OPINIÓN 1 Fernando Colchero Ducci Ingeniero Civil de Industrias con mención en Transporte, 1998 Licenciado en Arquitectura, 2003, PUC Coordinador de Vivienda para el Programa de Políticas Públicas PUC (2002) Actualmente trabaja en su titulación como arquitecto y realiza trabajos de asesoría a proyectos de transporte ¿QUÉ SE MUEVE DETRÁS DE LA MOVILIDAD HABITACIONAL? La familia chilena está cambiando constantemente; crece o se reduce, pero no permanece estática en el tiempo. ¿Qué pasa cuando la vivienda social a la que se accedió ya no responde a las necesidades de sus habitantes? ¿Cuál es la solución para las familias que no pueden seguir viviendo donde lo han hecho por gran parte de su vida? Este punto justifica un análisis sobre la necesidad de promover la Movilidad Habitacional. Villa Cardenal Raúl Silva Henríquez, Quilicura. Martes, 4:00p.m. — Oiga, Señora María, ¿y qué es de su sobrina Jenny, la que se casó con el Pedro y que vivían con su hermana? — Ahí siguen esos, ya van pa’l tercer cabro. — ¡Pa’l tercero ya! chuta cómo pasa el tiempo, oiga. — Ya ve, pues, si la casa se les está haciendo harto chica ya, y lo malo está en que no tienen pa’ cuándo irse a una casa propia. — Bueno, vecina, tendrán que esperar pa’ cuando se pueda, ¿no? — No, vecina, no crea, si les ha ido harto bien a esos dos. Al principio les costó, no le voy a decir que no, pero se han movido harto y ya juntaron como pa’ postular. — ¿Y en qué topan, entonces? Porque a nadie le gusta vivir apiñado, pues vecina. — Por supuesto, pues vecina, lo que pasa es que les salen puras casas que en Paine, que en Buin, que en Lampa. Imagínese, el Pedro demoraría como dos horas a la pega y la Jenny ni pensar en trabajar porque ¿con quien va dejar a los cabros chicos? Así que están esperando que les salga algo más cerca de acá, pero no se ve pa’ cuándo, pues vecina. — Pucha la lesera, oiga, porque la señora Raquel, la del otro pasaje, del mes pasado que está vendiendo su casa. Harto bien que le vendría esa casa a la Jenny ¿no cree? — Harto buena estaría, pues vecina, pero ¿de dónde van a sacar pa’ comprarse una casa entera? Yo le dije que les había ido bien, pero no tanto, pues vecina. — Qué lesera, oiga, porque la casa ya tiene sus años, pero está harto bien tenida y no tendrían ni que cambiarse del 18 barrio. — Na’ que hacerle, vecina, si tienen que esperar no más y rezar pa’ que les salga algo no tan lejos de acá. La plata pa’ una casa usada no se las va a poner nadie y, además, harto lesos serían si dejan botado el subsidio, ¿no cree? — Oiga y parece que yo escuché la otra vez que decían que ahora hay unos programas nuevos y que ahora hay subsidio pa’ las casas usadas… ¿no les vale la pena ir a preguntar? — Sí, si ya les habían dicho de esos programas, pero parece que no es na’ tan fácil y vaya a saber una cómo resultan esas cosas nuevas, pues vecina. Imagínese que después tengan problema porque la casa no era nueva, habiendo tanta gente que tiene su casa del subsidio de hace cuántos años. Lo que yo les digo es que pa’ cuando esos programas nuevos funcionen los cabros chicos ya van a ser grandes, pues vecina… Aunque este es un diálogo ficticio, situaciones similares han venido ocurriendo con frecuencia en Chile durante las últimas décadas. Este tipo de dilemas se relacionan con un tema que surge cada vez con mayor fuerza en el debate sobre vivienda y en los programas ministeriales, pero no por ello se conoce y se entiende: la movilidad habitacional. ¿Qué significa movilidad habitacional? ¿Qué factores gatillan la discusión respecto al tema? ¿Cómo se manifiestan sus efectos tanto en la vida de las personas como en la construcción de los barrios de nuestras ciudades? Es sorprendente que incluso hoy día, tomando en cuenta que el tema se ha estudiado y trabajado extensamente, aún sea difícil encontrar respuestas claras a las preguntas asociadas a la movilidad habitacional. El Subsidio Nuestro de Cada Día Entre las restricciones que existían cuando los programas de subsidio comenzaron a implementarse, hay dos que vale la pena mencionar: una especificaba que el subsidio a la vivienda era aplicable solamente a la compra de casas nuevas, que no tuviesen uso previo, y la otra prohibía la venta del inmueble hasta cinco años después de su ocupación inicial. Puede inferirse que algunas de las motivaciones detrás de estas restricciones eran impedir que una familia beneficiada vendiera su vivienda al poco tiempo de uso y evitar que otra familia recibiese un subsidio para comprar tal vez la misma casa. Sin embargo, estas restricciones han generado diversos problemas, los cuales van desde distorsiones al mercado de la vivienda hasta desincentivos para el progreso económico y obstáculos para el mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Con el correr del tiempo, aunque estas restricciones han sufrido modificaciones, los efectos negativos que ellas provocaron se han hecho cada vez más evidentes y han Fuente: SERVIU. Para acceder al beneficio del subsidio a la vivienda, los programas del MINVU establecen una serie de normativas y restricciones que regulan el proceso de postulación, la asignación de la vivienda y los usos futuros que la familia puede darle. En términos bien simples, la idea central es que un grupo familiar puede ir ahorrando para adquirir una vivienda en una libreta manejada por el Ministerio. Una vez que se alcanza un cierto nivel de ahorro, la familia puede postular a un subsidio del Estado para completar el monto total del valor de una casa. El espíritu general de las restricciones que se imponen a las familias beneficiarias es asegurar que ellas den un buen uso a las viviendas y que los recursos que el Estado asignó a vivienda se mantengan en esa área. Fuente: SERVIU. Para intentar bosquejar un panorama de lo que significa movilidad habitacional, retomemos el diálogo del inicio. El hecho de que conversaciones como ésta ocurran hoy día en Chile tiene aspectos positivos. En otros países en vías de desarrollo, el problema de la vivienda entre los más pobres aún supera la capacidad de gestión de los gobiernos, lo que se refleja en la existencia de campamentos en cantidades y extensiones mucho mayores que las que se observan en nuestro país. Los programas de subsidio a la demanda que desde el año 1978 ha implementado el MINVU han sido capaces de generar las llamadas “soluciones habitacionales” a un ritmo tal que el déficit de vivienda se ha mantenido en rangos relativamente bajos. Hoy en día estos programas están tan incorporados a la cultura del país que la gente considera el subsidio a la vivienda casi como un derecho de cualquier chileno. sido ampliamente estudiados y criticados. El término movilidad habitacional surgió para denominar el conjunto de propuestas cuyo objetivo es lograr contrarrestar los problemas surgidos a partir de la “inmovilidad” que las restricciones del subsidio imponían tanto a las familias como al mercado de viviendas sociales. Si bien los temas de movilidad habitacional comenzaron a debatirse desde hace más de diez años, y si bien es cierto que el MINVU ha modificado las restricciones para el acceso al subsidio y ha implementado nuevos programas que favorecen la movilidad habitacional, también lo es el hecho de que los efectos nocivos de la inmovilidad habitacional están aún muy presentes en el mercado de la vivienda social. Inmovilidad que Conmueve… y que Distorsiona En una primera mirada al tema de la asignación de subsidios a la vivienda, es posible encontrar una justificación detrás de las restricciones que se impusieron en un inicio. Sin embargo, a la luz de la experiencia acumulada, vale la pena preguntarse cuántos y cuáles han sido sus impactos negativos, de manera de poder estimar cuántas, cuáles y qué tan profundas deben ser las medidas destinadas a contrarrestarlos. En términos generales, estos impactos pueden separarse en dos grandes grupos: uno al que 19 Fuente: SERVIU. OPINIÓN 1 de casas usadas con ayuda del subsidio a personas que conforman un mercado natural para ese tipo de casa.1 El surgimiento de cambios en la composición familiar (nacimiento, fallecimiento, matrimonio, separación, etc.) o situaciones imprevistas que requieren de un cambio de vivienda son otros casos que evidencian los perjuicios de la inmovilidad. llamaremos impactos sobre la calidad de vida y otro que se denominará impactos económicos-urbanos. Interesa describir los rasgos que caracterizan cada uno de estos grupos con la intención de comprender cómo los efectos de la inmovilidad se manifiestan en la práctica. Además de todos los factores que cualquier persona toma en cuenta al elegir su vivienda, los miembros del segmento más pobre de la sociedad son los únicos que han debido regir sus decisiones en este tema por normativas estatales. Decisiones usualmente consideradas personales, tales como características de diseño y la localización de la vivienda propia, tradicionalmente han sido resueltas por funcionarios ministeriales. Este hecho no sólo ha atentado en contra de la libertad de las personas para elegir una vivienda y disponer de la propiedad de ésta, sino que también las ha obligado a elegir únicamente viviendas nuevas, ha fijado un plazo y un techo (tanto en sentido literal como en sentido figurado) para las aspiraciones de la familia beneficiada, y ha entrabado la capacidad de respuesta del grupo familiar ante situaciones futuras inesperadas. Es así como en numerosos casos una “solución habitacional” se ha convertido rápidamente en un “lastre habitacional”. Por ejemplo, el caso descrito en el diálogo entre la Señora María y su vecina, al inicio de este artículo: cuando se impide a una familia acceder a una vivienda que responde mejor a sus necesidades que cualquiera de las que es posible acceder mediante el subsidio. También se ha complicado a los propietarios que deciden vender su vivienda, puesto que el Estado ha impedido la compra Por un lado, la inmovilidad afecta negativamente la calidad de vida de una familia porque constituye un desincentivo a su progreso económico y social. Por otra parte, y como ocurre en cualquier familia, constantemente existe una probabilidad de que la vivienda actual no sea la mejor alternativa a la que se puede acceder ante condiciones cambiantes e inesperadas. Los obstáculos para disponer de la propiedad de la vivienda y para acceder a la mejor alternativa factible deterioran la manera en que una familia se proyecta a futuro. Mirando este asunto desde el punto de vista económico, la vivienda es un bien durable, cuya vida útil es relativamente larga. A diferencia del mercado de los bienes de consumo inmediato, el mercado de los bienes durables no debe analizarse por su flujo, es decir, la cantidad de unidades que en él se transan (toneladas de fruta, cantidad de acciones, etc.). Para bienes cuya vida útil es prolongada es más relevante analizar las condiciones en que se encuentra el stock de unidades existentes en el mercado. Aplicando este hecho al caso de la vivienda, esto implica que es mucho más relevante analizar y actuar sobre la cantidad de viviendas ya construidas, su ubicación, sus características y el estado en que se encuentran, antes que concentrarse en la cantidad de viviendas que se construye o se transa en un período determinado de tiempo. Estas consideraciones de tipo económico en la práctica se reflejan en hechos; por ejemplo, a nadie le parecería extraño pensar que una misma vivienda pueda responder a las necesidades de varias familias distintas en distintos períodos de tiempo, dependiendo de sus características y su estado de conservación. Al eliminar la posibilidad de vender o comprar cierto tipo de viviendas se introdujo una importante distorsión, pues se obligó al mercado a actuar como si el stock acumulado, vale decir el principal parámetro para analizar el mercado de la vivienda, no incluyera una cantidad de unidades que físicamente existían. Esta medida creó artificialmente 1 Si bien es cierto que un porcentaje significativo de las familias propietarias han resuelto este tipo de situación mediante el arriendo, esta decisión no libera el capital invertido en la casa para adquirir otra vivienda. A esto se suma el hecho de que el mercado de arriendo de viviendas sociales es riesgoso en vista de la ley de arriendo vigente. Ello genera una injusticia adicional para los sectores más pobres, puesto que el riesgo asociado al arriendo de viviendas sociales eleva los precios del arriendo a montos que están en torno al 15% del valor de la vivienda, en condiciones que los montos de arriendo en sectores medio-altos representan en torno al 5% del valor de la casa. Es decir, el arriendo de viviendas sociales es proporcionalmente 3 veces más caro que el arriendo de otro tipo de vivienda. 20 Es así como, tomando en cuenta consideraciones netamente económicas, es posible encontrar una razón detrás de la proliferación de extensas superficies de vivienda de baja calidad en nuestras ciudades. Dado que el mercado de dichas viviendas fue distorsionado durante más de veinte años a través de la normativa del subsidio, la construcción de más viviendas del mismo tipo fue una necesidad constante, la cual se fue materializando en terrenos cada vez más alejados de los centros de servicios urbanos. A pesar de las modificaciones introducidas a la política en los últimos años, este hecho ocurre incluso hoy en día y ha sido determinante en la forma en que parte importante de nuestras ciudades se ha construido en las últimas dos décadas. Moviéndose con la Movilidad Los efectos nocivos de la inmovilidad habitacional han sido identificados y estudiados por un gran número de personas pertenecientes a los mundos académico, público, privado y no-gubernamental. Como se mencionaba en el párrafo anterior, las conclusiones generadas a partir de dichos estudios han provocado modificaciones a la política durante los últimos años. Dichas modificaciones tienden a reducir las distorsiones existentes en el mercado por viviendas sociales y consideran la posibilidad de entregar subsidios a familias que adquieren una vivienda de segunda mano. Desde 1996, el MINVU cuenta con un programa llamado “Movilidad Habitacional”, el cual permite eliminar la prohibición de venta por cinco años, con la condición de que el fruto de dicha venta se utilice para la compra de otra vivienda. Más allá del nombre de este programa del Ministerio, el tema que usualmente se denomina “movilidad habitacional” se refiere a corregir puntos de la política que han distorsionado el mercado de la vivienda social en Chile por más de veinte años. Intentando resumir su espíritu, la movilidad habitacional postula que hoy día es más necesario perfeccionar un sistema para gestionar eficientemente el stock de vivienda social ya construida que concentrarse en la construcción de nuevas viviendas. Se afirma también que es necesario tomar en cuenta que el mercado de la vivienda social en Chile estuvo sujeto a importantes distorsiones por un largo período de tiempo, lo que significa que las medidas que hoy día se enfocan a corregir los efectos provocados por dichas distorsiones debieran ser especialmente asertivas y contundentes, como para contrarrestar una inercia acumulada por más de dos décadas. Siguiendo la lógica de la movilidad habitacional, es posible pensar que tal vez ya no se requiere construir más unidades de vivienda social en Chile, al menos desde un punto de vista teórico. Si bien este tipo de afirmaciones pueden parecer muy radicales en nuestro contexto actual, existen ejemplos de políticas habitacionales en otras partes del mundo que asumen sin dificultad este tipo de hechos, puesto que se fundan en un enfoque del mercado de la vivienda desde el punto de vista de la gestión del stock habitacional y no de la cantidad de viviendas construidas en cada período de tiempo. Sin duda que una política habitacional responderá mejor a las necesidades de la gente y asignará mejor los recursos del Estado en la medida en que sus programas incorporen las características económicas particulares del mercado de la vivienda. Las propuestas de movilidad habitacional pueden conducir a cambios radicales a la política de vivienda en Chile, en la medida en que existan gobiernos dispuestos a enfrentar los costos asociados. Las modificaciones introducidas a la política durante los últimos años son una muestra clara de que se ha comenzado a generar un consenso en relación a la necesidad de tomar en cuenta nociones de movilidad habitacional en los programas de subsidio a la vivienda. Si bien aún están por verse los efectos de los cambios ya introducidos, así como está por verse la profundidad de los cambios que vendrán en el futuro, ya es posible darse cuenta de que, en lo que a política habitacional se refiere, de aquí en adelante conviene moverse con la movilidad habitacional, moverse a fondo y moverse luego. Fuente: SERVIU. una necesidad de construir más unidades de vivienda nueva, puesto que era sólo este tipo de vivienda al que se podía acceder mediante los programas de subsidio. El carácter “artificial” de esta situación se basa en que en la realidad ya existían viviendas construidas capaces de satisfacer la demanda en un momento determinado, pero que no fue posible acceder a ellas debido a normativas legales que las dejaban fuera del mercado. En resumen, bajo las condiciones que el subsidio impuso al mercado de la vivienda, la oferta y demanda por casas se volvió independiente de cuántas casas físicamente construidas existían. 21