Diario Administrativo Nro 118 - 05.07.2016 Potestad revocatoria de la administración y derechos adquiridos Por Alfonso Buteler En el número anterior de esta publicación el Prof. Juan Bautista Justo se pregunta sobre si un acto administrativo nulo puede generar derechos subjetivos. Adelantamos nuestra respuesta afirmativa al interrogante que tan lúcidamente propone el autor. La potestad para revocar los actos administrativos ilegítimos tiene sustento en la Ley Fundamental en diferentes cláusulas. El Preámbulo insta a “promover el bienestar general”, el art. 31 establece la jerarquía normativa de las diversas fuentes –que se asegura con la revocación estatal de los actos ilegítimos-, el art. 99 inciso 1º pone en cabeza del Presidente de la Nación la responsabilidad política de la “administración general del país” y el art. 100 inciso 1, por último, establece que al Jefe de Gabinete le corresponde “Ejercer la administración general del país”. Es decir, que desde ese plano, la prerrogativa de revocar actos administrativos en sede administrativa es factible desde el punto de vista constitucional. Sin embargo, la Ley Fundamental también pone en claro cuáles son sus límites al prescribir en el art. 17 que “La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley”. Para establecer el alcance de ese precepto sobre la potestad revocatoria debemos recordar que el concepto de propiedad incluye al acto administrativo.1 Ahora bien, es importante aclarar que ese valladar establecido por la Carta Magna es de tipo competencial o adjetivo2, en tanto la prohibición impuesta sólo implica que la administración pública se encuentra vedada de revocar el acto ante sí, habida cuenta que es una atribución que le corresponde exclusivamente al Poder Judicial. Es que, como vimos, se exige que para privar de ese derecho adquirido a su titular la existencia de una “sentencia fundada en ley”, que sea resultado de un proceso de lesividad en cuyo cauce el Estado acredite la ilegitimidad del acto cuya anulación pretende y en donde, incluso, puede adicionarse una petición de tipo cautelar que procure la suspensión del acto irregular hasta tanto se dicte sentencia. Esta atribución de la administración, en la órbita federal por imperio de la LNPA se halla regulada de manera diferenciada de acuerdo a si el acto administrativo es regular (es decir, el acto anulable o de nulidad relativa y el acto válido) o irregular (esto es el acto nulo o de nulidad absoluta) El art. 17 de la LNPA dispone lo siguiente: “El acto administrativo afectado de nulidad absoluta se considera irregular y debe ser revocado o sustituido por razones de ilegitimidad aun en sede administrativa. No obstante, si el acto estuviere firme y consentido y hubiere generado derechos subjetivos que se estén cumpliendo, sólo se podrá impedir su subsistencia y la de los efectos aún pendientes mediante declaración judicial de nulidad”. Como puede advertirse, se establece como principio que los actos administrativos irregulares deben ser revocados o sustituidos por razones de ilegitimidad aun en sede administrativa. La excepción a esa regla se encuentra constituida por aquellos supuestos en que el acto administrativo estuviere firme y consentido y hubiere generado derechos subjetivos que se estén cumpliendo. Esto, desde la perspectiva constitucional 1 2 Fallos, 296:672, “Metalmecánica S.A.” (1976) MAIRAL, Héctor A., La doctrina de los actos propios y la administración pública, Buenos Aires, Depalma, 1994, p. 103. (art. 17), como vimos, trae aparejado que no puede revocarse –en sede administrativa- un acto frente a la existencia de derechos adquiridos. Sin embargo, como excepción de la excepción, la doctrina3 y la jurisprudencia –tanto administrativa4 como judicial5- han entendido que aun frente a esa circunstancia, esto es, la existencia de derechos adquiridos, la administración pública puede revocar en sede administrativa cuando ha habido conocimiento del vicio por el administrado; efectuando, de ese modo, una interpretación extensiva de la excepción prevista en el aludido art. 18 de la LNPA para los regulares. Pues, en palabras de la Corte Suprema, “una interpretación armónica de los preceptos citados conduce a sostener que las excepciones a la regla de la estabilidad en sede administrativa del acto regular previstas en el art. 18 -entre ellas, el conocimiento del vicio por el interesado- son igualmente aplicables al supuesto contemplado en el art. 17, primera parte. De lo contrario, el acto nulo de nulidad absoluta gozaría de mayor estabilidad que el regular, lo cual no constituye una solución razonable ni valiosa. Una inteligencia meramente literal y aislada de las normas antes indicadas llevaría a la conclusión de que habría más rigor para revocar un acto nulo que uno regular cuya situación es considerada por la ley como menos grave.”6 El fundamento que se invoca –desde los diferentes planos de análisis- para sostener la aplicación del conocimiento del vicio al acto irregular es que, de otro modo, se daría más protección al acto regular que el irregular. Pues, se razona de la siguiente manera, si el acto regular puede ser revocado siempre que hay conocimiento del vicio esa regla también debe aplicarse a los actos irregulares habida cuenta que si no se estaría otorgando mayor tutela al acto irregular que al regular. En nuestra opinión y desde la perspectiva constitucional propuesta, esa conclusión es errónea en la medida en que tanto el regular como el irregular pueden ser revocados solo cuando han sido notificados y no pueden serlo cuando han generado derechos adquiridos. En definitiva, la Ley fundamental no permite revocar un acto administrativo cuando existen derechos adquiridos sino que, en dicho supuesto, la administración pública debe promover una acción de lesividad ante el Poder Judicial. En virtud de ello, debemos colegir que tanto la interpretación doctrinaria mayoritaria, jurisprudencial o normativa –como ocurre con la legislación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires7- que autoriza a revocar –tanto actos regulares como irregulares- cuando hay conocimiento del vicio aun frente a la existencia de derechos adquiridos va en contra del texto constitucional. 3 CASSAGNE, Juan Carlos, Ley Nacional de Procedimiento Administrativo, comentada y concordada, Buenos Aires, La Ley, 2009, p. 384. 4 P.T.N., Dictámenes 153:213, 261:118, entre otros. 5 Fallos, 321:169, “Almagro Gabriela y otra” (1998) 6 Fallos, 321:169, “Almagro Gabriela y otra” (1998) 7 Es importante recordar que el art. 17 de la Ley de Procedimientos Administrativos de la C.A.B.A. permite la revocación del acto administrativo irregular del que han nacido derechos subjetivos en cumplimiento en los casos en que el interesado haya tenido conocimiento del vicio.