioro a nivel cognitivo. Sus puntuaciones en la escala clínica de memoria de Wechsler, el test de figuras complejas de Rey-Osterrieth y el test de aprendizaje de diseño visual de Rey fueron normales. Mientras los pacientes B y D no mostraron deterioro de la 15 memoria en el test de figuras complejas de ReyOsterrieth, el paciente B presentó algunas dificultades en el primer ensayo del test de aprendizaje de diseño visual de Rey. Sin embargo, sus puntuaciones posteriores en dicho test aumentaron consistentemente durante los ensayos siguientes. El paciente C puntuó bajo únicamente en el apartado de control mental de la escala clínica de memoria de Wechsler. Estas puntuaciones de memoria pueden poner de relieve los efectos beneficiosos del tratamiento farmacológico recibido por los pacientes. Estos tres pacientes estaban tratados con antidepresivos, ansiolíticos o antiepilépticos. Sus puntuaciones cognitivas indican que la tolerancia era buena. El seguimiento de los efectos farmacológicos sobre los procesos cognitivos y la adaptación conductual puede proporcionar más información para evaluar los efectos beneficiosos y adversos del tratamiento farmacológico que conduzca a una reducción de la dosis o a la retirada de los fármacos. Disponemos de pocos datos sobre la relación entre el déficit neuropsicológico y la respuesta al tratamiento. Sin embargo, el deterioro cognitivo basal puede ser un importante predictor de la respuesta eventual(60). La mejora de las habilidades cognitivas durante las etapas tempranas del tratamiento puede anunciar la mejoría posterior de los síntomas. Parece plausible que la heterogeneidad de la respuesta al tratamiento entre los pacientes con trastornos psicóticos, afectivos y de ansiedad puede estar relacionada a su nivel de funcionamiento cognitivo previo al tratamiento. Los regímenes de tratamiento personalizados específicamente al patrón de déficits y habilidades cognitivas de cada pacientes pueden ser más eficaces. Con frecuencia se observan efectos adversos residuales a la medicación psicoactiva. Existe una preocupación sobre los posibles efectos que la utilización de benzodia-cepinas durante largos periodos de tiempo puede tener sobre la función cognitiva y sobre el cerebro. Golombok y col.<83), informaron de que pacientes tratados con altas dosis de benzodiacepinas durante largos periodos de tiempo presentaban una ejecución pobre en tareas que implicaban la capacidad viso-espacial y la atención sostenida. Cabe destacar que ninguno de estos fármacos interfería la integridad de la memoria de los pacientes B,C y D. El 16 paciente B, que estaba deprimido y ansioso, había estado recibiendo una benzodiacepina durante varios años. Las benzodiacepinas no deberían establecerse como tratamiento a largo plazo. Si existe depresión y la ansiedad es crónica, el tratamiento de elección es un antidepresivo (paroxetina sola). Los antidepresivos mejoran tanto la depresión como la ansiedad(84). La frontera entre los trastornos de ansiedad y los depresivos puede establecerse por la especificidad de la respuesta al tratamiento. En los casos en que el diagnóstico de ansiedad o depresión es obvio, el proceso de selección del fármaco no es difícil. Cuando la ansiedad y la depresión coexisten y ninguno de los trastornos predomina sobre el otro la elección del fármaco es más complicada. Algunas medicaciones psicoactivas tratan tanto la ansiedad como la depresión (los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores de la monoamino oxidasa, los inhibidores selectivos de la recapatación de serotonina y las azapironas). En el tratamiento de los trastornos de ansiedad, se requieren dosis de antidepresivos tricíclicos y de azapironas inferiores a las prescritas en los trastornos depresivos. Sin embargo, existen tratamientos más específicos para cada patología pero no para ambas. La terapia electroconvulsiva (TEC), el bupropion o los psicoestimulantes, por ejemplo, funcionan en los trastornos depresivos pero no en los trastornos de ansiedad. Algunos fármacos tratan la ansiedad pero no los trastornos depresivos (las benzodiacepinas, los neurolépticos de baja potencia y los barbitúrbicos). El paciente A se quejaba de varios tipos de dolor corporal. Es ampliamente conocido que la experiencia de dolor está afectada fuertemente por factores psicológicos (expectativas, emociones, interpretaciones, etc)(85,86). Este tipo de somatización es producto tanto de factores específicos como no específicos que interactúan para crear un perfil hipocondríaco crónico (confirmado por el test MMPI). A menudo el tratamiento farmacológico eficaz consiste en un antidepresivo que posea propiedades ansio-líticas (citalopram). Con frecuencia se utiliza psicoterapia, concretamente terapia cognitivo-conductual que permite la atribución de los síntomas somáticos a acontecimientos psicológicos. El paciente A presentaba además problemas sexuales importantes. La depresión y la ansiedad pueden RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 23 - 2000 asociarse a una pérdida de libido y en algunas mujeres a trastornos de la menstruación, incluyendo amenorrea secundaria. Existe evidencia de que la hormona liberadora de la hormona luteinizante (HLHL)juega un papel importante en la coordinación de la conducta sexual y del ciclo menstrual. Datos recientes sugieren que la secreción de HLHL está bajo el control inhibitorio de las beta-endor-finas segregadas por el núcleo arcuato del hipotálamo(87). También se ha demostrado que los glucocorticoides inhiben la función reproductiva a nivel hipotalámico, pituitario y gonadal(88,89). La activación pituitaria-adrenal asociada a los problemas de ansiedad/depresión podría actuar potencialmente a múltiples niveles para inhibir aspectos de la función reproductiva y de la libido. La evaluación de la depresión debería incluir la estimación del deterioro cognitivo, y esta inclusión debería ayudar a evaluar la respuesta al tratamiento y a predecir el resultado. Los test neuropsicológicos pueden proporcionar a los clínicos una mejor comprensión de la relación entre las alteraciones cognitivas centrales y los síntomas. Pueden servir para identificar predictores cognitivos de la evolución de una enfermedad. Pueden proporcionar un método para discriminar entre las heterogéneas formas de algunos trastornos neuropsiquiátricos. Los resultados de los tests neuropsicológicos pueden utilizarse para desarrollar estrategias de tratamiento apropiadas a las habilidades y alteraciones cognitivas específicas de una paciente determinado. Cualquier explicación coherente de los mecanismos cerebrales implicados en la depresión debe explicar los déficits de memoria. La alteración de la memoria en los pacientes deprimidos es especialmente notable en este artículo. En pacientes con lesiones cerebrales existe una implicación prominente del hipocampo o de los núcleos diencefálicos mediales en la génesis de amnesia(90). Estas áreas también pueden tener una implicación significativa en los efectos cognitivos de la depresión. Los efectos funcionales de determinados neurotransmisores sobre el hipocampo son desconocidos. La implicación de la serotonina o acetilcoli-na, ambas implicadas en la neurofarmacologia de la enfermedad emocional, merece ser investigada, puesto que ambas tienen densas proyecciones a nivel del hipocampo. RET, Revista de Toxicomanías. 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