10 área metropolitana movimientos de masa 1

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Módulo II Amenazas Naturales
AMENAZAS POR MOVIMIENTOS DE MASA
ÁREA METROPOLITANA DE MÉRIDA
Los movimientos de masa pueden ser inducidos en el área urbana de Mérida bien
por sismicidad, exceso de precipitación o cualquier otra causa que rompa el
equilibrio.
De acuerdo con Ferrer y Laffaille, actualmente no hay duda de que los terremotos
han sido una de las causas de grandes deslizamientos de terreno, algunos de los
cuales han tenido consecuencias desastrosas tanto para la población como para
sus propiedades. Algunos de estos movimientos de masa ocurren al romperse
condiciones de equilibrio presismicas, reactivando masas de terreno que ya
habían deslizado y se encontraban en situación de "estabilidad" precaria. Si estos
casos de dudosa estabilidad se encuentran ubicados cerca de zonas
sismogénicas, los movimientos de masa pueden ser reiniciados aún por temblores
de baja magnitud. Sin embargo, también se conoce de casos donde los terremotos
son el origen de grandes movimientos de masa en zonas que se encontraban en
aparente equilibrio.
Entre las condiciones más frecuentes para que situaciones de este tipo ocurran,
pueden ser mencionadas a continuación: proceso de población de zonas de
laderas que conlleva sobresaturación del suelo, realización de cortes de terreno y
sobrecarga sobre masas deslizadas conducente a la preparación de un escenario
sísmico altamente desfavorable.
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BARRIO SAN JOSÉ DE LAS FLORES ALTO Y MEDIO (MÉRIDA).
Fuente: Jaime Laffaille1 y Carlos Ferrer2. Profesores de la Universidad de Los Andes: (1)
Laboratorio de Geofísica y Presidente de FUNDAPRIS. (2) Escuela de Geografía.
ESTUDIO DE CASO: SAN JOSÉ DE LAS FLORES (Ubicado frente a la Unidad
Educativa Bolivariana Estadal “Santiago Hernández Milanés”)
Resulta especialmente evidente al visitar San José de las Flores que este lugar ha
sido afectado en diversas oportunidades por la amenaza de los movimientos de
masa y particularmente de los deslizamientos. No hay manera de saber en el
presente cual fue el origen de estos fenómenos, pero es claro que hay tres
factores evidentes que han ocasionado la reactivación parcial de algunos de ellos:
a. La sobresaturación del material del suelo.
b. Los cortes en el terreno con la finalidad de realizar obras de ingeniería (calles,
viviendas, urbanismos o avenidas).
c. La sobrecarga por construcción de viviendas sobre masas deslizadas.
En el tiempo de existencia de este barrio, no han ocurrido terremotos o sismos
importantes con capacidad para inducir movimientos de masa, pero es claro que
los terremotos son un cuarto factor que pudiera reactivar deslizamientos en la
zona, o generar algunos nuevos. En principio, los tres factores mencionados
inicialmente como «activadores» de deslizamientos actúan casi en conjunto:
cuando se urbaniza una zona de laderas se hacen cortes en el terreno para
construir la vialidad y preparar el terreno donde irán las viviendas, las cuales se
convierten en carga sobre la masa deslizada y traen consigo el incremento notable
del factor humedad. Uno de los principales resultados de este trabajo fue el de
constatar que los tres factores mencionados han actuado intensamente en la zona
de estudio, preparando las condiciones para un escenario sísmico desfavorable.
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Actualmente no hay duda de que los terremotos han sido una de las causas de
grandes deslizamientos de terreno, algunos de los cuales han tenido
consecuencias desastrosas tanto para la gente como para sus propiedades. El
caso de San José de las Flores, al igual que muchas barriadas y urbanizaciones
de Venezuela, puede resultar emblemático: proceso de población de zonas de
laderas que soportan sobresaturación del suelo, realización de cortes de terreno y
sobrecarga sobre masas deslizadas conducente a la preparación de un escenario
sísmico muy desfavorable desde el punto de vista de magnificación de la
posibilidad de eventos cosísmicos. Para constatar esta primera impresión se
decidió realizar una investigación orientada a definir la veracidad o no de ese
escenario desfavorable, usando recursos relativamente tradicionales: trabajo
geológico y geomorfológico de campo, visita a una muestra representativa de las
viviendas del sector (incluyendo entrevistas con sus inquilinos) y fotointerpretación
a detalle. No existe un registro histórico escrito que permita conocer la frecuencia
y magnitud de los deslizamientos que han afectado al sector en el pasado, pero
luego de una serie de entrevistas con los habitantes del lugar (algunos de los
cuales viven allí desde hace más de 50 años, cuando no era barrio sino sector
rural), se pudo constatar que se han presentado varias situaciones críticas
relacionadas con movimientos de masa en el pasado reciente: una de ellas
asociada con la construcción de un nuevo urbanismo en la zona baja de San José
de las Flores Alto (los vecinos señalan que el movimientos de tierra realizado para
preparar el terreno a las nuevas viviendas, desestabilizó la zona del barrio
ocasionando daños y la ruina de algunas de sus edificaciones); en otro caso los
cortes de terreno realizados para la ampliación de una avenida que pasa frente al
Cerro de Las Flores (sitio de asiento del barrio) ocasionó movimientos tan notables
que produjo el colapso de algunas casas. Finalmente, un periodo de lluvias
intensas a finales de la década de los ochenta mantuvo en zozobra a los vecinos
porque la deformación de las viviendas y la aparición de grietas en sus paredes
los llevó a presentir daños mayores. Estos movimientos no han tenido un carácter
violento o repentino y generalmente han dado tiempo a los pobladores del lugar de
salvar sus vidas y pertenencias. Una posible explicación a este comportamiento es
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la composición promedio del suelo, la cual puede ser calificada como arcillo
limosa, limo arcillosa y arcillo arenosa dependiendo del sector particular analizado.
Los movimientos de masa asociados con estas clases de composición suelen ser
de baja velocidad, sobre todo en aquellos donde hay un predominio notable de
arcilla tal como es el caso presente. Esta clase de suelo acostumbra a presentar
baja amplificación de las ondas sísmicas y por consiguiente las fuerzas de corte
observadas son menores que las correspondientes a suelos granulares. Este
detalle es importante porque disminuye un tanto la posibilidad de que sismos
cercanos de baja magnitud induzcan movimientos de masa importantes en el
sector. Una confirmación preliminar de la existencia de una menor relativa de las
ondas sísmicas por los terrenos el sector se obtuvo aplicando encuestas de
intensidad sísmica en ocasión de eventos sísmicos sentidos en la ciudad.
Prácticamente en todos los casos evaluados entre el año 2001 y el año 2005 los
resultados
fueron
consistentes
con
esta
apreciación:
las
encuestas
correspondientes al sector San José de Las Flores arrojan un resultado promedio
de casi un grado de intensidad menor con respecto a otros sectores de la ciudad.
Esto resultó particularmente notable en el caso de un temblor de magnitud 5.4,
ocurrido en diciembre del 2001 y localizado a unos 53 kilómetros de Mérida, el
cual fue sentido muy fuertemente en el resto de la ciudad, causando pánico entre
sus pobladores: según las personas consultadas en el sector de San José de las
Flores, no se observó nada particular en el barrio y no fue sentido tan fuerte como
en el resto de Mérida. La confirmación, o negación, definitiva de este aspecto solo
se obtendrá si se realizan medidas instrumentales de amplificación de ondas (por
ejemplo mediante el uso de estaciones acelerográficas) en la zona de interés y se
comparan con medidas realizadas en otros sectores o en un sector de referencia.
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Figura 1: Foto panorámica del Sector San José de Las Flores Medio, ubicado en la Av.
Los Próceres frente a la Unidad Educativa Bolivariana “Hernández Milanés”.
El trabajo de fotointerpretación y la investigación de campo convergen hacia un
mismo resultado, el cual se ha tratado de plasmar en el esquema geomorfológico
que se ilustra en la figura 2: un alto porcentaje de las viviendas de San José de las
Flores está construida sobre una zona de deslizamientos activa (Ferrer y Laffaille,
2002). Una razón de la concentración de viviendas sobre esta clase de terrenos
está vinculada directamente con el hecho de que el mismo fenómeno del
deslizamiento genera una topografía favorable, o atractiva, para la construcción de
viviendas (la masa deslizada suele presentar una pendiente menor que su entorno
y un relieve relativamente suave). Al ubicar estas viviendas sobre una masa
deslizada, o en áreas de laderas, se introducen al mismo tiempo tres de los
factores que incrementan la posibilidad de que se active el deslizamiento: se
aumenta la carga (por el peso de las viviendas), se satura el sitio (por causa de
cloacas mal hechas o dañadas, aguas servidas, generación de superficies con alta
capacidad retentiva de líquidos, etc.) y se realizan cortes que disminuyen la
estabilidad del terreno (con fines de construir caminerías, vías de acceso o
terraplenes para viviendas). Las zonas de deslizamiento, además, presentan una
topografía natural favorable a la infiltración de agua: grietas, depresiones, zonas
planas que se tornan pantanosas y, en algunos casos, microcuencas que se
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forman entre la corona (área de despegue) y la parte superficial de los flancos. Al
desarrollarse un deslizamiento los canales y tuberías que transportan agua suelen
ser rotos por el movimiento casi imperceptible de la masa deslizada, favoreciendo
la infiltración de agua en el terreno.
Figura 2. En la parte superior de la figura se muestra un esquema geomorfológico del
sitio donde se localizan las viviendas (cuadros numerados) del barrio San José de las
Flores, mientras que en la parte inferior se presenta una vista (en dirección de la flecha
negra) destacando la densidad de viviendas localizada en ese sector.
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ESTUDIO DE CASO: LA VEGA DEL HOSPITAL
Tanto el caso anterior analizado como este caso, presentaron algunas
particularidades muy locales, pero en términos generales estaban afectados, y
continúan estándolo, por algunos factores comunes:
a) Sismicidad.
b) Construcciones localizadas en zonas propensas a movimientos de masa,
lechos de ríos o quebradas, suelos no aptos para construir.
c) Baja calidad constructiva.
d) Sistemas de líneas vitales extremadamente deficientes.
e) Desorden territorial y acción antrópica perjudicial al medio ambiente en
sentido que tiende a aumentar la vulnerabilidad en función del tiempo.
El Barrio La Vega del Hospital, situado en la margen izquierda del río Albarregas,
con entrada por la Av. 2 Lora con calle 33 detrás del Ambulatorio El Llano de la
ciudad de Mérida, se ubica sobre una masa deslizada. En la figura 4 se presenta
una vista aérea del barrio, donde se destacan, con absoluta nitidez, la superficie
rectilínea dejada por la traza de la falla del Albarregas y la corona del
deslizamiento. La superficie ocupada por el barrio es sensiblemente menor para la
fecha de toma de la imagen. La figura 3 es una vista fotográfica donde se pueden
apreciar la corona del deslizamiento, su masa deslizada y el adosamiento del río
Albarregas en dirección a su ribera derecha. Estas dos imágenes contienen
prácticamente la información física esencial que define las amenazas más
importantes en el sitio: sismicidad asociada con la falla Albarregas, movimientos
de masa que pudieran ser reactivados por acción sísmica o exceso de humedad,
crecidas del río Albarregas.
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Falla del Albarregas
Falla del Albarregas
Corona del
Deslizamiento
Figura 3. Vista aérea del barrio La Vega del Hospital – Mérida (marcado por el círculo).
En la fotografía se destacan, con absoluta nitidez, la superficie rectilínea dejada por la
traza de la falla del Albarregas y la corona del deslizamiento. La superficie ocupada por el
barrio es sensiblemente menor para la fecha de toma de la imagen
(Misión 010473; 1973; escala aproximada de las vistas: 1: 10.000)
El deslizamiento identificado en las figuras 3 y 4 probablemente es del tipo
rotacional y probablemente se puede asumir que alcanzó su ángulo de reposo, por
lo que una posible reactivación no aparece como muy probable, aunque no puede
ser descartada dada la cercanía de la falla Albarregas. Las condiciones del
material en el área de despegue no difieren de lo observado a lo largo de los
taludes del abanico – terraza que sirve de sostén a la ciudad -, sin embargo en el
sitio analizado, el nivel freático se localiza entre los 3,5 y 4 m de profundidad;
evidencias de manantiales y líneas de percolación son numerosas. Esta situación
de humedad, suelos localmente saturados, taludes casi verticales, condiciones
previas de socavación por parte del río Albarregas y ubicado en una zona de
fallamiento activo (Falla Albarregas; originalmente identificada por Oliveros, 1976),
hace pensar la existencia de posibles detonantes sísmicos para explicar
parcialmente el origen del deslizamiento. Sobre este movimiento de masa, cuyo
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volumen se puede estimar entre 75.000 a 120.000 m3, han sido construidas unas
30 viviendas que ocupan una superficie de 3 hectáreas. En la figura 5 (a) se
presenta el plano geomorfológico, y su respectivo perfil, elaborado a partir del
reconocimiento de campo y de la fotointerpretación, indicando la ubicación relativa
de las viviendas del barrio. Este es un plano de carácter técnico, al igual que otros
que se deben elaborar como soporte del informe (perfiles geológicos, planos de
pendiente, etc.) que no suelen ser muy transparentes al público no especializado.
Corona del
Deslizamiento
Ambulatorio El
Llano
Masa Deslizada
Figura 4. Detalles del sitio ocupado por el barrio. Son perfectamente visibles la corona y
la masa deslizada así como el adosamiento del río Albarregas en dirección a su ribera
derecha (Imagen tomada por C. Ferrer desde un vuelo en helicóptero, 1984)
Un tanto diferente se presenta la situación al recabar la información necesaria
para elaborar el plano de vivienda, donde se analiza la distribución de las
viviendas, sus características constructivas, distribución y tipo de daños. En esta
fase se combina el análisis visual de las edificaciones y la interacción con sus
habitantes, de donde se obtiene información valiosísima acerca de la “historia” de
las casas y sus daños, de la posible asociación de algunos “indicios” de problemas
(agrietamientos en casas o aceras, árboles inclinados, muros deformados,
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abombamientos del terreno, etc.) con eventos físicos notables a la población
(temblores de tierra, ruidos, lluvias torrenciales o prolongadas, etc.) y acerca de su
percepción de vulnerabilidad. (Laffaille y Ferrer, 2005)
Figura 5. Barrio La Vega del Hospital (Mérida): (a) Plano Geomorfológico
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