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SOBRE LA VENOSECCIÓN EN LA PLEURITIS,
Y EN GENERAL DE OTRAS INFLAMACIONES
DEL CUERPO
Francisco Bravo
1
2
SOBRE LA VENOSECCIÓN EN LA PLEURITIS,
Y EN GENERAL DE OTRAS INFLAMACIONES
DEL CUERPO
Francisco Bravo
Estudio preliminar, traducción al castellano y notas de:
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
3
BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
Dirección de Fomento Editorial
BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
Enrique Agüera Ibáñez
Rector
José Ramón Eguíbar Cuenca
Secretario General
Lilia Cedillo Ramírez
Vicerrectora de Extensión y Difusión de la Cultura
Carlos Contreras Cruz
Director de Fomento Editorial
Facultad de Medicina
Manuel Camacho Morales
Director
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Secretaría Académica
Rodolfo G. Martínez Fernández
Secretaria de Investigación y Estudios de Posgrado
Rosendo Briones Rojas
Secretaría Administrativa
Proyecto CONACYT 52567
Programa de Apoyo Complementario para Investigadores en Proceso de Consolidación
Primera edición, 2008
ISBN: 978 968 9391 25 5
©Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Dirección de Fomento Editorial
2 Norte 1404
Tel. 2 46 85 59
Puebla, Pue.
Impreso y hecho en México
Printed and made in Mexico
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INDICE
Presentación
Manuel Camacho Morales
Estudio preliminar sobre el segundo libro de Francisco Bravo
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Autores médicos que aparecen en el segundo libro de Francisco Bravo
Rodolfo Cortés Madrazo
Gemma Alejandra Villordo Galván
Traducción al castellano del segundo libro de Francisco Bravo
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Sobre la venosección en la pleuritis, y en general de otras inflamaciones del cuerpo
(facsimil)
Francisco Bravo
Bibliografía
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AGRADECIMIENTOS
No hay investigadores solitarios; en la sociedad actual, la interacción con otros
profesionales –sean o no de nuestro campo-, y el trabajo con los alumnos, permite a los
que buscamos el conocimiento, establecer mejores hipótesis de trabajo. En una de esas
charlas, con el Maestro Manuel Eduardo de Santiago Hernández, Director de la Biblioteca
“José María Lafragua”, puso en mis manos este proyecto de traducción, y me alentó para
su realización, por lo que le doy las gracias. Consultar esta Biblioteca, era muy importante
para la consecución del objetivo; y aunque ella era la encargada de resguardar la Opera
Medicinalia, en realidad el libro se encontraba en una caja de seguridad bancaria. En este
sentido, es necesario señalar, el compromiso y apoyo otorgado por el Dr. Manuel
Camacho Morales, para solicitar al Señor Rector, la consulta libro del Dr. Francisco
Bravo, que gracias a las gestiones de Manuel de Santiago, la obra regresó definitivamente
al Carolino.
Otro aspecto del trabajo, fue la búsqueda de información sobre Bravo y su obra, en
el Archivo Histórico de la Escuela de Medicina, que también se encuentra en la Biblioteca
“Lafragua”; pues nadie sabía con certeza, qué contenía. Así, mediante dos programas de
investigación con alumnos, “Verano de la Investigación Científica” y “La Ciencia en tus
Manos”, pudimos clasificar el contenido de este archivo. No encontramos nada de Bravo,
ni de su obra, pero ahora contamos con un acervo disponible a todos los investigadores.
Mi agradecimiento pues, a las alumnas de la licenciatura en Historia, de la Universidad
Juárez Autónoma de Tabasco, Lucía Hernández Landero y Venecia Arias González, y a los
alumnos de la licenciatura en Medicina de nuestra Facultad, Gemma Alejandra Villordo
6
Galván y Rodolfo Cortés Madrazo, agradecimiento que hago extensivo al personal que
labora en la Biblioteca, y que nos brindó todas las facilidades para su consecución.
La Facultad de Medicina, constituye la razón de ser de este trabajo; son nuestros
alumnos, los principales receptores de los conocimientos médicos, y quienes los aplicarán
en los años venideros, a ellos principalmente dedicamos esta obra. Más, debo hacer un
agradecimiento especial a quienes la conducen, y que me han dado su apoyo
incondicional en reiteradas ocasiones, Doctor Manuel Camacho Morales, Director de la
Facultad; Maestro en Salud Pública, Rosendo Briones Rojas, Secretario Administrativo y
a su equipo técnico, siempre de gran ayuda, Maestra en Administración Hortensia
Guadalupe Cóyotl Zacatelco y Sra. Irma Rodríguez Luis. Finalmente, y no por ello menos
importante, un agradecimiento especial a José Luis Olazo García, por su paciencia y
empeño. A todos ellos Muchas Gracias.
7
Estudio preliminar sobre el segundo libro de Francisco Bravo
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Introducción:
Fue durante mis estudios de medicina, cuando escuche por vez primera el nombre de
Francisco Bravo y de su obra, la Opera Medicinalia, que con gran orgullo y elocuencia
nos presentaban algunos de nuestros profesores. La obra ha sido considerada como una
de las rarezas de la literatura médica, tanto por su antigüedad como por su contenido,
pero sobre todo, por poseer en nuestra Universidad, el único ejemplar existente en todo el
territorio nacional. Cabe mencionar, que aunque sabíamos de su existencia nunca
supimos ni por aproximación sobre su contenido, porque tampoco nuestros profesores lo
sabían y poco importaba, pues el texto estaba escrito en latín y por lo tanto, su contenido
debía corresponder a épocas muy lejanas de las modernas ciencias médicas que entonces,
me interesaba conocer.
En 1986 participé en el comité organizador del VII Congreso Nacional de
Parasitología, realizado en nuestra Escuela de Medicina, y con el apoyo del entonces
Rector de nuestra Universidad, Licenciado Alfonso Vélez Pliego, pudimos realizar una
muestra de las joyas bibliográficas de nuestra Biblioteca “José María Lafragua”, entre las
que destacó sobre todas, la Opera Medicinalia del doctor Francisco Bravo. Muy grande
fue el placer y el orgullo, al mostrar a nuestros congresistas visitantes la obra de Bravo,
pero al mismo tiempo, más grande fue mi desencanto al acariciar y no poder leer aquella
obra tan codiciada. No obstante, pude acercarme al conocimiento de la obra a través del
valioso opúsculo de Germán Somolinos D’Ardois, que mediante una prosa ligera nos
adentra en la biografía de Bravo y nos describe el contenido de la obra, donde pude
constatar que no se trataba de un solo libro, sino de cuatro tratados, el segundo de los
cuales versa sobre la venosección1 en la pleuresía. Seguramente quienes han escrito sobre
1
Si bien es cierto, que el término latino venae sectione, puede traducirse como flebotomía, o sangría, Bravo utiliza
tres términos: sanguinis missionem, venae sectione y phlebotomie, los que he traducido como liberación de la sangre,
venosección y flebotomía, respectivamente.
8
la Opera Medicinalia, han podido leerla gracias a su comprensión del latín, y aunque nos
indican cual es el contenido, no existe a la fecha una traducción publicada de este
segundo libro, ni de la obra completa.
La reaparición de un Departamento Académico, de Historia y Filosofía de la
Medicina en nuestra Facultad –debido a cambios curriculares en 1995-, me permitió un
acercamiento con mayor seriedad, a la medicina colonial mexicana, y después de un
periodo de capacitación, me propuse la traducción en versión libre del segundo libro de
Bravo, y que en esta publicación damos a conocer. Generalmente, dos cosas nos vienen a
la mente con la sola mención de Francisco Bravo, primero, la muy valiosa y apreciada
obra Opera Medicinalia, primer libro de medicina impreso en la Nueva España, y
segundo, la referencia obligada a nuestra Institución, la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla, espacio en el que se resguarda y de manera escrupulosa, el único
ejemplar que existe en nuestro país de este médico sevillano. Tal como han subrayado
prestigiosos historiadores de la medicina y bibliógrafos, como Francisco Guerra, Germán
Somolinos d’Ardois y Joaquín García Icazbalceta, su relevancia estriba, no sólo en el
hecho de ser la primera obra de medicina publicada en América, sino también, en el
escaso número de ejemplares conservados, la singularidad de sus grabados y la solidez de
sus contenidos.
Francisco Bravo:
La vida de este médico, nacido en España y muerto en Nueva España, es difícil de
esclarecer por la falta de fuentes; no obstante, gracias a la investigación meticulosa de
algunos autores, como Somolinos d’Ardois o Francisco Guerra, y a la obra misma de
Bravo, se ha podido reconstruir a grandes rasgos, la vida de este ilustre personaje. En el
cuarto folio de la Epístola dedicada a don Luis de Villanueva,2 escribe: Testis e hispalis
meum natale oppidum, que en traducción libre dice: “Sevilla, ciudad que fue testigo de
mi nacimiento”. Aceptemos pues este documento como prueba del lugar de origen de
Francisco Bravo; no obstante, la fecha del nacimiento es desconocida, y solo se puede
conjeturar que ocurrió entre 1528 y 1532, basándonos en la fecha, en que él mismo
2
Presidente de la Audiencia de México y al que dedica los libros segundo y tercero de la obra.
9
menciona, haber concluido sus estudios de medicina, y encontrarse ejerciéndola en la
ciudad natal.
Sevilla impronta en Bravo, no sólo el humanismo renacentista sino además, su antiguo clasicismo romano, su medioevo cristiano y su influencia musulmana, todo ello enriquecido por la aventura americana. La historia de Sevilla está ligada íntimamente al río
Guadalquivir, ya que desde sus orígenes se destacó como puerto fluvial y puente entre el
Océano Atlántico y el interior de la región andaluza. Las excavaciones arqueológicas permiten afirmar que desde el siglo IX a. C., había asentamientos humanos, y se le concede a
Hércules la fundación con seis pilares, lugar al que Julio Cesar llamaría Lulia Rómula
Hispalis, y se convierte en una de las principales ciudades de la Bética.3 Al finalizar este
periodo, el cristianismo se extiende por toda Hispania, destacando dos mártires sevillanas: Santa Justa y Santa Rufina, patronas de la ciudad. Con la llegada de los visigodos,
hay un tiempo de bonanza y cierta tranquilidad, tiempo en el que destacaron sus insignes
obispos, San Leandro y San Isidoro.
El nombre romano de Híspalis se cambió por el de Isbiliya, cuando en el año 712
la ciudad cayó bajo la dominación islámica; y durante los cinco siglos de dominación, Sevilla desempeñó un papel político y cultural de primer orden. La caída del califato cordobés en 1035, provocó la desintegración de la unidad territorial andalusí, surgiendo una
serie de reinos independientes, entre los cuales se encontraba el de Isbiliya, que alcanzó
no sólo su máxima expansión territorial, sino también una total preponderancia sobre las
demás taifas. A este periodo corresponde el Alcázar, la Torre del Oro y las de la Plata, y la
torre que es símbolo de la ciudad: la Giralda. Hacia 1248, las tropas castizas de Fernando
III, incorporaron el reino sevillano al mundo cristiano medieval; su población se reduce
con la expulsión de los moros y la concentración de judíos en “la Judería”, hoy barrio de
Santa Cruz. La ciudad entonces, se empezó a llenar de iglesias y conventos, y en 1402 se
inició la construcción de la catedral, consagrada en 1507. Con el Descubrimiento de América en 1492 se inició la Edad Moderna, y Sevilla se erige -durante más de dos siglos-, en
puerta al Nuevo Mundo. En los Reales Alcázares de Sevilla, se creó en 1503 la Casa de la
Contratación –en la actualidad Archivo de Indias-, entidad fundamental para regular las
relaciones mercantiles, científicas y judiciales con América.
3
Provincia romana en Hispania, que ocupaba parte de Andalucía. Baetis significa “el río Guadalquivir”.
10
Sevilla, ahora habitada por un nutrido grupo de humanistas, llega a considerarse
una nueva Roma, o una Atenas Bética, lo que también se reflejaba en el aspecto externo
de la ciudad. El humanismo fue la traducción literaria del espíritu del Renacimiento, en el
que destacó el amor, a veces exagerado, por el mundo clásico, griego y latino, que llegaron
a idealizar. Junto con el arte, resucitó una pasión por el bien decir y por la literatura, que
tenía como tema central al “hombre”. La transformación de la vida cotidiana era patente y
se experimentaba la sensación de vivir en un mundo renovado. Dignamente y con justicia,
podemos aseverar que Francisco Bravo se incluye en este círculo de médicos humanistas;
a manera de ejemplo, mostramos parte de la introducción que hace en su segundo libro:
Tu que en antaño siempre triunfaste, y empezabas a brillar, ocasionaste
en tu juventud el combate con el método griego, palabra accesible que
sin duda, golpea secamente a los incultos, su beneficio pronto se restituye en plata, como un brillo después de una noche cerrada; acerca de
esta verdad se tienen dudas, pero no obstante, por una senda se puede
volver, pero a causa de la variedad de pueblos y tierras, los habitantes
siguen en tinieblas, así pues, al quedar expuesta será difícil de soportar
y se derrumbará.
Pero vivirás como un Hércules en su trono, que por la noche
resplandece tanto como el sol; como la escolta invicta que te ayuda para
hacer caer el horrendo reino de los moros, y triunfar sobre la confusión.
En el ámbito científico, ante la decadencia Escolástica caracterizada por un verbalismo exagerado, por la influencia de pensadores árabes –sobre todo Averroes-,4 y la interpretación naturalista de Aristóteles, se abrió el camino para el paso del pensamiento
Renacentista. La filología5 fue en aquel tiempo, el instrumento científico que permitió a
los médicos volver a saber de los clásicos grecolatinos después de la larga Edad Media.
4
Averroes (1126-1198) es considerado uno de los más eminentes pensadores de tradición aristotélica del medioevo
islámico. En su obra principal, discute los fundamentos de la medicina en siete tomos y como seguidor de Aristóteles,
critica las doctrinas de galeno y pone en duda su autoridad. Sirvió en las cortes de Sevilla, Córdova y Marruecos.
5
Estudio de una lengua a través de sus textos. Se ocupaba de fijar y comentar dicho texto, adaptándolo al uso
lingüístico del momento y se cree que apareció en Alejandría.
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Estas fuentes serán las bases sobre las que edificaron sus propios conocimientos, aunque
esta influencia no se dejará sentir únicamente desde el punto de vista doctrinal, sino que
afectará también al dominio de lo formal. Surgió así la figura del filólogo-médico, que se
preocupó por recuperar la forma original de los textos de su especialidad, y participando
de esta manera en el movimiento humanista:
Es una pena, cuando hay que mentir y equivocar la filosofía, abatida
sin consideración. Más ese género de espíritu, está menos adherido al
parecer que tiene el divino Platón, que en Fedón, recuerda al verdadero
filósofo, y además protector del conocimiento, que indiferente piensa,
que la agitación consolida a la filosofía e incluso al juicio médico, pero
que como heredero se dirige por lo menos al encuentro de las filosofías
muertas, que en una barca las contempla partir.
Bajo estas circunstancias, tocó a nuestro personaje vivir su juventud y estudiar
medicina, obteniendo su doctorado en la Universidad de Osuna como él así lo declara, y
formando parte del primer grupo de estudiantes, pues esta Institución se fundó en el año
de 1548. Germán Somolinos, basándose en otra oración de la Opera Medicinalia, en la
que Bravo trata de “condiscípulo” a Francisco Valles,6 y dado que se conoce perfectamente la vida académica de éste médico, considera que Bravo –al igual que Valles-, obtuvo el
grado de bachiller en Medicina en 1550 y el doctorado en 1553. Otro dato importante que
no debemos pasar por alto, es que durante 1552 y tal vez un poco antes, se hizo cargo de la
Cátedra De Medicina de la mencionada Universidad; poca fue su experiencia como docente pues al año siguiente, a la vez que terminó su doctorado, se trasladó a Sevilla para
iniciar su ejercicio profesional. La ciudad en ese año padeció una epidemia de tabardillo,
y el recién egresado Bravo, será impactado por la enfermedad “epidemia tan maligna y
tan espantosa que en ocasiones no daba tiempo para aplicar al enfermo ninguna medici6
Francisco Valles (1524-1592) constituye el máximo exponente español de la Medicina Renacentista. Tras estudiar en
varias ciudades europeas, conoce a Andreas Vesalius y le sucede como médico personal de Felipe II, quien le nombra
Médico de Cámara y Protomédico General de los Reinos y Señoríos de Castilla. Fue el primer profesor de medicina
que enseñó sobre cadáver en Alcalá de Henares.
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na”. Esta experiencia le permitirá -años después-, redactar el primero de los cuatro libros
que componen la Opera Medicinalia.
En los siguientes años, desconocemos su trayectoria, pero seguramente es la época
en que se traslada a la ciudad de México. Carlos V y Felipe II, impulsaron notablemente la
colonización, por lo que a ellos se debe, sobre todo, el progreso material, intelectual y moral, alcanzado en sus posesiones de América, principalmente de su Colonia favorita: México. Pero el esfuerzo de España fue tan grande, que la dejó exhausta y semivencida, lo
que también se reflejó en el virreinato de Nueva España. García Icazbalceta apunta: “apenas salida España de una tremenda lucha de ocho siglos, se encontró dueña de su propio
territorio y de un nuevo mundo”. Así es, los Reyes Católicos habían arrojado al mar el estandarte de la media luna, y abatido el poder feudal; su gloria, aumentada por la unión a
la del Sacro Imperio Romano, les dio derecho, y les impuso la obligación para desempañar el papel principal. “Sus terribles aventureros se derramaron como un torrente sobre
el Nuevo Mundo, subyugándolo todo y ensanchando el poderío de César, hasta realizar
aquel arrogante dicho, de que el sol no se ponía en sus dominios”. Pero aquel esfuerzo sobrehumano, acabó postrando a España, ya no sobraban productos, porque los campos
quedaban abandonados, y la riqueza pública se consumía en guerras; ya no era un territorio rebosado de gente, pues la emigración a las Indias era incontrolable. Todos los hombres, principalmente los jóvenes, querían ser parte de la colonización americana.
Es muy probable que Bravo llegara casado, con Doña Francisca de Esquibel, la que
falleció en 1600, y cuyo testamento fue encontrado por Efraín Castro Morales,7 y por el
cual sabemos, que en 1599 ya había fallecido nuestro autor. Pero la primera referencia
que se tiene de Bravo, data de enero de 1570, es un documento en el que solicita su incorporación a la Universidad de México.8 Meses después, en septiembre del mismo año, aparece impresa la Opera Medicinalia. Durante su estancia en México, su desempeño
profesional fue destacado, Somolinos escribió de él:
Polemiza, interviene en cuestiones de carácter internacional, emite teorías, describe cuadros clínicos, actúa, en fin, como podía hacerlo otro
7
8
Comunicación personal.
Archivo General de la Nación, también citado por Somolinos D’Ardois.
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de los médicos situados en centros universitarios o en puestos preeminentes de la corte. Se interesa por el progreso de la medicina y lucha
por su avance. [...] De Bravo nos han quedado testimonios suficientes
para poder afirmar [que] brilló en los primeros lugares de la medicina
mexicana de su tiempo.
Efectivamente, es muy justa esta apreciación de Francisco Bravo, era uno de los
cuatro médicos de la ciudad de México; mantenía comunicación con el Rey Felipe II; revisó y aprobó los libros médicos, de Alfonso López de Hinojosos,9 y el de Agustín Farfán;10 y
en los años de 1587, 1592, 1593 y 1594, fue nombrado y ratificado como protomédico, participando en la toma de decisiones, sobre las enfermedades que aquejaban a la población.
Contenido de la obra:
El segundo libro de la Opera Medicinalia, lleva por título Sobre la venosección en la
pleuresía y en general de otras inflamaciones del cuerpo, y ciertamente muchas, escrito
en forma de diálogo entre Francisco y Luis; esta forma de escritura literaria se encuentra
estrechamente ligada al pensamiento de Erasmo, práctica que arraigó rápidamente en
España, principalmente en Alcalá. Se puede corroborar fácilmente en este libro la influencia erasmiana:
Y aún ahora, aquel que está acostumbrado a perfumar su discurso como los griegos y los árabes, para convencerte con sus opiniones, o bien,
acaso para exhibirse, pero, ¿Puede establecerse una acusación en contra de la doctrina conocida y expuesta a la vista?, teniendo a Sofía como
observadora, o bien, con el derecho de llamarlo muy bien Morósofo.
Porque aquí a estas opiniones, seguramente yo no puedo acercarme, no
soy el médico docto a quien por sacrificio llegue a la reputación. ¿Qué
fue realmente lo que se ha hecho, para afectar la autoridad de Galeno?
¿Quién con la veracidad del pensamiento de Avicena, y por causa de su
9
Summa y recopilación de chirurgia.
Tractado breve de Anathomía y Chirugia.
10
14
forma de escribir lo ataca y toma como dogma que los árabes confunden? ¡Por los dioses, mantengan en equilibrio las enseñanzas!
La palabra Morósofo se deriva de Moria, que en griego significa locura o necedad;
este vocablo fue empleado inicialmente por Luciano en el sentido de “sabio que se hace el
loco”, sin embargo en la obra de Erasmo: Elogio de la Locura, se refiere a la Stultitia, que
en latín significa necedad, y se la aplica a los completamente necios, pero que queriendo
ser sabios, convendría llamarlos “necios sabios” o “maestros de la necedad”. Entre los folios 90 vuelta, y 164 frente, de la Opera Medicinalia, se encuentra este libro, faltando la
152 vuelta y la 153 frente. Aunque están señalados quince capítulos, el catorce no existe,
pero revisemos de trata cada uno.
Primer capítulo. El título señala que “se cita la opinión del doctor Nicolás Monardes”, a
quien Francisco Bravo va a refutar, exponiendo sus ideas, todas ellas con elegancia y bien
documentadas. Después de una pequeña introducción, en la que alaba a los verdaderos filósofos y pone como testigo a Sofía, expone su método: “aplicarse lo más posible a los libros”. A lo largo de toda la obra, Bravo es galenista pertinaz, aún cuando el propio Galeno
se contradice; pero, no obstante, también acepta –cuando son verdaderas-, las opiniones
de los árabes, representados por Avicena en la obra. Inicia definiendo a la pleuritis, como
una enfermedad caracterizada por la abundancia de sangre, a la que también se le denomina plétora, y que en caso de ocurrir al principio de la enfermedad, se estaba obligado a
revulsionar, esto es, favorecer que los humores tomaran una dirección opuesta para sacarlos, mediante medicamento o por una venosección. Este es el punto central del libro, y
para abordarlo, Bravo presenta gran cantidad de citas, principalmente de Galeno, quien
considera al respecto, que la revulsión de debe hacer a distancia y longitudinalmente,
principalmente por la vena poplítea. Como los árabes leyeron esto, uno de los problemas
de juicio, fue iniciado por Pierre Brissot hacia 1514; este médico se reveló contra la práctica tradicional de la sangría, tal y como se realizaba por los árabes: “abrir una vena en el
punto más alejado posible, de aquel en que se produce la dolencia y extraer las materias
nocivas para el organismo”. Frente a esta práctica, Brissot –fiel hipocrático-, propuso
practicar la sangría, en las proximidades de la zona enferma. La polémica desencadenó
una gran controversia científica, que implicó un enfrentamiento con las creencias científi15
cas existentes. A los defensores del método árabe, se les consideraba tradicionalistas obstinados, mientras que los partidarios de los argumentos de Brissot, sostenían el Renacimiento de la ciencia antigua. La temprana muerte de Brissot, en 1522, no terminó la
polémica y por el contrario, con la publicación póstuma de su libro Apologetica disceptatio de vena secanda in pleuritide, avivó aún más la controversia. Un fiel seguidor del método griego, fue el médico también sevillano Nicolás Monardes que en 1539, escribió un
opúsculo titulado: De secanda vena in pleuriti inter Grecos et Arabes concordia. Galeno
aún opinaba, que se podían hacer dos liberaciones de sangre, incluso desde las venas del
pie. El primer problema que aborda Bravo -ya puestos de acuerdo en la distancia-, está en
el lado, a la derecha o la izquierda. Nuevamente, un argumento de Galeno, ahora basado
en un aforismo de Hipócrates, menciona que la abundancia de materia es arrastrada hacia el lado opuesto, por lo que la sangría se puede hacer en el brazo izquierdo, si el dolor
de costado es derecho, caso diferente a los árabes que la realizan en el brazo derecho; esta
segunda forma de revulsión es denominada a lo ancho o transversalmente, y que todavía
se complementa con una tercera que puede ser de atrás hacia delante. El hecho de que
Galeno, haya utilizado dos variedades al mismo tiempo, es motivo de confusión y en parte, el origen de las discusiones. Como se puede observar, no existe ninguna mención de
Monardes, aunque el título del capítulo así lo indica.
Capítulo segundo. Está dedicado a la definición de la pleuritis y a su sintomatología,
citando a Galeno, Hipócrates y Pablo de Egina. Después de una revisión exhaustiva, termina concluyendo, que con sólo el dolor de costado, es suficiente para hacer el diagnóstico, considerándolo como signo patognomónico, no sin antes, hacer algunas
consideraciones sobre el pulso, al que también le concede mucha importancia, y señalando que, “no bastan seis meses, para comprender y conocer el universo tan grande de la
medicina, se requieren no menos de un par de años de enseñanza y práctica, con método
y sabiduría”. Cuánta verdad guarda esta sentencia, que es bien conocida por todos aquellos que nos dedicamos a la enseñanza de la medicina. Finaliza este capítulo con otra controversia, si bien Hipócrates, está de acuerdo con la flebotomía, también lo está con la
purgación, medida no corroborada por Galeno, pero avalada por Pablo de Egina. Bravo
concluye que el argumento de Galeno, es el mejor: en una pleuritis, dos sangrías en la vena poplítea, argumento con el que también están de acuerdo los árabes.
16
Tercer capítulo. Aquí se abordan las formas de evacuación o liberación de los humores:
la revulsión, la derivación o por evacuación local. Inicia definiendo la corrupción de los
humores, que localmente originan a su vez, a otros humores y que aumentan
“misteriosamente”, considerando la conveniencia de que esto suceda para así poder
evacuarlos, mediante el uso de una cánula. Cuando esto así sucede, Galeno recomienda
una doble revulsión, esto es, retirando localmente el humor y realizando una sangría o
una purgación por abajo. Gracias a la teoría de los cuatro humores, cualquier dolor o
protuberancia podría ser explicado como una “hinchazón”, o una discrasia de la mezcla, y
en este sentido, los humores más parecidos al comportamiento morboso, fueron la flema
y la bilis amarilla. El tratamiento en estos casos, se siguió bajo la lógica de su evacuación y
se componía de cuatro preceptos: a) sangría y ventosas, para deshacerse de los humores
malos de la sangre; b) ayuno, para prevenir nuevas formaciones de malos humores; c)
purgantes, vomitivos y lavativas, para deshacerse de los desechos, “de arriba y de abajo”,
o de cualquier otra salida y, d) fomentos, fricciones o masajes, para buscar la difusión de
la materia morbosa. La infección era casi inevitable, y por consiguiente casi natural, el
médico griego tenía pues, sentimientos ambivalentes sobre el pus, ya que ante su
presencia invariable, no podía ser algo completamente malo. A veces se le tomó como un
humor bueno, pero en ocasiones era turbio y apestoso, a éste lo denominaron ichor. Al
primero se le interpretaba como flema madurada por un proceso de coction, o pepsis, que
nunca definieron claramente. Este tipo de pus era inodoro, fluía puro y blanco, por lo que
era de buen pronóstico, tenía que ver con el proceso para eliminar los humores malos, por
“maduración” y lo denominaron apóstasis o absceso. Concluida esta primera evacuación,
pasemos entonces a la derivación, que es una desviación de la sangre hacia otro sitio, para
disminuir el fluido del absceso, y que de acuerdo a lo que señala Galeno, se hace por un
lugar cercano a la afección, considerando a las extremidades superiores, el mejor sitio
para su realización, por supuesto en la pleuritis. Finalmente se realiza la revulsión, ahora
mejor explicada de acuerdo a tres tipos: longitudinalmente, de arriba hacia abajo o al
contrario; por su amplitud (transversalmente), de derecha a izquierda y viceversa; y por
su profundidad, desde el interior hacia el exterior o en forma inversa. Más adelante,
Bravo señala, que la importancia de las venas cefálica, basílica y media del brazo, así
como las poplíteas y las maleolares, son las mejores para la sangría, porque en ellas sólo
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hay una pequeña parte de nutrientes, procurando hacerla después de la alimentación.
Este argumento no es de Galeno, sino del propio Bravo, que indica lo está investigando.
Al respecto, recordemos que en ese entonces, se consideraba que el alimento, después de
digerirse, era llevado por las venas al hígado, en donde se convertía en sangre. Por otro
lado, también considera que el sangrado menstrual en las mujeres, puede ser un remedio,
siempre que con una ventosa, por abajo de la mama, se haga la revulsión. Esto es, la
revulsión se hace en un lugar cercano a la afección, sea en el pecho con una ventosa o en
el brazo contrario con una sangría, y en este sentido, ya hay diferencia con los árabes,
quienes la realizan longitudinalmente en los miembros inferiores.
Capítulo cuarto. Donde se impugnan las opiniones de Monardes, pero antes, se hace
un resumen de lo hasta aquí expuesto y que es bien comprensible, para preguntarse cuál
es el origen de la inflamación de las pleuras. Cuando ya se encuentra bien establecida la
enfermedad, Galeno recomienda realizar una derivación y una revulsión al mismo
tiempo, por la vena axilar del mismo lado, señalando que “los fluidos inician la revulsión
con la evacuación”. Aquí se inician las diferencias con Monardes, pues éste opina que sólo
se debe revulsionar, y a distancia, principalmente en las venas de los maleolos, por lo que
se pone en contra de Galeno. Recordemos que a la sangre, se le consideró como la más
responsable de la inflamación, ya que era modificable fácilmente en su consistencia por
los humores, y esto permitía que se estancara. Este proceso fue considerado muy
peligroso, porque uno de los principios claves en la medicina griega, sostenía que la
sangre estancada se pudriría. Había una comparación con el agua fresca de un arroyo y el
agua maloliente de un pantano. Por supuesto, nunca existió la idea de que la sangre
circulara. Al pudrirse entonces, se convertía en pus.
Capítulo quinto. Aquí se habla de la pleuritis epidémica, en donde Monardes está de
acuerdo con los árabes, al considerar que, en caso de flujo menstrual o hemorroidal, se
permite hacer una sangría desde las venas maleolares, y que también secunda Galeno,
por lo que entonces Bravo, se pronuncia por lo que dice Avicena, que la sangre debe
sacarse poco a poco, mientras que Monardes recomienda sacar diez onzas cada vez. Por
otra parte, Hipócrates recomienda la purgación por arriba en una enfermedad epidémica,
e incluso una purgación completa (por arriba y por abajo), procurando que los humores
externos se vayan hacia el interior y por ahí expulsarlos, pues de lo contrario esos
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humores pueden llegar a ser pústulas y luego se ulceran, aunque en general se secan.
Tanto Aecio, como Rufo, están de acuerdo con esto.
Capítulo sexto. Bravo lo dedica a responder con la autoridad de Galeno, a aquellos
adversarios poco serios de su natal Sevilla, por lo que podemos conjeturar, que este libro,
fue escrito en España, como todos los historiadores aceptan. Asevera pues, que al inicio
del dolor de costado, hay que hacer una revulsión de cualquiera de las siguientes
maneras: provocando la diuresis con un medicamento, o descendiendo los flujos por el
útero. De igual manera recomienda una purgación del vientre por abajo, en este sentido,
tanto la revulsión como la purgación, se han hecho longitudinalmente a distancia, como
señala Galeno, pero Monardes, dice que: “para la purgación es siempre por el mismo
camino, y sin embargo hay que examinar para la venosección”. Con todo esto, está de
acuerdo Bravo, y considera que así se debe hacer “en esta tierra”. Aquí aparece un nuevo
personaje citado, Joubert de Montpellier, que estando de acuerdo con Galeno, explica que
la revulsión a distancia, se debe a la postración y debilitamiento del enfermo. Después de
estas consideraciones, se menciona ahora la escarificación, que consideramos se refiere a
una ventosa sajada, la cual, siempre se realiza en un lugar distante; en esta parte, se
recomiendan para un dolor de cabeza, haciendo salir la bilis por una pierna, pero también
puede ser una afección del ojo, algunos males del tórax, de la espalda y hasta las angina,
en este sentido, los fluidos van de arriba hacia abajo. Por lo tanto, hay diferencia, cuando
el mal va de la derecha a la izquierda, y al contrario; la traducción aquí, me parece un
tanto brumosa, no obstante, creo comprenderla así: cuando la afección está del lado
derecho, la revulsión se puede hacer longitudinalmente y a distancia en la pierna derecha,
y también se puede hacer de izquierda a derecha, esto es, del costado derecho hacia el
brazo derecho, estando de acuerdo con Galeno que es del mismo lado, mientras que
Monardes, lo hace en el brazo izquierdo. Para comprender mejor esto, hay que revisar el
siguiente capítulo.
Capítulo séptimo. En el que se asevera, que en toda pleuritis hay que sacar sangre;
Hipócrates sostiene que debe ser en una parte cercana al lugar de la dolencia, mientras
que Galeno considera que debe ser dos veces y del mismo lado, hasta aquí estamos de
acuerdo. Por el contrario, Monardes la hace desde el lado contrario, y los árabes sólo la
realizan a distancia. Así es, Avicena, Arquígenes y Aecio, están de acuerdo en sacar sangre
19
desde el lado opuesto, por lo que le dan la razón a Monardes; por le contrario, Oribasio,
Pablo de Egina, Celso y Alejandro de Tralles, dan la razón a Hipócrates e incluso a
Galeno. Por lo que Bravo aconseja, leer el tratado de Galeno sobre el tratamiento de las
inflamaciones, donde dice que hay que incidir la vena axilar derecha, para tratar una
inflamación del corazón. En realidad, el problema como lo señala Bravo continuamente,
es la interpretación de los textos galénicos, dudas que se disipan al leer, el texto 3, Sobre
los días críticos, que dice: “La sangre corre al hígado en los padecimientos de bilis negra,
hacia la derecha; desde el bazo, completamente a la izquierda”. En otras palabras, las
afecciones pleuríticas derechas, deben sangrarse en el brazo derecho y las izquierdas, en
el brazo izquierdo, de forma tal, que la venosección finalmente, queda opuesta al lugar de
la lesión, o sea, del lado contrario. Para confirmarlo, se indica que la naturaleza, siempre
lleva la sangre en forma recta.
Capítulo octavo. Bravo lo titula “sobre las equivocaciones de la juventud médica”,
desde luego, relacionadas con la venosección en la pleuritis, y se refiere a la sangría que se
realiza en la vena axilar derecha, sea el dolor de costado derecho, o bien izquierdo.
Médicos rebeldes, así los denomina, por no acatar lo que dice Hipócrates, en este caso,
diseccionar la vena del codo derecho, para una dolencia derecha, y el izquierdo, cuando se
instala de ese lado. Más que estar en desacuerdo con esta localización para la sangría,
Bravo los ataca por su apasionamiento, teniendo otras alternativas; no obstante, más
adelante y con otro razonamiento, llega a la conclusión de que el sitio es correcto. Aquí
aparece una cita de Amato Lusitano, en la que indica, que nunca debe incidirse la vena
del codo, porque es la entrada de la vena impar -refiriéndose a la vena ácigos-, esta vena,
recobra los nutrientes de los costados, pero no puede rechazarlos, porque hay una
pequeña membrana, que permite su paso hacia el interior, y que se cierra hacia el
exterior. Y Bravo concluye, que este parecer, por ningún motivo es verdadero, “pues
ninguna parte de la naturaleza va lateralmente por aquí, a la vena impar”, y por otro lado,
se apoya en Galeno, que no menciona la membrana, pues él dividió en dos la vena con
una cánula, por lo tanto, llama a Lusitano un libertino. Más adelante, incluso cita a
Vesalio, el que está de acuerdo con el conocimiento, y además, está convencido que
algunas venas de los costados, ascienden hacia las clavículas, pudiendo incluso, ser ramas
de la cava; mostramos en la figura 2, un dibujo de Vesalio que aparece en la Fábrica, libro
20
III, por lo que resulta incomprensible, que Bravo cometa un error tan grande desde el
punto de vista anatómico y que desde luego, acabaría con su argumento. Regresando al
punto de la revulsión, pone un ejemplo: en una pleuritis del lado derecho, se debe hacer
la evacuación por la vena axilar, cumpliendo todos los puntos antes citados: en primer
lugar es en línea recta, de abajo hacia arriba; en segundo lugar, va del hígado hacia el
hombro, por lo que le llaman del interior hacia el exterior, finalmente va del costado hacia
el brazo, por lo tanto va de izquierda hacia derecha, esto es, como ya mencionamos, hacia
el lado contrario. Bravo continua ahora, con la descripción anatómica de la vena impar,
de la que presenta un dibujo inserto en el texto (Figura 1); esta descripción, sirve de base
para su argumento anterior, pues si la enfermedad se localiza en la parte baja de las
pleuras, las ramas venosas de éstas se dirigen hacia la vena impar, la cual a su vez se
vierte en la vena cava, y que a su vez se comunica con las axilares. Pero algo que vale la
pena resaltar, es la forma en que clínicamente corroboran la abundancia de los humores
en los costados, en la región donde hay dolor, se debe “golpear repetidamente antes de
tener que diseccionar”, en otras palabras, hay que utilizar la percusión, para garantizar la
abundancia de humores. Si bien, no lo explicita, da a entender que mediante el sonido de
la percusión, se puede llegar a saber si hay humores acumulados, y que justifiquen una
evacuación de sangre.
Capítulo noveno. Inicia con una recomendación antes de realizar una sangría: “limpiar
la piel, por la cara anterior del brazo”, por donde las venas se entrelazan, considerando
que la vena basílica, es la adecuada para la evacuación y con ello la curación, (ver figura
3). Dando este tema por terminado, inicia el tratamiento farmacológico, Bravo está de
acuerdo con Avicena, que solamente se permite el uso de la canela en la pleuritis; cuando
se retira el contenido del absceso, con la misma cánula, se introduce la canela; al respecto
no hay discusión, pues todos están de acuerdo desde la antigüedad. Con respecto a los
medicamentos purgantes por abajo, aunque se recomiendan varios, sobresale el eléboro
negro, que el mismo Hipócrates utilizó. En general se recomiendan medicamentos
suaves, los que son adecuado para lograr la cocción del humor lechoso del absceso, sin
olvidar sentir la vena a cada rato y desde luego, darle bebidas en mayor cantidad al
paciente.
21
Capítulo décimo. Está relacionado con un error que se comete con frecuencia. Presenta
inicialmente, aquellas bebidas que causan sueño al enfermo durante la purgación,
seguramente, una mala interpretación de Hipócrates, cuando señala que el eléboro causa
sueño, pero en otro aforismo también señala, que hay que mover el cuerpo para evitarlo;
si el paciente está despierto, la evacuación es abundante, pero los médicos viejos señalan
que durante la purgación hay sueño, por lo que Avicena recomienda realizar actividad,
antes y después de tomarlo.
Capítulo undécimo. En el que se señala que las medicinas, por costumbre, se preparan
igual que en la antigüedad, preparando purgantes poderosos que provocan evacuaciones
violentas, y burlándose de las tisanas. Quienes las beben, no debieran abstenerse de
tomarlas ni un día, a menos que se indique un purgante; por otro lado, también indica
que no hay que aumentar la dosis, a no ser “que la enfermedad sea más seca de lo
previsto”. Hipócrates recomienda entonces, hacer una purgación por abajo, cuando se
presenta una pleuritis con expectoración, y Galeno añade, “con una tisana y con
movimientos del cuerpo, se limpia y se arrastra hacia abajo”. Pero aunque esto se hacia en
la anteriormente, ahora se recomienda tomar una tisana, preparada con o sin sal; al
respecto Galeno señala que una tisana humedece y cuando la sed es mucha, es más
conveniente.
Capítulo duodécimo. Está dirigido a indicar siempre, un purgante al amanecer,
partiendo de la costumbre de tomar píldoras por la noche para ese fin, lo que es un
completo error, señala Bravo, pues existen “opiniones y razones justas”, como la de Pablo
de Egina, que indica que en toda evacuación, el ayuno era esencial, este era el método del
régimen; por lo que la noche se hizo para el sueño y el día para la vigilia, y si esto cambia,
la enfermedad empeora, pues se modifica la naturaleza, además de que causa mucha
incomodidad. Tampoco se debe purgar desde el inicio, sino hasta el décimo día y
procurando que los purgantes, hagan un cocimiento de los humores, lo que ocurre
durante el día y no por la noche.
Hagamos aquí un paréntesis, mientras trabajaba la traducción, al llegar a estos dos
últimos capítulos, me parece –no soy experto-, que la redacción no es igual a la de los
capítulos precedentes, tanto el vocabulario, como el estilo, son diferentes. En mi opinión,
existen dos posibilidades: primera, que otra persona los escribió; segunda, que fueron
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escritos por el mismo Bravo, tiempo después. Esta segunda posibilidad, es la que me
pareció más plausible, y que pareciera, es corroborada por el mismo Bravo, cuando en la
Epístola señala, que no es un libro, sino dos, “trabajos por tu mandato”. En efecto, estos
dos últimos capítulos, no están escritos en diálogo como los anteriores, y versan sobre las
dietas. La dedicatoria nos obliga a pensar, que los primeros doce capítulos fueron escritos
en España, mientras que los dos últimos y la Epístola, los redactó en Nueva España.
Veamos de qué tratan.
Capítulo 13. Aquí se refiere a los alimentos que se deben procurar en la pleuritis, o
mejor dicho, de los que no se deben dar, refiriéndose principalmente a los grasosos. Al
respecto Hipócrates señala, que en los días culminantes se debe prescribir una dieta
estricta, pero que antes de este tiempo, la dieta debe ser abundante para que el enfermo
resista; esta dieta, aunque abundante, debe ser ligera y libre de grasas, lo que mejora el
estado de cocción de los alimentos. Con respecto a las bebidas, se recomienda no beber
mucho, sea agua mezclada con miel o vino solo. Galeno recomienda, que al principio de
una pleuritis sin esputos, lo conveniente es una tisana, y advierte, que si se toma con una
dieta que contenga grasa, aumentará la sintomatología y la enfermedad completa se
degenerará. Con respecto a lo anterior, Bravo abunda con numerosas citas, llegando a la
misma conclusión. Al llegar al final de la hoja 152 frente, se salta el texto hasta la 153
vuelta, y por el contenido de lo que sigue, creemos que se refiere a las bebidas, pues
después indica, que hasta el séptimo día, es suficiente dar oximiel.
En otro párrafo, sin que por ello lo marque como capítulo, lo dedica a los alimentos
en una pleuritis, pero ahora con esputos sangrantes, indicando, que el alimento debe ser
breve, ligero y nutritivo; recomendando el caldo de lentejas con vinagre y jugo de ciruelas
o tisanas, cuyo objetivo, es “hacer ceder al debilitamiento”. Bravo no deja de elogiar, las
propiedades astringentes de las lentejas, por cuanto las recomienda para todas fiebres.
En otro apartado, se refiere ahora, a los alimentos en el crecimiento de la pleuritis,
recomendando las tisanas y los caldos con pan y yema de huevo. Finalmente se dedica a
la nutrición, cuando la materia está en un estado de cocción en la pleuritis; en ésta, como
en las etapas anteriores, la tisana sigue siendo la elección, o bien un caldo de ave con
eneldo, sal y aceite de oliva. Otra bebida, es “pez blanca con agua de mar”, recomendada
por Galeno, cuando hay vómito con sangre y repugnancia por la miel. Como señala Bravo,
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lo importante, además de alimentar, es favorecer las expectoraciones, evitando que los
alimentos se conglutinen, lo que es nocivo para la pleuritis. Cambia de tema, y ahora
habla de los vientos del norte, los que favorecen la aparición de las pleuritis. Vuelve al
tema de la alimentación, recomendando en todos los casos, dietas ligeras con pocas
grasas, basadas principalmente en vino, trigo y aceite.
Capítulo 14. Aunque en el texto dice 15, habla sobre la fuerza para destruir la pleuritis,
que radica en el calor de cada cuerpo y en la fuerza de su humedad, para expulsar los
humores. El agua protege y adapta esa fuerza, reconociendo la utilidad de las tisanas por
el agua que contienen, considerando que el agua, tiene el poder de cocer la materia y
atenuarla. Termina indicando, que el vino no se lleva con las inflamaciones ni con la
fiebre, por lo que sólo se puede dar, cuando estas condiciones no están presentes.
Epístola. Despúes elogiar a Luis Villanueva, presenta primero un panorama de la ciencia
que vivió en Sevilla, y después habla, del viaje realizado a la Nueva España, en donde que
él mismo señala, “estoy envejeciendo”. Termina con un objetivo “llegar allí, al origen de la
hierba (vulgarmente llamada zarzaparrilla)”, donde se hacen escritos sobre sus cualidades
y eficacia; pareciera ser, que en este momento, aún no ha redactado el libro cuarto sobre
la zarzaparrilla, y que por lo tanto, lo escribió en estas tierras.
Cuantas cosas se pueden decir sobre este libro, pero el tiempo se ha consumido y
debo dejarlo para otra ocasión; invito al lector a que profundice, a que indague, y que
saque a luz, todo cuanto su intelecto y pasión por el tema, puedan dar, y a compartir los
ideales de este médico mexicano, aunque nacido en España. Para todos los renacentistas
como Bravo, había que renacer de los “clásicos”; la palabra griega Klasis, definía a los
soldados espartanos, bien armados y con corazas impenetrables, que detenían mil
flechas; del griego derivó al latín como Classis, que significa inmortal, eso es Bravo, un
inmortal.
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Figura 1. Ramificaciones de la vena impar, descritas por Galeno.
Dibujo inserto en el folio 139 vuelta.
25
Figura 2. Dibujo inserto en el III Libro de Vesalio: De Humanis Corporis Fabrica,
página 462. La letra A, representa a la vena impar, la letra B, el tronco, y la letra C,
a la vena cava superior.
26
27
Figura 3. Región aponeurótica del pliegue del brazo. De arriba hacia abajo y de izquierda a derecha tenemos: vena mediana o mediana común, que se dirige al pliegue del codo, de donde parten, la cefálica que se
dirige hacia arriba y a la derecha, y la basílica hacia abajo y a la derecha. Jurnal des Connaissances Médico-Chirurgicales.
Autores Médicos que aparecen en el segundo libro de Francisco Bravo
Rodolfo Cortés Madrazo
Gemma Alejandra Villordo Galván
Introducción:
Con respecto a las fuentes utilizadas por Bravo, ya se mencionó que es galenista, y por lo
tanto, Galeno fue citado 107 veces, contra 47 de Hipócrates, 6 de Avicena, 5 de Pablo de
Egina, y 5 de Monardes. Y aunque cita a varios más, como Jeremías Brachelius, Aecio de
Amida, Rufo de Efeso, Joubert de Montpellier, Arquígenes de Apamea, Celso, Oribasio,
Alejandro de Tralles, Vesalio y Amato Lusitano, generalmente sólo en una o dos ocasiones, son referidos. Con respecto a los libros de cada uno, se presentan con su traducción
al castellano, y a pie de página se presenta su título en latín. Creemos haber encontrado
todos los libros citados, pero no así las citas, especialmente las de Galeno, pues esto im28
plicaría otro trabajo de traducción; no fue así con las citas de Hipócrates, ya que contamos con la obra completa traducida al castellano en ocho tomos, de la editorial Gredos. Al
respecto, es importante señalar las diferencias encontradas entre ambas versiones, pues
las referencias de Bravo, son en latín, y las traducciones de Hipócrates, son del griego.
Sumemos a lo anterior, una gran cantidad de equivocaciones en las citas, sobre todo, en la
forma de numerar lo párrafos o los capítulos, incluso erratas de tipografía, que son muy
abundantes. A continuación presentamos, una semblanza, de los autores más citados, lo
que ayuda con mucho, entender sus puntos de vista con respecto al tema en cuestión.
Galeno:
“Yo suplico que tu no tengas nada que ver con médicos”, escribió Cato, un patriota
romano, varios siglos antes del nacimiento de Cristo. El cuidó a su propia familia y a sus
esclavos, frotando una hoja de col verde, en cualquier parte dolorosa o herida, o dándoles
de comer col a los que estaban débiles, cruda o cocinada, y lavada en un barril de vino.
Sus amigos aseguraban que él vivió más que ochenta y cinco años con su tratamiento, y
desde luego, muchos de ellos siguieron su ejemplo. Los médicos no eran necesarios donde
la col era plantada y cosechada en abundancia.
Muchas personas en Roma pensaron como lo hizo Cato, por lo que la atmósfera
romana, era asfixiante para los médicos. Y aunque había algunos esclavos egipcios, que
actuaban como médicos, muchos los llamaban envenenadores. Aunque, existían algunos
médicos de hierbas, las personas no tenían la oportunidad de conseguir algún tipo de
medico profesional. Aquellos, iban a través del Imperio, tratando a los romanos con sus
hierbas, con sus conjuros y amuletos. Y toda la gente creía en dioses y diosas como Carna,
el protector de los intestinos; Febus, la diosa de la fiebre; Lucina, la diosa del parto.
Fueron grandes creyentes, como también en la Grecia de Asclepio, al cual llamaron
Esculapio, y para el que hicieron templos, como al de los griegos.
Aunque las brillantes ideas romanas, eran muy pocas acerca de la practica de la
medicina, pusieron un gran almacén para preservar y salvaguardar la salud pública. Sus
enormes piscinas abiertas a todos, estaban llenas; las piscinas de Caracalla, podían
acomodar seiscientas personas al mismo tiempo, y las piscinas de Diocletia tenían espacio
para tres mil. Aquí, había cuartos de vapor y cuartos para masaje, albercas de agua tibia y
29
agua fría, y baños calientes y fríos; grandes piscinas como estas, eran construidas y
patrocinadas en todas partes del Imperio. El sistema romano de alcantarillas, era mucho
más ambicioso que la de las piscinas. La Cloaca Máxima, la mayor alcantarilla romana,
que fue construida en el siglo VI a.C., fue tan grande, que se decía que montones de heno
podían ser llevados a través de ella. Esa misma alcantarilla fue copiada en muchos otros
lugares, el agua corría, incluso en pueblos pequeños.
Pero salud pública y sanidad, no era medicina. No había médicos de ninguna
materia en Roma, cuando Galeno empezó a practicar en Pérgamo, en Asia Menor. Esto
ocurrió en el siglo II d.C. Fue tan eminente en tan poco tiempo, que se volvió plática de
todos, y fue reconocido como una gran autoridad, por generaciones después de su
muerte. Nadie pensó que valía la pena, tratar de hacer cualquier investigación nueva,
pues Galeno sabia todo lo que se tenía que saber de medicina. El padre de Galeno, Nikon,
tuvo la intención de volverlo filosofo, no médico. Pero una noche, un sueño le ordenó a
Nikon educar a su hijo como médico. Siempre había creído indudablemente en los
sueños, por lo que el muchacho fue enviado a estudiar medicina. “Mi padre era calmado,
amigable y honorable”, escribió Galeno, pues tenia por costumbre, introducir partes de su
historia personal, en sus escritos de medicina. Por el contrario su madre, decía que era de
mal humor.
Para estudiar medicina en aquellos días, era necesario viajar, y después de que
Galeno aprendió todo lo que pudo en Pérgamo, fue a Esmirna para ocuparse de los textos
de un médico llamado Pelops; y desde ahí viajo a Grecia, Cilicia, Fenicia, Palestina, Creta
y Cyprus. En todos estos lugares busco a los médicos más reconocidos, para aprender de
ellos. Al final llego a Alejandría, esa gran ciudad en la boca del Nilo, con su enorme
biblioteca y escuela. Las disecciones se había hecho hacía mucho tiempo, en esa escuela
de medicina y aunque éstas fueron olvidadas, aun había esqueletos humanos completos
que se podían estudiar. Se quedó cinco años en Alejandría, aunque fue poco lo que pudo
aprender, “el arte de la medicina era enseñado por ignorantes, en largas e ilógicas
lecturas, a muchos niños de catorce años, que nunca habían estado cerca de la
enfermedad”. Resolvió entonces, que la práctica era mejor que la teoría, así que regresó a
Pérgamo.
30
La suerte estaba con él, se dirigió a recibir un nombramiento como el cirujano
oficial de los gladiadores, lo que trajo con ello, un gran prestigio. Quería cuidar a los
hombres, que habían sido gravemente heridos en los sangrientos combates del anfiteatro,
porque quería experiencia. Quería saber mas acerca del cuerpo humano, acerca de los
cuerpos que habían sido cortados, acerca de huesos rotos y cráneos aplastados. Y realizó
bien su trabajo. En los tres años que sirvió en la escuela de gladiadores, se dijo que ni un
solo hombre murió, a pesar de que estaban seriamente heridos. Todo el tiempo que
trabajó en Pérgamo estudió, escribió y dio clases, y muy pronto, obtuvo una gran
reputación, pero estaba cansado, quería ir a Roma, y finalmente lo consiguió.
Las cosas no fueron fáciles en Roma, en Pérgamo todos le conocían; muchos
habían conocido a su padre antes que a el, pero en Roma era un extraño y nadie le ponía
atención. En un esfuerzo para hacer obtener un lugar, empezó a llamar a varios médicos
establecidos, que había llegado a Roma desde Pérgamo. Un día visitó a un médico
llamado Eudamus, que estaba enfermo; no podía mover el tercer y cuarto dedo de su
mano derecha, y los médicos mas reconocidos de la ciudad, fueron llamados para tratarlo,
pero sus esfuerzos habían sido en vano, se temía que la parálisis se extendiera al resto de
su cuerpo. ¿Dejarían que intentara tratar al paciente? Galeno les preguntó, y como los
médicos ya no sabían en que mas hacer, estuvieron de acuerdo en dejar que lo intentara.
Pues bien, Galeno había hecho algunas disecciones en animales cuando estuvo en
Alejandría; una vez diseco la médula espinal de un simio, y aunque era lo suficientemente
sabio, como para mencionar que no podría haber alguna similitud entre su paciente y el
simio, le bastó recordar los nervios conectados a la medula espinal, y comenzó su
interrogatorio a Eudamus, quien había sido arrojado de una carreta algún tiempo atrás, y
se había golpeado el cuello contra una piedra, aunque la lesión no había sido muy grave.
Entonces eso fue, Galeno se dijo a si mismo. Y trató el nervio en el cuello, y no el dedo.
Después de algún tiempo, Eudamus fue capaz de mover sus dedos otra vez.
La reputación de Galeno se disperso; hombres y mujeres ricos, de todas partes
venían a consultarle, entre los celos de los médicos romanos, pero ¿Qué le importaba eso?
Estaba ocupado tratando a sus pacientes, haciendo discursos, escribiendo, el mismo dijo,
que escribió ciento veinticinco tratados de temas médicos.
31
De repente dejo Roma, sin que nadie supiera por qué. Regresó a Pérgamo, y
cuando un mensajero le trajo una invitación para servir como médico a Marco Aurelio, el
emperador, Galeno acepto de inmediato. Después de la muerte de Marco Aurelio, fue
médico del Emperador Commodus y después de que éste fuera asesinado, lo fue del
Emperador Septimus Severus. Tal vez, los emperadores no fueron pacientes tan
interesantes, como lo fueron los gladiadores, pero mientas estuvo a su lado, Galeno siguió
dando clases, escribiendo, estudiando, investigando y amontonando, una gran cantidad
de conocimientos, y también de errores, los cuales pasaron a las siguientes generaciones.
Murió, probablemente en el año 200 d.C., durante el reinado del último
Emperador al que sirvió. Muchos estudiosos se han preguntado, qué fue lo que consiguió
al final de su vida, y por qué su influencia fue tan grande, tanto, que aún se le mencionaba
como una autoridad, mil quinientos años después de su muerte. El fue un médico
experimental muy bueno, y aunque siguió la enseñanza de Hipócrates, también hizo
aportaciones propias. Si bien, las disecciones humanas habían sido olvidadas en sus días,
él diseccionó simios y cerdos, y de estas, hizo deducciones ingeniosas. Muchas veces sus
deducciones no fueron del todo correctas, pero el método fue brillante: “Un médico
necesita estudiar anatomía, como un arquitecto necesita seguir un plano”.
Nunca entendió la circulación de la sangre, pero distinguió entre los nervios que
llevaban los sentidos al cerebro, y aquellos que controlaban los movimientos; también
clasificó diferentes variaciones en el pulso, y trató de relacionarlas con las enfermedades
de los pacientes. Una vez, fue llamado para tratar a una mujer melancólica, que persistía
en la creencia de que estaba muy enferma. Mientas Galeno se sentó cerca de la ventana,
examinándola, pasó Pylades, un bailarín atractivo, que caminaba en la calle, entonces se
percató, que el pulso de la mujer se volvía rápido. “Hay una conexión entre la mente y el
cuerpo”, pensó y dedujo: “La enfermedad de mi paciente tiene su origen en su mente”.
En los años siguientes, con el crecimiento del cristianismo, la gente estaba menos
interesada en la verdad científica, y por consecuencia, creyeron más en la autoridad. “Solo
hay un médico: Galeno”, dijo Marco Aurelio.
Hipócrates:
32
La pequeña isla rocosa de Cos yace al norte de Rodas, lejos de la costa de Asia Menor. Si
llegas a caminar por lo alto de las colinas, cerca del golfo, ahí te encontrarías con un
antiguo árbol (algunos dice que fue un platanar), cuyas ramas extendidas arrojan un
molde de luz y sombra en el suelo arenoso. “Fue bajo ese árbol donde Hipócrates enseñó
a sus discípulos”, los aldeanos te contaran, “un gran hombre, Hipócrates, [...] él vivió
aquí, en Cos, hace mucho tiempo”. Pero si los presionas, descubrirás que saben muy poco
acerca de él, sin embargo, hay muchas leyendas que comprueban su grandeza, pues
“después de su muerte, un enjambre de abejas anido en su tumba”. También dicen:
“Cuando las abejas volaron fuera de la tumba, tuvieron poderes milagrosos, de tal manera
que su picadura podía curar todo tipo de enfermedad”. O si no, te hablarán de la terrible
plaga que afligió a Atenas, en la Era de Pericles, “Hipócrates acabo con la plaga
construyendo fuego”, así lo dicen. No muy lejos del antiguo árbol, una estatua
desmoronada de mármol, de un hombre en prendas clásicas, y con una barba rizada, se
encuentra en una reciente plataforma de piedra. “Esa estatua, fue hecha en mil
novecientos veinte nueve”, te dirán, “es el gran Hipócrates, [...] como ve, el era un hombre
muy bajo”.
Pero, a pesar de que vivió en la era dorada de Grecia, y hay mucho escrito sobre sus
contemporáneos, existe poca mención de Hipócrates, el hombre. Probablemente vivió la
mayor parte de su vida en Cos, viajó demasiado en un periodo, y murió en Larissa en
Tesalia, alrededor del 377 a.C. Eso es todo lo que sabe acerca de Hipócrates, la leyenda de
su grandeza, y lo brillante de su pensamiento y de su trabajo.
Ese brillo llega a nosotros, no directamente, pero como un tipo de luz reflejante, no
por un libro, o incluso una sola hoja escrita por Hipócrates, que permanece para ser leído
por nosotros. Sin embargo sabemos sus ideas, tan claras como si las hubieras dejado
escritas, para eso, durante los años que estuvo enseñando y practicando, sus discípulos
hicieron notas cuidadosamente de lo que él decía. Estas notas fueron reunidas y
preservadas, traducidas en varios idiomas, citadas y discutidas. El gran conjunto de estas
notas hoy en día, son conocidas como Corpus Hipocrático. Cada vez que se afirme:
“Hipócrates dijo esto”, o bien, “Hipócrates dijo aquello”, significa que estas son las ideas
que se escribieron en el Corpus Hipocrático. Las ideas son nuevas para su tiempo,
originales y valientes, como si hubieran sido dichas por el mismo gran hombre.
33
Como muchos de los griegos de su tiempo, Hipócrates debió haber visto con
desprecio al polvoriento pie, haciendo su camino hacia el templo de Asclepio. Y aunque
era un hombre religioso, pero no creía que las enfermedades podían ser curadas por
dormir en el templo, o rezando a los dioses. La enfermedad no es enviada por los dioses o
retirada por ellos, él señaló: “Hay alguna causa material para cada enfermedad. Si
podemos encontrar la causa, podemos curar el mal”.
Era un gran anuncio éste, como si el hombre se hubiera parado sin miedo,
protestando que él confiaba en su propia razón, de frente ante todos los dioses, en una
orgullosa declaración, colocando a un lado, los hechizos y conjuros, las supersticiones, en
un esfuerzo para tranquilizar, las fuerzas hostiles que molestaba a la humanidad. Si
Hipócrates hubiera vivido en otra era, posiblemente sus enseñanzas hubieran sido
olvidadas o ignoradas, pero estaba en la Grecia Antigua, y la búsqueda de la verdad, iba
paralela por su camino. Los geógrafos griegos, creían plenamente que la tierra era
redonda, y trataban de calcular su circunferencia, preguntándose si existían habitantes
del otro lado del planeta. Los astrónomos griegos, habían anunciado su creencia de que el
sol era muchas veces más grande que la tierra, que ésta, rotaba en su propio eje y que
giraba alrededor del astro rey. Un científico griego, Eratóstenes, declaró que la mente y
no los dioses, gobernaban el universo.
No era pues sorprendente, que un médico griego lanzara nuevas teorías sobre la
enfermedad, y sus seguidores escuchaban atentos: “Si, hay una causa material para la
enfermedad”, y ellos debieron preguntarle: “¿Cuál es esa? ¿Qué es la enfermedad, y que
es salud?”. Hipócrates entonces, dio la respuesta; fue llamada, la doctrina de los cuatro
humores: “El cuerpo del hombre por si solo tiene sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra
[...] Ahora el disfruta de la mas perfecta salud, cuando estos elementos están
debidamente proporcionados, el uno al otro con respecto al poder compuesto, y cuando
están perfectamente mezclados. Se siente dolor, cuando alguno de estos elementos tiene
defecto, o se encuentra en exceso, o se encuentra solo en el cuerpo, sin ser compuesto con
todos los demás.”
En casos donde la enfermedad ocurría, porque uno de estos elementos estaba en
exceso, Hipócrates sostuvo que era posible aliviarla purgándose, con el uso de eméticos, o
sangrando, así el cuerpo de deshacía del exceso, y los cuatro humores volvían a estar
34
balanceados. La practica del sangrado continuó por varios siglos, un médico acompañado
por su ayudante, con un tazón sangrador, era común verlos donde quiera que la medicina
fuera practicada, durante la Edad Media y en tiempos modernos. Pero mientras la
enfermedad podía ser causada por una mezcla desproporcionada de los cuatro humores,
Hipócrates pensó en las cualidades contrarias que había planteado Alcmeón de Crotona:
“La salud está sostenida por el equilibrio de las potencias, lo húmedo y lo seco, lo frío y lo
cálido, lo amargo y lo dulce y las demás”. Excesivo calor o frió, excesiva humedad o
sequedad, también podría originar una enfermedad. Pero cuando has encontrado la causa
de la enfermedad, sea el desequilibrio de los humores, u otras condiciones, ¿Como puede
ser curado, sino por una purga, eméticos o sangrado? “La naturaleza es la cura de la
enfermedad,” dijo Hipócrates, “La naturaleza por si sola encuentra significados y
caminos. La tarea del médico es ayudar a la naturaleza de la manera que pueda, no
tratando de hacer demasiado por si solo, pero hacer lo posible para que la naturaleza
efectué su cura.”
¿Y como puede suceder esto? Como los médicos de nuestros días, Hipócrates, de
acuerdo al reporte de sus estudiantes, creía que era imposible para él, ayudar a la
naturaleza a curar las enfermedades, a no ser que tuviera un entendimiento de la
complicada estructura del cuerpo humano. Pero aquí tenía dificultades; los griegos
estimaban al cuerpo humano con gran reverencia, fue impensable que alguien pudiera
diseccionarlo. ¿Cómo podría alguien describir, lo que se encontraba debajo de la piel de
un hombre, si jamás lo había visto? Mediante los animales sacrificados en el altar, o por
las heridas abiertas de soldados en campo de batalla, pudo tener una idea muy vaga de la
estructura y organización del cuerpo humano. No es sorprendente, que aunque
Hipócrates intentaba escribir acerca de los órganos, músculos y la estructura del
esqueleto, su trabajo era muy básico y lleno de errores. No tuvo la mínima idea sobre la
circulación de la sangre.
Sin embargo, supo que la concepción, era el resultado de la unión de la semilla del
hombre, en el útero de la mujer; y como los egipcios, el creyó que el cerebro era el asiento
de la conciencia: “Del cerebro solo surgen nuestros placeres, alegrías, risas y bromas, al
igual que nuestras penas, culpas, dolor y lagrimas [...] sostengo que el cerebro es el
órgano mas poderoso en el cuerpo humano [...] Ojos, oídos, lengua, manos y pies actúan
35
de acuerdo con la percepción del cerebro [...] Para la conciencia el cerebro es el
mensajero.”
Si él no pudo obtener una idea clara de fisiología, dado que la disección era
imposible, no obstante, pudo comprender muy bien la enfermedad, observando y
escribiendo los síntomas de sus pacientes. Sus estudiantes reportaron, que hizo más de
mil casos clínicos, recordando en cada uno su tratamiento y resultado. Y no hizo ningún
esfuerzo para cubrir sus fallas: “Yo he escrito esto deliberadamente”, así es citado, al final
de un caso, cuando murió el paciente, pues “creo que es valioso aprender de los fracasos,
y sobre las experiencias de los errores”.
Hipócrates estaba interesado en la cirugía, así como en la medicina. El Corpus
Hipocrático da indicaciones para casos de fracturas y dislocaciones, de lesiones de la
medula espinal, o lesiones del esqueleto: “Aquellos que miran después al paciente,
presenten la parte para la operación como quieran, y sostengan rápido el resto del cuerpo
como si estuviera muy firme, guardando silencio y obedeciendo a su superior”. En otro
lugar se discute el tipo y la situación de las luces, la posición del operador cuando una
operación es realizada, los instrumentos y las drogas que producen anestesia: “Las uñas
[del cirujano] no deben exceder ni acercarse a la punta del dedo. Practica usando la punta
de los dedos. Practica usando el extremo del dedo. Practica todas las operaciones con
cada mano y con ambas juntas, objetivo para conseguir práctica, gracia, rapidez, sin
causar dolor, elegancia y facilidad”.
Estas cosas las enseño Hipócrates bajo su árbol antiguo en Cos; pero mejor que
cualquiera de sus otras enseñanzas –sabias, cuidadosas y originales como eran–, fueron
sus enseñanzas con honor, para las relaciones que deben existir entre el médico y su
paciente. “Yo los impulso a no ser muy desagradables y considerar cuidadosamente la
abundancia y medios de sus pacientes. A veces presta tus servicios por nada, sin importar
un beneficio anterior o una presente satisfacción. Y si hay una oportunidad de servir a
alguien extraño con pocos recursos, da toda la ayuda posible. En donde haya amor para
un hombre también hay amor para el arte de sanar. Para algunos pacientes, teniendo
conciencia de que su condición es peligrosa, recuperan su salud simplemente a través de
su satisfacción con la bondad del médico. Y es bueno combatir la enfermedad para
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hacerles bien, cuidar la salud para mantenerles bien, pero también cuidarse uno mismo,
tan solo para observar que es parecido”.
Se dice que cuando sus discípulos en Cos habían terminado su curso de
entrenamiento, eran requeridos para tomar un juramento antes de empezar su práctica.
Hoy en la mayoría de las escuelas de medicina el mismo juramento, adaptado al tiempo
moderno, es requerido. Es llamado el Juramento Hipocrático.
Juro que observare a aquel que me haya enseñado este arte incluso
como un padre [...]
Seguiré el método de tratamiento, de acuerdo a mi habilidad y juicio,
considerado para el beneficio de mi paciente, y abstenerme de
cualquier perjuicio y malicia. No daré medicina mortal a nadie si me
lo piden, [...]
Con pureza y con santidad pasare mi vida y practicare mi arte. [...] En
cualquier casa que entre, iré a ellas para el beneficio de la enfermedad,
y me abstendré de cualquier acto voluntario de imprudencia y
corrupción [...]
Lo que en el tratamiento o incluso fuera de él, pudiera ver y escuchar,
en relación a la vida de los hombres, aquello que no puede ser
expresado, no lo divulgare, tales cosas, que son como secretos
sagrados.
Avicena:
Abu Alí ibn Sina, Avicena para la gente de Occidente, príncipe de los médicos, cuya sabiduría y prudencia deslumbraron a todos los hombres, ya fueran califas, visires, príncipes,
mendigos, jefes guerreros o poetas. De Samarcanda a Shiraz, de las puertas de la Ciudad
Redonda, a las de las setenta y dos naciones, de la magnificencia de los palacios a los humildes burgos de Tabaristán, resuena todavía la grandeza de su nombre.
Nació en el año 980, en una pequeña población de la provincia persa de Jurasán.
Cuando su padre fue nombrado funcionario de la capital Bujara, ibn Sina le acompañó, y
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estudió allí durante toda su infancia. Desde el principio, demostró sus extraordinarias dotes como estudiante, aprendiendo el Corán de memoria, y estudiando jurisprudencia, física, matemáticas, y filosofía, aún por las noches, superando con mucho a sus maestros,
cuando apenas contaba con catorce años.
A los 17 años, su fama como médico era ya conocida, y fue llamado por el emir de
Bujara, Nun inb Mansur, que padecía una grave intoxicación por plomo, producida por su
hábito de beber en una copa de terracota pintada con pigmentos minerales. Ibn Sina consiguió salvarle la vida, pidiendo como recompensa autorización para entrar en la biblioteca real de los samaníes, famosa por el gran número de libros que contenía. Durante los
dos años siguientes, profundizó sus conocimientos de jurisprudencia, matemáticas, astronomía, filosofía y música.
Cuando cumplió veinte años, a petición del jurisconsulto Abú Bakr el-Barjuy, redactó un conjunto de 10 volúmenes “El tratado del resultante y del resultado”, así como
un estudio sobre las costumbres de la época “la inocencia y el pecado”. A partir de entonces, su fama se extendió por toda Persia, y en los años siguientes, ibn Sina viajó como escritor, médico, astrónomo, y filósofo por todas las cortes de Persia. Uno de sus discípulos,
Abú Obeid el Jozjani -al que le salvó la vida practicándole una traqueotomía, cuando el
muchacho padecía de una angina diftérica-, cuenta que en tres días, le dictó de memoria
un comentario a la Metafísica de Aristóteles.
Trabajaba hasta la noche, divirtiéndose después con mujeres y vino hasta bien entrada la noche. En el año 1012, es decir, cuando Ibn Sina contaba 32 años, emprendió la
obra de su vida, redactando el famoso Canon de Avicena, un compendio estructurado de
todos los conocimientos médicos existentes en la época. El Canon constaba de 5 libros
específicos: el primero consagrado a las generalidades sobre el cuerpo humano, la salud,
el tratamiento y las terapéuticas generales. El segundo comprendía la materia médica y la
farmacología simple. El tercero exponía la patología expuesta por órganos y por sistemas;
el cuarto se iniciaba con un tratado de las fiebres, los signos, síntomas, diagnósticos y
pronósticos, cirugía menor, tumores, heridas, fracturas y venenos. Para terminar, el quinto contenía una farmacopea.
En conjunto, la obra de Avicena fue monumental. Además de los libros del Canon,
se han encontrado 105 obras, algunas de las cuales tienen carácter enciclopédico, como el
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“Libro de la salvación” conjunto de 18 libros que tratan de las ciencias fundamentales, de
la lógica, matemática, física y astronomía.
Estábamos en el 428 de la Hégira, el año 1037 para los hijos de Cristo, cuando el
príncipe de los médicos se extinguió de un cólico, arruinado prontamente, en parte, por la
vida disipada que llevó, tenía cincuenta y siete años. Está enterrado en Hamadán, donde
todavía hoy se le venera.
Nicolás Monardes:
Nació en Sevilla alrededor del año 1493, y murió en la misma ciudad en 1588. Nieto de un
librero de origen genovés, optó por seguir la carrera de su abuelo materno, el médico
Martín de Alfaro. Estudió en Alcalá, donde obtuvo el bachiller en medicina en 1533, y recibió la influencia de la corriente encabezada por el humanista Antonio de Nebrija. Se
doctoró en la Universidad de Sevilla en 1547. Se casó con la hija del famoso médico García
Pérez de Morales, y a la muerte de su suegro, heredó su clientela, entra la que se encontraba lo mejor de la aristocracia de Sevilla.
Monardes ejerció la medicina en Sevilla durante más de cincuenta años; la práctica
médica, le permitió adquirir prestigio social y prosperar económicamente, condicionando
en buena medida, sus otras tres actividades destacables: la publicación de obras médicas
centradas en la terapéutica y la materia médica, las colecciones de plantas medicinales, y
los negocios relacionados con el tráfico comercial trasatlántico, especialmente las relacionadas con el comercio de medicinas, y el tráfico de esclavos.
Con respecto a sus obras, la primera fue el Diálogo llamado pharmacodilosis
(1536), donde, siguiendo la corriente humanista, recomienda el estudio directo de los clásicos, sobre todo de Dioscórides. Una orientación parecida sigue en De Secanda Vena in
pleuriti Inter Grecos et Arabes Concordia (1539), que se ocupa de la sangría en mal de
costado, tema de agria polémica entre los seguidores del humanismo, y de la tendencia
arabizante. Él defiende la posición arábiga del problema, con una postura tradicionalista
y medieval. Siguió un libro dedicado a las rosas y los cítricos De Rosa et partibus eius
(1540), otro en relación con la nieve (1571), y otro al hierro, Dialogo del hierro, (1574).
Su libro más importante fue Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales (1574), que consta de tres partes; la primera fue publicada en
39
1565, la segunda en 1571, y la tercera en 1574. Tuvo conciencia del extraordinario interés
de los productos medicinales que llegaban del Nuevo Mundo, y se propuso estudiarlos
con detenimiento y experimentar con ellos, ya que su situación era privilegiada; Sevilla
era puerto y escala de todas las Indias Occidentales. Contaba con un huerto donde cultivó
plantas americanas. Describió por vez primera muchas especies como el cardo santo, la
cebadilla, la jalapa, el sasafrás, y se ocupó con detalle de otras conocidas tan sólo parcialmente o incorrectamente descritas. Según López Piñero, familiarizó a los europeos con
plantas de gran trascendencia como la piña tropical, el cacahuate, el maíz, la batata, la coca o la zarzaparrilla.
Su contribución al conocimiento de la farmacia fue muy relevante. Según Guerra,
rebasó el antiguo concepto de los herbarios tradicionales, para ahondar en el origen y caracteres de identificación, además de los usos de los materiales americanos, apuntando la
similitud y diferencias con los productos de la farmacia clásica.
DIALOGOS
Libro segundo en que continuamente se dialoga, sobre la venosección en la
Pleuritis, y en general de otras inflamaciones del cuerpo y ciertamente
muchas, por otro lado y además, sobre las variantes que rechaza la medicina,
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sobre todo en la práctica avanzada; presentado al Excelentísimo Príncipe y
dueño, señor Martín Enríquez, he aquí, el que protege dignamente al Reino
Mexicano.
En el mismo lugar por Francisco Bravo, doctor osunés
y además autor médico mexicano.
Elogio del Bachiller Enrique Tovares, por la seriedad de su obra,
y ciertamente por consumar su doctorado.
Epigrama a Francisco Bravo. 11
Son bárbaros12 y después cerrados, a más de que por soberbia y deshonra inician la
guerra, y aún alteran y maldicen en verdad frente a la familia, por donde harán caer el
daño. Tu que en antaño siempre triunfaste y empezabas a brillar, ocasionaste en tu juventud el combate con el método griego, palabra accesible que sin duda golpea secamente a
los incultos, su beneficio pronto se restituye en plata, como un brillo después de una noche cerrada; acerca de esta verdad se tienen dudas, pero no obstante, por una senda se
puede volver, pero a causa de la variedad de pueblos y tierras, los habitantes siguen en tinieblas, así pues, al quedar expuesta será difícil de soportar y se derrumbará. Pero vivirás
como un Hércules en su trono, que por la noche resplandece tanto como el sol, como la
escolta invicta que te ayuda para hacer caer el horrendo reino de los moros y triunfar sobre la confusión. Restituir e iluminar tu nombre por encima de los escombros de aquella
época, detenerse y visitar primero a quienes han estado tendidos durante largo tiempo
con tanta apatía y tristeza como nuestros ancestros, y ser el responsable de sepultar con
Composición poética breve y aguda hecha en alabanza de alguna persona.
El término bárbaro, denota prepotencia con menosprecio cultural hacia lo inferior. En al-Ándalus, se
utilizó por los árabes por el desprecio hacia lo hispanovisigodo y cristiano, y a los que no hablaban bien el
árabe.
11
12
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ira las opiniones moras equivocadas (someter para desaparecer), soñando con pesar que
el método griego vivirá y brillará sobre el firmamento.
Primer capítulo en el que se cita la opinión del doctor Nicolás Monardes médico sevillano, sobre la flebotomía en la pleuritis, a quien en el presente libro
se le interpreta y refuta.
Los interlocutores son: Francisco y Luis
Francisco. Próspera, con suerte, y además alegre vejez, que brilla por la noche, don divino para ti Luis del mejor y más piadoso dios protector,13 que te distingue y observa a todo el comercio español y de ese modo se preocupa, más bien por los mercaderes, como
por el médico que observa su comarca.
Luis. Grandemente y difícil de soportar es el venir y tener que examinar mi postura
Francisco, porque nuestras diferencias se dirigen a estar de acuerdo con una, tan pronto
como se abran mutuamente, las cuales, según célebres empíricos son murmuraciones. En
general, el discernimiento en el hombre es diverso, bellamente adornado, que está a la
venta enteramente, aguardando con confianza lo que queda en el mercado, ora virtud, ora
trabajo, todo hecho con abundancia: excelente.
Francisco. Y así es, pero aquí completo, dónde truncado está, por él soy severo a mi pesar.
Luis. Presentemos el método.
Francisco. En efecto he aquí mi sentir erigido todavía, y deseo exhortar del todo a debilitarlo. Y de este modo con inteligencia aniquilar al impertinente, para que vuelva en
aquel momento hacia el estudio de las letras y entonces equilibre sus reflexiones.
Luis. Es una pena, cuando hay que mentir y equivocar la filosofía, abatida sin consideración. Más, ese género de espíritu, está menos adherido al parecer que tiene el divino PlaSe refiere a Hermes. Los griegos pensaban que se manifestaba en cualquier tipo de intercambio o transferencia. Esto explica su relación con los intercambios de bienes en el comercio. Se le representa portando
una vara de mensajero, llamada caduceo, con dos serpientes entrelazadas copulando, símbolo de la medicina.
13
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tón, que en Fedón, recuerda al verdadero filósofo, y además protector del conocimiento,
que indiferente piensa, que la agitación consolida a la filosofía e incluso al juicio médico,
pero que como heredero se dirige por lo menos al encuentro de las filosofías muertas que
en una barca las contemplar partir. El verdadero filósofo es merecedor de una alianza al
cuerpo que oculta su parecido a la muerte, la que trata de asirlo. ¿Por qué motivo Platón
encadenó las palabras que aquí están? Observa que son para ti filósofo, al servicio de tu
modo de pensar y que pronuncias con placer. 14 ¡Oh Sócrates! ¿Qué clase de banquete es
aquel, en el que las copas tienen lo menos posible? Algo parecido a la desgracia, pero ahora que le veneramos, ninguno hace algo ante la adversidad. ¿Qué queda de la esencia de la
cultura que muchos filósofos hicieron para que tú vieras? Como quien posee vuestro distinguido calzado, y por otro lado que alrededor del cuerpo adorna, mucho se hizo para
que tú observaras. Nadie es indeciso, a no ser que su necesidad de reflexionar hasta este
punto sea grande, este es el modo en que yo ciertamente observo al verdadero filósofo,
que he aquí colgando del todo como una hilacha. Nada parecido a ti que observas de esta
manera el estudio del cuerpo con verdadera inclinación, más cuanto se ha hecho con virtud se tira y abandona, pero el espíritu de sí mismo lo hace volver. Para mí, en verdad digo que es algo similar, por consiguiente no hay que revelarse manifiestamente de esta
manera, primero hay que mostrarlo. Filósofo, contrariamente a los demás hombres, tu
espíritu tiene sobre todo autoridad, por las relaciones corporales visibles que pones aparte, según con Platón hasta este punto.
Francisco. Pero ahora (aunque impróvido es) la diversión es un hecho, pues el juicio a
veces abandona las cosas serias e incluso difíciles de hacer y algunas veces para decir en
broma: ¡Por los dioses! Te imploro para que me devuelvas la razón y el afecto por el estudio.
Platón, Diálogos: Fedón o de la inmortalidad del alma. Es la narración –a manera de diálogo-, del último día de la vida de Sócrates. En esta parte se plantea si el filósofo tiene o no derecho a adelantarse a la
muerte. La convicción de Sócrates en la esperanza de encontrar una vida mejor que la nuestra, basta para
que el filósofo sonría ante la muerte, pero sin adelantar el término natural de la vida, “pues si hay una razón
para no temer la muerte, hay dos para esperarla”.
14
43
Luis. Frente al orador de nuestro tiempo el médico Monardes, y por mi total amistad estoy obligado a conceder a su opúsculo unas líneas,15 y aún considerar o dirigir su impresión cumpliendo con mi deber. Al principio admiraba el orden, aún frente a la
destrucción que algún semejante encontraba en Galeno, e incluso en las sentencias griegas o con el árabe Avicena, que agradablemente nos introduce sobre la liberación de la
sangre16 en la pleuritis. Cosa cierta para nuestro tiempo reciente y así admirable, y aún
provechosa para los médicos que la estrechan con necesidad; de esta manera estoy consagrado a la lectura, y aún mi singular espíritu se regocija, para proteger lo selecto y revisarlo, y disminuir las letras que lo explican. Para que al variar y acrecentar las lecturas se
encuentre la totalidad honesta de la elocuente narración.
Francisco. Bastante veneno hay en la alabanza, más velar por el esfuerzo y además por
el discernimiento tranquilo, resplandece con ironía (como afirmando), esta es una cuestión inteligente. Con sed de percibir cosas en abundancia, he aquí la ostentación del pasado, que en nuestro tiempo los médicos imitan, como golondrinas pérfidas
acostumbradas a mostrarse, y además, haciéndolo admirablemente eres llevado hacia los
pareceres incultos, y de vez en cuando con preceptos griegos entrelazados, y todo esto
ahora es confuso. Y aún ahora, aquel que está acostumbrado a perfumar su discurso como
los griegos y los árabes, para convencerte con sus opiniones o bien, acaso para exhibirse
pero, ¿Puede establecerse una acusación en contra de la doctrina conocida y expuesta a la
vista?, teniendo a Sofía como observadora, o bien, con el derecho de llamarlo muy bien
Morósofo.17 Porque aquí a estas opiniones, seguramente yo no puedo acercarme, no soy el
médico docto que por sacrificio llegue a la reputación. ¿Qué fue realmente lo que se hizo
para afectar la autoridad de Galeno? ¿Quién, con la veracidad del pensamiento de Avicena, y por causa de su forma de escribir, lo ataca y toma como dogma que los árabes confunden? ¡Por los dioses, mantengan en equilibrio las enseñanzas!
De Secanda Vena in pleuriti Inter Grecos et Arabes Concordia (1539).
Sinónimo de: Venosección, Flebotomía y Sangría.
17 Término derivado de “Moría”, que en griego significa locura o necedad. El vocablo fue empleado inicialmente por Luciano en el sentido de “sabio que se hace el loco”; sin embargo, en la obra de Erasmo de Rotterdam, Elogio de la Locura, en la página 26 se refiere la Stultitia (necedad en latín) a los completamente
necios, pero que queriendo ser sabios convendría llamarlos “necios sabios” o “maestros de la necedad”.
15
16
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Luis. Es muy agradable retirarse a descansar, y escuchar al pregonero correr de aquí para allá en la desagradable oscuridad ensanchando los ojos, y además de tener frío, manifiesta que ayuda, que recibe con diligencia y deja por ahí, las pruebas de alguien, que
mañana el juez aplazará.
Francisco. Totalmente te doy las gracias, y termino deseando que entretanto estés bien,
pues yo tengo como costumbre corresponder a la amistad.
Luis. Dichosa tu llegada a este sitio, Francisco mío, en primer lugar admiro tu facultad
de ver, desde nacimiento muy grande. Tu vigilia sobre las lecciones de los libros con los
ojos caídos, torvo así como reflexionando en los secretos que posees de otro tiempo, habla
y preséntalos.
Francisco. Quien quiera lograr la totalidad de la curación, se debe aplicar lo más posible a los libros, no solo leer, sino en una palabra devorarlos, y en verdad descubrirás la
señal dignamente, como los árabes cuyas opiniones sobre los humores hacen sentir aversión y aunque son continuamente y del todo aclaradas, según mi opinión y juicio, e incluso todos manifiestan su consideración. Pero allí donde comienza la concordia (así es
realmente como titulan su vaivén), se ataca la explicación. Esta labor es por ignorancia,
he aquí a quienes no argumentan, para quienes la doctrina de Galeno en una palabra es
adversidad. ¿Adónde llegaremos si presentamos el razonamiento de Galeno? Expongamos su opinión, y de tantas verdades que existen de acuerdo con él. En primer lugar, se
exponen los tres grupos que destruyen ahora a Galeno: los que se elevan sobre los de abajo; otros que después de ver la extensión, se dirigen hacia la salida, hacia el límite, y aún
están en contra; en tercer lugar los que después de profundizar para llegar al interior van
hacia afuera, y siguen en contra, de que los árabes vayan al encuentro de Galeno, o que
hablen de Galeno; además de que los árabes en dos ocasiones destruyeron su pueblo, por
lo que ahora uno debe llegar a la reflexión.
En primer lugar cuánta contradicción hay en su aspecto, quién se ha colocado detrás y a lo largo de lo dicho según la razón de Galeno, que pueda sino manifestar en el
cuerpo, la abundancia de sangre,18 y además, si sucede al comienzo de la enfermedad se
18
Plétora.
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está obligado a realizar una revulsión19 colocada a una gran distancia, observa que está
permitido; de este argumento galénico se da testimonio en su libro 13, Sobre los métodos
terapéuticos,20 así es, habla sobre la longitud constantemente, haciendo que ocupe un
primer rango. A causa de que Galeno menciona el término innumerables veces, los árabes
dieron mucha importancia a la liberación de la sangre, con la diferencia de la influencia
del sitio establecido a distancia, de donde se contrajo la enfermedad en el cuerpo o donde
hay mucha opresión, además, la condición de la enfermedad al comienzo –como señala
Galeno para la enfermedad opresiva de costado-, permite en el cuerpo hasta dos veces la
liberación de sangre por la vena poplítea, lo que está permitido en ella aunque no manifiestamente, ni de acuerdo precisamente con lo que hacen los árabes. Por otro lado, este
argumento de Galeno se encuentra en su libro 13, Sobre los métodos terapéuticos, para
que pueda ser verificado. Del mismo modo, si se tiene un daño o se está mal de salud, se
hace un corte parcial en la vena del pie, para que se establezca una distancia opuesta que
favorezca el progreso del sitio enfermo.
¿Hacia dónde se dirigen las divergencias ahora? Quienes se han colocado siguiendo la abundancia de sangre, que va de derecha a izquierda o al contrario, dicen entonces
que aprecian el tema, y están de acuerdo con la razón de Galeno, por cuanto aceptan la
repleción y la plétora, hasta ahora no distinguidas,21 y muchos lo hacen. Entonces realmente no están en la obligación de divergir en relación a la distancia, sino solamente con
la colocación del sitio a distancia, a la derecha y después debe hacerse a la izquierda y/o al
contrario, las diferencias aquí manifiestas sirven para la pleuritis según Galeno, quien dijo que así se regulaba la gran abundancia de humores, según esto, cuando la pleuritis se
presenta en el costado derecho se hace la sangría en el brazo izquierdo, y si se presenta en
El curso que se hace tomar a los humores en dirección opuesta a la que llevan. Acto y efecto de reveler con
medicamentos o por otros medios la causa de una enfermedad.
20 De methodo medendi.
21 Repleción y plétora son sinónimos, se refieren a la llenura que resulta de la abundancia de los humores en
los vasos. Se le considera verdadera y general cuando afecta a todo el sistema vascular y proviene de la
abundancia de sangre en toda su capacidad; y particular o falsa cuando sólo interesa a los vasos que se
distribuyen a un sólo órgano y es producida por la dilatación de la sangre, que ocupa un volumen más
considerable que en el estado natural.
19
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el costado izquierdo la sangría se hace en el brazo derecho como los árabes. El aforismo
68 de la sección quinta,22 es argumentado como prueba por Galeno, quien señala, no sólo
en ocasiones recurrimos a la purgación por la parte inferior, sino que por causa de la
abundancia de la materia,23 es arrastrada parcialmente desde el sitio localizada hacia el
opuesto. Así pues, según la amplitud se debe hacer ciertamente, de derecha a izquierda y
también de izquierda a derecha como se hace en muchas ocasiones. Ya que un argumento
similar, está en el libro 3 de Galeno, Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 3, en donde
dice así: “La limpieza por oposición se hace lentamente, siempre que la materia descienda
más abajo desde arriba, en parte sacando y aún limpiando, o bien, si no se mueve de derecha a izquierda lo hace al contrario”. Algo parecido nos enseña el libro 4, Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 6, y en el libro 2 de la misma obra en el capítulo 4, y también
en el libro, Sobre sanguijuelas y escarificaciones, 24 y otras cosas locales.
Existe ahora una tercera variedad, quienes sitúan el sitio desde la parte posterior
hacia el frente y luego dando la vuelta, e incluso, al mismo tiempo en forma recta, y señalan que en parte así lo hizo Galeno, recomendándolo cuando no está presente ninguna
abundancia de humor en el cuerpo. He aquí a la vez varias diferencias e incluso denominaciones diversas de evacuación, y aún hay pruebas de esto en el testimonio de Galeno en
su libro 13, Sobre los métodos terapéuticos, en el capítulo 2, donde se menciona que la
flema se puede sacar de dos modos, que según algunos es así: “Antes de extenderse o al
mismo tiempo, se divide en dos partes, y a la vez que se evacua por una flebotomía realizada en la vena interna cubital derecha, se logra un equilibrio sobre la curación por medio
de la liberación sanguínea en el tratamiento de un apostema25 en el ojo derecho; cuando
se incide la vena del mismo brazo a esta variedad se le llama evacuación”. He aquí del todo, lo que los hombres causan en la razón de Galeno, los cuales concluyen con Galeno, en
la pleuritis e incluso con otras enfermedades en general, que hacen recostar al paciente,
en donde sobretodo están los diversos humores en gran abundancia, y que según, se debe
La sangría de la vena perpendicular de la frente, alivia los dolores de la parte posterior de la cabeza.
Sangre corrompida, cocida y encrasada de color blanco, que regularmente se halla en las heridas, llagas o
apostemas. Sinónimo de pus.
24 De hirudinibus, revulsione, cucurbitis, scarificatione, ac venae incisione libellus.
25 Tumor inflamatorio que contiene materia capaz de supurarse.
22
23
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incidir la vena poplítea26 cada diez días, en donde es menor la repleción por ser la parte
opuesta y no la más lejana, aquí es donde muchos están de acuerdo y otros solo parcialmente.
Luis. Es una pena el parecer de esos hombres, así como la manifestación de su espíritu,
los cuales mienten sobre los conceptos médicos árabes solidamente establecidos; de tal
modo que su gran vulnerabilidad va junto a la misma opinión impía. Pero he aquí que no
todo es bueno, y aún Galeno alteró los escritos de los que se habla, presentemos pues un
método para la razón.
Francisco. Hagámoslo, pero frente a los hombres que dicen lo opuesto disimulando, y
no a los ignorantes que se adelantan. Debemos dirigirnos hacia la disolución de la pleuritis en cualquiera de sus formas, y además poner a la vista las falsedades.
Capítulo segundo. En donde se expresa la definición de Pleuritis, y además la
sintomatología patognomónica que de ella se deriva; sin omitir la explicación de la venosección en la Pleuritis, y termina este capítulo con la purgación.
La Pleuritis por consenso médico, es una inflamación de la membrana interior de las costillas, que las envuelve por dentro y que Galeno descubrió e introdujo en la segunda parte
Es satélite de la arteria poplítea. Comienza en el arco tendinoso del sóleo por la unión de las venas tibiales
anteriores con el tronco venoso tibioperoneo. Se sitúa por detrás y lateral de la arteria y el nervio ciático
poplíteo interno. Durante su trayecto recibe las venas de los gemelos, venas articulares y la vena safena
parva que pertenece a la red superficial. Termina en el hiato tendinoso del aductor magno.
26
48
de su obra dedicada a Glauco, Sobre el arte de curar, o método terapéutico,27 en el capítulo 3: “En verdad, son muchas las inflamaciones vistas en esta segunda parte, esencialmente las afecciones con disposición natural a la tos, como por ejemplo: los bubones
salvajes de la primavera, la oftalmía, la pleuritis, la perineumonía y muchas otras designadas como similares”. En efecto, todas estas inflamaciones están comprendidas con sus
manifestaciones clínicas en forma completa, un poco más adelante en la citada obra. Pero
se supone que la pleuritis es una inflamación interna, y el mismo Galeno, en su libro Introductorio,28 capítulo 15 señala: “Que la pleura parietal por su parte interior está inflamada”. Que se confirma aún en los libros, Sobre las causas de los pulsos,29 capítulo 8,
sobre el pulso pleurítico y en la primera sección de los Aforismos, aforismo número 12,30
sobre las consideraciones de la Pleuritis; además, sobre la sintomatología patognomónica
y concisa, Galeno en su libro 5, Sobre la localización de las enfermedades, 31 capítulo 3,
Esta obra Galeno la dedica a Glauco, a quien en el libro I, capítulo 1, le dice: “El conocimiento de la naturaleza común y particular de cada individuo es la base de la terapéutica. Aparte de la naturaleza común a
todos los hombres, ¡Oh Glauco!, el médico debe conocer además la naturaleza individual de cada uno de
ellos. Hace ya mucho tiempo que Hipócrates dio este excelente precepto, el cual, como tú lo sabes, me esfuerzo por ajustar en el ejercicio del arte. En efecto, no es posible escribir sobre la naturaleza común a todos; los escritos tienen que ser diferentes de los hechos, sobre todo en el asunto que me propongo tratar.
Me has pedido un esbozo general del método terapéutico; lo que constituye este método, es la calidad de los
medicamentos y su cantidad, su modo de administración y la oportunidad para ésta, cuyo conocimiento es
el más difícil de todos, porque como ya lo dijo en algún lugar Hipócrates, aquel excelente maestro, la ocasión es muy fugaz y a diario engaña, ya no a los médicos vulgares, sino a los más consumados”. De arte curativa seu ratione medendi ad Glauconem, libri duo.
28Galeno Ascripta Introductio seu Medicus, capítulo 15, De curationis per medicamenta divisione.
29 De causis pulsuum.
30 “Las exacerbaciones y las calmas las pondrán de manifiesto las enfermedades, así como las estaciones del
año y las correspondencias mutuas de los periodos de tiempo: si se producen cada día, o cada dos días, o al
cabo de un tiempo más largo. Además contamos con los síntomas, como por ejemplo, en los pleuríticos, si
el esputo aparece inmediatamente, al comienzo de la enfermedad, la acorta; pero, si aparece después, la
alarga. También la orina, los excrementos y los sudores señalan, como síntomas, las enfermedades de difícil
o de fácil solución, las cortas y las largas”.
31De locis affectis.
27
49
cerca del final, dice así: “Las inflamaciones de la membrana que envuelve las costillas y de
los músculos vecinos a ella producen la enfermedad, que tiene síntomas fijos: una fiebre
aguda, un dolor propio de las partes inflamadas o heridas, una respiración frecuente y
superficial, un pulso pequeño que muestra una arteria dura con cierta tensión, mucha tos
acompañada a menudo de esputos coloreados, o sin ellos”. Pablo mira de conformidad esta opinión y en su libro 3, capítulo 33, dice así: “A esta dificultad para respirar, se agrega
tos, fiebre continua, dolor que se inicia en la articulación del hombro y que se extiende
hasta los extremos de los cartílagos costales, pulso duro y que se mantiene apresurado y
áspero”. 32 La sintomatología de la pleuritis de Hipócrates es la más acertada. Descrita por
primera vez y tomada de su libro 2, Sobre la dieta en las enfermedades agudas, 33 párrafo
31: “De este modo en la Perineumonía y en la Pleuritis, conviene considerar: si hubiere
primero fiebre aguda y luego dolores de costado, o bien uno de los dos, o bien se producen al contrario, y si el paciente puesto hacia arriba, comienza a esforzarse para no perder
el aliento, con tos incesante por la formación de expectoraciones rosas o bien lívidas, o
también finas, espumosas y brillantes”. De este texto hipocrático, se pueden reflexionar
más de cerca, los accidentes de la pleuritis, para reunirlos y completar la sintomatología.
Galeno vuelve a emitir sus razonamientos en su libro, Sobre el estado de la Ciencia
Médica,34 capítulo 18, en donde así escribe: “El padecimiento se sitúa en la parte baja de
la pleura, membrana que recubre las costillas por dentro. Este es ciertamente y sin duda,
el estado necesario que la sintomatología tiene, tumor, rubor y dolor, en donde la presencia de los dos primeros señalados, no debilitan el diagnóstico, pero, con solo el dolor de
costado se refuerza”. Así pues, en la afección de la pleura humana, hay dolor localizado y
punzante; y efectivamente, hay una manifestación local de la afección de la sustancia de la
membrana, con dolor fuerte hacia el costado, puesto que aquí se encuentra localizada la
Pablo de Egina, Los Siete Libros.
El texto al que se refiere, es el conocido como Apéndice, denominación que le dio Littré, continuación del
tratado Sobre la dieta en las enfermedades agudas, el párrafo citado dice: “Las afecciones de pulmón y de
pleuritis hay que examinarlas del siguiente modo. Si hubiese fiebre aguda, dolores de un costado o de ambos, si la expiración del aire fuese penosa, hay tos y expectoración de esputos rojizos o de tono violáceo, pequeños, espumosos y pujantes”.
34 De medicae artis constitutione.
32
33
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afección. Pero también el dolor se puede extender, puesto que las membranas están rodeando al pulmón por su parte externa, entonces, a causa de esto, la fiebre necesariamente acompaña a la afección, causada por una pequeña parte irritada y localizada, aún más,
hay necesidad de valorar la respiración del enfermo, y el seguimiento de la afección local,
puesto que en parte es responsable, las respiraciones superficiales y breves no se observan, sino como consecuencia de la afección. En efecto, cuando las respiraciones están
disminuidas, alejar el dolor ayuda mucho a elevarlas; y sí, una respiración que se realiza
con mucha dificultad degenera, debe orientarnos a seguir pronto un tratamiento, no solamente el reposo, sino dirigido al humor del que fueron emanadas. Y si el espíritu es pequeño, el pulso también se incrementa y se altera, pues está afectada la membrana
pleural que rodea por debajo las costillas, la fiebre es inseparable y el dolor de la afección
es de costado. En efecto, el pulso arterial está alterado, rápido e incrementado, puesto
que existe fiebre, porque hay una parte completamente nerviosa en la pleura afectada, y
así, la membrana pleural que rodea por abajo, se extiende y además se endurece, apareciendo necesariamente la sintomatología. Aquí, Galeno es muy claro, pues en repetidas
ocasiones ha dado fecundas explicaciones de la sintomatología de la pleuritis, sin embargo, como resultado del estudio en la escuela, se pueden decir y recolectar saberes sobre
los pleuríticos en el transcurso de su tratamiento. Acaso al examinar el pulso, que en el
pensamiento se asemeja a una sierra, es la manifestación en la que hay que confiar como
señal más cercana al diagnóstico de pleuritis, pues el conteo del pulso no es suficiente.
Francisco. Galeno por cuarta ocasión en su libro, Sobre las causas de los pulsos, en el
capítulo 8, se refiere al pulso pleurítico y además Pablo, en su capítulo sobre la pleuritis,
afirma que el pulso es inseparable e incluso característico de la pleuritis. Al tocar con la
mano el pulso del lado afectado de un enfermo, dudamos lo menos posible de la enfermedad; con un mínimo de movimiento discernimos su aspecto y su causa. Tened confianza
en vuestro tacto y cuando sea débil, procurar no estimularlo. En efecto, para conocer la
naturaleza del pulso, el médico está necesitado de realizar una aguda indagación, experimentando y practicando como hizo Galeno, nosotros sin embargo carecemos de la primera y con solo tomar dos veces el pulso, podemos observar las diferencias de volumen más
comunes: corto, rápido, lento, incrementado o disminuido, no dudamos si las dos veces
se llega a discernimientos similares desde puntos lejanos. Si por cuarta ocasión no varía
51
el número de pulsaciones en un sitio, y no hay manifestaciones de aquí hacia allá en una
gran pleuritis, es algo que no comprendemos. Galeno hizo la indicación con términos perfectos, que la existencia de un primer y capital discernimiento del pulso, se hace tomándolo dos veces; ciertamente, tal como se ha expresado, es una exigencia verdadera la
búsqueda absoluta del conocimiento para valorar la vida humana. Pero no bastan seis
meses, para llegar a comprender y conocer el universo tan grande de la medicina, se requieren no menos de un par de años de enseñanza y práctica, con método y sabiduría. Pero nosotros a base de mucha práctica, llegamos al mismo punto importante que se
confirma aquí. En efecto, es necesaria la práctica para que el tacto reconozca, para que
sea sensible a las pequeñas diferencias y por tanto exacto; más sobre este hecho, pronunciamos aquí, que si un experto con aplicación, percibe el pulso completo y generoso,
cuánta ventaja tiene para liberar al paciente de la pleuritis, o más bien que la cure; llegar
al término de la pleuritis es realmente lo que hace distinto al hombre eminente. La indicación razonada de los remedios sanguíneos, fue tratada extensamente por Galeno.
Los hipocráticos estimaron la utilidad de la flebotomía y la purgación en el libro,
Sobre el régimen de vida,35 en el que se da a conocer el razonamiento que considera provechoso limpiar la sangre e incluso ser eficaz para esta enfermedad. Pablo en su juicioso
libro 3, capítulo 33, está de acuerdo con el pensamiento de Galeno y lo confirma dos veces, con palabras nuevas y brillantes: “En verdad, todas las venas en general sirven para
hacerles un corte y se acostumbra servirse de la purgación a quien sufre un ataque o desorden”. El método nos impide negar que se haya demostrado, en tal lugar y de ese modo.
Tal como se ha argumentado arriba, la pleuritis es una inflamación, pero no obstante como en toda inflamación, existen diferencias que Galeno examinó al principio de su libro,
Sobre los métodos terapéuticos, y secundariamente en el libro, Sobre el arte de curar, o
método terapéutico, que son a consecuencia de una afluencia abundante de sangre, si no
en todas, por lo menos en las pleuritis sanguíneas; he aquí, que la razón para la liberación
de sangre, es su gran abundancia y remover esa gran cantidad de sangre es un remedio
enérgico y provechoso. Más no así tomemos esto como una constancia, es más, creemos
De ratione victus. Actualmente se le conoce a este escrito con el nombre Sobre la dieta, conservando así
el nombre griego originario, aunque la palabra debe tomarse en su acepción más amplia, esto es, el régimen
galénico. En lo sucesivo utilizaremos esta segunda denominación.
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52
que la purgación en la pleuritis no fue una práctica de Galeno. Algunos seguidores de Galeno le tuvieron confianza, y ensayaron con cuidado y lo menos posible, la purgación en la
pleuritis. Está clara la postura de Galeno al respecto, en sus comentarios secundarios al
libro, Sobre la dieta, y que se relaciona con el capítulo II,36 de donde después los hipocráticos, simultáneamente toman un poco de lo señalado y aceptan que así es: “Por consiguiente, teniendo fiebre no muy intensa o moderada debida a esta naturaleza, se tiene la
costumbre de poner a prueba la purgación como remedio, lo que puede compararse a lo
dicho por Hipócrates en sus escritos, incluso también se puede aplicar a otras enfermedades parecidas”. Lo que a la vez se confirma en el capítulo IV del libro, Sobre la dieta, y
que se continúa en el párrafo 76,37 donde se indica que después de un plazo de siete días,
se pueden realizar otras purgaciones; por este motivo, algunas veces después de la primera, se da hasta una cuarta y de vez en cuando, hasta una quinta vez se da el medicamento
por la boca, y no sólo hasta cuatro veces como ahora se dice. En mi opinión, no es aconsejable apartarse de la razón, pues en una pleuritis no pura, la inflamación que es localizada
y única, tiende siempre a desarrollar erisipela, o bien dermatitis, o bien un escirro, hasta
alcanzar una mezcla sanguínea que de ninguna manera es pura, o bien con bilis, o bien
pituita, o bien bilis negra, pero conservando el estado adquirido y alcanzado en el sitio, en
donde la sangre es rodeada por la boca de la ventosa que la extrae en gran abundancia, y
después de que se libera la sangre por la purgación se pone o bien biliosa, o bien flemática, según el humor alojado. Este es el parecer de Galeno en su libro 4, Sobre la conservación de la salud,38 capítulo 8: “La evacuación se hace dos veces en las afecciones, cuando
En esta segunda parte, se mencionan las características nutricias de todos los alimentos, a manera de
ejemplo: “La cebada es por naturaleza algo frío y húmedo, y deseca. Contiene también algo purgativo
procedente del jugo de la cáscara. La prueba es que si quieres hervir los granos de cebada sin mondar, el
zumo resulta fuertemente purgativo. En cambio, si la mondas, (el zumo) es, más bien, refrescante y
astringente”.
37 “En primer lugar, hay que producir un vómito después de un baño caliente, luego aumentar la comida
durante siete días hasta alcanzar lo habitual. Al décimo día tras el vómito, que vomite de nuevo, y que se
reanude el tratamiento según la misma progresión. Hasta por tercera vez hágase de este modo”.
38 De sanitate tuenda.
36
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la sangre es capturada por la ventosa en gran abundancia y después cuando la sangre sale
lentamente por la purgación”.
Luis. Después de las agudísimas observaciones sobre la naturaleza de la enfermedad, y
de considerar útiles, la liberación sanguínea y la purgación, para ti, cuál es la parte esencial, que junto a las diferentes cualidades, hacen constantemente el no renunciar a ellas.
Queriendo terminar con esta clase de rumores, de qué manera se puede derribar lo declarado sobre la pleuritis, manifestado (como y sobre lo que une a los detractores. Pero ahora es tiempo, de sumarnos a la opinión del hombre, que debe divulgarse.
Francisco. Lo que más me agrada hacer precisamente, es relatar lo más importante, el
elemento principal de este tiempo. Lo primero y más importante de la pleuritis, y en general de otras inflamaciones, es sobretodo, la eminente plétora de sangre que ocurre desde el comienzo de la enfermedad; Galeno según las diferencias humorales, aconseja y
realiza venosecciones, y por esto tiene un pensamiento que armoniza con el de los árabes.
Lo segundo en importancia, es recordar que Galeno reservadamente, hacía un corte en la
vena poplítea dos veces en esta enfermedad.
Aquí hay hombres que primero son influenciados y de ese modo se han alejado de
Galeno, cuanto por alterar la verdad, como por refutar sus ideas, y más que acercarse, se
libran de las explicaciones conocidas sobre la evacuación completa de Galeno, y de una
manera penosa no solo la evitan para la curación de las inflamaciones, sino en otras enfermedades en general, de modo tal, que hábilmente y sin esfuerzo seguirán con este absurdo ataque.
Digresión sobre las formas de evacuación que por la venosección, se acostumbran hacer, opinión de Galeno y capítulo tercero.
Por medio de la evacuación se hace la liberación de la sangre y existen tres formas
de este método curativo; se pueden observar sus diferencias por la revulsión, la derivación, y particularmente por una evacuación local. De este modo para producir una evacuación se tienen por lo menos éstas; ¿Cómo y de qué manera actúa la evacuación, sea
por revulsión, o bien por derivación o bien por una evacuación exclusiva del sitio afectado? ¿Cuál es el razonamiento? Porque en toda enfermedad hay materia, y además un flujo
54
de humores, siempre se originan otros humores, que afectan la parte al instalarse, llegando a producir un padecimiento o un accidente. En otros sitios, que son afectados parcialmente por los fluidos, la enfermedad aumenta misteriosamente y de este modo es
necesario un tipo de evacuación doble revulsoria, en la cual el fluido sale fácilmente con
violencia, y por una derivación nueva que arroja localmente la materia y es conveniente.
Considerando que el fluido de un humor está obligado completamente a llegar a una degeneración, es necesario allí, o por otro lado, hacer una evacuación lo más cercana a la
parte afectada, en este caso, es posible mediante la observación, localizar el sitio que contiene el humor en estado de degeneración, y en ese momento se arroja, esto se hace desde
la antigüedad. Por cuanto es suficiente introducir parte de una cánula, para que triunfe la
evacuación de acuerdo a las normas obligadas, y con cada suceso una emisión de sangre,
por lo que en esas revulsiones constantes, se hacen fluir los humores. La derivación nueva
de un fluido, y que además lo arroja parcialmente, es completamente una evacuación, que
arroja -desde la antigüedad-, los humores correspondientes, que Galeno escribió en su libro 4 Sobre los métodos terapéuticos, en el capítulo 6, quien también precisa que: “Al
arrojar la sangre, ocurre una situación crítica que se equilibra a su alrededor produciendo
una revulsión,39 que nosotros enviamos al lado contrario, o derivándola por completo hacia un lado, es más, habiendo también muchísimo fluido se dice entonces que se puede
reveler completamente en distintos sentidos y con esto se logra el equilibrio”. Así pues, si
por alguna razón el fluido es fuerte al precipitarse, debemos favorecer la revulsión al lado
contrario, de modo que la herida quede elevada y con purgante por abajo; efectivamente,
el límite inferior debe estar en un sitio superior a donde se vacían los intestinos, por lo
menos así, el fluido resiste en ese momento, por lo que el brazo es el sitio más cercano para derivar más fácilmente, y ahí mismo –bajo estos términos-, se encuentra la parte más
importante, siempre que éste sea continuo y por ello decimos: “Que al comenzar, el fluido
atrae consigo a estas partículas, las que fluyen completamente, y en seguida por un esfuerzo se evacuan, y aún las mismas partículas que se tratan de sujetar aún desde puntos
muy cercanos”. Quienes opinan que hay que sacar diez onzas cada vez, se apoyan evidentemente en el libro 2, Sobre el arte de curar, o método terapéutico, capítulo 2, así es, pero
Entiéndase por reveler, a separar lo que causa, mantiene o agrava una enfermedad en cualquier órgano
importante del cuerpo, llevándola hacia otro órgano menos importante.
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55
de la misma forma deberían exponer las negligencias, porque si bien es conveniente la
evacuación, del mismo modo se puede demostrar que el fluido se precipita por dentro; en
resumen, los humores que se han retraído hacia acá (ciertamente así lo nombró Hipócrates) completamente, y que en seguida se comprime fuertemente el brazo para la derivación, son una buena cura. Esto se aclara en el opúsculo Sobre la misión de la sangre,40 en
el capítulo 18. Comienza diciendo, que conviene evacuar la carga total de las pleuras mediante la revulsión, la cual debe hacerse en seguida si la enfermedad es inveterada, y si no
se puede modificar completamente por lo menos parcialmente desde un lugar cercano. Y
en verdad al empezar a desviar el fluido, nos libramos espontáneamente de la enfermedad arraigada, con sólo cortar parcialmente la parte afectada se evacua. En esta cuestión
todos están de acuerdo con Galeno poniendo de manifiesto que la separación de los fluidos no tiene límites, y que una derivación nueva del fluido es muy conveniente. La completa evacuación por medio de un mismo sitio, de una enfermedad con fluido inveterado,
está en armonía con el estricto testimonio que se manifiesta en el libro segundo Sobre el
arte de curar, o método terapéutico dedicado a Glauco, capítulo segundo: “Las extremidades del cuerpo de un paciente, están ligadas completamente a la evacuación, ya sea sacando de nuevo o bien, ya sea derivando contrariamente a donde la afección está
arraigada, esto es verdad, precisamente después de arrojarla por los miembros del paciente”. De acuerdo con esta segunda variedad dada a conocer, en la que siempre el fluido
va hacia el contrario, una derivación completa en un sitio próximo, y aún más cercana a la
afección, son contrarias al punto, y Galeno lo indica relegándolo con rapidez en el libro 5
Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 3: “Así es efectivamente, al desviar la sangre hacia otro sitio para disminuir el fluido, y al hacer después una derivación muy cerca de la
afección, entonces la revulsión se hace al contrario, con movimiento hacia la afección, estableciendo el sitio en el mismo lugar, como ejemplo, si la derivación se establece hacia
un lugar cercano, teniendo que evacuar por el paladar, la derivación se hace por la nariz,
sin embargo la revulsión se hace al contrario teniendo que reveler por abajo, y otra vez a
causa de esto queda junto al fluido, por lo que, la derivación se hace por el paladar, y la
revulsión se hace completamente hacia arriba”. Y de este modo es en verdad, aún la natu40
De curandi ratione per sanguinis missionem liber.
56
raleza lo acostumbra hacer, y que se manifiesta en el libro cuarto Sobre los métodos terapéuticos, capítulo sexto, relegándolo de manera superficial y con rapidez, y en el libro segundo Sobre el arte de curar, o método terapéutico, capítulo 2, así: “En verdad, siempre
que los fluidos se muevan hacia la parte contraria saldrán fácilmente”; pero no obstante,
¿Cuáles son los fluidos que revulsionan completamente hacia el contrario? Algunos médicos han adoptado, de acuerdo con las medidas del cuerpo humano, que se tienen tres variedades -desde un punto de vista filosófico-, poniendo un límite, y de este modo los
pueblos solo hacen las revulsiones con esta seguridad. Observa que es posible según su
longitud, con humores fluidos que van desde arriba hacia abajo, o bien desde abajo hacia
arriba los hacemos reveler; según su amplitud, de cualquier manera de derecha hacia la
izquierda, o bien de la izquierda hacia la derecha; y según su profundidad, de cualquier
manera desde el interior hacia el exterior, o bien desde el exterior hacia el interior. Lo que
Galeno escribió en un opúsculo Acerca de la revulsión,41 es así: “Y la parte esencial de la
revulsión, hace que los humores de arriba compensen hacia las partes de abajo, en cambio cuando son de abajo compensan a su vez girando, y del interior se dirigen hacia afuera, y otra vez esos que están por fuera se inclinan hacia dentro, y si no hacia la derecha
para restablecer hacia la izquierda, y si no de la izquierda otra vez hacia el contrario”. En
el libro 5 Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 3, así está: “La revulsión completa de
esos fluidos, que desde arriba se hace en general hacia abajo, siempre lleva a estos hacia
arriba, los que están dentro hacia afuera, y de la derecha hacia la izquierda y contrariamente. Así es como los fluidos otra vez se dirigen hacia aquel lugar”. Algo semejante a los
fluidos, y que se origina en el interior junto a ellos, es contrario con el exterior, por lo que
se dirigen hacia ahí, esta es la cuarta variedad que por cierto nosotros asignamos ahora a
Galeno, que desde la parte posterior se dirige hacia la anterior y desde este sitio da vuelta,
esto así se indica en la sección quinta de los Aforismos, aforismo 68: “Cuando hay dolor
en la parte posterior de la cabeza se incide -siguiendo una línea recta-, una vena en la
frente para sacarlo”,42 así lo indica y dice Galeno. Y efectivamente, hay que desviar el sitio
hacia la parte contraria según su longitud, por arriba y por abajo; según su latitud de una
y otra parte completamente; según su profundidad al frente y hacia atrás. Y así todos los
41
42
De hirudinibus, revulsione, cucurbitis, scarificatione, ac venae incisione libellus.
Ver nota 22.
57
fluidos inmediatamente después, alcanzan la parte contraria cuando se hace una revulsión, como ejemplo: ¿Hacia dónde se debe colocar el sitio para alejar con prontitud el
fluido? Volvamos hacia atrás para que recuerde el lector. Hemos invitado sobre todo a
apartarse de los que persiguen a los maestros árabes, cuyas opiniones tal como están son
letales para los defensores de Galeno, y que precisamente se producen por causa de esto,
y por otro lado por el testimonio jurado de hacer las revulsiones en un lado contrario al
sitio donde está la afección, que en principio es lo mismo, pero no completamente, verdaderamente para Galeno es saludable reducir los fluidos tanto como si estuvieran ausentes,
y una de cada cinco curas ocasiona alteraciones, por no saber diferenciar a qué humor se
refiere; otra más es a causa de la variedad de humores que siempre se dirigen por el mismo camino y hay que hacer la diferencia de estos allí mismo y del otro lado en línea recta,
y no desde la parte contraria, en donde lo esencial sea la reflexión antes que ponerse a
lamentar. De acuerdo con Galeno hay que definir con precisión lo que se intenta mostrar,
acabando a esos hombres, que Galeno con avidez renuncia a proteger. Quien sigue a Galeno, con prontitud se aleja del sitio de la afección, y diferencia todos los movimientos de
los humores hacia la parte contraria, y está obligado a ponerlo por escrito; inmediatamente y un poco por abajo del mismo sitio se producen las revulsiones, o derivaciones
haciéndolas sin interrupción hasta terminar, y se establece al otro lado del paciente en línea recta y no desde el contrario, cosa que evidentemente el conocedor encuentra en el
capítulo segundo del libro Sobre el arte de curar, o método terapéutico, y en el libro 5,
capítulo 3 Sobre los métodos terapéuticos, que con este motivo contiene un texto verídico
que explica esto, siguiendo después con el libro Sobre el arte de curar, o método terapéutico. En cambio, si evacuamos desde el vestíbulo de la rodilla, por medio de las venas accesibles, podemos arruinar la cura, como por ejemplo en las mujeres, al arrastrar el fluido
por el sitio contrario, cuando en las venas del codo de ellas, el fluido es más abundante; o
bien, colocar encima de la mama una pequeña ventosa; y también, calentarse enteramente las manos y frotar como si en verdad se tratase de un vendaje para realizar la derivación completa, ya sea en la vena poplítea, o bien en las venas que se dividen en los
maléolos,43 y se aplica una pequeña ventosa para realizar la cocción. La sangre se derraVena saphena parva, (vena safena externa). Se origina en la vena dorsal lateral del pie, pasa detrás del
maléolo lateral, sigue el lado lateral del tendón calcáneo (de Aquiles). En el tercio superior de la pierna
43
58
ma por el calentamiento y además por la fricción, por lo que en verdad parece un vendaje;
y si en verdad la afección está colocada en la parte derecha, debe sangrarse la mano derecha, o bien rechazarse el sangrado, pero no obstante, sí se puede por la extremidad izquierda, allí se puede dar salida a los fluidos en línea recta, lo que realmente el mismo
Hipócrates dijo y así es, con justicia para él, un poco más abajo pondremos un ejemplo.
En verdad, si en un paciente hay inflamación y su sangre es brillante y abundante, debe
evacuarse de inmediato por las venas que se dividen en la mano izquierda, y si no, al
mismo tiempo en la derecha, por el razonamiento de que se divide en dos partes en aquel
lugar. Pero aún con lo escrito y encomendado en ese texto, para mi y de acuerdo con mi
espíritu, ha sido alterado algo de lo ordenado y para ponerle remedio, hay que hacer la
lectura completa con una explicación, acerca de lo que aquí se combate sacándolo del texto, a quien ciertamente interpreta lo menos posible el saber de Galeno, que como una paradoja, la demostración en el libro prueba, lo que se produce a la media tarde, por las
venas accesibles según la comprensión de Galeno, cuando la sangre todavía no contiene
alguna partícula de nutrientes determinados, pero si bien esto no ocurre en todos, seguramente es lo más común. ¿Qué clase de venas son la cefálica, la basílica y la media del
brazo? Son las que se pueden exponer como propias y peculiares, en las que de una manera singular solamente hay una pequeña parte de nutrientes, por lo que sirven como la
vena frontal, que en este momento se consideran semejantes; en verdad, no lo dijo exactamente así Galeno, más he aquí que estoy investigando, y he hallado en la exposición de
Galeno muy poco que pueda ser apropiado. Con respecto al mismo punto de este texto,
por ejemplo, se piensa que también entre las venas accesibles poplíteas, y las venas maleolares, ocurre lo mismo, como por así decirlo, de una manera regular y peculiar, y no
tanto en otras venas accesibles del cuerpo. Después de la alimentación se debe procurar la
sangría, haciendo esto en donde se establezca la revulsión y la derivación por las venas
accesibles; Galeno dijo por las accesibles, quien en consecuencia está de acuerdo, y mantiene afinidad natural con los miembros -conociendo y estableciendo la afección-, por lo
que así es de dos maneras, aún en el miembro superior se disponen siempre en dos parperfora la fascia superficial y se sitúa en el surco que separa los músculos gastrocnemios (gemelos).
Asciende así hasta la fosa poplítea, se inclina adelante, perfora la fascia profunda y termina en la vena
poplítea.
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tes, distinguiendo las venas internas junto a las accesibles, llamadas verdaderamente pequeñas cefálicas. Y de este modo en este miembro, las que están sobre el húmero son las
accesibles cefálicas, y las que están por atrás de la rodilla son las venas accesibles poplíteas, porque todas esas, y en aquel lugar, mantienen conexión con los miembros, como
prolongación de la parte afectada con respecto a la inferior. Lo que va abajo, será lo que
debe explicarse pero he aquí que hay que ir a su encuentro, siguiendo el texto antes citado, del libro Sobre los métodos terapéuticos, es de este modo: “Desviar efectivamente la
sangre, e incluso voltearla toda hacia otro sitio, y después hacia otro muy cercano para la
derivación, y entonces hacia el contrario para la revulsión”. En efecto esta también es una
invención de Hipócrates. Por supuesto toda evacuación desmesurada es un remedio común, haciendo la derivación por la parte establecida; así es, si tenemos que evacuar por el
paladar, por la nariz se hace la derivación, pero la revulsión se hace hacia el lado contrario, con una revulsión hacia abajo otra vez, que a causa de quedar quieto se precipita, por
lo que deseamos la derivación hacia arriba, reveliendo completamente. De este modo en
efecto, lo hace la naturaleza y yo mismo lo tengo por costumbre. Hipócrates dijo en verdad, que la sangre que arrojan las mujeres por abajo cada mes, puede llegar a ser un remedio, pues bien he aquí la razón, siempre que los meses se enlacen, ocurre un gran brote
de sangre, y también hay sangrado desde el útero; para que de otro modo fluyan hacia
arriba hay que reveler lo más posible, indicando una ventosa por abajo de la mama. Porque aún esto, Hipócrates lo invertía desde ahí mismo y por la misma razón; por esta explicación la sangre sale con violencia, al mismo tiempo que se retiene, sobre todo en el
precordio, de donde se aparta cuando la ventosa señala que lleva algo; sin embargo, si conocemos que sale bruscamente desde la parte superior y lo asociamos a la derecha, finaliza extendiéndose en la parte superior izquierda, y si desde una y otra parte sabemos que
son superiores, uno y otro lado se pueden encargar de las vísceras. Si la resolución hasta
aquí no ha sido situada para hacer salir la sangre, también se puede incidir una vena en el
brazo, la que responde con profusión y directamente -estas son palabras de Galeno-, lo
cual se hace después de haber hecho una revulsión hacia el contrario, lo escrito se ha
puesto más abajo y al mismo tiempo siguiendo con justicia a los que lo repiten a menudo.
¿De quién es manifiestamente el error de los árabes? Quienes aseveran junto con Galeno,
que las revulsiones se hacen al lado contrario, de qué modo, por otra parte, el lugar está
60
inundado, que según el camino de Galeno, es por causa de que la vena esté situada en línea recta, muy cerca de la parte dolorosa, y el humor sí fluye, pero hacia la parte contraria. Monardes, hombre doctísimo, nos introduce en las diferencias, y nosotros le
seguimos por abajo, para que a la mejor ocasión nos diga la explicación. Desde esos últimos sectarios necios, que se reunieron para apartarse de los árabes, que como Galeno
producen las revulsiones por la longitud, o estableciendo parcialmente una distancia de la
parte afectada, aconsejando acercarse, por lo que se ve, ninguna verdad es tan clara como
las palabras de Galeno, que se indican arriba y consideradas en su libro. Observa que es
posible seguir en otros, Sobre el arte de curar, o método terapéutico, capítulo segundo,
es posible que esté situado por delante, pues continuamente se dice que hay que hacer revulsiones, aún el libro Sobre la misión de la sangre, capítulos décimo cuarto y décimo
quinto, y el libro Sobre los métodos terapéuticos, que nos enseña cómo encontrar el sitio
alejado. En general, ¿En cuáles sitios no se realizan las revulsiones a distancia, sino desde
un punto más cercano?, en el ojo, la pleura y otras inflamaciones de los miembros, en los
que no se extiende el fluido o no tan bien. ¿Cuál es la opinión que se ha escrito pacientemente y el valor del trabajo? Hay que extenderse en las palabras del opúsculo Sobre las
ventosas.44 Aunque aún no hemos abordado hasta aquí completamente las afecciones,
empezaremos sin alejarnos; gracias a las revulsiones precisamente, las ventosas se colocan desde la parte cercana. En palabras claras de Galeno, la ventosa no causa daño, y por
algún medio produce la evacuación, y por otro lado permite la revulsión, pero no en forma longitudinal, sino desde una parte cercana, sin embargo lo puede hacer desde la parte
contraria, en donde Galeno es muy claro, y aún los médicos griegos que duplican estas revulsiones, observan que es muy ardiente y curativa. Y cuando una enfermedad no manifiesta mucha inflamación, lo que es propio de un pronóstico favorable, los fluidos
humorales se establecen afectando la revulsión; Hipócrates, Galeno y los griegos repiten a
menudo, que pusieron a prueba la revulsión completa por su longitud, y en un lugar a distancia de la parte afectada. Otra cosa es la curación, para quienes pueden observar la enfermedad, rumor en parte frecuente y muy propio de la anticipación, incluso cuando los
humores fluyen parcialmente y se revelen. A partir de aquí se demuestra además, que por
44
De hirudinibus, revulsione, cucurbitis, scarificatione, ac venae incisione libellus.
61
lo menos parcialmente, los humores son llevados hacia la parte contraria, y no hacia una
gran distancia como está escrito, y siempre dependerá aquí de los miembros rectos, y más
bien será completa, cuando no se aleje más abajo absolutamente; los presentes argumentos deben dirigirse a los lectores que llevan evitando desde hace dos años, todo lo que se
ha hecho para alejarlos de los griegos -fuente excepcional de experimentación-, y además
trabajo de rectos médicos, cuya actividad sirve para concluir. En efecto Dios es estricto en
el presente, con lo que ha sido importante en el pasado.
Epílogo. Quienes son seguidores de Galeno y además de los griegos, por lo menos en relación a que las evacuaciones se manifiestan de forma impetuosa, y que el trabajo encomendado debe ofrecerse como un todo regulador, que facilite la separación de los
humores, en adelante deben opinar como verdaderos griegos, y reconocer cuáles hechos
son falsos, y aún las mentiras de los árabes, e incluso de los discípulos de los griegos que
han deformado sus preceptos.
Capítulo cuarto. En donde se impugnan las opiniones del varón. 45
Oportunamente se proporcionarán esas, y en seguida, las diferencias más importantes que parcialmente se oponen a lo estricto. En el primer capítulo se habla de la pleuresía y además, de otras inflamaciones y enfermedades que se consideran de decúbito;
Galeno aconsejó que se hiciera una venosección en una parte distante, lo que es posible
cuando la afección principal es superior, para así calmar la presencia abundante de humores. En todas las inflamaciones, y principalmente en las agudas, Galeno los conduce
parcialmente hasta instalarlos, y existen dos maneras de curación interna, la revulsión y
al mismo tiempo la derivación, porque en estas enfermedades, se contienen humores en
otros sitios, que de la parte afectada, hacia ahí han fluido y otros que en seguida fluyendo
están, engendrando la enfermedad y además la debilitan al alejarse; y así se debe disponer la curación, observando que es posible reveler el flujo de los humores, y además evacuar el fluido. Realmente se tienen dudas sobre la evacuación que se hace dos veces al
mismo tiempo, los médicos han dispuesto como principio, que en todas las inflamaciones
45
Se refiere a Monardes.
62
lo indicó Galeno (sin observar por lo menos sus palabras), que en su libro 13, Sobre los
métodos terapéuticos, capítulo 2, cuyas opiniones dicen -de acuerdo con sus palabras-,
no estar descontentos con quienes llevan la curación de este modo, considerando que las
pleuras, son las generadoras completamente de la inflamación, lo que es falso; indiquemos aquí como ejemplo, a las otras enfermedades en general, ¿De qué manera la originan?, pues no son todavía una especie que se manifieste de forma absoluta; en efecto, qué
es lo que las genera, lo que parcialmente la medicina cura en los enfermos y que es lícito.
Pero todavía no sabemos lo que las genera, y he aquí el motivo por el que algunos se preocupan por el futuro de la enfermedad, por lo que en relación con esto, decimos que no es
sencillo, sino que está de acuerdo con la totalidad de esas enfermedades, y aún cuando
todavía no se producen, me muestro preocupado por éstas; por supuesto, aún hay que curar y ser prudente, hasta aquí con Galeno. Sin embargo, la revulsión sólo brilla junto a la
precaución de retener, por lo que en algunas enfermedades, la cura que se presenta es
mínima, por lo que precisamente va en aumento el oponerse a ella; pero no obstante,
cuando una enfermedad está establecida, la derivación le pone remedio, la razón de esto
es que la inflamación está establecida desde el principio, por lo que se aconseja emplear la
revulsión al mismo tiempo con la derivación. Ciertamente se aclara, con lo que se indica
en el capítulo 2, del libro Sobre la dieta, y que se continúa en el 10, en donde señala que al
principio de la pleuresía, se debe ordenar que se incida la vena axilar del mismo lado, para que al mismo tiempo se ponga en movimiento la revulsión y después se haga la evacuación. Lo mismo se confirma en el libro Sobre la venosección,46 capítulo 18, en sus
palabras: “Los fluidos empiezan la revulsión con la evacuación”, y el maestro lo puede encontrar en el libro 13 Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 9, donde para él solo se escribió. Yo, del mismo modo hago la revulsión y después evacuo la sangre, quienes de otro
modo lo hacen, siguen con habilidad la joroba de la vena. Y de este modo he aquí el sitio
indudable que de acuerdo con la opinión de Galeno, es mínima la distancia al lugar de la
venosección; el varón tiene la facultad de aconsejar y decir, que por ahí, solamente se revulsiona, por lo que se puede evacuar lo menos posible; esto es de otro modo con los árabes, quienes solo en las inflamaciones inician la revulsión sin la derivación, llegando a
46
De venae sectione adversus Erasistratum liber.
63
alejar el fluido a distancia. Acaso por esto, Claudio Galeno al establecer la distancia averigua el inicio de las inflamaciones, argumento que espléndidamente ese varón altera, realizando al mismo tiempo la revulsión e incluso intentando la derivación, y que hace el corcorte a distancia como el caballero romano, y aún ese varón mentiroso, puede llegar a
comprender la razón de Galeno, teniendo él mismo que garantizar la utilidad de hacerla a
distancia al principio de la enfermedad. Lo último que indica Galeno en su libro 2 Sobre
los métodos terapéuticos, capítulo 7, está ligado a los miembros del paciente en donde se
deben hacer estas evacuaciones, ya sea revulsión, ya sea derivación o al menos aconsejándolo; y como elemento principal, Galeno brevemente recuerda apretar en toda clase de
venosección, lo que sirve a que el procedimiento sea correcto, más acertado que calculado, y además robustece las venas.
Por otro lado, dice el varón que cuando se manifiesta la abundancia de humores, es
aconsejable por lo menos una venosección a distancia, cosa que expresivamente se enfrenta a Galeno. Tenemos que ir a recordar, aquella parte sobre la pleuritis muy fatigada
por la repleción, en el libro 2 de Hipócrates, Sobre la dieta, que según palabras de Hipócrates, hay que hacer sacar sangre, y sin embargo no a distancia, sino más bien desde la
vena axilar derecha; lo mismo se manifiesta en el libro 13, Sobre los métodos terapéuticos, en el capítulo arriba citado: “Allí donde comienza la inflamación, por algún medio
dentro del cuerpo entero, habrá gran abundancia no a distancia, sino por la vena axilar a
causa de que lo permite”; lo mismo se aclara y demuestra en el libro Sobre la venosección, capítulo 17. En una extensa historia, se emprende el estudio de la oftalmía en pacientes a quienes se hizo un corte desde la humoral, para sacar sangre parcialmente, lo
que es posible sobre todo cuando se aprecian señales de una gran abundancia, que aún es
una posibilidad de hacer salir sangre, y que en palabras de Galeno indican el sitio, siempre que exista muchísima repleción hacia la distancia, llegando así a Galeno; más bien en
esos enfermos, en los cuales la señal de gran abundancia está de acuerdo con la distancia,
hay quienes hacen la incisión más cerca, completa y abundante, dándole la razón a lo que
venimos abarcando, ciertamente alterando a Galeno no siendo dueños de su verdadero
parecer. Esto lo descubrieron los árabes y no Galeno, que el sitio debía ser llevado hacia
más arriba.
64
Más existe un segundo engaño, que hay que agregar a la impugnación, jurando que
según Galeno secretamente dijo, que en la pleuritis se hace la venosección en las venas de
los maleolos. Mucho de lo cual el varón lo lleva hacia la veneración, y que Galeno no recoge en lo mucho que escribió, e incluso decir que en toda clase de venosección, ya sea revulsión o bien derivación, hay conexiones venosas o se juntan, lo que es una cualidad que
se puede observar. Para mi, así se encuentran dispuestas las cosas, y que según esa opinión se confirma primero en el libro 2 Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 7, en
donde dice que se establecen las dos evacuaciones en la rodilla, y que la revulsión y además la derivación, deben hacerse por las venas comunes, porque más abajo se expone a
una afección de las venas en las mujeres; hacer un corte más adentro en la poplítea como
en la maleolar, allí donde la vena se debilita exteriormente, o bien en el hombro, por encima del húmero hay debilidad del miembro. Hay que seguir el tema con Galeno en su libro 13 Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 11, en donde así dice: “Así pues, ¿en qué
parte es preferible situarla cuando decimos que son las pleuras?, debemos lograr acercarnos, por lo que se deriva hacia la nariz, procurando no dañar a la vena, y hacerlo cuanto
antes, si en esa parte hay dolor, se debe hacer el corte en el hombro o en la mano, y si ésta
no se reconoce a la vista, y estando seguros completamente de que el pecho y el pulmón
están afectados internamente, y aún los riñones, y la vejiga y las vergüenzas y el vientre, si
es así, hay que ocasionarla en la región de la pierna, y preferentemente alrededor de la
rodilla”. Se profundiza más sobre este punto en el libro de Galeno Sobre la venosección,
capítulo 18, en donde se vuelve a escribir el mismo parecer, de cuáles son las localizaciones. Mirando de reojo a la comunidad que se deja sobornar, y observando lo menos posible hacer el corte en las venas de la rodilla, en las afecciones fuertes del pecho, como el
varón dijo: “En esas afecciones internas se dice que es de mayor valor incidir cuanto antes
en la rodilla”, consecuencia deshonesta de quien siempre ha recomendado la dimisión. De
este modo y con justicia, hablamos así de éste varón, y reservadamente de Galeno en relación a la incisión de las venas poplíteas en la pleuresía.
Capítulo quinto en el que se reintenta de acuerdo con la razón sobre el origen de la pleuresía, y además sobre la pleuresía epidémica.
65
Pero hay que desviarnos hacia otras observaciones; en toda clase de pleuritis epidémica, se presenta alguno de estos dos, los flujos mensuales o los hemorroidales, los
cuales llegan después de una retención; está permitido sangrar siempre, pero alejándose
a las venas maleolares. Acerca de esto y con agrado el varón admite: “Yo observo completamente a los árabes y se puede convenir con ese parecer, que en general, en todos los
pleuríticos con flujo mensual o bien hemorroidal, hay que reintentar sacar la sangre desde el tobillo”. Opinión fecunda de Galeno cuando hace un juicio, pues allí donde se reintenta –por menstruación e incluso hemorroides-, la causa de la pleuritis se dirige hacia
éste, por lo que el maestro sostiene molesto, y con insistencia, que se presenta esto y así,
siempre que la pleuritis sea grande, sobre todo cuando la afección sale por la sangre superior que se está arrojando. Una finalidad más débil además de pequeña, es la indicación
mensual que se tiene desde más abajo; algo similar ocurre en las hemorroides por lo que
se hace la reintención. En efecto la opinión de él se ofrece claramente en el testimonio de
Galeno, que se continúa en la segunda sección de los Aforismos, en el 22,47 en donde encontramos algo parecido, en el caso de un pleurítico, que luego vomita sangre por la boca,48 en quien la enfermedad da origen a indicaciones contrarias; teniendo vómito de
sangre por la boca improvisado paulatinamente y con pausas no hay necesidad de venosección. En una pleuritis verdadera y súbita, además de hacer lo que dice el discurso, hay
que disponerse a atacar a la enfermedad, se aconseja –además de atacarla-, hacerle frente
al mismo tiempo, lo que se confirma en la quinta parte de los Aforismos, en el 9,49 aunque
en el texto el axioma es apremiante, otros médicos con talento por norma se anticipan a
lo escrito. Para que el décimo octavo año se tome como método, hay que revisar primero
el libro Sobre el arte de curar, o método terapéutico, y otros en los que se aprueba la disposición. Es decir, que ésta constante es tomada como norma por Galeno, para que en todo momento nos dispongamos a atacar, y con razón hacer la curación. Y sin embargo los
árabes lo hacen de otro modo, con sangrado menstrual e incluso hemorroidal, le hacen
Las enfermedades que se producen por hartura las remedia una evacuación, y las que provienen de
evacuación las soluciona la hartura; también en los demás casos, la oposición de contrarios.
48 Hemoptisis.
49 Las tisis se producen especialmente en las edades comprendidas desde dieciocho hasta treinta y cinco
años.
47
66
frente a la pleuritis, sosteniendo que hay que reintentar sacar la sangre desde un lugar
superior, por las venas axilares. Ahora ante la llegada de una epidemia de pleuritis, algunos dicen que será necesaria la venosección, haciéndola sin interrupción desde las venas
maleolares, en cuanto a los otros permanecen en silencio; esto es difícil de soportar para
Monardes pues lo incluye en su libro, capítulo 12, epístola 5, en donde pone de manifiesto
que en una pleuritis epidémica: “Hay que sacar la sangre en sentido longitudinal, por los
miembros, e incluso diez onzas cada vez, por medio de las venas poplíteas, o de ese modo
reveler”. El escrito no tiene la finalidad de pronunciar un método, de dónde debe hacerse
el trabajo, pues no siempre se tiene que ir al encuentro del sitio, en donde se hace la venosección en la enfermedad epidémica, sino de encontrar en dónde está la redundancia
sanguínea. Acerca de esto, Avicena con rectitud indica, que es cosa prohibida dar un conocimiento a fondo sobre este punto, libro 2, sermón 1, capítulo 95; y en efecto, sobre la
epidemia dice en primer lugar, que por el contrario, siempre hay que dar salida a la sangre poco a poco. Y por cuarta ocasión, se ocupa de esto en el libro 4, capítulo 4, Sobre la
curación de las fiebres epidémicas, donde así describe: “Siempre que la materia esté rodeada de bastante sangre, se hace la flebotomía, y si es el sitio verdadero otros humores
serán evacuados”; su situación se pone de manifiesto cuando se realiza la venosección, y
cuando se hace una purgación completa antes de la venosección en la enfermedad epidémica, he aquí como el sitio aún se presenta allí, por lo tanto, otros humores de la sangre
pueden decidir la mortalidad de la epidemia, y de ningún modo por disecar una vena.
¿Por qué no se dicen otras razones de Avicena? ¿Por qué, cuando hay una gran cantidad
de humores perniciosos en la sangre, se disminuyen naturalmente, cuando las cualidades
internas están envenenadas, y sin embargo son puras e incorruptas al finalizar? Quién dijo que los humores están incorruptos e incluso muy puros en la sangre, cuando disminuyen naturalmente, fue Galeno en su libro cuarto Sobre la conservación del buen estado
de salud, capítulo 8, por lo que aconseja que de ningún modo se deba sacar sangre en
esos casos. Ciertamente allí, y aún en las partes cercanas, la sangre vuelve a su estado anterior poco a poco, o bien, se puede dar este resultado más tarde, cuando el sangrado se
hace audazmente, ahí donde está en mayor cantidad. Sin embargo, veamos las consideraciones allí donde es muy grande, y en esos casos en que nadie hace el sangrado. Y de este
modo es correcto, cuando se hace con aplicación, siempre que en esas enfermedades con67
tagiosas, la liberación de la sangre se realice sin descuido, a menos que, donde esté la
gran abundancia de sangre no exista ninguna vena, sobre estas palabras preparamos la
siguiente indicación: inmediatamente hay que purgar lo suficiente. De acuerdo con tal
discurso, se pone fin a la naturaleza turgente, lo que dice y aconseja Hipócrates; en primer lugar el tiempo de purgación, debe ser todo junto y además lo menos posible. Con
todo hay un cierto tanto de mentira, entre el varón y el punto en que Jeremías Brachelius
está, el cual recomienda la técnica de Galeno, la purgación por arriba en una enfermedad
epidémica, y retroceder algunas veces al producirla. Por esto no es lícito limpiar, cuando
en una enfermedad epidémica los humores dañinos que se originan a lo largo, son atraídos hacia los límites de los miembros; ¿Hasta qué punto el veneno es causa de muchísima
podredumbre, y así mismo, ésta afecta a ese al contrario, además de que es conocido que
cada parte se conmueve? Por medio de la purgación completa, los humores desde el exterior se dirigen hacia el interior para ser arrojados, de ahí que el daño de éstos, en esas enfermedades es curado; tienen preferencia los humores situados hacia el exterior, que en
ese momento son de color negro, disipándose además como sudor al provocar su atracción, de éste modo es mejor la purgación; ¡He aquí la opinión de esos hombres, y a cuántos de esos platónicos molestos se les escucha vociferar! Para mí, fue suficiente saber
que Galeno de una manera firme, opina lo contrario en su libro quinto Sobre los métodos
terapéuticos, capítulo 12, en donde escribe sobre la utilidad de las purgaciones en las enfermedades epidémicas en su medida justa. En todas las demás y de acuerdo con su contagiosidad, la purgación puede alterar o aniquilar al padecimiento. Por lo cual es
fácilmente comprensible para mi, la curación a causa de esas salidas involuntarias o por
purgación de todo el cuerpo; lo cierto es, que teniendo vómito será alguna de esas, y en
general todos los flujos por los intestinos, y de ese modo entonces serán vaciados, los que
de otra manera llegarían a ser pústulas, como exantema convocado a la totalidad del
cuerpo que se pone negro, se unen muchas y son visibles, ciertamente las muy grandes se
ulceran, sin embargo en general se secan. Y acerca de esto, el mismo Aecio,50 uno de los
primeros que recibió con facilidad las ideas de Hipócrates y de Galeno, lo manifiesta en
50
Aecio de Amida, estudió medicina en Alejandría y la ejerció en Constantinopla, en la corte de Justiniano
I.
68
sus Cuatro libros que siguen el curso de la Medicina,51 sermón I, capítulo 94, sobre las
enfermedades epidémicas, así: “Y nosotros por completo, en semejante estado comenzamos, y en todas las circunstancias en que seamos testigos de la humedad del cuerpo,
pues toda clase de navegación carece de impulso, la purgación por cierto, se hace tanto
por arriba como por su gran abundancia para la curación”. Aún es importante la secuencia, de acuerdo con el pensamiento de Rufo52 en su discurso Sobre la Peste, donde dice
así: “La evacuación de vientre también pueden dar origen a la curación, siempre que la pituita esté completamente por encima del vientre, lo que ocasiona vómito”. Y efectivamente, en quienes hay una gran abundancia de sangre, sus venas se dividen, y la purgación es
buena aún por las orinas, siempre que dejen de perturbar, hasta aquí con Aecio. No hay
ningún impedimento, para que los humores epidémicos que están hasta el interior y encerrados sean purgados, con los más grandes, hay que elevar el vaciamiento de los humores como protección, prefiriendo el tránsito de ellos desde el sitio dañado hacia los
miembros. Particularmente teniendo un fármaco que los arrastra, si no hasta los miembros, sí hasta el borde, y por aquí se disminuyen, razonamiento inútil que se tiene que dejar con diligencia, o al menos según la razón de Galeno, en su opúsculo Sobre las
diferentes enfermedades,53 ¡veamos el tiempo que se demora en indagar!
Capítulo sexto. En donde se responde de tal modo con la autoridad de Galeno, a los adversarios parcialmente serios.
Luis. Más abrirse de hecho pido vivamente, cuando se retiran a las trincheras y aún
nuestra discusión vaga cotidianamente de aquí e incluso corre hacia allá, y de acuerdo con
otros nos abandona. Debe prevalecer como Galeno, hombre serio cuyo testimonio responde.
51Medicinae
Tetrabiblis Secundae.
Rufo de Efeso, se formó como médico en Alejandría y se estableció después en Efeso. Es autor de un
tratado de dietética, patología, anatomía y terapéutica, titulado Ars Medicae Principes. Sus textos fueron
traducidos al árabe.
53 De differentiis morborum.
52
69
Francisco. En primer lugar, Galeno coloca lo que está citado en el libro 13, Sobre los
métodos terapéuticos, en donde dice que sí está de acuerdo con la longitud, con todo,
siempre se hace en Sevilla cometiendo una falta, al establecer el sitio para la purgación,
éste no es diferente del señalado por Galeno en su librito Sobre la misión de la sangre,
tema que completamente está en el libro 13, Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 6,
en donde dice que así es. Lo cierto es que la norma para revulsionar contrariamente, en
general es de este modo accesible a todos; por consiguiente no tiene incluso que estar cerca, y también algunas veces en un lugar próximo, y que parcialmente sirve para incidir las
pleuras y ocultarse en el vientre, y por qué no, dentro de la vejiga, y también en la bilis, o
incluso en los riñones, disolviendo la droga que se da a beber para provocar las orinas, o
si no, por el útero femenino y también por las vergüenzas. Hay que establecer con inteligencia lo que aquí se origina, pero sólo en parte estarán de acuerdo, quienes hacen las revulsiones sobre todo a lo largo. Algo parecido a esta cuestión, está en el mismo libro
capítulo 11 en este modo: “Ciertamente y de acuerdo con esos, quienes presentan separadamente un ataque en los ojos y en las pleuras, algunos con la sola purgación por medio
del vientre en un día curan con talento”. Por lo cual para quienes el sitio de la revulsión
es un precepto, hay que hacerla al comenzar el ataque de dolor en las pleuras, lo más rápido posible al inicio del padecimiento, y del mismo modo que en las pleuras en los riñones, o bien en la vejiga, en la cual se provocan las orinas por beber un remedio; o bien,
teniendo malestar en las pleuras hay razón para hacer descender los flujos por el útero,
indudablemente con atención a la longitud, en parte, por la gran abundancia de materia
mala a la que hay que arrastrar y reunirla para reveler. Aquí hay dos puntos claros –como
diría Galeno-, que nos introducen a la cuestión de la purgación, y no sobre la elección de
la vena, lo cual se inscribe claramente en el libro 4, Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 6. Así pues, esta es la razón de quienes también son partidarios de arrojar poderosamente el flujo, y además hacer la revulsión del lado contrario, de manera que si una
herida está situada en la parte superior, se evacua por medio de un purgante inferior, o
bien, colocado aún más abajo para vaciar el vientre superior; sin embargo, si no se hace
en seguida, el flujo se vuelve a restablecer, y además, en el miembro en que se ha colocado
la derivación por cercanía, estará más dispuesto por estar más cerca del límite que traslada el flujo e este sitio. Aún cuando la purgación por medicamento se haga de prisa, enton70
ces el flujo se aproxima, y después es atraído para conseguir desalojarlo violentamente.
Para que el enlace indicado sea manifiesto entre la expurgación y la revulsión, se debe estar de acuerdo con la longitud, por donde siempre se hace. Por tanto, si esto es así, el sitio
del mal, Galeno lo traslada a su pensamiento, y cuando establece el sitio de la venosección, entonces lo comunica; más por casualidad el varón propone y dice: “El método para
la purgación es siempre por el mismo camino, y sin embargo hay que examinar para la
venosección”. También Galeno de esta manera hace la purgación, de acuerdo con la longitud por donde hace la revulsión, y de este modo en esta tierra se debe hacer; por el contrario en la venosección, no se tiene ningún método visible, por cuanto en la purgación y
la revulsión en cambio, están permitidas de acuerdo con la longitud, por donde y no de
ahí, se atrae la sangre. ¿Se puede así comprender? ¿He aquí la prueba en este concepto?
Cuanto más seguimos con esto, así lo decimos mejor. No observamos con qué se hace la
revulsión, o de qué manera la purgación, y aún lo que sale por la venosección; por algún
medio una purga potente y eficaz, se lleva por aquí toda la sustancia lo cual es un método
fácil, pues se dice sobre todo, que por la expurgación se alejan los humores parcialmente,
con una pequeña parte de un fármaco y de una forma no muy impetuosa, como se arrojan
en la venosección; cuando por el contrario, el ímpetu de salida del humor es menor, se
puede reveler parcialmente por medio del límite más cercano, lo cual no es fácil en la
purgación a causa de la muchísima materia que está en movimiento. Por lo cual, si alguna
vez Galeno hizo uso de la venosección en un lugar a distancia, la curación no fue gracias a
su empleo, sino por ser conservador frente a otros, quienes ante una gran enfermedad
que es inminente esto hacen, pues en la enfermedad siempre ponen el remedio lo más
cerca y se dedican al reposo, tal como se hace, arriba lo hemos probado. Solamente y así,
en una enfermedad que es inminente y por gratitud a la prudencia, se puede alejar el humor en un lugar a distancia, pues si está en movimiento, una pequeña parte se precipita
completamente hacia lo largo en diversas direcciones, este punto se indica claramente en
el cuarto párrafo del libro Sobre la naturaleza del hombre,54 y se continua en el 11, en
En el libro De natura humana, a la mitad del párrafo cuarto dice: “Así pues, cuando algún elemento se
separa y queda solo, necesariamente ha de enfermar tanto la parte de la que se ha segregado como aquella
en la que se ha establecido y acumulado, al ser la excesiva concentración, causa de dolor y padecimiento”. Y
al final del párrafo 11 se señala: “Por ello, es preciso llevar a cabo las sangrías según las siguientes
54
71
donde Hipócrates escribe su parecer; por cuanto de acuerdo con la longitud, el padecimiento aparece en este sitio parcialmente -así se dice y se explica-, pero no obstante, este
punto no es claro, o por el padecimiento que se presenta en la parte, y la revulsión que se
hace lejana a él recoge los humores que lo invaden, o por un tiempo razonable, se nombra
el sitio que los mantiene sujetos. Ciertamente, sobre una bebida poderosa hay que hablar
de su valor, por lo menos del modo que se acostumbra, o bien, por la forma en que derrama abundantemente los humores que fluyen por otro lado del miembro. Por esto se
indica que se puede hacer en este sitio, la venosección en un lugar a distancia y abundantemente, sólo por un tiempo razonable. Pero no obstante, veamos el tiempo de la enfermedad; quienes aquí razonan con el Libro de la curación por la venosección, capítulo 19,
tienen cautela con su discusión acerca de la enfermedad, según ellos van hacer salir la
podagra55 desde la joroba de una vena, que está ligada a otra ciertamente, e incluso cambiar los daños, por una evacuación abundante desde la pierna, siempre que el humor se
mueva a un lugar distante para reveler. Más de acuerdo con Galeno, es posible responder
con el libro 4, Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 6, en el que se examina la opinión
de Hipócrates, advirtiendo con sus palabras: “Por esto, al comienzo de una enfermedad la
liberación de sangre debe hacerse de acuerdo con la longitud”. Con tardanza nuestra,
ahora estamos reflexionando sobre la evacuación de la sangre, porque desde el principio,
ésta es por la longitud, para que después, esto mismo sea por el sitio de la herida, por
donde parcialmente se expulsa, y examinando para establecer el punto de la venosección,
en un lugar a distancia que se permite en la enfermedad. He aquí la autoridad que nos
hace cambiar: Joubert de Montpellier, de su libro 10 Paradojas,56 cuando manifiesta estar de acuerdo con lo que aconseja Galeno: “A veces la enfermedad causa languidez y debilitamiento, por cuanto los fluidos que aparecen hay que revulsionarlos a distancia”.
Completamente y así, se hace esto en el lugar establecido, de manera que hasta otros esindicaciones: hay que poner cuidado en hacer los cortes lo más lejos posible de los lugares en donde son
frecuentes los dolores y la acumulación de sangre: de este modo se evita una alteración grande y súbita,
además de alterar la costumbre de la sangre a acumularse en un mismo lugar”.
55 La enfermedad de gota. Padecimiento que causa hinchazón y dolores agudos en las articulaciones de los
extremos del cuerpo, impidiendo el movimiento.
56 Laurent Joubert: Paradoxum decas prima atque altera.
72
tán conformes entre sí, y con Galeno; este texto no es diferente para quien pretende demostrar lo que arriba se altera, y que fácilmente le será examinar una serie de textos leyendo apenas por encima, en verdad así es. Y sin embargo, si no es constante ¿Por qué
alejarse del aprendizaje? Comencemos por los fluidos que son arrastrados hacia el lado
contrario y fijados completamente, luego por el sitio del padecimiento se libera una pequeña parte, o bien, esa misma parte por el contrario se fija, incluso en un lugar muy cercano. He aquí a la vista, la reflexión conocida sobre la liberación de sangre que ahora
debemos recoger, y que en principio debe ser a lo largo, para que después por el mismo
lugar de la herida, a condición de que se expulse parcialmente en este punto, de tal modo
que el corte del tejido demuestre que es suficiente; esto es verdadero porque desde Hipócrates lo hemos llegado a saber. Se puede observar que el fluido comienza a ser arrastrado
y fijado hacia el lado contrario, por el mismo camino en que parcialmente será evacuado
tardíamente; sería excelente reflexionar en cómo principia desde lo largo, la liberación de
sangre. En donde se puede hacer sin límites y completamente, es en la misma herida, y
para que sea desde la parte, hay que colocarse a lo largo y hacerla por medio de la evacuación; el conocedor lo hace desde el contrario superior, tal como se demuestra en los términos de Joubert, por lo cual es posible equivocarse mucho, y no con las buenas palabras
de Galeno, consejo justo que Monardes da cuenta de él en la epístola duodécima, carta 5:
“Se tiene la libertad para debilitar el padecimiento por la sangre desde lo largo, adonde se
dirige para hacerla salir”,57 esto no es verdadero, según lo confirma la razón de Galeno,
pues en efecto, esto si fue añadido y colocado en su escrito; pues bien, para mi está perdonado y permaneceré con Galeno, porque en amor a la veracidad de su obra, sin duda
hay que tener confianza, si alguna vez opino de otro modo me reconocerán, más esta será
la excepción a mis ideas.
En seguida, a fin de seguir la autoridad del varón, y después de citar los testimonios por tener la costumbre, agregaré y expondré que parcialmente la confirmación está
en el mismo lugar, el libro 13, Sobre los métodos terapéuticos, adonde dice así: “En el daño, el mal es llevado parcialmente al pie del mismo lado por lo que hay que incidir la vena”, en estas palabras lo dice Galeno infinidad de veces, y manifiesta estar de acuerdo con
57
Sentencia de Monardes.
73
la evacuación a distancia; cuando la mano está afectada, hay que incidir las venas de los
pies; pero, no obstante, cuánto nos alejamos del discernimiento de Galeno, y cuanto más
de las palabras de Galeno mal comprendidas, en el mismo lugar se indica, en el libro 13,
Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 5, lo que así está inscrito: “Así pues, la reflexión
es diferente al hacer salir la sangre, o bien cuántas venas incidir, o incluso en qué partes
se hacen las lesiones, esas que no son escarificaciones. Cuando en verdad hay un padecimiento en la mano se escarifica dos veces la pierna, la otra pierna se lleva consigo el mal
restante”. Hay que indagar sobre el término de Galeno “escarificación”,58 y no sobre la
venosección, para mantener la discusión. Situados completamente entre la venosección y
la escarificación, Galeno indica que las escarificaciones se hacen en un lugar a distancia,
el efecto a veces es duradero, en cambio cuando desaparece la revulsión, algunas veces se
da una bebida para evacuar. La venosección siempre se debe hacer en un lugar cercano a
la lesión. Acerca de esto, se indica claramente en el opúsculo Sobre las escarificaciones,59
para quienes estén de acuerdo, animados y curiosos de emplear la escarificación, se puedan instruir, es así: por ejemplo, se escarifica la pierna cuando hay dolor de cabeza, o
bien, allí donde hay gran abundancia de materia en el cuerpo, se puede reducir incluso
haciéndola dos veces, y de hecho, hay concilio en esto sin que el libro diga que así es. De
algún modo se hace desaparecer la bilis cercana, de manera que la pierna es capaz de hacer la evacuación de lo encontrado, pero también la escarificación hace salir del ojo, el
fluido que durante mucho tiempo se ha arraigado, y los males que afectan tanto la cabeza
como el tórax, algunos accidentes de la espalda e incluso hasta las anginas; he aquí que
los humores son arrojados desde donde están situados, en el ojo, en el tórax o en la cabeza, Galeno concluye cómo se modifican, al escarificar la pierna lo suficiente, y además dice que hay que recurrir a la escarificación a distancia. Cuando Galeno trata de conciliar
esto, no tiene valor, puesto que si la mano está afectada hay que escarificar el pie lo suficiente, cuando contrariamente Galeno está de acuerdo, que donde se debe escarificar es la
pierna, de manera que el sitio elegido sea el apropiado, a no ser que allí donde sale, sea al
mismo tiempo la parte escarificada convenida. Y de ese modo pues, según el libro 13, Sobre los métodos terapéuticos, y Sobre las escarificaciones, pero no Sobre la venosección,
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Hacer o dar cortaduras en la carne; sajar. Puede referirse a una ventosa sajada.
De hirudinibus, revulsione, cucurbitis, scarificatione, ac venae incisione libellus.
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palabras mal dichas sobre la opinión de Galeno para justificarse, pero ahora, cambiaremos la discusión hacia otro lado.
Hay una segunda diferencia en la manifestación del mal, el cual va de derecha hacia la izquierda y la situación opuesta, que Galeno comprende; cuando esa parte diferente, es llevada de un lado hacia el otro, Galeno comprende la oposición y la coloca
opuestamente, además en el lado opuesto se hacen muchas veces las incisiones. Porque
en toda situación, la materia puede ser arrastrada de la derecha hacia la izquierda y al
contrario, el mismo Galeno lo explica, esto es, desde el lado opuesto; cuánto extiende Galeno su pensamiento para completarlo, la doctrina griega sin embargo, es opuesta, y Galeno para dar un conocimiento exacto, después de esto muestra cómo es, en su opúsculo
Sobre la revulsión,60 y sobre de qué modo, aumentar la revulsión en la manifestación -lo
que menciona fecundamente-, y en otros lugares como arriba se dieron a conocer, además, entre las revulsiones que se han mencionado, están las que se hacen de derecha hacia la izquierda, y las colocadas opuestamente; constantemente cita el libro Sobre la
venosección, capítulo 15, donde dice que así es, y aún teniendo una salida brusca de sangre corrupta, siempre que en un enfermo, se transporte la medida conveniente lo más posible. Que sea completa la corrupción, son palabras de Hipócrates, seguido y reconocido
por todos con rectitud, y que él mismo manifiesta aquí, que el vocablo corrupción, encierra dentro de este, tanta cantidad que es una indicación para quien completamente desea
separarla de la sangre, sin resolver nada y también sin ser nocivo, por lo cual es claro que
a veces, antes del mal haya atenuación de la fuerza física y decaimiento. Igualmente y en
verdad, una salida de sangre desde la nariz derecha puede ser grande a tal punto que
desahoga, y no ocurre así desde la izquierda en el corazón, sin ocasionar algún provecho;
más es cierto que la revulsión colocada en línea recta, es manifiestamente útil y diría, que
prontamente lo enseña, pero de ningún modo hay que irse al lado contrario, lo que a la
vez se confirma en el mismo libro, capítulo 16 y así es. Por otra parte, si hay una salida
brusca de sangre, en quien se ha hecho una revulsión en línea recta, y gracias a ella se hace salir la sangre, pronto será visible y podrás observar dos veces la utilidad, por el contrario si te alejas a una vena de enfrente, no le seguirá ninguna ventaja, lo cual finalmente
60
Es el mismo libro mencionado en la nota anterior.
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se acepta en el libro 2, Sobre el arte de curar, capítulo 7 y dice así: “Si en verdad la afección está situada en la parte derecha, desde la mano o bien desde la pierna derecha, hay
que apartar la sangre”. Así responde a quienes lo hacen completamente y en línea recta,
desde aquel lugar en la extremidad izquierda; lo cual es parecido a lo arriba indicado en el
capítulo 2, del libro segundo Sobre el arte de curar, y en los capítulos 3 y 5 del libro Sobre
los métodos terapéuticos, los cuales en lugar de manifestarse allí, sujetan la opinión y
terminan repitiendo a menudo, que las revulsiones se hacen desde el lado contrario. Teniendo ésta prueba, de por dónde son las revulsiones, sólo después se puede aprobar que
se hagan en línea recta. Es decir, que toda revulsión según dogma de Galeno, siempre se
hace desde la parte en línea recta, e incluso en el mismo lado se puede reveler o bien derivar, o si se busca para cada uno un sitio, se está obligado a hacerlo dos veces. Merecimiento al varón por su refutación, pero no dispensa, quien teniendo el sitio de la lesión a
la derecha, revulsiona hacia la izquierda. ¡Ea vamos con Galeno! Que la aconseja desde el
lado contrario; así pues, una vez acabada y por el mismo camino, del mismo corte lateral
hay tres tipos de revulsiones: primero por ahí, y de derecha hacia la izquierda y aún por el
sitio opuesto, por lo que es posible según la opinión de Galeno, que se haga desde el mismo lado o si no por el lado contrario, entre más revulsionamos es mayor la cantidad. Así
es como respondemos en general y nos alejamos rápido del testimonio de Galeno; decimos que en esos sitios, Galeno diría que los humores se deben reveler parcialmente hacia
el lado contrario para componerse, y a causa de suponer falsamente, parte del mismo se
corrige. Ya que más allá del testimonio engañoso, se está obligado a hacer la aclaración
que se expone en el libro 13, Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 11, en donde como
ejemplo, después de derivar hacia un lugar próximo, se hace la revulsión hacia el lado
contrario; inmediatamente después dice ese escrito: “De qué manera se debe hacer siempre y completamente en todos los casos; cuáles son la venas que se deben diseccionar en
línea recta; que el hígado sin duda, empieza a inflamarse y a padecer; y cuáles revulsiones que se hacen en la mano derecha, pueden trasladarse completamente al lado contrario”. Este y aquel, a quien por completo agrada el tema por esto, arroja por debajo –como
muchos-, las palabras que aquí se dicen con claridad, y cómo distintamente enseñan con
todo, colocar entre las pleuras la evacuación revulsora, en lugar de hacerla desde esas venas, que están en línea recta. Acerca de esto, es adverso al beneficio, y según médicos doc76
tos, lo asumen voluntariamente y lo indican desvergonzadamente, como si alguna vez Galeno hubiera empleado la venosección en línea recta, e incluso establecer allí mismo el fin
para hacer esto. En el comienzo de la tierra ya había fluidos y materia; en efecto este es un
descubrimiento de los árabes, pero de ningún modo de Galeno, sobretodo cuando es un
hecho que por aquí, su autoridad está por encima, lo cual es manifiesto, pues he aquí la
insistencia de Galeno de establecer en el principio de las inflamaciones la operación quirúrgica, observación que es correcta, y he aquí que basta desviarnos de ella, para destruirla como lo hace el varón por ignorancia; acerca de esta verdad y de acuerdo con el
pensamiento griego, debe darse a conocer.
Capítulo séptimo, sobre la manera de evacuar por medio de la liberación de
sangre en la pleuritis, además de otras enfermedades, que en general son
producto del flujo humoral, según Hipócrates, Galeno, y de esos pensamientos griegos.
En toda pleuritis hay que sacar sangre desde una vena, lo cual es una consecuencia
correcta, e incluso se mantiene la proximidad teniendo al paciente de lado; para Hipócrates todo lo bueno es conocido, en cuanto a lo primero se escribió en el libro 4, Sobre la
dieta en las enfermedades agudas, párrafo 22,61 y que repite solidamente en el libro Enfermedades I, en el cual se describe continuamente el sitio en que se debe diseccionar la
vena, que se establece en la parte dolorida y aún, muy cerca de ella.62 Galeno confía en
que la venosección sea apropiada, y por lo cual la pronuncia regularmente y con razón, en
su libro Sobre la venosección, capítulo 16. La venosección en la pleuritis del mismo lado,
es recordada constantemente, y en esos términos, es más, también en quienes padecen
Ahora bien, si el dolor aparece en la clavícula, o con pesadez de brazos o alrededor de las mamas, o sobre
el diafragma, hay que hacer una flebotomía de la vena interna del codo, y no dudar en eliminar mucha sangre hasta que fluya de un rojo más intenso, o bien, en vez de roja y limpia, blanquecina, pues los dos casos
se dan.
62Conviene hacer una incisión en la vena del brazo, en la llamada esplénica o en la hepática, según en cuál
de los dos lados se localice la enfermedad. De esta manera el dolor del costado y de las demás zonas se hace
más suave.
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pleuritis desde el otro lado, tienen el derecho de hacer esta flebotomía en línea recta, presentando la misma utilidad. Para quienes la hacen completamente desde la mano contraria, o bien, no todo es incierto, o quizá lo aprendieron después de mucho tiempo, por lo
cual entonces, en el párrafo 2, del libro Sobre la dieta en las enfermedades agudas, se
prolonga hasta el 10 con la respuesta, pues son tantas las disposiciones, que hay a quienes
place el epílogo completamente,63 hablando sin obtener nada, y de la misma forma celebrar esta sentencia aquí citada a menudo, particularmente cuando se tiene enfrente a Galeno, hasta el punto en que la esencia es difícil de soportar por el varón, al cual Avicena
parcialmente protege, además encomienda por escrito que se debe sacar la sangre desde
el lado opuesto al dolor; en medio de este punto está Arquígenes,64 quien por su ciencia y
servicio, los médicos están de acuerdo con su manera de alterar lo que pronuncia Galeno
en su libro 1, Sobre los días críticos,65 capítulo 3. En efecto eso es como dice Aecio, en su
cuaderno 2, sermón 4, capítulo 68, en cuanto a sacar sangre en la pleuritis desde el lado
opuesto, por tanto he aquí por qué algunos dirigen su pensamiento hacia otra parte, oponiéndose y rechazando los preceptos de Hipócrates; tan frecuentes son estas opiniones
que no recordamos a Galeno. Los poco versados reproducen de Aecio, su cuaderno 1,
sermón 3, capítulo 12, afirmando que según Galeno puso a prueba la evacuación siguien-
“Los autores de las denominadas Sentencias cnidias describieron con precisión las experiencias que sufren los afectados por cada enfermedad y la manera de resolverse algunas de ellas. Y hasta este punto incluso alguien no profesional en medicina podría describirlas sin error, si los enfermos le informasen
adecuadamente de las experiencias que sufren.” Así empieza el libro en cuestión con lo que Hipócrates se
encuentra en desacuerdo, ya que considera que utilizan un número reducido de remedios y que generalmente en las enfermedades agudas sólo prescriben purgantes y dan de beber suero y leche. Por el contrario
Hipócrates considera: “A mi, en cambio, me gusta prestar atención a toda la práctica médica. Pues cuando
es bueno o aceptado hay que hacerlo con precisión y exactitud; lo que requiere rapidez hay que hacerlo sin
demora; cuando exige una aplicación adecuada, realizarlo con propiedad; lo que hay que tratar causando
dolor, hacerlo de forma que cause el menor posible, y todo lo demás de ese tipo, preciso es hacerlo con miras de superación, tratando de aventajar a los colegas”.
64 Arquígenes de Apamea, médico sirio que ejerció en Roma, en tiempos de Trajano, entre los años 18-115
d.C.
65 De diebus decretoris.
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do en todo momento la línea recta. Oribasio, 66 autor por demanda del emperador Julian,
y de acuerdo en confiárselo a él, en provecho de la medicina, de este modo escribió: “De la
mano izquierda del paciente, surge brillante y copiosa del dedo más pequeño, al hacer un
corte en la vena, o bien la del brazo izquierdo que está muy cerca del codo”. Sin embargo
hay quienes desde la misma parte doliente en la pleuritis, alejan enfáticamente la sangre,
a fin de disimular el dolor por su origen, a condición de que desde el brazo del mismo lado, se incida una vena de la cual se saque sangre en mayor cantidad, lo que es importante.
El mismo Pablo lo introduce en el capítulo Sobre la Pleuritis. El mismo Celso en su libro
2, capítulo 10, lo indica claramente, y Alejandro de Tralles hace lo propio acerca de esto
en un capítulo, de ahí que hasta este punto, todos son semejantes a Hipócrates, e incluso
a las opiniones de Galeno. Proseguir con esta verdad en la pleuritis es solamente inútil,
siempre que en general haya rectitud para seguir a Galeno, por lo cual, quien quiera encontrar esas consideraciones sobre el tratamiento de las inflamaciones, debe leer con Galeno su libro 13, Sobre los métodos terapéuticos, en donde se incide la vena axilar derecha
en la inflamación del corazón; en el libro Sobre la venosección, capítulo 14, en donde se
traslada a la vena axilar izquierda para tratar la inflamación. En el capítulo 15 del mismo
libro, en las oftalmías húmedas, se hacen muchas del mismo lado, de aquí el por qué, se
dice que son ilimitadas e importantes en el epílogo, pues bien, es tan evidente el remedio
que cerramos rápido. Quien contrae una enfermedad, y se le disecciona una vena en una
parte situada en línea recta, de modo que se lleve el sufrimiento y por esta razón el paciente recobre sus sentidos, y se quede atónito; he aquí el pensamiento griego, tan fácil y
sin embargo veraz. Cuando por imprudencia esos sitios fueron abandonados, Avicena los
abrazó, principalmente cuando ningún sitio del cuerpo hasta aquí, o por lo menos por
aquí fuera mortífero, por lo cual, tantas flebotomías de este lado, movieron hacia adelante
con mucha fuerza lo que transportaban o que había invadido. Desde que los árabes sangraban en línea recta, alguno acerca de lo mismo decía: “Avicena el más digno de los
La obra más importante de Oribasio, escrita durante su servicio a Juliano, es una recopilación en 70 volúmenes, de todo el saber médico de la época, fundamentalmente de la escuela hipocrática y alejandrina, titulada "Las sinagogas médicas".
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hombres, abatía hasta qué punto con la curación”. Con todo, esos remedios eran razonados y enseñados, no con engaño, sino de otra manera, con destreza y lógica, los cuales, a
cuántos causaron prurito, que fue suficiente para denominarlos sofismas; el consejo que
dan supone disipar la niebla, pero como cumpliendo con su deber (por lo cual afirman).
Minerva poco más o menos, enseñó que el remedio está en el dedo; ¿Verdad que el médico no debe obrar imitando a la naturaleza?, pues precisamente lo que la ayuda ya está
dispuesto, y no debe ser realizado por los hombres en general. Acerca de esto, Galeno se
manifiesta en su libro a Trasíbulo, Sobre el mejor método de vida,67 en el capítulo 5 cerca
del final, y en su libro 1, Sobre los días críticos, capítulo 6, en donde el médico que realmente es médico, invoca a la naturaleza para que le ayude, y no a los fármacos, ¡Por Pólux!, alguno hay que escoger.
Luis. Y así es.
Francisco. Verdad que el movimiento continuo de la naturaleza, no se trasmite con rectitud al observador, de manera que hay mucha disposición para escribir sobre Hipócrates
y Galeno.
Luis. Y así es.
Francisco. Pues bien, si la naturaleza avanza continuamente y en línea recta, a causa de
esto, el médico siempre que observa ahí, hacia donde tiende la evacuación sin cesar y en
línea recta, está obligado a mostrarnos suficientemente, que en efecto, es en aquel lugar,
el cual describe Hipócrates en el libro 1 de las Predicciones,68 parte 3, texto 33, en estas
palabras: “La sangre enferma es llevada hacia la parte contraria, y su salida es impetuosa,
como cuando el bazo está grande y la sangre fluye del orificio derecho de la nariz”. Y esto
lo explica Galeno en libro Sobre los días críticos, texto 3: “La sangre corre al hígado en
los padecimientos de bilis negra, hacia la derecha; desde el bazo, completamente a la izquierda”. Muy bien, pongamos a prueba el juicio, ¿Cómo y cuándo en la naturaleza, las
evacuaciones avanzan por un camino recto, y se muestran de ese modo? Cuando el médico, está obligado a alzarse en contra, y al mismo tiempo por el camino recto -pues él es el
autor de la evacuación-, más allá de que el médico haya tenido que evacuar alguna vez,
esas dos formas peculiares conviene hacerlas con aplicación; cuando hay una enfermedad
67
68
De optima secta liber ad Thrasybulum.
Prognostica.
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leve e incluso con muy poca fuerza física, se indica con todo. Pues sobre la fuerza física,
Galeno escribe el principio 8, en su libro Sobre los métodos terapéuticos, siempre reclamando de ella su protección, más la evacuación -quien sin omitir esto-, la indica desde el
lado situado enfrente, cuando la enfermedad es mínima, fortalece la fuerza física. Debido
a esto, nunca hasta ahora, los médicos están asumiendo lo que dice el libro de Galeno,
Sobre la venosección, que en el capítulo 14 dice que: “Se corte la vena del lado contrario”.
Pero no obstante, hay para quienes el resultado no es nada natural, o quizá también, alguna vez se ha perjudicado la fuerza física, cuando esto es manifiesto antes que se alivie la
enfermedad, el humor se precipita y además se degenera. Cuando sale desde una vena y
no hay alivio de la enfermedad completamente, es cuando el humor se coloca en la parte
afectada, y de esta manera hace la enfermedad y se protege, a causa de esto he aquí que la
vena no lo hace salir, teniendo que extenderse la fuerza vital lo más posible, y sólo entonces el humor degenerado con la sangre saldrá voluntariamente. Y ningún régimen prolongado se debe establecer al doliente, es preferible que según la naturaleza de la
enfermedad, se de el alimento como se acostumbre y se esté educado, además, si la fuerza
física intenta abandonarlo o acabarse, la piel brillará como en las inflamaciones, y por
aquel lugar hay que diseccionar una vena, y al mismo tiempo reveler y evacuar, del modo
arriba indicado. Si se abre completamente una vena del lado contrario, y no se llega a revulsionar -ni siquiera una tenue evacuación-, parte del humor aún está adherido y no hay
que incidir hasta que se separe, pero es mejor hacerlo en un sitio del mismo lado, los humores entonces cambian de dirección, y serán conducidos hacia el lado contrario, e incluso serán evacuados igualmente en el flujo.69 ¿Quién discutía este argumento mejor
anunciado que Monardes, o no señalaba su decisión? ¿Acaso no en otra carta se esforzó
por recomendarlo? Observando bastante el pensamiento de los griegos, llegamos dos veces al mismo razonamiento aprobado, pero es posible equivocarse sobre los remedios que
conocemos de antemano.
Capítulo octavo, sobre las equivocaciones de la juventud médica, en relación
con la venosección en la pleuritis.
69
Se refiere al flujo de sangre, tras haber diseccionado una vena del mismo lado.
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Cuando la naturaleza suscita un mal presagio, que está adherido a la adversidad,
en verdad se puede negar con juramento la creencia cristiana, al tiempo que su obra se va
tejiendo. Y de ese modo las necias opiniones de estos médicos rebeldes, hacen seguir hacia el lugar de esa vena sin unión, y se apoyan en una venosección constante desde la axilar derecha, en donde según Galeno, la hacía en la pleuritis con seguridad, ya sea con
dolor en el costado derecho o colocado en el izquierdo, sin ningún otro razonamiento.
Cuánta inquietud como también opiniones, hay sobre la vena impar según la anatomía
regular; parcialmente se está de acuerdo en que se inclina a la derecha, además se establece y toma posición en el mismo lugar, y tal como Galeno transmite con rectitud al observador: “Es posible comprender algunos hilos de la naturaleza”, y sin embargo la
justicia se oculta largamente, por el apasionamiento de quienes utilizan la vena axilar derecha, cuando tienen correctamente la vena del codo del lado izquierdo, después que se
origina el dolor de costado, allí en la parte derecha; y aún, hay quienes dicen a menudo
que se debe incidir el brazo derecho, aún cuando el dolor de costado interno sea derecho
o izquierdo. Tristeza les causaría esta opinión a Hipócrates y a Galeno; y a quienes deleitan los grandes esfuerzos, retroceden, por lo que Hipócrates manifiesta claramente sobre
el texto arriba citado, en el párrafo 22, del libro 4, Sobre la dieta en las enfermedades
agudas, en donde así escribe: “Si el dolor es penetrante y aparece en lo alto, sea en la clavícula, o bien alrededor de las mamas, o bien en los brazos, o sobre el diafragma, es conveniente diseccionar la vena interna del codo y por algún medio el dolor se debilita
parcialmente”, y en el libro Enfermedades II: “El lugar en que se debe establecer el punto
es estrictamente superior, el cual está muy cercano al dolor y al sitio donde se declina la
sangre”. Pero no obstante, siempre hay que examinar la parte interna del codo derecho o
la del lado izquierdo, y que no esté colocado muy cerca, puesto que está de acuerdo con
Hipócrates, a condición de que no se disecciona allí donde el dolor oprime el costado izquierdo, sino más bien en la vena del brazo izquierdo y no otro distinto, lo que Hipócrates
indica en esos términos. Y en el libro Enfermedades I, acerca de la pleuritis y la perineumonía sin expectoraciones, se dice que su manejo es diseccionar la vena de la mano
del lado del hígado en poca cantidad, o si se quiere en verdad comenzar parcialmente, pero en todas las circunstancias, se hace por donde está situada la enfermedad. Hay pala82
bras que son capaces de manifestar su poder destructivo, opiniones divulgadas falsas y
sombrías como estas: “En quienes el dolor de costado es constante, hay que incidir la vena más cercana”, he aquí lo que se escribe. Como tales evacuaciones hechas en línea recta
del lado del padecimiento, fueron nombradas por Galeno, a partir de ahí y sin importar
en dónde, se dice que Galeno actúa correctamente, y sobre esto se mantiene la discusión,
del modo que arriba se ha dicho, siendo derechas cuando el dolor es derecho, e izquierdas
cuando es izquierdo. Propongamos obtener utilidad de estas palabras; así pues, en la
pleuritis del lado izquierdo no se puede incidir la vena axilar derecha, por lo cual, he aquí
que nos acercamos al pensamiento tal como se da a entender, rechazándolo por esto, y no
por menos equivocación, un tal Amato Lusitano70 en su tiempo -quien de este modo llega
a ese razonamiento-, pasa por alto la posición de la vena impar, manifestación absurda,
que con cierta arrogancia dice que ha escrito: “De ninguna manera se debe incidir la vena
del codo, a causa de que es la entrada a la vena impar, saliendo con violencia la sangre por
el lado ocupado”. Con todo y así, la naturaleza se prolonga por la vena impar, de manera
que la sangre tiene el poder de recobrar los nutrientes junto al costado y no puede rechazarlos. Y hay en la entrada de la vena impar, una pequeña membrana, la cual se pone de
manifiesto hacia el interior, de manera que es capaz de recibir y liberar, y cerrarse hacia el
exterior; aunque la sangre se retire no se puede mirar, por esto se dice claramente que
por la vena impar, no se evacue sangre desde la vena del brazo de ese lado, pero en cierta
manera, las pequeñas venas lo tratan de hacer por otro lado, y más bien del lado en que la
naturaleza lo disponga, del modo que haga bajar la naturaleza de la sangre elevada, la
cual se origina lateralmente, de allí que hay que diseccionar la vena del codo derecho
cuando la afección es en el costado derecho, y la izquierda cuando es del lado izquierdo,
llegando a la conclusión de que no habita en la vena impar. Al contrario de este parecer, y
si en primer lugar examinamos con los ojos, el aspecto probable de esta reflexión, de ningún modo es verdadera, pues ninguna parte de la naturaleza va lateralmente por aquí, a la
vena impar; Galeno, quien tan cuidadosamente diseccionó el cuerpo, ya sea por lo cual
precisamente, no menciona la membrana, allí donde divide en dos la vena impar con una
cánula, mencionando que lo hizo siempre y completamente. Acerca de esos textos que seSu verdadero nombre fue Juan Rodríguez, judío portugués renegado y practicante, después de
numerosas peregrinaciones, ejerció la medicina en Ancona, región del centro de Italia.
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ducen el espíritu serio -no tenemos dudas-, sobre lo que en ellos está escrito, sino sobre la
naturaleza en la vena impar, pues Galeno no hace mención sobre eso. No se puede tener
confianza en un libertino, a no ser que algún puesto y situación, lo adjudiquen como partidario, y le asista solo el derecho de las palabras de su maestro –que más bien en persona
como Galeno resplandece-, por lo cual no es apropiado. Con todo, hay que ser capaz de
olvidarlos, así es y no por causa de esta suposición de que están esas pequeñas membranas, ya que Galeno no escribió seriamente acerca de ellas, pues él mismo en dos ocasiones, diseccionó el cuerpo a fin de retenerlas y finalmente después buscó muchísimo en
otros, puesto que se complacía de ser completamente escrupuloso. De manera que los últimos se exaltan, y aún otros necios, completan su obra con disecciones en el sitio, y aunque verdaderamente se puede admitir esto en aquel lugar, ¿Qué responde el varón Vesalio
a las investigaciones anatómicas mediante la disección completa y general? Que está de
acuerdo con el conocimiento, e incluso con la práctica; otros al contrario ponen por delante a hombres distinguidos que indudablemente soportan estos escritos; se diría que no
hay ningún error sobre la mención de esas membranas. Por qué no, tal vez hay que decir
que desde su experiencia –sobretodo-, cuanto más buena es lícita, porque lo esencial es
mantenerse abierto a la equivocación, y no hay que difamar. ¿Hasta qué punto algunas
vénulas de la vena cava, ascienden cerca de cualquiera de las dos clavículas, o por el contrario su origen va a estar profundamente escondido?, ¿De qué parte está Galeno? Muchos anatomistas tienen confianza en que son formadas en el costado, ¿Pues acaso no
están a los lados del pecho, y siempre están distribuidas ordenadamente? De modo que
quien así es perspicaz, ¿Acaso puede emplear una cánula para penetrarla? Realmente es
una cánula para venas la que da resultado, como que desde medio cuerpo se originan con
un grosor mediano, que a la vista de todo hombre crítico comienza a percibir; no hay comarca donde se rechace esta opinión, junto a la llegada del juicio que lo resuelve, y nada
distinto como esto, por lo cual, los pronunciamientos superiores se pueden sobrellevar,
del modo que la naturaleza puede ser observada con rectitud, y cuanto mejor para que
prevalezca el juicio, e incluso con éxito, pero si no, cuántos de nosotros espontáneamente
deseamos emular a Hipócrates.
Luis. Pero veamos, en el pasado había que desatar las piezas cosidas de la razón, de modo que entonces no se admitía poner límites a los griegos, a quienes agradaba la confu84
sión y por qué no, la observación. Los griegos se deleitaban con razonamientos opuestos,
los cuales en repetidas ocasiones los confundían y de ello, la solución.
Francisco. Están quienes creen en una segunda revulsión en línea recta, ¿No hay aquí
un juicio agitado? Cada revulsión debe hacerse siempre hacia el lado contrario, como
arriba hemos indicado de acuerdo con Galeno, pero en línea recta y por el lado contrario,
no se puede rechazar la sangre del mismo lado, y acerca de este ejercicio estamos de
acuerdo; es decir, no hay posibilidad de hacer la revulsión, primero desde el lado contrario y después hacerla en línea recta, pues siempre el sitio estará del lado contrario, debido
a esto no se debe hacer en línea recta.
Luis. Cuando por primera vez se nos muestra un argumento, nos encontramos con que
el hecho, es difícil de creer.
Francisco. Siempre que la revulsión se indique completamente, ¿De qué modo pueden
en la misma revulsión, reunirse en línea recta y del lado contrario?, argumento que con
facilidad solucione la afección.
Luis. Así es, sí.
Francisco. Si tomamos la segunda revulsión siempre en línea recta, e incluso desde la
misma parte, veamos cómo es, y según los superiores cómo darse a conocer: nadie en general es partidario de hacer una evacuación en línea recta por el tobillo, pues observa que
es posible conducir el humor hacia el lado contrario, desde la parte superior hacia la inferior, y al lado contrario, desde la derecha hacia la izquierda y viceversa, y así es en las
otras revulsiones solas, por lo cual entregamos este ejemplo que lo ilustra. Quien se afecta
de pleuritis del lado derecho -y de frente a la verdad-, aún en tiempos pasados se llegaba a
curar abriendo la vena axilar derecha, y he aquí también que no cabe duda, que según este modo se dividía la sangre, mandándola del interior hacia el exterior, y además de la izquierda hacia la derecha; pues del costado derecho la sangre es llevada hacia el brazo
derecho, se dirige luego hacia la izquierda por inclinación, y además desde lo más abajo
hacia arriba. Tomando en consideración que la sangre inferior del costado se inclina hacia
el brazo, por lo cual aparece la inflamación en el hígado, es allí donde se pone de manifiesto en la vena del brazo derecho, pues el hígado está más abajo. De la parte interna del
hígado, la sangre se dirige completamente hacia la superior y se sitúa en el brazo, el brazo está en la parte exterior y así justamente en línea recta, por donde se disecciona la ve85
na, y el humor se revele hacia el lado contrario, y se puede examinar la vena, que es blanca y brillante a causa del calor, y al mismo tiempo se está en línea recta y del lado contrario, y no está en desacuerdo con los preceptos aristotélicos. Efectivamente, él mismo no
rehúsa ninguna de las dos formas, pero tiene después una contradicción en su forma de
pensar, pues al mismo tiempo considera que con todo, esto es imposible y después, que
ocurre de manera única y desde donde hay que pensarlo. Así de ese modo, es plausible la
revulsión, siguiendo en línea recta y después siempre del lado contrario, por el camino
que hicieron los griegos.
Luis. También me alegro de tan claro razonamiento, que para mí, en especial es difícil
de comprender y explicar, de manera que después de aquí, no hay nada que agregar ni
que pueda discutirse.
Francisco. Hay que sobrevivir como Hércules para deshacer las dificultades, a causa de
ello, muchos lo llaman difícil de hacer, lo cual ciertamente es difícil, y sin embargo, es indudable el razonamiento de acuerdo con la vena ascendente que se cortaba en dos cuando la anatomía comenzaba-, teniendo en efecto por medio de la anatomía, nueve costillas inferiores regulares; por otro lado, se precipita una ramificación anterior que antes
nació de la vena cava, antes de llegar a tocar la parte anterior de la envoltura del corazón;
según la opinión de Galeno junto con otros, es posible diseccionar el cuerpo de esa rama
donde nace por detrás de la vena cava, separando la envoltura cardiaca; además se dice,
cómo después se desvía por encima del corazón, por lo que otros apartan lo que queda, y
he aquí, lo que en verdad dentro de esto se ve, de tal modo que se pone como prueba.
Como la ramificación gira parcialmente hacia la derecha, e inclina además sus vénulas,
las que se precipitan por dentro y se extienden hacia afuera de las nueve costillas inferiores tanto derechas como izquierdas. Como no se tiene otra ramificación que se extienda
desde la parte izquierda, pues está desprovista de una rama lateral que acompañe a todas
las costillas de abajo, tanto derechas como izquierdas para su alimentación, desde entonces Galeno la considera una vena sin unión, y aún los anatomistas así la denominan. Galeno llegó a describir la vena en sus Comentarios al párrafo 10, del libro 2, Sobre la dieta
en las enfermedades agudas, y en el libro 16, Sobre el uso de las partes,71 en el último ca71
De usu partium corporis humani.
86
pítulo cerca del final. Y los lectores que están de acuerdo con el punto lo copian, pues de
ese modo, están de acuerdo con cortar el resto que la cubre tal como se hace. Del mismo
modo también es indudable que una pleuritis se posiciona en las nueve costillas inferiores, y para conocer su origen, sea en el lado izquierdo o en el derecho, se golpea repetidamente, y en todas las circunstancias, se disecciona la vena axilar del brazo, ya sea
derecha o bien izquierda sin diferencia; con la cánula es mejor para evacuar rectamente y
pronto, la sangre que no sea por un costado, cuanto más desde otra parte. Y si examinas
al paciente ligeramente, tendrás la autoridad de Galeno, que de algún modo manifiesta
espléndidamente, que debemos observar los costados con corrección en toda pleuritis.
Para que así sea este argumento, está claro que se debe diseccionar cualquiera de las dos
venas axilares, ramas pequeñas que van junto a la vena cava, que suben a la clavícula de
los dos lados y se extienden por los costados, además a cuanto más distancia, la vena aumenta su anchura al deslizarse hacia el brazo. Es decir, que si esas venas se encuentran a
la misma distancia desde donde se trunca la vena cava, de igual manera se pone en movimiento la evacuación desde el trunco, siempre que la extensión sea igual desde el trunco; la evacuación de la vena impar es parecida pues rodea al trunco, así es por lo menos
cuando examinamos la evacuación, ya que es igual y aún mejor evacuar rápidamente con
una cánula desde la vena impar, porque si el camino está a la misma distancia del origen,
hay a quienes les agrada al mismo, tiempo arrastrar la sangre desde el origen, y declaran
que la sangre llega desde su origen a la vena inmediatamente, e incluso han registrado la
duración de la evacuación de sangre por la vena impar, aún con gran abundancia de humor en los lados. Y así se comprende el poder del argumento, por lo que es mejor en el
dolor de costado, golpear repetidamente, antes de tener que diseccionar cualquiera de los
dos brazos desde las axilas, que en la pleuritis es abundante y que ha cubierto y rebasado
tres costillas. Y es cierto que cada una de las dos ramas, se nutren parcialmente desde su
origen en la vena cava, puesto que luego llegan a alcanzar el tamaño de una rama pequeña. Según estas justas consideraciones, y por el mismo camino de la observación, se está
obligado a describir en parte, lo colocado por Galeno en sus Comentarios al párrafo 10,
del libro 2, Sobre la dieta en las enfermedades agudas, en donde dice con razón: “Que en
toda tumoración de la costilla inferior, el humor es completamente abundante”. Acerca
de esto, he aquí una figura que con aplicación nos puede llegar a dar una idea.
87
Figura de las ramificaciones de la vena impar, descritas por Galeno en sus comentarios al
libro 2, Sobre la dieta en las enfermedades agudas, y en el libro 10, Sobre el uso de las
partes del cuerpo humano.
88
Ilustramos la imagen con las letras del alfabeto, de manera que el significado de
ellas sea fácil. A indica la vena axilar, rama que corre por el brazo izquierdo. C, la misma
vena que corre y se prolonga por el brazo derecho. B, indica el tronco de la vena cava que
al ascender se hace una rama pequeña. D, indica el extremo donde nace la vena impar
desde la parte derecha y anteriormente a la envoltura cardiaca, tal como lo dice Galeno, o
bien por detrás del mismo, como los otros anatomistas, lo presentan al contrario en sus
89
documentos; y las ramas venosas que nacen de la vena impar y que nutren las nueve costillas por abajo, desde cada uno de los dos lados y aún los costados, indicadas aquí en la
parte baja de la figura. Efectivamente hay un argumento verdadero que se robustece, pues
si A y B, se alcanzan al mismo tiempo, alternativamente se puede sacar sangre desde C,
pues su longitud es equivalente, y efectivamente se extiende por el lado contrario; además, debido a su duración parecida, se puede sacar sangre desde D, y por consecuencia se
pone en movimiento desde los costados, pues con todo, es igual la evacuación desde C o
desde D. Y así se puede comprender claramente el argumento, como que en todas las circunstancias la vena axilar, tiene rápidamente la misma sangre que se puede sacar de los
costados, ¡He aquí el razonamiento obligado! O bien, hay otro modo distinto de transportarla y dice: “Siempre que la pleuritis sea lateral inferior sin dolor, hay que hacer como
siempre la incisión en la axila de su mismo lado, o bien, se hace en el sitio opuesto donde
está el dolor, pues es igual sacar sangre de cualquiera de los dos lados”. Pero a veces, hacer este razonamiento es difícil de creer, y otros solo lo toman en lo general, los lectores
recordarán los razonamientos de hace dos años, cuando estaba presente una adversidad a
Galeno, de la cual, una parte manifestó una oposición verdadera. Y sin embargo, he aquí a
la vena en el sitio contrario, donde se dice que hay que reveler y evacuar. Acerca de esto,
debemos introducirnos en el libro Sobre la venosección, capítulos 14 y 16, en donde dice
que la vena está en línea recta, lo que se opone completamente y es difícil de comprender,
o bien, mucho tiempo después la evacuación tendrá éxito; por querer comprender las palabras de Galeno, se pasa por alto este eficaz razonamiento, teniendo la aseveración incierta de evacuar por las venas del lado contrario, y después de un intervalo de tiempo
hacer otra evacuación, lo que de ningún modo es verdadero, sino que esas venas se prolongan en línea recta, como lo observamos en la disección; Galeno indica en algunos lugares, que esta disposición es para la pleuritis de las costillas superiores.
Luis. Ahora comprendo, que si coloco tres veces el remedio y lo rozo con mis labios (como se dice en el proverbio), o bien, al mismo tiempo conocer su envoltura y su interior;
en verdad, aún el pensamiento del varón que está puesto en sus notas es insignificante,
porque la verdad completa la produce el medicamento que se presenta armoniosamente.
Con todo, ahora estás en donde se considera el punto medio, y además, comprendes sin
esforzarte, después, haces suposiciones que Galeno no hizo, y conoces las palabras del va90
rón. ¡Más por los dioses!, debes continuar con la medicina, de la que se abusa indistintamente hasta el día de hoy, y escribirlo en este mismo lugar.
Capítulo noveno, sobre los abusos curativos hasta el día de hoy, y primeramente también, en la solución farmacológica de la pleuritis, colocando los
usos adversos que señala Avicena.
Francisco. De manera que, amigo, ¿Cuáles son los primeros preceptos que por tardanza, en general no tenemos ni poseemos? Espero sean agradables para ti, e incluso para
aquellos, que aún demandan mis opiniones y que voy a exponer. Cuando queremos llegar
por la cara anterior del brazo, se limpia la piel, en donde seguramente las circunstancias,
hacen que las venas se entrelacen, aún con la creencia de que en el nacimiento de la basílica está la parte esencial de la curación, pues seguramente ustedes mismos la han visto
externamente. Y sin embargo, hay poca discordancia entre nosotros sobre la parte esencial, por tanto intentaremos reducir y arreglar esta controversia poniendo a la vista los razonamientos.
Luis. Además, seguramente están relacionados con una determinada familia de afecciones en la pleuritis. ¿Qué enfermedad al mismo tiempo, se opone al razonamiento que
obliga el uso del “régimen”, y por otro lado, cuáles son esas enfermedades que suplican
justamente y en todas las circunstancias, un tiempo importante para la expurgación, y en
aquel lugar, sólo la canela está obligada a demostrar su curación? Yo estoy de acuerdo,
que cuando alguien mezcla abundante canela y la disuelve con otras drogas, debe hacer
comparaciones; por algún medio, entre nosotros debe haber armonía, y sin duda, la oportunidad es excelente para darla.
Francisco. Tengo un conocimiento, junto con los viejos médicos desde la antigüedad, e
incluso hechos que duran mucho tiempo, que se deslizan, rodean y demuestran que en la
pleuritis, solamente la canela está permitida; error que ocasiona, que el mismo Avicena lo
presente en la sentencia 10, discurso 5, capítulo 2, del libro 3, Sobre la curación de la
pleuritis, aquí lo describe a su manera. Y si hay otro humor que evacuar, pues no es para
éste, ¿Cuál aconseja, así como admira y que por el contrario, nadie sobre este punto, ha
determinado para esto? Para quienes con una explicación alivien la región -por así decir91
lo-, se puede hacer salir con violencia y con firmeza en el costado el tereniabin,72 mediante una cánula que se viste de blanco, y que es semejante a lo que confirma Avicena en el
capítulo 3, y con esto descansa la materia, la cual con todo y la canela, que con la cánula
se coloca en el absceso aún con tereniabin; y apoyarse en el costado es correcto, pues
quienes examinan el sitio lo encuentran consistente y fuerte, aún sin resolverlo con medicinas.
Luis. Pues he aquí colocados los pensamientos de los médicos viejos, que hasta el final
son agradables y de ese modo son acogidos, e incluso venerados como Esculapio. Autores
a los que poco estiman, esos que se alejaron de Padua pero sin sus ideas; por otro lado y
desde entonces, se ha mantenido la razón.
Francisco. Justamente, es mi deseo ¿Por qué no?, querer arrastrar las opiniones contrarias a la autoridad de los médicos griegos, que efectivamente, tal como el mismo Hipócrates -a quien todos veneran con justicia por su habilidad médica-, predicó a los
antepasados el inicio del conocimiento, precisamente en el libro, Sobre la dieta en las enfermedades agudas, que en el párrafo 23, dice así: “[...] si el dolor aparece sobre el diafragma y no se manifiesta en la clavícula, es indicación para aliviar el intestino con
eléboro negro,73 o bien con euforbio.74 Con el eléboro negro conviene mezclar pastinaca,75
seseli,76 comino,77 anís,78 o cualquier otra planta aromática, y con el euforbio, jugo de silfio”.79 El mismo Hipócrates colocó en la pleuritis eléboro, y además euforbio, que ciertaMateria viscosa, blanca y dulce, parecida a la miel blanca, que se pega a las hojas de ciertos árboles o arbustos que se crían en Persia. En este caso se refiere al pus que se acumula en el costado y que se drenaba.
73 Se utilizan las semillas para la purgación, que son parecidas a las del cártamo. Administrado por sí solo o
con escamonea y con una dracma o tres óbolos de sal, purga el vientre por abajo, haciendo salir la flema y la
bilis. Se cuece con las lentejas y con los caldos que suelen tomarse para la purgación.
74 Árbol de Libia, lleno de un licor muy acre; aplicado como ungüento, tiene virtud de resolver las cataratas.
Se mezcla con miel y con colirios.
75 Es un tallo semejante al de romero o al del hinojo.
76 Especie de hinojo, cuya propiedad es purgativa.
77 Tiene virtud calorífica, desecativa, estíptica. Es conveniente contra retortijones de tripas y flatulencias.
78 En general tiene virtud calorífica, desecativa y analgésica. Restaña el vientre y el flujo blanco.
79 El licor se recoge haciendo una incisión en la raíz y en el tallo. Es flatulento y agudo.
72
92
mente es un medicamento enérgico y potente, pero no hay que temer al debilitamiento,
por el contrario, con él se puede purgar con agrado. Cuando se pone una ventosa sobre la
alteración, y por una vena se libera la sangre en gran cantidad, se puede usar el purgante
para conducirla, porque aún el mismo Galeno, lo indicó en sus comentarios sobre el mismo libro, confirmándolo allí, donde no escribió su opinión Hipócrates. Así pues, teniendo
fiebre de no mucha intensidad, la naturaleza de la enfermedad ha experimentado en verdad con los remedios purgantes, hasta se han comparado esas bebidas medicinales purgantes por quienes hacen suyos los escritos de Hipócrates, o también, por otros caminos
similares de la naturaleza, los cuales, en palabras de un pleurítico: “dos veces se distribuyen los medicamentos de Hipócrates”, incluso se emplean otros similares que la naturaleza recuerda, para que se hagan entrar un poco más abajo. Allí dónde se manifiesta el
trabajo que con esmero se hace sobre la pleuritis, siempre habrá un mismo autor que
pueda llegar cuanto más a mostrarlo. Aecio en su capítulo sobre la pleuritis, sigue a Galeno con sus recomendaciones sobre el dolor de costado: “Pues bien, aún teniendo un
medicamento enérgico, no está permitido usarlo en la pleuritis, ya que nuestro médico
Avicena, así es como lo expone, de modo que solamente admite en la pleuritis, canela diluida en la preparación de los purgantes, los cuales ponen en marcha y hacen salir a los
humores con seguridad. Aunque tengo la costumbre de ocuparme, sobre cuales son los
electuarios rosados, y por otro lado, sobre las ventosas rosadas, que se aplican de esta
manera: se oprimen, se inclinan hacia adelante y se sueltan”. En verdad tengo la costumbre de decir que esas purgas curan las lesiones, y aunque con otro motivo el razonamiento
nos confunde, se dice que somos herederos de los griegos, que usaron esos remedios
enérgicos, ya que arrojan y liberan. Tenemos que abandonar completamente de nuestras
manos esos remedios, pues apreciamos muy poco su poder, aunque por este motivo estamos obligados al uso del vómito, así se corresponde con lo que dice Hipócrates e incluso
Galeno, los remedios que se emplean para soltar el vientre80 deben ser suaves, puesto que
El vientre es la denominación de “cavidad central”, donde está encerrado el fuego y donde es más
abundante; el estómago por otro lado, es el recipiente para el agua que se proporciona al resto del cuerpo.
Para que el fuego salga del vientre, requiere de tres conductos, las venas cavas, que llevan el agua a las
“carnes” mediante la sangre, que por eso es caliente y húmeda.
80
93
Hipócrates lo manifiesta en el libro 4, Sobre la dieta, texto 7, en donde dice que así es.81
En verdad estamos de acuerdo hasta aquí, en no soltar el jugo lechoso a las partes vecinas, hasta hacerlo cocer con una purgación, ya que en la misma obra, libro 2, texto 30, dice terminantemente: “Si completamente no hay fiebre y no obstante existe dolor de
vientre, primero y sin duda hay que hacer llorar el vientre un poco, sintiendo la vena poco
a poco, y en mayor cantidad darle bebidas”,82 que Galeno recomienda, deben ser poderosas para apropiarse del jugo lechoso, y además producen purgación, cualidad útil que hizo
suya Hipócrates”. Y acerca de esto, Galeno hace la observación en el libro, Sobre la naturaleza del hombre, capítulo 9, sobre la producción del vaciamiento:83 “Siempre fueron
empleados por los antiguos, cuando conducían la abundancia del vientre, y por esta causa
lo escribieron”. Y luego, el mismo Galeno en su libro 13, Sobre los métodos terapéuticos,
recomienda la mercurial,84 el alazor85 y el trigo candeal,86 y otros ligeros a fin de limpiar
como de sacar. Y en el libro 2, Sobre las facultades de los alimentos, capítulo 31, en donde dice que se introducen ciruelas en una vasija con miel o bien se ponen a cocer, tal como se presenta este remedio, precipita hacia el vientre el daño, así como lo saca. Así, de
ese modo, todos esos purgantes ligeros fueron usados por los antiguos; nosotros hemos
examinado los intensos y apoyamos los enérgicos. Para terminar esto, nuestra generación
Entonces es preciso purgarse mediante carreras sencillas y paseos, y, después de vomitar, irse recuperando con una nutrición emoliente y ligera.
82 El pasaje tal cual no existe en la obra mencionada, estos consejos son como una fórmula resumida que se
van distinguiendo y precisando en el libro III. El párrafo más cercano es el siguiente: “[...] en primer lugar
hay que bañar al enfermo, luego darle a beber vino suave, y que coma varios y muchos alimentos, y luego
que conserve mucho tiempo en el estómago la comida hasta que los conductos venosos se llenen y se
hinchen. Luego que vomite, y después de un breve paseo que se acueste”.
83 “En preciso también conocer el siguiente principio: cuantas enfermedades causa la plétora, las cura el
vaciamiento; todas las que provoca el vaciamiento, las sana la plétora”.
84 Tiene hojas como la albahaca, preparada como hortaliza afloja el vientre. Cocida en agua y bebida, purga
la bilis y el humor acuoso.
85 Planta anual, de dos pies de altura, cuyas ramas son azuladas, y las hojas cortadas y armadas de espinas,
las flores son de color azafrán y sirven para teñir. La semilla que es ovalada, blanca y lustrosa, se emplea
para cebar las aves y purgar.
86 Trigo de mejor calidad por su mayor blancura.
81
94
médica solamente utiliza la bebida de canela para la pleuritis, pues sabemos que con todo, es posible admitir su fuerza. Cuando en la pleuritis, el vómito es abundante y tiene
olor fétido, la canela no provoca nada, pues yo baso mi decisión en la importancia de la
lentitud de la canela, y en lo débil que es su actividad en el sitio de la lesión.
Capítulo décimo, en donde se combate una de las dos formas de purgación y
que estamos encargados de colocar.
Pero ahora es lícito dirigir hacia otra parte la discusión, y por qué no, si aquellos
viejos errores se presentan para divulgarse.
Luis. En apariencia amigo, siempre que ellos se dirijan a la vista de todos.
Francisco. Ninguno es tan viejo como el beber una solución que cause sueño al enfermo, ¿Acaso no, algunas veces se le recomienda estar despierto?, y por medio de la purgación se le obliga a ingerir sales, que él mismo no llega a denominar saladas. El origen de
este pensamiento habitual, está de acuerdo con las palabras mal comprendidas de Hipócrates, que en la sección cuarta de los Aforismos, aforismo 14, dice así: “Cuando alguien
bebe eléboro, incítesele especialmente a mover el cuerpo, y menos, al sueño y al reposo”.
En este punto, Hipócrates coloca la sentencia precisamente “al tomar eléboro”, y dice
después que el remedio purgante causa sueño, por lo cual aclara Hipócrates al continuar
en la misma sección, en el aforismo 15 así: “Si quieres que el eléboro remueva más, mueve
el cuerpo; pues si se detiene completamente, produce sueño y no provoca agitación”. Por
lo cual, en la sentencia hipocrática se admite que al tomar eléboro se produce sueño, este
es el consejo que se establece. Pero no obstante, la evacuación es abundante si el paciente
está despierto; si alguna vez has evacuado, comprobaras así este razonamiento. El sueño
es un obstáculo para las evacuaciones, y allí está lo esencial, y con seguridad el temperamento ardiente de los seres vivos, saldrá con violencia por debajo; entonces diremos,
puesto que se suprimen el esfuerzo y el movimiento de los seres vivos, se puede comprender, por qué entonces, la irritación se ha suprimido; una prueba de esta naturaleza, la
describe Galeno en sus Comentarios al aforismo 15, de la cuarta sección de Aforismos, y
dice así: “Así pues, si el motivo de poner en movimiento, es detener el reposo, y mucho
más el sueño, hasta qué punto el ser vivo produce movimiento, que es causado porque es
95
sensible y por medio de los músculos”. Así dice Galeno, pero en la purgación, más bien se
tiene necesidad de evacuar el humor antes que retenerlo, debido a esto, se puede decir de
este razonamiento, y además con autoridad: durante la purgación hay sueño. La mayor
parte de los médicos viejos, hacen suya y conservan esta opinión, quienes verdaderamente la erigen y la trasmiten; aún aquellos que la consienten, cuanto más, tienen mucha
prudencia, como el mismo Avicena, que aconsejaba observar y poner a prueba. En efecto,
él mismo en la sentencia 4, capítulo I, en el sermón quinto, describe lo esencial con veracidad sobre la purgación del vientre; de tal modo que no haya duda, allí lo escribió de este
modo: “Siempre que algún remedio para el vientre se beba disuelto, si el remedio es muy
fuerte, será mejor para el paciente; además como la medicina produce sueño, cuanta más
actividad se haga antes y después de tomarla, es mejor, y si es débil el remedio, será
bueno para el paciente, que no tendrá por ello sueño”. Efectivamente, la naturaleza distribuye el remedio, pero con actividad, el remedio será mejor llevado por el cuerpo, y no
producirá sueño, siempre que sea de este modo. En estas palabras se manifiesta la manera de prescribir el purgante, a quien se está obligado a servir. En verdad digo, que allí
donde el remedio sea vigoroso, todo en aquel lugar es de ese modo, pues de acuerdo con
la catarsis,87 e incluso por la fuerza violenta de la purgación se produce el sueño, por lo
tanto, como la medicina es poderosa, puede conducir el calor de nuestro cuerpo y reducirlo; el cual, ciertamente es conducido hacia otro sitio, por la irritación de la medicina hasta
disminuir el calor, además hace una mínima distribución. Cuanto mejor es conducido por
el remedio, se retira el sueño precedente, pues hay sueño por calor; aún el aliento de más
adentro se dirige hacia donde el remedio está completamente débil, conduciéndolo siempre débilmente, sin tener necesidad de dormir, porque por medio del sueño se conserva el
calor en nuestra sustancia viva. ¿De qué modo actúan las infusiones de canela, tamarindo, ruibarbo,88 y jarabe de rosas89? Conocemos, que el jugo lechoso tardío es vulnerable a
Adjetivo que se aplica a los medicamentos purgantes.
es eficaz contra flatulencias de estómago, atonía, cualquier tipo de dolor, espasmos, roturas
internas, para los que padecen del hígado, del riñón, contra retortijones de tripas y afecciones de la vejiga y
del tórax. Y en forma de cataplasma, con agua, resuelve toda inflamación antigua. Su facultad más alta es
estíptica (estreñir) con un tanto de calor.
87
88Bebido
96
las infusiones, y por otro lado -aún por su naturaleza-, ahora se logra una purgación completa, nada delicada, por lo que aconsejamos el sueño hasta desaparecer las evacuaciones
y su contenido. Con justicia el médico Avicena sostiene, que en toda purgación no es
agradable el sueño, con estas palabras nos damos cuenta que así es. Hipócrates con sus
sermones elevados y concisos, también indicaba mover el cuerpo, y además ordenaba, estar despierto en el tiempo dedicado a la expurgación, pues es más provechoso para el paciente.
Luis. Hay que detenernos, y así cortar y desechar esos pensamientos. También, ¿De qué
modo actúan aquellas medicinas fuertes y violentas, como la escamonea,90 la cloroquintida, el eléboro,91 y otras de esta especie, que hacemos tomar al paciente al inicio de la enfermedad y que retiramos cuando producen sueño? Pero no obstante, se puede tomar un
remedio débil, que por algún modo no produce sueño, aunque no estemos obligados a
sacar la sustancia de la parte más cercana.
Francisco. Así es de ese modo, pero hay que expulsar los errores hacia otra parte y
cambiar lo escrito.
Capítulo undécimo, en donde se habla sobre el tiempo en que después de beber una tisana, se provoca la catarsis, y sobre los brebajes vulgares que engañan, presentando como prueba, que con una copa, la catarsis es
abundante.
89Tiene
virtud estíptica, refrescante, es útil en lociones y mezclas de los emplastos. Bebido, relaja el vientre
y apaga el ardor de estómago. Encarna las llagas hondas, es calmante de las de mala naturaleza.
90 El licor tomado con aguamiel o con agua sola, en cantidad de una dracma o tres óbolos, tiene la virtud de
purgar, por abajo, la flema y la bilis. Para aflojar el vientre, bastan dos óbolos, tomados con sésamo o con
alguna otra semilla. Se administra también, para una purgación eficaz, cuatro óbolos de licor y dos óbolos
de eléboro negro, con una dracma de sal.
91 Diez dracmas de eléboro negro majado, metidas en un paño ralo, échalas en un congio de mosto con agua
marina. Trasvásalo, cuando deje de hervir, échalo en catorce congios de agua no marina, batiéndolo todo
bien. Después de unos días, colándolo úsalo. Da a beber un ciato con agua después del baño para aflojar el
vientre.
97
Se tiene por costumbre, que la fabricación de las medicinas de nuestro tiempo sea
similar a las viejas, esas que limpian los humores que preceden a la evacuación, y que
obligan a burlarse como gallinas de las tisanas;92 en cuanto por su práctica, hay dos equivocaciones. Primera, cuando se provoca una purgación ligera con una bebida; con todo, si
alguno lee a Hipócrates, puede darse cuenta que no hay nada más terrible en los preceptos hipocráticos, que la práctica vulgar. En efecto, él mismo en su libro, Sobre la dieta en
las enfermedades agudas, texto 11, dice así: “Cuantos toman en estas enfermedades la tisana de cebada, no deben, por así decirlo, abstenerse de ella ni un solo día, sino seguir el
tratamiento sin interrupción, a menos que, a causa de un purgante o lavativa, se requiera
hacer un intervalo”. En este punto del texto hipocrático, la acción de tomar el purgante es
interrumpida, lo que nos hace pensar que la absorción es mínima, pero no obstante, se
presenta. Acerca de esto, en el mismo libro, texto 12, se contesta escribiendo que así es:
“Respecto al aumento de cantidad de líquido hervido, no hay que ampliar la dosis en el
caso de que la enfermedad sea más seca de lo previsto”. Él mismo, indica por tercera vez
en su libro, Sobre la dieta en las enfermedades agudas, texto 14, así: “Si existe un dolor
por abajo del tórax, y expectora en gran medida, en verdad es un pleurítico, al que hay dar
algún remedio para purgar el vientre por abajo”. En algunos sitios, señala Hipócrates, que
con lo menos posible de bebida, el purgante hace salir de una forma ligera, sea al comienzo o bien al final, demostrando la razón de su pensamiento. Galeno en sus Comentarios al
texto 12 del libro, Sobre la dieta en las enfermedades agudas, en el párrafo segundo dice:
“Pues bien, con una tisana de crémor tártaro,93 y con movimiento del cuerpo, causamos
ciertamente con oportunidad una inclinación, y se limpia y arrastra hacia abajo”. Acerca
de esto, ¿Cuáles remedios actúan por esta vía, por la que parcialmente esos humores en92La
tisana debe hacerse con cebada de la mejor calidad posible y darle una cocción esmeradísima, sobre
todo si no se piensa usar solo su jugo hervido. Pues aparte de otras propiedades, su fluidez hace que,
aunque se trague algún grano, no cause ningún perjuicio, ya que al bajar por el tórax, no se adhiere ni se fija
a ningún punto. Una cebada hervida en las mejores condiciones, contiene todas las propiedades necesarias:
es muy fluida, no da sed, y es muy digestiva y ligera.
93 El crémor tártaro es un purgante, de bajo costo y que no tiene el mal sabor de los purgantes comunes. Se
añade a cuatro partes de crémor tártaro una parte de bórax en polvos; esta mezcla se disuelve con mayor
facilidad en una corta cantidad de agua hirviendo. El bórax aumenta la virtud del crémor tártaro.
98
tonces son mezclados, y después son alterados por la fuerza? Pues bien, por esta razón,
un remedio purgante como una tisana, después de beberse, desde arriba se precipita y absorbe, logrando establecer la purgación por abajo con ese aspecto. Segunda, los remedios
purgantes del pasado sirvieron en verdad. Según lo que dicen los médicos viejos de esa
época, se estaba obligado a provocar en el enfermo una catarsis con bebedizos, y era posible observar, que tan pronto como se tomaba la medicina, comenzaba con todo la purgación; incluso a causa de la purgación, se movían los humores hacia adelante provocando
la orina; por otro lado, el movimiento de los humores no causaba opresión. Pero ahora se
puede comprobar, con cualquiera de las dos tizanas -que los médicos admiten con razón-,
que se deben preparar sin sal, consideración escrupulosa, por qué las dos, de algún modo
en la práctica son buenas, y que ninguna ocasiona lo contrario; además, esos hombres sabios, consideraron todas las adversidades y en algunas ocasiones, aconsejaron el ayuno.
Efectivamente Galeno dio prueba de ello –como arriba se ha dicho-, llegando a la conclusión de que al beberlas, se absorbe el remedio, por lo cual se produce irritación en el esófago y que de manera sucesiva se conduce hacia abajo, y si está preparada con sal, no se
rechaza, al contrario, la bebida ayuda a limpiar teniendo un efecto excelente; además, se
abstiene de conducir el remedio hacia abajo prontamente, para hacerlo salir rectamente,
gracias a la mezcla correcta, por lo cual, Hipócrates y Galeno, cuanto más son de la misma
opinión, como fue citado en el texto de arriba. Tomar constantemente una tisana, es un
remedio recomendado al que no se le hace ninguna observación; se debe mover la preparación con sal o bien sin ella. Acerca de esto, si es tan necesaria la expurgación para el enfermo, se puede absorber la preparación sin sales, más si está seca la tisana, hay quienes
la preparan con sal, y gracias a ello producen la separación, pues admitimos completamente que si se prepara con sal, no tenemos dudas de que será absorbida por la túnica intestinal. La preparada con sal debe tener poder, por lo que una tisana completa, retira
gracias a su confección; en cuanto a esto hay posibilidades, Galeno en su libro I, Sobre los
alimentos,94 capítulo Sobre la cebada, dice que la preparación de la tisana debe ser rápida así: “Efectivamente una tisana humedece por lo menos, y cuando la sed es insaciable
es conveniente esta. Hay que hacerla cocer muchísimo, cuanto más mejor será; después
94
De alimentorum facultatibus.
99
de mantenerla en el fuego mucho tiempo, queda abatida y reducida, y así se reconoce que
está bien para el enfermo, en ese momento se debe mezclar completamente, pues en verdad estando bien cocida, se completa la expulsión por abajo y al mismo tiempo, gracias a
su fina consistencia es muy conveniente.” He aquí sin omisión lo que dice Galeno, cuando
se consume esta bebida y sobre todo los comentarios que le hace a Hipócrates, como el
entender la enfermedad. Además, da gusto y alegría, presentar los que aparecen en los
aforismos hipocráticos, que prueban ser un poco más débiles, pero que son capaces de
agradar, y por otra parte mejorar, aunque, preferentemente son agradables. Pero, no obstante, son enteramente necios lo que aconsejan por el contrario, vaciar el estómago, sobre
todo, en los que se alteran por el movimiento; así pues, he aquí, que a muchos de esos, se
les puede inducir dos veces. Tal como lo sabían Hipócrates y Galeno, está en mi pensamiento.
Capítulo duodécimo, en el cual todo remedio purgante siempre se pondrá,
cuando se presente el amanecer.
Luis. A partir de nuestro tiempo, se acostumbran píldoras medicinales,95 como si cada
procedimiento -se dice siempre-, que la décima o la undécima noche se debe tomar a esa
hora, y hay que considerar al tomar esas píldoras, que nadie puede alejarse caminando
por ahí. Te pido vivamente, que presentes tu juicio crítico sobre esto, para mí.
Francisco. El hecho es absurdo, e incluso sin razón. Hay médicos que habitualmente
recomiendan en algún modo, píldoras por la noche. Con las opiniones y razones justas, se
muestra que es al amanecer (de manera que se disuelvan en alguna bebida), en verdad se
está de acuerdo con esto y se aconseja. Pablo da su testimonio y lo conduce hacia mí,
quien en tiempo de purgación, por conveniencia escribe en su libro 7, capítulo 6, y dice
así: “Sumariamente, en toda evacuación humana los remedios son eficaces; con todo,
desde la antigüedad, el método del régimen consistía en separar la alimentación,96 y soportar hasta el final.” Quienes trasmiten estas palabras, claramente lo ilustran e indican
Bolita del tamaño de un garbanzo, o más pequeña, compuesta y confeccionada con medicamentos
purgantes o confortantes, y cubierta comúnmente por encima de una telilla dorada o plateada.
96 Ayuno.
95
100
las píldoras, además, todos los purgantes se recomiendan al amanecer con ayuno. Aún
hay que reflexionar sobre la enseñanza de este fin, porque al amanecer el resultado se hace muy grande, y efectivamente, esta es la discusión en general, sobre toda clase de purgación, no habiendo ningún motivo para que se beba en otro tiempo el remedio purgante.
Acerca de esto, estas palabras demuestran las opiniones de ellos. Es más, hacia las ocho,
las substancias de la purgación, surgen y se separan del enfermo, por lo cual se dice que a
causa de avanzar la curación, no se está limpiando; pues por la noche, por el contrario se
cura completamente, y se comprende que no por conducirlas hacia el sitio. Pablo entonces, no está de acuerdo con esta purgación, lo que aclara e introduce en el mismo libro,
capítulo 4 y que dice así: “Un dracma de zábila97 con mucha agua, dado por la mañana
provoca la purgación por la tarde; o bien, después de exponerse al daño por la digestión,
el cual es continuo, porque el alimento que se divide en partes se mantiene en su lugar. Y
sin embargo, finalmente al atardecer, la zábila disuelve todo, por lo que el fármaco se recomienda”. Pero afirmamos que nuestro razonamiento es estricto y sólido, en enfermedades que no están modificando su naturaleza habitual. Acerca de esto, Hipócrates
primero escribe mucho más, en Sobre la dieta en las enfermedades agudas, y en los Aforismos, así: “Pues cuando no se extiende de forma epidémica un tipo de enfermedad infecciosa, sino que las enfermedades son esporádicas, mueren víctimas de las dolencias de
esta clase [...]”.98 Diría Virtús,99 que es extenuante, más conociendo lo que es habitual, la
noche se ha dispuesto para el sueño, y el día para la vigilia, así pues, no se pude purgar
por la noche porque hacemos que el cuerpo se aparte del sueño. Por lo que Hipócrates, en
el libro El Pronóstico, texto 10, dice así: “En cuanto al sueño, según lo acostumbrado por
la naturaleza entre nosotros, debe estar despierto durante el día y dormir de noche. Si esto va cambiando, resulta peor.” Así, de ese modo, Hipócrates dispone de las horas de la
noche para el sueño, y no es tiempo para estar despierto, puesto que si está en vela por la
noche, la purgación empuja hacia adelante y así, la naturaleza habitual se modifica en
Planta medicinal cuyo zumo exprimido y espesado, constituye el acíbar, que es amargo y purgante.
En éste párrafo (5), Hipócrates se refiere a los médicos que reconocen a las enfermedades agudas, como
la pleuritis, perineumonía, frenitis y causón, en las que la fiebre es una constante y que provocan la muerte
en la mayoría de los casos.
99 Diosa de la virtud y del valor.
97
98
101
verdad, pues si de noche se está en vigilia, durante el día se reduce el sueño, y nadie por
causa distinta a la comodidad, considera que en verdad, la mañana es tiempo para purgar, puesto que, cuanto más tiempo la naturaleza deje que el enfermo esté despierto, más
segura será la purgación, y por otra parte, el movimiento traerá más fuerza, y por ninguna
otra causa particular, puede ser perjudicial la purgación. Quien la toma por la noche,
cuando la naturaleza de la noche es para el sueño, aparece un desorden, y si es así, la purgación llega a ser una molestia, que por otro lado, ha sido comprobado con eficacia, porque este tiempo ha sido dispuesto para la purgación, por esto, la naturaleza expulsa los
humores con más inclinación hacia adelante, e incluso, violentamente. En efecto, por esta
causa, en ninguna otra enfermedad se expurga al inicio, porque en este tiempo, no distinguimos si la naturaleza sostiene la evacuación. Por esto, se deben beber purgantes que
hagan cocer los humores completamente, porque entonces, la naturaleza enérgicamente
expulsará los humores cocidos. Hay que conocer cuándo y cómo, la naturaleza los hace
cocer, y después expulsarlos al anochecer cuando surgen, pues la noche es el tiempo en
que la naturaleza está tomando posesión de los alimentos, y además hace cocer los humores, por esto no es tiempo de alejar y expulsar, sino más bien de retener. Así pues, este
tiempo es inapropiado para la purgación, pues al amanecer se puede conducir lo que ya la
naturaleza por la noche ha cocido, ponerlo en movimiento y arrojarlo con los excrementos; en este tiempo se puede purgar con comodidad, para que la naturaleza al anochecer,
evacue lo que ha crecido. Y en efecto, así son las mejores purgaciones, e incluso sin riesgos de accidentes en el resultado, que son completamente molestos por la noche, además,
cuando la sintomatología es arriesgada, la naturaleza no está de acuerdo con la expulsión.
Contrariamente, por la noche la naturaleza retiene lo que está crudo para hacerlo cocer,
por esto el tiempo para hacer la cocción está ligado al reposo, y no así al movimiento,
porque por medio del movimiento puede desviarse de su sitio natural e incluso ya cocida,
lo que Hipócrates describe en su libro 2, Sobre la dieta, en donde dice: “Toda clase de
cocción está ligada al reposo, e incluso al movimiento durante el día”.100 Así pues, de ningún modo este tiempo es conveniente para la expurgación, pues así es, a causa de la purgación se impide la cocción, pero la llegada de palabras inteligentes, ponen remedio a
En el párrafo 60 de este libro dice: “El no dormir tras las comidas daña, al no dejar al alimento que se
disuelva.”
100
102
estas enfermedades, diría que no hay nada, por lo que sea una urgencia. Efectivamente,
siempre que hubiera alguna urgencia y en todas las circunstancias, sea de día o de noche,
la hora de la purgación será de utilidad si se evalúa con razón, y si en la enfermedad no
hay urgencia, de acuerdo con la razón de Pablo, solamente el tiempo de expurgación del
cuerpo, dependerá del juicio, sean píldoras, o bien una purgación líquida, será lo suficiente, por lo cual se convocará a ésta, el día más cercano completamente al amanecer.
Capítulo 13, sobre los alimentos que se deben procurar en la pleuritis.
Hasta aquí, nosotros hemos hablado de lo que prevalece sobre la venosección, y
además de la purgación en la pleuritis. Cuando la agitación es correcta en estas enfermedades, la ayuda es nula, entonces la discusión se aparta con todo, de lo que se ha tratado
en la pleuritis. De este modo, es el régimen, lo que da al observador una imagen para evaluar, tal como en el principio se hacía con frecuencia. Y sin embargo, los alimentos grasosos les están mal a los enfermos; cuando una enfermedad, completamente está de
acuerdo con una postura apresurada, e incluso muy cercana a lo delicado, y además se le
da, lo menos posible de importancia, y al contrario, el paciente se siente vigoroso, la situación es delicadísima. Hasta qué punto, el pensamiento de Hipócrates armoniosamente
recomienda, lo que describe en la primera sección de Aforismos, texto 10 y que dice así:
“En las enfermedades que alcanzan inmediatamente el momento culminante, prescríbase
de inmediato una dieta estricta. Pero en las que el momento culminante ocurre más tarde, hay que suprimirla hasta ese instante o un poco antes de él. Antes en cambio, prescríbase una dieta más abundante, para que el enfermo resista”. Con respecto al punto
establecido, Galeno escribió en los comentarios a Hipócrates, una opinión general, y
además declara que es común a todas las enfermedades, por lo que está permitido observar esta postura; aún antes de esta situación, se usaba la dieta en los casos delicados, dentro del principio, de que era completamente grasosa. De esta manera, el pensamiento de
Hipócrates dio origen a una afirmación, en su libro segundo Sobre la dieta en las enfer-
103
medades agudas, texto 14,101 texto 39,102 y 42,103 en los cuales se aconseja, que al inicio de
las enfermedades la dieta sea ligera en grasas y quitarlas después, en este punto, la dieta
es importante y se deben emplear alimentos ligeros pero abundantes para el enfermo, por
lo cual el razonamiento aprobado, es semejante a la postura que estamos obligados a seguir con el régimen, cuando la enfermedad es delicada, por lo que no omitimos el testimonio de Hipócrates, en su primera sección de Aforismos, que en el aforismo 8, lo
considera e indica.104 Cuando la naturaleza se coloca en estado de cocimiento, con el
tiempo los humores cocidos y vaciados, ¿Acaso no son fétidos?, así pues, para separar las
cocciones es necesario por lo menos, que el alimento sea ligero; en efecto, la naturaleza
adiposa predispone para atraer la enfermedad, haciéndola llegar poco madura, o de lo
contrario, sin permitir que cambie con el tiempo, e incluso causando podredumbre, por la
adición mala que se le hace a la enfermedad. Así pues, en general está es la regla que se
observa: cuando existe un proceso morboso delicado, conviene en principio nutrir con
abundancia pero ligeramente, de manera que la dieta sea suficiente para soportar la situación con una alimentación suave. Efectivamente, si en el inicio de una enfermedad la
dieta es suave y ligera, de este modo se puede recurrir al régimen para restituir la salud,
no importando el sufrimiento obligado, de la situación delicada. Y así, con estas palabras,
se fundamenta una dieta abundante y ligera para el inicio de toda pleuritis, e incluso
completamente cercana al estado delicado o crítico. Pero como en el libro hipocrático,
donde particularmente se escribe sobre la razón de la dieta en las enfermedades agudas,
en general, el tipo de dieta para las enfermedades agudas no se altera durante los días,
sino que es el mismo, es contrario al tipo de dieta que juiciosamente proponemos en un
estado de pleuritis. Precisamente, siempre que haya un estado inicial de pleuritis o de perineumonía, e incluso entrada la enfermedad, hasta el tiempo en que la intensidad de la
Por esto, no hay que dar nada de comer en este momento, porque, cuando los pies están fríos, por fuerza
el intestino superior está caliente y lleno de náuseas, hay tensión en el hipocondrio y agitación orgánica a
causa del trastorno interior, de la hinchazón y de los dolores.
102 Todas las enfermedades se resuelven por la boca, por el intestino o la vesícula.
103La mayoría de los trastornos derivados de las dietas apuntan, sobre todo, a cuando se sigue un régimen
distinto del habitual.
104 Cuando la enfermedad está en su punto culminante, entonces es forzoso utilizar la dieta más estricta.
101
104
enfermedad es muy intensa, y que se presenta además como aguda y delicada, se empieza
a tratar con poca dieta; esto se describe en el texto 24, del libro I, Sobre la dieta, así: “En
verdad hay que obligar las bebidas”, hasta el punto que consideremos estar de acuerdo,
naturalmente si la enfermedad está en formación. Como puede ocurrir algún desastre, no
es conveniente beber mucho, pero antes puede beber poco a poco, sea agua mezclada con
miel,105 o vino solo. ¿Cuál de los dos auxilia mejor? Consideramos que encontrar y presentar la verdad es conveniente, y así es, según estas palabras, cuando la enfermedad empieza a formarse, nada se separa del enfermo, ni siquiera esputo. Un conocedor como
Galeno, explica en sus Comentarios106: “De este modo y completamente, desde el principio de la enfermedad y hasta el tiempo que sea conveniente, no se debe retirar el alimento. Aunque está permitido el agua mezclada con miel, hay que evaluar cómo acompaña a
los alimentos, ya que la dieta por excelencia es ligera”. En cuanto a lo que se manifiesta en
el texto 33, del mismo libro, dice que así es sin omisión: “Si hay un dolor de costado persistente, coloque fomentos calientes sin medicina. Cuando los esputos usuales no salen ni
aumentan, están reducidos y pegados al sitio del dolor, a menos que se promueva hacerlos subir, o bien cortar una vena, con cualquiera de las dos formas, hay que hacer salir la
abundancia del humor para disolverlos. Y también una tizana puede modificarlos, pero
no es conveniente que se precipiten, porque se puede hacer mortal completamente la enfermedad”. Sobre el inicio de la pleuritis, se indica y describe con estas palabras: “Teniendo colocado allí un dolor persistente, que ningún fomento sea capaz de calmar, ni
tampoco haya esputo alguno, ni manera de separarlo, porque el esputo antes de cocerse
se ha pegado, entonces se manifiesta el principio de la enfermedad;107 este es el momento
de una tizana, y sólo entonces deben impedirse las grasas de la dieta”. Cuando la tizana se
tome con los alimentos que contengan grasa, la enfermedad completa se va a degenerar,
aumentando con fuerza la sintomatología, y aún en el comienzo agudo, además de un sufrimiento localizado, por lo cual es indudable estar en contacto con el humor, allí donde
se está cociendo e incluso separando, y acercarse hacia la posición tal como Hipócrates lo
Hidromiel o mulsa.
Posiblemente se refiera a los comentarios del libro hipocrático citado antes.
107 Las enfermedades generalmente siguen un proceso temporal: inicio, incremento, punto culminante y
resolución, cuando la hay.
105
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105
indica en el texto 27, del mismo libro: “Si en verdad el dolor de pleuritis se presenta y toma posición, y espontáneamente se delimita, es ahí donde está alguna virtud, entonces
hay que expulsar, y después lograr la expurgación, y para terminar completamente, una
larga purgación; entonces será tiempo de los alimentos grasosos y abundantes, prescribiendo el método de la dieta”. Hipócrates lo introduce claramente en el texto 23, del libro
I, Sobre la dieta, así: “Cuando la boca está húmeda, y sin embargo desde el pulmón se
arroja algo, cualquiera que sea la enfermedad, es conveniente dar bebidas”. Por quinta
vez -como se dice sumariamente-, es necesario aumentarla hasta que finalmente, el tipo
de dieta dé vigor el enfermo, y debe hacerse en el día, aún por la mañana, para que la
abundancia de la enfermedad se expurgue, e incluso ya digerida se separe. En verdad así
se pronuncia el aforismo 25 del mismo libro: “Si se realiza la purgación de lo que debe
purgarse, resulta conveniente y la soportan los enfermos fácilmente”. Acerca de esto, ciertamente se confirma en el libro 3, Sobre la dieta, texto 72, así: “Hay que custodiar al enfermo mientras tenga fiebre y hasta que se suprima, y al llegar al séptimo día, con
seguridad estará sediento, por lo cual, la primera bebida debe ser breve y ligera, como de
cebada preparada con miel, dásela dos veces”. 108 Si con facilidad se forma completamente
el esputo, y respira con facilidad, y aún no hay dolor, debes pensar que ayuda una dieta
abundante, y con grasas dos veces al día. En general se dispone de esta dieta en la pleuritis, quienes razonan de tal forma, son conservadores, de manera que al inicio, en verdad
no hay nada que separar, o quizá algo pequeño y no cocido, por lo que se prescribe una
dieta ligera, teniendo que lograr completamente escupir la grasa, y cuanto más, escupir
completamente y en verdad en abundancia además de la grasa. Nadie considera esto, y
aún desde Hipócrates es el razonamiento: “Pues en todas las pleuritis y en otras enfermedades del pecho, al inicio las enfermedades son más agudas, e incluso con mayor fuerza
en el sitio de la enfermedad, por lo que el ataque es mayor y además abundante, y puede
presentarse una desgracia”. Gracias a la dieta de este tiempo, antes que agravar, es aún
estimulante para forzar la enfermedad, y más bien, apartando la mayor cantidad de irritación que tiene la enfermedad, además a causa de esto, la expulsión se mantiene o se
El texto dice: “En caso de que, por no haberlo previsto, uno llegue a un estado febril, que no tome sino
agua durante tres días, si es que la fiebre le cesa durante estos; en otro caso, medicarlo con un caldo de
cebada. Escapará en cuatro o siete días y echará a sudar”.
108
106
eleva. En este tiempo, no hay ningún alimento, o bien sólo un poco, que se pueda abandonar; como es natural, los humores cocidos toman posesión, sobretodo desde que al enfermo le molestan los alimentos irritantes. Realmente en este tiempo, la naturaleza de la
enfermedad se agrava, e incluso la enfermedad cocida no provoca nada de vaciamiento.
Galeno escribe en sus Comentarios a los Aforismos: “Cuando la enfermedad está en todo
su vigor, emplear una dieta ligera es excitante; cuando esta es la situación, es ahí donde el
juicio obliga a una dieta ligera”. De este modo, es posible observar completamente el
inicio de la enfermedad, para favorecer el cocimiento de la materia, situación que en la
pleuritis es para evitar accidentes, pues de lo contrario se puede provocar un accidente de
intensidad constante, por lo cual Galeno indica en el libro 1, de sus Comentarios a Sobre
la dieta, texto 31, según lo explica allí, he aquí, si precede un dolor persistente en el costado –y en sus Comentarios dice que así es-, así pues, o bien la inflamación es una señal
de que hay dolor incesante, y que también ningún fomento caliente se compromete a
calmarlo al instante, o bien, y por otro lado, además es lícito en la pleuritis, no sólo dar
más de lo acostumbrado sin tardanza, lo que es verdadero y está escrito; también es claro,
que los esputos abundantes se pegan por una evacuación retenida. Quienes dudan de estas palabras y de lo escrito aquí expuesto sobre la situación de la pleuritis, pueden observar, a los pacientes que no expulsan nada y con dolor muy persistente, esta es la
consecuencia del inicio de la pleuritis. Cuando la enfermedad aparece completamente, en
seguida hay que empezar la liberación, para que el tiempo inicial de la enfermedad no se
establezca, y aún las materias menores, que forma la enfermedad, e incluso la inflamación
disminuye, después son menores las molestias y el enfermo es capaz de soportarlas por la
virtud y grandeza de la dieta. Por cuanto hay que estar de acuerdo entonces, con algunas
razones, particularmente con las que Galeno fue testigo, que presenta en su libro 11, Sobre los métodos terapéuticos, capítulo 17: “Determinar un aumento de alimento en la
pleuritis, está escrito y establecido, e incluso se aconsejan alimentos sólidos”. En efecto,
aunque el hígado y el estómago tengan molestia, de este modo también hay que usar una
dieta ligera, porque en aquel lugar los alimentos se digieren; y acaso no hay miedo de que
no se digieran los nutrientes, cuando padece la misma pleura, y para dar vigor a una pleura en el pecho, solamente una alimentación cocida puede llegar cuanto antes para nutrir
las partículas mismas, hecho que con facilidad muestra Galeno. Por lo cual, si se quiere
107
hablar en contra del tipo de dieta en la enfermedad, entonces se puede ver la postura de
Hipócrates en los Aforismos, donde él mismo habla acerca de otras enfermedades. Además de los Aforismos, se dice también en el libro Sobre la dieta en las enfermedades
agudas, pues en el aforismo 8,109 se mantiene esa sentencia, que nos hace pensar poco a
poco, hasta qué punto se inicia la enfermedad, y después cómo desarrolla su situación.
Sin embargo, ¿Acaso puedo soportar el incremento de la influencia árabe que sobre las
enfermedades febriles han fabricado, pronunciándose por una expulsión de materia cretosa110? Esas mentiras, de que en todas las fiebres continuas, de incipientes a moderadas,
donde el humor es un poco, en principio hay que vaciar en dos ocasiones. Así pues, en estas enfermedades se prescribe la dieta hipocrática que está dicha en los Aforismos, todo
lo demás que se dice en el libro Sobre la dieta en las enfermedades agudas, y para otras
enfermedades de esta especie, es posible observar que se define al contrario. A quien indica una dieta, de forma completamente contraria en tales enfermedades, desde el inicio,
como hasta el punto culminante, hay intensidad; el vigor que se encuentra en relación
con la cocción de los humores es débil, e incluso llega a ser menor. En donde son abundantes, como en la pleuritis, la perineumonía y en toda clase de inflamaciones viscerales,
en las cuales la inflamación en su inicio es mayor, además la inflamación, hace que se
presente una abundancia de humores grasientos, e incluso malignos. Después del inicio
de la enfermedad, la materia se disipa, o bien se libera por medio de una incisión en la
vena, o bien a causa de una manifiesta evacuación de buena calidad, que restituya menos.
En cambio, los árabes no hacen accesible un camino que invite hacia la expulsión de la
materia cretosa, y en efecto, la materia de la enfermedad continuará desde el inicio hasta
la resolución. De acuerdo con el parecido que hay en estas fiebres, las cuales son malignas
y epidémicas, empiezan moliendo la abundante materia, en las cuales desde el principio
de la enfermedad, tienen la virtud irritativa de los malos humores, y es muchísima la afectación, y entonces hay que prevenir el triunfo sobre los humores, por esto, en este momento, es cuando está permitido dar una dieta ligera, tal como arriba se ha demostrado.
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110
Cuando la enfermedad está en su punto culminante, entonces es forzoso utilizar la dieta más estricta.
Especie de arcilla, comúnmente blanca.
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Adelantar completamente el tiempo de cocción de la materia, debilita al enfermo y sobre
todo, y para fortalecer y restablecer la virtud [...]111
[...] pero en lo general, es quien recientemente ha dicho que han sido halladas. Así es en
efecto, hasta el séptimo día es suficiente para dar fuerza, el uso de oximiel,112 y una copa
de miel y agua, a causa de esta, se puede decir que la curación es completa, e incluso al final del libro, y aún allí mismo en los Comentarios,113 se manifiesta que así es: “Así pues,
teniendo una dieta para la enfermedad, siempre se indica que es suficiente al mismo
tiempo, una tizana de cebada, oximiel y agua mezclada con miel, esto se hace también para las molestias y para alimentar habitualmente”. La situación de nuestra dieta habitual
es motivo de risa. En efecto, hay malestar en la pleuritis, si los médicos indican agua
mezclada con miel, y además oximiel, en el comienzo de la enfermedad, llega a favorecer
la digestión, e incluso después la cocción; o de lo contrario, con una tizana de cebada, o
una tizana ordinaria, es posible observar que se merma la digestión. La recompensa a mi
trabajo y esfuerzo, es pensar si la digestión reciente es el objeto, ¿Cómo responde a nutrientes ligeros, el agua mezclada con miel?, e incluso, ¿Cómo lo resuelve una tizana de
cebada, y cuál es la esencia de la tizana?, por esta acción, en toda pleuritis se debe evaluar
una dieta completa.
Qué alimentos son convenientes, al inicio de una pleuritis con esputos sangrantes.
Hay quienes son afines a alimentar con una copa de miel, y a cuanto todo lo que
aquí se ha presentado razonadamente en el inicio de la pleuritis. Aquí el talento debe ser
eficaz, por cuanto el alimento debe ser breve, ligero y que sea nutritivo para el cuerpo, y al
alcance de la mano; éstos son completamente semejantes: caldos de lentejas, proporcionados y condimentados con vinagre, que provoquen movimiento prolongado; jugos dulces y expresivos como la ciruela damascena;114 y pomas, que reciben este nombre en Asia,
Faltan las hojas 152 vuelta y 153 frente, el texto continúa en la hoja 153 vuelta.
La oximiel es una mezcla de miel y vinagre.
113 Comentarios, de Galeno a una obra de Hipócrates, que posiblemente se menciona en el texto faltante.
114 Natural de Damasco.
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112
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y tisanas por otro lado. Realmente todo esto es pequeño, pues son nutrientes que están a
disposición del cuerpo, e incluso una copa de miel puede resolver cómodamente en inicio,
una pleuritis. Quiénes son capaces de demostrar todo lo superior, para que con el tiempo
cambie la situación de la enfermedad cruda, además de grave y desalentadora; ya sea
subsistiendo hasta el séptimo día, tal como arriba lo indicó Galeno, testimonio que es accesible, y por qué no, para forzar la debilidad y devolverla, de otro modo muy claro, aconsejar una dieta. Acerca de esto, es cierto que en el presente no hay palabras, y se puede
observar en la indicación: “Por un acto de valor, hacer ceder al debilitamiento”. Un caldo
completo, particularmente de lentejas, con hollejos verdes llenos de semillas de silene,115
con aceite de oliva, vinagre, y sal, son una medida conveniente, en una pleuritis que produce molestia y sufrimiento; de acuerdo con él, se puede abandonar cuando la pleuritis
está completa, aunque hay quienes están conformes en mantenerla. ¿Quieres realmente
disminuir los humores grasientos que tiene el pecho?, con lentitud dale vinagre, e incluso,
caldo de hollejos de semillas de silene con azafrán, que es un buen método para alimentar
suavemente, y también Galeno en su libro I, Sobre las facultades de la alimentación, capítulo 8, que en la pleuritis sobretodo, he aquí lo que se necesita: “Sólo entonces serán escasos, además de temperados los nutrientes del cuerpo disponibles”. Ya que cualquiera
puede seguir a Galeno, en sus Comentarios al libro I, Sobre la dieta en las enfermedades
agudas, texto 27: “Su uso alivia y con esto, el daño de la enfermedad”.116 Él mismo habla
sobre las lentejas, que precisamente se dice que sencillamente son astringentes, y aún
reúnen los humores del pecho. Si quieres hacer lo mismo, aunque no completamente, por
medio de una ventosa empapada en agua, puedes extraer lo que ningún astringente hace.
Acerca de esto, Galeno nos introduce en su libro I, Sobre las facultades de la alimentación, capítulo 25, donde remite y dice así: “Quienes alteran la corteza de las lentejas, he
aquí que parcialmente estará constreñido; una ventosa en él mismo, tendrá un efecto contrario al astringente, tal como antes referimos”. Por lo cual y al mismo tiempo, Hipócrates
dice en su libro 2, Sobre la dieta, texto 45, así: “Sin embargo, las lentejas son astringenEn griego significa “parecida a la albahaca”. Los ramos son de un palmo, vellosos, con unos hollejos
parecidos a los del beleño, llenos de simiente negra semejantes a la del comino negro.
116 El texto 27 dice: “El producir un cambio es un logro no desestimable. Sin embargo, hay que efectuarlo
bien y con seguridad; y, desde luego, es mejor aún la ingestión de alimentos a raíz de él.”
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tes, con facilidad contiene el disturbio, si no quieres evacuar, tira la corteza”.117 En este
texto, la acción astringente está en la corteza de la lenteja, y no de otro modo como se ha
descrito. Por consiguiente, desde el razonamiento de Hipócrates y Galeno, ninguna ventosa tiene la acción astringente, he aquí por lo cual, ellos la rechazan en la pleuritis, más
la llegada de médicos persistentes –que súbitamente me resultan admirables-, aseveran
que para las fiebres nocivas hay que dar caldo de lentejas, e incluso para todas las fiebres;
el uso de ellas durante el proceso, cuanto más establecido, con lo que trasmite el nutriente
se marcha. Manifestamos que en todas las fiebres, el remedio que produce ventaja es el
caldo de lentejas, sea porque es suave, y aún molido alimenta con facilidad por lo que es
apreciado. Acerca de esto, en todas las fiebres se conviene: en quienes hay que promover
el calor desmesurado, hay motivo para constreñir, y después también, cuando sea escaso
el calor, y aún cuando esté frío el paciente lo protege, lo cual es enteramente una comodidad cuando hay mucha fiebre. Más estos son los alimentos que al inicio de la pleuritis, estamos de acuerdo en dar; he aquí los hechos como son.
¿Qué alimentos son excelentes en el crecimiento de la pleuritis?
Alimentos como la tizana de cebada la resuelven, e incluso en la pleuritis posterior
a la reunión de la materia cocida; hay dos caldos sencillos que son eficaces, que con pan
son convenientes, por lo cual, semejante pan se denomina “telera”.118 Con este motivo se
usa la yema de huevo y se abandona la albúmina,119 la cual todavía no conviene al enfermo; se presenta una gallina y se parte en dos por abajo, o un gallo con testículos y alas, y
aún otros de esta especie, los cuales con seguridad, cuando se beben en la pleuritis, éste
en algún modo, digiere manifiestamente los humores, y es visible cómo los expulsa, además se utiliza para calmar los síntomas, pues la grasa de la dieta protege el cuerpo como
se dijo arriba, y la tisana de cebada es un nutriente que unas veces es muy parecido.
En este texto se refiere a varias leguminosas de la siguiente forma: “Los jugos de todas estas plantas son
más laxantes que sus granos. Por lo tanto hay que cuidar en la preparación, en todos los casos en que
quieras resecar, de extraerles el zumo y utilizar sólo la pulpa”.
118 Cierta especie de pan bazo (hecho de salvado), de figura larga y redonda.
119 Clara de huevo.
117
111
¿Y qué nutrición es propia en un estado de cocción de la materia, en la pleuritis?
Después de que la enfermedad se ha instalado completamente, entonces los humores se han cocido perfectamente, en incluso son abundantes en el sitio de creación, en
donde sufrir un accidente, puede ser atenuante; entonces es tiempo de una tisana, y es
que éstas son muy parecidas al alimento, por lo que están permitidas. Quienes hacen suyo
completamente un caldo grasoso y abundante (parecido a la tisana), están de acuerdo en
que protege el cuerpo, y quienes lo comen, aún pueden observar cómo es eficaz para la
existencia. Hay que adquirir una paloma o gorrión de color, una perdiz, o una gallina, los
cuales en todas las circunstancias son del mismo género; se le agrega eneldo y sal, además
aceite de oliva moderadamente, lo que es conveniente. La pez blanca,120 con agua de mar,
es de completa utilidad para le pleuritis, como lo indica Galeno en sus Comentarios al libro I, Sobre la dieta en las enfermedades agudas, texto 27, así: “Cuando se vomita sangre
y se siente repugnancia por el agua mezclada con miel, y aún con una tisana, es muy conveniente la pez con agua”. Naturalmente y por otra parte, con el conocimiento de los alimentos -con los cuales estamos aquí de acuerdo para la enfermedad-, más allá de buscar
una nutrición, queremos que tengan la facultad y ser eficaces para expectorar libremente.
He aquí la opinión de Hipócrates en su libro, El pronóstico, texto 14, dice así: “De acuerdo con la creación de todas las enfermedades agudas, afligen aquellas cercanas al pulmón
y las costillas, que ponen en movimiento los humores cercanos, y que están obligados a
crecer”.121 Es ahí donde los alimentos se distribuyen y éstos pueden dar origen o no, a molestias, tal como una pirosis,122 y otras de esa manera, y ninguno de los cuales, puede haEl jugo resinoso que se saca por incisión del pino albar, después que se ha condensado. Dioscórides
señala que si se toma en forma de electuario con miel, es eficaz contra la tos, el asma y las materias difíciles
de expectorar.
121 El texto señala: “En todas las afecciones del pulmón y los costados es conveniente que el esputo se
expectore fácil y rápidamente, y que lo amarillo aparezca fuertemente mezclado con el esputo”.
122 Sensación de quemadura que, partiendo del estómago, se extiende a lo largo del esófago y llega hasta la
faringe; es determinada por la regurgitación de contenido gástrico.
120
112
cer que suceda una conglutinación.123 Y si quieres mantener los humores conglutinados
en su sitio, esto es inconveniente para producir la expulsión, por lo que está censurado, y
aún en una pleuritis que admita almidón,124 por lo cual, debes evitar que los humores se
dirijan hacia la conglutinación, sobretodo porque el método al mismo tiempo, es nocivo
para la pleuritis. Si quieres ocasionar que la albúmina se dirija hacia el suceso, y que por
algún medio sea reguladora en esos enfermos, no se puede oponer, pero más bien, quienes están débiles, recaen, además es partícipe de la virtud de las lentejas, acerca de las
cuales arriba hemos mencionado. De tal modo se puede, al comienzo de la enfermedad,
absorber una dieta grasosa, y es posible observar como resultado en la cabeza, un fluido
que sale en esos enfermos. Acerca de esto, se suele creer que es la consecuencia de un
viento, que desde el régimen hipocrático se menciona como septentrional, hasta Avicena
lo llama viento del norte, el cual causa molestia por ser frío y seco, cualidades que se colocan y sujetan al cerebro, desde donde se principia a perder la humedad por un resquicio;
en quienes el fluido pasa al pecho, he aquí el origen del mal. Por esto, como Hipócrates
dijo en la tercera parte de Aforismos, para el dolor de costado, toses y otras enfermedades
de este tipo, hay vientos que al soplar son particulares para el cuerpo,125 y Avicena en el
capítulo Sobre la pleuritis, dice así: “Y cuando soplan los vientos del norte, cuanto más
casos de pleuritis se alcanzan; así también hay vientos favorables”, a los cuales Hipócrates
llamó “aquilo”, nombrados por Avicena vientos del norte. Comúnmente se nombran del
norte, teniendo así que soplar estos vientos favorables, cuando se presenta el comienzo de
la pleuritis; aunque el paciente esté libre de grasas, los humores desde la cabeza fluyen
por un impulso y se detienen, por lo cual y al mismo tiempo, son de buena calidad, y los
cuales todavía aún son sutiles y acuosos, de manera que los humores se dirigen a la saliEn este caso, se aplica a los humores que se pegan y no pueden expectorarse.
Sustancia muy blanca, ligera y suave al tacto, que se extrae por medio de agua fría de las semillas
cereales, principalmente del trigo.
125 Aforismo 17: “Las condiciones de cada día: las relativas al viento del Norte afirman los cuerpos y los
ponen vigorosos, ágiles, de buen color y oído fino, estriñen el vientre, causan picor en los ojos y, si había un
dolor previamente en el pecho, lo hacen mayor; las referentes al viento del Sur relajan y humedecen los
cuerpos, producen en ellos pesadez de cabeza, oído duro, vértigos, dificultad de movimientos en los ojos y el
cuerpo y, además, sueltan el vientre.”
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da. En quienes se está obligado a dar una dieta grasosa, para que de esa manera rápidamente se liberen, siempre que ellos continuamente se desarrollen, pues en las enfermedades del pecho los humores son tenues. ¿Acaso no, las molestias son débiles por causa
de la dieta grasosa, y el fluido de bilis se precipita sin impedimento? Una dieta grasa, atenúa completamente las molestias y las hace moderadas; cuando un enfermo recae, no son
moderadas, y las grasas arrastran con violencia lo que está adherido adelante. Acerca de
esto, Galeno dice un sermón breve en sus Comentarios al libro 2, Sobre la dieta en las enfermedades agudas, y en el libro 4, Sobre la localización de las enfermedades, y en el libro Enfermedades, y en Sintomatología, y en otros sitios lo desarrolla y dice esto sobre la
pleuritis, por cuanto la virtud establecida es constante y moderada. En efecto, con semejante tipo de dieta conservadora, debemos llegar hasta el punto más arriba, pues en efecto, es ahí donde está la enfermedad que verdaderamente debilita, e incluso la unión es
débil. Inmediatamente desde el comienzo, la materia es abundante, además tomando una
dieta grasosa para alimentar, lo que indica vigor y que por algún modo, siempre termina
separándola, restaurando la exigencia de alimentos; por cuanto la sentencia de Galeno está como en el libro I, Sobre la dieta, texto 32, dice así: “Así pues, en quienes la naturaleza
es seca, la situación de su cuerpo está en buena salud, superficialmente está más apretado
y compacto, y lleva por las venas la vitalidad fuerte y robusta”.126 Y aún cuando se enferma en invierno, su alimentación no debe ser abundante, de esta manera no va dirigida a
mitigar el frío de la región. Con todo y como antes, el enfermo debe ponerse en reposo,
por el hecho de que la bilis, y muchos nutrientes de la digestión, lo van a consumir, más
allá de que la boca del vientre sea fuerte. Sin embargo, la otra situación contraria, es querer solamente dar líquidos, los cuales debilitan y la vitalidad se vuelve enfermiza; aún
quienes tienen más digestión, pero si no se ejercita el enfermo un tiempo, la materia no se
conduce, sobre todo en época de verano en la región. La actitud de Anius,127 y más bien la
El texto dice: “Así que los que tienen esa constitución natural viven en estado saludable todo el tiempo,
hasta los cuarenta años,” y más abajo continúa: “Todos los cuerpos que tienen una combinación del fuego
más fuerte y del agua más densa son fuertes y vigorosos, pero requieren de mucho cuidado”.
127 Hijo de Apolo, fue llevado a la isla de Delos y consagrado a su padre como sacerdote. Tuvo tres hijas: Oeno, Spermo y Elais, conocidas como Oenotropae. Dionisio les dio la energía para cambiar en vino, trigo y
aceite.
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del hombre frente a cuantas enfermedades, entonces cura, después asiduamente realiza
acciones hasta el agotamiento, contrariamente a lo habitual, en poco difiere de lo que en
otro tiempo, algunos negaban, por cuanto más la nutrición. Así como desde la boca del
vientre no llega la fuerza, sino hay que poseer un carácter natural, del mismo modo se
puede estar bien o mal, y de la misma forma se puede pensar en el enemigo que está con
la enfermedad, es decir, como en el ejemplo que coloca Hipócrates con respecto a la condición de la pleuritis. No hay una razón para ti, sobre la utilidad de usar una dieta, y aún
ser testigo de la separación de la materia (que sigue al primer día de alivio); la fuerza
principal y completa, sólo se dirige siempre hacia el séptimo día, cuando la enfermedad
no es larga. En lugar de tocar, en verdad hay que tener esperanzas, de hecho yo, como
prueba de su duración y argumento veraz y excelente, el tipo de dieta se la habrá de llevar,
porque si alternativamente se cambia, es de suponer que lo principal de la nutrición, por
supuesto debe dirigirse al comienzo de la enfermedad. Posteriormente, hacia el séptimo
día y sin que llegue a cumplirlos, rápido y furioso debes darla antes del cuarto día, y por
aquí, Galeno con palabras delicadas, abiertamente indica la virtud debilitante del comienzo de la enfermedad, con la posibilidad de alivio.
Capítulo 14, sobre la fuerza para destruir la pleuritis.128
La constancia de semejante fuerza, puede encontrarse en la pleuritis, y aún en la
regulación de los calores que tienen estos enfermos, que para restablecerse, se deben reunir y además mezclar, los humores no apropiados que se están desarrollando, con humedad se preparan para su expulsión completa, como habitualmente la fuerza hace esto
lo más posible. El agua protege y se adapta a esa fuerza; esta fuerza gira completamente
en la pleuritis, Galeno lo indica en el texto 3 y lo continua en el 40, de su libro Sobre la
dieta, cerca del final así: “Por tanto, cuando se bebe el agua conveniente, es natural que se
tenga fuerza, que sólo es utilizada cuando se está enfermo”. En ningún tratado se entiende, que la tisana de cebada, que después se da para la debilidad, lo haga por otro medio
que no sea el agua, en el tiempo que se lanza la materia, y particularmente cuando el en128
Erradamente en el texto está señalado como capítulo 15.
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fermo está sediento. Naturalmente la situación de ella, es cuanto más, la de expiar la humedad; se dice que los caldos para expiar, son contrarios al agua, porque la ocasionan de
forma copiosa. La situación, tal como se presenta, está entre: agua mezclada con miel,
oximiel y aún agua pura; también estas, deben obligar a expectorar a quien las toma, y
llevar hacia la humidificación. En este punto se establece el agua para retirar la pleuritis,
de acuerdo con esto, quienes expectoran, deben tomar líquidos, y hacer por causa del
agua, que el flujo de bilis se separe sin esfuerzo. Cuántas opiniones de lo mismo, se confirma en las palabras del mismo libro, texto 42: “Es verdad que quienes toman agua, la
materia cruda que es mucha, en medida conveniente se hace sutil, y del mismo modo, observa que se puede volver amarga la materia establecida y aumentada, en el hipocondrio
contrario al bazo, y aún tardíamente en el hígado; que sin embargo, ni es toda, ni se dirige
por la orina, ni tampoco por los excrementos”. Y aún esta sustancia se hace grasosa -lo
cual desde Hipócrates a Galeno se ha escrito y declarado como en el texto de arriba-, y
cuando se causa la cocción son retiradas, pues por medio de la cocción se hace de la tierra,129 y además parcialmente la grasa se destruye, e incluso en su aspecto se divide, y tenuemente pero del todo, hace que el apetito se altere; sin embargo, se puede recomendar
el agua sin peligro, no solo en la pleuritis. Y bien, pero si en todas las enfermedades el juicio diría, que si la materia está cruda, esta es la causa de la incomodidad, pues por medio
de la cocción completa se atenúa; no tiene ninguna ventaja, decirlo ahí, en aquel lugar
donde no están escuchando. Porque es el agua la que realiza antes la cocción, lo que presenta con seguridad el enfermo; hay que hablar de lo clara que es ella, cuya cualidad, he
aquí conveniente para rechazar las molestias, las que no se pueden sacar sino por la cocción. Si cualquiera lee rápido lo que establece Galeno, él mismo llegará a decir sobre el
agua, que es completa, y así es lo que se dice en el texto. Más tarde, diré con derecho, que
para mi en cambio, el agua es difícil de digerir, e incluso de descender en el enfermo,
aunque en otra parte es excelente, y todo es culpa del vaciamiento, así es con Galeno.
Efectivamente, es posible que la materia restante se retire débilmente y no por causa de
estar destruida, y he aquí que ni tampoco por rechazo. Cuando se declara bajo juramento,
que se ha colocado la sustancia, en efecto, es lo mismo por su naturaleza, por lo que indi129
Materia cretosa, ver nota 23.
116
ca Galeno en el mismo sitio: “Pues bien, tal como se puede sacar ventaja por beberla, el
agua tiene poder para cocer la materia y atenuarla”. Así pues, en todo enfermo es necesario beber agua para la cocción -y no hay que esconderlo a los que escuchan-, la cual –se
admite-, da origen antes a la cocción. Por tanto, es una medida conveniente cocer la materia con agua en una pleuritis, sobretodo, si alguna vez se utiliza el herbario,130 o bien, se
extiende junto a la cocción que se retira, la cual, acostumbra estar cerca del pecho, de
donde el agua es quien hace la cocción, o incluso la cebada, o bien la ciruela, y que alguien, ha interpretado como dar la vuelta al inicio de la enfermedad; allí donde completamente, la fiebre procura la debilidad, e incluso lograr el desarrollo de la materia, o bien
de los fluidos, o al menos acercarse a ellos. En esos que comen mucho, también es singular, incluso toman muchísima agua para mezclarlos, la cual tiene su poder en la tibieza y
por eso están continuamente en la enfermedad; Hipócrates presenta en el testimonio 31 y
43, Apéndice a: Sobre la dieta en las enfermedades agudas, así: “Sin embargo, teniendo
que volver a dar oximiel, a causa de que es tibia, dale al paciente, dos veces poco a poco y
no constantemente”.131 Galeno lo continúa aquí, por la razón: “En medio de lo caliente y
lo frío, se recomienda el oximiel, ya que lo frío, sujeta los humores cocidos, además de
que es nocivo en la pleuritis; sin embargo, el calor completo hace que los humores malignos aumenten, y el enfermo se vuelve sediento”.132 Por lo cual, hay que darse cuenta de la
fuerza de toda pleuritis. ¿Cómo continua esta fuerza, cuando la enfermedad presenta
abundancia de humores y mucha cantidad de materia, lo que es muy conveniente para el
pecho? Acerca de esto, Galeno de acuerdo con la opinión de Hipócrates, señala en sus
Comentarios, al texto 3, Sobre la dieta en las enfermedades agudas, y lo continúa en el
42, donde dice así: “Antes de que Hipócrates escribiera sobre el agua mezclada con miel y
del oximiel, cuando se tomaba agua, humedecía la boca y excitaba la orina, con todo, no
Libro en el que se describen las plantas y su acción curativa.
El texto 31 dice: “Luego, si parece que está fuera de peligro, dale, primero, un poco de infusión ligera y
mezclada con miel. Si marcha con facilidad, la respiración es buena, dale dos veces al día más cantidad de
infusión y más concentrada poco a poco”. El texto 43 señala: “En lo relativo a las bebidas naturales, todas
las que contienen agua son de paso lento, dan vueltas, flotan en torno a los hipocondrios y no descienden a
la orina.”
132 Se refiere a los Comentarios, de Galeno al libro hipocrático anterior.
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se ofrecía una copa de agua. Pero la cantidad es clara, por cuanto la boca se humedece y
se pone en movimiento el vigor, para el que tiene materia instalada en el pulmón y la
arroja”. Contrariamente a lo escrito sobre el oximiel, aún muchos dudan de esa fuerza,
quienes por medio del tiempo de la enfermedad, estiman que van por buen camino; sinceramente abandono aquí a muchos. Indagar en las palabras de Galeno, y con justicia rogar, que cuando nosotros estemos obligados, a dar bebidas en afecciones del pecho con
abundante materia, ¿Cuál de las dos está permitida? ¿Son lo mismo, sobre todo en la parte natural? La parte situada por arriba no es pequeña, y una porción de los vientos se dirigen como el aliento, por donde salen los esputos, o más bien, donde se forman con
facilidad, por lo cual es mucho lo conocido al respecto, por lo que es posible dar bebidas,
ya sean emulsiones,133 ya sea jarabe134 sin mezclar; siempre que se presenta muchísimo
humor, y aún mucha y abundante materia, para provocar esto en donde está establecida,
no sólo hay que beber mucho, sino dar mucho oximiel como lo admite Galeno. En este
punto hay que estimar la situación justa, con la creencia vulgar de los médicos, los cuales
no hacen esto en las afecciones del pecho, tan solo bebidas en pequeña cantidad, ya sea
jarabes, ya sea emulsiones, ya sea por otro pensamiento. Nosotros presentamos completamente otra forma de pensar, incluso otra manera de observar según Galeno e Hipócrates. Aconsejamos lo establecido, más sobre estos hechos, ahora se investiga cuál de los
dos es de más utilidad, y da confianza a la situación de la pleuritis. Quienes observan el
daño, poseen un razonamiento armonioso con Hipócrates, quien ofrece el vino en la pleuritis; en el libro 1, Sobre la dieta en las enfermedades agudas, texto 12, escribe así: “En
verdad hay que dar una poción135 cuando hay daño; cuántos están de acuerdo con esta
consideración, siempre que la enfermedad sea seca; los cuales –tal como alguien lo piensa-, consideran que conviene no dar mucho, sino que antes de la poción, conviene o bien
Bebida parecida a la leche, que se extrae de varias simientes, majándolas en un mortero, y agregando
agua en él poco a poco. Vulgarmente se le conoce como horchata.
134 Bebida dulce y medicinal que se confecciona hasta la consistencia del almíbar, y según los ingredientes o
el simple del que se forma, toma nombre.
135 Una poción es una bebida hervida, pudiendo ser sinónimo de caldo. Por otro lado, una bebida no
hervida, es denominada tisana o jugo.
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agua mezclada con miel, o bien vino”.136 ¿Cuál de los dos protege más? Para estar de
acuerdo, presentemos nuestro pensar en las sentencias de Galeno, que es de la misma
opinión; en sus Comentarios, al libro Sobre la dieta en las enfermedades agudas, texto 3
y que se continúa en el 4, dice así: “En verdad, después de dar un vino dulce, no hay manera de que las grasas se dirijan hacia el pulmón; estamos de acuerdo en que la formación
del vino es acuosa, y su virtud, naturalmente es robustecer, y por él, entonces los humores
se humedecen, y después de húmedos se hacen pequeños. Los cuales, llegan a retirarse de
su lugar en la pleuritis por el vino, pues los humores fácilmente crecen y se transforman”.
En verdad es contrario lo que dice Galeno en su libro 4, Sobre los métodos terapéuticos,
capítulo 7, así: “En cambio, sobre el uso del vino no debe ser abundante, porque se acepta
que se dirige hacia la cavidad donde está la pleura”. Por otro lado, Galeno considera que
dar el vino es cosa prohibida en las inflamaciones, y con razón, en quienes tienen inflamación, pues los humores se dirigen parcialmente hacia ella y el vino la favorece, disminuyendo el fluido de los humores; además por otra parte, se pone de manifiesto el
movimiento por aquí, hasta el punto que la parte inflamada, no es reflexionada con razón,
pues los humores en mayor cantidad, hacen que fluyan hacia la parte. Así pues, para que
debamos evitar el flujo, debemos guardarnos del vino –señala Galeno-, más por aquí, en
esta sentencia nos manifiesta que hay que impedir tomar vino, indicado por la disposición de la enfermedad; estamos de acuerdo en que no está permitido tomar vino en una
pleuritis, la razón es el flujo y después la fiebre. Con vino se alejan los fluidos y la fiebre
acrecienta su ardor, y esto es por lo que, Galeno lo establece en el libro 4, Sobre los métodos terapéuticos, pues dice que “en las inflamaciones hay que huir del vino”. En verdad,
tomarlo indica que de vigoroso y débil, es posible llegar a vigoroso y robusto, cualidad que
provoca el vino; como nada está colocado, lo vigoroso puede abatirse, e incluso lo débil
restablecerse, de tales efectos del vino, Galeno lo testifica en su libro 1, Sobre el Arte de
Curar, dedicado a Glauco, por lo tanto, ahí donde la pleuritis tiene virtud, está es moderada por el vino. Es decir, que algunas veces, ahí donde se tiene virtud débil, gracias a dar
vino se puede restablecer la virtud, y he aquí lo que existe en la mente de Hipócrates y GaEl texto dice: “Respecto al aumento de cantidad de líquido hervido, no hay que ampliar la dosis en el
caso de que la enfermedad sea más seca de lo previsto, sino tomar, antes de la bebida hervida, vino o
hidromiel, lo que parezca conveniente.”
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leno, que en esas situaciones, dirían que es recomendable dar vino en estos enfermos. Entonces, ya que no hay mejoría completa que haga el vino, como pocos lo manifiestan, y
aún es acuoso –tal como Galeno lo refirió arriba-, ¿Cuál es la cualidad natural, aún no
descubierta, que pone de manifiesto su conveniencia tan grande? Y aún, si el vino es inocuo como tal, ningún vino ha puesto ante nuestros ojos la prueba, por lo cual Galeno señala en sus Comentarios, al libro Sobre la dieta en las enfermedades agudas, texto 3, y
que se continúa en el 40. O bien, de otro modo dice Hipócrates, e incluso Galeno, haber
utilizado vino en la pleuritis, sobretodo dulce, cuando la situación es intensa, sin fiebre, y
sin inflamación, pero dirigida a la expectoración causada en el pecho, por cuanto las expectoraciones, la fiebre y aún la inflamación, en el paciente cesan. Pues bien, en esas situaciones particulares e intensas, en esas afecciones del pecho, como la materia
rápidamente sale del pecho, esto es posible y aún eficaz con el vino, principalmente dulce;
aquí recomendamos el vino en esta enfermedad, sobre las cosas que aquí se han tratado,
éstos con los hechos.
Ponemos fin.
EPISTOLA
Ilustre varón, señor Luis Villanueva, con mucho mérito Doctor en derecho
civil. Sacra y Cesárea Majestad, el más importante Senador, Canciller y Magistrado Supremo, que vela por la seguridad de este Nuevo Imperio. Es deseo
del médico, Doctor Francisco Bravo que siempre tenga felicidad.
Con las letras se llega a ser profesor, aún con aquellas que se hacen de lo común y
habitual; está claro que el autor de éste opúsculo tiene autoridad, e incluso facultad que
pesa, entonces, la fuerza para escribir se rige por el afán y virtud por el estudio. Además,
la fuerza que abre el camino es lisonjera, como limitar y sacar un veneno, como volver la
vista al Liceo, e incluso suprimir el ímpetu; y aún quieres de ella justificación, y apartarla
de los maestros. Por cuanto es abreviada, cuántos pensamientos causan satisfacción de
día y de noche, y llevarla a la excelencia, sería destruir toda su cualidad natural, como
muchos desean, y como por así decirlo, es una cosa que provoca un pequeño fuego que
120
hay que extinguir con una máquina, principalmente de talento. Quienes por costumbre lo
hacen muy bien, por cuanto es mandato divino propiciar la comunicación, los cuales poseen un valor tan grande como el viento, tanto como tipos de padecimientos hay, estableciéndolos como suyos, enlazando la utilidad de la vigilia con lo ordinario, así y de esa
manera, lo unen los hombres de prestigio. Ilustrada como refuerzo para preservar, lo que
nadie hace, quien tanto piensa se afecta, y aún mantiene su autoridad; por lo cual todavía
hay una diferencia, y ocupando en repetidas ocasiones el lugar consagrado a Apolo. Ciencia que el maestro lleva y en la que cree completamente, que en verdad, se desliza rápidamente hacia el abandono, tal como una vez lo interpretaron sus labios. Cuántos de aquí
o de allá, en este tiempo, o acaso desde siempre (con las desventuras que están por ocurrir), arrancan y ultrajan y de ese modo lo encierran y hacen caer, además de todo se irritan y por esto, lo arrojan lejos de sí, lo que es más, están por debajo del ensayo y de la
observación. Más bien por él, en tanto no menos que distinguido varón, y tal como ese repugnante monstruo, que desde el cielo recorre como viento para desahogarse, y este trabajo fue hecho por miles, y su pequeño legado tiene necesidad de conciliarse finalmente
con el espíritu.
Aún hay que agregar esta causa, porque prescribir algún incienso, no desempeña
un papel difícil de soportar, sino acostumbrarse a elegir, como reunir para él con facilidad, con la obligación de interpretar con devoción, y como si continuamente la deferencia
sirviera para manifestarse claramente. Recordar con cuánta pasión del espíritu y propensión a la voluntad, de quien por algún medio, continuamente su señor mecenas, no obligaba a todo reconocimiento, y no vaciló en elegir ser su protector, desde aquel momento,
nombro tuya, la realización de este trabajo que se alza con ímpetu, debilita lo vacilante y
engañoso, y con una mirada fortalece los hechos; en efecto, entonces hay esplendor en toda España, se abraza la virtud en extremo, y aún su distintivo es estar abierto a los hechos, celebrado en esa tierra. Antes y después de ese vigésimo año, España era moderada,
pasaban las horas y se propagaban las noticias, la administración ordenaba rectamente,
lo increíble era constante, hasta que se realizó el honroso y súbito paso que alzó el vuelo;
y así te diría honesta, incorruptible, prudente gestión, de manera que en toda España, tu
produces y pregonas cosas constantemente, nombrando testimonios de toda la posteridad, confiar en los recuerdos, dirigir como un brillo en la bóveda celeste, engreído, admi121
rador de la confianza, e incluso de la admiración. Y ningún río desde su origen, se precipita sobre tus alabanzas y finalmente hacerlas callar; y así, tal como ninguno de los habitantes de una ciudad brillan, ninguna cosa es respetable. Ninguna ciudad en toda España,
defiende mejor la virtud en la que estamos trabajando, e incluso hace concebir esperanzas
a quien se sumerge en una actividad única; suficiente título es difícil de soportar, no se
presenta claramente y sobretodo, no se introduce mucho en el mal tiempo. Hasta qué
punto se debe día con día, hacer honrar y adorar con dignidad, sinceridad y con elegancia,
la imagen real de la enseñanza, principio sagrado que realmente se ha vuelto a reanudar.
He aquí, de lo que he sido testigo en Sevilla, mi ciudad natal, y he aquí por qué, he navegado sin peligro hasta el puerto de este Imperio, y de cómo este lugar, se presenta opulento y generoso, donde rápidamente se es testigo de cuántas especies hay, sobretodo con
paciencia y dedicación escrupulosa, templo de la abundancia transportada en galeones.
Hago corrección en la fluidez de mi sermón, para impedir que se burlen de esta tierra que
es sorprendente, como por ejemplo, ser testigo de un espectáculo celeste boreal que se hizo memorable, o de su comercio rico y abundante; honra de quien con frecuencia, ha llegado a pensar de varias maneras fácilmente, por haberla frecuentado. Por otro lado, como
se ha señalado en la ciudades españolas, para ti la felicidad, por protegerlas, las cuales,
algún día fueron pequeñas, y después, con el completo gobierno de las Indias, creando de
este modo una nueva tierra, por cuanto su creación no fue mera afición, sino con merecimiento; no por soborno, sino íntegra; no por suerte, sino por una decisión brillante, y finalmente, el beneficio de una actividad inminente de poder, por este motivo estamos al
servicio de, nuestra Cesárea Majestad y Rey Invicto Felipe.
Encargarse de la fidelidad más alta, que como en un espejo una lámpara se inflama, perfección e integridad que desde antaño, y dignamente en este sitio estoy envejeciendo; quiero devolver la felicidad al gobierno de esta tierra, Nueva España, pues un
poco antes e injustamente, recibí del mismo una recompensa, por asumir una facultad
que tuve que renunciar, por salir de España, y como consecuencia de un padecimiento
perverso, motivo que me indicó terminarlo, y por la decisión de su divina Majestad. ¡Bravo además!, por la autoridad que se observa, tal como vuestra integridad llama la atención, del mismo modo que los vientos, los cuales se perciben por los ojos y además se
sienten, e incluso irritan el espíritu. En cuanto a la navegación, va de aquí para allá, pro122
curando toda clase de transportes, y nosotros, nos separamos lo más posible de lo adverso, que es molesto y difícil de soportar, peligrosas enfermedades que no admiten familiaridad, y que se hicieron para observar. En tanto, se calcula el naufragio, y las tempestades
violentas, la profundidad y la separación del punto de origen; lo contrario de la virtud, es
quienes dudan de la peligrosidad del mar, y de un verano propicio y ligero, jactándose de
los argumentos, y apreciando con pasión los impulsos.
Para ti, está dedicado el otro trabajo, considerando que es lo más importante, y de
ningún modo, recibir beneficio (lo cual garantiza el talento), en parte alguna vez, continuando con temor, con respecto a tu deseo, además, duradero y benevolente, como una
señal que algunos presentan, los cuales completamente, así de día como de noche, me
atormentan, e incluso siento que me consideran. Aún no conozco ni la cuarta parte de toda la opulencia, y nadie ordena que se almacene, y ninguno lleva repetidas veces a tierra
lo que se consigue abundantemente, para recibir un poco de beneficio, cualidad en quienes tienen disposición a la debilidad o creen ser débiles, lo mismo que nadie se planta para ver de lejos. Así de este modo, te suplico por los cielos que mi espíritu sea propenso,
para interpretar la naturaleza humana, y no como un pequeño don, sino para estar a tu
servicio continuamente, añadiendo mi empeño, y como si incrementase mi aliento, junto
a tu crítica aguda.
Aquí hay dos trabajos por tu mandato, primero, el recordar la totalidad de todo
precepto sobre las dietas, las cuales por ventura sirven para que se marche la enfermedad
(vulgarmente conocidos como los días críticos), junto a las instrucciones de Hipócrates y
Galeno, cuántas razones verdaderas, que en unos días producen la restitución de la salud,
como arriba hemos declarado. Por consiguiente, también mi opinión queda bajo las mismas verdades, y hasta este momento, aniquiladas por los vientos, por cuanto son verdades que se dan a conocer principalmente por el día en la mañana; arriba hemos declarado
que debemos apoderarnos del poder para llegar hasta el final, y estar de acuerdo con el
pensamiento de Hipócrates y Galeno, que como ejemplo, dan origen a los fundamentos
de la ciencia médica.
Por último, hay que llegar allí, al origen de la hierba (vulgarmente llamada zarzaparrilla), particularmente en esas regiones, donde se hacen escritos sobre sus cualidades y
eficacia, como si en ese lugar fuera nueva, y porque su eficacia en el cuerpo humano, es
123
seguida a la disposición de la enfermedad y se aplica con provecho. Médicos ignorantes
que de esta ciudad la han desterrado, cuya desgracia la sufre la plebe; la opinión de ellos
es presentarla como todo lo demás, en tinieblas y fracasando. En verdad hay que dirigirse
al origen y refrescar lo menos posible la verdad ardiente; por el contrario, presentar de
otro modo, esos pareceres e ideas ligeras, para que se conozcan desde este opúsculo. Finalmente, es tuyo todo cuanto hasta aquí se ha dicho, y sin duda por aquí, corregir y manifestar que debemos alejarnos de la meditación, y entonces tener confianza en mi
palabra, alejándose de las distracciones. En lo restante hay madurez, con tu benevolencia
por delante, se recibe este trabajo e incluso, se restablece, no por ser grande y llevarlo a
término, sino porque se ha escrito con un espíritu benigno, para ponerlo a tu vista, y a
quien más, para que lo apruebe, y diligente cuando hay alzarse y quitar por la fuerza, a un
perro rabioso que muerde y ladra con violencia. Por el contrario, pido intensamente que
no tenga nada profundo, nada inmortal, ninguna dificultad frecuente que le cause la
muerte; no obstante, con aplicación se embellece para derrumbarlo, y porque hecho de
una costilla, se amplia su fidelidad como implorando su ayuda para ser el primero. En
verdad esto es agradablemente tuyo, tal como algunas obligaciones, que en parte o completamente, se alejan hacia una posición ilustrada, y corren con suerte largo tiempo, hacia
la abundancia honorífica de permanecer sobretodo, cerca de Dios, de quien por mandato
y voluntad, e incluso por la facultad de pensar, mantiene unido cada parte del todo, y te
lleve hacia adelante en el tiempo, dignamente dicho.
124
Bibliografía
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medici ab omnibus habiti opera, Forben, Basileae, 1549, Omnia per Ianum Cornarium Medicum Physicum recognita, et innumeris locis emendata. Este tomo contiene: De medicae artis constitutione, Galeno Ascripta Introductio seu Medicus,
125
capítulo 15, De curationis per medicamenta divisione, De optima secta liber ad
Thrasybulum.
13. Galeni Operum, Primus timus classem primam continet, quae humani corporis
fabricam, a primis eius exorsa initiis, elementis scilicet, temperaturis, et reliqua
huic finitima materie, tum sectionibus, tum alia haud dissimili oeconomia, universam tradit; ordine clarissimo. Forben, Basileae, 1549, Omnia per Ianum Cornarium Medicum Physicum recognita, et innumeris locis emendata. Este tomo
contiene los diecisiete libros: De usu partium corporis humani.
14. Galeni Operum, Secundus tomus scriptorum eius omnium classem secundam continens, quae totius artis partem minime postremam complectitur, quorum librorum catalogum versa pagina docevit. Forben, Basileae, 1549, Omnia per Ianum
Cornarium Medicum Physicum recognita, et innumeris locis emendata. Este tomo
contiene los seis libros: De sanitate tuenda, los tres libros De alimentorum facultatibus.
15. Galeni Operum, Tertius tomus classem scriptorum eius tertiam complectens, cui
in sunt quae de morborum ac symptomatum causis differentiis quam et reliqua
hisce finitima materia per artem totam traduntur, una cum commentariis in libros Hippocratis De moebis vulgaribus. Forben, Basileae, 1549, Omnia per Ianum
Cornarium Medicum Physicum recognita, et innumeris locis emendata. Este tomo
contiene: De differentiis morborum.
16. Galeni Operum, Quartus tomus ea quae ab ipso de morborum agnitione preanotione que tradita sunt, et Quartae Classi asscripta, completens; quorum catalogum versa pagina reperies. Forben, Basileae, 1549, Omnia per Ianum
Cornarium Medicum Physicum recognita, et innumeris locis emendata. Este tomo
contiene: De causis pulsuum, y los tres libros De diebus decretoris.
17. Galeni Operum, Quintus tomus classes duas quintam et sextam complectens,
quarum illa medicamentorum cum simplicium tum compositorum materiem, et
eorundem compositionis rationem; haec varios detrahendi sanguinis modos tradit, Forben, Basileae, 1549, Omnia per Ianum Cornarium Medicum Physicum recognita, et innumeris locis emendata. Este tomo contiene los libros: De
hirudinibus, revulsione, cucurbitis, scarificatione, ac venae incisione libellus ; De
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curandi ratione per sanguinis missionem liber, y De venae sectione adversus
Erasistratum.
18. Galeni Operum, Tomus sextus classem septimam habet, quae et artem morborum
curatricem, et eiusdem in Hippocratis chirurgica commentarios continet. Froben,
Basilae, 1549. Omnia per Ianum Cornarium Medicum Physicum recognita, et
innumeris locis emendata. Este tomo contiene los catorce libros: De methodo medendi, y los dos De arte curativa seu ratione medendi ad Glauconem.
19. Galeno, De locis affectis, España, Editorial Gredos, 2002.
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