15 de octubr e de 2012 Nº 51 SI T UA C I ÓN DE L R E F UG I O Y E L A SI L O E N B OL I V I A WALDO ALBARRACÍN CONTENIDO 1 2 3 4 5 6 2.1 2.2 2.3 2.4 3.1 3.2 3.3 3.4 3.5 3.6 3.7 4.1 4.2 4.3 4.4 I NT R ODUC C I ÓN A NT E C E DE NT E S H I ST ÓR I C OS L A E X PE R I E NC I A L A T I NOA M E R I C A NA E X PE R I E NC I A E UR OPÉ A A SI L O DI PL OM Á T I C O SA L V A G UA R DA DE L A SI L O 1 2 2 5 5 6 NOR M A T I V A I NT E R NA C I ONA L V I G E NT E E N M A T E R I A DE R E F UG I A DOS 7 DE C L A R A C I ÓN A M E R I C A NA DE DE R E C H OS Y DE B E R E S DE L H OM B R E DE C L A R A C I ÓN UNI V E R SA L DE DE R E C H OS H UM A NOS C ONV E NC I ÓN SOB R E E L E ST A T UT O DE L R E F UG I A DO PR OT OC OL O DE L A C ONV E NC I ÓN SOB R E E L E ST A T UT O DE L R E F UG I A DO C ONV E NC I ÓN A M E R I C A NA DE L OS DE R E C H OS H UM A NOS DE C L A R A C I ÓN DE C A R T A G E NA SOB R E L OS R E F UG I A DOS A L T O C OM I SI ONA DO DE L A S NA C I ONE S UNI DA S PA R A E L R E F UG I A DO I V .- NOR M A T I V A B O L I V I A NA E N R E L A C I ÓN A L R E F UG I O O A SI L O.C ONST I T UC I ÓN POL Í T I C A DE L E ST A DO PR I M E R OS DE C R E T OS A C E R C A DE L R E F UG I O L E Y E S NA C I ONA L E S SOB R E L A I NST I T UC I ÓN DE L R E F UG I O L E Y DE PR OT E C C I ÓN A PE R SONA S R E F UG I A DA S (L E Y No. 251) 7 7 7 8 8 8 8 9 9 10 10 11 E L R E F UG I O O A SI L O F R E NT E A QUI E NE S DE SE A N SAL I R DE B OL I V I A12 5.1 L A DE C I SI ÓN SOB E R ANA DE OT OR G A R R E F UG I O, C OR R E SPONDE A L E ST A DO QUE R E C I B I Ó L A SOL I C I T UD V I R E F L E X I ÓN F I NA L 13 13 1 INTRODUCCIÓN La protección internacional de las personas refugiadas se ha convertido en uno de los más importantes retos que corresponde asumir a los Estados vinculados a través de los diferentes organismos creados para la defensa de los derechos humanos, en un tarea de orientación Página 2 esencialmente humanitaria, más aún en este siglo XXI, escenario en el cual, millones de personas se ven obligadas a permanecer lejos de sus hogares, debido a la persecución de la que son objeto en su país, por motivos políticos, religiosos, raciales, expresión de ideas, además de la presencia ostensible de conflictos armados que provoca el desplazamiento forzoso de quienes no participan en los mismos o, las graves violaciones a los derechos humanos por acciones autoritarias provenientes de instancias estatales, así como de fuerzas irregulares que ejercen una especie de soberanía fáctica que pone en situación de indefensión e inseguridad a las potenciales víctimas en diferentes partes del mundo. En el caso de nuestro continente, cabe enfatizar que, miles de latinoamericanos experimentaron en diferentes circunstancias, en forma individual o colectiva y en distintos momentos, la necesidad de desplazarse inevitablemente, abandonando su residencia habitual y sus hogares, por un natural instinto de conservación, no pudiendo retornar hasta hoy a su lugar de origen. La persistencia de las causas que dieron lugar a esta salida forzada por las circunstancias apremiantes, continúa siendo la razón de una gran cantidad de solicitudes de refugio, tanto en la región como en otras latitudes del mundo. Es menester recordar que Latinoamérica se caracterizó por poseer una dilatada tradición de protección internacional en favor de los perseguidos, inspirados en fuertes convicciones de solidaridad que dio lugar a la cooperación internacional. Asimismo, cabe resaltar el importante abanico de normas internacionales como los tratados que sobre esta problemática fueron suscritos, permitiendo que en los últimos años emerja una interesante etapa de consolidación normativa institucional, así como de políticas orientadas a la búsqueda de soluciones duraderas. Es justo reconocer que, en ese contexto, organismos como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para el Refugiado (ACNUR) o entidades regionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así como organismos no estatales pero de importancia e influencia vital, de indiscutible solvencia moral, como Amnistía Internacional, entidades que con su trabajo y vocación humanitaria, contribuyeron a atenuar las consecuencias sociales del problema. Sin embargo el drama continúa y por ello, más allá del avance normativo, se impone la necesidad de desarrollar acciones de concientización a las diversas entidades estatales que ejercen poder, porque es de estas instancias que provienen los aún vigentes mecanismos de vulneración de derechos humanos, especialmente las persecuciones, dando lugar a la búsqueda imperiosa del refugio. En el presente documento, es esa realidad que pretendemos desnudar, describiendo tanto la situación difícil que se vive en el ámbito internacional y cómo influye esta problemática en el escenario nacional. 2 ANTECEDENTES HISTÓRICOS 2.1 LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA Es importante tener presente que el objeto de nuestra atención recae sobre una región que posee una pionera y centenaria tradición en materia de asilo, siendo en esa tradición, hecha costumbre regional, donde reside el fundamento mismo de la institución. El documento Página 3 “Principios y Criterios para la Protección y Asistencia a los Refugiados, Repatriados y Desplazados Centroamericanos en América Latina” 1, expresa que la costumbre de brindar tratamiento humanitario a quienes buscan protección y asilo ha alcanzado expresión positiva en los instrumentos del sistema interamericano, y también debe considerarse como un antecedente de los instrumentos del sistema universal. Ya en 1889 se verifica el primer instrumento latinoamericano de carácter multilateral que contemplaba el derecho de asilo, me refiero al Tratado de Derecho Penal Internacional de Montevideo 2. Este Tratado fue luego revisado en el Segundo Congreso Sudamericano de Derecho Internacional Privado, celebrado en el mismo lugar que el anterior, es decir en Montevideo- Uruguay, en 1939, instrumento a través del cual se aprobó el Tratado sobre Asilo y Refugio Políticos. Sobre Asilo Diplomático se suscribieron tres convenciones latinoamericanas: La primera fue la Convención sobre Asilo, suscrito en la Habana en 1928, aprobada en la Sexta Conferencia Internacional Americana, luego la siguieron la Convención sobre Asilo Político, firmado en Montevideo en 1933, aprobada por la Séptima Conferencia Internacional Americana, y la Convención sobre Asilo Diplomático de Caracas de 1954, aprobada en la Décima Conferencia Internacional Americana 3 . En relación al Asilo Territorial, existe un instrumento latinoamericano que lo regula directamente, que es el ya citado Tratado sobre Asilo y Refugio Políticos de Montevideo, de 1939. Además el Asilo Territorial figura en todos los tratados sobre extradición, aunque sólo a los efectos de exceptuar de esta última a las personas que se les imputa la comisión de delitos políticos. En cambio el tratado al que estamos haciendo referencia, establece además un régimen para el “refugio en territorio extranjero”, pero la única convención latinoamericana adoptada exclusivamente sobre esta materia, es la Convención sobre Asilo Territorial de Caracas, firmada en 1954. Con estos instrumentos se cerró la etapa de la positivización del asilo latinoamericano, en su versión de derecho clásico interestatal. La posterior recepción positiva del asilo en un instrumento convencional interamericano tendrá ya lugar en el contexto de la protección de los derechos humanos. Así, esa tradición continúa en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José), que siguió el camino iniciado en 1948 por la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, en tanto ésta reconoció el derecho a buscar y recibir asilo como un derecho humano. 1 CIREFCA/89/9, Principios y Criterios para la Protección y asistencia los refugiados, repatriados y desplazados centroamericanos en América Latina. 2 El referido Tratado fue firmado en la ciudad de Montevideo-Uruguay, el 23 de enero de 1889, en el Primer Congreso Sudamericano de Derecho Internacional Privado. 3 García Amador, F.V., compilador y anotador: Sistema Interamericano a través de los Tratados, convenciones y otros documentos, subsecretaría de Asuntos Jurídicos, Secretaría General de la OEA, Washington 1981., pág. 250. Página 4 Es un hecho varias veces advertido que la práctica del asilo para los perseguidos políticos latinoamericanos fue conocida como un fenómeno que afectaba a individuos y que, en general, se trataba de dirigentes políticos, sindicales, artistas (pintores, cantores), periodistas, circunstancias éstas, a cuya luz no tuvo lugar el diseño de las soluciones que se adoptaron dentro el marco de los citados tratados latinoamericanos y de la práctica seguida por los Estados de la región. Pero este enfoque entró en crisis con la experiencia de las afluencias en gran escala de refugiados provenientes del Caribe durante la década de 1960, tal como lo puso de manifiesto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su Informe Anual emitido el año 1965 4. Dicho documento revela esta nueva realidad y también destacó la insuficiencia de los instrumentos convencionales latinoamericanos para dar a ésta el tratamiento que resultaba necesario. El informe de marras daba cuenta que hasta 1960 los exiliados políticos de los países americanos se trasladaban con relativa facilidad a los países vecinos, donde generalmente se les concedía asilo de acuerdo con los convenios internacionales vigentes y la legislación interna. La eficacia de este proceso, destacó la CIDH, se asentaba en los siguientes factores: Una larga tradición de movimientos de exiliados por motivos políticos de un país a otro; un idioma, cultura y tradiciones comunes que facilitaban la adaptación y el hecho de que los exiliados políticos frecuentemente pertenecían a los sectores más ricos y con mejor educación, y usualmente mantenían inversiones y propiedades en sus países de origen y, por tanto, no se convertían en un peso económico para el Estado que los recibía. A diferencia de esta situación, la CIDH destacaba el éxodo masivo de cubanos iniciado en 1959, había desafiado las premisas existentes hasta ese momento, sobre la fácil integración de los refugiados y sobre la capacidad de absorción de los países de la región. Se afirma que desde entonces cambió el problema de los refugiados, pues no se trata ya de pocos casos constituidos fundamentalmente por dirigentes que gozaban de medios de fortuna. Los movimientos políticos acaecidos en la mayoría de los países americanos y la falta de estabilidad democrática en algunos de ellos, provocaron que gran cantidad de personas, la mayoría de ellas sin bienes de ninguna especie, se trasladen al territorio de otras repúblicas americanas, a causa de las persecuciones de la que eran objeto. La capacidad del sistema latinoamericano de asilo para hacer frente al problema de los refugiados, fue también cuestionada por los hechos que acontecieron en el Cono Sur en la década de los años 70 y las imperiosas necesidades de protección que se revelaron en dicha oportunidad, que implicaron amenazas para la vida y la libertad, habida cuenta de la imperante Doctrina de la Seguridad Nacional, que hacía de la protección de un país vecino una actividad riesgosa. En estas circunstancias se inició una acción más importante de la comunidad internacional, y en particular del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para el Refugiado(ACNUR), a favor de los refugiados de América Latina, que llevó a cabo políticas de protección, seguidas de una importante operación de reasentamiento en el territorio de otros Estados, principalmente europeos. Debe también destacarse la acción generosa de otros países de América Latina, que acogieron a miles de refugiados del Cono Sur. 4 OEA, “La situación de los refugiados políticos en América Latina: Informe preparado por la Secretaría de la CIDH”. Página 5 En la década del 70 decenas de millones de ciudadanos de países del Cono Sur, principalmente argentinos, chilenos, uruguayos, entre ellos también bolivianos, aunque en menor cantidad estos últimos, tuvieron que abandonar sus países debido a las violaciones sistemáticas a sus derechos humanos. A pesar de esta trágica situación, y gracias a la solidaridad y la protección que recibieron de otros Estados, pudieron salvar y, a su vez reconstruir sus vidas. A comienzos de la década del 80, los graves conflictos internos y las violaciones masivas de los derechos humanos obligaron a desplazarse a un gran número de centroamericanos dando lugar a una importante crisis de refugiados. Afortunadamente, y de manera similar a lo acontecido en la década previa, contaron con amparo en países vecinos y con el apoyo de la comunidad internacional. Estas situaciones ponen en evidencia dos aspectos de un mismo fenómeno, el de los refugiados: Por un lado, están las personas que deben huir de sus países de origen. Por el otro, el de los países receptores que deben brindar protección a aquellas personas. 2.2 EXPERIENCIA EUROPÉA El nombre de refugiado fue recurrentemente utilizado, en circunstancias en que muchas personas salían de España al término de la guerra más terrible librada en su suelo en 1939 o época inmediatamente posterior, por causa de la misma para buscar refugio o amparo en nación extranjera, especialmente en Latinoamérica. Las cifras más probables de ese éxodo, el mayor y más singular del siglo XX, lo aproximan al medio millón de almas. También se atribuyó ese nombre durante la segunda guerra mundial, a los civiles que huían ante el avance nazi o escapaban de los territorios dominados por ellos, pero con la especial diferencia de que la persecución u hostilidad no provenía de los nacidos en el mismo suelo. Concluida la segunda guerra mundial, surgieron nuevas especies de refugiados, especialmente en Alemania, para referirse a los pobladores de la zona oriental que buscan asilo en la occidental, sin abandonar su país, además de aquellas personas que solicitan protección contra persecuciones políticas en embajadas extranjeras. Bajo ese contexto, se asumía como concepto de refugiado a quienes a consecuencia de guerras, revoluciones o persecuciones políticas, se veían obligada a buscar refugio fuera de su país. 2.3 ASILO DIPLOMÁTICO Nos estamos refiriendo al otorgado por legaciones o embajadas extranjeras a acusados, perseguidos o condenados políticos que soliciten ser acogidos en ellas. En los países iberoamericanos se practicaba al por mayor, en las décadas de los años 60, 70, 80 con motivo de los frecuentes golpes de estado. La situación suele evolucionar rápidamente por acceder las nuevas autoridades a extender pasaporte especial a esos asilados, para que puedan marchar a algún país extranjero y, de paso sentar el precedente, por si conviniese utilizarlo con posterioridad. Con otro sentido, ya no reducido a gobernantes derrocados, sino a opositores perseguidos, este asilo, aun cuando en Europa no tenía antecedentes inmediatos, se utilizó masivamente, por decenas de millares de casos, durante la Guerra de España, en que los opositores de la República, en Madrid acudieron a este refugio frente a la represión inicial, tras el alzamiento o Página 6 rebelión militar. Contra toda equidad, triunfantes los rebelados, negaron luego desde abril de 1939, trato igual para los republicanos que trataban de sobrevivir así, a la más implacable y prolongada de las represiones hasta ahora conocidas. Ello suscitó distintos conflictos con las representaciones diplomáticas. La creación del ACNUR en 1951 coincidió con el comienzo de la Guerra Fría. Al principio, el escenario de operaciones más importante para la organización fue Europa Occidental a donde llegaban refugiados que huían de los regímenes comunistas. En las etapas iniciales, el trabajo del ACNUR se limitaba a cuestiones legales, es decir, ayudaba a los gobiernos a aprobar leyes y procedimientos para poner en práctica la Convención de la ONU sobre Refugiados de 1951. Su primer gran desafío fue responder en 1956, al éxodo de unos 200.000 refugiados de Hungría tras la represión soviética del levantamiento popular. 2.4 SALVAGUARDA DEL ASILO La noción de asilo es un elemento extraordinariamente constante de la historia humana. En todas las épocas y partes del mundo, sociedades con culturas y sistemas de valores muy diferentes admitieron que tenían la obligación de procurar seguridad y apoyo a los desconocidos en peligro. En el siglo XX, esta antigua norma social se incorporó gradualmente al derecho internacional, lo que culminó en la creación de la Convención sobre el Estatuto del Refugiado aprobado en el año 1951 y su Protocolo Facultativo de 1967. Estos instrumentos establecen los derechos y obligaciones de las personas que se han visto obligadas a abandonar su país y que precisan protección internacional debido a “un fundado temor a ser perseguidas”, por razón de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social determinado u opinión política. Hacia la segunda mitad de 2005, no menos de 146 de los 191 países miembros de las Naciones Unidas, habían suscrito estos instrumentos internacionales, que, según los términos de su mandato, son promovidos y supervisados por el ACNUR. Muchos países han reconocido también sus obligaciones hacia los refugiados al firmar los acuerdos regionales relevantes, entre ellos la Convención de 1969 de la Organización para la Unidad Africana (OUA) que regula los Aspectos Específicos de los Problemas de los Refugiados en África, la Declaración de Cartagena de 1984 sobre los Refugiados de Latinoamérica y, diversos acuerdos europeos. Aunque los principios del asilo están claramente instaurados en términos normativos, legales e institucionales, su aplicación práctica sigue siendo imperfecta. De hecho, en los últimos años se ha producido en muchas partes del mundo un cierto aumento de “la fatiga del asilo”, proceso que ha amenazado, y en muchos casos debilitado, la protección que la Convención de la ONU sobre Refugiados de 1951 pretendía proporcionar a los refugiados y los solicitantes de asilo. En el caso de los países en vías de desarrollo, donde se encuentran más de las dos terceras partes de los refugiados del mundo, los que se esfuerzan (a menudo en vano) por satisfacer las necesidades de sus propios ciudadanos, manifiestan una preocupación sobre la presión que soportan a causa de la prolongada presencia de grandes poblaciones de refugiados. Con unas economías débiles, infraestructuras insuficientes, degradación medioambiental y la pandemia del VIH /SIDA, muchos de estos países creen que reciben poco apoyo de las naciones más prósperas del mundo en sus esfuerzos por asumir la responsabilidad para con tantos refugiados. Los gobiernos y las comunidades locales del mundo en vías de desarrollo, señalan también que la presencia de refugiados los expone a amenazas contra su seguridad, Página 7 además de añadir una carga excesiva a sus estructuras administrativas. Por otra parte se presentaron demasiados casos en que ciertos políticos nacionales y locales, intentaron movilizar apoyos electorales estimulando sentimientos xenófobos, exagerando el impacto negativo de la acogida de refugiados, pasando por alto el hecho de que éstos, pueden realmente atraer ayuda e inversión internacional a una zona, creando así oportunidades comerciales y empleos nuevos. 3 NORMATIVA INTERNACIONAL VIGENTE EN MATERIA DE REFUGIADOS 3.1 DECLARACIÓN AMERICANA DE DERECHOS Y DEBERES DEL HOMBRE Aprobada por la Organización de Estados Americanos en la Novena Conferencia Interamericana, celebrada en Bogotá en junio de 1948. Dicho instrumento forma parte de la Carta Interamericana de los Derechos Humanos. El Art. 27 define con claridad que: “Toda persona tiene el derecho de buscar asilo en territorio extranjero, en caso de persecución que no sea motivada por delitos de derecho común y de acuerdo con la legislación de cada país y los convenios internacionales”. 3.2 DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en Paris, Dicho texto se promulgó el 10 de diciembre de 1948. No obstante tratarse de una Declaración y no de un convenio de efecto vinculante, sin embargo la investidura de la que ostenta hizo que se convierta en uno de los principales referentes de los siglos XX y XXI para los Estados en lo que concierne a la obligación que éstos tienen para garantizar el respeto a los derechos humanos. En el caso que nos ocupa, el Art. 14 de la Declaración de marras establece que: “En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él en cualquier país…”. 3.3 CONVENCIÓN SOBRE EL ESTATUTO DEL REFUGIADO Fue adoptada en Ginebra Suiza el 28 de julio de 1951, por la Conferencia de Plenipotenciarios sobre el Estatuto de los Refugiados y de los Apátridas, organizado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su Resolución No. 429(V) Dicho instrumento entro en vigor el 22 de abril de 1954. La característica de este instrumento es que, a diferencia de otras normas internacionales, su vigencia tiene la finalidad exclusiva de generar mecanismos de protección en favor de aquellas personas que sean objeto de persecución, por cuya causa esté en riesgo su vida, su libertad, seguridad, tanto la de ella como de su familia, motivo por el que busca asilo en la embajada de algún país para pedir protección y apoyo que le permita salir del territorio donde habita o reside o, alternativamente salir clandestinamente de su país para solicitar se le conceda refugio en otro Estado. La citada convención, establece principios básicos como el de no devolución, consistente en la obligación del Estado receptor de no devolver a la persona refugiada o solicitante de refugio, al país donde la vida de ésta, su seguridad, libertad estén en riesgo. Página 8 3.4 PROTOCOLO DE LA CONVENCIÓN SOBRE EL ESTATUTO DEL REFUGIADO Aprobado por la misma organización internacional, en el año 1967. Dicha norma complementaria del Estatuto y regula aspectos más específicos en relación al refugio. es 3.5 CONVENCIÓN AMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS Más conocida como Pacto de San José, por haberse firmado en San José de Costa Rica, en reunión de la OEA celebrada entre el 7 y 22 de noviembre de 1969. El mencionado instrumento establece mediante el Art. 22, numeral 7 que: “toda persona tiene derecho de buscar asilo en territorio extranjero, en caso de persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos y de acuerdo con la legislación de cada Estado y los convenios internacionales” El numeral 8 del mismo artículo prevé: “En ningún caso el extranjero puede ser expulsado o devuelto a otro país, sea o no de origen, donde su derecho a la vida o a la libertad personal está en riesgo de violación a causa de raza, nacimiento, religión, condición social o de sus opiniones políticas”. 3.6 DECLARACIÓN DE CARTAGENA SOBRE LOS REFUGIADOS La misma que fue aprobada en el año 1984 en el Coloquio sobre la Protección Internacional de los Refugiados en américa Central, México y Panamá, generando recomendaciones consustanciales con las normas básicas sobre refugiados contenidas en los distintos instrumentos internacionales en la materia, que la Asamblea General en la resolución en comentario destaca como de singular importancia, recomendando a los Estados miembros aplicar dicha declaración en el tratamiento de los refugiados que se encuentren en su territorio, el Art. 1º de la citada Declaración prevé; “Promover dentro los países de la región, la adopción de normas internas que faciliten la aplicación de la convención y el protocolo y, si es preciso, que establezcan los procedimientos y recursos interno para la protección de los refugiados…” 3.7 ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL REFUGIADO Se trata de una institución creada en el seno de la Organización de las Naciones Unidas y tiene la misión de proteger a los refugiados y desplazados por persecuciones o conflictos, además de promover soluciones duraderas a su situación, mediante el reasentamiento en su país de origen o en el de acogida. Tiene su sede en Ginebra-Suiza y más de 250 oficinas en todo el mundo. El Estatuto de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para el Refugiado (ACNUR), fue adoptado mediante Resolución No. 428 (V) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 14 de diciembre de 1954, e inició sus funciones en el mes de enero de 1951, teniendo como primera misión, el de ayudar a reasentar a más de un millón de refugiados europeos. Por la experiencia de las actividades del ACNUR en todo el mundo, se evidencia que el número de personas que son objeto de preocupación de esta organización, aumentó considerablemente, al tiempo que se ha acentuado la complejidad del problema del desplazamiento forzado. En total, hasta principios del siglo XXI, ha proporcionado asistencia Página 9 a más de 111 millones de refugiados y desplazados. A fines de 2009 la población total bajo el amparo del ACNUR, era de 40 millones de personas en países de todo el mundo. La nacionalidad de origen de la mayor parte de los refugiados o desplazados, son afganos (2.9 millones), colombianos (2.5 millones), iraquíes (1.8 millones), sudaneses (1.6 millones) y somalíes (839.000). Por su meritoria labor, al ACNUR se le concedió el Premio Nobel de La Paz en dos ocasiones (1954 y 1981), además de haber sido distinguido con el Premio Príncipe Asturias en 1991. Cabe resaltar que en el caso de ciudadanos bolivianos, especialmente las víctimas de las dictaduras militares de los años 70 y 80, éstos merecieron el apoyo y protección del ACNUR, para encontrar refugio político en determinados países como México, Venezuela, Perú, Suecia, Suiza, Noruega, entre otros. 4 IV.- NORMATIVA BOLIVIANA EN RELACIÓN AL REFUGIO O ASILO.El Estado boliviano forma parte de la Convención sobre el Estatuto del Refugiado de 1951 y su Protocolo Facultativo de 1967. En las últimas dos décadas se promulgaron diversas normas que regulan la situación del refugio o el asilo en Bolivia. Al respecto, siguiendo la línea de la jerarquía normativa, describiremos inicialmente lo que establece la norma supra legal: 4.1 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO Sobre el tema la CPE consagra los derechos políticos en el Capítulo Tercero y específicamente en la Sección II, Art. 29 se señala lo siguiente: “ I. Se reconoce a las extranjeras y los extranjeros el derecho a pedir y recibir asilo o refugio por persecución política o ideológica, de conformidad con las leyes y los tratados internacionales. II. Toda persona a quien se haya otorgado en Bolivia asilo o refugio no será expulsada o entregada a un país donde su vida, integridad, seguridad o libertad peligren. El Estado atenderá de manera positiva, humanitaria y expedita las solicitudes de reunificación familiar que se presenten por padres o hijos asilados o refugiados” 5 Ello significa que tanto la Convención sobre el Estatuto del Refugiado, así como otras normas internacionales firmadas y ratificadas por el país sobre esta temática, deben aplicarse en forma preferente, o sea, por encima de cualquier norma boliviana. Es menester destacar que el reconocimiento constitucional del derecho a buscar asilo y refugio y de los principios de no devolución y unidad de la familia, implica reasegurar la protección legal de las personas que la buscan. 5 Por mandato de los Arts. 13, 256 y 410 de la CPE, los tratados internacionales suscritos y ratificados por el Estado boliviano en materia de derechos humanos, tienen aplicación preferente sobre la normativa nacional, lo que significa que todos los instrumentos internacionales relacionados al refugio, deben aplicarse con prioridad en Bolivia, por formar parte del “Bloque de Constitucionalidad”. Página 10 4.2 PRIMEROS DECRETOS ACERCA DEL REFUGIO Recuperada la democracia en Bolivia y desplazada la última dictadura militar en octubre de 1982, el país necesitaba retomar su tradición de protección a perseguidos políticos y a toda persona susceptible de persecución por sus actividades a favor de la democracia. En ese contexto emergen los Decretos Supremos No. 19639 y 19640. Una de las peculiaridades del marco normativo sobre refugiados establecido por los mencionados decretos, es que aún antes de que se adoptara la Declaración de Cartagena sobre Refugiados de 1984, la legislación boliviana se adelantaba a otras de la región incorporando una definición ampliada de refugiado, precisamente a través del Decreto Supremo No. 19640, cuyo art. 2º. Disponía el reconocimiento como refugiados por “razones humanitarias de: “todas aquellas personas que hayan sido forzadas a huir de su país a causa de conflictos armados internos, agresión, ocupación o dominación extranjeras, violación masiva de los derechos humanos, o en razón de acontecimientos de naturaleza política que alteren gravemente el orden público en el país de origen o procedencia.” También es importante destacar como aporte fundamental de los referidos decretos supremos, la creación de la Comisión Nacional del Refugiado (CONARE) de carácter interinstitucional, la misma estaría conformada por: Delegados del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Ministerio del Interior Migración y Justicia, Ministerio del Trabajo y Desarrollo Laboral, la Iglesia Católica, Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, Universidad Mayor de San Andrés a través de la Facultad de Derecho y un Delegado del ACNUR. Posteriormente el 12 de septiembre de 2005 se dictó el D.S. No. 28329 que muestra un avance que contribuye al fortalecimiento del marco legal de protección, resaltando el establecimiento de un órgano de composición interinstitucional encargado de la determinación del estatuto de refugiado y con carácter permanente, la nueva Comisión Nacional del Refugiado (CONARE), como órgano competente para la determinación de la condición de refugiado, estructurado en tres niveles: Ejecutivo, Consultivo y Operativo. Acá se advierte la participación del ACNUR en esta instancia pero con derecho a voz solamente, reconociendo su carácter de entidad de supervisión internacional, coherente con lo previsto en el Art. 35 de la Convención del Estatuto del Refugiado. La CONARE tendrá competencia para elaborar y coordinar políticas públicas para la protección, integración local y búsqueda de soluciones duraderas para los refugiados. 4.3 LEYES NACIONALES SOBRE LA INSTITUCIÓN DEL REFUGIO Como correlato a la adhesión que se suscitó por parte del Estado boliviano a la Convención de Ginebra de 1951, decisión materializada en el año 1982, durante el gobierno del Dr. Hernán Siles Zuazo, mediante Ley No. 2043 de 14 de diciembre de 1999, promulgada el 21 de diciembre del mismo año, se aprobó y ratificó como Ley de la República, la adhesión al Protocolo Facultativo de 1967. Meses más tarde se dictó la Ley No. 2071 de 10 de abril de 2000, promulgada el 14 de abril del mismo año, disponiendo aprobar como Ley de la República la Convención de 1951, ello explica el efecto vinculante o de cumplimiento obligatorio para el país. Página 11 4.4 LEY DE PROTECCIÓN A PERSONAS REFUGIADAS (LEY No. 251) Estamos hablando de una de las últimas disposiciones legales emitidas por el Estado boliviano en esta materia, la misma fue promulgada el 20 de junio de 2012 y va a llenar el conjunto de vacíos legales que aún se advertían sobre la materia. Dicha norma define como objeto establecer el régimen de protección a personas refugiadas y solicitantes de dicha condición, de conformidad a la Constitución Política del Estado y en sujeción a los principios enarbolados por la Convención sobre el Estatuto del Refugiado de 1951, así como de su Protocolo de 1967, en coherencia con la normativa internacional existente sobre derechos humanos. La susodicha norma califica al refugio otorgado por el Estado, como un acto apolítico y humanitario, lo que implica para el beneficiario una abstención de participar en actividades políticas. Por otro lado, la citada norma consagra varios principios que inspiran su vigencia y aplicación, como ser: No devolución, estableciendo que: “Ninguna persona refugiada o solicitante de tal condición, cuya solicitud se encuentre pendiente de resolución firme, podrá ser devuelta a su país de origen o a otro país donde su vida, seguridad o libertad peligre por cualquiera de las causales que dieron lugar al reconocimiento o solicitud de la condición de persona refugiada” (Art. 4). Asimismo a través del principio de improcedencia de la extradición, mencionado en el Art. 5, se establece: “I. El reconocimiento de la condición de persona refugiada tendrá el efecto de improcedencia de cualquier solicitud y procedimiento de extradición iniciado en su contra.” También es menester resaltar la incorporación del principio de no expulsión, consagrado en el Art. 6, estableciendo que ningún solicitante de refugio será expulsado del país y tampoco se impondrá sanciones penales ni administrativas por causa del ingreso o presencia irregular de la persona que impetre refugio.(Arts. 6 y 7). Por otro lado, vale la pena reivindicar los principios de no discriminación, unidad familiar, confidencialidad, gratuidad y ayuda administrativa definidos en los Arts. 8, 9, 10, 11 y 12 de la citada ley. La norma de referencia que actualmente tiene vigencia plena, define con claridad meridiana el concepto de refugio, referido a quien: “a) Debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o no quiera, a causa de dichos temores, acogerse a la protección de tal país, o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera residencia habitual, no pueda o no quiera, a causa de dichos temores, regresar a él. b) Ha huido de su país de nacionalidad o, careciendo de nacionalidad, ha huido de su país de residencia habitual, porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazados por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público”. La ley de referencia excluye de la posibilidad de acogerse a la figura del refugio a quienes hayan cometido delitos contra la paz, crímenes de guerra o de lesa humanidad, así como los que incurrieron en delitos comunes, fuera del país de refugio, antes, antes de ser admitida en él como persona refugiada o que sea culpable de actos contrarios a los fines de la ONU. Página 12 Es importante hacer notar que la norma legal objeto de análisis, señala 6 causales de cesación del refugio, como el retorno voluntario de la persona a su país, adquirido la nacionalidad del país que la acoge, haber desaparecido las causas que originaron la otorgación del refugio, entre otras. Por otro lado, el Estado otorgante de refugio puede revocarlo en la eventualidad que la persona beneficiada vulnere las prohibiciones establecidas. También cabe puntualizar que la Ley No. 251 mantiene la vigencia de la Comisión Nacional del Refugiado (CONARE), como la instancia competente para determinar la condición de refugiada de una persona, así como la exclusión, cesación, cancelación, revocatoria y expulsión, además de contribuir a la protección y búsqueda de soluciones duraderas de las personas reconocidas como refugiadas. En la estructura de esta entidad, se ratifican los tres niveles: Ejecutivo, integrado por los Ministerios de Relaciones Exteriores, que ejercerá la Presidencia, Gobierno y Justicia. El Nivel Consultivo constituido por la oficina regional del ACNUR y el Nivel Operativo a cargo de la Agencia Implementadora de los Programas del ACNUR en Bolivia. Esta Ley es la que actualmente regula todo lo concerniente en relación a las solicitudes de refugio que se plantee al Estado boliviano, la misma que deberá aplicarse en estricta sujeción a los principios enarbolados por la normativa internacional de efecto vinculante para el país y la Constitución Política del Estado, de acuerdo a la jerarquía normativa establecida en el Art. 410 de esta última. 5 EL REFUGIO O ASILO FRENTE A QUIENES DESEAN SALIR DE BOLIVIA Por las mismas causas de persecución que hicimos referencia en el presente documento, que muchas personas llegaron y pueden continuar llegando al país, a quienes en su mayoría el Estado boliviano les otorgó refugio, previa avaluación de sus antecedentes y comprobación de que no son delincuentes comunes, también salieron del territorio nacional conciudadanos nuestros que cruzando las fronteras, generalmente de manera clandestina arribaron al territorio de países vecinos, solicitando se les otorgue refugio político. Es el caso de miles de compatriotas que a consecuencia de las dictaduras militares, se vieron obligados a asumir esta ingrata decisión, ante el peligro inminente de perder su vida, su libertad o ser afectados en sus derechos fundamentales. Se suponía que extinguidas las dictaduras militares en octubre de 1982 y ante la vigencia de consecutivos regímenes de gobiernos constitucionales, ya no era necesario acudir al expediente del refugio o el asilo, tal es así que, instaurada la democracia las embajadas ya no se vieron ante la emergencia de tener que otorgar asilo diplomático a personas bolivianas que manifiesten ser objeto de persecución política. Se asumía que esa era cosa del pasado. Si bien muchos compatriotas que salieron de Bolivia durante las dictaduras no retornaron, pero eso fue porque ya habían consolidado su estadía en el país que los acogió y se trató más que todo de una decisión voluntaria, ello nos permitía afirmar que la democracia boliviana había extinguido el antecedente de refugiados en territorio extranjero, porque nadie ni nada les impedía retornar. Sin embargo en la nueva coyuntura que vivimos, iniciada con el actual gobierno, lamentablemente la figura del asilo o refugio político parece reabrir las puertas del pasado, a partir de la salida circunstancial de muchos ciudadanos que decidieron buscar refugio político Página 13 en países vecinos como el Brasil y Perú principalmente, quienes aducen ser víctimas de persecución política. Lo grave del caso es que, a la mayoría de ellos se les aceptó tal condición por parte de los gobiernos, lo que significa que la evaluación realizada por las autoridades de los países otorgantes del refugio, concluye que existen razones fundadas para considerar a las personas impetrantes víctimas de persecución política y no delincuentes comunes. Bajo estas circunstancias, tenemos a ex ministros del gabinete ministerial del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, en condición de refugiados políticos en territorio peruano, otros ciudadanos que si bien no tuvieron la investidura de autoridades, pero igual y en cantidad mayor, fueron reconocidos como tales en el Brasil. El caso más emblemático y de reciente data, es el relacionado con el senador de oposición Roger Pinto quien buscó asilo diplomático en las instalaciones de la embajada del Brasil, logrando que las autoridades de ese país le otorguen el refugio solicitado, sin embargo el gobierno nacional se niega hasta la fecha otorgar el respectivo salvoconducto para la salida de dicha persona. 5.1 LA DECISIÓN SOBERANA DE OTORGAR REFUGIO, CORRESPONDE AL ESTADO QUE RECIBIÓ LA SOLICITUD Es importante hacer notar que la decisión de otorgar o negar refugio, corresponde al Estado a cuyo territorio llegaron o pretenden llegar las personas solicitantes de refugio, esta facultad no sólo está prevista en la normativa internacional, sino en nuestra propia Constitución Política del Estado, la misma que en el Art. 29 establece la potestad del Estado boliviano de otorgar o negar refugio a quienes lo soliciten, toda vez que no pueden decidir por nosotros autoridades extranjeras. Se trata por consiguiente de una atribución soberana de cada Estado. En ese entendido, si al amparo de esa potestad nuestras autoridades en diferentes coyunturas y tiempos concedieron refugio a centenares de personas que llegaron a territorio nacional buscando protección a su vida y libertad, sin que nadie observe nuestras decisiones, ¿cuál la razón para que, en el sentido inverso, nos arroguemos ilegalmente la atribución fáctica de observar decisiones de otros Estados? Considero que en este caso, independientemente de que estemos o no de acuerdo con las decisiones asumidas por otros países sobre personas que salieron del territorio nacional, debemos respetar tales medidas, precisamente para encontrar reciprocidad. 6 VI REFLEXIÓN FINAL Es deber de las autoridades bolivianas y de la ciudadanía en su conjunto, hacer los esfuerzos necesarios para consolidar el régimen democrático y cualificarlo, ello pasa fundamentalmente por el comportamiento de todos y cada uno de nosotros, sea desde instancias de poder o desde la sociedad civil. En ese entendido, corresponde perfeccionar los diferentes mecanismos de defensa de los derechos humanos, entre ellos la institución del refugio. Dicha figura que en su momento sirvió para salva vidas de muchos compatriotas, hoy debe seguir manteniendo su valor moral y jurídico. En ese entendido las autoridades democráticamente elegidas tienen el deber de asumir actitudes y decisiones que generen señales positivas en la relación del Estado con la comunidad internacional. Página 14 Tel: 591 2799673 Fax: 591 2 2117326 Calle 21, Calacoto, Nº 8227, Torre Lydia Piso 2, Oficina 201 [email protected] www.institutoprismo.org