disenteria - Actividad Cultural del Banco de la República

~IE~fORIA
QUE DESCRIBE
EL C¡lRACTElt
y :METODO
VE
CURATIVO
LA
IDa~lllFf~rBmIlA
IDIOPATICA,
y
QUE
DESCUBRE
llECA
l:~r
NICA
LA
LA
DISENTERIA
,DESCONOCIDA
1lISTOltlA.
HA STA II O",
DE LA. MEDlCiX
Au
CONSAGRADA
At
MERlTO
MIGUEL
LJ& LOS
DE isLA,
}'Ul'DADORES
DE
DE
LOg
EST~
Por
Doctor
INMORTALE!J
y VICENTE
SU
Josf
.&1gotá-Imprenta
DOCTonr'!
GIL Di. TFJ.\!)A,
ESTUDIOS
M¡¡DICO~
CIUDAD,
discípulo
Jo(/quin
Carcia •
de Bruno Espinosa,
Ario de Ill?7,
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PRELIMINAR.
--",",CO:NTEMPUSE
la disentcria cn 105 ejércitos,
6 en las poblaciones, sicmpre sus estragos son estraordinariamentc funcstos; los habitantes de nuestras costas se llenan dc cspanto al verla aparecer,
considerándose indefen~os por carecer de un plan
curativo que merezca toda la confianza, pues
las teorias publicadas hasta hoy no tienen toda
la fuerza demostrativa bastante, y entre estas y
las felices aplicaciones prácticas, hay mucha contrariedad. El Doctor Madrid dice: que los médicos ingleses han escrito mucho sobre. esta (0mo sobre las otras enfermedades de los paises
cálidos, quc han obscn;ado en sus navegacioncs y
establecimientos, en las dos indias. Su práctica
( dice J es jeneralmente incendiaria y perturbadora, pero es sin embargo, digna de tomarse en
consideracion porque no se puede dudar de la
vcrdad de los hechos. Esta injenua conf05ion
del Dr. Madrid es una prueba nada equívoca de
lo que acábo de decir, y de la necesidad cn que
estamos de investigar ulla materia tan importante. Bien conozco la gran dificultad q,ue ellYuelvt:
la caracterizacion de una enfermedad en particu-
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lar, y mucho mas si por ella m'sma nn, Vl'mex
precisados á disentir de los sistcmas !loiolÓjico>
propucsto,¡¡ por autores cuyas opiniones tiencn la
mas grande--aceptaeion. Yo confieso (¡ue el ~r.
Broussais funda el suyo en razonCll nluy poderosas; él, co¡no uno de los ml'jores illdagadorC8 de
los misterios de la economía animal, nOI ha dado
una luz con que podamos dar alguno. pasos ade'lante por la senda en que aun nos falta mucho
que andar. Es verdad que las irritaciones eonati.
tUj'l'n una gran parte de las enfermedades; pero
nos falta estableCer el modo esencialmente distinto con que se irrita cada tejido, emanado de
la diferente aptitud que cada uoo tiene para 8et
irritado por ajentes que no son estimulantes universales. -Las mismas afecciones gástrieas nos anuncian cuanto falta que descubir; la p:ástrii¡S yenteritis esquisitas, la cóleramorbus, la ná.usea y
diarrea febriles, y la disenteria &c. nO$ ofrecen
l;)ntomas urjentes y cuya patognómica difereucia
no es efecto del grado de irtitacion ni del punto de 1
canal,»ino de la diferencia del tejido en que obra nla~
poderosamente lel.causa irritante. Pero ni á mi
me puede ser concedido, ni este papel puede ser
uestinado á csplicar materias de tanto valor.
Algull dia feliz la nosolojia recibirá la perfeceion
que no puede ser el resultado sino ue los trabajo~
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de
Jen:(;~ Ul'l:' :-i'l;;-ub.!"r:J,
elltre';::lto
l,b»:r-.a(:i')n;
nid.vl dd
y de
modo posible.
Con
a~lOS
n1it(,,11f'l;i
J.liviel!lo~;
.í
ble ob,;d,'
restaré mi!! ideas en órden al car:J.ctcr y
de la disenteria
la
enfernlcdad,
idiopática
111::';¡,
<:lir","'lll
y haré b hi"tu¡í.¡. (k
,!ue yo llamo Ikci1tcri:l
ea, porque es producida por h
l'l''C;'lr:i
aceioil
U!('(' <J..
niea de un cu.'rpo, y porque sus s.Ínlolll:l"
ncu analojia con los de h ilíiopátiea,
Si de aquí reportan:
d.'b.; trihutal'
SI.!;
esfuerzos t'on que
tes ostllcuios,
tie-
el ¡>Úbli~'():dg'lil proVl:ciw,
sCllhn!er:to;
de ;;m!.itwl d Iv';
lo, in:oOltak,
guel Isla, y "¡":"i,!" Gil rI" Tt-j:d",
t'sta
de
la ¡Hulla-
estrtlJ1cr:i¡:roal')s
t!:Je(l¡feS
M.-
\','l1c¡(;!Ill, , f'I"I'-
c"Studi0S r:a¿·d:~~()si':l
e ¡uda'!.
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~~-'~.lUL7K~~~~~
~L4t'~4F"-~~~~~
DISENTERIA
IDIOP ATICA,
CARACTER.
Es mui
probable, que la causa
pr6xima de la disenteria consiste en la
irritacion de la membrana carnosa del
intestino colon, ácia la parte inferior
y mas estrecha, que contrayendo y
estrechando el calibre produce .la gran
dificultad de escretar y el conato de
escretar, sintomas ambos inseparables
de esta enfermedad, y que no se en~
cuentran en otra,
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(2 )
Este modo de juzgar no es enteramente nuevo; él ha sido propuestp
por otros autores pero desatendido,
tal vez porque no se ha mirado sino
como una simple teoría; pero la -des.
cripcion de la enfermedad, la esplica.
cion del modo como se producen sus
síntomas , el desenvolvimiento
de
los fen6menos que la son inseparablc~, por medio de los principios de
todas las partes de la medicina, se~
rán el apo)'O de w.i opinion.
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( 3)
DESCRIPCION.
Luego que la membrana carnosa empieza á ser estimulada por las causas
capaces de hacerla. contraer, se sienten dolores bastante fuertes, de una
naturaleza singular, bien determinada
con el nombre de retorcijones, porque
la impresíon que siente el enfermo es
la misma que si un ajente retorciera los intestinos; y como siguiendo
la mi~ma direcclnn de las fibras carnosas discurre por toda .su lonjitud
hasta el fin del colon, principalmente
cada vez que se toma algun alimento,
ó medicamento, pareciendo que los injestos corren en el mismo tiempo
hasta allí;
síguese inmediatamente
una, 6 un número corto de evacuadones fecales ya con algun pujo, despues de las cuales queda impedida la
.escrecion, que solo es de un fluido ama~
~
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( 4 )
ril1o,verdoso 6 variegado, 6 del todo se
suspende la espulsion de verdaderas
heces, y en iU lugar se €screta algun
moco solo, 6 mezclado con sangre, la
cual se aumenta en razon directa de
la dificultad de escretar y á medida
que la enfermedad hace progresos. t,..•••
Aunq ue en el discurso de la enfermedad suele faltar el estado febril, en su
invasion es indispcnsáblc,
y los escalofríos son muy repetidos, ecsitandolos
cualquiera impresíon estraña por pequeña que sea.
Espon~~~3Dcnte, ~ á con$e..cuencla.
de un buen tratamiento suele terminar en mui pocos dias, nlanifestándose precisamente alguna evacuacion fecal, f~lCil, y sin dolores ó menos fuertes; tambien suele conGurrÍr algun sudor. Las recaídas son muy frecuen-
tes en esta e~rmedad.
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(5 )
La malignidad de la epidemia, las
cualidades del clima, la predisposicion ~el paciente y un mal método
curativo son siempre las eaU888- que la
hacen clónica,~ &-qlle la._ven peligrosa y mortal. Creciendo los S!utomas, el pujo es mui fuert~, los dolores veementes,la sangre en mucha cantidad, sincera· y con un. rltor intole •.
rabie, cuya cualidad picante indica el
estado de desorganisacion, connrmándolo la laceracion del intestino recto
y la dilatacion del ano, cuya abertura
suele ser estraordinariamente
grande
hasta caber la mano. La iebrees inseparable de t::ste estado, la lengua se
carga y ennegrece,la rejian hipogástriea está adolorida y hasta la espulsioll
de la orina ee suele dificultar; Últimamente haciendo progresos la gangre<
na que ha empezado en el ano, termina
la vida.
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(6 )
Los hospitales de los ejérc.itos, 10g
de las ciudades, y un núnrero muy
considerable de enfermos que h; visto
y asistid~ fuera de ellos, me han prese.ntado. este _.cn~r.o· con el cual estan conformes pr.of.e¡ores de larga
práctica.
.,
'~
Síntomas patognómico~ y diferencía entre
la disenteria y las otras enfermedades
gáltricfU.
LA
descripc~on de la. enfermedad
nos pone á la vista los dos sin tomas
que la cODStituyelT; y que ecsisten y
crecen á la vez aunque parecen contrarios entre si: veemellte conato á evacuar, y dificultad de evacuar, y que á
medida que ellos crecen, crece la espulsion de sangre, y se aumenta el
fetor, precursor de la desorganisacion.
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(7 )
Su ecsistencía no es ('fecto de
una causa coroun á las otra.5 enfermedades gá&trica.s, pues si lo fuese
:iiempre se encontrarian en ellas, como se encuentran en-' la --disenteria. de
la cual son inseparables.
Este es el punto de mas illte.
él demanda toda la atencion de
la medicina; del descubrimientods
tan desconocida causa depende el establecimiento del plan c~~ativo.
res:
Obsérvese, que la gastritis yenteritis esquisitas están acompañadas de un
grado veementc de
cual cur..responde á una grave inflamacion; que
la c6leramorhu8 causa tan funestos est~gus en todo el canal intestinal, que
dentro de veinticuatro, de doce Y.aun
de seis horas puede quitar la vida; la
iuflamacion csquisita dd mismo co-
irritacwn
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( 8 ,
Ion está acompañada de una irrita·
cion superior á la que frecuentemente
acompaña á la disenteria.
Todas estas enfermedades . están conocidaac:orno peragudas; y con toda la. gravedad
que las es inseparable, con todas las
estraordinarias irritaciones que producen en el canal intestiBal, en ellas no
se encuentran los sintomas patogn6mi-·icol de la disenteria, sino las pocas
"eces c¡ue de ellas miB~as resulta· una
disenteria simpática: pero lá lilas pe.
queña sombra de la disenteria (permítaseme la espresiou) sin el, estadofebril, y sin un Gpecto de gravedad
está siempre· acempañada del pujo, de
la rlificultad de escretar, y casi siempre
de la escrecion de sangre.
-~
,Estas observaciones convencen
.,
demostrativamente, que no es la mis-
ma idéntica irritacion la que produce
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( 9 )
la disenteria, que las otras enfermedades gastricas. aunque la irritacion se
situ~ en los intestinos gruesos, 6 se
estienda hast~ ellos.
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( 10 )
DEl\fOSTRACION DE LA CAUSA.
La funcion de la digestion es el
resultado de las diversas acciones que
ejecuta el canal gastrointestinaI.
Cada accion es ejecutada por uD.
tejido de naturaleza diferente.
Con este objeto el canal es compuesto de cuatro túnicas, cuyo tejido
es esencialmente diverso.
El daño <le un tejido daña la accion que corresponde á este tejido.
Conócese el daño de un t~ido determinado por los síntomas dominantes.
Los músculos son el ne<:esario
rnstrurncnto de los movimientos que
ejecuta cada uno de 108 6rganos de
la. máquina animal.
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( 11 )
Es,
pues, innegable que el tejido
muscular 6 carnoso del canal intestinal está destinado á ejecutar sus
movimientos.
La escrecion de las heces es uno
de los objetos mas principales
del
movimiento que debe ejecutar el tc~
jido carnoso, cuya robustéz es notable en el colon.
De consiguiente, siempre que se
encuentre un síntoma dominante que
manifieste el daño de la accion escretoria, debe buscarse el mal en la
membrana carnosa.
Pero como en la disenteria el da~
ño consiste en el ostáculo, y al mismo
tiempo en la incitacion á escretar, es
nece~ario considerar que hai dos le"
siones, la que illcíta aumentando la
accian, y la que pone el Qstáculo.
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( 12 )
Si la aut6psia pudiera tener lugar
en el estado de vida, ya hubiéramos
evitado la necesidad de estos raciocinios; pero no podemos sino hacer disecciones de cadáveres, y estos no nos
pueden manifestar mas que el término
de las enfermedades, y de ningun modo su estado incipiente; despues de la
muerte no hemos encontrado jamás en
los intestinos \'cst!jios de la existencia
de una causa capáz de servir de ostáculoá
las escreciones fecales; por
otra parte estos dos smtomas parece
que conspiran mutuamente
su ¡ncrenwnto,aumentando el uno la veemencia.
del otro: es, por tanto, necesario bus_
car el orljen de ambos en aquel estado
del tejido carnoso capáz de producirlos.
a
N o habiendo un cuerpo estraño
que obture e.1 canal, no ecsistiendo un
tumor que lo obstruya, no puede s~r
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otra la causa qUl' la contraccion muscular, que aproporcion que se aumenta, impide mas y mas la comuni~acion de la .¡farte superior con la
inferior, y de e\la . Ulisma toma odjen
el vano conato 6 pujo, como lo vamos
á ver pOl' la esplicacion del HH.;Ca..'1isIDO con que se prodllce~ los síntomas
v.. fenómenos de la dis8ntcria .
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( 14 ,
MECANISMO.
con que se producen los síntomas.
~
.
Este tejido muscular 6 membrana car.
nasa tiene que ejecutar dos movimientos, uno undoso, que empezando desde el principio del canal termina en
el intestino recto, y otro de sístole y
diástole, 6 de contraecion y dilatacion
,
para los cuales está com¡mesto de fibras no solo lonjitudinales, sino oblicuas y transversales; estos dos movimientos, aunque -no son mas acelera.
dos en la estremidad inferior del co.
Ion, deben ser mas enérjicos, porque
recopilándose allí todas las heces se
necesita un impulso mayor que las dirija, y por esto el colon tiene tres ban.
das carnosas mas que los intestinos
ténues, y su estremidad inferior es mas
estrecha que la superior, circunstancias·
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( 15 )
que influyen en la producciol\ de los
síntomas.
Aumentada la fuerza contrúctil y
~iciada por cualquier ajente que sea
capaz de irritada de este modo, empieza á disminuirse su calibre, y entonces las heces contenidas alli y que
estaban próximas á ser espelidas, son
arrojadas, y por esto es que al invadir la disenteria se hace una, Ó un
número corto de evacuaciones fccales ya con atgun pujo .
•
Aumentada la contr<:tccion, queda
interrumpida en lo .sucsesivo la escrccion de las heces y solo puede fluir el
liquido 6 líquidos quc se·cretan la mucosa) el hígado y pancréas, participando
de un grado de irritacion, y por esto
es que se escreta un fluido amarillo,
.••.
erde 6 varicgado,
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( 16 )
Es claro, que esta contraccion
es un estado violento, y que de él
debe resultar un aumento de sensi~
bilidad en el tejido carnoso, (. l.
y. esta es la causa qqe produce los retorcijones, 6 dolores de .singuIar naturaleza, propagándose efee·tivamente por toda la longitud de las
fibras, á la manera que se propága
el movimiento de una cuerda templada cuando se toca un punto de ella.
Este estado de .•• sibilidad hace
que el movimiento del -canal sea ecsitado con mas frecuencia, y !J. veces con mayor E!l.erjía, ya por ros
injestos, ya Ilor cualquiera otra causa, y obrando contra la contraccion
( •• ) Aunque el músculo es mas- irritnhl~"
que sensible en el estado fisiolójico, es preciso con-
cehi;- que en el estado patolójico adquiere
grildo notable de sensibilidad.
UI1
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( 17 )
como contra un punto de resistencia,
resulta el frccueutc
conato ó pujo,
que es vano por que la contraccion
no se vence. 1)01' esto es que cuanto
mayor es la dificultad de escretar,
ei pujo es Jlla~ vcemente y los dolores mas agudus.
Siempre que algun músculo se;
ajita demasiado, 6 se contrae fuero.
temente, los vasos s~1\guineos que pa:;an por él, Ú que participan de su
accion, se ponen turjentcs; maniflélOtalo la accíon del "ómito, en la cual
pOl' hl. a.iitacion de 10" mÚsculos ab·
liominales y del diafragma, los ya:-!)S
sanguineos se hinchan tanto que hasta
los ojos se ponen encarnados y lagrÍmean; y se ve claramcntc,si un hum··
bre, se sienta en un asiento algo bajo
de modo que pueda afirmar los ee·
dos del pic en el suelo, y lebanta.n-
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( 18 )
do el talon hace que los músculos
que forman la pantorrilla que son los
estensores del pie se contraigan bas.
tante, pues entonces los vasos sanguíneos que pasan por ellos se manifiestan en un estado de plenitud
mui nota~le; contrayéndose,pues, fuertemente el tejido carnoso de la parte
inferior d'el colon: sufren una com.
presiOll jeneral los yasos de todos
los jéneros del canal intestinal.
Debajo de la membrana carnosa
se encuentra el tejido vascuJar, compuesto de un conjunto numeroso de
vasos, (por lo cual ha sido contado
como una verdadera túnica;) este sufre la misma compresion, de suerte
que la parte média entre el intestino colon y el recto queda como si
tubiera una ligadura, interrumpiendo
la circulaciQn mas 6 menos. seg1.lD
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( 19 )
la mayor 6 menor contracClorL
De este impedimento de la circulacion resulta la estancacion de la
~angre y dernas humores en los vasos
hcmorroídales, la tUljencia, la separadon. de las fibras que constituyen los
vasos y la salida de la sangre. Por
esto es que á medida de la escacéz
de las heces es la abundacia de la
sangre.
De la estancacion, y de la tur·
gencia permanente de los vas.os, necesariamente resulta la mayor separacion de las fibras que constituyen
los vasos del intestino recto, y consiguicntemente la desorganizacion, anunciada por el fetor que es mas intu-
lerable cada vez que se aumenta la
desorganizacion.
Por consiguiente. el
fetor no fS ¡;intoma de un carácter
4
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( 20 )
diferente de Dísent~ria pútrida, como se ha creido; solo anuncia el estado de gravedad y de desorganizaClan.
'Permaneciendo este estado. las
partes contíguas y aquellas que tienen relacion se resienten, la lengua
:se carga y ennegrece, la rejion del
pubis se pone adolorida, y haciendo
progresos, la gangrena destruye el intestino recto, y por esto es '{ue el
ano se dilata estraordinariamentc.
Acaso el hígado participa del estado
de turjencia, y esta es la causa de
la alteracion biliosa que se encuentra casi siempre en la Disentéria.
No solo el intestíno recto es el
a<;iento de la desorganizacion. mudlo,S veces la gan~rena aparece en ya-
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( 21 )
rio~ puntos del colun, y por p.I'O t''-l
que se encuentra lacerado en lo~ ea .
dáveres; y aunque muchas yece:> ~•.
han encontrado puntos supurados. t~sta
supuracion siempre es de mal carác·
ter, como producto de la dejeneradon gangrenosa, consiguiente al impedimento de la circubcion de la sangre.
Si aparece una c\'acuacion
fecal,
la <:antidad de sangre se disminu yc.
y si continúa la facilidad de c~('r(;
tal', el pÚjo se disipa. la: sangre I'C
acaba, y el fetor es el de las 11(; C 1".;
naturales.
Muchas veces ha ¡.,tlC~_··
dido desaparecer
todos los sÍntomas de repente al manifestarse \lIla
-
.
coplOsa evacuaclOn.
Es, por tanto, indudable que entn'
la diticultad de e8crctar y la c51n1-
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( 22 )
sion de sangre, y entre la facilidad
de escretar y la diminucion de la espulsion de sangre, hay un contraste
que no se puede esplicar sino atendiendo á que la misma causa que impide
la escrecion produce la sangre; y por
todas las doctrinas aducidas se vé
que la reunion de estos sintomas no
puede ser resultado sino del estado
violento, producido por la contraccion
de la membrana carnosa del colon,
que, estrechando la parte inferior, impide las evacuaciones naturales, y
sirviendo de ostáeulo á la circulacion, 'produce la estancaeion de la sangre en los vasos hemorroidales, su laceracion y cspulsion; con 10 cual queda manifiesto el carácter de la enfermedad, su causa próxima yel oríjen
de todos los síntomas.
Pero como hasta las mas pe-
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( 23 )
queñas circunstancias que concurren
en esta enfermedad, contribuyen á. demostrar esta verdad, haré las observaciones secundarias
6 que se deducen de los efectos.
Las disecciones de los cadáveres de disentéricos nos manifiestan ml!ChM veces una cantidad de heces, de·
tenidas cn el colon,que deberian habc\'
sido arrojadas por la veemencia del
pÚjo, sino hubiese habido algun O:btáculo; y no habiéndose encontrado alguna causa mednica ni fisica que
haya estorbado su salina, es preciso
convenir en que solo la contraccion
pudo impedirla .
• etenidas las hece~ en el colon,
la Imgre que se arroja es sin mezcla de ellas; por consiguiente es de·
mostrado que la sangre solo sale (k
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( 24 )
vasos del intestino recto, pues si
hubiera de ser tambien del colon.
así como sale la sangre, saldria siempre alguna materia fecal. Si el colon
hubiera de padecer alguna laceracion capaz de hacer sa.ir sangre, las
heces que se van recopilando en el
colon se amalgamarían con esta sangre~
y cuando llegase el caso de facilitarse la evacuacion, jamás sería de heces solas, siempre se arrojarían amalgamadas con ella, y estarían acompañadas de otra gran cantidad <fe
sangre, que serIa tanta, cuanta se hubiese recopilado á proporcion de la
permanencia
de la dificultad: nada
de esto se encuentra en las cscreciones; luego es preciso conv.·
en
que uno es el padecimiento
. colon y otro mui diferente el del intestino recto. La anatomía demuestra
c~ta verdad con la mayor evidencia;
108
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( 25 )
-en ninguno de los cadáveres d~ di~
sentéricos en que se han encontrado
heces detenidas en el colon, se ha encontrado sangre con ellas, lo que no
puede absolutamente
suceder si los
vasos del colon derramasen alguna.
Conviniendo pues, como es preciso
convenir, en que el colon padece sinque
su irritacion hag"a salir sangre de SlIS
vasos, es preciso tambicn conceder
que la irritacion no es la causa de
la cspulsion de la sangre, y que el
colun padece contrayendo ~u calibre,
y el recto pauece pUl' la t.:staneacion
de la sangre que resulta de la COlltraccion.
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(,26 )
.l\'lETO DO
curativo.
El estado patol6jiéo en que se encuentra la economía animal, en esta
enfermedad, exije que el método curativo se reduzca á tres indicaci,mes
principales. l.a Destruir 6 disminuir el
carácter inflamatorio del estado de
invasion. 2.a Disipar la contraccian
del colon. 3.a perfeccionar la convalecencia.
He dicho, t/estruir ó disminuir el
carácter i¡!/lamatorio, porque muchas
veces no se podrá. destruir del todo,
ántes de pasar á llenar la 2.a. indicacíon que suele ser mui urjente,
como se verá aáelante.
Se cumplirá con la primera indicacíon, estando el enfermo á dieta,
luego que se presenten los prime-
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( 27 )
ros síntomas, alimentándose solo con
caldos mui lijeros de pollo,' 6 con
pequeñas tazas de sagÚ • bien cocido; los pobres y acostuinbrado~
4i dijerír alimentos fuertes pueden
usar de mazamorras de arroz 6 de
maiz mui cocidas. El agua á pasto
será el cocimiento de los granos 6
plantas demulcentes y refrescantes,
y.g. semilla de linaza, malvavisco, verdolagas &c. A las horas medic.;inalcs
(ll
del dia y 4 de la tarde) ó cada tres horas, si fuere mucha la fiebre, tomará una pocion agridulce tibia. que puede hacerse en una copa
de GgUD.. con el jugo de limon, 6 nar~nj:1. crémor de tártaro 6 tamarin.·
----.-------------
'" i\onccesitamos dei sagúestranjero; lo, [¡re;.
Céspedes y Quijano han examinado nue~tro ~a;Ú
de Nciva. Antioquia
&c. tanto química ('I)rr.r.;
botánicamcnte, \" han hallado Qn@ nuestra he.chir:;.
es la que dá ,,1 'almidoo que i," nos \'end~ C(!!l (~:
nombre de sagú.
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( 28 )
4Js, y azucar blanca.
Se usará de
vapore~ de agua caliente de malvaS,
sentándose en un vaso ancho, de modo que el vapor alcance al vientre,
y tambien será mui útil aplicar al
vientre bayetas mojadll-8 en la misma agua caliente; pero despues del
vapor y de los ap6sitos, se tendrá.
cuidado de enjugar 1ah1:l~edad y de
evitar que .el ayre frio ocasione algun daño, que sería peor que la omision de estos medicamentos, uno ú otro
baño de pies será mui conveniente; dos
6 tres veces al dia se le pondrá una labativa pequeña de aIgun cocimiento
mucilajinoso, como el del almidon, de
la labadura de..afrécho, y la semilla
de linaza! al cual se añadirá. mui
poco ágriu de limon 6 de naranja, 6
vinagre con el azucar suficiente.
ta
disente~'ia benigna, prinÓpal-
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I
29 ')
mente en lo::; climas sanos cede frecuentemente con facilidad, y las aplicaciones dichas 110 solo hacen. desaparecer el estado tfbril, sino tambien, produciendo una relajacían je}leral, lacsan el tcjido carnoso intestinal, y en mui pocos dias desapa.
recen los síntomas que constituyen
el caráeter de la enfermedad, en cuyo
ca.'lo no es necesario ocurrir á las aplicaciones que deben llenar la segnnda
indicacion, y la curacion se perfecciona con el plan de convalecencia.
Pero si despucs de habel' calmado la fie~re subsisten el pujo, las e\'uGuaciones sanguinolentas, y los retorcijonei'5,cs preciso cumplir conla segunda indicacion por médio de las aplicaciones destinadas á disipar la contraccion dd colon. La ~csitacion (L·!
movimiento antiperístáltico es el llL:-
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( 30 )
dio mas poderoso de que debe valerseel médico para resolverla, y los eméticos· son los medicamentos que únicamente pueden cumplir debidamente
este objeto. Debe ecsitarsc todo el tejido mus"ctllar del canal intestinal, para
que la accion que se había aumentado
en la estremidad inferior del colon se
distribuya en todo el resto, y por consiguiente abandone el punto fijo, que
había tomado por asiento, y equilibrándose la fuerza en toda la lonjitud de las fibras, se resuelva la contraecion, á la manera que mecánicamente .se disipa un calambre de cualquiera parte del cuerpo ecsitando un
fuerte movimiento en los músculo3
an tagonistas.
He aquí descubiertos los granurs misterios de esta enfermedad, resueltas las dudas sobre su método cu·
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, :.H :
r;¡tivo
"f
determinado
el medicn.men-
to qne dehe merecer el nombre
quisito de verdadero especifico.
l";'
l~n el momento en que el emético ha producido el movimiento antiperistáltico,
disip:mdose
la contrae·
cion de la estrcmidad inferior del colon, los vasos sanguíneos recobran SI1
natural estado y la sangre vuelve á.
~('guir
este
su
eu rSt> ordinario;
modo
qne ml1ehas
desaparece la sangre y se
tinamente
fncílitan
¡;ienrlo dr:
ycces repen-
las escl'c(;ion('~ fecales,
pucs
recobrando
repentinamente
los vasos
~u comunicacion,
la sangre
circula.
y cesa la estancacÍon que
libremente,
dominaba
en
los yasas hcmorroidaks:
relajado el canal, las hecCf; que ~e habían agolpado encuentran facil y pronta salida.
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( 32 )
La necesidad del vomitivo e~
mayor ~i la lengua se ha manifestado cargada desde el principio, pues
esto denota que en las lagunillas
del colon hay cantidad de heces, que
fijÚndollic allí, á medida de la prolongacion de la enfermedad, aumentan
la contraccion, y por esto e~ que
cuando la lengua está mas cargada
los síntomas son mas gran~~.
Véase demostrado que los eméticos no obran aquí como revulsivos,
y que mas bien, es mecánica su accian (preocupacion en ~ue hasta hoy
han estado imbuidos Josprofesores que
mejor han especulado, por la cual se
ha incurrido en el error de creer que
puede suplirse su accion por los dia~
foréticos); véase igualmente demostrado por la terapéutica que la causa próxima de la disenteria no es la
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( 3~ )
inflamacion, ó nntacion de la mucosa como en la enteritis, eóleramorbus &c. pues en estas un emético
cualquiera, lejostt de ser un medicamento, un revulsivo, seria un veneno infaliblemente mortífero; y el médico que se atreviese Ú recetado, sena no menos que un aseSIl1O, no
habiendo otra razon para que el cm{'tico aproveche en la Disenteria, plles
seria tan pernicioso como lo es en las
otras irritaciones intestinales si su cauo
o
~a fuese la misma.
Como se ha 'Opinado <lue los
eméticos solo obran en "ste caso, como revulsivos, tambien se ha creido
que cualquier emético es indiferente;
y aun se ha pretendido curar la Disenteria con medicamentos únicamente
empleados á este efecto (de los que he
visto resultar pé~imas con~ecuencias), y
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( 34 )
aunque (, primera vista parece infundada la opinion de que la hipecacuana
merece el .título de verdadero específico, yo establezco ~e ella debe obtener la preferencia. Prescindiendo de
las ventajas que o Ír(;C(: la hipcca.cllana
sobre los antimoniales en el caso presente, no fa.lta razon para creer que
positivamente goza de particular poder contra la causa próxima de la Disenteria, pues obra de un modo particular sobre el tejido carnoso, como podré probarlo si algun dja publicáre
las observaciones sobre las afecciones
convulsivas en la~ que la he aplicado
con singular provecho.
Disipado el estado febril se empezará á hacer uso de la' hipecacl.!ana, de m6do que el movimiento antiperistáltico se ecsite por largo tiempo
sin producir un vómito, ecsesivo, pa-
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( 35 )
ra lo cual el mtdico atenderá al estado
de sensibilidad en que se halla el pa·
ciente. Yo he puesto uno, ó dos escrÚpulos en una ó dos libras de agua, y he
administrado esta tintura empezando
por dos cucharadas, repitiéndolas cad;J,
siete minutos para aumentar la dosis,
en ca<so de no vomitar, y para poderla continuar sin producir un estÍmulo lkllla~i:ldo; de este modo en dos
Ú tres dias ha solido desaparecer
todo el aspecto de gravedad en que he
encontrad{} muchos enfermos de cuya
vida ya se desconfiaba; y siempre que
la desorganizacion no haya hecho progresos, desde la<;primeras tomas, aun
l)in que la mversion del movimiento del canal intestinal se haya hecho
'8cnsible, ni haya producido el vómito,
ya se empieza á. manifestar la mejoría por la remision de todos los síntoJl¡:\S: V á propofcion
que el enfermo
G
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( 36 )
se recobra, debe hacerse mas floja la tintura, 6 administrarla á ,mas
largas distancias,
principalmente Ei
se notare lac¡itud en el vientre.
Si la Disenteria ha sido tratada con buen método, muy pronto cede
á la accion de la hipecacuana, y
entonces no se necesita hacer largo uso de ella; pero si por mucho
tiempo elenfetmo la ha padecido,es necesario continuarla, al menos por veinte días, para evitar las recaidas á que
están propensos los que han pasado
al estado crónico curable. Del incurable hablaré luego.
Habiéndose quitado el pujo y la.
escrecion de sangre, solo falta cumplir con la 3.·coj indicacion. procurando al paciente una verdadera convalecencia. l. o Reparando Las fuerzas
perdidas por medio de alimentos de
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fAcil dijestion,concediéndole pasar gradualmente de los ténues á los mas vigorosos. cuidando de que á la vez
S~ mantenga
lacso el vientre con el
auc&ilio de lavativas emGllientes. 2.Destruyendo
la pro~n
á recaer, modificando y ca)mando
la
sensibilidad del canal intestinal con
el uso del opio; doce ú ocho gotas de láudano por la noche, 6 dosveces al dia, en un vehiculo adecuado, llenarán este deber. Rara vez se
necesitará de los amargos y t6nicos,
como jeneralmcnte s.c ha creido. Por
el contrario, yo los creo perjudiciallis,
Dije que muchas veces no se podrá destruir del todo el estado febril
antes de hacer uso del vomitivo, por
ql.ie en las costas. en los paises cálidos y aun en los frias sucede, que la
Disenteria
mui aguda prolonga de-
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( 38 )
masiado el carácter febril d':l la 1Ilva~ion, y tambien sobreviene otra fiebre secundaria, orijinada del padecimiento del intestino recto, principa\mente si ya amenaza la dC'sorg-anizacion; entonces los medicamentos antiflojísticos. nada aprovechan. los síntomas son mas urjentes á. cada paso,
la fiebre se aumenta, y el profesor
no advertido teme usar del vomitivo,
cuando está mas indicada. su necesidad. Continuando la estrangulacion
de los vasos, la estancacion es mayor por instantes, y el calor acelera
la desorganizacion, que haciendo rápidos progresos promete una muerte
segura. 'En tales casos, es preciso
no alucinarse, la hipecacuana es el
mejor refrescante, ella sola es capaz
de hacer variar el estado de contraccion que es la causa de tanta gravcdad. Esta advertencia
e$ digna
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de b. mayor atl'ncioll, á ella. <Id). ,1
la vida illllInGrables
que cO!T!an al
!-epulcro; ella es la qne aclara ar¡ ll~"
lla oscuridad
por la cual se h~ llamado
incendiaria!! paturbaduJ'il
la.
}w<{ctica que ha producid,) eiedus dig'nos de admiracioll,
InlCntras se ha
ignorado, el modo con que se pruducen.
l)cro dehe tenerse prc:;cnte que muchas ycee" ln~; mcdic;¡ll¡rntos 11J;l.'; h<'róicos
el efedo debise abusa de ellos, (,
otras ralOnC$;, y lo lJ1ismo sllelc
no producen
do, 6 porque
por
suceder
con la hipecacuana:
ces es necesario
aplicar
enton-
aquellos re-
medius que tamhicn
han producido
buenos ett.>ctos. Parec\', pues, Cl)!l\'(··
niente hablar de ellos y esponer
Sll
modo de obrar.
Se ha pretendido
curar la D:·
st.'.ntcria con so ]1) la dicta t(mlJ e \- C~-
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( 40 ) .
quisita, prolongada por mucho tiempo: es verdad que el ayullo impide
quc se produzcan nuevas heces, cuya
rc<.:opilacion en el colon s'~ria perjudicial, y será muy conveniente en los
primeros dias tener este cuidado; pero es un absurdo creer que se deba
abandonar la naturaleza sin proporcionarla mas que sus propios esfuerzos, pues si estos no alcanzan y 8e
prolonga la enfermedad, el paciente
perderá
todo su vigor, y (como
dice el mismo Broussais), los 6rgauos digestivos perderán su fuerza asimiladora y será despues muy diicil
6 imposible la convalecencia.
La mision tópica de sangre por
las cscarrncaciones y sanguijuelas necesariamente
disminuye la turjencia
de los vasos hemorroidales, y muchas
veccs su impresion 6 titilacion obrará
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( 41 )
sobre el tejido muscular.
El 0fio obrando corno un poderoso calmante ha solido aprovechar, mas
no siempre produce este buen efecto;
inumerables veces ha sido inefic,lz y
aun perjudicial. El célebre Mutis administrabala hipecacuana mezclada con
el opio, y de este modo produce mcjores efectos, y hay individuo~ en qll ('nes, (6 mas bien), hay circunstancias en que la hipeeacauna y el opio
obran de ac~rdo sobre el sistema muscular; pero esta aplicacion pide toda la
atencion del profesor. Se puede aiiadir
á la tintura de hipecacuana el laudáno
de Sydenham, calculando para cada toma cuatro gotas, pero nunca dehe
darse en el estado febril.
El mercurio, aunque mas ~ensiblcmente dirije .su accion á las glándula.s, yes constante que tambien tiene
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( 42 )
un influjo poderoso sobre los mÚsculos,
como se manifiesta cuando se hacen las
unciones con des6rden, y cu¡Mtdose recibe el humo del azogue, tal vez obrando de ambos modos produce una ecsitacion "entajosa; acaso este medicamento es el mejor de~pues de la hipecacualla.
Pero ninguna de las aplicaciones
dichas ofreced, mas que efímeras mejorías si el mal método curativo, el
abandono, 6 des6rden, d~ los-mismos
pacientes nace quc )'('caigan fr~cuenfemente, y qne la disenteria se haga crónica, inveterada é incurable; entonces aunque parezca ql1itarHC la
escrccion de sangre, 6 aunque en realidad desaparezca,el canaliutestinal pasa
á otro estado mas lastimoso. En unos
PUllt(JSde la mucosa se forman induracÍones, y en o~rolSun aumento de secre-
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( 43 )
,.:ion; el tejido vascular padece ma~,
unos vasos se hacen varicosos y anCllrismáticos, otros pierden su calibre y
unen· sus paredes, el tejido muscular
se paraliza,
aparecen supuraciones
pésimas en algunos puntqs, sobreviene
la lientería, y todas las acciones que
constituyen la dijestion se pervierten;
la consumpcion pone término á la
vida, y el verdadero profesor no intentará mas que sostener las fuerzas y
calmar los síntomas mas urjentcs.
Para
no omitir
nada
de
cuanto
pueda contribuir al conocimientu de
esta enfermedad, diré por último: que
las causas que conspiran poderosamente <l hacerla mas frecuente y
peligrosa en las costas y en los
paises d.lidos son,
l.0 el aumen·
to de irritabilidad
que en .dichos
paises adquiere el tejido carnoso, eo7
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e
44 )
se infiere de la propension que
.hay en ellos al tétanos, trismo &c.
2. o el retardo de las evacuaciones alvinas, causado por el esoosode transpiracion, pues quedando siempre cantidad .de heces en el colon se fijan en
las lagunas, y luego que se produce
la contraccion la fomentan,&u
volúmcn aumenta_la. pIesion que sufren los yasos contribuyendo áque
la espulsion de sangre sea mayor; y
por esta razon los que viajan del interior á las costas están espuestos á
mayor peligro; 3.0 el calor, que aumentando la facilidad de la desorganizacionacelet'a
la gangrena
(que
es lo que el ntlgo llama vicho ) . Reunidas estas tres causas, es pt'eciso
que el profesor socorra: con no menos tino que presteza al paciente, pues
al menor descuido la muerte scrÚ ineyitablc .
IDO
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( 45 '\
La anatomía
manifiesta
testino colon tiene
que el in-
una estructura
no-
tablemente muscular; la fisiolojia cnsp.ña, que esta estructura
es contrÚctil
y
destinada á espeler las heces recopiladas allí; la patolojía hace conoccr que
esta accion est;'t impedida y todos los
síntomas concurrentes indican q~1C el
impedimento es efecto de la contra(..'cion; la tcrapéutica demucstra que los
llleuic<lmcnlos lilas prov('cho~os son I(¡~
que
obran vencicndo
el estado de con-
traccion,
cuando son inÚtiles los que
solo tienen el poder untiflujístiC'().
Es
pues, conforme á. la razon y Ú la espcriencia creer que la causa pr6csima de
la Disenteria consiste en la contraeCiOll
del tpjido
carnoso del colon
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( 46 )
N O TA. - Omito el detal de los enfermos que en el concepto de profesores sobresa.
lientes tenian los intestinos dilacerado3. y que 5e
han salvado arreglando su curaeion al plan propuesto; 1 o porque son bien notorio; á los profesores cleI pais, 2 o porque considero que si el
profesor procede alucinado en sus teonas se alucina igualmente en los casos prácticos, y que estosno ('onvenceum 1&ruon Dl> demaestra. la verdad-
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( 47 )
DISENTERIA
.JUccállica .
Llamo Disenteria meCÚllica la enl~rmedad en que se padece una total
impo~ibilidad de ese retar, algull pujo,
y espulsion de sangre como en la
idiopática; pero que su ,Causa es puI
•
ramente rneCóll1lCa,pues
no es o t ra
que la presclLcia de un cuerpo colocado
en la cstremidad iJ;lferior del colon, y
que.olJturándolo herméticamente, impidc el pal;o :t las heces )~ Ú todlJ
humor por líquido que sea; que cum··
primicndo con Su yolúIllen el tejido
vascular de la sustancia de las paredes del colon, hace refluir la K:.tllgre á los vasos hemorroidalcs, la que
estancada dilata los vasos, hace que
sus fibras se separen, y d{mdola salida, :se produce la cspulsion abun~
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( 48 )
dante de sangre, acompañada de un
fetor cadaveroso, incomparablemente
mayor que el de la Disentéria idiopática; si este ostáculo no se vence, al fin se
destruye la testura del intestino recto,
y sobreviene la gangrena y la muerte.
El cuerpo que produce esta enfermedad es una mole formada de la.
reunion de las semillas de una fruta llamada lechosa, papayuela, chupíco, tapadera &c. (.) abundante en
nuestros paises cálidos; cóm~nla los
labradores, incitados de sú sabor agradable, y del deseo de moderar la sed:
que les causan sus tareas; estas se( *,)
Variedad de la Carlca Papaya de
\Vih1cnów, ~pec. plant. 4. páj. 814 que se clllti.
ya en casi toda la América cqninoccial á la altura
de uoo tOC3as sobre el nivel del mar; (;8 perenne;
mimase vulgarmente en
de calentana; la semilla
Colombia papaya granmolida ó el iuf'?;'Olecho-
so, extraído de la corteza del árbol y del fruto,
es poderoso antielmíntico y puede darse desde media hasta una dragma.
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( 4~ )
están envueltas en la pulpa.
de modo que es preciso comerlas con
ella; su superficie es escabrosa y tiene
eminencias muy salientes,
que entranao en las cavidades de las otra~:
minas
se entrelazan
mutuamente;
el calor
y la humedad intestina!
esponjÚndo-
las hace mas fuerte su enlace, al qu¡..
contribuye igualmente su colocacioll el!
la parte
mas estrecha
del intestino
co-
lon que al mismo tiempo las comprime
Aunque
en la Disenteria idiopá-
1ica la contraccion sea la que produce el ostáculo de la circulacion;
ylU
la Disenteria mecánica no sea sino la
distension
la causa del ostáculo y d('
la evacllflcion de sangre, siempre t('
ve, que la evacuacion de sangre d!:"
pende
de la falta de circulaciOh
y de la estancacion
en los vaso,"
J1cmorroidal~s,
y unida esta observacioll
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( iO )
á 'las razones sobredichas, parece que
no debe dudarse que en la Disenteria
idiopática lacontraccion sea la causa de
todos sus síntomas, y no lo sea la simple irritacion de la membrana mucosa.
En Enero de 1826 fuÍ precisa.
do á asistir un enfermo de edad de
38 años, que haJ?ia, comido de esta.
fruta y l1abia pasado doce días sin
evacuar absolutamente, y el) los cuatro
últimos tampoco habia podido orinar;
su canal intestinal estaba lleDO de
gran cantidad de agua por varias bebidas emolientes que habia tomado,
ya solas, ya coQ)Qvehículo para tragar dos botellas de aceite de almendras, una de palmacristi, alguna cantidad del de olibas y mucha manteca de cerdo; su abd6men estaba
~umamente dilatado y duro al tacto;
arrojaba del a.n~ gran ~a.ntidad de
.;.
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( 51 \
¡,;angre tan fétida que era impo5íhlb
sufrir su hedor cadan'rico, y ,í pesar
de que se le procuraha
todo ai'CO,
permanecia
el mal olor aun clJ~lIlcln
no arrojaba sangre; scntia algunos dolores aunque
leres cu el epigástrío
y crall cumo el pru.dw:t del fTli.tt'orisi¡
roo; tenia
le permitía
continua an"iedad que no
permanecer sinQ por pcq tlCÍlos
lClO!lWntm; ('Il una
"ula j)()sl<;ion ;
consta/lt(; vi.idi;t; el Vd:-.;o no er~l febril, pero si irregular
y muy débil;
la lengua humeda y no muy cargada.
Corl\f'w.:idv de Ij1H: b ¡}J't;~(,llci,l (1e
aquel cuerpo, no pudia ycncer:-;e C011
bebidas, t111tUl'a:~, ni hm.ltivas pucs se
le habían admi!ll'itradn nillchas, me valí de calus, !j'U,' mÍl'udit,·,dJs por toc.a
la lonjitud del intestino ;l:;:;to, llegaban
hasta
posible
las
l'lli;untrar
desl¡;1\,·¡h
mismas
la mol.:. lwro era im~
ni IIl••\'cr!..¡, porque
pa.n~de.s del
illksti¡.o
1&
:rj.
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( 52 )
ceñian favoreciendo el enlace de su~
rn(J\t·eula~. Desengañado de la insuficiencia de touo otro recurso, resolví
hacerlo vomitar, para que moviéndose el canal intestinal ue un modo inverso, ~e desajustase la I)wlc del lug-ar
en donde esta.ba como amoldada. Por
carecer de recursos tu ve ne<:esidad de
hacer uso de un emético silvestre hecho del jugo de una planta del que le
admínístr6 la primera toma á las siete de la noche, y aunque vomitó una
sola vez y muy poco, en el momento orin6 algo y durmiÓ por UlI ínstante;
á las once de la misma noche volvi
á darle el vomitivo, y en_el actouc vomitar orinó completamente, se sintió
en Il1cjor estado, durmió con alguna
quietud, aunque interrumpidamente,
la sángre y el fetor se disminuyeron;
á las seis de la mauana, que era el
catorce de la _enf~rmedad. le hice J:e~
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( f.í3 )
pctlr.
!'
e 1 ,"ponto,
v al' I:\S d os 1lnr~~
empezaron á descender
ácia p[ ;1110
algunas semillas cntrelazallas v llií.'t··
dadas
con al:;!.'unas m;¡jerias fecalc".
pero era Tlt'cf'sario acabar de e:;tracrIas con un instrumento;
desaparecicron casi di.:! todo la sangn' " d
fetor; ;í . las eillco de b tartl\~ ,,\n1 ió
m~;or disposicion á evacuar, y ;1! I'~'rarsc fucra dI' la cama para haCí'rlo.
arrojó el rest\! de la multo y~r¡ql (,lj'-
tidad de escrementos blando!; ,Ir si n
sangre alguna: desde aquel momento
siguió sin otro slnlum'l qUf; lln ·>;tilicidio blanco de los hemorroidalc<
~l'e
le continuó ocho dias, y la hincht!'ull
dc estos vasos de qw.' ~uek padÍ'('~l'
de tiempo en tiempo, ·...~tali(k Ver .'J
demas robusto y sano. (l)
-------------.-
..----.
(1) El DI'. Benitu Osorio, c;!t[·.]r.iri('o dt'
riuil¡ prescncio el e~Liltl0pclig;rooiJ de l'~k
.....
C:jjj .. l"
',}.
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(54)
La :'lnaloj fa que esta desc.b1 '
tiel presenta entre los síntomas de'~
dos Disenterias -y el modo igual conqU4
terminan, acaso servirá para que loS
profesores adelanten las indagaciollei
sobre una materia tan interesante.
La Europa que trabaja ince$1HÍ;.·
tementc en perfeccionar las ::éiétr.•.
cias, ayudada de'los recu""_:~
nOiotros carecemos, descubrirá en breve el verdadero carácter de la.D'~~'
teria, y este descubrÚniento_j:(~
gran· parte regla. mui segura p!tra'~p~'
~edcr al de otras verdades' nci,~
nos desconocidas que im~'
al
bien de Ja:lm.t41ti'mlád-rt'6nerité~
Pueda este pequeño fruto d~DJif'
observaciones servir, aunque ~.
nalmente para tan noble fin.
E.'ln Memoria se hallará en el almacen del Sr,Ber •
.Jlar,)o Pardo J) en la. i11pl'enta de Espioo/la .. ~..;.(
--- _-----------~~
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