ORIGINAL El audit como herramienta de mejora continua en el Plan de Atención al Ictus de Aragón Álvaro Giménez-Muñoz, Marta Palacín-Larroy, María Bestué, Javier Marta-Moreno Introducción. El Plan de Atención al Ictus de Aragón (PAIA) se creó en 2008 en el marco de la Estrategia Nacional en Ictus del Sistema Nacional de Salud. La monitorización de la atención hospitalaria al ictus mediante auditorías periódicas se definió como una de sus líneas de trabajo. Objetivo. Determinar la calidad del proceso asistencial hospitalario prestado al paciente con ictus en Aragón mediante el uso de indicadores de calidad. Materiales y métodos. Se realizaron tres audits (en los años 2008, 2010 y 2012) siguiendo la misma metodología, basada en la revisión retrospectiva de una muestra representativa de ingresos por ictus en cada uno de los hospitales generales del Servicio Aragonés de Salud. Se recogió información sobre 48 indicadores seleccionados según su evidencia científica o relevancia clínica. Resultados. Se estudiaron 1.011 casos (331 en el primer audit, y 340 en el segundo y en el tercero). Treinta y un indicadores presentaron una mejoría significativa (entre ellos destacan los indicadores de calidad de la historia clínica, de evaluación neurológica, las medidas preventivas iniciales y, con especial relevancia, la realización de test de deglución), dos sufrieron empeoramiento (relacionados con el tratamiento rehabilitador) y 15 no registraron variaciones significativas. Conclusiones. La implantación del PAIA ha supuesto una mejoría notable en la mayoría de los indicadores de calidad evaluados, reflejo de una mejora continua en la atención hospitalaria del ictus. La generalización progresiva de la atención especializada y la creación de las áreas de ictus son algunos de los factores determinantes. Palabras clave. Auditoría clínica. Calidad asistencial. Enfermedad cerebrovascular. Ictus. Indicadores de calidad. Planificación sanitaria. Sección de Neurología; Hospital Royo Villanova; Zaragoza (A. GiménezMuñoz). Sección de Neurología; Hospital Ernest Lluch; Calatayud, Zaragoza (M. Palacín-Larroy). Sección de Neurología; Hospital San Jorge; Huesca (M. Bestué). Servicio de Neurología; Hospital Universitario Miguel Servet; Zaragoza, España (J. Marta-Moreno). Correspondencia: Dr. Álvaro Giménez Muñoz. Sección de Neurología. Hospital Royo Villanova. Avda. San Gregorio, 30. E-50015 Zaragoza. Fax: +34 976 466 917. E-mail: [email protected] Financiación: El segundo y tercer audits clínicos del ictus fueron financiados por Boehringer Ingelheim. Aceptado tras revisión externa: 04.04.16. Introducción La evidencia científica acumulada en los últimos años en la atención al ictus ha hecho que los profe­ sionales dedicados a su cuidado hayamos tenido que actualizar tratamientos y protocolos. Partiendo de la Estrategia Nacional en Ictus del Sistema Na­ cional de Salud aprobada en 2008 [1], así como del Plan de Asistencia Sanitaria al Ictus publicado en 2006 [2] y actualizado en 2010 [3], en nuestra co­ munidad se creó en 2008 el Plan de Atención al Ic­ tus de Aragón (PAIA) [4], con la intención de ela­ borar un sistema organizativo en red que permitie­ se la atención al ictus dando respuesta a las nece­ sidades de cada enfermo, optimizando recursos y asegurando la equidad en todo el territorio. En la Comunidad Autónoma de Aragón nos en­ frentamos a dos particularidades demográficas que condicionan la planificación sanitaria: el envejeci­ miento de su población (el 20% tiene más de 65 años y seguirá aumentando en los próximos años, dada su pirámide de edad), y la dispersión geográfica, con densidades muy bajas en grandes áreas del te­ www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (2): 49-57 rritorio. Dadas estas características, es muy impor­ tante garantizar el cumplimiento de los protocolos creados para evitar la variabilidad interhospitalaria e interregional, asegurando que la evidencia cientí­ fica se traslada a la práctica clínica diaria de todos los hospitales. La realización de auditorías periódi­ cas ha sido un método utilizado con este objetivo en otras comunidades [5,6] y otros países [7,8]; por otro lado, el audit clínico es una herramienta de mejora continua de la calidad del proceso asisten­ cial y ha demostrado en diversas experiencias su eficacia en promover cambios en la práctica clínica [9-15], para lo cual resulta indispensable la comuni­ cación activa de sus resultados a las autoridades sa­ nitarias y a los profesionales implicados. La moni­ torización, junto con la difusión de los resultados, son componentes centrales de las estrategias de ca­ lidad y han demostrado su efectividad en numero­ sas experiencias a nivel internacional [16,17]. Con el objetivo de determinar la calidad asisten­ cial en el tratamiento hospitalario del ictus en Ara­ gón, se realizó un primer audit, previo a la implan­ tación del PAIA. Posteriormente se repitió de for­ Cómo citar este artículo: Giménez-Muñoz A, Palacín-Larroy M, Bestué M, Marta-Moreno J. El audit como herramienta de mejora continua en el Plan de Atención al Ictus de Aragón. Rev Neurol 2016; 63: 49-57. © 2016 Revista de Neurología 49 A. Giménez-Muñoz, et al ma bienal para monitorizar la efectividad de las me­ didas adoptadas. Materiales y métodos Se realizaron tres audits (en los años 2008, 2010 y 2012) siguiendo la misma metodología, basada en la revisión retrospectiva de una muestra represen­ tativa de ingresos por ictus en cada uno de los hos­ pitales generales del Servicio Aragonés de Salud. Los resultados obtenidos se comunicaron al res­ ponsable de la atención al ictus en cada uno de los hospitales. Población Se seleccionaron ingresos consecutivos por ictus cuyo diagnóstico principal al alta correspondiera a enfermedad cerebrovascular aguda definida me­ diante los códigos diagnósticos de la Clasificación Internacional de Enfermedades-9, modificación clí­ nica: 431 (hemorragia intracerebral), 433.x1 (oclu­ sión y estenosis de arterias precerebrales con infar­ to), 434.x1 (oclusión y estenosis de arterias cerebra­ les con infarto) y 436 (enfermedad cerebrovascular mal definida). Los casos debían ser ingresos urgen­ tes y, en cada audit, la muestra se dividió en dos pe­ ríodos: fecha de ingreso a partir del 10 de enero y fecha de ingreso a partir del 10 de junio, con la fina­ lidad de evitar sesgos estacionales. Se estudiaron casos pertenecientes a los ocho hos­ pitales generales de la red de hospitales públicos de Aragón: Hospital Universitario Miguel Servet, Hos­ pital Clínico Universitario Lozano Blesa, Hospital Royo Villanova, Hospital Ernest Lluch de Calata­ yud, Hospital San Jorge de Huesca, Hospital de Bar­ bastro, Hospital Obispo Polanco de Teruel y Hospi­ tal de Alcañiz. Para obtener una muestra representativa de la población ingresada por ictus en todas las provin­ cias y áreas sanitarias, cada hospital participante incluyó 20, 40 o 60 casos en función del número de altas anuales por ictus (< 150, 150-350 o > 350 altas anuales por ictus, respectivamente), determinado mediante el análisis del conjunto mínimo básico de datos de los años 2008, 2010 y 2012. De esta mane­ ra, el volumen estimado de la muestra global era de 340 casos por audit. De cara a prevenir las posibles pérdidas de casos por ausencia de historia clínica en el archivo hospitalario y errores en la codifica­ ción diagnóstica, se solicitó a cada centro un nú­ mero de historias de reserva superior al 10% de la muestra. 50 Recogida de datos La información se obtuvo mediante una revisión retrospectiva de los datos consignados en la histo­ ria clínica por dos auditores (hojas de evolución clí­ nica, informes de urgencias, documentos y gráficas de enfermería, hojas de tratamiento, hojas de con­ sulta, informe de alta, analíticas, informes de prue­ bas complementarias, etc.). Se utilizó una herra­ mienta facilitada por el Plan Director de la Enfer­ medad Vascular Cerebral del Departamento de Sa­ lud de la Generalitat de Catalunya. Se trata de un formulario en formato Access estructurado según los diferentes momentos del ingreso. La base de da­ tos garantizaba la confidencialidad de los datos per­ sonales de los pacientes. Las variables recogidas en el formulario se reco­ dificaron en 39 indicadores del proceso asistencial, escogidos según la evidencia científica que les res­ palda o la importancia clínica de entre las más de 250 recomendaciones contenidas en la guía de prác­ tica clínica del ictus (39 de los 43 indicadores utili­ zados en el primer audit del ictus en Cataluña) [4,5]. Los 39 indicadores se agruparon según las siguien­ tes dimensiones o perfiles asistenciales: calidad de la historia clínica (12), estándares de atención bási­ ca (4), evaluación neurológica (8), medidas iniciales del tratamiento rehabilitador (6), prevención y ma­ nejo de complicaciones (4) y medidas preventivas iniciales del ictus (5). A partir de 2010 se añadieron 9 variables nuevas extraídas de los 29 indicadores seleccionados como más relevantes para la atención al ictus por un panel de expertos [18]. Difusión de resultados La dirección médica y el representante del grupo de trabajo de ictus de cada centro auditado recibieron un informe detallado de los resultados propios y globales de cada uno de los audits, y, a partir del segundo, el estudio comparativo con los anteriores. Asimismo, los resultados de cada audit se presen­ taron en las reuniones de trabajo del comité del PAIA, en la Sociedad Aragonesa de Neurología y en el Colegio de Médicos de Zaragoza. Análisis estadístico Se realizó un análisis descriptivo de frecuencias de las variables discretas y de tendencia central (media o mediana) y dispersión (desviación estándar) de las variables continuas según su distribución. El cum­ plimiento de un indicador se definió como el núme­ ro de pacientes que recibe la intervención adecuada www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (2): 49-57 El audit como herramienta de mejora continua Tabla I. Variables descriptivas. Casos válidos (2008) Audit (2008) Casos válidos (2010) Audit (2010) Casos válidos (2012) Audit (2012) p (asociación lineal) Edad (media, DE) 331 76,6 (75,4-77,7) 340 76,7 (75,5-77,9) 340 76,9 (75,6-78,2) 0,940 Estancia (media, DE) 331 13,4 (11,0-15,8) 340 13,6 (11,3-16,0) 340 11,0 (9,4-12,7) 0,226 Sexo (mujer, %) 331 42,9 (37,7-48,3) 340 50,6 (45,3-55,9) 340 45,3 (40,1-50,6) 0,544 Tipo (hemorrágico, %) 331 14,2 (10,9-18,4) 340 21,2 (17,2-25,8) 340 12,6 (9,5-16,6) 0,001 Tabaquismo (%) 331 14,8 (11,4-19,0) 340 10,3 (7,5-13,9) 332 12,7 (9,5-16,6) 0,404 Enolismo (%) 331 3,6 (2,1-6,3) 340 3,2 (1,8-5,7) 332 4,3 (2,5-6,9) 0,686 Fibrilación auricular (%) 331 23,6 (19,3-28,4) 340 19,4 (15,5-23,9) 332 22,1 (17,9-26,9) 0,652 Ictus/AIT previo (%) 331 28,7 (24,1-33,8) 340 28,8 (24,3-33,9) 332 21,1 (17,0-25,8) 0,026 Diabetes (%) 331 29,2 (23,8-33,5) 340 25,7 (21,5-30,8) 332 27,5 (22,9-32,5) 0,794 Dislipidemia (%) 331 21,5 (17,4-26,2) 340 25,3 (20,9-30,2) 332 32,9 (28,1-38,2) 0,001 Hipertensión arterial (%) 331 67,7 (62,5-72,5) 340 69,1 (64,0-73,8) 332 68,9 (63,7-73,6) 0,738 Cardiopatía isquémica (%) 331 14,8 (11,4-19,0) 340 10,9 (8,0-14,6) 332 9,7 (6,9-13,3) 0,040 Arteriopatía periférica (%) 331 3,6 (2,1-6,2) 340 4,7 (2,9-7,5) 332 3,0 (1,5-5,5) 0,679 Valvulopatía (%) 331 8,1 (6,2-12,3) 340 4,7 (2,9-7,5) 332 8,1 (5,7-11,6) 0,760 Las proporciones se muestran con sus intervalos de confianza al 95%. Las comparaciones se realizaron mediante un test de χ2, excepto en edad y estancia, donde se realizó ANOVA. AIT: ataque isquémico transitorio; DE: desviación estándar. u óptima en relación con el número total de pacien­ tes en que dicha intervención está indicada (casos válidos). La descripción de las fórmulas empleadas en la evaluación de cada uno de los indicadores pue­ de consultarse en las publicaciones originales del audit de Cataluña [5,6] y del panel de expertos [18]. Se calcularon los valores porcentuales y los in­ tervalos de confianza al 95% para cada indicador de calidad. Su usó el test de tendencias de chi al cua­ drado para valorar si hubo variación significativa lineal entre los tres audits. Los cálculos se realiza­ ron con el programa estadístico SPSS v. 19. Resultados Se analizaron un total de 1.011 casos (331 en el pri­ mer audit, y 340 en el segundo y en el tercero). Las variables descriptivas (edad, sexo, estancia, factores de riesgo vascular y tipo de ictus) de cada una de las tres muestras se exponen en la tabla I. www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (2): 49-57 El porcentaje de cumplimiento de los indicado­ res evaluados en cada uno de los audits se muestra en las tablas II a VI. Se ha producido una mejoría significativa en 31 indicadores evaluados (21 de for­ ma lineal desde el primer al tercer audit, y 10 de forma no lineal), empeoramiento en dos de ellos y au­ sencia de cambios significativos en los 15 restantes. Se ha observado una mejoría significativa en sie­ te de los 12 indicadores relativos a la calidad de la historia clínica (Tabla II): residencia antes del in­ greso, situación funcional previa y al alta, hora de inicio de los síntomas, mecanismo del ictus, desti­ no y puntuación en la National Institute of Health Stroke Scale (NIHSS) al alta. El resto de indicadores no han mostrado variaciones significativas. Dos de los cuatro indicadores de atención básica (electrocardiograma y oxigenoterapia) han presen­ tado una mejoría significativa (Tabla III). Los ocho indicadores del perfil de evaluación neurológica (rea­ lización de tomografía axial computarizada craneal en las primeras 24 horas, realización de determina­ 51 A. Giménez-Muñoz, et al Tabla II. Indicadores de calidad de la historia clínica. Casos válidos (2008) % de cumplimiento (IC 95%) (2008) Casos válidos (2010) % de cumplimiento (IC 95%) (2010) Casos válidos (2012) % de cumplimiento (IC 95%) (2012) p (asociación lineal) Diferencia 2012-2008 Residencia antes del ingreso 331 42,9 (37,9-48,3) 340 49,4 (44,1-54,7) 340 62,4 (57,1-67,3) < 0,001 19,5 AP/factores de riesgo vascular 331 100 (99,9-100) 340 99,7 (98,3-99,9) 340 99,1 (97,4-99,7) 0,068 –0,9 Medicación habitual y control de factores de riesgo 331 23,3 (19,0-28,1) 340 29,1 (24,5-34,1) 340 23,8 (19,6-28,6) 0,879 0,5 Situación funcional previa 370 33,2 (28,4-38,5) 340 65,3 (60,1-70,2) 340 79,7 (75,1-83,6) < 0,001 46,5 Fecha del inicio del ictus 331 96,7 (94,1-98,1) 340 98,2 (96,2-99,2) 340 98,8 (97,0-99,5) 0,052 2,1 Hora de inicio del ictus 331 64,7 (59,4-69,6) 340 70,6 (65,5-75,2) 340 87,1 (83,1-90,2) < 0,001 22,4 Clasificación inicial 320 92,2 (85,3-92,0) 340 82,1 (77,6-85,8) 338 96,4 (93,9-98,0) 0,052 4,2 Situación funcional al alta 331 39,9 (34,8-25,3) 296 49,0 (43,3-54,7) 340 80,6 (76,1-84,4) < 0,001 46,0 Diagnóstico topográfico al alta 331 80,1 (75,4-84,0) 337 81,,0 (76,5-84,8) 340 85,0 (80,8-88,4) 0,103 4,9 Mecanismo del ictus al alta 331 45,6 (40,3-51,0) 339 48,4 (43,1-53,7) 340 70,9 (65,8-75,5) < 0,001 25,3 Destino al alta 280 31,4 (26,3-37,1) 298 97,3 (94,8-98,6) 297 56,9 (51,2-62,4) < 0,001 25,5 NIHSS al alta 280 6,4 (4,1-9,9) 299 14,7 (11,3-28,9) 292 29,1 (24,2-34,6) < 0,001 22,7 AP: antecedentes personales; IC 95%: intervalo de confianza al 95%; NIHSS: National Institute of Health Stroke Scale. dos ítems de la exploración neurológica, uso de escalas, etc.) (Tabla III) han mostrado una mejoría significativa a lo largo de los tres audits. Cuatro indicadores del perfil de tratamiento re­ habilitador (Tabla IV) han mostrado una mejoría significativa (movilización precoz, evaluación de necesidades de rehabilitación, descripción de obje­ tivos de la rehabilitación y contacto con el trabaja­ dor social). No se han registrado cambios en la eva­ luación de las necesidades de logopedia y del estado de ánimo. Tres de los cuatro indicadores referentes a la prevención y manejo de complicaciones (Tabla V) han registrado una mejoría significativa (test de de­ glución, manejo de la hipertermia y empleo de son­ daje vesical). El indicador de prevención de la trom­ bosis venosa profunda no registró variaciones. En el perfil de las medidas preventivas iniciales (Tabla V), los indicadores de manejo de la hiper­ tensión arterial y la anticoagulación en caso de fi­ brilación auricular han mostrado una mejoría sig­ nificativa. El resto de indicadores (uso de antitrom­ bóticos en las primeras 48 horas, al alta y el manejo de la dislipidemia) no han registrado cambios. 52 Cinco de los nueve indicadores introducidos tras el documento de consenso (Tabla VI) han registra­ do una mejora significativa (manejo de la hipoxia, estudio de coagulación en urgencias, imagen vascu­ lar, mortalidad y tratados en la unidad de ictus). Por el contrario, los indicadores de inicio precoz de la rehabilitación y de fisioterapia gestionada al alta mostraron un empeoramiento significativo. Discusión La realización de auditorías periódicas durante el desarrollo del PAIA ha servido como herramienta de monitorización de la implantación y difusión de las medidas adoptadas, así como para asegurar la calidad asistencial en hospitales de diferente nivel asistencial. Dos tercios de los indicadores de cali­ dad han registrado una mejoría significativa desde el primer hasta el tercer audit, reflejo de un proceso de mejora continua en la atención hospitalaria al paciente con ictus en Aragón. La mayor parte de las variables demográficas no ha presentado variaciones significativas (edad me­ www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (2): 49-57 El audit como herramienta de mejora continua Tabla III. Indicadores de estándares de atención básica y evaluación neurológica. Casos válidos (2008) % de cumplimiento (IC 95%) (2008) Casos válidos (2010) % de cumplimiento (IC 95%) (2010) Casos válidos (2012) % de cumplimiento (IC 95%) (2012) p Diferencia 2012-2008 Electrocardiograma basal 331 96,4 (93,7-97,9) 338 96,7 (93,6-97,7) 340 100 0,002 3,6 Presión arterial basal 331 99,7 (98,3-99,9) 338 96,2 (93,5-97,7) 340 100 0,711 0,3 Glucemia basal 331 100 338 100 340 100 Oxigenoterapia y saturación basal 331 63,7 (58,4-68,7) 340 35,5 (30,5-40,7) 340 72,6 (67,7-77,1) 0,021 8,7 TC craneal < 24 h 269 94,1 (90,0-97,1) 319 98,7 (96,8-99,5) 273 97,4 (94,8-98,8) < 0,001 3,3 Evaluación neurológica basal 331 45,7 (39,6-52,0) 340 25,6 (21,2-30,5) 340 61,5 (56,2-66,5) < 0,001 15,8 Evaluación neurológica plus 331 46,3 (41,0-51,7) 321 22,4 (18,2-27,3) 329 74,5 (69,5-78,9) < 0,001 28,2 Escalas neurológicas 24 h 321 7,2 (4,8-10,5) 339 16,8 (13,2-21,2) 340 50,9 (45,6-56,2) < 0,001 43,7 Territorio vascular 331 60,1 (54,8-65,3) 339 40,1 (35,0-45,4) 339 72,1 (67,3-76,4) < 0,001 12,1 Habla/lenguaje 307 67,1 (61,6-72,1) 329 84,8 (80,5-88,3) 317 83,6 (79,1-87,3) < 0,001 16,5 Deambulación 307 64,5 (58,9-69,6) 329 87,2 (83,2-90,4) 317 80,1 (75,4-84,1) < 0,001 16,4 Déficit motor 307 85,7 (81,3-89,2) 328 95,1 (92,2-97,0) 314 90,9 (87,2-93,6) 0,028 5,2 0 IC 95%: intervalo de confianza al 95%; TC: tomografía computarizada. dia, sexo), ni la mayor parte de los factores de ries­ go vascular (diabetes, tabaquismo, enolismo, fibri­ lación auricular, hipertensión arterial, arteriopatía periférica y valvulopatía), durante el período de es­ tudio. La proporción de ictus hemorrágicos evalua­ dos fue desigual entre los tres audits, lo cual no de­ bería haber influido en el cumplimiento de los indi­ cadores de calidad. También se ha registrado un descenso en la proporción de pacientes que habían sufrido anteriormente un ataque isquémico transi­ torio o ictus previo (de 28,7% en 2008 a 21,15% en 2012), lo cual podría tener relación con una reduc­ ción de las tasas de recurrencia debido a una mejor prevención secundaria o a un mejor reconocimien­ to de los síntomas por la población general. Se ha producido un notable esfuerzo en la mejo­ ra de la recogida sistemática de datos en la historia, lo cual se ha visto reflejado en la mejora registrada en ocho de los 12 indicadores que reflejan la cali­ dad de la historia clínica. El indicador NIHSS al alta (porcentaje de casos con constancia de puntua­ ción en dicha escala en el informe de alta), a pesar de haber mostrado una mejoría significativa, al­ canza en 2012 únicamente un 29,1%, aún muy lejos de lo deseable. La implantación progresiva de áreas/ www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (2): 49-57 unidades de ictus en los diferentes hospitales ha supuesto, además, una atención especializada más precoz, lo cual puede haber contribuido a la mejora de alguno de estos indicadores –como los relacio­ nados con una mayor precisión diagnóstica (diag­ nóstico topográfico y mecanismo) y el uso de la NIHSS–. El código ictus, adaptado mediante te­ leictus a los hospitales comarcales, ha podido me­ jorar también algunos indicadores, como reflejar la situación funcional previa, y la hora y fecha de ini­ cio. No obstante, el uso de distintos programas y distintas plantillas de informes ha supuesto un obstáculo a la hora de conseguir una uniformidad en los estándares mínimos de calidad del informe de alta del paciente con ictus. La próxima implan­ tación de una plantilla única de informes de alta de pacientes con ictus en todos los hospitales de Ara­ gón probablemente suponga un punto de inflexión en este sentido. En cuanto a los indicadores estándares de aten­ ción básica, hemos observado un cumplimiento cer­ cano al 100% en los tres audits, y las variaciones observadas son meramente anecdóticas, con la ex­ cepción de los indicadores referidos al manejo de la hipoxia (el del audit original y el propuesto por el 53 A. Giménez-Muñoz, et al Tabla IV. Tratamiento rehabilitador. Casos válidos (2008) % de cumplimiento (IC 95%) (2008) Casos válidos (2010) % de cumplimiento (IC 95%) (2010) Casos válidos (2012) % de cumplimiento (IC 95%) (2012) p Diferencia 2012-2008 Movilización precoz 203 40,9 (34,4-47,7) 296 62,5 (56,9-67,8) 220 75,9 (69,8-81,1) < 0,001 35,0 Evaluación de necesidades de rehabilitación 232 9,5 (6,4-13,9) 229 20,8 (16,1-26,4) 205 29,3 (23,5-35,8) < 0,001 19,8 Evaluación de necesidades de logopedia 97 32,0 (23,5-41,7) 197 8,1 (5,1-12,8) 111 37,8 (29,4-47,1) 0,102 5,8 Objetivos de rehabilitación 187 15,5 (11,0-21,4) 239 33,1 (27,4-39,2) 196 50,5 (43,6-57,4) < 0,001 35,0 Trabajador social 172 30,8 (24,4-38,1) 265 24,1 (19,4-29,6) 149 50,3 (42,4-58,2) < 0,001 19,5 Estado de ánimo 237 8,4 (5,5-12,7) 306 4,6 (2,7-8,1) 297 6,4 (4,1-9,8) 0,399 –2,0 IC 95%: intervalo de confianza al 95%. Tabla V. Indicadores de prevención y manejo de complicaciones y medidas preventivas iniciales. Casos válidos (2008) % de cumplimiento (IC 95%) (2008) Casos válidos (2010) % de cumplimiento (IC 95%) (2010) Casos válidos (2012) % de cumplimiento (IC 95%) (2012) p Diferencia 2012-2008 Test de deglución 288 5,2 (3,2-8,4) 323 15,5 (11,9-19,8) 252 50,4 (44,2-56,5) < 0,001 45,2 Prevención de TVP 232 77,6 (71,8-82,5) 177 64,4 (57,1-71,1) 156 83,3 (76,7-88,4) 0,403 5,7 Manejo de la hipertermia 321 92,5 (89,1-94,9) 340 97,4 (95,0-98,6) 330 97,9 (95,7-99,0) 0,001 5,7 Sonda vesical y motivo 289 92,4 (88,7-94,9) 331 100 290 96,2 (93,3-97,9) 0,014 3,8 Ácido acetilsalicílico < 48 h 265 84,2 (79,3-88,1) 262 79,0 (73,7-83,5) 281 88,3 (84,0-91,5) 0,178 4,1 Manejo de la HTA 237 48,9 (42,7-55,3) 306 53,3 (47,7-58,78) 297 61,9 (56,3-67,3) < 0,001 13,0 Anticoagulación si hay ACFA 74 54,1 (42,8-64,9) 95 51,6 (41,7-61,4) 80 72,5 (61,9-81,1) 0,018 18,4 Dislipidemia y manejo 210 70,0 (63,5-75,8) 238 47,1 (40,8-53,4) 296 67,9 (62,4-73,0) 0,888 –2,1 Fármacos antitrombóticos al alta 259 95,8 (92,6-97,6) 241 94,5 (91,0-96,8) 258 98,1 (95,5-99,2) 0,172 2,3 ACFA: arritmia completa por fibrilación auricular; HTA: hipertensión arterial; IC 95%: intervalo de confianza al 95%; TVP: trombosis venosa profunda. panel de expertos), que a pesar de no alcanzar el cum­ plimiento absoluto, han mostrado una mejoría a lo largo del período de estudio. Desde el PAIA se han potenciado inicialmente las medidas relacionadas con el tratamiento en fase aguda del ictus y la fibrinólisis. El apartado de reha­ bilitación y los traslados a hospitales de media es­ tancia (no valorados en el audit) son asignaturas pendientes en nuestra comunidad. Los indicadores 54 relacionados con la rehabilitación han mostrado los resultados más mejorables. La movilización precoz ha presentado una mejoría significativa, pero, dado que es parte fundamental del manejo del paciente con ictus, lo deseable sería obtener un cumplimien­ to universal de este indicador. No obstante, proba­ blemente el cumplimiento sea mayor del obtenido, pues es probable que en determinados centros no se registre de forma reglada la realización de la mo­ www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (2): 49-57 El audit como herramienta de mejora continua Tabla VI. Indicadores recomendados por panel de expertos [18]. Casos válidos (2010) % de cumplimiento (IC 95%) (2010) Casos válidos (2012) % de cumplimiento (IC 95%) (2012) p Diferencia 2012-2010 Hipoxia 340 79,1 (74,5-83,1) 340 91,8 (88,4-94,24) < 0,001 12,7 Coagulación en urgencias 337 96,4 (93,9-97,9) 338 100 < 0,001 3,6 Rehabilitación precoz 229 14,8 (10,8-20,0) 193 7,2 (4,4-11,8) 0,02 –7,16 Imagen vascular en el ictus isquémico/AIT 258 62,4 (56,3-68,1) 281 76,5 (71,2-81,1) < 0,001 14,1 Educación del ictus 340 0 294 0 Fisioterapia al alta gestionada 340 76,5 (71,7-80,7) 140 55,0 (46,7-63,0) < 0,001 –11,5 Mortalidad intrahospitalaria 340 12,6 (9,5-16,6) 340 10,3 (7,5-14,0) < 0,001 –2,3 Neumonía hospitalaria 336 6,0 (3,9-9,0) 337 5,6 (3,6-8,6) 0,61 –0,4 Tratados en la unidad de ictus durante el ingreso 121 25,6 (18,7-34,1) 340 36,0 (31,0-41,1) 0,02 10,4 AIT: ataque isquémico transitorio; IC 95%: intervalo de confianza al 95%. vilización precoz, aunque se esté llevando a cabo. También se ha observado una mejoría lineal en la evaluación de las necesidades de rehabilitación, así como en la especificación de objetivos de rehabi­ litación, llegando a cumplimientos del 29% y 50%, respectivamente. Sin embargo, los dos indicadores del consenso de expertos referidos al tratamiento rehabilitador han mostrado un empeoramiento des­ de 2010 a 2012. En 2012 únicamente el 29% de los pacientes ingresados por ictus fue evaluado por re­ habilitación en las primeras 48 horas, y únicamente el 7% inició el tratamiento en ese período. La fisio­ terapia gestionada al alta probablemente también sea un indicador castigado por no reflejar en la his­ toria clínica la información a este respecto, y pro­ bablemente haya un cumplimiento mucho mayor del obtenido (55% en 2012). Uno de los indicadores que ha mostrado un cam­ bio más radical desde el primer al tercer audit ha sido el referido al test de deglución, con un cumpli­ miento inicial del 5,2% y del 50% en 2012. Aun así, existe un amplio margen de mejora y merece la pe­ na insistir en medidas para generalizar su uso. El manejo de la hipertensión arterial ha presen­ tado mejoría y ha alcanzado un 61,9% en 2012. Consideramos que la formulación de este indicador es mejorable porque sólo clasifica como casos ópti­ mos aquellos en que se pauta tratamiento con inhi­ bidores de la enzima conversora de angiotensina, www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (2): 49-57 antagonistas de los receptores de angiotensina II o diuréticos tiacídicos. Pueden existir pacientes hiper­ tensos que reciban tratamiento de otras familias far­ macológicas, incluso más indicados según sus co­ morbilidades, y que estén obteniendo un adecuado control de la tensión arterial, y se clasificarían aun así como casos no óptimos. El uso de anticoagulan­ tes orales en caso de fibrilación auricular alcanzó un 72,5% en 2012. Se espera que este indicador siga mostrando una mejoría en los siguientes audits; la aparición de los anticoagulantes orales de acción directa ha aumentado las opciones terapéuticas y ha favorecido la anticoagulación en situaciones en las que previamente no se planteaba (por ejemplo, antecedente de hemorragia cerebral). No obstante, creemos que siguen existiendo situaciones en las que no se anticoagula al paciente por razones inade­ cuadas, como ocurre con la edad avanzada. El inicio de ácido acetilsalicílico en las primeras 48 horas también ha presentado mejoría, y alcanza un 88% en 2012. Sin embargo, existe aún un margen de me­ jora porque es una medida básica y esencial. En 2011 se publicó el consenso de un panel de expertos con una selección de los 29 indicadores más relevantes de la atención al ictus. Muchos de estos indicadores ya estaban siendo evaluados por el audit, y se decidió añadir los restantes en los su­ cesivos audits. El indicador de mortalidad intrahos­ pitalaria se incluyó según las recomendaciones del 55 A. Giménez-Muñoz, et al panel de expertos, y mostró un descenso significati­ vo desde el segundo al tercer audit, si bien debemos aceptar que el audit clínico no es una herramienta válida para la estimación de la mortalidad hospita­ laria. Otras fuentes, como el Instituto Nacional de Estadística en su encuesta de morbilidad y mortali­ dad hospitalaria [19], o el Atlas de Variación de la Práctica Médica [20], aportan datos que muestran un descenso superior al 30% en la mortalidad hos­ pitalaria registrada en 2012 frente a 2008. No se han observado diferencias en las tasas de neumonía in­ trahospitalaria, lo cual contrasta con la amplia me­ joría observada en la realización del test de deglu­ ción. El porcentaje de pacientes atendidos en uni­ dades/áreas de ictus se evaluó en el segundo y el tercer audits, al tratarse de un indicador recomen­ dado por el panel de expertos. A pesar de que mues­ tra un aumento del 25% al 36% de cumplimiento, resta una proporción considerable de pacientes que no han sido atendidos dentro de los protocolos es­ tablecidos. Por tanto, cuando se finalice la creación de dichas áreas en todos los hospitales de la comu­ nidad y se optimice su utilización, un gran número de estos indicadores podrá aumentar su cumpli­ miento con toda seguridad. El indicador de educa­ ción del ictus ha presentado los peores resultados, con un cumplimiento nulo en el segundo y el tercer audits (no se evaluó en el primero). Se codifica como cumplimiento óptimo que el paciente y los cuidadores reciban información dirigida durante el ingreso, es decir, requiere la existencia de un pro­ grama formal establecido con el objetivo de infor­ mar y educar al paciente y los cuidadores. Dicho programa sólo existe actualmente en uno de los hospitales de nuestra comunidad, y la recogida de datos desde la historia clínica infravaloró los resul­ tados, que de cualquier forma son muy bajos. La principal limitación metodológica del audit clínico es la obtención de los datos de forma retros­ pectiva mediante la revisión de las historias clíni­ cas. Este método, también utilizado en los audits del Royal College of Physicians [8,21] y de Cataluña [5,6,22], implica que sólo las intervenciones que se registran en la historia clínica pueden analizarse y, por tanto, una deficiente calidad de la historia clíni­ ca influenciaría negativamente en la valoración del cumplimiento de los indicadores, al contabilizar como no realizadas intervenciones ejecutadas co­ rrectamente, pero de las cuales no quede constan­ cia en la historia clínica. El tamaño muestral previs­ to (340 casos en cada audit) no se pudo alcanzar en el primero por numerosos errores de codificación (eventos erróneamente codificados como ictus agu­ do) o ausencia o pérdida de la historia clínica. Este 56 problema no se encontró en el segundo y tercer audits, quizás debido a que en los últimos años la co­ dificación al alta ha mejorado notablemente, po­ siblemente influida por una mayor precisión diag­ nóstica por parte de los clínicos involucrados en el manejo del paciente con ictus. Una de las deman­ das más habituales en las diversas sesiones de pre­ sentación y difusión de los resultados de los audits ha sido la incorporación de indicadores de medida de resultados, como, por ejemplo, medidas de cali­ dad de vida. La mayor parte de las medidas de re­ sultados requeriría una recogida de datos de forma prospectiva, lo cual supone un mayor despliegue de recursos, de momento difícilmente asumibles. Por otro lado, creemos que algunos indicadores se po­ drían redefinir o eliminar de cara a futuros audits; un ejemplo es el indicador de estado de ánimo, pro­ bablemente valorado con mucha más frecuencia que lo reflejado en la historia clínica. Consideramos que la estrategia de difusión de resultados ha sido un elemento decisivo en los cam­ bios registrados. El feedback recibido por los profe­ sionales implicados en la atención del paciente con ictus ha resultado fundamental para la motivación y mejora de la asistencia. Dentro de cada hospital, el conocimiento de las debilidades y fortalezas ha permitido la creación de estrategias específicas de mejora. Por otro lado, la comparativa entre hospi­ tales ha permitido que, en determinados indicado­ res, los hospitales ‘más fuertes’ colaboren en la for­ mación de hospitales con menos recursos para con­ seguir mejores resultados (por ejemplo, formación de enfermería y realización del test de disfagia). Uno de los objetivos a largo plazo del PAIA es mantener en el tiempo el proyecto de audit clínico de forma bienal, aunque con algunas modificacio­ nes. La generalización de la historia clínica electró­ nica y la implantación de una plantilla única de in­ formes de alta de pacientes con ictus permitirán la realización del audit por explotación directa de la información de los informes de alta, sin requerir un audit presencial, que supone un desplazamiento a los centros para la evaluación de la historia en pa­ pel, lo que reducirá los tiempos y permitirá aumen­ tar la validez de los resultados, al incluir todos los casos y no una muestra. Bibliografía 1. Estrategia en ictus del Sistema Nacional de Salud: sanidad 2009. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2009. 2. Álvarez-Sabín J, Alonso de Leciñana M, Gállego J, Gil-Peralta A, Casado I, Castillo J, et al. Plan de atención sanitaria al ictus. Neurologia 2006; 21: 717-26. 3. 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To determine the quality of the hospital care process for stroke patients in Aragón by using quality indicators. Materials and methods. Three audits were carried out (in the years 2008, 2010 and 2012) following the same methodology, based on the retrospective review of a representative sample of admissions due to stroke in each of the general hospitals belonging to the Aragonese Health Service. Information was collected on 48 indicators selected according to their scientific evidence or clinical relevance. Results. Altogether 1011 cases were studied (331 in the first audit, and 340 in the second and the third). Thirty-one indicators showed a significant improvement (some of the most notable being the indicators of quality of the medical record, neurological assessment, initial preventive measures and, especially relevant, performing the swallowing test), two underwent a decline in their condition (related with rehabilitation treatment) and 15 did not register any significant variation. Conclusions. The implementation of the PAIA has given rise to a notable improvement in most of the quality indicators evaluated, which reflects an ongoing improvement in hospital stroke care. The progressive generalisation of specialised care and the creation of stroke units are some of the determining factors. Key words. Cerebrovascular disease. Clinical audit. Healthcare planning. Healthcare quality. Quality indicators. Stroke. www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 63 (2): 49-57 57