L`elisir d`amore

Anuncio
Palau de les Arts Reina Sofía. Fundació de la Comunitat Valenciana
del Sa6 197 58 00
Gaetano Donizetti
ax (+34) 96 395 22 01
L’elisir d’amore








Estreno: 2 de diciembre de 2013
20.00 horas











L’elisir d’amore
L’ELISIR D’AMORE
Contenidos extraídos del programa de mano
Página 2 Ficha artística
Página 3 Argumento
Página 3 Eva Sandoval Díez: Oda al vino
Página 7 Biografías principales
La función del día 20 de diciembre está patrocinada por
1
L’elisir d’amore
L’ELISIR D’AMORE
Gaetano Donizetti (1797-1848)
Melodramma giocoso en dos actos
Libreto de Felice Romani, basado en el texto de Eugène Scribe para
la ópera Le philtre, de Daniel-François-Esprit Auber
Nueva producción del Teatro Real,
en coproducción con el Palau de les Arts de Valencia
Directores musicales
Director de escena
Escenógrafo
Figurinista
Iluminador
Director del coro
Asistente del director de escena
Asistente de la figurinista
Maestros repetidores
Fortepiano
Adina
Nemorino
Belcore
Dulcamara
Giannetta
Equipo artístico
Marc Piollet, Vicente Alberola (7, 8)
Damiano Michieletto
Paolo Fantin
Silvia Aymonino
Alessandro Carletti
Andrés Máspero
Eleonora Gravagnola
Vera Pierantoni Giua
Riccardo Bini, Mack Sawyer
Riccardo Bini
Reparto
Nino Machaidze (2, 4, 6, 15, 17, 20)
Camilla Tilling (3, 7, 9, 11, 14)
Eleonora Buratto (8, 13, 18)
Celso Albelo (2, 4, 6, 15, 17, 20)
Ismael Jordi (3, 7, 9, 11, 14, 18)
Antonio Poli (8, 13)
Fabio Maria Capitanucci (2, 4, 6, 8, 13, 15, 17, 20)
José Carbó (3, 7, 9, 11, 14, 18)
Erwin Schrott (2, 4, 6, 8, 13, 15, 17)
Paolo Bordogna (3, 7, 9, 11, 14, 18, 20)
Ruth Rosique (2, 4, 6, 8, 15, 17, 20)
Mariangela Sicilia (3, 7, 9, 11, 13, 14, 18)
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Figuración
Carlos Belén, Mirko Corchia, María González,
Michel Guevara, Merche Romero, Susana Lara,
José Luis Oliván, Diana Samper,
Niños
David Álvaro Gil, Carla Felipe Torres, Sofía Felipe Torres, Izan
Fernández García, Carmen Fernández Pacheco, Mario Hernández
Marrodán, David Moreno Barroso, Daniella de Pablo Abascal,
Alejandro Rodríguez Nasser, Elena Torres Romero
Edición musical
L’elisir d’amore, de Gaetano Donizetti
Libreto de Felice Romani Casa Ricordi S.r.l de Milán
Duración Aproximada
Acto I: 1 hora y 5 min.
Pausa de 25 min.
Acto II: 1 hora y 10 min.
Fechas
2
L’elisir d’amore
2, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 11, 13, 14, 15, 17, 18 y 20 de diciembre
20.00 horas; domingos, 18.00 horas
ARGUMENTO
Acto I
Nemorino, un joven pueblerino algo simple, está enamorado de Adina, una rica terrateniente, pero esta prefiere al sargento
Belcore, un hombre con gran confianza en sus propios encantos. Dulcamara, un charlatán ambulante que se presenta como
doctor, llega al pueblo ofreciendo un elixir fraudulento de elaboración propia. Al enterarse de que Nemorino busca una poción
de amor, Dulcamara le engaña con vino de Burdeos.
Acto II
Adina ha aceptado la proposición de matrimonio de Belcore, lo que lleva a Nemorino a comprarle más elixir a Dulcamara. Para
pagarlo, tiene que alistarse en el regimiento de Belcore. Entonces empieza a correr por el pueblo el rumor de que Nemorino ha
heredado una gran fortuna y las chicas empiezan a mostrar gran interés por él, despertando así los celos de Adina. Cuando
Dulcamara le cuenta que Nemorino se ha alistado para conseguir su amor, Adina se apiada de él, deja a Belcore y accede a
casarse con Nemorino.
ODA AL VINO
Eva Sandoval Díez
La ópera buffa posee una trama tópica y mínima, cuya mejor
descripción sería: “problemas en el camino al matrimonio”.
Slavoj Žižek / Mladen Dolar
August Wilhelm Schlegel, hermano del filósofo Friedrich, afirmaba en su Curso de literatura dramática (1809-1811) que el
espíritu romántico se basa en el acercamiento continuo de los contrarios. La naturaleza y el arte, la poesía y la prosa, la seriedad
y la broma, el recuerdo y el presentimiento, la vida y la muerte se reúnen y se confunden en el género romántico. Y cuando se
trata de un discurso cómico, se añade a esa serie de binomios la confrontación entre “lo masculino y lo femenino”. L’elisir
d’amore es una historia de amor que nos habla de la dificultad que tenemos los hombres y las mujeres para comunicarnos. Pero
sobre todo, es una comedia que realza en el escenario tópicos milenarios de ambos sexos: la aflicción e inseguridad juveniles de
Nemorino, el pragmatismo y la frivolidad femenil de Adina o la arrogancia varonil de Belcore. Lo especial de la obra de Donizetti
es que a lo largo del discurso esos tópicos se diluyen, se entremezclan y se transfieren entre los personajes gracias a la fuerza
transformadora del amor y no de un engaño o cualquier otro hecho fortuito. Por descontado, la presencia recurrente del vino
hace su parte, animando la monotonía de la vida. Sin embargo, como en toda comedia romántica que se precie, el verdadero
elixir que pone las cosas en su sitio son los celos, la cara más egoísta de la pasión amorosa. Un tema tan universal como este y la
cualidad giocosa del libreto hacen que el motivo del filtro de amor pueda separarse fácilmente de la localización espaciotemporal original. No hay nada que ligue este argumento a una zona o una época determinadas. De hecho, L’elisir se ha
ambientado en las más variopintas escenas, como la Italia rural de los años veinte, un entorno urbano cinematográfico similar a
una película de Fellini o un contexto campestre dominado por una mujer desnuda de ocho metros de altura, por poner solo tres
ejemplos. En esta ocasión, el director Damiano Michieletto acerca la historia a otro tópico, en este caso latino: las vacaciones
veraniegas y el chiringuito de playa. Una panorámica llena de color y alegría de vivir que trae a nuestro tiempo el mito de la
alquimia amorosa.
3
L’elisir d’amore
Por los pelos
No es la primera vez que un “segundo plato” se convierte en un suculento y completo menú. El empresario del Teatro della
Cannobiana de Milán había prometido una nueva ópera para la temporada de primavera de 1832. El destinatario del encargo
inicial había fallado, 15 por lo que contactó con Gaetano Donizetti (1797-1848) para cubrir el hueco presente en la
programación. Así llegó al mundo L’elisir d’amore, en una situación similar a las vividas en los nacimientos de obras tan
imperecederas como Tosca o, por poner un ejemplo español, La verbena de la Paloma. Este tipo de circunstancias suelen
conllevar un brevísimo tiempo de composición y la conclusión de la escritura in extremis antes de, e incluso durante, los ensayos.
Donizetti disponía de tan solo catorce días para escribir la nueva comedia, según nos cuenta su biógrafo Herbert Weinstock. Pero
para afrontar el reto, el compositor exigió la colaboración del libretista más cotizado del momento, Felice Romani (1788-1865),
que en aquel momento vivía en Milán.
El compositor trabajó hasta en diez ocasiones con Romani, casi todas en su primera época de éxito, entre 1830 y 1834. De
hecho, fue el libretista de Anna Bolena (1830), el título con el que Donizetti comenzó a despuntar entre el público y la crítica
italiana. Pero también fue este mismo escritor el que confeccionó el texto de Ugo, conte di Parigi (1832), la ópera previa a L’elisir
que obtuvo un rotundo fracaso en La Scala. Quizás por eso, y por el poco tiempo del que disponían, para escribir la siguiente
obra ambos creadores decidieron basarse, en lo que al argumento se refiere, en un título que se había presentado el ano
anterior con gran éxito en la Ópera de París: Le Philtre (1831), con libreto de Eugene Scribe (1791-1861) y música de DanielFrançois- Esprit Auber (1782-1871).
El texto de Le Philtre, a su vez, se basaba en la historia contada en Il filtro de Silvio Malaperta, del que Stendhal había publicado
una adaptación en 1830. Sea como fuere, la recreación de Donizetti y Romani fue tan sobresaliente que dejó a los otros dos
“filtros” muy atrás y hoy solo conocemos L’elisir. Unos días antes del primer ensayo Donizetti no había terminado aún la
partitura, por lo que envió a Romani, que había hecho su libreto en siete días, para ocuparse de la puesta en escena mientras él
concluía la composición. La producción se preparó en el último minuto. Es más, los censores dieron su aprobación final en plena
prueba de vestuario, algo que normalmente se producía antes de que se iniciase el periodo de ensayos. Y es que para un autor
con la genialidad y el oficio de Donizetti trabajar bajo presión no era un problema. Por aquel entonces, con 34 anos, había escrito
la nada desdeñable cantidad de 36 óperas de todo tipo, 16 de las cuales eran farsas u óperas bufas. Sin embargo, no hay que
olvidar que desde aquel momento se dedicó principalmente al género serio o semiserio, viendo la luz únicamente cinco títulos
cómicos más entre los que solo Don Pasquale sigue de lejos a la magnífica acogida que tuvo y sigue teniendo L’elisir.
Más allá de la ópera cómica
El hábitat natural de Donizetti fue la tragedia romántica, tanto en los escenarios como en su propia trayectoria vital: el mal de la
sífilis le arrebató a su mujer y a sus tres hijos y le provocó la muerte tras varios años de locura. En su época alcanzó las mejores
críticas con títulos serios como Anna Bolena (1830), que comenzó a abrir su música a las audiencias europeas, o Lucia di
Lammermoor (1835), que confirmó su maestría como compositor para el teatro. Entre aquellas dos heroínas pasionales y
desgarradoras brotó como una flor L’elisir d’amore (1832), iluminando con su optimismo tanta tragedia. Aunque hay que
reconocer que algo de esa querencia innata de Donizetti por el drama se puso también de manifiesto en nuestra ópera. Este
título rebasa las convenciones y los límites propios de su género, el melodramma giocoso, en pro de una suerte de “ópera bufa
romántica”, tal y como lo definió William Ashbrook, uno de los mayores expertos en la producción del autor italiano.
4
L’elisir d’amore
Ya nos lo anuncia Adina al comienzo de la obra: estamos ante una parodia de la leyenda del filtro de amor que unió los
corazones de Tristán e Isolda. Eso sí, escrita muchos años antes de que Wagner inmortalizara para siempre a estos dos
personajes. Con un fundamento de tales características, L’elisir no podía ser solamente una bufonada. Donizetti hace de ella una
comedia agridulce, con un significado profundo y una moraleja implícita. .Y cuál es la clave para conseguir esta transformación?
Mostrar las emociones íntimas y las debilidades más humanas de los protagonistas, que sufren un desarrollo musical y
psicológico capaz de dotar de una extraordinaria fuerza teatral a esta ópera. Los personajes tienen sus orígenes en los
arquetipos de la ópera bufa 17 y de la commedia dell’arte napolitana, pero el libreto de Romani y la partitura de Donizetti se
encargan de mostrarnos caracteres poliédricos que evolucionan y sufren.
Nemorino (que significa “el Don Nadie”) se presenta como un ingenuo, hasta él mismo se llama idiota en su aria de presentación,
pero despierta nuestra ternura incluso en el momento de su embriaguez, que es cuando más superficial y ridículo resulta. En el
fondo Nemorino es un poeta enamorado, frágil e indefenso, que pone el tinte melancólico a la comedia.
Adina (cuyo nombre se parece peligrosamente a la palabra “ladina”) nos recuerda que para ser una pícara caprichosa se
necesitan grandes dosis de inteligencia e independencia económica. A este personaje, más sencillo en el libreto de Scribe, se le
ha añadido un contrapunto de sensibilidad. En primer lugar, rechaza frívolamente el amor que le declara Nemorino y acepta
casarse con Belcore (que de “corazón bello” no parece tener mucho) casi sin conocerle. Pero poco a poco se convierte en fi el
amante y compra con su dinero la libertad de Nemorino, y eso sin saber aún que es un rico heredero. El personaje de Dulcamara
es el puente entre Adina y Nemorino. Su nombre surge de los vocablos dolce y amaro, “dulce” y “amargo”, como el vino de
Burdeos, que es lo que en realidad contiene el “milagroso” elixir del amor. Dulcamara es un charlatán ambulante, avaro y sin
escrúpulos, pero con grandes habilidades para la manipulación psicológica. Sus brebajes ejercen un efecto placebo
perfectamente calculado que dan seguridad y confianza a quien los compra. Dosis de decisión que abren los caminos de la
felicidad. Tanto es así que podemos considerar que su elixir es un personaje más de la comedia, no sólo porque da título a la
obra, sino porque la propia pócima sufre una evolución. Al principio solo Nemorino cree en ella, pero a lo largo de la trama la
botella de vino tinto da tan buenos resultados que todos quieren un frasco. El filtro funciona como desencadenante de pasiones
latentes que los personajes no habrían sido capaces de expresar sin su presencia.
Una lección de eficacia
Donizetti escribió una música para L’elisir d’amore que daba la réplica perfecta a los inspirados versos de Romani, igualándolos
en gracia, originalidad y encanto. Por un lado, la partitura refleja la influencia de Gioachino Rossini (1792-1868) y Vincenzo Bellini
(1801-1835), sus compañeros en esa terna angular del bel canto romántico. Y por otro, nos presenta las formas convencionales
con frescura, luminosidad y un toque sentimental. La economía de medios en la escritura orquestal, de una efectividad
apabullante en el desarrollo de la acción, y las bellas y pegadizas melodías que posibilitan el lucimiento de los cantantes son dos
de los motivos por los que esta ópera merece la categoría de obra maestra. Además, es la mejor prueba de que el compositor de
Bérgamo también dominaba la farsa y la parodia, coto privado hasta entonces para Rossini.
La partitura es tremendamente humorística y de desarrollo rápido, lo que pone en valor la virtud de la inmediatez y hace
imposible el aburrimiento. Los números de conjunto son brillantes y el recitativo se encuentra reducido a la mínima expresión,
algo que se comprueba desde la escena inicial en la que se suceden tres solos: la cavatina “Quanto e bella” de Nemorino, la
cavatina contrastante a ritmo de danzas ”Della crudele Isotta” de Adina y la marcha burlesca que da paso al aria de Belcore
“Come Paride vezzoso”. Estas arias de salida, así como la de Dulcamara “Udite, udite, o rustici” (uno de los pasajes más brillantes
5
L’elisir d’amore
del repertorio de bajo bufo) muestran una arista más de la genialidad de Donizetti: otorgar a cada personaje un lenguaje musical
particular y diferenciador. También hay lugar para el dramatismo, que aparece anunciado en la sección central del preludio de la
obra. El lamento llega a su punto de máxima expresión con el patético “Adina, credimi” de Nemorino, un larghetto en tono
menor que inicia el exquisito final del primer acto. El potencial de este pasaje se consigue al resaltar los sentimientos
enfrentados entre los personajes. Precisamente, el contraste simultáneo utilizado con astucia es otra de las virtudes de la
partitura, como en los dúos “Venti scudi!” de Nemorino y Belcore o “Quanto amore!” de Adina y Dulcamara.
No toda la música de esta ópera fue escrita en esos quince días de preparación, sino que el compositor italiano reutilizó
melodías previas. Sin ir más lejos, “Una furtiva lagrima”, el aria más famosa del melodrama y, sin duda, de todo su catálogo,
procede de “una canción de la que Donizetti estaba encaprichado y que siempre llevaba en su carpeta”, como nos cuenta la
esposa de Felice Romani en sus memorias. Resulta que este número no aparecía en el libreto original de Scribe, y Romani, al
principio, se negaba a añadirlo porque consideraba que enfriaría la acción.
En la actualidad se ha convertido en una pieza de lucimiento para grandes tenores, pero no deja de ser curioso que lo más
conocido de una ópera cómica sea precisamente su melodía más solemne. Y es que aquí también Donizetti sabe combinar los
contrastes y mezcla lo serio con lo cómico. El añadido humorístico de esta aria se encuentra en el acompañamiento,
encomendado al arpa, al fagot y a las cuerdas en pizzicato. Tampoco aparecía en el libreto original la contrapartida femenina de
“Una furtiva lagrima”: el aria “Prendi, prendi, per me sei libero”, de gran sencillez y eficacia constructiva. La perfección que todos
estos ingredientes confieren a la ópera fue reconocida desde el principio.
Según una de las crónicas que describe el estreno del 12 de mayo de 1832 el compositor fue aplaudido en cada número y
aclamado al finalizar el espectáculo. Se mantuvo en el Teatro della Cannobiana durante 32 funciones, para posteriormente ser
traducida a los idiomas más insospechados, como el croata, finlandés o esloveno, y recorrer todo el mundo. Pocas obras del
belcantismo romántico han sabido mantenerse tan vivas en el repertorio hasta estos comienzos del siglo XXI. Junto a Il barbiere
di Siviglia y Le nozze di Figaro, L’elisir d’amore es la ópera cómica más conocida y representada de la historia por su rotundo
éxito entre el público. Parece que Mozart, Rossini y Donizetti supieron dar con el secreto del éxito. O eso, o nos embriagaron con
un filtro mágico.
Eva Sandoval Díez es musicóloga
6
L’elisir d’amore
BIOGRAFÍAS
Marc Piollet | Director musical
Nació en París en 1962. Estudió dirección de orquesta y coro en la Escuela Superior de las Artes de Berlín. Recibió clases
magistrales de John Eliot Gardiner, Michael Gielen y Kurt Masur, quienes tuvieron una gran influencia en su evolución musical.
Ha sido director musical de la Volksoper de Viena, así como Principal Kappelmeister de la Philharmonisches Staatsorchester Halle
y director musical adjunto del Staatstheater Kassel. Actualmente es director general musical del Staatstheater de Wiesbaden.
Sus mayores éxitos en el mismo incluyen la Tetralogía de Wagner y nuevas producciones de Don Carlo, Elektra, Falstaff, Faust,
Der Freischütz, Idomeneo, Lulu, Rigoletto, Der Rosenkavalier, Salome y Tosca. Ha dirigido en el Liceu de Barcelona (Carmen), la
Ópera de Hamburgo (La traviata), la Ópera de Flandes (Il trovatore), la Ópera Nacional de París (Les contes d’Hoffmann), la
Ópera Estatal de Viena (Il barbiere di Siviglia), la Ópera de Stuttgart (Così fan tutte y Jenufa) y la Ópera Estatal de Baviera (Les
contes d’Hoffmann), entre otros importantes centros líricos. En el Real ha dirigido Don Quichotte y C(h)oeurs.
Vicente Alberola | Director musical
Nació en 1970 en Benifairó de la Valldigna (Valencia). Se formó en el conservatorio superior de su ciudad natal y, tras obtener
una beca en 1989, amplió sus estudios en el Conservatorio Real de Amberes, donde trabajó con Walter Boykens, Jean Güns y
Michel Dirls. Desde 1990, y durante doce años, fue primer clarinete de la Orquesta Sinfónica de Galicia, periodo en el que
colaboró con la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, la Sinfónica de Tenerife, la Orquesta de Cadaqués, la Filarmonía de Galicia
y la Orquesta de la Ópera de Amberes. En el mundo de la música de cámara ha colaborado con la Orquesta de Cámara Mahler, el
Cuarteto Prazák, la Camerata Boccherini, el Cuarteto Casals y el Cuarteto Juilliard. En repetidas ocasiones ha trabajado bajo la
dirección de Claudio Abbado, Daniel Harding, Peter Schneider, Gustavo Dudamel y Jesús López Cobos. Actualmente es primer
clarinete en la Orquesta Sinfónica de Madrid. En el Teatro Real ha dirigido Rita de Donizetti y Perséphone de Stravinsky.
Damiano Michieletto | Director de escena
Estudió dirección escénica en la Escuela de Arte Dramático Paolo Grassi de Milán y se graduó en Literatura Contemporánea en la
Universidad de Venecia, su ciudad natal. Sus primeras producciones operísticas incluyen títulos como L’histoire du soldat de
Stravinsky y Le carnaval des animaux de Saint-Saëns en el Auditorio de Milán. En 2003 debutó en el Festival de Wexford con la
ópera Svanda dudák de Weinberger, con la que obtuvo el premio Irish Times - ESB Theatre Awards a la mejor producción del
ano. Desde entonces ha llevado a la escena obras como Il triomfo delle belle de Pavesi (Festival Rossini de Pésaro), Il dissoluto
punito de Carnicer (Festival Mozart de La Coruna), I finti filosofi de Spontino (Festival Pergolesi- Spontini de Jesi). Ha trabajado en
importantes centros líricos, como el Teatro La Fenice de Venecia (la trilogía de Mozart y Da Ponte), la Ópera de Zúrich (Luisa
Miller, Il corsaro), el Teatro San Carlo de Nápoles (Die Entführung aus dem Serail) y el vienés Theater an der Wien (el tríptico
pucciniano). Recientes trabajos suyos se han visto en el Festival de Salzburgo (Falstaff) y en La Scala de Milán (Un ballo in
maschera)
Paolo Fantin | Escenógrafo
Nació en 1981 en Castelfranco (Italia). Se graduó en escenografía, en 2004, en la Academia de Bellas Artes de Venecia. Ese
mismo ano colaboró con Damiano Michieletto en el montaje de The Little Sweep de Britten. Desde entonces el trabajo entre
ambos ha fructificado en creaciones que han sido apreciadas en escenarios como el Teatro La Fenice de Venecia (Don
Giovanni,Così fan tutte, Le nozze di Figaro, Roméo et Juliette), la Ópera de Zúrich (Poliuto, Luisa Miller, Il corsaro), el Teatro Regio
7
L’elisir d’amore
de Turín (Madama Butterfly), el Gran Teatro de Ginebra (Il barbiere di Siviglia), el Teatro Massimo de Palermo (Greek passion) y
los festivales de Pésaro (La scala di seta, La gazza ladra) y Salzburgo (Falstaff, La bohème). Obtuvo el premio Abbiati (La gazza
ladra). Recientemente ha diseñado la escenografía para la producción de Idomeneo del Theater an der Wien de la capital
austriaca y Un ballo in maschera de La Scala de Milán.
Silvia Aymonino | Figurinista
Nació en Roma y comenzó su carrera desde muy joven trabajando en la Sastrería Tirelli. Durante muchos años fue asistente de
Hugo de Ana. Como diseñadora de vestuario debutó en 1996 con una producción de Turandot para la Ópera de Roma, dirigida
por Stefano Monti. Ha colaborado, en el campo de la lírica, con prestigiosos directores escénicos, como Franco Ripa Di Meana
(Safo, Simon Boccanegra, La traviata), Marco Gandini (Die Zauberflöte, Un ballo in maschera, Maria Padilla), Luca Ronconi (Il
tabarro, Suor Angelica, Gianni Schicchi), Francesco Micheli (Rigoletto, Roméo et Juliette), Lorenzo Mariani (Tosca, Il trovatore,
Don Giovanni), Leo Muscato (Nabucco, La bohème) y Damiano Michieletto (Die Entführung aus dem Serail, Il barbiere di Siviglia)
en teatros de Italia, Francia, Irlanda, Israel, Japón, Suiza, Suecia y China. Ha diseñado vestuario para teatro, ballet, cine, televisión
y grandes espectáculos. Recientemente ha diseñado el vestuario de I masnadieri para el Teatro Regio de Parma y Otello de Verdi
para La Fenice de Venecia.
Nino Machaidze | Adina
Tras su interpretación de Juliette (Roméo et Juliette) en el Festival de Salzburgo (2008), esta soprano georgiana ha realizado una
espectacular carrera internacional. Se formó musicalmente en Tiflis y en la Academia de Jóvenes Artistas del Teatro de La Scala
de Milán. Ganadora del concurso Leyla Gencer en 2006, debutó ese ano como Marie (La fille du régiment) en La Scala. Ha sido
invitada a cantar en los escenarios más importantes del mundo, como el Metropolitan de Nueva York, la Ópera Estatal de Viena,
el Covent Garden de Londres, la Ópera Nacional de París, La Monnaie / De Munt de Bruselas y la Ópera de Los Ángeles. De su
repertorio sobresalen los personajes de Norina (Don Pasquale), Lauretta (Gianni Schicchi), Elvira (I puritani), Gilda (Rigoletto),
Musetta (La bohème) y las protagonistas de Lucia di Lammermoor y Thaïs. Recientemente ha interpretado a Thäis en Sevilla, a
Musetta en Salzburgo, a Juliette en Bruselas, a Gilda en París, a Marie en Nueva York y a Donna Fiorilla (Il turco in Italia) en
Barcelona. (www.ninomachaidze.com)
Camilla Tilling | Adina
Esta joven soprano, nacida en Linkaping (Suecia) y graduada en la Universidad de Gotemburgo, ya ha debutado en los mejores
escenarios líricos del mundo, entre los que se incluyen el Metropolitan de Nueva York, el Teatro de La Scala de Milán, el Covent
Garden de Londres, la Ópera Nacional de París, la Ópera Estatal de Baviera, el Teatro Bolshoi de Moscú y la Ópera de San
Francisco, así como los festivales de Aix-en-Provence, Baden-Baden y Glyndebourne. Ha trabajado con los principales directores
de orquesta de la actualidad (Gardiner, Gatti, Mackerras, Minkowski, Muti y Pappano) y destacados creadores escénicos (Bondy,
Homoki, McVicar, Wilson). Su repertorio incluye personajes como Gretel (Hänsel und Gretel), Dorinda (Orlando), IIia (Idomeneo),
Donna Clara (Der Zwerg) y Pamina (Die Zauberflöte). Recientemente ha interpretado a Susanna (Le nozze di Figaro) en Londres y
Sophie (Der Rosenkavalier) en Moscú. En el Real ha participado en la Gala Mozart, en Saint François d’Assise y en Pelléas et
Mélisande.
Eleonora Buratto | Adina
Nació en Mantua en 1982 y se diplomó en canto en el Conservatorio Campiani de Mantua en 2006. Durante tres años estudió
con Luciano Pavarotti y actualmente lo hace con Paola Leolini. En 2007 ganó el concurso A. Belli del Teatro Lírico Experimental
8
L’elisir d’amore
de Spoleto, donde debutó el personaje de Musetta (La bohème). Posteriormente cantó ese mismo papel en el Teatro San Carlo
de Nápoles y en el Regio de Turín; el de Glauce (Medea de Cherubini) en Cremona y el de Despina (Così fan tutte) en el Palau de
les Arts de Valencia y en la Ópera de Zúrich. Ha mantenido una estrecha colaboración con Riccardo Muti, quien la ha dirigido
interpretando los personajes de Creusa (Demofoonte de Jommelli) en Salzburgo y París, Susanna (I due Figaro de Mercadante) y
Amelia (Simon Boccanegra) en el Teatro de la Ópera de Roma. Recientemente ha sido Alice Ford (Falstaff) en Rávena, Euridice
(Orfeo ed Euridice) en Montpellier y Norina (Don Pasquale) en Roma. En el Teatro Real ha participado en I due Figaro y Don
Pasquale. (www.eleonoraburatto.com)
Celso Albelo | Nemorino
Uno de los tenores más sobresalientes de su generación, nació en Santa Cruz de Tenerife y se formó en el conservatorio de
música de su ciudad natal, en la Escuela Superior de Canto de Madrid y la Academia de Busseto con Carlo Bergonzi. Tras su
interpretación del Duque de Mantua (Rigoletto) en Busseto, en 2006, ha realizado una exitosa carrera internacional y ha sido
invitado a cantar en prestigiosos escenarios como el Teatro de La Scala de Milán, el Covent Garden de Londres, la Ópera
Nacional de París, la Ópera Estatal de Viena, la Deutsche Oper de Berlín y el Festival de Baden-Baden, donde ha protagonizado
títulos como Pagliacci, Don Pasquale, La sonnambula, La fille du régiment, Lucia di Lammermoor, Les pêcheurs de perles, Maria
Stuarda, Anna Bolena, I puritani, La juive y Gianni Schicchi, entre otros. Ha colaborado con reconocidos directores como
Pappano, Mehta, Harding, Oren, Chaslin y Zedda. Recientemente ha interpretado a Alfredo (La traviata) en la Ópera de
Guangzhou en China y Ruodi (Guillaume Tell) en el Festival Rossini de Pésaro. En el Real ha participado en Rigoletto.
(www.celsoalbelo.com)
Ismael Jordi | Nemorino
Nació en Jerez de la Frontera y estudió en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, siendo distinguido como mejor alumno de
la Cátedra de canto Alfredo Kraus. A partir de 2000 su repertorio de tenor lírico-ligero (Mozart, Rossini, Donizetti) le abre las
puertas de los mejores escenarios de España, Suiza, Países Bajos y Estados Unidos. Debutó en 2002 con Don Pasquale en la
Ópera de Estrasburgo y pronto fue invitado al Teatro del Capitolio de Toulouse (Gianni Schicchi, Doña Francisquita, Der
Rosenkavalier), la Ópera de Burdeos (Il barbiere di Siviglia) y la Ópera Cómica de París (Mignon). En la Volskoper de Viena cantó
Martha en 2003. Visitó la Staatsoper y la Deutsche Oper de Berlín (L’elisir d’amore, La traviata), la Ópera de Hamburgo
(Rigoletto), la Semperoper de Dresde (Lucia di Lammermoor) y la Ópera Estatal de Baviera (Lucrezia Borgia). En 2011 debutó en
Italia con Rigoletto en el Festival de Macerata y Lucia di Lammermoor en el San Carlo de Nápoles. Recientemente ha
interpretado a Alfredo (La traviata) en Ámsterdam y Valencia. En el Teatro Real ha participado en Così fan tutte.
Antonio Poli | Nemorino
Este joven tenor italiano nació en Viterbo y estudió en Roma con Romualdo Savastano. Fue ganador de varios concursos
internacionales de canto tras sus primeras experiencias operísticas en Roma, Dresde, Ámsterdam y Génova. Debutó en Graz, en
2010, interpretando el papel de Don Ottavio (Don Giovanni). Ha sido invitado a cantar en importantes escenarios como el Teatro
de La Scala de Milán, el Covent Garden de Londres, el Teatro de la Ópera de Roma, la Staatsoper de Berlín, el Teatro La Fenice de
Venecia y los festivales de Salzburgo y Glyndebourne, donde ha interpretado personajes como Alfredo (La traviata), Nemorino
(L’elisir d’amore), Ismaele (Nabucco), Fenton (Falstaff ), Alméric (Iolanta) y Malcolm (Macbeth). Ha colaborado con destacados
directores como Ivor Bolton, Gianluigi Gelmetti, Daniel Harding, Jesús López Cobos, Riccardo Muti, Antonio Pappano y Krzysztof
Penderecki. Recientemente ha interpretado a Cassio (Otello) en el Teatro de la Ópera de Chicago. En el Teatro Real ha
participado en I due Figaro. (www.antoniopoli.net)
9
L’elisir d’amore
Fabio Maria Capitanucci | Belcore
Considerado como uno de los barítonos italianos más demandados de la actualidad, realizó sus estudios en la Academia de La
Scala. En el 2002 obtuvo el Premio Renato Bruson. Desde 1999 ha sido invitado habitual en el Teatro de La Scala de Milán, donde
ha interpretado al Conde de Almaviva (Le nozze di Figaro), Belfiore (Un giorno di regno), Sharpless (Madama Butterfly), Lescaut
(Manon Lescaut) y Guglielmo (Così fan tutte). También ha cantado en otros importantes escenarios como el Metropolitan de
Nueva York (Marcello en La bohème), la Ópera Estatal de Viena (Giorgio Germont en La traviata), el Covent Garden de Londres
(Belcore en L’elisir d’amore), la Ópera Estatal de Baviera (Figaro en Il barbiere di Siviglia), el Teatro Comunal de Florencia
(Malatesta en Don Pasquale) y el Festival Rossini de Pésaro (Slook en La cambiale di matrimonio). Recientemente ha cantado en
la Ópera de San Francisco (Ford en Falstaff ). En el Teatro Real ha participado en La bohème, Le nozze di Figaro e I puritani.
José Carbó | Belcore
Este barítono australiano de ascendencia española e italiana nació en Argentina. Fue ganador del premio al mejor cantante
australiano en el concurso de canto Opera Awards (2005). Hizo su debut artístico en la Ópera de Australia con Ariadne auf Naxos
y poco después interpretó a Figaro (Il barbiere di Siviglia). Su debut europeo tuvo lugar en el Teatro de la Ópera de Roma, donde
interpretó el personaje de Figaro en Le nozze di Figaro. Ha sido invitado en importantes escenarios como el Teatro de La Scala de
Milán (Barón Trombonok de Il viaggio a Reims), el Festival Mozart de La Coruña (Dandini en La cenerentola) y la Ópera de Seattle
(Figaro de Il barbiere di Siviglia). En Queensland ha interpretado a Escamillo (Carmen) y en la Ópera de Sydney a personajes
como Giorgio Germont (La traviata), Enrico (Lucia di Lammermoor), Don Alfonso (Così fan tutte), Anckarström (en una nueva
producción de Un ballo in maschera) y el protagonista de Don Giovanni. En el Teatro Real ha participado en Il barbiere di Siviglia
y L’elisir d’amore.
Erwin Schrott | Dulcamara
Este bajo-barítono nació en Montevideo (Uruguay) y realizó su debut operístico a la edad de veintidós años como Roucher
(Andrea Chénier). Tras ganar el primer premio en el concurso de canto Operalia (Hamburgo, 1998), inició una ascendente carrera
internacional que le ha llevado a los escenarios más prestigiosos, como el Teatro de La Scala de Milán, el Metropolitan de Nueva
York, la Ópera Estatal de Viena, el Covent Garden de Londres, la Ópera Nacional de París, la Staatsoper de Berlín, la Ópera de Los
Ángeles, la Ópera Estatal de Baviera y los festivales de Salzburgo y Baden-Baden. De su amplio repertorio sobresalen los
personajes de Leporello (Don Giovanni), Figaro (Le nozze di Figaro), Escamillo (Carmen), Méphistophéles (en Faust de Gounod y
en La damnation de Faust de Berlioz), y los protagonista de Don Giovanni, Attila y Mefistofele de Boito. Recientes compromisos
suyos han tenido lugar en Viena y Londres, donde ha sido Dulcamara (L’elisir d’amore) y Procida (Les vêpres siciliennes)
respectivamente. (www.erwinschrott.com)
Paolo Bordogna | Dulcamara
Reconocido como uno de los mejores barítonos buffo de su generación, este cantante italiano estudió con Roberto Coviello y
Katia Ricciarelli. Ganador del premio Caruso (2000) y del premio Bastianino (2006), ha cantado en los más importantes
escenarios, como el Teatro de La Scala de Milán, la Ópera de Roma, la Academia de Santa Cecilia, el Festival Rossini de Pésaro, el
Teatro de San Carlo de Nápoles, el Liceu de Barcelona y las óperas de Hamburgo, Múnich, Moscú y Washington DC. Su repertorio
abarca más de cincuenta personajes desde la música barroca hasta la contemporánea, con énfasis en Mozart, Rossini y Donizetti.
Recientemente ha cantado a Bartolo (Il barbiere di Siviglia) en Turín, a Don Alfonso (Così fan tutte) en Bari y a Germano (La scala
di seta) en La Scala de Milán. En el mercado discográfico y audiovisual existe una amplia variedad de material en el que ha
participado. En el Teatro Real cantó en La pietra del paragone y L’italiana in Algeri. (www.paolobordogna.eu)
10
L’elisir d’amore
Ruth Rosique | Giannetta
Esta soprano sanluqueña finalizó sus estudios en el Conservatorio Superior de Música de Valencia. Ha sido invitada a cantar en
importantes escenarios como el Liceu de Barcelona, el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el Teatro La Fenice de Venecia, el Teatro
de los Campos Elíseos de París, el Maggio Musicale Fiorentino, el Teatro Regio de Parma, el Teatro Comunal de Módena, San
Carlo de Nápoles, el Carnegie Hall de Nueva York y la Ópera de Tokio. Ha interpretado personajes como Musetta (La bohème),
Corinna (Il viaggio a Reims), Norina (Don Pasquale), Nannetta (Falstaff), Susanna (Le nozze di Figaro), Giulia (La scala di seta),
Drusila (L’incoronazione di Poppea) y Zerlina (Don Giovanni), entre otros. Ha colaborado con directores como Fabio Luisi, Michel
Plasson, Christopher Hogwood, Jesús López Cobos y Christophe Rousset. En el Real ha cantado en Die Entführung aus dem Serail,
El dúo de La africana, Elena e Costantino, Die Frau ohne Schatten y The Rape of Lucretia.
Mariangela Sicilia | Giannetta
Nació en Cosenza (Italia) y estudió piano y voz en el conservatorio de música de su ciudad natal. En el 2009 fue premiada en el
Concurso Internacional Ruggero Leoncavallo como la mejor voz de soprano. Continuó su formación musical en la Escuela de
Ópera del Teatro Comunal de Bolonia y en la Academia Mozart en Aix-en-Provence. Hizo su debut con el personaje de Gretel
(Hänsel und Gretel), recorriendo numerosos escenarios, entre ellos, los teatros del Circuito Lírico Lombardo, el Teatro Verdi de
Trieste y el Teatro Comunal de Bolonia. También ha cantado otros papeles como Gilda (Rigoletto), Serpina (La serva padrona),
Musetta (La bohème), Corinna (Il viaggio a Reims), Chamion (Cléopâtre de Massenet) en teatros como el San Carlo de Nápoles, el
Petruzzelli de Bari y los festivales de Salzburgo y Wexford. Recientes compromisos le han llevado al Teatro Pergolesi de Jesi,
donde ha sido Vivette (L’arlesiana de Francesco Cilea) y al Festival Rossini de Pésaro, donde fue Albina (La donna del lago) y
Elvira (L’italiana in Algeri).
11
Descargar