Factores fluviales

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Geografía de España. Hidrografía: Factores naturales que condicionan los regímenes fluviales
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HIDROGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
La hidrografía estudia las aguas de la tierra tanto superficiales (exorreicas y
endorreicas) como subterráneas. Hasta hace muy poco tiempo los estudios
hidrográficos eran meras descripciones de las formas y recorridos de los ríos. Como
mucho, algún trabajo recogía cifras de los caudales de lo cursos de aguas. Hoy la
hidrografía no sólo estudia la morfología de los cursos de agua y sus caudales, sino
que aborda el tema de los recursos hídricos. Los ríos en la actualidad están
regulados (embalses, etc...) por el hombre, muy pocos presentan un régimen
natural. Una parte del agua caída en las precipitaciones se pierde, el hombre
consume cada vez más agua, etc..., son temas que ahora no puede dejar de tratar
una disciplina que cada vez cobra más importancia, y más en países de las
características de España.
1. FACTORES NATURALES QUE CONDICIONAN LOS REGÍMENES FLUVIALES.
Dos conceptos previos:
– Cuenca: superficie cuyas aguas van a desembocar al mismo río.
– Vertiente: superficie cuya aguas van a desembocar en el mismo mar u
océano.
1.1 EL RELIEVE
La disposición de las unidades de relieve en la Península Ibérica y la
basculación de la Meseta hacia el Oeste son las causantes de las líneas divisorias
de las aguas, que delimitan:
– Las cuencas
– Las vertientes
– La longitud de los ríos
– El perfil de estos
La basculación durante el terciario de la Meseta hacia el oeste da lugar a que:
– Los ríos que vierten hacia el Atlántico sean más largos1 (aprox. 1.000 Km),
que los que vierten hacia el Mediterráneo (de 100 a 200 Km), exceptuando el caso
del Ebro.
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Los ríos que vierten al Cantábrico son una excepción porque la proximidad al mar de la cadena
cantábrica, en la que nacen, les otorga unos recorridos breves.
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Geografía de España. Hidrografía: Factores naturales que condicionan los regímenes fluviales
– Las cuencas de la vertiente atlántica son más extensas (un total de 310.303
km , sin contar los cantábricos, con los que suma 400.800 km2) que las
mediterráneas (un total de 182.661 km2).
– Los ríos de la vertiente atlántica presentan una menor pendiente que los de
la vertiente mediterránea.
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La disposición de las cadenas montañosas dan lugar a la disposición de las
cuencas y a la forma de su red de ríos. En España tenemos cinco grandes cuencas:
Ebro, Duero, Tajo, Guadiana y Guadalquivir; y cuatro cuencas secundarias: Júcar,
Miño, Segura y Turia. Los ríos de las franjas septentrional y meridional tan apenas
tienen afluentes, por lo que cada río desemboca directamente al mar.
La altura del relieve influye:
– En la abundancia de las aguas: a mayor altitud mayores precipitaciones
(mayor enfriamiento, mayor condensación) y, por tanto mayor caudal.
– En el ritmo estacional de los caudales: en las grandes alturas una gran parte
de las precipitaciones son en forma de nieve, que no se deshiela (y forma parte del
caudal de los ríos) hasta la primavera; por tanto estos ríos presentan un estiaje
invernal.
– En el perfil de los ríos: cuanto mayor es la pendiente, mayores desniveles
debe salvar el curso del río, más rápidas son sus aguas, mayor es su labor erosiva.
La orientación de las montañas condiciona también el caudal: las vertientes
orientadas a barlovento (hacia donde viene el viento) es más húmeda2 y, por tanto,
los ríos tendrán mayor caudal. En España, hay una dominancia de vientos del N y
NW que además son los vientos más húmedos, por tanto las vertientes de
barlovento orientadas en esta dirección serán las que tengan ríos con más
importantes caudales relativos. El ejemplo más claro son los ríos de la vertiente
cantábrica.
1.2 EL CLIMA
Las precipitaciones son la principal fuente de alimentación de los ríos, por eso
son determinantes para su caudal, su regularidad y sus estiajes y sus crecidas. La
temperatura influye a través de la evaporación, que resta agua a los cauces, y del
mantenimiento de las precipitaciones sólidas en forma de nieve durante largos
períodos de tiempo, que afecta a la regularidad.
1.3 EL SUELO
La naturaleza del suelo influye también de forma notoria en los ríos:
– La permeabilidad del suelo (especialmente los suelos calizos de los paisajes
kársticos) resta agua a los cauces
(va a parar a cursos subterráneos), pero
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Los vientos reptan por la montaña, enfriándose con la altura, produciendo condensación y
precipitaciones, cuando han sobrepasado la altura máxima, pasan a la otra vertiente, sotavento, ya
secos.
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también ayuda a estabilizar la regularidad, pues en épocas de estiaje aportan agua a
través de las fluencias de estas aguas subterráneas a las superficiales3.
– Los suelos permeables4 infiltran agua de las precipitaciones que, restando la
que se evapora, luego es vertida a los ríos. Lo importante es este “luego”, porque es
lo que actúa como factor estabilizador en la regularidad de los ríos5, y como factor de
almacenamiento ante lluvias torrenciales, que sobre suelos no permeables fluye
rápidamente a los cauces, que aumentan su velocidad por su gran caudal y no es
aprovechable.
La vegetación cobra importancia en este sentido: protege el suelo y, con sus
raíces y la microfauna que lleva asociada, colabora en la infiltración. Pero además la
vegetación actúa también como factor negativo: la transpiración de las plantas resta
una parte del agua precipitada. Ahora bien, ¿no queremos en gran medida el agua
para cuidar las plantas?...
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Los paisajes cársticos funcionan como embalses naturales: recogen y almacenan agua y la vierten.
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Por las características químicas de la roca (por ej. calizas), por su porosidad, por su agrietamiento,
por los orificios originados por gusanos o insectos, por las cavidades abiertas por raíces, por la
cantidad de coloides que atraen y retienen el agua, etc...
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El agua caída no va instantáneamente al río, sino que una parte fluirá lentamente a través de la
infiltración.
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