ÍNDICE INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES PANORAMA ACTUAL 1. PARTICIPACIÓN LABORAL 1.1 DIFERENCIA DE GÉNERO EN LA INCORPORACIÓN AL MERCADO LABORAL 1.1.1 Desigualdad en la ACTIVIDAD 1.1.2 Desigualdad en el PARO 1.1.3 Desigualdad en la OCUPACIÓN 1.2 DIFERENCIA DE GÉNERO EN LAS RETRIBUCIONES SALARIALES 1.2.1 Desigualdad retributiva en la UNIÓN EUROPEA 1.2.2 Desigualdad retributiva en EUSKADI 1.2.3 Causas de la desigualdad retributiva 2. 2.1 PARTICIPACIÓN SOCIAL PARTICIPACIÓN EN LAS DECISIONES POLÍTICAS 2.1.1 La mujer en el proceso de toma de decisiones políticas en la UE y en Bizkaia 2.1.2 Factores explicativos de la diferencia de género en el proceso de toma de decisiones políticas 2.1.3 La participación de las mujeres europeas en interlocutores sociales 2.1.4 La participación de las mujeres vizcaínas en los partidos políticos 2.2 PARTICIPACIÓN EN ASOCIACIONES 3. CONCLUSIONES EPÍLOGO 1. IMAGINANDO EL PANORAMA FUTURO 2. HACIA UN FUTURO POSITIVO Y HUMANO 1 INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO IGUALDAD DE OPORTUNIDADES En las sociedades de nuestro entorno coexisten varias maneras de comprender la igualdad de oportunidades. En este informe abordaremos la igualdad de oportunidades desde la perspectiva del politólogo y economista norteamericano John E. Roemer1, quien expone dos formas de entender este concepto. La primera considera que la sociedad debe emprender todas aquellas acciones necesarias para “nivelar el terreno de juego” entre los hombres y las mujeres que la conforman, respetando el derecho a la diferencia, de tal manera que sus oportunidades en el trabajo, la educación y demás aspectos vitales se den bajo las mismas condiciones reales. La segunda concepción es el conocido “principio de la no discriminación”. En la competencia por una determinada posición en el entorno económico, social y político, deben considerarse por igual a todos los aspirantes que poseen las características adecuadas para desempeñar las obligaciones que dicho puesto conlleva y, a la vez, que su elección se decida atendiendo solamente a estas características. En nuestra opinión, este principio de la no discriminación sólo es aplicable cuando se ha “nivelado el terreno”, es decir, para que el principio de la no discriminación tenga una aplicación efectiva, es necesario un estadio previo. Es en esta fase, donde la intervención social debe propiciar la equiparación del terreno mediante la remoción de aquellos condicionantes socio-culturales que constriñen directa o indirectamente, el campo de actuación y la vida, en general, de la mujer. El razonamiento es bien sencillo. Si existe una legislación que prohíbe expresamente la discriminación en razón de sexo, ¿por qué subyacen todavía flagrantes desigualdades?. Porque mujeres y hombres no parten de la misma situación, el terreno no está igualado. La socialización familiar se encarga de que las mujeres y los hombres interioricen determinados y distintos roles, cuyo reflejo son aspectos como una menor actividad laboral y más paro femenino, la llamada doble jornada o la escasa presencia femenina en puestos de responsabilidad. 1 Actualmente, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Yale. 2 Consciente de estas carencias, la Unión Europea (UE), quien entiende que la igualdad entre hombres y mujeres es un principio fundamental de la democracia, se ha marcado como objetivos básicos la equidad en el mercado y en los procesos de toma de decisión. En consecuencia, la Comisión ha puesto en marcha varios programas que tocan aspectos clave como la conciliación de la vida familiar y la vida profesional, la igualdad retributiva o el acceso de la mujer al mercado laboral. Bajo la influencia de la Conferencia Mundial de las Mujeres celebrada en Pekín en 1995, la UE introdujo el concepto de “gender mainstreaming” (transversalidad de género), en su acción referente a la igualdad de oportunidades. Este término es definido por el Grupo de especialistas del Consejo de Europa de la siguiente forma: “ El mainstreaming de género es la organización (reorganización), la mejora, el desarrollo y la evaluación de los procesos políticos, de modo que una perspectiva de igualdad de género, se incorpore en todas las políticas, a todos los niveles y en todas las etapas, por los actores normalmente involucrados en la adopción de medidas políticas” 2. En definitiva, se trata de integrar la igualdad de oportunidades en la definición y aplicación de las políticas, tanto en el ámbito comunitario como en el nacional y regional. Para dicho menester, la UE juzga necesario conseguir el apoyo metodológico, técnico y financiero a proyectos cuyo objetivo sea: la identificación y desarrollo de buenas prácticas, así como la transferencia de informaciones y experiencias; la observación y el seguimiento de las políticas pertinentes y la realización de estudios; y la difusión rápida de los resultados de las iniciativas emprendidas. La Diputación Foral de Bizkaia parece haber afrontado decididamente los desafíos que presenta la consecución de la Igualdad de Género. Prueba de ello, es la adopción de un Plan Foral para la Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres que, en concordancia con lo expuesto sobre las instituciones comunitarias y más allá del principio de no discriminación, trata de conseguir una igualdad real y efectiva mediante la intervención social en materias de la vida económica y social. 2 “Gender mainstreaming: Conceptual framework, methodology and presentation of good practices”, Council of Europe, Strasbourg, 1998. 3 Son cuestiones, todas ellas, que se desarrollarán en la primera parte del presente estudio, en el que se realizará una aproximación a la participación social y laboral de la mujer. Como quiera que entendemos que ésta no es la situación deseada, expondremos en el segundo apartado de este informe el escenario ideal hacia el cual creemos que se debe avanzar, señalando posibles caminos para alcanzar ese futuro positivo y humano. 4 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall PANORAMA ACTUAL 1. PARTICIPACIÓN LABORAL La sociedad, sobre todo mediante su célula de reproducción básica -la familia-, ha transmitido una construcción social del género que expande su fuerza sobre las más diversas facetas de la vida de las mujeres. Una de las más afectadas es la laboral, terreno en el que la igualdad dista todavía de ser una realidad. No será hasta la II Guerra Mundial cuando la mujer se incorpore notablemente al trabajo productivo, afianzando el desarrollo económico centrado en la creación de empleo, la expansión del consumo y la construcción del estado de bienestar. Sin embargo el camino no es fácil. La mujer lucha, y aún continúa haciéndolo, contra las distintas formas de segregación sexual surgidas durante el proceso de industrialización iniciado en el siglo XVIII. Por una parte, contra la adscripción exclusivamente femenina a las tareas reproductivas3. Por otra, contra la adjudicación de género a las actividades productivas (masculinas la mayoría, femeninas las menos), y al precio de la fuerza de trabajo, más barato el de las mujeres que el de los varones. Han pasado ya cerca de 60 años y, pese a los avances registrados, la desigualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral sigue siendo básicamente la misma en dos aspectos: desigualdad en la incorporación al mercado laboral y desigualdad en la retribución. Ambos fenómenos han sobrevivido al paso del tiempo superando avances tecnológicos y culturales, cuyos efectos no han conseguido neutralizar la distancia entre hombres y mujeres. Por tanto, es necesario detenerse a examinar la situación actual de la desigualdad de la mujer en su entorno laboral. 1.1 DIFERENCIA DE GÉNERO EN LA INCORPORACIÓN AL MERCADO LABORAL Mujeres y hombres no parten desde la misma posición de salida a la hora de introducirse en el mercado laboral. Deben superar barreras de tipo sociocultural, tanto internas como externas, que determinan consciente o inconscientemente aspectos 3 Se entiende por trabajo reproductivo aquel cuyo objetivo es la ejecución de las tareas necesarias para la reproducción cotidiana del núcleo familiar y para la satisfacción de las necesidades físicas y psicológicas de sus miembros. Comprende, por tanto, el trabajo doméstico, las tareas de cuidados y/o apoyo a personas dependientes y la reproducción. Las mujeres pagan el llamado “Impuesto de trabajo reproductivo” para que otros accedan al trabajo remunerado. 5 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall como la disponibilidad de la mujer hacia el trabajo, la elección de determinadas profesiones o la dific ultad a la hora de encontrar un empleo. Prueba de ello, de que existen barreras que hacen que varones y mujeres no se incorporen de igual forma al mercado laboral, son los distintos resultados de ambos colectivos en los principales indicadores utilizados para analizar dicho entorno socio-económico: Tasa de actividad, de paro y de ocupación4 . 1.1.1 Desigualdad en la ACTIVIDAD “La tasa de actividad femenina se estanca en Bizkaia” La disposición de la mujer europea a trabajar continúa elevándose. Según datos proporcionados por Eurostat, la tasa de actividad femenina europea ha ascendido un 3% de 1995 a 2000, situándose en un 60,4% 5, todavía 18 puntos inferior a la masculina. Sin embargo, la diferencia entre los sexos no hace más que reducirse. Así, a una media de medio punto por año, la tasa de las mujeres se ha acercado un 3% a la de los hombres en una tendencia que como veremos a continuación no se da en nuestra provincia. En Bizkaia, la tasa de actividad femenina se sitúa entorno al 40%, casi 20 puntos porcentuales por debajo de la europea. Por tanto, pese a los considerables avances realizados en la incorporación de la mujer al mercado laboral –la tasa de actividad femenina se ha incrementado en un 10% en los últimos 17 años-, todavía estamos lejos del ratio europeo. Mientras que éste mantiene una tendencia alcista constante, la actividad femenina en Bizkaia no ha conseguido crecer, manteniéndose en baremos cercanos al 40%. En consecuencia, la distancia entre el promedio europeo y el vizcaíno ha aumentado de 1995 a 2000 en un 4%, tal y como se puede apreciar en el gráfico 1. 4 Aunque el paro y la ocupación son realidades que componen la actividad, hemos juzgado necesario tratarlas de distinta forma para resaltar el contenido explicativo diferencial de cada una de ellas. 5 El objetivo de la UE es llegar al 70% en el año 2010. 6 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Gráfico 1. Evolución de la tasa de actividad femenina en Bizkaia y la Europa de los 15 70 60 % 50 40 UE15 30 Bizkaia 20 10 0 1994 1996 1998 2000 2002 Año Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eustat y Eurostat, (2000). En cuanto a la denominada “diferencia de género”6, señalar que el estadístico vizcaíno sólo es un 2% superior al europeo (18% a 20%). Esta aproximación radica en el notable descenso registrado en nuestra provincia en los últimos 17 años. Así, desde 1985 la distancia entre hombres y mujeres en la incorporación al mercado laboral ha bajado en un 19%, situándose en torno a un 20% (2002) desde un 39% “inicial”. Sin embargo, hay que relativizar la bondad de estos datos, ya que si bien es cierto que la brecha entre los sexos se ha ido cerrando a lo largo del tiempo, no menos cierto es que en los últimos 9 años no ha habido una reducción destacable. Es más, la diferencia ha aumentado de 1995 a 2000, aunque sólo sea de forma discontinua y en escasa cuantía (1,17%). 6 Se entiende por diferencia de género, la distancia entre hombres y mujeres en cualquier indicador de medida. 7 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Gráfico 2. Evolución de la tasa de actividad vizcaína por sexos 80,0 70,0 60,0 % 50,0 tasa de actividad femenina 40,0 tasa de actividad masculina 30,0 20,0 10,0 0,0 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 Año Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eustat. “Encuesta de Población en Relación con la Actividad”, (2002). En conclusión, la tasa de actividad vizcaína se ha alejado progresivamente respecto a la europea en estos últimos años, así como la diferencia de género en el mismo indicador ha experimentado un aumento de un 1%. Parece claro, por tanto, que lejos de experimentar un comportamiento positivo, la actividad femenina en Bizkaia ha sufrido un retroceso. 8 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall “La mayor diferencia de género se da entre los hombres y mujeres de 45 a 54 años” Las tasas de actividad de las mujeres de 25 a 49 años no dejan de crecer de forma significativa, sistemática y regular en los países europeos. En dichos tramos de edad, que antaño constituían las edades huecas de la actividad, hoy nos encontramos con tasas de actividad muy elevadas, a veces por encima de las de los demás tramos de edad. Ningún país escapa a dicha mutación, que se traduce en una doble homogeneización7: » Homogeneización de los comportamientos de actividad masculina y femenina. Cada vez más mujeres tienen trayectorias profesionales continuas que no se interrumpen con maternidades, al igual que los hombres. Entre los 25 y los 49 años, las tasas de actividad masculina y femenina se acercan unas a otras hasta confundirse a veces. » Homogeneización entre las mujeres de Europa. A pesar de los distintos caminos, dicha evolución afecta a todos los países de la UE desde principios de los años ochenta. Bizkaia sigue este proceso de homogeneización europea, al concentrar la mayor parte de la tasa de activ idad femenina y la mayor cercanía entre las tasas de ambos sexos en el tramo de edad que va de los 25 a los 44 años. Por tanto, al igual que en el resto de Europa, esta etapa vital de las mujeres ha dejado de ser un periodo de inactividad, convirtiéndose en una fase de expansión laboral de la mujer. Sin embargo, todavía habrá que esperar unos años para poder concluir que la mujer seguirá una trayectoria profesional continua similar a la del hombre. Por el momento, dicha circunstancia parece confirmarse hasta los 34 años. A partir de los 35 años y hasta los 44, nos encontramos con una reducción de la tasa de actividad femenina en casi 20 puntos porcentuales, al situarse de un 83,5% en un 64,7%, que parece indicar un alto en la actividad femenina, probablemente debido a la maternidad. 7 MARUANI, Margaret: “ Le traversée des turbulences : L’emploi féminin dans l’Europe des années quatre-vingt dix “, en Michel de MANASSEIN “De l’égalité des sexes”, Centro nacional de documentación pedagógica, París, 1995. 9 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Por otra parte, el grado de actividad, medido en nuestro caso según la tasa, es más bajo tanto en el colectivo de mujeres más jóvenes (30,8%) como en el de mujeres mayores de 45 años. La inactividad de las primeras se explica por ser la etapa de preparación profesional de mujeres y hombres, mientras que la inactividad de las segundas es fruto de la interiorización de la división sexual del trabajo vigente en su etapa de formación personal. Por el contrario, las mujeres de 25 a 34 años presentan una tasa de actividad realmente positiva y cercana a Europa -como ya hemos dicho-, cifrada en nada menos que un 83,2%, sólo 9,6 puntos porcentuales por debajo de la de los hombres (92,8%). Por tanto, podemos concluir que la mayoría de las mujeres acceden al mercado laboral entre los 25 y 34 años. Además, las mujeres de 35 a 44 años registran una tasa de actividad que, aunque notablemente inferior a la de los hombres, es superior en un 24% a la tasa media femenina de la provincia. Respecto a la diferencia de género, observamos en la tabla 1 cómo la mayor distancia se da en los tramos de edad que van de 35 a 44 años y de 45 a 54 años. La diferencia de género respecto al primer tramo puede ser debida a la maternidad, a un alto en la carrera profesional de las mujeres para poder ser madres. De ser así y si las mujeres se reincorporan al mercado laboral en años posteriores, cuando sus hijos crezcan, el modelo vizcaíno de actividad femenina será discontinuo: actividad profesional hasta la maternidad y después del crecimiento de los hijos. Por el momento, la mayoría de mujeres que ha visto crecer sus hijos en Bizkaia no se ha reincorporado al mercado laboral, sino que ha hecho una parada definitiva en su vida profesional. En consecuencia, la permanencia de la actividad masculina en el momento en que las mujeres se han retirado del mercado laboral –entre los 44 y los 54 años- hace que la diferencia de género sea la mayor de todos los grupos de edad. Por el contrario, los grupos de edad más jóvenes son los que menos distancia entre hombres y mujeres presentan, con valores inferiores al 10%. Tabla 1. Diferencia de género en la tasa de actividad vizcaína según edad 16-24 25-34 35-44 45-54 55-64 Bizkaia -Tasa masculina 39,6 92,8 95,4 89,4 55,2 Bizkaia -Tasa femenina 34,6 83,2 64,7 47,8 19,6 Diferencia de Género 5 9,6 30,7 41,6 35,6 Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Egailan, (2002). 10 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall “La natalidad condiciona la actividad de las mujeres vizcaínas” En cuanto a los factores que explic an la evolución de la tasa de actividad femenina en Bizkaia, la natalidad parece ser uno de los más relevantes, dada la alta correlación negativa, casi de 1:1, entre ambas (Coeficiente Pearson= -0,941). En consecuencia, podemos decir, con un nivel de confianza del 99%, que la tasa de actividad femenina aumentará a medida que baje la natalidad y viceversa. En otras palabras, las vizcaínas tienden a sacrificar su maternidad a cambio de su desarrollo profesional, problema que hay que tener presente dada la gravedad del mismo. Efectivamente, si observamos los datos del EUSTAT desde 1985, podemos apreciar cómo la tasa de actividad femenina va en constante aumento a medida que la tasa de natalidad va descendiendo. Por el contrario, a partir de 1997, cuando la caída de la natalidad se frena y su índice se estabiliza en valores cercanos al 7%, se produce, paralelamente, el ya mencionado estancamiento de la actividad. ¿Pero dónde reside esta inequívoca interacción entre ambas variables?. Parece evidente que la relación esconde en su interior uno de los grandes lastres que han tenido que soportar las trabajadoras en su incorporación al mercado de trabajo: la doble jornada laboral. Herencia de un axioma cultural que asigna a las mujeres las labores domésticas y el cuidado de los niños, tiene efectos devastadores sobre la calidad de vida. El estrés, la insatisfacción laboral, y el menor rendimiento y dedicación, originan en las personas afectadas por la doble jornada un conflicto entre su vida laboral y familiar que muchas veces les obliga a renunciar a alguna de las dos dimensiones. Renunciar a la vida laboral es algo muy común, sobre todo, para la mujer en España. Y es que este país -pese a haber experimentado uno de los cambios más espectaculares de toda la UE, al incrementarse en un 12% el número de parejas en las que trabajan ambos cónyuges hasta situarse en el 30,2%- es, según Eurostat, el país europeo con menor proporción de parejas en las que trabajan los dos miembros. De esta forma, si tenemos en cuenta que tanto en Bizkaia como en el resto del país la tasa de actividad masculina es notablemente superior a la femenina, podemos deducir que es la mujer la que renuncia al mercado laboral para dedicarse a la maternidad y a las tareas domésticas. 11 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Sin embargo, hay indicios de que esta situación puede estar cambiando o de que, cuando menos, cambiará. Eurostat señala que cuanto mayor es el nivel educativo de la mujer, mayor probabilidad existe de que ambos cónyuges trabajen. En concordancia con esta premisa, si tomamos en consideración el número actual de universitarias vascas, un 58%, cabe concluir que la cantidad de parejas con los dos miembros trabajando tenderá a crecer. Por otro lado, países como Bélgica, con un 72% de parejas con hijos en las que trabajan ambos cónyuges, o Reino Unido, con un 70,2%, ofrecen claros ejemplos de cómo se puede compatibilizar ambas facetas sin tener que renunciar uno de los dos, normalmente la mujer, al mercado laboral. En definitiva, las mujeres están pagando un precio por la progresiva equiparación en el mundo laboral. Un precio que atañe a diferentes ámbitos: el más trascendente, en lo personal y lo social, es el retraso en la maternidad o incluso la renuncia a ella. En este sentido, el Instituto Vasco de la Mujer “Emakunde” estima que el límite de edad para la maternidad coincide justo con el punto crucial de una carrera profesional, por lo que muchas mujeres optan por rebajar sus expectativas profesionales a cambio de una excedencia, o una jornada menor, para poder ser madres y atender a sus hijos durante los primeros años. Para evitar este problema, algunos plantean, como posible solución, la introducción de guarderías en las empresas y una mayor flexibilidad horaria para que sea más fácil compatibilizar los papeles de profesional y madre. Algo de vital importancia social en una provincia con una tasa de natalidad preocupantemente baja. Otro coste que paga la mujer es el de sumar al trabajo fuera de casa una parte sustancial del trabajo reproductivo, por el asimétrico reparto que de este trabajo se produce en la pareja. Algunos estudios sobre la materia calculan una hora de trabajo en el hogar a cargo de los varones por cuatro de la mujer: algo realmente escandaloso para una sociedad que presume de cambio cultural. Desde algunas instancias políticas se ponen en marcha medidas para conciliar la vida laboral y familiar de las mujeres. Lo más adecuado es centrar las medidas en la difusión efectiva de la corresponsabilidad familiar entre los integrantes de la pareja. 12 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall “El nivel de estudios condiciona la tasa de actividad femenina vizcaína” En la tabla 2, observamos cómo las mujeres vizcaínas más cualificadas tienen una tasa de actividad mucho mayor que las mujeres no cualificadas, en una relación lineal entre tasa de actividad y nivel instructivo de carácter positivo, es decir, a mayor perfil educativo mayor predisposición a participar en el mundo laboral. En consecuencia, las vizcaínas más activas serían las universitarias, con una tasa de actividad del 85,98%, en contraposición con el 37,52% de vizcaínas con estudios primarios o inferiores que se muestran dispuestas a trabajar, según el indicador que hemos elegido. Como quiera que el nivel educativo de las mujeres vascas, y con éste el de las vizcaínas, va en continuo aumento, parece evidente que, si se mantiene la relación antes expresada, la tasa de actividad registrará un incremento destacado en los próximos años. Además, si tomamos en consideración que el 53% de los universitarios vascos son mujeres, el argumento parece confirmarse. Sin embargo, la relación puede no mantenerse constante y experimentar un acercamiento a la situación de los hombres, en los que el perfil educativo no parece tener la misma importancia sobre la tasa de actividad que en el caso de las mujeres. De hecho, en el caso de los hombres, no son los universitarios los que mayor tasa de actividad presentan, sino los que poseen estudios secundarios, con un 92,74% de activos. Tabla 2. Tasa de actividad por nivel educativo y sexo en Bizkaia (25 a 64 años) Bizkaia Tasa de actividad Primarios o Total Secundarios Profesionales menos Mujeres 56,2 Hombres Diferencia de género Universitarios 37,52 60,76 74,58 85,68 85,2 78,3 92,74 89,76 89,18 29 40,78 31,98 15,18 3,5 Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Censo del Mercado de Trabajo, (1999). En cuanto a la diferencia de género en la tasa de actividad según nivel de estudios, vemos que la mayor distancia se da entre los hombres y mujeres con menor nivel, probablemente porque a los primeros se les ha inculcado siempre mostrarse dispuestos a trabajar sea cual sea su nivel educativo; y que la menor, de sólo un 3,5%, se da en el grupo de personas universitarias. 13 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Ambas son el punto más alto y más bajo de una diferencia de género que va reduciéndose paulatinamente a medida que aumenta el nivel educativo. A modo de conclusión general se desprende que las mujeres muy cualificadas presentan una mayor incorporación al mercado laboral que aquéllas cuyo nivel de instrucción es inferior. Sin embargo, no hay que olvidar el alto grado de feminización del trabajo sumergido, un 90% según Emakunde. 1.1.2 Desigualdad en el PARO “La diferencia de género desciende en Bizkaia” Pese a que la tasa de paro femenino europea (tabla 3) ha registrado un descenso del 2,9% en el período 1993-2001, las mujeres constituyen todavía cerca del 60% de la población desempleada en Europa. Su tasa de paro era en 2001 un 2,2% superior a la masculina (tabla 4), casi exactamente igual que en el año 1993. Sin embargo, este dato no es tan negativo como parece. Si observamos la tabla 5, podemos apreciar cómo ese porcentaje del 2,2% es el menor del período, al presentar la diferencia de género una tendencia discontinua, con una máxima distancia del 2,9% en el año 1998. Tomando todo el período en su conjunto, éste arroja una distancia media del 2,5%, por tanto, 3 décimas superior a la de 2001. En conclusión, podemos decir que la diferencia de género respecto a la tasa de paro ha evolucionado discontinuamente hasta situarse en 2001 casi igual que en 1993. Tabla 3. Tasa europea de paro femenino. 9 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 Grecia 13 13,6 13,7 14,1 15,2 15,2 16,7 18 16,8 15,6 España 21 24,1 26,1 25,3 24,4 23,4 21,8 18,7 16,7 15,5 Francia 12,4 13,2 13,8 13,5 13,9 13,7 13,4 12,6 11,2 10,3 Irlanda 16 16 14,6 12,5 11,8 9,9 7,3 5,5 4,2 3,7 Italia 13 14,5 15,4 16,1 15,9 16,1 16,1 15,5 14,3 12,9 Luxemburgo 2,8 3,3 4,1 4,3 4,2 3,9 4 3,3 3,1 2,2 7,2 7,5 7,9 8,1 7,7 6,6 5 4,3 3,6 3 5 4,9 5 5,2 5,4 5,4 4,7 4,3 4,3 9,2 8,6 Holanda Austria EU15 Bizkaia 34,2 11,5 11,9 11,7 11,7 11,6 11,1 10,2 38,2 36,5 33,5 32,5 33,5 29,6 25,2 24,1 19,7 Fuente: Elaboración propia a partir de Eurostat y Eustat, (2002). 14 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Tabla 4. Tasa europea de paro masculino 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 Alemania 5,1 6,5 7 7 8,1 9,1 8,6 8,1 7,5 7,7 España 11,7 15,5 16,2 14,9 14,4 13,1 11,2 9 7,9 7,5 Francia 8,1 9,7 10,2 9,5 10,2 10,2 9,7 9,1 7,6 7,1 Irlanda 15,1 15,4 14,2 12,2 11,5 9,9 7,7 5,7 4,2 3,9 Italia 6,3 7,5 8,5 8,8 8,9 8,9 9 8,6 8 7,3 Luxemburgo 1,7 2,2 2,6 2 2,2 2 1,9 1,8 1,8 1,7 Holanda 4,1 5,4 6 5,5 4,7 3,7 3 2,3 2,1 1,9 3,1 3 3,1 3,7 3,7 3,8 3,4 3,1 3 13,6 18,1 18,1 15,7 14,3 12,3 10,9 9,7 9 8,6 9,2 9,4 9 9,1 8,9 8,2 7,5 6,7 6,4 Austria Finlandia EU15 Bizkaia 14,3 19,05 19,6 19,9 19,1 18,05 14,4 13,1 12,02 9,2 Fuente: Elaboración propia a partir de Eurostat y Eustat, (2002). Tabla 5. Diferencia de género en la tasa de paro europea 1993 EU15-Tasa masculina EU15-Tasa femenina Diferencia de Género 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 9,2 9,4 9 9,1 8,9 8,2 7,5 6,7 6,4 11,5 11,9 11,7 11,7 11,6 11,1 10,2 9,2 8,6 2,3 2,5 2,7 2,6 2,7 2,9 2,7 2,5 2,2 Fuente: Elaboración propia a partir de Eurostat y Eustat, (2002). Sin embargo, el promedio europeo de diferencia de género distorsiona las distintas realidades de los países europeos. Así, analizando país por país, en la tabla 6 observamos cómo hay algunos en los que la diferencia de género prácticamente no existe o si la hay es favorable para las mujeres. Es el caso de Irlanda, Reino Unido y Suecia, regiones europeas en las que hay más hombres que mujeres desempleados. En el extremo opuesto, se encuentran los países mediterráneos (Grecia, España, Francia e Italia), con la mayor distancia de género. Solamente ellos representan el 70% de la distancia de género de la UE, agrupándose en un continium que va del 3,2% de Francia al 8,6% de Grecia. El resto de países se agrupan en torno a porcentajes nunca superiores al 2% de diferencia de género, favorable siempre a los varones. En conclusión, salvo Suecia, Irlanda y Reino Unido la tasa de paro de las mujeres supera la de los hombres en todos los países europeos. Dicha situación persiste aun cuando las mujeres trabajan más a menudo que los hombres en el sector terciario, menos afectado por los despidos masivos de la década de los 90 que el sector industrial, que emplea a muchos hombres. 15 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Tabla 6. Diferencia de género en la UE por países Tasa de paro Tasa de paro Diferencia de femenina masculino género País Bélgica 7,4 6 1,4 Dinamarca 4,9 3,8 1,1 Alemania 7,8 7,7 0,1 Grecia 15,6 7 8,6 España 15,5 7,5 8 Francia 10,3 7,1 3,2 Irlanda 3,7 3,9 -0,2 12,9 7,3 5,6 2,4 1,7 0,7 3 1,9 1,1 Italia Luxemburgo Holanda Austria 4,3 3 1,3 Portugal 5,1 3,2 1,9 Finlandia 9,7 8,6 1,1 Suecia 4,5 5,2 -0,7 Reino Unido 4,4 5,5 -1,1 Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat (2001) Gráfico 3. Distribución de la diferencia de género en la tasa de paro según grupo de países. 5% 25% 70% Países mediterráneos Países con distancia de género favorable para las mujeres Países por debajo de la media europea Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat (2001). Bizkaia se encuadra dentro de los países con mayor distancia de género, es decir, en el seno de los países mediterráneos. Y es que en nuestra provincia, el paro femenino no presenta un panorama mucho mejor al de estos países: cerca de un 20% de las mujeres vizcaínas no tenía trabajo en 2001. 16 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Este dato, si bien significa una tasa de paro femenino 11 puntos porcentuales superior a la europea, también tiene su vertiente positiva. Así, si lo comparamos con la tasa de 1985 podemos observar cómo el número de mujeres ha descendido en casi un 14%, hasta 2001. Además, en el presente año la tasa se ha reducido en un 6% (segundo trimestre del 2002). Esta caída del paro femenino se enmarca dentro de un descenso a nivel general que ha acercado los niveles de Bizkaia, y sobre todo de la CAPV, a los registros europeos. Sin embargo, el acercamiento no se ha producido por una aproximación igual de ambas tasas, sino por un efecto compensación: la tasa vizcaína de paro masculino desciende por debajo de la europea, eclipsando la diferencia entre las tasas femeninas. Por otro lado, la diferencia entre las tasas de paro de ambos sexos en el período 1993-2001, ha experimentado una destacada disminución del 9%, hasta situarse en el 10,43%. En un proceso discontinuo perceptible en el gráfico 4, la diferencia de género se ha ido reduciendo paulatinamente, en una tendencia que parece haberse consolidado a partir de 1998, después de la crisis que atravesó en 1997, coincidiendo con la caída del Producto Interior Bruto (PIB) en el año anterior. Sin embargo, aunque estos datos son indudablemente positivos, nuestra diferencia de género todavía es un 8% superior a la europea, constituyendo las mujeres el 62% de las personas paradas de nuestra provincia. Tabla 7. Diferencia de género en la tasa de paro vizcaína 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 Bizkaia-Tasa masculina Bizkaia-Tasa femenina 19,05 19,60 19,90 19,10 18,04 14,30 13,11 12,02 9,28 38,22 36,59 33,50 32,57 33,53 29,67 25,27 24,17 19,71 Diferencia de Género 19,17 16,99 13,60 13,47 15,49 15,37 12,16 12,15 10,44 Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eustat, (2002) 17 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Gráfico 4. Evolución de la tasa de paro según sexo en Bizkaia 45 40 35 % 30 25 Tasa de paro femenina Tasa de paro masculino 20 15 10 5 0 1980 1985 1990 1995 2000 2005 Año Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la “Encuesta de Población en Relación con la Actividad”. Eustat (2002). “La mayor diferencia de género se da en los años de inserción y desarrollo laboral de las mujeres” Por edades, el paro se centra fundamentalmente en las mujeres jóvenes, comprendidas en los tramos que van desde los 16 a los 24 años y desde los 25 a los 34 años. El primero se caracteriza por tener la tasa de paro femenina más alta de toda la provincia, con un 30,8%, y el segundo por albergar la mayor distancia de género entre el número de mujeres y hombres parados, nada menos que de 10,6 puntos porcentuales. Los siguientes tramos no presentan una imagen mucho mejor. El que va de 35 a 44 años es el segundo que más diferencia de género presenta, con 10 puntos de diferencia entre las tasas de paro de ambos sexos. Considerando que ambos tramos, tanto el de 25 a 34 años como el de 35 a 44 años, son los que cuentan con la mayor tasa de actividad femenina, podemos afirmar que la incorporación de la mujer a la población activa se traduce en un aumento del paro, seguramente al desbordar la demanda de trabajo. En conclusión, la mujer sufre en su etapa de inserción y desarrollo profesional las mayores dificultades para encontrar trabajo. 18 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Tabla 8. Diferencia de género en la tasa de paro vizcaína según edad 16-24 25-34 35-44 45-54 55-64 tasa-hombres 24,95 7,86 2,93 4,56 4,52 tasa.mujeres 30,84 18,48 13,32 12,63 8,88 Diferencia de género 5,89 10,62 10,39 8,08 4,36 Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eustat, (2002). “Las menos paradas, las universitarias” Como apreciamos en la tabla 9, una mayor o menor cualificación influye a la hora de encontrar trabajo. Sin embargo, no son las mujeres con menos estudios las que mayor paro presentan en Bizkaia, sino aquéllas que disponen de estudios secundarios, probablemente porque estas últimas presentan un mayor nivel de actividad. De todas formas, son estos dos colectivos -los escalafones educativos más bajos- los que aglutinan la mayoría del paro femenino, cerca del 43%. En contraposición, el menor paro femenino se sigue regis trando en los dos niveles educativos más altos, es decir, entre las mujeres con estudios profesionales y universitarios. Concretamente son estas últimas las que menos paro presentan, en un comportamiento radicalmente opuesto al de sus colegas masculinos, que son los hombres con mayor tasa de paro. Por tanto, observamos cómo el nivel educativo tiene una influencia desigual sobre la tasa de paro según impacte sobre el hombre o la mujer. Tabla 9. Tasa de paro y nivel educativo según sexo en Bizkaia (25 a 64 años) Bizkaia Mujeres Tasa de paro Total Primarios o menos Secundarios Profesionales Universitarios 19,34 21,16 22,9 19,94 15,78 Hombres 8,32 8,42 8,1 7,94 9,86 Diferencia de género 11,02 12,74 14,8 12 5,92 Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Censo del Mercado de Trabajo, (1999) En cuanto a la diferencia de género en la tasa de paro según nivel de instrucción, sólo baja del 10% en el perfil universitario, registrándose la mayor diferencia entre los hombres y mujeres con estudios secundarios. 19 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall 1.1.3 Desigualdad en la OCUPACIÓN Junto con la desigualdad en el paro y en la actividad, coexiste la desigualdad en la ocupación, aquélla que remite al reparto diferenciado de hombres y mujeres entre los principales sectores productivos: el sector primario (agricultura e industria extractiva), el sector industrial (producción industrial y manufacturada) y el sector terciario (servicios). En otras palabras, se trata de la denominada segregación sexual del trabajo, que comprende dos expresiones distintas: la horizontal y al vertical. La primera, se refiere a la concentración de las mujeres en algunos sectores de actividad. La segunda, quizá la más dramática para la mujer, remite a la concentración de las mujeres en ciertos niveles de la jerarquía profesional, independientemente del sector de actividad contemplado. Tanto la una como la otra son realidades existentes en la Unión Europea y en Bizkaia. “La segregación horizontal por sexo existe en Bizkaia” Casi el 81% de las mujeres en la UE están ocupadas en el sector servicios, un porcentaje notablemente superior al 16,87% de mujeres que trabajan en la industria y al 3,34% que lo hace en la agricultura. En consecuencia, podemos decir que la concentración del empleo femenino en el sector terciario europeo es evidente, aunque no es extensible a todos los países de la Unión. En su seno conviven realidades diversas como la portuguesa o la griega, en las que la proporción de mujeres ocupadas en el sector servicios no llega al 70%, con otras radicalmente distintas como la belga, la británica y la luxemburguesa, con cifras cercanas al 90%. Es precisamente en Luxemburgo y en Holanda donde menos mujeres trabajan en el sector industrial, en contraste con Alemania, Italia y Portugal donde los trabajos industriales suponen cerca del 20% de la fuerza de trabajo femenina empleada. Por último, respecto al sector agrario, Grecia y Portugal, y en menor medida Austria y España, presentan todavía, comparativamente con el resto de la UE, un porcentaje alto de mujeres ocupadas. En conclusión, parece que Portugal y Grecia son los dos países que más se distancian del nivel medio de segregación horizontal detectado en la Unión Europea. 20 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Tabla 10. Segregación horizontal en la UE por países Sobre Población Femenina Sobre Mujeres O cupadas Total Concentración Concentración Concentración Agricultura Industria Servicios Ocupadas Mujeres/Agricultura Mujeres/Industria Mujeres/Servicios 0,63 6,53 45,50 52,22 1,21 12,51 87,14 Bélgica Dinamarca 1,43 10,48 61,17 72,51 1,97 14,45 84,36 Alemania 1,23 12,09 46,31 58,20 2,11 20,77 79,57 Grecia 8,12 5,35 28,79 42,11 19,27 12,69 68,37 España 2,03 6,46 32,69 40,58 4,99 15,92 80,54 Francia 1,58 8,52 45,62 54,98 2,87 15,49 82,98 Irlanda 1,11 8,78 43,91 53,80 2,06 16,32 81,62 Italia 1,73 8,64 29,82 39,71 4,35 21,77 75,10 Luxemburgo 0,70 4,23 46,48 50,00 1,41 8,45 92,96 Holanda 1,40 6,34 51,92 63,71 2,20 9,95 81,50 Austria 3,86 9,61 47,74 60,16 6,41 15,97 79,35 Portugal 9,09 15,30 40,14 63,81 14,25 23,97 62,91 Finlandia 2,56 9,91 53,44 65,44 3,92 15,14 81,66 Suecia 1,00 8,82 61,41 70,55 1,42 12,50 87,04 Reino Unido 0,51 8,80 56,92 65,39 0,77 13,46 87,05 UE-15* 1,81 9,17 43,99 54,37 3,34 16,87 80,92 Bizkaia 0,30 5,43 38,70 44,44 0,69 12,23 87,08 * El objetivo marcado por la UE es que el 60% de las mujeres estén ocupadas en el 2010. Fuente: Elaboración propia a partir de datos de EGAILAN, (2000). Por su parte, Bizkaia presenta un nivel de segregación por sexo del trabajo similar al comunitario, aunque con algunas diferencias. En este sentido, la concentración del empleo femenino en el sector servicios es casi un 7% más alta que la de la UE (87 frente a 80%), lo cual se traduce en una proporción menor a la europea de mujeres dedicadas a labores industriales y agrícolas. Sólo un 12,23% de las mujeres ocupadas desempeñan su labor en la industria, una actividad que parece vetada a la mujer y en la que el hombre es el gran dominador al ocupar el 78% de los empleos del sector. En cambio, la mujer es el sexo dominante de la actividad terciaria con un 52% de trabajadoras frente a un 48% de trabajadores. Sin embargo, esta mayoría no significa que la mujer domine todas las actividades que componen el sector; la mujer sólo es realmente mayoritaria y claramente dominante en algunas profesiones: servicio doméstico, sanidad y educación. 21 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Gráfico 5. La mujer en el sector servicios vizcaíno 100 90 80 70 60 mujeres 50 hombres 40 30 20 10 0 Hostelería Transporte Banca Servicios a empresas Administración Educación Sanidad y Servicios sociales Servicios personales Servicio doméstico Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Egailan, (2002). Por tanto, vemos que hay una doble segregación horizontal por sexo del trabajo en Bizkaia: la que hace referencia a la concentración del empleo femenino en un determinado sector, en este caso el terciario, y la que denota la concentración del empleo femenino en determinadas actividades de dicho sector; en este caso educación, sanidad y servicio doméstico. La explicación a la evidente segregación horizontal por sexo según sectores, tanto en Bizkaia como en la UE, guarda relación con el proceso de terciarización de la economía iniciado a finales de los 70. Desde la revolución industrial la actividad económica principal de las sociedades desarrolladas había sido la industria. Sin embargo, a partir de finales de los 70 el sector servicios comienza a ganar peso hasta convertirse en el sector principal de muchas sociedades avanzadas. Europa no es una excepción y ve crecer su sector terciario tanto en importancia económica como laboral. En efecto, a lo largo de los años 1980 y 1990, la mayoría de los nuevos empleos creados en Europa lo fueron en el sector terciario, mientras que la agricultura registraba pérdidas considerables y la producción manufacturada mantenía una estabilidad de las plantillas en el mejor de los casos. 22 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Paralelamente, se produce la “llegada masiva de las mujeres al mercado laboral” en la mayoría de los países europeos. En consecuencia, lejos de expulsar a los hombres empleados, como se argumenta frecuentemente, las mujeres se precipitaron hacia los nuevos empleos creados en aquel período. En definitiva, la concentración en el sector servicios del empleo femenino vizcaíno y europeo halla su explicación en la coincidencia entre la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral y la disponibilidad de puestos de trabajo en dicho sector. La segunda dimensión de la segregación horizontal, la antes mencionada concentración del empleo femenino en determinadas actividades de un sector, puede ser debida a la pervivencia todavía de ciertas pautas socializadoras que hacen que la mujer tienda a optar a algunos puestos y no a otros. Tal parece el caso de Bizkaia en la que la mujer tiende a emplearse en profesiones cercanas a lo asignado por la tradición: cuidados, atención doméstica, educación, etc. De esta forma, la mujer mantiene interiorizados los roles que la cultura le ha asignado y -al incorporarse al mercado laboral- tiende a decantarse por aquellas labores conectadas a los mismos. Prueba de ello es lo que sucede en la Formación Profesional (FP) a nivel autonómico. “ La FP como ejemplo de que parte de la segregación horizontal vasca se asienta en la educación” Aunque en los últimos cuatro años se ha duplicado el número de mujeres matriculadas en FP, el 81% de éstas ha escogido especialidades que tienen mayores dificultades de acceso al trabajo, es decir, aquéllas directamente relacionadas con el sector servicios. Sólo un 6% ha elegido especialidades relacionadas con los grandes sectores industriales vinculados con las tecnologías, los de mayores oportunidades laborales para esta adecuación profesional. Muchos son los agentes que contribuyen a reforzar esta situación. Indudablemente, la familia es uno de ellos al condicionar la elección de la mujer, ya sea directa o indirectamente, mediante la socialización. Ésta permite la reproducción de determinados mitos y tópicos antiguos que hacen que la mujer no se oriente hacia los sectores donde hay trabajo, como industria o programación. En este sentido, el departamento vasco de educación es tajante: “Hay que cambiar el punto de vista”. 23 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Las mujeres licenciadas ya han cambiado de óptica, y muchas se están reciclando; pero las estudiantes de ESO todavía no lo han hecho. Por tanto, es necesario potenciar un cambio de conducta en estas mujeres, mediante la labor de los orientadores educativos. Éstos deberán tener en cuenta, además de las calificaciones obtenidas, el futuro laboral de las mujeres, orientándolas hacia los perfiles relacionados con la industria, en los que parece haber un mayor nicho profesional. Actualmente la industria vasca tiene el 21% de sus puestos cualificados sin completar. Entonces, parece claro que es la mujer la que debe ocupar esos puestos, de lo contrario la competitividad del sector y con ella la de Euskadi se verá afectada. Así lo han entendido las empresas del metal de Bizkaia que, alertadas sobre los problemas a los que se enfrentan en los próximos años para cubrir la falta de mano de obra especializada, han decidido apostar por la incorporación de la mujer al mundo industrial como mejor solución. Se trata de suplir con mujeres las plazas dejadas por los trabajadores jubilados, pero no siempre es fácil. Hay empresas que todavía ponen obstáculos a la incorporación de mujeres, si bien son cada vez menos y afectan más a los pequeños talleres que a los grandes. Falta, por tanto, vencer estas resistencias y hacer comprender a estos empresarios que un trabajo no es ni de mujeres ni de hombres, sino del que lo hace bien. En este sentido, el tejido productivo industrial debe girar hacia la mujer, debe de adaptarse a sus necesidades y condiciones, para que podamos superar no sólo la segregación horizontal, sino también el alto paro femenino. Sin embargo, igualmente necesaria es la colaboración de las instituciones, sobre todo para las pequeñas empresas que muchas veces carecen de los medios suficientes para hacer frente a dichas condiciones, especialmente en el caso de la maternidad. “La segregación vertical por sexo existe en Bizkaia” La segregación vertical está relacionada con el acceso de las mujeres a la educación superior y de manera general a las formaciones que implican una cualificación. Aunque existen diferencias según los países en cuanto al papel desempeñado por el nivel de capacitación en la obtención de los puestos más prestigiosos, ello no impide que “la palanca de cualificaciones” haya sido determinante en la feminización de las profesiones llamadas “superiores”. Así, en todos los países europeos, las mujeres consiguen títulos que les facilitan el acceso a los empleos ubicados arriba en la escala de la jerarquía social y profesional. Tal como indica la tabla 11, las mujeres quedan proporcionalmente más representadas que los hombres (un 30,93% de las ocupadas frente a un 25,46% de los ocupados) en la categoría de las profesiones científicas, 24 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall técnicas y liberales, aunque todavía el grado de feminización de la profesión no alc anza al 50%. Por países, es en los escandinavos, Holanda y Alemania donde la proporción de mujeres en empleos de esta categoría es mayor; mientras que Grecia, Portugal, España e Italia tienen las proporciones más bajas. Tabla 11. Distribución de hombres y mujeres por categoría profesional (UE-15) Categoría profesional EU-15 Concentración mujeres EU-15 Concentración hombres Directores y cuadros superiores 3,22 5,92 7,52 10,24 Profesionales intelec. y científicos 16,82 30,93 18,70 25,46 Empleados de tipo administrativo 11,37 20,92 5,48 7,46 Personal de servicios y ventas 11,53 21,22 5,76 7,84 Agricultores y pescadores 1,39 2,55 3,00 4,09 Cualificados de la industria 1,94 3,58 17,24 23,48 Conductores y operadores 1,94 3,57 9,11 12,41 No cualificados 5,80 10,67 5,54 7,54 Total Fuente: Egailan (2000) 54,37 73,44 Sin embargo, cabe recalcar que esta categoría sólo abarca a un 16,82% de las mujeres europeas en edad de trabajar. Aún más pequeña, de tan sólo un 3,2%, es la proporción de mujeres que está empleada como cuadros directivos. En suma, sólo un 20% de las mujeres europeas se halla ocupada en alguna de las categorías socio-profesionales más altas. El resto, el 34% de población ocupada femenina, se distribuye entre las demás categorías, sobre todo entre aquéllas que son más bien los escalones inferiores de la jerarquía socio-profesional. Como demuestra el Gráfico 6, cerca del 42% del empleo femenino -la mayoría- se concentra en actividades que entran en las dos categorías siguientes: empleados administrativos y personal de servicios y ventas. 25 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Gráfico 6. Concentración de mujeres por categoría profesional en la UE-15 Directores y cuadros superiores Profesiones cientíticas, técnicas, liberales y asimiladas Empleados de tipo administrativo Personal de servicios y ventas Agricultores y pescadores Cualificados de Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Egailan (2000). Bizkaia presenta un comportamiento bastante similar al del resto de Europa, aunque con cifras de ocupación menores y ciertas diferencias. Para empezar, la concentración de la población ocupada femenina en la categoría de las profesiones intelectuales y científicas es un 4% superior a la media europea, y un 12% superior a la concentración del empleo masculino. Pese a ello, y al igual que en el resto de Europa, el nivel de feminización de la profesión no alcanza el 50% y sólo afecta a un 15,3% de las vizcaínas en edad de trabajar. Sin embargo, las mujeres europeas presentan una mayor participación en puestos directivos que las vizcaínas. Así, estas últimas sólo suponen un 20% de los cuadros superiores existentes en Bizkaia, quedando el resto, el 80% de la categoría profesional, en manos masculinas. Teniendo en cuenta que el nivel europeo de participación femenina en empleos directivos es del 30%, apreciamos una distancia del 10% entre la realidad media comunitaria y la vizcaína. Donde la coincidencia entre Bizkaia y la UE es prácticamente total, es en la concentración de la mayoría del empleo femenino en los empleos de tipo administrativo y de servicios y ventas (42% en la UE y 41,1% en Bizkaia). 26 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Tabla 12. Distribución de hombres y mujeres por categoría profesional (Bizkaia) Bizkaia Concentración Mujeres Bizkaia Concentración Hombres 1,3 2,90 5,13 6,96 Profesionales intelec. y científicos 15,3 34,46 16,50 22,41 Empleados de tipo administrativo 7,0 15,74 5,26 7,14 8,04 Categoría profesional Directores y cuadros superiores 11,3 25,46 5,92 Agricultores y pescadores 0,2 0,51 0,61 0,82 Cualificados de la industria 1,3 2,92 19,17 26,03 Conductores y operadores 0,5 1,05 12,52 17,00 No cualificados 7,5 16,96 8,54 11,56 Personal de servicios y ventas Total Fuente: Egailan (2000) 44,4 73,66 Sobre población en edad de trabajar, la adición de los resultados de las dos categorías profesionales más altas no alcanza más que al 16,6% de la población, lo cual supone una desviación de más de 4 puntos por debajo del promedio europeo. Con todo, es necesario aclarar que estas diferencias son extensibles a la población masculina, es decir, los vizcaínos también presentan una diferencia, más o menos similar a la detectada entre la población femenina, con respecto a sus conciudadanos europeos. “La enseñanza como ejemplo de segregación vertical” Como ya hemos dicho, la actividad femenina presenta una concentración muy fuerte en los empleos llamados “de cuidados”, especialmente en el sector público. Así pues, incluso cuando gracias a sus diplomas las mujeres acceden a las categorías superiores, no necesariamente ejercen las mismas profesiones ni las condiciones de trabajo son las mismas. La enseñanza es un claro ejemplo de segregación vertical. En el conjunto de los países europeos, este ámbito profesional representa una de las categorías de empleo más importantes para las mujeres con titulación. En 1990, dicha actividad representaba entre el 5% y el 12% del empleo de las mujeres en los distintos países miembros. En gran parte de los países de la UE, la mayoría del profesorado se compone de mujeres. Sin embargo, los hombres sí son mayoritarios en la enseñanza universitaria (de mayor prestigio), mientras que las mujeres se concentran más bien en la primaria y en una menor medida en la secundaria. Estas afirmaciones son totalmente corroboradas por el panorama educativo de nuestra comunidad autónoma. Así, el 65,6% del profesorado vasco está constituido por mujeres, pero sólo un 34,4% de ellas imparte clase en la universidad, terreno exclusivo de los hombres. 27 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Nos encontramos una vez más con una movilización y una transferencia de “las capacidades naturales” de las mujeres para la educación de los más pequeños en el mercado laboral. Esta idea es pertinente ya que los niveles de remuneración ejercen una influencia determinante en la proporción de hombres en la enseñanza, mientras que a las mujeres los bajos salarios parecen desalentarlas menos. “La importancia del empleo público” Si el acceso creciente de las mujeres a las profesiones superiores antes consideradas “bastiones masculinos” es un fenómeno recurrente en el conjunto de las sociedades europeas, conviene situarlo en el contexto de la reciente expansión de los empleos cualificados en el sector público. En efecto, la presencia de las mujeres en los escalones superiores de la jerarquía socio-profesional está directamente vinculada con la importancia de los empleos que se sitúan en la categoría de los servicios sociales, sanidad y educación y que en su mayoría son empleos del sector público o semipúblico. La concentración de mujeres en los cuadros superiores y en las profesiones científicas en el sector público obedece a lógicas a veces contradictorias. Por una parte, la existencia de oposiciones para acceder a la función pública en la mayoría de los países europeos hace que el acceso a puestos de responsabilidad en el sector público dependa de criterios relativamente objetivos (títulos, nota en las oposiciones), que da poca (o menor) cabida a la discriminación directa por razones de sexo que suelen sufrir las mujeres con potenciales empleadores en el sector privado. Además, en algunos países de la UE, la aplicación de políticas públicas a favor de la igualdad de oportunidades está garantizada sobre todo por el Estado. Luego, la organización y las condiciones de trabajo en dicho sector ofrecen cierto número de ventajas a las mujeres que quieren combinar vida laboral y familiar. Pero la presencia de la mujer en el sector público también tiene que ver con las características negativas de los puestos de la función pública. Así, el empleo público suele estar peor remunerado que el privado, tendiendo los hombres, por ello, a decantarse por este último. En consecuencia, en algunos países de la UE como Reino Unido o Alemania, la inserción de la mujer en el empleo público coincidió con el descenso en la remuneración del mismo. En Francia e Italia las mujeres de los cuadros directivos públicos suelen estar mejor cualificadas que sus homólogos masculinos. En conclusión, el empleo público presenta una doble vertiente para la mujer, por un lado le proporciona una mayor promoción y posibilidades de contratación, pero, por otro 28 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall lado, a costa de una menor retribución por su cualificación de la que obtendrían en un sector privado neutral. En definitiva, las sociedades europeas se encuentran atravesadas por la segregación sexual del trabajo, responsable de parte de la disparidad de sueldos entre hombres y mujeres, dificultando la puesta en marcha de medidas a favor de la igualdad de remuneraciones entre ambos. 1.2 DIFERENCIA DE GÉNERO EN LAS RETRIBUCIONES SALARIALES La distancia de género no sólo es notable en cuanto a la incorporación al mercado laboral, la diferencia retributiva por un trabajo de igual valor es también un factor que se repite en todas las sociedades actuales. Según un estudio elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) e incluido en su informe “Key Indicators of the Labour Market 2001-2002”, la incorporación de la mujer al mercado laboral no ha servido para disipar la diferencia salarial entre hombres y mujeres por un trabajo de igual valor. Analizados los salarios reales y los índices de retribución de profesiones como peón, programador informático o contable, el organismo internacional ha llegado a la conclusión de que los salarios de los hombres suelen exceder a los de las mujeres, en una tendencia que califica de casi invariable para todas las regiones. Los países de la UE no son una excepción. A pesar de las legislaciones adoptadas en casi todos los países miembros para conseguir la igualdad entre los sexos, las desigualdades persisten en todos ellos. 1.2.1 Desigualdad retributiva en la UNIÓN EUROPEA La diferencia salarial de género expande su fuerza por toda la UE, constituyendo un problema de difícil solución para las instituciones comunitarias. Como observamos en la tabla 13, en la Europa de los 15, el salario femenino sigue siendo un 16% inferior al masculino, habiéndose reducido la distancia entre ambos en tan sólo un 1% desde 1994 a 1998. Además, el descenso entre la diferencia de género salarial no presenta una trayectoria continua, sino discontinua, con altibajos, sin una tendencia clara al incremento o al descenso que hace muy difícil prever la evolución de esta brecha salarial. 29 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Tabla 13. Diferencia en la remuneración entre hombres y mujeres Diferencia 1994 1995 1996 1997 1998 B 87 88 89 89 93 -6 DK 89 85 85 87 90 -1 D 79 79 79 81 81 -2 EL 87 83 85 89 87 0 E 90 86 87 84 86 4 F 87 87 87 88 88 -1 IRL 81 81 81 82 80 1 I 92 92 91 92 91 1 L 83 82 83 : : NL (1994-1998) 77 79 81 83 79 -2 A : 78 80 77 79 -1 P 90 95 94 94 94 -4 : : 83 82 : S 84 85 83 83 82 2 UK 72 74 75 79 76 -4 UE15 83 83 84 85 84 -1 FIN Fuente: Eurostat (2002) Por países, la mayor equiparación entre el salario masculino y el femenino se da en Portugal, Bélgica, Italia y Dinamarca, mientras que la mayor desigualdad se centra en el Reino Unido, Holanda y Alemania. En cuanto a la evolución de los países miembros, la más positiva corresponde a Bélgica, Portugal y Reino Unido, en contraposición con España, Suecia, Italia e Irlanda, países en los que la diferencia retributiva ha aumentado. Especialmente preocupante es el retroceso de España, país en el que las mujeres han visto aumentar la brecha salarial en un 4% de 1994 a 1998. Sin embargo, estos datos se refieren a la economía en su conjunto, obviando que la diferencia de género no es la misma en el sector público que en el privado. Atendiendo al promedio de la Europa de los 15, en ambos sectores, las mujeres ganan menos que los hombres, siendo la diferencia entre hombres y mujeres más acusada en el sector privado (18% frente a 13%). En todos los Estados miembros, las mujeres ganan menos dinero que los hombres en el sector público, exceptuando en Portugal y en Italia, donde las mujeres perciben remuneraciones más altas que los hombres (108% y 101% respectivamente). Por el contrario, las mayores diferencias de género favorables a los hombres se dan en 30 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Alemania y en Holanda, lugares en los que el salario femenino de la función pública no llega al 80% del de sus homólogos masculinos. En el Gráfico 7, podemos comprobar cómo la situación es peor en el sector privado: las mujeres ganan un 18% menos que los hombres, frente al 13% de menor retribución en el sector público. Esta premisa general se cumple en todos los países excepto en Holanda, Finlandia y el Reino Unido, en los que la mujer obtiene una mayor remuneración en el sector privado. Gráfico 7. Proporción de salario por hora masculino percibido por la mujer en los países de la UE en el sector público y privado. Reino Unido Suecia Finlandia Portugal Austria Holanda Luxemburgo Italia Sector Privado Irlanda Sector Público Francia España Grecia Alemania Dinamarca Bélgica UE15 0 20 40 60 80 100 120 Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat. 1.2.2 Desigualdad retributiva en EUSKADI Datos distintos maneja el INE para España. Así, según la Encuesta de Salarios de 2000, las mujeres españolas cobran tan sólo un 75% del salario masculino. Aún peor es la situación en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV), donde las mujeres sólo cobran un 67,7% del salario masculino. No obstante, esta diferencia en la CAPV es 31 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall mayor o menor dependiendo del sector económico y del estatus profesional que tomemos en consideración. Por categoría profesional, la situación de las empleadas vascas es mejor que la de las obreras, ya que mientras estas últimas perciben un 57% del salario obrero medio masculino, las empleadas perciben un 62% del salario medio de sus homólogos masculinos. Pese a ello, ambas categorías presentan un retroceso en la equiparación de los salarios de hombres y mujeres de 1998 a 2000, localizándose la mayor regresión en el colectivo de obreras. Por sectores económicos, las vascas que trabajan en la industria son las que sufren la menor disparidad salarial, recibiendo un 74% del salario de los hombres. Por el contrario, el salario de las ocupadas en el sector servicios es el que mayor desigualdad presenta, siendo un 35% menor al masculino. Ambos sectores presentan una evolución totalmente distinta. Así, mientras que en el sector industrial la distancia de género salarial se ha reducido en un 4%, en el sector servicios se ha incrementado en casi un 5%. Cruzando ambas categorías, estatus profesional y sector económico, descubrimos que la mayor distancia de género salarial se localiza en el estatus profesional obrero del sector servicios. Las obreras este sector sufren la mayor desigualdad salarial, al percibir un 55% de la remuneración masculina. Por el contrario, la mayor cercanía salarial se da entre las obreras y los obreros del sector industrial (71% del salario medio masculino). Como vemos, tanto la mayor distancia como la mayor cercanía se da en el estatus profesional obrero. En el de empleado, la menor diferencia de género salarial la encontramos en el sector servicios (34,1%), frente a la mayor diferencia detectada en el sector industrial (39,1%). 32 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Gráfico 8. Porcentaje de salario masculino cobrado por las mujeres según categoría profesional y sector económico. 80 Industria Empleadas 70 60 Industria Obreras 50 40 Servicios Empleadas 30 20 Servicios Obreras Industria Obreras Empleadas Obreras 0 Empleadas 10 Servicios Fuente Elaboración propia a partir de la “Encuesta de salarios 2002” INE. La evolución de cada estatus profesional, en el seno de su sector, es en general negativa a excepción del colectivo de obreras industriales. En el caso de estas últimas, la diferencia salarial respecto a los hombres ha descendido en un 4,29%, en claro contraste con el aumento de casi un 11% detectado en las obreras del sector servicios. Empero, tomando en consideración cada año del periodo estudiado (1998-2000), observamos un aumento de la diferencia de género salarial en todas las categorías profesionales de estos sectores. Por otro lado, como indica la tabla 14, España y la CAPV presentan trayectorias distintas, aunque en ambas realidades la diferencia salarial entre hombres y mujeres haya aumentado en los últimos años. Así, mientras España presenta un descenso continuo en la paridad retributiva, al bajar más de un 1% en los últimos tres años, Euskadi presenta una curiosa evolución: la diferencia de género salarial desciende en un 2,5% de 1998 a 1999 y presenta un notable repunte de 1999 a 2000, de nada menos que cerca del 5%. Por tanto, podemos concluir que la trayectoria vasca es discontinua, registrando la paridad retributiva un retroceso del 2% en el periodo estudiado. 33 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Tabla 14. Porcentaje de salario masculino cobrado por las mujeres 1998 1999 2000 España 76,55 76,00 75,41 CAPV 69,62 72,11 67,73 Diferencia 6,93 3,89 7,68 Fuente: Elaboración propia a partir de la “Encuesta de salarios 2002” INE. En cuanto a la diferencia entre el promedio autonómico y el estatal apreciamos cómo se ha incrementado en un 0,75% de 1998 a 2000. Sin embargo, la mencionada trayectoria discontinua vasca nos pone de manifiesto cómo la distancia ha aumentado de 1999 a 2000, después de una notable reducción de casi el 3% en el año anterior. 1.2.3 Causas de la desigualdad retributiva Una multiplicidad de factores como la edad, la educación, los sectores de trabajo, el alto en la carrera profesional y la promoción, entre otros, explican gran parte de la desigualdad salarial de género en la UE y en Euskadi. Pero, ¿es la discriminación uno de estos factores?. Aunque los empresarios habitualmente lo niegan, la Comisión Europea cree incuestionable que por lo menos un 15% de la desigualdad salarial se explica directa o indirectamente por la discriminación. En otras palabras, la desigualdad retributiva es reflejo tanto de una posición menos ventajosa de la mujer en el mercado laboral como de una minusvaloración del trabajo femenino respecto al masculino. La edad, sin lugar a dudas, desempeña un papel importante en la desigualdad retributiva. Así, aunque la diferencia de género salarial existe en todos los grupos de edad, es mayor a medida que aumenta ésta. Según el Informe de la Comisión sobre el Empleo en Europa, de 1998, las mujeres de 40 a 54 años que trabajan a jornada completa tienen una media de retribución salarial por hora trabajada un 20% menor a la de los hombres en todos los Estados miembros, a excepción de Bélgica, que tiene la menor diferencia con un 19%, Grecia, que tiene la mayor diferencia con un 45%, seguida del Reino Unido (40%), Francia, Luxemburgo e Italia (30%). Sorprendentemente, el mismo informe indica cómo la diferencia salarial es mayor entre las mujeres que llevan más tiempo en el puesto de trabajo que entre aquéllas que llevan desempeñando su profesión uno o dos años. 34 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Gráfico 9. Edad y diferencia de género salarial Fuente: “Gender Equality Magazine”(2001). Por otra parte, la diferencia de género salarial aumenta significativamente por la ya explicada segregación en la ocupación de la UE. Así, tal y como apunta la Comisión, la diferencia de género salarial alcanza una extensión significativa como consecuencia de la concentración de la mujer en determinadas actividades pertenecientes al sector servicios europeo. La desigualdad salarial puede ir desde el 43% alcanzado en los oficios dominados por los hombres hasta el 18% en categorías profesionales dominadas por la mujer como administrativo o personal de servicios y ventas. En este sentido, un estudio, elaborado por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en 1997, expresaba cómo a pesar de que la concentración laboral femenina ha provisto a las mujeres en los últimos años de cierta protección contra la pérdida de puestos de trabajo y de la competencia del paro masculino; también ha hecho que las mujeres sufran un “castigo” en sus salarios respecto a los hombres. Esto significa que las mujeres que trabajan en el seno de grupos profesionales que comprenden a un gran número de mujeres están penalizadas salarialmente respecto a otros grupos. Por término medio, según el mencionado estudio de la OCDE, estas mujeres ganan menos que aquéllas mujeres en cualquier otro grupo. 35 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall No obstante, para los responsables comunitarios de igualdad de género, la segregación ocupacional explica sólo una parte de la brecha de género entre los hombres y mujeres europeos en materia de salarios, ya que la mujer europea, independientemente del sector económico en el que se halle empleada y de la categoría profesional que ostente, gana menos que el hombre en todos los Estados miembros. De hecho, en referencia al estatus profesional, las instituciones comunitarias señalan que las mayores diferencias salariales se dan en las categorías profesionales más altas, donde la mujer está menos representada. En este sentido, el 10% de las mujeres con mayor salario en la UE reciben una remuneración un 35% inferior a la del 10% de hombres con mayor salario. Un fenómeno real en toda la UE, pero que afecta especialmente a Francia, Italia y Reino Unido. Por otro lado, el 10% de las mujeres con menor salario ganaban un 15% menos que sus homólogos masculinos, encontrándose, por tanto, en mayor paridad que las mujeres directivas. En cuanto a la relación entre educación y diferencia de género salarial, las mujeres universitarias ganan un 32% menos que los hombres con similar formación, mientras que las mujeres sin cualificación o con sólo educación básica, ganan un 22% menos que los hombres. Como vemos, la diferencia salarial entre hombres y mujeres es mayor entre los universitarios que entre las personas sin estudios, algo un poco contradictorio. Parece como si los conocimientos técnicos aportados por las mujeres universitarias y su deseo, cada vez mayor, de una carrera continua no tuviesen efecto sobre su nivel retributivo. Según algunos estudios, esta diferencia retributiva entre personas universitarias tendría su origen en un avance lento de la mujer en sus carreras hacia puestos bien remunerados o simplemente en una retribución menor por un trabajo igual, es decir, por un trato discriminatorio. 36 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Gráfico 10. Educación universitaria y diferencia salarial Fuente: “Gender Equality Magazine”(2001). Por último, el propio sistema de retribución alimenta la diferencia de género salarial. Los salarios no se negocian muchas veces bajo el marco de convenios colectivos, sino que se acuerdan directamente entre la empleada y el empleador, esto es, se da una individualización de la relación empleador-trabajadora. Bajo esta óptica, se da una mayor importancia a las competencias del trabajador como individuo que a la naturaleza del puesto de trabajo, produciéndose una individualización de la retribución. Esta individualización de las relaciones laborales, puede llevar a que el prejuicio de género, todavía existente en la medición de las habilidades de los trabajadores, se utilice más habitualmente. Y es que los emple adores no son conscientes de que, individualmente, negocian salarios más altos con los empleados que con las empleadas. Algunos análisis demuestran que parte de culpa recae sobre los empleadores. Éstos ubican a las mujeres en puestos de baja remuneración, al considerar que los ingresos básicos de la familia son responsabilidad del varón. Lo grave de esta forma de pensar es que se mantiene incluso cuando los ingresos de las mujeres no son lo suficientemente amplios como para subsistir de forma independiente, especialmente cuando tienen niños a su cargo. En consecuencia, bajo argumentaciones como que la mayoría de los ingresos familiares son provistos por los hombres, los empleadores que 37 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall pagan salarios más altos a los trabajadores “masculinos” están apoyando implícitamente a los empleadores que pagan bajos salarios a las mujeres. En conclusión, la segregación por sexo del trabajo, tanto vertical como horizontal, la edad y la educación explican gran parte de la diferencia de género salarial en la UE. Sin embargo, por lo menos un 15% de esta diferencia sería debida a un trato discriminatorio de la mujer en el mercado laboral. 38 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall Cuadros Resumen del Panorama Actual PANORAMA LABORAL Actividad y Paro Femenino en Bizkaia (en%) Bizkaia UE-15 Diferencia Bizkaia -UE Tasa Tasa Diferencia Tasa Tasa Diferencia Femenina masculina mujeres-hombres femenina masculina mujeres-hombres 40 59,9 -19,9 60,4 78,1 -17,7 Actividad Tasa Diferencia femenina mujeres-hombres -20,4 2,2 Edad 16-24 34,6 39,6 -5 25-34 83,2 92,8 -9,6 35-44 64,7 95,4 -30,7 45-54 47,8 89,4 -41,6 55-64 19,6 55,2 -35,6 Primarios o menos 37,5 78,3 -40,7 Secundarios 60,7 92,7 -31,9 Profesionales 74,5 74,5 -15,1 Universitarios 85,6 85,6 -3,5 19 9 10 8,6 6,4 2,2 11 7,8 16-24 30,8 24,9 5,8 15,6 14,4 1,2 15,2 4,6 25-34 18,4 7,8 10,6 35-44 13,3 2,9 10,3 7,6 5,5 2,1 5,6 2,7 45-54 12,6 4,5 8,08 55-64 8,8 4,5 4,36 Primarios o menos 21,1 8,4 12,74 Secundarios 22,9 8,1 14,8 Profesionales 19,9 7,9 12 Universitarios 15,7 9,8 5,9 Nivel de Estudios Paro Edad Nivel de Estudios 39 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn L Laabboorraall PANORAMA LABORAL Ocupación Femenina en Bizkaia Bizkaia Sobre población en edad de trabajar Sobre población ocupada Tasa Diferencia Concentración Diferencia Femenina Bizkaia-UE del empleo Bizkaia-UE femenino Ocupación 44 -10 Agricultura 0,3 -1,5 0,6 -2,6 Industria 5,4 -3,7 12,2 -4,6 Servicios 38,7 -5,2 87,08 6,1 Por Sector Por categoría profesional Directores y cuadros superiores Profesionales intelectuales y científicas Empleados de tipo administrativo Personal de servicios y ventas 1,3 -1,9 2,9 -3 15,3 -1,5 34,4 3,5 7 -4,3 15,7 -5,2 4,2 11,3 -0,2 25,4 Agricultores y pescadores 0,2 -1,1 0,5 -2 Cualificados de la industria 1,3 -0,6 2,9 -0,6 Conductores y operadores 0,5 -1,4 1,05 -2,5 No cualificados 7,5 -1,7 16,9 6,2 Desigualdad retributiva en la CAPV % De salario masculino cobrado por las mujeres Diferencia CAPV-España UE España CAPV 84 75 67,7 -7,3 Industria 72 74,2 2,2 Servicios 72,3 65 -7,3 Empleadas 64,8 62,4 -2,5 Obreras 71,7 57 -14,7 Empleadas 62,7 60,9 -1,8 Obreras 69,4 71,7 2,3 Empleadas 66,7 66 -0,7 Obreras 73,4 55,9 -17,5 Sector Económico Categoría Profesional Sector Económico y Categoría Profesional Industria Servicios 40 PPaannoorraam maa A Accttuuaall 2. PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall PARTICIPACIÓN SOCIAL En este apartado vamos a analizar la participación de la mujer en la sociedad, tomando en consideración tanto el papel que desempeña en las instancias que la regulan y la dirigen -rol político-, como su participación en organizaciones sociales mediante las que se canalizan parte de las demandas políticas y sociales al sistema -rol asociativo-. 2.1 PARTICIPACIÓN EN LAS DECISIONES POLÍTICAS Durante largo tiempo, la mujer estuvo vetada por las instituciones y organizaciones políticas. Insignes pensadores ilustrados como Rousseau, que ensalzaban la igualdad de los seres humanos y el contrato social entre ellos, rechazaban la presencia de la mujer en los procesos de toma de decisiones, argumentando la “complementariedad” entre los sexos: La Sofía doméstica y servil permitía al Emilio existir libre y autónomamente. De esta forma, frente a la individualidad libertadora de los hombres, las mujeres debían ser “iguales” en rasgos y funciones. Este aspecto nos pone de relieve la profunda misoginia de la filosofía romántica y democrática: descalifica al colectivo femenino completo extendiendo a todas las mujeres aquellos rasgos que considera menospreciables como la enfermedad y la debilidad. En conclusión, estas teorías remitían a la mujer a una esfera privada constreñida al ámbito de lo doméstico, justificando su incapacidad intelectual y otorgando el monopolio de la titularidad y gestión del poder público a los hombres. La desigualdad de género defendida por estas ideologías se irá desarrollando y consolidando bajo explicaciones pseudo-científicas de la ciencia positiva durante el siglo XIX y buena parte del XX, permitiendo la reproducción de los papeles sociales distintos y jerárquicamente ordenados de varones y mujeres. Hoy en día, gran parte de estas argumentaciones han desaparecido o están en retirada, ante la adopción de un concepto de democracia que estima indispensable la participación de ambos sexos en el proceso de toma de decisiones. Sin embargo, tal y como veremos a continuación, parece que un proceso tan extenso de construcción social de género todavía tiene su reflejo en la participación femenina actual en las decisiones políticas. 41 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall 2.1.1 La mujer en el proceso de toma de decisiones políticas en la UE y Bizkaia Desde la admisión de la mujer como sujeto titular de sufragio activo y pasivo en las sociedades europeas, su presencia en las instituciones políticas europeas se ha convertido en algo habitual, si bien la equiparación representativa con los hombres está aún lejos de ser una realidad. Un claro ejemplo de esta falta de paridad representativa lo encontramos en las instituciones comunitarias. Tanto el Consejo Europeo, como el Parlamento Europeo y la Comisión Europea tienen un porcentaje inferior al 50% de sus cargos, como parlamentarios y comisarios, cubiertos por mujeres. A pesar de que el número de mujeres que ocupan puestos de decisión sigue aumentando en la Comisión y en otras instituciones comunitarias, las mujeres continúan infrarrepresentadas en los puestos más importantes. En el Consejo Europeo, compuesto por los Jefes de Estado o de Gobierno8 de los quince Estados miembros de la Unión Europea y por el Presidente de la Comisión Europea, sólo hay una mujer, la presidenta de Finlandia. En la Comisión Europea, sólo un 25% de sus miembros comisarios son mujeres. Una infrarrepresentación femenina que se extiende por todos los comités y grupos de expertos de la Comisión y que es especialmente grave en materias tan importantes como Sociedad de la Información o Agricultura. Pese a que en el año 2000, la Comisión decidió que todos sus comités y grupos de expertos debían contar con al menos un 40% de representantes de cada sexo, hoy en día esta circunstancia sólo es una realidad en las materias de Educación y Cultura, y Empleo y Asuntos Sociales. Tabla 15. Mujeres y Hombres en los Grupos de Expertos y Comités de la Comisión 8 % Mujeres % Hombres Educación y Cultura 43,4 56,6 Empleo y Asuntos Sociales 40,1 59,9 Justicia e Interior 36,8 63,2 Grupo de Asesores Políticos 33,3 66,7 Oficina de Ayuda Humanitaria 33,3 66,7 Política Regional 31,7 68,3 Medio Ambiente 31,6 68,4 Asuntos Exteriores 29,7 70,3 Mercado Interior 28,7 71,3 Empresa 24,2 75,8 Excepto aquellos Jefes de Estado sin poder político real. 42 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall Investigación 23,8 76,2 Transporte y Energía 23,6 76,4 Pesca 15,1 84,9 Sociedad de la Información 14,5 85,5 Centro de Investigación Compartida 14,3 85,7 Agricultura 11,5 88,5 Fuente: Comisión Europea (2001) Para intentar corregir esta disparidad, la Comisión está llevando a cabo medidas como dar prioridad a las mujeres en el nombramiento de puestos jerárquicos superiores. Se pretende con ello duplicar el número de mujeres en estos puestos antes de que concluya su mandato en 2005. Frente al 25% de mujeres con cargo de comisarios en la Comisión Europea, el Parlamento Europeo tiene un 5% más de mujeres parlamentarias. Este 30% de eurodiputadas escenifica el último estadio, por el momento, de un proceso continuo de incremento de la representación de la mujer en la Eurocámara, que tuvo como punto de partida las elecciones europeas de 1984. Respecto al número de europarla mentarias por país, en todos los países son minoría, a excepción de Suecia, donde hay el mismo número de diputadas que de diputados europeos. Junto con este país, Finlandia, Francia, Dinamarca y Austria presentan la mayor proporción de diputadas. Por el contrario, la proporción más escasa de mujeres europarlamentarias se registra en Italia (10%), Grecia (16%) y Portugal (20%). Por otra parte, en líneas generales, todos los Estados miembros presentan un porcentaje de eurodiputadas superior al de parlamentarias nacionales, siendo especialmente acusada esta superioridad en Irlanda (33% frente a 13%) y Francia (40% frente a 10%). En el gráfico 11, observamos cómo Dinamarca, Italia, Holanda y Portugal son los únicos países en los que la proporción de mujeres es mayor en la cámara nacional que en la eurocámara. Gráfico 11. Porcentaje de escaños parlamentarios ocupados por mujeres (2001) 60 50 Parlamento Europeo 40 Parlamento nacional 30 20 10 0 B DK D EL E F IRL I L NL A P FIN S UK UE 15 Fuente: Eurostat (2002) 43 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall Analizando ya la participación de las mujeres en las instituciones políticas de cada país comunitario, vemos que la mayor participación se da en los países nórdicos y en especial en Suecia. Este país, al igual que en el caso de la eurocámara, presenta el mayor número de mujeres en un parlamento nacional de la UE. En concreto, un 44% de los parlamentarios suecos es mujer, un 6% más que en Dinamarca y un 7% más que en Finlandia. En el polo opuesto se encuentran Grecia, con tan sólo un 9% de diputadas, Francia, Italia e Irlanda, tres lugares en los que la proporción de mujeres en su parlamento nacional no alcanza ni el 15%. Son precisamente estos Estados junto con el Reino Unido, Portugal y Luxemburgo los que tienen una representación femenina inferior a la media comunitaria del 23%. El resto de países se agrupa en un continium que va del 23% de Bélgica al 35% de Holanda. En cuanto a la evolución de la presencia de mujeres en los parlamentos nacionales, destaca el incremento en un 3,3% en Austria y la ligera caída detectada en Bélgica, Grecia, Irlanda y Suecia. Con todo, estos datos no son tan negativos como parecen, si tenemos en cuenta que, desde 1990, ha aumentado en un 12% el promedio de mujeres presente en los parlamentos nacionales. Igualmente variable es la presencia de mujeres en los ejecutivos de los países comunitarios. A pesar de que hay un consenso entre ellos sobre la proporción mínima de mujeres necesarias para una influencia femenina real sobre las decisiones, un 30% 9, sólo 7 países han alcanzado esta cifra. Así, como indica el gráfico 12, mientras los países escandinavos tienen un 44% de sus cargos como ministro ocupados por mujeres, dicha cifra no alcanza, nuevamente, ni el 15% en Grecia, Italia y Portugal. Es precisamente en este último país donde se registra el menor número de mujeres ministras de toda la UE: sólo un 10% de sus carteras están dirigidas por mujeres. En contraposición, Suecia es el único país de la UE que presenta un equilibrio absoluto en su ejecutivo, con un reparto de carteras ministeriales al 50% entre hombres y mujeres. 9 También denominada masa crítica. 44 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall Gráfico 12. Porcentaje de mujeres en los gobiernos nacionales 60 50 40 2000 30 2001 20 10 UE-15 UK Países nórdicos S FIN P A NL L I IRL E F D EL B DK 0 Fuente: Eurostat.(2002) Por otro lado, el número de mujeres en los gobiernos nacionales se ha mantenido estable de 2000 a 2001 en torno al 25%, registrándose ligeros descensos en Francia, Dinamarca y Reino Unido. Lo que sí es una circunstancia común a todos los gobiernos nacionales de la UE -según señala el informe de la Comisión sobre la implementación de la Recomendación del Consejo 96/694, sobre la participación equilibrada de mujeres y hombres en el proceso de toma de decisiones- es la concentración de la mujer en los altos cargos ministeriales relacionados con ocupaciones asignadas tradicionalmente a la mujer, como política familiar, asuntos sociales y salud; quedando, generalmente, los ministerios más importantes, como hacienda, justicia y asuntos exteriores en manos masculinas. La presencia de mujeres en los comités que preparan las decisiones es todavía menor. Incluso en aquellos países, Bélgica y Alemania, donde la legislación intenta asegurar la presencia de al menos un tercio del sexo infrarrepresentado en los cuerpos decisorios, el porcentaje de mujeres es únicamente del 18,68% y el 12,2% respectivamente. Es más, un 28,7% de los comités germanos no tiene siquiera una mujer entre sus componentes. Nuevamente, la mejor situación se da en los dos países escandinavos de la UE: Finlandia con un 42% de mujeres en el 68% de todos sus comités públicos y Suecia con un 44% de mujeres en los comités del gobierno central. Por último, el porcentaje de mujeres en los parlamentos y gobiernos regionales es incluso más bajo que a escala nacional, exceptuando Francia, Bélgica y Suecia. En toda la Unión, se ha detectado un estancamiento de la participación femenina en estas instituciones, si bien en algunos Estados ha habido ligeras mejorías. Por tanto, Europa no presenta un panorama totalmente homogéneo en este aspecto. Y es que la 45 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall situación de Holanda, que concentra gran parte de la participación política activa de sus mujeres en estas instancias, choca con la nula presencia de mujeres en gobiernos regionales lusos y la tendencia a la baja en Alemania y Suecia. En conclusión, la participación de las mujeres en los parlamentos y gobiernos nacionales, así como en las máximas instancias de poder comunitario es todavía bastante baja, variando notablemente de un país a otro. Además, la mujer no tiene una influencia efectiva en las decisiones políticas, ya que en la mayoría de los países comunitarios no alcanza el umbral de la masa crítica (30%) necesario para poder hablar de un impacto real de la presencia femenina. Sin embargo, pese a la lentitud de los avances en la paridad representativa en las instancias decisorias, la situación en los países nórdicos demuestra que un compromiso constante obtiene los resultados esperados. La solución para este notorio déficit democrático no reside en una política determinada, sino en la adopción de un enfoque global que combine varios aspectos. La voluntad política es también importante para garantizar la aplicación adecuada de la s medidas.10 La realidad vizcaína hay que insertarla dentro de la participación política activa de las mujeres a nivel local en la UE. El hecho de que todos los Estados miembros tengan algún tipo de representación local hace que las comparaciones sean más precisas. La tabla 16 muestra la situación de Bizkaia en comparación con la representación política femenina, media, a escala local en la UE. Tabla 16. Participación de mujeres en Asambleas Locales de la UE 15 Últimas elecciones 1994 % Mujeres elegidas 41.3 Finlandia 1992 30.0 Dinamarca 1993 27.9 Reino Unido 1993 25 Países Bajos 1994 22.4 Alemania 1993 22.4 Italia 1995 21.5 Francia 1995 21.2 Bélgica 1994 20.1 Irlanda 1994 14.3 España 1994 11.2 Portugal 1993 11.1 País Suecia 10 Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en la Unión Europea –Informe anual 2000 (2001). 46 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall Luxemburgo 1993 10.3 Grecia 1994 3.6 Austria 1994 ----- Bizkaia 1999 31,5 UE-15 ----- 21,2 Fuente: Parlamento Europeo (1997) y Diputación Foral de Bizkaia (1999). Como vemos, la presencia de mujeres en el poder político vizcaíno es un 10,3% superior a la presencia media de mujeres en asambleas locales de la UE. Sin embargo, todavía estamos algo lejos de Suecia, país con mayor proporción de mujeres participando en el poder local, pero todavía más de Grecia, donde la influencia de las mujeres en la política local es casi nula. En este sentido y aunque la variedad de datos puede distorsionar en parte el análisis, Bizkaia se agrupa junto con los países nórdicos, situándose, por tanto, en cabeza de la UE y por encima de la media española (11,2%). No obstante, el promedio vizcaíno no se mantiene estable en todas las arenas políticas locales, ya que la presencia femenina es mayor en las Juntas Generales de nuestro Territorio Histórico que en las corporaciones municipales (35,3 frente a 26,8%). En este sentido, podemos observar en el gráfico 13, cómo la presencia de junteras ha experimentado un notable incremento desde el 4,4% de 1979 hasta el 33,3% de 1999. Gráfico 13. Evolución de la presencia de mujeres en las Juntas Generales de Bizkaia 35 30 25 20 % Junteras 15 10 5 0 1979 1983 1987 1991 1995 1999 Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Instituto Vasco de la Mujer “Emakunde”. (2001) Sin embargo, la presencia de mujeres en altos cargos de la Diputación Foral de Bizkaia no es tan positiva: únicamente tres de las veinticinco Direcciones vizcaínas tienen a una mujer como responsable y sólo dos mujeres son diputadas de las diez posibles. En consecuencia, parece que existe cierta segregación vertical, al quedar gran parte de los máximos cargos representativos en manos masculinas. 47 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall Por otra parte, la proporción de mujeres en las instancias donde se preparan la decisiones es del 35,8%, una cifra cercana a las mencionadas en los países nórdicos. Eso sí, hay que tener en cuenta que los porcentajes barajados en dichos países se refieren a nivel de administración pública global, lo cual puede distorsionar la comparación. En todo caso, tal como indica la tabla 17, la mujer sólo es mayoritaria en uno de los cuerpos funcionariales más bajos, el C, estando la representación masculina por encima de la femenina en el resto. Tabla 17. Número de mujeres en los Departamentos de la Diputación Foral de Bizkaia según grupos Total Mujeres Hombres Abs. Abs. % Abs. % A 425 273 35,8 152 64,2 B 478 244 48,9 234 51,1 41,7 533 222 58,3 311 D+E 1.232 799 35,1 433 64,9 TOTAL 2.668 1538 42,3 1130 57,70 C Fuente: “Datos sobre la situación de las mujeres y los hombres en Bizkaia (2001)” Atendiendo a la proporción del 30% de mujeres, que los países de la UE creen necesario para poder hablar de una influencia real de la mujer en las decisiones políticas, podemos concluir que las vizcaínas tienen cierta influencia o, cuando menos posibilidades de ejercerla, en las decisiones de su territorio. Pero ello no debe ser óbice para continuar profundizando en la equiparación de la representación de ambos sexos. La escasa presencia femenina en altos cargos pone de manifiesto que aún hay obstáculos por superar en la consecución de la paridad representativa. 2.1.2 Factores explicativos de la diferencia de género en el proceso de toma de decisiones políticas Como hemos visto en el punto anterior, la presencia de la mujer en las instancias políticas decisorias varía en gran medida según nos encontremos en un país u otro de la UE. Lo que no varía es la presencia y comportamiento desigual de determinados factores que impactan sobre los Estados miembros y que repercuten en una mayor o menor presencia femenina en la toma de decisiones políticas. De estos factores, quizás el más importante sea el cultural. En un fenómeno similar al que se da en el mundo económico, la existencia de un determinado concepto de 48 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall género, que asigna roles diferentes a hombres y mujeres, obstaculiza la incorporación de la mujer a los procesos de toma de decisiones. Por un lado, circunscribiéndola al mundo privado –al deber realizar el trabajo reproductivo-, por otro, asignándole determinados cargos “femeninos” y respetando el dominio masculino en las más altas instancias. En consecuencia, se hace necesario promover y profundizar en cambios que conduzcan a la transformación de las relaciones de género, impulsando medidas que contribuyan a eliminar de raíz la distribución de roles. Influenciados, bien negativamente o bien positivamente, por este factor cultural, los partidos políticos condicionan la presencia de mujeres en las instancias políticas representativas. Así, la ideología, los procesos y criterios de selección de candidatos, las estructuras de partido y el grado en que favorecen la promoción de las mujeres dentro de la jerarquía política, así como la voluntad de situar a mujeres en puestos prominentes de las listas electorales, son elementos internos a los partidos con gran poder explicativo sobre la participación política de la mujer en los procesos decisorios. Por su parte, el Estado, mediante la introducción de cuotas y medidas de acción positiva, influye sobre la representación política femenina. Son medidas voluntarias o mediante ley que, aplicadas tanto a escala nacional como de partido, tratan de garantizar una representación femenina numéric a y ejecutiva, especialmente en lo que respecta a su colocación en listas electorales. No siempre lo consiguen. De hecho el único país de la UE que ha introducido cuotas mediante legislación, obligando a los partidos a incluir un determinado porcentaje de mujeres en sus candidaturas, Bélgica, tiene una representación política femenina inferior a muchos países de la UE que no las tienen. La razón fundamental es que los partidos belgas tienden a introducir el número de mujeres exigido por ley en los últimos puestos de sus listas electorales, copando los hombres las posiciones con mayor probabilidad de acceso a cargos electos. De esta forma, comprobamos cómo la voluntad de uno de los factores, los partidos políticos en este caso, puede neutralizar el comportamiento de otro. En definitiva, al no ser igual el comportamiento de estos factores en la UE, es decir, al no haber homogeneidad entre los Estados miembros respecto a la fuerza del concepto tradicional de género, a la postura de los partidos políticos y a la acción del Estado, el grado de influencia política alcanzado por las mujeres es distinto según el país. 49 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall 2.1.3 La participación de las mujeres europeas y vizcaínas en los interlocutores sociales Según el proyecto de informe sobre la representación de la mujer entre los interlocutores sociales de la Unión Europea, cerca del 40% del total de afiliados a los sindicatos a escala nacional son mujeres. Como vemos, una cifra relativamente cercana a la paridad. Algo que no sucede en el caso de la participación de mujeres en cargos directivos como presidente, vicepresidente o secretario, ya que sólo un 25% de los mismos está ocupado por mujeres. Más allá de estos cargos de representación uninominal de la organización sindical, el número de mujeres en las estructuras de toma de decisiones internas es limitado, si bien se ha registrado un aumento en el periodo 1993-1998. Así, la participación de mujeres elegidas para los congresos aumentó del 23 al 28%, para los comités ejecutivos del 15 al 20% y para las juntas directivas del 20 al 29%. A su vez el porcentaje de mujeres jefes de departamento ascendió desde un 23% a un 32%. De esta forma, podemos apreciar cómo la participación de las mujeres en los órganos de decisión es inferior a la presencia de mujeres entre los afiliados. Particularmente curioso es el caso de Dinamarca en el que el 46% de mujeres afiliadas se traduce en tan sólo un 19% de mujeres en puestos decisorios. A escala europea, la participación femenina dentro de las federaciones industriales europeas oscila mucho, con un promedio del 37%, siendo la cifra más alta en 1998 del 54%, en la Federación Europea de Sindicatos del Servicio Público. La participación media de mujeres en los congresos de estas federaciones estaba entre el 15 y el 21%, en los comités ejecutivos, y en el 13% en las juntas directivas. Asimismo, en los cargos de representación uninominal, sólo había una secretaria general, quedando todos estos cargos copados por hombres. Por su parte, la Confederación Europea de Sindicatos tiene dos mujeres (28,5%) en su secretaría de un total de siete miembros, un 29% de mujeres forma parte de la junta directiva y un 19% del comité ejecutivo. En 1999, un 27% de mujeres participaron en el congreso. La participación femenina en las organizaciones patronales europeas es igualmente escasa. Así, de los pocos datos disponibles a escala europea, destaca la irrelevante presencia de mujeres en los cargos de mayor importancia de la Unión de Confederaciones Industriales y Empresariales de Europa. En esta organización patronal europea hay una única mujer en su Consejo Directivo –formado por 34 miembros-, ninguna en su comité ejecutivo y siete en el de representantes permanentes. Por 50 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall países, la Alianza de Empresas Belgas tiene un 1,51% de mujeres en la dirección y un 10,8 en el comité ejecutivo, mientras que las organizaciones patronales belgas tienen un 19,2% de mujeres en la dirección y un 7,7% en el comité ejecutivo. En cuanto a la participación de las vizcaínas en las organizaciones sindicales, sólo disponemos de las cifras recogidas en el informe “Datos sobre la situación de las mujeres y los hombres en Bizkaia”. En él se expone cómo el sindicato mayoritario de la provincia, ELA, tiene un 31,4% de afiliadas. 2.1.4 La participación de las mujeres vizcaínas en los partidos políticos En líneas generales, en las sociedades de nuestro entorno, la presencia de mujeres en los partidos políticos, ya sea como simples afiliadas ya sea como miembros directivos, suele ser menor que la de los hombres. En este sentido, algunos estudios muestran que a medida que ascendemos en la jerarquía partidista el número de mujeres va disminuyendo. Asimismo, los partidos de derecha suelen tener una mayor proporción de mujeres afiliadas que los partidos de izquierda, lo cual no es óbice para que se de una situación inversa en lo que a las ejecutivas partidistas se refiere. Al igual que en el resto de sociedades europeas, la afiliación femenina en Euskadi es inferior a la masculina en todas sus formaciones políticas. Sin embargo, la situación varía considerablemente según el partido que tomemos en consideración. Así mientras que el PP y EA tiene una proporción de afiliadas cercana al 40%, el resto de partidos se agrupa en torno a porcentajes inferiores al 30%, ostentando IU-EB, la menor presencia femenina con un 23%. La proporción de mujeres en las ejecutivas de los partidos ofrece un panorama más diferenciado. Los partidos de ámbito estatal, excluyendo UA, registran la mayor presencia femenina en puestos ejecutivos, con una media del 40,3%, dieciocho puntos por encima del promedio de los partidos nacionalistas (22,03%). Entre todos ellos destacan el PSE, por ser el único partido de toda la CAPV con más mujeres que hombres en dichos puestos (52,6% frente al 47,4%), y el PNV, por ser el partido con menos mujeres en su ejecutiva, sólo una de las catorce posibles. Así mismo, el PSE junto con IU son los únicos partidos que aplican cuotas de representación femenina en sus cargos internos y en los que la proporción de mujeres en puestos directivos excede a la de afiliadas. 51 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall Respecto a Bizkaia sólo disponemos de los datos que recoge el citado informe “Datos sobre la situación de las mujeres y los hombres en Bizkaia”. En base a ellos, en 2001 la proporción de mujeres en la ejecutiva era del 16,7% en el PNV, y del 34,5% en EA. 2.2 PARTICIPACIÓN EN ASOCIACIONES Una asociación es una entidad que surge de la unión de un grupo de personas con similares ideas o circunstancias y que persiguen un fin común. Los objetivos o fines de cada persona asociada ceden en pro de un objetivo o fin de la asociación, que trasciende a una finalidad global y que se nutre de la fuerza de la colectividad para constituirse en un proyecto con entidad y trascendencia socia l. En el caso de nuestra provincia, la mayoría de las asociaciones de mujeres surgen con el fin de cubrir las necesidades específicas de este colectivo y en defensa de sus intereses y derechos. En otros casos las organizaciones han surgido a partir de experiencias anteriores, a partir de algún curso o encuentro tras el que las asistentes han decidido asociarse, o bien se han fundado con personas que pertenecían a otro grupo con anterioridad. Tabla 18. Origen de las asociaciones de Mujeres de Bizkaia Motivo de Origen % Cubrir necesidades e intereses de mujeres y revindicar derechos 47,4 Cursos o encuentros organizados por organismos 35,1 Grupos anteriores (alumnas, amigas, sindicato) 15,8 Fuente: “Informe del Asociacionismo de Mujeres en Bizkaia 2000” . Diputación Foral de Bizkaia. En este sentido, la mayoría de las asociaciones de mujeres vizcaínas, un 47,4%, se articularía en torno a unos ejes que, en mayor o menor medida, son comunes a toda asociación para la promoción de las mujeres: Ø Las ideas, circunstancias o necesidades comunes del colectivo de mujeres. Ø La importancia de transmitir las necesidades al resto de la sociedad y del entorno. Ø La concienciación y sensibilización de la sociedad respecto a los objetivos y fines de la equiparación entre sexos. 52 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall Ø La reivindicación ante las instancias correspondientes de todas las medidas necesarias para que sus fines sean alcanzados, consiguiendo así que tanto sus socias como toda la colectividad se beneficie de los logros conseguidos. “La mayoría de las asociaciones tiene como objetivo la actuación sobre las condiciones de la mujer” Como observamos en la tabla 19, los objetivos de las asociaciones de mujeres en Bizkaia son muy diversos, aunque más de la tercera parte tiene como principal fin la promoción de las mujeres en diferentes ámbitos. Son asociaciones que tienen como objetivo promover la participación política y ciudadana de las mujeres, fomentar las investigaciones de mujeres y sobre mujeres, favorecer las condiciones de las mujeres en el ámbito rural, promover la participación de las mujeres en la vida cultural y social de los pueblos, propiciar la igualdad de oportunidades en la educación, prevenir la violencia y, en definitiva, garantizar un asociacionismo de mujeres que asegure su pleno desarrollo como tales. Tabla 19. Asociaciones de mujeres en Bizkaia según tipo de objetivos Objetivos % Promoción de las mujeres en diferentes ámbitos 36.8 Promoción de actividades socio -culturales para las mujeres 21.1 Apoyo jurídico, psicológico o laboral a mujeres 19.3 Formación de mujeres 19,3 Reivindicar derechos de las mujeres 3,5 Total 100 Fuente: “Datos sobre la situación de las mujeres y los hombres en Bizkaia (2001”). Diputación Foral de Bizkaia. Un 21,1% de las asociaciones tienen como objetivo la promoción de actividades socioculturales para las mujeres. De esta forma, pretenden rescatar a las mujeres del asilamiento del ámbito doméstico y reforzar su autoestima. El resto de asociaciones tienen como principal objetivo el apoyo jurídico, psicológico o laboral (19,3%), la formación de mujeres (19,3%) y la reivindicación de los derechos de las mujeres (3,5%). En conclusión, parece que la mayoría de las asociaciones de mujeres se articula en torno a temas referidos a la mejora de la condic ión de la mujer, actuando sobre sus 53 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall circunstancias y necesidades. En cambio, aquellas asociaciones que tienen una conciencia feminista explícita y cuya principal tarea es la reivindicación de los derechos de las mujeres, son notablemente minoritarias en nuestra provincia. En un fenómeno similar al experimentado en otras sociedades, las asociaciones vizcaínas parecen centrarse en la oferta de servicios más que en la reclamación de derechos, confirmando un giro importante en la lucha por la igualdad de oportunidades en el seno de las asociaciones de mujeres. En definitiva, la acción ha sustituido a la reivindicación como eje de su actividad. “Casi el 50% de las asociaciones de mujeres actúa en el ámbito cultural” Tal y como se aprecia en la tabla 20, casi la mitad de las asociaciones de mujeres tiene como principal área de actividad la cultural. La otra mitad se divide de forma desigual por una serie de ámbitos como por ejemplo, las manualidades y la artesanía, la salud o la educación. A destacar que menos de un 10% de asociaciones tiene como ámbito de actuación la ideología, el apoyo social, los deportes y la comunicación. Tabla 20. Ámbito de actuación temático de las asociaciones Ámbito de Actuación Cultura % 49,1 Manualidades y Artesanía 15,8 Salud Tiempo Libre 12,3 10,5 Educación 10,5 Apoyo Social 8,8 Ámbito ideológico 7,0 Deportes 5,3 Comunicación 5,3 Otros 3,6 NS/NC 5,3 TOTAL 100 Fuente: “Informe del Asociacionismo de Mujeres en Bizkaia 2000”. Diputación Foral de Bizkaia. En conclusión, las asociaciones de mujeres en Bizkaia se encuentran diversificadas según el área de actuación, circunscribiéndose a problemáticas concretas que pueden llevar a parcelar sus reivindicaciones y demandas. Sin embargo, la misma ramificación facilita la expansión de sus objetivos por las más diversas áreas sociales. Con todo, para el caso que nos ocupa habría que matizar dicha expansión, ya que un gran número de asociaciones concentra gran parte de su actuación en la cultura. 54 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall Por último, señalar que sólo un 8,8% de las asociaciones desempeña labores de apoyo social, cuando es uno de los motivos más aducidos para justificar o identificar el origen de la asociación. “La mayoría de las asociaciones actúa a nivel local” La tabla 21 muestra cómo la mayoría de las asociaciones desempeñan su actividad en uno o varios municipios, siendo relativamente escaso el número de ellas que desempeñan su actuación más allá de la provincia. En concreto, sólo un 7% de las asociaciones actúa a nivel autonómico e internacional, una proporción que asciende al 15,8% a escala provincial. Tabla 21. Ámbito geográfico de actuación de las asociaciones Ámbito Principal de Actuación % Barrio 14 Municipio-Varios municipios 50,9 Provincia 15,8 Comunidad Autónoma 7 Internacional NS/NC 7 5,3 TOTAL 100 Fuente: Informe del Asociacionismo de Mujeres en Bizkaia 2000. “La gran mayoría de las asociaciones mantiene relaciones con otras asociaciones” Un 94,7% de las asociaciones mantiene relaciones frecuentes con otras asociaciones. Las relaciones suelen producirse entre organizaciones del mismo o de distinto ámbito territorial. En este sentido, un 15,8% asociaciones tienen relaciones con otras asociaciones locales y con organizaciones de carácter provincial en un 19,3%. Tabla 22. Tipo de Asociaciones con las que se relacionan las asociaciones de mujeres Tipo de Organización % Local 15,8 Provincial 19,2 Autonómica 1,8 NS/NC 57,9 No tiene relación con otras organizaciones 5,3 TOTAL 100 Fuente: Informe del Asociacionismo de Mujeres en Bizkaia 2000. 55 PPaannoorraam maa A Accttuuaall PPaarrttiicciippaacciióónn SSoocciiaall En conclusión, observamos que las asociaciones de mujeres se relacionan principalmente con asociaciones de ámbito provincial o local y sólo en casos muy concretos con organizaciones de ámbito autonómico. Sobre el tipo de relaciones que mantienen, en la tabla 23 observamos cómo un 42,1% de las asociaciones establece sus relaciones para compartir ideas y ayuda mutua, mientras que un 22,8% lo hace para realizar actividades socioculturales conjuntas y un 5,3% para llevar a cabo reivindicaciones comunes. Además, un 10,5% de las asociaciones mantiene relaciones estables con otras con las que actúan en confederación y sólo un 5,3% no tiene ningún tipo de relación con otras asociaciones. Tabla 23. Objetivos de las relaciones con otras asociaciones Objetivo de las relaciones % Compartir ideas y ayuda mutua 42,1 Actividades Socioculturales conjuntas 22,8 Confederación 10,5 Actividades reivindicativas conjuntas 5,3 Otras 5,3 NS/NC 7 No tiene relación con otras organizaciones 5,3 TOTAL 100 Fuente: Informe del Asociacionismo de Mujeres en Bizkaia 2000 “La mayoría de las mujeres asociadas tiene entre 36 y 50 años” Tal y como apreciamos en la tabla 24, el asociacionismo de mujeres en Bizkaia es un asociacionismo más bien maduro formado principalmente por mujeres mayores de 36 años. En este sentido, sólo una quinta parte de las mujeres pertenecientes a estas asociaciones es menor de 35 años, en concreto, el 14,47% tienen entre 26 y 35 años y sólo el 5,11% son menores de 25 años. Tabla 24. Objetivos de las relaciones con otras asociaciones Edad Media de Asociadas % Menos de 25 años 5,11 Entre 26 y 35 años 14,47 Entre 36 y 50 años 38,79 Entre 50 y 65 años Mayores de 65 28,33 13,30 TOTAL 100 Fuente: Informe del Asociacionismo de Mujeres en Bizkaia 2000 56 Panorama Actual Conclusiones 3. CONCLUSIONES DE LA PARTICIPACIÓN LABORAL DESIGUALDAD EN LA INCORPORACIÓN Y EN LA RETRIBUCIÓN Respecto a la desigualdad en la ACTIVIDAD La tasa de actividad femenina en Bizkaia presenta un comportamiento distinto al de su homóloga europea. Mientras ésta última no hace más que crecer, la vizcaína se ha mantenido prácticamente estable en los últimos años. En consecuencia, Bizkaia se ha ido alejando progresivamente del promedio comunitario. Sin embargo, el panorama puede mejorar en un futuro no muy lejano. Teniendo en cuenta que hay cada vez más mujeres con estudios superiores y que éstas son las que mayor actividad presentan en Bizkaia, podemos concluir que la diferencia con el promedio europeo tenderá a desaparecer. En cuanto a la diferencia de género, cabe destacar que ha experimentado un aumento del 1%, situándose un 2,2% por encima de la distancia media comunitaria. Esta diferencia entre las tasas de ambos sexos se localiza fundamentalmente entre los hombres y las mujeres de 45 a 54 años, en contraste con los grupos de edad más jóvenes. Como observamos en el siguiente gráfico, la curva de actividad femenina en Bizkaia escenifica un modelo donde la inactividad es dominante. Así, podemos apreciar una única cresta que marca un punto de inflexión que coincide con la edad media de maternidad –33,1 años-. Por tanto, las mujeres vizcaínas se encuentran en gran número en el mercado laboral hasta el primer embarazo. A partir de entonces, la tasa de actividad es relativamente baja y no se produce una reincorporación. Parece evidente que este fenómeno esconde en su interior uno de los grandes lastres que han tenido que soportar las trabajadoras en su incorporación al mercado de trabajo: la doble jornada laboral. 57 Panorama Actual Conclusiones Gráfico 14. Curva de Actividad de las mujeres vizcaínas según sexo y edad 100 90 80 70 60 % Mujeres 50 % Hombres 40 30 20 10 0 16-24 25-34 35-44 45-54 55-64 >64 Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Eustat (1996 y 2002) Si las mujeres que actualmente tienen entre 16 y 34 años optasen por una carrera profesional continua, la diferencia de género disminuiría; si por el contrario se inclinasen por continuar el comportamiento tradicional, la diferencia de género seguiría siendo tan elevada como hasta ahora. Por supuesto, siempre y cuando las demás variables, fundamentalmente la curva de actividad de los hombres, se mantuviesen estables. Estas conclusiones, sin embargo, pueden verse distorsionadas por el alto grado de feminización que presenta el trabajo sumergido, un 90% según datos del Instituto Vasco de la Mujer “Emakunde”. Respecto a la desigualdad en el PARO La tasa de paro femenina en Bizkaia presenta un comportamiento análogo a la europea. Ambas han descendido en los últimos 10 años, si bien el descenso mucho mayor en Bizkaia ha contribuido al acercamiento con el promedio comunitario. En este sentido, la diferencia con Europa ha pasado de ser de 27 puntos porcentuales en 1993, al 11% actual. Si bien este dato es indudablemente positivo, todavía queda mucho camino por recorrer en la equiparación con Europa. 58 Panorama Actual Conclusiones A esta aproximación puede haber contribuido el aumento del número de mujeres con estudios superiores en Bizkaia, ya que son éstas las que menos paro presentan. Por tanto, parece evidente que la educación superior influye en el nivel de paro femenino. Sin embargo, este hecho no es extensible a la población masculina, en la que tanto la mayor tasa de paro, en el caso de los universitarios, como la menor tasa de paro, en el caso de los profesionales, se dan en el nivel de estudios superiores. En cuanto a la diferencia de género, aunque la distancia con el promedio comunitario es aún del 8%, cabe señalar que ha experimentado un notable descenso en los últimos diez años. No obstante, Bizkaia sigue agrupada con los países que mayor distancia presentan, es decir, con los países mediterráneos (Grecia, España, Italia y Francia). En contraposición a ellos, el resto de Europa presenta una diferencia mínima o prácticamente inexistente. Esta diferencia de género se localiza mayoritariamente en los años de inserción y desarrollo laboral de las mujeres, esto es, entre los 25 y los 44 años. Considerando que este tramo de edad es el de mayor actividad femenina, podemos concluir que la incorporación de la mujer a la población activa se traduce en un aumento del paro, seguramente al desbordar la demanda de trabajo. Respecto a la desigualdad en la OCUPACIÓN La segregación de la ocupación por sexo es un fenómeno existente tanto en Bizkaia como en la Unión Europea. En primer lugar, respecto a la segregación horizontal de la ocupación, Bizkaia concentra casi el 90% del empleo femenino en el sector servicios, cifra un 7% superior a la de la UE. Asimismo, este tipo de segregación tiene un doble nivel en Bizkaia, al condensar a las mujeres ocupadas no sólo en el sector servicios, de forma general, sino en determinadas actividades del mismo -sanidad, educación y servicio doméstico-. Esta concentración de la ocupación femenina en el sector servicios guarda relación con la coincidencia entre la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral y la disponibilidad de puestos de trabajo en el sector servicios. Así, la mujer habría ocupado puestos creados en un sector en plena expansión laboral. No obstante, no 59 Panorama Actual Conclusiones puede explicar por qué las mujeres tienden a seguir orientándose a las mismas profesiones, una vez saturada la oferta de trabajo de dicho sector. Más allá de factores relacionados con los cambios registrados en la estructura productiva de los países avanzados, es evidente que hay elementos socio-culturales que condicionan la elección laboral de la mujer. Uno de ellos es el proceso de socialización familiar (primaria) que, mediante la difusión de determinados mitos y tópicos antiguos, hace que la mujer se oriente hacia el trabajo productivo más parecido al reproductivo. En consecuencia, se hace necesario una reorientación de las pautas adquiridas en el entorno socializador más temprano. Sin embargo, para que esta reorientación sea posible es importante que el tejido productivo industrial no ponga obstáculos y se adapte a las necesidades y condiciones de la mujer. En este sentido, las instituciones deben auxiliar a las empresas, sobre todo a las pequeñas, mediante subvenciones u otro tipo de medidas. En segundo lugar, respecto a la segregación vertical, la concentración de la población femenina ocupada en Bizkaia en una de las categorías más altas, la de las profesiones intelectuales y científicas, es superior en un 4% a la media europea, situada en el 30,93%. En cambio, las mujeres europeas presentan una mayor participación en la categoría profesional más elevada, la que contempla los puestos directivos. La concentración de la población femenina ocupada en Bizkaia en esta categoría es un 3% inferior a la media comunitaria, situada en un 5,92%. Estas cifras están en consonancia con la escasa feminización de los cuadros directivos tanto europeos como vizcaínos, donde prácticamente sólo uno de cada cinco directivos es mujer. Esta presencia de las mujeres en los escalones superiores de la jerarquía socio-profesional está directamente vinculada con el empleo en el sector público. La existencia de criterios relativamente objetivos en el ingreso y promoción en la función pública facilita el acceso de la mujer a los puestos de mayor responsabilidad. 60 Panorama Actual Conclusiones Respecto a la desigualdad en las RETRIBUCIONES SALARIALES Pese a las medidas pro equiparación adoptadas en casi todos los países de la UE, la desigualdad salarial sigue existiendo en todos ellos. Según Eurostat, el salario femenino europeo medio es todavía un 16% inferior al masculino. Sin embargo, dicha cifra varía en función del sector que tomemos en consideración. Mientras que la desigualdad salarial en el sector público es del 13%, alcanza el 18% en el sector privado, probablemente por las distintas condiciones en las que se negocian los salarios en uno y en otro sector. Es difícil prever cual va a ser la progresión de la desigualdad salarial en la UE. La trayectoria discontinua de su evolución hace difícil una previsión a corto plazo, algo que se complica aún más por el desarrollo heterogéneo de los Estados miembros. En este sentido, hay países en los que se ha dado una positiva reducción, como en Bélgica y Portugal, pero hay otros en los que la diferencia se ha agravado, caso de España, cuyo retroceso es especialmente preocupante, ya que las mujeres han visto aumentar la diferencia salarial en un 4% de 1994 a 1998. Trasladando el análisis a la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV), observamos como, según datos del INE, las vascas sólo cobran un 67,7% del salario masculino. No obstante, esta diferencia en la CAPV es mayor o menor dependiendo del sector económico y del estatus profesional que tomemos en consideración. La mayor distancia de género salarial se localiza en el estatus profesional obrero del sector servicios, mientras que la mayor cercanía se da entre las obreras y los obreros del sector industrial. Comparando ya la situación de España y de la CAPV, indicar que, pese a presentar trayectorias distintas, en ambos casos la diferencia salarial ha aumentado en los últimos años. Empero actualmente la distancia de género vasca es casi un 8% superior a la media española y destaca sobre todo por su inestabilidad. En cuanto a los factores explicativos de esta constatada diferencia salarial, la segregación por sexo del trabajo, la flexibiliz ación de las relaciones laborales, la edad y la educación son elementos que influyen para que ésta sea menor o mayor. Sin embargo, la Comisión Europea cree incuestionable que por lo menos un 15% de la desigualdad salarial se explica directa o indirectamente por la discriminación. Sin lugar 61 Panorama Actual Conclusiones a dudas, la lucha por la equidad en los salarios se debe dirigir hacia el comportamiento actual de estos elementos, pero quizás se debe hacer más énfasis en el último de ellos, en el de la discriminación. DE LA PARTICIPACIÓN SOCIAL PARTICIPACIÓN EN LAS DECISIONES POLÍTICAS Y EN LAS ASOCIACIONES Respecto a la participación en la toma de DECISIONES POLÍTICAS La participación de las mujeres en los parlamentos y gobiernos nacionales, así como en las máximas instancias de poder comunitario es todavía bastante baja, variando notablemente de un país a otro. En este sentido, atendiendo al grado de paridad representativa de los Estados miembros en el Parlamento Europeo, las cámaras y los gobiernos nacionales, podemos escenif icar tres europas: Europa de la paridad Europa de la disparidad Europa Intermedia NL òø D òú A òôòòòø FIN òú ùòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòø DK ò÷ ó ó S òòòòò÷ I òø ó / ó G òôòòòòòòòòòòòòòø P ò÷ E òûòø ó ó / / ùòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòòò÷ B ò÷ ó ó L òø ùòòòòòòòòòòò÷ ó IRL òú ó F òôò÷ UK ò÷ Dendograma elaborado a partir de datos de Eurostat (2002) 1. La Europa de la paridad, compuesta por los países nórdicos, Austria, Alemania y Holanda. En ella, existe una masa crítica femenina que condiciona las decisiones políticas que se toman en las instancias contempladas. 62 Panorama Actual Conclusiones 2. La Europa intermedia, compuesta por España, Bélgica, Luxemburgo, Irlanda, Francia y Reino Unido. En ella, las mujeres tienen una representación cercana a la masa crítica en el parlamento europeo, pero están todavía lejos de ella en las instituciones nacionales. 3. La Europa de la disparidad, compuesta por Portugal, Italia y Grecia. En ella, las mujeres no tienen una influencia real sobre las decisiones políticas. Lo que sí es una circunstancia común a todos los gobiernos nacionales de la UE es la concentración de la mujer en los altos cargos ministeriales relacionados con las ocupaciones más cercanas al trabajo reproductivo: familia, asuntos sociales y salud. En cuanto a la presencia de mujeres en el poder político vizcaíno, señalar que es un 10,3% superior a la presencia media de mujeres en asambleas locales de la UE. De esta forma, Bizkaia se agruparía junto con los países nórdicos, situándose, por tanto, en cabeza de la UE y por encima de la media española. Sin embargo, la presencia de mujeres en altos cargos de la Diputación Foral de Bizkaia no es tan positiva: únicamente tres de las veinticinco Direcciones vizcaínas tienen a una mujer como responsable y sólo dos mujeres son diputadas de diez posibles. Por tanto, pese a que la representación femenina media en Bizkaia es cercana al 30%, dando origen a una masa crítica con capacidad para influir en las decisiones políticas, la segregación vertical en los cargos de la Diputación es palpable. Como vemos, la disparidad representativa en el proceso de toma de decisiones políticas es una realidad en casi toda Europa. Con todo, la situación en los países nórdicos demuestra que un compromiso constante proporciona los resultados esperados. La solución para este notorio déficit democrático no reside en una política determinada, sino en la adopción de un enfoque global que combine varios aspectos. Lógicamente, este enfoque debe estar orientado, principalmente, hacia la desaparición del concepto tradicional de género, pero también debe impulsar medidas que afecten a los procesos de selección de los partidos políticos, facilitando el acceso de mujeres a las instancias representativas. La acción del Estado es, pues, necesaria para conseguir una menor disparidad representativa entre sexos. 63 Panorama Actual Conclusiones Respecto a la participación en ASOCIACIONES El perfil de las asociaciones de mujeres vizcaínas se ajusta al de las sociedades actuales, al ser un asociacionismo más de acción que de reivindicación, pesando más la puesta en marcha de medidas destinadas a mejorar la condición de la mujer que la reclamación de derechos y de igualdad. De esta forma, aquellas asociaciones que tienen una conciencia feminista explícita y cuya principal tarea es la reivindicación de los derechos de las mujeres son notablemente minoritarias en nuestra provincia. En un fenómeno similar al experimentado en otras sociedades, las asociaciones vizcaínas parecen centrarse en la oferta de servicios más que en la reclamación de derechos, confirmando un giro importante en la lucha por la igualdad de oportunidades en el seno de las asociaciones de mujeres. En definitiva, la acción ha sustituido a la reivindicación como eje de su actividad. En cuanto al ámbito de actuación de las asociaciones, casi la mitad actúa en el ámbito cultural. En este sentido, pese a ser uno de los motivos más aducidos a la hora de argumentar la creación de estas asociaciones, sólo el 8,8% desempeña labores de apoyo social. Asimismo, el área geográfica donde actúan las asociaciones es el más cercano, el local, si bien gran parte de ellas mantiene relaciones con otras asociaciones a un nivel geográfico superior. Por último, hay que decir que este tipo de asocia cionismo es marcadamente maduro en Bizkaia, ya que la mayoría de las mujeres asociadas tienen entre 36 y 50 años. Por el contrario, las mujeres jóvenes son notablemente minoritarias en este tipo de asociaciones: únicamente un 5,11% de las asociadas tiene menos de 25 años. 64 E Esscceennaarriioo FFuuttuurroo PPaannoorraam maa FFuuttuurroo EPÍLOGO 1. IMAGINANDO EL PANORAMA FUTURO En el comienzo del siglo XXI, Europa está profundizando en el giro humanista, iniciado tras la Segunda Guerra Mundial y alimentado a lo largo del pasado siglo XX. El objetivo de la UE de “convertirse en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social”, reclama una consolidación de este giro. En consecuencia, auguramos un futuro europeo en el que el humanismo irradie sus valores hacia los más diversos ámbitos sociales. El ejercicio que aquí presentamos tiene como objetivo fundamental dibujar un escenario futurible donde situar el horizonte deseable y de referencia de la mujer en Bizkaia. Imaginemos, pues, como será la situación de la mujer en la Bizkaia del año 2025: En este año 2025, Bizkaia está inmersa en un mercado europeo de trabajo que es ya una realidad común y donde la movilidad de trabajadores por la Europa Unida (los 27 estados y 3 en negociación) es un hecho habitual. En Bizkaia, la construcción social de género iniciada siglos atrás ya no existe. La mujer y el hombre son socializados en valores paritarios, y la “igualdad de género” es una realidad, ya que han desaparecido los roles tradicionales asignados a ambos sexos. Los países de la UE han alcanzado una situación a la que ya se aproximaban países nórdicos como Islandia, a principios del siglo XXI. En este sentido, su situación aventajada ha servido de guía no sólo para acercarnos a la igualdad de género, sino también para conocer los desafíos que originan cambios sociales tan importantes. El hecho de que la mujer haya asumido un nuevo papel en la sociedad, en igualdad de oportunidades con el hombre, ha provocado una necesidad de redefinir el papel de ambos sexos, sobre todo, en el ámbito familiar. La sociedad tiene un papel cada vez mayor en la transmisión de esta nueva realidad, al aumentar todavía más su protagonismo en la educación. 65 E Esscceennaarriioo FFuuttuurroo PPaannoorraam maa FFuuttuurroo La educación y la cultura son ahora sectores a los que se destinan importantes recursos. La educación, en concreto, ya no depende de un ministerio o departamento como fue habitual a lo largo del siglo XX y comienzos del presente; la educación es hoy resultado de un conjunto de políticas y medidas interdepartamentales dependiendo de los niveles y colectivos a quienes se dirige. La formación a lo largo de la vida ha sido introducida en el concepto tradicional de educación y son las personas, los ciudadanos, quienes van definiendo su trayectoria de formación y, en última instancia, los receptores de los recursos. En esta Gran Europa, la sociedad de la información y la comunicación, que ya está asentada, ha posibilitado el establecimiento de una multiplicidad de redes de relaciones, lo que ha permitido una mayor conexión entre personas y proyectos afines, independientemente del país de origen. Es el caso de la igualdad de género que, apoyada en esta infraestructura tecnológica, ha conseguido expandirse por toda Europa y, por ende, en Bizkaia. Así mismo, el asociacionismo de las mujeres ha recibido un fuerte impulso gracias a este factor. En el mercado de trabajo, principal foco de nuestra atención, las novedades más significativas residen en las causas de su complejidad. Éstas no provienen tanto de la movilidad de los trabajadores como de la peculiaridad de los sectores y organizaciones, algunos sujetos a continuos cambios y otros más estables. La convivencia de situaciones laborales diversas, fundamentalmente debida a la existencia de diferencias contractuales y familiares entre los trabajadores, que afectan de igual forma a mujeres y a hombres, es la principal causa de fricción y negociación en las organizaciones. Las diferencias de género en la tasa de actividad, en el paro, en la ocupación y en la retribución salarial, son cosas del pasado. Los diferentes niveles retributivos se explican únicamente por las competencias profesionales de cada sector económico. En el terreno político, las mujeres no encuentran obstáculos a su participación en las instituciones, ambos sexos se incorporan de igual forma a ellas. En este sentido, las medidas implementadas en los años precedentes en Europa han surtido efecto. Países como Suecia, con una paridad representativa ya a principios del siglo XXI, han 66 E Esscceennaarriioo FFuuttuurroo PPaannoorraam maa FFuuttuurroo mostrado cuál es el camino a seguir. Por otro lado, el hecho de que una mujer ocupe la máxima responsabilidad política se ha convertido en algo común en todos los países de la Unión. A su vez, los cargos ocupados por la mujer han dejado de estar concentrados en aquellas carteras que tradicionalmente se les asignaban, como Sanidad, Medio Ambiente, o Educación. Actualmente las carteras se reparten sin atender, consciente o inconscientemente, al sexo del candidato. Este panorama parece una utopía, pero es realizable. Por ello, cobra especial relevancia la identificación de aquellos caminos, esas vías, que nos permitan alcanzar esta aparente ficción ideal. Esta es una cuestión a la que trataremos de dar respuesta en el siguiente apartado. 67 E Esscceennaarriioo FFuuttuurroo 2. H Haacciiaa uunn ffuuttuurroo ppoossiittiivvoo yy hhuum maannoo HACIA UN FUTURO POSITIVO Y HUMANO Hemos comenzado este informe resaltando la necesidad de que hombres y mujeres partan de unas mismas oportunidades, nivelar el terreno de juego, para poder elegir su desarrollo vital sin obstáculos, en paridad. En la primera parte del informe, ha quedado demostrado que las mujeres no están en paridad con el hombre en su participación laboral y social. La participación de la mujer en el ámbito público es todavía minoritaria en Europa, poniendo de manifiesto que hombres y mujeres no intervienen en igualdad de oportunidades en las estructuras políticas, sociales y laborales. Dicha circunstancia, nos obliga a reflexionar sobre aquellos cambios que posibiliten o, cuando menos, nos acerquen a un escenario paritario. En este sentido, es evidente que las estructuras antes mencionadas están contaminadas por un concepto de género transmitido a lo largo del tiempo que limita y condiciona las oportunidades de las mujeres. Es, por ello, necesario una redefinición de los roles masculinos y femeninos que conlleve una socialización paritaria, un cambio cultural que debe centrar su meta en el largo plazo, sin olvidar que son necesarios planes de acción en el corto y medio plazo que vayan ajustando las mentadas estructuras a la deseada paridad. En este apartado intentaremos exponer vías adecuadas para propiciar el ansiado cambio cultural y la adaptación de las estructuras políticas y laborales. 68 E Esscceennaarriioo FFuuttuurroo H Haacciiaa uunn ffuuttuurroo ppoossiittiivvoo yy hhuum maannoo 2.1 LA COEDUCACIÓN: VÍA PARA EL CAMBIO CULTURAL Cuando hablamos de nivelar el terreno de juego, de socializar en la paridad, es necesario que recalemos en un factor imprescindible para conseguir una nueva definición de los roles femeninos y masculinos, la coeducación. La coeducación, no entendida sólo como educación mixta, trata de superar los estereotipos de género supervivientes en la actualidad -que inculcan a las mujeres conductas de sumisión y dependencia y a los hombres de dominación y prepotencia - mediante la potenciación de relaciones basadas en la igualdad y la equidad, en la autoconfianza, la cooperación, el respeto mutuo, la corresponsabilidad, la identidad, el poder y la autoridad personal. Como quiera que una actuación sobre el ámbito familiar, principal agente de socialización, es difícilmente efectiva, el sistema educativo debe servir de soporte para la introducción de un nuevo conjunto de normas que configure un nuevo género paritario. De esta forma, si bien la educación no puede por sí sola hacer desaparecer las desigualdades de género, puede precipitar una cadena de cambios en las demás instituciones socializadoras que generen una nueva “identidad personal” por encima de los condicionantes externos de género. Esta identidad personal debe estar fundamentada en el yo esencial innato de cada persona, deshaciéndose del peso jerárquico que la tradición ha asignado a las características biológicas distintas de los hombres y mujeres. En definitiva, se trata de configurar una identidad personal nueva, válida tanto para el hombre como para la mujer, que elimine de una vez por todas el determinismo biológico vigente durante siglos. Sólo así conseguiremos que las identidades personales y únicas no se pierdan en identidades colectivas homogeneizadas y sometidas a los estereotipos femeninos y masculinos. Destacamos a continuación algunas de las medidas que se han puesto en marcha en otros países para fomentar este nuevo tipo de coeducación: 1. La creación y difusión de nuevos materiales escolares que contemplen las aportaciones de mujeres a la vida social y a la cultura. 2. La revisión de textos científicos y libros de texto, con vistas a modificar los errores causados por su visión androcéntrica. 3. La implementación de programas específicos de orientación profesional que valoren la utilidad de la ciencia y la técnica en las aplicaciones socia les y 69 E Esscceennaarriioo FFuuttuurroo H Haacciiaa uunn ffuuttuurroo ppoossiittiivvoo yy hhuum maannoo humanas, aspecto poco enfatizado hasta el momento y que se considera como posible causa de la no elección de estas profesiones por parte de las mujeres jóvenes. 4. El diseño de programas específicos para facilitar a las jóvenes el acceso a las nuevas tecnologías y a las profesiones tradicionalmente consideradas como masculinas. 5. La modificación del currículum escolar dando lugar a los conocimientos y experiencias relativos a materias relacionadas con el trabajo reproductivo. 6. El nombramiento de personas en cada centro escolar o área geográfica, que revisen periódicamente la forma en que se realizan las promociones profesionales y fuercen así a que se tenga en cuenta a las mujeres. (M. Subirats, 1994). La coeducación no debe ni entenderse, ni tratarse como una moda; no se trata de una asignatura como las nuevas tecnologías o el deporte, sino que debe ser un aspecto que forme parte del programa curricular de cualquier sistema educativo moderno. Esta medida debe buscar sus resultados en el largo plazo, pero debe marcarse unas pautas que permitan ajustes y aproximaciones sucesivas de cara a la meta final, que es socializar en la paridad de roles sexuales. Es decir, que el objetivo último de la educación sea nivelar el terreno de juego, tal y como exponemos en la definición dada por Roemer en la introducción de este informe. 70 E Esscceennaarriioo FFuuttuurroo H Haacciiaa uunn ffuuttuurroo ppoossiittiivvoo yy hhuum maannoo 2.2 REMODELAR LAS ESTRUCTURAS POLÍTICAS Y LABORALES El cambio cultural descrito en el punto anterior, debe ir acompañado por un profundo cambio en las estructuras políticas y laborales actuales que facilite la incorporación de la mujer al ámbito público. En cuanto a la esfera política, los análisis politológicos existentes han puesto de manifiesto que el sistema electoral tiene cierto impacto sobre el grado de representación femenina en la toma de decisiones. Así, de forma general, los sistemas proporcionales parecen facilitar el acceso de un mayor número de mujeres a las instancias decisorias que los sistemas mayoritarios o de proporcionalidad debilitada. Sin embargo, la relación entre sistema electoral proporcional y mayor representación política femenina no es directa. Para que se dé hace falta que las mujeres se movilicen activamente en política, ya que de lo contrario las oportunidades que ofrece dicho sistema se desaprovechan. Por tanto, cabe apostar por el sistema electoral proporcional como mejor medio para facilitar el acceso de mujeres a las instituciones. Respecto a la introducción de medidas de acción positiva como cuotas, pese a que generalmente provocan un aumento de la representación femenina, su implantación y funcionamiento provoca importantes dificultades. En este sentido, se corre el peligro de que su establecimiento sea más simbólico que real, caso de Bélgica. Y es que en este país, el único europeo con cuotas implantadas por ley, los partidos ubican a las mujeres en las últimas plazas de las listas electorales, neutralizando así los probables efectos positivos de las cuotas. Observamos, pues, que esta actuación sobre los partidos políticos puede no ser efectiva. Una posible solución a la infra-representación femenina la encontramos en las medidas sugeridas por la Unión Interparlamentaria: 1. Que cada lista electoral hecha por un partido incluyera al menos una mujer, o un cierto porcentaje de mujeres. 2. Que cada lista cerrada incluyera al menos una mujer en un puesto susceptible de ser elegido. 3. Instaurar una alternancia obligatoria en la lista: un hombre, una mujer. 4. Adjudicar a las mujeres un porcentaje en cabeza de lista. 71 E Esscceennaarriioo FFuuttuurroo H Haacciiaa uunn ffuuttuurroo ppoossiittiivvoo yy hhuum maannoo 5. Atribuir con prioridad a las mujeres los escaños que se obtuvieran por distribución de restos electorales. Entre las medidas recomendadas por esta organización, está el llamado sistema cremallera vigente en la mayoría de los partidos políticos suecos. Este sistema, consistente en una alternancia obligatoria entre hombres y mujeres en las listas electorales, se ha mostrado muy efectivo a tenor del grado de paridad representativa alcanzado en las instituciones políticas suecas. Por tanto, cabe aconsejar el sistema cremallera como medio para construir unas instituciones más paritarias. En el ámbito laboral, es necesario ajustar el tejido productivo a las condiciones de la mujer, es decir, al igual que la mujer debe reorientarse hacia los sectores productivos históricamente masculinos, éstos deben ajustarse a sus condiciones y necesidades propias. En definitiva, se trata de “desmasculinizar” el trabajo productivo y hacerlo neutro. Una de las condiciones específicas de la mujer, quizás la más importante, es la de la maternidad. Hoy en día, la mujer sigue teniendo que optar entre el mercado laboral y la maternidad; por el momento, tal y como hemos visto en el bloque I, las mujeres continúan decantándose por retirarse del mercado laboral. Una pregunta lógica es, ¿cómo evitar que esto suceda, especialmente si queremos que ascienda la tasa de actividad femenina sin que disminuya la natalidad?. Hasta que el cambio cultural se produzca, está claro que se deben articular medidas que permitan a las mujeres ser madres y partícipes en el trabajo productivo. Sin embargo, hay que sacar a la luz algo que parece que no existe: la paternidad. Uno de los objetivos de las instituciones debe ser que el hecho de tener hijos afecte por igual a hombres y mujeres, esto es, que el conciliar la vida laboral y familiar no sólo sea una cuestión de mujeres, sino también de hombres; por lo tanto, “desfeminizar” el trabajo reproductivo. Con todo, las medidas deben partir de un concepto de trabajo que valore de igual forma las labores en ambas esferas la profesional y la familiar, esto es, que no prime la una sobre la otra, sino que las juzgue igualmente importantes. Tan importante es el capital humano para el desarrollo económico, como para la supervivencia de las estructuras familiares. En consecuencia, medidas como la implantación de guarderías para que los dos miembros de la pareja trabajen, deben ser investigadas y analizadas en profundidad para conocer sus efectos. 72 E Esscceennaarriioo FFuuttuurroo H Haacciiaa uunn ffuuttuurroo ppoossiittiivvoo yy hhuum maannoo La conciliación de la vida laboral y familiar pone de manifiesto la necesidad de un nuevo modelo de empleo que permita la supervivencia de ambas estructuras. Quizás la plena disponibilidad del trabajador deba quedar como una cosa del pasado y dar paso a una disponibilidad parcial y compartida. Lo que sí es evidente, es que la organización del trabajo debe de ganar en flexibilidad. En definitiva, es necesario configurar un nuevo orden laboral, dado que el actual obstaculiza la incorporación de la mujer en igualdad de condiciones. Algunas medidas deben ir encaminadas a superar las siguientes barreras: Ø Que a igualdad de competencias y categorías profesionales haya una equiparación salarial y de condiciones laborales, de forma que se nivele al 100% el terreno de juego en el mundo laboral para hombres y mujeres. Ø Romper con la segregación horizontal y vertical del trabajo productivo, responsable de gran parte del paro y diferencia salarial entre hombres y mujeres. Ø Que se diseñe un marco igualitario de promoción profesional para que las mujeres aspiren a los puestos de responsabilidad y a los procesos de toma de decisiones. Ø Compensar económicamente los momentos de salida y apoyar la re-entrada al mercado laboral de las mujeres por motivos de maternidad. Ø Crear un marco asistencial de personas a cargo que implique a los hombres. Ø Terminar con el “impuesto” que deben pagar las mujeres por salirse del mercado laboral y que afecta a su retribución posterior en la jubilación. Por todo ello, desde nuestra óptica, y a modo de corolario, este futuro positivo y humano será posible teniendo en cuenta las anteriores sugerencias y manteniendo con insistencia el mensaje que transmitimos: nivelar el terreno de juego para las mujeres y hombres de este principio de siglo. 73