CIENCIA Y CIENCIA FICCIÓN Alumno: DIB ASHUR, María Florencia Escuela: Colegio de Jesús Nº 8049, Salta Profesor Guía: QUINTEROS, Rubén Arturo Para disertar sobre ciencia ficción, es preciso en primer lugar definir qué se entiende, a juzgar por quien escribe, por ciencia ficción. La ciencia ficción es, de hecho, un género literario presente en nuestra cultura desde hace tiempo, y que como tantos otros géneros se trasladó también, con éxito diverso, a la industria cinematográfica. Considero que para que una novela o cuento pueda calificarse como perteneciente al género de “ciencia ficción” debe tener, fundamentalmente, una trama relacionada con cuestiones científicas. Creo que estas cuestiones científicas, deben contener a su vez, un sustento coherente con las leyes físicas conocidas y con los adelantos tecnológicos existentes, o bien con los que se pueden vislumbrar en el futuro a partir de una proyección o extrapolación de la investigación científica actual, que se lleva a cabo en las universidades y en los laboratorios más avanzados e importantes del mundo. Desde este punto de vista, una novela de ciencia ficción debe, a la par de entretener, mostrar al lector qué cosas son ya, o pueden ser en el futuro, posibles o asequibles a la especie humana, a partir del desarrollo de la ciencia y la tecnología. Trataré de ilustrar el concepto expuesto con algunos ejemplos. Una de las mejores novelas de ciencia ficción que he leído es “2001 Una odisea espacial” de Arthur Clarke, llevada al cine por Stanley Kubrick. Esta obra, si bien tiene un argumento ficticio, todos sus elementos de índole tecnológico o científico tienen un sustrato lógico y son perfectamente compatibles con las leyes físicas. Por ejemplo, no se incurre en el error común de escuchar sonidos en el vacío, ya que sabemos que en ausencia de medio material no es posible percibir sonido alguno. Por otro lado, historias como la de la Guerra de las galaxias, u otras parecidas, pueden ser entretenidas o visualmente llamativas pero carecen de elementos científicos de valor. No es casual entonces, que los mejores escritores contemporáneos de ciencia ficción son antes que nada, científicos, o bien personas formadas en el ámbito de la ciencia y la tecnología. Es el caso del nombrado Arthur Clarke, o también de Isaac Asimov. Autores de este nivel, poseen además la cualidad de haber profetizado hechos o logros científicos, que se hicieran realidad algunos años después. Ejemplos: la llegada del hombre a la Luna, o la puesta en órbita geosincrónica de satélites artificiales de comunicaciones. De hecho, la órbita ecuatorial geosincrónica se llama también “órbita Clarke”. Podemos decir entonces, que de igual manera que la ciencia ficción ha tomado muchos de sus argumentos y elementos de ambientación de conceptos o creaciones de la ciencia, ésta ha tomado en ocasiones elementos de la literatura de ciencia ficción para convertirlos en conceptos reales o hipótesis de trabajo de cara al futuro científico o tecnológico. Pero si hablamos sobre los adelantos técnicos presentes en las obras de ciencia ficción, que luego se hicieran realidad, también se advierte que las premoniciones de este tipo sólo se encuentran en las novelas de la calidad o con las características que se han señalado en lo precedente. Creo que no puede omitirse, en una monografía sobre el tema de la ciencia ficción, el nombre de Julio Verne. El gran escritor francés, probablemente no sea un autor de ciencia ficción en el sentido contemporáneo, pero sus novelas, que son básicamente de aventuras, contienen numerosísimos elementos de índole científico y tecnológico y visiones técnicas para el futuro, que se revelaron notablemente acertadas algunas décadas más tarde de la publicación de sus obras. Julio Verne sin duda poseía un conocimiento profundo de los avances científicos existentes en su tiempo (mediados del siglo XIX) y sus obras, además de narrar aventuras apasionantes, contribuyeron a hacer populares los logros alcanzados por la ciencia. El tema de la electricidad, por ejemplo, con todas las cosas que él creía posibles hacer a partir de dominar la energía eléctrica, es un elemento reiterativo en sus obras. Todos los artefactos eléctricos que describe, no sólo se materializaron luego, sino que se dispusieron con mejoras superlativas a comienzos del siglo XX. Siendo más o menos contemporáneo de Faraday, de Ampere, y de Volta, sin duda conocía en detalle los trabajos de estos científicos, y vislumbró sus muy útiles aplicaciones prácticas. Otro ejemplo que podemos citar es el globo aerostático o el submarino, los cuales fueron descriptos por Julio Verne en sus obras, siendo que hasta ese momento aún no existían. Esta faceta de la obra de Verne, la de contribuir también a la divulgación científica, le adjudica a la misma un valor adicional e importante. De hecho, no son pocas las personas, que dicen que abrazaron la causa de la ciencia, a partir de sentirse motivados luego de la lectura de “Cinco semanas en globo”, “Viaje al centro de la Tierra” o “La isla misteriosa”. Resulta por demás notable que Julio Verne no escogiera una ciencia en particular como centro de su atención. Por el contrario, en sus distintas obras trata con idéntica fluidez y profundidad cuestiones diversas dentro de los ámbitos de casi todas las ciencias, tanto la física, cómo la química, la geología, la biología, la aeronáutica, la balística, la geografía, etc. En la actualidad, prácticamente todas de las predicciones de Julio Verne se hicieron realidad, o bien se superaron. Dudo que semejante logro pueda ser repetido por los autores contemporáneos. Por esta razón Julio Verne se sitúa en un lugar de privilegio, tanto en la historia de la literatura, como en la de la ciencia. Dentro de las novelas del género de la ciencia ficción, las que han tenido en general mayor grado de certeza en cuanto a sus predicciones técnicas, son las que tratan sobre electrónica, automatización o robótica. De hecho, la palabra “robot” proviene del idioma checo y significa “trabajo forzado” y el término fue usado por vez primera en una novela de ciencia ficción, R.U.R. (Robots Universales Rossum) del escritor checo Karel Capek publicada en 1920. Sin duda, los avances en la informática, en las comunicaciones y en la automatización de la industria, de los que hoy gozamos, superaron las expectativas de cualquier visionario de solo algunas décadas atrás. El tema de la conquista del espacio cercano (como por ejemplo la presencia humana en Marte, o la de bases permanentes en la Luna) que se encuentra en muchas obras de ciencia ficción que vaticinaron estos logros para antes del año 2000, no tuvo el mismo éxito predictivo. Sin embargo la razón en este caso, a mi parecer, no estriba en dificultades técnicas o científicas, sino en aspectos más bien de índole económico y que tienen que ver con las prioridades presupuestarias de las naciones que pueden llevar a cabo tamaños emprendimientos. Otras ideas fascinantes que conocemos a partir de la ciencia ficción, son por ejemplo viajar en el tiempo o teletransportarnos. Muchas obras, comics, videojuegos y películas, como la famosa saga de “Regreso al futuro”, han tomado estos temas como centro de su trama. La idea de teletransportarnos de un lugar a otro, que unos años atrás podía resultar muy fantasiosa y descabellada, hoy en día quizás no lo sea tanto. En el año 2005, Anton Zeilinger, reconocido experto en el campo de la física cuántica, logró con ayuda de todo su equipo teletransportar por medio de un túnel un par de fotones entrelazados cuánticamente a una distancia de 600 metros. Un deseo menos tecnológico y más mágico tratado por escritores y cineastas de ficción, es la invisibilidad, como el caso de la mujer invisible de los Cuatro Fantásticos o la capa de invisibilidad que posee Harry Potter. Actualmente, se han conseguido avances reales en este terreno y la invisibilidad podría ser posible en un futuro no muy lejano. Ya se ha creado un campo de invisibilidad que permite que los objetos no reflejen la luz pero, por ahora, funciona sólo con pequeñas estructuras. Donde creo que la realidad no pudo superar a la ficción, y por razones eminentemente científicas, es en el ámbito de la medicina o de la salud pública. Si bien no es un tema usual en la ciencia ficción, estimo que ninguno de los visionarios como los que aquí se han nombrado se imaginaron que a la primera década del siglo XXI, todavía existirían enfermedades pandémicas y que el hombre no pudiera erradicar definitivamente. Enfermedades antiquísimas, como la malaria y la gripe aún hoy constituyen un problema global sin resolver, ni se ha encontrado una cura definitiva para el cáncer. Para el futuro inmediato, creo que los temas que podría tratar un escritor de ciencia ficción, con probabilidades de hacer que su novela se constituya en una suerte de predicción acertada sobre lo que vendrá, deberán relacionarse con la nanotecnología y la genética. Estas ciencias, que han avanzado significativamente en los últimos años, prometen aplicaciones prácticas que sin duda habrán de cambiar la vida del hombre común y de la sociedad, en una escala hasta ahora sin precedentes. Quiero concluir este trabajo dejando volar mi imaginación. Si yo quisiera escribir un cuento de ciencia ficción, seguramente primero debería explorar y conocer mejor el mundo de la ciencia, pero partiendo de lo que conozco hasta el momento, trataría un tema que ha llamado mucho mi atención: los nanobots. En esta historia aparecerían máquinas microscópicas comandadas por una que contaría con la programación necesaria para realizar una determinada actividad. Todas ellas actuarían en conjunto para desintegrar cualquier material en moléculas y átomos que transportarían y ensamblarían nuevamente en otro lugar, constituyendo este proceso, a nuestros ojos, una especie de teletransportación. También serían capaces de reorganizar los átomos de objetos que ya no nos sean útiles para construir otros diferentes con una nueva finalidad. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA SAGAN, Carl. El cerebro de Broca. Editorial Grijalbo. Capítulo 9 Red Mundial: http://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia_ficci%C3%B3n http://es.wikipedia.org/wiki/Teleportaci%C3%B3n http://www.20minutos.es/noticia/146169/0/invisibilidad/posible/futuro/ http://www.clarin.com/diario/2005/03/01/um/m-930733.htm ASIMOV, Isaac. Un guijarro en el cielo. CLARKE, Arthur. 2001, una odisea espacial. VERNE, Julio. Obras inmortales (Cinco semanas en globos, La vuelta al mundo en 80 días, Viaje al centro de la Tierra, Veinte mil leguas de viaje submarino, De la Tierra a la Luna, La isla misteriosa.) Edaf. Madrid, 1970. NICHOLLS, Peter. La ciencia en la ciencia ficción. Ediciones Orbis, S.A. Barcelona, 1987.