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Bajo el signo de la Educación
100 años de La Salle
en Gipuzkoa
Tomo II
Paulí Dávila
Luis Mª Naya
Hilario Murua
Bajo el signo de la Educación
100 años de La Salle
en Gipuzkoa
Tomo II
Paulí Dávila
Luis Mª Naya
Hilario Murua
Patrocinadores:
Gipuzkoako Foru Aldundia
Diputación Foral de Gipuzkoa
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Tomo II
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
[Lehenengo argitalpena / 1ª edición]. - 2009
804 or/pp. ; 24 zm./cm.
I.S.B.N. (Obra completa): 978-84-613-4080-4
I.S.B.N. (Tomo II): 978-84-613-4085-9
L.G. / D.L.: SS-1039-2009
© Los autores, 2009.
Editorial: Hermanos de las Escuelas Cristianas. Distrito de Bilbao, 2009.
Diseño de cubierta: Joaquín Gogorza, Hermano de La Salle.
Michelena artes gráficas
Astigarraga (Gipuzkoa)
ÍNDICE
Tomo II
4. La Salle: De la tradición pedagógica a los nuevos retos educativos (19372006) ....................................................................................
4.1. La situación general de Gipuzkoa ....................................................
4.2. Proceso de alfabetización e ikastolas ..............................................
4.3. La política educativa y los niveles de enseñanza ..............................
4.4. El Estado autonómico y descentralización educativa .........................
5. Los centros escolares de Gipuzkoa: apertura, continuidad y evolución .......
5.1. Escuelas y Colegios lasalianos de Gipuzkoa: apertura de nuevos
centros y continuidad ..............................................................
5.2. Oferta escolar y reformas educativas ...............................................
5.3. Evolución y actividades del alumnado ..............................................
5.4. Profesorado: Evolución, tendencias y actividades .............................
5.5. La presencia del Euskara en los centros lasalianos ..........................
5.6. Las propuestas educativas del Distrito de Bilbao .............................
6. Colegios y Escuelas de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006) .......................
6.1. Apertura y cierre de nuevos centros: Legazpi, Ordizia, Zestoa, Usurbil,
y Hondarribia (1942-1988) .............................................................
6.1.1. Legazpi: Buen Pastor (1942-1988) .......................................
6.1.2. Ordizia: Santa Ana (1948-1970) ...........................................
6.1.3. Zestoa: San José (1950-1967) .............................................
6.1.4. Usurbil: Colegio de La Salle de Usurbil (1953-1971) ..............
6.1.5. Hondarribia: Nuestra Señora de Guadalupe (1951-1969) .......
6.2. Donostia: San Luis, Los Ángeles y La Salle ......................................
6.2.1. Donostia: El Colegio Los Ángeles (1937-1977) ......................
6.2.2. Donostia: San Luis ..............................................................
6.2.3. Donostia: La Salle ...............................................................
6.3. Zarautz: el Colegio La Salle-San José ..............................................
6.4. Beasain: San Martín de Loinaz .......................................................
6.5. Zumarraga: De las Escuelas Legazpi a La Salle-Legazpi Ikastetxea ....
6.6. Andoain: de la escuela de Aprendices al complejo escolar La SalleBerrozpe. ......................................................................................
6.7. Eibar: Azitain e Isasi dos centros lasalianos en la misma Villa (19582006) ...........................................................................................
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6.8. Irun: un complejo educativo y de formación ......................................
6.8.1. El Colegio de San Martzial: de las reformas a la integración en
el complejo Irungo La Salle.. ................................................
6.8.2. Irun, Escuela Profesional ......................................................
6.9. La Casa-Noviciado de La Salle Enea (1940-1990) ............................
6.9.1. La Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora
del Juncal (1948-1970) ........................................................
759
7. Conclusiones: un siglo de presencia de La Salle en Gipuzkoa ...................
775
Bibliografía ...............................................................................................
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Índice de tablas ........................................................................................
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ÍNDICE
del Tomo I
Presentación .............................................................................................
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Introducción ..............................................................................................
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1. Los Hermanos de La Salle y su aportación a la Historia de la Educación ...
1.1. Aportaciones pedagógicas lasalianas ..............................................
1.1.1. Aportaciones al derecho a la educación ................................
1.1.2. Aportaciones al campo de las metodologías y didácticas en la
enseñanza básica ................................................................
1.1.3. Aportaciones a la formación profesional del magisterio ..........
1.1.4. Fundador de una congregación religiosa docente ...................
1.2. Expansión de los Hermanos por el mundo .......................................
1.3. Política laicista francesa y exilio religioso .........................................
1.3.1. Distribución geográfica. Un exilio que sigue las vías del tren ...
1.3.2. Cierre de comunidades y retorno a Francia ............................
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2. Los Hermanos de La Salle y el proceso de modernización en Gipuzkoa,
1904-1937 ...........................................................................................
2.1. La modernización económica, social y política ..................................
2.1.1. La política provincial ............................................................
2.2. La modernización educativa y cultural ..............................................
2.2.1. Repercusiones de la política educativa en el País Vasco ........
2.2.2. El proceso de alfabetización en Gipuzkoa ..............................
2.2.3. La situación escolar y tipos de escuela .................................
2.2.4. El magisterio vasco .............................................................
2.2.5. La formación profesional y las escuelas de artes y oficios ......
2.3. El euskera: los usos del euskera y los libros de texto .......................
2.3.1. Las diputaciones y la defensa del euskera ............................
2.3.2. La promoción y recuperación del euskera ..............................
2.3.3. Los libros de texto en euskera ..............................................
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3. Las escuelas lasalianas y los Hermanos de La Salle: de “franceses” a
“papar zuriak” .......................................................................................
3.1. La llegada de los Hermanos franceses ............................................
3.2. Creación de centros, evolución del alumnado y currículum ................
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3.3. Las Comunidades de Hermanos de La Salle ....................................
3.4. El euskera y los Hermanos de La Salle ............................................
3.5. Los centros escolares de Gipuzkoa: su creación y evolución .............
3.5.1. Zarautz y Azkoitia: los primeros centros educativos de
Gipuzkoa .............................................................................
3.5.2. Donostia: el Colegio de San Bernardo y las Escuelas de Los
Ángeles y San Luis, 1905-1937 ............................................
3.5.3. Eibar, Elgoibar, Elgeta y la formación profesional ...................
3.5.4. Irun: El Colegio de San Marcial y la Escuela Gratuita de Los
Ángeles Custodios ...............................................................
3.5.5. Beasain, Zumarraga y Andoain: las Escuelas de San Martín de
Loinaz, Legazpi y Larramendi ................................................
3.6. La formación de los Hermanos y el Noviciado de Irun (1909-1930) ....
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Bibliografía ...............................................................................................
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Índice de tablas ........................................................................................
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4. La Salle: De la tradición pedagógica a los nuevos retos
educativos (1937-2006)
En el primer tomo de esta obra dedicamos un capítulo introductorio a la situación general de Gipuzkoa, también aquí queremos hacerlo con otro que abarca
el periodo comprendido desde la ocupación de este Territorio Histórico tras la
Guerra Civil hasta las fechas más cercanas. En aquella primera parte nos interesaba resaltar dos aspectos que se producen en el contexto histórico y también
en relación con el papel de las escuelas y colegios de La Salle: el proceso de
modernización que se produjo en diversos ámbitos de la vida económica, social,
cultural y educativa, y la evolución de los centros de La Salle tanto en cuanto fueron un referente modernizador, así como el proceso de paulatina incorporación
de los Hermanos guipuzcoanos en la Congregación y, consecuentemente, a un
cambio, en la presencia del Instituto en Gipuzkoa.
En esta segunda parte, seguimos este mismo hilo argumental, recuperando
los polos entre los cuales podemos referirnos tanto al contexto histórico como
a la evolución de La Salle. Se trata de un proceso que hemos denominado “de
la tradición pedagógica a los nuevos retos educativos”. Gipuzkoa tiene que
recuperarse en este periodo de una situación económica, social y cultural de
extrema precariedad, debido a los años de la posguerra y, paulatinamente, va a
ir recuperando los primeros puestos en cuanto a la industrialización, al aumento
demográfico, a la recuperación cultural, política y educativa, para finalizar siendo
un referente en cuanto a cierta normalidad de estas actividades, a pesar de los
conflictos que han sacudido a este Territorio Histórico, al igual que al resto de
Euskal Herria.
En la evolución de las escuelas y colegios de La Salle se aprecia un proceso paralelo, en el que, de acuerdo con los dictados del primer franquismo,
se instaura un tradicionalismo pedagógico marcado por el nacional-catolicismo
7
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
imperante, para ir evolucionando, junto con la propia sociedad guipuzcoana del
momento, hacia una oferta educativa ligada a las necesidades locales, laborales
y educativas. Los últimos treinta años y, sobre todo, a partir de la reforma educativa de los setenta, La Salle adecúa su evolución a la misma; esta adaptación
se verá confirmada con la reforma educativa de los años noventa. Las dos reformas educativas (1970 y 1990) fueron un punto de inflexión para la modernización escolar y educativa de La Salle, que ha procurado adaptar su oferta a una
visión innovadora de la educación, pero también abrirse a las necesidades de
Gipuzkoa, bien sea incorporando el euskara en la enseñanza, bien abriendo sus
puertas a los procesos de calidad en la enseñanza y en la gestión.
Por lo tanto, cuando afirmamos que existe una evolución desde el tradicionalismo pedagógico a los procesos de mejora en la educación, nos estamos
refiriendo a una de las características que distingue el papel de La Salle en la
educación, como es su plasticidad para adaptar sus principios pedagógicos a las
condiciones y a las características que se viven en cada momento y en cada una
de las localidades en las que el Instituto se ha hecho cargo de la enseñanza.
Claramente, en todo este proceso, se aprecia una línea divisoria, que marca de
alguna manera la evolución en este periodo. Nos referimos a que la década de
los setenta es de tal importancia, en tantos aspectos, que permite diferenciarla
de la etapa anterior y también de la posterior. Así, estos síntomas de cambio van
desde el afianzamiento de las escuelas y colegios existentes, después de que
desaparecieran un conjunto de centros en esa década, en muchos casos por la
imposibilidad de adaptarse a los nuevos requerimientos de la reforma educativa,
hasta las directrices de los distintos Capítulos del Distrito de Bilbao, encaminadas a un reconocimiento de la realidad social y su aceptación; pero también,
desde el aumento del alumnado y la clara incorporación del profesorado seglar,
hasta la normalización de la oferta educativa. Todas estas cuestiones nos dibujan un panorama en el que La Salle ha demostrado la capacidad que tienen los
organismos vivos: es decir, la adaptación al medio. La dinamicidad y, en algunos
casos, el prever situaciones futuras han otorgado al Instituto lasaliano el mantener un papel protagonista en los cambios y procesos educativos que se estaban
fraguando en el contexto de la sociedad guipuzcoana. Un ejemplo de ello lo tenemos en la opción decidida a favor de la enseñanza profesional y en la prematura
incorporación del euskara en la enseñanza, en aquellos colegios y escuelas
donde era factible. Pero, lejos de pensar que estas opciones se tomaban en
aras a coyunturas más o menos favorables, hay que recordar que se hacían sin
renunciar a los principios e ideales pedagógicos que han señalado siempre los
Hermanos de La Salle.
En esta segunda parte, por lo tanto, podrán apreciarse con precisión estos
rasgos característicos, tanto en el conjunto de centros educativos existentes en
todo el periodo, como en cada uno de ellos. De ahí que hayamos precedido de
una manera, casi lasaliana, pro cartesiano, en cuanto al orden de exposición,
8
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
trazando en los primeros capítulos el contexto general de Gipuzkoa; posteriormente, una visión panorámica de todos los centros, marcando los agentes que
propiciaron la presencia de los Hermanos en los diferentes colegios y escuelas,
la construcción de edificios escolares, la evolución de los centros, la evolución
del alumnado y del profesorado, así como las actividades escolares, extraescolares y la vida religiosa. Finalmente, el estudio de cada uno de los centros
encuentra su espacio explicativo en ese contexto, pero también en las propias características de la localidad y las diferencias con respecto al resto de
centros.
No obstante, con respecto al contexto general de Gipuzkoa, tenemos que
señalar que no se trata de un estudio en profundidad, pues ello requeriría otras
hipótesis de trabajo que no hemos barajado. Tratamos únicamente de señalar
algunos rasgos que nos permitan entender el objeto principal de nuestra aportación con esta obra: es decir, la creación, evolución y características de la
presencia lasaliana a través de los centros escolares que han existido en este
periodo. En este sentido, además de estudiar el contexto económico, demográfico y social de este Territorio Histórico, preferentemente en una etapa menos
conocida como la que llega hasta el decenio de los setenta, nos hemos centrado
en el proceso de alfabetización y euskaldunización, citando el caso de las ikastolas, que son un referente insoslayable en este periodo, y, finalmente, nos ha
parecido pertinente señalar los aspectos más destacables de la política educativa, los niveles de enseñanza y los cambios que se producen con la asunción
de competencias en educación por parte del Gobierno Vasco. En algunas ocasiones las referencias se han ampliado, intentando enmarcarlas en el conjunto de
Euskal Herria, pues muchos de los fenómenos educativos de Gipuzkoa tienen su
explicación en un marco más amplio.
4.1. La situación general de Gipuzkoa
Tras el golpe militar del 18 de julio de 1936, la provincia de Gipuzkoa fue
una de las primeras provincias del Estado en verse ocupada por las tropas rebeldes; “el País Vasco fue la primera gran región industrial que cayó en manos del
ejército franquista, lo que le convierte, junto con Asturias, en una pieza clave
en la evolución de la guerra y en la victoria final”1. Este hecho permitió que su
economía fuese menos dañada que la de alguna provincia limítrofe, como por
ejemplo la de Bizkaia, pero ello tampoco fue motivo suficiente como para que su
sistema productivo no se viese alterado de forma notoria, como a continuación
tendremos ocasión de ver.
1. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): La posguerra en el País Vasco. Política. Acumulación.
Miseria. Donostia, Ed. Itxaropena. p. 37.
9
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Desde otra perspectiva, en este caso demográfica, hay que señalar que,
durante el período que duró la guerra en nuestra provincia, se produjo un doble
proceso de emigración-inmigración. Por un lado, fueron muchos los ciudadanos
guipuzcoanos que se vieron en la necesidad de partir hacia otras tierras; la
emigración se dirigió principalmente hacia la provincia de Bizkaia que, como
ya sabemos, fue tomada militarmente casi un año después que Gipuzkoa; se
calcula que 100.000 personas2 se vieron obligadas a participar en el mismo y,
desde este territorio vecino, muchas de ellas, recién llegadas al mismo, tuvieron
que partir nuevamente hacia otros lugares, principalmente hacia el extranjero.
Pero, por otra parte, Gipuzkoa también sufrió un importante proceso inmigratorio a consecuencia de la entrada de numerosas familias de las burguesías
catalana y madrileña en su mayoría, que veían en esta provincia un lugar idóneo
para establecerse en el período bélico en base a dos razones: una primera la ya
comentada de que Gipuzkoa había caído rápidamente en manos de los sublevados, lo que era una garantía para los nuevos vecinos, y una segunda razón de
tipo geográfico, dada la proximidad de la frontera con Hendaia en caso de que el
golpe militar no terminase de triunfar.
Desde el punto de vista económico, Gipuzkoa también se había convertido
en un pequeño paraíso fiscal para los partidarios del nuevo régimen, pues gran
parte de los empresarios guipuzcoanos habían sometido al Gobierno Vasco a un
intenso boicot y se habían convertido en una inestimable ayuda en defensa del
General Franco. No obstante, a la finalización de la guerra “las ventajas con las
que partía la industria vasca sobre otras regiones industriales, como Cataluña,
por ejemplo, colocaron a la burguesía vasca en una posición de ventaja que le
posibilitará acumular importantes masas de capital, acumulación que invertirá
de diferentes formas: bien creando nuevas sociedades y negocios, ampliando
las existentes, especulando en la Bolsa o depositándolo en entidades financieras”3. Pero si existe algún acontecimiento que pueda ser considerado como
trágico para la economía vasca en general, y guipuzcoana en particular, éste
es la derogación de los Conciertos Económicos, por los cuales “las provincias
se comprometían a pagar al Estado un ‘cupo’ en pago por las acciones del
Estado en estos territorios, reservándose las provincias el control de la hacienda
pública”4.
2. González, M. y Garmendia, J.M. (1988b): La Guerra Civil en el País Vasco. Política y economía.
Leioa. (Bizkaia), Ed. UPV/EHU. p. 94.
3. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): Op. Cit., p. 20.
4. Dávila, P. y Zabaleta, I. (2004): “Las políticas educativas de las diputaciones vascas” en
Dávila, P.: Las políticas educativas en el País Vasco durante el siglo XX. Madrid, Ed. Biblioteca Nueva.
p. 144.
10
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
A lo largo de los muchos años de su existencia, las provincias vascas habían
gozado de ciertos privilegios en materia económica en relación a otras provincias
del Estado, privilegios que, con motivo del golpe militar del General Franco y dada la
actitud tomada por Bizkaia y Gipuzkoa –fueron consideradas “provincias traidoras”–,
con respecto al mismo, quedarán suprimidos mientras dure el régimen franquista,
por medio de la Ley de 23 de junio de 1937. No ocurrió así con Araba y Nafarroa,
cuyo Concierto Económico ha durado hasta la actualidad, mientras Gipuzkoa y
Bizkaia observaban atónitas cómo sus infraestructuras, su educación, su cultura,
sus servicios sociales, etc., pasaban a depender de la Administración Central.
Dejando momentáneamente el tema del Concierto Económico y siguiendo
con los sectores económicos, observaremos también cómo fue transformándose
la sociedad guipuzcoana, pasando de tener un elevado porcentaje de población
dedicada a las tareas propias del sector primario, principalmente la agricultura y la
ganadería, las cuales giraban alrededor del tradicional caserío, a abandonar éste
y acudir masivamente al sector secundario, concretamente a la fábrica, e incluso
al terciario. Este abandono del caserío, supuso la emigración a pueblos con mayor
número de habitantes, creándose medianos núcleos industriales en torno a los
que se concentraba gran parte de la población. Cuando el paso se daba para
trabajar en el sector terciario, la emigración se dirigía a la capital, donde se concentraba mayormente este sector. Lógicamente, estos cambios de la sociedad
guipuzcoana requerían a su vez equipamientos e infraestructuras actualizadas,
según las necesidades que se estaban produciendo, con especial atención a las
vías de comunicación y transporte, tal y como veremos más adelante.
Evolución demográfica
La población guipuzcoana sufrió un importante despegue demográfico a
comienzos del siglo XX, “aunque ya en el decenio 1877/1887 registra un crecimiento considerable”5. Sírvanos como ejemplo el siguiente dato: mientras el
conjunto de la población española había crecido un 27 por ciento entre los años
1900 y 1930, nuestra provincia, en el mismo periodo de tiempo, lo había hecho
en un 54 por ciento. Si hubiera que encontrar una explicación a esto, tendríamos
que recurrir a dos circunstancias claramente diferenciadas: “por un lado el crecimiento natural, que suponía aproximadamente las tres cuartas partes del mismo
y que se debía principalmente a la reducción de la tasa de la mortalidad infantil y
5. Castells, L. (1987): Modernización y dinámica política en la sociedad guipuzcoana de la Restauración, 1876-1915. Leioa, Ed. Siglo XX de España. p. 160.
11
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
a la política preventiva higiénico-sanitaria desarrollada en el territorio, y la cuarta
parte restante al saldo migratorio positivo”6.
Hay un crecimiento paulatino de la inmigración en Gipuzkoa que “a medida
que transcurren los primeros años del siglo XX adquiere mayor envergadura, pero
sin alcanzar los términos absolutos a los que se habían llegado en Bizkaia”7. Sin
embargo, el estallido de la Guerra Civil y las condiciones en que queda el pueblo
guipuzcoano después de la finalización de la misma suponen un fuerte frenazo a
esta explosión demográfica que venía produciéndose, aunque pasados los primeros años de la fatal década de los años cuarenta Gipuzkoa vuelve a recobrar esa
aureola de “tierra prometida” que desde diversos sectores se le habían asignado,
y el crecimiento de su población, con el fenómeno conocido como baby boom en
pleno auge, no se estabilizará hasta bien entrados los años setenta. Así pues, a los
factores migratorios y a los avances médicos e higiénico-sanitarios hay que añadir
este nuevo factor de crecimiento de la población guipuzcoana, cuyo grado de culpabilidad residía en la edad de los inmigrantes, generalmente jóvenes que constituyeron familias, en muchos casos, numerosas.
Centrándonos en la etapa que a nuestro estudio se refiere, la evolución que
la población guipuzcoana sufrió en los años que estuvo bajo el régimen franquista fue la que aparece recogida en la siguiente ilustración.
Crecimiento de la población en Gipuzkoa, 1940/1975
Fuente: Arrieta, L. y Barandiaran, M. “Diputación y Modernización: Gipuzkoa 1940-1973”
6. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Diputación y Modernización: Gipuzkoa 1940-1975.
Donostia, Diputación Foral de Gipuzkoa. p. 88.
7. Castells, L. (1987): Op. Cit., p. 166.
12
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Durante las tres primeras décadas del siglo XX la mayoría de las personas
que llegaron a Gipuzkoa procedían de territorios limítrofes como Nafarroa, Araba,
La Rioja, Santander y Burgos; “entre los años 1950 y 1970 Gipuzkoa acogió
113.599 efectivos poblacionales procedentes de otros territorios”8. En este
periodo la inmigración correspondió a Galicia, Castilla-León y Extremadura: “del
total de población que inmigró a Gipuzkoa entre 1961 y 1970 un 37 por ciento
procedía de la comunidad castellano-leonesa, un 25 por ciento de Extremadura
y el resto, de Andalucía y Galicia”9.
Este crecimiento se repartió por toda la provincia, no concentrándose únicamente en la capital, como había ocurrido en otras zonas del Estado donde
el fenómeno migratorio también existió. Al contrario, se instaló en diferentes
municipios, algunos de los cuales rápidamente alcanzaron cifras superiores
a los 10.000 habitantes (Irun, Eibar, Rentería, Arrasate,...). En concreto, más
de veinte localidades guipuzcoanas superaban esta cifra en 1975. De los más
de 680.000 habitantes que vivían en la provincia a la finalización del régimen
franquista, casi 390.000 lo hacían en municipios de este tipo, lo que constituía
aproximadamente el 57 por ciento del total. Fenómeno radicalmente distinto
sufrieron las poblaciones rurales del interior, donde en el año 1975 no llegaban
a 30.000 los guipuzcoanos establecidos en municipios de menos de 2.000
habitantes, cuando en el año 1940 constituían cerca del 28 por ciento del total,
con más de 93.000 habitantes, lo que nos indica que en la propia provincia también se dio un movimiento migratorio, abandonándose el medio rural para dirigirse a núcleos de población mayor. Estos núcleos de población mayor tampoco
eran necesariamente muy grandes, “en ocasiones eran simples cabeceras de
comarca que contaban con ciertas actividades industriales”10 que les permitían
acoger a los vecinos de los pueblos limítrofes.
El despegue demográfico del que estamos hablando también trajo sus consecuencias para el posterior desarrollo de la provincia. Entre ellas, situaríamos
el problema de la vivienda y el incontrolado desarrollo urbanístico que se originó
en los pueblos medianamente grandes y, sobre todo, en la capital. La creación
de barrios en la periferia de las localidades más industriales era una práctica
habitual, pero la misma no iba acompañada de los servicios urbanísticos, sociales y culturales mínimos que se requerían. Así, encontraríamos amplias zonas
sin urbanizar, problemas de circulación con un tráfico en pleno desarrollo, carencias de centros de salud, escuelas, bibliotecas, zonas de ocio y esparcimiento,
espacios verdes, etc.
8. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 89.
9. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 89.
10. Castells, L. (1987): Op. Cit., p. 177.
13
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
La Diputación, siendo consciente de lo que estaba ocurriendo, optó por aprobar un dictamen con fecha de 1 de mayo de 195011, propuesto por la Comisión
de Sanidad, Urbanismo y Vivienda para que ésta, acogiéndose a los beneficios del Estado y por medio del Instituto Nacional de la Vivienda e implicando
también a la Caja de Ahorros Provincial, realizara un estudio sobre un Plan de
Construcción de Viviendas Protegidas. Ello provocó que la Diputación también se
ocupase de intentar solventar los problemas citados y, en un intento de racionalizar la situación, comenzase a aprobar diferentes planes urbanísticos.
La economía tras la Guerra Civil. Reparto de presupuestos
Desde el mismo momento en que se produjo el levantamiento militar, el País
Vasco, incluida Nafarroa, se divide en dos campos antagónicos que reflejarán las
dos situaciones estructurales existentes entre las provincias agrarias del interior
(Araba y Nafarroa) y las costeras (Bizkaia y Gipuzkoa), más industrializadas. La
obsesión centralista por parte del Estado tuvo sus nefastas consecuencias para
las provincias costeras desde el punto de vista económico. En lo que al pueblo
guipuzcoano se refiere, desde que el nuevo Régimen se instaló en los sillones
de la Diputación, ésta ya nunca más gozó de la independencia económica a la
que estaba acostumbrada y el presupuesto que dispuso no sirvió para paliar
las necesidades que presentaba. Dos fueron los factores que constituyeron el
desastre de la economía guipuzcoana: la ya comentada supresión del Concierto
Económico en el año 1937 y el profundo desajuste que se produjo en la economía guipuzcoana como consecuencia de las numerosas transformaciones que
se dieron en nuestra provincia en la década de los años cincuenta.
Respecto del Concierto Económico, considerado como “el instrumento
amortiguador de la centralización teórica del Estado de la Restauración de las
provincias vascongadas”12, hay que recordar que se trataba de un sistema concertado en materia económica que regía en las provincias Vascongadas, “las
Diputaciones de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa eran libres de establecer, dentro de
los respectivos territorios, los impuestos que mejor estimasen, sin necesidad
de atenerse para ello a la legislación estatal general del Reino de España, ni en
conjunto, ni en detalle”13.
Con la caída de Bilbao el 19 de junio de 1937 y la práctica finalización de la
Guerra Civil en las provincias Vascongadas, las horas del Concierto estaban con-
11. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 96.
12. Alonso, E.J. (1995): Op. Cit., pp.14-18.
13. Alonso, E.J. (1995): Op. Cit., p. 23.
14
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
tadas. De hecho, el 20 de junio de 1937 este Concierto Económico, tal y como ya
señalábamos anteriormente, quedaría derogado en virtud de la posición adoptada
para con el nuevo Régimen por las provincias de Bizkaia y Gipuzkoa: “En su virtud,
dispongo: Desde el día primero de julio próximo, la gestión y recaudación de todas
las contribuciones, rentas e impuestos ordinarios y extraordinarios del Estado, se
realizará en las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya con arreglo al régimen común
vigente y en la forma que establezcan las disposiciones de la Hacienda Pública
[...]. Queda, por tanto, sin efecto, en aquellas provincias, el régimen concertado
de sus Diputaciones que en materia económica estaba vigente”14.
Una vez que el Concierto Económico que disfrutaban estas dos provincias
había quedado fuera de la Ley era el momento de emprender nuevas aventuras
económico-administrativas dirigidas por los recién instalados en los sillones de
la Administración del Estado. Así, desde primeros de julio de ese año, “la Junta
Técnica de Estado dictó una Orden por la que se establecía la formación de una
Comisión Mixta Estado-Diputaciones, en la que formarían parte representantes
de la Administración estatal y de las propias Diputaciones. La representación
del Estado, además del Gobernador Civil de Gipuzkoa estaría formada por un
Vocal de la Junta Técnica y el Delegado de Hacienda de la provincia, y por cada
Diputación un solo miembro. Como Secretario actuaría, con voz pero sin voto, un
abogado del Estado”15.
A lo largo del franquismo en nuestra provincia hubo tres etapas económicas claramente diferenciadas: la primera, caracterizada por la precariedad de
medios y de vías de actuación, consecuencia de la recién finalizada Guerra Civil,
transcurre entre 1940 y 1953; la segunda representa una situación bastante
holgada y comprende desde 1953 hasta 1964; en ella Gipuzkoa alcanza el primer puesto del Estado en el ranking per cápita, consecuencia de la finalización
del régimen autárquico y las ayudas procedentes de países extranjeros, con los
Estados Unidos a la cabeza, y la tercera etapa en la que Gipuzkoa vuelve a sus
orígenes de precariedad y falta de medios económicos, consecuencia de una
planificación mal estructurada y de la crisis económica mundial, que comienza
en 1964 y finaliza en 1975.
Ya durante la propia Guerra Civil, se pudieron establecer dos periodos dentro de la economía vasca y, consecuentemente, de la guipuzcoana. El primer
periodo dura hasta la caída de la provincia de Bizkaia, con un fuerte retroceso
en la economía del País Vasco; y un segundo periodo, establecido a partir del
verano de 1937, en el que comienza una notable recuperación. En el caso con-
14. García de Cortázar, F. y Montero, M. (1980): Historia Contemporánea del País Vasco. Donostia, Ed. Txertoa. p. 173.
15. Alonso, E.J. (1995): Op. Cit., pp. 347-348.
15
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
creto de Gipuzkoa, las palabras del Presidente de la Diputación venían a ratificar
lo que anteriormente habíamos señalado respeto a la cantidad que se había
entregado desde el empresariado guipuzcoano al ejército sublevado en aras de
su fidelidad, y aquellos casi 500 millones entregados a la “causa nacional”, a
partir de ahora, iban a tener su recompensa en el periodo de reconstrucción de
la provincia: “la caída de la provincia de Guipúzcoa conllevó la conversión de sus
principales talleres en factorías movilizadas que entregaron a nuestro Ejército
material por valor de 301,5 millones de pesetas y 172,4 millones de pesetas en
artículos para intendencia”16.
Sin embargo, esta notable recuperación fue de vida muy corta, lo que duró
la contienda, por lo que a la hora de establecer las “auténticas” etapas de la
economía guipuzcoana las dividiremos según indicamos a continuación:
1ª Etapa (1940/1953): la desaparición del Concierto Económico redujo
por completo la autonomía fiscal y administrativa que poseía la provincia. La
Diputación perdió las facultades para la creación, reglamentación y administración de aquellos impuestos, contribuciones y arbitrios considerados necesarios para satisfacer sus necesidades y para pagar al Estado los cupos por los
impuestos concertados. No obstante, no fueron éstos los únicos factores que
afectaron al sistema económico provincial. Las terribles consecuencias que la
contienda civil dejó como herencia, falta de materias primas básicas, cartillas de
racionamiento, escasa liquidez económica, etc., unidas a la filosofía económica
del régimen, –inexistente para Fontana: “Franco leía, anotaba y seleccionaba
los informes de los asesores políticos y económicos y sólo autorizaba la puesta
en práctica de aquellas ideas que merecían su aprobación personal”17–, y su
política autárquica, contribuyeron a que la situación fuera realmente alarmante.
González Portilla y Garmendia, en su obra referente a la posguerra en el País
Vasco, señalan cómo fueron estos primeros años del franquismo en este territorio: “el crecimiento industrial y económico del País Vasco en la década de los
años cuarenta se basó en los sectores económicos vinculados a la reconstrucción y al equipamiento del ejército, como el siderúrgico, cementos, naval, y en
los sectores que nacen o se expansionan en base a la sustitución de importaciones (químico, eléctrico, máquina-herramienta y otros)”18.
Pero al margen de esta situación puntual que sirvió para que algunos empresarios guipuzcoanos se enriquecieran, algo que con anterioridad ya hemos
señalado, la situación general del resto de la provincia no era la adecuada. No
16. González, M. (1988): “100 Años de Historia del País Vasco”, en Cuadernos de Extensión
Universitaria. Leioa. Ed UPV/EHU. pp. 75-79.
17. Fontana, J. (1986): España bajo el franquismo. Madrid, Crítica. p. 25.
18. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): Op. Cit., pp. 22-23.
16
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
podemos olvidar “la dramática escasez de alimentos básicos, el alza de los precios de los artículos existentes en los dos modelos de comercio”, esto es, en
el oficial y en el conocido como el de estraperlo “y la caída de los salarios reales”19 que condujeron a niveles de auténtica hambre. Los únicos ingresos para
las arcas de la Diputación guipuzcoana procedían principalmente de los arbitrios
provinciales (35 por ciento) y de los derechos y tasas (23 por ciento), estos
últimos procedentes de dos servicios públicos que tuvieron gran importancia en
aquel momento: el ferrocarril del Urola y el teléfono provincial.
Esta primera etapa también es conocida como la etapa de la autarquía, un
periodo de tiempo en el que la acumulación de capital por parte de unos pocos está
a la orden del día. Con una política consentida de “precios altos y salarios bajos”
las clases trabajadoras se ven en una difícil coyuntura: la represión o el paro. Sin
embargo, aquellos grupos dominantes que, en la década de los años cuarenta,
se habían enriquecido con la práctica del estraperlo, comenzaban a demandar la
finalización de esta etapa de autarquía y la apertura hacia nuevas aventuras que,
coincidiendo con la recuperación económica que se estaba produciendo en el continente europeo, rápidamente obtenían los primeros resultados: “la supervivencia a
largo plazo del sistema de dominación, la ampliación y extensión de sus negocios
y el crecimiento económico con el desarrollo de nuevas actividades”20.
2ª Etapa (1953/1964): La Ley de Bases de Régimen Local de 3 de diciembre
de 1953 introdujo cambios fundamentales en la Hacienda Provincial, siendo
especialmente importantes los nuevos recursos de los que pudo disponer la
Diputación, como el arbitrio sobre la riqueza provincial, el arbitrio sobre el producto neto de las explotaciones comerciales e industriales de las sociedades y
compañías y el arbitrio sobre el rodaje y arrastre de vehículos no sujetos al pago
de patente nacional. El aumento presupuestario fue consecuencia de la reforma
legislativa pero también por el propio desarrollo económico que comenzaba a
vislumbrarse en Gipuzkoa.
3ª Etapa (1964/1975): La Ley de Reforma del Sistema Tributario de 11 de junio
de 1964 suprimió el arbitrio sobre la riqueza provincial y lo sustituyó por el de tráfico de empresas. Esta Reforma se vio alterada en 1966 cuando la Administración
Central suprimió la asignación directa del rendimiento del arbitrio sobre tráfico de
empresas y lo sustituyó por una distribución entre todas las Diputaciones estatales a través de un fondo nacional administrado por el Estado, de manera que la
Diputación, presupuestariamente hablando, pasaba a depender totalmente del
Estado. La Hacienda Provincial adquiría así la condición de una Hacienda subvencionada e integrada por la fuerte reducción de su autonomía fiscal.
19. González, M. y Garmendia, J.M. (1988a): Op. Cit., p. 52.
20. González, M. (1988): Op. Cit., pp. 89-93.
17
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Presupuestos de la Diputación de Gipuzkoa, 1940/1974
Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes.
En esta segunda ilustración vemos la evolución que sufrieron los diferentes
presupuestos de la Diputación Foral de Gipuzkoa, apreciándose claramente que
es en la última década del franquismo cuando se produce un importante despegue en los mismos, pasando de los escasos 200 millones de pesetas en el año
1965 a más de 600 en el año 1974. Hasta 1960 las cifras que manejaba la
Corporación foral eran realmente bajas si las comparamos con las que empiezan
a disfrutarse a partir de la década de los sesenta, lo que nos da una imagen de
qué posibilidades tenía la Diputación.
En esta tercera etapa económica la autonomía fiscal de la Diputación habría
sido devaluada pero, a la vista del gráfico, podemos observar que el presupuesto
del que disfrutaba había ido aumentando progresivamente a lo largo de los años.
Ahora bien, también se debería de saber en qué se gastaban esos millones,
cómo se gestionaban y a quién le correspondía el reparto; “las Diputaciones
parecen reducir su cometido al cumplimiento deficiente de funciones benéficas y
a recibir, para gastar en caminos vecinales, ciertas cantidades que les giraba el
Ministerio de Obras Públicas”21.
21. Baraja, E. y Cifuentes, A. (1985): La provincia: pasado, presente y futuro. Cádiz, Diputación
Foral de Cádiz. p. 195.
18
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Con unos ingresos escasos, las posibilidades económicas de actuación
resultaban, evidentemente, reducidas. En cierta manera fueron los años 40 los
que indicaron el camino a seguir por la Diputación en lo que a gasto se refiere.
Tras Obras Públicas y Edificios Provinciales, con más de un 28 por ciento del
presupuesto, se encontraba Beneficencia y Asistencia Social, con casi un 23 por
ciento, Instrucción Pública alcanzaba un mísero 1,14 por ciento del total del presupuesto, lo que traducido a pesetas no llegaba a las 160.000. Esta situación
venía a contrarrestar la tarea que en 1930 había emprendido la Diputación de
Gipuzkoa referente a las Escuelas Rurales provinciales; “las Escuelas Rurales
iban a cumplir un reglamento para ellas establecido relativo a la construcción de
escuelas, la aportación económica de la Diputación y los Ayuntamientos, la inspección, el idioma en que debía impartirse la enseñanza, etc.”22. Pero la entrada
en vigor de una nueva disposición legislativa, el 18 de abril de 1938, según la
que las Escuelas Rurales pasaban a ser Escuelas Nacionales, iba a marcar lo
que posteriormente sería el presupuesto destinado a la enseñanza por parte de
la Diputación guipuzcoana.
Porcentajes del presupuesto de la Diputación de Gipuzkoa, 1940/1950
Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes.
22. Larrañaga, J. (2003): La enseñanza rural en Gipuzkoa. La labor de la Diputación y los Ayuntamientos, 1900-1950. Donostia, UPV/EHU. pp. 181-182.
19
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
La década de los cincuenta se caracteriza por un importante incremento en
materia de Beneficencia y Asistencia Social, con una cantidad por encima del
31,5 por ciento, el descenso en Obras Públicas y Edificios Provinciales, hasta
un 22,7 por ciento, y un ligero aumento en Instrucción Pública, el 2,6 por ciento
o casi un millón de pesetas. Al llegar a 1960 las partidas presupuestarias cambian, pero aún así, las cantidades destinadas a Beneficencia y a Cultura siguen
siendo radicalmente diferentes. Así, mientras para el primer departamento se
dota de casi el 16 por ciento, la cifra destinada para Cultura es realmente
escalofriante, 0,28 por ciento. La tónica permanece inalterable al comenzar
la década de los setenta, con un 24 por ciento dedicado a Beneficencia y un
0,35 por ciento para Cultura. En 1974, se produce un notable retroceso en lo
percibido por Beneficencia bajando su presupuesto hasta el 16,5 por ciento y un
ligero incremento en Cultura, llegándose hasta el 1,75 por ciento.
Porcentajes del presupuesto de la Diputación de Gipuzkoa, 1960/1974
Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes.
Comentábamos anteriormente, al establecer las etapas económicas de la
provincia, que en el periodo comprendido entre 1953 y 1964 nuestro territorio
estaba experimentando un importante despegue económico. En este marco
Gipuzkoa se consideraba ahogada por la intromisión del Estado, lo que no le
permitía una capacidad de desarrollo acorde con la que estaba viviendo, por
lo que, sin renunciar a los planteamientos básicos del Estado, sí proponía una
reforma de la Administración Local, que permitiera a un mismo tiempo mantener
20
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
dichas estructuras del Estado y las reivindicaciones del pueblo guipuzcoano.
Para ello, la Diputación optó por un intento de reforma que estuviese centrada
en el aspecto económico; sin embargo, “durante todo el franquismo son escasas las voces que se alzan pidiendo la recuperación del Concierto”23.
Con la supresión del Concierto Económico, Gipuzkoa se había sentido agraviada. El 8 de junio de 1966, el Presidente de la Diputación, D. Antonio Epelde,
leyó una moción en la que solicitaba la derogación del Decreto de 1937 que
daba por finalizado el Concierto para Gipuzkoa y Bizkaia. A esta moción se
sumaron la práctica totalidad de los ayuntamientos guipuzcoanos, incluido el de
Donostia. La labor emprendida por Epelde tuvo su continuidad con su sucesor,
D. Juan María Araluce Villar. La principal preocupación de la Diputación radicaba
en el excesivo control del Estado en materias de gobierno local, lo que de alguna
manera dificultaba el desarrollo económico del territorio, llegando la situación
a preocupar hasta a los Gobernadores Civiles que constituían la máxima representación del Estado en la provincia, pero que comprendieron el sentir de los
guipuzcoanos y se posicionaron a favor de los deseos de reforma.
El proyecto tardó mucho tiempo en debatirse en las Cortes Españolas y, finalmente, no fue aprobado, desvaneciéndose la primera posibilidad de abordar una
profunda reforma en la administración. Los cauces legales solicitados para proceder a la derogación del Decreto se establecieron el 7 de noviembre de 1975
con la creación de una Comisión que a lo largo de seis meses debía estudiar
la implantación de un régimen administrativo especial para Gipuzkoa y Bizkaia.
Esta Comisión funcionó dentro del Instituto de Estudios de la Administración
Local y estuvo formada por Procuradores de las Cortes Españolas y Consejeros
Nacionales elegidos por las provincias afectadas y por representantes de las
corporaciones locales, así como de otras instituciones o entidades de carácter
local y estatal. El día 19 de noviembre se aprobaba la nueva Ley de Bases del
Estatuto de Régimen Local, de poca duración, pues al día siguiente moría el dictador y comenzaba el proceso de desarticulación del Régimen.
Los sectores económicos
Por lo que respecta al sector primario, estamos en condiciones de asegurar
que éste sufrió una importante recesión, pasando del 23 por ciento de 1940
al escaso 10 por ciento de 1975, aunque en el sector pesquero la recesión se
notó menos. El proceso industrial y de modernización que se produjo en nuestra
provincia fue realmente espectacular, lo que condujo a que, tanto la agricultura
23. Dávila, P. y Zabaleta, I. (2004): Op. Cit., p. 150.
21
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
como la ganadería, pasasen a ocupar un segundo lugar en cuanto a importancia
de ocupación de empleo.
Este subsector agrícola-ganadero había sufrido una fuerte recesión como
consecuencia del acelerado proceso de desarrollo que se estaba dando en la
provincia y del traslado de la población activa al sector industrial, por lo que el
sector primario va abandonándose poco a poco, y el sector secundario tiene que
ir asumiendo a quienes procedan de él. También hay que indicar que “la España
agrícola había caído rápidamente en las manos de la tropas insurrectas y en los
primeros años de la guerra no hay problemas de abastecimiento”24, pero con la
caída de Madrid, Cataluña y Valencia los problemas del subsector se extienden
por todo el Estado y, lógicamente, llegan hasta Gipuzkoa; “el corte de comunicaciones con la España interior y las dificultades de enlazar con el territorio de la
zona republicana y el exterior, acrecentarán las dificultades de abastecimiento
tanto para la industria a nivel de materias primas y utillaje, como de alimentos y
manufacturas para la población”25.
Vista esta situación de abandono de las tareas del subsector agrícola-ganadero guipuzcoano, desde un punto de vista más romántico, habría que señalar
que la misma provocó una profunda crisis en la manera de vivir del pueblo
guipuzcoano y de su principal baluarte, el caserío. Numerosas familias enteras
dejaron sus caseríos y pasaron a formar parte de los grandes núcleos urbanos,
con lo que las necesidades del sector primario, además, pasaban a depender de
otros territorios.
Desde la Diputación se trabajó en apoyo de los sectores agrícola y ganadero
siendo su labor más destacada el establecimiento de granjas provinciales. La
que alcanzó mayor reconocimiento se instaló en Fraisoro (Billabona), y data
del 7 de septiembre 189526. Fraisoro se convirtió en el centro de dirección y
orientación del conjunto de explotaciones agrícolas guipuzcoanas. Su misión
principal era la capacitación de los alumnos para el trabajo agrícola y ganadero.
La formación del alumnado se limitaba a una estancia de cinco meses al año,
con carácter interno, procurándose que coincidiese con la etapa de menor actividad en el campo, en invierno. Esta Granja Provincial se dividía en los siguientes
departamentos: escuela, explotación agrícola, explotación ganadera, lechería,
gallinero, sidrería, laboratorio agrícola, observatorio meteorológico, terrenos agrícolas de explotación, prados, manzanales, monte, huerta, jardín y el campo. Si
todos ellos tenían su importancia dentro de la actividad de la Granja, había uno
24. González, M. (1988): Op. Cit., pp. 75-79.
25. González, M. y Garmendia, J.M. (1988) (b): Op. Cit., p. 94.
26. Karrera, A. (1998): Fraisoro; 100 años al servicio del agro guipuzcoano. Zarautz, Ed. Itxaropena. p. 11.
22
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
que destacaba por su aportación económica, el departamento de lechería, ya
que diariamente fabricaban en él, además de las leches, mantequillas y quesos
que se comercializaban: “las actividades de Fraisoro fueron ‘in crescendo’ hasta
la Guerra Civil de 1936. La Guerra Civil resultó muy negativa para la agricultura
y ganadería guipuzcoanas. Los cursos de Capataces Agrícolas dejaron de funcionar y los fondos para la potenciación del sector disminuyeron en gran medida”27
y, posteriormente, “de la Guerra Civil al año 1977 es un periodo sobre el que no
ha podido obtenerse la información suficiente para hablar con certeza de programas, cursos, etc.”28.
Se sabe que impartían cursos de duración variada que iban desde los quince
días hasta los seis meses. Al principio, hasta 1945, estos cursillos se desarrollaron de forma ambulante, pero a partir de esa fecha comienzan a impartirse
nuevamente en Fraisoro. En 1951, debido a la aparición en el Boletín Oficial del
Estado de las bases para el establecimiento de Escuelas Oficiales de Capataces,
se realizó la misma para la implantación de la Escuela, pero hasta 1956 no se
decidió que sería la Granja Escuela de Capacitación Agrícola, con programa y
estudios adaptados a lo dispuesto por el Ministerio de Agricultura.
De la actividad pesquera ya hemos señalado que, a pesar de su condición de
pertenecer al sector primario, no sufrió las consecuencias de la industrialización
como las otras actividades. La explicación a esta situación la podemos encontrar en que una gran cantidad de los productos que recogía eran exportados a
otras zonas del Estado e incluso al extranjero. La flota pesquera guipuzcoana,
con su puerto de Pasaia al frente, dividía su actividad en tres apartados: la flota
de gran altura compuesta por buques de gran calado que realizaban sus campañas lejos de nuestras costas en busca de bacalao, en Islandia o Terranova,
por ejemplo; la pesca de altura encargada de otras especies de pescado como
la merluza, que normalmente requería para su trabajo la presencia de dos barcos para las modalidades de pesca que empleaban, y, por último, la pesca de
bajura, que estaba representada por pequeñas embarcaciones que faenaban en
las cercanías de nuestras costas y que capturaban especies como la anchoa,
la sardina o el bonito. Hay que señalar que, a mediados de los años cincuenta,
la flota pesquera guipuzcoana conoció una época de crisis provocada por tres
factores. En primer lugar, sus barcos fueron quedando obsoletos; en segundo
lugar, al agotamiento de algunos de los caladeros de pescado habituales, y en
tercer lugar, la desaparición de la sardina de nuestras costas por causas que
todavía hoy se desconocen. El procedimiento que implementaron para dar la
vuelta a esta situación fue la de emplearse en operaciones de conserveras y
salazones y la creación de cooperativas en torno a estas actividades. Ya en
27. Karrera, A. (1998): Op. Cit., p. 16.
28. Karrera, A. (1998): Op. Cit., p. 34.
23
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
1973, la flota guipuzcoana se había renovado como consecuencia de la reestructuración llevada a cabo en el sector.
Otra actividad que dentro del sector primario contó con la atención de la
Diputación de Gipuzkoa fue la actividad forestal. Una provincia como la nuestra,
de superficie montañosa y con gran cantidad de lluvias a lo largo de todo el año,
podía constituir una zona interesante para la explotación forestal, encargándose
de esta tarea la propia Diputación, aunque también participaran en ella los diferentes Ayuntamientos. El objetivo del mantenimiento de la superficie terrestre del
territorio guipuzcoano era triple: la intensificación de su aprovechamiento, evitar
el empobrecimiento de sus suelos y la regulación de sus abundantes aguas. Así
que, desde las instituciones antes mencionadas y con la ayuda procedente del
Servicio Forestal del Estado, se crearon unos consorcios, que obtuvieron excelentes resultados en lo que a esta actividad se refiere, e incluso se permitieron
el intento de repoblar ciertas zonas con especies autóctonas.
Por lo que respecta al sector secundario, e independientemente de que
vayamos a centrarnos en la etapa comprendida a partir de 1936, el proceso
de industrialización de Gipuzkoa ya había comenzado a primeros del siglo XX,
coincidiendo con la llegada a nuestro territorio de los Hermanos de La Salle;
“la industria fue, sin duda, el verdadero motor del boom económico, la clave del
segundo proceso de modernización de Gipuzkoa. Este desarrollo industrial de
los años cincuenta y sesenta hunde sus raíces en la primera industrialización
del territorio operada durante las tres primeras décadas del siglo XX”29.
Los factores anteriormente comentados respecto a la autarquía del régimen,
la escasa destrucción de la industria guipuzcoana, como consecuencia de la
rápida toma de la provincia por parte de los sublevados, o el propio desarrollo
emprendido por parte de pequeños y medianos empresarios conducen a que, a
la finalización de la etapa del franquismo, el 57 por ciento de la población guipuzcoana esté empleada en el sector secundario.
En torno al subsector de la metalurgia se creó un fenómeno característico
de la provincia calificado como “monocultivo diversificado”30 que hacía referencia al hecho de que fueron muchos los subsectores industriales dependientes
de manera indirecta de él y que jugaron un papel importante en el proceso
de industrialización, si bien fue la propia metalurgia quien lo lideró. Pero esta
dependencia del subsector, unida al modelo de pequeña y mediana empresa de
tipo familiar y con una preocupante falta de planificación de cara al futuro que se
les presentaba, arrastró al propio subsector y a cuantos dependían de él a una
29. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit., p. 102.
30. Arrieta, L. y Barandiaran, M. (2003): Op. Cit., p. 104 y Castells, L., (1987): Op. Cit., p. 17.
24
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
profunda crisis a la finalización del franquismo, constituyendo uno de los aspectos negativos de la actividad secundaria.
En un segundo lugar, en orden de importancia dentro de este sector secundario, se encontraban el subsector de la construcción, seguido del papel y las
artes gráficas, pero todos ellos lejos del subsector metalúrgico. Otros subsectores como la madera, la alimentación o el textil, eran de escasa pujanza o en fase
recesiva, como es el caso de este último.
Finalmente, con respecto al sector terciario, destaca por méritos propios
el subsector del comercio, íntimamente ligado al sector industrial y controlado
por el Estado, la Liga Guipuzcoana de Productores y la Cámara de Comercio,
Industria y Navegación de Gipuzkoa. Uno de los puntos fuertes del comercio guipuzcoano lo constituyó el puerto de Pasaia, bajo el control de la Junta de Obras
del Puerto de Pasajes, la cual era una de las comisiones dependientes de la
Diputación.
Por otra parte, tras la Guerra Civil, el turismo en territorio guipuzcoano estaba
bajo mínimos, pero llegados los años cincuenta comenzó nuevamente su recuperación. Tres eran las características del turismo de la provincia; su carácter
estival, la autonomía y movilidad de los turistas y el objetivo primordial de éstos:
descanso, comodidad y distracción. Desde la Diputación se creó una oficina
que sirviera para el impulso del mismo, y ésta se encargó de realizar diversas
actividades como organizar itinerarios turísticos por la provincia, mantener los
monumentos históricos de la misma, conceder premios y contribuir a la creación
de hostales. Desde 1951 hasta 1953 la oficina de turismo asumió la organización de estos viajes, pero a partir de entonces, una empresa privada de nombre
ATESA (Autotransporte Turístico Español) se ocupó de esta tarea31.
En relación al mantenimiento de los monumentos, se atendió a su conservación así como a edificios y casas que, por sus características, tuviesen un significado especial. También contribuyó a la creación de los paradores turísticos
de Errezil y de Jaizkibel, sirviéndose del atractivo de las vistas que desde esos
lugares se podían apreciar.
Con el auge del turismo de los años sesenta en todo el Estado español,
nuestra provincia no quiere verse descolgada de esta situación y es en la década
comprendida entre los años sesenta y setenta cuando nuevamente la Diputación
entra a participar en los planes turísticos siguiendo las directrices que llegaban
desde la Asamblea de Municipios Turísticos de España. En 1962 se elabora el
31. Gárate, M. y Rudi, J.M. (1995): Cien años de la vida económica de San Sebastián (18871997): Donostia, Instituto Dr. Camino de Historia Donostiarra.
25
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
I Plan Provincial de Turismo. Éste abarcaba desde la promoción de alojamientos
hasta fórmulas para combatir la estacionalidad, pasando por la promoción de
nuevas rutas, itinerarios y zonas turísticas, instalaciones en playas, revalorización artística y monumental de la provincia y atracción y propaganda turísticas.
Sin embargo, alcanzado el año 1974, todavía muchos de estos proyectos continuaban siendo eso mismo, proyectos, por lo que se vieron en la necesidad de
dar un nuevo impulso al turismo guipuzcoano con la ampliación del aeropuerto
de Hondarribia, el aumento de la oferta hotelera, la puesta en funcionamiento de
un nuevo centro de producción de TVE y otras actividades más.
Equipamientos e infraestructuras
El panorama de la provincia de Gipuzkoa en lo que a equipamientos e infraestructuras se refiere no era muy alentador, dado que la iniciativa privada se
había preocupado casi exclusivamente de la industria y había olvidado otras
necesidades. Así, nos encontramos con una Diputación que tuvo que correr con
los gastos de transportes, comunicaciones, saneamiento y medio ambiente,
suministro energético y otros servicios. En la siguiente ilustración podemos
comprobar cómo se distribuyeron esas cantidades durante los primeros años de
mandato franquista en la Diputación.
Presupuestos empleados en obras públicas y edificios provinciales en Gipuzkoa
1940/1955
Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes.
26
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Ante la situación creada, se optó por participar con la colaboración de los
municipios en una actitud que resultó recíproca. Esta colaboración tuvo su origen en el año 1954 a través de un organismo que se denominaba Cooperación
Provincial a los Servicios Municipales y estaba destinada a los municipios con
censo inferior a 20.000 habitantes, es decir, a la práctica totalidad de la provincia, pues en aquel instante únicamente seis de ellos, además de la capital,
superaban esa cifra.
Los planes de cooperación se iniciaban atendiendo a las peticiones de los
municipios. Una vez estudiadas se redactaba el plan que se debía presentar
a la Diputación para su aprobación, que tenía treinta días de provisionalidad,
tiempo durante el cual estaba expuesto al público y en el que tenía que haber
sido publicado en el Boletín Oficial de Gipuzkoa (BOG). Finalizado este trámite, el
Servicio de Inspección y Asesoramiento de las Corporaciones Locales se encargaba de enviarlo al Ministerio de la Gobernación para su aprobación definitiva.
Para poder realizar todos estos proyectos se establecieron algunas fórmulas de
actuación como las que pasamos a detallar: orientación económica y técnica,
ayudas en la redacción de estudios y proyectos, subvenciones a fondo perdido,
ejecución total de obras e instalación de servicios y creación de cajas de crédito
para facilitar a los Ayuntamientos operaciones de crédito a corto plazo. De las
operaciones que, finalmente, se llevaron a cabo, las más comunes por orden
de preferencia, fueron las de aguas potables, abrevaderos y lavaderos, alcantarillado, alumbrado público, botiquín de urgencia, baños públicos, cementerios,
campos de deporte escolares, extinción de incendios, etc.
Venimos hablando del desarrollo que la provincia de Gipuzkoa estaba experimentando a lo largo de este periodo de mandato franquista. Decíamos que
factores como el crecimiento demográfico, la urbanización y el desarrollo económico estaban dando un nuevo status a nuestro territorio; pero, para ello,
Gipuzkoa debía dotarse de nuevas infraestructuras, principalmente en lo que
a transportes y comunicaciones se refiere. Siguiendo a Arrieta y Barandiarán32,
vamos a ver cómo eran estas infraestructuras.
Red Viaria: Gipuzkoa necesitaba modernizar su red viaria para garantizar no
sólo el tráfico de mercancías y los desplazamientos de su población, sino también para absorber un parque de vehículos que crecía de manera desmesurada.
Hasta 1936 la construcción, conservación y mantenimiento de las carreteras
guipuzcoanas había sido tarea exclusiva de la Diputación, pero con la supresión
del Concierto Económico en 1937, 403 kilómetros de carreteras pasaron a
manos del Estado, quedando a cargo de la Diputación pequeñas vías comarcales, cuya principal misión era la de unir zonas rurales y provinciales.
32. Arrieta, L. y Barandiarán, M. (2003): Op. Cit.
27
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
La red viaria principal giraba en torno a dos grandes ejes de comunicación,
la N-1 y la N-634, y tres ejes secundarios, dos de ellos siguiendo los trazados
de los valles del Deba y del Urola y otro de carácter transversal. Si bien parece
poder afirmarse que el trazado de las dos principales vías era adecuado, la
situación de las carreteras provinciales no se encontraba a la misma altura,
debido principalmente a la falta de presupuesto que gozaba la Diputación. La
situación creada fue tal que, el mismísimo Presidente de la Diputación, D. Juan
María Araluce Villar, hizo entrega de un documento a los Ministros del Gobierno
en el que se exponía la problemática que giraba en torno al sistema de carreteras de la provincia. En dicho documento, además, se solicitaba la concesión de
una línea especial de crédito que permitiese a la Diputación afrontar no sólo la
reforma de la red viaria sino también otras obras. Pero hasta 1970, momento
en el que el Consejo de Ministros concedió un crédito de 1.000 millones para
infraestructuras, esto no fue posible.
Red Ferroviaria: La infraestructura ferroviaria estaba basada en torno al
Ferrocarril del Norte, conocido popularmente como “El Vascongado”, que unía
Bilbo y Donostia y RENFE, cuya principal línea transcurría entre Madrid e Irun.
Otra importante línea ferroviaria perteneciente a la primera compañía del ferrocarril, la constituía “El Topo”, tren de pequeño tamaño que realizaba prácticamente todo el trayecto bajo la superficie terrestre, de ahí su nombre, y que unía
la capital guipuzcoana con Hendaia, al otro lado de la frontera. Existieron otras
líneas ferroviarias de menor alcance como las del “Bidasoa”, que transcurría por
el valle del Baztan, el “Plazaola”, que recorría el valle de Leitzaran, el “Irati” de
Donostia a Iruña o “La Sociedad Minera”, que iba desde Lasarte hasta Iruña.
Transporte Aéreo: La sociedad guipuzcoana suspiraba por un aeropuerto
desde 1928, año en el que se hicieron los primeros estudios para poder crear
un aeropuerto en la desembocadura del Bidasoa, pero éste no vio la luz hasta
casi treinta años después. Las condiciones topográficas y climatológicas de la
provincia tampoco favorecían al proyecto, pero parecía que una provincia de las
características de Gipuzkoa, principalmente en lo que a densidad humana y económica se refiere, precisaba de un aeropuerto. Aunque finalmente el factor principal lo constituyó el dinero, por fin, en agosto de 1956 el Aeropuerto Provincial
de San Sebastián quedaba inaugurado.
Red Portuaria: Hondarribia, Pasaia, Donostia, Orio, Getaria, Zumaia y Deba
constituían los siete principales puertos de la provincia de Gipuzkoa. De entre
todos ellos destacaba sin lugar a dudas el de Pasaia, tanto a nivel pesquero
como de transporte. Este puerto contaba con una institución propia, dependiente de la Diputación de Gipuzkoa, denominada Junta de Obras del Puerto,
cuya misión principal consistía en un adecuado uso, mantenimiento y aprovisionamiento del mismo. El resto de puertos guipuzcoanos se dedicaba de manera
casi exclusiva a la actividad pesquera.
28
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Red Telefónica: Hasta llegado el año 1949, el servicio telefónico de la capital
lo atendía la red telefónica municipal, ocupándose del servicio de la provincia la
Diputación. Pero el 14 de abril de 1971, el Ministerio de la Gobernación hacía
saber a través del Boletín Oficial del Estado (BOE) que, a partir de ese momento,
se producía el traspaso de la red provincial a la Compañía Telefónica Nacional
de España. A cambio, la Compañía se comprometía a que todos los teléfonos de
la provincia estarían automatizados.
Medios de Comunicación: Dos puntos clave van a marcar la prensa española y
vasca desde la finalización de la Guerra Civil hasta el final del régimen autoritario
del General Franco; “por una parte la censura previa de los periódicos, las revistas y los libros y la orientación de los contenidos de las informaciones de prensa
mediante un sistema de consignas que durará hasta la Ley de Prensa de Manuel
Fraga en 1966, y por otra, el peso de la cadena de prensa del Movimiento”33.
En la inmediata posguerra se configuran tres cadenas de radio a nivel
del Estado, dependientes las tres del “Movimiento Nacional”, del “Frente de
Juventudes” y del “Sindicato Vertical” respectivamente. Sus nombres tampoco
ocultan su procedencia, “Cadena Azul de Radiodifusión”, “Red de Emisoras del
Movimiento” y “Cadena de Emisoras Sindicales”34. En 1945 se inaugura Radio
Nacional de España, y la televisión comienza a extenderse por el Estado a finales de los años cincuenta, pero las cuatro provincias vascas junto a Burgos,
Logroño y Santander quedan fuera del proyecto de instalación de dos cadenas
de televisión, aunque consiguieron que la primera cadena pudiera verse, no así
la segunda. Sin embargo, en el año 1959 las Diputaciones de estos territorios, a
excepción de Burgos, deciden asociarse para aportar ayuda económica, técnica
y de representación con el fin de que pueda instalarse la televisión.
Dentro de lo que supusieron los medios de comunicación también hay que
tener en cuenta su relación con la Iglesia. Con la firma del Concordato de 1951
entre el Estado y la Santa Sede establecieron que “el Estado debía cuidar para
que se dé conveniente puesto a la exposición y defensa de la verdad religiosa
por medio de sacerdotes y religiosos en los programas de radio y televisión”35,
pero en el mismo no se reconocía nada sobre la posibilidad de otros medios de
comunicación no pertenecientes a las entidades religiosas, por lo que la Iglesia
desarrolló un sistema paralelo de emisoras que en 1955 originó ciertas tensiones entre el Estado y la propia Iglesia Católica y que no se resolvió hasta que
33. Garitaonaindia, C. (1990): “La prensa, la radio y la televisión en el País Vasco durante la
dictadura de Franco y en la democracia” en Cuadernos de Extensión Universitaria. Bilbao, UPV/EHU.
pp. 105-108.
34. González, M. (1988): Op. Cit., pp. 133-135.
35. Garitaonaindia, C. (1990): Op. Cit., p. 110.
29
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
quedó establecido el Plan Transitorio de Ondas Medias, en el que se reservaban
cuatro emisoras a la Comisión Episcopal.
Planes Hidráulicos: El desarrollo tanto industrial como demográfico exigía de
Gipuzkoa un plan hidráulico. El primer problema con el que se encontraba nuestra provincia era el del abastecimiento de aguas, para lo cual la Diputación tomó
parte en ello, orientando, asesorando y regulando la utilización de los recursos
hidráulicos. Hasta ahora, esta labor del abastecimiento de aguas había ido de la
mano de los Ayuntamientos a través de la captación de pequeños manantiales,
pero el crecimiento estaba siendo de tal magnitud, que hubo que recurrir a los
servicios de la Diputación.
El momento de máximo desarrollo de la provincia, en torno a los años
sesenta, marcó la línea a seguir en el abastecimiento de aguas, optándose por la
creación de grandes embalses en las cabeceras de los ríos, pues gran parte del
agua que se recogía en nuestra provincia era desaprovechada y rápidamente terminaba en el mar. Para solucionar este problema se creó un Plan de Regulación
y Utilización de Recursos Hidráulicos que consideró prioritario dejar fuera del
Plan a Donostia y sus alrededores, dado lo avanzadas de las obras de su propio
proyecto, y construir siete presas en la provincia, cuya financiación correría 50
por ciento de parte del Estado y 50 por ciento a cargo de la Diputación.
El segundo problema lo constituyó la contaminación de los ríos. El rápido crecimiento de la industria no tuvo en cuenta la eliminación controlada de residuos,
convirtiendo los ríos en verdaderos estercoleros donde eran vertidos productos
de cualquier tipo. También se crearon comisiones para el saneamiento de las
aguas, estableciendo previamente una clasificación de los ríos según su nivel de
contaminación. Dicha clasificación fue la siguiente: protegidos, vigilados, normales e industriales. Por fin, en 1960, se establecía el Plan de Saneamiento del
Urumea, al año siguiente el del Oria y, ya en 1964, se aprobaba el primer estudio
del Plan de Regulación de los Ríos de la Provincia y Distribuciones Comarcales,
que era un estudio global de las necesidades de saneamiento de las comarcas
de los ríos que vertían sus aguas en el litoral guipuzcoano.
Red Eléctrica: La red eléctrica guipuzcoana se caracterizaba por la existencia
de gran cantidad de pequeñas centrales eléctricas, pero el desarrollo industrial
experimentado a lo largo de estos años vino a confirmar que era insuficiente. Si
hasta ese momento el consumo eléctrico estaba desviado principalmente hacia
la industria y no llegaba a todos los puntos del territorio, con la llegada de la
década de los años setenta y la revolución de los electrodomésticos en los hogares, la situación se tornó especialmente grave, por lo que hubo que establecer
un nuevo plan que se denominó Plan de Electrificación Rural y que se realizó en
tres etapas: 1972/73, 1974 y 1975.
30
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Beneficencia y Bienestar Social
Al hablar de las partidas presupuestarias de la Diputación, veíamos que
ésta era una institución que destinaba importantes cantidades al apartado de
“carácter benéfico”. La Beneficencia distribuía su dinero entre hospitalización de
enfermos, huérfanos y desamparados, maternidad y expósitos, servicios especiales, dementes, etc., mientras que la Asistencia Social consistía en el reparto
de subvenciones a “Obligaciones impuestas por las Leyes” o a instituciones de
carácter social que colaboraban con la Beneficencia, entiéndase, Asociación
Guipuzcoana de Cáritas, Sección Femenina de Falange y de las JONS, Frente
de Juventudes de Gipuzkoa, Instituto Provincial de Sanidad, Asilo de Ancianos
de las Hermanitas de los Pobres, Junta de Protección de la Mujer, Instituto
Anticanceroso, Delegación Provincial de Excombatientes, etc.
En cuanto al capítulo destinado a Bienestar Social, hay que señalar que los
indicadores que presentaba la provincia de Gipuzkoa eran netamente superiores
a los de otras provincias del Estado. Esto tampoco quiere decir que estuviesen
a nivel europeo, incluso en ocasiones estaban por debajo de países que supuestamente deberían situarse al mismo nivel, pero eran francamente aceptables.
Otro tema sería si, como señalábamos en el párrafo anterior, esas cantidades
llegaban siempre al mejor destinatario, pero ello sería motivo de otro análisis
diferente a lo que es nuestro objetivo.
A la vista de la siguiente ilustración parece que las partidas presupuestarias poco variaban con el transcurso de los años. Se aprecia un incremento
en las cantidades destinadas a “Dementes” entre 1940 y 1955, que coincide
con un descenso en las destinadas a “Huérfanos y desamparados” en las mismas fechas, siendo el resto de partidas presupuestarias bastante similares;
si acaso, se puede señalar un ligero altibajo que sufre la partida destinada a
“Hospitalización de enfermos” entre los años 1940/1945 y 1945/1950, para
volver a una cantidad similar a la existente en 1940 cuando se alcanza el año
1955. En cualquier caso, lo que queda meridianamente claro es la importancia
que desde la Corporación Provincial se dedicaba a este tipo de servicios, de ahí
que a esta Institución se le atribuya un cierto carácter “benéfico”.
31
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Reparto del presupuesto de Beneficencia en diversos servicios, 1940/1955
Fuente: Presupuestos Ordinarios de la Diputación de Gipuzkoa de los años correspondientes.
El mundo de la cultura
El golpe militar no sólo tuvo sus trágicas consecuencias en los campos económico y político. En el campo cultural, la represión que se ejerció sobre todo aquello
que tuviese la más mínima huella de corte republicano o nacionalista también
alcanzó cotas insospechadas; así Sueiro y Díaz afirman que “la situación de la cultura española en los decenios anteriores a la guerra merece ser calificada, cuando
menos, de esperanzadora. La República que con razón ha sido calificada como ‘de
intelectuales’, habría tratado de potenciar con todos los medios a su alcance aquella cultura, pero el nuevo régimen instalado tras la victoria nacionalista, supuso en
ese terreno, como en tantos otros, un hachazo brutal, una ruptura total”36.
Fueron años muy duros en los que la libertad de todo pensamiento que se
alejase de lo establecido por el Movimiento podía ser considerado como ilícito,
con las terribles consecuencias que ello podía acarrear. Toda actividad creativa
tenía que ser supervisada por el correspondiente Tribunal, quien se encargaría
de determinar la posibilidad de que dicha actividad pudiera seguir adelante, y,
36. Sueiro, D. y Díaz Nosty, B. (1998): Historia del franquismo. Vol. II. Madrid, Ed Sarpe. p.
113.
32
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
por supuesto, si alguna actividad cultural estaba bajo control total y absoluto,
ésta no era otra que la educación.
Ante este panorama que se presentaba en el mundo de la Cultura y de la
Educación, se pueden observar dos posiciones: una primera adoptada desde el
campo oficial –en este caso, desde la Diputación– limitándose a una política de
construcciones escolares, especialmente en las zonas rurales de la provincia,
acompañada de ciertas ayudas económicas en forma de becas y subvenciones,
pero que ninguna de ellas terminó por solucionar el grave déficit que presentaban ni el campo de la cultura ni el de la enseñanza de la provincia; y, por otra
parte, otra postura adoptada desde el campo no oficial en la que tomaron parte
desde todo tipo de organismos e instituciones, incluida la Iglesia vasca, que
lucharon por la recuperación del idioma y de la cultura vasca que “ha sufrido
durante largos siglos, y sobre todo en los últimos años, una tremenda presión
de culturas extrañas, impulsada por motivos extraños a la misma dinámica cultural e intercultural. Ello ha conducido la cultura histórica del País Vasco al borde
de la desintegración. Podrá recuperar su personalidad a través de la asimilación
de elementos extraños y conseguir una nueva vitalidad, si efectivamente se
crean las condiciones aptas para una reafirmación de la identidad de la cultura
vasca”37.
Ciñéndonos únicamente al apartado cultural de la institución guipuzcoana,
ésta se limitó al mantenimiento del servicio de archivos y bibliotecas, la conservación de los monumentos artísticos y lugares históricos, la concesión de alguna
beca a centros e instituciones culturales y en la organización de concursos, congresos y homenajes. Sin embargo, hay que hacer constar que todas estas actividades tuvieron su desarrollo principalmente en la década de los años setenta,
es decir, en los últimos años de dominación del régimen franquista.
En lo que al campo de las bibliotecas se refiere, observamos que en el año
1941 se adoptó la decisión de crear un Centro de Estudios Históricos cuya
finalidad era velar por el pasado de la provincia y promover los estudios históricos en todas sus ramas. Este centro recibió el nombre de “Centro de Estudios
Históricos de Guipúzcoa - Instituto Esteban Garibay”, cuyo Presidente de Honor
era el mismísimo Francisco Franco. El cargo de Presidente Honorario recaía
en el Presidente de la Diputación y, el de Presidente Ordinario, lo ostentaba
Julio Urquijo. Junto a este Instituto se abrió la Biblioteca Provincial de Gipuzkoa
constituida en torno al Fondo Jaizkibel. En 1957 la Diputación acordó solicitar
al Ministerio de Educación Nacional un concierto para acogerse a los beneficios del Servicio Nacional de Lectura que a través de un Centro Coordinador de
Bibliotecas de Gipuzkoa se regularía por un régimen mixto de patronato y direc-
37. Euskaltzaindia (1977): El libro blanco del euskera. Bilbao, Euskaltzaindia.
33
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
ción técnica. Como consecuencia de ello, en el año 1962, nueve bibliotecas
guipuzcoanas estaban ya adscritas al Servicio Nacional de Lectura, y ya, con el II
Plan de Desarrollo del Estado en 1968, fueron 38 las nuevas bibliotecas que se
crearon en los municipios de la provincia.
Por otra parte, el Archivo Provincial de la Diputación, instalado desde 1904
en Tolosa, continuó funcionando. Sus orígenes remontan al siglo XIV, con el
nacimiento de “La Hermandad”. En 1942 quedó constituida la Junta Provincial
de Archivos y Bibliotecas, cuyos integrantes eran el Presidente, el Vicepresidente
y el Secretario de la Diputación y el Presidente de la Comisión de Fomento. En
la década siguiente se recuperaron los documentos guipuzcoanos que estaban
en los Archivos Diocesanos de Iruña, pero para entonces, en el año 1946 ya
se había encargado a la Sección de Archivos y Bibliotecas que estableciera un
índice o catálogo de los humilladeros –lugares que se encontraban a las afueras
de los pueblos y que tenían alguna cruz o alguna imagen religiosa–, ermitas y
santuarios de Gipuzkoa, clasificándolos en relación a su importancia histórica,
artística o religiosa. Una vez finalizada la relación, los contenidos allí presentes
fueron considerados monumentos artísticos o históricos.
La labor desarrollada por la Diputación de Gipuzkoa en materia de Cultura
no acababa ahí. Anualmente se encargaba de proteger y subvencionar a diferentes entidades culturales de diversa índole: la Orquesta Municipal de Donostia,
el Orfeón Donostiarra, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el Museo San Telmo,
la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, la Academia de la Lengua
Vasca, el Centro Cultural Femenino Nazaret, etc. Merece la pena señalar las subvenciones que se otorgaron a los miembros del Servicio Español del Magisterio
(SEM), para llevar a cabo “misiones de cultura” en los pueblos de la provincia y
cuyo fin no era otro que difundir la propaganda y el espíritu del Movimiento.
En el ámbito deportivo las ayudas y subvenciones fueron prácticamente
inexistentes a lo largo de todo el periodo franquista, limitándose a la creación de
algún espacio deportivo como los campos de deporte de Anoeta, en el barrio de
Amara de la capital.
Algunas claves de la evolución política en Euskal Herria
La muerte de Franco y la etapa política que se abre en los años sucesivos
suponen la apertura a un proceso de transición democrática de la vida política
que, para una parte importante de la población, marca un horizonte plural de
las diferentes opciones políticas, cuyo marco de referencia será la Constitución
Española, aprobada en 1978. En el dilema, de “reforma o ruptura”, que se arrastraba desde la década de los setenta, la política que se estaba llevando a cabo
pretendía la reforma del sistema, sin más objetivos de cambio radical y que,
34
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
por lo tanto, no satisfacía las esperanzas depositadas en un proyecto político
alternativo.
Todavía faltaba mucho tiempo para la caída del muro de Berlín, y las posibilidades de un cambio social se veían en el horizonte de muchos partidos
políticos, que conservaban intactos sus planteamientos revolucionarios de una
década prodigiosa. En este sentido, la evolución política de este periodo, nos
puede dar algunas claves que resultan imprescindibles para explicar el grado de
politización existente en la sociedad vasca, en un proceso de transición democrática. Así, se pueden distinguir cuatro periodos: el primero que va de 1977
a 1979 que es el de la transición vasca; el segundo el de institucionalización
interna (1980-1984); tercero, crisis del nacionalismo hegemónico con la ruptura
del PNV (1984-1986), y el cuarto, en el que se abre una fase de consolidación
del sistema (1986-1993)38. Esta periodización es meramente informativa, pero
sirve para marcar algunos hitos del comportamiento político de los vascos en
este periodo reciente de su historia, a través de la sociología electoral, en una
etapa donde las convocatorias electorales se sucedieron muy a menudo.
Así, durante este periodo se irán dibujando los mapas electorales con diferencias entre cada uno de los territorios históricos. Mientras que en 1977 el
nacionalismo todavía no es mayoritario en la sociedad vasca, en 1979 en las
segundas elecciones generales, el nacionalismo ya conseguiría ser mayoritario,
con la aparición de Herri Batasuna y otras fuerzas nacionalistas, además del
PNV. Esta mayoría se irá confirmando en las siguientes elecciones locales y
forales, donde el nacionalismo radical rechaza su participación en las instituciones forales. En Navarra, sin embargo, UCD (Unión de Centro Democrático) mantiene cierta hegemonía, aunque emergerá una nueva fuerza política, defensora
del regionalismo navarro UPN (Unión del Pueblo Navarro) que irá consiguiendo
paulatinamente su hegemonía. Durante este primer periodo es cuando los atentados de ETA alcanzaron su máxima expresión numérica, con un total de 242
muertos.
No obstante, la aprobación del Estatuto de Gernika en 1979 favorecerá que,
en las elecciones autonómicas de 1980, el PNV conforme el primer gobierno
autónomo en la Comunidad Autónoma Vasca. El intento de golpe de Estado de
1981, la nueva política de la LOAPA, la crisis de UCD y el ascenso del PSOE,
con el triunfo en las elecciones legislativas de 1982, serán una serie de elementos externos que reactivará el conflicto nacionalista contra el Estado. De esta
manera en las elecciones locales de 1983 se confirmará la hegemonía del PNV,
el ascenso del PSOE y el nuevo papel de EE (Euskadiko Ezkerra). La conforma-
38. Llera, F. (1994): “El proceso político vasco en la democracia” en Aguirreazkuenaga, J: Gran
Atlas histórico del Mundo Vasco, Bilbao, El Mundo, p. 452.
35
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
ción institucional de la autonomía y las competencias de las diputaciones forales será una fuente de conflicto dentro del nacionalismo, de manera que con las
segundas elecciones autonómicas de 1984, aunque el éxito nacionalista vuelve
a producirse, y se llega a un empate parlamentario entre el PNV y la oposición,
tras el ascenso del PSOE, el problema más grave va a ser la fractura dentro del
nacionalismo y la dimisión de Carlos Garaikoetxea como lehendakari, que culminará con la creación de un nuevo partido nacionalista (EA, Eusko Alkartasuna).
El adelanto de las elecciones, en 1986, tras la escisión del PNV, “se caracteriza por una mayor segmentación y pluralismo en el sistema de partidos, al
repartirse el PNV y EA los votos del primero e incrementarse el peso electoral de
los partidos de la izquierda nacionalista (EE y HB), todo lo cual le da al PSOE el
triunfo parlamentario”39 en la Comunidad Autónoma Vasca por primera vez. Esta
nueva situación producirá un gobierno de coalición entre PNV-PSOE, presidido
por José Antonio Ardanza. Las cuartas elecciones autonómicas de 1990, pueden considerarse como una continuidad, definiéndose unos escenarios donde
la izquierda y la derecha se conjugan con su posición ante el nacionalismo,
además de diferenciar espacios de dominio de partidos, según los diferentes
territorios. De esta manera, Bizkaia y Gipuzkoa tendrán predominio de fuerzas
nacionalistas, mientras que en Araba y Nafarroa la presencia mayor de partidos
estatales será una permanente. En este sentido, el pluralismo político está
garantizado, más allá de los intereses políticos en un momento determinado.
El mapa electoral parece permanecer sin demasiados cambios a lo largo de las
elecciones que se irán produciendo en la última etapa de este periodo.
4.2. Proceso de alfabetización e ikastolas
Uno de los aspectos diferenciadores del proceso de modernización llevado a
cabo en Gipuzkoa es, sin lugar a dudas, la evolución de una serie de rasgos que
la han situado en la cabecera de los indicadores culturales y educativos en el
conjunto de Euskal Herria. En este sentido, debido a las características sociales
y lingüísticas de este Territorio Histórico, se pueden apreciar las actividades a
favor del euskara y de la enseñanza en esta lengua que, con años de diferencia,
marcan la pauta progresiva del paulatino reconocimiento de esta realidad.
No obstante, no podemos desvincular Gipuzkoa del proceso de alfabetización, sobre todo en euskara, que se está produciendo en Euskal Herria, sobre
todo a partir de finales de la década de los cuarenta, y que en las siguientes
décadas se configuran plenamente, implicando a todo un movimiento a favor del
39. Llera, F. (1994): Op. Cit., p. 458.
36
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
euskara y de la enseñanza en esta lengua. En un trabajo precedente40, señalábamos que el modelo de alfabetización vasco durante el siglo XX obedecía a unas
características que lo diferencian de otros modelos de alfabetización occidentales. Para ello nos valíamos de un esquema explicativo, basado en tres ejes: el
modo de alfabetización, el uso del euskara y el código ideológico. A continuación recogemos estos planteamientos, todavía útiles para explicar el proceso
evolutivo de la alfabetización, el surgimiento de las ikastolas y el proceso de
euskaldunización. Lo ocurrido en Euskal Herria en los últimos cincuenta años en
este terreno es de tal importancia que, comparado con lo ocurrido en los últimos
siglos, marca una ruptura y un proceso irreversible. Las ikastolas y todos los
procesos de euskaldunización llevados a cabo son de tal fuerza que han logrado
fraguar una nueva realidad. El aspecto fundamental, como se ha señalado hasta
en el último informe de 2009 sobre la situación sociolingüística del país41, es
que, gracias a la escolarización en euskara, se ha podido alcanzar cotas superiores de alfabetización y de uso del euskara, con una elevación importante de la
tasa de escolarización en esta lengua.
Competencia lingüística por territorios. CAV, 2006. Gobierno Vasco (2009)
40. Davila, P. (coord) (1995): Lengua Escuela y Cultura. El proceso de alfabetización en Euskal
Herria, Siglos XIX y XX. Leioa, Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco.
41. Gobierno Vasco (2009): 2006. IV Mapa Sociolingüístico. Gasteiz, Servicio de Publicaciones
del Gobierno Vasco.
37
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Como puede apreciarse en la ilustración, Gipuzkoa registra más de un 50 por
ciento de la población bilingüe, que junto con los bilingües pasivos, conforman
un panorama halagüeño respecto al futuro, pues tan solo el 30,9 de la población se declara monolingüe castellano parlante. La competencia lingüística de la
población alcanza porcentajes que superan el 60 por ciento entre la población
comprendida entre 5 y 15 años. Comparada esta situación actual con la que
arrojaba el primer censo de 1981 sobre el conocimiento del euskara, el progreso
ha sido espectacular, a pesar de las dificultades y de las resistencias.
El modelo de alfabetización en euskara, en el periodo inmediatamente posterior a la finalización de la Guerra Civil y hasta la década de los años sesenta,
sigue el mismo modelo de la etapa anterior a la misma y que denominamos
“alfabetización restrictiva”, ya que su objetivo iba dirigido a los vascoparlantes,
con escaso número de castellanoparlantes, que aprenderán el euskara de forma
autodidacta. Es de destacar la formación de grupos dentro de las órdenes y
congregaciones religiosas, señaladamente los franciscanos y los benedictinos,
preocupados por su propia alfabetización. Este tipo de grupos van a resultar
fundamentales para la elaboración de obras y revistas escritas en euskara.
Asimismo, Euskaltzaindia se mantendrá de una forma institucional en la promoción de la alfabetización. La primera campaña de alfabetización promovida por
Ricardo Arregi será una experiencia que marque una ruptura respecto al carácter
restringido de la alfabetización. De la misma forma, la campaña Kili-Kili adquiere
su importancia basada en la alfabetización infantil.
Por lo que respecta a los usos del Euskara, y dada la represión que ejercía el
gobierno sobre la lengua, su uso se mantendrá en un nivel privado y en contextos
sociales restringidos. No obstante, existen una serie de revistas de circulación
controlada, cuya temática se referirá a la literatura y a temas religiosos, aunque
también se traten otros de carácter académico. También hay que registrar toda
una serie de obras para ser utilizados como medios de enseñanza. Además de
estos ámbitos de la literatura, también hay que considerar otras revistas de tipo
más popular. Junto con todo este conjunto de revistas, lo cual es buena muestra del alcance público de la escritura, también hay que considerar la existencia
de radios parroquiales, de una discografía vasca y el surgimiento de una nueva
literatura vasca. En un nivel más académico, hacia el final del período, se darán
los pasos más importantes para la standarización lingüística del euskara, que
dará lugar al euskara batua (euskara unificado) y que supondrá en las etapas
siguientes una forma de normativización lingüística que, paulatinamente, se
introducirá en las ikastolas y será adoptado mayoritariamente como norma tanto
para textos literarios como científicos.
Dentro del campo nacionalista se continuarán manteniendo de forma soterrada las elaboraciones ideológicas sabinianas o del nacionalismo tradicional
vasco, en un contexto de represión. Desde un punto de vista ideológico se
38
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
puede constatar la permanencia de valores como la religión y la raza en el código
nacionalista. No obstante, este nacionalismo puede calificarse de residual, si
tenemos en consideración el surgimiento de otros planteamientos, tanto culturales como políticos, que intentan sintonizar con un nacionalismo más radical,
sobre todo a partir de la década de los sesenta. Desde luego, el surgimiento de
las primeras ikastolas irá poniendo las bases de la escolarización y consecuentemente sentando la posibilidad de una alfabetización de la población infantil,
que en este período será mayoritariamente vascoparlante.
En el decenio de los setenta y ochenta, antes de las transferencias educativas a la Comunidad Autónoma Vasca, asistimos al periodo más fecundo desde
la perspectiva de la alfabetización en euskara. Los objetivos que subyacen en
el proceso de alfabetización pueden diferenciarse en función de dos procesos
de alfabetización, según se trate de vascoparlantes o de sujetos cuya lengua
materna sea el francés o el castellano, en cuyo caso se tratará de un proceso de
euskaldunización. También hay que remarcar que la alfabetización primaria va a
correr a cargo de las ikastolas, mientras que los adultos tendrán acceso a toda
una red de cursos a cargo de instituciones propias. En este sentido, podemos
constatar un “boom” en cuanto al número de personas que van a seguir cursos
de aprendizaje del euskara, sobre todo en la euskaldunización, mientras que la
alfabetización de los vascoparlantes irá progresivamente descendiendo. Se trata
de un fenómeno básicamente urbano. Todo ello redundará en el surgimiento de
una nueva figura dentro del estudiantado que será conocida como “euskaldunberria”. Para atender esta demanda surgirá A.E.K. a principios de esta etapa,
con la intención de coordinar todas las “gau eskolas” y “euskal eskolas” que
funcionaban por todos los territorios vascos. El proyecto de esta Coordinadora
intentará dar respuesta a las nuevas reivindicaciones respecto a la lengua y
la cultura vascas dentro de un proyecto nacional, donde la recuperación de la
lengua actúe como eje promotor. Será esta institución la que además desarrolle
nuevos métodos de enseñanza, en función tanto del tipo de alumnado, como
de la necesidad de unir el aprendizaje a los contextos de uso de la lengua.
Resultarán, por lo tanto, fundamentales las aportaciones didácticas a través de
materiales pedagógicos, así como la preparación de un profesorado adecuado.
Complementando todo este proceso interno de lo que significa la enseñanza de
la lengua en sus aspectos organizativos, didácticos, etc., surgirán toda una serie
de campañas de alfabetización y de otro tipo de actividades públicas, cuya repercusión social se hicieron constatables. Entre ellas la más importante sería, en
1978, la campaña “Bai Euskarari” que daría gran impulso a las reivindicaciones
del euskara, en el sentido de tomar conciencia de la situación, y que consolidaría el papel de Euskalzaindia en su trayectoria a favor del euskara.
Los usos del euskara en esta etapa van a resultar importantes por el complejo mapa de utilización del euskara en diversos ámbitos de la vida pública y
privada, unas de carácter institucional y con reconocimiento oficial y otras de
39
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
carácter reivindicativo respecto al uso público del euskara. Es un fenómeno
expansivo que cuenta con una progresiva implantación debido a las características del momento y a la coyuntura política indefinida sobre la lengua y la cultura
vascas. Estos aspectos se pueden apreciar tanto en lo que respecta a la lectura
y la escritura, al uso oral, como al uso social del euskara. El número de revistas
en euskara resulta, en ese momento, importante, tanto en su aspecto cuantitativo como cualitativo, así como las editoriales que surgirán con el objetivo
de publicar textos en euskara, ya sean literarios, científicos, o dedicados a la
enseñanza. En su aspecto oral, la nueva canción vasca resultará un fenómeno
especialmente destacable, junto con la mayor programación en euskara en la
radio. De la misma forma, y relacionado con el proceso de standarización lingüística, que irá afianzándose, no sin una serie de conflictos que irán más allá de los
propiamente lingüísticos y que se producirán en el seno de Euskaltzaindia, surgirán la U.E.U. (Udako Euskal Uniberstitatea) y UZEI (Terminologia eta Lexikografia
Zentroa) que trabajarán en el ámbito de la alfabetización técnica, produciendo
material imprescindible para la utilización de los profesionales y universitarios.
El nacimiento de E.H.E. (Euskal Herrian Euskaraz) será también otro punto de
referencia, para exigir la normalización pública del euskara.
Se aprecia en estas dos décadas, sobre todo tras la muerte de Franco, un
proceso de redefinición nacionalista, donde el código nacionalista tradicional no
va a ser el hegemónico. El surgimiento de otras fuerzas políticas, así como el
contexto social, permiten una redefinición del nacionalismo anterior haciendo
más hincapié en que la identidad vasca no reside en la religión y la raza, sino en
la reivindicación de la lengua. A partir de esta redefinición, donde se aboga por
una integración de los inmigrantes, los lemas sobre Euskadi y el euskara serán
permanentes: Euskadi euskaldun. No obstante, hacia el final del periodo y coincidiendo con las victorias electorales del PNV, se aprecian distintas formas de
entender este lema. Hemos de resaltar la significación que para el País Vasco
tuvo el tránsito del franquismo a la democracia, así como la nueva configuración
constitucional y el desarrollo preautonómico. De la misma forma, los usos del
euskara se irán extendiendo por todo el tejido social, mientras las ikastolas
estarán afianzándose como una red competitiva con las otras redes escolares.
No obstante, se plantea un momento de crisis con las nuevas redefiniciones del
código ideológico, entre un nacionalismo tradicional y otro más radical.
Finalmente, a partir de mediados de la década de los ochenta y hasta la
actualidad, podemos hablar de que la alfabetización en euskara va tomando
unos derroteros institucionales, debido a las nuevas competencias que en materia educativa recaen sobre el Gobierno Vasco. Se aprecia que, desde el punto
de vista de la recuperación lingüística, comienza a distinguirse el modelo “D”
dentro de las redes escolares, como un elemento imprescindible para la alfabetización de los niños desde la escuela, mientras que la alfabetización de adultos,
a través de la euskaldunización, adquiere un sentido más institucional. La propia
40
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
alfabetización y euskaldunización del magisterio será un complemento imprescindible para el propio proceso de euskaldunización generalizado. Asimismo,
los requisitos exigidos de disponer de reconocimientos de competencia lingüística, convierten al euskara en una forma instrumental de acceso a puestos
de trabajo. El aumento en el uso del euskara hace necesario su aprendizaje
instrumental, en contra de otros planteamientos más sociales. En esta etapa,
los métodos de aprendizaje del euskara se han diversificado, aunque se aprecia
una dedicación más importante a los textos dedicados a los euskaldunberris.
La inmersión en contextos euskaldunes será una de las formas más eficaces
de aprendizaje de la lengua, así como de la cultura y las tradiciones vascas. La
lengua está inmersa en su propia cultura y, de esta forma, debe ser su aprendizaje. En cuanto a la formación de la tipología de grupos, además de consolidarse
A.E.K., surgirá H.A.B.E como un proyecto paralelo e impulsado por el Gobierno
Vasco, lo cual supondrá una situación conflictiva, sobre todo, en aspectos relativos a la financiación y a la homologación del profesorado, observándose una
polarización entre ambas instituciones, en función de los proyectos políticos de
cada una de estas instituciones. En Nafarroa e Iparralde la presencia de A.E.K.
continuará manteniéndose. No obstante, y a pesar de la existencia de toda esta
red institucional de dependencia variada, pues también deben incluirse instituciones privadas, la demanda de alfabetización y euskaldunización decrece considerablemente, llegando a estabilizarse hacia el final de esta etapa, sin que se
pierda el carácter urbano. También surgirán otras formas de aprender euskara
en internados. Las campañas de alfabetización continuarán de una forma normalizada por parte de las instituciones dedicadas a la alfabetización, sobre todo
al inicio de los cursos para la obtención de alumnado. No obstante, también
hay que resaltar el carácter reivindicativo de otras actividades, como Korrika,
que presupone toda una representación simbólica de la lengua y de la identidad
vasca.
En este contexto, y en cuanto a los usos del euskara, se puede apreciar una
ampliación en el uso del euskara, a todos los niveles de la actividad pública,
desde la administración hasta los medios de comunicación, donde será de destacar la existencia de un canal de televisión que emite íntegramente en euskara.
De la misma forma, en 1990 aparecerá un diario en euskara, consolidándose
a partir de un público lector. Debe resaltarse las actuaciones institucionales en
cuanto a la organización de actividades que aseguren un bilingüismo, de acuerdo
con los principios del Estatuto de Gernika. En este marco, la ley de normalización del euskara de 1982, será la base de todo este desarrollo institucional, de
la misma manera que en Nafarroa lo será la ley del vascuence. A pesar de todos
estos esfuerzos de planificación lingüística, así como la ampliación del uso oral
del euskara de una forma publica, a través de las diferentes emisoras de radio,
de la canción, de los bertsolaris, del teatro y del cine, no se puede afirmar que
se trate de un fenómeno masivo. En los censos elaborados de 1981 y 1986 se
recogía información sobre el grado de conocimiento del euskara por parte de la
41
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
población, siendo su resultado que tan sólo un tercio de la misma era vascoparlante. En un plano orientado hacia la normalización del euskara, será también
de resaltar la continuidad de la UEU, de UZEI, y ELHUYAR, así como la presencia
cada vez más importante del euskara en la enseñanza universitaria. También el
surgimiento de EKB con el objetivo de la defensa del euskara, promoción de la
cultura vasca y la normalización.
En este último periodo, en el código ideológico, y tras la redefinición nacionalista, pueden apreciarse diversos proyectos nacionalistas cuyo frente político
reside en la forma de entender el País, en función del papel que debe jugar la
lengua, aunque para unos ésta ocupe un lugar accesorio dentro del proyecto de
construcción nacional y, para otros, fundamental. La batalla política respecto a
la lengua entrará por lo tanto en una confrontación ideológica, más allá del propio fenómeno lingüístico.
El proceso de alfabetización institucional y de normalización lingüística, en
este último periodo, se debe al carácter que van tomando todas las iniciativas
alrededor de la alfabetización. Esta cuestión puede apreciarse desde las propias
instituciones de enseñanza, como la consolidación de los medios de comunicación, e incluso Korrika. Dicha institucionalización no es, por lo tanto, característica de la acción de gobierno debido a la nueva situación autonómica, sino que
afecta a todos los ámbitos sociales. Por otra parte, el proceso de escolarización
a través de las ikastolas, tendrá que compartir la alfabetización primaria en
euskara con las otras redes escolares públicas y concertadas, donde la Ley de
la Escuela Pública Vasca marca un importante punto de inflexión. La nueva función social que comienza a adquirir el euskara, en una sociedad que cada vez
más demanda las credenciales como un valor instrumental, hace aumentar la
demanda del aprendizaje de esta lengua. Los usos del euskara irán extendiéndose, privilegiando la eficacia y cierta normalización social. Es precisamente
en este proyecto de normalización donde se manifiesta una confrontación en
el código nacionalista ante la inoperancia de la institucionalización en el proceso de normalización y las demandas de cotas más altas en el proceso de
alfabetización.
Las ikastolas y la euskaldunización
Al referirnos a las diversas etapas del modelo de alfabetización vasco, hemos
resaltado la importancia que tenía la escolarización en euskara, bien sea a través de las ikastolas, bien de aquellas escuelas públicas o concertadas que optaron por algún modelo lingüístico euskaldunizante, de acuerdo con las demandas
sociales. Aquí, tan sólo señalaremos algunos aspectos relativos a la alfabetización primaria en euskara, apuntando algunas cuestiones relativas al movimiento
de ikastolas. Somos conscientes de que todo el proceso de instauración de las
42
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
ikastolas conlleva un estudio más detallado, lo cual no invalida el planteamiento
general sobre el proceso de alfabetización en todos los ámbitos señalados,
donde se recogen aspectos no únicamente relacionados con la escolarización.
Desde los primeros años del régimen franquista la persecución de cualquier
manifestación en euskara será patente y afectará a diversos ámbitos del uso de
esta lengua. Así, bajo la política de la unidad sacrosanta de la patria se prohibirá desde la utilización del nombre propio en euskara, hasta la designación de
buques mercantes, documentos notariales, nombres de sociedades, etc., puntos de ataque allí donde pudiera detectarse el mínimo rasgo de separatismo42.
A esta política habrá de unirse la depuración del magisterio y la represión del
euskara en las escuelas43.
Dentro del campo de la legislación educativa, la ley de educación primaria
de 1945 y el texto refundido de 2 de febrero de 1967 excluían cualquier aprendizaje de la lengua materna, haciendo hincapié en el “vínculo fundamental de
la comunidad hispánica” a partir de la lengua del Estado. Todo ello dentro de
un contexto donde la cultura euskaldun será puesta en cuestión ante los nuevos cambios sociales y demográficos que se están produciendo en esta época
debido al desarrollo industrial.
Esta situación, en lo que respecta a la legislación general del Estado sobre
la enseñanza, comenzará a cambiar a partir de la Ley General de Educación
de 1970, en la que se habla del cultivo de las “lenguas nativas” y más particularmente, a partir del decreto 1433 de mayo de 1975, por el que se regula
la incorporación de las lenguas nativas a los programas de los centros de educación preescolar y general básica, y del decreto 2929 de octubre del mismo
año, relativo al uso de las lenguas regionales españolas. Durante esos años, no
obstante, el movimiento de recuperación cultural y lingüístico estaba en pleno
apogeo, vinculado a una serie de demandas políticas en un contexto de lucha
antifranquista.
La Constitución Española de 1978, al proclamar en su artículo 3.2 la oficialidad de las diferentes lenguas del Estado, dejaba a los diferentes Estatutos de
Autonomía dicha oficialidad. El R.D. 1.049/1979 por el que se regula la incorporación de la lengua vasca al sistema de enseñanza en el País Vasco, no hacía si
no promover toda una legislación abundante sobre la aplicación de aquel man-
42. Euskaltzaindia (1977): Op. Cit.
43. Arpal, J.; Asua, B.; Davila, P. (1982): Educación y Sociedad en el País Vasco. San Sebastián,
Txertoa. Ostolaza, M. (1992): El garrote de la depuración. Donosti, Ibaeta- Pedagogía.
43
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
dato constitucional, señaladamente la de normalización del uso del euskara44,
como veremos más adelante.
Respecto tanto a la alfabetización como a la escolarización, dependiente de
la centralización administrativa de la enseñanza estatal y hasta su transferencia
a las comunidades autónomas, no podemos mostrar aspectos diferenciales
con el resto del Estado, si acaso tan sólo hacer constar que, debido a las altas
tasas de alfabetización y de escolarización, la acción del Estado no fue especialmente patente45. Asimismo, entre los datos estadísticos manejados por la Junta
Nacional contra el Analfabetismo, las cuatro provincias vascas aparecen siempre
entre los diez primeros lugares respecto al número de alfabetizados, e incluso
respecto al número de reclutas no analfabetos mantiene esos primeros lugares,
durante los años 1950, 1951 y 1952. Todo lo cual repercutiría en la escasa
presencia de las campañas alfabetizadoras –que por aquel entonces se estaban
promoviendo– en las Provincias Vascongadas y Navarra46. Otro tanto puede afirmarse, si consultamos la documentación relativa a la Comisión de Enseñanza y
Formación Profesional de la Comisaría del Plan de Desarrollo Económico, donde
los porcentajes de analfabetos son los más bajos para las cuatro provincias vascas47. Todo lo cual indica la situación favorable respecto al número de escuelas
y al de personas alfabetizadas, que repercutió en una política de construcción de
acuerdo con esas necesidades48.
Como hemos señalado, podemos decir que la verdadera efervescencia en
términos cuantitativos de la alfabetización y escolarización, tanto en Europa
como en Euskal Herria, no se dará hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
El despegue económico europeo de los años cincuenta provocará el boom de
la educación, en la medida en que los mercados comienzan a demandar mano
de obra especializada. La educación se revaloriza y se sitúa definitivamente en
el pensamiento liberal burgués con un significado ideológico claro, la educación
como sinónimo de prosperidad económica y de movilidad social. La alfabeti-
44. IVAP-HAEE (1986 y ss.): Euskarari buruzko araubidea. Normativa sobre el euskara, VitoriaGasteiz, Herri-Arduralaritzaren Euskal Erakundea-Instituto Vasco de Administración Pública.
45. Respecto a los datos sobre alfabetización en este perido puede consultarse Vilanova, M.
y Moreno, X. (1992): Atlas de la evolución del analfabetismo en España de 1887 a 1981, Madrid,
C.I.D.E.
46. Archivo General de la Administración del Estado (Alcalá de Henares). Ministerio de Educación, Leg. 79.331.
47. Archivo General de la Administración del Estado (Alcalá de Henares). Ministerio de Educación, Leg. 79.336.
48. Para el caso de Gipuzkoa, puede consultarse el Informe Gaur, Aguirre, J.A. (1969): Así está
la enseñanza primaria. Hablan los maestros. Madrid.
44
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
zación se convierte en el paso previo a cualquier intento de formación y de su
consecuente éxito social.
Este despegue económico europeo tendrá también su correspondencia en
el Estado Español, sobre todo a partir del comienzo de la Guerra Fría y del
consecuente desbloqueo y legitimación internacional del régimen franquista. El
Plan Marshall, la entrada de los tecnócratas del Opus Dei al gobierno y el planteamiento desarrollista que impulsaron produjo también el boom escolar en el
Estado, como lo muestra la promulgación de la ley del 18 de julio de 1956, que
autorizaba la emisión de deuda pública para la construcción en cinco años de
25000 escuelas.
No obstante, este boom escolar se produce en un momento socio-político
adverso para el euskara. El Estado dispone de medios económicos para la alfabetización y escolarización, pero bajo el signo de la afirmación de la españolidad,
centralización férrea y negación de todo indicio diferencial. La alfabetización se
hará en castellano por ley, trayendo no pocos problemas a los vascoparlantes.
La alfabetización y escolarización de éstos se ha de dar en el marco tanto de la
legislación vigente como en el marco social de la negación de su propia existencia como vascoparlantes: el euskara no sólo es expulsado del espacio oficial y
público sino que su uso individual conllevará el castigo. La estigmatización de lo
vasco, su exclusión de ámbitos lingüísticos de prestigio, y la imposibilidad real
para un vascoparlante de desenvolverse en un ámbito más allá del familiar, con
riesgo de ser objeto de burlas o castigo, junto con la valoración social general de
la alfabetización, impulsa a muchas familias vascas a rechazar su propia lengua
materna y escolarizar y alfabetizar a sus hijos en castellano, en un intento de
evitarles la discriminación de la que ellos mismos han sido objeto.
Con esto no queremos decir, ni mucho menos, que ésta sea la razón exclusiva que caracteriza la alfabetización en castellano de los niños/as vascoparlantes, ya que realmente la oferta escolar era prácticamente exclusiva en castellano
hasta bien entrados los años sesenta; sino señalar que la represión lingüística
en las áreas rurales, donde el uso del euskara era generalizado, profundizó la
diglosia a medida que los procesos de industrialización avanzaban y que el uso
del castellano se iba imponiendo con el añadido de prestigio y prosperidad. La
alfabetización en castellano, impuesta desde las necesidades políticas de un
estado centralista y desde las necesidades económicas de un mercado en desarrollo, encontró menos resistencias en estas zonas rurales tan golpeadas por la
experiencia discriminatoria del castellano.
Sin embargo, esta alfabetización en castellano no va a penetrar tan fácilmente en las áreas urbanas, donde se registra una progresiva resistencia. Es
en este ámbito donde surgen las primeras experiencias de alfabetización en
euskara, de los vascoparlantes en un primer momento, y de los castellanopar-
45
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
lantes más tarde. Así pues, la etapa franquista será el escenario de surgimiento
de diversos intentos de alfabetización y escolarización en euskara. El retroceso
que sufría la lengua, fruto de la represión y del reflejo diglósico, así como del
aumento de la población castellanoparlante procedente de las emigraciones de
otros puntos del Estado, comenzó a crear preocupación en diversos sectores
vasquistas (clero, jóvenes...) que emprendieron diversos proyectos para atajar
el retroceso del euskara. No queremos dejar de apuntar que esta preocupación se estaba produciendo, tanto en la Euskal Herria Peninsular como en la
Continental.
Por lo tanto, la alfabetización en euskara para los vascoparlantes tenía ya, a
finales de los años cincuenta, en la zona continental algún desarrollo, si bien con
un planteamiento bastante informal y muy dependiente de la voluntad y ánimo
de los profesores. En el País Vasco Peninsular, la necesidad de “hacer algo”
en euskara se plasma de maneras diferentes, que podemos clasificar según su
nivel de formalización. Así, distinguimos iniciativas de alfabetización primaria en
euskara en marcos de educación no formal, e iniciativas plenamente insertadas
en proyectos de escolarización formal en euskara (caso de las escuelas domésticas de Donostia y de las ikastolas a partir de los años sesenta).
Sin embargo, a medida que avanza la década de los sesenta, el entramado
cultural vasco se corporeiza y expande creando en amplias áreas sociales la
necesidad de la recuperación lingüística, la conciencia de que el euskara se
estaba perdiendo y que había que recuperarlo, porque en el caso de perderlo
Euskal Herria dejaría de existir (“euskararik gabe ez dago Euskal Herririk”); se
pasa a un planteamiento mucho más dinámico, donde la euskaldunización se
establece dentro de un proceso de recuperación lingüística. La recuperación
lingüística se traduce también en una alfabetización en euskara de los castellanoparlantes, es decir, una euskaldunización precoz y su correspondiente
alfabetización primaria en la segunda lengua. Se supera el discurso del bilingüismo como fenómeno individual (derechos del individuo a aprender en su lengua materna), y se desarrolla la conciencia del conflicto lingüístico, la diglosia y
como consecuencia la reivindicación social del euskara.
Como constata Núñez49, pese al aumento del número total de euskaldunes
experimentado durante la centuria siguiente, la proporción de los mismos dentro
de la masa de la población, sin embargo, ha disminuido, bajando del casi 100
por ciento al 44 por ciento en el período 1868-1970. El número de euskaldunes
de Gipuzkoa había aumentado en 1981 de esta forma:
49. Núñez, L.C. (1977): Opresión y defensa del Euskara. Donostia, Txertoa.
46
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Tabla 40. Población que habla, entiende,
lee y escribe en Euskara por sexos (1982)
Varones
Mujeres
Total
Entiende euskara
192.680
198.876
391.556
Habla euskara
180.558
188.765
369.323
Lee euskara
147.419
154.416
301.835
Escribe euskara
133.389
139.322
272.711
Fuente: “A.E.V.” (1982). E. Jaurlaritza.
Tabla 41. Población que habla euskara por comarcas en 1981
Varones
Mujeres
Total
Alto Deba
20.749
20.807
41.556
Bajo Deba
19.799
20.743
40.542
Urola Costa
25.008
24.067
49.075
Goiherri
20.353
20.598
40.951
Tolosaldea
17.704
17.095
34.799
Donostialdea
66.028
73.544
139.572
Bajo Bidasoa
10.917
11.911
22.828
180.558
188.765
369.323
Total
La alfabetización “informal” se produce en diferentes ámbitos, como la catequesis, o el intercambio de experiencias en las escasas escuelas en las que
el euskara tenía alguna presencia, y sirvieron para mantener de alguna manera
un ensayo de alfabetización vasca, al menos en su mínima expresión, “Umeen
Deia” (1957-1964), una pequeña revista infantil nacida en Nafarroa en el marco
de la Institución Príncipe de Viana de la Diputación Foral de Nafarroa, que se
convirtió en este caso en un elemento dinamizador y de interrelación entre los
niños/as euskaldunes. A esto habría que añadir, en los casos de Nafarroa y
Gipuzkoa sobre todo, los exámenes en euskara y los premios que aportaban.
Los concursos se convirtieron así en lugares de encuentro en donde el trabajo alfabetizador de cada día encontraba una plasmación festiva y lúdica, y, al
menos, un espacio “público” de valoración. Los exámenes tenían dos partes,
una oral y otra escrita; primeramente se hacía el trabajo escrito que consistía
en escribir un cuento aprendido de memoria, un dictado corto y la respuesta a
tres preguntas realizadas en aquel momento, para después recitar un verso, una
47
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
oración o una canción así como alguna lectura corta50. Los premios a los mejores resultados consistían en excursiones y pequeños regalos a los participantes.
Estas iniciativas nos dibujan, sin lugar a dudas, de una manera más certera,
las características de unos procesos de alfabetización primaria en euskara que
son los precedentes inmediatos del surgimientos de otro ensayo educativo,
que dentro de una dinámica de modernización del discurso sobre la lengua y un
contexto socio-político de resistencia y contestación al franquismo, provocará
el nacimiento del movimiento de ikastolas (escolarización en euskara tanto de
niños/as vascoparlantes, en un primer momento de función conservadora de la
lengua, como más tarde de castellanoparlantes, en el contexto de recuperación
lingüística y reivindicación social del euskara).
La escolarización en euskara: las escuelas domésticas y el movimiento de
ikastolas
Cuando abordábamos la situación política de Euskal Herria como consecuencia del estallido de la Guerra Civil, decíamos que la represión que se ejercía contra todo aquél que se salía de la línea establecida por los dirigentes del nuevo
Régimen era atroz. La persecución ideológica a la que se sometió a la población
causó serias dificultades para que se pudiera desarrollar con la más mínima
libertad cualquier tipo de actividad cultural o lingüística en cualquier comunidad
del Estado, “porque si la cultura ha sido amordazada en lengua castellana, la
catalana, la gallega y la vasca, lo han sido doblemente. Se suprimieron los centros de estudio, publicaciones y editoriales en idioma propio en todas las regiones que lo tenían. Con motivo de la entronización del Sagrado Corazón de Jesús
en las oficinas de la Inspección Primaria de Barcelona el 26 de mayo de 1939,
según reseña publicada al día siguiente por ‘El Noticiero Universal’, el nuevo
Obispo dijo que: ‘la enseñanza debe ser cristiana, católica y saturada de amor a
la Patria, y siempre en castellano, esta lengua que exaltaron entre otras grandes
figuras de la Historia como Santa Teresa de Jesús e Isabel la Católica’”51.
En lo que a nuestra cultura o lengua se refiere, esta persecución de la que
hablamos alcanzó con ambas sus máximos niveles, convirtiéndose el idioma
vasco en uno de los principales caballos de batalla de cualquier partidario franquista, lo cual, lejos de obtener los resultados por ellos deseados, tuvo el efecto
contrario, logrando que muchas personas ajenas al mundo de la cultura y de la
lengua, comenzasen a dar los primeros pasos en la recuperación de ésta. En
relación a dicha recuperación hay que señalar que “el retroceso que sufría la
lengua como consecuencia de la represión y del efecto diglósico, así como la
50. Torres, I.: Op. Cit., p. 454.
51. Sueiro, D. y Díaz Nosty, B. (1998): Op. Cit. pp. 123-124.
48
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
cada vez mayor inmigración castellano-parlante procedente de otros puntos del
Estado, comenzó a crear preocupación en ciertos sectores vasquistas (clero,
jóvenes,...) que emprendieron diversos procesos para atajar esa pérdida del
euskera”52.
Pero no cabe duda que el surgimiento de las ikastolas, y su incorporación a
la enseñanza, constituyó uno de los puntos clave dentro de lo que supuso este
proceso recuperador. La actitud de muchísimas personas euskalzales, entre
las que no faltaron numerosos Hermanos lasalianos, fue otro de los factores
a tener en cuenta, con una predisposición al trabajo en pro de la lengua que
llegaba a alcanzar cotas insospechadas, de auténticos militantes de la cultura
vasca, tanto de personalidades como del pueblo llano, sin olvidar a toda la corte
de andereños y maixus que trabajaron en unas condiciones laborales impropias
de un sistema educativo medianamente normalizado. El tercer gran grupo que
participó activamente en la recuperación del idioma fueron algunos medios de
comunicación, que dentro de la restricción de las libertades en las que se podían
mover, apostaron por esta labor, con los peligros, principalmente de cierre del
medio, que ello conllevaba.
Dentro de esta etapa de desaparición del euskera existieron ciertos factores como los factores socio-políticos, socio-económicos, institucionales y psicosociales que a continuación vamos a relatar: “el conflicto lingüístico y cultural
vasco surge en los años finales del siglo XIX y tiene su origen en un doble
proceso: la transformación de las estructuras tradicionales provocada por el
fenómeno de la industrialización y en el afianzamiento progresivo de los poderes
estatales en detrimento de los regímenes forales. Estas nuevas condiciones
políticas, económicas y socioculturales acabarán alterando el statu quo del euskera y de la comunidad euskaldun”53.
De los factores socio-políticos tenemos que destacar la labor que ejercieron
los representantes de la Administración Central y los funcionarios públicos,
principalmente de los Secretarios de los Ayuntamientos, de los que partían las
disposiciones para el cumplimiento de las prohibiciones de la utilización del euskera, pero tampoco se puede olvidar la actuación que en materia represiva del
euskera mantuvieron los “Maestros Nacionales”, con sus ya conocidos castigos,
tanto físicos como psíquicos, y la creación de sentimientos de culpabilidad dentro de su alumnado. De entre estos castigos el más famoso fue el de la imposición del anillo escolar, que consistía en que al niño que hablaba en euskera se
le castigaba con un anillo, del cual tenía que desembarazarse entregándolo a
otro niño al que había de sorprender hablando en euskera. El que tenía el anillo
52. Dávila, P. (1995): Op. Cit.. pp. 65-66.
53. Ostolaza, M. (1996): Op. Cit., pp. 38-39.
49
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
cuando terminaba la clase o la semana escolar era castigado con un castigo
físico o con la obligación de aportar una determinada cantidad de dinero54. Este
castigo tenía sus orígenes en la “Nota Galesa” de similares características al
anillo vasco, con la particularidad de que en este caso se colocaba una señal o
marca, generalmente de madera atada con un hilo y se le colgaba del cuello al
primer niño al que se le hubiese oído hablar en galés en la escuela; “el desgraciado que tuviese el infortunio de poseer la nota colgada al cuello al final de la
sesión escolar –dos veces por día– era castigado con suma severidad”55.
Entre los factores socio-económicos, la industrialización de gran parte del
territorio vasco, unida al proceso de inmigración masiva que no permitió una
integración cultural y lingüística escalonada, y la práctica desaparición de la
actividad rural, constituyeron otro de los ejes negativos para la conservación de
la lengua. Para analizar los factores institucionales, hay que reseñar que ciertos
sectores de la Iglesia vasca, con todo lo que representaba para una población
de fuertes raíces cristianas, también se convirtieron en otro de los azotes permanentes contra el euskera, llegándose incluso a abandonar la predicación a
sus fieles en esta lengua; “el Cardenal Gomá muere desilusionado del nuevo
régimen que no le ahorra el mal trago de la publicación de una carta pastoral
acusado de indulgente para con los opositores de Franco. Una Orden ministerial conmina a los obispos a poner término a la predicación en euskera y en
catalán”56.
Sin embargo, como decíamos, no todos los integrantes de la Iglesia adoptaron una actitud beligerante contra el euskera, y la mejor muestra de ello es el
mensaje que el 30 de mayo de 1960 envió un grupo de sacerdotes vascos a la
sociedad: “así ahora denunciamos ante todos los españoles y ante el mundo
entero la política que hoy impera en España, de preterición, de olvido, cuando no
de encarnizada persecución de las características étnicas, lingüísticas y sociales que Dios nos dio a los vascos. Si las piedras de un monumento nacional
se cuidan por la belleza de su arquitectura y el reflejo que conservan del alma
de la época que las labró, EL EUSKERA, INSTRUMENTO NECESARIO PARA LA
EVANGELIZACIÓN Y CULTURA DEL PUEBLO VASCO, tiene derecho ante la Iglesia
y ante la civilización, un derecho a la vida y a ser cultivado, [...] y éste es nuestro
54. Dávila, P. (2003): Enseñanza y educación en el País Vasco contemporáneo. Donostia, Erein,
p. 101.
55. Lasa, J.I. (1968): Sobre la enseñanza primaria en el País Vasco. San Sebastián, Ed. Auñamendi, pp. 29-30.
56. García de Cortázar, F. y González Vesga, J.M. (1994): “Breve Historia de España”. Madrid,
Alianza Editorial, p. 593.
50
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
caso hoy en España. Y no hay razón histórica, social ni política que justifique
semejante crimen”57.
Incluso el mismísimo Monseñor Añoveros, en su homilía de 9 de marzo de
1974, se atrevió a realizar una defensa del euskera en la que decía: “el pueblo
vasco tiene unas características propias de tipo cultural y espiritual entre las
que destaca su lengua milenaria. Estos rasgos peculiares dan al pueblo una personalidad específica dentro del conjunto de pueblos que constituyen el Estado
español actual. El pueblo vasco, lo mismo que los demás pueblos del Estado
español, tiene el derecho de conservar su propia identidad, cultivando y desarrollando su patrimonio espiritual, sin perjuicio de un saludable intercambio con los
pueblos circunvecinos dentro de una organización socio-política que reconozca
su justa libertad. Sin embargo, en las actuales circunstancias, el pueblo vasco
tropieza con serios obstáculos para poder disfrutar de este derecho. El uso de
la lengua vasca, tanto en la enseñanza, en sus distintos niveles, como en los
medios de comunicación, está sometido a notorias restricciones. Las diversas
manifestaciones culturales se hallan también sometidas a un indiscriminado
control”58.
Finalmente, con respecto a los factores psico-sociales, la otra institución que
no pudo aguantar la presión social a la que era sometida fue la familia, que no
tardó en abandonar su idioma, para sustituirlo por el castellano. Sin pretender
justificar su actitud para con el euskera, hay que señalar que la imagen del castellano gozaba de una popularidad internacional que la lengua vasca no disfrutaba.
El castellano era considerado como una lengua moderna, unida a procesos culturales y de civilización que, además, era hablado por millones de personas por
todo el mundo. De esta manera, frente a “esa pequeña y diminuta lengua, que
no llega a la condición de idioma, cuyo origen se desconoce y que se encuentra
a punto de extinguirse porque ya no sirve. Esa lengua de aldeanos que sólo sirve
para hablar con el ganado y que no es sino una rémora y un retraso para la vida
moderna”59, la población vascófona optaba por dejar de enseñar su idioma a
sus hijos para que no hicieran el ridículo ante el mundo por no saber expresarse
en castellano y, de paso, que no se viesen sometidos a las vejaciones que se
producían en las escuelas y en la vida cotidiana.
57. García de Cortázar, F. y Montero, M. (1980): Op. Cit., p. 181 o Iztueta, P. (1981): Sociología
del fenómeno contestario del clero vasco, 1940-1975. Donostia, Elkar.
58. García de Cortázar, F. y Montero, M. (1980): Op. Cit., p. 183.
59. Informe SIADECO (1979).
51
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
No obstante, y a este respecto, tenemos que hacer referencia al trabajo de
Idoia Fernández60 en el que se informa sobre la labor que desde antes del inicio
de la Guerra Civil comenzaron a desempeñar las mujeres vascas, nacionalistas
en particular, a través de una organización denominada Emakume Abertzale
Batza (Asociación de Mujeres Patriotas) y que llegó a aglutinar a más de 25.000
mujeres. Éstas desempeñaban diferentes funciones, desde su participación en
escuelas vascas hasta la creación de grupos de teatro, danzas, un cuerpo de
enfermeras o labores de alfabetización. Este tipo de acciones las desempeñaban bien desde una perspectiva de socialización primaria (el hogar familiar) o
secundaria, batzokis e ikastolas, creando unos espacios educativos que se complementaban entre sí y que de paso servían para lograr su objetivo: “vasquizar”
a sus hijos.
Finalizada la Guerra Civil la transmisión de estos contenidos y reproducción
de las prácticas socializadoras llevadas a cabo antes del inicio de la misma,
continuará ejerciéndose en Euskal Herria pero con intensidades y ritmos diferentes. Las mujeres vascas van a continuar transmitiendo a sus hijos la lengua, los
cantos, las danzas y los relatos referentes a la Patria, dándose la situación de
que las familias nacionalistas más pudientes llegaban a contratar a muchachas
de servicio de origen euskaldun para que facilitasen la tarea de mantenimiento y
aprendizaje del euskera en el hogar. El paso de los años va a permitir que este
tipo de prácticas socializadoras vayan extendiéndose fuera del estrictamente
marco familiar, trasladándose hacia los grupos de danzas, de teatro, de montaña, ... donde se da una importante presencia masculina y un intenso ambiente
nacionalista.
Sin embargo, el proceso socializador no finalizaba con estas prácticas e iba
un poco más allá. En la capital guipuzcoana comienza una tarea de enseñanza
formal en la que la mujer nuevamente va a desempeñar un papel fundamental,
las etxe-eskolak o pisos privados en los que se produce la escolarización de
niños vasco-parlantes comprendidos entre los tres y los nueve años, destacando en esta tarea durante los años 40 y 50 dos “andereños”: Elbira Zipitria
y Mª Dolores Goya, cuya experiencia dará lugar al surgimiento de las ikastolas
en los años sesenta, aunque desde planteamientos ideológicos y organizativos
diferentes.
Además de las distintas experiencias de alfabetización a la que ya hemos
hecho mención en el epígrafe anterior, surgen en Euskal Herria, primero de un
modo muy restringido y más tarde de un modo amplio y general dos experiencias
de escolarización en euskara de gran importancia desde el punto de vista de la
60. Fernández, I. y otros (1997): “La transmisión de contenidos nacionalistas en el contexto
familiar” en Historia de la Educación, Revista Interuniversitaria, nº 16, pp. 363-372.
52
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
alfabetización, ya que suponen la puesta en marcha de una verdadera escolarización en euskara. Se trata de las Escuelas Domésticas de Donostia desarrolladas en torno a la figura de Elbira Zipitria entre 1946 y 1969, y el Movimiento de
Ikastolas que empieza a desarrollarse a partir de 1960.
Respecto a las primeras, podemos apuntar que se trata de pequeñas escuelas de tamaño reducido (unos diez alumnos) que ponía en marcha cada maestra
titular en su propia casa. Este tipo de experiencia sólo surge en Donostia y está
muy vinculado a un modelo de educación con una fuerte raíz en la escuela vasca
de preguerra, de hecho la organización tiene en su base la estructura de relaciones del Emakume Abertzale Batza del que Elbira Zipitria había sido una relevante
militante.
El planteamiento alfabetizador de las escuelas domésticas de Donostia
tiene como objeto, al igual que las experiencias de alfabetización informal
de las que ya hemos hablado, la conservación del euskara, y por esta razón
están dirigidas hacia la población vascófona con el fin de alfabetizar en lengua
materna, para después de estar bien asentados los niveles de lecto-escritura
se proceda a la alfabetización en castellano. Esta escolarización en euskara se
extendía hasta los nueve años, edad en la que se accedía al nivel de ingreso,
momento en el que se continuaba la escolarización en colegios privados en
castellano.
La importancia de las escuelas domésticas de Donostia tiene, según
nuestro punto de vista, una doble vertiente; por un lado permite dar una continuidad, precaria y aislada pero necesaria, a toda la labor emprendida en torno
al bilingüismo y la escuela en la época de preguerra, aportando un modelo de
escuela vasca adecuada a unas circunstancias difíciles pero con un gran contenido pedagógico e ideológico, y, por otro lado, aporta al inmediato proyecto
general de escuela vasca en que se convirtió la ikastola una práctica pedagógica de marcado contenido renovador (Decroly y Montessori) en un momento
en el que la escuela oficial se plegaba a los cánones más tradicionales y
reaccionarios.
El modelo de escolarización restringido correspondiente a las escuelas
domésticas, en consonancia con el proceso general de alfabetización, responde
a la función conservadora de la lengua así como a una ideología nacionalista
que podríamos definir como residual, en el sentido que supone un transplante
de un discurso de preguerra en una situación nueva, la posguerra, en donde los
cambios infra y supraestructurales de las sociedades europeas habían tomado
un rumbo sin retorno.
La evolución ideológica en el ámbito vasco no habría de hacerse esperar; el
surgimiento de ETA en 1959, la organización de la resistencia cultural vasca,
53
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
la regeneración de la lengua y la formulación del euskara batua, el desplazamiento de la influencia religiosa a todos los niveles, así como los cambios
económicos inminentes a los procesos de urbanización e industrialización en
la nueva coyuntura de posguerra traen consigo una nueva formulación ideológica de la cultura vasca. Ricardo Arregi será uno de los representantes más
importantes de esta tendencia, que propugnará la necesidad de modernización de la cultura vasca, su codificación a tenor de la industrialización en una
sociedad que es ya eminentemente urbana. De este marco general surge el
impulso a las campañas de alfabetización y la importancia de la escolarización
en euskara.
El discurso modernizador de la lengua, en un contexto social de organización clandestina intensa, tiene su repercusión en el ámbito educativo vasco.
El modelo de escuela doméstica se dinamiza, se inserta en el nuevo contexto
social y surge la ikastola, con un perfil semejante al actual. La ikastola va a suponer la puesta en marcha de una alfabetización general en euskara, tanto para
vasco parlantes como castellano parlantes, tras haberse superado la función de
conservación, en aras de la recuperación lingüística. Alfabetización y escolarización, que abarcan todos los niveles de enseñanza, según lo van marcando las
necesidades de los grupos escolarizados en la ikastola; se supera el esquema
de las escuelas domésticas de ciclo de escolarización en euskara equivalente
a ciclo de alfabetización, para articularse un proceso educativo general en euskara (queda fuera el nivel universitario, aunque la reivindicación al respecto es
generalizada e incluso se organiza una universidad vasca popular, Udako Euskal
Unibertsitatea).
La implantación de la ikastola en todo Euskal Herria, aunque es desigual
(se desarrolla más intensamente en Bizkaia y Gipuzkoa), tiene una incidencia
indudable en la consideración del aprendizaje del euskara en todo el sistema
educativo no universitario. Creemos que no es atrevido afirmar que la movilización social consecuente al movimiento de ikastolas creó las condiciones
necesarias para su introducción en el curriculum escolar de toda la población
escolar de una parte de Euskal Herria (la Comunidad Autónoma Vasca), aunque
retomando los planteamientos bilingüistas y tratando de marginar la reivindicación social del euskara en el nuevo marco político diseñado por la constitución
española.
El movimiento de ikastolas será la iniciativa que finalmente dará cuerpo a
una escolarización íntegramente en euskara, tanto para alumnos vascoparlantes
como castellano parlantes. Su incidencia y evolución en los años en los que son
la única red educativa en euskara, es decir con anterioridad a la fijación de los
modelos de enseñanza bilingüe, son muestra de la posición favorable hacia las
ikastolas. El aumento constante de alumnado en todos los territorios vascos
54
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
registra, no obstante, una evolución diferenciada, siendo Gipuzkoa el territorio
con mayor número de matrícula61.
Tabla 42. Evolución de la matrícula en las ikastolas (1964-1982)
Alumnos matriculados
Curso
Guipúzcoa
Álava
Navarra
Vizcaya
54
P. Vasco
Continental
---
Total
1964-65
520
22
596
1696-70
5.770
171
348
1.958
8
8.255
1970-71
8.181
334
765
2.591
14
11.885
1971-72
10.673
376
950
3.157
47
15.203
1972-73
13.245
486
1.377
3.755
101
18.964
1973-74
15.272
677
1.631
4.938
175
22.693
1974-75
17.971
1.026
1.892
5.822
225
26.936
1975-76
21.325
1.429
2.158
8.634
305
33.851
1976-77
25.314
1.812
2.621
10.977
341
41.065
1977-78
29.652
2.654
3.094
13.422
382
49.204
1978-79
31.423
3.293
3.744
14.875
390
53.809
1979-80
34.733
4.277
4.909
16.136
474
60.529
1980-81
37.145
5.086
5.369
17.157
516
65.273
1981-82
39.128
5.509
5.727
19.107
564
69.935
Fuente: Garagorri, X. y otros62
Esta evolución vertiginosa del movimiento de ikastolas, sobre todo en
Gipuzkoa y Bizkaia, debe ser contemplada a la luz de un contexto social dinámico, movilizador y creativo, en un momento en el que el euskara se encontraba
en su momento más crítico. La ikastola va a convertirse en un núcleo de identificación cultural muy intenso que produce y reproduce adhesiones y apoyos. De
esta manera, y siempre en ese contexto de resistencia y reconstrucción cultural,
61. Para hacer un seguimiento estadístico de la evolución del alumnado de las ikastolas puede
consultarse, para la primera etapa: Aduriz, A. y ot. (1972): “Gure Ikastola”, Jakin, nº 6; Basurko, F.
(1990): “La normalización de la Ikastola: breve historia y estado de la cuestión de la escuela pública
vasca”, Historia de la Educación, nº 8, pp. 139-166; SIADECO (1979): Conflicto lingüistico en Euskadi, C.L.P.; Euskara Zerbitzua (1990): Euskal Irakaskuntza: 10 urte, Gazteiz, Eusko Jaurlaritzaren
Argitalpen-Zerbitzu Nagusia.
62. Garagorri, X. y otros (1983): “Ikastoletako irakaskuntzaren garapena eta egoera”, en Jakin,
nº 28, uztaila-iraila, pp. 6-60, p. 10.
55
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
lingüística y política, las ikastolas van encontrando los modos de ir poniendo en
marcha todo un sistema educativo paralelo y extraoficial en todos sus niveles
(ideológico, organizativo, formativo y pedagógico). Así, antes de la publicación
del famoso decreto de bilingüismo de 1979, podemos observar una serie de
características diferenciadoras de estas dos etapas63, coincidiendo con los cambios que se están produciendo en el campo de la alfabetización en general.
Posteriormente, y sobre todo a partir de la instauración del Gobierno Vasco
en la Comunidad Autónoma Vasca, se entrará en un proceso de normalización
jurídica y equiparación pública. Como ya hemos indicado, no tratamos de hacer
un estudio pormenorizado de las ikastolas, sino tan sólo señalar algunos rasgos
que revelen su importancia en el proceso de alfabetización en euskara y también
en el de euskaldunización, visto desde la perspectiva de su importancia como
red de escolarización.
En primer lugar, la ikastola, como indican la evolución de alumnado y su
asentamiento, permite la generalización de la alfabetización primaria en euskara en amplios sectores de la población, superando la restricción numérica y
geográfica, que suponían experiencias anteriores. Podemos afirmar que, por primera vez, se consolida una oferta de escolarización en euskara de dimensiones
amplias. Las etapas en esta evolución coinciden con la marcha general seguida
en el proceso de alfabetización de adultos y, en general, con los diferentes usos
del euskara a nivel social y administrativo.
En segundo lugar, la influencia del movimiento de ikastolas sobre la alfabetización y euskaldunización de adultos ha permitido que la recuperación lingüística
se generalice. En este sentido, son de destacar las posturas favorables hacia
una expansión donde se verán implicados amplios sectores de la población.
En tercer lugar, se produce entre el profesorado un asentamiento de la
alfabetización en euskara, a través de la enseñanza en las ikastolas. En los
años sesenta, cuando empiezan a ponerse en marcha las ikastolas, el euskara
batua no existía aún, así como tampoco una oferta editorial en euskara que
pueda considerarse tanto en cantidad como en variedad. Los profesores, tanto
euskaldunes como euskaldunberris que se incorporan a la ikastola, comenzarán a asentar y sistematizar su propia alfabetización en euskara a través de la
práctica docente y, posteriormente, a partir de una preparación específica en las
escuelas de formación del profesorado. Este proceso alfabetizador a través de
la enseñanza, ha sido una práctica generalizada en el movimiento de ikastolas
durante todo el franquismo, y creemos que una de las claves de la producción
de espacios de interacción lingüística para los profesores euskaldunizados, así
63. Basurko, F. (1990): Op. Cit., p. 145.
56
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
como para la evolución desde una situación de lengua de uso oral y coloquial
hacia otra situación inicial en el uso de la lecto-escritura.
No obstante, el dato más relevante en cuanto al proceso de alfabetización
será el impulso que, a partir de la ley de normalización del uso del euskara de
1982, se dará a toda la planificación de política lingüística. En un marco de cierta
normalización política e institucional se producirá una vuelta a los planteamientos bilingüistas, focalizando de nuevo el tema en el nivel de los derechos individuales. Tal vez se trataba de desactivar todas las iniciativas de reivindicación
social de la lengua, con toda la carga política y popular, pero también negando
en cierta medida el fenómeno de la diglosia y ensalzando un discurso político
de coexistencia armónica de las dos lenguas. Desde este planteamiento, la
alfabetización en euskara adquirirá un reconocimiento legal, materializado en los
modelos lingüísticos, situándola dentro del llamado “modelo D”. Las ikastolas
se adscribirán mayoritariamente a este modelo, mientras que en la red escolar
transferida los porcentajes son claramente menores, si la comparamos con los
otros modelos. Respecto a la evolución de matrícula en los diferentes modelos,
la tendencia nos indica que, en los últimos años, se apunta a una estabilización del porcentaje de población escolar que se alfabetiza en euskara, en aquel
momento en un nivel muy inferior a la alfabetización en castellano64. Los datos
referentes a Nafarroa e Iparralde siguen apuntando hacia un lento y constante
crecimiento de la alfabetización en euskara, siempre en el marco de la escolarización en las ikastolas. Cuantitativamente hablando representan un porcentaje
muy pequeño respecto a la población escolar que se alfabetiza en castellano o
en francés, a pesar de su importancia, en unos marcos legales más restrictivos
si lo comparamos con la Comunidad Autónoma vasca.
Tras esta visión general sobre la historia de los procesos de alfabetización
que se registran en Euskal Herria, podemos apreciar la importancia de la escolarización en euskara como elemento nuclear hacia una alfabetización masiva en
esta lengua. Evidentemente se trata de un fenómeno reciente, si lo comparamos
con otros modelos de alfabetización, pero de gran significación para la recuperación de la lengua y la cultura vascas. Hemos querido señalar tan sólo el elemento escolar porque parece el más evidente, sobre todo a partir de utilizarse
la escuela como agente de alfabetización primaria; no obstante, el proceso de
alfabetización requiere toda una serie de ámbitos de uso, tanto social, familiar,
cultural, escolar, administrativo, etc. sin los cuales no puede garantizarse el normal desarrollo de una lengua.
El éxito de la alfabetización en euskara a través de la escolarización primaria sea a través de las ikastolas o de cualquier otro tipo de centro público,
64. Euskara Zerbitzua (1990): Op. Cit.
57
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
concertado o privado, ha seguido diferentes líneas de evolución desde la
implantación de los modelos lingüísticos, como puede observarse en la
siguiente gráfica.
Enseñanza no universitaria. CAV, 1983/84-2007-08 (Gobierno Vasco, 2009)
Está claro que no todos los modelos han conseguido los objetivos prescritos
por la ley, es decir, una población escolar bilingüe. Los diferentes estudios que
se han realizado sobre las competencias lingüísticas que los alumnos y alumnas
obtienen al final de su escolarización muestran que tan solo el Modelo D y, en
menor medida, el B, pueden garantizar que los alumnos y alumnas consigan
unos niveles aceptables en el dominio de la lengua, tanto a nivel académico
como de uso en la vida cotidiana. Asimismo, la matriculación en cada uno de
los modelos ha seguido una tendencia diferente, pues mientras el modelo D ha
ido registrando una matrícula creciente en todos los territorios de la Comunidad
Autónoma Vasca, en cambio el B se ha ido manteniendo y el A ha seguido una
curva claramente descendente. Esta situación marca diferencias en cuanto a la
preferencia de los padres por un determinado modelo y, sobre todo, aquel que
garantice la plena euskaldunización de sus hijos.
58
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Tabla 43. Evolución de la enseñanza no universitaria por modelos lingüísticos,
CAV, 1983-84/2007-08 (Gobierno Vasco, 2009)
Modelos Lingüísticos (nº)
Curso
Total
1983/84
Modelos Lingüísticos (%)
A+X
B
D
A+X
B
D
524.448
407.705
42.401
74.342
77,7
8,1
14,2
1985/86
513.146
377.226
52.925
82.995
73,5
10,3
16,2
1987/88
499.154
343.705
64.821
90.628
68,9
13,0
18,2
1989/90
471.241
302.910
73.055
95.276
64,3
15,5
20,2
1991/92
437.377
261.910
75.269
100.198
59,9
17,2
22,9
1993/94
405.405
227.503
70.767
107.135
56,1
17,5
26,4
1995/96
373.022
190.912
68.465
113.645
51,2
18,4
30,5
1997/98
340.490
154.499
64.050
122.941
45,2
18,8
36,0
1999/00
317.152
121.908
66.550
128.694
38,4
21,0
40,6
2001/02
302.663
99.639
66.932
136.092
32,9
22,1
45,0
2003/04
301.497
87.747
67.967
145.783
29,1
22,5
48,4
2005/06
310.309
75.971
71.284
163.054
24,5
23,0
52,5
2007/08
319.842
66.689
74.077
179.076
20,9
23,2
56,0
Fuentes: Eustat (1983/84-2006/07) y Departamento de Educación, Universidades e
Investigación (2007/08).
Por lo que respecta a Gipuzkoa, en los años comprendidos entre 1984 y
2004, se aprecian tendencias mucho más marcadas de ese proceso general.
De manera que, en la actualidad, el modelo A sigue una tendencia descendente
siendo, prácticamente, residual en la Red Pública y con incidencia escasa en la
privada. El modelo B, en cambio, es el que, dentro de la Red Pública, ha descendido notablemente, de manera que en 1984 representaba casi un 42 por ciento
y en 2004 este porcentaje es de 12,6; en cambio, en las ikastolas privadas,
se incrementa ligeramente y en la red privada, ha pasado de un 30 a un 38 por
ciento, aunque ha pasado por porcentajes muy cercanos al 50 por ciento. En
cambio el modelo D es el que registra una evolución más marcada con respecto
a su oferta escolar, sobre todo en el sistema público, pues ha pasado de casi un
20 por ciento a más de un 87 por ciento en estos 20 años; el aumento es menor
en los centros privados, que casi han duplicado su oferta y en las ikastolas que,
incluso, la han disminuido.
59
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Evolución de los modelos lingüísticos A, B y D en Gipuzkoa (1984-2005).
Fuente Gobierno Vasco
Modelo A
Modelo B
60
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Modelo D
4.3. La política educativa y los niveles de enseñanza
El periodo que abarca nuestro estudio es de una gran complejidad en el
ámbito de la política educativa, debido a los cambios que se producen durante
tan largo periodo de tiempo. Así, tras cuarenta años de dictadura, que irá evolucionando en cuanto a las reformas educativas, los últimos treinta han supuesto
una cierta normalización democrática, donde la pluralidad de opciones está
garantizada por un marco constitucional, en el que se recogen los límites del
Estado en cuanto al derecho a la educación y a la configuración de un sistema educativo, adecuado a una nueva realidad desconocida hasta entonces: el
Estado de las Autonomías. Así, a lo largo de todo el periodo de estudio se puede
constatar en el ámbito de la división territorial del Estado que la Constitución
marcará un antes y un después en cuanto que se pasa de un régimen centralista, donde el sistema educativo continúa la tradición decimonónica, a otro
nuevo, ensayado en unos cuantos años durante la Segunda República, donde
las Comunidades Autónomas que configuran ese nuevo Estado irán asumiendo
nuevas competencias en el ámbito educativo. Proceso que culminará en el año
2000, con la asunción plena de todas las comunidades de dichas competencias.
Por lo que respecta al País Vasco, ya en 1979, con la aprobación del Estatuto
de Gernika, se comienza a legislar sobre cuestiones educativas, iniciando un
proceso que se ha mantenido hasta la actualidad.
61
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Si bien 1978 marca, en el ámbito de la política y legislación educativas, el
inicio de unos nuevos planteamientos democráticos aplicados a la educación
y que cada Comunidad Autónoma irá desarrollando en el marco de sus competencias, no por ello se puede afirmar que el Estado haya hecho dejación de sus
propias competencias, para asegurar la existencia de un único sistema educativo. De esta forma, el marco normativo impuesto por el Estado ha supuesto
las correspondientes regulaciones competenciales a cargo de cada una de las
comunidades autónomas, adecuándose a ese marco, bien sea con la LODE,
bien con la LOGSE, que tienen el mismo rango jerárquico que los estatutos de
autonomía. Por lo tanto, y para diferenciar y remarcar este importante cambio, hemos preferido abrir un nuevo epígrafe para el desarrollo de esta parte
del trabajo, recogiendo los aspectos más sobresalientes de este importante
proceso.
Por otra parte, y a la vista de las características que tiene la política educativa durante el periodo anterior, hemos preferido trazar algunos aspectos
sobresalientes de dicha política, sobre todo con referencia a las leyes más
importantes que se promulgaron, pues son el marco en el cual se va a desarrollar toda la educación y la enseñanza en Gipuzkoa, al igual que ocurre en el
resto del Estado. Terminaremos esta primera etapa con la reforma educativa
que se produce en 1970, la Ley General de Educación que, en su momento
y hasta prácticamente la reforma de la LOGSE de 1990, se mantuvo vigente,
configurando un nuevo marco legislativo y el establecimiento de unos niveles
hasta entonces inexistentes, debido a la profundidad con que se reordenó el
sistema educativo. Asimismo, a continuación de este marco legislativo, señalaremos los diferentes niveles educativos no universitarios, con referencia a la
situación en Gipuzkoa, como marco en el cual podamos explicar la evolución
de los mismos en el contexto más cercano a la presencia de La Salle en los
mismos.
Por lo tanto, esta primera etapa comprende prácticamente todo el régimen
franquista, sobre el cual ya se han establecido una serie de épocas más o menos
asumidas dentro del estudio de la política educativa franquista, estableciéndose
cuatro épocas. La primera de ellas abarca hasta la finalización de la Guerra Civil
en 1939. La segunda abarca desde abril de 1939 hasta 1951, caracterizada
por lo que se denomina la “dictadura nacional-católica” y que finaliza con la
entrada en el Ministerio de Educación Nacional del Ministro Ruiz Giménez, en
1951, iniciando una tercera época denominada “dictadura tecnocrática”, que
abarcaría desde el nombramiento como Ministro de Villar Palasí en 1968 hasta
la muerte del dictador. También otros historiadores de la educación prefieren
distinguir dos amplias etapas, entre el denominado “primer franquismo”, que
llegaría hasta 1951, y el “segundo franquismo y las reformas”, que abarcaría
62
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
hasta 197565. Los años comprendidos desde 1975 hasta las elecciones generales de 1977 son considerados como una etapa de transición que se cierra con
la promulgación de la Constitución Española.
La dictadura franquista y las reformas educativas
La etapa inmediatamente posterior a la finalización de la Guerra Civil no constituyó el mejor momento para emprender cualquier tipo de iniciativa ni tampoco para
el desarrollo de las tareas educativas. Desde el inicio de la contienda la situación
social era especialmente dura, con millares de personas fallecidas, encarceladas
o exiliadas, por lo que el papel a desempeñar por la educación quedaba en un
segundo nivel: “el propio Franco se quejaba amargamente a un periodista de que
el Gobierno de la República al no querer rendirse les obligaba a hacer una guerra:
‘En todos los países civilizados, cuando el Ejército se ha alzado contra un Gobierno
de forma tan arrolladora como en la ocasión presente, prueba de la razón que nos
asiste, los gobernantes han cedido por patriotismo, para que el territorio nacional
no sufra los horrores de la guerra’”66. Sin embargo, desde el propio Estado se
encuentra en la educación un vehículo de ideologización del nuevo Régimen, que
servirá para domesticar esas conciencias que estaban en condiciones de poblar
las escasas aulas del sistema educativo español.
Comenzaremos por una breve referencia de lo que supuso el papel de la
Iglesia y la Falange en el primer franquismo, pues es la cuestión más relevante
en los primeros años del franquismo, en el que se buscaba constituir el Nuevo
Estado, y donde el Estado era subsidiario con respecto a la Iglesia en el sistema
de enseñanza. Ambas instituciones asumieron desde un principio tan ardua
labor, “no hay nada tan importante en la misión apostólica de la Iglesia como
la educación cristiana de la juventud, porque sólo con esa educación podrá forjarse una sociedad cuyos miembros vivan según los criterios y las normas del
Evangelio67“. Pero tanto la Falange Española como la Iglesia tenían intereses
muy dispares, lo que les llevará a más de un enfrentamiento que terminará con
el triunfo de la institución eclesiástica, apoyada por el General Franco y sus principales colaboradores, entre ellos José Pemartín, el cual ocupó durante años el
cargo de Jefe del Servicio Nacional de Enseñanza Media y Superior del Ministerio
de Educación Nacional y que decía que “la nacionalidad española se hallaba fun-
65. Puelles, M. de (2009): Modernidad, republicanismo y democracia. Una historia de la educación en España (1898-2008). Valencia, Tirant lo Blanch.
66. Raguer, H. (2001): La pólvora y el incienso. La Iglesia y la Guerra Civil española, 1936-1939.
Barcelona. Ed. Península, p. 69.
67. Guerrero, E. (1951): En defensa de la libertad de enseñanza. Madrid, Ed. Jura, p. 89.
63
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
dida con un ideal católico, que el fascismo era la fusión de la Nación y el Estado,
por consiguiente, si España había de ser nacional y había de ser fascista, el
Estado español había de ser necesariamente católico68.
Observamos, pues, cómo la Religión se convertía en el eje sobre el que
debía girar la vida pública y privada de los españoles, con el consentimiento de
las autoridades políticas y, en concreto, del General Franco. No olvidemos que
“es preciso dejar claro que no fueron los sublevados los que solicitaron la adhesión de la Iglesia, sino que fue ésta la que muy pronto se les entregó en cuerpo
y alma”69. Sírvannos como ejemplo algunas de las declaraciones de los diferentes Obispos y Arzobispos para valorar la postura de la Iglesia sobre el conflicto
armado: “Nos encontramos de nuevo en Lepanto”, según expresaba el Arzobispo
de Granada en el Boletín Oficial Eclesiástico del Arzobispado de Granada (1 de
octubre de 1936); “El pueblo español se ha puesto en pie para la Cruzada más
heroica que registra la Historia”, según el Obispo de Córdoba en Boletín Oficial
Eclesiástico del Obispado de Córdoba (30 de diciembre de 1936); “Revelación
enérgica de la fe y de todos los valores de la raza hispana”; continuaba expresándose el Obispo de Palencia en Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de
Palencia (15 de septiembre de 1936); “Honor a los héroes sin miedo y sin
tacha, cruzados de Cristo y de España”, también nos recordaba el Arzobispo de
Valladolid en Boletín Oficial Eclesiástico del Arzobispado de Valladolid (28 de
agosto de 1936); “Nuestra guerra persigue únicamente la defensa de nuestra
fe, de nuestra Patria, de nuestra religión, de la civilización y de la cultura que nos
legaron nuestros antepasados” según el Arzobispo de Santiago en Boletín Oficial
Eclesiástico del Arzobispado de Santiago (15 de diciembre de 1936). Todas
estas jerarquías eclesiásticas coincidían en que la victoria franquista garantizaba una tradición solidaria entre el Estado y la Iglesia.
Pero, finalizado el período de guerra, llegaba el momento de reorganizar el
sistema educativo español, “había llegado el momento de repartirse el botín de
la victoria entre las diversas familias del bloque triunfador, esto es, el tradicionalismo, la Falange, los grupos monárquicos y el catolicismo más conservador con
su jerarquía a la cabeza”70. La Orden Ministerial de 19 de agosto de 1936 era un
programa ideológico de lo que debería ser, y cómo hacerse, la educación nacional: “la Escuela de Instrucción Primaria, piedra fundamental del Estado, debe
contribuir no sólo a la formación del niño en el aspecto cultural general sino a la
68. Pemartín, J. (1938): Qué es lo nuevo. Consideraciones sobre el momento español presente.
Santander, Ed. Aldos. pp. 69-70.
69. Raguer, H. (2001): Op. Cit., p. 84.
70. García de Cortázar, F. y González Vesga, J.M. (1994): Op. Cit., p. 592.
64
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
españolización de la juventud del porvenir”71 y, para ello, qué mejor que preparar
una escuela hecha a la medida de las necesidades: si se precisaban cambiar los
objetivos, los contenidos, la metodología o lo que hiciera falta dentro del campo
de la enseñanza y ello era por el bien de la Patria, se hacía y asunto resuelto;
“así, la Enseñanza Primaria no residirá fundamentalmente en los contenidos de
instrucción, sino en los principios religiosos, morales y patrióticos que impulsen
al Glorioso Movimiento Nacional”72.
La creación de una Nueva Escuela suponía no sólo construir, sino eliminar
cualquier rastro que recordase a la experiencia republicana, lo que conllevaba
acabar con todo recuerdo de esa Escuela republicana basada en “los objetivos
masónicos, los cuales han tenido y tienen una precisión insuperable: la imposición de una Escuela única, obligatoria, laica o antirreligiosa y bisexual”73. Una
vez desterrados todos estos principios “perversos”, como que la Educación
fuera potestad del Estado –aunque se pudiera aceptar la enseñanza privada–,
que la escuela pública pudiera ser laica, además de gratuita y obligatoria en los
niveles primario y medio, y que tuviera un carácter activo y creador, además de
ser parte de la sociedad en la que actuaba, manteniéndose el principio de la
coeducación y un profesorado que constituyese un todo unitario y orgánico74,
una vez terminado con todos estos “peligrosísimos” principios, daría comienzo
una Nueva Escuela, para la que desde el inicio del año 1939, y una vez que los
últimos territorios que faltaban por ocupar fuesen pasando a estar bajo el control del Ejército sublevado, se irían asentando las bases de lo que debería ser.
Una Escuela a la que “habría que llevarse Crucifijos, retratos del Jefe del Estado,
banderas nacionales y algunos letreros breves con emblemas y leyendas sintéticas que den la idea a los niños de que se forma un Estado español nuevo y un
concepto de Patria que hasta ahora desconocían”75.
Para la destrucción de esos siete principios perversos de origen republicano
y la creación de esta Nueva Escuela se contaría con la colaboración de la Iglesia
Católica y la de un nuevo organismo que acababa de surgir a la sombra del
golpe militar, la Comisión de Cultura y Enseñanza que no sólo puso en marcha el
proceso de depuración del Magisterio sino que, además, sentó las bases de lo
71. Capitán, A. (2000): Educación en la España contemporánea. Barcelona, Ed. Ariel S.A., p.
244.
72. Puelles, M. (1999): Educación e ideología en la España contemporánea. Madrid, Ed. Tecnos,
p. 306.
73. Pérez de Urbel, Fray Justo (1953): “Anuario católico español”. Madrid, Tomo II, p. 607.
74. Navarro, C. (1993): La educación y el nacional-catolicismo. Cuenca, Ed. Servicio de publicaciones de Universidad Castilla-La Mancha, pp. 15-16.
75. Morente, F. (1997): La depuración del Magisterio Nacional, 1936-1943. La Escuela y el Estado Nuevo. Valladolid. Ed. Ámbito, p. 21.
65
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
que debía ser esta Nueva Escuela de la que estamos hablando. Esta Comisión
de Cultura y Enseñanza, cuya fecha de fundación es el 23 de enero de 1937,
estaba presidida por José Mª Pemán. Bajo su mando se encontraban otros destacados miembros próximos a los sectores más conservadores y reaccionarios
de la Iglesia católica, muchos de ellos pertenecientes al grupo llamado “Acción
Española” lo que sirvió “para crear una nueva Escuela católica, mucho más que
una Escuela fascista a secas”76.
Plenamente consciente del papel que le estaba tocando interpretar en
esos primeros instantes de la finalización de la contienda civil, pero, a su vez,
sabiendo que este papel no iba a ser fugaz, también en 1941 firma un acuerdo
con la Santa Sede en el que se ratifica, entre otros, el artículo 2º del Concordato
de 1851 en el que se establecía “la obligatoria conformidad con la doctrina católica de la enseñanza impartida en las instituciones escolares públicas y privadas
y el derecho de la jerarquía eclesiástica de velar sobre la pureza de la fe y las
costumbres así como sobre la educación religiosa de la juventud”77.
Hasta 1942, siempre con la guerra como telón de fondo, Falange e Iglesia
continúan disputando su liderazgo ideológico en tres años de hostigamiento
mutuo, saldados con serias fricciones entre la jerarquía eclesiástica y el poder
político. Sin embargo, los principios pedagógicos fundamentales de los falangistas no diferían sustancialmente de los defendidos por la Iglesia; en realidad, “la
diferencia entre ambos proyectos educativos radicaba en la estructura educativa, y específicamente en quién debería de tener el control de la enseñanza”78.
Fue en la época de dominio fascista por Europa, entre 1940 y 1942, cuando
la Falange cuestionó con mayor intensidad el control que los sectores católicos ejercían sobre el sistema educativo español, pero este cuestionamiento
no fue sino simples fuegos de artificio, limitados a alguna que otra andanada
desde sus respectivos órganos de prensa, en la que los falangistas acusaban
de manera más o menos velada “la falta de ‘espíritu del Movimiento’ que en las
Escuelas se practicaba”, a lo que desde los portavoces de la Iglesia se respondía “con grandes alardes patrióticos, la mención a sus numerosos mártires por
la Cruzada, y la advertencia de que se empezaba por pedir el control de la enseñanza confesional por parte del Estado y se terminaba por prohibir la enseñanza
de los ejercicios religiosos”79.
76. Morente, F. (1997): Op. Cit., p. 106.
77. Mayodomo, A. (1990): Op. Cit., p. 48.
78. Morente, F. (1997): Op. Cit., p. 113.
79. Morente, F. (1997): Op. Cit., p. 114.
66
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
En realidad, las demandas de la Iglesia se dirigían fundamentalmente a
obtener del Estado la recuperación del papel preponderante que su jerarquía
había desempeñado hasta el año 1931 y la respuesta del Estado era favorable
a su petición, esto es, derogación de toda la legislación republicana, dotación
de considerables ventajas de tipo económico y devolución a la categoría de ser
la reguladora de los valores morales del nuevo régimen, entendiendo dentro de
éstos la educación, la cual ocupará un lugar excepcional80. Porque como bien
dice Guerrero: “el derecho de la Iglesia a dirigir y dar la educación cristiana no
se agota con la vigilancia y dirección mencionadas en las escuelas estatales
o puramente privadas. Se extiende también a crear centros propios, donde se
enseñen no sólo disciplinas eclesiásticas como Sagrada Escritura, Teología y
Derecho Canónico, y otras que fueren requisito previo, sino todas, sin excepción
alguna de cuantas se enseñan en los diversos centros del Estado: elementales,
medias y superiores”81.
La solución a esta situación de enconamiento entre Falange e Iglesia parece
proceder de la firma del Concordato el 27 de agosto de 1953 entre la Santa
Sede y el Estado español, y en la que la Iglesia sale claramente beneficiada
frente a las posiciones defendidas por los falangistas. El Concordato fue la base
de lo que se conoce como el nacional-catolicismo, “proclamando la personalidad católica de España y haciendo valer el monopolio religioso de la Iglesia, a
cambio de lo cual ésta justificó la existencia del régimen”82, aunque desde los
inicios del régimen franquista la práctica educativa estaba dirigida por los principios que defendían la Patria y la Iglesia. El citado Concordato supuso para la
dictadura franquista una cierta legitimación exterior, y para la Iglesia católica, la
inclusión en un tratado internacional de una serie de privilegios económicos y
jurídicos, honores y excepciones concedidas de todo tipo, incluyendo entre ellos
el sostenimiento del clero y el culto por parte del Estado, además de establecer
el monopolio de la institución eclesiástica en materia educativa, dejando en sus
manos aspectos como: “la confesionalidad de toda clase de enseñanza, el control e inspección eclesiástica sobre ella, la facultad de retirar todos los libros,
publicaciones y material contrarios al dogma y la moral católicos, la obligación
de la Religión como disciplina en todos los niveles educativos y la suficiencia de
los grados mayores eclesiásticos para el servicio de la docencia”83.
80. Puelles, M. (1999): Op. Cit., p. 301.
81. Guerrero, E. (1951): Op. Cit., p. 91.
82. Navarro, C. (1993): Op. Cit., p. 56.
83. Viñao, A. (2004): Escuela para todos. Educación y modernidad en la España del siglo XX.
Madrid, Ed. Marcial Pons, p. 70.
67
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Nos encontramos, pues, en una etapa en la que el papel de la Iglesia se
considera determinante dentro de lo que es el sistema educativo español, lo que
unido a la desidia mostrada por parte de los mandatarios del gobierno franquista
en materia de educación, y, siendo la Iglesia conocedora de su potencialidad,
irá asumiendo cotas de poder sorprendentes. En cualquier caso el área de
influencia de ambas instituciones alcanzó también a la educación de la mujer,
atribuyéndole a la misma un papel determinado por su propia condición de
mujer, como señala Ballarín: “ni sexismo ni racismo son consecuencia de las
diferencias físicas sino de la utilización que de ellas se hace para mantenerse
en el poder”84.
Si alguna institución o grupo de poder tuvieron un alto grado de responsabilidad en tal tarea de implicar a las mujeres en las labores educativas, éstas
no fueron sino la Iglesia y su ultraconservadora ideología y la Falange a través
de su organización para mujeres, más conocida como la Sección Femenina85:
“José Antonio os diría a vosotras cómo no queremos que las mujeres sean
meras destinatarias de piropos y galanterías, cómo no queremos que tampoco
seáis aspirantes a cargos que sólo al hombre le corresponden desempeñar,
sino que cumpláis vuestro magnífico destino de mujer en la vida, como esposa,
como madre, como hija, con equilibrio armónico de todas las cualidades y de
todas las virtudes inherentes a vuestra feminidad”. No nos debería sorprender
la opinión de Pérez de Urbel sobre la asignación de “tareas femeninas”. En la
misma página de la obra citada ya dejaba sentencia de lo que debía suponer la
labor de la Sección Femenina de la Falange: “la formación de la mujer española,
haciendo de ella una cristiana y patriota, pero útil a la familia y a la sociedad”86.
Aunque a decir verdad no era Pérez de Urbel el único que pensaba así. Uno de
los ideólogos del Movimiento del que ya hemos hablado anteriormente, D. José
Pemartín, tampoco se quedaba detrás cuando se le preguntaba sobre el papel
destinado dentro del sistema educativo para la mujer: “se debe tratar de encauzar la gran corriente de estudiantas (sic) apartándolas de la pedantería feminista
de bachilleras (sic) y universitarias, que deben ser la excepción, orientándolas
hacia su propio magnífico ser femenino que se desarrolla en el hogar”87.
Al igual que en 1940 el Frente de Juventudes se iba a encargar de la formación política y física en la enseñanza primaria, la Formación del Espíritu Nacional
84. Ballarín, P. (2001): La educación de las mujeres en la España contemporánea, siglos XIX y
XX. Madrid, Ed. Síntesis, p. 20.
85. Discurso pronunciado en el acto de clausura del II Congreso Nacional de la Sección Femenina el 23 de enero de 1938 en Segovia por Fernández Cuesta, R. (1939): Discursos. Ed. Fe, p. 83.
86. Pérez De Urbel, Fray Justo (1953). Op. Cit., p. 567.
87. Fontana, J. (1980): España bajo el franquismo. Madrid, Crítica, p. 219.
68
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
para chicas también va a tener su importancia: “participar en la educación
religiosa y cooperar con las actividades parroquiales (catequesis, beneficencia,
acción católica,...), tomar parte de la formación política y social a través de
“cátedras ambulantes”, “Escuelas de mandos”, “Escuelas para profesoras o
monitoras de Educación Física” y, por supuesto, preparar las Escuelas del Hogar
para los quehaceres domésticos como esposa y como madre”88. En definitiva,
“el ideal de formación de la mujer se cifraba en este tríptico esencial: Dios,
Patria y Hogar”89. Este es el panorama que se presentaba para la mujer como
consecuencia de la nueva filosofía de la escuela franquista, una escuela en la
que el nacional-catolicismo había implantado la separación de sexos; “los niños
y las niñas debían de asistir a clases distintas por razones morales e incluso
fisiológicas”; pero, en definitiva, lo que verdaderamente subyacía a esta filosofía
“era un sentimiento despectivo hacia la mujer, cuya presencia no era considerada necesaria salvo el tiempo necesario para conocer los elementos fundamentales”90; de hecho, “se le considera como una menor de edad o una deficiente,
salvo en situación de viudedad”91.
Hechas estas consideraciones sobre cuál fue el papel desempeñado por
Iglesia y Falange y analizadas las consecuencias que el mismo tuvo en la enseñanza de la mujer, vamos a pasar a continuación a describir los modelos de
escuelas existentes en aquella época, comenzando por decir que si por algo
estaba caracterizado el sistema educativo español, y por ende el guipuzcoano,
en la época franquista era por el gran número de modelos de escuelas existentes. Éstas podían variar por dos motivos: por la edad de los asistentes o por
quien fuera el propietario de la escuela; pero a su vez, dentro de cada uno de
estos dos motivos que las diferenciaban, existían más modelos, siendo la Ley
sobre Educación Primaria de 1945 la que más variedad de escuelas permitía.
Así, en el capítulo II de dicha Ley, dedicada a los “Tipos de Escuela” se recogen
las siguientes: Escuelas maternales y de párvulos; de niños y de niñas; Unitaria
y graduada; Preparatorias; de iniciación profesional; Públicas nacionales; de la
Iglesia; de patronato; Privadas; y extranjeras en España. Es decir, una variedad
de 10 tipos diferentes de escuelas. Sin lugar a dudas, la que requiere mayor
desarrollo en esa disposición es la dedicada a las escuelas de la Iglesia que, a
su vez, pueden ser reconocidas y subvencionadas, marcando una serie de requisitos. En cambio, la escuela pública nacional es aquélla que está “organizada
88. Capitán, A. (2000): Op. Cit., p. 252.
89. Capitán, A. (1994): Historia de la Educación en España. Pedagogía contemporánea”. Madrid,
Dykinson, p. 697.
90. Navarro, C. (1993): Op. Cit., p. 75.
91. Gracia, J. y Ruiz, M.A.: Op. Cit., p. 94.
69
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
y sostenida directamente por el estado y regentada por Maestros Nacionales
pertenecientes al escalafón del Ministerio de Educación Nacional”92.
El rasgo más característico de la política gubernamental durante el periodo
comprendido entre la finalización de la guerra y julio de 1951, periodo que
estuvo a cargo del Ministro José Ibáñez Martín, miembro de la Asociación
Católica Nacional de Propagandistas, es el afianzamiento del nacional-catolicismo. Durante los doce años de su mandato “el número de escuelas efectivamente creadas, si se descuentan las de preescolar y la reapertura de otras ya
existentes con anterioridad y que habían sido cerradas durante la guerra civil
[…], se acerca a 6.000 unidades escolares, una cifra inferior a la ofrecida por
el régimen republicano en sus dos primeros años”93. La acción legislativa en el
campo de la educación, durante esta primera etapa, está caracterizada por ese
enfrentamiento entre la Falange Española y la Iglesia, donde pronto la Iglesia
tuvo un papel preponderante. A este periodo corresponden dos grandes leyes:
la de 1938, sobre la enseñanza secundaria y la de 1943 sobre ordenación de
la Universidad. La primera de ellas fue calificada de elitista y en ella se anuncia
una reforma profunda de la educación, que empieza por la secundaria, porque
se considera de enorme relevancia para seleccionar a la nueva clase directora
desde los diez años. La consecuencia de ello es que lleva a la privatización de
la enseñanza al suprimir los tribunales de examen para los centros privados.
Asimismo, existe una política de estancamiento en la creación de institutos de
enseñanza secundaria, a favor del surgimiento de centros de enseñanza dedicados a la enseñanza secundaria dirigidos por las órdenes y congregaciones religiosas. Así, entre 1946-48 se crearon más de 100 centros privados, mientras
que institutos había 113, en 1939, y en 1960, sólo 120. La ley de 1943 sobre
ordenación de la universidad es de predominio falangista: sindicación obligatoria
y única de los alumnos en el SEU, los rectores tenían que ser de la Falange,
etc. Como puede observarse la división de los niveles de enseñanza se estaba
realizando de conformidad con las familias ideológicas del régimen y la omnipresencia de la Iglesia.
Sin embargo, cuando la derrota militar de los regímenes fascistas en Europa
es patente, el franquismo comienza a poner más énfasis en el componente
católico del régimen, de manera que la Iglesia estará presente en el Consejo
de Regencia, en el Consejo de Estado, en las Cortes Orgánicas, etc. La Ley de
Educación Primaria de 1945 es paradigmática del predominio de la Iglesia en la
enseñanza y refleja la pugna entre Falange y la Iglesia, favorable a esta última,
recogiendo todos los postulados de la Divini illius Magistri (derecho educativo
92. Ley de Educación Primaria de 17 de julio de 1945. Madrid, Editorial Escuela Española.
1945. p. 9.
93. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 68.
70
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
cristiano) y la subsidiariedad del Estado respecto a la Iglesia, además de favorecer la creación de escuelas de magisterio de la Iglesia. La otra ley importante
de esta etapa fue Ley de Bases de la Enseñanza Profesional de 1949, que creó
el Bachillerato Laboral, con el objeto de llevar la cultura a las clases obreras y
campesinas.
Durante el periodo 1951-1968, el de la transición desde el totalitarismo nacional-católico a la tecnocracia autoritaria, se sucedieron al frente del Ministerio de
Educación, que en 1966 cambiaría por el de Educación y Ciencia, tres ministros:
Joaquín Ruiz Giménez, católico, desde julio de 1951 hasta febrero de 1956;
Jesús Rubio García Mina desde febrero de 1956 hasta julio de 1962, y Manuel
Lora Tamayo, miembro del Opus Dei, que finalizó su mandato en abril de 1968.
Tras este ministro se nombró a Villar Palasí, con el objetivo de apaciguar el incipiente movimiento estudiantil. Hasta esta última reforma general del sistema
educativo se había mantenido el sistema dual de enseñanza, por el cual los
alumnos ingresaban en la enseñanza primaria, pero a los diez años, siguiendo
una tradición decimonónica, podían optar por continuar en la primaria o acceder
a los estudios de bachillerato. La Ley General de Educación de 1970 rompía
con esta tradición instaurando una Enseñanza General Básica que abarcaba
desde los 6 hasta los 14 años, iniciando así una formación comprehensiva que
se reafirmará con la LOGSE de 1990, que ampliará esa edad de obligatoriedad
escolar hasta los 16 años.
Con la reforma de esta Ley y la entrada en vigor de la Ley sobre reforma de la
Enseñanza Primaria de 1964, se produce una reducción en la diversidad de las
mismas, aspecto éste que va a ser refrendado por la Ley General de Educación
de 1970, la cual únicamente contemplará dos únicos modelos de escuelas: las
Estatales y las No Estatales. En esos momentos de los años setenta la importancia de las Escuelas No Estatales, alcanza valores muy significativos, “con
independencia de su mayor o menor peso cuantitativo; la importancia cualitativa
del sector privado excede a la que le correspondería por dicho peso, sobre todo
a causa de ese 60-65 por ciento que dentro del sector privado correspondía a
finales de dicho siglo a los centros docentes de la Iglesia católica”94.
En el periodo comprendido entre 1951 y 1956, en el que ocupa el cargo de
ministro de educación Joaquín Ruiz Giménez, no se produce una negación de los
valores del nacional-catolicismo, aunque se hace más flexible su aplicación. Así,
las leyes educativas más importantes afectan a dos niveles de la enseñanza, a la
enseñanza secundaria y a la enseñanza profesional. La primera de ellas supuso
la división del bachillerato tradicional de siete años, según la ley de 1938, en
un bachillerato elemental de cuatro años, seguido de un bachillerato superior de
94. Viñao, A. (2004): Op. Cit., pp. 188-189.
71
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
dos años; y, finalmente, de un curso preuniversitario. Esta ley estaría en vigor
hasta que fue sustituida por la Ley General de Educación, y la consecuencia más
directa de la misma fue la generalización del bachillerato elemental, que alcanzó
grandes cifras de matrícula en 1970, cuadruplicando los 300.000 alumnos que
cursaban este nivel en 1953.
La segunda Ley fue referente a la formación profesional y se denominada
“Ley de Formación Profesional Industrial”, aprobada el 20 de julio de 1955, y
“pretendía potenciar la formación de los trabajadores que, en principio, iba a
necesitar la industria española en un proceso de rápido crecimiento. La Ley y
las normas que lo desarrollaron dividían la Formación Profesional en tres fases:
iniciación (primero llamada preaprendizaje), aprendizaje u oficialía y maestría”95.
En 1957, el ministro Rubio García Mina, publicará una ley sobre la Enseñanza
Técnica Superior. Por otra parte, la enseñanza promovida por la Ley de Formación
Profesional Industrial, pretendía plantearse como un nuevo tipo de enseñanza
independiente a la que se accedía con el Certificado de Escolaridad y 12 años
cumplidos. Estas escuelas profesionales “financiadas con la cuota de formación
profesional a pagar por las empresas, serían promovidas por la Iglesia, la organización sindical, algunas empresas públicas o privadas y el mismo ministerio”96.
No obstante, hemos de recordar que durante este periodo se firmó el
Concordato de 1953 que, como hemos señalado, supuso para la Dictadura una
cierta legitimación exterior, después del ingreso, un año antes, de España en
la UNESCO y la firma de acuerdos bilaterales con Estados Unidos. También hay
que recordar que en 1955, España sería admitida en la ONU. Asimismo, y como
señala Viñao, la principal preocupación del momento era la reorganización de la
enseñanza media y su “rasgo más característico […] durante esos años (19511968) [fue] el de la crisis del bachillerato tradicional o, si se prefiere, el inicio del
proceso hacia la enseñanza secundaria para todos”97.
A partir de 1959, con la finalización de lo que se ha denominado el primer
franquismo98, comienza otro periodo donde se aprecia el predominio de los
planteamientos técnicos y económicos sobre los ideológicos y políticos, que
habían caracterizado la etapa anterior. De esta manera se inicia un proceso de
institucionalización, dirigido por un grupo de técnicos ligados al Opus Dei que,
en todo momento, harán manifestación pública de que su desarrollo legislativo
95. Pérez-Díaz, V. y Rodríguez, J.C. (2002): La educación profesional en España. Madrid, Fundación Santillana, p. 102.
96. Viñao, A. (2004) Op. Cit., p. 77.
97. Viñao, A. (2004) Op. Cit., p. 76.
98. Puelles, M. de (2009): Op. Cit.
72
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
no está dominado por lo que en aquella época se llamaba “hacer política”. Con
esta fase se inicia lo que podríamos denominar la dictadura tecnocrática en
educación en un contexto social y económico de una incipiente industrialización
y urbanización que se está produciendo en España. La pugna, que al principio
del franquismo se había mantenido entre Falange e Iglesia, cambiará de signo y
se establecerá en los hombres del Movimiento y los nuevos técnicos representantes del conservadurismo. No obstante, las condiciones sociales del momento
tenían este panorama fijado por los Planes de Desarrollo, pues se producirán
una serie de acontecimientos que muestran la dinamicidad de la sociedad española en aquel momento: una nueva clase obrera que comenzó a organizarse y se
producen, así, las primeras huelgas; la repercusión del Concilio Vaticano II, que
dejaba anacrónico el nacionalcatolicismo, y la agitación política en los centros
universitarios.
En el ámbito de la educación, el ministro Manuel Lora Tamayo, que se hizo
cargo de esta cartera desde 1962 a 1968, iba a iniciar una política de modernización, sobre todo, en el ámbito de la enseñanza primaria. En este sentido podemos destacar la Ley de 1964, que ampliaba la escolaridad obligatoria hasta los
14 años y que coincide con el Primer Plan de Desarrollo, posibilitando un periodo
de transición hacia una formación general para todos, que será el objetivo que
se cumplirá con la LGE. Asimismo, otro elemento que contribuiría a la ampliación
de la escolarización fue la política de construcciones escolares, ya iniciada en
1953, y que, bajo el ministerio de Lora Tamayo, conseguirá tener un soporte
institucional de carácter más permanente.
Este periodo que estamos analizando terminará con la promulgación de la
Ley General de Educación de 1970, a cargo del ministro Villar Palasí, que había
sido nombrado en 1968 y que era un profesional competente del Opus Dei. Su
nombramiento se debió, sobre todo, a la posibilidad de apaciguar la agitación
universitaria que vivía la Universidad Española durante esos años, pero, una vez
llegado al ministerio, esta prioridad cambiará planteándose una reforma total
del Sistema Educativo. Así, durante su mandato “el principal acontecimiento
político-educativo de estos años (1968-1970) sería la Ley general de Educación
y Financiamiento de la reforma Educativa, de 4 de agosto de 1970”99. El encargado de la redacción de dicha ley fue Díez Hochleitner, quien desde el principio
proponía “la necesidad de una reforma global del sistema educativo”. Para
llevar a cabo esta reforma se tiene que tener presente su significación en el
proceso de elaboración, pues hasta ese momento resultaba insólito adelantar
las líneas y propuestas de la reforma a través de un texto como el Libro Blanco,
publicado en febrero de 1969, en el que se hacía un análisis de la situación de
la educación en el momento. El planteamiento podría sintetizarse en la siguiente
99. Viñao, A. (2004) Op. Cit., p. 80.
73
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
afirmación del propio libro: “En resumen: de cada cien alumnos que iniciaron la
enseñanza primaria en 1951, llegaron a ingresar veintisiete en Enseñanza Media;
aprobaron la reválida de Bachillerato Elemental dieciocho y diez el Bachillerato
Superior; aprobaron el Preuniversitario cinco y culminaron estudios universitarios
tres alumnos en 1967”100. Ante sus propuestas, la Comisión Episcopal planteaba que, si se quería hacer gratuita la enseñanza básica obligatoria, las ayudas debían ser recibidas por todos los centros privados. Se trataba de la primera
Ley General, después de la Ley Moyano de 1857.
Esta reforma supuso la formación común de ocho años de duración, denominada Educación General Básica, y la configuración estructural de una escuela
única desde los 6 hasta los 14 años. De esta manera se rompía con el sistema
dual que procedía del siglo XIX. Es cierto que, con esta ley, se marcó una prioridad en las actividades del gobierno, pero, también, supuso un cierto fracaso con
la reforma del Bachillerato que, a partir de ese momento, se llamará Bachillerato
Unificado y Polivalente y que fue criticado por el mundo educativo. Lo mismo
ocurrirá con la Formación Profesional, a pesar de la novedad que suponía el
establecimiento de diferentes grados, aunque, en realidad, el primero de ellos
no cumplió con los objetivos marcados en esta reforma. Sin embargo, el aspecto
más positivo de esta Ley fue la modernización del Sistema educativo y sentó las
bases de las reformas posteriores, ya en un contexto democrático.
A pesar de la novedad que supuso el “libro blanco”, lo cierto es que esta
reforma fue propiciada desde arriba con escasa participación de los diferentes
agentes educativos: “la Ley General de Educación se lanzó, se aprobó y tuvo que
aplicarse, en efecto, en los años finales de un régimen autocrático ya debilitado y
en una época de ascenso y consolidación de una serie de movimientos sociales
opuestos al mismo de índole sindical, vecinal, y educativa. Uno de estos movimientos fue el que se ha dado en denominar el de los ‘enseñantes’, con el cual
estaría íntimamente relacionado el de los grupos de ‘renovación pedagógica’”101.
En este sentido adquieren todo su valor los planteamientos que se hicieron al
inicio de la etapa de transición democrática, donde la enseñanza se situó dentro
del debate público, planteándose una serie de alternativas y documentos de discusión, tanto desde ámbitos religiosos como en los ámbitos de enseñantes que
ya se planteaban los Movimientos de Renovación Pedagógica102.
100. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 82.
101. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 80.
102. VV.AA. (1976): Enseñanza: Debate Público. Madrid, Seminario de Educación.
74
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
La democratización de la enseñanza y modernización del sistema educativo
El periodo comprendido entre 1977 y la actualidad tenemos que enmarcarlo
dentro del proceso de restauración democrática, en cuyos primeros cinco años,
tras las primeras elecciones de 1977, el gobierno estará en manos de la Unión
de Centro Democrático (1977-1982), posteriormente del Partido Socialista
Obrero Español (1982-1996), del Partido Popular (1996-2004) y, finalmente,
la vuelta al gobierno del Partido Socialista en 2004. El inicio de esa transición
democrática, como tantas veces se ha puesto de manifiesto, estuvo basado en
un consenso político sobre todo en dos acuerdos fundamentales: los Pactos de
la Moncloa, en 1977, y la Constitución, en 1978.
El primero de ellos, aunque era un acuerdo económico y laboral, con el objetivo de intentar solventar la crisis económica iniciada en 1973, tuvo algunas
consecuencias sobre la política educativa referente a la construcción de centros
docentes, los niveles educativos y la gratuidad de la enseñanza. La Constitución
se consideró el mayor éxito de esta transición por el amplio consenso logrado
entre casi todas las fuerzas políticas. Las bases de la misma giraron alrededor
de dos conceptos claves de lo que significó el Derecho a la Educación, recogido
en la Carta Magna. Por una parte los derechos de libertad de creación de centros
y otras libertades fundamentales, defendidas por la UCD y los partidos conservadores, que defendían los intereses eclesiásticos en educación; y, por otra, el de
igualdad, defendida por el PSOE, asumiendo, de esta manera, una concepción
pública de la educación, siguiendo sus clásicos postulados educativos. De esta
manera, se consiguió, en el ámbito escolar, el acuerdo entre esos dos principios que supusieron, de alguna manera, ciertas dificultades para llegar al pacto
escolar que, en definitiva, suponía una transacción en las fuerzas políticas de
la derecha y de la izquierda. Asimismo, este pacto constitucional garantizaba
cierta paz escolar, pues la redacción del famoso artículo 27 permitía el juego
de la alternancia democrática y el respeto a estos dos principios103. Además, la
Constitución posibilitaba la descentralización de la gestión educativa, dentro del
marco del Estado de las Autonomías. Por lo tanto, los principios constitucionales garantizaban los siguientes derechos: aceptación de la educación como un
derecho fundamental, libertad de enseñanza, obligatoriedad y gratuidad de la
enseñanza básica, programación de la enseñanza por parte del Estado y autonomía universitaria104.
La política llevada a cabo por los gobiernos de la UCD se basó en una discusión política-pedagógica centrada en dos problemas: la organización de la
103. Puelles, M. de (2009): Op. Cit.
104. Puelles, M. de (2000): “Política y educación: cien años de historia”, en Revista de Educación, número extraordinario, pp. 7-36.
75
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
nueva escuela pública, según la cual las instituciones públicas deben defender
el control y la gestión de la enseñanza y la ineficacia del Estado, donde las
escuelas deben funcionar como un agente económico de carácter empresarial y
la concepción de la libertad de enseñanza. Por otra parte, en esta época la única
ley que desarrollaba la Constitución fue la Ley Orgánica Reguladora del Estatuto
de Centros (LOECE, en 1980), que suponía una lectura incompleta y sesgada del
Pacto Constitucional y que el Partido Socialista llevó al tribunal constitucional
por considerar que menoscaba el principio de libertad de cátedra y la participación de la Comunidad Educativa. La sentencia del alto tribunal de 13 de febrero
de 1981, declaró inconstitucional parte del texto, ya que no se respetaba el
pluralismo ideológico y la no confesionalidad del Estado.
Durante el largo periodo socialista (1982-1996), se llevarán a cabo las reformas educativas de mayor calado y, en la actualidad, en alguna de sus leyes,
siguen en vigor, al menos parcialmente, como la LODE (1985) y LOGSE (1990).
El primer gobierno de Felipe González, cuyo primer ministro de educación fue
Maravall (1982-88), llevó a cabo la Ley de Reforma Universitaria (1983), en la que
se concedía autonomía económica, académica y de gobierno a las Universidades.
No obstante, la Ley que ha tenido mayor calado desde su aprobación fue la Ley
Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación, de 3 de julio de 1985, que
supuso la derogación de la LOECE y que constituye la versión moderada del socialismo del Pacto Educativo Constitucional. Dicha Ley se encontró con resistencias,
tanto dentro como fuera del Parlamento, y fue motivo para el primer conflicto, por
razones educativas, del Partido Socialista con la Iglesia Católica debido a que se
entendía que se trataba de un intento de nacionalizar la enseñanza privada, de
imponer el ideal de la escuela única, pública y autogestionaria, aunque su concepción de la libertad de enseñanza era mucho más amplia, estableciendo un ideario
de carácter propio y el derecho de los padres a escoger centro docente.
Los dos aspectos más significativos de la LODE eran su énfasis en la participación y la regulación que efectuaba de los centros privados, distinguiendo
entre los sostenidos con fondos públicos mediante el régimen de conciertos
–privados concertados– y aquellos que optaban por un régimen no sujeto a
acuerdo o pacto alguno con los poderes públicos. En definitiva, “con esta ley el
partido Socialista renunciaba ya definitivamente a la idea de la escuela única o
unificada y al monopolio público de la enseñanza, al tiempo que pretendía hacer
algo públicos los centros privados que optaran por ser financiados con fondos
públicos”105. La LODE constituía, en comparación con el Estatuto de Centros
Escolares, un desarrollo mucho más completo de los derechos y libertades constitucionales que, además, tenía en cuenta lo dicho por el Tribunal Constitucional
105. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 105.
76
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
en su sentencia sobre esta última disposición106. Una vez aprobada la LODE, y
“tras un periodo de desconcierto inicial, la jerarquía eclesiástica recomendaría
a los colegios católicos, con una clara visión pragmática y de futuro, acogerse
al régimen de conciertos”107. Por lo tanto, esta ley garantizaba el principio de
igualdad y el derecho a la educación, reafirmando la competencia del Estado y
la neutralidad ideológica de los centros públicos, consiguiendo democratizar el
interior de los centros docentes, tanto públicos como privados subvencionados,
mediante la creación de los Consejos Escolares.
El otro gran logro de este periodo sería la promulgación de la Ley Orgánica
de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) de 1990, siendo ministro de educación Javier Solana, que había accedido al cargo en julio de 1988.
Para entonces ya se habían puesto de manifiesto las divergencias dentro del
seno del Partido Socialista entre los ideólogos y promotores de las primeras
propuestas contenidas en un documento titulado “Proyecto para la reforma de
la enseñanza”, en el que se planteaba una reforma general del sistema y que
seguía una línea más pragmática centrada en cuestiones de evaluación y calidad
del sistema educativo, y los utópicos, más afines a las tesis clásicas del Partido
Socialista. En el documento citado, se señalaban los problemas esenciales existentes en aquel momento: la enseñanza infantil y los referentes a la enseñanza
secundaria, planteando la extensión de la obligatoriedad hasta los 16 años, a fin
de conciliar la edad mínima laboral, según lo establecido en el ordenamiento jurídico español en 1976; la estructuración de la Educación Secundaria Obligatoria
de 12 a 16 años, y la configuración de una educación técnico profesional en
dos niveles, entre los 16 y los 18 años. El proceso de elaboración de esta ley,
que responde, finalmente, al reto de la educación de calidad, venía precedido
por una experimentación previa iniciada en 1983, y que aspiraba a garantizar la
unidad básica del sistema educativo en el marco de una fuerte descentralización
del Estado.
Por lo tanto, la LOGSE significaba modificaciones importantes dentro del
Sistema Educativo, pero la configuración de la ESO, como una etapa de naturaleza híbrida, planteaba más de un problema, sobre todo, en la ubicación en los
Institutos o en centros de Educación Primaria. Responder a los nuevos cambios
sociales que se vivían en ese momento sería uno de los retos a los que había de
hacer frente la LOGSE, debido a los cambios sociales y culturales de los adolescentes, y supuso, también, una inflexión o cambio en la política socialista pues
“frente al discurso participativo de la LODE, la LOGSE introducía el discurso de
106. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 103.
107. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 106.
77
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
la calidad –sería la primera ley que dedicaba a la calidad un título específico–, la
autonomía de los centros docentes y la evaluación”108.
La aplicación de esta ley supuso algunos reajustes, como la Ley Orgánica de
Participación, la Evaluación y el Gobierno de los Centros Docentes (LOPEG) de
1995 que, aunque no alteró sustancialmente el equilibrio de poderes y contrapoderes instaurado por la LODE, sí limitó algunas de sus funciones. A la larga, la
aplicación de la LOGSE provocó el rechazo por parte del profesorado, en especial
de la Educación Secundaria Pública, debido a la nueva estructura de la ESO.
La llegada al poder del Partido Popular en 1996 y su permanencia hasta
2004, no supuso alteraciones fundamentales en estas leyes, a pesar de que la
publicación de la Ley de Calidad de la Educación suponía, de alguna manera, una
contrarreforma a los planteamientos educativos del Partido Socialista. En este
sentido, se pretendía llevar al campo educativo las propuestas neoliberales de
la primera legislatura del Gobierno Popular. La elección de la ministra Esperanza
Aguirre, fue un síntoma representativo de estas propuestas, donde se defendía,
fundamentalmente, la libertad de elección de centro y, como derivado lógico,
la libre competencia entre los centros educativos: “se trataba de reemplazar la
intervención del Estado en la educación, por la libre elección de los padres y de
sustituir la pacífica convivencia de los centros para atraer más clientes, los alumnos. La nueva ministra de educación dio pronto esta nueva dirección neoliberal a
su política”109. Las propuestas educativas estaban propiciadas por la Fundación
para el Análisis de los Estudios Sociales (FAES), que preparaba un ambicioso
proyecto de reforma de la educación y que será posteriormente recogido en la
LOCE. Estas propuestas giraban alrededor de la naturaleza de la educación, de
la importancia a la atención a la educación obligatoria y su duración, de la preferencia por un sistema educativo selectivo y de la desregulación de la misma.
Algunas de las actuaciones llevadas a cabo durante este periodo tenían que ver
sobre la investigación acerca de la calidad educativa, según un informe del INCIE
en el que se achacaban los malos resultados de la LOGSE a su aplicación; otra
actuación fue el Real Decreto sobre Humanidades que pretendía recuperar los
aspectos más conservadores de estas enseñanzas, imponiendo un determinado
modelo de la concepción histórica de España; la liberación de los precios de los
textos escolares, etc. En este contexto de contrarreformas en 1997, se produjo
una declaración de 18 organizaciones de diverso signo desde la FERE hasta
CC.OO., CONCAPA, etc. a favor de que la educación fuera un tema de máxima
prioridad y que se reflejara en los presupuestos del Estado.
108. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 118.
109. Puelles, M. de (2009) Op. Cit., p. 441.
78
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
La segunda legislatura del Partido Popular insistió en los mismos principios neoconservadores, y tuvo como consecuencia final la publicación de la
Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE) el 23 de diciembre de 2002.
Ley que no entró en vigor, ya que el Partido Socialista, cuando llega al poder en
2004 aprueba un nuevo calendario de aplicación que, de facto, dejó sin efecto
lo señalado en la misma y se plantea un nuevo marco legislativo que será
aprobado en 2006, con la Ley Orgánica de Educación, donde se recuperan los
principios moderados del socialismo, recogiendo los aspectos más positivos
que, hasta entonces, se habían planteado y proponiendo unos retos educativos
adecuados a la nueva realidad social.
La enseñanza primaria en Gipuzkoa
Por lo que respecta al caso de Gipuzkoa110 durante este largo periodo las
series estadísticas sobre la evolución de las escuelas de primera enseñanza
unitarias, graduadas y otros modelos nos ofrecen la siguiente imagen: un mantenimiento de las escuelas unitarias que, en general, correspondían a núcleos de
población rural; un ascenso de escuelas graduadas para las pueblos y ciudades
con mayor población infantil, y otros modelos, generalmente de la Iglesia o de
Patronato, que registran un aumento considerable a partir de 1947.
Total de Escuelas de Primera Enseñanza en Gipuzkoa, 1940/1941–1957/1958
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia.
110. Murua, H. (2007): La enseñanza primaria y el Magisterio español en Gipuzkoa, 1936/1975.
Leioa, Servicio Editorial de la UPV/EHU.
79
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
En una visión global de la situación de las escuelas en la provincia de Gipuzkoa
en la época del franquismo, podemos decir que estuvo caracterizada por dos
etapas: una primera hasta 1968/1969 en la que coexistieron diferentes modelos de escuelas y entre las que destacaron por su volumen las Escuelas Unitarias
(bajo la dirección de un único maestro), seguidas a notable distancia por los
Otros Modelos de Escuelas (agruparían las Escuelas Mixtas, las Preparatorias,
las de Iniciación Profesional, las de Patronato, etc), y una segunda etapa, mucho
más breve que la primera, en la que se observa una gran cantidad de Centros
No Estatales, lo que nos da una idea de la importancia que tuvo en Gipuzkoa
la Enseñanza Privada. El otro dato a destacar correspondería a la enseñanza
según el sexo del alumnado, observándose que las Escuelas Unitarias estaban
destinadas en la mayoría a los niños, mientras que las Graduadas (atendidas
por varios maestros) y los Otros Modelos se dirigían hacia las niñas.
Total de Escuelas de Primera Enseñanza en Donostia, 1940/1941–1968/1969
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia.
Centrado este análisis en la capital donostiarra, la imagen que nos presenta
la misma entre los cursos 1940/1941 y 1968/1969 es la de una ciudad en
la que, en una primera etapa, coexistieron los tres modelos de escuelas que
hemos establecido, sin una clara mayoría por parte de ninguno de ellos frente
a los demás, y una segunda etapa, en la que únicamente se tenía en cuenta
si las escuelas eran Unitarias o Graduadas y en la que en un principio existían
más Escuelas Unitarias que Graduadas, pero que mientras las primeras tenían
80
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
o presentaban una tendencia a la baja, las segundas sin tender al alza, sí al
menos se mantenían en sus cifras. Por tanto, estamos en condiciones de decir
que la provincia y la capital llevaron caminos diferentes en lo que a distribución
de escuelas se refiere, pues mientras en la provincia había un claro modelo de
escuela, la Unitaria, en la capital esa preferencia no se daba, estando más distribuidos los modelos de escuelas.
Durante la primera etapa del franquismo, la provincia de Gipuzkoa vivió un
gran incremento, sobre todo, en las construcciones escolares, durante los primeros “Veinte años de paz”, donde se recoge la intervención del Estado en una
diversidad de ámbitos de la provincia: económicos, culturales, pesqueros, comunicaciones y transportes, vivienda, sanidad, etc. y que en el ámbito educativo
significó una serie de beneficios para un conjunto de centros escolares, además
de ampliaciones, reformas y acondicionamientos que sobrepasaron los 450
centros escolares, entre oficiales y particulares; además, contribuyó al levantamiento de la sede del Instituto Peñaflorida, la Escuela Profesional de Comercio y
las Escuelas Industrial y de Trabajo, que estaban emplazadas en el nuevo ensanche de Amara. Asimismo, con estas ayudas procedentes del Ministerio fueron
renovadas la Escuela de Maestría Industrial de Eibar y la de Bergara. También
se instalaron Escuelas Profesionales Sindicales de Aprendizaje en Irun, Rentería
y Zumaia, además de las de Beasain, Andoain y Arrasate, que iniciaron su funcionamiento en este nivel de la enseñanza. Otros grupos particulares y entidades religiosas pusieron en marcha diferentes centros docentes con esta ayuda
ministerial: Irun, Beasain, Zarautz, Zumarraga, Legazpi, Hernani y Arrasate111.
No obstante, no se puede entender la situación de la enseñanza primaria en
Gipuzkoa durante la década de los sesenta, sin hacer referencia al denominado
“Informe Gaur” titulado “Así está la enseñanza primaria. Hablan los maestros”112,
en el que se recogen encuestas realizadas a los maestros sobre la opinión que
tienen acerca de la enseñanza primaria en esos años. Como puntos importantes
de dicho informe se señala que “la Iglesia escolariza en Guipúzcoa a una mitad de
los alumnos primarios y el Estado, la otra mitad, mientras que en España, aquélla
escolariza sólo a una cuarta parte”; también se señala el excesivo número de
escuelas unitarias y que la calidad de la enseñanza era baja, sobre todo en las
zonas rurales. No obstante, la tasa de escolaridad en Gipuzkoa, para las edades
comprendidas entre los 6 y los 14 años, era de un noventa por cien. En dicha
encuesta se recogía también otro aspecto relativo a la situación del “vascuence”,
afirmando que un 13,9 por ciento de alumnos hablaba bien el vascuence y mal el
111. Falange Española Tradicionalista y de las JONS (1959): Veinte años de paz en el Movimiento Nacional bajo el mandato de Franco. Provincia de Guipúzcoa. San Sebastián, Falange Española
Tradicionalista y de las J.O.N.S., pp. 100-105.
112. Aguirre, J.A. (1969): Op. Cit.
81
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
castellano, un 17,1 por ciento hablaba bien ambas lenguas y un 12,1 por ciento
hablaba bien el castellano y mal el vascuence, quedando un 54,2 por ciento que
hablaba sólo castellano y un 2,7 por ciento que sólo lo hacía en euskara. Ante
esta compleja situación, se propiciaban cauces para el establecimiento del bilingüismo en las aulas, proponiendo algunas medidas para la formación del magisterio y la implantación del euskara en la enseñanza.
Finalizamos con un recorrido por la Enseñanza Privada, recordando los problemas
con los que nos encontramos para un estudio que tuviese el mínimo rigor y que con
anterioridad ya hemos señalado; pero, no obstante, vamos a aportar los escasos datos
de los que disponemos y que nos proporciona el Instituto Nacional de Estadística. En
general la situación de este tipo de escuelas en Gipuzkoa fue superior al resto del
Estado, donde en 1950 el 24 por ciento de las escuelas son privadas, mientras que
en 1970 ya era el 32, 6 por ciento del total. Este porcentaje se fue manteniendo en
los años siguientes, aunque a partir de 1975 comienza a descender; estabilizándose
hasta llegar a un 33 por ciento en el curso 1999-2000. Por supuesto los porcentajes
en el País Vasco siempre han sido superiores. Así, mientras en el curso 1985-1986 el
porcentaje total era del 34,7 por ciento, en el País Vasco era del 47,8113. En el caso
de Gipuzkoa la evolución ha sido la siguiente en la primera etapa de este periodo:
Colegios de Gipuzkoa clasificados por clase de Propietario, 1946/1947-1957/1958
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia.
113. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 198.
82
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
A la vista del gráfico podemos decir que del total de Centros de Estudios de
la provincia en torno al 35 por ciento pertenecía a la red privada en esta época,
y de ellos alrededor del 50 por ciento eran de Religiosos, algo más del 20 por
ciento, de Particulares, y el resto se repartían entre los otros modelos de propietarios, con porcentajes que difícilmente pasaban del 10 por ciento de representación, siendo significativa la casi nula presencia de los colegios pertenecientes
a la Diputación.
Por lo que respecta a la distribución de los Colegios en Donostia vemos
que suponían un 20 por ciento de los de la provincia, y que la presencia de los
Colegios Religiosos es mayor en la capital que en la provincia, alcanzándose
valores por encima del 70 por ciento. Los pertenecientes a Particulares siguen
en orden de importancia con cantidades entre el 15 por ciento y el 20 por ciento
del total de colegios. Surge como novedad una mayor presencia de los de Otras
Instituciones, una pequeña representación de los pertenecientes a Fundaciones
y la práctica nula existencia de colegios pertenecientes a la Diputación o los
considerados Municipales.
Colegios de Donostia clasificados por tipo de Propietario, 1946-47/1955-56
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia.
83
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Si nos fijamos en los datos relativos al periodo franquista, el número de
centros escolares estatales y no estatales, según la denominación de la Ley
General de Educación, ofrece un panorama ligeramente favorable a la presencia
de centros no estatales, lo cual corresponde a una tradición clara en Gipuzkoa y
que irá confirmándose hasta la actualidad.
Tabla 44. Número de Escuelas de Primera Enseñanza en Gipuzkoa,
1973-74/1975-76
Año escolar
Centros estatales
Centros no estatales
Total
1973-74
1.448
1.464
2.912
1974-75
1.484
1.769
3.253
1975-76
1.509
1.696
3.205
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Elaboración propia.
Como complemento a la información relativa a los centros educativos a
cargo de órdenes y congregaciones religiosas podemos señalar que la diócesis
de San Sebastián, creada en 1950, contaba con 486.076 habitantes en 1975,
y con 176 parroquias, agrupadas en 9 arciprestazgos, y se hallaba dotada de
777 sacerdotes incardinados y 508 seminaristas. En el “Diccionario de Historia
Eclesiástica de España” se da un resumen muy detallado de la situación de
Gipuzkoa con respecto a los centros a cargo de dichos institutos religiosos114:
Centros de Enseñanza Media y Primaria:
Franciscanos
Aranzazu
Capuchinos
Fuenterrabía y San Sebastián
Mercedarios
Azcoitia, Motrico y Zumaya
Jesuitas
Loyola y San Sebastián
Escolapios
Tolosa
114. Aldea, Q.; Marín, T. y Vives, J. (dirs.) (1972): Diccionario de Historia Esclesiástica de España. Madrid: Instituto Enrique Flórez, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Recogido
de la voz “Gipuzkoa” en la página web de la Enciclopedia Auñamendi en http://www.euskomedia.
org/aunamendi/ (10 de mayo de 2009).
84
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Centros de Enseñanza Media y Primaria:
Marianistas
San Sebastián
Hijos del Inmaculado Corazón de María
San Sebastián
Salesianos
Pasajes
Clérigos de San Viator
Elgóibar, Mondragón y Escoriaza
Escuelas Cristianas (La Salle):
Andoain,
Beasain,
Cestona,
Fuenterrabía, Eibar, Herrera, Irún,
Loyola, San Sebastián, Usúrbil,
Villafranca, Zarauz, Zumárraga y
Legazpia
Maristas
Anzuola, Azpeitia, Oñate, Placencia y
San Sebastián
Santísimo Corazón de Jesús
Eibar, Rentería y San Sebastián
Religiosas Agustinas
Arechavaleta, Mendaro y Rentaría
Benedictinas
Oñate
Compañía de María
Irún, San Sebastián y Vergara
Clarisas
Elgóibar
Concepcionistas
Mondragón, San Sebastián
Adoratrices
San Sebastián
Agustinas Misioneras
Astigarraga
Amor de Dios
Cegama
Angeles Custodios
San Sebastián
Apostolado del Sagrado Corazón de Jesús
San Sebastián
Asunción de Nuestra Señora
San Sebastián
Bienaventurada Virgen María
San Sebastián y Zumaya
Carmelitas de la Caridad
San Sebastián y Zumaya
Carmelitas Descalzas Misioneras
Beasain, Deva, San Sebastián y
Villafranca
Compañía de Santa Teresa
San Sebastián
Sagrado Corazón de Jesús
San Sebastián
Damas de la Asunción
Mondragón
Dominicas de la Anunciata
Pasajes
Esclavas del Amor Misericordioso
San Sebastián
Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús
Azpeitia y San Sebastián
Sagrada Familia
Tolosa y Usúrbil
85
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Centros de Enseñanza Media y Primaria:
Franciscanas de la Inmaculada Concepción
San Sebastián
Franciscanas de Montpellier
San Sebastián
Hermanas de Santa Ana
Lazkao y Zarauz
Hijas de la Caridad
Andoain, Azcoitia, Azpeitia, Beasain,
Elgóibar, Cestona, Fuenterrabía,
Hernani, Motrico, Oñate, Pasajes
San Pedro, Rentería, San Sebastián
(donde tienen ocho casas), Segura,
Tolosa, Vergara, Villafranca, Villarreal,
Irún, Urrestilla y Zarauz
Hijas de la Cruz
Rentería, Villabona y Zumárraga
Hijas de Jesús
Andoaín, Azpeitia, San Sebastián,
Tolosa
Salesianas
San Sebastián
Marianistas
San Sebastián
Hijas del Inmaculado Corazón de María
Berástegui y Lasarte
Hijas de San José
San Sebastián
Hijas de Santa María de la Providencia
Eibar
Hijas de la Unión Apostólica
Elgueta, Irún
Hijas del Divino Celo
Alzota
Jesús y María
Azpeitia
San José de la Montaña
San Sebastián.
Mercedarias de la Caridad:
Ataun, Eibar, Escoriaza, Mondragón,
Oyarzun y Placencia
Mercedarias del Santísimo Sacramento
San Sebastián
De la Misericordia de Lamourous
San Sebastián
Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y María
San Sebastián
Misioneras del Santísimo Sacramento y María Vidania
Inmaculada
Niño Jesús
Fuenterrabía y San Sebastián
Presentación de María
San Sebastián y Urnieta
Siervas de María de Anglet
San Sebastián
Institución Teresiana
San Sebastián
86
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Centros o Escuelas Profesionales:
Salesianos
Pasajes
Jesuitas
San Sebastián
Escuelas Cristianas (La Salle):
Andoain, Villafranca; Irún y Zumárraga
Franciscanos
Zarauz
Jesuitas
Azcoitia
San Víator
Mondragón
Sacerdotes seculares
San Sebastián
Como puede observarse, se trata de una interesante información que nos permitiría confeccionar un mapa sobre la distribución geográfica de estos institutos
religiosos, sus idearios pedagógicos, y la importancia de cada una de ellos. Por
lo que se refiere a la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas
puede apreciarse que es el instituto que mayor presencia tiene en los tres niveles
de enseñanza. Como puede observarse, Donostia es un punto de atracción que
concentra a un importante número de centros educativos privados a cargo de institutos religiosos, pues más de la mitad de las órdenes y congregaciones religiosas
tienen un centro educativo en la capital guipuzcoana (35 de un total de 57 institutos religiosos). También puede apreciarse el crecido número de institutos religiosos dedicados a la educación femenina. Es de destacar la importante presencia
de las Hijas de la Caridad, con un abundante número de centros.
Por lo tanto, Gipuzkoa ha contado con una buena red de escuelas y colegios
tanto en escuelas públicas como privadas que en la década de los sesenta
sufrirá un incremento debido a la inmigración y que entonces planteó problemas
a la escolarización de alumnos por no existir centros escolares suficientes.
Problema, por otra parte, que se ha solucionado en la década de los setenta
ampliando la red de escuelas de los niveles de Educación Preescolar, EGB, FP,
BUP-COU. La dotación de puestos escolares durante el curso 1979-80 alcanzó
la cantidad de 219.073 distribuidos entre privados y estatales; destacan los
primeros en todos los niveles excepto en B.U.P. para el que los centros estatales ofrecen el 51,2 por ciento de los puestos escolares. Puede decirse que la
dotación de centros escolares en esa época era correcta si se tiene en cuenta
que la oferta de puestos supera a la demanda. La fuerte incidencia de los centros privados se debe, en parte, al desarrollo de las ikastolas surgidas en los
años sesenta. Así, por lo que respecta a la Enseñanza Preescolar y EGB, durante
ese curso, Gipuzkoa contaba con 36.046 alumnos en los niveles de Educación
Preescolar, desglosados de la manera siguiente: el 33,5 por ciento acude a los
Centros Públicos, el 29,8 por ciento a los privados y el 36,6 por ciento asiste a
las Ikastolas. El hecho de que un número tan elevado de niños (13.192) sean
escolarizados en Ikastolas es un índice de la importancia y volumen que ha
tomado la enseñanza en euskara en Gipuzkoa.
87
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
En la EGB, de carácter obligatorio, el alumnado se repartió de la manera
siguiente: en Centros Públicos 41.592 (39,7 por ciento del total), en Centros
Privados 41.206 (39,4 por ciento) y en Ikastolas 21.804 (20,8 por ciento).
Como en el apartado de la Educación Preescolar es de resaltar el número de
alumnos que acuden a las Ikastolas. Porcentualmente es menor que en los
niveles de Preescolar, debido a que muchas Ikastolas no tenían todavía el ciclo
completo de la EGB, por haber sido creadas en los últimos años. En la medida
que avanzaban los cursos estaba subiendo también ese porcentaje. Con respecto al euskara se debe señalar que entre los niveles de Preescolar y EGB de
los Centros públicos, 6.600 (12,3 por ciento del total) alumnos cursan sus estudios en euskara o en bilingüe, mientras 45.846 (85,4 por ciento) aprendían el
euskara como asignatura común obligatoria. Para cerrar este apartado destacar
la importancia que la enseñanza privada tiene en Gipuzkoa: en los niveles de
Preescolar atiende al 29,8 por ciento del alumnado total115.
Un aspecto importante, a tener en cuenta a la hora de analizar la situación de las escuelas privadas, es el relativo al de las ayudas económicas.
Así, durante los primeros tres decenios del franquismo, las ayudas que recibían, por lo general se hacían bajo la forma de préstamos a la construcción,
renovación o ampliación de edificios, dentro de un marco legislativo que se
configurará en la Ley de Construcciones Civiles de 1954, donde el reconocimiento de “interés social” del centro posibilitaba la obtención de una serie de
privilegios económicos, bien fuera en créditos o en reducción de impuestos.
El primer cambio fundamental se producirá con la aplicación de la Ley General
de Educación de 1970, en cuyos desarrollos legislativos se plantea claramente la financiación pública de los centros privados, a través de la vía de los
conciertos. La cuantía de las subvenciones se establecía por el coste de sostenimiento por alumno en los centros oficiales, más la cuota de amortización
e intereses por las inversiones requeridas. No obstante, como señala Viñao:
“la realidad, como es habitual, difirió bastante de lo legislado. De hecho, lo
que existió hasta la LODE en 1985 fue un sistema no de conciertos con sus
correspondientes contrapartidas u obligaciones para ambas partes, sino de
subvenciones parciales, progresivamente ampliadas año tras año, pero insuficientes para hacer efectiva la gratuidad total y con escaso o nulo control
sobre su utilización”116. En la actualidad, la extensión de este sistema, por lo
que respecta a la educación obligatoria, es decir hasta la ESO, está garantizada en todo el sistema educativo.
115. Se puede consultar la voz “Gipuzkoa” en la página web de la Enciclopedia Auñamendi en
http://www.euskomedia.org/aunamendi/ (10 de mayo de 2009).
116. Viñao, A. (2004): Op. Cit., p. 200.
88
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
La enseñanza secundaria
Con respecto a la enseñanza secundaria, y como hemos podido observar en
la política educativa hasta la Ley General de Educación, no se hizo mayor hincapié en la creación de Institutos de Enseñanza Media. De manera que fueron
las órdenes y congregaciones religiosas, como hemos recogido en el epígrafe
anterior, las que se encargarían de poner en marcha la reforma de las enseñanzas medias propiciada por las leyes de Ruiz Giménez en 1953. Así, muchos de
estos centros ofertarían, como una continuación de la primaria, el Bachillerato
Elemental hasta los 14 años, mientras que es más escaso el número de centros
que ofertaron el Bachillerato Superior en sus especialidades de ciencias y letras.
La creación del Instituto Peñaflorida y el Instituto Usandizaga de Donostia, éste
ya en los años setenta, asumirá la reforma de la Ley de 1970, con un planteamiento diferenciado. También durante esa época se crearon Institutos en todas
las comarcas de la provincia, consiguiendo, de alguna manera, el inicio de la
universalización de la enseñanza secundaria.
No obstante, y al igual que ocurre en el resto del Estado, al principio la oferta
pública atraerá más alumnado, aunque paulatinamente los centros privados irán
aumentando su matrícula con respecto a los públicos. Finalmente, la LOGSE,
con la aplicación de la ESO, unificará al alumnado en Centros de Educación
Secundaria quedando las modalidades de Bachillerato en una oferta diferenciada. La implantación de esta ley será progresiva a lo largo de los noventa,
ofreciendo un panorama completamente distinto a la anterior reforma de 1970,
con respecto a la formación secundaria y de bachillerato.
La enseñanza profesional
Con respecto a la enseñanza profesional, es un nivel de la enseñanza que,
tradicionalmente, ha tenido un fuerte desarrollo en la provincia desde finales del
Siglo XIX hasta la actualidad. Una muestra de ello es que en el curso 1970-1971,
Gipuzkoa alcanzaba la proporción más alta de alumnado en Formación Profesional
industrial sobre la población de hecho, con un 13,4 por ciento del total matriculados, de los cuales un 3,3 por ciento seguía su formación en centros oficiales,
mientras que un 10,1 por ciento estaba matriculado en centros no oficiales. En
España esta proporción era de 4,5 por ciento (1,5 en centros oficiales y un 3 por
ciento en no oficiales)117. Remitimos para la presencia de las Congregaciones religiosas en la Educación Secundaria al cuadro del epígrafe anterior.
117. Pérez, V. y Rodríguez, J.C. (2002) Op. Cit., p. 138.
89
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
A partir de los años cuarenta, la Formación Profesional en la provincia irá
siguiendo la propia evolución marcada por las leyes que, sobre este tema, se
produjeron. En concreto, nos referimos a la Ley de Bases de la Enseñanza Media
y Profesional de 1949 que instauró, por primera vez, el Bachillerato Laboral
dentro del panorama educativo en la enseñanza profesional. Con esta ley “se
pretendía proporcionar una mezcla de formación humana y técnica que facultase
al estudiante para colocarse en empleos de nivel medio o acceder a estudios
superiores. Se aspiraba a extender esta enseñanza a zonas y grupos sociales
menos cubiertos por la enseñanza media y general; por ello, se instalaron sobre
todo en zonas rurales”118, aunque el éxito obtenido fue muy escaso pues, el
Bachillerato laboral representaba un 0,3 por ciento del Bachillerato general en el
curso 1950-1951 y en su punto más álgido, durante el curso 1966-67, tan sólo
alcanzó a un 5,9 por ciento. La Escuela elemental de trabajo de Bergara, creada
en 1929 y convertida en Escuela Oficial de Maestría en 1944, representa otra
referencia de la formación profesional guipuzcoana hasta mediados de siglo.
Hasta los años cincuenta, el número de alumnos de formación profesional en
Gipuzkoa no superaba los 2.000.
El fracaso de esta ley supuso una reforma que llegó en 1955 con la Ley de
Formación Profesional e Industrial, dentro del conjunto de medidas propiciadas
por Ruiz Giménez para posibilitar una formación profesional de acuerdo al rápido
crecimiento que se estaba produciendo en la industria. En esta última Ley se
fijan cuatro niveles de enseñanza: pre-aprendizaje, aprendizaje, maestría y especialización, y en un balance general se aprecia que creció el número de alumnos
y que éstos encontraban empleo con facilidad y que las empresas estaban satisfechas con la formación recibida. Esta ley marca el comienzo de un desarrollo
espectacular de la formación profesional en Gipuzkoa. En quince años el número
de alumnos pasa de 2.000 a 9.000. El alumnado es mayoritariamente masculino y la formación, eminentemente industrial.
Durante este periodo en Gipuzkoa se registró la presencia de una nómina
importante de escuelas profesionales, cuyas características varían, pero en
las que se aprecia la dependencia sindical, empresarial y religiosa, de acuerdo
con la legislación vigente hasta 1970. En este sentido, hemos podido localizar, en el Archivo del Ministerio de Educación, documentación relativa a la
apertura de una serie de centros que estaban en funcionamiento en 1958,
creados con anterioridad y que, todavía, en la década de los sesenta, continuarán funcionando; se trata de119:
118. Pérez, V. y Rodríguez, J.C. (2002) Op. Cit., p. 100.
119. Archivo del Ministerio de Educación, Alcalá de Henares, Legajos 57554 y 57555. Hemos
anotado tan sólo el nombre de estas instituciones y las localidades en las que estaban situados
dichos centros, pues las características varían ampliamente de un centro a otro. La documentación
abarca, en algunos casos, hasta 1970.
90
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Centros de Formación Profesional existentes en Gipuzkoa en 1958
Localizacion
Denominación de la Escuela
Andoain
Escuela Profesional
Beasain
Escuela de Formación Profesional de la Compañía Auxiliar de
Ferrocarriles
Escuela Profesional de San Martín de Loinaz
Deva
Escuela de Iniciación Profesional
Elgoibar
Escuela Fundación Eulogio Estalta
Irún
Escuela Profesional La Salle
Escuela Profesional Sindical Nuestra Señora del Juncal
Hernani
Escuela Profesional
Legazpia
Colegio Buen Pastor
Mondragón
Escuela Profesional
Escuela de Aprendices de la Unión Cerrajera
Motrico
Escuela Profesional Nuestra Señora de Idurre
Rentería-PasajesAlza-Herrera
Escuela Sindical de Formación Profesional Nuestra Señora de la
Asunción
Escuela Profesional Juan XXIII de Alza,
Escuela Profesional masculina de Herrera
Escuela de Formación Profesional “Ciudad Laboral Don Bosco”
San Sebastián
Instituto Obrero del Colegio de San Ignacio de Loyola
Escuela Profesional San Sebastián Mártir
Centro Femenino Cultural Nazaret
Urnieta
Escuela Salesiana San José Obrero
Villafranca de Oria
Escuela Profesional del Goyerri
Zarauz
Escuela Profesional Obrera
Escuela de Hostelería del complejo de Euromar
Escuela Profesional Obrera
Escuela Profesional Monte Albertia
Zumaya
Escuela Sindical Virgen de Arritokieta
Zumárraga
Escuela Profesional Legazpi
91
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Sin embargo, será la Ley General de Educación de 1970 la que prefigurará,
de alguna manera, los distintos niveles de la Formación Profesional, aunque,
comparada con la legislación anterior, la formación que recibían, en el primer
grado, constaba de menor número de horas y de prácticas, si bien consiguió una
enorme expansión cuantitativa de la formación profesional, tanto en alumnos,
centros como profesores. La crítica que sufrió este nivel era que los alumnos
estaban “poco motivados, los profesores improvisados y los centros surgieron al
calor de las subvenciones públicas”120. A partir de esta ley se aprecia una cierta
desprofesionalización de la formación, aumentando el peso de la formación
general, un número de alumnos de 15 años más numeroso; también fue notoria
la incorporación de alumnado femenino, aunque siempre con menor presencia
que el masculino.
Esta situación contrastaba con dos factores: uno, la escolarización al 100
por ciento de los alumnos con 14 años de edad, y otro es que, a partir de 1976,
se prohibía trabajar legalmente a los menores de 16 años, lo cual supuso un
elevado número de abandonos en la formación del primer nivel.
La reforma propiciada por la LOGSE supondrá la creación de los Ciclos
Formativos Medio y Superior a los que se accede una vez finalizada la Educación
Secundaria Obligatoria, que permite la incorporación al mercado de trabajo o la
continuación de los estudios en el nivel superior.
El alumnado total que en Gipuzkoa acude a Centros de Formación Profesional
sumaba un total de 17.632 alumnos, en el curso 1979-80. De éstos el 44,2
por ciento era atendido en Centros Públicos, mientras que el 55,7 por ciento
restante acudía a Centros Privados. Hay que hacer mención especial del Centro
Politécnico de Mondragón y de la Escuela de Armería de Eibar, aquél privado y
éste público, por el renombre que han adquirido incluso a nivel estatal. Se destacan también la Universidad Laboral de Eibar, el Centro D. Bosco de Rentería
y el Centro Cultural Femenino “Nazaret”. En todos estos Centros se estaban
impartiendo clases de euskara a partir del curso 1979/1980. Gipuzkoa cuenta
con 58 Centros de Formación Profesional. En los niveles de BUP y COU el alumnado total de la provincia es de 24.744 estudiantes, que se distribuyen de la
forma siguiente: estudian en Centros Públicos el 52,9 por ciento, mientras que a
los Centros Privados acude el 39,8 por ciento. Las Ikastolas atienden el 7,1 por
ciento. En todos los Centros Públicos el euskara es materia común y obligatoria,
impartiéndose algunas asignaturas en euskara en los Institutos de Hondarribi,
Lasarte, Elgoibar, Zarautz, Bergara, Irun, Rentería, Hernani, Tolosa, Azpeitia,
Eibar y de Oñati. El número de Centros de Bachillerato en Gipuzkoa es de 57.
120. Pérez, V. y Rodríguez, J.C. (2002) Op. Cit., p. 117.
92
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
4.4. El Estado autonómico y descentralización educativa
Antes de referirnos a la política y legislación educativas desarrollada por el
Gobierno Vasco, haremos referencia a uno de los asuntos más relevantes en los
últimos años. Nos referimos al proceso de descentralización y a la división territorial del Estado, pues sus correlatos educativos han supuesto una asunción de
competencias en este ámbito por parte del Gobierno Vasco. El franquismo, como
sabemos, significó una vuelta a los principios centralistas del Estado nacional y
la represión de cualquier expresión cultural o lingüística diferente a la española,
lo cual no evitó el surgimiento de experiencias educativas en Cataluña121, o la
creación del movimiento de las ikastolas en Euskadi122. Expresiones ambas
propiciadas por el catalanismo y el nacionalismo vasco respectivamente. Con
el paso del tiempo, las nuevas necesidades sociales y económicas reclamaban
una modernización de la enseñanza primaria que se conseguiría con la Ley
General de Educación de 1970 que “efectivamente modernizó el sistema educativo español y sentó las bases para reformas posteriores”123. No obstante,
esta ley no supuso un cambio sustancial en el reparto territorial de competencias, pero sí “llevó a sus últimas consecuencias el proceso de racionalización
del centralismo en el ámbito periférico, mediante la creación de un solo agente
territorial –el delegado provincial– frente a la diversificación de servicios preexistente”124. Además, esta ley suponía la introducción por primera vez de la enseñanza de las lenguas vernáculas.
Tras la muerte de Franco y el proceso de transición democrática, se puso
en evidencia la necesidad de una nueva organización territorial del Estado, que
tomará cuerpo en la Constitución de 1978 con el Estado autonómico, que significará una ruptura del centralismo hasta entonces imperante. Llegar al consenso
de esta Constitución supuso conciliar en este ámbito distintas propuestas ideológicas en una época donde democracia y autonomía estaban en el mismo
nivel de reivindicación social, además de las diferentes posturas que sobre la
nación mantenían los distintos partidos políticos en la época de la transición
democrática125.
121. Canals, M.A. y otros (2001): “La renovació pedagogica a Catalunya des de dins (19401980)”, Barcelona, Edicions 62 y Monés, J. (1981): L’escola a Catalunya sota el franquisme. Barcelona, Edicions 62.
122. Fernández, I. (1994): Oroimenaren hitza. Ikastolen historia (1960-1975). Bilbo, Udako Euskal Unibertsitatea y Davila, P. (1995): Op. Cit.
123. Puelles, M. de (2000): Op. Cit., p. 26.
124. Viñao, A. (2004): Op. Cit.
125. Tusell, J. (1999): España, una angustia nacional. Madrid, Espasa, p. 11.
93
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
La Constitución y el nacionalismo constitucional
La Constitución, además de su concepción autonómica del Estado, supuso
también la creación de un nuevo nacionalismo hasta entonces desconocido,
el “nacionalismo constitucional”, fruto de la nueva concepción territorial del
Estado. La discusión del artículo 2º de la misma puso de manifiesto la dificultad
para conciliar diferentes posturas acerca de la nación española, siendo así que
la propia idea de “España como nación”, postergaba cualquier otra denominación de nación para las comunidades autónomas, rechazando la idea de Estado
Español, por considerarlo de corte franquista. Se optaba en la Constitución por
una concepción de España como nación política, mientras que el resto serían
naciones culturales. La presencia de los planeamientos de Ortega gravitaron
sobre los padres de la Constitución, tanto en las frecuentes citas a este autor
como a la aceptación de fondo de su pensamiento respecto a la organización
territorial: ningún privilegio para las naciones históricas. La discusión y redacción final del artículo 2º de la Constitución ponen de manifiesto que la idea de
nación española es una “sorprendente invención de la cual se nutre el actual
nacionalismo españolista de rango constitucional”126.
Tanto en el contexto político del momento como en la posterior evolución, la
creación de la España de las autonomías intenta dar respuesta a una demanda
política: “la de integrar los llamados nacionalismos históricos en un proyecto
de Estado”127 o para decirlo con otras palabras: “en 1978 se había vivido una
ilusión autonómica: la creencia de que la aprobación de las autonomías pondría
fin al problema de los nacionalismos (y al terrorismo de ETA). Eso no fue así”128.
No hace falta recordar que la exclusión del Partido Nacionalista Vasco del consenso creó, entre otras cosas, una frustración que favoreció el voto negativo a la
Constitución en la Comunidad Autónoma Vasca.
La descentralización educativa
Si el artículo 2º de la Constitución fue producto de un consenso entre las
diversas concepciones sobre la nación que, en su momento, mantenían los
diversos partidos políticos con mayor representación, el artículo 27 sobre el
derecho a la educación fue una transacción entre la derecha y la izquierda129.
126. Bastida, X. (1998): La nación española y el nacionalismo constitucional. Barcelona, Ariel
Derecho, p. 11.
127. López Aguilar, J. (1996): “Estado autonómico y nuevos nacionalismos. El caso de la Coalición Canaria” en Claves de Razón Práctica, vol. 65, p. 32.
128. Fusi, J.P. (2000): Op. Cit., p. 275.
129. Puelles, M. de (2000): Op. Cit., p. 29.
94
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Es decir, entre quienes defendían los importantes intereses eclesiásticos en la
educación y quienes asumían una concepción pública de la educación y los intereses de las clases populares; entre la libertad de enseñanza y el principio de
igualdad. El pacto escolar consistió en conciliar estos dos principios.
El resultado de la nueva situación constitucional supuso una ruptura del
centralismo del sistema educativo. Las comunidades autónomas pueden asumir
cuantas competencias figuren en sus estatutos de autonomía, excepto las reservadas al Estado, y el comienzo del ejercicio de las mismas está marcado por el
traspaso de funciones y servicios, desempeñados y gestionados hasta entonces
por la administración central, y de los recursos financieros. Para conocer el
reparto de competencias es necesario tener en cuenta tanto los artículos del
148 al 150 de la Constitución, como los estatutos de autonomía, así como las
leyes orgánicas correspondientes, por ser del mismo rango que los estatutos.
En el ámbito educativo estas leyes son la LRU (1983), la LODE (1985), la LOGSE
(1990) y la LOPEG (1995). En todas aquellas comunidades que han recibido los
traspasos de servicios se ha suprimido la administración periférica del Estado
afectando a ámbitos tan importantes como el profesorado, la inspección técnica,
los centros docentes –incluidas las universidades–, desarrollo parcial del currículum, etc. De esta forma puede afirmarse que estamos ante “una descentralización administrativa prácticamente total y una considerable descentralización
política”130. En enero del año 2000 las transferencias y traspaso de competencias en materia de enseñanza se habían consumado en todas las comunidades
autónomas. Este proceso lento y gradual ha permitido a las comunidades acomodarse al nuevo marco constitucional y consolidar la ruptura descentralizadora
producida en el ámbito de la administración educativa. Además, y en el ámbito
de la realidad educativa de los centros de enseñanza, toda la legislación educativa durante el periodo de gobierno socialista ha estado regida por los principios
de participación, autonomía y calidad, ampliando de esta manera la concepción
sobre la descentralización educativa131.
Con toda esta arquitectura administrativa se consolida el sistema educativo
español, pues parece que se garantizan las competencias reservadas a la administración central. En este sentido, los pactos autonómicos de 1992 y las reformas de los diferentes estatutos asumiendo mayores competencias en 1994,
sobre todo en la enseñanza, obteniendo todas las comunidades autónomas
las mismas competencias plenas que las comunidades que desde el inicio las
tenían, marcando un punto de inflexión en las trasformaciones competenciales
del Estado y consagrando una fórmula hasta entonces no manifiesta: la existencia de un “sistema educativo nacional”. Expresión reservada para la administra130. Puelles, M. de (1996): “Educación y autonomía en el modelo español de descentralización” en Revista de Educación, núm. 309, p. 171.
131. Marchesi, A. (2000): Controversias en la educación española. Madrid, Alianza Editorial.
95
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
ción general del Estado en su seguimiento y evaluación132. Finalmente, parece
que al objetivo de modernización, que subyacía en todos los cambios producidos
desde 1978, sólo le quedaba un reto por cumplir: el de la calidad. Conseguir
este objetivo supondría lograr un “sistema educativo moderno, plural, homologable con los mejores de Europa y, por tanto, con calidad para todos, sin sectores
de población infraeducados, marginados, segregados o excluidos”133.
Como señalaba el entonces viceconsejero de Educación del Gobierno Vasco,
al referirse a los puntos conflictivos en la aplicación de la LOGSE, la amplia
capacidad reservada constitucionalmente a la administración del Estado para
dictar normas de carácter básico pueden afectar a “características diferenciales y específicas de algunos sistemas educativos del estado español: el bilingüismo, la distinta cuota de participación de la red concertada o los distintos
sistemas de financiación” y también a que la confrontación educativa se ha
visualizado en torno a dos ejes: “el que representa la difícil relación centroperiferia (fundamentalmente en los casos de Cataluña y el País Vasco) y el más
específicamente denotativo de la pugna ideológica (en términos políticos fundamentalmente representada por Comunidades gestionadas por el Partido Popular
o por el Partido Socialista)”134. Hemos de recordar que Cataluña y el País Vasco
son dos comunidades que desde el logro de la autonomía han sido gobernadas
mayoritariamente por partidos nacionalistas.
La normalización lingüística
No podemos olvidar que uno de los elementos más significativos de todo el
proceso de cambios y rupturas en el orden administrativo en educación no se
produce al margen o ignorando unas realidades educativas que tenían su propia
trayectoria histórica. Nos referimos al desarrollo de una serie de alternativas o
de experiencias educativas que surgieron con el franquismo y que con la transición y el desarrollo estatutario conseguirían un cierto reconocimiento legal. Los
movimientos de renovación pedagógica, o las actividades desarrolladas para
llevar el catalán a la escuela, para el caso de Cataluña, o la creación de una
red educativa en euskara con el surgimiento de las ikastolas en el caso del País
Vasco, serán unas realidades escolares que tendrán que adaptarse a la nueva
situación de la lengua dentro del entramado legal.
132. Embid, A. (2000): La enseñanza en España en el umbral del siglo XXI. Madrid, Tecnos, pp.
36-74.
133. Puelles, M. de (2000), Op. Cit., p. 35.
134. Unceta, A. (2000): “El desarrollo de la LOGSE en las Comunidades Autónomas” en VV.AA:
Informe educativo 2000. Evaluación de la LOGSE, Madrid, Fundación Hogar del Jubilado-Santillana,
pp. 169-170.
96
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Tenemos que volver nuevamente a la Constitución para ver el papel de la
lengua en el sistema educativo. Como se señala en el artículo 3º “el castellano
es la lengua oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. Las demás lenguas serán también oficiales en las
respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus estatutos”. Como
podemos observar, la constitución es imperativa en cuanto al deber de conocer
el castellano, pero no el resto de las lenguas, a pesar del reconocimiento oficial
de las mismas en cada una de las comunidades autónomas. Los estatutos que
siguieron no tardaron en incorporar la situación de la lengua en las respectivas
comunidades, de manera que en los mismos se habla de la oficialidad de la
“lengua propia” de cada comunidad, junto con el castellano. Son los casos de
País Vasco, Cataluña, Galicia, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Navarra,
Asturias y Aragón135. A partir de este reconocimiento, entre 1982 y 1986 se
dictarán diversas leyes de normalización lingüística de sus respectivas lenguas,
y las correlativas al campo de la enseñanza, por parte de las siguientes comunidades: País Vasco, Cataluña, Galicia, Comunidad Valenciana, Islas Baleares y
Navarra136.
No obstante, cada comunidad ha seguido procesos diferentes en la aplicación de sus normativas. En general, se suelen adaptar las escuelas a las características lingüísticas del alumnado; de manera que, como consecuencia de ello,
surgen varios modelos lingüísticos que, aunque no se reconozcan como tales
–es el caso de Cataluña– figuran en su reconocimiento legal. El más explícito de
estos modelos es el caso del País Vasco donde existen en la práctica tres modelos lingüísticos A, B y D según el grado de presencia de cada una de las lenguas.
Así, en el modelo D la enseñanza es completamente en euskera, excepto la
lengua castellana; el modelo A es su caso inverso, mientras que en el modelo
B se imparten ciertas asignaturas en euskara y otras en castellano. Modelos
similares se aplican en la zona de predominio del vascuence en Navarra. En el
País Vasco, por ejemplo, la ikastola ya no es el único referente de enseñanza
en euskara, pues los modelos lingüísticos están al margen del tipo de centro.
La ikastola en todo este proceso ha sido una referencia fundamental para conseguir los objetivos de euskaldunización escolar, manteniendo una identidad de
cultura escolar muy significativa, aunque en la actualidad muchas de las ikastolas se han integrado en la red de escuela pública137.
135. Lázaro, E. (1984): La educación en el Estado de las Autonomías. Atribución y ejercicio de
competencias educativas. Madrid, MEC.
136. Siguán, M. (1992): España plurilingüe. Madrid, Alianza Universidad.
137. Naya, L.M. y otros (1995): “La situación del euskera en el sistema educativo del País
Vasco” en Davila, P. (1995): Op. Cit, pp. 221-256.
97
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
La evolución del sistema educativo español durante los tres últimos decenios
del siglo XX ha pasado de la centralización a la descentralización, como consecuencia de una diferente concepción del Estado. En este proceso se han recogido las aportaciones de los nacionalismos “periféricos” (catalán y vasco), no
por evolución “natural” del sistema educativo o por la magnanimidad del Estado,
sino por las reivindicaciones, las resistencias, las defensas y nuevas creaciones
procedentes de dichos nacionalismos que han propiciado una serie de cambios
que permiten el desarrollo de un curriculum nacional “compartido” y de nuevas
identidades nacionales diferentes, dentro del único sistema educativo nacional,
el español, al margen de las expectativas que hubieran podido crearse en cada
una de las comunidades con lengua y cultura diferentes. En este contexto es
en el que podemos entender la legislación, y la política educativa del Gobierno
Vasco, dirigida por unos ejes que desarrollamos en el siguiente epígrafe.
La legislación educativa en la Comunidad Autónoma Vasca
La política educativa desarrollada en la Comunidad Autónoma Vasca desde
1979 hasta la actualidad se ha movido entre el marco constitucional y la transferencia de competencias, por un lado y, por otro, en el desarrollo de las propias
competencias en virtud del marco que supone el Estatuto de Gernika. Por lo
tanto, la tarea prioritaria, aunque no la única, ha sido sobre todo euskadunizar
el sistema educativo vasco, a fin de cumplir con los objetivos legales. En este
sentido, se observará que muchas de las disposiciones del Gobierno Vasco tienen como referencia este proceso que encaja tanto con el marco constitucional
como con el derecho a implantar un sistema que garantice el uso del euskara en
todos los ámbitos de la administración y de la vida pública y, sobre todo, en el
sistema educativo.
Lo primero que hay que señalar es que la CAV tiene competencia plena en
educación, tal y como se reconoce en el artículo 16 del Estatuto de Autonomía,
que es explícito en esta materia: “En aplicación de lo dispuesto en la disposición transitoria adicional primera de la Constitución, es de la competencia de la
Comunidad Autónoma del País Vasco la enseñanza en toda su extensión, niveles y grados, modalidades y especialidades”. Esta referencia debe insertarse
también en el principio de cooficialidad del euskara, como lengua propia del País
Vasco y el garantizar el uso del castellano y el euskara, sin ningún tipo de discriminación. Este principio será nuevamente corroborado en la Ley de la Escuela
Pública Vasca (Ley 1/1993 del 19 de febrero) en la que se recuerda que: “la
Comunidad Autónoma del País Vasco tiene, según el art. 16 de su Estatuto de
Autonomía, competencia plena en materia de Educación, sin perjuicio del art. 27
de la Constitución y las leyes orgánicas que lo desarrollan, de las facultades que
atribuye al Estado el art. 149 de la misma y de la alta inspección necesaria para
su cumplimiento y garantía”.
98
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
A lo largo de estos años de autonomía, en la que se han sucedido ocho
gobiernos diferentes, de acuerdo con los resultados electorales, la Consejería de
Educación ha sido ocupada por los siguientes Consejeros, pertenecientes tanto
al Partido Socialista, Partido Nacionalista Vasco como a Eusko Alkartasuna
1978-1980
SANTAMARIA ANSA, Karlos
Mayo de 1980 - febrero de 1984
ETXENIKE LANDARIBAR, Pedro Miguel
Abril de 1984 - enero de 1985
URRUTIA ELEJALDE, Juan
Enero de 1985 - Marzo de 1987
CHURRUCA ARELLANO, Juan
Marzo de 1987 - febrero de 1991
RECALDE DIEZ, Jose Ramón
Febrero de 1991– septiembre de 1991
OLIVERI ALBISU, Inaxio
Septiembre de 1991– enero de 1995
BUESA BLANCO, Fernando
Enero de 1995 - diciembre de 1998
OLIVERI ALBISU, Inaxio
Enero de 1999– mayo de 2001
OLIVERI ALBISU, Inaxio
Junio de 2001 - septiembre de 2001
INTXAURRAGA MENDIBIL, Sabin
Septiembre de 2001 - junio de 2005
IZTUETA AZKUE, Anjeles
Junio de 2005- mayo de 2009
CAMPOS GRANADOS, José Antonio
Mayo de 2009 -
CELAÁ DIÉGUEZ, Isabel
Uno de los ámbitos que requirió mayor atención en el decenio de los ochenta
fue el relativo a la búsqueda de una cobertura legal para las ikastolas que, como
una tercera red escolar, había estado funcionando hasta esa fecha. En este sentido, ya en 1980 se inicia un proceso de institucionalización a través de la titularidad oficial de las ikastolas. Las ikastolas son centros públicos no estatales,
pero se imponía una serie de condiciones: la cesión de uso y titularidad, la representación en los estamentos escolares y órganos de gobierno de las ikastolas,
normas para la matriculación; profesorado por concurso-oposición; planificación
de puestos escolares; sistema de control económico; programas y planes pedagógicos y la aceptación de las disposiciones del Departamento de Educación. En
este proceso de la llamada normalización, se creó el Euskal Ikastolen Erakundea
(EIKE) Instituto Vasco de Ikastolas en 1983, como un organismo autónomo dentro del Departamento de Educación, que se establecía como un paso transitorio
hacia la consolidación de la Escuela Pública Vasca y se derogó la Normativa
sobre Titularidad. En 1986 el tribunal Constitucional dicta sentencia favorable
a EIKE con vías de normalización jurídica de las ikastolas. Por otra parte, el
Decreto de 10 de junio de 1986 aprobaba el reglamento de Conciertos con las
Ikastolas para el sostenimiento con fondos públicos de las ikastolas y centros
de iniciativa social. Finalmente, y como pasos previos al diseño y la elaboración
común de la Ley de la Escuela Pública Vasca, se aprobó la Ley de Confluencia de
Ikastolas y la Escuela Pública (1988), y en 1990 la Confederación de Ikastolas
presentaba su propuesta para la normalización de las ikastolas.
99
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
En todo este proceso, y hasta la Ley de la Escuela Pública Vasca, subyacían
dos planteamientos o dos modelos de cara a la normalización de la Escuela
Pública Vasca. Eran los siguientes: 1) El Modelo estatal de Escuela Pública,
regulado a través de la LODE, de carácter uniformizador, reglamentista y preocupado por la reserva de competencias y la homogeneización, más que por la
especificidad y la singularidad; según el cual las Ikastolas, para su transformación en escuelas públicas, deberían integrarse o fusionarse en la actual escuela
pública y según la normativa vigente; y 2) El Modelo de Escuela Vasca, según
la cual la Escuela Pública Vasca aparece como un paso de confluencia entre
las Ikastolas y las Escuelas Transferidas de cara a la configuración de la futura
Escuela Vasca. Ello suponía un período de acercamiento de ambos sistemas
o redes hacia los principios derivados de un amplio consenso social y político
sobre la Escuela Pública Vasca.
Como señalaba en su momento, el Vicelendakari y Consejero de Educación,
Universidades e Investigación, Fernando Buesa, tanto la Ley de la Escuela
Pública Vasca, como la Ley de Cuerpos Docentes, publicadas ambas en 1993,
establecían “un cuerpo normativo propio que permiten la configuración de una
E.P.V. más autónoma, de mayor calidad y con mayor capacidad de adaptación
a las demandas de nuestra sociedad”; también señalaba que eran fruto de un
largo proceso, en “búsqueda de un respaldo social más amplio encaminado a un
sistema educativo de calidad y al servicio de la sociedad”. La Ley de la Escuela
Pública Vasca propone el mayor grado de autonomía en la esfera de la organización, propiciando la participación de toda la comunidad educativa y buscando
fórmulas de autoorganización; asimismo, clausuraba el tema de las redes escolares, pues como se señala en la introducción de la Ley, ésta “responde a una
decisión clave que es la de definir de un modo completo y definitivo dos redes
escolares, la red pública y la red privada, con una consecuencia derivada de esta
decisión que es la de terminar o concluir el proceso de confluencia de las ikastolas”. Con esta ley se daba por concluido el proceso institucional con respecto a
las redes escolares y al papel de las ikastolas, dando inicio a un proceso que en
su momento se denominó de publificación por el cual las ikastolas tuvieron que
decidir la permanencia como centro privado o concertado o incorporarse definitivamente a la red pública.
A pesar de que la escuela definida en esta ley se propugna como plural,
bilingüe, democrática, al servicio de la sociedad vasca, enraizada social y culturalmente en su entorno, participativa, compensadora de las desigualdades, integradora de la diversidad, lo cierto es que un conjunto importante de ikastolas,
sobre todo en Gipuzkoa, optaron por una organización paralela manteniendo las
señas de identidad que habían definido desde siempre a este tipo de centros
educativos. El transcurso de los años no ha logrado los fines previstos en la ley,
100
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
existiendo una brecha importante en el ámbito escolar y un horizonte con objetivos distintos de lo que pudiera ser la denominada Escuela Pública Vasca.
Además de este importante campo de actuación por parte de las diversas consejerías de educación hasta 1993, otro de los ámbitos que ha requerido mayor atención ha sido el que podríamos denominar “Euskaldunización del
sistema educativo”. Así, si en el anterior ámbito de política educativa parecía
importante encontrar un lugar de confluencia entre las tres redes escolares existentes, ahora se trata de cumplir el mandato constitucional, y también fijado por
el propio Estatuto de Gernika, relativo al papel del euskara en el sistema educativo. En este sentido, las normas que desarrollan este principio se establecieron
ya desde la primera legislatura y, todavía, permanecen en vigor. Se trata de la
Ley de normalización y uso del euskara, Ley 10/1982 del 24 de noviembre y los
sucesivos decretos que la desarrollaron. No obstante, en el periodo del Consejo
General Vasco, un Real Decreto de 1979, ya regulaba el uso de los diferentes
idiomas en la Comunidad. La mencionada Ley de 1982, que no afectaba únicamente al sistema educativo, establecía claramente que todo ciudadano tiene
derecho a conocer y usar las lenguas oficiales en la administración, medios
de comunicación, etc.; reconocía, asimismo, su derecho a recibir enseñanza
en ambas lenguas; planteaba que se crearán modelos lingüísticos, según la
demanda de los padres y la situación de cada zona, con el objetivo de garantizar
el uso práctico de ambas lenguas.
A partir de ese año se publicarían diversas órdenes y decretos relativos a la
obtención del certificado de aptitud de conocimiento del euskara y, sobre todo,
el decreto 138/1983 sobre Regulación del uso de las lenguas oficiales en la
enseñanza no universitaria, mediante el cual se plantea que el euskara y castellano serán materias obligatorias en la enseñanza, creando, en su momento,
cuatro modelos, pero que en la práctica han resultado tres modelos (A, B y D),
cuyo éxito ha variado a lo largo de estos años, como hemos visto previamente
y que pretendían garantizar el conocimiento y competencia de ambas lenguas
a fin de posibilitar el uso del euskara, tanto en el ámbito académico como
social, y cumplir, de esta manera, con los principios contenidos en el Estatuto
de Gernika. En el Capítulo 2, artículos 15 a 21, desarrolla la obligatoriedad de
la enseñanza del euskara y del castellano en las enseñanzas no universitarias,
ordena al Gobierno la regulación de los modelos lingüísticos (Art. 16.2), siendo
uno de los objetivos fundamentales “garantizar al alumnado la posibilidad real,
en igualdad de condiciones, de poseer un conocimiento práctico suficiente de
ambas lenguas oficiales al finalizar los estudios de enseñanza obligatoria” (Art.
17), y contempla medidas para la progresiva euskaldunización del profesorado
(Art. 20). Así, quedan los modelos lingüísticos definidos de la siguiente manera
en los anexos I y II de la misma:
101
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Para Preescolar y E.G.B.
MODELO A: Todas las materias –exceptuando el euskara– se impartirán básicamente en castellano. El euskara se impartirá como cualquiera de las otras
materias comunes, dedicándose semanalmente las horas que establezca el
Departamento de Educación y Cultura. Cuando los alumnos hubieran adquirido una buena práctica en la utilización del euskara, en los niveles superiores de E.G.B. se podrán impartir en euskara algunos de los temas de otras
materias.
MODELO B: Tanto la lengua castellana como el euskara se utilizarán para impartir las otras materias. La lengua castellana se utilizará, en principio, para materias tales como la lectura y la escritura y las matemáticas. El euskara, para las
demás materias: las experiencias, plástica y dinámica, sobre todo. Además, el
euskara y el castellano se trabajarán como materias de aprendizaje dedicándoseles por semana las horas que el Departamento de Educación y Cultura
establezca.
MODELO D: Todas las materias –exceptuando la lengua castellana– se impartirán básicamente en euskara, trabajándose éste también como materia de
aprendizaje, dedicándosele para ello por semana las horas que establezca
el Departamento de Educación y Cultura. La lengua castellana se impartirá
desde el inicio de la escolarización como cualquiera de las otras materias
escolares.
Para B.U.P. y C.O.U.
MODELO A: Todas las materias, excepto la Lengua y Literatura Vasca y las
Lenguas Modernas se impartirán básicamente en la lengua castellana. El euskara tendrá tratamiento de materia común y obligatoria, dedicándosele por
semana las horas que establezca el Departamento de Educación y Cultura.
Con grupos de alumnos que hayan adquirido buen conocimiento del euskara se
podrán trabajar algunos temas también en euskara.
MODELO D: Todas las materias, exceptuando la Lengua y Literatura Castellana
y las Lenguas Modernas, se impartirán básicamente en euskara, impartiéndose éste también como materia de aprendizaje al igual que la lengua castellana, siguiendo para ello los programas y horarios que se establezcan por el
Departamento de Educación y Cultura.
Esta normativa que dejaba definidos claramente los tres modelos lingüísticos para Preescolar y E.G.B. y los dos para EE.MM., ha tenido en el quehacer
102
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
diario escolar aplicaciones muy diversas. Hoy por hoy podemos decir que, mientras los modelos A y D, al ser modelos monolingües, no han tenido problemas
de interpretación de la norma, es decir, existen tal y como fueron definidos por
el Departamento de Educación del Gobierno Vasco, la situación es considerablemente diferente si analizamos lo ocurrido en el modelo B, ya que los centros
educativos han aplicado la norma de manera diferente; es decir, la realidad de
este momento es que no hay un único modelo B, sino que hay una gran diversidad de aplicaciones que conviven bajo el rótulo de “modelo B”; las razones de
ello son diversas: zona sociolingüística donde está situado el centro, falta de
profesorado para impartir ciertas asignaturas, etc.
Por otra parte, aunque no viene definido como modelo, hay un colectivo de
alumnos que están eximidos del aprendizaje del euskara: son los que se engloban bajo el título de ‘Modelo X’, procedimiento previsto en el Art. 21 de la Ley
Básica de Normalización del uso del euskara, que dice: “los alumnos que hayan
iniciado sus estudios de E.G.B. fuera de la Comunidad Autónoma o aquellos que
justifiquen debidamente su residencia no habitual en la Comunidad Autónoma,
podrán ser eximidos de la enseñanza del euskara”. Lo cierto es que este colectivo está siendo lo que estaba previsto en la norma, un grupo pequeño con una
razón para la exención.
En el aspecto del aprendizaje de los dos idiomas oficiales, está demostrado por diversas investigaciones138 que los alumnos que cursan sus estudios
en los modelos B y D no tienen ningún problema de aprendizaje del castellano;
es más, en los tests de lengua castellana obtienen puntuaciones similares
a las de los del modelo A. En cambio, con el euskara no ocurre lo mismo;
mientras los sujetos que estudian en el modelo D no tienen ningún problema
de aprendizaje, los del modelo A terminan sus estudios con niveles de euskara muy inferiores a los que debían tener, lo cual hace imposible, tal y como
estaba previsto en la Ley, que a finales de la E.G.B. puedan recibir algunas
asignaturas en euskara.
138. Son de especial interés las investigaciones realizadas por el Departamento de Educación,
Universidades e Investigación del Gobierno Vasco, entre las que cabe destacar EIFE 1, EIFE 2 y EIFE
3. Asimismo hay que señalar que diversas tesis doctorales defendidas en la Universidad del País
Vasco: Etxeberria Balerdi, Fx. (1985): Bilingüismo y Educación en Euskadi; Ayerbe, P. (1985): Las variables sobre la lectura en alumnos bilingües, Etxeberria Sagastume, F.: Marco lingüístico del euskara
de los niños en las diferentes situaciones sociolingüísticas en el ciclo inicial; Arregi, P. (1987): Euskara
en diversos entornos escolares y familiares; Lukas, J.F. (1990): Habilidad y rendimiento matemático
en contextos bilingües; Naya, L.M. (1991): Adaptación Escolar y bilingüismo en 8º de EGB en la comarca de Donostia-San Sebastián, o Etxague, X. (1992): Rendimiento en euskara de los alumnos de
8º de EGB del modelo D de Navarra. La influencia de diversas variables escolares.
103
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Por otra parte, Gurrutxaga139, hacía el siguiente análisis sobre los modelos A
y B: “El modelo A, en su actual diseño y condiciones, es un factor de desigualdad
que a posteriori genera situaciones de discriminación, porque su ineficacia se
convierte en el fracaso de miles de alumnos que se ven impedidos a ejercitar plenamente su derecho al conocimiento del euskara, con todas las consecuencias
de orden académico, económico, social y cultural que ello les puede acarrear a
la hora de participar e integrarse en una sociedad que se reclama bilingüe, [...];
en lo que respecta al modelo B, si bien inicialmente se plantea como un diseño
a experimentar, con un mínimo esbozo de sus características que pretendían ir
decantándose en función de lo que marcase su propia evolución, hay dos factores
que van a desplazar a los anteriormente mencionados: la aceleración de su expansión, fruto de la demanda, y las dificultades derivadas de tener que fundamentar
su implantación con un profesorado monolingüe transferido”. Las características
de los tres modelos lingüísticos las resume Lukas140 en la siguiente tabla:
Tabla 45. Características de los modelos lingüísticos
MODELO
A
B
D
Descripción
Todas las asignaturas, excepto el euskara en castellano.
En los últimos cursos
de EGB, si fuera posible, algunas asignaturas en euskara
Euskara y castellano,
además de asignatura,
se utilizan como lengua
vehicular. Lecto-escritura y matemáticas en
castellano, el resto en
euskara
Todas las asignaturas, excepto castellano se dan en
euskara
Dirigido a
Castellanoparlantes
Castellanoparlantes
Vascoparlantes
Castellanoparlantes?
Objetivos
Aprendizaje pasivo
del euskara. Capacitación para la comunicación en euskara
en la vida común
Aprendizaje del euskara.
Capacitación para seguir
las EE.MM. en euskara o
castellano
Enriquecer el euskara. Obtener un
buen nivel de castellano. Ser motor de
la euskaldunización
Centros
Públicos
Privados
Públicos (principal- Ikastolas
mente)
Privados
Ikastolas
139. Gurrutxaga, X. (1989): Escuela Vasca. 2ª Ponencia presentada en la Conferencia Nacional
de Educación de Euskadiko Ezkerra, Gasteiz, diciembre, p. 10.
140. Lukas, J.F. (1990): Trebetasun eta errendimendu matematikoa testuinguru elebidunean.
UPV/EHU, p. 124.
104
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Tabla 45. Características de los modelos lingüísticos
MODELO
Matriculación
A
Descendiendo
B
Ascendiendo
Resultados obteni- No aprenden eus- Nivel de castellano
dos
kara
como los del modelo
A, en euskara no llegan al nivel de los del
modelo D
D
Ascendiendo
Manteniéndose
Resultados similares
a los demás en castellano. Nivel bueno
de euskara
Tipo de bilingüismo
Monolingües
Bilingües desequilibra- Bilingües equilibrados
dos
Problemas
Falta de motivación.
Falta de voluntad de
aprendizaje. Métodos
inadecuados para
aprender euskara
Falta de profesorado.
Descoordinación Diferentes tipos de modelo.
Falta de preparación del
profesorado. Cuándo
y cómo trabajar la lectoescritura en castellano
Falta de posibilidades de seguir las
EE.MM. y la Universidad en euskara.
Desde pequeños
comienzan a utilizar
el castellano.
De cara al futuro
¿Será un modelo mar- ¿Serán capaces de
ginal? (sobre todo en seguir las EE.MM. en
la red pública)
euskara? ¿Utilizarán el
euskara en la calle?
¿Se dará la presión
social para que se
pongan los medios
para seguir los estudios en euskara?
¿Utilizarán el euskara en la calle?
El llevar a cabo todo este proceso de euskaldunización del sistema educativo ha supuesto, correlativamente, la preparación del profesorado adecuado a
esta tarea. En unos casos esto ha tenido como consecuencia la contratación de
profesorado vascoparlante, y en otros, la puesta en marcha de programas de
capacitación lingüística en euskara para el profesorado, y capacitarlo así para la
impartición de diversas materias en esta lengua. Posteriormente, en 1993, se
aprobaría el decreto relativo a los perfiles lingüísticos del profesorado, estableciendo dos perfiles básicos: PL1, que reconocía la capacidad de comunicarse en
euskara, pero no docencia, y PL2, que reconocía al profesor como capaz para
impartir clases de euskara y en euskara. En otro orden de cosas, desde 1983,
se estableció el programa IRALE, dirigido a la formación del profesorado en
euskara. Ese mismo año se aprobó la creación del instituto HABE, entre cuyas
funciones cabe destacar la de alfabetizar y euskaldunizar a los adultos, la investigación pedagógica y la creación de centros para la enseñanza del euskara.
105
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Finalmente, otro de los aspectos que queremos destacar en la política educativa de este largo periodo es el relativo al Curriculum. Al poco tiempo de
la aprobación de la LOGSE, y siguiendo sus imperativos, el Gobierno Vasco
aprobó en 1992 el Diseño Curricular Base fijando, entre otros, los contenidos
de lengua y literatura vasca y castellana. En esta misma línea, y en un proceso
que ha durado desde el año 2000 hasta la última legislatura, se llevó a cabo
la elaboración de un curriculum vasco, cuyo objetivo es marcar las competencias, contenidos, destrezas y valores que debe dominar todo alumno vasco en
su formación escolar obligatoria. La elaboración de ese curriculum supuso, en
sucesivos momentos, programas de colaboración entre el Gobierno Vasco, la
Confederación de ikastolas, Kristau Eskola, así como la participación de expertos y otros agentes del mundo educativo.
Al margen de estas líneas permanentes de los diferentes programas de
gobierno y de acción legislativa, también la Consejería de Educación ha llevado
a cabo dos ámbitos de acciones educativas que muestran las inquietudes y
preocupaciones de los diversos consejeros y equipos de gobierno en relación
con dos ámbitos importantes en la actualidad: la atención a lo que en su
momento se denominaba como “Educación Especial”, término que ha ido evolucionando a lo largo de los años, y los “Programas de Innovación Educativa”.
Por lo que respecta al primer ámbito, en estos años se puede observar una
evolución desde las etapas previas al Gobierno Vasco y que parte, en la década
de los setenta, con la constitución de los centros específicos entre 1970 y
1980, para posteriormente, de 1982 a 1988, elaborar diversos Planes de
Educación Especial para el País Vasco y, finalmente, a partir de 1988, entrar
en la etapa que el propio Gobierno denominó como “De la escuela uni-núcleo e
integradora, a la escuela inclusiva”. Esta evolución concuerda con las preocupaciones mostradas por la legislación internacional sobre personas con discapacidad. Así vemos cómo se da una evolución, incluso en los conceptos, pues
si en las primeras normativas se hablaba de alumnos minusválidos, luego hará
referencia a alumnos con necesidades educativas especiales y, finalmente, ya
se optará por la integración escolar como paso imprescindible para la educación inclusiva.
En relación con el segundo ámbito, el Gobierno Vasco, recogiendo muchas
de las aportaciones que, en el campo de la renovación pedagógica, se estaban
llevando a cabo tanto dentro de la Escuela Pública, como en la red privada y en
las ikastolas141, promovió programas de innovación educativa. En todo este proceso anterior, dos elementos son destacables por su vinculación a la renovación
pedagógica: por una parte, el papel jugado por las ikastolas y sus implicaciones
en el profesorado, en la elaboración de material, en las innovaciones metodoló-
141. Dávila, P. (2003): Op. Cit.
106
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
gicas en la enseñanza del euskara, etc.; y, por otra, la vinculación de una parte
importante del profesorado con los movimientos de renovación pedagógica y la
defensa de una escuela pública vasca142.
Estos programas, en general, solían ser experimentales y estaban dirigidos,
tanto a la formación del profesorado como a poner en práctica las innovaciones
emanadas de las diferentes reformas educativas. Paulatinamente estos programas irán institucionalizándose, creando diferentes organismos e instituciones,
que serán las encargadas de promover, coordinar e implementar esta política
de innovación educativa. En este sentido, tanto dentro del Departamento de
Educación como en los diferentes Territorios Históricos, se crearon los Centros
de Apoyo y Recursos, en 1984, los COP en 1988 y, finalmente, los Berritzegune
en 2001. Otros programas estaban dirigidos a la formación del profesorado,
como los IRAPREST, IRALE, GARATU, etc., y otros, resaltando unas líneas prioritarias dirigidas hacia una escuela inclusiva, las dimensiones socio-culturales, la
normalización lingüística y multilingüismo, la Ciencia, Tecnología y Sociedad y la
Calidad y mejora de los centros escolares, apoyando programas de educación
intercultural, conocimientos y habilidades para la vida, Educación para la convivencia y la paz, Educación para la equidad en medio desfavorecido y Educación
para superar las barreras de aprendizaje en las Necesidades Educativas
Especiales. Por lo tanto, a lo largo de estos años se aprecia que la actividad
legislativa del Gobierno Vasco ha intentado abarcar diversos ámbitos que afectan no solamente a los centros educativos, sino a la formación del profesorado
y a la creación de un curriculum adecuado a las nuevas necesidades, surgidas
tanto en el ámbito educativo como en la sociedad.
142. Dávila, P. (2005): “La renovación pedagógica en el País Vasco. Segunda mitad del siglo
XX” en Sarmiento Anuario Galego de Historia de la Educacion, nº 9, pp. 85-103.
107
5. Los Centros Escolares de Gipuzkoa: apertura, continuidad y
evolución
Antes de entrar en la descripción y estudio de cada uno de los centros de
Gipuzkoa, y a fin de tener una visión panorámica del conjunto de todos ellos,
en este apartado trataremos, en los subsiguientes epígrafes, los aspectos más
relevantes de todos estos centros. Se trata de enmarcar, en sus características
principales, el conjunto de los centros y, en la medida de lo posible, comparar y
establecer paralelismos entre los mismos.
El esquema que hemos planteado, tanto para este apartado como para el
relativo a cada uno de los centros, es simple en cuanto tratamos de estudiar
los pilares que han fundamentado cada uno de ellos. En este sentido vamos
a desarrollar, en primer lugar, el conjunto de los centros en su evolución y sus
características; seguidamente trataremos los aspectos relativos al currículum
escolar y al tipo de oferta educativa que tenían cada uno de los centros, a fin
de intentar ofrecer un mapa de la oferta escolar. Una vez estudiados estos dos
aspectos, dedicaremos nuestra atención a los aspectos personales que configuran el proceso educativo, es decir, los alumnos y el profesorado. En estos dos
ámbitos, resaltaremos no solamente la evolución estadística de los mismos,
sino que señalaremos algunas de las actividades que se llevaron a cabo en los
centros lasalianos de la provincia. Finalmente, y dada la presencia que hemos
podido apreciar con referencia al Euskara, hemos incluido un apartado en el que
señalaremos los aspectos más significativos y su relevancia en cada uno de los
centros.
Por otra parte, y a pesar de que las propuestas lasalianas en educación son
fundamentales para entender la vida interior de cada uno de los centros, no
hemos abordado con la debida profundidad esta cuestión. No obstante, para
paliar esta carencia, hemos decidido añadir un epígrafe con las propuestas educativas realizadas desde 1968 hasta la actualidad por los respectivos capítulos
109
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
del Distrito de Bilbao, a partir de las cuales se pueden entender muchas de las
decisiones y la evolución y los cambios y reformas que han sufrido muchos de
los centros.
5.1. Escuelas y Colegios lasalianos de Gipuzkoa: apertura de nuevos
centros y continuidad
En esta segunda etapa podemos apreciar, en relación con los centros educativos establecidos en Gipuzkoa, dos fenómenos importantes. El primero de
ellos, y más llamativo, fue la creación de una serie de centros que desaparecen
en la misma etapa y que, por lo tanto, tienen un periodo corto de vigencia. Se
trata de los centros correspondientes a Zestoa (1950-1967), Hondarribia (19511969), Ordizia (1948-1970) y Usurbil (1953-1971) y también Legazpi (19421984) que aunque no desaparece como tal centro, sí dejó de estar a cargo de
los Hermanos a partir de esa fecha. El estudio pormenorizado de los mismos
nos facilitará información sobre los avatares de su creación y desaparición temprana, cuestión que no abordamos ahora. No obstante, se trata de centros que
aportaron un importante número de alumnos durante los casi veinte años que
estuvieron abiertos.
El otro fenómeno relativo a la apertura de centros es el surgimiento de otros
tres: La Salle Donostia (1946), Eibar Azitain (1958) y Eibar Isasi (1970) y la
Escuela Profesional de Irun (1957), que permanecen abiertos hasta la actualidad. Se trata de dos fenómenos interesantes en cuanto que demuestran la
vitalidad que, en las décadas de los cuarenta y cincuenta, tuvo La Salle para
afrontar la dirección de un número de centros importante. Por lo tanto, durante
este largo periodo (1937-2006), la presencia de colegios y escuelas de La Salle,
comparada con el resto de centros gestionados por órdenes y congregaciones
religiosas es, sin duda, de gran importancia y marcan la dinamicidad de La Salle,
no solamente en Gipuzkoa, sino también en el resto del Estado. La desaparición
de los centros mencionados, además del de Los Ángeles de Donostia, no debe
entenderse como un abandono de la labor docente de los Hermanos en estas
poblaciones, sino más bien como una adecuación a las necesidades educativas,
sobre todo a partir de la Reforma educativa de 1970 y, también, como un fortalecimiento de otros centros que ya tenían una tradición en la etapa anterior.
Como tantas veces hemos insistido, la apertura de centros lasalianos no
obedece a una programación predeterminada por parte de los órganos directivos
del Instituto, sino más bien a las demandas y requerimientos de una serie de
promotores que solicitan la asistencia de los Hermanos en la labor docente de
dichos centros. Así, se puede observar que en la creación de los nuevos centros
que se abren en la década de los cincuenta, desaparece el papel preponderante que, en la primera etapa, había adquirido el cura párroco como agente
110
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
intermediario entre los Hermanos, las corporaciones locales o las fundaciones particulares, con la excepción de Hondarribia, cuya creación se debe a un
legado particular gestionado por el cura párroco. El resto de centros creados
en esa década tienen diversos agentes promotores, entre los que cabe destacar, en primer lugar, los ayuntamientos de las respectivas localidades donde
se van a abrir los respectivos centros que van a ser un elemento dinamizador,
como podemos ver en los casos de Ordizia, que, a su vez, recibe una petición
del Obispo, Zestoa, Legazpi y Usurbil. No obstante, el Ayuntamiento, en estos
casos, contó siempre con algún tipo de asociación o intervención de otros agentes. Es el caso de Legazpi, donde el benefactor, Patricio Echeverría, intervino
en la creación del centro; o de Zestoa, donde el director general de enseñanza
primaria, Romualdo de Toledo, jugó un papel importante. En todos ellos se aprecia que las Asociaciones de Padres de Familia o Patronato también participaron
con su apoyo en la instauración de estos centros en las respectivas localidades.
Por lo tanto, parece que la llegada de los Hermanos a estos nuevos centros se
debía, sobre todo, a la intervención de una serie de agentes promotores que
buscaban una educación cristiana para sus hijos. Ni qué decir tiene que la Ley
de Enseñanza Primaria de 1945 facilitaba la creación de estos centros a cargo
de la Iglesia, tal y como queda claramente recogido en su artículo 25.
En cambio, la creación o el surgimiento del Colegio La Salle de Donostia
tiene otro régimen de dependencia, pues es de los pocos centros en los que el
Instituto Lasaliano optó por su creación con la intención de continuar la estela y
el prestigio que había dejado en la ciudad el famoso Colegio de San Bernardo.
Por lo tanto, en la provincia, son este centro y el de Irun, donde, de forma manifiesta, se ve la intervención del Instituto como propietario de centros. El resto de
los existentes en este periodo siguen el mismo régimen que ya estaba en vigor
en la etapa anterior, sea el caso de Zumarraga, con el patronato de Escuelas de
Legazpi, el de Andoain, con la fundación Legarreta-Etxebeste, cuyo gobernador
principal era el Obispo, o el de Zarautz, con la Asociación de Padres de Familia;
asimismo, el centro de Beasain tendrá su Junta de Patronato, creada en 1961,
y cuya continuidad será la Junta Administrativa en 1972; el de Eibar, con la
Asociación Propulsora de la Enseñanza, propietaria de los centros de Azitain e
Isasi, y el de San Luis con la Asociación de Padres que será la propietaria del
centro y que, en su momento, adquirió una importancia relevante. Como puede
observarse, en todos estos centros, las respectivas asociaciones de padres
jugaron un papel fundamental, sobre todo, en la dirección administrativa de los
centros.
Otro aspecto importante en la marcha de estos centros fue, sin duda, el de la
construcción de nuevos edificios y las obras de ampliación de los mismos para
poder dar respuesta a las crecientes demandas educativas que recibían en cada
momento. Como en algún momento hemos señalado, se podría hacer un estudio
interesante sobre la importancia de las obras de construcción durante todo este
111
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
periodo. A través de la documentación consultada se aprecia una constante referencia a este tipo de trabajos. En este sentido, tenemos que hacer especial hincapié en la construcción de nuevos edificios, en algunos casos con traslados del
que ocupaban anteriormente, como es el caso de San Luis, que se trasladó al
nuevo en 1977; Beasain que lo hizo en 1964; Zarautz en 1967; Irun Profesional
en 1965, así como obras de ampliación llevadas a cabo en Zumarraga, en 1964
y en 1977, o en Andoain, con las reformas del antiguo seminario en 1937.
Sin embargo, la construcción exnovo de dos importantes edificios escolares la
encontramos en los casos de La Salle Donostia, en 1946, que sufriría constantes obras de ampliación a lo largo de los años, y el emblemático nuevo edificio
de Irun, construido en 2005, que es un ejemplo de adecuación de una construcción a las necesidades escolares de la educación infantil y primaria. Punto y
aparte merece la constatación de la existencia de un internado en el Colegio de
La Salle de Donostia entre 1946 y 1977.
Con respecto a los cierres que hemos apuntado, sus causas varían en
cada uno de los casos. Así, por lo que respecta al colegio de Los Ángeles de
Donostia, se aprecia que los nuevos requerimientos legales impuestos por la
Ley General de Educación de 1970 suponían la imposibilidad de adaptarse
a los mismos; a pesar de ello, el centro continuaría abierto hasta 1993. Lo
mismo ocurrirá con los casos de Usurbil y Ordizia. En cambio, el resto de centros que se cierran en esa época tienen otras causas que las explican. Así, el
cierre del centro de Hondarribia se debe, sobre todo, al desinterés por parte
del Patronato y a las características de este centro, que era una auténtica
escuela parroquial, atendida por dos Hermanos dependientes de la Comunidad
de San Marcial de Irun. El centro de Zestoa debe su desaparición a las tensiones que se produjeron entre el cura párroco y el Ayuntamiento. En cambio, la
presencia de los Hermanos en los centros de Legazpi, Ordizia y Zestoa también
tiene su explicación debido a la situación escolar y a la existencia de cierta
competencia en la población, como es el caso de la creación de una ikastola
en Zestoa en 1967 o la de dos centros con los que competían por el alumnado
en Ordizia.
Otro aspecto a tener en cuenta, en cuanto a las características de estos
centros, es el relativo a la gratuidad o pago de cuotas en cada uno de ellos.
Esta cuestión debemos incluirla también en la búsqueda de fuentes de financiación que permitiese el desarrollo de la actividad escolar y, sobre todo, el
mantenimiento de unos sueldos dignos como pago de la actividad docente
que desarrollaban los Hermanos. Debemos de tener en cuenta que el hecho
de que la escuela fuera gratuita sólo tenía como consecuencia que los alumnos no pagasen cuotas, aunque debido a las diferentes subvenciones, bien
sea del Ayuntamiento, de los Patronatos o de las Asociaciones de Padres,
los Hermanos tenían asegurado un sueldo, en muchos casos, inferior al de
los maestros nacionales. Esta situación irá solventándose con el tiempo y las
112
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
ayudas financieras que se irán obteniendo, tanto del Ministerio de Educación,
a partir de 1970, como del Gobierno Vasco desde la asunción de las competencias educativas, servirán para asegurar una estabilidad en la percepción
de los sueldos y un equilibro con el del resto de personas dedicadas a la
actividad docente. En la mayoría de los centros la enseñanza gratuita en la
etapa primaria estaba garantizada, pero este hecho no era así en los estudios
de Bachillerato o Formación Profesional, como ocurre en los casos de Zestoa,
Ordizia, Beasain, San Luis, La Salle Donostia, Zumarraga, Andoain, Zarautz e
Irun. En otros casos, la industria local asume el pago de cuotas para garantizar la presencia de los hijos de sus obreros en la escuela, como ocurre en los
casos de Legazpi e Irun. El caso de Hondarribia es particularmente reseñable
pues se dice que se trata de una escuela privada subvencionada parroquial.
En San Marcial de Irun, estaba clarísimamente establecida la diferencia entre
los alumnos de pago y gratuitos, debido a la existencia de dos escuelas encargadas de atender a estos últimos: los Ángeles Custodios, que duró hasta
1944, y la Escuela del Cincuentenario, que se abrió gracias a los deseos de
la Asociación de Antiguos Alumnos en 1958 y que estuvo abierta hasta 1972;
a este centro acudían los hijos de alguno de los asociados, así como de otras
personas con limitados recursos económicos.
Finalmente, y por lo que respecta a la evolución de los centros, hay que
constatar un proceso de fusiones en varios de ellos debido, sobre todo, a la
reorganización derivada de la aplicación de la LOGSE (1990). Con ello se trataba
de adaptarse a las exigencias de esta nueva ley en cuanto que la ampliación
de la obligatoriedad escolar obligaba a la creación de grupos para la Educación
Secundaria Obligatoria (ESO) y también, en algunos casos, a la Educación
Infantil. De esa manera vemos cómo en Beasain, después de un proceso de
acercamiento iniciado en 1989 y que no se fraguaría hasta 1992, el Colegio
de las Hijas de la Caridad se unió al de los Hermanos, aunque finalmente, en
1996, éstas se retiraron y todos los niveles de enseñanza fueron asumidos por
el centro de La Salle. Lo mismo ocurrió con el centro de Andoain que, tras sucesivos acercamientos con el colegio la Milagrosa de las Hermanas de la Caridad,
finalmente se fusionó con las Hijas de Jesús en 1990. Parecido proceso, pero
de mayor duración en el tiempo, ha sido el ocurrido en Zumarraga, donde, desde
la década de los sesenta, se pretendía crear una mancomunidad de centros de
la zona a fin de atender a las necesidades educativas comarcales. Sin embargo,
dicho proceso de fusión no se llevará a cabo hasta bien entrada la década de
los noventa, en la que el centro de La Salle de Zumarraga se fusionará con el
colegio San José de las Hijas de la Cruz y la escuela Labeaga de las Hijas de la
Caridad.
Por otra parte, en la vida de estos centros se llevaron a cabo una serie de
conmemoraciones y de efemérides para celebrar los aniversarios de la llegada
de los Hermanos a las respectivas localidades, por ejemplo las Bodas de Plata,
113
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Oro o Centenarios, según el año de creación de los centros respectivos. Así, también se puede señalar que dos celebraciones tuvieron un gran impacto en todos
los colegios de Gipuzkoa, como fueron la canonización del Hermano Benildo, en
1967, diecinueve años después de su beatificación y la celebración del tricentenario lasaliano, en 1951, en Donostia. Como nota llamativa podemos señalar
que, en 1979, el centro de San Luis celebró el Año Internacional del Niño, para
conmemorar los 20 años de existencia de la Declaración de los Derechos del
Niño.
Desde luego la existencia de los centros escolares no puede explicarse
sin las relaciones que establecían los mismos con las autoridades religiosas,
civiles e incluso militares, en determinado momento. En este sentido, tanto
los informes de visita como los históricos señalan que, en general, estas relaciones siempre fueron cordiales, sobre todo en la primera época, cuando las
que se mantenían con las autoridades locales eran más intensas debido a la
dependencia de muchos centros con las respectivas corporaciones municipales. Las relaciones con las autoridades religiosas, podemos decir que fueron,
en general, cordiales, aunque en los años cuarenta se aprecia cierta conflictividad con alguna de ellas, como ocurre en los casos de Ordizia, Hondarribia,
Los Ángeles de Donostia, Andoain y Zarautz. En estas dos últimas poblaciones
éstas fueron más conflictivas debido a los intentos de ingerencia de los párrocos respectivos en las actividades de los centros dirigidos por los Hermanos.
En un caso por hacer valer su papel dentro del Patronato, como ocurre en
Andoain, en el que incluso tuvo que intervenir el Obispo para solucionar estas
desavenencias y en el otro, en Zarautz, en cambio, por la fuerte personalidad
del cura párroco, que se ingería en la formación religiosa que impartían los
Hermanos, y que motivó las desavenencias que se producían. No obstante,
en la mayoría de centros puede apreciarse la presencia de autoridades civiles
y provinciales que acudían, por diversos motivos, a visitar los centros. Así se
aprecia, sobre todo hasta la década de los setenta, la presencia de las autoridades locales en los exámenes y repartos de premios de fin de curso, así
como las visitas de autoridades provinciales con motivo de las inauguraciones
de nuevos centros o la ampliación de algunos de ellos, sea la del Presidente
de la Diputación, Gobernador Civil, etc. También adquirió una especial relevancia la visita del Director General de Enseñanza Primaria, D. Romualdo de
Toledo, muy cercano al Instituto y que estuvo presente en las gestiones para la
apertura de los centros de Legazpi, Ordizia y Zestoa. Además de estas visitas,
como no podía ser de otra manera, los centros recibían al Hermano Visitador
que, periódicamente, realizaba las visitas reglamentarias. Asimismo, la visita
del Hermano Provincial o el Superior General del Instituto se produjo en algunas ocasiones con motivo de su presencia en la provincia. También se aprecia
que, en diversas ocasiones, los centros reciben intercambios de alumnos,
así como la de Hermanos procedentes de otras comunidades más o menos
distantes.
114
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
No podemos dejar de mencionar que en la última etapa de alguno de los
centros más emblemáticos del Territorio se iniciaron procesos de calidad en la
gestión, siguiendo tanto las propuestas del Distrito de Bilbao como dinámicas
internas de cada uno de ellos, y que concluirían con la obtención de diversas menciones, Q de calidad, a centros como La Salle de Donostia, Andoain,
Zumarraga, etc. Esta última apuesta ha significado cierto grado de asunción, por
parte de los centros, de unos procesos que, sin duda, están redundando en la
mejora de la calidad docente y en la gestión interna de dichos centros.
5.2. Oferta escolar y reformas educativas
El estudio de la oferta educativa de cada uno de los centros resulta de una
extrema complejidad por la variedad de niveles de enseñanza que se impartían.
A la hora de clasificar estos niveles de enseñanza hemos optado por señalar los
cuatro niveles característicos que todo sistema educativo se plantea, sobre todo
haciendo hincapié en la enseñanza primaria y secundaria. A lo largo de estos
setenta años ha variado tanto la denominación de los diferentes estudios como
las etapas de obligatoriedad de los mismos. Por lo tanto, la tabla resumen que
puede consultarse a continuación, necesita una serie de matices para adecuarla
a la realidad de cada uno de los centros.
Se hace necesario remarcar que todos los Centros de La Salle se ajustaban
a la normativa legal y que fueron adecuando su oferta educativa a las diferentes
reformas educativas que se han implementado a lo largo de este periodo.
Por lo que respecta a la obligatoriedad escolar, la Ley General de Educación
de 1970 introdujo la Educación General Básica que abarcaba desde los 6
hasta los 14 años, y la LOGSE, de 1990, amplió esta obligatoriedad hasta los
16 años, reduciendo en dos años la enseñanza primaria e instaurando una
Educación Secundaria Obligatoria a partir de los 12 hasta los 16 años de edad.
Este cambio supuso, en su momento, la reestructuración tanto de los estudios
como la redistribución del alumnado por diferentes centros. No obstante, hemos
de señalar que, con anterioridad a este periodo, la obligatoriedad escolar, de
acuerdo con la Ley de 1945, llegaba hasta los 12 años, aunque sucesivas reformas llevadas a cabo en la década de los 60, ampliaron la misma hasta los 14
años, con anterioridad a lo marcado en la Ley de 1970.
Por otra parte, tenemos que recordar que la existencia de un sistema dual
en el Sistema Educativo Español suponía que los alumnos podían optar por
continuar su formación primaria hasta la edad legalmente fijada o comenzar el
bachillerato a partir de los 10 años. En este sentido, hemos optado por incluir
bajo la rúbrica de secundaria a los alumnos que cursaban el bachillerato elemen-
115
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
tal, es decir, entre 10 y 14 años. Esta cuestión puede distorsionar la visión de
algunos centros ya que, en realidad, se trataba de esa diversificación curricular
por la cual estos alumnos podían continuar el bachillerato superior que, en esos
mismos centros, no se ofertaba.
Asimismo, hemos de hacer notar que el bachillerato laboral, que algunos
centros de Gipuzkoa ofertaron, ha sido incluido en la rúbrica de “Profesional”, al
igual que los “Cursos de iniciación profesional” que, en sentido estricto, no configuraban el curriculum de la enseñanza profesional como se establecería legalmente a partir de las reformas de la década de los cincuenta. No hemos incluido
dentro de este mismo epígrafe algunos centros que impartían enseñanzas para
adultos, bien fuese en su rama profesional o bachillerato nocturno. Con estas
aclaraciones podemos analizar la situación de cada uno de los centros en relación con su oferta educativa. Por lo que respecta a la Educación infantil, también
hay que matizar alguna cuestión pues esta denominación está más en conformidad con la última reforma de la LOGSE; por lo tanto, en aquellos centros en los
que aparece este nivel de enseñanza tenemos que entender que nos estamos
refiriendo a lo que, en el lenguaje de la época, se denominaba “Preescolar”.
Como podrá apreciarse, en la mayoría de estos centros la conversión de una a
otra se hizo en línea de continuidad.
Tabla 46. Segunda Etapa: Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006)
Fecha
Ubicación
Nombre colegio
Niveles de enseñanza
Infantil
Primaria
Secund.
Profes.
1933-2006 Andoain
Colegio La Salle
Berrozpe
1974-
1937-
1937-
1945-
1909-2006 Beasain
Colegio La Salle-San
Martin de Loinaz
1977-
1937-
1964-
1951-
1911-1977 Donostia
Los Angeles
1937-1977
19591977 *
1953-1977
1928-2006 Donostia
San Luis
1983-
1937-
1958-
1946-2006 Donostia
La Salle
1983-
1946-
1949-
1959-
1958 -2006 Eibar
Azitain
1958-
1958-
1964-
1970-2006 Eibar
Isasi
Escuelas Nuestra
1951-1969 Hondarribia Señora de
Guadalupe
116
1998-
19701951-1969
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Tabla 46. Segunda Etapa: Centros educativos de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006)
Fecha
Ubicación
Nombre colegio
Niveles de enseñanza
Infantil
Primaria
Secund.
Profes.
1984-
1937-
1947-1973
1948-
1954-
1986-
1958-
1906-2006 Irun
Colegio La Salle
San Marcial
1957-2006 Irun
Escuela Profesional
La Salle
1942-1984 Legazpi
Colegio del Buen
Pastor
1948-1970 Ordizia
Colegio de Santa
Ana
1948-1970 1954-1970*
1953-1971 Usurbil
Colegio La Salle
1953-1971
1929-2006 Zarautz
Colegio La Salle
San José
1950-1967 Zestoa
Colegio San José
1914-2006 Zumarraga
Escuelas Legazpi
19791984
1963-
1942-1984
1937-
1952-1984
1994-
1965-
1962-
1953-
1950-1967
1988-
1937-
Para la explicación de la tabla precedente vamos a ir siguiendo el criterio
marcado por cada uno de los niveles de enseñanza. Así, por lo que respecta a lo
que actualmente denominamos Educación Infantil, podemos decir que es el nivel
que más tarde se incorpora a los diferentes centros de La Salle; así, tenemos
que señalar que el pionero fue el Colegio San José de Zarautz, que lo hizo allá
por 1963, adelantándose al establecimiento de este nivel en la Ley General de
Educación. Como sabemos, este nivel no ha sido, ni es, obligatorio, por lo tanto
su incorporación hay que entenderla como una ampliación de la oferta escolar,
pero también, actualmente, como una captación previa a los estudios obligatorios. En este sentido, la mayoría de los centros, y a la vista de la disminución de
alumnos, bien fuese por el descenso de la matrícula o por las recomendaciones
legales de limitar su número por aula, empezaron a estudiar la posibilidad de
implementar este nivel. No obstante, la mayoría de esos centros optaron por
abrir estas aulas, incluso antes de que la LOGSE entrara en vigor, con lo cual lo
que ocurrió en la mayoría de los centros fue una adecuación del Preescolar que
impartían a la nueva legislación, con la excepción del Centro Isasi de Eibar, que
lo hizo considerablemente más tarde, en 1998.
Con respecto a la Enseñanza Primaria, lo primero que tenemos que decir
es que éste ha sido el nivel preferido por los Hermanos para el desarrollo
de su actividad docente, siguiendo la tradición del Instituto. No obstante,
117
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
hemos de señalar que las reformas educativas que hemos indicado tendrán
su impronta en todos aquellos centros que continúen abiertos en los años en
que se llevan a cabo la implantación de la LGE y de la LOGSE. La mayoría de
los centros ofertaron primero EGB y después la enseñanza primaria, aunque
en algunos años se aprecia, a la vista del aumento de matrícula, que tuvieron
que simultanear los últimos cursos de EGB con los primeros de la Primaria a
fin de cumplir con la etapa de extinción de la primera y puesta en marcha de
la segunda. Un caso especial puede ser el de la Escuela Profesional de Irun
que, en sus primeros años, en la denominada “Escuelita” impartió la Primaria
y algunas asignaturas de iniciación profesional ya que servía de Escuela aneja
a la Escuela de Magisterio de la Iglesia La Salle Nuestra Señora del Juncal.
También tenemos que señalar el caso particular de Irun que, hasta la reforma
de 1970, tuvo una oferta variada pero que, a partir de la misma, optó por
centrar la misma en la enseñanza primaria y, posteriormente, incluir también
la educación infantil. Este nivel, posiblemente, es el que menos trastornos
organizativos ha supuesto para el Instituto en cuanto que su tradición en el
mismo ha estado asentada tanto por la captación de alumnos como por la
preparación de su profesorado.
En el nivel de secundaria tendríamos que analizar dos cuestiones. Por
una parte, hay que diferenciar aquellos centros que impartieron Bachillerato
Elemental de aquellos otros que, tradicionalmente, han mantenido este nivel
educativo llegando hasta el Bachillerato Superior y el Preuniversitario, de
acuerdo con la legislación anterior a la reforma de 1970 y, a partir de este
momento, la oferta del BUP y COU. En este sentido, en la columna de la tabla
de secundaria hemos señalado con un asterisco aquellos centros que únicamente ofertaban Bachillerato Elemental, es decir, Ordizia, a partir de 1954, y
Los Ángeles, 1959; de manera que, aunque el resto de los centros ofertasen
también Bachillerato Elemental, en algún momento de su trayectoria ofrecieron
el Bachillerato Superior, el BUP y el COU. Asimismo, a partir de la reforma de
1990 y, sobre todo, en el primer lustro de ese decenio, la mayoría de centros
comenzaron a impartir Educación Secundaria Obligatoria y los Bachilleratos de
la LOGSE. Tal es el caso de San Luis, cuya oferta educativa en todos estos
años se adecua a esta normativa; La Salle de Donostia, Beasain, Andoain,
Eibar Azitain y Zarautz. También hemos de hacer notar algunas características
específicas de algunos de estos centros de Gipuzkoa; así, en los centros de
La Salle de Donostia, en el de Andoain, en el de Zumarraga y en la Escuela
Profesional de Irun, durante los últimos años de la década de los ochenta se
implantó el programa de Reforma de las Enseñanzas Medias, que supuso una
nueva adaptación a una realidad cambiante. Caso particular es el de Irun San
Marcial, que dejó de ofertar este nivel educativo a partir de 1973 pasando a
impartirse durante unos años en la Escuela Profesional de Irun y después en
el Centro de Estudios La Salle de La Salle Enea. También es de resaltar que
en el de Irun San Marcial, en los últimos años de la década de los sesenta,
118
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
se establecieron los estudios de “Despachantes de aduanas” que, aunque se
trataba de estudios claramente profesionalizantes, fueron impartidos por este
centro.
Sin duda, uno de los niveles de enseñanza que mejor define la actividad
docente de La Salle, además de la Primaria, es la Formación Profesional, dirigida, sobre todo, a responder a las necesidades locales y sociales demandadas a la hora de la apertura de centros. En la etapa anterior nos referíamos
a esta situación entendiendo que La Salle cumplía con una de las demandas
más requeridas por parte de los promotores de centros educativos. Esta situación suponía alcanzar unos niveles de reconocimiento y fama, por los cuales
el alumnado optaba por este tipo de estudios en la esperanza de encontrar un
puesto de trabajo adecuado a la formación recibida. En ese sentido, se puede
apreciar, en muchos documentos, el nivel de demanda de muchas empresas
a determinados centros para obtener una mano de obra profesional y acorde
con las necesidades industriales o comerciales; en algunos casos, este hecho
supuso que esta demanda fuese tan alta que algunos alumnos se incorporaban
al mercado de trabajo antes de la finalización de sus estudios, aunque previsiblemente los continuarían como adultos. No obstante, tenemos que señalar que
esta formación profesional, a lo largo de este periodo, se ha ido normalizando
desde el punto de vista legislativo, desde las primeras leyes de la década de los
cuarenta, hasta lo establecido en las últimas reformas en las que viene recogida
bajo la denominación de Ciclos Formativos.
Bien es sabido que, en este campo, algunas Congregaciones Religiosas
han optado por este nivel educativo, y el éxito conseguido les ha posibilitado
lograr un reconocimiento social; entre ellas está, por supuesto, el Instituto
Lasaliano.
No obstante, tenemos que señalar que muchos centros optaron por la
oferta de un Bachillerato Laboral y que, en otros, se impartió la modalidad de
Iniciación Profesional que, de alguna manera, está ligada a la enseñanza primaria. En la tabla hemos señalado aquellos centros que, en algún momento,
ofertaron este tipo de Bachillerato, como Legazpi en 1965, aunque desde
1952 impartía el nivel de aprendizaje; Eibar, desde 1964 y Zarautz desde
1965. Además, en otros centros se impartían cursos de “Comercial libre”
como en Los Ángeles desde 1953, o en La Salle Donostia desde 1959; lo
mismo ocurría con Beasain que, desde 1954, tenía establecida una sección
industrial, comercio libre e iniciación profesional, con Zumarraga y su Escuela
Profesional de Aprendices desde 1953, o con Andoain y la escuela de aprendices desde 1945 hasta 1973. De todos modos el centro que más claramente
optó por ser un Centro de Formación Profesional desde sus inicios fue la
Escuela Profesional de Irun. Como puede apreciarse, todo este tipo de oferta
profesional se produce en la etapa anterior a la reforma educativa de 1970,
119
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
pues a partir de la misma la Formación Profesional ya estará completamente
reglada, en su nivel 1 y 2, a la cual se acogieron centros como Andoain,
Zarautz, Escuela Profesional de Irun, etc. Caso peculiar es el de Hondarribia,
que ofertaba una formación complementaria sobre agricultura y pesca, o el de
Beasain, que conoció un conflicto con Falange y los Sindicatos oficiales por el
control de unas clases que impartía fuera del colegio.
Finalmente, hemos podido apreciar que, bien sea por propia decisión del
centro o por las demandas que se le hicieron, determinados centros impartieron
clases para adultos y, en la actualidad, en algunos de ellos está implementada
la oferta de cursos de formación continua, a través de convenios establecidos
con la Administración. En el periodo anterior podemos señalar que Legazpi y
Zestoa hasta 1963 impartieron algunos cursos para personas adultas de la
localidad, o que el Colegio de Los Ángeles de Donostia en 1966 abrió un grupo
de bachillerato nocturno para adultos. Asimismo, en Zumarraga durante algunos
años se abrió un curso para los trabajadores de Patricio Echeverria, y, a partir
de 1972, se impartieron clases nocturnas y de Euskara a un importante número
de personas. Por último, la Escuela Profesional de Irun, desde 1969, mantuvo
diversos grupos nocturnos para adultos y enseñanza no reglada para obreros
desde 1987.
Así pues, desde una visión global de la oferta de estos centros, y a partir de
las reformas educativas de los años setenta, y definitivamente, con la reforma
de los noventa, se aprecia que existe una oferta global de todos los niveles de
enseñanza no universitarios, de manera que en dos poblaciones, Donostia e
Irun, la oferta escolar de los Hermanos cubre totalmente el periodo completo de
escolarización desde la infantil hasta el Bachillerato y que, en otras poblaciones,
debido a las fusiones o acuerdos con otros centros, también han conseguido
responder a las demandas a través de la impartición de casi todos los niveles de
enseñanza.
Como podrá apreciarse, la distribución geográfica de los centros de Gipuzkoa
abarca, prácticamente, todas las comarcas del Territorio Histórico; en algunos
casos no se trata únicamente de centros que atienden las necesidades de la
población en la que están establecidas, sino que acogen alumnado de localidades cercanas. Esta cuestión, a lo largo de este periodo, ha ido evolucionando
y centrando cada vez más dicha oferta a las necesidades locales. También la
incorporación de alumnas ha supuesto un mayor afianzamiento de los centros,
abriendo nuevas posibilidades de una formación continua. Por supuesto, el
hecho de que la mayoría de los centros ofrezca todos los niveles educativos
conlleva que, además de la formación académica que reciben, sean un nexo de
unión con el proyecto lasaliano a través de toda una serie de actividades escolares, extraescolares y religiosas.
120
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
5.3. Evolución y actividades del alumnado
En este apartado nos vamos a referir a tres aspectos fundamentales relativos al alumnado que ha cursado sus estudios en los diversos centros de La
Salle en Gipuzkoa: su evolución cuantitativa, las actividades escolares y extraescolares y la vida religiosa en los centros en tanto que tiene su repercusión en la
vida diaria del centro.
Evolución cuantitativa del alumnado
Por lo que respecta a la evolución cuantitativa, tenemos que señalar que,
en términos generales, en este periodo se da un considerable aumento en la
matrícula de alumnado que alcanza su cota máxima en la década de los setenta
y principios de los ochenta. Esta época coincide también con la incorporación
del alumnado femenino a los centros. Al final de este periodo observaremos
que la presencia de alumnos y alumnas en las escuelas es, prácticamente,
proporcional, con lo cual se aprecia un progresivo descenso en la matrícula de
alumnos y el correspondiente aumento en el de alumnas. Otro aspecto a considerar en el incremento de esta matrícula es, sobre todo, la apertura de niveles
nuevos, como son los de Preescolar, posteriormente denominada Educación
Infantil.
En la presentación de los datos correspondientes a esta evolución hemos
optado por establecer tres periodos. El primero de ellos va de 1937 hasta
1968, en tanto que es una etapa en la que todavía no está en vigor la LGE y,
por lo tanto, sus características se adecuan más al tipo de oferta escolar de ese
momento; el segundo periodo es un punto central de toda la evolución, abarcando de 1969 a 1981, y, finalmente, el último periodo arranca en 1982 y llega
hasta el 2006, y obedece a un criterio lingüístico, en cuanto que, a partir de
1983, comienzan a introducirse en los centros los diversos modelos lingüísticos
de acuerdo con la normativa legal vigente del Gobierno Vasco. Como veremos, la
mayoría de centros de La Salle optó, en su momento, por el modelo B, aunque
progresivamente han ido transformándose en modelos D, sobre todo a partir de
la apertura de los grupos de Educación Infantil.
El estudio de la evolución del alumnado durante el primer periodo (19371968) debemos centrarlo en dos cuestiones especialmente relevantes. La primera se refiere al aumento progresivo del alumnado, después de la Guerra
Civil, y la segunda, a la apertura y cierre de centros en la misma etapa. Con
respecto a la primera cuestión, ya habíamos señalado que al final de esta etapa
se consiguen cifras máximas en la matriculación de alumnos que, tras un leve
descenso, volverá a aumentar en el decenio de los sesenta. Por lo tanto, puede
121
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
constatarse un éxito en la oferta escolar de la Congregación, a pesar de que, en
algunos años, se observen leves caídas en la matriculación.
A pesar o gracias a todo ello se puede decir que el aumento de las matrículas no cesó durante toda la etapa, como puede observarse en el siguiente
gráfico.
Total Alumnado en los centros de La Salle de Gipuzkoa (1937-1968)
La matrícula en estos centros irá variando a lo largo de los años. No obstante,
si nos referimos al promedio de alumnos durante el periodo en el que estuvieron
abiertos podemos comprobar la existencia de tres tipos de centros: los que no
superan una media de 225 alumnos; se trata de los centros de Zestoa (125),
Hondarribia (122) y Usurbil (217). Un segundo grupo estaría formado por los
centros cuya matrícula oscila entre los 225 y los 300: Andoain (265), Beasain
(259), Zarautz (235), Donostia-San Luis (253), Donostia Los Ángeles (261),
Ordizia (271), Legazpi (268) y Zumarraga (300). Finalmente estaría un grupo que
oscila entre los 388 de Irun Profesional y los 646 de La Salle Donostia, además
de Eibar (486) y San Marcial de Irun (631). Por lo tanto, el grupo mayoritario está
formado por los centros de un tamaño medio, aunque el peso mayor lo tienen
los centros de Irun, de Eibar y el de La Salle en Donostia y también hay que decir
que su oferta educativa es más amplia.
122
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Esta etapa se distingue por un trasfondo de cambios legislativos que afecta
a los diferentes tipos de escuela y una gran variedad de denominaciones no
sólo en la enseñanza pública, sino también en la privada. Esta situación no nos
permite realizar análisis comparativos con este proceso de escolarización y la
importancia de cada uno de los tipos de escuela.
Por lo que respecta al segundo periodo, podemos considerar que se trata
de un periodo de cierta estabilidad en la evolución del alumnado y de ascenso
continuo, llegando estos a casi los 9.000 al final de la etapa. A partir de los
primeros años de la siguiente etapa comienza un descenso paulatino, volviendo
a las cifras características de esta etapa. A diferencia de la etapa anterior, son
pocos los centros que se crean, pues tan solo lo hace el Centro de Estudios de
Irun, en 1973, que se cierra en 1989. En cambio, se cierra un importante centro
de prestigio y reconocimiento en la Parte Vieja donostiarra como es el de Los
Ángeles, que lo hace en 1977, concluyendo una larga tradición de enseñanza
primaria y comercial, muy estimada durante años.
No obstante, además de esa estabilidad hemos de señalar también dos
fenómenos nuevos que se producen en esta etapa. Se trata de la incorporación
por primera vez de alumnado femenino y la inclusión de la enseñanza preescolar
como nuevo nivel de enseñanza. Por lo que respecta a la primera cuestión, se
puede apreciar que esta incorporación no se lleva a cabo en todos los centros
de forma simultánea. Así, podemos observar que algunos centros van a permanecer siendo centros de alumnado masculino: Beasain, Eibar Isasi, Donostia
Los Ángeles, San Marcial y Escuela Profesional en Irun. En cambio el resto de
los centros comienza a registrar matrícula femenina en diferentes años: Andoain
(1974), Zumarraga (1974), Legazpi (1975), Zarautz (1977), Donostia San Luis
(1977), Eibar Azitain (1978), La Salle Donostia (1979) y el centro de Estudios de
Irun (1980). Por lo que respecta al inicio de las clases de preescolar, cuatro son
los centros que establecen este tipo de enseñanza: Andoain (1974), Beasain
(1978), Zarautz (1977) y Legazpi (1979).
En el siguiente gráfico se puede apreciar la estabilidad a la que hemos hecho
referencia, así como el peso de cada uno de los centros en el total de alumnos
y alumnas por año.
123
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Total de Alumnado por Centros de La Salle en Gipuzkoa (1969-1981)
No obstante, si nos referimos al promedio de matrícula por cada uno de los
centros, también volvemos a encontrarnos con tamaños diferentes, aunque ya
las cifras de matrícula son más altas. Así podemos apreciar la existencia de
tres centros que no sobrepasan una media de 400 alumnos: Eibar Azitan (367),
Donostia Los Ángeles (299) y el Centro de Estudios de Irun que, por sus características de centro de secundaria, alcanza una media de 117. Existe un segundo
grupo de centros con una matrícula de entre 500 y 700 alumnos: Beasain
(683), Eibar Isasi (526), Zarautz (585), Donostia San Luis (512), Legazpi (571),
y Escuela Profesional de Irun (589). Finalmente se confirma la continuidad de
cuatro centros con un promedio de matrícula que oscila entre casi 900 y 1.200:
Andoain (910), Zumarraga (905), La Salle Donostia (1.159) y San Marcial de Irun
(895). Hemos de señalar que la carencia de datos para los años 1971 y 1972
debe matizar los promedios citados.
Lo que sí parece evidente, a la luz de los datos sobre evolución del alumnado, es el descenso paulatino que sufrirá en el tercer periodo, que abarca
desde 1982 hasta 2006. Así, podemos apreciar que durante la década de los
80 el alumnado oscila, en el total de los centros, entre 8.000 y 9.000. A partir de esta fecha se aprecia un paulatino descenso hasta 1998 y, finalmente,
desde 1999 hasta la actualidad la matrícula irá oscilando en su conjunto en
cifras cercanas a los 6.000 alumnos. Con respecto a los centros, se aprecia una
cierta estabilidad en los mismos, a pesar del descenso señalado.
124
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Total alumnado por centros escolares de La Salle en Gipuzkoa (1982-2006)
El interés con respecto al tamaño de los centros debemos completarlo con
la presencia mayor o menor de alumnos o alumnas, pues, como hemos señalado, la incorporación de alumnado femenino es un fenómeno característico
de esta etapa. No obstante, se aprecia que, en casi todos los centros, con la
excepción de Beasain, la matrícula de chicos es superior a la de chicas. En
este sentido podemos apreciar tres tendencias con respecto a la evolución
de la matrícula. La primera de ellas comprende aquellos centros que registran un descenso, tanto en la matrícula de niños como de niñas (Donostia
San Luis y Eibar Azitain); otra tendencia que se caracteriza por el descenso
en la matrícula de chicos y aumento en la de chicas (Andoain) y una tercera
tendencia, que es la dominante, caracterizada por el descenso paulatino del
alumnado masculino y un aumento considerable de la matrícula femenina
(Beasain, La Salle, Isasi, San Marcial, Irun Profesional, Zarautz y Zumarraga).
En la siguiente tabla recogemos los extremos de la etapa con la matrícula
segregada por sexos.
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Tabla 47. Matrícula de alumnos y alumnas en los Centros educativos de La Salle
en Gipuzkoa (1982-2006) al principio y fin del periodo
Ubicación
Nombre colegio
Alumnos
Alumnas
1982
2006
1982
2006
Andoain
Colegio la Salle Berrozpe
966
524
415
398
Beasain
La Salle - San Martin de Loinaz
690
287
25
292
Donostia
San Luis
498
170
272
144
Donostia
La Salle
1004
464
122
427
Eibar
Isasi
635
269
5 (1990)
214
Eibar
Azitain
291
224
250
130
Irun
Colegio La Salle San Marcial
679
278
20
211
Irun
Escuela Profesional La Salle
669
353
6
221
Zarautz
Colegio La Salle San José
632
364
185
313
Zumarraga
Escuelas Legazpi
850
309
79
285
Por otra parte, la mera descripción cuantitativa de la evolución no nos arroja
información suficiente sobre otros aspectos de tipo sociológico. Los datos a los
que hemos tenido acceso no nos permiten, en la mayoría de los centros, tener
información sobre la procedencia social de los padres de los alumnos, aunque
en alguna ocasión se señale que los alumnos proceden de una determinada
posición social. En general, y a la vista de la evolución del tipo de estudios,
de la localización, de si los alumnos pagan cuota o no lo hacen, etc. podría
dibujarse un perfil sobre cada uno de los centros. No obstante, a la vista de
la escasa información que poseemos, no podemos atrevernos a aventurar una
hipótesis al respecto. Es cierto que, por ejemplo, en los centros de Hondarribia,
la “Escuelita” o la del Centenario de Irun se habla explícitamente de la procedencia de los alumnos, diciendo que son hijos de pescadores o de trabajadores de
las diversas fábricas de la localidad, pero este tipo de información también lo
podemos hacer extensivo a localidades como Zestoa, Usurbil, Andoain, Beasain,
Ordizia, Zumarraga o Legazpi. De hecho, en muchos de estos centros, como
veremos posteriormente, queda patente la presencia de alumnos cuyos padres
trabajan en las industrias donde están establecidos los centros. Otro indicador
sobre la procedencia social de este alumnado podemos tenerlo a partir de las
subvenciones y ayudas que ofrecían diversas empresas para el mantenimiento
de alumnos con escasos recursos.
126
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Un aspecto que, sin duda, sí que hay que remarcar, pues hemos tenido posibilidades de analizarlo, es la procedencia laboral de los padres de los alumnos
del Colegio Los Ángeles de Donostia. En este sentido, se aprecia que la escuela
cumplía una función de movilidad social, en cuanto que muchos de los alumnos
accedían a puestos de trabajo de rango superior al de sus padres. En general,
se trata de padres cuyos trabajos tienen escasa cualificación, mientras que
los hijos van accediendo a puestos de trabajos en la banca o el comercio. Es
posible que un estudio sociológico pudiera darnos centros con perfiles diversos;
a modo de hipótesis podemos plantear que centros como el de Zarautz o el de
San Marcial de Irun el perfil de alumnado correspondería más a una clase media,
mientras que en los otros serían hijos de clases populares los que formarían
parte del alumnado mayoritariamente. No obstante, no nos atrevemos más que
a mencionar esta hipótesis ya que, en la actualidad, no son cuestiones económicas las fundamentales en los criterios de elección de un determinado centro
escolar.
Otro aspecto a destacar es la capacidad de captación de alumnado procedente de poblaciones diferentes de la que estaba situado el centro. En general,
la mayoría de los centros acogía a los niños, y luego a las niñas, que vivían en
el propio pueblo, ciudad o villa donde estaba establecido el Colegio o escuela
en cuestión. Esto ocurre, sobre todo, en las pequeñas poblaciones como
Hondarribia, Zestoa, Usurbil, Legazpi, etc. En cambio quisiéramos destacar cuatro poblaciones en las que se aprecia cierto poder de captación de alumnado
diferente al de la propia localidad: Beasain, Zumarraga, La Salle Donostia e
Irun San Marcial y Profesional. En los dos primeros casos, la asistencia de
alumnos procedentes de los alrededores es patente. Incluso en el caso de
Zumarraga llegó a constituirse una Mancomunidad para atender esas necesidades comarcales. Por lo que respecta al Colegio de La Salle de Donostia, en su
primera época fue un polo de atracción que, incluso, supuso el ofrecimiento de
un servicio de autobuses, además del célebre “topo” que traía a los alumnos
procedentes de Pasaia, Rentería e, incluso, de poblaciones más lejanas. Es tan
patente esta característica en este centro que durante muchos años, como ya
hemos señalado, mantuvo un internado con un importante número de alumnos,
procedentes, la mayoría de ellos, del interior de Gipuzkoa. Lo mismo podríamos
decir del caso de los dos centros de Irun (San Marcial y Profesional), donde
también fue acogido numeroso alumnado procedente de los pueblos tanto de
la comarca de la costa guipuzcoana como de pueblos del Noroeste de Navarra.
Sin embargo, esta situación irá cambiando paulatinamente y, en la actualidad, la
mayoría del alumnado ya será procedente de la comarca donde está radicado el
centro.
127
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Actividades escolares, culturales y recreativas
Práctica habitual en los centros lasalianos, tanto en la primera etapa como
en ésta, es el desarrollo de una serie de actividades escolares y extraescolares, entre las cuales podemos incluir las actividades lúdicas y recreativas que,
muchas de ellas, formaban parte de un curriculum no prescrito, pero que, sin
duda, eran un elemento de distinción con respecto a otro tipo de centros. La
nómina de actividades desarrolladas por estos centros es extensa, como podrá
apreciarse en el estudio pormenorizado de cada uno de ellos.
Así, por lo que respecta a actividades propiamente escolares, tenemos que
señalar la realización de exámenes finales y entregas de premios de fin de curso,
a las que, como ya hemos señalado previamente, eran invitadas las autoridades
locales y benefactores de los centros. Estos exámenes no correspondían únicamente a los que eran requisito para el cambio de nivel, sino también tenemos
que resaltar que muchos de ellos eran exámenes de reválida que se realizaban
en Institutos u otros centros educativos, como escuelas de comercio, etc. a fin
de evaluar externamente los logros obtenidos. En los históricos se aprecia el
seguimiento que se hace de este tipo de exámenes, pues es el momento en el
cual el propio centro tiene conocimiento de su propio éxito escolar.
Otro tipo de actividad escolar era la celebración de los cursillos de verano
que, en general, comenzaron a impartirse en la década de los cuarenta y que
desaparecerán definitivamente en la década de los setenta. Estos cursillos se
ofrecían en el propio centro en los meses de julio y agosto y tenían una doble
función. Por una parte, se trataba de asegurar los conocimientos adquiridos
durante el curso o posibilitar la recuperación de los que iban algo rezagados o
incluso, en algunos casos, para adelantar curso. Por otra parte, también eran
una fuente de financiación, escasa por cierto, a través de la cual determinados
centros conseguían unos fondos que les permitían equilibrar el maltrecho presupuesto del que disponían. No obstante, el verano también era ocasión para
que los Hermanos ordenaran deberes para que los alumnos los realizaran en el
periodo vacacional. En algunos casos con tal detalle, que marcaba las prioridades del tiempo estival del chavalerío.
Dentro de lo que podríamos considerar actividades en el propio centro y
cuyo valor pedagógico es indudable, pero que no constituían parte del currículum escolar, podemos reseñar la importancia que siempre se le ha dado al
deporte en las actividades de los centros lasalianos. En la medida en que el
centro ofrecía posibilidades para su práctica podemos observar que su disfrute estaba garantizado y que, incluso, algunos Hermanos llegaron a tener
cierto reconocimiento público entre el alumnado, como es el caso de La Salle
Donostia o del Colegio de Beasain. En este último caso, el orgullo deportivo
es tal que, incluso, llegan a vanagloriarse sobre la multitud de trofeos que
128
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
llenan sus vitrinas. En la mayor parte de los casos se trataba de actividades
deportivas de equipo, aunque, en algunos casos, también el ciclismo tuvo
cierto predicamento en colegios como Irun, Beasain o Zarautz. En el primero de
estos casos la Asociación de Antiguos Alumnos fue la promotora de la Vuelta
Ciclista al Bidasoa que todavía hoy se celebra. En los diferentes centros se
podrá observar un mayor detalle de cada una de ellas, aunque también hay
que reseñar que no todos los relatos históricos realizados por el propio centro
recogen este tipo de información, en algunos casos por dar escaso valor a los
mismos y, en otros, porque no tenía la relevancia suficiente como para merecer
ser recordado en un documento.
Otro conjunto de actividades que se realizaban en el propio centro escolar
son más de carácter cultural y/o recreativo, como son el caso del cine, teatro
y danzas y cantos regionales. El cine ha sido una de las actividades de la que
tenemos mayor cantidad de información, suponemos que debido tanto a la novedad de este medio como a su uso en los centros escolares. En la mayoría de los
casos se trataba de sesiones dominicales con el doble objetivo de ofrecer un
espacio de distracción en épocas en las cuales ni la televisión ni otros medios
estaban al alcance de la población infantil y, por otra, de ofrecer películas cuyo
valor moralizante era evidente. En muchos casos eran los propios padres los
que solicitaban la instalación de este tipo de sesiones cinematográficas; así,
podemos reseñar su existencia en los centros de Ordizia, Zestoa, Zumarraga,
Los Ángeles, San Luis y La Salle de Donostia, entre otros. En este último caso
alcanzó gran prestigio por las sesiones que ofrecía y el de Zumarraga llegó,
incluso, a ser competitivo para el cine comercial existente en el pueblo. A partir
de la década de los setenta, muchas de estas sesiones, especialmente las dirigidas a los mayores, se convirtieron en cine-forum, lo cual ofrecía otro aliciente
en cuanto que la selección de películas tenían una orientación más política y
comprometida. En este sentido, la apertura de diversos centros a otras actividades populares, es un indicador importante de la relación con la población,
sobre todo en la década de los setenta, cuando podemos apreciar como centros
de pueblos como Zumarraga, Beasain, Irun, Legazpi, etc. ceden sus locales a
grupos políticos y culturales. En el caso de Beasain el colegió llegó a conocerse
popularmente como “La casa del pueblo” debido a la política de puertas abiertas que llevaba a cabo la dirección de este centro.
En cuanto a los cantos y danzas son muchos los centros que disponían de
grupos corales, rondallas, de baile y de teatro. Sin duda, uno de los coros de
más prestigio en esta época fue el de Los Ángeles de Donostia, que ya había
alcanzado la fama en la etapa anterior y que era, en muchas ocasiones, invitado
a las celebraciones de otros centros de la provincia. De la misma manera, paulatinamente, se van a ir creando grupos de niños para intervenir en la tamborrada,
como Los Ángeles, La Salle o San Luis de Donostia, además de otros centros de
la provincia.
129
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
No cabe en las dimensiones de este epígrafe enumerar la multitud de
pueblos y localidades, tanto de la geografía guipuzcoana como de los territorios más o menos cercanos o extranjeros, que fueron visitados por los
alumnos de los diferentes centros de Gipuzkoa. La razón para la realización
de estas excursiones era variopinta, bien con motivo de alguna celebración,
o de alguna visita escolar determinada. En general, este tipo de visitas más
cercanas solía tener una función meramente lúdica, pero en otros casos se
trataba de excursiones escolares para aprender del medio. También hay que
reconocer que, en los primeros años, este tipo de actividades se podían realizar gracias a la ayuda de algún benefactor que se hacía cargo del costo de los
autocares, o prestaba sus camiones. Con el tiempo, estas excursiones fueron
adquiriendo una mayor constancia y, en general, solían realizarlas los alumnos de mayor edad que, con motivo de la finalización de algún curso, se trasladaban, en muchas ocasiones, al extranjero. Sin embargo, a partir de 1966
comienza a apreciarse la existencia de campamentos a los cuales acudían
gran número de alumnos y que, en alguna ocasión, también sirvieron para
que se juntaran en ellos alumnos de diversos centros lasalianos. Algunos de
estos campamentos no fueron muy del agrado de los Hermanos pues estaban
organizados por organizaciones juveniles de claro significado político, lo cual
no era de su gusto, por lo que la duración de este tipo de campamentos en
colaboración con agentes externos fue breve. Opakua, en Araba, y diferentes
pueblos de Nafarroa acogieron este tipo de campamentos a los que acudieron
alumnos procedentes de Los Ángeles, La Salle Donostia, Andoain, Zumarraga,
etc.
A partir de la década de los setenta comienza a apreciarse la organización
de diferentes Clubes juveniles en La Salle de Donostia, Beasain, Andoain,
Zarautz, etc. que se encargan de llevar a cabo actividades de tipo recreativocultural además de salidas al monte, etc. También hemos de resaltar que la
organización de Asociaciones de Antiguos Alumnos ha sido una de las carscterísticas de los centros lasalianos. En algunos casos ésta comenzó en la
década de los cuarenta, aunque la mayoría de ellos se organizaron en la de
los cincuenta (La Salle Donostia, Beasain, Zumarraga, Irun, etc.). Este tipo
de organizaciones, muchas veces, eran promovidas por el propio centro, a
instancia de recomendaciones del Hermano Visitador, que veía en ellas una
forma de garantizar el nexo de unión entre el centro y sus exalumnos. El caso
de Irun es importante en cuanto que ésta promovió la creación de la Escuela
del Cincuentenario, llegando a tener el uso y usufructo de dicha escuela y
con capacidad de intervención en la selección de alumnos para ingresar en
dicho centro o la concesión de becas para alumnos con escasos medios
económicos.
130
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Vida religiosa
En este epígrafe podemos incluir todo un conjunto de actividades que afectaban menos a cuestiones académicas, pero que, sin embargo, impregnaban
la actividad general del centro, dándole una impronta religiosa. El conjunto de
estas actividades podemos clasificarlas en cuatro categorías: fiestas y celebraciones religiosas, obras complementarias, exámenes o concursos catequísticos
y, finalmente, vocaciones.
En algunos casos, el conjunto de fiestas y conmemoraciones religiosas,
sobre todo en los primeros treinta años de esta etapa, impregnó de manera
palpable toda la vida de los respectivos centros, marcando, incluso, un calendario de fiestas religiosas a lo largo del curso escolar. Por supuesto, el hecho de
que se lleven a cabo en centros religiosos no tendría que sorprendernos mayormente, teniendo en cuenta que la legislación del primer período del franquismo
era proclive a este tipo de celebraciones, dentro de la ideología del nacionalcatolicismo que impregnó dicha etapa del franquismo, pues muchas de estas
celebraciones también tenían lugar en las Escuelas Nacionales. La retahíla de
celebraciones es larga, y casi podemos decir que, en algún caso, hemos llegado
a enumerar hasta un volumen de treinta celebraciones diferentes entre fiestas
religiosas y otro tipo de conmemoraciones. Por supuesto, además de las fiestas
en honor del Fundador del Instituto, se celebraban las fiestas patronales, de
San José, Inmaculada, Patrón del Centro respectivo, además de los meses de
mayo, dedicado a la Virgen María y noviembre, dedicado a los difuntos. El caso
más llamativo, no obstante, en cuanto a este tipo de celebraciones es el de
Hondarribia, donde se tiene la sensación de estar en una continua celebración
religiosa. Otros centros, en cambio, tenían un menor número de celebraciones
de este tipo, aunque siempre eran importantes. No obstante, hay que señalar
que, a partir de la década de los ochenta, decae este tipo de celebraciones,
aunque permanecerán las más emblemáticas.
Con respecto a las denominadas “Obras Complementarias”, que consistían
en la organización de Congregaciones infantiles y juveniles, se puede observar cómo los Hermanos Visitadores recomiendan a los Hermanos Directores
de los diferentes centros que procuren organizar este tipo de obras apostólicas. En muchos casos se observa que, la mayoría de los alumnos, están
afiliados a la Archicofradía del Niño Jesús, a la Congregación de la Inmaculada
y, en algunos casos, a la Acción Católica. La mayoría de estas organizaciones
surgirán en los años cuarenta y cincuenta y sus objetivos eran claramente de
apostolado.
131
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Los concursos catequísticos y exámenes de catecismo fueron una práctica
habitual en las décadas de los cuarenta y cincuenta y consistían en exámenes
de Religión, celebrados en los propios centros. En otras ocasiones se observa
cómo los alumnos entraban en competición con los de los otros centros a fin de
distinguir a los que demostraban un mejor conocimiento del Catecismo. Este tipo
de actividad, en algún caso, entraba en conflicto con la preparación catequística
llevada a cabo por los párrocos, que entendían que esta labor les correspondía
en exclusiva, al igual que la preparación religiosa para la Primera Comunión.
Finalmente, en el campo vocacional, la información que hemos recogido nos
permite diferenciar a los centros en función del reclutamiento obtenido a lo largo
de los años. En este sentido, podríamos considerar que Legazpi, Los Ángeles
de Donostia, San Luis, Usurbil, Zumarraga, Hondarribia y Beasain eran centros
con una alta captación de vocaciones. En cambio, en Ordizia, La Salle Donostia,
Andoain, Zarautz e Irun la captación era a otra escala en cuanto a éxito. En Eibar,
por otra parte, era más bien baja. Como es evidente, estas vocaciones se produjeron, sobre todo, hasta la década de los setenta, pues en las dos últimas décadas
del Siglo XX se observa que las vocaciones se producen casi con cuentagotas. En
muchos casos, tanto en los informes del Hermano Visitador, como en los propios
Históricos, se ofrecen datos pormenorizados sobre el destino vocacional de los
alumnos que, no siempre, eran para el Instituto Lasaliano, sino que se dirigían a
otro tipo de órdenes y congregaciones religiosas. Las recomendaciones por parte
del Hermano Visitador hasta la década de los sesenta son muy persistentes a fin
de que los Hermanos desarrollen esta labor con más ahínco, además de la incansable labor de los Hermanos reclutadores. En las dos últimas décadas se llevaron
a cabo en los centros actividades para la promoción de las vocaciones, aunque no
se observa que el éxito corone el esfuerzo realizado.
5.4. Profesorado: Evolución, tendencias y actividades
Otro de los elementos clave de los centros de La Salle en Gipuzkoa es el
profesorado, que es central en todo proceso educativo. Entre las peculiaridades
de los colegios y escuelas regentados por el Instituto, una de ellas es que su
profesorado, en un principio, era casi exclusivamente religioso y miembro de la
congregación religiosa de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. De hecho,
hasta bien entrado el Siglo XX, en la mayoría de los colegios a cargo de La Salle
en Gipuzkoa la docencia ha estado en manos de Hermanos. Sin embargo, y
debido a múltiples causas, a partir de los años sesenta se aprecia la incorporación progresiva de profesorado seglar masculino, en un primer momento y,
posteriormente, de profesorado femenino. En una visión general de la evolución
de este profesorado en el Territorio Histórico, al igual que ocurre con la mayoría de las Órdenes y Congregaciones dedicadas a la educación, se aprecia una
132
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
tendencia decreciente en la presencia del profesorado religioso, mientras que
el seglar comienza a incorporarse, en la mayoría de los casos, en la década de
los sesenta. Siguiendo esa tendencia general, y debido a la incorporación de
profesorado femenino en las últimas décadas, se aprecia que, en la actualidad,
la presencia de Hermanos es, casi, testimonial mientras que el profesorado
femenino y masculino es el que forma los claustros de las escuelas y colegios
lasalianos en Gipuzkoa.
Al igual que en el apartado anterior, relativo al alumnado, también hemos
establecido unas etapas en la evolución del profesorado en estos centros,
siguiendo los mismos criterios utilizados en dicho epígrafe. En cada una de las
etapas se aprecian las afirmaciones precedentes, que denotan unas tendencias
progresivas y, desde luego, en ningún momento con cambios bruscos. Ello es
debido a que las incorporaciones del profesorado seglar se han realizado respondiendo a las necesidades escolares de los diferentes centros y supliendo la
carencia de Hermanos, que es una realidad en muchos centros. Además de la
evolución cuantitativa, en este apartado hemos intentado recoger algunos datos
que nos aproximen a la actividad cotidiana de los Hermanos, tanto en el aula
como en su vida comunitaria. Como sabemos, la apertura de un colegio supone,
dentro de las reglas lasalianas, la creación de una Comunidad formada, generalmente, como mínimo por tres Hermanos, uno de los cuales ejerce el papel de
director. A lo largo de tantos años, en función del tamaño de los centros escolares, estas Comunidades han llegado a estar compuestas por un gran número
de Hermanos encargados de la docencia; también, como se verá en cada uno
de los centros posteriormente, hemos tratado de recordar a aquellos Hermanos
que, por su presencia constante en la documentación, han tenido un papel preponderante en el desarrollo del centro, lo cual no es obstáculo para que dejemos
en el olvido a todos aquellos otros que, con su labor docente callada y continua,
han contribuido a los mismos fines.
Evolución cuantitativa del profesorado
El primer periodo (1937-1968) es especialmente fructífero desde el punto de
vista institucional, como ya hemos señalado, pues se crean diversos centros, lo
cual dará lugar a la creación de nuevas comunidades de Hermanos para atender
las necesidades docentes. Por otra parte, el incremento de alumnado en los centros ya existentes también creará una demanda que será atendida tanto por los
Hermanos como por profesorado seglar de reciente incorporación. Los centros
educativos de nueva creación (Zestoa, Hondarribia, Legazpi, Ordizia o Usurbil)
atienden una demanda reducida de alumnos y, por lo tanto, se trata de comunidades con pocos Hermanos. No es el caso de La Salle en Donostia, creado
en 1946, y que desde el comienzo tiene un importante número de Hermanos y,
posteriormente, de profesores seglares, o el de San Marcial de Irun.
133
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Todos estos factores producirán un aumento de Hermanos que irá en creciente
ascenso desde 1937 hasta 1968. Así, podemos ver que los años cincuenta y
sesenta son de verdadero esplendor, pues es la etapa en la que se registra mayor
número de Hermanos dedicados a la docencia. El éxito parece tal que, a pesar del
alto número de Hermanos, será necesario contar con profesorado seglar a partir
del último decenio para atender las nuevas demandas con el aumento de alumnado. En 1968, un 42 por 100 del profesorado está integrado por profesores seglares, iniciando un aumento progresivo, mientras que el número de Hermanos, aún
teniendo su punto más alto en estos años, comenzará un paulatino descenso.
Evolución del profesorado (Hermanos y Seglares)
en los Centros de La Salle en Gipuzkoa (1937-1968)
134
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Con respecto a la incorporación del profesorado seglar se aprecia que 1958
es una fecha de claro cambio de tendencia, pues hasta ese año los casos de
profesores seglares existentes parecen testimoniales, como ocurre en San
Marcial en Irun, San Luis y La Salle en Donostia, Legazpi o Zumarraga. A partir
de esa fecha, y hasta 1962, prácticamente la mayoría de centros ya ha incorporado profesorado seglar masculino en sus colegios. En 1958 son 13 los profesores seglares repartidos entre los colegios de San Marcial en Irun, La Salle en
Donostia, Andoain y Zumarraga. A partir de ese año y hasta el final del periodo,
San Marcial y La Salle-Donostia son los que acogen mayor número de profesores seglares, seguidos por la escuela profesional de Irun, Andoain, Zumarraga y
Eibar. En sentido contrario, es inapreciable la presencia de seglares en Ordizia
(1) y Usurbil (2) y nula en los centros de Zarautz, Beasain, Hondarribia, Zestoa
y Los Angeles de Donostia.
En cambio la presencia de Hermanos está prácticamente garantizada en
todos los centros, con un número mayor o menor, según las condiciones de
los mismos. De esta situación, hemos de destacar dos datos importantes:
que San Marcial y La Salle de Donostia son los centros que tienen las comunidades más numerosas y que el resto de comunidades son muy estables en
lo relativo al número de Hermanos, no superando éstos la decena. Así, San
Marcial comienza el periodo con una comunidad de 8 Hermanos y en 1968 son
17 los que la conforman. La Salle de Donostia, en cambio, comienza con 6
Hermanos y terminará con 19, aunque en diversos años la comunidad estará
formada hasta por 24 Hermanos. Otras dos comunidades que superan los diez
Hermanos son las de Zumarraga que pasa de 6 a 12 y Eibar que lo hace de 4 a
12 al terminar el periodo. Si calculamos la media de Hermanos por comunidad
durante el periodo que permaneció abierta cada una de ellas, podemos constatar que Zestoa, Hondarribia, Andoian, Usurbil, Ordizia, Zarautz y San Luis
en Donostia no superan los 5 hermanos de media por comunidad, mientras
que Beasain, Zumarraga, Legazpi, Eibar, Los Angeles de Donostia y la Escuela
Profesional de Irun tiene comunidades comprendidas entre 5 y 10. San Marcial
de Irun, con 12 y La Salle de Donostia, con 19, son las comunidades con las
medias más altas.
135
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Total de Hermanos por centros (1937-1968)
Como sea que durante este periodo tenemos más información relativa a las
Comunidades en cuanto al seguimiento y permanencia de los Hermanos en las
mismas, gracias al trabajo meticuloso realizado por Martin Lasa en el seguimiento de esos Hermanos en las mismas, es posible establecer una tipología
de Comunidades en función de la mayor o menor permanencia en la misma. En
la mayoría de los casos existe una alta movilidad pues su permanencia en un
mismo Centro no supera los cinco años, como ocurre en las Comunidades de
Legazpi, Ordizia, San Luis, Zumarraga o Zarautz. Es cierto que estos cambios
obedecían a una peculiar manera de entender la obediencia y que, por lo tanto,
no es achacable al deseo o no de cada uno de los Hermanos de permanecer
en un Centro determinado como a la aplicación de un principio de necesaria
movilidad. Se aprecia que hay una movilidad media en Usurbil y que las comunidades de Los Ángeles, Beasain o Eibar son más estables. El hecho de que
remarquemos la mayor o menor presencia de Hermanos en una Comunidad
tiene su interés, pues, así podríamos establecer una regla por la cual a mayor
permanencia de un Hermano en una Comunidad, habría más posibilidades de
establecer nexos y relaciones, tanto con el alumnado como con los padres
y otros agentes sociales de cada localidad. En sentido contrario, puede afirmarse que una alta movilidad en el profesorado supone una menor identificación con la realidad escolar local. No obstante, en cada uno de los centros
hemos señalado los nombres de los Hermanos que lograron una permanencia
superior a los cinco años, existiendo algunos casos en los que el nombre de
un Hermano determinado iba muy unido al prestigio y reconocimiento del centro en cuestión.
136
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
En la segunda etapa (1969-1981), el rasgo más definitorio es la estabilidad
que se percibe. Por una parte, se aprecia cierto mantenimiento de las comunidades y del profesorado seglar masculino y, por otra, la paulatina incorporación del
profesorado seglar femenino. Esta situación se produce justo en un periodo en
el que existen unos cambios difícilmente prescindibles, no sólo en el contexto
social y político, sino también en el educativo. A saber, el cambio de régimen
político que se produce en esos años y la progresiva implantación de la reforma
educativa de la Ley General de Educación de 1970. A estos dos elementos
externos a la propia dinámica del proyecto educativo lasaliano debemos añadirle
otros internos, de la mayor importancia, como es la repercusión interna de los
cambios alentados por el Concilio Vaticano II y la celebración del Primer Capitulo
Regional de la Asistencia de España en 1968 que tendrá, como veremos, consecuencias en una nueva orientación del proyecto lasaliano.
Se trata sin duda de una etapa compleja, en la cual el cambio de régimen político supuso la instauración de la democracia. La aprobación de la Constitución
de 1978 supondrá asimismo una nueva ordenación del territorio, y la distribución
de competencias que hasta ese momento eran privativas del Estado. El Estado
de las Autonomías conllevará la aprobación de los Estatutos de Autonomía y el
surgimiento de los respectivos gobiernos autónomos, de manera que las competencias educativas pasarían al gobierno autónomo. El Estatuto de Gernika recogería dichas competencias, y ya en 1981 se transferirán todas las competencias
educativas al Gobierno Vasco.
Por lo tanto, en esta etapa nos encontramos con dos límites legislativos
importantes en el campo educativo. Por una parte la Ley General de Educación
y Financiación de la Enseñanza de 1970, que reformará el sistema educativo
vigente hasta entonces, con el cambio de denominaciones de los centros escolares, la ampliación de la escolaridad, la reforma en la formación del profesorado, etc. y que se irá imponiendo en fechas posteriores. Y, por otra parte, la
asunción de competencias por parte del Gobierno Vasco, y las transferencias de
la enseñanza.
Asimismo, por lo que respecta a los centros educativos de La Salle, podemos observar la desaparición, por causas diferentes, de dos escuelas que surgieron en la etapa anterior, y una de larga tradición. Nos referimos a Hondarribia
y Ordizia en 1970 y Los Angeles en Donostia en 1977, además de la Escuela de
Magisterio La Salle Nuestra Señora del Juncal en 1972.
En el siguiente gráfico podemos observar la presencia del profesorado por
años, destacando el equilibrio existente entre Hermanos y profesorado seglar
masculino, además de la paulatina incorporación del profesorado seglar femenino, a partir de 1973. En este sentido podemos destacar que en el Centro San
Marcial de Irun se registra, por primera vez, en 1969, la contratación de una
137
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
profesora; mientras que, en la mayoría de centros, el año de 1973 marca la
incorporación definitiva del profesorado femenino, como puede constatarse en
los Centros Beasain, Zumarraga, Andoain, Eibar y Zarautz. En cambio, habrá que
esperar dos años más, hasta 1975, para que se integren en Legazpi y La Salle
Donostia. En general, la incorporación del profesorado femenino se debía a la
apertura de cursos de Preescolar, que fue un buen acicate para que se abrieran
las puertas a este tipo de profesorado.
Hermanos y seglares (1969-1981)
No obstante, nos interesa resaltar la distribución de ese profesorado por los
diferentes centros educativos, de forma que podamos apreciar el peso de cada
uno de ellos. En este sentido, existen tres centros con un cierto equilibrio de los
tres tipos de profesorado: San Luis en Donostia, Zarautz y la escuela Profesional
de Irun. En otros centros predomina ligeramente la presencia de Hermanos, en
los casos de Eibar Azitain, Los Ángeles y La Salle en Donostia. Por el contrario, en otro conjunto de centros predomina la presencia de profesorado seglar
masculino: Andoain, Zumarraga y San Marcial de Irun. Asimismo, en los totales,
también se puede comprobar un equilibrio entre Hermanos y Profesorado seglar
masculino. La explicación a este fenómeno debemos buscarla en las características de cada centro, sobre todo en los niveles de enseñanza que se imparten,
como hemos podido comprobar en el apartado anterior.
138
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Tabla 48. Media de profesorado segregado por centros (1969-1981)
Centros
Hermanos
Profesores
Profesoras
Andoain
8,2
14,9
8,4
Beasain
7,4
9
3,7
7
4,8
Eibar Isasi
Eibar Azitain
7,7
6,2
1,6
Zumarraga
9,3
17,2
3,5
Zarautz
6,3
8,5
5,4
Donostia Los Ángeles
5,1
4,8
1,7
Donostia San Luis
5,1
5,2
5,2
Donostia La Salle
22,9
Legazpi
5,6
15
3,6
5,6
18
Irun San Marcial
12,
13,2
3
Irun Profesional
10,3
12,5
11
En la siguiente gráfica puede apreciarse cómo, en la mayoría de comunidades, la presencia de Hermanos oscila entre cinco y quince Hermanos por
comunidad, excepto el caso de La Salle de Donostia, que oscila entre veinte
y treinta. Pero estos promedios no nos muestran la evolución que sufre cada
uno de los colectivos de profesores por centros educativos. Así, puede apreciarse que a lo largo de toda la etapa los Hermanos van descendiendo de
forma paulatina, pero sobre todo a partir de 1977, sobre todo en San Marcial
de Irun y La Salle en Donostia. En cambio, en el resto de colegios se aprecia
un descenso de dos o tres Hermanos anualmente. La incorporación de profesorado seglar para completar este descenso parece favorecer al profesorado
seglar masculino en la mayoría de los casos (Andoain, Beasain, Eibar Azitain,
Zumarraga, Zarautz, Legazpi, Irun San Marcial e Irun Escuela Profesional), en
otros casos la incorporación del profesorado seglar tanto masculino como
femenino se produce de manera similar (Eibar Isasi, Los Ángeles y San Luis de
Donostia).
139
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Total Hermanos por centros (1969-1981)
Para poder explicar este fenómeno tenemos que tener en cuenta el tipo
de centro de que se trata, pues la existencia de la enseñanza preescolar, por
ejemplo, supuso la incorporación de profesorado seglar femenino, como puede
apreciarse en el caso de Legazpi a partir de 1978 o en el de Andoain a partir
de 1974. En cambio, aquellos centros que no tienen este nivel de enseñanza,
como por ejemplo Irun Escuela Profesional, no registra la incorporación de este
colectivo del profesorado. A pesar de ello ya comienza a apreciarse el progresivo ascenso del profesorado seglar femenino, que en la última etapa ya será
definitivo.
En la tercera etapa (1982-2006), la nueva situación escolar derivada de la
transferencia de competencias al Gobierno Vasco repercutirá levemente en la
situación y evolución tanto de los centros educativos como del profesorado. En
este sentido, la opción por cada uno de los modelos educativos en cada uno de
los centros definirá el tipo de profesorado necesario, así como la mayor profundización por la euskaldunización del mismo.
La evolución del profesorado en esta etapa viene marcada por tres tendencias diferentes en cuanto al tipo de profesorado, sobre todo a partir de 1990,
siendo ya definitivas estas tendencias a lo largo del decenio de los noventa
hasta la actualidad. En primer lugar se observa una tendencia descendente en
la presencia de los Hermanos en los centros educativos, siguiendo la línea ya
marcada en la etapa anterior. En segundo lugar se constata el mantenimiento
del profesorado seglar masculino a lo largo de toda esta etapa. Finalmente, una
tercera tendencia marca el aumento progresivo del profesorado seglar femenino
que, a partir de 1990, comienza a superar a los otros colectivos de profesorado;
llegando al final de la etapa a duplicar al conjunto de profesores y Hermanos.
140
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Se puede afirmar, de esta manera, que este colectivo ha adquirido una presencia tal que afecta no solamente a sus valores cuantitativos, sino también
cualitativos. Este fenómeno no es propio de los colegios de La Salle, sino que
podemos observarlo en todo el conjunto de la enseñanza no universitaria en la
provincia de Gipuzkoa y en todo el conjunto del Estado. Se trata de un proceso
de feminización del profesorado, cuya explicación hay que buscarla en las nuevas posibilidades que abre la enseñanza a las mujeres.
Total Profesorado (1982-2006)
En 1988 se aprecia que todavía la incorporación del profesorado seglar femenino y masculino es prácticamente igual (115 profesoras y 115 profesores),
pero desde esa fecha hasta el final del periodo va despegando su incorporación
corriendo un camino paralelo al progresivo descenso de los Hermanos (en 1989
son 90 Hermanos y al final del periodo 32), mientras que la incorporación del profesorado seglar masculino oscila entre los 139 de 1992 a 133 en 2006. En cambio la incorporación del profesorado seglar femenino aumenta de los 157 en 1990
hasta los 280 en 2006. De esta forma, la media de cada uno de estos colectivos
por comunidades es claramente favorable a la presencia de este tipo de profesorado que, en unos casos, se muestra de manera evidente: Andoain, Eibar Isasi,
Zarautz, San Luis y La Salle en Donostia y en San Marcial de Irun. En otros casos
existe un mayor equilibrio, como ocurre en Beasain y Eibar Azitain. Mientras que
en Zumarraga existe un equilibrio entre el profesorado seglar. Finalmente en la
Escuela Profesional de Irun predomina el profesorado seglar masculino.
141
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Tabla 49. Media de profesorado segregado por centros (1982-2006)
Centros
Hermanos
Profesores
Profesoras
Andoain
7,9
24,8
33,5
Beasain
5,8
10,9
15,7
Eibar Isasi
2,9
5,6
12,1
Eibar Azitain
6,6
6,7
6,9
Zumarraga
5,8
17,8
16,7
Zarautz
5,1
10,1
18,6
Donostia San Luis
4,7
5,7
15,1
Donostia La Salle
14,6
14,4
22,5
Irun San Marcial
5,4
7,6
11,8
Irun Profesional
9,2
23,5
16,8
Por lo que respecta a la evolución de cada uno de los centros con respecto al diferente tipo de profesorado, el ritmo de descenso de los Hermanos
varía en proporción en cada una de las comunidades. Siendo así que existen
comunidades que, a pesar de ser pequeñas en número de Hermanos, continúan manteniéndose durante un periodo largo de tiempo (Beasain, Eibar Isasi,
Zumarraga, Zarautz y San Luis en Donostia). En otras, en cambio, el ritmo de
descenso es más notable, como ocurre en los casos de Andoain, a partir de
1996, La Salle en Donostia desde 1990 y la escuela Profesional de Irun desde
2001.
En cambio, si observamos la evolución del profesorado seglar masculino en
cada uno de los centros, se aprecia una tendencia que coincide con la característica general del mismo durante toda la etapa. Es decir, el mantenimiento y
ligero aumento en algunos casos de este tipo de profesorado, sobre todo en los
centros de Andoain, que pasa de 17 profesores en 1982 a 31 en 2006, observándose un aumento más claro a partir de 1992; Beasain, que al inicio de la
etapa tiene 11 profesores y al final 10; Zarautz, con 8 profesores al comienzo y
13 en 2006, y, finalmente, San Luis de Donostia con 5 y 4 en cada uno de los
extremos, y San Marcial de Irun con 8 en 1982 y 7 en 2006. Por el contrario,
Zumarraga registra un ligero descenso desde 1997, pasando de los 24 profesores en 1996 a los 14 en 2006; una situación similar se observa en Eibar Azitain,
que pasa de los 11 profesores en 1987 a 4 en 2006. En los dos casos restantes se aprecia un aumento de profesores seglares masculinos. Así ocurre en
142
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
La Salle de Donostia que duplica su profesorado entre 1982 y 2006, pasando
de 10 a 20 profesores y la Escuela Profesional de Irun en la que se pasa de
17 profesores en 1982 a 26 en el 2006. Por lo tanto, en estos dos últimos
centros se puede hablar de una mayor presencia de este tipo de profesorado,
aunque al final del periodo el profesorado seglar femenino supere ligeramente al
masculino.
Pero, como ya hemos señalado, es la incorporación del profesorado seglar
femenino la que marca la tendencia ascendente, no sólo en líneas generales
y en las medias de incorporación, sino también por cada uno de los centros.
Lo único que nos queda observar en esta incorporación es el ritmo progresivo
que se observa en cada uno de los centros y la fecha en la que se aprecia un
despegue notable. En este sentido, es a partir de 1990 y a lo largo del decenio
de los noventa cuando se acelera ese ritmo, siendo ya imparable en estos últimos años. No obstante, cada centro requiere un estudio pormenorizado para
poder apreciar las diferentes cadencias y aceleración de los ritmos. Así pues,
en el caso de Andoain en el inicio de la etapa existen 12 profesoras, mientras
que, tras un aumento progresivo, alcanza las 42 en 1990, para descender
ligeramente en los años posteriores y finalizar en 2006 con 52 profesoras. Lo
mismo ocurre en Zumarraga que, en 1982, tiene cuatro profesoras y, tras un
ligero aumento, alcanza en 1996 el número de 20 profesoras, para finalizar la
etapa con 30. Casos similares podemos observar en La Salle de Donostia, con
un espectacular aumento en 1990 (30 profesoras) y que se mantiene en estas
cifras hasta 2006 (32 profesoras) y la Escuela Profesional de Irun, que arranca
en 1990 con 13 profesoras, que pasarán a ser 30 al final de la etapa. Con ritmos
más pausados en la incorporación de profesoras están los casos de Beasain,
Eibar Isasi, Zarautz, San Luis de Donostia y San Marcial de Irun. En todos estos
centros la incorporación de profesoras se va produciendo de una manera paulatina, aunque, en algunos casos concretos y en momentos puntuales, se aprecia
algún aumento brusco. Así, en Beasain se pasa de 6 profesoras en 1982 a 31
en 2006, con un punto de incidencia en 1993, donde se pasa de 9 a 15 profesoras. En el centro Isasi de Eibar es casi imperceptible el aumento año tras
año, aunque se pasa de 5 profesoras en 1981 a 22 en 2006. Lo mismo ocurre
en el centro de Zarautz, que pasa de 10 profesoras en 1982 a 40 en 2006 y
en el de San Marcial de Irun y San Luis de Donostia donde los aumentos son
poco acelerados. Finalmente, el único caso donde el sentido se invierte es en
el de Azitain de Eibar que pasa de 10 profesoras en 1982 a 4 en 2006, debido
a la redistribución del profesorado y la atención docente del Colegio Isasi, de la
misma población.
Con motivo de los cincuenta años de vigencia del Distrito de Bilbao, se
realizó un estudio del profesorado, uno de cuyos aspectos era el relativo a la
edad de los Hermanos; en el mismo se aprecia el progresivo aumento en este
indicador, siendo de 33,2 años en 1940 y 1960, de 43,3 en 1978 y de 51,5 en
143
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
1989. Como puede observarse existe un mantenimiento en la edad media hasta
1960 y, a partir de esa fecha, se observa el paulatino envejecimiento de los
Hermanos que ejercen en el Distrito. Este dato confirma, de alguna manera, la
escasa incorporación de nuevos Hermanos en las diferentes Comunidades. Por
otra parte, y aunque los datos recogidos corresponden a 1989 y son referentes
a todo el distrito, no sólo al territorio de Gipuzkoa, se aprecia que Gipuzkoa es
origen de casi el 40 por ciento de los Hermanos (116 de un total de 292)1.
Actividades religiosas y de formación
Además de la evolución cuantitativa que hemos señalado y que es un
aspecto importante para conocer cada uno de los Centros, hemos de tener
presente que las actividades de los Hermanos, y del profesorado general, no se
ceñían únicamente a las tareas docentes. Así, tanto en los informes de visita,
como en los documentos históricos, se recogen una serie de aspectos relativos
a otro tipo de actividades. En este sentido, nos parece relevante la preparación
de los Hermanos, tanto en su aspecto inicial como permanente. Como veremos
posteriormente, al tratar la Escuela de Magisterio La Salle Nuestra Señora del
Juncal, que estuvo en funcionamiento desde 1948 hasta 1970, la formación
inicial estaba más o menos garantizada dentro de esta Institución que era la
última etapa de la formación en el Escolasticado y que, de alguna manera, es
asimilable a la formación recibida en las Escuelas de Magisterio públicas. No
obstante, se aprecia que la mayoría de los Hermanos, sobre todo a partir de la
década de los setenta, obtuvo el título de magisterio y, por lo tanto, está capacitado para hacerse cargo de las escuelas que necesitan ese tipo de acreditación. Asimismo, en algunos casos, también puede apreciarse la presencia de
titulados superiores, bien fuesen ingenieros o licenciados. A partir de esa misma
fecha, se aprecia que muchos Hermanos se presentaban a las oposiciones del
magisterio nacional, garantizando así, la misma competencia que el profesorado
de las escuelas nacionales.
Por lo que respecta a la formación permanente, se aprecia que, a lo largo
de todo este periodo, existe una preocupación por capacitar a los Hermanos
en diversos aspectos de su quehacer educativo. En este sentido, el verano
se convertía en el periodo preferido para asistir a diferentes cursos y cursillos
impartidos dentro de la propia Comunidad o en otras Comunidades o centros
específicos. En general solían ser cursos dirigidos a temas concretos de la formación académica. También, con motivo de las reformas educativas, se llegaron
a realizar cursos específicos para poder adaptarse a las mismas, bien con conte-
1. Lasa, M. y otros (1989): Distrito de Bilbao. 50 años en camino. Bilbao: Hermanos de las
Escuelas Cristianas, Distrito de Bilbao, pp. 240-245.
144
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
nidos de pedagogía personalizada, bien con respecto a la organización escolar,
etc. La nómina de este tipo de actividades es larga, como podrá apreciarse en
cada uno de los centros. No obstante, como se verá posteriormente, una de las
preocupaciones que mayor atención obtuvo fue la euskaldunización del profesorado que, con gran esfuerzo, lograron llevar a cabo los Hermanos en Gipuzkoa.
También se aprecia que la formación para la incorporación de las Tecnologías
de la Información y de la Comunicación fue un tema clave que se desarrolló continuamente desde sus primeros pasos. En una visión general de todo este tipo
de actividades, se aprecia que, en los primeros años, existía una menor oferta,
y suponemos que también demanda, de este tipo de actividades, pero, sobre
todo, a partir de los años ochenta es una constante en la mayoría de los Centros
lasalianos.
Otro aspecto importante dentro de la formación fue el desarrollo de una
serie de actividades de formación religiosa de los propios Hermanos. En este
sentido, también se aprecia la misma dinámica de formación y la asistencia
anual a los Ejercicios Espirituales correspondientes, cuyo espacio para la realización variaba a lo largo de los años, aún y todo Deusto y San Asensio eran
los destinos más visitados. En general se trata de actividades dirigidas a profundizar en la labor de apostolado de los Hermanos y en la actualización de su
formación religiosa.
Por otra parte, también en la información recogida en la documentación, los
Hermanos, dentro de otras actividades anuales, acudían a lugares de descanso
en centros del propio Instituto, bien fuese San Asensio, Cambrils, etc. para,
junto al descanso, compartir unos días de convivencia con Hermanos de otras
Comunidades. Además de estos momentos de asueto, en muchas ocasiones,
se llevaban a cabo excursiones o visitas a otros lugares, con el fin de fortalecer
las relaciones entre los propios Hermanos y llevar a cabo días de convivencia
que, sin duda, eran favorecedoras de las relaciones comunitarias.
Recomendaciones del Hermano Visitador
La existencia de informes de visita desde el comienzo del periodo hasta
1965, realizados por el Hermano Visitador, es una buena fuente para conocer
sus opiniones con respecto a los Centros y Comunidades a los que giraba visita,
pero también para que se registraran las recomendaciones anuales que hacía
con motivo de las mismas. Esta documentación es muy rica para conocer la vida
interna de la Comunidad, así como el interés por plasmar el programa educativo
lasaliano dentro de las mismas. No obstante, por lo que respecta al interés de
este trabajo, como se verá, hemos señalado en cada uno de los Centros aquellos aspectos que más se relacionan con la actividad de los propios centros, al
margen de algún hecho curioso.
145
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
En general, las recomendaciones se dirigían a diversos aspectos, sean de
índole académico, a la Comunidad o al Hermano Director. Se trata de un conjunto de consejos que tratan de mejorar la docencia de los centros a la vista de
los exámenes que realizaba el propio Hermano Visitador y también de mejorar
las relaciones entre los miembros que componían cada Comunidad y favorecer
la labor directiva del Hermano Director.
Por lo que respecta a las de tipo académico, éstas iban dirigidas a que los
Hermanos estuviesen actualizados en su formación pedagógica y, sobre todo,
se aprecia el interés, en algunos momentos, por la mejora en la enseñanza del
catecismo. De ahí que se insistiera, en algunos años, en que, a la vista de que
los alumnos tenían dificultades para comprender el castellano, se utilizasen
catecismos escritos en euskara. También se recomendaba que la actividad
educativa estuviese regida por el principio de la práctica, y que las clases fueran
intuitivas, siguiendo así uno de los principios pedagógicos del ideario lasaliano.
El Hermano Visitador, en muchas ocasiones, era consciente de que algunos
Hermanos, sobre todo los jóvenes que se hacían cargo por primera vez de la
docencia, pasaban por momentos de dificultad y era necesario un apoyo por
parte de los Hermanos más experimentados para superarlos.
Otras recomendaciones de tipo pedagógico hacían referencia a la disciplina,
aconsejando siempre que no se utilizasen medios incompatibles con el respeto
debido a los alumnos. No obstante, este no es un tema que tenga gran presencia en dichos informes, lo cual puede suponer que las normas, en general, se
cumplían en los centros de Gipuzkoa. Asimismo, muestra cierto interés por que
la vigilancia en espacios comunes pudiera realizarse fácilmente y, sobre todo,
que se tuviese presente el principio pedagógico lasaliano de guardar silencio.
Con respecto a las recomendaciones a la Comunidad, los Hermanos
Visitadores, en general, solían ser muy escrupulosos en el cumplimiento de la
regla lasaliana con lo cual se aprecian una serie de consejos que tienen que ver
con su cumplimiento, y otros también más relativos a ciertos comportamientos
incompatibles con una Comunidad religiosa, bien sea lo que él califica como “uso
excesivo de la radio” o el consumo de tabaco. También, en algunos momentos,
el Hermano Visitador recomienda que se huya de las discusiones políticas que
pudieran enrarecer las relaciones entre los Hermanos en la Comunidad. Por
supuesto, tratándose la Comunidad de un espacio de convivencia humano, también el Hermano Visitador insiste en que las relaciones deben ser respetuosas,
evitando entrar en conflictos entre los Hermanos o con el propio director.
Además, otro aspecto que tiene cierta incidencia en la vida comunitaria es
el ejercicio de la dirección, tanto del Centro como de la Comunidad. En este sentido, el Hermano Visitador era escrupuloso en sus recomendaciones para que la
labor directiva se ejerciese con la autoridad necesaria, pero con la fraternidad
146
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
recomendable para que la Comunidad pudiera conseguir sus fines. No obstante,
a veces el Hermano Visitador solía ser riguroso en las recomendaciones al
Director cuando apreciaba en la Comunidad algún tipo de conflicto o desavenencia entre los Hermanos o incluso en el control del régimen económico o de
las actividades ajenas a la dirección de la misma. No obstante, en general, las
recomendaciones, tanto a la Comunidad como al Hermano Director, solían ser
elogiosas y procurando aportar elementos constructivos en la mejora, tanto de la
Comunidad como del Centro.
5.5. La presencia del euskara en los centros lasalianos
En la primera etapa ya tuvimos oportunidad de hacer referencia a la importancia que fue adquiriendo el euskara en algunos centros lasalianos, a pesar
de las limitaciones que eran propias de aquella época. Pero no podemos olvidar
que la confección de una serie de textos en euskara, así como la impartición
de algunas clases en esta lengua fue un elemento distinto de algunos centros
lasalianos si lo comparamos con el resto de órdenes y congregaciones religiosas. Por supuesto, no cabe esperar, al menos en las primeras décadas de esta
etapa, que continuase esta labor, pues la represión contra el euskara por parte
del franquismo no propiciaba las condiciones más favorables para continuar con
esa labor iniciada en tiempos de la República.
En esta etapa se aprecian tres fases en relación con el papel del euskara
en los centros educativos: una primera que abarca hasta mediados de los años
sesenta en la que se constatan las dificultades de aprendizaje por parte de los
alumnos debido a su condición de euskaldunes; una segunda fase, entre los
años sesenta y setenta, en la que, de manera voluntaria, se imparten clases de
euskara y comienza la alfabetización y euskaldunización de algunos Hermanos
y, finalmente, una tercera fase en la que se aprecia, en la mayoría de los casos,
una apuesta por la opción de modelos lingüísticos adecuados a las condiciones
sociolingüísticas en las que están insertos algunos centros. Además, también
hay que señalar que, en paralelo a este proceso, se llevaron a cabo en algunos
centros actividades relacionadas con la cultura vasca o con la promoción del
euskara. Como curiosidad podemos señalar que, en los documentos históricos,
aparecen expresiones y frases de salutación escritas en euskara e, incluso, ya
en la década de los sesenta, el propio documento histórico que se envía a la
Casa Generalicia está completamente redactado en euskara.
Con respecto a los informes de visita, el Hermano Visitador, en los años
comprendidos entre 1938 y 1965, se refiere a los problemas que plantea en
muchos centros la condición euskaldun del alumnado, en poblaciones rurales
y en otras que no lo son. Así, en Legazpi en 1950, hace notar que el fracaso
de los alumnos en la escuela se debe a problemas con el euskara, pues no
147
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
pueden seguir las clases en castellano; quince años después todavía acusará
de dicho fracaso al bilingüismo. Parecida apreciación se recoge con relación
a Zestoa en 1950, cuando aconseja que el catecismo se dé en euskara. Más
llamativo, si cabe, es el caso del colegio San Luis, en el que, en 1940, expresa
que los alumnos desconocen el idioma castellano; en ese mismo año, también
se muestra preocupado por los alumnos del colegio de Beasain, y recomienda
a los Hermanos que impartan el catecismo en euskara. Andoain también es
un caso en el que la persistencia sobre estas recomendaciones abarca desde
1938 a 1960, manifestando que desconocen el castellano y recomendando,
por supuesto, que el catecismo se imparta en euskara. Finalmente, el caso de
Zarautz, es más llamativo pues parece que la presencia del euskara en las aulas
era una realidad y no solamente a través del catecismo; no podemos olvidar que
este centro desde 1951 a 1954 fue dirigido por el Hermano Ignacio Olabeaga,
promotor de la enseñanza del euskara y defensor de su uso en las aulas.
Estas apreciaciones que estamos haciendo sobre las recomendaciones del
Hermano Visitador se hacen en un contexto en el que está en vigor la Ley
de Educación Primaria de 1945 que señalaba que el castellano era la lengua
nacional y donde en su artículo séptimo señala expresamente que “la lengua
española, vínculo fundamental de la continuidad hispánica, será obligatoria y
objeto de cultivo especial, como imprescindible instrumento de expresión y de
formación humana en toda la educación primaria nacional”. Asimismo, la prohibición expresa de enseñar el catecismo en cualquier otra lengua que no fuera
el castellano estaba recogida en la legislación de principios del Siglo XX. Por
lo tanto, la enseñanza del catecismo en esta lengua rozaba los límites de la
legalidad, cuando no los traspasaban, aunque al parecer este hecho no parece
importar demasiado al Hermano Visitador, a menos que tuviese permiso expreso
del Obispo de turno. Lo cierto es que, al menos en los centros que hemos señalado, la recomendación de estudiar el catecismo en euskara parece que fue una
práctica que se llevó a cabo, por lo menos hasta mediados del decenio de los
sesenta.
En la segunda fase que hemos indicado, la preocupación ya no es tanto
por conseguir el éxito escolar, utilizando el castellano, aunque el catecismo se
impartiera en euskara, sino el comenzar a impartir clases de euskara y a formar
profesorado capacitado para poder llevar a cabo esta tarea. En este sentido
se aprecia un esfuerzo por parte de los Hermanos en asistir a cursos de euskara. Así podemos ver que en 1966, dos Hermanos del centro de Ordizia se
trasladaban a Lazkao a recibir clases de euskara; lo mismo puede observarse
en Beasain, donde en 1968 se aprecia una preocupación por incorporar el euskara al centro y, un poco más tarde, en 1976, en Zumarraga con la asistencia
de Hermanos a cursos de euskara. También Andoain, ya en los años setenta,
manifiesta su compromiso firme de euskaldunizar todo el profesorado a fin de
capacitar a todo el profesorado para que, diez años más tarde, puedan impartir
148
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
su docencia en euskara. Asimismo, y en un contexto urbano, y de forma precursora, en el Colegio de Los Ángeles se impartían clases de euskara en 1966; lo
mismo ocurre en Zumarraga en 1973, donde llegan a establecerse doce grupos
de clases de euskara que se impartían en horario nocturno; poco después, en
1975, en el centro de Legazpi se impartían clases de euskara.
En el contexto de estos años no podemos olvidar, como ya hemos señalado,
que el movimiento de ikastolas estaba en pleno auge y que, por lo tanto, el contacto con las ikastolas existentes en muchos locales donde estaban los centros
podía promover cierta preocupación hacia el futuro de esta lengua en el contexto
escolar. Asimismo, hay que recordar que, en la década de los setenta, muchos
centros escolares, al resguardo de alguna disposición favorable a la enseñanza
de la cultura y la lengua vernáculas, incorporaron la enseñanza del euskara,
como es el caso de Zarautz. También existen dos casos de especial relevancia,
en los que los centros existentes en Andoain e Irun cedieron algunas aulas para
las incipientes ikastolas de cada localidad.
En otro orden de cosas, la celebración de actividades a favor de la cultura y
la lengua vascas estuvo presente también en algunos centros. Por su temprana
aparición es de destacar el caso de Zarautz donde, desde 1954, celebraban
unas denominadas “Fiestas Vascas” y, a partir de 1962, se comenzó a celebrar
unas fiestas a favor del euskara, al igual que ocurriría a partir de 1964 en Irun.
Por supuesto, en los últimos decenios, es más habitual encontrar en la documentación referencias a este tipo de celebraciones bien sea en jornadas precisas, bien en semanas dedicadas al euskara, como ocurre en Zumarraga, San
Luis, La Salle de Donostia, Andoain, Beasain, etc.
Asimismo, y como veremos más adelante, en el Segundo Capítulo de Distrito
de Bilbao, celebrado entre 1969 y 1971, se hace una apuesta clara por la incorporación del euskara en la formación de los Hermanos y por su enseñanza en
los diferentes centros, cuando plantea que “se enseñarán lengua y cultura vascas en nuestros colegios, atendiendo no tanto al criterio o posibilidades de la
Comunidad, sino a los deseos expresados por las familias y alumnos del Centro,
y a las necesidades de la vida y cultura del pueblo”
Finalmente, en la década de los ochenta, el proceso a favor del euskara es
irreversible, tanto porque las condiciones del contexto han cambiado, debido
a las competencias asumidas por el Gobierno Vasco en esta materia, como
por la apuesta decidida del profesorado que ya, a lo largo de los años setenta,
se había estado preparando para poder asumir la realidad bilingüe de muchos
centros escolares. En este sentido, tenemos que resaltar el caso de Legazpi,
cuando dos profesores se incorporaron a la ikastola de esta población impartiendo sus clases en esta lengua. Con una diferencia de escasos años, entre
1983 y 1987, la mayoría de los centros optará, en un primer momento, por el
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
modelo B y, con posterioridad, el modelo D irá siendo mayoritario, según el nivel
educativo. El caso de Eibar es llamativo en cuanto que hasta la década de los
ochenta no tenemos noticias sobre la situación del euskara, aunque en este
momento parte del profesorado se liberará para iniciar su proceso de euskaldunización. Asimismo, se aprecia que en 1987 opta por los modelos B y D, según
niveles, y que, incluso, en 1988 celebran una fiesta a favor del euskara.
Para terminar este apartado nos parece pertinente recoger algunas aportaciones de Joxe Ertzibengoa y Patxi Ezkiaga, presentadas a un congreso sobre
lenguas europeas celebrado en Budapest en el año 2005, y que resumen, tanto
la trayectoria de los Hermanos a favor del euskara como las perspectivas de
futuro que tienen planteadas. En las siguientes páginas, hasta terminar este
epígrafe, transcribimos parte de dichas reflexiones sobre el euskara2:
NUESTRAS SEÑAS DE IDENTIDAD. Nosotros comenzamos por experimentar
el método en nuestras escuelas antes de publicarlo. Fueron un par de años más
o menos los que necesitamos para cerciorarnos de la bondad de nuestro proyecto. Experimentamos con alumnos de una amplia gama de edades. Nuestros
puntos clave iban a ser: los objetivos, los contenidos, los ejercicios estructurales y los complementarios.
OBJETIVOS. Sabíamos muy bien lo que queríamos. Habíamos contemplado
con nuestros propios ojos, habíamos oído con nuestros propios oídos que había
que utilizar el idioma. Que había que hablarlo paso a paso pero sin descanso.
Luego, sin dejar los aspectos orales de lado, había que trabajar el idioma escrito,
paso a paso, comenzando con frases cortas, luego con oraciones compuestas,
coordinadas y subordinadas, para pasar a textos narrativos. Con eso nos conformábamos. Le dimos el nombre de Euskara Mailaka. Y nos pareció bueno.
CONTENIDOS. Nos costó determinar cuales debían ser los contenidos del
idioma, aquello que debían aprender nuestros alumnos para empezar a dominar
la lengua. Tras mucha reflexión y consulta decidimos apostar por los esquemas
de Koldo Mitxelena. Por una parte estaba el verbo unificado, tal como proponía
la Academia. Por otro los 14 casos mas importantes de la declinación vasca,
siguiendo las mismas pautas. Luego, el amplio mundo del léxico, con todo lo
que comporta: expresiones, proverbios, sinónimos, prefijos,... etc. Por fin la
oración. Y aquí nos atuvimos al esquema básico de la oración en vascuence:
Sujeto+Objeto+Verbo. Era un esquema que había que respetar siempre, aunque
luego comenzaríamos a flexibilizarlo.
2. Ertzibengoa, J. y Ezkiaga, P. (2005): Documento inédito. Archivo del Distrito de Bilbao.
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Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
EJERCICIOS. ¿Cómo poner en marcha la dinámica activa que hemos mencionado? ¿Con qué medios? En buena parte, adoptamos los esquemas que se
utilizaban para los idiomas extranjeros. Fundamentalmente los cinco tipos de
ejercicios propuestos para la práctica oral inglesa. Con el tiempo fuimos enriqueciendo el mundo de los ejercicios, dando amplia entrada al universo de los
audiovisuales: diapositivas, videos, películas, fotos, láminas mudas, esquemas
de viajes... Y todo ello entró a formar parte del siguiente método que íbamos a
desarrollar los próximos años: Txanpa. Y vimos que también era bueno.
COMPLEMENTARIOS. Hasta este momento habíamos dado prioridad al trabajo mecánico, aunque habíamos trabajado con intensidad tanto los aspectos
orales como los escritos. Sin embargo, según íbamos avanzando en los procedimientos comenzamos a subrayar la importancia capital del habla, de la
escritura, de la actitud y de la comprensión, junto con los tres elementos que el
filólogo vasco Txepetx había puesto de moda: la actitud, el conocimiento, el uso,
aunque es verdad que este ciclo no funciona de la misma manera en todos los
casos […].
Nuestra situación actual es diferente. Queda mucho por hacer, pues si
quiere seguir vivo, un idioma tiene que seguir en el camino que hemos marcado,
pero es indudable que en una nación pequeña como la nuestra el progreso de
la lengua va estrechamente unido al poder político. Queremos decir, que nos
hemos servido de él para dar pasos hacia el futuro. Sin embargo nos preguntamos si la cantidad de lo que hemos hecho va estrechamente unida a la calidad.
Es una pregunta peliaguda. En el País Vasco, en una gran parte al menos, las
asignaturas se dan mayoritariamente en euskara, pero no está claro que haya
habido una gran mejora en la calidad del idioma utilizado por nuestros alumnos.
También los medios a nuestro alcance han mejorado, pero el resultado posiblemente no sea el esperado. Queda aún mucho por hacer. Tal vez sea por eso que
se siguen organizando actividades estrechamente relacionadas con el tema: cursillos, campamentos de verano, internados, liberación de profesorado ... Todo
eso está muy bien pero si no conseguimos que se hable, y que se hable bien,
podríamos decir lo que San Pablo proclamaba sobre el amor en su carta a los
Corintios.
Nuestra enseñanza ha cambiado. También el euskara. Se ha adaptado,
es más manejable. Tal vez no podemos decir que hayamos llegado a la normalización, con todo lo que conlleva, pero nos encontramos en una situación
de dignidad tanto en lo relativo a la forma como al fondo. Y hemos seguido
experimentando, y lo hemos hecho con buenos resultados, aunque no hayamos
plasmado nuestras experiencias en nuevos libros. Existe una gran dispersión,
se han confundido método y aprendizaje de conceptos; los idiomas pequeños
han querido ponerse a la altura de los grandes. Pero esto, aunque factible en
algunas partes, todavía es irrealizable en muchos lugares del País Vasco. La
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
primacía debe tenerla el idioma, el idioma bien aprendido. A modo de ejemplo de
cómo concebimos una unidad didáctica, ofrecemos un ejemplo en la comunicación escrita en euskara e inglés.
CONCLUSIONES Y EL FUTURO. Creemos que son de dos tipos. a) los referentes al idioma en sí, b) los referentes a los parámetros con influencia sobre el
idioma. Nosotros, los vascos, queremos una lengua viva y apropiada y que, a la
vez, sea correcta y auténtica.
1. Los referentes al idioma en sí
a) Cuando decimos vivo, nos referimos al hecho de que pueda utilizarlo cualquiera. No queremos un idioma para el museo, como decía Jorge Oteiza.
Queremos el euskara en las calles de nuestros pueblos y ciudades, recuperar el dinamismo de la calle, sobre todo en ambientes urbanos, pues el
de los pueblos de tamaño medio o pequeño no se ha perdido.
b) Apropiado quiere decir que debe ser correcto, auténtico. Debe ser un
aguijón para su uso en la cuadrilla, en el taller, en las mass media, en el
mercado y en la tecnología. Nuestro idioma debe flexibilizar su estructura
interna, aligerarla y dejar la rigidez de lado.
c) Del siglo XXI. El proceso de renovación no ha acabado y ahí siguen en su
empeño la Academia, el Gobierno Vasco y otras instituciones. Es verdad
que nuestros escritores clásicos son un auténtico tesoro y válidos para
configurar nuestro idioma actual, pero hemos de adecuar muchos conceptos que nos vienen de fuera, si queremos estar en punta.
d) La escuela. Ha sido una de las grandes propulsoras del euskara hasta
ahora, y sigue siéndolo. Pero los que estamos en ese mundo debemos
preguntarnos si la lengua que estamos enseñando realmente es válida
para la sociedad de ahora. Los lasalianos debemos reconocer que aún
podemos hacer más y que codo a codo con otros factores sociales debemos hacer un trabajo serio y profundo de puesta al día.
e) Coherente. Pello Esnal, un lasaliano comprometido, hace tiempo que
nos advirtió que el euskara que utilizamos en nuestros escritos frecuentemente peca de incoherencia, de falta de lógica. Por utilizar estructuras
demasiado rígidas, hemos olvidado la transparencia del concepto. Es
algo en lo que también ha insistido Bernardo Atxaga: necesitamos una
lengua actualizada, flexible y que además de conservar su esencia (pues
es lo que la hace tan especial en Europa), prime la comprensibilidad.
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Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
f) El método. Es un medio de aprendizaje y debe marcar el camino paso a
paso. El profesor debe saberlo. Nosotros, los lasalianos, en su día, aportamos nuestra metodología, pero estos últimos años no parece que se
vislumbren grandes avances, como si los códigos siguieran siendo totalmente válidos. Está claro que hoy en día se priman los conceptos, pero
no está tan claro que eso asegure el aprendizaje del idioma, a menos que
se haga una sistematización continua, progresiva y duradera.
g) El profesor es el mejor método. Debe ser bueno, pues si no, sobran todas
las tecnologías de las que pueda disponer. Es el profesor quien debe
dominar el idioma, no el libro. El libro podrá darle pautas, signos... pero
serán inútiles si no se sabe cómo interpretarlos. Creemos que este punto
merece una reflexión profunda. Dos cosas son necesarias: una, conocer y
utilizar apropiadamente el idioma; y dos, poner el alma en la enseñanza.
2. Factores que influyen en el euskara
a) La oficialidad. Es una condición sine qua non para que los idiomas pequeños puedan perdurar. Una oficialidad obligatoria, verdadera, y que lo abarque todo. Aún así el peligro nos viene de la tremenda presión a que los
idiomas grandes someten a los pequeños. Es lo que sucede en Europa.
Los idiomas oficiales son solamente unos pocos, y esos perduraran mientras sigan apoyados por sus correspondientes Estados. Pero las lenguas
de las pequeñas naciones sin estado, ¿a qué deben recurrir para buscar
cobijo y seguir vivas? ¿Acaso bastará con traducir la constitución europea?
Necesitamos una oficialidad verdadera, que pueda utilizarse en todos los
estamentos. ¿Es que acaso no es un derecho natural que tenemos?
b) El plurilingüismo. Es un fenómeno cada vez más extendido en el País
Vasco. Tenemos nuestro idioma propio, el euskara, más el castellano o
el francés, con la irrupción del inglés por medio. El tener muchos idiomas
no es problema, es una riqueza, sin duda. Pero, ¿cómo jugar con los idiomas pequeños? Creemos que los gobiernos de estas pequeñas naciones
necesariamente tienen que implantar y protegerlos.
¿Y qué sucede con los emigrantes? ¿Es que tienen que aprender el
idioma? ¿Y cuando hay más de uno? ¿Deben aprender solamente el
grande y dejar el pequeño, aunque sea el del país que les ha acogido? Un
emigrante que lleva un buen montón de años en nuestro pueblo y que no
ha aprendido el idioma, ¿qué favor nos hace, lingüísticamente hablando?
Pues es de eso que estamos hablando, de nada más. Es un tema difícil
pero parece que estamos ya vislumbrando posibles salidas.
153
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
c) Las nuevas tecnologías. Se han apoderado del mundo. ¿Qué hacer ante
ellas? Aprender, no nos queda otro remedio. Con los idiomas pasa exactamente lo mismo. Necesitamos adaptarlos, creer que son capaces de
ello, como decía Pedro Axular nuestro gran escritor clásico.
Vamos a terminar. Estos pequeños idiomas de Europa, los que los hablamos, debemos juntarnos y defender nuestros intereses ante los grandes. Y, a la
vez, debemos trabajarlos, adaptarlos y llevarlos por el buen camino. A eso nos
invitaba Gabriel Aresti nuestro poeta bilbaíno. No va a ser tarea fácil”.
5.6. Las propuestas educativas del Distrito de Bilbao
De la misma manera que nos hemos acercado al contexto social y educativo de Gipuzkoa, a fin de poder contextualizar los centros educativos, también nos parece pertinente un acercamiento a las propuestas educativas
que realiza el Distrito de Bilbao con el objetivo de poder comprender algunos
aspectos de la actividad educativa de los centros educativos guipuzcoanos.
Como no puede escapársele al lector, este tipo de acercamiento reclama un
conocimiento exhaustivo de la historia lasaliana, tanto en su aspecto externo
como interno. Esta labor, por el momento, escapa a los redactores de esta
obra, pues los conocimientos adquiridos sobre esta historia son escasos y
necesitaría una preparación que, en estos momentos, no hemos podido abordar. Sin embargo, creemos que, por mínima que sea nuestra aportación, ésta
es necesaria para comprender, en una perspectiva más general, uno de los
aspectos más fundamentales que ha regido el desarrollo y evolución de las
diferentes escuelas y colegios de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en
Gipuzkoa.
Entendemos que un acercamiento posible puede realizarse a partir de las
conclusiones de los “Capítulos Distritales del Distrito de Bilbao”, sobre todo
referentes a la educación. Por supuesto, estas conclusiones deben insertarse,
asimismo, en los acuerdos de los diferentes Capítulos del Instituto, así como
de los “Capítulos Regionales de la Asistencia de España”. Por lo tanto, y dadas
nuestras carencias en el conocimiento de la historia lasaliana, vamos a limitarnos a una mera recogida de información de dichos Capítulos que, sin lugar
a dudas, nos aportan una visión complementaria a muchas de las decisiones
tomadas y las recomendaciones que se han hecho y que han repercutido en la
marcha de los centros educativos, dado su carácter normativo.
Dentro de la evolución de la historia lasaliana, al igual que ocurre con el
resto de órdenes y congregaciones religiosas y con la propia Iglesia Católica,
el Concilio Ecuménico Vaticano II significó un punto importante de inflexión,
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Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
pues marcó muchos cambios y reformas que se producirán a partir de la
década de los sesenta y setenta. En este sentido, “el Concilio Vaticano II es
el acontecimiento eclesial decisivo que, con su renovada visión del ser y de
la actividad de la Iglesia y de sus relaciones con el mundo hace posible todas
las expectativas e impone nuevas urgencias en la accomodata renovatio de la
vida religiosa”3. Por otra parte, y desde una lectura interna de la historia de
los Hermanos, también ese momento fue decisivo, pues “nunca la sociedad
FSC ha vivido un drama semejante: sentir, por un lado, que estaban configurando sus vidas como se les decía que habían de hacerlo; y encontrar, por
otro, que semejante renovación se acompañaba con un vaciamiento general
de sus Comunidades y con una puesta en tela de juicio de la validez de todas
sus instituciones. La más hermosa honradez que el Instituto iba viviendo se le
convertía diariamente en mayor amargura”4. El reto que se le pedía al Instituto
en ese momento, después del Capítulo de 1966, era contribuir a que la necesaria renovación de la escuela “ayude al nacimiento de una escuela capaz de
formar hombres del Siglo XX”5. De la importancia y repercusión del Concilio
Vaticano II dentro del Instituto Lasaliano es una muestra el planteamiento
sobre el “Hermano posconciliar” donde se aboga por un nuevo compromiso
apostólico renovado6.
El Concilio supuso la renovación de las reglas lasalianas, que se llevará
a cabo a partir de la elaboración de cuatro proyectos que, finalmente, serán
aprobados en el Capítulo General de la Congregación de 1966/1967. Dicho
Capítulo es considerado, dentro de la historia lasaliana, como de gran trascendencia, tanto por su preparación, su celebración y por las consecuencias
que tuvo. En este sentido, uno de los temas centrales del mismo fue el de la
dedicación a los pobres, siguiendo, de alguna manera, los mismos principios
que promovieron el Concilio Vaticano II de adecuar la Iglesia a las necesidades
sociales del momento. Así, se señala que la labor de apostolado debía basarse
en “la solidaridad con los hombres de hoy, la atención a los requerimientos
de la Iglesia, nuestra vocación religiosa que nos obliga de modo particular a la
imitación de Jesucristo, la fidelidad a las intenciones específicas del Fundador,
todo ello nos designa claramente a los pobres como aquellos a quienes Dios
nos envía con preferencia”7. De esta manera, los textos capitulares reiteran
3. Alpago, B. (FSC) (2000): El Instituto al servicio educativo de los pobres. Roma, Hermanos de
las Escuelas Cristianas, Estudios Lasalianos, nº 7, p. 375.
4. Gil, P. M. (1994): Tres siglos de identidad lasaliana. La relación misión-espiritualidad a lo largo
de la historia FSC. Roma, Frères des Écoles Chrétiennes, Études Lasalliennes, nº 4, p. 311
5. Gil, P. M. (1994): Op. cit, p. 332.
6. Gallego, S. (1969): El Hermano posconciliar. San Sebastián.
7. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 386.
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
esa característica fundamental de la vocación lasaliana: “la vocación de los
Hermanos es donación total de sus personas a Dios, en servicio de los pobres
por la educación”8.
No obstante, en las respuestas al cuestionario que se presentó a dicho
Capítulo General, se aprecia que muchas de ellas no concuerdan con la trayectoria seguida en los últimos años por el Instituto con respecto a la gratuidad de
la enseñanza, pues no era un tema relevante ni obedece a la práctica ordinaria
de los centros educativos del momento. A pesar de ello, el Capítulo insistirá en
la defensa de este principio siguiendo la tradición lasaliana y las propuestas del
Fundador. De manera que prevalecerá “el servicio a la juventud y a los pobres
por la educación”, permaneciendo fieles al Instituto. Este Capítulo, en este
ámbito particular, sigue la misma trayectoria de anteriores Capítulos, como el de
1956, en el que también se habían planteado el mismo tipo de cuestiones, pero
que, finalmente, optó, en una de sus recomendaciones, por solicitar al entonces
Hermano Superior General Nicet Joseph, que se realizasen estudios objetivos
y precisos “sobre el origen y la naturaleza y el alcance del voto de enseñar
gratuitamente”9.
Por lo tanto, en este momento se aprecia que uno de los principios que más
nos interesa con respecto a la educación, aún poniéndose en duda debido a la
realidad de muchos centros, continúa siendo reiterado y reivindicado como eje
central de la actividad de los Hermanos. En términos generales, puede observarse que a lo largo de todo el Siglo XX ha ido variando la presencia de alumnos
gratuitos en los centros escolares lasalianos. Así, si en 1924 el porcentaje de
alumnos gratuitos era de un 50,80, mientras que, en 1968, este tipo de alumnado representa el 30,7510.
En el siguiente Capítulo General, el número 40º celebrado en 1976, se
aprecia que todavía continúa presente el empuje del Concilio Vaticano II, pero
además también se reconoce que la colaboración financiera del Estado es insuficiente o nula, con lo cual todavía se hace necesaria la labor educativa de
los Hermanos, prioritariamente dedicados a los hijos de los trabajadores y de
los pobres. De manera que, todavía, tanto en los discursos preliminares de
la Asamblea Capitular, como en los informes, se invita al Hermano Superior
General, José Pablo Basterrechea, a que continúe profundizando en estos principios, sobre todo a la vista de la internacionalización del Instituto.
8. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 387. Puede consultarse en esta misma obra las propuestas acerca del servicio educativo de los pobres, recogido en la sesión de 8 de noviembre de 1967,
donde se pormenorizan las conclusiones de dicho Capítulo.
9. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 361.
10. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 368.
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Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Por otra parte, en el siguiente Capítulo, que se llevó a cabo en 1986, aunque
el lenguaje ha cambiado, se insiste en los temas de justicia y solidaridad con los
pobres que se convierten en un nuevo lema de la conducción del Instituto. En
este sentido, el Hermano Superior General, John Johnston, en sus cartas y circulares dedica atención prioritaria al tema de la solidaridad, planteando una educación para la justicia y de las implicaciones que ello supone para los Hermanos;
asimismo, insiste en que el analfabetismo es uno de los temas claves que
hay que resolver, adelantándose a las propuestas del Año Internacional de la
Alfabetización previsto por las Naciones Unidas para 1990. En este sentido, hay
que recordar que la UNESCO otorgó al Instituto Lasaliano el premio NOMA de
alfabetización, sobre todo por entender que la concepción que está barajando el
Instituto sobre la alfabetización no termina en el mero aprendizaje de unas técnicas elementales, sino en la integración social, confianza en sí, superación de
barreras psíquicas o sociológicas y evangelización y que, por lo tanto, los grupos
marginados (inmigrantes, fracasados escolares, nómadas, adultos analfabetos)
eran el destinatario adecuado; siempre con el objetivo de la capacitación laboral. Finalmente, en el Capítulo General de 1993 se vuelve a insistir en este tema
preferente, reflejado en alguna propuesta que reafirma los objetivos del Instituto
como “una Comunidad de Hermanos asociados para el servicio educativo de los
pobres en un mundo y una Iglesia en cambio”11.
Si éstos son los aires que se respiran en los Capítulos Generales del Instituto
Lasaliano, también podemos encontrar una situación similar en el Primer
Capítulo General de la Asistencia de España, celebrado en abril de 1968, y en el
que se recoge expresamente cuanto estamos diciendo. Las palabras del entonces Superior General, Charles Henry, así lo atestiguan “son los mismos ideales
que el Vaticano II ofreció a todos los Institutos religiosos y que nuestro Capítulo
General ha trasladado concretamente a nuestra Congregación, atendiendo siempre a la doble norma recomendada por el Concilio: la inspiración originaria y el
carisma del Fundador, y las necesidades actuales del mundo en que vivimos”12.
Este Capítulo regional trabajó, según esas dos coordenadas, considerando, en
primer lugar, al Hermano como religioso, como apóstol y como educador, para
lo cual se formaron tres comisiones, una relativa a la vida religiosa, otra relativa
a la vida apostólica y, la tercera, relativa a la vida profesional. Con respecto a la
vida apostólica se insistía que el apostolado preferente de los pobres era un elemento fundamental de la acción educativa, así como el conocimiento de la problemática de la adolescencia y de la juventud, la catequesis escolar, la pastoral
de las vocaciones, la promoción social y la Asociación La Salle. En este sentido,
y por lo que respecta a este último aspecto, en 1970 se elaboró el “Ideario de
11. Alpago, B. (FSC) (2000): Op. Cit., p. 436.
12. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Primer Capítulo Regional de la Asistencia de
España. Zaragoza, Hermanos de las Escuelas Cristianas, p. 11.
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
las Asociaciones La Salle”, donde se marcan las razones de este tipo de compromiso apostólico, porque además representan un agente educativo valioso
para la labor complementaria de la escuela y de la asociación13.
Este Capítulo regional, en el aspecto que nos interesa, la educación y la
relación a la vida profesional del Hermano, entre sus conclusiones marca, explícitamente, en qué consiste la vocación apostólica del Instituto y su actividad
educativa: “nuestros tiempos piden al Instituto que aporte su contribución al
necesario remozamiento de la escuela, y que participe en los movimientos renovadores de la moderna pedagogía, con el fin de responder a las necesidades de
los jóvenes de nuestros días […]. Urge que nuestras obras, sean cuales fueran
la naturaleza y su grado, se caractericen por la calidad de los estudios y la seriedad de la formación, como exigidas ambas por la honradez profesional y por la
dedicación a los jóvenes y a la sociedad civil”14.
Asimismo, en conclusiones más particulares, se aboga porque el centro lasaliano sea una auténtica “Comunidad educativa”, emitiendo una serie de conclusiones en relación con la defensa de la enseñanza primaria como campo propicio
para la acción educativa, la crítica sobre la atención desproporcionada a los colegios de pago, a que a las Escuelas de Magisterio de la Iglesia asista personal
seglar o a que los Hermanos opositen a cátedras en centros estatales de todo
grado, especialmente a escuelas de magisterio. Tres aspectos son importantes a
resaltar dentro de estas conclusiones; el primero de ellos se refiere a las escuelas profesionales donde se dice textualmente: “como respuesta a las llamadas
de la Iglesia a favor de los medios populares, este Capítulo cree de urgencia una
mayor y preferente atención a las enseñanzas profesionales, técnicas de carácter industrial, agrícola, pesquero, administrativo,… según las necesidades de
la comarca”15. Un segundo aspecto es la recomendación del Capítulo para que
se establezcan centros de educación especial y, finalmente, también se declara
favorable “a los estudios nocturnos y recomienda a nuestros colegios que los
organicen, los atiendan directamente o, cuando menos, presten sus instalaciones
a este objeto”16. Como puede observarse, este Capítulo recoge fielmente las propuestas anteriores con respecto a la enseñanza primaria y profesional, criticando
el papel que cumple La Salle en los colegios de pago, generalmente de secundaria, y recordando que “urge aprovechar el máximo de oportunidades que se nos
brindan para democratizar la enseñanza”17. Estamos en 1968.
13. Asistencia de España. Federación Lasaliana Española (1970): Ideario de las Asociaciones
La Salle. Madrid, Asistencia de España. Federación Lasaliana.
14. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. pp. 71-72.
15. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. p. 74.
16. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. p. 75.
17. Hermanos de las Escuelas Cristianas (1968): Op. Cit. p. 73.
158
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Propuestas educativas en los Capítulos del Distrito de Bilbao
Por lo que respecta a la plasmación de todas estas propuestas en nuestro
contexto más cercano, el Distrito de Bilbao ha celebrado, desde 1968 hasta
el 2005, once Capítulos Distritales. En todos ellos se aprecia alguna mención
a cuestiones educativas, aunque ciertamente, en los últimos Capítulos ha ido
variando el nivel de preocupaciones de los Hermanos, centrándose en una serie
de cuestiones más relacionadas con la “Misión Lasaliana”. En este sentido,
el Capítulo Noveno (1996-1997) se dedicó al tema de “Unidos en la Misión”,
mientras el Capítulo Décimo (2000-2001), tenía como tema “Asociados en
Comunidad para la Misión”, y el Capítulo Undécimo (2004-2005) llevaba como
tema la pregunta “¿Qué ves en la noche, dinos, centinela?”.
Para entender todo el proceso seguido en estos Capítulos nos parece pertinente mencionar a los Hermanos Visitadores que vivieron durante este largo
período de tiempo. Incluimos también el nombre de los Hermanos Visitadores
del Distrito, anteriores a la celebración de los mismos y posteriores a 20042005. He aquí sus nombres:
1939 - 1948
Hermano Cesáreo (Andrés Goicoechea)
1948 - 1955
Hermano Carlos Bautista (Lorenzo Larrazábal)
1955 - 1963
Hermano Pablo Manuel (José Basterrechea)
1963 - 1969
Hermano Alberto Zabala
1969 - 1972
Hermano Juan Enrique Beltrán
1972 - 1978
Hermano Alberto Zabala
1978 - 1986
Hermano Jesús Egusquiza
1986 - 1992
Hermano José Manuel Agirrezabalaga
1992 - 2001
Hermano Juan José Brunet
2001 - 2008
Hermano Mikel Balerdi
2008 -
Hermano José Román Pérez Conde
Nuestra pretensión no es, ni mucho menos, analizar la evolución de dichos
Capítulos, sino recoger algunas conclusiones relacionadas con la educación.
Así, y en una visión general, podemos decir que los primeros Capítulos, hasta
el Quinto (1980-1981), la educación y la escuela cristiana es un elemento de
preocupación que está más presente, mientras que a partir del mismo varía el
orden de preocupaciones, centrándose más en la identidad del Hermano lasaliano y en la planificación y acción vocacional y pastoral y, a partir del Capítulo
Octavo, será la “Misión compartida” el eje central de los mismos.
159
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
El primer Capítulo del Distrito se celebró en 1968, y la Segunda Comisión se
dedicó a la educación. En la misma se recogen una serie de conclusiones entre
las que podemos señalar que la planificación de los centros debía establecerse
de acuerdo con el “apoyo a las clases populares, promoción de la clase obrera
y retorno a los pobres”, siguiendo las directrices del Concilio y del Capítulo
General de 1966. En este sentido se plantean la elaboración de “organigramas
tipo” para que cada centro los acomode a sus condiciones particulares, estableciendo un equipo de orientación profesional y atención psicotécnica, además de
servicios de información pedagógica y cursillos especiales. Por lo que respecta
a los Hermanos, se sugiere la conveniencia de dar facilidades para que algunos
Hermanos se puedan preparar para la obtención de cátedras en centros oficiales
y, principalmente, en Escuelas de Magisterio, adoptando así la conclusión del
Capítulo General de la Asistencia de España. Asimismo, otra de las conclusiones de esta comisión, gira alrededor de que los licenciados en pedagogía puedan dedicarse a dirigir escuelas de patronato y sean especialistas en escuelas
primarias, asimilando el elemento seglar, tanto masculino como femenino. En
esta misma línea, y ante la imposibilidad de contratar para el Bachillerato profesorado titulado masculino, se permita la contratación de profesoras y la conveniencia de intercambio de profesorado entre religiosos o religiosas de otras
comunidades.
Al año siguiente, en el Capítulo de Distrito que se desarrolló desde 1969 a
1971, éste postula por la creación del Secretariado de Educación como “exigencia imprescindible de la acertada planificación del Distrito en el momento
actual”, apuntando los cometidos que, con mayor urgencia, tendría que llevar
a cabo: servicio de orientación psicopedagógica; preparación del personal en
los métodos modernos de enseñanza y dirección de actividades; creación de un
centro piloto de enseñanza básica y otro de enseñanza bilingüe, y mentalizar a
los maestros en torno al valor del ocio y especializar a los mismos en las técnicas correspondientes. Como puede observarse en este Capítulo, el orden de
preocupaciones del Distrito estaba centrado en cuestiones organizativas y de
planificación.
No obstante, por primera vez, aparece una mención especial al euskara. En
este sentido se propone que, en todos los grados, los formandos sigan clase de
lengua y cultura vascas, así como que cada Comunidad estudie, si le es posible,
rezar o cantar los Oficios en euskara, al menos una vez por semana, que los
Ejercicios Espirituales se organicen en esta lengua para los Hermanos que así lo
deseen, así como otras cuestiones relacionadas con la Liturgia. Por lo que atañe
a nuestro tema, se dice textualmente que “se enseñarán lengua y cultura vascas en nuestros colegios, atendiendo no tanto al criterio o posibilidades de la
Comunidad, sino a los deseos expresados por las familias y alumnos del Centro,
y a las necesidades de la vida y cultura del pueblo”. Como consecuencia de este
planteamiento se indica la creación de una Comisión de Euskara que formará
160
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
parte del Secretariado de Educación, con presupuesto propio. Los objetivos de
esta comisión serían, entre otros, la atención a la lengua y cultura vascas en las
casas de formación y en los colegios del País Vasco; organización de cursillos,
ejercicios y convivencias; información a los Hermanos respecto a publicaciones
y cursillos relacionados con la Pastoral; relación y colaboración con instituciones
de lengua y cultura vascas; creación y mantenimiento de una biblioteca vasca, y
composición de textos en esta lengua.
El tercer Capítulo tuvo lugar entre 1973 y 1974, y en su tercera ponencia
vuelve a insistir sobre los medios concretos para reavivar, en la perspectiva de
la fe, el apostolado al servicio de los pobres. Este principio se concreta en relación con los centros escolares propios: que conviene reducir los centros “para
ganar en libertad y dedicarse a los más pobres, en línea de mayor exigencia que
la marcada por la planificación del Capítulo anterior”. En este sentido, se dice
que el Hermano Visitador, con el Consejo de Distrito, deberá “arbitrar medios
para orientar los centros propios de ambientes pudientes hacia los alumnos de
menor capacidad económica”. Se sugiere, en esta línea de intervención, la constitución de Comunidades ubicadas en ambientes muy pobres. En este espíritu
de servicio a los pobres se acuerda que los centros escolares estén “abiertos
a todos y colaboren en la cultura, lengua, tradiciones y actividades del pueblo o
barrio, en la Pastoral parroquial o de zona y en las campañas de alfabetización
o formación profesional intensiva”. De la misma manera, se recomienda que en
su trabajo escolar los Hermanos tengan una dedicación esmerada a los más
pobres; entre ellos cita la recuperación de los “retrasados y torpes”, atención a
su formación permanente, integración de los inmigrantes y el entronque con las
organizaciones parroquiales, culturales, deportivas, sociales y laborales de su
entorno. Como colofón a todo ello se pide a los Hermanos llenar la jornada con
una dedicación plena a su trabajo profesional y que la vivienda y el estilo de vida
se asemejen al de las familias humildes, disponiendo que algunas propiedades
del Instituto se pongan al servicio social de las clases humildes, además de la
formación permanente y sensibilización con el mundo de los pobres.
Finalmente, en la quinta ponencia de ese mismo Capítulo, se abordan las
características nacionales y el entronque de esta pluralidad en la unidad del
Distrito. En este sentido plantea que la convivencia comunitaria debe estar
asentada en la aceptación de los valores propios y de otros y en la caridad
cristiana, principios que deben tenerse en cuenta y que posibilitan que los
Hermanos se dediquen a la atención a la cultura regional, que no sólo es algo
legítimo y bueno “sino un deber de servicio y encarnación y nada tiene que ver
con lo que se llama ‘hacer política”. Por lo tanto, y desde esta perspectiva, se
afirma que cada Hermano tiene derecho a poseer sus propias opiniones sociopolíticas y que en la exposición de las mismas se tenga en cuenta el respeto
que merecen las opiniones contrarias “y que al hacerlas públicas, y aunque
no lo quiera, involucra al centro y a la Comunidad de Hermanos”, por lo que
161
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
recomienda el abandono de cualquier postura extrema, pues es la manera
de contribuir al mayor respeto mutuo y a la mejor marcha del Centro. En
algún momento también sugiere la formación de Comunidades con Hermanos
vascoparlantes.
Como puede observarse, en estos tres primeros Capítulos de Distrito que,
por cierto, tienen una línea de continuidad temporal apreciable (1968-1974),
los temas básicos de sus conclusiones giraron sobre aspectos cuya trascendencia no podemos soslayar, si tenemos presente lo que en esos años
estaba ocurriendo en nuestro entorno, tanto por lo que respecta a la situación
política en la que se vivía, como por los planteamientos religiosos que subyacían y, por supuesto, las reformas educativas que se estaban llevando a
cabo en los centros educativos, con motivo de la aplicación de la Ley General
de Educación de 1970. Por lo tanto, nos parece importante resaltar que, en
estos años, se fragua una nueva orientación dentro del Instituto Lasaliano en
el Distrito, cuyo punto de partida podemos encontrarlo en el Capítulo General
de 1966, consecuencia, a su vez, de las aportaciones trascendentales que
supuso la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. Muchas de las cuestiones que aquí se estuvieron planteando en dichos años, van a tener sus
consecuencias en los centros educativos y, también, en una nueva lectura
de la regla lasaliana en cuanto a la orientación del proyecto educativo a las
clases más necesitadas y también al estrechamiento de relaciones con el
contexto social, cultural y lingüístico donde estaban enraizados los colegios
y escuelas en Gipuzkoa. Por lo tanto, cuando más adelante analicemos la
historia de cada uno de los centros, se observará que estos años son especialmente fructíferos en cuanto a los nuevos planteamientos referentes a la
formación de los Hermanos, a la implicación y compromiso de los centros con
la realidad local y social y el interés por incorporar el euskara a vida ordinaria
de los centros.
El Cuarto Capítulo del Distrito se llevó a cabo en 1977 y supuso una dilatada preparación. En él se abordaron temáticas sustantivas que afectaban al
gobierno y reestructuración del Distrito, a la Pastoral vocacional y formación, al
compromiso político y evangelización y, por supuesto, a la educación, que, en
esta ocasión, se plantea como “nuestra alternativa educativa-la escuela cristiana”. Por lo tanto, ya no se trata tanto de recoger las propuestas que emanaban de Capítulos Generales de rango superior, sino de plantear una propuesta
coherente con respecto a un modelo de escuela cristiana. En este sentido, se
considera necesaria la aceptación del pluralismo, en cuanto a la dedicación de
los Hermanos y los tipos de centros, siendo su principio fundamental el concepto de una acción cristiana. En consecuencia, se manifiesta a favor de que
se respete la decisión de los Hermanos que deseen “trabajar en ikastolas o en
niveles distintos a EGB y en Centros de Educación Especial”, no dificultando la
integración de los Hermanos en centros estatales.
162
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Por otra parte, el Distrito se “inclina por la llamada ‘escuela pública nueva’
como alternativa más coherente con la socialización y el respeto al derecho de
elegir enseñanza”, considerando que esta escuela es la promovida por entidades distintas del Estado, gestionada democráticamente, financiada por el
Estado (que controla, además, su calidad técnica y la real gestión democrática
de la escuela) y definida conforme a un proyecto educativo propio. Como consecuencia de todo ello se apuesta por una verdadera participación democrática y
que los centros estén en estrecha conexión con los movimientos de promoción
cultural y lingüística de cada región o nacionalidad “incluyendo su necesaria
transformación en ikastolas o centros bilingües en las zonas donde la situación
lo exige”. Por otra parte, el Distrito consideraba como campo preferente de
los Hermanos, en centros propios en los que tuvieran la dirección, los niveles
de enseñanza de EGB y FP. El Distrito también muestra su interés por el problema asociativo y la necesidad de reorganizar la Asociación La Salle (Juventud,
Antiguos Alumnos, Padres) para favorecer la participación y la gestión democrática de los centros.
En la ponencia sobre “Compromiso político y evangelización” se apuesta
por “promocionar la conciencia nacional o regional y de clase de las capas
populares y defender sus reivindicaciones justas como respuesta de fidelidad
al pueblo por el que se ha optado y como postura de lucha contra la explotación de ese pueblo”. En concreto, sobre Euskadi, se afirma que en los centros
bajo la dirección de los Hermanos se procurará impartir la enseñanza del
euskara al menos cinco horas semanales y de la cultura vasca en todos los
niveles, además de procurar impartir la enseñanza en euskara. Asimismo se
plantea la conversión de algunos centros (Legazpi, Beasain, Zarautz,…) en
ikastolas y procurar la contratación de profesores euskaldunes. Al margen de
estas cuestiones de tipo académico y de bilingüismo, se plantea la necesidad
de que los locales estén abiertos “a las escuelas nocturnas de euskaldunización y de cultura popular”.
El Quinto Capítulo de Distrito (1980-1981) recupera la ponencia sobre la
escuela cristiana, puntualizando algunos aspectos. Esta vez, la propuesta está
dentro de los cambios que, en el campo educativo, se pretendían, como era la
reorganización de los secretariados de educación y su estructura, y la formación
básica y permanente de los Hermanos y demás profesorado. En este sentido,
también se aprecia que el lenguaje del entonces Hermano Superior General
estaba presente en los capitulares, al insistir sobre el servicio educativo de los
pobres y el esfuerzo por promover la justicia. Entre los aspectos de formación
permanente de los Hermanos, se recoge la necesidad de que se realicen planes
en los que se incluya la posibilidad de que algunos Hermanos se “dediquen al
aprendizaje o perfeccionamiento en el tema del bilingüismo o en el de las culturas autóctonas”. Así, se acepta como válida la decisión de este Capítulo con
respecto a que el centro promueva “la enseñanza del euskara entre los profeso-
163
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
res y les proporcionará los medios más adecuados para que lo aprendan en un
plazo de cuatro años”, considerando que también sería positivo trabajar en la
euskaldunización de los padres como elemento positivo para el bilingüismo, así
como que la vida y el ambiente del centro se exprese en euskara; “para lograrlo,
las relaciones mutuas en el Centro (anuncios, información, avisos, letreros,
decoración de las clases) serán bilingües”.
Con objeto de lograr estos ambiciosos objetivos propone la creación de un
Secretariado de Bilingüismo, con un liberado al frente y cuyas funciones serán
“analizar con frecuencia la situación de cada centro y ayudarle a cumplir los
objetivos propuestos en cuestión de bilingüismo; reunir, evaluar y coordinar las
experiencias que se lleven a cabo; mantener relaciones y colaborar con organismos oficiales y responsables del euskara y la cultura euskaldun; coordinar
la promoción de textos y material pedagógico e informar de cualquier novedad;
organizar cursos de euskara y ofrecer ayuda para euskaldunizar al profesorado
de los centros, y mantener una estrecha coordinación con el Secretariado de
Educación”.
El siguiente Capítulo se llevará a término entre 1984 y 1985 y entre sus
conclusiones se plantearon las necesidades prioritarias educativas a las que
iba a atender el Instituto, señalando una serie de líneas prioritarias de acción
dentro de la escuela cristiana. Entre ellas se recogen una serie de necesidades
más urgentes: potenciar la tutoría como medio eficaz de atención al alumno,
particularmente a los adolescentes; analizar el estilo educativo de cada centro,
observando los elementos que pueden originar el fracaso escolar, y un plan de
acción concreto para atender a los marginados dentro y fuera de la escuela. Este
último punto suponía la organización de grupos especiales (aulas de educación
especial, educación compensatoria, grupos especiales de FPI y talleres ocupacionales), además de cuidar la orientación de los alumnos, ofreciendo alternativas concretas y atención en el campo de la drogradicción. En lo relativo a los
contenidos educativos se plantea integrar en la vida de cada centro “el esfuerzo
para promover la justicia y la educación para la paz”. Por otra parte, se insiste en
que los Hermanos asuman labores de animación, tanto en lo pastoral como en
lo educativo. También se propone asumir la integración del profesorado seglar
en el “espíritu de la escuela lasaliana” y también colaborar en el establecimiento
de “escuelas de padres”, a fin de elevar el nivel intelectual de los mismos. Con
respecto a los centros de Euskal Herria se plantea la integración cultural de las
personas que viven en el país, para lo que proponen que en los centros educativos se hagan ofertas valiosas de modelos lingüísticos, adaptados a la clientela
escolar a la que sirven, para posibilitar efectivamente el acceso a la lengua y
cultura vascas. Es de reseñar, asimismo, que este Capítulo tuvo una ponencia
centrada en la identidad del Hermano aquí y ahora, así como otra sobre la animación y gobierno del Distrito.
164
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
El Capítulo séptimo (1988-1989) está centrado en una ponencia que continúa
el último aspecto reseñado del anterior, sobre animación y gobierno del Distrito,
y otra sobre planificación en la que se plantean las respuestas que debe dar el
Instituto a la renovación educativa de los centros. En este sentido se insiste en
la necesidad de mejorar la calidad educativa de los centros a través de la renovación educativa. Se aprecia, asimismo, cómo La Salle ha tomado conciencia
de las bases de la reforma del Sistema Educativo que, al año siguiente, iba a
plantear la LOGSE, marcando objetivos de cara al curso 1991-92, en cuanto a la
formación y actualización del profesorado. Pocas novedades pueden apreciarse
en las conclusiones del mismo en tanto que se comparte la necesidad de esa
reforma y de su aplicación. También dentro del mismo ámbito se constata la
necesidad de proseguir las acciones realizadas en años anteriores para integrar
al profesorado seglar en el espíritu de la escuela lasaliana, y de consolidarlas
dentro de un plan general que contemple también a los demás estamentos de la
Comunidad Educativa. Para ello se seguirán las orientaciones contenidas en la
denominada “Carta a la familia lasaliana”.
El Capítulo Octavo del Distrito se celebró en un periodo de sesiones celebradas entre 1992 y 1993. El tema principal del mismo se centró en la “animación
de la vida de los Hermanos en Comunidad” y en la “Misión compartida” pues,
como se había aprobado en el 42º Capítulo General: “el Instituto, a todos los
niveles, hará de la misión compartida, una de sus prioridades en los siete
próximos años”. En este sentido, se entendía que la “misión compartida” ya
estaba recogida en las reformas de la regla y que hacía referencia al hecho de
que los Hermanos, “compartimos la misión del Instituto con otros colaboradores, sean seglares, religiosas o sacerdotes”. Esta afirmación suponía también
un desafío ante la realidad educativa pues, en aquellos años, en el Distrito de
Bilbao lasaliano trabajaban unas 720 personas en la misión educativa, de ellas
160 Hermanos y 560 entre seglares (la mayoría), religiosas y sacerdotes. La
proporción, pues, era de un Hermano por cada 3,5 colaboradores. Por lo tanto,
en este Capítulo se aprecia claramente un giro hacia la significación del proyecto
lasaliano que encuentra su horizonte en las denominadas “Familia lasaliana” y
“Misión compartida”. En cuanto al tema educativo, las conclusiones a que se
llega están orientadas hacia la actualización del profesorado para la adecuación
a la reforma que se estaba llevando a cabo, impulsando planes concretos de
atención a la diversidad y la elaboración del proyecto educativo, con la participación de toda la Comunidad Educativa y de acuerdo con los planes de acción del
Distrito.
En los tres últimos Capítulos celebrados, el noveno (1996-1997), décimo
(2000-2001) y undécimo (2004-2005), se aprecia que el orden de preocupaciones de los Hermanos está centrado, en la concreción de estas últimas
propuestas del Capítulo Octavo. Es decir, la familia lasaliana y la misión compartida. Prueba de que esta preocupación no es peculiar del Distrito de Bilbao
165
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
es la celebración de un Coloquio en Roma, en el año 2000, organizado por la
Comisión Europea de Formación Lasaliana (CEFL), alrededor del concepto lasaliano de “Asociación”. La evolución de este concepto es recogida por uno de
los participantes en el mismo, André Jacq, quien, haciendo historia del Instituto
en los últimos cincuenta años, destaca tres cambios: De “un mal necesario”
a “una gran familia”, que abarca hasta 1976; de la “Familia lasaliana” a la
“Misión Compartida”, hasta 1987; y, finalmente, de la “Misión Compartida” a la
“Asociación”, hasta el año 2000. A partir de esa fecha se abre otro periodo donde
la Asociación es el concepto distintivo en la evolución del Instituto Lasaliano18.
Resulta alentador observar cómo en la Carta Pastoral dirigida a los Hermanos
del Distrito de Bilbao, escrita por el Hermano Superior General John Johnston
en 1997, se hable de la invitación a todo el Instituto y a la familia lasaliana “a
hacer de la defensa y la promoción de los Derechos del Niño un compromiso
propio y específico”, dentro de una concepción en la que el carisma lasaliano,
con la asociación de los seglares, sepa responder a los retos y a la lucha contra
las nuevas pobrezas y contra todo tipo de exclusión. Como muestra del interés
del Instituto Lasaliano por la defensa de los Derechos del Niño, en el 2002, la
Casa Generalicia dedicó su boletín a un número monográfico sobre estos derechos, recogiendo, incluso, el articulado de la Convención sobre los Derechos del
Niño de 198919. Las implicaciones en la labor educativa son importantes, pero
siempre insistiendo en los mismos principios que han caracterizado la tarea
apostólica primordial de los Hermanos, es decir, “la educación por la escuela”,
dentro de la nueva concepción de la “misión compartida”.
Siguiendo en este orden de preocupaciones, y recogiendo las aportaciones
del 43º Capítulo General, el Capítulo décimo (2000-2001), destaca que los proyectos educativos deben tener los siguientes rasgos identificativos: sentido de
comunidad y fraternidad, luchas contra la pobreza y las situaciones de injusticia;
educación para la justicia, la paz, la solidaridad y la tolerancia, y la formación
de personas libres y, a la vez, justas. Todo ello supone desarrollar estructuras
para la misión educativa lasaliana con la participación de Hermanos, colaboradores/as y asociados/as. Asimismo se insiste en los avances para promover la
calidad educativa, tanto en la gestión, en los programas pedagógicos, en la educación en valores, siempre al servicio de la atención a los pobres. Finalmente,
en el Capítulo undécimo (2004-2005), bajo el enigmático título de “¿Qué ves
en la noche, dinos, centinela?”, las propuestas capitulares relativas a la educación son escasas, insistiendo en cuestiones ya avanzadas en los Capítulos
anteriores.
18. VV.AA. (2000): Asociados para la Misión. Valladolid, Centro Vocacional La Salle. Cuadernos
Lasalianos, nº 10.
19. Boletín del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (2002): Número Especial
dedicado a los Derechos del Niño, nº 247.
166
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Para concluir con las últimas aportaciones relativas a la misión compartida, creemos interesante resaltar las conclusiones a las que llegó la Primera
Asamblea Internacional: Asociados para la Misión Educativa Lasaliana, celebrada en 2006 en la Casa Generalicia de Roma. En esta Asamblea, en la que
participaron tanto Hermanos como asociados de todo el mundo, se fijaron las
orientaciones fundamentales y áreas prioritarias que debían ser promovidas. De
manera sintética enunciamos las ocho orientaciones a las que se llegó20:
1. Nuevas respuestas de la Misión a las nuevas realidades, con un área
prioritaria de atención prioritaria a las nuevas situaciones familiares y otra
de la exclusión.
2. Lo multicultural y multirreligioso, con un área prioritaria de diálogo y
aprendizaje.
3. Comprensión de la misión lasaliana, con un área prioritaria de criterios
y terminología común y, otra, sobre diversidad y calidad en todos los
niveles.
4. La Pastoral y la formación en la Fe de los jóvenes, con las áreas prioritarias siguientes: formación humana y cristiana e Iglesia-Comunión.
5. Servicio educativo de los pobres, con las siguientes áreas prioritarias:
revisión de obras educativas y creación de nuevas obras y, otra, sobre
programas de formación.
6. Comprensión y proceso de la Asociación Lasaliana, cuyas áreas prioritarias serían el discernimiento de las diversas experiencias de asociación y
la dimensión comunitaria.
7. Formación inicial y permanente para la Misión y la Asociación con el área
prioritaria de formación y acompañamiento y, otra, para responder a las
necesidades actuales.
8. Estructuras para la Misión y la Asociación, con un área sobre estructuras
locales e intermedias, otra sobre estructuras internacionales y una tercera sobre colaboración y comunicación.
No queremos terminar este apartado sin poner sobre la mesa las mismas preguntas para la reflexión que esta misma Asamblea había planteado:
“¿Cuáles detectas que sean las prioridades para el mundo lasaliano hoy? Y
¿De qué manera organizas y visualizas la coordinación y la priorización de las
Orientaciones Fundamentales, así como las áreas prioritarias señaladas por la
Asamblea Internacional?”.
20. Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (2006): Asociados para la Misión Educativa Lasaliana. Informe de la Asamblea Internacional. Roma, Casa Generalicia, pp. 34-40.
167
6. Colegios y Escuelas de La Salle en Gipuzkoa (1937-2006)
Dentro del conjunto de esta parte de la obra, las páginas que siguen a continuación se refieren a los centros escolares existentes en Gipuzkoa durante
todo este periodo. Se trata, al igual que hicimos en la primera parte, de hacer
la historia de cada uno de ellos, resaltando los aspectos más relevantes de los
mismos, una vez conocida las características generales de este periodo, la evolución de los centros, alumnos, y profesorado; además de otros aspectos que
distinguen la presencia de La Salle en la provincia.
El desarrollo que hemos dado a cada uno de los centros sigue un esquema
determinado previamente, a fin de ordenar las cuestiones más significativas de
las escuelas y colegios de La Salle. Hemos optado por centrar nuestra atención
en cuatro grandes bloques que, a nuestro entender, recogen los aspectos más
significativos de lo que es un centro escolar. Asimismo, hemos pretendido que
queden reflejadas las vicisitudes por las que ha pasado cada centro en cada
uno de esos aspectos, señalando otros ámbitos relacionados con ese esquema
inicial. Los grandes ámbitos en los que hemos dividido el estudio de los centros
son los siguientes: características y evolución de los centros; currículo o estudios que oferta; alumnado y profesorado. Como puede observarse se trata de
grandes temas que configuran los avatares de un centro escolar.
No obstante, esos ámbitos necesitan una explicación que nos permita facilitar su lectura. De esta manera, en cada uno de esos ámbitos hemos recogido
información y datos que nos ayudan a interrelacionarlos y a ofrecer una explicación del proceso histórico seguido. A continuación señalamos los contenidos
que cabe esperar en cada uno de ellos:
1. Características y evolución de los centros: en este epígrafe general hemos
tratado de situar el centro en el contexto histórico de cada una de las
poblaciones donde surgieron o continuaron su evolución. Tratamos cues-
169
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
tiones relativas al edificio, a las diferentes construcciones y obras de
mantenimiento que, en su aspecto material, nos permiten ubicar el centro en su desarrollo, configurando así la base sobre la que se apoyo la
acción educativa. En este sentido, hemos optado, en la mayoría de las
ocasiones, por establecer alguna etapa diferenciada en función de los
cambios que se producían, debido a que la construcción de un nuevo
edificio adquiere una gran relevancia en el desarrollo del centro. Pero
no podemos entender el significado de un centro escolar si no tenemos
presente a los promotores de los centros, la economía y administración o
el papel jugado por las asociaciones de padres. En este sentido, hemos
incluido toda esta serie de aspectos, además de las efemérides, conmemoraciones o relaciones que mantenía el centro con las autoridades
civiles y religiosas, a fin de ofrecer una imagen panorámica del mismo. Es
decir, hemos tratado de ofrecer una primera aproximación al centro a fin
de poder apreciar su evolución general, de manera que la lectura de los
ámbitos siguientes pueda quedar contextualizada.
2. Currículo y estudios: una vez descrita las características del centro en su
contexto histórico, hemos centrado nuestra atención en desarrollar la
evolución seguida por el centro con respecto a la oferta escolar. Se trata
de caracterizar al centro en función de los estudios que ofrecía pues,
en la mayoría de los casos, esta información resulta básica para definir
la identidad del centro. De esta forma, podremos observar centros cuya
peculiaridad es el centrar su actividad educativa en un determinado nivel
educativo, o en un planteamiento más general. Por lo tanto, el estudio de
este aspecto nuclear de cada uno de los centros nos ha permitido poder
referirnos a la evolución del curriculum, a la incorporación de nuevos niveles educativos, a los planes de estudio, a las reformas educativas, etc. El
conocimiento de los cambios, rupturas y continuidades del curriculum son
fundamentales porque nos permite conocer, a su vez, las consecuencias
que conlleva, bien sea a nivel administrativo, bien en la incorporación de
nuevo profesorado o de alumnado. En este ámbito hemos incluido un
aspecto importante que afecta a los estudios, nos referimos al euskara,
pues a través de la documentación hemos podido conocer las inquietudes que sobre este tema se manifiesta en cada uno de los centros.
3. Alumnado: el estudio que hemos realizado sobre el alumnado va más
allá de lo que es la mera evolución estadística del mismo a lo largo de
los años. Es cierto que esta información es imprescindible, y de hecho
fue una de las primeras tareas que abordamos y cuyo resultado puede
encontrarse en el anexo de datos que figura con esta obra. Pero también
es cierto que el análisis de esos datos puede quedar descontextualizado sin las explicaciones necesarias sobre los estudios que cursaban
y las características de la oferta escolar. En este ámbito también hemos
170
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
incluido dos aspectos relevantes que tienen que ver con la formación educativa del alumnado: las actividades escolares y extraescolares y la que
hemos denominado “vida religiosa”, además de aspectos relativos a las
asociaciones de exalumnos. Por lo que respecta a las actividades escolares y extraescolares hemos incluido cuestiones relativas a los exámenes,
disciplina, etc., además de otro conjunto de actividades culturales, deportivas y recreativas, como excursiones, cine, teatro, danza, campamentos,
etc. En lo que hemos denominado vida religiosa, hemos recogido todos
aquellos aspectos relativos a la vertiente religiosa que ha conformado la
educación lasaliana, refiriéndonos a las fiestas y celebraciones religiosas
llevadas a cabo a lo largo del año, a los ejercicios espirituales, concursos
catequísticos y otras actividades de apostolado, sin olvidar las vocaciones surgidas.
4. Profesorado: el tratamiento de este tema ha sido amplio, pues nos hemos
centrado no sólo en los Hermanos como docentes, sino en el conjunto del
profesorado. De esta manera, hemos podido constatar las tendencias y
su evolución, sino también la incorporación del profesorado seglar tanto
masculino como femenino. Asimismo, en la medida de los datos disponibles hemos podido esbozar algunos rasgos peculiares de determinados
Hermanos que tuvieron mayor relevancia, bien sea por la permanencia
en los centros, bien por los cargos de responsabilidad que tenían. No
obstante, dado el interés, también hemos estudiado la formación del
profesorado y las actividades académicas y religiosas de los Hermanos.
Un epígrafe al cual le hemos dedicado menor atención es el referente a la
vida comunitaria de los Hermanos, a través de los informes de visita del
hermano Visitador.
Todos estos epígrafes hemos procurado estudiarlos de manera sistemática y
siguiendo un criterio cronológico. Esta forma de enfocar el tema nos permite un
mejor conocimiento de cada uno de los ámbitos, cuya explicación debe hacerse
de una manera conjunta. También hemos procurado evitar reiteraciones, exceptuando las imprescindibles para facilitar un mejor conocimiento del tema tratado. Desde esta perspectiva, cada centro tiene vida propia y pueden leerse
independientemente del resto pues, si bien existen rasgos comunes entre ellos,
también cada uno tiene sus propias peculiaridades que lo hacen diferente.
Las fuentes utilizadas para la confección de esta parte del trabajo continúan
siendo las mismas que las utilizadas para el resto, con alguna particularidad
como el uso de las relaciones de personal por cada uno de los centros, o el
Boletín del Arlep que recoge todos los datos estadísticos correspondientes a
los “Nominatif” que han sido la fuente fundamental para recopilar los datos
estadísticos referentes al alumnado y profesorado, pero que dejaron de confeccionarse a partir de la década de los setenta. Por lo tanto, dichas fuentes han
171
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
sido las siguientes, además de la documentación depositada en el Archivo del
Distrito de Bilbao: los denominados “Históricos” que comprenden tanto los primeros relatos sobre los inicios de un determinado centro, como las “crónicas”,
los “supplèment” al histórico que se elaboraron hasta el año 1968, pero en un
impreso escrito en francés, o los “suplementos” que es el mismo tipo de documento pero desde 1969. Este conjunto de documentos recoge un relato más
o menos descriptivo de lo ocurrido en cada uno de los centros y comunidades,
desde sus inicios hasta la actualidad. Para evitar cargar el texto con citas a pie
de página, se apreciará que hacemos referencia a los mismos mencionando
el año y a continuación abrimos una comillas que recogen la cita textual. Para
evitar posibles confusiones también hacemos citas textuales y señalamos el
documento concreto a pie de página.
Junto con los documentos estadísticos y los históricos, otra fuente documental interesante, para conocer los centros y las comunidades respectivas,
ha sido los “Informes de Visita” realizados por los Hermanos Visitadores que
facilitan información sobre el centro y la comunidad y además de ofrecernos una
serie de recomendaciones sobre la formación del profesorado, la situación de la
comunidad, o los consejos pedagógicos para orientar la labor educativa de los
Hermanos.
Por otra parte, como podrá observarse, a lo largo de este apartado y, sobre
todo, al referirnos a la evolución del alumnado y del profesorado, se hace mención a unas tablas que recogen las series completas de dicha evolución. No
obstante, para aligerar el texto no se han incluido en este texto escrito, remitiendo al Anexo Documental que figura en el CD que acompaña a la obra. Por lo
tanto, aunque hagamos el análisis de las mismas, los datos completos deberán
consultarse en dicho Anexo. A pesar de ello hemos reelaborado algunas gráficas
e ilustraciones para hacer más comprensible el texto. Remitimos, por lo tanto,
a dicho Anexo para conocer la evolución del alumnado y el profesorado, aunque en el apartado precedente hemos ofrecido las series globales sobre estos
aspectos.
La ordenación seguida en apartado ha seguido un criterio cronológico y
comarcal. No obstante, en el primer epígrafe hemos preferido referirnos a un
conjunto de centros educativos que surgieron en la década de los cuarenta, pero
que tuvieron una corta duración. Se trata de las escuelas y colegios existentes
en Legazpi, Ordizia, Zestoa, Usurbil y Hondarribia. El siguiente epígrafe recoge
los centros existentes en Donostia, que tienen también alguna diferencia con el
resto en cuanto a su surgimiento, pues mientras que el Colegio Los Ángeles y
el San Luis fueron creados en la etapa anterior y en esta etapa tienen su continuidad, en cambio el Colegio La Salle surge en 1946. Por otra parte, mientras
el San Luis y el La Salle permanecen hasta la actualidad, el colegio Los Ángeles
dejó de estar a cargo de La Salle en 1977. El resto de los colegios los hemos
172
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
situado en sus respectivas localidades, señalando el nombre de los mismos,
haciendo hincapié en la existencia de más de un centro en la misma localidad,
como ocurre en Eibar e Irun.
Finalmente, aunque La Casa Noviciado forma parte del complejo educativo
y formativo de Martindocenea en Irun, hemos preferido tratarlo de manera independiente, pues las características del mismo, así los objetivos formativos que
cumple este centro demandan un tratamiento aparte. En este mismo epígrafe
hemos incluido la Escuela del Magisterio de la Iglesia La Salle-Nuestra señora
del Juncal que cumplió una importante labor en la formación de los escolásticos
desde 1948 hasta 1970. Con la inclusión de este epígrafe completamos la primera parte del Noviciado de Irun existente desde 1909 hasta 1930 y al cual ya
nos hemos referido en el primer tomo de esta obra.
La estructura de esta obra permite hacer una lectura de cada uno de los
centros, independientemente del resto, e incluso hemos intentado que, en los
casos en los que dichos centros hubiesen surgido en la etapa anterior, facilitar
una línea de continuidad que nos permitiera hacer una lectura seguida de cada
centro. En este sentido, la ruptura de las dos etapas adquiere su significación,
aunque haya permanecido la continuidad del centro.
6.1. Apertura y cierre de nuevos centros: Legazpi, Ordizia, Zestoa,
Usurbil, y Hondarribia (1942-1988)
En algún momento ya hemos apuntado que la creación de colegios y escuelas por parte de La Salle, aparentemente, no obedece a ningún tipo de estrategia que parezca indicarnos que existe una política prefijada para ir ocupando un
determinado territorio o determinadas poblaciones. Las evidencias nos muestran que allí dónde acuden es porque existe una demanda educativa, que se ha
canalizado por diferentes vías. Es decir, en la mayoría de los casos, no son los
Hermanos los proponentes de la apertura de un determinado centro en un determinado lugar, sino que existe toda una amalgama de circunstancias y agentes
que solicitan la labor docente de los Hermanos.
No obstante, a la vista de lo que ocurre en las décadas de los años cuarenta
y cincuenta, estaríamos tentados a decir que no se comprende esa especie de
fiebre por la apertura de centros en diversas poblaciones guipuzcoana. ¿Qué
ocurre en la Provincia para que surja tal cantidad de centros privados y desaparezcan al poco tiempo? Podemos encontrar razones internas de la propia
evolución de los centros, pero, sobre todo, hay que buscar la explicación a
este fenómeno en el contexto social. Las reformas educativas que se producen en los años setenta serán la causa de su desaparición. Para el caso de
173
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
las Escuelas de la Salle en la provincia, podemos observar que además de los
casos de los centros de Donostia (1946), Eibar (1958) o la Escuela Profesional
de Irun (1960), que permanecen hasta la actualidad, se produce un fenómeno
curioso cuya explicación histórica es compleja, pues son centros que surgen y
desaparecen, permaneciendo con una vigencia que no supera los veinte años en
todos los casos, excepto el de Legazpi que, aunque continúe, los Hermanos se
retiraron definitivamente del mismo en 1988.
Este conjunto de centros, dispersos por la geografía guipuzcoana –Legazpi
(1942-1988), Ordizia (1949-1970), Zestoa (1950-1967), Hondarribia (19511969), y Usurbil (1953-1971)–, surgen prácticamente al comienzo de la década
de los cincuenta, excepto el Colegio del Buen Pastor de Legazpi, debido a diversas circunstancias. Desde luego no podemos ignorar que el contexto de la época
era especialmente favorable para que se produjera este auge de la enseñanza
privada, pues los privilegios y protección oficial posibilitaban este crecimiento
desmesurado, comparado con la enseñanza pública. De la misma manera, la
reforma Villar, con su Ley General de Educación de 1970, obligaba a este tipo de
centros a una remodelación para adecuar los criterios de aumento de la escolaridad, de la financiación o de la obligatoriedad escolar. En concreto este fenómeno, aunque de escasa duración, debemos interpretarlo no sólo en esta clave
de reformas, sino también como de consolidación de un prestigio reconocido de
los Hermanos que van a ser requeridos desde las más inesperadas instancias
para satisfacer una demanda real.
En este sentido, no existe una pauta que nos permita decir que la apertura de centros se debe a un tipo determinado de agente, pues si observamos
los promotores y patrocinadores de los centros, en cada uno de los casos es
diferente. Lo que sí parece apreciarse es que los curas o párrocos de las distintas poblaciones cumplen un papel secundario, y a veces inexistente, lo cual
contrasta con lo que ocurría en el primer periodo. Así, excepto en el caso de
Hondarribia, donde el cura párroco es el legatario de una donación privada, en
el resto no existe participación alguna de los párrocos en las demandas a los
Hermanos. Caso diferente es el de la escuela de Ordizia donde, siendo promotor
del centro el Ayuntamiento, es el obispo de la diócesis de Vitoria el que requiere
a los Hermanos para hacerse cargo de la escuela que se pretende crear. En los
otros dos casos es el Ayuntamiento el que promueve la creación de escuela,
contando con algún patronato, y dirige su demanda a los Hermanos para las
labores docentes. Finalmente, la escuela de Legazpi es un caso de particular
relevancia pues su fundador fue Patricio Echeverria, creador de la escuela y
promotor permanente. En todos ellos existen matices respecto a los agentes
promotores, pero son personas particulares, o corporaciones, o asociaciones
de padres las que están detrás de estas demandas. Todos los centros, debido
174
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
a las condiciones impuestas por los promotores o por los propios Hermanos,
eran escuelas gratuitas, aunque en algún caso existe cuota para los alumnos,
como en la escuela de Zestoa, o en la de Ordizia para los alumnos que estudian
bachillerato.
Si la apertura está más o menos documentada y se aprecia esta conjunción
de intereses y proyectos, en cambio si nos referimos al cierre de los mismos ya
existe mayor dificultad para poder explicar las razones que influyeron en el cierre
de cada una de las escuelas. En algunos casos la razón parece más o menos
evidente o manifiesta. Así, en el caso de la escuela de Usurbil, la llegada de la
Ley General de Educación de 1970 suponía un reto imposible de superar y, por
lo tanto, se opta por la retirada. Circunstancia parecida podría haber influido en
el cierre de la escuela de Ordizia, aunque también parece influir la competencia
existente con otros centros, lo mismo que en la de Hondarribia, aunque en este
caso habría que sumar la cada vez más escasa presencia de los Hermanos en
la escuela y cierto desinterés. En cambio en el caso de la escuela de Zestoa,
las tensiones entre el cura párroco y el Ayuntamiento dieron al traste con una
escuela por la que se había manifestado públicamente el pueblo a favor de los
Hermanos. Finalmente la escuela de Legazpi, que tuvo el doble de duración que
el resto, habría que analizarla desde la complejidad en la que está inmersa el
centro y la nueva situación escolar en la comarca.
Si nos referimos al tipo de enseñanza que ofrecía y a la oferta de estudios,
también aquí hay un panorama complejo, aunque en todos ellos el centro de
los estudios que ofrecen las diferentes escuelas es el correspondiente al
nivel primario, dentro de la estructura de los planes de estudio correspondiente a la primera legislación franquista y las sucesivas reformas, excepto en
el caso de Legazpi que debido a su duración más allá de 1970 pudo ofertar la
Enseñanza General Básica. Pero además de esta oferta principal también se
ofertó educación de adultos en los casos de Zestoa y Legazpi, durante algunos años y la enseñanza secundaria, según el modelo del antiguo bachillerato
de la reforma de Ruiz Giménez, en los colegios de Ordizia y Legazpi. Lo que
sí parece apreciarse es la presencia de estudios de “iniciación profesional”,
con mayor o menor intensidad, en los casos de Zestoa, Usurbil y Legazpi.
El tamaño de los centros no sobrepasó en ningún caso los 400 alumnos,
excepto el de Legazpi a partir de un determinado momento; la media oscilaba
alrededor de los 200 alumnos, excepto el de Hondarribia que nunca llegó a
esa cifra.
Al margen de estas características generales, cada uno de los centros tenía
su propia vida cotidiana, sus actividades escolares y su vida religiosa. En muchos
casos se repiten ciertas festividades, ceremonias, celebraciones, etc. También
175
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
hay que destacar el papel que en algunos centros tuvo el euskera, sobre todo
teniendo en cuenta los años en los que están abiertos estos centros, pero bien
sea por la demanda de clases en euskera, bien por la presencia del catecismo
en esta lengua, lo cierto es que se aprecia una cierta presencia de esta lengua
en las actividades de algunos centros. Las comunidades de Hermanos tuvieron su propia dinámica y, en general, y según los informes de los Hermanos
Visitadores, gozaron de cierta estabilidad, sin que tuviesen que afrontar situaciones conflictivas. Por lo tanto, la impresión general es que los centros gozaron de
un reconocimiento público, tanto de los padres, de las autoridades civiles como
de las eclesiásticas.
6.1.1. Legazpi: Buen Pastor (1942-1988)
El colegio de La Salle-Buen Pastor de Legazpi inició su andadura en esta
población gracias al patrocinio del conocido industrial y empresario Patricio
Echeverria, que a lo largo de los años subvencionó el centro y lo dotó de
las mejores condiciones, gracias a ello, en algún momento, se llegó a decir
que era “una escuela modelo” para todo el Distrito. El local fue cedido por
el Ayuntamiento y la construcción de un nuevo y excelente edificio evitó que
el centro pasase por las dificultades económicas que, en otros casos, era
moneda común.
En la evolución de este centro hay un momento de inflexión, en 1973, cuando
el centro se establece como una Fundación integrada por el colegio Buen Pastor
y el Colegio Santa Teresa que con lo años se fusionarían, formalizando una
oferta escolar reconocida para la impartición de la Enseñanza General Básica
de conformidad con la reforma educativa de 1970. Esto supuso el aumento
del alumnado, ya masculino y femenino, así como la ampliación de la oferta
escolar a los cursos de preescolar. Hasta ese momento el centro vivía en una
cierta indefinición pues su oferta escolar incluía la enseñanza para la iniciación
profesional y también el bachillerato laboral que, con esta nueva organización,
desaparecerían.
El contexto social de la época, las nuevas necesidades escolares, así como
la reducción de la matrícula llevarían a la retirada de los Hermanos de Legazpi
en 1984, si bien dos Hermanos continuaron hasta 1988 en la ikastola del
pueblo debido a la organización previa y a la distribución del profesorado en los
años anteriores. La comunidad de Hermanos fue también decreciendo, aunque
la fama de la labor de los Hermanos fue una constante durante el tiempo que
permanecieron en esta población.
176
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Creación y evolución del centro
La creación de este nuevo centro se debió, sobre todo, a la actitud favorable
de D. Patricio Echeverria y a la buena disposición del Ayuntamiento, para incorporar a los Hermanos a la labor docente de la escuela. Así, el 11 de agosto de
1942, se firmaba un convenio entre D. Patricio Echeverría y los Hermanos de las
Escuelas Cristianas que, en poco más de un mes, el 14 de septiembre, conseguía el visto bueno del Obispado de Vitoria para la apertura de una casa de los
Hermanos lasalianos en Legazpi. Ese mismo día de septiembre, el Hermano José
Mª Icíar Aguirre enviaba al Jefe de la Sección de Primera Enseñanza la instancia
y expediente necesarios para la apertura de la escuela. Sin embargo, habría
que esperar hasta el 10 de
diciembre de ese mismo
año para que la Dirección
General
de
Primera
Enseñanza autorizase la
apertura de tres clases de
Primera Enseñanza. Pocos
meses después, los días
6 y 7 de febrero de 1943,
se procedía a la inauguración oficial del colegio y a
realizar un homenaje a D.
Patricio Echeverría al que el
Ayuntamiento había cedido
los terrenos para la construcción del colegio1.
La puesta en marcha
del centro fue muy bien
acogida por el Hermano
Visitador Cesáreo, que veía
en ello amplias posibilidades para la expansión de
los Hermanos en el pueblo,
sobre todo a la vista de las
inmejorables condiciones
El Hermano Vicario General con el
Fundador del Colegio D. Patricio
Echeverría.
1. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 252-Carpetas 1, 9 y 10.
177
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
que ofrecía la escuela: “es un edificio construido, según planos con nuestro
VºBº, llevado a cabo con un cariño extraordinario y ha resultado una escuela
modelo. Tendremos capellán, misa diaria los niños en la preciosa capilla, confesión semanal […]. La enseñanza completamente gratuita. El Colegio tendrá
inmensos patios con sus cobertizos, frontones, huerta. Esta escuela es modelo
de las similares. Los fundadores, industriales, miran esta obra con verdadero
cariño y atenderán a las necesidades de ella con generosidad, ya que son personas sencillas, piadosas, generosas, desprendidas y les gusta tener bien todas
las cosas”2. Esta favorable impresión continuará a lo largo de muchos años
en la vida del centro, como se confirma en 1963, cuando el Hermano Visitador
Alberto Lucas dice que “es una Escuela que honra al Distrito”.
Pero volviendo a sus inicios, los actos de la inauguración transcurrieron con
arreglo a un interesante programa de fiestas. Desde la víspera, al mediodía, el
alegre tañido de la recién bendecida campana anunciaba al vecindario el comienzo
de la fiesta. Con todo, el fallecimiento de un sobrino del fundador, D. Patricio,
ensombreció algo la alegría de aquellos momentos. Sin embargo, a pesar del
mal tiempo, hubo alegres pasacalles, recepción de autoridades y solemne misa
mayor, cantada por un nutrido grupo del Orfeón Donostiarra, con asistencia del Sr.
Obispo. Desde la mañana se advertía extraordinaria concurrencia, pues los numerosos amigos de D. Patricio querían, de algún modo, participar en la inauguración
de este centro docente, obra cumbre de su humanitaria y cristiana labor. El primer
documento Histórico de este colegio narra de esta manera los acontecimientos
que rodearon la inauguración del curso: “quiso la Providencia que las cosas salieran tan bien que, en aquel preciso momento de la procesión, un sol espléndido
lucía entre los aguaceros. Seguidamente hubo en el Salón de Actos del colegio el
acto inaugural con la simbólica entrega de llaves por la Fundación a los Hermanos
y el homenaje a D. Patricio, nombrándole Alcalde Honorario de la Villa. No faltaron
encomiásticos discursos de las autoridades, iniciándolos el Reverendo Hermano
Visitador seguido por los del Sr. Alcalde, del Sr. Presidente de la Diputación, del
Gobernador Civil y por fin con el del Sr. Obispo, que resumió en un elocuente discurso los sentimientos de admiración y agradecimiento de todos los presentes
para con el homenajeado”3. A continuación, el Orfeón Donostiarra dio en la plaza
de la Villa un interesante concierto y también hubo una chispeante velada recreativa a cargo de reputados artistas bilbaínos que hicieron las delicias del numeroso
público que llenaba el salón del colegio, cerrándose con esto el programa de festejos de aquel inolvidable día.
Como colofón a la marcha emprendida, el primer curso terminaría con la
entrega de premios y diplomas. Al inicio del nuevo curso 1943-44 se regis-
2. Rapport de Visite de 1943.
3. Histórico de la Casa de Legazpia, 1943.
178
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
tró una importante matrícula de 240 alumnos y fue inaugurada la escuela de
Aprendizaje el 1º de noviembre de 1943. A partir del curso siguiente se aprecia
que comienza a establecerse una cierta normalidad en el colegio, que queda
reflejada en sus típicas fiestas y celebraciones religiosas, una carrera ciclista y
la puesta en marcha de la Congregación de la Inmaculada, de San Juan Bautista
de La Salle y un Turno de Tarsicios, para fomentar la piedad entre los alumnos.
Los años siguientes continuarán sin alteraciones significativas que muestran la
carencia de conflictos en el centro. Al contrario, la participación en los Congresos
Eucarísticos de Bergara y Donostia en 1945 y 1946, respectivamente, son los
únicos acontecimientos que parecen interrumpir la marcha normal del centro.
Tal es así que, quizás un buen resumen de cuanto ocurrió en el colegio es recogido en la crónica de 1949, cuando se hacía referencia a la vida escolar del
Buen Pastor y se señalaba textualmente que: “si es verdad el aforismo de que
‘FELICES LOS PUEBLOS SIN HISTORIA’, con toda razón podríamos aplicarlo a la
vida escolar en el colegio del Buen Pastor. Los años se repiten en continua y
renovada sucesión de fechas, estudios, fiestas, excursiones, visitas y vacaciones…es que la vida escolar es continua y monótona, repetición que sólo trae
de nuevo el continuo renovar de las generaciones infantiles que se suceden sin
intermisión. La crónica, si bien se simplifica, pierde de su interés y atractivo…
Sólo los que la viven pueden saborearla en toda su plenitud”4.
No obstante, esta normalidad escolar se verá afectada por una serie de
fatalidades de todo tipo y condición, externas al propio centro, que salpicaron
al colegio desde sus orígenes. Así, en 1945, se produjo un violento temporal de nieve que azotó a la población la víspera de Reyes y que cubrió todos
los alrededores con tan espesa capa que, a decir de los viejos, no se había
visto nada igual desde hacía más de 50 años, lo que provocó que la carretera
estuviera cortada al tráfico. Ahora bien, las mayores fatalidades se dieron en
fallecimientos y enfermedades, como la padecida por un alumno en 1969 el
cual caía gravemente enfermo por un tumor cerebral y a pesar de que se hicieron novenas al Hermano Miguel a favor de su recuperación, en el momento de
redactar el Histórico de aquel año todavía no se habían obtenido resultados. En
esta lúgubre crónica, como decíamos, no faltaron a la cita más trágicos fallecimientos, como el de otro niño que moría ahogado en el pantano en 1964, o
como la muerte del Obispo de la Diócesis un año antes. Pero sin duda alguna,
según nos cuentan los Históricos, fueron los fallecimientos de D. Patricio y de
su esposa, Doña Teresa, los que verdaderamente conmovieron al pueblo. El
Histórico, como motivo del fallecimiento de Doña Teresa, fundadora del colegio,
recoge que “toda la población llora la desaparición de tan ilustre y querida dama.
Que el Señor la tenga en su gloria. Al funeral de la Fundadora asisten muchos
HH. que patentizan así el agradecimiento del Instituto a su ilustre bienhechora.
4. Supplément à l’Historique pour l’année 1949.
179
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Ciertamente resultó un acto impresionante y a la vez enormemente popular”5. La
muerte de D. Patricio el 28 de febrero de 1973, también causó profunda conmoción, y de su importancia da fe el aviso que se envío por parte de los Hermanos
a la Secretaría General de Roma del fallecimiento del mismo: “toda la empresa
cierra. Todo el pueblo lo siente. Es una cosa imponente”6. Como homenaje a
dicho industrial y empresario el Ayuntamiento de Legazpi le dedicó una calle,
como muestra de agradecimiento por su labor a favor del pueblo.
En 1968, tenían lugar las Bodas de Plata del colegio y alumnos, exalumnos,
padres de alumnos y todo el pueblo en general, iban sintiendo el calor que esta
conmemoración iba despertando en todos: “la tamborrada infantil abre las fiestas. La olimpiada deportiva anima a los muchachos. Un festival artístico musical
de los elementos del pueblo patentiza la admiración del mismo a la obra del
colegio y los HH. La apertura de la exposición pone a la vista la obra realizada.
Gustó muchísimo. Buen gusto y trabajo fueron sus dotes dominantes”7. Pero
esta celebración venía cuajada de una serie de antecedentes inmediatos que
habían dado una verdadera identidad al colegio que, tras los veinticinco años,
podía presumir de haber logrado duplicar la matrícula de los alumnos, establecer una escuela de aprendices, desde 1952, que con el transcurrir de los años
será un semillero para las escuelas profesionales de los pueblos vecinos; una
asociación de exalumnos en 1957, implantar el bachillerato laboral y ser un
buen semillero de vocaciones. Por lo tanto, la satisfacción de los Hermanos, por
boca de su Hermano Visitador, la complacencia de las autoridades y las buenas
expectativas que éste tenía cumplían sobradamente la labor realizada en el
colegio.
No obstante, no podemos dejar de lado una información recogida por el
Hermano Visitador en su informe de 1961, que resume la situación del momento:
“transitoriamente, la fundación de una academia en el pueblo por elementos
quejosos de las orientaciones de la empresa tutelar del Colegio ha removido algo
los ánimos con ganas de superar y enmendar la plana a lo que en el Colegio se
hace. Pero la estima práctica de la gente, manifestada en la ausencia de bajas
en las clases y la afluencia normalmente numerosa de nuevas inscripciones,
sigue en estado de adhesión al Colegio. Por otra parte, la apertura este curso de
la sección de Iniciación Profesional, y la supresión total de lecciones marginales
retribuidas, de cuyo sostenimiento económico hace cargo la Empresa para eximir de todo pago a los alumnos, son otros tantos pasos y nuevos progresos de
5. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.
6. Supplément à l’Historique pour l’année 1973.
7. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.
180
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
la escuela, cuyos resultados han sido magníficos en todas las diversas pruebas
a que se han presentado los alumnos”8.
Los años siguientes no harán más que confirmar esta buena marcha que
se refleja en los Históricos, que muestran cierta parquedad en la información,
posiblemente porque no había muchos elementos a destacar en cuanto a esa
normalidad. Sin embargo, en la década de los setenta serán muchos los factores que se pongan en juego en un pueblo que, no sólo debido a la inmigración,
que ya en la década anterior se había hecho notar con la llegada de nuevos habitantes procedentes de las zonas rurales, pero también de las provincias limítrofes, llegando, en 1980, a superar los 10.000 habitantes, sino en los cambios
sociales y políticos que se produjeron. Todo ello tendrá su reflejo en la situación
escolar del municipio y también en la propia escuela. Así, en el Colegio del Buen
Pastor de Legazpi, al igual que ocurría en otros centros de la provincia la situación socio-política que se vivía dio pie para que “se cediese nuestro centro para
múltiples actividades de orden político, sociales, sanitarias, etc., aunque existen
algunas posiciones contrarias”9. También en el ámbito cultural se aprecia esa
efervescencia y movilización, pues en el propio colegio se creó una Gau Eskola
en 1978, que congregó, en su primer año, a más de 300 alumnos, manteniéndose con vida hasta el año 1982.
En este periodo el colegio logrará su clasificación definitiva de conformidad
con la Orden de 8 de noviembre de 1973 (Boletín Oficial del Estado de 6 de
diciembre) y de acuerdo con la Ley General de Educación que regulaba la situación de los colegios no estatales. Así, oficialmente el Colegio estaría bajo la
denominación de “Buen Pastor-Santa Teresa”, con domicilio en la calle Santa
Cruz, sin número, y San Ignacio. El Titular del colegio era la Fundación Buen
Pastor-Santa Teresa. El colegio era el resultado de la transformación y clasificación definitiva en Colegio de Educación General Básica de 28 unidades con capacidad para 1.120 puestos escolares, constituido por tres edificios. Se aprobaba
su fusión y el cambio de denominación citado. Para completar esta información
se señala una denominación más completa: Colegio La Salle-Buen Pastor-Santa
Teresa, a cargo de los Hermanos de La Salle y las Carmelitas de la Caridad, y
como entidad patrocinadora Padres de Familia de Legazpi10.
Esta transformación es de especial trascendencia, como se recoge en un
documento, donde se aprecia la adecuación del centro a la nueva reforma11. Así,
8. Rapport de Visite de 1962.
9. Supplément à l’Historique pour l’année 1978.
10. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 253-Carpeta 3.
11. Ibídem
181
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
se marcan los objetivos del centro, de acuerdo con las nuevas orientaciones
de la reforma educativa que “implícitamente, al menos, conciben o parten de
un concepto más rico y complejo de PERSONA. Algo que podríamos denominar:
PERSONALIDAD INTEGRAL”, donde se la considera en su aspecto individual y
social. Partiendo de esta concepción el centro plantea que su objetivo es formar
a la persona en los aspectos intelectual, afectivo y social, con formación en técnicas de trabajo, espíritu crítico y con capacidad para la comprensión, expresión
y comunicación para lograr la integración social. Consiguiendo un desarrollo
adecuado de su personalidad. Asimismo adquiere un nuevo valor la educación
religiosa, para fomentar la mayor responsabilidad religiosa y social de los alumnos. Como complemento a todo ello se imparten unas normas de convivencia
adecuadas a estos objetivos, bajo el principio de respeto y responsabilidad en el
trabajo escolar; además de otra serie de normas sobre el calendario escolar, los
actos académicos, las fiestas y las vacaciones.
Pero con respecto al centro se aprecian cambios sustanciales a partir de
1975, pues en otro orden de cosas, el colegio estaba dividido en 3 secciones,
que funcionaban coordinadas por el Director de la Comunidad:
a) la del colegio antes regido por los Hermanos (286 alumnos que abarca de
5º a 8º de EGB. Hay 11 niñas en el sexto grado);
b) la del colegio de las Hermanas Carmelitas de la Caridad (288 alumnas
exclusivamente, de 5º a 8º de EGB) y
c) la de la sección de la Ikastola (dos grados de preescolar más un grado
por cada uno de los cursos de 1º a 8º de EGB),
No obstante, hay que indicar que el personal de la ikastola se encontraba
con contrato independiente de los Hermanos. El resto del personal seglar tenía
contrato laboral dependiente del Director del centro, aunque las obligaciones
salariales eran cubiertas por la entidad Patricio Echeverría S.A. Como puede
observarse, el centro había sido clasificado para impartir la Enseñanza General
Básica, y “es lo único que se cursa en sus aulas”12, además en ese año se dice
que se imparten clases de vascuence y continuará con este tipo de docencia en
los siguientes años.
En 1976 la escuela seguía siendo de Patricio Echeverría S.A., aunque en
un documento de 1975 también se indica que la propiedad es de la Asociación
de Padres de Familia13, quien respondía del mantenimiento de la misma y
enjugaba los gastos que por cualquier concepto se originaban. A partir de esa
12. Supplément à l’Historique pour l’année 1975.
13. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 253-Carpeta 4.
182
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
fecha, la documentación se refiere a la distribución de los seis Hermanos que
formaban la comunidad y a cinco profesores que atienden la docencia de los
diferentes centros: “en los locales confiados directamente a los hermanos
hay en este curso 286 alumnos, mas 41 que dependen de la dirección de
la Ikastola, aunque ésta y el Colegio de Santa Teresa estén bajo la misma
dirección, los Hermanos”14. Esta situación conllevaba que los Hermanos se
juntasen con los tres centros: Colegio Santa Teresa, la Ikastola Kimu-Berri y
el Colegio La Salle “para plantearnos los objetivos comunes y hacer el mismo
calendario de evaluaciones”15.
A partir de 1980 la situación quedó plenamente aclarada pues “la fusión,
sólo teórica de los centros Buen Pastor-Santa Teresa, este curso ha sido real
(misma Dirección, mismo Claustro de Profesores, mismos textos, misma preparación y programación)”16. Con este acuerdo dos Hermanos pasaron a desempeñar su función docente en la Ikastola de Legazpi, el resto de Hermanos y
profesores trabajaban indistintamente en los dos centros anteriormente citados.
De esta manera se confirma la independencia de la Ikastola, en cuanto a seguir
su propia marcha, dejando atrás algunas discrepancias en cuanto a la enseñanza del euskera: “se siguen los programas oficiales con dedicación de tiempo
que a muchos les parece insuficiente a la enseñanza del vascuence en dos
niveles de conocimiento: los que acuden de la ikastola y los que no saben nada
de vascuence o saben muy poco”17. Así se entiende la reunión de Padres de
Alumnos Buen Pastor-Santa Teresa el 18 de noviembre de 1981, donde se efectúa un plan para la nueva redistribución asignaturas y escoger un nuevo sistema
de financiación en función de la misma18. En este sentido, en julio de 1980, se
emite un informe sobre el funcionamiento de la Fundación, con orientaciones
generales de funcionamiento, basado en dos objetivos: la formación cristiana y
la euskaldunización. Es decir, hacer hincapié en la catequesis y en la formación
del profesorado en el ámbito del euskera. Con respecto a este último aspecto,
casi todo el profesorado se apuntó a algún tipo de curso de euskera, bien en
Lazkao, Donostia o bien en el mismo centro, a fin de que a partir del siguiente
curso los Hermanos pudiesen impartir clases en euskera, con la siguiente previsión: “pensamos que en cuatro años el profesorado seglar pueda coger el nivel
D maila que exige Euskaltzaindia”.
14. Suplemento al Histórico para el año 1976.
15. Suplemento al Histórico para el año 1979.
16. Suplemento al Histórico para el año 1980.
17. Suplemento al Histórico para el año 1976.
18. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 254-Carpeta 8.
183
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Esta nueva situación no dejaba de tener su complejidad, de forma que la
misma comunidad de Hermanos veía peligrar su continuidad, ante la disparidad
de centros a los que atendía. A ello habría que sumar la bajada de alumnos,
que ya es perceptible en 1982, junto con otras causas, que señala ese mismo
Histórico, por cierto escrito en euskera de la mano de Jokin Otaegi, al igual
que este mismo Hermano hizo en 1978. Entre esas causas está también el
descenso de la natalidad, el modelo lingüístico adoptado, el modelo B, y, sobre
todo, que la mayoría de alumnos se dirige a la ikastola. En este sentido, Jokin
Otaegi constata que tanto los hijos de familias nacidas en Legazpi, como los
inmigrantes prefieren llevarlos a la ikastola, porque quieren euskaldunizarlos, y
se lamenta que “guk gai honetan fama txarra merezi izan dugu”19, a pesar de los
esfuerzos que hemos podido constatar a favor del euskera. Desde 1982 no tenemos noticias de los avatares del colegio, pues entre la documentación no hemos
encontrado los Históricos de esos años, aunque los Hermanos continuaron en la
comunidad hasta 1984, fecha en la que ésta se retira. Aún y todo la presencia
de los Hermanos continuará hasta que, en 1988, cesa definitivamente.
De la complejidad de la situación a nivel general eran conscientes los
Ayuntamientos de la Comarca, pues la Comisión de Educación del Ayuntamiento
de Urretxu redactó un documento sobre la problemática de la Enseñanza en la
Comarca, con fecha de febrero de 1983, en el que sin demasiadas esperanzas de que sus conclusiones puedan servir, analiza la situación escolar de la
comarca, pues se centra en la evolución estadística de los diferentes centros
escolares de Urretxu (Ikastola, Labeaga y Gainzuri), de Zumarraga (La Salle, San
José Mercedarias y Zelai Aristi) y Legazpi (Kimu Berri, Buen Pastor-Santa Teresa
y Domingo de Aguirre)20. De todo ello se constata que la evolución escolar es
más o menos estable, aunque ya se apreciaba un descenso en el alumnado
debido al descenso de la natalidad y al desfavorable saldo migratorio.
Economía y relaciones del centro
El hecho de que este centro dependiese de las subvenciones y ayudas que
su patrocinador, D. Patricio Echeverria, logró dotarlo de cierta estabilidad económica a lo largo de su andadura. No obstante, se pueden señalar algunos aspectos que afectaron a la marcha del centro y de la propia comunidad. Así, en 1943,
al año siguiente de la inauguración hubo que comenzar y continuar con algunas
obras que iban a completar el extraordinario edificio y que le iban a dotar de frontón, salón, cobertizo, casa para el Capellán, así como huerta y gallinero.
19. Suplemento al Histórico para el año 1982.
20. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 254-Carpeta 8 y Caja 832-Carpeta 6.
184
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Esta situación económica relativamente holgada permitía que los recursos
fueran abundantes, pero la serie de impuestos distritales y centrales abrumaban a la Comunidad. La economía parece que estaba gestionada desde San
Asensio, porque en el año 1961 el Hermano Director tuvo que ir a esta localidad
a presentar ante el Liquidador de Derechos Reales la documentación precisa
en la que se señalaba la exención del impuesto de personas jurídicas para el
colegio del Buen Pastor. A tenor de lo que decían los Hermanos, la situación económica de los padres de los niños de colegio no era preocupante, sin embargo,
en el mes de enero de 1955 llegaban ayudas desde otras latitudes. Así ocurría
cuando se repartieron entre los alumnos diversos artículos donados por Cáritas
Norteamericana a la misma entidad española. En breve, también se recibieron
órdenes contrarias, prohibiéndose a los Hermanos repartir más racionamiento y
encargándose la parroquia de hacerlo, aunque por muy poco tiempo, pues éste
originaba trabajo y disgustos entre los habitantes, “quizás por falta de cierta
justicia en dicho reparto”21.
En otro orden de cosas, hay que indicar que en el año 1962 el Hermano
Director comunicaba a los alumnos que, en lo sucesivo, no se cobraría nada
a los Bachilleres ni a los alumnos de la lección particular, como tampoco se
haría con las clases de Iniciación Profesional, corriendo con esta responsabilidad la fábrica22. Además, estas ayudas económicas permitían que, en 1963,
se compraran diversos aparatos de gimnasia (potro, plinto, etc.), con los que
los alumnos pudieran prepararse para los duros exámenes que debían de
realizar en Donostia, así como material de laboratorios con el fin de que la
escuela fuera considerada como autorizada. Tampoco se creó dificultad alguna
para que, en 1965, comenzaran nuevas obras de ampliación del colegio, sin
embargo parece que las tornas cambiaron dos años más tarde cuando el
Director acudió a Madrid en busca de subvenciones que fueran destinadas al
taller, y cuando en el año 1969, por primera vez en la historia del Buen Pastor
legazpiarra, 60 nuevos alumnos se veían en la obligación de tener que pagar
150 ó 300 pesetas, respectivamente, según sus padres trabajasen o no lo
hicieran en la empresa, llevándose el cobro de estas cuotas a través de una
entidad financiera, la Caja de Ahorros Provincial de Gipuzkoa. Ahora bien, a lo
largo del proceso vemos cómo se estaban deteriorando las finanzas lasalianas cuando para comprar una multicopista en el año 1973 surgen diversos
problemas o cuando las canastas de baloncesto las tuvo que proporcionar el
Ayuntamiento.
21. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.
22. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
185
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Por otra parte, aunque en algunos momentos la situación fuese holgada no
significaba que los Hermanos percibieran un sueldo digno23, siendo los únicos
ingresos por aquella etapa de 1974 los procedentes de sus salarios a pesar de
que el centro contaba con una subvención del 50% de lo que correspondía a las
nóminas de una escuela nacional. Independientemente de las subvenciones,
“bien que tenía subvención total y los sueldos del profesorado eran de lo más
corriente que se estilaba por los alrededores para centros de la misma categoría”24, la escuela seguía siendo propiedad de Patricio Echeverría S.A. quien respondía del mantenimiento de la misma y enjugaba los gastos que por cualquier
concepto se originaban. Así se reconocen cuando textualmente dicen: “la entidad patrocinadora del centro mantiene las instalaciones en perfecto estado de
conservación. Son de su propiedad y para obras no escatiman demasiado”25.
En cuanto a las relaciones del centro con las autoridades civiles y eclesiásticas en general fueron buenas, inmejorables en el año 1975. Asimismo, desde
sus inicios, este colegio recibió la visita de los inspectores, como ocurrió en
1948 cuando llegó en visita oficial el Sr. Inspector de Primera Enseñanza. Se
trataba de un antiguo alumno de los Hermanos en Benicarló que pasó por las
clases haciendo una piadosa reflexión sobre el ejercicio de la Santa Presencia
de Dios, animando a los alumnos a practicar este ejercicio con el mayor esmero.
En el libro de visitas dejó el siguiente informe: “los seis beneméritos Hermanos
que regentan las seis secciones de esta graduada cumplen magníficamente su
misión formativa. Todos saben despertar, dirigir y sostener la actividad de sus
alumnos, lo que se ve correctamente reflejado en los cuadernos escolares y en
las acertadas respuestas que éstos han dado a esta Inspección. Se cumplen
además todas las disposiciones vigentes. Los locales y dependencias anejas
excelentes”26. Unos meses más tarde quien hizo su aparición por el colegio fue,
ni más ni menos, que el Sr. Director General de Enseñanza Primaria y Profesional,
D. Romualdo de Toledo. En el libro de visitas dejó estampada su impresión, muy
acorde con los tiempos que corrían en aquella etapa de la enseñanza que se
conoció con el nombre del nacional-catolicismo y que queda perfectamente reflejada en la citada impresión: “la magnífica obra de D. Patricio Echeverría, orgullo
de España, tiene asegurada su proyección en la Historia a través de este hermoso centro pedagógico, modelo en su clase, forjador de católicos y españoles
que siguiendo su ruta contribuirán al engrandecimiento de España”27. No debió
salir insatisfecho tampoco el Sr. Inspector de Primera Enseñanza cuando al año
23. Suplemento al Histórico para el año 1974.
24. Suplemento al Histórico para el año 1976.
25. Suplemento al Histórico para el año 1977.
26. Supplément à l’Historique pour l’année 1947.
27. Supplément à l’Historique pour l’année 1947.
186
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
siguiente volvió por estos fueros escribiendo nuevamente un cálido elogio a la
labor de educación religiosa y patriótica “que aquí, como en todas partes, realizan los Hermanos”28.
No hay más visitas de la Inspección hasta el año 1966, cuando llega la
Inspectora que recomienda una puesta a punto del personal “a efectos de
archivo, bastante desfasado, por cierto”29 y en 1968, cuando a diferencia de la
visita anterior, apareció por Legazpi nuevamente la Sra. Inspectora de Segunda
Enseñanza “yéndose muy complacida”30. Otra muestra de esas buenas relaciones la constituye la situación provocada cuando dan comienzo los arreglos de
la parroquia de Legazpi y, por tal motivo, el Sr. Párroco pide al Hermano Director
le autorice el uso de la capilla lasaliana para celebrar las funciones sagradas
durante el tiempo que durasen las citadas obras, cediéndosela éste sin problema alguno.
Puede presumir este colegio de que recibió numerosas visitas, unas en plan
solaz otras en plan de estudio, tratándose, en la mayoría de los casos, de las
principales autoridades eclesiásticas, como cuando llegó hasta él el Reverendo
Hermano Provincial en 1949, que recorrió todas las clases y examinó a todos
los alumnos recompensando a los más aplicados. Ese mismo año se recibió
también la vista del Excmo. y Rvdmo. Fray Nicasio, Obispo de Casanare y años
más tarde, en 1953, la del Reverendo Hermano Superior General, visita que se
repite en 1964 pero en esta ocasión acompañado de los Reverendos Hermanos
Visitador y Asistente “a los que les llama la atención la ropa, el calzado, la limpieza, todos los alumnos gratuitos, etc.”31. El Procurador de la Santa Sede y el
Obispo de Gipuzkoa también se acercan al colegio de Legazpi en el año 1960 y
tres años más tarde lo hace un Obispo llegado desde Argentina.
También tuvieron visitas de otra importancia, como las que les hicieron los
alumnos aprendices de Arrasate, los Aspirantes de Irun y San Asensio, que se
repite varios años seguidos, o los Escolásticos, así como la primera visita que
recibe el centro y que procede de Donostia, del Colegio de Los Ángeles, que
trajo su grupo artístico y que se fueron totalmente defraudados, pues apenas
asistió público a su función, a pesar de lo que habían trabajado en los ensayos.
Sin embargo, la visita, quizás más importante, que reciben los Hermanos por
las consecuencias que tuvo para el devenir del colegio, fue la efectuada por el
Hermano Visitador en 1960, para hablar con D. Patricio. En esa conversación
28. Supplément à l’Historique pour l’année 1950.
29. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.
30. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.
31. Supplément à l’Historique pour l’année 1964.
187
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
se le proponía a D. Patricio la conveniencia de organizar la escuela de Iniciación
Profesional a lo que dio su conformidad.
Ya en esa década se produce un acontecimiento que no gusta nada a los
Hermanos. Según era costumbre, los quintos del pueblo, la mayoría antiguos
alumnos, iban a despedirse del colegio pero a pesar de que se les ofrecieron
unas pesetillas para la merienda que solían tener como despedida, no lo aceptaban en consideración con los Hermanos. Sin embargo, esto no les pareció mal
a los Hermanos, sino la mala impresión que recibieron por parte de los exalumnos, quienes al encontrarse con los Hermanos, no saludaron. Esta actitud quedó
claramente reflejada en el informe de 1960 cuando el Hermano Director hace
constar lo siguiente: “por eso he insistido ante los actuales para que se vayan
acostumbrando a ser corteses con los Hermanos sin distinción de personas”32.
En esa tarea de mantener unas buenas relaciones destacaba la Asociación de
Exalumnos que, si bien, en los primeros años de vida del colegio apenas se
hace notar, a partir de 1973 irrumpe con gran fuerza y se va a encargar de las
tradicionales actividades deportivas, culturales, religiosas, etc., que se desarrollaban en los colegios lasalianos, así como de la asistencia a reuniones a nivel
estatal de exalumnos lasalianos, siendo en el año 1966, al acudir a Madrid a
una de estas reuniones, cuando sufren un accidente de carretera que les impide
llegar a su destino.
En general parece que las relaciones que los Hermanos lasalianos de
Legazpi tuvieron tanto con las autoridades civiles como eclesiásticas fueron
bastante buenas, sin embargo, en el año 1978 realizan una queja en relación a
que el Provincial les visitaba muy poco, aunque quizás ésta estuviera provocada
por la preocupación que mostraban ese mismo año porque las relaciones con
los patrones de la fábrica no estaban a la altura de las que mantenían con las
demás autoridades.
Los estudios: Enseñanza Primaria, Iniciación Profesional y Bachillerato
Como hemos señalado, en este centro siempre se mantuvo la Enseñanza
Primaria como un nivel de enseñanza permanente, aunque también, desde sus
comienzos, se intentó atender la Formación Profesional Inicial. A estos dos niveles de enseñanza se incorporaría el Bachillerato Laboral, formalmente a partir
de 1965, aunque dos años antes ya se señala, sobre todo en los informes de
visita, la existencia de clases de bachillerato.
32. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.
188
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Con respecto a las enseñanza de iniciación profesional se recoge información contradictoria, pues mientras en algún Informe de Visita se señala que
existen 12 “aprendices”, además de los 5 grupos de primaria, en otros informes
en cambio, como el de 1956, se dice que “sería de desear que la obra de iniciación profesional que se hace con los aprendices fuera más intensa, pero no
entra en las miras de la entidad protectora y sostenedora del centro”. Es decir,
parece existir cierta ambigüedad con la continuidad de la enseñanza correspondiente a este nivel. En este sentido, se aprecia que la utilidad de estos estudios
adquieren toda su relevancia si los alumnos continúan su formación en otros
centros: “el complemento más desarrollado de formación profesional industrial
que requeriría podrá establecerse más ampliamente en la vecina Escuela de
Aprendizaje de Zumarraga, actualmente en ampliación”33. En este sentido, hay
que entender este tipo de estudios.
No obstante, poca actividad encontramos con referencia al tipo de estudios
hasta el año 1952. Algo debió de ocurrir ese año para que el Hermano Director,
y por dos veces en el mismo curso, fuera examinando clase por clase todas las
asignaturas: “preciso es notar el entusiasmo de los alumnos por sus notas, en
algunos tan sensible, que se notó en más de una ocasión resolviéndose en blancos lagrimones que corrían por sus mejillas”34. En 1953 la Enseñanza Primaria
quedaba ampliada y en 1955 se obtenían los primeros buenos resultados de los
alumnos que se habían presentado a los exámenes de Ingreso y al primer año
de Bachiller.
Una preocupación constante por alcanzar los mejores resultados se aprecia
en algunos momentos, porque se observaban los primeros síntomas de cierta
flojedad en el nivel de bastantes alumnos, lo que dio lugar a que en 1960 se efectuase un riguroso examen para la admisión de nuevos alumnos, que parece ser
que, en sus orígenes, cumplió con su objetivo inicial de selección de alumnado,
y es obligado señalar los éxitos extraordinarios que consiguieron los alumnos
del colegio en la convocatoria del Patronato de Igualdad de Oportunidades: “han
conseguido beca 34 alumnos para disfrutarlas en las Universidades Laborales,
en el Instituto Laboral de Vergara, en Escuelas Profesionales y en el mismo colegio de Legazpia”35. Ese mismo año de 1962 se hacía entrega en Donostia de la
documentación precisa para el reconocimiento de la Iniciación Profesional. Una
de las razones de que estos resultados no fuesen todo lo deseable, era el bilingüismo, como señala en su informe el Hermano Visitador en 1964: “con todo el
nivel cultural no es alto por las dificultades del bilingüismo”.
33. Rapport de Visite de 1960.
34. Supplément à l’Historique pour l’année 1952.
35. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
189
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Visto el éxito obtenido en esta obtención de becas, al año siguiente nuevamente sufren los exámenes los bachilleres y los que aspiran a las becas que
patrocina el Patronato de Igualdad de Oportunidades y el de las Mutualidades
Laborales. Si los primeros consiguen resultados altamente satisfactorios, los
segundos obtienen cuantiosas becas, ascendiendo el importe total a 300.000
pesetas. Ocho alumnos consiguen una beca de 30.000 pesetas de las
Mutualidades Laborales, con las que podrán seguir estudios de oficialía, maestría y peritaje: “todo ello ha creado un gran ambiente de trabajo entre los alumnos
actuales, ya que ellos no quieren ser menos que sus compañeros”36. También
consiguieron una beca de 5.000 pesetas los 22 alumnos que se presentaron
este año al examen oficial para disfrutarla en nuestro centro de Zumarraga. Pero
no todo fueron éxitos, porque en el año 1968 nos encontramos con una queja
importante de los padres de los alumnos y de los propios Hermanos en relación
a un examen de los de 4º curso que hubieron de realizar en Urretxu y cuyos
resultados dejaron bastante que desear.
Es en estos años de la década de los sesenta, cuando el colegio se plantea
otros tipos de enseñanzas, como la Iniciación Profesional que, como ya hemos
señalado, formalmente comienza en 1962 y que va a servir para que años más
tarde, en 1964, se produzca el primer contacto con los padres para orientarles
sobre las ideas que tenían en el colegio. Así, en 1965, el Director y los profesores se reúnen con los padres para ponerles al corriente de la nueva orientación
dada al colegio con la implantación de los estudios de Bachillerato Laboral,
después de que en Madrid dieran por bueno el expediente incoado por el centro
con el objetivo de que fuera reconocido el Bachillerato Laboral. Con anterioridad
se habían recibido en las instalaciones del “Buen Pastor” diversos aparatos
de gimnasia y un notable contingente de material científico y de laboratorio con
vistas a esa pequeña revolución educativa que estaba comenzando en el colegio lasaliano de Legazpi. Ello da lugar a que, en 1967, el Director se desplace
hasta Madrid en busca de subvenciones para poder dotar los talleres que quería
montar. Ahora bien, esta pequeña revolución de la que hablamos también tiene
su aspecto menos positivo, como que en 1969, 60 alumnos nuevos tienen que
pagar por primera vez en la historia del colegio, como ya hemos indicado previamente, 150 ó 300 pesetas según trabajasen sus padres o no en la empresa.
El año 1964 se distingue por tres actividades, la primera de ellas es que
16 alumnos acuden al colegio de Iniciación Profesional de Zumárraga para el
examen de becas para el próximo curso, la segunda es que acuden 31 alumnos
al Instituto de Oñate para el examen de ingreso y la tercera que unos 200 trabajadores de Patricio Echeverría sufren el examen para la obtención del Certificado
de Estudios Primarios. El año 1968 es testigo de dos situaciones totalmente
36. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.
190
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
diferentes, por un lado el examen que los alumnos de 4º curso del centro tienen
que realizar en Urretxu y que fue considerado como bastante parcial, incluso por
los propios padres y, por otra parte, las notas que se dan con frecuencia bisemanal, “se ha puesto a cada alumno una nota en rojo que señala apreciativamente
la capacidad del alumno. Los padres pueden relacionar con ella el esfuerzo de
sus hijos”37.
Como ya hemos señalado los nuevos avatares de la escuela se irán acomodando, en cuanto a la oferta escolar, a las nuevas reformas propiciadas por la
Ley General de Educación. En este sentido, se aprecia que el colegio hace una
apuesta por la oferta escolar adaptada a la Enseñanza General Básica, siguiendo
las directrices marcadas por el Ministerio de Educación y Ciencia, e incluso “se
presta una gran atención al estudio del euskera con una hora diaria en todos
los niveles y alguna asignatura en euskera en algunos cursos”38. Así pues, esta
continuidad de los estudios, reconocidos oficialmente desde 1975, suponía
la desaparición del bachillerato elemental hasta entonces existente, además
de los de iniciación profesional. En 1976 el centro solicitará al Ministerio de
Educación y Ciencia autorización para el “legal funcionamiento de un Centro de
Educación Preescolar”, dependiendo de la Fundación Buen Pastor-Santa Teresa,
para niños de cuatro y cinco años. A partir de 1979 ya se constata la existencia
de matrícula en este nivel de enseñanza.
En esta situación permanecería hasta que nuevamente vuelva a plantear su
situación con las reformas educativas desde el Gobierno Vasco y la elección de
un determinado modelo lingüístico. En este contexto se entienden las explicaciones que se recogen en el Histórico de 1982, a las que ya nos hemos referido:
“aunque damos los modelos B y D la gente no confía en nosotros. La mayoría
llevan sus hijos a la ikastola, incluidos los inmigrantes. Las 2/3 partes del alumnado los tiene la ikastola y 1/3 corresponde a las nacionales y las privadas. El
futuro es oscuro”39.
Evolución de la matrícula de alumnos
En el análisis de la evolución del alumnado, hemos de tener presente los
cambios que se producen en el centro, sobre todo con el reconocimiento oficial
como Fundación Buen Pastor-Santa Teresa, pues se aprecia un aumento sustancial en la matrícula debido a la incorporación del centro femenino. Desde el ini-
37. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.
38. Suplemento al Histórico para el año 1977.
39. Suplemento al Histórico para el año 1982.
191
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
cio de la escuela hasta 1975, fecha en la que comienzan a registrarse los datos
relativos a este último centro, la evolución de la matrícula se sitúa entre los 200
y los 400 alumnos, con una distribución por clases que variaba según los diferentes grados existentes. Es cierto que el número de alumnos por clase puede
parecer desproporcionado y nada homogéneo, pero los datos que se señalan en
el Nominatif suele ser de escasa fiabilidad, al menos en su distribución, pues
no se entiende que de un curso para otro varíe tanto el número de alumnos. El
criterio que podemos utilizar es que la 6ª clase corresponde a los alumnos de
iniciación profesional y el resto a los diferentes grados inferiores, aunque tampoco tengamos certeza de que fuera así. En algún momento, al contrastar estos
datos con los que proceden de otros documentos se aprecian ciertas inexactitudes, aunque en números globales los datos sean parecidos. Así, en el curso
1972, los 332 alumnos estaban repartidos de la siguiente forma: en 5º de EGB
había 75 alumnos, en 6º de EGB 130 y en 3º de Bachiller 89 y en 4º de bachiller
43. Se trata de cifras que corresponden al proceso de implementación de la Ley
General de Educación.
Legazpi. Alumnos por clases (1942-1968)
A partir de 1975 asistimos a un considerable aumento de la matrícula y a la
incorporación del alumnado femenino, procedente del Colegio Santa Teresa. Con
ello nos encontramos con un volumen importante de alumnado. A estas cifras
hay que sumar, a partir de 1979, la matrícula correspondiente al alumnado de
192
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
preescolar, con lo cual los datos ofrecen una panorámica mucho mas completa
del alumnado matriculado en el centro. Sin embargo, a la vista de la documentación consultada no podemos explicar lo ocurrido con la matriculación que se
registra a partir de 1981, cuyo elemento más importante es el descenso en la
matriculación en todos los niveles, pero también es posible que influyeran otros
factores ya apuntados. De cualquier manera estos datos rompen una tendencia
que hasta 1980 mostraba un continuo aumento.
Esta evolución en la matrícula ocasionó más de un problema, como era
tradicional en los centros de Gipuzkoa, nos referimos a los límites de entrada
de los alumnos. Así, el primer problema que se presenta en el Buen Pastor
es una cuestión de espacio, allá por el año 1944, cuando en la reapertura del
curso se precisaba de una ampliación si no se quería dejar a 15 niños fuera
de la escuela, lo que conllevaba que se necesitase un Hermano más, a la
petición el Hermano Visitador accedió sin problemas. Llegado el año 1954 el
problema de la falta de espacio perduraba en el colegio; las clases estaban
hasta los topes y el hijo de D. Patricio rogaba, en nombre de su padre, al
Hermano Visitador para que enviara otro Hermano, pues había 25 niños en la
calle y quería que, urgentemente, se abriese otro grado, pero ello no pudo ser
y ante la negativa recién comunicada, el hijo de D. Patricio quedó profundamente apenado.
La situación de falta de espacio continuaba agravándose porque la población
escolar iba en aumento y, en 1960, en una reunión conjunta con D. Patricio, se
tomaba una drástica decisión: únicamente se recibirían niños que fueran hijos
de obreros de la empresa. El cambio de Director, al año siguiente, poco pudo
aportar en este aspecto, pues desde el primer día las clases estaban completas y la Dirección se encontraba asediada por los padres que no habían podido
matricular a sus hijos. Analizada la situación, se tomaba una nueva decisión:
a partir de ese instante se realizarían exámenes de entrada para la admisión
de alumnos, pero tampoco era una decisión que terminase de solventar el problema porque en 1963 se encuentran con más de 100 solicitudes y 40 plazas
y en 1964 se veían imposibilitados para aceptar más niños en las aulas del
colegio.
Entrados en la década de los sesenta, y a pesar de que los problemas de
matrícula continuaban, la asistencia a clase era completa pese a las inclemencias del tiempo: “todo se suaviza con el perfecto funcionamiento de la calefacción. Sin embargo se producen dos inesperadas bajas en las clases mayores,
para colocarse en la Fábrica del Fundador del Colegio”40.
40. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
193
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Dentro del día a día de la vida del Buen Pastor legazpiarra, el curso 195051 no comenzó con normalidad por causa de las órdenes recibidas de la
Superioridad Académica, motivadas en algunos casos por una enfermedad que
producía parálisis infantil en la provincia y principalmente en la capital y, un
año más tarde, los problemas generados por la gripe, que tuvo como consecuencia que más de dos terceras partes del alumnado tuviera que pagarle su
tributo tarde o temprano. La perspectiva del alumnado que tenía el Hermano
Director la podemos ver en esta larga cita, que por su interesante contenido
cargado de metáfora entendemos necesario señalar: “damos comienzo al
segundo trimestre con asistencia casi total de los alumnos, todos dispuestos
una vez vencida la modorra, a trabajar con más ahínco y a subsanar los errores
que les hicieron culpables de malos resultados el trimestre anterior. Seguimos
deshojando el calendario, pues los días pasan. El alumnado va encarrilándose
poco a poco en las vías de disciplina y del trabajo. Los malos días no les asustan. La Señora Blanca Nieves nos ha visitado una y dos veces y otras tantas
es recibida con júbilo. No les es difícil capear el temporal con buenas clases y
mejor calefacción. Con estas variaciones, únicamente atmosféricas, llegamos
al 25. Los benjamines están de gala. Es que quieren cerrar con broche de oro
la fervorosísima novena que han hecho al Niño Jesús, y además, dicen que es
su fiesta. ‘Fiesta de los Congregantes del Niño Jesús’. Lucen sus galas con
rosadas cintas al cuello y hermosas medallas bruñidas en plata al pecho. En la
Misa las gargantas infantiles cantan a su Divino Modelo. Llegado el momento
los Congregante se acercan a la Sagrada Mesa. A continuación en un acto
muy simpático y piadoso, 19 angelitos quedan admitidos en la Archicofradía.
Nuestro Capellán les impone las medallas. ¡Qué emocionados las contemplan
en sus pechos! Tras la Misa suben al Salón de Actos donde se les obsequia
con algo que alegra el corazón; no hacía falta pero nadie rehúsa el vinillo dulce
y los ricos chupetes y pasteles”41.
También tenemos que señalar que la salud de los alumnos fue en todo
momento motivo de interés en el Buen Pastor e incluso se llegaron a realizar
revisiones médicas que gratamente sorprendieron a los galenos, como la llevada
a cabo en abril de 1955 “en la que los señores doctores quedan prendados de
la limpieza y demás condiciones higiénicas del colegio y al no hallar ningún niño
enfermo dicen ‘No nos extraña, así debieran ser todas las escuelas y los niños
se desarrollarían en perfectas condiciones de salud’. Otras razones contribuyen
a ello, pues sin duda los obreros de esta entidad están bien retribuidos y pueden
atender con buena alimentación a sus hijos”42.
41. Supplément à l’Historique pour l’année 1950.
42. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.
194
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Las actividades escolares
Una de las actividades escolares más importantes a lo largo del año de los
alumnos del Buen Pastor legazpiarra era la celebración del santo del fundador
del colegio, D. Patricio, el 17 de marzo, y el de Santa Teresa, esposa del fundador, el 15 de octubre. En ocasiones, en estas celebraciones iban incluidas
meriendas así como sesiones de cine o reparto de caramelos entre los niños.
En el caso del año 1948 el agradecimiento del alumnado al creador de su
colegio fue un poco más allá y en su honor, los niños cantaron a dúo la Santa
Misa y después obsequiaron a D. Patricio con una vistosa exhibición de bailes
regionales. Él, por su parte, sufragó los gastos de indumentaria y obsequió a los
niños con una rica merienda. Sin embargo, a partir de 1972 este acto que había
venido desarrollándose desde el año de la fundación del colegio, en 1944, dejó
de celebrarse, o al menos los informes ya no dan más cuenta de él.
En este capítulo de fiestas y celebraciones también podemos incluir las que
tuvieron lugar a partir del año 1959, cuando, por primera vez, se celebra el día
del alumno y del exalumno, repitiéndose la misma en 1961 y 1962, año en el
que acudieron al colegio todos los maestros y maestras de la localidad, a los
que se obsequió con un refrigerio. Además, más de 100 alumnos vestidos de
blanco, realizaron diversos ejercicios gimnásticos con extraordinaria maestría. A
esta fiesta se sumó el Hermano Jesús, primer Director del colegio y apreciadísimo por los alumnos, lo que contribuyó a realzar el acto.
También eran dignas de destacar las numerosas excursiones que realizaban
por la provincia de Gipuzkoa y limítrofes, como a los Santuarios de Estibalitz y
Urkiola, a la basílica de Begoña o a localidades como Irun, Donostia, Hondarribia,
sin olvidar el año en que se realiza una peregrinación a Lourdes. No faltaron tampoco los tradicionales viajes de fin de curso que se celebraron por primera vez
en 1969, cuando los alumnos de 4º año se van hasta Madrid, pasando también
por Toledo y Segovia. Este viaje de los niños fue sufragado por la Asociación
de Padres de Familia, “que aportaron todas sus energías y dinero”43. Al año
siguiente para recaudar fondos para el viaje sin vaciar los bolsillos de los padres,
se puso en marcha la rifa de una lavadora automática y así sacaron unas pesetillas los alumnos del 4º grado. Pero sin duda alguna, el año de las excursiones
fue el de 1972, pues los diplomados fueron a Francia, los cantores a Urbia, los
de 5º grado a Hondarribia y los de 4º grado a Madrid, donde encontraron un hotel
que les resultó bastante caro.
Para relatarnos la excursión que costeó D. Patricio en el año 1951, el Hermano
que realiza el informe se envuelve en una cierta cursilería que a continuación
43. Suplemento al Histórico para el año 1969.
195
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
señalamos: “llega el día tan esperado por los 120 jilguerillos que con sus alegres
gorgojeos pisan el patio del colegio, parece que le da vergüenza al sol el haberse
escondido y…lució. ¡Gracias a Dios! Lo celebramos con cohetes y bombas reales.
Por gracia y delicada atención de nuestro magnánimo bienhechor D. Patricio, los
120 alumnos pudieron realizar esta excursión gratis en 2 autobuses”44.
Además de los viajes y las excursiones, otra actividad interesante eran los
campamentos de verano que organizaba el Buen Pastor legazpiarra. Allá por
1967, por primera vez sus alumnos tienen la oportunidad de ir hasta la localidad
navarra de Estella donde disfrutaron de unos días de vacación. Dos años más
tarde, dado el éxito obtenido con estos campamentos y con la colaboración de
Pedro Zubía, quien les deja su piscina y sus terrenos para poder hacer la acampada, se establecieron dos turnos de vacaciones. En 1973 el campamento se
lleva a cabo en Irache con total normalidad, pero al año siguiente, se crearon
unas fuertes tensiones entre el Hermano Juan José y el “Josca” que provocaron
la salida del primero y quizás el final de esta actividad, ya que no volvemos a
tener constancia de que la misma se repitiera años más tarde.
Otra actividad típica de todos los colegios lasalianos eran los cursillos de
verano, y en Legazpi tampoco faltaron, teniendo lugar por primera vez en el año
1951, a los que acudieron 130 alumnos de forma voluntaria y gratuitamente. Su
finalización se sitúa en 1974, pues ya no vuelve a hablarse de ellos en los informes
del colegio. No podía faltar en un colegio de La Salle el acto público de entrega
de notas y diplomas, con la presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas,
que en el caso de Legazpi, en el año 1944, era revestida de solemnidad con la
presencia de D. Patricio y el premio de una excursión: “al día siguiente unos 90
alumnos salían de excursión al Santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz. La suculenta comida preparada por el popular ‘Singer’ y consiguiente visita al Seminario
Diocesano de Vitoria y al Santuario de San Antonio de Urquiola”45. Para obtener el
premio los Hermanos dejaban bien clara la condición fundamental, “los constantes
triunfan pues el último sprint vale poco si antes no se ha corrido bien”46.
También fue acogida con gran agrado la participación del colegio en las fiestas de la localidad o la creación en 1969 de un cineforum para los niños del centro. Otra de las actividades que gustaban en el centro y en las que anualmente
se participaba, era en los coros en honor a Santa Águeda, sin embargo esta
actividad en el año 1972 se vio empañada por el boicot al que le sometieron
diversos agentes del pueblo que andaban con todo tipo de reivindicaciones.
44. Supplément à l’Historique pour l’année 1951.
45. Supplément à l’Historique pour l’année 1944.
46. Supplément à l’Historique pour l’année 1951.
196
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Más actividades que se realizaron en el colegio fueron una velada recreativa
con teatros y bailes en 1966, la participación en el Certamen Musical de Mutriku
en 1972, la Semana Cultural Vasca de 1973, la realización de una rifa en
1967 para recaudar dinero para la tamborrada infantil que, sin embargo, años
más tarde recoge su recompensa cuando el propio Ayuntamiento le aporta una
ayuda de 40.000 pesetas. Sorprendentemente, en el colegio también se celebró
durante un par de años el día del jubilado, concretamente en los años 1972 y
1973, de la que no se vuelve a tener más noticias. De la que sí hubo más noticias fue de la actividad de la Asociación de Antiguos Alumnos, que si bien nos
hacen saber que en el año 1953 todavía no existía, sí aparecía allá por 1973 sin
aportación digna de destacar ni ese primer año, ni en el siguiente. Ya en 1974
se dice de ella que su actividad era casi exclusivamente de orden deportivo,
aunque, un par de veces al año, habían colaborado con los días del jubilado, por
lo que los Hermanos se vieron obligados a participar “en esa vida mortecina de
la Asociación”47 en 1976, repitiendo en 1977 “por su lánguida vida”48 dedicada
exclusivamente a las actividades deportivas o folclóricas.
Vida religiosa
Siguiendo la tradición lasaliana de celebrar todo tipo de acontecimiento de
carácter religioso, a continuación vamos a dar una relación de actividades religiosas que se celebraron en el Buen Pastor de Legazpi:
1. Domingo de Ramos
2. Fiesta de San José
3. Día de los niños
4. Procesiones y Vía Crucis
5. Fiesta del Beato Benidlo
6. Primera Comunión
7. Fiesta de Santo Tomás
8. Imposición de medallas y escapularios
9. Fiesta de San Juan Bautista de La Salle
10. Fiesta del Beato Salomón
11. Fiesta de la Inmaculada
47. Suplemento al Histórico para el año 1976.
48. Suplemento al Histórico para el año 1977.
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
12. Fiesta de Cristo Rey
13. Imposición de la Ceniza
14. Mes de las flores
15. Fiesta de la Santísima Trinidad
16. Ejercicios Espirituales y Retiros
17. Peregrinaciones a los diferentes santuarios de la provincia
18. Bendición de la Bandera
19. Fiesta del Sr. Capellán
Pero además de esta larga lista de festividades de tipo religioso, y dentro del
mismo ámbito, hubo algunos detalles que nos gustaría recordar. Así, en el primer
año de actividad del Buen Pastor legazpiarra, nos encontramos con que “desde el
15 de mayo de 1944 funcionaba en nuestra querida escuela la Congregación de
la Inmaculada y de San Juan Bautista de La Salle, para fomentar la piedad entre
sus mejores alumnos. Juntamente se había constituido un turno de Tarsicios que
celebraba mensualmente su vigilia y estaba animado del mejor deseo de alabar al
Santísimo Sacramento del Altar”49. En este tema de las Congregaciones existieron varias que funcionaron en el colegio y que recibieron un impulso ascensional,
“resolviéndose en numerosas llamadas del Señor para trabajar en su viña y a la
que han respondido generosamente un buen número de nuestros alumnos”50. Un
ejemplo de ello es lo ocurrido en el mes de enero de 1952, y que tuvo un atractivo
particular, a causa de celebrar los misterios de la infancia del Señor: “imposible
describir la alegría que los niños experimentan cunado su nombre figura en la lista
de los Congregantes. Como coronamiento de la novena irán una vez más a recibir
a su amigo. Fruto de este fervor son las numerosas vocaciones religiosas y eclesiásticas que cada año salen del colegio”51.
La fiesta de las comuniones también suponía un día de alegría y regocijo
generalizado entre los niños y mayores: “solícitamente preparados e instruidos
por el Hno Profesor y el Sr. Párroco, el domingo de Quasimodo los inocentes
corazones reciben a Jesús. Día de gala y hermosura para todos nosotros, viéndoles tan apañaditos, luciendo sus trajes de azul marino. Y para Jesús, visitando
aquellos vergeles deliciosos que eran sus pechos. El soñado día dejó huella
indeleble en los tiernos corazones”52. La fiesta del Santo Fundador, en 1953,
también era día de comunión: “llegada la víspera hubo confesión, seguida de la
49. Supplément à l’Historique pour l’année 1944.
50. Supplément à l’Historique pour l’année 1950.
51. Supplément à l’Historique pour l’année 1951.
52. Supplément à l’Historique pour l’année 1951.
198
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
vigilia de Tarsicios con el fin de dar al día siguiente más realce. ¡Qué emocionante era de ver, al día siguiente el total desfile del alumnado acercándose a la
Sagrada Mesa!”53. O cuando se produjo la beatificación del Hno. Benildo que los
niños oyeron por la radio, “era esperada con vivo anhelo por todos los alumnos.
Fervorosísimo novenario precede a este día señaladísimo. La víspera, a las ocho
de la tarde el disparo de cohetes alborota a la vecindad. El toque de las campanas anuncia la fiesta. La capilla, primorosamente adornada. Todo está preparado para la fiesta. Alegres y risueños acuden presurosos al rayar los primeros
albores del alba. Vienen exultantes de alegría a ofrendar a su santo patrono con
una fervorosa comunión”54. No quedó atrás la fiesta de la Santísima Trinidad de
1945, cuando “el pueblo entero participó activamente en aquella manifestación
de fe, ya engalanando con luces y transparentes sus casas, ya formando en la
Magna Procesión Eucarística, que partiendo del colegio se dirigió hasta la Iglesia
Parroquial sobre las 10 de la noche”55.
En el año 1945 se celebró un Congreso Eucarístico en Bergara en el que por la
mañana hubo misa de comunión para unos 2.000 niños y donde el orden y la piedad
fueron perfectos, a pesar de la fina llovizna que deslució el acto. No se deslució del
todo el acto de 1946 pero sí hubo alguna queja por parte de los Hermanos en relación
a la organización de la jornada de los congresistas “cuando los 150 niños que se
alistaron como tales con otro centenar de niñas, se dirigieron llenos de entusiasmo
en cinco camiones cedidos por la Fábrica de D. Patricio y la Papelera. Hubo por la
mañana en el Ensanche de Amara una Comunión General en la que participaron unos
20.000 niños. Todo esto resultó verdaderamente magnífico, aunque un tiempo algo
lluvioso y alguna lentitud en la organización deslucieron un poco su esplendor”56.
Los certámenes catequísticos constituyeron otra actividad dentro de la vida religiosa de los alumnos. En 1950 se celebró el primero de ellos en el colegio de Los
Ángeles de Donostia. La selección del Buen Pastor consiguió el primer puesto con
el consiguiente trofeo donado por el Hermano Visitador, pero la trayectoria de estos
certámenes fue relativamente corta, pues desde 1960 no hay más noticias de su
existencia. Por último, en lo que concierne a la vida religiosa de los niños de La Salle
de Legazpi, indicar dos noticias relacionadas con los archicofrades del Santísimo
Niño Jesús. La primera de ellas en relación a la bandera de la Archicofradía que se
les encargó a las monjas de los Ángeles Custodios de Bilbo y que, a decir de los
Hermanos, resultó bastante cara, y la segunda relativa a las noticias de la salida
que los archicofrades hicieron en Navidad para recaudar fondos para comprar una
estatua de mayores dimensiones que la que tenían en la Capilla.
53. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
54. Supplément à l’Historique pour l’année 1952.
55. Supplément à l’Historique pour l’année 1945.
56. Supplément à l’Historique pour l’année 1946.
199
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Las obras complementarias dedicadas a la labor de apostolado tuvieron
en el centro una permanencia importante y casi desde el inicio del colegio. En
este sentido, tanto el Histórico como los Informes del Hermano Visitador eran
precisos en apuntar el número de alumnos que pertenecían a dichas asociaciones, como podemos observar por la tabla siguiente. Casi se puede decir
que el 50 por ciento de los alumnos estaban implicados en alguna de estas
asociaciones (Archicofradía del Niño Jesús, Congregación de la Virgen María y
Cruzada Euscarística), lo cual les obligaba a una serie de actividades apostolares periódicas.
Tabla 50. Legazpi. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela
(1944- 1968)
Archicofradía del
Niño Jesús
200
Congregación de
la Virgen María
Cruzada
Eucarística
Vocaciones
1944
72
2
1945
82
4
4
1946
60
98
1947
60
90
1948
70
70
120
1949
70
70
140
6
1950
60
65
120
7
1951
60
65
120
1952
60
68
1953
75
60
1954
85
70
1955
85
74
5
1956
87
70
12
1957
90
65
6
1958
150
80
10
1959
199
40
12
1960
108
40
14
1961
116
100
1962
56
72
72
1963
112
100
110
11
1964
104
98
98
10
1965
118
105
85
5
1966
158
104
5
1967
158
86
8
1968
180
110
4
5
4
110
2
5
7
9
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Legazpi. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1944-1968)
El apartado vocacional también tuvo su importancia dentro del Buen Pastor.
Los Ejercicios Espirituales y los Retiros no faltaron a su cita año tras año y
prueba de su éxito es que en el año 1964 se alcanzaron las 10 vocaciones.
En un resumen sobre este tema, se reseña que el total de vocaciones habidas
entre 1942 y 1965 era el siguiente: Hermanos 3, Formandos 12, Sacerdotes 12,
Seminaristas 9 y otras congregaciones 2957. Ello no significaba que todos los
años se alcanzase dicho éxito, pues en 1955 queda reflejado en el comentario
de los Hermanos cierto desasosiego ya que “se cultivan con esmero aunque
con cierta desilusión, pues el pasado curso el seminario rechazó a varios y el
noviciado menor sólo admitió dos sobre diez. ¿Qué será de ellos este año? No
basta que la mies y los operarios sean muchos, es necesario otras cosas, que
no perdamos la confianza en que Aquél que los envía sepa proveer a su debido
tiempo”58. Así, entre deseos, como el de 1974 cuando se dice “¡Quiera el Señor
concederles el don de la perseverancia!”59, y críticas, como la de 1977 “¡Poco
atendidas por parte de los Hermanos!”60 finalizaba el capítulo de las vocaciones
57. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 255-Carpeta 10.
58. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.
59. Supplément à l’Historique pour l’année 1974.
60. Suplemento al Histórico para el año 1977.
201
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
de los niños del colegio del Buen Pastor de Legazpi. Es decir, puede afirmarse
que Legazpi fue un buen semillero de vocaciones, sorprendiendo en algún año el
alto número de las mismas, aunque como ocurría en el resto de los centros, a
partir de la decada de los setenta comenzaron a decaer.
Profesorado
La complejidad de este centro, sobre todo a partir de 1975, obliga a matizar
la evolución y presencia de los Hermanos y profesores seglares, pues desde
esa fecha se incorpora profesorado religioso y seglar femenino. No obstante,
por lo que respecta a los Hermanos se aprecia una evolución creciente en los
primeros años que logrará estabilizarse en un número de siete Hermanos en la
Comunidad hasta 1967. A partir de esa fecha decrece el número de Hermanos
llegando a la retirada en 1984, aunque durante algún tiempo se mantengan dos
Hermanos en la Ikastola. La mayoría de los Hermanos tenían votos perpetuos y
también poseían el titulo de maestro de enseñanza primaria.
En cuanto a la permanencia de los Hermanos tenemos que matizar que
durante toda la vigencia del centro pasaron por el mismo del orden de unos
ochenta Hermanos. Es decir, casi dos Hermanos de media durante los más de 42
años en que el centro permaneció abierto. Se trata de un índice un tanto elevado
de movilidad, pues son muchos los casos en los que algún Hermano permanece
tan sólo un año. A pesar de esta movilidad, que siempre puede interpretarse como
un descenso en la dedicación y escasas posibilidades de establecer relaciones, el
centro siempre gozó de buena fama y de prestigio en cuanto a las características
de su labor docente. No obstante, podemos señalar algunos casos en los que los
Hermanos estuvieron más de cinco años: el primer director que permaneció desde
sus inicios hasta 1948, Hermano Lizier de Jesús, estuvo pues 6 años, junto con
él también llegó el Hermano Demetrio Lamberto que permaneció quince años en
el centro desde 1942 hasta 1956 y volvió como director entre los años 1962 y
1964. Otros tantos años estuvo en el centro el Hermano Juan Teodoro, desde
1951 hasta 1963. El Hermano Fausto Samuel, que fue director en 1953, permaneció en el centro seis años (1953-1958) y, finalmente, el Hermano Javier Urbano
que permaneció en el centro desde 1960 a 1970. El resto de los Hermanos que
pasaron por el centro no permaneció más de cinco años.
A partir de 1970 se observa, por vez primera, la presencia de 2 profesores
seglares, número que asciende hasta 5 en 1975; en 1982, el año del cierre
del colegio, se encontraban impartiendo clase, además de 4 Hermanos 6 monjas, habiendo aumentado paulatinamente la presencia del profesorado seglar,
sobre todo de mujeres, a partir de la década de los setenta y ochenta, debido
a las nuevas características del centro con la incorporación del Colegio Santa
Teresa.
202
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Respecto a la formación del profesorado, quizás pueda resultar sorprendente pero hasta la década de los sesenta no encontramos información sobre
las actividades educativas para el profesorado del Buen Pastor, siendo la primera actividad en la que toman parte unos cursillos organizados por el Frente
de Juventudes y que duró “veintitantos días”. Otros cursillos a los que asistieron
fueron los dirigidos a Directores, en la localidad de Villagarcía en el año 1969,
y los que se impartieron a partir de 1980 para que diariamente los profesores estuvieran aprendiendo euskera durante un mínimo de 45 minutos diarios.
También tuvieron la oportunidad de acudir a un Congreso de Antiguos Alumnos
en Palma de Mallorca, allá por el año 1969, así como a la reunión de la FLAVA
(Federación Lasaliana de Antiguos Alumnos Vasco Aragonesa) en 1967. Los exámenes que realizaron también fueron escasos, uno el de Reválida, para el que
tuvieron que acudir a Calahorra, y otro de Religión que se llevó a cabo en Irun.
Lo más destacado del año 1944 fue el nombramiento de un nuevo Párroco,
“celoso Párroco de Montellano (Vizcaya)”, D. Juan Añibarro, como Capellán del
colegio “que viene a ser el más preciado complemento de la labor educativa y
religiosa que está destinado a hacer el colegio”61 y la Consagración del altar de
la Capilla por el Obispo de Docimea, Vicario Apostólico de Guam. Entre el 15
de mayo y el 7 de junio de 1946 se celebró en la Casa Generalicia de Roma el
Capítulo General del Instituto. El capítulo empezó sus tareas con la elección del
nuevo Superior, el Rvdo. Hermano Athanase-Emile, como sucesor del Vicario
General nombrado en 1940 por la Santa Sede y, en 1959, se organiza la primera
asamblea de Antiguos Alumnos con la intención de formar la FLAVA.
En cuestión de personal debemos hacer constar la queja que realizan los
Hermanos en el año 1959 con respecto a los cambios que se producen continuamente en las Comunidades y que textualmente decía así: “es muy lamentable tanto cambio en las Comunidades, pero tiene que ser así”62. Quizás por
ello al año siguiente se produce la baja de un Hermano, que pidió abandonar
la Congregación religiosa el cual “vino de modo extraño para vivir cerca de su
madre, se declara al fin con propósito de pedir la dispensa de los votos para
desligarse del estado religioso. El Hermano Visitador lo manda a Zaragoza en
espera de la respuesta de Roma. Para reemplazarlo viene de Zaragoza otro
Hermano”63. Sin embargo, no parece que hubiera más abandonos, al contrario,
años más tarde llegan al colegio en plan experimental dos novicios que dan un
muy buen resultado, por lo que al año siguiente se repite la experiencia.
61. Supplément à l’Historique pour l’année 1944.
62. Supplément à l’Historique pour l’année 1959.
63. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.
203
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Terminamos este capítulo de los lasalianos legazpiarras señalando las
tradicionales excursiones a Pamplona, Estella, San Asensio, Bilbo, etc y, por
supuesto, recordando que todos ellos acudían a los Ejercicios Espirituales y a
los Retiros que se llevaban a cabo en Irun, Donostia o Bilbo.
Recomendaciones del Hermano Visitador
Las tradicionales recomendaciones del Hermano Visitador las hemos dividido en tres apartados: el primero referido a las relaciones tanto internas como
con el exterior, por parte de los Hermanos, el segundo relativo a las actividades
profesionales o académicas y el tercero en lo que concierne al aspecto religioso.
Comenzando pues por el apartado de relaciones, vemos que, desde el primer
instante, se incide bastante en ello, de manera que, en 1944, nos encontramos
con una enhorabuena por parte del Hermano Visitador dadas las buenas relaciones existentes entre los Hermanos a la vez que aprovecha para indicarles que
en sus relaciones con los extraños fueran muy prudentes y edificantes. Esta
prudencia siempre estuvo presente en la vida de los Hermanos del Buen Pastor
de Legazpi pues en 1962 se sigue exigiéndoles una exquisita discreción sobre
todo en el trato de personas extrañas, “dado que con frecuencia no sabemos
dónde pueden ir a parar nuestras opiniones”64. En esa línea también va la sugerencia de 1961, cuando se les dice que “por ese mismo interés por conocer
los problemas del medio en que servimos a las almas, no impida el saber mantenerse en discreción”65. Esta petición, casi permanente de discreción, quizás
tuvo más lógica después del año 1962 en el que parece que las relaciones con
el pueblo no eran lo más fluidas, como queda reflejado en el informe de ese año
“la circunstancial oposición de una parte del pueblo les ayude y estimule a una
más íntima unión en criterios para lograr más fácil el fin que perseguimos”66. En
este orden de sugerencias, que nos pueden causar sorpresa en la actualidad,
estarían la prohibición de estar en las clases fuera de las horas reglamentarias,
la de salir de casa sin sombrero durante el día o la de tener que dejar abiertos
y no cerrados los cuartos67. Tampoco encajaría muy bien hoy en día, más tratándose de Hermanos que eran jóvenes, la recomendación de 1950 cuando se les
pedía expresamente que “al tomar parte en los juegos de los alumnos, sea en el
patio o en el salón, no ha de manifestar el profesor tanta o más afición que los
alumnos”68.
64. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
65. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
66. Rapport de Visite de 1962.
67. Rapport de Visite de 1947.
68. Rapport de Visite de 1950.
204
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
En el caso de que las diferencias internas pudieran surgir, la recomendación
al respecto era clara, no debían de comentarse las deficiencias que pudieran
existir en la Comunidad y sí avisar respetuosamente al Director69, evitando en
todo momento cualquier vulgaridad o dejadez70. De elevado sacrificio era la propuesta del Hermano Visitador en lo que a obsequios y regalos respecta, pues se
solicitaba de los Hermanos “que atendiesen con personal esmero a renovarse
durante este año en el amor y la práctica de la pobreza religiosa, evitando cuidadosamente todo atentado contra la vida común, particularmente en la recepción
de regalos, aún de familia”71.
Al referirnos al apartado académico o profesional, la primera de las recomendaciones, efectuada en 1944, se distinguió por la “contundencia” de la
misma, que decía así: “en la enseñanza metódicos y prácticos, sabiendo que
a los niños les entra más por los ojos que por los oídos”72. Pero también se
les animaba a que las clases y las explicaciones fuesen intuitivas siempre que
fuera posible73, más cuando había alumnos que tenían dificultades con la lengua
en la que se les enseñaba74. Este problema de la lengua era palpable, pues en
1950 se intentaba que con aquellos alumnos que estudiaban el Catecismo en
vascuence, se les reuniera un par de veces semanalmente para explicarles bien
la lección y explicarles el sentido literal del texto75.
No faltaban las invitaciones a cuidar de los recreos y los retretes y la posibilidad
de que se redujesen los castigos entre los alumnos, con recomendación expresa
para que con los niños se procediese más por estímulo que era más formativo que
por castigo76. El tema de los castigos también se intentaba regular, de manera que
si casualmente, transcurrida la hora de salida de los alumnos, éstos tuvieran que
permanecer en el colegio, a todos se les reuniría en una única clase.
En cuanto a los trabajos de los niños se observaba que los trabajos gráficos estaban bien, sin embargo se les notaba falta de gimnasia mental con
ellos, con frecuentes preguntas y explicaciones adecuadas77, por lo que se
69. Rapport de Visite de 1949.
70. Rapport de Visite de 1950.
71. Rapport de Visite de 1957.
72. Rapport de Visite de 1944.
73. Rapport de Visite de 1944.
74. Rapport de Visite de 1946.
75. Rapport de Visite de 1950.
76. Rapport de Visite de 1948.
77. Rapport de Visite de 1951.
205
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
invitaba a dar preferencia a cuanto respondía a una finalidad formativa de sus
facultades e incipientes hábitos, con preferente atención a todo lo práctico
y que fuera realmente educativo y de buen gusto78. Esto es, se exigía de los
Hermanos que dieran primacía en su trabajo con los alumnos a su formación
en los buenos hábitos de exactitud, orden, urbanidad y religiosidad79. En definitiva, la recomendación del año 1962 deja meridianamente claro cuál era
el objetivo a cumplir: “una mayor exigencia en su actuación profesional, con
sumo respeto al niño, hombre del mañana y portador de los más sublimes
valores”80.
Los aspectos religiosos recogidos estaban dirigidos a las prácticas de los
Ejercicios Espirituales, al conocimiento de la letra del Catecismo Diocesano, a
aprovechar la circunstancia del Año Lasaliano y del Año Santo para una mayor
renovación espiritual, a vivir muy unidos con visitas frecuentes a la capilla o a
llevar el solideo. No faltaban entre las recomendaciones la petición de mantener
la integridad y renovar el fervor y entusiasmo por el estudio de la Religión, ni la
explicación del sentido del silencio, que no era sólo señal de trabajo y buena
convivencia, sino verdadera “patria de fuertes” y elemento positivo de actividad
sobrenatural81. Como vemos un gran espíritu de sacrificio el que se exigía de
los Hermanos y que podía quedar resumido en la recomendación del año 1957:
“sepan siempre combinar sus trabajos de apostolado con una intensa aplicación
a la formación y estudios personales”82.
Evidentemente también existieron las habituales recomendaciones al
Director y también dirigidas en los tres aspectos que se hacían a los Hermanos,
las relaciones, los aspectos profesionales y los estrictamente religiosos. El
Director es felicitado por la buena convivencia de la casa, en la que se conservaba la armonía, pero en la que también surgían pequeñas diferencias
por lo que el Hermano Visitador deja claramente reflejado en su informe que
el Director, en ningún caso, debería consentir desconsideraciones hacia su
persona, tratando de evitar cualquiera de los motivos que las pudieran provocar, y para ello siempre contaría con el apoyo incondicional del Hermano
Visitador83. Continuamente se le recordaba lo interesante que es mantener sinceros y frecuentes contactos con todos los Hermanos de la Comunidad y que
78. Rapport de Visite de 1955.
79. Rapport de Visite de 1956.
80. Rapport de Visite de 1962.
81. Rapport de Visite de 1960.
82. Rapport de Visite de 1957.
83. Rapport de Visite de 1949.
206
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
su magisterio de ejemplo (vida) y doctrina orientase a los Hermanos jóvenes
que le habían sido confiados84. Otras recomendaciones al Director fueron la
búsqueda de un cocinero en lugar de la cocinera que había en la Comunidad,
que evitase con todo cuidado toda salida que fuera evitable, que fuera preparando su reemplazo en la lección particular que él venía dando o que procurase
suavizar sus formas, no dando sensación de suspicacia o desconfianza entre
los Hermanos.
En el aspecto académico se le invitaba a visitar las clases regentadas por
los Hermanos más jóvenes con el objeto de influir en su formación pedagógica,
organizando a la vez las pruebas periódicas de las clases e interviniendo en
la preparación de los exámenes. También se le exigía que, al comienzo de los
cursos, las clases quedasen lo más completas posibles, pero evitando que
hubiera grandes diferencias de edad entre los alumnos de la misma clase85 y
que pusiese su mayor cariño en tutelar y en impulsar la enseñanza técnica en el
centro86.
Las recomendaciones que se le ofrecían en materia religiosa estuvieron marcadas por los estudios del Catecismo materia en la que el Hermano
Visitador insistía bastante, pues en 1945 le muestra claramente su enfado
cuando le dice “no descuide el Catecismo de formación, que le he dicho tantas
veces”87 y la organización de actividades extraescolares relacionadas con las
Congregaciones, además de exigirle “que viviera íntimamente unido a Nuestro
Señor”88. Otras recomendaciones podían consistir en que entonase con mayor
claridad las oraciones vocales o que prestase mayor atención en la capilla en
la que los niños desentonaban y se distraían. El último de los consejos que
recibe el Director es en materia vocacional de la que se pide que “prosiga con
renovados entusiasmos, aún dentro de las limitadas obligaciones permitidas
por la Providencia, ya de su doble cometido, ya de la necesaria limitación de
admisiones”89.
84. Rapport de Visite de 1959.
85. Rapport de Visite de 1963.
86. Rapport de Visite de 1962.
87. Rapport de Visite de 1945.
88. Rapport de Visite de 1943.
89. Rapport de Visite de 1954.
207
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
6.1.2. Ordizia: Santa Ana (1948-1970)
El Colegio de Santa Ana de Ordizia surgió en 1948 a requerimiento del Sr. Obispo
de la diócesis de Vitoria, Monseñor Ballester, y con el compromiso del Ayuntamiento
de hacerse cargo del mismo. En este sentido, las buenas relaciones entre los
Hermanos y el Ayuntamiento permitieron que el centro gozase de cierta estabilidad
que se mantuvo durante los más de veinte años de existencia del mismo.
En la evolución del alumnado se aprecia una matrícula estable superior a los
200 alumnos y que, en los últimos años, llegará hasta casi los 400 alumnos. El
tipo de estudios que ofrecía hasta 1954 se centraba en la enseñanza primaria,
pero a partir de esa fecha abrió sus posibilidades a la enseñanza secundaria.
Esta evolución en los estudios no deja de ser sorprendente, pues no parece que
estableciesen estudios profesionales, lo cual contrasta con las características
del pueblo y de la industria local. La matrícula del colegio fue siempre gratuita,
aunque a partir de 1956 comienzan a existir unas cuotas de pago que irán
aumentando con el trascurso de los años. La comunidad de Hermanos permaneció asimismo más o menos estable, sin superar la presencia de cinco Hermanos
dedicados a la docencia.
Creación y evolución del centro
Corría el año 1948 cuando “Dios Nuestro Señor ha dispuesto que el colegio
de Santa Ana de la Villa de Villafranca de Oria regentado a través de los tiempos
por Comunidades religiosas pertenecientes a varias Congregaciones, lo sea en
la actualidad por la de los Hermanos de las Escuelas Cristianas que, pujantes,
van extendiendo su radio de acción en toda España y particularmente en esa
cristianísima provincia de Guipúzcoa. El nombre del colegio para conformarse
de los deseos del pueblo será el de Santa Ana”90. Con estas palabras se inicia
el Histórico de la Comunidad de Ordizia, que continúa señalando que el establecimiento de los Hermanos en esta localidad se debía al requerimiento que el
Sr. Obispo, Monseñor Ballester, realizó al Hermano Visitador Cesáreo, quien se
comprometió a hacerse cargo del colegio mientras el Ayuntamiento colaborase
en la labor. Este compromiso se llevará a cabo en enero de 1949 a través de un
contrato firmado entre el Ilustre Ayuntamiento de la Muy Noble Villa de Villafranca
de Oria de una parte, que se transformó en patrocinador del colegio, y, por otra,
de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en la persona del Hermano Carlos
Bautista, que dice lo siguiente:
90. Comunidad de Villafranca de Oria (Abierta en 1948). Archivo del Distrito de Bilbao, Caja
1026-Carpeta 24. Existe también un “Histórico de la Casa” que narra todos los acontecimientos de
este centro desde 1949 a 1969. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 258-Carpeta 1. No obstante, ni
en el Archivo de la Casa Generalicia de Roma ni en el Archivo de la Provincia hemos podido localizar
los “Históricos” correspondientes a los años comprendidos entre 1949 y 1952.
208
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
a) El Ayuntamiento cede gratuitamente y en usufructo absoluto el edificio del
“Colegio Santa Ana” en todas las dependencias y terrenos anejos al mismo
a los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Entregará igualmente muebles,
biblioteca y demás enseres necesarios para el alojamiento de los Hermanos
y el material escolar preciso para el funcionamiento de las clases.
b) El Ayuntamiento se compromete a contribuir con una aportación de 9.000
pesetas anuales por cada Hermano al sostenimiento del personal.
c) Por su parte los Hermanos de las Escuelas Cristianas se hacen cargo
del Colegio de Santa Ana comprometiéndose a impartir a los niños de
Villafranca una cristiana educación. Dicho colegio contará con 4 grados con un promedio de 40 a 50 alumnos. La enseñanza que se dé en
las horas normales de clase será completamente gratuita mientras el
Ayuntamiento no disponga de otra cosa. Fuera de las horas normales de
clase podrán los Hermanos dar clases particulares retribuidas a los alumnos que lo soliciten.
d) Los Hermanos deben gozar de la más amplia autonomía en la administración del colegio, organizando libremente los estudios de acuerdo con los
métodos tradicionales del Instituto.
e) La admisión de los alumnos, así como la expulsión de los mismos por
motivos graves, pertenece exclusivamente a la Dirección del Colegio.
f) El Superior General tendrá facultad de cambiar a los Hermanos como lo
juzgue conveniente.
g) Si el Ayuntamiento o Patronato que se constituya resolviera cerrar el
colegio o prescindir de los Hermanos en la dirección del mismo no podrá
hacerlo sin haberlo notificado con 6 meses de antelación al Superior
General por conducto del Hermano Visitador Provincial91.
Como puede observarse este tipo de acuerdos era conforme a la práctica
habitual entre La Salle y los Ayuntamientos, y confirman el papel de Patrono
que se otorga a sí mismo el Ayuntamiento, junto con los compromisos de los
Hermanos y la propia corporación municipal. No obstante, el nuevo colegio ya
se inauguraría oficialmente el 27 de septiembre de 1949 con la presencia del
Director de Primera Enseñanza, D. Romualdo de Toledo, quien aparece como un
personaje ligado a este tipo de eventos y protector de este tipo de escuelas, y
otras personalidades de la provincia.
91. Ibídem.
209
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Colegio Santa Ana, Hermanos y Alumnos.
No obstante, el colegio ya había comenzado a funcionar en el curso anterior,
previo a una serie de gestiones entre los Hermanos y el Ayuntamiento. Así, el
3 de octubre de 1948, aprovechando el paso por la Comunidad de Beasain
del Reverendo Hermano Asistente y Hermano Visitador, una comisión del
Ayuntamiento, presidida por el Alcalde, se entrevistará con el Hermano Cesáreo.
En dicha reunión se iba a determinar la gratuidad de la Escuela, corriendo el
sostenimiento del personal docente a cargo del Ayuntamiento. Se cobrarían tan
sólo 5 pesetas a los alumnos para material escolar, en cuyo caso, se darían los
libros gratis. Así que, con fecha 7 de octubre, se publicó el bando en Ordizia para
que al día siguiente acudiesen los interesados a matricular a sus hijos o recomendados, y el día 8 dio comienzo el periodo de matrícula haciéndolo en ese día
tan sólo 30 alumnos. En los días siguientes se matricularon unos cinco niños,
lo que provocó una decepción absoluta: “con las orejas gachas y a aguantar lo
que viniese. Entre las causas están la propaganda de los maestros en contra de
los Hermanos. Siendo obra del Ayuntamiento carlista el elemento nacionalista
se manifestó un tanto indiferente”92. Desde luego la situación no era nada hala-
92. Ibídem.
210
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
güeña para el futuro del colegio, aunque, en poco tiempo, lograría encauzarse la
misma. La inmediatez de todo el proceso y la propia vía seguida para la creación
del colegio podrían explicar la escasa respuesta por parte de los padres de los
futuros alumnos. El curso comenzó el 11 de octubre de 1948 con solamente
45 alumnos. Al finalizar el año pasaban de 90 y al finalizar el curso había en el
Colegio 135 alumnos. Al año siguiente la matrícula ascendió a 130 alumnos,
después de ser reconocido el colegio a través de un escrito de la Inspección de
Enseñanza.
No obstante, durante el curso 1949-50, el Hermano Director recibíó una
denuncia de la Inspección de Enseñanza que decía así: “me es muy doloroso el
tener que decirle, teniéndoles el concepto que les tengo, que llegase a mis oídos
quejas de ciertos procedimientos de captación de los niños para su colegio que,
justamente de ser ciertos, pueden herir a los Maestros Nacionales, estableciendo de este modo una pugna entre la enseñanza oficial y la privada, que estoy
dispuesto a cortar denunciando el hecho, de comprobarse, como lo intentaré, en
conocimiento de las Autoridades Superiores. Trabaje cada uno honradamente y
no vayamos a la caza personal del niño, desacreditando y haciendo la vida imposible a las Escuelas Nacionales93”. El jueves siguiente, aprovechando la vacación
de la tarde, el Hermano Director fue a enterarse de dónde procedía la denuncia,
sin embargo nadie supo dar una explicación satisfactoria. Era el nuevo maestro
quien había lanzado la acusación y se dudaba de que, a pesar de la propaganda
que había hecho, no le acudieran los niños. Los Hermanos ante esta situación
permanecieron en su lugar: “los Hermanos seguimos en nuestros puestos sin
molestar a nadie. No nos metemos con nadie94”. En el fondo, según le confesó
el mismo Inspector al Director se trataba de un procedimiento burocrático, pues
compartía el proyecto de crear escuelas católicas. Es más, le dijo que le había
escrito en plan de amigo, en la confianza de que la acusación era falsa, pero
tenía que aparentar que defendía a los Maestros Nacionales, cuando como
sacerdote que era, le decían que lo que defendía era a las sotanas. “Mucho le
hacen sufrir”95, como recoge el Histórico de ese año. En cualquier caso, parece
que así quedó el asunto de la dichosa denuncia.
Días más tarde, el 19 de noviembre, el Hermano Director fue llamado por la
Superiora de las Carmelitas y en su presencia, ésta le manifestaba el plan que
tenía el Sr. Párroco de poner una academia en Ordizia a base de seglares, pero
siempre bajo dirección de los sacerdotes, con el fin de dar satisfacción a los
padres que querían la segunda enseñanza para sus hijos. Según dicho Párroco
93. Ibídem.
94. Ibídem.
95. Ibídem.
211
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
el Ayuntamiento apoyaría el plan mediante una aprobación en metálico: “las
monjitas están un poco alarmadas, pues sabido es que ellas tienen un buen
número de alumnas que estudian el bachiller. No parece que la gente está muy
contenta de ellas. Es fácil que perdieran algunas alumnas”96. De todas formas el
Sr. Párroco manifestó a la Superiora su deseo de perjudicarles lo menos posible,
ahora bien no se dignó de decir nada a los Hermanos quienes dejaban ver su
deseo: “de realizar el plan es fácil que fracase”97.
Como despedida de fin de año, el 31 de diciembre de 1950, fue llamado
nuevamente el Hermano Director, pero esta vez por el Ayuntamiento para tratar las cuestiones de orden económico a seguir en lo sucesivo. Desde la casa
consistorial querían hacer pagar a los alumnos 15 pesetas y, por parte del
Hermano Director, se les manifestaba el deseo de llegar a las 12.000 pesetas
por Hermano. Con el cobro de 15 pesetas por alumno, la subvención del Estado
y lo que el Ayuntamiento daría, se llegaría, aunque la propuesta quedaba pendiente de otras instancias superiores de los Hermanos, pues “veremos lo que
dice el Hermano Visitador y después los Superiores de Roma”98.
Con el cambio de año, el día 4 de enero de 1951, el Hermano Director se
presentaba en el Ayuntamiento para tratar de la reforma del contrato. Eran del
parecer de imponer al alumnado la citada cuota de 15 pesetas con lo que quedaría disminuida la subvención que el Ayuntamiento daría a los Hermanos en
25.000 pesetas, pero nuevamente quedaban a expensas de lo que dijeran los
Superiores porque “los Superiores tienen la palabra”99. Sin embargo, en ese
mismo mes de enero se corría por el pueblo la noticia de que Hidalgo, el díscolo maestro que intentaba torpedear la labor de los Hermanos, iba a cerrar su
escuela. De manera que el día 31 de enero se presentaba en el colegio pidiendo
puesto para 27 alumnos. Fue satisfecho su deseo y el primero de febrero quedaban admitidos, aunque esos sí, “un poco atrasados”100. Este acontecimiento
de cambio de centro a los niños a mitad del curso puede servirnos para darnos
una idea de la escasa importancia que se daba a la enseñanza por parte de las
autoridades académicas, no sólo de las ordiziarras o guipuzcoanas, y muestra la
débil organización administrativa de la enseñanza de la época.
Volviendo a los orígenes del centro, el periplo del centro lasaliano de Ordizia
comenzaba con un compromiso por parte del Ayuntamiento, para levantar un
96. Ibídem.
97. Ibídem.
98. Ibídem.
99. Ibídem, año 1951.
100. Ibídem.
212
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
piso en el edificio escolar y ponerlo en condiciones para que fuese habitable por
los Hermanos, aunque hubo algún problema con los sacerdotes, pues “se aprovecha el salón por los señores sacerdotes para dar sesiones de cine. Solicitado
por los sacerdotes se les exigió que a cambio hiciesen un cobertizo en lo que
hoy es huerta. Hubo conformidad por su parte y así pudieron usarlos de la forma
indicada. Como no cumplieron con su palabra, al finalizar el curso escolar se
les pidió que se retiraran. Así lo hicieron sin ninguna dificultad para ello”101. Sin
embargo, en el Histórico se señala las consecuencias que se derivaron de esta
situación y muestra claramente su descontento, pues “conseguido por los Sres.
Sacerdotes el salón para las sesiones de cine, a cambio, D. José Esnal nos consiguió la pequeña huerta que los Sres. de Arana tienen a continuación de la del
Sr. Aguirre Zabala. Hemos podido disfrutar solamente durante un año. En efecto,
el 31 de julio de 1950, se presentó en nuestra casa la Sra. Silveria, de la familia
Arana, para decirnos que ya desde ese momento dejáramos de trabajarla pues
pensaban hacerse cargo de ella. Parece ser que el que se beneficia de ella en
la actualidad es D. José Esnal. No nos parece que ha obrado con mucha lealtad.
Así piensan muchos”.
Cuando llega el año 1954 parece que estos problemas iniciales se van
solucionando, más cuando en esa fecha los Hermanos estampan la firma que
les acreditaba como dueños de la casa, sin embargo, ésta necesitaría notables
mejoras, aunque las mismas no comenzarán hasta bien entrado el año 1961,
cuando a través del Ayuntamiento se van realizando pequeñas mejoras, “pero
con el ritmo acostumbrado a ir las cosas de palacio”102. Parece que la queja de
los Hermanos con respecto a la velocidad de las obras estaba bastante fundada, más cuando la mayor parte de los concejales y el mismísimo Alcalde eran
padres de alumnos del colegio. Los Hermanos entendían que las autoridades
municipales actuaban con la mayor de las voluntades posibles, pero unas veces
por faltas de iniciativas, otras por falta de recursos y otras por causas que se
desconocían, el caso es que muchas de dichas obras, que hacía tiempo que
habían sido aprobadas, veían muy en lontananza su realización.
Por lo demás, la vida del centro discurría sin mayores novedades, de no ser
la instalación de una tubería en el patio que iba a estar a disposición del alumnado, la importante afluencia de niños en esos primeros años de andadura o las
subvenciones que se recibieron en el año 1952, como así lo hacía saber la carta
recibida de la Inspección de Primera Enseñanza. Pero sin duda alguna, una de
las mayores preocupaciones de los Hermanos era la presencia en Ordizia de la
ya citada Academia, “desde hace 3 años funciona en la localidad una Academia
de segunda enseñanza patrocinada por el Sr. Párroco. Hasta el presente curso
101. Ibídem, curso 1949/50.
102. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
213
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
eran los Hermanos los que preparaban los alumnos a Ingreso y automáticamente
pasaban después a dicha Academia. En vista del fracaso que ello suponía, y a
fin de aumentar, dicho señor ha optado por admitir directamente y sin más
preparación, lo que ha ocasionado algunas deserciones en el Colegio”103. Sin
embargo, en 1958, y para satisfacción de los Hermanos, la Academia cerraba
sus puertas, aunque un nuevo disgusto se generaba en la Comunidad: “hay
algunas bajas inesperadas entre nuestros alumnos que acuden al colegio del
Goyerri, recientemente abierto para cubrir la desaparición de la Academia de
Urdaneta que por falta de recursos económicos y de personal estudiantil se vio
en la precisión de cerrarla. Es lamentable que uno de los más fervientes defensores del Colegio, Juan Usabiaga, se haya vuelto tan acérrimo defensor y alma
del colegio fundado. Su propaganda por la prensa y ante las familias ha sido de
alguna manera descomunal. Que el Señor tenga en cuenta nuestras ambiciones y santos deseos de que nuestro campo de acción se extienda más y más
para su gloria y servicio”104. No obstante, tampoco supuso un problema de gran
envergadura la creación de ese nuevo centro tan fervientemente defendido por el
Sr. Usabiaga, pues en el año 1960 se observa un notable aumento del número
de alumnos que da lugar a que en años posteriores, 1961, 1963, etc. el colegio
se vea obligado a poner limitaciones en su matrícula.
Tres acontecimientos más ocurrieron en los últimos años del colegio de
Santa Ana: el primero fue la inauguración de los patios, que “contó con la presencia del Gobernador Civil, del Presidente de la Diputación y de la Inspectora
de Primera Enseñanza, amén de otras personalidades y las fuerzas viva del
pueblo”105; el segundo acontecimiento fue la aparición del “sábado inglés”, en
el año 1966, y el último la creación, en 1968, en Beasain de un Instituto de
Enseñanza Media del Estado que sirvió para elevar el orgullo de los Hermanos,
pues “no hemos sentido mengua de muchachos. Al contrario, la gente compara
los dos centros y nos coloca a nivel superior”106.
Como hemos señalado, no comenzaron bien su andadura los Hermanos en
la localidad goierritarra, pues debido a la escasez de vivienda que se padecía en
la localidad, cinco familias fueron recogidas en los locales del colegio, en ausencia de los religiosos, aunque estaba previsto que salieran en cuanto encontraran
habitación. Pero la solución parecía lejos de encontrarse y en la imposibilidad de
poder ofrecer casa-vivienda a dos de las familias que durante este curso habían
vivido en el recinto escolar, el Ayuntamiento se comprometió a construir una casa
103. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
104. Supplément à l’Historique pour l’année 1958.
105. Supplément à l’Historique pour l’année 1965.
106. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.
214
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
frente al lavadero pero con tan mala suerte que, debido a que sobre un tejado
pasaban unos hilos de alta tensión, no se pudo habilitar. Así, el 18 de noviembre de 1949, arreglada su vivienda las dos familias marchaban a su nueva casa,
lo que permitió a los Hermanos que “en ausencia de gente extraña se nos permitiera poner una docena de gallinas en el sótano del edificio”107. Pero además, en
tanto no se arreglaba definitivamente la casa de los Hermanos, éstos tenían que
vivir en Beasain. Habitualmente comían en el bar Aurrera y pagaban 10 pesetas
por persona y para facilitar el traslado a otra localidad, el Ayuntamiento entregó
a los Hermanos tres bicicletas con las que se movían entre las dos localidades
goierritarras. Sin embargo, una vez terminado ese periodo de transición dos de
las bicicletas fueron devueltas al mismo Ayuntamiento, quedando la otra al servicio de la Comunidad.
Las consecuencias de todo orden derivadas del enfrentamiento bélico finalizado hacía una década, dejaban su rastro de diferentes maneras, siendo una
de estas en forma de salud. Así, en el año 1952 se produjo un acontecimiento
un tanto peculiar en Villafranca, la enfermedad del tifus. Una enfermedad que
se extendió por el pueblo y que, de forma cruel, se cebó con algunos alumnos,
mientras que otros, por precaución, no acudían al colegio aunque se tomaron
las debidas precauciones. Esta enfermedad provocó que todos los vecinos del
pueblo se tuvieran que vacunar, no quedando al margen la Comunidad, la cual
tuvo que ir a casa del Sr. Elicegui y por 3 veces recibir la vacuna. Una idea de la
situación creada por el tifus en Ordizia fue que en el hospital hubiera más de 30
enfermos, entre ellos 4 alumnos del colegio. Pero la aparición del tifus no fue la
única enfermedad peligrosa que asomó por el pueblo. Unos años más tarde, en
1957, aparece también la fiebre asiática, lo que no impide que, por primera vez,
los alumnos del colegio saliesen a las calles ordiziarras para cantar los tradicionales villancicos navideños.
Por lo que respecta a la economía, y al igual que en otras centros de la provincia, la situación tampoco era demasiado holgada, sin embargo ello no fue
obstáculo para que a lo largo de estos 20 años de historia del colegio Santa Ana
de Ordizia, las obras y mejoras también fueran continuas, principalmente en sus
últimos años. Los primeros años de vida del colegio estuvieron más marcados
por la necesidad, sirviendo de ejemplo lo acontecido en 1955 cuando una furgoneta de la Prócura les hacía llegar a modo de ayuda un queso de 37 kilos!!!! y 4
kilos de mantequilla para los Hermanos. Ahora bien, como decimos esta difícil
situación económica de los primeros años fue mejorando y así, en 1968, los
Hermanos estaban en condiciones de comprar dos bicicletas que además de
servirles para desplazarse serían útiles para ejercitarse o pasear.
107. Supplément à l’Historique pour l’année 1949/50.
215
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
En otro orden de cosas, y con referencia a las relaciones que mantenía el
centro con las autoridades civiles y eclesiásticas, tenemos que señalar que fueron variando a lo largo de los años. Así, en una primera etapa se observa cierta
conflictividad con el Párroco, debido a la actitud que mantenía con los Hermanos
y al apoyo manifiesto a una Academia particular, no obstante, esta relación
variará unos años más tarde. En cambio, las relaciones con las autoridades
locales siempre fueron cordiales y respetuosas, lo cual facilitaba el acceso a la
corporación municipal y la colaboración por parte del Ayuntamiento en cuanto se
le pedía.
Al poco tiempo de ponerse en marcha el colegio ya comenzaron las relaciones conflictivas con el cura párroco, pues ya el 18 de septiembre de 1950,
fecha en la que el Hermano Directo recibió al Sr. Cura, quien le venía a pedir el
salón de la casa para que el organista pudiera dar de 5 a 7 de la tarde lecciones de solfeo a los niños, al mismo tiempo que pudiesen pasar dichos alumnos un rato con otros juegos y diversiones, pero el Hermano Director antes de
conceder dicho permiso le hacía saber al Sr. Párroco de los inconvenientes
que había para ello. Sin embargo, la insistencia del Sr. Párroco hizo que el
Hermano Director dejara dicha resolución en manos del Hermano Visitador.
Este malestar creado entre ambos llegó hasta el año siguiente sin visos de
solución, más cuando el Sr. Párroco ponía en conocimiento del Hermano
Director la intención de abrir la dichosa Academia y cuando el domingo se
celebraba la bendición de la Santísima Trinidad. El organista encargado de la
misma era el Sr. Gurruchaga, el cual no era del agrado del Sr. Párroco, quien
así se lo hizo saber al Hermano Director. Es más, en cuanto a las relaciones
entre el organista Sr. Gurruchaga y el organista de la parroquia, hay que
señalar que éstas eran “difíciles”. De manera que con el enfado que tenía en
aquel instante el Sr. Párroco, le invitó al Hermano Director a que diera “algo”
a los sacerdotes que estaban celebrando misa en la Capilla, lo cual cumplió
con exquisita formalidad entregándoles 7 pesetas que fueron rechazadas por
los sacerdotes, provocando su enfado. En este caso fue el Hermano Director,
quien se encargó de hacerles saber que dicho rechazo llegaría a oídos del Sr.
Párroco. Pasarían todavía unos años para que las relaciones con el cura se
recondujeran.
En contraposición a estas relaciones, el Ayuntamiento y su Alcalde mostraron
una actitud más atenta con el centro, del cual eran los patronos. Así, por ejemplo, en el año 1954 el Hermano Director le proponía al Sr. Alcalde el arreglo de
dos clases y de la Capilla. Las buenas relaciones que mantenían el Sr. Alcalde y
el Hermano Director facilitaban la resolución de problemas. Así, esta propuesta
se llevaba a sesión y se aprobaba sin vacilaciones. El Alcalde, al mismo tiempo,
pedía al Sr. Director la bajera de la casa para futura habitación del Capellán
de la Misericordia. Consultado con el Rvdo. Hermano Visitador, éste daba su
aprobación.
216
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Por otra parte, en 1962, en visita oficial y anual “el Sr. Inspector de Primera
Enseñanza recorrió el grupo de elementales, animando, con su palabra fácil y
amena a los alumnos a realizar su trabajo de estudiantes con espíritu cristiano
y patriótico”108, siendo muestra de las buenas relaciones que también mantenía
el centro con las autoridades académicas. El Sr. Inspector expuso la conveniencia de trasladar la vacación de la semana, dada generalmente el jueves, al
sábado por la tarde, diciendo que somos los únicos que en el pueblo la damos
tal día. En efecto, tenía razón y de desear sería que se llevara a cabo tal deseo,
aunque contrastaba con la práctica habitual lasalianas de librar la docencia la
tarde de los jueves. El Hermano Director ha dejado aparte el asunto y la vacación sigue dándose como siempre: “es de creer que en su próxima visita vuelva
a la carga”109, sin embargo no parece que esto ocurriera ya que en 1964 nos
señalan que las relaciones con las autoridades, tanto civiles como eclesiásticas
eran excelentes, especialmente con la Parroquia, hasta el punto de que, un
año más tarde, y con la excusa de que la escuela pertenecía al Ayuntamiento,
eran invitados a una comida de Hermandad tanto el Sr. Párroco como el mismo
Ayuntamiento.
Otra prueba de las buenas relaciones que existían con todos en estos últimos
años de existencia del Colegio Santa Ana de Ordizia era que en 1963 el colegio
fue visitado por el Alcalde y los concejales además de por el Ilmo. Sr. Arcipreste
y por el Rvdo. Hermano Visitador, Hermano Alberto Lucas, quien aprovechó la
ocasión para que los Hermanos pudieran recibir nuevas gracias del Espíritu
Santo, se renovaran en la regularidad, consideraran juntos su noble tarea apostólica, amén de que apreciaran más y más las dotes del buen gobierno de nuestro Señor. Sus consejos, sobre todo en el orden vocacional, les animaron mucho
a trabajar en ese campo, quizás el año anterior un poco abonado y trabajado
escasamente.
Para finalizar con este apartado, podemos reseñar otro hecho importante
que se produjo en los últimos años de vida del colegio, en 1966, cuando por
primera vez se interpretaba “la misa en vasco del Hermano Jesús Errandonea
(excepto el gloria y el Credo) siendo del agrado del clero parroquial por su sencillez y adaptabilidad para el pueblo”110. Por cierto, ese mismo año comenzó en
Lazkao un cursillo de “metodología del Euskera” al cual acudían dos Hermanos
cada martes, con gran satisfacción, y “esperando que puedan ser emprendidos
a escala distrital”. No deja de ser curioso que a partir de 1965 se termine el
Histórico con un “Eguberri ta urteberri zoriontsuak”, cómo si en Roma, a dónde
108. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
109. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
110. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.
217
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
iban dirigidos estos documentos, pudieran darse por felicitados, pero es una
muestra del interés prematuro por incorporar el euskera a la vida cotidiana.
A pesar de la buena marcha del colegio, de las buenas relaciones y de la
labor de los Hermanos en la enseñanza, a partir de 1965 el Hermano Visitador
comienza a constatar que “la escuela no tiene despejado su porvenir. Grandes
centros docentes absorben la población escolar en edad adolescente”111. En la
última visita al centro, correspondiente al mes de noviembre de ese mismo año
el Hermano Visitador ya dice que “las clases de Primera enseñanza están algo
desorganizadas por la poca preparación de los profesores seglares y la falta de
inspección de los Hermanos”. Nada nuevo sabemos sobre la situación del centro,
pues los Históricos no reflejan una posible marcha de los Hermanos, tan sólo
en el Histórico de 1969, último año en el que permanecieron se dice “vivimos al
día, como las familias de nuestros alumnos. Y este no contar con fondos, nos
da una libertad de espíritu muy grande y nos hace felices”. Desde ese momento
dejamos de tener noticias del centro, pues dejan de elaborarse los Históricos, tan
sólo en 1971 tenemos conocimiento de un escrito dirigido al Hermano Visitador,
Javier Beltrán, por parte de una denominada “Asociación de Padres de Familia de
Villafranca” que gestionaba la creación de un Patronato en Santa Ana, en la que
le solicitan la cesión “del mobiliario que actualmente se halla en el Colegio Santa
Ana y es propiedad de Vds.”112. Es decir, que los Hermanos rigieron el Colegio
hasta 1970 y su retirada podría obedecer a las escasa posibilidades de continuar
atendiendo la enseñanza primaria y media ante el aumento de la oferta escolar.
Por otra parte, no podemos olvidar que en Beasain los Hermanos tenían otro centro, con lo cual posiblemente se podría dispersar los recursos existentes en este
centro. De cualquier manera, el hecho de que la mencionada asociación se erija
en nuevo Patronato nos indica que el Ayuntamiento prescindía de su responsabilidad. En este contexto es comprensible este tipo de remodelaciones, ya que estaban enmarcadas en una reforma educativa que tenía que afectar inevitablemente
a la situación escolar de la villa.
Estudios
Una de las principales características del colegio Santa Ana, y de casi todos
los colegios lasalianos, era la gran afluencia de niños, y así nos lo hacen saber
los Hermanos desde prácticamente su llegada a la ribera del Oria. Esta situación,
que tiene lugar en 1951, vuelve a producirse año tras año y en 1957 el comentario que recibimos de los Hermanos dice textualmente “clases llenas hasta los
111. Rapport de Visite de 1965.
112. Escrito de la Asociación de Padres de Familia de Villafranca, fecha 21 de enero de 1971.
Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 259-Carpeta 11.
218
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
topes”113. Esta superación de la capacidad de acogida de alumnado no tardó en
derivar en medidas que, aún no siendo del gusto del colegio, hubo que adoptar,
como la limitación de plazas de ingreso que se impone a partir de 1961. Si a ello
añadimos que Ordizia era un pueblo con un alto índice de inmigración, consecuencia de su emergente industria y de una intensa construcción de viviendas, y que
se estaba produciendo un pronunciado aumento de la población escolar, a pesar
de que el centro atraía a numerosos padres preocupados por la educación de sus
hijos, éste se veía impedido de dar satisfacción a la demanda y así nos lo repiten
en 1963 “las clases son insuficientes para recibir más alumnos”114.
Hay dos hechos relacionados con los estudios de los alumnos que causan
cierto estado de preocupación entre los Hermanos; por un lado se observaba
que los alumnos mayores dejaban los estudios por la situación de sus familias y
comenzaban a trabajar demasiado pronto y, por otro, pero estrechamente unido
a este primero, que en las clases de cultura general parecía que estaba bajando
algo el nivel con relación a otros años, lo que, en opinión de los Hermanos, “era
debido a que nuestros alumnos mayores buscan colocación lo más pronto posible. Será el mal de todos los años”115.
De los estudios pocas referencias más tenemos, salvo la realización de los
exámenes de Ingreso en los años 1951, 1954 y 1956, el recordatorio que se
hace en el año 1963 de la aplicación de los planes de estudios emanados del
Ministerio de Educación Nacional para la Enseñanza Primaria y de la misma
actitud con los programas del Bachillerato que se impartían en el Instituto de
Peñaflorida de Donostia, además de la oportunidad que tenían los alumnos en el
año 1963 de asistir a clases particulares en el colegio durante una hora a partir
de las 17 h., para quienes así lo deseasen.
Por lo tanto, se trata de un colegio centrado en la enseñanza primaria, que es
la que acoge al mayor contingente de alumnos, sin que hayamos podido apreciar
la existencia de estudios profesionales. Esta situación es sorprendente, ya que
debido a las características de la población cabía esperarse algún tipo de oferta
escolar acorde con las necesidades de la industria de la zona. Tal parece que el
centro preparaba a los alumnos en la enseñanza primaria con el objetivo de facilitar el acceso a la enseñanza secundaria. De ahí la importancia que se le concedía
a los exámenes en el Instituto de Enseñanza Media de la provincia. No obstante,
a partir de 1954, se abre “una clase más para completar a los que desean el
Bachiller para sus hijos. Actualmente son 24 los que siguen tal enseñanza distribuidos en dos años”. Es decir, que comienzan a impartir lo que sería el Bachiller
113. Supplément à l’Historique pour l’année 1957.
114. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.
115. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.
219
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
elemental, posibilitando el acceso al Superior en otro centro diferente. A partir de
esa fecha se constata la continuidad de esa nueva clase, aunque en pocas ocasiones se haga mención a la existencia de este nivel de enseñanza, que correspondía a los niños mayores de 10 años. No obstante, desde 1954 hasta 1958,
a ese grupo de “bachiller” el Hermano Visitador no lo reconoce como tal y en sus
informes habla de un nuevo grupo “especial”. Sólo a partir de 1958 se habla
de esa clase como “bachillerato” y suponemos que así sería desde entonces,
pues no podemos corroborarlo debido a que en 1959 cambió el formulario de los
Informes de visita y este tipo de información no quedaba registrado. Sin embargo,
por otros documentos, en 1961 y 1962 se hablaba de la matrícula de alumnos de
“enseñanza media”, lo cual significa que el proceso de adecuación a la legislación
vigente se produjo de una manera gradual.
Evolución del alumnado
A lo largo de los 20 años que permaneció abierto este centro el éxito de
matrícula de los alumnos puede confirmarse, aunque los datos que poseemos,
en algún momento parecen contradictorios debido a las diferentes fuentes consultadas. Así, mientras en los Nominatf se señala que la matrícula ronda entre
los 200 y los 300 alumnos, en los informes de Visita aparecen cifras complementarias, aunque incompletas, mientras que en los Históricos se dan cifras globales que difieren de las ya conocidas y aún en algún documento se dan cifras
muy por debajo de las mantenidas por el resto de documentos. Mantenemos
los datos recogidos por los Nominatif, y que figuran en el anexo, pues parecen
adecuados al tamaño del centro y además especifica las diferentes clases existentes, aunque su distribución no corresponde con otros documentos.
Tabla 51. Ordizia, Alumnos (1949-1969)
220
Año
Alumnos
Año
Alumnos
1949
200
1960
291
1950
182
1961
321
1951
220
1962
257
1952
206
1963
332
1953
212
1964
168
1954
259
1965
174
1955
259
1966
201
1956
242
1967
380
1957
256
1968
384
1958
260
1969
384
1959
279
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
De cualquier manera, lo que sí parece claro es que, a partir de 1954, se abre
una nueva clase que se suma a las cuatro existentes hasta entonces. En este
sentido, este dato concuerda con el proceso de incorporación del bachillerato a
la oferta escolar y también coincide con la llegada de un nuevo Hermano para
hacerse cargo de esta nueva clase que, hasta 1958, se denominaba especial
y que registró la siguiente matrícula: 25 alumnos en 1954; 24 en 1955; 22 en
1956; 30 en 1957: 30 en 1958; 90 en 1961 y 93 en 1962. Previsiblemente
estos alumnos pagaban algún tipo de cuota por sus enseñanzas, pues coinciden
con los datos que figuran en el Nominatif bajo la rúbrica de “pago”, o de “secundaria moderna”, mientras que el resto de los alumnos figura como “gratuita”.
Siguiendo este criterio, se aprecia que este grupo de alumnos de bachillerato irá
aumentando con los años hasta llegar a los 172 en 1968. La distribución de los
alumnos por clases era bastante homogénea excepto en las de bachillerato.
Actividades escolares y vida religiosa
Dentro de las actividades propiamente escolares, y al igual que ocurría en
otros centros de la provincia, la entrega de diplomas, con la presencia de la
corporación municipal, era un acto que tenía la mayor relevancia. Asimismo
los cursillos de verano tuvieron su presencia y continuaron durante un largo
periodo, además de las clases particulares, que suponían una buena fuente de
ingresos para el centro. Con éstos hubo un pequeño problema en el año 1960
cuando de los cinco Hermanos que había en el colegio, sólo quedaron dos,
pero como decían los Hermanos “no obstante, hay que arreglarse y menos mal
que la Divina Providencia tiene en cuenta y así pone en manos del Director la
buena voluntad de dos profesores que se prestan a colaborar con los Hermanos
durante el tiempo de vacaciones. Así y todo, la caja de la Comunidad queda bastante mermada porque hay que pagarles sus servicios”116.
Otra de las actividades, que combinaban con las escolares, era la de las
excursiones que se llevaron a cabo durante todos los años. En este caso, por
citar algunas, las excursiones se realizaron a Barakaldo, Gasteiz, Markina,
Estibalitz, Donostia o San Asensio, en esta última excursión, como consecuencia de la niebla y el frío, se sufrieron dos pinchazos en el vehículo, lo que no fue
óbice para que la excursión agradase a todos.
En el año 1960 surge una iniciativa de los padres del alumnado cuando
se dirigen al Hermano Director y éste les recibe escuchándoles la petición que
le formulan: deseaban el salón existente en los bajos del colegio para proyectar películas para los niños del pueblo durante el transcurso del año escolar.
116. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.
221
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Evidentemente el Hermano Director no ponía ningún reparo en conceder el permiso solicitado, cediendo el salón los domingos por la tarde. Ese mismo año,
siguiendo con lo que se estaba convirtiendo en una tradición del colegio, volvían
a salir por las calles del pueblo alegrando la Navidad lo que provocó que el
Hermano encargado de la música volviera encantado por el buen ambiente que
había encontrado y que la prensa local se hiciera eco de ello: “Así lo dice la
recaudación que ha tenido”117.
Pero no todo eran alegrías, pues en 1962 y tras 15 años de presencia en
Ordizia, “a día de hoy es de sentir que todavía no funcione la Asociación de
Antiguos Alumnos, aunque parece que se va despertando cierto interés”118,
aunque este interés no debía ser muy grande, pues no vuelve a hablarse
más de la supuesta Asociación. Sin embargo, lo que sí parece funcionar es
la Asociación de Padres, pues en 1965 se inaugura el Salón de Juegos, que
previamente se había solicitado al Hermano Director, cuya cuota era mínima
y para el que había apuntados 257 niños. Este Salón de Juegos suponía “un
poco más de trabajo, de sujeción, de sacrificio y de vigilancia, pero el buen
espíritu que reina en la Comunidad lo suple todo. El apostolado lo exige”119.
En las vigilancias dominicales se turnarían los Hermanos. Ese mismo año se
recibe en el colegio y se instala en el Salón de Juegos un televisor recién llegado que haría las delicias de los chavales.
El centro de Ordizia no fue diferente a los demás centros lasalianos en cuanto
a mostrar un verdadero interés por los aspectos deportivos, aunque también se
aprecia otras actividades como la danza y la música. Es decir sobre el canto y
las danzas del país. En 1952 tomaron parte en un concurso de cantos organizado por el Frente de Juventudes, en 1967 creaban una Rondalla, y en 1966 el
grupo de danzas Salleko ofrecía por primera vez su actuación en las fiestas del
pueblo. El equipo infantil de Ordizia se proclamó por vez primera campeón de
Gipuzkoa en 1967. A estas actividades deportivas se unieron las apostólicas:
“un grupo en germen de la Unión Catequista nos lo muestra. ¿Quién niega a
Villafranca de ser un vivero de apóstoles seglares?”120. No deja de ser simpática
la anécdota referida a lo sucedido en relación con una competición prevista para
la festividad de Santo Tomás en la que se esperaba la participación de todos los
alumnos de Secundaria del pueblo, pero que debido a lo desapacible del tiempo
y a la nieve que caía, no era conveniente dicha celebración. El interés estaba en
la competitividad que se había establecido. De ahí las palabras del narrador del
117. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.
118. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
119. Supplément à l’Historique pour l’année 1965.
120. Supplément à l’Historique pour l’année 1967.
222
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Histórico: “fue una gran desilusión para nuestros muchachos que desde tiempo
atrás fueron dejando sus grasas y sudores en las canchas colegiales y ardían
en deseos de medirse con los ‘Académicos’ que días antes se mostraban muy
eufóricos, pero llegado el día lo que más les arredró, más que el tiempo fue la
debilidad de sus tobillos y la moral de triunfo de los santaneros”121.
Por lo que respecta a la vida religiosa del Colegio de Santa Ana, ésta estuvo
caracterizada por su similitud con el resto de colegios lasalianos, esto es,
celebraciones múltiples en honor al Santo Patrono, aunque en 1962 tuvo que
ser suspendida dada la situación social de alrededor, con obreros en huelga y
demás incidentes; a la Inmaculada; al beato Benildo, más tarde San Benildo; a
Santo Tomás de Aquino; la celebración del mes de María, etc. También en Santa
Ana se organizaban la Semana Vocacional, la semana Lasaliana, los grupos de
perseverancia, los Ejercicios Espirituales, los días del DOMUND, etc., además
de algún que otro Concurso Catequístico o peregrinación a Lourdes.
Pero si algo dio carácter a este colegio fueron dos actividades distintas: los
exámenes de Religión interprovinciales en los que participaron repetidamente
los años 1951, 1955 y 1956 y los problemas que se derivaban de la preparación para la Primera Comunión de los niños. Con respecto a este último asunto
hay que señalar que, debido a la falta de entendimiento entre el Párroco y los
Hermanos, se puso de manifiesto el famoso conflicto, siempre regido por la
exigencia de competencia exclusiva en la formación catequística de los alumnos
por parte del Cura. Así, ya en el curso 1949/50, habían surgido los primeros
roces con el clero parroquial con la impartición de la Catequesis: “Todo el alumnado pertenece a la Catequesis. Los del pueblo porque así lo desean sus padres
y los que no lo son por imposición de los Hermanos. Al finalizar el curso todos
los componentes de ella fueron invitados a una excursión. El día señalado para
ello fue el 26 de junio. Muy natural era que avisaran a los centros docentes, no
lo hicieron así. Los Hermanos permanecimos sordos a los dichos de los alumnos. Un grupito de ellos fue a pedir un justificante a los Sres. Sacerdotes, se
dieron cuenta lo que ello suponía y pasó lo que tenía que suceder. Quedaron
perplejos. El Sr. Párroco se encargó de poner las cosas en su punto. Escribió
a los Hermanos una carta excusándose y rogando el permiso. Todo se arregló
en la debida forma”, pero las heridas continuaban abiertas, a pesar de que en
1951 se les enviasen unos 30 niños para que hiciesen la Primera Comunión,
a petición expresa de los Sacerdotes, porque en 1953, los Hermanos dicen
textualmente: “el que sean los señores sacerdotes los encargados de la preparación directa de los niños a la Primera Comunión es costumbre arraigada en la
provincia. No obstante, no se descuidó en el colegio esta obligación moral que
tenemos, aunque después sean los sacerdotes quienes se llevan la gloria” y en
121. Supplément à l’Historique pour l’année 1965.
223
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
1955 vuelvan a hacer algún comentario al respecto “los encargados de la preparación directa son los sacerdotes. No obstante, no implica que los Hermanos
descuidemos la preparación de estos angelitos”122.
Para dar por concluida esta parte dedicada a la vida religiosa del alumnado
del colegio Santa Ana de Ordizia, tenemos que hacer referencia a otra de las
actividades típicas de los Hermanos, cual era el trabajo vocacional que tampoco
difiere en gran cosa con el de otros colegios, tal y como se refleja continuamente
en los Históricos. Podemos decir que en el curso 1949/50 el número de candidatos era de 3, que en los años 1962 y 1968 asciende hasta 8 y que, a pesar
del éxito de 1962, ese mismo año se lamentan de que no se está trabajando
bien esta cuestión.
Profesorado
Debido a las dimensiones de este centro el número de Hermanos fue reducido, siendo entre 3 y 5 los Hermanos los que se hacían cargo de la docencia
hasta 1955. A partir de 1956 el número de Hermanos se estabilizó en cinco,
permaneciendo en esta cifra hasta el cierre de la escuela. Respecto a la permanencia de los Hermanos, tenemos que señalar que en los años de vigencia
pasaron por el centro un total de 36 Hermanos, lo cual nos da idea de que
fueron muchos los Hermanos que estuvieron durante uno o dos cursos. Se
trata de una tasa de alta movilidad del profesorado, aunque también hemos
podido detectar que algunos estuvieron más años. Tales son los casos de los
siguientes Hermanos: León Arsenio que permaneció catorce años (1949-54 y
1958-64) y que fue director en 1949-54 y 1960; Darío Santiago que estuvo diez
años (1956-64); Ignacio Augusto con ocho años (1963-70); José Adrián con seis
años (1955-60) y Narciso Gregorio que permaneció nueve años en el centro
(1961-69), siendo Director del mismo en los dos últimos años. También durante
el curso 1960-61 había un seglar, que abandonó el centro para incorporarse al
servicio militar.
Por otra parte, la información que disponemos sobre las actividades académicas del profesorado es realmente escasa, siendo lo más destacable el cursillo de formación que hicieron los Hermanos en el curso 1949/50 en Igeltegi en
Donostia, y de ser pioneros en el aprendizaje del euskera, pues ya para 1966 se
habían dirigido a Lazkao a recibir unos cursillos de “metodología del euskera”
que fue impartido por Juan Oñatibia.
122. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.
224
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Tampoco hay mucho que señalar en cuanto a la vida religiosa que llevaron
los profesores del Santa Ana, pues además de la participación en el Jubileo
Ignaciano del año 1956, hay que destacar el comentario en relación a un examen que los Hermanos tienen que realizar en Irun, “3 jóvenes de la Comunidad
van a Irún para sufrir los exámenes de Religión”123. Por lo demás, hay que destacar los habituales Retiros que se dividen entre Donostia y Bilbo, siendo significativo el del año 1960 por el tono con el que se trata al citado profesor seglar
de quien se dice: “después de un Retiro de fin de año, enfervorizados espiritualmente y llenos de santo celo por la salvación de las almas, reanudamos el curso
escolar con toda normalidad, salvo en el mes de febrero que se da de baja un
profesor seglar por tener que acudir al llamamiento de la Patria para cumplir con
sus deberes ciudadanos. No es una pérdida sensible porque el citado maestro
reúne muy pocas cualidades como educador y profesor”124. No obstante, hay
que señalar que la mayoría de Hermanos que ejercieron la docencia estaban en
posesión del título de magisterio primario, aunque en algunos años no se señala
la titulación que posee cada uno de ellos.
Recomendaciones del Hermano Visitador
Al igual que en los demás centros lasalianos en el Santa Ana de Ordizia las
recomendaciones del Hermano Visitador no faltaron a su cita, de manera que en
lo que a la Comunidad se refiere, a los Hermanos se les invitaba a que, en aras
a su labor, vigilasen las entradas y salidas del centro, así como que pusiesen un
especial énfasis en el control de los recreos y retretes. Quizás, y sin que sirva
de excusa, en esta ocasión el informe del Hermano Visitador justifica ese control dado que, en su opinión, los retretes estaban mal situados para su normal
vigilancia.
Centrándose en los aspectos exclusivamente académicos, les sugería que atendiesen en la clase a la educación de los alumnos y a los hábitos de orden, piedad
y esfuerzo. Más aún, a proporcionarles un caudal de conocimientos125. Es por ello
que expresamente les pedía: “no descuidar la vigilancia solícita y discreta sobre los
alumnos en el tiempo en que estén encomendados a nuestros cuidados, no sólo
para evitar peligros a su frágil virtud, sino para seguir y orientar paso a paso las mil
facetas de su desarrollo e influir más positivamente en su educación”126.
123. Supplément à l’Historique pour l’année 1956.
124. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.
125. Rapport de Visite de 1956.
126. Rapport de Visite de 1957.
225
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Otra de las recomendaciones del Hermano Visitador era que atendieran a superarse día tras día en su trabajo profesional, sin dar importancia a iniciativas ajenas
que pudieran interferirse en su influencia social y pedagógica. Así, “en presencia de
las tensiones y oposiciones que quieren estorbar nuestra influencia aumentemos
nuestra fuerza moral colectiva por una más íntima unión de espíritus y corazones,
de criterios y métodos; por una regularidad más consciente y fiel y por un prestigio profesional más cuidado”127. En definitiva, en los aspectos académicos quería
de ellos que fomentasen una gran ilusión por progresar en los métodos educativos y docentes, más cuando ya en 1964 la educación bilingüe se lo exigía más
particularmente.
Estas recomendaciones de tipo académico no eran sólo para los Hermanos,
el Hermano Director también llevaba su parte, como cuando en el año 1950
le dice expresamente que tome con interés la salud (buena alimentación, que
no chille en clase, etc.) y la formación profesional del Hermano joven de la
Comunidad128. Pero sin duda alguna la reprimenda más notable que recibe el
Hermano Director es la del año 1962 cuando se el Hermano Visitador le transmite que no le parece normal ni elogiable que en el reparto de asignaturas de
las clases de bachillerato se asignase precisamente la Religión al profesor
seglar. Sin embargo, no le parecía mal que en 1965 ese u otro profesor seglar
le supliese a él parcialmente en la clase para que el Director pudiera atender
con mayor profundidad la escuela y la Comunidad. Previamente ya le había sugerido que intentase darles mayor confianza y encargarles de algunas tareas que
les vinculasen a la marcha de la escuela a los demás Hermanos y profesores.
Quizás esta última recomendación viniera precedida por mutuas desconfianzas
surgidas entre el Director y los demás Hermanos, porque ya en 1954 había
algún comentario como el siguiente: “pese a la buena voluntad el Hermano
Director, su temperamento, un poco seco y sus mismas ocupaciones (todo el día
en clase) tenían un poco distantes a los Hermanos”129.
Las cuestiones religiosas estaban prácticamente dirigidas en su totalidad a
los Hermanos, con una excepción clara destinada al Hermano Director: “busque
siempre a Dios y lo que es de su mayor servicio”130. En cuanto a los Hermanos
se les invitaba a que colaborasen en la creación de alguna Asociación Piadosa
o Congregación con el objeto de emprender una campaña metódica a favor de
la frecuencia de los Sacramentos. También se les pedía que procurasen animar
todos sus actos con espíritu sobrenatural para que el Señor bendijese su obra
127. Rapport de Visite de 1962.
128. Rapport de Visite de 1950.
129. Rapport de Visite de 1954.
130. Rapport de Visite de 1965.
226
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
con algunas vocaciones escogidas131, o que estableciesen en su interior y en
cuanto les rodeaba el orden, “ese orden que como decía San Agustín guardándolo lleva a Dios y si no lo guardamos en la vida no lograremos elevarnos hasta
Él”132. No faltaban tampoco los ánimos y elogios pues: “este trabajo que tan
abnegadamente llevan vaya bien entendido según el criterio cristiano: como cruz
santificante cuando llega a ser penoso por su pesadez; como contribución gloriosa y llena de amor a la obra redentora de Cristo, por su naturaleza apostólica;
como ejercicio constante de caridad, fuente insospechada de méritos ni un vaso
de agua fría sin recompensa”133.
En definitiva, las recomendaciones religiosas dirigidas al centro podíamos
resumirlas en la preocupación que tenía el Hermano Visitador por las corrientes
vocacionales, que si eran elevadas en 1955, un año más tarde eran sensiblemente frenadas, de ahí su preocupación, pero también se centraban en una
atención particular del Catecismo Nacional (sic), en que en ningún momento se
abandonase el recuerdo de la existencia de Dios134 y en que toda acción educadora estuviera llena de Dios, para lo que ellos también deberían llenarse de
Dios135.
Las cuestiones comportamentales también figuraron en la agenda del
Hermano Visitador, así que no faltaron referencias a las formas de realizar los
paseos y recreos, los llamamientos a algunas ausencias de los Hermanos o la
prohibición expresa efectuada en el año 1962 del uso del tabaco, siendo precisamente el Hermano Director uno de los que más fumaba, como así se lo indica
en el informe de ese año.
6.1.3. Zestoa: San José (1950-1967)
Entre la década de los años cuarenta y cincuenta, en la que llegan los
Hermanos de La Salle a Zestoa, esta villa contaba con unos 3.000 habitantes,
cifra que casi se duplicaba a lo largo de la temporada veraniega cuando acudían
a la localidad más de 5.000 agüistas que ocupaban las 700 plazas con las
que contaba el Balneario. La presencia de los agüistas era tal que, comenzaron a alojarse en casas particulares, dado que los 14 hoteles existentes en la
localidad no daban abasto para acogerlos. Zestoa era una villa de pequeñas
131. Rapport de Visite de 1953.
132. Rapport de Visite de 1958.
133. Rapport de Visite de 1960.
134. Rapport de Visite de 1964.
135. Rapport de Visite de 1964.
227
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
dimensiones, el casco histórico constituía su núcleo principal, aunque contaba
con numerosos barrios en sus alrededores. El comercio y la pequeña industria,
además del turismo, constituían sus principales fuentes de ingresos.
El edificio colegio San José de Zestoa fue construido aproximadamente en
1929; es decir, dos décadas antes de que llegasen los Hermanos de La Salle.
Durante esa primera etapa gozó de muy buena aceptación y fue gestionado por los
Hermanos Maristas. Sin embargo, tras la Guerra Civil, en mayo de 1941, comenzaban a fraguarse las primeras desavenencias económicas con el Ayuntamiento,
que subvencionaba al colegio con 9.000 pesetas, mientras que éste pedía que
aquella ascendiese hasta las 13.000 pesetas, hecho que constituyó el comienzo
del fin de la primera etapa del San José. Transcurridos unos meses, en agosto de
ese mismo año, el tema de la subvención volvía a tratarse en sesión plenaria y,
por parte de los mandatarios municipales, se consideraba que dicha petición era
desproporcionada, con lo cual se daba por finalizado el período de docencia de los
Hermanos Maristas y se iniciaba la colaboración con los Clérigos de San Viator.
Esta última colaboración, además de ser demasiado corta, estuvo marcada por
las duras condiciones de posguerra y poco se habla de ella en los documentos
municipales “todos ellos muy institucionales y poco o nada dados a extenderse en
temas que pudieran ‘deslucir’ la grandilocuencia de las sesiones plenarias”136.
Dentro de la información que se dispone de los Hermanos viatores, hay que
señalar que desde su llegada los problemas que se les presentaron eran de tipo
económico los cuales provocarían que antes de terminar el curso 1945/46 el
Ayuntamiento recibiese la triste noticia de que los Hermanos dejaban el centro
que, con tanto acierto y agrado de la Corporación y el vecindario, venían regentando137. Por otra parte, y en lo que se refiere a otros servicios educativos en
la localidad, no parece que en Zestoa existiese otro centro que no fuese el San
José, pero no obstante, se tiene constancia de que existían un maestro y una
maestra nacionales, que respondían a los nombres de D. Juan José Goyena y de
Dña. Dionisia Santamaría.
Tras la marcha de los clérigos de San Viator se realizaron grandes esfuerzos
para que el colegio de San José estuviera regentado por otros religiosos y entre
estos esfuerzos está el viaje que el Alcalde de la localidad, D. Luis Suso, hizo
a Irun acompañado del Párroco de la Villa, D. José Azcoitia, para entrevistarse
con los Hermanos138, en primera instancia, y con otras congregaciones después.
136. Arzallus, F. (2002): “Zestoa y los Hermanos de San Viator”. Archivo Histórico de Zestoa.
137. Para conocer la presencia de esta Congregación en Zestoa puede consultarse su pagina
web www.csviator.es (consultada el 30 de marzo de 2009).
138. Urrutia, J.M. CSV (2003): Juan Bautista Etxaburu Aristondo. Clérigo de San Viator, 19232001. Madrid, Clérigos de San Viator-Provincia de España, p. 35.
228
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
La respuesta afirmativa, por otra parte, se hizo esperar más de lo previsto, en
vista de lo cual la autoridad municipal se puso en contacto con el Ministerio
de Educación Nacional de Madrid, a fin de poner el establecimiento escolar en
manos del Magisterio Nacional. Sin embargo, llegada esta propuesta a oídos de
la Inspectora General de la provincia, la Sra. Oloriz, teresiana y bien conocida por
su labor profesional y depuradora entre el Magisterio guipuzcoano, ésta se puso
en contacto con una maestra nacional, Dña. Esperanza Rodríguez, miembro de
la Acción Católica local y a la que también habían acudido diferentes Párrocos,
con el ánimo de que redactase el acta de petición a favor de los educadores
religiosos.
Fracasados los primeros intentos del Alcalde y del Párroco, allá por el año
1950 llegaban hasta esta pequeña localidad del Bajo Urola los Hermanos de
las Escuelas Cristianas manteniéndose en ella hasta 1967, si bien años antes,
como tendremos oportunidad de comprobar, ya habían comenzado las hostilidades contra la Comunidad de los Hermanos de La Salle, hostilidades en las que
el clero parroquial y el Ayuntamiento tomarían parte de forma activa.
La llegada de los Hermanos de La Salle
Antes de su llegada a Zestoa, el 24 de noviembre de 1949, el entonces
Director General de Enseñanza Primaria, D. Romualdo de Toledo, y el Secretario
del Ayuntamiento se habían dirigido por carta al Hermano Visitador, Carlos
Bautista, proponiéndole la posibilidad de la apertura de una escuela139. Esta
propuesta fue corroborada, en cierto modo, por el Obispado de Vitoria que, con
fecha 26 de julio de 1950, mandaba un escrito en el que se planteaba otra posibilidad, la del cierre del centro de Zarautz, que entonces estaba pasando por un
periodo crítico, y la de la apertura del de San José. Un mes más tarde tuvo lugar
una reunión en la que se firmó un convenio entre los Hermanos de las Escuelas
Cristianas y la Junta del Patronato de la Asociación de las Escuelas de San José
de Zestoa; aprovechando la ocasión la Junta Directiva para enviar un escrito
a los Padres de Familia de la localidad en el que se notificaba que, a petición
del Hermano Visitador, se solicitaba un aumento en el presupuesto como subvención del profesorado. El 1 de octubre de 1949 el Obispo de Donostia, Font
y Andreu, autorizaba la apertura de la Comunidad de Zestoa y, ese mismo día,
el Ayuntamiento daba cuenta al Hermano Visitador del acuerdo al que se había
llegado, en el que se incluían los sueldos de los Hermanos.
139. Para un conocimiento de las vicisitudes por las que pasó este centro y su relación con el
Ayuntamiento, se pueden consultar las actas del Ayuntamiento de Zestoa entre Noviembre de 1948
y enero de 1959. Gracias a la generosidad de Xabier Unanue hemos tenido acceso a las mismas,
además de otro material diverso sobre la Asociación de Padres y de Antiguos alumnos. También
queremos agradecerle su información oral sobre la evolución de este centro.
229
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Colegio de Zestoa, que fue regentado por los Hermanos de La Salle.
La creación de esta escuela se acogía a la figura jurídica que aparece en el
Decreto del Ministerio de Educación Nacional de 9 de abril de 1949 (BOE del día 30
del mismo mes) sobre la creación de Patronatos Escolares de Primera Enseñanza,
lo cual supuso que, por parte de la Corporación Municipal, se adoptase un acuerdo
en este sentido y se nombrase dicho Patronato, confeccionando el Reglamento
pertinente. Por otra parte, también el Ayuntamiento llevó a cabo las gestiones ante
el Ministerio informándole de la instalación de la mentada escuela en el edificio de
la escuela Graduada de tres secciones, dotándola del mobiliario y material pedagógico necesario, ya que dicho edificio era propiedad del Ayuntamiento140. A lo largo
del año 1949, y hasta el comienzo de la andadura de la escuela, el Ayuntamiento
estableció contactos personales con personas del Ministerio, incluido el propio
Director General de Enseñanza Primaria, Don Romualdo de Toledo, para aclarar
algunos detalles de la futura escuela, por ejemplo la transformación de escuela
graduada en escuela unitaria o el reglamento de régimen interior. El citado político
se mostró siempre favorable a dicha escuela y a favorecer una ayuda económica.
Este tipo de relaciones se debía sin duda a una relativa cercanía ideológica entre el
Alcalde y algunos cargos directivos en el Ministerio de Madrid.
140. Acta de 9 de mayo de 1949 del Ayuntamiento de Cestona.
230
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
En la década de los cincuenta el deseo de los habitantes zestoarras era
claro: “todos ansiaban su reapertura, pues se hacía sentir la falta de religiosos
que tomaran por su cuenta la educación de sus hijos”141 y, afortunadamente,
el día 2 de octubre de 1950 el colegio quedaba inaugurado, recibiendo dos
días más tarde la primera visita del Alcalde. El colegio quedó a cargo de cuatro
Hermanos y con una matrícula inicial de 110 alumnos, “observando el entusiasmos, competencia y celo que demuestra el profesorado y la buena asistencia de
los alumnos”142.
Al año siguiente se recibía la documentación que acreditaba al centro como
tal y se recibía la primera visita regular del Hermano Visitador, el cual se mostraba gratamente sorprendido por las buenas relaciones que mantenían los
Hermanos con la parroquia, con el Ayuntamiento y con el propio vecindario,
dato corroborado un año más tarde cuando expresamente decía: “esta escuela
gratuita es modelo en su género por las buenas relaciones que mantiene con la
parroquia, con el Ayuntamiento y con el vecindario”143.
Por otra parte, el 15 de enero de 1951 quedaron aprobados los estatutos de la “Asociación de las Escuelas de San José de Cestona”, con la firma
del Gobernador Civil de la Provincia, constituyéndose dicha Asociación, con
su Consejo Directivo, el 3 de febrero del mismo año. En dichos estatutos se
fija los fundamentos por los cuales se constituyen en Asociación; es decir, el
deseo de mantener una escuela por parte del vecindario, desligando “al ilustre
Ayuntamiento de esta Villa del compromiso y responsabilidad que supone el
sostenimiento de tales obligaciones”. En este sentido, la responsabilidad última
recae sobre la Asociación y no sobre el Ayuntamiento, que no obstante colabora,
arrendando el local, y subvencionando la escuela, al igual que se pretendía la
subvención de entidades y particulares o con las cuotas de los socios y pago de
matrícula.
Los fines de la Asociación, aparecen recogidos en los Estatutos y entre otros,
son los siguientes: “promover y proteger la educación y enseñanza de los niños,
siempre dentro de las normas de la Encíclica de Pio XII sobre la educación de
la juventud”; facilitar el que los niños se abran “caminos honrados en la vida”;
“ampliar la educación patriótica y social de conformidad con las disposiciones
vigentes” o “fomentar y practicar la educación física de los niños en su propio
beneficio y de la Patria”, además de otros fines relativos a la aceptación del tipo
de enseñanza propiciado por los Hermanos.
141. Supplément à l’Historique pour l’année 1950.
142. Acta de 11 de noviembre 1950 del Ayuntamiento de Cestona.
143. Rapport de Visite de 1951.
231
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
La escuela y el Ayuntamiento: una relación conflictiva
Las relaciones entre el Ayuntamiento y la escuela no siempre se mantuvieron
en el mismo tono inicial, al igual que había ocurrido con las otras congregaciones
religiosas, durante la primera etapa. Así, en 1952, existía una buena relación
entre el colegio y las autoridades, pues el Alcalde ofreció su colaboración al centro a la vez que “con sentidas palabras manifestó su satisfacción por la buena
marcha de colegio así como por el cambio tan grande que estaban experimentando los niños”144. Este cambio que había observado el Alcalde coincidía con
la perspectiva que, quizás de forma un poco exagerada, mostraba el Hermano
Visitador a su paso por el colegio en 1955, pues dentro de las habituales recomendaciones que hacía al Director, señalaba que “era patente el cambio observado en los niños, incontrolados antes de la llegada de los Hermanos”145. No
obstante, y a pesar de esta aseveración del Hermano Visitador sobre la actitud
del alumnado, en general se mostraba bastante satisfecho con la labor emprendida por “esa simpática escuelita de reciente creación que cuenta con la simpatía de todo el vecindario y en la que los Hermanos desarrollan una labor muy
hermosa, en forma muy callada y digna”146. Es más, llegaba a decir que además
del vecindario, el clero y, en especial, su Párroco, apreciaban la obra educativa
de los Hermanos “cosa realmente excepcional en la manera de ser del clero de
esta provincia de Guipúzcoa”147.
Sin embargo, estas buenas relaciones que venían manteniéndose con el
Ayuntamiento, se vieron truncadas en 1957 por causas que para el Consejo
Directivo de la Asociación de Padres estaban medianamente claras, pero que
en nada coincidían con las alegadas por el Ayuntamiento. Los miembros de
la Asociación citaban, entre otras, que ninguno de los componentes de la
Corporación municipal tenían hijos en edad escolar y, por ello, el problema no
les afectaba directamente, además de que varios de los que no eran contrarios a este colegio no veían mayor problema escolar debido a la existencia de
dos Escuelas Nacionales en los barrios de Aizarna y Arrona. Pero, sin duda
alguna, la más curiosa de las causas por las que, en opinión del Consejo, el
colegio se vio castigado fue que los miembros del Consejo habían denegado al
Ayuntamiento la organización de una lucha de carneros en el patio del colegio,
alegando cuestiones de higiene, moralidad y salubridad. Pero seguramente
los desencuentros entre la Asociación y los miembros de la corporación municipal tenían raíces políticas e ideológicas que afectaban al colegio, como nos
144. Supplément à l’Historique pour l’année 1952.
145. Rapport de Visite de 1955.
146. Rapport de Visite de 1952.
147. Rapport de Visite de 1955.
232
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
manifestó en una entrevista Xabier Unanue, quien nos narró la manifestación
popular que salió a la calle para defender el que los Hermanos continuasen en
el colegio.
La respuesta por parte del Consistorio no se hizo esperar y con bastante premura hicieron públicas las causas del conflicto generado, que no eran otras que
el escrito enviado por el Consejo al Gobernador y en el que se sentían aludidos
y ofendidos. En dicho escrito se solicitaba la concesión de unos terrenos colindantes con el colegio y un donativo municipal, lo más amplio posible, para la
construcción de un centro pedagógico de orientación profesional. Sin embargo,
también en dicho escrito se decía “incomprensiblemente, durante varios años,
el colegio no ha contado con el apoyo de la mayoría de los componentes de la
Corporación Municipal por haber estimado con carácter de preferencia otras
actividades carentes de sentido social y en contra de los intereses de la Noble y
Leal Villa de Cestona”.
El enfado de las autoridades municipales alcanzó tal grado que preguntaron a
otros Ayuntamientos las cantidades que aportaban a los colegios, siendo 20.000
las pesetas que recibía el colegio de Zarautz, sin que el edificio fuese municipal,
18.000 pesetas recibían los Maristas de Azpeitia, entre 12.000 y 14.000 pesetas
los del colegio de Legazpi que tampoco era edificio municipal y así continuaron por
varios centros más de la provincia hasta conseguir desmantelar la falsa teoría de
los miembros del Consejo, más cuando el San José de Zestoa percibía 40.000
pesetas de la corporación municipal148.
El Ayuntamiento defendía su postura diciendo que en relación a un determinado acuerdo firmado el 29 de noviembre de 1952 con la Asociación, los propósitos iniciales de ésta no habían tenido la debida y esperada satisfacción, puesto
que la Asociación no había conseguido las ayudas procedentes de la industria,
comercio y particulares para que ésta llevara a cabo el cumplimiento de los convenios con el Ayuntamiento, y éste era objeto de una nueva solicitud para la que la
ayuda que venía aportando fuera mayor.
En vista de cómo había degenerado la situación, ya que en repetidas ocasiones le habían solicitado al Consejo una rectificación de ese escrito que habían
enviado al Gobernador y de que el citado Consejo continuaba haciendo caso
omiso a su solicitud, la decisión tomada por el pleno, en reunión celebrada el 28
de junio de 1958, fue la de dar por finiquitada cualquier relación con la Asociación,
incluida la subvención económica. Así, el Ayuntamiento se desentendió de la reparación del tejado, a pesar de su estado lamentable que obligaba a los Hermanos a
recoger el agua descalzos y sin sotana, así como de que el Consejo pudiera utilizar
148. Acta de 15 de noviembre de 1957 del Ayuntamiento de Cestona.
233
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
un almacén que había en los terrenos del colegio y que estaba pensado para sala
de recreo de los niños y dejó de cumplir con lo acordado sobre la subvención en
función de lo que subiese el nivel de vida.
Sin embargo, no terminaban ahí las negativas, pues en la dinámica de prohibiciones en la que había entrado la representación municipal, ésta llegó hasta límites insospechados, como por ejemplo la negativa para la celebración de la fiesta
del colegio o la negativa para la publicación de un Bando en el que se convocase
para la constitución de la Asociación de Antiguos Alumnos. También existió la
amenaza de cursar una denuncia contra el Hermano Director si no ordenaba que
los txistularis se despejaran de sus chaquetas pretextando que las mismas tenían
un significado político, aún cuando estas chaquetas eran similares a las utilizadas
por otras agrupaciones patrocinadas por entidades oficiales. No faltó la revocación
del acuerdo por el cual el Ayuntamiento colocaría cuatro focos en el patio escolar
ni la negativa a dar una subvención a los dantzaris del colegio, a pesar de estar
programados para las fiestas patronales. Como podemos comprobar la deriva
que tomaron las relaciones colegio-Ayuntamiento era realmente grave.
Preocupados por esta extrema decisión del Ayuntamiento, el Secretario y
determinados Vocales de la Asociación, enviaron en desagravio un escrito al
Consistorio, aunque previamente, el Párroco, que también había firmado el documento inicial enviado al Gobernador, consciente de la situación creada, ya había
tomado sus propias medidas y había escrito a los mandatarios municipales
pidiendo sus disculpas. Aún así, el problema lejos de solucionarse parece que
cada vez se iba enquistando más, lo que viene confirmado por la actitud que
adoptó el vecindario a principios de 1958: “el pueblo se manifestó de modo
unánime y clamoroso (que pudo haber sido motín si no hubiera toda una disciplina admirable) contra una maniobra urdida con el fin de cambiar la Asociación
(y eliminar a los Hermanos de rechazo)”149. La incómoda situación persistía
en 1959, pero “después de una etapa dura, provocada y sostenida por banderías locales”150, los Hermanos prosiguieron con su labor y consiguieron que
la tensión fuese rebajándose hasta que, por fin, el 30 de septiembre de 1958
el Ayuntamiento reconsideró la postura que había venido manteniendo en los
últimos meses tras leer la carta que les habían enviado los miembros de la
Asociación pidiendo disculpas151. Definitivamente, en 1960, después de dificultades y diferencias, la “paz” quedaba restablecida en el pueblo y las relaciones,
tanto con las autoridades civiles como eclesiásticas, volvían a su cauce.
149. Rapport de Visite de 1958.
150. Rapport de Visite de 1959.
151. Acta de 30 de septiembre de 1958 del Ayuntamiento de Cestona.
234
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Esta normalización de la situación dio pie para que el Hermano Visitador
hiciera constar que las relaciones con el cabildo parroquial eran mucho mejores,
pero, a la vez, señalaba que “el cambio de Párroco por fallecimiento del anterior
había sido un factor decisivo”152. En las siguientes visitas se enorgullece de que
esas relaciones siguieran mejorando e incluso llega a darles la enhorabuena,
aunque en 1964, realiza un comentario cargado de ironía en el que considera
que si estas relaciones eran buenas “era seguramente porque eran algo distantes”153. Mientras, la labor religiosa no quedó descuidada y las relaciones
con otros centros y Hermanos fueron en todo momento cordiales, acudiendo
a Zestoa muchos Hermanos procedentes de otras Comunidades a tomar las
aguas.
Volviendo a los primeros años de los Hermanos en Zestoa, concretamente a
1953, observamos otra prueba de su buena voluntad por mantener unas correctas relaciones con las autoridades cuando realizaron una salida con todos los
niños del colegio a la estación del tren para ir a recibir a unos Misioneros. Dicha
salida se realizó a petición del cura-párroco y a ella no faltó alumno alguno del
colegio, como tampoco lo hicieron cuando en el año 1951 el Alcalde les solicitó
que acudiesen a la estación de Azpeitia porque a ella iban a llegar el Sr. Ministro
y demás autoridades con motivo de las Bodas de Plata del Ferrocarril del Urola.
Fue en aquellos primeros años de la década de los 50 cuando las relaciones
eran más fluidas con las autoridades civiles y eclesiásticas. Así, en el año 1953
en el colegio se recibían la visita del Obispo y la de más de 400 alumnos procedentes de los colegios de Barakaldo y Sestao.
En lo que a la relación entre los Hermanos concierne, parece que el cambio de
Director, allá por 1961, fue positivo, pues diferencias de edad y de criterios con
el Director que estaba en 1960 hacían difícil la convivencia. Una vez producido
el cambio, el Hermano Visitador no repara en halagos hacia el recién llegado, al
que define como serio y reconoce su contribución a una buena armonía, pues “el
espíritu de la Comunidad se ha afianzado gracias al nuevo Director ya que sus
hábitos de orden y método benefician grandemente a los Hermanos”154.
La economía del centro
En lo que respecta al centro en sí, hay que señalar que su economía, al
igual que la de sus predecesores no fue precisamente brillante y, a la vista de
152. Rapport de Visite de 1961.
153. Rapport de Visite de 1964.
154. Rapport de Visite de 1962.
235
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
lo analizado en el epígrafe anterior, nos atreveríamos a decir que fue la principal
causa de la desaparición del colegio. Tampoco los desperfectos ocasionados
por las inclemencias climatológicas contribuyeron a una posible recuperación
económica o simplemente a arrancar holgadamente su andadura. Así, ya en el
año 1951 un viento huracanado causó grandes desperfectos en el colegio, al
igual que las lluvias de 1954, aunque éstas no llegaron a la gravedad de las del
año anterior, las cuales produjeron 24 muertos en el Estado y que, en lo que a
Zestoa se refiere, provocaron que durante alguna jornada el centro tuviera que
permanecer cerrado como previsión ante el peligro que originaban las revueltas
aguas del Urola y que inundaban las calles zestoarras.
Volviendo a los aspectos meramente económicos, entre otras ayudas que percibió el San José, estaban las procedentes de la Sociedad de Aguas y Balneario
de Cestona, dinero que fue a parar a la Asociación de Padres de Familia y que
dio lugar a que en 1952, un año más tarde, la Junta de Padres se reuniese con
el Director para ver cómo había quedado la situación con el Patronato. En sus
inicios, como ocurría a casi todas las Comunidades que se abrían con falta de
tiempo, hubo muchos aspectos que quedaron sin cubrir, y en el caso del colegio
San José de Zestoa uno de ellos tenía carácter especial para los Hermanos, la
ausencia de una Capilla.
En lo que respecta al acuerdo firmado en 1949 entre el Ayuntamiento y el
colegio, el primero se comprometió a abonar la cantidad de 40.000 pesetas
anuales a la Asociación de las Escuelas de San José “para las atenciones y
necesidades de los cuatro Hermanos, así como 16.000 pesetas en concepto de
aportación inicial obligatoria. Además de otros fondos para limpieza del centro
(960 pesetas anuales) o compra de material (1.000 pesetas), el Ayuntamiento
se comprometía también a conceder gratuitamente los servicios de agua, electricidad, así como el combustible para la calefacción. Por su parte, la Asociación
debería ingresar al final del año las cantidades correspondientes por el arriendo
del edificio, material escolar, mobiliario y demás efectos inventariados, siendo
a cargo de la Asociación los arreglos por desperfectos tanto en el edificio del
colegio, como en el frontón o en el patio escolar”155.
Mientras tanto, el colegio pretendía llevar su vida normal, aunque muchas
veces esas dificultades económicas provocasen situaciones especialmente difíciles, como, por ejemplo, la ausencia de calefacción en el centro que, felizmente, en 1955 era solucionada, gracias a la colaboración del Ayuntamiento, el
cual intervino con la compra de varias estufas ante el frío que se avecinaba. Sin
embargo, la situación originada tras la carta del Consejo Directivo al Gobernador
se había convertido en el detonante de las malas relaciones y el Consistorio
155. Acta de 23 de mayo de 1951 del Ayuntamiento de Cestona.
236
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
dejaba de abonar la subvención correspondiente, poniendo a la Comunidad
en una situación de apuro permanente. Efectivamente, con fecha 1 de julio de
1958, el Consejo Directivo del colegio se dirigía al Ayuntamiento haciéndole
saber que cuando el pasado 28 de junio se conmemoraban las Bodas de Oro de
la Sección Adoradora Nocturna de Cestona, el Consistorio a través del oficio nº
557 de la citada fecha, suspendía toda relación con el Consejo Directivo de las
Escuelas de San José creando con ello una difícil y comprometida situación para
los padres.
Una prueba de estas situaciones de apuro por las que atravesó el colegio,
fue la carta dirigida a los padres el 1 de marzo de 1954 en la que se les pedía
una colaboración anual de 120 pesetas, ayuda que serviría para pagar los desperfectos que tenía el edificio y que habían sido provocados por un aguacero
producido el 14 de octubre anterior, dejando el tejado y el cielo raso en estado
de ruina. Otra prueba más de esta débil situación económica se produjo cuando
en 1961 los alumnos organizaron una tómbola benéfica en colaboración con
Cáritas Parroquial yendo parte de aquella recaudación a las actividades benéficas del pueblo mientras la otra parte se destinaba al arreglo de los retretes del
colegio.
Vemos pues que este centro de San José de Zestoa, a pesar de que inició
su andadura con mucha ilusión, las dificultades económicas y las malas relaciones con el clero y el Ayuntamiento en gran parte de su corta vida, obligaron
a los Hermanos a cerrarlo en junio de 1967. Quizás una frase pronunciada por
el Hermano Visitador en 1960 define claramente cuál fue la situación global del
colegio en sus 17 años de trabajo: “trabajan con espíritu y entusiasmo pese a
penuria”156. No obstante, cuando se cierra el Colegio de San José ya estaba en
marcha un movimiento popular para promover y gestionar la creación de una
ikastola. De todos modos, la causa principal del cierre de la colegio se debió a
que no pudieron lograr el reconocimiento oficial como escuela profesional, que
se preveía llevar a cabo en 1956.
La oferta de estudios
Las dificultades que atravesaba el colegio San José quedaban claramente
reflejadas en los informes anuales que proporcionaba el Hermano Visitador,
dificultades que no sólo eran de tipo económico, sino también académico, pues
no podemos olvidar que además de la pequeña industria y del turismo, Zestoa
también tenía un importante número de vecinos que trabajaban en la agricultura
y ganadería, como se refleja en los informes de 1953 y 1963, cuando se decía
156. Rapport de Visite de 1960.
237
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
textualmente “se trabaja considerablemente a pesar del inconveniente que
representa la asistencia bastante irregular de un sector del alumnado, formado
por muchachos procedentes de caseríos o haciendas rústicas de las vecinas
montañas que sólo aspiran a tener una cultura rudimentaria y se ven urgidos
por las faenas agrícolas en ciertas épocas del año”157, y que “la escuela era
popular, de pueblo sencillo, agrícola e industrial, de población muy dispersa por
el carácter de esta agricultura”158.
En un principio tampoco parece que los problemas, al margen de los económicos, revistiesen mayor importancia, aunque en ocasiones los unos fuesen unidos a los otros, pues, como bien se recoge en el informe del Hermano Visitador
de 1963, “la escuela está estancada en su perfección de enseñanzas por la
falta casi íntegra de recursos económicos”159. De similares características es la
información de 1964, donde la falta de espacio –únicamente existían 3 aulas, la
elemental, la media y la superior–, se convierte en un motivo de preocupación,
pues se trataba de “una escuela sin grandes complicaciones. Lucha contra su
propia pequeñez que le impide ordenar las clases como conviene a una labor
eficiente”160. Si a todo ello unimos que la diversidad de edades en las clases y
el bilingüismo dificultaban todavía más esa labor docente, nos encontramos con
la conclusión final que aporta el Hermano Visitador, que reconoce que “la enseñanza que se da en las clases no es de gran nivel”161.
Centrándonos en los estudios que se impartían en el centro, una de las
características más significativas del San José zestoarra fue la apertura de unas
clases nocturnas desde su inicio. Estas clases estaban destinadas a los “caseros e hijos del pueblo”, si bien en 1960 había cambiado esta filosofía sobre los
educandos; las clases nocturnas ya no serían dirigidas a caseros e hijos del
pueblo sino a unos 40 jóvenes que trabajaban en las distintas fábricas de la
localidad.
Al llegar al año 1963 el Hermano Visitador hacía la primera propuesta de
supresión de estas clases nocturnas y al año siguiente quedaban definitivamente suspendidas por falta de alumnado. No obstante, las asignaturas que
éstos recibían eran las de Dibujo Industrial, Matemáticas, Francés, Lectura y
Escritura y Lengua Castellana. Curiosamente, la asignatura de Dibujo Industrial
era impartida por dos trabajadores de la empresa Eguiguren de la localidad.
157. Rapport de Visite de 1954.
158. Rapport de Visite de 1963.
159. Rapport de Visite de 1963.
160. Rapport de Visite de 1964.
161. Rapport de Visite de 1965.
238
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Las características industriales de la zona requerían de jóvenes bien preparados para las fábricas y talleres, por lo que los Hermanos hicieron especial hincapié en esta formación. Así, si en los primeros años se dedican a la enseñanza
primaria, a partir de 1956 son conscientes de la posibilidad de crear una sección
que ampliase la formación y preparación de los alumnos dirigida a la formación
profesional. El Hermano Visitador también se percata de esta posibilidad y en
1957 da sus primeros consejos siguiendo esta línea: “formar hombres, formar
cristianos […] iniciarles bien en el dibujo y en los primeros elementos técnicos
dada la orientación industrial que la villa toma y no descuiden la formación práctica pedagógico-catequística”162, a la vez que sugiere la creación de algún taller
mecánico. A partir de aquel instante las recomendaciones del Hermano Visitador
irían todas en la misma línea: “dirigir con tenacidad y solicitud el crecimiento de
la iniciación profesional industrial”163, “incrementar algo la iniciación industrial
estableciendo hora y media diaria de prácticas de taller”164, “estructurar la culminación de la enseñanza que aquí se da por el montaje y organización de un taller
de iniciación profesional tutelado por la industria local”165.
Es pues en 1957 cuando D. Jesús Aramburu, hijo ilustre de Zestoa, solicitaba a los Ministerios de Trabajo y de Educación Nacional la ampliación del
colegio, continuando con carácter municipal y estableciendo una escuela profesional que abarcase las ramas de Madera, Electricidad y Metalurgia. En principio
la respuesta a la ampliación por parte del Ministerio de Educación Nacional fue
negativa y en cuanto a la posibilidad de la escuela profesional era preciso contar
con un capital muy elevado, porque para obtener dicho reconocimiento debía de
contar con profesorado propio y titulado, al margen del ya existente, maquinaria,
etc. Esta respuesta por parte del Ministerio provocó una situación reivindicativa
pues, “Cestona no debe dormirse en los laureles, ya que son pocos los pueblos
que cuentan con un colegio tan magnífico, obra del pueblo entero, y debemos
anteponernos a un futuro inmediato de cultura que va a requerir esta nueva
etapa atómica-revolucionaria, que se aproxima a pasos gigantescos. Es más,
nos urge otro problema interesante y crucial, que debemos afrontar toda la
Nación, que es el necesario ingreso en la Unión de Estados Europeos”. Con toda
claridad se aprecia pues la visión de futuro de los Hermanos lasalianos, que ya
veían en 1957 como algo próximo y para lo que había que estar preparados la
incorporación a la Comunidad Europea, acontecimiento que se produciría, como
sabemos, aproximadamente 30 años más tarde.
162. Rapport de Visite de 1957.
163. Rapport de Visite de 1958.
164. Rapport de Visite de 1960.
165. Rapport de Visite de 1961.
239
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Como se puede comprobar, la actividad docente del San José de Zestoa
estuvo claramente vinculada a la Formación Profesional, pero sin descuidar las
enseñanzas primarias, sugiriéndose a los Hermanos lasalianos que no descuidasen una especial atención en las clases a cuanto significase actividad
práctica y formativa del propio alumno en varias asignaturas y, particularmente,
en la Religión, centrando su tarea en los cuadernos, hábitos de orden y buena
presentación. En esa misma línea iba otra propuesta del Hermano Visitador, el
cual decía que debían concretarse en todas las clases los programas trimestrales por asignaturas y que los trabajos de los alumnos debían estar a disposición
de cualquiera que los quisiera inspeccionar, además de invitar al Director a que
redujese la diferencia de edad en las clases en la medida de lo posible.
La evolución de la matrícula de alumnos
A la vista de las condiciones materiales del colegio y de las dificultades económicas por las que pasó, el progresivo aumento de la matrícula escolar en la
década de los años sesenta no puede interpretarse de otra manera que como un
éxito escolar. No obstante, ya en los años sesenta el sentido de esta tendencia
va a cambiar registrándose un constante goteo en la pérdida de alumnos. La
edad de los alumnos que asistían a la primera clase era de entre 6 y 8 años,
los de la segunda clase correspondía a los de 9, 10 y 11 años, mientras que los
alumnos de la tercera clase podían tener entre 12, 13 y 14 años.
A pesar de que los datos que registramos no son fiables en cuanto a la
distribución de alumnos por clases, debido, posiblemente, a una transcripción
errónea, lo que cabe pensar es que las clases inferiores eran las que registraban mayor número de alumnos, como solía ser en el resto de los colegios de
esta categoría. En general, las clases superiores eran menos frecuentadas y, en
muchos casos, se incluían en las mismas los alumnos con alguna especialización profesional. Por lo tanto, la siguiente tabla debe leerse con estas precauciones. Tampoco muy son fiables los datos relativos a la matrícula de los alumnos
adultos.
Tabla 52. Zestoa. Alumnos por clases (1950-1966)
240
1ª Clase
2ª Clase
3ª Clase
Adultos
Total
1950
36
38
42
28
104
1951
32
30
45
28
105
1952
50
37
28
115
1953
32
43
50
125
1954
33
36
50
119
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Tabla 52. Zestoa. Alumnos por clases (1950-1966)
1ª Clase
2ª Clase
3ª Clase
Adultos
1955
33
39
71
143
1956
33
66
45
144
1957
68
48
33
149
1958
36
46
59
1959
39
46
52
137
1960
35
38
47
120
1962
27
48
48
103
1963
31
47
52
130
1964
28
50
50
128
1965
20
40
47
107
1966
60
40
21
Total
162
100
Las causas de este descenso se deben, entre otras, a la marcha de los
alumnos a otros colegios que garantizaban su formación profesional, pues a
pesar de estar presente en el colegio este tipo de estudios no se constituyeron
formalmente. En 1965 el número de alumnos había comenzado a disminuir,
principalmente porque muchos de ellos se dirigían a las Escuelas Profesionales
o a Bachilleratos, lo que pudo ser el origen de que al año siguiente, en 1966, se
comunicase a la Junta de Padres la decisión que habían tomado los Hermanos,
y que no era otra que la de retirarse de Zestoa, hecho éste que causó la lógica
consternación en el pueblo. La decisión tomada tenía además un añadido, esto
es, que la fecha en la que los Hermanos habían acordado como día de salida era
en enero de 1967, lo que significaba dejar a los alumnos sin escuela a mitad
de curso. Vista la situación creada, los representantes de los padres de familia
hicieron ver a los Superiores el problema que se les planteaba al retirarse los
Hermanos a mitad de curso y solicitaron que continuasen, al menos, hasta el fin
del mismo, propuesta que fue aceptada por los Superiores.
La situación creada tampoco cogió de sorpresa al Hermano Visitador, pues
también él venía observando, y así lo hacía saber en 1966, que el número de
alumnos descendía curso tras curso (en 1966 había en el centro 2 Hermanos
y 67 niños), entre otras causas porque, como ya hemos indicado, los mayores
acudían a realizar sus estudios a otros pueblos, porque la situación económica
tampoco era muy brillante y porque la escuela ya no estaba consiguiendo los
fines para los que se había creado. La llegada al centro de niños procedentes
de otras localidades próximas como Aizarna o Azkoitia (llegaron 3 y 7 alumnos
respectivamente en el año 1963), la apertura de una pequeña biblioteca infantil
241
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
para crear hábitos de lectura o la donación de una televisión por parte de los
padres de familia, “preocupados por el espectáculo que a ciertas horas presentaban los bares de la localidad, llenos de chicos”166, no sirvieron tampoco para
que le decisión de los Hermanos fuese reconsiderada.
Ya hemos apuntado alguna de las características del colegio San José de
Zestoa, como la asistencia a las clases nocturnas o la inasistencia a clase por
tener que ayudar en las tareas del caserío. Sin embargo, tal como señala el
Hermano Visitador en 1950, “el alumnado daba excelente impresión y se notaba
porque los Hermanos habían sabido percatarse de las condiciones especiales
en que se encontraban”. Algunas veces los comentarios del Hermano Visitador
se extralimitaban un poco, como cuando con motivo de una propuesta metodológica decía que “con objeto de vencer esa cortedad natural de los chicos de los
caseríos, procuren preguntarles mucho y que contesten en alta voz”.
A grandes rasgos podemos decir que los informes que realizó el Hermano
Visitador giraron en torno a tres aspectos: en primer lugar a la presencia cotidiana del euskera en la vida de los niños, con las dificultades que ello conllevaba a la hora de la enseñanza. Esto queda reflejado en las recomendaciones
del Hermano Visitador, el cual, recién abierto el colegio, allá por 1950, les decía
que le parecía muy bien que a los alumnos que estudiaban el Catecismo en vascuence se les explicase también algo en esa lengua, pero que lo más importante
era hacerles entender el sentido literal de las palabras que empleaban. Es más,
al año siguiente les invitaba a emplear esas palabras en ambos idiomas. Él
entendía que “la circunstancia de que la práctica totalidad del alumnado hablase
en vascuence, no debía ser motivo para el descuido de la enseñanza en castellano, sino todo lo contrario, pues de ser así se estaría defraudando el interés
de los niños y el deseo de las familias”167. En 1953 quiere que se implante un
nuevo método de enseñanza en la escuela para un buen conocimiento del castellano, consistiendo éste en insistir con ahínco tanto en la expresión oral como en
la escrita, pero no debió ser muy exitoso porque en 1963 el Hermano Visitador
se despacha a gusto con la escuela y dice de ella que “está algo retrasada a
nivel intelectual, debido principalmente a la composición bilingüe de los niños y
a la falta de textos adecuados en vasco”168.
El segundo de los aspectos en los que se centró en Hermano Visitador fue
el de la inasistencia a clase. En 1955 realiza la siguiente reseña: “siempre se
nota una notable inseguridad de asistencia en un buen sector de alumnos, procedentes de la zona rural circundante: inseguridad desarrollada en la época de
166. Supplément à l’Historique pour l’année 1965.
167. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
168. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.
242
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
las principales tareas agrícolas”169. La preocupación por esta falta de asistencia
perduraba en el tiempo; así, en 1959 nuevamente señalaba: “no es fácil hacer
un extraordinario trabajo con los alumnos de esta escuela, pues la procedencia
rural de buena parte del contingente escolar provoca tiempos de ausencias
difícilmente evitables que entorpecen el adelanto. Con todo, se ha iniciado con
entusiasmo la formación industrial de los mayorcitos”170.
De manera que entre las dificultades creadas por el bilingüismo de los alumnos y su inasistencia a clase, la tarea de los Hermanos resultaba más difícil
de lo esperado, así que, para ayudarles, el Hermano Visitador, cumpliendo el
tercer aspecto, les dio las habituales recomendaciones, entre las que podemos
encontrar que atendieran cuidadosamente los buenos hábitos de los alumnos,
hábitos de limpieza y orden, hábitos de verdadera y sentida piedad, evitando
sonsonetes y precipitaciones en las oraciones vocales. Asimismo, les proponía
que continuasen con sus buenas tradiciones de esmero en los trabajos escritos
de los alumnos y, además, que se limitasen a enseñar lo más fundamental y
que tratasen con afán y constancia la enseñanza, de manera que los niños asimilasen los conocimientos lo más posible.
En cualquier caso, por grandes que fueran los esfuerzos de los Hermanos
en su tarea docente, su alumnado no parecía muy interesado en sus estudios,
posiblemente debido a las escasas expectativas laborales. Este desinterés de
los niños por acudir a clase quedaba muy bien reflejado en una de las recomendaciones del Hermano Visitador, cuando decía “soporten con paciencia y luchen
sin descanso contra los inconvenientes de la falta de puntualidad y asistencia”.
No podemos terminar este apartado sin mencionar tres trágicos sucesos
que empañaron la alegría de los alumnos y profesores del centro. En 1952, un
par de años más tarde de abrirse el colegio, un alumno del mismo perdía la vida
en una carrera ciclista, lo que causó gran conmoción en toda la Villa, como también la causaron las muertes por anemia y la provocada por el disparo fortuito
efectuado por el hermano de otros dos alumnos en el año 1963.
Actividades extraescolares
Al margen de las actividades exclusivamente académicas, los Hermanos desarrollaron también otras actividades extraescolares en compañía de los niños y en
el colegio se dieron ciertos acontecimientos que despertaron el interés de todos.
Algunos de los acontecimientos eran muy propios de los Hermanos en muchos
169. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.
170. Supplément à l’Historique pour l’année 1959.
243
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
otros centros, como la organización de los cursillos de verano o la entrega de
notas y diplomas en presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas. Otra de
las actividades típica de los colegios de La Salle eran las excursiones, excursiones que se llevaron a cabo por la cornisa cantábrica, visitando en unas ocasiones
Barakaldo, Bilbo o Donostia, e incluso yendo allende las fronteras, hasta Baiona,
con la posterior visita al Santuario de Guadalupe de Hondarribia. También podemos considerar la salida de los Coros de Santa Águeda en el mes de febrero,
recaudando fondos que luego se entregaban a los más necesitados.
No queremos terminar en este apartado sin hacer mención a dos hechos que
hicieron vibrar a los niños zestoarras. Uno de ellos tuvo lugar en el año 1954,
cuando un buitre de 2,63 m. de largo fue llevado al colegio entre la admiración
de todos los presentes. A la vez, se aprovechó la presencia del animal para dar
unas clases sobre cómo se disecaban los animales, entre la alegría y el alborozo de los alumnos. El segundo de los acontecimientos se produjo en el año
1952, cuando los padres de familia hicieron una aportación para que los niños
pudiesen asistir a una sesión cinematográfica en el cine de Zumaia. La película
en cuestión era “Los Videntes de Fátima y “cuál fue la alegría de los alumnos al
contemplar la película. Algunos profundamente conmovidos derramaron gruesas
lágrimas al ver la correspondencia de los humildes pastorcitos a los deseos de
la Virgen. Regresaron todos alegres y contentos, y con sendos propósitos de
imitar la piedad de los Videntes de Fátima”171. Estas fueron la práctica totalidad
de cuantas actividades extraescolares recogidas en la documentación que se
llevaron a cabo en el colegio San José de Zestoa, si bien hay que decir que, en
ocasiones, estas actividades se vieron acompañadas de algún que otro campeonato de pelota.
Entre la documentación facilitada por Xabier Unanue podemos señalar unos
cuantos programas y revistas de Salleko elaborados por los antiguos alumnos
del colegio entre 1957 y 1959 en las que, al margen de los contenidos propios
de una revista de este tipo, resalta el hecho de que muchos de los artículos
están escritos en euskera, lo cual no deja de ser sorprendente pues el uso
escrito de esta lengua en estos ámbitos no estaban escasamente extendidos.
Vida religiosa
Evidentemente, los Hermanos de Zestoa no dejaron olvidada la labor de
apostolado y al margen de las actividades lúdico-festivas, también las hubo de
carácter religioso. En este tipo de actividades siempre contaban con la colaboración del Hermano Visitador, quien les recomendaba formar a los alumnos en el
171. Supplément à l’Historique pour l’année 1952.
244
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
arte de la oración, “una de las metas más espléndidas de nuestro ministerio”,
a la vez que les recordaba que merecía la pena ensayar de alguna manera el
establecimiento de alguna asociación de piedad. También les sugería que no
desperdiciasen el buen ambiente existente para el fomento de las vocaciones,
que estimulasen a los alumnos la idea de la vocación religiosa y, sobre todo,
que no descuidasen el apostolado vocacional de sus alumnos.
Ahora bien, si las actividades extraescolares del San José no fueron numerosas, no se puede decir lo mismo de las actividades religiosas, como podemos
comprobar en la siguiente relación sobre celebraciones religiosas:
•
•
•
•
•
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•
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•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Todos los Santos
Domingo de Ramos
Fiesta de San José
Día de los Niños
Pentecostés
Procesiones y Vía Crucis
Fiesta del Beato Benildo
Primera Comunión
Fiesta de Santo Tomás
Imposición de medallas y escapularios
Fiesta de San Juan Bautista de La Salle
Fiesta del Beato Salomón
Fiesta de la Inmaculada
Acto de la Reparación de la Cruz
Fiesta de Cristo Rey
Imposición de la Ceniza
Mes de las Flores
Fiesta de la Santísima Trinidad
Ejercicios Espirituales y Retiros
Peregrinaciones a los diferentes santuarios de la provincia
Alguna de estas celebraciones fue acompañada de comentarios del Hermano
Visitador, como la festividad de Todos los Santos del año 1950, “de veras que
los cielos congratularon a su Reina y Señora; también los fieles de la Tierra
festejaron a la madre de Dios y madre suya con muestras de verdaderos hijos”.
Con motivo de la Procesión del Domingo de Ramos, en una exageración producida por la alegría que encontró al ver la numerosísima presencia de las gentes
245
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
del pueblo en la misma, nos decía “creemos estar en el Huerto de Getsemaní”,
de lo que deducimos que además de la multitudinaria presencia de asistentes,
éstos iban acompañados de las tradicionales palmas del día.
Ese mismo año alrededor de 20 niños hicieron la Primera Comunión, cuya
descripción de la misma por parte del Director fue la siguiente: “hoy, día de
Pentecostés, se ha albergado Jesús por primera vez en los corazones de una
veintena de inocentes niños. Todo nos conmovió, cánticos, fervorín y, sobre
todo, el fervor de estos angelitos esmeradamente preparados”. En otras ocasiones, para indicar la incorporación de los niños al campo vocacional, utilizaba recursos metafóricos como el empleado en 1952, cuando dice “El Divino
Jardinero busca las flores para el jardín del Noviciado Menor de Irún. Para esto
tiene cogido un instrumento celoso cual es el Hermano Samuel, y así vino a esta
Villa de Cestona, para esparcir el olor suavísimo de la vocación de Hermano en
las Escuelas Cristianas. Efectivamente, causó mucha admiración en los corazones de los chicos y, ¿cuántos capullos despuntaron?, el tiempo hablará”172. Y
así fue, el tiempo habló, y “el primer fruto para el jardín” era en 1953. En 1954
se daban tres vocaciones más, de los cuales uno de ellos fue para Irun, pero
hasta 1960 no tenemos más constancia de nuevas vocaciones, aunque en
1964 tenemos el año más vocacional con 6 nuevas incorporaciones, completándose la última de las vocaciones en 1966.
Un par de deseos hubo por parte de las autoridades eclesiásticas, allá por
1954, el primero relacionado con el Papa cuando “según deseo de la Santa
Madre Iglesia, todo el alumno postrado ante los pies de Jesús Sacramentado,
expuesto, oró por nuestro Santísimo Padre, el Papa, para que el Señor le conceda las luces y gracias necesarias para tan alta misión”. Ese año de 1954 era
Año Mariano y, también a petición de las autoridades eclesiásticas, se hizo una
fastuosa recepción a la Madre del Cielo, saliendo a las afueras de la Villa todos
los alumnos y gentes del pueblo. Fue aclamada con enérgicos vítores, aplausos, bombas reales, cantos y con el rezo del Santo Rosario hasta llegar a la
Parroquia. Allí recibió toda clase de muestras de afecto durante 4 días, al cabo
de los cuales se despidió organizando en su honor un llamativo festejo.
El profesorado
El número de Hermanos que se dedicaron a la docencia en el Colegio
San José de Zestoa fue bastante escaso, concretamente no pasaron de 3
los Hermanos dedicados a la docencia, exceptuando los años 1950 y 1957
en los que hubo 4 Hermanos. La mayoría de ellos tenía votos perpetuos.
172. Supplément à l’Historique pour l’année 1952.
246
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Durante toda su vigencia no hubo presencia de profesores seglares, pues
en esos años eran todavía pocos los centros que contaban con ese tipo de
profesorado.
El Director del centro desde 1950 hasta 1956 fue el Hermano Lucas Eusebio,
quien permaneció por lo tanto siete años hasta dejar la dirección del centro. La
sustitución estuvo a cargo del Hermano Juvenal Ignacio, quien también estuvo
entre los primeros Hermanos y permaneció en Zestoa hasta 1959, siendo el
Hermano que más tiempo estuvo en dicha población como profesor. El relevo de
estos dos Hermanos, en cuanto a años de permanencia, lo recogió el Hermano
Juan Andrés que permaneció en el centro hasta el cierre del mismo, después de
siete años de permanencia.
En cuanto a las actividades relacionadas con la enseñanza, hay muy poco
que contar, de no ser que en el año 1951 un Hermano tuviese que ir a Oviedo a
realizar el Examen de Conjunto, que, como sabemos, era un examen que tenían
que realizar aquellas personas que no hacían sus estudios en las Escuelas
Normales, sino en las privadas, y que para convalidar dichos estudios se veían
obligadas a superar esta prueba. En 1960 no se trata del Examen de Conjunto
sino de un cursillo que un Hermano realiza en Bilbo, pero en esta ocasión se
trata de un cursillo de Peritaje y en 1966, el cursillo es de un carácter totalmente
diferente al anterior, ya que un Hermano acude a Iruña a participar en los cursillos organizados por la Falange Española Tradicionalista.
Como era habitual dentro de las Comunidades lasalianas, las excursiones
ocuparon parte de las actividades del profesorado. Así vemos que los Hermanos
de Zestoa viajaron por la cornisa cantábrica, con visitas a Barakaldo, Bilbo,
Donostia e Irun. Las excursiones montañeras, también de gran tradición entre
los Hermanos lasalianos fueron a montes como Ernio o Izarraitz.
Vida en Comunidad
Como podemos suponer, las actividades religiosas para el profesorado del
colegio San José fueron más numerosas que las extraescolares, comenzando
por los habituales Retiros en Donostia, Bilbo, Irun y San Asensio, localidad
ésta a la que también acudieron a participar en los tradicionales Ejercicios
Espirituales e incluso a modo de vacación en Semana Santa, como así lo hicieron en el año 1960. A veces, los desplazamientos de los Hermanos tenían que
ver con pruebas que debían realizar en otras localidades, como las que hacían
en Irun, unos exámenes de Catecismo, pues no debemos de olvidar que en
1954 los Hermanos habían comenzado a dar clases de Catecismo en la parroquia del pueblo y en 1960 eran requeridos para demostrar “su valía” con las
pruebas de la localidad fronteriza.
247
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
En otro orden de cosas, y antes de pasar a analizar las recomendaciones
que les daba el Hermano Visitador, tenemos que destacar un hecho que se dio
en la Comunidad, cual fue el abandono de la misma por parte de un Hermano
que llevaba dos años como lasaliano, lo que provocó cierto malestar entre los
demás. No obstante, a pesar de este lunar, el trabajo del Hermano Visitador
ofrecía numerosos consejos o recomendaciones. Así, observamos que estas
recomendaciones estaban divididas en dos partes, la que correspondía a la
Comunidad y la que era para el Director. En ambos casos podemos comprobar
cómo dichas recomendaciones abordaban tres campos: el estrictamente religioso, el de las relaciones y el profesional.
Comenzando por las recomendaciones efectuadas a los miembros de la
Comunidad, vemos como se les invitaba a los Hermanos a que, cuando realizasen los paseos, deberían ir juntos y no deberían quedarse en casa bajo
ningún motivo, además de que los citados paseos les deberían ayudar y servir
a fomentar eficazmente la obra de Dios. Asimismo se les decía que atendiesen
primordialmente a la ferviente y exacta práctica de sus ejercicios regulares,
particularmente el de la oración mental, así como que vigorizasen su espíritu en
la práctica de los Ejercicios Espirituales, y que llenasen dicho espíritu de ideas
religiosas y santos afectos en la lectura espiritual y en el estudio de la Religión,
estudiando el programa global de ésta y evitando la disociación entre las diversas influencias que querían infundir dirección a la vida cristiana del niño.
Las invitaciones a seguir con su obra de apostolado eran numerosas, pues
también hemos recogido otras en las que se les insistía en que se afirmaran en
su vocación de religiosos educadores y en que aprovechasen de la sencillez de
la escuela y el horario comunitario para atender con esmero a su formación religiosa, catequística y profesional. En definitiva, en todo instante debían recordar
su misión, claramente recogida en el año 1960 cuando se les dice “lleven en
esa cada vez más fuerte unidad de miras y criterio la obra que aquí realizan: unidad de criterio que sólo es posible y legítima cuando concuerda abnegadamente
con las directivas que vienen de arriba”173.
En el apartado de las relaciones también encontramos algunas dirigidas a
los Hermanos, como cuando se les dice que en sus salidas y en cuantas actuaciones tuviesen con los vecinos de la Villa, cuidasen siempre de seguir siendo
objeto de edificación y aumentasen el prestigio de la Religión, además de que
cuidasen con creciente esmero de su preparación y actuación como catequistas y ministros de la palabra divina. No faltaban tampoco las recomendaciones
sobre el trato con los demás, como cuando se les invita a extremar la discreción
con los extraños, por prudencia y regularidad. Para ello se les recordaba que se
173. Rapport de Visite de 1960.
248
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
debían a su misión, a no mezclarse en cuestiones temporales y extrañas que
pudieran mermar su posibilidad apostólica de acción y que, precisamente, por
amor y servicio a esta santa misión a la que estaban consagrados, debían celar
el prestigio de dicha acción en formas y modales dignos y adecuados.
Todo esto siempre sería más fácil bajo la dirección de un buen Director y así
parece que era a partir de 1963, cuando se reconoce la labor de éste, que había
contribuido a afianzar el espíritu de la Comunidad y cuyos hábitos de orden y
método beneficiaban grandemente a los Hermanos.
Las recomendaciones en el campo profesional son escasas, pero entendemos que debemos indicarlas como aquella que se realiza en 1953 y en la que
se señala que quedaría todo un poco más completo si se dieran más a sus estudios personales con miras a perfeccionar más y más sus condiciones profesionales. Y dentro de esa perfección a la que hacía referencia el Hermano Visitador,
estaría otra recomendación que realizaba allá por 1962 y que textualmente
decía: “Siempre el BIEN a manos llenas con generosidad y sin preocuparse
por el rédito que a sus personas puede volver. El BIEN DE LA CULTURA adaptando y haciendo hábil su esfuerzo para vencer las peculiares dificultades de su
clientela; el BIEN DE LA EDUCACIÓN, con la exigencia y la constancia en formar
hábitos humanos y cristianos; el BIEN DE LA GRACIA, anunciada y cultivada”. En
definitiva, lo que se pedía o se deseaba de los Hermanos era que pusiesen en
común su experiencia docente y sus aciertos y compartiesen tanto las alegrías
como las penas y realizasen las labores de forma común.
El Director también es objeto de las recomendaciones del Hermano Visitador
y comenzando por las relaciones se le felicitaba en el año 1950 por su acierto
en encauzar bien la Comunidad, así como se le proponía que recibiese regularmente a los Hermanos en rendición. A veces, después de algún encuentro desagradable o represión motivada, se le observaba cierta frialdad o retraimiento
que el Hermano Visitador le invitaba a abandonar y a intentar aprovechar las
buenas disposiciones que tenían los Hermanos para intensificar en todos la vida
y el celo apostólico sobrenatural. Sin embargo, no siempre se conseguía llegar a
buen puerto y a pesar del trabajo del Hermano Visitador, se veía en la obligación
de recordarle que no manifestase lo más mínimo ante los alumnos o ante personas extrañas el descontento que pudieran sentir por ciertas deficiencias, reales
o supuestas, aprovechando la ocasión para que, por el contrario, manifestase
su afecto tanto a los Hermanos como a otros colaboradores. En definitiva, se le
pedía que velase siempre tanto por él como por los otros Hermanos, de manera
que los demás siguiesen viendo en ellos “el buen olor de Cristo y el prestigio de
la Santa Religión”174.
174. Rapport de Visite de 1955.
249
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
En ocasiones, el Director también era diana de alguna crítica relacionada
con los hábitos de limpieza y orden de la casa, como ocurrió en el año 1956, y
además de las exigencias que se le reclamaban a la hora de un buen gobierno
de la casa, se le pedía también que no descuidasen los Hermanos la sensación
de limpieza así como el incremento de su cultura personal, sin descuidar la
dirección de las clases y sin olvidar que en el año 1958 en la casa había entrado
a trabajar un criado al que debía de formar para que la Comunidad no tuviese la
necesidad de contratar mujeres ni quedarse en el desamparo. Esta recomendación es, si cabe más, expresa en el año 1964 cuando llega a la Comunidad un
joven Hermano y expresamente se le dice al Director: “apoye, aliente y oriente al
Hermano joven que por ser su primer año y dada su clase, bastante difícil, está
necesitado de apoyo”175.
Este tipo de recomendaciones ya se habían producido con anterioridad, como
en el año 1953, cuando al Director se le proponía que facilitase los estudios de
los dos Hermanos jóvenes, pero sin duda alguna la recomendación más importante que recibió el Hermano Director fue la recibida en el año 1965, cuando la
situación del colegio comenzaba a estar en grave peligro, y que textualmente
decía así: “tenga en cuenta la impenetrable reserva exigida por el posible cierre
de la escuela y la conveniente y aún ecesaria intensificación de las actividades
escolares para atajar habladurías en el pueblo”176.
6.1.4. Usurbil: Colegio de La Salle de Usurbil (1953-1971)
Después de conocer el surgimiento y evolución del centro de Usurbil se tiene
la sensación de que debía ser un centro casi modélico, pues se mire cualquiera
de los aspectos que lo componían se aprecia la estabilidad, el buen hacer,
la corrección de las relaciones, la calidad del profesorado y del alumnado. La
sorpresa llega cuando no hay ninguna razón interna aparente que nos anticipe
su desaparición en 1971. En este sentido, lo sorprendente de este colegio es,
precisamente, el hecho de su cierre, que sólo se explica por razones externas:
las reformas educativas del momento y la planificación educativa por parte del
Distrito de Bilbao. Se trata de un centro cuyo titular fue un Patronato Municipal
Socio-Cultural del pueblo que estaba formado por la Parroquia, el Ayuntamiento
y la Asociación de Padres.
El tipo de estudios que impartió durante los casi veinte años de permanencia
eran los propios de la enseñanza primaria, aunque desde sus inicios siempre
mostró interés por incorporar estudios de orientación profesional, que lograrían
175. Rapport de Visite de 1964.
176. Rapport de Visite de 1965.
250
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
establecerse desde 1964. El tamaño del centro, al igual que la mayoría de
centros creados en esta década, superó escasamente los doscientos alumnos,
lo cual supuso la presencia de una comunidad que no superaba los cuatro
Hermanos. Se trataba de un colegio gratuito subvencionado, cuya gestión corría
a cargo del citado Patronato. El prestigio de sus enseñanzas y las posibilidades
de colocación de los alumnos en la industria local sería también un rasgo característico de este centro.
Antecedentes de la escuela y llegada de los Hermanos
Por regla general, entre la documentación disponible de los diferentes
centros a cargo por los Hermanos, siempre existe un documento inicial que
narra las primeras vicisitudes para la creación de cada uno de los centros. En
este caso, no existe tal documento, pero el Histórico de 1953 resulta ser una
buena fuente para conocer los antecedentes y las gestiones que se llevaron
a cabo para la fundación de esta nueva escuela. En este sentido, recurrimos
a este documento para recuperar los datos iniciales de este centro. Así, en
cuanto a los antecedentes más remotos tenemos que irnos hasta el año
1948, fecha en que en el local que luego será la escuela quedan sin asistencia los tres asilados de la Beneficencia, por el fallecimiento de la encargada
y el Ayuntamiento de Usurbil gestionó su traslado a Zarautz. A partir de ese
momento quedó este local vacío y los miembros del Ayuntamiento pensaron en
transformarlo en escuela de niños, en vista del abandono que se encontraba
la enseñanza en el pueblo, en manos de un único maestro y con una población
excesiva.
Para llevar a efecto este propósito se pusieron en contacto con los Hermanos
de Zarautz, los cuales les relacionaron con el Rvdo. Hermano Visitador, Carlos
Bautista, y, tras muchas vicisitudes, sobre todo económicas, que se fueron orillando merced a la ayuda de los empresarios de los alrededores, –Luzuriaga con
el hierro, Rezola con el cemento o Michelín con 100.000 pesetas–, llegaron a
transformar los antiguos locales en una escuela limpia y cómoda.
Hasta la llegada de los Hermanos se imponía solucionar el conflicto escolar y, para ello, el Ayuntamiento de Usurbil, con la ayuda de los Hermanos
de Zarautz, buscó dos maestros que dieran la enseñanza a los niños de la
localidad en un período de tiempo que fue de septiembre de 1948 a septiembre de 1953, es decir, mientras se arbitraban recursos y se adaptaban los
viejos locales a la nueva finalidad. Mientras tanto, el 18 de abril de 1951 la
Delegación Administrativa de Enseñanza Primaria autorizaba el funcionamiento
reglamentario, con carácter provisional, del expresado centro bajo la dirección
de Federico Iturriaga y en 1952 se aprobaba el proyecto de reforma y ampliación
del colegio.
251
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Ese mismo año de 1948 se fundó una Asociación de Padres de Familia que
sirvió de enlace entre las autoridades y demás entidades de la localidad con
los Hermanos, asegurando así una mayor estabilidad a la Escuela. En marzo de
1953 el presidente de la Asociación, D. José Udabe, envía una carta al Hermano
Visitador, Carlos Bautista, comunicando las condiciones o acuerdos adoptados
con respecto a la apertura de una escuela bajo la dirección de los Hermanos
de La Salle. A su vez, el Ayuntamiento que había recibido también la misiva,
daba su visto bueno para la apertura de la escuela de acuerdo con las condiciones planteadas. Entre dichos acuerdos fundacionales se decía que cuando los
miembros del Consejo hubieran cumplido los compromisos contraídos con el
Rvdo. Hermano Visitador, harían entrega de poderes a esta Asociación y desde
entonces los Hermanos dependerían de esta entidad. Sin embargo, el sueño
dorado de todo el pueblo se hizo esperar durante casi cinco largos años y,
por fin, llegaba la tan ansiada fecha y a mediados de septiembre de 1953, los
Hermanos tomaban posesión de la casa. Los vecinos del pueblo, de los barrios
y de los pueblos colindantes acudieron en gran número a matricular a sus hijos.
Pronto el número sobrepasó las profecías de los habituados a pronosticar y al
llegar el mes de octubre hasta se tuvo que cerrar la matrícula con 170 alumnos
repartidos de la siguiente forma: 48 en la clase de los mayores, 48 en la clase
de los medianos y 74 en la clase de los pequeños.
A grandes rasgos podemos decir que gran parte de los habitantes de Usurbil
se dedicaban a la agricultura, cuyos productos principales eran maíz, trigo, nabo,
legumbres, hortalizas y frutas, sobre todo la manzana de sidra y de mesa. En
la jurisdicción existían importantes factorías siendo las principales Michelín,
Luzuriaga, Rezola, Abrasivas, la sidra-champán Illarramendi, los mármoles
Ingemar, etc.: “a muchos habitantes les beneficiaba no poco esto en el aspecto
económico, que a las ganancias del caserío podían juntar un sueldo bastante
regular”177. Por otra parte, el aumento de la población se irá haciendo notar,
pues de los 4.013 habitantes que había en 1950 se pasará a los 4.489 en
1970, lo cual ya es un índice del fenómeno que comenzará a iniciarse con la
inmigración de los años setenta debido a la industrialización que comienza a
desarrollarse en ese periodo.
El colegio estaba situado en el mejor sitio de la Villa, “retirado de todo peligro, cerquita de la parroquia, delante tiene la plaza del pueblo que sirve como
campo de fútbol y un inmenso frontón. Aunque todo es público somos los únicos
en usarlo”178. La Comunidad poseía además de un huerto tapiado de 1.500 m2,
un edificio capaz para gallinas, conejos, cerdo, etc., es decir, disfrutaban de una
situación similar a la de otros centros lasalianos en lo que a huerta y corral se
177. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
178. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
252
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
refiere y también eran similares los problemas derivados de unas instalaciones
que precisamente no se podían considerar modélicas para poder vivir en unas
condiciones medianamente cómodas, pues la casa en la que habitaban los
Hermanos estuvo sometida año tras año a pequeñas reformas, dado que una
reforma integral no se podía realizar por falta de presupuesto. Esta situación de
incomodidad se hacía notar de forma más sensible en los primeros años del
colegio, concretamente en el año de su inauguración, en 1953, cuando “estábamos casi a oscuras, ni en las clases ni en la Comunidad se observaba nada una
vez que había anochecido y no hubo más remedio que instalar un elevador para
tener la luz que se necesita para trabajar”179. La situación mejoró ostensiblemente con el cambio de Alcalde, ya que en 1963 pudieron disfrutar de unas acogedoras reformas producto del dinero que había proporcionado el Ayuntamiento
a través del citado Sr. Irasuegi; “el cual parece sentir más los problemas vocacionales que su predecesor”180.
El día 21 de septiembre de 1953 daba comienzo el curso, “con todos los
medios de estímulo: vales de disciplina, vales de conducta, […]. Los niños
desde el primer día con sus brazos cruzados y bien tiesos, en interminables
filas, al entrar y salir de la escuela, llamó poderosamente la atención de todo
el vecindario, que aturdidos contemplaban increíbles esta metamorfosis en los
niños, unos abriendo descaradamente las ventanas y otros con disimulo por
detrás de los visillos”181.
No fueron fáciles los comienzos en 1953 y, por si fuera poco, nos encontramos con que en ese mismo año sufrieron un duro invierno que provocó diferentes
averías en la vivienda como consecuencia de los intensos fríos y las consiguientes heladas. En 1953 también se producían importantes inundaciones que arrasaron toda la vega y hubo de dar vacaciones forzosas “porque la mayoría tenía
motivo de ausencia y lamento”182. Vacaciones forzosas que se repiten en los
primeros meses de 1955 con otro invierno realmente crudo: “el frío, las nevadas
y heladas hacen víctimas y estragos entre el alumnado y objetos de la escuela.
El termómetro de la asistencia desciende notablemente por el catarro y la gripe
general de la que tampoco se excluye algún miembro de la Comunidad”183.
Esta situación de duros inviernos y lluviosas primaveras, la vamos a conocer
desde otro punto de vista más positivo, bajo el tono poético del Hermano que,
179. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
180. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.
181. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
182. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
183. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.
253
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
en 1966, nos relataba la climatología usurbildarra en los siguientes términos:
“Febrero: sinónimo de frío, al menos por estas tierras. La nieve cubre mansamente nuestros campos. La naturaleza vive el letargo invernal. El hombre redescubre la intimidad del hogar. Todo en nuestro rededor parece el escenario de
un gigantesco belén. Abril: lluvias mil. Los campos en flor y dos centenares de
vidas en capullo. Primavera. El mes se inicia con el gozo interior de la Pascua
del Señor. Resucitó. Resucitaremos… Las aguas remansadas del nuevo curso
bajan dulcemente la pendiente del año que termina. Fertilizan a su paso los campos vírgenes de las inteligencias y corazones infantiles”184.
Pero, venas poéticas al margen, la dura realidad llegaba a la Comunidad con
el fallecimiento en poco tiempo de D. Calixto, el cura de Usurbil, del Obispo Font
y Andreu y del Papa Juan XXIII. En 1962, D. Calixto fallecía, pero entre muchas
obras nos dejaba alguna anécdota como la siguiente: “mucho se habló del
homenaje que el pueblo de Usurbil iba a dedicar al nonagenario P. Calixto Astier,
junto con los venerables aitonas de esta villa. Todo quedó reducido a agua de
borrajas; con su gracia chispeante y comentando este hecho, después de haber
tenido en su bolsillo la invitación y haber acudido con su puntualidad acostumbrada al lugar de la cita, quedó sorprendido al oír de la architriclina la respuesta
de que se había suprimido, nos decía: ‘se han apuntado un gol negativo’. Antes
nadie me conocía; ahora todo el mundo habla de D. Calixto. De día en día se
notaba que sus facultades iban decayendo. Con todo, el P. Astier nunca dejaba
de acudir a la hora indicada de los miércoles a confesar a los Hermanos”185. Al
año siguiente, fallecían el Obispo y el Papa, por este orden. Con respecto a la
muerte del Obispo Font y Andreu, se dice que su entierro constituyó una señal
de duelo por la bondad que siempre le había caracterizado y con respecto a
la muerte del Santo Papa Juan XXIII, se señalaba que “su óbito constituyó el
sublime ejemplo de una resignación perfecta en aras de la unidad y éxito del
Concilio. Usúrbil se suma para no ser menos que otros pueblos y ciudades a las
exequias que por el eterno descanso de su alma se oficiaron en nutrida representación”186. El fallecimiento del Papa Juan XXIII significó que Pablo VI llegara
a la cúpula eclesiástica y que, en una de sus primeras actuaciones, se dirigiera
a Tierra Santa, viaje que despertó un inusitado interés entre los Hermanos de
la Comunidad que, aprovechando la invitación parroquial, siguieron desde la
pequeña pantalla de ésta los incidentes y pormenores de dicho viaje.
Por aquellos comienzos de la década de los sesenta parece que existía cierta
holgura económica, lo que permitió que en el año 1962 se realizaran diversas
reformas en la Capilla “que se hallaba desnudita, exceptuando la presencia del
184. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.
185. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
186. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.
254
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Señor. Ha quedado muy piadosa con la adquisición, a cuenta de la Comunidad,
de las imágenes de la Virgen María y de San José, colocación de la reliquia del
Santo Fundador, traída ex profeso por el Hermano Director desde Roma a su
regreso del Segundo Noviciado y de la pintura de las paredes, imitación a piedra
y de las puertas a madera. Que todo nos sirva para el acrecentamiento del fervor
interior y exterior”187.
Ya que nos acabamos de referir al aspecto económico del colegio de La Salle
de Usurbil, hay que señalar que en los últimos años de su andadura las fuentes
de ingresos de este centro eran las mensualidades que el patronato pasaba.
Los niños pagaban 125 pesetas como mensualidad, que desde septiembre
de 1969 se vieron incrementada a 250 pesetas. Todo ello iba a la cuenta del
patronato, que era el que gestionaba la escuela. El centro se quedaba con la
permanencia, de 50 pesetas por alumno, que pasaba a redondear la paga de los
profesores seglares. Ese mismo año, el Hermano Visitador subía la paga de los
Hermanos; desde entonces cada uno de ellos cobraba 6.000 pesetas y 7.000
el Director: “hoy por hoy la situación económica de la casa es satisfactoria; no
tiene deudas y tiene algún dinerillo ahorrado”188. Así pues, observamos como
de unos comienzos en los que la situación económica no era precisamente muy
boyante, parece que una buena gestión del patronato conseguía dar la vuelta
a la misma y los Hermanos podían respirar tranquilos. Todo ello le llevaba a la
conclusión al narrador del Histórico de ese año a afirmar que: “por ahora la casa
no pasa por momentos apurados”.
Pero la buena marcha del colegio les permitía abordar un proyecto que desde
los inicios del colegio tenían en su horizonte: ampliar los estudios con una orientación profesional, como se recoge en el Histórico de 1953, pero que hasta este
año no va a poder ir materializándose. En este sentido, es significativo que en
1960 se comprara el primer torno que iba a ser objeto de curiosidad por parte de
muchos, adquirido en condiciones sumamente ventajosas. Más tarde, pinchando
a la Junta de Padres de Familia y al Ayuntamiento se lograron nuevas adquisiciones, como un esmeril, un taladro, una sierra mecánica y 5 tornillos más para
cubrir poco a poco las necesidades que se van planteando: “estamos en vías de
completar ciertos requisitos para lograr una autorización por parte del Estado para
ser reconocido como centro de Iniciación Profesional. Hemos de constatar que
el logro de una autorización para hacer un empalme de luz trifásica ha sido una
verdadera batalla de campeonato, debido a la obstinada tenacidad en su negativa
del Sr. Arocena, que por fin, gracias a las diligencias del Hermano Director todo
ha quedado resuelto satisfactoriamente”189. Ese mismo año tuvo lugar la Visita de
187. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
188. Supplément à l’Historique pour l’année 1969.
189. Supplément à l’Historique pour l’année 1960.
255
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
la Inspectora de la zona: “poco sabíamos de ella; era nueva y desconocida para
nosotros. Con todo, después de su visita podemos decir que por su religiosidad,
bondad y cultura es una excelente persona. Todo fueron elogios y ánimos para que
continuásemos incansables en nuestra magna misión”.
Las labores para conseguir ser reconocidos como centro de iniciación profesional continuarían hasta que, en 1964, se formalice la situación, a la vista de la
visita del secretario de la Junta de Enseñanza Profesional de Gipuzkoa que, una
vez finalizada, manifestó su “buena impresión, asegurándonos que el informe
que mandaría a Madrid sería favorable”. Lo cierto es que en 1963 se concluyó
la construcción del taller de Orientación profesional completando así la escuela
que, al decir del Hermano Visitador, era muy apreciada, pues “los padres y las
industrias en particular solicitan mucho los alumnos de la escuela”190. A partir
de 1964, el Hermano Visitador se refiere al centro como: “Escuela Primaria e
Iniciación Profesional”. Esta nueva situación cumplía con los objetivos que distingue la labor de los Hermanos, además los alumnos que salían de la escuela
con esta formación completaban sus estudios en las varias “Escuelas profesionales de la Comarca: Hernani, La Salle de Andoain, Zarauz, etc.”191.
La Comunidad de Usurbil,
en el Curso 1964-65.
190. Rapport de Visite de 1963.
191. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.
256
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Esta estabilidad del centro que lograba tener reconocimiento popular, y de las
autoridades civiles y eclesiásticas, sólo tenía el problema habitual del aumento
de la matrícula de alumnos que, necesariamente, tenían que ser rechazados
debido a las condiciones materiales del edificio escolar. Así, año tras año, tuvieron que rechazar, excepción hecha de lo ocurrido en el año 1968 cuando tienen
la posibilidad de crear una nueva aula, de corta duración, pues como sabemos
en 1970 el colegio de La Salle de Usurbil cerraba sus puertas en contra de la
voluntad de los Hermanos, que en ese instante no reparan en su crítica hacia la
decisión del cierre: “nuestra labor educativa ha estado y sigue siendo mermada
por la continua amenaza de cierre de la escuela, ahora ya confirmada. La amenaza y el cierre viene de nuestra parte por la Junta de Planificación del Distrito, a
quien parece estorbar todos los centros pequeños o de los pobres; eso que nos
debemos a los pobres. Las amenazas se han prodigado. El ánimo que nos han
inyectado con ello ha decaído. No sabemos qué va a ser de nosotros y menos
de la zona tan interesante que abandonamos. Que Dios ilumine a los que nos
rigen”192.
De manera inesperada, y a pesar de que la información de los últimos años
de vigencia del colegio no muestran ningún conflicto que presagie su desaparición, nos encontramos que entre 1969 y 1970 se respira un ambiente nada
favorable a su continuidad, pero no por razones internas al propio centro, sino
por la marcha de los acontecimientos y la nueva situación de reformas escolares que se vivía en esa época. Así, en 1969 la normalidad parece continuar y
observamos que el Alcalde, que es presidente del patronato local, patrocina y
ampara al centro. Los concejales, en su mayoría, son padres de alumnos que
acuden al colegio. También se pasa a una nueva situación administrativa, por la
que este centro que hasta ahora había sido regentado por la Junta de Padres de
Familia, pasa a serlo de un Patronato Local, denominado Udarregi, con presidencia y dirección distintas. El Alcalde es, por el mero hecho de serlo, Presidente, y
él personalmente nombra a su vez 3 miembros y los 4 restantes son por parte
de los socios. Las fuentes de ingresos de este centro, por otra parte, continúan
siendo las mensualidades que el patronato controla.
Pero ya el último año, antes del cierre de la escuela, se comienza a percibir
el acercamiento de algún peligro, con la creación de un nuevo grupo escolar para
“suplir las escuelas nacionales que se encontraban en un estado deprimente.
Se hizo una encuesta en nuestro centro por la que los padres de los alumnos
debían contestar si querían que sus hijos continuaran con nosotros o preferían ir
al nuevo centro. De los 280 alumnos contestaron afirmativamente 265. Nuestro
centro era de pago, el municipal totalmente gratuito. Hemos botón de muestra”.
A pesar de esta favorable opinión de los padres de los alumnos, lo cierto es que
192. Supplément à l’Historique pour l’année 1970.
257
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
el proyecto continuaba inexorablemente hacia delante, perjudicando de alguna
manera a la escuela regentada por los Hermanos. En las palabras del narrador
del Histórico recogidas previamente ya se observa de dónde proceden las causas que dieron con el cierre del colegio: las reformas educativas que se acercaban con la Ley General de Educación y la transformación de muchos centros, la
creación de un nuevo grupo escolar y, finalmente, la muestra de poco interés por
parte de la Junta de Planificación de los propios Hermanos. Todos ellos son elementos suficientes para dar por finalizada la andadura de este centro que desaparece, no por causas o conflictos internos, sino por causas externas. Es cierto
que para esas fechas la presencia de los Hermanos se había ido reduciendo
y tan sólo quedan para esas fechas dos Hermanos, lo cual explica, en cierta
manera, la actitud de la Junta de Planificación y también es muestra de rendición
ante los nuevos cambios que en esa época ya se estaban produciendo, no sólo
en el ámbito educativo, sino también en el propio pueblo donde ya en 1968
comienza a ser evidente la llegada de inmigrantes al pueblo y las nuevas necesidades que se van creando, como refiere el Histórico de ese año.
Por otra parte, y como muestra de esa buena situación a lo largo de todos los
años, no podemos dejar de referirnos a las relaciones con las autoridades civiles
y con las eclesiásticas que, en general, fueron bastante cordiales y qué decir con
el pueblo, el cual apreciaba notablemente la tarea de los Hermanos. Tampoco
parece que eran malas las relaciones con otras Comunidades, pues reciben
visitas de los Hermanos de Zaragoza, de Sestao, de Donostia, de Zestoa, de
Zarautz, etc., además de las de los novicios menores, que aparecen por Usurbil
año tras año, aunque alguno de estos novicios menores pecase de imprudente,
pues en el año 1961 el comportamiento no debió ser muy adecuado: “al igual
que el año pasado dieron ejemplo de buen comportamiento y piedad, aunque no
hubiera estado mal que alguno de ellos se abstuviera de meter las narices en
donde no le llamaban”193.
También se recibieron visitas del Hermano Vicario General, del Hermano
Asistente, del Secretario y las tradicionales visitas regulares, además de la de la
Inspectora en 1956, relatada previamente, y de la del Inspector en 1965.
Estudios: Primaria e Iniciación Profesional
En relación a los estudios del centro la información que disponemos es muy
escasa, aunque suficiente para poder afirmar que, durante toda su vigencia,
se impartieron los estudios correspondientes a la enseñanza primaria, atendiendo a los cursos que conformaban dicha enseñanza y que, a partir de 1960,
193. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
258
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
se comienzan a impartir clases de iniciación profesional que, con el paso del
tiempo, se configurarán en dos clases de este nivel de enseñanza. Esta última
situación favorecía que los alumnos pudiesen continuar su formación profesional en los centros de los pueblos de alrededor.
Con respecto al tipo de alumnado podemos decir que en el año 1953 los
resultados de los exámenes trimestrales fueron muy buenos y que en 1955
hay una clara referencia a la situación lingüística “todos los alumnos muestran
una gran afición al estudio y no digamos nada de sus progresos a pesar de sus
dificultades originadas por la lengua, pudiéndose codear con otros centros de
mayor veteranía”. Sin embargo, los Hermanos en Usurbil abrían las puertas a la
creación de una Escuela Nocturna “en vista de la deficiencia habida en esta villa
en la enseñanza y para satisfacer los deseos de los solicitantes que deseaban
adquirir algunos conocimientos se dio principio a la escuela nocturna”194. Esta
experiencia se repitió al año siguiente lo que significaba que además de la clase
de día funcionaba otra por la noche, de 19 horas a 20 horas, para aquellos jóvenes, alrededor de 30, que querían completar su formación o adquirir conocimientos fundamentales no logrados por ellos en la época de la niñez por carecer en
absoluto de medios de enseñanza.
Como ya hemos comentado, la proyección innovadora del centro se produce
con la incorporación a la oferta escolar de materias que configuraban un curriculum profesional. Así, en 1962, daban los primeros pasos para poder impartir
la Iniciación Profesional, aunque no sin dificultades pues “creíamos, confiados
en las palabras de altos entendidos, que todo estaba a punto para conseguir
la autorización como centro de Iniciación Profesional. Entregados los documentos en regla y habiendo cursado visita uno de los componentes de la Junta de
Formación Profesional de Guipúzcoa, sin decirnos un NO categórico vino a manifestarnos que había que detallar y completar ciertos puntos. De lo contrario, iría
un informe desfavorable a Madrid cuyo resultado sería una negativa. Poco a poco
se han ido completando los detalles y a no tardar mucho se conseguirá lo que se
desea”195. En los años siguientes se continuará adecuando el centro a la posible
oferta de la profesional, sobre todo con la adquisición de material industrial que
conformase un taller suficiente para impartir este tipo de formación. A partir de
1964 se superaron todas las trabas y el centro impartía formalmente dos clases
de iniciación profesional, posibilitando que los alumnos fuesen requeridos por
la industria local o bien continuasen sus estudios en otras escuelas profesionales. De esta manera, cuando se produce el cierre del centro, su oferta escolar
estaba plenamente conformada: primaria e iniciación profesional.
194. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
195. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
259
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Evolución del alumnado
Si algo resulta llamativo con respecto a la evolución del alumnado es precisamente que no se observa ninguna tendencia y que, prácticamente recibe el
mismo número de alumnos, sobre todo a partir de 1955. Los datos proceden
tanto del Nominatif como de los informes de visita. En los dos últimos cursos
no tenemos ese tipo de información, si bien en los Históricos se habla de un
aumento considerable del número de alumnos, ocasionando más de un problema al no poder admitir a más alumnos que los que cupiesen en cada una de
las aulas. Aún así se puede apreciar que se trata de clases con un número de
alumnos bastante grande, a la vista de los actuales requerimientos de alumnos
por clase. Pero esa masificación se interpretaba más como un éxito escolar que
como un impedimento para la tarea pedagógica en el aula.
Tabla 53. Usurbil. Alumnos por clases (1953-1967)
4ª Clase
Total
Cursos de
adultos
1ª Clase
2ª Clase
3ª Clase
1953
74
48
48
170
1954
48
48
87
183
1955
48
54
52
48
202
1956
48
52
65
62
237
20
1957
48
52
65
65
230
15
1958
52
54
68
62
236
18
1959
64
53
44
49
210
10
1960
56
59
48
48
211
1961
60
55
44
51
210
1962
52
60
48
52
212
1963
52
60
48
52
212
1964
52
47
56
59
214
1965
50
47
60
59
216
1966
49
47
56
56
208
1967
50
50
60
60
220
30
El problema de la masificación de alumnado era palpable y todos eran conscientes de ello, desde el presidente de la Asociación de Padres hasta el Hermano
Visitador. Así, en diciembre de 1955, éste se dirige al citado presidente, D. José
Udabe y le hace saber lo siguiente:
260
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
“Muy estimado amigo:
A mi paso por ese colegio de Usúrbil en visita canónica he observado que el primer
grado o clase de los pequeños está excesivamente recargada con los inconvenientes obligados para Hermanos y alumnos.
Por otra parte, en conversación tenida con usted me expuso los deseos de tener
algún Hermano más para las clases. Le hice ver las dificultades que se presentan por una
serie de años en esto de aumentar los efectivos de Hermanos asignados a nuestros centros por el crecimiento que todos ellos van adquiriendo, crecimiento que obliga a dosificar
y ordenar rigurosamente la adjudicación de algún nuevo profesor.
Con todo y atendiendo a mis deseos de favorecerles en todo lo posible, les propongo
el siguiente arreglo que modifica en su favor algunas bases del convenio fundacional,
advirtiendo que la actual situación de atender entre tres Hermanos profesores el número
de 202 alumnos (demasiados, más de los 150 que corresponden), habiendo de ayudarles con perjuicio de sus particulares obligaciones el Hermano encargado de los cuidados
domésticos, no puede mantenerse. Lo más puede tolerarse hasta finales de curso”.
He aquí el arreglo aludido:
“el Hermano Visitador firmante asignará cuatro Hermanos a las clases y otro para las atenciones domésticas: total, una elevación de la plantilla a cinco Hermanos que percibirán
cada uno 15.000 pesetas anuales como hasta ahora: 75.000 pesetas en total.
De momento y mientras las circunstancias actuales lo impongan, podrán los Hermanos
reemplazar al encargado de los funciones domésticas por un criado varón, a quien alojarán, mantendrán y sostendrán a su cuenta con cargo a la asignación que reciben para el
quinto Hermano. Las 10.000 pesetas que se pagan por aumento de un Hermano en la
plantilla en concepto de gastos de formación…no se exigirán por este quinto hasta que
efectivamente pueda ser un Hermano el que atienda la cocina etc. en vez del criado cuyos
servicios se utilicen entretanto. Tan solo vendrán obligados (la Asociación o la entidad que
de ello responda a su requerimiento) de momento a montar el ajuar (cama…) de la nueva
habitación que se ha de habilitar.
El abono de la asignación correspondiente al quinto Hermano o al nuevo Hermano
que se destina exclusivamente a la clase será obligatorio desde el momento en que, aceptadas las condiciones, puedan los Hermanos –los cuatro– dedicarse efectivamente a la
clase solamente y así, al funcionar cuatro grados pueda elevarse la matrícula de alumnos
a 220. En caso de no ser aceptado el arreglo, el número de alumnos no podrá pasar del
máximo de 160, –tope absoluto para tres grados– y se atendrán a esto para los comienzos del curso 1956/57. Fdo Hermano Pablo Manuel”196.
A partir de la solución aceptada se ampliarían las clases, continuando en
esta situación hasta el cierre de la escuela.
196. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 251-Carpeta 5.
261
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Actividades escolares del alumnado y vida religiosa
A diferencia de otros centros lasalianos, no parece que las actividades
deportivas ocuparan un lugar especial dentro de las que se realizaban en este
colegio. Así, sólo tenemos constancia de que se celebrasen en el día del Santo
Fundador, fecha que en el año 1954 se aprovechó para llevar a cabo una carrera
ciclista. Tampoco los cursillos de verano, aunque existieron, parecen tener la
importancia que se daba en otros colegios de La Salle. Donde sí toman parte es
en los cantos en honor de Santa Águeda y del Olentzero, cuyas recaudaciones
son destinadas a los más necesitados del pueblo.
La actividad escolar que parece tener una mayor importancia en este centro
fue la entrega de notas y diplomas que, anualmente, se celebraba en presencia
de las autoridades civiles y religiosas, actividad tradicional como señalan en
1961, “éste es el pueblo de las tradiciones, como se dice en nuestra lengua
vernácula ‘oituras’. Primero los exámenes y luego la entrega de notas”197. Esta
entrega de notas, en ocasiones, fue el preludio de las exposiciones escolares de
los trabajos realizados durante el curso y que si bien en un primer instante tuvieron una buena acogida por el pueblo, el interés fue poco a poco descendiendo
llegando incluso a desaparecer.
Este es otro centro en el que las festividades religiosas eran numerosas.
Así, tenemos la celebración del Santo Fundador, la Fiesta de los Congregantes,
la Fiesta del Beato Benildo, la de San José, la del Hermano Director, la de la
Inmaculada, la de Cristo Rey la cual “marca un hito fundamental en la renovación litúrgica de la parroquia. Al final las voces de los alumnos de la escuela
estrenan en la parroquia la misa en lengua vernácula: el EUZKERA”198, la de los
Fieles Difuntos, la Semana Santa, el mes de las flores, el mes de las ánimas y
del purgatorio, “inculcamos en los niños la devoción en las benditas ánimas y la
obligación de nuestra parte de rezar por ellas”199, la imposición de la ceniza, la
celebración del Domund, etc.
Como ya hemos indicado, según la documentación las relaciones con las
autoridades civiles y eclesiásticas eran cordiales, pero no debía ser del todo
cierto, pues en la celebración de la fiesta del Santo Fundador de 1953 no falta
la ironía cuando se comenta lo acontecido en esa fecha con motivo de la utilización del órgano y la actitud mostrada por la autoridad eclesiástica, cuando
se vierten algunos comentarios como el siguiente: “el barómetro natural con su
197. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
198. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.
199. Supplément à l’Historique pour l’année 1967.
262
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
aguja el ‘ojo clínico’ parece señalarnos un día nuboso con fuerte viento gallego
y amenaza de tormenta. Con todo y desoyendo a todos los dioses del Olimpo
comienza la fiesta universal y patronal de los maestros con el fuerte tronar de
las bombas adquiridas desde la víspera a tal efecto. Grandes competiciones y
Santa Misa, hasta con órgano a pesar de que el gavilán creía boicotearnos con
su ausencia y cierre hermético de todos los accesos a dicho instrumento. Muy
a disgusto suyo, pero sin remedio tuvo que tocar. ¡Había que contemplar! ¡Qué
cara más simpática la de dicho ave! Los cantos salieron lo menos mal posible,
dado que al pajarraco se le ocurrió acompañar lo que él quiso. El Sr. Párroco
très bien. Sin comentarios”200. En la fiesta del año 1961 también existe algún
comentario digno de destacar por su alto contenido irónico cuando el Hermano
que realiza el informe nos relata que además de que la mayoría de los participantes tomaron la comunión, algunos mostraban la desgana propiciada por el
comienzo de la semana: “era lunes y alegró no poco muchas caras, que tal día
de la semana parecen más bien las de las pinturas de Fray Angélico y tomaron
parte en el Pan Eucarístico la mayoría de ellos”201. En la fiesta celebrada en
1963 con motivo de la festividad de San Juan Bautista de La Salle, se cursó
una invitación a los maestros y maestras de la localidad y “tuvieron la gentileza
de sumarse a nuestro gozo espiritual y material acudiendo al Santo Sacrificio.
Quiera Dios que exista siempre la misma armonía entre los del gremio”202.
La actividad religiosa del colegio dependía del mes en que nos encontrásemos, así mientras en el mes de octubre se celebraba el mes del Rosario y “en
las clases se nota una verdadera renovación en lo que respecta a esta universal
devoción”203, en el mes de noviembre se caracterizaba por “el olor a crisantemos… cera y responsos por los difuntos”204 o por la “Misa por los fieles difuntos y visita al cementerio ganando las correspondientes indulgencias por esta
visita”205.
Al igual que en otras Comunidades la labor para hacer surgir nuevas vocaciones es incansable, aunque no siempre se recogieran los frutos deseados
y desde un primer instante nos lo hacen saber. En cualquier caso, si por algo
estuvo caracterizada la labor vocacional del colegio usurbildarra fue por el tono
poético que el redactor de los históricos empleaba a la hora de señalar esas
nuevas vocaciones. De esta manera en el año 1953 se da “el primer fruto”, y
200. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
201. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
202. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.
203. Supplément à l’Historique pour l’année 1965.
204. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.
205. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.
263
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
en 1954 y 1955, cuando surgen cinco nuevas vocaciones, nos dice que “dada
la bondad y sencillez de las gentes de este pueblo, sería un buen semillero de
vocaciones religiosas”206. En 1956 “una vez más el Señor se dignó echar su
mirada sobre el jardín de Usurbil para escoger dos rosas”207, algo que se repetía en 1961 “una vez más el Señor paseó su amorosa mirada entre nosotros.
Esta vez eran dos los elegidos”208, en 1962 “una vez más paseó el Señor su
mirada por el semillero vocacional de la Escuela y escogió dos rosas para el
Seminario”209, o en 1966 “es una cantera nada despreciable. No es extraño si
se examina a fondo el clima auténticamente cristiano de nuestros hogares”210.
Sin embargo, en 1968 comienzan a surgir las primeras preocupaciones en esta
materia pues afirma que el “movimiento muy activo e interesante pero no da
frutos”211. También en los informes de visita se hace mención a la marcha de
las vocaciones, señalando la buena marcha en este terreno, indicando que “se
tiene generalmente varias vocaciones al año”212.
Para completar esta actividad religiosa, a partir de 1956, comienza a funcionar la Congregación del Santísimo Niño Jesús, con sus acostumbradas novenas
mensuales, a la que pertenecían un nutrido grupo de alumnos. Además no
existe nota negativa sobre la vida parroquial, con asistencia a los cultos parroquiales y el rezo de los niños, que cumplían con sus ejercicios espirituales que
normalmente se practicaba durante la Cuaresma.
Profesorado
La comunidad de Usurbil fue muy estable, pues prácticamente estuvo compuesta durante los casi veinte años de vida por cuatro Hermanos, aunque por
ella pasaron del orden de 25 Hermanos. En los primeros años la permanencia
de los Hermanos era mayor, pero en los últimos años, la presencia de algunos
Hermanos es de dos años. Los Hermanos Directores fueron los que permanecieron más años, lo cual podría redundar en una mejor dirección de la escuela y
de la estabilidad de la comunidad. Así pues, el primer director, el Hermano Juan
Bartolomé, procedía del Colegio de Santiago Apóstol de Bilbo donde ejerció su
206. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.
207. Supplément à l’Historique pour l’année 1956.
208. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
209. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
210. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.
211. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.
212. Rapport de Visite de 1961.
264
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
meritoria labor, permaneció en el centro desde 1953 hasta 1959, aunque fue
sustituido interinamente durante una ausencia en Bordighera, por el Hermano
Pablo Manuel, “un doctor nada menos”, como indica el Histórico. Pero en ese
primer curso se completó la comunidad además con el Hermano León Amadeo,
también procedente del Santiago Apóstol, demostrando gran competencia y dinamismo en el apostolado y con el Hermano Leopoldo Adrián, “todo un Subdirector
del Noviciado de Nuestra Señora de la Estrella”, quien llegó el 6 de octubre a
“tomar contacto con sus dóciles ovejitas”213. Es decir, el plantel de Hermanos del
primer curso estaba formado por unos profesores de reconocida competencia.
Pero, sin duda, este colegio de Usurbil le debería mucho al Hermano León
Amadeo, quien permaneció desde el comienzo hasta el año 1964, completando
así 15 años dedicados a la docencia y a la dirección del centro, pues ejerció
como Hermano Director desde 1959, después de la marcha del primer director
hasta la fecha de su marcha del centro. A continuación se hizo cargo del colegio
el Hermano Eusebio Lucas que estuvo ejerciendo el cargo en 1965 y 1966, continuando en esta labor el Hermano Ángel Gerardo. Al margen de estos Hermanos,
que fueron directores y tuvieron una prolongada estancia en Usurbil, podemos
señalar la presencia durante siete años del Hermano José Felicísimo que estuvo
desde 1964 hasta el cierre de la escuela. Así pues, los dos últimos años de la
escuela, los dos Hermanos que permanecieron hasta esa fecha fueron los dos
últimamente citados.
A partir de 1968 se incorporaron dos profesores seglares, que mantuvieron
siempre una buena relación con los Hermanos. A partir de 1970, justo cuando
el centro está viviendo sus últimos días, se incorporan otros profesores seglares, reduciéndose la presencia de los Hermanos a los dos ya señalados. Este
aumento del profesorado se explica por la continua mención de que estaba
aumentando el alumnado, pero desconocemos dónde podría ubicarse pues se
observa casi un “numerus clausus” durante toda la vida del colegio.
Actividades académicas y religiosas del profesorado
Las actividades de los Hermanos en materia formativa estuvieron marcadas por las asistencia a cursillos de toda índole, desde uno en Madrid, en el
año 1961, para enseñanzas de carácter profesional, al cursillo de 1964 en
Iruña para Instructores Elementales, al cursillo de Donostia de 1964 y a los
de 1965, cursillos organizados por el Distrito “para elevar el nivel intelectual
y la adaptación profesional de nuestros Hermanos. Las nuevas exigencias
213. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
265
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
piden más y más. Es preciso estar “à la page”!”214, así como el cursillo de
instructores organizado por Falange Española Tradicionalista y de las JONS.
Todo ello en vistas a entrar en el escalafón del Magisterio Español. Y así fue,
en el año 1967, uno de los Hermanos conseguía integrarse en el Escalafón de
Magisterio del Estado.
En otro orden de cosas, los Hermanos de Usurbil al igual que los de otras
Comunidades realizaban continuas excursiones por Gipuzkoa y alrededores.
Así, sabemos que viajaron a Ernio, a Guadalupe, a San Asensio, a Bidania, a
Gernika, a Itziar, etc. y además, en alguna de estas excursiones se dedicaban
a recoger “‘perrechicos’ como se dice por aquí”215. Otros datos que nos relatan
son la enfermedad de la tuberculosis que atacó a un Hermano allá por 1955 y
que le obligó a dejar temporalmente el colegio e irse a San Asensio a recuperarse, el trabajo que hacían los Hermanos en la huerta de la que disponían o la
participación de dos Hermanos en el coro de La Salle.
En lo que respecta a las actividades religiosas, éstas fueron las tradicionales, con los Retiros a Bilbo y Donostia y los Ejercicios Espirituales. Sin embargo,
el primer acto de tipo religioso de gran importancia fue el acontecido en el año
1953, con la inauguración de la Capilla: “el 20 de diciembre tomó posesión de
la casa el Señor de los señores. En solemne procesión, acompañado de las
autoridades, numeroso público y todos los alumnos, tomó posesión de su nueva
morada”216.
Hemos venido observando que una de las características de los colegios
lasalianos era que cada determinado tiempo sus Hermanos cambiasen de aires
y fueran trasladados de un centro a otro. Este proceder no parece que era del
agrado del redactor de los Históricos de Usurbil pues realiza alguna velada crítica al respecto. Así, en los años 1962 y 1963 respectivamente, se producen
dos fuertes comentarios de los Hermanos sobre dichos traslados del personal
del colegio; textualmente decía así: “los tan afamados ‘caballitos blancos’ llegaron también este año pero con la variante de ‘pareados’”217 o “los caballitos
parecen merodear todos los años por estos andurriales. El día 15 de agosto
llegaba el sobrecito característico con su membrete de procedencia, que sin dar
lugar a duda alguna hacía sospechar algún cambio”218.
214. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.
215. Supplément à l’Historique pour l’année 1964.
216. Supplément à l’Historique pour l’année 1953.
217. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
218. Supplément à l’Historique pour l’année 1963.
266
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Sin embargo estas ácidas críticas pasaron a convertirse en recomendaciones en el año 1968, cuando el Hermano Visitador plantea su postura cuando
afirma que “en principio creo que se debía evitar casas de tan poco personal,
pues no ayuda a la vida familiar ni comunitaria. No digo cerrar ninguna de estas
casas, pues es grande la labor que en ellas se puede realizar y de hecho se
hace. Me refiero a los Hermanos que las componen, por ejemplo agruparlos”219,
o nuevamente en quejas al año siguiente: “lo lamentable de esta casa es la
reducción a 2 Hermanos que se ha visto la Comunidad. En el momento cuenta
con 5 seglares. La labor apostólica queda dificultada o anulada”220.
Los informes del Hermano Visitador
Si hasta ahora hemos visto las actividades de los Hermanos integrantes de
la Comunidad de Usurbil, es el momento de ver qué opinaba sobre este colegio
el Hermano Visitador y para ello diferenciaremos tres aspectos dentro de las
recomendaciones que efectuaba con motivo de sus visitas: el académico, el de
las relaciones y el estrictamente religioso.
Parece que había especial interés por una correcta educación de los niños,
así se recomendaba que en la clase debían “atender principalmente a lo formativo y lo que tiende a formar hábitos buenos: ejercicios bien graduados y
adecuados, constantes, de cálculo, elocución, orden y presentación de trabajos,
etc.”221 y en esa línea continuaba en 1959 cuando les invita a que tengan “un
mayor orden tanto en su labor docente y metodología de las asignaturas que se
enseñen como en la disposición material de los objetos a su uso en la sala de
comunidad”222, recomendación que venía a repetirse el año siguiente: “cuiden
mucho de mantener una buena organización de su trabajo escolar y asegurar los
resultados de su trabajo”223.
Cuestiones como el euskera o la tardía incorporación de parte del alumnado
no quedaban en el olvido en los informes del Hermano Visitador, el cual recomienda a los Hermanos que “superen con perseverancia la dificultad parcial ofrecida por la población escolar bilingüe y entréguense por entero a la instrucción
219. Supplément à l’Historique pour l’année 1968.
220. Supplément à l’Historique pour l’année 1969.
221. Rapport de Visite de 1955.
222. Rapport de Visite de 1959.
223. Rapport de Visite de 1960.
267
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
religiosa”224 y que “traten de compensar con una buena formación, una acertada
organización de exámenes y de programas las diferencias que presentan los
alumnos por su retraso en la llegada o ingreso en la escuela”225. Tampoco se
olvidaba el Hermano Visitador de recordarles lo que debían hacer en los recreos
y retretes, pues la vigilancia de los mismos, como ya hemos visto también en
otro centros, era materia de especial preocupación para este Hermano, el cual
también consideraba que la utilización del tiempo libre por parte de los integrantes de la Comunidad debía ser objeto de control. Así, además de animarles a
que afianzasen definitivamente la enseñanza profesional en el año 1958, les
invitaba a que “aprovechen con usura el tiempo libre, que es tan escaso. Con
ello irán más seguros a la docencia y lograrán completar los estudios que casi
tienen completados”226, y les daba ánimos cara a su motivación: “sean siempre
una motivación sobrenatural la que les lleve a atender a los alumnos en sus
juegos y deportes. Una evasión buscada por otros motivos sería menos noble y
formativa”227.
También tuvo sus recomendaciones hacia la persona del Hermano Director,
pero en este caso estaban dirigidas hacia el desarrollo de la Formación
Profesional, pues desde 1957 le invitaba a que implantase la formación práctica de taller; así, en 1959, le decía: “prosiga con renovado entusiasmo en
su empeño por dotar a esta escuela de los elementos para el adiestramiento
industrial de los alumnos mayores”228 y al año siguiente le animaba a que
siguiese con su tenaz empeño para ir dotando, modesta pero eficazmente, el
taller profesional.
A la hora de hacer balance sobre la situación general de la enseñanza en el
colegio usurbildarra, el Hermano Visitador ya había planteado la primera sugerencia para el establecimiento de la enseñanza profesional en el año 1953, esto
es, recién abierto el colegio. Vuelve a insistir cuatro años más tarde al apreciar
que había llegado una ayuda concreta que permitía “establecer este mismo
curso un taller donde se pueda iniciar la formación práctica de los muchachos
mayores en el Aprendizaje Mecánico”229. Con esa ayuda se pudo montar el
taller de formación profesional en el que 15 alumnos tomaron parte en el curso
práctico en el año 1958 y, gracias a ello, se pudo proseguir en su labor “con la
224. Rapport de Visite de 1963.
225. Rapport de Visite de 1965.
226. Rapport de Visite de 1964.
227. Rapport de Visite de 1965.
228. Rapport de Visite de 1959.
229. Rapport de Visite de 1957.
268
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
aprobación y afecto del pueblo y, poco a poco, va completándose el utillaje para
el taller donde inician su formación profesional los alumnos”230.
Parecía contento el Hermano Visitador con la forma en que se trabajaba en
Usurbil y así nos lo hace saber en el año 1954 cuando reconoce la labor de
los Hermanos en su informe anual: “la disciplina es muy buena y buenos los
métodos empleados en los diversos aspectos de la enseñanza, que se encauza
principalmente a la preparación de obreros especializados de fácil colocación en
las industrias”231. Sin embargo, y a pesar de que las instalaciones eran sencillas
e iban mejorando dentro de la parquedad de disponibilidades y de asignaciones
de las entidades locales, los medios eran modestos tanto en personal como en
material232. La satisfacción también la demuestra cuando dice del colegio que es
un centro de Primaria y de Orientación Profesional con los grados bien organizados233 aunque quizás peque de cierta dureza cuando, aún reconociendo la labor
desempeñada por los Hermanos, se refiere al alumnado en los siguientes términos: “el nivel intelectual más bajo que el de otros centros nuestros de igual naturaleza por las dificultades de la composición mixta o bilingüe de las clases y por
el abandono de algunas familias esparcidas por esta geografía montañosa”234.
Las relaciones que se mantenían, bien entre los Hermanos dentro de la propia Comunidad, bien las que se establecían con otras personas, eran objeto de
interés para el Hermano Visitador, de manera que nada más estrenado el colegio se hacía un llamamiento a los Hermanos para que “en pueblos de este tipo
es más obligado que en otras partes proceder con todos con la más discreta
reserva”235, recordándoles un año más tarde que “mantengan cuidadosamente
el buen espíritu y la unión cordial que reina en la Comunidad” y “hagan todo lo
posible para evitar cuanto estorbe el dar los paseos regulares todos juntos”236.
Este tema de los paseos tenía su importancia cuando vuelve a hablarse de los
mismos al año siguiente y se recuerda nuevamente que “el paseo no debe suprimirse con facilidad”237. Los avisos de los paseos también estaban dirigidos al
Hermano Director cuando, en 1961 y 1962, le dice expresamente: “no omitan
los paseos regulares semanales, tan convenientes para fomentar el espíritu
230. Rapport de Visite de 1959.
231. Rapport de Visite de 1954.
232. Rapport de Visite de 1962.
233. Rapport de Visite de 1963.
234. Rapport de Visite de 1963.
235. Rapport de Visite de 1953.
236. Rapport de Visite de 1954.
237. Rapport de Visite de 1955.
269
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
de familia y mantener un equilibrio físico y anímico”238 y “sólo muy excepcionalmente deje el paseo regular en Comunidad. En caso de tener que hacer algo ese
día, sería mejor que lo hiciera otro Hermano para que el Hermano Director no
abandone a la Comunidad”239.
Otro de los aspectos en los que el Hermano Visitador insistía era en la limpieza del colegio, avisándoles tanto en 1956 como al año siguiente sobre cómo
llevar la misma, esto es, “cuidar el ambiente de limpieza y orden en locales y
ocupaciones”240 y “esmerarse más en lograr un mayor orden y limpieza en el
cuarto de ejercicios, e inculcar esos hábitos”241. Sin embargo, los Hermanos
podían ser excusados porque, como el propio Hermano Visitador reconocía en
1955, “la congestión de horarios recomienda recortar ciertas ocupaciones”242,
e incluso llegaba a sugerirle al Director lo siguiente: “procure simplificar el reglamento de los Hermanos para que puedan con alguna hora de trabajo personal al
día”243, aunque también recibía su particular recado el Director cuando le hablaba
de la limpieza: “vele porque en las clases, en la casa y en las salas de ejercicios
reine un conveniente orden y limpieza, evitando la acumulación de objetos”244.
En lo que se refiere estrictamente a las relaciones personales, no faltaron
las recomendaciones al Director, como la efectuada en 1955 cuando concretamente le solicita que “vigile mucho todo en cuanto en expansiones o golpes de
humor pudiera impresionar desfavorablemente a estas gentes sencillas y por su
sencillez misma de miras y costumbres”245. Consciente de la importancia que
tenían las relaciones personales, en 1963 le invitaba al Director a que algunas
responsabilidades fueran compartidas por él con los Hermanos e incluso le
comentaba que no dudase en conceder algunas compensaciones que juzgase
convenientes dentro de las normas regulares246. Es más, insistía un año más
tarde en que mantuviese el interés por los Hermanos jóvenes, porque mejorasen en su vida religiosa y profesional y, si era menester, les debería ofrecer
todo tipo de facilidades. Quizás estas pretensiones del Hermano Visitador eran
238. Rapport de Visite de 1961.
239. Rapport de Visite de 1962.
240. Rapport de Visite de 1956.
241. Rapport de Visite de 1957.
242. Rapport de Visite de 1955.
243. Rapport de Visite de 1956.
244. Rapport de Visite de 1958.
245. Rapport de Visite de 1955.
246. Rapport de Visite de 1964.
270
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
producto de que había observado alguna tensión dentro de la Comunidad, porque en el relato del año 1961 nos decía que “el temperamento de algunos de
esta Comunidad les pone en algún riesgo de individualismo y de cortedad que
les será muy útil superar siempre”247. En cualquier caso, parece que esos problemas quedaban solventados, tanto con las personas extrañas como con las
autoridades, con las que las relaciones habían vuelto a la normalidad en 1964,
hecho que quedaba corroborado un año más tarde, cuando se insistía en las
buenas relaciones entre superiores e inferiores.
En general las relaciones con la gente parecía que eran aceptables, principalmente con las familias de los niños, que en orden de 200 habían comenzado
sus estudios en el colegio allá por 1953. Hay que decir que, evidentemente, se
trataba de familias muy cristianas y de costumbres patriarcales, lo que contribuía
a esa buena química entre padres de alumnos y Hermanos. Esta buena química
podía quedar reflejada también en que la gestión económica estaba en manos
de los Padres de Familia, una gestión que se afianzaba lentamente, como afirma
en 1955, pues hay que recordar que el centro tenía muchos gastos que, en
parte, eran sufragados por la propia Asociación de Padres de Familia, con módicas cuotas de los asociados, así como con las contribuciones del Ayuntamiento
y de algunas industrias locales. Estas ayudas procedentes de algunas industrias
podrían tener su origen en la labor que se desarrolló años antes y que, en 1965,
comienza a flojear, por lo que el Hermano Visitador le hace una petición expresa
al Hermano Director en la que le pide que busque personas influyentes de la
comarca para que se organizase una Junta que lograse dar una solución más
airosa a este centro ahogado en su misma estrechez.
En otro orden de cosas, quisiéramos resaltar también alguno de los acontecimientos que dejaron su impronta en el colegio usurbildarra de La Salle, como
la preocupación que presentaba el Hermano Visitador por el uso de la radio,
la cual, era escasamente utilizada, pues entre otras cosas estaba controlada.
En este aspecto relacional también podemos descubrir otra de las causas que
preocupaban al Hermano Visitador, cual era la presencia de una cocinera, aunque era de avanzada edad, aún y todo él mismo recuerda que antes de haber
sido ésta contratada habían pasado por diferentes pruebas tres criados de sexo
masculino.
Al tratar los aspectos religiosos el Hermano Visitador rápidamente se da
cuenta de que Usurbil podía convertirse en un filón de vocaciones y ya para
1954, un año más tarde de abierto el colegio vaticinaba así su primer presagio: “dado el carácter patriarcal de esta localidad y el establecimiento de
247. Rapport de Visite de 1961.
271
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
algunas potentes industrias en la misma, pueden esperarse unos muy buenos
resultados con los hijos de estas profundas familias cristianas, serias y rigurosas. Es de esperar que pueda darse aquí un filón rico de vocaciones”248. En
su visita del año anterior ya había dejado su sospecha al respecto pues decía
a los Hermanos que “procurasen vigilar bien el campo privilegiado de las vocaciones”249 y, en 1963, insistía con lo de las vocaciones proponiendo que se iniciase una campaña vocacional en las clases de mayores. En la primera visita
al colegio La Salle de Usurbil, se les recordaba a los Hermanos recién llegados
que tuvieran presente que “ser fundadores de una Comunidad llevaba consigo
una grave responsabilidad; se iniciaban las tradiciones de la casa y de cómo
fueran éstas, dependía mucho el futuro de la Comunidad”250, “una Comunidad
ha de ser ante todo un hogar en el que todos hallen la felicidad prometida por
Dios”251, pues “cuán agradable es vivir los Hermanos en unión de corazones
y de pensamientos. Esta unión es el antídoto de los silencios que a veces
nos invita el amor propio herido e impide las discusiones que más que aclarar
ideas separan las mentes”252.
Cuando en 1954 aparece nuevamente el Hermano Visitador les invita a los
Hermanos a que organizasen la Congregación del Niño Jesús, aprovechando la
ocasión para recordarles que “debían de conservar en la Comunidad un ambiente
de silencio como parte de su vida reservada en la soledad con Dios”253. Los
Ejercicios Espirituales eran tarea diaria y de ellos se esperaba que contribuyesen no solo a la integridad exterior, sino también en cuanto al fervor interior254,
renovando su generosidad y su atención en la práctica exacta y ferviente de los
mismos255. Les recordaba que “nuestra labor es apostolado y apostolado es
lucha. Nuestra vida lo es como la de la Iglesia, pero lucha de conquista también.
Es asunto de fe y constancia. Tened fe en Dios”256 y que “no cedan a la rutina.
Estar al día es ley de nuestro empeño. Sirvan a su personal renovación las
reuniones de tipo ascético y pedagógico-catequístico”257 y para ello les recomen-
248. Rapport de Visite de 1954.
249. Rapport de Visite de 1953.
250. Rapport de Visite de 1953.
251. Rapport de Visite de 1964.
252. Rapport de Visite de 1964.
253. Rapport de Visite de 1954.
254. Rapport de Visite de 1956.
255. Rapport de Visite de 1955.
256. Rapport de Visite de 1962.
257. Rapport de Visite de 1962.
272
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
daba que mantengan “viva y operante esa buena unión de caridad que les una
y da fuerza apostólica y actúen ante los alumnos y con ellos en la santa misa,
sacrificando la devoción particular a la actuación por lograr una activa participación de los niños en el sacrificio”258.
En la misma línea situaríamos la labor de apostolado para la que estaban
preparados y que desde 1955 el Hermano Visitador se encarga de recordarles,
proponiéndoles a la vez que se aplicaran más en avanzar el método catequístico
haciendo valer para ello las reuniones de la Comunidad, unas reuniones que en
su opinión “deberían seguir con todo entusiasmo, poniendo cada vez más cuidado en la observancia, que ya cultivaban con tanto esmero y fidelidad, sin que
se convirtiese en un mero cumplimiento externo, sino en ofrenda amorosa de
toda su actividad”259. Quizás esta labor de apostolado era demasiado exigente
con los Hermanos, a los que se les pedía que “mantuvieran celosamente un verdadero horror a los regalos, aún de familiares, como a todo lo que pueda atentar
contra la VIDA COMÚN, nota esencial de la pobreza religiosa”260.
Al Director, las exigencias para su cargo se le multiplicaban; así, en 1953,
se le pide que “proceda en su cargo con plena confianza en el Señor que no
abandona a los que se entregan en el cumplimiento”261; en 1954 que procurase
aumentar las obras catequísticas, al año siguiente que no se demorase en la
organización de la Congregación del Niño Jesús, en 1956 que proporcionase a
los Hermanos libros de ejemplarios y doctrinas, en 1958 que continuase las
reuniones catequísticas con constancia y, ya en 1964, que recibiese a sus inferiores en rendición. Estas fueron entre otras algunas de las recomendaciones
que recibió el Hermano Director del Hermano Visitador en el colegio de La Salle
de Usurbil.
En definitiva, al igual que otros colegios lasalianos, la vida del de Usurbil no
fue especialmente sencilla. Desde sus inicios se vieron con serias dificultades y
su trayectoria fue relativamente corta, salpicada con sus propias características
como que fue un vivero de vocaciones, a pesar de que en palabras del Hermano
Visitador, en ocasiones, el nivel intelectual de sus alumnos fuera un poco bajo
en comparación con otros centros, quizás debido al carácter euskaldun de sus
integrantes.
258. Rapport de Visite de 1961.
259. Rapport de Visite de 1960.
260. Rapport de Visite de 1957.
261. Rapport de Visite de 1953.
273
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
6.1.5. Hondarribia: Nuestra Señora de Guadalupe (1951-1969)
Dentro del conjunto de centros que se crearon en la década de los cincuenta
este colegio podría parecer un tanto atípico, sobre todo por el hecho de que su
fundación fuera motivada por la existencia de un legado particular, y fuera gestionado por el cura párroco de Hondarribia. Se trata de un centro de pequeñas
dimensiones en el que existían dos clases, de carácter gratuito y con una reducida comunidad de Hermanos.
Sus estudios se centraron en la enseñanza primaria, aplicando algunas
enseñanzas profesionales debido a las características y procedencia del alumnado, que eran hijos de caseros y pescadores, aunque también servía para la
preparación de los alumnos que podían trasladarse posteriormente al Colegio
San Marcial de Irun para continuar los estudios de bachillerato. La nota significativa más sobresaliente del centro fue su dedicación a las actividades religiosas,
que destacan si los comparáramos con el resto de centros de la provincia.
Surgimiento y evolución de la escuela
El Párroco de Hondarribia llamó a los Hermanos en 1951 para dirigir una
escuelita fundada por medio de una donación, un legado que Doña María Elizalde
había hecho a la parroquia con objeto de atender a la infancia abandonada, pero
que no era lo suficientemente importante como para mantener la gratuidad.
Con estas condiciones el Sr. Párroco, D. Agustín Zurutuza, insistió al Rvdo.
Hermano Carlos Bautista, Visitador, para la apertura de una escuela. Habiendo
aceptado el Sr. Párroco todas las condiciones del Rvdo. Hermano Visitador,
éste dio su conformidad y la mencionada escuela se instaló en los locales del
antiguo Casino Mirentxu con el nombre de “Nuestra Señora de Guadalupe”. La
matrícula comenzó el 17 de septiembre de 1951 y el primer día ya pasaron de
100 los matriculados, llegando en días sucesivos a más de 200. Los días 21 y
22 de septiembre se hizo un examen eliminatorio, pues, solamente se podían
recibir 100 niños en las dos clases que se abrieron. De este modo dio comienzo
esta escuela, con tres Hermanos, dos en clase y otro para los empleos y 100
alumnos.
Tras estos primeros pasos, en abril de 1953 el contingente de Hermanos
y de alumnos se mantenía en los números iniciales; si bien es verdad, que al
finalizar el primer curso, se habían presentado muchos queriendo ingresar en
la escuela, pero el Hermano Director se vio obligado a negarles sus deseos por
falta de espacio, situación que se repetirá año tras año. No fue pródigo en noticias el colegio hondarribitarra, sin embargo sí existe algún dato que entendemos
merece la pena destacar. Así, por ejemplo en el año 1955, a los pocos años de
estrenado el colegio, los Hermanos se daban cuenta de que existía un notable
274
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
abandono escolar en base a dos criterios: por un lado, los niños eran requeridos
por sus familias para que empezasen a trabajar y, por otro lado, eran numerosos
los niños que dejaban el colegio para dirigirse al Seminario y continuar allí con
sus estudios religiosos. Si bien en la información facilitada en los Históricos
no hemos tenido la oportunidad de recoger el número de vocaciones que año
tras año se iban produciendo en este centro, sí la hemos podido obtener de los
Nominatif, donde se constata que hay una media de dos alumnos por año que
manifiestan su vocación.
Sin embargo, la situación económica sí era recogida en los Históricos y en
este caso estamos en condiciones de decir que era bastante similar a la de la
mayoría de los centros lasalianos, esto es, que los gastos ocasionados se centraban en el pago de las gratificaciones a los Hermanos. De esta manera, nos
encontramos con que en el año 1957 saltó la polémica, cuando se le presentó
al Párroco “para que la leyera”, una carta que envió el Rvdo. Hermano Visitador,
a lo que el Párroco contestó que se reuniría con la Junta, para arreglar esa postura un poco tensa creada por las penurias económicas. Penurias económicas
que quedan reflejadas en algunos datos que se consideraban como importantes
y que no eran más que la simple instalación del teléfono o la compra de sendas
máquinas de escribir, o de una freidora en 1960 o dos estufas para las clases
en 1963. A diferencia de otros centros lasalianos, en los que las obras eran casi
permanentes, en el Nuestra Señora de Guadalupe las obras también fueron muy
escasas, sin ir más allá de los arreglos de los baches de acceso al centro en
1960 y las reparaciones de las puertas de los “excusadores” en 1962.
Alta fue la importancia que desde el colegio hondarribitarra dieron a la
salud, porque hemos podido comprobar que en los años 1955, 1957 y 1958,
se pasaron sendas revisiones médicas que, si bien también se llevaron a cabo
en algunos otros colegios, no era práctica habitual, o al menos no se hacía
constar, en todos los centros lasalianos. Por lo demás, la crónica del colegio
de Nuestra Señora de Guadalupe, más parece una crónica de tragedias que la
crónica alegre que correspondería a un colegio, pues en ella se señalan como
acontecimientos más importantes, que sin duda alguna lo eran, el fallecimiento del Párroco, con el que había muy buena relación, y que antes de morir
hizo saber a los representantes de la Junta del colegio que se habían acercado
a visitarle que, “una de mis mayores satisfacciones es la escuela, para la que
tanto he trabajado”262. Evidentemente, los niños acudieron en masa al funeral. En esta negra crónica también hay que resaltar que, en el año 1958, la
escuela en pleno se dirigió a la parroquia para tomar parte en el funeral celebrado por los tripulantes del barco “Angelito” que había naufragado días antes
en las costas francesas y en cuyo naufragio había perdido la vida el padre de
262. Supplément à l’Historique pour l’année 1956.
275
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
un alumno. Este año de 1958 fue especialmente cruel, pues también fallece
el Alcalde del pueblo, con el que se mantenían unas excelentes relaciones, y
también el Papa Pío XII, lo que a su vez dio lugar a la Coronación de un nuevo
Papa, Juan XXIII, el cual fallece en 1963, entrando en su lugar el Su Santidad,
Pablo VI. Para terminar con las tragedias, indicar también que hubo dos sucesos que conmocionaron de manera especial a la localidad hondarribitarra, la
muerte de una niña abrasada por el fuego en el año 1960, y a cuyos funerales
acudieron los alumnos y cuatro años más tarde la muerte por ahogamiento de
un niño en verano en el río Jaizubia.
En relación a la vida cotidiana del colegio habría que destacar otros dos
acontecimientos más en los que el Alcalde adquiere un notable protagonismo:
por un lado, la petición expresa que hizo al colegio para que el grupo de cantores
del mismo tomase parte en el concurso de Villancicos de la localidad, y que dio
lugar a que el propio Alcalde enviara una carta de agradecimiento al colegio en
los años 1960 y 1961, carta que fue acompañada de 500 y 470 pesetas respectivamente por haber participado, y, por otro lado, una actividad de carácter
claramente político cuando en el año 1961 organiza una Fiesta de los Caídos, en
uno y otro bando, que supuso que, por la tarde, se diera fiesta en el colegio para
disfrute de los alumnos. A ello tendríamos que sumar otros dos acontecimientos de carácter muy distinto para finalizar con esta crónica del Colegio Nuestra
Señora de Guadalupe; por una parte, el reconocimiento explícito de la falta de
higiene que existía en el centro, pues en 1958, después de 7 años de funcionamiento del colegio, el Histórico recoge textualmente la siguiente información:
“se friegan las clases. Desde la fundación sin limpiarlas”263, y, por otra, la realización de exámenes de ingreso para poder acceder al centro, tanto en el año
1963 como en 1964 años, debido al problema habitual de la falta de espacio en
los centros lasalianos.
En 1965 desapareció esta comunidad. En todo ese tiempo los Hermanos
vivían en Irun (San Marcial) e iban todos los días a la escuela que, posteriormente, encontró cobijo en el Consejo Escolar Primario La Salle. La planificación
del Distrito retiraba a los Hermanos en 1969. No obstante, todavía en el curso
1972-73 este centro continuará funcionando, impartiendo docencia en todos los
niveles de la Educación General Básica, según la Ley General de Educación, con
unos 266 alumnos matriculados y con un 8 profesores a su cargo, y aparece el
Hermano Gumersino Ojanguren como “animador religioso”264.
263. Supplément à l’Historique pour l’année 1958.
264. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 261-Carpeta 26.
276
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Relaciones y actividades religiosas
El colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, comparado con los otros centros
de Gipuzkoa, tiene dos características a señalar: las relaciones que mantuvo
con todo tipo de autoridades y las actividades religiosas. En este último ámbito
podríamos decir que fue el estandarte de los centros lasalianos. Así, además de
las obligadas visitas regulares que tenían todos los centros, y en contra de las
quejas de algunos de ellos que nos decían que apenas recibían visitas, veamos
de dónde procedieron éstas para el centro de Hondarribia: de los Hermanos
de Usurbil repetidas veces, del Rvdo. Hermano Subdirector de San Asensio,
del Alcalde, del Director del Escolasticado y Procurador de Barcelona, de un
misionero de Argentina, de los Hermanos de Andoain, del Inspector de Bilbo, de
los Hermanos de Zaragoza, del Rvdo. Hermano Asistente, de los Hermanos de
Sestao, de los Hermanos de Barakaldo, de los Aspirantes de La Salle, de los
Hermanos del Reformatorio de Pamplona, de “multitud de visitas con motivo
de las fiestas del pueblo”265 e incluso de un sacerdote americano, “gran pedagogo e inspector de Grammar School”, quien quedó admirado por “el desarrollo
intelectual de estos niños en relación con su edad y en contraste con los niños
norteamericanos a esta misma edad. Hasta los 13 años, dice, apenas tienen
desarrollo intelectual”266. Es decir, no hay narración del Histórico en el que no se
nos informe de algún tipo de visita.
Huelga decir que Hondarribia ha sido y es una villa privilegiada en cuanto a
belleza y ello constituía un notable atractivo a la hora de establecer las excursiones, tanto del alumnado como de los Hermanos, pero no sólo la Comunidad
hondarribitarra recibió visitas de todo tipo, sino que también fueron invitados a
acudir a otros centros, como así lo hicieron cuando en los años 1957 y 1964 les
invitaron a su casa los responsables de la Sagrada Familia de Irun.
Pero en el ámbito de las actividades religiosas este centro resalta de manera
especial, lo cual puede ofrecer una imagen distorsionada del mismo, como veremos al referirnos al alumnado, pues la mera enumeración de las celebraciones
religiosas resulta exagerada. Desconocemos el porqué de la relevancia de estos
actos, pero posiblemente se deba a un sesgo en la narración de los acontecimientos del centro o a la presencia del cura Párroco. No obstante, en los Informes de
Visita se aprecia que la labor realizada por los Hermanos era “muy hermosa a
satisfacción del pueblo, del clero y de las autoridades” (1952), que “el ambiente
de las clases es muy bueno: se trabaja bien y los resultados logrados son notables” (1959), o que “dentro de las limitadas posibilidades que ofrece la casa –no
muy adecuada para su objeto– va creciendo el número de alumnos y es palpable
265. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
266. Supplément à l’Historique pour l’année 1957.
277
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
el interés del pueblo por la labor de los Hermano, que son estimados” (1961).
Es decir, se trataba de un centro cuya reputación era muy apreciada por el clero
“y muy envidiada por las Autoridades Escolares Civiles” (1961), que además
“obtiene muy buenas colocaciones para sus alumnos” (1961).
Estudios y alumnos
El reconocimiento público del colegio fue también una constante durante
su corta vigencia. El centro se definía como una “escuela privada subvencionada parroquial”, como señalaba el Hermano Visitador en 1957, aunque en
los años siguientes se hable de ella como “escuela primaria subvencionada” o
“escuela primaria reconocida y subvencionada” que además impartía “lecciones
retribuidas” o “lecciones particulares”, lo cual coadyuvaba a cimentar mejor su
prestigio. Es decir, los estudios que se impartían se ceñían a los propios de
la enseñanza primaria, preparando a los alumnos “convenientemente para el
bachillerato de San marcial y Maestría de La Salle Enea”267.
La matrícula del centro fue bastante estable durante toda su vigencia. Hasta
1960 prácticamente se mantiene constante la matrícula entre 100 y 111 alumnos.
A partir de 1961, con la apertura de una tercera clase para los más pequeños,
esta cifra aumentará hasta los 177 alumnos. No obstante, no podemos conocer
la evolución posterior debido a que no hemos podido localizar los “Nominatif “a
partir de 1965, ni en Archivo de la Casa Generalicia de los hermanos en Roma ni
en el Archivo del Distrito de Bilbao, sito en La Salle de Donostia.
Tabla 54. Hondarribia. Alumnos por clases (1951-1964)
1ª Clase
2ª Clase
1951
44
56
100
1952
46
56
102
1953
44
60
104
1954
47
61
108
1955
47
60
107
1956
50
61
111
1957
47
63
110
1958
47
63
110
1959
44
66
110
267. Rapport de Visite de 1964.
278
3ª Clase
Total
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Tabla 54. Hondarribia. Alumnos por clases (1951-1964)
1ª Clase
2ª Clase
3ª Clase
Total
1960
44
66
1961
45
69
46
160
1962
48
60
69
177
1963
48
60
69
177
1964
49
66
69
177
110
El tipo de alumno que acudía a esta escuela, como señala en alguna ocasión
el Hermano Visitador, era “en su mayoría hijos de pescadores y de caseros del
campo” (1952), pero que obtenía una formación adecuada y que, en la mayoría
de los casos, era superior a la de sus padres, aunque “normalmente los alumnos
adoptan la profesión de sus padres, pescadores, con cultura muy superior a la
requerida por su oficio”268, pero que no completaban otros estudios pues las “clases de ampliación” no lograron completar su organización, como señala el Hermano
Visitador en 1958. No podemos olvidar que se trataba de una escuela gratuita.
Actividades escolares y vida religiosa
La información que disponemos con respecto a las actividades escolares
que se desarrollaron en el colegio de Nuestra Señora de Guadalupe es también
bastante escasa, si bien hay que destacar que fue la entrega de notas con presencia de las autoridades locales una de las más señaladas. En este sentido,
se puede señalar que en los años 1955 y 1956 los trabajos de los alumnos fueron expuestos al público siendo motivo de comentarios, alguno de ellos con un
claro corte clasista, por parte de la prensa, como el realizado en 1955 cuando
se decía que “los trabajos allí expuestos, son obras de verdadera maestría, muy
refinado y de mucho gusto; trabajos éstos de auténticos artistas. Y lo más grandioso de todo, que estos niños, que nos demuestran que serán algo, son hijos
de humildes arrantzales, de baserritarras, de obreros trabajadores”269.
Otra de las actividades del colegio fue la tradicional organización de los cursillos de verano, a los que también tenían posibilidad de asistir los alumnos que
veraneaban en la localidad. A diferencia de otros centros lasalianos, en Hondarribia
las competiciones deportivas no eran habituales, con la excepción de la llevada
268. Rapport de Visite de 1958.
269. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.
279
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
a cabo en 1957 y la carrera ciclista de 1960. Los niños del Nuestra Señora de
Guadalupe se inclinaban más por la música, así el coro de la escuela participaba
año tras año en el concurso de villancicos, con buenos resultados, lo que les era
recompensado con alguna buena merienda o con paseos o excursiones.
Hondarribia. Grupo de dantzaris.
Con respecto a la vida religiosa, como ya hemos mencionado previamente,
podemos decir que fue una de las características que marcó al colegio hondarribitarra. Únicamente nos limitaremos a señalar este frenesí festivo, además de
dos acontecimientos que vamos a destacar, como la utilización del euskera en
algunos rezos y la importancia que se da a las campañas del Domund. “Después
del ejercicio del Perdón los niños entran en clase y se habla de los Misterios de
la semana. Luego van a la procesión y cantan los himnos Vexilla Regis y Gurutz
Bidea en vascuence” y la “Fiesta de los maestros con solemne misa y asistencia de todas las fuerzas pedagógicas de Fuenterrabía y sus aledaños”270. Con
respecto a la participación en las diferentes campañas del Domund, las recaudaciones fueron de 500 y 570 pesetas en los años 1956 y 1957 respectivamente,
sin datos de lo recaudado en 1958 y de 1.460 pesetas en 1962.
270. Supplément à l’Historique pour l’année 1959.
280
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Relación de actividades religiosas dirigidas al alumnado del colegio Nuestra
Señora de Guadalupe de Hondarribia:
•
•
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•
•
•
•
Octavario del Niño Jesús
Iniciación a la Congregación
Procesión de la Candelaria
Fiesta del Beato Benildo
Fiesta del Santo Fundador
Fiesta de Santo Tomás de Aquino
Procesión de Ramos
Fiesta de San José
Fiesta del Sagrado Corazón
Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe
Día del Crucifijo
Fiesta de Todos los Santos
Mes de las flores
Fiesta de la Inmaculada
Día de la Santa Infancia
Fiesta de San Blas
Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes
Fiesta de Nuestra Señora de las Escuelas Cristianas
Fiesta de las “Opilak” de San Marcos
Fiesta del Corpus Christi
Imposición de la ceniza
Fiesta de la Visitación de María
Imposición del Escapulario del Carmen
Fiesta del Beato Salomón
Domingo de la Santísima Trinidad
Misa por los fallecidos en la Guerra Civil
Viernes de Cuaresma
Primer viernes de mes
Día de la Virgen del Pilar
Domingo Mundial de la Propagación
Nuestra Señora de los Dolores
Procesión de las Tinieblas
281
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Como puede observarse, a la vista de esta enumeración, la vida religiosa
adquiría una presencia sobresaliente, si la comparamos con el resto de centros de Gipuzkoa. No sabríamos dar una explicación a este fenómeno, pero es
posible que debido al tamaño de la escuela, o a la influencia del Párroco, que
tenía una papel especial debido a ser el depositario de la fundación, se hiciese
más hincapié en este tipo de formación, que, sin duda, dio algunos frutos en
las vocaciones religiosas. De cualquier manera se trata de una hipótesis, pues
entre la documentación manejada no existe una explicación a este hecho que,
seguramente, se vivía de una forma natural y sin ser conscientes de la importancia que tenía en el conjunto de las actividades del centro.
Para completar estas celebraciones, el centro contó con dos asociaciones
piadosas para los niños, con lo cual se redundaba en el mismo objetivo. Así, y a
recomendación del Hermano Visitador, se promovió la creación de la Archicofradía
del Niño Jesús que agrupaba casi a la totalidad del alumnado de los niños en
edad de pertenecer a la misma, al igual que ocurrió con la Congregación de San
Luis, como puede observarse en el siguiente gráfico.
Hondarribia. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela (1954-1964)
Profesorado
Con respecto al profesorado no podemos señalar ningún tipo de evolución
pues, excepto en el primer año, que hubo cuatro Hermanos, el resto de los años
la comunidad de Hermanos dedicados a la docencia estuvo formada por tres
282
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Hermanos, la mayoría de ellos con votos perpetuos y con título de maestro. De
esta información se deduce que los Hermanos no se constituyeron en una comunidad con sede en el colegio, pues se trasladaban desde Irun para atender las
necesidades docentes de este centro.
En la línea de escasez de información sobre el Colegio de Nuestra Señora de
Guadalupe de Hondarribia, poco hay que merezca la pena destacar en este apartado si no son las numerosas excursiones que organizaban los Hermanos lasalianos hondarribitarras, excursiones muchas de ellas a lugares de culto, siguiendo
la tradición de los otros centros de La Salle. Así, en su corta vida como centro
pudieron visitar el Santuario de Arrate en Eibar, la ermita de Nuestra Señora de
Guadalupe en Hondarribia, el Santuario de Itziar en Deba, el castillo de Javier en
Navarra, el Santuario de Loyola en Azpeitia, el Santuario de Nuestra Señora de
Aranzazu en Oñati, el Santuario de San Antonio de Urkiola en Bizkaia, la ermita
de San Marcial de Irun, además de otras excursiones como la que realizaron
en motora por aguas de Hondarribia, excursiones a Zestoa, Pasaia, Donostia,
Santimamiñe, Baracaldo, Elgeta o Aralar.
Dentro de las actividades de carácter religoso, además de los tradicionales
Ejercicios Espirituales y de los Retiros que realizaban indistintamente en Bilbo
o Donostia, en el año 1958 realizaron un Examen de Religión, en el año 1959
participaron en la Consagración del Altar de la capilla de La Salle Enea y en
1961, además de asistir a las Tinieblas de San Marcial y de acudir al Congreso
Eucarístico, también tomaron parte en la procesión de la Virgen del Pilar: “la
vanguardia de la comitiva formada por nuestros chicos ha constituido una emotiva manifestación de piedad, orden y organización. La caravana, al atravesar
las estrechas y tortuosas callejuelas ondarribiarras, amparadas por las sombras nocturnas, ofrecía un encanto poético de la más pura esencia euskara”271.
Parece que las actividades religiosas de la Comunidad de este año finalizaron
con la visita a los Fieles Difuntos que reposaban en el Camposanto “en espera
del llamamiento supremo para incorporarse a la vida eterna”272. La celebración
de un Concilio en el año 1962 supuso “la interrupción del sueño a media noche
para asistir a misa y pedir al Señor desde la primera hora por dicho Concilio”273,
dando por terminadas las actividades religiosas de los Hermanos de Hondarribia
con la asistencia en 1963 a los maitines que tuvieron lugar en la localidad
vecina de Irun.
Vemos entonces que este centro estuvo caracterizado por tres cuestiones:
la primera de ellas es la falta de información que respecto al mismo existe;
la segunda la corta existencia que disfrutó y la tercera la frenética actividad
271. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
272. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
273. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
283
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
religiosa, muy por encima de la académica. A partir de ahora vamos a ver cuál
fue la postura que el Hermano Visitador tomó para con el personal del colegio
Nuestra Señora de Guadalupe.
Recomendaciones del Hermano Visitador
Las recomendaciones del Hermano Visitador, como ocurría en su práctica
habitual, se centraban en tres aspectos: el académico, el religioso y el de las
relaciones personales. Los primeros consejos de tipo académico no llegan hasta
el año 1958, cuando el Hermano Visitador, al dirigirse a la Comunidad, les invita
a que programaran bien las actividades docentes, contando con el visto bueno
del Hermano Director, el cual aprobaría el programa trimestral. Asimismo les
aconsejaba que se animasen a dar a los mayorcitos, y como complemento de
la buena cultura básica que reciben, alguna asignatura o lección especial sobre
ciencias de la aplicación en la pesca o la marinería274, tarea en la que también
quiere implicar al Director a quien también traslada la petición expresa de que
prosiguiese la incansable labor de realizar las diligencias que preparasen al
colegio como establecimiento dotado para implementar una escuela técnica de
pesca275. Parece que los Hermanos le hicieron caso en esta recomendación,
pues en 1964 el Hermano director es felicitado por el Hermano Visitador quien
le da la enhorabuena por los cursos de patrones y pilotos de pesca, aprovechando también la ocasión para recordarles que entre esos cursillos se podían
establecer charlas de carácter religioso. La preocupación por estas últimas era
patente, pues ya un par de años antes se les invitaba a que afinasen incansablemente la generosidad y la calidad humana y religiosa de su entrega, no dejando
nunca la preparación cultural necesaria para ir respondiendo a las exigencias
que esta labor irá presentando progresivamente al ritmo de su desarrollo: estudio, especialmente religioso, perfeccionamiento didáctico276. Por último, en lo
que a las recomendaciones enviadas a la Comunidad por parte del Hermano
Visitador, encontramos otro de los puntos que se venían repitiendo en los diferentes colegios lasalianos, la preocupación por mantener el orden y la vigilancia
en los recreos, pero también en los retretes, hasta el punto de que les sugería
que en los recreos les acompañasen permanentemente debido al peligro que
presentaban algunas de las zonas destinadas a tal efecto277.
Dadas las características que hemos venido observando en el colegio Nuestra
Señora de Guadalupe de Hondarribia, podemos sospechar que las recomendaciones religiosas fueron numerosas. A la Comunidad se le exigía que los Ejercicios de
la mañana tuviesen una duración de 1½ hora, sin incluir el Rosario y al Hermano
274. Rapport de Visite de 1961.
275. Rapport de Visite de 1962.
276. Rapport de Visite de 1962.
277. Rapport de Visite de 1963.
284
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
encargado de la cocina se le recordaba que debía realizar su trabajo de forma que
pudiera asistir a los Ejercicios al mismo tiempo que el resto de los Hermanos de la
Comunidad. De otra parte se les insistía en la enseñanza del Catecismo, durante
todo el curso y sin restar nada de tiempo a las 4½ horas que le correspondía, a la
vez que se les invitaba a que estimulasen al alumnado con una mayor frecuencia
de Sacramentos y a organizar alguna organización piadosa; en concreto, en el año
1954, se les requiere que emprendan la organización de la Congregación del Niño
Jesús. Quizás, donde mejor queda reflejada la idea que el Hermano Visitador tenía
de la Comunidad es en la recomendación que les hace en el año 1955 “siempre
permanezca en primera fila de sus preocupaciones la enseñanza catequística y
sigan progresando en el empleo de medios para cultivar la piedad y estimular el
buen ejemplo de los más selectos en la práctica de esta virtud”278.
Al Hermano Director se le hacen las recomendaciones habituales, esto es,
que recibiese a los Hermanos en rendición, que tratase con ellos el tema vocacional, que revitalizase la piedad en los Hermanos, que estableciese los Retiros
mensuales y que mimase su formación catequística. Pero además, también se le
animaba a que organizase la celebración del Año Santo Mariano y a que pusiese
algunas obras catequísticas más en manos del resto de los Hermanos, recordándole a su vez que el rezo del Santo Rosario en clase no debía suponer disminución
del tiempo destinado por la Regla para la explicación del Catecismo.
En relación a los aspectos de trato entre los diferentes miembros de la
Comunidad y con los niños, el Hermano Visitador felicitaba a los Hermanos en
1953 por la discreción con la que trataban a todas las personas del centro y les
animaba a aumentar esa cordialidad y afabilidad en sus mutuas relaciones, así
como a que llevasen el encanto de la vida de Comunidad a todas las actividades
y tratasen de superar las diferencias temperamentales y de criterio que pudiesen
existir entre ellos279. No es el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe el único centro
en el que se realiza la siguiente recomendación: “pongan todo empeño en mantenerse fieles a la pobreza religiosa particularmente en lo que concierne a la vida
común, amenazada especialmente por toda clase de regalos”280, dándoles ánimos
para ello cuando les dice que “cuán dulce es vivir los Hermanos en unión. Este
sacrificio les proporcionará bendiciones que suplan lo exiguo de la Comunidad”281.
Las recomendaciones al Director iban en otro sentido diferente a las que
se hacían a los Hermanos. Al Hermano Director se le exigían cambios de comportamiento en su labor con los Hermanos, pues ya en 1955 se le dice expre-
278. Rapport de Visite de 1955.
279. Rapport de Visite de 1964.
280. Rapport de Visite de 1957.
281. Rapport de Visite de 1963.
285
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
samente: “vele por caridad y conciencia de los deberes de su cargo en evitar y
reprimir las desigualdades de su carácter y procure mostrarse siempre solícito
y deferente con los Hermanos”282, pero no debió obedecer mucho al Hermano
Visitador cuando en la visita del siguiente año le tiene que enviar otro mensaje:
“siga trabajando por dominar los prontos de su temperamento para ganar más
aún las voluntades de sus Hermanos y llevarlos mejor a Dios”283. En el informe
general del año 1956 del Hermano Visitador quedaba claramente reflejada la
situación: “Comunidad formada por Hermanos sencillos y suficientemente maduros y reposados. Ambiente de seria observancia y nimia regularidad, un poco
rígido en las formas por el carácter autoritario y fuerte personalidad del Director,
frente a la sencilla y abnegada sumisión de los Hermanos de esta casa”284, unos
Hermanos que se entendían bien y que mantenían un “buen espíritu de seriedad
y caridad recíproca”285, una Comunidad “observante” que llevaba muy bien su
trabajo “en esta escuelita de matrícula reducida y entre muchachos de familias muy cristianas”286. Una escuela que no ofrecía complicaciones de ningún
género, bien “relacionada con la parroquia, estimada por las autoridades civiles
y apreciada por los padres de familia”287. Sin embargo, parece que la actitud del
Director no era de fácil cambio en su proceder y fue sustituido en 1957, siendo
este cambio bien recibido288. A este nuevo Director le recuerda el Hermano
Visitador que “entienda siempre su cargo como un caritativo servicio a la felicidad de su Hermanos y alumnos y estime particularmente meritorio cuanto esto
le exija de renuncia de ideas o gustos particulares”289.
La permanencia de los Hermanos en este centro fue bastante estable, ya que
podemos observar que algunos Hermanos estuvieron más de cinco años en el
centro, como ocurrió con el hermano Matías Alberto que permaneció diez años
(1951-1960), o el Hermano Luis Arsenio con seis años (1952-1956), o el hermano
Lucas Eusebio que estuvo de Director desde 1959 a 1965. También permanecieron cinco años los Hermanos Francisco Justino (1960-1964), Román Alberto
(1962-1966) y Francisco Justino (1960-1964). Estos datos confirma la afirmación
del Hermano Visitador respecto a las características que conformaban esta comunidad de Hermanos de observancia religiosa y de buen trabajo profesional que, de
diferentes caracteres “saben hermanarse en provecho de la tarea común” (1961).
282. Rapport de Visite de 1955.
283. Rapport de Visite de 1956.
284. Rapport de Visite de 1956.
285. Rapport de Visite de 1957.
286. Rapport de Visite de 1958.
287. Rapport de Visite de 1963.
288. Rapport de Visite de 1957.
289. Rapport de Visite de 1958.
286
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
6.2. Donostia: Los Colegios San Luis, Los Ángeles y La Salle
A diferencia de la etapa anterior, en la que Donostia disfrutó de un importante centro, como fue el San Bernardo, en esta etapa vamos a notar esa
ausencia hasta que en 1946 surga el Colegio La Salle, entre cuyas pretensiones
estaba la de ser la continuidad de dicho famoso centro.
Así, en la ciudad tan sólo quedaban el Colegio de Los Ángeles, en la Parte
Vieja donostiarra, que también había alcanzado un reconocido prestigio hasta
esa fecha, y el Colegio San Luis en Herrera, ambos dependientes del San
Bernardo, como escuelas gratuitas, pero que lograron su propia autonomía ya
en la etapa anterior. Por lo tanto, tendrán que pasar casi unos veinte años para
que Donostia vuelva a tener otro centro educativo regido por los Hermanos y que
sea continuidad del San Bernardo. En esta ocasión será el Colegio de La Salle,
situado en el barrio de Loyola. La instalación de este centro, como veremos,
pretendía recuperar la aureola y el prestigio del antiguo San Bernardo. Con todo
ello nos encontraremos que Donostia iba a disfrutar a partir de 1946 de tres
centros, de los cuales el más antiguo era el Los Ángeles, cuya creación hay que
relacionarla con la primera llegada de los Hermanos a Donostia, aunque su creación sea de 1911, el San Luis ya mencionado y el Colegio La Salle.
Cada uno tiene sus propias caracteristicas y en su conjunto abarcaban
todos los niveles posibles de la oferta educativa. Así, mientras el Colegio de
los Ángeles se va a centrar en la formación profesional dirigida a los futuros
profesionales de la ciudad en el campo comercial y de los negocios, el Colegio
La Salle tendrá una oferta más centrada en el bachillerato, mientras que el San
Luis estará apegado a las necesiades locales. Excepto el Colegio de los Ángeles
que dejó de estar a cargo de los Hermanos en 1977, los otros dos colegios han
seguido su andadura hasta la actualidad, acomodando su oferta escolar a las
diferentes reformas educativas llevadas a cabo desde 1970.
6.2.1. Donostia: El Colegio Los Ángeles (1937-1977)
A pesar de la Guerra Civil y de los cambios tan importantes que se produjeron
en la política educativa franquista, este Colegio continuó con el mismo prestigio
que había adquirido hasta 1936, debido a la fuerte demanda por parte de cajas
de ahorro, bancos, gestorías, comercios y empresas ante la exquisita formación
que recibían los alumnos, tanto en la enseñanza primaria como en la comercial.
Ser alumno de Los Ángeles era una garantía de competencia y una seguridad
de encontrar empleo. Esta situación no va a variar durante los años en los que
estuvo abierto el colegio. La larga permanencia de los Hermanos desde 1911
hasta 1977 fue siempre muy elogiada por las autoridades y muy demandada por
287
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
los padres de unos alumnos que deseaban la mejor formación profesional para
sus hijos de cara a la búsqueda de un futuro empleo. En 1977 los Hermanos
dejaron de estar presentes en este Colegio, aunque el centro continuó funcionando hasta 1993.
Los primeros años después de la Guerra Civil
El comienzo de la Guerra Civil y la caída de San Sebastián, en manos de las
fuerzas franquistas, a los pocos meses de iniciada la contienda, quedó reflejada en los documentos históricos de 1936 de la comunidad con la sensación
de cierta normalidad, pues los Hermanos que la formaban estaban en Bugedo
y, por lo tanto, son escasas las referencias al conflicto bélico. El tono de las
siguientes crónicas, a partir de 1937, refleja esa misma sensación, pues no en
vano el peligro del Frente Popular se había desvanecido en Donostia, aunque la
guerra continuase en otros frentes, y tanto el colegio como la comunidad continuarán “con las más halagüeñas esperanzas y santo entusiasmo”, como señala
la crónica de 1937, o “el año ha transcurrido, dentro de la anormalidad, en la
más completa normalidad”, frase recogida en la crónica de 1938, que refleja
mucho mejor la situación general. Es decir, el colegio, al igual que ocurría en
muchas partes del País Vasco vivía en una especie de oasis mientras la guerra
se desarrollaba en otros frentes. Con esa relativa tranquilidad y normalidad,
los Hermanos, con una comunidad totalmente renovada, habían recuperado el
hábito de la Congregación.
Pero la realidad que estaba viviendo España también se introducía en la
comunidad, con un “carácter distintivo”, como se señala en la crónica de 1937,
pues durante ese año hubo un gran número de visitas, rebasando la cifra de trescientos Hermanos que acudieron por diversos motivos: “Evadidos de la zona roja,
que han entrado en España por esta frontera; americanos y de otros países, que
han venido a cumplir sus deberes militares y buena parte de Hermanos jóvenes
de este Distrito y Madrid”1. Pero estas visitas se veían completadas con otras
más ilustres, como la del Rvdo. Hermano, Visitador de Barcelona, el Hermano
Wenceslao Juan, debido a su cargo y al refugio de sus numerosos Hermanos
en esta comunidad. También se calificó el paso por el Colegio de “notables
figuras de la España Nacional […] destacándose la del Sr. Bau, Presidente de
la Junta Técnica del Estado para la Industria y Comercio; del Sr. Marín, profesor de la Escuela de Ingenieros de Madrid; del Sr. Oñate, Catedrático de este
Instituto de San Sebastián; de Ingenieros, antiguos alumnos de la Bonanova y
de Maravillas”.
1. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1937.
288
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
La finalización de la guerra, como no podía ser de otra manera, fue acogida
con entusiasmo, pues tras la caída de Tarragona y Barcelona, y “a resultas de la
conquista de Cataluña por las huestes victoriosas de Franco, comienza el éxodo
de los Hermanos de nuestra Congregación en aquella zona roja. Vienen hechos
una lástima y reciben los primeros socorros en las Comunidades fronterizas de
Irún y San Sebastián. A fines de mes se celebró con delirante entusiasmo la
toma de Madrid por los ejércitos nacionales. A consecuencia de ello se adelantaron las vacaciones de Pascua que duraron dos semanas. En acción de gracias
por el feliz término de la guerra, los alumnos cantaron una misa a dos voces el
día 31, asistiendo a continuación a diversos actos patrióticos”2. El Colegio de
Los Ángeles, como ocurría con otras órdenes y congregaciones religiosas, con
sus colegios situados en la “zona nacional”, fue lugar de refugio para aquellos
religiosos que la guerra había sorprendido en la “zona republicana”. En este
caso la mayoría procedían de Madrid y Barcelona quienes, una vez finalizada la
guerra, volvieron a sus lugares de procedencia, pues tan pronto terminó el conflicto bélico se abrieron los respectivos centros en aquellas ciudades.
Durante los años posteriores, y como fiel reflejo de la realidad, la falta de alimentos y las dificultades para su adquisición estarán presentes entre las inquietudes de los Hermanos, como se refleja en 1941, pues la ciudad carecía de
algunas subsistencias, pero los Hermanos recibieron de parte de los Hermanos
de Argentina “bastantes víveres que nos ayudarán a vivir más holgadamente”3.
En parecidos términos se expresarán en 1945, pues en octubre de ese año recibieron vituallas de Buenos Aires, enviados por D. Juan J. Odriozola y que fueron
un gran alivio para la Comunidad. Aunque el Director en 1947 contribuía ya que
“su familia le regala alubias, queso y lo que tienen en casa, porque están en
buena posición”4.
Pero en esos años, parece que las desgracias no llegaban solas, pues
en 1940 ocurrieron unas muertes sentidas: en Bayona, a primeros de año,
murió el director de aquel colegio entre 1914-1920, celebrándose la misa de
Réquiem en la iglesia de San Vicente, con la participación de elementos del
Orfeón Donostiarra, o el fallecimiento de dos alumnos tras una larga enfermedad y de Antonio Olondris, coadjutor de San Vicente. Asimismo, 1941 no fue un
año, climatológicamente hablando, de lo más favorable, ya que en el mes de
febrero se registraron varias nevadas en toda Gipuzkoa, con daños en varias
poblaciones de la provincia y también en el tejado de la casa, debido al temporal. Otros temporales fueron especialmente fuertes en 1951 pues, tanto el día
2. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1939.
3. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1941.
4. Rapport de Visite del año 1947.
289
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
como la noche, fueron de continuo sobresalto por la tempestad marítima y las
calles de la Parte Vieja parecían ríos, los sótanos inundados, etc. No es difícil
suponer que el Colegio, por su propia situación se viese afectado directamente.
Algo parecido ocurrió en 1961, pues una galerna en el mes de julio puso de luto
a varias familias de pescadores donostiarras, entre ellas las del alumno Miguel
Urtizberea, cuyo padre desapareció con el barco y tripulación completa.
Y si el rosario de desgracias era largo en los años y en intensidad en las
vidas de los Hermanos, de los alumnos y de la población en general, en 1942 se
sumaría la desaparición del “Santo Criado”, como se recoge en la crónica de ese
año, para referirse a un sirviente, Antonio Elósegui, que “sustrajo cuanto pudo
y dejó sin saldo las facturas de varios meses por un total aproximado de 7.000
a 8.000 pesetas. Pidió como préstamo a varios Sres. de su confianza cantidades que oscilan en 2.500 Pts., que Dios se apiade de él, y arregle sus asuntos
debidamente antes de comparecer en la presencia de Dios”. La cosa no quedó
ahí, pues el 15 de abril elevaron al Sr. Juez de Eibar un escrito que decía: “En
conversación con él sacamos la conclusión de que una denuncia formal por parte
nuestra en relación con los daños y perjuicios por él ocasionados, nos acarrearía
muchos disgustos sin compensación de ventaja alguna. Por lo tanto previo detenido estudio, optamos por no inmiscuirnos en absoluto en este asunto. Por otra
parte es cosa sabida que Antonio Elósegui Ayestarán ha realizado diversas estafas abusando de nuestra amistad desde que dejó de ser dependiente nuestro.
Y claro está que para juzgar de esa actuación, fuera de nuestra casa, el Sr. Juez
tiene plena autoridad e independencia… (Firma) Hno. Nemesio Iriarte”5. Para
compensar esta pérdida, la comunidad recibió del Sr. Brunet 4.000 pesetas para
aliviar la mala situación en la que les dejó el criado en cuestión. No obstante, la
opinión del Hermano Visitador nos aclara que posiblemente ello fue posible por
no ejercer el Director de la Comunidad la necesaria vigilancia, “la administración
está bien pero el cocinero le ha jugado al Director una mala partida. Entre lo que
ha quitado de la caja y el importe de las facturas llega a la cantidad de 5.310,35
ptas. Se marchó el criado y no se sabe el paradero […] En cuanto a la administración lo hace buenamente, sin mala voluntad, antes bien creyendo que lo hace
admirablemente, es su manera de ser. Este año le ha dado el criado buena lección, robándole unos cuantos miles de pesetas”6.
Este encadenado de situaciones adversas parece que va a ir atenuándose
a lo largo del decenio de los años cincuenta, aunque hasta abril de 1952, no
llegará la venta libre de pan y aceite, debido al racionamiento y al control de los
alimentos. Pero ya desde el año 1950, fecha en la que se celebró la inauguración del monumento al Sagrado Corazón en la ciudad, y hasta 1956, se repar-
5. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1942.
6. Rapport de Visite del año 1942.
290
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
ten en el colegio el día 24 de diciembre, para las navidades, unas cestas de
alimentos para los pobres, que son distribuidas por Acción Católica. En algunos
años, a este acto asistían el Gobernador, Alcalde, Obispo y otras personalidades. Desconocemos el arraigo de esta tradición y las personas que estuviesen
ligadas a este tipo de actos, muestra de la más sincera caridad cristiana. No
obstante, el Sr. Brunet, primer benefactor de este colegio desde 1906, tenía
una larga tradición con los movimientos de Acción Católica, con importante presencia en cuantos actos tenían que ver con este tipo de actividad. También, en
1954 se recoge otra práctica, que se inicia ese año y que fue bastante extendida en los colegios de toda España, como era la entrega de leche en polvo,
que hace Cáritas, procedente de Norteamérica, en una especie de remedo del
Plan Marshall. Por lo tanto, las penurias sufridas tras la Guerra Civil tuvieron su
reflejo en el colegio, tanto por la escasez de alimentos, como por las prácticas
de caridad que conllevaban.
Pero a lo largo de los años las tareas de mantenimiento del colegio eran constantes, pues ya desde el comienzo de esta etapa, al igual que ocurría con anterioridad, las peticiones de matriculación superaban la capacidad real del edificio.
Las condiciones materiales no eran las más adecuadas para un colegio, pues se
tuvo que adecuar salas y otras dependencias. Además la existencia de una parte
del sótano bajo el nivel del suelo tampoco era el mejor espacio para actividades
deportivas y escolares. A lo largo de los años los informes del Hermano Visitador
dan cuenta de la situación del edificio, siendo el mayor inconveniente las condiciones que tenía: “lo que hace de patio (un sótano) y lo que sirve de sala de juego
(una buhardilla) y la posición de los W.C. son antipedagógicos y antihigiénicos,
pero no se vislumbra, al cabo de cuarenta años de estar así, una solución que
remedie esa situación”7. Las condiciones arquitectónicas del edificio no podían
variar y, todavía, en 1965 eran un inconveniente que “limita grandemente el bien
que podría hacerse con no mucho mayor sacrificio”.
A pesar de todo ello a lo largo de los años se procuró ir adquiriendo material
escolar y adecentar con cierta frecuencia las aulas. Así asistimos con mucha frecuencia a las tareas de blanqueo y limpieza de aulas y a diversas reparaciones
en el mobiliario escolar. Todas estas labores iban encaminadas a conseguir un
estado sanitario satisfactorio, como en alguna ocasión se recordará. La carencia
de calefacción obligó en 1954 a que se enviaran a los niños a casa, por el intensísimo frío. También se tuvieron que realizar obras en los lavabos y, en más de
una ocasión, el salón de actos se trasformaba en clase y periódicamente volvía
a su antiguo uso en las reuniones de padres. En 1954, se instaló una biblioteca
que el Hermano Director consiguió de Don Agustín Brunet en uno de los cuartos
del último piso.
7. Crónica de la Casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1953.
291
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Pero lo que realmente era una constante preocupación era la adquisición
de máquinas de escribir. Las fórmulas para conseguirlas irán variando con los
años. Así, en abril de 1945 se celebró una velada por parte de los Antiguos
Alumnos para recolectar dinero destinado a comprar máquinas de escribir, a la
vez que se realizó un sorteo que rindió muy buena cantidad. Asunto que, por otra
parte, no fue del agrado de D. Agustín Brunet, aunque como señala el redactor
del Histórico de ese año, “si hubiera sufragado las máquinas no hubiera hecho
falta la velada”. El mismo cuadro artístico y la misma función se representó en
Legazpi, bajo los auspicios y garantía económica de D. Patricio Echeverria. Nueve
años más tarde el director, en visita a D. Agustín Brunet, consigue una máquina
de escribir valorada en 6.000 pesetas. La tarea de equiparse con las dichosas
máquinas continuaba durante años, de manera que en 1956, el director compra
una máquina de escribir “Hispano Olivetti” con dinero de donantes y además
se renuevan otras tres máquinas de escribir. Colaboran con 6.220 pesetas el
Banco de San Sebastián, con 2.000 el Banco Guipuzcoano, con 2.500 la Caja
de Ahorros Provincial y con 1.000 el Banco Vizcaya. Como puede observarse no
es de extrañar esta tarea, a la vista de los precios que tenían. Hasta se llegó a
hacer en 1961 una campaña para proveer a todas las clases de material escolar, en la que se recogieron 80.000 pesetas
El Patronato y las cuotas de pago en el colegio
Como pudimos ver en la primera etapa de este colegio, los gastos del mismo
se sufragaban mediante un convenio económico del Patronato con los Hermanos.
Las tres personas de mayor relieve que figuraban en aquel momento en el Patronato
eran los dos fundadores y benefactores, Juan Muñoa y Agustín Brunet, y el párroco
de la Iglesia de San Vicente, que irá cambiando a lo largo de los años, siendo
ocupado este puesto por Vicente Barrena, Ramón Ormaechea y Jesús Azcue. La
situación económica del colegio se verá agravada en los primeros años, pues, a
partir de 1941 y debido a que Juan Muñoa estaba en el exilio, por su actividad a
favor de la cultura vasca, la aportación económica que realizaba cesó, tanto para
el colegio como para la parroquia, pues tenía confiscados todos sus bienes. En
esa fecha, y tras la visita del administrador apostólico Monseñor Javier Lauzurica,
se ajustó la nueva Junta del Patronato del Colegio, donde quedará planteado el
problema económico entre los Hermanos y la Junta del Patronato, en relación con
las cuotas de los alumnos y el pago a los Hermanos8.
Por otra parte, hasta la Guerra Civil este colegio era gratuito, pero a partir de
1940 se estableció un sistema de cuotas a cargo de las familias de los alum-
8. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): La parroquia de San Vicente. 900 años al servicio de
los donostiarras, en Estudios Históricos sobre San Sebastián, Boletín número 40, p. 358-359.
292
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
nos. Este cambio no fue del gusto de los Hermanos, ni tampoco del Hermano
Visitador, quien en sus informes hasta 1956, fecha en que falleció el Sr. Brunet,
recuerda constantemente esta situación anómala. Así se expresa en 1940: “en
las circunstancias actuales ha perdido esta escuela el carácter de gratuidad porque cada alumno debe abonar una cuota para sufragar los gastos de la escuela.
Las familias se imponen con gusto este sacrificio en provecho de la escuela.
Veremos si algún día recobra su carácter primitivo”, pero en 1945, y por si
acaso nos hubiésemos olvidado de esta situación vuelve a insistir: “la escuela
perdió desde el año 1936 la nota simpática de la gratuidad, a pesar de ello hay
gran empeño en colocar a los niños en esta escuela” y vuelve con el tema en
1946: “antes la enseñanza era gratuita. Ahora cada alumno paga una cuota
mensual en vista de las circunstancias actuales y la carestía de la vida”, o en
1956 “los gastos corrientes de mantenimiento de la casa son abonados por el
Patronato que la sostiene, con buena aportación de las cuotas de los alumnos”.
Aunque ya en 1957, el Visitador señala que la “administración está muy bien
llevada. Fallecido el fundador se impone un reajuste en la forma más precisa y
definitiva de las condiciones de trabajo de los Hermanos. Se han tomado los
debidos contactos con los miembros del Patronato y se espera llevar las cosas
a buen término en bien y estabilización de esta interesante obra, cuyos antiguos
alumnos llenan el comercio y banca local, con buena reputación e influencia”.
En esta situación la persona clave sobre la que recaía la máxima responsabilidad era Agustín Brunet, quien ostentaba la presidencia del Patronato, y que
en 1942 accedió a la Presidencia de la Diputación de Gipuzkoa. Casi puede
afirmarse que entre la documentación revisada no hay documento en el que no
se hable de Agustín Brunet. Su omnipresencia es tal que no deja frente abierto
a la improvisación, ni ningún asunto se le escapa al control, bien sea las subvenciones económicas al Colegio, la entrega de premios, los concursos, las
asociaciones o cualquier celebración. Este excesivo control ya fue origen de
algún conflicto, como ocurrió en 1941, con la admisión de un alumno, pues en
una de las reuniones para reparto de Diplomas mensuales, “D. Agustín se fijó
en un niño que se había admitido sin su autorización; esto originó una serie de
cartas que hacía cuestión cerrada con el asunto de las admisiones tradicionalmente privativa de los ‘patronos’”. Al no cejar el Hermano Director intervino el
Sr. Lizasoain que se entrevistó con el R.H. Visitador en Irún. “Desde entones se
ha reiterado nuevamente la intención de asentar la situación del colegio sobre
nuevas bases empezando la entrega del edificio al Obispado y nombrando una
nueva Junta de Gobierno. Dios quiera que esta nueva etapa, que está todavía sin
plasmar en fórmulas completas, no adolezca de las equivocaciones de la anterior que ha durado treinta años. Posteriormente a estos hechos el Sr. Brunet no
ha presidido ninguna de las reuniones del colegio”9.
9. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1941.
293
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Como puede observarse en esta larga cita, se ponen en juego una serie de
características del tipo de relación que mantenía el Sr. Brunet con el Colegio,
además de una fuerte personalidad. Este malentendido también se recoge en el
informe del Hermano Visitador de ese año, quien señala que “hay algo deficiente
en la relación con el fundador y la parroquia, ya que el Hermano Director no se
entiende bien con ellos. No tiene la parroquia motivos para estar descontenta. El
fundador, por unas cartas que se han cruzado, está disgustado, pero no merece
tener muy en cuenta, porque las razones son bien obvias. Que el Director admitió en la escuela a un niño sin permiso. Este derecho tenemos que recabar de la
fundación, porque es bochornoso que un Director no pueda admitir a un niño ni
en caso de un compromiso”10.
No obstante, esa situación no tardó en reconducirse, pues ya en agosto
de ese mismo año, en una entrevista entre los Hermanos y el citado benefactor la situación cambió, como se recoge en el Histórico de ese año: “con
algún temorcillo, de recibir alguna repulsa, solicitamos entrevistarnos con el
Sr. Brunet. Grande fue nuestra sorpresa cuando al hallarnos en su presencia y
entablar conversación se mostró en todo tiempo tan caballero, tan amable con
los Hermanos […]. Demostró interés por nuestra obra y habló con entusiasmo
del bien que hasta el presente habían hecho los HH. que habían estado al frente
de esta Institución. Lo mismo podemos decir de nuestro venerable párroco, que
también se interesa por la marcha de este acreditado colegio. Por indicación del
Sr. Obispo, el Sr. Brunet accedió a que el H. Director tomara parte en la admisión de los nuevos alumnos. Este asunto tan importante, ha sido el caballo de
batalla entre ambas partes, triunfando por fin la justicia, claudicando en parte
sus derechos el Sr. Brunet”. Por lo tanto, a partir del curso siguiente la prerrogativa que tenían los patronos fundadores de censurar la admisión de los alumnos
desaparecerá, dejando en manos de la dirección del colegio esta práctica en el
control de entrada.
A partir de 1948 los avatares de salud del fundador de la Escuela, así como
los reconocimientos que se le tributan, van a estar presentes, pues ya en ese
año se le somete a una dura operación, y en 1954 se le brindó un homenaje
íntimo ofrecido por la Asociación de exalumnos, con motivo de habérsele otorgado por el ministro de Justicia la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort
por la relevante gestión al frente de la Presidencia del Tribunal de Menores. En
la celebración que tuvo lugar, el salón estaba abarrotado de público, entre ellos
el Sr. Vicario de la Diócesis, Dr. Sudupe exalumno de Azkoitia, D. José Irastorza,
D. Ramón, párroco de San Vicente y exalumno del colegio, Subdirector de Banco
Guipuzcoano, un Consejero del Tribunal de menores, etc. “todo salió a pedir de
boca y se despidió como había comenzado con un ‘Agur jaunak’. Mandó 1000
10. Rapport de Visite de 1941.
294
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
pesetas para pagar los gastos y 500 para los Cantores”11. Al año siguiente la
Asociación de Antiguos Alumnos pasó por su casa a felicitarlo en su cumpleaños, pero ya en 1956, el día 26 de diciembre este “caballero profundamente
cristiano” falleció, celebrándose el funeral y entierro, a los que acudió toda la
Comunidad, el 28 de diciembre de ese mismo año. En 1949 también había fallecido el otro benefactor, Juan Muñoa.
El fallecimiento de don Agustín Brunet y González, en diciembre de 1956,
supuso un nuevo cambio, pues la propiedad del edificio pasó a manos del
Obispado y la parroquia de San Vicente asumió todos los gastos de mantenimiento del colegio. Esta situación agravará los problemas económicos del sostenimiento de la comunidad que, si antes eran debidos a la escasez de recursos
y a los difíciles momentos de racionamiento después de la guerra, ahora serían
por motivos de adecuación de los salarios a la nueva crisis económica. Así, aunque en 1944 se redujeron los Hermanos para mantener los mismos honorarios,
en 1954 aumentó a tres mil pesetas la pensión de los Hermanos, llegando a las
15.000 pesetas al año por este concepto. También en 1964 la Junta Parroquial
subió las cuotas de los alumnos de 85 a 150 pesetas. Esta subida pareció
exagerada, pero lo cierto es que el colegio carecía de medios para sostenerse,
ya que los fondos existentes ascendían a 60.600 pesetas12. Esta situación continuará durante los años siguientes, planteándose incluso una cuota diferente
según la procedencia de los alumnos, siendo menor para los vecinos de la Parte
Vieja y superior para el resto. Esta solución no parece que fuera adelante, pero
sí el aumento de las cuotas, que en el curso 1968-69 ascendía a 250 pesetas
para los alumnos de primaria, 350 para los de enseñanza comercial y 400 para
los de bachillerato13. Ya en 1962 se había puesto en evidencia la situación de
precariedad en la que vivían los Hermanos, admitiéndose la subida de sueldo
hasta las 3.000 pesetas por 15 mensualidades, ya que los Hermanos carecían
de la “Seguridad Social y tienen que afrontar las mismas cargas familiares,
seguros de enfermedad, de vejez, etc., dedicándose exclusivamente a la misión
educadora, renunciando a otro ministerio”, además de la “carestía de la vida y la
inflación económica de aquel momento”14.
La solución definitiva a esta cuestión llegará cuando el futuro del colegio es
más incierto, a partir de 1972, pues la Junta Parroquial, que hasta ese momento
“retribuía muy pobremente, nos iguala en sueldo a los profesores seglares con
lo que podemos contribuir con una pequeña asignación a los gastos distritales,
11. Supplément à l’historique pour l’année 1954.
12. Supplément à l’historique pour l’année 1964.
13. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 359.
14. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 358.
295
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
cosa que no podíamos hacer en años anteriores”15. Como continuación de este
mayor reconocimiento de las tareas docentes de los Hermanos, a partir de finales de agosto de 1973, el centro ya estaría financiado por el Estado, por lo que
los alumnos aportan cantidades mínimas (3.000 Ptas.) para mejorar la retribución del profesorado y las mejoras de las aulas. Desde ese momento, la situación económica de la Comunidad era buena y “después de varios años hemos
empezado a aportar a la caja común del distrito”, como vuelven a recordar en los
Históricos16. Al siguiente año, el Ministerio de Educación y Ciencia concedió una
subvención, que servía para sufragar las tres cuartas partes de los gastos del
centro escolar, y una pequeña aportación voluntaria de los padres de los alumnos cubría el resto de los gastos17. En 1974, el centro escolar era dependiente
de la Parroquia de San Vicente, siendo el Presidente del Colegio el cura párroco
de dicha parroquia. Durante once años esta responsabilidad había recaído sobre
D. Jesús Azcue Lizaso Portu, de elevada edad, y que fue relevado en la presidencia por el coadjutor y antiguo alumno de este colegio D. Jesús Aldanondo. Jesús
Azcue falleció ese mismo año.
Pero ya a partir de 1971, comienza a vislumbrarse un futuro incierto para el
Colegio o, al menos, para la presencia de los Hermanos en el mismo, pues “a
mediados de año se va creando un clima de incertidumbre con respecto al porvenir del colegio y de la permanencia de los Hermanos en él. El Plan de Educación
exige una serie de condiciones que no se poseen”18, en clara referencia a las
reformas educativas que introducía la Ley General de Educación de 1970. En
el mismo sentido se reafirmarían al año siguiente, aunque concediéndose a sí
mismos una tregua: “el futuro incierto del Colegio queda esclarecido con la visita
del Hermano Visitador Alberto y la entrevista que sostuvo con la directiva de los
padres de alumnos y la Junta parroquial propietaria del colegio. Los Hermanos
no se marcharán mientras no se hayan realizado las obras del “futuro colegio”
de Bidebieta donde se fusionarán con los de San Luis de Herrera”19. En estos
años comienza el lento “canto del cisne” de los Hermanos en el Colegio, pues
la no disponibilidad de Hermanos para dedicarse a la enseñanza en el curso de
1970-71 obligó al centro a contratar profesorado laico, para sorpresa del párroco
de San Vicente, Jesús Azcue, que guardaba la esperanza de la continuidad de
los Hermanos. En años sucesivos el problema se irá agravando, hasta que, en
1977, el nuevo presidente del patronato, don Jesús Aldanondo, consciente del
problema propuso la formación de un “Consejo Pastoral de la parroquia de San
15. Suplemento al Histórico para el año 1972.
16. Suplemento al Histórico para el año 1973.
17. Suplemento al Histórico para el año 1974.
18. Suplemento al Histórico para el año 1971.
19. Suplemento al Histórico para el año 1972.
296
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Vicente”. Así, en una reunión llevada a cabo en abril de ese año expone que “los
Hermanos de La Salle le comunicaron hace ya unos cuatro años las dificultades
por las que pasaba la comunidad al contratar personal laico en sus colegios.
Ellos solos no pueden desarrollar la labor docente por falta de vocaciones, y
se ven en la necesidad de concentrarse para atender primordialmente sus centros de enseñanza. Ya a principios de este curso se planteó como inminente el
abandono del Colegio de Los Ángeles al término del presente curso escolar”20.
A continuación dicho párroco expuso los problemas que se habían acumulado:
la bajada de la matrícula de alumnos, la desaparición de la subvención por parte
del Estado, etc. pero también planteó posibles soluciones, como la oferta de la
enseñanza bilingüe, la persona que podría hacerse cargo del colegio, la petición
de crédito al Estado para la realización de obras, etc. Dicho Consejo pastoral dio
su asentimiento al proyecto iniciándose así otra nueva singladura del Colegio,
esta vez sin la presencia de los Hermanos que desde 1906 se habían hecho
cargo de la enseñanza.
El 9 de septiembre de 1977 se tributó a los Hermanos un acto de despedida, a fin de mostrarles su gratitud, reconocimiento y amistad y al cual acudieron exalumnos y otras autoridades. En la misa celebrada en la parroquia de San
Vicente por el obispo auxiliar Monseñor Setién, y ante un nutrido grupo de profesores y muchas generaciones de alumnos, destacó, en euskera y castellano, la
labor de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, sus métodos de enseñanza y
la formación permanente de muchas generaciones de donostiarras. También, en
el salón de sesiones de la Casa Consistorial tuvo lugar un acto de homenaje a
los Hermanos. Terminados estos actos se celebró un almuerzo en el restaurante
Urbía, entre discursos, cantos y recuerdos en reconocimiento a la labor de los
Hermanos.
Aunque sin la presencia de los Hermanos, este colegio continuaría funcionando hasta el año 1993, siendo gerente del mismo el cura de la parroquia de
San Vicente. Para el curso 1992-93, la Delegación Provincial propuso el cierre
del colegio ante las nuevas reformas educativas, derivadas de la LOGSE, y que
fueron aceptadas por el profesorado entonces presente. A partir de esa fecha
hubo varios intentos de compra del edificio, hasta que finalmente el Orfeón
Donostiarra lo adquirió en 1995. La parroquia de San Vicente mostró su interés
a los nuevos propietarios porque en el edificio conservase alguna señal o indicación de que en el mismo estuvo presente el Colegio de los Ángeles desde 1911
a 1993, pero ello no fue posible por la negativa del Orfeón, en un alarde de
negación de la memoria histórica, a pesar de su tradición en el canto coral21 y de
la tradicional relación que a lo largo de la historia tuvo con los Hermanos de este
20. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 360.
21. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 362.
297
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
centro. Tras el cierre definitivo del colegio en 1993, se pensó homenajear a los
Hermanos por su larga permanencia. No obstante, no fue posible, según comentó
en 1997 el párroco de San Vicente, Félix Garitano, con ocasión del homenaje
que finalmente se les tributó a los Hermanos en esa fecha. En el artículo que
recoge los actos de ese homenaje se citan unos cuantos nombres de personas
que fueron antiguos alumnos y que gozan de un reconocimiento público, como
los siguientes: “deportistas como Ignacio Eizaguirre, comentaristas deportivos
como Iturrioz o Erostarbe; músicos como Gorostidi, Ansorena, Arregui, Juanito
Urteaga; hombres de la Administración como el ex alcalde J.M. Alkain, el actual
presidente del Orfeón Donostiarra J.M. Echarri, dirigentes, empresarios, artistas
como el pintor José Luis Zumeta y cantantes como Carlos Munguía, Maiza, N.
Aldanondo, Muniain, etc.”22.
La conmemoración de dos efemérides
A lo largo de los cuarenta años que comprenden esta segunda etapa del
Colegio se llevaron a cabo dos celebraciones importantes, recordando dos efemérides: el tricentenario del nacimiento de Juan Bautista de La Salle, en 1951,
y las bodas de oro del Colegio, en 1961. Sin menos realce festivo, también se
celebró el cincuenta aniversario de la creación del primitivo colegio los Ángeles
en 1956, con una visita a Arantzazu de los alumnos, que se trasladaron en dos
autobuses, y también en septiembre de ese mismo año se llevó a cabo una
peregrinación a Lourdes en taxi. Todo lo pagó el Sr. Brunet que, en los últimos
años de su vida, dio muestras de una mayor generosidad con el colegio. Con
respecto a las primeras efemérides, la celebración vino precedida por la noticia del año anterior, en 1950, de que el Vaticano había reconocido a San Juan
Bautista como “patrono de los maestros cristianos”. Así, en abril de 1951,
en su última semana, se celebraron las Fiestas Tricentenarias. Para ello la
prensa local estuvo a entera disposición de los Hermanos, con crónicas diarias
de los actos que se iban celebrando: “Sábado 21, pregón lasaliano. Día 22,
gran carrera ciclista. Día 23, inauguración de la exposición lasaliana y conferencia. Día 24, “gran velada teatral”. Día 25, conferencia de D. José de Arteche
“Juventud y aburrimiento”. Día 26, en el teatro del Gran Kursaal, actuación del
Coro Easo y danzas de la Schola Cantorum de Ntra. Señora del Coro. Día 27,
conferencia a cargo del exalumno Inspector D. Francisco Avila sobre “San Juan
B. de la Salle, patrono Celestial de todos los maestros y estudiantes de magisterio”, actuación de los pipeaux y de la coral “Sine Nomine”. Día 28, día del
niño: misa, partidos de pelota, fútbol…Orfeón Donostiarra, fanfarre Gaztelubide
y coro “La Castaña”. Día 29, día del exalumno. Misa solemne oficiada por el Sr.
22. “Los Hermanos del Colegio de Los Ángeles, homenajeados con cuatro años de ‘retraso’”
en Diario Vasco, 25 de octubre de 1997.
298
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Obispo Don Jaime Font y Andreu. A las 12, acto de afirmación lasaliana, presidido por las Autoridades y representaciones de A.A., actuación de la Coral Santa
Cecilia, saludo de D. Modesto Escobosa, cónsul de Portugal y exalumno de Los
Ángeles, alocución del Rvdo. Hermano Fernando Bautista, Visitador General. El
Excmo. Sr. Obispo cerró el acto. A las dos de la tarde, en el Hotel María Cristina,
banquete”23.
Los preparativos para dicha celebración se desarrollaron desde el mes de
enero de ese año, estableciéndose contactos con los directores de otros centros
y el propio Obispo de la diócesis. Además, la Junta Directiva recabó la opinión
de los Directores de los coros: Orfeón Donostiarra, Easo, Nuestra Sra. del Coro,
Santa Cecilia, para que participasen en las fiestas Tricentenarias. La Asociación
de Antiguos alumnos, por su parte, trató el proyecto de las fiestas del tricentenario y dejó como recuerdo una estatua de San J. B de La Salle en la parroquia de
San Vicente, que fue colocada el 15 de abril. En fin, se establecieron contactos
con todas las autoridades provinciales, locales y directores de bancos para que
el tricentenario fuese una auténtica fiesta lasaliana.
Por lo que respecta a las “bodas de oro”, el realce de la celebración fue
ampliamente reconocido, en contraposición a lo ocurrido con las “bodas de
plata”, que coincidieron con la Guerra Civil que, debido a la situación bélica,
pasaron desapercibidas, como nos recuerda un exalumno: “Yo entré en el
Colegio de los Ángeles en el curso 1935-36. Eran los años de la República. Los
Hermanos del colegio no llevaban el hábito del Instituto, sino un guardapolvos
gris oscuro. En el año 1935 tenía 7 años. […] el curso 1936-37 coincidía con los
25 años de la inauguración oficial del edificio del Colegio de los Ángeles. Pero
esas fechas pasaron de puntillas porque el 18 de julio de 1936 estalló la guerra
civil. Y con ella también se resintió el colegio”24.
En cambio, la celebración de las Bodas de Oro, en 1961, fue importante y
duró desde el 7 al 15 de octubre de ese año. Así, el domingo 8 se celebró el día
de la parroquia con una Misa Solemne de “Acción de Gracias” en la Iglesia de
San Vicente y el lunes, martes y miércoles se celebraron festivales artísticos y
deportivos. Hay que resaltar tres acontecimientos que culminaban la celebración
de este aniversario. El primero se refiere a la lectura, por parte de un exalumno,
de un Diploma de Su Santidad Juan XXIII, enviando su Bendición Apostólica al
colegio, a los Hermanos y a los alumnos y exalumnos25. El segundo fue el acto
de finalización de las celebraciones, el domingo día 15 en el que la coral “Sine
23. Supplément à l’historique pour l’année 1951.
24. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 357.
25. La revista La Salle de 1962 da noticia de estos acontecimientos, así como del discurso de
Su Santidad al Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de 14 de mayo de 1961.
299
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Nómine” intervino en la misa solemne. Terminada la celebración religiosa, hubo
una gran concentración de antiguos alumnos de la Federación Lasaliana VascoNavarra. El alcalde de la ciudad, don Nicolás Lasarte Arana, agradeció a los
Hermanos su labor educativa y procedió a la imposición de la medalla al mérito
de la enseñanza en honor del Colegio de los Ángeles, en la persona de su director, anunciando que estaba previsto concederle “la primera corbata de la ciudad
al colegio”. Finalmente, el tercer acontecimiento quedó grabado en piedra, pues
se dedicó un homenaje a los tres fundadores: los benefactores don Juan Muñoa
y don Agustín Brunet y el cura párroco José Sotero, colocándose a la entrada del
colegio una lápida de los bustos de estos tres fundadores26. Estos tres bustos
permanecieron en el mismo lugar hasta la adquisición del edificio por parte del
Orfeón Donostiarra, borrando de la memoria de quienes los conocimos un trozo
de la historia del edificio y de su dedicación a la educación de la Parte Vieja
donostiarra.
De esta manera se recoge este acontecimiento en la documentación histórica del centro: “El día 7 comienzan las Fiestas Cincuentenarias con el pregón de
las mismas por radio San Sebastián […]. Gran festival artístico en el salón del
colegio, se pone en escena la obra ‘Santo y Seña’. El martes actúa en el Kursaal
el Coro Easo y la Schola Cantorum […]. El jueves la operita ‘Faranduleros’ […].
El viernes el Orfeón Donostiarra […]. El día 15 está dedicado a la Federación
Lasaliana Vasco-Aragonesa. Hay un acto de afirmación en la Abadía de San
Telmo. En la Asamblea hace uso de la palabra el Sr. Alcalde poniendo de manifiesto la labor realizada por los Hermanos y el colegio en cincuenta años de existencia y anuncia la concesión de la medalla al mérito en la enseñanza concedida
por la Corporación Municipal. También se anunció se iba a incoar la concesión
a la Bandera del Colegio de la Corbata de la Ciudad [...]. A la una y media se
trasladan los comensales al Restaurante Igueldo acudiendo 340 comensales”27.
Efectivamente la solemne imposición de la Corbata de la ciudad a la bandera
del Colegio se llevó a cabo al año siguiente, en el salón de Sesiones de la
Corporación Municipal, al que acudieron toda la Comunidad y representaciones
de los Hermanos de las Comunidades vecinas.
Pero, al margen de estas celebraciones que ponen de manifiesto la vida interior del colegio en cuanto al reconocimiento del Fundador de los Hermanos de
la Salle y a la larga permanencia de este Colegio, la vida de este centro estaba
inmersa en un contexto educativo y religioso que venía marcado por las características educativas de la primera etapa del franquismo. Es decir, por lo que se
ha denominado el nacional-catolicismo y, de alguna manera, esto también se
refleja, por ejemplo, en la celebración tanto de las fiestas “nacionales”, como
26. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 355.
27. Supplément à l’historique pour l’année 1961.
300
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
en las religiosas. Podemos encontrar en los diferentes documentos históricos
anuales alguna mención a la celebración de la fiesta nacional, sobre todo en
los años inmediatos a la terminación de la guerra. Así, en 1939, se habla de la
“participación en las fiestas religiosas y patrióticas con ocasión de la visita de
Franco”, o de que el día 10 de marzo de 1941 se “dio asueto por orden superior
por ser día de ‘los mártires de la Tradición’”, o la celebración del uno de abril por
ser el “día de la Victoria”. En otro orden de cosas, en 1942, algunos alumnos
tomaron parte en el Certamen escolar organizado por las J.O.N.S., aunque este
tema no gustaba mucho a los Hermanos, como veremos en el epígrafe dedicado
a los alumnos. Como podemos observar son fiestas obligadas por el calendario del nacional-catolicismo, como la fiesta del Caudillo en octubre, además de
alguna obligada asistencia a la Salve en las fiestas de verano, a la cual acude
también el Generalísimo, llegando a cantar los niños del colegio con el Orfeón
Donostiarra, como ocurre en 1955. Pero en general, la fórmula recogida en los
históricos y que se repetirá en esos años hasta 1963 era que “las relaciones
con las autoridades eclesiásticas y civiles son excelentes”, sin especificar el
grado de implicación.
Por lo que respecta a la vida religiosa al margen del centro escolar, a lo
largo de los años nos vamos a ir informando de los diversos acontecimientos, bien fuese la celebración del Congreso Eucarístico de 1946, que congregó el día 31 de mayo a una importante masa de feligreses, con un “día de
los Niños que comulgaron 30.000 en el campo de Amara”, además de una
importante aportación económica por parte de los Hermanos de la Provincia,
bien la concentración de Peregrinos en 1948, donde el Sábado y Domingo de
Resurrección se concentraron los peregrinos del segundo itinerario: “en total
se concentraron unos ciento veinte, de los sitios más dispares de España.
La atracción para optar por este segundo Itinerario estaba en Lourdes punto
por excelencia de este trayecto. De Guipúzcoa fueron 17. Aparte de los superiores de Irún acompañaron a los peregrinos de la provincia el Director de los
Ángeles, Hermano Octavio de Jesús”. También en 1954, la celebración de la
fiesta de Cristo Rey adquirió el mayor realce, pues los Hermanos acudieron “en
Cuerpo de Comunidad” a la misa que se celebró en la explanada del muelle,
“en el altar se colocaron las imágenes coronadas de la provincia, acudió un
gentío imponente de la ciudad y de los pueblos, que vino a acompañar a las
imágenes. Al final de la misa el Sr. Obispo consagró al Inmaculado Corazón
de María, a la ciudad y a toda la diócesis. Por la tarde se celebró una magna
procesión que recorrió las calles de la ciudad hasta llegar a la Santa Iglesia
Catedral, por el camino se rezó el Santo Rosario y se cantaron con mucho
entusiasmo cantos a la Santísima Virgen”28.
28. Supplément à l’historique pour l’année 1954.
301
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Como no podía ser de otra manera, los nuevos cambios que se producen en
la cabeza de la Iglesia católica van a ser saludados con satisfacción, pues al
fallecimiento de S.S. Pío XII, le sucedió el nuevo Papa en la persona del Cardenal
Roncalli, “grata noticia para la familia lasaliana”, pues es afiliado al Instituto. La
coronación de S.S. Juan XXIII supuso un cambio importante en la Iglesia, con la
convocatoria del Concilio Vaticano II, al cual fue llamado el Hermano Superior de
la Congregación para que asistiera a sus sesiones. También la canonización del
Hermano Benildo fue saludada con alegría y a la misma acudieron dos autobuses de exalumnos que se dirigieron a Roma.
Por otra parte, el Colegio parecía un foco de atracción, pues a lo largo de los
años se va registrando una constante llegada de Hermanos, autoridades y otras
visitas que parecen darle una cierta vida social. Así, además de la estancia de
los Hermanos huidos de la “zona roja” y que permanecieron hasta 1939, y las
visitas correspondientes de los Hermanos Visitadores, en 1939 visitó el centro el
Sr. Obispo de la diócesis Sr. Lauzirica. También algunos Hermanos o autoridades
con destino a Roma encontraban en esta Comunidad su acogida; así, en 1948,
varios Hermanos americanos de visita familiar o camino a Roma pasan por esta
casa, además del obispo chileno Monseñor Munita que lo hace en 1950, al igual
que el obispo Font Andreu y el Rvdo. Hermano Visitador de Brasil, de paso a la
Ciudad Eterna, y otros Hermanos Visitadores, como el de Valladolid, y del Hermano
Director del Colegio Hispano de Valladolid o el Superior General en 1967.
Los planes de estudio
Si algo caracterizaba a este centro en Donostia, con respecto a otros, era
su casi exclusiva dedicación a formar alumnos cuyo destino, mayoritariamente,
era encontrar empleos administrativos, bien en la banca, seguros o gestorías y
en otras empresas. Este objetivo ya era evidente en la etapa anterior a la Guerra
Civil y en esta etapa continuará con esa misma trayectoria. Es cierto que los
alumnos acudían a este centro para completar sus estudios de primaria, que
también podían seguir en el mismo barrio, y muy cerca del propio colegio, en las
escuelas del Ensanche Oriental, pero para que estos estudios adquirieran todo
su sentido, a continuación se podían completar con los estudios de comercio.
Todo ello les facultaba en la adquisición de unas competencias profesionales
muy demandadas todavía entre los años cuarenta y sesenta. La colocación de
estos alumnos en esas ocupaciones necesitaba de una red establecida entre
los Hermanos y los directivos de esas empresas.
Así pues, el curriculum que se impartía comprendía la Enseñanza Primaria
y el Comercio, aunque con la puesta en marcha de los bachilleratos elemental
y superior se incorporarán también en su momento. No obstante, en 1938
se habla de un programa donde se “destacaban los siguientes puntos: 1º
302
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Certámenes de Catecismo, celebrados entre las cuatro clases primeras, que
habían de tener lugar a finales de junio; 2º Exámenes generales presididos por
D. Agustín y la junta de Patronato. A estos habían de preceder tres exámenes
bimensuales. 3º Seguir los programas ordinarios de dibujo y archivar los mejores
para la exposición de 1938”. Este escueto programa ya incluía lo fundamental
de esa enseñanza que también era, por supuesto, el catecismo sobre todo en
esos primeros años, aunque tendrá una larga duración. En cambio la introducción de cursillos de Dibujo y Trigonometría en 1941, no tuvieron éxito por la
actitud de los alumnos. Estas asignaturas más técnicas no consiguieron atraer
al alumnado, volviéndose a la enseñanza del comercio.
La fórmula empleada en los documentos del centro, para referirse al tema
de los estudios que impartían, entre los años 1953 y 1956, era la siguiente:
“la enseñanza que se da es la primaria y la Comercial libre. Obtienen los niños
muy buenos puestos en los Bancos de la ciudad y oficinas”. No obstante, desde
1959 a 1963 esta fórmula varía, afirmándose que “los estudios se ajustan,
en general, a los programas editados por el Instituto”, en clara referencia al
Instituto de Enseñanza Media y a la existencia de estudios de bachillerato. En
otro momento, en 1961, se indica que los “estudios se ajustan, en general, a
seguir nuestros textos Bruño, haciendo trimestralmente los exámenes”. A partir
del curso 1966-67, y al referirse a los horarios, nos percatamos de la organización escolar de ese momento: “por la mañana de nueve a una y por la tarde de
tres y media a seis y media para los Bachilleratos; y de nueve a doce y media por
la mañana y de tres a cinco y media por la tarde, para la enseñanza primaria. La
vacación semanal es el sábado y el miércoles se dedica a algunas actividades
y se sale una hora antes”29. Todo lo cual nos indica que entre 1959 y 1963 se
puso en marcha la enseñanza del bachillerato elemental y posteriormente el
superior, como podremos observar por la matriculación del alumnado, aunque
no tenían reconocidos dichos estudios, con lo cual los alumnos tenían que acudir al examen de Reválida de 4º de bachillerato en la modalidad de “bachillerato
por libre”, como se reconoce en el Histórico de ese año: “ya que no tenemos
reconocido el Bachillerato. Todo esto hace que los resultados finales bajen un
tanto”. En otro orden de cosas es de señalar que, en 1966, se estableció el
Bachillerato Nocturno acelerado a petición de un grupo de Antiguos Alumnos. Se
trataba de “30 jóvenes los que después de su trabajo acuden al colegio de 9 a
10 ½ de la noche. Han conseguido aprobar entre junio y septiembre, Ingreso,
Primero, Segundo y Tercer curso. Obtuvieron 15 matrículas”.
Así pues, el currículum se irá manteniendo a lo largo de esos años y prácticamente hasta 1975, ampliando siempre en algunas modalidades. De manera que
en 1969, se indica que a “las clases de otros años (4 de primaria y 4 de bachi-
29. Supplément à l’historique pour l’année 1966.
303
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
llerato) se añade una nueva: la comercial, para preparar a los finalistas para oposiciones a auxiliares de banco”, o también se dice que “para los alumnos hay
clases de euskara, música y dibujo”. Por cierto, ya en 1966, se indica que “con
el fin de colaborar en la campaña de vascuence que se desarrolla en toda la provincia, el colegio organizó tres clases de Vasco, que comprendían 120 alumnos.
Los padres de familia han recibido esta iniciativa con intensa alegría y sincera
gratitud”30. Esta posición, favorable a la enseñanza del euskera, y después en
euskera, se mantendrá hasta el cierre del Colegio en 1993, evidentemente en
otra situación, que nada tenía que ver con la década de los sesenta. Así pues en
los años que restan hasta 1977, se continuará recordando que “se imparte la
enseñanza primaria, bachillerato elemental y curso de comercial”, haciendo referencia siempre al éxito obtenido en los exámenes del Instituto, para los alumnos
de bachillerato.
No obstante, estos tipos de enseñanza se irán manteniendo aunque, debido
a la reforma propiciada por la Ley General de Educación, a partir del curso 197273 se implante la enseñanza personalizada en el 5º curso de General Básica,
al mismo tiempo que se dio entrada a los alumnos de 1º Básica, para tener
el curso completo de la General Básica en sus dos etapas. De igual forma se
tuvieron que reestructurar los estudios de bachillerato del Plan Ruiz-Giménez,
con la incorporación de éstos en la nueva EGB. Finalmente, en 1975, se indica
de manera escueta que se siguen las directrices del Ministerio de Educación y
Ciencia.
Evolución del alumnado
A pesar de las limitaciones del edificio de la calle San Juan, donde estaba
situado el colegio, justo en la parte trasera del edificio que ocupaba el mercado
central del pescado, el éxito del colegio estaba garantizado con la matrícula de
los alumnos. Desde 1937 hasta 1977, fecha en que los Hermanos abandonan
su docencia en el Colegio, la matrícula superó siempre los 250 alumnos, lo
cual suponía la existencia de clases muy numerosas, sobre todo en los grados
inferiores. Ya en 1937 se formaron seis clases, con un total de 270 alumnos y
todavía quedaron más de un centenar sin poderse matricular. Esos seis grupos
se mantuvieron en 1938, y a partir de 1939 se estabilizan cinco grupos hasta
1964. Lo cierto es que, como señala el Hermano Visitador, en 1962, “las clases
inferiores están demasiado cargadas de alumnos. Ninguna clase debería alcanzar el número sesenta”, tope que no se cumplía en las dos clases inferiores.
Tanto los Hermanos como el Visitador eran conscientes de que más de 200
30. Supplément à l’historique pour l’année 1966.
304
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
alumnos en el colegio era un exceso que impedía las mejores condiciones para
el aprendizaje. El número no varía, siendo imposible la admisión de los doscientos. Todos los años quedan bastantes sin poder lograr sus deseos de ser
admitidos.
Al comienzo de cada curso se procedía a contabilizar la matrícula registrada,
procurando adecuarla a la capacidad del edificio, pero también se constata que
cada año quedan alumnos en la calle. Como hemos señalado más arriba, la
admisión era una prerrogativa que se mantuvo en manos de los fundadores,
pero a partir de 1942, y a raíz del conflicto generado por la admisión de un
alumno por parte del Director, esta potestad pasó a la dirección del Colegio.
Los deseos de entrar en el colegio eran tales que, en alguna ocasión, acudían
hasta al Nuncio buscando alguna recomendación, como ocurrió en 1947. A
partir de 1965 comienza la matriculación de alumnos para cursar bachillerato,
registrándose en primero 59 alumnos, en segundo 30 alumnos y en ingreso 58
alumnos. También se indica que se dio preferencia en la matrícula a los alumnos
procedentes de las parroquias de Santa María y San Vicente, ambas situadas en
la Parte Vieja de Donostia. En 1968 se realizaron los exámenes de admisión en
el colegio y en el bachillerato, descendiendo el número de los solicitantes de la
entrada en el colegio. La explicación que se da a esta bajada es que la existencia del bachillerato libre, al cual acudieron algunas personas, haya podido influir.
Pero, a pesar de las limitaciones del edificio y “para superar el bache existente
entre primaria elemental y el sexto grado o clase comercial, al mismo tiempo que
para ‘recoger’ los fracasos en el bachillerato, comienza a funcionar una nueva
clase, en total 310 alumnos”31. Sorprende esta lógica, pero la situación parece
que duraría en los años siguientes, ya que en 1973, el Histórico indica que “el
centro cuenta con 276 alumnos, repartidos en 7 clases de EGB y una de 4º de
bachiller. El ingreso lo hacen el año civil que cumplen 6 años”, y al año siguiente
continúa aumentando la matrícula, aunque ya se constata que se ha puesto en
marcha la Ley General de Educación, desapareciendo en el curso 1973-74 el
Bachillerato por enseñanza libre; a partir de este curso sólo se imparte la E.G.B.,
en sus ocho grados. En la siguiente tabla puede observarse la evolución de la
matrícula por años y clases. Estas clases correspondían en general a la enseñanza primaria y comercial. En general la 5ª clase, que corresponde a un grupo
de alumnos menos numeroso, correspondía al curso superior. A partir de ahí los
cálculos sobre la distribución es más confusa, pues parecen mantenerse los criterios de clases, aunque no todos corresponden a la primaria, incluyéndose los
alumnos de comercio, y posteriormente de bachillerato elemental y finalmente
de EGB.
31. Supplément à l’historique pour l’année 1968.
305
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Tabla 55. Colegio Los Ángeles: número de alumnos por clases (1937-1963)
306
1ª Clase
2ª Clase
3ª Clase
4ª Clase
5ª Clase
TOTAL
1937
72
40
48
52
36
248
1938
72
55
48
40
36
251
1939
69
56
48
41
38
252
1940
70
56
49
40
38
253
1941
68
61
49
40
37
255
1942
70
62
48
40
37
257
1943
72
60
50
43
35
260
1944
60
40
50
76
33
259
1945
77
40
48
64
36
265
1946
78
41
49
64
35
267
1947
80
39
48
58
35
260
1948
78
40
49
58
38
263
1949
78
60
52
42
38
270
1950
76
60
52
42
40
270
1951
60
76
52
43
40
271
1952
76
60
52
42
40
270
1953
78
62
54
42
37
273
1954
76
62
54
44
40
276
1955
76
62
54
44
40
276
1956
70
62
54
44
34
264
1957
70
58
52
42
34
256
1959
71
60
52
40
41
264
1960
70
60
51
41
41
263
1961
71
59
54
39
39
262
1962
71
56
53
40
40
260
1963
70
56
52
35
38
251
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Prestigio profesional del Colegio
La fama del Colegio se sostenía a base del reconocimiento y demanda de
alumnos por parte de los bancos y comercios de la ciudad. Se puede decir que
era un semillero de alumnos destinados a engrosar las plantillas de este tipo
de servicios, que estaban en auge debido a la expansión adquirida a partir de
los años veinte del siglo XX. Como ha escrito un antiguo alumno del colegio:
“han salido varias generaciones de antiguos alumnos. Éstos, en sus puestos
de trabajo, van dando la talla de su formación. Las Cajas de Ahorros, Bancos,
Gestorías y Empresas solicitan al colegio alumnos que hayan terminado el ciclo
completo de los cursos impartidos por los Hermanos de La Salle”32. Este tipo
de demanda continuará, pues ya en 1938, con gran orgullo, se señala en el
Histórico de ese año que “en el curso pasado sobre 24 alumnos de que se componía la clase superior se colocaron 24 en los bancos”. Es decir la totalidad del
alumnado.
En años sucesivos se continuará en esta misma tónica y desde 1947 hasta
1963 no hay año que no se diga algo al respecto. En general el tono de los
comentarios es el siguiente: “Durante las vacaciones estivales se han colocado
varios alumnos en Bancos, en especial en los de Bilbao, Guipuzcoano, San
Sebastián y Vizcaya a petición de los directores”; “obtienen los niños muy buenos puestos en los Bancos de la ciudad y oficinas”; “en cuantas oposiciones hay
para bancos de la localidad, todas ellas son obtenidas por nuestros alumnos,
base de una preparación comercial de todo punto elogiable”; “todos los bancos
de la ciudad se hallan servidos por cantidad de Antiguos Alumnos del Colegio
de los Ángeles”, etc. En el mismo tono se expresan los informes de visita, que
señalan además el sacrificio de los padres para darles este tipo de formación,
pagando las cuotas correspondientes. Pero está claro que la colocación laboral
no se obtenía por mera voluntad de los contratadores, sino que los Directores
del Colegio, de vez en cuando, visitaban a los Directores de los bancos, con
la excusa de suscribirlos a la revista Lasaliana, posibilitando un mejor conocimiento del alumnado. Los chavales que accedían a estos puestos, en general,
solían completar la carrera meritocrática tan propia de la época en este tipo de
empresas. Es decir, empezaban trabajando de “botones” a la edad de 13 ó 14
años, continuaban estudiando por las tardes, y completando su formación hasta
que obtenían un mejor puesto de oficinista.
En la primera etapa de este colegio ya señalábamos el papel que jugaba el
tipo de enseñanza que recibían en cuanto a la movilidad social del alumnado. En
esta segunda etapa se puede confirmar que la situación permanece, pues si nos
fijamos en la profesión de los padres y en las ocupaciones que van a desempe-
32. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 355.
307
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
ñar los hijos, se puede observar que, en general, los alumnos lograban mejores
empleos que sus padres. No podemos hacer un seguimiento de cuanto estamos
diciendo con datos exactos, pues entre la documentación existente no se recoge
esta información de manera sistemática. En los datos de los años 1948 y 1950
se señala que los niños, una vez terminada su formación, estaban trabajando en
las siguientes profesiones: bancos, oficinas, casas de seguros, casas de viajes,
con su padre, delineante, joyería, y en dos casos están de mecánico o panadero.
También existen otros casos de niños que continúan estudiando en la escuela
de trabajo. En cuanto a la profesión de los padres, que es un dato que aparece
más frecuentemente entre las matrículas de los niños, entre 1942 y 1970, y
tras una cata en los años 1942, 1955 y 1969, la profesión que registra una
mayor frecuencia de empleo por parte del padre (en la mayoría de los casos la
profesión de la madre es “sus labores”), corresponde a la de carpintero, seguida
de la de pescador, conductor, camionero, mecánico, electricista, tendero, pulidor, dependiente, obrero, etc. es decir, la mayoría de los oficios que ejercen son
de tipo manual o relacionado con las características del barrio (como pescador o
dependiente). No obstante, se aprecia una paulatina presencia de oficios como
oficinista, empleado de banca, delineante y dibujante, cuyo peso es mayor en la
década de los setenta33. Es decir, parece observarse una transformación en la
tipología de los oficios con el trascurso del tiempo. A la luz de estos datos, se
puede confirmar que los alumnos que se formaban en el colegio lograban adquirir oficios de mayor “distinción” social, comparados con los de sus padres, con
lo cual el colegio era un medio que posibilitaba cierta movilidad social.
Actividades escolares y extraescolares
La vida escolar del centro estaba regida por una serie de actividades propias
relacionadas unas con la enseñanza y los procesos de aprendizaje, otras con
actividades extraescolares y, finalmente, existía otro conjunto de actividades
que nos muestran la intensa vida religiosa en la que participaban los niños. Con
respecto a la actividad propiamente escolar, o del seguimiento del programa,
tenemos pocas indicaciones y, en general, se trata de indicaciones facilitadas
por el Hermano Visitador en sus informes, en los que se insiste en la preparación del profesorado sobre determinada materia, o el favorecer determinadas
formas de aprendizaje, siguiendo siempre la tradición lasaliana. Con relación a
las actividades extraescolares, la documentación consultada recoge suficiente
información sobre excursiones, visitas, cine, teatro, danza, etc., además de las
actividades llevadas a cabo por la Asociación de Antiguos Alumnos. A la vida
religiosa le dedicaremos el siguiente epígrafe, debido a su amplitud.
33. Registros de matrícula de los años correspondientes. Archivo del Distrito de Bilbao.
308
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Una forma de conocer los progresos conseguidos en el aprendizaje escolar
en aquella época era a través de la realización de exámenes, o el seguimiento de
sus deberes escolares, con lo cual las referencias a los mismos eran constantes.
Como ya pusimos de manifiesto en la etapa anterior, los deberes de verano eran
una práctica muy arraigada, de manera que se fijaban las actividades que debían
realizar los alumnos día a día durante sus vacaciones. Así en 1937, se señala
que “una inspección general hecha a las clases comprobó los deberes escolares de las vacaciones, cuyo resultado fue satisfactorio para el Profesorado y de
noble emulación. A final de curso se les dan también deberes. El 30 de junio se
dieron vacaciones oficiales a los alumnos y los correspondientes deberes para las
mismas, distribuidos por semanas, para facilitar la labor de hacerlos, su mayor
utilidad y facilidad en la corrección. Debían presentarlos el domingo a Misa y llevar
los de la semana siguiente. Estos deberes sirvieron para el pase de clase, retrasándose algunos por no haberlos hecho en condiciones y por haberlos omitido en
gran parte. Esta sanción les ha sido muy útil posteriormente, habiendo servido a
algunos que los han repetido para pasar de clase y recuperar los puntos perdidos”.
Esta práctica todavía se recoge en 1955, y damos por supuesto que continuó
haciéndose posteriormente, aunque no se indique nada en la documentación.
Los exámenes habían adquirido cierta estabilidad y periodicidad y se referían
a dos ámbitos. Por una parte un denominado “certamen” catequístico y, por otra,
los exámenes públicos. Estos exámenes de catecismo parecen sobrepasar el
mero conocimiento de la doctrina cristiana y estaban orientados a un verdadero
combate entre compañeros para demostrar quién conocía mejor el catecismo.
Esto queda muy bien reflejado en el Histórico de 1944 en el que se indica que el
“día 14 de junio se celebró el Certamen Catequístico entre los grados 3º, 4º y 5º
con la asistencia del Párroco, varios coadjutores y de D. Agustín Brunet. La lucha
fue épica. Dieron el Catecismo completo quedándose como invencibles más de
sesenta. Se recomienza la lucha y se elimina la gente con todos los recursos
adecuados. La lucha adquiere un aspecto dramático entre los supervivientes. No
hace al caso un solo nombre, el del vencedor, ya que al fin, sólo los nervios que
saltaban determinaron las derrotas. El Sr. Párroco dio cien pesetas para repartir entre ocho alumnos más meritorios”. Estos exámenes de catecismo, como
también se denominaban, eran de carácter provincial y en más de una ocasión
el colegio se llevó el campeonato, como ocurrió en 1949. Por otra parte, los exámenes “públicos” que producen “admiración ante el repetido público formado
por el Párroco, D. Agustín Brunet y varios sacerdotes. Sobre todos los ejercicios,
destacó el de estilo, sobre asunto complejo, cual es la descripción del Museo de
San Telmo”. Además de estos exámenes, también tenían lugar los exámenes de
ingreso para la clasificación de los alumnos. Estos exámenes de admisión eran
una verdadera criba, pues significaban la posibilidad de entrar o no en el colegio
“quedándose muchos sin plaza a pesar de valerse de poderosas influencias”34.
34. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1944.
309
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
De mayor riesgo eran los exámenes que debían celebrar en el Instituto para
aquellas pruebas de reválida de cada uno de los bachilleratos, a partir del curso
1964-65.
Pero estas pruebas también tenían sus recompensas, pues ya en 1937 en
el citado certamen de catecismo, que “constituyó un gran éxito, por la admirable preparación de los alumnos y la gran competencia que mostraron el día que
se realizó. Hubo premios para todas las clases, distribuyéndose en metálico
90 pesetas y los diez diplomas”. También en 1938 se “repartieron diplomas y
entre los alumnos triunfantes en los exámenes finales y un grupo, formado por
la tercera parte del Colegio, fueron recompensados con un paseo en autobús a
varios pueblos de la provincia y costeados por el Fundador”. Estos premios no
corrían a cargo únicamente del propio colegio, sino que hasta la Caja de Ahorros
Municipal destinaba 500 pesetas para premiar a los alumnos más brillantes, con
la indicación de que “sólo a este Colegio de niños ha galardonado la Junta de la
citada institución” en 1944. También, y como un gesto de emulación, durante los
dos meses de vacaciones estaba abierta al público la exposición de los trabajos
escolares, que fue muy visitada. Entre las autoridades que la visitaron hay que
mencionar al Gobernador Civil Sr. Marqués de Rozalejo, el Director del Banco de
San Sebastián, el del Banco Guipuzcoano y el de Vizcaya. Es decir, que el colegio
conseguía a través de estas exposiciones una proyección pública importante.
Durante el verano, y a partir de 1948, se pusieron en marcha a modo de
ensayo unos denominados “cursillos de verano”. El éxito fue tal (unos 150 niños
acudían diariamente) y el resultado tan magnífico, que a partir de entonces se
continuaron celebrando los meses de julio y agosto. Esa cantidad de alumnos
suponía casi la mitad del alumnado total, lo cual supone casi una continuidad
escolar durante todo el año. Se trataba de clases de repaso que permitían a los
niños la posibilidad de cambiar de clase al comienzo del curso siguiente. Pero el
verano no se empleaba únicamente en actividades digamos escolares; a partir
de mediados del decenio de los sesenta comienzan a realizarse una serie de
salidas a campamentos de verano, de una duración de unos quince días, y en las
que participaban gran cantidad de niños (en 1966 llegaron a ser hasta 150). No
obstante, en 1968 se organizó un campamento en Opakua, junto con los alumnos
de Herrera y Zumarraga, en unas instalaciones pertenecientes a la Organización
Juvenil Española (O.J.E.), creada en 1960, quienes también enviaron a algún
representante propio. Esta circunstancia no parece que agradó mucho, pues en
el Histórico de 1968 se señala que, “dado el ambiente en que nos movemos
sería conveniente que nos desligáramos de la O.J.E., aunque en el primer año nos
supusiera pérdida económica. Además habría que disminuir el número de chicos y
aumentar el de los dirigentes, si es que pretendemos algo formativo. De otra parte
no parece que nuestra misión sea dirigir una colonia de vacaciones, cuando hay
otros aspectos de la formación de nuestros alumnos que nos urgen más”. A partir
de ese momento no se constata que continuasen este tipo de campamentos,
310
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
donde la exaltación patriótica española era un elemento clave. Lo que sí parece
observarse es que a esos campamentos acuden conjuntamente los alumnos del
San Luis de Herrera, de las Escuelas Legazpi y los de este colegio. En cambio, no
se dice nada de si asistían también los alumnos de La Salle de Donostia.
Estas actividades de verano se completaban durante el curso con excursiones, deporte, cine, teatro o danza. Así, durante toda esta etapa, y casi todos los
años, podemos constatar la existencia de algún tipo de excursión que, en general, era a la propia provincia y, ocasionalmente, fuera de ella (Urkiola, Jaizkibel,
Arrate, Barakaldo, Estibalitz, Lourdes, Roncesvalles, Orio, etc.). Habitualmente
estas excursiones se realizaban en el mes de junio. A partir de 1966 se formó
entre los alumnos mayores el Club Salleko de Montaña.
En cuanto a los deportes tenemos que señalar que se trata de un déficit que
arrastró durante todo el tiempo, pues, como hemos señalado, las características
del edificio no permitían disfrutar a los alumnos de unos campos deportivos ni
de otro tipo de instalaciones, siendo muy precarias las existentes en el sótano
del edificio. Todo lo cual no les impidió tomar parte, en 1945, con casi todos los
colegios de San Sebastian, en un concurso de juegos gimnásticos, “quedando
nuestros alumnos clasificados en 2º lugar, detrás de los Marianistas. A los
pocos días hubo una exhibición conjunta de unos 600 muchachos, acudiendo
100 de los nuestros”35. No obstante, en 1969 llegaron a sacar dos equipos de
futbol playero.
En otro orden de cosas, y siguiendo con este tipo de actividades, hay que
señalar que, en 1963, el Colegio participa por primera vez en la Tamborrada
Infantil del día de San Sebastián, desfilando “una compañía vestida de marino,
cuyos trajes han sido un donativo del Centro de Atracción y Turismo al Colegio”.
Asimismo, y continuando con la tradición propia del colegio y con las propias
recomendaciones del Fundador de La Salle, los días de carnaval, no era recomendable que los niños anduviesen disfrutando de la calle. Así, y como ya
observamos en la etapa anterior, y desde 1938, los días de Carnaval, se aprovechaban “para apartarles de las malas influencias de la calle, y se les distrajo
en el salón del Colegio con unas veladas lírico-recreativas, asistiendo antes al
ejercicio de las 40 horas en la Parroquia”; lo mismo ocurriría en 1941, aunque
ahora bajo la égida de las costumbres patrias, pues “los días de Carnaval se dio
clase en el centro, según costumbre del Movimiento Nacional. El lunes y el martes los alumnos desfilaron por la parroquia”. No obstante, en 1946 esos días
de carnaval se hicieron más rentables desde el punto de vista económico ya que
“se dieron veladas para arbitrar recursos para liquidar cuentas de las bodas de
Plata”.
35. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1945.
311
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
En cuanto a otras actividades más de tipo artístico, hay que destacar el
interés por distraer a los niños con el cine. Ya en 1938 se indica que todos los
domingos y “para evitar que los alumnos frecuenten los cines públicos, que por
lo regular no son sanos, se les recoge en el salón de actos y después de una
sesión de cine infantil, se quedan jugando a juegos de salón hasta las ocho”. En
1965 se intentó transformar estas sesiones en “cine forum”, sin éxito. También
se formó un grupo de danzas populares. Este grupo, llamado “Salleko”, en 1956
tuvo ocasión de bailar una ezpata dantza y un aurresku ante el Sr. Obispo y autoridades, con ocasión de una recepción. El Visitador, en 1958, al ser consciente
de que se ensayaban en el colegio “las danzas populares por el cuadro mixto”,
indicó al Hermano encargado que estos ensayos habían de ejecutarse fuera del
Colegio. Este grupo irá conociéndose paulatinamente, actuando en algunas localidades de la provincia. A finales de los años sesenta y comienzo de los años
setenta es cuando consiguen establecerse este tipo de actividades, como se
señala en 1970: “Como actividades postescolares hay que destacar los cursos
de euskara y el canto, la danza vasca, la creación de un grupo de teatro infantil. También se participa en campeonatos deportivos con dos equipos de fútbol
playeros”.
Al margen de estas actividades, las relaciones de los Hermanos con los
padres se procuró que fueran participativas, aunque no existe constancia de que
ello fuera así, dadas las características escolares de la época. Aun así, en 1938
el Hermano Director reunió en el salón de actos del Colegio a los padres de los
alumnos con el fin de ponerles al tanto de la labor que, tanto a los padres como
a los maestros, corresponde en la educación de “los hijos que nos confían; les
explicó los medios de que disponen para cerciorarse del adelanto o estacionamiento de sus hijos en la enseñanza y de la compenetración que debe existir
entre ambas partes para lo cual disponen del boletín semanal; los frutos los han
hecho visibles”. Asimismo en 1964 se propuso la creación de la Asociación de
Padres de Alumnos, en una reunión con una asistencia numerosa y ambiente
excelente a favor de la constitución. A ella asistieron D. Francisco Yarza, D.
Ignacio Barriola y D. Luis Olaizola. Por parte de los padres de familia de la ciudad D. Jesús Ferro, Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y D. Felipe
Alcorta, Secretario de la Asociación de Padres de Familia de La Salle. El 22 de
junio se reunió la Junta de Padres de Alumnos y se nombró la primera Junta, que
se irá reuniendo anualmente.
La Asociación de Antiguos Alumnos
Desde su creación en 1949 hasta 1973 la asociación de exalumnos va a
mantener una actividad constante. En 1949 se reconstituye la Asociación de
Antiguos Alumnos, que ya funcionaba en la etapa anterior, y que parece que tuvo
bastante ajetreo en ese año, a la vista del comentario del Hermano Visitador,
312
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
quien aconseja a la comunidad que “deben de procurar que las actividades de
los antiguos alumnos les absorban lo menos posible durante los actos propios
de la Comunidad”. Ya tempranamente, en 1954, funciona la revista “Boletín
de la Asociación de exalumnos” y mantienen una Obra Benéfico-Social, socorriendo a los exalumnos especialmente en tres momentos del año: San Juan
Bautista de La Salle, la Virgen de Agosto y Navidad. Sorprende la cantidad de
exalumnos asociados, pues ya en 1958 son 1.160, y al año siguiente 1.185.
Justamente en ese año, 1959, hubo una concentración de Antiguos alumnos
en Irun, donde se constituyó la Federación de Antiguos Alumnos del Distrito.
La revista “Salleko” será el órgano de la Asociación y del colegio, editándose
cada trimestre. También en 1960 el Hermano Julián y D. Luis Aranzabal salen
camino a Roma, para asistir al Congreso de Antiguos Alumnos. En el mes de
mayo acostumbraba esta asociación celebrar el día del exalumno. Aprovechando
esa fiesta, la Asociación promovía algún tipo de acto, como la conferencia de D.
Manuel Zubillaga, sobe la encíclica “Pacem in terris” y la operita “Los faranduleros”, celebrados en 1963.
Los comentarios anuales sobre la marcha de la asociación eran favorables.
No podemos olvidar que este tipo de asociación era apoyado por la propia congregación y, como señala el Hermano Visitador en 1961, a raíz de las fiestas
del cincuentenario, “prolonguen el efecto de las fiestas cincuentenarias encauzando y dirigiendo cada vez mejor los movimientos escolares y paraescolares
de Asociaciones piadosas y Exalumnos”. Durante la década de los sesenta, la
asociación tuvo un mayor nivel de actividades y de reuniones que, en algún año,
llegan a ser semanales, como en 1967, participando “en la periferia escolar por
medio del concurso de nacimientos, cuadro artístico, asistencia social, revista,
organización de algunos actos, reuniones…”. No obstante esta efervescencia irá
decreciendo y ya en 1973 la documentación del Histórico señala: “la Asociación
ha decaído casi totalmente y la actual Directiva no parece querer remediarlo.
Funciona un grupo de teatro mixto y la Revista Salleko se ha interrumpido temporalmente” y ese mismo año, en una cena de trabajo con el presidente nacional
de antiguos alumnos, Jesús Ferro, y el regional, Santos Arzac, ambos antiguos
alumnos, se piensa en revitalizar la asociación, pero a partir de entonces desaparecen las referencias a la misma.
Actividades religiosas
Si sorprende el cúmulo de actividades escolares y extraescolares que se
llevaban a cabo, mayor es la sorpresa cuando observamos la “vida religiosa”
tanto por sus implicaciones en la actividad propiamente escolar, como en el
mantenimiento de las asociaciones religiosas, en las que estaban involucrados muchos de los alumnos, independientemente de la edad que tuvieran. Ya
hemos señalado la importancia de los certámenes religiosos, pero si observa-
313
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
mos el siguiente calendario de festividades religiosas, recogido del año 1956,
nos podemos percatar de la multitud de este tipo de festividades, que, seguramente, estará incompleta:
• 20 de enero: San Sebastián
• 22 de enero: Día de San Vicente, patrón de la parroquia
• 2 de febrero: Fiesta de la Purificación
• 15 de febrero: Miércoles de ceniza
• 23 de febrero: Día del Beato Benildo
• 2 de marzo: Día del Papa
• 7 de marzo: Santo Tomás de Aquino
• 19 de marzo: San José
• 23 de marzo: Nuestra Señora de los Dolores-Fiesta del Santo Crucifijo
• 25 de marzo: Bendición de los Ramos
• 1 de abril: Pascua
• 27 de abril: Llega la reliquia de S. Ignacio
• 15 de mayo: Día del Niño
• 8 y 9 de septiembre: Fiesta de la Natividad Nuestra Señora del Coro y
Aranzazu
• 12 de octubre: Fiesta del Pilar
• 17 de octubre: Fiesta del Beato Hermano Salomón
• 28 de octubre: Fiesta de Cristo Rey
A todas ellas habrá que sumar las celebraciones del día del Fundador de la
congregación, las fiestas locales y otras de ámbito general. En definitiva, no hay
mes en el que no haya unas efemérides que celebrar, bien sea con fiesta escolar,
bien con celebración en el propio colegio. A ello también habrá que sumar el mes
de mayo con la celebración del “Mes de María”. Muchas de estas celebraciones
no eran patrimonio único de los colegios religiosos, pues muchas escuelas públicas también las llevaban a cabo. Así, la fiesta del fundador se celebraba de esta
manera en 1938: “el día de San Juan de La Salle, gran afluencia de niños a la
misa de comunión; asistieron también gran número de antiguos alumnos. A las
diez misa cantada en la parroquia con veneración de la reliquia del Santo al final.
Por la tarde se recrearon en el salón del colegio con la interpretación de algunas
comedias”. En 1941, la celebración salió del centro, pues después de la misa en
la parroquia, hubo deporte para todos: una parte en Atocha, cuyo campo les fue
graciosamente cedido, y otra parte en el Hípico de Amara.
314
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Edificio del Colegio de los Ángeles.
Pero todas estas prácticas debemos incluirlas en un contexto de religiosidad
propiciado en la escuela por los propios Hermanos, que venían aconsejados
por el Hermano Visitador cuando les decía, por ejemplo, en 1956, que había
que “cultivar el esmero y variedad en el cuaderno de religión y en mantener
siempre una amplitud renovadora para las buenas ideas entre las nuevas, ya en
Catequística, ya en pedagogía general. No cansarse en inducir a los alumnos a
una conveniente frecuencia de sacramentos”. Entre estas prácticas también es
llamativo el acto llevado a cabo el día de los muertos, ya que por “la tarde cada
Hermano va con su clase a hacer una visita al Cementerio, para ganar las indulgencias a favor de las almas del purgatorio”, como ocurrió en 1962.
No podemos dejar de reseñar lo sucedido en 1947, donde se narran dos
acontecimientos calificados de milagrosos y que afectaron a dos alumnos del
colegio, que mejoraron tras las plegarias al Beato Hermano Benildo: “A principios
de Febrero el niño Vicente Domínguez se puso gravísimo de meningitis. Estando
desahuciado, se hizo una novena al Venerable Hermano Benildo y el niño se curó
salvo que quedó sordo. ¿Milagro? ¿Influencia celestial benéfica? […]. El día 13 de
marzo ocurre un grave accidente en Amara. La cerca de las obras que efectúa la
315
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Caja de Ahorros Municipal, bajo la presión de un viento huracanado cayó sobre un
grupo de niños. Uno quedó muerto y cuatro heridos, entre ellos nuestro alumno
Vicente Simón que sufrió la fractura del cráneo. Es tal su gravedad que los médicos tras una breve observación le abandonaron. Allí no había nada que hacer. Así
estuvo abandonado más de un día. Se comenzó a rezar al Venerable Hermano
Benildo y se inició una verdadera resurrección. El Doctor Martín Santos le operó ya
esperanzado y el niño en breves días estaba fuera de peligro ¿Otro milagro? Dios
lo sabe. Y nosotros sabemos que el recurso al Venerable Hermano Benildo está
indicadísimo en casos desesperados”. Por cierto, el Beato Benildo fue canonizado
por Pablo VI, veinte años más tarde, en 1967.
Otro ámbito donde podemos constatar la religiosidad de los alumnos del colegio es en su participación en las asociaciones piadosas, o también denominadas
obras complementarias o de vida cristiana de la escuela, según la documentación. Así como en otros colegios de Gipuzkoa esta información no se recoge sistemáticamente, en éste, en cambio, se hace un seguimiento permanente de los
alumnos involucrados en tales asociaciones y el tipo de actividades que desarrollaban. Estas obras complementarias recibían distinto nombre según acogieran
a los más pequeños o a los mayores. En el caso de los pequeños se trataba de
inculcar prácticas religiosas, como el cumplimiento de los sacramentos, la realización de vigilias o celebraciones eucarísticas. En el caso de los mayores el compromiso podía suponer su militancia en los grupos de jóvenes de Acción Católica.
En algunos años, aparecen más niños que alumnos, lo cual podría indicar que
además de los alumnos se inscribían también niños del barrio.
Ya en 1937, el Histórico del año reconoce que “en el colegio están en plena
pujanza las obras establecidas para mantener la piedad y formación cristiana entre
los alumnos: Tarsicios, Estanislaos y Congregación de los Mayores. Las prácticas
mensuales y los actos de la Comunión y Misa tienen lugar en la forma que dictan
los Reglamentos”. En los años siguientes se señalan sus actividades: “todos los
terceros jueves se celebra regularmente la vigilia con el grupo de los Tarsicios que
lo constituyen 55 alumnos, de los más fervorosos. Yendo uno de ellos al Noviciado
Menor de Bugedo”, que se trata del Hermano Luis Arzac, que en el momento
de escribir este texto tiene 83 años y se encuentra en el Colegio La Salle de
Donostia, o “el grupo de los Estanislaos, al que pertenecen las tres cuartas partes del Colegio, celebran el último domingo de cada mes su comunión general”36.
Asimismo en 1940 se trasladaron en peregrinación a Zaragoza, acudiendo toda la
comunidad junto con ochenta y tres alumnos; “llevaba dos banderas nuevas para
su bendición en la Santa Capilla; una magnífica bandera nacional, que se hizo por
subscripción, costando alrededor de dos mil pesetas y la bandera de los Tarsicios,
donada por la Adoración Nocturna de San Sebastián”37.
36. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1938
37. Crónica de la casa de San Sebastián (Los Ángeles) correspondiente al año 1940.
316
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
A partir de 1945 se consiguió establecer la adoración nocturna, señalándose
la importancia de tal logro, pues “el 26 de junio quedará como fecha memorable
para el Colegio. Por diligencia del Hermano Nicolás, después de atar bastantes
cabos, se inauguró el turno San Juan B. de La Salle, de Adoración Nocturna,
27 en número el primer día, jóvenes de 16 a 20 años la casi totalidad”. En
años posteriores se seguiría con esta práctica para los mayores. Los pequeños
aprovechaban la fiesta del Beato Hermano Benildo para llevar a cabo algún
acto eucarístico. Los mayores, en cambio, aprovechando la visita del Hermano
Visitador formaban grupos de aspirantes de Acción Católica. En 1955, se señala
que están establecidas las Congregaciones siguientes: Luises y Estanislaos, los
Tarsicios y la Cofradía del Santísimo Niño Jesús. Todavía en 1968 se registran
actividades a cargo de los Tarsicios, como una función de Tarsicios, celebrada
en Alsasua y en la que participaron 75 representantes del colegio.
Vocaciones
Como hemos señalado en la tabla anterior, el goteo anual de vocaciones
garantizaba un reclutamiento permanente tanto para el clero diocesano como
para otras órdenes o congregaciones religiosas, incluida la de los Hermanos de
las Escuelas Cristianas. En un documento sin fecha, aunque podría corresponder a los primeros años de los setenta, se recogen las vocaciones salidas del
colegio, suponemos que desde 1911, distribuidos por destinos. El resultado es
el siguiente: 38 sacerdotes seculares, 29 Hermanos de La Salle, 10 Jesuitas, 6
Agustinos, 5 Franciscanos y Paúles; 3 Opus y Corazón de María, 2 Carmelitas y
1 Capuchino, San Juan de Dios, Sagrado Corazón y cartujo38. Es decir, un total
de 106 personas que abrazaron la vida religiosa, lo cual supone una media de
dos vocaciones anuales, en casi 60 años.
La captación de vocaciones podía hacerse de muchas maneras, aunque en
general se lograba a través de alguna sesión informativa a los alumnos, como
declara un exalumno del colegio: “todos los años solía visitar las aulas del colegio un Hermano encargado de ‘sembrar la buena semilla’ para que, por la gracia
de Dios, surgieran vocaciones religiosas para la Congregación de los Hermanos
de las Escuelas Cristianas”39. Estas vocaciones eran tan firmes, según reconoce
este mismo alumno, que a pesar de “la crisis de sacerdotes y religiosos que
después del Concilio Vaticano II se secularizaron, ninguno de los que salimos
del colegio dimos un paso atrás. Todos hemos seguido en nuestros puestos con-
38. Datos sobre el Colegio de Los Ángeles. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 515-Expediente 19.
39. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 354.
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
tra viento y marea. Esto honra al colegio y a nosotros también”40. Como puede
observarse en el anexo documental, es cierto que en el decenio de los sesenta
comienzan a decrecer las vocaciones pero, a diferencia del Colegio de La Salle
también de Donostia, este centro ha dado un importante número de vocaciones.
A pesar de esta situación, las recomendaciones por parte del Hermano
Visitador, para continuar en la brecha de las vocaciones todavía se mantenía
en 1967, insistiendo en las giras vocacionales o en la campaña vocacional que
en ese año dio “como resultado un aspirante a la vida de Hermano y otro para
sacerdote misionero. Además de esta campaña en el colegio, algunos días de
vacaciones se han destinado para sembrar la semilla de la vocación por la palabra en los pueblos de Álava, lo que ha dado como resultado que cinco chicos de
estos pueblos hayan ingresado en nuestro Aspirantado de San Asensio. Quiera
el señor que recojamos en un futuro no muy lejano, abundante fruto. Que así
sea”. Desde luego la batalla no se daba por perdida en ningún momento, pues
todavía en 1972 se realizó una semana vocacional lasaliana, aunque ya al año
siguiente se reconoce explícitamente que “aunque tiene un buen plantel de
vocaciones, este año no ha habido nadie que siga sus pasos”.
El Hermano Visitador insistía de forma constante en que se debía “trabajar
mucho en fomentar buenas vocaciones que las debe de haber en esta escuela
donde hay buenos alumnos y familias tan cristianas. Procure que los Hermanos
sean piadosos y trabajen para fomentar las vocaciones en general y en especial
para nuestro Instituto”41. No obstante, no parece que las vocaciones se dirigiesen a la propia Congregación, pues muchos niños preferían ir al Seminario, y así
el Hermano Visitador, muestra su preocupación en 1942, pues a pesar de que el
Hermano Reclutador cumplía su cometido, y hubiese excelentes alumnos, “para
nosotros no ha salido ninguna vocación en los últimos 5 años. Para seminaristas
varias vocaciones”. Se entiende pues que, cuando en 1944 surja una vocación
para La Salle, se haga constar este dato: “a fines de Agosto se fue al Noviciado
de Irún el alumno de quinto grado, Valentín Lasarte, que por sus buenas cualidades, fundamenta las más halagüeñas esperanzas. Se van también dos a los
Paules, uno a los Franciscanos y otro al Seminario”. En años sucesivos se va
señalando la orden o congregación a la que se dirigían los alumnos: Jesuitas,
Carmelitas, Franciscanos, al propio noviciado de La Salle en Irun o, como ocurre con mayor asiduidad, al seminario. También en 1949, Leonardo Urteaga,
Presbítero, y antiguo alumno va a la “Misión de los Ríos”. Por otra parte, suele
ser una norma indicar, en el Histórico de cada año, el nombre de aquellos exalumnos que celebran su primera misa, bien en la parroquia de San Vicente o en
la de Santa María, así como las conferencias del Hermano Samuel (reclutador)
un día del mes de marzo para hablarles a los niños de las vocaciones.
40. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006): Op. Cit., p. 355.
41. Rapport de Visite de 1940.
318
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Profesorado
Una vez ocupada Donostia por las fuerzas nacionales, y al igual que ocurrió
en otros centros, todos los Hermanos de la época anterior a la guerra fueron
trasladados a otros colegios, de manera que una nueva plantilla de Hermanos
se hizo cargo del colegio en 1937. La dirección estuvo a cargo del Hermano
Luciano, y se ocuparon de los distintos grados de enseñanza los Hermanos
Eduardo, Nicolás, Gregorio, Cándido y Pedro42, aunque al año siguiente alguno
de ellos fuese sustituido. En 1939, y a resultas de una reducción de personal decidida por el Reverendo Hermano Visitador para atender en lo posible a
las necesidades de todas sus casas, esta comunidad queda reducida a seis
Hermanos, con la supresión de una clase y la sustitución del Hermano cocinero
por un seglar. A lo largo de los años se irán cambiando algunos Hermanos,
siguiendo las recomendaciones del Hermano Visitador, sin que ello merme las
buenas relaciones que, a lo largo de toda esta etapa, es característica en esta
comunidad. En general los cambios que se producen afectan a Hermanos procedentes de otras comunidades de la provincia de Gipuzkoa.
La evolución de la comunidad, en cuanto al número de Hermanos, no sufre
muchas variaciones, pues en 1937 y 1938 la comunidad está compuesta por 8
Hermanos y a partir de 1939 hasta 1955 la forman 6 Hermanos. A partir de esta
última fecha son 5 los Hermanos que integran la comunidad hasta 1973, aunque en algún año haya constancia de algún Hermano más. En general se trata
de una comunidad donde casi todos los Hermanos tienen votos perpetuos, con
una pequeña proporción de Hermanos con votos trienales y, en casos esporádicos, Hermanos con votos anuales. Este dato es relevante en cuanto nos indica
que la mayoría de los Hermanos llevan más tiempo en la Congregación, con lo
cual tienen una edad más madura. Esta característica es puesta de manifiesto
también por el Hermano Visitador en sus informes anuales, donde se refiere
a los miembros de la comunidad como Hermanos “veteranos”, o “maduros”,
lo cual podría repercutir en el buen espíritu que gobernaba esa comunidad.
En general, la mayoría de los años se insiste en que “en esta Comunidad se
entienden muy bien los Hermanos, hay completa armonía”, o bien “Comunidad
de muy buen espíritu y de excelente tradición del mejor ambiente en clase”, o
también “Hermanos veteranos (casi todos) y de buen espíritu. Sin dificultades
para una buena y religiosa convivencia” o “el espíritu de la escuela sigue siendo
excelente. Comunidad madura y equilibrada. El Hermano joven tiene excelentes
aptitudes para congeniar y convivir con los mayores”, como se señala en el
informe de 1961.
42. Garmendia, J.M. en Elejalde, F. (2006) Op. Cit., p. 357.
319
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
La llegada de profesores seglares va a ser constante desde 1958, en
que se incorpora por primera vez este tipo de profesorado, aunque en 1961
se esperaba poderlo reemplazarlo por un Hermano. Con el paso del tiempo
la necesidad de profesores seglares se hizo más evidente de manera que
ya en 1968, el Histórico de ese año confirma la realidad “al disminuir un
Hermano la comunidad se ha impuesto el aumento del profesorado seglar.
En el momento hay 5 profesores seglares”. Al año siguiente llegará de Chile
el Hermano Ignacio Ayestarán, “como refuerzo, es antiguo alumno”. Ya en los
años setenta es mayoritaria la presencia del profesorado seglar que, a partir
de 1973, incluirá a profesoras seglares, que se hacían cargo de los alumnos
más pequeños.
La dirección del colegio y de la comunidad sufrirá diversos cambios sobre
todo en los primeros años, con la presencia de los Hermanos José Pelayo, Luis,
Anselmo, Aproniano, aunque el Hermano Octavio de Jesús permaneció en el
cargo desde 1943 hasta 1949, cumpliendo sus bodas de oro de vida religiosa
en 1947, recibiendo un gran homenaje. Posteriormente a esta fecha se sucederán otros directores, entre ellos Justo María, Nicolás, Leoberto Fernando,
Valentín Lasarte o Sabino Ezeiza, que ocupaba dicho cargo en 1975. Entre los
Hermanos que permanecieron más de cinco años en la Comunidad, entre 1940
y 1960, podemos señalar los siguientes: Asterio Nicolás, que estuvo 17 años,
desde 1940 hasta 1956; Leopoldo Ignacio, 16 años (1944-1960); Juan Andrés,
11 años (1940-1943 y 1953-59); Julián María, 9 años (1952-1960); Arturo
Anselmo, 8 años (1942-1950) y Octavio de Jesús, 6 años (1943-1948). En ese
periodo de 20 años pasaron por el centro un total de 30 Hermanos.
Finalmente, en cuanto a la formación permanente de los Hermanos, podemos señalar cómo en 1950, los Hermanos jóvenes se iban a los cursillos de
formación en Irun y al colegio de La Salle durante las vacaciones. También en
1964 el Hermano Victorio se traslada a Francia para perfeccionar el francés; o
el Hermano Tomás siguió “los cursillos de Instructor Elemental del Frente de
Juventudes en Pamplona y luego a un segundo cursillo de Derecho Canónico
en Zaragoza”. En 1968, el Hermano Jesús Mª Otazu y el Hermano Bonifacio
Martínez comienzan el peritaje o ingeniería industrial en Alcoy. Para concluir,
ya en la década de los setenta, “con las vacaciones viene la dispersión de la
Comunidad. Los diversos cursillos de formación nos reparten por toda la geografía: Ávila, Bilbao, Madrid y los Hermanos Veteranos a San Asensio”43. Es decir,
una nueva realidad se ha inscrito en la formación de los Hermanos, cada vez
más preocupados por su propia formación.
43. Suplemento al Histórico de 1972.
320
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
6.2.2. Donostia: San Luis
La tardía instalación definitiva de los Hermanos en el Colegio San Luis de
Herrera, en 1928, a pesar de que el centro estaba abierto desde 1913, se debió
a la marcha del Internado de San Bernardo en aquella fecha pues, hasta entonces, el Colegio dependía de aquella Comunidad. El hecho de que la Comunidad
se estableciera cerca del propio colegio le dio una vitalidad y reconocimiento creciente, como tuvimos oportunidad de ver en la etapa anterior. En esta segunda
etapa también continuará en la misma tónica de reconocimiento tanto popular,
en cuanto al éxito de matriculación de niños, como también de la propia corporación municipal. Por otra parte, la adecuación a las nuevas exigencias de
un bachillerato de masas también tendrá cabida en este establecimiento. Así
pues, tan pronto se pongan en marcha los cambios producidos en la enseñanza
secundaria, el colegio optará por su implementación en el centro, como una
continuidad de los estudios primarios. De la misma manera ocurrirá a lo largo
de los años siguientes, en los que se irán ofreciendo otros tipos de estudio para
adecuarse a las nuevas necesidades y demandas.
Otro rasgo de este centro educativo va a ser las constantes obras de mantenimiento y reformas, así como la búsqueda de una nueva ubicación para el
centro, que se logrará en 1977. Coincidiendo con estas fechas, también se
producirá un cambio en la dependencia jurídica del colegio, pues la titularidad y
propiedad del mismo pasaron a la Asociación de Padres.
Un centro educativo inmerso en la realidad del barrio
Como pudimos ver en la etapa anterior, los días posteriores al inicio de
la Guerra Civil fueron especialmente confusos en este Colegio debido a algún
malentendido que finalmente se solucionó. La coincidencia de las fechas veraniegas con el inicio de la contienda y la pronta ocupación de la provincia tuvieron
como consecuencia que apenas se pudieran apreciar cambios en la actividad
escolar. Así, el curso 1937-38 se inició con casi completa normalidad. La única
salvedad que se produjo fue que los alumnos asistían en masa al colegio y que
los Hermanos recuperaron el hábito religioso, para sorpresa de los alumnos
más jóvenes que “se extrañaron un poquito de ver a los nuevos maestros con
el hábito religioso, pero los de más edad y, sobre todo, los antiguos alumnos,
quedaron muy bien impresionados por el cambio y recibieron los Hermanos
muchos parabienes”44. Por lo demás, en la documentación analizada no se
recoge ningún comentario sobre la situación por la que atravesaba la provincia y
la situación de guerra que se vivía.
44. Crónica del Colegio San Luis de Alza-Herrera, correspondiente al año 1937.
321
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Pero esta normalidad aparente se va viendo truncada por los pequeños
comentarios que se van infiltrando en las crónicas de esos años, bien sea
refiriéndose a que, repentinamente, el Hermano Casimiro “deponía las armas
de una manera definitiva derribado por una traidora enfermedad”, o a que el
mismo fue sustituido por un Hermano “glorioso mutilado de guerra”, o a que a
mediados de marzo visitó la Comunidad el Hermano Visitador, Carlos Borromeo,
“animando y alentando a profesores y alumnos para continuar las labores de
cristianización y de patriotismo todavía con más ahínco, si cabe”45, o a que el
curso finalizó “sin premios a causa de las circunstancias, pero con una merienda
costeada por la Asociación”, como ocurrió en 1938, o a que un Hermano se vio
obligado a realizar el servicio militar en 1939, o a las constantes bajas de los
Hermanos que eran movilizados y que obligaba al resto de los Hermanos en la
Comunidad a hacer un esfuerzo suplementario.
Los documentos históricos de esos años son más bien escuetos y sin
mucha información relevante, así parece que el redactor de los mismos se
aplicó el poema de Pemán, que copió en el Histórico de 1942: “No hay virtud
más eminente/que el hacer sencillamente/lo que tenemos que hacer” alabando
así la sencillez de su escritura y dejando huérfanos de información a los pobres
historiadores. Lo que sí quedó para la posteridad, con cierta relevancia, fue el
gran acontecimiento mariano celebrado en Zaragoza en 1940, consistente en
una magna peregrinación de los alumnos y profesores de toda España, a pesar
de los sacrificios para las familias que tuvieron que pagar a los 18 alumnos que
se trasladaron desde el colegio a la capital aragonesa, junto con dos Hermanos
que les acompañaron. Así nos narra el cronista esta peregrinación: “¡Qué espectáculo más conmovedor presenció toda Zaragoza a tantos miles de jóvenes con
sus profesores al frente rindiendo homenaje de pleitesía a la Virgen Santísima
del Pilar en su glorioso centenario! ¡Qué hermoso espectáculo tantos miles de
alumnos con sus profesores implorando por sus familias, por la Iglesia y por
España entera!”46. Este fervor mariano volverá a ser recogido en las crónicas
de 1950, cuando “Nuestro Santísimo Padre, el Papa Pío XII, gloriosamente reinante, ha engastado una nueva perla en la hermosa corona de Nuestra Madre
del Cielo, al proclamar y definir como dogma de fe la Asunción de María. ¡Que
el nuevo dogma sea para toda la cristiandad un vehículo de paz y un medio de
acrecentamiento de la devoción mariana!”47.
45. Crónica del Colegio San Luis de Alza-Herrera, correspondiente al año 1938.
46. Crónica del Colegio San Luis de Alza-Herrera, correspondiente al año 1940.
47. Libro de Actas del Colegio San Luis, Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Expediente
25. Como ya comentamos en la etapa anterior, este documento es una auténtica joya literaria que
narra algunos acontecimientos con una gracia digna de una obra de arte. ¡Lástima que sólo llegue
hasta 1960! Felicidades al ilustre cronista. Como contraste, la mayoría de la documentación de esta
época, sobre todo los Históricos, es muy anodina.
322
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
En el curso 1944-45, y como muestra de la continuidad del centro con
su etapa precedente, se realizó un homenaje a la memoria de Doña Teresa
Barcaiztegui, viuda de Zappino, con la asistencia del Excmo. Sr. Gobernador Civil
interino y Presidente de la Diputación, D. Agustín Brunet, el Alcalde de la capital,
Sr. Lataillade, y otras personalidades y amigos de la familia, así como numeroso
público. Después de la Misa se cantó un responso en sufragio del alma de la
finada, verificándose a continuación el descubrimiento de la lápida dedicada a su
memoria, acto en el que pronunció el Alcalde de la capital, Sr. Lataillade, elocuentes y sentidas palabras enalteciendo las virtudes de Dña. Teresa Barcaiztegui,
benemérita de la Iglesia, propulsora de la Enseñanza Católica y Madre de los
pobres48. Como recordamos en su momento, el 17 de octubre de 1907, D. Luis
de Zappino moría víctima de un accidente de circulación y en su memoria, su
esposa, levantó en el lugar del siniestro la Capilla de San Luis con las habitaciones para el capellán y, desde entonces, un coadjutor de Alza fijó su residencia en
Herrera. A partir de aquel momento ya se pensó en establecer un colegio a cargo
de los Hermanos, que no llegaría hasta 1913.
Otro de los acontecimientos más relevantes, entre la marcha normal del
colegio, a la cual nos referiremos más adelante, fue la celebración en 1951
de los actos del tricentenario lasaliano en Donostia y en cuyas fiestas provinciales, organizadas por el Colegio de Los Ángeles en la denominada “Semana
lasaliana”, y a las cuales nos hemos referido en el capítulo correspondiente, el
centro participó con dinamismo. A la citada conmemoración asistieron los alumnos del San Luis, que se trasladaron en tres unidades de tranvías puestas a disposición del Colegio. No obstante, parece que la fiesta les supo a poco, debido
a su menguada participación, porque a continuación ellos mismos organizaron
otras entusiastas fiestas en Herrera de manera espontánea, con un extenso y
variado programa cívico-religioso. Así, se invitó al primer director del colegio, el
Reverendo Hermano Juan, siendo lo más saliente de los actos su llegada y la
Misa Mayor, “la más esplendorosa de las habidas en Herrera hasta la fecha, con
exalumnos de la Cátedra del Espíritu Santo y del Santo Altar y una comida en
un restaurante al pie del Monte Ulía”. A los postres tomó parte la primera figura
de los “bersolaris vascos”, el gran Basarri, haciendo las delicias de todos y en
especial de los “basarritarras” que se hicieron lenguas para elogiar las agudezas chispeantes de su actuación. Para los “peques” hubo partidos de pelota y
sesión de cine sonoro, además de una opípara merienda.
No obstante, la opción de ampliar los estudios a partir de 1958, incluyendo
el bachillerato elemental y superior, de acuerdo con la legislación vigente, supondría una nueva apertura y el afianzamiento del centro, que a la larga supuso un
aumento de la matrícula. De igual forma, los cambios de la Ley General de
48. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25.
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Educación de 1970, también supusieron un nuevo reto. Lo mismo ocurriría con
los cambios producidos con las transferencias educativas al Gobierno Vasco
y los acuerdos que se establecieron sobre los modelos lingüísticos, o con la
ampliación de la escolaridad con la LOGSE. Todo ello es muestra de un dinamismo y capacidad de adaptación a las demandas escolares de la población
de Altza. Así, en 1993, en la Asamblea Ordinaria de la Asociación de Padres
se aprueba, además de las subidas de las cuotas, el proyecto de una línea en
Educación Infantil y Educación Primaria y dos líneas en Educación Secundaria.
Esta adaptación no se haría sin ninguna resistencia, ya que en el año 1984
se produce un hecho inédito hasta ahora, con motivo del intento de implantación de la LODE: “al igual que el curso pasado se ha intentado informar a los
padres de lo que la LODE pretende. La respuesta por parte de los padres ha
sido variada; los que militan en el partido del gobierno claro está que no quieren
saber nada en contra de la nueva ley de educación. A la manifestación de Madrid
asistieron el Presidente y Sra., el Administrador y Sra. y el Director del Centro.
Se recogieron 22.300 pesetas de los padres en apoyo a la campaña anti-LODE.
Tanto el viaje como la manifestación constituyó un éxito”. El objetivo de esta
protesta era poner de manifiesto las lesiones que se producían a los intereses
de las escuelas privadas y las consecuencias de las nuevas regulaciones para la
subvención de centros. Con todo, no se trataba de ningún cambio en cuanto a la
estructura del sistema educativo y sus niveles de enseñanza.
Este régimen de cuestiones tenía otro marco de solución como era el
Gobierno Vasco, de manera que la firma de los convenios entre el mismo y la
FERE estabilizaba las relaciones y las subvenciones correspondientes. Así, en
1991, se recuerda que “se ha firmado un acuerdo entre Gobierno Vasco y FERE
por el que el tope de alumnos por Preescolar es de 25 y nosotros hemos tenido
36 solicitudes. Por otra parte, el Gobierno nos ha denegado la subvención a
una clase de 1º argumentando que no teníamos el mínimo de alumnos que se
requería. Para ver qué hacer se celebra una Junta con el presidente de la FERE
de Gipuzkoa. En octubre se concede el aula denegada el curso anterior”. En este
sentido, en la documentación se hace poca referencia a este tipo de cuestiones
por entender que se aplica el marco vigente y que no existen novedades sobre el
mismo.
Antes de referirnos a la década de los noventa, donde el centro va adquiriendo
un mayor compromiso con los problemas del barrio, nos vamos a referir a un par
de efemérides que tienen que ver con la celebración del cincuentenario en 1963
y también la de los 75 años de su inauguración, en 1988. Se trata de dos fiestas
que tuvieron diferente alcance, pues si bien las bodas de oro lograron plasmar un
interesante programa de actividades, en cambio, la siguiente celebración no fue
recogida en la documentación más que de una manera muy marginal. Más bien,
parece que esta celebración pasó sin pena ni gloria. Así nos narra la celebración
324
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
el suplemento al Histórico de 1989: “en Abril tienen lugar los actos centrales del
aniversario del colegio. Se reparte a las familias un folleto escrito por el Hermano
Javier Lorenzo, en el que se cuenta brevemente la historia del mismo. Del 17 de
Abril al 1 de mayo tiene lugar un torneo deportivo con la participación de colegios
de la ciudad invitados. El 23 es el día en que se celebra de una forma especial el
aniversario: eucaristía a la que asisten antiguos Hermanos profesores del colegio,
antiguos alumnos, padres de alumnos, alumnos y profesorado actual. A continuación tiene lugar una comida de hermandad en un restaurante”. Comparada esta
escueta narración con lo escrito en 1963, uno se queda extrañado de que el centro haya cumplido 25 años más y que la alegría sea menor. Así comienza, el suplemento de 1963: “año importante éste de 1963 en el historial del Colegio de San
Luis de Herrera: ¡50 años de vida! ¡Bodas de Oro!”, y continúan cuatro páginas de
apretada escritura para narrar lo acontecido.
Para la celebración de esta efeméride, en 1962, se creó una Comisión organizadora, formada por las directivas de los Padres de Alumnos y Antiguos Alumnos.
En lo económico esta comisión logró una importante donación de los hijos de los
Fundadores del Colegio, además de regalarles una hermosa bandera. La celebración se llevó a cabo en el mes de mayo y la prensa local y Radio Popular, dirigida
por el exalumno lasaliano Félix Monedero, trataron el tema ampliamente. Además
de las celebraciones religiosas, deportivas y los concursos propios de este tipo
de fiesta, lo más importante fue la imposición de la “corbata de la ciudad” en la
recién estrenada bandera del colegio, de manos del Sr. Alcalde de Donostia, D.
Nicolás Lasarte, quien elogió las aportaciones del Colegio a Herrera. También el
Ayuntamiento les concedió la “medalla al mérito en la enseñanza” que les fue
entregada en el colegio el domingo 15 de diciembre. En agradecimiento a la labor
de la viuda de Zappino se colocó en la fachada del centro una lápida de homenaje.
Después de estas celebraciones y justo el día en que se conmemoraba el inicio de
las clases en 1913, se produjeron unas inundaciones que anegaron las aulas de
Bachillerato y afectaron a Pasaia y Herrera.
La buena marcha del colegio durante este periodo parece que se va conformando por la existencia de una comunidad que cada vez parece estar más
cohesionada, a pesar de los cambios permanentes que se producían, pues en
1983 se crea “el café de los viernes” en el que se reúne el equipo educativo
para charlar, además de comenzar a festejar los cumpleaños de sus miembros
con la organización de pequeños lunchs, etc. Es posible que este tipo de relaciones favoreciese una nueva actitud para con los problemas del barrio y la cada
vez más constante preocupación por unas cuestiones claves: el problema de la
droga, la ayuda a los más necesitados y la preocupación por la paz. Así, si en
1984 ya se habla de la celebración de una Semana de la Paz, consistente en
una oración diaria y Eucaristía semanal, a partir de 1991 la referencia a estos
temas es constante. Así, se nota una especial sensibilización por el tema de
la droga, llegando uno de los Hermanos a reunirse con diferentes asociaciones
325
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
antidroga del barrio para estudiar cómo se podía prevenir la drogodependencia.
Al año siguiente se puso en marcha, de común acuerdo con AGIPAD (Asociación
Guipuzcoana de Investigación y Prevención del Abuso de Drogas), una campaña
con este objetivo.
En 1991, también se recuperó la Semana por la Paz, ya citada en 1984,
con motivo de la Guerra del Golfo. En años sucesivos se llevará este tipo de
actividad que, de alguna manera, suponía educar en valores a los alumnos. La
continuación de estas semanas será permanente a lo largo de los años, aunque
algunas veces se denomina de “Justicia y Paz”. En 1996, la celebración consistió en reunir a las 12 del mediodía al alumnado en el patio; a cada alumno
se le imponía una pegatina alusiva a la paz y cada clase elaboraba una frase
que era leída en público. Otra actividad de alcance exterior fue la denominada
“Operación Kilo”, que también se realizará año tras año, y que consistía en la
recogida de alimentos para los más necesitados por parte de los alumnos para,
posteriormente, entregarlos en las dos parroquias del barrio. En 1996 se llegaron a recoger 250 kilos de alimento.
Para terminar este apartado dos notas marginales. Una que tiene que ver
con las relaciones que en cierto momento mantuvieron los Hermanos con la
Parroquia, y la otra de carácter político. Por lo que respecta a la primera, y
en contraste con las buenas relaciones que mantenían los Hermanos con las
autoridades religiosas en general, entre 1950 y 1962 parece que éstas no
estuvieron en su mejor momento pues en la primera fecha hubo problemas con
el coadjutor de la parroquia, D. Tomás Zufiría, quien solicitaba que los alumnos
asistieran “como antes los primeros viernes. ¡Ante el desorden no pudo! Sin
embargo, no viene a celebrar Misa semanal en nuestra capilla como lo hacía
antes”. No obstante, en 1962 cambia el tono y se manifiesta que las relaciones
con el clero parroquial han pasado últimamente “de correctas a cordiales, de
franco entendimiento y colaboración mutua: confesiones semanales traducidas
en más comuniones, misa dominical sólo para chicos, misa fija los jueves para
colegiales; éstos añaden a sus anteriores funciones de cantores las de monaguillos”49. Estas relaciones, a partir de entonces, continuarán siendo cordiales.
Con respecto a la segunda, en 1978 se saludó el año civil con la esperanza
y democracia, aunque en el 2000 y con respecto a la celebración del día 6 de
diciembre, de la Constitución española, se dice que es una “fiesta impuesta por
las autoridades”. Es decir, mientras en 1978 se saluda gratamente la llegada de
la democracia, a partir de la Constitución, transcurrido un tiempo, se refieren a
ella como una fiesta impuesta, sin ningún comentario más.
49. Ibídem.
326
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
El hecho de que el colegio, en determinado momento, pase a ser propiedad
de la Asociación de Padres va a suponer que, a lo largo de los años, esta asociación adquiera una relevancia importante. Así, si en la década de los sesenta
las reuniones de los padres de familia son más bien esporádicas, ya a finales
de esa misma época las reuniones de la junta van a ser mensuales, propiciando
no sólo la buena marcha del colegio, sino también promoviendo actividades con
los alumnos, como excursiones, ciclos de conferencias para la formación de los
propios padres o clases de euskera.
Los problemas del edificio y la economía
En la etapa anterior, y debido a las necesidades de espacio, los Hermanos
consiguieron trasladar la Comunidad a Villa Concheshi, después de solicitar
insistentemente al cura párroco que les cediera dicha villa, pues él ya ocupaba un chalet. Aunque se hicieron obras de acomodación, lo cierto es que
los Hermanos suspiraban porque se construyera una galería. Dicho anhelo no
llegaría hasta 1940, fecha en la que, por fin, se cumplía “el sueño dorado de los
Hermanos de la Comunidad, dar a la casa un poco de amplitud y de expansión,
sin limitarse exclusivamente a una habitación más para comedor o cocina, […]
la tan deseada galería que ocupaba toda la fachada sur de la casa, aparecía
con sus elegantes ventanales alegre y coquetona, rematada con una amplia azotea”50. Estos cambios para la comunidad tenían que repercutir en unas mejores
condiciones de trabajo, como se pone de manifiesto.
Durante el decenio de los cuarenta, la marcha del colegio no podía ser mejor,
tanto por el éxito de la matrícula, que iba aumentando, como por las diferentes
actividades que se realizaban. De manera que en más de un documento se termina la narración del año con exclamaciones del estilo “que el año 1949 que
vamos a comenzar no sea menos próspero que el pasado”. No obstante, a partir
de 1951, comienzan a ser constantes las referencias a las condiciones materiales del colegio. Así en ese año, se cambió una escalera “que pedía a gritos una
nueva pues era tan pendiente y tan vieja que sus peldaños se habían quejado
en más de una ocasión del peso que soportaba de parte de algún ‘espátula’
(sic), que las recorría con cierta frecuencia”51. Lo interesante de esta reforma es
que fue realizada por un exalumno, discípulo del Director de entonces, y que se
ofreció a sustituir dicha escalera por una “hermosa escalera de cemento” en un
rasgo de generosidad y gratitud. También en ese mismo año se llevaron a cabo
algunas reformas en las clases, aprovechando el tiempo de las vacaciones; por
ejemplo, las clases de los pequeños no cumplían las mejores condiciones, ya
50. Ibídem.
51. Ibídem.
327
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
que tenían columnas molestas y deficiencia de luz. Estas reformas se llevaron a
cabo gracias en parte a la ayuda recibida de algún antiguo alumno del desaparecido colegio San Bernardo. Al año siguiente continuarán este tipo de obras en las
clases por motivos de la deficiente ventilación o por la oscuridad de las aulas,
“amén de otros estorbos”. En 1953 las obras se centraron en mejoras de la
casa y en la Capilla. En el mismo sentido se expresaba el Hermano Visitador en
repetidas ocasiones en sus informes anuales donde dejaba constancia, sobre
todo a partir de 1958, de que el edificio está para demolerlo.
Esta situación de continuas reformas no cesará en el decenio de los sesenta,
donde ya en 1961 se construye un aula prefabricada, o en el año 1963, cuando
se llevan a cabo diferentes reformas y compras de diverso material, tanto escolar
como de ocio, para los domingos (futbolines). Pero las dificultades mayores comenzarán a surgir a partir de 1966 con la construcción de la autopista que “obliga a
cambiar de horizontes”. Es decir, las expectativas de que el edificio continuase en
pie parecían bastante escasas. A partir de ese momento las gestiones se dirigirán
al Ayuntamiento ante las dificultades económicas que se preveían por el traslado
del Colegio a un nuevo terreno. La compensación económica del Ayuntamiento
no se ajustaba a las necesidades reales de una obra de tal envergadura. Esas
gestiones se van a prolongar en los años siguientes, pues el objetivo principal era
que la expropiación de terrenos para la construcción de la autopista no significase
la imposibilidad de continuar en las condiciones adecuadas. Mientras tanto, en
julio de 1968 hubo unas inundaciones que dejaron el colegio muy sucio, lo cual
se añadía a las insuficiencias de los locales, aunque finalmente se procedió a
una limpieza general. En marzo de ese mismo año, tuvieron una “visita extraña”,
a consecuencia de la cual se llevaron 3.000 pesetas y estropearon la mesa del
despacho. Todo ello para colmar un poco más los infortunios.
La demolición del colegio por la construcción de la variante de la autopista
Bilbao-Behobia, en 1972, vino precedida de las últimas negociaciones con el
Ayuntamiento en el año anterior y con el Patronato de las Escuelas San Luis,
presididas por D. Federico Zappino. El Ayuntamiento de Donostia barajaba varios
emplazamientos como solución provisional, entre ellos Intxaurrondo. Pero lo que
se veía inminente era que la variante se iba a abrir a la circulación en agosto de
1972 y, por lo tanto, urgía el traslado del colegio. En esa fecha los problemas se
resumían de esta manera: expropiación del actual terreno; solar para aplicar el
volumen de edificabilidad; licencia de obra para el nuevo colegio (todavía no concedida); solución provisional y planteamiento económico (en este último punto,
la comunidad lamenta el desamparo del distrito). Finalmente se decidió que el
traslado provisional sería a la villa denominada Echaide-Borda, propiedad del
Ayuntamiento. Así, a finales del mes de agosto de 1972, la comunidad se alojó
en el Colegio de La Salle de Donostia, mientras se procedió al derribo de la casa
y de la iglesia aneja a ella. El día 20 de septiembre la Comunidad se trasladó a
la citada villa donde el colegio disponía de 9 aulas, 3 clases y vivienda para los
328
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Hermanos. Todo ello en mejores condiciones, pues “en realidad hemos salido
ganando con el traslado en cuanto a local y condiciones externas de ambiente,
ya que es zona mucho más resguardada y tranquila que el anterior edificio. El día
25 de septiembre comenzábamos la clase con la Básica y el día dos de octubre
lo hacía todo el colegio”52.
En esa situación permanecería el Colegio, sin ninguna modificación en las
instalaciones escolares, hasta que en 1977 se traslada a su lugar definitivo
en Mendiolabe (Bidebieta-La Paz), abandonando Echaide-Borda, después de
cinco años de permanencia en ese establecimiento, a pesar de ser el edificio
de la Asociación de Padres y no contar en un principio con vivienda para los
Hermanos, ya que éstos van a tener que vivir en el mismo colegio, ocupando
unos espacios como viviendas. Así pues, el curso 1977-78 se inicia en su nueva
ubicación y con unas instalaciones que se han duplicado en cuanto al número
de aulas. El Colegio se encontraba repartido en cuatro pabellones de dos pisos
y una amplia parte baja en la que se instalaron los servicios, siguiendo criterios
de funcionalidad. A lo largo de ese año y el siguiente se comenzaron a adquirir
enseres para completar el mobiliario y, sobre todo, se adquirió un coche, pues
como señala el Histórico “vivimos en el corazón de un monte, separados del
barrio por una abrupta cuesta”.
Además de estos cambios fundamentales en cuanto al edificio y la economía, también hay que resaltar que se produjo un importante aumento del
alumnado de más de trescientos, llegando hasta los 697 alumnos. Pero este
aumento cuantitativo tendrá otra significación en cuanto que, a partir del curso
1977-78, se decidió, tras una consulta a los Padres de Familia, que el Colegio
se transformase en un centro mixto, donde se podía seguir una línea pedagógica
de coeducación. La capacidad del centro era entonces de 16 unidades de E.G.B.
Asimismo aumentó el profesorado, incorporándose profesores procedentes de
Los Ángeles, del cual ya se habían ido retirando para esa fecha, además de dos
religiosas Carmelitas de la Caridad y una religiosa Hija de la Caridad, y de tres
profesoras nuevas contratadas.
Mientras dura este proceso de traslado al edificio definitivo, también fueron
cambiando algunas de las características del centro en cuanto a su situación
jurídica y a las dependencias económicas que se van a ir produciendo. Así, y en
aplicación de la nueva legislación educativa, desaparecen los centros filiales y el
Estado subvenciona toda la enseñanza de la nueva Educación General Básica, lo
cual repercutía también en el centro al ofrecer cierta tranquilidad y esperanza, de
momento, a la parte económica en la retribución del profesorado. Sin embargo,
como se reconoce en el Histórico de 1972, “si nos atenemos al canon estable-
52. Suplemento al Histórico para el año 1972.
329
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
cido por el Estado, nos veríamos obligados a pagar al profesorado, motivo por
el cual se les pide a los alumnos una cuota de 300 pesetas”53, que pagan a la
Asociación Católica de Padres de Familia. El centro, de hecho, era propiedad de
la Asociación de Padres de Familia: y como se indica en 1973, “nosotros económicamente actuamos como los funcionarios del Estado. El sueldo es como el de
cualquier maestro o profesor”, pues percibían las mismas retribuciones económicas que los demás profesores, siendo los ingresos de la Comunidad los que
se perciben a través de estas nóminas que, en el año 1980, ascendían a unas
40.000 pesetas al mes. En 1979, los ingresos de la comunidad proceden en
su totalidad de los sueldos de los 6 Hermanos que la forman, y que cobran conforme al Convenio de la Enseñanza en Euskadi y están dentro de la Seguridad
Social del Estado. En 1993 tenemos la última referencia a los salarios de los
profesores, cuando se produce el “pago delegado” a los mismos.
La Asociación de Padres de Familia es de gran importancia para la organización del colegio. La Junta de Padres de Familia se reunía mensualmente y,
cuando el centro pasó a ser subvencionado, va a ser esta Junta la que gestione
la subvención (1974), subvención que es insuficiente y que es cubierta por “las
espaldas doloridas de los padres de familia”. La situación económica del centro
es totalmente dependiente de las citadas subvenciones. Así, ya en 1971 surgen
los primeros problemas para pagar al profesorado como consecuencia de que el
Estado no hace frente a algunos pagos. En ese instante el 5º grado queda sin
subvención y la Asociación de Padres se ve obligada a aumentar las cuotas para
poder mantenerlo. Este problema, en el año 1972 queda parcialmente resuelto
al conseguir la subvención para toda la EGB, al solicitar a los padres la aportación de una cuota de 300 pesetas que cubriera los gastos de este colectivo.
Sin embargo, y a pesar de que la situación del colegio nunca fue holgada, en
el año 1985 va a empeorar tras el cambio que el Gobierno Vasco dio en materia
educativa al negar todo tipo de apoyo a la enseñanza privada y al ser conscientes en la Asociación de que las cuotas no se pueden subir nuevamente, dada
la trágica situación económica y laboral de la zona. Ahora bien, si a lo largo de
la década de los 80 se congelan o intentan congelar las cuotas, en la década
siguiente las subidas se convierten en algo habitual, haciéndolo en 1990, 1991
y 1993. Además, en el año 1990 se pone en marcha el comedor escolar con
unos 60 comensales que abonan una cuota de 7.000 pesetas mensuales,
creciendo periódicamente esta cifra de comensales y, por tanto, haciéndolo
también el apartado económico. En ese año, si las cuotas ascendían a 1.200
pesetas en Preescolar y a 1.700 pesetas en EGB, en 1993 esas cuotas han
aumentado hasta 2.500 en Preescolar y 3.000 en EGB. Asimismo, ya en 1991
se precisan dos autobuses para el transporte escolar.
53. Suplemento al Histórico para el año 1972.
330
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
El número de alumnos por clase, tras la firma de un acuerdo en 1991 entre
Gobierno Vasco y FERE, sufrirá alguna variación, pues se fija el tope de alumnos
en Preescolar en 25. El Colegio en ese nivel tenía 36 solicitudes, lo cual suponía
un problema. Por otra parte, el Gobierno les denegó la subvención a una clase
de 1º, argumentando que no tenía el mínimo de alumnos que se requería; finalmente se concede el aula denegada el curso anterior, tras la celebración de una
Junta con el presidente de la FERE de Gipuzkoa. Pero estas cuestiones de tipo
económico y organizativo se irán completando a lo largo de los años con la adaptación a los nuevos cambios que se producen a partir de la LOGSE, de manera
que en 1993, la Asamblea Ordinaria de la Asociación de Padres aprueba, además
de las subidas de las cuotas indicadas, el proyecto de una línea en Educación
Infantil y Educación Primaria y dos líneas en Educación Secundaria. Con lo cual
el Colegio se incorpora plenamente a lo legislado, ampliando hasta los 16 años
la escolarización de los alumnos en la educación secundaria obligatoria hasta la
actualidad.
En los años siguientes, y al margen de estas cuestiones marco de la legislación educativa y de los acuerdos con la administración educativa, se llevarán
a cabo una serie de obras de mejora en el propio centro, como el asfaltado del
patio, o una nueva instalación telefónica, que supondrá en 1996 la conexión a
Internet. Junto con estas obras también se irá ampliando el capítulo de compras
que van desde un órgano electrónico hasta la renovación constante de ordenadores. También en 1993, el Colegio invirtió ocho millones de pesetas para arreglar la cuesta que daba acceso al Colegio.
Los estudios y el currículum
Los estudios primarios son la característica propia de este centro que continuó la misma trayectoria que tenía en la etapa anterior. No obstante, llama la
atención el comentario que figura en el informe de visita del Hermano Visitador,
con respecto a la formación de los alumnos en 1940, pues se dice que “el progreso de los alumnos es lento debido a que desconocen el idioma”, insistiendo
en el mismo punto en el informe de 1942 cuando se refiere a ellos como “niños
piadosos, dulces, buenos, pero les dificulta la lengua”. A lo largo de los primeros años, se hace escasa mención a los estudios que se cursaban, siendo en
1953, cuando el Histórico hace mención expresa al funcionamiento del centro en
cuanto a sus estudios. En ese momento señala que los programas de estudios
abarcaban “todas las disciplinas de la Enseñanza Primaria”, con la distribución
de los alumnos, clasificados en 4 cursos cíclicos y con la información de que “en
el 4º grado se daban asignaturas de ampliación, como Dibujo Lineal, Álgebra,
Contabilidad y Mecanografía”. Al año siguiente, además de las asignaturas de
ampliación del curso pasado, surgen otras dos nuevas: Francés y una Academia
de Solfeo y Canto. Por otra parte se destaca que al cumplir los 14 años los alum-
331
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
nos dejaban la escuela como norma general para trabajar o aprender un oficio,
y que la Asociación Católica de Padres de Familia pagaba una excursión a los
alumnos que, a fin de curso, obtenían un Diploma de Honor.
La introducción de los estudios de bachillerato en 1958, fue vista como
un gran avance, al decir de la documentación, pues “se ha dado un paso
glorioso para esta humilde Comunidad, con la creación de la Sección Filial
del Instituto de Enseñanza Media Peñaflorida. Esto ha sido llevado a buen
término mediante un acuerdo entre nuestro Rvdo. Hermano Visitador y el Ilmo.
Sr. Director de Enseñanza Media. Mediante ello nuestros alumnos pueden
cursar aquí el Bachillerato Elemental lo mismo que lo hacían en el Instituto
Oficial”54. Este afianzamiento seguía una trayectoria desde comienzos de los
años cincuenta, donde la creación de un grupo escolar en Herrera, en 1953,
por parte del Ayuntamiento no supuso ninguna pérdida de alumnos ni de prestigio. Nuevamente en 1960 se recogen las asignaturas que se imparten, señalando las notas obtenidas en los dos primeros cursos. Estas asignaturas son
las siguientes: Religión, Lengua, Matemáticas, Geografía, Dibujo, Formación
del Espíritu Nacional, Educación Física y Francés. La década de los 60 está
caracterizada por los exámenes de Reválida, pero, sobre todo, por la llegada
de una nueva Ley de Educación, la de 1970, lo que va a suponer la implantación de la EGB, aunque la incorporación de ésta al sistema educativo no
suponga grandes cambios en algunos aspectos pues como señalan, “los alumnos están con pocas ganas de estudiar y muchas de aprobar”. Al comienzo
del curso 1960-61 2 maestros se encargan de la Enseñanza Primaria. En la
sección de Bachillerato el profesor anterior del Frente de Juventudes ha sido
reemplazado por dos instructores, que se hacen cargo de la Educación Física y
de la Formación del Espíritu Nacional.
La incorporación del Colegio a los nuevos planes derivados de la Ley General
de Educación supuso, en su momento, una serie de reuniones con el profesorado para aplicarla. En 1971 ya se creó el 5º curso de EGB con dos grupos.
También en la documentación muestran su extrañeza por el sistema de calificación y control del trabajo escolar, pues había una novedad en la nueva Ley de
Educación; la referente a la evaluación de los alumnos de 4º de Bachiller y de los
cursos de Primaria. De la misma manera, al año siguiente, el centro que seguía
la línea de los años pasados, es decir, el bachillerato en la sección Filial y la
enseñanza de la EGB en el resto de las clases, implantó la enseñanza personalizada con las fichas en las clases de 1º, 2º, 5º y 6º de EGB. Las otras clases, 3º y
4º de Bachiller y 3º y 4º de EGB siguen el método tradicional. La implementación
completa de todos los niveles de la EGB se producirá en 1976 ocasionando, en
54. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25.
332
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
algún momento, la duplicación de más de una unidad. Así pues, una vez están
en marcha los ciclos de EGB, en 1977 se optó, como hemos señalado previamente, porque el centro fuese mixto.
No obstante, en la década de los ochenta se producirá otra novedad con
respecto al curriculum, pues las transferencias educativas al Gobierno Vasco,
en el año 1981, comenzaban a dar sus frutos. Así, ya en el Histórico de 1980,
es decir, un año después de la aprobación del decreto de bilingüismo por parte
del Gobierno Vasco, se recoge que en los primeros cursos de EGB se ha comenzado a introducir el bilingüismo. Da la impresión que ese año el centro parecía
dotado de una nueva vitalidad que no está presente en los años anteriores. En
1978, el desánimo se centraba en que “el Estado cada vez monta más escuelas
y da menos posibilidades a la enseñanza privada, la cual tiene que aumentar su
cotización, yugulando el acceso de esta forma a determinada gente”. En cambio,
en 1980, parece que todo es entusiasmo pues la labor de la comunidad contribuye a educar a las nuevas generaciones de los barrios de la La Paz, Trintxerpe,
Herrera, Alza, Pasajes o Rentería. Los Hermanos están contentos por el número
de alumnos y de alumnas y por el mantenimiento de 16 unidades de EGB, con
una media de 42,6 alumnos por clase y, sobre todo, se reseñan las siguientes
novedades: “a nivel de estudios se ha empezado este año en los dos Primeros
de EGB el bilingüismo y en los quintos de EGB una hora semanal de Francés. A
nivel de padres están a punto de comenzar unas clases de Euskara nocturnas:
el número es suficiente y el interés importante”.
Esa alegría parece impregnar todas las actividades escolares y extraescolares, sean las clases de inglés o el deporte. No deja de ser sorprendente, de
forma favorable, la celebración del “Año Internacional del Niño con un día de
juegos y mentalización de los deberes y derechos del niño. Donde los disfraces engalanaron las cumbres de por sí ya variopintas, alegres y bullangueras”.
Hay que señalar que, en ese momento, el impacto de la “Declaración de los
Derechos del Niño” de 1979 no estaba tan extendido, como cabe pensar en la
actualidad; por lo tanto, esta celebración es de la mayor importancia, sobre todo
en un centro religioso. Pero esa alegría abarcaba, al parecer, todos los ámbitos:
las relaciones con los padres, mucho más participativos, y con propuestas de
discusión en la Escuela de Padres, sobre temas de drogas o control de la natalidad; la buena disposición del profesorado, tanto de la “vieja” comunidad que
parece que disfrutó de lo lindo en los Picos de Europa y la playa asturiana, como
de la “nueva” que vino con proyectos de cambio, además de la tranquilidad de
un sueldo más que aceptable y que ayudaba a los últimos balances. Para mayor
entusiasmo hasta se consiguieron tres nuevos aspirantes en el Hogar. No es
extraño que Félix Velasco, el relator de los acontecimientos del año, deseara a
los lectores “un feliz año y unas renovadas esperanzas en el Amor, la esperanza
y la Fe en el hombre y en Jesús de Nazaret”.
333
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
En ese mismo decenio de los ochenta el colegio se va a ir abriendo a una
nueva necesidad pedagógica con la incorporación de una religiosa, que atendía
la “pedagogía terapéutica” para los niños con dificultades de aprendizaje. Si
esta incorporación es de 1983, al año siguiente se creará un aula de apoyo para
alumnos de 1º a 5º y de aula taller. También en este mismo año comienza el
Preescolar para asegurar la continuidad del colegio, según se manifiesta en la
documentación. El inglés comenzará a impartirse a partir del sexto de EGB en
1985 y, en la década de los noventa, la informática será el nuevo reto que se irá
incorporando a la formación del alumnado. Esta ampliación de la oferta escolar
suponía la compra del material informático necesario para el desarrollo de la
actividad. Por otra parte, se puso en marcha un plan denominado Ikertze, en el
cual se realizan estudios de música, plástica y expresión dinámica, que tuvo su
continuidad, aunque las actividades eran periódicas a lo largo del año escolar.
Finalmente, y para dar cumplimiento a las reformas educativas puestas en
marcha por el gobierno socialista, y que permanecerán prácticamente hasta la
actualidad, en el año, 1991 el Consejo de Distrito, en el que se planifican las
obras distritales, propuso que en Educación Infantil y Primaria hubiese una sola
línea de enseñanza y en Secundaria dos. Hasta 1996 en que comience a impartirse la ESO, irán desapareciendo paulatinamente los diversos niveles de la EGB.
Así, en ese año desaparecen los cursos 7º y 8º de EGB y comienza el 1º y 2º de
la ESO. Finalmente, en 1997, se crean nuevas aulas de Infantil. Paralelamente
a estos cambios para la adecuación a los cambios de niveles y de curriculum,
que suponían la ampliación de la escolaridad hasta los 16 años, el Claustro del
colegio se dedicó a profundizar en el planteamiento pedagógico, realizándose
reuniones con los padres y se comenzó con el Proyecto Educativo Individualizado
(PEI). Al año siguiente se presenta el Proyecto Educativo de los Centros de La
Salle, proyecto que es aprobado el curso siguiente. Asimismo, a partir de 1998
se insistirá en la formación educativa en valores como la justicia, la paz o la
solidaridad. De esta forma el centro completaba las dos vertientes que lo van a
distinguir; por una parte adecuación a las necesidades de formación profesional,
con la inclusión de la informática, y por otra, la formación del alumnado como
personas integradas en una sociedad que busca unos valores sociales, morales
y religiosos.
Evolución del alumnado
La evolución general del alumnado está en consonancia con los cambios
curriculares que se van a ir introduciendo a lo largo de todo este periodo. Algunas
de estas reformas tienen que ver con la incorporación de un determinado tipo de
estudios, como ocurre entre 1958 y 1961, periodo en el que la oferta escolar del
colegio incluyó el bachillerato elemental y superior a partir de aquel momento, o
bien la completa impartición de todos los niveles educativos de la EGB o de la
334
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
ESO. Pero también el incremento del alumnado se va a producir a partir de 1977
por la conversión del centro en mixto o, al contrario, el paulatino descenso del
mismo debido al descenso de la natalidad a partir de 1985.
Por lo tanto, los hitos señalados nos explican los cambios en la evolución
de la matrícula de los alumnos y alumnas. La matrícula general, hasta los años
sesenta, ronda los 200-250 alumnos. Así, en el año 1957 el número de alumnos era de 247, y aunque a lo largo de los años siguientes no aumente sustancialmente el número de alumnos, sí que existe una diversificación en cuanto a
los cursos en los que están inscritos, donde ya se incluye el bachillerato. A partir
de ese momento, y seguramente debido a la oferta escolar, va a ir aumentando
la matriculación de alumnos a lo largo de toda la década de los setenta. La incorporación de alumnas en el curso 1977-78 va a suponer un aumento repentino de
casi doscientas niñas desde entonces. A lo largo de esos años el porcentaje de
alumnas, en general, supone un tercio de la matrícula total hasta 1990. A partir
de esta fecha comienza a decrecer la matrícula de los alumnos, llegando casi
a suponer el 50 por ciento de alumnos y otro 50 de alumnas, igualándose así
la presencia de chicos y chicas. Con todo, es el decenio de los ochenta cuando
este colegio alcanza la matrícula máxima de alumnado debido, sobre todo, a la
matrícula femenina. Para observar esta evolución pueden verse los anexos.
Uno de los problemas constantes, debido al éxito de matrícula, era el de la
admisión de alumnos pues, prácticamente, desde el primer curso de 1937, en
el que se presentaron en septiembre 152 alumnos y lo finalizaron 206, la tónica
de los inicios de curso no va a variar. Para ello, en los años siguientes, es decir
en 1938 y 1939, se van a establecer una serie de condiciones a los niños para
que puedan ser matriculados: tener los 6 años cumplidos, que supieran leer un
poco y tengan unas nociones de sumar y restar y no residir fuera del municipio,
mientras haya alguno del mismo que pueda ocupar las vacantes existentes. De
esta manera se pretendía controlar un poco la afluencia masiva de los alumnos.
No obstante, hay que señalar que esta tan alta presencia de niños suponía una
cierta aglomeración en algunas de las clases, como puede observarse en la
distribución por aulas que se registra en los primeros años, superando, en la
mayoría de los años, una media de 40 alumnos por clase. Las clases más llenas
de alumnos correspondían, como es evidente, a los cursos más elementales.
Este tipo de selección tenía sus aspectos positivos pues, como se reconoce
en 1953, “se nota en las clases que son más uniformes en inteligencia, bondad,
aplicación y formalidad”. Los más afectados por esta política de selección de
alumnos eran los más pequeños. Claro está que, al establecer estas condiciones, no se trataba de implantar una política discriminatoria, pues las condiciones
del edificio no permitían aceptar más alumnos en unas condiciones razonables
de enseñanza. Si esta selección funcionaba bien, su consecuencia mayor era el
relativo éxito escolar del que es muestra el hecho de que se concediesen becas
335
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
a los alumnos que cursaban en este centro, como se recoge en 1955: “en octubre fueron seleccionados para ir a Deusto, de interno, todos subvencionados
por el Sr. Luzuriaga, tres alumnos de la clase superior, sobre plazas y veintiún
candidatos. Después de sufrir dos exámenes, por un ingeniero de la empresa
y tres P. Salesianos, venidos de Bilbao para examinarles. Los candidatos eran
de diversos centros docentes de los pueblos de la provincia. Por eso se nota el
cariño de esos señores a la escuela. Hay estímulo entre los alumnos (pagados
por Victorio Luzuriaga) para conquistar esas becas”55. Esta situación no llegó
a solucionarse en los años siguientes porque, como se reconoce en 1968, “la
zona no está bien atendida”, lo cual suponía que cada año se presentasen una
gran cantidad de alumnos de los cuales sólo podían ser admitidos menos de la
mitad, como ocurrió en 1967 que de 180 presentados tan sólo se pudo admitir
a 70.
No obstante, como hemos señalado, en el decenio de los ochenta va a haber
un giro en esta tendencia, ya que año tras año se ve un progresivo descenso
de alumnos en Preescolar y Ciclo Inicial debido al alarmante descenso de natalidad. En el mismo documento de 1985 que estamos consultando se reconoce
que “de seguir así el Gobierno Vasco su política educativa, algunos no podrán
aspirar a ser alumnos de San Luis y los que ya están dentro mal se las van a ver
para poder seguir haciendo frente a las cuotas mensuales; en concreto aquellos
alumnos/as cuyos padres están en el paro, porque desde este curso se niega a
otorgar becas a hijos de padres sin trabajo”.
Si bien el centro se había ido adaptando a todos los cambios legislativos en
el ámbito de la enseñanza obligatoria, incluyendo incluso el bachillerato de los
años cincuenta, lo cierto era que a partir de la década de los ochenta comienza
a apreciarse una cierta preocupación por la salida profesional o por la continuación de los estudios del alumnado que salía de sus aulas. En 1985, “con
el fin de orientar en los estudios a los que se veían obligados a abandonar San
Luis Ikastetxea, se tuvo una reunión con los padres de los alumnos finalistas y
el director del Instituto de Bidebieta y los directores de los centros de Escuela
Profesional de La Salle de Irun y de BUP de Loyola. Muchos alumnos han querido
seguir sus estudios en Centros de La Salle. 25 han pasado al BUP de Loyola y no
todos los que quisieron matricularse en la Escuela Profesional de Irún pudieron
hacerlo por falta de plazas. Otros han pasado al Instituto de Bidebieta y otros a
la Ciudad Laboral Don Bosco”. También se aprecia que, en alguna ocasión, existen reuniones de los directivos del Colegio con representantes de las fábricas
que les rodean, práctica habitual también en otros centros de la Congregación.
55. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.
336
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Actividades escolares y extraescolares
Una de las actividades que tenía su propio ciclo durante todos los años,
sobre todo en los primeros, era la entrega de premios y diplomas a los mejores alumnos, distinguidos por la mejor nota en los exámenes, aunque ya en
1939 se establece que la condición para ser premiado debía ser el hecho de
que el alumno hubiera asistido todo el curso y se distinguiera por su aplicación y buen comportamiento. En general, la mención a estos actos se hacía
siempre con la siguiente fórmula: “solemne entrega de premios”. La entrega
de los respectivos “diplomas de honor” podía ir acompañada por un premio
que podía consistir en alguna excursión que, en el año 1947 y siguientes,
consistía en una “excursión por Guipúzcoa”. En ese año el recorrido de la
excursión consistió en salir de “San Sebastián, Tolosa, Alegría, Amezketa a
nuestra Señora de los Remedios ‘Larraiz’, sita al pie de la sierra de Aralar o
CHINDOKI. Mañana espléndida. Llegamos al punto señalado a las 8 y ½. A las
9 según lo previsto tuvimos la Santa Misa en el Santuario”. A esta excursión
asistieron 72 alumnos. En cualquier caso el número de premiados solía ser
bastante grande; en 1948, por ejemplo, el número de diplomas de aplicación
era de unos 70, y los alumnos, tras esta celebración, daban por finalizado el
curso.
Pero el curso no siempre parecía finalizar tras la excursión prevista después de la entrega de diplomas, pues, a partir de 1943, se introduce una
novedad de la cual se habla casi veinte años seguidos: la celebración de “cursillos de verano”, “cursos de vacaciones” o “cursillos de vacaciones”, que
era así como se conocían unas clases de recuperación para poder adelantar
en las asignaturas de cara al curso siguiente, aunque también se dice que
los cursos servían para mantener a los niños en el trabajo y la disciplina56. En
1943 y “a través de una circular” se anuncia a las familias de los colegiales la
idea de organizar cursos de vacaciones en el Colegio. Las familias y los niños
correspondieron (sic) muy bien a nuestro llamamiento y esfuerzo, alistándose
unos 135”57. En general la afluencia a estos cursillos era buena, pues según
se recoge en uno de esos años, 1947, llegaron a seguirlos unos 150 alumnos. Es decir, casi el 75 por ciento de los alumnos matriculados. En 1955,
para resaltar el éxito de esos cursos, que se celebraban en el mes de julio,
se dice que acuden todos los alumnos, excepto los que se ausentan para ir a
sus pueblos de origen.
56. Crónica de la casa de Alza-Herrera correspondiente al año 1946.
57. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25.
337
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Colegio San Luis Mendiolabe. Juegos en el patio.
Estas actividades más o menos escolares tenían su complemento con otras
de carácter lúdico o deportivo que se desarrollaban a lo largo de todo el año.
Así, por lo que respecta a las excursiones, la mayoría de las veces tenían como
destino localidades o santuarios de la propia Gipuzkoa: Hondarribia, San Antonio
de Urkiola, Guadalupe, aunque también en los años sesenta estas excursiones podían extenderse hasta Bilbo, Gasteiz, Estibalitz, Iruña, Durango, San
Miguel de Aralar, Bayona, Roncesvalles, Lekaroz, Lekeitio y Javier e incluso a
Santander, Covadonga, Madrid, Burgos o Lourdes, para los alumnos mayores,
como ocurrió en 1962. El objeto de la excursión o su organización podía variar
a lo largo de los años pues, en algunas ocasiones, se debe al buen comportamiento de los alumnos y está organizada por los catequistas, y en otras es
para los Congregantes del Niño Jesús y los Tarsicios a Orio, que en 1951 van
con sus Cantos de Villancicos por las calles en Navidad obteniendo una buena
recaudación. En 1958 una de estas salidas acabó de forma desgraciada, pues
el alumno Gerardo Gracia Mayor pereció ahogado en la playa de Ondarreta:
“habiendo salido de paseo de disciplina las dos clases de los mayores hacia el
Santuario de Lourdes-Chiqui, he aquí que algunos hurtándose a la vigilancia del
Hermano se fueron a bañar. Debido al mal estado del tiempo y del mar, el infor-
338
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
tunado muchacho se metió siendo arrastrado por las aguas y desapareciendo
a los pocos momentos sin poder hacer nada para salvarle la vida”58. Este tipo
de excursiones o viajes de fin de curso van a tener una continuidad, excepto en
1990, que se llegó a suprimir debido al mal comportamiento de los alumnos y
alumnas durante el curso.
El verano también ofrecía la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones en
campamento, como ocurrió durante algunos años desde 1966. Los alumnos de
este centro solían ir de campamento con los de Los Ángeles de la Parte Vieja
donostiarra, como ya hemos mencionado. Así en 1966 ya se habla del primer
campamento en Opakua (Alava), al cual asisten 150 alumnos, que se suspenderá dos años más tarde por estar controlado por el Frente de Juventudes. En
los años setenta se continuará con este tipo de campamentos con los compañeros de Los Ángeles, quienes también realizan viajes de fin de curso a Barcelona,
como ocurrió en 1971. En estos años el lugar de acampada de los dos colegios
solía ser el pueblo de Angosto (Álava), y duraba unos veinte días. Suponemos
que este tipo de actividades llegó a cuajar en la creación de un Club de montaña
“Mendizaleak”, que llegó a tener gran éxito a partir de 1973. En 1986 la colonia
veraniega es, por primera vez, en euskera para chicos y chicas de 5º y 6º de EGB
y se lleva a cabo en Navarra. La continuidad de estas estancias para favorecer
el uso del euskera durante el verano va a proseguir en los años siguientes y
durante los años noventa, con estancias en Álava y Navarra.
Como estaba más o menos establecido, la Fiesta de San Juan Bautista de
La Salle, además de celebrar los actos religiosos, solía ser un día de juegos y
actividades deportivas. Con el tiempo iría teniendo una mayor relevancia, como
se informa en 1952, donde después de dicha celebración, tuvo lugar “en el
patio una serie de juegos y competiciones deportivas entre los alumnos de las
diversas clases, que resultaron muy interesantes y muy aplaudidas por el numeroso público que los presenció. El festival deportivo terminó a la una y media
y, a continuación, vino la consiguiente “Pedrea” de pesetillas para los diversos
campeones y vencedores”59. En 1963 se crea el equipo de futbol playero que,
una vez federado, iniciará las correspondientes competiciones. El éxito de estas
actividades parece que iba en crecimiento, pues en 1971 se constata que han
descendido todas las actividades, excepto las deportivas y en 1974 comienzan
a funcionar algunos equipos deportivos con la ayuda de los Antiguos Alumnos,
el Club de Herrera y “con la colaboración del joven Pello”. Éste será un tema
constante, pues en la mayoría de los años se indica que existen “multitud de
actividades deportivas” (1978) o que “el deporte es una faceta muy importante” (1983), o que “ocupa un lugar destacado”, o que es “la actividad más
58. Crónica de la casa de Alza-Herrera correspondiente al año 1958.
59. Crónica de la casa de Alza-Herrera correspondiente al año 1952.
339
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
mimada”(1985) o que se impulsa el deporte escolar, pero sin indicar qué tipo
de actividades concretas, aunque se refiere preferentemente a los equipos de
fútbol y de baloncesto, llegando a señalar en 1995 que los alumnos de 6º curso
son proclamados campeones de Gipuzkoa de fútbol. También a partir de 1985
los sábados por la tarde comienzan “Actividades de Tiempo Libre”.
En cuanto a las actividades culturales, también a lo largo de los años podemos
ir apreciando su presencia constante, aunque no con la asiduidad con la que se
llevan a cabo las deportivas. Así, en 1950, se interpretan diversas obras de teatro por parte de los alumnos, al igual que ocurre en 1996, o también se celebró,
en aquel año, una sesión de cine sonoro, aprovechando que la Caja de Ahorros
les dejó el material para realizar esa función, pero desgraciadamente debió de
ser suspendida por falta de fluido, con gran decepción en los niños. También en
1955 se llevó a cabo un concierto de acordeón del alumno Miguel Vicondoa, de
13 años, “con el que señoritas inglesas, francesas, etc. quieren fotografiarse”,
curioso comentario cuyo origen desconocemos. Este mismo alumno volverá al
colegio diez años más tarde al quedar campeón del mundo de acordeón, brindando su primera visita al colegio. La celebración de conferencias también fue una
actividad promovida, sobre todo para los alumnos de los cursos superiores y para
los padres, como hemos indicado anteriormente, sobre temas de actualidad como
en 1995, en el que se habló sobre sexología. Ya hemos indicado también la celebración de “eusko astea” en 1993 y el “euskera eguna” en 1995, o la “semana
de la paz” o el “día de la paz” en los últimos años de la década de los 90.
A partir de 1986 otro acto que se va a iniciar es el de la asistencia de los
niños y niñas del colegio a la tamborrada infantil del día de San Sebastián, como
se recoge insistentemente. También, en sintonía con las celebraciones navideñas, desde 1998 sale del colegio el Olentzero, completando otras actividades
que se han mantenido desde siempre hasta la actualidad, durante las fiestas
de Navidad. No deja de ser simpática la anécdota que se recoge en el Histórico
de 1978 con respecto a la fiesta de Navidad y al concurso de villancicos que
merece la pena destacar: “participan las 16 clases del colegio presentando
canciones por cada clase. Todos miramos cariacontecidos cómo la clase de 6º
de EGB se llevaba todos los premios; consecuencias: unos decían que habían
emborrachado al jurado con anís, otros decían que se valieron de su tutora para
secuestrar al espíritu, dada su cercanía oficial y natural hacia él”.
Por otra parte, tenemos que señalar un hecho significativo como fue la creación en el año 1963 de la Asociación lasaliana de Antiguos Alumnos de Herrera,
con más de 400 participantes. Esta Asociación en el año 1967 se dedica a
enviar periódicamente circulares y a organizar conferencias, y en 1968 organiza
una jornada denominada “día del Exalumno”. Dos años más tarde, en 1970,
ponen en marcha 5 comisiones: informativa, recreativa, deportiva, cultural y de
resolución de problemas, inaugurando un local de nombre “Batasuna”, el cual
generará algún problema de tipo económico, no teniendo más información sobre
340
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
esta asociación a partir de ese año. Asimismo, participó en innumerables actividades del centro. Pero la Asociación de Antiguos Alumnos no se limita exclusivamente a los aspectos económicos sino que, desde sus orígenes, comienza una
intensa actividad social realizando visitas a Asilos de Ancianos, participando en
la FLAVA, en las asambleas regionales y nacionales, etc.
Vida religiosa
Al igual que ocurre en otros centros, también en éste las actividades religiosas tenían su amplitud, aunque no se detallen con tanta precisión como en
otros casos. Entre ellas las que resaltan, por su constancia, son la fiesta de San
José y la de La Salle. Así, durante las dos primeras décadas se cita anualmente
la fiesta de San José, desapareciendo prácticamente en los años siguientes. En
cambio, la fiesta del Fundador continuará de una manera permanente. En el curso
1944-45 uno de los documentos nos narra así la celebración de la Fiesta de San
Juan Bautista de La Salle: “a las 8h de la mañana tuvimos Misa con cánticos y
Comunión General, que se practicó con edificante devoción, dándose a besar, al
terminar, la Reliquia del Santo, mientras se cantaban los himnos. Y con el consabido ‘regaliz’ y una estampita del Santo que se repartió a los niños y al público se
marcharon a desayunar. A las 10h dio principio el segundo número del programa,
‘los Clásicos Juegos’ de la fiesta, revistiendo extraordinario entusiasmo todos los
números”60. Por supuesto, “la víspera los niños purificaron sus almas con la confesión”, como se recoge en el Histórico de 1946. A estas fiestas podemos añadir
como las más señaladas, la de los Reyes Magos y Navidad.
A diferencia de otros centros en éste se celebraba el Día del Crucifijo, que
comenzó a festejarse a partir de 1962. Según se nos narra en 1964, esta celebración fue promovida ese año por la Unión de Catequistas de Jesús Crucificado
y María Inmaculada “como jornada dedicada a honrar el Sto. Crucifijo. Con este
fin, todos los alumnos aistieron a una ceremonia en la iglesia. El ejercicio de
las Cinco llagas, alma de la Unión de Catequistas, fue fervorosamente rezado
por todos. Por otra parte, esta jornada tuvo un ambiente y preparación en las
clases”. Todavía en 1968 se continúa haciendo referencia a dicha celebración.
Junto con estas festividades religiosas también se organizaban anualmente
los Ejercicios Espirituales, Convivencias, Adoraciones Nocturnas, y peregrinaciones varias, además de la participación de los alumnos en congregaciones como la
del Niño Jesús, la Cruzada Eucarística o la Congregación Mariana. Los ejercicios
espirituales sí que tuvieron desde los inicios una mayor permanencia, pues ya
en 1938, a los dos meses de empezar las clases, se llevaron a cabo. En el año
1953 se trascribieron las preguntas que se hacían en los Ejercicios Espirituales:
“¿Razón de mi existencia?... ¿Qué rumbo sigo?... ¿Debo rectificar algo?...”. La
60. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25.
341
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
celebración del triduo de los ejercicios espirituales también será una continua
mención, por ejemplo el del 1946 es narrado de esta manera: “a principio de
octubre tuvieron los colegiales un triduo de Ejercicios Espirituales que les predicó
con santa unción el reverendo Padre Estanislao (Pasionista) aprovechado antiguo
alumno de nuestro colegio de Beasain. La Santa Palabra fue escuchada con avidez por el joven auditorio. Terminaron el ‘Triduo’ con la comunión del primer viernes; durante la Santa Misa les dirigió el último fervorín; terminando los ejercicios
con la exposición del Santísimo Sacramento, Consagración al Sagrado Corazón de
Jesús y la bendición Papal”. Hasta 1980 todavía se continúa hablando de “ejercicios espirituales” entre la documentación. No obstante, a partir de 1983 parece
cambiar la denominación por la de “ejercicios de convivencias del alumnado”.
Desconocemos si se trataba de la misma actividad, pero lo cierto es que desde
esa fecha la palabra que más se va a ir usando es la de “convivencia” con diferentes grupos y durará prácticamente hasta la actualidad, aunque en 1997 se reseñe
la celebración de unos “ejercicios espirituales” durante la Semana Santa.
Los años cuarenta fueron especialmente fructíferos en todo este tipo de actividades. Otro ejemplo de cuanto estamos anotando fue la celebración en 1947
de la “fiesta de Santo Tomás de Aquino, patrono de los E.C. Tuvimos la solemne
imposición de las insignias de la Cruzada Eucarística por el Rvdo. Padre A. Sierra,
delegado provincial de dicha organización. El acto tuvo lugar en nuestra Capillita
de Cristo Rey, primorosamente adornada para la solemnidad. Después de una
calurosa alocución del Rvdo. Padre y según el ceremonial de rúbrica, hicieron
las promesas y Consagración delante de Jesús Sacramentado, recibiendo acto
seguido la medalla de la C.E. Los 45 nuevos soldados fueron obsequiados con una
tarde de campo contemplando las bellezas de los alrededores de San Sebastián
e Igueldo”61. También el 5 de junio del año siguiente tuvo lugar una curiosa firma
de los alumnos denominada “voto asuncionista”; tras las previas “explicaciones
de los Hermanos Profesores todos los alumnos del Colegio estamparon su firma
pidiendo a Nuestra Santa Madre Iglesia declare dogma de fe la Gloriosa Asunción
a los Cielos en cuerpo y alma de María Santísima”62. Dogma que fue establecido
efectivamente en 1950 por el Papa Pío XII.
Durante la década de los noventa el conjunto de actividades que se van a ir
reseñando en este ámbito de la vida religiosa se refiere a la celebración de una
misa los jueves para los alumnos de la etapa superior, la semana de la paz, la
semana misionera (con la venta de 200 hojas de India, para impulsar la recaudación de fondos, en 1991), la semana lasaliana, los concursos de belenes (desde
1992 y con los que se hacía una exposición pública de los mismos), cantos en
Nochebuena, etc. Lo escueto de la información facilitada por los diferentes “cronistas” no nos permite extendernos con mayor profundidad en sus características.
61. Ibídem.
62. Crónica de la Casa Alza-Herrera correspondiente al año 1948.
342
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
No obstante, la vida religiosa quedaba completada, sobre todo, por el asociacionismo religioso. Como se señala en 1953, para fomentar el florecimiento
de la piedad y la vida espiritual de los alumnos, se hallaban establecidas en la
Escuela dos Asociaciones Piadosas: la Congregación del Santísimo Niño Jesús,
para los alumnos pequeños, que agrupa bajo su bandera a 87 benjamines, y para
los colegiales mayores, la Sección de Tarsicios, cuyos 60 militantes encienden
sus corazones en ardores eucarísticos en la fervorosa intimidad de sus vigilias
mensuales. Entre los componentes de estos dos grupos de selectos todos los
años distingue el Señor con la vocación religiosa o sacerdotal a varios alumnos,
que su predilección ha escogido para seguirle de cerca. Este año fueron tres
los que respondieron generosa y valientemente al llamamiento divino”63. Estas
obras ya estaban establecidas en la etapa anterior, pero en esta nueva comienzan a ponerse en funcionamiento en 1941, sobre todo la Obra Eucarística de
los Tarsicios, y en ella hubo 38 alumnos que “juraron la bandera, prometiendo
a Jesús Sacramentado hacer todos los meses la hora de guardia como pajes
leales e incondicionales”64. En 1962 la mayoría de los niños pertenecían a
la Congregación del Niño Jesús, a la Cruzada Eucarística o a la Congregación
Mariana. Desconocemos hasta cuando estuvieron en funcionamiento estas asociaciones, pues los datos obtenidos tan sólo llegan hasta 1967.
Donostia-San Luis. Obras Complementarias y Vida Cristiana de la Escuela
(1939-1967)
63. Libro de Actas del Colegio San Luis. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 869-Carpeta 25.
64. Ibídem.
343
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Vocaciones
Las vocaciones religiosas, comparadas con el resto de los colegios de
Donostia, son altas a lo largo de todo el periodo, como se puede comprobar
en la tabla anterior, pues como señalaba en 1945 en el “Rapport de visite” el
Hermano Visitador, “el ambiente es bueno para las vocaciones y salen, pero
no para la Comunidad sino para el Seminario”. Cada año hay alguna vocación
religiosa y, en alguno, supera las cinco vocaciones anuales, lo cual es indicativo
de la labor de los Hermanos, pero también de las condiciones sociales y religiosas de la población de Altza. Los comentarios sobre las vocaciones, en algunas
ocasiones van acompañados de algún halago como “es uno de los mejores
alumnos”, o “el Divino Pastor de las almas ha escogido con suaves e insistentes llamadas al joven alumno… a la vida más perfecta”. O incluso se hace referencia a los obsequios que le realizaban sus compañeros de clase a quien había
tomado ese camino. A uno de ellos sus compañeros le regalaron el Misal Diario
como recuerdo de despedida, como ocurrió en 1946.
No obstante, a partir de 1983 desaparece cualquier mención al tema de
las vocaciones, aunque en los años anteriores a esta fecha se registran hasta
tres vocaciones en 1980, a pesar de la intensa labor que se llevaba en este
campo, como se señala en 1974. En algún momento se indica que la existencia
de las asociaciones piadosas favorecía el surgimiento de vocaciones, de ahí su
importancia.
La constante caída de vocaciones en los años sesenta supuso la puesta en
marcha de un denominado “triduo vocacional” para orientación de los alumnos
que consistía en las conferencias a cargo de un sacerdote, un Hermano y un
seglar, que al menos en 1967, produjeron las vocaciones de dos niños que
ingresaron en el Aspirantado de San Asensio. También en 1976 tuvo lugar la
celebración de una semana para las vocaciones lasalianas y otra para las vocaciones sacerdotales, esta última coincidiendo con la semana vocacional sacerdotal de las diócesis vascas.
Profesorado
La vuelta de los Hermanos al Colegio, después de los avatares sufridos
durante la guerra en Altza y Donostia, supuso una cierta alegría para los convecinos que, al ver que los nuevos componentes de la Comunidad aparecieron
nuevamente vestidos con el traje religioso, les hacía exclamar a más de uno:
“¡Qué bien están ustedes, ya era hora!”. Esos años fueron de alegría por esos
retornos, pero también de tristeza por los que se tenían que incorporar a filas o
los que fallecían. Así, a comienzos del año 1938, tras la Navidad, el Hermano
Leobaldo Benito, después de 15 meses en el servicio de la Patria, quedaba
344
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
licenciado con orden de sumarse a la Comunidad de Altza-Herrera para prestar
su caritativa y preciosa colaboración. Por esta razón, el número de alumnos pudo
subir de 200 a 220. O cómo tras el fallecimiento del Hermano Casimiro llegó
el Hermano Eulogio Blas, “glorioso mutilado de guerra”, que enseguida se hizo
estimar y querer. Todo lo cual provocó que el Hermano Visitador, no disponiendo
de personal para cubrir las bajas de los Hermanos movilizados, echara mano de
los caritativos servicios del Hermano Leobaldo Benito, que tomó a su cargo la
tercera clase y sin otro incidente particular transcurrió el resto del curso65.
Uno de los rasgos característicos de la Comunidad San Luis fue que se
producían cambios con excesiva frecuencia, como señala el Histórico en 1968.
Entre 1940 y 1960 pasaron por esta comunidad 26 Hermanos, la mayoría de
ellos no permaneció más de cuatro años, exceptuando al Hermano Juan María
que fue director y permaneció desde 1943 a 1947, o los Hermanos Emilio
Manuel (1943-48), José Ignacio (1948-1955) y Juvenal Ciro, que fue quien más
años permaneció en la comunidad, 12, de 1949 a 1960. Esta situación todavía
continuaba en los años ochenta, como puede verse por la sorpresa que le causó
al propio cronista del Histórico de 1987, al decir: “hay que empezar subrayando,
por ser inusual en esta Comunidad, que los 6 miembros de principios del 86,
fueran los mismos en estos inicios del 87”.
A la vista de los datos se trataba de una comunidad reducida en su número
pues, como hemos señalado, el número de alumnos no era muy grande hasta
1977, año en el que con la conversión del centro en mixto aumentó considerablemente el número de matrículas y de profesorado. Hasta 1960 la comunidad
estaba formada por cuatro Hermanos y a partir de esa fecha irá aumentando en
uno o dos Hermanos, teniendo en cuenta que desde 1968 la presencia de profesorado seglar, tanto masculino como femenino, va a ir en aumento. La mayoría
de los Hermanos tenían votos perpetuos, aunque en muchos casos se señala
la presencia de Hermanos recién incorporados a la Comunidad. Ya en la década
de los noventa, y hasta la actualidad, la presencia de los Hermanos es poco significativa, aunque ha sido permanente, incluso con la incorporación de personal
religioso, posiblemente de otras congregaciones desde 1993. La evolución de
estos datos puede verse en el anexo documental.
Al margen de esta evolución cuantitativa del número de Hermanos, sus actividades eran bastante variadas, al igual que ocurre con el resto de comunidades,
bien sea con los retiros, los Ejercicios Espirituales, o el seguimiento de cursos
de formación. Así, en 1946, se inició una actividad que va a tener continuidad
en años posteriores; se trataba de una celebración religiosa al comienzo del Año
Nuevo “en compañía de los fervorosos Adoradores Nocturnos, dando gracias
65. Ibídem.
345
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
por los inmensos beneficios recibidos durante el año que termina y pidiendo a
Dios Nuestro Señor su especial bendición para la Comunidad y su obra para el
año venidero”66, aunque en 1951 fue interrumpida por inoportunas sirenas de
la vecindad. Al año siguiente se nos ofrece una narración de este acto: “Los
Hermanos de esta Comunidad postrados a los pies de Nuestro Señor Jesucristo
Sacramentado en la Iglesia Parroquial de San Luis de Herrera. En efecto, a las
23 horas y 30 minutos del último día del año 1951, según es ya tradicional en
esta Casa, los Hermanos se trasladaron al citado templo para adorar a JesúsHostia expuesto a la veneración de los fieles con motivo de la Solemne Vigilia
General, que, como fin de año, tenían los hombres de la Adoración Nocturna
Española. Allí mientras dan gracias a Dios por los beneficios recibidos durante
el año que agoniza, presencian la llegada de un nuevo año que nace preñado de
incógnitas. Cuando el recién nacido Año cuenta la solemne 0 hora y 25 minutos,
y estando el templo repleto de fieles, dio comienzo la Misa Solemne, cantada
con afinado arte y en la cual comulgan los Hermanos”.
También las excursiones formaban parte del calendario anual, como consta
en un accidentado “viaje al corazón de Guipúzcoa” en 1950, pues “aprovechando la festividad de Nuestra Señora de Aránzazu, la Comunidad proyectó un
paseo a Beizama. Después de oír Misa en Tolosa comenzamos la subida. Hacia
la una estábamos ya en el pueblo. Sorpresa para los del caserío Aitzalde, cuna
de nuestro Hermano Gregorio. Tras una comida opípara preparada con todo el
cariño en el caserío de nuestro “gazte”, un auto que por casualidad subió aquel
día se encargó de llevarnos a unos a Beasain y a otros a Villafranca en donde
hicimos noche, ya que por averías del auto no pudimos lograr ningún tren”67.
En ese mismo año se nos narra otra excursión a San Miguel in Excelsis: “el día
cinco de julio se hizo realidad un proyecto acariciado con mucho interés hacía ya
algún tiempo: un paseo a San Miguel in Excelsis en la Sierra de Aralar, pasando
la noche en el monte. En la tarde de dicho día ocho Hermanos, 3 de Herrera,
2 de Fuenterrabía y 3 de Zarauz tomaron en Amara el ‘expreso supersónico’ de
la Compañía Plazaola, que, discurriendo a través de maravillosos paisajes, los
condujo hasta Lecumberri. En esta localidad, subieron a una potente ‘rubia’,
que, en poco más de una hora los trasladó a la casa del Guarda Forestal, ya en
plena sierra, donde pasaron la noche magníficamente. Al amanecer comienzan
la ascensión hacia el Santuario, pero la niebla se echó encima quitando vistosidad al paisaje. En el Santuario se hizo la Oración de la mañana, se oyó la Santa
Misa y se comulgó. Allá en las alturas, in excelsis, todo marchó colosalmente
hasta el momento de emprender el descenso de regreso. Entonces la niebla se
hace más densa y, a causa de ello, los excursionistas se ‘despistan’. Después
de mil peripecias y hartos de ir y volver, y de descender para volver a subir de
66. Ibídem.
67. Ibídem.
346
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
nuevo, dieron con una vereda; pero cuando creían haber hallado el camino que
los llevara ‘derechitos’ a Lecumberri, vienen a parar de nuevo a las puertas mismas del Santuario. Habían dado una vuelta completa a la montaña. Con todas
estas andanzas se ha hecho tarde y no hay tiempo que perder, por lo cual el Alto
Mando ordena que se baje a Huarte-Araquil y que se tome allí el tren de Alsasua:
en Lecumberri ya no hay que pensar. Para colmo de males, apenas se reemprende el descenso se desencadena una tremenda tempestad con gran aparato
de relámpagos y truenos. La lluvia cae torrencialmente y convierte las sendas y
caminos en verdaderos riachuelos. Los impertérritos ‘monjes alpinistas’ que han
aguantado ‘a pelo’ el imponente chaparrón durante más de una hora y cuarto,
llegan a Huarte-Araquil hechos unos verdaderos ‘robinsones’. En esta localidad
gracias a la compasiva generosidad de unos buenos aldeanos, pudieron secarse
un poco al calor de una fogata preparada ‘ad hoc’. Al fin lograron tomar el tren
hacia Alsasua y a las 12 de la noche los Hermanos de Herrera se reintegraban a
su Comunidad”68.
En fin, 1952 fue un año con un anecdotario florido y simpático, como el que
se recoge con motivo del despido de la cocinera, ya que el día 31 de enero se
marchó la señora Josefa, “más conocida por ‘la Coli’, que durante más de un
año había prestado sus servicios en la casa. Para reemplazarla llegó un pobre e
infeliz ‘esperpento’ que ni veía, ni oía, ni ‘barruntaba’. De cocina no entendía ni
poco ni mucho; fue incapaz de preparar una triste y ‘viuda’ cena. Al día siguiente,
después del desayuno, el Rvdo. Hermano Director le puso 3 duros en la mano,
le agradeció los ‘servicios prestados’ y le dijo que a las 8,30 tenía tranvía para
San Sebastián. Como consecuencia nos quedamos ‘orfanos’ en la cocina. Mas
gracias a la pericia y saber culinario del buen Hermano Pedro se pudo ir ‘tirando’
hasta el 15 de febrero, fecha memorable en que llegó un nuevo ‘elemento’ para
hacerse cargo de los quehaceres de la cocina: una escuchimizada ‘Coli’ con
un geniecillo de la piel de Barrabás”. A pesar de estos avatares y de los cambios permanentes, en general, la opinión del Hermano Visitador es favorable
y el ambiente positivo, como se constata incluso en 1983 donde reina buen
ambiente en el equipo educativo, con el café de los viernes, los cumpleaños de
los profesores y los lunchs que se celebran a lo largo del año, o con motivo de la
celebración de las Bodas de Plata de docencia de “Don Bixente”. Este ambiente
interno de la comunidad a veces contrasta con las relaciones con el cura de la
parroquia en la década de los años cincuenta o con las autoridades locales, en
1978, pues a pesar de considerarse unas relaciones normales “creo que igual
carecemos de importancia para esas autoridades, de todas formas CREEMOS
y nos sentimos apoyados por otra autoridad con mayúsculas que no sabe de
importancia”.
68. Ibídem, p. 75.
347
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Durante esta etapa los directores del Colegio fueron los siguientes:
• Hermano Julián Zenobio (Julián Gurruchaga)
1940-43
• Hermano Juan María (Juan Oyarbide)
1943-48
• Hermano José Ignacio (José Cruz Iguiñez)
1948-57
• Hermano Demetrio (Facundo de la Presa)
1957-62
• Hermano Ildefonso León (Luis P. Garitano)
1962-64
• Hermano Justino Ignacio (Ignacio Biain)
1964-66
• Hermano Luis Arzac
1966-72
• Hermano Manuel Cisneros
1972-79
• Hermano Félix Ezema
1979-83
• Hermano Miguel Esnaola
1983-87
• Hermano Sabin Eceiza
1987-92
• Hermano Inazio Acha
1992-96
• Hermano Félix Ezama
1996-99
• D. Segundo Garín
1999-2003
• D. José Manuel Crespo
2003-actualidad
En general, las recomendaciones del Hermano Visitador a la Comunidad,
hasta 1956, tenían diferentes objetivos, así entre los pedagógicos se les invita
a que preparen las lecciones con esmero (1940), la enseñanza debe ser práctica e intuitiva (1945), los alumnos deben corregir el tonillo de las oraciones
(1948) y los alumnos no deben estudiar en voz alta (1953). Otros objetivos
son religiosos: “las Congregaciones que funcionan bien serán semillero de
vocaciones” (1947), y otros más de carácter de orden y urbanidad, como que
vigilen los patios y retretes (1941), o que eviten el tuteo en el trato entre los
Hermanos (1948). Los directores, en cambio, estaban sujetos a otro tipo de
recomendaciones también relacionadas con el orden y la buena marcha de la
comunidad y del colegio, y que afectaban, tanto a su comportamiento, como
a las relaciones con los Hermanos. Así, se les invita a tomarles las lecciones
de Catecismo a todos aquellos que lo impartan en clase (1949) y a dar las instrucciones individualmente a los Hermanos, (1953) o también otras de carácter educativo, proponiéndoles que en las aulas no haya más de 60 alumnos
(1951 y 1952).
La formación del profesorado va a ser también un elemento que se irá cuidando, sobre todo a partir de la década de los ochenta, bien sea asistiendo a
cursillos de verano, o a cursos de euskera, también en verano, o a las diferentes
348
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
conferencias, jornadas o congresos. Así podemos destacar en 1989 la participación de dos Hermanos en “Jornadas Educativas” en Bilbao con un trabajo
llamado “Lectura Eficaz”; un cursillo sobre la Reforma, organizado por la FERE
(1990); reunión sobre “Reforma Educativa y Escuela Cristiana (1991); cursillo
para equipos directivos (1993); cursos de informática de una semana para los
Hermanos (1996); jornadas organizadas por la FERE (1998); algunos profesores
acuden a Irún a un cursillo de Calidad (2000). Junto con todos estos cursos de
formación, entre otros, el Claustro del Colegio tomó parte, en 1990, en unos
encuentros con los Hermanos Visitadores con el objeto de sensibilizar sobre “La
Familia Lasaliana” o también en 1993 todo el Claustro se dedicó 2 horas semanales para prepararse para la Reforma educativa, o a profundizar sobre la misión
compartida en 1998, o la creación de programas de voluntariado lasaliano, también ese mismo año.
Pero el fenómeno más destacable, con respecto al profesorado, a partir de
los años sesenta, es la incorporación de profesorado seglar. Este fenómeno se
produce a partir de 1960 con la contratación de dos profesores, encargados de
los primeros cursos de la enseñanza primaria. Asimismo, el “Profesor del Frente
de Juventudes” fue reemplazado ese mismo año por dos instructores encargados
de la Educación Física y de la Formación del Espíritu Nacional. El reemplazo constante de estos dos últimos profesores va a ser la tónica en los años siguientes.
A partir de 1970 se produce una situación simpática, pues con el profesorado
seglar “colaboran las ‘andereños’ de la Ikastola para dar clases de euzkera
(sic)”. No obstante, a partir de 1973 se produce la incorporación de las mujeres
al claustro del profesorado y desde ese año irá en constante aumento hasta la
actualidad, pues en 2006 eran 22 las profesoras presentes en el colegio, mientras que los profesores seglares eran 4 al igual que los Hermanos, además de
una religiosa, como puede observarse en las tablas y gráficos del anexo.
6.2.3. Donostia: La Salle
Después de la marcha del internado de San Bernardo en 1928, Donostia
había quedado huérfana de un centro de referencia como lo fue este prestigioso
colegio en su momento. Es cierto que continuaban su labor docente el colegio
de los Ángeles en la Parte Vieja donostiarra y el San Luis de Herrera, pero las
características de estas escuelas, centradas en la enseñanza primaria y profesional, no satisfacían las expectativas de los Hermanos, que veían la posibilidad de afianzar sus colegios después de pasada la Guerra Civil y recuperar
un colegio que guardaba cierta aureola de prestigio y reconocimiento social en
Donostia. Por lo tanto, y tan pronto se cree el Distrito de Bilbao, comenzarán las
gestiones para la compra de una finca, denominada Igeltegi, perteneciente a la
familia Echaide-Camio, en mayo de 1940. Después de seis años de la compra
se tomó la decisión de abrir el colegio, el cual llevaría el nombre de La Salle y
349
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
que serviría para resurgir el viejo Colegio de San Bernardo. Por lo tanto, no se
trataba de un nuevo colegio sino la continuación del interrumpido durante unos
años. El deseo era establecer estudios de Bachillerato y Comercio, algo que era
propio del citado San Bernardo. Se inicia así la singladura de un colegio que a lo
largo de los años pasará por las vicisitudes propias de los diferentes contextos
sociales, pero que sentó las bases no sólo para el colegio, sino para otra serie
de dependencias de la propia congregación (Editorial, Hermanos estudiantes, el
Postulantado, el Prenoviciado y el Hogar y Casa Provincial).
El desarrollo de una variedad de actividades y dependencias que se darán
en la finca adquirida en su momento, explica que una de las características
de este centro sea la preocupación por las obras de construcción, bien sea de
ampliación, reforma o acomodación, como también se pone de manifiesto en
un trabajo monográfico sobre el cincuentenario de la creación del centro69. En
la documentación consultada no hay año en que no aparezca algún tipo de obra
de mejora o de ampliación debido a las nuevas necesidades, pero también a las
obras de infraestructura llevadas a cabo en los alrededores del colegio y que
afectaban directamente al centro (la variante de la autopista). Con el paso de
los años desaparecieron del Colegio las enseñanzas de Comercio y el internado,
quedando articulado el centro en Preescolar, EGB, BUP y COU. Además, en el
aspecto educativo el centro ha cuidado en los últimos años de la oferta de la
enseñanza en euskera y ha fomentado el deporte a través de las actividades que
se desarrollan una vez finalizada la jornada escolar.
Otro elemento a subrayar en esta etapa es la creación de dos comunidades
de Hermanos. Así, a partir del curso 1977-78, después de muchas consultas a
los interesados y algunas reuniones con el Hermano Alberto Zabala, Visitador,
se optó por dividir la numerosa comunidad de la Salle en dos, con el fin de
favorecer la convivencia y facilitar su funcionamiento: se crea la denominada
comunidad de “Ariztigane”, dirigida por el Hermano Juan Teodoro Sáez, y la de
“Igeltegi”, tomando así el nombre inicial de la finca, dirigida por el Hermano
Norberto Sagastagoitia70. Ambas comunidades continuaron desarrollando su trabajo educativo en el centro de La Salle. El prestigio perseguido con la intención
de recuperar la memoria llegará en 1998, cuando se le conceda al centro la certificación de Calidad Total, confirmándose en el año 2006, año en el que recibe
la “Q” de Plata del Gobierno Vasco, como premio a la calidad en la enseñanza.
69. Garitano, L. (1997): La Salle, una presencia. Medio siglo de servicio en San Sebastián.
Donostia, La Salle Ikastetxea.
70. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 41.
350
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Construcciones y reformas del Colegio: una constante preocupación
A pesar de que la compra de la finca de Igeltegi se realizó en 1940, figurando
como propietario la sociedad Instrucción Popular S.A. creada por los Hermanos,
no será hasta 1946, al finalizar el Capítulo del Distrito, celebrado en Bilbao,
cuando se nombre al Director del centro y se pongan en marcha las primeras
obras de reforma en el edificio existente ya en la finca. La finca en cuestión
estaba compuesta por una extensión importante de terrenos y un chalet que
había sido construido en 1904 por la familia Echaide-Camio. En el periodo comprendido entre la adquisición de la finca y la creación del Colegio, parece que
los terrenos fueron explotados como una huerta, sin ningún beneficio para los
Hermanos, al no existir comunidad. Ante esta situación, todo eran propuestas
que no llegaron a cuajar: albergue para gente de paso, o para los Hermanos que
tuviesen que hacer el servicio militar en Loyola, comenzar las clases, permanencia de la Procura, etc71. En enero de 1943, el Hermano Visitador Cesáreo albergaba la esperanza de organizar la enseñanza en breve, pero no sería posible
hasta 1946.
Hermano Celso, Primer Director del
Colegio La Salle de Donostia.
El Hermano Juvenal Celso, sobre quien
había caído la obediencia de la dirección de
la Comunidad se trasladó el día 3 de mayo
de 1946 a dicha finca en espera de habilitar los locales para la comunidad y el colegio. Como símbolo de continuidad de este
centro con respecto al de San Bernardo,
no está de más recordar que el Hermano
Celso fue un joven profesor de dicho internado. Mientras se realizaban los trabajos
de rehabilitación, se comenzó con la propaganda del colegio a fin de poder comenzar
el curso 1946-1947. A tal fin se convocó a
los periodistas para informarles del nuevo
proyecto y también se anunció en la prensa
y radio local dicha apertura a fin de captar
a los alumnos para el curso escolar y llevar a cabo unos cursillos durante el verano.
A dicho cursillo acudió una cuarentena de
alumnos, divididos en grupos destinados a
la enseñanza elemental, ingreso y comercio. Después de terminar el curso de verano
71. Administración de la Finca Igueltegui 1942. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 426Carpeta 8.
351
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
el día 1 de septiembre se tomó la decisión de comenzar el curso el siguiente
día 10 del mismo mes. Acudieron un centenar de alumnos, aunque faltaban los
alumnos de peritaje que todavía continuaban en las diferentes academias. A lo
largo de este primer curso irán acudiendo los alumnos siguiendo un goteo constante según las diferentes procedencias. Así, a primeros de septiembre llegarán
los alumnos que deseaban ingresar en la Escuela de Comercio y el 2 de octubre,
que fue la fecha oficial de apertura de las clases, se presentaron 142 alumnos.
Al finalizar este primer trimestre ya eran 172 los alumnos que asistían a clase,
no pudiendo recibir más alumnos debido a lo reducido de los locales. A pesar
de todos los esfuerzos que se realizaron para implantar un medio-pensionado,
finalmente no se pudo llevar a cabo. Asimismo, y dado que el colegio estaba
apartado del centro, se estableció un servicio de tranvía vigilado desde Pasaia y
Donostia. Este servicio suponía un esfuerzo complementario para los Hermanos,
pero también se aseguraba la presencia de un importante contingente de alumnos procedentes de estas localidades.
Durante ese primer curso la comunidad estaba formada por seis Hermanos,
que pudieron hacerse cargo de la enseñanza inmediatamente, debido a que
desde 1940 ya se había solicitado al Obispado la licencia para instalar la comunidad. De hecho, desde el 7 de agosto de 1946 la comunidad empieza a hacer
su vida en el Colegio. También a los pocos días de haberlo solicitado llegó el
permiso para abrir la capilla, con lo cual el 21 de noviembre de 1946 se celebró
la fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen, inaugurando así la citada capilla. Este acto podría considerarse como la fiesta de inauguración del centro, pues
aprovechando los actos de la capilla, se invitó a los directores de los colegios de
Los Ángeles y de San Luis, además del exalumno Juan Pradera, sacerdote, quien
ofició la misa y que tras el evangelio leyó al auditorio el “histórico del Colegio San
Bernardo, haciendo la unión de aquél con el actual”72. Durante estos primeros
meses, por lo tanto, se aseguró la presencia de un importante número de alumnos y de una comunidad amplia, además de unos locales reformados para poder
acoger tanto a la comunidad como al colegio. En los años siguientes a esta fecha
comenzarán los avatares de ampliación de locales, debido a las necesidades
surgidas por la ampliación en la oferta de los estudios y, consecuentemente, al
aumento del alumnado, como podremos observar más adelante.
Así pues, a partir de 1948 se comienzan los trabajos de preparación para
el internado y ya en la crónica de 1949 se adelantan una serie de cuestiones
claves para la construcción del edificio, desde la concesión de los permisos para
el cupo de hierro, tubo y cemento, hasta las conversaciones con el arquitecto,
Sr. Ponte, quien explica a la comunidad lo que supone la construcción del nuevo
edificio aprovechando los desniveles del suelo y la manera más apropiada para
72. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1946.
352
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
dar cumplimiento a las ordenanzas municipales. La comunidad decidió que en
lugar de dos pabellones, era más conveniente optar por el pabellón único. De la
misma manera decidió el Consejo de Distrito. Para el mes de octubre de 1949,
por lo tanto, estaban tomadas las decisiones sobre el nuevo edificio. No obstante, las condiciones en las que estaba el Colegio eran de la mayor comodidad,
pues “el alumnado encuentra las nuevas clases cómodas, amplias, bañadas de
luz y recreando la vista con la perspectiva que de ellas se atalayan. Tampoco
escatiman los elogios a la nueva construcción la diversidad de personas que nos
han visitado”73.
A partir de enero de 1950 se comenzó con la obras de excavación y desmonte de lo que será el sótano del futuro pabellón. En el mes de febrero ya se
procedió a la colocación de la primera piedra, que es narrada así por el Histórico:
“Aunque la ceremonia se quiso exenta de pompa exterior, no careció de solemnidad y sobre dulce emotividad y alegría los alumnos silenciosos y, hasta cierto
punto impresionados siguieron atentamente el desarrollo de la litúrgica ceremonia, especialmente el momento de colocar en la oquedad la clásica piedra, un
cilindro de xinc (sic), conteniendo algunas monedas, periódicos etc. y el acta de
la ceremonia […]. Entre los asistentes e invitados se encontraban el Hermano
Carlos, Visitador, Pbro D. Celedonio Mugica, el Rdo. Hermano Justo Director,
Hermano Jesús Procurador, Autoridades militares, Coronel Sr. Insausti, Teniente
Coronel Sr. Carbajo, Comandante Sr. Frades y Concejal Sr. Mugabure. También
asistieron los Sres. contratistas Elósegui y Querejeta y, naturalmente, en lugar
destacado, como le correspondía, el arquitecto Sr. Ponte… Seguidamente se
sirvió a los invitados una copiosa y variada refacción así en los manjares como
en la bebida”74. Para el mes de marzo se acabó con el desmonte y se comenzó
con la cimentación.
En los dos años siguientes se irán realizando todas las obras, de forma
que se permitía ampliar las instalaciones escolares y un mejor acomodo para
la Comunidad y los internos procedentes de diversos pueblos de la provincia,
que pasaron a ser un importante elemento de la vida colegial. Pero el inicio
del curso 1951-1952 se considera como el año de las realizaciones, como
indica la crónica de ese curso: “el sexto año del colegio La Salle será el de las
realizaciones”, pues el nuevo primer pabellón, ya terminado, acogió a los alumnos que en crecido número acudieron con puntualidad. Continúa la crónica
narrando que: “las clases soleadas y llenas de luz con buen mobiliario y recién
aderezadas, resultaron acogedoras y elegantes. Los dormitorios y las habitaciones individuales son del todo confortables […] Tan sólo el comedor resul-
73. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1950. Archivo del Distrito de Bilbao,
Caja 1026-Carpeta 6.
74. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1950.
353
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
taba inadecuado pues creció el número de mediopensionistas. Mas pronto los
nuevos salones quedarán habilitados así como las cocinas y dependencias”75.
Es decir, que el ritmo de las obras no cesaba, simultaneándose con las nuevas incorporaciones de alumnos. Al segundo mes del curso, prácticamente
se habían abandonado las últimas dependencias de la casa vieja. Hay que
señalar que en el año 1952, al margen del ritmo de las obras, se produjeron
unas importantes inundaciones como consecuencia de las lluvias y el barrio de
Loyola quedó prácticamente aislado, por lo que en la noche del 29 de diciembre numerosas familias del barrio se tuvieron que refugiar en este islote que
era el colegio de La Salle.
Pero como decíamos al comienzo, las obras alrededor de los edificios, van
a ser una constante en este centro. Así, y aunque después de la finalización
de la construcción de este pabellón en 1952 las crónicas dejan de hablar del
tema, ya para 1957 comienza nuevamente a aparecer alguna insinuación sobre
las instalaciones del colegio que parece que se han vuelto a quedar pequeñas,
aprovechando ese año para instalar el aire caliente, pues las nieves caídas ese
invierno les habían hecho recordar la situación. A los cuatro años, volvemos
al tema de las construcciones, a pesar de que el “año 1961 ha sido para el
Colegio un año tranquilo y normal, sin acontecimientos excepcionales, ni realizaciones materiales de importancia. Pero sí ha sido un año en el que se habla
de proyectos –¡Por fin!– para dotar al colegio de lo más imprescindible para el
normal desarrollo de las actividades religiosas, culturales y deportivas: capilla,
salón de actos, patio cubierto y construcción de casa para los Hermanos”76. A
partir de esa fecha y hasta 1965, que se comiencen de nuevo las obras, en los
años siguientes se llevan a cabo obras de adecentamiento y pequeñas reparaciones. En febrero de 1965 se procedió a la colocación de la primera piedra
del nuevo pabellón de ampliación, después de más de seis meses de la labor
de desmonte. El Sr. Vicario de la Diócesis, en representación del Obispo, presidió el acto, que se llevó a cabo el día 11 de febrero, festividad de la Virgen de
Lourdes, y que fue la misma fecha en que hacía quince años se celebró idéntica
ceremonia en el pabellón ya existente. Este nuevo pabellón fue encargado al
arquitecto Sr. Arizmendi. Para el mes de abril ya se comenzaron las obras del
salón de cine y la capilla.
En los años siguientes las obras llevaban buen ritmo, aunque en 1968,
y a punto de ponerse en servicio la Iglesia y el salón, se inician las obras de
la nueva carretera de circunvalación de la ciudad, desapareciendo el parque y
dificultando los accesos al colegio. No obstante, en diciembre de 1969 ya se
inaugura la capilla. Se trata de una Iglesia amplia, con capacidad para unos
75. Crónica de la Comunidad del Colegio de La Salle de 1950.
76. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
354
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
900 alumnos, funcional, con elementos constructivos duraderos, de muy buenas condiciones acústicas, bella en su sencillez y en la armonización de sus
elementos arquitectónicos y acogedora. Está dedicada a San Juan Bautista de
La Salle, cuya estatua, hermosa talla del escultor guipuzcoano Beobide, figura
en un lateral del presbiterio77. Para esas fechas, el propio crecimiento del barrio
de Loyola y la mayor cercanía al colegio hará que desaparezca la sensación de
distancia y aislamiento que tenía en los primeros años. Después de esta fiebre
constructora tanto en el interior del colegio como en el exterior, parece que 1970
fue un año en el que “el colegio, después del inmenso esfuerzo económico, ocasionado por la construcción del nuevo pabellón, empieza a recuperar parte del
equilibrio perdido, y a superar bastantes dificultades”78. No obstante, a partir de
esa fecha serán otros los retos a los que tendrá que enfrentarse el colegio, con
la aplicación de la Ley General de Educación aprobada en ese año. En los años
siguientes se continuará con las pequeñas reparaciones que surgen, además de
la compra de material, mobiliario, instalación de aire caliente en la Iglesia, laboratorios de historia natural. Sin embargo, no será hasta 1976 en que el centro
adquiera conciencia de que las obras pueden darse por finalizadas: “la construcción del Colegio ha visto su fin, al menos exteriormente”79, aunque todavía en
1978, 1980 y 1981 se lleven a cabo algunas mejoras y pequeñas obras en los
patios, en las aulas para incorporar a los alumnos de COU, o en la comunidad,
instalándose agua caliente en las habitaciones.
A pesar de este ritmo de obras y el desembolso económico que suponía, el
Colegio, en 1955, contribuyó a la realización de una colecta de víveres y ropas
que posteriormente fueron entregados al Sr. Párroco para que los repartiera
entre los pobres de su jurisdicción, así como en el año 1981, el Histórico menciona que se ha dado una importante cantidad económica a Cáritas con destino
a los parados. Sin embargo, esta etapa, en cuanto a las reformas y construcciones escolares, terminará con una cierta estabilidad en cuanto a la ocupación
de los espacios, pues en 1981 desaparece definitivamente el internado y al año
siguiente se trasladan aquí los grupos de formación (Prenoviciado y Aspirantado),
lo cual permitió al Colegio disponer de amplios espacios para otras actividades
escolares. También tendrá lugar la instalación de la Casa provincial en el quinto
piso del pabellón nuevo, mientras que en el cuarto se instalará una residencia
de estudiantes universitarios80. Para completar todas las instalaciones tan sólo
faltará un polideportivo, que se construirá en 1996.
77. Supplément à l’Historique pour l’année 1969.
78. Supplément à l’Historique pour l’année 1970.
79. Suplemento al Histórico para el año 1976.
80. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 25.
355
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Así pues, a partir de 1981 decae un poco la preocupación constante por las
reformas y construcción de nuevos pabellones para aumentar la capacidad, la
oferta escolar, la apertura de nuevas dependencias y la mejora de las condiciones escolares; así como ampliar los espacios para las dependencias que se han
ido instalando a lo largo de los años. A pesar de ello, todavía veremos que se
continúan haciendo pequeñas y grandes obras para mejorar las condiciones de
los patios, instalación de agua caliente en las habitaciones y algunas mejoras
en la comunidad, instalación de la calefacción en el edificio de los alumnos de
EGB y COU en 1991, o el arreglo de la fachada en 1992, remodelación de los
antiguos dormitorios del internado para aulas de COU en 1978-79, muro de
contención en el campo de fútbol, cambio de la entrada principal del colegio,
biblioteca escolar, transformación completa del chalet para implantar en él el
preescolar, obras para mitigar el ruido de los coches, creación de un amplio frontón, etc.81. No obstante, después de estas obras de mantenimiento que afectan
mayoritariamente al interior del colegio, vuelve al centro la fiebre constructora,
de manera que a partir de 1994 ya se inician los trámites para la construcción
del Polideportivo, que finalizarán en 1996.
Las obras del Polideportivo suponían un proyecto de gran envergadura, y
con ellas se aprovechó para llevar a cabo otras obras de mejora, unas por necesidades pedagógicas y otras para mejorar las condiciones de las habitaciones
de la Comunidad que ya habían quedado un tanto obsoletas; además de todos
los trabajos de acomodación debido a la creación de aulas de informática.
Asimismo se cubrió parcialmente la terraza que unía los dos edificios, “así
los días de lluvia podemos acceder a la zona de comedores sin tener que ir
corriendo o ‘cantando bajo la lluvia’”82. Asimismo los alrededores del colegio se
fueron urbanizando a lo largo de estos años, con la creación de nuevos accesos
y un barrio que está tocando el colegio. Así, en esta etapa, en sus aspectos
materiales el colegio ofrece las mejores condiciones que se verán favorecidas
con la creación de un nuevo barrio en las Riberas de Loyola, lo cual permitirá
otro nuevo acceso al Colegio y el previsible aumento del alumnado. Así pues,
cuando en 1997 se celebraron las bodas de oro del colegio, se aprovechó
para bendecir el nuevo polideportivo y a la vez ofrecer una imagen totalmente
renovada del edificio. A los actos con motivo del cincuentenario del colegio
asistieron el Alcalde, quien felicitó al centro por los servicios prestados a la
comunidad donostiarra, Inaxio Oliveri, Consejero de Educación del Gobierno
Vasco, quien aprovechó el acto para recordar que el colegio La Salle “fue el primer centro privado en impartir clases de euskera”83, hacía ya veinte años desde
entonces, además de un nutrido grupo de exalumnos, del alumnado, padres,
81. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 22 y Suplemento al Histórico para el año 1977.
82. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
83. El Diario Vasco, 19 de mayo de 1997, p. 6.
356
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
madres y profesorado. En este acto se colocó una placa en una de las paredes
con el texto “Herriaren Zerbitzuan 1946/47” y el logotipo del colegio.
Todo este tipo de obras suponían una inversión importante para el centro,
pero también una serie de gastos en constante crecimiento. Las fuentes de
financiación del centro eran el pago de matrícula del alumnado, pero sobre todo,
las cuotas de los alumnos internos, que permitieron al centro abordar todas las
reformas, por lo menos hasta 1981. También hemos de recordar que las subvenciones para las construcciones escolares, fueron una vía indirecta de ayuda
a los centros religiosos durante el franquismo. A partir de esa fecha, el uso
durante el verano de las dependencias del internado para el sostenimiento de
cursos o acogida de personas o estudiantes, también permitía abrir otra fuente
de financiación, pues se comenzó a alquilar habitaciones a personas de paso
por Donostia, particularmente en verano, o a universitarios extranjeros, y a los
alumnos de Cursos de Verano. Desde 1982, el 4º piso está ocupado por jóvenes
universitarios durante el curso.
A partir del traspaso de competencias al Gobierno Vasco en 1981, se abría
otra fuente de financiación, pues “las subvenciones del Gobierno Vasco se
empezaron a incrementar a partir de 1982… aunque menos de lo deseado e,
incluso, pedido; vinieron a ayudar en dos campos: inversiones y cuotas de enseñanza. La especial atención que el colegio ofrecía a la euskaldunización aumentó
algo la cuantía de las ayudas. Pero, correlativamente, subió, también, el coste
al dividirse algunas clases, según los modelos lingüísticos, lo que exigía más
profesorado”84. De esta manera se establecía una línea de subvenciones que
permitía al centro afrontar nuevos retos, como la progresiva euskaldunización
del centro, pero también se abrían las posibilidades para otro tipo de alumnado:
“Así se saneó la economía del Centro: hizo asimismo accesible el colegio a
familias menos pudientes, con lo que cambió nuestra clientela: el alumnado de
EGB pasó a ser en su mayoría del barrio de Loyola y cercanías. Los autobuses
que traían a los alumnos llegaron a desaparecer… En BUP se iban incorporando
alumnos procedentes de ikastolas…”.
No obstante, la situación definitiva llegará con la ley de conciertos del
Gobierno Vasco, de 1986, en aplicación de la LODE a la Comunidad Autónoma
Vasca, aunque “cuando se iniciaba su aplicación, se produjo el cambio de
gobierno con un pacto con los socialistas (en sus manos, precisamente,
recayó la Consejería de Educación), y la ley de Conciertos fue recurrida al
Tribunal Constitucional. Al año escaso del acceso del PSOE al Gobierno, publicaron normas más restrictivas que las anteriores para los Centros… pero al
seguir con los conciertos plenos situó al Colegio en posición ventajosa con
84. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 38.
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
respecto a otros colegios”85. Con respecto a las subvenciones en 1997, el
libro del cincuentenario se refiere a la diferencia de criterios con los conciertos según se trata de pública, ikastolas o privada, y dice: “nosotros preferimos llamarnos ‘Centros de iniciativa social’ y pertenecemos a EIEF (FERE de
Euskadi) y a Promengui (Promotora de la Enseñanza en Guipúzcoa), incluida a
su vez en la Federación de ‘Educación y Gestión’”86. Esto lo dice el Hermano
Juan Landa, presidente de esta última asociación, quien recordaba la huelga
del profesorado en 1988, de especial incidencia en Guipúzcoa87.
El transporte escolar
Pero si estas son las vicisitudes por las que pasó el centro, sobre todo
guiado por la preocupación de ofrecer las mejores condiciones materiales
en el colegio y con el objetivo de ir adecuándose a las nuevas necesidades
escolares, lo cierto es que tenemos que situarnos también en un contexto
en el que llevar a cabo todas estas obras de reforma suponían una dificultad
añadida debido a la penuria que se estaba pasando en aquellos años en la
provincia, y en general en todo el Estado Español. Por lo tanto desde esta
perspectiva podemos comprender mejor otras preocupaciones más perentorias. Nos referimos a la matanza del cerdo que, en general, en los primeros
años es cita obligada en las crónicas de la Comunidad, como dice el redactor
de la crónica de 1949, en febrero: “tuvo lugar la matanza de un buen cebado
cerdo”. Otras preocupaciones afectaban a necesidades surgidas por las condiciones del colegio, como la colocación de estufas en las clases en 1947,
la instalación de servicios de altavoces en 1953, del aire caliente en 1958
coincidiendo con una gran nevada en Donostia, la adquisición temprana de
un televisor para los alumnos internos en 1957 o la compra de aparatos de
gimnasia en 1974.
No obstante, el transporte escolar fue una preocupación que permaneció
desde el comienzo del colegio hasta mediados de los años setenta, pues de
alguna manera la localización del centro impedía el acceso a los alumnos, a
menos que no se dispusiera de dicho transporte. En definitiva, la solución era
conseguir que llegasen al colegio tranvías, u otros medios de transporte, como
autobuses que ya circulaban por la zona desde 1948, para facilitar el acceso al
colegio a los alumnos procedentes no sólo de pueblos más o menos cercanos,
sino también de la propia ciudad de Donostia. Debido a su ubicación, el Colegio
85. Ibídem.
86. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 39.
87. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 43.
358
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
dependía de una buena red de transportes públicos. Así se podía contar con
unos horarios especiales del Topo y hasta un vagón reservado para los alumnos
procedentes de Rentería, Pasaia y Herrera. Otro tanto ocurría con el tranvía de
Hernani, o los autobuses de Astigarraga. Durante muchos años, funcionó un
sistema de autobuses propios para el servicio de los alumnos de Donostia que
durante veinte años y hasta 1974 facilitaron su llegada al centro. En este año
los cuatro autobuses propiedad del colegio se vendieron a la compañía Hijos de
Aréizaga, quien aseguró el servicio colegial durante aquel curso88. Este sistema
condicionaba de alguna manera al centro en cuanto a los horarios y también a
los Hermanos que se veían obligados a la tarea de acompañamiento durante
cuatro itinerarios al día. No obstante, con los nuevos cambios que se estaban
produciendo en los alrededores del Colegio, se favoreció la matrícula de alumnos que vivían cerca, con lo cual se vendieron los autobuses, como hemos señalado, y también se ganó en comodidad y en economía89. El servicio de autobuses
también se utilizaba para que los alumnos pudieran asistir a misa colegial los
domingos, como ocurrió en 1955.
El internado 1946-1981
Si como hemos señalado este Colegio de La Salle tenía como objetivo emular
de alguna manera al primitivo pensionado de San Bernardo, lo cierto es que una
de las condiciones para poder imitarlo era poseer un internado. De esta manera,
ya desde el primer curso, se puede apreciar la presencia de alumnos internos
que, paulatinamente, irán aumentando, según el centro vaya adquiriendo mayor
prestigio y ofrezca las condiciones apropiadas para este tipo de establecimiento.
Por otra parte, el internado, sobre todo en los primeros años, servía para conseguir fondos económicos nada despreciables, sobre todo cuando “las obras
se engullían los escasos ahorros”90. En este sentido, los informes del Hermano
Visitador ponen en evidencia el continuo pesar por la mala situación económica
de los primeros años del centro que dura casi hasta los años 60 y, por otro, la
loa permanente hacia el Director y su buena gestión dentro de la poca economía
que podía disfrutar. También el Hermano Visitador, en el año 1947, muestra su
extrañeza cuando señala que por las clases se pagaban 18 pesetas, “pese a lo
cual hay verdadero afán por colocar aquí a los niños”.
88. Suplemento al Histórico para el año 1975.
89. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 27.
90. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 38.
359
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
La matrícula fue aumentando de manera espectacular, llegando a rondar los
200 alumnos internos, como podemos observar en la siguiente tabla91:
Tabla 56. Donostia - La Salle, alumnos internos (1947-1981)
Curso
Internos
Curso
Internos
1946-47
18
1962-63
150
1951-52
85
1963-64
165
1954-55
110
1964-65
186
1955-56
135
1966-67
182
1956-57
133 (179)
1971-72
163
1957-58
186
1976-77
87
1958-59
190
1980-81
40
1961-62
145 (211)
A pesar de que la matrícula total de alumnos iba ascendiendo en los
años en que permanecía el internado, lo cierto es que a partir de la década
de los 70 el descenso se irá produciendo paulatinamente. En general la procedencia social de los alumnos era de “las mejores familias de los pueblos
de Gipuzkoa…venían de nuestras escuelas de Zumarraga, Eibar, Beasain o
Zarauz o de otros pueblos de la provincia”92. Es decir, por una parte, de familias que querían que sus hijos pudieran cursar estudios de bachillerato, y por
otra, porque era una salida para aquellos estudiantes de las propias escuelas
que no ofertaban este tipo de estudios. Como cuestión anecdótica, hay que
señalar la presencia entre los internos, a partir de 1957 del famoso “negrito
de Bata (Guinea Ecuatorial) José Luis Buesule: que aquí hizo su primera comunión, las familias de sus compañeros se peleaban por llevarle algún domingo
a comer a casa”93. La presencia de este alumno fue recibida como un regalo
de Reyes, pues era un “encantador niño que une su inocencia propia de
sus pocos años a una buena voluntad y un afán de agradar impropia de los
mismos”. Por el hecho de encontrarse separado de los suyos, en su primera
91. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 46. Los datos recogidos en los Históricos, comparados
con los facilitados en esta obra no coinciden para los cursos 1956-57 y 1961-62. Los datos entre
paréntesis son los que figuran en el libro citado en esta nota.
92. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 47.
93. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 47.
360
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
comunión “recibió muestras de extraordinaria simpatía por parte de todo el
alumnado que, gracias a Dios, no hace distingos raciales”94.
Para suavizar un tanto la vida en el internado, a partir de 1956 se puso en
práctica una actividad que se continuará en los años siguientes y que consistía
en dejar que los internos pudiesen ir a su casa una vez al mes. Pero para ello
tenían que cumplir una condición: haber obtenido un determinado número de
vales de estudio. Como señala el narrador del Histórico del año 1957, parece
que “esa idea representa un estímulo para su trabajo”.
El cierre del internado, se debió a tres tipos de causas: académicas, sociales y colegiales: “En los pueblos se fueron estableciendo Institutos de Segunda
Enseñanza…En el último curso el internado no llegaba a 40 miembros…; los
aires de libertad que soplaron a mediados de los 70 se hacían poco compatibles con el ambiente de austeridad y disciplina y trabajo característico de
nuestro internado y que hasta ese momento se aceptaba como lo más natural
del mundo”95. Pero para llegar a la situación del cierre, previamente se hizo
un replanteamiento del Internado entre los miembros de la Comunidad, en el
curso 1979-8096. Para entonces el internado estaba ocupado mayoritariamente
por alumnos de BUP, excepto uno de COU y otro de 8º de EGB, pues eran los
preferidos ya que los de COU eran demasiado mayores para la disciplina de un
internado y los pequeños por la misma razón. La procedencia de los mismos
era guipuzcoana, con mayor peso los internos procedentes de Legazpi, Ordizia,
Beasain y Zarautz (pueblos donde los Hermanos tenían también su presencia
con escuelas primarias). Pero las razones para el replanteamiento eran evidentes: con el número de internos existente entonces (39) era imposible su mantenimiento económico; significaba una atadura laboral para los Hermanos que
no se veía recompensada con una mayor adhesión al Colegio por parte de los
internos y, finalmente, la última razón era de tipo apostólico, pues los Hermanos
recordarán son “religiosos educadores dedicados a los pobres”. Tras el estudio
pormenorizado de estas razones, con propuestas a favor y en contra, se optó por
la alternativa de quitar el internado, frente a otra que planteaba el aumentar el
alumnado hasta 75 internos.
94. Supplément à l’Historique pour l’année 1957. Llama la atención que estos documentos
entre los años 1953 y 1960 sean verdaderas joyas fotográficas, pues además del contenido escrito
sobre las actividades del Histórico, se incluye una profusión de fotografías de alumnos, elegantemente vestidos, de actividades religiosas, deportivas y sociales que nos ofrecen una visión muy
vivida de las actividades del centro en esos siete años. Los redactores de esos documentos fueron
el Hermano Epifanio Gazpio, Subdirector entre los años 1953 y 1957, y el Hermano José María
Fernández Gurruchaga, Prefecto, entre los años 1958 y 1960.
95. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 48.
96. Replanteamiento del Internado del Colegio La Salle. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja
450-Carpeta 20.
361
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Cuando el internado no estaba ocupado por los alumnos ordinarios del curso,
en época de vacaciones, se solían recibir visitas de Hermanos de otras comunidades. El centro sirve de residencia en agosto para la celebración de actividades
lúdicas y deportivas, como los Juegos del Cantábrico en 1966. En ese mismo
año, en el mes de septiembre, pernoctaron en el centro “Les petits chanteurs
des Versailles” que actuaron en distintas localidades de la provincia. Durante
la Semana Santa un grupo de la J.O.C. se aprovecha de nuestros locales para
hacer el Retiro anual. Al año siguiente se acoge a diversos grupos folklóricos
internacionales que van a actuar por la ciudad y, asimismo, llegaron al colegio
300 deportistas infantiles de todos los rincones de España.
Vista panorámica del Colegio La Salle de Donostia
El centro se ve muy solicitado como hospedaje en verano para Hermanos y
forasteros, de manera que en algún momento llegaron a tener una ocupación que
rozaba la capacidad máxima del centro. No obstante, una de las utilidades mayores
del centro durante el verano eran los cursillos que se organizaban, así como la permanencia de alumnos internos que se preparaban para los exámenes de septiembre. Esta actividad además de emplear a los Hermanos en la docencia, suponía
una entrada de dinero que servía para otras actividades y reformas del edificio.
Tal es la actividad y la presencia de personas durante el verano, que ya en
1970 se constata que “como ya es habitual en este Colegio, fueron organizados
varios cursillos para Hermanos. Este año a nivel de ingreso en la Universidad.
Por otra parte, el número de Hermanos de paso en esta época estival, procedentes de la geografía nacional y extranjera, es cada vez más creciente, lo que
constituye un problema para la Comunidad”97.
La vida del centro y otras actividades escolares
Si el internado adquirió cierto prestigio sobre todo en los veinte primeros
años, con el transcurso del tiempo los alumnos externos irán configurando el
núcleo importante del centro, como veremos más adelante, al referirnos a la
97. Suplemento al Histórico para el año 1970.
362
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
evolución de la matrícula. Por lo tanto, además de atender las condiciones
exteriores y de ampliación del edificio también se llevó a cabo toda una serie de
medidas que favorecieran un ambiente de aprendizaje y, en la medida de lo posible, ir adquiriendo una atmósfera familiar que posibilitase la mayor presencia de
los alumnos en el Colegio. No se trataba únicamente de acondicionar aulas o
crear laboratorios, como vemos que ocurre a lo largo de los años, sino también
tomar medidas para que los alumnos pasasen el mayor tiempo posible en los
ambientes del colegio, a través de actividades lúdicas o deportivas.
Para propiciar este ambiente, una medida importante fue la apertura, en
1953, del Salón Cine-Colegial de gran éxito de público y que además cumplía
otra misión como así nos lo hacen saber cuando textualmente dicen “con ello
les apartamos definitivamente de las salas públicas y les entretenemos dentro del ambiente escolar”. Pero al margen del cine, otra de las actividades en
las que se volcaban los Hermanos de La Salle era en el deporte, organizando
campeonatos de todo tipo e incluso llegando a tener un equipo hípico allá por
1957. Ese mismo año de 1957 es el comienzo de la conversión de La Salle en
“residencia de verano” de numerosos alumnos, Hermanos de otros pueblos y
ciudades y cualquier persona que se acercase por el colegio, hasta el punto de
que en el año 1970 se constata que la presencia de numerosos Hermanos en el
centro en época veraniega se estaba convirtiendo en un problema.
Si bien la vida del centro en sus actividades internas estaba centrada en
cuestiones relacionadas con la mejor oferta escolar, acondicionar el centro
a las demandas de los alumnos, o en facilitar el acceso al centro, también
podemos observar, que a lo largo de los años se llevan a cabo una infinidad
de actividades que tienen que ver con el alumnado y su relación con el centro.
Una fecha memorable fue en la primavera de 1951 en la que se celebró una
Semana Lasaliana, con motivo del Tricentenario de San Juan Bautista de la
Salle, organizada por los antiguos alumnos del San Bernardo y de los Ángeles,
asesorados por los Hermanos Celso, Justo y Nicolás. En esa semana se celebraron conferencias, conciertos y representaciones teatrales, además de “un
inacabable y ordenado desfile de alumnos al salir del solemne pontifical de la
catedral, acompañando en procesión la bellísima talla de San Juan Bautista de
La Salle hasta la Parroquia de San Vicente, para nosotros los Hermanos ofrecía un espectáculo inenarrable. Lleno de dulce emoción la muchedumbre que
se apiñaba en las aceras, y colgada en los balcones, reflejaba en su rostro la
devoción y simpatía que el piadoso cortejo le inspiraba. En esta semana es de
destacar el homenaje de los orfeones y agrupaciones de San Sebastián a nuestro Fundador”98
98. Crónica de la Casa de San Sebastián. Colegio La Salle, 1951.
363
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
En este sentido la Asociación de Exalumnos, que comenzó sus actividades
en 1951, y que pretendía recuperar el espíritu del San Bernardo, no llevó a
cabo tantas actividades como se esperaba, de manera que en el año 1961 se
la critica porque únicamente se limita a realizar una asamblea anual y no hace
nada por conseguir un local para sus actividades. Sin embargo, en el año 1966
se organiza una visita a Bayona, al Colegio de San Bernardo, para reunirse con
los antiguos alumnos de allí y en mayo se consigue reunir en asamblea a más
de 200 exalumnos. Al año siguiente se organizan un par de comidas y en 1968
la cifra de exalumnos que se reúnen en la asamblea anual es de 450 personas,
para, un año más tarde, crear un equipo de trabajo con reuniones semanales
y una Dirección compuesta por antiguos alumnos y un representante de los
“Bernardos”. Entre los proyectos de la Asociación estaba la creación de un
fichero de datos de exalumnos, montar un club social, una posible cooperativa
de construcción de viviendas y, sobre todo, ejercer una labor social entre los
exalumnos lasalianos procedieran éstos de donde procedieran.
Después de unos años sin tener noticia de sus actividades, en 1972 se retoman las mismas, destacando entre ellas la organización de unas Conferencias
Pedagógicas que consistieron en que la Asociación organizó unos cursillos de
Mentalización Lasaliana a los que acudieron alrededor de 40 personas durante
una semana de 19,30h a 22h. Lograron sensibilizarse de la problemática educativa a todos los niveles y, sobre todo, el problema candente que hoy necesita
una ayuda inmediata, el problema de la educación de la fe. Todos los primeros
lunes de cada mes y a la misma hora, se volvieron a reunir los participantes de
este primer cursillo dándole un matiz eminentemente religioso, ya que después
del tema tratado se terminaba con la celebración eucarística. Al año siguiente
se organizan cursillos para padres, Cursillos de Orientación Familiar sobre relaciones matrimoniales y sobre educación de los hijos, (estos dos temas dados
por un matrimonio), sobre cómo conocer a nuestros hijos para mejor educarlos,
impartido por el Hermano José Antonio Martínez Rosell, sobre la educación de la
fe, a cargo del Hermano Javier Marquiegui, y sobre las relaciones familia-colegio
dado por el Hermano Jaime Álvarez. Primero los trataban en grupos reducidos
de ocho para luego tener la puesta en común en gran grupo. En palabras de los
Hermanos, estos cursillos sirvieron para inquietar a los padres en la problemática educativa, para acercarlos al centro y para animar a los educadores en tarea
tan importante y trascendental. Además, de estos grupos surgieron dirigentes
para potenciar la Asociación de Padres de Familia del Colegio99.
También en este ámbito de vitalizar las actividades externas con el Colegio,
en el año 1973 se produce la creación del Hogar Lasaliano (una sociedad gastronómica tan de acuerdo con los gustos de la provincia) pero ampliando esta
99. Suplemento al Histórico para el año 1973.
364
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
idea y destinando su local a la familia lasaliana. Aunque las pretensiones de
esta sociedad denominada SALLETARRAK (los de La Salle) eran en un principio
las de integración de los antiguos alumnos dentro de la Asociación, a medida
que fue funcionando estos objetivos desbordaron con mucho las ideas iniciales;
convirtiéndose en un trampolín de iniciativas y siempre de cara al colegio. De
Salletarrak salieron las iniciativas de las convivencias lasalianas, el establecer el
sábado familiar con la culminación con la misa de las siete y cuarto, la creación
de un grupo de Cruz Roja de la Juventud en el colegio, cursillos de socorrismo
para alumnos mayores, la operación papel (recogida de revistas y periódicos con
cuyo fondo se atienden algunas obras sociales y culturales de los alumnos), la
rifa de Navidad con la misma finalidad, etc. todas ellas con un matiz eminentemente cristiano, como el retiro de tres días en Aranzazu para los socios en la
Semana de Pasión. Hay que señalar que el que impulsó esta sociedad fue el
Hermano Celso, quien supo inyectar este espíritu. Para él fue una de sus obras
más queridas y la que más alentó sus últimos días vividos en este su colegio. El
Hermano Celso murió el 29 de diciembre de 1973, a las 5 de la tarde, después
de haberse preparado con aquella elegancia y serenidad, para decir: “me pongo
en manos del médico de arriba, a lo que Él disponga”100.
Por otra parte, además de las habituales visitas del Hermano Visitador y de
las autoridades eclesiásticas, también se da alguna visita de las autoridades
civiles y de alumnos procedentes de otros centros extranjeros, como es el caso
que se produce por primera vez en 1960 cuando llegan al barrio de Loyola 30
alumnos del colegio de Lille (Francia) a pasar el verano y a aprender español.
En cualquier caso, como bien dicen los Hermanos, éste es un centro muy concurrido al ser zona de paso entre la península y Europa y ellos son partidarios
de mantener relaciones con todos, pero especialmente con la Comunidad de
Auxiliadoras del Purgatorio, con la Comunidad de canónigos regulares y con
ciertas personas del barrio con las que compartían reflexión y oración común, es
decir, con quienes trabajan cerca de nosotros pues “procuramos no ser una isla
incomunicada”.
El año 1976 fue especialmente activo en cuanto a los cursos para los
padres, organizados por la propia asociación de padres de familia. En los tres
cursos organizados se trataron los siguientes temas: Los hijos interrogan; Valor
del ejemplo de los padres; La jerarquía de valores en la familia y su repercusión en los hijos; ¿Se disuelve la familia?; ¿Cuáles son las bases de la familia
para el futuro?; Los padres de cara a la calle; Los hijos metidos en la calle. A
los mismos asistieron entre 80 y 100 asistentes. Durante ese año se organizó
una excursión a Urdiain con más de 1.000 personas entre alumnos, padres,
Hermanos, etc. y se realizó un homenaje al Hermano Fermín por llevar más de
100. Suplemento al Histórico para el año 1973.
365
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
25 años en el colegio. Además de organizar un cineforum. También hay que
recordar la participación activa de los alumnos en la Tamborrada que desde la
década de los años sesenta se ha mantenido hasta la actualidad.
Por otra parte es de destacar la preocupación social en determinados
momentos, como en 1982 ante el grave problema del paro y en el que los
Hermanos, dentro de una campaña promovida por diversas instituciones religiosas, colaboraron económicamente tanto personal como comunitariamente. La
colaboración con organizaciones no gubernamentales también está presente
como ocurre en 1987 donde ANESVAD agradece la colaboración económica a
la comunidad para una leprosería en Filipinas, u otro tipo de colaboración con
Manos Unidas y Proyde, en 1992. También los alumnos y familias colaboraron con sus aportaciones a las misiones lasalianas de Aguarongo y Togo en
1988.
En el ámbito de las relaciones con el exterior, a lo largo de los años se aprecia, además de las visitas más o menos frecuentes de Hermanos y del Visitador
Provincial, la visita del Reverendo Hermano Superior General en 1947, 1950,
1964, 1974. En 1992 visitó el Colegio el Superior general John Johnston, acompañado por el Consejero General Martín Corral. También otras visitas más esporádicas se irán produciendo como la del Hermano Visitador General de Canadá,
el de Nantes o el Procurador General del Instituto de París, en 1953, o la del
obispo de Chile Monseñor Munita Izagirre en 1950, la del Nuncio de su Santidad
Monseñor Antoniutti en 1957 y 1959. En la década de los ochenta se registran
las visitas del obispo Setién, además de otros Hermanos procedentes de países
de misiones, como Benin, Ruanda o Rumanía.
Fuera de toda costumbre en la redacción de los Históricos de las Comunidades,
sorprende encontrar en el del año 2000 un comentario sobre la situación política
del momento, pues después de referirse a la finalización del Capítulo General
celebrado en Roma y al Capítulo de Distrito de Bilbao, el cronista nos dice: “Gure
EUSKADIrentzat nahiko urte txarra izan da” (=Ha sido un año bastante malo para
nuestra EUSKADI), para comentar a continuación los problemas que siguen sin
resolverse: asesinatos, malas relaciones entre los partidos políticos, luchas y,
al final, sin Paz.
Planes de estudio y cambios curriculares
Durante esta etapa del colegio, se irán produciendo una serie de cambios
legislativos referentes a educación. Hemos de recordar que, por una parte,
cuando el colegio se abre está en vigor la Ley de enseñanza primaria de 1945 y
cuando termine esta etapa, prácticamente se ha desarrollado la ley más importante en esa época, es decir, la Ley General de Educación de 1970. Además,
366
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
el centro se verá afectado sobre todo por las disposiciones legislativas relacionadas con la enseñanza secundaria, o también llamada media, y en concreto
las nuevas formas que va a adquirir el bachillerato. Y tiene repercusión en el
centro porque, al ser un centro privado estará obligado a tener que presentar a
los alumnos a los diferentes exámenes oficiales, a fin de acreditar los estudios
cursados.
Si ello era así, se entiende la preocupación que tenían los diferentes narradores de los Históricos cuando constantemente se están refiriendo a la celebración de exámenes o a los resultados de los exámenes oficiales, celebrados
en la Escuela de Comercio, o en los Institutos de secundaria. Observemos de
qué forma nos narra la presentación a los primeros exámenes de bachillerato,
después de ponerse en marcha la reforma de Ruiz Giménez, en 1954: “los
exámenes de fin de curso rubricaron la labor desarrollada durante el mismo.
Era la primera vez que los alumnos de La Salle se presentaban al examen final
con caracteres de oficial, al participar en la prueba llamada de grado elemental de Bachiller”101. Es decir, al tratarse de un sistema dual, los alumnos que
pretendieran seguir sus estudios en el bachillerato debían presentarse a un
examen oficial en el Instituto de Enseñanza Media. En 1957 se presentarán por
primera vez también a los exámenes para el acceso al Bachillerato superior. En
ambos casos el éxito fue seguro: “en los exámenes oficiales, gracias a Dios,
obtuvo el colegio unas notas muy brillantes, que dieron mucho que hablar,
favorablemente, en toda la Provincia. Particularmente los de Cuarto de Bachiller
que aprobaron todos, siendo el único colegio que obtuvo tal resultado. Laus
Deo!”102.
A esta preocupación por los exámenes de las famosas reválidas de bachillerato elemental y superior, al acabar los cursos 4º y 6º, o bien en el Preu al
finalizar el bachillerato superior y, posteriormente, con la selectividad tras el
curso de COU, a partir de 1971, tenemos que sumar los exámenes ordinarios
del colegio. Todo ello conformaba una amalgama de exámenes continuos que
podían estresar a cualquier alumno y por supuesto también a los profesores.
Al pivotar toda la enseñanza alrededor de los exámenes oficiales se creaba
un sistema de enseñanza y de aprendizaje que giraba alrededor de dicho
examen. De ahí la preocupación constante por la obtención de buenas notas.
Lo cual pone de manifiesto que, a pesar de los planteamientos pedagógicos
que se puedan tener, el tener que rendir cuentas en un examen determina
los modos de enseñanza. Es cierto que, con el tiempo, esta forma de evaluación cambiará, no solamente con la puesta en marcha de la Ley General
de Educación y la forma de aplicación, sino también por la evolución de la
101. Supplément à l’Historique pour l’année 1954.
102. Supplément à l’Historique pour l’année 1957.
367
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
escuela, los nuevos planteamientos pedagógicos y la necesidad de acomodar la enseñanza a las características del alumnado. Por lo que respecta al
centro, los cambios irán introduciéndose adecuadamente. Así, en el curso
1971-72 se sustituyó el Preu por el COU, mientras que el 1º de BUP cogería
el relevo de 5º de bachillerato del plan anterior, durante el curso 1975-76. En
el curso 1978-79 se completó el ciclo con los tres cursos del BUP, más COU.
La implantación del COU por primera vez en 1972 es descrita de esta manera:
“la experiencia que ha tenido el centro en el presente curso ha sido que por
primera vez ha funcionado el COU, con unos 100 alumnos. Aunque la incertidumbre de los programas, la desorientación del profesorado, la angustia
producida por el control del Delegado de la Universidad, etc., ha sido un curso
que se ha desarrollado con dedicación por parte de todos y los resultados han
sido francamente satisfactorios”103.
Este es el marco en el cual debemos contemplar las reformas educativas
a lo largo de esta etapa. No obstante, también tenemos que señalar que este
Colegio siempre ha mostrado una identidad propia, heredera del antiguo San
Bernardo. El colegio de la Salle vivirá estas vicisitudes de la enseñanza secundaria, pero con una particularidad: “nacido por así decirlo, como para revivir
y prolongar la tradición del viejo San Bernardo, que se había destacado…y
diferenciado por su atención especial a la Enseñanza Comercial, empezó cultivando el Peritaje Mercantil (más una clase de Técnica Comercial) hasta que
desapareció en 1959, totalmente absorbido por el Bachillerato, por reforma
oficial”104. También ha quedado en el tiempo aquella línea dual que permaneció hasta la reforma de la Ley General de Educación, aquellos exámenes
a la edad de 10 años, para iniciar el Bachillerato, o a los 12 para iniciar el
Comercio, o continuar hasta los 14 para iniciar la vida laboral. Con la LGE
y después de ocho cursos se podría obtener, a los 14 años, el Graduado
Escolar. Por lo tanto, la primera imagen de un centro dedicado a las enseñanzas comerciales se diluirá con el tiempo, centrando toda su actividad a partir
de los años sesenta en la enseñanza secundaria. Por ello cuando se plantea
la cuestión de por qué no la enseñanza profesional, la respuesta es clara: “no
parece que se haya planteado nunca con fuerza la conveniencia de establecer
en el colegio este tipo de enseñanza, cuando la institución lasaliana mantiene
en Guipuzcoa, tres centros profesionales bien provistos y organizados: Irún,
Andoain y Zumárraga”105. Es decir, se trata no sólo de una distribución más o
menos coherente de centros por toda la provincia, sino también de dotar de
identidad a este colegio.
103. Suplemento al Histórico para el año 1973.
104. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 30.
105. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 54.
368
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Como ya se ha indicado, en este colegio además de las enseñanzas correspondientes a la primaria y secundaria se podían estudiar hasta 1959 estudios
de Comercio que se realizaron siempre por libre. Para ello se requerían unos exámenes de ingreso y, tras finalizar los estudios correspondientes a cada curso,
se realizaban los exámenes de cada una de las asignaturas de manera oficial
en la Escuela de Comercio. Al finalizar el 5º año de Comercio (último curso de la
carrera) si se tenían aprobadas todas las asignaturas de los cinco años de dicha
carrera, la Escuela de Comercio les expedía el “Titulo oficial” de Perito Mercantil.
El primero de estos exámenes se realizó en 1947. Hasta 1958 los Históricos
dan cuenta de la realización de dichos exámenes y del éxito obtenido en los
mismos. En general, los resultados que obtenían los alumnos eran muy satisfactorios y, a partir del año 1954, estos exámenes de Comercio van a compartir
viaje con los exámenes de Bachillerato, los cuales también se realizarán fuera
del centro.
Respecto a otras enseñanzas que no eran tan habituales podemos poner
un ejemplo con las que se impartieron en el año 1957, entre las que se podían
encontrar 4 clases elementales de primera enseñanza, 6 cursos de bachillerato,
las ya citadas enseñanzas de Comercio Oficial y Libre más las complementarias
de Dibujo, Música y Mecanografía106. Así consta la distribución de las enseñanzas en 1955: “Primera, que comprende las cuatro clases elementales; Segunda,
que abarca los seis cursos de Bachillerato oficial, divididos en diez cursos:
tres primeros, dos segundos, dos terceros, un cuarto, un quinto y un sexto.
Enseñanzas especiales: de Comercio oficial y libre; en total son cinco los cursos de estas especialidades. Además se cursan en el colegio las enseñanzas
complementarias de Dibujo, Música y Mecanografía”107. En 1959, ha aumentado
el número de clases, llegando hasta 21, aunque el único curso de Comercio
que quedaba estaba, lamentablemente, en vías de extinción. También durante
el verano se aprovechaba para impartir cursillos de francés, ingeniería técnica,
euskera o de castellano para Hermanos venidos de Francia, como ocurre en
1968. En esta situación permanecería hasta las reformas derivadas de la Ley
General de Educación de 1970.
Si los exámenes eran la muestra que acreditaba los estudios cursados,
también podemos señalar que en la mayoría de los casos en los que se recogen
datos sobre número de alumnos presentados y notas obtenidas, se constata
un alto índice de éxito escolar. Por ejemplo, en el curso 1959-60, de 23 presentados en preuniversitario, 21 aprueban; del examen de reválida de 6º de
bachillerato aprueban 21 de los 23 presentados, mientras que de los 78 presentados en la reválida de 4º aprueban 68. También en septiembre se presentaban
106. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 54.
107. Supplément à l’Historique pour l’année 1955.
369
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
alumnos a dichos exámenes. La primera vez que se presentaron a los exámenes
de selectividad de COU en el año 1975, el éxito fue total, pues se consideraron
aptos a todos los que se presentaron. Es cierto que también se recoge, en algún
año, la insatisfacción por los “resultados del mes de junio (que) fueron deficientes en particular la segunda parte del examen de Bachillerato Elemental. En la
convocatoria extraordinaria del mes de septiembre se normalizó totalmente el
fallo de junio”108. La preocupación por aprobar los exámenes era tal que desde
el primer año de apertura del Colegio se organizan cursillos de verano para todas
las enseñanzas. Con el tiempo serán cursos en el internado y a los mismos
asistían no sólo alumnos del propio colegio, sino otros procedentes de distintos
colegios, e incluso de la provincia.
Sin embargo el gran problema del colegio estaba por llegar y lo hacía en
ese año de 1970 en el que tenía lugar la entrada en vigor de la nueva ley de
educación la cual determinaba unos objetivos, sobre todo de cara a la gratuidad en los niveles de la Básica que llegaba a abarcar hasta los 14 años. El
Histórico de 1970 narra de esta manera el nuevo cambio legislativo: “la nueva
ley de Educación que empezó a tener vigencia a comienzos del Curso 1970-71,
ha introducido algunas novedades interesantes, como son: la supresión de la
Reválida de 4º de Bachiller, la aplicación del sistema de evaluación continua
que viene a eliminar los clásicos exámenes trimestrales o anuales, y la fórmula
del sábado lectivo con asistencia voluntaria de los alumnos, pero obligatoria
del Profesorado. Estas novedades unidas a la morosidad del Ministerio en dar
normas concretas de aplicación, han creado algún pequeño desconcierto en sus
comienzos”. Todavía, en 1973, se continuará dando vueltas al tema de la reforma
educativa pues, en vista de que esas promesas no llegaban a plasmarse en la
realidad, se intentó que los padres conociesen de cerca los problemas, ya que
ellos mismos estaban muy desorientados ante la campaña de gratuidad llevada
a cabo por los medios informativos. Se formaron unas comisiones de padres y
directores de centros y se acudió a todos los colegios para llevar a cabo esta
campaña. Se consiguieron clarificar los hechos, unificar criterios, sensibilizar a
los padres en la problemática educativa, hacer una llamada al Estado sobre las
promesas que iba haciendo estos años y se trató de que llegase hasta los altos
ministerios la voz de los padres pidiendo al Estado que estuviese presente en
ese momento clave para la enseñanza privada, ya que de no ser así se cerrarían
muchos centros privados ante la estatificación estatal y estandarización de la
enseñanza”109.
Pocas más aportaciones podemos decir con respecto a los estudios de no
ser la paulatina implementación de la Ley General Básica y los cambios que se
108. Supplément à l’Historique pour l’année 1962.
109. Suplemento al Histórico para el año 1983.
370
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
iban produciendo en los diferentes grupos para acomodarse a lo prescrito por la
ley. Desaparecerían, por lo tanto, los dos bachilleratos y el curso de preuniversitario para ser sustituidos por la enseñanza general básica, por el bachillerato
polivalente y por el COU. A partir de año 1980 se inicia la enseñanza bilingüe
tanto en 1º de BUP como en 1º de EGB, que siempre les produce una sensación
de “miedo” aunque con una actitud positiva, “que todo sea para la gloria de Dios
y fiel cumplimiento de la vocación para la que hemos entregado la vida”110. En
esta situación permanecería el centro hasta 1991, pues debido a los cambios
que supuso la aplicación de la LOGSE, nuevamente se producirá una reestructuración de cursos y cambios curriculares. Por lo tanto, hasta ese momento se
puede hablar de una estabilidad curricular que duró casi veinte años, donde se
mantienen las siguientes enseñanzas: Preescolar, EGB, BUP y COU.
Entre los años 1992 y 1996 existe una cierta convivencia de enseñanzas
procedentes de la antigua legislación y la nueva que se va a ir aplicando progresivamente. Esta situación no afectará a la matriculación, que seguirá su propio
ritmo. Así, los grupos de “preescolar” pasarán a denominarse “infantil”, los de
“enseñanza general básica”, que afectaba a un alumnado hasta los 14 años,
se denominarán “primaria” comprendiendo a un alumnado hasta los 12 años, y
los grupos de BUP se reestructurarán para dar cabida a la secundaria obligatoria
que alcanza hasta los 16 años. Toda esta situación producirá un reajuste en el
tipo de oferta escolar, pues tras un periodo de convivencia entre las diferentes
modalidades (BUP-COU-REM-ESO) finalmente el Colegio, a partir del curso 19992000, estabiliza su oferta educativa de acuerdo con la aplicación plena de la
LOGSE, con la enseñanza infantil, primaria, secundaria y bachillerato, cuidando,
sobre todo, la mayor presencia posible del euskera. Durante los años comprendidos entre los años 1994 y 1997 el Colegio participó en la implantación de forma
experimental de las reformas de enseñanzas medias (REM), junto con un grupo
de centros guipuzcoanos.
Bilingüismo y uso del euskera
No podemos constatar que en los inicios de este colegio, la preocupación
por el euskera estuviese presente, sobre todo porque la época no era propicia
para una reivindicación de la lengua en la enseñanza. Por lo tanto, son escasas las referencias al euskera, si acaso en alguna publicación aparece algún
poema en euskera, pero sin que signifique una práctica establecida. En cualquier caso, el euskera, aunque querido, no formaba parte del orden prioritario
de las cosas. No será hasta la década de los años setenta, cuando La Salle de
Donostia comience a dar sus primeros pasos, empezando por la alfabetización y
110. Suplemento al Histórico para el año 1983.
371
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
euskaldunización del profesorado y la preparación de material en euskera. Con
ello estaba en plena sintonía con los comienzos del movimiento de ikastolas,
y todas las actividades alrededor de la lengua que tenían lugar. Pero además
de esta preocupación, en 1976, se celebró una Semana Vasca, Euskal Kultur
Astea, del 3 al 9 de mayo, organizada por la Dirección con el Hermano Beloqui,
y en colaboración con la Asociación de Padres de Familia, Salletarrak y la Caja
de Ahorros Provincial. A partir de 1977 parece que el euskera va a ir siendo un
ámbito en el que sea mayor la preocupación por su promoción, tanto a nivel colegial como comunitario111.
En otro orden de cosas, también desde el centro se procuró contribuir con
las familias atendiendo a una serie de demandas como cursos para padres que
se van a convertir en algo habitual del colegio en la década de los 70, años en
los que se impulsa la lengua vasca sobre todo gracias a la colaboración desinteresada del Hermano Alkain, el cual bajará diariamente al barrio de Loyola a
impartir clases de euskera. En 1986 y 1987 son años en los que la presencia
del euskara queda definitivamente asentada tal como nos lo hacen saber en
el informe de 1987, donde expresamente se dice: “seguimos manteniendo
nuestro proyecto de dar una especial importancia a la cultura popular de Euskal
Herria. De hecho, nuestra lengua habitual es el euskera”. Una muestra, un tanto
sorprendente, de esta normalización lingüística es que a partir de 1992 y hasta
la actualidad la redacción de los suplementos al Histórico, que deben ser remitidos a la Casa Generalicia en Roma, se redacta en euskera.
Al margen de estas preocupaciones por el uso del euskera y la promoción
de la cultura vasca, la implantación de los modelos lingüísticos fue avanzando
paulatinamente. Tenemos que tener presente que la ley sobre normalización del
euskera del Gobierno Vasco es de 1982, aunque existiese una normativa de
1979 sobre bilingüismo, y que la ley de los modelos lingüísticos en la enseñanza
es de 1983. En el caso de este colegio, en 1980 se inicia la enseñanza bilingüe
en 1º de BUP y en 1º de EGB, según está escrito en el Histórico de ese año:
“Dos Hermanos de la Comunidad inician la experiencia de enseñanza bilingüe
en el Colegio: el Hermano Periko Alcain en 1º de BUP y el Hermano José Antonio
Blanco en 1º de EGB”112. En ese mismo año se constata que “el verano se distinguió por una intensa actividad en el aprendizaje o mejoramiento del Euskara.
A finales de julio los Hermanos Edorta Zabaleta y Jesús Iturburu obtienen el
llamado título D de Euskera”. Asimismo en el Histórico del siguiente año se
comenta que “se progresa en el dominio y utilización del euskera como medio
normal de comunicación dentro de la comunidad”, señalando la incorporación
de otros profesores a la enseñanza en euskera. El proceso fue: Modelo D en
111. Suplemento al Histórico para el año 1977.
112. Suplemento al Histórico para el año 1980.
372
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
COU y algunos niveles de BUP, Modelo B en preescolar y EGB. En 1985 se pasó
al modelo D con todos los alumnos que tenían tres años113. Es decir, un par de
años antes de la ley de normalización del euskera y tres de la de los modelos
lingüísticos, el centro ya había hecho una apuesta firme por el establecimiento
del euskera en la enseñanza, afianzándose en la etapa siguiente. Consecuencia
de todo este tipo de actividades será la constatación que se evidencia en el año
1981 de que se está consiguiendo el “progreso y dominio en la utilización del
euskera”.
Pioneros de todo lo dicho, fueron los Hermanos José Manuel Agirrezabalaga,
Patxi Ezkiaga y Periko Alkain. Estos dos últimos fueron autores de las publicaciones del método de aprendizaje de euskera Mailaka, que tuvieron mucho
éxito. Periko Alkain, además daba clases en la “gaueskola del barrio y es animador nato en todas las fiestas con su acordeón”, todo ello en una muestra
desinteresada y de colaboración con el barrio de Loyola. Por su parte Patxi
Ezkiaga gran promotor del bilingüismo, “lleva con éxito el montañismo dominguero con afluencia de alumnos y familias”114. Por otra parte, no deja de ser
sintomático que desde 1980 las oraciones comunitarias se hagan tres días
en castellano y otros tres en euskera115. También comienza a ser frecuente la
asistencia a cursillos de euskera por parte del profesorado, sobre todo en los
primeros años de la década de los ochenta, siguiendo la misma trayectoria
ya iniciada. En algunos casos los propios Hermanos conocedores del euskera serán los profesores de sus compañeros en clases de alfabetización en
euskera para aquellos que eran euskaldunes. Por otra parte, y en un nivel de
compromiso social, también se recoge en algún Histórico la presencia de los
Hermanos en los días del euskera, como ocurre en el Euskeraren Eguna celebrado en Mauleon, Bayona o en Donapaleu, celebrados en 1986, 1997 y 2000
respectivamente.
También es de señalar que, a partir de 1985, en el Histórico de la Comunidad
de Igeltegi, resulte ser habitual el reseñar los premios que iría obteniendo el
poeta y Hermano Patxi Ezkiaga, con motivo de su actividad literaria, pues “ya
se está convirtiendo en pura rutina el decir que el H. Patxi Ezkiaga ha ganado
tal o cual primer premio literario en euskera”116. Así sea la obtención del premio
ciudad de Irún en 1986, el Resurreccción María de Azkue al año siguiente, o el
Lizardi y Azkue en 1988 o el bien conocido de la crítica literaria como mejor escritor en euskera de 1989 o nuevos premios en 1998. Conjunto con estas referen-
113. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 37
114. Suplemento al Histórico para el año 1981.
115. Suplemento al Histórico para el año 1980, comunidad de Igeltegi.
116. Suplemento al Histórico para el año 1988, comunidad de Igeltegi.
373
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
cias honoríficas, se celebra de la misma manera la presentación de la novela
“Zure Haragi bereko”, en 1996, o el estreno, en 1991, del “Euskal Requiem”
con letra de este autor y que fue un éxito.
Evolución del alumnado
Para referirnos a la evolución del alumnado, hemos de tener presente lo
dicho sobre esta etapa, en cuanto que la puesta en marcha de la Ley General
de Educación de 1970 va a suponer un cambio en la estructura del sistema
educativo y, por lo tanto, en sus repercusiones en las escuelas y colegios.
Así, desde el año siguiente de la apertura del Colegio, es decir desde 1947, y
prácticamente a lo largo de casi todos los cursos hasta los años sesenta, se
constata que no se pueden atender todas las solicitudes de matrícula por falta
de espacio. El tipo de alumnado que completó el primer curso tenía sus propias
características, como señala el informe de visita de ese año: “los alumnos,
aunque recogidos de varias academias, Escuela de Comercio, etc., y sin fundamento de formación cristiana, corresponden a los desvelos de los Hermanos,
porque no hay ningún díscolo, ni desobediente, ni indócil”. No obstante, en
los primeros años de la década de los sesenta, se aprecia un descenso en la
matrícula de primaria. La explicación a esta situación tiene una diversidad de
causas: seguía produciendo efecto la norma que existió de no admitir alumnos
de fuera de la ciudad, “sino como mediopensionistas o internos; luego la lejanía
del Colegio; la fama que tiene el colegio en el ambiente de la ciudad de estar
abarrotado; la falta de suficientes vehículos para un transporte cómodo y rápido
de los alumnos; y, en parte, la falta de personal para atender adecuadamente a
los pequeños”117. Respecto al número de alumnos por clase y a su saturación,
en 1969, la Inspección presiona para que reduzcan el número de alumnos por
clase a límites más pedagógicos.
La siguiente tabla es muy expresiva no sólo del número de alumnos matriculados por cada curso, sino de la oferta escolar del colegio. De manera que si tratamos cada una de las enseñanzas que se impartían veremos que siguen ritmos
diferentes de matriculación, así como los años de comienzo y finalización de
las respectivas enseñanzas. Así, por lo que se refiere a la enseñanza primaria,
existe un aumento paulatino hasta llegar al primer lustro de los años sesenta
donde existe un descenso claro de la matrícula, debido a las causas ya apuntadas, y a partir de 1965 vuelve a tomar un ritmo de crecimiento notable. Por lo
que se refiere a los estudios de primaria complementaria y comercio se aprecia
una matrícula más o menos estable, excepto los cuatro primeros años en los
estudios complementarios. La explicación de este hecho es que en el mismo
grupo se contabilizan los alumnos de comercio y enseñanzas complementarias.
117. Supplément à l’Historique pour l’année 1961.
374
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
A partir de 1950 y hasta 1957 se mantiene el grupo de Comercio Profesional,
que finalizará al año siguiente con la plena aplicación de las reformas establecidas en el Bachillerato por Ruiz Giménez, y la diversificación de los bachilleratos
Elemental y Superior.
Tabla 57. Donostia - La Salle. Alumnos por niveles de enseñanza
Total
Primaria
Primaria + Comercial
o complementaria
Secundaria
moderna
Comercio
profesional
1946
170
80
90
1947
216
76
140
1948
274
105
169
1949
287
111
156
20
1950
310
111
25
45
129
1951
346
115
36
67
128
1952
419
154
32
98
135
*
530
1954
604
205
40
202
157
1955
698
243
40
303
112
1956
821
234
70
396
121
1957
820
235
38
469
78
1958
803
235
27
541
1959*
785
1960
710
160
550
1961
684
132
552
1962
717
146
571
1963
740
144
596
1964
763
212
551
1965*
920
1966
1001
356
645
1967
1150
465
685
1968
1150
466
684
1969
1150
466
684
1953
Nota: Las cifras totales de los años con asterisco corresponden a datos obtenidos del
Histórico y no del Nominatif. Por otra parte, a partir de 1958, los alumnos de Preu figuran
junto con los de Bachillerato.
375
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
El año 1958 fue un curso marcado por la prosperidad, pues “La Salle ha popularizado su nombre extendiendo su ámbito de irradiación por toda Guipúzcoa;
hasta no existir ya pueblo de importancia que no desplace su colonia a la capital
a disfrutar de las ventajas del campo y de la ciudad: vivir en la incomparable
y bellísima Easo y en la privilegiada finca Igueltegui”118. En el mismo sentido
se expresan los Visitadores durante esos años, quienes hablan del prestigio
obtenido, sobre todo, en las enseñanzas del Bachillerato. El aumento que se
consigue a partir de 1965 se considera sorprendente para el propio director,
pues era tal la afluencia que se vieron precisados a preparar una clase elemental más, además de una sala de párvulos de niños de 4 y 6 años. Finalmente se
llega a afirmar: “El porvenir del colegio parece ser optimista, teniendo en cuenta
además que el ensanche de la ciudad de San Sebastián viene en dirección al
Colegio”119
La puesta en marcha de la reforma de Villar Palasí suponía también que el
profesorado encargado de esos cursos tuviera que tener una preparación previa,
así los Hermanos y Profesores, en 1972, durante el verano, asisten a cursillos;
la mayoría de ellos se celebraron en Bilbo, Madrid e Iruña con una duración en
su mayoría de un mes. No obstante, ese curso de 1972-73 sólo se puso en marcha el COU, con una asistencia de unos 100 alumnos120. Por lo demás la matrícula estaba alcanzando unas cifras importantes, con lo cual se puede hablar de
un gran centro que había conseguido unas construcciones y reformas escolares
que podían dar respuesta a este importante número de alumnos, que oscilaba
entre 1000 y 1300 alumnos y alumnas, sobre todo en los últimos años de esta
etapa.
Otro elemento significativo de este periodo es la incorporación de las niñas
al colegio, así como de profesorado femenino. Este fenómeno se producirá a
partir del curso 1979-80, con el curso de COU, y en el curso 1980-81 en la enseñanza básica y finalmente en el curso 1982-83 se incorporarán las niñas en el
Bachillerato. Por lo tanto se trata de un fenómeno tardío y gradual, como ocurrirá
en la mayoría de centros religiosos. También será importante la matrícula de
preescolar a partir de 1982, que comienza con dos clases de 40 niños de 3 y 4
años.
No obstante, a finales de esta etapa parece que el problema del descenso
de la matrícula parecía no ser acuciante, pues años más tarde, a partir de 1980
comienza a notarse un notable descenso de la natalidad en la provincia de
118. Supplément à l’Historique pour l’année 1958.
119. Supplément à l’Historique pour l’année 1965.
120. Suplemento al Histórico para el año 1972.
376
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Gipuzkoa y, sin embargo, tanto en 1986 como en 1991 e incluso en 1997 el
colegio de La Salle presumía que este fenómeno, de momento, a ellos no les
había afectado pues el número de matriculaciones seguía siendo similar a otros
cursos.
Donostia-La Salle. Total Alumnado por niveles de enseñanza (1982-2006)
Como tantas veces se ha puesto de manifiesto, una de las claves del éxito
escolar de este Colegio era el mantenimiento de la disciplina conforme a la
pedagogía lasaliana. En este sentido, cuando leemos los informes de las visitas
de inspección, por parte del Hermano Visitador, se aprecia una preocupación
por relacionar la disciplina con el éxito y progreso escolar. De esta manera, la
presencia del Hermano Prefecto de disciplina suponía una garantía. A mejor disciplina, mejor funcionamiento de las tareas escolares. Lo que ocurre es que, en
algunas ocasiones, se aprecia una vigilancia insuficiente en espacios fuera del
aula, como ocurre en 1947, en la que el Hermano Visitador recuerda la conveniencia de no descuidar la vigilancia en los patios y retretes, “que es punto muy
importante”. De la misma manera se fija la reglamentación de las permanencias
de los alumnos en el colegio los jueves y domingos para estudiar o para cumplir
algún castigo. También se recordará la exigencia de que los alumnos mantengan
el orden de las filas, particularmente a las salidas o cuando vayan a tomar el
tranvía, como ocurre en 1949.
Todo este conjunto de reglas complementaban la disciplina dentro del
aula que debía redundar en la mejora de la enseñanza y el aprendizaje. En
377
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
1948, el Hermano Visitador pedirá que se ponga empeño en la Regla del
silencio, particularmente en el estudio del catecismo y la lectura espiritual. O
también se vuelve a insistir en el silencio en clase y en las buenas composturas. Esta disciplina, que forma parte de la pedagogía lasaliana, complementaba las recomendaciones sobre que “la enseñanza sea muy práctica y a ser
posible intuitiva” o que en las clases interesa dar importancia a las pruebas
y trabajos escritos, en 1948. Este tipo de referencia aparece sobre todo en
los primeros años, porque el objetivo principal, como recuerda el Hermano
Visitador en 1952, es que haya “buen espíritu entre los alumnos, pero la disciplina y los estudios se resienten de una dirección benévola y tolerante”. Es
decir, que se es consciente de que la disciplina no es todo lo rígida que se
quería, pero “no se observa mal espíritu y sí más bien una aceptación gustosa
del reglamento y exigencias del colegio”121. A partir de esas fechas existe una
ambivalencia en las recomendaciones, pues se reconoce que el trabajo en
clase ha mejorado o que los alumnos son muy dóciles, aunque algo “ligeros”,
y que incluso “hay un ambiente vocacional, cosa desconocida hasta ahora”,
en 1963; pero existe cierta preocupación por la labor de los Hermanos que
no disponen del tiempo necesario para preparar las lecciones de clase, o
las clases de Religión o que se aprecia mucha individualidad en contra del
trabajo en equipo. De cualquier manera, todo este tipo de recomendaciones
iban encaminadas a conseguir una organización fuerte que permitiese consolidar el prestigio del Colegio, como se pone de manifiesto en 1948, cuando
el Hermano Carlos Bautista recuerda a la Comunidad que “no han de olvidar
que el colegio está en los comienzos de su organización y que gravará en lo
sucesivo sobre el actual personal la responsabilidad de las tradiciones que
se establezcan ahora en materia de piedad, trabajo, disciplina y regularidad”.
Este objetivo parece estar presente en toda la actividad de este Hermano
Visitador, quien en 1949, volverá a recordar que “corresponde a este colegio, por su situación y emplazamiento, destacarse en la disciplina, trabajo y
buenos modales de sus alumnos. Ha de ser un centro que atraiga la atención
de las familias por la distinción de profesores y alumnos”. Objetivos ambos
que se irán cumpliendo con el paso de los años, llegándose a afirmar en
los últimos informes que el centro es muy apreciado o que goza de buena
reputación.
En definitiva, el éxito del colegio dependía no solamente del aumento progresivo en la matrícula de los alumnos, o de las sucesivas ampliaciones del
colegio, o el aumento del profesorado, sino sobre todo de cumplir con las
expectativas con las que se abrió el colegio en cuanto al tipo de oferta escolar,
y que se ponen de manifiesto en los informes del Hermano Visitador. Así, si en
1947 el Hermano Cesáreo, Visitador, escribía que “en el barrio ven con agrado
121. Rapport de Visite de 1952. Informe firmado por el Hermano Visitador Carlos Bautista.
378
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
a los Hermanos en esta obra. En San Sebastián contamos con muchas simpatías y esperamos prosperidad, a pesar de la distancia de la ciudad”, ya en
1963 se recuerda que la reputación del colegio es buena y ha ganado en estos
últimos años, siendo un centro muy apreciado, como escribiría el Hermano
Visitador Alberto Lucas. Pero todavía, aunque en otro tono, se mantiene esta
relación del centro con los Hermanos, en 1987, ya que “el alumnado del
Colegio totalmente mixto, sigue muy adicto a los Hermanos con quienes mantiene excelentes relaciones tanto en el ámbito académico, como en el religioso
y postescolar”.
Por otra parte, y si bien al comienzo de ponerse el funcionamiento del Colegio,
pudimos apreciar que la mayoría de los alumnos procedían de Rentería, Pasajes,
y de Donostia, lugares entonces apartados del Colegio, durante el curso 19961997122 la procedencia geográfica del alumnado de todos los niveles educativos
ha variado, pues la mayoría procede de Loyola y Martutene: 39%, seguido de
Amara: 15%, Donostialdea: 17%, Intxaurrondo, Altza, Bidebieta: 11%, Egia, Gros,
Ategorrieta: 8%, otros barrios: 4% y otros pueblos: 6%. Es decir, la desaparición
del transporte y el desarrollo del barrio de Loyola han aportado un mayor número
de alumnos y alumnas.
Las actividades escolares y extraescolares
Las características del centro desde sus comienzos, especialmente centrado en la enseñanza secundaria, el mantenimiento de un internado y sobre
todo el aumento del alumnado, obligaba al sostenimiento de una serie de actividades en todas las direcciones. Unas estaban encaminadas a mantener las
señas de identidad de un centro de educación católica, otras a la realización de
actividades lúdicas y deportivas que dieran al centro una cierta distinción con
respecto a otros de la competencia. Todas ellas en un ambiente dominado por
el nacional catolicismo, ya suavizado de la primera época, y posteriormente en
unos procesos de reformas educativas y cambios políticos que desembocarían
en un régimen democrático.
Además de las labores propias del quehacer escolar, el colegio tenía una
amplia gama de actividades escolares y religiosas, además de fiestas, deportes,
mantenimiento de revistas y asociación de antiguos alumnos.
En el capítulo de las excursiones éstas también eran preferentemente
a lugares de culto (iglesias, santuarios, etc.) si bien hay que señalar que a
122. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 26.
379
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
partir de la década de los 60 los viajes de fin de curso comienzan a convertirse en una tradición para aquellos a los que llamaban finalistas (es decir,
los alumnos que estaban en el último curso). Los viajes de fin de curso por
parte de los alumnos de Preuniversitario comienzan a ponerse en marcha a
partir de 1960, al finalizar el curso. Además se llevaban a cabo actividades
de campamentos de verano, con el objetivo, aparte del descanso, de tratar
de intensificar el trabajo formativo e integral de los alumnos. En 1978 el
Histórico recoge también alguna que otra excursión a la montaña, pues era
un medio muy importante que utilizó la Comunidad a lo largo de todo el curso
para fomentar la vida comunitaria y apostólica, pues los Hermanos creían que
“practicar la montaña” era “una gran oportunidad que tenemos para realizar
nuestra misión apostólica. Este potenciar nuestra presencia con alumnos en
excursiones a nuestro entorno montañoso con fines apostólicos, es uno de
los objetivos que nos hemos marcado este curso. Creemos que en este clima
pueden florecer vocaciones, y ha sido este curso el que ha proporcionado tres
alumnos ingresados en el Aspirantado y uno directamente al Postulantado salidos del colegio”. En 1992 un alumno y una alumna comienzan el Apostolado
en Ecuador.
Con respecto a los deportes hay que comentar algo que ya hemos dicho con
anterioridad, la tradición de los Hermanos lasalianos por potenciar las actividades deportivas llegando incluso a organizar en 1955 la Olimpíada Colegial con
500 alumnos de las clases de medianos y mayores, los cuales aparecieron en
el patio rigurosamente uniformados de blanco y formaron como primer número
la estrella lasaliana. Días después, el Frente de Juventudes solicitó realizar tal
exhibición en un campo de fútbol de la ciudad donde los alumnos llamaban la
atención por su disciplina y su formación atlética. En 1952 se celebra por primera vez una competición atlética entre los dos colegios lasalianos de Bilbo y
Donostia, con ida y vuelta, quedando como campeones en fútbol, cross y pelota
vasca en sus dos modalidades en 1957.
En 1958 se inauguraron unos nuevos campos de deportes con la presencia del Obispo de la Diócesis, del Excmo. Gobernador Militar, el Alcalde, el
Presidente de la Diputación, Concejales y Diputados, lo que nos da una idea
de la trascendencia que se le dio a este acto. Sin embargo, es preciso señalar
la crítica que realizan en torno al fútbol y que decía así: “Físicamente salen los
alumnos magníficamente preparados gracias a la metódica lección de gimnasia.
Todas las modalidades deportivas caben en nuestro programa. En parte porque
se respeta así la libre determinación del muchacho y en parte para oponernos a
esa absorbente solicitación del fútbol que predomina en España”. En 1977 se
estrenó un nuevo campo de futbol y se organizó una rifa para sacar dinero para
las actividades deportivas del colegio.
380
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Vida religiosa
Cuando se leen los documentos que recogen la historia del centro mes a mes y
año a año, se tiene la impresión de estar inmerso en un calendario gobernado por
las actividades religiosas, sobre todo en los primeros años. Se trata de un conjunto
de actos religiosos que, a modo de calendario litúrgico, van marcando el ritmo
ordinario de las clases. Un ejemplo de ello lo tenemos ya a partir de 1947, y en los
años siguientes, donde aparecen las siguientes actividades festivo-religiosas:
• Mes de María (mayo); todas las clases se esmeran en honrar a la Santísima
Virgen
• Fiesta de la Ascensión (1ª Comunión para 11 niños)
• Fiesta de Nuestro Santo Fundador
• Fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen
• Fiesta de San Sebastián
• Fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen
• Primera Comunión para 7 niños
• Fiesta de la Asunción
• Festividad de Todos los Santos
• Fiesta de la Inmaculada
• Fiesta de Santo Tomás de Aquino (asueto)
• Fiesta de San José
• Ejercicios Espirituales para los alumnos de 5º de Comercio
• Fiesta del Corpus Christi
• Novena de la Purísima
Como hemos señalado este tipo de referencias van a ser una nota habitual
en todos los Históricos anuales. En la mayoría de los casos no se trata sólo
de una nota escueta, sino que se señala el éxito obtenido, o las muestras de
piedad, lo religioso del acto, el comportamiento de los niños, etc. pero además
en algunos años se irán añadiendo otros más: año jubilar ignaciano y procesión
tradicional con antorchas, con motivo de la fiesta de la Purísima en 1956; centenario de nuestra señora de Lourdes en 1958; procesión del Corpus Christi; postulación del Domund; procesiones y vísperas para el Corpus y de la Inmaculada.
Esta última, celebrada en 1959, tuvo especial relevancia, pues “las luminarias
que portaban los alumnos ofrecían un aspecto tan sorprendente como piadoso
haciendo exclamar a los numerosos asistentes que parecía “un Loudes-chiqui”
en su lengua vernácula, es decir “un Lourdes en pequeño. Este acto estuvo
honrado con la presencia del Reverendo Hermano Visitador”123. En 1965 esta
123. Supplément à l’Historique pour l’année 1959.
381
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
procesión no pudo llevarse a cabo debido a la lluvia. A ello hay que sumar la
participación en la tamborrada infantil a partir de 1961, que, para aclarar la
cuestión, el Histórico de 1966 lo califica, con mucho acierto, de “algo así como
una parada militar”.
Además de las actividades religiosas que se desarrollaban en el marco del
colegio, con un calendario muy preciso, como hemos señalado, existía otro
conjunto de actos y celebraciones mucho más ligados a la vida religiosa de los
alumnos como las primeras Comuniones de “los angelitos”, el formar parte
de las secciones de la Archicofradía del Santísimo Niño Jesús, de la Cruzada
Eucarística, de los Congregantes Marianos y de los Aspirantes de Acción
Católica. También solían tomar parte en las procesiones que se celebraban en el
colegio, siendo la más famosa la de las antorchas, la víspera de la Inmaculada.
En 1955, 400 alumnos militan en las secciones Archicofradía del Santísimo
Niño Jesús, Cruzada Eucarística, Congregantes Marianos y Aspirantes de Acción
Católica. Semanalmente tienen reunión general y los domingos, Misa Colegial.
La imagen de La Salle,
bendecida en la catedral,
camino de San Vicente. 30 de
abril de 1951.
382
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
El comienzo de la Cuaresma con la recepción de la ceniza era un acto religioso que duró muchos años a lo largo de la década de los sesenta. Asimismo,
las confesiones semanales y los ejercicios espirituales, serán actividades que
tengan una más larga permanencia en el tiempo. El año 1954 fue especialmente relevante por la celebración del año mariano. Durante todo el año “las
clases rivalizaron en fervor y entusiasmo mariano adornando los altarcitos de la
Santísima Virgen de las respectivas clases con profusión de flores y dedicando
lo mejor de sus cantos y de sus rezos. Era digno de oírse el rezo diario de la oración mariana compuesta por su Santidad el Papa que pronto todo el alumnado
aprendió a rezar de memoria”124. Como acto oficial mariano se celebró, patrocinado por la Congregación mariana, una peregrinación al santuario de la Virgen
de la Asunción de Azkoitia. En el cierre del año mariano, se llevaron a cabo el 8
de diciembre varios actos, sobresaliendo la sesión literario-musical de la víspera
y la procesión de las antorchas: “en la primera participó todo el colegio en un
programa lleno de emotividad y de arte en el que se mezclaron las armonías
deleitosas, los recitales poéticos embelesadores, las disertaciones teológicas
y las emociones sentidas a través del canto mariano entonado por las voces
del Hermano Subdirector del Colegio. Del acto final, que fue la emocionante
procesión nocturna, y la consagración recitada por el Hermano Director ante el
colegio todo, nos queda un inolvidable recuerdo. Aquel rezo apropiado a María,
ofreciéndole los corazones de todos mientras el aire perfumaba con el aroma
del incienso quemado al rescoldo de los tesoros espirituales que ardían en holocausto y en homenaje a nuestra Reina y Señora”125.
Como parte de esta formación religiosa tenemos también que indicar que en
cada una de las clases se entronizaba una imagen de la Virgen María, costeada
por los propios alumnos. En 1959, este tipo de actos nos señalan la importancia de los actos religiosos, pues como se encarga de recordarnos el Director
del centro en 1959 “el primer aspecto formativo del Colegio es la Piedad. Esa
piedad que comienza a cultivarse en ellos desde sus más tiernos años y cuyo
punto culminante lo ofrece la ceremonia de la Primera Comunión”. Después, a
lo largo de los años, y valiéndose de los múltiples medios de los que dispone
el colegio, –recepción frecuente de los Sacramentos, Catecismos, Reflexiones,
Congregaciones de la Santísima Virgen, del Niño Jesús, Ejercicios Espirituales–
se celebraron diversos ejercicios espirituales en Burlada, Pamplona o Estella,
según los cursos (superiores de Bachillerato y Preu) durante los años 1960 al
1975, para los mayores en los que un numeroso grupo de alumnos pudo observar en las serenas horas allí pasadas su conducta anterior y tomar las resoluciones que su generosidad le dictaba. A partir de 1975 no aparece mención sobre
los ejercicios espirituales o los retiros de los mayores.
124. Supplément à l’Historique pour l’année 1954.
125. Supplément à l’Historique pour l’année 1954.
383
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Si bien estas actividades son la muestra del carácter educativo religioso
del centro, lo cierto es que además de formar a los alumnos en las prácticas
de un buen cristiano, también cabía albergar la esperanza de que alguno de
ellos pudiese abrazar la carrera religiosa. En este sentido, esta esperanza se
vio bastante frustrada en general, pues el centro no era un semillero de vocaciones. Este es un tema que no dio los frutos esperados y del que apenas se
habla en los informes de este colegio, siendo muy pocas las veces que hacen
constar las vocaciones de algunos alumnos del centro. Más bien se recogen
muestras de la preocupación por no tener vocaciones, aunque también es
cierto que existe un contento general por la religiosidad del alumnado, sobre
todo después de alguna actividad religiosa o de los ejercicios espirituales.
Ante la escasez de vocaciones y en unos años en los que los cambios de
mentalidad eran más claros con respecto a la religiosidad mantenida hasta
entonces, en febrero de 1973 se llevó a cabo una semana vocacional, que
se realizó con gran seriedad: “la siembra fue abundante. Confiemos que el
copioso fruto llegue en su día, puesto que el trabajo intenso del Profesorado
no va a faltar”. Esta actividad se continuará realizando aunque de una manera
más espaciada en el tiempo.
Por otra parte, dentro de las prácticas voluntarias, en el ámbito de las actividades religiosas, podemos señalar que la Congregación Mariana, que comenzó
a funcionar en 1951, alcanzó una envidiable vitalidad, a pesar de que no sea
de origen lasaliano, al contrario de lo que ocurre con la Archicofradía del Niño
Jesús. Además del estudio de temas de la vida cristiana, se realizaban actividades diversas desde procesiones, vísperas; destacando la peregrinación a
Loyola el 5 de mayo de 1956 a la que asistieron 300 jóvenes para ganar el
jubileo ignaciano, con motivo del IV Centenario de la muerte de San Ignacio126.
También se pueden señalar los ejercicios espirituales y convivencias, la Unión
de Catequistas, o las vocaciones sacerdotales y religiosas.
En los últimos veinte años este tipo de actividades más relacionadas con
la vida religiosa van a tener una menor presencia, pues se irán incorporando
una serie de actividades como jornadas festivas, la creación de un coro infantil
el “Easo-Txiki” que gozará de algún éxito en representaciones públicas, como
en el Victoria Eugenia en 1994, o concursos literarios, teatrales y musicales.
En 1998, por ejemplo, tres alumnos ganaron el premio Koldo Mitxelena, lo que
les permitió ir a París. Por supuesto continuaban también los campeonatos
deportivos, siguiendo la tradición precedente. No obstante, se mantiene la tradición con respecto a los ejercicios espirituales para mayores que se celebran
en diversas localidades de Gipuzkoa, como Irun, Loiola, Idiazabal, Gaztelu, etc.
Asimismo, no se descuida “la preparación religiosa –catequesis adecuadas,
126. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 59.
384
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
misas por clases y conjuntas–, cultural y deportiva que ha hecho calar en las
mentes infantiles y juveniles de nuestro colegio la idea de que San Juan Bautista
de La Salle es nuestro patrono y protector”127.
La memoria escrita, visual y oral de los alumnos
Al margen del tipo de actividades que estamos señalando, la creación de
revistas fue una decisión que se tomó tempranamente. Las revistas de las
que hablamos son dos: por un lado la revista “La Salle” que era bimensual y
“Memoria” (Memoria Escolar) que era anual. Tanto una como otra, además de
los recuerdos recogidos de algunos exalumnos, son una pequeña muestra de la
memoria escrita y visual, pues son publicaciones con una gran profusión de fotografías, tanto de los grupos de alumnos por curso como de todo tipo de actividades que muestran el alcance de las realizaciones que se llevaban a cabo. Para
completar esta memoria hemos incluido algunas declaraciones de los propios
alumnos que explican su experiencia escolar en La Salle en algunos momentos
determinados.
A partir de 1951 comenzará la publicación del Boletín del Colegio y de la
Asociación de Exalumnos, bajo el título “La Salle”, que ha continuado publicándose hasta la actualidad. La publicación de este boletín es visto por los
Hermanos como “el signo más eficiente de la vitalidad que va adquiriendo el
colegio… Ni que decir tiene que fue recibida por alumnos y familias con todo
alborozo”128. También en 1952, salió a la luz la revista “Memoria” que se
repartió a los alumnos al tiempo de los exámenes y “que llevó a las familias
el historial de la vida colegial en el curso que terminó”129. El primer número
de la revista “La Salle” corresponde a los meses de noviembre-diciembre de
1951 y se irá publicando con una periodicidad bimensual. Resulta curioso
constatar cómo en los tres primeros números, en la portada, se recuerda que
La Salle es el “antiguo San Bernardo”. Asimismo en el primer número, en una
sección dedicada a los exalumnos “en la Salle Hoy-San Bernardo ayer”, se da
cuenta de la constitución de la junta donde están presentes exalumnos del
San Bernardo y de Igeltegi. En su contenido se recogen algunas informaciones
de las obras que se estaban realizando, de las labores docentes, así como
información propia de la asociación de Antiguos Alumnos. Durante unos cuantos años los dos apartados que permanecerán permanentes son los relativos
a la vida religiosa y deportiva. Por lo que respecta a la vida religiosa se centra
127. Suplemento al Histórico para el año 1987.
128. Crónica de la Comunidad de la Salle, año 1952.
129. Crónica de la Comunidad de la Salle, año 1952.
385
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
básicamente en la Congregación Mariana, como muestra de formación educativa de la juventud. Además se da información relativa a las tres secciones que
conforman la congregación de María Inmaculada y San Juan Bautista de La
Salle: Congregación Mariana, Cruzados Eucarísticos y Archicofradía del Niño
Jesús, destinada a los más pequeños. La otra sección que irá adquiriendo su
importancia será la relacionada con las actividades deportivas, donde se da
cuenta de la formación de equipos, de las competiciones de fútbol con otros
centros educativos, etc. Otras secciones permanentes son las dedicadas a
las fotos de las tamborradas, a las actividades de los alumnos internos, las
excursiones de los alumnos de los cursos superiores, además de noticias,
poesías y, por supuesto, el cuadro de honor de los alumnos premiados. Con
el paso de los años, esta publicación se irá transformando en una publicación
de periodicidad variable y donde escasea la información, para convertirse en
una memoria de curso donde obtienen lugar privilegiado las fotografías con
los alumnos de los diferentes cursos y sus nombres. En algún momento hay
que destacar la publicación de algunos textos en euskera, como en el número
correspondiente al curso 1964-65, donde se recoge un poema a Donostia,
escrito por Nemesi Etxaniztar, apellido de evidentes señas nacionalistas. En
los últimos años dicha publicación tiene un formato de memoria de curso,
más o menos estandarizada130. Asimismo esta asociación de alumnos irá
estableciendo lazos con otras asociaciones lasalianas y desarrollando otro
tipo de actividades131.
Como podemos observar, la amplitud de actividades nos ofrece una imagen
del centro con recursos suficientes en todos los ámbitos: académicos, religiosos,
deportivos y extraescolares. Esta imagen podemos completarla con otras opiniones procedentes de los propios alumnos. En este sentido, en el curso 19691970 los propios Hermanos llevaron a cabo una encuesta para recoger la opinión
de los alumnos que llevasen unos cuantos años en el centro y que en aquel
momento estaban cursando el Preu. Se trata de un colectivo de 35 alumnos, que
rondaba su presencia en el centro durante unos 10 años, la mayoría de ellos, y
que tendría aproximadamente unos 17-18 años. Por lo tanto, la imagen que nos
ofrece del profesorado del centro corresponde al decenio de los sesenta, vistos
desde 1970, en una Gipuzkoa que ha cambiado en muchos aspectos. Las preguntas que contestaron eran abiertas y se referían a los aspectos positivos y a las
deficiencias de los Hermanos, a su manera de ver, a la educación recibida y a las
relaciones entre Hermanos y alumnado. Tras una lectura general de todas las respuestas, la impresión que se tiene es que los alumnos tenían una buena opinión
del profesorado en todos sus aspectos. Una respuesta tipo sería la siguiente:
130. En el Archivo del Distrito de Bilbao se encuentran prácticamente todas las memorias, Caja
989-Carpetas 1-10 y Caja 361-Carpeta 11.
131. Garitano, L. (1997): Op. Cit., p. 50.
386
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
“en mi memoria ha quedado grabada una imagen de fraile eficiente, enérgico
y amable”132, dicho por un alumno tras once años en el colegio, matizando que
como todas las personas tienen sus virtudes y defectos, pero que en general
“trataban de entregarse a sus alumnos ayudándoles en cuanto les es posible”.
Respecto a la disciplina que, en la memoria de muchos alumnos, suele marcar
mucho, son escasas las respuestas que se refieren a ello, en concreto tan solo
tres respuestas se refieren al tema. Una de ellas, refiriéndose a que el “método
era el palo”, y las dos restantes, reconociendo que los castigos eran justos, al
igual que los premios, o refiriéndose a que los castigos debían darlos los padres.
El resto de respuestas no hace mención a esta cuestión tan criticada. Otros opinaban que los Hermanos eran alegres, abiertos, que escuchaban, joviales, simpáticos, conscientes de su labor, buenas personas, cumplidores de sus deberes,
preocupados por sus alumnos, etc. En general, este es el tono de las respuestas,
aunque a veces son críticos con la forma de enseñar, demasiado libresca, teórica, intelectual, pues se enseña a estudiar, pero no a pensar, o se enseña pero
no se educa, según entendía algún alumno, aunque en general la mayoría afirma
que la educación era buena, e incluso excelente, sintiéndose orgullosos de haber
estudiado en La Salle. Con respecto a las relaciones, las opiniones suelen resaltar los cambios producidos a lo largo de los años, constatándose que a medida
que eran mayores las relaciones eran más afables y positivas. Se trata de una
fotografía panorámica de unos diez años donde la impresión general es positiva,
sobre todo de los Hermanos como profesores preocupados por la enseñanza y
sus alumnos. Una imagen creada tras unos cuantos años de convivencia con los
Hermanos y a una edad en la que comienzan a sentarse las bases de la persona
adulta. Entre algunos personajes más o menos conocidos, y que fueron alumnos
de este centro, podemos señalar al portero de la Real, Arkonada, al periodista
Iñaki Gabilondo o al escritor Bernardo Atxaga, quien en una entrevista, publicada en 1995, recordaba sus años en La Salle, donde “al segundo año llevaba
unas melenas y era beattlemaníaco, que no te puedes imaginar. Yo siempre lo
digo, Fernández Manchola y yo éramos los grandes modernos del colegio”133. De
alguna manera estas expresiones son muestra de la huella dejada por su educación en La Salle y que, de alguna manera, indican las señas de identidad de una
determinada forma de entender la educación.
Profesorado
A la vista de las dimensiones y características del Colegio, el profesorado
va a seguir una evolución acorde con el aumento del alumnado y las nuevas
necesidades escolares. Si observamos el profesorado en su conjunto se
132. Los Hermanos te educan. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 792-Carpeta 20.
133. El Semanal, 23 abril 1995.
387
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
aprecia, sobre todo a partir del decenio de los setenta, un descenso en la
presencia de Hermanos como profesores; y, paralelamente, un aumento del
profesorado seglar, masculino en un principio y femenino en los años finales
de esta etapa. A pesar de esta situación, y a la vista de que la comunidad
de Hermanos ya para 1976, reunía a 31 miembros, se decidió dividir esta
Comunidad de la La Salle en dos: “Hariztigane” e “Igeltegi”. Ambas denominaciones están relacionadas con el entorno natural. Por una parte Igeltegi
(=lugar donde hay ranas) era el nombre con el que se conocía el lugar donde
estaba el Colegio; y, por otro, Hariztigane (= alto del robledal), era el nombre
de una zona de la colina donde estaba instalado el Colegio. Para llevar a
término dicha división el Hermano Visitador realizó una encuesta entre los
miembros de la comunidad, resultando 18 votos a favor de la división, 10 en
contra, un voto nulo y dos indiferentes. Los partidarios de la división exponían entre otras las siguientes razones: procurar mayor intercomunicación,
interés por separar la comunidad de vida de la de trabajo, hacer más factible
la vida comunitaria y religiosa, o ajustarse a las indicaciones del II Capítulo
del Distrito sobre el número de miembros. Decidida la división, todavía el
Hermano Visitador, Alberto Zabala, realizó otra encuesta sobre los criterios
sobre los que debía hacerse la división. Aquí se pusieron de manifiesto sobre
todo criterios de equilibrio entre las comunidades, vida interna propia, independencia entre las mismas, responsabilidades compartidas, que fueran iguales en número de Hermanos o que, si era posible, reunir a los euskaldunes
en una misma comunidad. La comunidad de Hariztigane quedó constituida por
16 miembros, cuya media de edad era de 33 años. Esta comunidad se instaló en la mitad oeste del tercer piso del edificio nuevo del Colegio, y al otro
lado la de Igeltegi134. Por otra parte, la Comunidad de Igeltegi tenía, en 1980,
18 miembros, aunque tan solo 8 impartían docencia en el colegio. Lo mismo
ocurrirá en 1983, pues de 16 Hermanos, 8 estaban jubilados y tan solo 7 se
dedicaban a la enseñanza. Paulatinamente irá decreciendo esta comunidad
en número de miembros, pasando de 13 Hermanos en 1991 a 6 en 1998,
según los datos de que disponemos. Cada vez serán más constantes las
notas e informaciones que informen del fallecimiento o de la enfermedad
de algún Hermano. Hay que señalar que los Históricos de esta Comunidad
insisten en que “los aspectos colegiales quedan excluidos de esta crónicaresumen”135, lo cual enriquece los avatares de la comunidad, pero transmite
escasa información sobre los del Colegio.
El proceso de incorporación del profesorado seglar, debido a la falta de
Hermanos y a las necesidades de atender a un numeroso grupo de alumnos y
alumnas, plantearía en sus comienzos algún que otro recelo a la vista de los
134. Suplemento al Histórico para el año 1977.
135. Suplemento al Histórico para el año 1983.
388
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
Históricos. Así, en 1953 se contrató a un “profesor civil”, pero ya en 1960 se
señala que existen 16 profesores seglares, aunque no todos daban clase todo
el día. En 1962, se señala que entre el personal civil también ha habido mejoría:
se ha podido disminuir su número y eliminar a elementos muy poco valiosos,
pues de 15 profesores en el curso pasado se pudo bajar a 10, de los cuales 5
daban clase todo el día; los restantes esporádicamente, incluyendo al profesor
de Política y al de Educación Física.
Pero la preocupación por la presencia de profesorado seglar quedará
puesta de manifiesto nuevamente en 1963, pues “debido a la abnegación
de los Hermanos se ha hecho posible la reducción en el número de profesores civiles. Al presente quedan 2 que dan clase todo el día y 6 más que dan
media jornada o alguna hora aislada por tratarse de titulados, amén del profesor de Formación del Espíritu Nacional y el de Educación Física”. También,
de los 12 profesores seglares en 1964, tres de ellos daban clase todo el día
y los restantes algunas horas aisladas, aunque existe alguna queja con el
profesor de Literatura y Lengua, que, aunque competente, adolece de falta
de autoridad. Como podemos observar por el número de Hermanos presentes
en esos años, es justamente cuando mayor es su presencia, pues a partir de
1965 ya va decayendo el número de Hermanos dedicados a la docencia. Por
otra parte, y como se señala en el Histórico de 1969, la media de edad de
la Comunidad era de 48 años, “excesiva” según se consideraba entonces y
desde luego superior a la comunidad de Hariztigane en 1976, que era de 33
años, como ya hemos señalado. Por otra parte, también hay que señalar que
la mayoría de los Hermanos, a lo largo de esta etapa, tiene votos perpetuos lo
cual supone un mayor grado de compromiso con la comunidad y con la estabilidad de la misma. La presencia de Hermanos con votos anuales es casi
inapreciable.
A la vista de los datos de que disponemos, la evolución de los Hermanos
sufre un descenso entre los años 1965 y 1971, para volver a descender a partir de 1975. En cambio la presencia de profesores seglares va a ir conociendo
un progresivo aumento, tanto en el profesorado masculino como femenino.
En general ésta va a ser la tendencia y el ritmo evolutivo: descenso de los
Hermanos e incremento del profesorado seglar. En los años ochenta todavía
esta situación estaba prácticamente igualada entre la presencia de Hermanos
y del profesorado seglar, como puede observarse en el gráfico. Estamos
hablando de una comunidad que comenzó en 1946 con seis Hermanos y que
hasta la división, en 1976, llega a tener 31. A partir de esa fecha ya son dos
comunidades con un parecido número de Hermanos. Por lo que respecta al
profesorado seglar, en 1955 son 5 profesores que llegan a 1981 con una cantidad de 13 profesores seglares y cinco profesoras, con algún que otro altibajo
en su evolución.
389
Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Donostia-La Salle. Profesorado (1982-2006)
A partir de 1982 comienza a configurarse un panorama distinto con respecto
al profesorado, consolidándose dos tendencias: el descenso de los Hermanos
y el aumento del profesorado seglar femenino, mientras que se mantiene, con
un ligero aumento, el profesorado seglar masculino. De esta manera, se puede
afirmar que la fisonomía del colegio ha variado, sobre todo en esta última etapa,
ofreciendo un tipo de profesorado más de acuerdo con el perfil de este tipo de
centros. Esta situación, a la vista de la documentación, no parece haber provocado las suspicacias que hemos observado en los comienzos del centro. No obstante, hay que resaltar un momento especialmente grave, en 1988, con motivo
de la huelga del profesorado seglar y que afectó a la mitad de los profesores
y profesoras, pues, como señala el Histórico, “nos tenía desacostumbrados.
Durante un mes largo las clases siguieron funcionando con relativa normalidad,
estirándonos un poco los demás”136.
Como sea que una de las cuestiones más importantes, según entendían
los Hermanos, era la formación académica y profesional, a lo largo de los años
se puede apreciar que estas actividades irán adquiriendo una mayor presencia.
Así, en el ámbito de las actividades educativas, tenemos que señalar la preocupación por la formación profesional de los Hermanos. Para ello una de las
vías era la celebración en Irun de un cursillo preparatorio de exámenes oficiales
del magisterio, bien para ingresar, bien para superar algún examen. Hemos de
recordar que durante estos años los Hermanos tenían su Escuela de Magisterio
de Nuestra Señora del Juncal, que complementaba la formación no sólo de los
136. Suplemento al Histórico para el año 1988, Comunidad de Igeltegi.
390
Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
propios Hermanos sino de otras personas que estuviesen interesadas en la
formación profesional del Magisterio. También se realizaban cursillos de contabilidad y dibujo industrial para los Hermanos en 1952. Con respecto a esta formación académica, hay que señalar que en 1962 se trasladaron cuatro Hermanos
a Oviedo para obtener el título de profesor auxiliar de Matemáticas y Ciencias,
con resultados positivos para todos ellos. Paulatinamente se va a ir apreciando
el aumento en el número de licenciados entre los Hermanos. Además de estas
actividades encaminadas a la obtención de la titulación necesaria, sobre todo a
partir de la aplicación de la Ley General de Educación de 1970, también se celebraron cursillos para los Hermanos de EGB a fin de ponerse al día con la nueva
ley de educación y lo que significaba la enseñanza personalizada. Esta formación en la década de los ochenta y noventa se centrará en jornadas educativas
o cursillos, incluidos los de euskera.
El proceso de adecuación a la titulación profesional exigida por la ley será
efectivo sobre todo a partir de la Ley General de Educación. Así, de los 24
Hermanos de la Comunidad existentes en 1974, 10 de ellos son licenciados
(en ciencias y letras), 13 son maestros con títulos del Estado y 8 con título del
magisterio de la Iglesia, además de 6 auxiliares de letras y 3 diplomados de
francés137. Hay que señalar que no todos los Hermanos que formaban la comunidad se dedicaban a la enseñanza, pues algunos Hermanos se dedicaban a
labores administrativas y otros estaban jubilados.
Una de las características de los Hermanos de esta Comunidad parece ser el
que la mayoría de ellos son de procedencia geográfica guipuzcoana, según hemos
podido observar en los años setenta. Así, en el año 1975 de los 29 miembros de
la Comunidad, (23 Hermanos y 6 estudiantes), 13 han nacido en Gipuzkoa, 6 en
Bizkaia, 3 en Nafarroa y 7 son de otra procedencia (Logroño, Burgos, Álava). Es
decir, un alto porcentaje son de procedencia de la misma provincia. También se
puede apreciar que la media de edad ya comienza a superar los 40 años, con la
presencia en este año de 7 Hermanos que superan los 70 años y, por lo tanto,
jubilados. Así, existen 3 Hermanos que superan los 60 años, 2 superan los 50, 6
son mayores de 40 años y 3 tienen más de 30 años; aunque 8 superen la edad
de 20 años, entre los cuales hemos de incluir los seis estudiantes.
En otro orden de cosas, tenemos que señalar dos aspectos: por un lado que
en el año 1966 35 Hermanos se dedican durante el mes de agosto a trabajar
en “la composición de nuevos libros de texto para nuestra Editorial Bruño”138
siguiendo una tradición en la creación de textos escolares, pero que a partir de
esa fecha se va a ir afianzando.
137. Profesorado Curso 1974-75. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 426-Carpeta 5
138. Supplément à l’Historique pour l’année 1966.
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
El trabajo de los Hermanos, aunque centrado en las labores docentes, no
dejaba de lado otro conjunto de actividades religiosas y comunitarias. En este
sentido, estas actividades están divididas en dos líneas: la celebración de
Ejercicios Espirituales y las excursiones. Por lo que respecta a los Ejercicios
Espirituales se llevaban a cabo todos los años y se celebraban en distintas
poblaciones, sobre todo en la primera época en Bilbao. En 1951 y 1957 se
celebraba el retiro de todas las comunidades de Gipuzkoa en el propio colegio
de La Salle. Al finalizar los retiros anuales, algunos Hermanos de la comunidad
se trasladaron a Larraona a pasar unos días, durante los años 1962 al 1967. En
1971, algunos de los Hermanos de la comunidad se trasladan en su retiro anual
de Semana Santa a Bilbao pues “el retiro es en vascuence”.
Las excursiones también eran una actividad que desarrollaron los Hermanos
en la mayoría de los años, sobre todo a partir de la década de los sesenta. No
deja de ser simpática la referencia que se hace en 1980 a la “tradicional cita
de micólogos en Velate” y que continuará en los años siguientes. Pero lo que
se observa es que en los últimos veinte años comienza a cambiar el disfrute de
las vacaciones, pues si en 1984 el Histórico de Igeltegi, se refiere a que había
habido “vacaciones en San Asensio hasta que inventemos otra forma de descanso veraniego”, en 1991 se señala que “las vacaciones estivales han sido
esta vez de lo más heterogéneas: Cambrils, Guayente, Buenafuente, La Salleenea, San Asensio y Donostia fueron los lugares preferidos”. Esta trayectoria
se va confirmando a lo largo de los años posteriores, para alegría de algunos
Hermanos jubilados que en el año 2000 estuvieron en Andalucía, aunque este
tipo de viajes ya se habían hecho con anterioridad, pues los jubilados fueron a
Santiago de Compostela en 1982.
Para hacernos una idea de la movilidad que a veces se registra durante un
año, a continuación recogemos algunas actividades realizadas en 1983:
• Se organizan convivencias de todo tipo en el Distrito: Influencia de la
sociedad, de la familia y del colegio en el adolescente (San Asensio),
Reunión Vocacional (Donostia), Didáctica Interdisciplinar (Compostela)
Actualización teológica (San Asensio) y Directores y Administradores (San
Asensio);
• Se fomenta la Vida de Oración en comunidad;
• Retiros en diversos lugares;
• Salidas a Carrión y al Monasterio de la Oliva y dos grupos van a San
Asensio de vacaciones, y los micólogos a Lacunza.
Ahora vemos las actividades recogidas en el año 2000:
• Celebraciones de los 75 y 50 años de algunos Hermanos;
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Celebran la víspera de San Sebastián;
2 Hermanos viajan a Madrid a realizar un cursillo;
En abril Ejercicios Espirituales en Irún y en euskera.
2 Hermanos van a San Asensio;
Celebración de la Semana de La Salle en mayo;
Celebración de la Semana Vocacional
Los Hermanos jubilados van a Andalucía;
Vacaciones en Benasque;
Reunión en Irún para el Proyecto Comunitario;
Jubilaciones de varios Hermanos;
Celebración del Euskera Eguna en Donapaleu
Un Hermano viaja a Roma y otro a Viena.
Es decir, se trata de un conjunto de actividades que demuestran cierta preocupación por la formación académica, religiosa y también lúdica. También se
celebrarán otros tipos de reuniones, relacionadas con el Proyecto Comunitario, a
partir de 1979 en Hernani. La elaboración de este proyecto suponía las reuniones
correspondientes que se van a ir produciendo a lo largo de todos los siguientes años, como se repite insistentemente en los Históricos de la Comunidad de
Igeltegi. En algún momento se recogen los objetivos que debía tener el Proyecto
Comunitario, como ocurre en 1984, señalando que debe centrarse en: ser hombres de oración, lograr una verdadera fraternidad y vivir el apostolado, poniendo
para ello los medios necesarios para conseguirlo. La enunciación del Proyecto
Comunitario suponía un trabajo comunitario muy preciso: evaluación y plasmación
de los objetivos y lo que suponía cada uno de ellos. Por ejemplo, el proyecto de
1976 recogía cuatro objetivos (Aceptación, disponibilidad, participación, trabajo
y pobreza; Testimonio de fraternidad; Testimonio de oración y contemplación y
Testimonio de compromiso apostólico). Para desarrollarlos se marcan una serie
de metas y de compromisos precisos de trabajo que abordan tanto las relaciones
personales entre los propios Hermanos, hasta las funciones del telefonista, los
retiros, la catequesis escolar, las diferentes asociaciones, o los cumpleaños y
otras fiestas139. Las labores relacionadas con la marcha de la Congregación también se reflejan a lo largo de los años. Nos referimos a los trabajos alrededor de
la celebración de los distintos Capítulos de Distrito y que suponía una serie de
preparativos para las ponencias a presentar y las reuniones respectivas. Así en
1981 y 1982 se elaboran las ponencias y se eligieron los Consejeros del Distrito.
De manera similar ocurrirá nuevamente en 1985, 1988 ó 1999.
139. Resumen del proyecto comunitario. Archivo del Distrito de Bilbao, Caja 846-Carpeta 34.
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
Una forma de conocer el funcionamiento tanto de la comunidad de Hermanos,
como de su actividad escolar ha sido recurrir a los informes de visita del Hermano
Visitador, y a los que hemos tenido acceso hasta 1965. Con respecto a las recomendaciones sobre la educación, el Hermano Visitador les exige a los Hermanos
que preparen bien las lecciones de catecismo, que expliquen bien los Misterios
y que dediquen 4½ h. semanales a esta materia. También se les hacen varias
recomendaciones en relación al comportamiento de los alumnos, etc. como ya
hemos señalado. No obstante, para que la Comunidad pudiese cumplir con sus
objetivos docentes y educativos y obtener el éxito esperado, se hacía necesario
mantener una constancia en el trabajo, en la propia disciplina, en la preparación
de las clases, etc. Todo este trabajo estaba bajo la responsabilidad de los propios Hermanos, que a la vista de dichos informes cumplían adecuadamente con
sus funciones docentes.
Las recomendaciones de los diferentes Hermanos Visitadores intentan
coadyuvar en esta labor, de manera que en muchos casos se trata de constatar que están trabajando en el camino correcto o en otras pondrá en evidencia
alguna observación para mejorar. Algunas de las recomendaciones están relacionadas con la vida comunitaria, las observaciones sobre prácticas religiosas
o vocacionales, como se pone de manifiesto en 1959 “pues como protestamos
en la 7ª respuesta solemne de nuestra toma de hábito ‘sólo hemos de buscar
a Dios’ en nuestro estado, merezcamos progresar en su conocimiento, base
psicológica de su amor, por el ESTUDIO SERIO Y AMOROSO DE LA RELIGIÓN
consagrando a Él todo el tiempo dedicado por la Sta Regla. Sin este estudio
concienzudo y constante, no podremos poseer la suficiente idoneidad reclamada
por nuestra profesión de catequistas”.
Pero estas recomendaciones a la Comunidad adquieren su valor cuando las
contrastamos con las que realmente van a tener una implicación en la labor
docente. En este sentido es ilustrativa la recomendación realizada en 1960,
donde se dice: “ahonden en un sentido de responsabilidad imprescindible para
afrontar la obra tan hermosa que dirigen y en la que trabajan. Lo pide la trascendencia del trabajo que realizan, sus consecuencias temperales (sic) y eternas, la
influencia para el bien o para el mal que han de ejercer tantos niños y jóvenes y
de tan buenas disposiciones como aquí se juntan. Que ese sentido de responsabilidad se traduzca en: una mayor exactitud en el servicio de la educación, con
vigilancias puntuales, completas, etc.; un mayor esmero en realizar el trabajo
educativo, formas distinguidas practicadas y exigidas, mejor corrección de trabajos escritos, más sistemas de trabajo en clase, etc.; una mayor entrega y generosidad para no regatear ningún sacrificio por la cristiana y humana formación de
los alumnos y el cuidado de crear una competencia creciente, muy necesaria”.
Otro tanto podemos observar en la recomendación de 1958, insistiendo en la
formación docente por encima de la preocupación por el deporte: “como consecuencia de este espíritu vayan bien organizadas y programadas las actuaciones
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Bajo el signo de la Educación. 100 años de La Salle en Gipuzkoa
escolares: diario del profesor, programas trimestrales, comprobación periódica
que registre y oriente la ejecución de los programas. Y como corolario del mismo
interior concierto, que las actividades superiores prevalezcan sobre las demás,
en el elenco de organizaciones educativas: no supervalorar el deporte”140.
Por lo tanto, lo que se traduce de estas recomendaciones es que una
Comunidad armoniosa repercute en la buena marcha de la actividad educativa.
En este sentido se pueden aportar muchas más citas donde el tono de las recomendaciones no varía. Aunque exista un matiz más o menos diferente, todos
ellas encaminadas a la completa identidad profesional de los Hermanos. De
alguna manera estas recomendaciones también contribuían a completar la formación permanente del Hermano en su labor educativa y su propia personalidad
“lasaliana”: “esmérense en fomentar una íntima estima personal y común del
orden: orden interior que ordene ideas y afectos, rectifique juicios y los haga
prevalecer sobre los impulsos ciegos del humor; orden externo, reflejo y rebasamiento del orden interno, impreso como sello característico en actuaciones y
ambiente, que perviva indeleblemente en nuestros alumnos”141.
Durante esta etapa los directores del Colegio fueron los siguientes:
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Hermano Juvenal Celso (Esteban Zaldua)
Hermano Javier Alfredo (Juan Enrique Beltrán)
Hermano Pedro Alberto (Pedro Orbezua)
Hermano Jacinto Venancio (Celedonio Arescurrinaga)
Hermano Cecilio Sáenz
Hermano Teodoro Sáez
Hermano Javier Alonso
Hermano Juan Landa
Hermano Segundo Garin
Hermano Mikel Arbizu
Periko Alkain
1946-55
1955-60
1960-63
1963-65
1965-71
1971-77
1977-79
1979-88
1988-94
1994-2002
2002-actualidad
Tanto Juvenal Celso, su primer director, como Juan Landa rondaron los diez
años en la dirección del Colegio. Si bien no podemos evaluar la labor realizada
por cada uno de ellos en la dirección del Centro, sí que podemos constatar que
la primera dirección puso las bases que posibilitaron el prestigio que el centro
años más tarde iba a lograr. Además, en esos primeros años, todavía no estaba
140. Estas tres últimas citas corresponden a los diferentes Rapport de Visite de los años
señalados.
141. Rapport de Visite de 1958.
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Paulí Dávila, Luis Mª Naya e Hilario Murua
totalmente definida la dedicación a la enseñanza secundaria, como lo sería a
partir del segundo mandato. Por lo tanto, cabe decir que cada dirección atendió
los diferentes cambios curriculares y legislativos, en función de la oferta escolar
y el aumento de la matrícula, pero resaltando que todos ellos estaban preocupados por la ampliación del centro y las obras de construcción.
No obstante, mención especial merece el primer Director del Colegio, pues
representa muy bien el enlace que se hizo desde el principio entre este centro y
el San Bernardo. El Hermano Celso, nació en la villa de Berastegi (Gipuzkoa) el 1
de agosto de 1900. Tras cursar sus primeros estudios en su villa natal ingresa
en Irun en 1913 donde realiza su formación religiosa y pedagógica, que posteriormente coronará con los títulos de Maestro y Profesor Mercantil.
Su actividad docente la inicia el año 1918 en el Colegio San Bernardo de
Donosti donde permanece hasta el cierre del mismo en 1928. En este colegio
tenía particular relieve la enseñanza teórico-práctica de comercio. Tras varios
destinos sucesivos en el Colegio de Los Angeles, Azkoitia, Bilbo y Valladolid
es nombrado en 1940 Subdirector del Escolasticado y en 1943 Director del
Noviciado de Irun. Aquí, además de su labor como formador, contribuyó con
una ejecución impecable y con un abundante repertorio de composiciones polifónicas de carácter religioso y profano y, como organista, al esplendor de las
funciones litúrgicas y demás fiestas.
A partir de 1946 se le encomienda la misión de construir en la finca de
Igeltegi, en Donosti, un colegio que fuera continuador del recordado San
Bernardo. Al que fuera de joven prestigioso profesor del viejo Saint-Bernard
se le considera la persona idónea para enlazar la vieja generación de Antiguos
Alumnos del centro de Ategorrieta con la actual. La organización de los estudios de comercio y bachillerato, la construcción del primer pabellón, la creación
y animación de la Asociación de Antiguos Alumnos y la organización del Club
Salletarrak, fueron todo un ejemplo de entrega y previsión. El Hermano Celso fue
un hombre dinámico, emprendedor, eficaz, que manifestó extraordinario poder
de convocatoria. Supo conquistar muchos amigos a lo largo de su vida con su
amistad contagiosa.
Pero la labor de la dirección también era objeto de rec
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