1 Anteriormente hemos intuido la trayectoria de Carmen Sallés que la ha llevado a descubrir la educación de la niñez y juventud como su forma peculiar de apostolado. Sabemos que los caminos de Dios para guiar a las personas hasta conducirlas a su vocación específica, están llenos de libertad y misterio y nos descubren la sabiduría infinita con que, suave y eficazmente, dispone las cosas en su Providencia. Así, a través de pruebas y sufrimientos, Dios va modelando a M. Carmen para acoger el carisma que habrá de transmitir a la Congregación que ella fundara. Nos centraremos ahora en el apostolado educativo de Carmen Sallés. Este apostolado está íntimamente relacionado con la consagración a Dios, por medio de María, como ella nos propone. Intuición apostólica y pedagógica de M. Carmen Sallés: Educar es preparar para ser persona, no sólo para hacer o saber.1 Todos los sistemas educativos aspiran a conformar un modelo de hombre a partir de una antropología como principio y fundamento. Pero la concepción cristiana del hombre no puede reducirse a una antropología, ni la educación cristiana tampoco puede identificarse con una pedagogía, aunque ambas son necesarias y subyacen en ella. La meta de la educación cristiana está en la Persona y en el Mensaje de Jesucristo. Más que un sistema pedagógico, es un estilo nuevo de educar de acuerdo con el Todos los hombres, de cualquier raza, condición y edad, por poseer la dignidad de persona, tienen derecho inalienable a una educación. La verdadera educación se propone la formación de la persona humana en orden a su fin último y al bien de las sociedades, de las que el hombre es miembro (Cf. G.E 1). 1 2 talante y espíritu del Evangelio, a la luz de las enseñanzas del Único Maestro. M. Carmen Sallés se sintió llamada al apostolado de la enseñanza. Ella descubrió en esta forma de apostolado un medio eficaz de colaborar en la obra redentora de Cristo. Los años de su infancia, adolescencia y juventud en Manresa, las enseñanzas recibidas en el breve periodo de formación con las Adoratrices, y los de vida religiosa vividos en el Instituto de las Dominicas de la Anunciata, fueron para ella un cúmulo de riqueza espiritual y de experiencia para su vida como religiosa educadora concepcionista, que hará “imitando la tarea del Maestro que anuncia el Reino a las multitudes y acoge a los niños para llevarlos al Padre” (CF II). Es de su unión con Cristo de donde brota su celo apostólico por la educación de la niñez y juventud y a su vez en el trato con las niñas acrecienta esta unión. De esta experiencia brotan palabras como estas:”Encontraréis a Cristo en el corazón de los niños”. Ella comprendió que educar no sólo es una tarea, sino también y sobre todo una misión, lo cual exige un talante humano, una actitud de espíritu, “unas dotes especiales de alma y corazón” (GE), una ejemplaridad personal; exige, antes que nada, una vocación, porque se trata de formar a la persona integralmente, ayudándola desde dentro a ser lo que está llamada a ser. M. Carmen Sallés ve la educación como un medio para "procurar la salvación y perfección de las almas" (CC1893) haciendo de cada una de ellas una imagen perfecta del Hombre Nuevo: Cristo y la Mujer Nueva: la Inmaculada. Educar, por tanto, significa tener presente la dimensión teologal del hombre, que como hijo de Dios está llamado a participar de la misma vida divina. Carmen valora a la persona ante todo por lo que es: hijo de Dios. Reconociendo en ella la 3 imagen del Creador, busca formar a los niños elevándolas a Dios que es la Suma Perfección y el fin al que todos estamos llamados2. El objetivo a alcanzar que propone es grande e importante: llevar los niños a Dios, salvar sus almas, santificarlas. En orden a este fin, M. Carmen presenta a María, Imagen Perfecta de Cristo. Ella, la Inmaculada, es el Modelo para llevar a cabo la educación de los niños. "(...) a imitación de la Purísima Virgen (...) procurar la salvación y perfección de las almas y en especial de las niñas que les fueren encomendadas para su educación"3. El amor y devoción que M. Carmen tiene a la Madre de Dios se deja traslucir en su acción apostólica y pedagógica. María es la Mujer Nueva plasmada por el Espíritu Santo para engendrar en su seno al Redentor del mundo; por eso M. Carmen propone a sus hijas: "Levantemos a Ella, con frecuencia, la vista mientras cultivamos nuestro jardín que Ella nos dará virtud, Ella nos dará poder para ir formando esas tiernas flores (las niñas) a imagen suya" 4. Formar a imagen de María es el modo de educar que M. Carmen propone para el nuevo Instituto. María es la Plenitud de Gracia, la Nueva Criatura que en virtud de los méritos de su Hijo ha sido preservada de toda culpa de pecado y asociada a la obra de la Redención. Es el Icono de lo que Dios quiere hacer en cada persona que sea dócil a su Gracia, como lo fue Ella. M. Carmen descubre la redención operada en María, Inmaculada desde su concepción, y busca realizar este ideal en la educación haciendo de su apostolado una redención preventiva Así les dice a las religiosas: "Hay que amar a las niñas para ganarles el amor y llevarlas a Dios, que es donde está el verdadero Amor". A la comunidad de Barajas de Melo (Cuenca) dice: "Llamadas por nuestra vocación a santificar a las niñas trabajemos con celo en tan difícil misión" (15/X/1908)). 3 CC1893 4 Carta 30/V/1909 2 4 porque "impedir la caída es un beneficio mucho mayor que levantar al que ha caído”5. Educar: EL FIN DE LA CONGREGACION: El celo por la salvación de las almas que caracteriza la vida de M. Carmen Sallés, es también la característica del Instituto por ella fundado. Así lo expresa en las Reglas y Constituciones: "El fin principal de las Religiosas Concepcionistas de Santo Domingo es ocuparse con toda diligencia y cuidado, mediante nuestro Señor, no solamente en mirar por su salud espiritual y perfección, sino también, con el mismo fervor y gracia, a imitación de la Purísima Virgen, en procurar la salvación y perfección de las almas y en especial de las niñas que les fueren encomendadas para su educación.6 Como queriendo explicitar y especificar cuál es el medio para llegar al fin, M. Carmen señala que “el ejercicio de la enseñanza es el fundamento del Instituto para mayor gloria de Dios, bien del público y salvación de las almas, por lo que deberá ser tenido en singular recomendación por todas las que sean llamadas a esta Congregación”( CC 1893). También a los padres asesores de la comunidad les pide que sostengan a las religiosas,... en el espíritu del Instituto que es "su propia santificación, el culto de la Inmaculada Virgen María, nuestra Madre y la formación y educación cristiana de las niñas que la Providencia se digne confiar a sus cuidados y solicitud”. En 1908, cuando envía las Constituciones a Roma para su aprobación, M. Carmen hace una revisión y estudio de las mismas 5 6 J. Croisset. CC 1893 5 y lleva a cabo la modificación de algunos puntos teniendo en cuenta las últimas normas de la Iglesia; pero por lo que respecta al fin éste sigue siendo, junto con el culto de la Santísima Virgen y la santificación de las religiosas, "la educación e instrucción de las niñas y el bien de la sociedad”, y como en las anteriores M. Carmen mantiene que “el ejercicio de la enseñanza es la base principal del Instituto por lo que ha de ser tenido en singular estima por todas las que sean llamadas a esta Congregación” (CC 1909). M. Carmen conoce el alcance positivo que puede tener este tipo de apostolado e inquieta por difundir la fe a través de la educación, establece: "Qué jamás se omita (el ejercicio de la enseñanza), sino que de día en día vaya en aumento".(CC1909). También en el título de la Congregación queda reflejado este aspecto: "Religiosas Concepcionistas de la Enseñanza". 7 Así pues, la dimensión apostólica pertenece a la naturaleza de la Congregación. Esta finalidad tiene sus raíces en la unión con Cristo. Cristo es el centro, el inspirador y el que hará eficaz la misión que la Congregación en cada uno de sus miembros debe llevar a cabo. Las palabras del Señor: "El que permanece en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto; porque separados de Mí no podéis hacer nada" ( Jn. 15,5), son palabras vivas en el pensamiento y acción apostólica de M. Carmen que afirma hablando a las religiosas: "La que esté más unida a Cristo será la que más frutos alcance en el campo de la enseñanza". Este es, pues, el secreto del ministerio apostólico: la unión con Cristo. Acción y contemplación, dos aspectos que no se han de dar por separado en la vida del educador concepcionista, como no se dan en la vida de M. Carmen, sino que ambos deben formar parte de una misma realidad que es la unidad del ser vocacional en Dios. M. Carmen siente la educación como un don, como una gracia que el Señor nos ha otorgado al llamarnos a colaborar con El compartiendo su misión de Maestro, y reconociendo la 7 6 Decreto 19/IX/1908 grandeza de nuestra misión, exclama con gozo: "¡Qué feliz, hijas mías, es nuestra misión, somos Esposas del Dios que nos creara, somos depositarias y encargadas de lo que más ama en este mundo, que es la niñez! ¡Qué feliz nuestra misión que nos da por compañeras a las niñas que son un pedacito de cielo en la tierra!". (30/V/1909). Por esta razón, M. Carmen pide a las maestras responsabilidad en la tarea educativa.8 En las primeras Constituciones también señala: "Las maestras deberán ir antes a las clases a preparar las labores y lecciones que hayan de dar a las niñas".9 Quiere que la labor educativa sea eficaz; pretende educar y preparar a las niñas para que en el futuro sean educadoras de la fe en el hogar y puedan ocupar un puesto digno en la sociedad, por eso desea: "Llenar el hogar doméstico de jóvenes virtuosas, las ciudades de honradas madres de familia, el cielo de felices moradores". 10 Y como no se puede dar lo que no tiene, M. Carmen considera necesaria una preparación tanto a nivel humano como espiritual y así dice: "Seamos como aljibes que se llenan por el estudio y la oración de ciencia y virtud para después repartirlas entre esos seres que con sus travesuras y molestias han de labrarnos una corona de gloria y de felicidad" (15/X/1908). De estas palabras de M. Carmen se deduce que es en la clase y en el trato con las niñas como los educadores concepcionistas se tienen que santificar y será su deber "entrar en el alma de los niños para estar unidos con Cristo”. "Nos decía que debíamos aprovechar bien todo el tiempo porque tal era la voluntad de Dios” (M. Piedad Espinal). 9 CC 1893 10 30/V/1909 8 7 EXPANSION DE LA CONGREGACION: La búsqueda de la verdad y el deseo de cumplir la voluntad de Dios habían conducido a M. Carmen y sus tres compañeras a Burgos. Bajo la autorización y el apoyo del Sr. Arzobispo, D. Manuel Gómez Salazar, la nueva familia religiosa comienza su andadura el 7 de diciembre de 1892. La semilla estaba lanzada. El inicio de una obra nunca es fácil; M. Carmen lo sabe; no obstante ella "es un alma de fe"11, una mujer contemplativa que sabe leer e interpretar las circunstancias a la luz de Dios. Ella ama a Cristo, se ha entregado a El y atenta a los signos de los tiempos está dispuesta a dar lo mejor de sí misma a los hombres de su tiempo. El celo apostólico que aparece durante su vida toma un nuevo impulso y empuje al fundar la Congregación. Ella y sus hijas, fieles al mandato de Cristo de anunciar la Buena Noticia del Reino a toda criatura, comienzan su labor apostólica el mismo mes de diciembre de 1892. La primera comunidad concepcionista trabaja sin descanso para llevar a cabo la organización de la enseñanza… Dado el gran número de niñas asistentes a las clases, las religiosas se ven obligadas a cambiar de local. A la primera comunidad se unen otras jóvenes deseosas de entregar su vida a Dios en la naciente Congregación. Salen de las fronteras de Burgos y se extienden a Segovia en 1894, a El Escorial en 1895, y a Madrid en 1897 en una primera etapa en la que la naciente Congregación se va consolidando. Apenas había transcurrido un año de la fundación del Instituto, el Sr. Obispo de Segovia, D. José Herrero y Pozuelo, "conocedor del fruto cosechado en Burgos", solicita de M. Carmen la presencia de las concepcionistas en la capital de su Diócesis. A 11 8 M. Piedad Espinal pesar de lo prematuro que pudiera parecer tal empresa, M. Carmen no retrocede y, decidida, con el sólo objetivo de buscar la gloria de Dios y de su Inmaculada Madre, comienza la expansión del Instituto.12 M. Carmen, deseosa de que a todos llegue el pan de la fe y de la cultura, no perdona sacrificios. Por eso más importante que constatar la extensión rápida del Instituto, es profundizar en los motivos que impulsan tal expansión: Esta tiene como motivo y fin la santificación de las almas. Esto se puede constatar en la misma respuesta que M. Carmen da al Deán de la catedral de Segovia, cuando éste le insinúa que no hay vida para dos colegios:13 Existen dificultades y opiniones a favor y en contra de la fundación. No obstante ésta se lleva a cabo tras haber examinado los proyectos de M. Carmen que entiende la educación cristiana al servicio de la salvación de la persona, por eso trata de unir piedad y ciencia. Propone programas amplios que den respuesta a las necesidades de la época abriendo también, con este mismo fin, clases nocturnas y dominicales.14 En ocasiones será la defensa de la fe católica el móvil que induce a M. Carmen a fundar. El protestantismo, a partir de 1876 Posteriormente M. Carmen amplía su campo de acción a poblaciones más pequeñas respondiendo, bien a las solicitudes de los Obispos, bien a las necesidades de los pueblos más faltos de instrucción religiosa. Así en 1899 funda en Pozoblanco (Córdoba); en 1902 abre la casa de Almadén (Ciudad Real); y al año siguiente, dentro de la misma provincia, en la localidad de Valdepeñas. En 1904 se dirige hacia el norte y abre en Murchante (Navarra) otra casa-colegio. En 1905 sigue extendiéndose en la provincia de Ciudad Real, esta vez en Santa Cruz de Mudela; en el mismo año inaugura el colegio de Barajas de Melo (Cuenca); en 1906 de nuevo abre otra casa-colegio en Ciudad Real en la localidad de Manzanares; en 1907 en Arroyo del Puerco (Cáceres) y en 1909 inaugura la última por ella fundada en Santa Cruz de la Zarza (Toledo). 13 "No vengo a Segovia para sacar dinero; vengo a trabajar por la salvación de las almas". 14 Carta 19/V/1905 12 9 en que se aprobó la Constitución Española, que reconocía la libertad de cultos en el artículo 11, se extendió de forma progresiva llegando a establecerse mediante escuelas y capillas no sólo en las capitales de provincia, sino también en poblaciones más pequeñas como es el caso de El Escorial donde el protestantismo trabajaba y preparaba el campo para abrir una escuela de párvulos. La noticia llega a M. Carmen. Es la gloria de Dios y la integridad de la fe católica lo que está en peligro por lo que su reacción va a ser inmediata. Si la Iglesia protestante abre escuelas y capillas, ella hará lo mismo. (¡No eran tiempos aquellos de ecumenismo!)15. M. Carmen es una buscadora infatigable de la voluntad de Dios, por ello al dar inicio a una fundación exige las condiciones necesarias que le permitan llevar a cabo la labor educativa propia del carisma infundido en ella por el Espíritu; por esto, a la amplitud de programas se añade la amplitud en el aspecto social. Quiere que su influencia llegue a todas las clases sociales16. Y busca el modo de obtener subvenciones que posibiliten la gratuidad, de forma que los ingresos obtenidos por la enseñanza retribuida hagan posible la enseñanza gratuita para los que carecen de medios. El ideal de M. Carmen y sus hijas sigue abriendo fronteras, también las geográficas. M. Carmen muere el 25 de julio de 1911, pero antes ha dejado implantado en el corazón de sus hijas el anhelo de llevar a Cristo a los hombres de toda condición y raza. Este es uno de los motivos de la fundación de El Escorial y de la casa de Madrid. La primera va a causar a M. Carmen numerosos problemas y sufrimientos que no la van a retraer, sino que van a ser como incentivos que estimularán su acción apostólica impulsándola a ampliar su labor a los más pequeños, abriendo así otra casa para los párvulos. También en la capital de España, en la calle San Vicente, abrirá una clase para admitir niñas completamente gratuitas, con el fin de contrarrestar la influencia que la doctrina protestante estaba ejerciendo en las escuelas de la zona madrileña de Noviciado. 16 CC 1893 15 10 Organización de la enseñanza La intuición apostólica de M. Carmen va a quedar plasmada en la organización de los Centros y en la forma concreta de llevar a cabo la misión educativa. Su afán por ser instrumento activo que colabore con Cristo Maestro, la lleva a educar e instruir a las niñas "partiendo de la sólida base de una enseñanza religiosa"17. No olvida que la labor educativa que desempeña, y que están llamadas a desempeñar los miembros que pertenecen a la Congregación, tiene su raíz en la misma misión de Cristo. Por esto, al escribir las Constituciones, pide a las religiosas que invoquen cada día antes de ir a las clases al Espíritu Santo, de modo que sea el mismo Espíritu el que oriente la actividad educativa. Se trata de descubrir cómo la dimensión apostólica de M. Carmen a través de la enseñanza tiene una finalidad espiritual que se basa en una unidad de vida, aunando piedad y ciencia, con miras a conseguir el desarrollo de todas las capacidades mediante una educación personalizada, una continua dedicación y una vigilancia delicada que implica acompañar con paciencia, respeto y prudencia, ayudando así a crecer en libertad personal18. Pero M. Carmen no sólo se limita a proponer unos objetivos. Su interés por la enseñanza religiosa y la formación espiritual de las alumnas aparece reflejado en la fórmula de clases que escribe. En ella no sólo señala cómo ha de ser la distribución del tiempo de la jornada escolar, sino que además Reglamento de Pozoblanco Cuando en el Reglamento de los colegios presenta el programa de materias que va a enseñar, pone en primer lugar la Doctrina (Reglamento de Pozoblanco) destacando además como garantía, que "la educación será eminentemente moral y religiosa" (Anuncio del Colegio de El Escorial) encaminada a formar el corazón y la inteligencia de las jóvenes a fin de que lleguen a ser buenas cristianas. 17 18 11 ésta aparece salpicada de jaculatorias, ayudando de este modo a las niñas a elevar su mente y corazón a Dios19. La labor educativa que desempeña está pues, en función del fin sobrenatural al que quiere conducir a las alumnas y por esto pone especial cuidado cuando se trata de los sacramentos20. M. Carmen, no obstante, considera que no basta con la preparación a la Primera Comunión. El hombre, imagen de Dios, está llamado a la comunión con Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida21. Quiere que las niñas intensifiquen la comunión con Cristo, mediante la frecuencia de los sacramentos, que son signos visibles que la Iglesia ofrece para llegar a esa comunión; ella lo sabe y por eso dice: "Es conveniente que todos los meses las niñas de las clases reciban los Santos Sacramentos” (CC1893). Aún siendo tanto el interés de M. Carmen por la doctrina cristiana, no se centra en ella únicamente. Se hace eco del papel que la mujer está llamada a desempeñar en la sociedad y por eso se preocupa por una completa y conveniente educación de la misma. No se contenta con una formación que se limite a capacitar a la mujer para el desempeño de “sus labores”. En los programas que ofrece se ve la importancia que da a la ciencia al poner inmediatamente, después de la Doctrina Cristiana, la lectura, escritura, gramática castellana, aritmética, geografía, historia sagrada, universal y de España; quedando en último lugar las labores propias del sexo22. CC1893 "Ponía especial esmero en la preparación de las niñas para la Primera Comunión y nos mandaba que lo hiciéramos con mucho cuidado” (Guadalupe Urra). 21 cf. Jn. 14,6 22 Reglamento del Colegio de El Escorial. 19 20 12 Piedad y ciencia van a ser, pues, los pilares sobre los que se apoye su acción apostólica con miras a hacer de las alumnas jóvenes virtuosas en las que se dé una unidad de vida23. Todo el hombre necesita ser y sentirse salvado. Esta salvación se da cuando la persona está abierta y disponible para acogerla. El desarrollo de todas las capacidades, no sólo las humanas y psicológicas sino también las espirituales, van a ser el mejor modo de poner a las personas en condiciones de apertura y colaboración con el plan salvífico de Dios. Es la formación integral de la persona lo que M. Carmen pretende y a esta formación todo coopera; no sólo lo espiritual, sino también lo físico e intelectual. Así, trata de que el colegio disponga de "espaciosos jardines para recreo de las niñas”24 y ofrece otras materias como complemento de los programas. Y para que esta misión apostólica produzca sus frutos solicita M. Carmen la colaboración de todos: de las profesoras, a quienes exige responsabilidad en la misión; de los padres para que cumpliendo el reglamento del Centro se pueda conseguir el desarrollo pleno de las facultades de sus hijas25, y de las niñas a quienes pide se esfuercen "por instruirse y aprender cuanto se les enseñe aplicándose para adelantar en la ciencia y en todo lo que deben estar instruidas"(CC1893). Considera también que es necesaria una cierta disciplina, por lo que pide a las alumnas la observancia del más riguroso silencio durante las horas de clase26. El apostolado educativo de M. Carmen se apoya en una educación personalizada, porque "Como Comunidad Religiosa, tiene este Colegio la ventaja de marchar a su objetivo bajo la unidad de acción, unidad de principios, unidad de sentimientos y método que produce en el alma de las educandas espíritu de orden, de unión, de inocencia, de amor al estudio y a la labor; y sobre todo, espíritu completamente cristiano" (Reglamento de Pozoblanco). 24 Reglamento del Colegio de El Escorial 25 Anuncio del Colegio de El Escorial 26 Primer reglamento. 23 13 sólo se educa al hombre concreto. Es necesario por tanto adaptarse a las capacidades intelectuales de las niñas27. Conocedora de la psicología humana, sabe M. Carmen la importancia que tienen los estímulos para el logro de la formación integral. Estos avivan los deseos de saber y hacen más eficaz la instrucción; en este sentido es de notar el uso de los "vales" que se dan como premio, ya en los primeros años. Y por lo que respecta a los castigos, M. Carmen quiere que sean evitados y sólo en caso necesario propondrá la "pérdida de puntos o notas"28. M. Carmen tiene una visión positiva del hombre y una alta valoración de la educación. Cree y confía en las posibilidades de cambio de las personas; lo demuestra el hecho ocurrido en Valdepeñas con una niña que parecía incorregible y que había sido expulsada. Cuando ella lo supo pidió a las religiosas hicieran oraciones y sacrificios rogando por su regreso y conversión. Y es que sabe que cuando el educador ama a sus alumnos y descubre en ellos la imagen del Creador, las actitudes de paciencia y respeto se manifiestan naturalmente en él29. El fin que M. Carmen persigue en la labor educativa será el fruto de una continua dedicación: "Velemos de día y de noche por ellas, sea esta nuestra ocupación cotidiana, el objeto de nuestros desvelos y de nuestros más tiernos cuidados, alimentándolas con sanas lecciones, con provechosos consejos, infiltrémoslas el aroma de la virtud y de la honradez. Arranquemos con prudencia y tino las malas hierbas que son las pasiones que a veces ponen su vida en peligro (Carta 30/V/1909) Dedicación y entrega a la misión que en el reglamento se expresa así: "Una vigilancia delicada y continua cerca de las "Los sistemas empleados para la enseñanza son el individual y el simultáneo, según lo exijan la inteligencia y capacidad de las niñas”. (Primer reglamento) 28 Primer reglamento 29 De esas actitudes en M. Carmen testimonia un alumno de Pozoblanco cuando afirma que le trataba "con la consideración debida a un igual". 27 14 niñas"30. Es importante resaltar el matiz que M. Carmen da al término vigilancia para no confundirla con una actitud represiva. Es una vigilancia delicada que lleva consigo respeto y prudencia y que abre el camino hacia la libertad y responsabilidad personal. Y es que, en definitiva, educar es acompañar. M. Carmen también lo siente así cuando trasmite con gozo a sus hijas que "Dios (...) nos da por compañeras a las niñas31. Debemos por tanto, caminar junto a nuestros alumnos para ayudarles a descubrir la Verdad. “Enseñará más con el ejemplo que hablando…la enseñanza que se funda en el buen ejemplo hace un efecto maravilloso”, es otra sabia sugerencia de M. Carmen, siempre actual. 30 Reglamento del Colegio de Pozoblanco 15 PARA TRABAJAR 1. Qué ideas te han llamado la atención, tras la lectura y reflexión de este documento. 2. ¿De qué manera te identificas personalmente con el carisma educativo de M. Carmen? 3. ¿Podemos hablar de una espiritualidad educativa concepcionista? ¿Qué rasgos crees que tiene? 4. ¿Qué llamadas percibes para avanzar en el camino propuesto por ella? 5. "Procurar la salvación y perfección de las almas" (CC1893). ¿Cómo traducirías esta frase de Carmen en el lenguaje actual? 6. En tu lugar de trabajo. ¿Cuáles son los mayores retos que crees que tenemos que afrontar hoy? 7. "Llenar el hogar doméstico de jóvenes virtuosas, las ciudades de honradas madres de familia, el cielo de felices moradores" (30/V/1909). ¿Cómo traducirías esta frase de Carmen hoy? 8. Trata de explicar en lenguaje actual este "entrar en el alma de las niñas para estar unidas con Cristo", que nos pedía Carmen ¿Cómo hacerlo? 9. "Como Comunidad Religiosa, tiene este Colegio la ventaja de marchar a su objetivo bajo la unidad de acción, unidad de principios, unidad de sentimientos y método que produce en el alma de las educandas espíritu de orden, de unión, de inocencia, de amor al estudio y a la labor; y sobre todo, espíritu completamente cristiano". Este punto del Reglamento del Colegio de Pozoblanco ¿crees que es hoy actual? ¿Qué sugerencias das para llevarlo a la práctica en este camino de misión compartida en el que estamos? 10. ¿Qué nos diría hoy M. Carmen a los educadores concepcionistas, hoy y aquí en este lugar concreto? 16
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