Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas

Anuncio
1
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
La población indígena a través de los censos mexicanos
Pueblos indígenas y afrodescendientes de América Latina y el Caribe:
Relevancia y pertinencia de la información sociodemográfica para políticas y
programas
(CEPAL/FONDO INDIGENA/CEPED)
Santiago de Chile, 27 al 29 de abril de 2005
Enrique Serrano Carreto
Ciudad de México, abril del 2005
1
2
Presentación
En México, al igual que en la mayoría de las naciones de América Latina y el
Caribe, los esfuerzos realizados desde los años sesenta para contar con
indicadores demográficos y del desarrollo confiables y actualizados han logrado
resultados importantes. Sin embargo, son muchos los obstáculos enfrentados
desde que no hace mucho tiempo se reconoció la necesidad de que los sistemas
de información también deberían permitir dar cuenta de las características étnicas,
lingüísticas y culturales de los diferentes grupos sociales, aún cuando éstos
representen una minoría a nivel regional o nacional.
Hasta la década de los noventa, el único indicador con el que contábamos
para identificar a la población indígena de México era la cifra global de los
mayores de cinco años que habían declarado hablar alguna lengua indígena.
Gracias a este indicador, la población indígena ha estado presente en la principal
fuente de información demográfica y socioeconómica desde que se llevó a cabo el
primer censo formal de México en 1895. En ese año se identificaron 2.7 millones
de indígenas (Cuadro 1), quienes representaban casi el 26% de la población del
país, y fueron registradas cerca de 50 lenguas de origen amerindio, pero el 72%
de la población indígena pertenecía a una de las cinco lenguas mayoritarias:
nahuatl, maya, zapotecas, otomí y mixtecas.
En el censo de 1921 se registraron 43 lenguas indígenas, y de 1930 y 1980,
los censos reportaron entre 29 y 40 lenguas. Los cambios realizados desde la
lingüística formal a la clasificación de las lenguas amerindias, han dado lugar a
que sólo 24 de los 62 grupos etnolingüísticos reconocidos actualmente cuenten
con un registro completo durante estos poco más de cien años, mismas que
representan, para el año 2000, el 93% de la diversidad etnolingüística de México.
Desde entonces, el principal criterio utilizado para reconocer la diversidad étnica
de México en los sistemas de información ha sido el lingüístico, el cual incluye
únicamente a los mayores de 5 años, a pesar de las críticas que ha recibido por
excluir a la población de 0 a 4 años, así como a aquellos grupos y personas que
ya no hablan ninguna lengua indígena pero conservan sistemas de valores,
creencias y formas de organización de origen indígena.
2
3
Otros criterios utilizados fueron, en 1921 el concepto de raza; en 1940 y
1950 se incluyeron criterios de vestido, calzado y alimentación con base en el
maíz, y desde el censo de 1930 se distinguen a los que únicamente hablan alguna
lengua indígena (monolingües) y los que también hablan español (bilingües).
Ya en la década de los setenta, y sobre todo los trabajos de investigación
que se llevaron a cabo sobre los resultados de la población indígena en los censos
hasta 1980, permitieron que a partir de 1990 se mejoraran sensiblemente tanto los
criterios de clasificación y catalogación de las lenguas de origen amerinidio, como
todos los procesos vinculados al levantamiento de la información, todo ello sin
duda facilitado por los rápidos cambios tecnológicos para su procesamiento
electrónico. De esta forma, en 1990 se identificaron más de 90 lenguas y variantes
dialectales de muchas de ellas, registro que se ha mantenido constante hasta la
fecha.
3
4
El Censo del 2000 y las estimaciones sobre la población indígena
Para la década de los años noventa, las cuestiones sobre la población indígena en
México dieron un giro radical. Por un lado, la sensibilización de los responsables
de los sistemas nacionales de información respecto a la importancia de contar con
datos de calidad que permitan dar cuenta del volumen, distribución, diversidad
lingüística y condiciones de vida de los pueblos indígenas, permiten que se
revisen tanto los catálogos de lenguas existentes como los procesos relativos al
diseño de las preguntas censales y del operativo de campo en general
(capacitación de encuestadores, supervisión, manuales, etc.). Por otro, tuvo lugar
una reconsideración, por parte de las ciencias sociales y los antropólogos en
general, sobre la importancia de reconocer la especificidad de los fenómenos
culturales y étnicos como factores determinantes de las condiciones de vida, la
dinámica de la población y el desarrollo entre los grupos sociales, y no únicamente
como se había supuesto a factores económicos como los principales
determinantes.
En las reuniones preparativas del censo del 2000, se formó un grupo de
trabajo dentro del seminario sobre dinámicas de la población indígena,
conformado por el CIESAS, la Sociedad Mexicana de Demografía, Conapo, INI,
INAH y Registro Agrario Nacional, entre otras instituciones. En él se discutieron
diversos trabajos vinculados con estos temas, y se elaboraron varias propuestas
alternativas para la consideración de las diferencias étnicas en el censo. Estas
incluían la consideración genealógica en el uso de la lengua, que suponía anexar
dos preguntas al jefe y/o el cónyuge sobre la lengua hablada por sus padres, la
posibilidad de identificar a aquellos que, aún cuando ya no dominan la lengua de
sus ancestros si la entienden, así como la autoadscripción étnica. No obstante, a
excepción de esta última, las demás propuestas fueron desechadas con criterios
de representatividad estadística durante el censo piloto levantado a principios de
1999.
Por ello, a partir del trabajo en el seminario mencionado y de las gestiones
de diversos investigadores e instituciones públicas y académicas, el Instituto
4
5
Nacional de Estadística Geografía e Informática, responsable de los sistemas
nacionales de información y, por tanto del levantamiento de los censos, incluyó
una nueva variable para la identificación de la población indígena en el Censo del
año 2000, con la inclusión de una pregunta sobre autoidentificación. Cabe
mencionar que, debido a criterios de representatividad estadística a nivel nacional,
esta pregunta no se incluyó en el cuestionario base del censo, sino únicamente en
el cuestionario ampliado, el cual se aplicó a una muestra nacional de 2.1 millones
de viviendas. Todo ello posibilitó que para el año 2000 el censo mejorara
sensiblemente la captación de la información sobre la diversidad étnica en México.
En lo que respecta al volumen de la población indígena, con las respuestas
a las preguntas sobre la lengua hablada y la pertenencia a algún grupo indígena
de al menos un individuo del hogar, Conapo estimó para el año 2000 el tamaño de
la población indígena en 12.7 millones de personas con base en los resultados del
censo sobre el habla de lengua indígena y de una muestra del censo que incluye
los resultados de la pregunta sobre pertenencia a los miembros de los hogares
indígenas.1
Población indígena según hogar
de pertenencia
hablantes
fuera de hog
indigena
3%
hogar con
jefe/cóny
hablante de
leng ind
90%
pertenece
40%
no pertenece
36%
hogar con
jefe/cóny
c/adsc
indígena
8%
no
especificado
2%
Pob 0-4
11%
Esta estimación constituye una aproximación bastante cercana a la
realidad, en la medida en que toma en cuenta diferentes componentes sociales,
1
Conapo, La población de México en el nuevo siglo, México, 2001, p. 165.
5
6
culturales y demográficos sobre los pueblos indígenas y ofrece así un volumen
máximo para el conjunto de la población indígena del país. Además, representa un
umbral máximo para estimar a la población indígena por lengua y pertenencia a
nivel de entidad federativa, en la medida en que la etnicidad es una variable que
depende de diferentes procesos que pueden modificarse a través del curso de la
vida de cada uno de los individuos.
No obstante, el análisis de los resultados de las preguntas sobre habla de
lengua indígena y autopertenencia con base en el criterio de hogar, arroja datos
por demás interesantes. En conjunto, el 89% de la población indígena pertenece a
hogares en donde el jefe, el cónyuge o algún ascendente declaró hablar alguna
lengua indígena; el 8% vive en hogares con jefe, cónyuge o ascendente
perteneciente a algún grupo indígena, y el 3% vive fuera de hogares indígenas o
en viviendas colectivas.
Población indígena según condición de habla de
lengua indígena y pertenencia a un grupo
indígena
85 - +
80 - 84
75 - 79
70 - 73
65 - 69
60 - 64
55 - 59
50 - 54
45 - 49
40 - 44
35 - 39
30 - 34
25 - 29
20 - 24
15 - 19
10 - 14
5-9
0-4
Hombres
L o c alida d e s c o n m e n o s d e 2,5 00 ha bita nte s
Edad
85 o más
80-84
75-79
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
10-14
5-9
0-4
Mujeres
Hombres
500
400
Mujeres
300
200
100
0
100
200
300
400
500
Miles de personas
800
600
400
200
0
200
400
600
800
Habla alguna lengua
habla y pert
habla y no pert
no habla y pert
no habla y no pert
No habla pero pertenece
a un grupo indígena
Vive en hogar
indígena*
* Población donde el jefe y/o cónyuge habla alguna lengua o pertenece a un grupo indígena.
Fuente: Estimaciones del CONAPO con base en el XII Censo General de Población y Vivienda, 2000.
L o calidade s de 2,500 a 14,999 ha bita ntes
L o c ali da de s c o n 15, 00 0 ha bita nte s o m á s
Edad
Edad
85 o más
80-84
75-79
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
10-14
5-9
0-4
Hombres
180
150
120
90
85 o más
80-84
75-79
70-74
65-69
60-64
55-59
50-54
45-49
40-44
35-39
30-34
25-29
20-24
15-19
10-14
5-9
0-4
Mujeres
60
30
0
30
60
90
120
150
180
Hombres
250
200
150
Mujeres
100
Miles de personas
Habla alguna lengua
No habla pero pertenece
a un grupo indígena
50
0
50
100
150
200
Miles de personas
Vive en hogar
indígena*
Habla alguna lengua
* Población donde el jefe y/o cónyuge habla alguna lengua o pertenece a un grupo indígena.
Fuente: Estimaciones del CONAPO con base en el XII Censo General de Población y Vivienda, 2000.
No habla pero pertenece
a un grupo indígena
* Población donde el jefe y/o cónyuge habla alguna lengua o pertenece a un grupo indígena.
Fuente: Estimaciones del CONAPO con base en el XII Censo General de Población y Vivienda, 2000.
6
Vive en hogar
indígena*
250
7
Sin embargo, lo más interesante es que del total de población en hogares
definidos por la lengua, el 40% declaró pertenecer a un grupo indígena, mientras
que el 36%, a pesar de ser ellos mismos hablantes o, en su defecto viven en
hogares indígenas, declaró que no pertenecía a un grupo indígena. El 11 y 2%
restante corresponden a la población menor de 5 años y a los no especificados. A
su vez, estas proporciones se modifican sensiblemente si se analizan en función
de los tamaños de las localidades de residencia, ya que conforme mayor es su
tamaño, disminuye el número de hablantes al interior de los hogares y aumenta la
proporción de autopertenecientes, al igual de los que declararon no hablar ni
pertenecer.
Por este motivo, en el proceso de elaboración de los Indicadores
socioeconómicos de los pueblos indígenas de México con base en los resultados
del censos del 2000, se consideró únicamente la información censal, excluyendo
los resultados de la encuesta del censo, debido a los problemas de
representatividad que ésta supone principalmente en los municipios y localidades
indígenas. Esta estimación2, cuya referencia es a nivel municipal y de localidad,
incluye a la población en hogares indígenas, a partir de la pregunta tradicional
sobre la condición de habla de alguna lengua indígena y el tipo de lengua del jefe,
el cónyuge o alguno de sus ascendientes.
Por la naturaleza de las preguntas con base en el criterio lingüístico,
dirigidas a toda la población residente en México, las estimaciones de población
indígena que se realizan a partir de la condición de habla de lengua son válidas
por entidad federativa, municipalmente, y aun a niveles geográficos más
desagregados como es la localidad. Cabe aclarar que si bien en términos macros
2
Para la elaboración de estas estimaciones, se definió como indígenas solo a los miembros de los
hogares donde el jefe, el cónyuge y los padres de éstos mantienen aquellas características
culturales que permiten identificarlos como tal. Así, los hogares indígenas se restringen a aquellos
2
donde el jefe y/o el cónyuge y/o padre o madre del jefe y/o suegro o suegra del jefe hablan lengua
indígena, y también a aquellos que declararon pertenecer a un grupo indígena. Cabe mencionar
que en esta estimación todos los miembros de estos hogares, sean hablantes o no, pertenecientes
o no, se consideran indígenas. Así, la estimación de la población indígena para todo el país y aún
por entidad federativa se ha realizado tomando en consideración tanto el habla de lengua como la
pertenencia indígena. Las estimaciones con desagregación municipal y por localidad se han
limitado a las respuestas sobre el habla de lengua indígena.
7
8
los censos de población de México permiten la construcción de una perspectiva
general sobre las características sociodemográficas de la población indígena,
también es cierto que aún existen rezagos importantes que limitan los alcances y
la confiabilidad de la información censal, tanto alrededor de las preguntas sobre
autopertenencia como las de lengua indígena.
La lengua y el criterio de hogar
Con relación a las preguntas sobre la condición de habla indígena y española,
consideramos que es deseable que éstas se continúen aplicando, y no solo en los
censos, sino también en otros instrumentos sociodemográficos, sobre todo debido
a las necesidades de asegurar la continuidad y comparabilidad histórica a nivel
nacional y también internacional. Sin embargo, se deberán mejorar algunos de los
sesgos que afectan la captación de la población que habla lengua indígena, entre
los que se destacan, al menos, tres aspectos principales. En primer lugar, la
inhibición de los informantes para declarar el habla de lengua indígena, sobre todo
en ámbitos no indígenas, donde el serlo puede considerarse un estigma debido a
los graves problemas de discriminación que prevalecen en el país; en segundo, la
“iniciativa” de los entrevistadores para no preguntar sobre el habla de lengua
indígena, cuando a su juicio no se imaginan que en la localidad o la vivienda
censada pueda residir un indígena, o que la persona entrevistada no tiene
“aspecto indígena”, situaciones que se presentan sobre todo en ámbitos urbanos;
por último, la pregunta no capta las sutilezas entre hablar, dominar o tan solo
entender una lengua. Esto podría conducir a una subestimación de la población
indígena reconstruida a través de la lengua, ya que entre las generaciones más
recientes hay una continua pérdida de la misma aún cuando es muy probable que
entiendan muchas de las palabras y, sobre todo, la red de significaciones que
constituye su cultura.
El resultado de esta última estimación arrojó un total de 10 253 627
personas, de las cuales 4 209 080 no hablan la lengua pero viven y guardan
alguna relación de parentesco con el jefe, el cónyuge o alguno de sus ancestro
8
9
indígenas, mientras que 6 044 547 personas hablan alguna lengua indígena,
aunque no todas habitan en hogares indígenas ya que incluye hablantes (HLI) que
viven fuera de hogares indígenas o en viviendas colectivas.
Es importante aclarar que es para este universo que se construyeron los
indicadores socioeconómicos publicados en 2002; y aún cuando falta un
importante número de indígenas que forman parte del cálculo global, la
información
presentada
permite,
por
primera
vez,
construir
indicadores
socioeconómicos específicos y concretos sobre la población indígena en su
conjunto y analizar sus características en función de diferentes aproximaciones:
tipo de municipios según condición étnica, tamaño de las localidades, lenguas
indígenas o grupo etnolingüístico.
Precisamente una de las virtudes del criterio de hogares es que incorpora a
aquella población que comparte normas, valores y costumbres comunitarias que
definen a la población como indígena, a pesar de haber dejado de usar o no haber
aprendido la lengua de sus ancestros. Así logramos entender la etnicidad y sus
relaciones con las identidades desde una perspectiva dinámica. El volumen y
estructura de la población indígena, reconstruida a partir de individuos que hablan
lengua indígena, no se puede entender atendiendo solo a variaciones en los
fenómenos demográficos o a cambios en los instrumentos de captación; es
necesario tomar en cuenta las variaciones en la identidad étnica de la población y
ésta tiene lugar precisamente en el ámbito doméstico. Como muchos otros criterios
analíticos, el "habla de lengua indígena" puede variar en el tiempo, aun respecto a
un mismo individuo; una misma persona puede declararse como hablante de lengua
indígena en un censo y como no hablante en el siguiente, e incluso un nieto de
indígenas puede siendo ya adulto, aprender la lengua de sus abuelos.
Son estas relaciones genealógicas entre las identidades étnicas las que
requieren, para la reconstrucción de este tipo de aproximaciones, que la fuente de
información cuente con el registro del parentesco con respecto al jefe del hogar, ya
que es con base en esta variable que es posible realizar las estimaciones para los
hogares indígenas.
9
10
Esta nueva perspectiva metodológica para identificar a la población
indígena, arroja diferencias importantes en sus resultados, respecto de aquellos
obtenidos con los criterios con los que trabajábamos hasta hace poco tiempo,
como es el de hablantes de lenguas indígenas. Con relación a la distribución de la
población indígena al interior de las entidades federativas, como en Yucatán o
Quintana Roo, en el sureste del país, la población indígena pasa de representar el
38 y el 23% de los totales estatales con base en el criterio de HLI, a casi el 60 y el
40%, respectivamente, con el criterio de hogar. Además, en la medida en que la
principal utilidad de la información deberá servir para la definición de políticas
públicas, la relación entre estos dos indicadores da cuenta de aquellas entidades
en las que es necesario reforzar las políticas culturales, de tal forma que los
indígenas no se vean obligados a abandonar sus lenguas y también sus
identidades por problemas de discriminación.
Distribución de la población indígena (PI) y que habla lengua indígena (HLI) por entidades federativas
selccionadas, México, 2000.
Porcentaje
0.0
10.0
20.0
30.0
40.0
50.0
60.0
70.0
BAJA CALIFORNIA
CAMPECHE
CHIAPAS
CHIHUAHUA
DISTRITO FEDERAL
DURANGO
GUANAJUATO
GUERRERO
HIDALGO
Entidad federativa
JALISCO
MÉXICO
MICHOACÁN
% PI
% HLI
MORELOS
NAYARIT
OAXACA
PUEBLA
QUERÉTARO
QUINTANA ROO
SAN LUIS POTOSÍ
SINALOA
SONORA
TABASCO
TLAXCALA
VERACRUZ
YUCATÁN
10
11
Igualmente,
al desagregar esta
información
entre
los
62 grupos
etnolingüísticos identificados en el país, asumiendo que el grado de inteligibilidad
entre ellos puede ser mayor o menor entre los habitantes de las distintas regiones
y los hablantes de las diferentes variantes lingüísticas, encontramos diferencias
significativas entre muchos de ellos. Precisamente una de las virtudes de esta
aproximación a través de los hogares indígenas, es que por vez primera se cuenta
con información precisa a nivel municipal y también de localidad sobre el conjunto
de población para cada uno de los 62 grupos etnolingüíticos, incluyendo tanto a
los universos de la población menor de cinco años, como a aquellos que siendo
descendientes de hablantes de lenguas indígenas ya no hablan la lengua. Ello ha
permitido la generación de información desagregada para el conjunto de variables
incluidas en el censo para cada uno de estos grupos, aún cuando se requiere
reconocer, en primer lugar, tanto las ventajas como las desventajas del criterio
lingüístico. Respecto a las primeras, la principal virtud es que permite identificar la
diversidad etnolingüística del país, la cual permite considerar a la lengua no solo
como un rasgo cultural, sino sobre todo, como uno de los vehículos privilegiados
para la construcción de identidades, las cuales necesariamente remiten a
determinadas ascendencias y cosmogonías compartidas, en la medida en que es
a través del lenguaje como los seres humanos aprendemos a nombrar nuestro
universo. Además, como ya se mencionó, este criterio hace posible la
reconstrucción de series históricas.
Por otro lado, si bien en México tradicionalmente la identificación de los
municipios y las localidades indígenas se basaron en la proporcionalidad de la
población de los distintos grupos etnolingüísticos, en muchas ocasiones los
valores proporcionales esconden volúmenes altos que representan, en las
unidades político administrativas en las que viven, porcentajes muy bajos, como
es el caso de los migrantes a las ciudades, pero también de pueblos completos,
como los yaquis y mayos, del noroeste del país, cuyos territorios se encuentran
enclavados dentro de municipios que incluyen centros urbanos. Además, la
tipología de municipios propuesta busca establecer un marco común entre las
diversas instituciones de gobierno para definir los territorios en donde sus
11
12
programas requieren adecuarse a las características étnicas y culturales de los
distintos pueblos indígenas que en ellos habitan. Por ello, una de las primeras
tareas realizadas con los resultados del censo del 2000 fue una reclasificación de
los municipios del país considerando tanto su representatividad proporcional como
la presencia de volúmenes absolutos y también la presencia de pueblos indígenas
con montos pequeños de población. Para la identificación de los municipios se
emplearon los siguientes criterios:
1. Municipios en donde la población indígena es mayor al 40%, los cuales se
consideraron eminentemente indígenas; en estos 655 municipios se
concentra casi el 60% de la población indígena (6.1 millones) y casi el 70%
de los hablantes mayores de cinco años (4.2 millones).
2. Municipios en los que la población indígena presenta un volumen igual o
mayor a 5 000 personas, los cuales se consideran de interés debido a que
cuentan con presencia absoluta de población indígena y
3. Municipios con presencia de población hablante de alguna lengua
minoritaria o con menos de 5 000 hablantes. (Cuadro 3.2)
Cuadro 3.2 Población total, indígena, de 5 años y más y que habla lengua indígena (HLI), por tipo de municipios
según la proporción de población indígena a nivel municipal, México 2000.
Población
Distribución de la población por tipo de municipio
Estado
Total
Indígena
% población indígena
% del total de población indígena
5 años y más
5 años y más HLI
% HLI
% del total HLI
Total de municipios
1
Sin pi o dispersaLenguas minoritarias
40,226,005
893,297
934,943
48,716
2.32%
5.45%
9.12%
0.48%
2
Presencia de pi
48,240,051
3,248,784
6.73%
31.68%
40 a 69% pi
3,507,443
1,903,452
54.27%
18.56%
70% y más pi
4,616,616
4,117,732
89.19%
40.16%
Total mpios.
3
indígenas
57,257,407
9,318,684
16.28%
90.88%
Total nacional
97,483,412
10,253,627
10.52%
100.00%
35,023,730
399,746
1.14%
6.61%
758,066
23,264
3.07%
0.38%
42,128,008
1,449,198
3.44%
23.98%
2,950,751
1,130,383
38.31%
18.70%
3,933,899
3,041,956
77.33%
50.33%
49,770,724
5,644,801
11.34%
93.39%
84,794,454
6,044,547
7.10%
100.00%
1,572
26
190
174
481
871
2,443
2002
Fuente: CDI-PNUD,Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México, .México,
2002.
[1]
Durante 2002, el INI (ahora Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas) y el CONAPO, con base en los datos del XII Censo General de Población y Vivienda, identificaron a un to
millones de indígenas; monto que permite analizar las características sociodemográficas de la población indígena en niveles de desagregación más allá del nacional o estatal. Se refiere a quienes hab
hogares en que el jefe, su cónyuge o alguno de sus ascendentes (padre, madre, suegro, suegra, abuelos, etc.) declaró ser hablante de lengua indígena, más a los hablantes indígenas en viviendas co
hogares no indígenas.
1/
Municipios con menos del 40% de pi y presencia de hablantes de lenguas con menos de 5 000 hablantes o minoritarias; incluye 3 municipios con hablantes de variantes del náhuatl en Michoacán y
2/
Municipios con menos del 40% de pi y más de 5 000 indígenas en números absolutos.
3
/ Es la suma de los municipios con lenguas minoritarias, presencia de pi, con 40 a 69% de pi y con 70% y más de pi.
Cabe mencionar que al revisar con detalle los resultados de esta
clasificación encontramos que aun con estos criterios se excluyen regiones con
presencia importante de población indígena, en particular tres municipios: uno en
12
13
Michoacán, Aquila, en donde viven los nahuas de la costa del Pacífico y dos en
Morelos, Tepoztlán y Tetela del Volcán, los cuales quedarían excluidos al no caber
en ninguno de los criterios definidos, pero si se toman como variantes únicas del
náhuatl, que de hecho lo son, pueden considerarse como minoritarias en sus
entidades.
Por otro lado, en la medida que los análisis a niveles de desagregación
como el municipio si bien son importantes y necesarios, no siempre permiten la
identificación de mayores precisiones sobre la distribución de la población
indígena en el país, uno de los niveles de análisis sobre los que hemos trabajado
es el de las localidades. Además, este tipo de análisis busca rebasar las
perspectivas dicotómicas que clasifican a la población entre rural y urbana, por lo
que hemos preferido hablar de dispersión / concentración de la población y las
localidades. Cabe mencionar que ello implica reconocer que este es un fenómeno
sumamente complejo, que involucra perspectivas culturales sobre el territorio y la
distribución de los asentamientos, los modos productivos y de vida y se asocia
directamente con la dificultad en el acceso a los servicios.
Distribución de las localidades según la proporción de la población indígena y el tipo de municipio por tamaño de la localidad, México, 2000.
Localidades con más del 40% de población indígena y total de población indígena
Tipo de municipio
Locs
40 % y más
7,646
Con presencia
2,092
PI dispersa
1,966
Total de localidades
11,704
% pob. Según tamaño de localidad
Tamaño de localidad
e) 100000 y más
a) 1 a 99
b) 100 a 2499
c) 2500 a 14999
d) 15000 a 99999
Total general 1
% locs
PI
Locs % locs
PI
Locs % locs
PI
Locs % locs
PI
Locs % locs
PI
Locs % locs
PI
65.3% 300,408 8,876 81.2% 3,717,776 322 75.8% 1,241,741
19
90.5% 383,978
1 100.0%
49,946 16,864 73.1% 5,693,849
17.9% 58,146 1,515 13.9% 577,097
93 21.9% 333,934
2
9.5% 17,528
0
0.0%
0 3,702 16.0%
986,705
16.8% 46,098
542
5.0% 146,805
10
2.4%
21,319
0.0%
0.0%
2,518 10.9%
214,222
100.0% 404,652 10,933 100.0% 4,441,678 425 100.0% 1,596,994
21 100.0% 401,506
1 100.0%
49,946 23,084 100.0% 6,894,776
5.9%
64.4%
23.2%
5.8%
0.7%
100.0%
Localidades con menos del 40% de población indígena y total de población indígena
Tipo de municipio
40 % y más
Con presencia
PI dispersa
Total de localidades
% pob. Según tamaño de localidad
Locs
995
1,755
3,138
5,888
Tamaño de localidad
a) 1 a 99
b) 100 a 2499
c) 2500 a 14999
d) 15000 a 99999
e) 100000 y más
Total general
% locs
PI
Locs % locs
PI
Locs % locs
PI
Locs % locs
PI
Locs % locs
PI
Locs % locs
PI
16.9%
7,550 1,320
6.6% 109,503
54
2.6%
69,051
10
2.6% 91,620
0
0.0%
0 2,125
7.5%
277,724
29.8% 12,359 5,491 27.6% 229,541 442 21.4% 130,422
96
25.4% 245,832
81 71.7% 1,653,995 7,865 27.7% 2,272,149
53.3% 18,614 12,706 63.8% 217,728 1,559 75.6% 225,399 271
71.7% 149,897
32 28.3%
75,063 17,706 62.5%
686,701
100.0% 38,523 19,905 100.0% 556,772 2,062 100.0% 424,872 378 100.0% 487,349 113 100.0% 1,729,058 28,346 100.0% 3,236,574
1.2%
17.2%
13.1%
15.1%
53.4%
100.0%
Existen en el país más de 53 mil localidades en las que habitan los 10.2
millones de indígenas, de las cuales 21,407 tienen proporciones superiores al 40%
y concentran al 67% de la población indígena, es decir, a casi 6.9 millones de
personas. Una de las características distintivas de estas localidades es su enorme
dispersión: las menores de 2,500 habitantes concentran al 70.1% de esta
13
14
población; incluso, el 5.6% (383,330 indígenas) vive en localidades con menos de
100 habitantes. Sin embargo, en la medida que el tamaño de la localidad es solo
un referente para conocer su condición de dispersión, con base en las propuestas
de análisis de estos fenómenos elaboradas por el Consejo Nacional de Población
(CONAPO), se realizaron diversos ejercicios para identificar las localidades
dispersas a partir de su cercanía o lejanía a carreteras, ya que se puede suponer
que ésta limita o abre la posibilidad para el acceso y disfrute de los servicios
públicos y los mercados.
Los resultados de estos análisis indican que casi el 54% de las localidades
indígenas se encuentran dispersas y alejadas de vías de comunicación: 11,476 se
ubican a 2.5 o más kilómetros de la carretera más cercana, de las cuales 6,370
están a más de 5 Km. Los desplazamientos que deben hacer a clínicas o
escuelas, centros de distribución de alimentos y otros bienes o servicios que no
están disponibles en la localidad dificultan, indudablemente, el acceso y
aprovechamiento de los mismos. Además, las dificultades que supone dotarlas de
ellos ahondan los rezagos que privan entre la población indígena.
Otra de las implicaciones y las posibilidades que abren aproximaciones
metodológicas como las que aquí se presentan, es con respecto a las aplicaciones
que permiten para construir unidades analíticas que, aprovechando sus
resultados, nos ayuden a definir los territorios en donde viven los pueblos
indígenas. Asimismo, si bien se ha reconocido desde hace tiempo la existencia de
determinados territorios originarios en donde todavía se asienta la mayoría de los
pueblos indígenas, la complejidad de las grandes transformaciones registradas en
las últimas décadas ha dificultado la identificación un poco más precisa de sus
límites y probables fronteras. Por ello y, con la finalidad de contar con un
instrumento que permitiera proponer programas de desarrollo regional y
sustentable acordes a su diversidad, en la CDI nos avocamos a la identificación de
las principales regiones indígenas de México.
Para ello, es importante considerar que teóricamente se partió del concepto
de “región cultural”, con la finalidad de identificar aquellos elementos y procesos
hasta cierto punto comunes o paralelos entre las diferentes regiones indígenas de
14
15
México, lo cual se ha tratado de aprehender a través de la caracterización de la
diversidad etnolingüística y la distribución de los pueblos indígenas en el territorio
nacional, pero también reconociendo que a su interior existen heterogeneidades
que son, precisamente las que les otorga a cada una de ellas su propia identidad.
En total logramos identificar 25 regiones indígenas en el país, que en
conjunto concentran más del 70% de la población indígena y en promedio más del
70% de las poblaciones que pertenecen a 50 grupos etnolingüísticos. Además, es
importante mencionar que para su delimitación se diseñó una metodología que
vinculó información sociodemográfica de los distintos grupos etnolingüísticos a
nivel de municipio y de localidad, con elementos históricos que dan cuenta de los
procesos de reconfiguración regional y a través de un tratamiento geoestadístico
del conjunto de información recopilada y de indicadores construidos.
Finalmente, el principal objetivo de este trabajo ha sido ubicar los territorios
en donde las comunidades indígenas, en su mayoría vinculadas con población
mestiza, realizan los procesos que permiten su reproducción, generando una
dinámica económica, social y cultural que resulta particular3, consideración
indispensable tanto para la construcción de información e indicadores que den
cuenta de lo que todas ellas comparten y de sus especificidades, como de las
prioridades y potenciales, elementos necesarios para el diseño de políticas de
mediano y largo plazos.
3
INI, Regiones indígenas de México, propuesta del Instituto Nacional Indigenista, documento de
trabajo, 1993, p. 3
15
16
16
17
A manera de conclusión.
Los cambios que ha presenciado México durante los últimos años han sido los
más grandes de su historia, ya que involucran todos los órdenes de la vida
económica, social, demográfica, política y cultural. Particularmente resaltan, a
partir de los años ochenta, las nuevas formas de visibilidad que empezaron a
ocupar los pueblos indígenas, lo cual permitió que se iniciara la recuperación del
valor, la riqueza y la deuda histórica que el país tiene con ellos. Esta nueva
apertura permitió llevar a cabo las modificaciones, en 1992, de la Constitución
mexicana para incorporar en el artículo 4º, el reconocimiento del carácter
pluriétnico y multicultural de la nación mexicana.
A partir de 1994, los acontecimientos en Chiapas propiciaron que el
gobierno, pero también el conjunto de la sociedad mexicana, buscara nuevas
formas para entender la problemática de los pueblos indígenas, y alcanzar, en el
corto plazo, el pleno reconocimiento de los derechos de pueblos y comunidades
indígenas. En julio del 2001 se llevó a cabo una nueva modificación en la
Constitución mexicana para dotar de un marco jurídico adecuado para impulsar
este proceso, en el que participaron profesionistas y representantes de
organizaciones indígenas, además de funcionarios con experiencia en el trabajo
indigenista y académicos especialistas en el tema. La intervención de nuevos
actores sociales en la discusión y la búsqueda se soluciones a la compleja
problemática de la población indígena, en la que se articulan problemas de
pobreza y marginación con otros de carácter jurídico y discriminación, contribuyó a
sustentar la necesidad de promover una serie de modificaciones, reingenierías y
replanteamientos sobre las instituciones responsables de la atención de los
pueblos indígenas. De esta forma, en julio del 2003, tiene lugar la transformación
del Instituto Nacional Indigenista (INI), fundado en 1948, en la Comisión para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).
Esta nueva institución cuenta con una junta de gobierno en la que participan
los titulares de todas Secretarías de Estado involucradas con el desarrollo de los
17
18
pueblos indígenas, así como un Consejo consultivo que involucra a representantes
de los gobiernos de los estados de la federación, de los propios pueblos
indígenas, así como de académicos y organizaciones no gubernamentales. Cabe
mencionar que el carácter de la CDI, orientado fundamentalmente a la planeación
de un desarrollo acorde con la diversidad étnica y lingüística de México, reconoce
que la información sobre pueblos y comunidades indígenas es una prioridad para
el logro de sus objetivos. Por esta razón, su estructura contempla la creación de
un área especializada, cuyo objetivo es diseñar y operar un sistema de
información estratégica e indicadores que sustente la toma de decisiones en las
tareas de planeación, seguimiento y evaluación de las políticas, programas,
proyectos y acciones de gobierno para alcanzar el desarrollo integral sustentable y
el ejercicio de pleno de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas.
Sólo con esta vital herramienta de conocimiento será posible llevar a cabo
un análisis más detallado de las dimensiones que vinculan pobreza, marginación y
diversidad
étnica,
así
como
la
urgencia
de
hacer
visibles
fenómenos
conceptualmente más complejos, para construir otros indicadores que permitan
primero, identificar la profundidad y complejidad de los rezagos que prevalecen
entre los pueblos indígenas de México, pero sobre todo, tomar en cuenta sus
enormes potenciales y riquezas que permitan la apertura de horizontes
respetuosos de la diversidad y más equitativos para su desarrollo.
La población y las lenguas indígenas se encuentran distribuidas en todo el
territorio nacional, aún cuando predomina su concentración en determinadas
regiones tradicionales. Ello nos habla, por un lado, de las dificultades que muchos
grupos han tenido para reproducirse y, por tanto, para conservar su cultura, por
otro de la necesidad de buscar alternativas de subsistencia lejos de sus regiones
originarias. De las más de 62 lenguas indígenas que subsisten, además de las
variantes dialectales de muchas de ellas, más de 30 cuentan con menos de 5
hablantes, lo cual supone serias dificultades para la conservación de nuestro
patrimonio no sólo como mexicanos, sino para la humanidad. La presencia de
población indígena en las ciudades de todo el país o de hablantes de lenguas
18
19
originarias del centro y sur en los estados del norte de la república y más allá de
sus regiones tradicionales son parte de este mismo fenómeno.
Otro dato que aporta el análisis detallado de la información disponible, es la
discriminación que sufren los pueblos originarios, y que se aprecia en la pérdida
de la lengua materna. Para la sociedad mestiza, el pertenecer a un grupo indígena
es equivalente a ignorante o pobre, por lo que muchas veces los migrantes
prefieren “esconder” su condición, colocándolo en una situación ambigua entre la
aceptación de la sociedad mestiza y su orgullo de pertenecer a algún pueblo
indígena.
Por todo lo anterior, es necesario avanzar en la generación de información
expedita, confiable, actualizada y comparable sobre la diversidad étnica de
México, de tal forma que sea posible ubicar de forma clara las zonas de atención
prioritaria, así como las dificultades que habrá que enfrentar y resolver para
alcanzar el desarrollo integral sustentable y el ejercicio de pleno de los derechos
de los pueblos y comunidades indígenas.
Para ello se requiere, en primer lugar, asegurar la captación y
desagregación de la información cualitativa y cuantitativa de las lenguas y/o
grupos indígenas, así como de pertenencia, tanto bajo criterios demográficos
como territoriales. Asimismo, es prioritario que la generación de información y la
construcción de indicadores sobre etnicidad asegure su transversalidad en los
sistemas nacionales, así como su transparencia metodológica, de tal forma que
sea posible contar con información en diferentes escalas, como son individual,
familiar o de hogar, local o comunitario. Finalmente, es recomendable fomentar el
desarrollo de una cultura de la información y la estadística sobre etnicidad, pero
también la capacitación, formación y especialización de recursos humanos que
ayuden a vincular la especialización en estadística con temas y teorías sobre
diversidad étnica y cultural.
19
Descargar