evelyn I. Rodríguez morrill Arturo Guzmán González Ramón

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Evelyn I. Rodríguez Morrill
Arturo Guzmán González
Ramón Velázquez Ríos
Sara Lidia Pérez Ruvalcaba
Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena, familias
asentadas en las faldas del Volcán de Colima
RESUMEN
En el año de 2006, cuarenta y tres familias de La Yerbabuena fueron evacuadas porque, según las autoridades y científicos, los pobladores viven en un territorio
que corre riesgo por la cercanía con el volcán activo.
Actualmente siete familias se mantienen, resistiendo
a ser movilizadas a otros espacios, porque su percepción del riesgo es mínima; consideran que el Volcán de Colima no es peligroso; ellos se encuentran
ubicados a ocho kilómetros de distancia. Cuestionan
los intereses económicos de capital privado por estas tierras, evaluando que el uso
del espacio y el suelo pueden ser
destinados al turismo exclusivo.
Actualmente, no tienen servicios como otras comunidades, y
se mantiene la escuela y la línea
eléctrica, con agua potable. Se
han propuesto varios proyectos
por parte del gobierno, también
con fines productivos y o turísticos, empero todos ellos han
fracasado; los campesinos que
quedan han elaborado estrate-
gias de subsistencia específicas, que serán motivo de
este trabajo, y han logrado con gran determinación
permanecer en el ejido “contra vientos extraños y rugidos de volcán”.
Palabras clave: resistencia, subsistencia, movilidad
y permanencia.
ABSTRACT
In 2006, forty-three families were evacuated
Yerbabuena in 2006 because acoording to officials
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Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena,
familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima
and scientists say they live in an area that is threatened
by the proximity to the active volcano. Currently
seven families remain, resisting to be mobilized
to other spaces, because they consider the Colima
volcano is not dangerous, they are located 8 km
away. Question the economic interests of private
capital in these parts consider the use of floor
space and can be transferred to the exclusive
tourism. Currently they don´t have community
services only they try to keep the school, the power
line and potable water. Several projects have been
proposed by the government also for productive
purposes I tour, but all have failed, the remaining
farmers have developed coping strategies that are
specific aim of this study and have achieved with
great determination to stay in the ejido “against
foreign winds and roaring volcano.”
Keywords: strength, survival, mobility and permanence.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
En diferentes áreas de nuestro país hay ejidos que
se establecen tardíamente, como el caso de La Yer-
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babuena, cuando resulta que hay disponibilidad de
tierras en 1968 y se dotan 531.12 hectáreas, repartidas entre veintitrés ejidatarios (Cuevas, A; Sheefon,
2005: 37), expropiadas a los latifundios o grandes
extensiones de tierra no reglamentadas. Este proceso exigía el asentamiento; mas durante ese proceso
se quitó nuevamente parte de la superficie dotada, lo
que provocó un movimiento de tres familias, que se
fueron durante una época y que más tarde regresaron a esa población.
Familias fundadoras de la comunidad son: Cuéllar Altamirano, Mendoza Reyes, Montejano Vega y
Montejano Zamora (Valencia, 1987). Según L. González, hay cuarenta familias y 187 habitantes; la dotación ejidal benefició a veintitrés campesinos, después se agregó otro grupo llamado vecinos (González
1998: 38). Estas personas se comportan realizando
una gran movilidad, tanto que la mayor parte ya se
fue, y actualmente están asentados en Cofradía de
Suchitlán. El trabajo se enriquece con las entrevistas
realizadas a los pobladores actuales de este lugar;
ellos vierten sus propias ideas acerca de su historia,
resistencia y permanencia dentro de la comunidad,
como lo expresan don Rafa, don Toño, Chema y
Reina.
PRIMEROS ASENTAMIENTOS: EL RANCHO LA YERBABUENA
Se da cuenta de los siguientes testimonios para conocer a través de la Historia oral el apego al terruño.
Testimonio de don Rafa
La Yerbabuena aquí, era un rancho, que en realidad se
llamaba la Yerbabuena. No había más que solamente
un ranchero que era el que cuidaba, pastoreaba el ganado de unas gentes comaltecas que llevaban y traían
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por temporadas el ganado de aquí hasta Comala, pero
nosotros teníamos una solicitud, pedimos una tierra
agraria y se nos negó. El terreno era federal y no se
nos podía dar como ejido. Entonces, cuando hicieron las
autoridades eso, metimos una solicitud inmediatamente a Recursos Hidráulicos, dijimos: no pues está mejor,
nos la dan más rápido. Entonces, no hallaron ni para
dónde hacerse y se nos entregaron las concesiones de los
ríos y las lagunas, pero entonces ya no fue federal, ya
se nos dio no más a diez metros máximo, fuera de las
corrientes, cosa que la Secretaría nos hizo la advertencia
que no podía darnos en grupo, como estábamos actuando
en grupo… sólo concesiones, cinco concesionarios para
que la disfrutáramos todos. Pero resulta que ya estando en concesiones, los concesionarios valieron “pa pura
madre”. Una bola de holgazanes, una bola de convenencieros, que vieron que había dinerito sin trabajar:
Ocotes, Escondida, María, Jabalí Epazote, Calabozo,
Lumbre, Zarco y Cardeban.
Y todo se fue abajo, no sirvió para nada, porque
queríamos, fuera de que éramos concesionarios, defender
eso; entonces, cuando ya se nos dio eso, seguimos con la
cuestión agraria porque el terreno sí se podía aceptar.
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Los que trabajábamos éramos tres; yo comencé trabajando en la zona federal unos cuatro o cinco años.
Oficialmente es el Ejido San Antonio, de 1968.
Pero ya lo hicieron pedazos, ya lo vendieron todo. Yo fui
el segundo presidente del ejido, y el que pusimos como
primero entregó diez mil hectáreas; los indemnizaron,
y cuando se hizo el cambio de autoridad, cuando quedé
yo, estaban ellos organizados para que quedara otra
vez la autoridad agraria del ejido en manos de ellos,
para entregar todo; y resulta que el que vino a hacer
el cambio de autoridad dijo, “pues yo necesito que me
hagan dos planillas para hacer el cambio de autoridades
agrarias”. Los que estaban organizados ya sabían a
lo que venía el otro, y los que no estábamos organizados no sabíamos, como niños inocentes estábamos allí.
Pero no, pues inmediatamente, “a ver gallos”…, presentaron su planilla y dijeron pues allí vamos haciendo
nuestra planilla pues, y les ganamos; me proponen a mí
en la planilla y ni modo, acepté. Y defendí: cinco mil
hectáreas que están vendiendo esta bola de güevones.
Dice mi vieja: “no te expreses así”; esa es la realidad,
en español eso es, en español, en claro y concreto, le dije
así, la gente me malentiende pero eso es. A mí Griselda
me encerró dos veces en la penitenciaría, todo mi delito
era: “por no estar de acuerdo en que la tierra se venda”,
era todo mi delito.
Esta es una parte de la realidad, a partir de la
percepción de un líder agrario y su visión de las afectaciones por parte de intereses de cabecillas abusivos,
que lo único que quieren es sacar ventaja personal y
no representan realmente a la comunidad, y siempre
hay testigos que afortunadamente se atreven a hablar
y actuar para evitar las injusticias, aunque como dice,
terminó preso por evitar que unas tierras se vendieran como si fueran propiedades privadas.
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Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena,
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RECURSOS NATURALES
Los principales productos de esta zona
son el café y el maíz de temporal, así
como la ganadería; también se cultivan
plantas medicinales, ornamentales y
condimenticias, en los huertos de las
casas, y frutales como la pasiflora, limones, anís y chayote.
Desde 1971, la comunidad cuenta
con una escuela primaria y con un docente que imparte todos los grados en
dos turnos. Tienen luz, pero no tuvieron por mucho tiempo agua potable.
En 1991 se trató de evacuar a los habitantes de
La Yerbabuena al Naranjal y a Montitlán, para protegerlos de una posible erupción ya que el volcán estaba activo y emitía gases y polvo rojizo, escuchándose
movimientos y estruendos; sin embargo, desde esta
época los habitantes de La Yerbabuena han sido escépticos de que verdaderamente sea peligroso vivir
a siete kilómetros del volcán; no quisieron salir de la
comunidad pese a los reporteros presentes, a protección civil y los autobuses enviados para el “transporte oportuno” de las personas (González, 1998: 54).
En la nueva crisis eruptiva de 1998, la disposición de los habitantes para evacuar fue mayor, ya
habían sido sensibilizados por diversos organismos,
como la Universidad de Colima y Protección Civil.
PRESENCIA DEL SUBCOMANDANTE
MARCOS, LÍDER DEL EZLN EN LA YERBABUENA
La visita del subcomandante Marcos a La Yerbabuena, tuvo un gran impacto en sus habitantes para rea-
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lizar una resistencia sólida, ante las presiones diversas
de parte del gobierno.
Primera situación. Ellos descubren que realmente hay una condición turbia en la solicitud de su
movilidad permanente, ya que argumentan que existen intereses privados para utilizar esta zona como
un desarrollo turístico exclusivo, y que por lo tanto
no hay realmente peligro del volcán, que es el argumento que les han dado para desalojarlos y reubicarlos como lo hicieron con la mayoría de los ejidatarios
en 2006.
La presencia del comandante Zero el 29 de
marzo 2006, en su calidad de líder de indígenas desplazados o en peligro de desplazamiento, les provee
de una fuerza singular y les ayuda a crear una conciencia de que ningún fenómeno natural tiene que
ser usado como pretexto para que otros intereses
utilicen un territorio que les pertenece a ellos.
El grupo de familias que se resistieron a dejar
el lugar, son siete cabezas de unidades domésticas,
a los que varias organizaciones les han ofrecido desarrollar diversos proyectos como el aguacate, las
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hortalizas, el café, la zarzamora, que no han tenido éxito tras permanecer más sólo por temporadas
cortas.
El comandante Marcos dice: “los que no aparecen
en la historia de arriba ni en los medios, son los que están
dando a México un rumbo como nación”.
Después de escuchar historias de despojo de
tierras, de violencia, discriminación y expulsión de
pueblos, el también llamado delegado Zero denunció que los poderosos han usado al volcán, a los
fenómenos naturales, para que les hagan el trabajo
sucio para sacar a la gente de esta comunidad y apoderarse de la tierra.
Reconoce la valentía de los resistentes: “No perdamos de vista a la gente digna y rebelde que aquí se mantuvo
desafiando a este volcán, y al otro volcán que desde el centro
de la República y del poder económico ha hecho todo lo posible
por sacarlos, por desaparecerlos”.
Hace cuatro años el gobierno estatal reubicó a
la mayoría de sus habitantes bajo el pretexto del peligro que representa la actividad volcánica, pero desde
entonces un grupo de familias se resiste a abandonar
el lugar.
Durante la reunión se realizaron varias denuncias, en el sentido de que los
dueños del poder económico, con el
apoyo del gobierno, pretenden desalojar la comunidad para apropiarse de las
tierras e incorporarlas a desarrollos turísticos privados, como el hotel de súper lujo La Hacienda de San Antonio,
manejado por una empresa de Hong
Kong, con representantes Ingleses, que
se encuentra cerca de la comunidad.
Los yerbabuenenses han mostrado valentía y dignidad, ya que a pesar de
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las amenazas, incluso con una guarnición del Ejército Federal dentro de la comunidad, hay un grupo
de familias que dice que no se van aunque el volcán
explote, y que mucho menos le van a tener miedo al
gobierno.
PERCEPCIÓN DE RIESGO DEL VOLCÁN
ACTIVO DESDE SUS PROPIOS HABITANTES
Para conocer la realidad desde las familias que viven en La Yerbabuena, y dejar de pretender manejar las cosas desde afuera, se realizaron continuadas
entrevistas con quienes aún viven en sus huertas y
solares.
A mí una vez me preguntó un comandante: tú,
quiero que me digas cómo haría yo si viene la lava,
pues así se sube uno al cerro y ya, pero si viene tierra
caliente pues retirarse no pá abajo, la tierra nunca va
a llegar a no ser que explote por abajo, por los túneles
que tiene abajo. Pero pues todas las erupciones volcánicas vienen, ¿qué dice la madre tierra?..., ¿ todo está
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enlazado, los tsunamis, los temblores, maremotos, todo
está enlazado.
En este volcán hay el peligro de que en vez de que
halla una explosión tremenda, va a reventar en otro
lado, y no sabemos en dónde, y eso no lo sabe nadie
todavía, ni lo han tomado en cuenta.
Porque hay capas terrestres donde está más débil,
más de alguno caminando de un lado y otro, ya en el caso
de emergencia más o menos sabemos hacia dónde vamos.
Porque yo la idea que tenía de la casa, pues sabes si te
paras debajo de un paredón y haces tu casa abajo, pues
tienes el riesgo de que se te venga el paredón y se vengan
piedras y te vas a tronar. Pues bueno, vas a buscar una
parte, vamos suponiendo como ahí con don Rafa, enfrente, para decir está esa tierra, se empareja un buen
lugar de ésos, no hay riesgo de allá, ni tampoco se va a
deslavar. Que para eso arreglarías ahí un refugio, pero
eso sería hasta que estemos en conciencia.
Aquí parece ser que por ese lado estamos en peligro, sí puede suceder algo, porque la naturaleza cuando
hace un estrago fuerte cuidado con ella.
A mí me tocó un temblor muy fuerte justamente
aquí, nada más estaba viendo cómo se movieron los cerros, y también me tocó el ciclón de Armería, donde los
ejidatarios a mí me tocó verlos llorar como niños. Porque
el ventarrón tan fuerte…, entonces todas estas cositas
pues para mí no es de decir aquí me van a achicopalar.
Hay maneras de defenderse uno, pero siempre suceden
esas cosas de la gente que yo lo voy a volver a repetir,
que sólo se quitan la vida y a veces hasta otros más por
ayudarlos también les toca, entonces hay que tener valor
de ver y reír… eso cuenta mucho en el humano.
Podemos ver su humor social ante las adversidades como unos de los pilares de la resiliencia
individual y comunitaria, porque pese a todas las
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presiones gubernamentales y de intereses privados
se mantienen subsistiendo, sin pretender en ninguna
forma salirse de su territorio.
Luego, también, fíjate que nosotros ya tenemos
nuestras rutas en caso de una emergencia de evacuación, ya sabemos donde ellos nos liberan la evacuación
y realmente por donde te van poniendo, te van llevando
al matadero, que era lo que platicábamos la otra vez,
que ellos están marcando para las puras partes bajas.
Entonces, aquí si damos un movimiento las casas, nos
salimos pa’ juera y no tenemos ningún riesgo, no tenemos cableado, no tenemos gran cosa, ya sabemos hacia
dónde, y la naturaleza ya entonces nos dará algo para
comer.
Así es para que, fíjate ahora con lo del temblor,
los militares salieron pa’ abajo, corriendo a la zona de
mayor peligro, para que en un movimiento muy fuerte
lo que decimos de las lagunas una a una se empiezan a
tronar y allá abajo se hace un desmadre, segurito que se
hace un barrancón allí…olvídate; entonces nada más
te subes hacia la parte alta, y si vez riesgo pues chingue
su pedazo mientras llega la ayuda y sobra mucha gente
quien venga al momento, pero la misma naturaleza nos
cuida, ya nos ha dado la razón. Hay una cosa que yo la
veo muy importante, aquí hay que hacer una comparación y ojalá y pudiera ser que aquí en tu escrito apareciera, por ejemplo, como experiencia si nos llevamos un
tigre de allí de las faldas del volcán y lo ponemos en el
centro en Colima ¿qué pasa?...allá se muere de hambre
y a lo mejor de sed. Por todas partes, por el calor y la
alimentación, que no la va a tener igual, lo sacas de su
casa, a mendigar allá, es lo mismo que quieren hacer
con nosotros, por eso se me hace una cosa importante,
nuestras malas administraciones que tenemos de gobierno deben de pensar en esta situación…pero ellos te lo
voltean al revés, dicen que el riesgo es el volcán, pero
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eso ni lo vamos a mentar, si lo dicen ellos que lo digan
ellos, pero nosotros hay que decir al revés, ellos que se
revuelquen así, que le den mil vueltas, pero hay que
estar nosotros en lo nuestro.
Luchando con sentido común por el entorno
y su relación productiva con éste, con los derechos
que les fueron otorgados en su momento de solicitar
las tierras.
Expresó que por gente como la de La Yerbabuena, “nosotros decimos qué bueno que somos mexicanos,
que bueno que luchamos por ser mexicanos. Aquí tenemos
otra bandera, otro argumento de que sí es posible enfrentarse al gobierno no sólo desde La Yerbabuena, también
los estudiantes, los maestros. Todas esas luchas que están
sueltas es importante se conozcan, es algo que hay que defender”.
Los habitantes de La Yerbabuena desafiaron
firmemente a quienes han tratado de moverlos;
“nosotros lo que vemos es que quieren la tierra
esos grandes capitalistas, los representantes gubernamentales nos ven como ignorantes que estamos
en peligro, pero esa no es la verdad”.
Se visibiliza una gran diferencia entre la percepción externa y la interna hacia y en la comunidad.
Mapa práctico. Por eso se necesita que haya una
escucha y desde los niños empezarle, depende del lugar
donde estés, cómo pienses ¿verdad?..., entonces, hay que
dar muchas explicaciones de las personas, si no existen
por ejemplo en una casa de dos pisos o quien sabe cuántos pisos, a que no tengo que bajar pa´ bajo, pero con
tranquilidad, no estar nervioso.
Porque hay gente que se avienta en los puertos, y
por ahí se ve uno, y los demás siguen pasando sobre él y
lo matan a puras patadas, a puras pisadas. Se necesita
que la gente no esté nerviosa, que la gente se enseñe a
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ser tranquila…si están aquí, frente a un caso, y se me
puede venir una piedra yo me retiro poco a poco, sin
correr, porque me caigo ¿sabes? Si teniendo precauciones
pasa lo que pasa.
Aquí las amenazas que tenemos, por ejemplo, son
las actividades, los riesgos que tenemos son de allá pa´
acá, pa´ que el volcán, cuantos miles de años crees que
tenga, millones y nadie ha hablado hasta ahorita que
perjudique a alguien, entonces las amenazas son de allá
para acá, depende del pensamiento de la gente, pero es
que dicen las actividades y por eso las gentes las creen.
Ya platicamos también de eso, de que en la ciudad los
riesgos son gestión de riesgo.
Utilizan el sentido común, manifiestan su sentido de pertenencia, su derecho a no ser movilizados,
su creencia en que las fuerzas naturales no los van a
destruir, ellos jalarían para el guardián, el árbol más
viejo de la comunidad, que está arriba de los propios
asentamientos.
Anunció el ofrecimiento del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional de enviar maíz para apoyar
a los habitantes de La Yerbabuena en su resistencia.
“No es mucho, pero es maíz bueno, no transgénico”, y ése no
perjudica la tierra.
HABITANTES DE LA YERBABUENA, COLIMA, DENUNCIAN HOSTIGAMIENTO. 10
DE NOVIEMBRE DE 2006
De Antonio Alonso Osegueda, vocero de la Comunidad en Resistencia de La Yerbabuena, Comala, Colima, México: Compañeras les hacemos llegar esta
nueva denuncia para que sea de su conocimiento y
de los demás adherentes. Las acciones de hostigamiento que denunciamos se volvieron a repetir el día
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de hoy 22 de noviembre, ahora cerrando el acceso
a la comunidad y registrando vehículos. 21 de noviembre de 2006 Al Pueblo de Colima. Al Pueblo de
México A La Otra Campaña Nacional e Internacional. A La Comisión Sexta del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional. La Comunidad en Resistencia
de La Yerbabuena, Comala, Colima, México.
REACCIÓN DE DEFENSA COMUNITARIA
El día de hoy, martes 21 de noviembre de 2006, cerca de las 11 de la mañana, llegaron a nuestra comunidad un convoy de nueve camionetas de agentes
policiacos de la pep y la pgj, llegaron posicionándose
a través de toda nuestra comunidad y maniobrando
como si fuesen a tomar el pueblo, haciendo comentarios entre ellos de que nos tenían rodeados, una
mujer agente de la pep llegó haciendo la pantomima
de preparar su arma y cortar cartucho. Todo lo hicieron muy rápido, no permanecieron más de cinco
minutos cuando salieron de la comunidad rumbo a
la mesa de La Yerbabuena. Alrededor de las 15:00
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horas volvieron a llegar ahora como siete u ocho
patrullas, también de la pep y de la pgj, haciendo
los mismos movimientos, algunos descendieron de
sus vehículos, parecía que inspeccionaban las calles,
como si buscaran a alguien, al poco tiempo se fueron.
Entendemos este mensaje del mal gobierno,
creemos que les molestó mucho el que nos hayamos
manifestado el día 20 de noviembre en solidaridad
con el pueblo de Oaxaca y con la lucha que llevan a
cabo en ese lugar de nuestro país, así como con los y
las compañeras de San Salvador Atenco y del Frente
de Pueblos en Defensa de la Tierra fpdt. Además de
que denunciamos la problemática que sufre actualmente nuestra comunidad, ya que desde hace mas de
cuatro años y seis meses, que en nuestra comunidad
se tiraba el agua, en las casas que están desocupadas.
Como las autoridades nunca nos hicieron caso, en
nuestra comunidad decidimos resolver el problema,
pues no era justo que el agua se desperdicie y no se
use para consumo humano, animal o para árboles y
plantas.
Denunciamos que
han pasado tres presidentes municipales y ninguno ha mostrado voluntad
por resolver el problema.
Denunciamos que quieren encarcelar a un compañero de nosotros “por
despojo de agua”, y que
las autoridades municipales están avalando una arbitrariedad, pues siendo
que Comala tiene problemas de agua, nos quieren
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obligar a reconectar las tomas de agua de las casas
deshabitadas para que se siga tirando.
Durante la manifestación, el presidente municipal de Comala, Óscar Valencia, nos hizo una vez
más muestras de sus mentiras y su racismo, pues
afirmó que se le faltó al respeto y que se estaban
gritando groserías, por lo que mandó traer a policías
y granaderos de Villa de Álvarez, dejando ver la amenaza de reprimir a quienes hacíamos uso de nuestro derecho constitucional de libre manifestación.
Para mala suerte de ellos, todo fue una manifestación civil y pacífica, con jóvenes de La Otra Campaña, de Jalisco y Colima; juntos mostramos unidad y
orden, nuestra lucha es legítima y pacífica, nosotros
no usamos ni usaremos armas, tampoco podrán acusar a nuestros jóvenes compañeras y compañeros de
criminales. Al terminar nuestra manifestación, agentes policiacos se dedicaron a seguir a nuestros compañeros y compañeras de La Otra Campaña.
Una vez más, quedó demostrado que los políticos sólo sirven a los intereses de los ricos, y
que para la gente la única respuesta que tienen es
la violencia, la cárcel, la desaparición y la muerte.
Ahora mandan policías a nuestra comunidad, creyendo que al amedrentar se asustará el pueblo, si
piensan atemorizarnos con eso están muy equivocados.
Los pobladores interpretan con facilidad la verdad que sale a la luz de sus acciones erráticas, a las
que ya no temen.
PRESENCIA DE SEGURIDAD PÚBLICA
El día jueves 9 de noviembre del presente, cerca de
las doce horas, llegó a nuestra comunidad un convoy
de seis vehículos, de los cuales dos eran patrullas de
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Seguridad Pública, una de la Policía Judicial, otra de
Protección Civil, además de una camioneta de la
agencia móvil del Ministerio Público y otra de la comapat (Agua Potable y Alcantarillado de Comala).
Todo este despliegue con agentes fuertemente armados, sólo para darnos a conocer una demanda y
entregarnos un citatorio. En dicha demanda, Jesús
Méndez Ramírez, ex poblador de La Yerbabuena,
acusa a nuestro compañero y vocero de la comunidad, Antonio Alonso Osegueda, de despojo de
agua.
Por lo que queremos hacer del conocimiento
de la opinión publica lo siguiente: Debido a la “Reubicación” que hizo el mal gobierno con los anteriores pobladores, con mentiras y engaños, hace más
cuatro años con seis meses, en nuestra comunidad
quedaron casas deshabitadas, las cuales contaban
con la red de agua de la comunidad, los dueños
de estas casas no cuidan el agua y se desperdiciaban más de veintitrés mil litros en hora y media.
Desde el año 2000 han pasado dos presidentes municipales, y ninguno puso atención y voluntad de resolver este problema, a ninguno le interesó.
“Todos la están tirando ¿Por qué no habría de
tirarla yo?, estoy en un México libre” dice Jesús Méndez
Ramírez, este señor: “No vive aquí, él habita en La
Yerbabuena 2, de Cofradía de Suchitlán, donde es el
“comisario” y quiso venir a imponernos sus condiciones,
este señor a veces viene, y en ocasiones tarda tiempo en
regresar, mientras el agua se derrama de la pila de su
casa, no tiene llave ni le interesa el problema.
Esto para nosotros no era justo, pues el agua se
desperdicia en varias casas, no se necesita, ni se usan
para regar plantas o árboles, ni para consumo humano
o animal y las autoridades sólo han demostrado que no
les importaba el problema.
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En nuestra comunidad tenemos el acuerdo de cuidar nuestro manantial y los recursos naturales; desde
que comenzamos nuestra resistencia al despojo del mal
gobierno lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo. Por lo
mismo procedimos a desconectar las casas deshabitadas
y/o abandonadas, de la tubería principal.
El anterior presidente municipal reconoció que
ese hecho le competía a la comunidad, que de por sí
venimos cuidando y manteniendo el manantial por
nuestra cuenta, además de vigilar las casas deshabitadas. Hoy ya no se desperdicia tanta agua como antes,
fue una decisión de todas en la comunidad en resistencia el resolver el problema, ahora se lo quieren
imputar sólo a nuestro compañero Antonio Alonso
Osegueda.
Cabe recordar y señalar que don Jesús Méndez
es compadre de Óscar Valencia Montes, capataz del
Jabalí que ahora trabaja de presidente municipal en
Comala, Jesús Méndez presentó su demanda el día
8 de noviembre, claro que el aparato de justicia se
puso a trabajar rápidamente y al día siguiente la demanda surtió efecto.
A los agentes judiciales y a los del Ministerio
Público parece que les molestó que los grabáramos
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en video cuando llegaron a hacer su “diligencia”, insisten en que “debimos de acudir a las instituciones
para resolver el problema”.
Lo único que nos han demostrado las instituciones es que desde hace más de cuatro años y seis
meses que el mal gobierno priísta nos desprecia y
sigue manteniendo la mentira, de que el volcán es un
peligro y usa a Protección Civil, a la Universidad de
Colima y a la estación racista de Radio Levy para seguir manteniendo esa mentira. Lo que pretende hacer el mal gobierno priísta con La Yerbabuena es un
despojo, disfrazado de reubicación, porque quieren
hacer negocio con las tierras y con nuestros recursos
naturales.
¿Será justo que durante tanto tiempo se siga
desperdiciando el agua y que las autoridades lo permitan de nuevo?
Si precisamente las autoridades locales respetan
un poco la permanencia de los yerbabuenenses es
porque éstos están vigilantes de las contradicciones
de los pobladores que se movilizaron y que ocasionalmente acuden haciendo mal uso del agua en este
caso.
CONOCIMIENTO DE LA TIERRA
Lo que yo aprendí es que la tierra se contaminó mucho con los químicos que han echado a través de
tiempo, la cosa es cómo desintoxicar la tierra, lo que
le pasó en la experiencia de Chemos es que desparasitó demasiado la tierra, lo que hay que hacer es desparasitarla cada seis años, o sea, en espacios grandes,
aunque sean naturales, te perjudican; entonces los
organizamos, en lugar de que hubiera equilibrio, se
tomaron, ya que la tierra ya no fue fértil, se empezó
a deteriorar. ¿Cómo enriquecerla? y, ¿cómo despara-
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sitarla cada seis años?, eso fue lo que también no se
explicó; hay pruebas que se hacen en una corcholata.
Yo tampoco aprendí, pero alguien del Platanar, de
allá de Minatitlán, me dijo: “no, yo cuando vaya te voy
a decir cómo, porque le das agüita y entonces ya vas viendo
si le falta o te pasaste. Entonces, eso es lo que hay que
aprender. Ellos, como llegaron a fines de los sesenta,
cuando era un territorio utilizado para ganado, tienen conocimientos que van logrando sobre todo las
generaciones actuales que se han quedado allí, que
tienen que conocer más el ciclo de las especies y el
cambio del clima para mantener la tierra productiva
RESISTENCIA A UN ESPACIO CON SUELOS QUEMADOS
Ya ahorita sí, ahorita sí es una tierra muy buena, ¿por
qué?, porque se pudrió el agua de lava, la tierra ya es
diferente, y así esos detallitos se van viendo. Y luego, la primera vez, cómo hicimos aquí, hicimos una
composta entre todos, se picó a los veintidós días,
se coló y luego se repartió para ser la primera…y
ahorita ya han visto las fallas; hemos tenido y vamos
a apretar, como ahorita yo estoy viendo, que en el
caso del tomate hay que meter la semilla directa, y ya
después con la composta se va separando, hay que
tener una variedad de plantitas e irse programando.
Para mí, se necesita una tierra fértil y unas buenas
manos, con ganas de trabajar claro; es un poco de experimentar para subsistir, la agricultura que vamos a cultivar; pero tiene qué ver mucho con las regiones de
la tierra, aquí aunque nos den poco, pero casi todas
las plantas nos dan, aunque no haya una producción
muy fértil, pero sí hay.
Mira, yo lo he visto en la agricultura, todo lo que
el campesino produce no tiene un valor, si no lo te-
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familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima
nemos por una necesidad, es decir, tomar el producto
aunque no te dé, porque si nos proponemos meterle
costos no nos da; yo ya hice la prueba, hice el experimento de lo del café, hice el experimento de los
puercos, del ganado, lo vi también en otros lados, y
es pérdida, para todo se necesita el espacio. Entonces,
aquí (espacios seguros en el monte cuando el volcán erupta)
es diferente porque para que no gastes, no le metes
costo a muchas cosas, y los animales le buscan. Para
allá vamos inicialmente, a poder disfrutar de todo, y
vamos a poder hacer pero hay que esperar un poco.
ACTIVIDADES COTIDIANAS
En La Yerbabuena se cuidan las chayoteras y se espera el tiempo en que surjan las guías, en un terreno se
prepara la tierra y se deshierba para que crezcan las
hortalizas sanas, hay que proveer a toda la comunidad; don Toño y su yerno trabajan para tener un poco
de todo, y las familias que viven aún allí acuden cuando necesitan algo, alguna hierba, hortaliza o fruta.
Hombres y mujeres realizan diversas actividades. Doña Chofi tuesta y muele café. Cuida sus gallinas alternando el oficio, y prepara tacos de frijoles
con salsa para su esposo. Don Rafa, el hombre con
quien tuvo doce hijos, acaba de limpiar una bande-
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Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena,
familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima
ja de café, es decir, de separar la cáscara del grano,
y se ha tendido en el chinchorro que tiene colgado
en el patio, al volcán se mira desde allí despejado.
Por estos días (diciembre de 2004) lo ha visto muy
activo, vomitando grandes cantidades de lodo, pero
antes que sentir miedo el abuelo se maravilla. Para
él y para doña Chofi, que han vivido casi todo su
matrimonio en La Yerbabuena, esas expresiones del
volcán, que los noticieros vaticinan como alerta roja,
son normales.
Es duro tenerse que morir cuando uno no quiere, dice de repente el abuelo, dando por hecho que
quien lo escucha sabe de la enfermedad que lo tiene
tan decaído. Pero ése no es el asunto. Su tristeza ante
la inminencia de la muerte se debe a que no quiere
irse de este mundo sin saber cómo termina toda la
lucha, sin saber si valió la pena resistir tanto.
Pasa el hombre la rayita de la séptima década
y, aunque por muchos años fue policía hoy es un
abuelo rebelde que, al igual que su comunidad, tiene
muy claros los motivos por los que desde hace seis
años se les quiere desplazar de sus terrenos cerca
del volcán ‘por la situación de alto riesgo’, para ubicarlos
en casitas de treinta metros cuadrados a las afueras
del Municipio Cofradía de Suchitlán, también en
Colima. Según él, y los cuarenta y tres habitantes
que han hecho cordón de resistencia ante el desalojo, existen proyectos turísticos en la zona similares
a los que acabaron con el vecino poblado de San
Antonio, donde se desplazó a la comunidad para
hacer una hacienda ecológica en la que una habitación cuesta mil dólares por noche. ‘Por eso de aquí
no nos vamos, aunque vengan a la fuerza’, dice don Rafa,
categórico.
La resistencia tiene qué ver con toda una lucha
e injusticias del pasado, ya en los tiempos del ha-
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cendado alemán Vogel, quien había quitado buena
parte de las tierras de Suchitlán, con más razón las
del norte allí en La Yerbabuena, se las pagó con miel,
aguardiente y carne; las recuperaron durante La Cristiada, en 1939.
VISITA Y ACTITUD DE LOS SOLDADOS
Cuentan en La Yerbabuena que una tarde de hace
un par de años llegaron los soldados a la casa de don
Leandro, otro de los abuelos líderes de la resistencia,
advirtiendo del peligro que corrían todos si no cedían
al proyecto de reubicación. Su madre, una mujer condenada por sus ciento seis años a una silla de madera,
en plena conciencia del revuelo, y con la voz menudita salida del alma, les contestó: ‘Les tenemos más miedo a
ustedes que al volcán’. Y no hubo nada qué hacer.
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Después de tantos meses del suceso se la encuentra en el mismo sitio, inamovible, viendo una televisión a blanco y negro que apenas da señal y, de
repente, durmiendo una siesta que parece eterna. A su
lado la acompaña la nuera, otra abuelita de cuento que
no necesita tener dientes para reírse a carcajadas. Tampoco necesita grandes razones. En una casa humilde
y cada vez más deteriorada, porque no hay quién les
eche una mano, viven pasivas este par de ancianas que
al por qué no se van, no piensan mucho para responder: ‘porque de aquí somos, ¿a qué nos vamos?’
LOS QUE QUEDAN
De cincuenta familias que habitaban La Yerbabuena,
menos de quince decidieron quedarse en sus ranchos tras cinco evacuaciones provocadas por erup-
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familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima
ciones del volcán entre 1999 y 2001. Por eso, en las
calles empedradas del poblado hay casas cercadas y
abandonadas, lo que hace que en sus terrenos los alimentos que dan los árboles frutales se desperdicien
en cantidades considerables.
Pero la posición de los resistentes es clara, y así
lo expresan en los volantes que reparte don Toño:
‘El Volcán, parte de nuestra historia, de nuestras vidas y las
de nuestros ancestros, en vez de perjudicarnos, siempre nos ha
dado beneficios, nos provee de alimentos, tierra, buen clima,
nos fortalece el alma y también nos regala amigos’.
Sin embargo, éstos denuncian que el Gobierno del Estado de Colima ejerce presión para desalojarlos, y que las autoridades ejidales los hostigan
y culpan de que, por su resistencia, los antiguos habitantes de la zona, que cedieron y viven hoy en la
nueva colonia de Cofradía, no tienen los servicios
prometidos.
Y allí están en el estira y afloja, en una lucha
que parece nunca acabar. Esto es lo que pone triste a
don Rafa: sentir más cerca la muerte que un arreglo.
Aunque, pensándolo bien, es posible que sí se entere
del desenlace de este embrollo, y esto no porque se
avecinen acuerdos o alguna de las partes empiece a
ceder. Resulta que en la comunidad de La Yerbabuena no hay cementerio y, al preguntarle a doña Olga el
por qué, y al fijarse en la edad de todos los abuelos,
bien sensata resulta su respuesta: ‘Aquí tiene la maña
la gente de no morirse’. Colima, México, diciembre
de 2004.
LOS PROYECTOS PENSADOS POR FUERA
Cuando ya entraron, ellos empezaron a pedir muchos apoyos pa ganado, pa’ peliguey, les dieron
apoyo para abejas, para plantación de duraznos. No
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sirvió. Les pusieron unas granjas y las están rentando, les pusieron un venadario y se lo comieron, les
trajeron máquinas para que se enseñaran las mujeres
a coser y no sirvió.
Han venido proponiendo desde hace tiempo
que nos involucremos en proyectos que podrían beneficiar a la comunidad, y han traído máquinas de
coser para las mujeres, material para tejer sillas de
varilla, material para tejer huaraches, aguacates, hortalizas. Nada ha funcionado; el error fue que primero le pasaron dinero a la gente y se confió, y ya no
quiso trabajar; luego se vinieron estos problemas de
la insistencia en el desalojo, que no lo han logrado ni
lo lograrán.
Nosotros, los que quedamos, trabajamos en
nuestras casas, tenemos frutales y animalitos: todo
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animalito, una planta, necesita de cuidado, de mucho
esfuerzo, de mantenimiento con cariño.
René y Mica dicen: “La miel se trabaja acomodando las cajas y limpiando los bastidores, y que la
colmena esté bien sana para que siga produciendo.
Noviembre, diciembre abril y mayo me voy a dedicar
más a eso, porque está saliendo más miel, lo que me
afecta es que venga más gente a poner colmenas de
fuera, porque cae menos miel, baja la producción y
luego no nos alcanza porque tenemos una familia.
Cuando uno toma o se perfuma, se ponen celosas y
después no te quieren y dejan de producir.
Cultivo del café. Cada año, en enero y febrero,
dos meses nomás en el cafetalito, sale un poquito
más de una tonelada, es como media hectárea. Desmontarlo y podarlo, no se riega, se da en las laderas
húmedas.
Cuando hace una helada muy fuerte o se rocía para la plaga, se echa a perder y mejor lo cortan
al natural. Ahorita ya dijeron que lo compraban sin
rociar, las cenizas le sirven, en lo frío, en todas las
laderas se guarda más humedad. Se le han manchado
las hojas, de color seco, pero eso era cuando lo rociaban. Cada quien lo rociaba pero venía el ingeniero que vende los químicos; apenas se va a empezar
a preparar el grano, el café para vender, se vendía
antes pero de poco a poquito. De aquí sólo se saca
el grano, en cereza que le llaman. Se celebraba a la
Virgen de Santa Cecilia el 22 de noviembre. Se fue
toda la gente, y los poquitos que quedamos no somos católicos.
Cuando siembran maíz ellos se fijan en la luna,
en qué fecha o cuándo compras palos para una
casa, debes de ver que la luna esté llena porque si
no los palos se te empiezan a pudrir, te dura menos
la casa.
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Ramón Velázquez Ríos, Sara Lidia Pérez Ruvalcaba
Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena,
familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima
LO QUE “DICE” LA NATURALEZA
plano al volcán. Tal es su cercanía con este vecino
que algunas tardes, en compañía de su hija, una nuera
y sus nietos, sube a su encuentro en caminadas que
aprovecha además para recoger leña. En el sendero
que conduce a su cima, se encuentra un árbol gigante
que simboliza la resistencia para los habitantes de La
Yerbabuena y esto porque, como dice doña Olga: ‘Si
este árbol tan grande está aquí es porque lleva miles
de años ahí parado, y mire como está de cerquita al
volcán. O sea que el volcán no es peligroso’.
Al menos aquí deberíamos sacar para comer
nosotros. Lo de la planta, utilizamos el producto
para alimento, todo lo demás se transforma en composta. Con picadora en veintidós días se regresaría.
La semilla se recolecta cuando el fruto ya está sazón
y se guarda para la siguiente temporada. Los naranjos ahorita están llenos, si todos tuvieran la curiosidad de sembrar cinco o seis arbolitos fuera otra cosa.
Hay mucha plaga, las plagas son para comerse
la contaminación de la planta, pero las destruyen. El
secreto es cómo mantener el equilibrio. Buscar una alternativa sin perjudicar la tierra, si se ocupa nitrógeno
en lugar de ponerle, sembramos unos maíces. Nosotros desparasitamos las tierras cada seis años, no tan
seguido porque si no matamos a los animalitos que
hacen su trabajo, nosotros lo hacemos con productos
naturales: chile, ajo o tabaco. Si dejamos de cuidar se
secan, la hortaliza que esté libre de maleza. El producto transgénico son bacterias que les inyectan y perjudican a la humanidad, como el agua de Colima, cloran
el agua y producen cáncer en la gente. Cuando ya hay
algún producto transgénico y se queda una planta, se
contamina la tierra y ya no produce igual.
La ceniza del volcán no nos ha perjudicado, al
contrario cuando estuvo echando ceniza tuvimos
una cosecha bellísima de café. Ya ni el volcán está
No parece abuelo todavía, pero basta escucharlo
para saber que en este asunto de la resistencia don
Toño es uno de los hombres más avezados de La
Yerbabuena. En la tienda-sala-habitación de su casa
no sólo guarda las botellas plásticas de coca-cola llenas de miel de abeja que él mismo extrajo y que tiene
para la venta, sino los volantes que a todo el que
llega le entrega para enterarlo de lo sucedido en su
comunidad. Sus días se van yendo entre su relación
con la naturaleza, a la que agradece cada alimento
que le da, y largos momentos de meditación en los
que invoca las buenas energías, porque, dice, ‘hay mucha maldad en este mundo’, y sobre todo a su alrededor.
Como los demás integrantes del calpulli, o consejo de ancianos, don Toño aprendió a no quejarse.
Resiste, sencillamente, y tiene muchos sueños en los
que el sistema que oprime y abusa ya no es protagonista. Pero sí exige, en nombre de su comunidad,
respeto al derecho que tienen los habitantes a seguir
viviendo en sus tierras, así como una salida inmediata de los soldados que ocupan, inconstitucionalmente, la Casa de la Cultura de la localidad; y la reinstalación de los maestros que, por la resistencia, fueron
retirados dejando sin clases a los niños.
Su esposa, doña Olga, es una mujer asmática,
de marcadísimos rasgos indígenas, que sabe también
de la lucha pero, tal vez porque ésta no es cosa de señoras, se desentiende un poco cosiendo la ropa para
su hija Heiby, de seis años; cocinando tortillas con el
maíz de su propia cosecha, moliendo café, haciendo salsas de chile verde, deshierbando terreno para
ampliar los cultivos con los que se autoabastece su
familia, y pintando paisajes en toda cartulina que se
encuentra, dándole, casi siempre, un ganado primer
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Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena,
familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima
caliente. Cuando lo del volcán y las evacuaciones fue
puro prejuicio, yo tenía mis colmenas y por estarles
haciendo caso, perdí cosechas, los puercos tuve que
venderlos porque no podía por estar siguiendo a la
bola y mejor me vine, en la última ya los dejaron allá,
nosotros nos quedamos.
Aquí hay los que producen el café, el maíz también; el problema es que los animales se lo comen,
tejones jabalines teznos y ardillas, todo mundo, en
los frutales los pájaros nos dejan los puros huesos
pegados.
La forma de sustento en La Yerbabuena, específicamente con la familia de don Toño, es con aportaciones voluntarias de los visitantes y el Temazcal.
En La Yerbabuena existen alrededor de diez familias, de las cuales tres dependen de él. También hay
dos personas de la tercera edad, les decimos viejitos
“como plática entre amigos”, viven solos en sus casas, ellos también son la resistencia.
Las demás familias viven de trabajos del campo
como obreros y ayudantes a otras personas. Estas
otras familias que no son allegadas al círculo del Guardián, como
Don Toño, viven como familias
obreras. Los hombres de las casas
están contratados o trabajan para
personas que tienen tierras fuera
de La Yerbabuena. Las tierras en
La Yerbabuena curiosamente no
son trabajadas, pues existen decretos presidenciales que marcan
que esa es una zona de reserva natural patrimonial. La Yerbabuena,
y una amplia extensión territorial,
son tesoro nacional por su vasta
diversidad animal y vegetal.
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Estos hombres trabajan el campo de otras personas fuera de La Yerbabuena; normalmente muy
temprano en la mañana llegan camionetas de carga
obrera a recoger a estas personas y se las llevan a
otros lugares a trabajar; como Tecomán o a cuidar
otros ranchos. Ese es el principal ingreso para las
personas que no son allegadas a don Toño.
Con don Toño es un tanto diferente, con base
en su creencia espiritual se ha ido forjando un fuerte
y reducido grupo de personas que lo apoyamos. Algunos miembros de su familia y los viejitos viven de
aportaciones voluntarias hechas a él mismo. Él tiene
un Temazcal donde hace baños de vapor para las
personas que van a solicitar su servicios. Pide un mínimo de ocho personas para poder realizar un baño
Temazcal. De hecho no cobra por hacer sus temazcales, las personas que lo conocemos les damos una
aportación en agradecimiento a sus servicios; regalándole comida, básicos para el hogar, ropa, dinero o
cualquier otra cosa que el pueda necesitar.
Hablaba de los “viejitos” que son allegados a
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don Toño. Son personas solas que viven en sus casas. Si vas al temazcal, la mayoría del tiempo estos
viejitos la pasan en su casa, pues ellos viven de don
Toño. Él les brinda todo aquello que ellos necesitan,
principalmente comida. Estos viejitos no trabajan,
viven de él. Don Toño tiene familia: hijos y cuñados que viven en sus casas, pero su sustento parte
del líder comunitario. Su familia trabaja con él en los
temazcales también, y cultivan de manera local, para
ellos mismos. Los demás pobladores no cultivan.
Este espíritu comunitario tiene que ver con una
concepción de la misión en cuanto a la defensa y el
uso del espacio, lo que ese produce en el solar de
don Toño beneficia a aquellos que pueden ser más
vulnerables por su condición física.
En La Yerbabuena hay división. Están las personas que apoyan a don Toño y las personas que no lo
apoyan. Todos ellos conforman la resistencia. Hablaba de que hay cierto resentimiento porque de alguna
manera los que no son amigos de don Toño y viven
en La Yerbabuena, tienen trabajos muy duros fuera
de La Yerbabuena. El principal problema a esta división es que don Toño y sus allegados no trabajan
como obreros, viven de las aportaciones de las personas que vamos a los temazcales. Las demás personas
que no están con él y que son de La Yerbabuena,
tienen que ir a trabajar y se sienten resentidos porque
ellos trabajan para poder subsistir cuando a él todos
los recursos le llegan hasta las puertas de su casa.
En una de mis visitas a La Yerbabuena, estaba
platicando con Chema (cuñado de don Toño), donde me comentaba que los demás vecinos estaban resentidos con él porque no salía a trabajar como los
demás. La respuesta que les dio Chema fue: “Ustedes
trabajan porque quieren. Y se echó a reír. Cosa curiosa,
porque don Toño quiere unidad con todos los po-
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familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima
bladores, e incluso un día dijo: “que no había necesidad
de que los demás trabajaran; La Yerbabuena y la misma
tierra les daría todo lo que ellos necesitan y más”; pero son
necios y contreras, solo falta que los demás pobladores se acerquen a él para que puedan organizarse
ocupados en la subsistencia de todos.
CONCLUSIONES
La subsistencia en La Yerbabuena, de las tres familias que resisten de forma consciente allí, es autónoma, reciben constantes donaciones voluntarias por
los servicios que ofrecen de temazcal, principalmente don Toño, y por siembra de hierbas, tubérculos,
frutas y verduras, para consumo familiar. Tiene un
hijo que constantemente camina hacia El Guardián,
y ahí es donde se da cuenta de los movimientos que
realizan los taladores escondidos, que van talando
porciones del bosque y vienen desde Tecomán, este
ha sido su sistema de vigilancia como estrategia para
saber a qué atenderse y dar respuesta.
Los otros pobladores son asalariados que no
trabajan sus tierras, y tienen que salir fuera del lugar
a trabajar para otras personas.
La Yerbabuena ha estado en la mira de varios
intereses, tanto privados como de gobierno; los militares se establecieron durante años, y sólo últimamente se han movilizado porque los han requerido
para atender trabajos estratégicos más urgentes a nivel federal.
El apego a la tierra que tienen las familias que se
quedaron en La Yerbabuena es muy grande, a ellos
no les importó la oferta de viviendas ya hechas en La
Yerbabuena 2 o Cofradía de Suchitlán, para vivir en
un mínimo espacio y sin tierras. Para ellos el volcán
nunca ha representado un riesgo, su conciencia de
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Resistencia y subsistencia en La Yerbabuena,
familias asentadas en las faldas del Volcán de Colima
ser de ahí y vivir del turismo y de lo que producen
ha sido una vocación. Sin importar si están aislados,
porque nadie sube a vender, no se realizan intercambios más que de las pocas personas que suben
con un propósito muy claro, ir al guardián, ir a los
temazcales y convivir con la cálida acogida de don
Toño y su familia, en relación a otras necesidades de
sobrevivencia de lo que no produzcan, todo lo tienen que bajar a traer aceite, pilas, azúcar, arroz, frijol,
sal, ropa, cobijas, o levantar una nueva protesta para
evitar vejaciones a los que consideran sus derechos.
Resisten y subsisten con gran orgullo y conciencia de pertenencia a este lugar, que se ha convertido
en más que un mito. Principalmente por la resistencia tan visible y “lucha de papeles” y argumentos sin
fin hacia las autoridades diversas de una población
colimense muy reducida que está cerca del Volcán de
Fuego, así como la visita de muy diversos turistas y
amigos de los pobladores que buscan llevar a sus conocidos, con el objeto de mostrarles alternativas curativas, disciplinas de ascensión y una oportunidad
de convivencia, de personajes con alta convicción de
su ser en el mundo, de su amor por el terruño.
La población en sus representaciones socioculturales piensa de diferente forma; algunos piensan que son locos al arriesgarse a las erupciones sin
control, y que pueden sin previo aviso sepultar a la
población; otros piensan que son idealistas y que algún día se rendirán, mientras tanto algunos más llevan iniciativas de proyectos que han sucumbido porque no se ha establecido una viabilidad para que la
comunidad persista sino todo lo contrario, intereses
privados quieren que desalojen este espacio poblado,
ahí reside la dialéctica de las contradicciones.
Las familias resistentes han encontrado que
sólo se podrán mantener y fortalecer trabajando
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duro para subsistir, produciendo mayor variedad de
productos para comprar lo menos posible para satisfacer sus necesidades, además de proveer de servicios de curación alternativa.
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y de la Universidad de Colima. pp. 51-64.
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