Bajo el signo de la Educación 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tomo II Paulí Dávila Luis Mª Naya Hilario Murua Bajo el signo de la Educación 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tomo II Paulí Dávila Luis Mª Naya Hilario Murua Patrocinadores: Gipuzkoako Foru Aldundia Diputación Foral de Gipuzkoa Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tomo II Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua [Lehenengo argitalpena / 1ª edición]. - 2009 804 or/pp. ; 24 zm./cm. I.S.B.N. (Obra completa): 978-84-613-4080-4 I.S.B.N. (Tomo II): 978-84-613-4085-9 L.G. / D.L.: SS-1039-2009 © Los autores, 2009. Editorial: Hermanos de las Escuelas Cristianas. Distrito de Bilbao, 2009. Diseño de cubierta: Joaquín Gogorza, Hermano de La Salle. Michelena artes gráficas Astigarraga (Gipuzkoa) ÍNDICE Tomo II 4. La Salle: De la tradición pedagógica a los nuevos retos educativos (19372006) .................................................................................... 4.1. La situación general de Gipuzkoa .................................................... 4.2. Proceso de alfabetización e ikastolas .............................................. 4.3. La política educativa y los niveles de enseñanza .............................. 4.4. El Estado autonómico y descentralización educativa ......................... 5. Los centros escolares de Gipuzkoa: apertura, continuidad y evolución ....... 5.1. Escuelas y Colegios lasalianos de Gipuzkoa: apertura de nuevos centros y continuidad .............................................................. 5.2. Oferta escolar y reformas educativas ............................................... 5.3. Evolución y actividades del alumnado .............................................. 5.4. Profesorado: Evolución, tendencias y actividades ............................. 5.5. La presencia del Euskara en los centros lasalianos .......................... 5.6. Las propuestas educativas del Distrito de Bilbao ............................. 6. Colegios y Escuelas de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006) ....................... 6.1. Apertura y cierre de nuevos centros: Legazpi, Ordizia, Zestoa, Usurbil, y Hondarribia (1942-1988) ............................................................. 6.1.1. Legazpi: Buen Pastor (1942-1988) ....................................... 6.1.2. Ordizia: Santa Ana (1948-1970) ........................................... 6.1.3. Zestoa: San José (1950-1967) ............................................. 6.1.4. Usurbil: Colegio de La Salle de Usurbil (1953-1971) .............. 6.1.5. Hondarribia: Nuestra Señora de Guadalupe (1951-1969) ....... 6.2. Donostia: San Luis, Los Ángeles y La Salle ...................................... 6.2.1. Donostia: El Colegio Los Ángeles (1937-1977) ...................... 6.2.2. Donostia: San Luis .............................................................. 6.2.3. Donostia: La Salle ............................................................... 6.3. Zarautz: el Colegio La Salle-San José .............................................. 6.4. Beasain: San Martín de Loinaz ....................................................... 6.5. Zumarraga: De las Escuelas Legazpi a La Salle-Legazpi Ikastetxea .... 6.6. Andoain: de la escuela de Aprendices al complejo escolar La SalleBerrozpe. ...................................................................................... 6.7. Eibar: Azitain e Isasi dos centros lasalianos en la misma Villa (19582006) ........................................................................................... 7 9 36 61 93 109 110 115 121 132 147 154 169 173 176 208 227 250 274 287 287 321 349 398 446 489 546 590 3 6.8. Irun: un complejo educativo y de formación ...................................... 6.8.1. El Colegio de San Martzial: de las reformas a la integración en el complejo Irungo La Salle.. ................................................ 6.8.2. Irun, Escuela Profesional ...................................................... 6.9. La Casa-Noviciado de La Salle Enea (1940-1990) ............................ 6.9.1. La Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Juncal (1948-1970) ........................................................ 759 7. Conclusiones: un siglo de presencia de La Salle en Gipuzkoa ................... 775 Bibliografía ............................................................................................... 797 Índice de tablas ........................................................................................ 803 4 627 631 673 721 ÍNDICE del Tomo I Presentación ............................................................................................. 7 Introducción .............................................................................................. 17 1. Los Hermanos de La Salle y su aportación a la Historia de la Educación ... 1.1. Aportaciones pedagógicas lasalianas .............................................. 1.1.1. Aportaciones al derecho a la educación ................................ 1.1.2. Aportaciones al campo de las metodologías y didácticas en la enseñanza básica ................................................................ 1.1.3. Aportaciones a la formación profesional del magisterio .......... 1.1.4. Fundador de una congregación religiosa docente ................... 1.2. Expansión de los Hermanos por el mundo ....................................... 1.3. Política laicista francesa y exilio religioso ......................................... 1.3.1. Distribución geográfica. Un exilio que sigue las vías del tren ... 1.3.2. Cierre de comunidades y retorno a Francia ............................ 25 26 30 31 36 37 38 39 47 50 2. Los Hermanos de La Salle y el proceso de modernización en Gipuzkoa, 1904-1937 ........................................................................................... 2.1. La modernización económica, social y política .................................. 2.1.1. La política provincial ............................................................ 2.2. La modernización educativa y cultural .............................................. 2.2.1. Repercusiones de la política educativa en el País Vasco ........ 2.2.2. El proceso de alfabetización en Gipuzkoa .............................. 2.2.3. La situación escolar y tipos de escuela ................................. 2.2.4. El magisterio vasco ............................................................. 2.2.5. La formación profesional y las escuelas de artes y oficios ...... 2.3. El euskera: los usos del euskera y los libros de texto ....................... 2.3.1. Las diputaciones y la defensa del euskera ............................ 2.3.2. La promoción y recuperación del euskera .............................. 2.3.3. Los libros de texto en euskera .............................................. 55 56 64 68 69 72 75 83 87 92 93 95 99 3. Las escuelas lasalianas y los Hermanos de La Salle: de “franceses” a “papar zuriak” ....................................................................................... 3.1. La llegada de los Hermanos franceses ............................................ 3.2. Creación de centros, evolución del alumnado y currículum ................ 103 106 110 5 3.3. Las Comunidades de Hermanos de La Salle .................................... 3.4. El euskera y los Hermanos de La Salle ............................................ 3.5. Los centros escolares de Gipuzkoa: su creación y evolución ............. 3.5.1. Zarautz y Azkoitia: los primeros centros educativos de Gipuzkoa ............................................................................. 3.5.2. Donostia: el Colegio de San Bernardo y las Escuelas de Los Ángeles y San Luis, 1905-1937 ............................................ 3.5.3. Eibar, Elgoibar, Elgeta y la formación profesional ................... 3.5.4. Irun: El Colegio de San Marcial y la Escuela Gratuita de Los Ángeles Custodios ............................................................... 3.5.5. Beasain, Zumarraga y Andoain: las Escuelas de San Martín de Loinaz, Legazpi y Larramendi ................................................ 3.6. La formación de los Hermanos y el Noviciado de Irun (1909-1930) .... 118 125 132 Bibliografía ............................................................................................... 383 Índice de tablas ........................................................................................ 393 6 133 184 252 270 292 363 4. La Salle: De la tradición pedagógica a los nuevos retos educativos (1937-2006) En el primer tomo de esta obra dedicamos un capítulo introductorio a la situación general de Gipuzkoa, también aquí queremos hacerlo con otro que abarca el periodo comprendido desde la ocupación de este Territorio Histórico tras la Guerra Civil hasta las fechas más cercanas. En aquella primera parte nos interesaba resaltar dos aspectos que se producen en el contexto histórico y también en relación con el papel de las escuelas y colegios de La Salle: el proceso de modernización que se produjo en diversos ámbitos de la vida económica, social, cultural y educativa, y la evolución de los centros de La Salle tanto en cuanto fueron un referente modernizador, así como el proceso de paulatina incorporación de los Hermanos guipuzcoanos en la Congregación y, consecuentemente, a un cambio, en la presencia del Instituto en Gipuzkoa. En esta segunda parte, seguimos este mismo hilo argumental, recuperando los polos entre los cuales podemos referirnos tanto al contexto histórico como a la evolución de La Salle. Se trata de un proceso que hemos denominado “de la tradición pedagógica a los nuevos retos educativos”. Gipuzkoa tiene que recuperarse en este periodo de una situación económica, social y cultural de extrema precariedad, debido a los años de la posguerra y, paulatinamente, va a ir recuperando los primeros puestos en cuanto a la industrialización, al aumento demográfico, a la recuperación cultural, política y educativa, para finalizar siendo un referente en cuanto a cierta normalidad de estas actividades, a pesar de los conflictos que han sacudido a este Territorio Histórico, al igual que al resto de Euskal Herria. En la evolución de las escuelas y colegios de La Salle se aprecia un proceso paralelo, en el que, de acuerdo con los dictados del primer franquismo, se instaura un tradicionalismo pedagógico marcado por el nacional-catolicismo 7 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua imperante, para ir evolucionando, junto con la propia sociedad guipuzcoana del momento, hacia una oferta educativa ligada a las necesidades locales, laborales y educativas. Los últimos treinta años y, sobre todo, a partir de la reforma educativa de los setenta, La Salle adecúa su evolución a la misma; esta adaptación se verá confirmada con la reforma educativa de los años noventa. Las dos reformas educativas (1970 y 1990) fueron un punto de inflexión para la modernización escolar y educativa de La Salle, que ha procurado adaptar su oferta a una visión innovadora de la educación, pero también abrirse a las necesidades de Gipuzkoa, bien sea incorporando el euskara en la enseñanza, bien abriendo sus puertas a los procesos de calidad en la enseñanza y en la gestión. Por lo tanto, cuando afirmamos que existe una evolución desde el tradicionalismo pedagógico a los procesos de mejora en la educación, nos estamos refiriendo a una de las características que distingue el papel de La Salle en la educación, como es su plasticidad para adaptar sus principios pedagógicos a las condiciones y a las características que se viven en cada momento y en cada una de las localidades en las que el Instituto se ha hecho cargo de la enseñanza. Claramente, en todo este proceso, se aprecia una línea divisoria, que marca de alguna manera la evolución en este periodo. Nos referimos a que la década de los setenta es de tal importancia, en tantos aspectos, que permite diferenciarla de la etapa anterior y también de la posterior. Así, estos síntomas de cambio van desde el afianzamiento de las escuelas y colegios existentes, después de que desaparecieran un conjunto de centros en esa década, en muchos casos por la imposibilidad de adaptarse a los nuevos requerimientos de la reforma educativa, hasta las directrices de los distintos Capítulos del Distrito de Bilbao, encaminadas a un reconocimiento de la realidad social y su aceptación; pero también, desde el aumento del alumnado y la clara incorporación del profesorado seglar, hasta la normalización de la oferta educativa. Todas estas cuestiones nos dibujan un panorama en el que La Salle ha demostrado la capacidad que tienen los organismos vivos: es decir, la adaptación al medio. La dinamicidad y, en algunos casos, el prever situaciones futuras han otorgado al Instituto lasaliano el mantener un papel protagonista en los cambios y procesos educativos que se estaban fraguando en el contexto de la sociedad guipuzcoana. Un ejemplo de ello lo tenemos en la opción decidida a favor de la enseñanza profesional y en la prematura incorporación del euskara en la enseñanza, en aquellos colegios y escuelas donde era factible. Pero, lejos de pensar que estas opciones se tomaban en aras a coyunturas más o menos favorables, hay que recordar que se hacían sin renunciar a los principios e ideales pedagógicos que han señalado siempre los Hermanos de La Salle. En esta segunda parte, por lo tanto, podrán apreciarse con precisión estos rasgos característicos, tanto en el conjunto de centros educativos existentes en todo el periodo, como en cada uno de ellos. De ahí que hayamos precedido de una manera, casi lasaliana, pro cartesiano, en cuanto al orden de exposición, 8 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa trazando en los primeros capítulos el contexto general de Gipuzkoa; posteriormente, una visión panorámica de todos los centros, marcando los agentes que propiciaron la presencia de los Hermanos en los diferentes colegios y escuelas, la construcción de edificios escolares, la evolución de los centros, la evolución del alumnado y del profesorado, así como las actividades escolares, extraescolares y la vida religiosa. Finalmente, el estudio de cada uno de los centros encuentra su espacio explicativo en ese contexto, pero también en las propias características de la localidad y las diferencias con respecto al resto de centros. No obstante, con respecto al contexto general de Gipuzkoa, tenemos que señalar que no se trata de un estudio en profundidad, pues ello requeriría otras hipótesis de trabajo que no hemos barajado. Tratamos únicamente de señalar algunos rasgos que nos permitan entender el objeto principal de nuestra aportación con esta obra: es decir, la creación, evolución y características de la presencia lasaliana a través de los centros escolares que han existido en este periodo. En este sentido, además de estudiar el contexto económico, demográfico y social de este Territorio Histórico, preferentemente en una etapa menos conocida como la que llega hasta el decenio de los setenta, nos hemos centrado en el proceso de alfabetización y euskaldunización, citando el caso de las ikastolas, que son un referente insoslayable en este periodo, y, finalmente, nos ha parecido pertinente señalar los aspectos más destacables de la política educativa, los niveles de enseñanza y los cambios que se producen con la asunción de competencias en educación por parte del Gobierno Vasco. En algunas ocasiones las referencias se han ampliado, intentando enmarcarlas en el conjunto de Euskal Herria, pues muchos de los fenómenos educativos de Gipuzkoa tienen su explicación en un marco más amplio. 4.1. La situación general de Gipuzkoa Tras el golpe militar del 18 de julio de 1936, la provincia de Gipuzkoa fue una de las primeras provincias del Estado en verse ocupada por las tropas rebeldes; “el País Vasco fue la primera gran región industrial que cayó en manos del ejército franquista, lo que le convierte, junto con Asturias, en una pieza clave en la evolución de la guerra y en la victoria final”1. Este hecho permitió que su economía fuese menos dañada que la de alguna provincia limítrofe, como por ejemplo la de Bizkaia, pero ello tampoco fue motivo suficiente como para que su sistema productivo no se viese alterado de forma notoria, como a continuación tendremos ocasión de ver. 1. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): La posguerra en el País Vasco. Política. Acumulación. Miseria. Donostia, Ed. Itxaropena. p. 37. 9 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Desde otra perspectiva, en este caso demográfica, hay que señalar que, durante el período que duró la guerra en nuestra provincia, se produjo un doble proceso de emigración-inmigración. Por un lado, fueron muchos los ciudadanos guipuzcoanos que se vieron en la necesidad de partir hacia otras tierras; la emigración se dirigió principalmente hacia la provincia de Bizkaia que, como ya sabemos, fue tomada militarmente casi un año después que Gipuzkoa; se calcula que 100.000 personas2 se vieron obligadas a participar en el mismo y, desde este territorio vecino, muchas de ellas, recién llegadas al mismo, tuvieron que partir nuevamente hacia otros lugares, principalmente hacia el extranjero. Pero, por otra parte, Gipuzkoa también sufrió un importante proceso inmigratorio a consecuencia de la entrada de numerosas familias de las burguesías catalana y madrileña en su mayoría, que veían en esta provincia un lugar idóneo para establecerse en el período bélico en base a dos razones: una primera la ya comentada de que Gipuzkoa había caído rápidamente en manos de los sublevados, lo que era una garantía para los nuevos vecinos, y una segunda razón de tipo geográfico, dada la proximidad de la frontera con Hendaia en caso de que el golpe militar no terminase de triunfar. Desde el punto de vista económico, Gipuzkoa también se había convertido en un pequeño paraíso fiscal para los partidarios del nuevo régimen, pues gran parte de los empresarios guipuzcoanos habían sometido al Gobierno Vasco a un intenso boicot y se habían convertido en una inestimable ayuda en defensa del General Franco. No obstante, a la finalización de la guerra “las ventajas con las que partía la industria vasca sobre otras regiones industriales, como Cataluña, por ejemplo, colocaron a la burguesía vasca en una posición de ventaja que le posibilitará acumular importantes masas de capital, acumulación que invertirá de diferentes formas: bien creando nuevas sociedades y negocios, ampliando las existentes, especulando en la Bolsa o depositándolo en entidades financieras”3. Pero si existe algún acontecimiento que pueda ser considerado como trágico para la economía vasca en general, y guipuzcoana en particular, éste es la derogación de los Conciertos Económicos, por los cuales “las provincias se comprometían a pagar al Estado un ‘cupo’ en pago por las acciones del Estado en estos territorios, reservándose las provincias el control de la hacienda pública”4. 2. González, M. y Garmendia, J.M. (1988b): La Guerra Civil en el País Vasco. Política y economía. Leioa. (Bizkaia), Ed. UPV/EHU. p. 94. 3. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): Op. Cit., p. 20. 4. Dávila, P. y Zabaleta, I. (2004): “Las políticas educativas de las diputaciones vascas” en Dávila, P.: Las políticas educativas en el País Vasco durante el siglo XX. Madrid, Ed. Biblioteca Nueva. p. 144. 10 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa A lo largo de los muchos años de su existencia, las provincias vascas habían gozado de ciertos privilegios en materia económica en relación a otras provincias del Estado, privilegios que, con motivo del golpe militar del General Franco y dada la actitud tomada por Bizkaia y Gipuzkoa –fueron consideradas “provincias traidoras”–, con respecto al mismo, quedarán suprimidos mientras dure el régimen franquista, por medio de la Ley de 23 de junio de 1937. No ocurrió así con Araba y Nafarroa, cuyo Concierto Económico ha durado hasta la actualidad, mientras Gipuzkoa y Bizkaia observaban atónitas cómo sus infraestructuras, su educación, su cultura, sus servicios sociales, etc., pasaban a depender de la Administración Central. Dejando momentáneamente el tema del Concierto Económico y siguiendo con los sectores económicos, observaremos también cómo fue transformándose la sociedad guipuzcoana, pasando de tener un elevado porcentaje de población dedicada a las tareas propias del sector primario, principalmente la agricultura y la ganadería, las cuales giraban alrededor del tradicional caserío, a abandonar éste y acudir masivamente al sector secundario, concretamente a la fábrica, e incluso al terciario. Este abandono del caserío, supuso la emigración a pueblos con mayor número de habitantes, creándose medianos núcleos industriales en torno a los que se concentraba gran parte de la población. Cuando el paso se daba para trabajar en el sector terciario, la emigración se dirigía a la capital, donde se concentraba mayormente este sector. Lógicamente, estos cambios de la sociedad guipuzcoana requerían a su vez equipamientos e infraestructuras actualizadas, según las necesidades que se estaban produciendo, con especial atención a las vías de comunicación y transporte, tal y como veremos más adelante. Evolución demográfica La población guipuzcoana sufrió un importante despegue demográfico a comienzos del siglo XX, “aunque ya en el decenio 1877/1887 registra un crecimiento considerable”5. Sírvanos como ejemplo el siguiente dato: mientras el conjunto de la población española había crecido un 27 por ciento entre los años 1900 y 1930, nuestra provincia, en el mismo periodo de tiempo, lo había hecho en un 54 por ciento. Si hubiera que encontrar una explicación a esto, tendríamos que recurrir a dos circunstancias claramente diferenciadas: “por un lado el crecimiento natural, que suponía aproximadamente las tres cuartas partes del mismo y que se debía principalmente a la reducción de la tasa de la mortalidad infantil y 5. Castells, L. (1987): Modernización y dinámica política en la sociedad guipuzcoana de la Restauración, 1876-1915. Leioa, Ed. Siglo XX de España. p. 160. 11 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua a la política preventiva higiénico-sanitaria desarrollada en el territorio, y la cuarta parte restante al saldo migratorio positivo”6. Hay un crecimiento paulatino de la inmigración en Gipuzkoa que “a medida que transcurren los primeros años del siglo XX adquiere mayor envergadura, pero sin alcanzar los términos absolutos a los que se habían llegado en Bizkaia”7. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil y las condiciones en que queda el pueblo guipuzcoano después de la finalización de la misma suponen un fuerte frenazo a esta explosión demográfica que venía produciéndose, aunque pasados los primeros años de la fatal década de los años cuarenta Gipuzkoa vuelve a recobrar esa aureola de “tierra prometida” que desde diversos sectores se le habían asignado, y el crecimiento de su población, con el fenómeno conocido como baby boom en pleno auge, no se estabilizará hasta bien entrados los años setenta. Así pues, a los factores migratorios y a los avances médicos e higiénico-sanitarios hay que añadir este nuevo factor de crecimiento de la población guipuzcoana, cuyo grado de culpabilidad residía en la edad de los inmigrantes, generalmente jóvenes que constituyeron familias, en muchos casos, numerosas. Centrándonos en la etapa que a nuestro estudio se refiere, la evolución que la población guipuzcoana sufrió en los años que estuvo bajo el régimen franquista fue la que aparece recogida en la siguiente ilustración. Crecimiento de la población en Gipuzkoa, 1940/1975 Fuente: Arrieta, L. y Barandiaran, M. “Diputación y Modernización: Gipuzkoa 1940-1973” 6. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Diputación y Modernización: Gipuzkoa 1940-1975. Donostia, Diputación Foral de Gipuzkoa. p. 88. 7. Castells, L. (1987): Op. Cit., p. 166. 12 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Durante las tres primeras décadas del siglo XX la mayoría de las personas que llegaron a Gipuzkoa procedían de territorios limítrofes como Nafarroa, Araba, La Rioja, Santander y Burgos; “entre los años 1950 y 1970 Gipuzkoa acogió 113.599 efectivos poblacionales procedentes de otros territorios”8. En este periodo la inmigración correspondió a Galicia, Castilla-León y Extremadura: “del total de población que inmigró a Gipuzkoa entre 1961 y 1970 un 37 por ciento procedía de la comunidad castellano-leonesa, un 25 por ciento de Extremadura y el resto, de Andalucía y Galicia”9. Este crecimiento se repartió por toda la provincia, no concentrándose únicamente en la capital, como había ocurrido en otras zonas del Estado donde el fenómeno migratorio también existió. Al contrario, se instaló en diferentes municipios, algunos de los cuales rápidamente alcanzaron cifras superiores a los 10.000 habitantes (Irun, Eibar, Rentería, Arrasate,...). En concreto, más de veinte localidades guipuzcoanas superaban esta cifra en 1975. De los más de 680.000 habitantes que vivían en la provincia a la finalización del régimen franquista, casi 390.000 lo hacían en municipios de este tipo, lo que constituía aproximadamente el 57 por ciento del total. Fenómeno radicalmente distinto sufrieron las poblaciones rurales del interior, donde en el año 1975 no llegaban a 30.000 los guipuzcoanos establecidos en municipios de menos de 2.000 habitantes, cuando en el año 1940 constituían cerca del 28 por ciento del total, con más de 93.000 habitantes, lo que nos indica que en la propia provincia también se dio un movimiento migratorio, abandonándose el medio rural para dirigirse a núcleos de población mayor. Estos núcleos de población mayor tampoco eran necesariamente muy grandes, “en ocasiones eran simples cabeceras de comarca que contaban con ciertas actividades industriales”10 que les permitían acoger a los vecinos de los pueblos limítrofes. El despegue demográfico del que estamos hablando también trajo sus consecuencias para el posterior desarrollo de la provincia. Entre ellas, situaríamos el problema de la vivienda y el incontrolado desarrollo urbanístico que se originó en los pueblos medianamente grandes y, sobre todo, en la capital. La creación de barrios en la periferia de las localidades más industriales era una práctica habitual, pero la misma no iba acompañada de los servicios urbanísticos, sociales y culturales mínimos que se requerían. Así, encontraríamos amplias zonas sin urbanizar, problemas de circulación con un tráfico en pleno desarrollo, carencias de centros de salud, escuelas, bibliotecas, zonas de ocio y esparcimiento, espacios verdes, etc. 8. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 89. 9. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 89. 10. Castells, L. (1987): Op. Cit., p. 177. 13 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua La Diputación, siendo consciente de lo que estaba ocurriendo, optó por aprobar un dictamen con fecha de 1 de mayo de 195011, propuesto por la Comisión de Sanidad, Urbanismo y Vivienda para que ésta, acogiéndose a los beneficios del Estado y por medio del Instituto Nacional de la Vivienda e implicando también a la Caja de Ahorros Provincial, realizara un estudio sobre un Plan de Construcción de Viviendas Protegidas. Ello provocó que la Diputación también se ocupase de intentar solventar los problemas citados y, en un intento de racionalizar la situación, comenzase a aprobar diferentes planes urbanísticos. La economía tras la Guerra Civil. Reparto de presupuestos Desde el mismo momento en que se produjo el levantamiento militar, el País Vasco, incluida Nafarroa, se divide en dos campos antagónicos que reflejarán las dos situaciones estructurales existentes entre las provincias agrarias del interior (Araba y Nafarroa) y las costeras (Bizkaia y Gipuzkoa), más industrializadas. La obsesión centralista por parte del Estado tuvo sus nefastas consecuencias para las provincias costeras desde el punto de vista económico. En lo que al pueblo guipuzcoano se refiere, desde que el nuevo Régimen se instaló en los sillones de la Diputación, ésta ya nunca más gozó de la independencia económica a la que estaba acostumbrada y el presupuesto que dispuso no sirvió para paliar las necesidades que presentaba. Dos fueron los factores que constituyeron el desastre de la economía guipuzcoana: la ya comentada supresión del Concierto Económico en el año 1937 y el profundo desajuste que se produjo en la economía guipuzcoana como consecuencia de las numerosas transformaciones que se dieron en nuestra provincia en la década de los años cincuenta. Respecto del Concierto Económico, considerado como “el instrumento amortiguador de la centralización teórica del Estado de la Restauración de las provincias vascongadas”12, hay que recordar que se trataba de un sistema concertado en materia económica que regía en las provincias Vascongadas, “las Diputaciones de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa eran libres de establecer, dentro de los respectivos territorios, los impuestos que mejor estimasen, sin necesidad de atenerse para ello a la legislación estatal general del Reino de España, ni en conjunto, ni en detalle”13. Con la caída de Bilbao el 19 de junio de 1937 y la práctica finalización de la Guerra Civil en las provincias Vascongadas, las horas del Concierto estaban con- 11. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 96. 12. Alonso, E.J. (1995): Op. Cit., pp.14-18. 13. Alonso, E.J. (1995): Op. Cit., p. 23. 14 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa tadas. De hecho, el 20 de junio de 1937 este Concierto Económico, tal y como ya señalábamos anteriormente, quedaría derogado en virtud de la posición adoptada para con el nuevo Régimen por las provincias de Bizkaia y Gipuzkoa: “En su virtud, dispongo: Desde el día primero de julio próximo, la gestión y recaudación de todas las contribuciones, rentas e impuestos ordinarios y extraordinarios del Estado, se realizará en las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya con arreglo al régimen común vigente y en la forma que establezcan las disposiciones de la Hacienda Pública [...]. Queda, por tanto, sin efecto, en aquellas provincias, el régimen concertado de sus Diputaciones que en materia económica estaba vigente”14. Una vez que el Concierto Económico que disfrutaban estas dos provincias había quedado fuera de la Ley era el momento de emprender nuevas aventuras económico-administrativas dirigidas por los recién instalados en los sillones de la Administración del Estado. Así, desde primeros de julio de ese año, “la Junta Técnica de Estado dictó una Orden por la que se establecía la formación de una Comisión Mixta Estado-Diputaciones, en la que formarían parte representantes de la Administración estatal y de las propias Diputaciones. La representación del Estado, además del Gobernador Civil de Gipuzkoa estaría formada por un Vocal de la Junta Técnica y el Delegado de Hacienda de la provincia, y por cada Diputación un solo miembro. Como Secretario actuaría, con voz pero sin voto, un abogado del Estado”15. A lo largo del franquismo en nuestra provincia hubo tres etapas económicas claramente diferenciadas: la primera, caracterizada por la precariedad de medios y de vías de actuación, consecuencia de la recién finalizada Guerra Civil, transcurre entre 1940 y 1953; la segunda representa una situación bastante holgada y comprende desde 1953 hasta 1964; en ella Gipuzkoa alcanza el primer puesto del Estado en el ranking per cápita, consecuencia de la finalización del régimen autárquico y las ayudas procedentes de países extranjeros, con los Estados Unidos a la cabeza, y la tercera etapa en la que Gipuzkoa vuelve a sus orígenes de precariedad y falta de medios económicos, consecuencia de una planificación mal estructurada y de la crisis económica mundial, que comienza en 1964 y finaliza en 1975. Ya durante la propia Guerra Civil, se pudieron establecer dos periodos dentro de la economía vasca y, consecuentemente, de la guipuzcoana. El primer periodo dura hasta la caída de la provincia de Bizkaia, con un fuerte retroceso en la economía del País Vasco; y un segundo periodo, establecido a partir del verano de 1937, en el que comienza una notable recuperación. En el caso con- 14. García de Cortázar, F. y Montero, M. (1980): Historia Contemporánea del País Vasco. Donostia, Ed. Txertoa. p. 173. 15. Alonso, E.J. (1995): Op. Cit., pp. 347-348. 15 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua creto de Gipuzkoa, las palabras del Presidente de la Diputación venían a ratificar lo que anteriormente habíamos señalado respeto a la cantidad que se había entregado desde el empresariado guipuzcoano al ejército sublevado en aras de su fidelidad, y aquellos casi 500 millones entregados a la “causa nacional”, a partir de ahora, iban a tener su recompensa en el periodo de reconstrucción de la provincia: “la caída de la provincia de Guipúzcoa conllevó la conversión de sus principales talleres en factorías movilizadas que entregaron a nuestro Ejército material por valor de 301,5 millones de pesetas y 172,4 millones de pesetas en artículos para intendencia”16. Sin embargo, esta notable recuperación fue de vida muy corta, lo que duró la contienda, por lo que a la hora de establecer las “auténticas” etapas de la economía guipuzcoana las dividiremos según indicamos a continuación: 1ª Etapa (1940/1953): la desaparición del Concierto Económico redujo por completo la autonomía fiscal y administrativa que poseía la provincia. La Diputación perdió las facultades para la creación, reglamentación y administración de aquellos impuestos, contribuciones y arbitrios considerados necesarios para satisfacer sus necesidades y para pagar al Estado los cupos por los impuestos concertados. No obstante, no fueron éstos los únicos factores que afectaron al sistema económico provincial. Las terribles consecuencias que la contienda civil dejó como herencia, falta de materias primas básicas, cartillas de racionamiento, escasa liquidez económica, etc., unidas a la filosofía económica del régimen, –inexistente para Fontana: “Franco leía, anotaba y seleccionaba los informes de los asesores políticos y económicos y sólo autorizaba la puesta en práctica de aquellas ideas que merecían su aprobación personal”17–, y su política autárquica, contribuyeron a que la situación fuera realmente alarmante. González Portilla y Garmendia, en su obra referente a la posguerra en el País Vasco, señalan cómo fueron estos primeros años del franquismo en este territorio: “el crecimiento industrial y económico del País Vasco en la década de los años cuarenta se basó en los sectores económicos vinculados a la reconstrucción y al equipamiento del ejército, como el siderúrgico, cementos, naval, y en los sectores que nacen o se expansionan en base a la sustitución de importaciones (químico, eléctrico, máquina-herramienta y otros)”18. Pero al margen de esta situación puntual que sirvió para que algunos empresarios guipuzcoanos se enriquecieran, algo que con anterioridad ya hemos señalado, la situación general del resto de la provincia no era la adecuada. No 16. González, M. (1988): “100 Años de Historia del País Vasco”, en Cuadernos de Extensión Universitaria. Leioa. Ed UPV/EHU. pp. 75-79. 17. Fontana, J. (1986): España bajo el franquismo. Madrid, Crítica. p. 25. 18. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): Op. Cit., pp. 22-23. 16 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa podemos olvidar “la dramática escasez de alimentos básicos, el alza de los precios de los artículos existentes en los dos modelos de comercio”, esto es, en el oficial y en el conocido como el de estraperlo “y la caída de los salarios reales”19 que condujeron a niveles de auténtica hambre. Los únicos ingresos para las arcas de la Diputación guipuzcoana procedían principalmente de los arbitrios provinciales (35 por ciento) y de los derechos y tasas (23 por ciento), estos últimos procedentes de dos servicios públicos que tuvieron gran importancia en aquel momento: el ferrocarril del Urola y el teléfono provincial. Esta primera etapa también es conocida como la etapa de la autarquía, un periodo de tiempo en el que la acumulación de capital por parte de unos pocos está a la orden del día. Con una política consentida de “precios altos y salarios bajos” las clases trabajadoras se ven en una difícil coyuntura: la represión o el paro. Sin embargo, aquellos grupos dominantes que, en la década de los años cuarenta, se habían enriquecido con la práctica del estraperlo, comenzaban a demandar la finalización de esta etapa de autarquía y la apertura hacia nuevas aventuras que, coincidiendo con la recuperación económica que se estaba produciendo en el continente europeo, rápidamente obtenían los primeros resultados: “la supervivencia a largo plazo del sistema de dominación, la ampliación y extensión de sus negocios y el crecimiento económico con el desarrollo de nuevas actividades”20. 2ª Etapa (1953/1964): La Ley de Bases de Régimen Local de 3 de diciembre de 1953 introdujo cambios fundamentales en la Hacienda Provincial, siendo especialmente importantes los nuevos recursos de los que pudo disponer la Diputación, como el arbitrio sobre la riqueza provincial, el arbitrio sobre el producto neto de las explotaciones comerciales e industriales de las sociedades y compañías y el arbitrio sobre el rodaje y arrastre de vehículos no sujetos al pago de patente nacional. El aumento presupuestario fue consecuencia de la reforma legislativa pero también por el propio desarrollo económico que comenzaba a vislumbrarse en Gipuzkoa. 3ª Etapa (1964/1975): La Ley de Reforma del Sistema Tributario de 11 de junio de 1964 suprimió el arbitrio sobre la riqueza provincial y lo sustituyó por el de tráfico de empresas. Esta Reforma se vio alterada en 1966 cuando la Administración Central suprimió la asignación directa del rendimiento del arbitrio sobre tráfico de empresas y lo sustituyó por una distribución entre todas las Diputaciones estatales a través de un fondo nacional administrado por el Estado, de manera que la Diputación, presupuestariamente hablando, pasaba a depender totalmente del Estado. La Hacienda Provincial adquiría así la condición de una Hacienda subvencionada e integrada por la fuerte reducción de su autonomía fiscal. 19. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): Op. Cit., p. 52. 20. González, M. (1988): Op. Cit., pp. 89-93. 17 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Presupuestos de la Diputación de Gipuzkoa, 1940/1974 Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes. En esta segunda ilustración vemos la evolución que sufrieron los diferentes presupuestos de la Diputación Foral de Gipuzkoa, apreciándose claramente que es en la última década del franquismo cuando se produce un importante despegue en los mismos, pasando de los escasos 200 millones de pesetas en el año 1965 a más de 600 en el año 1974. Hasta 1960 las cifras que manejaba la Corporación foral eran realmente bajas si las comparamos con las que empiezan a disfrutarse a partir de la década de los sesenta, lo que nos da una imagen de qué posibilidades tenía la Diputación. En esta tercera etapa económica la autonomía fiscal de la Diputación habría sido devaluada pero, a la vista del gráfico, podemos observar que el presupuesto del que disfrutaba había ido aumentando progresivamente a lo largo de los años. Ahora bien, también se debería de saber en qué se gastaban esos millones, cómo se gestionaban y a quién le correspondía el reparto; “las Diputaciones parecen reducir su cometido al cumplimiento deficiente de funciones benéficas y a recibir, para gastar en caminos vecinales, ciertas cantidades que les giraba el Ministerio de Obras Públicas”21. 21. Baraja, E. y Cifuentes, A. (1985): La provincia: pasado, presente y futuro. Cádiz, Diputación Foral de Cádiz. p. 195. 18 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Con unos ingresos escasos, las posibilidades económicas de actuación resultaban, evidentemente, reducidas. En cierta manera fueron los años 40 los que indicaron el camino a seguir por la Diputación en lo que a gasto se refiere. Tras Obras Públicas y Edificios Provinciales, con más de un 28 por ciento del presupuesto, se encontraba Beneficencia y Asistencia Social, con casi un 23 por ciento, Instrucción Pública alcanzaba un mísero 1,14 por ciento del total del presupuesto, lo que traducido a pesetas no llegaba a las 160.000. Esta situación venía a contrarrestar la tarea que en 1930 había emprendido la Diputación de Gipuzkoa referente a las Escuelas Rurales provinciales; “las Escuelas Rurales iban a cumplir un reglamento para ellas establecido relativo a la construcción de escuelas, la aportación económica de la Diputación y los Ayuntamientos, la inspección, el idioma en que debía impartirse la enseñanza, etc.”22. Pero la entrada en vigor de una nueva disposición legislativa, el 18 de abril de 1938, según la que las Escuelas Rurales pasaban a ser Escuelas Nacionales, iba a marcar lo que posteriormente sería el presupuesto destinado a la enseñanza por parte de la Diputación guipuzcoana. Porcentajes del presupuesto de la Diputación de Gipuzkoa, 1940/1950 Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes. 22. Larrañaga, J. (2003): La enseñanza rural en Gipuzkoa. La labor de la Diputación y los Ayuntamientos, 1900-1950. Donostia, UPV/EHU. pp. 181-182. 19 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua La década de los cincuenta se caracteriza por un importante incremento en materia de Beneficencia y Asistencia Social, con una cantidad por encima del 31,5 por ciento, el descenso en Obras Públicas y Edificios Provinciales, hasta un 22,7 por ciento, y un ligero aumento en Instrucción Pública, el 2,6 por ciento o casi un millón de pesetas. Al llegar a 1960 las partidas presupuestarias cambian, pero aún así, las cantidades destinadas a Beneficencia y a Cultura siguen siendo radicalmente diferentes. Así, mientras para el primer departamento se dota de casi el 16 por ciento, la cifra destinada para Cultura es realmente escalofriante, 0,28 por ciento. La tónica permanece inalterable al comenzar la década de los setenta, con un 24 por ciento dedicado a Beneficencia y un 0,35 por ciento para Cultura. En 1974, se produce un notable retroceso en lo percibido por Beneficencia bajando su presupuesto hasta el 16,5 por ciento y un ligero incremento en Cultura, llegándose hasta el 1,75 por ciento. Porcentajes del presupuesto de la Diputación de Gipuzkoa, 1960/1974 Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes. Comentábamos anteriormente, al establecer las etapas económicas de la provincia, que en el periodo comprendido entre 1953 y 1964 nuestro territorio estaba experimentando un importante despegue económico. En este marco Gipuzkoa se consideraba ahogada por la intromisión del Estado, lo que no le permitía una capacidad de desarrollo acorde con la que estaba viviendo, por lo que, sin renunciar a los planteamientos básicos del Estado, sí proponía una reforma de la Administración Local, que permitiera a un mismo tiempo mantener 20 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa dichas estructuras del Estado y las reivindicaciones del pueblo guipuzcoano. Para ello, la Diputación optó por un intento de reforma que estuviese centrada en el aspecto económico; sin embargo, “durante todo el franquismo son escasas las voces que se alzan pidiendo la recuperación del Concierto”23. Con la supresión del Concierto Económico, Gipuzkoa se había sentido agraviada. El 8 de junio de 1966, el Presidente de la Diputación, D. Antonio Epelde, leyó una moción en la que solicitaba la derogación del Decreto de 1937 que daba por finalizado el Concierto para Gipuzkoa y Bizkaia. A esta moción se sumaron la práctica totalidad de los ayuntamientos guipuzcoanos, incluido el de Donostia. La labor emprendida por Epelde tuvo su continuidad con su sucesor, D. Juan María Araluce Villar. La principal preocupación de la Diputación radicaba en el excesivo control del Estado en materias de gobierno local, lo que de alguna manera dificultaba el desarrollo económico del territorio, llegando la situación a preocupar hasta a los Gobernadores Civiles que constituían la máxima representación del Estado en la provincia, pero que comprendieron el sentir de los guipuzcoanos y se posicionaron a favor de los deseos de reforma. El proyecto tardó mucho tiempo en debatirse en las Cortes Españolas y, finalmente, no fue aprobado, desvaneciéndose la primera posibilidad de abordar una profunda reforma en la administración. Los cauces legales solicitados para proceder a la derogación del Decreto se establecieron el 7 de noviembre de 1975 con la creación de una Comisión que a lo largo de seis meses debía estudiar la implantación de un régimen administrativo especial para Gipuzkoa y Bizkaia. Esta Comisión funcionó dentro del Instituto de Estudios de la Administración Local y estuvo formada por Procuradores de las Cortes Españolas y Consejeros Nacionales elegidos por las provincias afectadas y por representantes de las corporaciones locales, así como de otras instituciones o entidades de carácter local y estatal. El día 19 de noviembre se aprobaba la nueva Ley de Bases del Estatuto de Régimen Local, de poca duración, pues al día siguiente moría el dictador y comenzaba el proceso de desarticulación del Régimen. Los sectores económicos Por lo que respecta al sector primario, estamos en condiciones de asegurar que éste sufrió una importante recesión, pasando del 23 por ciento de 1940 al escaso 10 por ciento de 1975, aunque en el sector pesquero la recesión se notó menos. El proceso industrial y de modernización que se produjo en nuestra provincia fue realmente espectacular, lo que condujo a que, tanto la agricultura 23. Dávila, P. y Zabaleta, I. (2004): Op. Cit., p. 150. 21 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua como la ganadería, pasasen a ocupar un segundo lugar en cuanto a importancia de ocupación de empleo. Este subsector agrícola-ganadero había sufrido una fuerte recesión como consecuencia del acelerado proceso de desarrollo que se estaba dando en la provincia y del traslado de la población activa al sector industrial, por lo que el sector primario va abandonándose poco a poco, y el sector secundario tiene que ir asumiendo a quienes procedan de él. También hay que indicar que “la España agrícola había caído rápidamente en las manos de la tropas insurrectas y en los primeros años de la guerra no hay problemas de abastecimiento”24, pero con la caída de Madrid, Cataluña y Valencia los problemas del subsector se extienden por todo el Estado y, lógicamente, llegan hasta Gipuzkoa; “el corte de comunicaciones con la España interior y las dificultades de enlazar con el territorio de la zona republicana y el exterior, acrecentarán las dificultades de abastecimiento tanto para la industria a nivel de materias primas y utillaje, como de alimentos y manufacturas para la población”25. Vista esta situación de abandono de las tareas del subsector agrícola-ganadero guipuzcoano, desde un punto de vista más romántico, habría que señalar que la misma provocó una profunda crisis en la manera de vivir del pueblo guipuzcoano y de su principal baluarte, el caserío. Numerosas familias enteras dejaron sus caseríos y pasaron a formar parte de los grandes núcleos urbanos, con lo que las necesidades del sector primario, además, pasaban a depender de otros territorios. Desde la Diputación se trabajó en apoyo de los sectores agrícola y ganadero siendo su labor más destacada el establecimiento de granjas provinciales. La que alcanzó mayor reconocimiento se instaló en Fraisoro (Billabona), y data del 7 de septiembre 189526. Fraisoro se convirtió en el centro de dirección y orientación del conjunto de explotaciones agrícolas guipuzcoanas. Su misión principal era la capacitación de los alumnos para el trabajo agrícola y ganadero. La formación del alumnado se limitaba a una estancia de cinco meses al año, con carácter interno, procurándose que coincidiese con la etapa de menor actividad en el campo, en invierno. Esta Granja Provincial se dividía en los siguientes departamentos: escuela, explotación agrícola, explotación ganadera, lechería, gallinero, sidrería, laboratorio agrícola, observatorio meteorológico, terrenos agrícolas de explotación, prados, manzanales, monte, huerta, jardín y el campo. Si todos ellos tenían su importancia dentro de la actividad de la Granja, había uno 24. González, M. (1988): Op. Cit., pp. 75-79. 25. González, M. y Garmendia, J.M. (1988) (b): Op. Cit., p. 94. 26. Karrera, A. (1998): Fraisoro; 100 años al servicio del agro guipuzcoano. Zarautz, Ed. Itxaropena. p. 11. 22 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa que destacaba por su aportación económica, el departamento de lechería, ya que diariamente fabricaban en él, además de las leches, mantequillas y quesos que se comercializaban: “las actividades de Fraisoro fueron ‘in crescendo’ hasta la Guerra Civil de 1936. La Guerra Civil resultó muy negativa para la agricultura y ganadería guipuzcoanas. Los cursos de Capataces Agrícolas dejaron de funcionar y los fondos para la potenciación del sector disminuyeron en gran medida”27 y, posteriormente, “de la Guerra Civil al año 1977 es un periodo sobre el que no ha podido obtenerse la información suficiente para hablar con certeza de programas, cursos, etc.”28. Se sabe que impartían cursos de duración variada que iban desde los quince días hasta los seis meses. Al principio, hasta 1945, estos cursillos se desarrollaron de forma ambulante, pero a partir de esa fecha comienzan a impartirse nuevamente en Fraisoro. En 1951, debido a la aparición en el Boletín Oficial del Estado de las bases para el establecimiento de Escuelas Oficiales de Capataces, se realizó la misma para la implantación de la Escuela, pero hasta 1956 no se decidió que sería la Granja Escuela de Capacitación Agrícola, con programa y estudios adaptados a lo dispuesto por el Ministerio de Agricultura. De la actividad pesquera ya hemos señalado que, a pesar de su condición de pertenecer al sector primario, no sufrió las consecuencias de la industrialización como las otras actividades. La explicación a esta situación la podemos encontrar en que una gran cantidad de los productos que recogía eran exportados a otras zonas del Estado e incluso al extranjero. La flota pesquera guipuzcoana, con su puerto de Pasaia al frente, dividía su actividad en tres apartados: la flota de gran altura compuesta por buques de gran calado que realizaban sus campañas lejos de nuestras costas en busca de bacalao, en Islandia o Terranova, por ejemplo; la pesca de altura encargada de otras especies de pescado como la merluza, que normalmente requería para su trabajo la presencia de dos barcos para las modalidades de pesca que empleaban, y, por último, la pesca de bajura, que estaba representada por pequeñas embarcaciones que faenaban en las cercanías de nuestras costas y que capturaban especies como la anchoa, la sardina o el bonito. Hay que señalar que, a mediados de los años cincuenta, la flota pesquera guipuzcoana conoció una época de crisis provocada por tres factores. En primer lugar, sus barcos fueron quedando obsoletos; en segundo lugar, al agotamiento de algunos de los caladeros de pescado habituales, y en tercer lugar, la desaparición de la sardina de nuestras costas por causas que todavía hoy se desconocen. El procedimiento que implementaron para dar la vuelta a esta situación fue la de emplearse en operaciones de conserveras y salazones y la creación de cooperativas en torno a estas actividades. Ya en 27. Karrera, A. (1998): Op. Cit., p. 16. 28. Karrera, A. (1998): Op. Cit., p. 34. 23 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua 1973, la flota guipuzcoana se había renovado como consecuencia de la reestructuración llevada a cabo en el sector. Otra actividad que dentro del sector primario contó con la atención de la Diputación de Gipuzkoa fue la actividad forestal. Una provincia como la nuestra, de superficie montañosa y con gran cantidad de lluvias a lo largo de todo el año, podía constituir una zona interesante para la explotación forestal, encargándose de esta tarea la propia Diputación, aunque también participaran en ella los diferentes Ayuntamientos. El objetivo del mantenimiento de la superficie terrestre del territorio guipuzcoano era triple: la intensificación de su aprovechamiento, evitar el empobrecimiento de sus suelos y la regulación de sus abundantes aguas. Así que, desde las instituciones antes mencionadas y con la ayuda procedente del Servicio Forestal del Estado, se crearon unos consorcios, que obtuvieron excelentes resultados en lo que a esta actividad se refiere, e incluso se permitieron el intento de repoblar ciertas zonas con especies autóctonas. Por lo que respecta al sector secundario, e independientemente de que vayamos a centrarnos en la etapa comprendida a partir de 1936, el proceso de industrialización de Gipuzkoa ya había comenzado a primeros del siglo XX, coincidiendo con la llegada a nuestro territorio de los Hermanos de La Salle; “la industria fue, sin duda, el verdadero motor del boom económico, la clave del segundo proceso de modernización de Gipuzkoa. Este desarrollo industrial de los años cincuenta y sesenta hunde sus raíces en la primera industrialización del territorio operada durante las tres primeras décadas del siglo XX”29. Los factores anteriormente comentados respecto a la autarquía del régimen, la escasa destrucción de la industria guipuzcoana, como consecuencia de la rápida toma de la provincia por parte de los sublevados, o el propio desarrollo emprendido por parte de pequeños y medianos empresarios conducen a que, a la finalización de la etapa del franquismo, el 57 por ciento de la población guipuzcoana esté empleada en el sector secundario. En torno al subsector de la metalurgia se creó un fenómeno característico de la provincia calificado como “monocultivo diversificado”30 que hacía referencia al hecho de que fueron muchos los subsectores industriales dependientes de manera indirecta de él y que jugaron un papel importante en el proceso de industrialización, si bien fue la propia metalurgia quien lo lideró. Pero esta dependencia del subsector, unida al modelo de pequeña y mediana empresa de tipo familiar y con una preocupante falta de planificación de cara al futuro que se les presentaba, arrastró al propio subsector y a cuantos dependían de él a una 29. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 102. 30. Arrieta, L. y Barandiaran, M. (2003): Op. Cit., p. 104 y Castells, L., (1987): Op. Cit., p. 17. 24 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa profunda crisis a la finalización del franquismo, constituyendo uno de los aspectos negativos de la actividad secundaria. En un segundo lugar, en orden de importancia dentro de este sector secundario, se encontraban el subsector de la construcción, seguido del papel y las artes gráficas, pero todos ellos lejos del subsector metalúrgico. Otros subsectores como la madera, la alimentación o el textil, eran de escasa pujanza o en fase recesiva, como es el caso de este último. Finalmente, con respecto al sector terciario, destaca por méritos propios el subsector del comercio, íntimamente ligado al sector industrial y controlado por el Estado, la Liga Guipuzcoana de Productores y la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Gipuzkoa. Uno de los puntos fuertes del comercio guipuzcoano lo constituyó el puerto de Pasaia, bajo el control de la Junta de Obras del Puerto de Pasajes, la cual era una de las comisiones dependientes de la Diputación. Por otra parte, tras la Guerra Civil, el turismo en territorio guipuzcoano estaba bajo mínimos, pero llegados los años cincuenta comenzó nuevamente su recuperación. Tres eran las características del turismo de la provincia; su carácter estival, la autonomía y movilidad de los turistas y el objetivo primordial de éstos: descanso, comodidad y distracción. Desde la Diputación se creó una oficina que sirviera para el impulso del mismo, y ésta se encargó de realizar diversas actividades como organizar itinerarios turísticos por la provincia, mantener los monumentos históricos de la misma, conceder premios y contribuir a la creación de hostales. Desde 1951 hasta 1953 la oficina de turismo asumió la organización de estos viajes, pero a partir de entonces, una empresa privada de nombre ATESA (Autotransporte Turístico Español) se ocupó de esta tarea31. En relación al mantenimiento de los monumentos, se atendió a su conservación así como a edificios y casas que, por sus características, tuviesen un significado especial. También contribuyó a la creación de los paradores turísticos de Errezil y de Jaizkibel, sirviéndose del atractivo de las vistas que desde esos lugares se podían apreciar. Con el auge del turismo de los años sesenta en todo el Estado español, nuestra provincia no quiere verse descolgada de esta situación y es en la década comprendida entre los años sesenta y setenta cuando nuevamente la Diputación entra a participar en los planes turísticos siguiendo las directrices que llegaban desde la Asamblea de Municipios Turísticos de España. En 1962 se elabora el 31. Gárate, M. y Rudi, J.M. (1995): Cien años de la vida económica de San Sebastián (18871997): Donostia, Instituto Dr. Camino de Historia Donostiarra. 25 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua I Plan Provincial de Turismo. Éste abarcaba desde la promoción de alojamientos hasta fórmulas para combatir la estacionalidad, pasando por la promoción de nuevas rutas, itinerarios y zonas turísticas, instalaciones en playas, revalorización artística y monumental de la provincia y atracción y propaganda turísticas. Sin embargo, alcanzado el año 1974, todavía muchos de estos proyectos continuaban siendo eso mismo, proyectos, por lo que se vieron en la necesidad de dar un nuevo impulso al turismo guipuzcoano con la ampliación del aeropuerto de Hondarribia, el aumento de la oferta hotelera, la puesta en funcionamiento de un nuevo centro de producción de TVE y otras actividades más. Equipamientos e infraestructuras El panorama de la provincia de Gipuzkoa en lo que a equipamientos e infraestructuras se refiere no era muy alentador, dado que la iniciativa privada se había preocupado casi exclusivamente de la industria y había olvidado otras necesidades. Así, nos encontramos con una Diputación que tuvo que correr con los gastos de transportes, comunicaciones, saneamiento y medio ambiente, suministro energético y otros servicios. En la siguiente ilustración podemos comprobar cómo se distribuyeron esas cantidades durante los primeros años de mandato franquista en la Diputación. Presupuestos empleados en obras públicas y edificios provinciales en Gipuzkoa 1940/1955 Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes. 26 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Ante la situación creada, se optó por participar con la colaboración de los municipios en una actitud que resultó recíproca. Esta colaboración tuvo su origen en el año 1954 a través de un organismo que se denominaba Cooperación Provincial a los Servicios Municipales y estaba destinada a los municipios con censo inferior a 20.000 habitantes, es decir, a la práctica totalidad de la provincia, pues en aquel instante únicamente seis de ellos, además de la capital, superaban esa cifra. Los planes de cooperación se iniciaban atendiendo a las peticiones de los municipios. Una vez estudiadas se redactaba el plan que se debía presentar a la Diputación para su aprobación, que tenía treinta días de provisionalidad, tiempo durante el cual estaba expuesto al público y en el que tenía que haber sido publicado en el Boletín Oficial de Gipuzkoa (BOG). Finalizado este trámite, el Servicio de Inspección y Asesoramiento de las Corporaciones Locales se encargaba de enviarlo al Ministerio de la Gobernación para su aprobación definitiva. Para poder realizar todos estos proyectos se establecieron algunas fórmulas de actuación como las que pasamos a detallar: orientación económica y técnica, ayudas en la redacción de estudios y proyectos, subvenciones a fondo perdido, ejecución total de obras e instalación de servicios y creación de cajas de crédito para facilitar a los Ayuntamientos operaciones de crédito a corto plazo. De las operaciones que, finalmente, se llevaron a cabo, las más comunes por orden de preferencia, fueron las de aguas potables, abrevaderos y lavaderos, alcantarillado, alumbrado público, botiquín de urgencia, baños públicos, cementerios, campos de deporte escolares, extinción de incendios, etc. Venimos hablando del desarrollo que la provincia de Gipuzkoa estaba experimentando a lo largo de este periodo de mandato franquista. Decíamos que factores como el crecimiento demográfico, la urbanización y el desarrollo económico estaban dando un nuevo status a nuestro territorio; pero, para ello, Gipuzkoa debía dotarse de nuevas infraestructuras, principalmente en lo que a transportes y comunicaciones se refiere. Siguiendo a Arrieta y Barandiarán32, vamos a ver cómo eran estas infraestructuras. Red Viaria: Gipuzkoa necesitaba modernizar su red viaria para garantizar no sólo el tráfico de mercancías y los desplazamientos de su población, sino también para absorber un parque de vehículos que crecía de manera desmesurada. Hasta 1936 la construcción, conservación y mantenimiento de las carreteras guipuzcoanas había sido tarea exclusiva de la Diputación, pero con la supresión del Concierto Económico en 1937, 403 kilómetros de carreteras pasaron a manos del Estado, quedando a cargo de la Diputación pequeñas vías comarcales, cuya principal misión era la de unir zonas rurales y provinciales. 32. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit. 27 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua La red viaria principal giraba en torno a dos grandes ejes de comunicación, la N-1 y la N-634, y tres ejes secundarios, dos de ellos siguiendo los trazados de los valles del Deba y del Urola y otro de carácter transversal. Si bien parece poder afirmarse que el trazado de las dos principales vías era adecuado, la situación de las carreteras provinciales no se encontraba a la misma altura, debido principalmente a la falta de presupuesto que gozaba la Diputación. La situación creada fue tal que, el mismísimo Presidente de la Diputación, D. Juan María Araluce Villar, hizo entrega de un documento a los Ministros del Gobierno en el que se exponía la problemática que giraba en torno al sistema de carreteras de la provincia. En dicho documento, además, se solicitaba la concesión de una línea especial de crédito que permitiese a la Diputación afrontar no sólo la reforma de la red viaria sino también otras obras. Pero hasta 1970, momento en el que el Consejo de Ministros concedió un crédito de 1.000 millones para infraestructuras, esto no fue posible. Red Ferroviaria: La infraestructura ferroviaria estaba basada en torno al Ferrocarril del Norte, conocido popularmente como “El Vascongado”, que unía Bilbo y Donostia y RENFE, cuya principal línea transcurría entre Madrid e Irun. Otra importante línea ferroviaria perteneciente a la primera compañía del ferrocarril, la constituía “El Topo”, tren de pequeño tamaño que realizaba prácticamente todo el trayecto bajo la superficie terrestre, de ahí su nombre, y que unía la capital guipuzcoana con Hendaia, al otro lado de la frontera. Existieron otras líneas ferroviarias de menor alcance como las del “Bidasoa”, que transcurría por el valle del Baztan, el “Plazaola”, que recorría el valle de Leitzaran, el “Irati” de Donostia a Iruña o “La Sociedad Minera”, que iba desde Lasarte hasta Iruña. Transporte Aéreo: La sociedad guipuzcoana suspiraba por un aeropuerto desde 1928, año en el que se hicieron los primeros estudios para poder crear un aeropuerto en la desembocadura del Bidasoa, pero éste no vio la luz hasta casi treinta años después. Las condiciones topográficas y climatológicas de la provincia tampoco favorecían al proyecto, pero parecía que una provincia de las características de Gipuzkoa, principalmente en lo que a densidad humana y económica se refiere, precisaba de un aeropuerto. Aunque finalmente el factor principal lo constituyó el dinero, por fin, en agosto de 1956 el Aeropuerto Provincial de San Sebastián quedaba inaugurado. Red Portuaria: Hondarribia, Pasaia, Donostia, Orio, Getaria, Zumaia y Deba constituían los siete principales puertos de la provincia de Gipuzkoa. De entre todos ellos destacaba sin lugar a dudas el de Pasaia, tanto a nivel pesquero como de transporte. Este puerto contaba con una institución propia, dependiente de la Diputación de Gipuzkoa, denominada Junta de Obras del Puerto, cuya misión principal consistía en un adecuado uso, mantenimiento y aprovisionamiento del mismo. El resto de puertos guipuzcoanos se dedicaba de manera casi exclusiva a la actividad pesquera. 28 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Red Telefónica: Hasta llegado el año 1949, el servicio telefónico de la capital lo atendía la red telefónica municipal, ocupándose del servicio de la provincia la Diputación. Pero el 14 de abril de 1971, el Ministerio de la Gobernación hacía saber a través del Boletín Oficial del Estado (BOE) que, a partir de ese momento, se producía el traspaso de la red provincial a la Compañía Telefónica Nacional de España. A cambio, la Compañía se comprometía a que todos los teléfonos de la provincia estarían automatizados. Medios de Comunicación: Dos puntos clave van a marcar la prensa española y vasca desde la finalización de la Guerra Civil hasta el final del régimen autoritario del General Franco; “por una parte la censura previa de los periódicos, las revistas y los libros y la orientación de los contenidos de las informaciones de prensa mediante un sistema de consignas que durará hasta la Ley de Prensa de Manuel Fraga en 1966, y por otra, el peso de la cadena de prensa del Movimiento”33. En la inmediata posguerra se configuran tres cadenas de radio a nivel del Estado, dependientes las tres del “Movimiento Nacional”, del “Frente de Juventudes” y del “Sindicato Vertical” respectivamente. Sus nombres tampoco ocultan su procedencia, “Cadena Azul de Radiodifusión”, “Red de Emisoras del Movimiento” y “Cadena de Emisoras Sindicales”34. En 1945 se inaugura Radio Nacional de España, y la televisión comienza a extenderse por el Estado a finales de los años cincuenta, pero las cuatro provincias vascas junto a Burgos, Logroño y Santander quedan fuera del proyecto de instalación de dos cadenas de televisión, aunque consiguieron que la primera cadena pudiera verse, no así la segunda. Sin embargo, en el año 1959 las Diputaciones de estos territorios, a excepción de Burgos, deciden asociarse para aportar ayuda económica, técnica y de representación con el fin de que pueda instalarse la televisión. Dentro de lo que supusieron los medios de comunicación también hay que tener en cuenta su relación con la Iglesia. Con la firma del Concordato de 1951 entre el Estado y la Santa Sede establecieron que “el Estado debía cuidar para que se dé conveniente puesto a la exposición y defensa de la verdad religiosa por medio de sacerdotes y religiosos en los programas de radio y televisión”35, pero en el mismo no se reconocía nada sobre la posibilidad de otros medios de comunicación no pertenecientes a las entidades religiosas, por lo que la Iglesia desarrolló un sistema paralelo de emisoras que en 1955 originó ciertas tensiones entre el Estado y la propia Iglesia Católica y que no se resolvió hasta que 33. Garitaonaindia, C. (1990): “La prensa, la radio y la televisión en el País Vasco durante la dictadura de Franco y en la democracia” en Cuadernos de Extensión Universitaria. Bilbao, UPV/EHU. pp. 105-108. 34. González, M. (1988): Op. Cit., pp. 133-135. 35. Garitaonaindia, C. (1990): Op. Cit., p. 110. 29 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua quedó establecido el Plan Transitorio de Ondas Medias, en el que se reservaban cuatro emisoras a la Comisión Episcopal. Planes Hidráulicos: El desarrollo tanto industrial como demográfico exigía de Gipuzkoa un plan hidráulico. El primer problema con el que se encontraba nuestra provincia era el del abastecimiento de aguas, para lo cual la Diputación tomó parte en ello, orientando, asesorando y regulando la utilización de los recursos hidráulicos. Hasta ahora, esta labor del abastecimiento de aguas había ido de la mano de los Ayuntamientos a través de la captación de pequeños manantiales, pero el crecimiento estaba siendo de tal magnitud, que hubo que recurrir a los servicios de la Diputación. El momento de máximo desarrollo de la provincia, en torno a los años sesenta, marcó la línea a seguir en el abastecimiento de aguas, optándose por la creación de grandes embalses en las cabeceras de los ríos, pues gran parte del agua que se recogía en nuestra provincia era desaprovechada y rápidamente terminaba en el mar. Para solucionar este problema se creó un Plan de Regulación y Utilización de Recursos Hidráulicos que consideró prioritario dejar fuera del Plan a Donostia y sus alrededores, dado lo avanzadas de las obras de su propio proyecto, y construir siete presas en la provincia, cuya financiación correría 50 por ciento de parte del Estado y 50 por ciento a cargo de la Diputación. El segundo problema lo constituyó la contaminación de los ríos. El rápido crecimiento de la industria no tuvo en cuenta la eliminación controlada de residuos, convirtiendo los ríos en verdaderos estercoleros donde eran vertidos productos de cualquier tipo. También se crearon comisiones para el saneamiento de las aguas, estableciendo previamente una clasificación de los ríos según su nivel de contaminación. Dicha clasificación fue la siguiente: protegidos, vigilados, normales e industriales. Por fin, en 1960, se establecía el Plan de Saneamiento del Urumea, al año siguiente el del Oria y, ya en 1964, se aprobaba el primer estudio del Plan de Regulación de los Ríos de la Provincia y Distribuciones Comarcales, que era un estudio global de las necesidades de saneamiento de las comarcas de los ríos que vertían sus aguas en el litoral guipuzcoano. Red Eléctrica: La red eléctrica guipuzcoana se caracterizaba por la existencia de gran cantidad de pequeñas centrales eléctricas, pero el desarrollo industrial experimentado a lo largo de estos años vino a confirmar que era insuficiente. Si hasta ese momento el consumo eléctrico estaba desviado principalmente hacia la industria y no llegaba a todos los puntos del territorio, con la llegada de la década de los años setenta y la revolución de los electrodomésticos en los hogares, la situación se tornó especialmente grave, por lo que hubo que establecer un nuevo plan que se denominó Plan de Electrificación Rural y que se realizó en tres etapas: 1972/73, 1974 y 1975. 30 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Beneficencia y Bienestar Social Al hablar de las partidas presupuestarias de la Diputación, veíamos que ésta era una institución que destinaba importantes cantidades al apartado de “carácter benéfico”. La Beneficencia distribuía su dinero entre hospitalización de enfermos, huérfanos y desamparados, maternidad y expósitos, servicios especiales, dementes, etc., mientras que la Asistencia Social consistía en el reparto de subvenciones a “Obligaciones impuestas por las Leyes” o a instituciones de carácter social que colaboraban con la Beneficencia, entiéndase, Asociación Guipuzcoana de Cáritas, Sección Femenina de Falange y de las JONS, Frente de Juventudes de Gipuzkoa, Instituto Provincial de Sanidad, Asilo de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres, Junta de Protección de la Mujer, Instituto Anticanceroso, Delegación Provincial de Excombatientes, etc. En cuanto al capítulo destinado a Bienestar Social, hay que señalar que los indicadores que presentaba la provincia de Gipuzkoa eran netamente superiores a los de otras provincias del Estado. Esto tampoco quiere decir que estuviesen a nivel europeo, incluso en ocasiones estaban por debajo de países que supuestamente deberían situarse al mismo nivel, pero eran francamente aceptables. Otro tema sería si, como señalábamos en el párrafo anterior, esas cantidades llegaban siempre al mejor destinatario, pero ello sería motivo de otro análisis diferente a lo que es nuestro objetivo. A la vista de la siguiente ilustración parece que las partidas presupuestarias poco variaban con el transcurso de los años. Se aprecia un incremento en las cantidades destinadas a “Dementes” entre 1940 y 1955, que coincide con un descenso en las destinadas a “Huérfanos y desamparados” en las mismas fechas, siendo el resto de partidas presupuestarias bastante similares; si acaso, se puede señalar un ligero altibajo que sufre la partida destinada a “Hospitalización de enfermos” entre los años 1940/1945 y 1945/1950, para volver a una cantidad similar a la existente en 1940 cuando se alcanza el año 1955. En cualquier caso, lo que queda meridianamente claro es la importancia que desde la Corporación Provincial se dedicaba a este tipo de servicios, de ahí que a esta Institución se le atribuya un cierto carácter “benéfico”. 31 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Reparto del presupuesto de Beneficencia en diversos servicios, 1940/1955 Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes. El mundo de la cultura El golpe militar no sólo tuvo sus trágicas consecuencias en los campos económico y político. En el campo cultural, la represión que se ejerció sobre todo aquello que tuviese la más mínima huella de corte republicano o nacionalista también alcanzó cotas insospechadas; así Sueiro y Díaz afirman que “la situación de la cultura española en los decenios anteriores a la guerra merece ser calificada, cuando menos, de esperanzadora. La República que con razón ha sido calificada como ‘de intelectuales’, habría tratado de potenciar con todos los medios a su alcance aquella cultura, pero el nuevo régimen instalado tras la victoria nacionalista, supuso en ese terreno, como en tantos otros, un hachazo brutal, una ruptura total”36. Fueron años muy duros en los que la libertad de todo pensamiento que se alejase de lo establecido por el Movimiento podía ser considerado como ilícito, con las terribles consecuencias que ello podía acarrear. Toda actividad creativa tenía que ser supervisada por el correspondiente Tribunal, quien se encargaría de determinar la posibilidad de que dicha actividad pudiera seguir adelante, y, 36. Sueiro, D. y Díaz Nosty, B. (1998): Historia del franquismo. Vol. II. Madrid, Ed Sarpe. p. 113. 32 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa por supuesto, si alguna actividad cultural estaba bajo control total y absoluto, ésta no era otra que la educación. Ante este panorama que se presentaba en el mundo de la Cultura y de la Educación, se pueden observar dos posiciones: una primera adoptada desde el campo oficial –en este caso, desde la Diputación– limitándose a una política de construcciones escolares, especialmente en las zonas rurales de la provincia, acompañada de ciertas ayudas económicas en forma de becas y subvenciones, pero que ninguna de ellas terminó por solucionar el grave déficit que presentaban ni el campo de la cultura ni el de la enseñanza de la provincia; y, por otra parte, otra postura adoptada desde el campo no oficial en la que tomaron parte desde todo tipo de organismos e instituciones, incluida la Iglesia vasca, que lucharon por la recuperación del idioma y de la cultura vasca que “ha sufrido durante largos siglos, y sobre todo en los últimos años, una tremenda presión de culturas extrañas, impulsada por motivos extraños a la misma dinámica cultural e intercultural. Ello ha conducido la cultura histórica del País Vasco al borde de la desintegración. Podrá recuperar su personalidad a través de la asimilación de elementos extraños y conseguir una nueva vitalidad, si efectivamente se crean las condiciones aptas para una reafirmación de la identidad de la cultura vasca”37. Ciñéndonos únicamente al apartado cultural de la institución guipuzcoana, ésta se limitó al mantenimiento del servicio de archivos y bibliotecas, la conservación de los monumentos artísticos y lugares históricos, la concesión de alguna beca a centros e instituciones culturales y en la organización de concursos, congresos y homenajes. Sin embargo, hay que hacer constar que todas estas actividades tuvieron su desarrollo principalmente en la década de los años setenta, es decir, en los últimos años de dominación del régimen franquista. En lo que al campo de las bibliotecas se refiere, observamos que en el año 1941 se adoptó la decisión de crear un Centro de Estudios Históricos cuya finalidad era velar por el pasado de la provincia y promover los estudios históricos en todas sus ramas. Este centro recibió el nombre de “Centro de Estudios Históricos de Guipúzcoa - Instituto Esteban Garibay”, cuyo Presidente de Honor era el mismísimo Francisco Franco. El cargo de Presidente Honorario recaía en el Presidente de la Diputación y, el de Presidente Ordinario, lo ostentaba Julio Urquijo. Junto a este Instituto se abrió la Biblioteca Provincial de Gipuzkoa constituida en torno al Fondo Jaizkibel. En 1957 la Diputación acordó solicitar al Ministerio de Educación Nacional un concierto para acogerse a los beneficios del Servicio Nacional de Lectura que a través de un Centro Coordinador de Bibliotecas de Gipuzkoa se regularía por un régimen mixto de patronato y direc- 37. Euskaltzaindia (1977): El libro blanco del euskera. Bilbao, Euskaltzaindia. 33 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua ción técnica. Como consecuencia de ello, en el año 1962, nueve bibliotecas guipuzcoanas estaban ya adscritas al Servicio Nacional de Lectura, y ya, con el II Plan de Desarrollo del Estado en 1968, fueron 38 las nuevas bibliotecas que se crearon en los municipios de la provincia. Por otra parte, el Archivo Provincial de la Diputación, instalado desde 1904 en Tolosa, continuó funcionando. Sus orígenes remontan al siglo XIV, con el nacimiento de “La Hermandad”. En 1942 quedó constituida la Junta Provincial de Archivos y Bibliotecas, cuyos integrantes eran el Presidente, el Vicepresidente y el Secretario de la Diputación y el Presidente de la Comisión de Fomento. En la década siguiente se recuperaron los documentos guipuzcoanos que estaban en los Archivos Diocesanos de Iruña, pero para entonces, en el año 1946 ya se había encargado a la Sección de Archivos y Bibliotecas que estableciera un índice o catálogo de los humilladeros –lugares que se encontraban a las afueras de los pueblos y que tenían alguna cruz o alguna imagen religiosa–, ermitas y santuarios de Gipuzkoa, clasificándolos en relación a su importancia histórica, artística o religiosa. Una vez finalizada la relación, los contenidos allí presentes fueron considerados monumentos artísticos o históricos. La labor desarrollada por la Diputación de Gipuzkoa en materia de Cultura no acababa ahí. Anualmente se encargaba de proteger y subvencionar a diferentes entidades culturales de diversa índole: la Orquesta Municipal de Donostia, el Orfeón Donostiarra, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el Museo San Telmo, la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, la Academia de la Lengua Vasca, el Centro Cultural Femenino Nazaret, etc. Merece la pena señalar las subvenciones que se otorgaron a los miembros del Servicio Español del Magisterio (SEM), para llevar a cabo “misiones de cultura” en los pueblos de la provincia y cuyo fin no era otro que difundir la propaganda y el espíritu del Movimiento. En el ámbito deportivo las ayudas y subvenciones fueron prácticamente inexistentes a lo largo de todo el periodo franquista, limitándose a la creación de algún espacio deportivo como los campos de deporte de Anoeta, en el barrio de Amara de la capital. Algunas claves de la evolución política en Euskal Herria La muerte de Franco y la etapa política que se abre en los años sucesivos suponen la apertura a un proceso de transición democrática de la vida política que, para una parte importante de la población, marca un horizonte plural de las diferentes opciones políticas, cuyo marco de referencia será la Constitución Española, aprobada en 1978. En el dilema, de “reforma o ruptura”, que se arrastraba desde la década de los setenta, la política que se estaba llevando a cabo pretendía la reforma del sistema, sin más objetivos de cambio radical y que, 34 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa por lo tanto, no satisfacía las esperanzas depositadas en un proyecto político alternativo. Todavía faltaba mucho tiempo para la caída del muro de Berlín, y las posibilidades de un cambio social se veían en el horizonte de muchos partidos políticos, que conservaban intactos sus planteamientos revolucionarios de una década prodigiosa. En este sentido, la evolución política de este periodo, nos puede dar algunas claves que resultan imprescindibles para explicar el grado de politización existente en la sociedad vasca, en un proceso de transición democrática. Así, se pueden distinguir cuatro periodos: el primero que va de 1977 a 1979 que es el de la transición vasca; el segundo el de institucionalización interna (1980-1984); tercero, crisis del nacionalismo hegemónico con la ruptura del PNV (1984-1986), y el cuarto, en el que se abre una fase de consolidación del sistema (1986-1993)38. Esta periodización es meramente informativa, pero sirve para marcar algunos hitos del comportamiento político de los vascos en este periodo reciente de su historia, a través de la sociología electoral, en una etapa donde las convocatorias electorales se sucedieron muy a menudo. Así, durante este periodo se irán dibujando los mapas electorales con diferencias entre cada uno de los territorios históricos. Mientras que en 1977 el nacionalismo todavía no es mayoritario en la sociedad vasca, en 1979 en las segundas elecciones generales, el nacionalismo ya conseguiría ser mayoritario, con la aparición de Herri Batasuna y otras fuerzas nacionalistas, además del PNV. Esta mayoría se irá confirmando en las siguientes elecciones locales y forales, donde el nacionalismo radical rechaza su participación en las instituciones forales. En Navarra, sin embargo, UCD (Unión de Centro Democrático) mantiene cierta hegemonía, aunque emergerá una nueva fuerza política, defensora del regionalismo navarro UPN (Unión del Pueblo Navarro) que irá consiguiendo paulatinamente su hegemonía. Durante este primer periodo es cuando los atentados de ETA alcanzaron su máxima expresión numérica, con un total de 242 muertos. No obstante, la aprobación del Estatuto de Gernika en 1979 favorecerá que, en las elecciones autonómicas de 1980, el PNV conforme el primer gobierno autónomo en la Comunidad Autónoma Vasca. El intento de golpe de Estado de 1981, la nueva política de la LOAPA, la crisis de UCD y el ascenso del PSOE, con el triunfo en las elecciones legislativas de 1982, serán una serie de elementos externos que reactivará el conflicto nacionalista contra el Estado. De esta manera en las elecciones locales de 1983 se confirmará la hegemonía del PNV, el ascenso del PSOE y el nuevo papel de EE (Euskadiko Ezkerra). La conforma- 38. Llera, F. (1994): “El proceso político vasco en la democracia” en Aguirreazkuenaga, J: Gran Atlas histórico del Mundo Vasco, Bilbao, El Mundo, p. 452. 35 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua ción institucional de la autonomía y las competencias de las diputaciones forales será una fuente de conflicto dentro del nacionalismo, de manera que con las segundas elecciones autonómicas de 1984, aunque el éxito nacionalista vuelve a producirse, y se llega a un empate parlamentario entre el PNV y la oposición, tras el ascenso del PSOE, el problema más grave va a ser la fractura dentro del nacionalismo y la dimisión de Carlos Garaikoetxea como lehendakari, que culminará con la creación de un nuevo partido nacionalista (EA, Eusko Alkartasuna). El adelanto de las elecciones, en 1986, tras la escisión del PNV, “se caracteriza por una mayor segmentación y pluralismo en el sistema de partidos, al repartirse el PNV y EA los votos del primero e incrementarse el peso electoral de los partidos de la izquierda nacionalista (EE y HB), todo lo cual le da al PSOE el triunfo parlamentario”39 en la Comunidad Autónoma Vasca por primera vez. Esta nueva situación producirá un gobierno de coalición entre PNV-PSOE, presidido por José Antonio Ardanza. Las cuartas elecciones autonómicas de 1990, pueden considerarse como una continuidad, definiéndose unos escenarios donde la izquierda y la derecha se conjugan con su posición ante el nacionalismo, además de diferenciar espacios de dominio de partidos, según los diferentes territorios. De esta manera, Bizkaia y Gipuzkoa tendrán predominio de fuerzas nacionalistas, mientras que en Araba y Nafarroa la presencia mayor de partidos estatales será una permanente. En este sentido, el pluralismo político está garantizado, más allá de los intereses políticos en un momento determinado. El mapa electoral parece permanecer sin demasiados cambios a lo largo de las elecciones que se irán produciendo en la última etapa de este periodo. 4.2. Proceso de alfabetización e ikastolas Uno de los aspectos diferenciadores del proceso de modernización llevado a cabo en Gipuzkoa es, sin lugar a dudas, la evolución de una serie de rasgos que la han situado en la cabecera de los indicadores culturales y educativos en el conjunto de Euskal Herria. En este sentido, debido a las características sociales y lingüísticas de este Territorio Histórico, se pueden apreciar las actividades a favor del euskara y de la enseñanza en esta lengua que, con años de diferencia, marcan la pauta progresiva del paulatino reconocimiento de esta realidad. No obstante, no podemos desvincular Gipuzkoa del proceso de alfabetización, sobre todo en euskara, que se está produciendo en Euskal Herria, sobre todo a partir de finales de la década de los cuarenta, y que en las siguientes décadas se configuran plenamente, implicando a todo un movimiento a favor del 39. Llera, F. (1994): Op. Cit., p. 458. 36 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa euskara y de la enseñanza en esta lengua. En un trabajo precedente40, señalábamos que el modelo de alfabetización vasco durante el siglo XX obedecía a unas características que lo diferencian de otros modelos de alfabetización occidentales. Para ello nos valíamos de un esquema explicativo, basado en tres ejes: el modo de alfabetización, el uso del euskara y el código ideológico. A continuación recogemos estos planteamientos, todavía útiles para explicar el proceso evolutivo de la alfabetización, el surgimiento de las ikastolas y el proceso de euskaldunización. Lo ocurrido en Euskal Herria en los últimos cincuenta años en este terreno es de tal importancia que, comparado con lo ocurrido en los últimos siglos, marca una ruptura y un proceso irreversible. Las ikastolas y todos los procesos de euskaldunización llevados a cabo son de tal fuerza que han logrado fraguar una nueva realidad. El aspecto fundamental, como se ha señalado hasta en el último informe de 2009 sobre la situación sociolingüística del país41, es que, gracias a la escolarización en euskara, se ha podido alcanzar cotas superiores de alfabetización y de uso del euskara, con una elevación importante de la tasa de escolarización en esta lengua. Competencia lingüística por territorios. CAV, 2006. Gobierno Vasco (2009) 40. Davila, P. (coord) (1995): Lengua Escuela y Cultura. El proceso de alfabetización en Euskal Herria, Siglos XIX y XX. Leioa, Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco. 41. Gobierno Vasco (2009): 2006. IV Mapa Sociolingüístico. Gasteiz, Servicio de Publicaciones del Gobierno Vasco. 37 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Como puede apreciarse en la ilustración, Gipuzkoa registra más de un 50 por ciento de la población bilingüe, que junto con los bilingües pasivos, conforman un panorama halagüeño respecto al futuro, pues tan solo el 30,9 de la población se declara monolingüe castellano parlante. La competencia lingüística de la población alcanza porcentajes que superan el 60 por ciento entre la población comprendida entre 5 y 15 años. Comparada esta situación actual con la que arrojaba el primer censo de 1981 sobre el conocimiento del euskara, el progreso ha sido espectacular, a pesar de las dificultades y de las resistencias. El modelo de alfabetización en euskara, en el periodo inmediatamente posterior a la finalización de la Guerra Civil y hasta la década de los años sesenta, sigue el mismo modelo de la etapa anterior a la misma y que denominamos “alfabetización restrictiva”, ya que su objetivo iba dirigido a los vascoparlantes, con escaso número de castellanoparlantes, que aprenderán el euskara de forma autodidacta. Es de destacar la formación de grupos dentro de las órdenes y congregaciones religiosas, señaladamente los franciscanos y los benedictinos, preocupados por su propia alfabetización. Este tipo de grupos van a resultar fundamentales para la elaboración de obras y revistas escritas en euskara. Asimismo, Euskaltzaindia se mantendrá de una forma institucional en la promoción de la alfabetización. La primera campaña de alfabetización promovida por Ricardo Arregi será una experiencia que marque una ruptura respecto al carácter restringido de la alfabetización. De la misma forma, la campaña Kili-Kili adquiere su importancia basada en la alfabetización infantil. Por lo que respecta a los usos del Euskara, y dada la represión que ejercía el gobierno sobre la lengua, su uso se mantendrá en un nivel privado y en contextos sociales restringidos. No obstante, existen una serie de revistas de circulación controlada, cuya temática se referirá a la literatura y a temas religiosos, aunque también se traten otros de carácter académico. También hay que registrar toda una serie de obras para ser utilizados como medios de enseñanza. Además de estos ámbitos de la literatura, también hay que considerar otras revistas de tipo más popular. Junto con todo este conjunto de revistas, lo cual es buena muestra del alcance público de la escritura, también hay que considerar la existencia de radios parroquiales, de una discografía vasca y el surgimiento de una nueva literatura vasca. En un nivel más académico, hacia el final del período, se darán los pasos más importantes para la standarización lingüística del euskara, que dará lugar al euskara batua (euskara unificado) y que supondrá en las etapas siguientes una forma de normativización lingüística que, paulatinamente, se introducirá en las ikastolas y será adoptado mayoritariamente como norma tanto para textos literarios como científicos. Dentro del campo nacionalista se continuarán manteniendo de forma soterrada las elaboraciones ideológicas sabinianas o del nacionalismo tradicional vasco, en un contexto de represión. Desde un punto de vista ideológico se 38 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa puede constatar la permanencia de valores como la religión y la raza en el código nacionalista. No obstante, este nacionalismo puede calificarse de residual, si tenemos en consideración el surgimiento de otros planteamientos, tanto culturales como políticos, que intentan sintonizar con un nacionalismo más radical, sobre todo a partir de la década de los sesenta. Desde luego, el surgimiento de las primeras ikastolas irá poniendo las bases de la escolarización y consecuentemente sentando la posibilidad de una alfabetización de la población infantil, que en este período será mayoritariamente vascoparlante. En el decenio de los setenta y ochenta, antes de las transferencias educativas a la Comunidad Autónoma Vasca, asistimos al periodo más fecundo desde la perspectiva de la alfabetización en euskara. Los objetivos que subyacen en el proceso de alfabetización pueden diferenciarse en función de dos procesos de alfabetización, según se trate de vascoparlantes o de sujetos cuya lengua materna sea el francés o el castellano, en cuyo caso se tratará de un proceso de euskaldunización. También hay que remarcar que la alfabetización primaria va a correr a cargo de las ikastolas, mientras que los adultos tendrán acceso a toda una red de cursos a cargo de instituciones propias. En este sentido, podemos constatar un “boom” en cuanto al número de personas que van a seguir cursos de aprendizaje del euskara, sobre todo en la euskaldunización, mientras que la alfabetización de los vascoparlantes irá progresivamente descendiendo. Se trata de un fenómeno básicamente urbano. Todo ello redundará en el surgimiento de una nueva figura dentro del estudiantado que será conocida como “euskaldunberria”. Para atender esta demanda surgirá A.E.K. a principios de esta etapa, con la intención de coordinar todas las “gau eskolas” y “euskal eskolas” que funcionaban por todos los territorios vascos. El proyecto de esta Coordinadora intentará dar respuesta a las nuevas reivindicaciones respecto a la lengua y la cultura vascas dentro de un proyecto nacional, donde la recuperación de la lengua actúe como eje promotor. Será esta institución la que además desarrolle nuevos métodos de enseñanza, en función tanto del tipo de alumnado, como de la necesidad de unir el aprendizaje a los contextos de uso de la lengua. Resultarán, por lo tanto, fundamentales las aportaciones didácticas a través de materiales pedagógicos, así como la preparación de un profesorado adecuado. Complementando todo este proceso interno de lo que significa la enseñanza de la lengua en sus aspectos organizativos, didácticos, etc., surgirán toda una serie de campañas de alfabetización y de otro tipo de actividades públicas, cuya repercusión social se hicieron constatables. Entre ellas la más importante sería, en 1978, la campaña “Bai Euskarari” que daría gran impulso a las reivindicaciones del euskara, en el sentido de tomar conciencia de la situación, y que consolidaría el papel de Euskalzaindia en su trayectoria a favor del euskara. Los usos del euskara en esta etapa van a resultar importantes por el complejo mapa de utilización del euskara en diversos ámbitos de la vida pública y privada, unas de carácter institucional y con reconocimiento oficial y otras de 39 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua carácter reivindicativo respecto al uso público del euskara. Es un fenómeno expansivo que cuenta con una progresiva implantación debido a las características del momento y a la coyuntura política indefinida sobre la lengua y la cultura vascas. Estos aspectos se pueden apreciar tanto en lo que respecta a la lectura y la escritura, al uso oral, como al uso social del euskara. El número de revistas en euskara resulta, en ese momento, importante, tanto en su aspecto cuantitativo como cualitativo, así como las editoriales que surgirán con el objetivo de publicar textos en euskara, ya sean literarios, científicos, o dedicados a la enseñanza. En su aspecto oral, la nueva canción vasca resultará un fenómeno especialmente destacable, junto con la mayor programación en euskara en la radio. De la misma forma, y relacionado con el proceso de standarización lingüística, que irá afianzándose, no sin una serie de conflictos que irán más allá de los propiamente lingüísticos y que se producirán en el seno de Euskaltzaindia, surgirán la U.E.U. (Udako Euskal Uniberstitatea) y UZEI (Terminologia eta Lexikografia Zentroa) que trabajarán en el ámbito de la alfabetización técnica, produciendo material imprescindible para la utilización de los profesionales y universitarios. El nacimiento de E.H.E. (Euskal Herrian Euskaraz) será también otro punto de referencia, para exigir la normalización pública del euskara. Se aprecia en estas dos décadas, sobre todo tras la muerte de Franco, un proceso de redefinición nacionalista, donde el código nacionalista tradicional no va a ser el hegemónico. El surgimiento de otras fuerzas políticas, así como el contexto social, permiten una redefinición del nacionalismo anterior haciendo más hincapié en que la identidad vasca no reside en la religión y la raza, sino en la reivindicación de la lengua. A partir de esta redefinición, donde se aboga por una integración de los inmigrantes, los lemas sobre Euskadi y el euskara serán permanentes: Euskadi euskaldun. No obstante, hacia el final del periodo y coincidiendo con las victorias electorales del PNV, se aprecian distintas formas de entender este lema. Hemos de resaltar la significación que para el País Vasco tuvo el tránsito del franquismo a la democracia, así como la nueva configuración constitucional y el desarrollo preautonómico. De la misma forma, los usos del euskara se irán extendiendo por todo el tejido social, mientras las ikastolas estarán afianzándose como una red competitiva con las otras redes escolares. No obstante, se plantea un momento de crisis con las nuevas redefiniciones del código ideológico, entre un nacionalismo tradicional y otro más radical. Finalmente, a partir de mediados de la década de los ochenta y hasta la actualidad, podemos hablar de que la alfabetización en euskara va tomando unos derroteros institucionales, debido a las nuevas competencias que en materia educativa recaen sobre el Gobierno Vasco. Se aprecia que, desde el punto de vista de la recuperación lingüística, comienza a distinguirse el modelo “D” dentro de las redes escolares, como un elemento imprescindible para la alfabetización de los niños desde la escuela, mientras que la alfabetización de adultos, a través de la euskaldunización, adquiere un sentido más institucional. La propia 40 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa alfabetización y euskaldunización del magisterio será un complemento imprescindible para el propio proceso de euskaldunización generalizado. Asimismo, los requisitos exigidos de disponer de reconocimientos de competencia lingüística, convierten al euskara en una forma instrumental de acceso a puestos de trabajo. El aumento en el uso del euskara hace necesario su aprendizaje instrumental, en contra de otros planteamientos más sociales. En esta etapa, los métodos de aprendizaje del euskara se han diversificado, aunque se aprecia una dedicación más importante a los textos dedicados a los euskaldunberris. La inmersión en contextos euskaldunes será una de las formas más eficaces de aprendizaje de la lengua, así como de la cultura y las tradiciones vascas. La lengua está inmersa en su propia cultura y, de esta forma, debe ser su aprendizaje. En cuanto a la formación de la tipología de grupos, además de consolidarse A.E.K., surgirá H.A.B.E como un proyecto paralelo e impulsado por el Gobierno Vasco, lo cual supondrá una situación conflictiva, sobre todo, en aspectos relativos a la financiación y a la homologación del profesorado, observándose una polarización entre ambas instituciones, en función de los proyectos políticos de cada una de estas instituciones. En Nafarroa e Iparralde la presencia de A.E.K. continuará manteniéndose. No obstante, y a pesar de la existencia de toda esta red institucional de dependencia variada, pues también deben incluirse instituciones privadas, la demanda de alfabetización y euskaldunización decrece considerablemente, llegando a estabilizarse hacia el final de esta etapa, sin que se pierda el carácter urbano. También surgirán otras formas de aprender euskara en internados. Las campañas de alfabetización continuarán de una forma normalizada por parte de las instituciones dedicadas a la alfabetización, sobre todo al inicio de los cursos para la obtención de alumnado. No obstante, también hay que resaltar el carácter reivindicativo de otras actividades, como Korrika, que presupone toda una representación simbólica de la lengua y de la identidad vasca. En este contexto, y en cuanto a los usos del euskara, se puede apreciar una ampliación en el uso del euskara, a todos los niveles de la actividad pública, desde la administración hasta los medios de comunicación, donde será de destacar la existencia de un canal de televisión que emite íntegramente en euskara. De la misma forma, en 1990 aparecerá un diario en euskara, consolidándose a partir de un público lector. Debe resaltarse las actuaciones institucionales en cuanto a la organización de actividades que aseguren un bilingüismo, de acuerdo con los principios del Estatuto de Gernika. En este marco, la ley de normalización del euskara de 1982, será la base de todo este desarrollo institucional, de la misma manera que en Nafarroa lo será la ley del vascuence. A pesar de todos estos esfuerzos de planificación lingüística, así como la ampliación del uso oral del euskara de una forma publica, a través de las diferentes emisoras de radio, de la canción, de los bertsolaris, del teatro y del cine, no se puede afirmar que se trate de un fenómeno masivo. En los censos elaborados de 1981 y 1986 se recogía información sobre el grado de conocimiento del euskara por parte de la 41 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua población, siendo su resultado que tan sólo un tercio de la misma era vascoparlante. En un plano orientado hacia la normalización del euskara, será también de resaltar la continuidad de la UEU, de UZEI, y ELHUYAR, así como la presencia cada vez más importante del euskara en la enseñanza universitaria. También el surgimiento de EKB con el objetivo de la defensa del euskara, promoción de la cultura vasca y la normalización. En este último periodo, en el código ideológico, y tras la redefinición nacionalista, pueden apreciarse diversos proyectos nacionalistas cuyo frente político reside en la forma de entender el País, en función del papel que debe jugar la lengua, aunque para unos ésta ocupe un lugar accesorio dentro del proyecto de construcción nacional y, para otros, fundamental. La batalla política respecto a la lengua entrará por lo tanto en una confrontación ideológica, más allá del propio fenómeno lingüístico. El proceso de alfabetización institucional y de normalización lingüística, en este último periodo, se debe al carácter que van tomando todas las iniciativas alrededor de la alfabetización. Esta cuestión puede apreciarse desde las propias instituciones de enseñanza, como la consolidación de los medios de comunicación, e incluso Korrika. Dicha institucionalización no es, por lo tanto, característica de la acción de gobierno debido a la nueva situación autonómica, sino que afecta a todos los ámbitos sociales. Por otra parte, el proceso de escolarización a través de las ikastolas, tendrá que compartir la alfabetización primaria en euskara con las otras redes escolares públicas y concertadas, donde la Ley de la Escuela Pública Vasca marca un importante punto de inflexión. La nueva función social que comienza a adquirir el euskara, en una sociedad que cada vez más demanda las credenciales como un valor instrumental, hace aumentar la demanda del aprendizaje de esta lengua. Los usos del euskara irán extendiéndose, privilegiando la eficacia y cierta normalización social. Es precisamente en este proyecto de normalización donde se manifiesta una confrontación en el código nacionalista ante la inoperancia de la institucionalización en el proceso de normalización y las demandas de cotas más altas en el proceso de alfabetización. Las ikastolas y la euskaldunización Al referirnos a las diversas etapas del modelo de alfabetización vasco, hemos resaltado la importancia que tenía la escolarización en euskara, bien sea a través de las ikastolas, bien de aquellas escuelas públicas o concertadas que optaron por algún modelo lingüístico euskaldunizante, de acuerdo con las demandas sociales. Aquí, tan sólo señalaremos algunos aspectos relativos a la alfabetización primaria en euskara, apuntando algunas cuestiones relativas al movimiento de ikastolas. Somos conscientes de que todo el proceso de instauración de las 42 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa ikastolas conlleva un estudio más detallado, lo cual no invalida el planteamiento general sobre el proceso de alfabetización en todos los ámbitos señalados, donde se recogen aspectos no únicamente relacionados con la escolarización. Desde los primeros años del régimen franquista la persecución de cualquier manifestación en euskara será patente y afectará a diversos ámbitos del uso de esta lengua. Así, bajo la política de la unidad sacrosanta de la patria se prohibirá desde la utilización del nombre propio en euskara, hasta la designación de buques mercantes, documentos notariales, nombres de sociedades, etc., puntos de ataque allí donde pudiera detectarse el mínimo rasgo de separatismo42. A esta política habrá de unirse la depuración del magisterio y la represión del euskara en las escuelas43. Dentro del campo de la legislación educativa, la ley de educación primaria de 1945 y el texto refundido de 2 de febrero de 1967 excluían cualquier aprendizaje de la lengua materna, haciendo hincapié en el “vínculo fundamental de la comunidad hispánica” a partir de la lengua del Estado. Todo ello dentro de un contexto donde la cultura euskaldun será puesta en cuestión ante los nuevos cambios sociales y demográficos que se están produciendo en esta época debido al desarrollo industrial. Esta situación, en lo que respecta a la legislación general del Estado sobre la enseñanza, comenzará a cambiar a partir de la Ley General de Educación de 1970, en la que se habla del cultivo de las “lenguas nativas” y más particularmente, a partir del decreto 1433 de mayo de 1975, por el que se regula la incorporación de las lenguas nativas a los programas de los centros de educación preescolar y general básica, y del decreto 2929 de octubre del mismo año, relativo al uso de las lenguas regionales españolas. Durante esos años, no obstante, el movimiento de recuperación cultural y lingüístico estaba en pleno apogeo, vinculado a una serie de demandas políticas en un contexto de lucha antifranquista. La Constitución Española de 1978, al proclamar en su artículo 3.2 la oficialidad de las diferentes lenguas del Estado, dejaba a los diferentes Estatutos de Autonomía dicha oficialidad. El R.D. 1.049/1979 por el que se regula la incorporación de la lengua vasca al sistema de enseñanza en el País Vasco, no hacía si no promover toda una legislación abundante sobre la aplicación de aquel man- 42. Euskaltzaindia (1977): Op. Cit. 43. Arpal, J.; Asua, B.; Davila, P. (1982): Educación y Sociedad en el País Vasco. San Sebastián, Txertoa. Ostolaza, M. (1992): El garrote de la depuración. Donosti, Ibaeta- Pedagogía. 43 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua dato constitucional, señaladamente la de normalización del uso del euskara44, como veremos más adelante. Respecto tanto a la alfabetización como a la escolarización, dependiente de la centralización administrativa de la enseñanza estatal y hasta su transferencia a las comunidades autónomas, no podemos mostrar aspectos diferenciales con el resto del Estado, si acaso tan sólo hacer constar que, debido a las altas tasas de alfabetización y de escolarización, la acción del Estado no fue especialmente patente45. Asimismo, entre los datos estadísticos manejados por la Junta Nacional contra el Analfabetismo, las cuatro provincias vascas aparecen siempre entre los diez primeros lugares respecto al número de alfabetizados, e incluso respecto al número de reclutas no analfabetos mantiene esos primeros lugares, durante los años 1950, 1951 y 1952. Todo lo cual repercutiría en la escasa presencia de las campañas alfabetizadoras –que por aquel entonces se estaban promoviendo– en las Provincias Vascongadas y Navarra46. Otro tanto puede afirmarse, si consultamos la documentación relativa a la Comisión de Enseñanza y Formación Profesional de la Comisaría del Plan de Desarrollo Económico, donde los porcentajes de analfabetos son los más bajos para las cuatro provincias vascas47. Todo lo cual indica la situación favorable respecto al número de escuelas y al de personas alfabetizadas, que repercutió en una política de construcción de acuerdo con esas necesidades48. Como hemos señalado, podemos decir que la verdadera efervescencia en términos cuantitativos de la alfabetización y escolarización, tanto en Europa como en Euskal Herria, no se dará hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. El despegue económico europeo de los años cincuenta provocará el boom de la educación, en la medida en que los mercados comienzan a demandar mano de obra especializada. La educación se revaloriza y se sitúa definitivamente en el pensamiento liberal burgués con un significado ideológico claro, la educación como sinónimo de prosperidad económica y de movilidad social. La alfabeti- 44. IVAP-HAEE (1986 y ss.): Euskarari buruzko araubidea. Normativa sobre el euskara, VitoriaGasteiz, Herri-Arduralaritzaren Euskal Erakundea-Instituto Vasco de Administración Pública. 45. Respecto a los datos sobre alfabetización en este perido puede consultarse Vilanova, M. y Moreno, X. (1992): Atlas de la evolución del analfabetismo en España de 1887 a 1981, Madrid, C.I.D.E. 46. Archivo General de la Administración del Estado (Alcalá de Henares). Ministerio de Educación, Leg. 79.331. 47. Archivo General de la Administración del Estado (Alcalá de Henares). Ministerio de Educación, Leg. 79.336. 48. Para el caso de Gipuzkoa, puede consultarse el Informe Gaur, Aguirre, J.A. (1969): Así está la enseñanza primaria. Hablan los maestros. Madrid. 44 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa zación se convierte en el paso previo a cualquier intento de formación y de su consecuente éxito social. Este despegue económico europeo tendrá también su correspondencia en el Estado Español, sobre todo a partir del comienzo de la Guerra Fría y del consecuente desbloqueo y legitimación internacional del régimen franquista. El Plan Marshall, la entrada de los tecnócratas del Opus Dei al gobierno y el planteamiento desarrollista que impulsaron produjo también el boom escolar en el Estado, como lo muestra la promulgación de la ley del 18 de julio de 1956, que autorizaba la emisión de deuda pública para la construcción en cinco años de 25000 escuelas. No obstante, este boom escolar se produce en un momento socio-político adverso para el euskara. El Estado dispone de medios económicos para la alfabetización y escolarización, pero bajo el signo de la afirmación de la españolidad, centralización férrea y negación de todo indicio diferencial. La alfabetización se hará en castellano por ley, trayendo no pocos problemas a los vascoparlantes. La alfabetización y escolarización de éstos se ha de dar en el marco tanto de la legislación vigente como en el marco social de la negación de su propia existencia como vascoparlantes: el euskara no sólo es expulsado del espacio oficial y público sino que su uso individual conllevará el castigo. La estigmatización de lo vasco, su exclusión de ámbitos lingüísticos de prestigio, y la imposibilidad real para un vascoparlante de desenvolverse en un ámbito más allá del familiar, con riesgo de ser objeto de burlas o castigo, junto con la valoración social general de la alfabetización, impulsa a muchas familias vascas a rechazar su propia lengua materna y escolarizar y alfabetizar a sus hijos en castellano, en un intento de evitarles la discriminación de la que ellos mismos han sido objeto. Con esto no queremos decir, ni mucho menos, que ésta sea la razón exclusiva que caracteriza la alfabetización en castellano de los niños/as vascoparlantes, ya que realmente la oferta escolar era prácticamente exclusiva en castellano hasta bien entrados los años sesenta; sino señalar que la represión lingüística en las áreas rurales, donde el uso del euskara era generalizado, profundizó la diglosia a medida que los procesos de industrialización avanzaban y que el uso del castellano se iba imponiendo con el añadido de prestigio y prosperidad. La alfabetización en castellano, impuesta desde las necesidades políticas de un estado centralista y desde las necesidades económicas de un mercado en desarrollo, encontró menos resistencias en estas zonas rurales tan golpeadas por la experiencia discriminatoria del castellano. Sin embargo, esta alfabetización en castellano no va a penetrar tan fácilmente en las áreas urbanas, donde se registra una progresiva resistencia. Es en este ámbito donde surgen las primeras experiencias de alfabetización en euskara, de los vascoparlantes en un primer momento, y de los castellanopar- 45 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua lantes más tarde. Así pues, la etapa franquista será el escenario de surgimiento de diversos intentos de alfabetización y escolarización en euskara. El retroceso que sufría la lengua, fruto de la represión y del reflejo diglósico, así como del aumento de la población castellanoparlante procedente de las emigraciones de otros puntos del Estado, comenzó a crear preocupación en diversos sectores vasquistas (clero, jóvenes...) que emprendieron diversos proyectos para atajar el retroceso del euskara. No queremos dejar de apuntar que esta preocupación se estaba produciendo, tanto en la Euskal Herria Peninsular como en la Continental. Por lo tanto, la alfabetización en euskara para los vascoparlantes tenía ya, a finales de los años cincuenta, en la zona continental algún desarrollo, si bien con un planteamiento bastante informal y muy dependiente de la voluntad y ánimo de los profesores. En el País Vasco Peninsular, la necesidad de “hacer algo” en euskara se plasma de maneras diferentes, que podemos clasificar según su nivel de formalización. Así, distinguimos iniciativas de alfabetización primaria en euskara en marcos de educación no formal, e iniciativas plenamente insertadas en proyectos de escolarización formal en euskara (caso de las escuelas domésticas de Donostia y de las ikastolas a partir de los años sesenta). Sin embargo, a medida que avanza la década de los sesenta, el entramado cultural vasco se corporeiza y expande creando en amplias áreas sociales la necesidad de la recuperación lingüística, la conciencia de que el euskara se estaba perdiendo y que había que recuperarlo, porque en el caso de perderlo Euskal Herria dejaría de existir (“euskararik gabe ez dago Euskal Herririk”); se pasa a un planteamiento mucho más dinámico, donde la euskaldunización se establece dentro de un proceso de recuperación lingüística. La recuperación lingüística se traduce también en una alfabetización en euskara de los castellanoparlantes, es decir, una euskaldunización precoz y su correspondiente alfabetización primaria en la segunda lengua. Se supera el discurso del bilingüismo como fenómeno individual (derechos del individuo a aprender en su lengua materna), y se desarrolla la conciencia del conflicto lingüístico, la diglosia y como consecuencia la reivindicación social del euskara. Como constata Núñez49, pese al aumento del número total de euskaldunes experimentado durante la centuria siguiente, la proporción de los mismos dentro de la masa de la población, sin embargo, ha disminuido, bajando del casi 100 por ciento al 44 por ciento en el período 1868-1970. El número de euskaldunes de Gipuzkoa había aumentado en 1981 de esta forma: 49. Núñez, L.C. (1977): Opresión y defensa del Euskara. Donostia, Txertoa. 46 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tabla 40. Población que habla, entiende, lee y escribe en Euskara por sexos (1982) Varones Mujeres Total Entiende euskara 192.680 198.876 391.556 Habla euskara 180.558 188.765 369.323 Lee euskara 147.419 154.416 301.835 Escribe euskara 133.389 139.322 272.711 Fuente: “A.E.V.” (1982). E. Jaurlaritza. Tabla 41. Población que habla euskara por comarcas en 1981 Varones Mujeres Total Alto Deba 20.749 20.807 41.556 Bajo Deba 19.799 20.743 40.542 Urola Costa 25.008 24.067 49.075 Goiherri 20.353 20.598 40.951 Tolosaldea 17.704 17.095 34.799 Donostialdea 66.028 73.544 139.572 Bajo Bidasoa 10.917 11.911 22.828 180.558 188.765 369.323 Total La alfabetización “informal” se produce en diferentes ámbitos, como la catequesis, o el intercambio de experiencias en las escasas escuelas en las que el euskara tenía alguna presencia, y sirvieron para mantener de alguna manera un ensayo de alfabetización vasca, al menos en su mínima expresión, “Umeen Deia” (1957-1964), una pequeña revista infantil nacida en Nafarroa en el marco de la Institución Príncipe de Viana de la Diputación Foral de Nafarroa, que se convirtió en este caso en un elemento dinamizador y de interrelación entre los niños/as euskaldunes. A esto habría que añadir, en los casos de Nafarroa y Gipuzkoa sobre todo, los exámenes en euskara y los premios que aportaban. Los concursos se convirtieron así en lugares de encuentro en donde el trabajo alfabetizador de cada día encontraba una plasmación festiva y lúdica, y, al menos, un espacio “público” de valoración. Los exámenes tenían dos partes, una oral y otra escrita; primeramente se hacía el trabajo escrito que consistía en escribir un cuento aprendido de memoria, un dictado corto y la respuesta a tres preguntas realizadas en aquel momento, para después recitar un verso, una 47 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua oración o una canción así como alguna lectura corta50. Los premios a los mejores resultados consistían en excursiones y pequeños regalos a los participantes. Estas iniciativas nos dibujan, sin lugar a dudas, de una manera más certera, las características de unos procesos de alfabetización primaria en euskara que son los precedentes inmediatos del surgimientos de otro ensayo educativo, que dentro de una dinámica de modernización del discurso sobre la lengua y un contexto socio-político de resistencia y contestación al franquismo, provocará el nacimiento del movimiento de ikastolas (escolarización en euskara tanto de niños/as vascoparlantes, en un primer momento de función conservadora de la lengua, como más tarde de castellanoparlantes, en el contexto de recuperación lingüística y reivindicación social del euskara). La escolarización en euskara: las escuelas domésticas y el movimiento de ikastolas Cuando abordábamos la situación política de Euskal Herria como consecuencia del estallido de la Guerra Civil, decíamos que la represión que se ejercía contra todo aquél que se salía de la línea establecida por los dirigentes del nuevo Régimen era atroz. La persecución ideológica a la que se sometió a la población causó serias dificultades para que se pudiera desarrollar con la más mínima libertad cualquier tipo de actividad cultural o lingüística en cualquier comunidad del Estado, “porque si la cultura ha sido amordazada en lengua castellana, la catalana, la gallega y la vasca, lo han sido doblemente. Se suprimieron los centros de estudio, publicaciones y editoriales en idioma propio en todas las regiones que lo tenían. Con motivo de la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en las oficinas de la Inspección Primaria de Barcelona el 26 de mayo de 1939, según reseña publicada al día siguiente por ‘El Noticiero Universal’, el nuevo Obispo dijo que: ‘la enseñanza debe ser cristiana, católica y saturada de amor a la Patria, y siempre en castellano, esta lengua que exaltaron entre otras grandes figuras de la Historia como Santa Teresa de Jesús e Isabel la Católica’”51. En lo que a nuestra cultura o lengua se refiere, esta persecución de la que hablamos alcanzó con ambas sus máximos niveles, convirtiéndose el idioma vasco en uno de los principales caballos de batalla de cualquier partidario franquista, lo cual, lejos de obtener los resultados por ellos deseados, tuvo el efecto contrario, logrando que muchas personas ajenas al mundo de la cultura y de la lengua, comenzasen a dar los primeros pasos en la recuperación de ésta. En relación a dicha recuperación hay que señalar que “el retroceso que sufría la lengua como consecuencia de la represión y del efecto diglósico, así como la 50. Torres, I.: Op. Cit., p. 454. 51. Sueiro, D. y Díaz Nosty, B. (1998): Op. Cit. pp. 123-124. 48 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa cada vez mayor inmigración castellano-parlante procedente de otros puntos del Estado, comenzó a crear preocupación en ciertos sectores vasquistas (clero, jóvenes,...) que emprendieron diversos procesos para atajar esa pérdida del euskera”52. Pero no cabe duda que el surgimiento de las ikastolas, y su incorporación a la enseñanza, constituyó uno de los puntos clave dentro de lo que supuso este proceso recuperador. La actitud de muchísimas personas euskalzales, entre las que no faltaron numerosos Hermanos lasalianos, fue otro de los factores a tener en cuenta, con una predisposición al trabajo en pro de la lengua que llegaba a alcanzar cotas insospechadas, de auténticos militantes de la cultura vasca, tanto de personalidades como del pueblo llano, sin olvidar a toda la corte de andereños y maixus que trabajaron en unas condiciones laborales impropias de un sistema educativo medianamente normalizado. El tercer gran grupo que participó activamente en la recuperación del idioma fueron algunos medios de comunicación, que dentro de la restricción de las libertades en las que se podían mover, apostaron por esta labor, con los peligros, principalmente de cierre del medio, que ello conllevaba. Dentro de esta etapa de desaparición del euskera existieron ciertos factores como los factores socio-políticos, socio-económicos, institucionales y psicosociales que a continuación vamos a relatar: “el conflicto lingüístico y cultural vasco surge en los años finales del siglo XIX y tiene su origen en un doble proceso: la transformación de las estructuras tradicionales provocada por el fenómeno de la industrialización y en el afianzamiento progresivo de los poderes estatales en detrimento de los regímenes forales. Estas nuevas condiciones políticas, económicas y socioculturales acabarán alterando el statu quo del euskera y de la comunidad euskaldun”53. De los factores socio-políticos tenemos que destacar la labor que ejercieron los representantes de la Administración Central y los funcionarios públicos, principalmente de los Secretarios de los Ayuntamientos, de los que partían las disposiciones para el cumplimiento de las prohibiciones de la utilización del euskera, pero tampoco se puede olvidar la actuación que en materia represiva del euskera mantuvieron los “Maestros Nacionales”, con sus ya conocidos castigos, tanto físicos como psíquicos, y la creación de sentimientos de culpabilidad dentro de su alumnado. De entre estos castigos el más famoso fue el de la imposición del anillo escolar, que consistía en que al niño que hablaba en euskera se le castigaba con un anillo, del cual tenía que desembarazarse entregándolo a otro niño al que había de sorprender hablando en euskera. El que tenía el anillo 52. Dávila, P. (1995): Op. Cit.. pp. 65-66. 53. Ostolaza, M. (1996): Op. Cit., pp. 38-39. 49 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua cuando terminaba la clase o la semana escolar era castigado con un castigo físico o con la obligación de aportar una determinada cantidad de dinero54. Este castigo tenía sus orígenes en la “Nota Galesa” de similares características al anillo vasco, con la particularidad de que en este caso se colocaba una señal o marca, generalmente de madera atada con un hilo y se le colgaba del cuello al primer niño al que se le hubiese oído hablar en galés en la escuela; “el desgraciado que tuviese el infortunio de poseer la nota colgada al cuello al final de la sesión escolar –dos veces por día– era castigado con suma severidad”55. Entre los factores socio-económicos, la industrialización de gran parte del territorio vasco, unida al proceso de inmigración masiva que no permitió una integración cultural y lingüística escalonada, y la práctica desaparición de la actividad rural, constituyeron otro de los ejes negativos para la conservación de la lengua. Para analizar los factores institucionales, hay que reseñar que ciertos sectores de la Iglesia vasca, con todo lo que representaba para una población de fuertes raíces cristianas, también se convirtieron en otro de los azotes permanentes contra el euskera, llegándose incluso a abandonar la predicación a sus fieles en esta lengua; “el Cardenal Gomá muere desilusionado del nuevo régimen que no le ahorra el mal trago de la publicación de una carta pastoral acusado de indulgente para con los opositores de Franco. Una Orden ministerial conmina a los obispos a poner término a la predicación en euskera y en catalán”56. Sin embargo, como decíamos, no todos los integrantes de la Iglesia adoptaron una actitud beligerante contra el euskera, y la mejor muestra de ello es el mensaje que el 30 de mayo de 1960 envió un grupo de sacerdotes vascos a la sociedad: “así ahora denunciamos ante todos los españoles y ante el mundo entero la política que hoy impera en España, de preterición, de olvido, cuando no de encarnizada persecución de las características étnicas, lingüísticas y sociales que Dios nos dio a los vascos. Si las piedras de un monumento nacional se cuidan por la belleza de su arquitectura y el reflejo que conservan del alma de la época que las labró, EL EUSKERA, INSTRUMENTO NECESARIO PARA LA EVANGELIZACIÓN Y CULTURA DEL PUEBLO VASCO, tiene derecho ante la Iglesia y ante la civilización, un derecho a la vida y a ser cultivado, [...] y éste es nuestro 54. Dávila, P. (2003): Enseñanza y educación en el País Vasco contemporáneo. Donostia, Erein, p. 101. 55. Lasa, J.I. (1968): Sobre la enseñanza primaria en el País Vasco. San Sebastián, Ed. Auñamendi, pp. 29-30. 56. García de Cortázar, F. y González Vesga, J.M. (1994): “Breve Historia de España”. Madrid, Alianza Editorial, p. 593. 50 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa caso hoy en España. Y no hay razón histórica, social ni política que justifique semejante crimen”57. Incluso el mismísimo Monseñor Añoveros, en su homilía de 9 de marzo de 1974, se atrevió a realizar una defensa del euskera en la que decía: “el pueblo vasco tiene unas características propias de tipo cultural y espiritual entre las que destaca su lengua milenaria. Estos rasgos peculiares dan al pueblo una personalidad específica dentro del conjunto de pueblos que constituyen el Estado español actual. El pueblo vasco, lo mismo que los demás pueblos del Estado español, tiene el derecho de conservar su propia identidad, cultivando y desarrollando su patrimonio espiritual, sin perjuicio de un saludable intercambio con los pueblos circunvecinos dentro de una organización socio-política que reconozca su justa libertad. Sin embargo, en las actuales circunstancias, el pueblo vasco tropieza con serios obstáculos para poder disfrutar de este derecho. El uso de la lengua vasca, tanto en la enseñanza, en sus distintos niveles, como en los medios de comunicación, está sometido a notorias restricciones. Las diversas manifestaciones culturales se hallan también sometidas a un indiscriminado control”58. Finalmente, con respecto a los factores psico-sociales, la otra institución que no pudo aguantar la presión social a la que era sometida fue la familia, que no tardó en abandonar su idioma, para sustituirlo por el castellano. Sin pretender justificar su actitud para con el euskera, hay que señalar que la imagen del castellano gozaba de una popularidad internacional que la lengua vasca no disfrutaba. El castellano era considerado como una lengua moderna, unida a procesos culturales y de civilización que, además, era hablado por millones de personas por todo el mundo. De esta manera, frente a “esa pequeña y diminuta lengua, que no llega a la condición de idioma, cuyo origen se desconoce y que se encuentra a punto de extinguirse porque ya no sirve. Esa lengua de aldeanos que sólo sirve para hablar con el ganado y que no es sino una rémora y un retraso para la vida moderna”59, la población vascófona optaba por dejar de enseñar su idioma a sus hijos para que no hicieran el ridículo ante el mundo por no saber expresarse en castellano y, de paso, que no se viesen sometidos a las vejaciones que se producían en las escuelas y en la vida cotidiana. 57. García de Cortázar, F. y Montero, M. (1980): Op. Cit., p. 181 o Iztueta, P. (1981): Sociología del fenómeno contestario del clero vasco, 1940-1975. Donostia, Elkar. 58. García de Cortázar, F. y Montero, M. (1980): Op. Cit., p. 183. 59. Informe SIADECO (1979). 51 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua No obstante, y a este respecto, tenemos que hacer referencia al trabajo de Idoia Fernández60 en el que se informa sobre la labor que desde antes del inicio de la Guerra Civil comenzaron a desempeñar las mujeres vascas, nacionalistas en particular, a través de una organización denominada Emakume Abertzale Batza (Asociación de Mujeres Patriotas) y que llegó a aglutinar a más de 25.000 mujeres. Éstas desempeñaban diferentes funciones, desde su participación en escuelas vascas hasta la creación de grupos de teatro, danzas, un cuerpo de enfermeras o labores de alfabetización. Este tipo de acciones las desempeñaban bien desde una perspectiva de socialización primaria (el hogar familiar) o secundaria, batzokis e ikastolas, creando unos espacios educativos que se complementaban entre sí y que de paso servían para lograr su objetivo: “vasquizar” a sus hijos. Finalizada la Guerra Civil la transmisión de estos contenidos y reproducción de las prácticas socializadoras llevadas a cabo antes del inicio de la misma, continuará ejerciéndose en Euskal Herria pero con intensidades y ritmos diferentes. Las mujeres vascas van a continuar transmitiendo a sus hijos la lengua, los cantos, las danzas y los relatos referentes a la Patria, dándose la situación de que las familias nacionalistas más pudientes llegaban a contratar a muchachas de servicio de origen euskaldun para que facilitasen la tarea de mantenimiento y aprendizaje del euskera en el hogar. El paso de los años va a permitir que este tipo de prácticas socializadoras vayan extendiéndose fuera del estrictamente marco familiar, trasladándose hacia los grupos de danzas, de teatro, de montaña, ... donde se da una importante presencia masculina y un intenso ambiente nacionalista. Sin embargo, el proceso socializador no finalizaba con estas prácticas e iba un poco más allá. En la capital guipuzcoana comienza una tarea de enseñanza formal en la que la mujer nuevamente va a desempeñar un papel fundamental, las etxe-eskolak o pisos privados en los que se produce la escolarización de niños vasco-parlantes comprendidos entre los tres y los nueve años, destacando en esta tarea durante los años 40 y 50 dos “andereños”: Elbira Zipitria y Mª Dolores Goya, cuya experiencia dará lugar al surgimiento de las ikastolas en los años sesenta, aunque desde planteamientos ideológicos y organizativos diferentes. Además de las distintas experiencias de alfabetización a la que ya hemos hecho mención en el epígrafe anterior, surgen en Euskal Herria, primero de un modo muy restringido y más tarde de un modo amplio y general dos experiencias de escolarización en euskara de gran importancia desde el punto de vista de la 60. Fernández, I. y otros (1997): “La transmisión de contenidos nacionalistas en el contexto familiar” en Historia de la Educación, Revista Interuniversitaria, nº 16, pp. 363-372. 52 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa alfabetización, ya que suponen la puesta en marcha de una verdadera escolarización en euskara. Se trata de las Escuelas Domésticas de Donostia desarrolladas en torno a la figura de Elbira Zipitria entre 1946 y 1969, y el Movimiento de Ikastolas que empieza a desarrollarse a partir de 1960. Respecto a las primeras, podemos apuntar que se trata de pequeñas escuelas de tamaño reducido (unos diez alumnos) que ponía en marcha cada maestra titular en su propia casa. Este tipo de experiencia sólo surge en Donostia y está muy vinculado a un modelo de educación con una fuerte raíz en la escuela vasca de preguerra, de hecho la organización tiene en su base la estructura de relaciones del Emakume Abertzale Batza del que Elbira Zipitria había sido una relevante militante. El planteamiento alfabetizador de las escuelas domésticas de Donostia tiene como objeto, al igual que las experiencias de alfabetización informal de las que ya hemos hablado, la conservación del euskara, y por esta razón están dirigidas hacia la población vascófona con el fin de alfabetizar en lengua materna, para después de estar bien asentados los niveles de lecto-escritura se proceda a la alfabetización en castellano. Esta escolarización en euskara se extendía hasta los nueve años, edad en la que se accedía al nivel de ingreso, momento en el que se continuaba la escolarización en colegios privados en castellano. La importancia de las escuelas domésticas de Donostia tiene, según nuestro punto de vista, una doble vertiente; por un lado permite dar una continuidad, precaria y aislada pero necesaria, a toda la labor emprendida en torno al bilingüismo y la escuela en la época de preguerra, aportando un modelo de escuela vasca adecuada a unas circunstancias difíciles pero con un gran contenido pedagógico e ideológico, y, por otro lado, aporta al inmediato proyecto general de escuela vasca en que se convirtió la ikastola una práctica pedagógica de marcado contenido renovador (Decroly y Montessori) en un momento en el que la escuela oficial se plegaba a los cánones más tradicionales y reaccionarios. El modelo de escolarización restringido correspondiente a las escuelas domésticas, en consonancia con el proceso general de alfabetización, responde a la función conservadora de la lengua así como a una ideología nacionalista que podríamos definir como residual, en el sentido que supone un transplante de un discurso de preguerra en una situación nueva, la posguerra, en donde los cambios infra y supraestructurales de las sociedades europeas habían tomado un rumbo sin retorno. La evolución ideológica en el ámbito vasco no habría de hacerse esperar; el surgimiento de ETA en 1959, la organización de la resistencia cultural vasca, 53 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua la regeneración de la lengua y la formulación del euskara batua, el desplazamiento de la influencia religiosa a todos los niveles, así como los cambios económicos inminentes a los procesos de urbanización e industrialización en la nueva coyuntura de posguerra traen consigo una nueva formulación ideológica de la cultura vasca. Ricardo Arregi será uno de los representantes más importantes de esta tendencia, que propugnará la necesidad de modernización de la cultura vasca, su codificación a tenor de la industrialización en una sociedad que es ya eminentemente urbana. De este marco general surge el impulso a las campañas de alfabetización y la importancia de la escolarización en euskara. El discurso modernizador de la lengua, en un contexto social de organización clandestina intensa, tiene su repercusión en el ámbito educativo vasco. El modelo de escuela doméstica se dinamiza, se inserta en el nuevo contexto social y surge la ikastola, con un perfil semejante al actual. La ikastola va a suponer la puesta en marcha de una alfabetización general en euskara, tanto para vasco parlantes como castellano parlantes, tras haberse superado la función de conservación, en aras de la recuperación lingüística. Alfabetización y escolarización, que abarcan todos los niveles de enseñanza, según lo van marcando las necesidades de los grupos escolarizados en la ikastola; se supera el esquema de las escuelas domésticas de ciclo de escolarización en euskara equivalente a ciclo de alfabetización, para articularse un proceso educativo general en euskara (queda fuera el nivel universitario, aunque la reivindicación al respecto es generalizada e incluso se organiza una universidad vasca popular, Udako Euskal Unibertsitatea). La implantación de la ikastola en todo Euskal Herria, aunque es desigual (se desarrolla más intensamente en Bizkaia y Gipuzkoa), tiene una incidencia indudable en la consideración del aprendizaje del euskara en todo el sistema educativo no universitario. Creemos que no es atrevido afirmar que la movilización social consecuente al movimiento de ikastolas creó las condiciones necesarias para su introducción en el curriculum escolar de toda la población escolar de una parte de Euskal Herria (la Comunidad Autónoma Vasca), aunque retomando los planteamientos bilingüistas y tratando de marginar la reivindicación social del euskara en el nuevo marco político diseñado por la constitución española. El movimiento de ikastolas será la iniciativa que finalmente dará cuerpo a una escolarización íntegramente en euskara, tanto para alumnos vascoparlantes como castellano parlantes. Su incidencia y evolución en los años en los que son la única red educativa en euskara, es decir con anterioridad a la fijación de los modelos de enseñanza bilingüe, son muestra de la posición favorable hacia las ikastolas. El aumento constante de alumnado en todos los territorios vascos 54 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa registra, no obstante, una evolución diferenciada, siendo Gipuzkoa el territorio con mayor número de matrícula61. Tabla 42. Evolución de la matrícula en las ikastolas (1964-1982) Alumnos matriculados Curso Guipúzcoa Álava Navarra Vizcaya 54 P. Vasco Continental --- Total 1964-65 520 22 596 1696-70 5.770 171 348 1.958 8 8.255 1970-71 8.181 334 765 2.591 14 11.885 1971-72 10.673 376 950 3.157 47 15.203 1972-73 13.245 486 1.377 3.755 101 18.964 1973-74 15.272 677 1.631 4.938 175 22.693 1974-75 17.971 1.026 1.892 5.822 225 26.936 1975-76 21.325 1.429 2.158 8.634 305 33.851 1976-77 25.314 1.812 2.621 10.977 341 41.065 1977-78 29.652 2.654 3.094 13.422 382 49.204 1978-79 31.423 3.293 3.744 14.875 390 53.809 1979-80 34.733 4.277 4.909 16.136 474 60.529 1980-81 37.145 5.086 5.369 17.157 516 65.273 1981-82 39.128 5.509 5.727 19.107 564 69.935 Fuente: Garagorri, X. y otros62 Esta evolución vertiginosa del movimiento de ikastolas, sobre todo en Gipuzkoa y Bizkaia, debe ser contemplada a la luz de un contexto social dinámico, movilizador y creativo, en un momento en el que el euskara se encontraba en su momento más crítico. La ikastola va a convertirse en un núcleo de identificación cultural muy intenso que produce y reproduce adhesiones y apoyos. De esta manera, y siempre en ese contexto de resistencia y reconstrucción cultural, 61. Para hacer un seguimiento estadístico de la evolución del alumnado de las ikastolas puede consultarse, para la primera etapa: Aduriz, A. y ot. (1972): “Gure Ikastola”, Jakin, nº 6; Basurko, F. (1990): “La normalización de la Ikastola: breve historia y estado de la cuestión de la escuela pública vasca”, Historia de la Educación, nº 8, pp. 139-166; SIADECO (1979): Conflicto lingüistico en Euskadi, C.L.P.; Euskara Zerbitzua (1990): Euskal Irakaskuntza: 10 urte, Gazteiz, Eusko Jaurlaritzaren Argitalpen-Zerbitzu Nagusia. 62. Garagorri, X. y otros (1983): “Ikastoletako irakaskuntzaren garapena eta egoera”, en Jakin, nº 28, uztaila-iraila, pp. 6-60, p. 10. 55 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua lingüística y política, las ikastolas van encontrando los modos de ir poniendo en marcha todo un sistema educativo paralelo y extraoficial en todos sus niveles (ideológico, organizativo, formativo y pedagógico). Así, antes de la publicación del famoso decreto de bilingüismo de 1979, podemos observar una serie de características diferenciadoras de estas dos etapas63, coincidiendo con los cambios que se están produciendo en el campo de la alfabetización en general. Posteriormente, y sobre todo a partir de la instauración del Gobierno Vasco en la Comunidad Autónoma Vasca, se entrará en un proceso de normalización jurídica y equiparación pública. Como ya hemos indicado, no tratamos de hacer un estudio pormenorizado de las ikastolas, sino tan sólo señalar algunos rasgos que revelen su importancia en el proceso de alfabetización en euskara y también en el de euskaldunización, visto desde la perspectiva de su importancia como red de escolarización. En primer lugar, la ikastola, como indican la evolución de alumnado y su asentamiento, permite la generalización de la alfabetización primaria en euskara en amplios sectores de la población, superando la restricción numérica y geográfica, que suponían experiencias anteriores. Podemos afirmar que, por primera vez, se consolida una oferta de escolarización en euskara de dimensiones amplias. Las etapas en esta evolución coinciden con la marcha general seguida en el proceso de alfabetización de adultos y, en general, con los diferentes usos del euskara a nivel social y administrativo. En segundo lugar, la influencia del movimiento de ikastolas sobre la alfabetización y euskaldunización de adultos ha permitido que la recuperación lingüística se generalice. En este sentido, son de destacar las posturas favorables hacia una expansión donde se verán implicados amplios sectores de la población. En tercer lugar, se produce entre el profesorado un asentamiento de la alfabetización en euskara, a través de la enseñanza en las ikastolas. En los años sesenta, cuando empiezan a ponerse en marcha las ikastolas, el euskara batua no existía aún, así como tampoco una oferta editorial en euskara que pueda considerarse tanto en cantidad como en variedad. Los profesores, tanto euskaldunes como euskaldunberris que se incorporan a la ikastola, comenzarán a asentar y sistematizar su propia alfabetización en euskara a través de la práctica docente y, posteriormente, a partir de una preparación específica en las escuelas de formación del profesorado. Este proceso alfabetizador a través de la enseñanza, ha sido una práctica generalizada en el movimiento de ikastolas durante todo el franquismo, y creemos que una de las claves de la producción de espacios de interacción lingüística para los profesores euskaldunizados, así 63. Basurko, F. (1990): Op. Cit., p. 145. 56 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa como para la evolución desde una situación de lengua de uso oral y coloquial hacia otra situación inicial en el uso de la lecto-escritura. No obstante, el dato más relevante en cuanto al proceso de alfabetización será el impulso que, a partir de la ley de normalización del uso del euskara de 1982, se dará a toda la planificación de política lingüística. En un marco de cierta normalización política e institucional se producirá una vuelta a los planteamientos bilingüistas, focalizando de nuevo el tema en el nivel de los derechos individuales. Tal vez se trataba de desactivar todas las iniciativas de reivindicación social de la lengua, con toda la carga política y popular, pero también negando en cierta medida el fenómeno de la diglosia y ensalzando un discurso político de coexistencia armónica de las dos lenguas. Desde este planteamiento, la alfabetización en euskara adquirirá un reconocimiento legal, materializado en los modelos lingüísticos, situándola dentro del llamado “modelo D”. Las ikastolas se adscribirán mayoritariamente a este modelo, mientras que en la red escolar transferida los porcentajes son claramente menores, si la comparamos con los otros modelos. Respecto a la evolución de matrícula en los diferentes modelos, la tendencia nos indica que, en los últimos años, se apunta a una estabilización del porcentaje de población escolar que se alfabetiza en euskara, en aquel momento en un nivel muy inferior a la alfabetización en castellano64. Los datos referentes a Nafarroa e Iparralde siguen apuntando hacia un lento y constante crecimiento de la alfabetización en euskara, siempre en el marco de la escolarización en las ikastolas. Cuantitativamente hablando representan un porcentaje muy pequeño respecto a la población escolar que se alfabetiza en castellano o en francés, a pesar de su importancia, en unos marcos legales más restrictivos si lo comparamos con la Comunidad Autónoma vasca. Tras esta visión general sobre la historia de los procesos de alfabetización que se registran en Euskal Herria, podemos apreciar la importancia de la escolarización en euskara como elemento nuclear hacia una alfabetización masiva en esta lengua. Evidentemente se trata de un fenómeno reciente, si lo comparamos con otros modelos de alfabetización, pero de gran significación para la recuperación de la lengua y la cultura vascas. Hemos querido señalar tan sólo el elemento escolar porque parece el más evidente, sobre todo a partir de utilizarse la escuela como agente de alfabetización primaria; no obstante, el proceso de alfabetización requiere toda una serie de ámbitos de uso, tanto social, familiar, cultural, escolar, administrativo, etc. sin los cuales no puede garantizarse el normal desarrollo de una lengua. El éxito de la alfabetización en euskara a través de la escolarización primaria sea a través de las ikastolas o de cualquier otro tipo de centro público, 64. Euskara Zerbitzua (1990): Op. Cit. 57 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua concertado o privado, ha seguido diferentes líneas de evolución desde la implantación de los modelos lingüísticos, como puede observarse en la siguiente gráfica. Enseñanza no universitaria. CAV, 1983/84-2007-08 (Gobierno Vasco, 2009) Está claro que no todos los modelos han conseguido los objetivos prescritos por la ley, es decir, una población escolar bilingüe. Los diferentes estudios que se han realizado sobre las competencias lingüísticas que los alumnos y alumnas obtienen al final de su escolarización muestran que tan solo el Modelo D y, en menor medida, el B, pueden garantizar que los alumnos y alumnas consigan unos niveles aceptables en el dominio de la lengua, tanto a nivel académico como de uso en la vida cotidiana. Asimismo, la matriculación en cada uno de los modelos ha seguido una tendencia diferente, pues mientras el modelo D ha ido registrando una matrícula creciente en todos los territorios de la Comunidad Autónoma Vasca, en cambio el B se ha ido manteniendo y el A ha seguido una curva claramente descendente. Esta situación marca diferencias en cuanto a la preferencia de los padres por un determinado modelo y, sobre todo, aquel que garantice la plena euskaldunización de sus hijos. 58 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tabla 43. Evolución de la enseñanza no universitaria por modelos lingüísticos, CAV, 1983-84/2007-08 (Gobierno Vasco, 2009) Modelos Lingüísticos (nº) Curso Total 1983/84 Modelos Lingüísticos (%) A+X B D A+X B D 524.448 407.705 42.401 74.342 77,7 8,1 14,2 1985/86 513.146 377.226 52.925 82.995 73,5 10,3 16,2 1987/88 499.154 343.705 64.821 90.628 68,9 13,0 18,2 1989/90 471.241 302.910 73.055 95.276 64,3 15,5 20,2 1991/92 437.377 261.910 75.269 100.198 59,9 17,2 22,9 1993/94 405.405 227.503 70.767 107.135 56,1 17,5 26,4 1995/96 373.022 190.912 68.465 113.645 51,2 18,4 30,5 1997/98 340.490 154.499 64.050 122.941 45,2 18,8 36,0 1999/00 317.152 121.908 66.550 128.694 38,4 21,0 40,6 2001/02 302.663 99.639 66.932 136.092 32,9 22,1 45,0 2003/04 301.497 87.747 67.967 145.783 29,1 22,5 48,4 2005/06 310.309 75.971 71.284 163.054 24,5 23,0 52,5 2007/08 319.842 66.689 74.077 179.076 20,9 23,2 56,0 Fuentes: Eustat (1983/84-2006/07) y Departamento de Educación, Universidades e Investigación (2007/08). Por lo que respecta a Gipuzkoa, en los años comprendidos entre 1984 y 2004, se aprecian tendencias mucho más marcadas de ese proceso general. De manera que, en la actualidad, el modelo A sigue una tendencia descendente siendo, prácticamente, residual en la Red Pública y con incidencia escasa en la privada. El modelo B, en cambio, es el que, dentro de la Red Pública, ha descendido notablemente, de manera que en 1984 representaba casi un 42 por ciento y en 2004 este porcentaje es de 12,6; en cambio, en las ikastolas privadas, se incrementa ligeramente y en la red privada, ha pasado de un 30 a un 38 por ciento, aunque ha pasado por porcentajes muy cercanos al 50 por ciento. En cambio el modelo D es el que registra una evolución más marcada con respecto a su oferta escolar, sobre todo en el sistema público, pues ha pasado de casi un 20 por ciento a más de un 87 por ciento en estos 20 años; el aumento es menor en los centros privados, que casi han duplicado su oferta y en las ikastolas que, incluso, la han disminuido. 59 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Evolución de los modelos lingüísticos A, B y D en Gipuzkoa (1984-2005). Fuente Gobierno Vasco Modelo A Modelo B 60 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Modelo D 4.3. La política educativa y los niveles de enseñanza El periodo que abarca nuestro estudio es de una gran complejidad en el ámbito de la política educativa, debido a los cambios que se producen durante tan largo periodo de tiempo. Así, tras cuarenta años de dictadura, que irá evolucionando en cuanto a las reformas educativas, los últimos treinta han supuesto una cierta normalización democrática, donde la pluralidad de opciones está garantizada por un marco constitucional, en el que se recogen los límites del Estado en cuanto al derecho a la educación y a la configuración de un sistema educativo, adecuado a una nueva realidad desconocida hasta entonces: el Estado de las Autonomías. Así, a lo largo de todo el periodo de estudio se puede constatar en el ámbito de la división territorial del Estado que la Constitución marcará un antes y un después en cuanto que se pasa de un régimen centralista, donde el sistema educativo continúa la tradición decimonónica, a otro nuevo, ensayado en unos cuantos años durante la Segunda República, donde las Comunidades Autónomas que configuran ese nuevo Estado irán asumiendo nuevas competencias en el ámbito educativo. Proceso que culminará en el año 2000, con la asunción plena de todas las comunidades de dichas competencias. Por lo que respecta al País Vasco, ya en 1979, con la aprobación del Estatuto de Gernika, se comienza a legislar sobre cuestiones educativas, iniciando un proceso que se ha mantenido hasta la actualidad. 61 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Si bien 1978 marca, en el ámbito de la política y legislación educativas, el inicio de unos nuevos planteamientos democráticos aplicados a la educación y que cada Comunidad Autónoma irá desarrollando en el marco de sus competencias, no por ello se puede afirmar que el Estado haya hecho dejación de sus propias competencias, para asegurar la existencia de un único sistema educativo. De esta forma, el marco normativo impuesto por el Estado ha supuesto las correspondientes regulaciones competenciales a cargo de cada una de las comunidades autónomas, adecuándose a ese marco, bien sea con la LODE, bien con la LOGSE, que tienen el mismo rango jerárquico que los estatutos de autonomía. Por lo tanto, y para diferenciar y remarcar este importante cambio, hemos preferido abrir un nuevo epígrafe para el desarrollo de esta parte del trabajo, recogiendo los aspectos más sobresalientes de este importante proceso. Por otra parte, y a la vista de las características que tiene la política educativa durante el periodo anterior, hemos preferido trazar algunos aspectos sobresalientes de dicha política, sobre todo con referencia a las leyes más importantes que se promulgaron, pues son el marco en el cual se va a desarrollar toda la educación y la enseñanza en Gipuzkoa, al igual que ocurre en el resto del Estado. Terminaremos esta primera etapa con la reforma educativa que se produce en 1970, la Ley General de Educación que, en su momento y hasta prácticamente la reforma de la LOGSE de 1990, se mantuvo vigente, configurando un nuevo marco legislativo y el establecimiento de unos niveles hasta entonces inexistentes, debido a la profundidad con que se reordenó el sistema educativo. Asimismo, a continuación de este marco legislativo, señalaremos los diferentes niveles educativos no universitarios, con referencia a la situación en Gipuzkoa, como marco en el cual podamos explicar la evolución de los mismos en el contexto más cercano a la presencia de La Salle en los mismos. Por lo tanto, esta primera etapa comprende prácticamente todo el régimen franquista, sobre el cual ya se han establecido una serie de épocas más o menos asumidas dentro del estudio de la política educativa franquista, estableciéndose cuatro épocas. La primera de ellas abarca hasta la finalización de la Guerra Civil en 1939. La segunda abarca desde abril de 1939 hasta 1951, caracterizada por lo que se denomina la “dictadura nacional-católica” y que finaliza con la entrada en el Ministerio de Educación Nacional del Ministro Ruiz Giménez, en 1951, iniciando una tercera época denominada “dictadura tecnocrática”, que abarcaría desde el nombramiento como Ministro de Villar Palasí en 1968 hasta la muerte del dictador. También otros historiadores de la educación prefieren distinguir dos amplias etapas, entre el denominado “primer franquismo”, que llegaría hasta 1951, y el “segundo franquismo y las reformas”, que abarcaría 62 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa hasta 197565. Los años comprendidos desde 1975 hasta las elecciones generales de 1977 son considerados como una etapa de transición que se cierra con la promulgación de la Constitución Española. La dictadura franquista y las reformas educativas La etapa inmediatamente posterior a la finalización de la Guerra Civil no constituyó el mejor momento para emprender cualquier tipo de iniciativa ni tampoco para el desarrollo de las tareas educativas. Desde el inicio de la contienda la situación social era especialmente dura, con millares de personas fallecidas, encarceladas o exiliadas, por lo que el papel a desempeñar por la educación quedaba en un segundo nivel: “el propio Franco se quejaba amargamente a un periodista de que el Gobierno de la República al no querer rendirse les obligaba a hacer una guerra: ‘En todos los países civilizados, cuando el Ejército se ha alzado contra un Gobierno de forma tan arrolladora como en la ocasión presente, prueba de la razón que nos asiste, los gobernantes han cedido por patriotismo, para que el territorio nacional no sufra los horrores de la guerra’”66. Sin embargo, desde el propio Estado se encuentra en la educación un vehículo de ideologización del nuevo Régimen, que servirá para domesticar esas conciencias que estaban en condiciones de poblar las escasas aulas del sistema educativo español. Comenzaremos por una breve referencia de lo que supuso el papel de la Iglesia y la Falange en el primer franquismo, pues es la cuestión más relevante en los primeros años del franquismo, en el que se buscaba constituir el Nuevo Estado, y donde el Estado era subsidiario con respecto a la Iglesia en el sistema de enseñanza. Ambas instituciones asumieron desde un principio tan ardua labor, “no hay nada tan importante en la misión apostólica de la Iglesia como la educación cristiana de la juventud, porque sólo con esa educación podrá forjarse una sociedad cuyos miembros vivan según los criterios y las normas del Evangelio67“. Pero tanto la Falange Española como la Iglesia tenían intereses muy dispares, lo que les llevará a más de un enfrentamiento que terminará con el triunfo de la institución eclesiástica, apoyada por el General Franco y sus principales colaboradores, entre ellos José Pemartín, el cual ocupó durante años el cargo de Jefe del Servicio Nacional de Enseñanza Media y Superior del Ministerio de Educación Nacional y que decía que “la nacionalidad española se hallaba fun- 65. Puelles, M. de (2009): Modernidad, republicanismo y democracia. Una historia de la educación en España (1898-2008). Valencia, Tirant lo Blanch. 66. Raguer, H. (2001): La pólvora y el incienso. La Iglesia y la Guerra Civil española, 1936-1939. Barcelona. Ed. Península, p. 69. 67. Guerrero, E. (1951): En defensa de la libertad de enseñanza. Madrid, Ed. Jura, p. 89. 63 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua dida con un ideal católico, que el fascismo era la fusión de la Nación y el Estado, por consiguiente, si España había de ser nacional y había de ser fascista, el Estado español había de ser necesariamente católico68. Observamos, pues, cómo la Religión se convertía en el eje sobre el que debía girar la vida pública y privada de los españoles, con el consentimiento de las autoridades políticas y, en concreto, del General Franco. No olvidemos que “es preciso dejar claro que no fueron los sublevados los que solicitaron la adhesión de la Iglesia, sino que fue ésta la que muy pronto se les entregó en cuerpo y alma”69. Sírvannos como ejemplo algunas de las declaraciones de los diferentes Obispos y Arzobispos para valorar la postura de la Iglesia sobre el conflicto armado: “Nos encontramos de nuevo en Lepanto”, según expresaba el Arzobispo de Granada en el Boletín Oficial Eclesiástico del Arzobispado de Granada (1 de octubre de 1936); “El pueblo español se ha puesto en pie para la Cruzada más heroica que registra la Historia”, según el Obispo de Córdoba en Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Córdoba (30 de diciembre de 1936); “Revelación enérgica de la fe y de todos los valores de la raza hispana”; continuaba expresándose el Obispo de Palencia en Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Palencia (15 de septiembre de 1936); “Honor a los héroes sin miedo y sin tacha, cruzados de Cristo y de España”, también nos recordaba el Arzobispo de Valladolid en Boletín Oficial Eclesiástico del Arzobispado de Valladolid (28 de agosto de 1936); “Nuestra guerra persigue únicamente la defensa de nuestra fe, de nuestra Patria, de nuestra religión, de la civilización y de la cultura que nos legaron nuestros antepasados” según el Arzobispo de Santiago en Boletín Oficial Eclesiástico del Arzobispado de Santiago (15 de diciembre de 1936). Todas estas jerarquías eclesiásticas coincidían en que la victoria franquista garantizaba una tradición solidaria entre el Estado y la Iglesia. Pero, finalizado el período de guerra, llegaba el momento de reorganizar el sistema educativo español, “había llegado el momento de repartirse el botín de la victoria entre las diversas familias del bloque triunfador, esto es, el tradicionalismo, la Falange, los grupos monárquicos y el catolicismo más conservador con su jerarquía a la cabeza”70. La Orden Ministerial de 19 de agosto de 1936 era un programa ideológico de lo que debería ser, y cómo hacerse, la educación nacional: “la Escuela de Instrucción Primaria, piedra fundamental del Estado, debe contribuir no sólo a la formación del niño en el aspecto cultural general sino a la 68. Pemartín, J. (1938): Qué es lo nuevo. Consideraciones sobre el momento español presente. Santander, Ed. Aldos. pp. 69-70. 69. Raguer, H. (2001): Op. Cit., p. 84. 70. García de Cortázar, F. y González Vesga, J.M. (1994): Op. Cit., p. 592. 64 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa españolización de la juventud del porvenir”71 y, para ello, qué mejor que preparar una escuela hecha a la medida de las necesidades: si se precisaban cambiar los objetivos, los contenidos, la metodología o lo que hiciera falta dentro del campo de la enseñanza y ello era por el bien de la Patria, se hacía y asunto resuelto; “así, la Enseñanza Primaria no residirá fundamentalmente en los contenidos de instrucción, sino en los principios religiosos, morales y patrióticos que impulsen al Glorioso Movimiento Nacional”72. La creación de una Nueva Escuela suponía no sólo construir, sino eliminar cualquier rastro que recordase a la experiencia republicana, lo que conllevaba acabar con todo recuerdo de esa Escuela republicana basada en “los objetivos masónicos, los cuales han tenido y tienen una precisión insuperable: la imposición de una Escuela única, obligatoria, laica o antirreligiosa y bisexual”73. Una vez desterrados todos estos principios “perversos”, como que la Educación fuera potestad del Estado –aunque se pudiera aceptar la enseñanza privada–, que la escuela pública pudiera ser laica, además de gratuita y obligatoria en los niveles primario y medio, y que tuviera un carácter activo y creador, además de ser parte de la sociedad en la que actuaba, manteniéndose el principio de la coeducación y un profesorado que constituyese un todo unitario y orgánico74, una vez terminado con todos estos “peligrosísimos” principios, daría comienzo una Nueva Escuela, para la que desde el inicio del año 1939, y una vez que los últimos territorios que faltaban por ocupar fuesen pasando a estar bajo el control del Ejército sublevado, se irían asentando las bases de lo que debería ser. Una Escuela a la que “habría que llevarse Crucifijos, retratos del Jefe del Estado, banderas nacionales y algunos letreros breves con emblemas y leyendas sintéticas que den la idea a los niños de que se forma un Estado español nuevo y un concepto de Patria que hasta ahora desconocían”75. Para la destrucción de esos siete principios perversos de origen republicano y la creación de esta Nueva Escuela se contaría con la colaboración de la Iglesia Católica y la de un nuevo organismo que acababa de surgir a la sombra del golpe militar, la Comisión de Cultura y Enseñanza que no sólo puso en marcha el proceso de depuración del Magisterio sino que, además, sentó las bases de lo 71. Capitán, A. (2000): Educación en la España contemporánea. Barcelona, Ed. Ariel S.A., p. 244. 72. Puelles, M. (1999): Educación e ideología en la España contemporánea. Madrid, Ed. Tecnos, p. 306. 73. Pérez de Urbel, Fray Justo (1953): “Anuario católico español”. Madrid, Tomo II, p. 607. 74. Navarro, C. (1993): La educación y el nacional-catolicismo. Cuenca, Ed. Servicio de publicaciones de Universidad Castilla-La Mancha, pp. 15-16. 75. Morente, F. (1997): La depuración del Magisterio Nacional, 1936-1943. La Escuela y el Estado Nuevo. Valladolid. Ed. Ámbito, p. 21. 65 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua que debía ser esta Nueva Escuela de la que estamos hablando. Esta Comisión de Cultura y Enseñanza, cuya fecha de fundación es el 23 de enero de 1937, estaba presidida por José Mª Pemán. Bajo su mando se encontraban otros destacados miembros próximos a los sectores más conservadores y reaccionarios de la Iglesia católica, muchos de ellos pertenecientes al grupo llamado “Acción Española” lo que sirvió “para crear una nueva Escuela católica, mucho más que una Escuela fascista a secas”76. Plenamente consciente del papel que le estaba tocando interpretar en esos primeros instantes de la finalización de la contienda civil, pero, a su vez, sabiendo que este papel no iba a ser fugaz, también en 1941 firma un acuerdo con la Santa Sede en el que se ratifica, entre otros, el artículo 2º del Concordato de 1851 en el que se establecía “la obligatoria conformidad con la doctrina católica de la enseñanza impartida en las instituciones escolares públicas y privadas y el derecho de la jerarquía eclesiástica de velar sobre la pureza de la fe y las costumbres así como sobre la educación religiosa de la juventud”77. Hasta 1942, siempre con la guerra como telón de fondo, Falange e Iglesia continúan disputando su liderazgo ideológico en tres años de hostigamiento mutuo, saldados con serias fricciones entre la jerarquía eclesiástica y el poder político. Sin embargo, los principios pedagógicos fundamentales de los falangistas no diferían sustancialmente de los defendidos por la Iglesia; en realidad, “la diferencia entre ambos proyectos educativos radicaba en la estructura educativa, y específicamente en quién debería de tener el control de la enseñanza”78. Fue en la época de dominio fascista por Europa, entre 1940 y 1942, cuando la Falange cuestionó con mayor intensidad el control que los sectores católicos ejercían sobre el sistema educativo español, pero este cuestionamiento no fue sino simples fuegos de artificio, limitados a alguna que otra andanada desde sus respectivos órganos de prensa, en la que los falangistas acusaban de manera más o menos velada “la falta de ‘espíritu del Movimiento’ que en las Escuelas se practicaba”, a lo que desde los portavoces de la Iglesia se respondía “con grandes alardes patrióticos, la mención a sus numerosos mártires por la Cruzada, y la advertencia de que se empezaba por pedir el control de la enseñanza confesional por parte del Estado y se terminaba por prohibir la enseñanza de los ejercicios religiosos”79. 76. Morente, F. (1997): Op. Cit., p. 106. 77. Mayodomo, A. (1990): Op. Cit., p. 48. 78. Morente, F. (1997): Op. Cit., p. 113. 79. Morente, F. (1997): Op. Cit., p. 114. 66 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa En realidad, las demandas de la Iglesia se dirigían fundamentalmente a obtener del Estado la recuperación del papel preponderante que su jerarquía había desempeñado hasta el año 1931 y la respuesta del Estado era favorable a su petición, esto es, derogación de toda la legislación republicana, dotación de considerables ventajas de tipo económico y devolución a la categoría de ser la reguladora de los valores morales del nuevo régimen, entendiendo dentro de éstos la educación, la cual ocupará un lugar excepcional80. Porque como bien dice Guerrero: “el derecho de la Iglesia a dirigir y dar la educación cristiana no se agota con la vigilancia y dirección mencionadas en las escuelas estatales o puramente privadas. Se extiende también a crear centros propios, donde se enseñen no sólo disciplinas eclesiásticas como Sagrada Escritura, Teología y Derecho Canónico, y otras que fueren requisito previo, sino todas, sin excepción alguna de cuantas se enseñan en los diversos centros del Estado: elementales, medias y superiores”81. La solución a esta situación de enconamiento entre Falange e Iglesia parece proceder de la firma del Concordato el 27 de agosto de 1953 entre la Santa Sede y el Estado español, y en la que la Iglesia sale claramente beneficiada frente a las posiciones defendidas por los falangistas. El Concordato fue la base de lo que se conoce como el nacional-catolicismo, “proclamando la personalidad católica de España y haciendo valer el monopolio religioso de la Iglesia, a cambio de lo cual ésta justificó la existencia del régimen”82, aunque desde los inicios del régimen franquista la práctica educativa estaba dirigida por los principios que defendían la Patria y la Iglesia. El citado Concordato supuso para la dictadura franquista una cierta legitimación exterior, y para la Iglesia católica, la inclusión en un tratado internacional de una serie de privilegios económicos y jurídicos, honores y excepciones concedidas de todo tipo, incluyendo entre ellos el sostenimiento del clero y el culto por parte del Estado, además de establecer el monopolio de la institución eclesiástica en materia educativa, dejando en sus manos aspectos como: “la confesionalidad de toda clase de enseñanza, el control e inspección eclesiástica sobre ella, la facultad de retirar todos los libros, publicaciones y material contrarios al dogma y la moral católicos, la obligación de la Religión como disciplina en todos los niveles educativos y la suficiencia de los grados mayores eclesiásticos para el servicio de la docencia”83. 80. Puelles, M. (1999): Op. Cit., p. 301. 81. Guerrero, E. (1951): Op. Cit., p. 91. 82. Navarro, C. (1993): Op. Cit., p. 56. 83. Viñao, A. (2004): Escuela para todos. Educación y modernidad en la España del siglo XX. Madrid, Ed. Marcial Pons, p. 70. 67 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Nos encontramos, pues, en una etapa en la que el papel de la Iglesia se considera determinante dentro de lo que es el sistema educativo español, lo que unido a la desidia mostrada por parte de los mandatarios del gobierno franquista en materia de educación, y, siendo la Iglesia conocedora de su potencialidad, irá asumiendo cotas de poder sorprendentes. En cualquier caso el área de influencia de ambas instituciones alcanzó también a la educación de la mujer, atribuyéndole a la misma un papel determinado por su propia condición de mujer, como señala Ballarín: “ni sexismo ni racismo son consecuencia de las diferencias físicas sino de la utilización que de ellas se hace para mantenerse en el poder”84. Si alguna institución o grupo de poder tuvieron un alto grado de responsabilidad en tal tarea de implicar a las mujeres en las labores educativas, éstas no fueron sino la Iglesia y su ultraconservadora ideología y la Falange a través de su organización para mujeres, más conocida como la Sección Femenina85: “José Antonio os diría a vosotras cómo no queremos que las mujeres sean meras destinatarias de piropos y galanterías, cómo no queremos que tampoco seáis aspirantes a cargos que sólo al hombre le corresponden desempeñar, sino que cumpláis vuestro magnífico destino de mujer en la vida, como esposa, como madre, como hija, con equilibrio armónico de todas las cualidades y de todas las virtudes inherentes a vuestra feminidad”. No nos debería sorprender la opinión de Pérez de Urbel sobre la asignación de “tareas femeninas”. En la misma página de la obra citada ya dejaba sentencia de lo que debía suponer la labor de la Sección Femenina de la Falange: “la formación de la mujer española, haciendo de ella una cristiana y patriota, pero útil a la familia y a la sociedad”86. Aunque a decir verdad no era Pérez de Urbel el único que pensaba así. Uno de los ideólogos del Movimiento del que ya hemos hablado anteriormente, D. José Pemartín, tampoco se quedaba detrás cuando se le preguntaba sobre el papel destinado dentro del sistema educativo para la mujer: “se debe tratar de encauzar la gran corriente de estudiantas (sic) apartándolas de la pedantería feminista de bachilleras (sic) y universitarias, que deben ser la excepción, orientándolas hacia su propio magnífico ser femenino que se desarrolla en el hogar”87. Al igual que en 1940 el Frente de Juventudes se iba a encargar de la formación política y física en la enseñanza primaria, la Formación del Espíritu Nacional 84. Ballarín, P. (2001): La educación de las mujeres en la España contemporánea, siglos XIX y XX. Madrid, Ed. Síntesis, p. 20. 85. Discurso pronunciado en el acto de clausura del II Congreso Nacional de la Sección Femenina el 23 de enero de 1938 en Segovia por Fernández Cuesta, R. (1939): Discursos. Ed. Fe, p. 83. 86. Pérez De Urbel, Fray Justo (1953). Op. Cit., p. 567. 87. Fontana, J. (1980): España bajo el franquismo. Madrid, Crítica, p. 219. 68 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa para chicas también va a tener su importancia: “participar en la educación religiosa y cooperar con las actividades parroquiales (catequesis, beneficencia, acción católica,...), tomar parte de la formación política y social a través de “cátedras ambulantes”, “Escuelas de mandos”, “Escuelas para profesoras o monitoras de Educación Física” y, por supuesto, preparar las Escuelas del Hogar para los quehaceres domésticos como esposa y como madre”88. En definitiva, “el ideal de formación de la mujer se cifraba en este tríptico esencial: Dios, Patria y Hogar”89. Este es el panorama que se presentaba para la mujer como consecuencia de la nueva filosofía de la escuela franquista, una escuela en la que el nacional-catolicismo había implantado la separación de sexos; “los niños y las niñas debían de asistir a clases distintas por razones morales e incluso fisiológicas”; pero, en definitiva, lo que verdaderamente subyacía a esta filosofía “era un sentimiento despectivo hacia la mujer, cuya presencia no era considerada necesaria salvo el tiempo necesario para conocer los elementos fundamentales”90; de hecho, “se le considera como una menor de edad o una deficiente, salvo en situación de viudedad”91. Hechas estas consideraciones sobre cuál fue el papel desempeñado por Iglesia y Falange y analizadas las consecuencias que el mismo tuvo en la enseñanza de la mujer, vamos a pasar a continuación a describir los modelos de escuelas existentes en aquella época, comenzando por decir que si por algo estaba caracterizado el sistema educativo español, y por ende el guipuzcoano, en la época franquista era por el gran número de modelos de escuelas existentes. Éstas podían variar por dos motivos: por la edad de los asistentes o por quien fuera el propietario de la escuela; pero a su vez, dentro de cada uno de estos dos motivos que las diferenciaban, existían más modelos, siendo la Ley sobre Educación Primaria de 1945 la que más variedad de escuelas permitía. Así, en el capítulo II de dicha Ley, dedicada a los “Tipos de Escuela” se recogen las siguientes: Escuelas maternales y de párvulos; de niños y de niñas; Unitaria y graduada; Preparatorias; de iniciación profesional; Públicas nacionales; de la Iglesia; de patronato; Privadas; y extranjeras en España. Es decir, una variedad de 10 tipos diferentes de escuelas. Sin lugar a dudas, la que requiere mayor desarrollo en esa disposición es la dedicada a las escuelas de la Iglesia que, a su vez, pueden ser reconocidas y subvencionadas, marcando una serie de requisitos. En cambio, la escuela pública nacional es aquélla que está “organizada 88. Capitán, A. (2000): Op. Cit., p. 252. 89. Capitán, A. (1994): Historia de la Educación en España. Pedagogía contemporánea”. Madrid, Dykinson, p. 697. 90. Navarro, C. (1993): Op. Cit., p. 75. 91. Gracia, J. y Ruiz, M.A.: Op. Cit., p. 94. 69 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua y sostenida directamente por el estado y regentada por Maestros Nacionales pertenecientes al escalafón del Ministerio de Educación Nacional”92. El rasgo más característico de la política gubernamental durante el periodo comprendido entre la finalización de la guerra y julio de 1951, periodo que estuvo a cargo del Ministro José Ibáñez Martín, miembro de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, es el afianzamiento del nacional-catolicismo. Durante los doce años de su mandato “el número de escuelas efectivamente creadas, si se descuentan las de preescolar y la reapertura de otras ya existentes con anterioridad y que habían sido cerradas durante la guerra civil […], se acerca a 6.000 unidades escolares, una cifra inferior a la ofrecida por el régimen republicano en sus dos primeros años”93. La acción legislativa en el campo de la educación, durante esta primera etapa, está caracterizada por ese enfrentamiento entre la Falange Española y la Iglesia, donde pronto la Iglesia tuvo un papel preponderante. A este periodo corresponden dos grandes leyes: la de 1938, sobre la enseñanza secundaria y la de 1943 sobre ordenación de la Universidad. La primera de ellas fue calificada de elitista y en ella se anuncia una reforma profunda de la educación, que empieza por la secundaria, porque se considera de enorme relevancia para seleccionar a la nueva clase directora desde los diez años. La consecuencia de ello es que lleva a la privatización de la enseñanza al suprimir los tribunales de examen para los centros privados. Asimismo, existe una política de estancamiento en la creación de institutos de enseñanza secundaria, a favor del surgimiento de centros de enseñanza dedicados a la enseñanza secundaria dirigidos por las órdenes y congregaciones religiosas. Así, entre 1946-48 se crearon más de 100 centros privados, mientras que institutos había 113, en 1939, y en 1960, sólo 120. La ley de 1943 sobre ordenación de la universidad es de predominio falangista: sindicación obligatoria y única de los alumnos en el SEU, los rectores tenían que ser de la Falange, etc. Como puede observarse la división de los niveles de enseñanza se estaba realizando de conformidad con las familias ideológicas del régimen y la omnipresencia de la Iglesia. Sin embargo, cuando la derrota militar de los regímenes fascistas en Europa es patente, el franquismo comienza a poner más énfasis en el componente católico del régimen, de manera que la Iglesia estará presente en el Consejo de Regencia, en el Consejo de Estado, en las Cortes Orgánicas, etc. La Ley de Educación Primaria de 1945 es paradigmática del predominio de la Iglesia en la enseñanza y refleja la pugna entre Falange y la Iglesia, favorable a esta última, recogiendo todos los postulados de la Divini illius Magistri (derecho educativo 92. Ley de Educación Primaria de 17 de julio de 1945. Madrid, Editorial Escuela Española. 1945. p. 9. 93. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 68. 70 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa cristiano) y la subsidiariedad del Estado respecto a la Iglesia, además de favorecer la creación de escuelas de magisterio de la Iglesia. La otra ley importante de esta etapa fue Ley de Bases de la Enseñanza Profesional de 1949, que creó el Bachillerato Laboral, con el objeto de llevar la cultura a las clases obreras y campesinas. Durante el periodo 1951-1968, el de la transición desde el totalitarismo nacional-católico a la tecnocracia autoritaria, se sucedieron al frente del Ministerio de Educación, que en 1966 cambiaría por el de Educación y Ciencia, tres ministros: Joaquín Ruiz Giménez, católico, desde julio de 1951 hasta febrero de 1956; Jesús Rubio García Mina desde febrero de 1956 hasta julio de 1962, y Manuel Lora Tamayo, miembro del Opus Dei, que finalizó su mandato en abril de 1968. Tras este ministro se nombró a Villar Palasí, con el objetivo de apaciguar el incipiente movimiento estudiantil. Hasta esta última reforma general del sistema educativo se había mantenido el sistema dual de enseñanza, por el cual los alumnos ingresaban en la enseñanza primaria, pero a los diez años, siguiendo una tradición decimonónica, podían optar por continuar en la primaria o acceder a los estudios de bachillerato. La Ley General de Educación de 1970 rompía con esta tradición instaurando una Enseñanza General Básica que abarcaba desde los 6 hasta los 14 años, iniciando así una formación comprehensiva que se reafirmará con la LOGSE de 1990, que ampliará esa edad de obligatoriedad escolar hasta los 16 años. Con la reforma de esta Ley y la entrada en vigor de la Ley sobre reforma de la Enseñanza Primaria de 1964, se produce una reducción en la diversidad de las mismas, aspecto éste que va a ser refrendado por la Ley General de Educación de 1970, la cual únicamente contemplará dos únicos modelos de escuelas: las Estatales y las No Estatales. En esos momentos de los años setenta la importancia de las Escuelas No Estatales, alcanza valores muy significativos, “con independencia de su mayor o menor peso cuantitativo; la importancia cualitativa del sector privado excede a la que le correspondería por dicho peso, sobre todo a causa de ese 60-65 por ciento que dentro del sector privado correspondía a finales de dicho siglo a los centros docentes de la Iglesia católica”94. En el periodo comprendido entre 1951 y 1956, en el que ocupa el cargo de ministro de educación Joaquín Ruiz Giménez, no se produce una negación de los valores del nacional-catolicismo, aunque se hace más flexible su aplicación. Así, las leyes educativas más importantes afectan a dos niveles de la enseñanza, a la enseñanza secundaria y a la enseñanza profesional. La primera de ellas supuso la división del bachillerato tradicional de siete años, según la ley de 1938, en un bachillerato elemental de cuatro años, seguido de un bachillerato superior de 94. Viñao, A. (2004): Op. Cit., pp. 188-189. 71 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua dos años; y, finalmente, de un curso preuniversitario. Esta ley estaría en vigor hasta que fue sustituida por la Ley General de Educación, y la consecuencia más directa de la misma fue la generalización del bachillerato elemental, que alcanzó grandes cifras de matrícula en 1970, cuadruplicando los 300.000 alumnos que cursaban este nivel en 1953. La segunda Ley fue referente a la formación profesional y se denominada “Ley de Formación Profesional Industrial”, aprobada el 20 de julio de 1955, y “pretendía potenciar la formación de los trabajadores que, en principio, iba a necesitar la industria española en un proceso de rápido crecimiento. La Ley y las normas que lo desarrollaron dividían la Formación Profesional en tres fases: iniciación (primero llamada preaprendizaje), aprendizaje u oficialía y maestría”95. En 1957, el ministro Rubio García Mina, publicará una ley sobre la Enseñanza Técnica Superior. Por otra parte, la enseñanza promovida por la Ley de Formación Profesional Industrial, pretendía plantearse como un nuevo tipo de enseñanza independiente a la que se accedía con el Certificado de Escolaridad y 12 años cumplidos. Estas escuelas profesionales “financiadas con la cuota de formación profesional a pagar por las empresas, serían promovidas por la Iglesia, la organización sindical, algunas empresas públicas o privadas y el mismo ministerio”96. No obstante, hemos de recordar que durante este periodo se firmó el Concordato de 1953 que, como hemos señalado, supuso para la Dictadura una cierta legitimación exterior, después del ingreso, un año antes, de España en la UNESCO y la firma de acuerdos bilaterales con Estados Unidos. También hay que recordar que en 1955, España sería admitida en la ONU. Asimismo, y como señala Viñao, la principal preocupación del momento era la reorganización de la enseñanza media y su “rasgo más característico […] durante esos años (19511968) [fue] el de la crisis del bachillerato tradicional o, si se prefiere, el inicio del proceso hacia la enseñanza secundaria para todos”97. A partir de 1959, con la finalización de lo que se ha denominado el primer franquismo98, comienza otro periodo donde se aprecia el predominio de los planteamientos técnicos y económicos sobre los ideológicos y políticos, que habían caracterizado la etapa anterior. De esta manera se inicia un proceso de institucionalización, dirigido por un grupo de técnicos ligados al Opus Dei que, en todo momento, harán manifestación pública de que su desarrollo legislativo 95. Pérez-Díaz, V. y Rodríguez, J.C. (2002): La educación profesional en España. Madrid, Fundación Santillana, p. 102. 96. Viñao, A. (2004) Op. Cit., p. 77. 97. Viñao, A. (2004) Op. Cit., p. 76. 98. Puelles, M. de (2009): Op. Cit. 72 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa no está dominado por lo que en aquella época se llamaba “hacer política”. Con esta fase se inicia lo que podríamos denominar la dictadura tecnocrática en educación en un contexto social y económico de una incipiente industrialización y urbanización que se está produciendo en España. La pugna, que al principio del franquismo se había mantenido entre Falange e Iglesia, cambiará de signo y se establecerá en los hombres del Movimiento y los nuevos técnicos representantes del conservadurismo. No obstante, las condiciones sociales del momento tenían este panorama fijado por los Planes de Desarrollo, pues se producirán una serie de acontecimientos que muestran la dinamicidad de la sociedad española en aquel momento: una nueva clase obrera que comenzó a organizarse y se producen, así, las primeras huelgas; la repercusión del Concilio Vaticano II, que dejaba anacrónico el nacionalcatolicismo, y la agitación política en los centros universitarios. En el ámbito de la educación, el ministro Manuel Lora Tamayo, que se hizo cargo de esta cartera desde 1962 a 1968, iba a iniciar una política de modernización, sobre todo, en el ámbito de la enseñanza primaria. En este sentido podemos destacar la Ley de 1964, que ampliaba la escolaridad obligatoria hasta los 14 años y que coincide con el Primer Plan de Desarrollo, posibilitando un periodo de transición hacia una formación general para todos, que será el objetivo que se cumplirá con la LGE. Asimismo, otro elemento que contribuiría a la ampliación de la escolarización fue la política de construcciones escolares, ya iniciada en 1953, y que, bajo el ministerio de Lora Tamayo, conseguirá tener un soporte institucional de carácter más permanente. Este periodo que estamos analizando terminará con la promulgación de la Ley General de Educación de 1970, a cargo del ministro Villar Palasí, que había sido nombrado en 1968 y que era un profesional competente del Opus Dei. Su nombramiento se debió, sobre todo, a la posibilidad de apaciguar la agitación universitaria que vivía la Universidad Española durante esos años, pero, una vez llegado al ministerio, esta prioridad cambiará planteándose una reforma total del Sistema Educativo. Así, durante su mandato “el principal acontecimiento político-educativo de estos años (1968-1970) sería la Ley general de Educación y Financiamiento de la reforma Educativa, de 4 de agosto de 1970”99. El encargado de la redacción de dicha ley fue Díez Hochleitner, quien desde el principio proponía “la necesidad de una reforma global del sistema educativo”. Para llevar a cabo esta reforma se tiene que tener presente su significación en el proceso de elaboración, pues hasta ese momento resultaba insólito adelantar las líneas y propuestas de la reforma a través de un texto como el Libro Blanco, publicado en febrero de 1969, en el que se hacía un análisis de la situación de la educación en el momento. El planteamiento podría sintetizarse en la siguiente 99. Viñao, A. (2004) Op. Cit., p. 80. 73 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua afirmación del propio libro: “En resumen: de cada cien alumnos que iniciaron la enseñanza primaria en 1951, llegaron a ingresar veintisiete en Enseñanza Media; aprobaron la reválida de Bachillerato Elemental dieciocho y diez el Bachillerato Superior; aprobaron el Preuniversitario cinco y culminaron estudios universitarios tres alumnos en 1967”100. Ante sus propuestas, la Comisión Episcopal planteaba que, si se quería hacer gratuita la enseñanza básica obligatoria, las ayudas debían ser recibidas por todos los centros privados. Se trataba de la primera Ley General, después de la Ley Moyano de 1857. Esta reforma supuso la formación común de ocho años de duración, denominada Educación General Básica, y la configuración estructural de una escuela única desde los 6 hasta los 14 años. De esta manera se rompía con el sistema dual que procedía del siglo XIX. Es cierto que, con esta ley, se marcó una prioridad en las actividades del gobierno, pero, también, supuso un cierto fracaso con la reforma del Bachillerato que, a partir de ese momento, se llamará Bachillerato Unificado y Polivalente y que fue criticado por el mundo educativo. Lo mismo ocurrirá con la Formación Profesional, a pesar de la novedad que suponía el establecimiento de diferentes grados, aunque, en realidad, el primero de ellos no cumplió con los objetivos marcados en esta reforma. Sin embargo, el aspecto más positivo de esta Ley fue la modernización del Sistema educativo y sentó las bases de las reformas posteriores, ya en un contexto democrático. A pesar de la novedad que supuso el “libro blanco”, lo cierto es que esta reforma fue propiciada desde arriba con escasa participación de los diferentes agentes educativos: “la Ley General de Educación se lanzó, se aprobó y tuvo que aplicarse, en efecto, en los años finales de un régimen autocrático ya debilitado y en una época de ascenso y consolidación de una serie de movimientos sociales opuestos al mismo de índole sindical, vecinal, y educativa. Uno de estos movimientos fue el que se ha dado en denominar el de los ‘enseñantes’, con el cual estaría íntimamente relacionado el de los grupos de ‘renovación pedagógica’”101. En este sentido adquieren todo su valor los planteamientos que se hicieron al inicio de la etapa de transición democrática, donde la enseñanza se situó dentro del debate público, planteándose una serie de alternativas y documentos de discusión, tanto desde ámbitos religiosos como en los ámbitos de enseñantes que ya se planteaban los Movimientos de Renovación Pedagógica102. 100. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 82. 101. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 80. 102. VV.AA. (1976): Enseñanza: Debate Público. Madrid, Seminario de Educación. 74 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa La democratización de la enseñanza y modernización del sistema educativo El periodo comprendido entre 1977 y la actualidad tenemos que enmarcarlo dentro del proceso de restauración democrática, en cuyos primeros cinco años, tras las primeras elecciones de 1977, el gobierno estará en manos de la Unión de Centro Democrático (1977-1982), posteriormente del Partido Socialista Obrero Español (1982-1996), del Partido Popular (1996-2004) y, finalmente, la vuelta al gobierno del Partido Socialista en 2004. El inicio de esa transición democrática, como tantas veces se ha puesto de manifiesto, estuvo basado en un consenso político sobre todo en dos acuerdos fundamentales: los Pactos de la Moncloa, en 1977, y la Constitución, en 1978. El primero de ellos, aunque era un acuerdo económico y laboral, con el objetivo de intentar solventar la crisis económica iniciada en 1973, tuvo algunas consecuencias sobre la política educativa referente a la construcción de centros docentes, los niveles educativos y la gratuidad de la enseñanza. La Constitución se consideró el mayor éxito de esta transición por el amplio consenso logrado entre casi todas las fuerzas políticas. Las bases de la misma giraron alrededor de dos conceptos claves de lo que significó el Derecho a la Educación, recogido en la Carta Magna. Por una parte los derechos de libertad de creación de centros y otras libertades fundamentales, defendidas por la UCD y los partidos conservadores, que defendían los intereses eclesiásticos en educación; y, por otra, el de igualdad, defendida por el PSOE, asumiendo, de esta manera, una concepción pública de la educación, siguiendo sus clásicos postulados educativos. De esta manera, se consiguió, en el ámbito escolar, el acuerdo entre esos dos principios que supusieron, de alguna manera, ciertas dificultades para llegar al pacto escolar que, en definitiva, suponía una transacción en las fuerzas políticas de la derecha y de la izquierda. Asimismo, este pacto constitucional garantizaba cierta paz escolar, pues la redacción del famoso artículo 27 permitía el juego de la alternancia democrática y el respeto a estos dos principios103. Además, la Constitución posibilitaba la descentralización de la gestión educativa, dentro del marco del Estado de las Autonomías. Por lo tanto, los principios constitucionales garantizaban los siguientes derechos: aceptación de la educación como un derecho fundamental, libertad de enseñanza, obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza básica, programación de la enseñanza por parte del Estado y autonomía universitaria104. La política llevada a cabo por los gobiernos de la UCD se basó en una discusión política-pedagógica centrada en dos problemas: la organización de la 103. Puelles, M. de (2009): Op. Cit. 104. Puelles, M. de (2000): “Política y educación: cien años de historia”, en Revista de Educación, número extraordinario, pp. 7-36. 75 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua nueva escuela pública, según la cual las instituciones públicas deben defender el control y la gestión de la enseñanza y la ineficacia del Estado, donde las escuelas deben funcionar como un agente económico de carácter empresarial y la concepción de la libertad de enseñanza. Por otra parte, en esta época la única ley que desarrollaba la Constitución fue la Ley Orgánica Reguladora del Estatuto de Centros (LOECE, en 1980), que suponía una lectura incompleta y sesgada del Pacto Constitucional y que el Partido Socialista llevó al tribunal constitucional por considerar que menoscaba el principio de libertad de cátedra y la participación de la Comunidad Educativa. La sentencia del alto tribunal de 13 de febrero de 1981, declaró inconstitucional parte del texto, ya que no se respetaba el pluralismo ideológico y la no confesionalidad del Estado. Durante el largo periodo socialista (1982-1996), se llevarán a cabo las reformas educativas de mayor calado y, en la actualidad, en alguna de sus leyes, siguen en vigor, al menos parcialmente, como la LODE (1985) y LOGSE (1990). El primer gobierno de Felipe González, cuyo primer ministro de educación fue Maravall (1982-88), llevó a cabo la Ley de Reforma Universitaria (1983), en la que se concedía autonomía económica, académica y de gobierno a las Universidades. No obstante, la Ley que ha tenido mayor calado desde su aprobación fue la Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, de 3 de julio de 1985, que supuso la derogación de la LOECE y que constituye la versión moderada del socialismo del Pacto Educativo Constitucional. Dicha Ley se encontró con resistencias, tanto dentro como fuera del Parlamento, y fue motivo para el primer conflicto, por razones educativas, del Partido Socialista con la Iglesia Católica debido a que se entendía que se trataba de un intento de nacionalizar la enseñanza privada, de imponer el ideal de la escuela única, pública y autogestionaria, aunque su concepción de la libertad de enseñanza era mucho más amplia, estableciendo un ideario de carácter propio y el derecho de los padres a escoger centro docente. Los dos aspectos más significativos de la LODE eran su énfasis en la participación y la regulación que efectuaba de los centros privados, distinguiendo entre los sostenidos con fondos públicos mediante el régimen de conciertos –privados concertados– y aquellos que optaban por un régimen no sujeto a acuerdo o pacto alguno con los poderes públicos. En definitiva, “con esta ley el partido Socialista renunciaba ya definitivamente a la idea de la escuela única o unificada y al monopolio público de la enseñanza, al tiempo que pretendía hacer algo públicos los centros privados que optaran por ser financiados con fondos públicos”105. La LODE constituía, en comparación con el Estatuto de Centros Escolares, un desarrollo mucho más completo de los derechos y libertades constitucionales que, además, tenía en cuenta lo dicho por el Tribunal Constitucional 105. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 105. 76 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa en su sentencia sobre esta última disposición106. Una vez aprobada la LODE, y “tras un periodo de desconcierto inicial, la jerarquía eclesiástica recomendaría a los colegios católicos, con una clara visión pragmática y de futuro, acogerse al régimen de conciertos”107. Por lo tanto, esta ley garantizaba el principio de igualdad y el derecho a la educación, reafirmando la competencia del Estado y la neutralidad ideológica de los centros públicos, consiguiendo democratizar el interior de los centros docentes, tanto públicos como privados subvencionados, mediante la creación de los Consejos Escolares. El otro gran logro de este periodo sería la promulgación de la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) de 1990, siendo ministro de educación Javier Solana, que había accedido al cargo en julio de 1988. Para entonces ya se habían puesto de manifiesto las divergencias dentro del seno del Partido Socialista entre los ideólogos y promotores de las primeras propuestas contenidas en un documento titulado “Proyecto para la reforma de la enseñanza”, en el que se planteaba una reforma general del sistema y que seguía una línea más pragmática centrada en cuestiones de evaluación y calidad del sistema educativo, y los utópicos, más afines a las tesis clásicas del Partido Socialista. En el documento citado, se señalaban los problemas esenciales existentes en aquel momento: la enseñanza infantil y los referentes a la enseñanza secundaria, planteando la extensión de la obligatoriedad hasta los 16 años, a fin de conciliar la edad mínima laboral, según lo establecido en el ordenamiento jurídico español en 1976; la estructuración de la Educación Secundaria Obligatoria de 12 a 16 años, y la configuración de una educación técnico profesional en dos niveles, entre los 16 y los 18 años. El proceso de elaboración de esta ley, que responde, finalmente, al reto de la educación de calidad, venía precedido por una experimentación previa iniciada en 1983, y que aspiraba a garantizar la unidad básica del sistema educativo en el marco de una fuerte descentralización del Estado. Por lo tanto, la LOGSE significaba modificaciones importantes dentro del Sistema Educativo, pero la configuración de la ESO, como una etapa de naturaleza híbrida, planteaba más de un problema, sobre todo, en la ubicación en los Institutos o en centros de Educación Primaria. Responder a los nuevos cambios sociales que se vivían en ese momento sería uno de los retos a los que había de hacer frente la LOGSE, debido a los cambios sociales y culturales de los adolescentes, y supuso, también, una inflexión o cambio en la política socialista pues “frente al discurso participativo de la LODE, la LOGSE introducía el discurso de 106. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 103. 107. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 106. 77 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua la calidad –sería la primera ley que dedicaba a la calidad un título específico–, la autonomía de los centros docentes y la evaluación”108. La aplicación de esta ley supuso algunos reajustes, como la Ley Orgánica de Participación, la Evaluación y el Gobierno de los Centros Docentes (LOPEG) de 1995 que, aunque no alteró sustancialmente el equilibrio de poderes y contrapoderes instaurado por la LODE, sí limitó algunas de sus funciones. A la larga, la aplicación de la LOGSE provocó el rechazo por parte del profesorado, en especial de la Educación Secundaria Pública, debido a la nueva estructura de la ESO. La llegada al poder del Partido Popular en 1996 y su permanencia hasta 2004, no supuso alteraciones fundamentales en estas leyes, a pesar de que la publicación de la Ley de Calidad de la Educación suponía, de alguna manera, una contrarreforma a los planteamientos educativos del Partido Socialista. En este sentido, se pretendía llevar al campo educativo las propuestas neoliberales de la primera legislatura del Gobierno Popular. La elección de la ministra Esperanza Aguirre, fue un síntoma representativo de estas propuestas, donde se defendía, fundamentalmente, la libertad de elección de centro y, como derivado lógico, la libre competencia entre los centros educativos: “se trataba de reemplazar la intervención del Estado en la educación, por la libre elección de los padres y de sustituir la pacífica convivencia de los centros para atraer más clientes, los alumnos. La nueva ministra de educación dio pronto esta nueva dirección neoliberal a su política”109. Las propuestas educativas estaban propiciadas por la Fundación para el Análisis de los Estudios Sociales (FAES), que preparaba un ambicioso proyecto de reforma de la educación y que será posteriormente recogido en la LOCE. Estas propuestas giraban alrededor de la naturaleza de la educación, de la importancia a la atención a la educación obligatoria y su duración, de la preferencia por un sistema educativo selectivo y de la desregulación de la misma. Algunas de las actuaciones llevadas a cabo durante este periodo tenían que ver sobre la investigación acerca de la calidad educativa, según un informe del INCIE en el que se achacaban los malos resultados de la LOGSE a su aplicación; otra actuación fue el Real Decreto sobre Humanidades que pretendía recuperar los aspectos más conservadores de estas enseñanzas, imponiendo un determinado modelo de la concepción histórica de España; la liberación de los precios de los textos escolares, etc. En este contexto de contrarreformas en 1997, se produjo una declaración de 18 organizaciones de diverso signo desde la FERE hasta CC.OO., CONCAPA, etc. a favor de que la educación fuera un tema de máxima prioridad y que se reflejara en los presupuestos del Estado. 108. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 118. 109. Puelles, M. de (2009) Op. Cit., p. 441. 78 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa La segunda legislatura del Partido Popular insistió en los mismos principios neoconservadores, y tuvo como consecuencia final la publicación de la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE) el 23 de diciembre de 2002. Ley que no entró en vigor, ya que el Partido Socialista, cuando llega al poder en 2004 aprueba un nuevo calendario de aplicación que, de facto, dejó sin efecto lo señalado en la misma y se plantea un nuevo marco legislativo que será aprobado en 2006, con la Ley Orgánica de Educación, donde se recuperan los principios moderados del socialismo, recogiendo los aspectos más positivos que, hasta entonces, se habían planteado y proponiendo unos retos educativos adecuados a la nueva realidad social. La enseñanza primaria en Gipuzkoa Por lo que respecta al caso de Gipuzkoa110 durante este largo periodo las series estadísticas sobre la evolución de las escuelas de primera enseñanza unitarias, graduadas y otros modelos nos ofrecen la siguiente imagen: un mantenimiento de las escuelas unitarias que, en general, correspondían a núcleos de población rural; un ascenso de escuelas graduadas para las pueblos y ciudades con mayor población infantil, y otros modelos, generalmente de la Iglesia o de Patronato, que registran un aumento considerable a partir de 1947. Total de Escuelas de Primera Enseñanza en Gipuzkoa, 1940/1941–1957/1958 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia. 110. Murua, H. (2007): La enseñanza primaria y el Magisterio español en Gipuzkoa, 1936/1975. Leioa, Servicio Editorial de la UPV/EHU. 79 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua En una visión global de la situación de las escuelas en la provincia de Gipuzkoa en la época del franquismo, podemos decir que estuvo caracterizada por dos etapas: una primera hasta 1968/1969 en la que coexistieron diferentes modelos de escuelas y entre las que destacaron por su volumen las Escuelas Unitarias (bajo la dirección de un único maestro), seguidas a notable distancia por los Otros Modelos de Escuelas (agruparían las Escuelas Mixtas, las Preparatorias, las de Iniciación Profesional, las de Patronato, etc), y una segunda etapa, mucho más breve que la primera, en la que se observa una gran cantidad de Centros No Estatales, lo que nos da una idea de la importancia que tuvo en Gipuzkoa la Enseñanza Privada. El otro dato a destacar correspondería a la enseñanza según el sexo del alumnado, observándose que las Escuelas Unitarias estaban destinadas en la mayoría a los niños, mientras que las Graduadas (atendidas por varios maestros) y los Otros Modelos se dirigían hacia las niñas. Total de Escuelas de Primera Enseñanza en Donostia, 1940/1941–1968/1969 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia. Centrado este análisis en la capital donostiarra, la imagen que nos presenta la misma entre los cursos 1940/1941 y 1968/1969 es la de una ciudad en la que, en una primera etapa, coexistieron los tres modelos de escuelas que hemos establecido, sin una clara mayoría por parte de ninguno de ellos frente a los demás, y una segunda etapa, en la que únicamente se tenía en cuenta si las escuelas eran Unitarias o Graduadas y en la que en un principio existían más Escuelas Unitarias que Graduadas, pero que mientras las primeras tenían 80 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa o presentaban una tendencia a la baja, las segundas sin tender al alza, sí al menos se mantenían en sus cifras. Por tanto, estamos en condiciones de decir que la provincia y la capital llevaron caminos diferentes en lo que a distribución de escuelas se refiere, pues mientras en la provincia había un claro modelo de escuela, la Unitaria, en la capital esa preferencia no se daba, estando más distribuidos los modelos de escuelas. Durante la primera etapa del franquismo, la provincia de Gipuzkoa vivió un gran incremento, sobre todo, en las construcciones escolares, durante los primeros “Veinte años de paz”, donde se recoge la intervención del Estado en una diversidad de ámbitos de la provincia: económicos, culturales, pesqueros, comunicaciones y transportes, vivienda, sanidad, etc. y que en el ámbito educativo significó una serie de beneficios para un conjunto de centros escolares, además de ampliaciones, reformas y acondicionamientos que sobrepasaron los 450 centros escolares, entre oficiales y particulares; además, contribuyó al levantamiento de la sede del Instituto Peñaflorida, la Escuela Profesional de Comercio y las Escuelas Industrial y de Trabajo, que estaban emplazadas en el nuevo ensanche de Amara. Asimismo, con estas ayudas procedentes del Ministerio fueron renovadas la Escuela de Maestría Industrial de Eibar y la de Bergara. También se instalaron Escuelas Profesionales Sindicales de Aprendizaje en Irun, Rentería y Zumaia, además de las de Beasain, Andoain y Arrasate, que iniciaron su funcionamiento en este nivel de la enseñanza. Otros grupos particulares y entidades religiosas pusieron en marcha diferentes centros docentes con esta ayuda ministerial: Irun, Beasain, Zarautz, Zumarraga, Legazpi, Hernani y Arrasate111. No obstante, no se puede entender la situación de la enseñanza primaria en Gipuzkoa durante la década de los sesenta, sin hacer referencia al denominado “Informe Gaur” titulado “Así está la enseñanza primaria. Hablan los maestros”112, en el que se recogen encuestas realizadas a los maestros sobre la opinión que tienen acerca de la enseñanza primaria en esos años. Como puntos importantes de dicho informe se señala que “la Iglesia escolariza en Guipúzcoa a una mitad de los alumnos primarios y el Estado, la otra mitad, mientras que en España, aquélla escolariza sólo a una cuarta parte”; también se señala el excesivo número de escuelas unitarias y que la calidad de la enseñanza era baja, sobre todo en las zonas rurales. No obstante, la tasa de escolaridad en Gipuzkoa, para las edades comprendidas entre los 6 y los 14 años, era de un noventa por cien. En dicha encuesta se recogía también otro aspecto relativo a la situación del “vascuence”, afirmando que un 13,9 por ciento de alumnos hablaba bien el vascuence y mal el 111. Falange Española Tradicionalista y de las JONS (1959): Veinte años de paz en el Movimiento Nacional bajo el mandato de Franco. Provincia de Guipúzcoa. San Sebastián, Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., pp. 100-105. 112. Aguirre, J.A. (1969): Op. Cit. 81 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua castellano, un 17,1 por ciento hablaba bien ambas lenguas y un 12,1 por ciento hablaba bien el castellano y mal el vascuence, quedando un 54,2 por ciento que hablaba sólo castellano y un 2,7 por ciento que sólo lo hacía en euskara. Ante esta compleja situación, se propiciaban cauces para el establecimiento del bilingüismo en las aulas, proponiendo algunas medidas para la formación del magisterio y la implantación del euskara en la enseñanza. Finalizamos con un recorrido por la Enseñanza Privada, recordando los problemas con los que nos encontramos para un estudio que tuviese el mínimo rigor y que con anterioridad ya hemos señalado; pero, no obstante, vamos a aportar los escasos datos de los que disponemos y que nos proporciona el Instituto Nacional de Estadística. En general la situación de este tipo de escuelas en Gipuzkoa fue superior al resto del Estado, donde en 1950 el 24 por ciento de las escuelas son privadas, mientras que en 1970 ya era el 32, 6 por ciento del total. Este porcentaje se fue manteniendo en los años siguientes, aunque a partir de 1975 comienza a descender; estabilizándose hasta llegar a un 33 por ciento en el curso 1999-2000. Por supuesto los porcentajes en el País Vasco siempre han sido superiores. Así, mientras en el curso 1985-1986 el porcentaje total era del 34,7 por ciento, en el País Vasco era del 47,8113. En el caso de Gipuzkoa la evolución ha sido la siguiente en la primera etapa de este periodo: Colegios de Gipuzkoa clasificados por clase de Propietario, 1946/1947-1957/1958 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia. 113. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 198. 82 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa A la vista del gráfico podemos decir que del total de Centros de Estudios de la provincia en torno al 35 por ciento pertenecía a la red privada en esta época, y de ellos alrededor del 50 por ciento eran de Religiosos, algo más del 20 por ciento, de Particulares, y el resto se repartían entre los otros modelos de propietarios, con porcentajes que difícilmente pasaban del 10 por ciento de representación, siendo significativa la casi nula presencia de los colegios pertenecientes a la Diputación. Por lo que respecta a la distribución de los Colegios en Donostia vemos que suponían un 20 por ciento de los de la provincia, y que la presencia de los Colegios Religiosos es mayor en la capital que en la provincia, alcanzándose valores por encima del 70 por ciento. Los pertenecientes a Particulares siguen en orden de importancia con cantidades entre el 15 por ciento y el 20 por ciento del total de colegios. Surge como novedad una mayor presencia de los de Otras Instituciones, una pequeña representación de los pertenecientes a Fundaciones y la práctica nula existencia de colegios pertenecientes a la Diputación o los considerados Municipales. Colegios de Donostia clasificados por tipo de Propietario, 1946-47/1955-56 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia. 83 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Si nos fijamos en los datos relativos al periodo franquista, el número de centros escolares estatales y no estatales, según la denominación de la Ley General de Educación, ofrece un panorama ligeramente favorable a la presencia de centros no estatales, lo cual corresponde a una tradición clara en Gipuzkoa y que irá confirmándose hasta la actualidad. Tabla 44. Número de Escuelas de Primera Enseñanza en Gipuzkoa, 1973-74/1975-76 Año escolar Centros estatales Centros no estatales Total 1973-74 1.448 1.464 2.912 1974-75 1.484 1.769 3.253 1975-76 1.509 1.696 3.205 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia. Como complemento a la información relativa a los centros educativos a cargo de órdenes y congregaciones religiosas podemos señalar que la diócesis de San Sebastián, creada en 1950, contaba con 486.076 habitantes en 1975, y con 176 parroquias, agrupadas en 9 arciprestazgos, y se hallaba dotada de 777 sacerdotes incardinados y 508 seminaristas. En el “Diccionario de Historia Eclesiástica de España” se da un resumen muy detallado de la situación de Gipuzkoa con respecto a los centros a cargo de dichos institutos religiosos114: Centros de Enseñanza Media y Primaria: Franciscanos Aranzazu Capuchinos Fuenterrabía y San Sebastián Mercedarios Azcoitia, Motrico y Zumaya Jesuitas Loyola y San Sebastián Escolapios Tolosa 114. Aldea, Q.; Marín, T. y Vives, J. (dirs.) (1972): Diccionario de Historia Esclesiástica de España. Madrid: Instituto Enrique Flórez, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Recogido de la voz “Gipuzkoa” en la página web de la Enciclopedia Auñamendi en http://www.euskomedia. org/aunamendi/ (10 de mayo de 2009). 84 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Centros de Enseñanza Media y Primaria: Marianistas San Sebastián Hijos del Inmaculado Corazón de María San Sebastián Salesianos Pasajes Clérigos de San Viator Elgóibar, Mondragón y Escoriaza Escuelas Cristianas (La Salle): Andoain, Beasain, Cestona, Fuenterrabía, Eibar, Herrera, Irún, Loyola, San Sebastián, Usúrbil, Villafranca, Zarauz, Zumárraga y Legazpia Maristas Anzuola, Azpeitia, Oñate, Placencia y San Sebastián Santísimo Corazón de Jesús Eibar, Rentería y San Sebastián Religiosas Agustinas Arechavaleta, Mendaro y Rentaría Benedictinas Oñate Compañía de María Irún, San Sebastián y Vergara Clarisas Elgóibar Concepcionistas Mondragón, San Sebastián Adoratrices San Sebastián Agustinas Misioneras Astigarraga Amor de Dios Cegama Angeles Custodios San Sebastián Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús San Sebastián Asunción de Nuestra Señora San Sebastián Bienaventurada Virgen María San Sebastián y Zumaya Carmelitas de la Caridad San Sebastián y Zumaya Carmelitas Descalzas Misioneras Beasain, Deva, San Sebastián y Villafranca Compañía de Santa Teresa San Sebastián Sagrado Corazón de Jesús San Sebastián Damas de la Asunción Mondragón Dominicas de la Anunciata Pasajes Esclavas del Amor Misericordioso San Sebastián Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús Azpeitia y San Sebastián Sagrada Familia Tolosa y Usúrbil 85 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Centros de Enseñanza Media y Primaria: Franciscanas de la Inmaculada Concepción San Sebastián Franciscanas de Montpellier San Sebastián Hermanas de Santa Ana Lazkao y Zarauz Hijas de la Caridad Andoain, Azcoitia, Azpeitia, Beasain, Elgóibar, Cestona, Fuenterrabía, Hernani, Motrico, Oñate, Pasajes San Pedro, Rentería, San Sebastián (donde tienen ocho casas), Segura, Tolosa, Vergara, Villafranca, Villarreal, Irún, Urrestilla y Zarauz Hijas de la Cruz Rentería, Villabona y Zumárraga Hijas de Jesús Andoaín, Azpeitia, San Sebastián, Tolosa Salesianas San Sebastián Marianistas San Sebastián Hijas del Inmaculado Corazón de María Berástegui y Lasarte Hijas de San José San Sebastián Hijas de Santa María de la Providencia Eibar Hijas de la Unión Apostólica Elgueta, Irún Hijas del Divino Celo Alzota Jesús y María Azpeitia San José de la Montaña San Sebastián. Mercedarias de la Caridad: Ataun, Eibar, Escoriaza, Mondragón, Oyarzun y Placencia Mercedarias del Santísimo Sacramento San Sebastián De la Misericordia de Lamourous San Sebastián Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y María San Sebastián Misioneras del Santísimo Sacramento y María Vidania Inmaculada Niño Jesús Fuenterrabía y San Sebastián Presentación de María San Sebastián y Urnieta Siervas de María de Anglet San Sebastián Institución Teresiana San Sebastián 86 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Centros o Escuelas Profesionales: Salesianos Pasajes Jesuitas San Sebastián Escuelas Cristianas (La Salle): Andoain, Villafranca; Irún y Zumárraga Franciscanos Zarauz Jesuitas Azcoitia San Víator Mondragón Sacerdotes seculares San Sebastián Como puede observarse, se trata de una interesante información que nos permitiría confeccionar un mapa sobre la distribución geográfica de estos institutos religiosos, sus idearios pedagógicos, y la importancia de cada una de ellos. Por lo que se refiere a la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas puede apreciarse que es el instituto que mayor presencia tiene en los tres niveles de enseñanza. Como puede observarse, Donostia es un punto de atracción que concentra a un importante número de centros educativos privados a cargo de institutos religiosos, pues más de la mitad de las órdenes y congregaciones religiosas tienen un centro educativo en la capital guipuzcoana (35 de un total de 57 institutos religiosos). También puede apreciarse el crecido número de institutos religiosos dedicados a la educación femenina. Es de destacar la importante presencia de las Hijas de la Caridad, con un abundante número de centros. Por lo tanto, Gipuzkoa ha contado con una buena red de escuelas y colegios tanto en escuelas públicas como privadas que en la década de los sesenta sufrirá un incremento debido a la inmigración y que entonces planteó problemas a la escolarización de alumnos por no existir centros escolares suficientes. Problema, por otra parte, que se ha solucionado en la década de los setenta ampliando la red de escuelas de los niveles de Educación Preescolar, EGB, FP, BUP-COU. La dotación de puestos escolares durante el curso 1979-80 alcanzó la cantidad de 219.073 distribuidos entre privados y estatales; destacan los primeros en todos los niveles excepto en B.U.P. para el que los centros estatales ofrecen el 51,2 por ciento de los puestos escolares. Puede decirse que la dotación de centros escolares en esa época era correcta si se tiene en cuenta que la oferta de puestos supera a la demanda. La fuerte incidencia de los centros privados se debe, en parte, al desarrollo de las ikastolas surgidas en los años sesenta. Así, por lo que respecta a la Enseñanza Preescolar y EGB, durante ese curso, Gipuzkoa contaba con 36.046 alumnos en los niveles de Educación Preescolar, desglosados de la manera siguiente: el 33,5 por ciento acude a los Centros Públicos, el 29,8 por ciento a los privados y el 36,6 por ciento asiste a las Ikastolas. El hecho de que un número tan elevado de niños (13.192) sean escolarizados en Ikastolas es un índice de la importancia y volumen que ha tomado la enseñanza en euskara en Gipuzkoa. 87 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua En la EGB, de carácter obligatorio, el alumnado se repartió de la manera siguiente: en Centros Públicos 41.592 (39,7 por ciento del total), en Centros Privados 41.206 (39,4 por ciento) y en Ikastolas 21.804 (20,8 por ciento). Como en el apartado de la Educación Preescolar es de resaltar el número de alumnos que acuden a las Ikastolas. Porcentualmente es menor que en los niveles de Preescolar, debido a que muchas Ikastolas no tenían todavía el ciclo completo de la EGB, por haber sido creadas en los últimos años. En la medida que avanzaban los cursos estaba subiendo también ese porcentaje. Con respecto al euskara se debe señalar que entre los niveles de Preescolar y EGB de los Centros públicos, 6.600 (12,3 por ciento del total) alumnos cursan sus estudios en euskara o en bilingüe, mientras 45.846 (85,4 por ciento) aprendían el euskara como asignatura común obligatoria. Para cerrar este apartado destacar la importancia que la enseñanza privada tiene en Gipuzkoa: en los niveles de Preescolar atiende al 29,8 por ciento del alumnado total115. Un aspecto importante, a tener en cuenta a la hora de analizar la situación de las escuelas privadas, es el relativo al de las ayudas económicas. Así, durante los primeros tres decenios del franquismo, las ayudas que recibían, por lo general se hacían bajo la forma de préstamos a la construcción, renovación o ampliación de edificios, dentro de un marco legislativo que se configurará en la Ley de Construcciones Civiles de 1954, donde el reconocimiento de “interés social” del centro posibilitaba la obtención de una serie de privilegios económicos, bien fuera en créditos o en reducción de impuestos. El primer cambio fundamental se producirá con la aplicación de la Ley General de Educación de 1970, en cuyos desarrollos legislativos se plantea claramente la financiación pública de los centros privados, a través de la vía de los conciertos. La cuantía de las subvenciones se establecía por el coste de sostenimiento por alumno en los centros oficiales, más la cuota de amortización e intereses por las inversiones requeridas. No obstante, como señala Viñao: “la realidad, como es habitual, difirió bastante de lo legislado. De hecho, lo que existió hasta la LODE en 1985 fue un sistema no de conciertos con sus correspondientes contrapartidas u obligaciones para ambas partes, sino de subvenciones parciales, progresivamente ampliadas año tras año, pero insuficientes para hacer efectiva la gratuidad total y con escaso o nulo control sobre su utilización”116. En la actualidad, la extensión de este sistema, por lo que respecta a la educación obligatoria, es decir hasta la ESO, está garantizada en todo el sistema educativo. 115. Se puede consultar la voz “Gipuzkoa” en la página web de la Enciclopedia Auñamendi en http://www.euskomedia.org/aunamendi/ (10 de mayo de 2009). 116. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 200. 88 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa La enseñanza secundaria Con respecto a la enseñanza secundaria, y como hemos podido observar en la política educativa hasta la Ley General de Educación, no se hizo mayor hincapié en la creación de Institutos de Enseñanza Media. De manera que fueron las órdenes y congregaciones religiosas, como hemos recogido en el epígrafe anterior, las que se encargarían de poner en marcha la reforma de las enseñanzas medias propiciada por las leyes de Ruiz Giménez en 1953. Así, muchos de estos centros ofertarían, como una continuación de la primaria, el Bachillerato Elemental hasta los 14 años, mientras que es más escaso el número de centros que ofertaron el Bachillerato Superior en sus especialidades de ciencias y letras. La creación del Instituto Peñaflorida y el Instituto Usandizaga de Donostia, éste ya en los años setenta, asumirá la reforma de la Ley de 1970, con un planteamiento diferenciado. También durante esa época se crearon Institutos en todas las comarcas de la provincia, consiguiendo, de alguna manera, el inicio de la universalización de la enseñanza secundaria. No obstante, y al igual que ocurre en el resto del Estado, al principio la oferta pública atraerá más alumnado, aunque paulatinamente los centros privados irán aumentando su matrícula con respecto a los públicos. Finalmente, la LOGSE, con la aplicación de la ESO, unificará al alumnado en Centros de Educación Secundaria quedando las modalidades de Bachillerato en una oferta diferenciada. La implantación de esta ley será progresiva a lo largo de los noventa, ofreciendo un panorama completamente distinto a la anterior reforma de 1970, con respecto a la formación secundaria y de bachillerato. La enseñanza profesional Con respecto a la enseñanza profesional, es un nivel de la enseñanza que, tradicionalmente, ha tenido un fuerte desarrollo en la provincia desde finales del Siglo XIX hasta la actualidad. Una muestra de ello es que en el curso 1970-1971, Gipuzkoa alcanzaba la proporción más alta de alumnado en Formación Profesional industrial sobre la población de hecho, con un 13,4 por ciento del total matriculados, de los cuales un 3,3 por ciento seguía su formación en centros oficiales, mientras que un 10,1 por ciento estaba matriculado en centros no oficiales. En España esta proporción era de 4,5 por ciento (1,5 en centros oficiales y un 3 por ciento en no oficiales)117. Remitimos para la presencia de las Congregaciones religiosas en la Educación Secundaria al cuadro del epígrafe anterior. 117. Pérez, V. y Rodríguez, J.C. (2002) Op. Cit., p. 138. 89 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua A partir de los años cuarenta, la Formación Profesional en la provincia irá siguiendo la propia evolución marcada por las leyes que, sobre este tema, se produjeron. En concreto, nos referimos a la Ley de Bases de la Enseñanza Media y Profesional de 1949 que instauró, por primera vez, el Bachillerato Laboral dentro del panorama educativo en la enseñanza profesional. Con esta ley “se pretendía proporcionar una mezcla de formación humana y técnica que facultase al estudiante para colocarse en empleos de nivel medio o acceder a estudios superiores. Se aspiraba a extender esta enseñanza a zonas y grupos sociales menos cubiertos por la enseñanza media y general; por ello, se instalaron sobre todo en zonas rurales”118, aunque el éxito obtenido fue muy escaso pues, el Bachillerato laboral representaba un 0,3 por ciento del Bachillerato general en el curso 1950-1951 y en su punto más álgido, durante el curso 1966-67, tan sólo alcanzó a un 5,9 por ciento. La Escuela elemental de trabajo de Bergara, creada en 1929 y convertida en Escuela Oficial de Maestría en 1944, representa otra referencia de la formación profesional guipuzcoana hasta mediados de siglo. Hasta los años cincuenta, el número de alumnos de formación profesional en Gipuzkoa no superaba los 2.000. El fracaso de esta ley supuso una reforma que llegó en 1955 con la Ley de Formación Profesional e Industrial, dentro del conjunto de medidas propiciadas por Ruiz Giménez para posibilitar una formación profesional de acuerdo al rápido crecimiento que se estaba produciendo en la industria. En esta última Ley se fijan cuatro niveles de enseñanza: pre-aprendizaje, aprendizaje, maestría y especialización, y en un balance general se aprecia que creció el número de alumnos y que éstos encontraban empleo con facilidad y que las empresas estaban satisfechas con la formación recibida. Esta ley marca el comienzo de un desarrollo espectacular de la formación profesional en Gipuzkoa. En quince años el número de alumnos pasa de 2.000 a 9.000. El alumnado es mayoritariamente masculino y la formación, eminentemente industrial. Durante este periodo en Gipuzkoa se registró la presencia de una nómina importante de escuelas profesionales, cuyas características varían, pero en las que se aprecia la dependencia sindical, empresarial y religiosa, de acuerdo con la legislación vigente hasta 1970. En este sentido, hemos podido localizar, en el Archivo del Ministerio de Educación, documentación relativa a la apertura de una serie de centros que estaban en funcionamiento en 1958, creados con anterioridad y que, todavía, en la década de los sesenta, continuarán funcionando; se trata de119: 118. Pérez, V. y Rodríguez, J.C. (2002) Op. Cit., p. 100. 119. Archivo del Ministerio de Educación, Alcalá de Henares, Legajos 57554 y 57555. Hemos anotado tan sólo el nombre de estas instituciones y las localidades en las que estaban situados dichos centros, pues las características varían ampliamente de un centro a otro. La documentación abarca, en algunos casos, hasta 1970. 90 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Centros de Formación Profesional existentes en Gipuzkoa en 1958 Localizacion Denominación de la Escuela Andoain Escuela Profesional Beasain Escuela de Formación Profesional de la Compañía Auxiliar de Ferrocarriles Escuela Profesional de San Martín de Loinaz Deva Escuela de Iniciación Profesional Elgoibar Escuela Fundación Eulogio Estalta Irún Escuela Profesional La Salle Escuela Profesional Sindical Nuestra Señora del Juncal Hernani Escuela Profesional Legazpia Colegio Buen Pastor Mondragón Escuela Profesional Escuela de Aprendices de la Unión Cerrajera Motrico Escuela Profesional Nuestra Señora de Idurre Rentería-PasajesAlza-Herrera Escuela Sindical de Formación Profesional Nuestra Señora de la Asunción Escuela Profesional Juan XXIII de Alza, Escuela Profesional masculina de Herrera Escuela de Formación Profesional “Ciudad Laboral Don Bosco” San Sebastián Instituto Obrero del Colegio de San Ignacio de Loyola Escuela Profesional San Sebastián Mártir Centro Femenino Cultural Nazaret Urnieta Escuela Salesiana San José Obrero Villafranca de Oria Escuela Profesional del Goyerri Zarauz Escuela Profesional Obrera Escuela de Hostelería del complejo de Euromar Escuela Profesional Obrera Escuela Profesional Monte Albertia Zumaya Escuela Sindical Virgen de Arritokieta Zumárraga Escuela Profesional Legazpi 91 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Sin embargo, será la Ley General de Educación de 1970 la que prefigurará, de alguna manera, los distintos niveles de la Formación Profesional, aunque, comparada con la legislación anterior, la formación que recibían, en el primer grado, constaba de menor número de horas y de prácticas, si bien consiguió una enorme expansión cuantitativa de la formación profesional, tanto en alumnos, centros como profesores. La crítica que sufrió este nivel era que los alumnos estaban “poco motivados, los profesores improvisados y los centros surgieron al calor de las subvenciones públicas”120. A partir de esta ley se aprecia una cierta desprofesionalización de la formación, aumentando el peso de la formación general, un número de alumnos de 15 años más numeroso; también fue notoria la incorporación de alumnado femenino, aunque siempre con menor presencia que el masculino. Esta situación contrastaba con dos factores: uno, la escolarización al 100 por ciento de los alumnos con 14 años de edad, y otro es que, a partir de 1976, se prohibía trabajar legalmente a los menores de 16 años, lo cual supuso un elevado número de abandonos en la formación del primer nivel. La reforma propiciada por la LOGSE supondrá la creación de los Ciclos Formativos Medio y Superior a los que se accede una vez finalizada la Educación Secundaria Obligatoria, que permite la incorporación al mercado de trabajo o la continuación de los estudios en el nivel superior. El alumnado total que en Gipuzkoa acude a Centros de Formación Profesional sumaba un total de 17.632 alumnos, en el curso 1979-80. De éstos el 44,2 por ciento era atendido en Centros Públicos, mientras que el 55,7 por ciento restante acudía a Centros Privados. Hay que hacer mención especial del Centro Politécnico de Mondragón y de la Escuela de Armería de Eibar, aquél privado y éste público, por el renombre que han adquirido incluso a nivel estatal. Se destacan también la Universidad Laboral de Eibar, el Centro D. Bosco de Rentería y el Centro Cultural Femenino “Nazaret”. En todos estos Centros se estaban impartiendo clases de euskara a partir del curso 1979/1980. Gipuzkoa cuenta con 58 Centros de Formación Profesional. En los niveles de BUP y COU el alumnado total de la provincia es de 24.744 estudiantes, que se distribuyen de la forma siguiente: estudian en Centros Públicos el 52,9 por ciento, mientras que a los Centros Privados acude el 39,8 por ciento. Las Ikastolas atienden el 7,1 por ciento. En todos los Centros Públicos el euskara es materia común y obligatoria, impartiéndose algunas asignaturas en euskara en los Institutos de Hondarribi, Lasarte, Elgoibar, Zarautz, Bergara, Irun, Rentería, Hernani, Tolosa, Azpeitia, Eibar y de Oñati. El número de Centros de Bachillerato en Gipuzkoa es de 57. 120. Pérez, V. y Rodríguez, J.C. (2002) Op. Cit., p. 117. 92 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa 4.4. El Estado autonómico y descentralización educativa Antes de referirnos a la política y legislación educativas desarrollada por el Gobierno Vasco, haremos referencia a uno de los asuntos más relevantes en los últimos años. Nos referimos al proceso de descentralización y a la división territorial del Estado, pues sus correlatos educativos han supuesto una asunción de competencias en este ámbito por parte del Gobierno Vasco. El franquismo, como sabemos, significó una vuelta a los principios centralistas del Estado nacional y la represión de cualquier expresión cultural o lingüística diferente a la española, lo cual no evitó el surgimiento de experiencias educativas en Cataluña121, o la creación del movimiento de las ikastolas en Euskadi122. Expresiones ambas propiciadas por el catalanismo y el nacionalismo vasco respectivamente. Con el paso del tiempo, las nuevas necesidades sociales y económicas reclamaban una modernización de la enseñanza primaria que se conseguiría con la Ley General de Educación de 1970 que “efectivamente modernizó el sistema educativo español y sentó las bases para reformas posteriores”123. No obstante, esta ley no supuso un cambio sustancial en el reparto territorial de competencias, pero sí “llevó a sus últimas consecuencias el proceso de racionalización del centralismo en el ámbito periférico, mediante la creación de un solo agente territorial –el delegado provincial– frente a la diversificación de servicios preexistente”124. Además, esta ley suponía la introducción por primera vez de la enseñanza de las lenguas vernáculas. Tras la muerte de Franco y el proceso de transición democrática, se puso en evidencia la necesidad de una nueva organización territorial del Estado, que tomará cuerpo en la Constitución de 1978 con el Estado autonómico, que significará una ruptura del centralismo hasta entonces imperante. Llegar al consenso de esta Constitución supuso conciliar en este ámbito distintas propuestas ideológicas en una época donde democracia y autonomía estaban en el mismo nivel de reivindicación social, además de las diferentes posturas que sobre la nación mantenían los distintos partidos políticos en la época de la transición democrática125. 121. Canals, M.A. y otros (2001): “La renovació pedagogica a Catalunya des de dins (19401980)”, Barcelona, Edicions 62 y Monés, J. (1981): L’escola a Catalunya sota el franquisme. Barcelona, Edicions 62. 122. Fernández, I. (1994): Oroimenaren hitza. Ikastolen historia (1960-1975). Bilbo, Udako Euskal Unibertsitatea y Davila, P. (1995): Op. Cit. 123. Puelles, M. de (2000): Op. Cit., p. 26. 124. Viñao, A. (2004): Op. Cit. 125. Tusell, J. (1999): España, una angustia nacional. Madrid, Espasa, p. 11. 93 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua La Constitución y el nacionalismo constitucional La Constitución, además de su concepción autonómica del Estado, supuso también la creación de un nuevo nacionalismo hasta entonces desconocido, el “nacionalismo constitucional”, fruto de la nueva concepción territorial del Estado. La discusión del artículo 2º de la misma puso de manifiesto la dificultad para conciliar diferentes posturas acerca de la nación española, siendo así que la propia idea de “España como nación”, postergaba cualquier otra denominación de nación para las comunidades autónomas, rechazando la idea de Estado Español, por considerarlo de corte franquista. Se optaba en la Constitución por una concepción de España como nación política, mientras que el resto serían naciones culturales. La presencia de los planeamientos de Ortega gravitaron sobre los padres de la Constitución, tanto en las frecuentes citas a este autor como a la aceptación de fondo de su pensamiento respecto a la organización territorial: ningún privilegio para las naciones históricas. La discusión y redacción final del artículo 2º de la Constitución ponen de manifiesto que la idea de nación española es una “sorprendente invención de la cual se nutre el actual nacionalismo españolista de rango constitucional”126. Tanto en el contexto político del momento como en la posterior evolución, la creación de la España de las autonomías intenta dar respuesta a una demanda política: “la de integrar los llamados nacionalismos históricos en un proyecto de Estado”127 o para decirlo con otras palabras: “en 1978 se había vivido una ilusión autonómica: la creencia de que la aprobación de las autonomías pondría fin al problema de los nacionalismos (y al terrorismo de ETA). Eso no fue así”128. No hace falta recordar que la exclusión del Partido Nacionalista Vasco del consenso creó, entre otras cosas, una frustración que favoreció el voto negativo a la Constitución en la Comunidad Autónoma Vasca. La descentralización educativa Si el artículo 2º de la Constitución fue producto de un consenso entre las diversas concepciones sobre la nación que, en su momento, mantenían los diversos partidos políticos con mayor representación, el artículo 27 sobre el derecho a la educación fue una transacción entre la derecha y la izquierda129. 126. Bastida, X. (1998): La nación española y el nacionalismo constitucional. Barcelona, Ariel Derecho, p. 11. 127. López Aguilar, J. (1996): “Estado autonómico y nuevos nacionalismos. El caso de la Coalición Canaria” en Claves de Razón Práctica, vol. 65, p. 32. 128. Fusi, J.P. (2000): Op. Cit., p. 275. 129. Puelles, M. de (2000): Op. Cit., p. 29. 94 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Es decir, entre quienes defendían los importantes intereses eclesiásticos en la educación y quienes asumían una concepción pública de la educación y los intereses de las clases populares; entre la libertad de enseñanza y el principio de igualdad. El pacto escolar consistió en conciliar estos dos principios. El resultado de la nueva situación constitucional supuso una ruptura del centralismo del sistema educativo. Las comunidades autónomas pueden asumir cuantas competencias figuren en sus estatutos de autonomía, excepto las reservadas al Estado, y el comienzo del ejercicio de las mismas está marcado por el traspaso de funciones y servicios, desempeñados y gestionados hasta entonces por la administración central, y de los recursos financieros. Para conocer el reparto de competencias es necesario tener en cuenta tanto los artículos del 148 al 150 de la Constitución, como los estatutos de autonomía, así como las leyes orgánicas correspondientes, por ser del mismo rango que los estatutos. En el ámbito educativo estas leyes son la LRU (1983), la LODE (1985), la LOGSE (1990) y la LOPEG (1995). En todas aquellas comunidades que han recibido los traspasos de servicios se ha suprimido la administración periférica del Estado afectando a ámbitos tan importantes como el profesorado, la inspección técnica, los centros docentes –incluidas las universidades–, desarrollo parcial del currículum, etc. De esta forma puede afirmarse que estamos ante “una descentralización administrativa prácticamente total y una considerable descentralización política”130. En enero del año 2000 las transferencias y traspaso de competencias en materia de enseñanza se habían consumado en todas las comunidades autónomas. Este proceso lento y gradual ha permitido a las comunidades acomodarse al nuevo marco constitucional y consolidar la ruptura descentralizadora producida en el ámbito de la administración educativa. Además, y en el ámbito de la realidad educativa de los centros de enseñanza, toda la legislación educativa durante el periodo de gobierno socialista ha estado regida por los principios de participación, autonomía y calidad, ampliando de esta manera la concepción sobre la descentralización educativa131. Con toda esta arquitectura administrativa se consolida el sistema educativo español, pues parece que se garantizan las competencias reservadas a la administración central. En este sentido, los pactos autonómicos de 1992 y las reformas de los diferentes estatutos asumiendo mayores competencias en 1994, sobre todo en la enseñanza, obteniendo todas las comunidades autónomas las mismas competencias plenas que las comunidades que desde el inicio las tenían, marcando un punto de inflexión en las trasformaciones competenciales del Estado y consagrando una fórmula hasta entonces no manifiesta: la existencia de un “sistema educativo nacional”. Expresión reservada para la administra130. Puelles, M. de (1996): “Educación y autonomía en el modelo español de descentralización” en Revista de Educación, núm. 309, p. 171. 131. Marchesi, A. (2000): Controversias en la educación española. Madrid, Alianza Editorial. 95 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua ción general del Estado en su seguimiento y evaluación132. Finalmente, parece que al objetivo de modernización, que subyacía en todos los cambios producidos desde 1978, sólo le quedaba un reto por cumplir: el de la calidad. Conseguir este objetivo supondría lograr un “sistema educativo moderno, plural, homologable con los mejores de Europa y, por tanto, con calidad para todos, sin sectores de población infraeducados, marginados, segregados o excluidos”133. Como señalaba el entonces viceconsejero de Educación del Gobierno Vasco, al referirse a los puntos conflictivos en la aplicación de la LOGSE, la amplia capacidad reservada constitucionalmente a la administración del Estado para dictar normas de carácter básico pueden afectar a “características diferenciales y específicas de algunos sistemas educativos del estado español: el bilingüismo, la distinta cuota de participación de la red concertada o los distintos sistemas de financiación” y también a que la confrontación educativa se ha visualizado en torno a dos ejes: “el que representa la difícil relación centroperiferia (fundamentalmente en los casos de Cataluña y el País Vasco) y el más específicamente denotativo de la pugna ideológica (en términos políticos fundamentalmente representada por Comunidades gestionadas por el Partido Popular o por el Partido Socialista)”134. Hemos de recordar que Cataluña y el País Vasco son dos comunidades que desde el logro de la autonomía han sido gobernadas mayoritariamente por partidos nacionalistas. La normalización lingüística No podemos olvidar que uno de los elementos más significativos de todo el proceso de cambios y rupturas en el orden administrativo en educación no se produce al margen o ignorando unas realidades educativas que tenían su propia trayectoria histórica. Nos referimos al desarrollo de una serie de alternativas o de experiencias educativas que surgieron con el franquismo y que con la transición y el desarrollo estatutario conseguirían un cierto reconocimiento legal. Los movimientos de renovación pedagógica, o las actividades desarrolladas para llevar el catalán a la escuela, para el caso de Cataluña, o la creación de una red educativa en euskara con el surgimiento de las ikastolas en el caso del País Vasco, serán unas realidades escolares que tendrán que adaptarse a la nueva situación de la lengua dentro del entramado legal. 132. Embid, A. (2000): La enseñanza en España en el umbral del siglo XXI. Madrid, Tecnos, pp. 36-74. 133. Puelles, M. de (2000), Op. Cit., p. 35. 134. Unceta, A. (2000): “El desarrollo de la LOGSE en las Comunidades Autónomas” en VV.AA: Informe educativo 2000. Evaluación de la LOGSE, Madrid, Fundación Hogar del Jubilado-Santillana, pp. 169-170. 96 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tenemos que volver nuevamente a la Constitución para ver el papel de la lengua en el sistema educativo. Como se señala en el artículo 3º “el castellano es la lengua oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. Las demás lenguas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus estatutos”. Como podemos observar, la constitución es imperativa en cuanto al deber de conocer el castellano, pero no el resto de las lenguas, a pesar del reconocimiento oficial de las mismas en cada una de las comunidades autónomas. Los estatutos que siguieron no tardaron en incorporar la situación de la lengua en las respectivas comunidades, de manera que en los mismos se habla de la oficialidad de la “lengua propia” de cada comunidad, junto con el castellano. Son los casos de País Vasco, Cataluña, Galicia, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Navarra, Asturias y Aragón135. A partir de este reconocimiento, entre 1982 y 1986 se dictarán diversas leyes de normalización lingüística de sus respectivas lenguas, y las correlativas al campo de la enseñanza, por parte de las siguientes comunidades: País Vasco, Cataluña, Galicia, Comunidad Valenciana, Islas Baleares y Navarra136. No obstante, cada comunidad ha seguido procesos diferentes en la aplicación de sus normativas. En general, se suelen adaptar las escuelas a las características lingüísticas del alumnado; de manera que, como consecuencia de ello, surgen varios modelos lingüísticos que, aunque no se reconozcan como tales –es el caso de Cataluña– figuran en su reconocimiento legal. El más explícito de estos modelos es el caso del País Vasco donde existen en la práctica tres modelos lingüísticos A, B y D según el grado de presencia de cada una de las lenguas. Así, en el modelo D la enseñanza es completamente en euskera, excepto la lengua castellana; el modelo A es su caso inverso, mientras que en el modelo B se imparten ciertas asignaturas en euskara y otras en castellano. Modelos similares se aplican en la zona de predominio del vascuence en Navarra. En el País Vasco, por ejemplo, la ikastola ya no es el único referente de enseñanza en euskara, pues los modelos lingüísticos están al margen del tipo de centro. La ikastola en todo este proceso ha sido una referencia fundamental para conseguir los objetivos de euskaldunización escolar, manteniendo una identidad de cultura escolar muy significativa, aunque en la actualidad muchas de las ikastolas se han integrado en la red de escuela pública137. 135. Lázaro, E. (1984): La educación en el Estado de las Autonomías. Atribución y ejercicio de competencias educativas. Madrid, MEC. 136. Siguán, M. (1992): España plurilingüe. Madrid, Alianza Universidad. 137. Naya, L.M. y otros (1995): “La situación del euskera en el sistema educativo del País Vasco” en Davila, P. (1995): Op. Cit, pp. 221-256. 97 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua La evolución del sistema educativo español durante los tres últimos decenios del siglo XX ha pasado de la centralización a la descentralización, como consecuencia de una diferente concepción del Estado. En este proceso se han recogido las aportaciones de los nacionalismos “periféricos” (catalán y vasco), no por evolución “natural” del sistema educativo o por la magnanimidad del Estado, sino por las reivindicaciones, las resistencias, las defensas y nuevas creaciones procedentes de dichos nacionalismos que han propiciado una serie de cambios que permiten el desarrollo de un curriculum nacional “compartido” y de nuevas identidades nacionales diferentes, dentro del único sistema educativo nacional, el español, al margen de las expectativas que hubieran podido crearse en cada una de las comunidades con lengua y cultura diferentes. En este contexto es en el que podemos entender la legislación, y la política educativa del Gobierno Vasco, dirigida por unos ejes que desarrollamos en el siguiente epígrafe. La legislación educativa en la Comunidad Autónoma Vasca La política educativa desarrollada en la Comunidad Autónoma Vasca desde 1979 hasta la actualidad se ha movido entre el marco constitucional y la transferencia de competencias, por un lado y, por otro, en el desarrollo de las propias competencias en virtud del marco que supone el Estatuto de Gernika. Por lo tanto, la tarea prioritaria, aunque no la única, ha sido sobre todo euskadunizar el sistema educativo vasco, a fin de cumplir con los objetivos legales. En este sentido, se observará que muchas de las disposiciones del Gobierno Vasco tienen como referencia este proceso que encaja tanto con el marco constitucional como con el derecho a implantar un sistema que garantice el uso del euskara en todos los ámbitos de la administración y de la vida pública y, sobre todo, en el sistema educativo. Lo primero que hay que señalar es que la CAV tiene competencia plena en educación, tal y como se reconoce en el artículo 16 del Estatuto de Autonomía, que es explícito en esta materia: “En aplicación de lo dispuesto en la disposición transitoria adicional primera de la Constitución, es de la competencia de la Comunidad Autónoma del País Vasco la enseñanza en toda su extensión, niveles y grados, modalidades y especialidades”. Esta referencia debe insertarse también en el principio de cooficialidad del euskara, como lengua propia del País Vasco y el garantizar el uso del castellano y el euskara, sin ningún tipo de discriminación. Este principio será nuevamente corroborado en la Ley de la Escuela Pública Vasca (Ley 1/1993 del 19 de febrero) en la que se recuerda que: “la Comunidad Autónoma del País Vasco tiene, según el art. 16 de su Estatuto de Autonomía, competencia plena en materia de Educación, sin perjuicio del art. 27 de la Constitución y las leyes orgánicas que lo desarrollan, de las facultades que atribuye al Estado el art. 149 de la misma y de la alta inspección necesaria para su cumplimiento y garantía”. 98 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa A lo largo de estos años de autonomía, en la que se han sucedido ocho gobiernos diferentes, de acuerdo con los resultados electorales, la Consejería de Educación ha sido ocupada por los siguientes Consejeros, pertenecientes tanto al Partido Socialista, Partido Nacionalista Vasco como a Eusko Alkartasuna 1978-1980 SANTAMARIA ANSA, Karlos Mayo de 1980 - febrero de 1984 ETXENIKE LANDARIBAR, Pedro Miguel Abril de 1984 - enero de 1985 URRUTIA ELEJALDE, Juan Enero de 1985 - Marzo de 1987 CHURRUCA ARELLANO, Juan Marzo de 1987 - febrero de 1991 RECALDE DIEZ, Jose Ramón Febrero de 1991– septiembre de 1991 OLIVERI ALBISU, Inaxio Septiembre de 1991– enero de 1995 BUESA BLANCO, Fernando Enero de 1995 - diciembre de 1998 OLIVERI ALBISU, Inaxio Enero de 1999– mayo de 2001 OLIVERI ALBISU, Inaxio Junio de 2001 - septiembre de 2001 INTXAURRAGA MENDIBIL, Sabin Septiembre de 2001 - junio de 2005 IZTUETA AZKUE, Anjeles Junio de 2005- mayo de 2009 CAMPOS GRANADOS, José Antonio Mayo de 2009 - CELAÁ DIÉGUEZ, Isabel Uno de los ámbitos que requirió mayor atención en el decenio de los ochenta fue el relativo a la búsqueda de una cobertura legal para las ikastolas que, como una tercera red escolar, había estado funcionando hasta esa fecha. En este sentido, ya en 1980 se inicia un proceso de institucionalización a través de la titularidad oficial de las ikastolas. Las ikastolas son centros públicos no estatales, pero se imponía una serie de condiciones: la cesión de uso y titularidad, la representación en los estamentos escolares y órganos de gobierno de las ikastolas, normas para la matriculación; profesorado por concurso-oposición; planificación de puestos escolares; sistema de control económico; programas y planes pedagógicos y la aceptación de las disposiciones del Departamento de Educación. En este proceso de la llamada normalización, se creó el Euskal Ikastolen Erakundea (EIKE) Instituto Vasco de Ikastolas en 1983, como un organismo autónomo dentro del Departamento de Educación, que se establecía como un paso transitorio hacia la consolidación de la Escuela Pública Vasca y se derogó la Normativa sobre Titularidad. En 1986 el tribunal Constitucional dicta sentencia favorable a EIKE con vías de normalización jurídica de las ikastolas. Por otra parte, el Decreto de 10 de junio de 1986 aprobaba el reglamento de Conciertos con las Ikastolas para el sostenimiento con fondos públicos de las ikastolas y centros de iniciativa social. Finalmente, y como pasos previos al diseño y la elaboración común de la Ley de la Escuela Pública Vasca, se aprobó la Ley de Confluencia de Ikastolas y la Escuela Pública (1988), y en 1990 la Confederación de Ikastolas presentaba su propuesta para la normalización de las ikastolas. 99 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua En todo este proceso, y hasta la Ley de la Escuela Pública Vasca, subyacían dos planteamientos o dos modelos de cara a la normalización de la Escuela Pública Vasca. Eran los siguientes: 1) El Modelo estatal de Escuela Pública, regulado a través de la LODE, de carácter uniformizador, reglamentista y preocupado por la reserva de competencias y la homogeneización, más que por la especificidad y la singularidad; según el cual las Ikastolas, para su transformación en escuelas públicas, deberían integrarse o fusionarse en la actual escuela pública y según la normativa vigente; y 2) El Modelo de Escuela Vasca, según la cual la Escuela Pública Vasca aparece como un paso de confluencia entre las Ikastolas y las Escuelas Transferidas de cara a la configuración de la futura Escuela Vasca. Ello suponía un período de acercamiento de ambos sistemas o redes hacia los principios derivados de un amplio consenso social y político sobre la Escuela Pública Vasca. Como señalaba en su momento, el Vicelendakari y Consejero de Educación, Universidades e Investigación, Fernando Buesa, tanto la Ley de la Escuela Pública Vasca, como la Ley de Cuerpos Docentes, publicadas ambas en 1993, establecían “un cuerpo normativo propio que permiten la configuración de una E.P.V. más autónoma, de mayor calidad y con mayor capacidad de adaptación a las demandas de nuestra sociedad”; también señalaba que eran fruto de un largo proceso, en “búsqueda de un respaldo social más amplio encaminado a un sistema educativo de calidad y al servicio de la sociedad”. La Ley de la Escuela Pública Vasca propone el mayor grado de autonomía en la esfera de la organización, propiciando la participación de toda la comunidad educativa y buscando fórmulas de autoorganización; asimismo, clausuraba el tema de las redes escolares, pues como se señala en la introducción de la Ley, ésta “responde a una decisión clave que es la de definir de un modo completo y definitivo dos redes escolares, la red pública y la red privada, con una consecuencia derivada de esta decisión que es la de terminar o concluir el proceso de confluencia de las ikastolas”. Con esta ley se daba por concluido el proceso institucional con respecto a las redes escolares y al papel de las ikastolas, dando inicio a un proceso que en su momento se denominó de publificación por el cual las ikastolas tuvieron que decidir la permanencia como centro privado o concertado o incorporarse definitivamente a la red pública. A pesar de que la escuela definida en esta ley se propugna como plural, bilingüe, democrática, al servicio de la sociedad vasca, enraizada social y culturalmente en su entorno, participativa, compensadora de las desigualdades, integradora de la diversidad, lo cierto es que un conjunto importante de ikastolas, sobre todo en Gipuzkoa, optaron por una organización paralela manteniendo las señas de identidad que habían definido desde siempre a este tipo de centros educativos. El transcurso de los años no ha logrado los fines previstos en la ley, 100 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa existiendo una brecha importante en el ámbito escolar y un horizonte con objetivos distintos de lo que pudiera ser la denominada Escuela Pública Vasca. Además de este importante campo de actuación por parte de las diversas consejerías de educación hasta 1993, otro de los ámbitos que ha requerido mayor atención ha sido el que podríamos denominar “Euskaldunización del sistema educativo”. Así, si en el anterior ámbito de política educativa parecía importante encontrar un lugar de confluencia entre las tres redes escolares existentes, ahora se trata de cumplir el mandato constitucional, y también fijado por el propio Estatuto de Gernika, relativo al papel del euskara en el sistema educativo. En este sentido, las normas que desarrollan este principio se establecieron ya desde la primera legislatura y, todavía, permanecen en vigor. Se trata de la Ley de normalización y uso del euskara, Ley 10/1982 del 24 de noviembre y los sucesivos decretos que la desarrollaron. No obstante, en el periodo del Consejo General Vasco, un Real Decreto de 1979, ya regulaba el uso de los diferentes idiomas en la Comunidad. La mencionada Ley de 1982, que no afectaba únicamente al sistema educativo, establecía claramente que todo ciudadano tiene derecho a conocer y usar las lenguas oficiales en la administración, medios de comunicación, etc.; reconocía, asimismo, su derecho a recibir enseñanza en ambas lenguas; planteaba que se crearán modelos lingüísticos, según la demanda de los padres y la situación de cada zona, con el objetivo de garantizar el uso práctico de ambas lenguas. A partir de ese año se publicarían diversas órdenes y decretos relativos a la obtención del certificado de aptitud de conocimiento del euskara y, sobre todo, el decreto 138/1983 sobre Regulación del uso de las lenguas oficiales en la enseñanza no universitaria, mediante el cual se plantea que el euskara y castellano serán materias obligatorias en la enseñanza, creando, en su momento, cuatro modelos, pero que en la práctica han resultado tres modelos (A, B y D), cuyo éxito ha variado a lo largo de estos años, como hemos visto previamente y que pretendían garantizar el conocimiento y competencia de ambas lenguas a fin de posibilitar el uso del euskara, tanto en el ámbito académico como social, y cumplir, de esta manera, con los principios contenidos en el Estatuto de Gernika. En el Capítulo 2, artículos 15 a 21, desarrolla la obligatoriedad de la enseñanza del euskara y del castellano en las enseñanzas no universitarias, ordena al Gobierno la regulación de los modelos lingüísticos (Art. 16.2), siendo uno de los objetivos fundamentales “garantizar al alumnado la posibilidad real, en igualdad de condiciones, de poseer un conocimiento práctico suficiente de ambas lenguas oficiales al finalizar los estudios de enseñanza obligatoria” (Art. 17), y contempla medidas para la progresiva euskaldunización del profesorado (Art. 20). Así, quedan los modelos lingüísticos definidos de la siguiente manera en los anexos I y II de la misma: 101 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Para Preescolar y E.G.B. MODELO A: Todas las materias –exceptuando el euskara– se impartirán básicamente en castellano. El euskara se impartirá como cualquiera de las otras materias comunes, dedicándose semanalmente las horas que establezca el Departamento de Educación y Cultura. Cuando los alumnos hubieran adquirido una buena práctica en la utilización del euskara, en los niveles superiores de E.G.B. se podrán impartir en euskara algunos de los temas de otras materias. MODELO B: Tanto la lengua castellana como el euskara se utilizarán para impartir las otras materias. La lengua castellana se utilizará, en principio, para materias tales como la lectura y la escritura y las matemáticas. El euskara, para las demás materias: las experiencias, plástica y dinámica, sobre todo. Además, el euskara y el castellano se trabajarán como materias de aprendizaje dedicándoseles por semana las horas que el Departamento de Educación y Cultura establezca. MODELO D: Todas las materias –exceptuando la lengua castellana– se impartirán básicamente en euskara, trabajándose éste también como materia de aprendizaje, dedicándosele para ello por semana las horas que establezca el Departamento de Educación y Cultura. La lengua castellana se impartirá desde el inicio de la escolarización como cualquiera de las otras materias escolares. Para B.U.P. y C.O.U. MODELO A: Todas las materias, excepto la Lengua y Literatura Vasca y las Lenguas Modernas se impartirán básicamente en la lengua castellana. El euskara tendrá tratamiento de materia común y obligatoria, dedicándosele por semana las horas que establezca el Departamento de Educación y Cultura. Con grupos de alumnos que hayan adquirido buen conocimiento del euskara se podrán trabajar algunos temas también en euskara. MODELO D: Todas las materias, exceptuando la Lengua y Literatura Castellana y las Lenguas Modernas, se impartirán básicamente en euskara, impartiéndose éste también como materia de aprendizaje al igual que la lengua castellana, siguiendo para ello los programas y horarios que se establezcan por el Departamento de Educación y Cultura. Esta normativa que dejaba definidos claramente los tres modelos lingüísticos para Preescolar y E.G.B. y los dos para EE.MM., ha tenido en el quehacer 102 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa diario escolar aplicaciones muy diversas. Hoy por hoy podemos decir que, mientras los modelos A y D, al ser modelos monolingües, no han tenido problemas de interpretación de la norma, es decir, existen tal y como fueron definidos por el Departamento de Educación del Gobierno Vasco, la situación es considerablemente diferente si analizamos lo ocurrido en el modelo B, ya que los centros educativos han aplicado la norma de manera diferente; es decir, la realidad de este momento es que no hay un único modelo B, sino que hay una gran diversidad de aplicaciones que conviven bajo el rótulo de “modelo B”; las razones de ello son diversas: zona sociolingüística donde está situado el centro, falta de profesorado para impartir ciertas asignaturas, etc. Por otra parte, aunque no viene definido como modelo, hay un colectivo de alumnos que están eximidos del aprendizaje del euskara: son los que se engloban bajo el título de ‘Modelo X’, procedimiento previsto en el Art. 21 de la Ley Básica de Normalización del uso del euskara, que dice: “los alumnos que hayan iniciado sus estudios de E.G.B. fuera de la Comunidad Autónoma o aquellos que justifiquen debidamente su residencia no habitual en la Comunidad Autónoma, podrán ser eximidos de la enseñanza del euskara”. Lo cierto es que este colectivo está siendo lo que estaba previsto en la norma, un grupo pequeño con una razón para la exención. En el aspecto del aprendizaje de los dos idiomas oficiales, está demostrado por diversas investigaciones138 que los alumnos que cursan sus estudios en los modelos B y D no tienen ningún problema de aprendizaje del castellano; es más, en los tests de lengua castellana obtienen puntuaciones similares a las de los del modelo A. En cambio, con el euskara no ocurre lo mismo; mientras los sujetos que estudian en el modelo D no tienen ningún problema de aprendizaje, los del modelo A terminan sus estudios con niveles de euskara muy inferiores a los que debían tener, lo cual hace imposible, tal y como estaba previsto en la Ley, que a finales de la E.G.B. puedan recibir algunas asignaturas en euskara. 138. Son de especial interés las investigaciones realizadas por el Departamento de Educación, Universidades e Investigación del Gobierno Vasco, entre las que cabe destacar EIFE 1, EIFE 2 y EIFE 3. Asimismo hay que señalar que diversas tesis doctorales defendidas en la Universidad del País Vasco: Etxeberria Balerdi, Fx. (1985): Bilingüismo y Educación en Euskadi; Ayerbe, P. (1985): Las variables sobre la lectura en alumnos bilingües, Etxeberria Sagastume, F.: Marco lingüístico del euskara de los niños en las diferentes situaciones sociolingüísticas en el ciclo inicial; Arregi, P. (1987): Euskara en diversos entornos escolares y familiares; Lukas, J.F. (1990): Habilidad y rendimiento matemático en contextos bilingües; Naya, L.M. (1991): Adaptación Escolar y bilingüismo en 8º de EGB en la comarca de Donostia-San Sebastián, o Etxague, X. (1992): Rendimiento en euskara de los alumnos de 8º de EGB del modelo D de Navarra. La influencia de diversas variables escolares. 103 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Por otra parte, Gurrutxaga139, hacía el siguiente análisis sobre los modelos A y B: “El modelo A, en su actual diseño y condiciones, es un factor de desigualdad que a posteriori genera situaciones de discriminación, porque su ineficacia se convierte en el fracaso de miles de alumnos que se ven impedidos a ejercitar plenamente su derecho al conocimiento del euskara, con todas las consecuencias de orden académico, económico, social y cultural que ello les puede acarrear a la hora de participar e integrarse en una sociedad que se reclama bilingüe, [...]; en lo que respecta al modelo B, si bien inicialmente se plantea como un diseño a experimentar, con un mínimo esbozo de sus características que pretendían ir decantándose en función de lo que marcase su propia evolución, hay dos factores que van a desplazar a los anteriormente mencionados: la aceleración de su expansión, fruto de la demanda, y las dificultades derivadas de tener que fundamentar su implantación con un profesorado monolingüe transferido”. Las características de los tres modelos lingüísticos las resume Lukas140 en la siguiente tabla: Tabla 45. Características de los modelos lingüísticos MODELO A B D Descripción Todas las asignaturas, excepto el euskara en castellano. En los últimos cursos de EGB, si fuera posible, algunas asignaturas en euskara Euskara y castellano, además de asignatura, se utilizan como lengua vehicular. Lecto-escritura y matemáticas en castellano, el resto en euskara Todas las asignaturas, excepto castellano se dan en euskara Dirigido a Castellanoparlantes Castellanoparlantes Vascoparlantes Castellanoparlantes? Objetivos Aprendizaje pasivo del euskara. Capacitación para la comunicación en euskara en la vida común Aprendizaje del euskara. Capacitación para seguir las EE.MM. en euskara o castellano Enriquecer el euskara. Obtener un buen nivel de castellano. Ser motor de la euskaldunización Centros Públicos Privados Públicos (principal- Ikastolas mente) Privados Ikastolas 139. Gurrutxaga, X. (1989): Escuela Vasca. 2ª Ponencia presentada en la Conferencia Nacional de Educación de Euskadiko Ezkerra, Gasteiz, diciembre, p. 10. 140. Lukas, J.F. (1990): Trebetasun eta errendimendu matematikoa testuinguru elebidunean. UPV/EHU, p. 124. 104 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tabla 45. Características de los modelos lingüísticos MODELO Matriculación A Descendiendo B Ascendiendo Resultados obteni- No aprenden eus- Nivel de castellano dos kara como los del modelo A, en euskara no llegan al nivel de los del modelo D D Ascendiendo Manteniéndose Resultados similares a los demás en castellano. Nivel bueno de euskara Tipo de bilingüismo Monolingües Bilingües desequilibra- Bilingües equilibrados dos Problemas Falta de motivación. Falta de voluntad de aprendizaje. Métodos inadecuados para aprender euskara Falta de profesorado. Descoordinación Diferentes tipos de modelo. Falta de preparación del profesorado. Cuándo y cómo trabajar la lectoescritura en castellano Falta de posibilidades de seguir las EE.MM. y la Universidad en euskara. Desde pequeños comienzan a utilizar el castellano. De cara al futuro ¿Será un modelo mar- ¿Serán capaces de ginal? (sobre todo en seguir las EE.MM. en la red pública) euskara? ¿Utilizarán el euskara en la calle? ¿Se dará la presión social para que se pongan los medios para seguir los estudios en euskara? ¿Utilizarán el euskara en la calle? El llevar a cabo todo este proceso de euskaldunización del sistema educativo ha supuesto, correlativamente, la preparación del profesorado adecuado a esta tarea. En unos casos esto ha tenido como consecuencia la contratación de profesorado vascoparlante, y en otros, la puesta en marcha de programas de capacitación lingüística en euskara para el profesorado, y capacitarlo así para la impartición de diversas materias en esta lengua. Posteriormente, en 1993, se aprobaría el decreto relativo a los perfiles lingüísticos del profesorado, estableciendo dos perfiles básicos: PL1, que reconocía la capacidad de comunicarse en euskara, pero no docencia, y PL2, que reconocía al profesor como capaz para impartir clases de euskara y en euskara. En otro orden de cosas, desde 1983, se estableció el programa IRALE, dirigido a la formación del profesorado en euskara. Ese mismo año se aprobó la creación del instituto HABE, entre cuyas funciones cabe destacar la de alfabetizar y euskaldunizar a los adultos, la investigación pedagógica y la creación de centros para la enseñanza del euskara. 105 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Finalmente, otro de los aspectos que queremos destacar en la política educativa de este largo periodo es el relativo al Curriculum. Al poco tiempo de la aprobación de la LOGSE, y siguiendo sus imperativos, el Gobierno Vasco aprobó en 1992 el Diseño Curricular Base fijando, entre otros, los contenidos de lengua y literatura vasca y castellana. En esta misma línea, y en un proceso que ha durado desde el año 2000 hasta la última legislatura, se llevó a cabo la elaboración de un curriculum vasco, cuyo objetivo es marcar las competencias, contenidos, destrezas y valores que debe dominar todo alumno vasco en su formación escolar obligatoria. La elaboración de ese curriculum supuso, en sucesivos momentos, programas de colaboración entre el Gobierno Vasco, la Confederación de ikastolas, Kristau Eskola, así como la participación de expertos y otros agentes del mundo educativo. Al margen de estas líneas permanentes de los diferentes programas de gobierno y de acción legislativa, también la Consejería de Educación ha llevado a cabo dos ámbitos de acciones educativas que muestran las inquietudes y preocupaciones de los diversos consejeros y equipos de gobierno en relación con dos ámbitos importantes en la actualidad: la atención a lo que en su momento se denominaba como “Educación Especial”, término que ha ido evolucionando a lo largo de los años, y los “Programas de Innovación Educativa”. Por lo que respecta al primer ámbito, en estos años se puede observar una evolución desde las etapas previas al Gobierno Vasco y que parte, en la década de los setenta, con la constitución de los centros específicos entre 1970 y 1980, para posteriormente, de 1982 a 1988, elaborar diversos Planes de Educación Especial para el País Vasco y, finalmente, a partir de 1988, entrar en la etapa que el propio Gobierno denominó como “De la escuela uni-núcleo e integradora, a la escuela inclusiva”. Esta evolución concuerda con las preocupaciones mostradas por la legislación internacional sobre personas con discapacidad. Así vemos cómo se da una evolución, incluso en los conceptos, pues si en las primeras normativas se hablaba de alumnos minusválidos, luego hará referencia a alumnos con necesidades educativas especiales y, finalmente, ya se optará por la integración escolar como paso imprescindible para la educación inclusiva. En relación con el segundo ámbito, el Gobierno Vasco, recogiendo muchas de las aportaciones que, en el campo de la renovación pedagógica, se estaban llevando a cabo tanto dentro de la Escuela Pública, como en la red privada y en las ikastolas141, promovió programas de innovación educativa. En todo este proceso anterior, dos elementos son destacables por su vinculación a la renovación pedagógica: por una parte, el papel jugado por las ikastolas y sus implicaciones en el profesorado, en la elaboración de material, en las innovaciones metodoló- 141. Dávila, P. (2003): Op. Cit. 106 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa gicas en la enseñanza del euskara, etc.; y, por otra, la vinculación de una parte importante del profesorado con los movimientos de renovación pedagógica y la defensa de una escuela pública vasca142. Estos programas, en general, solían ser experimentales y estaban dirigidos, tanto a la formación del profesorado como a poner en práctica las innovaciones emanadas de las diferentes reformas educativas. Paulatinamente estos programas irán institucionalizándose, creando diferentes organismos e instituciones, que serán las encargadas de promover, coordinar e implementar esta política de innovación educativa. En este sentido, tanto dentro del Departamento de Educación como en los diferentes Territorios Históricos, se crearon los Centros de Apoyo y Recursos, en 1984, los COP en 1988 y, finalmente, los Berritzegune en 2001. Otros programas estaban dirigidos a la formación del profesorado, como los IRAPREST, IRALE, GARATU, etc., y otros, resaltando unas líneas prioritarias dirigidas hacia una escuela inclusiva, las dimensiones socio-culturales, la normalización lingüística y multilingüismo, la Ciencia, Tecnología y Sociedad y la Calidad y mejora de los centros escolares, apoyando programas de educación intercultural, conocimientos y habilidades para la vida, Educación para la convivencia y la paz, Educación para la equidad en medio desfavorecido y Educación para superar las barreras de aprendizaje en las Necesidades Educativas Especiales. Por lo tanto, a lo largo de estos años se aprecia que la actividad legislativa del Gobierno Vasco ha intentado abarcar diversos ámbitos que afectan no solamente a los centros educativos, sino a la formación del profesorado y a la creación de un curriculum adecuado a las nuevas necesidades, surgidas tanto en el ámbito educativo como en la sociedad. 142. Dávila, P. (2005): “La renovación pedagógica en el País Vasco. Segunda mitad del siglo XX” en Sarmiento Anuario Galego de Historia de la Educacion, nº 9, pp. 85-103. 107 5. Los Centros Escolares de Gipuzkoa: apertura, continuidad y evolución Antes de entrar en la descripción y estudio de cada uno de los centros de Gipuzkoa, y a fin de tener una visión panorámica del conjunto de todos ellos, en este apartado trataremos, en los subsiguientes epígrafes, los aspectos más relevantes de todos estos centros. Se trata de enmarcar, en sus características principales, el conjunto de los centros y, en la medida de lo posible, comparar y establecer paralelismos entre los mismos. El esquema que hemos planteado, tanto para este apartado como para el relativo a cada uno de los centros, es simple en cuanto tratamos de estudiar los pilares que han fundamentado cada uno de ellos. En este sentido vamos a desarrollar, en primer lugar, el conjunto de los centros en su evolución y sus características; seguidamente trataremos los aspectos relativos al currículum escolar y al tipo de oferta educativa que tenían cada uno de los centros, a fin de intentar ofrecer un mapa de la oferta escolar. Una vez estudiados estos dos aspectos, dedicaremos nuestra atención a los aspectos personales que configuran el proceso educativo, es decir, los alumnos y el profesorado. En estos dos ámbitos, resaltaremos no solamente la evolución estadística de los mismos, sino que señalaremos algunas de las actividades que se llevaron a cabo en los centros lasalianos de la provincia. Finalmente, y dada la presencia que hemos podido apreciar con referencia al Euskara, hemos incluido un apartado en el que señalaremos los aspectos más significativos y su relevancia en cada uno de los centros. Por otra parte, y a pesar de que las propuestas lasalianas en educación son fundamentales para entender la vida interior de cada uno de los centros, no hemos abordado con la debida profundidad esta cuestión. No obstante, para paliar esta carencia, hemos decidido añadir un epígrafe con las propuestas educativas realizadas desde 1968 hasta la actualidad por los respectivos capítulos 109 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua del Distrito de Bilbao, a partir de las cuales se pueden entender muchas de las decisiones y la evolución y los cambios y reformas que han sufrido muchos de los centros. 5.1. Escuelas y Colegios lasalianos de Gipuzkoa: apertura de nuevos centros y continuidad En esta segunda etapa podemos apreciar, en relación con los centros educativos establecidos en Gipuzkoa, dos fenómenos importantes. El primero de ellos, y más llamativo, fue la creación de una serie de centros que desaparecen en la misma etapa y que, por lo tanto, tienen un periodo corto de vigencia. Se trata de los centros correspondientes a Zestoa (1950-1967), Hondarribia (19511969), Ordizia (1948-1970) y Usurbil (1953-1971) y también Legazpi (19421984) que aunque no desaparece como tal centro, sí dejó de estar a cargo de los Hermanos a partir de esa fecha. El estudio pormenorizado de los mismos nos facilitará información sobre los avatares de su creación y desaparición temprana, cuestión que no abordamos ahora. No obstante, se trata de centros que aportaron un importante número de alumnos durante los casi veinte años que estuvieron abiertos. El otro fenómeno relativo a la apertura de centros es el surgimiento de otros tres: La Salle Donostia (1946), Eibar Azitain (1958) y Eibar Isasi (1970) y la Escuela Profesional de Irun (1957), que permanecen abiertos hasta la actualidad. Se trata de dos fenómenos interesantes en cuanto que demuestran la vitalidad que, en las décadas de los cuarenta y cincuenta, tuvo La Salle para afrontar la dirección de un número de centros importante. Por lo tanto, durante este largo periodo (1937-2006), la presencia de colegios y escuelas de La Salle, comparada con el resto de centros gestionados por órdenes y congregaciones religiosas es, sin duda, de gran importancia y marcan la dinamicidad de La Salle, no solamente en Gipuzkoa, sino también en el resto del Estado. La desaparición de los centros mencionados, además del de Los Ángeles de Donostia, no debe entenderse como un abandono de la labor docente de los Hermanos en estas poblaciones, sino más bien como una adecuación a las necesidades educativas, sobre todo a partir de la Reforma educativa de 1970 y, también, como un fortalecimiento de otros centros que ya tenían una tradición en la etapa anterior. Como tantas veces hemos insistido, la apertura de centros lasalianos no obedece a una programación predeterminada por parte de los órganos directivos del Instituto, sino más bien a las demandas y requerimientos de una serie de promotores que solicitan la asistencia de los Hermanos en la labor docente de dichos centros. Así, se puede observar que en la creación de los nuevos centros que se abren en la década de los cincuenta, desaparece el papel preponderante que, en la primera etapa, había adquirido el cura párroco como agente 110 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa intermediario entre los Hermanos, las corporaciones locales o las fundaciones particulares, con la excepción de Hondarribia, cuya creación se debe a un legado particular gestionado por el cura párroco. El resto de centros creados en esa década tienen diversos agentes promotores, entre los que cabe destacar, en primer lugar, los ayuntamientos de las respectivas localidades donde se van a abrir los respectivos centros que van a ser un elemento dinamizador, como podemos ver en los casos de Ordizia, que, a su vez, recibe una petición del Obispo, Zestoa, Legazpi y Usurbil. No obstante, el Ayuntamiento, en estos casos, contó siempre con algún tipo de asociación o intervención de otros agentes. Es el caso de Legazpi, donde el benefactor, Patricio Echeverría, intervino en la creación del centro; o de Zestoa, donde el director general de enseñanza primaria, Romualdo de Toledo, jugó un papel importante. En todos ellos se aprecia que las Asociaciones de Padres de Familia o Patronato también participaron con su apoyo en la instauración de estos centros en las respectivas localidades. Por lo tanto, parece que la llegada de los Hermanos a estos nuevos centros se debía, sobre todo, a la intervención de una serie de agentes promotores que buscaban una educación cristiana para sus hijos. Ni qué decir tiene que la Ley de Enseñanza Primaria de 1945 facilitaba la creación de estos centros a cargo de la Iglesia, tal y como queda claramente recogido en su artículo 25. En cambio, la creación o el surgimiento del Colegio La Salle de Donostia tiene otro régimen de dependencia, pues es de los pocos centros en los que el Instituto Lasaliano optó por su creación con la intención de continuar la estela y el prestigio que había dejado en la ciudad el famoso Colegio de San Bernardo. Por lo tanto, en la provincia, son este centro y el de Irun, donde, de forma manifiesta, se ve la intervención del Instituto como propietario de centros. El resto de los existentes en este periodo siguen el mismo régimen que ya estaba en vigor en la etapa anterior, sea el caso de Zumarraga, con el patronato de Escuelas de Legazpi, el de Andoain, con la fundación Legarreta-Etxebeste, cuyo gobernador principal era el Obispo, o el de Zarautz, con la Asociación de Padres de Familia; asimismo, el centro de Beasain tendrá su Junta de Patronato, creada en 1961, y cuya continuidad será la Junta Administrativa en 1972; el de Eibar, con la Asociación Propulsora de la Enseñanza, propietaria de los centros de Azitain e Isasi, y el de San Luis con la Asociación de Padres que será la propietaria del centro y que, en su momento, adquirió una importancia relevante. Como puede observarse, en todos estos centros, las respectivas asociaciones de padres jugaron un papel fundamental, sobre todo, en la dirección administrativa de los centros. Otro aspecto importante en la marcha de estos centros fue, sin duda, el de la construcción de nuevos edificios y las obras de ampliación de los mismos para poder dar respuesta a las crecientes demandas educativas que recibían en cada momento. Como en algún momento hemos señalado, se podría hacer un estudio interesante sobre la importancia de las obras de construcción durante todo este 111 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua periodo. A través de la documentación consultada se aprecia una constante referencia a este tipo de trabajos. En este sentido, tenemos que hacer especial hincapié en la construcción de nuevos edificios, en algunos casos con traslados del que ocupaban anteriormente, como es el caso de San Luis, que se trasladó al nuevo en 1977; Beasain que lo hizo en 1964; Zarautz en 1967; Irun Profesional en 1965, así como obras de ampliación llevadas a cabo en Zumarraga, en 1964 y en 1977, o en Andoain, con las reformas del antiguo seminario en 1937. Sin embargo, la construcción exnovo de dos importantes edificios escolares la encontramos en los casos de La Salle Donostia, en 1946, que sufriría constantes obras de ampliación a lo largo de los años, y el emblemático nuevo edificio de Irun, construido en 2005, que es un ejemplo de adecuación de una construcción a las necesidades escolares de la educación infantil y primaria. Punto y aparte merece la constatación de la existencia de un internado en el Colegio de La Salle de Donostia entre 1946 y 1977. Con respecto a los cierres que hemos apuntado, sus causas varían en cada uno de los casos. Así, por lo que respecta al colegio de Los Ángeles de Donostia, se aprecia que los nuevos requerimientos legales impuestos por la Ley General de Educación de 1970 suponían la imposibilidad de adaptarse a los mismos; a pesar de ello, el centro continuaría abierto hasta 1993. Lo mismo ocurrirá con los casos de Usurbil y Ordizia. En cambio, el resto de centros que se cierran en esa época tienen otras causas que las explican. Así, el cierre del centro de Hondarribia se debe, sobre todo, al desinterés por parte del Patronato y a las características de este centro, que era una auténtica escuela parroquial, atendida por dos Hermanos dependientes de la Comunidad de San Marcial de Irun. El centro de Zestoa debe su desaparición a las tensiones que se produjeron entre el cura párroco y el Ayuntamiento. En cambio, la presencia de los Hermanos en los centros de Legazpi, Ordizia y Zestoa también tiene su explicación debido a la situación escolar y a la existencia de cierta competencia en la población, como es el caso de la creación de una ikastola en Zestoa en 1967 o la de dos centros con los que competían por el alumnado en Ordizia. Otro aspecto a tener en cuenta, en cuanto a las características de estos centros, es el relativo a la gratuidad o pago de cuotas en cada uno de ellos. Esta cuestión debemos incluirla también en la búsqueda de fuentes de financiación que permitiese el desarrollo de la actividad escolar y, sobre todo, el mantenimiento de unos sueldos dignos como pago de la actividad docente que desarrollaban los Hermanos. Debemos de tener en cuenta que el hecho de que la escuela fuera gratuita sólo tenía como consecuencia que los alumnos no pagasen cuotas, aunque debido a las diferentes subvenciones, bien sea del Ayuntamiento, de los Patronatos o de las Asociaciones de Padres, los Hermanos tenían asegurado un sueldo, en muchos casos, inferior al de los maestros nacionales. Esta situación irá solventándose con el tiempo y las 112 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa ayudas financieras que se irán obteniendo, tanto del Ministerio de Educación, a partir de 1970, como del Gobierno Vasco desde la asunción de las competencias educativas, servirán para asegurar una estabilidad en la percepción de los sueldos y un equilibro con el del resto de personas dedicadas a la actividad docente. En la mayoría de los centros la enseñanza gratuita en la etapa primaria estaba garantizada, pero este hecho no era así en los estudios de Bachillerato o Formación Profesional, como ocurre en los casos de Zestoa, Ordizia, Beasain, San Luis, La Salle Donostia, Zumarraga, Andoain, Zarautz e Irun. En otros casos, la industria local asume el pago de cuotas para garantizar la presencia de los hijos de sus obreros en la escuela, como ocurre en los casos de Legazpi e Irun. El caso de Hondarribia es particularmente reseñable pues se dice que se trata de una escuela privada subvencionada parroquial. En San Marcial de Irun, estaba clarísimamente establecida la diferencia entre los alumnos de pago y gratuitos, debido a la existencia de dos escuelas encargadas de atender a estos últimos: los Ángeles Custodios, que duró hasta 1944, y la Escuela del Cincuentenario, que se abrió gracias a los deseos de la Asociación de Antiguos Alumnos en 1958 y que estuvo abierta hasta 1972; a este centro acudían los hijos de alguno de los asociados, así como de otras personas con limitados recursos económicos. Finalmente, y por lo que respecta a la evolución de los centros, hay que constatar un proceso de fusiones en varios de ellos debido, sobre todo, a la reorganización derivada de la aplicación de la LOGSE (1990). Con ello se trataba de adaptarse a las exigencias de esta nueva ley en cuanto que la ampliación de la obligatoriedad escolar obligaba a la creación de grupos para la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y también, en algunos casos, a la Educación Infantil. De esa manera vemos cómo en Beasain, después de un proceso de acercamiento iniciado en 1989 y que no se fraguaría hasta 1992, el Colegio de las Hijas de la Caridad se unió al de los Hermanos, aunque finalmente, en 1996, éstas se retiraron y todos los niveles de enseñanza fueron asumidos por el centro de La Salle. Lo mismo ocurrió con el centro de Andoain que, tras sucesivos acercamientos con el colegio la Milagrosa de las Hermanas de la Caridad, finalmente se fusionó con las Hijas de Jesús en 1990. Parecido proceso, pero de mayor duración en el tiempo, ha sido el ocurrido en Zumarraga, donde, desde la década de los sesenta, se pretendía crear una mancomunidad de centros de la zona a fin de atender a las necesidades educativas comarcales. Sin embargo, dicho proceso de fusión no se llevará a cabo hasta bien entrada la década de los noventa, en la que el centro de La Salle de Zumarraga se fusionará con el colegio San José de las Hijas de la Cruz y la escuela Labeaga de las Hijas de la Caridad. Por otra parte, en la vida de estos centros se llevaron a cabo una serie de conmemoraciones y de efemérides para celebrar los aniversarios de la llegada de los Hermanos a las respectivas localidades, por ejemplo las Bodas de Plata, 113 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Oro o Centenarios, según el año de creación de los centros respectivos. Así, también se puede señalar que dos celebraciones tuvieron un gran impacto en todos los colegios de Gipuzkoa, como fueron la canonización del Hermano Benildo, en 1967, diecinueve años después de su beatificación y la celebración del tricentenario lasaliano, en 1951, en Donostia. Como nota llamativa podemos señalar que, en 1979, el centro de San Luis celebró el Año Internacional del Niño, para conmemorar los 20 años de existencia de la Declaración de los Derechos del Niño. Desde luego la existencia de los centros escolares no puede explicarse sin las relaciones que establecían los mismos con las autoridades religiosas, civiles e incluso militares, en determinado momento. En este sentido, tanto los informes de visita como los históricos señalan que, en general, estas relaciones siempre fueron cordiales, sobre todo en la primera época, cuando las que se mantenían con las autoridades locales eran más intensas debido a la dependencia de muchos centros con las respectivas corporaciones municipales. Las relaciones con las autoridades religiosas, podemos decir que fueron, en general, cordiales, aunque en los años cuarenta se aprecia cierta conflictividad con alguna de ellas, como ocurre en los casos de Ordizia, Hondarribia, Los Ángeles de Donostia, Andoain y Zarautz. En estas dos últimas poblaciones éstas fueron más conflictivas debido a los intentos de ingerencia de los párrocos respectivos en las actividades de los centros dirigidos por los Hermanos. En un caso por hacer valer su papel dentro del Patronato, como ocurre en Andoain, en el que incluso tuvo que intervenir el Obispo para solucionar estas desavenencias y en el otro, en Zarautz, en cambio, por la fuerte personalidad del cura párroco, que se ingería en la formación religiosa que impartían los Hermanos, y que motivó las desavenencias que se producían. No obstante, en la mayoría de centros puede apreciarse la presencia de autoridades civiles y provinciales que acudían, por diversos motivos, a visitar los centros. Así se aprecia, sobre todo hasta la década de los setenta, la presencia de las autoridades locales en los exámenes y repartos de premios de fin de curso, así como las visitas de autoridades provinciales con motivo de las inauguraciones de nuevos centros o la ampliación de algunos de ellos, sea la del Presidente de la Diputación, Gobernador Civil, etc. También adquirió una especial relevancia la visita del Director General de Enseñanza Primaria, D. Romualdo de Toledo, muy cercano al Instituto y que estuvo presente en las gestiones para la apertura de los centros de Legazpi, Ordizia y Zestoa. Además de estas visitas, como no podía ser de otra manera, los centros recibían al Hermano Visitador que, periódicamente, realizaba las visitas reglamentarias. Asimismo, la visita del Hermano Provincial o el Superior General del Instituto se produjo en algunas ocasiones con motivo de su presencia en la provincia. También se aprecia que, en diversas ocasiones, los centros reciben intercambios de alumnos, así como la de Hermanos procedentes de otras comunidades más o menos distantes. 114 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa No podemos dejar de mencionar que en la última etapa de alguno de los centros más emblemáticos del Territorio se iniciaron procesos de calidad en la gestión, siguiendo tanto las propuestas del Distrito de Bilbao como dinámicas internas de cada uno de ellos, y que concluirían con la obtención de diversas menciones, Q de calidad, a centros como La Salle de Donostia, Andoain, Zumarraga, etc. Esta última apuesta ha significado cierto grado de asunción, por parte de los centros, de unos procesos que, sin duda, están redundando en la mejora de la calidad docente y en la gestión interna de dichos centros. 5.2. Oferta escolar y reformas educativas El estudio de la oferta educativa de cada uno de los centros resulta de una extrema complejidad por la variedad de niveles de enseñanza que se impartían. A la hora de clasificar estos niveles de enseñanza hemos optado por señalar los cuatro niveles característicos que todo sistema educativo se plantea, sobre todo haciendo hincapié en la enseñanza primaria y secundaria. A lo largo de estos setenta años ha variado tanto la denominación de los diferentes estudios como las etapas de obligatoriedad de los mismos. Por lo tanto, la tabla resumen que puede consultarse a continuación, necesita una serie de matices para adecuarla a la realidad de cada uno de los centros. Se hace necesario remarcar que todos los Centros de La Salle se ajustaban a la normativa legal y que fueron adecuando su oferta educativa a las diferentes reformas educativas que se han implementado a lo largo de este periodo. Por lo que respecta a la obligatoriedad escolar, la Ley General de Educación de 1970 introdujo la Educación General Básica que abarcaba desde los 6 hasta los 14 años, y la LOGSE, de 1990, amplió esta obligatoriedad hasta los 16 años, reduciendo en dos años la enseñanza primaria e instaurando una Educación Secundaria Obligatoria a partir de los 12 hasta los 16 años de edad. Este cambio supuso, en su momento, la reestructuración tanto de los estudios como la redistribución del alumnado por diferentes centros. No obstante, hemos de señalar que, con anterioridad a este periodo, la obligatoriedad escolar, de acuerdo con la Ley de 1945, llegaba hasta los 12 años, aunque sucesivas reformas llevadas a cabo en la década de los 60, ampliaron la misma hasta los 14 años, con anterioridad a lo marcado en la Ley de 1970. Por otra parte, tenemos que recordar que la existencia de un sistema dual en el Sistema Educativo Español suponía que los alumnos podían optar por continuar su formación primaria hasta la edad legalmente fijada o comenzar el bachillerato a partir de los 10 años. En este sentido, hemos optado por incluir bajo la rúbrica de secundaria a los alumnos que cursaban el bachillerato elemen- 115 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua tal, es decir, entre 10 y 14 años. Esta cuestión puede distorsionar la visión de algunos centros ya que, en realidad, se trataba de esa diversificación curricular por la cual estos alumnos podían continuar el bachillerato superior que, en esos mismos centros, no se ofertaba. Asimismo, hemos de hacer notar que el bachillerato laboral, que algunos centros de Gipuzkoa ofertaron, ha sido incluido en la rúbrica de “Profesional”, al igual que los “Cursos de iniciación profesional” que, en sentido estricto, no configuraban el curriculum de la enseñanza profesional como se establecería legalmente a partir de las reformas de la década de los cincuenta. No hemos incluido dentro de este mismo epígrafe algunos centros que impartían enseñanzas para adultos, bien fuese en su rama profesional o bachillerato nocturno. Con estas aclaraciones podemos analizar la situación de cada uno de los centros en relación con su oferta educativa. Por lo que respecta a la Educación infantil, también hay que matizar alguna cuestión pues esta denominación está más en conformidad con la última reforma de la LOGSE; por lo tanto, en aquellos centros en los que aparece este nivel de enseñanza tenemos que entender que nos estamos refiriendo a lo que, en el lenguaje de la época, se denominaba “Preescolar”. Como podrá apreciarse, en la mayoría de estos centros la conversión de una a otra se hizo en línea de continuidad. Tabla 46. Segunda Etapa: Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006) Fecha Ubicación Nombre colegio Niveles de enseñanza Infantil Primaria Secund. Profes. 1933-2006 Andoain Colegio La Salle Berrozpe 1974- 1937- 1937- 1945- 1909-2006 Beasain Colegio La Salle-San Martin de Loinaz 1977- 1937- 1964- 1951- 1911-1977 Donostia Los Angeles 1937-1977 19591977 * 1953-1977 1928-2006 Donostia San Luis 1983- 1937- 1958- 1946-2006 Donostia La Salle 1983- 1946- 1949- 1959- 1958 -2006 Eibar Azitain 1958- 1958- 1964- 1970-2006 Eibar Isasi Escuelas Nuestra 1951-1969 Hondarribia Señora de Guadalupe 116 1998- 19701951-1969 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tabla 46. Segunda Etapa: Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006) Fecha Ubicación Nombre colegio Niveles de enseñanza Infantil Primaria Secund. Profes. 1984- 1937- 1947-1973 1948- 1954- 1986- 1958- 1906-2006 Irun Colegio La Salle San Marcial 1957-2006 Irun Escuela Profesional La Salle 1942-1984 Legazpi Colegio del Buen Pastor 1948-1970 Ordizia Colegio de Santa Ana 1948-1970 1954-1970* 1953-1971 Usurbil Colegio La Salle 1953-1971 1929-2006 Zarautz Colegio La Salle San José 1950-1967 Zestoa Colegio San José 1914-2006 Zumarraga Escuelas Legazpi 19791984 1963- 1942-1984 1937- 1952-1984 1994- 1965- 1962- 1953- 1950-1967 1988- 1937- Para la explicación de la tabla precedente vamos a ir siguiendo el criterio marcado por cada uno de los niveles de enseñanza. Así, por lo que respecta a lo que actualmente denominamos Educación Infantil, podemos decir que es el nivel que más tarde se incorpora a los diferentes centros de La Salle; así, tenemos que señalar que el pionero fue el Colegio San José de Zarautz, que lo hizo allá por 1963, adelantándose al establecimiento de este nivel en la Ley General de Educación. Como sabemos, este nivel no ha sido, ni es, obligatorio, por lo tanto su incorporación hay que entenderla como una ampliación de la oferta escolar, pero también, actualmente, como una captación previa a los estudios obligatorios. En este sentido, la mayoría de los centros, y a la vista de la disminución de alumnos, bien fuese por el descenso de la matrícula o por las recomendaciones legales de limitar su número por aula, empezaron a estudiar la posibilidad de implementar este nivel. No obstante, la mayoría de esos centros optaron por abrir estas aulas, incluso antes de que la LOGSE entrara en vigor, con lo cual lo que ocurrió en la mayoría de los centros fue una adecuación del Preescolar que impartían a la nueva legislación, con la excepción del Centro Isasi de Eibar, que lo hizo considerablemente más tarde, en 1998. Con respecto a la Enseñanza Primaria, lo primero que tenemos que decir es que éste ha sido el nivel preferido por los Hermanos para el desarrollo de su actividad docente, siguiendo la tradición del Instituto. No obstante, 117 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua hemos de señalar que las reformas educativas que hemos indicado tendrán su impronta en todos aquellos centros que continúen abiertos en los años en que se llevan a cabo la implantación de la LGE y de la LOGSE. La mayoría de los centros ofertaron primero EGB y después la enseñanza primaria, aunque en algunos años se aprecia, a la vista del aumento de matrícula, que tuvieron que simultanear los últimos cursos de EGB con los primeros de la Primaria a fin de cumplir con la etapa de extinción de la primera y puesta en marcha de la segunda. Un caso especial puede ser el de la Escuela Profesional de Irun que, en sus primeros años, en la denominada “Escuelita” impartió la Primaria y algunas asignaturas de iniciación profesional ya que servía de Escuela aneja a la Escuela de Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Juncal. También tenemos que señalar el caso particular de Irun que, hasta la reforma de 1970, tuvo una oferta variada pero que, a partir de la misma, optó por centrar la misma en la enseñanza primaria y, posteriormente, incluir también la educación infantil. Este nivel, posiblemente, es el que menos trastornos organizativos ha supuesto para el Instituto en cuanto que su tradición en el mismo ha estado asentada tanto por la captación de alumnos como por la preparación de su profesorado. En el nivel de secundaria tendríamos que analizar dos cuestiones. Por una parte, hay que diferenciar aquellos centros que impartieron Bachillerato Elemental de aquellos otros que, tradicionalmente, han mantenido este nivel educativo llegando hasta el Bachillerato Superior y el Preuniversitario, de acuerdo con la legislación anterior a la reforma de 1970 y, a partir de este momento, la oferta del BUP y COU. En este sentido, en la columna de la tabla de secundaria hemos señalado con un asterisco aquellos centros que únicamente ofertaban Bachillerato Elemental, es decir, Ordizia, a partir de 1954, y Los Ángeles, 1959; de manera que, aunque el resto de los centros ofertasen también Bachillerato Elemental, en algún momento de su trayectoria ofrecieron el Bachillerato Superior, el BUP y el COU. Asimismo, a partir de la reforma de 1990 y, sobre todo, en el primer lustro de ese decenio, la mayoría de centros comenzaron a impartir Educación Secundaria Obligatoria y los Bachilleratos de la LOGSE. Tal es el caso de San Luis, cuya oferta educativa en todos estos años se adecua a esta normativa; La Salle de Donostia, Beasain, Andoain, Eibar Azitain y Zarautz. También hemos de hacer notar algunas características específicas de algunos de estos centros de Gipuzkoa; así, en los centros de La Salle de Donostia, en el de Andoain, en el de Zumarraga y en la Escuela Profesional de Irun, durante los últimos años de la década de los ochenta se implantó el programa de Reforma de las Enseñanzas Medias, que supuso una nueva adaptación a una realidad cambiante. Caso particular es el de Irun San Marcial, que dejó de ofertar este nivel educativo a partir de 1973 pasando a impartirse durante unos años en la Escuela Profesional de Irun y después en el Centro de Estudios La Salle de La Salle Enea. También es de resaltar que en el de Irun San Marcial, en los últimos años de la década de los sesenta, 118 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa se establecieron los estudios de “Despachantes de aduanas” que, aunque se trataba de estudios claramente profesionalizantes, fueron impartidos por este centro. Sin duda, uno de los niveles de enseñanza que mejor define la actividad docente de La Salle, además de la Primaria, es la Formación Profesional, dirigida, sobre todo, a responder a las necesidades locales y sociales demandadas a la hora de la apertura de centros. En la etapa anterior nos referíamos a esta situación entendiendo que La Salle cumplía con una de las demandas más requeridas por parte de los promotores de centros educativos. Esta situación suponía alcanzar unos niveles de reconocimiento y fama, por los cuales el alumnado optaba por este tipo de estudios en la esperanza de encontrar un puesto de trabajo adecuado a la formación recibida. En ese sentido, se puede apreciar, en muchos documentos, el nivel de demanda de muchas empresas a determinados centros para obtener una mano de obra profesional y acorde con las necesidades industriales o comerciales; en algunos casos, este hecho supuso que esta demanda fuese tan alta que algunos alumnos se incorporaban al mercado de trabajo antes de la finalización de sus estudios, aunque previsiblemente los continuarían como adultos. No obstante, tenemos que señalar que esta formación profesional, a lo largo de este periodo, se ha ido normalizando desde el punto de vista legislativo, desde las primeras leyes de la década de los cuarenta, hasta lo establecido en las últimas reformas en las que viene recogida bajo la denominación de Ciclos Formativos. Bien es sabido que, en este campo, algunas Congregaciones Religiosas han optado por este nivel educativo, y el éxito conseguido les ha posibilitado lograr un reconocimiento social; entre ellas está, por supuesto, el Instituto Lasaliano. No obstante, tenemos que señalar que muchos centros optaron por la oferta de un Bachillerato Laboral y que, en otros, se impartió la modalidad de Iniciación Profesional que, de alguna manera, está ligada a la enseñanza primaria. En la tabla hemos señalado aquellos centros que, en algún momento, ofertaron este tipo de Bachillerato, como Legazpi en 1965, aunque desde 1952 impartía el nivel de aprendizaje; Eibar, desde 1964 y Zarautz desde 1965. Además, en otros centros se impartían cursos de “Comercial libre” como en Los Ángeles desde 1953, o en La Salle Donostia desde 1959; lo mismo ocurría con Beasain que, desde 1954, tenía establecida una sección industrial, comercio libre e iniciación profesional, con Zumarraga y su Escuela Profesional de Aprendices desde 1953, o con Andoain y la escuela de aprendices desde 1945 hasta 1973. De todos modos el centro que más claramente optó por ser un Centro de Formación Profesional desde sus inicios fue la Escuela Profesional de Irun. Como puede apreciarse, todo este tipo de oferta profesional se produce en la etapa anterior a la reforma educativa de 1970, 119 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua pues a partir de la misma la Formación Profesional ya estará completamente reglada, en su nivel 1 y 2, a la cual se acogieron centros como Andoain, Zarautz, Escuela Profesional de Irun, etc. Caso peculiar es el de Hondarribia, que ofertaba una formación complementaria sobre agricultura y pesca, o el de Beasain, que conoció un conflicto con Falange y los Sindicatos oficiales por el control de unas clases que impartía fuera del colegio. Finalmente, hemos podido apreciar que, bien sea por propia decisión del centro o por las demandas que se le hicieron, determinados centros impartieron clases para adultos y, en la actualidad, en algunos de ellos está implementada la oferta de cursos de formación continua, a través de convenios establecidos con la Administración. En el periodo anterior podemos señalar que Legazpi y Zestoa hasta 1963 impartieron algunos cursos para personas adultas de la localidad, o que el Colegio de Los Ángeles de Donostia en 1966 abrió un grupo de bachillerato nocturno para adultos. Asimismo, en Zumarraga durante algunos años se abrió un curso para los trabajadores de Patricio Echeverria, y, a partir de 1972, se impartieron clases nocturnas y de Euskara a un importante número de personas. Por último, la Escuela Profesional de Irun, desde 1969, mantuvo diversos grupos nocturnos para adultos y enseñanza no reglada para obreros desde 1987. Así pues, desde una visión global de la oferta de estos centros, y a partir de las reformas educativas de los años setenta, y definitivamente, con la reforma de los noventa, se aprecia que existe una oferta global de todos los niveles de enseñanza no universitarios, de manera que en dos poblaciones, Donostia e Irun, la oferta escolar de los Hermanos cubre totalmente el periodo completo de escolarización desde la infantil hasta el Bachillerato y que, en otras poblaciones, debido a las fusiones o acuerdos con otros centros, también han conseguido responder a las demandas a través de la impartición de casi todos los niveles de enseñanza. Como podrá apreciarse, la distribución geográfica de los centros de Gipuzkoa abarca, prácticamente, todas las comarcas del Territorio Histórico; en algunos casos no se trata únicamente de centros que atienden las necesidades de la población en la que están establecidas, sino que acogen alumnado de localidades cercanas. Esta cuestión, a lo largo de este periodo, ha ido evolucionando y centrando cada vez más dicha oferta a las necesidades locales. También la incorporación de alumnas ha supuesto un mayor afianzamiento de los centros, abriendo nuevas posibilidades de una formación continua. Por supuesto, el hecho de que la mayoría de los centros ofrezca todos los niveles educativos conlleva que, además de la formación académica que reciben, sean un nexo de unión con el proyecto lasaliano a través de toda una serie de actividades escolares, extraescolares y religiosas. 120 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa 5.3. Evolución y actividades del alumnado En este apartado nos vamos a referir a tres aspectos fundamentales relativos al alumnado que ha cursado sus estudios en los diversos centros de La Salle en Gipuzkoa: su evolución cuantitativa, las actividades escolares y extraescolares y la vida religiosa en los centros en tanto que tiene su repercusión en la vida diaria del centro. Evolución cuantitativa del alumnado Por lo que respecta a la evolución cuantitativa, tenemos que señalar que, en términos generales, en este periodo se da un considerable aumento en la matrícula de alumnado que alcanza su cota máxima en la década de los setenta y principios de los ochenta. Esta época coincide también con la incorporación del alumnado femenino a los centros. Al final de este periodo observaremos que la presencia de alumnos y alumnas en las escuelas es, prácticamente, proporcional, con lo cual se aprecia un progresivo descenso en la matrícula de alumnos y el correspondiente aumento en el de alumnas. Otro aspecto a considerar en el incremento de esta matrícula es, sobre todo, la apertura de niveles nuevos, como son los de Preescolar, posteriormente denominada Educación Infantil. En la presentación de los datos correspondientes a esta evolución hemos optado por establecer tres periodos. El primero de ellos va de 1937 hasta 1968, en tanto que es una etapa en la que todavía no está en vigor la LGE y, por lo tanto, sus características se adecuan más al tipo de oferta escolar de ese momento; el segundo periodo es un punto central de toda la evolución, abarcando de 1969 a 1981, y, finalmente, el último periodo arranca en 1982 y llega hasta el 2006, y obedece a un criterio lingüístico, en cuanto que, a partir de 1983, comienzan a introducirse en los centros los diversos modelos lingüísticos de acuerdo con la normativa legal vigente del Gobierno Vasco. Como veremos, la mayoría de centros de La Salle optó, en su momento, por el modelo B, aunque progresivamente han ido transformándose en modelos D, sobre todo a partir de la apertura de los grupos de Educación Infantil. El estudio de la evolución del alumnado durante el primer periodo (19371968) debemos centrarlo en dos cuestiones especialmente relevantes. La primera se refiere al aumento progresivo del alumnado, después de la Guerra Civil, y la segunda, a la apertura y cierre de centros en la misma etapa. Con respecto a la primera cuestión, ya habíamos señalado que al final de esta etapa se consiguen cifras máximas en la matriculación de alumnos que, tras un leve descenso, volverá a aumentar en el decenio de los sesenta. Por lo tanto, puede 121 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua constatarse un éxito en la oferta escolar de la Congregación, a pesar de que, en algunos años, se observen leves caídas en la matriculación. A pesar o gracias a todo ello se puede decir que el aumento de las matrículas no cesó durante toda la etapa, como puede observarse en el siguiente gráfico. Total Alumnado en los centros de La Salle de Gipuzkoa (1937-1968) La matrícula en estos centros irá variando a lo largo de los años. No obstante, si nos referimos al promedio de alumnos durante el periodo en el que estuvieron abiertos podemos comprobar la existencia de tres tipos de centros: los que no superan una media de 225 alumnos; se trata de los centros de Zestoa (125), Hondarribia (122) y Usurbil (217). Un segundo grupo estaría formado por los centros cuya matrícula oscila entre los 225 y los 300: Andoain (265), Beasain (259), Zarautz (235), Donostia-San Luis (253), Donostia Los Ángeles (261), Ordizia (271), Legazpi (268) y Zumarraga (300). Finalmente estaría un grupo que oscila entre los 388 de Irun Profesional y los 646 de La Salle Donostia, además de Eibar (486) y San Marcial de Irun (631). Por lo tanto, el grupo mayoritario está formado por los centros de un tamaño medio, aunque el peso mayor lo tienen los centros de Irun, de Eibar y el de La Salle en Donostia y también hay que decir que su oferta educativa es más amplia. 122 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Esta etapa se distingue por un trasfondo de cambios legislativos que afecta a los diferentes tipos de escuela y una gran variedad de denominaciones no sólo en la enseñanza pública, sino también en la privada. Esta situación no nos permite realizar análisis comparativos con este proceso de escolarización y la importancia de cada uno de los tipos de escuela. Por lo que respecta al segundo periodo, podemos considerar que se trata de un periodo de cierta estabilidad en la evolución del alumnado y de ascenso continuo, llegando estos a casi los 9.000 al final de la etapa. A partir de los primeros años de la siguiente etapa comienza un descenso paulatino, volviendo a las cifras características de esta etapa. A diferencia de la etapa anterior, son pocos los centros que se crean, pues tan solo lo hace el Centro de Estudios de Irun, en 1973, que se cierra en 1989. En cambio, se cierra un importante centro de prestigio y reconocimiento en la Parte Vieja donostiarra como es el de Los Ángeles, que lo hace en 1977, concluyendo una larga tradición de enseñanza primaria y comercial, muy estimada durante años. No obstante, además de esa estabilidad hemos de señalar también dos fenómenos nuevos que se producen en esta etapa. Se trata de la incorporación por primera vez de alumnado femenino y la inclusión de la enseñanza preescolar como nuevo nivel de enseñanza. Por lo que respecta a la primera cuestión, se puede apreciar que esta incorporación no se lleva a cabo en todos los centros de forma simultánea. Así, podemos observar que algunos centros van a permanecer siendo centros de alumnado masculino: Beasain, Eibar Isasi, Donostia Los Ángeles, San Marcial y Escuela Profesional en Irun. En cambio el resto de los centros comienza a registrar matrícula femenina en diferentes años: Andoain (1974), Zumarraga (1974), Legazpi (1975), Zarautz (1977), Donostia San Luis (1977), Eibar Azitain (1978), La Salle Donostia (1979) y el centro de Estudios de Irun (1980). Por lo que respecta al inicio de las clases de preescolar, cuatro son los centros que establecen este tipo de enseñanza: Andoain (1974), Beasain (1978), Zarautz (1977) y Legazpi (1979). En el siguiente gráfico se puede apreciar la estabilidad a la que hemos hecho referencia, así como el peso de cada uno de los centros en el total de alumnos y alumnas por año. 123 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Total de Alumnado por Centros de La Salle en Gipuzkoa (1969-1981) No obstante, si nos referimos al promedio de matrícula por cada uno de los centros, también volvemos a encontrarnos con tamaños diferentes, aunque ya las cifras de matrícula son más altas. Así podemos apreciar la existencia de tres centros que no sobrepasan una media de 400 alumnos: Eibar Azitan (367), Donostia Los Ángeles (299) y el Centro de Estudios de Irun que, por sus características de centro de secundaria, alcanza una media de 117. Existe un segundo grupo de centros con una matrícula de entre 500 y 700 alumnos: Beasain (683), Eibar Isasi (526), Zarautz (585), Donostia San Luis (512), Legazpi (571), y Escuela Profesional de Irun (589). Finalmente se confirma la continuidad de cuatro centros con un promedio de matrícula que oscila entre casi 900 y 1.200: Andoain (910), Zumarraga (905), La Salle Donostia (1.159) y San Marcial de Irun (895). Hemos de señalar que la carencia de datos para los años 1971 y 1972 debe matizar los promedios citados. Lo que sí parece evidente, a la luz de los datos sobre evolución del alumnado, es el descenso paulatino que sufrirá en el tercer periodo, que abarca desde 1982 hasta 2006. Así, podemos apreciar que durante la década de los 80 el alumnado oscila, en el total de los centros, entre 8.000 y 9.000. A partir de esta fecha se aprecia un paulatino descenso hasta 1998 y, finalmente, desde 1999 hasta la actualidad la matrícula irá oscilando en su conjunto en cifras cercanas a los 6.000 alumnos. Con respecto a los centros, se aprecia una cierta estabilidad en los mismos, a pesar del descenso señalado. 124 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Total alumnado por centros escolares de La Salle en Gipuzkoa (1982-2006) El interés con respecto al tamaño de los centros debemos completarlo con la presencia mayor o menor de alumnos o alumnas, pues, como hemos señalado, la incorporación de alumnado femenino es un fenómeno característico de esta etapa. No obstante, se aprecia que, en casi todos los centros, con la excepción de Beasain, la matrícula de chicos es superior a la de chicas. En este sentido podemos apreciar tres tendencias con respecto a la evolución de la matrícula. La primera de ellas comprende aquellos centros que registran un descenso, tanto en la matrícula de niños como de niñas (Donostia San Luis y Eibar Azitain); otra tendencia que se caracteriza por el descenso en la matrícula de chicos y aumento en la de chicas (Andoain) y una tercera tendencia, que es la dominante, caracterizada por el descenso paulatino del alumnado masculino y un aumento considerable de la matrícula femenina (Beasain, La Salle, Isasi, San Marcial, Irun Profesional, Zarautz y Zumarraga). En la siguiente tabla recogemos los extremos de la etapa con la matrícula segregada por sexos. 125 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Tabla 47. Matrícula de alumnos y alumnas en los Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1982-2006) al principio y fin del periodo Ubicación Nombre colegio Alumnos Alumnas 1982 2006 1982 2006 Andoain Colegio la Salle Berrozpe 966 524 415 398 Beasain La Salle - San Martin de Loinaz 690 287 25 292 Donostia San Luis 498 170 272 144 Donostia La Salle 1004 464 122 427 Eibar Isasi 635 269 5 (1990) 214 Eibar Azitain 291 224 250 130 Irun Colegio La Salle San Marcial 679 278 20 211 Irun Escuela Profesional La Salle 669 353 6 221 Zarautz Colegio La Salle San José 632 364 185 313 Zumarraga Escuelas Legazpi 850 309 79 285 Por otra parte, la mera descripción cuantitativa de la evolución no nos arroja información suficiente sobre otros aspectos de tipo sociológico. Los datos a los que hemos tenido acceso no nos permiten, en la mayoría de los centros, tener información sobre la procedencia social de los padres de los alumnos, aunque en alguna ocasión se señale que los alumnos proceden de una determinada posición social. En general, y a la vista de la evolución del tipo de estudios, de la localización, de si los alumnos pagan cuota o no lo hacen, etc. podría dibujarse un perfil sobre cada uno de los centros. No obstante, a la vista de la escasa información que poseemos, no podemos atrevernos a aventurar una hipótesis al respecto. Es cierto que, por ejemplo, en los centros de Hondarribia, la “Escuelita” o la del Centenario de Irun se habla explícitamente de la procedencia de los alumnos, diciendo que son hijos de pescadores o de trabajadores de las diversas fábricas de la localidad, pero este tipo de información también lo podemos hacer extensivo a localidades como Zestoa, Usurbil, Andoain, Beasain, Ordizia, Zumarraga o Legazpi. De hecho, en muchos de estos centros, como veremos posteriormente, queda patente la presencia de alumnos cuyos padres trabajan en las industrias donde están establecidos los centros. Otro indicador sobre la procedencia social de este alumnado podemos tenerlo a partir de las subvenciones y ayudas que ofrecían diversas empresas para el mantenimiento de alumnos con escasos recursos. 126 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Un aspecto que, sin duda, sí que hay que remarcar, pues hemos tenido posibilidades de analizarlo, es la procedencia laboral de los padres de los alumnos del Colegio Los Ángeles de Donostia. En este sentido, se aprecia que la escuela cumplía una función de movilidad social, en cuanto que muchos de los alumnos accedían a puestos de trabajo de rango superior al de sus padres. En general, se trata de padres cuyos trabajos tienen escasa cualificación, mientras que los hijos van accediendo a puestos de trabajos en la banca o el comercio. Es posible que un estudio sociológico pudiera darnos centros con perfiles diversos; a modo de hipótesis podemos plantear que centros como el de Zarautz o el de San Marcial de Irun el perfil de alumnado correspondería más a una clase media, mientras que en los otros serían hijos de clases populares los que formarían parte del alumnado mayoritariamente. No obstante, no nos atrevemos más que a mencionar esta hipótesis ya que, en la actualidad, no son cuestiones económicas las fundamentales en los criterios de elección de un determinado centro escolar. Otro aspecto a destacar es la capacidad de captación de alumnado procedente de poblaciones diferentes de la que estaba situado el centro. En general, la mayoría de los centros acogía a los niños, y luego a las niñas, que vivían en el propio pueblo, ciudad o villa donde estaba establecido el Colegio o escuela en cuestión. Esto ocurre, sobre todo, en las pequeñas poblaciones como Hondarribia, Zestoa, Usurbil, Legazpi, etc. En cambio quisiéramos destacar cuatro poblaciones en las que se aprecia cierto poder de captación de alumnado diferente al de la propia localidad: Beasain, Zumarraga, La Salle Donostia e Irun San Marcial y Profesional. En los dos primeros casos, la asistencia de alumnos procedentes de los alrededores es patente. Incluso en el caso de Zumarraga llegó a constituirse una Mancomunidad para atender esas necesidades comarcales. Por lo que respecta al Colegio de La Salle de Donostia, en su primera época fue un polo de atracción que, incluso, supuso el ofrecimiento de un servicio de autobuses, además del célebre “topo” que traía a los alumnos procedentes de Pasaia, Rentería e, incluso, de poblaciones más lejanas. Es tan patente esta característica en este centro que durante muchos años, como ya hemos señalado, mantuvo un internado con un importante número de alumnos, procedentes, la mayoría de ellos, del interior de Gipuzkoa. Lo mismo podríamos decir del caso de los dos centros de Irun (San Marcial y Profesional), donde también fue acogido numeroso alumnado procedente de los pueblos tanto de la comarca de la costa guipuzcoana como de pueblos del Noroeste de Navarra. Sin embargo, esta situación irá cambiando paulatinamente y, en la actualidad, la mayoría del alumnado ya será procedente de la comarca donde está radicado el centro. 127 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Actividades escolares, culturales y recreativas Práctica habitual en los centros lasalianos, tanto en la primera etapa como en ésta, es el desarrollo de una serie de actividades escolares y extraescolares, entre las cuales podemos incluir las actividades lúdicas y recreativas que, muchas de ellas, formaban parte de un curriculum no prescrito, pero que, sin duda, eran un elemento de distinción con respecto a otro tipo de centros. La nómina de actividades desarrolladas por estos centros es extensa, como podrá apreciarse en el estudio pormenorizado de cada uno de ellos. Así, por lo que respecta a actividades propiamente escolares, tenemos que señalar la realización de exámenes finales y entregas de premios de fin de curso, a las que, como ya hemos señalado previamente, eran invitadas las autoridades locales y benefactores de los centros. Estos exámenes no correspondían únicamente a los que eran requisito para el cambio de nivel, sino también tenemos que resaltar que muchos de ellos eran exámenes de reválida que se realizaban en Institutos u otros centros educativos, como escuelas de comercio, etc. a fin de evaluar externamente los logros obtenidos. En los históricos se aprecia el seguimiento que se hace de este tipo de exámenes, pues es el momento en el cual el propio centro tiene conocimiento de su propio éxito escolar. Otro tipo de actividad escolar era la celebración de los cursillos de verano que, en general, comenzaron a impartirse en la década de los cuarenta y que desaparecerán definitivamente en la década de los setenta. Estos cursillos se ofrecían en el propio centro en los meses de julio y agosto y tenían una doble función. Por una parte, se trataba de asegurar los conocimientos adquiridos durante el curso o posibilitar la recuperación de los que iban algo rezagados o incluso, en algunos casos, para adelantar curso. Por otra parte, también eran una fuente de financiación, escasa por cierto, a través de la cual determinados centros conseguían unos fondos que les permitían equilibrar el maltrecho presupuesto del que disponían. No obstante, el verano también era ocasión para que los Hermanos ordenaran deberes para que los alumnos los realizaran en el periodo vacacional. En algunos casos con tal detalle, que marcaba las prioridades del tiempo estival del chavalerío. Dentro de lo que podríamos considerar actividades en el propio centro y cuyo valor pedagógico es indudable, pero que no constituían parte del currículum escolar, podemos reseñar la importancia que siempre se le ha dado al deporte en las actividades de los centros lasalianos. En la medida en que el centro ofrecía posibilidades para su práctica podemos observar que su disfrute estaba garantizado y que, incluso, algunos Hermanos llegaron a tener cierto reconocimiento público entre el alumnado, como es el caso de La Salle Donostia o del Colegio de Beasain. En este último caso, el orgullo deportivo es tal que, incluso, llegan a vanagloriarse sobre la multitud de trofeos que 128 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa llenan sus vitrinas. En la mayor parte de los casos se trataba de actividades deportivas de equipo, aunque, en algunos casos, también el ciclismo tuvo cierto predicamento en colegios como Irun, Beasain o Zarautz. En el primero de estos casos la Asociación de Antiguos Alumnos fue la promotora de la Vuelta Ciclista al Bidasoa que todavía hoy se celebra. En los diferentes centros se podrá observar un mayor detalle de cada una de ellas, aunque también hay que reseñar que no todos los relatos históricos realizados por el propio centro recogen este tipo de información, en algunos casos por dar escaso valor a los mismos y, en otros, porque no tenía la relevancia suficiente como para merecer ser recordado en un documento. Otro conjunto de actividades que se realizaban en el propio centro escolar son más de carácter cultural y/o recreativo, como son el caso del cine, teatro y danzas y cantos regionales. El cine ha sido una de las actividades de la que tenemos mayor cantidad de información, suponemos que debido tanto a la novedad de este medio como a su uso en los centros escolares. En la mayoría de los casos se trataba de sesiones dominicales con el doble objetivo de ofrecer un espacio de distracción en épocas en las cuales ni la televisión ni otros medios estaban al alcance de la población infantil y, por otra, de ofrecer películas cuyo valor moralizante era evidente. En muchos casos eran los propios padres los que solicitaban la instalación de este tipo de sesiones cinematográficas; así, podemos reseñar su existencia en los centros de Ordizia, Zestoa, Zumarraga, Los Ángeles, San Luis y La Salle de Donostia, entre otros. En este último caso alcanzó gran prestigio por las sesiones que ofrecía y el de Zumarraga llegó, incluso, a ser competitivo para el cine comercial existente en el pueblo. A partir de la década de los setenta, muchas de estas sesiones, especialmente las dirigidas a los mayores, se convirtieron en cine-forum, lo cual ofrecía otro aliciente en cuanto que la selección de películas tenían una orientación más política y comprometida. En este sentido, la apertura de diversos centros a otras actividades populares, es un indicador importante de la relación con la población, sobre todo en la década de los setenta, cuando podemos apreciar como centros de pueblos como Zumarraga, Beasain, Irun, Legazpi, etc. ceden sus locales a grupos políticos y culturales. En el caso de Beasain el colegió llegó a conocerse popularmente como “La casa del pueblo” debido a la política de puertas abiertas que llevaba a cabo la dirección de este centro. En cuanto a los cantos y danzas son muchos los centros que disponían de grupos corales, rondallas, de baile y de teatro. Sin duda, uno de los coros de más prestigio en esta época fue el de Los Ángeles de Donostia, que ya había alcanzado la fama en la etapa anterior y que era, en muchas ocasiones, invitado a las celebraciones de otros centros de la provincia. De la misma manera, paulatinamente, se van a ir creando grupos de niños para intervenir en la tamborrada, como Los Ángeles, La Salle o San Luis de Donostia, además de otros centros de la provincia. 129 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua No cabe en las dimensiones de este epígrafe enumerar la multitud de pueblos y localidades, tanto de la geografía guipuzcoana como de los territorios más o menos cercanos o extranjeros, que fueron visitados por los alumnos de los diferentes centros de Gipuzkoa. La razón para la realización de estas excursiones era variopinta, bien con motivo de alguna celebración, o de alguna visita escolar determinada. En general, este tipo de visitas más cercanas solía tener una función meramente lúdica, pero en otros casos se trataba de excursiones escolares para aprender del medio. También hay que reconocer que, en los primeros años, este tipo de actividades se podían realizar gracias a la ayuda de algún benefactor que se hacía cargo del costo de los autocares, o prestaba sus camiones. Con el tiempo, estas excursiones fueron adquiriendo una mayor constancia y, en general, solían realizarlas los alumnos de mayor edad que, con motivo de la finalización de algún curso, se trasladaban, en muchas ocasiones, al extranjero. Sin embargo, a partir de 1966 comienza a apreciarse la existencia de campamentos a los cuales acudían gran número de alumnos y que, en alguna ocasión, también sirvieron para que se juntaran en ellos alumnos de diversos centros lasalianos. Algunos de estos campamentos no fueron muy del agrado de los Hermanos pues estaban organizados por organizaciones juveniles de claro significado político, lo cual no era de su gusto, por lo que la duración de este tipo de campamentos en colaboración con agentes externos fue breve. Opakua, en Araba, y diferentes pueblos de Nafarroa acogieron este tipo de campamentos a los que acudieron alumnos procedentes de Los Ángeles, La Salle Donostia, Andoain, Zumarraga, etc. A partir de la década de los setenta comienza a apreciarse la organización de diferentes Clubes juveniles en La Salle de Donostia, Beasain, Andoain, Zarautz, etc. que se encargan de llevar a cabo actividades de tipo recreativocultural además de salidas al monte, etc. También hemos de resaltar que la organización de Asociaciones de Antiguos Alumnos ha sido una de las carscterísticas de los centros lasalianos. En algunos casos ésta comenzó en la década de los cuarenta, aunque la mayoría de ellos se organizaron en la de los cincuenta (La Salle Donostia, Beasain, Zumarraga, Irun, etc.). Este tipo de organizaciones, muchas veces, eran promovidas por el propio centro, a instancia de recomendaciones del Hermano Visitador, que veía en ellas una forma de garantizar el nexo de unión entre el centro y sus exalumnos. El caso de Irun es importante en cuanto que ésta promovió la creación de la Escuela del Cincuentenario, llegando a tener el uso y usufructo de dicha escuela y con capacidad de intervención en la selección de alumnos para ingresar en dicho centro o la concesión de becas para alumnos con escasos medios económicos. 130 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Vida religiosa En este epígrafe podemos incluir todo un conjunto de actividades que afectaban menos a cuestiones académicas, pero que, sin embargo, impregnaban la actividad general del centro, dándole una impronta religiosa. El conjunto de estas actividades podemos clasificarlas en cuatro categorías: fiestas y celebraciones religiosas, obras complementarias, exámenes o concursos catequísticos y, finalmente, vocaciones. En algunos casos, el conjunto de fiestas y conmemoraciones religiosas, sobre todo en los primeros treinta años de esta etapa, impregnó de manera palpable toda la vida de los respectivos centros, marcando, incluso, un calendario de fiestas religiosas a lo largo del curso escolar. Por supuesto, el hecho de que se lleven a cabo en centros religiosos no tendría que sorprendernos mayormente, teniendo en cuenta que la legislación del primer período del franquismo era proclive a este tipo de celebraciones, dentro de la ideología del nacionalcatolicismo que impregnó dicha etapa del franquismo, pues muchas de estas celebraciones también tenían lugar en las Escuelas Nacionales. La retahíla de celebraciones es larga, y casi podemos decir que, en algún caso, hemos llegado a enumerar hasta un volumen de treinta celebraciones diferentes entre fiestas religiosas y otro tipo de conmemoraciones. Por supuesto, además de las fiestas en honor del Fundador del Instituto, se celebraban las fiestas patronales, de San José, Inmaculada, Patrón del Centro respectivo, además de los meses de mayo, dedicado a la Virgen María y noviembre, dedicado a los difuntos. El caso más llamativo, no obstante, en cuanto a este tipo de celebraciones es el de Hondarribia, donde se tiene la sensación de estar en una continua celebración religiosa. Otros centros, en cambio, tenían un menor número de celebraciones de este tipo, aunque siempre eran importantes. No obstante, hay que señalar que, a partir de la década de los ochenta, decae este tipo de celebraciones, aunque permanecerán las más emblemáticas. Con respecto a las denominadas “Obras Complementarias”, que consistían en la organización de Congregaciones infantiles y juveniles, se puede observar cómo los Hermanos Visitadores recomiendan a los Hermanos Directores de los diferentes centros que procuren organizar este tipo de obras apostólicas. En muchos casos se observa que, la mayoría de los alumnos, están afiliados a la Archicofradía del Niño Jesús, a la Congregación de la Inmaculada y, en algunos casos, a la Acción Católica. La mayoría de estas organizaciones surgirán en los años cuarenta y cincuenta y sus objetivos eran claramente de apostolado. 131 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Los concursos catequísticos y exámenes de catecismo fueron una práctica habitual en las décadas de los cuarenta y cincuenta y consistían en exámenes de Religión, celebrados en los propios centros. En otras ocasiones se observa cómo los alumnos entraban en competición con los de los otros centros a fin de distinguir a los que demostraban un mejor conocimiento del Catecismo. Este tipo de actividad, en algún caso, entraba en conflicto con la preparación catequística llevada a cabo por los párrocos, que entendían que esta labor les correspondía en exclusiva, al igual que la preparación religiosa para la Primera Comunión. Finalmente, en el campo vocacional, la información que hemos recogido nos permite diferenciar a los centros en función del reclutamiento obtenido a lo largo de los años. En este sentido, podríamos considerar que Legazpi, Los Ángeles de Donostia, San Luis, Usurbil, Zumarraga, Hondarribia y Beasain eran centros con una alta captación de vocaciones. En cambio, en Ordizia, La Salle Donostia, Andoain, Zarautz e Irun la captación era a otra escala en cuanto a éxito. En Eibar, por otra parte, era más bien baja. Como es evidente, estas vocaciones se produjeron, sobre todo, hasta la década de los setenta, pues en las dos últimas décadas del Siglo XX se observa que las vocaciones se producen casi con cuentagotas. En muchos casos, tanto en los informes del Hermano Visitador, como en los propios Históricos, se ofrecen datos pormenorizados sobre el destino vocacional de los alumnos que, no siempre, eran para el Instituto Lasaliano, sino que se dirigían a otro tipo de órdenes y congregaciones religiosas. Las recomendaciones por parte del Hermano Visitador hasta la década de los sesenta son muy persistentes a fin de que los Hermanos desarrollen esta labor con más ahínco, además de la incansable labor de los Hermanos reclutadores. En las dos últimas décadas se llevaron a cabo en los centros actividades para la promoción de las vocaciones, aunque no se observa que el éxito corone el esfuerzo realizado. 5.4. Profesorado: Evolución, tendencias y actividades Otro de los elementos clave de los centros de La Salle en Gipuzkoa es el profesorado, que es central en todo proceso educativo. Entre las peculiaridades de los colegios y escuelas regentados por el Instituto, una de ellas es que su profesorado, en un principio, era casi exclusivamente religioso y miembro de la congregación religiosa de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. De hecho, hasta bien entrado el Siglo XX, en la mayoría de los colegios a cargo de La Salle en Gipuzkoa la docencia ha estado en manos de Hermanos. Sin embargo, y debido a múltiples causas, a partir de los años sesenta se aprecia la incorporación progresiva de profesorado seglar masculino, en un primer momento y, posteriormente, de profesorado femenino. En una visión general de la evolución de este profesorado en el Territorio Histórico, al igual que ocurre con la mayoría de las Órdenes y Congregaciones dedicadas a la educación, se aprecia una 132 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa tendencia decreciente en la presencia del profesorado religioso, mientras que el seglar comienza a incorporarse, en la mayoría de los casos, en la década de los sesenta. Siguiendo esa tendencia general, y debido a la incorporación de profesorado femenino en las últimas décadas, se aprecia que, en la actualidad, la presencia de Hermanos es, casi, testimonial mientras que el profesorado femenino y masculino es el que forma los claustros de las escuelas y colegios lasalianos en Gipuzkoa. Al igual que en el apartado anterior, relativo al alumnado, también hemos establecido unas etapas en la evolución del profesorado en estos centros, siguiendo los mismos criterios utilizados en dicho epígrafe. En cada una de las etapas se aprecian las afirmaciones precedentes, que denotan unas tendencias progresivas y, desde luego, en ningún momento con cambios bruscos. Ello es debido a que las incorporaciones del profesorado seglar se han realizado respondiendo a las necesidades escolares de los diferentes centros y supliendo la carencia de Hermanos, que es una realidad en muchos centros. Además de la evolución cuantitativa, en este apartado hemos intentado recoger algunos datos que nos aproximen a la actividad cotidiana de los Hermanos, tanto en el aula como en su vida comunitaria. Como sabemos, la apertura de un colegio supone, dentro de las reglas lasalianas, la creación de una Comunidad formada, generalmente, como mínimo por tres Hermanos, uno de los cuales ejerce el papel de director. A lo largo de tantos años, en función del tamaño de los centros escolares, estas Comunidades han llegado a estar compuestas por un gran número de Hermanos encargados de la docencia; también, como se verá en cada uno de los centros posteriormente, hemos tratado de recordar a aquellos Hermanos que, por su presencia constante en la documentación, han tenido un papel preponderante en el desarrollo del centro, lo cual no es obstáculo para que dejemos en el olvido a todos aquellos otros que, con su labor docente callada y continua, han contribuido a los mismos fines. Evolución cuantitativa del profesorado El primer periodo (1937-1968) es especialmente fructífero desde el punto de vista institucional, como ya hemos señalado, pues se crean diversos centros, lo cual dará lugar a la creación de nuevas comunidades de Hermanos para atender las necesidades docentes. Por otra parte, el incremento de alumnado en los centros ya existentes también creará una demanda que será atendida tanto por los Hermanos como por profesorado seglar de reciente incorporación. Los centros educativos de nueva creación (Zestoa, Hondarribia, Legazpi, Ordizia o Usurbil) atienden una demanda reducida de alumnos y, por lo tanto, se trata de comunidades con pocos Hermanos. No es el caso de La Salle en Donostia, creado en 1946, y que desde el comienzo tiene un importante número de Hermanos y, posteriormente, de profesores seglares, o el de San Marcial de Irun. 133 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Todos estos factores producirán un aumento de Hermanos que irá en creciente ascenso desde 1937 hasta 1968. Así, podemos ver que los años cincuenta y sesenta son de verdadero esplendor, pues es la etapa en la que se registra mayor número de Hermanos dedicados a la docencia. El éxito parece tal que, a pesar del alto número de Hermanos, será necesario contar con profesorado seglar a partir del último decenio para atender las nuevas demandas con el aumento de alumnado. En 1968, un 42 por 100 del profesorado está integrado por profesores seglares, iniciando un aumento progresivo, mientras que el número de Hermanos, aún teniendo su punto más alto en estos años, comenzará un paulatino descenso. Evolución del profesorado (Hermanos y Seglares) en los Centros de La Salle en Gipuzkoa (1937-1968) 134 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Con respecto a la incorporación del profesorado seglar se aprecia que 1958 es una fecha de claro cambio de tendencia, pues hasta ese año los casos de profesores seglares existentes parecen testimoniales, como ocurre en San Marcial en Irun, San Luis y La Salle en Donostia, Legazpi o Zumarraga. A partir de esa fecha, y hasta 1962, prácticamente la mayoría de centros ya ha incorporado profesorado seglar masculino en sus colegios. En 1958 son 13 los profesores seglares repartidos entre los colegios de San Marcial en Irun, La Salle en Donostia, Andoain y Zumarraga. A partir de ese año y hasta el final del periodo, San Marcial y La Salle-Donostia son los que acogen mayor número de profesores seglares, seguidos por la escuela profesional de Irun, Andoain, Zumarraga y Eibar. En sentido contrario, es inapreciable la presencia de seglares en Ordizia (1) y Usurbil (2) y nula en los centros de Zarautz, Beasain, Hondarribia, Zestoa y Los Angeles de Donostia. En cambio la presencia de Hermanos está prácticamente garantizada en todos los centros, con un número mayor o menor, según las condiciones de los mismos. De esta situación, hemos de destacar dos datos importantes: que San Marcial y La Salle de Donostia son los centros que tienen las comunidades más numerosas y que el resto de comunidades son muy estables en lo relativo al número de Hermanos, no superando éstos la decena. Así, San Marcial comienza el periodo con una comunidad de 8 Hermanos y en 1968 son 17 los que la conforman. La Salle de Donostia, en cambio, comienza con 6 Hermanos y terminará con 19, aunque en diversos años la comunidad estará formada hasta por 24 Hermanos. Otras dos comunidades que superan los diez Hermanos son las de Zumarraga que pasa de 6 a 12 y Eibar que lo hace de 4 a 12 al terminar el periodo. Si calculamos la media de Hermanos por comunidad durante el periodo que permaneció abierta cada una de ellas, podemos constatar que Zestoa, Hondarribia, Andoian, Usurbil, Ordizia, Zarautz y San Luis en Donostia no superan los 5 hermanos de media por comunidad, mientras que Beasain, Zumarraga, Legazpi, Eibar, Los Angeles de Donostia y la Escuela Profesional de Irun tiene comunidades comprendidas entre 5 y 10. San Marcial de Irun, con 12 y La Salle de Donostia, con 19, son las comunidades con las medias más altas. 135 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Total de Hermanos por centros (1937-1968) Como sea que durante este periodo tenemos más información relativa a las Comunidades en cuanto al seguimiento y permanencia de los Hermanos en las mismas, gracias al trabajo meticuloso realizado por Martin Lasa en el seguimiento de esos Hermanos en las mismas, es posible establecer una tipología de Comunidades en función de la mayor o menor permanencia en la misma. En la mayoría de los casos existe una alta movilidad pues su permanencia en un mismo Centro no supera los cinco años, como ocurre en las Comunidades de Legazpi, Ordizia, San Luis, Zumarraga o Zarautz. Es cierto que estos cambios obedecían a una peculiar manera de entender la obediencia y que, por lo tanto, no es achacable al deseo o no de cada uno de los Hermanos de permanecer en un Centro determinado como a la aplicación de un principio de necesaria movilidad. Se aprecia que hay una movilidad media en Usurbil y que las comunidades de Los Ángeles, Beasain o Eibar son más estables. El hecho de que remarquemos la mayor o menor presencia de Hermanos en una Comunidad tiene su interés, pues, así podríamos establecer una regla por la cual a mayor permanencia de un Hermano en una Comunidad, habría más posibilidades de establecer nexos y relaciones, tanto con el alumnado como con los padres y otros agentes sociales de cada localidad. En sentido contrario, puede afirmarse que una alta movilidad en el profesorado supone una menor identificación con la realidad escolar local. No obstante, en cada uno de los centros hemos señalado los nombres de los Hermanos que lograron una permanencia superior a los cinco años, existiendo algunos casos en los que el nombre de un Hermano determinado iba muy unido al prestigio y reconocimiento del centro en cuestión. 136 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa En la segunda etapa (1969-1981), el rasgo más definitorio es la estabilidad que se percibe. Por una parte, se aprecia cierto mantenimiento de las comunidades y del profesorado seglar masculino y, por otra, la paulatina incorporación del profesorado seglar femenino. Esta situación se produce justo en un periodo en el que existen unos cambios difícilmente prescindibles, no sólo en el contexto social y político, sino también en el educativo. A saber, el cambio de régimen político que se produce en esos años y la progresiva implantación de la reforma educativa de la Ley General de Educación de 1970. A estos dos elementos externos a la propia dinámica del proyecto educativo lasaliano debemos añadirle otros internos, de la mayor importancia, como es la repercusión interna de los cambios alentados por el Concilio Vaticano II y la celebración del Primer Capitulo Regional de la Asistencia de España en 1968 que tendrá, como veremos, consecuencias en una nueva orientación del proyecto lasaliano. Se trata sin duda de una etapa compleja, en la cual el cambio de régimen político supuso la instauración de la democracia. La aprobación de la Constitución de 1978 supondrá asimismo una nueva ordenación del territorio, y la distribución de competencias que hasta ese momento eran privativas del Estado. El Estado de las Autonomías conllevará la aprobación de los Estatutos de Autonomía y el surgimiento de los respectivos gobiernos autónomos, de manera que las competencias educativas pasarían al gobierno autónomo. El Estatuto de Gernika recogería dichas competencias, y ya en 1981 se transferirán todas las competencias educativas al Gobierno Vasco. Por lo tanto, en esta etapa nos encontramos con dos límites legislativos importantes en el campo educativo. Por una parte la Ley General de Educación y Financiación de la Enseñanza de 1970, que reformará el sistema educativo vigente hasta entonces, con el cambio de denominaciones de los centros escolares, la ampliación de la escolaridad, la reforma en la formación del profesorado, etc. y que se irá imponiendo en fechas posteriores. Y, por otra parte, la asunción de competencias por parte del Gobierno Vasco, y las transferencias de la enseñanza. Asimismo, por lo que respecta a los centros educativos de La Salle, podemos observar la desaparición, por causas diferentes, de dos escuelas que surgieron en la etapa anterior, y una de larga tradición. Nos referimos a Hondarribia y Ordizia en 1970 y Los Angeles en Donostia en 1977, además de la Escuela de Magisterio La Salle Nuestra Señora del Juncal en 1972. En el siguiente gráfico podemos observar la presencia del profesorado por años, destacando el equilibrio existente entre Hermanos y profesorado seglar masculino, además de la paulatina incorporación del profesorado seglar femenino, a partir de 1973. En este sentido podemos destacar que en el Centro San Marcial de Irun se registra, por primera vez, en 1969, la contratación de una 137 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua profesora; mientras que, en la mayoría de centros, el año de 1973 marca la incorporación definitiva del profesorado femenino, como puede constatarse en los Centros Beasain, Zumarraga, Andoain, Eibar y Zarautz. En cambio, habrá que esperar dos años más, hasta 1975, para que se integren en Legazpi y La Salle Donostia. En general, la incorporación del profesorado femenino se debía a la apertura de cursos de Preescolar, que fue un buen acicate para que se abrieran las puertas a este tipo de profesorado. Hermanos y seglares (1969-1981) No obstante, nos interesa resaltar la distribución de ese profesorado por los diferentes centros educativos, de forma que podamos apreciar el peso de cada uno de ellos. En este sentido, existen tres centros con un cierto equilibrio de los tres tipos de profesorado: San Luis en Donostia, Zarautz y la escuela Profesional de Irun. En otros centros predomina ligeramente la presencia de Hermanos, en los casos de Eibar Azitain, Los Ángeles y La Salle en Donostia. Por el contrario, en otro conjunto de centros predomina la presencia de profesorado seglar masculino: Andoain, Zumarraga y San Marcial de Irun. Asimismo, en los totales, también se puede comprobar un equilibrio entre Hermanos y Profesorado seglar masculino. La explicación a este fenómeno debemos buscarla en las características de cada centro, sobre todo en los niveles de enseñanza que se imparten, como hemos podido comprobar en el apartado anterior. 138 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tabla 48. Media de profesorado segregado por centros (1969-1981) Centros Hermanos Profesores Profesoras Andoain 8,2 14,9 8,4 Beasain 7,4 9 3,7 7 4,8 Eibar Isasi Eibar Azitain 7,7 6,2 1,6 Zumarraga 9,3 17,2 3,5 Zarautz 6,3 8,5 5,4 Donostia Los Ángeles 5,1 4,8 1,7 Donostia San Luis 5,1 5,2 5,2 Donostia La Salle 22,9 Legazpi 5,6 15 3,6 5,6 18 Irun San Marcial 12, 13,2 3 Irun Profesional 10,3 12,5 11 En la siguiente gráfica puede apreciarse cómo, en la mayoría de comunidades, la presencia de Hermanos oscila entre cinco y quince Hermanos por comunidad, excepto el caso de La Salle de Donostia, que oscila entre veinte y treinta. Pero estos promedios no nos muestran la evolución que sufre cada uno de los colectivos de profesores por centros educativos. Así, puede apreciarse que a lo largo de toda la etapa los Hermanos van descendiendo de forma paulatina, pero sobre todo a partir de 1977, sobre todo en San Marcial de Irun y La Salle en Donostia. En cambio, en el resto de colegios se aprecia un descenso de dos o tres Hermanos anualmente. La incorporación de profesorado seglar para completar este descenso parece favorecer al profesorado seglar masculino en la mayoría de los casos (Andoain, Beasain, Eibar Azitain, Zumarraga, Zarautz, Legazpi, Irun San Marcial e Irun Escuela Profesional), en otros casos la incorporación del profesorado seglar tanto masculino como femenino se produce de manera similar (Eibar Isasi, Los Ángeles y San Luis de Donostia). 139 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Total Hermanos por centros (1969-1981) Para poder explicar este fenómeno tenemos que tener en cuenta el tipo de centro de que se trata, pues la existencia de la enseñanza preescolar, por ejemplo, supuso la incorporación de profesorado seglar femenino, como puede apreciarse en el caso de Legazpi a partir de 1978 o en el de Andoain a partir de 1974. En cambio, aquellos centros que no tienen este nivel de enseñanza, como por ejemplo Irun Escuela Profesional, no registra la incorporación de este colectivo del profesorado. A pesar de ello ya comienza a apreciarse el progresivo ascenso del profesorado seglar femenino, que en la última etapa ya será definitivo. En la tercera etapa (1982-2006), la nueva situación escolar derivada de la transferencia de competencias al Gobierno Vasco repercutirá levemente en la situación y evolución tanto de los centros educativos como del profesorado. En este sentido, la opción por cada uno de los modelos educativos en cada uno de los centros definirá el tipo de profesorado necesario, así como la mayor profundización por la euskaldunización del mismo. La evolución del profesorado en esta etapa viene marcada por tres tendencias diferentes en cuanto al tipo de profesorado, sobre todo a partir de 1990, siendo ya definitivas estas tendencias a lo largo del decenio de los noventa hasta la actualidad. En primer lugar se observa una tendencia descendente en la presencia de los Hermanos en los centros educativos, siguiendo la línea ya marcada en la etapa anterior. En segundo lugar se constata el mantenimiento del profesorado seglar masculino a lo largo de toda esta etapa. Finalmente, una tercera tendencia marca el aumento progresivo del profesorado seglar femenino que, a partir de 1990, comienza a superar a los otros colectivos de profesorado; llegando al final de la etapa a duplicar al conjunto de profesores y Hermanos. 140 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Se puede afirmar, de esta manera, que este colectivo ha adquirido una presencia tal que afecta no solamente a sus valores cuantitativos, sino también cualitativos. Este fenómeno no es propio de los colegios de La Salle, sino que podemos observarlo en todo el conjunto de la enseñanza no universitaria en la provincia de Gipuzkoa y en todo el conjunto del Estado. Se trata de un proceso de feminización del profesorado, cuya explicación hay que buscarla en las nuevas posibilidades que abre la enseñanza a las mujeres. Total Profesorado (1982-2006) En 1988 se aprecia que todavía la incorporación del profesorado seglar femenino y masculino es prácticamente igual (115 profesoras y 115 profesores), pero desde esa fecha hasta el final del periodo va despegando su incorporación corriendo un camino paralelo al progresivo descenso de los Hermanos (en 1989 son 90 Hermanos y al final del periodo 32), mientras que la incorporación del profesorado seglar masculino oscila entre los 139 de 1992 a 133 en 2006. En cambio la incorporación del profesorado seglar femenino aumenta de los 157 en 1990 hasta los 280 en 2006. De esta forma, la media de cada uno de estos colectivos por comunidades es claramente favorable a la presencia de este tipo de profesorado que, en unos casos, se muestra de manera evidente: Andoain, Eibar Isasi, Zarautz, San Luis y La Salle en Donostia y en San Marcial de Irun. En otros casos existe un mayor equilibrio, como ocurre en Beasain y Eibar Azitain. Mientras que en Zumarraga existe un equilibrio entre el profesorado seglar. Finalmente en la Escuela Profesional de Irun predomina el profesorado seglar masculino. 141 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Tabla 49. Media de profesorado segregado por centros (1982-2006) Centros Hermanos Profesores Profesoras Andoain 7,9 24,8 33,5 Beasain 5,8 10,9 15,7 Eibar Isasi 2,9 5,6 12,1 Eibar Azitain 6,6 6,7 6,9 Zumarraga 5,8 17,8 16,7 Zarautz 5,1 10,1 18,6 Donostia San Luis 4,7 5,7 15,1 Donostia La Salle 14,6 14,4 22,5 Irun San Marcial 5,4 7,6 11,8 Irun Profesional 9,2 23,5 16,8 Por lo que respecta a la evolución de cada uno de los centros con respecto al diferente tipo de profesorado, el ritmo de descenso de los Hermanos varía en proporción en cada una de las comunidades. Siendo así que existen comunidades que, a pesar de ser pequeñas en número de Hermanos, continúan manteniéndose durante un periodo largo de tiempo (Beasain, Eibar Isasi, Zumarraga, Zarautz y San Luis en Donostia). En otras, en cambio, el ritmo de descenso es más notable, como ocurre en los casos de Andoain, a partir de 1996, La Salle en Donostia desde 1990 y la escuela Profesional de Irun desde 2001. En cambio, si observamos la evolución del profesorado seglar masculino en cada uno de los centros, se aprecia una tendencia que coincide con la característica general del mismo durante toda la etapa. Es decir, el mantenimiento y ligero aumento en algunos casos de este tipo de profesorado, sobre todo en los centros de Andoain, que pasa de 17 profesores en 1982 a 31 en 2006, observándose un aumento más claro a partir de 1992; Beasain, que al inicio de la etapa tiene 11 profesores y al final 10; Zarautz, con 8 profesores al comienzo y 13 en 2006, y, finalmente, San Luis de Donostia con 5 y 4 en cada uno de los extremos, y San Marcial de Irun con 8 en 1982 y 7 en 2006. Por el contrario, Zumarraga registra un ligero descenso desde 1997, pasando de los 24 profesores en 1996 a los 14 en 2006; una situación similar se observa en Eibar Azitain, que pasa de los 11 profesores en 1987 a 4 en 2006. En los dos casos restantes se aprecia un aumento de profesores seglares masculinos. Así ocurre en 142 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa La Salle de Donostia que duplica su profesorado entre 1982 y 2006, pasando de 10 a 20 profesores y la Escuela Profesional de Irun en la que se pasa de 17 profesores en 1982 a 26 en el 2006. Por lo tanto, en estos dos últimos centros se puede hablar de una mayor presencia de este tipo de profesorado, aunque al final del periodo el profesorado seglar femenino supere ligeramente al masculino. Pero, como ya hemos señalado, es la incorporación del profesorado seglar femenino la que marca la tendencia ascendente, no sólo en líneas generales y en las medias de incorporación, sino también por cada uno de los centros. Lo único que nos queda observar en esta incorporación es el ritmo progresivo que se observa en cada uno de los centros y la fecha en la que se aprecia un despegue notable. En este sentido, es a partir de 1990 y a lo largo del decenio de los noventa cuando se acelera ese ritmo, siendo ya imparable en estos últimos años. No obstante, cada centro requiere un estudio pormenorizado para poder apreciar las diferentes cadencias y aceleración de los ritmos. Así pues, en el caso de Andoain en el inicio de la etapa existen 12 profesoras, mientras que, tras un aumento progresivo, alcanza las 42 en 1990, para descender ligeramente en los años posteriores y finalizar en 2006 con 52 profesoras. Lo mismo ocurre en Zumarraga que, en 1982, tiene cuatro profesoras y, tras un ligero aumento, alcanza en 1996 el número de 20 profesoras, para finalizar la etapa con 30. Casos similares podemos observar en La Salle de Donostia, con un espectacular aumento en 1990 (30 profesoras) y que se mantiene en estas cifras hasta 2006 (32 profesoras) y la Escuela Profesional de Irun, que arranca en 1990 con 13 profesoras, que pasarán a ser 30 al final de la etapa. Con ritmos más pausados en la incorporación de profesoras están los casos de Beasain, Eibar Isasi, Zarautz, San Luis de Donostia y San Marcial de Irun. En todos estos centros la incorporación de profesoras se va produciendo de una manera paulatina, aunque, en algunos casos concretos y en momentos puntuales, se aprecia algún aumento brusco. Así, en Beasain se pasa de 6 profesoras en 1982 a 31 en 2006, con un punto de incidencia en 1993, donde se pasa de 9 a 15 profesoras. En el centro Isasi de Eibar es casi imperceptible el aumento año tras año, aunque se pasa de 5 profesoras en 1981 a 22 en 2006. Lo mismo ocurre en el centro de Zarautz, que pasa de 10 profesoras en 1982 a 40 en 2006 y en el de San Marcial de Irun y San Luis de Donostia donde los aumentos son poco acelerados. Finalmente, el único caso donde el sentido se invierte es en el de Azitain de Eibar que pasa de 10 profesoras en 1982 a 4 en 2006, debido a la redistribución del profesorado y la atención docente del Colegio Isasi, de la misma población. Con motivo de los cincuenta años de vigencia del Distrito de Bilbao, se realizó un estudio del profesorado, uno de cuyos aspectos era el relativo a la edad de los Hermanos; en el mismo se aprecia el progresivo aumento en este indicador, siendo de 33,2 años en 1940 y 1960, de 43,3 en 1978 y de 51,5 en 143 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua 1989. Como puede observarse existe un mantenimiento en la edad media hasta 1960 y, a partir de esa fecha, se observa el paulatino envejecimiento de los Hermanos que ejercen en el Distrito. Este dato confirma, de alguna manera, la escasa incorporación de nuevos Hermanos en las diferentes Comunidades. Por otra parte, y aunque los datos recogidos corresponden a 1989 y son referentes a todo el distrito, no sólo al territorio de Gipuzkoa, se aprecia que Gipuzkoa es origen de casi el 40 por ciento de los Hermanos (116 de un total de 292)1. Actividades religiosas y de formación Además de la evolución cuantitativa que hemos señalado y que es un aspecto importante para conocer cada uno de los Centros, hemos de tener presente que las actividades de los Hermanos, y del profesorado general, no se ceñían únicamente a las tareas docentes. Así, tanto en los informes de visita, como en los documentos históricos, se recogen una serie de aspectos relativos a otro tipo de actividades. En este sentido, nos parece relevante la preparación de los Hermanos, tanto en su aspecto inicial como permanente. Como veremos posteriormente, al tratar la Escuela de Magisterio La Salle Nuestra Señora del Juncal, que estuvo en funcionamiento desde 1948 hasta 1970, la formación inicial estaba más o menos garantizada dentro de esta Institución que era la última etapa de la formación en el Escolasticado y que, de alguna manera, es asimilable a la formación recibida en las Escuelas de Magisterio públicas. No obstante, se aprecia que la mayoría de los Hermanos, sobre todo a partir de la década de los setenta, obtuvo el título de magisterio y, por lo tanto, está capacitado para hacerse cargo de las escuelas que necesitan ese tipo de acreditación. Asimismo, en algunos casos, también puede apreciarse la presencia de titulados superiores, bien fuesen ingenieros o licenciados. A partir de esa misma fecha, se aprecia que muchos Hermanos se presentaban a las oposiciones del magisterio nacional, garantizando así, la misma competencia que el profesorado de las escuelas nacionales. Por lo que respecta a la formación permanente, se aprecia que, a lo largo de todo este periodo, existe una preocupación por capacitar a los Hermanos en diversos aspectos de su quehacer educativo. En este sentido, el verano se convertía en el periodo preferido para asistir a diferentes cursos y cursillos impartidos dentro de la propia Comunidad o en otras Comunidades o centros específicos. En general solían ser cursos dirigidos a temas concretos de la formación académica. También, con motivo de las reformas educativas, se llegaron a realizar cursos específicos para poder adaptarse a las mismas, bien con conte- 1. Lasa, M. y otros (1989): Distrito de Bilbao. 50 años en camino. Bilbao: Hermanos de las Escuelas Cristianas, Distrito de Bilbao, pp. 240-245. 144 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa nidos de pedagogía personalizada, bien con respecto a la organización escolar, etc. La nómina de este tipo de actividades es larga, como podrá apreciarse en cada uno de los centros. No obstante, como se verá posteriormente, una de las preocupaciones que mayor atención obtuvo fue la euskaldunización del profesorado que, con gran esfuerzo, lograron llevar a cabo los Hermanos en Gipuzkoa. También se aprecia que la formación para la incorporación de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación fue un tema clave que se desarrolló continuamente desde sus primeros pasos. En una visión general de todo este tipo de actividades, se aprecia que, en los primeros años, existía una menor oferta, y suponemos que también demanda, de este tipo de actividades, pero, sobre todo, a partir de los años ochenta es una constante en la mayoría de los Centros lasalianos. Otro aspecto importante dentro de la formación fue el desarrollo de una serie de actividades de formación religiosa de los propios Hermanos. En este sentido, también se aprecia la misma dinámica de formación y la asistencia anual a los Ejercicios Espirituales correspondientes, cuyo espacio para la realización variaba a lo largo de los años, aún y todo Deusto y San Asensio eran los destinos más visitados. En general se trata de actividades dirigidas a profundizar en la labor de apostolado de los Hermanos y en la actualización de su formación religiosa. Por otra parte, también en la información recogida en la documentación, los Hermanos, dentro de otras actividades anuales, acudían a lugares de descanso en centros del propio Instituto, bien fuese San Asensio, Cambrils, etc. para, junto al descanso, compartir unos días de convivencia con Hermanos de otras Comunidades. Además de estos momentos de asueto, en muchas ocasiones, se llevaban a cabo excursiones o visitas a otros lugares, con el fin de fortalecer las relaciones entre los propios Hermanos y llevar a cabo días de convivencia que, sin duda, eran favorecedoras de las relaciones comunitarias. Recomendaciones del Hermano Visitador La existencia de informes de visita desde el comienzo del periodo hasta 1965, realizados por el Hermano Visitador, es una buena fuente para conocer sus opiniones con respecto a los Centros y Comunidades a los que giraba visita, pero también para que se registraran las recomendaciones anuales que hacía con motivo de las mismas. Esta documentación es muy rica para conocer la vida interna de la Comunidad, así como el interés por plasmar el programa educativo lasaliano dentro de las mismas. No obstante, por lo que respecta al interés de este trabajo, como se verá, hemos señalado en cada uno de los Centros aquellos aspectos que más se relacionan con la actividad de los propios centros, al margen de algún hecho curioso. 145 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua En general, las recomendaciones se dirigían a diversos aspectos, sean de índole académico, a la Comunidad o al Hermano Director. Se trata de un conjunto de consejos que tratan de mejorar la docencia de los centros a la vista de los exámenes que realizaba el propio Hermano Visitador y también de mejorar las relaciones entre los miembros que componían cada Comunidad y favorecer la labor directiva del Hermano Director. Por lo que respecta a las de tipo académico, éstas iban dirigidas a que los Hermanos estuviesen actualizados en su formación pedagógica y, sobre todo, se aprecia el interés, en algunos momentos, por la mejora en la enseñanza del catecismo. De ahí que se insistiera, en algunos años, en que, a la vista de que los alumnos tenían dificultades para comprender el castellano, se utilizasen catecismos escritos en euskara. También se recomendaba que la actividad educativa estuviese regida por el principio de la práctica, y que las clases fueran intuitivas, siguiendo así uno de los principios pedagógicos del ideario lasaliano. El Hermano Visitador, en muchas ocasiones, era consciente de que algunos Hermanos, sobre todo los jóvenes que se hacían cargo por primera vez de la docencia, pasaban por momentos de dificultad y era necesario un apoyo por parte de los Hermanos más experimentados para superarlos. Otras recomendaciones de tipo pedagógico hacían referencia a la disciplina, aconsejando siempre que no se utilizasen medios incompatibles con el respeto debido a los alumnos. No obstante, este no es un tema que tenga gran presencia en dichos informes, lo cual puede suponer que las normas, en general, se cumplían en los centros de Gipuzkoa. Asimismo, muestra cierto interés por que la vigilancia en espacios comunes pudiera realizarse fácilmente y, sobre todo, que se tuviese presente el principio pedagógico lasaliano de guardar silencio. Con respecto a las recomendaciones a la Comunidad, los Hermanos Visitadores, en general, solían ser muy escrupulosos en el cumplimiento de la regla lasaliana con lo cual se aprecian una serie de consejos que tienen que ver con su cumplimiento, y otros también más relativos a ciertos comportamientos incompatibles con una Comunidad religiosa, bien sea lo que él califica como “uso excesivo de la radio” o el consumo de tabaco. También, en algunos momentos, el Hermano Visitador recomienda que se huya de las discusiones políticas que pudieran enrarecer las relaciones entre los Hermanos en la Comunidad. Por supuesto, tratándose la Comunidad de un espacio de convivencia humano, también el Hermano Visitador insiste en que las relaciones deben ser respetuosas, evitando entrar en conflictos entre los Hermanos o con el propio director. Además, otro aspecto que tiene cierta incidencia en la vida comunitaria es el ejercicio de la dirección, tanto del Centro como de la Comunidad. En este sentido, el Hermano Visitador era escrupuloso en sus recomendaciones para que la labor directiva se ejerciese con la autoridad necesaria, pero con la fraternidad 146 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa recomendable para que la Comunidad pudiera conseguir sus fines. No obstante, a veces el Hermano Visitador solía ser riguroso en las recomendaciones al Director cuando apreciaba en la Comunidad algún tipo de conflicto o desavenencia entre los Hermanos o incluso en el control del régimen económico o de las actividades ajenas a la dirección de la misma. No obstante, en general, las recomendaciones, tanto a la Comunidad como al Hermano Director, solían ser elogiosas y procurando aportar elementos constructivos en la mejora, tanto de la Comunidad como del Centro. 5.5. La presencia del euskara en los centros lasalianos En la primera etapa ya tuvimos oportunidad de hacer referencia a la importancia que fue adquiriendo el euskara en algunos centros lasalianos, a pesar de las limitaciones que eran propias de aquella época. Pero no podemos olvidar que la confección de una serie de textos en euskara, así como la impartición de algunas clases en esta lengua fue un elemento distinto de algunos centros lasalianos si lo comparamos con el resto de órdenes y congregaciones religiosas. Por supuesto, no cabe esperar, al menos en las primeras décadas de esta etapa, que continuase esta labor, pues la represión contra el euskara por parte del franquismo no propiciaba las condiciones más favorables para continuar con esa labor iniciada en tiempos de la República. En esta etapa se aprecian tres fases en relación con el papel del euskara en los centros educativos: una primera que abarca hasta mediados de los años sesenta en la que se constatan las dificultades de aprendizaje por parte de los alumnos debido a su condición de euskaldunes; una segunda fase, entre los años sesenta y setenta, en la que, de manera voluntaria, se imparten clases de euskara y comienza la alfabetización y euskaldunización de algunos Hermanos y, finalmente, una tercera fase en la que se aprecia, en la mayoría de los casos, una apuesta por la opción de modelos lingüísticos adecuados a las condiciones sociolingüísticas en las que están insertos algunos centros. Además, también hay que señalar que, en paralelo a este proceso, se llevaron a cabo en algunos centros actividades relacionadas con la cultura vasca o con la promoción del euskara. Como curiosidad podemos señalar que, en los documentos históricos, aparecen expresiones y frases de salutación escritas en euskara e, incluso, ya en la década de los sesenta, el propio documento histórico que se envía a la Casa Generalicia está completamente redactado en euskara. Con respecto a los informes de visita, el Hermano Visitador, en los años comprendidos entre 1938 y 1965, se refiere a los problemas que plantea en muchos centros la condición euskaldun del alumnado, en poblaciones rurales y en otras que no lo son. Así, en Legazpi en 1950, hace notar que el fracaso de los alumnos en la escuela se debe a problemas con el euskara, pues no 147 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua pueden seguir las clases en castellano; quince años después todavía acusará de dicho fracaso al bilingüismo. Parecida apreciación se recoge con relación a Zestoa en 1950, cuando aconseja que el catecismo se dé en euskara. Más llamativo, si cabe, es el caso del colegio San Luis, en el que, en 1940, expresa que los alumnos desconocen el idioma castellano; en ese mismo año, también se muestra preocupado por los alumnos del colegio de Beasain, y recomienda a los Hermanos que impartan el catecismo en euskara. Andoain también es un caso en el que la persistencia sobre estas recomendaciones abarca desde 1938 a 1960, manifestando que desconocen el castellano y recomendando, por supuesto, que el catecismo se imparta en euskara. Finalmente, el caso de Zarautz, es más llamativo pues parece que la presencia del euskara en las aulas era una realidad y no solamente a través del catecismo; no podemos olvidar que este centro desde 1951 a 1954 fue dirigido por el Hermano Ignacio Olabeaga, promotor de la enseñanza del euskara y defensor de su uso en las aulas. Estas apreciaciones que estamos haciendo sobre las recomendaciones del Hermano Visitador se hacen en un contexto en el que está en vigor la Ley de Educación Primaria de 1945 que señalaba que el castellano era la lengua nacional y donde en su artículo séptimo señala expresamente que “la lengua española, vínculo fundamental de la continuidad hispánica, será obligatoria y objeto de cultivo especial, como imprescindible instrumento de expresión y de formación humana en toda la educación primaria nacional”. Asimismo, la prohibición expresa de enseñar el catecismo en cualquier otra lengua que no fuera el castellano estaba recogida en la legislación de principios del Siglo XX. Por lo tanto, la enseñanza del catecismo en esta lengua rozaba los límites de la legalidad, cuando no los traspasaban, aunque al parecer este hecho no parece importar demasiado al Hermano Visitador, a menos que tuviese permiso expreso del Obispo de turno. Lo cierto es que, al menos en los centros que hemos señalado, la recomendación de estudiar el catecismo en euskara parece que fue una práctica que se llevó a cabo, por lo menos hasta mediados del decenio de los sesenta. En la segunda fase que hemos indicado, la preocupación ya no es tanto por conseguir el éxito escolar, utilizando el castellano, aunque el catecismo se impartiera en euskara, sino el comenzar a impartir clases de euskara y a formar profesorado capacitado para poder llevar a cabo esta tarea. En este sentido se aprecia un esfuerzo por parte de los Hermanos en asistir a cursos de euskara. Así podemos ver que en 1966, dos Hermanos del centro de Ordizia se trasladaban a Lazkao a recibir clases de euskara; lo mismo puede observarse en Beasain, donde en 1968 se aprecia una preocupación por incorporar el euskara al centro y, un poco más tarde, en 1976, en Zumarraga con la asistencia de Hermanos a cursos de euskara. También Andoain, ya en los años setenta, manifiesta su compromiso firme de euskaldunizar todo el profesorado a fin de capacitar a todo el profesorado para que, diez años más tarde, puedan impartir 148 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa su docencia en euskara. Asimismo, y en un contexto urbano, y de forma precursora, en el Colegio de Los Ángeles se impartían clases de euskara en 1966; lo mismo ocurre en Zumarraga en 1973, donde llegan a establecerse doce grupos de clases de euskara que se impartían en horario nocturno; poco después, en 1975, en el centro de Legazpi se impartían clases de euskara. En el contexto de estos años no podemos olvidar, como ya hemos señalado, que el movimiento de ikastolas estaba en pleno auge y que, por lo tanto, el contacto con las ikastolas existentes en muchos locales donde estaban los centros podía promover cierta preocupación hacia el futuro de esta lengua en el contexto escolar. Asimismo, hay que recordar que, en la década de los setenta, muchos centros escolares, al resguardo de alguna disposición favorable a la enseñanza de la cultura y la lengua vernáculas, incorporaron la enseñanza del euskara, como es el caso de Zarautz. También existen dos casos de especial relevancia, en los que los centros existentes en Andoain e Irun cedieron algunas aulas para las incipientes ikastolas de cada localidad. En otro orden de cosas, la celebración de actividades a favor de la cultura y la lengua vascas estuvo presente también en algunos centros. Por su temprana aparición es de destacar el caso de Zarautz donde, desde 1954, celebraban unas denominadas “Fiestas Vascas” y, a partir de 1962, se comenzó a celebrar unas fiestas a favor del euskara, al igual que ocurriría a partir de 1964 en Irun. Por supuesto, en los últimos decenios, es más habitual encontrar en la documentación referencias a este tipo de celebraciones bien sea en jornadas precisas, bien en semanas dedicadas al euskara, como ocurre en Zumarraga, San Luis, La Salle de Donostia, Andoain, Beasain, etc. Asimismo, y como veremos más adelante, en el Segundo Capítulo de Distrito de Bilbao, celebrado entre 1969 y 1971, se hace una apuesta clara por la incorporación del euskara en la formación de los Hermanos y por su enseñanza en los diferentes centros, cuando plantea que “se enseñarán lengua y cultura vascas en nuestros colegios, atendiendo no tanto al criterio o posibilidades de la Comunidad, sino a los deseos expresados por las familias y alumnos del Centro, y a las necesidades de la vida y cultura del pueblo” Finalmente, en la década de los ochenta, el proceso a favor del euskara es irreversible, tanto porque las condiciones del contexto han cambiado, debido a las competencias asumidas por el Gobierno Vasco en esta materia, como por la apuesta decidida del profesorado que ya, a lo largo de los años setenta, se había estado preparando para poder asumir la realidad bilingüe de muchos centros escolares. En este sentido, tenemos que resaltar el caso de Legazpi, cuando dos profesores se incorporaron a la ikastola de esta población impartiendo sus clases en esta lengua. Con una diferencia de escasos años, entre 1983 y 1987, la mayoría de los centros optará, en un primer momento, por el 149 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua modelo B y, con posterioridad, el modelo D irá siendo mayoritario, según el nivel educativo. El caso de Eibar es llamativo en cuanto que hasta la década de los ochenta no tenemos noticias sobre la situación del euskara, aunque en este momento parte del profesorado se liberará para iniciar su proceso de euskaldunización. Asimismo, se aprecia que en 1987 opta por los modelos B y D, según niveles, y que, incluso, en 1988 celebran una fiesta a favor del euskara. Para terminar este apartado nos parece pertinente recoger algunas aportaciones de Joxe Ertzibengoa y Patxi Ezkiaga, presentadas a un congreso sobre lenguas europeas celebrado en Budapest en el año 2005, y que resumen, tanto la trayectoria de los Hermanos a favor del euskara como las perspectivas de futuro que tienen planteadas. En las siguientes páginas, hasta terminar este epígrafe, transcribimos parte de dichas reflexiones sobre el euskara2: NUESTRAS SEÑAS DE IDENTIDAD. Nosotros comenzamos por experimentar el método en nuestras escuelas antes de publicarlo. Fueron un par de años más o menos los que necesitamos para cerciorarnos de la bondad de nuestro proyecto. Experimentamos con alumnos de una amplia gama de edades. Nuestros puntos clave iban a ser: los objetivos, los contenidos, los ejercicios estructurales y los complementarios. OBJETIVOS. Sabíamos muy bien lo que queríamos. Habíamos contemplado con nuestros propios ojos, habíamos oído con nuestros propios oídos que había que utilizar el idioma. Que había que hablarlo paso a paso pero sin descanso. Luego, sin dejar los aspectos orales de lado, había que trabajar el idioma escrito, paso a paso, comenzando con frases cortas, luego con oraciones compuestas, coordinadas y subordinadas, para pasar a textos narrativos. Con eso nos conformábamos. Le dimos el nombre de Euskara Mailaka. Y nos pareció bueno. CONTENIDOS. Nos costó determinar cuales debían ser los contenidos del idioma, aquello que debían aprender nuestros alumnos para empezar a dominar la lengua. Tras mucha reflexión y consulta decidimos apostar por los esquemas de Koldo Mitxelena. Por una parte estaba el verbo unificado, tal como proponía la Academia. Por otro los 14 casos mas importantes de la declinación vasca, siguiendo las mismas pautas. Luego, el amplio mundo del léxico, con todo lo que comporta: expresiones, proverbios, sinónimos, prefijos,... etc. Por fin la oración. Y aquí nos atuvimos al esquema básico de la oración en vascuence: Sujeto+Objeto+Verbo. Era un esquema que había que respetar siempre, aunque luego comenzaríamos a flexibilizarlo. 2. Ertzibengoa, J. y Ezkiaga, P. (2005): Documento inédito. Archivo del Distrito de Bilbao. 150 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa EJERCICIOS. ¿Cómo poner en marcha la dinámica activa que hemos mencionado? ¿Con qué medios? En buena parte, adoptamos los esquemas que se utilizaban para los idiomas extranjeros. Fundamentalmente los cinco tipos de ejercicios propuestos para la práctica oral inglesa. Con el tiempo fuimos enriqueciendo el mundo de los ejercicios, dando amplia entrada al universo de los audiovisuales: diapositivas, videos, películas, fotos, láminas mudas, esquemas de viajes... Y todo ello entró a formar parte del siguiente método que íbamos a desarrollar los próximos años: Txanpa. Y vimos que también era bueno. COMPLEMENTARIOS. Hasta este momento habíamos dado prioridad al trabajo mecánico, aunque habíamos trabajado con intensidad tanto los aspectos orales como los escritos. Sin embargo, según íbamos avanzando en los procedimientos comenzamos a subrayar la importancia capital del habla, de la escritura, de la actitud y de la comprensión, junto con los tres elementos que el filólogo vasco Txepetx había puesto de moda: la actitud, el conocimiento, el uso, aunque es verdad que este ciclo no funciona de la misma manera en todos los casos […]. Nuestra situación actual es diferente. Queda mucho por hacer, pues si quiere seguir vivo, un idioma tiene que seguir en el camino que hemos marcado, pero es indudable que en una nación pequeña como la nuestra el progreso de la lengua va estrechamente unido al poder político. Queremos decir, que nos hemos servido de él para dar pasos hacia el futuro. Sin embargo nos preguntamos si la cantidad de lo que hemos hecho va estrechamente unida a la calidad. Es una pregunta peliaguda. En el País Vasco, en una gran parte al menos, las asignaturas se dan mayoritariamente en euskara, pero no está claro que haya habido una gran mejora en la calidad del idioma utilizado por nuestros alumnos. También los medios a nuestro alcance han mejorado, pero el resultado posiblemente no sea el esperado. Queda aún mucho por hacer. Tal vez sea por eso que se siguen organizando actividades estrechamente relacionadas con el tema: cursillos, campamentos de verano, internados, liberación de profesorado ... Todo eso está muy bien pero si no conseguimos que se hable, y que se hable bien, podríamos decir lo que San Pablo proclamaba sobre el amor en su carta a los Corintios. Nuestra enseñanza ha cambiado. También el euskara. Se ha adaptado, es más manejable. Tal vez no podemos decir que hayamos llegado a la normalización, con todo lo que conlleva, pero nos encontramos en una situación de dignidad tanto en lo relativo a la forma como al fondo. Y hemos seguido experimentando, y lo hemos hecho con buenos resultados, aunque no hayamos plasmado nuestras experiencias en nuevos libros. Existe una gran dispersión, se han confundido método y aprendizaje de conceptos; los idiomas pequeños han querido ponerse a la altura de los grandes. Pero esto, aunque factible en algunas partes, todavía es irrealizable en muchos lugares del País Vasco. La 151 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua primacía debe tenerla el idioma, el idioma bien aprendido. A modo de ejemplo de cómo concebimos una unidad didáctica, ofrecemos un ejemplo en la comunicación escrita en euskara e inglés. CONCLUSIONES Y EL FUTURO. Creemos que son de dos tipos. a) los referentes al idioma en sí, b) los referentes a los parámetros con influencia sobre el idioma. Nosotros, los vascos, queremos una lengua viva y apropiada y que, a la vez, sea correcta y auténtica. 1. Los referentes al idioma en sí a) Cuando decimos vivo, nos referimos al hecho de que pueda utilizarlo cualquiera. No queremos un idioma para el museo, como decía Jorge Oteiza. Queremos el euskara en las calles de nuestros pueblos y ciudades, recuperar el dinamismo de la calle, sobre todo en ambientes urbanos, pues el de los pueblos de tamaño medio o pequeño no se ha perdido. b) Apropiado quiere decir que debe ser correcto, auténtico. Debe ser un aguijón para su uso en la cuadrilla, en el taller, en las mass media, en el mercado y en la tecnología. Nuestro idioma debe flexibilizar su estructura interna, aligerarla y dejar la rigidez de lado. c) Del siglo XXI. El proceso de renovación no ha acabado y ahí siguen en su empeño la Academia, el Gobierno Vasco y otras instituciones. Es verdad que nuestros escritores clásicos son un auténtico tesoro y válidos para configurar nuestro idioma actual, pero hemos de adecuar muchos conceptos que nos vienen de fuera, si queremos estar en punta. d) La escuela. Ha sido una de las grandes propulsoras del euskara hasta ahora, y sigue siéndolo. Pero los que estamos en ese mundo debemos preguntarnos si la lengua que estamos enseñando realmente es válida para la sociedad de ahora. Los lasalianos debemos reconocer que aún podemos hacer más y que codo a codo con otros factores sociales debemos hacer un trabajo serio y profundo de puesta al día. e) Coherente. Pello Esnal, un lasaliano comprometido, hace tiempo que nos advirtió que el euskara que utilizamos en nuestros escritos frecuentemente peca de incoherencia, de falta de lógica. Por utilizar estructuras demasiado rígidas, hemos olvidado la transparencia del concepto. Es algo en lo que también ha insistido Bernardo Atxaga: necesitamos una lengua actualizada, flexible y que además de conservar su esencia (pues es lo que la hace tan especial en Europa), prime la comprensibilidad. 152 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa f) El método. Es un medio de aprendizaje y debe marcar el camino paso a paso. El profesor debe saberlo. Nosotros, los lasalianos, en su día, aportamos nuestra metodología, pero estos últimos años no parece que se vislumbren grandes avances, como si los códigos siguieran siendo totalmente válidos. Está claro que hoy en día se priman los conceptos, pero no está tan claro que eso asegure el aprendizaje del idioma, a menos que se haga una sistematización continua, progresiva y duradera. g) El profesor es el mejor método. Debe ser bueno, pues si no, sobran todas las tecnologías de las que pueda disponer. Es el profesor quien debe dominar el idioma, no el libro. El libro podrá darle pautas, signos... pero serán inútiles si no se sabe cómo interpretarlos. Creemos que este punto merece una reflexión profunda. Dos cosas son necesarias: una, conocer y utilizar apropiadamente el idioma; y dos, poner el alma en la enseñanza. 2. Factores que influyen en el euskara a) La oficialidad. Es una condición sine qua non para que los idiomas pequeños puedan perdurar. Una oficialidad obligatoria, verdadera, y que lo abarque todo. Aún así el peligro nos viene de la tremenda presión a que los idiomas grandes someten a los pequeños. Es lo que sucede en Europa. Los idiomas oficiales son solamente unos pocos, y esos perduraran mientras sigan apoyados por sus correspondientes Estados. Pero las lenguas de las pequeñas naciones sin estado, ¿a qué deben recurrir para buscar cobijo y seguir vivas? ¿Acaso bastará con traducir la constitución europea? Necesitamos una oficialidad verdadera, que pueda utilizarse en todos los estamentos. ¿Es que acaso no es un derecho natural que tenemos? b) El plurilingüismo. Es un fenómeno cada vez más extendido en el País Vasco. Tenemos nuestro idioma propio, el euskara, más el castellano o el francés, con la irrupción del inglés por medio. El tener muchos idiomas no es problema, es una riqueza, sin duda. Pero, ¿cómo jugar con los idiomas pequeños? Creemos que los gobiernos de estas pequeñas naciones necesariamente tienen que implantar y protegerlos. ¿Y qué sucede con los emigrantes? ¿Es que tienen que aprender el idioma? ¿Y cuando hay más de uno? ¿Deben aprender solamente el grande y dejar el pequeño, aunque sea el del país que les ha acogido? Un emigrante que lleva un buen montón de años en nuestro pueblo y que no ha aprendido el idioma, ¿qué favor nos hace, lingüísticamente hablando? Pues es de eso que estamos hablando, de nada más. Es un tema difícil pero parece que estamos ya vislumbrando posibles salidas. 153 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua c) Las nuevas tecnologías. Se han apoderado del mundo. ¿Qué hacer ante ellas? Aprender, no nos queda otro remedio. Con los idiomas pasa exactamente lo mismo. Necesitamos adaptarlos, creer que son capaces de ello, como decía Pedro Axular nuestro gran escritor clásico. Vamos a terminar. Estos pequeños idiomas de Europa, los que los hablamos, debemos juntarnos y defender nuestros intereses ante los grandes. Y, a la vez, debemos trabajarlos, adaptarlos y llevarlos por el buen camino. A eso nos invitaba Gabriel Aresti nuestro poeta bilbaíno. No va a ser tarea fácil”. 5.6. Las propuestas educativas del Distrito de Bilbao De la misma manera que nos hemos acercado al contexto social y educativo de Gipuzkoa, a fin de poder contextualizar los centros educativos, también nos parece pertinente un acercamiento a las propuestas educativas que realiza el Distrito de Bilbao con el objetivo de poder comprender algunos aspectos de la actividad educativa de los centros educativos guipuzcoanos. Como no puede escapársele al lector, este tipo de acercamiento reclama un conocimiento exhaustivo de la historia lasaliana, tanto en su aspecto externo como interno. Esta labor, por el momento, escapa a los redactores de esta obra, pues los conocimientos adquiridos sobre esta historia son escasos y necesitaría una preparación que, en estos momentos, no hemos podido abordar. Sin embargo, creemos que, por mínima que sea nuestra aportación, ésta es necesaria para comprender, en una perspectiva más general, uno de los aspectos más fundamentales que ha regido el desarrollo y evolución de las diferentes escuelas y colegios de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en Gipuzkoa. Entendemos que un acercamiento posible puede realizarse a partir de las conclusiones de los “Capítulos Distritales del Distrito de Bilbao”, sobre todo referentes a la educación. Por supuesto, estas conclusiones deben insertarse, asimismo, en los acuerdos de los diferentes Capítulos del Instituto, así como de los “Capítulos Regionales de la Asistencia de España”. Por lo tanto, y dadas nuestras carencias en el conocimiento de la historia lasaliana, vamos a limitarnos a una mera recogida de información de dichos Capítulos que, sin lugar a dudas, nos aportan una visión complementaria a muchas de las decisiones tomadas y las recomendaciones que se han hecho y que han repercutido en la marcha de los centros educativos, dado su carácter normativo. Dentro de la evolución de la historia lasaliana, al igual que ocurre con el resto de órdenes y congregaciones religiosas y con la propia Iglesia Católica, el Concilio Ecuménico Vaticano II significó un punto importante de inflexión, 154 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa pues marcó muchos cambios y reformas que se producirán a partir de la década de los sesenta y setenta. En este sentido, “el Concilio Vaticano II es el acontecimiento eclesial decisivo que, con su renovada visión del ser y de la actividad de la Iglesia y de sus relaciones con el mundo hace posible todas las expectativas e impone nuevas urgencias en la accomodata renovatio de la vida religiosa”3. Por otra parte, y desde una lectura interna de la historia de los Hermanos, también ese momento fue decisivo, pues “nunca la sociedad FSC ha vivido un drama semejante: sentir, por un lado, que estaban configurando sus vidas como se les decía que habían de hacerlo; y encontrar, por otro, que semejante renovación se acompañaba con un vaciamiento general de sus Comunidades y con una puesta en tela de juicio de la validez de todas sus instituciones. La más hermosa honradez que el Instituto iba viviendo se le convertía diariamente en mayor amargura”4. El reto que se le pedía al Instituto en ese momento, después del Capítulo de 1966, era contribuir a que la necesaria renovación de la escuela “ayude al nacimiento de una escuela capaz de formar hombres del Siglo XX”5. De la importancia y repercusión del Concilio Vaticano II dentro del Instituto Lasaliano es una muestra el planteamiento sobre el “Hermano posconciliar” donde se aboga por un nuevo compromiso apostólico renovado6. El Concilio supuso la renovación de las reglas lasalianas, que se llevará a cabo a partir de la elaboración de cuatro proyectos que, finalmente, serán aprobados en el Capítulo General de la Congregación de 1966/1967. Dicho Capítulo es considerado, dentro de la historia lasaliana, como de gran trascendencia, tanto por su preparación, su celebración y por las consecuencias que tuvo. En este sentido, uno de los temas centrales del mismo fue el de la dedicación a los pobres, siguiendo, de alguna manera, los mismos principios que promovieron el Concilio Vaticano II de adecuar la Iglesia a las necesidades sociales del momento. Así, se señala que la labor de apostolado debía basarse en “la solidaridad con los hombres de hoy, la atención a los requerimientos de la Iglesia, nuestra vocación religiosa que nos obliga de modo particular a la imitación de Jesucristo, la fidelidad a las intenciones específicas del Fundador, todo ello nos designa claramente a los pobres como aquellos a quienes Dios nos envía con preferencia”7. De esta manera, los textos capitulares reiteran 3. Alpago, B. (FSC) (2000): El Instituto al servicio educativo de los pobres. Roma, Hermanos de las Escuelas Cristianas, Estudios Lasalianos, nº 7, p. 375. 4. Gil, P. M. (1994): Tres siglos de identidad lasaliana. La relación misión-espiritualidad a lo largo de la historia FSC. Roma, Frères des Écoles Chrétiennes, Études Lasalliennes, nº 4, p. 311 5. Gil, P. M. (1994): Op. cit, p. 332. 6. Gallego, S. (1969): El Hermano posconciliar. San Sebastián. 7. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 386. 155 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua esa característica fundamental de la vocación lasaliana: “la vocación de los Hermanos es donación total de sus personas a Dios, en servicio de los pobres por la educación”8. No obstante, en las respuestas al cuestionario que se presentó a dicho Capítulo General, se aprecia que muchas de ellas no concuerdan con la trayectoria seguida en los últimos años por el Instituto con respecto a la gratuidad de la enseñanza, pues no era un tema relevante ni obedece a la práctica ordinaria de los centros educativos del momento. A pesar de ello, el Capítulo insistirá en la defensa de este principio siguiendo la tradición lasaliana y las propuestas del Fundador. De manera que prevalecerá “el servicio a la juventud y a los pobres por la educación”, permaneciendo fieles al Instituto. Este Capítulo, en este ámbito particular, sigue la misma trayectoria de anteriores Capítulos, como el de 1956, en el que también se habían planteado el mismo tipo de cuestiones, pero que, finalmente, optó, en una de sus recomendaciones, por solicitar al entonces Hermano Superior General Nicet Joseph, que se realizasen estudios objetivos y precisos “sobre el origen y la naturaleza y el alcance del voto de enseñar gratuitamente”9. Por lo tanto, en este momento se aprecia que uno de los principios que más nos interesa con respecto a la educación, aún poniéndose en duda debido a la realidad de muchos centros, continúa siendo reiterado y reivindicado como eje central de la actividad de los Hermanos. En términos generales, puede observarse que a lo largo de todo el Siglo XX ha ido variando la presencia de alumnos gratuitos en los centros escolares lasalianos. Así, si en 1924 el porcentaje de alumnos gratuitos era de un 50,80, mientras que, en 1968, este tipo de alumnado representa el 30,7510. En el siguiente Capítulo General, el número 40º celebrado en 1976, se aprecia que todavía continúa presente el empuje del Concilio Vaticano II, pero además también se reconoce que la colaboración financiera del Estado es insuficiente o nula, con lo cual todavía se hace necesaria la labor educativa de los Hermanos, prioritariamente dedicados a los hijos de los trabajadores y de los pobres. De manera que, todavía, tanto en los discursos preliminares de la Asamblea Capitular, como en los informes, se invita al Hermano Superior General, José Pablo Basterrechea, a que continúe profundizando en estos principios, sobre todo a la vista de la internacionalización del Instituto. 8. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 387. Puede consultarse en esta misma obra las propuestas acerca del servicio educativo de los pobres, recogido en la sesión de 8 de noviembre de 1967, donde se pormenorizan las conclusiones de dicho Capítulo. 9. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 361. 10. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 368. 156 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Por otra parte, en el siguiente Capítulo, que se llevó a cabo en 1986, aunque el lenguaje ha cambiado, se insiste en los temas de justicia y solidaridad con los pobres que se convierten en un nuevo lema de la conducción del Instituto. En este sentido, el Hermano Superior General, John Johnston, en sus cartas y circulares dedica atención prioritaria al tema de la solidaridad, planteando una educación para la justicia y de las implicaciones que ello supone para los Hermanos; asimismo, insiste en que el analfabetismo es uno de los temas claves que hay que resolver, adelantándose a las propuestas del Año Internacional de la Alfabetización previsto por las Naciones Unidas para 1990. En este sentido, hay que recordar que la UNESCO otorgó al Instituto Lasaliano el premio NOMA de alfabetización, sobre todo por entender que la concepción que está barajando el Instituto sobre la alfabetización no termina en el mero aprendizaje de unas técnicas elementales, sino en la integración social, confianza en sí, superación de barreras psíquicas o sociológicas y evangelización y que, por lo tanto, los grupos marginados (inmigrantes, fracasados escolares, nómadas, adultos analfabetos) eran el destinatario adecuado; siempre con el objetivo de la capacitación laboral. Finalmente, en el Capítulo General de 1993 se vuelve a insistir en este tema preferente, reflejado en alguna propuesta que reafirma los objetivos del Instituto como “una Comunidad de Hermanos asociados para el servicio educativo de los pobres en un mundo y una Iglesia en cambio”11. Si éstos son los aires que se respiran en los Capítulos Generales del Instituto Lasaliano, también podemos encontrar una situación similar en el Primer Capítulo General de la Asistencia de España, celebrado en abril de 1968, y en el que se recoge expresamente cuanto estamos diciendo. Las palabras del entonces Superior General, Charles Henry, así lo atestiguan “son los mismos ideales que el Vaticano II ofreció a todos los Institutos religiosos y que nuestro Capítulo General ha trasladado concretamente a nuestra Congregación, atendiendo siempre a la doble norma recomendada por el Concilio: la inspiración originaria y el carisma del Fundador, y las necesidades actuales del mundo en que vivimos”12. Este Capítulo regional trabajó, según esas dos coordenadas, considerando, en primer lugar, al Hermano como religioso, como apóstol y como educador, para lo cual se formaron tres comisiones, una relativa a la vida religiosa, otra relativa a la vida apostólica y, la tercera, relativa a la vida profesional. Con respecto a la vida apostólica se insistía que el apostolado preferente de los pobres era un elemento fundamental de la acción educativa, así como el conocimiento de la problemática de la adolescencia y de la juventud, la catequesis escolar, la pastoral de las vocaciones, la promoción social y la Asociación La Salle. En este sentido, y por lo que respecta a este último aspecto, en 1970 se elaboró el “Ideario de 11. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 436. 12. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Primer Capítulo Regional de la Asistencia de España. Zaragoza, Hermanos de las Escuelas Cristianas, p. 11. 157 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua las Asociaciones La Salle”, donde se marcan las razones de este tipo de compromiso apostólico, porque además representan un agente educativo valioso para la labor complementaria de la escuela y de la asociación13. Este Capítulo regional, en el aspecto que nos interesa, la educación y la relación a la vida profesional del Hermano, entre sus conclusiones marca, explícitamente, en qué consiste la vocación apostólica del Instituto y su actividad educativa: “nuestros tiempos piden al Instituto que aporte su contribución al necesario remozamiento de la escuela, y que participe en los movimientos renovadores de la moderna pedagogía, con el fin de responder a las necesidades de los jóvenes de nuestros días […]. Urge que nuestras obras, sean cuales fueran la naturaleza y su grado, se caractericen por la calidad de los estudios y la seriedad de la formación, como exigidas ambas por la honradez profesional y por la dedicación a los jóvenes y a la sociedad civil”14. Asimismo, en conclusiones más particulares, se aboga porque el centro lasaliano sea una auténtica “Comunidad educativa”, emitiendo una serie de conclusiones en relación con la defensa de la enseñanza primaria como campo propicio para la acción educativa, la crítica sobre la atención desproporcionada a los colegios de pago, a que a las Escuelas de Magisterio de la Iglesia asista personal seglar o a que los Hermanos opositen a cátedras en centros estatales de todo grado, especialmente a escuelas de magisterio. Tres aspectos son importantes a resaltar dentro de estas conclusiones; el primero de ellos se refiere a las escuelas profesionales donde se dice textualmente: “como respuesta a las llamadas de la Iglesia a favor de los medios populares, este Capítulo cree de urgencia una mayor y preferente atención a las enseñanzas profesionales, técnicas de carácter industrial, agrícola, pesquero, administrativo,… según las necesidades de la comarca”15. Un segundo aspecto es la recomendación del Capítulo para que se establezcan centros de educación especial y, finalmente, también se declara favorable “a los estudios nocturnos y recomienda a nuestros colegios que los organicen, los atiendan directamente o, cuando menos, presten sus instalaciones a este objeto”16. Como puede observarse, este Capítulo recoge fielmente las propuestas anteriores con respecto a la enseñanza primaria y profesional, criticando el papel que cumple La Salle en los colegios de pago, generalmente de secundaria, y recordando que “urge aprovechar el máximo de oportunidades que se nos brindan para democratizar la enseñanza”17. Estamos en 1968. 13. Asistencia de España. Federación Lasaliana Española (1970): Ideario de las Asociaciones La Salle. Madrid, Asistencia de España. Federación Lasaliana. 14. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. pp. 71-72. 15. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. p. 74. 16. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. p. 75. 17. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. p. 73. 158 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Propuestas educativas en los Capítulos del Distrito de Bilbao Por lo que respecta a la plasmación de todas estas propuestas en nuestro contexto más cercano, el Distrito de Bilbao ha celebrado, desde 1968 hasta el 2005, once Capítulos Distritales. En todos ellos se aprecia alguna mención a cuestiones educativas, aunque ciertamente, en los últimos Capítulos ha ido variando el nivel de preocupaciones de los Hermanos, centrándose en una serie de cuestiones más relacionadas con la “Misión Lasaliana”. En este sentido, el Capítulo Noveno (1996-1997) se dedicó al tema de “Unidos en la Misión”, mientras el Capítulo Décimo (2000-2001), tenía como tema “Asociados en Comunidad para la Misión”, y el Capítulo Undécimo (2004-2005) llevaba como tema la pregunta “¿Qué ves en la noche, dinos, centinela?”. Para entender todo el proceso seguido en estos Capítulos nos parece pertinente mencionar a los Hermanos Visitadores que vivieron durante este largo período de tiempo. Incluimos también el nombre de los Hermanos Visitadores del Distrito, anteriores a la celebración de los mismos y posteriores a 20042005. He aquí sus nombres: 1939 - 1948 Hermano Cesáreo (Andrés Goicoechea) 1948 - 1955 Hermano Carlos Bautista (Lorenzo Larrazábal) 1955 - 1963 Hermano Pablo Manuel (José Basterrechea) 1963 - 1969 Hermano Alberto Zabala 1969 - 1972 Hermano Juan Enrique Beltrán 1972 - 1978 Hermano Alberto Zabala 1978 - 1986 Hermano Jesús Egusquiza 1986 - 1992 Hermano José Manuel Agirrezabalaga 1992 - 2001 Hermano Juan José Brunet 2001 - 2008 Hermano Mikel Balerdi 2008 - Hermano José Román Pérez Conde Nuestra pretensión no es, ni mucho menos, analizar la evolución de dichos Capítulos, sino recoger algunas conclusiones relacionadas con la educación. Así, y en una visión general, podemos decir que los primeros Capítulos, hasta el Quinto (1980-1981), la educación y la escuela cristiana es un elemento de preocupación que está más presente, mientras que a partir del mismo varía el orden de preocupaciones, centrándose más en la identidad del Hermano lasaliano y en la planificación y acción vocacional y pastoral y, a partir del Capítulo Octavo, será la “Misión compartida” el eje central de los mismos. 159 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua El primer Capítulo del Distrito se celebró en 1968, y la Segunda Comisión se dedicó a la educación. En la misma se recogen una serie de conclusiones entre las que podemos señalar que la planificación de los centros debía establecerse de acuerdo con el “apoyo a las clases populares, promoción de la clase obrera y retorno a los pobres”, siguiendo las directrices del Concilio y del Capítulo General de 1966. En este sentido se plantean la elaboración de “organigramas tipo” para que cada centro los acomode a sus condiciones particulares, estableciendo un equipo de orientación profesional y atención psicotécnica, además de servicios de información pedagógica y cursillos especiales. Por lo que respecta a los Hermanos, se sugiere la conveniencia de dar facilidades para que algunos Hermanos se puedan preparar para la obtención de cátedras en centros oficiales y, principalmente, en Escuelas de Magisterio, adoptando así la conclusión del Capítulo General de la Asistencia de España. Asimismo, otra de las conclusiones de esta comisión, gira alrededor de que los licenciados en pedagogía puedan dedicarse a dirigir escuelas de patronato y sean especialistas en escuelas primarias, asimilando el elemento seglar, tanto masculino como femenino. En esta misma línea, y ante la imposibilidad de contratar para el Bachillerato profesorado titulado masculino, se permita la contratación de profesoras y la conveniencia de intercambio de profesorado entre religiosos o religiosas de otras comunidades. Al año siguiente, en el Capítulo de Distrito que se desarrolló desde 1969 a 1971, éste postula por la creación del Secretariado de Educación como “exigencia imprescindible de la acertada planificación del Distrito en el momento actual”, apuntando los cometidos que, con mayor urgencia, tendría que llevar a cabo: servicio de orientación psicopedagógica; preparación del personal en los métodos modernos de enseñanza y dirección de actividades; creación de un centro piloto de enseñanza básica y otro de enseñanza bilingüe, y mentalizar a los maestros en torno al valor del ocio y especializar a los mismos en las técnicas correspondientes. Como puede observarse en este Capítulo, el orden de preocupaciones del Distrito estaba centrado en cuestiones organizativas y de planificación. No obstante, por primera vez, aparece una mención especial al euskara. En este sentido se propone que, en todos los grados, los formandos sigan clase de lengua y cultura vascas, así como que cada Comunidad estudie, si le es posible, rezar o cantar los Oficios en euskara, al menos una vez por semana, que los Ejercicios Espirituales se organicen en esta lengua para los Hermanos que así lo deseen, así como otras cuestiones relacionadas con la Liturgia. Por lo que atañe a nuestro tema, se dice textualmente que “se enseñarán lengua y cultura vascas en nuestros colegios, atendiendo no tanto al criterio o posibilidades de la Comunidad, sino a los deseos expresados por las familias y alumnos del Centro, y a las necesidades de la vida y cultura del pueblo”. Como consecuencia de este planteamiento se indica la creación de una Comisión de Euskara que formará 160 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa parte del Secretariado de Educación, con presupuesto propio. Los objetivos de esta comisión serían, entre otros, la atención a la lengua y cultura vascas en las casas de formación y en los colegios del País Vasco; organización de cursillos, ejercicios y convivencias; información a los Hermanos respecto a publicaciones y cursillos relacionados con la Pastoral; relación y colaboración con instituciones de lengua y cultura vascas; creación y mantenimiento de una biblioteca vasca, y composición de textos en esta lengua. El tercer Capítulo tuvo lugar entre 1973 y 1974, y en su tercera ponencia vuelve a insistir sobre los medios concretos para reavivar, en la perspectiva de la fe, el apostolado al servicio de los pobres. Este principio se concreta en relación con los centros escolares propios: que conviene reducir los centros “para ganar en libertad y dedicarse a los más pobres, en línea de mayor exigencia que la marcada por la planificación del Capítulo anterior”. En este sentido, se dice que el Hermano Visitador, con el Consejo de Distrito, deberá “arbitrar medios para orientar los centros propios de ambientes pudientes hacia los alumnos de menor capacidad económica”. Se sugiere, en esta línea de intervención, la constitución de Comunidades ubicadas en ambientes muy pobres. En este espíritu de servicio a los pobres se acuerda que los centros escolares estén “abiertos a todos y colaboren en la cultura, lengua, tradiciones y actividades del pueblo o barrio, en la Pastoral parroquial o de zona y en las campañas de alfabetización o formación profesional intensiva”. De la misma manera, se recomienda que en su trabajo escolar los Hermanos tengan una dedicación esmerada a los más pobres; entre ellos cita la recuperación de los “retrasados y torpes”, atención a su formación permanente, integración de los inmigrantes y el entronque con las organizaciones parroquiales, culturales, deportivas, sociales y laborales de su entorno. Como colofón a todo ello se pide a los Hermanos llenar la jornada con una dedicación plena a su trabajo profesional y que la vivienda y el estilo de vida se asemejen al de las familias humildes, disponiendo que algunas propiedades del Instituto se pongan al servicio social de las clases humildes, además de la formación permanente y sensibilización con el mundo de los pobres. Finalmente, en la quinta ponencia de ese mismo Capítulo, se abordan las características nacionales y el entronque de esta pluralidad en la unidad del Distrito. En este sentido plantea que la convivencia comunitaria debe estar asentada en la aceptación de los valores propios y de otros y en la caridad cristiana, principios que deben tenerse en cuenta y que posibilitan que los Hermanos se dediquen a la atención a la cultura regional, que no sólo es algo legítimo y bueno “sino un deber de servicio y encarnación y nada tiene que ver con lo que se llama ‘hacer política”. Por lo tanto, y desde esta perspectiva, se afirma que cada Hermano tiene derecho a poseer sus propias opiniones sociopolíticas y que en la exposición de las mismas se tenga en cuenta el respeto que merecen las opiniones contrarias “y que al hacerlas públicas, y aunque no lo quiera, involucra al centro y a la Comunidad de Hermanos”, por lo que 161 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua recomienda el abandono de cualquier postura extrema, pues es la manera de contribuir al mayor respeto mutuo y a la mejor marcha del Centro. En algún momento también sugiere la formación de Comunidades con Hermanos vascoparlantes. Como puede observarse, en estos tres primeros Capítulos de Distrito que, por cierto, tienen una línea de continuidad temporal apreciable (1968-1974), los temas básicos de sus conclusiones giraron sobre aspectos cuya trascendencia no podemos soslayar, si tenemos presente lo que en esos años estaba ocurriendo en nuestro entorno, tanto por lo que respecta a la situación política en la que se vivía, como por los planteamientos religiosos que subyacían y, por supuesto, las reformas educativas que se estaban llevando a cabo en los centros educativos, con motivo de la aplicación de la Ley General de Educación de 1970. Por lo tanto, nos parece importante resaltar que, en estos años, se fragua una nueva orientación dentro del Instituto Lasaliano en el Distrito, cuyo punto de partida podemos encontrarlo en el Capítulo General de 1966, consecuencia, a su vez, de las aportaciones trascendentales que supuso la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. Muchas de las cuestiones que aquí se estuvieron planteando en dichos años, van a tener sus consecuencias en los centros educativos y, también, en una nueva lectura de la regla lasaliana en cuanto a la orientación del proyecto educativo a las clases más necesitadas y también al estrechamiento de relaciones con el contexto social, cultural y lingüístico donde estaban enraizados los colegios y escuelas en Gipuzkoa. Por lo tanto, cuando más adelante analicemos la historia de cada uno de los centros, se observará que estos años son especialmente fructíferos en cuanto a los nuevos planteamientos referentes a la formación de los Hermanos, a la implicación y compromiso de los centros con la realidad local y social y el interés por incorporar el euskara a vida ordinaria de los centros. El Cuarto Capítulo del Distrito se llevó a cabo en 1977 y supuso una dilatada preparación. En él se abordaron temáticas sustantivas que afectaban al gobierno y reestructuración del Distrito, a la Pastoral vocacional y formación, al compromiso político y evangelización y, por supuesto, a la educación, que, en esta ocasión, se plantea como “nuestra alternativa educativa-la escuela cristiana”. Por lo tanto, ya no se trata tanto de recoger las propuestas que emanaban de Capítulos Generales de rango superior, sino de plantear una propuesta coherente con respecto a un modelo de escuela cristiana. En este sentido, se considera necesaria la aceptación del pluralismo, en cuanto a la dedicación de los Hermanos y los tipos de centros, siendo su principio fundamental el concepto de una acción cristiana. En consecuencia, se manifiesta a favor de que se respete la decisión de los Hermanos que deseen “trabajar en ikastolas o en niveles distintos a EGB y en Centros de Educación Especial”, no dificultando la integración de los Hermanos en centros estatales. 162 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Por otra parte, el Distrito se “inclina por la llamada ‘escuela pública nueva’ como alternativa más coherente con la socialización y el respeto al derecho de elegir enseñanza”, considerando que esta escuela es la promovida por entidades distintas del Estado, gestionada democráticamente, financiada por el Estado (que controla, además, su calidad técnica y la real gestión democrática de la escuela) y definida conforme a un proyecto educativo propio. Como consecuencia de todo ello se apuesta por una verdadera participación democrática y que los centros estén en estrecha conexión con los movimientos de promoción cultural y lingüística de cada región o nacionalidad “incluyendo su necesaria transformación en ikastolas o centros bilingües en las zonas donde la situación lo exige”. Por otra parte, el Distrito consideraba como campo preferente de los Hermanos, en centros propios en los que tuvieran la dirección, los niveles de enseñanza de EGB y FP. El Distrito también muestra su interés por el problema asociativo y la necesidad de reorganizar la Asociación La Salle (Juventud, Antiguos Alumnos, Padres) para favorecer la participación y la gestión democrática de los centros. En la ponencia sobre “Compromiso político y evangelización” se apuesta por “promocionar la conciencia nacional o regional y de clase de las capas populares y defender sus reivindicaciones justas como respuesta de fidelidad al pueblo por el que se ha optado y como postura de lucha contra la explotación de ese pueblo”. En concreto, sobre Euskadi, se afirma que en los centros bajo la dirección de los Hermanos se procurará impartir la enseñanza del euskara al menos cinco horas semanales y de la cultura vasca en todos los niveles, además de procurar impartir la enseñanza en euskara. Asimismo se plantea la conversión de algunos centros (Legazpi, Beasain, Zarautz,…) en ikastolas y procurar la contratación de profesores euskaldunes. Al margen de estas cuestiones de tipo académico y de bilingüismo, se plantea la necesidad de que los locales estén abiertos “a las escuelas nocturnas de euskaldunización y de cultura popular”. El Quinto Capítulo de Distrito (1980-1981) recupera la ponencia sobre la escuela cristiana, puntualizando algunos aspectos. Esta vez, la propuesta está dentro de los cambios que, en el campo educativo, se pretendían, como era la reorganización de los secretariados de educación y su estructura, y la formación básica y permanente de los Hermanos y demás profesorado. En este sentido, también se aprecia que el lenguaje del entonces Hermano Superior General estaba presente en los capitulares, al insistir sobre el servicio educativo de los pobres y el esfuerzo por promover la justicia. Entre los aspectos de formación permanente de los Hermanos, se recoge la necesidad de que se realicen planes en los que se incluya la posibilidad de que algunos Hermanos se “dediquen al aprendizaje o perfeccionamiento en el tema del bilingüismo o en el de las culturas autóctonas”. Así, se acepta como válida la decisión de este Capítulo con respecto a que el centro promueva “la enseñanza del euskara entre los profeso- 163 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua res y les proporcionará los medios más adecuados para que lo aprendan en un plazo de cuatro años”, considerando que también sería positivo trabajar en la euskaldunización de los padres como elemento positivo para el bilingüismo, así como que la vida y el ambiente del centro se exprese en euskara; “para lograrlo, las relaciones mutuas en el Centro (anuncios, información, avisos, letreros, decoración de las clases) serán bilingües”. Con objeto de lograr estos ambiciosos objetivos propone la creación de un Secretariado de Bilingüismo, con un liberado al frente y cuyas funciones serán “analizar con frecuencia la situación de cada centro y ayudarle a cumplir los objetivos propuestos en cuestión de bilingüismo; reunir, evaluar y coordinar las experiencias que se lleven a cabo; mantener relaciones y colaborar con organismos oficiales y responsables del euskara y la cultura euskaldun; coordinar la promoción de textos y material pedagógico e informar de cualquier novedad; organizar cursos de euskara y ofrecer ayuda para euskaldunizar al profesorado de los centros, y mantener una estrecha coordinación con el Secretariado de Educación”. El siguiente Capítulo se llevará a término entre 1984 y 1985 y entre sus conclusiones se plantearon las necesidades prioritarias educativas a las que iba a atender el Instituto, señalando una serie de líneas prioritarias de acción dentro de la escuela cristiana. Entre ellas se recogen una serie de necesidades más urgentes: potenciar la tutoría como medio eficaz de atención al alumno, particularmente a los adolescentes; analizar el estilo educativo de cada centro, observando los elementos que pueden originar el fracaso escolar, y un plan de acción concreto para atender a los marginados dentro y fuera de la escuela. Este último punto suponía la organización de grupos especiales (aulas de educación especial, educación compensatoria, grupos especiales de FPI y talleres ocupacionales), además de cuidar la orientación de los alumnos, ofreciendo alternativas concretas y atención en el campo de la drogradicción. En lo relativo a los contenidos educativos se plantea integrar en la vida de cada centro “el esfuerzo para promover la justicia y la educación para la paz”. Por otra parte, se insiste en que los Hermanos asuman labores de animación, tanto en lo pastoral como en lo educativo. También se propone asumir la integración del profesorado seglar en el “espíritu de la escuela lasaliana” y también colaborar en el establecimiento de “escuelas de padres”, a fin de elevar el nivel intelectual de los mismos. Con respecto a los centros de Euskal Herria se plantea la integración cultural de las personas que viven en el país, para lo que proponen que en los centros educativos se hagan ofertas valiosas de modelos lingüísticos, adaptados a la clientela escolar a la que sirven, para posibilitar efectivamente el acceso a la lengua y cultura vascas. Es de reseñar, asimismo, que este Capítulo tuvo una ponencia centrada en la identidad del Hermano aquí y ahora, así como otra sobre la animación y gobierno del Distrito. 164 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa El Capítulo séptimo (1988-1989) está centrado en una ponencia que continúa el último aspecto reseñado del anterior, sobre animación y gobierno del Distrito, y otra sobre planificación en la que se plantean las respuestas que debe dar el Instituto a la renovación educativa de los centros. En este sentido se insiste en la necesidad de mejorar la calidad educativa de los centros a través de la renovación educativa. Se aprecia, asimismo, cómo La Salle ha tomado conciencia de las bases de la reforma del Sistema Educativo que, al año siguiente, iba a plantear la LOGSE, marcando objetivos de cara al curso 1991-92, en cuanto a la formación y actualización del profesorado. Pocas novedades pueden apreciarse en las conclusiones del mismo en tanto que se comparte la necesidad de esa reforma y de su aplicación. También dentro del mismo ámbito se constata la necesidad de proseguir las acciones realizadas en años anteriores para integrar al profesorado seglar en el espíritu de la escuela lasaliana, y de consolidarlas dentro de un plan general que contemple también a los demás estamentos de la Comunidad Educativa. Para ello se seguirán las orientaciones contenidas en la denominada “Carta a la familia lasaliana”. El Capítulo Octavo del Distrito se celebró en un periodo de sesiones celebradas entre 1992 y 1993. El tema principal del mismo se centró en la “animación de la vida de los Hermanos en Comunidad” y en la “Misión compartida” pues, como se había aprobado en el 42º Capítulo General: “el Instituto, a todos los niveles, hará de la misión compartida, una de sus prioridades en los siete próximos años”. En este sentido, se entendía que la “misión compartida” ya estaba recogida en las reformas de la regla y que hacía referencia al hecho de que los Hermanos, “compartimos la misión del Instituto con otros colaboradores, sean seglares, religiosas o sacerdotes”. Esta afirmación suponía también un desafío ante la realidad educativa pues, en aquellos años, en el Distrito de Bilbao lasaliano trabajaban unas 720 personas en la misión educativa, de ellas 160 Hermanos y 560 entre seglares (la mayoría), religiosas y sacerdotes. La proporción, pues, era de un Hermano por cada 3,5 colaboradores. Por lo tanto, en este Capítulo se aprecia claramente un giro hacia la significación del proyecto lasaliano que encuentra su horizonte en las denominadas “Familia lasaliana” y “Misión compartida”. En cuanto al tema educativo, las conclusiones a que se llega están orientadas hacia la actualización del profesorado para la adecuación a la reforma que se estaba llevando a cabo, impulsando planes concretos de atención a la diversidad y la elaboración del proyecto educativo, con la participación de toda la Comunidad Educativa y de acuerdo con los planes de acción del Distrito. En los tres últimos Capítulos celebrados, el noveno (1996-1997), décimo (2000-2001) y undécimo (2004-2005), se aprecia que el orden de preocupaciones de los Hermanos está centrado, en la concreción de estas últimas propuestas del Capítulo Octavo. Es decir, la familia lasaliana y la misión compartida. Prueba de que esta preocupación no es peculiar del Distrito de Bilbao 165 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua es la celebración de un Coloquio en Roma, en el año 2000, organizado por la Comisión Europea de Formación Lasaliana (CEFL), alrededor del concepto lasaliano de “Asociación”. La evolución de este concepto es recogida por uno de los participantes en el mismo, André Jacq, quien, haciendo historia del Instituto en los últimos cincuenta años, destaca tres cambios: De “un mal necesario” a “una gran familia”, que abarca hasta 1976; de la “Familia lasaliana” a la “Misión Compartida”, hasta 1987; y, finalmente, de la “Misión Compartida” a la “Asociación”, hasta el año 2000. A partir de esa fecha se abre otro periodo donde la Asociación es el concepto distintivo en la evolución del Instituto Lasaliano18. Resulta alentador observar cómo en la Carta Pastoral dirigida a los Hermanos del Distrito de Bilbao, escrita por el Hermano Superior General John Johnston en 1997, se hable de la invitación a todo el Instituto y a la familia lasaliana “a hacer de la defensa y la promoción de los Derechos del Niño un compromiso propio y específico”, dentro de una concepción en la que el carisma lasaliano, con la asociación de los seglares, sepa responder a los retos y a la lucha contra las nuevas pobrezas y contra todo tipo de exclusión. Como muestra del interés del Instituto Lasaliano por la defensa de los Derechos del Niño, en el 2002, la Casa Generalicia dedicó su boletín a un número monográfico sobre estos derechos, recogiendo, incluso, el articulado de la Convención sobre los Derechos del Niño de 198919. Las implicaciones en la labor educativa son importantes, pero siempre insistiendo en los mismos principios que han caracterizado la tarea apostólica primordial de los Hermanos, es decir, “la educación por la escuela”, dentro de la nueva concepción de la “misión compartida”. Siguiendo en este orden de preocupaciones, y recogiendo las aportaciones del 43º Capítulo General, el Capítulo décimo (2000-2001), destaca que los proyectos educativos deben tener los siguientes rasgos identificativos: sentido de comunidad y fraternidad, luchas contra la pobreza y las situaciones de injusticia; educación para la justicia, la paz, la solidaridad y la tolerancia, y la formación de personas libres y, a la vez, justas. Todo ello supone desarrollar estructuras para la misión educativa lasaliana con la participación de Hermanos, colaboradores/as y asociados/as. Asimismo se insiste en los avances para promover la calidad educativa, tanto en la gestión, en los programas pedagógicos, en la educación en valores, siempre al servicio de la atención a los pobres. Finalmente, en el Capítulo undécimo (2004-2005), bajo el enigmático título de “¿Qué ves en la noche, dinos, centinela?”, las propuestas capitulares relativas a la educación son escasas, insistiendo en cuestiones ya avanzadas en los Capítulos anteriores. 18. VV.AA. (2000): Asociados para la Misión. Valladolid, Centro Vocacional La Salle. Cuadernos Lasalianos, nº 10. 19. Boletín del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (2002): Número Especial dedicado a los Derechos del Niño, nº 247. 166 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Para concluir con las últimas aportaciones relativas a la misión compartida, creemos interesante resaltar las conclusiones a las que llegó la Primera Asamblea Internacional: Asociados para la Misión Educativa Lasaliana, celebrada en 2006 en la Casa Generalicia de Roma. En esta Asamblea, en la que participaron tanto Hermanos como asociados de todo el mundo, se fijaron las orientaciones fundamentales y áreas prioritarias que debían ser promovidas. De manera sintética enunciamos las ocho orientaciones a las que se llegó20: 1. Nuevas respuestas de la Misión a las nuevas realidades, con un área prioritaria de atención prioritaria a las nuevas situaciones familiares y otra de la exclusión. 2. Lo multicultural y multirreligioso, con un área prioritaria de diálogo y aprendizaje. 3. Comprensión de la misión lasaliana, con un área prioritaria de criterios y terminología común y, otra, sobre diversidad y calidad en todos los niveles. 4. La Pastoral y la formación en la Fe de los jóvenes, con las áreas prioritarias siguientes: formación humana y cristiana e Iglesia-Comunión. 5. Servicio educativo de los pobres, con las siguientes áreas prioritarias: revisión de obras educativas y creación de nuevas obras y, otra, sobre programas de formación. 6. Comprensión y proceso de la Asociación Lasaliana, cuyas áreas prioritarias serían el discernimiento de las diversas experiencias de asociación y la dimensión comunitaria. 7. Formación inicial y permanente para la Misión y la Asociación con el área prioritaria de formación y acompañamiento y, otra, para responder a las necesidades actuales. 8. Estructuras para la Misión y la Asociación, con un área sobre estructuras locales e intermedias, otra sobre estructuras internacionales y una tercera sobre colaboración y comunicación. No queremos terminar este apartado sin poner sobre la mesa las mismas preguntas para la reflexión que esta misma Asamblea había planteado: “¿Cuáles detectas que sean las prioridades para el mundo lasaliano hoy? Y ¿De qué manera organizas y visualizas la coordinación y la priorización de las Orientaciones Fundamentales, así como las áreas prioritarias señaladas por la Asamblea Internacional?”. 20. Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (2006): Asociados para la Misión Educativa Lasaliana. Informe de la Asamblea Internacional. Roma, Casa Generalicia, pp. 34-40. 167 6. Colegios y Escuelas de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006) Dentro del conjunto de esta parte de la obra, las páginas que siguen a continuación se refieren a los centros escolares existentes en Gipuzkoa durante todo este periodo. Se trata, al igual que hicimos en la primera parte, de hacer la historia de cada uno de ellos, resaltando los aspectos más relevantes de los mismos, una vez conocida las características generales de este periodo, la evolución de los centros, alumnos, y profesorado; además de otros aspectos que distinguen la presencia de La Salle en la provincia. El desarrollo que hemos dado a cada uno de los centros sigue un esquema determinado previamente, a fin de ordenar las cuestiones más significativas de las escuelas y colegios de La Salle. Hemos optado por centrar nuestra atención en cuatro grandes bloques que, a nuestro entender, recogen los aspectos más significativos de lo que es un centro escolar. Asimismo, hemos pretendido que queden reflejadas las vicisitudes por las que ha pasado cada centro en cada uno de esos aspectos, señalando otros ámbitos relacionados con ese esquema inicial. Los grandes ámbitos en los que hemos dividido el estudio de los centros son los siguientes: características y evolución de los centros; currículo o estudios que oferta; alumnado y profesorado. Como puede observarse se trata de grandes temas que configuran los avatares de un centro escolar. No obstante, esos ámbitos necesitan una explicación que nos permita facilitar su lectura. De esta manera, en cada uno de esos ámbitos hemos recogido información y datos que nos ayudan a interrelacionarlos y a ofrecer una explicación del proceso histórico seguido. A continuación señalamos los contenidos que cabe esperar en cada uno de ellos: 1. Características y evolución de los centros: en este epígrafe general hemos tratado de situar el centro en el contexto histórico de cada una de las poblaciones donde surgieron o continuaron su evolución. Tratamos cues- 169 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua tiones relativas al edificio, a las diferentes construcciones y obras de mantenimiento que, en su aspecto material, nos permiten ubicar el centro en su desarrollo, configurando así la base sobre la que se apoyo la acción educativa. En este sentido, hemos optado, en la mayoría de las ocasiones, por establecer alguna etapa diferenciada en función de los cambios que se producían, debido a que la construcción de un nuevo edificio adquiere una gran relevancia en el desarrollo del centro. Pero no podemos entender el significado de un centro escolar si no tenemos presente a los promotores de los centros, la economía y administración o el papel jugado por las asociaciones de padres. En este sentido, hemos incluido toda esta serie de aspectos, además de las efemérides, conmemoraciones o relaciones que mantenía el centro con las autoridades civiles y religiosas, a fin de ofrecer una imagen panorámica del mismo. Es decir, hemos tratado de ofrecer una primera aproximación al centro a fin de poder apreciar su evolución general, de manera que la lectura de los ámbitos siguientes pueda quedar contextualizada. 2. Currículo y estudios: una vez descrita las características del centro en su contexto histórico, hemos centrado nuestra atención en desarrollar la evolución seguida por el centro con respecto a la oferta escolar. Se trata de caracterizar al centro en función de los estudios que ofrecía pues, en la mayoría de los casos, esta información resulta básica para definir la identidad del centro. De esta forma, podremos observar centros cuya peculiaridad es el centrar su actividad educativa en un determinado nivel educativo, o en un planteamiento más general. Por lo tanto, el estudio de este aspecto nuclear de cada uno de los centros nos ha permitido poder referirnos a la evolución del curriculum, a la incorporación de nuevos niveles educativos, a los planes de estudio, a las reformas educativas, etc. El conocimiento de los cambios, rupturas y continuidades del curriculum son fundamentales porque nos permite conocer, a su vez, las consecuencias que conlleva, bien sea a nivel administrativo, bien en la incorporación de nuevo profesorado o de alumnado. En este ámbito hemos incluido un aspecto importante que afecta a los estudios, nos referimos al euskara, pues a través de la documentación hemos podido conocer las inquietudes que sobre este tema se manifiesta en cada uno de los centros. 3. Alumnado: el estudio que hemos realizado sobre el alumnado va más allá de lo que es la mera evolución estadística del mismo a lo largo de los años. Es cierto que esta información es imprescindible, y de hecho fue una de las primeras tareas que abordamos y cuyo resultado puede encontrarse en el anexo de datos que figura con esta obra. Pero también es cierto que el análisis de esos datos puede quedar descontextualizado sin las explicaciones necesarias sobre los estudios que cursaban y las características de la oferta escolar. En este ámbito también hemos 170 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa incluido dos aspectos relevantes que tienen que ver con la formación educativa del alumnado: las actividades escolares y extraescolares y la que hemos denominado “vida religiosa”, además de aspectos relativos a las asociaciones de exalumnos. Por lo que respecta a las actividades escolares y extraescolares hemos incluido cuestiones relativas a los exámenes, disciplina, etc., además de otro conjunto de actividades culturales, deportivas y recreativas, como excursiones, cine, teatro, danza, campamentos, etc. En lo que hemos denominado vida religiosa, hemos recogido todos aquellos aspectos relativos a la vertiente religiosa que ha conformado la educación lasaliana, refiriéndonos a las fiestas y celebraciones religiosas llevadas a cabo a lo largo del año, a los ejercicios espirituales, concursos catequísticos y otras actividades de apostolado, sin olvidar las vocaciones surgidas. 4. Profesorado: el tratamiento de este tema ha sido amplio, pues nos hemos centrado no sólo en los Hermanos como docentes, sino en el conjunto del profesorado. De esta manera, hemos podido constatar las tendencias y su evolución, sino también la incorporación del profesorado seglar tanto masculino como femenino. Asimismo, en la medida de los datos disponibles hemos podido esbozar algunos rasgos peculiares de determinados Hermanos que tuvieron mayor relevancia, bien sea por la permanencia en los centros, bien por los cargos de responsabilidad que tenían. No obstante, dado el interés, también hemos estudiado la formación del profesorado y las actividades académicas y religiosas de los Hermanos. Un epígrafe al cual le hemos dedicado menor atención es el referente a la vida comunitaria de los Hermanos, a través de los informes de visita del hermano Visitador. Todos estos epígrafes hemos procurado estudiarlos de manera sistemática y siguiendo un criterio cronológico. Esta forma de enfocar el tema nos permite un mejor conocimiento de cada uno de los ámbitos, cuya explicación debe hacerse de una manera conjunta. También hemos procurado evitar reiteraciones, exceptuando las imprescindibles para facilitar un mejor conocimiento del tema tratado. Desde esta perspectiva, cada centro tiene vida propia y pueden leerse independientemente del resto pues, si bien existen rasgos comunes entre ellos, también cada uno tiene sus propias peculiaridades que lo hacen diferente. Las fuentes utilizadas para la confección de esta parte del trabajo continúan siendo las mismas que las utilizadas para el resto, con alguna particularidad como el uso de las relaciones de personal por cada uno de los centros, o el Boletín del Arlep que recoge todos los datos estadísticos correspondientes a los “Nominatif” que han sido la fuente fundamental para recopilar los datos estadísticos referentes al alumnado y profesorado, pero que dejaron de confeccionarse a partir de la década de los setenta. Por lo tanto, dichas fuentes han 171 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua sido las siguientes, además de la documentación depositada en el Archivo del Distrito de Bilbao: los denominados “Históricos” que comprenden tanto los primeros relatos sobre los inicios de un determinado centro, como las “crónicas”, los “supplèment” al histórico que se elaboraron hasta el año 1968, pero en un impreso escrito en francés, o los “suplementos” que es el mismo tipo de documento pero desde 1969. Este conjunto de documentos recoge un relato más o menos descriptivo de lo ocurrido en cada uno de los centros y comunidades, desde sus inicios hasta la actualidad. Para evitar cargar el texto con citas a pie de página, se apreciará que hacemos referencia a los mismos mencionando el año y a continuación abrimos una comillas que recogen la cita textual. Para evitar posibles confusiones también hacemos citas textuales y señalamos el documento concreto a pie de página. Junto con los documentos estadísticos y los históricos, otra fuente documental interesante, para conocer los centros y las comunidades respectivas, ha sido los “Informes de Visita” realizados por los Hermanos Visitadores que facilitan información sobre el centro y la comunidad y además de ofrecernos una serie de recomendaciones sobre la formación del profesorado, la situación de la comunidad, o los consejos pedagógicos para orientar la labor educativa de los Hermanos. Por otra parte, como podrá observarse, a lo largo de este apartado y, sobre todo, al referirnos a la evolución del alumnado y del profesorado, se hace mención a unas tablas que recogen las series completas de dicha evolución. No obstante, para aligerar el texto no se han incluido en este texto escrito, remitiendo al Anexo Documental que figura en el CD que acompaña a la obra. Por lo tanto, aunque hagamos el análisis de las mismas, los datos completos deberán consultarse en dicho Anexo. A pesar de ello hemos reelaborado algunas gráficas e ilustraciones para hacer más comprensible el texto. Remitimos, por lo tanto, a dicho Anexo para conocer la evolución del alumnado y el profesorado, aunque en el apartado precedente hemos ofrecido las series globales sobre estos aspectos. La ordenación seguida en apartado ha seguido un criterio cronológico y comarcal. No obstante, en el primer epígrafe hemos preferido referirnos a un conjunto de centros educativos que surgieron en la década de los cuarenta, pero que tuvieron una corta duración. Se trata de las escuelas y colegios existentes en Legazpi, Ordizia, Zestoa, Usurbil y Hondarribia. El siguiente epígrafe recoge los centros existentes en Donostia, que tienen también alguna diferencia con el resto en cuanto a su surgimiento, pues mientras que el Colegio Los Ángeles y el San Luis fueron creados en la etapa anterior y en esta etapa tienen su continuidad, en cambio el Colegio La Salle surge en 1946. Por otra parte, mientras el San Luis y el La Salle permanecen hasta la actualidad, el colegio Los Ángeles dejó de estar a cargo de La Salle en 1977. El resto de los colegios los hemos 172 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa situado en sus respectivas localidades, señalando el nombre de los mismos, haciendo hincapié en la existencia de más de un centro en la misma localidad, como ocurre en Eibar e Irun. Finalmente, aunque La Casa Noviciado forma parte del complejo educativo y formativo de Martindocenea en Irun, hemos preferido tratarlo de manera independiente, pues las características del mismo, así los objetivos formativos que cumple este centro demandan un tratamiento aparte. En este mismo epígrafe hemos incluido la Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle-Nuestra señora del Juncal que cumplió una importante labor en la formación de los escolásticos desde 1948 hasta 1970. Con la inclusión de este epígrafe completamos la primera parte del Noviciado de Irun existente desde 1909 hasta 1930 y al cual ya nos hemos referido en el primer tomo de esta obra. La estructura de esta obra permite hacer una lectura de cada uno de los centros, independientemente del resto, e incluso hemos intentado que, en los casos en los que dichos centros hubiesen surgido en la etapa anterior, facilitar una línea de continuidad que nos permitiera hacer una lectura seguida de cada centro. En este sentido, la ruptura de las dos etapas adquiere su significación, aunque haya permanecido la continuidad del centro. 6.1. Apertura y cierre de nuevos centros: Legazpi, Ordizia, Zestoa, Usurbil, y Hondarribia (1942-1988) En algún momento ya hemos apuntado que la creación de colegios y escuelas por parte de La Salle, aparentemente, no obedece a ningún tipo de estrategia que parezca indicarnos que existe una política prefijada para ir ocupando un determinado territorio o determinadas poblaciones. Las evidencias nos muestran que allí dónde acuden es porque existe una demanda educativa, que se ha canalizado por diferentes vías. Es decir, en la mayoría de los casos, no son los Hermanos los proponentes de la apertura de un determinado centro en un determinado lugar, sino que existe toda una amalgama de circunstancias y agentes que solicitan la labor docente de los Hermanos. No obstante, a la vista de lo que ocurre en las décadas de los años cuarenta y cincuenta, estaríamos tentados a decir que no se comprende esa especie de fiebre por la apertura de centros en diversas poblaciones guipuzcoana. ¿Qué ocurre en la Provincia para que surja tal cantidad de centros privados y desaparezcan al poco tiempo? Podemos encontrar razones internas de la propia evolución de los centros, pero, sobre todo, hay que buscar la explicación a este fenómeno en el contexto social. Las reformas educativas que se producen en los años setenta serán la causa de su desaparición. Para el caso de 173 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua las Escuelas de la Salle en la provincia, podemos observar que además de los casos de los centros de Donostia (1946), Eibar (1958) o la Escuela Profesional de Irun (1960), que permanecen hasta la actualidad, se produce un fenómeno curioso cuya explicación histórica es compleja, pues son centros que surgen y desaparecen, permaneciendo con una vigencia que no supera los veinte años en todos los casos, excepto el de Legazpi que, aunque continúe, los Hermanos se retiraron definitivamente del mismo en 1988. Este conjunto de centros, dispersos por la geografía guipuzcoana –Legazpi (1942-1988), Ordizia (1949-1970), Zestoa (1950-1967), Hondarribia (19511969), y Usurbil (1953-1971)–, surgen prácticamente al comienzo de la década de los cincuenta, excepto el Colegio del Buen Pastor de Legazpi, debido a diversas circunstancias. Desde luego no podemos ignorar que el contexto de la época era especialmente favorable para que se produjera este auge de la enseñanza privada, pues los privilegios y protección oficial posibilitaban este crecimiento desmesurado, comparado con la enseñanza pública. De la misma manera, la reforma Villar, con su Ley General de Educación de 1970, obligaba a este tipo de centros a una remodelación para adecuar los criterios de aumento de la escolaridad, de la financiación o de la obligatoriedad escolar. En concreto este fenómeno, aunque de escasa duración, debemos interpretarlo no sólo en esta clave de reformas, sino también como de consolidación de un prestigio reconocido de los Hermanos que van a ser requeridos desde las más inesperadas instancias para satisfacer una demanda real. En este sentido, no existe una pauta que nos permita decir que la apertura de centros se debe a un tipo determinado de agente, pues si observamos los promotores y patrocinadores de los centros, en cada uno de los casos es diferente. Lo que sí parece apreciarse es que los curas o párrocos de las distintas poblaciones cumplen un papel secundario, y a veces inexistente, lo cual contrasta con lo que ocurría en el primer periodo. Así, excepto en el caso de Hondarribia, donde el cura párroco es el legatario de una donación privada, en el resto no existe participación alguna de los párrocos en las demandas a los Hermanos. Caso diferente es el de la escuela de Ordizia donde, siendo promotor del centro el Ayuntamiento, es el obispo de la diócesis de Vitoria el que requiere a los Hermanos para hacerse cargo de la escuela que se pretende crear. En los otros dos casos es el Ayuntamiento el que promueve la creación de escuela, contando con algún patronato, y dirige su demanda a los Hermanos para las labores docentes. Finalmente, la escuela de Legazpi es un caso de particular relevancia pues su fundador fue Patricio Echeverria, creador de la escuela y promotor permanente. En todos ellos existen matices respecto a los agentes promotores, pero son personas particulares, o corporaciones, o asociaciones de padres las que están detrás de estas demandas. Todos los centros, debido 174 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa a las condiciones impuestas por los promotores o por los propios Hermanos, eran escuelas gratuitas, aunque en algún caso existe cuota para los alumnos, como en la escuela de Zestoa, o en la de Ordizia para los alumnos que estudian bachillerato. Si la apertura está más o menos documentada y se aprecia esta conjunción de intereses y proyectos, en cambio si nos referimos al cierre de los mismos ya existe mayor dificultad para poder explicar las razones que influyeron en el cierre de cada una de las escuelas. En algunos casos la razón parece más o menos evidente o manifiesta. Así, en el caso de la escuela de Usurbil, la llegada de la Ley General de Educación de 1970 suponía un reto imposible de superar y, por lo tanto, se opta por la retirada. Circunstancia parecida podría haber influido en el cierre de la escuela de Ordizia, aunque también parece influir la competencia existente con otros centros, lo mismo que en la de Hondarribia, aunque en este caso habría que sumar la cada vez más escasa presencia de los Hermanos en la escuela y cierto desinterés. En cambio en el caso de la escuela de Zestoa, las tensiones entre el cura párroco y el Ayuntamiento dieron al traste con una escuela por la que se había manifestado públicamente el pueblo a favor de los Hermanos. Finalmente la escuela de Legazpi, que tuvo el doble de duración que el resto, habría que analizarla desde la complejidad en la que está inmersa el centro y la nueva situación escolar en la comarca. Si nos referimos al tipo de enseñanza que ofrecía y a la oferta de estudios, también aquí hay un panorama complejo, aunque en todos ellos el centro de los estudios que ofrecen las diferentes escuelas es el correspondiente al nivel primario, dentro de la estructura de los planes de estudio correspondiente a la primera legislación franquista y las sucesivas reformas, excepto en el caso de Legazpi que debido a su duración más allá de 1970 pudo ofertar la Enseñanza General Básica. Pero además de esta oferta principal también se ofertó educación de adultos en los casos de Zestoa y Legazpi, durante algunos años y la enseñanza secundaria, según el modelo del antiguo bachillerato de la reforma de Ruiz Giménez, en los colegios de Ordizia y Legazpi. Lo que sí parece apreciarse es la presencia de estudios de “iniciación profesional”, con mayor o menor intensidad, en los casos de Zestoa, Usurbil y Legazpi. El tamaño de los centros no sobrepasó en ningún caso los 400 alumnos, excepto el de Legazpi a partir de un determinado momento; la media oscilaba alrededor de los 200 alumnos, excepto el de Hondarribia que nunca llegó a esa cifra. Al margen de estas características generales, cada uno de los centros tenía su propia vida cotidiana, sus actividades escolares y su vida religiosa. En muchos casos se repiten ciertas festividades, ceremonias, celebraciones, etc. También 175 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua hay que destacar el papel que en algunos centros tuvo el euskera, sobre todo teniendo en cuenta los años en los que están abiertos estos centros, pero bien sea por la demanda de clases en euskera, bien por la presencia del catecismo en esta lengua, lo cierto es que se aprecia una cierta presencia de esta lengua en las actividades de algunos centros. Las comunidades de Hermanos tuvieron su propia dinámica y, en general, y según los informes de los Hermanos Visitadores, gozaron de cierta estabilidad, sin que tuviesen que afrontar situaciones conflictivas. Por lo tanto, la impresión general es que los centros gozaron de un reconocimiento público, tanto de los padres, de las autoridades civiles como de las eclesiásticas. 6.1.1. Legazpi: Buen Pastor (1942-1988) El colegio de La Salle-Buen Pastor de Legazpi inició su andadura en esta población gracias al patrocinio del conocido industrial y empresario Patricio Echeverria, que a lo largo de los años subvencionó el centro y lo dotó de las mejores condiciones, gracias a ello, en algún momento, se llegó a decir que era “una escuela modelo” para todo el Distrito. El local fue cedido por el Ayuntamiento y la construcción de un nuevo y excelente edificio evitó que el centro pasase por las dificultades económicas que, en otros casos, era moneda común. En la evolución de este centro hay un momento de inflexión, en 1973, cuando el centro se establece como una Fundación integrada por el colegio Buen Pastor y el Colegio Santa Teresa que con lo años se fusionarían, formalizando una oferta escolar reconocida para la impartición de la Enseñanza General Básica de conformidad con la reforma educativa de 1970. Esto supuso el aumento del alumnado, ya masculino y femenino, así como la ampliación de la oferta escolar a los cursos de preescolar. Hasta ese momento el centro vivía en una cierta indefinición pues su oferta escolar incluía la enseñanza para la iniciación profesional y también el bachillerato laboral que, con esta nueva organización, desaparecerían. El contexto social de la época, las nuevas necesidades escolares, así como la reducción de la matrícula llevarían a la retirada de los Hermanos de Legazpi en 1984, si bien dos Hermanos continuaron hasta 1988 en la ikastola del pueblo debido a la organización previa y a la distribución del profesorado en los años anteriores. La comunidad de Hermanos fue también decreciendo, aunque la fama de la labor de los Hermanos fue una constante durante el tiempo que permanecieron en esta población. 176 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Creación y evolución del centro La creación de este nuevo centro se debió, sobre todo, a la actitud favorable de D. Patricio Echeverria y a la buena disposición del Ayuntamiento, para incorporar a los Hermanos a la labor docente de la escuela. Así, el 11 de agosto de 1942, se firmaba un convenio entre D. Patricio Echeverría y los Hermanos de las Escuelas Cristianas que, en poco más de un mes, el 14 de septiembre, conseguía el visto bueno del Obispado de Vitoria para la apertura de una casa de los Hermanos lasalianos en Legazpi. Ese mismo día de septiembre, el Hermano José Mª Icíar Aguirre enviaba al Jefe de la Sección de Primera Enseñanza la instancia y expediente necesarios para la apertura de la escuela. Sin embargo, habría que esperar hasta el 10 de diciembre de ese mismo año para que la Dirección General de Primera Enseñanza autorizase la apertura de tres clases de Primera Enseñanza. Pocos meses después, los días 6 y 7 de febrero de 1943, se procedía a la inauguración oficial del colegio y a realizar un homenaje a D. Patricio Echeverría al que el Ayuntamiento había cedido los terrenos para la construcción del colegio1. La puesta en marcha del centro fue muy bien acogida por el Hermano Visitador Cesáreo, que veía en ello amplias posibilidades para la expansión de los Hermanos en el pueblo, sobre todo a la vista de las inmejorables condiciones El Hermano Vicario General con el Fundador del Colegio D. Patricio Echeverría. 1. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 252-Carpetas 1, 9 y 10. 177 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua que ofrecía la escuela: “es un edificio construido, según planos con nuestro VºBº, llevado a cabo con un cariño extraordinario y ha resultado una escuela modelo. Tendremos capellán, misa diaria los niños en la preciosa capilla, confesión semanal […]. La enseñanza completamente gratuita. El Colegio tendrá inmensos patios con sus cobertizos, frontones, huerta. Esta escuela es modelo de las similares. Los fundadores, industriales, miran esta obra con verdadero cariño y atenderán a las necesidades de ella con generosidad, ya que son personas sencillas, piadosas, generosas, desprendidas y les gusta tener bien todas las cosas”2. Esta favorable impresión continuará a lo largo de muchos años en la vida del centro, como se confirma en 1963, cuando el Hermano Visitador Alberto Lucas dice que “es una Escuela que honra al Distrito”. Pero volviendo a sus inicios, los actos de la inauguración transcurrieron con arreglo a un interesante programa de fiestas. Desde la víspera, al mediodía, el alegre tañido de la recién bendecida campana anunciaba al vecindario el comienzo de la fiesta. Con todo, el fallecimiento de un sobrino del fundador, D. Patricio, ensombreció algo la alegría de aquellos momentos. Sin embargo, a pesar del mal tiempo, hubo alegres pasacalles, recepción de autoridades y solemne misa mayor, cantada por un nutrido grupo del Orfeón Donostiarra, con asistencia del Sr. Obispo. Desde la mañana se advertía extraordinaria concurrencia, pues los numerosos amigos de D. Patricio querían, de algún modo, participar en la inauguración de este centro docente, obra cumbre de su humanitaria y cristiana labor. El primer documento Histórico de este colegio narra de esta manera los acontecimientos que rodearon la inauguración del curso: “quiso la Providencia que las cosas salieran tan bien que, en aquel preciso momento de la procesión, un sol espléndido lucía entre los aguaceros. Seguidamente hubo en el Salón de Actos del colegio el acto inaugural con la simbólica entrega de llaves por la Fundación a los Hermanos y el homenaje a D. Patricio, nombrándole Alcalde Honorario de la Villa. No faltaron encomiásticos discursos de las autoridades, iniciándolos el Reverendo Hermano Visitador seguido por los del Sr. Alcalde, del Sr. Presidente de la Diputación, del Gobernador Civil y por fin con el del Sr. Obispo, que resumió en un elocuente discurso los sentimientos de admiración y agradecimiento de todos los presentes para con el homenajeado”3. A continuación, el Orfeón Donostiarra dio en la plaza de la Villa un interesante concierto y también hubo una chispeante velada recreativa a cargo de reputados artistas bilbaínos que hicieron las delicias del numeroso público que llenaba el salón del colegio, cerrándose con esto el programa de festejos de aquel inolvidable día. Como colofón a la marcha emprendida, el primer curso terminaría con la entrega de premios y diplomas. Al inicio del nuevo curso 1943-44 se regis- 2. Rapport de Visite de 1943. 3. Histórico de la Casa de Legazpia, 1943. 178 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa tró una importante matrícula de 240 alumnos y fue inaugurada la escuela de Aprendizaje el 1º de noviembre de 1943. A partir del curso siguiente se aprecia que comienza a establecerse una cierta normalidad en el colegio, que queda reflejada en sus típicas fiestas y celebraciones religiosas, una carrera ciclista y la puesta en marcha de la Congregación de la Inmaculada, de San Juan Bautista de La Salle y un Turno de Tarsicios, para fomentar la piedad entre los alumnos. Los años siguientes continuarán sin alteraciones significativas que muestran la carencia de conflictos en el centro. Al contrario, la participación en los Congresos Eucarísticos de Bergara y Donostia en 1945 y 1946, respectivamente, son los únicos acontecimientos que parecen interrumpir la marcha normal del centro. Tal es así que, quizás un buen resumen de cuanto ocurrió en el colegio es recogido en la crónica de 1949, cuando se hacía referencia a la vida escolar del Buen Pastor y se señalaba textualmente que: “si es verdad el aforismo de que ‘FELICES LOS PUEBLOS SIN HISTORIA’, con toda razón podríamos aplicarlo a la vida escolar en el colegio del Buen Pastor. Los años se repiten en continua y renovada sucesión de fechas, estudios, fiestas, excursiones, visitas y vacaciones…es que la vida escolar es continua y monótona, repetición que sólo trae de nuevo el continuo renovar de las generaciones infantiles que se suceden sin intermisión. La crónica, si bien se simplifica, pierde de su interés y atractivo… Sólo los que la viven pueden saborearla en toda su plenitud”4. No obstante, esta normalidad escolar se verá afectada por una serie de fatalidades de todo tipo y condición, externas al propio centro, que salpicaron al colegio desde sus orígenes. Así, en 1945, se produjo un violento temporal de nieve que azotó a la población la víspera de Reyes y que cubrió todos los alrededores con tan espesa capa que, a decir de los viejos, no se había visto nada igual desde hacía más de 50 años, lo que provocó que la carretera estuviera cortada al tráfico. Ahora bien, las mayores fatalidades se dieron en fallecimientos y enfermedades, como la padecida por un alumno en 1969 el cual caía gravemente enfermo por un tumor cerebral y a pesar de que se hicieron novenas al Hermano Miguel a favor de su recuperación, en el momento de redactar el Histórico de aquel año todavía no se habían obtenido resultados. En esta lúgubre crónica, como decíamos, no faltaron a la cita más trágicos fallecimientos, como el de otro niño que moría ahogado en el pantano en 1964, o como la muerte del Obispo de la Diócesis un año antes. Pero sin duda alguna, según nos cuentan los Históricos, fueron los fallecimientos de D. Patricio y de su esposa, Doña Teresa, los que verdaderamente conmovieron al pueblo. El Histórico, como motivo del fallecimiento de Doña Teresa, fundadora del colegio, recoge que “toda la población llora la desaparición de tan ilustre y querida dama. Que el Señor la tenga en su gloria. Al funeral de la Fundadora asisten muchos HH. que patentizan así el agradecimiento del Instituto a su ilustre bienhechora. 4. Supplément à l’Historique pour l’année 1949. 179 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Ciertamente resultó un acto impresionante y a la vez enormemente popular”5. La muerte de D. Patricio el 28 de febrero de 1973, también causó profunda conmoción, y de su importancia da fe el aviso que se envío por parte de los Hermanos a la Secretaría General de Roma del fallecimiento del mismo: “toda la empresa cierra. Todo el pueblo lo siente. Es una cosa imponente”6. Como homenaje a dicho industrial y empresario el Ayuntamiento de Legazpi le dedicó una calle, como muestra de agradecimiento por su labor a favor del pueblo. En 1968, tenían lugar las Bodas de Plata del colegio y alumnos, exalumnos, padres de alumnos y todo el pueblo en general, iban sintiendo el calor que esta conmemoración iba despertando en todos: “la tamborrada infantil abre las fiestas. La olimpiada deportiva anima a los muchachos. Un festival artístico musical de los elementos del pueblo patentiza la admiración del mismo a la obra del colegio y los HH. La apertura de la exposición pone a la vista la obra realizada. Gustó muchísimo. Buen gusto y trabajo fueron sus dotes dominantes”7. Pero esta celebración venía cuajada de una serie de antecedentes inmediatos que habían dado una verdadera identidad al colegio que, tras los veinticinco años, podía presumir de haber logrado duplicar la matrícula de los alumnos, establecer una escuela de aprendices, desde 1952, que con el transcurrir de los años será un semillero para las escuelas profesionales de los pueblos vecinos; una asociación de exalumnos en 1957, implantar el bachillerato laboral y ser un buen semillero de vocaciones. Por lo tanto, la satisfacción de los Hermanos, por boca de su Hermano Visitador, la complacencia de las autoridades y las buenas expectativas que éste tenía cumplían sobradamente la labor realizada en el colegio. No obstante, no podemos dejar de lado una información recogida por el Hermano Visitador en su informe de 1961, que resume la situación del momento: “transitoriamente, la fundación de una academia en el pueblo por elementos quejosos de las orientaciones de la empresa tutelar del Colegio ha removido algo los ánimos con ganas de superar y enmendar la plana a lo que en el Colegio se hace. Pero la estima práctica de la gente, manifestada en la ausencia de bajas en las clases y la afluencia normalmente numerosa de nuevas inscripciones, sigue en estado de adhesión al Colegio. Por otra parte, la apertura este curso de la sección de Iniciación Profesional, y la supresión total de lecciones marginales retribuidas, de cuyo sostenimiento económico hace cargo la Empresa para eximir de todo pago a los alumnos, son otros tantos pasos y nuevos progresos de 5. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 6. Supplément à l’Historique pour l’année 1973. 7. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 180 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa la escuela, cuyos resultados han sido magníficos en todas las diversas pruebas a que se han presentado los alumnos”8. Los años siguientes no harán más que confirmar esta buena marcha que se refleja en los Históricos, que muestran cierta parquedad en la información, posiblemente porque no había muchos elementos a destacar en cuanto a esa normalidad. Sin embargo, en la década de los setenta serán muchos los factores que se pongan en juego en un pueblo que, no sólo debido a la inmigración, que ya en la década anterior se había hecho notar con la llegada de nuevos habitantes procedentes de las zonas rurales, pero también de las provincias limítrofes, llegando, en 1980, a superar los 10.000 habitantes, sino en los cambios sociales y políticos que se produjeron. Todo ello tendrá su reflejo en la situación escolar del municipio y también en la propia escuela. Así, en el Colegio del Buen Pastor de Legazpi, al igual que ocurría en otros centros de la provincia la situación socio-política que se vivía dio pie para que “se cediese nuestro centro para múltiples actividades de orden político, sociales, sanitarias, etc., aunque existen algunas posiciones contrarias”9. También en el ámbito cultural se aprecia esa efervescencia y movilización, pues en el propio colegio se creó una Gau Eskola en 1978, que congregó, en su primer año, a más de 300 alumnos, manteniéndose con vida hasta el año 1982. En este periodo el colegio logrará su clasificación definitiva de conformidad con la Orden de 8 de noviembre de 1973 (Boletín Oficial del Estado de 6 de diciembre) y de acuerdo con la Ley General de Educación que regulaba la situación de los colegios no estatales. Así, oficialmente el Colegio estaría bajo la denominación de “Buen Pastor-Santa Teresa”, con domicilio en la calle Santa Cruz, sin número, y San Ignacio. El Titular del colegio era la Fundación Buen Pastor-Santa Teresa. El colegio era el resultado de la transformación y clasificación definitiva en Colegio de Educación General Básica de 28 unidades con capacidad para 1.120 puestos escolares, constituido por tres edificios. Se aprobaba su fusión y el cambio de denominación citado. Para completar esta información se señala una denominación más completa: Colegio La Salle-Buen Pastor-Santa Teresa, a cargo de los Hermanos de La Salle y las Carmelitas de la Caridad, y como entidad patrocinadora Padres de Familia de Legazpi10. Esta transformación es de especial trascendencia, como se recoge en un documento, donde se aprecia la adecuación del centro a la nueva reforma11. Así, 8. Rapport de Visite de 1962. 9. Supplément à l’Historique pour l’année 1978. 10. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 253-Carpeta 3. 11. Ibídem 181 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua se marcan los objetivos del centro, de acuerdo con las nuevas orientaciones de la reforma educativa que “implícitamente, al menos, conciben o parten de un concepto más rico y complejo de PERSONA. Algo que podríamos denominar: PERSONALIDAD INTEGRAL”, donde se la considera en su aspecto individual y social. Partiendo de esta concepción el centro plantea que su objetivo es formar a la persona en los aspectos intelectual, afectivo y social, con formación en técnicas de trabajo, espíritu crítico y con capacidad para la comprensión, expresión y comunicación para lograr la integración social. Consiguiendo un desarrollo adecuado de su personalidad. Asimismo adquiere un nuevo valor la educación religiosa, para fomentar la mayor responsabilidad religiosa y social de los alumnos. Como complemento a todo ello se imparten unas normas de convivencia adecuadas a estos objetivos, bajo el principio de respeto y responsabilidad en el trabajo escolar; además de otra serie de normas sobre el calendario escolar, los actos académicos, las fiestas y las vacaciones. Pero con respecto al centro se aprecian cambios sustanciales a partir de 1975, pues en otro orden de cosas, el colegio estaba dividido en 3 secciones, que funcionaban coordinadas por el Director de la Comunidad: a) la del colegio antes regido por los Hermanos (286 alumnos que abarca de 5º a 8º de EGB. Hay 11 niñas en el sexto grado); b) la del colegio de las Hermanas Carmelitas de la Caridad (288 alumnas exclusivamente, de 5º a 8º de EGB) y c) la de la sección de la Ikastola (dos grados de preescolar más un grado por cada uno de los cursos de 1º a 8º de EGB), No obstante, hay que indicar que el personal de la ikastola se encontraba con contrato independiente de los Hermanos. El resto del personal seglar tenía contrato laboral dependiente del Director del centro, aunque las obligaciones salariales eran cubiertas por la entidad Patricio Echeverría S.A. Como puede observarse, el centro había sido clasificado para impartir la Enseñanza General Básica, y “es lo único que se cursa en sus aulas”12, además en ese año se dice que se imparten clases de vascuence y continuará con este tipo de docencia en los siguientes años. En 1976 la escuela seguía siendo de Patricio Echeverría S.A., aunque en un documento de 1975 también se indica que la propiedad es de la Asociación de Padres de Familia13, quien respondía del mantenimiento de la misma y enjugaba los gastos que por cualquier concepto se originaban. A partir de esa 12. Supplément à l’Historique pour l’année 1975. 13. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 253-Carpeta 4. 182 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa fecha, la documentación se refiere a la distribución de los seis Hermanos que formaban la comunidad y a cinco profesores que atienden la docencia de los diferentes centros: “en los locales confiados directamente a los hermanos hay en este curso 286 alumnos, mas 41 que dependen de la dirección de la Ikastola, aunque ésta y el Colegio de Santa Teresa estén bajo la misma dirección, los Hermanos”14. Esta situación conllevaba que los Hermanos se juntasen con los tres centros: Colegio Santa Teresa, la Ikastola Kimu-Berri y el Colegio La Salle “para plantearnos los objetivos comunes y hacer el mismo calendario de evaluaciones”15. A partir de 1980 la situación quedó plenamente aclarada pues “la fusión, sólo teórica de los centros Buen Pastor-Santa Teresa, este curso ha sido real (misma Dirección, mismo Claustro de Profesores, mismos textos, misma preparación y programación)”16. Con este acuerdo dos Hermanos pasaron a desempeñar su función docente en la Ikastola de Legazpi, el resto de Hermanos y profesores trabajaban indistintamente en los dos centros anteriormente citados. De esta manera se confirma la independencia de la Ikastola, en cuanto a seguir su propia marcha, dejando atrás algunas discrepancias en cuanto a la enseñanza del euskera: “se siguen los programas oficiales con dedicación de tiempo que a muchos les parece insuficiente a la enseñanza del vascuence en dos niveles de conocimiento: los que acuden de la ikastola y los que no saben nada de vascuence o saben muy poco”17. Así se entiende la reunión de Padres de Alumnos Buen Pastor-Santa Teresa el 18 de noviembre de 1981, donde se efectúa un plan para la nueva redistribución asignaturas y escoger un nuevo sistema de financiación en función de la misma18. En este sentido, en julio de 1980, se emite un informe sobre el funcionamiento de la Fundación, con orientaciones generales de funcionamiento, basado en dos objetivos: la formación cristiana y la euskaldunización. Es decir, hacer hincapié en la catequesis y en la formación del profesorado en el ámbito del euskera. Con respecto a este último aspecto, casi todo el profesorado se apuntó a algún tipo de curso de euskera, bien en Lazkao, Donostia o bien en el mismo centro, a fin de que a partir del siguiente curso los Hermanos pudiesen impartir clases en euskera, con la siguiente previsión: “pensamos que en cuatro años el profesorado seglar pueda coger el nivel D maila que exige Euskaltzaindia”. 14. Suplemento al Histórico para el año 1976. 15. Suplemento al Histórico para el año 1979. 16. Suplemento al Histórico para el año 1980. 17. Suplemento al Histórico para el año 1976. 18. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 254-Carpeta 8. 183 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Esta nueva situación no dejaba de tener su complejidad, de forma que la misma comunidad de Hermanos veía peligrar su continuidad, ante la disparidad de centros a los que atendía. A ello habría que sumar la bajada de alumnos, que ya es perceptible en 1982, junto con otras causas, que señala ese mismo Histórico, por cierto escrito en euskera de la mano de Jokin Otaegi, al igual que este mismo Hermano hizo en 1978. Entre esas causas está también el descenso de la natalidad, el modelo lingüístico adoptado, el modelo B, y, sobre todo, que la mayoría de alumnos se dirige a la ikastola. En este sentido, Jokin Otaegi constata que tanto los hijos de familias nacidas en Legazpi, como los inmigrantes prefieren llevarlos a la ikastola, porque quieren euskaldunizarlos, y se lamenta que “guk gai honetan fama txarra merezi izan dugu”19, a pesar de los esfuerzos que hemos podido constatar a favor del euskera. Desde 1982 no tenemos noticias de los avatares del colegio, pues entre la documentación no hemos encontrado los Históricos de esos años, aunque los Hermanos continuaron en la comunidad hasta 1984, fecha en la que ésta se retira. Aún y todo la presencia de los Hermanos continuará hasta que, en 1988, cesa definitivamente. De la complejidad de la situación a nivel general eran conscientes los Ayuntamientos de la Comarca, pues la Comisión de Educación del Ayuntamiento de Urretxu redactó un documento sobre la problemática de la Enseñanza en la Comarca, con fecha de febrero de 1983, en el que sin demasiadas esperanzas de que sus conclusiones puedan servir, analiza la situación escolar de la comarca, pues se centra en la evolución estadística de los diferentes centros escolares de Urretxu (Ikastola, Labeaga y Gainzuri), de Zumarraga (La Salle, San José Mercedarias y Zelai Aristi) y Legazpi (Kimu Berri, Buen Pastor-Santa Teresa y Domingo de Aguirre)20. De todo ello se constata que la evolución escolar es más o menos estable, aunque ya se apreciaba un descenso en el alumnado debido al descenso de la natalidad y al desfavorable saldo migratorio. Economía y relaciones del centro El hecho de que este centro dependiese de las subvenciones y ayudas que su patrocinador, D. Patricio Echeverria, logró dotarlo de cierta estabilidad económica a lo largo de su andadura. No obstante, se pueden señalar algunos aspectos que afectaron a la marcha del centro y de la propia comunidad. Así, en 1943, al año siguiente de la inauguración hubo que comenzar y continuar con algunas obras que iban a completar el extraordinario edificio y que le iban a dotar de frontón, salón, cobertizo, casa para el Capellán, así como huerta y gallinero. 19. Suplemento al Histórico para el año 1982. 20. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 254-Carpeta 8 y Caja 832-Carpeta 6. 184 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Esta situación económica relativamente holgada permitía que los recursos fueran abundantes, pero la serie de impuestos distritales y centrales abrumaban a la Comunidad. La economía parece que estaba gestionada desde San Asensio, porque en el año 1961 el Hermano Director tuvo que ir a esta localidad a presentar ante el Liquidador de Derechos Reales la documentación precisa en la que se señalaba la exención del impuesto de personas jurídicas para el colegio del Buen Pastor. A tenor de lo que decían los Hermanos, la situación económica de los padres de los niños de colegio no era preocupante, sin embargo, en el mes de enero de 1955 llegaban ayudas desde otras latitudes. Así ocurría cuando se repartieron entre los alumnos diversos artículos donados por Cáritas Norteamericana a la misma entidad española. En breve, también se recibieron órdenes contrarias, prohibiéndose a los Hermanos repartir más racionamiento y encargándose la parroquia de hacerlo, aunque por muy poco tiempo, pues éste originaba trabajo y disgustos entre los habitantes, “quizás por falta de cierta justicia en dicho reparto”21. En otro orden de cosas, hay que indicar que en el año 1962 el Hermano Director comunicaba a los alumnos que, en lo sucesivo, no se cobraría nada a los Bachilleres ni a los alumnos de la lección particular, como tampoco se haría con las clases de Iniciación Profesional, corriendo con esta responsabilidad la fábrica22. Además, estas ayudas económicas permitían que, en 1963, se compraran diversos aparatos de gimnasia (potro, plinto, etc.), con los que los alumnos pudieran prepararse para los duros exámenes que debían de realizar en Donostia, así como material de laboratorios con el fin de que la escuela fuera considerada como autorizada. Tampoco se creó dificultad alguna para que, en 1965, comenzaran nuevas obras de ampliación del colegio, sin embargo parece que las tornas cambiaron dos años más tarde cuando el Director acudió a Madrid en busca de subvenciones que fueran destinadas al taller, y cuando en el año 1969, por primera vez en la historia del Buen Pastor legazpiarra, 60 nuevos alumnos se veían en la obligación de tener que pagar 150 ó 300 pesetas, respectivamente, según sus padres trabajasen o no lo hicieran en la empresa, llevándose el cobro de estas cuotas a través de una entidad financiera, la Caja de Ahorros Provincial de Gipuzkoa. Ahora bien, a lo largo del proceso vemos cómo se estaban deteriorando las finanzas lasalianas cuando para comprar una multicopista en el año 1973 surgen diversos problemas o cuando las canastas de baloncesto las tuvo que proporcionar el Ayuntamiento. 21. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 22. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 185 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Por otra parte, aunque en algunos momentos la situación fuese holgada no significaba que los Hermanos percibieran un sueldo digno23, siendo los únicos ingresos por aquella etapa de 1974 los procedentes de sus salarios a pesar de que el centro contaba con una subvención del 50% de lo que correspondía a las nóminas de una escuela nacional. Independientemente de las subvenciones, “bien que tenía subvención total y los sueldos del profesorado eran de lo más corriente que se estilaba por los alrededores para centros de la misma categoría”24, la escuela seguía siendo propiedad de Patricio Echeverría S.A. quien respondía del mantenimiento de la misma y enjugaba los gastos que por cualquier concepto se originaban. Así se reconocen cuando textualmente dicen: “la entidad patrocinadora del centro mantiene las instalaciones en perfecto estado de conservación. Son de su propiedad y para obras no escatiman demasiado”25. En cuanto a las relaciones del centro con las autoridades civiles y eclesiásticas en general fueron buenas, inmejorables en el año 1975. Asimismo, desde sus inicios, este colegio recibió la visita de los inspectores, como ocurrió en 1948 cuando llegó en visita oficial el Sr. Inspector de Primera Enseñanza. Se trataba de un antiguo alumno de los Hermanos en Benicarló que pasó por las clases haciendo una piadosa reflexión sobre el ejercicio de la Santa Presencia de Dios, animando a los alumnos a practicar este ejercicio con el mayor esmero. En el libro de visitas dejó el siguiente informe: “los seis beneméritos Hermanos que regentan las seis secciones de esta graduada cumplen magníficamente su misión formativa. Todos saben despertar, dirigir y sostener la actividad de sus alumnos, lo que se ve correctamente reflejado en los cuadernos escolares y en las acertadas respuestas que éstos han dado a esta Inspección. Se cumplen además todas las disposiciones vigentes. Los locales y dependencias anejas excelentes”26. Unos meses más tarde quien hizo su aparición por el colegio fue, ni más ni menos, que el Sr. Director General de Enseñanza Primaria y Profesional, D. Romualdo de Toledo. En el libro de visitas dejó estampada su impresión, muy acorde con los tiempos que corrían en aquella etapa de la enseñanza que se conoció con el nombre del nacional-catolicismo y que queda perfectamente reflejada en la citada impresión: “la magnífica obra de D. Patricio Echeverría, orgullo de España, tiene asegurada su proyección en la Historia a través de este hermoso centro pedagógico, modelo en su clase, forjador de católicos y españoles que siguiendo su ruta contribuirán al engrandecimiento de España”27. No debió salir insatisfecho tampoco el Sr. Inspector de Primera Enseñanza cuando al año 23. Suplemento al Histórico para el año 1974. 24. Suplemento al Histórico para el año 1976. 25. Suplemento al Histórico para el año 1977. 26. Supplément à l’Historique pour l’année 1947. 27. Supplément à l’Historique pour l’année 1947. 186 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa siguiente volvió por estos fueros escribiendo nuevamente un cálido elogio a la labor de educación religiosa y patriótica “que aquí, como en todas partes, realizan los Hermanos”28. No hay más visitas de la Inspección hasta el año 1966, cuando llega la Inspectora que recomienda una puesta a punto del personal “a efectos de archivo, bastante desfasado, por cierto”29 y en 1968, cuando a diferencia de la visita anterior, apareció por Legazpi nuevamente la Sra. Inspectora de Segunda Enseñanza “yéndose muy complacida”30. Otra muestra de esas buenas relaciones la constituye la situación provocada cuando dan comienzo los arreglos de la parroquia de Legazpi y, por tal motivo, el Sr. Párroco pide al Hermano Director le autorice el uso de la capilla lasaliana para celebrar las funciones sagradas durante el tiempo que durasen las citadas obras, cediéndosela éste sin problema alguno. Puede presumir este colegio de que recibió numerosas visitas, unas en plan solaz otras en plan de estudio, tratándose, en la mayoría de los casos, de las principales autoridades eclesiásticas, como cuando llegó hasta él el Reverendo Hermano Provincial en 1949, que recorrió todas las clases y examinó a todos los alumnos recompensando a los más aplicados. Ese mismo año se recibió también la vista del Excmo. y Rvdmo. Fray Nicasio, Obispo de Casanare y años más tarde, en 1953, la del Reverendo Hermano Superior General, visita que se repite en 1964 pero en esta ocasión acompañado de los Reverendos Hermanos Visitador y Asistente “a los que les llama la atención la ropa, el calzado, la limpieza, todos los alumnos gratuitos, etc.”31. El Procurador de la Santa Sede y el Obispo de Gipuzkoa también se acercan al colegio de Legazpi en el año 1960 y tres años más tarde lo hace un Obispo llegado desde Argentina. También tuvieron visitas de otra importancia, como las que les hicieron los alumnos aprendices de Arrasate, los Aspirantes de Irun y San Asensio, que se repite varios años seguidos, o los Escolásticos, así como la primera visita que recibe el centro y que procede de Donostia, del Colegio de Los Ángeles, que trajo su grupo artístico y que se fueron totalmente defraudados, pues apenas asistió público a su función, a pesar de lo que habían trabajado en los ensayos. Sin embargo, la visita, quizás más importante, que reciben los Hermanos por las consecuencias que tuvo para el devenir del colegio, fue la efectuada por el Hermano Visitador en 1960, para hablar con D. Patricio. En esa conversación 28. Supplément à l’Historique pour l’année 1950. 29. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 30. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 31. Supplément à l’Historique pour l’année 1964. 187 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua se le proponía a D. Patricio la conveniencia de organizar la escuela de Iniciación Profesional a lo que dio su conformidad. Ya en esa década se produce un acontecimiento que no gusta nada a los Hermanos. Según era costumbre, los quintos del pueblo, la mayoría antiguos alumnos, iban a despedirse del colegio pero a pesar de que se les ofrecieron unas pesetillas para la merienda que solían tener como despedida, no lo aceptaban en consideración con los Hermanos. Sin embargo, esto no les pareció mal a los Hermanos, sino la mala impresión que recibieron por parte de los exalumnos, quienes al encontrarse con los Hermanos, no saludaron. Esta actitud quedó claramente reflejada en el informe de 1960 cuando el Hermano Director hace constar lo siguiente: “por eso he insistido ante los actuales para que se vayan acostumbrando a ser corteses con los Hermanos sin distinción de personas”32. En esa tarea de mantener unas buenas relaciones destacaba la Asociación de Exalumnos que, si bien, en los primeros años de vida del colegio apenas se hace notar, a partir de 1973 irrumpe con gran fuerza y se va a encargar de las tradicionales actividades deportivas, culturales, religiosas, etc., que se desarrollaban en los colegios lasalianos, así como de la asistencia a reuniones a nivel estatal de exalumnos lasalianos, siendo en el año 1966, al acudir a Madrid a una de estas reuniones, cuando sufren un accidente de carretera que les impide llegar a su destino. En general parece que las relaciones que los Hermanos lasalianos de Legazpi tuvieron tanto con las autoridades civiles como eclesiásticas fueron bastante buenas, sin embargo, en el año 1978 realizan una queja en relación a que el Provincial les visitaba muy poco, aunque quizás ésta estuviera provocada por la preocupación que mostraban ese mismo año porque las relaciones con los patrones de la fábrica no estaban a la altura de las que mantenían con las demás autoridades. Los estudios: Enseñanza Primaria, Iniciación Profesional y Bachillerato Como hemos señalado, en este centro siempre se mantuvo la Enseñanza Primaria como un nivel de enseñanza permanente, aunque también, desde sus comienzos, se intentó atender la Formación Profesional Inicial. A estos dos niveles de enseñanza se incorporaría el Bachillerato Laboral, formalmente a partir de 1965, aunque dos años antes ya se señala, sobre todo en los informes de visita, la existencia de clases de bachillerato. 32. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 188 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Con respecto a las enseñanza de iniciación profesional se recoge información contradictoria, pues mientras en algún Informe de Visita se señala que existen 12 “aprendices”, además de los 5 grupos de primaria, en otros informes en cambio, como el de 1956, se dice que “sería de desear que la obra de iniciación profesional que se hace con los aprendices fuera más intensa, pero no entra en las miras de la entidad protectora y sostenedora del centro”. Es decir, parece existir cierta ambigüedad con la continuidad de la enseñanza correspondiente a este nivel. En este sentido, se aprecia que la utilidad de estos estudios adquieren toda su relevancia si los alumnos continúan su formación en otros centros: “el complemento más desarrollado de formación profesional industrial que requeriría podrá establecerse más ampliamente en la vecina Escuela de Aprendizaje de Zumarraga, actualmente en ampliación”33. En este sentido, hay que entender este tipo de estudios. No obstante, poca actividad encontramos con referencia al tipo de estudios hasta el año 1952. Algo debió de ocurrir ese año para que el Hermano Director, y por dos veces en el mismo curso, fuera examinando clase por clase todas las asignaturas: “preciso es notar el entusiasmo de los alumnos por sus notas, en algunos tan sensible, que se notó en más de una ocasión resolviéndose en blancos lagrimones que corrían por sus mejillas”34. En 1953 la Enseñanza Primaria quedaba ampliada y en 1955 se obtenían los primeros buenos resultados de los alumnos que se habían presentado a los exámenes de Ingreso y al primer año de Bachiller. Una preocupación constante por alcanzar los mejores resultados se aprecia en algunos momentos, porque se observaban los primeros síntomas de cierta flojedad en el nivel de bastantes alumnos, lo que dio lugar a que en 1960 se efectuase un riguroso examen para la admisión de nuevos alumnos, que parece ser que, en sus orígenes, cumplió con su objetivo inicial de selección de alumnado, y es obligado señalar los éxitos extraordinarios que consiguieron los alumnos del colegio en la convocatoria del Patronato de Igualdad de Oportunidades: “han conseguido beca 34 alumnos para disfrutarlas en las Universidades Laborales, en el Instituto Laboral de Vergara, en Escuelas Profesionales y en el mismo colegio de Legazpia”35. Ese mismo año de 1962 se hacía entrega en Donostia de la documentación precisa para el reconocimiento de la Iniciación Profesional. Una de las razones de que estos resultados no fuesen todo lo deseable, era el bilingüismo, como señala en su informe el Hermano Visitador en 1964: “con todo el nivel cultural no es alto por las dificultades del bilingüismo”. 33. Rapport de Visite de 1960. 34. Supplément à l’Historique pour l’année 1952. 35. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 189 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Visto el éxito obtenido en esta obtención de becas, al año siguiente nuevamente sufren los exámenes los bachilleres y los que aspiran a las becas que patrocina el Patronato de Igualdad de Oportunidades y el de las Mutualidades Laborales. Si los primeros consiguen resultados altamente satisfactorios, los segundos obtienen cuantiosas becas, ascendiendo el importe total a 300.000 pesetas. Ocho alumnos consiguen una beca de 30.000 pesetas de las Mutualidades Laborales, con las que podrán seguir estudios de oficialía, maestría y peritaje: “todo ello ha creado un gran ambiente de trabajo entre los alumnos actuales, ya que ellos no quieren ser menos que sus compañeros”36. También consiguieron una beca de 5.000 pesetas los 22 alumnos que se presentaron este año al examen oficial para disfrutarla en nuestro centro de Zumarraga. Pero no todo fueron éxitos, porque en el año 1968 nos encontramos con una queja importante de los padres de los alumnos y de los propios Hermanos en relación a un examen de los de 4º curso que hubieron de realizar en Urretxu y cuyos resultados dejaron bastante que desear. Es en estos años de la década de los sesenta, cuando el colegio se plantea otros tipos de enseñanzas, como la Iniciación Profesional que, como ya hemos señalado, formalmente comienza en 1962 y que va a servir para que años más tarde, en 1964, se produzca el primer contacto con los padres para orientarles sobre las ideas que tenían en el colegio. Así, en 1965, el Director y los profesores se reúnen con los padres para ponerles al corriente de la nueva orientación dada al colegio con la implantación de los estudios de Bachillerato Laboral, después de que en Madrid dieran por bueno el expediente incoado por el centro con el objetivo de que fuera reconocido el Bachillerato Laboral. Con anterioridad se habían recibido en las instalaciones del “Buen Pastor” diversos aparatos de gimnasia y un notable contingente de material científico y de laboratorio con vistas a esa pequeña revolución educativa que estaba comenzando en el colegio lasaliano de Legazpi. Ello da lugar a que, en 1967, el Director se desplace hasta Madrid en busca de subvenciones para poder dotar los talleres que quería montar. Ahora bien, esta pequeña revolución de la que hablamos también tiene su aspecto menos positivo, como que en 1969, 60 alumnos nuevos tienen que pagar por primera vez en la historia del colegio, como ya hemos indicado previamente, 150 ó 300 pesetas según trabajasen sus padres o no en la empresa. El año 1964 se distingue por tres actividades, la primera de ellas es que 16 alumnos acuden al colegio de Iniciación Profesional de Zumárraga para el examen de becas para el próximo curso, la segunda es que acuden 31 alumnos al Instituto de Oñate para el examen de ingreso y la tercera que unos 200 trabajadores de Patricio Echeverría sufren el examen para la obtención del Certificado de Estudios Primarios. El año 1968 es testigo de dos situaciones totalmente 36. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 190 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa diferentes, por un lado el examen que los alumnos de 4º curso del centro tienen que realizar en Urretxu y que fue considerado como bastante parcial, incluso por los propios padres y, por otra parte, las notas que se dan con frecuencia bisemanal, “se ha puesto a cada alumno una nota en rojo que señala apreciativamente la capacidad del alumno. Los padres pueden relacionar con ella el esfuerzo de sus hijos”37. Como ya hemos señalado los nuevos avatares de la escuela se irán acomodando, en cuanto a la oferta escolar, a las nuevas reformas propiciadas por la Ley General de Educación. En este sentido, se aprecia que el colegio hace una apuesta por la oferta escolar adaptada a la Enseñanza General Básica, siguiendo las directrices marcadas por el Ministerio de Educación y Ciencia, e incluso “se presta una gran atención al estudio del euskera con una hora diaria en todos los niveles y alguna asignatura en euskera en algunos cursos”38. Así pues, esta continuidad de los estudios, reconocidos oficialmente desde 1975, suponía la desaparición del bachillerato elemental hasta entonces existente, además de los de iniciación profesional. En 1976 el centro solicitará al Ministerio de Educación y Ciencia autorización para el “legal funcionamiento de un Centro de Educación Preescolar”, dependiendo de la Fundación Buen Pastor-Santa Teresa, para niños de cuatro y cinco años. A partir de 1979 ya se constata la existencia de matrícula en este nivel de enseñanza. En esta situación permanecería hasta que nuevamente vuelva a plantear su situación con las reformas educativas desde el Gobierno Vasco y la elección de un determinado modelo lingüístico. En este contexto se entienden las explicaciones que se recogen en el Histórico de 1982, a las que ya nos hemos referido: “aunque damos los modelos B y D la gente no confía en nosotros. La mayoría llevan sus hijos a la ikastola, incluidos los inmigrantes. Las 2/3 partes del alumnado los tiene la ikastola y 1/3 corresponde a las nacionales y las privadas. El futuro es oscuro”39. Evolución de la matrícula de alumnos En el análisis de la evolución del alumnado, hemos de tener presente los cambios que se producen en el centro, sobre todo con el reconocimiento oficial como Fundación Buen Pastor-Santa Teresa, pues se aprecia un aumento sustancial en la matrícula debido a la incorporación del centro femenino. Desde el ini- 37. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 38. Suplemento al Histórico para el año 1977. 39. Suplemento al Histórico para el año 1982. 191 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua cio de la escuela hasta 1975, fecha en la que comienzan a registrarse los datos relativos a este último centro, la evolución de la matrícula se sitúa entre los 200 y los 400 alumnos, con una distribución por clases que variaba según los diferentes grados existentes. Es cierto que el número de alumnos por clase puede parecer desproporcionado y nada homogéneo, pero los datos que se señalan en el Nominatif suele ser de escasa fiabilidad, al menos en su distribución, pues no se entiende que de un curso para otro varíe tanto el número de alumnos. El criterio que podemos utilizar es que la 6ª clase corresponde a los alumnos de iniciación profesional y el resto a los diferentes grados inferiores, aunque tampoco tengamos certeza de que fuera así. En algún momento, al contrastar estos datos con los que proceden de otros documentos se aprecian ciertas inexactitudes, aunque en números globales los datos sean parecidos. Así, en el curso 1972, los 332 alumnos estaban repartidos de la siguiente forma: en 5º de EGB había 75 alumnos, en 6º de EGB 130 y en 3º de Bachiller 89 y en 4º de bachiller 43. Se trata de cifras que corresponden al proceso de implementación de la Ley General de Educación. Legazpi. Alumnos por clases (1942-1968) A partir de 1975 asistimos a un considerable aumento de la matrícula y a la incorporación del alumnado femenino, procedente del Colegio Santa Teresa. Con ello nos encontramos con un volumen importante de alumnado. A estas cifras hay que sumar, a partir de 1979, la matrícula correspondiente al alumnado de 192 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa preescolar, con lo cual los datos ofrecen una panorámica mucho mas completa del alumnado matriculado en el centro. Sin embargo, a la vista de la documentación consultada no podemos explicar lo ocurrido con la matriculación que se registra a partir de 1981, cuyo elemento más importante es el descenso en la matriculación en todos los niveles, pero también es posible que influyeran otros factores ya apuntados. De cualquier manera estos datos rompen una tendencia que hasta 1980 mostraba un continuo aumento. Esta evolución en la matrícula ocasionó más de un problema, como era tradicional en los centros de Gipuzkoa, nos referimos a los límites de entrada de los alumnos. Así, el primer problema que se presenta en el Buen Pastor es una cuestión de espacio, allá por el año 1944, cuando en la reapertura del curso se precisaba de una ampliación si no se quería dejar a 15 niños fuera de la escuela, lo que conllevaba que se necesitase un Hermano más, a la petición el Hermano Visitador accedió sin problemas. Llegado el año 1954 el problema de la falta de espacio perduraba en el colegio; las clases estaban hasta los topes y el hijo de D. Patricio rogaba, en nombre de su padre, al Hermano Visitador para que enviara otro Hermano, pues había 25 niños en la calle y quería que, urgentemente, se abriese otro grado, pero ello no pudo ser y ante la negativa recién comunicada, el hijo de D. Patricio quedó profundamente apenado. La situación de falta de espacio continuaba agravándose porque la población escolar iba en aumento y, en 1960, en una reunión conjunta con D. Patricio, se tomaba una drástica decisión: únicamente se recibirían niños que fueran hijos de obreros de la empresa. El cambio de Director, al año siguiente, poco pudo aportar en este aspecto, pues desde el primer día las clases estaban completas y la Dirección se encontraba asediada por los padres que no habían podido matricular a sus hijos. Analizada la situación, se tomaba una nueva decisión: a partir de ese instante se realizarían exámenes de entrada para la admisión de alumnos, pero tampoco era una decisión que terminase de solventar el problema porque en 1963 se encuentran con más de 100 solicitudes y 40 plazas y en 1964 se veían imposibilitados para aceptar más niños en las aulas del colegio. Entrados en la década de los sesenta, y a pesar de que los problemas de matrícula continuaban, la asistencia a clase era completa pese a las inclemencias del tiempo: “todo se suaviza con el perfecto funcionamiento de la calefacción. Sin embargo se producen dos inesperadas bajas en las clases mayores, para colocarse en la Fábrica del Fundador del Colegio”40. 40. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 193 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Dentro del día a día de la vida del Buen Pastor legazpiarra, el curso 195051 no comenzó con normalidad por causa de las órdenes recibidas de la Superioridad Académica, motivadas en algunos casos por una enfermedad que producía parálisis infantil en la provincia y principalmente en la capital y, un año más tarde, los problemas generados por la gripe, que tuvo como consecuencia que más de dos terceras partes del alumnado tuviera que pagarle su tributo tarde o temprano. La perspectiva del alumnado que tenía el Hermano Director la podemos ver en esta larga cita, que por su interesante contenido cargado de metáfora entendemos necesario señalar: “damos comienzo al segundo trimestre con asistencia casi total de los alumnos, todos dispuestos una vez vencida la modorra, a trabajar con más ahínco y a subsanar los errores que les hicieron culpables de malos resultados el trimestre anterior. Seguimos deshojando el calendario, pues los días pasan. El alumnado va encarrilándose poco a poco en las vías de disciplina y del trabajo. Los malos días no les asustan. La Señora Blanca Nieves nos ha visitado una y dos veces y otras tantas es recibida con júbilo. No les es difícil capear el temporal con buenas clases y mejor calefacción. Con estas variaciones, únicamente atmosféricas, llegamos al 25. Los benjamines están de gala. Es que quieren cerrar con broche de oro la fervorosísima novena que han hecho al Niño Jesús, y además, dicen que es su fiesta. ‘Fiesta de los Congregantes del Niño Jesús’. Lucen sus galas con rosadas cintas al cuello y hermosas medallas bruñidas en plata al pecho. En la Misa las gargantas infantiles cantan a su Divino Modelo. Llegado el momento los Congregante se acercan a la Sagrada Mesa. A continuación en un acto muy simpático y piadoso, 19 angelitos quedan admitidos en la Archicofradía. Nuestro Capellán les impone las medallas. ¡Qué emocionados las contemplan en sus pechos! Tras la Misa suben al Salón de Actos donde se les obsequia con algo que alegra el corazón; no hacía falta pero nadie rehúsa el vinillo dulce y los ricos chupetes y pasteles”41. También tenemos que señalar que la salud de los alumnos fue en todo momento motivo de interés en el Buen Pastor e incluso se llegaron a realizar revisiones médicas que gratamente sorprendieron a los galenos, como la llevada a cabo en abril de 1955 “en la que los señores doctores quedan prendados de la limpieza y demás condiciones higiénicas del colegio y al no hallar ningún niño enfermo dicen ‘No nos extraña, así debieran ser todas las escuelas y los niños se desarrollarían en perfectas condiciones de salud’. Otras razones contribuyen a ello, pues sin duda los obreros de esta entidad están bien retribuidos y pueden atender con buena alimentación a sus hijos”42. 41. Supplément à l’Historique pour l’année 1950. 42. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 194 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Las actividades escolares Una de las actividades escolares más importantes a lo largo del año de los alumnos del Buen Pastor legazpiarra era la celebración del santo del fundador del colegio, D. Patricio, el 17 de marzo, y el de Santa Teresa, esposa del fundador, el 15 de octubre. En ocasiones, en estas celebraciones iban incluidas meriendas así como sesiones de cine o reparto de caramelos entre los niños. En el caso del año 1948 el agradecimiento del alumnado al creador de su colegio fue un poco más allá y en su honor, los niños cantaron a dúo la Santa Misa y después obsequiaron a D. Patricio con una vistosa exhibición de bailes regionales. Él, por su parte, sufragó los gastos de indumentaria y obsequió a los niños con una rica merienda. Sin embargo, a partir de 1972 este acto que había venido desarrollándose desde el año de la fundación del colegio, en 1944, dejó de celebrarse, o al menos los informes ya no dan más cuenta de él. En este capítulo de fiestas y celebraciones también podemos incluir las que tuvieron lugar a partir del año 1959, cuando, por primera vez, se celebra el día del alumno y del exalumno, repitiéndose la misma en 1961 y 1962, año en el que acudieron al colegio todos los maestros y maestras de la localidad, a los que se obsequió con un refrigerio. Además, más de 100 alumnos vestidos de blanco, realizaron diversos ejercicios gimnásticos con extraordinaria maestría. A esta fiesta se sumó el Hermano Jesús, primer Director del colegio y apreciadísimo por los alumnos, lo que contribuyó a realzar el acto. También eran dignas de destacar las numerosas excursiones que realizaban por la provincia de Gipuzkoa y limítrofes, como a los Santuarios de Estibalitz y Urkiola, a la basílica de Begoña o a localidades como Irun, Donostia, Hondarribia, sin olvidar el año en que se realiza una peregrinación a Lourdes. No faltaron tampoco los tradicionales viajes de fin de curso que se celebraron por primera vez en 1969, cuando los alumnos de 4º año se van hasta Madrid, pasando también por Toledo y Segovia. Este viaje de los niños fue sufragado por la Asociación de Padres de Familia, “que aportaron todas sus energías y dinero”43. Al año siguiente para recaudar fondos para el viaje sin vaciar los bolsillos de los padres, se puso en marcha la rifa de una lavadora automática y así sacaron unas pesetillas los alumnos del 4º grado. Pero sin duda alguna, el año de las excursiones fue el de 1972, pues los diplomados fueron a Francia, los cantores a Urbia, los de 5º grado a Hondarribia y los de 4º grado a Madrid, donde encontraron un hotel que les resultó bastante caro. Para relatarnos la excursión que costeó D. Patricio en el año 1951, el Hermano que realiza el informe se envuelve en una cierta cursilería que a continuación 43. Suplemento al Histórico para el año 1969. 195 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua señalamos: “llega el día tan esperado por los 120 jilguerillos que con sus alegres gorgojeos pisan el patio del colegio, parece que le da vergüenza al sol el haberse escondido y…lució. ¡Gracias a Dios! Lo celebramos con cohetes y bombas reales. Por gracia y delicada atención de nuestro magnánimo bienhechor D. Patricio, los 120 alumnos pudieron realizar esta excursión gratis en 2 autobuses”44. Además de los viajes y las excursiones, otra actividad interesante eran los campamentos de verano que organizaba el Buen Pastor legazpiarra. Allá por 1967, por primera vez sus alumnos tienen la oportunidad de ir hasta la localidad navarra de Estella donde disfrutaron de unos días de vacación. Dos años más tarde, dado el éxito obtenido con estos campamentos y con la colaboración de Pedro Zubía, quien les deja su piscina y sus terrenos para poder hacer la acampada, se establecieron dos turnos de vacaciones. En 1973 el campamento se lleva a cabo en Irache con total normalidad, pero al año siguiente, se crearon unas fuertes tensiones entre el Hermano Juan José y el “Josca” que provocaron la salida del primero y quizás el final de esta actividad, ya que no volvemos a tener constancia de que la misma se repitiera años más tarde. Otra actividad típica de todos los colegios lasalianos eran los cursillos de verano, y en Legazpi tampoco faltaron, teniendo lugar por primera vez en el año 1951, a los que acudieron 130 alumnos de forma voluntaria y gratuitamente. Su finalización se sitúa en 1974, pues ya no vuelve a hablarse de ellos en los informes del colegio. No podía faltar en un colegio de La Salle el acto público de entrega de notas y diplomas, con la presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas, que en el caso de Legazpi, en el año 1944, era revestida de solemnidad con la presencia de D. Patricio y el premio de una excursión: “al día siguiente unos 90 alumnos salían de excursión al Santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz. La suculenta comida preparada por el popular ‘Singer’ y consiguiente visita al Seminario Diocesano de Vitoria y al Santuario de San Antonio de Urquiola”45. Para obtener el premio los Hermanos dejaban bien clara la condición fundamental, “los constantes triunfan pues el último sprint vale poco si antes no se ha corrido bien”46. También fue acogida con gran agrado la participación del colegio en las fiestas de la localidad o la creación en 1969 de un cineforum para los niños del centro. Otra de las actividades que gustaban en el centro y en las que anualmente se participaba, era en los coros en honor a Santa Águeda, sin embargo esta actividad en el año 1972 se vio empañada por el boicot al que le sometieron diversos agentes del pueblo que andaban con todo tipo de reivindicaciones. 44. Supplément à l’Historique pour l’année 1951. 45. Supplément à l’Historique pour l’année 1944. 46. Supplément à l’Historique pour l’année 1951. 196 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Más actividades que se realizaron en el colegio fueron una velada recreativa con teatros y bailes en 1966, la participación en el Certamen Musical de Mutriku en 1972, la Semana Cultural Vasca de 1973, la realización de una rifa en 1967 para recaudar dinero para la tamborrada infantil que, sin embargo, años más tarde recoge su recompensa cuando el propio Ayuntamiento le aporta una ayuda de 40.000 pesetas. Sorprendentemente, en el colegio también se celebró durante un par de años el día del jubilado, concretamente en los años 1972 y 1973, de la que no se vuelve a tener más noticias. De la que sí hubo más noticias fue de la actividad de la Asociación de Antiguos Alumnos, que si bien nos hacen saber que en el año 1953 todavía no existía, sí aparecía allá por 1973 sin aportación digna de destacar ni ese primer año, ni en el siguiente. Ya en 1974 se dice de ella que su actividad era casi exclusivamente de orden deportivo, aunque, un par de veces al año, habían colaborado con los días del jubilado, por lo que los Hermanos se vieron obligados a participar “en esa vida mortecina de la Asociación”47 en 1976, repitiendo en 1977 “por su lánguida vida”48 dedicada exclusivamente a las actividades deportivas o folclóricas. Vida religiosa Siguiendo la tradición lasaliana de celebrar todo tipo de acontecimiento de carácter religioso, a continuación vamos a dar una relación de actividades religiosas que se celebraron en el Buen Pastor de Legazpi: 1. Domingo de Ramos 2. Fiesta de San José 3. Día de los niños 4. Procesiones y Vía Crucis 5. Fiesta del Beato Benidlo 6. Primera Comunión 7. Fiesta de Santo Tomás 8. Imposición de medallas y escapularios 9. Fiesta de San Juan Bautista de La Salle 10. Fiesta del Beato Salomón 11. Fiesta de la Inmaculada 47. Suplemento al Histórico para el año 1976. 48. Suplemento al Histórico para el año 1977. 197 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua 12. Fiesta de Cristo Rey 13. Imposición de la Ceniza 14. Mes de las flores 15. Fiesta de la Santísima Trinidad 16. Ejercicios Espirituales y Retiros 17. Peregrinaciones a los diferentes santuarios de la provincia 18. Bendición de la Bandera 19. Fiesta del Sr. Capellán Pero además de esta larga lista de festividades de tipo religioso, y dentro del mismo ámbito, hubo algunos detalles que nos gustaría recordar. Así, en el primer año de actividad del Buen Pastor legazpiarra, nos encontramos con que “desde el 15 de mayo de 1944 funcionaba en nuestra querida escuela la Congregación de la Inmaculada y de San Juan Bautista de La Salle, para fomentar la piedad entre sus mejores alumnos. Juntamente se había constituido un turno de Tarsicios que celebraba mensualmente su vigilia y estaba animado del mejor deseo de alabar al Santísimo Sacramento del Altar”49. En este tema de las Congregaciones existieron varias que funcionaron en el colegio y que recibieron un impulso ascensional, “resolviéndose en numerosas llamadas del Señor para trabajar en su viña y a la que han respondido generosamente un buen número de nuestros alumnos”50. Un ejemplo de ello es lo ocurrido en el mes de enero de 1952, y que tuvo un atractivo particular, a causa de celebrar los misterios de la infancia del Señor: “imposible describir la alegría que los niños experimentan cunado su nombre figura en la lista de los Congregantes. Como coronamiento de la novena irán una vez más a recibir a su amigo. Fruto de este fervor son las numerosas vocaciones religiosas y eclesiásticas que cada año salen del colegio”51. La fiesta de las comuniones también suponía un día de alegría y regocijo generalizado entre los niños y mayores: “solícitamente preparados e instruidos por el Hno Profesor y el Sr. Párroco, el domingo de Quasimodo los inocentes corazones reciben a Jesús. Día de gala y hermosura para todos nosotros, viéndoles tan apañaditos, luciendo sus trajes de azul marino. Y para Jesús, visitando aquellos vergeles deliciosos que eran sus pechos. El soñado día dejó huella indeleble en los tiernos corazones”52. La fiesta del Santo Fundador, en 1953, también era día de comunión: “llegada la víspera hubo confesión, seguida de la 49. Supplément à l’Historique pour l’année 1944. 50. Supplément à l’Historique pour l’année 1950. 51. Supplément à l’Historique pour l’année 1951. 52. Supplément à l’Historique pour l’année 1951. 198 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa vigilia de Tarsicios con el fin de dar al día siguiente más realce. ¡Qué emocionante era de ver, al día siguiente el total desfile del alumnado acercándose a la Sagrada Mesa!”53. O cuando se produjo la beatificación del Hno. Benildo que los niños oyeron por la radio, “era esperada con vivo anhelo por todos los alumnos. Fervorosísimo novenario precede a este día señaladísimo. La víspera, a las ocho de la tarde el disparo de cohetes alborota a la vecindad. El toque de las campanas anuncia la fiesta. La capilla, primorosamente adornada. Todo está preparado para la fiesta. Alegres y risueños acuden presurosos al rayar los primeros albores del alba. Vienen exultantes de alegría a ofrendar a su santo patrono con una fervorosa comunión”54. No quedó atrás la fiesta de la Santísima Trinidad de 1945, cuando “el pueblo entero participó activamente en aquella manifestación de fe, ya engalanando con luces y transparentes sus casas, ya formando en la Magna Procesión Eucarística, que partiendo del colegio se dirigió hasta la Iglesia Parroquial sobre las 10 de la noche”55. En el año 1945 se celebró un Congreso Eucarístico en Bergara en el que por la mañana hubo misa de comunión para unos 2.000 niños y donde el orden y la piedad fueron perfectos, a pesar de la fina llovizna que deslució el acto. No se deslució del todo el acto de 1946 pero sí hubo alguna queja por parte de los Hermanos en relación a la organización de la jornada de los congresistas “cuando los 150 niños que se alistaron como tales con otro centenar de niñas, se dirigieron llenos de entusiasmo en cinco camiones cedidos por la Fábrica de D. Patricio y la Papelera. Hubo por la mañana en el Ensanche de Amara una Comunión General en la que participaron unos 20.000 niños. Todo esto resultó verdaderamente magnífico, aunque un tiempo algo lluvioso y alguna lentitud en la organización deslucieron un poco su esplendor”56. Los certámenes catequísticos constituyeron otra actividad dentro de la vida religiosa de los alumnos. En 1950 se celebró el primero de ellos en el colegio de Los Ángeles de Donostia. La selección del Buen Pastor consiguió el primer puesto con el consiguiente trofeo donado por el Hermano Visitador, pero la trayectoria de estos certámenes fue relativamente corta, pues desde 1960 no hay más noticias de su existencia. Por último, en lo que concierne a la vida religiosa de los niños de La Salle de Legazpi, indicar dos noticias relacionadas con los archicofrades del Santísimo Niño Jesús. La primera de ellas en relación a la bandera de la Archicofradía que se les encargó a las monjas de los Ángeles Custodios de Bilbo y que, a decir de los Hermanos, resultó bastante cara, y la segunda relativa a las noticias de la salida que los archicofrades hicieron en Navidad para recaudar fondos para comprar una estatua de mayores dimensiones que la que tenían en la Capilla. 53. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 54. Supplément à l’Historique pour l’année 1952. 55. Supplément à l’Historique pour l’année 1945. 56. Supplément à l’Historique pour l’année 1946. 199 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Las obras complementarias dedicadas a la labor de apostolado tuvieron en el centro una permanencia importante y casi desde el inicio del colegio. En este sentido, tanto el Histórico como los Informes del Hermano Visitador eran precisos en apuntar el número de alumnos que pertenecían a dichas asociaciones, como podemos observar por la tabla siguiente. Casi se puede decir que el 50 por ciento de los alumnos estaban implicados en alguna de estas asociaciones (Archicofradía del Niño Jesús, Congregación de la Virgen María y Cruzada Euscarística), lo cual les obligaba a una serie de actividades apostolares periódicas. Tabla 50. Legazpi. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1944- 1968) Archicofradía del Niño Jesús 200 Congregación de la Virgen María Cruzada Eucarística Vocaciones 1944 72 2 1945 82 4 4 1946 60 98 1947 60 90 1948 70 70 120 1949 70 70 140 6 1950 60 65 120 7 1951 60 65 120 1952 60 68 1953 75 60 1954 85 70 1955 85 74 5 1956 87 70 12 1957 90 65 6 1958 150 80 10 1959 199 40 12 1960 108 40 14 1961 116 100 1962 56 72 72 1963 112 100 110 11 1964 104 98 98 10 1965 118 105 85 5 1966 158 104 5 1967 158 86 8 1968 180 110 4 5 4 110 2 5 7 9 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Legazpi. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1944-1968) El apartado vocacional también tuvo su importancia dentro del Buen Pastor. Los Ejercicios Espirituales y los Retiros no faltaron a su cita año tras año y prueba de su éxito es que en el año 1964 se alcanzaron las 10 vocaciones. En un resumen sobre este tema, se reseña que el total de vocaciones habidas entre 1942 y 1965 era el siguiente: Hermanos 3, Formandos 12, Sacerdotes 12, Seminaristas 9 y otras congregaciones 2957. Ello no significaba que todos los años se alcanzase dicho éxito, pues en 1955 queda reflejado en el comentario de los Hermanos cierto desasosiego ya que “se cultivan con esmero aunque con cierta desilusión, pues el pasado curso el seminario rechazó a varios y el noviciado menor sólo admitió dos sobre diez. ¿Qué será de ellos este año? No basta que la mies y los operarios sean muchos, es necesario otras cosas, que no perdamos la confianza en que Aquél que los envía sepa proveer a su debido tiempo”58. Así, entre deseos, como el de 1974 cuando se dice “¡Quiera el Señor concederles el don de la perseverancia!”59, y críticas, como la de 1977 “¡Poco atendidas por parte de los Hermanos!”60 finalizaba el capítulo de las vocaciones 57. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 255-Carpeta 10. 58. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 59. Supplément à l’Historique pour l’année 1974. 60. Suplemento al Histórico para el año 1977. 201 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua de los niños del colegio del Buen Pastor de Legazpi. Es decir, puede afirmarse que Legazpi fue un buen semillero de vocaciones, sorprendiendo en algún año el alto número de las mismas, aunque como ocurría en el resto de los centros, a partir de la decada de los setenta comenzaron a decaer. Profesorado La complejidad de este centro, sobre todo a partir de 1975, obliga a matizar la evolución y presencia de los Hermanos y profesores seglares, pues desde esa fecha se incorpora profesorado religioso y seglar femenino. No obstante, por lo que respecta a los Hermanos se aprecia una evolución creciente en los primeros años que logrará estabilizarse en un número de siete Hermanos en la Comunidad hasta 1967. A partir de esa fecha decrece el número de Hermanos llegando a la retirada en 1984, aunque durante algún tiempo se mantengan dos Hermanos en la Ikastola. La mayoría de los Hermanos tenían votos perpetuos y también poseían el titulo de maestro de enseñanza primaria. En cuanto a la permanencia de los Hermanos tenemos que matizar que durante toda la vigencia del centro pasaron por el mismo del orden de unos ochenta Hermanos. Es decir, casi dos Hermanos de media durante los más de 42 años en que el centro permaneció abierto. Se trata de un índice un tanto elevado de movilidad, pues son muchos los casos en los que algún Hermano permanece tan sólo un año. A pesar de esta movilidad, que siempre puede interpretarse como un descenso en la dedicación y escasas posibilidades de establecer relaciones, el centro siempre gozó de buena fama y de prestigio en cuanto a las características de su labor docente. No obstante, podemos señalar algunos casos en los que los Hermanos estuvieron más de cinco años: el primer director que permaneció desde sus inicios hasta 1948, Hermano Lizier de Jesús, estuvo pues 6 años, junto con él también llegó el Hermano Demetrio Lamberto que permaneció quince años en el centro desde 1942 hasta 1956 y volvió como director entre los años 1962 y 1964. Otros tantos años estuvo en el centro el Hermano Juan Teodoro, desde 1951 hasta 1963. El Hermano Fausto Samuel, que fue director en 1953, permaneció en el centro seis años (1953-1958) y, finalmente, el Hermano Javier Urbano que permaneció en el centro desde 1960 a 1970. El resto de los Hermanos que pasaron por el centro no permaneció más de cinco años. A partir de 1970 se observa, por vez primera, la presencia de 2 profesores seglares, número que asciende hasta 5 en 1975; en 1982, el año del cierre del colegio, se encontraban impartiendo clase, además de 4 Hermanos 6 monjas, habiendo aumentado paulatinamente la presencia del profesorado seglar, sobre todo de mujeres, a partir de la década de los setenta y ochenta, debido a las nuevas características del centro con la incorporación del Colegio Santa Teresa. 202 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Respecto a la formación del profesorado, quizás pueda resultar sorprendente pero hasta la década de los sesenta no encontramos información sobre las actividades educativas para el profesorado del Buen Pastor, siendo la primera actividad en la que toman parte unos cursillos organizados por el Frente de Juventudes y que duró “veintitantos días”. Otros cursillos a los que asistieron fueron los dirigidos a Directores, en la localidad de Villagarcía en el año 1969, y los que se impartieron a partir de 1980 para que diariamente los profesores estuvieran aprendiendo euskera durante un mínimo de 45 minutos diarios. También tuvieron la oportunidad de acudir a un Congreso de Antiguos Alumnos en Palma de Mallorca, allá por el año 1969, así como a la reunión de la FLAVA (Federación Lasaliana de Antiguos Alumnos Vasco Aragonesa) en 1967. Los exámenes que realizaron también fueron escasos, uno el de Reválida, para el que tuvieron que acudir a Calahorra, y otro de Religión que se llevó a cabo en Irun. Lo más destacado del año 1944 fue el nombramiento de un nuevo Párroco, “celoso Párroco de Montellano (Vizcaya)”, D. Juan Añibarro, como Capellán del colegio “que viene a ser el más preciado complemento de la labor educativa y religiosa que está destinado a hacer el colegio”61 y la Consagración del altar de la Capilla por el Obispo de Docimea, Vicario Apostólico de Guam. Entre el 15 de mayo y el 7 de junio de 1946 se celebró en la Casa Generalicia de Roma el Capítulo General del Instituto. El capítulo empezó sus tareas con la elección del nuevo Superior, el Rvdo. Hermano Athanase-Emile, como sucesor del Vicario General nombrado en 1940 por la Santa Sede y, en 1959, se organiza la primera asamblea de Antiguos Alumnos con la intención de formar la FLAVA. En cuestión de personal debemos hacer constar la queja que realizan los Hermanos en el año 1959 con respecto a los cambios que se producen continuamente en las Comunidades y que textualmente decía así: “es muy lamentable tanto cambio en las Comunidades, pero tiene que ser así”62. Quizás por ello al año siguiente se produce la baja de un Hermano, que pidió abandonar la Congregación religiosa el cual “vino de modo extraño para vivir cerca de su madre, se declara al fin con propósito de pedir la dispensa de los votos para desligarse del estado religioso. El Hermano Visitador lo manda a Zaragoza en espera de la respuesta de Roma. Para reemplazarlo viene de Zaragoza otro Hermano”63. Sin embargo, no parece que hubiera más abandonos, al contrario, años más tarde llegan al colegio en plan experimental dos novicios que dan un muy buen resultado, por lo que al año siguiente se repite la experiencia. 61. Supplément à l’Historique pour l’année 1944. 62. Supplément à l’Historique pour l’année 1959. 63. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 203 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Terminamos este capítulo de los lasalianos legazpiarras señalando las tradicionales excursiones a Pamplona, Estella, San Asensio, Bilbo, etc y, por supuesto, recordando que todos ellos acudían a los Ejercicios Espirituales y a los Retiros que se llevaban a cabo en Irun, Donostia o Bilbo. Recomendaciones del Hermano Visitador Las tradicionales recomendaciones del Hermano Visitador las hemos dividido en tres apartados: el primero referido a las relaciones tanto internas como con el exterior, por parte de los Hermanos, el segundo relativo a las actividades profesionales o académicas y el tercero en lo que concierne al aspecto religioso. Comenzando pues por el apartado de relaciones, vemos que, desde el primer instante, se incide bastante en ello, de manera que, en 1944, nos encontramos con una enhorabuena por parte del Hermano Visitador dadas las buenas relaciones existentes entre los Hermanos a la vez que aprovecha para indicarles que en sus relaciones con los extraños fueran muy prudentes y edificantes. Esta prudencia siempre estuvo presente en la vida de los Hermanos del Buen Pastor de Legazpi pues en 1962 se sigue exigiéndoles una exquisita discreción sobre todo en el trato de personas extrañas, “dado que con frecuencia no sabemos dónde pueden ir a parar nuestras opiniones”64. En esa línea también va la sugerencia de 1961, cuando se les dice que “por ese mismo interés por conocer los problemas del medio en que servimos a las almas, no impida el saber mantenerse en discreción”65. Esta petición, casi permanente de discreción, quizás tuvo más lógica después del año 1962 en el que parece que las relaciones con el pueblo no eran lo más fluidas, como queda reflejado en el informe de ese año “la circunstancial oposición de una parte del pueblo les ayude y estimule a una más íntima unión en criterios para lograr más fácil el fin que perseguimos”66. En este orden de sugerencias, que nos pueden causar sorpresa en la actualidad, estarían la prohibición de estar en las clases fuera de las horas reglamentarias, la de salir de casa sin sombrero durante el día o la de tener que dejar abiertos y no cerrados los cuartos67. Tampoco encajaría muy bien hoy en día, más tratándose de Hermanos que eran jóvenes, la recomendación de 1950 cuando se les pedía expresamente que “al tomar parte en los juegos de los alumnos, sea en el patio o en el salón, no ha de manifestar el profesor tanta o más afición que los alumnos”68. 64. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 65. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 66. Rapport de Visite de 1962. 67. Rapport de Visite de 1947. 68. Rapport de Visite de 1950. 204 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa En el caso de que las diferencias internas pudieran surgir, la recomendación al respecto era clara, no debían de comentarse las deficiencias que pudieran existir en la Comunidad y sí avisar respetuosamente al Director69, evitando en todo momento cualquier vulgaridad o dejadez70. De elevado sacrificio era la propuesta del Hermano Visitador en lo que a obsequios y regalos respecta, pues se solicitaba de los Hermanos “que atendiesen con personal esmero a renovarse durante este año en el amor y la práctica de la pobreza religiosa, evitando cuidadosamente todo atentado contra la vida común, particularmente en la recepción de regalos, aún de familia”71. Al referirnos al apartado académico o profesional, la primera de las recomendaciones, efectuada en 1944, se distinguió por la “contundencia” de la misma, que decía así: “en la enseñanza metódicos y prácticos, sabiendo que a los niños les entra más por los ojos que por los oídos”72. Pero también se les animaba a que las clases y las explicaciones fuesen intuitivas siempre que fuera posible73, más cuando había alumnos que tenían dificultades con la lengua en la que se les enseñaba74. Este problema de la lengua era palpable, pues en 1950 se intentaba que con aquellos alumnos que estudiaban el Catecismo en vascuence, se les reuniera un par de veces semanalmente para explicarles bien la lección y explicarles el sentido literal del texto75. No faltaban las invitaciones a cuidar de los recreos y los retretes y la posibilidad de que se redujesen los castigos entre los alumnos, con recomendación expresa para que con los niños se procediese más por estímulo que era más formativo que por castigo76. El tema de los castigos también se intentaba regular, de manera que si casualmente, transcurrida la hora de salida de los alumnos, éstos tuvieran que permanecer en el colegio, a todos se les reuniría en una única clase. En cuanto a los trabajos de los niños se observaba que los trabajos gráficos estaban bien, sin embargo se les notaba falta de gimnasia mental con ellos, con frecuentes preguntas y explicaciones adecuadas77, por lo que se 69. Rapport de Visite de 1949. 70. Rapport de Visite de 1950. 71. Rapport de Visite de 1957. 72. Rapport de Visite de 1944. 73. Rapport de Visite de 1944. 74. Rapport de Visite de 1946. 75. Rapport de Visite de 1950. 76. Rapport de Visite de 1948. 77. Rapport de Visite de 1951. 205 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua invitaba a dar preferencia a cuanto respondía a una finalidad formativa de sus facultades e incipientes hábitos, con preferente atención a todo lo práctico y que fuera realmente educativo y de buen gusto78. Esto es, se exigía de los Hermanos que dieran primacía en su trabajo con los alumnos a su formación en los buenos hábitos de exactitud, orden, urbanidad y religiosidad79. En definitiva, la recomendación del año 1962 deja meridianamente claro cuál era el objetivo a cumplir: “una mayor exigencia en su actuación profesional, con sumo respeto al niño, hombre del mañana y portador de los más sublimes valores”80. Los aspectos religiosos recogidos estaban dirigidos a las prácticas de los Ejercicios Espirituales, al conocimiento de la letra del Catecismo Diocesano, a aprovechar la circunstancia del Año Lasaliano y del Año Santo para una mayor renovación espiritual, a vivir muy unidos con visitas frecuentes a la capilla o a llevar el solideo. No faltaban entre las recomendaciones la petición de mantener la integridad y renovar el fervor y entusiasmo por el estudio de la Religión, ni la explicación del sentido del silencio, que no era sólo señal de trabajo y buena convivencia, sino verdadera “patria de fuertes” y elemento positivo de actividad sobrenatural81. Como vemos un gran espíritu de sacrificio el que se exigía de los Hermanos y que podía quedar resumido en la recomendación del año 1957: “sepan siempre combinar sus trabajos de apostolado con una intensa aplicación a la formación y estudios personales”82. Evidentemente también existieron las habituales recomendaciones al Director y también dirigidas en los tres aspectos que se hacían a los Hermanos, las relaciones, los aspectos profesionales y los estrictamente religiosos. El Director es felicitado por la buena convivencia de la casa, en la que se conservaba la armonía, pero en la que también surgían pequeñas diferencias por lo que el Hermano Visitador deja claramente reflejado en su informe que el Director, en ningún caso, debería consentir desconsideraciones hacia su persona, tratando de evitar cualquiera de los motivos que las pudieran provocar, y para ello siempre contaría con el apoyo incondicional del Hermano Visitador83. Continuamente se le recordaba lo interesante que es mantener sinceros y frecuentes contactos con todos los Hermanos de la Comunidad y que 78. Rapport de Visite de 1955. 79. Rapport de Visite de 1956. 80. Rapport de Visite de 1962. 81. Rapport de Visite de 1960. 82. Rapport de Visite de 1957. 83. Rapport de Visite de 1949. 206 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa su magisterio de ejemplo (vida) y doctrina orientase a los Hermanos jóvenes que le habían sido confiados84. Otras recomendaciones al Director fueron la búsqueda de un cocinero en lugar de la cocinera que había en la Comunidad, que evitase con todo cuidado toda salida que fuera evitable, que fuera preparando su reemplazo en la lección particular que él venía dando o que procurase suavizar sus formas, no dando sensación de suspicacia o desconfianza entre los Hermanos. En el aspecto académico se le invitaba a visitar las clases regentadas por los Hermanos más jóvenes con el objeto de influir en su formación pedagógica, organizando a la vez las pruebas periódicas de las clases e interviniendo en la preparación de los exámenes. También se le exigía que, al comienzo de los cursos, las clases quedasen lo más completas posibles, pero evitando que hubiera grandes diferencias de edad entre los alumnos de la misma clase85 y que pusiese su mayor cariño en tutelar y en impulsar la enseñanza técnica en el centro86. Las recomendaciones que se le ofrecían en materia religiosa estuvieron marcadas por los estudios del Catecismo materia en la que el Hermano Visitador insistía bastante, pues en 1945 le muestra claramente su enfado cuando le dice “no descuide el Catecismo de formación, que le he dicho tantas veces”87 y la organización de actividades extraescolares relacionadas con las Congregaciones, además de exigirle “que viviera íntimamente unido a Nuestro Señor”88. Otras recomendaciones podían consistir en que entonase con mayor claridad las oraciones vocales o que prestase mayor atención en la capilla en la que los niños desentonaban y se distraían. El último de los consejos que recibe el Director es en materia vocacional de la que se pide que “prosiga con renovados entusiasmos, aún dentro de las limitadas obligaciones permitidas por la Providencia, ya de su doble cometido, ya de la necesaria limitación de admisiones”89. 84. Rapport de Visite de 1959. 85. Rapport de Visite de 1963. 86. Rapport de Visite de 1962. 87. Rapport de Visite de 1945. 88. Rapport de Visite de 1943. 89. Rapport de Visite de 1954. 207 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua 6.1.2. Ordizia: Santa Ana (1948-1970) El Colegio de Santa Ana de Ordizia surgió en 1948 a requerimiento del Sr. Obispo de la diócesis de Vitoria, Monseñor Ballester, y con el compromiso del Ayuntamiento de hacerse cargo del mismo. En este sentido, las buenas relaciones entre los Hermanos y el Ayuntamiento permitieron que el centro gozase de cierta estabilidad que se mantuvo durante los más de veinte años de existencia del mismo. En la evolución del alumnado se aprecia una matrícula estable superior a los 200 alumnos y que, en los últimos años, llegará hasta casi los 400 alumnos. El tipo de estudios que ofrecía hasta 1954 se centraba en la enseñanza primaria, pero a partir de esa fecha abrió sus posibilidades a la enseñanza secundaria. Esta evolución en los estudios no deja de ser sorprendente, pues no parece que estableciesen estudios profesionales, lo cual contrasta con las características del pueblo y de la industria local. La matrícula del colegio fue siempre gratuita, aunque a partir de 1956 comienzan a existir unas cuotas de pago que irán aumentando con el trascurso de los años. La comunidad de Hermanos permaneció asimismo más o menos estable, sin superar la presencia de cinco Hermanos dedicados a la docencia. Creación y evolución del centro Corría el año 1948 cuando “Dios Nuestro Señor ha dispuesto que el colegio de Santa Ana de la Villa de Villafranca de Oria regentado a través de los tiempos por Comunidades religiosas pertenecientes a varias Congregaciones, lo sea en la actualidad por la de los Hermanos de las Escuelas Cristianas que, pujantes, van extendiendo su radio de acción en toda España y particularmente en esa cristianísima provincia de Guipúzcoa. El nombre del colegio para conformarse de los deseos del pueblo será el de Santa Ana”90. Con estas palabras se inicia el Histórico de la Comunidad de Ordizia, que continúa señalando que el establecimiento de los Hermanos en esta localidad se debía al requerimiento que el Sr. Obispo, Monseñor Ballester, realizó al Hermano Visitador Cesáreo, quien se comprometió a hacerse cargo del colegio mientras el Ayuntamiento colaborase en la labor. Este compromiso se llevará a cabo en enero de 1949 a través de un contrato firmado entre el Ilustre Ayuntamiento de la Muy Noble Villa de Villafranca de Oria de una parte, que se transformó en patrocinador del colegio, y, por otra, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en la persona del Hermano Carlos Bautista, que dice lo siguiente: 90. Comunidad de Villafranca de Oria (Abierta en 1948). Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 1026-Carpeta 24. Existe también un “Histórico de la Casa” que narra todos los acontecimientos de este centro desde 1949 a 1969. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 258-Carpeta 1. No obstante, ni en el Archivo de la Casa Generalicia de Roma ni en el Archivo de la Provincia hemos podido localizar los “Históricos” correspondientes a los años comprendidos entre 1949 y 1952. 208 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa a) El Ayuntamiento cede gratuitamente y en usufructo absoluto el edificio del “Colegio Santa Ana” en todas las dependencias y terrenos anejos al mismo a los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Entregará igualmente muebles, biblioteca y demás enseres necesarios para el alojamiento de los Hermanos y el material escolar preciso para el funcionamiento de las clases. b) El Ayuntamiento se compromete a contribuir con una aportación de 9.000 pesetas anuales por cada Hermano al sostenimiento del personal. c) Por su parte los Hermanos de las Escuelas Cristianas se hacen cargo del Colegio de Santa Ana comprometiéndose a impartir a los niños de Villafranca una cristiana educación. Dicho colegio contará con 4 grados con un promedio de 40 a 50 alumnos. La enseñanza que se dé en las horas normales de clase será completamente gratuita mientras el Ayuntamiento no disponga de otra cosa. Fuera de las horas normales de clase podrán los Hermanos dar clases particulares retribuidas a los alumnos que lo soliciten. d) Los Hermanos deben gozar de la más amplia autonomía en la administración del colegio, organizando libremente los estudios de acuerdo con los métodos tradicionales del Instituto. e) La admisión de los alumnos, así como la expulsión de los mismos por motivos graves, pertenece exclusivamente a la Dirección del Colegio. f) El Superior General tendrá facultad de cambiar a los Hermanos como lo juzgue conveniente. g) Si el Ayuntamiento o Patronato que se constituya resolviera cerrar el colegio o prescindir de los Hermanos en la dirección del mismo no podrá hacerlo sin haberlo notificado con 6 meses de antelación al Superior General por conducto del Hermano Visitador Provincial91. Como puede observarse este tipo de acuerdos era conforme a la práctica habitual entre La Salle y los Ayuntamientos, y confirman el papel de Patrono que se otorga a sí mismo el Ayuntamiento, junto con los compromisos de los Hermanos y la propia corporación municipal. No obstante, el nuevo colegio ya se inauguraría oficialmente el 27 de septiembre de 1949 con la presencia del Director de Primera Enseñanza, D. Romualdo de Toledo, quien aparece como un personaje ligado a este tipo de eventos y protector de este tipo de escuelas, y otras personalidades de la provincia. 91. Ibídem. 209 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Colegio Santa Ana, Hermanos y Alumnos. No obstante, el colegio ya había comenzado a funcionar en el curso anterior, previo a una serie de gestiones entre los Hermanos y el Ayuntamiento. Así, el 3 de octubre de 1948, aprovechando el paso por la Comunidad de Beasain del Reverendo Hermano Asistente y Hermano Visitador, una comisión del Ayuntamiento, presidida por el Alcalde, se entrevistará con el Hermano Cesáreo. En dicha reunión se iba a determinar la gratuidad de la Escuela, corriendo el sostenimiento del personal docente a cargo del Ayuntamiento. Se cobrarían tan sólo 5 pesetas a los alumnos para material escolar, en cuyo caso, se darían los libros gratis. Así que, con fecha 7 de octubre, se publicó el bando en Ordizia para que al día siguiente acudiesen los interesados a matricular a sus hijos o recomendados, y el día 8 dio comienzo el periodo de matrícula haciéndolo en ese día tan sólo 30 alumnos. En los días siguientes se matricularon unos cinco niños, lo que provocó una decepción absoluta: “con las orejas gachas y a aguantar lo que viniese. Entre las causas están la propaganda de los maestros en contra de los Hermanos. Siendo obra del Ayuntamiento carlista el elemento nacionalista se manifestó un tanto indiferente”92. Desde luego la situación no era nada hala- 92. Ibídem. 210 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa güeña para el futuro del colegio, aunque, en poco tiempo, lograría encauzarse la misma. La inmediatez de todo el proceso y la propia vía seguida para la creación del colegio podrían explicar la escasa respuesta por parte de los padres de los futuros alumnos. El curso comenzó el 11 de octubre de 1948 con solamente 45 alumnos. Al finalizar el año pasaban de 90 y al finalizar el curso había en el Colegio 135 alumnos. Al año siguiente la matrícula ascendió a 130 alumnos, después de ser reconocido el colegio a través de un escrito de la Inspección de Enseñanza. No obstante, durante el curso 1949-50, el Hermano Director recibíó una denuncia de la Inspección de Enseñanza que decía así: “me es muy doloroso el tener que decirle, teniéndoles el concepto que les tengo, que llegase a mis oídos quejas de ciertos procedimientos de captación de los niños para su colegio que, justamente de ser ciertos, pueden herir a los Maestros Nacionales, estableciendo de este modo una pugna entre la enseñanza oficial y la privada, que estoy dispuesto a cortar denunciando el hecho, de comprobarse, como lo intentaré, en conocimiento de las Autoridades Superiores. Trabaje cada uno honradamente y no vayamos a la caza personal del niño, desacreditando y haciendo la vida imposible a las Escuelas Nacionales93”. El jueves siguiente, aprovechando la vacación de la tarde, el Hermano Director fue a enterarse de dónde procedía la denuncia, sin embargo nadie supo dar una explicación satisfactoria. Era el nuevo maestro quien había lanzado la acusación y se dudaba de que, a pesar de la propaganda que había hecho, no le acudieran los niños. Los Hermanos ante esta situación permanecieron en su lugar: “los Hermanos seguimos en nuestros puestos sin molestar a nadie. No nos metemos con nadie94”. En el fondo, según le confesó el mismo Inspector al Director se trataba de un procedimiento burocrático, pues compartía el proyecto de crear escuelas católicas. Es más, le dijo que le había escrito en plan de amigo, en la confianza de que la acusación era falsa, pero tenía que aparentar que defendía a los Maestros Nacionales, cuando como sacerdote que era, le decían que lo que defendía era a las sotanas. “Mucho le hacen sufrir”95, como recoge el Histórico de ese año. En cualquier caso, parece que así quedó el asunto de la dichosa denuncia. Días más tarde, el 19 de noviembre, el Hermano Director fue llamado por la Superiora de las Carmelitas y en su presencia, ésta le manifestaba el plan que tenía el Sr. Párroco de poner una academia en Ordizia a base de seglares, pero siempre bajo dirección de los sacerdotes, con el fin de dar satisfacción a los padres que querían la segunda enseñanza para sus hijos. Según dicho Párroco 93. Ibídem. 94. Ibídem. 95. Ibídem. 211 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua el Ayuntamiento apoyaría el plan mediante una aprobación en metálico: “las monjitas están un poco alarmadas, pues sabido es que ellas tienen un buen número de alumnas que estudian el bachiller. No parece que la gente está muy contenta de ellas. Es fácil que perdieran algunas alumnas”96. De todas formas el Sr. Párroco manifestó a la Superiora su deseo de perjudicarles lo menos posible, ahora bien no se dignó de decir nada a los Hermanos quienes dejaban ver su deseo: “de realizar el plan es fácil que fracase”97. Como despedida de fin de año, el 31 de diciembre de 1950, fue llamado nuevamente el Hermano Director, pero esta vez por el Ayuntamiento para tratar las cuestiones de orden económico a seguir en lo sucesivo. Desde la casa consistorial querían hacer pagar a los alumnos 15 pesetas y, por parte del Hermano Director, se les manifestaba el deseo de llegar a las 12.000 pesetas por Hermano. Con el cobro de 15 pesetas por alumno, la subvención del Estado y lo que el Ayuntamiento daría, se llegaría, aunque la propuesta quedaba pendiente de otras instancias superiores de los Hermanos, pues “veremos lo que dice el Hermano Visitador y después los Superiores de Roma”98. Con el cambio de año, el día 4 de enero de 1951, el Hermano Director se presentaba en el Ayuntamiento para tratar de la reforma del contrato. Eran del parecer de imponer al alumnado la citada cuota de 15 pesetas con lo que quedaría disminuida la subvención que el Ayuntamiento daría a los Hermanos en 25.000 pesetas, pero nuevamente quedaban a expensas de lo que dijeran los Superiores porque “los Superiores tienen la palabra”99. Sin embargo, en ese mismo mes de enero se corría por el pueblo la noticia de que Hidalgo, el díscolo maestro que intentaba torpedear la labor de los Hermanos, iba a cerrar su escuela. De manera que el día 31 de enero se presentaba en el colegio pidiendo puesto para 27 alumnos. Fue satisfecho su deseo y el primero de febrero quedaban admitidos, aunque esos sí, “un poco atrasados”100. Este acontecimiento de cambio de centro a los niños a mitad del curso puede servirnos para darnos una idea de la escasa importancia que se daba a la enseñanza por parte de las autoridades académicas, no sólo de las ordiziarras o guipuzcoanas, y muestra la débil organización administrativa de la enseñanza de la época. Volviendo a los orígenes del centro, el periplo del centro lasaliano de Ordizia comenzaba con un compromiso por parte del Ayuntamiento, para levantar un 96. Ibídem. 97. Ibídem. 98. Ibídem. 99. Ibídem, año 1951. 100. Ibídem. 212 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa piso en el edificio escolar y ponerlo en condiciones para que fuese habitable por los Hermanos, aunque hubo algún problema con los sacerdotes, pues “se aprovecha el salón por los señores sacerdotes para dar sesiones de cine. Solicitado por los sacerdotes se les exigió que a cambio hiciesen un cobertizo en lo que hoy es huerta. Hubo conformidad por su parte y así pudieron usarlos de la forma indicada. Como no cumplieron con su palabra, al finalizar el curso escolar se les pidió que se retiraran. Así lo hicieron sin ninguna dificultad para ello”101. Sin embargo, en el Histórico se señala las consecuencias que se derivaron de esta situación y muestra claramente su descontento, pues “conseguido por los Sres. Sacerdotes el salón para las sesiones de cine, a cambio, D. José Esnal nos consiguió la pequeña huerta que los Sres. de Arana tienen a continuación de la del Sr. Aguirre Zabala. Hemos podido disfrutar solamente durante un año. En efecto, el 31 de julio de 1950, se presentó en nuestra casa la Sra. Silveria, de la familia Arana, para decirnos que ya desde ese momento dejáramos de trabajarla pues pensaban hacerse cargo de ella. Parece ser que el que se beneficia de ella en la actualidad es D. José Esnal. No nos parece que ha obrado con mucha lealtad. Así piensan muchos”. Cuando llega el año 1954 parece que estos problemas iniciales se van solucionando, más cuando en esa fecha los Hermanos estampan la firma que les acreditaba como dueños de la casa, sin embargo, ésta necesitaría notables mejoras, aunque las mismas no comenzarán hasta bien entrado el año 1961, cuando a través del Ayuntamiento se van realizando pequeñas mejoras, “pero con el ritmo acostumbrado a ir las cosas de palacio”102. Parece que la queja de los Hermanos con respecto a la velocidad de las obras estaba bastante fundada, más cuando la mayor parte de los concejales y el mismísimo Alcalde eran padres de alumnos del colegio. Los Hermanos entendían que las autoridades municipales actuaban con la mayor de las voluntades posibles, pero unas veces por faltas de iniciativas, otras por falta de recursos y otras por causas que se desconocían, el caso es que muchas de dichas obras, que hacía tiempo que habían sido aprobadas, veían muy en lontananza su realización. Por lo demás, la vida del centro discurría sin mayores novedades, de no ser la instalación de una tubería en el patio que iba a estar a disposición del alumnado, la importante afluencia de niños en esos primeros años de andadura o las subvenciones que se recibieron en el año 1952, como así lo hacía saber la carta recibida de la Inspección de Primera Enseñanza. Pero sin duda alguna, una de las mayores preocupaciones de los Hermanos era la presencia en Ordizia de la ya citada Academia, “desde hace 3 años funciona en la localidad una Academia de segunda enseñanza patrocinada por el Sr. Párroco. Hasta el presente curso 101. Ibídem, curso 1949/50. 102. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 213 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua eran los Hermanos los que preparaban los alumnos a Ingreso y automáticamente pasaban después a dicha Academia. En vista del fracaso que ello suponía, y a fin de aumentar, dicho señor ha optado por admitir directamente y sin más preparación, lo que ha ocasionado algunas deserciones en el Colegio”103. Sin embargo, en 1958, y para satisfacción de los Hermanos, la Academia cerraba sus puertas, aunque un nuevo disgusto se generaba en la Comunidad: “hay algunas bajas inesperadas entre nuestros alumnos que acuden al colegio del Goyerri, recientemente abierto para cubrir la desaparición de la Academia de Urdaneta que por falta de recursos económicos y de personal estudiantil se vio en la precisión de cerrarla. Es lamentable que uno de los más fervientes defensores del Colegio, Juan Usabiaga, se haya vuelto tan acérrimo defensor y alma del colegio fundado. Su propaganda por la prensa y ante las familias ha sido de alguna manera descomunal. Que el Señor tenga en cuenta nuestras ambiciones y santos deseos de que nuestro campo de acción se extienda más y más para su gloria y servicio”104. No obstante, tampoco supuso un problema de gran envergadura la creación de ese nuevo centro tan fervientemente defendido por el Sr. Usabiaga, pues en el año 1960 se observa un notable aumento del número de alumnos que da lugar a que en años posteriores, 1961, 1963, etc. el colegio se vea obligado a poner limitaciones en su matrícula. Tres acontecimientos más ocurrieron en los últimos años del colegio de Santa Ana: el primero fue la inauguración de los patios, que “contó con la presencia del Gobernador Civil, del Presidente de la Diputación y de la Inspectora de Primera Enseñanza, amén de otras personalidades y las fuerzas viva del pueblo”105; el segundo acontecimiento fue la aparición del “sábado inglés”, en el año 1966, y el último la creación, en 1968, en Beasain de un Instituto de Enseñanza Media del Estado que sirvió para elevar el orgullo de los Hermanos, pues “no hemos sentido mengua de muchachos. Al contrario, la gente compara los dos centros y nos coloca a nivel superior”106. Como hemos señalado, no comenzaron bien su andadura los Hermanos en la localidad goierritarra, pues debido a la escasez de vivienda que se padecía en la localidad, cinco familias fueron recogidas en los locales del colegio, en ausencia de los religiosos, aunque estaba previsto que salieran en cuanto encontraran habitación. Pero la solución parecía lejos de encontrarse y en la imposibilidad de poder ofrecer casa-vivienda a dos de las familias que durante este curso habían vivido en el recinto escolar, el Ayuntamiento se comprometió a construir una casa 103. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 104. Supplément à l’Historique pour l’année 1958. 105. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 106. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 214 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa frente al lavadero pero con tan mala suerte que, debido a que sobre un tejado pasaban unos hilos de alta tensión, no se pudo habilitar. Así, el 18 de noviembre de 1949, arreglada su vivienda las dos familias marchaban a su nueva casa, lo que permitió a los Hermanos que “en ausencia de gente extraña se nos permitiera poner una docena de gallinas en el sótano del edificio”107. Pero además, en tanto no se arreglaba definitivamente la casa de los Hermanos, éstos tenían que vivir en Beasain. Habitualmente comían en el bar Aurrera y pagaban 10 pesetas por persona y para facilitar el traslado a otra localidad, el Ayuntamiento entregó a los Hermanos tres bicicletas con las que se movían entre las dos localidades goierritarras. Sin embargo, una vez terminado ese periodo de transición dos de las bicicletas fueron devueltas al mismo Ayuntamiento, quedando la otra al servicio de la Comunidad. Las consecuencias de todo orden derivadas del enfrentamiento bélico finalizado hacía una década, dejaban su rastro de diferentes maneras, siendo una de estas en forma de salud. Así, en el año 1952 se produjo un acontecimiento un tanto peculiar en Villafranca, la enfermedad del tifus. Una enfermedad que se extendió por el pueblo y que, de forma cruel, se cebó con algunos alumnos, mientras que otros, por precaución, no acudían al colegio aunque se tomaron las debidas precauciones. Esta enfermedad provocó que todos los vecinos del pueblo se tuvieran que vacunar, no quedando al margen la Comunidad, la cual tuvo que ir a casa del Sr. Elicegui y por 3 veces recibir la vacuna. Una idea de la situación creada por el tifus en Ordizia fue que en el hospital hubiera más de 30 enfermos, entre ellos 4 alumnos del colegio. Pero la aparición del tifus no fue la única enfermedad peligrosa que asomó por el pueblo. Unos años más tarde, en 1957, aparece también la fiebre asiática, lo que no impide que, por primera vez, los alumnos del colegio saliesen a las calles ordiziarras para cantar los tradicionales villancicos navideños. Por lo que respecta a la economía, y al igual que en otras centros de la provincia, la situación tampoco era demasiado holgada, sin embargo ello no fue obstáculo para que a lo largo de estos 20 años de historia del colegio Santa Ana de Ordizia, las obras y mejoras también fueran continuas, principalmente en sus últimos años. Los primeros años de vida del colegio estuvieron más marcados por la necesidad, sirviendo de ejemplo lo acontecido en 1955 cuando una furgoneta de la Prócura les hacía llegar a modo de ayuda un queso de 37 kilos!!!! y 4 kilos de mantequilla para los Hermanos. Ahora bien, como decimos esta difícil situación económica de los primeros años fue mejorando y así, en 1968, los Hermanos estaban en condiciones de comprar dos bicicletas que además de servirles para desplazarse serían útiles para ejercitarse o pasear. 107. Supplément à l’Historique pour l’année 1949/50. 215 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua En otro orden de cosas, y con referencia a las relaciones que mantenía el centro con las autoridades civiles y eclesiásticas, tenemos que señalar que fueron variando a lo largo de los años. Así, en una primera etapa se observa cierta conflictividad con el Párroco, debido a la actitud que mantenía con los Hermanos y al apoyo manifiesto a una Academia particular, no obstante, esta relación variará unos años más tarde. En cambio, las relaciones con las autoridades locales siempre fueron cordiales y respetuosas, lo cual facilitaba el acceso a la corporación municipal y la colaboración por parte del Ayuntamiento en cuanto se le pedía. Al poco tiempo de ponerse en marcha el colegio ya comenzaron las relaciones conflictivas con el cura párroco, pues ya el 18 de septiembre de 1950, fecha en la que el Hermano Directo recibió al Sr. Cura, quien le venía a pedir el salón de la casa para que el organista pudiera dar de 5 a 7 de la tarde lecciones de solfeo a los niños, al mismo tiempo que pudiesen pasar dichos alumnos un rato con otros juegos y diversiones, pero el Hermano Director antes de conceder dicho permiso le hacía saber al Sr. Párroco de los inconvenientes que había para ello. Sin embargo, la insistencia del Sr. Párroco hizo que el Hermano Director dejara dicha resolución en manos del Hermano Visitador. Este malestar creado entre ambos llegó hasta el año siguiente sin visos de solución, más cuando el Sr. Párroco ponía en conocimiento del Hermano Director la intención de abrir la dichosa Academia y cuando el domingo se celebraba la bendición de la Santísima Trinidad. El organista encargado de la misma era el Sr. Gurruchaga, el cual no era del agrado del Sr. Párroco, quien así se lo hizo saber al Hermano Director. Es más, en cuanto a las relaciones entre el organista Sr. Gurruchaga y el organista de la parroquia, hay que señalar que éstas eran “difíciles”. De manera que con el enfado que tenía en aquel instante el Sr. Párroco, le invitó al Hermano Director a que diera “algo” a los sacerdotes que estaban celebrando misa en la Capilla, lo cual cumplió con exquisita formalidad entregándoles 7 pesetas que fueron rechazadas por los sacerdotes, provocando su enfado. En este caso fue el Hermano Director, quien se encargó de hacerles saber que dicho rechazo llegaría a oídos del Sr. Párroco. Pasarían todavía unos años para que las relaciones con el cura se recondujeran. En contraposición a estas relaciones, el Ayuntamiento y su Alcalde mostraron una actitud más atenta con el centro, del cual eran los patronos. Así, por ejemplo, en el año 1954 el Hermano Director le proponía al Sr. Alcalde el arreglo de dos clases y de la Capilla. Las buenas relaciones que mantenían el Sr. Alcalde y el Hermano Director facilitaban la resolución de problemas. Así, esta propuesta se llevaba a sesión y se aprobaba sin vacilaciones. El Alcalde, al mismo tiempo, pedía al Sr. Director la bajera de la casa para futura habitación del Capellán de la Misericordia. Consultado con el Rvdo. Hermano Visitador, éste daba su aprobación. 216 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Por otra parte, en 1962, en visita oficial y anual “el Sr. Inspector de Primera Enseñanza recorrió el grupo de elementales, animando, con su palabra fácil y amena a los alumnos a realizar su trabajo de estudiantes con espíritu cristiano y patriótico”108, siendo muestra de las buenas relaciones que también mantenía el centro con las autoridades académicas. El Sr. Inspector expuso la conveniencia de trasladar la vacación de la semana, dada generalmente el jueves, al sábado por la tarde, diciendo que somos los únicos que en el pueblo la damos tal día. En efecto, tenía razón y de desear sería que se llevara a cabo tal deseo, aunque contrastaba con la práctica habitual lasalianas de librar la docencia la tarde de los jueves. El Hermano Director ha dejado aparte el asunto y la vacación sigue dándose como siempre: “es de creer que en su próxima visita vuelva a la carga”109, sin embargo no parece que esto ocurriera ya que en 1964 nos señalan que las relaciones con las autoridades, tanto civiles como eclesiásticas eran excelentes, especialmente con la Parroquia, hasta el punto de que, un año más tarde, y con la excusa de que la escuela pertenecía al Ayuntamiento, eran invitados a una comida de Hermandad tanto el Sr. Párroco como el mismo Ayuntamiento. Otra prueba de las buenas relaciones que existían con todos en estos últimos años de existencia del Colegio Santa Ana de Ordizia era que en 1963 el colegio fue visitado por el Alcalde y los concejales además de por el Ilmo. Sr. Arcipreste y por el Rvdo. Hermano Visitador, Hermano Alberto Lucas, quien aprovechó la ocasión para que los Hermanos pudieran recibir nuevas gracias del Espíritu Santo, se renovaran en la regularidad, consideraran juntos su noble tarea apostólica, amén de que apreciaran más y más las dotes del buen gobierno de nuestro Señor. Sus consejos, sobre todo en el orden vocacional, les animaron mucho a trabajar en ese campo, quizás el año anterior un poco abonado y trabajado escasamente. Para finalizar con este apartado, podemos reseñar otro hecho importante que se produjo en los últimos años de vida del colegio, en 1966, cuando por primera vez se interpretaba “la misa en vasco del Hermano Jesús Errandonea (excepto el gloria y el Credo) siendo del agrado del clero parroquial por su sencillez y adaptabilidad para el pueblo”110. Por cierto, ese mismo año comenzó en Lazkao un cursillo de “metodología del Euskera” al cual acudían dos Hermanos cada martes, con gran satisfacción, y “esperando que puedan ser emprendidos a escala distrital”. No deja de ser curioso que a partir de 1965 se termine el Histórico con un “Eguberri ta urteberri zoriontsuak”, cómo si en Roma, a dónde 108. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 109. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 110. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 217 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua iban dirigidos estos documentos, pudieran darse por felicitados, pero es una muestra del interés prematuro por incorporar el euskera a la vida cotidiana. A pesar de la buena marcha del colegio, de las buenas relaciones y de la labor de los Hermanos en la enseñanza, a partir de 1965 el Hermano Visitador comienza a constatar que “la escuela no tiene despejado su porvenir. Grandes centros docentes absorben la población escolar en edad adolescente”111. En la última visita al centro, correspondiente al mes de noviembre de ese mismo año el Hermano Visitador ya dice que “las clases de Primera enseñanza están algo desorganizadas por la poca preparación de los profesores seglares y la falta de inspección de los Hermanos”. Nada nuevo sabemos sobre la situación del centro, pues los Históricos no reflejan una posible marcha de los Hermanos, tan sólo en el Histórico de 1969, último año en el que permanecieron se dice “vivimos al día, como las familias de nuestros alumnos. Y este no contar con fondos, nos da una libertad de espíritu muy grande y nos hace felices”. Desde ese momento dejamos de tener noticias del centro, pues dejan de elaborarse los Históricos, tan sólo en 1971 tenemos conocimiento de un escrito dirigido al Hermano Visitador, Javier Beltrán, por parte de una denominada “Asociación de Padres de Familia de Villafranca” que gestionaba la creación de un Patronato en Santa Ana, en la que le solicitan la cesión “del mobiliario que actualmente se halla en el Colegio Santa Ana y es propiedad de Vds.”112. Es decir, que los Hermanos rigieron el Colegio hasta 1970 y su retirada podría obedecer a las escasa posibilidades de continuar atendiendo la enseñanza primaria y media ante el aumento de la oferta escolar. Por otra parte, no podemos olvidar que en Beasain los Hermanos tenían otro centro, con lo cual posiblemente se podría dispersar los recursos existentes en este centro. De cualquier manera, el hecho de que la mencionada asociación se erija en nuevo Patronato nos indica que el Ayuntamiento prescindía de su responsabilidad. En este contexto es comprensible este tipo de remodelaciones, ya que estaban enmarcadas en una reforma educativa que tenía que afectar inevitablemente a la situación escolar de la villa. Estudios Una de las principales características del colegio Santa Ana, y de casi todos los colegios lasalianos, era la gran afluencia de niños, y así nos lo hacen saber los Hermanos desde prácticamente su llegada a la ribera del Oria. Esta situación, que tiene lugar en 1951, vuelve a producirse año tras año y en 1957 el comentario que recibimos de los Hermanos dice textualmente “clases llenas hasta los 111. Rapport de Visite de 1965. 112. Escrito de la Asociación de Padres de Familia de Villafranca, fecha 21 de enero de 1971. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 259-Carpeta 11. 218 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa topes”113. Esta superación de la capacidad de acogida de alumnado no tardó en derivar en medidas que, aún no siendo del gusto del colegio, hubo que adoptar, como la limitación de plazas de ingreso que se impone a partir de 1961. Si a ello añadimos que Ordizia era un pueblo con un alto índice de inmigración, consecuencia de su emergente industria y de una intensa construcción de viviendas, y que se estaba produciendo un pronunciado aumento de la población escolar, a pesar de que el centro atraía a numerosos padres preocupados por la educación de sus hijos, éste se veía impedido de dar satisfacción a la demanda y así nos lo repiten en 1963 “las clases son insuficientes para recibir más alumnos”114. Hay dos hechos relacionados con los estudios de los alumnos que causan cierto estado de preocupación entre los Hermanos; por un lado se observaba que los alumnos mayores dejaban los estudios por la situación de sus familias y comenzaban a trabajar demasiado pronto y, por otro, pero estrechamente unido a este primero, que en las clases de cultura general parecía que estaba bajando algo el nivel con relación a otros años, lo que, en opinión de los Hermanos, “era debido a que nuestros alumnos mayores buscan colocación lo más pronto posible. Será el mal de todos los años”115. De los estudios pocas referencias más tenemos, salvo la realización de los exámenes de Ingreso en los años 1951, 1954 y 1956, el recordatorio que se hace en el año 1963 de la aplicación de los planes de estudios emanados del Ministerio de Educación Nacional para la Enseñanza Primaria y de la misma actitud con los programas del Bachillerato que se impartían en el Instituto de Peñaflorida de Donostia, además de la oportunidad que tenían los alumnos en el año 1963 de asistir a clases particulares en el colegio durante una hora a partir de las 17 h., para quienes así lo deseasen. Por lo tanto, se trata de un colegio centrado en la enseñanza primaria, que es la que acoge al mayor contingente de alumnos, sin que hayamos podido apreciar la existencia de estudios profesionales. Esta situación es sorprendente, ya que debido a las características de la población cabía esperarse algún tipo de oferta escolar acorde con las necesidades de la industria de la zona. Tal parece que el centro preparaba a los alumnos en la enseñanza primaria con el objetivo de facilitar el acceso a la enseñanza secundaria. De ahí la importancia que se le concedía a los exámenes en el Instituto de Enseñanza Media de la provincia. No obstante, a partir de 1954, se abre “una clase más para completar a los que desean el Bachiller para sus hijos. Actualmente son 24 los que siguen tal enseñanza distribuidos en dos años”. Es decir, que comienzan a impartir lo que sería el Bachiller 113. Supplément à l’Historique pour l’année 1957. 114. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 115. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 219 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua elemental, posibilitando el acceso al Superior en otro centro diferente. A partir de esa fecha se constata la continuidad de esa nueva clase, aunque en pocas ocasiones se haga mención a la existencia de este nivel de enseñanza, que correspondía a los niños mayores de 10 años. No obstante, desde 1954 hasta 1958, a ese grupo de “bachiller” el Hermano Visitador no lo reconoce como tal y en sus informes habla de un nuevo grupo “especial”. Sólo a partir de 1958 se habla de esa clase como “bachillerato” y suponemos que así sería desde entonces, pues no podemos corroborarlo debido a que en 1959 cambió el formulario de los Informes de visita y este tipo de información no quedaba registrado. Sin embargo, por otros documentos, en 1961 y 1962 se hablaba de la matrícula de alumnos de “enseñanza media”, lo cual significa que el proceso de adecuación a la legislación vigente se produjo de una manera gradual. Evolución del alumnado A lo largo de los 20 años que permaneció abierto este centro el éxito de matrícula de los alumnos puede confirmarse, aunque los datos que poseemos, en algún momento parecen contradictorios debido a las diferentes fuentes consultadas. Así, mientras en los Nominatf se señala que la matrícula ronda entre los 200 y los 300 alumnos, en los informes de Visita aparecen cifras complementarias, aunque incompletas, mientras que en los Históricos se dan cifras globales que difieren de las ya conocidas y aún en algún documento se dan cifras muy por debajo de las mantenidas por el resto de documentos. Mantenemos los datos recogidos por los Nominatif, y que figuran en el anexo, pues parecen adecuados al tamaño del centro y además especifica las diferentes clases existentes, aunque su distribución no corresponde con otros documentos. Tabla 51. Ordizia, Alumnos (1949-1969) 220 Año Alumnos Año Alumnos 1949 200 1960 291 1950 182 1961 321 1951 220 1962 257 1952 206 1963 332 1953 212 1964 168 1954 259 1965 174 1955 259 1966 201 1956 242 1967 380 1957 256 1968 384 1958 260 1969 384 1959 279 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa De cualquier manera, lo que sí parece claro es que, a partir de 1954, se abre una nueva clase que se suma a las cuatro existentes hasta entonces. En este sentido, este dato concuerda con el proceso de incorporación del bachillerato a la oferta escolar y también coincide con la llegada de un nuevo Hermano para hacerse cargo de esta nueva clase que, hasta 1958, se denominaba especial y que registró la siguiente matrícula: 25 alumnos en 1954; 24 en 1955; 22 en 1956; 30 en 1957: 30 en 1958; 90 en 1961 y 93 en 1962. Previsiblemente estos alumnos pagaban algún tipo de cuota por sus enseñanzas, pues coinciden con los datos que figuran en el Nominatif bajo la rúbrica de “pago”, o de “secundaria moderna”, mientras que el resto de los alumnos figura como “gratuita”. Siguiendo este criterio, se aprecia que este grupo de alumnos de bachillerato irá aumentando con los años hasta llegar a los 172 en 1968. La distribución de los alumnos por clases era bastante homogénea excepto en las de bachillerato. Actividades escolares y vida religiosa Dentro de las actividades propiamente escolares, y al igual que ocurría en otros centros de la provincia, la entrega de diplomas, con la presencia de la corporación municipal, era un acto que tenía la mayor relevancia. Asimismo los cursillos de verano tuvieron su presencia y continuaron durante un largo periodo, además de las clases particulares, que suponían una buena fuente de ingresos para el centro. Con éstos hubo un pequeño problema en el año 1960 cuando de los cinco Hermanos que había en el colegio, sólo quedaron dos, pero como decían los Hermanos “no obstante, hay que arreglarse y menos mal que la Divina Providencia tiene en cuenta y así pone en manos del Director la buena voluntad de dos profesores que se prestan a colaborar con los Hermanos durante el tiempo de vacaciones. Así y todo, la caja de la Comunidad queda bastante mermada porque hay que pagarles sus servicios”116. Otra de las actividades, que combinaban con las escolares, era la de las excursiones que se llevaron a cabo durante todos los años. En este caso, por citar algunas, las excursiones se realizaron a Barakaldo, Gasteiz, Markina, Estibalitz, Donostia o San Asensio, en esta última excursión, como consecuencia de la niebla y el frío, se sufrieron dos pinchazos en el vehículo, lo que no fue óbice para que la excursión agradase a todos. En el año 1960 surge una iniciativa de los padres del alumnado cuando se dirigen al Hermano Director y éste les recibe escuchándoles la petición que le formulan: deseaban el salón existente en los bajos del colegio para proyectar películas para los niños del pueblo durante el transcurso del año escolar. 116. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 221 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Evidentemente el Hermano Director no ponía ningún reparo en conceder el permiso solicitado, cediendo el salón los domingos por la tarde. Ese mismo año, siguiendo con lo que se estaba convirtiendo en una tradición del colegio, volvían a salir por las calles del pueblo alegrando la Navidad lo que provocó que el Hermano encargado de la música volviera encantado por el buen ambiente que había encontrado y que la prensa local se hiciera eco de ello: “Así lo dice la recaudación que ha tenido”117. Pero no todo eran alegrías, pues en 1962 y tras 15 años de presencia en Ordizia, “a día de hoy es de sentir que todavía no funcione la Asociación de Antiguos Alumnos, aunque parece que se va despertando cierto interés”118, aunque este interés no debía ser muy grande, pues no vuelve a hablarse más de la supuesta Asociación. Sin embargo, lo que sí parece funcionar es la Asociación de Padres, pues en 1965 se inaugura el Salón de Juegos, que previamente se había solicitado al Hermano Director, cuya cuota era mínima y para el que había apuntados 257 niños. Este Salón de Juegos suponía “un poco más de trabajo, de sujeción, de sacrificio y de vigilancia, pero el buen espíritu que reina en la Comunidad lo suple todo. El apostolado lo exige”119. En las vigilancias dominicales se turnarían los Hermanos. Ese mismo año se recibe en el colegio y se instala en el Salón de Juegos un televisor recién llegado que haría las delicias de los chavales. El centro de Ordizia no fue diferente a los demás centros lasalianos en cuanto a mostrar un verdadero interés por los aspectos deportivos, aunque también se aprecia otras actividades como la danza y la música. Es decir sobre el canto y las danzas del país. En 1952 tomaron parte en un concurso de cantos organizado por el Frente de Juventudes, en 1967 creaban una Rondalla, y en 1966 el grupo de danzas Salleko ofrecía por primera vez su actuación en las fiestas del pueblo. El equipo infantil de Ordizia se proclamó por vez primera campeón de Gipuzkoa en 1967. A estas actividades deportivas se unieron las apostólicas: “un grupo en germen de la Unión Catequista nos lo muestra. ¿Quién niega a Villafranca de ser un vivero de apóstoles seglares?”120. No deja de ser simpática la anécdota referida a lo sucedido en relación con una competición prevista para la festividad de Santo Tomás en la que se esperaba la participación de todos los alumnos de Secundaria del pueblo, pero que debido a lo desapacible del tiempo y a la nieve que caía, no era conveniente dicha celebración. El interés estaba en la competitividad que se había establecido. De ahí las palabras del narrador del 117. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 118. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 119. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 120. Supplément à l’Historique pour l’année 1967. 222 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Histórico: “fue una gran desilusión para nuestros muchachos que desde tiempo atrás fueron dejando sus grasas y sudores en las canchas colegiales y ardían en deseos de medirse con los ‘Académicos’ que días antes se mostraban muy eufóricos, pero llegado el día lo que más les arredró, más que el tiempo fue la debilidad de sus tobillos y la moral de triunfo de los santaneros”121. Por lo que respecta a la vida religiosa del Colegio de Santa Ana, ésta estuvo caracterizada por su similitud con el resto de colegios lasalianos, esto es, celebraciones múltiples en honor al Santo Patrono, aunque en 1962 tuvo que ser suspendida dada la situación social de alrededor, con obreros en huelga y demás incidentes; a la Inmaculada; al beato Benildo, más tarde San Benildo; a Santo Tomás de Aquino; la celebración del mes de María, etc. También en Santa Ana se organizaban la Semana Vocacional, la semana Lasaliana, los grupos de perseverancia, los Ejercicios Espirituales, los días del DOMUND, etc., además de algún que otro Concurso Catequístico o peregrinación a Lourdes. Pero si algo dio carácter a este colegio fueron dos actividades distintas: los exámenes de Religión interprovinciales en los que participaron repetidamente los años 1951, 1955 y 1956 y los problemas que se derivaban de la preparación para la Primera Comunión de los niños. Con respecto a este último asunto hay que señalar que, debido a la falta de entendimiento entre el Párroco y los Hermanos, se puso de manifiesto el famoso conflicto, siempre regido por la exigencia de competencia exclusiva en la formación catequística de los alumnos por parte del Cura. Así, ya en el curso 1949/50, habían surgido los primeros roces con el clero parroquial con la impartición de la Catequesis: “Todo el alumnado pertenece a la Catequesis. Los del pueblo porque así lo desean sus padres y los que no lo son por imposición de los Hermanos. Al finalizar el curso todos los componentes de ella fueron invitados a una excursión. El día señalado para ello fue el 26 de junio. Muy natural era que avisaran a los centros docentes, no lo hicieron así. Los Hermanos permanecimos sordos a los dichos de los alumnos. Un grupito de ellos fue a pedir un justificante a los Sres. Sacerdotes, se dieron cuenta lo que ello suponía y pasó lo que tenía que suceder. Quedaron perplejos. El Sr. Párroco se encargó de poner las cosas en su punto. Escribió a los Hermanos una carta excusándose y rogando el permiso. Todo se arregló en la debida forma”, pero las heridas continuaban abiertas, a pesar de que en 1951 se les enviasen unos 30 niños para que hiciesen la Primera Comunión, a petición expresa de los Sacerdotes, porque en 1953, los Hermanos dicen textualmente: “el que sean los señores sacerdotes los encargados de la preparación directa de los niños a la Primera Comunión es costumbre arraigada en la provincia. No obstante, no se descuidó en el colegio esta obligación moral que tenemos, aunque después sean los sacerdotes quienes se llevan la gloria” y en 121. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 223 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua 1955 vuelvan a hacer algún comentario al respecto “los encargados de la preparación directa son los sacerdotes. No obstante, no implica que los Hermanos descuidemos la preparación de estos angelitos”122. Para dar por concluida esta parte dedicada a la vida religiosa del alumnado del colegio Santa Ana de Ordizia, tenemos que hacer referencia a otra de las actividades típicas de los Hermanos, cual era el trabajo vocacional que tampoco difiere en gran cosa con el de otros colegios, tal y como se refleja continuamente en los Históricos. Podemos decir que en el curso 1949/50 el número de candidatos era de 3, que en los años 1962 y 1968 asciende hasta 8 y que, a pesar del éxito de 1962, ese mismo año se lamentan de que no se está trabajando bien esta cuestión. Profesorado Debido a las dimensiones de este centro el número de Hermanos fue reducido, siendo entre 3 y 5 los Hermanos los que se hacían cargo de la docencia hasta 1955. A partir de 1956 el número de Hermanos se estabilizó en cinco, permaneciendo en esta cifra hasta el cierre de la escuela. Respecto a la permanencia de los Hermanos, tenemos que señalar que en los años de vigencia pasaron por el centro un total de 36 Hermanos, lo cual nos da idea de que fueron muchos los Hermanos que estuvieron durante uno o dos cursos. Se trata de una tasa de alta movilidad del profesorado, aunque también hemos podido detectar que algunos estuvieron más años. Tales son los casos de los siguientes Hermanos: León Arsenio que permaneció catorce años (1949-54 y 1958-64) y que fue director en 1949-54 y 1960; Darío Santiago que estuvo diez años (1956-64); Ignacio Augusto con ocho años (1963-70); José Adrián con seis años (1955-60) y Narciso Gregorio que permaneció nueve años en el centro (1961-69), siendo Director del mismo en los dos últimos años. También durante el curso 1960-61 había un seglar, que abandonó el centro para incorporarse al servicio militar. Por otra parte, la información que disponemos sobre las actividades académicas del profesorado es realmente escasa, siendo lo más destacable el cursillo de formación que hicieron los Hermanos en el curso 1949/50 en Igeltegi en Donostia, y de ser pioneros en el aprendizaje del euskera, pues ya para 1966 se habían dirigido a Lazkao a recibir unos cursillos de “metodología del euskera” que fue impartido por Juan Oñatibia. 122. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 224 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tampoco hay mucho que señalar en cuanto a la vida religiosa que llevaron los profesores del Santa Ana, pues además de la participación en el Jubileo Ignaciano del año 1956, hay que destacar el comentario en relación a un examen que los Hermanos tienen que realizar en Irun, “3 jóvenes de la Comunidad van a Irún para sufrir los exámenes de Religión”123. Por lo demás, hay que destacar los habituales Retiros que se dividen entre Donostia y Bilbo, siendo significativo el del año 1960 por el tono con el que se trata al citado profesor seglar de quien se dice: “después de un Retiro de fin de año, enfervorizados espiritualmente y llenos de santo celo por la salvación de las almas, reanudamos el curso escolar con toda normalidad, salvo en el mes de febrero que se da de baja un profesor seglar por tener que acudir al llamamiento de la Patria para cumplir con sus deberes ciudadanos. No es una pérdida sensible porque el citado maestro reúne muy pocas cualidades como educador y profesor”124. No obstante, hay que señalar que la mayoría de Hermanos que ejercieron la docencia estaban en posesión del título de magisterio primario, aunque en algunos años no se señala la titulación que posee cada uno de ellos. Recomendaciones del Hermano Visitador Al igual que en los demás centros lasalianos en el Santa Ana de Ordizia las recomendaciones del Hermano Visitador no faltaron a su cita, de manera que en lo que a la Comunidad se refiere, a los Hermanos se les invitaba a que, en aras a su labor, vigilasen las entradas y salidas del centro, así como que pusiesen un especial énfasis en el control de los recreos y retretes. Quizás, y sin que sirva de excusa, en esta ocasión el informe del Hermano Visitador justifica ese control dado que, en su opinión, los retretes estaban mal situados para su normal vigilancia. Centrándose en los aspectos exclusivamente académicos, les sugería que atendiesen en la clase a la educación de los alumnos y a los hábitos de orden, piedad y esfuerzo. Más aún, a proporcionarles un caudal de conocimientos125. Es por ello que expresamente les pedía: “no descuidar la vigilancia solícita y discreta sobre los alumnos en el tiempo en que estén encomendados a nuestros cuidados, no sólo para evitar peligros a su frágil virtud, sino para seguir y orientar paso a paso las mil facetas de su desarrollo e influir más positivamente en su educación”126. 123. Supplément à l’Historique pour l’année 1956. 124. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 125. Rapport de Visite de 1956. 126. Rapport de Visite de 1957. 225 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Otra de las recomendaciones del Hermano Visitador era que atendieran a superarse día tras día en su trabajo profesional, sin dar importancia a iniciativas ajenas que pudieran interferirse en su influencia social y pedagógica. Así, “en presencia de las tensiones y oposiciones que quieren estorbar nuestra influencia aumentemos nuestra fuerza moral colectiva por una más íntima unión de espíritus y corazones, de criterios y métodos; por una regularidad más consciente y fiel y por un prestigio profesional más cuidado”127. En definitiva, en los aspectos académicos quería de ellos que fomentasen una gran ilusión por progresar en los métodos educativos y docentes, más cuando ya en 1964 la educación bilingüe se lo exigía más particularmente. Estas recomendaciones de tipo académico no eran sólo para los Hermanos, el Hermano Director también llevaba su parte, como cuando en el año 1950 le dice expresamente que tome con interés la salud (buena alimentación, que no chille en clase, etc.) y la formación profesional del Hermano joven de la Comunidad128. Pero sin duda alguna la reprimenda más notable que recibe el Hermano Director es la del año 1962 cuando se el Hermano Visitador le transmite que no le parece normal ni elogiable que en el reparto de asignaturas de las clases de bachillerato se asignase precisamente la Religión al profesor seglar. Sin embargo, no le parecía mal que en 1965 ese u otro profesor seglar le supliese a él parcialmente en la clase para que el Director pudiera atender con mayor profundidad la escuela y la Comunidad. Previamente ya le había sugerido que intentase darles mayor confianza y encargarles de algunas tareas que les vinculasen a la marcha de la escuela a los demás Hermanos y profesores. Quizás esta última recomendación viniera precedida por mutuas desconfianzas surgidas entre el Director y los demás Hermanos, porque ya en 1954 había algún comentario como el siguiente: “pese a la buena voluntad el Hermano Director, su temperamento, un poco seco y sus mismas ocupaciones (todo el día en clase) tenían un poco distantes a los Hermanos”129. Las cuestiones religiosas estaban prácticamente dirigidas en su totalidad a los Hermanos, con una excepción clara destinada al Hermano Director: “busque siempre a Dios y lo que es de su mayor servicio”130. En cuanto a los Hermanos se les invitaba a que colaborasen en la creación de alguna Asociación Piadosa o Congregación con el objeto de emprender una campaña metódica a favor de la frecuencia de los Sacramentos. También se les pedía que procurasen animar todos sus actos con espíritu sobrenatural para que el Señor bendijese su obra 127. Rapport de Visite de 1962. 128. Rapport de Visite de 1950. 129. Rapport de Visite de 1954. 130. Rapport de Visite de 1965. 226 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa con algunas vocaciones escogidas131, o que estableciesen en su interior y en cuanto les rodeaba el orden, “ese orden que como decía San Agustín guardándolo lleva a Dios y si no lo guardamos en la vida no lograremos elevarnos hasta Él”132. No faltaban tampoco los ánimos y elogios pues: “este trabajo que tan abnegadamente llevan vaya bien entendido según el criterio cristiano: como cruz santificante cuando llega a ser penoso por su pesadez; como contribución gloriosa y llena de amor a la obra redentora de Cristo, por su naturaleza apostólica; como ejercicio constante de caridad, fuente insospechada de méritos ni un vaso de agua fría sin recompensa”133. En definitiva, las recomendaciones religiosas dirigidas al centro podíamos resumirlas en la preocupación que tenía el Hermano Visitador por las corrientes vocacionales, que si eran elevadas en 1955, un año más tarde eran sensiblemente frenadas, de ahí su preocupación, pero también se centraban en una atención particular del Catecismo Nacional (sic), en que en ningún momento se abandonase el recuerdo de la existencia de Dios134 y en que toda acción educadora estuviera llena de Dios, para lo que ellos también deberían llenarse de Dios135. Las cuestiones comportamentales también figuraron en la agenda del Hermano Visitador, así que no faltaron referencias a las formas de realizar los paseos y recreos, los llamamientos a algunas ausencias de los Hermanos o la prohibición expresa efectuada en el año 1962 del uso del tabaco, siendo precisamente el Hermano Director uno de los que más fumaba, como así se lo indica en el informe de ese año. 6.1.3. Zestoa: San José (1950-1967) Entre la década de los años cuarenta y cincuenta, en la que llegan los Hermanos de La Salle a Zestoa, esta villa contaba con unos 3.000 habitantes, cifra que casi se duplicaba a lo largo de la temporada veraniega cuando acudían a la localidad más de 5.000 agüistas que ocupaban las 700 plazas con las que contaba el Balneario. La presencia de los agüistas era tal que, comenzaron a alojarse en casas particulares, dado que los 14 hoteles existentes en la localidad no daban abasto para acogerlos. Zestoa era una villa de pequeñas 131. Rapport de Visite de 1953. 132. Rapport de Visite de 1958. 133. Rapport de Visite de 1960. 134. Rapport de Visite de 1964. 135. Rapport de Visite de 1964. 227 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua dimensiones, el casco histórico constituía su núcleo principal, aunque contaba con numerosos barrios en sus alrededores. El comercio y la pequeña industria, además del turismo, constituían sus principales fuentes de ingresos. El edificio colegio San José de Zestoa fue construido aproximadamente en 1929; es decir, dos décadas antes de que llegasen los Hermanos de La Salle. Durante esa primera etapa gozó de muy buena aceptación y fue gestionado por los Hermanos Maristas. Sin embargo, tras la Guerra Civil, en mayo de 1941, comenzaban a fraguarse las primeras desavenencias económicas con el Ayuntamiento, que subvencionaba al colegio con 9.000 pesetas, mientras que éste pedía que aquella ascendiese hasta las 13.000 pesetas, hecho que constituyó el comienzo del fin de la primera etapa del San José. Transcurridos unos meses, en agosto de ese mismo año, el tema de la subvención volvía a tratarse en sesión plenaria y, por parte de los mandatarios municipales, se consideraba que dicha petición era desproporcionada, con lo cual se daba por finalizado el período de docencia de los Hermanos Maristas y se iniciaba la colaboración con los Clérigos de San Viator. Esta última colaboración, además de ser demasiado corta, estuvo marcada por las duras condiciones de posguerra y poco se habla de ella en los documentos municipales “todos ellos muy institucionales y poco o nada dados a extenderse en temas que pudieran ‘deslucir’ la grandilocuencia de las sesiones plenarias”136. Dentro de la información que se dispone de los Hermanos viatores, hay que señalar que desde su llegada los problemas que se les presentaron eran de tipo económico los cuales provocarían que antes de terminar el curso 1945/46 el Ayuntamiento recibiese la triste noticia de que los Hermanos dejaban el centro que, con tanto acierto y agrado de la Corporación y el vecindario, venían regentando137. Por otra parte, y en lo que se refiere a otros servicios educativos en la localidad, no parece que en Zestoa existiese otro centro que no fuese el San José, pero no obstante, se tiene constancia de que existían un maestro y una maestra nacionales, que respondían a los nombres de D. Juan José Goyena y de Dña. Dionisia Santamaría. Tras la marcha de los clérigos de San Viator se realizaron grandes esfuerzos para que el colegio de San José estuviera regentado por otros religiosos y entre estos esfuerzos está el viaje que el Alcalde de la localidad, D. Luis Suso, hizo a Irun acompañado del Párroco de la Villa, D. José Azcoitia, para entrevistarse con los Hermanos138, en primera instancia, y con otras congregaciones después. 136. Arzallus, F. (2002): “Zestoa y los Hermanos de San Viator”. Archivo Histórico de Zestoa. 137. Para conocer la presencia de esta Congregación en Zestoa puede consultarse su pagina web www.csviator.es (consultada el 30 de marzo de 2009). 138. Urrutia, J.M. CSV (2003): Juan Bautista Etxaburu Aristondo. Clérigo de San Viator, 19232001. Madrid, Clérigos de San Viator-Provincia de España, p. 35. 228 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa La respuesta afirmativa, por otra parte, se hizo esperar más de lo previsto, en vista de lo cual la autoridad municipal se puso en contacto con el Ministerio de Educación Nacional de Madrid, a fin de poner el establecimiento escolar en manos del Magisterio Nacional. Sin embargo, llegada esta propuesta a oídos de la Inspectora General de la provincia, la Sra. Oloriz, teresiana y bien conocida por su labor profesional y depuradora entre el Magisterio guipuzcoano, ésta se puso en contacto con una maestra nacional, Dña. Esperanza Rodríguez, miembro de la Acción Católica local y a la que también habían acudido diferentes Párrocos, con el ánimo de que redactase el acta de petición a favor de los educadores religiosos. Fracasados los primeros intentos del Alcalde y del Párroco, allá por el año 1950 llegaban hasta esta pequeña localidad del Bajo Urola los Hermanos de las Escuelas Cristianas manteniéndose en ella hasta 1967, si bien años antes, como tendremos oportunidad de comprobar, ya habían comenzado las hostilidades contra la Comunidad de los Hermanos de La Salle, hostilidades en las que el clero parroquial y el Ayuntamiento tomarían parte de forma activa. La llegada de los Hermanos de La Salle Antes de su llegada a Zestoa, el 24 de noviembre de 1949, el entonces Director General de Enseñanza Primaria, D. Romualdo de Toledo, y el Secretario del Ayuntamiento se habían dirigido por carta al Hermano Visitador, Carlos Bautista, proponiéndole la posibilidad de la apertura de una escuela139. Esta propuesta fue corroborada, en cierto modo, por el Obispado de Vitoria que, con fecha 26 de julio de 1950, mandaba un escrito en el que se planteaba otra posibilidad, la del cierre del centro de Zarautz, que entonces estaba pasando por un periodo crítico, y la de la apertura del de San José. Un mes más tarde tuvo lugar una reunión en la que se firmó un convenio entre los Hermanos de las Escuelas Cristianas y la Junta del Patronato de la Asociación de las Escuelas de San José de Zestoa; aprovechando la ocasión la Junta Directiva para enviar un escrito a los Padres de Familia de la localidad en el que se notificaba que, a petición del Hermano Visitador, se solicitaba un aumento en el presupuesto como subvención del profesorado. El 1 de octubre de 1949 el Obispo de Donostia, Font y Andreu, autorizaba la apertura de la Comunidad de Zestoa y, ese mismo día, el Ayuntamiento daba cuenta al Hermano Visitador del acuerdo al que se había llegado, en el que se incluían los sueldos de los Hermanos. 139. Para un conocimiento de las vicisitudes por las que pasó este centro y su relación con el Ayuntamiento, se pueden consultar las actas del Ayuntamiento de Zestoa entre Noviembre de 1948 y enero de 1959. Gracias a la generosidad de Xabier Unanue hemos tenido acceso a las mismas, además de otro material diverso sobre la Asociación de Padres y de Antiguos alumnos. También queremos agradecerle su información oral sobre la evolución de este centro. 229 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Colegio de Zestoa, que fue regentado por los Hermanos de La Salle. La creación de esta escuela se acogía a la figura jurídica que aparece en el Decreto del Ministerio de Educación Nacional de 9 de abril de 1949 (BOE del día 30 del mismo mes) sobre la creación de Patronatos Escolares de Primera Enseñanza, lo cual supuso que, por parte de la Corporación Municipal, se adoptase un acuerdo en este sentido y se nombrase dicho Patronato, confeccionando el Reglamento pertinente. Por otra parte, también el Ayuntamiento llevó a cabo las gestiones ante el Ministerio informándole de la instalación de la mentada escuela en el edificio de la escuela Graduada de tres secciones, dotándola del mobiliario y material pedagógico necesario, ya que dicho edificio era propiedad del Ayuntamiento140. A lo largo del año 1949, y hasta el comienzo de la andadura de la escuela, el Ayuntamiento estableció contactos personales con personas del Ministerio, incluido el propio Director General de Enseñanza Primaria, Don Romualdo de Toledo, para aclarar algunos detalles de la futura escuela, por ejemplo la transformación de escuela graduada en escuela unitaria o el reglamento de régimen interior. El citado político se mostró siempre favorable a dicha escuela y a favorecer una ayuda económica. Este tipo de relaciones se debía sin duda a una relativa cercanía ideológica entre el Alcalde y algunos cargos directivos en el Ministerio de Madrid. 140. Acta de 9 de mayo de 1949 del Ayuntamiento de Cestona. 230 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa En la década de los cincuenta el deseo de los habitantes zestoarras era claro: “todos ansiaban su reapertura, pues se hacía sentir la falta de religiosos que tomaran por su cuenta la educación de sus hijos”141 y, afortunadamente, el día 2 de octubre de 1950 el colegio quedaba inaugurado, recibiendo dos días más tarde la primera visita del Alcalde. El colegio quedó a cargo de cuatro Hermanos y con una matrícula inicial de 110 alumnos, “observando el entusiasmos, competencia y celo que demuestra el profesorado y la buena asistencia de los alumnos”142. Al año siguiente se recibía la documentación que acreditaba al centro como tal y se recibía la primera visita regular del Hermano Visitador, el cual se mostraba gratamente sorprendido por las buenas relaciones que mantenían los Hermanos con la parroquia, con el Ayuntamiento y con el propio vecindario, dato corroborado un año más tarde cuando expresamente decía: “esta escuela gratuita es modelo en su género por las buenas relaciones que mantiene con la parroquia, con el Ayuntamiento y con el vecindario”143. Por otra parte, el 15 de enero de 1951 quedaron aprobados los estatutos de la “Asociación de las Escuelas de San José de Cestona”, con la firma del Gobernador Civil de la Provincia, constituyéndose dicha Asociación, con su Consejo Directivo, el 3 de febrero del mismo año. En dichos estatutos se fija los fundamentos por los cuales se constituyen en Asociación; es decir, el deseo de mantener una escuela por parte del vecindario, desligando “al ilustre Ayuntamiento de esta Villa del compromiso y responsabilidad que supone el sostenimiento de tales obligaciones”. En este sentido, la responsabilidad última recae sobre la Asociación y no sobre el Ayuntamiento, que no obstante colabora, arrendando el local, y subvencionando la escuela, al igual que se pretendía la subvención de entidades y particulares o con las cuotas de los socios y pago de matrícula. Los fines de la Asociación, aparecen recogidos en los Estatutos y entre otros, son los siguientes: “promover y proteger la educación y enseñanza de los niños, siempre dentro de las normas de la Encíclica de Pio XII sobre la educación de la juventud”; facilitar el que los niños se abran “caminos honrados en la vida”; “ampliar la educación patriótica y social de conformidad con las disposiciones vigentes” o “fomentar y practicar la educación física de los niños en su propio beneficio y de la Patria”, además de otros fines relativos a la aceptación del tipo de enseñanza propiciado por los Hermanos. 141. Supplément à l’Historique pour l’année 1950. 142. Acta de 11 de noviembre 1950 del Ayuntamiento de Cestona. 143. Rapport de Visite de 1951. 231 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua La escuela y el Ayuntamiento: una relación conflictiva Las relaciones entre el Ayuntamiento y la escuela no siempre se mantuvieron en el mismo tono inicial, al igual que había ocurrido con las otras congregaciones religiosas, durante la primera etapa. Así, en 1952, existía una buena relación entre el colegio y las autoridades, pues el Alcalde ofreció su colaboración al centro a la vez que “con sentidas palabras manifestó su satisfacción por la buena marcha de colegio así como por el cambio tan grande que estaban experimentando los niños”144. Este cambio que había observado el Alcalde coincidía con la perspectiva que, quizás de forma un poco exagerada, mostraba el Hermano Visitador a su paso por el colegio en 1955, pues dentro de las habituales recomendaciones que hacía al Director, señalaba que “era patente el cambio observado en los niños, incontrolados antes de la llegada de los Hermanos”145. No obstante, y a pesar de esta aseveración del Hermano Visitador sobre la actitud del alumnado, en general se mostraba bastante satisfecho con la labor emprendida por “esa simpática escuelita de reciente creación que cuenta con la simpatía de todo el vecindario y en la que los Hermanos desarrollan una labor muy hermosa, en forma muy callada y digna”146. Es más, llegaba a decir que además del vecindario, el clero y, en especial, su Párroco, apreciaban la obra educativa de los Hermanos “cosa realmente excepcional en la manera de ser del clero de esta provincia de Guipúzcoa”147. Sin embargo, estas buenas relaciones que venían manteniéndose con el Ayuntamiento, se vieron truncadas en 1957 por causas que para el Consejo Directivo de la Asociación de Padres estaban medianamente claras, pero que en nada coincidían con las alegadas por el Ayuntamiento. Los miembros de la Asociación citaban, entre otras, que ninguno de los componentes de la Corporación municipal tenían hijos en edad escolar y, por ello, el problema no les afectaba directamente, además de que varios de los que no eran contrarios a este colegio no veían mayor problema escolar debido a la existencia de dos Escuelas Nacionales en los barrios de Aizarna y Arrona. Pero, sin duda alguna, la más curiosa de las causas por las que, en opinión del Consejo, el colegio se vio castigado fue que los miembros del Consejo habían denegado al Ayuntamiento la organización de una lucha de carneros en el patio del colegio, alegando cuestiones de higiene, moralidad y salubridad. Pero seguramente los desencuentros entre la Asociación y los miembros de la corporación municipal tenían raíces políticas e ideológicas que afectaban al colegio, como nos 144. Supplément à l’Historique pour l’année 1952. 145. Rapport de Visite de 1955. 146. Rapport de Visite de 1952. 147. Rapport de Visite de 1955. 232 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa manifestó en una entrevista Xabier Unanue, quien nos narró la manifestación popular que salió a la calle para defender el que los Hermanos continuasen en el colegio. La respuesta por parte del Consistorio no se hizo esperar y con bastante premura hicieron públicas las causas del conflicto generado, que no eran otras que el escrito enviado por el Consejo al Gobernador y en el que se sentían aludidos y ofendidos. En dicho escrito se solicitaba la concesión de unos terrenos colindantes con el colegio y un donativo municipal, lo más amplio posible, para la construcción de un centro pedagógico de orientación profesional. Sin embargo, también en dicho escrito se decía “incomprensiblemente, durante varios años, el colegio no ha contado con el apoyo de la mayoría de los componentes de la Corporación Municipal por haber estimado con carácter de preferencia otras actividades carentes de sentido social y en contra de los intereses de la Noble y Leal Villa de Cestona”. El enfado de las autoridades municipales alcanzó tal grado que preguntaron a otros Ayuntamientos las cantidades que aportaban a los colegios, siendo 20.000 las pesetas que recibía el colegio de Zarautz, sin que el edificio fuese municipal, 18.000 pesetas recibían los Maristas de Azpeitia, entre 12.000 y 14.000 pesetas los del colegio de Legazpi que tampoco era edificio municipal y así continuaron por varios centros más de la provincia hasta conseguir desmantelar la falsa teoría de los miembros del Consejo, más cuando el San José de Zestoa percibía 40.000 pesetas de la corporación municipal148. El Ayuntamiento defendía su postura diciendo que en relación a un determinado acuerdo firmado el 29 de noviembre de 1952 con la Asociación, los propósitos iniciales de ésta no habían tenido la debida y esperada satisfacción, puesto que la Asociación no había conseguido las ayudas procedentes de la industria, comercio y particulares para que ésta llevara a cabo el cumplimiento de los convenios con el Ayuntamiento, y éste era objeto de una nueva solicitud para la que la ayuda que venía aportando fuera mayor. En vista de cómo había degenerado la situación, ya que en repetidas ocasiones le habían solicitado al Consejo una rectificación de ese escrito que habían enviado al Gobernador y de que el citado Consejo continuaba haciendo caso omiso a su solicitud, la decisión tomada por el pleno, en reunión celebrada el 28 de junio de 1958, fue la de dar por finiquitada cualquier relación con la Asociación, incluida la subvención económica. Así, el Ayuntamiento se desentendió de la reparación del tejado, a pesar de su estado lamentable que obligaba a los Hermanos a recoger el agua descalzos y sin sotana, así como de que el Consejo pudiera utilizar 148. Acta de 15 de noviembre de 1957 del Ayuntamiento de Cestona. 233 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua un almacén que había en los terrenos del colegio y que estaba pensado para sala de recreo de los niños y dejó de cumplir con lo acordado sobre la subvención en función de lo que subiese el nivel de vida. Sin embargo, no terminaban ahí las negativas, pues en la dinámica de prohibiciones en la que había entrado la representación municipal, ésta llegó hasta límites insospechados, como por ejemplo la negativa para la celebración de la fiesta del colegio o la negativa para la publicación de un Bando en el que se convocase para la constitución de la Asociación de Antiguos Alumnos. También existió la amenaza de cursar una denuncia contra el Hermano Director si no ordenaba que los txistularis se despejaran de sus chaquetas pretextando que las mismas tenían un significado político, aún cuando estas chaquetas eran similares a las utilizadas por otras agrupaciones patrocinadas por entidades oficiales. No faltó la revocación del acuerdo por el cual el Ayuntamiento colocaría cuatro focos en el patio escolar ni la negativa a dar una subvención a los dantzaris del colegio, a pesar de estar programados para las fiestas patronales. Como podemos comprobar la deriva que tomaron las relaciones colegio-Ayuntamiento era realmente grave. Preocupados por esta extrema decisión del Ayuntamiento, el Secretario y determinados Vocales de la Asociación, enviaron en desagravio un escrito al Consistorio, aunque previamente, el Párroco, que también había firmado el documento inicial enviado al Gobernador, consciente de la situación creada, ya había tomado sus propias medidas y había escrito a los mandatarios municipales pidiendo sus disculpas. Aún así, el problema lejos de solucionarse parece que cada vez se iba enquistando más, lo que viene confirmado por la actitud que adoptó el vecindario a principios de 1958: “el pueblo se manifestó de modo unánime y clamoroso (que pudo haber sido motín si no hubiera toda una disciplina admirable) contra una maniobra urdida con el fin de cambiar la Asociación (y eliminar a los Hermanos de rechazo)”149. La incómoda situación persistía en 1959, pero “después de una etapa dura, provocada y sostenida por banderías locales”150, los Hermanos prosiguieron con su labor y consiguieron que la tensión fuese rebajándose hasta que, por fin, el 30 de septiembre de 1958 el Ayuntamiento reconsideró la postura que había venido manteniendo en los últimos meses tras leer la carta que les habían enviado los miembros de la Asociación pidiendo disculpas151. Definitivamente, en 1960, después de dificultades y diferencias, la “paz” quedaba restablecida en el pueblo y las relaciones, tanto con las autoridades civiles como eclesiásticas, volvían a su cauce. 149. Rapport de Visite de 1958. 150. Rapport de Visite de 1959. 151. Acta de 30 de septiembre de 1958 del Ayuntamiento de Cestona. 234 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Esta normalización de la situación dio pie para que el Hermano Visitador hiciera constar que las relaciones con el cabildo parroquial eran mucho mejores, pero, a la vez, señalaba que “el cambio de Párroco por fallecimiento del anterior había sido un factor decisivo”152. En las siguientes visitas se enorgullece de que esas relaciones siguieran mejorando e incluso llega a darles la enhorabuena, aunque en 1964, realiza un comentario cargado de ironía en el que considera que si estas relaciones eran buenas “era seguramente porque eran algo distantes”153. Mientras, la labor religiosa no quedó descuidada y las relaciones con otros centros y Hermanos fueron en todo momento cordiales, acudiendo a Zestoa muchos Hermanos procedentes de otras Comunidades a tomar las aguas. Volviendo a los primeros años de los Hermanos en Zestoa, concretamente a 1953, observamos otra prueba de su buena voluntad por mantener unas correctas relaciones con las autoridades cuando realizaron una salida con todos los niños del colegio a la estación del tren para ir a recibir a unos Misioneros. Dicha salida se realizó a petición del cura-párroco y a ella no faltó alumno alguno del colegio, como tampoco lo hicieron cuando en el año 1951 el Alcalde les solicitó que acudiesen a la estación de Azpeitia porque a ella iban a llegar el Sr. Ministro y demás autoridades con motivo de las Bodas de Plata del Ferrocarril del Urola. Fue en aquellos primeros años de la década de los 50 cuando las relaciones eran más fluidas con las autoridades civiles y eclesiásticas. Así, en el año 1953 en el colegio se recibían la visita del Obispo y la de más de 400 alumnos procedentes de los colegios de Barakaldo y Sestao. En lo que a la relación entre los Hermanos concierne, parece que el cambio de Director, allá por 1961, fue positivo, pues diferencias de edad y de criterios con el Director que estaba en 1960 hacían difícil la convivencia. Una vez producido el cambio, el Hermano Visitador no repara en halagos hacia el recién llegado, al que define como serio y reconoce su contribución a una buena armonía, pues “el espíritu de la Comunidad se ha afianzado gracias al nuevo Director ya que sus hábitos de orden y método benefician grandemente a los Hermanos”154. La economía del centro En lo que respecta al centro en sí, hay que señalar que su economía, al igual que la de sus predecesores no fue precisamente brillante y, a la vista de 152. Rapport de Visite de 1961. 153. Rapport de Visite de 1964. 154. Rapport de Visite de 1962. 235 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua lo analizado en el epígrafe anterior, nos atreveríamos a decir que fue la principal causa de la desaparición del colegio. Tampoco los desperfectos ocasionados por las inclemencias climatológicas contribuyeron a una posible recuperación económica o simplemente a arrancar holgadamente su andadura. Así, ya en el año 1951 un viento huracanado causó grandes desperfectos en el colegio, al igual que las lluvias de 1954, aunque éstas no llegaron a la gravedad de las del año anterior, las cuales produjeron 24 muertos en el Estado y que, en lo que a Zestoa se refiere, provocaron que durante alguna jornada el centro tuviera que permanecer cerrado como previsión ante el peligro que originaban las revueltas aguas del Urola y que inundaban las calles zestoarras. Volviendo a los aspectos meramente económicos, entre otras ayudas que percibió el San José, estaban las procedentes de la Sociedad de Aguas y Balneario de Cestona, dinero que fue a parar a la Asociación de Padres de Familia y que dio lugar a que en 1952, un año más tarde, la Junta de Padres se reuniese con el Director para ver cómo había quedado la situación con el Patronato. En sus inicios, como ocurría a casi todas las Comunidades que se abrían con falta de tiempo, hubo muchos aspectos que quedaron sin cubrir, y en el caso del colegio San José de Zestoa uno de ellos tenía carácter especial para los Hermanos, la ausencia de una Capilla. En lo que respecta al acuerdo firmado en 1949 entre el Ayuntamiento y el colegio, el primero se comprometió a abonar la cantidad de 40.000 pesetas anuales a la Asociación de las Escuelas de San José “para las atenciones y necesidades de los cuatro Hermanos, así como 16.000 pesetas en concepto de aportación inicial obligatoria. Además de otros fondos para limpieza del centro (960 pesetas anuales) o compra de material (1.000 pesetas), el Ayuntamiento se comprometía también a conceder gratuitamente los servicios de agua, electricidad, así como el combustible para la calefacción. Por su parte, la Asociación debería ingresar al final del año las cantidades correspondientes por el arriendo del edificio, material escolar, mobiliario y demás efectos inventariados, siendo a cargo de la Asociación los arreglos por desperfectos tanto en el edificio del colegio, como en el frontón o en el patio escolar”155. Mientras tanto, el colegio pretendía llevar su vida normal, aunque muchas veces esas dificultades económicas provocasen situaciones especialmente difíciles, como, por ejemplo, la ausencia de calefacción en el centro que, felizmente, en 1955 era solucionada, gracias a la colaboración del Ayuntamiento, el cual intervino con la compra de varias estufas ante el frío que se avecinaba. Sin embargo, la situación originada tras la carta del Consejo Directivo al Gobernador se había convertido en el detonante de las malas relaciones y el Consistorio 155. Acta de 23 de mayo de 1951 del Ayuntamiento de Cestona. 236 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa dejaba de abonar la subvención correspondiente, poniendo a la Comunidad en una situación de apuro permanente. Efectivamente, con fecha 1 de julio de 1958, el Consejo Directivo del colegio se dirigía al Ayuntamiento haciéndole saber que cuando el pasado 28 de junio se conmemoraban las Bodas de Oro de la Sección Adoradora Nocturna de Cestona, el Consistorio a través del oficio nº 557 de la citada fecha, suspendía toda relación con el Consejo Directivo de las Escuelas de San José creando con ello una difícil y comprometida situación para los padres. Una prueba de estas situaciones de apuro por las que atravesó el colegio, fue la carta dirigida a los padres el 1 de marzo de 1954 en la que se les pedía una colaboración anual de 120 pesetas, ayuda que serviría para pagar los desperfectos que tenía el edificio y que habían sido provocados por un aguacero producido el 14 de octubre anterior, dejando el tejado y el cielo raso en estado de ruina. Otra prueba más de esta débil situación económica se produjo cuando en 1961 los alumnos organizaron una tómbola benéfica en colaboración con Cáritas Parroquial yendo parte de aquella recaudación a las actividades benéficas del pueblo mientras la otra parte se destinaba al arreglo de los retretes del colegio. Vemos pues que este centro de San José de Zestoa, a pesar de que inició su andadura con mucha ilusión, las dificultades económicas y las malas relaciones con el clero y el Ayuntamiento en gran parte de su corta vida, obligaron a los Hermanos a cerrarlo en junio de 1967. Quizás una frase pronunciada por el Hermano Visitador en 1960 define claramente cuál fue la situación global del colegio en sus 17 años de trabajo: “trabajan con espíritu y entusiasmo pese a penuria”156. No obstante, cuando se cierra el Colegio de San José ya estaba en marcha un movimiento popular para promover y gestionar la creación de una ikastola. De todos modos, la causa principal del cierre de la colegio se debió a que no pudieron lograr el reconocimiento oficial como escuela profesional, que se preveía llevar a cabo en 1956. La oferta de estudios Las dificultades que atravesaba el colegio San José quedaban claramente reflejadas en los informes anuales que proporcionaba el Hermano Visitador, dificultades que no sólo eran de tipo económico, sino también académico, pues no podemos olvidar que además de la pequeña industria y del turismo, Zestoa también tenía un importante número de vecinos que trabajaban en la agricultura y ganadería, como se refleja en los informes de 1953 y 1963, cuando se decía 156. Rapport de Visite de 1960. 237 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua textualmente “se trabaja considerablemente a pesar del inconveniente que representa la asistencia bastante irregular de un sector del alumnado, formado por muchachos procedentes de caseríos o haciendas rústicas de las vecinas montañas que sólo aspiran a tener una cultura rudimentaria y se ven urgidos por las faenas agrícolas en ciertas épocas del año”157, y que “la escuela era popular, de pueblo sencillo, agrícola e industrial, de población muy dispersa por el carácter de esta agricultura”158. En un principio tampoco parece que los problemas, al margen de los económicos, revistiesen mayor importancia, aunque en ocasiones los unos fuesen unidos a los otros, pues, como bien se recoge en el informe del Hermano Visitador de 1963, “la escuela está estancada en su perfección de enseñanzas por la falta casi íntegra de recursos económicos”159. De similares características es la información de 1964, donde la falta de espacio –únicamente existían 3 aulas, la elemental, la media y la superior–, se convierte en un motivo de preocupación, pues se trataba de “una escuela sin grandes complicaciones. Lucha contra su propia pequeñez que le impide ordenar las clases como conviene a una labor eficiente”160. Si a todo ello unimos que la diversidad de edades en las clases y el bilingüismo dificultaban todavía más esa labor docente, nos encontramos con la conclusión final que aporta el Hermano Visitador, que reconoce que “la enseñanza que se da en las clases no es de gran nivel”161. Centrándonos en los estudios que se impartían en el centro, una de las características más significativas del San José zestoarra fue la apertura de unas clases nocturnas desde su inicio. Estas clases estaban destinadas a los “caseros e hijos del pueblo”, si bien en 1960 había cambiado esta filosofía sobre los educandos; las clases nocturnas ya no serían dirigidas a caseros e hijos del pueblo sino a unos 40 jóvenes que trabajaban en las distintas fábricas de la localidad. Al llegar al año 1963 el Hermano Visitador hacía la primera propuesta de supresión de estas clases nocturnas y al año siguiente quedaban definitivamente suspendidas por falta de alumnado. No obstante, las asignaturas que éstos recibían eran las de Dibujo Industrial, Matemáticas, Francés, Lectura y Escritura y Lengua Castellana. Curiosamente, la asignatura de Dibujo Industrial era impartida por dos trabajadores de la empresa Eguiguren de la localidad. 157. Rapport de Visite de 1954. 158. Rapport de Visite de 1963. 159. Rapport de Visite de 1963. 160. Rapport de Visite de 1964. 161. Rapport de Visite de 1965. 238 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Las características industriales de la zona requerían de jóvenes bien preparados para las fábricas y talleres, por lo que los Hermanos hicieron especial hincapié en esta formación. Así, si en los primeros años se dedican a la enseñanza primaria, a partir de 1956 son conscientes de la posibilidad de crear una sección que ampliase la formación y preparación de los alumnos dirigida a la formación profesional. El Hermano Visitador también se percata de esta posibilidad y en 1957 da sus primeros consejos siguiendo esta línea: “formar hombres, formar cristianos […] iniciarles bien en el dibujo y en los primeros elementos técnicos dada la orientación industrial que la villa toma y no descuiden la formación práctica pedagógico-catequística”162, a la vez que sugiere la creación de algún taller mecánico. A partir de aquel instante las recomendaciones del Hermano Visitador irían todas en la misma línea: “dirigir con tenacidad y solicitud el crecimiento de la iniciación profesional industrial”163, “incrementar algo la iniciación industrial estableciendo hora y media diaria de prácticas de taller”164, “estructurar la culminación de la enseñanza que aquí se da por el montaje y organización de un taller de iniciación profesional tutelado por la industria local”165. Es pues en 1957 cuando D. Jesús Aramburu, hijo ilustre de Zestoa, solicitaba a los Ministerios de Trabajo y de Educación Nacional la ampliación del colegio, continuando con carácter municipal y estableciendo una escuela profesional que abarcase las ramas de Madera, Electricidad y Metalurgia. En principio la respuesta a la ampliación por parte del Ministerio de Educación Nacional fue negativa y en cuanto a la posibilidad de la escuela profesional era preciso contar con un capital muy elevado, porque para obtener dicho reconocimiento debía de contar con profesorado propio y titulado, al margen del ya existente, maquinaria, etc. Esta respuesta por parte del Ministerio provocó una situación reivindicativa pues, “Cestona no debe dormirse en los laureles, ya que son pocos los pueblos que cuentan con un colegio tan magnífico, obra del pueblo entero, y debemos anteponernos a un futuro inmediato de cultura que va a requerir esta nueva etapa atómica-revolucionaria, que se aproxima a pasos gigantescos. Es más, nos urge otro problema interesante y crucial, que debemos afrontar toda la Nación, que es el necesario ingreso en la Unión de Estados Europeos”. Con toda claridad se aprecia pues la visión de futuro de los Hermanos lasalianos, que ya veían en 1957 como algo próximo y para lo que había que estar preparados la incorporación a la Comunidad Europea, acontecimiento que se produciría, como sabemos, aproximadamente 30 años más tarde. 162. Rapport de Visite de 1957. 163. Rapport de Visite de 1958. 164. Rapport de Visite de 1960. 165. Rapport de Visite de 1961. 239 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Como se puede comprobar, la actividad docente del San José de Zestoa estuvo claramente vinculada a la Formación Profesional, pero sin descuidar las enseñanzas primarias, sugiriéndose a los Hermanos lasalianos que no descuidasen una especial atención en las clases a cuanto significase actividad práctica y formativa del propio alumno en varias asignaturas y, particularmente, en la Religión, centrando su tarea en los cuadernos, hábitos de orden y buena presentación. En esa misma línea iba otra propuesta del Hermano Visitador, el cual decía que debían concretarse en todas las clases los programas trimestrales por asignaturas y que los trabajos de los alumnos debían estar a disposición de cualquiera que los quisiera inspeccionar, además de invitar al Director a que redujese la diferencia de edad en las clases en la medida de lo posible. La evolución de la matrícula de alumnos A la vista de las condiciones materiales del colegio y de las dificultades económicas por las que pasó, el progresivo aumento de la matrícula escolar en la década de los años sesenta no puede interpretarse de otra manera que como un éxito escolar. No obstante, ya en los años sesenta el sentido de esta tendencia va a cambiar registrándose un constante goteo en la pérdida de alumnos. La edad de los alumnos que asistían a la primera clase era de entre 6 y 8 años, los de la segunda clase correspondía a los de 9, 10 y 11 años, mientras que los alumnos de la tercera clase podían tener entre 12, 13 y 14 años. A pesar de que los datos que registramos no son fiables en cuanto a la distribución de alumnos por clases, debido, posiblemente, a una transcripción errónea, lo que cabe pensar es que las clases inferiores eran las que registraban mayor número de alumnos, como solía ser en el resto de los colegios de esta categoría. En general, las clases superiores eran menos frecuentadas y, en muchos casos, se incluían en las mismas los alumnos con alguna especialización profesional. Por lo tanto, la siguiente tabla debe leerse con estas precauciones. Tampoco muy son fiables los datos relativos a la matrícula de los alumnos adultos. Tabla 52. Zestoa. Alumnos por clases (1950-1966) 240 1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase Adultos Total 1950 36 38 42 28 104 1951 32 30 45 28 105 1952 50 37 28 115 1953 32 43 50 125 1954 33 36 50 119 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tabla 52. Zestoa. Alumnos por clases (1950-1966) 1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase Adultos 1955 33 39 71 143 1956 33 66 45 144 1957 68 48 33 149 1958 36 46 59 1959 39 46 52 137 1960 35 38 47 120 1962 27 48 48 103 1963 31 47 52 130 1964 28 50 50 128 1965 20 40 47 107 1966 60 40 21 Total 162 100 Las causas de este descenso se deben, entre otras, a la marcha de los alumnos a otros colegios que garantizaban su formación profesional, pues a pesar de estar presente en el colegio este tipo de estudios no se constituyeron formalmente. En 1965 el número de alumnos había comenzado a disminuir, principalmente porque muchos de ellos se dirigían a las Escuelas Profesionales o a Bachilleratos, lo que pudo ser el origen de que al año siguiente, en 1966, se comunicase a la Junta de Padres la decisión que habían tomado los Hermanos, y que no era otra que la de retirarse de Zestoa, hecho éste que causó la lógica consternación en el pueblo. La decisión tomada tenía además un añadido, esto es, que la fecha en la que los Hermanos habían acordado como día de salida era en enero de 1967, lo que significaba dejar a los alumnos sin escuela a mitad de curso. Vista la situación creada, los representantes de los padres de familia hicieron ver a los Superiores el problema que se les planteaba al retirarse los Hermanos a mitad de curso y solicitaron que continuasen, al menos, hasta el fin del mismo, propuesta que fue aceptada por los Superiores. La situación creada tampoco cogió de sorpresa al Hermano Visitador, pues también él venía observando, y así lo hacía saber en 1966, que el número de alumnos descendía curso tras curso (en 1966 había en el centro 2 Hermanos y 67 niños), entre otras causas porque, como ya hemos indicado, los mayores acudían a realizar sus estudios a otros pueblos, porque la situación económica tampoco era muy brillante y porque la escuela ya no estaba consiguiendo los fines para los que se había creado. La llegada al centro de niños procedentes de otras localidades próximas como Aizarna o Azkoitia (llegaron 3 y 7 alumnos respectivamente en el año 1963), la apertura de una pequeña biblioteca infantil 241 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua para crear hábitos de lectura o la donación de una televisión por parte de los padres de familia, “preocupados por el espectáculo que a ciertas horas presentaban los bares de la localidad, llenos de chicos”166, no sirvieron tampoco para que le decisión de los Hermanos fuese reconsiderada. Ya hemos apuntado alguna de las características del colegio San José de Zestoa, como la asistencia a las clases nocturnas o la inasistencia a clase por tener que ayudar en las tareas del caserío. Sin embargo, tal como señala el Hermano Visitador en 1950, “el alumnado daba excelente impresión y se notaba porque los Hermanos habían sabido percatarse de las condiciones especiales en que se encontraban”. Algunas veces los comentarios del Hermano Visitador se extralimitaban un poco, como cuando con motivo de una propuesta metodológica decía que “con objeto de vencer esa cortedad natural de los chicos de los caseríos, procuren preguntarles mucho y que contesten en alta voz”. A grandes rasgos podemos decir que los informes que realizó el Hermano Visitador giraron en torno a tres aspectos: en primer lugar a la presencia cotidiana del euskera en la vida de los niños, con las dificultades que ello conllevaba a la hora de la enseñanza. Esto queda reflejado en las recomendaciones del Hermano Visitador, el cual, recién abierto el colegio, allá por 1950, les decía que le parecía muy bien que a los alumnos que estudiaban el Catecismo en vascuence se les explicase también algo en esa lengua, pero que lo más importante era hacerles entender el sentido literal de las palabras que empleaban. Es más, al año siguiente les invitaba a emplear esas palabras en ambos idiomas. Él entendía que “la circunstancia de que la práctica totalidad del alumnado hablase en vascuence, no debía ser motivo para el descuido de la enseñanza en castellano, sino todo lo contrario, pues de ser así se estaría defraudando el interés de los niños y el deseo de las familias”167. En 1953 quiere que se implante un nuevo método de enseñanza en la escuela para un buen conocimiento del castellano, consistiendo éste en insistir con ahínco tanto en la expresión oral como en la escrita, pero no debió ser muy exitoso porque en 1963 el Hermano Visitador se despacha a gusto con la escuela y dice de ella que “está algo retrasada a nivel intelectual, debido principalmente a la composición bilingüe de los niños y a la falta de textos adecuados en vasco”168. El segundo de los aspectos en los que se centró en Hermano Visitador fue el de la inasistencia a clase. En 1955 realiza la siguiente reseña: “siempre se nota una notable inseguridad de asistencia en un buen sector de alumnos, procedentes de la zona rural circundante: inseguridad desarrollada en la época de 166. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 167. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 168. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 242 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa las principales tareas agrícolas”169. La preocupación por esta falta de asistencia perduraba en el tiempo; así, en 1959 nuevamente señalaba: “no es fácil hacer un extraordinario trabajo con los alumnos de esta escuela, pues la procedencia rural de buena parte del contingente escolar provoca tiempos de ausencias difícilmente evitables que entorpecen el adelanto. Con todo, se ha iniciado con entusiasmo la formación industrial de los mayorcitos”170. De manera que entre las dificultades creadas por el bilingüismo de los alumnos y su inasistencia a clase, la tarea de los Hermanos resultaba más difícil de lo esperado, así que, para ayudarles, el Hermano Visitador, cumpliendo el tercer aspecto, les dio las habituales recomendaciones, entre las que podemos encontrar que atendieran cuidadosamente los buenos hábitos de los alumnos, hábitos de limpieza y orden, hábitos de verdadera y sentida piedad, evitando sonsonetes y precipitaciones en las oraciones vocales. Asimismo, les proponía que continuasen con sus buenas tradiciones de esmero en los trabajos escritos de los alumnos y, además, que se limitasen a enseñar lo más fundamental y que tratasen con afán y constancia la enseñanza, de manera que los niños asimilasen los conocimientos lo más posible. En cualquier caso, por grandes que fueran los esfuerzos de los Hermanos en su tarea docente, su alumnado no parecía muy interesado en sus estudios, posiblemente debido a las escasas expectativas laborales. Este desinterés de los niños por acudir a clase quedaba muy bien reflejado en una de las recomendaciones del Hermano Visitador, cuando decía “soporten con paciencia y luchen sin descanso contra los inconvenientes de la falta de puntualidad y asistencia”. No podemos terminar este apartado sin mencionar tres trágicos sucesos que empañaron la alegría de los alumnos y profesores del centro. En 1952, un par de años más tarde de abrirse el colegio, un alumno del mismo perdía la vida en una carrera ciclista, lo que causó gran conmoción en toda la Villa, como también la causaron las muertes por anemia y la provocada por el disparo fortuito efectuado por el hermano de otros dos alumnos en el año 1963. Actividades extraescolares Al margen de las actividades exclusivamente académicas, los Hermanos desarrollaron también otras actividades extraescolares en compañía de los niños y en el colegio se dieron ciertos acontecimientos que despertaron el interés de todos. Algunos de los acontecimientos eran muy propios de los Hermanos en muchos 169. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 170. Supplément à l’Historique pour l’année 1959. 243 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua otros centros, como la organización de los cursillos de verano o la entrega de notas y diplomas en presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas. Otra de las actividades típica de los colegios de La Salle eran las excursiones, excursiones que se llevaron a cabo por la cornisa cantábrica, visitando en unas ocasiones Barakaldo, Bilbo o Donostia, e incluso yendo allende las fronteras, hasta Baiona, con la posterior visita al Santuario de Guadalupe de Hondarribia. También podemos considerar la salida de los Coros de Santa Águeda en el mes de febrero, recaudando fondos que luego se entregaban a los más necesitados. No queremos terminar en este apartado sin hacer mención a dos hechos que hicieron vibrar a los niños zestoarras. Uno de ellos tuvo lugar en el año 1954, cuando un buitre de 2,63 m. de largo fue llevado al colegio entre la admiración de todos los presentes. A la vez, se aprovechó la presencia del animal para dar unas clases sobre cómo se disecaban los animales, entre la alegría y el alborozo de los alumnos. El segundo de los acontecimientos se produjo en el año 1952, cuando los padres de familia hicieron una aportación para que los niños pudiesen asistir a una sesión cinematográfica en el cine de Zumaia. La película en cuestión era “Los Videntes de Fátima y “cuál fue la alegría de los alumnos al contemplar la película. Algunos profundamente conmovidos derramaron gruesas lágrimas al ver la correspondencia de los humildes pastorcitos a los deseos de la Virgen. Regresaron todos alegres y contentos, y con sendos propósitos de imitar la piedad de los Videntes de Fátima”171. Estas fueron la práctica totalidad de cuantas actividades extraescolares recogidas en la documentación que se llevaron a cabo en el colegio San José de Zestoa, si bien hay que decir que, en ocasiones, estas actividades se vieron acompañadas de algún que otro campeonato de pelota. Entre la documentación facilitada por Xabier Unanue podemos señalar unos cuantos programas y revistas de Salleko elaborados por los antiguos alumnos del colegio entre 1957 y 1959 en las que, al margen de los contenidos propios de una revista de este tipo, resalta el hecho de que muchos de los artículos están escritos en euskera, lo cual no deja de ser sorprendente pues el uso escrito de esta lengua en estos ámbitos no estaban escasamente extendidos. Vida religiosa Evidentemente, los Hermanos de Zestoa no dejaron olvidada la labor de apostolado y al margen de las actividades lúdico-festivas, también las hubo de carácter religioso. En este tipo de actividades siempre contaban con la colaboración del Hermano Visitador, quien les recomendaba formar a los alumnos en el 171. Supplément à l’Historique pour l’année 1952. 244 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa arte de la oración, “una de las metas más espléndidas de nuestro ministerio”, a la vez que les recordaba que merecía la pena ensayar de alguna manera el establecimiento de alguna asociación de piedad. También les sugería que no desperdiciasen el buen ambiente existente para el fomento de las vocaciones, que estimulasen a los alumnos la idea de la vocación religiosa y, sobre todo, que no descuidasen el apostolado vocacional de sus alumnos. Ahora bien, si las actividades extraescolares del San José no fueron numerosas, no se puede decir lo mismo de las actividades religiosas, como podemos comprobar en la siguiente relación sobre celebraciones religiosas: • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Todos los Santos Domingo de Ramos Fiesta de San José Día de los Niños Pentecostés Procesiones y Vía Crucis Fiesta del Beato Benildo Primera Comunión Fiesta de Santo Tomás Imposición de medallas y escapularios Fiesta de San Juan Bautista de La Salle Fiesta del Beato Salomón Fiesta de la Inmaculada Acto de la Reparación de la Cruz Fiesta de Cristo Rey Imposición de la Ceniza Mes de las Flores Fiesta de la Santísima Trinidad Ejercicios Espirituales y Retiros Peregrinaciones a los diferentes santuarios de la provincia Alguna de estas celebraciones fue acompañada de comentarios del Hermano Visitador, como la festividad de Todos los Santos del año 1950, “de veras que los cielos congratularon a su Reina y Señora; también los fieles de la Tierra festejaron a la madre de Dios y madre suya con muestras de verdaderos hijos”. Con motivo de la Procesión del Domingo de Ramos, en una exageración producida por la alegría que encontró al ver la numerosísima presencia de las gentes 245 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua del pueblo en la misma, nos decía “creemos estar en el Huerto de Getsemaní”, de lo que deducimos que además de la multitudinaria presencia de asistentes, éstos iban acompañados de las tradicionales palmas del día. Ese mismo año alrededor de 20 niños hicieron la Primera Comunión, cuya descripción de la misma por parte del Director fue la siguiente: “hoy, día de Pentecostés, se ha albergado Jesús por primera vez en los corazones de una veintena de inocentes niños. Todo nos conmovió, cánticos, fervorín y, sobre todo, el fervor de estos angelitos esmeradamente preparados”. En otras ocasiones, para indicar la incorporación de los niños al campo vocacional, utilizaba recursos metafóricos como el empleado en 1952, cuando dice “El Divino Jardinero busca las flores para el jardín del Noviciado Menor de Irún. Para esto tiene cogido un instrumento celoso cual es el Hermano Samuel, y así vino a esta Villa de Cestona, para esparcir el olor suavísimo de la vocación de Hermano en las Escuelas Cristianas. Efectivamente, causó mucha admiración en los corazones de los chicos y, ¿cuántos capullos despuntaron?, el tiempo hablará”172. Y así fue, el tiempo habló, y “el primer fruto para el jardín” era en 1953. En 1954 se daban tres vocaciones más, de los cuales uno de ellos fue para Irun, pero hasta 1960 no tenemos más constancia de nuevas vocaciones, aunque en 1964 tenemos el año más vocacional con 6 nuevas incorporaciones, completándose la última de las vocaciones en 1966. Un par de deseos hubo por parte de las autoridades eclesiásticas, allá por 1954, el primero relacionado con el Papa cuando “según deseo de la Santa Madre Iglesia, todo el alumno postrado ante los pies de Jesús Sacramentado, expuesto, oró por nuestro Santísimo Padre, el Papa, para que el Señor le conceda las luces y gracias necesarias para tan alta misión”. Ese año de 1954 era Año Mariano y, también a petición de las autoridades eclesiásticas, se hizo una fastuosa recepción a la Madre del Cielo, saliendo a las afueras de la Villa todos los alumnos y gentes del pueblo. Fue aclamada con enérgicos vítores, aplausos, bombas reales, cantos y con el rezo del Santo Rosario hasta llegar a la Parroquia. Allí recibió toda clase de muestras de afecto durante 4 días, al cabo de los cuales se despidió organizando en su honor un llamativo festejo. El profesorado El número de Hermanos que se dedicaron a la docencia en el Colegio San José de Zestoa fue bastante escaso, concretamente no pasaron de 3 los Hermanos dedicados a la docencia, exceptuando los años 1950 y 1957 en los que hubo 4 Hermanos. La mayoría de ellos tenía votos perpetuos. 172. Supplément à l’Historique pour l’année 1952. 246 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Durante toda su vigencia no hubo presencia de profesores seglares, pues en esos años eran todavía pocos los centros que contaban con ese tipo de profesorado. El Director del centro desde 1950 hasta 1956 fue el Hermano Lucas Eusebio, quien permaneció por lo tanto siete años hasta dejar la dirección del centro. La sustitución estuvo a cargo del Hermano Juvenal Ignacio, quien también estuvo entre los primeros Hermanos y permaneció en Zestoa hasta 1959, siendo el Hermano que más tiempo estuvo en dicha población como profesor. El relevo de estos dos Hermanos, en cuanto a años de permanencia, lo recogió el Hermano Juan Andrés que permaneció en el centro hasta el cierre del mismo, después de siete años de permanencia. En cuanto a las actividades relacionadas con la enseñanza, hay muy poco que contar, de no ser que en el año 1951 un Hermano tuviese que ir a Oviedo a realizar el Examen de Conjunto, que, como sabemos, era un examen que tenían que realizar aquellas personas que no hacían sus estudios en las Escuelas Normales, sino en las privadas, y que para convalidar dichos estudios se veían obligadas a superar esta prueba. En 1960 no se trata del Examen de Conjunto sino de un cursillo que un Hermano realiza en Bilbo, pero en esta ocasión se trata de un cursillo de Peritaje y en 1966, el cursillo es de un carácter totalmente diferente al anterior, ya que un Hermano acude a Iruña a participar en los cursillos organizados por la Falange Española Tradicionalista. Como era habitual dentro de las Comunidades lasalianas, las excursiones ocuparon parte de las actividades del profesorado. Así vemos que los Hermanos de Zestoa viajaron por la cornisa cantábrica, con visitas a Barakaldo, Bilbo, Donostia e Irun. Las excursiones montañeras, también de gran tradición entre los Hermanos lasalianos fueron a montes como Ernio o Izarraitz. Vida en Comunidad Como podemos suponer, las actividades religiosas para el profesorado del colegio San José fueron más numerosas que las extraescolares, comenzando por los habituales Retiros en Donostia, Bilbo, Irun y San Asensio, localidad ésta a la que también acudieron a participar en los tradicionales Ejercicios Espirituales e incluso a modo de vacación en Semana Santa, como así lo hicieron en el año 1960. A veces, los desplazamientos de los Hermanos tenían que ver con pruebas que debían realizar en otras localidades, como las que hacían en Irun, unos exámenes de Catecismo, pues no debemos de olvidar que en 1954 los Hermanos habían comenzado a dar clases de Catecismo en la parroquia del pueblo y en 1960 eran requeridos para demostrar “su valía” con las pruebas de la localidad fronteriza. 247 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua En otro orden de cosas, y antes de pasar a analizar las recomendaciones que les daba el Hermano Visitador, tenemos que destacar un hecho que se dio en la Comunidad, cual fue el abandono de la misma por parte de un Hermano que llevaba dos años como lasaliano, lo que provocó cierto malestar entre los demás. No obstante, a pesar de este lunar, el trabajo del Hermano Visitador ofrecía numerosos consejos o recomendaciones. Así, observamos que estas recomendaciones estaban divididas en dos partes, la que correspondía a la Comunidad y la que era para el Director. En ambos casos podemos comprobar cómo dichas recomendaciones abordaban tres campos: el estrictamente religioso, el de las relaciones y el profesional. Comenzando por las recomendaciones efectuadas a los miembros de la Comunidad, vemos como se les invitaba a los Hermanos a que, cuando realizasen los paseos, deberían ir juntos y no deberían quedarse en casa bajo ningún motivo, además de que los citados paseos les deberían ayudar y servir a fomentar eficazmente la obra de Dios. Asimismo se les decía que atendiesen primordialmente a la ferviente y exacta práctica de sus ejercicios regulares, particularmente el de la oración mental, así como que vigorizasen su espíritu en la práctica de los Ejercicios Espirituales, y que llenasen dicho espíritu de ideas religiosas y santos afectos en la lectura espiritual y en el estudio de la Religión, estudiando el programa global de ésta y evitando la disociación entre las diversas influencias que querían infundir dirección a la vida cristiana del niño. Las invitaciones a seguir con su obra de apostolado eran numerosas, pues también hemos recogido otras en las que se les insistía en que se afirmaran en su vocación de religiosos educadores y en que aprovechasen de la sencillez de la escuela y el horario comunitario para atender con esmero a su formación religiosa, catequística y profesional. En definitiva, en todo instante debían recordar su misión, claramente recogida en el año 1960 cuando se les dice “lleven en esa cada vez más fuerte unidad de miras y criterio la obra que aquí realizan: unidad de criterio que sólo es posible y legítima cuando concuerda abnegadamente con las directivas que vienen de arriba”173. En el apartado de las relaciones también encontramos algunas dirigidas a los Hermanos, como cuando se les dice que en sus salidas y en cuantas actuaciones tuviesen con los vecinos de la Villa, cuidasen siempre de seguir siendo objeto de edificación y aumentasen el prestigio de la Religión, además de que cuidasen con creciente esmero de su preparación y actuación como catequistas y ministros de la palabra divina. No faltaban tampoco las recomendaciones sobre el trato con los demás, como cuando se les invita a extremar la discreción con los extraños, por prudencia y regularidad. Para ello se les recordaba que se 173. Rapport de Visite de 1960. 248 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa debían a su misión, a no mezclarse en cuestiones temporales y extrañas que pudieran mermar su posibilidad apostólica de acción y que, precisamente, por amor y servicio a esta santa misión a la que estaban consagrados, debían celar el prestigio de dicha acción en formas y modales dignos y adecuados. Todo esto siempre sería más fácil bajo la dirección de un buen Director y así parece que era a partir de 1963, cuando se reconoce la labor de éste, que había contribuido a afianzar el espíritu de la Comunidad y cuyos hábitos de orden y método beneficiaban grandemente a los Hermanos. Las recomendaciones en el campo profesional son escasas, pero entendemos que debemos indicarlas como aquella que se realiza en 1953 y en la que se señala que quedaría todo un poco más completo si se dieran más a sus estudios personales con miras a perfeccionar más y más sus condiciones profesionales. Y dentro de esa perfección a la que hacía referencia el Hermano Visitador, estaría otra recomendación que realizaba allá por 1962 y que textualmente decía: “Siempre el BIEN a manos llenas con generosidad y sin preocuparse por el rédito que a sus personas puede volver. El BIEN DE LA CULTURA adaptando y haciendo hábil su esfuerzo para vencer las peculiares dificultades de su clientela; el BIEN DE LA EDUCACIÓN, con la exigencia y la constancia en formar hábitos humanos y cristianos; el BIEN DE LA GRACIA, anunciada y cultivada”. En definitiva, lo que se pedía o se deseaba de los Hermanos era que pusiesen en común su experiencia docente y sus aciertos y compartiesen tanto las alegrías como las penas y realizasen las labores de forma común. El Director también es objeto de las recomendaciones del Hermano Visitador y comenzando por las relaciones se le felicitaba en el año 1950 por su acierto en encauzar bien la Comunidad, así como se le proponía que recibiese regularmente a los Hermanos en rendición. A veces, después de algún encuentro desagradable o represión motivada, se le observaba cierta frialdad o retraimiento que el Hermano Visitador le invitaba a abandonar y a intentar aprovechar las buenas disposiciones que tenían los Hermanos para intensificar en todos la vida y el celo apostólico sobrenatural. Sin embargo, no siempre se conseguía llegar a buen puerto y a pesar del trabajo del Hermano Visitador, se veía en la obligación de recordarle que no manifestase lo más mínimo ante los alumnos o ante personas extrañas el descontento que pudieran sentir por ciertas deficiencias, reales o supuestas, aprovechando la ocasión para que, por el contrario, manifestase su afecto tanto a los Hermanos como a otros colaboradores. En definitiva, se le pedía que velase siempre tanto por él como por los otros Hermanos, de manera que los demás siguiesen viendo en ellos “el buen olor de Cristo y el prestigio de la Santa Religión”174. 174. Rapport de Visite de 1955. 249 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua En ocasiones, el Director también era diana de alguna crítica relacionada con los hábitos de limpieza y orden de la casa, como ocurrió en el año 1956, y además de las exigencias que se le reclamaban a la hora de un buen gobierno de la casa, se le pedía también que no descuidasen los Hermanos la sensación de limpieza así como el incremento de su cultura personal, sin descuidar la dirección de las clases y sin olvidar que en el año 1958 en la casa había entrado a trabajar un criado al que debía de formar para que la Comunidad no tuviese la necesidad de contratar mujeres ni quedarse en el desamparo. Esta recomendación es, si cabe más, expresa en el año 1964 cuando llega a la Comunidad un joven Hermano y expresamente se le dice al Director: “apoye, aliente y oriente al Hermano joven que por ser su primer año y dada su clase, bastante difícil, está necesitado de apoyo”175. Este tipo de recomendaciones ya se habían producido con anterioridad, como en el año 1953, cuando al Director se le proponía que facilitase los estudios de los dos Hermanos jóvenes, pero sin duda alguna la recomendación más importante que recibió el Hermano Director fue la recibida en el año 1965, cuando la situación del colegio comenzaba a estar en grave peligro, y que textualmente decía así: “tenga en cuenta la impenetrable reserva exigida por el posible cierre de la escuela y la conveniente y aún ecesaria intensificación de las actividades escolares para atajar habladurías en el pueblo”176. 6.1.4. Usurbil: Colegio de La Salle de Usurbil (1953-1971) Después de conocer el surgimiento y evolución del centro de Usurbil se tiene la sensación de que debía ser un centro casi modélico, pues se mire cualquiera de los aspectos que lo componían se aprecia la estabilidad, el buen hacer, la corrección de las relaciones, la calidad del profesorado y del alumnado. La sorpresa llega cuando no hay ninguna razón interna aparente que nos anticipe su desaparición en 1971. En este sentido, lo sorprendente de este colegio es, precisamente, el hecho de su cierre, que sólo se explica por razones externas: las reformas educativas del momento y la planificación educativa por parte del Distrito de Bilbao. Se trata de un centro cuyo titular fue un Patronato Municipal Socio-Cultural del pueblo que estaba formado por la Parroquia, el Ayuntamiento y la Asociación de Padres. El tipo de estudios que impartió durante los casi veinte años de permanencia eran los propios de la enseñanza primaria, aunque desde sus inicios siempre mostró interés por incorporar estudios de orientación profesional, que lograrían 175. Rapport de Visite de 1964. 176. Rapport de Visite de 1965. 250 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa establecerse desde 1964. El tamaño del centro, al igual que la mayoría de centros creados en esta década, superó escasamente los doscientos alumnos, lo cual supuso la presencia de una comunidad que no superaba los cuatro Hermanos. Se trataba de un colegio gratuito subvencionado, cuya gestión corría a cargo del citado Patronato. El prestigio de sus enseñanzas y las posibilidades de colocación de los alumnos en la industria local sería también un rasgo característico de este centro. Antecedentes de la escuela y llegada de los Hermanos Por regla general, entre la documentación disponible de los diferentes centros a cargo por los Hermanos, siempre existe un documento inicial que narra las primeras vicisitudes para la creación de cada uno de los centros. En este caso, no existe tal documento, pero el Histórico de 1953 resulta ser una buena fuente para conocer los antecedentes y las gestiones que se llevaron a cabo para la fundación de esta nueva escuela. En este sentido, recurrimos a este documento para recuperar los datos iniciales de este centro. Así, en cuanto a los antecedentes más remotos tenemos que irnos hasta el año 1948, fecha en que en el local que luego será la escuela quedan sin asistencia los tres asilados de la Beneficencia, por el fallecimiento de la encargada y el Ayuntamiento de Usurbil gestionó su traslado a Zarautz. A partir de ese momento quedó este local vacío y los miembros del Ayuntamiento pensaron en transformarlo en escuela de niños, en vista del abandono que se encontraba la enseñanza en el pueblo, en manos de un único maestro y con una población excesiva. Para llevar a efecto este propósito se pusieron en contacto con los Hermanos de Zarautz, los cuales les relacionaron con el Rvdo. Hermano Visitador, Carlos Bautista, y, tras muchas vicisitudes, sobre todo económicas, que se fueron orillando merced a la ayuda de los empresarios de los alrededores, –Luzuriaga con el hierro, Rezola con el cemento o Michelín con 100.000 pesetas–, llegaron a transformar los antiguos locales en una escuela limpia y cómoda. Hasta la llegada de los Hermanos se imponía solucionar el conflicto escolar y, para ello, el Ayuntamiento de Usurbil, con la ayuda de los Hermanos de Zarautz, buscó dos maestros que dieran la enseñanza a los niños de la localidad en un período de tiempo que fue de septiembre de 1948 a septiembre de 1953, es decir, mientras se arbitraban recursos y se adaptaban los viejos locales a la nueva finalidad. Mientras tanto, el 18 de abril de 1951 la Delegación Administrativa de Enseñanza Primaria autorizaba el funcionamiento reglamentario, con carácter provisional, del expresado centro bajo la dirección de Federico Iturriaga y en 1952 se aprobaba el proyecto de reforma y ampliación del colegio. 251 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Ese mismo año de 1948 se fundó una Asociación de Padres de Familia que sirvió de enlace entre las autoridades y demás entidades de la localidad con los Hermanos, asegurando así una mayor estabilidad a la Escuela. En marzo de 1953 el presidente de la Asociación, D. José Udabe, envía una carta al Hermano Visitador, Carlos Bautista, comunicando las condiciones o acuerdos adoptados con respecto a la apertura de una escuela bajo la dirección de los Hermanos de La Salle. A su vez, el Ayuntamiento que había recibido también la misiva, daba su visto bueno para la apertura de la escuela de acuerdo con las condiciones planteadas. Entre dichos acuerdos fundacionales se decía que cuando los miembros del Consejo hubieran cumplido los compromisos contraídos con el Rvdo. Hermano Visitador, harían entrega de poderes a esta Asociación y desde entonces los Hermanos dependerían de esta entidad. Sin embargo, el sueño dorado de todo el pueblo se hizo esperar durante casi cinco largos años y, por fin, llegaba la tan ansiada fecha y a mediados de septiembre de 1953, los Hermanos tomaban posesión de la casa. Los vecinos del pueblo, de los barrios y de los pueblos colindantes acudieron en gran número a matricular a sus hijos. Pronto el número sobrepasó las profecías de los habituados a pronosticar y al llegar el mes de octubre hasta se tuvo que cerrar la matrícula con 170 alumnos repartidos de la siguiente forma: 48 en la clase de los mayores, 48 en la clase de los medianos y 74 en la clase de los pequeños. A grandes rasgos podemos decir que gran parte de los habitantes de Usurbil se dedicaban a la agricultura, cuyos productos principales eran maíz, trigo, nabo, legumbres, hortalizas y frutas, sobre todo la manzana de sidra y de mesa. En la jurisdicción existían importantes factorías siendo las principales Michelín, Luzuriaga, Rezola, Abrasivas, la sidra-champán Illarramendi, los mármoles Ingemar, etc.: “a muchos habitantes les beneficiaba no poco esto en el aspecto económico, que a las ganancias del caserío podían juntar un sueldo bastante regular”177. Por otra parte, el aumento de la población se irá haciendo notar, pues de los 4.013 habitantes que había en 1950 se pasará a los 4.489 en 1970, lo cual ya es un índice del fenómeno que comenzará a iniciarse con la inmigración de los años setenta debido a la industrialización que comienza a desarrollarse en ese periodo. El colegio estaba situado en el mejor sitio de la Villa, “retirado de todo peligro, cerquita de la parroquia, delante tiene la plaza del pueblo que sirve como campo de fútbol y un inmenso frontón. Aunque todo es público somos los únicos en usarlo”178. La Comunidad poseía además de un huerto tapiado de 1.500 m2, un edificio capaz para gallinas, conejos, cerdo, etc., es decir, disfrutaban de una situación similar a la de otros centros lasalianos en lo que a huerta y corral se 177. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 178. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 252 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa refiere y también eran similares los problemas derivados de unas instalaciones que precisamente no se podían considerar modélicas para poder vivir en unas condiciones medianamente cómodas, pues la casa en la que habitaban los Hermanos estuvo sometida año tras año a pequeñas reformas, dado que una reforma integral no se podía realizar por falta de presupuesto. Esta situación de incomodidad se hacía notar de forma más sensible en los primeros años del colegio, concretamente en el año de su inauguración, en 1953, cuando “estábamos casi a oscuras, ni en las clases ni en la Comunidad se observaba nada una vez que había anochecido y no hubo más remedio que instalar un elevador para tener la luz que se necesita para trabajar”179. La situación mejoró ostensiblemente con el cambio de Alcalde, ya que en 1963 pudieron disfrutar de unas acogedoras reformas producto del dinero que había proporcionado el Ayuntamiento a través del citado Sr. Irasuegi; “el cual parece sentir más los problemas vocacionales que su predecesor”180. El día 21 de septiembre de 1953 daba comienzo el curso, “con todos los medios de estímulo: vales de disciplina, vales de conducta, […]. Los niños desde el primer día con sus brazos cruzados y bien tiesos, en interminables filas, al entrar y salir de la escuela, llamó poderosamente la atención de todo el vecindario, que aturdidos contemplaban increíbles esta metamorfosis en los niños, unos abriendo descaradamente las ventanas y otros con disimulo por detrás de los visillos”181. No fueron fáciles los comienzos en 1953 y, por si fuera poco, nos encontramos con que en ese mismo año sufrieron un duro invierno que provocó diferentes averías en la vivienda como consecuencia de los intensos fríos y las consiguientes heladas. En 1953 también se producían importantes inundaciones que arrasaron toda la vega y hubo de dar vacaciones forzosas “porque la mayoría tenía motivo de ausencia y lamento”182. Vacaciones forzosas que se repiten en los primeros meses de 1955 con otro invierno realmente crudo: “el frío, las nevadas y heladas hacen víctimas y estragos entre el alumnado y objetos de la escuela. El termómetro de la asistencia desciende notablemente por el catarro y la gripe general de la que tampoco se excluye algún miembro de la Comunidad”183. Esta situación de duros inviernos y lluviosas primaveras, la vamos a conocer desde otro punto de vista más positivo, bajo el tono poético del Hermano que, 179. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 180. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 181. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 182. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 183. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 253 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua en 1966, nos relataba la climatología usurbildarra en los siguientes términos: “Febrero: sinónimo de frío, al menos por estas tierras. La nieve cubre mansamente nuestros campos. La naturaleza vive el letargo invernal. El hombre redescubre la intimidad del hogar. Todo en nuestro rededor parece el escenario de un gigantesco belén. Abril: lluvias mil. Los campos en flor y dos centenares de vidas en capullo. Primavera. El mes se inicia con el gozo interior de la Pascua del Señor. Resucitó. Resucitaremos… Las aguas remansadas del nuevo curso bajan dulcemente la pendiente del año que termina. Fertilizan a su paso los campos vírgenes de las inteligencias y corazones infantiles”184. Pero, venas poéticas al margen, la dura realidad llegaba a la Comunidad con el fallecimiento en poco tiempo de D. Calixto, el cura de Usurbil, del Obispo Font y Andreu y del Papa Juan XXIII. En 1962, D. Calixto fallecía, pero entre muchas obras nos dejaba alguna anécdota como la siguiente: “mucho se habló del homenaje que el pueblo de Usurbil iba a dedicar al nonagenario P. Calixto Astier, junto con los venerables aitonas de esta villa. Todo quedó reducido a agua de borrajas; con su gracia chispeante y comentando este hecho, después de haber tenido en su bolsillo la invitación y haber acudido con su puntualidad acostumbrada al lugar de la cita, quedó sorprendido al oír de la architriclina la respuesta de que se había suprimido, nos decía: ‘se han apuntado un gol negativo’. Antes nadie me conocía; ahora todo el mundo habla de D. Calixto. De día en día se notaba que sus facultades iban decayendo. Con todo, el P. Astier nunca dejaba de acudir a la hora indicada de los miércoles a confesar a los Hermanos”185. Al año siguiente, fallecían el Obispo y el Papa, por este orden. Con respecto a la muerte del Obispo Font y Andreu, se dice que su entierro constituyó una señal de duelo por la bondad que siempre le había caracterizado y con respecto a la muerte del Santo Papa Juan XXIII, se señalaba que “su óbito constituyó el sublime ejemplo de una resignación perfecta en aras de la unidad y éxito del Concilio. Usúrbil se suma para no ser menos que otros pueblos y ciudades a las exequias que por el eterno descanso de su alma se oficiaron en nutrida representación”186. El fallecimiento del Papa Juan XXIII significó que Pablo VI llegara a la cúpula eclesiástica y que, en una de sus primeras actuaciones, se dirigiera a Tierra Santa, viaje que despertó un inusitado interés entre los Hermanos de la Comunidad que, aprovechando la invitación parroquial, siguieron desde la pequeña pantalla de ésta los incidentes y pormenores de dicho viaje. Por aquellos comienzos de la década de los sesenta parece que existía cierta holgura económica, lo que permitió que en el año 1962 se realizaran diversas reformas en la Capilla “que se hallaba desnudita, exceptuando la presencia del 184. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 185. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 186. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 254 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Señor. Ha quedado muy piadosa con la adquisición, a cuenta de la Comunidad, de las imágenes de la Virgen María y de San José, colocación de la reliquia del Santo Fundador, traída ex profeso por el Hermano Director desde Roma a su regreso del Segundo Noviciado y de la pintura de las paredes, imitación a piedra y de las puertas a madera. Que todo nos sirva para el acrecentamiento del fervor interior y exterior”187. Ya que nos acabamos de referir al aspecto económico del colegio de La Salle de Usurbil, hay que señalar que en los últimos años de su andadura las fuentes de ingresos de este centro eran las mensualidades que el patronato pasaba. Los niños pagaban 125 pesetas como mensualidad, que desde septiembre de 1969 se vieron incrementada a 250 pesetas. Todo ello iba a la cuenta del patronato, que era el que gestionaba la escuela. El centro se quedaba con la permanencia, de 50 pesetas por alumno, que pasaba a redondear la paga de los profesores seglares. Ese mismo año, el Hermano Visitador subía la paga de los Hermanos; desde entonces cada uno de ellos cobraba 6.000 pesetas y 7.000 el Director: “hoy por hoy la situación económica de la casa es satisfactoria; no tiene deudas y tiene algún dinerillo ahorrado”188. Así pues, observamos como de unos comienzos en los que la situación económica no era precisamente muy boyante, parece que una buena gestión del patronato conseguía dar la vuelta a la misma y los Hermanos podían respirar tranquilos. Todo ello le llevaba a la conclusión al narrador del Histórico de ese año a afirmar que: “por ahora la casa no pasa por momentos apurados”. Pero la buena marcha del colegio les permitía abordar un proyecto que desde los inicios del colegio tenían en su horizonte: ampliar los estudios con una orientación profesional, como se recoge en el Histórico de 1953, pero que hasta este año no va a poder ir materializándose. En este sentido, es significativo que en 1960 se comprara el primer torno que iba a ser objeto de curiosidad por parte de muchos, adquirido en condiciones sumamente ventajosas. Más tarde, pinchando a la Junta de Padres de Familia y al Ayuntamiento se lograron nuevas adquisiciones, como un esmeril, un taladro, una sierra mecánica y 5 tornillos más para cubrir poco a poco las necesidades que se van planteando: “estamos en vías de completar ciertos requisitos para lograr una autorización por parte del Estado para ser reconocido como centro de Iniciación Profesional. Hemos de constatar que el logro de una autorización para hacer un empalme de luz trifásica ha sido una verdadera batalla de campeonato, debido a la obstinada tenacidad en su negativa del Sr. Arocena, que por fin, gracias a las diligencias del Hermano Director todo ha quedado resuelto satisfactoriamente”189. Ese mismo año tuvo lugar la Visita de 187. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 188. Supplément à l’Historique pour l’année 1969. 189. Supplément à l’Historique pour l’année 1960. 255 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua la Inspectora de la zona: “poco sabíamos de ella; era nueva y desconocida para nosotros. Con todo, después de su visita podemos decir que por su religiosidad, bondad y cultura es una excelente persona. Todo fueron elogios y ánimos para que continuásemos incansables en nuestra magna misión”. Las labores para conseguir ser reconocidos como centro de iniciación profesional continuarían hasta que, en 1964, se formalice la situación, a la vista de la visita del secretario de la Junta de Enseñanza Profesional de Gipuzkoa que, una vez finalizada, manifestó su “buena impresión, asegurándonos que el informe que mandaría a Madrid sería favorable”. Lo cierto es que en 1963 se concluyó la construcción del taller de Orientación profesional completando así la escuela que, al decir del Hermano Visitador, era muy apreciada, pues “los padres y las industrias en particular solicitan mucho los alumnos de la escuela”190. A partir de 1964, el Hermano Visitador se refiere al centro como: “Escuela Primaria e Iniciación Profesional”. Esta nueva situación cumplía con los objetivos que distingue la labor de los Hermanos, además los alumnos que salían de la escuela con esta formación completaban sus estudios en las varias “Escuelas profesionales de la Comarca: Hernani, La Salle de Andoain, Zarauz, etc.”191. La Comunidad de Usurbil, en el Curso 1964-65. 190. Rapport de Visite de 1963. 191. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 256 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Esta estabilidad del centro que lograba tener reconocimiento popular, y de las autoridades civiles y eclesiásticas, sólo tenía el problema habitual del aumento de la matrícula de alumnos que, necesariamente, tenían que ser rechazados debido a las condiciones materiales del edificio escolar. Así, año tras año, tuvieron que rechazar, excepción hecha de lo ocurrido en el año 1968 cuando tienen la posibilidad de crear una nueva aula, de corta duración, pues como sabemos en 1970 el colegio de La Salle de Usurbil cerraba sus puertas en contra de la voluntad de los Hermanos, que en ese instante no reparan en su crítica hacia la decisión del cierre: “nuestra labor educativa ha estado y sigue siendo mermada por la continua amenaza de cierre de la escuela, ahora ya confirmada. La amenaza y el cierre viene de nuestra parte por la Junta de Planificación del Distrito, a quien parece estorbar todos los centros pequeños o de los pobres; eso que nos debemos a los pobres. Las amenazas se han prodigado. El ánimo que nos han inyectado con ello ha decaído. No sabemos qué va a ser de nosotros y menos de la zona tan interesante que abandonamos. Que Dios ilumine a los que nos rigen”192. De manera inesperada, y a pesar de que la información de los últimos años de vigencia del colegio no muestran ningún conflicto que presagie su desaparición, nos encontramos que entre 1969 y 1970 se respira un ambiente nada favorable a su continuidad, pero no por razones internas al propio centro, sino por la marcha de los acontecimientos y la nueva situación de reformas escolares que se vivía en esa época. Así, en 1969 la normalidad parece continuar y observamos que el Alcalde, que es presidente del patronato local, patrocina y ampara al centro. Los concejales, en su mayoría, son padres de alumnos que acuden al colegio. También se pasa a una nueva situación administrativa, por la que este centro que hasta ahora había sido regentado por la Junta de Padres de Familia, pasa a serlo de un Patronato Local, denominado Udarregi, con presidencia y dirección distintas. El Alcalde es, por el mero hecho de serlo, Presidente, y él personalmente nombra a su vez 3 miembros y los 4 restantes son por parte de los socios. Las fuentes de ingresos de este centro, por otra parte, continúan siendo las mensualidades que el patronato controla. Pero ya el último año, antes del cierre de la escuela, se comienza a percibir el acercamiento de algún peligro, con la creación de un nuevo grupo escolar para “suplir las escuelas nacionales que se encontraban en un estado deprimente. Se hizo una encuesta en nuestro centro por la que los padres de los alumnos debían contestar si querían que sus hijos continuaran con nosotros o preferían ir al nuevo centro. De los 280 alumnos contestaron afirmativamente 265. Nuestro centro era de pago, el municipal totalmente gratuito. Hemos botón de muestra”. A pesar de esta favorable opinión de los padres de los alumnos, lo cierto es que 192. Supplément à l’Historique pour l’année 1970. 257 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua el proyecto continuaba inexorablemente hacia delante, perjudicando de alguna manera a la escuela regentada por los Hermanos. En las palabras del narrador del Histórico recogidas previamente ya se observa de dónde proceden las causas que dieron con el cierre del colegio: las reformas educativas que se acercaban con la Ley General de Educación y la transformación de muchos centros, la creación de un nuevo grupo escolar y, finalmente, la muestra de poco interés por parte de la Junta de Planificación de los propios Hermanos. Todos ellos son elementos suficientes para dar por finalizada la andadura de este centro que desaparece, no por causas o conflictos internos, sino por causas externas. Es cierto que para esas fechas la presencia de los Hermanos se había ido reduciendo y tan sólo quedan para esas fechas dos Hermanos, lo cual explica, en cierta manera, la actitud de la Junta de Planificación y también es muestra de rendición ante los nuevos cambios que en esa época ya se estaban produciendo, no sólo en el ámbito educativo, sino también en el propio pueblo donde ya en 1968 comienza a ser evidente la llegada de inmigrantes al pueblo y las nuevas necesidades que se van creando, como refiere el Histórico de ese año. Por otra parte, y como muestra de esa buena situación a lo largo de todos los años, no podemos dejar de referirnos a las relaciones con las autoridades civiles y con las eclesiásticas que, en general, fueron bastante cordiales y qué decir con el pueblo, el cual apreciaba notablemente la tarea de los Hermanos. Tampoco parece que eran malas las relaciones con otras Comunidades, pues reciben visitas de los Hermanos de Zaragoza, de Sestao, de Donostia, de Zestoa, de Zarautz, etc., además de las de los novicios menores, que aparecen por Usurbil año tras año, aunque alguno de estos novicios menores pecase de imprudente, pues en el año 1961 el comportamiento no debió ser muy adecuado: “al igual que el año pasado dieron ejemplo de buen comportamiento y piedad, aunque no hubiera estado mal que alguno de ellos se abstuviera de meter las narices en donde no le llamaban”193. También se recibieron visitas del Hermano Vicario General, del Hermano Asistente, del Secretario y las tradicionales visitas regulares, además de la de la Inspectora en 1956, relatada previamente, y de la del Inspector en 1965. Estudios: Primaria e Iniciación Profesional En relación a los estudios del centro la información que disponemos es muy escasa, aunque suficiente para poder afirmar que, durante toda su vigencia, se impartieron los estudios correspondientes a la enseñanza primaria, atendiendo a los cursos que conformaban dicha enseñanza y que, a partir de 1960, 193. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 258 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa se comienzan a impartir clases de iniciación profesional que, con el paso del tiempo, se configurarán en dos clases de este nivel de enseñanza. Esta última situación favorecía que los alumnos pudiesen continuar su formación profesional en los centros de los pueblos de alrededor. Con respecto al tipo de alumnado podemos decir que en el año 1953 los resultados de los exámenes trimestrales fueron muy buenos y que en 1955 hay una clara referencia a la situación lingüística “todos los alumnos muestran una gran afición al estudio y no digamos nada de sus progresos a pesar de sus dificultades originadas por la lengua, pudiéndose codear con otros centros de mayor veteranía”. Sin embargo, los Hermanos en Usurbil abrían las puertas a la creación de una Escuela Nocturna “en vista de la deficiencia habida en esta villa en la enseñanza y para satisfacer los deseos de los solicitantes que deseaban adquirir algunos conocimientos se dio principio a la escuela nocturna”194. Esta experiencia se repitió al año siguiente lo que significaba que además de la clase de día funcionaba otra por la noche, de 19 horas a 20 horas, para aquellos jóvenes, alrededor de 30, que querían completar su formación o adquirir conocimientos fundamentales no logrados por ellos en la época de la niñez por carecer en absoluto de medios de enseñanza. Como ya hemos comentado, la proyección innovadora del centro se produce con la incorporación a la oferta escolar de materias que configuraban un curriculum profesional. Así, en 1962, daban los primeros pasos para poder impartir la Iniciación Profesional, aunque no sin dificultades pues “creíamos, confiados en las palabras de altos entendidos, que todo estaba a punto para conseguir la autorización como centro de Iniciación Profesional. Entregados los documentos en regla y habiendo cursado visita uno de los componentes de la Junta de Formación Profesional de Guipúzcoa, sin decirnos un NO categórico vino a manifestarnos que había que detallar y completar ciertos puntos. De lo contrario, iría un informe desfavorable a Madrid cuyo resultado sería una negativa. Poco a poco se han ido completando los detalles y a no tardar mucho se conseguirá lo que se desea”195. En los años siguientes se continuará adecuando el centro a la posible oferta de la profesional, sobre todo con la adquisición de material industrial que conformase un taller suficiente para impartir este tipo de formación. A partir de 1964 se superaron todas las trabas y el centro impartía formalmente dos clases de iniciación profesional, posibilitando que los alumnos fuesen requeridos por la industria local o bien continuasen sus estudios en otras escuelas profesionales. De esta manera, cuando se produce el cierre del centro, su oferta escolar estaba plenamente conformada: primaria e iniciación profesional. 194. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 195. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 259 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Evolución del alumnado Si algo resulta llamativo con respecto a la evolución del alumnado es precisamente que no se observa ninguna tendencia y que, prácticamente recibe el mismo número de alumnos, sobre todo a partir de 1955. Los datos proceden tanto del Nominatif como de los informes de visita. En los dos últimos cursos no tenemos ese tipo de información, si bien en los Históricos se habla de un aumento considerable del número de alumnos, ocasionando más de un problema al no poder admitir a más alumnos que los que cupiesen en cada una de las aulas. Aún así se puede apreciar que se trata de clases con un número de alumnos bastante grande, a la vista de los actuales requerimientos de alumnos por clase. Pero esa masificación se interpretaba más como un éxito escolar que como un impedimento para la tarea pedagógica en el aula. Tabla 53. Usurbil. Alumnos por clases (1953-1967) 4ª Clase Total Cursos de adultos 1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase 1953 74 48 48 170 1954 48 48 87 183 1955 48 54 52 48 202 1956 48 52 65 62 237 20 1957 48 52 65 65 230 15 1958 52 54 68 62 236 18 1959 64 53 44 49 210 10 1960 56 59 48 48 211 1961 60 55 44 51 210 1962 52 60 48 52 212 1963 52 60 48 52 212 1964 52 47 56 59 214 1965 50 47 60 59 216 1966 49 47 56 56 208 1967 50 50 60 60 220 30 El problema de la masificación de alumnado era palpable y todos eran conscientes de ello, desde el presidente de la Asociación de Padres hasta el Hermano Visitador. Así, en diciembre de 1955, éste se dirige al citado presidente, D. José Udabe y le hace saber lo siguiente: 260 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa “Muy estimado amigo: A mi paso por ese colegio de Usúrbil en visita canónica he observado que el primer grado o clase de los pequeños está excesivamente recargada con los inconvenientes obligados para Hermanos y alumnos. Por otra parte, en conversación tenida con usted me expuso los deseos de tener algún Hermano más para las clases. Le hice ver las dificultades que se presentan por una serie de años en esto de aumentar los efectivos de Hermanos asignados a nuestros centros por el crecimiento que todos ellos van adquiriendo, crecimiento que obliga a dosificar y ordenar rigurosamente la adjudicación de algún nuevo profesor. Con todo y atendiendo a mis deseos de favorecerles en todo lo posible, les propongo el siguiente arreglo que modifica en su favor algunas bases del convenio fundacional, advirtiendo que la actual situación de atender entre tres Hermanos profesores el número de 202 alumnos (demasiados, más de los 150 que corresponden), habiendo de ayudarles con perjuicio de sus particulares obligaciones el Hermano encargado de los cuidados domésticos, no puede mantenerse. Lo más puede tolerarse hasta finales de curso”. He aquí el arreglo aludido: “el Hermano Visitador firmante asignará cuatro Hermanos a las clases y otro para las atenciones domésticas: total, una elevación de la plantilla a cinco Hermanos que percibirán cada uno 15.000 pesetas anuales como hasta ahora: 75.000 pesetas en total. De momento y mientras las circunstancias actuales lo impongan, podrán los Hermanos reemplazar al encargado de los funciones domésticas por un criado varón, a quien alojarán, mantendrán y sostendrán a su cuenta con cargo a la asignación que reciben para el quinto Hermano. Las 10.000 pesetas que se pagan por aumento de un Hermano en la plantilla en concepto de gastos de formación…no se exigirán por este quinto hasta que efectivamente pueda ser un Hermano el que atienda la cocina etc. en vez del criado cuyos servicios se utilicen entretanto. Tan solo vendrán obligados (la Asociación o la entidad que de ello responda a su requerimiento) de momento a montar el ajuar (cama…) de la nueva habitación que se ha de habilitar. El abono de la asignación correspondiente al quinto Hermano o al nuevo Hermano que se destina exclusivamente a la clase será obligatorio desde el momento en que, aceptadas las condiciones, puedan los Hermanos –los cuatro– dedicarse efectivamente a la clase solamente y así, al funcionar cuatro grados pueda elevarse la matrícula de alumnos a 220. En caso de no ser aceptado el arreglo, el número de alumnos no podrá pasar del máximo de 160, –tope absoluto para tres grados– y se atendrán a esto para los comienzos del curso 1956/57. Fdo Hermano Pablo Manuel”196. A partir de la solución aceptada se ampliarían las clases, continuando en esta situación hasta el cierre de la escuela. 196. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 251-Carpeta 5. 261 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Actividades escolares del alumnado y vida religiosa A diferencia de otros centros lasalianos, no parece que las actividades deportivas ocuparan un lugar especial dentro de las que se realizaban en este colegio. Así, sólo tenemos constancia de que se celebrasen en el día del Santo Fundador, fecha que en el año 1954 se aprovechó para llevar a cabo una carrera ciclista. Tampoco los cursillos de verano, aunque existieron, parecen tener la importancia que se daba en otros colegios de La Salle. Donde sí toman parte es en los cantos en honor de Santa Águeda y del Olentzero, cuyas recaudaciones son destinadas a los más necesitados del pueblo. La actividad escolar que parece tener una mayor importancia en este centro fue la entrega de notas y diplomas que, anualmente, se celebraba en presencia de las autoridades civiles y religiosas, actividad tradicional como señalan en 1961, “éste es el pueblo de las tradiciones, como se dice en nuestra lengua vernácula ‘oituras’. Primero los exámenes y luego la entrega de notas”197. Esta entrega de notas, en ocasiones, fue el preludio de las exposiciones escolares de los trabajos realizados durante el curso y que si bien en un primer instante tuvieron una buena acogida por el pueblo, el interés fue poco a poco descendiendo llegando incluso a desaparecer. Este es otro centro en el que las festividades religiosas eran numerosas. Así, tenemos la celebración del Santo Fundador, la Fiesta de los Congregantes, la Fiesta del Beato Benildo, la de San José, la del Hermano Director, la de la Inmaculada, la de Cristo Rey la cual “marca un hito fundamental en la renovación litúrgica de la parroquia. Al final las voces de los alumnos de la escuela estrenan en la parroquia la misa en lengua vernácula: el EUZKERA”198, la de los Fieles Difuntos, la Semana Santa, el mes de las flores, el mes de las ánimas y del purgatorio, “inculcamos en los niños la devoción en las benditas ánimas y la obligación de nuestra parte de rezar por ellas”199, la imposición de la ceniza, la celebración del Domund, etc. Como ya hemos indicado, según la documentación las relaciones con las autoridades civiles y eclesiásticas eran cordiales, pero no debía ser del todo cierto, pues en la celebración de la fiesta del Santo Fundador de 1953 no falta la ironía cuando se comenta lo acontecido en esa fecha con motivo de la utilización del órgano y la actitud mostrada por la autoridad eclesiástica, cuando se vierten algunos comentarios como el siguiente: “el barómetro natural con su 197. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 198. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 199. Supplément à l’Historique pour l’année 1967. 262 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa aguja el ‘ojo clínico’ parece señalarnos un día nuboso con fuerte viento gallego y amenaza de tormenta. Con todo y desoyendo a todos los dioses del Olimpo comienza la fiesta universal y patronal de los maestros con el fuerte tronar de las bombas adquiridas desde la víspera a tal efecto. Grandes competiciones y Santa Misa, hasta con órgano a pesar de que el gavilán creía boicotearnos con su ausencia y cierre hermético de todos los accesos a dicho instrumento. Muy a disgusto suyo, pero sin remedio tuvo que tocar. ¡Había que contemplar! ¡Qué cara más simpática la de dicho ave! Los cantos salieron lo menos mal posible, dado que al pajarraco se le ocurrió acompañar lo que él quiso. El Sr. Párroco très bien. Sin comentarios”200. En la fiesta del año 1961 también existe algún comentario digno de destacar por su alto contenido irónico cuando el Hermano que realiza el informe nos relata que además de que la mayoría de los participantes tomaron la comunión, algunos mostraban la desgana propiciada por el comienzo de la semana: “era lunes y alegró no poco muchas caras, que tal día de la semana parecen más bien las de las pinturas de Fray Angélico y tomaron parte en el Pan Eucarístico la mayoría de ellos”201. En la fiesta celebrada en 1963 con motivo de la festividad de San Juan Bautista de La Salle, se cursó una invitación a los maestros y maestras de la localidad y “tuvieron la gentileza de sumarse a nuestro gozo espiritual y material acudiendo al Santo Sacrificio. Quiera Dios que exista siempre la misma armonía entre los del gremio”202. La actividad religiosa del colegio dependía del mes en que nos encontrásemos, así mientras en el mes de octubre se celebraba el mes del Rosario y “en las clases se nota una verdadera renovación en lo que respecta a esta universal devoción”203, en el mes de noviembre se caracterizaba por “el olor a crisantemos… cera y responsos por los difuntos”204 o por la “Misa por los fieles difuntos y visita al cementerio ganando las correspondientes indulgencias por esta visita”205. Al igual que en otras Comunidades la labor para hacer surgir nuevas vocaciones es incansable, aunque no siempre se recogieran los frutos deseados y desde un primer instante nos lo hacen saber. En cualquier caso, si por algo estuvo caracterizada la labor vocacional del colegio usurbildarra fue por el tono poético que el redactor de los históricos empleaba a la hora de señalar esas nuevas vocaciones. De esta manera en el año 1953 se da “el primer fruto”, y 200. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 201. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 202. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 203. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 204. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 205. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 263 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua en 1954 y 1955, cuando surgen cinco nuevas vocaciones, nos dice que “dada la bondad y sencillez de las gentes de este pueblo, sería un buen semillero de vocaciones religiosas”206. En 1956 “una vez más el Señor se dignó echar su mirada sobre el jardín de Usurbil para escoger dos rosas”207, algo que se repetía en 1961 “una vez más el Señor paseó su amorosa mirada entre nosotros. Esta vez eran dos los elegidos”208, en 1962 “una vez más paseó el Señor su mirada por el semillero vocacional de la Escuela y escogió dos rosas para el Seminario”209, o en 1966 “es una cantera nada despreciable. No es extraño si se examina a fondo el clima auténticamente cristiano de nuestros hogares”210. Sin embargo, en 1968 comienzan a surgir las primeras preocupaciones en esta materia pues afirma que el “movimiento muy activo e interesante pero no da frutos”211. También en los informes de visita se hace mención a la marcha de las vocaciones, señalando la buena marcha en este terreno, indicando que “se tiene generalmente varias vocaciones al año”212. Para completar esta actividad religiosa, a partir de 1956, comienza a funcionar la Congregación del Santísimo Niño Jesús, con sus acostumbradas novenas mensuales, a la que pertenecían un nutrido grupo de alumnos. Además no existe nota negativa sobre la vida parroquial, con asistencia a los cultos parroquiales y el rezo de los niños, que cumplían con sus ejercicios espirituales que normalmente se practicaba durante la Cuaresma. Profesorado La comunidad de Usurbil fue muy estable, pues prácticamente estuvo compuesta durante los casi veinte años de vida por cuatro Hermanos, aunque por ella pasaron del orden de 25 Hermanos. En los primeros años la permanencia de los Hermanos era mayor, pero en los últimos años, la presencia de algunos Hermanos es de dos años. Los Hermanos Directores fueron los que permanecieron más años, lo cual podría redundar en una mejor dirección de la escuela y de la estabilidad de la comunidad. Así pues, el primer director, el Hermano Juan Bartolomé, procedía del Colegio de Santiago Apóstol de Bilbo donde ejerció su 206. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 207. Supplément à l’Historique pour l’année 1956. 208. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 209. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 210. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 211. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 212. Rapport de Visite de 1961. 264 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa meritoria labor, permaneció en el centro desde 1953 hasta 1959, aunque fue sustituido interinamente durante una ausencia en Bordighera, por el Hermano Pablo Manuel, “un doctor nada menos”, como indica el Histórico. Pero en ese primer curso se completó la comunidad además con el Hermano León Amadeo, también procedente del Santiago Apóstol, demostrando gran competencia y dinamismo en el apostolado y con el Hermano Leopoldo Adrián, “todo un Subdirector del Noviciado de Nuestra Señora de la Estrella”, quien llegó el 6 de octubre a “tomar contacto con sus dóciles ovejitas”213. Es decir, el plantel de Hermanos del primer curso estaba formado por unos profesores de reconocida competencia. Pero, sin duda, este colegio de Usurbil le debería mucho al Hermano León Amadeo, quien permaneció desde el comienzo hasta el año 1964, completando así 15 años dedicados a la docencia y a la dirección del centro, pues ejerció como Hermano Director desde 1959, después de la marcha del primer director hasta la fecha de su marcha del centro. A continuación se hizo cargo del colegio el Hermano Eusebio Lucas que estuvo ejerciendo el cargo en 1965 y 1966, continuando en esta labor el Hermano Ángel Gerardo. Al margen de estos Hermanos, que fueron directores y tuvieron una prolongada estancia en Usurbil, podemos señalar la presencia durante siete años del Hermano José Felicísimo que estuvo desde 1964 hasta el cierre de la escuela. Así pues, los dos últimos años de la escuela, los dos Hermanos que permanecieron hasta esa fecha fueron los dos últimamente citados. A partir de 1968 se incorporaron dos profesores seglares, que mantuvieron siempre una buena relación con los Hermanos. A partir de 1970, justo cuando el centro está viviendo sus últimos días, se incorporan otros profesores seglares, reduciéndose la presencia de los Hermanos a los dos ya señalados. Este aumento del profesorado se explica por la continua mención de que estaba aumentando el alumnado, pero desconocemos dónde podría ubicarse pues se observa casi un “numerus clausus” durante toda la vida del colegio. Actividades académicas y religiosas del profesorado Las actividades de los Hermanos en materia formativa estuvieron marcadas por las asistencia a cursillos de toda índole, desde uno en Madrid, en el año 1961, para enseñanzas de carácter profesional, al cursillo de 1964 en Iruña para Instructores Elementales, al cursillo de Donostia de 1964 y a los de 1965, cursillos organizados por el Distrito “para elevar el nivel intelectual y la adaptación profesional de nuestros Hermanos. Las nuevas exigencias 213. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 265 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua piden más y más. Es preciso estar “à la page”!”214, así como el cursillo de instructores organizado por Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Todo ello en vistas a entrar en el escalafón del Magisterio Español. Y así fue, en el año 1967, uno de los Hermanos conseguía integrarse en el Escalafón de Magisterio del Estado. En otro orden de cosas, los Hermanos de Usurbil al igual que los de otras Comunidades realizaban continuas excursiones por Gipuzkoa y alrededores. Así, sabemos que viajaron a Ernio, a Guadalupe, a San Asensio, a Bidania, a Gernika, a Itziar, etc. y además, en alguna de estas excursiones se dedicaban a recoger “‘perrechicos’ como se dice por aquí”215. Otros datos que nos relatan son la enfermedad de la tuberculosis que atacó a un Hermano allá por 1955 y que le obligó a dejar temporalmente el colegio e irse a San Asensio a recuperarse, el trabajo que hacían los Hermanos en la huerta de la que disponían o la participación de dos Hermanos en el coro de La Salle. En lo que respecta a las actividades religiosas, éstas fueron las tradicionales, con los Retiros a Bilbo y Donostia y los Ejercicios Espirituales. Sin embargo, el primer acto de tipo religioso de gran importancia fue el acontecido en el año 1953, con la inauguración de la Capilla: “el 20 de diciembre tomó posesión de la casa el Señor de los señores. En solemne procesión, acompañado de las autoridades, numeroso público y todos los alumnos, tomó posesión de su nueva morada”216. Hemos venido observando que una de las características de los colegios lasalianos era que cada determinado tiempo sus Hermanos cambiasen de aires y fueran trasladados de un centro a otro. Este proceder no parece que era del agrado del redactor de los Históricos de Usurbil pues realiza alguna velada crítica al respecto. Así, en los años 1962 y 1963 respectivamente, se producen dos fuertes comentarios de los Hermanos sobre dichos traslados del personal del colegio; textualmente decía así: “los tan afamados ‘caballitos blancos’ llegaron también este año pero con la variante de ‘pareados’”217 o “los caballitos parecen merodear todos los años por estos andurriales. El día 15 de agosto llegaba el sobrecito característico con su membrete de procedencia, que sin dar lugar a duda alguna hacía sospechar algún cambio”218. 214. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 215. Supplément à l’Historique pour l’année 1964. 216. Supplément à l’Historique pour l’année 1953. 217. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 218. Supplément à l’Historique pour l’année 1963. 266 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Sin embargo estas ácidas críticas pasaron a convertirse en recomendaciones en el año 1968, cuando el Hermano Visitador plantea su postura cuando afirma que “en principio creo que se debía evitar casas de tan poco personal, pues no ayuda a la vida familiar ni comunitaria. No digo cerrar ninguna de estas casas, pues es grande la labor que en ellas se puede realizar y de hecho se hace. Me refiero a los Hermanos que las componen, por ejemplo agruparlos”219, o nuevamente en quejas al año siguiente: “lo lamentable de esta casa es la reducción a 2 Hermanos que se ha visto la Comunidad. En el momento cuenta con 5 seglares. La labor apostólica queda dificultada o anulada”220. Los informes del Hermano Visitador Si hasta ahora hemos visto las actividades de los Hermanos integrantes de la Comunidad de Usurbil, es el momento de ver qué opinaba sobre este colegio el Hermano Visitador y para ello diferenciaremos tres aspectos dentro de las recomendaciones que efectuaba con motivo de sus visitas: el académico, el de las relaciones y el estrictamente religioso. Parece que había especial interés por una correcta educación de los niños, así se recomendaba que en la clase debían “atender principalmente a lo formativo y lo que tiende a formar hábitos buenos: ejercicios bien graduados y adecuados, constantes, de cálculo, elocución, orden y presentación de trabajos, etc.”221 y en esa línea continuaba en 1959 cuando les invita a que tengan “un mayor orden tanto en su labor docente y metodología de las asignaturas que se enseñen como en la disposición material de los objetos a su uso en la sala de comunidad”222, recomendación que venía a repetirse el año siguiente: “cuiden mucho de mantener una buena organización de su trabajo escolar y asegurar los resultados de su trabajo”223. Cuestiones como el euskera o la tardía incorporación de parte del alumnado no quedaban en el olvido en los informes del Hermano Visitador, el cual recomienda a los Hermanos que “superen con perseverancia la dificultad parcial ofrecida por la población escolar bilingüe y entréguense por entero a la instrucción 219. Supplément à l’Historique pour l’année 1968. 220. Supplément à l’Historique pour l’année 1969. 221. Rapport de Visite de 1955. 222. Rapport de Visite de 1959. 223. Rapport de Visite de 1960. 267 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua religiosa”224 y que “traten de compensar con una buena formación, una acertada organización de exámenes y de programas las diferencias que presentan los alumnos por su retraso en la llegada o ingreso en la escuela”225. Tampoco se olvidaba el Hermano Visitador de recordarles lo que debían hacer en los recreos y retretes, pues la vigilancia de los mismos, como ya hemos visto también en otro centros, era materia de especial preocupación para este Hermano, el cual también consideraba que la utilización del tiempo libre por parte de los integrantes de la Comunidad debía ser objeto de control. Así, además de animarles a que afianzasen definitivamente la enseñanza profesional en el año 1958, les invitaba a que “aprovechen con usura el tiempo libre, que es tan escaso. Con ello irán más seguros a la docencia y lograrán completar los estudios que casi tienen completados”226, y les daba ánimos cara a su motivación: “sean siempre una motivación sobrenatural la que les lleve a atender a los alumnos en sus juegos y deportes. Una evasión buscada por otros motivos sería menos noble y formativa”227. También tuvo sus recomendaciones hacia la persona del Hermano Director, pero en este caso estaban dirigidas hacia el desarrollo de la Formación Profesional, pues desde 1957 le invitaba a que implantase la formación práctica de taller; así, en 1959, le decía: “prosiga con renovado entusiasmo en su empeño por dotar a esta escuela de los elementos para el adiestramiento industrial de los alumnos mayores”228 y al año siguiente le animaba a que siguiese con su tenaz empeño para ir dotando, modesta pero eficazmente, el taller profesional. A la hora de hacer balance sobre la situación general de la enseñanza en el colegio usurbildarra, el Hermano Visitador ya había planteado la primera sugerencia para el establecimiento de la enseñanza profesional en el año 1953, esto es, recién abierto el colegio. Vuelve a insistir cuatro años más tarde al apreciar que había llegado una ayuda concreta que permitía “establecer este mismo curso un taller donde se pueda iniciar la formación práctica de los muchachos mayores en el Aprendizaje Mecánico”229. Con esa ayuda se pudo montar el taller de formación profesional en el que 15 alumnos tomaron parte en el curso práctico en el año 1958 y, gracias a ello, se pudo proseguir en su labor “con la 224. Rapport de Visite de 1963. 225. Rapport de Visite de 1965. 226. Rapport de Visite de 1964. 227. Rapport de Visite de 1965. 228. Rapport de Visite de 1959. 229. Rapport de Visite de 1957. 268 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa aprobación y afecto del pueblo y, poco a poco, va completándose el utillaje para el taller donde inician su formación profesional los alumnos”230. Parecía contento el Hermano Visitador con la forma en que se trabajaba en Usurbil y así nos lo hace saber en el año 1954 cuando reconoce la labor de los Hermanos en su informe anual: “la disciplina es muy buena y buenos los métodos empleados en los diversos aspectos de la enseñanza, que se encauza principalmente a la preparación de obreros especializados de fácil colocación en las industrias”231. Sin embargo, y a pesar de que las instalaciones eran sencillas e iban mejorando dentro de la parquedad de disponibilidades y de asignaciones de las entidades locales, los medios eran modestos tanto en personal como en material232. La satisfacción también la demuestra cuando dice del colegio que es un centro de Primaria y de Orientación Profesional con los grados bien organizados233 aunque quizás peque de cierta dureza cuando, aún reconociendo la labor desempeñada por los Hermanos, se refiere al alumnado en los siguientes términos: “el nivel intelectual más bajo que el de otros centros nuestros de igual naturaleza por las dificultades de la composición mixta o bilingüe de las clases y por el abandono de algunas familias esparcidas por esta geografía montañosa”234. Las relaciones que se mantenían, bien entre los Hermanos dentro de la propia Comunidad, bien las que se establecían con otras personas, eran objeto de interés para el Hermano Visitador, de manera que nada más estrenado el colegio se hacía un llamamiento a los Hermanos para que “en pueblos de este tipo es más obligado que en otras partes proceder con todos con la más discreta reserva”235, recordándoles un año más tarde que “mantengan cuidadosamente el buen espíritu y la unión cordial que reina en la Comunidad” y “hagan todo lo posible para evitar cuanto estorbe el dar los paseos regulares todos juntos”236. Este tema de los paseos tenía su importancia cuando vuelve a hablarse de los mismos al año siguiente y se recuerda nuevamente que “el paseo no debe suprimirse con facilidad”237. Los avisos de los paseos también estaban dirigidos al Hermano Director cuando, en 1961 y 1962, le dice expresamente: “no omitan los paseos regulares semanales, tan convenientes para fomentar el espíritu 230. Rapport de Visite de 1959. 231. Rapport de Visite de 1954. 232. Rapport de Visite de 1962. 233. Rapport de Visite de 1963. 234. Rapport de Visite de 1963. 235. Rapport de Visite de 1953. 236. Rapport de Visite de 1954. 237. Rapport de Visite de 1955. 269 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua de familia y mantener un equilibrio físico y anímico”238 y “sólo muy excepcionalmente deje el paseo regular en Comunidad. En caso de tener que hacer algo ese día, sería mejor que lo hiciera otro Hermano para que el Hermano Director no abandone a la Comunidad”239. Otro de los aspectos en los que el Hermano Visitador insistía era en la limpieza del colegio, avisándoles tanto en 1956 como al año siguiente sobre cómo llevar la misma, esto es, “cuidar el ambiente de limpieza y orden en locales y ocupaciones”240 y “esmerarse más en lograr un mayor orden y limpieza en el cuarto de ejercicios, e inculcar esos hábitos”241. Sin embargo, los Hermanos podían ser excusados porque, como el propio Hermano Visitador reconocía en 1955, “la congestión de horarios recomienda recortar ciertas ocupaciones”242, e incluso llegaba a sugerirle al Director lo siguiente: “procure simplificar el reglamento de los Hermanos para que puedan con alguna hora de trabajo personal al día”243, aunque también recibía su particular recado el Director cuando le hablaba de la limpieza: “vele porque en las clases, en la casa y en las salas de ejercicios reine un conveniente orden y limpieza, evitando la acumulación de objetos”244. En lo que se refiere estrictamente a las relaciones personales, no faltaron las recomendaciones al Director, como la efectuada en 1955 cuando concretamente le solicita que “vigile mucho todo en cuanto en expansiones o golpes de humor pudiera impresionar desfavorablemente a estas gentes sencillas y por su sencillez misma de miras y costumbres”245. Consciente de la importancia que tenían las relaciones personales, en 1963 le invitaba al Director a que algunas responsabilidades fueran compartidas por él con los Hermanos e incluso le comentaba que no dudase en conceder algunas compensaciones que juzgase convenientes dentro de las normas regulares246. Es más, insistía un año más tarde en que mantuviese el interés por los Hermanos jóvenes, porque mejorasen en su vida religiosa y profesional y, si era menester, les debería ofrecer todo tipo de facilidades. Quizás estas pretensiones del Hermano Visitador eran 238. Rapport de Visite de 1961. 239. Rapport de Visite de 1962. 240. Rapport de Visite de 1956. 241. Rapport de Visite de 1957. 242. Rapport de Visite de 1955. 243. Rapport de Visite de 1956. 244. Rapport de Visite de 1958. 245. Rapport de Visite de 1955. 246. Rapport de Visite de 1964. 270 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa producto de que había observado alguna tensión dentro de la Comunidad, porque en el relato del año 1961 nos decía que “el temperamento de algunos de esta Comunidad les pone en algún riesgo de individualismo y de cortedad que les será muy útil superar siempre”247. En cualquier caso, parece que esos problemas quedaban solventados, tanto con las personas extrañas como con las autoridades, con las que las relaciones habían vuelto a la normalidad en 1964, hecho que quedaba corroborado un año más tarde, cuando se insistía en las buenas relaciones entre superiores e inferiores. En general las relaciones con la gente parecía que eran aceptables, principalmente con las familias de los niños, que en orden de 200 habían comenzado sus estudios en el colegio allá por 1953. Hay que decir que, evidentemente, se trataba de familias muy cristianas y de costumbres patriarcales, lo que contribuía a esa buena química entre padres de alumnos y Hermanos. Esta buena química podía quedar reflejada también en que la gestión económica estaba en manos de los Padres de Familia, una gestión que se afianzaba lentamente, como afirma en 1955, pues hay que recordar que el centro tenía muchos gastos que, en parte, eran sufragados por la propia Asociación de Padres de Familia, con módicas cuotas de los asociados, así como con las contribuciones del Ayuntamiento y de algunas industrias locales. Estas ayudas procedentes de algunas industrias podrían tener su origen en la labor que se desarrolló años antes y que, en 1965, comienza a flojear, por lo que el Hermano Visitador le hace una petición expresa al Hermano Director en la que le pide que busque personas influyentes de la comarca para que se organizase una Junta que lograse dar una solución más airosa a este centro ahogado en su misma estrechez. En otro orden de cosas, quisiéramos resaltar también alguno de los acontecimientos que dejaron su impronta en el colegio usurbildarra de La Salle, como la preocupación que presentaba el Hermano Visitador por el uso de la radio, la cual, era escasamente utilizada, pues entre otras cosas estaba controlada. En este aspecto relacional también podemos descubrir otra de las causas que preocupaban al Hermano Visitador, cual era la presencia de una cocinera, aunque era de avanzada edad, aún y todo él mismo recuerda que antes de haber sido ésta contratada habían pasado por diferentes pruebas tres criados de sexo masculino. Al tratar los aspectos religiosos el Hermano Visitador rápidamente se da cuenta de que Usurbil podía convertirse en un filón de vocaciones y ya para 1954, un año más tarde de abierto el colegio vaticinaba así su primer presagio: “dado el carácter patriarcal de esta localidad y el establecimiento de 247. Rapport de Visite de 1961. 271 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua algunas potentes industrias en la misma, pueden esperarse unos muy buenos resultados con los hijos de estas profundas familias cristianas, serias y rigurosas. Es de esperar que pueda darse aquí un filón rico de vocaciones”248. En su visita del año anterior ya había dejado su sospecha al respecto pues decía a los Hermanos que “procurasen vigilar bien el campo privilegiado de las vocaciones”249 y, en 1963, insistía con lo de las vocaciones proponiendo que se iniciase una campaña vocacional en las clases de mayores. En la primera visita al colegio La Salle de Usurbil, se les recordaba a los Hermanos recién llegados que tuvieran presente que “ser fundadores de una Comunidad llevaba consigo una grave responsabilidad; se iniciaban las tradiciones de la casa y de cómo fueran éstas, dependía mucho el futuro de la Comunidad”250, “una Comunidad ha de ser ante todo un hogar en el que todos hallen la felicidad prometida por Dios”251, pues “cuán agradable es vivir los Hermanos en unión de corazones y de pensamientos. Esta unión es el antídoto de los silencios que a veces nos invita el amor propio herido e impide las discusiones que más que aclarar ideas separan las mentes”252. Cuando en 1954 aparece nuevamente el Hermano Visitador les invita a los Hermanos a que organizasen la Congregación del Niño Jesús, aprovechando la ocasión para recordarles que “debían de conservar en la Comunidad un ambiente de silencio como parte de su vida reservada en la soledad con Dios”253. Los Ejercicios Espirituales eran tarea diaria y de ellos se esperaba que contribuyesen no solo a la integridad exterior, sino también en cuanto al fervor interior254, renovando su generosidad y su atención en la práctica exacta y ferviente de los mismos255. Les recordaba que “nuestra labor es apostolado y apostolado es lucha. Nuestra vida lo es como la de la Iglesia, pero lucha de conquista también. Es asunto de fe y constancia. Tened fe en Dios”256 y que “no cedan a la rutina. Estar al día es ley de nuestro empeño. Sirvan a su personal renovación las reuniones de tipo ascético y pedagógico-catequístico”257 y para ello les recomen- 248. Rapport de Visite de 1954. 249. Rapport de Visite de 1953. 250. Rapport de Visite de 1953. 251. Rapport de Visite de 1964. 252. Rapport de Visite de 1964. 253. Rapport de Visite de 1954. 254. Rapport de Visite de 1956. 255. Rapport de Visite de 1955. 256. Rapport de Visite de 1962. 257. Rapport de Visite de 1962. 272 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa daba que mantengan “viva y operante esa buena unión de caridad que les una y da fuerza apostólica y actúen ante los alumnos y con ellos en la santa misa, sacrificando la devoción particular a la actuación por lograr una activa participación de los niños en el sacrificio”258. En la misma línea situaríamos la labor de apostolado para la que estaban preparados y que desde 1955 el Hermano Visitador se encarga de recordarles, proponiéndoles a la vez que se aplicaran más en avanzar el método catequístico haciendo valer para ello las reuniones de la Comunidad, unas reuniones que en su opinión “deberían seguir con todo entusiasmo, poniendo cada vez más cuidado en la observancia, que ya cultivaban con tanto esmero y fidelidad, sin que se convirtiese en un mero cumplimiento externo, sino en ofrenda amorosa de toda su actividad”259. Quizás esta labor de apostolado era demasiado exigente con los Hermanos, a los que se les pedía que “mantuvieran celosamente un verdadero horror a los regalos, aún de familiares, como a todo lo que pueda atentar contra la VIDA COMÚN, nota esencial de la pobreza religiosa”260. Al Director, las exigencias para su cargo se le multiplicaban; así, en 1953, se le pide que “proceda en su cargo con plena confianza en el Señor que no abandona a los que se entregan en el cumplimiento”261; en 1954 que procurase aumentar las obras catequísticas, al año siguiente que no se demorase en la organización de la Congregación del Niño Jesús, en 1956 que proporcionase a los Hermanos libros de ejemplarios y doctrinas, en 1958 que continuase las reuniones catequísticas con constancia y, ya en 1964, que recibiese a sus inferiores en rendición. Estas fueron entre otras algunas de las recomendaciones que recibió el Hermano Director del Hermano Visitador en el colegio de La Salle de Usurbil. En definitiva, al igual que otros colegios lasalianos, la vida del de Usurbil no fue especialmente sencilla. Desde sus inicios se vieron con serias dificultades y su trayectoria fue relativamente corta, salpicada con sus propias características como que fue un vivero de vocaciones, a pesar de que en palabras del Hermano Visitador, en ocasiones, el nivel intelectual de sus alumnos fuera un poco bajo en comparación con otros centros, quizás debido al carácter euskaldun de sus integrantes. 258. Rapport de Visite de 1961. 259. Rapport de Visite de 1960. 260. Rapport de Visite de 1957. 261. Rapport de Visite de 1953. 273 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua 6.1.5. Hondarribia: Nuestra Señora de Guadalupe (1951-1969) Dentro del conjunto de centros que se crearon en la década de los cincuenta este colegio podría parecer un tanto atípico, sobre todo por el hecho de que su fundación fuera motivada por la existencia de un legado particular, y fuera gestionado por el cura párroco de Hondarribia. Se trata de un centro de pequeñas dimensiones en el que existían dos clases, de carácter gratuito y con una reducida comunidad de Hermanos. Sus estudios se centraron en la enseñanza primaria, aplicando algunas enseñanzas profesionales debido a las características y procedencia del alumnado, que eran hijos de caseros y pescadores, aunque también servía para la preparación de los alumnos que podían trasladarse posteriormente al Colegio San Marcial de Irun para continuar los estudios de bachillerato. La nota significativa más sobresaliente del centro fue su dedicación a las actividades religiosas, que destacan si los comparáramos con el resto de centros de la provincia. Surgimiento y evolución de la escuela El Párroco de Hondarribia llamó a los Hermanos en 1951 para dirigir una escuelita fundada por medio de una donación, un legado que Doña María Elizalde había hecho a la parroquia con objeto de atender a la infancia abandonada, pero que no era lo suficientemente importante como para mantener la gratuidad. Con estas condiciones el Sr. Párroco, D. Agustín Zurutuza, insistió al Rvdo. Hermano Carlos Bautista, Visitador, para la apertura de una escuela. Habiendo aceptado el Sr. Párroco todas las condiciones del Rvdo. Hermano Visitador, éste dio su conformidad y la mencionada escuela se instaló en los locales del antiguo Casino Mirentxu con el nombre de “Nuestra Señora de Guadalupe”. La matrícula comenzó el 17 de septiembre de 1951 y el primer día ya pasaron de 100 los matriculados, llegando en días sucesivos a más de 200. Los días 21 y 22 de septiembre se hizo un examen eliminatorio, pues, solamente se podían recibir 100 niños en las dos clases que se abrieron. De este modo dio comienzo esta escuela, con tres Hermanos, dos en clase y otro para los empleos y 100 alumnos. Tras estos primeros pasos, en abril de 1953 el contingente de Hermanos y de alumnos se mantenía en los números iniciales; si bien es verdad, que al finalizar el primer curso, se habían presentado muchos queriendo ingresar en la escuela, pero el Hermano Director se vio obligado a negarles sus deseos por falta de espacio, situación que se repetirá año tras año. No fue pródigo en noticias el colegio hondarribitarra, sin embargo sí existe algún dato que entendemos merece la pena destacar. Así, por ejemplo en el año 1955, a los pocos años de estrenado el colegio, los Hermanos se daban cuenta de que existía un notable 274 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa abandono escolar en base a dos criterios: por un lado, los niños eran requeridos por sus familias para que empezasen a trabajar y, por otro lado, eran numerosos los niños que dejaban el colegio para dirigirse al Seminario y continuar allí con sus estudios religiosos. Si bien en la información facilitada en los Históricos no hemos tenido la oportunidad de recoger el número de vocaciones que año tras año se iban produciendo en este centro, sí la hemos podido obtener de los Nominatif, donde se constata que hay una media de dos alumnos por año que manifiestan su vocación. Sin embargo, la situación económica sí era recogida en los Históricos y en este caso estamos en condiciones de decir que era bastante similar a la de la mayoría de los centros lasalianos, esto es, que los gastos ocasionados se centraban en el pago de las gratificaciones a los Hermanos. De esta manera, nos encontramos con que en el año 1957 saltó la polémica, cuando se le presentó al Párroco “para que la leyera”, una carta que envió el Rvdo. Hermano Visitador, a lo que el Párroco contestó que se reuniría con la Junta, para arreglar esa postura un poco tensa creada por las penurias económicas. Penurias económicas que quedan reflejadas en algunos datos que se consideraban como importantes y que no eran más que la simple instalación del teléfono o la compra de sendas máquinas de escribir, o de una freidora en 1960 o dos estufas para las clases en 1963. A diferencia de otros centros lasalianos, en los que las obras eran casi permanentes, en el Nuestra Señora de Guadalupe las obras también fueron muy escasas, sin ir más allá de los arreglos de los baches de acceso al centro en 1960 y las reparaciones de las puertas de los “excusadores” en 1962. Alta fue la importancia que desde el colegio hondarribitarra dieron a la salud, porque hemos podido comprobar que en los años 1955, 1957 y 1958, se pasaron sendas revisiones médicas que, si bien también se llevaron a cabo en algunos otros colegios, no era práctica habitual, o al menos no se hacía constar, en todos los centros lasalianos. Por lo demás, la crónica del colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, más parece una crónica de tragedias que la crónica alegre que correspondería a un colegio, pues en ella se señalan como acontecimientos más importantes, que sin duda alguna lo eran, el fallecimiento del Párroco, con el que había muy buena relación, y que antes de morir hizo saber a los representantes de la Junta del colegio que se habían acercado a visitarle que, “una de mis mayores satisfacciones es la escuela, para la que tanto he trabajado”262. Evidentemente, los niños acudieron en masa al funeral. En esta negra crónica también hay que resaltar que, en el año 1958, la escuela en pleno se dirigió a la parroquia para tomar parte en el funeral celebrado por los tripulantes del barco “Angelito” que había naufragado días antes en las costas francesas y en cuyo naufragio había perdido la vida el padre de 262. Supplément à l’Historique pour l’année 1956. 275 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua un alumno. Este año de 1958 fue especialmente cruel, pues también fallece el Alcalde del pueblo, con el que se mantenían unas excelentes relaciones, y también el Papa Pío XII, lo que a su vez dio lugar a la Coronación de un nuevo Papa, Juan XXIII, el cual fallece en 1963, entrando en su lugar el Su Santidad, Pablo VI. Para terminar con las tragedias, indicar también que hubo dos sucesos que conmocionaron de manera especial a la localidad hondarribitarra, la muerte de una niña abrasada por el fuego en el año 1960, y a cuyos funerales acudieron los alumnos y cuatro años más tarde la muerte por ahogamiento de un niño en verano en el río Jaizubia. En relación a la vida cotidiana del colegio habría que destacar otros dos acontecimientos más en los que el Alcalde adquiere un notable protagonismo: por un lado, la petición expresa que hizo al colegio para que el grupo de cantores del mismo tomase parte en el concurso de Villancicos de la localidad, y que dio lugar a que el propio Alcalde enviara una carta de agradecimiento al colegio en los años 1960 y 1961, carta que fue acompañada de 500 y 470 pesetas respectivamente por haber participado, y, por otro lado, una actividad de carácter claramente político cuando en el año 1961 organiza una Fiesta de los Caídos, en uno y otro bando, que supuso que, por la tarde, se diera fiesta en el colegio para disfrute de los alumnos. A ello tendríamos que sumar otros dos acontecimientos de carácter muy distinto para finalizar con esta crónica del Colegio Nuestra Señora de Guadalupe; por una parte, el reconocimiento explícito de la falta de higiene que existía en el centro, pues en 1958, después de 7 años de funcionamiento del colegio, el Histórico recoge textualmente la siguiente información: “se friegan las clases. Desde la fundación sin limpiarlas”263, y, por otra, la realización de exámenes de ingreso para poder acceder al centro, tanto en el año 1963 como en 1964 años, debido al problema habitual de la falta de espacio en los centros lasalianos. En 1965 desapareció esta comunidad. En todo ese tiempo los Hermanos vivían en Irun (San Marcial) e iban todos los días a la escuela que, posteriormente, encontró cobijo en el Consejo Escolar Primario La Salle. La planificación del Distrito retiraba a los Hermanos en 1969. No obstante, todavía en el curso 1972-73 este centro continuará funcionando, impartiendo docencia en todos los niveles de la Educación General Básica, según la Ley General de Educación, con unos 266 alumnos matriculados y con un 8 profesores a su cargo, y aparece el Hermano Gumersino Ojanguren como “animador religioso”264. 263. Supplément à l’Historique pour l’année 1958. 264. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 261-Carpeta 26. 276 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Relaciones y actividades religiosas El colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, comparado con los otros centros de Gipuzkoa, tiene dos características a señalar: las relaciones que mantuvo con todo tipo de autoridades y las actividades religiosas. En este último ámbito podríamos decir que fue el estandarte de los centros lasalianos. Así, además de las obligadas visitas regulares que tenían todos los centros, y en contra de las quejas de algunos de ellos que nos decían que apenas recibían visitas, veamos de dónde procedieron éstas para el centro de Hondarribia: de los Hermanos de Usurbil repetidas veces, del Rvdo. Hermano Subdirector de San Asensio, del Alcalde, del Director del Escolasticado y Procurador de Barcelona, de un misionero de Argentina, de los Hermanos de Andoain, del Inspector de Bilbo, de los Hermanos de Zaragoza, del Rvdo. Hermano Asistente, de los Hermanos de Sestao, de los Hermanos de Barakaldo, de los Aspirantes de La Salle, de los Hermanos del Reformatorio de Pamplona, de “multitud de visitas con motivo de las fiestas del pueblo”265 e incluso de un sacerdote americano, “gran pedagogo e inspector de Grammar School”, quien quedó admirado por “el desarrollo intelectual de estos niños en relación con su edad y en contraste con los niños norteamericanos a esta misma edad. Hasta los 13 años, dice, apenas tienen desarrollo intelectual”266. Es decir, no hay narración del Histórico en el que no se nos informe de algún tipo de visita. Huelga decir que Hondarribia ha sido y es una villa privilegiada en cuanto a belleza y ello constituía un notable atractivo a la hora de establecer las excursiones, tanto del alumnado como de los Hermanos, pero no sólo la Comunidad hondarribitarra recibió visitas de todo tipo, sino que también fueron invitados a acudir a otros centros, como así lo hicieron cuando en los años 1957 y 1964 les invitaron a su casa los responsables de la Sagrada Familia de Irun. Pero en el ámbito de las actividades religiosas este centro resalta de manera especial, lo cual puede ofrecer una imagen distorsionada del mismo, como veremos al referirnos al alumnado, pues la mera enumeración de las celebraciones religiosas resulta exagerada. Desconocemos el porqué de la relevancia de estos actos, pero posiblemente se deba a un sesgo en la narración de los acontecimientos del centro o a la presencia del cura Párroco. No obstante, en los Informes de Visita se aprecia que la labor realizada por los Hermanos era “muy hermosa a satisfacción del pueblo, del clero y de las autoridades” (1952), que “el ambiente de las clases es muy bueno: se trabaja bien y los resultados logrados son notables” (1959), o que “dentro de las limitadas posibilidades que ofrece la casa –no muy adecuada para su objeto– va creciendo el número de alumnos y es palpable 265. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 266. Supplément à l’Historique pour l’année 1957. 277 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua el interés del pueblo por la labor de los Hermano, que son estimados” (1961). Es decir, se trataba de un centro cuya reputación era muy apreciada por el clero “y muy envidiada por las Autoridades Escolares Civiles” (1961), que además “obtiene muy buenas colocaciones para sus alumnos” (1961). Estudios y alumnos El reconocimiento público del colegio fue también una constante durante su corta vigencia. El centro se definía como una “escuela privada subvencionada parroquial”, como señalaba el Hermano Visitador en 1957, aunque en los años siguientes se hable de ella como “escuela primaria subvencionada” o “escuela primaria reconocida y subvencionada” que además impartía “lecciones retribuidas” o “lecciones particulares”, lo cual coadyuvaba a cimentar mejor su prestigio. Es decir, los estudios que se impartían se ceñían a los propios de la enseñanza primaria, preparando a los alumnos “convenientemente para el bachillerato de San marcial y Maestría de La Salle Enea”267. La matrícula del centro fue bastante estable durante toda su vigencia. Hasta 1960 prácticamente se mantiene constante la matrícula entre 100 y 111 alumnos. A partir de 1961, con la apertura de una tercera clase para los más pequeños, esta cifra aumentará hasta los 177 alumnos. No obstante, no podemos conocer la evolución posterior debido a que no hemos podido localizar los “Nominatif “a partir de 1965, ni en Archivo de la Casa Generalicia de los hermanos en Roma ni en el Archivo del Distrito de Bilbao, sito en La Salle de Donostia. Tabla 54. Hondarribia. Alumnos por clases (1951-1964) 1ª Clase 2ª Clase 1951 44 56 100 1952 46 56 102 1953 44 60 104 1954 47 61 108 1955 47 60 107 1956 50 61 111 1957 47 63 110 1958 47 63 110 1959 44 66 110 267. Rapport de Visite de 1964. 278 3ª Clase Total Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Tabla 54. Hondarribia. Alumnos por clases (1951-1964) 1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase Total 1960 44 66 1961 45 69 46 160 1962 48 60 69 177 1963 48 60 69 177 1964 49 66 69 177 110 El tipo de alumno que acudía a esta escuela, como señala en alguna ocasión el Hermano Visitador, era “en su mayoría hijos de pescadores y de caseros del campo” (1952), pero que obtenía una formación adecuada y que, en la mayoría de los casos, era superior a la de sus padres, aunque “normalmente los alumnos adoptan la profesión de sus padres, pescadores, con cultura muy superior a la requerida por su oficio”268, pero que no completaban otros estudios pues las “clases de ampliación” no lograron completar su organización, como señala el Hermano Visitador en 1958. No podemos olvidar que se trataba de una escuela gratuita. Actividades escolares y vida religiosa La información que disponemos con respecto a las actividades escolares que se desarrollaron en el colegio de Nuestra Señora de Guadalupe es también bastante escasa, si bien hay que destacar que fue la entrega de notas con presencia de las autoridades locales una de las más señaladas. En este sentido, se puede señalar que en los años 1955 y 1956 los trabajos de los alumnos fueron expuestos al público siendo motivo de comentarios, alguno de ellos con un claro corte clasista, por parte de la prensa, como el realizado en 1955 cuando se decía que “los trabajos allí expuestos, son obras de verdadera maestría, muy refinado y de mucho gusto; trabajos éstos de auténticos artistas. Y lo más grandioso de todo, que estos niños, que nos demuestran que serán algo, son hijos de humildes arrantzales, de baserritarras, de obreros trabajadores”269. Otra de las actividades del colegio fue la tradicional organización de los cursillos de verano, a los que también tenían posibilidad de asistir los alumnos que veraneaban en la localidad. A diferencia de otros centros lasalianos, en Hondarribia las competiciones deportivas no eran habituales, con la excepción de la llevada 268. Rapport de Visite de 1958. 269. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 279 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua a cabo en 1957 y la carrera ciclista de 1960. Los niños del Nuestra Señora de Guadalupe se inclinaban más por la música, así el coro de la escuela participaba año tras año en el concurso de villancicos, con buenos resultados, lo que les era recompensado con alguna buena merienda o con paseos o excursiones. Hondarribia. Grupo de dantzaris. Con respecto a la vida religiosa, como ya hemos mencionado previamente, podemos decir que fue una de las características que marcó al colegio hondarribitarra. Únicamente nos limitaremos a señalar este frenesí festivo, además de dos acontecimientos que vamos a destacar, como la utilización del euskera en algunos rezos y la importancia que se da a las campañas del Domund. “Después del ejercicio del Perdón los niños entran en clase y se habla de los Misterios de la semana. Luego van a la procesión y cantan los himnos Vexilla Regis y Gurutz Bidea en vascuence” y la “Fiesta de los maestros con solemne misa y asistencia de todas las fuerzas pedagógicas de Fuenterrabía y sus aledaños”270. Con respecto a la participación en las diferentes campañas del Domund, las recaudaciones fueron de 500 y 570 pesetas en los años 1956 y 1957 respectivamente, sin datos de lo recaudado en 1958 y de 1.460 pesetas en 1962. 270. Supplément à l’Historique pour l’année 1959. 280 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Relación de actividades religiosas dirigidas al alumnado del colegio Nuestra Señora de Guadalupe de Hondarribia: • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Octavario del Niño Jesús Iniciación a la Congregación Procesión de la Candelaria Fiesta del Beato Benildo Fiesta del Santo Fundador Fiesta de Santo Tomás de Aquino Procesión de Ramos Fiesta de San José Fiesta del Sagrado Corazón Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe Día del Crucifijo Fiesta de Todos los Santos Mes de las flores Fiesta de la Inmaculada Día de la Santa Infancia Fiesta de San Blas Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes Fiesta de Nuestra Señora de las Escuelas Cristianas Fiesta de las “Opilak” de San Marcos Fiesta del Corpus Christi Imposición de la ceniza Fiesta de la Visitación de María Imposición del Escapulario del Carmen Fiesta del Beato Salomón Domingo de la Santísima Trinidad Misa por los fallecidos en la Guerra Civil Viernes de Cuaresma Primer viernes de mes Día de la Virgen del Pilar Domingo Mundial de la Propagación Nuestra Señora de los Dolores Procesión de las Tinieblas 281 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Como puede observarse, a la vista de esta enumeración, la vida religiosa adquiría una presencia sobresaliente, si la comparamos con el resto de centros de Gipuzkoa. No sabríamos dar una explicación a este fenómeno, pero es posible que debido al tamaño de la escuela, o a la influencia del Párroco, que tenía una papel especial debido a ser el depositario de la fundación, se hiciese más hincapié en este tipo de formación, que, sin duda, dio algunos frutos en las vocaciones religiosas. De cualquier manera se trata de una hipótesis, pues entre la documentación manejada no existe una explicación a este hecho que, seguramente, se vivía de una forma natural y sin ser conscientes de la importancia que tenía en el conjunto de las actividades del centro. Para completar estas celebraciones, el centro contó con dos asociaciones piadosas para los niños, con lo cual se redundaba en el mismo objetivo. Así, y a recomendación del Hermano Visitador, se promovió la creación de la Archicofradía del Niño Jesús que agrupaba casi a la totalidad del alumnado de los niños en edad de pertenecer a la misma, al igual que ocurrió con la Congregación de San Luis, como puede observarse en el siguiente gráfico. Hondarribia. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1954-1964) Profesorado Con respecto al profesorado no podemos señalar ningún tipo de evolución pues, excepto en el primer año, que hubo cuatro Hermanos, el resto de los años la comunidad de Hermanos dedicados a la docencia estuvo formada por tres 282 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Hermanos, la mayoría de ellos con votos perpetuos y con título de maestro. De esta información se deduce que los Hermanos no se constituyeron en una comunidad con sede en el colegio, pues se trasladaban desde Irun para atender las necesidades docentes de este centro. En la línea de escasez de información sobre el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe de Hondarribia, poco hay que merezca la pena destacar en este apartado si no son las numerosas excursiones que organizaban los Hermanos lasalianos hondarribitarras, excursiones muchas de ellas a lugares de culto, siguiendo la tradición de los otros centros de La Salle. Así, en su corta vida como centro pudieron visitar el Santuario de Arrate en Eibar, la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe en Hondarribia, el Santuario de Itziar en Deba, el castillo de Javier en Navarra, el Santuario de Loyola en Azpeitia, el Santuario de Nuestra Señora de Aranzazu en Oñati, el Santuario de San Antonio de Urkiola en Bizkaia, la ermita de San Marcial de Irun, además de otras excursiones como la que realizaron en motora por aguas de Hondarribia, excursiones a Zestoa, Pasaia, Donostia, Santimamiñe, Baracaldo, Elgeta o Aralar. Dentro de las actividades de carácter religoso, además de los tradicionales Ejercicios Espirituales y de los Retiros que realizaban indistintamente en Bilbo o Donostia, en el año 1958 realizaron un Examen de Religión, en el año 1959 participaron en la Consagración del Altar de la capilla de La Salle Enea y en 1961, además de asistir a las Tinieblas de San Marcial y de acudir al Congreso Eucarístico, también tomaron parte en la procesión de la Virgen del Pilar: “la vanguardia de la comitiva formada por nuestros chicos ha constituido una emotiva manifestación de piedad, orden y organización. La caravana, al atravesar las estrechas y tortuosas callejuelas ondarribiarras, amparadas por las sombras nocturnas, ofrecía un encanto poético de la más pura esencia euskara”271. Parece que las actividades religiosas de la Comunidad de este año finalizaron con la visita a los Fieles Difuntos que reposaban en el Camposanto “en espera del llamamiento supremo para incorporarse a la vida eterna”272. La celebración de un Concilio en el año 1962 supuso “la interrupción del sueño a media noche para asistir a misa y pedir al Señor desde la primera hora por dicho Concilio”273, dando por terminadas las actividades religiosas de los Hermanos de Hondarribia con la asistencia en 1963 a los maitines que tuvieron lugar en la localidad vecina de Irun. Vemos entonces que este centro estuvo caracterizado por tres cuestiones: la primera de ellas es la falta de información que respecto al mismo existe; la segunda la corta existencia que disfrutó y la tercera la frenética actividad 271. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 272. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 273. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 283 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua religiosa, muy por encima de la académica. A partir de ahora vamos a ver cuál fue la postura que el Hermano Visitador tomó para con el personal del colegio Nuestra Señora de Guadalupe. Recomendaciones del Hermano Visitador Las recomendaciones del Hermano Visitador, como ocurría en su práctica habitual, se centraban en tres aspectos: el académico, el religioso y el de las relaciones personales. Los primeros consejos de tipo académico no llegan hasta el año 1958, cuando el Hermano Visitador, al dirigirse a la Comunidad, les invita a que programaran bien las actividades docentes, contando con el visto bueno del Hermano Director, el cual aprobaría el programa trimestral. Asimismo les aconsejaba que se animasen a dar a los mayorcitos, y como complemento de la buena cultura básica que reciben, alguna asignatura o lección especial sobre ciencias de la aplicación en la pesca o la marinería274, tarea en la que también quiere implicar al Director a quien también traslada la petición expresa de que prosiguiese la incansable labor de realizar las diligencias que preparasen al colegio como establecimiento dotado para implementar una escuela técnica de pesca275. Parece que los Hermanos le hicieron caso en esta recomendación, pues en 1964 el Hermano director es felicitado por el Hermano Visitador quien le da la enhorabuena por los cursos de patrones y pilotos de pesca, aprovechando también la ocasión para recordarles que entre esos cursillos se podían establecer charlas de carácter religioso. La preocupación por estas últimas era patente, pues ya un par de años antes se les invitaba a que afinasen incansablemente la generosidad y la calidad humana y religiosa de su entrega, no dejando nunca la preparación cultural necesaria para ir respondiendo a las exigencias que esta labor irá presentando progresivamente al ritmo de su desarrollo: estudio, especialmente religioso, perfeccionamiento didáctico276. Por último, en lo que a las recomendaciones enviadas a la Comunidad por parte del Hermano Visitador, encontramos otro de los puntos que se venían repitiendo en los diferentes colegios lasalianos, la preocupación por mantener el orden y la vigilancia en los recreos, pero también en los retretes, hasta el punto de que les sugería que en los recreos les acompañasen permanentemente debido al peligro que presentaban algunas de las zonas destinadas a tal efecto277. Dadas las características que hemos venido observando en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe de Hondarribia, podemos sospechar que las recomendaciones religiosas fueron numerosas. A la Comunidad se le exigía que los Ejercicios de la mañana tuviesen una duración de 1½ hora, sin incluir el Rosario y al Hermano 274. Rapport de Visite de 1961. 275. Rapport de Visite de 1962. 276. Rapport de Visite de 1962. 277. Rapport de Visite de 1963. 284 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa encargado de la cocina se le recordaba que debía realizar su trabajo de forma que pudiera asistir a los Ejercicios al mismo tiempo que el resto de los Hermanos de la Comunidad. De otra parte se les insistía en la enseñanza del Catecismo, durante todo el curso y sin restar nada de tiempo a las 4½ horas que le correspondía, a la vez que se les invitaba a que estimulasen al alumnado con una mayor frecuencia de Sacramentos y a organizar alguna organización piadosa; en concreto, en el año 1954, se les requiere que emprendan la organización de la Congregación del Niño Jesús. Quizás, donde mejor queda reflejada la idea que el Hermano Visitador tenía de la Comunidad es en la recomendación que les hace en el año 1955 “siempre permanezca en primera fila de sus preocupaciones la enseñanza catequística y sigan progresando en el empleo de medios para cultivar la piedad y estimular el buen ejemplo de los más selectos en la práctica de esta virtud”278. Al Hermano Director se le hacen las recomendaciones habituales, esto es, que recibiese a los Hermanos en rendición, que tratase con ellos el tema vocacional, que revitalizase la piedad en los Hermanos, que estableciese los Retiros mensuales y que mimase su formación catequística. Pero además, también se le animaba a que organizase la celebración del Año Santo Mariano y a que pusiese algunas obras catequísticas más en manos del resto de los Hermanos, recordándole a su vez que el rezo del Santo Rosario en clase no debía suponer disminución del tiempo destinado por la Regla para la explicación del Catecismo. En relación a los aspectos de trato entre los diferentes miembros de la Comunidad y con los niños, el Hermano Visitador felicitaba a los Hermanos en 1953 por la discreción con la que trataban a todas las personas del centro y les animaba a aumentar esa cordialidad y afabilidad en sus mutuas relaciones, así como a que llevasen el encanto de la vida de Comunidad a todas las actividades y tratasen de superar las diferencias temperamentales y de criterio que pudiesen existir entre ellos279. No es el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe el único centro en el que se realiza la siguiente recomendación: “pongan todo empeño en mantenerse fieles a la pobreza religiosa particularmente en lo que concierne a la vida común, amenazada especialmente por toda clase de regalos”280, dándoles ánimos para ello cuando les dice que “cuán dulce es vivir los Hermanos en unión. Este sacrificio les proporcionará bendiciones que suplan lo exiguo de la Comunidad”281. Las recomendaciones al Director iban en otro sentido diferente a las que se hacían a los Hermanos. Al Hermano Director se le exigían cambios de comportamiento en su labor con los Hermanos, pues ya en 1955 se le dice expre- 278. Rapport de Visite de 1955. 279. Rapport de Visite de 1964. 280. Rapport de Visite de 1957. 281. Rapport de Visite de 1963. 285 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua samente: “vele por caridad y conciencia de los deberes de su cargo en evitar y reprimir las desigualdades de su carácter y procure mostrarse siempre solícito y deferente con los Hermanos”282, pero no debió obedecer mucho al Hermano Visitador cuando en la visita del siguiente año le tiene que enviar otro mensaje: “siga trabajando por dominar los prontos de su temperamento para ganar más aún las voluntades de sus Hermanos y llevarlos mejor a Dios”283. En el informe general del año 1956 del Hermano Visitador quedaba claramente reflejada la situación: “Comunidad formada por Hermanos sencillos y suficientemente maduros y reposados. Ambiente de seria observancia y nimia regularidad, un poco rígido en las formas por el carácter autoritario y fuerte personalidad del Director, frente a la sencilla y abnegada sumisión de los Hermanos de esta casa”284, unos Hermanos que se entendían bien y que mantenían un “buen espíritu de seriedad y caridad recíproca”285, una Comunidad “observante” que llevaba muy bien su trabajo “en esta escuelita de matrícula reducida y entre muchachos de familias muy cristianas”286. Una escuela que no ofrecía complicaciones de ningún género, bien “relacionada con la parroquia, estimada por las autoridades civiles y apreciada por los padres de familia”287. Sin embargo, parece que la actitud del Director no era de fácil cambio en su proceder y fue sustituido en 1957, siendo este cambio bien recibido288. A este nuevo Director le recuerda el Hermano Visitador que “entienda siempre su cargo como un caritativo servicio a la felicidad de su Hermanos y alumnos y estime particularmente meritorio cuanto esto le exija de renuncia de ideas o gustos particulares”289. La permanencia de los Hermanos en este centro fue bastante estable, ya que podemos observar que algunos Hermanos estuvieron más de cinco años en el centro, como ocurrió con el hermano Matías Alberto que permaneció diez años (1951-1960), o el Hermano Luis Arsenio con seis años (1952-1956), o el hermano Lucas Eusebio que estuvo de Director desde 1959 a 1965. También permanecieron cinco años los Hermanos Francisco Justino (1960-1964), Román Alberto (1962-1966) y Francisco Justino (1960-1964). Estos datos confirma la afirmación del Hermano Visitador respecto a las características que conformaban esta comunidad de Hermanos de observancia religiosa y de buen trabajo profesional que, de diferentes caracteres “saben hermanarse en provecho de la tarea común” (1961). 282. Rapport de Visite de 1955. 283. Rapport de Visite de 1956. 284. Rapport de Visite de 1956. 285. Rapport de Visite de 1957. 286. Rapport de Visite de 1958. 287. Rapport de Visite de 1963. 288. Rapport de Visite de 1957. 289. Rapport de Visite de 1958. 286 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa 6.2. Donostia: Los Colegios San Luis, Los Ángeles y La Salle A diferencia de la etapa anterior, en la que Donostia disfrutó de un importante centro, como fue el San Bernardo, en esta etapa vamos a notar esa ausencia hasta que en 1946 surga el Colegio La Salle, entre cuyas pretensiones estaba la de ser la continuidad de dicho famoso centro. Así, en la ciudad tan sólo quedaban el Colegio de Los Ángeles, en la Parte Vieja donostiarra, que también había alcanzado un reconocido prestigio hasta esa fecha, y el Colegio San Luis en Herrera, ambos dependientes del San Bernardo, como escuelas gratuitas, pero que lograron su propia autonomía ya en la etapa anterior. Por lo tanto, tendrán que pasar casi unos veinte años para que Donostia vuelva a tener otro centro educativo regido por los Hermanos y que sea continuidad del San Bernardo. En esta ocasión será el Colegio de La Salle, situado en el barrio de Loyola. La instalación de este centro, como veremos, pretendía recuperar la aureola y el prestigio del antiguo San Bernardo. Con todo ello nos encontraremos que Donostia iba a disfrutar a partir de 1946 de tres centros, de los cuales el más antiguo era el Los Ángeles, cuya creación hay que relacionarla con la primera llegada de los Hermanos a Donostia, aunque su creación sea de 1911, el San Luis ya mencionado y el Colegio La Salle. Cada uno tiene sus propias caracteristicas y en su conjunto abarcaban todos los niveles posibles de la oferta educativa. Así, mientras el Colegio de los Ángeles se va a centrar en la formación profesional dirigida a los futuros profesionales de la ciudad en el campo comercial y de los negocios, el Colegio La Salle tendrá una oferta más centrada en el bachillerato, mientras que el San Luis estará apegado a las necesiades locales. Excepto el Colegio de los Ángeles que dejó de estar a cargo de los Hermanos en 1977, los otros dos colegios han seguido su andadura hasta la actualidad, acomodando su oferta escolar a las diferentes reformas educativas llevadas a cabo desde 1970. 6.2.1. Donostia: El Colegio Los Ángeles (1937-1977) A pesar de la Guerra Civil y de los cambios tan importantes que se produjeron en la política educativa franquista, este Colegio continuó con el mismo prestigio que había adquirido hasta 1936, debido a la fuerte demanda por parte de cajas de ahorro, bancos, gestorías, comercios y empresas ante la exquisita formación que recibían los alumnos, tanto en la enseñanza primaria como en la comercial. Ser alumno de Los Ángeles era una garantía de competencia y una seguridad de encontrar empleo. Esta situación no va a variar durante los años en los que estuvo abierto el colegio. La larga permanencia de los Hermanos desde 1911 hasta 1977 fue siempre muy elogiada por las autoridades y muy demandada por 287 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua los padres de unos alumnos que deseaban la mejor formación profesional para sus hijos de cara a la búsqueda de un futuro empleo. En 1977 los Hermanos dejaron de estar presentes en este Colegio, aunque el centro continuó funcionando hasta 1993. Los primeros años después de la Guerra Civil El comienzo de la Guerra Civil y la caída de San Sebastián, en manos de las fuerzas franquistas, a los pocos meses de iniciada la contienda, quedó reflejada en los documentos históricos de 1936 de la comunidad con la sensación de cierta normalidad, pues los Hermanos que la formaban estaban en Bugedo y, por lo tanto, son escasas las referencias al conflicto bélico. El tono de las siguientes crónicas, a partir de 1937, refleja esa misma sensación, pues no en vano el peligro del Frente Popular se había desvanecido en Donostia, aunque la guerra continuase en otros frentes, y tanto el colegio como la comunidad continuarán “con las más halagüeñas esperanzas y santo entusiasmo”, como señala la crónica de 1937, o “el año ha transcurrido, dentro de la anormalidad, en la más completa normalidad”, frase recogida en la crónica de 1938, que refleja mucho mejor la situación general. Es decir, el colegio, al igual que ocurría en muchas partes del País Vasco vivía en una especie de oasis mientras la guerra se desarrollaba en otros frentes. Con esa relativa tranquilidad y normalidad, los Hermanos, con una comunidad totalmente renovada, habían recuperado el hábito de la Congregación. Pero la realidad que estaba viviendo España también se introducía en la comunidad, con un “carácter distintivo”, como se señala en la crónica de 1937, pues durante ese año hubo un gran número de visitas, rebasando la cifra de trescientos Hermanos que acudieron por diversos motivos: “Evadidos de la zona roja, que han entrado en España por esta frontera; americanos y de otros países, que han venido a cumplir sus deberes militares y buena parte de Hermanos jóvenes de este Distrito y Madrid”1. Pero estas visitas se veían completadas con otras más ilustres, como la del Rvdo. Hermano, Visitador de Barcelona, el Hermano Wenceslao Juan, debido a su cargo y al refugio de sus numerosos Hermanos en esta comunidad. También se calificó el paso por el Colegio de “notables figuras de la España Nacional […] destacándose la del Sr. Bau, Presidente de la Junta Técnica del Estado para la Industria y Comercio; del Sr. Marín, profesor de la Escuela de Ingenieros de Madrid; del Sr. Oñate, Catedrático de este Instituto de San Sebastián; de Ingenieros, antiguos alumnos de la Bonanova y de Maravillas”. 1. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1937. 288 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa La finalización de la guerra, como no podía ser de otra manera, fue acogida con entusiasmo, pues tras la caída de Tarragona y Barcelona, y “a resultas de la conquista de Cataluña por las huestes victoriosas de Franco, comienza el éxodo de los Hermanos de nuestra Congregación en aquella zona roja. Vienen hechos una lástima y reciben los primeros socorros en las Comunidades fronterizas de Irún y San Sebastián. A fines de mes se celebró con delirante entusiasmo la toma de Madrid por los ejércitos nacionales. A consecuencia de ello se adelantaron las vacaciones de Pascua que duraron dos semanas. En acción de gracias por el feliz término de la guerra, los alumnos cantaron una misa a dos voces el día 31, asistiendo a continuación a diversos actos patrióticos”2. El Colegio de Los Ángeles, como ocurría con otras órdenes y congregaciones religiosas, con sus colegios situados en la “zona nacional”, fue lugar de refugio para aquellos religiosos que la guerra había sorprendido en la “zona republicana”. En este caso la mayoría procedían de Madrid y Barcelona quienes, una vez finalizada la guerra, volvieron a sus lugares de procedencia, pues tan pronto terminó el conflicto bélico se abrieron los respectivos centros en aquellas ciudades. Durante los años posteriores, y como fiel reflejo de la realidad, la falta de alimentos y las dificultades para su adquisición estarán presentes entre las inquietudes de los Hermanos, como se refleja en 1941, pues la ciudad carecía de algunas subsistencias, pero los Hermanos recibieron de parte de los Hermanos de Argentina “bastantes víveres que nos ayudarán a vivir más holgadamente”3. En parecidos términos se expresarán en 1945, pues en octubre de ese año recibieron vituallas de Buenos Aires, enviados por D. Juan J. Odriozola y que fueron un gran alivio para la Comunidad. Aunque el Director en 1947 contribuía ya que “su familia le regala alubias, queso y lo que tienen en casa, porque están en buena posición”4. Pero en esos años, parece que las desgracias no llegaban solas, pues en 1940 ocurrieron unas muertes sentidas: en Bayona, a primeros de año, murió el director de aquel colegio entre 1914-1920, celebrándose la misa de Réquiem en la iglesia de San Vicente, con la participación de elementos del Orfeón Donostiarra, o el fallecimiento de dos alumnos tras una larga enfermedad y de Antonio Olondris, coadjutor de San Vicente. Asimismo, 1941 no fue un año, climatológicamente hablando, de lo más favorable, ya que en el mes de febrero se registraron varias nevadas en toda Gipuzkoa, con daños en varias poblaciones de la provincia y también en el tejado de la casa, debido al temporal. Otros temporales fueron especialmente fuertes en 1951 pues, tanto el día 2. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1939. 3. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1941. 4. Rapport de Visite del año 1947. 289 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua como la noche, fueron de continuo sobresalto por la tempestad marítima y las calles de la Parte Vieja parecían ríos, los sótanos inundados, etc. No es difícil suponer que el Colegio, por su propia situación se viese afectado directamente. Algo parecido ocurrió en 1961, pues una galerna en el mes de julio puso de luto a varias familias de pescadores donostiarras, entre ellas las del alumno Miguel Urtizberea, cuyo padre desapareció con el barco y tripulación completa. Y si el rosario de desgracias era largo en los años y en intensidad en las vidas de los Hermanos, de los alumnos y de la población en general, en 1942 se sumaría la desaparición del “Santo Criado”, como se recoge en la crónica de ese año, para referirse a un sirviente, Antonio Elósegui, que “sustrajo cuanto pudo y dejó sin saldo las facturas de varios meses por un total aproximado de 7.000 a 8.000 pesetas. Pidió como préstamo a varios Sres. de su confianza cantidades que oscilan en 2.500 Pts., que Dios se apiade de él, y arregle sus asuntos debidamente antes de comparecer en la presencia de Dios”. La cosa no quedó ahí, pues el 15 de abril elevaron al Sr. Juez de Eibar un escrito que decía: “En conversación con él sacamos la conclusión de que una denuncia formal por parte nuestra en relación con los daños y perjuicios por él ocasionados, nos acarrearía muchos disgustos sin compensación de ventaja alguna. Por lo tanto previo detenido estudio, optamos por no inmiscuirnos en absoluto en este asunto. Por otra parte es cosa sabida que Antonio Elósegui Ayestarán ha realizado diversas estafas abusando de nuestra amistad desde que dejó de ser dependiente nuestro. Y claro está que para juzgar de esa actuación, fuera de nuestra casa, el Sr. Juez tiene plena autoridad e independencia… (Firma) Hno. Nemesio Iriarte”5. Para compensar esta pérdida, la comunidad recibió del Sr. Brunet 4.000 pesetas para aliviar la mala situación en la que les dejó el criado en cuestión. No obstante, la opinión del Hermano Visitador nos aclara que posiblemente ello fue posible por no ejercer el Director de la Comunidad la necesaria vigilancia, “la administración está bien pero el cocinero le ha jugado al Director una mala partida. Entre lo que ha quitado de la caja y el importe de las facturas llega a la cantidad de 5.310,35 ptas. Se marchó el criado y no se sabe el paradero […] En cuanto a la administración lo hace buenamente, sin mala voluntad, antes bien creyendo que lo hace admirablemente, es su manera de ser. Este año le ha dado el criado buena lección, robándole unos cuantos miles de pesetas”6. Este encadenado de situaciones adversas parece que va a ir atenuándose a lo largo del decenio de los años cincuenta, aunque hasta abril de 1952, no llegará la venta libre de pan y aceite, debido al racionamiento y al control de los alimentos. Pero ya desde el año 1950, fecha en la que se celebró la inauguración del monumento al Sagrado Corazón en la ciudad, y hasta 1956, se repar- 5. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1942. 6. Rapport de Visite del año 1942. 290 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa ten en el colegio el día 24 de diciembre, para las navidades, unas cestas de alimentos para los pobres, que son distribuidas por Acción Católica. En algunos años, a este acto asistían el Gobernador, Alcalde, Obispo y otras personalidades. Desconocemos el arraigo de esta tradición y las personas que estuviesen ligadas a este tipo de actos, muestra de la más sincera caridad cristiana. No obstante, el Sr. Brunet, primer benefactor de este colegio desde 1906, tenía una larga tradición con los movimientos de Acción Católica, con importante presencia en cuantos actos tenían que ver con este tipo de actividad. También, en 1954 se recoge otra práctica, que se inicia ese año y que fue bastante extendida en los colegios de toda España, como era la entrega de leche en polvo, que hace Cáritas, procedente de Norteamérica, en una especie de remedo del Plan Marshall. Por lo tanto, las penurias sufridas tras la Guerra Civil tuvieron su reflejo en el colegio, tanto por la escasez de alimentos, como por las prácticas de caridad que conllevaban. Pero a lo largo de los años las tareas de mantenimiento del colegio eran constantes, pues ya desde el comienzo de esta etapa, al igual que ocurría con anterioridad, las peticiones de matriculación superaban la capacidad real del edificio. Las condiciones materiales no eran las más adecuadas para un colegio, pues se tuvo que adecuar salas y otras dependencias. Además la existencia de una parte del sótano bajo el nivel del suelo tampoco era el mejor espacio para actividades deportivas y escolares. A lo largo de los años los informes del Hermano Visitador dan cuenta de la situación del edificio, siendo el mayor inconveniente las condiciones que tenía: “lo que hace de patio (un sótano) y lo que sirve de sala de juego (una buhardilla) y la posición de los W.C. son antipedagógicos y antihigiénicos, pero no se vislumbra, al cabo de cuarenta años de estar así, una solución que remedie esa situación”7. Las condiciones arquitectónicas del edificio no podían variar y, todavía, en 1965 eran un inconveniente que “limita grandemente el bien que podría hacerse con no mucho mayor sacrificio”. A pesar de todo ello a lo largo de los años se procuró ir adquiriendo material escolar y adecentar con cierta frecuencia las aulas. Así asistimos con mucha frecuencia a las tareas de blanqueo y limpieza de aulas y a diversas reparaciones en el mobiliario escolar. Todas estas labores iban encaminadas a conseguir un estado sanitario satisfactorio, como en alguna ocasión se recordará. La carencia de calefacción obligó en 1954 a que se enviaran a los niños a casa, por el intensísimo frío. También se tuvieron que realizar obras en los lavabos y, en más de una ocasión, el salón de actos se trasformaba en clase y periódicamente volvía a su antiguo uso en las reuniones de padres. En 1954, se instaló una biblioteca que el Hermano Director consiguió de Don Agustín Brunet en uno de los cuartos del último piso. 7. Crónica de la Casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1953. 291 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Pero lo que realmente era una constante preocupación era la adquisición de máquinas de escribir. Las fórmulas para conseguirlas irán variando con los años. Así, en abril de 1945 se celebró una velada por parte de los Antiguos Alumnos para recolectar dinero destinado a comprar máquinas de escribir, a la vez que se realizó un sorteo que rindió muy buena cantidad. Asunto que, por otra parte, no fue del agrado de D. Agustín Brunet, aunque como señala el redactor del Histórico de ese año, “si hubiera sufragado las máquinas no hubiera hecho falta la velada”. El mismo cuadro artístico y la misma función se representó en Legazpi, bajo los auspicios y garantía económica de D. Patricio Echeverria. Nueve años más tarde el director, en visita a D. Agustín Brunet, consigue una máquina de escribir valorada en 6.000 pesetas. La tarea de equiparse con las dichosas máquinas continuaba durante años, de manera que en 1956, el director compra una máquina de escribir “Hispano Olivetti” con dinero de donantes y además se renuevan otras tres máquinas de escribir. Colaboran con 6.220 pesetas el Banco de San Sebastián, con 2.000 el Banco Guipuzcoano, con 2.500 la Caja de Ahorros Provincial y con 1.000 el Banco Vizcaya. Como puede observarse no es de extrañar esta tarea, a la vista de los precios que tenían. Hasta se llegó a hacer en 1961 una campaña para proveer a todas las clases de material escolar, en la que se recogieron 80.000 pesetas El Patronato y las cuotas de pago en el colegio Como pudimos ver en la primera etapa de este colegio, los gastos del mismo se sufragaban mediante un convenio económico del Patronato con los Hermanos. Las tres personas de mayor relieve que figuraban en aquel momento en el Patronato eran los dos fundadores y benefactores, Juan Muñoa y Agustín Brunet, y el párroco de la Iglesia de San Vicente, que irá cambiando a lo largo de los años, siendo ocupado este puesto por Vicente Barrena, Ramón Ormaechea y Jesús Azcue. La situación económica del colegio se verá agravada en los primeros años, pues, a partir de 1941 y debido a que Juan Muñoa estaba en el exilio, por su actividad a favor de la cultura vasca, la aportación económica que realizaba cesó, tanto para el colegio como para la parroquia, pues tenía confiscados todos sus bienes. En esa fecha, y tras la visita del administrador apostólico Monseñor Javier Lauzurica, se ajustó la nueva Junta del Patronato del Colegio, donde quedará planteado el problema económico entre los Hermanos y la Junta del Patronato, en relación con las cuotas de los alumnos y el pago a los Hermanos8. Por otra parte, hasta la Guerra Civil este colegio era gratuito, pero a partir de 1940 se estableció un sistema de cuotas a cargo de las familias de los alum- 8. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): La parroquia de San Vicente. 900 años al servicio de los donostiarras, en Estudios Históricos sobre San Sebastián, Boletín número 40, p. 358-359. 292 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa nos. Este cambio no fue del gusto de los Hermanos, ni tampoco del Hermano Visitador, quien en sus informes hasta 1956, fecha en que falleció el Sr. Brunet, recuerda constantemente esta situación anómala. Así se expresa en 1940: “en las circunstancias actuales ha perdido esta escuela el carácter de gratuidad porque cada alumno debe abonar una cuota para sufragar los gastos de la escuela. Las familias se imponen con gusto este sacrificio en provecho de la escuela. Veremos si algún día recobra su carácter primitivo”, pero en 1945, y por si acaso nos hubiésemos olvidado de esta situación vuelve a insistir: “la escuela perdió desde el año 1936 la nota simpática de la gratuidad, a pesar de ello hay gran empeño en colocar a los niños en esta escuela” y vuelve con el tema en 1946: “antes la enseñanza era gratuita. Ahora cada alumno paga una cuota mensual en vista de las circunstancias actuales y la carestía de la vida”, o en 1956 “los gastos corrientes de mantenimiento de la casa son abonados por el Patronato que la sostiene, con buena aportación de las cuotas de los alumnos”. Aunque ya en 1957, el Visitador señala que la “administración está muy bien llevada. Fallecido el fundador se impone un reajuste en la forma más precisa y definitiva de las condiciones de trabajo de los Hermanos. Se han tomado los debidos contactos con los miembros del Patronato y se espera llevar las cosas a buen término en bien y estabilización de esta interesante obra, cuyos antiguos alumnos llenan el comercio y banca local, con buena reputación e influencia”. En esta situación la persona clave sobre la que recaía la máxima responsabilidad era Agustín Brunet, quien ostentaba la presidencia del Patronato, y que en 1942 accedió a la Presidencia de la Diputación de Gipuzkoa. Casi puede afirmarse que entre la documentación revisada no hay documento en el que no se hable de Agustín Brunet. Su omnipresencia es tal que no deja frente abierto a la improvisación, ni ningún asunto se le escapa al control, bien sea las subvenciones económicas al Colegio, la entrega de premios, los concursos, las asociaciones o cualquier celebración. Este excesivo control ya fue origen de algún conflicto, como ocurrió en 1941, con la admisión de un alumno, pues en una de las reuniones para reparto de Diplomas mensuales, “D. Agustín se fijó en un niño que se había admitido sin su autorización; esto originó una serie de cartas que hacía cuestión cerrada con el asunto de las admisiones tradicionalmente privativa de los ‘patronos’”. Al no cejar el Hermano Director intervino el Sr. Lizasoain que se entrevistó con el R.H. Visitador en Irún. “Desde entones se ha reiterado nuevamente la intención de asentar la situación del colegio sobre nuevas bases empezando la entrega del edificio al Obispado y nombrando una nueva Junta de Gobierno. Dios quiera que esta nueva etapa, que está todavía sin plasmar en fórmulas completas, no adolezca de las equivocaciones de la anterior que ha durado treinta años. Posteriormente a estos hechos el Sr. Brunet no ha presidido ninguna de las reuniones del colegio”9. 9. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1941. 293 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Como puede observarse en esta larga cita, se ponen en juego una serie de características del tipo de relación que mantenía el Sr. Brunet con el Colegio, además de una fuerte personalidad. Este malentendido también se recoge en el informe del Hermano Visitador de ese año, quien señala que “hay algo deficiente en la relación con el fundador y la parroquia, ya que el Hermano Director no se entiende bien con ellos. No tiene la parroquia motivos para estar descontenta. El fundador, por unas cartas que se han cruzado, está disgustado, pero no merece tener muy en cuenta, porque las razones son bien obvias. Que el Director admitió en la escuela a un niño sin permiso. Este derecho tenemos que recabar de la fundación, porque es bochornoso que un Director no pueda admitir a un niño ni en caso de un compromiso”10. No obstante, esa situación no tardó en reconducirse, pues ya en agosto de ese mismo año, en una entrevista entre los Hermanos y el citado benefactor la situación cambió, como se recoge en el Histórico de ese año: “con algún temorcillo, de recibir alguna repulsa, solicitamos entrevistarnos con el Sr. Brunet. Grande fue nuestra sorpresa cuando al hallarnos en su presencia y entablar conversación se mostró en todo tiempo tan caballero, tan amable con los Hermanos […]. Demostró interés por nuestra obra y habló con entusiasmo del bien que hasta el presente habían hecho los HH. que habían estado al frente de esta Institución. Lo mismo podemos decir de nuestro venerable párroco, que también se interesa por la marcha de este acreditado colegio. Por indicación del Sr. Obispo, el Sr. Brunet accedió a que el H. Director tomara parte en la admisión de los nuevos alumnos. Este asunto tan importante, ha sido el caballo de batalla entre ambas partes, triunfando por fin la justicia, claudicando en parte sus derechos el Sr. Brunet”. Por lo tanto, a partir del curso siguiente la prerrogativa que tenían los patronos fundadores de censurar la admisión de los alumnos desaparecerá, dejando en manos de la dirección del colegio esta práctica en el control de entrada. A partir de 1948 los avatares de salud del fundador de la Escuela, así como los reconocimientos que se le tributan, van a estar presentes, pues ya en ese año se le somete a una dura operación, y en 1954 se le brindó un homenaje íntimo ofrecido por la Asociación de exalumnos, con motivo de habérsele otorgado por el ministro de Justicia la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort por la relevante gestión al frente de la Presidencia del Tribunal de Menores. En la celebración que tuvo lugar, el salón estaba abarrotado de público, entre ellos el Sr. Vicario de la Diócesis, Dr. Sudupe exalumno de Azkoitia, D. José Irastorza, D. Ramón, párroco de San Vicente y exalumno del colegio, Subdirector de Banco Guipuzcoano, un Consejero del Tribunal de menores, etc. “todo salió a pedir de boca y se despidió como había comenzado con un ‘Agur jaunak’. Mandó 1000 10. Rapport de Visite de 1941. 294 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa pesetas para pagar los gastos y 500 para los Cantores”11. Al año siguiente la Asociación de Antiguos Alumnos pasó por su casa a felicitarlo en su cumpleaños, pero ya en 1956, el día 26 de diciembre este “caballero profundamente cristiano” falleció, celebrándose el funeral y entierro, a los que acudió toda la Comunidad, el 28 de diciembre de ese mismo año. En 1949 también había fallecido el otro benefactor, Juan Muñoa. El fallecimiento de don Agustín Brunet y González, en diciembre de 1956, supuso un nuevo cambio, pues la propiedad del edificio pasó a manos del Obispado y la parroquia de San Vicente asumió todos los gastos de mantenimiento del colegio. Esta situación agravará los problemas económicos del sostenimiento de la comunidad que, si antes eran debidos a la escasez de recursos y a los difíciles momentos de racionamiento después de la guerra, ahora serían por motivos de adecuación de los salarios a la nueva crisis económica. Así, aunque en 1944 se redujeron los Hermanos para mantener los mismos honorarios, en 1954 aumentó a tres mil pesetas la pensión de los Hermanos, llegando a las 15.000 pesetas al año por este concepto. También en 1964 la Junta Parroquial subió las cuotas de los alumnos de 85 a 150 pesetas. Esta subida pareció exagerada, pero lo cierto es que el colegio carecía de medios para sostenerse, ya que los fondos existentes ascendían a 60.600 pesetas12. Esta situación continuará durante los años siguientes, planteándose incluso una cuota diferente según la procedencia de los alumnos, siendo menor para los vecinos de la Parte Vieja y superior para el resto. Esta solución no parece que fuera adelante, pero sí el aumento de las cuotas, que en el curso 1968-69 ascendía a 250 pesetas para los alumnos de primaria, 350 para los de enseñanza comercial y 400 para los de bachillerato13. Ya en 1962 se había puesto en evidencia la situación de precariedad en la que vivían los Hermanos, admitiéndose la subida de sueldo hasta las 3.000 pesetas por 15 mensualidades, ya que los Hermanos carecían de la “Seguridad Social y tienen que afrontar las mismas cargas familiares, seguros de enfermedad, de vejez, etc., dedicándose exclusivamente a la misión educadora, renunciando a otro ministerio”, además de la “carestía de la vida y la inflación económica de aquel momento”14. La solución definitiva a esta cuestión llegará cuando el futuro del colegio es más incierto, a partir de 1972, pues la Junta Parroquial, que hasta ese momento “retribuía muy pobremente, nos iguala en sueldo a los profesores seglares con lo que podemos contribuir con una pequeña asignación a los gastos distritales, 11. Supplément à l’historique pour l’année 1954. 12. Supplément à l’historique pour l’année 1964. 13. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 359. 14. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 358. 295 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua cosa que no podíamos hacer en años anteriores”15. Como continuación de este mayor reconocimiento de las tareas docentes de los Hermanos, a partir de finales de agosto de 1973, el centro ya estaría financiado por el Estado, por lo que los alumnos aportan cantidades mínimas (3.000 Ptas.) para mejorar la retribución del profesorado y las mejoras de las aulas. Desde ese momento, la situación económica de la Comunidad era buena y “después de varios años hemos empezado a aportar a la caja común del distrito”, como vuelven a recordar en los Históricos16. Al siguiente año, el Ministerio de Educación y Ciencia concedió una subvención, que servía para sufragar las tres cuartas partes de los gastos del centro escolar, y una pequeña aportación voluntaria de los padres de los alumnos cubría el resto de los gastos17. En 1974, el centro escolar era dependiente de la Parroquia de San Vicente, siendo el Presidente del Colegio el cura párroco de dicha parroquia. Durante once años esta responsabilidad había recaído sobre D. Jesús Azcue Lizaso Portu, de elevada edad, y que fue relevado en la presidencia por el coadjutor y antiguo alumno de este colegio D. Jesús Aldanondo. Jesús Azcue falleció ese mismo año. Pero ya a partir de 1971, comienza a vislumbrarse un futuro incierto para el Colegio o, al menos, para la presencia de los Hermanos en el mismo, pues “a mediados de año se va creando un clima de incertidumbre con respecto al porvenir del colegio y de la permanencia de los Hermanos en él. El Plan de Educación exige una serie de condiciones que no se poseen”18, en clara referencia a las reformas educativas que introducía la Ley General de Educación de 1970. En el mismo sentido se reafirmarían al año siguiente, aunque concediéndose a sí mismos una tregua: “el futuro incierto del Colegio queda esclarecido con la visita del Hermano Visitador Alberto y la entrevista que sostuvo con la directiva de los padres de alumnos y la Junta parroquial propietaria del colegio. Los Hermanos no se marcharán mientras no se hayan realizado las obras del “futuro colegio” de Bidebieta donde se fusionarán con los de San Luis de Herrera”19. En estos años comienza el lento “canto del cisne” de los Hermanos en el Colegio, pues la no disponibilidad de Hermanos para dedicarse a la enseñanza en el curso de 1970-71 obligó al centro a contratar profesorado laico, para sorpresa del párroco de San Vicente, Jesús Azcue, que guardaba la esperanza de la continuidad de los Hermanos. En años sucesivos el problema se irá agravando, hasta que, en 1977, el nuevo presidente del patronato, don Jesús Aldanondo, consciente del problema propuso la formación de un “Consejo Pastoral de la parroquia de San 15. Suplemento al Histórico para el año 1972. 16. Suplemento al Histórico para el año 1973. 17. Suplemento al Histórico para el año 1974. 18. Suplemento al Histórico para el año 1971. 19. Suplemento al Histórico para el año 1972. 296 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Vicente”. Así, en una reunión llevada a cabo en abril de ese año expone que “los Hermanos de La Salle le comunicaron hace ya unos cuatro años las dificultades por las que pasaba la comunidad al contratar personal laico en sus colegios. Ellos solos no pueden desarrollar la labor docente por falta de vocaciones, y se ven en la necesidad de concentrarse para atender primordialmente sus centros de enseñanza. Ya a principios de este curso se planteó como inminente el abandono del Colegio de Los Ángeles al término del presente curso escolar”20. A continuación dicho párroco expuso los problemas que se habían acumulado: la bajada de la matrícula de alumnos, la desaparición de la subvención por parte del Estado, etc. pero también planteó posibles soluciones, como la oferta de la enseñanza bilingüe, la persona que podría hacerse cargo del colegio, la petición de crédito al Estado para la realización de obras, etc. Dicho Consejo pastoral dio su asentimiento al proyecto iniciándose así otra nueva singladura del Colegio, esta vez sin la presencia de los Hermanos que desde 1906 se habían hecho cargo de la enseñanza. El 9 de septiembre de 1977 se tributó a los Hermanos un acto de despedida, a fin de mostrarles su gratitud, reconocimiento y amistad y al cual acudieron exalumnos y otras autoridades. En la misa celebrada en la parroquia de San Vicente por el obispo auxiliar Monseñor Setién, y ante un nutrido grupo de profesores y muchas generaciones de alumnos, destacó, en euskera y castellano, la labor de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, sus métodos de enseñanza y la formación permanente de muchas generaciones de donostiarras. También, en el salón de sesiones de la Casa Consistorial tuvo lugar un acto de homenaje a los Hermanos. Terminados estos actos se celebró un almuerzo en el restaurante Urbía, entre discursos, cantos y recuerdos en reconocimiento a la labor de los Hermanos. Aunque sin la presencia de los Hermanos, este colegio continuaría funcionando hasta el año 1993, siendo gerente del mismo el cura de la parroquia de San Vicente. Para el curso 1992-93, la Delegación Provincial propuso el cierre del colegio ante las nuevas reformas educativas, derivadas de la LOGSE, y que fueron aceptadas por el profesorado entonces presente. A partir de esa fecha hubo varios intentos de compra del edificio, hasta que finalmente el Orfeón Donostiarra lo adquirió en 1995. La parroquia de San Vicente mostró su interés a los nuevos propietarios porque en el edificio conservase alguna señal o indicación de que en el mismo estuvo presente el Colegio de los Ángeles desde 1911 a 1993, pero ello no fue posible por la negativa del Orfeón, en un alarde de negación de la memoria histórica, a pesar de su tradición en el canto coral21 y de la tradicional relación que a lo largo de la historia tuvo con los Hermanos de este 20. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 360. 21. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 362. 297 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua centro. Tras el cierre definitivo del colegio en 1993, se pensó homenajear a los Hermanos por su larga permanencia. No obstante, no fue posible, según comentó en 1997 el párroco de San Vicente, Félix Garitano, con ocasión del homenaje que finalmente se les tributó a los Hermanos en esa fecha. En el artículo que recoge los actos de ese homenaje se citan unos cuantos nombres de personas que fueron antiguos alumnos y que gozan de un reconocimiento público, como los siguientes: “deportistas como Ignacio Eizaguirre, comentaristas deportivos como Iturrioz o Erostarbe; músicos como Gorostidi, Ansorena, Arregui, Juanito Urteaga; hombres de la Administración como el ex alcalde J.M. Alkain, el actual presidente del Orfeón Donostiarra J.M. Echarri, dirigentes, empresarios, artistas como el pintor José Luis Zumeta y cantantes como Carlos Munguía, Maiza, N. Aldanondo, Muniain, etc.”22. La conmemoración de dos efemérides A lo largo de los cuarenta años que comprenden esta segunda etapa del Colegio se llevaron a cabo dos celebraciones importantes, recordando dos efemérides: el tricentenario del nacimiento de Juan Bautista de La Salle, en 1951, y las bodas de oro del Colegio, en 1961. Sin menos realce festivo, también se celebró el cincuenta aniversario de la creación del primitivo colegio los Ángeles en 1956, con una visita a Arantzazu de los alumnos, que se trasladaron en dos autobuses, y también en septiembre de ese mismo año se llevó a cabo una peregrinación a Lourdes en taxi. Todo lo pagó el Sr. Brunet que, en los últimos años de su vida, dio muestras de una mayor generosidad con el colegio. Con respecto a las primeras efemérides, la celebración vino precedida por la noticia del año anterior, en 1950, de que el Vaticano había reconocido a San Juan Bautista como “patrono de los maestros cristianos”. Así, en abril de 1951, en su última semana, se celebraron las Fiestas Tricentenarias. Para ello la prensa local estuvo a entera disposición de los Hermanos, con crónicas diarias de los actos que se iban celebrando: “Sábado 21, pregón lasaliano. Día 22, gran carrera ciclista. Día 23, inauguración de la exposición lasaliana y conferencia. Día 24, “gran velada teatral”. Día 25, conferencia de D. José de Arteche “Juventud y aburrimiento”. Día 26, en el teatro del Gran Kursaal, actuación del Coro Easo y danzas de la Schola Cantorum de Ntra. Señora del Coro. Día 27, conferencia a cargo del exalumno Inspector D. Francisco Avila sobre “San Juan B. de la Salle, patrono Celestial de todos los maestros y estudiantes de magisterio”, actuación de los pipeaux y de la coral “Sine Nomine”. Día 28, día del niño: misa, partidos de pelota, fútbol…Orfeón Donostiarra, fanfarre Gaztelubide y coro “La Castaña”. Día 29, día del exalumno. Misa solemne oficiada por el Sr. 22. “Los Hermanos del Colegio de Los Ángeles, homenajeados con cuatro años de ‘retraso’” en Diario Vasco, 25 de octubre de 1997. 298 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Obispo Don Jaime Font y Andreu. A las 12, acto de afirmación lasaliana, presidido por las Autoridades y representaciones de A.A., actuación de la Coral Santa Cecilia, saludo de D. Modesto Escobosa, cónsul de Portugal y exalumno de Los Ángeles, alocución del Rvdo. Hermano Fernando Bautista, Visitador General. El Excmo. Sr. Obispo cerró el acto. A las dos de la tarde, en el Hotel María Cristina, banquete”23. Los preparativos para dicha celebración se desarrollaron desde el mes de enero de ese año, estableciéndose contactos con los directores de otros centros y el propio Obispo de la diócesis. Además, la Junta Directiva recabó la opinión de los Directores de los coros: Orfeón Donostiarra, Easo, Nuestra Sra. del Coro, Santa Cecilia, para que participasen en las fiestas Tricentenarias. La Asociación de Antiguos alumnos, por su parte, trató el proyecto de las fiestas del tricentenario y dejó como recuerdo una estatua de San J. B de La Salle en la parroquia de San Vicente, que fue colocada el 15 de abril. En fin, se establecieron contactos con todas las autoridades provinciales, locales y directores de bancos para que el tricentenario fuese una auténtica fiesta lasaliana. Por lo que respecta a las “bodas de oro”, el realce de la celebración fue ampliamente reconocido, en contraposición a lo ocurrido con las “bodas de plata”, que coincidieron con la Guerra Civil que, debido a la situación bélica, pasaron desapercibidas, como nos recuerda un exalumno: “Yo entré en el Colegio de los Ángeles en el curso 1935-36. Eran los años de la República. Los Hermanos del colegio no llevaban el hábito del Instituto, sino un guardapolvos gris oscuro. En el año 1935 tenía 7 años. […] el curso 1936-37 coincidía con los 25 años de la inauguración oficial del edificio del Colegio de los Ángeles. Pero esas fechas pasaron de puntillas porque el 18 de julio de 1936 estalló la guerra civil. Y con ella también se resintió el colegio”24. En cambio, la celebración de las Bodas de Oro, en 1961, fue importante y duró desde el 7 al 15 de octubre de ese año. Así, el domingo 8 se celebró el día de la parroquia con una Misa Solemne de “Acción de Gracias” en la Iglesia de San Vicente y el lunes, martes y miércoles se celebraron festivales artísticos y deportivos. Hay que resaltar tres acontecimientos que culminaban la celebración de este aniversario. El primero se refiere a la lectura, por parte de un exalumno, de un Diploma de Su Santidad Juan XXIII, enviando su Bendición Apostólica al colegio, a los Hermanos y a los alumnos y exalumnos25. El segundo fue el acto de finalización de las celebraciones, el domingo día 15 en el que la coral “Sine 23. Supplément à l’historique pour l’année 1951. 24. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 357. 25. La revista La Salle de 1962 da noticia de estos acontecimientos, así como del discurso de Su Santidad al Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de 14 de mayo de 1961. 299 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Nómine” intervino en la misa solemne. Terminada la celebración religiosa, hubo una gran concentración de antiguos alumnos de la Federación Lasaliana VascoNavarra. El alcalde de la ciudad, don Nicolás Lasarte Arana, agradeció a los Hermanos su labor educativa y procedió a la imposición de la medalla al mérito de la enseñanza en honor del Colegio de los Ángeles, en la persona de su director, anunciando que estaba previsto concederle “la primera corbata de la ciudad al colegio”. Finalmente, el tercer acontecimiento quedó grabado en piedra, pues se dedicó un homenaje a los tres fundadores: los benefactores don Juan Muñoa y don Agustín Brunet y el cura párroco José Sotero, colocándose a la entrada del colegio una lápida de los bustos de estos tres fundadores26. Estos tres bustos permanecieron en el mismo lugar hasta la adquisición del edificio por parte del Orfeón Donostiarra, borrando de la memoria de quienes los conocimos un trozo de la historia del edificio y de su dedicación a la educación de la Parte Vieja donostiarra. De esta manera se recoge este acontecimiento en la documentación histórica del centro: “El día 7 comienzan las Fiestas Cincuentenarias con el pregón de las mismas por radio San Sebastián […]. Gran festival artístico en el salón del colegio, se pone en escena la obra ‘Santo y Seña’. El martes actúa en el Kursaal el Coro Easo y la Schola Cantorum […]. El jueves la operita ‘Faranduleros’ […]. El viernes el Orfeón Donostiarra […]. El día 15 está dedicado a la Federación Lasaliana Vasco-Aragonesa. Hay un acto de afirmación en la Abadía de San Telmo. En la Asamblea hace uso de la palabra el Sr. Alcalde poniendo de manifiesto la labor realizada por los Hermanos y el colegio en cincuenta años de existencia y anuncia la concesión de la medalla al mérito en la enseñanza concedida por la Corporación Municipal. También se anunció se iba a incoar la concesión a la Bandera del Colegio de la Corbata de la Ciudad [...]. A la una y media se trasladan los comensales al Restaurante Igueldo acudiendo 340 comensales”27. Efectivamente la solemne imposición de la Corbata de la ciudad a la bandera del Colegio se llevó a cabo al año siguiente, en el salón de Sesiones de la Corporación Municipal, al que acudieron toda la Comunidad y representaciones de los Hermanos de las Comunidades vecinas. Pero, al margen de estas celebraciones que ponen de manifiesto la vida interior del colegio en cuanto al reconocimiento del Fundador de los Hermanos de la Salle y a la larga permanencia de este Colegio, la vida de este centro estaba inmersa en un contexto educativo y religioso que venía marcado por las características educativas de la primera etapa del franquismo. Es decir, por lo que se ha denominado el nacional-catolicismo y, de alguna manera, esto también se refleja, por ejemplo, en la celebración tanto de las fiestas “nacionales”, como 26. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 355. 27. Supplément à l’historique pour l’année 1961. 300 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa en las religiosas. Podemos encontrar en los diferentes documentos históricos anuales alguna mención a la celebración de la fiesta nacional, sobre todo en los años inmediatos a la terminación de la guerra. Así, en 1939, se habla de la “participación en las fiestas religiosas y patrióticas con ocasión de la visita de Franco”, o de que el día 10 de marzo de 1941 se “dio asueto por orden superior por ser día de ‘los mártires de la Tradición’”, o la celebración del uno de abril por ser el “día de la Victoria”. En otro orden de cosas, en 1942, algunos alumnos tomaron parte en el Certamen escolar organizado por las J.O.N.S., aunque este tema no gustaba mucho a los Hermanos, como veremos en el epígrafe dedicado a los alumnos. Como podemos observar son fiestas obligadas por el calendario del nacional-catolicismo, como la fiesta del Caudillo en octubre, además de alguna obligada asistencia a la Salve en las fiestas de verano, a la cual acude también el Generalísimo, llegando a cantar los niños del colegio con el Orfeón Donostiarra, como ocurre en 1955. Pero en general, la fórmula recogida en los históricos y que se repetirá en esos años hasta 1963 era que “las relaciones con las autoridades eclesiásticas y civiles son excelentes”, sin especificar el grado de implicación. Por lo que respecta a la vida religiosa al margen del centro escolar, a lo largo de los años nos vamos a ir informando de los diversos acontecimientos, bien fuese la celebración del Congreso Eucarístico de 1946, que congregó el día 31 de mayo a una importante masa de feligreses, con un “día de los Niños que comulgaron 30.000 en el campo de Amara”, además de una importante aportación económica por parte de los Hermanos de la Provincia, bien la concentración de Peregrinos en 1948, donde el Sábado y Domingo de Resurrección se concentraron los peregrinos del segundo itinerario: “en total se concentraron unos ciento veinte, de los sitios más dispares de España. La atracción para optar por este segundo Itinerario estaba en Lourdes punto por excelencia de este trayecto. De Guipúzcoa fueron 17. Aparte de los superiores de Irún acompañaron a los peregrinos de la provincia el Director de los Ángeles, Hermano Octavio de Jesús”. También en 1954, la celebración de la fiesta de Cristo Rey adquirió el mayor realce, pues los Hermanos acudieron “en Cuerpo de Comunidad” a la misa que se celebró en la explanada del muelle, “en el altar se colocaron las imágenes coronadas de la provincia, acudió un gentío imponente de la ciudad y de los pueblos, que vino a acompañar a las imágenes. Al final de la misa el Sr. Obispo consagró al Inmaculado Corazón de María, a la ciudad y a toda la diócesis. Por la tarde se celebró una magna procesión que recorrió las calles de la ciudad hasta llegar a la Santa Iglesia Catedral, por el camino se rezó el Santo Rosario y se cantaron con mucho entusiasmo cantos a la Santísima Virgen”28. 28. Supplément à l’historique pour l’année 1954. 301 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Como no podía ser de otra manera, los nuevos cambios que se producen en la cabeza de la Iglesia católica van a ser saludados con satisfacción, pues al fallecimiento de S.S. Pío XII, le sucedió el nuevo Papa en la persona del Cardenal Roncalli, “grata noticia para la familia lasaliana”, pues es afiliado al Instituto. La coronación de S.S. Juan XXIII supuso un cambio importante en la Iglesia, con la convocatoria del Concilio Vaticano II, al cual fue llamado el Hermano Superior de la Congregación para que asistiera a sus sesiones. También la canonización del Hermano Benildo fue saludada con alegría y a la misma acudieron dos autobuses de exalumnos que se dirigieron a Roma. Por otra parte, el Colegio parecía un foco de atracción, pues a lo largo de los años se va registrando una constante llegada de Hermanos, autoridades y otras visitas que parecen darle una cierta vida social. Así, además de la estancia de los Hermanos huidos de la “zona roja” y que permanecieron hasta 1939, y las visitas correspondientes de los Hermanos Visitadores, en 1939 visitó el centro el Sr. Obispo de la diócesis Sr. Lauzirica. También algunos Hermanos o autoridades con destino a Roma encontraban en esta Comunidad su acogida; así, en 1948, varios Hermanos americanos de visita familiar o camino a Roma pasan por esta casa, además del obispo chileno Monseñor Munita que lo hace en 1950, al igual que el obispo Font Andreu y el Rvdo. Hermano Visitador de Brasil, de paso a la Ciudad Eterna, y otros Hermanos Visitadores, como el de Valladolid, y del Hermano Director del Colegio Hispano de Valladolid o el Superior General en 1967. Los planes de estudio Si algo caracterizaba a este centro en Donostia, con respecto a otros, era su casi exclusiva dedicación a formar alumnos cuyo destino, mayoritariamente, era encontrar empleos administrativos, bien en la banca, seguros o gestorías y en otras empresas. Este objetivo ya era evidente en la etapa anterior a la Guerra Civil y en esta etapa continuará con esa misma trayectoria. Es cierto que los alumnos acudían a este centro para completar sus estudios de primaria, que también podían seguir en el mismo barrio, y muy cerca del propio colegio, en las escuelas del Ensanche Oriental, pero para que estos estudios adquirieran todo su sentido, a continuación se podían completar con los estudios de comercio. Todo ello les facultaba en la adquisición de unas competencias profesionales muy demandadas todavía entre los años cuarenta y sesenta. La colocación de estos alumnos en esas ocupaciones necesitaba de una red establecida entre los Hermanos y los directivos de esas empresas. Así pues, el curriculum que se impartía comprendía la Enseñanza Primaria y el Comercio, aunque con la puesta en marcha de los bachilleratos elemental y superior se incorporarán también en su momento. No obstante, en 1938 se habla de un programa donde se “destacaban los siguientes puntos: 1º 302 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Certámenes de Catecismo, celebrados entre las cuatro clases primeras, que habían de tener lugar a finales de junio; 2º Exámenes generales presididos por D. Agustín y la junta de Patronato. A estos habían de preceder tres exámenes bimensuales. 3º Seguir los programas ordinarios de dibujo y archivar los mejores para la exposición de 1938”. Este escueto programa ya incluía lo fundamental de esa enseñanza que también era, por supuesto, el catecismo sobre todo en esos primeros años, aunque tendrá una larga duración. En cambio la introducción de cursillos de Dibujo y Trigonometría en 1941, no tuvieron éxito por la actitud de los alumnos. Estas asignaturas más técnicas no consiguieron atraer al alumnado, volviéndose a la enseñanza del comercio. La fórmula empleada en los documentos del centro, para referirse al tema de los estudios que impartían, entre los años 1953 y 1956, era la siguiente: “la enseñanza que se da es la primaria y la Comercial libre. Obtienen los niños muy buenos puestos en los Bancos de la ciudad y oficinas”. No obstante, desde 1959 a 1963 esta fórmula varía, afirmándose que “los estudios se ajustan, en general, a los programas editados por el Instituto”, en clara referencia al Instituto de Enseñanza Media y a la existencia de estudios de bachillerato. En otro momento, en 1961, se indica que los “estudios se ajustan, en general, a seguir nuestros textos Bruño, haciendo trimestralmente los exámenes”. A partir del curso 1966-67, y al referirse a los horarios, nos percatamos de la organización escolar de ese momento: “por la mañana de nueve a una y por la tarde de tres y media a seis y media para los Bachilleratos; y de nueve a doce y media por la mañana y de tres a cinco y media por la tarde, para la enseñanza primaria. La vacación semanal es el sábado y el miércoles se dedica a algunas actividades y se sale una hora antes”29. Todo lo cual nos indica que entre 1959 y 1963 se puso en marcha la enseñanza del bachillerato elemental y posteriormente el superior, como podremos observar por la matriculación del alumnado, aunque no tenían reconocidos dichos estudios, con lo cual los alumnos tenían que acudir al examen de Reválida de 4º de bachillerato en la modalidad de “bachillerato por libre”, como se reconoce en el Histórico de ese año: “ya que no tenemos reconocido el Bachillerato. Todo esto hace que los resultados finales bajen un tanto”. En otro orden de cosas es de señalar que, en 1966, se estableció el Bachillerato Nocturno acelerado a petición de un grupo de Antiguos Alumnos. Se trataba de “30 jóvenes los que después de su trabajo acuden al colegio de 9 a 10 ½ de la noche. Han conseguido aprobar entre junio y septiembre, Ingreso, Primero, Segundo y Tercer curso. Obtuvieron 15 matrículas”. Así pues, el currículum se irá manteniendo a lo largo de esos años y prácticamente hasta 1975, ampliando siempre en algunas modalidades. De manera que en 1969, se indica que a “las clases de otros años (4 de primaria y 4 de bachi- 29. Supplément à l’historique pour l’année 1966. 303 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua llerato) se añade una nueva: la comercial, para preparar a los finalistas para oposiciones a auxiliares de banco”, o también se dice que “para los alumnos hay clases de euskara, música y dibujo”. Por cierto, ya en 1966, se indica que “con el fin de colaborar en la campaña de vascuence que se desarrolla en toda la provincia, el colegio organizó tres clases de Vasco, que comprendían 120 alumnos. Los padres de familia han recibido esta iniciativa con intensa alegría y sincera gratitud”30. Esta posición, favorable a la enseñanza del euskera, y después en euskera, se mantendrá hasta el cierre del Colegio en 1993, evidentemente en otra situación, que nada tenía que ver con la década de los sesenta. Así pues en los años que restan hasta 1977, se continuará recordando que “se imparte la enseñanza primaria, bachillerato elemental y curso de comercial”, haciendo referencia siempre al éxito obtenido en los exámenes del Instituto, para los alumnos de bachillerato. No obstante, estos tipos de enseñanza se irán manteniendo aunque, debido a la reforma propiciada por la Ley General de Educación, a partir del curso 197273 se implante la enseñanza personalizada en el 5º curso de General Básica, al mismo tiempo que se dio entrada a los alumnos de 1º Básica, para tener el curso completo de la General Básica en sus dos etapas. De igual forma se tuvieron que reestructurar los estudios de bachillerato del Plan Ruiz-Giménez, con la incorporación de éstos en la nueva EGB. Finalmente, en 1975, se indica de manera escueta que se siguen las directrices del Ministerio de Educación y Ciencia. Evolución del alumnado A pesar de las limitaciones del edificio de la calle San Juan, donde estaba situado el colegio, justo en la parte trasera del edificio que ocupaba el mercado central del pescado, el éxito del colegio estaba garantizado con la matrícula de los alumnos. Desde 1937 hasta 1977, fecha en que los Hermanos abandonan su docencia en el Colegio, la matrícula superó siempre los 250 alumnos, lo cual suponía la existencia de clases muy numerosas, sobre todo en los grados inferiores. Ya en 1937 se formaron seis clases, con un total de 270 alumnos y todavía quedaron más de un centenar sin poderse matricular. Esos seis grupos se mantuvieron en 1938, y a partir de 1939 se estabilizan cinco grupos hasta 1964. Lo cierto es que, como señala el Hermano Visitador, en 1962, “las clases inferiores están demasiado cargadas de alumnos. Ninguna clase debería alcanzar el número sesenta”, tope que no se cumplía en las dos clases inferiores. Tanto los Hermanos como el Visitador eran conscientes de que más de 200 30. Supplément à l’historique pour l’année 1966. 304 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa alumnos en el colegio era un exceso que impedía las mejores condiciones para el aprendizaje. El número no varía, siendo imposible la admisión de los doscientos. Todos los años quedan bastantes sin poder lograr sus deseos de ser admitidos. Al comienzo de cada curso se procedía a contabilizar la matrícula registrada, procurando adecuarla a la capacidad del edificio, pero también se constata que cada año quedan alumnos en la calle. Como hemos señalado más arriba, la admisión era una prerrogativa que se mantuvo en manos de los fundadores, pero a partir de 1942, y a raíz del conflicto generado por la admisión de un alumno por parte del Director, esta potestad pasó a la dirección del Colegio. Los deseos de entrar en el colegio eran tales que, en alguna ocasión, acudían hasta al Nuncio buscando alguna recomendación, como ocurrió en 1947. A partir de 1965 comienza la matriculación de alumnos para cursar bachillerato, registrándose en primero 59 alumnos, en segundo 30 alumnos y en ingreso 58 alumnos. También se indica que se dio preferencia en la matrícula a los alumnos procedentes de las parroquias de Santa María y San Vicente, ambas situadas en la Parte Vieja de Donostia. En 1968 se realizaron los exámenes de admisión en el colegio y en el bachillerato, descendiendo el número de los solicitantes de la entrada en el colegio. La explicación que se da a esta bajada es que la existencia del bachillerato libre, al cual acudieron algunas personas, haya podido influir. Pero, a pesar de las limitaciones del edificio y “para superar el bache existente entre primaria elemental y el sexto grado o clase comercial, al mismo tiempo que para ‘recoger’ los fracasos en el bachillerato, comienza a funcionar una nueva clase, en total 310 alumnos”31. Sorprende esta lógica, pero la situación parece que duraría en los años siguientes, ya que en 1973, el Histórico indica que “el centro cuenta con 276 alumnos, repartidos en 7 clases de EGB y una de 4º de bachiller. El ingreso lo hacen el año civil que cumplen 6 años”, y al año siguiente continúa aumentando la matrícula, aunque ya se constata que se ha puesto en marcha la Ley General de Educación, desapareciendo en el curso 1973-74 el Bachillerato por enseñanza libre; a partir de este curso sólo se imparte la E.G.B., en sus ocho grados. En la siguiente tabla puede observarse la evolución de la matrícula por años y clases. Estas clases correspondían en general a la enseñanza primaria y comercial. En general la 5ª clase, que corresponde a un grupo de alumnos menos numeroso, correspondía al curso superior. A partir de ahí los cálculos sobre la distribución es más confusa, pues parecen mantenerse los criterios de clases, aunque no todos corresponden a la primaria, incluyéndose los alumnos de comercio, y posteriormente de bachillerato elemental y finalmente de EGB. 31. Supplément à l’historique pour l’année 1968. 305 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Tabla 55. Colegio Los Ángeles: número de alumnos por clases (1937-1963) 306 1ª Clase 2ª Clase 3ª Clase 4ª Clase 5ª Clase TOTAL 1937 72 40 48 52 36 248 1938 72 55 48 40 36 251 1939 69 56 48 41 38 252 1940 70 56 49 40 38 253 1941 68 61 49 40 37 255 1942 70 62 48 40 37 257 1943 72 60 50 43 35 260 1944 60 40 50 76 33 259 1945 77 40 48 64 36 265 1946 78 41 49 64 35 267 1947 80 39 48 58 35 260 1948 78 40 49 58 38 263 1949 78 60 52 42 38 270 1950 76 60 52 42 40 270 1951 60 76 52 43 40 271 1952 76 60 52 42 40 270 1953 78 62 54 42 37 273 1954 76 62 54 44 40 276 1955 76 62 54 44 40 276 1956 70 62 54 44 34 264 1957 70 58 52 42 34 256 1959 71 60 52 40 41 264 1960 70 60 51 41 41 263 1961 71 59 54 39 39 262 1962 71 56 53 40 40 260 1963 70 56 52 35 38 251 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Prestigio profesional del Colegio La fama del Colegio se sostenía a base del reconocimiento y demanda de alumnos por parte de los bancos y comercios de la ciudad. Se puede decir que era un semillero de alumnos destinados a engrosar las plantillas de este tipo de servicios, que estaban en auge debido a la expansión adquirida a partir de los años veinte del siglo XX. Como ha escrito un antiguo alumno del colegio: “han salido varias generaciones de antiguos alumnos. Éstos, en sus puestos de trabajo, van dando la talla de su formación. Las Cajas de Ahorros, Bancos, Gestorías y Empresas solicitan al colegio alumnos que hayan terminado el ciclo completo de los cursos impartidos por los Hermanos de La Salle”32. Este tipo de demanda continuará, pues ya en 1938, con gran orgullo, se señala en el Histórico de ese año que “en el curso pasado sobre 24 alumnos de que se componía la clase superior se colocaron 24 en los bancos”. Es decir la totalidad del alumnado. En años sucesivos se continuará en esta misma tónica y desde 1947 hasta 1963 no hay año que no se diga algo al respecto. En general el tono de los comentarios es el siguiente: “Durante las vacaciones estivales se han colocado varios alumnos en Bancos, en especial en los de Bilbao, Guipuzcoano, San Sebastián y Vizcaya a petición de los directores”; “obtienen los niños muy buenos puestos en los Bancos de la ciudad y oficinas”; “en cuantas oposiciones hay para bancos de la localidad, todas ellas son obtenidas por nuestros alumnos, base de una preparación comercial de todo punto elogiable”; “todos los bancos de la ciudad se hallan servidos por cantidad de Antiguos Alumnos del Colegio de los Ángeles”, etc. En el mismo tono se expresan los informes de visita, que señalan además el sacrificio de los padres para darles este tipo de formación, pagando las cuotas correspondientes. Pero está claro que la colocación laboral no se obtenía por mera voluntad de los contratadores, sino que los Directores del Colegio, de vez en cuando, visitaban a los Directores de los bancos, con la excusa de suscribirlos a la revista Lasaliana, posibilitando un mejor conocimiento del alumnado. Los chavales que accedían a estos puestos, en general, solían completar la carrera meritocrática tan propia de la época en este tipo de empresas. Es decir, empezaban trabajando de “botones” a la edad de 13 ó 14 años, continuaban estudiando por las tardes, y completando su formación hasta que obtenían un mejor puesto de oficinista. En la primera etapa de este colegio ya señalábamos el papel que jugaba el tipo de enseñanza que recibían en cuanto a la movilidad social del alumnado. En esta segunda etapa se puede confirmar que la situación permanece, pues si nos fijamos en la profesión de los padres y en las ocupaciones que van a desempe- 32. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 355. 307 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua ñar los hijos, se puede observar que, en general, los alumnos lograban mejores empleos que sus padres. No podemos hacer un seguimiento de cuanto estamos diciendo con datos exactos, pues entre la documentación existente no se recoge esta información de manera sistemática. En los datos de los años 1948 y 1950 se señala que los niños, una vez terminada su formación, estaban trabajando en las siguientes profesiones: bancos, oficinas, casas de seguros, casas de viajes, con su padre, delineante, joyería, y en dos casos están de mecánico o panadero. También existen otros casos de niños que continúan estudiando en la escuela de trabajo. En cuanto a la profesión de los padres, que es un dato que aparece más frecuentemente entre las matrículas de los niños, entre 1942 y 1970, y tras una cata en los años 1942, 1955 y 1969, la profesión que registra una mayor frecuencia de empleo por parte del padre (en la mayoría de los casos la profesión de la madre es “sus labores”), corresponde a la de carpintero, seguida de la de pescador, conductor, camionero, mecánico, electricista, tendero, pulidor, dependiente, obrero, etc. es decir, la mayoría de los oficios que ejercen son de tipo manual o relacionado con las características del barrio (como pescador o dependiente). No obstante, se aprecia una paulatina presencia de oficios como oficinista, empleado de banca, delineante y dibujante, cuyo peso es mayor en la década de los setenta33. Es decir, parece observarse una transformación en la tipología de los oficios con el trascurso del tiempo. A la luz de estos datos, se puede confirmar que los alumnos que se formaban en el colegio lograban adquirir oficios de mayor “distinción” social, comparados con los de sus padres, con lo cual el colegio era un medio que posibilitaba cierta movilidad social. Actividades escolares y extraescolares La vida escolar del centro estaba regida por una serie de actividades propias relacionadas unas con la enseñanza y los procesos de aprendizaje, otras con actividades extraescolares y, finalmente, existía otro conjunto de actividades que nos muestran la intensa vida religiosa en la que participaban los niños. Con respecto a la actividad propiamente escolar, o del seguimiento del programa, tenemos pocas indicaciones y, en general, se trata de indicaciones facilitadas por el Hermano Visitador en sus informes, en los que se insiste en la preparación del profesorado sobre determinada materia, o el favorecer determinadas formas de aprendizaje, siguiendo siempre la tradición lasaliana. Con relación a las actividades extraescolares, la documentación consultada recoge suficiente información sobre excursiones, visitas, cine, teatro, danza, etc., además de las actividades llevadas a cabo por la Asociación de Antiguos Alumnos. A la vida religiosa le dedicaremos el siguiente epígrafe, debido a su amplitud. 33. Registros de matrícula de los años correspondientes. Archivo del Distrito de Bilbao. 308 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Una forma de conocer los progresos conseguidos en el aprendizaje escolar en aquella época era a través de la realización de exámenes, o el seguimiento de sus deberes escolares, con lo cual las referencias a los mismos eran constantes. Como ya pusimos de manifiesto en la etapa anterior, los deberes de verano eran una práctica muy arraigada, de manera que se fijaban las actividades que debían realizar los alumnos día a día durante sus vacaciones. Así en 1937, se señala que “una inspección general hecha a las clases comprobó los deberes escolares de las vacaciones, cuyo resultado fue satisfactorio para el Profesorado y de noble emulación. A final de curso se les dan también deberes. El 30 de junio se dieron vacaciones oficiales a los alumnos y los correspondientes deberes para las mismas, distribuidos por semanas, para facilitar la labor de hacerlos, su mayor utilidad y facilidad en la corrección. Debían presentarlos el domingo a Misa y llevar los de la semana siguiente. Estos deberes sirvieron para el pase de clase, retrasándose algunos por no haberlos hecho en condiciones y por haberlos omitido en gran parte. Esta sanción les ha sido muy útil posteriormente, habiendo servido a algunos que los han repetido para pasar de clase y recuperar los puntos perdidos”. Esta práctica todavía se recoge en 1955, y damos por supuesto que continuó haciéndose posteriormente, aunque no se indique nada en la documentación. Los exámenes habían adquirido cierta estabilidad y periodicidad y se referían a dos ámbitos. Por una parte un denominado “certamen” catequístico y, por otra, los exámenes públicos. Estos exámenes de catecismo parecen sobrepasar el mero conocimiento de la doctrina cristiana y estaban orientados a un verdadero combate entre compañeros para demostrar quién conocía mejor el catecismo. Esto queda muy bien reflejado en el Histórico de 1944 en el que se indica que el “día 14 de junio se celebró el Certamen Catequístico entre los grados 3º, 4º y 5º con la asistencia del Párroco, varios coadjutores y de D. Agustín Brunet. La lucha fue épica. Dieron el Catecismo completo quedándose como invencibles más de sesenta. Se recomienza la lucha y se elimina la gente con todos los recursos adecuados. La lucha adquiere un aspecto dramático entre los supervivientes. No hace al caso un solo nombre, el del vencedor, ya que al fin, sólo los nervios que saltaban determinaron las derrotas. El Sr. Párroco dio cien pesetas para repartir entre ocho alumnos más meritorios”. Estos exámenes de catecismo, como también se denominaban, eran de carácter provincial y en más de una ocasión el colegio se llevó el campeonato, como ocurrió en 1949. Por otra parte, los exámenes “públicos” que producen “admiración ante el repetido público formado por el Párroco, D. Agustín Brunet y varios sacerdotes. Sobre todos los ejercicios, destacó el de estilo, sobre asunto complejo, cual es la descripción del Museo de San Telmo”. Además de estos exámenes, también tenían lugar los exámenes de ingreso para la clasificación de los alumnos. Estos exámenes de admisión eran una verdadera criba, pues significaban la posibilidad de entrar o no en el colegio “quedándose muchos sin plaza a pesar de valerse de poderosas influencias”34. 34. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1944. 309 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua De mayor riesgo eran los exámenes que debían celebrar en el Instituto para aquellas pruebas de reválida de cada uno de los bachilleratos, a partir del curso 1964-65. Pero estas pruebas también tenían sus recompensas, pues ya en 1937 en el citado certamen de catecismo, que “constituyó un gran éxito, por la admirable preparación de los alumnos y la gran competencia que mostraron el día que se realizó. Hubo premios para todas las clases, distribuyéndose en metálico 90 pesetas y los diez diplomas”. También en 1938 se “repartieron diplomas y entre los alumnos triunfantes en los exámenes finales y un grupo, formado por la tercera parte del Colegio, fueron recompensados con un paseo en autobús a varios pueblos de la provincia y costeados por el Fundador”. Estos premios no corrían a cargo únicamente del propio colegio, sino que hasta la Caja de Ahorros Municipal destinaba 500 pesetas para premiar a los alumnos más brillantes, con la indicación de que “sólo a este Colegio de niños ha galardonado la Junta de la citada institución” en 1944. También, y como un gesto de emulación, durante los dos meses de vacaciones estaba abierta al público la exposición de los trabajos escolares, que fue muy visitada. Entre las autoridades que la visitaron hay que mencionar al Gobernador Civil Sr. Marqués de Rozalejo, el Director del Banco de San Sebastián, el del Banco Guipuzcoano y el de Vizcaya. Es decir, que el colegio conseguía a través de estas exposiciones una proyección pública importante. Durante el verano, y a partir de 1948, se pusieron en marcha a modo de ensayo unos denominados “cursillos de verano”. El éxito fue tal (unos 150 niños acudían diariamente) y el resultado tan magnífico, que a partir de entonces se continuaron celebrando los meses de julio y agosto. Esa cantidad de alumnos suponía casi la mitad del alumnado total, lo cual supone casi una continuidad escolar durante todo el año. Se trataba de clases de repaso que permitían a los niños la posibilidad de cambiar de clase al comienzo del curso siguiente. Pero el verano no se empleaba únicamente en actividades digamos escolares; a partir de mediados del decenio de los sesenta comienzan a realizarse una serie de salidas a campamentos de verano, de una duración de unos quince días, y en las que participaban gran cantidad de niños (en 1966 llegaron a ser hasta 150). No obstante, en 1968 se organizó un campamento en Opakua, junto con los alumnos de Herrera y Zumarraga, en unas instalaciones pertenecientes a la Organización Juvenil Española (O.J.E.), creada en 1960, quienes también enviaron a algún representante propio. Esta circunstancia no parece que agradó mucho, pues en el Histórico de 1968 se señala que, “dado el ambiente en que nos movemos sería conveniente que nos desligáramos de la O.J.E., aunque en el primer año nos supusiera pérdida económica. Además habría que disminuir el número de chicos y aumentar el de los dirigentes, si es que pretendemos algo formativo. De otra parte no parece que nuestra misión sea dirigir una colonia de vacaciones, cuando hay otros aspectos de la formación de nuestros alumnos que nos urgen más”. A partir de ese momento no se constata que continuasen este tipo de campamentos, 310 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa donde la exaltación patriótica española era un elemento clave. Lo que sí parece observarse es que a esos campamentos acuden conjuntamente los alumnos del San Luis de Herrera, de las Escuelas Legazpi y los de este colegio. En cambio, no se dice nada de si asistían también los alumnos de La Salle de Donostia. Estas actividades de verano se completaban durante el curso con excursiones, deporte, cine, teatro o danza. Así, durante toda esta etapa, y casi todos los años, podemos constatar la existencia de algún tipo de excursión que, en general, era a la propia provincia y, ocasionalmente, fuera de ella (Urkiola, Jaizkibel, Arrate, Barakaldo, Estibalitz, Lourdes, Roncesvalles, Orio, etc.). Habitualmente estas excursiones se realizaban en el mes de junio. A partir de 1966 se formó entre los alumnos mayores el Club Salleko de Montaña. En cuanto a los deportes tenemos que señalar que se trata de un déficit que arrastró durante todo el tiempo, pues, como hemos señalado, las características del edificio no permitían disfrutar a los alumnos de unos campos deportivos ni de otro tipo de instalaciones, siendo muy precarias las existentes en el sótano del edificio. Todo lo cual no les impidió tomar parte, en 1945, con casi todos los colegios de San Sebastian, en un concurso de juegos gimnásticos, “quedando nuestros alumnos clasificados en 2º lugar, detrás de los Marianistas. A los pocos días hubo una exhibición conjunta de unos 600 muchachos, acudiendo 100 de los nuestros”35. No obstante, en 1969 llegaron a sacar dos equipos de futbol playero. En otro orden de cosas, y siguiendo con este tipo de actividades, hay que señalar que, en 1963, el Colegio participa por primera vez en la Tamborrada Infantil del día de San Sebastián, desfilando “una compañía vestida de marino, cuyos trajes han sido un donativo del Centro de Atracción y Turismo al Colegio”. Asimismo, y continuando con la tradición propia del colegio y con las propias recomendaciones del Fundador de La Salle, los días de carnaval, no era recomendable que los niños anduviesen disfrutando de la calle. Así, y como ya observamos en la etapa anterior, y desde 1938, los días de Carnaval, se aprovechaban “para apartarles de las malas influencias de la calle, y se les distrajo en el salón del Colegio con unas veladas lírico-recreativas, asistiendo antes al ejercicio de las 40 horas en la Parroquia”; lo mismo ocurriría en 1941, aunque ahora bajo la égida de las costumbres patrias, pues “los días de Carnaval se dio clase en el centro, según costumbre del Movimiento Nacional. El lunes y el martes los alumnos desfilaron por la parroquia”. No obstante, en 1946 esos días de carnaval se hicieron más rentables desde el punto de vista económico ya que “se dieron veladas para arbitrar recursos para liquidar cuentas de las bodas de Plata”. 35. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1945. 311 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua En cuanto a otras actividades más de tipo artístico, hay que destacar el interés por distraer a los niños con el cine. Ya en 1938 se indica que todos los domingos y “para evitar que los alumnos frecuenten los cines públicos, que por lo regular no son sanos, se les recoge en el salón de actos y después de una sesión de cine infantil, se quedan jugando a juegos de salón hasta las ocho”. En 1965 se intentó transformar estas sesiones en “cine forum”, sin éxito. También se formó un grupo de danzas populares. Este grupo, llamado “Salleko”, en 1956 tuvo ocasión de bailar una ezpata dantza y un aurresku ante el Sr. Obispo y autoridades, con ocasión de una recepción. El Visitador, en 1958, al ser consciente de que se ensayaban en el colegio “las danzas populares por el cuadro mixto”, indicó al Hermano encargado que estos ensayos habían de ejecutarse fuera del Colegio. Este grupo irá conociéndose paulatinamente, actuando en algunas localidades de la provincia. A finales de los años sesenta y comienzo de los años setenta es cuando consiguen establecerse este tipo de actividades, como se señala en 1970: “Como actividades postescolares hay que destacar los cursos de euskara y el canto, la danza vasca, la creación de un grupo de teatro infantil. También se participa en campeonatos deportivos con dos equipos de fútbol playeros”. Al margen de estas actividades, las relaciones de los Hermanos con los padres se procuró que fueran participativas, aunque no existe constancia de que ello fuera así, dadas las características escolares de la época. Aun así, en 1938 el Hermano Director reunió en el salón de actos del Colegio a los padres de los alumnos con el fin de ponerles al tanto de la labor que, tanto a los padres como a los maestros, corresponde en la educación de “los hijos que nos confían; les explicó los medios de que disponen para cerciorarse del adelanto o estacionamiento de sus hijos en la enseñanza y de la compenetración que debe existir entre ambas partes para lo cual disponen del boletín semanal; los frutos los han hecho visibles”. Asimismo en 1964 se propuso la creación de la Asociación de Padres de Alumnos, en una reunión con una asistencia numerosa y ambiente excelente a favor de la constitución. A ella asistieron D. Francisco Yarza, D. Ignacio Barriola y D. Luis Olaizola. Por parte de los padres de familia de la ciudad D. Jesús Ferro, Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y D. Felipe Alcorta, Secretario de la Asociación de Padres de Familia de La Salle. El 22 de junio se reunió la Junta de Padres de Alumnos y se nombró la primera Junta, que se irá reuniendo anualmente. La Asociación de Antiguos Alumnos Desde su creación en 1949 hasta 1973 la asociación de exalumnos va a mantener una actividad constante. En 1949 se reconstituye la Asociación de Antiguos Alumnos, que ya funcionaba en la etapa anterior, y que parece que tuvo bastante ajetreo en ese año, a la vista del comentario del Hermano Visitador, 312 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa quien aconseja a la comunidad que “deben de procurar que las actividades de los antiguos alumnos les absorban lo menos posible durante los actos propios de la Comunidad”. Ya tempranamente, en 1954, funciona la revista “Boletín de la Asociación de exalumnos” y mantienen una Obra Benéfico-Social, socorriendo a los exalumnos especialmente en tres momentos del año: San Juan Bautista de La Salle, la Virgen de Agosto y Navidad. Sorprende la cantidad de exalumnos asociados, pues ya en 1958 son 1.160, y al año siguiente 1.185. Justamente en ese año, 1959, hubo una concentración de Antiguos alumnos en Irun, donde se constituyó la Federación de Antiguos Alumnos del Distrito. La revista “Salleko” será el órgano de la Asociación y del colegio, editándose cada trimestre. También en 1960 el Hermano Julián y D. Luis Aranzabal salen camino a Roma, para asistir al Congreso de Antiguos Alumnos. En el mes de mayo acostumbraba esta asociación celebrar el día del exalumno. Aprovechando esa fiesta, la Asociación promovía algún tipo de acto, como la conferencia de D. Manuel Zubillaga, sobe la encíclica “Pacem in terris” y la operita “Los faranduleros”, celebrados en 1963. Los comentarios anuales sobre la marcha de la asociación eran favorables. No podemos olvidar que este tipo de asociación era apoyado por la propia congregación y, como señala el Hermano Visitador en 1961, a raíz de las fiestas del cincuentenario, “prolonguen el efecto de las fiestas cincuentenarias encauzando y dirigiendo cada vez mejor los movimientos escolares y paraescolares de Asociaciones piadosas y Exalumnos”. Durante la década de los sesenta, la asociación tuvo un mayor nivel de actividades y de reuniones que, en algún año, llegan a ser semanales, como en 1967, participando “en la periferia escolar por medio del concurso de nacimientos, cuadro artístico, asistencia social, revista, organización de algunos actos, reuniones…”. No obstante esta efervescencia irá decreciendo y ya en 1973 la documentación del Histórico señala: “la Asociación ha decaído casi totalmente y la actual Directiva no parece querer remediarlo. Funciona un grupo de teatro mixto y la Revista Salleko se ha interrumpido temporalmente” y ese mismo año, en una cena de trabajo con el presidente nacional de antiguos alumnos, Jesús Ferro, y el regional, Santos Arzac, ambos antiguos alumnos, se piensa en revitalizar la asociación, pero a partir de entonces desaparecen las referencias a la misma. Actividades religiosas Si sorprende el cúmulo de actividades escolares y extraescolares que se llevaban a cabo, mayor es la sorpresa cuando observamos la “vida religiosa” tanto por sus implicaciones en la actividad propiamente escolar, como en el mantenimiento de las asociaciones religiosas, en las que estaban involucrados muchos de los alumnos, independientemente de la edad que tuvieran. Ya hemos señalado la importancia de los certámenes religiosos, pero si observa- 313 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua mos el siguiente calendario de festividades religiosas, recogido del año 1956, nos podemos percatar de la multitud de este tipo de festividades, que, seguramente, estará incompleta: • 20 de enero: San Sebastián • 22 de enero: Día de San Vicente, patrón de la parroquia • 2 de febrero: Fiesta de la Purificación • 15 de febrero: Miércoles de ceniza • 23 de febrero: Día del Beato Benildo • 2 de marzo: Día del Papa • 7 de marzo: Santo Tomás de Aquino • 19 de marzo: San José • 23 de marzo: Nuestra Señora de los Dolores-Fiesta del Santo Crucifijo • 25 de marzo: Bendición de los Ramos • 1 de abril: Pascua • 27 de abril: Llega la reliquia de S. Ignacio • 15 de mayo: Día del Niño • 8 y 9 de septiembre: Fiesta de la Natividad Nuestra Señora del Coro y Aranzazu • 12 de octubre: Fiesta del Pilar • 17 de octubre: Fiesta del Beato Hermano Salomón • 28 de octubre: Fiesta de Cristo Rey A todas ellas habrá que sumar las celebraciones del día del Fundador de la congregación, las fiestas locales y otras de ámbito general. En definitiva, no hay mes en el que no haya unas efemérides que celebrar, bien sea con fiesta escolar, bien con celebración en el propio colegio. A ello también habrá que sumar el mes de mayo con la celebración del “Mes de María”. Muchas de estas celebraciones no eran patrimonio único de los colegios religiosos, pues muchas escuelas públicas también las llevaban a cabo. Así, la fiesta del fundador se celebraba de esta manera en 1938: “el día de San Juan de La Salle, gran afluencia de niños a la misa de comunión; asistieron también gran número de antiguos alumnos. A las diez misa cantada en la parroquia con veneración de la reliquia del Santo al final. Por la tarde se recrearon en el salón del colegio con la interpretación de algunas comedias”. En 1941, la celebración salió del centro, pues después de la misa en la parroquia, hubo deporte para todos: una parte en Atocha, cuyo campo les fue graciosamente cedido, y otra parte en el Hípico de Amara. 314 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Edificio del Colegio de los Ángeles. Pero todas estas prácticas debemos incluirlas en un contexto de religiosidad propiciado en la escuela por los propios Hermanos, que venían aconsejados por el Hermano Visitador cuando les decía, por ejemplo, en 1956, que había que “cultivar el esmero y variedad en el cuaderno de religión y en mantener siempre una amplitud renovadora para las buenas ideas entre las nuevas, ya en Catequística, ya en pedagogía general. No cansarse en inducir a los alumnos a una conveniente frecuencia de sacramentos”. Entre estas prácticas también es llamativo el acto llevado a cabo el día de los muertos, ya que por “la tarde cada Hermano va con su clase a hacer una visita al Cementerio, para ganar las indulgencias a favor de las almas del purgatorio”, como ocurrió en 1962. No podemos dejar de reseñar lo sucedido en 1947, donde se narran dos acontecimientos calificados de milagrosos y que afectaron a dos alumnos del colegio, que mejoraron tras las plegarias al Beato Hermano Benildo: “A principios de Febrero el niño Vicente Domínguez se puso gravísimo de meningitis. Estando desahuciado, se hizo una novena al Venerable Hermano Benildo y el niño se curó salvo que quedó sordo. ¿Milagro? ¿Influencia celestial benéfica? […]. El día 13 de marzo ocurre un grave accidente en Amara. La cerca de las obras que efectúa la 315 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Caja de Ahorros Municipal, bajo la presión de un viento huracanado cayó sobre un grupo de niños. Uno quedó muerto y cuatro heridos, entre ellos nuestro alumno Vicente Simón que sufrió la fractura del cráneo. Es tal su gravedad que los médicos tras una breve observación le abandonaron. Allí no había nada que hacer. Así estuvo abandonado más de un día. Se comenzó a rezar al Venerable Hermano Benildo y se inició una verdadera resurrección. El Doctor Martín Santos le operó ya esperanzado y el niño en breves días estaba fuera de peligro ¿Otro milagro? Dios lo sabe. Y nosotros sabemos que el recurso al Venerable Hermano Benildo está indicadísimo en casos desesperados”. Por cierto, el Beato Benildo fue canonizado por Pablo VI, veinte años más tarde, en 1967. Otro ámbito donde podemos constatar la religiosidad de los alumnos del colegio es en su participación en las asociaciones piadosas, o también denominadas obras complementarias o de vida cristiana de la escuela, según la documentación. Así como en otros colegios de Gipuzkoa esta información no se recoge sistemáticamente, en éste, en cambio, se hace un seguimiento permanente de los alumnos involucrados en tales asociaciones y el tipo de actividades que desarrollaban. Estas obras complementarias recibían distinto nombre según acogieran a los más pequeños o a los mayores. En el caso de los pequeños se trataba de inculcar prácticas religiosas, como el cumplimiento de los sacramentos, la realización de vigilias o celebraciones eucarísticas. En el caso de los mayores el compromiso podía suponer su militancia en los grupos de jóvenes de Acción Católica. En algunos años, aparecen más niños que alumnos, lo cual podría indicar que además de los alumnos se inscribían también niños del barrio. Ya en 1937, el Histórico del año reconoce que “en el colegio están en plena pujanza las obras establecidas para mantener la piedad y formación cristiana entre los alumnos: Tarsicios, Estanislaos y Congregación de los Mayores. Las prácticas mensuales y los actos de la Comunión y Misa tienen lugar en la forma que dictan los Reglamentos”. En los años siguientes se señalan sus actividades: “todos los terceros jueves se celebra regularmente la vigilia con el grupo de los Tarsicios que lo constituyen 55 alumnos, de los más fervorosos. Yendo uno de ellos al Noviciado Menor de Bugedo”, que se trata del Hermano Luis Arzac, que en el momento de escribir este texto tiene 83 años y se encuentra en el Colegio La Salle de Donostia, o “el grupo de los Estanislaos, al que pertenecen las tres cuartas partes del Colegio, celebran el último domingo de cada mes su comunión general”36. Asimismo en 1940 se trasladaron en peregrinación a Zaragoza, acudiendo toda la comunidad junto con ochenta y tres alumnos; “llevaba dos banderas nuevas para su bendición en la Santa Capilla; una magnífica bandera nacional, que se hizo por subscripción, costando alrededor de dos mil pesetas y la bandera de los Tarsicios, donada por la Adoración Nocturna de San Sebastián”37. 36. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1938 37. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1940. 316 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa A partir de 1945 se consiguió establecer la adoración nocturna, señalándose la importancia de tal logro, pues “el 26 de junio quedará como fecha memorable para el Colegio. Por diligencia del Hermano Nicolás, después de atar bastantes cabos, se inauguró el turno San Juan B. de La Salle, de Adoración Nocturna, 27 en número el primer día, jóvenes de 16 a 20 años la casi totalidad”. En años posteriores se seguiría con esta práctica para los mayores. Los pequeños aprovechaban la fiesta del Beato Hermano Benildo para llevar a cabo algún acto eucarístico. Los mayores, en cambio, aprovechando la visita del Hermano Visitador formaban grupos de aspirantes de Acción Católica. En 1955, se señala que están establecidas las Congregaciones siguientes: Luises y Estanislaos, los Tarsicios y la Cofradía del Santísimo Niño Jesús. Todavía en 1968 se registran actividades a cargo de los Tarsicios, como una función de Tarsicios, celebrada en Alsasua y en la que participaron 75 representantes del colegio. Vocaciones Como hemos señalado en la tabla anterior, el goteo anual de vocaciones garantizaba un reclutamiento permanente tanto para el clero diocesano como para otras órdenes o congregaciones religiosas, incluida la de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En un documento sin fecha, aunque podría corresponder a los primeros años de los setenta, se recogen las vocaciones salidas del colegio, suponemos que desde 1911, distribuidos por destinos. El resultado es el siguiente: 38 sacerdotes seculares, 29 Hermanos de La Salle, 10 Jesuitas, 6 Agustinos, 5 Franciscanos y Paúles; 3 Opus y Corazón de María, 2 Carmelitas y 1 Capuchino, San Juan de Dios, Sagrado Corazón y cartujo38. Es decir, un total de 106 personas que abrazaron la vida religiosa, lo cual supone una media de dos vocaciones anuales, en casi 60 años. La captación de vocaciones podía hacerse de muchas maneras, aunque en general se lograba a través de alguna sesión informativa a los alumnos, como declara un exalumno del colegio: “todos los años solía visitar las aulas del colegio un Hermano encargado de ‘sembrar la buena semilla’ para que, por la gracia de Dios, surgieran vocaciones religiosas para la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas”39. Estas vocaciones eran tan firmes, según reconoce este mismo alumno, que a pesar de “la crisis de sacerdotes y religiosos que después del Concilio Vaticano II se secularizaron, ninguno de los que salimos del colegio dimos un paso atrás. Todos hemos seguido en nuestros puestos con- 38. Datos sobre el Colegio de Los Ángeles. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 515-Expediente 19. 39. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 354. 317 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua tra viento y marea. Esto honra al colegio y a nosotros también”40. Como puede observarse en el anexo documental, es cierto que en el decenio de los sesenta comienzan a decrecer las vocaciones pero, a diferencia del Colegio de La Salle también de Donostia, este centro ha dado un importante número de vocaciones. A pesar de esta situación, las recomendaciones por parte del Hermano Visitador, para continuar en la brecha de las vocaciones todavía se mantenía en 1967, insistiendo en las giras vocacionales o en la campaña vocacional que en ese año dio “como resultado un aspirante a la vida de Hermano y otro para sacerdote misionero. Además de esta campaña en el colegio, algunos días de vacaciones se han destinado para sembrar la semilla de la vocación por la palabra en los pueblos de Álava, lo que ha dado como resultado que cinco chicos de estos pueblos hayan ingresado en nuestro Aspirantado de San Asensio. Quiera el señor que recojamos en un futuro no muy lejano, abundante fruto. Que así sea”. Desde luego la batalla no se daba por perdida en ningún momento, pues todavía en 1972 se realizó una semana vocacional lasaliana, aunque ya al año siguiente se reconoce explícitamente que “aunque tiene un buen plantel de vocaciones, este año no ha habido nadie que siga sus pasos”. El Hermano Visitador insistía de forma constante en que se debía “trabajar mucho en fomentar buenas vocaciones que las debe de haber en esta escuela donde hay buenos alumnos y familias tan cristianas. Procure que los Hermanos sean piadosos y trabajen para fomentar las vocaciones en general y en especial para nuestro Instituto”41. No obstante, no parece que las vocaciones se dirigiesen a la propia Congregación, pues muchos niños preferían ir al Seminario, y así el Hermano Visitador, muestra su preocupación en 1942, pues a pesar de que el Hermano Reclutador cumplía su cometido, y hubiese excelentes alumnos, “para nosotros no ha salido ninguna vocación en los últimos 5 años. Para seminaristas varias vocaciones”. Se entiende pues que, cuando en 1944 surja una vocación para La Salle, se haga constar este dato: “a fines de Agosto se fue al Noviciado de Irún el alumno de quinto grado, Valentín Lasarte, que por sus buenas cualidades, fundamenta las más halagüeñas esperanzas. Se van también dos a los Paules, uno a los Franciscanos y otro al Seminario”. En años sucesivos se va señalando la orden o congregación a la que se dirigían los alumnos: Jesuitas, Carmelitas, Franciscanos, al propio noviciado de La Salle en Irun o, como ocurre con mayor asiduidad, al seminario. También en 1949, Leonardo Urteaga, Presbítero, y antiguo alumno va a la “Misión de los Ríos”. Por otra parte, suele ser una norma indicar, en el Histórico de cada año, el nombre de aquellos exalumnos que celebran su primera misa, bien en la parroquia de San Vicente o en la de Santa María, así como las conferencias del Hermano Samuel (reclutador) un día del mes de marzo para hablarles a los niños de las vocaciones. 40. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 355. 41. Rapport de Visite de 1940. 318 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Profesorado Una vez ocupada Donostia por las fuerzas nacionales, y al igual que ocurrió en otros centros, todos los Hermanos de la época anterior a la guerra fueron trasladados a otros colegios, de manera que una nueva plantilla de Hermanos se hizo cargo del colegio en 1937. La dirección estuvo a cargo del Hermano Luciano, y se ocuparon de los distintos grados de enseñanza los Hermanos Eduardo, Nicolás, Gregorio, Cándido y Pedro42, aunque al año siguiente alguno de ellos fuese sustituido. En 1939, y a resultas de una reducción de personal decidida por el Reverendo Hermano Visitador para atender en lo posible a las necesidades de todas sus casas, esta comunidad queda reducida a seis Hermanos, con la supresión de una clase y la sustitución del Hermano cocinero por un seglar. A lo largo de los años se irán cambiando algunos Hermanos, siguiendo las recomendaciones del Hermano Visitador, sin que ello merme las buenas relaciones que, a lo largo de toda esta etapa, es característica en esta comunidad. En general los cambios que se producen afectan a Hermanos procedentes de otras comunidades de la provincia de Gipuzkoa. La evolución de la comunidad, en cuanto al número de Hermanos, no sufre muchas variaciones, pues en 1937 y 1938 la comunidad está compuesta por 8 Hermanos y a partir de 1939 hasta 1955 la forman 6 Hermanos. A partir de esta última fecha son 5 los Hermanos que integran la comunidad hasta 1973, aunque en algún año haya constancia de algún Hermano más. En general se trata de una comunidad donde casi todos los Hermanos tienen votos perpetuos, con una pequeña proporción de Hermanos con votos trienales y, en casos esporádicos, Hermanos con votos anuales. Este dato es relevante en cuanto nos indica que la mayoría de los Hermanos llevan más tiempo en la Congregación, con lo cual tienen una edad más madura. Esta característica es puesta de manifiesto también por el Hermano Visitador en sus informes anuales, donde se refiere a los miembros de la comunidad como Hermanos “veteranos”, o “maduros”, lo cual podría repercutir en el buen espíritu que gobernaba esa comunidad. En general, la mayoría de los años se insiste en que “en esta Comunidad se entienden muy bien los Hermanos, hay completa armonía”, o bien “Comunidad de muy buen espíritu y de excelente tradición del mejor ambiente en clase”, o también “Hermanos veteranos (casi todos) y de buen espíritu. Sin dificultades para una buena y religiosa convivencia” o “el espíritu de la escuela sigue siendo excelente. Comunidad madura y equilibrada. El Hermano joven tiene excelentes aptitudes para congeniar y convivir con los mayores”, como se señala en el informe de 1961. 42. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 357. 319 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua La llegada de profesores seglares va a ser constante desde 1958, en que se incorpora por primera vez este tipo de profesorado, aunque en 1961 se esperaba poderlo reemplazarlo por un Hermano. Con el paso del tiempo la necesidad de profesores seglares se hizo más evidente de manera que ya en 1968, el Histórico de ese año confirma la realidad “al disminuir un Hermano la comunidad se ha impuesto el aumento del profesorado seglar. En el momento hay 5 profesores seglares”. Al año siguiente llegará de Chile el Hermano Ignacio Ayestarán, “como refuerzo, es antiguo alumno”. Ya en los años setenta es mayoritaria la presencia del profesorado seglar que, a partir de 1973, incluirá a profesoras seglares, que se hacían cargo de los alumnos más pequeños. La dirección del colegio y de la comunidad sufrirá diversos cambios sobre todo en los primeros años, con la presencia de los Hermanos José Pelayo, Luis, Anselmo, Aproniano, aunque el Hermano Octavio de Jesús permaneció en el cargo desde 1943 hasta 1949, cumpliendo sus bodas de oro de vida religiosa en 1947, recibiendo un gran homenaje. Posteriormente a esta fecha se sucederán otros directores, entre ellos Justo María, Nicolás, Leoberto Fernando, Valentín Lasarte o Sabino Ezeiza, que ocupaba dicho cargo en 1975. Entre los Hermanos que permanecieron más de cinco años en la Comunidad, entre 1940 y 1960, podemos señalar los siguientes: Asterio Nicolás, que estuvo 17 años, desde 1940 hasta 1956; Leopoldo Ignacio, 16 años (1944-1960); Juan Andrés, 11 años (1940-1943 y 1953-59); Julián María, 9 años (1952-1960); Arturo Anselmo, 8 años (1942-1950) y Octavio de Jesús, 6 años (1943-1948). En ese periodo de 20 años pasaron por el centro un total de 30 Hermanos. Finalmente, en cuanto a la formación permanente de los Hermanos, podemos señalar cómo en 1950, los Hermanos jóvenes se iban a los cursillos de formación en Irun y al colegio de La Salle durante las vacaciones. También en 1964 el Hermano Victorio se traslada a Francia para perfeccionar el francés; o el Hermano Tomás siguió “los cursillos de Instructor Elemental del Frente de Juventudes en Pamplona y luego a un segundo cursillo de Derecho Canónico en Zaragoza”. En 1968, el Hermano Jesús Mª Otazu y el Hermano Bonifacio Martínez comienzan el peritaje o ingeniería industrial en Alcoy. Para concluir, ya en la década de los setenta, “con las vacaciones viene la dispersión de la Comunidad. Los diversos cursillos de formación nos reparten por toda la geografía: Ávila, Bilbao, Madrid y los Hermanos Veteranos a San Asensio”43. Es decir, una nueva realidad se ha inscrito en la formación de los Hermanos, cada vez más preocupados por su propia formación. 43. Suplemento al Histórico de 1972. 320 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa 6.2.2. Donostia: San Luis La tardía instalación definitiva de los Hermanos en el Colegio San Luis de Herrera, en 1928, a pesar de que el centro estaba abierto desde 1913, se debió a la marcha del Internado de San Bernardo en aquella fecha pues, hasta entonces, el Colegio dependía de aquella Comunidad. El hecho de que la Comunidad se estableciera cerca del propio colegio le dio una vitalidad y reconocimiento creciente, como tuvimos oportunidad de ver en la etapa anterior. En esta segunda etapa también continuará en la misma tónica de reconocimiento tanto popular, en cuanto al éxito de matriculación de niños, como también de la propia corporación municipal. Por otra parte, la adecuación a las nuevas exigencias de un bachillerato de masas también tendrá cabida en este establecimiento. Así pues, tan pronto se pongan en marcha los cambios producidos en la enseñanza secundaria, el colegio optará por su implementación en el centro, como una continuidad de los estudios primarios. De la misma manera ocurrirá a lo largo de los años siguientes, en los que se irán ofreciendo otros tipos de estudio para adecuarse a las nuevas necesidades y demandas. Otro rasgo de este centro educativo va a ser las constantes obras de mantenimiento y reformas, así como la búsqueda de una nueva ubicación para el centro, que se logrará en 1977. Coincidiendo con estas fechas, también se producirá un cambio en la dependencia jurídica del colegio, pues la titularidad y propiedad del mismo pasaron a la Asociación de Padres. Un centro educativo inmerso en la realidad del barrio Como pudimos ver en la etapa anterior, los días posteriores al inicio de la Guerra Civil fueron especialmente confusos en este Colegio debido a algún malentendido que finalmente se solucionó. La coincidencia de las fechas veraniegas con el inicio de la contienda y la pronta ocupación de la provincia tuvieron como consecuencia que apenas se pudieran apreciar cambios en la actividad escolar. Así, el curso 1937-38 se inició con casi completa normalidad. La única salvedad que se produjo fue que los alumnos asistían en masa al colegio y que los Hermanos recuperaron el hábito religioso, para sorpresa de los alumnos más jóvenes que “se extrañaron un poquito de ver a los nuevos maestros con el hábito religioso, pero los de más edad y, sobre todo, los antiguos alumnos, quedaron muy bien impresionados por el cambio y recibieron los Hermanos muchos parabienes”44. Por lo demás, en la documentación analizada no se recoge ningún comentario sobre la situación por la que atravesaba la provincia y la situación de guerra que se vivía. 44. Crónica del Colegio San Luis de Alza-Herrera, correspondiente al año 1937. 321 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Pero esta normalidad aparente se va viendo truncada por los pequeños comentarios que se van infiltrando en las crónicas de esos años, bien sea refiriéndose a que, repentinamente, el Hermano Casimiro “deponía las armas de una manera definitiva derribado por una traidora enfermedad”, o a que el mismo fue sustituido por un Hermano “glorioso mutilado de guerra”, o a que a mediados de marzo visitó la Comunidad el Hermano Visitador, Carlos Borromeo, “animando y alentando a profesores y alumnos para continuar las labores de cristianización y de patriotismo todavía con más ahínco, si cabe”45, o a que el curso finalizó “sin premios a causa de las circunstancias, pero con una merienda costeada por la Asociación”, como ocurrió en 1938, o a que un Hermano se vio obligado a realizar el servicio militar en 1939, o a las constantes bajas de los Hermanos que eran movilizados y que obligaba al resto de los Hermanos en la Comunidad a hacer un esfuerzo suplementario. Los documentos históricos de esos años son más bien escuetos y sin mucha información relevante, así parece que el redactor de los mismos se aplicó el poema de Pemán, que copió en el Histórico de 1942: “No hay virtud más eminente/que el hacer sencillamente/lo que tenemos que hacer” alabando así la sencillez de su escritura y dejando huérfanos de información a los pobres historiadores. Lo que sí quedó para la posteridad, con cierta relevancia, fue el gran acontecimiento mariano celebrado en Zaragoza en 1940, consistente en una magna peregrinación de los alumnos y profesores de toda España, a pesar de los sacrificios para las familias que tuvieron que pagar a los 18 alumnos que se trasladaron desde el colegio a la capital aragonesa, junto con dos Hermanos que les acompañaron. Así nos narra el cronista esta peregrinación: “¡Qué espectáculo más conmovedor presenció toda Zaragoza a tantos miles de jóvenes con sus profesores al frente rindiendo homenaje de pleitesía a la Virgen Santísima del Pilar en su glorioso centenario! ¡Qué hermoso espectáculo tantos miles de alumnos con sus profesores implorando por sus familias, por la Iglesia y por España entera!”46. Este fervor mariano volverá a ser recogido en las crónicas de 1950, cuando “Nuestro Santísimo Padre, el Papa Pío XII, gloriosamente reinante, ha engastado una nueva perla en la hermosa corona de Nuestra Madre del Cielo, al proclamar y definir como dogma de fe la Asunción de María. ¡Que el nuevo dogma sea para toda la cristiandad un vehículo de paz y un medio de acrecentamiento de la devoción mariana!”47. 45. Crónica del Colegio San Luis de Alza-Herrera, correspondiente al año 1938. 46. Crónica del Colegio San Luis de Alza-Herrera, correspondiente al año 1940. 47. Libro de Actas del Colegio San Luis, Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Expediente 25. Como ya comentamos en la etapa anterior, este documento es una auténtica joya literaria que narra algunos acontecimientos con una gracia digna de una obra de arte. ¡Lástima que sólo llegue hasta 1960! Felicidades al ilustre cronista. Como contraste, la mayoría de la documentación de esta época, sobre todo los Históricos, es muy anodina. 322 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa En el curso 1944-45, y como muestra de la continuidad del centro con su etapa precedente, se realizó un homenaje a la memoria de Doña Teresa Barcaiztegui, viuda de Zappino, con la asistencia del Excmo. Sr. Gobernador Civil interino y Presidente de la Diputación, D. Agustín Brunet, el Alcalde de la capital, Sr. Lataillade, y otras personalidades y amigos de la familia, así como numeroso público. Después de la Misa se cantó un responso en sufragio del alma de la finada, verificándose a continuación el descubrimiento de la lápida dedicada a su memoria, acto en el que pronunció el Alcalde de la capital, Sr. Lataillade, elocuentes y sentidas palabras enalteciendo las virtudes de Dña. Teresa Barcaiztegui, benemérita de la Iglesia, propulsora de la Enseñanza Católica y Madre de los pobres48. Como recordamos en su momento, el 17 de octubre de 1907, D. Luis de Zappino moría víctima de un accidente de circulación y en su memoria, su esposa, levantó en el lugar del siniestro la Capilla de San Luis con las habitaciones para el capellán y, desde entonces, un coadjutor de Alza fijó su residencia en Herrera. A partir de aquel momento ya se pensó en establecer un colegio a cargo de los Hermanos, que no llegaría hasta 1913. Otro de los acontecimientos más relevantes, entre la marcha normal del colegio, a la cual nos referiremos más adelante, fue la celebración en 1951 de los actos del tricentenario lasaliano en Donostia y en cuyas fiestas provinciales, organizadas por el Colegio de Los Ángeles en la denominada “Semana lasaliana”, y a las cuales nos hemos referido en el capítulo correspondiente, el centro participó con dinamismo. A la citada conmemoración asistieron los alumnos del San Luis, que se trasladaron en tres unidades de tranvías puestas a disposición del Colegio. No obstante, parece que la fiesta les supo a poco, debido a su menguada participación, porque a continuación ellos mismos organizaron otras entusiastas fiestas en Herrera de manera espontánea, con un extenso y variado programa cívico-religioso. Así, se invitó al primer director del colegio, el Reverendo Hermano Juan, siendo lo más saliente de los actos su llegada y la Misa Mayor, “la más esplendorosa de las habidas en Herrera hasta la fecha, con exalumnos de la Cátedra del Espíritu Santo y del Santo Altar y una comida en un restaurante al pie del Monte Ulía”. A los postres tomó parte la primera figura de los “bersolaris vascos”, el gran Basarri, haciendo las delicias de todos y en especial de los “basarritarras” que se hicieron lenguas para elogiar las agudezas chispeantes de su actuación. Para los “peques” hubo partidos de pelota y sesión de cine sonoro, además de una opípara merienda. No obstante, la opción de ampliar los estudios a partir de 1958, incluyendo el bachillerato elemental y superior, de acuerdo con la legislación vigente, supondría una nueva apertura y el afianzamiento del centro, que a la larga supuso un aumento de la matrícula. De igual forma, los cambios de la Ley General de 48. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25. 323 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Educación de 1970, también supusieron un nuevo reto. Lo mismo ocurriría con los cambios producidos con las transferencias educativas al Gobierno Vasco y los acuerdos que se establecieron sobre los modelos lingüísticos, o con la ampliación de la escolaridad con la LOGSE. Todo ello es muestra de un dinamismo y capacidad de adaptación a las demandas escolares de la población de Altza. Así, en 1993, en la Asamblea Ordinaria de la Asociación de Padres se aprueba, además de las subidas de las cuotas, el proyecto de una línea en Educación Infantil y Educación Primaria y dos líneas en Educación Secundaria. Esta adaptación no se haría sin ninguna resistencia, ya que en el año 1984 se produce un hecho inédito hasta ahora, con motivo del intento de implantación de la LODE: “al igual que el curso pasado se ha intentado informar a los padres de lo que la LODE pretende. La respuesta por parte de los padres ha sido variada; los que militan en el partido del gobierno claro está que no quieren saber nada en contra de la nueva ley de educación. A la manifestación de Madrid asistieron el Presidente y Sra., el Administrador y Sra. y el Director del Centro. Se recogieron 22.300 pesetas de los padres en apoyo a la campaña anti-LODE. Tanto el viaje como la manifestación constituyó un éxito”. El objetivo de esta protesta era poner de manifiesto las lesiones que se producían a los intereses de las escuelas privadas y las consecuencias de las nuevas regulaciones para la subvención de centros. Con todo, no se trataba de ningún cambio en cuanto a la estructura del sistema educativo y sus niveles de enseñanza. Este régimen de cuestiones tenía otro marco de solución como era el Gobierno Vasco, de manera que la firma de los convenios entre el mismo y la FERE estabilizaba las relaciones y las subvenciones correspondientes. Así, en 1991, se recuerda que “se ha firmado un acuerdo entre Gobierno Vasco y FERE por el que el tope de alumnos por Preescolar es de 25 y nosotros hemos tenido 36 solicitudes. Por otra parte, el Gobierno nos ha denegado la subvención a una clase de 1º argumentando que no teníamos el mínimo de alumnos que se requería. Para ver qué hacer se celebra una Junta con el presidente de la FERE de Gipuzkoa. En octubre se concede el aula denegada el curso anterior”. En este sentido, en la documentación se hace poca referencia a este tipo de cuestiones por entender que se aplica el marco vigente y que no existen novedades sobre el mismo. Antes de referirnos a la década de los noventa, donde el centro va adquiriendo un mayor compromiso con los problemas del barrio, nos vamos a referir a un par de efemérides que tienen que ver con la celebración del cincuentenario en 1963 y también la de los 75 años de su inauguración, en 1988. Se trata de dos fiestas que tuvieron diferente alcance, pues si bien las bodas de oro lograron plasmar un interesante programa de actividades, en cambio, la siguiente celebración no fue recogida en la documentación más que de una manera muy marginal. Más bien, parece que esta celebración pasó sin pena ni gloria. Así nos narra la celebración 324 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa el suplemento al Histórico de 1989: “en Abril tienen lugar los actos centrales del aniversario del colegio. Se reparte a las familias un folleto escrito por el Hermano Javier Lorenzo, en el que se cuenta brevemente la historia del mismo. Del 17 de Abril al 1 de mayo tiene lugar un torneo deportivo con la participación de colegios de la ciudad invitados. El 23 es el día en que se celebra de una forma especial el aniversario: eucaristía a la que asisten antiguos Hermanos profesores del colegio, antiguos alumnos, padres de alumnos, alumnos y profesorado actual. A continuación tiene lugar una comida de hermandad en un restaurante”. Comparada esta escueta narración con lo escrito en 1963, uno se queda extrañado de que el centro haya cumplido 25 años más y que la alegría sea menor. Así comienza, el suplemento de 1963: “año importante éste de 1963 en el historial del Colegio de San Luis de Herrera: ¡50 años de vida! ¡Bodas de Oro!”, y continúan cuatro páginas de apretada escritura para narrar lo acontecido. Para la celebración de esta efeméride, en 1962, se creó una Comisión organizadora, formada por las directivas de los Padres de Alumnos y Antiguos Alumnos. En lo económico esta comisión logró una importante donación de los hijos de los Fundadores del Colegio, además de regalarles una hermosa bandera. La celebración se llevó a cabo en el mes de mayo y la prensa local y Radio Popular, dirigida por el exalumno lasaliano Félix Monedero, trataron el tema ampliamente. Además de las celebraciones religiosas, deportivas y los concursos propios de este tipo de fiesta, lo más importante fue la imposición de la “corbata de la ciudad” en la recién estrenada bandera del colegio, de manos del Sr. Alcalde de Donostia, D. Nicolás Lasarte, quien elogió las aportaciones del Colegio a Herrera. También el Ayuntamiento les concedió la “medalla al mérito en la enseñanza” que les fue entregada en el colegio el domingo 15 de diciembre. En agradecimiento a la labor de la viuda de Zappino se colocó en la fachada del centro una lápida de homenaje. Después de estas celebraciones y justo el día en que se conmemoraba el inicio de las clases en 1913, se produjeron unas inundaciones que anegaron las aulas de Bachillerato y afectaron a Pasaia y Herrera. La buena marcha del colegio durante este periodo parece que se va conformando por la existencia de una comunidad que cada vez parece estar más cohesionada, a pesar de los cambios permanentes que se producían, pues en 1983 se crea “el café de los viernes” en el que se reúne el equipo educativo para charlar, además de comenzar a festejar los cumpleaños de sus miembros con la organización de pequeños lunchs, etc. Es posible que este tipo de relaciones favoreciese una nueva actitud para con los problemas del barrio y la cada vez más constante preocupación por unas cuestiones claves: el problema de la droga, la ayuda a los más necesitados y la preocupación por la paz. Así, si en 1984 ya se habla de la celebración de una Semana de la Paz, consistente en una oración diaria y Eucaristía semanal, a partir de 1991 la referencia a estos temas es constante. Así, se nota una especial sensibilización por el tema de la droga, llegando uno de los Hermanos a reunirse con diferentes asociaciones 325 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua antidroga del barrio para estudiar cómo se podía prevenir la drogodependencia. Al año siguiente se puso en marcha, de común acuerdo con AGIPAD (Asociación Guipuzcoana de Investigación y Prevención del Abuso de Drogas), una campaña con este objetivo. En 1991, también se recuperó la Semana por la Paz, ya citada en 1984, con motivo de la Guerra del Golfo. En años sucesivos se llevará este tipo de actividad que, de alguna manera, suponía educar en valores a los alumnos. La continuación de estas semanas será permanente a lo largo de los años, aunque algunas veces se denomina de “Justicia y Paz”. En 1996, la celebración consistió en reunir a las 12 del mediodía al alumnado en el patio; a cada alumno se le imponía una pegatina alusiva a la paz y cada clase elaboraba una frase que era leída en público. Otra actividad de alcance exterior fue la denominada “Operación Kilo”, que también se realizará año tras año, y que consistía en la recogida de alimentos para los más necesitados por parte de los alumnos para, posteriormente, entregarlos en las dos parroquias del barrio. En 1996 se llegaron a recoger 250 kilos de alimento. Para terminar este apartado dos notas marginales. Una que tiene que ver con las relaciones que en cierto momento mantuvieron los Hermanos con la Parroquia, y la otra de carácter político. Por lo que respecta a la primera, y en contraste con las buenas relaciones que mantenían los Hermanos con las autoridades religiosas en general, entre 1950 y 1962 parece que éstas no estuvieron en su mejor momento pues en la primera fecha hubo problemas con el coadjutor de la parroquia, D. Tomás Zufiría, quien solicitaba que los alumnos asistieran “como antes los primeros viernes. ¡Ante el desorden no pudo! Sin embargo, no viene a celebrar Misa semanal en nuestra capilla como lo hacía antes”. No obstante, en 1962 cambia el tono y se manifiesta que las relaciones con el clero parroquial han pasado últimamente “de correctas a cordiales, de franco entendimiento y colaboración mutua: confesiones semanales traducidas en más comuniones, misa dominical sólo para chicos, misa fija los jueves para colegiales; éstos añaden a sus anteriores funciones de cantores las de monaguillos”49. Estas relaciones, a partir de entonces, continuarán siendo cordiales. Con respecto a la segunda, en 1978 se saludó el año civil con la esperanza y democracia, aunque en el 2000 y con respecto a la celebración del día 6 de diciembre, de la Constitución española, se dice que es una “fiesta impuesta por las autoridades”. Es decir, mientras en 1978 se saluda gratamente la llegada de la democracia, a partir de la Constitución, transcurrido un tiempo, se refieren a ella como una fiesta impuesta, sin ningún comentario más. 49. Ibídem. 326 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa El hecho de que el colegio, en determinado momento, pase a ser propiedad de la Asociación de Padres va a suponer que, a lo largo de los años, esta asociación adquiera una relevancia importante. Así, si en la década de los sesenta las reuniones de los padres de familia son más bien esporádicas, ya a finales de esa misma época las reuniones de la junta van a ser mensuales, propiciando no sólo la buena marcha del colegio, sino también promoviendo actividades con los alumnos, como excursiones, ciclos de conferencias para la formación de los propios padres o clases de euskera. Los problemas del edificio y la economía En la etapa anterior, y debido a las necesidades de espacio, los Hermanos consiguieron trasladar la Comunidad a Villa Concheshi, después de solicitar insistentemente al cura párroco que les cediera dicha villa, pues él ya ocupaba un chalet. Aunque se hicieron obras de acomodación, lo cierto es que los Hermanos suspiraban porque se construyera una galería. Dicho anhelo no llegaría hasta 1940, fecha en la que, por fin, se cumplía “el sueño dorado de los Hermanos de la Comunidad, dar a la casa un poco de amplitud y de expansión, sin limitarse exclusivamente a una habitación más para comedor o cocina, […] la tan deseada galería que ocupaba toda la fachada sur de la casa, aparecía con sus elegantes ventanales alegre y coquetona, rematada con una amplia azotea”50. Estos cambios para la comunidad tenían que repercutir en unas mejores condiciones de trabajo, como se pone de manifiesto. Durante el decenio de los cuarenta, la marcha del colegio no podía ser mejor, tanto por el éxito de la matrícula, que iba aumentando, como por las diferentes actividades que se realizaban. De manera que en más de un documento se termina la narración del año con exclamaciones del estilo “que el año 1949 que vamos a comenzar no sea menos próspero que el pasado”. No obstante, a partir de 1951, comienzan a ser constantes las referencias a las condiciones materiales del colegio. Así en ese año, se cambió una escalera “que pedía a gritos una nueva pues era tan pendiente y tan vieja que sus peldaños se habían quejado en más de una ocasión del peso que soportaba de parte de algún ‘espátula’ (sic), que las recorría con cierta frecuencia”51. Lo interesante de esta reforma es que fue realizada por un exalumno, discípulo del Director de entonces, y que se ofreció a sustituir dicha escalera por una “hermosa escalera de cemento” en un rasgo de generosidad y gratitud. También en ese mismo año se llevaron a cabo algunas reformas en las clases, aprovechando el tiempo de las vacaciones; por ejemplo, las clases de los pequeños no cumplían las mejores condiciones, ya 50. Ibídem. 51. Ibídem. 327 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua que tenían columnas molestas y deficiencia de luz. Estas reformas se llevaron a cabo gracias en parte a la ayuda recibida de algún antiguo alumno del desaparecido colegio San Bernardo. Al año siguiente continuarán este tipo de obras en las clases por motivos de la deficiente ventilación o por la oscuridad de las aulas, “amén de otros estorbos”. En 1953 las obras se centraron en mejoras de la casa y en la Capilla. En el mismo sentido se expresaba el Hermano Visitador en repetidas ocasiones en sus informes anuales donde dejaba constancia, sobre todo a partir de 1958, de que el edificio está para demolerlo. Esta situación de continuas reformas no cesará en el decenio de los sesenta, donde ya en 1961 se construye un aula prefabricada, o en el año 1963, cuando se llevan a cabo diferentes reformas y compras de diverso material, tanto escolar como de ocio, para los domingos (futbolines). Pero las dificultades mayores comenzarán a surgir a partir de 1966 con la construcción de la autopista que “obliga a cambiar de horizontes”. Es decir, las expectativas de que el edificio continuase en pie parecían bastante escasas. A partir de ese momento las gestiones se dirigirán al Ayuntamiento ante las dificultades económicas que se preveían por el traslado del Colegio a un nuevo terreno. La compensación económica del Ayuntamiento no se ajustaba a las necesidades reales de una obra de tal envergadura. Esas gestiones se van a prolongar en los años siguientes, pues el objetivo principal era que la expropiación de terrenos para la construcción de la autopista no significase la imposibilidad de continuar en las condiciones adecuadas. Mientras tanto, en julio de 1968 hubo unas inundaciones que dejaron el colegio muy sucio, lo cual se añadía a las insuficiencias de los locales, aunque finalmente se procedió a una limpieza general. En marzo de ese mismo año, tuvieron una “visita extraña”, a consecuencia de la cual se llevaron 3.000 pesetas y estropearon la mesa del despacho. Todo ello para colmar un poco más los infortunios. La demolición del colegio por la construcción de la variante de la autopista Bilbao-Behobia, en 1972, vino precedida de las últimas negociaciones con el Ayuntamiento en el año anterior y con el Patronato de las Escuelas San Luis, presididas por D. Federico Zappino. El Ayuntamiento de Donostia barajaba varios emplazamientos como solución provisional, entre ellos Intxaurrondo. Pero lo que se veía inminente era que la variante se iba a abrir a la circulación en agosto de 1972 y, por lo tanto, urgía el traslado del colegio. En esa fecha los problemas se resumían de esta manera: expropiación del actual terreno; solar para aplicar el volumen de edificabilidad; licencia de obra para el nuevo colegio (todavía no concedida); solución provisional y planteamiento económico (en este último punto, la comunidad lamenta el desamparo del distrito). Finalmente se decidió que el traslado provisional sería a la villa denominada Echaide-Borda, propiedad del Ayuntamiento. Así, a finales del mes de agosto de 1972, la comunidad se alojó en el Colegio de La Salle de Donostia, mientras se procedió al derribo de la casa y de la iglesia aneja a ella. El día 20 de septiembre la Comunidad se trasladó a la citada villa donde el colegio disponía de 9 aulas, 3 clases y vivienda para los 328 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Hermanos. Todo ello en mejores condiciones, pues “en realidad hemos salido ganando con el traslado en cuanto a local y condiciones externas de ambiente, ya que es zona mucho más resguardada y tranquila que el anterior edificio. El día 25 de septiembre comenzábamos la clase con la Básica y el día dos de octubre lo hacía todo el colegio”52. En esa situación permanecería el Colegio, sin ninguna modificación en las instalaciones escolares, hasta que en 1977 se traslada a su lugar definitivo en Mendiolabe (Bidebieta-La Paz), abandonando Echaide-Borda, después de cinco años de permanencia en ese establecimiento, a pesar de ser el edificio de la Asociación de Padres y no contar en un principio con vivienda para los Hermanos, ya que éstos van a tener que vivir en el mismo colegio, ocupando unos espacios como viviendas. Así pues, el curso 1977-78 se inicia en su nueva ubicación y con unas instalaciones que se han duplicado en cuanto al número de aulas. El Colegio se encontraba repartido en cuatro pabellones de dos pisos y una amplia parte baja en la que se instalaron los servicios, siguiendo criterios de funcionalidad. A lo largo de ese año y el siguiente se comenzaron a adquirir enseres para completar el mobiliario y, sobre todo, se adquirió un coche, pues como señala el Histórico “vivimos en el corazón de un monte, separados del barrio por una abrupta cuesta”. Además de estos cambios fundamentales en cuanto al edificio y la economía, también hay que resaltar que se produjo un importante aumento del alumnado de más de trescientos, llegando hasta los 697 alumnos. Pero este aumento cuantitativo tendrá otra significación en cuanto que, a partir del curso 1977-78, se decidió, tras una consulta a los Padres de Familia, que el Colegio se transformase en un centro mixto, donde se podía seguir una línea pedagógica de coeducación. La capacidad del centro era entonces de 16 unidades de E.G.B. Asimismo aumentó el profesorado, incorporándose profesores procedentes de Los Ángeles, del cual ya se habían ido retirando para esa fecha, además de dos religiosas Carmelitas de la Caridad y una religiosa Hija de la Caridad, y de tres profesoras nuevas contratadas. Mientras dura este proceso de traslado al edificio definitivo, también fueron cambiando algunas de las características del centro en cuanto a su situación jurídica y a las dependencias económicas que se van a ir produciendo. Así, y en aplicación de la nueva legislación educativa, desaparecen los centros filiales y el Estado subvenciona toda la enseñanza de la nueva Educación General Básica, lo cual repercutía también en el centro al ofrecer cierta tranquilidad y esperanza, de momento, a la parte económica en la retribución del profesorado. Sin embargo, como se reconoce en el Histórico de 1972, “si nos atenemos al canon estable- 52. Suplemento al Histórico para el año 1972. 329 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua cido por el Estado, nos veríamos obligados a pagar al profesorado, motivo por el cual se les pide a los alumnos una cuota de 300 pesetas”53, que pagan a la Asociación Católica de Padres de Familia. El centro, de hecho, era propiedad de la Asociación de Padres de Familia: y como se indica en 1973, “nosotros económicamente actuamos como los funcionarios del Estado. El sueldo es como el de cualquier maestro o profesor”, pues percibían las mismas retribuciones económicas que los demás profesores, siendo los ingresos de la Comunidad los que se perciben a través de estas nóminas que, en el año 1980, ascendían a unas 40.000 pesetas al mes. En 1979, los ingresos de la comunidad proceden en su totalidad de los sueldos de los 6 Hermanos que la forman, y que cobran conforme al Convenio de la Enseñanza en Euskadi y están dentro de la Seguridad Social del Estado. En 1993 tenemos la última referencia a los salarios de los profesores, cuando se produce el “pago delegado” a los mismos. La Asociación de Padres de Familia es de gran importancia para la organización del colegio. La Junta de Padres de Familia se reunía mensualmente y, cuando el centro pasó a ser subvencionado, va a ser esta Junta la que gestione la subvención (1974), subvención que es insuficiente y que es cubierta por “las espaldas doloridas de los padres de familia”. La situación económica del centro es totalmente dependiente de las citadas subvenciones. Así, ya en 1971 surgen los primeros problemas para pagar al profesorado como consecuencia de que el Estado no hace frente a algunos pagos. En ese instante el 5º grado queda sin subvención y la Asociación de Padres se ve obligada a aumentar las cuotas para poder mantenerlo. Este problema, en el año 1972 queda parcialmente resuelto al conseguir la subvención para toda la EGB, al solicitar a los padres la aportación de una cuota de 300 pesetas que cubriera los gastos de este colectivo. Sin embargo, y a pesar de que la situación del colegio nunca fue holgada, en el año 1985 va a empeorar tras el cambio que el Gobierno Vasco dio en materia educativa al negar todo tipo de apoyo a la enseñanza privada y al ser conscientes en la Asociación de que las cuotas no se pueden subir nuevamente, dada la trágica situación económica y laboral de la zona. Ahora bien, si a lo largo de la década de los 80 se congelan o intentan congelar las cuotas, en la década siguiente las subidas se convierten en algo habitual, haciéndolo en 1990, 1991 y 1993. Además, en el año 1990 se pone en marcha el comedor escolar con unos 60 comensales que abonan una cuota de 7.000 pesetas mensuales, creciendo periódicamente esta cifra de comensales y, por tanto, haciéndolo también el apartado económico. En ese año, si las cuotas ascendían a 1.200 pesetas en Preescolar y a 1.700 pesetas en EGB, en 1993 esas cuotas han aumentado hasta 2.500 en Preescolar y 3.000 en EGB. Asimismo, ya en 1991 se precisan dos autobuses para el transporte escolar. 53. Suplemento al Histórico para el año 1972. 330 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa El número de alumnos por clase, tras la firma de un acuerdo en 1991 entre Gobierno Vasco y FERE, sufrirá alguna variación, pues se fija el tope de alumnos en Preescolar en 25. El Colegio en ese nivel tenía 36 solicitudes, lo cual suponía un problema. Por otra parte, el Gobierno les denegó la subvención a una clase de 1º, argumentando que no tenía el mínimo de alumnos que se requería; finalmente se concede el aula denegada el curso anterior, tras la celebración de una Junta con el presidente de la FERE de Gipuzkoa. Pero estas cuestiones de tipo económico y organizativo se irán completando a lo largo de los años con la adaptación a los nuevos cambios que se producen a partir de la LOGSE, de manera que en 1993, la Asamblea Ordinaria de la Asociación de Padres aprueba, además de las subidas de las cuotas indicadas, el proyecto de una línea en Educación Infantil y Educación Primaria y dos líneas en Educación Secundaria. Con lo cual el Colegio se incorpora plenamente a lo legislado, ampliando hasta los 16 años la escolarización de los alumnos en la educación secundaria obligatoria hasta la actualidad. En los años siguientes, y al margen de estas cuestiones marco de la legislación educativa y de los acuerdos con la administración educativa, se llevarán a cabo una serie de obras de mejora en el propio centro, como el asfaltado del patio, o una nueva instalación telefónica, que supondrá en 1996 la conexión a Internet. Junto con estas obras también se irá ampliando el capítulo de compras que van desde un órgano electrónico hasta la renovación constante de ordenadores. También en 1993, el Colegio invirtió ocho millones de pesetas para arreglar la cuesta que daba acceso al Colegio. Los estudios y el currículum Los estudios primarios son la característica propia de este centro que continuó la misma trayectoria que tenía en la etapa anterior. No obstante, llama la atención el comentario que figura en el informe de visita del Hermano Visitador, con respecto a la formación de los alumnos en 1940, pues se dice que “el progreso de los alumnos es lento debido a que desconocen el idioma”, insistiendo en el mismo punto en el informe de 1942 cuando se refiere a ellos como “niños piadosos, dulces, buenos, pero les dificulta la lengua”. A lo largo de los primeros años, se hace escasa mención a los estudios que se cursaban, siendo en 1953, cuando el Histórico hace mención expresa al funcionamiento del centro en cuanto a sus estudios. En ese momento señala que los programas de estudios abarcaban “todas las disciplinas de la Enseñanza Primaria”, con la distribución de los alumnos, clasificados en 4 cursos cíclicos y con la información de que “en el 4º grado se daban asignaturas de ampliación, como Dibujo Lineal, Álgebra, Contabilidad y Mecanografía”. Al año siguiente, además de las asignaturas de ampliación del curso pasado, surgen otras dos nuevas: Francés y una Academia de Solfeo y Canto. Por otra parte se destaca que al cumplir los 14 años los alum- 331 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua nos dejaban la escuela como norma general para trabajar o aprender un oficio, y que la Asociación Católica de Padres de Familia pagaba una excursión a los alumnos que, a fin de curso, obtenían un Diploma de Honor. La introducción de los estudios de bachillerato en 1958, fue vista como un gran avance, al decir de la documentación, pues “se ha dado un paso glorioso para esta humilde Comunidad, con la creación de la Sección Filial del Instituto de Enseñanza Media Peñaflorida. Esto ha sido llevado a buen término mediante un acuerdo entre nuestro Rvdo. Hermano Visitador y el Ilmo. Sr. Director de Enseñanza Media. Mediante ello nuestros alumnos pueden cursar aquí el Bachillerato Elemental lo mismo que lo hacían en el Instituto Oficial”54. Este afianzamiento seguía una trayectoria desde comienzos de los años cincuenta, donde la creación de un grupo escolar en Herrera, en 1953, por parte del Ayuntamiento no supuso ninguna pérdida de alumnos ni de prestigio. Nuevamente en 1960 se recogen las asignaturas que se imparten, señalando las notas obtenidas en los dos primeros cursos. Estas asignaturas son las siguientes: Religión, Lengua, Matemáticas, Geografía, Dibujo, Formación del Espíritu Nacional, Educación Física y Francés. La década de los 60 está caracterizada por los exámenes de Reválida, pero, sobre todo, por la llegada de una nueva Ley de Educación, la de 1970, lo que va a suponer la implantación de la EGB, aunque la incorporación de ésta al sistema educativo no suponga grandes cambios en algunos aspectos pues como señalan, “los alumnos están con pocas ganas de estudiar y muchas de aprobar”. Al comienzo del curso 1960-61 2 maestros se encargan de la Enseñanza Primaria. En la sección de Bachillerato el profesor anterior del Frente de Juventudes ha sido reemplazado por dos instructores, que se hacen cargo de la Educación Física y de la Formación del Espíritu Nacional. La incorporación del Colegio a los nuevos planes derivados de la Ley General de Educación supuso, en su momento, una serie de reuniones con el profesorado para aplicarla. En 1971 ya se creó el 5º curso de EGB con dos grupos. También en la documentación muestran su extrañeza por el sistema de calificación y control del trabajo escolar, pues había una novedad en la nueva Ley de Educación; la referente a la evaluación de los alumnos de 4º de Bachiller y de los cursos de Primaria. De la misma manera, al año siguiente, el centro que seguía la línea de los años pasados, es decir, el bachillerato en la sección Filial y la enseñanza de la EGB en el resto de las clases, implantó la enseñanza personalizada con las fichas en las clases de 1º, 2º, 5º y 6º de EGB. Las otras clases, 3º y 4º de Bachiller y 3º y 4º de EGB siguen el método tradicional. La implementación completa de todos los niveles de la EGB se producirá en 1976 ocasionando, en 54. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25. 332 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa algún momento, la duplicación de más de una unidad. Así pues, una vez están en marcha los ciclos de EGB, en 1977 se optó, como hemos señalado previamente, porque el centro fuese mixto. No obstante, en la década de los ochenta se producirá otra novedad con respecto al curriculum, pues las transferencias educativas al Gobierno Vasco, en el año 1981, comenzaban a dar sus frutos. Así, ya en el Histórico de 1980, es decir, un año después de la aprobación del decreto de bilingüismo por parte del Gobierno Vasco, se recoge que en los primeros cursos de EGB se ha comenzado a introducir el bilingüismo. Da la impresión que ese año el centro parecía dotado de una nueva vitalidad que no está presente en los años anteriores. En 1978, el desánimo se centraba en que “el Estado cada vez monta más escuelas y da menos posibilidades a la enseñanza privada, la cual tiene que aumentar su cotización, yugulando el acceso de esta forma a determinada gente”. En cambio, en 1980, parece que todo es entusiasmo pues la labor de la comunidad contribuye a educar a las nuevas generaciones de los barrios de la La Paz, Trintxerpe, Herrera, Alza, Pasajes o Rentería. Los Hermanos están contentos por el número de alumnos y de alumnas y por el mantenimiento de 16 unidades de EGB, con una media de 42,6 alumnos por clase y, sobre todo, se reseñan las siguientes novedades: “a nivel de estudios se ha empezado este año en los dos Primeros de EGB el bilingüismo y en los quintos de EGB una hora semanal de Francés. A nivel de padres están a punto de comenzar unas clases de Euskara nocturnas: el número es suficiente y el interés importante”. Esa alegría parece impregnar todas las actividades escolares y extraescolares, sean las clases de inglés o el deporte. No deja de ser sorprendente, de forma favorable, la celebración del “Año Internacional del Niño con un día de juegos y mentalización de los deberes y derechos del niño. Donde los disfraces engalanaron las cumbres de por sí ya variopintas, alegres y bullangueras”. Hay que señalar que, en ese momento, el impacto de la “Declaración de los Derechos del Niño” de 1979 no estaba tan extendido, como cabe pensar en la actualidad; por lo tanto, esta celebración es de la mayor importancia, sobre todo en un centro religioso. Pero esa alegría abarcaba, al parecer, todos los ámbitos: las relaciones con los padres, mucho más participativos, y con propuestas de discusión en la Escuela de Padres, sobre temas de drogas o control de la natalidad; la buena disposición del profesorado, tanto de la “vieja” comunidad que parece que disfrutó de lo lindo en los Picos de Europa y la playa asturiana, como de la “nueva” que vino con proyectos de cambio, además de la tranquilidad de un sueldo más que aceptable y que ayudaba a los últimos balances. Para mayor entusiasmo hasta se consiguieron tres nuevos aspirantes en el Hogar. No es extraño que Félix Velasco, el relator de los acontecimientos del año, deseara a los lectores “un feliz año y unas renovadas esperanzas en el Amor, la esperanza y la Fe en el hombre y en Jesús de Nazaret”. 333 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua En ese mismo decenio de los ochenta el colegio se va a ir abriendo a una nueva necesidad pedagógica con la incorporación de una religiosa, que atendía la “pedagogía terapéutica” para los niños con dificultades de aprendizaje. Si esta incorporación es de 1983, al año siguiente se creará un aula de apoyo para alumnos de 1º a 5º y de aula taller. También en este mismo año comienza el Preescolar para asegurar la continuidad del colegio, según se manifiesta en la documentación. El inglés comenzará a impartirse a partir del sexto de EGB en 1985 y, en la década de los noventa, la informática será el nuevo reto que se irá incorporando a la formación del alumnado. Esta ampliación de la oferta escolar suponía la compra del material informático necesario para el desarrollo de la actividad. Por otra parte, se puso en marcha un plan denominado Ikertze, en el cual se realizan estudios de música, plástica y expresión dinámica, que tuvo su continuidad, aunque las actividades eran periódicas a lo largo del año escolar. Finalmente, y para dar cumplimiento a las reformas educativas puestas en marcha por el gobierno socialista, y que permanecerán prácticamente hasta la actualidad, en el año, 1991 el Consejo de Distrito, en el que se planifican las obras distritales, propuso que en Educación Infantil y Primaria hubiese una sola línea de enseñanza y en Secundaria dos. Hasta 1996 en que comience a impartirse la ESO, irán desapareciendo paulatinamente los diversos niveles de la EGB. Así, en ese año desaparecen los cursos 7º y 8º de EGB y comienza el 1º y 2º de la ESO. Finalmente, en 1997, se crean nuevas aulas de Infantil. Paralelamente a estos cambios para la adecuación a los cambios de niveles y de curriculum, que suponían la ampliación de la escolaridad hasta los 16 años, el Claustro del colegio se dedicó a profundizar en el planteamiento pedagógico, realizándose reuniones con los padres y se comenzó con el Proyecto Educativo Individualizado (PEI). Al año siguiente se presenta el Proyecto Educativo de los Centros de La Salle, proyecto que es aprobado el curso siguiente. Asimismo, a partir de 1998 se insistirá en la formación educativa en valores como la justicia, la paz o la solidaridad. De esta forma el centro completaba las dos vertientes que lo van a distinguir; por una parte adecuación a las necesidades de formación profesional, con la inclusión de la informática, y por otra, la formación del alumnado como personas integradas en una sociedad que busca unos valores sociales, morales y religiosos. Evolución del alumnado La evolución general del alumnado está en consonancia con los cambios curriculares que se van a ir introduciendo a lo largo de todo este periodo. Algunas de estas reformas tienen que ver con la incorporación de un determinado tipo de estudios, como ocurre entre 1958 y 1961, periodo en el que la oferta escolar del colegio incluyó el bachillerato elemental y superior a partir de aquel momento, o bien la completa impartición de todos los niveles educativos de la EGB o de la 334 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa ESO. Pero también el incremento del alumnado se va a producir a partir de 1977 por la conversión del centro en mixto o, al contrario, el paulatino descenso del mismo debido al descenso de la natalidad a partir de 1985. Por lo tanto, los hitos señalados nos explican los cambios en la evolución de la matrícula de los alumnos y alumnas. La matrícula general, hasta los años sesenta, ronda los 200-250 alumnos. Así, en el año 1957 el número de alumnos era de 247, y aunque a lo largo de los años siguientes no aumente sustancialmente el número de alumnos, sí que existe una diversificación en cuanto a los cursos en los que están inscritos, donde ya se incluye el bachillerato. A partir de ese momento, y seguramente debido a la oferta escolar, va a ir aumentando la matriculación de alumnos a lo largo de toda la década de los setenta. La incorporación de alumnas en el curso 1977-78 va a suponer un aumento repentino de casi doscientas niñas desde entonces. A lo largo de esos años el porcentaje de alumnas, en general, supone un tercio de la matrícula total hasta 1990. A partir de esta fecha comienza a decrecer la matrícula de los alumnos, llegando casi a suponer el 50 por ciento de alumnos y otro 50 de alumnas, igualándose así la presencia de chicos y chicas. Con todo, es el decenio de los ochenta cuando este colegio alcanza la matrícula máxima de alumnado debido, sobre todo, a la matrícula femenina. Para observar esta evolución pueden verse los anexos. Uno de los problemas constantes, debido al éxito de matrícula, era el de la admisión de alumnos pues, prácticamente, desde el primer curso de 1937, en el que se presentaron en septiembre 152 alumnos y lo finalizaron 206, la tónica de los inicios de curso no va a variar. Para ello, en los años siguientes, es decir en 1938 y 1939, se van a establecer una serie de condiciones a los niños para que puedan ser matriculados: tener los 6 años cumplidos, que supieran leer un poco y tengan unas nociones de sumar y restar y no residir fuera del municipio, mientras haya alguno del mismo que pueda ocupar las vacantes existentes. De esta manera se pretendía controlar un poco la afluencia masiva de los alumnos. No obstante, hay que señalar que esta tan alta presencia de niños suponía una cierta aglomeración en algunas de las clases, como puede observarse en la distribución por aulas que se registra en los primeros años, superando, en la mayoría de los años, una media de 40 alumnos por clase. Las clases más llenas de alumnos correspondían, como es evidente, a los cursos más elementales. Este tipo de selección tenía sus aspectos positivos pues, como se reconoce en 1953, “se nota en las clases que son más uniformes en inteligencia, bondad, aplicación y formalidad”. Los más afectados por esta política de selección de alumnos eran los más pequeños. Claro está que, al establecer estas condiciones, no se trataba de implantar una política discriminatoria, pues las condiciones del edificio no permitían aceptar más alumnos en unas condiciones razonables de enseñanza. Si esta selección funcionaba bien, su consecuencia mayor era el relativo éxito escolar del que es muestra el hecho de que se concediesen becas 335 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua a los alumnos que cursaban en este centro, como se recoge en 1955: “en octubre fueron seleccionados para ir a Deusto, de interno, todos subvencionados por el Sr. Luzuriaga, tres alumnos de la clase superior, sobre plazas y veintiún candidatos. Después de sufrir dos exámenes, por un ingeniero de la empresa y tres P. Salesianos, venidos de Bilbao para examinarles. Los candidatos eran de diversos centros docentes de los pueblos de la provincia. Por eso se nota el cariño de esos señores a la escuela. Hay estímulo entre los alumnos (pagados por Victorio Luzuriaga) para conquistar esas becas”55. Esta situación no llegó a solucionarse en los años siguientes porque, como se reconoce en 1968, “la zona no está bien atendida”, lo cual suponía que cada año se presentasen una gran cantidad de alumnos de los cuales sólo podían ser admitidos menos de la mitad, como ocurrió en 1967 que de 180 presentados tan sólo se pudo admitir a 70. No obstante, como hemos señalado, en el decenio de los ochenta va a haber un giro en esta tendencia, ya que año tras año se ve un progresivo descenso de alumnos en Preescolar y Ciclo Inicial debido al alarmante descenso de natalidad. En el mismo documento de 1985 que estamos consultando se reconoce que “de seguir así el Gobierno Vasco su política educativa, algunos no podrán aspirar a ser alumnos de San Luis y los que ya están dentro mal se las van a ver para poder seguir haciendo frente a las cuotas mensuales; en concreto aquellos alumnos/as cuyos padres están en el paro, porque desde este curso se niega a otorgar becas a hijos de padres sin trabajo”. Si bien el centro se había ido adaptando a todos los cambios legislativos en el ámbito de la enseñanza obligatoria, incluyendo incluso el bachillerato de los años cincuenta, lo cierto era que a partir de la década de los ochenta comienza a apreciarse una cierta preocupación por la salida profesional o por la continuación de los estudios del alumnado que salía de sus aulas. En 1985, “con el fin de orientar en los estudios a los que se veían obligados a abandonar San Luis Ikastetxea, se tuvo una reunión con los padres de los alumnos finalistas y el director del Instituto de Bidebieta y los directores de los centros de Escuela Profesional de La Salle de Irun y de BUP de Loyola. Muchos alumnos han querido seguir sus estudios en Centros de La Salle. 25 han pasado al BUP de Loyola y no todos los que quisieron matricularse en la Escuela Profesional de Irún pudieron hacerlo por falta de plazas. Otros han pasado al Instituto de Bidebieta y otros a la Ciudad Laboral Don Bosco”. También se aprecia que, en alguna ocasión, existen reuniones de los directivos del Colegio con representantes de las fábricas que les rodean, práctica habitual también en otros centros de la Congregación. 55. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 336 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Actividades escolares y extraescolares Una de las actividades que tenía su propio ciclo durante todos los años, sobre todo en los primeros, era la entrega de premios y diplomas a los mejores alumnos, distinguidos por la mejor nota en los exámenes, aunque ya en 1939 se establece que la condición para ser premiado debía ser el hecho de que el alumno hubiera asistido todo el curso y se distinguiera por su aplicación y buen comportamiento. En general, la mención a estos actos se hacía siempre con la siguiente fórmula: “solemne entrega de premios”. La entrega de los respectivos “diplomas de honor” podía ir acompañada por un premio que podía consistir en alguna excursión que, en el año 1947 y siguientes, consistía en una “excursión por Guipúzcoa”. En ese año el recorrido de la excursión consistió en salir de “San Sebastián, Tolosa, Alegría, Amezketa a nuestra Señora de los Remedios ‘Larraiz’, sita al pie de la sierra de Aralar o CHINDOKI. Mañana espléndida. Llegamos al punto señalado a las 8 y ½. A las 9 según lo previsto tuvimos la Santa Misa en el Santuario”. A esta excursión asistieron 72 alumnos. En cualquier caso el número de premiados solía ser bastante grande; en 1948, por ejemplo, el número de diplomas de aplicación era de unos 70, y los alumnos, tras esta celebración, daban por finalizado el curso. Pero el curso no siempre parecía finalizar tras la excursión prevista después de la entrega de diplomas, pues, a partir de 1943, se introduce una novedad de la cual se habla casi veinte años seguidos: la celebración de “cursillos de verano”, “cursos de vacaciones” o “cursillos de vacaciones”, que era así como se conocían unas clases de recuperación para poder adelantar en las asignaturas de cara al curso siguiente, aunque también se dice que los cursos servían para mantener a los niños en el trabajo y la disciplina56. En 1943 y “a través de una circular” se anuncia a las familias de los colegiales la idea de organizar cursos de vacaciones en el Colegio. Las familias y los niños correspondieron (sic) muy bien a nuestro llamamiento y esfuerzo, alistándose unos 135”57. En general la afluencia a estos cursillos era buena, pues según se recoge en uno de esos años, 1947, llegaron a seguirlos unos 150 alumnos. Es decir, casi el 75 por ciento de los alumnos matriculados. En 1955, para resaltar el éxito de esos cursos, que se celebraban en el mes de julio, se dice que acuden todos los alumnos, excepto los que se ausentan para ir a sus pueblos de origen. 56. Crónica de la casa de Alza-Herrera correspondiente al año 1946. 57. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25. 337 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Colegio San Luis Mendiolabe. Juegos en el patio. Estas actividades más o menos escolares tenían su complemento con otras de carácter lúdico o deportivo que se desarrollaban a lo largo de todo el año. Así, por lo que respecta a las excursiones, la mayoría de las veces tenían como destino localidades o santuarios de la propia Gipuzkoa: Hondarribia, San Antonio de Urkiola, Guadalupe, aunque también en los años sesenta estas excursiones podían extenderse hasta Bilbo, Gasteiz, Estibalitz, Iruña, Durango, San Miguel de Aralar, Bayona, Roncesvalles, Lekaroz, Lekeitio y Javier e incluso a Santander, Covadonga, Madrid, Burgos o Lourdes, para los alumnos mayores, como ocurrió en 1962. El objeto de la excursión o su organización podía variar a lo largo de los años pues, en algunas ocasiones, se debe al buen comportamiento de los alumnos y está organizada por los catequistas, y en otras es para los Congregantes del Niño Jesús y los Tarsicios a Orio, que en 1951 van con sus Cantos de Villancicos por las calles en Navidad obteniendo una buena recaudación. En 1958 una de estas salidas acabó de forma desgraciada, pues el alumno Gerardo Gracia Mayor pereció ahogado en la playa de Ondarreta: “habiendo salido de paseo de disciplina las dos clases de los mayores hacia el Santuario de Lourdes-Chiqui, he aquí que algunos hurtándose a la vigilancia del Hermano se fueron a bañar. Debido al mal estado del tiempo y del mar, el infor- 338 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa tunado muchacho se metió siendo arrastrado por las aguas y desapareciendo a los pocos momentos sin poder hacer nada para salvarle la vida”58. Este tipo de excursiones o viajes de fin de curso van a tener una continuidad, excepto en 1990, que se llegó a suprimir debido al mal comportamiento de los alumnos y alumnas durante el curso. El verano también ofrecía la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones en campamento, como ocurrió durante algunos años desde 1966. Los alumnos de este centro solían ir de campamento con los de Los Ángeles de la Parte Vieja donostiarra, como ya hemos mencionado. Así en 1966 ya se habla del primer campamento en Opakua (Alava), al cual asisten 150 alumnos, que se suspenderá dos años más tarde por estar controlado por el Frente de Juventudes. En los años setenta se continuará con este tipo de campamentos con los compañeros de Los Ángeles, quienes también realizan viajes de fin de curso a Barcelona, como ocurrió en 1971. En estos años el lugar de acampada de los dos colegios solía ser el pueblo de Angosto (Álava), y duraba unos veinte días. Suponemos que este tipo de actividades llegó a cuajar en la creación de un Club de montaña “Mendizaleak”, que llegó a tener gran éxito a partir de 1973. En 1986 la colonia veraniega es, por primera vez, en euskera para chicos y chicas de 5º y 6º de EGB y se lleva a cabo en Navarra. La continuidad de estas estancias para favorecer el uso del euskera durante el verano va a proseguir en los años siguientes y durante los años noventa, con estancias en Álava y Navarra. Como estaba más o menos establecido, la Fiesta de San Juan Bautista de La Salle, además de celebrar los actos religiosos, solía ser un día de juegos y actividades deportivas. Con el tiempo iría teniendo una mayor relevancia, como se informa en 1952, donde después de dicha celebración, tuvo lugar “en el patio una serie de juegos y competiciones deportivas entre los alumnos de las diversas clases, que resultaron muy interesantes y muy aplaudidas por el numeroso público que los presenció. El festival deportivo terminó a la una y media y, a continuación, vino la consiguiente “Pedrea” de pesetillas para los diversos campeones y vencedores”59. En 1963 se crea el equipo de futbol playero que, una vez federado, iniciará las correspondientes competiciones. El éxito de estas actividades parece que iba en crecimiento, pues en 1971 se constata que han descendido todas las actividades, excepto las deportivas y en 1974 comienzan a funcionar algunos equipos deportivos con la ayuda de los Antiguos Alumnos, el Club de Herrera y “con la colaboración del joven Pello”. Éste será un tema constante, pues en la mayoría de los años se indica que existen “multitud de actividades deportivas” (1978) o que “el deporte es una faceta muy importante” (1983), o que “ocupa un lugar destacado”, o que es “la actividad más 58. Crónica de la casa de Alza-Herrera correspondiente al año 1958. 59. Crónica de la casa de Alza-Herrera correspondiente al año 1952. 339 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua mimada”(1985) o que se impulsa el deporte escolar, pero sin indicar qué tipo de actividades concretas, aunque se refiere preferentemente a los equipos de fútbol y de baloncesto, llegando a señalar en 1995 que los alumnos de 6º curso son proclamados campeones de Gipuzkoa de fútbol. También a partir de 1985 los sábados por la tarde comienzan “Actividades de Tiempo Libre”. En cuanto a las actividades culturales, también a lo largo de los años podemos ir apreciando su presencia constante, aunque no con la asiduidad con la que se llevan a cabo las deportivas. Así, en 1950, se interpretan diversas obras de teatro por parte de los alumnos, al igual que ocurre en 1996, o también se celebró, en aquel año, una sesión de cine sonoro, aprovechando que la Caja de Ahorros les dejó el material para realizar esa función, pero desgraciadamente debió de ser suspendida por falta de fluido, con gran decepción en los niños. También en 1955 se llevó a cabo un concierto de acordeón del alumno Miguel Vicondoa, de 13 años, “con el que señoritas inglesas, francesas, etc. quieren fotografiarse”, curioso comentario cuyo origen desconocemos. Este mismo alumno volverá al colegio diez años más tarde al quedar campeón del mundo de acordeón, brindando su primera visita al colegio. La celebración de conferencias también fue una actividad promovida, sobre todo para los alumnos de los cursos superiores y para los padres, como hemos indicado anteriormente, sobre temas de actualidad como en 1995, en el que se habló sobre sexología. Ya hemos indicado también la celebración de “eusko astea” en 1993 y el “euskera eguna” en 1995, o la “semana de la paz” o el “día de la paz” en los últimos años de la década de los 90. A partir de 1986 otro acto que se va a iniciar es el de la asistencia de los niños y niñas del colegio a la tamborrada infantil del día de San Sebastián, como se recoge insistentemente. También, en sintonía con las celebraciones navideñas, desde 1998 sale del colegio el Olentzero, completando otras actividades que se han mantenido desde siempre hasta la actualidad, durante las fiestas de Navidad. No deja de ser simpática la anécdota que se recoge en el Histórico de 1978 con respecto a la fiesta de Navidad y al concurso de villancicos que merece la pena destacar: “participan las 16 clases del colegio presentando canciones por cada clase. Todos miramos cariacontecidos cómo la clase de 6º de EGB se llevaba todos los premios; consecuencias: unos decían que habían emborrachado al jurado con anís, otros decían que se valieron de su tutora para secuestrar al espíritu, dada su cercanía oficial y natural hacia él”. Por otra parte, tenemos que señalar un hecho significativo como fue la creación en el año 1963 de la Asociación lasaliana de Antiguos Alumnos de Herrera, con más de 400 participantes. Esta Asociación en el año 1967 se dedica a enviar periódicamente circulares y a organizar conferencias, y en 1968 organiza una jornada denominada “día del Exalumno”. Dos años más tarde, en 1970, ponen en marcha 5 comisiones: informativa, recreativa, deportiva, cultural y de resolución de problemas, inaugurando un local de nombre “Batasuna”, el cual generará algún problema de tipo económico, no teniendo más información sobre 340 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa esta asociación a partir de ese año. Asimismo, participó en innumerables actividades del centro. Pero la Asociación de Antiguos Alumnos no se limita exclusivamente a los aspectos económicos sino que, desde sus orígenes, comienza una intensa actividad social realizando visitas a Asilos de Ancianos, participando en la FLAVA, en las asambleas regionales y nacionales, etc. Vida religiosa Al igual que ocurre en otros centros, también en éste las actividades religiosas tenían su amplitud, aunque no se detallen con tanta precisión como en otros casos. Entre ellas las que resaltan, por su constancia, son la fiesta de San José y la de La Salle. Así, durante las dos primeras décadas se cita anualmente la fiesta de San José, desapareciendo prácticamente en los años siguientes. En cambio, la fiesta del Fundador continuará de una manera permanente. En el curso 1944-45 uno de los documentos nos narra así la celebración de la Fiesta de San Juan Bautista de La Salle: “a las 8h de la mañana tuvimos Misa con cánticos y Comunión General, que se practicó con edificante devoción, dándose a besar, al terminar, la Reliquia del Santo, mientras se cantaban los himnos. Y con el consabido ‘regaliz’ y una estampita del Santo que se repartió a los niños y al público se marcharon a desayunar. A las 10h dio principio el segundo número del programa, ‘los Clásicos Juegos’ de la fiesta, revistiendo extraordinario entusiasmo todos los números”60. Por supuesto, “la víspera los niños purificaron sus almas con la confesión”, como se recoge en el Histórico de 1946. A estas fiestas podemos añadir como las más señaladas, la de los Reyes Magos y Navidad. A diferencia de otros centros en éste se celebraba el Día del Crucifijo, que comenzó a festejarse a partir de 1962. Según se nos narra en 1964, esta celebración fue promovida ese año por la Unión de Catequistas de Jesús Crucificado y María Inmaculada “como jornada dedicada a honrar el Sto. Crucifijo. Con este fin, todos los alumnos aistieron a una ceremonia en la iglesia. El ejercicio de las Cinco llagas, alma de la Unión de Catequistas, fue fervorosamente rezado por todos. Por otra parte, esta jornada tuvo un ambiente y preparación en las clases”. Todavía en 1968 se continúa haciendo referencia a dicha celebración. Junto con estas festividades religiosas también se organizaban anualmente los Ejercicios Espirituales, Convivencias, Adoraciones Nocturnas, y peregrinaciones varias, además de la participación de los alumnos en congregaciones como la del Niño Jesús, la Cruzada Eucarística o la Congregación Mariana. Los ejercicios espirituales sí que tuvieron desde los inicios una mayor permanencia, pues ya en 1938, a los dos meses de empezar las clases, se llevaron a cabo. En el año 1953 se trascribieron las preguntas que se hacían en los Ejercicios Espirituales: “¿Razón de mi existencia?... ¿Qué rumbo sigo?... ¿Debo rectificar algo?...”. La 60. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25. 341 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua celebración del triduo de los ejercicios espirituales también será una continua mención, por ejemplo el del 1946 es narrado de esta manera: “a principio de octubre tuvieron los colegiales un triduo de Ejercicios Espirituales que les predicó con santa unción el reverendo Padre Estanislao (Pasionista) aprovechado antiguo alumno de nuestro colegio de Beasain. La Santa Palabra fue escuchada con avidez por el joven auditorio. Terminaron el ‘Triduo’ con la comunión del primer viernes; durante la Santa Misa les dirigió el último fervorín; terminando los ejercicios con la exposición del Santísimo Sacramento, Consagración al Sagrado Corazón de Jesús y la bendición Papal”. Hasta 1980 todavía se continúa hablando de “ejercicios espirituales” entre la documentación. No obstante, a partir de 1983 parece cambiar la denominación por la de “ejercicios de convivencias del alumnado”. Desconocemos si se trataba de la misma actividad, pero lo cierto es que desde esa fecha la palabra que más se va a ir usando es la de “convivencia” con diferentes grupos y durará prácticamente hasta la actualidad, aunque en 1997 se reseñe la celebración de unos “ejercicios espirituales” durante la Semana Santa. Los años cuarenta fueron especialmente fructíferos en todo este tipo de actividades. Otro ejemplo de cuanto estamos anotando fue la celebración en 1947 de la “fiesta de Santo Tomás de Aquino, patrono de los E.C. Tuvimos la solemne imposición de las insignias de la Cruzada Eucarística por el Rvdo. Padre A. Sierra, delegado provincial de dicha organización. El acto tuvo lugar en nuestra Capillita de Cristo Rey, primorosamente adornada para la solemnidad. Después de una calurosa alocución del Rvdo. Padre y según el ceremonial de rúbrica, hicieron las promesas y Consagración delante de Jesús Sacramentado, recibiendo acto seguido la medalla de la C.E. Los 45 nuevos soldados fueron obsequiados con una tarde de campo contemplando las bellezas de los alrededores de San Sebastián e Igueldo”61. También el 5 de junio del año siguiente tuvo lugar una curiosa firma de los alumnos denominada “voto asuncionista”; tras las previas “explicaciones de los Hermanos Profesores todos los alumnos del Colegio estamparon su firma pidiendo a Nuestra Santa Madre Iglesia declare dogma de fe la Gloriosa Asunción a los Cielos en cuerpo y alma de María Santísima”62. Dogma que fue establecido efectivamente en 1950 por el Papa Pío XII. Durante la década de los noventa el conjunto de actividades que se van a ir reseñando en este ámbito de la vida religiosa se refiere a la celebración de una misa los jueves para los alumnos de la etapa superior, la semana de la paz, la semana misionera (con la venta de 200 hojas de India, para impulsar la recaudación de fondos, en 1991), la semana lasaliana, los concursos de belenes (desde 1992 y con los que se hacía una exposición pública de los mismos), cantos en Nochebuena, etc. Lo escueto de la información facilitada por los diferentes “cronistas” no nos permite extendernos con mayor profundidad en sus características. 61. Ibídem. 62. Crónica de la Casa Alza-Herrera correspondiente al año 1948. 342 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa No obstante, la vida religiosa quedaba completada, sobre todo, por el asociacionismo religioso. Como se señala en 1953, para fomentar el florecimiento de la piedad y la vida espiritual de los alumnos, se hallaban establecidas en la Escuela dos Asociaciones Piadosas: la Congregación del Santísimo Niño Jesús, para los alumnos pequeños, que agrupa bajo su bandera a 87 benjamines, y para los colegiales mayores, la Sección de Tarsicios, cuyos 60 militantes encienden sus corazones en ardores eucarísticos en la fervorosa intimidad de sus vigilias mensuales. Entre los componentes de estos dos grupos de selectos todos los años distingue el Señor con la vocación religiosa o sacerdotal a varios alumnos, que su predilección ha escogido para seguirle de cerca. Este año fueron tres los que respondieron generosa y valientemente al llamamiento divino”63. Estas obras ya estaban establecidas en la etapa anterior, pero en esta nueva comienzan a ponerse en funcionamiento en 1941, sobre todo la Obra Eucarística de los Tarsicios, y en ella hubo 38 alumnos que “juraron la bandera, prometiendo a Jesús Sacramentado hacer todos los meses la hora de guardia como pajes leales e incondicionales”64. En 1962 la mayoría de los niños pertenecían a la Congregación del Niño Jesús, a la Cruzada Eucarística o a la Congregación Mariana. Desconocemos hasta cuando estuvieron en funcionamiento estas asociaciones, pues los datos obtenidos tan sólo llegan hasta 1967. Donostia-San Luis. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1939-1967) 63. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25. 64. Ibídem. 343 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Vocaciones Las vocaciones religiosas, comparadas con el resto de los colegios de Donostia, son altas a lo largo de todo el periodo, como se puede comprobar en la tabla anterior, pues como señalaba en 1945 en el “Rapport de visite” el Hermano Visitador, “el ambiente es bueno para las vocaciones y salen, pero no para la Comunidad sino para el Seminario”. Cada año hay alguna vocación religiosa y, en alguno, supera las cinco vocaciones anuales, lo cual es indicativo de la labor de los Hermanos, pero también de las condiciones sociales y religiosas de la población de Altza. Los comentarios sobre las vocaciones, en algunas ocasiones van acompañados de algún halago como “es uno de los mejores alumnos”, o “el Divino Pastor de las almas ha escogido con suaves e insistentes llamadas al joven alumno… a la vida más perfecta”. O incluso se hace referencia a los obsequios que le realizaban sus compañeros de clase a quien había tomado ese camino. A uno de ellos sus compañeros le regalaron el Misal Diario como recuerdo de despedida, como ocurrió en 1946. No obstante, a partir de 1983 desaparece cualquier mención al tema de las vocaciones, aunque en los años anteriores a esta fecha se registran hasta tres vocaciones en 1980, a pesar de la intensa labor que se llevaba en este campo, como se señala en 1974. En algún momento se indica que la existencia de las asociaciones piadosas favorecía el surgimiento de vocaciones, de ahí su importancia. La constante caída de vocaciones en los años sesenta supuso la puesta en marcha de un denominado “triduo vocacional” para orientación de los alumnos que consistía en las conferencias a cargo de un sacerdote, un Hermano y un seglar, que al menos en 1967, produjeron las vocaciones de dos niños que ingresaron en el Aspirantado de San Asensio. También en 1976 tuvo lugar la celebración de una semana para las vocaciones lasalianas y otra para las vocaciones sacerdotales, esta última coincidiendo con la semana vocacional sacerdotal de las diócesis vascas. Profesorado La vuelta de los Hermanos al Colegio, después de los avatares sufridos durante la guerra en Altza y Donostia, supuso una cierta alegría para los convecinos que, al ver que los nuevos componentes de la Comunidad aparecieron nuevamente vestidos con el traje religioso, les hacía exclamar a más de uno: “¡Qué bien están ustedes, ya era hora!”. Esos años fueron de alegría por esos retornos, pero también de tristeza por los que se tenían que incorporar a filas o los que fallecían. Así, a comienzos del año 1938, tras la Navidad, el Hermano Leobaldo Benito, después de 15 meses en el servicio de la Patria, quedaba 344 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa licenciado con orden de sumarse a la Comunidad de Altza-Herrera para prestar su caritativa y preciosa colaboración. Por esta razón, el número de alumnos pudo subir de 200 a 220. O cómo tras el fallecimiento del Hermano Casimiro llegó el Hermano Eulogio Blas, “glorioso mutilado de guerra”, que enseguida se hizo estimar y querer. Todo lo cual provocó que el Hermano Visitador, no disponiendo de personal para cubrir las bajas de los Hermanos movilizados, echara mano de los caritativos servicios del Hermano Leobaldo Benito, que tomó a su cargo la tercera clase y sin otro incidente particular transcurrió el resto del curso65. Uno de los rasgos característicos de la Comunidad San Luis fue que se producían cambios con excesiva frecuencia, como señala el Histórico en 1968. Entre 1940 y 1960 pasaron por esta comunidad 26 Hermanos, la mayoría de ellos no permaneció más de cuatro años, exceptuando al Hermano Juan María que fue director y permaneció desde 1943 a 1947, o los Hermanos Emilio Manuel (1943-48), José Ignacio (1948-1955) y Juvenal Ciro, que fue quien más años permaneció en la comunidad, 12, de 1949 a 1960. Esta situación todavía continuaba en los años ochenta, como puede verse por la sorpresa que le causó al propio cronista del Histórico de 1987, al decir: “hay que empezar subrayando, por ser inusual en esta Comunidad, que los 6 miembros de principios del 86, fueran los mismos en estos inicios del 87”. A la vista de los datos se trataba de una comunidad reducida en su número pues, como hemos señalado, el número de alumnos no era muy grande hasta 1977, año en el que con la conversión del centro en mixto aumentó considerablemente el número de matrículas y de profesorado. Hasta 1960 la comunidad estaba formada por cuatro Hermanos y a partir de esa fecha irá aumentando en uno o dos Hermanos, teniendo en cuenta que desde 1968 la presencia de profesorado seglar, tanto masculino como femenino, va a ir en aumento. La mayoría de los Hermanos tenían votos perpetuos, aunque en muchos casos se señala la presencia de Hermanos recién incorporados a la Comunidad. Ya en la década de los noventa, y hasta la actualidad, la presencia de los Hermanos es poco significativa, aunque ha sido permanente, incluso con la incorporación de personal religioso, posiblemente de otras congregaciones desde 1993. La evolución de estos datos puede verse en el anexo documental. Al margen de esta evolución cuantitativa del número de Hermanos, sus actividades eran bastante variadas, al igual que ocurre con el resto de comunidades, bien sea con los retiros, los Ejercicios Espirituales, o el seguimiento de cursos de formación. Así, en 1946, se inició una actividad que va a tener continuidad en años posteriores; se trataba de una celebración religiosa al comienzo del Año Nuevo “en compañía de los fervorosos Adoradores Nocturnos, dando gracias 65. Ibídem. 345 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua por los inmensos beneficios recibidos durante el año que termina y pidiendo a Dios Nuestro Señor su especial bendición para la Comunidad y su obra para el año venidero”66, aunque en 1951 fue interrumpida por inoportunas sirenas de la vecindad. Al año siguiente se nos ofrece una narración de este acto: “Los Hermanos de esta Comunidad postrados a los pies de Nuestro Señor Jesucristo Sacramentado en la Iglesia Parroquial de San Luis de Herrera. En efecto, a las 23 horas y 30 minutos del último día del año 1951, según es ya tradicional en esta Casa, los Hermanos se trasladaron al citado templo para adorar a JesúsHostia expuesto a la veneración de los fieles con motivo de la Solemne Vigilia General, que, como fin de año, tenían los hombres de la Adoración Nocturna Española. Allí mientras dan gracias a Dios por los beneficios recibidos durante el año que agoniza, presencian la llegada de un nuevo año que nace preñado de incógnitas. Cuando el recién nacido Año cuenta la solemne 0 hora y 25 minutos, y estando el templo repleto de fieles, dio comienzo la Misa Solemne, cantada con afinado arte y en la cual comulgan los Hermanos”. También las excursiones formaban parte del calendario anual, como consta en un accidentado “viaje al corazón de Guipúzcoa” en 1950, pues “aprovechando la festividad de Nuestra Señora de Aránzazu, la Comunidad proyectó un paseo a Beizama. Después de oír Misa en Tolosa comenzamos la subida. Hacia la una estábamos ya en el pueblo. Sorpresa para los del caserío Aitzalde, cuna de nuestro Hermano Gregorio. Tras una comida opípara preparada con todo el cariño en el caserío de nuestro “gazte”, un auto que por casualidad subió aquel día se encargó de llevarnos a unos a Beasain y a otros a Villafranca en donde hicimos noche, ya que por averías del auto no pudimos lograr ningún tren”67. En ese mismo año se nos narra otra excursión a San Miguel in Excelsis: “el día cinco de julio se hizo realidad un proyecto acariciado con mucho interés hacía ya algún tiempo: un paseo a San Miguel in Excelsis en la Sierra de Aralar, pasando la noche en el monte. En la tarde de dicho día ocho Hermanos, 3 de Herrera, 2 de Fuenterrabía y 3 de Zarauz tomaron en Amara el ‘expreso supersónico’ de la Compañía Plazaola, que, discurriendo a través de maravillosos paisajes, los condujo hasta Lecumberri. En esta localidad, subieron a una potente ‘rubia’, que, en poco más de una hora los trasladó a la casa del Guarda Forestal, ya en plena sierra, donde pasaron la noche magníficamente. Al amanecer comienzan la ascensión hacia el Santuario, pero la niebla se echó encima quitando vistosidad al paisaje. En el Santuario se hizo la Oración de la mañana, se oyó la Santa Misa y se comulgó. Allá en las alturas, in excelsis, todo marchó colosalmente hasta el momento de emprender el descenso de regreso. Entonces la niebla se hace más densa y, a causa de ello, los excursionistas se ‘despistan’. Después de mil peripecias y hartos de ir y volver, y de descender para volver a subir de 66. Ibídem. 67. Ibídem. 346 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa nuevo, dieron con una vereda; pero cuando creían haber hallado el camino que los llevara ‘derechitos’ a Lecumberri, vienen a parar de nuevo a las puertas mismas del Santuario. Habían dado una vuelta completa a la montaña. Con todas estas andanzas se ha hecho tarde y no hay tiempo que perder, por lo cual el Alto Mando ordena que se baje a Huarte-Araquil y que se tome allí el tren de Alsasua: en Lecumberri ya no hay que pensar. Para colmo de males, apenas se reemprende el descenso se desencadena una tremenda tempestad con gran aparato de relámpagos y truenos. La lluvia cae torrencialmente y convierte las sendas y caminos en verdaderos riachuelos. Los impertérritos ‘monjes alpinistas’ que han aguantado ‘a pelo’ el imponente chaparrón durante más de una hora y cuarto, llegan a Huarte-Araquil hechos unos verdaderos ‘robinsones’. En esta localidad gracias a la compasiva generosidad de unos buenos aldeanos, pudieron secarse un poco al calor de una fogata preparada ‘ad hoc’. Al fin lograron tomar el tren hacia Alsasua y a las 12 de la noche los Hermanos de Herrera se reintegraban a su Comunidad”68. En fin, 1952 fue un año con un anecdotario florido y simpático, como el que se recoge con motivo del despido de la cocinera, ya que el día 31 de enero se marchó la señora Josefa, “más conocida por ‘la Coli’, que durante más de un año había prestado sus servicios en la casa. Para reemplazarla llegó un pobre e infeliz ‘esperpento’ que ni veía, ni oía, ni ‘barruntaba’. De cocina no entendía ni poco ni mucho; fue incapaz de preparar una triste y ‘viuda’ cena. Al día siguiente, después del desayuno, el Rvdo. Hermano Director le puso 3 duros en la mano, le agradeció los ‘servicios prestados’ y le dijo que a las 8,30 tenía tranvía para San Sebastián. Como consecuencia nos quedamos ‘orfanos’ en la cocina. Mas gracias a la pericia y saber culinario del buen Hermano Pedro se pudo ir ‘tirando’ hasta el 15 de febrero, fecha memorable en que llegó un nuevo ‘elemento’ para hacerse cargo de los quehaceres de la cocina: una escuchimizada ‘Coli’ con un geniecillo de la piel de Barrabás”. A pesar de estos avatares y de los cambios permanentes, en general, la opinión del Hermano Visitador es favorable y el ambiente positivo, como se constata incluso en 1983 donde reina buen ambiente en el equipo educativo, con el café de los viernes, los cumpleaños de los profesores y los lunchs que se celebran a lo largo del año, o con motivo de la celebración de las Bodas de Plata de docencia de “Don Bixente”. Este ambiente interno de la comunidad a veces contrasta con las relaciones con el cura de la parroquia en la década de los años cincuenta o con las autoridades locales, en 1978, pues a pesar de considerarse unas relaciones normales “creo que igual carecemos de importancia para esas autoridades, de todas formas CREEMOS y nos sentimos apoyados por otra autoridad con mayúsculas que no sabe de importancia”. 68. Ibídem, p. 75. 347 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Durante esta etapa los directores del Colegio fueron los siguientes: • Hermano Julián Zenobio (Julián Gurruchaga) 1940-43 • Hermano Juan María (Juan Oyarbide) 1943-48 • Hermano José Ignacio (José Cruz Iguiñez) 1948-57 • Hermano Demetrio (Facundo de la Presa) 1957-62 • Hermano Ildefonso León (Luis P. Garitano) 1962-64 • Hermano Justino Ignacio (Ignacio Biain) 1964-66 • Hermano Luis Arzac 1966-72 • Hermano Manuel Cisneros 1972-79 • Hermano Félix Ezema 1979-83 • Hermano Miguel Esnaola 1983-87 • Hermano Sabin Eceiza 1987-92 • Hermano Inazio Acha 1992-96 • Hermano Félix Ezama 1996-99 • D. Segundo Garín 1999-2003 • D. José Manuel Crespo 2003-actualidad En general, las recomendaciones del Hermano Visitador a la Comunidad, hasta 1956, tenían diferentes objetivos, así entre los pedagógicos se les invita a que preparen las lecciones con esmero (1940), la enseñanza debe ser práctica e intuitiva (1945), los alumnos deben corregir el tonillo de las oraciones (1948) y los alumnos no deben estudiar en voz alta (1953). Otros objetivos son religiosos: “las Congregaciones que funcionan bien serán semillero de vocaciones” (1947), y otros más de carácter de orden y urbanidad, como que vigilen los patios y retretes (1941), o que eviten el tuteo en el trato entre los Hermanos (1948). Los directores, en cambio, estaban sujetos a otro tipo de recomendaciones también relacionadas con el orden y la buena marcha de la comunidad y del colegio, y que afectaban, tanto a su comportamiento, como a las relaciones con los Hermanos. Así, se les invita a tomarles las lecciones de Catecismo a todos aquellos que lo impartan en clase (1949) y a dar las instrucciones individualmente a los Hermanos, (1953) o también otras de carácter educativo, proponiéndoles que en las aulas no haya más de 60 alumnos (1951 y 1952). La formación del profesorado va a ser también un elemento que se irá cuidando, sobre todo a partir de la década de los ochenta, bien sea asistiendo a cursillos de verano, o a cursos de euskera, también en verano, o a las diferentes 348 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa conferencias, jornadas o congresos. Así podemos destacar en 1989 la participación de dos Hermanos en “Jornadas Educativas” en Bilbao con un trabajo llamado “Lectura Eficaz”; un cursillo sobre la Reforma, organizado por la FERE (1990); reunión sobre “Reforma Educativa y Escuela Cristiana (1991); cursillo para equipos directivos (1993); cursos de informática de una semana para los Hermanos (1996); jornadas organizadas por la FERE (1998); algunos profesores acuden a Irún a un cursillo de Calidad (2000). Junto con todos estos cursos de formación, entre otros, el Claustro del Colegio tomó parte, en 1990, en unos encuentros con los Hermanos Visitadores con el objeto de sensibilizar sobre “La Familia Lasaliana” o también en 1993 todo el Claustro se dedicó 2 horas semanales para prepararse para la Reforma educativa, o a profundizar sobre la misión compartida en 1998, o la creación de programas de voluntariado lasaliano, también ese mismo año. Pero el fenómeno más destacable, con respecto al profesorado, a partir de los años sesenta, es la incorporación de profesorado seglar. Este fenómeno se produce a partir de 1960 con la contratación de dos profesores, encargados de los primeros cursos de la enseñanza primaria. Asimismo, el “Profesor del Frente de Juventudes” fue reemplazado ese mismo año por dos instructores encargados de la Educación Física y de la Formación del Espíritu Nacional. El reemplazo constante de estos dos últimos profesores va a ser la tónica en los años siguientes. A partir de 1970 se produce una situación simpática, pues con el profesorado seglar “colaboran las ‘andereños’ de la Ikastola para dar clases de euzkera (sic)”. No obstante, a partir de 1973 se produce la incorporación de las mujeres al claustro del profesorado y desde ese año irá en constante aumento hasta la actualidad, pues en 2006 eran 22 las profesoras presentes en el colegio, mientras que los profesores seglares eran 4 al igual que los Hermanos, además de una religiosa, como puede observarse en las tablas y gráficos del anexo. 6.2.3. Donostia: La Salle Después de la marcha del internado de San Bernardo en 1928, Donostia había quedado huérfana de un centro de referencia como lo fue este prestigioso colegio en su momento. Es cierto que continuaban su labor docente el colegio de los Ángeles en la Parte Vieja donostiarra y el San Luis de Herrera, pero las características de estas escuelas, centradas en la enseñanza primaria y profesional, no satisfacían las expectativas de los Hermanos, que veían la posibilidad de afianzar sus colegios después de pasada la Guerra Civil y recuperar un colegio que guardaba cierta aureola de prestigio y reconocimiento social en Donostia. Por lo tanto, y tan pronto se cree el Distrito de Bilbao, comenzarán las gestiones para la compra de una finca, denominada Igeltegi, perteneciente a la familia Echaide-Camio, en mayo de 1940. Después de seis años de la compra se tomó la decisión de abrir el colegio, el cual llevaría el nombre de La Salle y 349 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua que serviría para resurgir el viejo Colegio de San Bernardo. Por lo tanto, no se trataba de un nuevo colegio sino la continuación del interrumpido durante unos años. El deseo era establecer estudios de Bachillerato y Comercio, algo que era propio del citado San Bernardo. Se inicia así la singladura de un colegio que a lo largo de los años pasará por las vicisitudes propias de los diferentes contextos sociales, pero que sentó las bases no sólo para el colegio, sino para otra serie de dependencias de la propia congregación (Editorial, Hermanos estudiantes, el Postulantado, el Prenoviciado y el Hogar y Casa Provincial). El desarrollo de una variedad de actividades y dependencias que se darán en la finca adquirida en su momento, explica que una de las características de este centro sea la preocupación por las obras de construcción, bien sea de ampliación, reforma o acomodación, como también se pone de manifiesto en un trabajo monográfico sobre el cincuentenario de la creación del centro69. En la documentación consultada no hay año en que no aparezca algún tipo de obra de mejora o de ampliación debido a las nuevas necesidades, pero también a las obras de infraestructura llevadas a cabo en los alrededores del colegio y que afectaban directamente al centro (la variante de la autopista). Con el paso de los años desaparecieron del Colegio las enseñanzas de Comercio y el internado, quedando articulado el centro en Preescolar, EGB, BUP y COU. Además, en el aspecto educativo el centro ha cuidado en los últimos años de la oferta de la enseñanza en euskera y ha fomentado el deporte a través de las actividades que se desarrollan una vez finalizada la jornada escolar. Otro elemento a subrayar en esta etapa es la creación de dos comunidades de Hermanos. Así, a partir del curso 1977-78, después de muchas consultas a los interesados y algunas reuniones con el Hermano Alberto Zabala, Visitador, se optó por dividir la numerosa comunidad de la Salle en dos, con el fin de favorecer la convivencia y facilitar su funcionamiento: se crea la denominada comunidad de “Ariztigane”, dirigida por el Hermano Juan Teodoro Sáez, y la de “Igeltegi”, tomando así el nombre inicial de la finca, dirigida por el Hermano Norberto Sagastagoitia70. Ambas comunidades continuaron desarrollando su trabajo educativo en el centro de La Salle. El prestigio perseguido con la intención de recuperar la memoria llegará en 1998, cuando se le conceda al centro la certificación de Calidad Total, confirmándose en el año 2006, año en el que recibe la “Q” de Plata del Gobierno Vasco, como premio a la calidad en la enseñanza. 69. Garitano, L. (1997): La Salle, una presencia. Medio siglo de servicio en San Sebastián. Donostia, La Salle Ikastetxea. 70. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 41. 350 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Construcciones y reformas del Colegio: una constante preocupación A pesar de que la compra de la finca de Igeltegi se realizó en 1940, figurando como propietario la sociedad Instrucción Popular S.A. creada por los Hermanos, no será hasta 1946, al finalizar el Capítulo del Distrito, celebrado en Bilbao, cuando se nombre al Director del centro y se pongan en marcha las primeras obras de reforma en el edificio existente ya en la finca. La finca en cuestión estaba compuesta por una extensión importante de terrenos y un chalet que había sido construido en 1904 por la familia Echaide-Camio. En el periodo comprendido entre la adquisición de la finca y la creación del Colegio, parece que los terrenos fueron explotados como una huerta, sin ningún beneficio para los Hermanos, al no existir comunidad. Ante esta situación, todo eran propuestas que no llegaron a cuajar: albergue para gente de paso, o para los Hermanos que tuviesen que hacer el servicio militar en Loyola, comenzar las clases, permanencia de la Procura, etc71. En enero de 1943, el Hermano Visitador Cesáreo albergaba la esperanza de organizar la enseñanza en breve, pero no sería posible hasta 1946. Hermano Celso, Primer Director del Colegio La Salle de Donostia. El Hermano Juvenal Celso, sobre quien había caído la obediencia de la dirección de la Comunidad se trasladó el día 3 de mayo de 1946 a dicha finca en espera de habilitar los locales para la comunidad y el colegio. Como símbolo de continuidad de este centro con respecto al de San Bernardo, no está de más recordar que el Hermano Celso fue un joven profesor de dicho internado. Mientras se realizaban los trabajos de rehabilitación, se comenzó con la propaganda del colegio a fin de poder comenzar el curso 1946-1947. A tal fin se convocó a los periodistas para informarles del nuevo proyecto y también se anunció en la prensa y radio local dicha apertura a fin de captar a los alumnos para el curso escolar y llevar a cabo unos cursillos durante el verano. A dicho cursillo acudió una cuarentena de alumnos, divididos en grupos destinados a la enseñanza elemental, ingreso y comercio. Después de terminar el curso de verano 71. Administración de la Finca Igueltegui 1942. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 426Carpeta 8. 351 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua el día 1 de septiembre se tomó la decisión de comenzar el curso el siguiente día 10 del mismo mes. Acudieron un centenar de alumnos, aunque faltaban los alumnos de peritaje que todavía continuaban en las diferentes academias. A lo largo de este primer curso irán acudiendo los alumnos siguiendo un goteo constante según las diferentes procedencias. Así, a primeros de septiembre llegarán los alumnos que deseaban ingresar en la Escuela de Comercio y el 2 de octubre, que fue la fecha oficial de apertura de las clases, se presentaron 142 alumnos. Al finalizar este primer trimestre ya eran 172 los alumnos que asistían a clase, no pudiendo recibir más alumnos debido a lo reducido de los locales. A pesar de todos los esfuerzos que se realizaron para implantar un medio-pensionado, finalmente no se pudo llevar a cabo. Asimismo, y dado que el colegio estaba apartado del centro, se estableció un servicio de tranvía vigilado desde Pasaia y Donostia. Este servicio suponía un esfuerzo complementario para los Hermanos, pero también se aseguraba la presencia de un importante contingente de alumnos procedentes de estas localidades. Durante ese primer curso la comunidad estaba formada por seis Hermanos, que pudieron hacerse cargo de la enseñanza inmediatamente, debido a que desde 1940 ya se había solicitado al Obispado la licencia para instalar la comunidad. De hecho, desde el 7 de agosto de 1946 la comunidad empieza a hacer su vida en el Colegio. También a los pocos días de haberlo solicitado llegó el permiso para abrir la capilla, con lo cual el 21 de noviembre de 1946 se celebró la fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen, inaugurando así la citada capilla. Este acto podría considerarse como la fiesta de inauguración del centro, pues aprovechando los actos de la capilla, se invitó a los directores de los colegios de Los Ángeles y de San Luis, además del exalumno Juan Pradera, sacerdote, quien ofició la misa y que tras el evangelio leyó al auditorio el “histórico del Colegio San Bernardo, haciendo la unión de aquél con el actual”72. Durante estos primeros meses, por lo tanto, se aseguró la presencia de un importante número de alumnos y de una comunidad amplia, además de unos locales reformados para poder acoger tanto a la comunidad como al colegio. En los años siguientes a esta fecha comenzarán los avatares de ampliación de locales, debido a las necesidades surgidas por la ampliación en la oferta de los estudios y, consecuentemente, al aumento del alumnado, como podremos observar más adelante. Así pues, a partir de 1948 se comienzan los trabajos de preparación para el internado y ya en la crónica de 1949 se adelantan una serie de cuestiones claves para la construcción del edificio, desde la concesión de los permisos para el cupo de hierro, tubo y cemento, hasta las conversaciones con el arquitecto, Sr. Ponte, quien explica a la comunidad lo que supone la construcción del nuevo edificio aprovechando los desniveles del suelo y la manera más apropiada para 72. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1946. 352 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa dar cumplimiento a las ordenanzas municipales. La comunidad decidió que en lugar de dos pabellones, era más conveniente optar por el pabellón único. De la misma manera decidió el Consejo de Distrito. Para el mes de octubre de 1949, por lo tanto, estaban tomadas las decisiones sobre el nuevo edificio. No obstante, las condiciones en las que estaba el Colegio eran de la mayor comodidad, pues “el alumnado encuentra las nuevas clases cómodas, amplias, bañadas de luz y recreando la vista con la perspectiva que de ellas se atalayan. Tampoco escatiman los elogios a la nueva construcción la diversidad de personas que nos han visitado”73. A partir de enero de 1950 se comenzó con la obras de excavación y desmonte de lo que será el sótano del futuro pabellón. En el mes de febrero ya se procedió a la colocación de la primera piedra, que es narrada así por el Histórico: “Aunque la ceremonia se quiso exenta de pompa exterior, no careció de solemnidad y sobre dulce emotividad y alegría los alumnos silenciosos y, hasta cierto punto impresionados siguieron atentamente el desarrollo de la litúrgica ceremonia, especialmente el momento de colocar en la oquedad la clásica piedra, un cilindro de xinc (sic), conteniendo algunas monedas, periódicos etc. y el acta de la ceremonia […]. Entre los asistentes e invitados se encontraban el Hermano Carlos, Visitador, Pbro D. Celedonio Mugica, el Rdo. Hermano Justo Director, Hermano Jesús Procurador, Autoridades militares, Coronel Sr. Insausti, Teniente Coronel Sr. Carbajo, Comandante Sr. Frades y Concejal Sr. Mugabure. También asistieron los Sres. contratistas Elósegui y Querejeta y, naturalmente, en lugar destacado, como le correspondía, el arquitecto Sr. Ponte… Seguidamente se sirvió a los invitados una copiosa y variada refacción así en los manjares como en la bebida”74. Para el mes de marzo se acabó con el desmonte y se comenzó con la cimentación. En los dos años siguientes se irán realizando todas las obras, de forma que se permitía ampliar las instalaciones escolares y un mejor acomodo para la Comunidad y los internos procedentes de diversos pueblos de la provincia, que pasaron a ser un importante elemento de la vida colegial. Pero el inicio del curso 1951-1952 se considera como el año de las realizaciones, como indica la crónica de ese curso: “el sexto año del colegio La Salle será el de las realizaciones”, pues el nuevo primer pabellón, ya terminado, acogió a los alumnos que en crecido número acudieron con puntualidad. Continúa la crónica narrando que: “las clases soleadas y llenas de luz con buen mobiliario y recién aderezadas, resultaron acogedoras y elegantes. Los dormitorios y las habitaciones individuales son del todo confortables […] Tan sólo el comedor resul- 73. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1950. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 1026-Carpeta 6. 74. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1950. 353 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua taba inadecuado pues creció el número de mediopensionistas. Mas pronto los nuevos salones quedarán habilitados así como las cocinas y dependencias”75. Es decir, que el ritmo de las obras no cesaba, simultaneándose con las nuevas incorporaciones de alumnos. Al segundo mes del curso, prácticamente se habían abandonado las últimas dependencias de la casa vieja. Hay que señalar que en el año 1952, al margen del ritmo de las obras, se produjeron unas importantes inundaciones como consecuencia de las lluvias y el barrio de Loyola quedó prácticamente aislado, por lo que en la noche del 29 de diciembre numerosas familias del barrio se tuvieron que refugiar en este islote que era el colegio de La Salle. Pero como decíamos al comienzo, las obras alrededor de los edificios, van a ser una constante en este centro. Así, y aunque después de la finalización de la construcción de este pabellón en 1952 las crónicas dejan de hablar del tema, ya para 1957 comienza nuevamente a aparecer alguna insinuación sobre las instalaciones del colegio que parece que se han vuelto a quedar pequeñas, aprovechando ese año para instalar el aire caliente, pues las nieves caídas ese invierno les habían hecho recordar la situación. A los cuatro años, volvemos al tema de las construcciones, a pesar de que el “año 1961 ha sido para el Colegio un año tranquilo y normal, sin acontecimientos excepcionales, ni realizaciones materiales de importancia. Pero sí ha sido un año en el que se habla de proyectos –¡Por fin!– para dotar al colegio de lo más imprescindible para el normal desarrollo de las actividades religiosas, culturales y deportivas: capilla, salón de actos, patio cubierto y construcción de casa para los Hermanos”76. A partir de esa fecha y hasta 1965, que se comiencen de nuevo las obras, en los años siguientes se llevan a cabo obras de adecentamiento y pequeñas reparaciones. En febrero de 1965 se procedió a la colocación de la primera piedra del nuevo pabellón de ampliación, después de más de seis meses de la labor de desmonte. El Sr. Vicario de la Diócesis, en representación del Obispo, presidió el acto, que se llevó a cabo el día 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, y que fue la misma fecha en que hacía quince años se celebró idéntica ceremonia en el pabellón ya existente. Este nuevo pabellón fue encargado al arquitecto Sr. Arizmendi. Para el mes de abril ya se comenzaron las obras del salón de cine y la capilla. En los años siguientes las obras llevaban buen ritmo, aunque en 1968, y a punto de ponerse en servicio la Iglesia y el salón, se inician las obras de la nueva carretera de circunvalación de la ciudad, desapareciendo el parque y dificultando los accesos al colegio. No obstante, en diciembre de 1969 ya se inaugura la capilla. Se trata de una Iglesia amplia, con capacidad para unos 75. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1950. 76. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 354 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa 900 alumnos, funcional, con elementos constructivos duraderos, de muy buenas condiciones acústicas, bella en su sencillez y en la armonización de sus elementos arquitectónicos y acogedora. Está dedicada a San Juan Bautista de La Salle, cuya estatua, hermosa talla del escultor guipuzcoano Beobide, figura en un lateral del presbiterio77. Para esas fechas, el propio crecimiento del barrio de Loyola y la mayor cercanía al colegio hará que desaparezca la sensación de distancia y aislamiento que tenía en los primeros años. Después de esta fiebre constructora tanto en el interior del colegio como en el exterior, parece que 1970 fue un año en el que “el colegio, después del inmenso esfuerzo económico, ocasionado por la construcción del nuevo pabellón, empieza a recuperar parte del equilibrio perdido, y a superar bastantes dificultades”78. No obstante, a partir de esa fecha serán otros los retos a los que tendrá que enfrentarse el colegio, con la aplicación de la Ley General de Educación aprobada en ese año. En los años siguientes se continuará con las pequeñas reparaciones que surgen, además de la compra de material, mobiliario, instalación de aire caliente en la Iglesia, laboratorios de historia natural. Sin embargo, no será hasta 1976 en que el centro adquiera conciencia de que las obras pueden darse por finalizadas: “la construcción del Colegio ha visto su fin, al menos exteriormente”79, aunque todavía en 1978, 1980 y 1981 se lleven a cabo algunas mejoras y pequeñas obras en los patios, en las aulas para incorporar a los alumnos de COU, o en la comunidad, instalándose agua caliente en las habitaciones. A pesar de este ritmo de obras y el desembolso económico que suponía, el Colegio, en 1955, contribuyó a la realización de una colecta de víveres y ropas que posteriormente fueron entregados al Sr. Párroco para que los repartiera entre los pobres de su jurisdicción, así como en el año 1981, el Histórico menciona que se ha dado una importante cantidad económica a Cáritas con destino a los parados. Sin embargo, esta etapa, en cuanto a las reformas y construcciones escolares, terminará con una cierta estabilidad en cuanto a la ocupación de los espacios, pues en 1981 desaparece definitivamente el internado y al año siguiente se trasladan aquí los grupos de formación (Prenoviciado y Aspirantado), lo cual permitió al Colegio disponer de amplios espacios para otras actividades escolares. También tendrá lugar la instalación de la Casa provincial en el quinto piso del pabellón nuevo, mientras que en el cuarto se instalará una residencia de estudiantes universitarios80. Para completar todas las instalaciones tan sólo faltará un polideportivo, que se construirá en 1996. 77. Supplément à l’Historique pour l’année 1969. 78. Supplément à l’Historique pour l’année 1970. 79. Suplemento al Histórico para el año 1976. 80. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 25. 355 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Así pues, a partir de 1981 decae un poco la preocupación constante por las reformas y construcción de nuevos pabellones para aumentar la capacidad, la oferta escolar, la apertura de nuevas dependencias y la mejora de las condiciones escolares; así como ampliar los espacios para las dependencias que se han ido instalando a lo largo de los años. A pesar de ello, todavía veremos que se continúan haciendo pequeñas y grandes obras para mejorar las condiciones de los patios, instalación de agua caliente en las habitaciones y algunas mejoras en la comunidad, instalación de la calefacción en el edificio de los alumnos de EGB y COU en 1991, o el arreglo de la fachada en 1992, remodelación de los antiguos dormitorios del internado para aulas de COU en 1978-79, muro de contención en el campo de fútbol, cambio de la entrada principal del colegio, biblioteca escolar, transformación completa del chalet para implantar en él el preescolar, obras para mitigar el ruido de los coches, creación de un amplio frontón, etc.81. No obstante, después de estas obras de mantenimiento que afectan mayoritariamente al interior del colegio, vuelve al centro la fiebre constructora, de manera que a partir de 1994 ya se inician los trámites para la construcción del Polideportivo, que finalizarán en 1996. Las obras del Polideportivo suponían un proyecto de gran envergadura, y con ellas se aprovechó para llevar a cabo otras obras de mejora, unas por necesidades pedagógicas y otras para mejorar las condiciones de las habitaciones de la Comunidad que ya habían quedado un tanto obsoletas; además de todos los trabajos de acomodación debido a la creación de aulas de informática. Asimismo se cubrió parcialmente la terraza que unía los dos edificios, “así los días de lluvia podemos acceder a la zona de comedores sin tener que ir corriendo o ‘cantando bajo la lluvia’”82. Asimismo los alrededores del colegio se fueron urbanizando a lo largo de estos años, con la creación de nuevos accesos y un barrio que está tocando el colegio. Así, en esta etapa, en sus aspectos materiales el colegio ofrece las mejores condiciones que se verán favorecidas con la creación de un nuevo barrio en las Riberas de Loyola, lo cual permitirá otro nuevo acceso al Colegio y el previsible aumento del alumnado. Así pues, cuando en 1997 se celebraron las bodas de oro del colegio, se aprovechó para bendecir el nuevo polideportivo y a la vez ofrecer una imagen totalmente renovada del edificio. A los actos con motivo del cincuentenario del colegio asistieron el Alcalde, quien felicitó al centro por los servicios prestados a la comunidad donostiarra, Inaxio Oliveri, Consejero de Educación del Gobierno Vasco, quien aprovechó el acto para recordar que el colegio La Salle “fue el primer centro privado en impartir clases de euskera”83, hacía ya veinte años desde entonces, además de un nutrido grupo de exalumnos, del alumnado, padres, 81. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 22 y Suplemento al Histórico para el año 1977. 82. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 83. El Diario Vasco, 19 de mayo de 1997, p. 6. 356 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa madres y profesorado. En este acto se colocó una placa en una de las paredes con el texto “Herriaren Zerbitzuan 1946/47” y el logotipo del colegio. Todo este tipo de obras suponían una inversión importante para el centro, pero también una serie de gastos en constante crecimiento. Las fuentes de financiación del centro eran el pago de matrícula del alumnado, pero sobre todo, las cuotas de los alumnos internos, que permitieron al centro abordar todas las reformas, por lo menos hasta 1981. También hemos de recordar que las subvenciones para las construcciones escolares, fueron una vía indirecta de ayuda a los centros religiosos durante el franquismo. A partir de esa fecha, el uso durante el verano de las dependencias del internado para el sostenimiento de cursos o acogida de personas o estudiantes, también permitía abrir otra fuente de financiación, pues se comenzó a alquilar habitaciones a personas de paso por Donostia, particularmente en verano, o a universitarios extranjeros, y a los alumnos de Cursos de Verano. Desde 1982, el 4º piso está ocupado por jóvenes universitarios durante el curso. A partir del traspaso de competencias al Gobierno Vasco en 1981, se abría otra fuente de financiación, pues “las subvenciones del Gobierno Vasco se empezaron a incrementar a partir de 1982… aunque menos de lo deseado e, incluso, pedido; vinieron a ayudar en dos campos: inversiones y cuotas de enseñanza. La especial atención que el colegio ofrecía a la euskaldunización aumentó algo la cuantía de las ayudas. Pero, correlativamente, subió, también, el coste al dividirse algunas clases, según los modelos lingüísticos, lo que exigía más profesorado”84. De esta manera se establecía una línea de subvenciones que permitía al centro afrontar nuevos retos, como la progresiva euskaldunización del centro, pero también se abrían las posibilidades para otro tipo de alumnado: “Así se saneó la economía del Centro: hizo asimismo accesible el colegio a familias menos pudientes, con lo que cambió nuestra clientela: el alumnado de EGB pasó a ser en su mayoría del barrio de Loyola y cercanías. Los autobuses que traían a los alumnos llegaron a desaparecer… En BUP se iban incorporando alumnos procedentes de ikastolas…”. No obstante, la situación definitiva llegará con la ley de conciertos del Gobierno Vasco, de 1986, en aplicación de la LODE a la Comunidad Autónoma Vasca, aunque “cuando se iniciaba su aplicación, se produjo el cambio de gobierno con un pacto con los socialistas (en sus manos, precisamente, recayó la Consejería de Educación), y la ley de Conciertos fue recurrida al Tribunal Constitucional. Al año escaso del acceso del PSOE al Gobierno, publicaron normas más restrictivas que las anteriores para los Centros… pero al seguir con los conciertos plenos situó al Colegio en posición ventajosa con 84. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 38. 357 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua respecto a otros colegios”85. Con respecto a las subvenciones en 1997, el libro del cincuentenario se refiere a la diferencia de criterios con los conciertos según se trata de pública, ikastolas o privada, y dice: “nosotros preferimos llamarnos ‘Centros de iniciativa social’ y pertenecemos a EIEF (FERE de Euskadi) y a Promengui (Promotora de la Enseñanza en Guipúzcoa), incluida a su vez en la Federación de ‘Educación y Gestión’”86. Esto lo dice el Hermano Juan Landa, presidente de esta última asociación, quien recordaba la huelga del profesorado en 1988, de especial incidencia en Guipúzcoa87. El transporte escolar Pero si estas son las vicisitudes por las que pasó el centro, sobre todo guiado por la preocupación de ofrecer las mejores condiciones materiales en el colegio y con el objetivo de ir adecuándose a las nuevas necesidades escolares, lo cierto es que tenemos que situarnos también en un contexto en el que llevar a cabo todas estas obras de reforma suponían una dificultad añadida debido a la penuria que se estaba pasando en aquellos años en la provincia, y en general en todo el Estado Español. Por lo tanto desde esta perspectiva podemos comprender mejor otras preocupaciones más perentorias. Nos referimos a la matanza del cerdo que, en general, en los primeros años es cita obligada en las crónicas de la Comunidad, como dice el redactor de la crónica de 1949, en febrero: “tuvo lugar la matanza de un buen cebado cerdo”. Otras preocupaciones afectaban a necesidades surgidas por las condiciones del colegio, como la colocación de estufas en las clases en 1947, la instalación de servicios de altavoces en 1953, del aire caliente en 1958 coincidiendo con una gran nevada en Donostia, la adquisición temprana de un televisor para los alumnos internos en 1957 o la compra de aparatos de gimnasia en 1974. No obstante, el transporte escolar fue una preocupación que permaneció desde el comienzo del colegio hasta mediados de los años setenta, pues de alguna manera la localización del centro impedía el acceso a los alumnos, a menos que no se dispusiera de dicho transporte. En definitiva, la solución era conseguir que llegasen al colegio tranvías, u otros medios de transporte, como autobuses que ya circulaban por la zona desde 1948, para facilitar el acceso al colegio a los alumnos procedentes no sólo de pueblos más o menos cercanos, sino también de la propia ciudad de Donostia. Debido a su ubicación, el Colegio 85. Ibídem. 86. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 39. 87. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 43. 358 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa dependía de una buena red de transportes públicos. Así se podía contar con unos horarios especiales del Topo y hasta un vagón reservado para los alumnos procedentes de Rentería, Pasaia y Herrera. Otro tanto ocurría con el tranvía de Hernani, o los autobuses de Astigarraga. Durante muchos años, funcionó un sistema de autobuses propios para el servicio de los alumnos de Donostia que durante veinte años y hasta 1974 facilitaron su llegada al centro. En este año los cuatro autobuses propiedad del colegio se vendieron a la compañía Hijos de Aréizaga, quien aseguró el servicio colegial durante aquel curso88. Este sistema condicionaba de alguna manera al centro en cuanto a los horarios y también a los Hermanos que se veían obligados a la tarea de acompañamiento durante cuatro itinerarios al día. No obstante, con los nuevos cambios que se estaban produciendo en los alrededores del Colegio, se favoreció la matrícula de alumnos que vivían cerca, con lo cual se vendieron los autobuses, como hemos señalado, y también se ganó en comodidad y en economía89. El servicio de autobuses también se utilizaba para que los alumnos pudieran asistir a misa colegial los domingos, como ocurrió en 1955. El internado 1946-1981 Si como hemos señalado este Colegio de La Salle tenía como objetivo emular de alguna manera al primitivo pensionado de San Bernardo, lo cierto es que una de las condiciones para poder imitarlo era poseer un internado. De esta manera, ya desde el primer curso, se puede apreciar la presencia de alumnos internos que, paulatinamente, irán aumentando, según el centro vaya adquiriendo mayor prestigio y ofrezca las condiciones apropiadas para este tipo de establecimiento. Por otra parte, el internado, sobre todo en los primeros años, servía para conseguir fondos económicos nada despreciables, sobre todo cuando “las obras se engullían los escasos ahorros”90. En este sentido, los informes del Hermano Visitador ponen en evidencia el continuo pesar por la mala situación económica de los primeros años del centro que dura casi hasta los años 60 y, por otro, la loa permanente hacia el Director y su buena gestión dentro de la poca economía que podía disfrutar. También el Hermano Visitador, en el año 1947, muestra su extrañeza cuando señala que por las clases se pagaban 18 pesetas, “pese a lo cual hay verdadero afán por colocar aquí a los niños”. 88. Suplemento al Histórico para el año 1975. 89. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 27. 90. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 38. 359 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua La matrícula fue aumentando de manera espectacular, llegando a rondar los 200 alumnos internos, como podemos observar en la siguiente tabla91: Tabla 56. Donostia - La Salle, alumnos internos (1947-1981) Curso Internos Curso Internos 1946-47 18 1962-63 150 1951-52 85 1963-64 165 1954-55 110 1964-65 186 1955-56 135 1966-67 182 1956-57 133 (179) 1971-72 163 1957-58 186 1976-77 87 1958-59 190 1980-81 40 1961-62 145 (211) A pesar de que la matrícula total de alumnos iba ascendiendo en los años en que permanecía el internado, lo cierto es que a partir de la década de los 70 el descenso se irá produciendo paulatinamente. En general la procedencia social de los alumnos era de “las mejores familias de los pueblos de Gipuzkoa…venían de nuestras escuelas de Zumarraga, Eibar, Beasain o Zarauz o de otros pueblos de la provincia”92. Es decir, por una parte, de familias que querían que sus hijos pudieran cursar estudios de bachillerato, y por otra, porque era una salida para aquellos estudiantes de las propias escuelas que no ofertaban este tipo de estudios. Como cuestión anecdótica, hay que señalar la presencia entre los internos, a partir de 1957 del famoso “negrito de Bata (Guinea Ecuatorial) José Luis Buesule: que aquí hizo su primera comunión, las familias de sus compañeros se peleaban por llevarle algún domingo a comer a casa”93. La presencia de este alumno fue recibida como un regalo de Reyes, pues era un “encantador niño que une su inocencia propia de sus pocos años a una buena voluntad y un afán de agradar impropia de los mismos”. Por el hecho de encontrarse separado de los suyos, en su primera 91. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 46. Los datos recogidos en los Históricos, comparados con los facilitados en esta obra no coinciden para los cursos 1956-57 y 1961-62. Los datos entre paréntesis son los que figuran en el libro citado en esta nota. 92. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 47. 93. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 47. 360 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa comunión “recibió muestras de extraordinaria simpatía por parte de todo el alumnado que, gracias a Dios, no hace distingos raciales”94. Para suavizar un tanto la vida en el internado, a partir de 1956 se puso en práctica una actividad que se continuará en los años siguientes y que consistía en dejar que los internos pudiesen ir a su casa una vez al mes. Pero para ello tenían que cumplir una condición: haber obtenido un determinado número de vales de estudio. Como señala el narrador del Histórico del año 1957, parece que “esa idea representa un estímulo para su trabajo”. El cierre del internado, se debió a tres tipos de causas: académicas, sociales y colegiales: “En los pueblos se fueron estableciendo Institutos de Segunda Enseñanza…En el último curso el internado no llegaba a 40 miembros…; los aires de libertad que soplaron a mediados de los 70 se hacían poco compatibles con el ambiente de austeridad y disciplina y trabajo característico de nuestro internado y que hasta ese momento se aceptaba como lo más natural del mundo”95. Pero para llegar a la situación del cierre, previamente se hizo un replanteamiento del Internado entre los miembros de la Comunidad, en el curso 1979-8096. Para entonces el internado estaba ocupado mayoritariamente por alumnos de BUP, excepto uno de COU y otro de 8º de EGB, pues eran los preferidos ya que los de COU eran demasiado mayores para la disciplina de un internado y los pequeños por la misma razón. La procedencia de los mismos era guipuzcoana, con mayor peso los internos procedentes de Legazpi, Ordizia, Beasain y Zarautz (pueblos donde los Hermanos tenían también su presencia con escuelas primarias). Pero las razones para el replanteamiento eran evidentes: con el número de internos existente entonces (39) era imposible su mantenimiento económico; significaba una atadura laboral para los Hermanos que no se veía recompensada con una mayor adhesión al Colegio por parte de los internos y, finalmente, la última razón era de tipo apostólico, pues los Hermanos recordarán son “religiosos educadores dedicados a los pobres”. Tras el estudio pormenorizado de estas razones, con propuestas a favor y en contra, se optó por la alternativa de quitar el internado, frente a otra que planteaba el aumentar el alumnado hasta 75 internos. 94. Supplément à l’Historique pour l’année 1957. Llama la atención que estos documentos entre los años 1953 y 1960 sean verdaderas joyas fotográficas, pues además del contenido escrito sobre las actividades del Histórico, se incluye una profusión de fotografías de alumnos, elegantemente vestidos, de actividades religiosas, deportivas y sociales que nos ofrecen una visión muy vivida de las actividades del centro en esos siete años. Los redactores de esos documentos fueron el Hermano Epifanio Gazpio, Subdirector entre los años 1953 y 1957, y el Hermano José María Fernández Gurruchaga, Prefecto, entre los años 1958 y 1960. 95. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 48. 96. Replanteamiento del Internado del Colegio La Salle. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 450-Carpeta 20. 361 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Cuando el internado no estaba ocupado por los alumnos ordinarios del curso, en época de vacaciones, se solían recibir visitas de Hermanos de otras comunidades. El centro sirve de residencia en agosto para la celebración de actividades lúdicas y deportivas, como los Juegos del Cantábrico en 1966. En ese mismo año, en el mes de septiembre, pernoctaron en el centro “Les petits chanteurs des Versailles” que actuaron en distintas localidades de la provincia. Durante la Semana Santa un grupo de la J.O.C. se aprovecha de nuestros locales para hacer el Retiro anual. Al año siguiente se acoge a diversos grupos folklóricos internacionales que van a actuar por la ciudad y, asimismo, llegaron al colegio 300 deportistas infantiles de todos los rincones de España. Vista panorámica del Colegio La Salle de Donostia El centro se ve muy solicitado como hospedaje en verano para Hermanos y forasteros, de manera que en algún momento llegaron a tener una ocupación que rozaba la capacidad máxima del centro. No obstante, una de las utilidades mayores del centro durante el verano eran los cursillos que se organizaban, así como la permanencia de alumnos internos que se preparaban para los exámenes de septiembre. Esta actividad además de emplear a los Hermanos en la docencia, suponía una entrada de dinero que servía para otras actividades y reformas del edificio. Tal es la actividad y la presencia de personas durante el verano, que ya en 1970 se constata que “como ya es habitual en este Colegio, fueron organizados varios cursillos para Hermanos. Este año a nivel de ingreso en la Universidad. Por otra parte, el número de Hermanos de paso en esta época estival, procedentes de la geografía nacional y extranjera, es cada vez más creciente, lo que constituye un problema para la Comunidad”97. La vida del centro y otras actividades escolares Si el internado adquirió cierto prestigio sobre todo en los veinte primeros años, con el transcurso del tiempo los alumnos externos irán configurando el núcleo importante del centro, como veremos más adelante, al referirnos a la 97. Suplemento al Histórico para el año 1970. 362 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa evolución de la matrícula. Por lo tanto, además de atender las condiciones exteriores y de ampliación del edificio también se llevó a cabo toda una serie de medidas que favorecieran un ambiente de aprendizaje y, en la medida de lo posible, ir adquiriendo una atmósfera familiar que posibilitase la mayor presencia de los alumnos en el Colegio. No se trataba únicamente de acondicionar aulas o crear laboratorios, como vemos que ocurre a lo largo de los años, sino también tomar medidas para que los alumnos pasasen el mayor tiempo posible en los ambientes del colegio, a través de actividades lúdicas o deportivas. Para propiciar este ambiente, una medida importante fue la apertura, en 1953, del Salón Cine-Colegial de gran éxito de público y que además cumplía otra misión como así nos lo hacen saber cuando textualmente dicen “con ello les apartamos definitivamente de las salas públicas y les entretenemos dentro del ambiente escolar”. Pero al margen del cine, otra de las actividades en las que se volcaban los Hermanos de La Salle era en el deporte, organizando campeonatos de todo tipo e incluso llegando a tener un equipo hípico allá por 1957. Ese mismo año de 1957 es el comienzo de la conversión de La Salle en “residencia de verano” de numerosos alumnos, Hermanos de otros pueblos y ciudades y cualquier persona que se acercase por el colegio, hasta el punto de que en el año 1970 se constata que la presencia de numerosos Hermanos en el centro en época veraniega se estaba convirtiendo en un problema. Si bien la vida del centro en sus actividades internas estaba centrada en cuestiones relacionadas con la mejor oferta escolar, acondicionar el centro a las demandas de los alumnos, o en facilitar el acceso al centro, también podemos observar, que a lo largo de los años se llevan a cabo una infinidad de actividades que tienen que ver con el alumnado y su relación con el centro. Una fecha memorable fue en la primavera de 1951 en la que se celebró una Semana Lasaliana, con motivo del Tricentenario de San Juan Bautista de la Salle, organizada por los antiguos alumnos del San Bernardo y de los Ángeles, asesorados por los Hermanos Celso, Justo y Nicolás. En esa semana se celebraron conferencias, conciertos y representaciones teatrales, además de “un inacabable y ordenado desfile de alumnos al salir del solemne pontifical de la catedral, acompañando en procesión la bellísima talla de San Juan Bautista de La Salle hasta la Parroquia de San Vicente, para nosotros los Hermanos ofrecía un espectáculo inenarrable. Lleno de dulce emoción la muchedumbre que se apiñaba en las aceras, y colgada en los balcones, reflejaba en su rostro la devoción y simpatía que el piadoso cortejo le inspiraba. En esta semana es de destacar el homenaje de los orfeones y agrupaciones de San Sebastián a nuestro Fundador”98 98. Crónica de la Casa de San Sebastián. Colegio La Salle, 1951. 363 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua En este sentido la Asociación de Exalumnos, que comenzó sus actividades en 1951, y que pretendía recuperar el espíritu del San Bernardo, no llevó a cabo tantas actividades como se esperaba, de manera que en el año 1961 se la critica porque únicamente se limita a realizar una asamblea anual y no hace nada por conseguir un local para sus actividades. Sin embargo, en el año 1966 se organiza una visita a Bayona, al Colegio de San Bernardo, para reunirse con los antiguos alumnos de allí y en mayo se consigue reunir en asamblea a más de 200 exalumnos. Al año siguiente se organizan un par de comidas y en 1968 la cifra de exalumnos que se reúnen en la asamblea anual es de 450 personas, para, un año más tarde, crear un equipo de trabajo con reuniones semanales y una Dirección compuesta por antiguos alumnos y un representante de los “Bernardos”. Entre los proyectos de la Asociación estaba la creación de un fichero de datos de exalumnos, montar un club social, una posible cooperativa de construcción de viviendas y, sobre todo, ejercer una labor social entre los exalumnos lasalianos procedieran éstos de donde procedieran. Después de unos años sin tener noticia de sus actividades, en 1972 se retoman las mismas, destacando entre ellas la organización de unas Conferencias Pedagógicas que consistieron en que la Asociación organizó unos cursillos de Mentalización Lasaliana a los que acudieron alrededor de 40 personas durante una semana de 19,30h a 22h. Lograron sensibilizarse de la problemática educativa a todos los niveles y, sobre todo, el problema candente que hoy necesita una ayuda inmediata, el problema de la educación de la fe. Todos los primeros lunes de cada mes y a la misma hora, se volvieron a reunir los participantes de este primer cursillo dándole un matiz eminentemente religioso, ya que después del tema tratado se terminaba con la celebración eucarística. Al año siguiente se organizan cursillos para padres, Cursillos de Orientación Familiar sobre relaciones matrimoniales y sobre educación de los hijos, (estos dos temas dados por un matrimonio), sobre cómo conocer a nuestros hijos para mejor educarlos, impartido por el Hermano José Antonio Martínez Rosell, sobre la educación de la fe, a cargo del Hermano Javier Marquiegui, y sobre las relaciones familia-colegio dado por el Hermano Jaime Álvarez. Primero los trataban en grupos reducidos de ocho para luego tener la puesta en común en gran grupo. En palabras de los Hermanos, estos cursillos sirvieron para inquietar a los padres en la problemática educativa, para acercarlos al centro y para animar a los educadores en tarea tan importante y trascendental. Además, de estos grupos surgieron dirigentes para potenciar la Asociación de Padres de Familia del Colegio99. También en este ámbito de vitalizar las actividades externas con el Colegio, en el año 1973 se produce la creación del Hogar Lasaliano (una sociedad gastronómica tan de acuerdo con los gustos de la provincia) pero ampliando esta 99. Suplemento al Histórico para el año 1973. 364 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa idea y destinando su local a la familia lasaliana. Aunque las pretensiones de esta sociedad denominada SALLETARRAK (los de La Salle) eran en un principio las de integración de los antiguos alumnos dentro de la Asociación, a medida que fue funcionando estos objetivos desbordaron con mucho las ideas iniciales; convirtiéndose en un trampolín de iniciativas y siempre de cara al colegio. De Salletarrak salieron las iniciativas de las convivencias lasalianas, el establecer el sábado familiar con la culminación con la misa de las siete y cuarto, la creación de un grupo de Cruz Roja de la Juventud en el colegio, cursillos de socorrismo para alumnos mayores, la operación papel (recogida de revistas y periódicos con cuyo fondo se atienden algunas obras sociales y culturales de los alumnos), la rifa de Navidad con la misma finalidad, etc. todas ellas con un matiz eminentemente cristiano, como el retiro de tres días en Aranzazu para los socios en la Semana de Pasión. Hay que señalar que el que impulsó esta sociedad fue el Hermano Celso, quien supo inyectar este espíritu. Para él fue una de sus obras más queridas y la que más alentó sus últimos días vividos en este su colegio. El Hermano Celso murió el 29 de diciembre de 1973, a las 5 de la tarde, después de haberse preparado con aquella elegancia y serenidad, para decir: “me pongo en manos del médico de arriba, a lo que Él disponga”100. Por otra parte, además de las habituales visitas del Hermano Visitador y de las autoridades eclesiásticas, también se da alguna visita de las autoridades civiles y de alumnos procedentes de otros centros extranjeros, como es el caso que se produce por primera vez en 1960 cuando llegan al barrio de Loyola 30 alumnos del colegio de Lille (Francia) a pasar el verano y a aprender español. En cualquier caso, como bien dicen los Hermanos, éste es un centro muy concurrido al ser zona de paso entre la península y Europa y ellos son partidarios de mantener relaciones con todos, pero especialmente con la Comunidad de Auxiliadoras del Purgatorio, con la Comunidad de canónigos regulares y con ciertas personas del barrio con las que compartían reflexión y oración común, es decir, con quienes trabajan cerca de nosotros pues “procuramos no ser una isla incomunicada”. El año 1976 fue especialmente activo en cuanto a los cursos para los padres, organizados por la propia asociación de padres de familia. En los tres cursos organizados se trataron los siguientes temas: Los hijos interrogan; Valor del ejemplo de los padres; La jerarquía de valores en la familia y su repercusión en los hijos; ¿Se disuelve la familia?; ¿Cuáles son las bases de la familia para el futuro?; Los padres de cara a la calle; Los hijos metidos en la calle. A los mismos asistieron entre 80 y 100 asistentes. Durante ese año se organizó una excursión a Urdiain con más de 1.000 personas entre alumnos, padres, Hermanos, etc. y se realizó un homenaje al Hermano Fermín por llevar más de 100. Suplemento al Histórico para el año 1973. 365 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua 25 años en el colegio. Además de organizar un cineforum. También hay que recordar la participación activa de los alumnos en la Tamborrada que desde la década de los años sesenta se ha mantenido hasta la actualidad. Por otra parte es de destacar la preocupación social en determinados momentos, como en 1982 ante el grave problema del paro y en el que los Hermanos, dentro de una campaña promovida por diversas instituciones religiosas, colaboraron económicamente tanto personal como comunitariamente. La colaboración con organizaciones no gubernamentales también está presente como ocurre en 1987 donde ANESVAD agradece la colaboración económica a la comunidad para una leprosería en Filipinas, u otro tipo de colaboración con Manos Unidas y Proyde, en 1992. También los alumnos y familias colaboraron con sus aportaciones a las misiones lasalianas de Aguarongo y Togo en 1988. En el ámbito de las relaciones con el exterior, a lo largo de los años se aprecia, además de las visitas más o menos frecuentes de Hermanos y del Visitador Provincial, la visita del Reverendo Hermano Superior General en 1947, 1950, 1964, 1974. En 1992 visitó el Colegio el Superior general John Johnston, acompañado por el Consejero General Martín Corral. También otras visitas más esporádicas se irán produciendo como la del Hermano Visitador General de Canadá, el de Nantes o el Procurador General del Instituto de París, en 1953, o la del obispo de Chile Monseñor Munita Izagirre en 1950, la del Nuncio de su Santidad Monseñor Antoniutti en 1957 y 1959. En la década de los ochenta se registran las visitas del obispo Setién, además de otros Hermanos procedentes de países de misiones, como Benin, Ruanda o Rumanía. Fuera de toda costumbre en la redacción de los Históricos de las Comunidades, sorprende encontrar en el del año 2000 un comentario sobre la situación política del momento, pues después de referirse a la finalización del Capítulo General celebrado en Roma y al Capítulo de Distrito de Bilbao, el cronista nos dice: “Gure EUSKADIrentzat nahiko urte txarra izan da” (=Ha sido un año bastante malo para nuestra EUSKADI), para comentar a continuación los problemas que siguen sin resolverse: asesinatos, malas relaciones entre los partidos políticos, luchas y, al final, sin Paz. Planes de estudio y cambios curriculares Durante esta etapa del colegio, se irán produciendo una serie de cambios legislativos referentes a educación. Hemos de recordar que, por una parte, cuando el colegio se abre está en vigor la Ley de enseñanza primaria de 1945 y cuando termine esta etapa, prácticamente se ha desarrollado la ley más importante en esa época, es decir, la Ley General de Educación de 1970. Además, 366 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa el centro se verá afectado sobre todo por las disposiciones legislativas relacionadas con la enseñanza secundaria, o también llamada media, y en concreto las nuevas formas que va a adquirir el bachillerato. Y tiene repercusión en el centro porque, al ser un centro privado estará obligado a tener que presentar a los alumnos a los diferentes exámenes oficiales, a fin de acreditar los estudios cursados. Si ello era así, se entiende la preocupación que tenían los diferentes narradores de los Históricos cuando constantemente se están refiriendo a la celebración de exámenes o a los resultados de los exámenes oficiales, celebrados en la Escuela de Comercio, o en los Institutos de secundaria. Observemos de qué forma nos narra la presentación a los primeros exámenes de bachillerato, después de ponerse en marcha la reforma de Ruiz Giménez, en 1954: “los exámenes de fin de curso rubricaron la labor desarrollada durante el mismo. Era la primera vez que los alumnos de La Salle se presentaban al examen final con caracteres de oficial, al participar en la prueba llamada de grado elemental de Bachiller”101. Es decir, al tratarse de un sistema dual, los alumnos que pretendieran seguir sus estudios en el bachillerato debían presentarse a un examen oficial en el Instituto de Enseñanza Media. En 1957 se presentarán por primera vez también a los exámenes para el acceso al Bachillerato superior. En ambos casos el éxito fue seguro: “en los exámenes oficiales, gracias a Dios, obtuvo el colegio unas notas muy brillantes, que dieron mucho que hablar, favorablemente, en toda la Provincia. Particularmente los de Cuarto de Bachiller que aprobaron todos, siendo el único colegio que obtuvo tal resultado. Laus Deo!”102. A esta preocupación por los exámenes de las famosas reválidas de bachillerato elemental y superior, al acabar los cursos 4º y 6º, o bien en el Preu al finalizar el bachillerato superior y, posteriormente, con la selectividad tras el curso de COU, a partir de 1971, tenemos que sumar los exámenes ordinarios del colegio. Todo ello conformaba una amalgama de exámenes continuos que podían estresar a cualquier alumno y por supuesto también a los profesores. Al pivotar toda la enseñanza alrededor de los exámenes oficiales se creaba un sistema de enseñanza y de aprendizaje que giraba alrededor de dicho examen. De ahí la preocupación constante por la obtención de buenas notas. Lo cual pone de manifiesto que, a pesar de los planteamientos pedagógicos que se puedan tener, el tener que rendir cuentas en un examen determina los modos de enseñanza. Es cierto que, con el tiempo, esta forma de evaluación cambiará, no solamente con la puesta en marcha de la Ley General de Educación y la forma de aplicación, sino también por la evolución de la 101. Supplément à l’Historique pour l’année 1954. 102. Supplément à l’Historique pour l’année 1957. 367 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua escuela, los nuevos planteamientos pedagógicos y la necesidad de acomodar la enseñanza a las características del alumnado. Por lo que respecta al centro, los cambios irán introduciéndose adecuadamente. Así, en el curso 1971-72 se sustituyó el Preu por el COU, mientras que el 1º de BUP cogería el relevo de 5º de bachillerato del plan anterior, durante el curso 1975-76. En el curso 1978-79 se completó el ciclo con los tres cursos del BUP, más COU. La implantación del COU por primera vez en 1972 es descrita de esta manera: “la experiencia que ha tenido el centro en el presente curso ha sido que por primera vez ha funcionado el COU, con unos 100 alumnos. Aunque la incertidumbre de los programas, la desorientación del profesorado, la angustia producida por el control del Delegado de la Universidad, etc., ha sido un curso que se ha desarrollado con dedicación por parte de todos y los resultados han sido francamente satisfactorios”103. Este es el marco en el cual debemos contemplar las reformas educativas a lo largo de esta etapa. No obstante, también tenemos que señalar que este Colegio siempre ha mostrado una identidad propia, heredera del antiguo San Bernardo. El colegio de la Salle vivirá estas vicisitudes de la enseñanza secundaria, pero con una particularidad: “nacido por así decirlo, como para revivir y prolongar la tradición del viejo San Bernardo, que se había destacado…y diferenciado por su atención especial a la Enseñanza Comercial, empezó cultivando el Peritaje Mercantil (más una clase de Técnica Comercial) hasta que desapareció en 1959, totalmente absorbido por el Bachillerato, por reforma oficial”104. También ha quedado en el tiempo aquella línea dual que permaneció hasta la reforma de la Ley General de Educación, aquellos exámenes a la edad de 10 años, para iniciar el Bachillerato, o a los 12 para iniciar el Comercio, o continuar hasta los 14 para iniciar la vida laboral. Con la LGE y después de ocho cursos se podría obtener, a los 14 años, el Graduado Escolar. Por lo tanto, la primera imagen de un centro dedicado a las enseñanzas comerciales se diluirá con el tiempo, centrando toda su actividad a partir de los años sesenta en la enseñanza secundaria. Por ello cuando se plantea la cuestión de por qué no la enseñanza profesional, la respuesta es clara: “no parece que se haya planteado nunca con fuerza la conveniencia de establecer en el colegio este tipo de enseñanza, cuando la institución lasaliana mantiene en Guipuzcoa, tres centros profesionales bien provistos y organizados: Irún, Andoain y Zumárraga”105. Es decir, se trata no sólo de una distribución más o menos coherente de centros por toda la provincia, sino también de dotar de identidad a este colegio. 103. Suplemento al Histórico para el año 1973. 104. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 30. 105. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 54. 368 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Como ya se ha indicado, en este colegio además de las enseñanzas correspondientes a la primaria y secundaria se podían estudiar hasta 1959 estudios de Comercio que se realizaron siempre por libre. Para ello se requerían unos exámenes de ingreso y, tras finalizar los estudios correspondientes a cada curso, se realizaban los exámenes de cada una de las asignaturas de manera oficial en la Escuela de Comercio. Al finalizar el 5º año de Comercio (último curso de la carrera) si se tenían aprobadas todas las asignaturas de los cinco años de dicha carrera, la Escuela de Comercio les expedía el “Titulo oficial” de Perito Mercantil. El primero de estos exámenes se realizó en 1947. Hasta 1958 los Históricos dan cuenta de la realización de dichos exámenes y del éxito obtenido en los mismos. En general, los resultados que obtenían los alumnos eran muy satisfactorios y, a partir del año 1954, estos exámenes de Comercio van a compartir viaje con los exámenes de Bachillerato, los cuales también se realizarán fuera del centro. Respecto a otras enseñanzas que no eran tan habituales podemos poner un ejemplo con las que se impartieron en el año 1957, entre las que se podían encontrar 4 clases elementales de primera enseñanza, 6 cursos de bachillerato, las ya citadas enseñanzas de Comercio Oficial y Libre más las complementarias de Dibujo, Música y Mecanografía106. Así consta la distribución de las enseñanzas en 1955: “Primera, que comprende las cuatro clases elementales; Segunda, que abarca los seis cursos de Bachillerato oficial, divididos en diez cursos: tres primeros, dos segundos, dos terceros, un cuarto, un quinto y un sexto. Enseñanzas especiales: de Comercio oficial y libre; en total son cinco los cursos de estas especialidades. Además se cursan en el colegio las enseñanzas complementarias de Dibujo, Música y Mecanografía”107. En 1959, ha aumentado el número de clases, llegando hasta 21, aunque el único curso de Comercio que quedaba estaba, lamentablemente, en vías de extinción. También durante el verano se aprovechaba para impartir cursillos de francés, ingeniería técnica, euskera o de castellano para Hermanos venidos de Francia, como ocurre en 1968. En esta situación permanecería hasta las reformas derivadas de la Ley General de Educación de 1970. Si los exámenes eran la muestra que acreditaba los estudios cursados, también podemos señalar que en la mayoría de los casos en los que se recogen datos sobre número de alumnos presentados y notas obtenidas, se constata un alto índice de éxito escolar. Por ejemplo, en el curso 1959-60, de 23 presentados en preuniversitario, 21 aprueban; del examen de reválida de 6º de bachillerato aprueban 21 de los 23 presentados, mientras que de los 78 presentados en la reválida de 4º aprueban 68. También en septiembre se presentaban 106. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 54. 107. Supplément à l’Historique pour l’année 1955. 369 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua alumnos a dichos exámenes. La primera vez que se presentaron a los exámenes de selectividad de COU en el año 1975, el éxito fue total, pues se consideraron aptos a todos los que se presentaron. Es cierto que también se recoge, en algún año, la insatisfacción por los “resultados del mes de junio (que) fueron deficientes en particular la segunda parte del examen de Bachillerato Elemental. En la convocatoria extraordinaria del mes de septiembre se normalizó totalmente el fallo de junio”108. La preocupación por aprobar los exámenes era tal que desde el primer año de apertura del Colegio se organizan cursillos de verano para todas las enseñanzas. Con el tiempo serán cursos en el internado y a los mismos asistían no sólo alumnos del propio colegio, sino otros procedentes de distintos colegios, e incluso de la provincia. Sin embargo el gran problema del colegio estaba por llegar y lo hacía en ese año de 1970 en el que tenía lugar la entrada en vigor de la nueva ley de educación la cual determinaba unos objetivos, sobre todo de cara a la gratuidad en los niveles de la Básica que llegaba a abarcar hasta los 14 años. El Histórico de 1970 narra de esta manera el nuevo cambio legislativo: “la nueva ley de Educación que empezó a tener vigencia a comienzos del Curso 1970-71, ha introducido algunas novedades interesantes, como son: la supresión de la Reválida de 4º de Bachiller, la aplicación del sistema de evaluación continua que viene a eliminar los clásicos exámenes trimestrales o anuales, y la fórmula del sábado lectivo con asistencia voluntaria de los alumnos, pero obligatoria del Profesorado. Estas novedades unidas a la morosidad del Ministerio en dar normas concretas de aplicación, han creado algún pequeño desconcierto en sus comienzos”. Todavía, en 1973, se continuará dando vueltas al tema de la reforma educativa pues, en vista de que esas promesas no llegaban a plasmarse en la realidad, se intentó que los padres conociesen de cerca los problemas, ya que ellos mismos estaban muy desorientados ante la campaña de gratuidad llevada a cabo por los medios informativos. Se formaron unas comisiones de padres y directores de centros y se acudió a todos los colegios para llevar a cabo esta campaña. Se consiguieron clarificar los hechos, unificar criterios, sensibilizar a los padres en la problemática educativa, hacer una llamada al Estado sobre las promesas que iba haciendo estos años y se trató de que llegase hasta los altos ministerios la voz de los padres pidiendo al Estado que estuviese presente en ese momento clave para la enseñanza privada, ya que de no ser así se cerrarían muchos centros privados ante la estatificación estatal y estandarización de la enseñanza”109. Pocas más aportaciones podemos decir con respecto a los estudios de no ser la paulatina implementación de la Ley General Básica y los cambios que se 108. Supplément à l’Historique pour l’année 1962. 109. Suplemento al Histórico para el año 1983. 370 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa iban produciendo en los diferentes grupos para acomodarse a lo prescrito por la ley. Desaparecerían, por lo tanto, los dos bachilleratos y el curso de preuniversitario para ser sustituidos por la enseñanza general básica, por el bachillerato polivalente y por el COU. A partir de año 1980 se inicia la enseñanza bilingüe tanto en 1º de BUP como en 1º de EGB, que siempre les produce una sensación de “miedo” aunque con una actitud positiva, “que todo sea para la gloria de Dios y fiel cumplimiento de la vocación para la que hemos entregado la vida”110. En esta situación permanecería el centro hasta 1991, pues debido a los cambios que supuso la aplicación de la LOGSE, nuevamente se producirá una reestructuración de cursos y cambios curriculares. Por lo tanto, hasta ese momento se puede hablar de una estabilidad curricular que duró casi veinte años, donde se mantienen las siguientes enseñanzas: Preescolar, EGB, BUP y COU. Entre los años 1992 y 1996 existe una cierta convivencia de enseñanzas procedentes de la antigua legislación y la nueva que se va a ir aplicando progresivamente. Esta situación no afectará a la matriculación, que seguirá su propio ritmo. Así, los grupos de “preescolar” pasarán a denominarse “infantil”, los de “enseñanza general básica”, que afectaba a un alumnado hasta los 14 años, se denominarán “primaria” comprendiendo a un alumnado hasta los 12 años, y los grupos de BUP se reestructurarán para dar cabida a la secundaria obligatoria que alcanza hasta los 16 años. Toda esta situación producirá un reajuste en el tipo de oferta escolar, pues tras un periodo de convivencia entre las diferentes modalidades (BUP-COU-REM-ESO) finalmente el Colegio, a partir del curso 19992000, estabiliza su oferta educativa de acuerdo con la aplicación plena de la LOGSE, con la enseñanza infantil, primaria, secundaria y bachillerato, cuidando, sobre todo, la mayor presencia posible del euskera. Durante los años comprendidos entre los años 1994 y 1997 el Colegio participó en la implantación de forma experimental de las reformas de enseñanzas medias (REM), junto con un grupo de centros guipuzcoanos. Bilingüismo y uso del euskera No podemos constatar que en los inicios de este colegio, la preocupación por el euskera estuviese presente, sobre todo porque la época no era propicia para una reivindicación de la lengua en la enseñanza. Por lo tanto, son escasas las referencias al euskera, si acaso en alguna publicación aparece algún poema en euskera, pero sin que signifique una práctica establecida. En cualquier caso, el euskera, aunque querido, no formaba parte del orden prioritario de las cosas. No será hasta la década de los años setenta, cuando La Salle de Donostia comience a dar sus primeros pasos, empezando por la alfabetización y 110. Suplemento al Histórico para el año 1983. 371 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua euskaldunización del profesorado y la preparación de material en euskera. Con ello estaba en plena sintonía con los comienzos del movimiento de ikastolas, y todas las actividades alrededor de la lengua que tenían lugar. Pero además de esta preocupación, en 1976, se celebró una Semana Vasca, Euskal Kultur Astea, del 3 al 9 de mayo, organizada por la Dirección con el Hermano Beloqui, y en colaboración con la Asociación de Padres de Familia, Salletarrak y la Caja de Ahorros Provincial. A partir de 1977 parece que el euskera va a ir siendo un ámbito en el que sea mayor la preocupación por su promoción, tanto a nivel colegial como comunitario111. En otro orden de cosas, también desde el centro se procuró contribuir con las familias atendiendo a una serie de demandas como cursos para padres que se van a convertir en algo habitual del colegio en la década de los 70, años en los que se impulsa la lengua vasca sobre todo gracias a la colaboración desinteresada del Hermano Alkain, el cual bajará diariamente al barrio de Loyola a impartir clases de euskera. En 1986 y 1987 son años en los que la presencia del euskara queda definitivamente asentada tal como nos lo hacen saber en el informe de 1987, donde expresamente se dice: “seguimos manteniendo nuestro proyecto de dar una especial importancia a la cultura popular de Euskal Herria. De hecho, nuestra lengua habitual es el euskera”. Una muestra, un tanto sorprendente, de esta normalización lingüística es que a partir de 1992 y hasta la actualidad la redacción de los suplementos al Histórico, que deben ser remitidos a la Casa Generalicia en Roma, se redacta en euskera. Al margen de estas preocupaciones por el uso del euskera y la promoción de la cultura vasca, la implantación de los modelos lingüísticos fue avanzando paulatinamente. Tenemos que tener presente que la ley sobre normalización del euskera del Gobierno Vasco es de 1982, aunque existiese una normativa de 1979 sobre bilingüismo, y que la ley de los modelos lingüísticos en la enseñanza es de 1983. En el caso de este colegio, en 1980 se inicia la enseñanza bilingüe en 1º de BUP y en 1º de EGB, según está escrito en el Histórico de ese año: “Dos Hermanos de la Comunidad inician la experiencia de enseñanza bilingüe en el Colegio: el Hermano Periko Alcain en 1º de BUP y el Hermano José Antonio Blanco en 1º de EGB”112. En ese mismo año se constata que “el verano se distinguió por una intensa actividad en el aprendizaje o mejoramiento del Euskara. A finales de julio los Hermanos Edorta Zabaleta y Jesús Iturburu obtienen el llamado título D de Euskera”. Asimismo en el Histórico del siguiente año se comenta que “se progresa en el dominio y utilización del euskera como medio normal de comunicación dentro de la comunidad”, señalando la incorporación de otros profesores a la enseñanza en euskera. El proceso fue: Modelo D en 111. Suplemento al Histórico para el año 1977. 112. Suplemento al Histórico para el año 1980. 372 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa COU y algunos niveles de BUP, Modelo B en preescolar y EGB. En 1985 se pasó al modelo D con todos los alumnos que tenían tres años113. Es decir, un par de años antes de la ley de normalización del euskera y tres de la de los modelos lingüísticos, el centro ya había hecho una apuesta firme por el establecimiento del euskera en la enseñanza, afianzándose en la etapa siguiente. Consecuencia de todo este tipo de actividades será la constatación que se evidencia en el año 1981 de que se está consiguiendo el “progreso y dominio en la utilización del euskera”. Pioneros de todo lo dicho, fueron los Hermanos José Manuel Agirrezabalaga, Patxi Ezkiaga y Periko Alkain. Estos dos últimos fueron autores de las publicaciones del método de aprendizaje de euskera Mailaka, que tuvieron mucho éxito. Periko Alkain, además daba clases en la “gaueskola del barrio y es animador nato en todas las fiestas con su acordeón”, todo ello en una muestra desinteresada y de colaboración con el barrio de Loyola. Por su parte Patxi Ezkiaga gran promotor del bilingüismo, “lleva con éxito el montañismo dominguero con afluencia de alumnos y familias”114. Por otra parte, no deja de ser sintomático que desde 1980 las oraciones comunitarias se hagan tres días en castellano y otros tres en euskera115. También comienza a ser frecuente la asistencia a cursillos de euskera por parte del profesorado, sobre todo en los primeros años de la década de los ochenta, siguiendo la misma trayectoria ya iniciada. En algunos casos los propios Hermanos conocedores del euskera serán los profesores de sus compañeros en clases de alfabetización en euskera para aquellos que eran euskaldunes. Por otra parte, y en un nivel de compromiso social, también se recoge en algún Histórico la presencia de los Hermanos en los días del euskera, como ocurre en el Euskeraren Eguna celebrado en Mauleon, Bayona o en Donapaleu, celebrados en 1986, 1997 y 2000 respectivamente. También es de señalar que, a partir de 1985, en el Histórico de la Comunidad de Igeltegi, resulte ser habitual el reseñar los premios que iría obteniendo el poeta y Hermano Patxi Ezkiaga, con motivo de su actividad literaria, pues “ya se está convirtiendo en pura rutina el decir que el H. Patxi Ezkiaga ha ganado tal o cual primer premio literario en euskera”116. Así sea la obtención del premio ciudad de Irún en 1986, el Resurreccción María de Azkue al año siguiente, o el Lizardi y Azkue en 1988 o el bien conocido de la crítica literaria como mejor escritor en euskera de 1989 o nuevos premios en 1998. Conjunto con estas referen- 113. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 37 114. Suplemento al Histórico para el año 1981. 115. Suplemento al Histórico para el año 1980, comunidad de Igeltegi. 116. Suplemento al Histórico para el año 1988, comunidad de Igeltegi. 373 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua cias honoríficas, se celebra de la misma manera la presentación de la novela “Zure Haragi bereko”, en 1996, o el estreno, en 1991, del “Euskal Requiem” con letra de este autor y que fue un éxito. Evolución del alumnado Para referirnos a la evolución del alumnado, hemos de tener presente lo dicho sobre esta etapa, en cuanto que la puesta en marcha de la Ley General de Educación de 1970 va a suponer un cambio en la estructura del sistema educativo y, por lo tanto, en sus repercusiones en las escuelas y colegios. Así, desde el año siguiente de la apertura del Colegio, es decir desde 1947, y prácticamente a lo largo de casi todos los cursos hasta los años sesenta, se constata que no se pueden atender todas las solicitudes de matrícula por falta de espacio. El tipo de alumnado que completó el primer curso tenía sus propias características, como señala el informe de visita de ese año: “los alumnos, aunque recogidos de varias academias, Escuela de Comercio, etc., y sin fundamento de formación cristiana, corresponden a los desvelos de los Hermanos, porque no hay ningún díscolo, ni desobediente, ni indócil”. No obstante, en los primeros años de la década de los sesenta, se aprecia un descenso en la matrícula de primaria. La explicación a esta situación tiene una diversidad de causas: seguía produciendo efecto la norma que existió de no admitir alumnos de fuera de la ciudad, “sino como mediopensionistas o internos; luego la lejanía del Colegio; la fama que tiene el colegio en el ambiente de la ciudad de estar abarrotado; la falta de suficientes vehículos para un transporte cómodo y rápido de los alumnos; y, en parte, la falta de personal para atender adecuadamente a los pequeños”117. Respecto al número de alumnos por clase y a su saturación, en 1969, la Inspección presiona para que reduzcan el número de alumnos por clase a límites más pedagógicos. La siguiente tabla es muy expresiva no sólo del número de alumnos matriculados por cada curso, sino de la oferta escolar del colegio. De manera que si tratamos cada una de las enseñanzas que se impartían veremos que siguen ritmos diferentes de matriculación, así como los años de comienzo y finalización de las respectivas enseñanzas. Así, por lo que se refiere a la enseñanza primaria, existe un aumento paulatino hasta llegar al primer lustro de los años sesenta donde existe un descenso claro de la matrícula, debido a las causas ya apuntadas, y a partir de 1965 vuelve a tomar un ritmo de crecimiento notable. Por lo que se refiere a los estudios de primaria complementaria y comercio se aprecia una matrícula más o menos estable, excepto los cuatro primeros años en los estudios complementarios. La explicación de este hecho es que en el mismo grupo se contabilizan los alumnos de comercio y enseñanzas complementarias. 117. Supplément à l’Historique pour l’année 1961. 374 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa A partir de 1950 y hasta 1957 se mantiene el grupo de Comercio Profesional, que finalizará al año siguiente con la plena aplicación de las reformas establecidas en el Bachillerato por Ruiz Giménez, y la diversificación de los bachilleratos Elemental y Superior. Tabla 57. Donostia - La Salle. Alumnos por niveles de enseñanza Total Primaria Primaria + Comercial o complementaria Secundaria moderna Comercio profesional 1946 170 80 90 1947 216 76 140 1948 274 105 169 1949 287 111 156 20 1950 310 111 25 45 129 1951 346 115 36 67 128 1952 419 154 32 98 135 * 530 1954 604 205 40 202 157 1955 698 243 40 303 112 1956 821 234 70 396 121 1957 820 235 38 469 78 1958 803 235 27 541 1959* 785 1960 710 160 550 1961 684 132 552 1962 717 146 571 1963 740 144 596 1964 763 212 551 1965* 920 1966 1001 356 645 1967 1150 465 685 1968 1150 466 684 1969 1150 466 684 1953 Nota: Las cifras totales de los años con asterisco corresponden a datos obtenidos del Histórico y no del Nominatif. Por otra parte, a partir de 1958, los alumnos de Preu figuran junto con los de Bachillerato. 375 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua El año 1958 fue un curso marcado por la prosperidad, pues “La Salle ha popularizado su nombre extendiendo su ámbito de irradiación por toda Guipúzcoa; hasta no existir ya pueblo de importancia que no desplace su colonia a la capital a disfrutar de las ventajas del campo y de la ciudad: vivir en la incomparable y bellísima Easo y en la privilegiada finca Igueltegui”118. En el mismo sentido se expresan los Visitadores durante esos años, quienes hablan del prestigio obtenido, sobre todo, en las enseñanzas del Bachillerato. El aumento que se consigue a partir de 1965 se considera sorprendente para el propio director, pues era tal la afluencia que se vieron precisados a preparar una clase elemental más, además de una sala de párvulos de niños de 4 y 6 años. Finalmente se llega a afirmar: “El porvenir del colegio parece ser optimista, teniendo en cuenta además que el ensanche de la ciudad de San Sebastián viene en dirección al Colegio”119 La puesta en marcha de la reforma de Villar Palasí suponía también que el profesorado encargado de esos cursos tuviera que tener una preparación previa, así los Hermanos y Profesores, en 1972, durante el verano, asisten a cursillos; la mayoría de ellos se celebraron en Bilbo, Madrid e Iruña con una duración en su mayoría de un mes. No obstante, ese curso de 1972-73 sólo se puso en marcha el COU, con una asistencia de unos 100 alumnos120. Por lo demás la matrícula estaba alcanzando unas cifras importantes, con lo cual se puede hablar de un gran centro que había conseguido unas construcciones y reformas escolares que podían dar respuesta a este importante número de alumnos, que oscilaba entre 1000 y 1300 alumnos y alumnas, sobre todo en los últimos años de esta etapa. Otro elemento significativo de este periodo es la incorporación de las niñas al colegio, así como de profesorado femenino. Este fenómeno se producirá a partir del curso 1979-80, con el curso de COU, y en el curso 1980-81 en la enseñanza básica y finalmente en el curso 1982-83 se incorporarán las niñas en el Bachillerato. Por lo tanto se trata de un fenómeno tardío y gradual, como ocurrirá en la mayoría de centros religiosos. También será importante la matrícula de preescolar a partir de 1982, que comienza con dos clases de 40 niños de 3 y 4 años. No obstante, a finales de esta etapa parece que el problema del descenso de la matrícula parecía no ser acuciante, pues años más tarde, a partir de 1980 comienza a notarse un notable descenso de la natalidad en la provincia de 118. Supplément à l’Historique pour l’année 1958. 119. Supplément à l’Historique pour l’année 1965. 120. Suplemento al Histórico para el año 1972. 376 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Gipuzkoa y, sin embargo, tanto en 1986 como en 1991 e incluso en 1997 el colegio de La Salle presumía que este fenómeno, de momento, a ellos no les había afectado pues el número de matriculaciones seguía siendo similar a otros cursos. Donostia-La Salle. Total Alumnado por niveles de enseñanza (1982-2006) Como tantas veces se ha puesto de manifiesto, una de las claves del éxito escolar de este Colegio era el mantenimiento de la disciplina conforme a la pedagogía lasaliana. En este sentido, cuando leemos los informes de las visitas de inspección, por parte del Hermano Visitador, se aprecia una preocupación por relacionar la disciplina con el éxito y progreso escolar. De esta manera, la presencia del Hermano Prefecto de disciplina suponía una garantía. A mejor disciplina, mejor funcionamiento de las tareas escolares. Lo que ocurre es que, en algunas ocasiones, se aprecia una vigilancia insuficiente en espacios fuera del aula, como ocurre en 1947, en la que el Hermano Visitador recuerda la conveniencia de no descuidar la vigilancia en los patios y retretes, “que es punto muy importante”. De la misma manera se fija la reglamentación de las permanencias de los alumnos en el colegio los jueves y domingos para estudiar o para cumplir algún castigo. También se recordará la exigencia de que los alumnos mantengan el orden de las filas, particularmente a las salidas o cuando vayan a tomar el tranvía, como ocurre en 1949. Todo este conjunto de reglas complementaban la disciplina dentro del aula que debía redundar en la mejora de la enseñanza y el aprendizaje. En 377 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua 1948, el Hermano Visitador pedirá que se ponga empeño en la Regla del silencio, particularmente en el estudio del catecismo y la lectura espiritual. O también se vuelve a insistir en el silencio en clase y en las buenas composturas. Esta disciplina, que forma parte de la pedagogía lasaliana, complementaba las recomendaciones sobre que “la enseñanza sea muy práctica y a ser posible intuitiva” o que en las clases interesa dar importancia a las pruebas y trabajos escritos, en 1948. Este tipo de referencia aparece sobre todo en los primeros años, porque el objetivo principal, como recuerda el Hermano Visitador en 1952, es que haya “buen espíritu entre los alumnos, pero la disciplina y los estudios se resienten de una dirección benévola y tolerante”. Es decir, que se es consciente de que la disciplina no es todo lo rígida que se quería, pero “no se observa mal espíritu y sí más bien una aceptación gustosa del reglamento y exigencias del colegio”121. A partir de esas fechas existe una ambivalencia en las recomendaciones, pues se reconoce que el trabajo en clase ha mejorado o que los alumnos son muy dóciles, aunque algo “ligeros”, y que incluso “hay un ambiente vocacional, cosa desconocida hasta ahora”, en 1963; pero existe cierta preocupación por la labor de los Hermanos que no disponen del tiempo necesario para preparar las lecciones de clase, o las clases de Religión o que se aprecia mucha individualidad en contra del trabajo en equipo. De cualquier manera, todo este tipo de recomendaciones iban encaminadas a conseguir una organización fuerte que permitiese consolidar el prestigio del Colegio, como se pone de manifiesto en 1948, cuando el Hermano Carlos Bautista recuerda a la Comunidad que “no han de olvidar que el colegio está en los comienzos de su organización y que gravará en lo sucesivo sobre el actual personal la responsabilidad de las tradiciones que se establezcan ahora en materia de piedad, trabajo, disciplina y regularidad”. Este objetivo parece estar presente en toda la actividad de este Hermano Visitador, quien en 1949, volverá a recordar que “corresponde a este colegio, por su situación y emplazamiento, destacarse en la disciplina, trabajo y buenos modales de sus alumnos. Ha de ser un centro que atraiga la atención de las familias por la distinción de profesores y alumnos”. Objetivos ambos que se irán cumpliendo con el paso de los años, llegándose a afirmar en los últimos informes que el centro es muy apreciado o que goza de buena reputación. En definitiva, el éxito del colegio dependía no solamente del aumento progresivo en la matrícula de los alumnos, o de las sucesivas ampliaciones del colegio, o el aumento del profesorado, sino sobre todo de cumplir con las expectativas con las que se abrió el colegio en cuanto al tipo de oferta escolar, y que se ponen de manifiesto en los informes del Hermano Visitador. Así, si en 1947 el Hermano Cesáreo, Visitador, escribía que “en el barrio ven con agrado 121. Rapport de Visite de 1952. Informe firmado por el Hermano Visitador Carlos Bautista. 378 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa a los Hermanos en esta obra. En San Sebastián contamos con muchas simpatías y esperamos prosperidad, a pesar de la distancia de la ciudad”, ya en 1963 se recuerda que la reputación del colegio es buena y ha ganado en estos últimos años, siendo un centro muy apreciado, como escribiría el Hermano Visitador Alberto Lucas. Pero todavía, aunque en otro tono, se mantiene esta relación del centro con los Hermanos, en 1987, ya que “el alumnado del Colegio totalmente mixto, sigue muy adicto a los Hermanos con quienes mantiene excelentes relaciones tanto en el ámbito académico, como en el religioso y postescolar”. Por otra parte, y si bien al comienzo de ponerse el funcionamiento del Colegio, pudimos apreciar que la mayoría de los alumnos procedían de Rentería, Pasajes, y de Donostia, lugares entonces apartados del Colegio, durante el curso 19961997122 la procedencia geográfica del alumnado de todos los niveles educativos ha variado, pues la mayoría procede de Loyola y Martutene: 39%, seguido de Amara: 15%, Donostialdea: 17%, Intxaurrondo, Altza, Bidebieta: 11%, Egia, Gros, Ategorrieta: 8%, otros barrios: 4% y otros pueblos: 6%. Es decir, la desaparición del transporte y el desarrollo del barrio de Loyola han aportado un mayor número de alumnos y alumnas. Las actividades escolares y extraescolares Las características del centro desde sus comienzos, especialmente centrado en la enseñanza secundaria, el mantenimiento de un internado y sobre todo el aumento del alumnado, obligaba al sostenimiento de una serie de actividades en todas las direcciones. Unas estaban encaminadas a mantener las señas de identidad de un centro de educación católica, otras a la realización de actividades lúdicas y deportivas que dieran al centro una cierta distinción con respecto a otros de la competencia. Todas ellas en un ambiente dominado por el nacional catolicismo, ya suavizado de la primera época, y posteriormente en unos procesos de reformas educativas y cambios políticos que desembocarían en un régimen democrático. Además de las labores propias del quehacer escolar, el colegio tenía una amplia gama de actividades escolares y religiosas, además de fiestas, deportes, mantenimiento de revistas y asociación de antiguos alumnos. En el capítulo de las excursiones éstas también eran preferentemente a lugares de culto (iglesias, santuarios, etc.) si bien hay que señalar que a 122. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 26. 379 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua partir de la década de los 60 los viajes de fin de curso comienzan a convertirse en una tradición para aquellos a los que llamaban finalistas (es decir, los alumnos que estaban en el último curso). Los viajes de fin de curso por parte de los alumnos de Preuniversitario comienzan a ponerse en marcha a partir de 1960, al finalizar el curso. Además se llevaban a cabo actividades de campamentos de verano, con el objetivo, aparte del descanso, de tratar de intensificar el trabajo formativo e integral de los alumnos. En 1978 el Histórico recoge también alguna que otra excursión a la montaña, pues era un medio muy importante que utilizó la Comunidad a lo largo de todo el curso para fomentar la vida comunitaria y apostólica, pues los Hermanos creían que “practicar la montaña” era “una gran oportunidad que tenemos para realizar nuestra misión apostólica. Este potenciar nuestra presencia con alumnos en excursiones a nuestro entorno montañoso con fines apostólicos, es uno de los objetivos que nos hemos marcado este curso. Creemos que en este clima pueden florecer vocaciones, y ha sido este curso el que ha proporcionado tres alumnos ingresados en el Aspirantado y uno directamente al Postulantado salidos del colegio”. En 1992 un alumno y una alumna comienzan el Apostolado en Ecuador. Con respecto a los deportes hay que comentar algo que ya hemos dicho con anterioridad, la tradición de los Hermanos lasalianos por potenciar las actividades deportivas llegando incluso a organizar en 1955 la Olimpíada Colegial con 500 alumnos de las clases de medianos y mayores, los cuales aparecieron en el patio rigurosamente uniformados de blanco y formaron como primer número la estrella lasaliana. Días después, el Frente de Juventudes solicitó realizar tal exhibición en un campo de fútbol de la ciudad donde los alumnos llamaban la atención por su disciplina y su formación atlética. En 1952 se celebra por primera vez una competición atlética entre los dos colegios lasalianos de Bilbo y Donostia, con ida y vuelta, quedando como campeones en fútbol, cross y pelota vasca en sus dos modalidades en 1957. En 1958 se inauguraron unos nuevos campos de deportes con la presencia del Obispo de la Diócesis, del Excmo. Gobernador Militar, el Alcalde, el Presidente de la Diputación, Concejales y Diputados, lo que nos da una idea de la trascendencia que se le dio a este acto. Sin embargo, es preciso señalar la crítica que realizan en torno al fútbol y que decía así: “Físicamente salen los alumnos magníficamente preparados gracias a la metódica lección de gimnasia. Todas las modalidades deportivas caben en nuestro programa. En parte porque se respeta así la libre determinación del muchacho y en parte para oponernos a esa absorbente solicitación del fútbol que predomina en España”. En 1977 se estrenó un nuevo campo de futbol y se organizó una rifa para sacar dinero para las actividades deportivas del colegio. 380 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Vida religiosa Cuando se leen los documentos que recogen la historia del centro mes a mes y año a año, se tiene la impresión de estar inmerso en un calendario gobernado por las actividades religiosas, sobre todo en los primeros años. Se trata de un conjunto de actos religiosos que, a modo de calendario litúrgico, van marcando el ritmo ordinario de las clases. Un ejemplo de ello lo tenemos ya a partir de 1947, y en los años siguientes, donde aparecen las siguientes actividades festivo-religiosas: • Mes de María (mayo); todas las clases se esmeran en honrar a la Santísima Virgen • Fiesta de la Ascensión (1ª Comunión para 11 niños) • Fiesta de Nuestro Santo Fundador • Fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen • Fiesta de San Sebastián • Fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen • Primera Comunión para 7 niños • Fiesta de la Asunción • Festividad de Todos los Santos • Fiesta de la Inmaculada • Fiesta de Santo Tomás de Aquino (asueto) • Fiesta de San José • Ejercicios Espirituales para los alumnos de 5º de Comercio • Fiesta del Corpus Christi • Novena de la Purísima Como hemos señalado este tipo de referencias van a ser una nota habitual en todos los Históricos anuales. En la mayoría de los casos no se trata sólo de una nota escueta, sino que se señala el éxito obtenido, o las muestras de piedad, lo religioso del acto, el comportamiento de los niños, etc. pero además en algunos años se irán añadiendo otros más: año jubilar ignaciano y procesión tradicional con antorchas, con motivo de la fiesta de la Purísima en 1956; centenario de nuestra señora de Lourdes en 1958; procesión del Corpus Christi; postulación del Domund; procesiones y vísperas para el Corpus y de la Inmaculada. Esta última, celebrada en 1959, tuvo especial relevancia, pues “las luminarias que portaban los alumnos ofrecían un aspecto tan sorprendente como piadoso haciendo exclamar a los numerosos asistentes que parecía “un Loudes-chiqui” en su lengua vernácula, es decir “un Lourdes en pequeño. Este acto estuvo honrado con la presencia del Reverendo Hermano Visitador”123. En 1965 esta 123. Supplément à l’Historique pour l’année 1959. 381 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua procesión no pudo llevarse a cabo debido a la lluvia. A ello hay que sumar la participación en la tamborrada infantil a partir de 1961, que, para aclarar la cuestión, el Histórico de 1966 lo califica, con mucho acierto, de “algo así como una parada militar”. Además de las actividades religiosas que se desarrollaban en el marco del colegio, con un calendario muy preciso, como hemos señalado, existía otro conjunto de actos y celebraciones mucho más ligados a la vida religiosa de los alumnos como las primeras Comuniones de “los angelitos”, el formar parte de las secciones de la Archicofradía del Santísimo Niño Jesús, de la Cruzada Eucarística, de los Congregantes Marianos y de los Aspirantes de Acción Católica. También solían tomar parte en las procesiones que se celebraban en el colegio, siendo la más famosa la de las antorchas, la víspera de la Inmaculada. En 1955, 400 alumnos militan en las secciones Archicofradía del Santísimo Niño Jesús, Cruzada Eucarística, Congregantes Marianos y Aspirantes de Acción Católica. Semanalmente tienen reunión general y los domingos, Misa Colegial. La imagen de La Salle, bendecida en la catedral, camino de San Vicente. 30 de abril de 1951. 382 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa El comienzo de la Cuaresma con la recepción de la ceniza era un acto religioso que duró muchos años a lo largo de la década de los sesenta. Asimismo, las confesiones semanales y los ejercicios espirituales, serán actividades que tengan una más larga permanencia en el tiempo. El año 1954 fue especialmente relevante por la celebración del año mariano. Durante todo el año “las clases rivalizaron en fervor y entusiasmo mariano adornando los altarcitos de la Santísima Virgen de las respectivas clases con profusión de flores y dedicando lo mejor de sus cantos y de sus rezos. Era digno de oírse el rezo diario de la oración mariana compuesta por su Santidad el Papa que pronto todo el alumnado aprendió a rezar de memoria”124. Como acto oficial mariano se celebró, patrocinado por la Congregación mariana, una peregrinación al santuario de la Virgen de la Asunción de Azkoitia. En el cierre del año mariano, se llevaron a cabo el 8 de diciembre varios actos, sobresaliendo la sesión literario-musical de la víspera y la procesión de las antorchas: “en la primera participó todo el colegio en un programa lleno de emotividad y de arte en el que se mezclaron las armonías deleitosas, los recitales poéticos embelesadores, las disertaciones teológicas y las emociones sentidas a través del canto mariano entonado por las voces del Hermano Subdirector del Colegio. Del acto final, que fue la emocionante procesión nocturna, y la consagración recitada por el Hermano Director ante el colegio todo, nos queda un inolvidable recuerdo. Aquel rezo apropiado a María, ofreciéndole los corazones de todos mientras el aire perfumaba con el aroma del incienso quemado al rescoldo de los tesoros espirituales que ardían en holocausto y en homenaje a nuestra Reina y Señora”125. Como parte de esta formación religiosa tenemos también que indicar que en cada una de las clases se entronizaba una imagen de la Virgen María, costeada por los propios alumnos. En 1959, este tipo de actos nos señalan la importancia de los actos religiosos, pues como se encarga de recordarnos el Director del centro en 1959 “el primer aspecto formativo del Colegio es la Piedad. Esa piedad que comienza a cultivarse en ellos desde sus más tiernos años y cuyo punto culminante lo ofrece la ceremonia de la Primera Comunión”. Después, a lo largo de los años, y valiéndose de los múltiples medios de los que dispone el colegio, –recepción frecuente de los Sacramentos, Catecismos, Reflexiones, Congregaciones de la Santísima Virgen, del Niño Jesús, Ejercicios Espirituales– se celebraron diversos ejercicios espirituales en Burlada, Pamplona o Estella, según los cursos (superiores de Bachillerato y Preu) durante los años 1960 al 1975, para los mayores en los que un numeroso grupo de alumnos pudo observar en las serenas horas allí pasadas su conducta anterior y tomar las resoluciones que su generosidad le dictaba. A partir de 1975 no aparece mención sobre los ejercicios espirituales o los retiros de los mayores. 124. Supplément à l’Historique pour l’année 1954. 125. Supplément à l’Historique pour l’année 1954. 383 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Si bien estas actividades son la muestra del carácter educativo religioso del centro, lo cierto es que además de formar a los alumnos en las prácticas de un buen cristiano, también cabía albergar la esperanza de que alguno de ellos pudiese abrazar la carrera religiosa. En este sentido, esta esperanza se vio bastante frustrada en general, pues el centro no era un semillero de vocaciones. Este es un tema que no dio los frutos esperados y del que apenas se habla en los informes de este colegio, siendo muy pocas las veces que hacen constar las vocaciones de algunos alumnos del centro. Más bien se recogen muestras de la preocupación por no tener vocaciones, aunque también es cierto que existe un contento general por la religiosidad del alumnado, sobre todo después de alguna actividad religiosa o de los ejercicios espirituales. Ante la escasez de vocaciones y en unos años en los que los cambios de mentalidad eran más claros con respecto a la religiosidad mantenida hasta entonces, en febrero de 1973 se llevó a cabo una semana vocacional, que se realizó con gran seriedad: “la siembra fue abundante. Confiemos que el copioso fruto llegue en su día, puesto que el trabajo intenso del Profesorado no va a faltar”. Esta actividad se continuará realizando aunque de una manera más espaciada en el tiempo. Por otra parte, dentro de las prácticas voluntarias, en el ámbito de las actividades religiosas, podemos señalar que la Congregación Mariana, que comenzó a funcionar en 1951, alcanzó una envidiable vitalidad, a pesar de que no sea de origen lasaliano, al contrario de lo que ocurre con la Archicofradía del Niño Jesús. Además del estudio de temas de la vida cristiana, se realizaban actividades diversas desde procesiones, vísperas; destacando la peregrinación a Loyola el 5 de mayo de 1956 a la que asistieron 300 jóvenes para ganar el jubileo ignaciano, con motivo del IV Centenario de la muerte de San Ignacio126. También se pueden señalar los ejercicios espirituales y convivencias, la Unión de Catequistas, o las vocaciones sacerdotales y religiosas. En los últimos veinte años este tipo de actividades más relacionadas con la vida religiosa van a tener una menor presencia, pues se irán incorporando una serie de actividades como jornadas festivas, la creación de un coro infantil el “Easo-Txiki” que gozará de algún éxito en representaciones públicas, como en el Victoria Eugenia en 1994, o concursos literarios, teatrales y musicales. En 1998, por ejemplo, tres alumnos ganaron el premio Koldo Mitxelena, lo que les permitió ir a París. Por supuesto continuaban también los campeonatos deportivos, siguiendo la tradición precedente. No obstante, se mantiene la tradición con respecto a los ejercicios espirituales para mayores que se celebran en diversas localidades de Gipuzkoa, como Irun, Loiola, Idiazabal, Gaztelu, etc. Asimismo, no se descuida “la preparación religiosa –catequesis adecuadas, 126. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 59. 384 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa misas por clases y conjuntas–, cultural y deportiva que ha hecho calar en las mentes infantiles y juveniles de nuestro colegio la idea de que San Juan Bautista de La Salle es nuestro patrono y protector”127. La memoria escrita, visual y oral de los alumnos Al margen del tipo de actividades que estamos señalando, la creación de revistas fue una decisión que se tomó tempranamente. Las revistas de las que hablamos son dos: por un lado la revista “La Salle” que era bimensual y “Memoria” (Memoria Escolar) que era anual. Tanto una como otra, además de los recuerdos recogidos de algunos exalumnos, son una pequeña muestra de la memoria escrita y visual, pues son publicaciones con una gran profusión de fotografías, tanto de los grupos de alumnos por curso como de todo tipo de actividades que muestran el alcance de las realizaciones que se llevaban a cabo. Para completar esta memoria hemos incluido algunas declaraciones de los propios alumnos que explican su experiencia escolar en La Salle en algunos momentos determinados. A partir de 1951 comenzará la publicación del Boletín del Colegio y de la Asociación de Exalumnos, bajo el título “La Salle”, que ha continuado publicándose hasta la actualidad. La publicación de este boletín es visto por los Hermanos como “el signo más eficiente de la vitalidad que va adquiriendo el colegio… Ni que decir tiene que fue recibida por alumnos y familias con todo alborozo”128. También en 1952, salió a la luz la revista “Memoria” que se repartió a los alumnos al tiempo de los exámenes y “que llevó a las familias el historial de la vida colegial en el curso que terminó”129. El primer número de la revista “La Salle” corresponde a los meses de noviembre-diciembre de 1951 y se irá publicando con una periodicidad bimensual. Resulta curioso constatar cómo en los tres primeros números, en la portada, se recuerda que La Salle es el “antiguo San Bernardo”. Asimismo en el primer número, en una sección dedicada a los exalumnos “en la Salle Hoy-San Bernardo ayer”, se da cuenta de la constitución de la junta donde están presentes exalumnos del San Bernardo y de Igeltegi. En su contenido se recogen algunas informaciones de las obras que se estaban realizando, de las labores docentes, así como información propia de la asociación de Antiguos Alumnos. Durante unos cuantos años los dos apartados que permanecerán permanentes son los relativos a la vida religiosa y deportiva. Por lo que respecta a la vida religiosa se centra 127. Suplemento al Histórico para el año 1987. 128. Crónica de la Comunidad de la Salle, año 1952. 129. Crónica de la Comunidad de la Salle, año 1952. 385 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua básicamente en la Congregación Mariana, como muestra de formación educativa de la juventud. Además se da información relativa a las tres secciones que conforman la congregación de María Inmaculada y San Juan Bautista de La Salle: Congregación Mariana, Cruzados Eucarísticos y Archicofradía del Niño Jesús, destinada a los más pequeños. La otra sección que irá adquiriendo su importancia será la relacionada con las actividades deportivas, donde se da cuenta de la formación de equipos, de las competiciones de fútbol con otros centros educativos, etc. Otras secciones permanentes son las dedicadas a las fotos de las tamborradas, a las actividades de los alumnos internos, las excursiones de los alumnos de los cursos superiores, además de noticias, poesías y, por supuesto, el cuadro de honor de los alumnos premiados. Con el paso de los años, esta publicación se irá transformando en una publicación de periodicidad variable y donde escasea la información, para convertirse en una memoria de curso donde obtienen lugar privilegiado las fotografías con los alumnos de los diferentes cursos y sus nombres. En algún momento hay que destacar la publicación de algunos textos en euskera, como en el número correspondiente al curso 1964-65, donde se recoge un poema a Donostia, escrito por Nemesi Etxaniztar, apellido de evidentes señas nacionalistas. En los últimos años dicha publicación tiene un formato de memoria de curso, más o menos estandarizada130. Asimismo esta asociación de alumnos irá estableciendo lazos con otras asociaciones lasalianas y desarrollando otro tipo de actividades131. Como podemos observar, la amplitud de actividades nos ofrece una imagen del centro con recursos suficientes en todos los ámbitos: académicos, religiosos, deportivos y extraescolares. Esta imagen podemos completarla con otras opiniones procedentes de los propios alumnos. En este sentido, en el curso 19691970 los propios Hermanos llevaron a cabo una encuesta para recoger la opinión de los alumnos que llevasen unos cuantos años en el centro y que en aquel momento estaban cursando el Preu. Se trata de un colectivo de 35 alumnos, que rondaba su presencia en el centro durante unos 10 años, la mayoría de ellos, y que tendría aproximadamente unos 17-18 años. Por lo tanto, la imagen que nos ofrece del profesorado del centro corresponde al decenio de los sesenta, vistos desde 1970, en una Gipuzkoa que ha cambiado en muchos aspectos. Las preguntas que contestaron eran abiertas y se referían a los aspectos positivos y a las deficiencias de los Hermanos, a su manera de ver, a la educación recibida y a las relaciones entre Hermanos y alumnado. Tras una lectura general de todas las respuestas, la impresión que se tiene es que los alumnos tenían una buena opinión del profesorado en todos sus aspectos. Una respuesta tipo sería la siguiente: 130. En el Archivo del Distrito de Bilbao se encuentran prácticamente todas las memorias, Caja 989-Carpetas 1-10 y Caja 361-Carpeta 11. 131. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 50. 386 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa “en mi memoria ha quedado grabada una imagen de fraile eficiente, enérgico y amable”132, dicho por un alumno tras once años en el colegio, matizando que como todas las personas tienen sus virtudes y defectos, pero que en general “trataban de entregarse a sus alumnos ayudándoles en cuanto les es posible”. Respecto a la disciplina que, en la memoria de muchos alumnos, suele marcar mucho, son escasas las respuestas que se refieren a ello, en concreto tan solo tres respuestas se refieren al tema. Una de ellas, refiriéndose a que el “método era el palo”, y las dos restantes, reconociendo que los castigos eran justos, al igual que los premios, o refiriéndose a que los castigos debían darlos los padres. El resto de respuestas no hace mención a esta cuestión tan criticada. Otros opinaban que los Hermanos eran alegres, abiertos, que escuchaban, joviales, simpáticos, conscientes de su labor, buenas personas, cumplidores de sus deberes, preocupados por sus alumnos, etc. En general, este es el tono de las respuestas, aunque a veces son críticos con la forma de enseñar, demasiado libresca, teórica, intelectual, pues se enseña a estudiar, pero no a pensar, o se enseña pero no se educa, según entendía algún alumno, aunque en general la mayoría afirma que la educación era buena, e incluso excelente, sintiéndose orgullosos de haber estudiado en La Salle. Con respecto a las relaciones, las opiniones suelen resaltar los cambios producidos a lo largo de los años, constatándose que a medida que eran mayores las relaciones eran más afables y positivas. Se trata de una fotografía panorámica de unos diez años donde la impresión general es positiva, sobre todo de los Hermanos como profesores preocupados por la enseñanza y sus alumnos. Una imagen creada tras unos cuantos años de convivencia con los Hermanos y a una edad en la que comienzan a sentarse las bases de la persona adulta. Entre algunos personajes más o menos conocidos, y que fueron alumnos de este centro, podemos señalar al portero de la Real, Arkonada, al periodista Iñaki Gabilondo o al escritor Bernardo Atxaga, quien en una entrevista, publicada en 1995, recordaba sus años en La Salle, donde “al segundo año llevaba unas melenas y era beattlemaníaco, que no te puedes imaginar. Yo siempre lo digo, Fernández Manchola y yo éramos los grandes modernos del colegio”133. De alguna manera estas expresiones son muestra de la huella dejada por su educación en La Salle y que, de alguna manera, indican las señas de identidad de una determinada forma de entender la educación. Profesorado A la vista de las dimensiones y características del Colegio, el profesorado va a seguir una evolución acorde con el aumento del alumnado y las nuevas necesidades escolares. Si observamos el profesorado en su conjunto se 132. Los Hermanos te educan. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 792-Carpeta 20. 133. El Semanal, 23 abril 1995. 387 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua aprecia, sobre todo a partir del decenio de los setenta, un descenso en la presencia de Hermanos como profesores; y, paralelamente, un aumento del profesorado seglar, masculino en un principio y femenino en los años finales de esta etapa. A pesar de esta situación, y a la vista de que la comunidad de Hermanos ya para 1976, reunía a 31 miembros, se decidió dividir esta Comunidad de la La Salle en dos: “Hariztigane” e “Igeltegi”. Ambas denominaciones están relacionadas con el entorno natural. Por una parte Igeltegi (=lugar donde hay ranas) era el nombre con el que se conocía el lugar donde estaba el Colegio; y, por otro, Hariztigane (= alto del robledal), era el nombre de una zona de la colina donde estaba instalado el Colegio. Para llevar a término dicha división el Hermano Visitador realizó una encuesta entre los miembros de la comunidad, resultando 18 votos a favor de la división, 10 en contra, un voto nulo y dos indiferentes. Los partidarios de la división exponían entre otras las siguientes razones: procurar mayor intercomunicación, interés por separar la comunidad de vida de la de trabajo, hacer más factible la vida comunitaria y religiosa, o ajustarse a las indicaciones del II Capítulo del Distrito sobre el número de miembros. Decidida la división, todavía el Hermano Visitador, Alberto Zabala, realizó otra encuesta sobre los criterios sobre los que debía hacerse la división. Aquí se pusieron de manifiesto sobre todo criterios de equilibrio entre las comunidades, vida interna propia, independencia entre las mismas, responsabilidades compartidas, que fueran iguales en número de Hermanos o que, si era posible, reunir a los euskaldunes en una misma comunidad. La comunidad de Hariztigane quedó constituida por 16 miembros, cuya media de edad era de 33 años. Esta comunidad se instaló en la mitad oeste del tercer piso del edificio nuevo del Colegio, y al otro lado la de Igeltegi134. Por otra parte, la Comunidad de Igeltegi tenía, en 1980, 18 miembros, aunque tan solo 8 impartían docencia en el colegio. Lo mismo ocurrirá en 1983, pues de 16 Hermanos, 8 estaban jubilados y tan solo 7 se dedicaban a la enseñanza. Paulatinamente irá decreciendo esta comunidad en número de miembros, pasando de 13 Hermanos en 1991 a 6 en 1998, según los datos de que disponemos. Cada vez serán más constantes las notas e informaciones que informen del fallecimiento o de la enfermedad de algún Hermano. Hay que señalar que los Históricos de esta Comunidad insisten en que “los aspectos colegiales quedan excluidos de esta crónicaresumen”135, lo cual enriquece los avatares de la comunidad, pero transmite escasa información sobre los del Colegio. El proceso de incorporación del profesorado seglar, debido a la falta de Hermanos y a las necesidades de atender a un numeroso grupo de alumnos y alumnas, plantearía en sus comienzos algún que otro recelo a la vista de los 134. Suplemento al Histórico para el año 1977. 135. Suplemento al Histórico para el año 1983. 388 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa Históricos. Así, en 1953 se contrató a un “profesor civil”, pero ya en 1960 se señala que existen 16 profesores seglares, aunque no todos daban clase todo el día. En 1962, se señala que entre el personal civil también ha habido mejoría: se ha podido disminuir su número y eliminar a elementos muy poco valiosos, pues de 15 profesores en el curso pasado se pudo bajar a 10, de los cuales 5 daban clase todo el día; los restantes esporádicamente, incluyendo al profesor de Política y al de Educación Física. Pero la preocupación por la presencia de profesorado seglar quedará puesta de manifiesto nuevamente en 1963, pues “debido a la abnegación de los Hermanos se ha hecho posible la reducción en el número de profesores civiles. Al presente quedan 2 que dan clase todo el día y 6 más que dan media jornada o alguna hora aislada por tratarse de titulados, amén del profesor de Formación del Espíritu Nacional y el de Educación Física”. También, de los 12 profesores seglares en 1964, tres de ellos daban clase todo el día y los restantes algunas horas aisladas, aunque existe alguna queja con el profesor de Literatura y Lengua, que, aunque competente, adolece de falta de autoridad. Como podemos observar por el número de Hermanos presentes en esos años, es justamente cuando mayor es su presencia, pues a partir de 1965 ya va decayendo el número de Hermanos dedicados a la docencia. Por otra parte, y como se señala en el Histórico de 1969, la media de edad de la Comunidad era de 48 años, “excesiva” según se consideraba entonces y desde luego superior a la comunidad de Hariztigane en 1976, que era de 33 años, como ya hemos señalado. Por otra parte, también hay que señalar que la mayoría de los Hermanos, a lo largo de esta etapa, tiene votos perpetuos lo cual supone un mayor grado de compromiso con la comunidad y con la estabilidad de la misma. La presencia de Hermanos con votos anuales es casi inapreciable. A la vista de los datos de que disponemos, la evolución de los Hermanos sufre un descenso entre los años 1965 y 1971, para volver a descender a partir de 1975. En cambio la presencia de profesores seglares va a ir conociendo un progresivo aumento, tanto en el profesorado masculino como femenino. En general ésta va a ser la tendencia y el ritmo evolutivo: descenso de los Hermanos e incremento del profesorado seglar. En los años ochenta todavía esta situación estaba prácticamente igualada entre la presencia de Hermanos y del profesorado seglar, como puede observarse en el gráfico. Estamos hablando de una comunidad que comenzó en 1946 con seis Hermanos y que hasta la división, en 1976, llega a tener 31. A partir de esa fecha ya son dos comunidades con un parecido número de Hermanos. Por lo que respecta al profesorado seglar, en 1955 son 5 profesores que llegan a 1981 con una cantidad de 13 profesores seglares y cinco profesoras, con algún que otro altibajo en su evolución. 389 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Donostia-La Salle. Profesorado (1982-2006) A partir de 1982 comienza a configurarse un panorama distinto con respecto al profesorado, consolidándose dos tendencias: el descenso de los Hermanos y el aumento del profesorado seglar femenino, mientras que se mantiene, con un ligero aumento, el profesorado seglar masculino. De esta manera, se puede afirmar que la fisonomía del colegio ha variado, sobre todo en esta última etapa, ofreciendo un tipo de profesorado más de acuerdo con el perfil de este tipo de centros. Esta situación, a la vista de la documentación, no parece haber provocado las suspicacias que hemos observado en los comienzos del centro. No obstante, hay que resaltar un momento especialmente grave, en 1988, con motivo de la huelga del profesorado seglar y que afectó a la mitad de los profesores y profesoras, pues, como señala el Histórico, “nos tenía desacostumbrados. Durante un mes largo las clases siguieron funcionando con relativa normalidad, estirándonos un poco los demás”136. Como sea que una de las cuestiones más importantes, según entendían los Hermanos, era la formación académica y profesional, a lo largo de los años se puede apreciar que estas actividades irán adquiriendo una mayor presencia. Así, en el ámbito de las actividades educativas, tenemos que señalar la preocupación por la formación profesional de los Hermanos. Para ello una de las vías era la celebración en Irun de un cursillo preparatorio de exámenes oficiales del magisterio, bien para ingresar, bien para superar algún examen. Hemos de recordar que durante estos años los Hermanos tenían su Escuela de Magisterio de Nuestra Señora del Juncal, que complementaba la formación no sólo de los 136. Suplemento al Histórico para el año 1988, Comunidad de Igeltegi. 390 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa propios Hermanos sino de otras personas que estuviesen interesadas en la formación profesional del Magisterio. También se realizaban cursillos de contabilidad y dibujo industrial para los Hermanos en 1952. Con respecto a esta formación académica, hay que señalar que en 1962 se trasladaron cuatro Hermanos a Oviedo para obtener el título de profesor auxiliar de Matemáticas y Ciencias, con resultados positivos para todos ellos. Paulatinamente se va a ir apreciando el aumento en el número de licenciados entre los Hermanos. Además de estas actividades encaminadas a la obtención de la titulación necesaria, sobre todo a partir de la aplicación de la Ley General de Educación de 1970, también se celebraron cursillos para los Hermanos de EGB a fin de ponerse al día con la nueva ley de educación y lo que significaba la enseñanza personalizada. Esta formación en la década de los ochenta y noventa se centrará en jornadas educativas o cursillos, incluidos los de euskera. El proceso de adecuación a la titulación profesional exigida por la ley será efectivo sobre todo a partir de la Ley General de Educación. Así, de los 24 Hermanos de la Comunidad existentes en 1974, 10 de ellos son licenciados (en ciencias y letras), 13 son maestros con títulos del Estado y 8 con título del magisterio de la Iglesia, además de 6 auxiliares de letras y 3 diplomados de francés137. Hay que señalar que no todos los Hermanos que formaban la comunidad se dedicaban a la enseñanza, pues algunos Hermanos se dedicaban a labores administrativas y otros estaban jubilados. Una de las características de los Hermanos de esta Comunidad parece ser el que la mayoría de ellos son de procedencia geográfica guipuzcoana, según hemos podido observar en los años setenta. Así, en el año 1975 de los 29 miembros de la Comunidad, (23 Hermanos y 6 estudiantes), 13 han nacido en Gipuzkoa, 6 en Bizkaia, 3 en Nafarroa y 7 son de otra procedencia (Logroño, Burgos, Álava). Es decir, un alto porcentaje son de procedencia de la misma provincia. También se puede apreciar que la media de edad ya comienza a superar los 40 años, con la presencia en este año de 7 Hermanos que superan los 70 años y, por lo tanto, jubilados. Así, existen 3 Hermanos que superan los 60 años, 2 superan los 50, 6 son mayores de 40 años y 3 tienen más de 30 años; aunque 8 superen la edad de 20 años, entre los cuales hemos de incluir los seis estudiantes. En otro orden de cosas, tenemos que señalar dos aspectos: por un lado que en el año 1966 35 Hermanos se dedican durante el mes de agosto a trabajar en “la composición de nuevos libros de texto para nuestra Editorial Bruño”138 siguiendo una tradición en la creación de textos escolares, pero que a partir de esa fecha se va a ir afianzando. 137. Profesorado Curso 1974-75. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 426-Carpeta 5 138. Supplément à l’Historique pour l’année 1966. 391 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua El trabajo de los Hermanos, aunque centrado en las labores docentes, no dejaba de lado otro conjunto de actividades religiosas y comunitarias. En este sentido, estas actividades están divididas en dos líneas: la celebración de Ejercicios Espirituales y las excursiones. Por lo que respecta a los Ejercicios Espirituales se llevaban a cabo todos los años y se celebraban en distintas poblaciones, sobre todo en la primera época en Bilbao. En 1951 y 1957 se celebraba el retiro de todas las comunidades de Gipuzkoa en el propio colegio de La Salle. Al finalizar los retiros anuales, algunos Hermanos de la comunidad se trasladaron a Larraona a pasar unos días, durante los años 1962 al 1967. En 1971, algunos de los Hermanos de la comunidad se trasladan en su retiro anual de Semana Santa a Bilbao pues “el retiro es en vascuence”. Las excursiones también eran una actividad que desarrollaron los Hermanos en la mayoría de los años, sobre todo a partir de la década de los sesenta. No deja de ser simpática la referencia que se hace en 1980 a la “tradicional cita de micólogos en Velate” y que continuará en los años siguientes. Pero lo que se observa es que en los últimos veinte años comienza a cambiar el disfrute de las vacaciones, pues si en 1984 el Histórico de Igeltegi, se refiere a que había habido “vacaciones en San Asensio hasta que inventemos otra forma de descanso veraniego”, en 1991 se señala que “las vacaciones estivales han sido esta vez de lo más heterogéneas: Cambrils, Guayente, Buenafuente, La Salleenea, San Asensio y Donostia fueron los lugares preferidos”. Esta trayectoria se va confirmando a lo largo de los años posteriores, para alegría de algunos Hermanos jubilados que en el año 2000 estuvieron en Andalucía, aunque este tipo de viajes ya se habían hecho con anterioridad, pues los jubilados fueron a Santiago de Compostela en 1982. Para hacernos una idea de la movilidad que a veces se registra durante un año, a continuación recogemos algunas actividades realizadas en 1983: • Se organizan convivencias de todo tipo en el Distrito: Influencia de la sociedad, de la familia y del colegio en el adolescente (San Asensio), Reunión Vocacional (Donostia), Didáctica Interdisciplinar (Compostela) Actualización teológica (San Asensio) y Directores y Administradores (San Asensio); • Se fomenta la Vida de Oración en comunidad; • Retiros en diversos lugares; • Salidas a Carrión y al Monasterio de la Oliva y dos grupos van a San Asensio de vacaciones, y los micólogos a Lacunza. Ahora vemos las actividades recogidas en el año 2000: • Celebraciones de los 75 y 50 años de algunos Hermanos; 392 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa • • • • • • • • • • • • Celebran la víspera de San Sebastián; 2 Hermanos viajan a Madrid a realizar un cursillo; En abril Ejercicios Espirituales en Irún y en euskera. 2 Hermanos van a San Asensio; Celebración de la Semana de La Salle en mayo; Celebración de la Semana Vocacional Los Hermanos jubilados van a Andalucía; Vacaciones en Benasque; Reunión en Irún para el Proyecto Comunitario; Jubilaciones de varios Hermanos; Celebración del Euskera Eguna en Donapaleu Un Hermano viaja a Roma y otro a Viena. Es decir, se trata de un conjunto de actividades que demuestran cierta preocupación por la formación académica, religiosa y también lúdica. También se celebrarán otros tipos de reuniones, relacionadas con el Proyecto Comunitario, a partir de 1979 en Hernani. La elaboración de este proyecto suponía las reuniones correspondientes que se van a ir produciendo a lo largo de todos los siguientes años, como se repite insistentemente en los Históricos de la Comunidad de Igeltegi. En algún momento se recogen los objetivos que debía tener el Proyecto Comunitario, como ocurre en 1984, señalando que debe centrarse en: ser hombres de oración, lograr una verdadera fraternidad y vivir el apostolado, poniendo para ello los medios necesarios para conseguirlo. La enunciación del Proyecto Comunitario suponía un trabajo comunitario muy preciso: evaluación y plasmación de los objetivos y lo que suponía cada uno de ellos. Por ejemplo, el proyecto de 1976 recogía cuatro objetivos (Aceptación, disponibilidad, participación, trabajo y pobreza; Testimonio de fraternidad; Testimonio de oración y contemplación y Testimonio de compromiso apostólico). Para desarrollarlos se marcan una serie de metas y de compromisos precisos de trabajo que abordan tanto las relaciones personales entre los propios Hermanos, hasta las funciones del telefonista, los retiros, la catequesis escolar, las diferentes asociaciones, o los cumpleaños y otras fiestas139. Las labores relacionadas con la marcha de la Congregación también se reflejan a lo largo de los años. Nos referimos a los trabajos alrededor de la celebración de los distintos Capítulos de Distrito y que suponía una serie de preparativos para las ponencias a presentar y las reuniones respectivas. Así en 1981 y 1982 se elaboran las ponencias y se eligieron los Consejeros del Distrito. De manera similar ocurrirá nuevamente en 1985, 1988 ó 1999. 139. Resumen del proyecto comunitario. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 846-Carpeta 34. 393 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua Una forma de conocer el funcionamiento tanto de la comunidad de Hermanos, como de su actividad escolar ha sido recurrir a los informes de visita del Hermano Visitador, y a los que hemos tenido acceso hasta 1965. Con respecto a las recomendaciones sobre la educación, el Hermano Visitador les exige a los Hermanos que preparen bien las lecciones de catecismo, que expliquen bien los Misterios y que dediquen 4½ h. semanales a esta materia. También se les hacen varias recomendaciones en relación al comportamiento de los alumnos, etc. como ya hemos señalado. No obstante, para que la Comunidad pudiese cumplir con sus objetivos docentes y educativos y obtener el éxito esperado, se hacía necesario mantener una constancia en el trabajo, en la propia disciplina, en la preparación de las clases, etc. Todo este trabajo estaba bajo la responsabilidad de los propios Hermanos, que a la vista de dichos informes cumplían adecuadamente con sus funciones docentes. Las recomendaciones de los diferentes Hermanos Visitadores intentan coadyuvar en esta labor, de manera que en muchos casos se trata de constatar que están trabajando en el camino correcto o en otras pondrá en evidencia alguna observación para mejorar. Algunas de las recomendaciones están relacionadas con la vida comunitaria, las observaciones sobre prácticas religiosas o vocacionales, como se pone de manifiesto en 1959 “pues como protestamos en la 7ª respuesta solemne de nuestra toma de hábito ‘sólo hemos de buscar a Dios’ en nuestro estado, merezcamos progresar en su conocimiento, base psicológica de su amor, por el ESTUDIO SERIO Y AMOROSO DE LA RELIGIÓN consagrando a Él todo el tiempo dedicado por la Sta Regla. Sin este estudio concienzudo y constante, no podremos poseer la suficiente idoneidad reclamada por nuestra profesión de catequistas”. Pero estas recomendaciones a la Comunidad adquieren su valor cuando las contrastamos con las que realmente van a tener una implicación en la labor docente. En este sentido es ilustrativa la recomendación realizada en 1960, donde se dice: “ahonden en un sentido de responsabilidad imprescindible para afrontar la obra tan hermosa que dirigen y en la que trabajan. Lo pide la trascendencia del trabajo que realizan, sus consecuencias temperales (sic) y eternas, la influencia para el bien o para el mal que han de ejercer tantos niños y jóvenes y de tan buenas disposiciones como aquí se juntan. Que ese sentido de responsabilidad se traduzca en: una mayor exactitud en el servicio de la educación, con vigilancias puntuales, completas, etc.; un mayor esmero en realizar el trabajo educativo, formas distinguidas practicadas y exigidas, mejor corrección de trabajos escritos, más sistemas de trabajo en clase, etc.; una mayor entrega y generosidad para no regatear ningún sacrificio por la cristiana y humana formación de los alumnos y el cuidado de crear una competencia creciente, muy necesaria”. Otro tanto podemos observar en la recomendación de 1958, insistiendo en la formación docente por encima de la preocupación por el deporte: “como consecuencia de este espíritu vayan bien organizadas y programadas las actuaciones 394 Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa escolares: diario del profesor, programas trimestrales, comprobación periódica que registre y oriente la ejecución de los programas. Y como corolario del mismo interior concierto, que las actividades superiores prevalezcan sobre las demás, en el elenco de organizaciones educativas: no supervalorar el deporte”140. Por lo tanto, lo que se traduce de estas recomendaciones es que una Comunidad armoniosa repercute en la buena marcha de la actividad educativa. En este sentido se pueden aportar muchas más citas donde el tono de las recomendaciones no varía. Aunque exista un matiz más o menos diferente, todos ellas encaminadas a la completa identidad profesional de los Hermanos. De alguna manera estas recomendaciones también contribuían a completar la formación permanente del Hermano en su labor educativa y su propia personalidad “lasaliana”: “esmérense en fomentar una íntima estima personal y común del orden: orden interior que ordene ideas y afectos, rectifique juicios y los haga prevalecer sobre los impulsos ciegos del humor; orden externo, reflejo y rebasamiento del orden interno, impreso como sello característico en actuaciones y ambiente, que perviva indeleblemente en nuestros alumnos”141. Durante esta etapa los directores del Colegio fueron los siguientes: • • • • • • • • • • • Hermano Juvenal Celso (Esteban Zaldua) Hermano Javier Alfredo (Juan Enrique Beltrán) Hermano Pedro Alberto (Pedro Orbezua) Hermano Jacinto Venancio (Celedonio Arescurrinaga) Hermano Cecilio Sáenz Hermano Teodoro Sáez Hermano Javier Alonso Hermano Juan Landa Hermano Segundo Garin Hermano Mikel Arbizu Periko Alkain 1946-55 1955-60 1960-63 1963-65 1965-71 1971-77 1977-79 1979-88 1988-94 1994-2002 2002-actualidad Tanto Juvenal Celso, su primer director, como Juan Landa rondaron los diez años en la dirección del Colegio. Si bien no podemos evaluar la labor realizada por cada uno de ellos en la dirección del Centro, sí que podemos constatar que la primera dirección puso las bases que posibilitaron el prestigio que el centro años más tarde iba a lograr. Además, en esos primeros años, todavía no estaba 140. Estas tres últimas citas corresponden a los diferentes Rapport de Visite de los años señalados. 141. Rapport de Visite de 1958. 395 Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua totalmente definida la dedicación a la enseñanza secundaria, como lo sería a partir del segundo mandato. Por lo tanto, cabe decir que cada dirección atendió los diferentes cambios curriculares y legislativos, en función de la oferta escolar y el aumento de la matrícula, pero resaltando que todos ellos estaban preocupados por la ampliación del centro y las obras de construcción. No obstante, mención especial merece el primer Director del Colegio, pues representa muy bien el enlace que se hizo desde el principio entre este centro y el San Bernardo. El Hermano Celso, nació en la villa de Berastegi (Gipuzkoa) el 1 de agosto de 1900. Tras cursar sus primeros estudios en su villa natal ingresa en Irun en 1913 donde realiza su formación religiosa y pedagógica, que posteriormente coronará con los títulos de Maestro y Profesor Mercantil. Su actividad docente la inicia el año 1918 en el Colegio San Bernardo de Donosti donde permanece hasta el cierre del mismo en 1928. En este colegio tenía particular relieve la enseñanza teórico-práctica de comercio. Tras varios destinos sucesivos en el Colegio de Los Angeles, Azkoitia, Bilbo y Valladolid es nombrado en 1940 Subdirector del Escolasticado y en 1943 Director del Noviciado de Irun. Aquí, además de su labor como formador, contribuyó con una ejecución impecable y con un abundante repertorio de composiciones polifónicas de carácter religioso y profano y, como organista, al esplendor de las funciones litúrgicas y demás fiestas. A partir de 1946 se le encomienda la misión de construir en la finca de Igeltegi, en Donosti, un colegio que fuera continuador del recordado San Bernardo. Al que fuera de joven prestigioso profesor del viejo Saint-Bernard se le considera la persona idónea para enlazar la vieja generación de Antiguos Alumnos del centro de Ategorrieta con la actual. La organización de los estudios de comercio y bachillerato, la construcción del primer pabellón, la creación y animación de la Asociación de Antiguos Alumnos y la organización del Club Salletarrak, fueron todo un ejemplo de entrega y previsión. El Hermano Celso fue un hombre dinámico, emprendedor, eficaz, que manifestó extraordinario poder de convocatoria. Supo conquistar muchos amigos a lo largo de su vida con su amistad contagiosa. Pero la labor de la dirección también era objeto de rec