LA REVISTA BLANCA SOCIOLOGÍA, CIENCIA Y ARIE Barcelona, 15 e n e r o 1930 AÑOVII-».»<POC«-NÚM. I 6O N ú m e r o suelto : o'50 ptas. A d m i n i s t r a c i ó n ; G u i n a r d ó , 37 S u s c r i p c i ó n : 3 ptas. trim. SUIflA^RlO £ a QjataeiiMtía y él tnMvidMuUvtncs Max Nettlau. -, flí»caaidad f n e v n i a m o r a l e s ^ Un Profesor de la Normal.^CI a v i e litvjeario cleuze. >f Ca Mmvoludén *am d e aauam ioAa COL tvuncémt de - Ea vida e n Vtaiat Ch. Malato. t Una las Jacques D e s - e n l a l i i e r a f n v a r u a a t Hugo Treni. « Vittnlua muhivmúneua. mubnMOtina." y aticacia inMcadíonueva wnon" £ e c i a v a a : Federica Montseny. ^ £ o « f l e n a p o e n u e v o s . - Jean Grave OLWkOLvqiMííu y el individuoLlisMno fSeede Si mis artículos tienen muy a menudo el sello de una crítica de ideas que hemos convenido en considerar como adquiridas y que nos son queridas, esto no es, según mi convicción, el resultado de una crítica a todo precio y de la busca de lo nuevo con pérdida de lo antiguo, bien establecido y generalmente aceptado. El objeto de mis preocupaciones es lo que yo llamo ceugéníca de la sociedad» nueva, la busca de las mejores nori a s para realizarla en la forma más viable, no como modelo de perfección absoluta creado por el Kolpe mágico de una hada buena, sino como buen germen y tallo sólido primero, que luego sabrá crecer derecho por sí solo, desarrollarse ampliamente y formar un abrigo solidario y duradero para el mundo inmenso de seres libres y variados que irán a poblarlo. Ya hemos visto muy de cerca cómo, en Rusia, una nueva sociedad no puede nacer en forma algtt atractiva cuando se produce bajo el signo de la discordia, de la lucha fratricida entre socialistas, y no puede ser mantenida más que por el terror contra todos, el terror contra las masas indiferente» y sordamente hostiles, que ntf ven mejorada su •ítuaclón de un modo perceptible, y el terror contra los demás socialistas y anarquistas, los cuales son rigurosamente excluidos no sólo de una participación en el nuevo mundo que se pretende crear, •alvo cuando ésta se limita a ser una obediencia muda, sino también de las menores posibilidades de vivir su vida socialista propia al lado de los « n o s del momento que imperan sobre todo. La VfenaJ única enseñanza de esta usurpación ha sido la de que la paciencia y resignación que han sido impresas al pueblo por tantos siglos de sumisión parece ser aún verdaderamente inagotables, que éste lo acata todo, y esto ha dado lugar a que se le imponga en otras partes también sistemas de un autoritarismo absoluto, como si las ideas liberales de los siglos 18 y 19 no hubieran existido nunca. Esta enseñanza es útil para la social democracia, que ya no tiene escrúpulos y allí donde puede gobierna a la manera bolchevista, aunque teniendo mucho cuidado de cargar sobre sí las responsabilidades personales bolchevistas sino de hacer todo eso en buena colaboración con la burguesía y protegida por la legalidad. Los socialistas libertarios no tienen nada que ver con todo esto; ellos solos comprenden en qué grado falta un sentimiento libertario al pueblo, incluso en aquellos sectores que poseen ya un sentimiento de rebelión social, y saben que, por esto, un verdadero socialismo integral tendrá por enemigos obstáculo* no solamente a la clase burguesa, cuyos privilegios amenaza, sino también a esos socialistas autoritarios que desprecian la libertad y se figuran que están llamados a imponer sus sistemas al pueblo, el cual vivirá bajo su tutela o, si no quiere reconocer este beneficio, bajo su férula. Es un nuevo mundo del monopolio y el privilegio, que se adaptará al antiguo, pero que parece dispueMo desde hace mucho tiempo a rechazar y combatir al mundo libertario a que nosotros aspiramos. Sabemos, pues, exactamente dónde nos hallamos. 37« Recientemente he tratado de nuestra completa solidaridad con la resistencia obrera, que no debe absorbemos ni canalizarnos y regularizamos en cualquiera de los matices sindicalistas, que sigue su propio curso de las necesidades técnicas prácticas, a la cual no podemos ni debemos imprimir el conjunto de nuestras ideas, pero que, no obstante, ofrece tantas ocasiones de practicar un poco estas ideas en detalle, si la situación lo exige. Entonces se manifestarán el buen ejemplo y el buen consejo de los libertarios, y la rutina y el autoritarismo serán debilitados. Pero también nos es preciso ante todo utilizar cada una de las fuerzas e impulsos progresivos que ha despertado ya el trabajo incesante en pro de la libertad a través de las edades. Al lado del pensamiento libre, de la ciencia, del arte, de la moral altruista, de la asociación y la cooperación, del pacto y el federalismo, etc., existe también el «individualismo», concepción y hecho de los más importantes, pero que es a menudo tan mal interpretada y deformada por el doctrinarismo y aun el sectarismo, y que yo quisiera discutir aquí tal como se me presenta. Histórica y evolutivamente, el individualismo es uno de los mayores progresos humanos y, como tal, se halla también en esta gran línea del verdadero progreso que conduce a la anarquía integral. Considerando la animalidad y las plant u , o » su progenitura tan enorme en siu formas menos desarregladas y su reducción en las formas más oxnplejas, vemos la gran corriente que va de las socialidad^ a las personalidades, sin que por esto ni el uno ni el otro de estos dos grandes tipos se generalice o desaparezca. De ahí se deduce que el ser puramente social no existe, ya que el microbio más primitivo tendrá alguna necesidad de individualizarse, mientras que el hombres más perfecto, que se llame individualista, no puede vivir sin mil lazos sociales de toda han. Un concurso de circunstancias favorables ha producido siempre individuos superiores al tipo medio de una raza o ima colectividad, los cuales han tenido facilidades para individualizarse, cosa que representó un progreso real, pero que ccmdujo a privilegios, ya que esta preeminencia fué pronto continuada y reforzada por el privilegio, es decir, a costa de la masa explotada, oprimida y sin medios para salir de su estancamiento. Asi a la individualización se alió pronto el egoísmo de dase privilegiada y el egoísmo personal, y le arrebató au verdadero valor creando la clase de los privilegiados, que rivalizan ^ntre sí, peto que se sienten unidos contra el pueblo. G»siderado como « n Hmple instrumento de trabajo, un esclavo mudo privado de toda instrucción superior y frecuentemoite hasta de la primaria, el pueblo pasaba por oo tener individualidad y ser tradieionalisu y giegaiio, de manera que se hada poco caso de su vida privada y no se buscaba en él más que obediencia y humildad. Fué necesario LA REVISTA BLANCA mucho esfuerzo liberal y democrático en tos siglos 18 y 19 para hacer salir a loa hombres de este embotamiento, la brutalidad egoísta de los privilegiados y la despreocupación resignada de los desheredados, pero estos dos siglos, que tuvieron impulsos verdaderamente humanitarios, lograron establecer para una gran parte del pueblo lo que se puede llamar derecho a la vida privada, y también difundieron entre los privilegiados las nociones de una vida de civilización e incluso de civismo individual, señalánd<da como superior a una vida de brutalidades y excesos individuales simplemente egoístas. Sobre esta pequeña base, adquirida al fin, del respeto a la dignidad humana y el esfuerzo por distinguirse de otro modo que mediante conquistas y acaparamientos brutales, es preciso continuar laborando por la elevación de la humanidad, y todo socialismo que mostrase retroceso en este punto no seiía viable, pues hoy hay muchos hombres conscientes para los cuales un retroceso de esta clase es inscqmrlable, y, si es impuesto por la fuerza, no deja de ser condenado semejante sistema, llámese bolchevismo, fascismo, socialismo de Estado, etc. Esta individualización de los hambrea en un sentido no exclusivamente egoísta es. en efecto, el primer gran paso hacia la emancipatíóa hamana: antes de ella existían los sentimientos colectivos y el egi^s^o brutal de algunos en lucha terrible, que ha concluido hasta ahora, como bien lo vemos, por la victoria del momqxJio y el privilegio. Los primeros hombres que mostraron una verdadera independencia pereciermí victimas de las autoridades constituidas, en medio del ostracismo de las masas y el odio de los tiranos ctuno Arístides, como Sócrates. Algunos pensadores griegos afirmaron aún esta independencia, pero las olas autoritarias ahogaron su voz, y luego siguieron Macedonia, Roma, el cristianismo, la lucha de nuevos pueblos contra Roma, invasiones autoritarias ima tras otra y los mil afios de Erfiad Media brutal y tradicionalista exterminando a todo hombre independiente. El Renacimiento fnó bajo muchos aspectos el nacimiento mismo de <m espíritu libre, pero esta libertad no salió de las esferas privilegiadas por su uigen^ riqueza o ciencia, ^ el pueblo sufrió al mlamo tieAipo una recrudescencia del fanatismo religioso, representado ya por las nuevas iglesia* protestantes, ya por el catolicismo restaurado con su revé* de jesuMm». Y otra vez signen dos siglos negro* y fanático», el XVI y el xvu, y tan s ^ en el transcurso del siglo XVIII la libertad personal y la vida privada individual son reclamadas verdaderamente de un modo más general y obtienen alguna* gatantbM mediante las revolucione* en Amérk» dei Norte y del Sur y en el contíneate euapeok deapné* de una larga preparación intdectaal y moral por ]m. crítica social y la filosofía radonalista de este bello siglo. Pero ahí fué nuevamente cortado esto de*- LA REVISTA BLANCA arrollo por un período de egoísmo brutal, de codicia cruda, el período de las grandes guerras y del capitalismo intensificado por el nuevo maquinismo. Esto aumentó de tal modo loa sufrimientos -sociales que el socialismo y la resistencia obrera «mprenden la lucha directa contra el capitalismo, sin preocuparse mucho de las libertades huma'Ms, que desde entonces han sido descuidadas por todo el mundo. Los burgueses liberales, pero antisocialistas, no tenían ya interés en ampliar la «sfera de la libertad a las masas socialmente explotada» por ellos, y estas masas, en su indignación social, hicieron poco caso de libertades personales que parecían carecer de utilidad práctica para los miserables abrumados por el trabajo. une verdadera tragedia humana esta corta ^ o s i ó n del sentimiento liberal individualizante, que no pudo entrar realmente en el carácter y la Mentalidad de la mayor parte de los hombres, ya ^ue las influencias del pasado autoritario y del ambiente socialmente inicuo, le hicieron degene' " con tanta frecuencia en egoísmo, ambición personal o en las bellas frases que velan las acciones interesada*. Y las resistencias de los gobiernos provocaron lachas que hadan autoritarios tam°>£n a loa más liberales, que combatían por ser tpoiemo a su vez, y ese revolucionarismo nacio**(• constitucional, republicano no se preocupaba Apañas de las libertades personales, mientras que ** isoeialisino organizado se agrupaba a las masas <=oino factor importante para la guerra social, hacía lo mismo. Asi • • que la libertad no halló asilo "^«tdaderamente más que en la incipiente y aún 'Auy pequeña parte de los socialistas que comprendieron bien la inseparabilidad de UM eman-cipacionea humanas—política, social, intelectual y moral—^y que han formulado los primeros la idea ^ la anarquía, mientras que entre loa burgueses *e marchitó y entre los socialistas fué ccmsiderada como un articulo de lujo del cual pensaban poder Prescindir por el momento, un error muy grande •cometido al priacipio de buena fe, pero que nunca han corregido después, seducidos por las posibilidades de convertirse a su vez en gobierno, que, como todos los gobiernos, es siempre enemigo de '*• li|}er(ades, sean la* que fueren. Sólo algunos »aerali*fas y partidarios del Estado—minimum, los **' r Margal], Cario Cataneo, Herbert Spencer y f^ro*, han preconizado la libertad, pero sin esta °*M de libertad social que es indispensable. Por •o tanto, si el sentimiento social ha sido despertado después de un siglo de agitación incesante y en vista d d encarnizamiento capitalista por conT * r L ! Í •*'*«">P«^'o y el prlvüegib, el «entímiento «te libertad se halla deq>ierto en una proporción mucho menor: de ahí U defesmación e in.uficle«i« a de todos l o . resultado. <Atenidos, de ahí el traca«> de tantas bellas esperanza* y el atoHadero preaente. a i ^ "S'^ír** P""* ««i»»»»» • • • ctóficit de libertad. « • índMdualIzadÓB. d* kimiuiMelÓn que «ifren 371 loa hombres, pues esta carencia hacer abortar m . mejores esfuerzos, como lo demuestra bien ampliamente el resultado de la revolución rusa. A este respecto toda influencia liberal y humanizante nos será bienvenida, sea débil o fuerte, completa o incompleta y especializada como quiera, con tal de que tiosotros no perdamos de vista la necesidad' de la libertad integral que abarque todas las libertades (la anarquía). Una libertad que quisiera abrirse un camino eJ precio de otras libertades, no sería una libertad sino una imposición autoritaria. Hay lugar para todas las libertades que se respetan mutuamente; una pretendida libertad que se realiza a cuenta de las demás, es egoísmo, la voluntad de uno impuesta a otro, y, por lo tanto, la autoridad, la tiranía, la explotación, el mal. Con arreglo a este criterio distinguimos infaliblemente las verdaderas y las falsas libertades, el individualismo liberal y el individualismo autMitario i saludamos unas y relegamos a otra* al lugar que les corresponde, al sector autoritario. Pienso que uno debe acercarse con este espíritu a todas las expresiones del pensamiento individualista e individualizante que se encuentran en pensadores y poetas de renombre universal y también en los trabajos de muchos de nuestros camaradas en las publicaciones libertarias. Hay tanta* bellezas en autores como Thoreau, Whitman. Ibsen, Nietzsche y otros en que refrescar su amor a la libertad y donde se aprende a conocer los problemas, los matices delicados de una conducta verdaderamente libre. Lo mismo que se rechazará el individualismo autoritario (egoísta) antes descrito, también habrá de rechazarse la utopia de Un individualismo que se basta a sí mismo: tale* pretensiones ultrasuficientes son siempre declamaciones vanas. Todo se sostiene en el mundo, y figurarse que uno puede prescindir de esta interdependencia, es una ilusión. Así el individualismo como sistema social no podría basarse má* que sobre individuos, que, gracias al trabajo y a l o . conocimientos del pasado y gracias a los cuidado, que sus padres y la colecti<ridad hayan puesto en su educación e instrucción, hayan adquirido la facultad de manejar instrumentos de trabajo que ello* no han hecho, trabajar en materias prima* que ello* habrán extraído raramente, y entonce*, sobre esta base de una gran deuda, al mano, de reconocimiento, que han contraído hacia «troa hombres, vivirían como individualistas, dependiendo, sin embargo, para el cambió de las disposiei»ne* de la otra parte y de la situación genera! que determina el valor de su producto. Semejante individualismo, si permanece concienzudo, se «e. pue», rodeado de colectivismo y se adi^pta a Si, « bien, *i procede de otro modo, si trata de doaánar la situación, ti por cualquier medio e* tH tatm fuerte, entonces «e impone, ae hace egt^sta y tJbit» como tal, Se convierte en atitoritaiio. En el primar caso e* una de la* innumerable* forma* que adop» tara la vida anarquista en el porvanir jr «a ealidiiá Wi de tal no merece ser más preconizada como doctrina o sistema que cualquiera otra de las anticipaciones colectivistas o comunistas que podríamos formular de antemano. En el segundo caso, este individualismo que querría arreglase su vida bajo el dictado de su egoísmo, no hallaría ya víctimas B quienes engañar, esperémoslo asi, y se adaptaría también o se conformaría con vivir al margen de la sociedad en calidad de engañador y parásito. Ahora bien, desde el momento en que muchos comunistas libertarios renuncian a erigir sus hipótesis en sistema, sienta muy mal a individualistas que se creen los más avanzados, el hacer siste-' mas por su parte; el tiempo demanda el rechazo de todos los sistemas y el reconocimiento de las grandes corrientes que se manifiestan por vías diversas y en formas múltiples. Los pensadores individualistas sin socialismo son tan incompletos como los socialistas sin libertad. Nos sentimos entre nosotros en los escritos de Thoreau y de Walt Whitman, nos quedamos bastante fríos y escépticos ante Ibsen y Nietzche nos repele a pesar del esplendor de su espíritu. Es que por la vida de estos hombres sabemos cuáles fueron sus lazos sociiilistas, sus simpatías revolucionarias, su contacto con el pueblo y su individualismo, sin quererlo, es una verdadera repercusión de esto. Nietzsche fué el más completamente separado del pueblo, educado en un liceo de los más cerrados a todo lo que no respiraba el aire de los estudios clásicos, prosiguiendo esos mismos estudios en las universidades alemanas e inmediatamente después ya, a la edad de veinticinco años, enseñándolos él mismo como profesor de una Universidad suiza. Risardo Wagner, Schopenhauer, la filosofía griega y la guerra de 1870, Mazzini, el darwinismo y tantas otras influencias, el culto al Renacimiento, . etcétera, retienen a este pensador, tan aislado de por sí, en esa esfera de la aristocracia del espíritu, del desprecio de las masas, de la carencia de valor de los débiles, de la fuerza orgullosamente ostentada, y fué tan ingenuo y honrado al profesar su adoración a la fuerza, su falta de consideración para con los débiles con un candor increíble, que desde él sólo Mussolini ha alcanzado y realizado de hecho aquello que Nietzsche, el poeta filósofo encerrado en su gabinete, habría sido quizá físicamente incapaz de realizar. Mussolini, que procede del pueblo y conoce el pueblo, no puede invocar la buena fe que Nietzsche, el cual pasaba verdaderamente su vida recluido entre intelectuales orgullosos, estetas y «gourmands» filosóficos que exhibían su superioridad sobre las masas incultas y, según ellos, incivilizables para siempre. £1 no sabía otra cosa, como tantos millares de burgueses tampoco la saben. Si hubiera conocido las aspiraciones del pueblo de otro modo que a través de las pretenciones burguesas vulgares y algunas influencias mazzinianas que preconizan también la tutela del pueblo por los hombres de genio, {habría acaso cobrado confianza en las colectividades, que LA REVISTA BLANCA son las únicas que pueden crear y modelar el porvenir, cosa que los superhombres de la historia no consiguieron hacer nunca, dejando tras de li principalmente escombros y ruinas? ¿Habría comprendido que las fuerzas humanas propiamente coordinadas son esta fuerza inagotable de la cual los hombres de fuerza y de genio no son más que algunos productos accesorios, resultado, pero no causa del progreso general? Yo no pienso que esta comprensión habría modificado sus opiniones : él se habría convertido entonces en el profeta del socialismo de Estado, intensificado, el preconizador a la letra del fascismo moderno. Es, pues, el antípioda de los libertarios, el protagonista de todas las autoridades. Sus escritos son como una vegetación venenosa donde se ven las más bellas flores, pero todas en el fondo envenenadas o escondiendo a una víbora. Uno cae pronto ^^ctima de ellas o, si trata con dificultad de apartar d veneno de lo que parece ser una verdad ,destruye la belleza estética y el resultado, mirado de cerca, no será nada verdaderamente nuevo e importante. Un autoritario que busque un poeta que anticipe sus más lejanos deseos, su mayor sed de autoridad, hallará todo lo que necesita en Nietzsche, uix libertario no hallará nada, pero ejercitará su inteligencia leyendo a Nietzsche, luchando con él ante cada idea que formula : as! habrá aprendido a desenmascarar una de las mil formas seductoras que la autoridad sabe adoptar cuzmdo un hombre de gran espíritu la defiende. Me hallo muy lejos de negar el interés que ofrecen a veces los individualistas menos socialistas y sociales, como por ejemplo antaño ese Mauricio Barres, que, entre su período de campeón de la dictadura de Boulanger y el de presidente d e la Liga de los Patriotas después de Dérouléde, escribió su famoso cEl enemigo de las leyes». Para un (gourmand» de ideas es un trabajo divertido el separar los sofismas de las pocas verdades en tales, el reconocer la cola egoísta o autoritaria a continuación de bellas proposiciones de aspecto libertario. Pero nuestro individualismo, que no puede ser más que un individualismo social y totalmente separado de inclinaciones autoritarias, debe ser primero fuertemente implantado y desarrollado en nosotros mismos antes de que podamos meternos útilmente con esos charlatanes brillantes del individualismo, niuy sofistas y frecuentemente muy astutos, que sostienen un individualismo en apariencia autónomo, lo cual es una imposibilidad y sólo podría ser realizado a costa de los que se presten a criar, alimentar, vestir, alojar y servir a este individualismo autónomo que pretende no tener necesidad de nadie. Tenemos, pues, muy poco que aprender de esos individualistas, que, a su vez, tendrían mucho que aprender de la anarquía integral, pero se guardan bien de ello. Su estudio puede llenar algunas de nuestras horas, de esparcimiento, pero no es esencial para la formación de nuestras ideas anarquistas. 373 LA REVISTA BLANCA Es de nosotros mismos de donde sacamos los verdaderos elementos de nuestro individualismo, pues un individualismo que no fuera el resultado de las cualidades que encierra nuestro organismo, <qué sería sino una imposición artificial, una moda <ÍUe se seguiría, lo contrario, pues, de la esencia del individualismo? El vestirse a lo Nietzsche, el recitar parcelas del espíritu de Nietzsche, ¿apro*una algo al individualismo que preconizaba "ietzsche y que era el suyo exclusivamente? Si *»te hubiera continuado viviendo y hubiese visto *o que se ha dicho y hecho en su nombre, y que, contrariamente a sus esperanzas, no han surgido los superhombres, sino solamente la sarta de pseudo-Nietz8ches, habría tenido palabras cáusticas para •«pararse de tal progenitura. Así, pues, hagamos •«gún nuestro placer excursiones estéticas en las obras de estos individualistas de gran marca filosófica y literaria, pero no los confundíunos ni con 'Os hombres de ciencia que han sabido descubrir y verificar resultados adquiridos en lo sucesivo, ni oon los que enseñan doctrinas morales sociales, que contienen verdades algunas veces, pero que ^ preciso escoger cuidadosamente antes de darles 'C- Son caprichosos, inadaptados curiosos de observar, pero tan inaproximables e inutilizables como '"> fuego fatuo. Aquellos que tienen tales incli''ftciones las manifiestan por sí mismos, y los que "O las tienen no pueden adquirirlas, y sólo son imitadores sin valor si se disfrazan con el individualismo ajeno. En cada hombre de valor, es decir, que se eleVft por encima de una vulgaridad puramente imitativa o de una indiferencia obsequiosa y cobarde, leside un individualismo a su manera, algo que " es querido y que siente que es suyo y lo de- • "ende contra las invasiones de su medio y de la colectividad. Todo hombre de este género tiene "U ideal propio, una utopía grande o pequeña, y aprecia un medio, una sociedad que le permite aproximarse a este ideal y es hostil al ambiente y a la sociedad que le impide esto. Hoy tiene el •ocialismo libertario una gran ocasión para crearse una base sólida entre los hombres de valor: Mostrándoles que su ideal personal, sea el que ttter^—a excepción, naturalmente, de la codicia ogolsta, el sueño de riquezas y de poder—, es obs*culizBdo por las instituciones presentes y no pow a realizarse, si posee cualidades realmente prác'*o*»i más que en una sociedad libre tal como la V» nosotros deseamos. Lo» hombre* deben apren"*í que el socialismo no es una doctrina exclusivamente económica que les garantizará el trabajo yl la (ubsUtencia bajo alguna otra tutela, sino que «I socialismo integral es el sociijísmo ligado indisolublemente a U libertad y a la «>lidaridad, es osla anarquía amplia y variada que nowHro. dettndemos y que constituirá el medio en que la »dividualidad de cada uno podrá manifestarte meW . tntonce. lo* hombre, no ae resistirán, como » tacen ahora iMtiativamenU. a aeparar** de Mta sociedad presente que con toda su opresión y explotación les da al menos, en los países no fascistas, una ilusión, por mentida que sea, de u« poco de libertad, ni a dejar de confiarse a un »ocialismo al que ven renegar de la libertad en favor del estatismo, como hacen los bolchevistas, lo* socialdemócratas, los laboristas y todos los demáa socialistas autoritarios. El socialismo de las escuelas autoritaria no podía dar a los hombres la garantía de un desarrollo libre. El socialismo de las escuelas libertarias les promete sin duda este desarrollo, pero con frecuencia se ha impuesto a sí mismo lazos, frenos, límites—me refiero a que a la doctrina económica especial que cada anarquista defiende con buen derecho, si es su convicción, pero que en la propaganda no sabe siempre explicar como no obligatoria, como puramente de elección de los que la acepten voluntariamente. Con una mano prodiga, pues, la libertad, y con otra mano la quita mediante la preconización de las panaceas económicas, que hasta aquí no son más que hipótesis cuya aceptación definitiva prematura nos impone el carácter de una secta de creyentes. Se puede decir que se profesa ¡oersona/meníe tal doctrina económica especial y que se la recomiendo a otro* por tales o cuales razones, pero no se debe decir que ella es la única doctrina razonable, que es u» corolario indisoluble de la anarquía y que toda otra concepción a tal respecto es radicJmente falsa. Esta aberración autoritaria, este relapso de la ciencia en la fe. no ha contribuido poco a esa verdadera fuga de muchos anarquistas comunista» en lo que ellos llaman individualismo. Continúan siendo comunistas, pero tratan de individualizar su comunismo, lo cual es una operación ilógica, pue» un comunismo cualquiera debe ser activo y pasivo, tomando aquello de que se tiene necesidad y dejando tomar a otros de nuestros productos aquello que necesiten; si, aparte de la necesidad personal, se mezcla otra voluntad individual, entonces surgen rivalidades y egoísmos, entonces ya no hay comunismo. Estos descontentos habrían debido simplemente recoger el punto de vista del colectivismo, que para la producción social no reconoce más principio organizador del trabajo y distributor de los productos que el acordado entre los participantes por el pacto lihre. Ya se comienza a comprender este error, peí» durante largos años el comunismo fué tan exclusivamente reconocido, que se prefirió subcalificarlo de nuevo como especie incongruente de comunismo individualista, en vez de discutirle • • monopolio y relegarle a su puesto de hipótesi* simpática, pero no única. A modo de desquite lo* comunistas libertarios concibieron un verdadero horror por el individualismo y privaron así a *u g*nerosa idea del contacto con muchas de la* «xigencias de la vida moderna, que no tenía aec*•idad de aceptar de lleno, pero hacia la* cw^M )W LA REVISTA BLANCA 374 hubiera debido mostrarse negativa y exclusivista de antemano. Nos es preciso una anarquia en la cual quepan y sean bien acogidos los individualistas más pronunciados, con tal que se hayan desprendido del egoísmo y el autoritarismo, y no una anarquía basada en el sentimiento y la práctica comunista exclusivamente que mire con antipatú y considere como excentricidades apenas tolerables a los individualistas y otros matices no comunistas. Si el comunismo anarquista está verdaderamente seguro de su advenimiento futuro único, no tiene por qué temer esas vuiedades económicas, y si no lo está completamente, obraría con imprudencia si tratar de cerrar otras vías. Ha habido, pues, petulancia y poca benevolencia de un lado, el de los beati pottideniet, a veces odios por parte de los innovadores que sentían que faltaba algo a la anarquía, pero que, amargados y fuera de sí, no han podido hallarlo ellos mismos y han caído frecuentemente en otros extremos. Formuladas en las conclusiones de informes de los congresos de la Internacional, concentradas en las resoluciones adoptadas y modificadas de congreso a ccmgreso, proclamadas luego en esta forma abreviada por una inmensa propaguida—por ejemplo: la libre federación de libres asociaciones de productores libres o a cada uno el producto de su trabaio, o las fórmulas comunistas libertarias—, la* ideas anarquistas, en lucha aún contra el burguesismo y el socialismo autoritario, fueron presentadas a los hombres de las generaciones modernas ante todo en esta forma concisa, abstracta, programática que todos los partidos dan a lo que quieren imponer, a los hombres. Sé muy bien que hay una literatura anarquista grande y bella, pero sólo un número restringido de sus obras sabe elevarse por encima del fin didáctico iimiediato y abarcar su tema con ayuda de utui crítica libertaria independiente. Así hay casi siempre ensefiaasa yendo desde lo alto de nuestras concepciones nuevas abajo, hacia la multitud ignorante y mal in&>rmada. Sin duda que es difícil difundir por otra* vías una conc^Kuón nueva y sobre todo poco p<H>ular y muy perseguida, pero c(»i todo este e*tadU> initíal ha durado ya demañado tiempo y sería hora de que las nuevas generaciones de anarquistas, que han encontrado ya elaboradas completamente las ideas, se aplicasen a demostrar lo que estas ideas pueden producir, al menos i'nteteetoolmente, ya que las realizaciones eccmómicaa experimentales tropiezan con tantos obstáculos. La produccí&n de un buen libro ni la de una bella djra de arte han sido jamás imposibles, y si tales trabajos intelectuale* fueran realizados, producirían su efecto, pues ningún trabajo de valor se ha perdi<b> nunca. Con semejantes trabajos a la altura de los conocimiento* modernos y en contacto con todos los tiroblema* que el individualismo humano, la diV ferenciación y la intimiración de la vida moderna han pWteado, nuestra vida uiarquista se vería enriquecida, fertilizada, embellecida, y entonces nos convertiríamos en factcH- de la verdadera vida en lugar de parecer con frecuencia no más que los prediciuiores y pr<tfetas de un nuevo dogma. En resumen, es necesario salir de nuestro aislamiento y si la actitud huraña contra d individualismo ha contribuido a producir este aislamieoto, una actitud acogedora y amigable producirá el efecto contrario. Nosotros aportaremos al individualismo el elemento social, ú n el cual éste no es más que una ficción; él nos aportará la comprensión de la complejidad y la diversidad de la vida humana y nos protejera contra la incrustación en doctrinas preconcebidas y cerradas. Si esto se hiciera, desaparecerían como la niebla cuando sale el sol, las deformaciones malsanan que se estilan en el individualismo, las promiscuidades con el egtrismo y todas las ambiciones de placeres y de poder a costa de otros: las inclinaciones imitativa* que se agarran a los Nietzsche y <^os seres descabalado* y ese narcisismo de algunos espíritus peqnefio* que se miran constantemente al espejo para ver si son lo bastante individualistas, como si d individualismo fuera un nudo de corbata bien hecho, y que alternan todo eso con el estribillo de si *ii* vednoa e n anarquía son también impecables individualista*. Todo eso es el pasatiempo inútil de estos años de espera ante la anarquía encerrada en el dogma y cerrada a la vida: liberadla y entonces comenzará el trabajo nuevo, amplio y fértil, y nosotros iremos de nuevo en la vanguardia y no a remolque de la vida rebelde, contra el pasado y el presente que la ahogan, y abriremos vía* al progreso, que es la realización de toda* la* libertada* aobi* la base social más amplia. M. NETIIAU. El centro de nuestro sistema planetario no pacde ser iimiutable, puerto que se comporta como un verdadero ser rno. y como dloe Moreuz, su* pulsaciones rítmicas, que se exageran a veces hasta el paroxismo, recuerdan la* bota* de angoatia en las que nuestro organismo India deeeaperadanente con la fiebre que amifwaza oonanmirlo. El aal puede concebirse como una máquina térmica muy complicada; máquina tranafmrmadorá de energía, y a juzgar por lo poco que del K J *e conoce, máquina derrochadora d e vida, de calor, de luz, de radioactividad, de todo lo que mprnaa» podemos «Httpraider. El capital aatgéüeo del divino Apolo, parece inagotable. En nfl o dos mtf millones de afios se cal<»la la e^stencia de este astro, y durante ese tiempo arde sin cesar, pero sin consumirse, sin que sensiblemente disminuya sn prodigalidad bienhechora. LA REVISTA BLANCA ^^c^sidLud. E 375 y eficoLcioL dL^ l a s L mundo viene de la fuerza y va hacia la negación de la fuerza. En eUo estriba su evolución. No hacen falta pruebas ni investigaciones científicas para demostrar lo que acabo de decir. Fuerza es incultura, tanto en el que la ejerce como en el que la recibe •in protesta, y cultura es libertad. Cuanto más culto es un pueblo, de más libertad goza, porque más libertad exige. Dos fuerzas morales actúan sobre la tierra : La que existe dentro de cada uno de nosotros y la que se forma alrededor de nosotros, o, lo que es igual: La que poseemos nosotros y la que poseen los demáis. Durante la pasada matanza, se lanzó la frase, yo creo que por primera vez desde <)ue existe especie htmiana: ELstablezcanios la unidad moral, se dijo, o se dijeron, algunos intelectuales de los países en guerra. La unidad moral representará la solidaridad del pensamiento en el porvenir; pero en la época presente es como si quisiéramos establecer la paz social. No puede establecerse en un mundo de categorías y de privilegios. Somos de una misma e^ecie. Piensa como quieras. Déjame que yo piense comO se me antoje. Por nuestro diferente modo <ie pensar, jamás hemos de reñir. La frase representa demasiada grandeza para un hombre de tan excasa ctdtura. Venimos de la fuerza, y por la fuerza queremos aún sujetar todos los pensamientos a los nuestros y todos los brazos a nuestros privilegios. No creemos posible la marcha del mundo sin un pensamiento dominante, que, por la fuerza material, se imponga a los demás. El pensamiento dominante puede ser d de un jefe de Estado; o el de un jefe de IglcMa; o el de un jefe de partido; o el de un jefe de pueblo; o el jefe de cualqiuer familia. Para la mayoría de nuestros pobres cerebros, la cuestión es que haya un pensamiento que opine por los demás, que do- mine, que encarrile a los demás hacia el bien; que bien amenudo es mal, que es mal siempre, porque todos los males de que la imposición nos puede librar, son menores que la imposición misma. Lanzaron la frase los hombres de mayor cultura. Diría de mejores sentimientos si la cultura y el sentimiento no marcharzm al imísono; si, cuanta más cultiva tuviéramos, no fuéramos más buenos y humanos. Ya se entenderá que hablo de la verdadera cultura y no de esa que hace técnicos ni de esotra que nos prepara para el combate. I Cultura I El saber que nos abre la inteligencia al bien común y al bien xmiversal. Y esa cultura es de ahora, como quien dice. Existe desde que alguien gritó : ] Viva la fraternidad de los pueblos I Desde que alguien dijo que todas las criaturas eran hermanas. Pero como para ser todos hermanos hemos de ser todos iguales, y, como sólo el socialismo quiere que todos seamos iguales, únicamente él nos da elementos para la fraternidad. Ninguna religión quiso que los hombres fuésemos hermanos. Lo quisieron sus creadores, pero las religiones son obras del apostolado y los apostolados han pervertido las ideas para vivir de ellas. Desde aquel momento ha surgido el privilegio y con privilegios la fraternidad entre los hombres es imposible. No se trata de un caso de egoismo; se trata de un caso de justicia. Hay en nosotros im instinto de vida superior a todas las teorías; superior, porque es fuerza biológica. Teóricamente, podremos sentimos her-' manos de los demás hombres. Una in<dinación encontraremos en cada uno de nosotros, que a ella nos invita; pero prácticamente no nos sentimos herman<M de aquellos que poseen, de un modo excesivo, lo que a nosotros nos falta. El instinto de la vida se opondrá, pues, se ha opuesto siempre, a todas las teo- 376 ría» de fraternidad universal que se basen en la desigualdad de la vida misma. No se trata, repito, de un caso de egoísmo ; se trata de un caso de justicia. De ahí que la cultura, la cultura verdadera, la que abre la inteligencia a la solidaridad humana, sea aquella de que nos dota el socialismo: la socieJización de las riquez2is de la tierra, pau'a todos los seres humanos que la pueblan, no importa el color de su piel ni la traza de su civilización, que si son piadosos y aman al prójimo, valdrán más, mucho más que los que viven conforme una civilización que, en matar y en explotar al prójimo, emplea su saber. Esta es la cultura que nos ha de dar la fuerza morad necesaria para establecer la especie huméina, para acabar con las imposiciones, para terminar con el imperio de las armas y para entender que nuestros pensamientos por ser de uno, no tan sólo valen tanto como los que más valgan, sino que son los que más se ajustan a nuestros sentimientos y a nuestras ilusiones. Desde este momento, habríase acabado con las guerras patrióticas y con las luchas religiosas, porque en este punto habría surgido la justicia imiversal, que acaba con las guerras y nos ofrece la religión de la tolerancia, matadora de todas las religiones, porque a todas desarma. La unidad moral es esto: Hay algo superior a nuestra vida y es nuestra vida y la de los demás. Hay algo superior a nuestro pensamiento y es nuestro pensamiento y el pensamiento ajeno Hay algo superior a nuestra ciencia y es nuestra ciencia y la ciencia de todos. Laboremos, pues, todos por todos y no nos destrocemos por nadie. *• La fuerza moral es otra cosa: superior y algo inferior a la unidad moral. La unidad moral es algo común, algo de todos. La fuerza moral es de cada uno, pero que ha de servir para todos. Hay otro principio eterno en cada uno de nosotros, que sigue y guía al instinto de la vida. Cuando uno quiere Uevar a cabo obras que solo no puede realizar, busca ayuda en quien o en quienes le inspiran más confianza. Si encuentra quien le inspira la confianza necesaria y le presta el apoyo LA REVISTA BLANCA conveniente, la obra se realiza; si no k obra queda en proyecto. Voy a presentar un ejemplo práctico. En esta misma Revista he leído varios propósitos de orden moral en su esencia, pero que están en relación con los recursos económicos de cada uno de sus lectores. Me refiero al apoyo que se presta y que se quiere prestar a los ancianos luchadores. Fijémonos, principalmente, en la creación de una Granja para los que pueden ser llamados inválidos del ideal, que es el propósito que más cantidad de simpatías mías ha obtenido. Pues bien, esa obra tan excelente y tan práctica, al mismo tiempo, quedaría sin efecto si se careciera de fuerza moral, aun habiendo dinero en abundancia. Si no hay una fuerza moral que inspire confianza, nadie querrá llenar las suscripciones que fueren menester para fundar la Granja, y aunque se diera el caso raro de atraer dinero una fuerza sin moralidad, el dmero no serviría para el fin proyectado. Sin una fuerza moral que atrajera la confianza, todo el mundo aceptaría la idea por su bondad, pero todo el mundo, también se preguntaría, ¿a quién mandar el dinero para que ponga en práctica propósito tan excelso? Y en la duda se abstendrían en espera de- mejor ambieníe moral. De ahí porque es tan necesaria aquella fuerza a los mdividuos y a las colectividades. Sin ella, nada se puede poner en práctica. Con ella, se allanan las empresas más difíciles. El talento, que sirve de mucho, no basta. Toda la obra que realiza el talento se viene abajo si carece de fuerza moral. Podna presentar muchos, muchísimos casos ofrecidos por individuo» que con mucho talento y poca moralidad, han fracasado en sus empresas. En cambio, hombres de mediano talento, con una gran fuerza moral, han llevado a término empresas fantásticas, hasta en política, que es donde más escasea la moralidad. ¿Por qué Sárichez Guerra ha podido sostener la lucha que sostiene? Porque cuanto se ha dicho de la inmoralidad de lo» hombres del antiguo régimen a él no le alcanzo. De ahí su enojo y de ahí que puesto en rebeldía, pudo encontrar opi- LA REVISTA BLANCA 377 aión. {De dónde ha salido, a la postre., aquella opinión? De la fuerzo m o r 4 de Sánchez Guerra, Una misma frase, dicha según por quien, tíicuentra consideraciones que no halla la palabra en otros labios. El crédito, sin buscar factores complicado, es una fuerza moral, j Qué de grandes obras ha realizado el crédito 1 Dicho sólo para demostrar, principalmente, que los individuos y las colectividades que no tuvieron fuerza mor^l o la acabaron se ven imposibilitados para realizar la más insignificante de sus empre•as, por mucho que en ellas se empeñen. Es a la creación de esta fuerza moral ik la que han de dedicarse las inteligencias jr los esfuerzos de los hombres. Con fuerza moral, todo, todo se puede conseguir, hasta la fuerza económica de que, a menudo, se carece, y sin fuerza moral, incluso los medios económicos des- aparecen sin haber dejado más que sal y arena a nuestro alrededor. Y es inútil que el individuo, lo mismo que la colectividad, que el partido, lo mismo que las naciones sin fuerza moral, s e propongan continuar viviendo inmoralmente. Todos los recursos se agotan por potente que sea la imaginación que los invente. Y harán más por un mundo superior al presente los que obran bien, hablando mal, que los que hablando maravillosamente no aciertan a realizar una acción noble. Valen más los ignorantes que obran rectamente que los sabios que viven del engaño. Es esta cultura de fuerza moral, con e sin títulos académicos, la que han de cuidar los hombres del porvenir. U N PROFESOR DE LA NORMM. «wiHBiHMiiiiiwiiiijiiiiiiiiiiiiyiiiiiiiiiiiiimiiiiiimnummnHHin Bl oLvt^ liievoivio francés Los premios literarios: «L'Ordre», por Mar cel Arland; «La Joie», por Georges Bernaaos.—«Mes Caiiiers», por Maurice Barres.—«L'Offraade au géaie», por Raymond de Rienzi. La Academia Goncourt ha concedido su premio a Marcel Arland, por su obra «L'Ordre», una novela en tres tomos, al estilo ée los «Thibaut», de Martin du Gard. Y las señoras del «Prix Fémina», acreditándose de católicas, apostólicas y romanasj en una profesión de fe que seria coninovedora si la obra premiada no fuese tan ridicula, han votado once voces contra nueve a favor de Paul Haurigot—por «La Joie», de Georges Bernános. Intentaré dar una idea de las dos obras que han decidido las voluntades de los señores y señoras que poseen el cetro de los juicios artísticos de Francia, «L'Ordre», de Arland, es la descripción de la vida y la figura de un hombre, Gilbert Viilars, un eterno torturado, mezcla del Julián Sorel de Stendhal y del Rubempré de Balzac. Tres tomos casi exclusivamente dedicados a describir lo que son los conflictos morales, las aventuras, las tormentas íntimas, las perversidades inconscientes de ese arquetipo de fracasado que es Viilars, son muchos volúmenes. La na- rración se hace pesada,. La complacencia del autor, continuamente ocupado, absorbido por su héroe, en describirnos hasta los detalles más nimios de esa existencia, acaba por irritar, por cansar en alto grado. No mantiene, no puede mantenerse el interés del lector pendiente de un personaje que tampoco es nuevo y que, intentando modernizarlo, adaptarlo a las nuevas modalidades e inquietudes de la época, no ha hecho más que desequilibrarlo, que quitarle el antiguo fondo humano de los personajes antes citados y de Jos que desciende en linea recta. Luego, la idea del libro no es muy ra^ dical, que digamos. Hemos vuelto a la literatura con moraleja, como las fábulas de La Fontaine. La moraleja de «L'Ordre» se establece en el paralelo entre la vida alocada, absurda, caprichosa, de verdadero tipo patológico, no de noble inquieto, de Gilb^rt, y la vida de sosiego, de orden, de disciplina mental y social de Justin, su hermano, en cuyo hogar y junto a su antigua amante Renée muere Gilbert, con un pw- 378 fecto tipo de arrepentido y al fin reconciliado con un orden de cosas que él trastrocó en su mente. Para que Villars pueda ser un arquetipo de rebelado contra el orden y al fin vuelto arrepentido a sus brazos, Arland le lleva a la Redacción de «L'Humanité», le hace escribir ingenuas profesiones de fe revolucionarias y bolcheviques, el colmo de lo radical para nuestro joven e inexperto laureado. Los señores de la Academia Goncourt han encontrado genial esta obra y la han premiado. Los lectores de ella, los capaces de engullir tres tomos de tesis amazocatada, de descripción lenta y fatigosa, de elaboración de ideas que quieren ser una visión del caos moral dejado por la postguerra, dirán si ha sido o no justa la decisión de la Academia Goncourt, ¡Qué diremos ahora de «La Joie», del señor Bernanos, el terrible libelista clerical, el Rolando de esta nueva cruzada católica contra los infieles de aquende el Pirineo! Las señoras del «Prix Fémina» han debido emocionarse ante la gallarda figura do mosquetero de Bernanos. Sus bigotes engomados y refilados, su magnífica postura a lo Boulanger y a lo Deroulédé, han pesado sobre su decisión tanto o más que el carácter profundamente folletinesco y religioso de su «Joie», que termina en un asesinato, un suicidio y un ingreso en el manicomio. Es una «Alegría» singular la de esta obra. Edmond Jaloux, con donosura circunspecta—es preciso tratar con miramientos a Bernanos, tan buen espadachín como libelista—dice que el único personaje equilibrado de la novela es la cocinera. Bernanos presenta en «La Joie» una santa, el fenómeno de la santidad, ni más ni menos, encarnado en una muchacha, Chan tal de Clergerie, prudentemente oriunda de una familia de locos. Para llegar a Chantal de Clergerie y al encuentro de Dios en ella realizado, según Bernanos, sería preciso leer antes «Sous le Soleil de Satán» y «L'Imposture», en dond. los personajes principales buscan a Dios en sí mismos, sin hallarlo. Sólo a Chanta) de Clergerie le estaba reservada la alegría de dar con él. Pero el Dios que halla la protagonista de Bernanos es tan misterioso, tan absurdo, tan caprichoso en sus designios como el viejo Dios del Antiguo Testamento. La pobre Chantal paga con su Vidk la gracia de haber hallado a Dios. Com- LA REVISTA BLANCA prendo ahora que, sin darme cuenta, he dicho una herejía. No he pensado que la muerte es la única manera que tiene Dios de llamar a sí a sus criaturas. ¿Pero qu^ necesidad tenían Dios y Chantal de Clergerie de condenar por esta causa un alma : la del chófer ruso que asesina a Chantal, nadie sabe por qué; por voluntad, probablemente, del mismo Dios que ordenó la destrucción de Sodoma y Gomorra y el Diluvio Universal? Todo, sin embargo, se explica en la obra de Bernanos: el crimen del chófer, seguido de suicidio—pecado mortal—era preciso para .salvar el alma del abate Cenabre, que había perdido a Dios y cuva alma, con la muerte de Chantal, recobra la fe perdida para entrar inmediatamente en un manicomio. Leer esta obra con seriedad v describirla seriamente es algo tan difícil como descubrir el misterio de la Santísima Trinidad. Pero como Bernanos es una avanzada de Dios en la tierra, es la voz tonante de Dios con bigote y espada, no al cinto, pero sí en su despacho, es preciso creer en los misterios de Bernanos y de su obra con la misma fe que hay que creer en los de la religión. Las señoras del «Prix Fémina», conmovidas por tantas causas, han otorgado la mayoría de sus votos al señor Bernanos y a su obra. Y es curioso lanzar también una brevísima ojeada al otro candidato tjue le disputaba los laureles, que se llevó nueve voces sobre once: Paul Haurigot y su «Cavalier seul». Ello nos dará una medida del talento crítico y de las preferencias personales de las damas que componen la intelectualidad femenina francesa. Si Bernanos es un caballero de la fe Paul Haurigot representa el tipo más cumplido del «empollón». Si Bernanos tiene unos dominadores bigotes, Haurigot posee unos lánguidos ojos de «cocotte». Y si la obra del uno es una birria religiosa, una majadería entre teológica y folletinesca al estilo de Montepin, «Cavalier seul» es ia historia de un pollo totalmente inútil; de uno de esos tipos modernos de jóvenes internacionales que no sirven absolutamente para nada, ni para el amor, lo único que, con los deportes, les ocupa, porque las mujeres les dejan, decepcionadas, al ver que ni para eso reúnen fuerzas. ¡Qué poco dicen en favor del talento y del buen gusto de las mujeres de letras de Francia sus preferencias y sus votos en esta ocasión! LA REVISTA BLANCA l^lon, editor, acaba de publicar, recopilados por Philippe Barres, «Mes Cahiers», do Maurice Barres. Son, en efecto, una especie de Memorias de ultratumba, en las que el ingenio ligero, fácil, desprovisto de profundidad y de profundización de Barres iba recogiendo y anotando impresiones, sensaciones, pensamientos, juicios sobre todo y ante todo. Recuerdo, en este momento, una opinión sobre Barres de un hombre que las tenia certeras e implacables sobre los otros hombres : Clemenceau. Dijo de Barres: «El desgraciado no comprende nada de nada y pasea sobre los hombres dos grandes hermosos ojos sin brillo y sin vida... Es de esas personas que, durante los dos primeros tercios de su vida, buscan una idea y que, una vez la encuentran, se agarran a ella, se incrustan en ella.» Apropósito de este pensamiento agudo y exacto de Clemenceau sobre Barres que he visto recogido en el volumen que bajo e; título «Le silence de M. Clemenceau» acaba de publicar Jean Martet, consigno la aparición de cuatro libros simultáneos sobre Clemenceau, caliente aún su cadáver. Parece como si los tuviesen escritos esperando 1-^ muerte inevitable del Tigre. Estos «Cahiers», de Barres, tienen un interés muy mediocre. Los grandes ojos sin brillo y sin vida no supieron ver muchas cosas, aunque su fantasía, su espíritu algo amanerado, más trabajoso y ficticio que espontáneo, se hubiese proyectado sobre todo, Clemenceau vio bien a Barres, como vio bien a muchos hombres. Y sólo de uno, según Martet, dijo: «Era un hombre a quien ye he amado.» Era Monet. Sin embargo, obras así tienen un valor como documento de época, como visión y descripción del mundo en que vivió el que las escribriera. Desde este punto de vista, las Memorias de Barres no son inferiores a las de Chateaubriand, por ejemplo. Sin embargo, no se trata de unas Memorias, sino de impresiones, de visiones, de juicios particulares anotados. Los barresistas estarán de enhorabuena y los que encontramos acertado el juicio definitivo de Clemenceau sobre Barres, nos deja indiferentes la publicación de éstos «Cahiers» Íntimos. » Raymond de Rienzi ha escrito una novela curiosa, que, después de «Le Gamin passionné» le acredita como literato de fuerte estilo, de vigorosa envergadura: «L'Offrande au génie». 379 Presenta un tipo de gran escritor, un genio, Albéric Savage, ya en el declive, en la plena madurez de su vida, y teniendo tras sí una obra numerosa y profunda. Es un talento enciclopédico, una enorme inteligencia creadora que se ha proyectado sobre todos los asuntos y todas las cosas del myndo, que ha osado incluso remontarse en hipótesis atrevidas sobre el futuro de la Humanidad, como hizo el genio de Verne. Pero este hombre genial, esta gloria de la Humanidad, este magnífico talento, tiene ya setenta años y, aunque conserve una alma joven y un cuerpo vigoroso, languidece en una vida solitaria, desierta; vida de biblioteca, de hombre absorbido por la existencia de su pensamiento. En un rincón de mundo, ignorado por él, desconocido de Savage, existe uno dt esos numerosos lectores que forman su alma a imagen y semejanza de las grandes influencias morales que alimentan su espíritu, que pueblan sus horas y,su aislamiento fecundo. Es un joven ingeniero llamado Harold, casado hace ya tres años con una dulce mujer rubia, llena de discreto encanto y de espiritualidad. Y he aquí que un día se encuentran el viejo y glorioso literato y esta pareja simpática, empapada de él, llena de profundas y comprensivas admiraciones para su espíritu. La casualidad les reúne en un rincón do la Bretaña, donde Harold está dirigiendo la construcción de un magnífico viaducr to, cuya descripción es un prodigio literario, un logro de visualidad y de animación vibrante y profunda de la materia. Los jóvenes esposos se desviven por complacer a Savage. El encanto de Ghislaine, la esposa, obra su efecto sobre el corazón aún ardiente del viejo genio. Se enamora insensiblemente de ella y Harold se da cuenta de este enamoramiento, primero con afectuosa piedad, después en un súbito despertar de todos sus celos, porque comprende que su mujer no permanece, no puede permanecer insensible a la sugestión de ese anciano lleno aún de vida y de poderosa existencia moral, que le engrandece y le sublimiza. Un rompimiento violento surge. Harold arroja casi de su casa al viejo, que se va resignado y sin rencor, porque quiere a Hiarold como a un hijo y siente en el alma la razón que le asiste en el fondo de su misma injusticia. Pera, en un instante grave, en que, a consecuencia de un accidente, su vida está en peligro, hace llamar a Savage y le dice que, en la medida en que le per- MO LA REVISTA BLANCA tenece, le ofrenda su mujer, en aquella hora suprema. Savage permanece noche y día a la cabecera del lecho del joven, generosamente, para salvarle, aunque su desaparición represente la posesión de Ghislaine. Harold se salva y el anciano rehusa noblemente la ofrenda y promete a Harold que nunca más pensará en Ghislaine. Pero Harold, que quiere a Savage más que nunca, que le ha visto en toda su grandeza, tiene un gesto df suprema estética moral; ahoga en él todas las voces de la pasión, de los celos ancestrales del macho dominador que hay dentro de cada hombre, y hace al viejo genial y solitario la más hermosa y espléndida de las ofrendas: la misma que le ha hecho el amor de Ghislaine, no viendo más que el alma joven bajo las canas nobles, el genio poderoso bajo la vejez física. Y un día, en un viaje que han de emprender los tres juntos, curado ya Harold, éste procura perder e! tren y hace asi entrega de su libertad a Ghislaine y de ésta a Savage. Se trata de una obra rica en matices psicológicos, densa, brillante, amena, llena de aciertos descriptivos y con la que acaba de acreditarse un gran novelista de estirpe. Rienzi es un futuro valor literario, cuyos frutos cada día aparecen más sazonados y más sabrosos. Jacques DESCLEUZE. . París, enero 1930. »»»%%»»»»*»»»»»»»%»%»%»»»*»%»%»»»%%%»»»»»»^%»»^»%»t»»ti^^%^^^^^^^^^^^^^^i^^^H^^^^^^^^^^ €01 revclicczén en la lil^voLtuva vMísa III EL HAMBRE M AS terrible y más trágica que todas las guerras, la carestía puso en serio peligro toda la revolución rusa, haciendo numerosas víctimas entre el pueblo. Fué éste, quizá, el período más terrible atravesado por el pueblo ruso después de la guerra. Esta había hecho estragos, la revolución había causado victimas, pero la carestía hizo estragos horribles, causó numerosísimas víctimas, porque inmensas extensiones de Rusia permanecían casi estériles. Es este uno de los cuadros más horribles y terribles de la historia rusa. Regiones enteras que en otro tiempo fueron prósperas y fecundas, se vieron atacadas por este azote. Allí donde antes había prosperidad sólo reinaba el hambre. ¡ Morir de hambre! es algo que horroriza, que asusta, y, sin embargo, había llegado a ser la realidad de todos los minutos. Hombres y mujeres, viejos y niños, eran implacablemente atacados y anonadados por este azote. No era raro ver a muchas madres tener que abandonar a sus hijos, viéndose en la imposibilidad de darles algo, no importa qué, que pudiese pcM- lo menos calmarles los arañazos del hambre que les hacía delirar. Espectáculo aterrador. Y esto sucedía allí donde se acababa de llevar a cabo una revolución pasa dar a todos pan y libertad. Las causas de esto eran múltiples y profundas, e indudablemente los métodos bolcheviques tenían su parte de responsabilidad en el desarrollo y en la gravedad de esta plaga. ¿Pero qué solucionaba entonces acusar a esto o a aquello si el mal aumentaba cada vez más, se agigantaba, y aniquilaba a todo un pueblo trabajador, sin distinción alguna? En este caso, como ahora nosotros, lo que más importa precisar—^las causas veríamos que ya son lejanas—era el alcance, la magnitud del mal, y esto podemos hallario en un libro hermoso por su sinceridad y doloroso por su verdad. En el magnífico libro aTachkent, ciudad de abundancia», Alejandro Nevierov, nos describe con palabras sinceras toda la miseria del pueblo hambriento de las regiones más castigadas por la carencia, describiéndonos en su novela minuciosamente, todas las peripecias de un muchacho que partió hacia la ciudad encantada, descrita con los más hermosos colores por todos los campesinos, que desde hacía algún tiempo no podían nutrirse más que de sueños. Ciudad encantada y encantadora en la que aun se podía comer un pedazo de pan, y lo que es aún más maravilloso, un pedazo de pan blanco. Pan blanco cuando todos a su LA REVISTA BLANCA •Irededor se mueren de hambre, cuando las familias se ven diezmadas y cuando en los campos no se puede encontrar tan sólo ni hierbas ni raíces. «El abuelo ha muerto, la abuela también, y luego el padre. Sólo quedaba Michka, su madre, y dos hermanitas menores. El más pequeño tiene cuatro años, el otro ocho, M'chka contaba doce. Bastantes vastagos y todos con hambre formidable. Uno quiere kacha, el otro esculpe con un cuchillo una muñeca para divertirse. La madre se siente mal de tanta hambre. Cuando va a buscar agua al río vecino, le vienen tentaciones de no volver. Hoy llorar, mañana llorar, y el hambre no tiene piedad. Ahora llevan un hombre al cementerio, luego dos de una vez. El viejo Mikhaila ha muerto, la madre Marina también, en cada casa se prepara una ataúd. Mientras hubo caballos y vacas las comieron; pero ahora hace ya algunos meses que todos andan a la caza de algún perro o gato». Esta era la penosa existencia de todo el pueblo alucinado por una desnutrición profunda. La muerte espiaba en la puerta de todas las casas, y en todos los hogares ha hecho ya numerosas y no inútiles visitas. Sin embargo, es preciso hacer algo y no dejarse morir así, lentamente, y Michka, protagonista de dicha novela idea ponerse en viaje hacia la ciudad encantada, descrita por todos con cálidas palabras, allá, lejos, muy lejos, tal como empiezan los cuentos de hadas, allá donde aún se puede encontrar pan y en tanta abundancia que podrá recoger un saco lleno J llevarlo a casa para que haya un poco para todos; para la madre y para las dos hermanitas menores. Pero también esta Tachkent, como todas las ciudades encantadas, está muy lejos y las dificultades para llegar * ella son enormes. «Pero, ¡qué importa!, tendrá la suerte de llegar pronto a Tachkent y todo se arreglará. Lo esencial es no tener miedo. Otros se marchan, Michka quiere probar también. No porque sea pequeño han de negarle los grandes trabajo.» Se siente fuerte y tiene la seguridad de que sabrá marchar y llegar a la encantada ciudad. Pero el hambre no va nunca sola, y cuando se le escapa una víctima, sus compañeras las enfermedades, í^tacan también. Cuanta pena sobre un pueblo. El hambre y las enfermedades unidas se habían propuesto devastarlo. La disenteria, el tifus y el cólera atacaban a los afortunados supervivientes. Los hombres morían como las moscas en invierno. Pero, ¡quién iba a ocuparse de los muertos! Era un fardo menos a sostener o transportar; y una boca menos 3SI que ya no pedirla un pedazo de pan. Y he aquí como el hambre convierte al hombre en un malvado. El hombre hambriento es una fiera, no tiene sentimientos y sólo puede razonar con el vientre que lo tortura por medio del hambre. A casi todos la muerte les ha rozado ya la cara. El delirio les ha atacado mil veces. Como le pasa a nuestro Michka que, delirando a causa del hambre, no tiene siquiera fuerza para abrir los ojos: «Mira, un gorrión. ¡ Ah! ¿Pero, hay aun gorriones? ¡Oh! si Jacha estuviese aquí con su fusil... Por encima de Michka revoloteaba la muerte, seca, hambrienta; oh que buen sabor debe tener el pan aunque fuese de cebada. ¿Dónde está el pan?... Coge un pedazo de madera; parécele que huele a pan y lo muerde, luego la arroja... arranca hierba y la mastica. Y nuevamente sus ojos se cierran de desesperación. * La muerte. Sin embargo son gente valiente. Por encima de Michka rondaba la muerte, seca, hambrienta, contando las últimas horas y los postreros minutos de su vida. Habla ya besado sus labios y puesto en su espalda sus helados dedos. «Mira por última vez d lejano cielo, el cielo extraño. Huye del ensueño de Tahckent y Lopatine. Arroja de tu corazón los pensamientos campestres. La muerte pisaba con sus pesadas botas los tímpanos de Michka y le susurraba al oído: ¿por qué lloras? Es inútil, nadie tendrá piedad de ti.» Y como nuestro protagonista, millares de seres están delirando, muriendo ea las casas vecinas o cerca de la estación esperando al tren libertador que no les acogerá, que no puede recogerles. Es extrañamente raro encontrar una faz humana en toda esta coalición de salvajes hambrientos. Si se logra obtener una costra de pan se la pasan de boca en boca, tanto les ciega el hambre. Se coge el pan aunque haya caído de manos de un muerto. Se lamen nuevamente los huesos ya roídos por los perros. Nadie puede ocuparse del vecino. «Se llora, se escupe, se blasfema, se gime. Cada uno lleva su pena, cada cual su5 tormentos. Todos están poseídos de una furia salvaje por salvarse, por huir de los lugares malditos del hambre: «No podrás permanecer en las desiertas estaciones de las estepas Círquicas: El hambre se te comerá. Las pulgas te devorarán. La augustia te aniquilará, La desesperación... La gente se pende a los techos, a los to» 382 LA REVISTA pes, en los estribos v hasta en las ventanillas. En los techos, en los topes, en los estribos y en las ventanillas.... ¡ Q u é importa, mientras podamos marcharnos de este lug a r terrible, de este desierto! Ir cogido solamente con las manos, ser transportado, atravesado en los topes, ir colgado en la cola del tren... qué importa mientras podamos partir, mientras podamos huir del hambre y de la muerte amenazadora. Las bestias huyen por la estepa bajo ei resplandor de la luna inmóvil. Los ojos de los perros brillan, sus dientes crujen. ¡ Voto al diablo, dejadme subir! ¡ Id al infierno! i Compañero!» No hay humanidad cuando el hambre aprieta los intestinos del hombre, y hace imposible o dificulta esta posibilidad, que dos seres aunque miserables se unan y procu ren sostenerse. No obstante dos seres miserables, unidos sólo por la común miseria intentan marchar juntos, porque «siendci dos, la travesía es más alegre». Si te sucede algo yo te ayudaré. Si algo me acontece tú me ayudarás. Esas luces fugaces, y por lo demás muy rarísimas, en las tinieblas de la miseria, son suficientemente alentadoras, son actos que nos infunden aun un poco de valor y nos hacen pensar que no todo se ha perdido aun, que no ha caído todo en la nada. E s demasiado horriblemente triste cuando no se tiene a nadie contra quien apretujarse, y a quien contar las propias penas Así nuestro pobre Michka, que cuando el dolor de la soledad y de todas las miserias que lo atacaban, como también i sus semejantes, se le aparecía a los ojos, sabía que no debía llorar ni lamentarse. «Nadie escucharía su voz quejumbrosa, nadie recogería sus lágrimas.» E s preciso sufrir. El padre muerto repetía s i e m p r e : (;Las lágrimas no alivian la miseria», y él lo comprendía. Y es esta fuerza, que sabe reprimir las lágrimas y dedicarse a la acción lo que ha salvado lo poco que ha sobrevivido a la carencia ; a esto es debido que no todo haya sido avasallado y llevado a la deriva; la firme voluntad de vivir, la fuerza de luchar fueron quienes salvaron al pueblo y no los tardíos socorros venidos de lejos. También aquí, como entre la desesperación, la muerte y casi el canibalismo, hubo gestos de generosidad, de humanidad que, a pesar de todo nos hacen tener confianza en el hombre ; en el hombre que muy pronto podrá reponerse y continuar su marcha hacia adelante, su marcha hacia la verdadera sociedad nueva, aquella por la cual nosotros trabajamos y cuyo advenimiento impedirá que se produzcan tales cataclismos, que se registren tales miserias. A. Navierov, nos presenta en su libro toda este cuadro impresionante, y a través de los esfuerzos del joven protagonista se .en !os esfuerzos de todo un pueblo por sal\;'i-i.-, para poder renacer. Y lo logra. Igiü!! como ei joven protagonista Michka llegó í! T a i h k e n t , el pueblo ruso superó la terrible crisis. Dejó Michka muchos amigos y compañeros caídos en los caminos, porque no pudieron soportar todas las penas, todas las miserias, al igual como el pueblo dejo millares de cadáveres y los hijos suyos a miles. Pero la voluntad humana que encarna la vida, venció a la muerte. Se vivió la más terrible prueba que pueda registrarse, era preciso luego encaminarse hacia la edificación de aquella sociedad que no hubiese permitido la vuelta de tales miserias. Pero no fué así. De manera que apresuradamente se volvió hacia atrás, y se permitió que renaciera aquella forma de vida que se había pretendido demoler para siempre, y que inevitablemente será la generadora de nuevas carestías. Hugo Treni. Traducción: Elizalde. imiHffliiiimnnii«mimn«H«MiiiiimiimiHiiHmiiwwiimMmHiiiiiimuiiNwm)uiwiiii">>'<>"""<'i>''*'*<M>iM 9ltaa€tm indicadora d e aguaa «oMevrdnea* Desde tiempos muy remotos, el hombre ha observado en las regiones áridas ciertas plantas que suministraban la prueba de que a poca profundidad del suelo había existencia de agua. En países desiertos, la vista de estas plantas era reconfortante. En los Elstados Unidos, donde existen viutos desiertos en el Sud Oeste, ha parecido indicado hacer el estudio científico de esos vegetales que presentan la aptitud de ir a buscar agua en la profundidad del suelo. Eli estudio ha demostrado que ciertas plantas tienen la facultad de extender sus BLANCA MiinidiiHiiiimuniiniwiiiiiiHDHmHniHiin raices muy lejos; otras que se hallan al lado no la tienen y se agostan durante la esUcién seca. Las primeras se hallan adaptadas. Las investigaciones realizadas demuestran también que ciertas especies tienen una adaptación más limitada que otras, de modo que el viajero informado puede muy bien tener la seguridad que la presencia de tal planta indica la existencia de agua a un metro, por ejemplo, y la de tal otra especie, la indicación de agua a dos o tres metros solamente y también mucho más. En México, tal especie extiende sus raices a once metro* a todo más y tal otra a quince metro*. 383 LA REVISTA BLANCA £a \>id.a en PARÍS, CAPITAL AMERICANA (?) M 9a.vís La obra de transformación requerirá tiempo y, en espera de que sus hijos pequeños formen una bella generación, esta gran masa amorfa, pesadamente rumiante, no es todavía más que un rebaño. Y se piensa en los bárbaros que penetraron, por infiltración al principio, en el mundo romano, luego le derribaron bajo la fuerza del número, pero no supieron instaurar una sociedad mejor. IENTRAS que los franceses (como, por lo demás, los otros europeos) se van a civilizar a los primitivos de ultramar... haciéndoles desaparecer, los extranjeros conquistan o colonizan París. «Dentro de poco», escribía recientemente un inglés, «París se habrá convertido en una capital enteramente americana y los parisienses no se habrán dado cuenta de nada.» DESAGREGACIÓN Y PRELUDIOS DE ¿Americana? Quizá no del todo, porque, entre los yanquis, son principalmente los REAGRUPAMIENTO EN LAS AGRUPACIONES SOCIALES privilegiados de la fortuna quienes, atraí<ios por las «boítes de nuit» de Montmartre, Los socialistas (S. F. I. O.), aun replivienen a París a olvidar los rigores del régimen seco: es una aristocracia que reina cando a los violentos ataques de los comuen los espléndidos palacios de los Campos nistas, se encaminan visiblemente hacia Elíseos. Los trabajadores americanos per- una crisis interna seguida de dislocación. manecen en su país, donde disfrutan de «Relizadores» o doctrinarios, los unos deuna vida material más amplia que sus ca- trás de Paul Boncour y los otros detrás de León Blum—ley natural de disociación que, niaradas de clase franceses. Pero los polacos, los checoeslovacos, los en el transcurso de la evolución universal, italianos (cuando pueden escapar del pre- se reproduce constantemente en el dominio sidio fa.scista), los españoles—por no men- social y moral lo mismo que en todas las tar a los árabes—que vienen a Francia y demás ramas de la vida orgánica! Los doctrinarios son muchas veces inque se quedan aquí porque hallan o esperan hallar un nivel de vida más elevado, movilistas que, ligados demasiado ciegason en su inmensa mayoría esclavos de la mente a un dogma, no tienen en cuenta los acontecimientos y que se confinan en un miseria. Una estadística oficial francesa corrobo- misticismo impotente. Es preciso a la vez ra la comprobación hecha por el escritor un ideal y un programa que permita aceringlés de que París se convierte en capit.al carse a este ideal: el uno es tan indispenextranjera si no estrictamente americana. sable como el otro. Por desgracia, los «reaSu población francesa disminuye, mientras lizadores» (partidarios de la participación tjue su población extranjera aumenta consi- en el poder) no pueden actualmente realiderablemente. Esta última ha aumentado 7.'dr absolutamente nada. ¡ Impotencia por ambos lados, incluso sudesde hace .seis años en más de doscientos poniendo que los hombreis tengan buena mil habitantes. Los espíritus libres de todo prejuicio voluntad y desinterés! Así es que para los chauvinista no podrían menos de alegrarse anarquistas es cosa fácil burlarse de unos viendo realizarse un acercamiento y, al fin y otros. Sin embargo, ellos mismos rcsuay al cabo, una fusión de razas en la anti- lan y si su ideal resplandece aún por encima gua Lutecia, convertida en Cosmópolis. La (le las fealdades políticas, apenas si puedesgracia es que la inmensa mayoría de es- den hacer otra cosa que proclamarlo sin tos elementos son de una intelectualidad aportar tampoco un plan de realización prómuy atrasada, j Muchos vientres quejándo- xima. 1 Papel de coro en la tragedia antise de su miseria 1 ¡ Pocos cerebros capaces gua, que es exasperante para los temperade rebeldía consciente y de solidaridad! A mentos de acción 1 V entonces los ardores se apagan. O excepción de una pequeña élite pensante, esta masa amorfa y pasiva parece inacce- bien la actividad de los militantes, confisible a todo idealismo generoso. Sería un nándose en el dominio especulativo, les lleerror creer que va a impregnarse rápida- va a disputarse entre sí y a anatematizarse en sectas rivales como los cristianos del simente de un espíritu nuevo. 364 glo IV; otras veces esos terribles revolucionarios, que querían hacer tabla rasa de Codo, se convierten en místicos, dulces e impotentes, a la manera de los anabaptistas, que, en su origen fueron violentos destructores, algo así como los comunistas reTolucionarios del siglo XVI. El partido comunista de hoy es, lo mismo que su hermaso enemigo, el partido socialista, presa de un trabajo interno de desagregación. Su política demasiado grosera de bluff, injurias bajas y servil obediencia a los dictadores de Moscou, que, incluso teniendo buenas intenciones, no están calificados para regentar a los revolucionarios franceses, ha acabado por exasperar a éstos. Seis comunistas, concejales del Ayuntamiento de París, de entre los cuales el más notorio es el ex diputado Garchery, se han msurreccionado contra la línea de conducta de «L'Humaoité». Calificados inmediatamente de «traidores», injuria corriente, por el periódico de Marcel Cachin, ha respondido con carteles públicos reafirmando su revolucionarismo y reivindicando su independencia. Ahora «E disponen a constituir un nuevo partido. En este partido serán acogidos los socialistas comunistas, pequeño grupo que esperaba su hora y que acaba de entrar en liza con un manifiesto. La personalidad más destacada de este grupo es el sarcástico diputado Ernest Lafont, que no es «persona gfrata» a Moscou (no hace mucho tiempo fué expulsado de Rusia por el gobierno soriético, que, sin duda, temía su espíritu csáustico y revelaciones irónicas. Al mismo tiempo aparece un nuevo semaoario, «Le Cri du Peuple», sindicalista reTolucionario, que, en la declaración pública ft la cabeza del primer número y firmada por «El Comité por la independencia del sindicalismo», proclama su intención de arrancar la C. G. T. U. al yugo del partido comunista. El periódico reproduce al píe de su título esta declaración de Carlos Marx, que data de 1869: «Los sindicatos 00 deben estar jamás asociados a una agrupación política, ni depender de ésta; de lo contrario, no cumplirían su misión y recibirían asi un golpe mortal.» Bien por encima de las mezquinas rivalidades individuales, este trabajo interno de desagregación parece el preludio de un nuevo reagrupamiento. La cuestión es saber si el gobierno presidido actualmente por Tardieu, hombre de puño, que dispone de todas las fuerzas represivas y una personal dispuesta a salir, no emprenderá 4a ofensiva contra los revolucionarios mientras éstos se hallan aún en un período caótico. LA REVISTA BLANCA PA-E HAS-KA, PIEL ROJA DE FERIA Los feriantes, esos nómadas que se dividen en dos grandes categorías, los vendedores ambulantes y los titiriteros, tienen entre estos últimos cierto número de caníbales africanos ennegrecidos con betún y de odaliscas y argelinas nacidas en Montmartre. Pero ahora figura entre ellos al menos un piel roja auténtico: éste es Pa-e Has-Ka, hijo del jefe Impulso Salvaje que murió en 1907 en el último levantamiento de las tribus contra los Rostros Pálidos, y nieto del legendario Sitting BuU, que había combatido largo tiempo por la independencia de su raza contra los «civilizadores». Es una personalidad de las más notables, a la cual el periódico «L'Intermédiaire forain» consagra un estudio muy interesante del cual tomamos notas bic^ráficas. Pa-e Has-Ka, cuyo nombre significa «Cabellera Larga», ha conservado el amor a la libertad que inflamaba el pecho de los hijos de la pradera. A esto agrega la cultura que, después del aplastamiento definitivo de sus hermanos de raza (él tenia entonces once años), le dieron los vencedores en un colegio de Montreal, donde aprendió lenguas extranjeras por espacio de tres años. Luego sintió un día que la vida independiente si no confortable de los desiertos y los bosques le atraía más que la de las ciudades, abarrotadas de riquezas para los unos y de miseria y sujeción para los otros, y, no teniendo ni familia ni tribu, el adolescente desarraigado se fué a vivir durante siete años la existencia de trampero, recorriendo las regiones—^aun salvajes en aquella época—del t a r West, de las Montaña» Rocosas, de Alaska y el Canadá de Norte a Sur. Un día, en un pueblo de Arizona, vio fijar en la plaza pública carteles abigarrados, que eran comentados por una masa enfebrecida. Era en 1914; los carteles anunciaban la declaración de guerra de Alemania a Francia, y que esta última era apoyada por Inglaterra; además proclamaban que la libertad de los pueblos estaba en peligro, amenazada por los imperios militares, e invitaban a alistarse voluntariamente para defenderla. Pa-e Has-Ka, electrizado por la palabra mágica de libertad, ante la cual pueden sonreír los escépticos, pero que ha hecho realizar muy grandes cosas que constituyen el patrimonio moral de la humanidad, se alistó voluntario. Ingresó en el cuerpo de «Voluntarios Lafayette» y desembarcó en Marsella vestido de caki y coo lA REVISTA BLANCA su cabellera cortada. Enviado a los Dardaaelos, recibió allí tres heridas, y, vuelto a Francia, recibió una cuarta que le hizo perder tres dedos de la mano derecha y casi enteramente el ojo derecho. ¡ Qué le importa esto al idealista piel roja! El tiene la convicción de haberse sacrificado por la libertad. Sin embargo, esta satisfacción solamente moral no le garantizaba la vida material. No apto por sus mutilaciones para la servidumbre industrial y sobre todo demasiado independiente para adaptarse a ella, entra en la vida nómada de los feriantes, toma otra vez el traje pintoresco de su tribu destruida y vuelve a ser «Cabellera Larga». París le ve en la escena de los music-halls, en las «ménageries» y los circos, con los domadores y domadoras célebres: Marcel, Marta la Corsa. Maneja el lazo con maestría, se deja atar para evadirse luego de sus ligaduras; apaga entre sus labios antorchas ardientes. En el Jardín de Aclimatación, en la amplia jaula central al aire libre, donde los leones pueden distenderse relativamente como prisioneros que salen por un instante de su celda estrecha al patio, Pa-e Has-Ka organiza un simulacro de caza de fieras. Y las fieras, en esta carrera, sacuden por un instante el embotamiento monótono de la pequeña jaula, sintiéndose libres para saltar rugiendo—lo cual es quizá su manera de cantar, pues cada uno hace lo que puede. Mientras tanto el hombre rojo olvida el espectáculo feo y mezquino de la vida burguesa que él no ha querido vivir. m LA INFALIBILIDAD DE LA «JUSTICIA» LEGAL.—UN CASO ENTRE Mil. En el transcurso de la discusión sobre el presupuesto de servicios judiciales la Cámara ha escuchado al diputado Guernut, secretario general de la Liga de los Derechos del Hombre, la declaración siguiente: «La familia Adam fué condenada en 1891 por la Audiencia de los Vosgos sobre la base del testimonio de un borracho taimado y embustero, el cual hizo seis declaraciones contradictorias; ahora bien, dos años más tarde, la víctima, que el testigo pretendía haber visto cortar en pedazos y quemar, ha sido encontrada en el bosque al pie de un abeto. La señora Adam se volvió loca al conocer el veredicto, los Adam han muerto, el padre en presidio, el hijo, Justino, después de su regreso al país, sin haber podido obtener su rehabilitación. En su lecho de muerte Justino ha pedido a sus vecinos que prosigan sus esfuerzos para que se devuelva a todos los suyos el bien sin el cual la vida no merece ser vivida: el honor.» Esta declaración ha sido muy aplaudida por los diputados, y el ministro de la «justicia» dijo que le había «emocionado graodemente». Después de esto se ha votado el aumento de salario a los «pobres» magistrados, de entre los cuales los peor pagados ganan tres veces que los obreros. CH. MALATO. uiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuoiiiiiiiiiiiiii!iiii;ji::!iHiiiiiimiiiiiiw tln4 'Wil»nn«a»ini«B Nadie se imagina hoy que el fondo del mar contiste en una llanura uniforme. Al contrario, todos saben que, viajando de un continente a otro se pasa más bien sobre depresiones profundas, sobre valles, abismos, ya sobre altos fondos que se aproximan a la superficie. En efecto, el paisaje submarino es tan variado y accidentado como el pai•aje terrestre. Aquí, son llanuras extensas como • n Rusia: más lejos, colinas o más bien cadenas de montañas o cordilleras m e d i c a s como el Jura y loa Vosgos, entrecortadas por valles más o menos profundos. En otras partes, son elevadas cordilleras que partiendo de muy bajo, de depresiones que tienen cinco y seis mil metros por debajo del nivel del mar, se elevan hasta cerca de la «upMficie y llegan también a sobrepasarla, emer- giendo en forma de islotes rocosos, de archipiélagos. Ahora que con el sistema de sondeo por el sonido y las ondas ultrasonoras, se dispone de un medio fácil y rápido de determinar la distancia donde se encuentra el fondo del mar de minuto tm minuto sin detener el buque, por el tiempo qoa tarda el eco en llegar al punto de donde ha paa tido el sonido, es muy fácil darse cuenta de las profundidades y componer el mapa del relievo submarino. Tanto es así que el Catnegie, vapor americano especializado en la determinación da las profundidades, ha anunciado recientemente haber descubierto en el fondo del Pacifico una cresta montañosa de 3.000 metros de altura qua Ucpt a 1.000 metros de la superficie. Esta cresta aa extiende, por lo tanto, en una llanura que se kaQa a 4.000 metros de esta úUima. Un día conocereraoo la geografía submarina tan exactamente c o n » hi geografía de la tierra firme. LA REVISTA BLANCA 386 L B cv V n m.s %€Bmm¿^x i » ^ v « l Han Ryner.—^Albert Messein, éditeur.—París, 1929. Un libro de Han Ryner sabemos ya qué nueva promesa, qué nuevo regalo de gracia, de serena estética, de prosa musical es. Sabemos qué tesoro de ideas hermosamente expresadas nos reserva, de qué modo nuestro paladar saboreará ese manjar raro y delicado. «Songes perdus», es una síntesis de grandes sueños, de proyecciones de Han Ryner sobre innumerables figuras de la historia. Hay sueños de Edipo, de Xenófanes, de Sócrates, de Platón, de Diógenes, de Cleanto, de Crísipo, de Julio César, de Jesús, de Judas, de Antístenes, de Hipaíía, de San Agustín, de Cervantes, de Descartes, de Dante, de Bossuet, de La Bruyére, de Malebranche, de Locke, de Kant, de. Condoret, de Santo Tomás de Aquino. Abre el libro el sueño de Edipo, en donde hay una visión grandiosa y profunda del gran tema del incesto que dio vida a una de las más grandes tragedias antiguas y a todas las proyecciones de ella en la Edad Moderna. Unas pocas páginas, dos o tres a lo sumo, con ese estilo de imágenes, sintético y poderoso, de Han Ryner, forman cada sueño y el conjunto de ideas, la visión ryneriana de las cosas, de los hechos y de los hombres, sobre los cuales su mirada se proyecta. Es un desfile rico e impresionante, de una suntuosidad imaginativa, de una profundidad filosófica, que sólo el ingenio de Han Ryner puede realizar. Es esa estética literaria, esa armonía de las palabras, osa musicalidad intima que no me cansaré de destacar, el encanto mayor, la sugestión Olas atrayente de la literatura de Han Ryaer. Los juicios, envueltos en ese ropaje riquísimo, en esa pedrería deslumbrante de las imágenes, en esa cadencia inimitable de las palabras, penetran directamente en la mente, bañan al pensamiento de una especie de claridad y de extraño dulzor. Se reposa, se vive unas horas de goce de la inteligencia leyendo a Han Ryner. Algfunos encontrarán quizá confuso, poc^ cla- ro lo que dice, les exigirá un esfuerzo intelectual su lectura, pero éstos son los que, empachados por un exceso de filosofía árida, de literatura desprovista de esta riqueza de imágenes de Han Ryner, están imposibilitados para dejarse penetrar sin resistencia, por «lo inconsciente» de Han Ryner: Habituados al esfuerzo mental, trabajan las imágenes, tan poderosas, de Han Ryner, que, solas, por el poder mágico de su «visualidad», de su armonía, de su imnelran en nosotros sin esfuerzo, tanto por el intelecto como por los sentidos, palpable «forma» lírica, deslumbrante, peNo sé si ya dije en otra ocasión que la prosa de Han Ryner gustaba de leerla ea voz alta, como gusto de leer en voz alta las poesías. Todo aquello que, aun como en Han Ryner, en donde se ha logrado la primera y más hermosa conjunción de la filosofía y del arte, de la idea pura con la forma estética, tiene sonoridad, cadencia, ritmo en las imágenes, musicalidad nacida de la asociación discreta y armoniosa de unas palabras, de unas frases con otras, gusto de leerlo en voz alta para que penetre en mí por todos los sutiles conductos de ^a sensibilidad y del instinto estético. Es imposible destacar, del conjunto de estos sueños, uno de otro. El primero, el de Edipo, es quizá el mejor, siendo todo» magníficos. Tiene una belleza inmóvil, la serenidad de todo el fatalismo cósmico, de toda la ley de la Vida, encamando en Edipo, hijo—esposo de Yocasta, el Hombre, hijo —esposo de la Naturaleza, padre eterno del Porvenir que él engendra. El de Crísipo, el de Xenófanes, el de Hípatia, el de Jesús, se destacan asimismo em el conjunto armonioso de este libro, que forma, con «L^ Sagesse qui rit», la expresión más pura y más bella del pensamiento filosófico de Han Ryner. El de San Agustín forma, con el de San Cirilo y Santo Tomás de Aquino, una trilogía y critica religiosa de profunda significación humana. LA REVISTA m.ANCA de penetrante visión filosófica. Me es imposible expresar una preferencia entre este conglomerado de hermosas síntesis. Todos los sueños tienen la misma riqueza de ideas, la misma suntuosidad de imágenes, la mis- »7 ma musicalidad, la misma profunda e intima Krica. Forman «Songes perdus» un buen volumen de 236 páginas, c(>rrectamente editado porAlbert Messein. Emest Johannsen. — Editorial Cénit.—^Madrid, 1929. Otro libro de la guerra. Son ya demasiados libros de la guerra. El mundo pronto mirará indiferente todo el horror de esta guerra, se habituará a él, no sabrá erguirse contra él, al presentárselo como manjar aderezado, como plato de cada día en el diario alimento de la inteligencia. ¡ Demasiados libros de la guerra 1 Como fueron ya demasiados muertos, demasiado horror para que las almas se conmovieran, nos hemos acostumbrado ya, nos vamos acostumbrando a este horror trasladado a la literatura, vendido como producto artístico y con el que se comercia, con el que intentan enriquecerse los editores. Una contraseña debe haber sido lanzada. Como, durante una temporada, los editores pedían a los escritores obras pornográficas, «algo erótico, subido de color, que es lo único que se lee», ahora, con la misma insensibilidad, con el mismo frío cálculo mercantil, deben decir: «Algo horrible, una visión de las trincheras, muchos muertos, heridos por todas partes, intestinos y sesos revueltos con lodo. No escasee usted los malos olores, los ataques, y, sobre todo, muertos, muchos muertos, cuantos más mejor y cuanto más espantosamente mueran, más éxito tendrá el libro». Y esto cansa, esto fatiga, esto apena, esto quita a la guerra todo su horror para darle esa misma frialdad de cálculo mercantil, esa helada displicencia con que los editores intentan jugar con el corazón de las multitudes, con lo que ha sido impulso espontáneo y leal de todo un mundo espantado, desgarrado por lo que fueron cuatro años de guerra y diez millones de muertos. y , sin embargo, «Cuatro de infantería» es quizá uno de los mejores libros escritos «tóbre la guerra. Pero demasiado tarde, tras demasiados años de paz y demasiados libros escritos contra la guerra. En ninguno, ni en el mismo de Remarque, habíase logrado dar una sensación más abrumadora, más apocalíptica de la guerra. Son yi los últimos meses, el último pe- riodo del ejército alemán, deshecho, arruinado moral y materialmente, hambriento, por completo desilusionado. Y son cuatro hombres, cuatro de infantería: el estudiante X, el contramaestre Job, el campesino MuUer y el técnico Lornsen, los que encarnan toda Alemania, todo er drama de Alemania en todas sus clases sociales. Lo& cuatro se acompañan, viven y mueren juntos, unidos en una cuádruple hermandad suprema: Hermandad de su indefensión ante la muerte que les persigue y que les cerca, hermandad de su soledad, de su desamparo ante todo él caos que les envuelve, ante todo el horror de las matanzas, ante el tronar de los cañones, ante las granadas, los obuses, los gases, el fuego y la destrucción que les rodea. Y hay páginas en que se logra la visión más grandiosa, más sobrecogedora de la guerra que se había logrado hasta ahora, páginas que tienen toda la angustia, toda la espantosa enormidad de lo que fué la pasada matanza. Hay la carta postrera del estudiante a su «corcita», aquellas páginas de horror simplificado y proyectado sobre un alma ya deshecha, sobre el alma de un hombre que sabe que va a morir, que mira ya a la muerte como un sueño del que no se despierta y en el que se reposa, se descansa supremamente, que tiene toda la elocuencia profunda y conmovedora de algo desgarradoramente íntimo. Luego, las conversaciones de «los cuatro», que los otros soldados escuchan sin atreverse a intervenir en ellas, en donde se vierten las más atrevidas ideas, en donde se desmenuzan, se critican las más grandes cosas, en donde, con una mezcla de ironía y de amargura, todo se reduce a polvo, «todo» es «nada» ante el horror, ante la tragedia, ante lo que no puede explicarse que les rodea. Y, por fin, luego de ese lento calvarlo, de esa muerte de cada día, de ese desfile raás que dantesco—Dante no pudo concebir algo tan monstruoso, tan enormemente horrendo—de escenas y más escenas de guerra y muerte, el fin, la catástrofe final, la LA REVISTA BLANCA 388 guerra terminada y «los cuatro» muertos en los últimos ataques; muertos juntos, como juntos habían vivido, «el estudiante— la figura alma y pensamiento de la obra— ha muerto con la mirada en la infinidad de los cielos. Una mano descansa con ademán rendido sobre la boca de Job». i Pero demasiados, oh, demasiados muertos ! Ya no producen en nosotros ningún sentimiento de horror. No hay ni una voz, ni un grito que, por encima del tronar de los cañones, de los ayes de los heridos, del estruendo de las bombas, de los zumbidos de las granadas, de todo el ruido infernal de la catástrofe, recuerde el espectáculo patético de las madres, evoque la imagen trágica, sin horror, de lo único que se mantuvo puro, de lo único que no se perdió, no se extravió en la universal locura: el instinto materno, el gemido de las entrañas desgarradas, de las entrañas que temblaban, que sangraban umversalmente, de las entrañas que supieron del dolor de la vida y sufrieron todo el dolor de la muerte. Un grito, un grito sólo se escapa de los labios del hombre cuando muere : ¡ Madre mía! En todas las lenguas de la tierra, ha sido formu- lado ese grito. Diez millones de madres han respondido con el temblor de sus entrañas desgarradas a él. Diez millones de hombres lo han murmurado, lo han aullado, lo han gemido, lo han llorado, han muerto, en 1H inmensa soledad del mundo, en el desamparo espantoso, en la muerte rondante por doquier, solos con su compañía, solos con su consuelo, solos con el recuerdo de los únicos besos que no se olvidan jamás. ¿Y dónde están las madres en estos libros de la guerra, en estos libros uniformemente horrendos, que nos familiarizan con la muerte, con el horror, con lo más espantoso, sin arrasarnos de lágrimas los ojos, sin que ellos conduzcan, transporten, hagan penetrar en la entraña de todos los hombres el último grito de diez millones de hombres que diez millones de entrañas engendraron, con dolor parieron y con supremo dolor sintieron a la hora cruel y absurda de su muerte? «Cuatro de infantería» compone un rolumen de 240 páginas, admirablemente presentado por Editorial Cénit, que continúa su excelente labor de divulgación. Eugen Relgis. — Con una carta y un mensaje de Romain Rolland.—André Delpeuch, éditeur.—París, 1929. Es este libro de Eugen Relgis una respuesta generosa y amplia al Mensaje enviado por Romain Rolland a la Conferencia de la Internacional de Resistentes a la Guerra, celebrada en Sonntagsberg (Austria), en julio de 1918. La figura de Eugen Relgis, alma de todo un movimiento intelectual humanitarista, espíritu abierto a múltiples influencias universales, tiene para nosotros una atracción simpática. Sus actividades, aunque desplazadas de todo marco ideal, adquieren la libertad y la generosidad que les da su pensamiento amplio, en conciencia libre. Pero el Mensaje y la Carta de Romain Rolland, de los que este libro es una respuesta, concisa y admirablemente precisan y destacan la actitud de Rolland ante los esfuerzos pacifistas del mundo, ante la necesidad de una Internacional Pacifista ajena a todo credo político, social ni religioso, Internacional de todos los hombres, sea cual fuere su raza, su clase, su opinión, contra la guerra, que una a todos en una resistencia suprema y apoyada lo mismo •B la idea religiosa de una hermandad ^hu- mana originaria de un Dios o del monismo científico, que establece asimismo esa unidad de origen. De este movimiento pacifista, del que han sido Romain Rolland y Nicolai el alma y la voz y Eugen Relgis el activo brazo organizador, empezamos ya a palpar los frutos. Nunca como ahora había habido una tendencia tan vehemente hacia la paz, una coordinación tan libre y espontánea de esfuerzos contra la guerra. Pero es necesario no dormirse sobre los laureles de esta victoria moral lograda contra las fuerzas de la guerra. En este libro admirable y rico en repercusiones y en proyecciones, Eugen Relgis habla del fenómeno casi fatal de la guerra, de la «gigantenasia», tendencia al crecimiento ilimitado que aplicada de la biología a la política y la geografía de las naciones, puede producir la guerra como expansión y desborde de pueblos congestionados por una gran producción humana—Italia y Alemania, por ejemplo, como, en la a n t ^ e d a d , esta misma «gigantanasia» produjo las grande emigraciones guerreras de Asia hacia Oc- LA REVISTA BLANCA 389 1^ cidente, los descensos de las hordas que invadieron al Imperio romano. La guerra, pues, no es sólo una monstruosidad engendrada por los intereses creados de los poderosos, por el afán de gloria de los emperadores, por la farsa sangrienta de los políticos. Es aún un fenómeno biológico que se apoya luego sobre la no evolución de las masas, sobre la tendencia aún poderosa al gregarismo, sobre el carácter de rebaño que tiene aún toda agrupación humana. Es preciso, pues, una labor de disgregación, una abolición de limites que impida la gigantanasia política, una nivelación de terrenos que abra las puertas del mundo a todos los hombres y a todas las razas, que, aboliendo las fronteras, dé a los pueblos productores de material humano, mediostde descongestionarse, de poblar libremente el mundo, que dé una nueva visión de las cosas a las mentalidades, que, sin torcer el curso biológico de los acontecimientos humanos, abra una nueva era de paz definitiva, de «no violencia» total al mundo. ¿Esta Internacional Pacifista, de hombres inteligentes, de grandes corazones y grandes cerebros, ha comprendido la única solución que puede tener el problema de la gigantanasia, y está dispuesta a abordarla con todas sus consecuencias, con todo el carácter de transformación social, de abolición de poderes, de establecimiento de una ciudadanía universal en un mundo libre, que ella entraña? Sé que Relgis y todos los pensamientos y las conciencias pacifistas unidas en ese esfuerzo de salvación de la Humanidad, llamadas por ese grito de Romain RoUand: «¡ La Humanidad está en peligro! ¡ Que ella organice su defensa! ¡ Unamos todas las fuerzas espirituales de la Vida contra las fuerzas de la Muerte!», me dirán que ellos intentan realizar «el único» esfuerzo posible hoy, oponerse por los solos medios que hay a su alcance a la continuación del horror de la guerra. Pero, si bien estos esfuerzos de hoy son los únicos posibles, son por ello harto difíciles y harto grandes y admirables, no por ello el problema de la gigantanasia está resuelto. Mientras la causa exista, mientras no se destruya el limite, la barrera puesta por los hombres entre los pueblos, mientras la desaparición de toda frontera y de toda ambición rapaz, de todo concepto de dominio, no establezca la universalidad del mundo, el problema de la gigantanasia estará en pie, la guerra continuará siendo el peligro y el espantó constantes del mundo. «L'Internationale Pacifiste» defiende la posibilidad de esfuerzos de hoy, sienta las bases de la unión de todos los espíritus de la paz, de todas «las fuerzas espirituales de la Vida contra las fuerzas de la Muerte». Es algo, es mucho ya en este momento; es más de lo preciso para que no le regateemos toda nuestra simpatía. Y Relgis, penetrado además de la necesidad de una base superior sobre la cual levantar el edificio de esa paz anhelada y de esa Internacional que una a todos sus defensores, defiende en el libro la base moral de esa ideología, conglomerado de ideologías, síntesis de distintas síntesis, el humanitarismo, que considera como cumbre de toda la evolución filosófica, como unión de todas las ramas del gran árbol de la libertad y de la aspiración al mejoramiento de la humanidad en un cuerpo de doctrina que las resume todas. Su humanitarismo, esa elaboración de una actitud espiritual ante el mundo, nos es simpático por la dosis de independencia y de esfuerzo hacia la individualización, hacia la personalidad del tipo humano que hay en ella. Pero nosotros, que tenemos ya una ideología determinada, una ideología con pasado, con presente y con porvenir, una ideología que ha abarcado «todo el hombre» en sus múltiples aspectos biológicos, espirituales y sociales, una ideología que entraña, por su universalidad, por su visión del hombre y del mundo, «la única solución», práctica o lejana, a este mismo problema de la gigantanasia que sienta las bases políticas de la fatalidad de la guerra— fué Nicolai, creo, el primero que usó el término científico aplicado a ella—no podemos dejar de sentir una íntima tristeza por los esfuerzos generosos y abnegados que se pierden, gastados en energías nuevas, en elaboraciones de ideas que no son más que modismos nuevos aportados a la eterna evolución del pensamiento y del ser humano. Que Eugen Relgis no vea en estas líneas más que una opinión noble y sinceramente emitida y que la expresión del respeto admirativo que nos produce su labor y su inteligencia poderosa, puesta al servicio de los impulsos de un generoso corazón. KL'Internationale Pacifiste» es un volumen de 150 páginas, de lectura viva y por el que pasa, en espíritu, todo el hálito de la inteligencia libre contemporánea, agrupada alrededor de esta Internacional y de la figura señera, mantenida aislada, laborando activa y silwciosamente en su refugio alpino de Villeneuve, de Romain RoUand. Federica MONTSENY. LA REVISTA BLANCA y» £€>s f í e m p e s n u e v o s w I la mañana siguiente de mi llegada a París, fui a visitar a Stock. Quería proponerle la edición de mi libro sobre el ejército, cuyo borrador escribí en Santa Pelagia y que terminé en Clairvaux, el título que escogí era el de: «Bajo el Uniforme», pero un literato vago reclamó derecho a este título. Stock entonces le puso «La Gran Familia». A Antes de ponerme a trabajar de nuevo, creí un deber mío—era lo menos que podía hacer—, ir a dar las gracias a los escritores que me habían defendido con especial atención. Bauer se hallaba ausente. De todos los demás recuerdo a Drumont, de la «Libre Parole». De nuestra conversación no recuerdo más que con tono enfático me dijo guiñando el ojo: «Ambos podemos alabarnos, cada uno por su lado, de que estamos fastidiando a bastante gente.» Me preguntaba a mí mismo si Drumont estaba bien convencido de su antisemitismo. No lo se. Pero no lo estaba de lo que me decía. Lo demostraba en el tono y el gesto, aunque no aprecio a los que pontifican; sobre todo cuando hablan de ellos mismos. Mi primera y única idea, una vez recobrada la libertad, fué la de continuar la propaganda desde donde la habíamos dejado y reorganizar el periódico, la única cosa que me sentía capaz de llevar a cabo. Así, mi primer trabajo consistió en ponerme ea relación con los camaradas. Durante mi cautiverio había llegado un cheque de 300 francos enviado por Sadier, de Buenos Aires. Un ayudante del Liceo había colaborado en nuestro suplemento con el nombre de Charles-Albert, que era el suyo. También él fué víctima de registros y molestias además de ser expulsado de la enseñanza. Entonces se ocupó como corrector en una imprenta de Lyon. Recolectó por su parte algíttMS cientos de francos con los cuales llegaé a reunir unos 800. De antemano había escrito a Reclus y a Kropotkine, para saber si podía contar con su colaboración. (t) ExtnetM ds «Rtueida» de nn R«beU«>, Jnuí Gmiw. que iA(a «Ob(M icgwiwinfriwM», da k aS» Vaugínid. Parff. Reclús me contestó que los tiempos habían cambiado. Quizá yo tenia otras intenciones y ¡e contesté: —No veo que haya cambiado nada. Lo único, es que somos quince meses más viejos. Me escribió diciéndome que fuera a visitarle a Bruselas. Cogí un billete de ¡da y vuelta, valedero por cinco días y me personé en Bruselas. Reclus me dijo: —¿Te has entendido con Pedro? (Kropotkine) . —Le he escrito y estoy seguro de que puedo contar con él. —No basta. Hay que saber su opinión. Puede damos algún consejo. Hay que verle. —Si sólo se trata de esto, mañana mismo embarco para Londres. Como quiera que Reclus no tenia cama disponible me acompañó al hotel. A la mañana siguiente vino conmigo a la estación. Llegué a Ostende y embarqué para Londres, donde cogí un guía que me acompañó a la casa de Kropotkine. Nuestro asunto se solucionó en seguida. Kropotkine se mostró encantado de que el periódico reapareciese. Podíamos contar con él con toda seguridad. Enviaría tantos artículos como fuesen necesarios. Mi billete de vuelta sólo valía por cinco días, y como no estaba dispuesto a perder su importe, me marché a Bruselas a UL mañana siguiente. Reclus ya no estaba en condiciones de proporcionarnos la subvención mensual de 100 francos que había enviado hasta la desaparición de «La Revolte», pero prometió ayudarnos en la medida de lo posible. Su hermano Elias, que cenó con nosotros, me contó la alegría que habían tenido al enterarse de las absoluciones habidas en el proceso de los Treinta. Me confírmó lo que me había dicho Bemard-Lazare. Es decir, que si hubiésemos sido condenados, el Gobierno preparaba otras coartadas y que se nos habría enviado al sitio más insano del Gabon. ¡ Los republicanos se acordaban de Sinnamarie! De nuevo en París, me puse a buscar un impresor e hice editar un llamamiento con lista de suscripción en favor de «Temps Nouveaux». Era el título que había escogido sugestionado por la carta de Reclus. Algunos periodistas anunciaron la próxima aparición del periódico. Al hacer la declaración de r ^ i s t r o del ti- LA iUíVISTA BLANCA tule no tenia aún impresor y di el nombre de AHemane, lo cual le valió una interviú. Por mi parte recibí la visita de*una tal señora Cecilia Renooz, feminista, la que venía a reclamar la prioridad al título «Los Tiempos Nuevos». Le prometí que reflexionaría sobre el caso. Era muy desagradable cambiar de título cuando había sido tan bien anunciado. Además, el título nos pertenecía mucho antes que a la señora Renooz, porque era el que llevaba un folleto de Kropotkine publicado el 89. El sustituto empleado en el registro me informó que la señora Renooz había renunciado al título, puesto que hacía más de un año que estaba registrado y el periódico no había salido. Esto me decidió a dejarle el mismo nombre. * «* Acabé por encontrar un impresor llamado Noizette, que vivía en la calle CampagnePremiére. Pero, al segundo número, este buen seior me advirtió que por el hecho de imprimir nuestro periódico estaba perdiendo a. antiguos y excelentes clientes, algunos de los cuales habían protestado; me dijo, además, que me agradecería que me buscase otro impresor. Benévolamente díjome que me daba el tiempo necesario para buscar. Pero que cuanto más pronto encontrase, más satisfecho quedaría. Encontré acogida en casa de Blot y allí lo imprimimos hasta el año 1908. Mientras me estaba ocupando de arreglar la aparición del periódico, un día, cuando me dirigía a casa del impresor, para llevarle el original de las circulares, la portera me entregó una carta concebida, poco más o menos en estos términos: «La señora Dembourg desea verle a usted. Está convencida de que, de esta entrevista, surgirá una gran beneficio para las ideas que usted defiende.» Sin pensar en una suma muy elevada, me pareció que el contenido de esta carta daba olor a algunos billetes de mil. Para no perder tiempo, sin tomarme el trabajo de reflexionar y para no subir otra vez a mi quinto piso, corrí al estanco, compré una postal —;lo cual, según parece, está reñido con la etiqueta—y contesté a la señora diciéndole que estaba a su disposición y le indicaba las Horas en que podría hallarme en casa. En su * ^ i ^ "O we deda que fuese a su casa. Me desilusioné cuando, en el correo siguiente, recibí la siguiente carta, que reconstituyo de memoria: «Señor: »La señora Dambourg es una persona de edad avanzada y estimable, la cual merece alguna consideracit&n. Tonto más cuanto que no puede trasladarse de un lugar a otro si no 391 es con grandes dificultades. Asi, pues^ no es ella quien vendrá a verle, sino usted qurea debe personarse en su casa.» Seguían algunas frases de tono patronizante, que ya he olvidado, pero que me excitaron los nervios. Era evidente que la carta había sido escrita por un secretario—^parece que era secretaria—, pero la señora Dembourg había aprobado el texto. Inmediatamente contesté: «Me veo obligado a empezar así, porque no sé si es un hombre, o una mujer quien me escribe. »En su primera carta podía haberme prevenido usted de que la señora Dembourg esperaba mi visita, así habría ido gustoso a su casa. Pero, ante el tono protector de la carta de usted, es inútil que me espere. No he pedido nada a la señora Dembourg. Nada tengo que decirle.» Una semana o dos más tarde, con gran algazara de bombo y platillos, Rochefort anunciaba en «L'Intransigeant», que llamado por la señora Dembourg, una excelente y encantadora señora que tenía gran simpatiia por él, había salido de visitarla llevando en una maleta—porque la suma era en moneda pequeña—la cantidad de cien mil francos, que ella le encargaba emplease en una obra buena, cuya elección dejaba a su criterio. En aquel entonces, los vidrieros de Carmaux estaban en huelga. Rochefort decidió que los cien mil francos fuesen entregados a los huelguistas, para crear una fábrica de cristal de la cual ellos serían dueños. Este fué el origen de la Vidriería Obrera, que tanto dio que hablar. Robín, a quien vi entonces y a quien conté mi mala aventura con la señora Dembourg, me dijo que también él había sido llamado por la tal señora, pero que no habían podido entenderse a causa del mal genio de ella. Por lo que toca a mal genio, el de Robín no era de los mejores. Lo tenia bastante puntiagudo. Más tarde, no recuerdo a causa de que—creo que del neo maltusianismo—, me disputé con él. Nuestras relaciones termi» naron después del intercambio de algunas cartas más o menos agridulces. Más agrias que dulces. Por esto me quedé estupefacto un día, al abrir mi correspondencia, y leer una carta suya en la que decía que, sintiéndose viejo,' deseaba encontrar alguien más joven que le reemplazase. Que si quería ir a verle, hablaríamos y podría entregarme algunos documentos. Por extraño que tal cosa me pareci^e, no se me ocurrió mirar el sobre para ceriñorarme de si iba dirigida a mi. Le contesté, pues que irla a leerle. Pero 191 LA REVISTA m.ANCA antes recibí respuesta suya en la que me decía que no deseaba verme. No comprendía que después de nuestra disputa me atreyiese a escribirla. Que su carta iba dirigida a uno de mis colaboradores, a CharlesAlbert. Escribí nuevamente a Robín, diciéndole que no me había fijado en la dirección del sobre y que creí que la carta iba dirigida a mí, aunque me extrañó mucho su contenido. No obstante, no se me había ocurrido que estuviese destinada a otro. Que había pensado que tal vez había decidido perdonar las injurias... que él había dirigido a los demás. Volviendo a la señora Dembourg, la conversación con Robín me confirmó en que, después de todo, no había perdido mucho no visitando a mi comunicante. Quería que le tratasen con demasiada «consideración». Teníamos pocas probabilidades de entendernos. * *« Al volver a París, fui a ver también a Saint-Auban, para darle las gracias. Este me dijo que un tal señor Michelot deseaba verme y que se había puesto en relación con él para que nos pusiera en contacto porque tenía que hacerme una proposición. Se trataba de crear un periódico cuya dirección me confiaba con un sueldo mensual de 500 francos. Contaban con que colaborarían Reclus, Kropotkine, Severine y otros a quien yo debía visitar a tal efecto. No sé aun en qué me basaba, pero me pareció que el tal Michelot era un agente realista. Sin embargo, preferí aguardar. Le escribí a KroDotkine comunicándole mis sospechas. Como yo opinó que lo mejor era ver venir al sujeto. Cuando volví a ver a Michelot le dije que Kropotkine aceptaba colaborar en el periódico, pero a condición de que fuésemos dueños de la redacción y ellos se cuidasen de la administración. El hombre aceptó la combinación, pero se esfumó poco a poco, no tomándose ni siquiera la molestia de contestar a mis últimas cartas. Vi también a Paul Adam. Me había escrito asegurándome que colaboraría en «Les Temps Nouveaux» y prometiéndome además recolectar unos mil francos por lo menos entre sus amistades. Me citó en un bar próximo a la Opera. A la última entrevista me salió con la siguiente proposición: El estaba en relación con un tal Parsons, que publicaba en Marsella un periódico del género del «Suplemento de la Revolte». Con sólo escribirle no había duda de que Parsons me cedería su periódico. '^ Esta proposición me dejó estupefacto. —No hay razón para que Parsons me ceda su periódico, hice notar tímidamente. Lo que yo quería «era crear un periódico nuestro y no continuar el de Parsons. Todo esto fué lo que ideó Paul Adam, para ayudar a la aparición de «Les Temps Nouveaux». En cuanto a su colaboración me quedé también con su prcwnesa. El fué quien más tarde, tuvo la original idea de «regenerar el presidio por el ejército», formando regimientos de condenados. Hablamos de esto con Descaves, quien me sugirió la idea de intervenir invirtiendo los términos y titulando mi artículo: «Regeneración del ejército por medio del presidio». Paul Adam, ofendido, me escribió, para defender su proyecto, pero nuestras relaciones terminaron en esta discusión. « •* Paul Adam no fué el único que prometió y no dio su colaboración. A continuación doy la lista de colaboradores que copio del primer número. Todos habían prometido formalmente escribir algo, a excepción de Nadar, quien me escribió diciendo que gustoso aceptaba figurar como colaborador para demostrarnos su simpatía, pero que no era probable que pudiese tener tiempo para enviar algo. Paul Adam, Jean Ajalbert, Barrucand, Lucien Descaves, Eeckhoud, A. Hamon, A. F. Herold, Theadore Jean, Bernard Lazare, Georges Lecompte, Octavio Mirbeau, F. Nadar, A. Retté, Marc Stephane. Theadore Jean cumplió su palabra. Durante mucho tiempo nos envió versos que fueron publicados en el Suplemento. Hamon envió también algunos artículos. Descaves esperó a enviarnos una serie de artículos, algunos años después de la aparición del periódico. Escribí varias veces a cada uno de ellos, para recordarles su promesa de colaboración, pero fué inútil. Quiero creer que teóricamente se sentían llenos de buena voluntad hacia el periódico, pero prácticamente dejaban mucho que desear. No cabe duda de que, a parte del anuncio que de algunos hicieron en los periódicos donde escribían, el anuncio de su colaboración contribuyó al éxito del comienzo del periódico. Del primer número tiramos 18.000 ejemplares. Pero como que la promesa no se cumplió el éxito no duró tampoco. La baja se hizo insensiblemente. En fín de cuentas volvimos a nuestro tiraje de 8.000 ejemplares, ( i ) . Juan Gravé. (I) Por cuuaBcW he podido eneontnut alsuna* factun*. Del número 2S K tiraron aún 18.000: en el número 29 tiiibamoi 12.000. La* demi* factura* (altan. La 'RcvisHa Supletaenle &lan€ía del número I60 ÁJminittrmeeiónt Gainardó, 37. • Barce/ona stJifi;^itio Cuéntctt d e l a qiutncenu: D. Pancho. - 9 e s d e £ o n d r e a r V. García. ^ Madrid: Trem n o f a « J. Martín Arjona. - C o m e n i a r l o c t Baturrillo. - a l o s c o l a b o r a d o r e s y amigoa d e " H e d e n e f 6 n " í El grupo editor. - Ca 2VoveIa J d e a l . . . C a vevimla intanUl "Fior e a l " . ^ C o n f e r e n c i a e n 2Maiaré: Julio Pi.-Ca s i f u a c i é n d e l o b r e r o ínfernac2o-r Malí El secretariado de la A. I T. ^ Sumcvii»ci6n i n X e r n a c f o n a l a f a v o r d e l o s p r e » s o s p o r c u e s f l o n e s s o c i a l e s . " 9folaa adminiafrativam Cpónica d e la ^Por ser la primera crónica que escribo este *ño, recién nacido, la voy a dedicar a la juventud que expone sus ideas en «El Sol». No es de los jóvenes la culpa si la encuesta resulta un poco latosa y si, por ser algo latosos los escritos, el redactor que cuida de darles forma periodística los tiene que desmochar. •Hubiese sido un periodista, en lugar de un "oetafísico y de un sociólogo, el autor de los extremos a que tienen que ceñirse los jóve?6s intelectuales españoles y hubieran éstos intervenido en la encuesta con más amenidad s interés, de lo cual todos hubiéramos salido ganando: Los jóvenes que han dado su opinión sobre lo que se les preguntaba y los simples lectores, entre los cuales se encuentra don Pancho, porque hubieran visto claro y leído breve, sin desmoches. Como verá quien leyere, el mundo marcha, ha saHdn !.t° ^ ' ^ \ " ^ ^ « ! r d a d e r o futurista: no ha salido el que ha de romper con ese modo gubernamental y ñoño de ver las cosas, pero de menos sahó Eva y ha dado mucho q;e de° cir y que sentir. Y advirtiendo que, de cada muchacho, «Don Pancho» reproduce lo que le parece más interesante y más alumbrado, vamos a empezar la encuesta nuestra. iiuinccna ció, el cronista se entretendrá en averiguar qué es ese socialismo «exclusivamente económico» que no anule la libertad individual. Un Licenciado en Derecho, de veintitrés años, que se llama Joaquín Sobrino, después de grandes parrafadas altisonantes, escribe: «El reflejo de la vida en nuestro ser engendra nuestra personalidad. Nuestra personalidad, actuando, renueva la vida. Quizá la anterior generación no se haya preocupado tanto de superar a la vida como de interpretar el mundo o de criticarlo. Es una actitud pasiva, de pulverización de lo ya existente; prodigios de disección sobre aquello que, siendo atómico, pide coordinación. Como reacción, ponderamos nosotros ideas de creación y de construcción, medimos las ideas por su adaptación y por su viabilidad. Nos preocupa, más que desentrañar y escudriñar en los profundos arquevives de la vida, el compenetrarnos con ella idealizarla y vivirla por entero.» No está mal eso de vivir la vida por ente^ ro, pero, ¿ en qué marco ? ¿ En qué visión ? ¿ En qué ideal humano ? E l chico no acaba de saberlo. Una muchachita de diecisiete años, estudiante en Madrid, que firma M. U. (puede ser María Useda y puede también no serlo), expone, entre otras cosas: ((Creo que, en general, a la juventud fememp ronsiH».; u , ' ^ ^^ "^» caso particular s T c i a l i s l exH °''"*'°'=°'« P ^ « i d - " ° d« " " nina le interesa poco la política; yo prefiriría socialismo exclusivamente económico es de- que no existiese la política y que bastase con cir, que no anule la libcrfoj T j , es sagrada. "^"^ individual, que e! gobierno de cada individuo sobre sí mismo. El amor a la libertad existe y existirá siemSoy, pues, republicano-liberal-socialista.,, pre, aunque no oon la exaltación de otros Algo pisto manchego resulta tu opinión, tiempos. chico, pero, en fin. mientras maduras tu jui' Las cuestiones sociales interesan mucb». •«» v e S i n - í ! ' f ^"«'i^ite de medicina que tiene « T a ^ h i / " ? ^ "' ''^'"^^l «i« Zaragoza: SUPLEMENTO DE LA ^REVISTA el sentido de mejorar la Humanidad y fijar una paz permanente entre las naciones. Desearía que las ideas que prevaleciesen mañana fuesen de paz ante todo, de armonía entre naciones e individuos; una nación única ; el mundo; un gobierno único : comunismo bien entendido.» Está muy bien eso de una nación única, el mundo; pero lo del gobierno único, no pasa, nena. Además, se da de coscorrones con el gobierno de cada individuo sobre sí mismo. De todas maneras, tú llegarás, chiquilla, si no te casas pronto y no es con un zoquete, cuando el caso se presente. * ** Un estudiante de Palma de Mallorca, que' Se llama Antonio María Sbert. se ha entumecido también en la encuesta, y aunque nada nos dice de su ideal, entre otras cosas que al cronista le parecen más o menos importantes, nos cuenta las siguientes: «Existe en España un problema eclesiástico, y existirá mientras no se separe la Iglesia del Estado. El clero, el alto clero, convertido en burocracia, tan pronto a merced del Estado como sobre el Estado, según la fuerza de éste, con el que comparte algunas de sus funciones, no puede inspirar al pueblo aquella confianza que mereció en los primeros siglos del cristianismo, cuando la doctrina de Cristo estaba en la extrema izquierda de entonces y era la doctrina popular, la del oprimido contra el opresor. Hoy, ante el pueblo, aparecen del brazo los altos ministros de Dios y los del Rey, y de cada error de los segundos, el pueblo, consecuentemente, inculpa también responsabilidad a los primeros y se siente cada día más apartado de la Iglesia. Quisiéramos para nosotros una sociedad colectivista, cuyo espíritu cooperativo socializara su economía, estimulado desde el Poder escalonadamente, afirmando cada avance anterior, plenamente logrado y adaptado. Para este ideal nuestro necesitamos libertad, porque sin ella no es posible una evolución que ejecute al fin una revolución incruenta. Quisiéramos para nuestros hijos la superación de nuestro ideal en el presente.» Pues que lo tengas, pero el modo tampoco se ve claro en esa especie de superposición de reformismos. No hay una idea determinada. i La darán los años .'' Hasta ahora, todo se presenta en estado embrionario. No hay más definición clara que la que el muchacho da sobre la Iglesia, i Muy bien ! La señorita Nieves B. de Quirós, madrileña, de veinte años, por más señas, escribe: «De mi tiempo me gusta en primer lugar la BLANCA, independencia que hemos logrado las mujeres : el poder estudiar lo mismo que nuestros hermanos y saber ganar lo que ellos. ¿ Qué me disgusta ? Muchas cosas: el vicio principalmente de «ellos», que hace que la mayor parte de nuestros jóvenes estén como unas verdaderas ruinas moral y materialmente; lo bajo que se cotizan las prendas morales habiendo oro con que encubrir las bajezas, y el equivocado concepto que tiene la mayoría de los hombres sobre la mujer moderna, que vale para todo lo que valía la de hace cincuenta años, más para ganarse dignamente la vida sin necesidad de acudir al matrimonio como ei único «modus vivendi», como hacían ellas.» Te has ganado, Nieves, la palma de «Don Pancho», pero he de decirte que te has olvidado cómo le vamos a dar el disgusto al «modus vivendi» ese. Supongo que no será porque a las chicas inteligentes les dé la gana. Hay que sostenerlo con unas medidas sociales que nos ayuden desde la vida a la muerte y que haga prevalecer lo moral sobre lo material. ¿Estamos.? Si este cronista conociera tu domicilio, te enviaría un par de libros para que vieras que en este sentido de acabar con las ligaduras convencionales, hay mucho camino andado. Un joven de veintidós años, periodista él y de Santander, que se llama Maximiano G. Venero, dice • «El disentimiento esencial con la generación madura y con las que la precedieron radica en la forma percibir las realidades vitales. Hay que poseer una visión propia y audaz del momento histórico, no de España, sino del mundo. Ante todo, se debe ser ciudadano de la Humanidad. Aprendí a leer entre eclesiásticos. Mi educación fué religiosa y conservadora. Creo que la enseñanza debe ser laica y experimental. Me importa la política sobre todo. Y querría que mis hijos se plantearan sus problemas en una sociedad regida por el marxismo. Este cuestionario es un excelente examen en el aula popular. Me parece definitivo. Trabajo y estoy enamorado de la faena. Me importa que el trabajo sea función común, con disfrute idéntico de su renta. Creo que este debe ser el postulado de todas las Asociaciones de productores.» El cronista se encuentra con la misma dificultad. Esquemático cuanto dice la muchachada. El cuestionario la obliga a tratar varios temas y todos quedan en el aire. El marxismo priva en sus mentes, sólo porque les suena la palabra; no porque lo hayan SUPLEMENTO DE LA diEVISTA BLANCA. estudiado. El marxismo, estudiado, es una cosn aburrida y amazacotada. No libera las almas; antes las abruma, Pero creen que el marxismo ha hecho algo y apuntan hacia él sin saber dónde tiran esos simpáticos muchachos. Pero la necesidad del cambio social se manifiesta en todos. Un profesor mercantil, muy cauteloso y que, por su cautela, firma A. M. R., se expresa a s í : "Entiendo que la juventud debe construir IEI sociedad del futuro; no dejemos a nuestros hijos una triste herencia de dictaduras, reacción y mansedumbre. Es interesante el movimiento actual de la juventud española; al menos, por las tendencias manifestadas. Yo quisiera para este movimiento más amplitud y más vitalidad.» Y yo también. Pero desecha tanta cautela y dinos en qué consiste esa tu más vitalidad y tu más amplitud. III Lastima que no se pueda dar todo lo escrito por esos muchachos. El cuestionario era para un libro de sociología si es o no graciano, y hay que meterlo todo en una columna de periódico. Y menos mal que Doña Anastasia no se mete mucho con los chicos. Se conoce que tiene metos. Que no les dé su mismo oficio es de desear, i Sería espantoso! Escribid, chicos y chicas, y, sobre todo, leed, y enteraos si es el eco o son las campanas verdaderas lo que estáis oyendo. D. PANCHO. 2>es<ie Eonátvcs Dentro de algunos días se abrirán en Londres las sesiones de la conferencia para «"I desarme naval. Cinco naciones han de decidir esta cuestión, pero según me informo, España estará representada y formará el número seis * SI otras naciones no la imitan. Y basta por hoy. «Don Pancho» continuará Permítaseme dude de los resultados de la registrando este suceso, porque entiende que Conferencia, como dudo de cuanto los gobiervale la pena. nos o sus mandados, cualquiera que sea su deLa juventud^ que ha contestado al requeri- nominación política, puedan hacer algo por la miento del metafísico y del sociólogo por me- paz. La guerra puede ser la obra de los godio de «El Sol», ha oído campanas y no sabe biernos ; pero la paz es obra tan grande que, dónde. Ya irá afinando el oído, hasta averi- cuando de ella se ocupan aún con sinceridad, guar de donde sale el sonido ese, sabiendo fruta que escasea en la fauna política, empeoentonces que el marxismo no es más que un ran la situación. Si realmente la paz fuese eco de la campana. obra de gobernantes y la quisieren, esta conMe place, sin embargo, esta inclinación ge- ferencia, no sólo sería inútil, sino ridicula; neral hacia el socialismo que se nota entre porque la labor estaría ya hecha por la Socied e c í r r ! : " ««'"diosa. Es preciso señalar la dad de las Naciones. Yo he leído a Gu^stavo Le Bon, que aunque e d u c a d o f T M^" ' ^ '^^>'°^^^ de haber sido reaccionario me gusta leerle, y que suele decir fraies, han sido educados por laicos. cosas muy buenas, aunque no todas, «que los ¿De qué, entonces, serviría la educación ministros siempre dicen lo que no sienten; s no sirviera para «encarrilar las almas por que todos hablan de desarmar; pero que nine! buen cammo» ? ^ guno osará dar el «jemplo». Y recientemente La encuesta de «El Sol» ha escandalizado cuando MacDonald fué a América, que nos a la clerigalla, llegando hasta decir que la di- contaron su acuerdo sobre el desarme naval cha encuesta ha sido amañada para que de con el Presidente Hoover y aun no había desena no saliera más que opiones de izquierda. embarcado en Inglaterra, cuando el cable nos u. ° ° « * ' ' " a n más que opiniones de izquierda, anunciaba que lof Estados Unidos iban a gastar una infinidad de millones de dólares ei» que ex^cn ' ' í ^ ^ ' ' ° ^ ^'•*"«Í«'- P°^° ^^^°' construir nuevos *)arcos de guerra. no lo . . r " ' ^ . ^ ' ^ ° '''^ "El Sol». De ahí que Parece ser, que los delegados franceses e itasus fóvenr ? ^ ' '^"^ '^"«^«^- y. naturalmente, herejfas """"'^ " " P"«den decir más que lianos no vendrán dispuestos a trabajar por la paz marítima. No ya en la prer.» reaccioFuera aquel diario leído por luises y los naria, sino en la que se cree superrepublicaluisas, enterados a tiemno ^ ° \ , . " " * ^ ^ ^ °^ hará •» ,,„;,< j "Cmpo, hubieran metido na, «La Volont-í», se atacaba, recientemente, baza y quizá sacado tajada las pretensione«i italianas de la paridad de i Que continúe la encuesia y que no se fuerzas con Francia; lo que nos indica que la achique «El Sol» es lo que quie're' Don Panconferencia que nos ocupa, no llegará a nincno» I gún resultado prácti^n Tmrlaterra, que apare- IV ce como protagonista de este desarme naval, en teoría no dará el ejemplo reconociendo que Gibraltar pertenece a la península española v que debe ser de España. Y quien dice Gibraltar, podría decir otras a sus bases navales en otros países que no sólo son Inglaterra, ni siquiera Europa. Lean esto que tomo de «The Childrens Newspaper», 14 diciembre 1929: «Entonces y ahora En J913, gastamos 78 millones en preparar la guerra. En 1929 gastamos 115 millones de libras en igual mala causa.» Y si esto fuera poco, he aquí lo que dice en el número del último sábado: «El coste de la guerra y de la paz «La guerra nos costó cinco mil libras cada minuto. La paz nos cuesta ochocientas libras cada minuto. Las guerras futuras nos costarán doscientas libras cada minuto. La Liga (no adjetiva, pero se refiere a la de las Naciones por la paz) nos cuesta cuatro shillings por minuto.» Se quiere la confianza, sin la cual no hay paz posible, sin despojarse de la desconfianza. He aquí unas líneas que saco del editorial de «Le Temps« de hoy. «Realizar la paz ín Id seguridad, porque no hay paz durable si el sentimiento profundo de la seguridad no da a los pueblos la libertad de espíritu necesaria para trabajar en su engrandecimiento moral y material; porque el gran negocio para nuestro país es la seguridad. Francia es la única gran potencia en el mundo que nada tiene asegurado. Asegurar la seguridad de Francia, es asegurar la paz de Europa.» «Pero desgraciadamente es demasiado clara la agitación sostenida al otro lado del Rhin, por una minoría que no piensa más que en la revancha y hace a veces difícil la práctica de una sana política de paz, que es donde se basan las críticas al método de Briand.» Y creo que esto no sólo refleja la psicología del diario aristocrático, sino la de la inmensa mayoría del pueblo francés. Y con estas objetividades, a ser los «preferidos» que traerán los delegados, nos atreveríamos afirmar que, sin excepción, no se llegará a ningún resultado beneficioso. Ya veremos. Conste que deseo que los hechos me desmientan. Todavía la ley sobre las minas no es un hecho real. La última vez el gobierno obtuvo ocho votos de mayoría, pero faltaban cien diputados conservadores, y antes que sea ley, SUPLEMENTO DE LA .REVISTA BLANCA, sin contar los lords, debe volverse a votar por el Parlamento. En mi anterior di datos sobre las pérdidas patronales confesadas por ellos; pero «The Miner», fecha 28, nos da los balances de tres Compañías desde 1925. Para abreviar sólo doy el último año: Primera: Cneid Collieries, Ltd. medio millón de toneladas un beneficio de 31.372 libras; segunda: Durham, Horden Collieries Ltd., que emplea 4.500 hombres, beneficio en 1929, 129.241 libras, y tercera; Hy, Briggs, Son y C." Ltd., que después de todo gasto ha tenido un beneficio de 11 pences en tonelada, que hacen total de beneficio neto de 68.565 libras. He aquí los pobres patronos, que pierden y se obstinan en seguir perdiendo. Hace unas semanas leí en «L'Ere Nouvelle» que no recuerdo quien, había deducido de sus estudios que ahora las personas vivimos en término medio quince años más; pero que las mujeres quedaban quince centímetros más bajas. Sobre el primer punto, aun sin que se haya querido relacionarlo con lo anterior, el periódico de los niños «The Childrens Newspaper», que leo, porque sigo siendo estudiante y niño, del 30 de noviembre, en su editorial nos daba la lista que extraigo: En 1911 había en Inglaterra 3.854.000 menores de cuatro años. En 1921 había 3.322.000 menores de diez años, o sea 532.000 menos. En i g n había, de cinco a nueve año, tres millones 697.000, y en 1921, 3.519.000, o sea 178.000 menos. En 1911 había io'7 por 100 menores de cinco años y i i ' 6 por 100 de más de cinco años. En 1921 había 8'8 por 100 menores de cinco años y 13*7 por 100 de más cincuenta y cinco años. En 1928 había 8'i por 100 menores de cinco años y i5'8 por 100 de más de cincuenta y cinco años. El mismo periódico y número invita al mundo a darse las manos en un artículo que me es imposible dar íntegro, basado en las diferentes razas que forman los Estados Unidos, que considero cercana a la verdad. «Que los once millones de americanos blancos descienden de varias razas, y las enumera así: Británicos Alemanes Italianos Rusos Suecos Holandeses Noruegos 68 millone» 13 » 4 » 3 n 2 » 2 n i » SUPLEMENTO DE LA JiEVISTA Franceses Canadienses % Otros blancos Negros y otras razas de color Total BLANCAí, i 4 12 12 » » » » 122 Invita a que Europa haga igual, sosteniendo que Inglaterra es el conjunto de varias razas. Gales, Escocia, Irlanda, que cada uno de esos grupos contiene diferentes razas de origen y prueba la variedad, sosteniendo que un hombre de Norpolk es muy diferente a otro de Cornwal; el de Yorkshire, varía mucho del del Sur de Gales, por lo que Inglaterra es. una pequeña liga. Y aquí el radio de París me hace parar para contarme por segunda vez las declaraciones de Primo de Rivera al «A B C» de hoy sobre el fin de la dictadura y oído sin hacer gran mella a mi escepticismo decido cerrar, sacando una parte de lo que a España dedica el «Almanaque Hachette» 1930: «España. Monarquía constitucional hereditaria. Constitución de 1876. Senado de 360 miembros. Cámara de los diputados de 404 miembros. Superficie, 505.208 kilómetros cuadrados. Población 22.097.686 habitantes (44 por quilómetro cuadrado) ; religión católica, 15.000.000. V. GARCÍA. 2g diciembre 1929. Tvem nefas —I «La Voz» I I «La Voz» 1 | «La Voz» que ha ««lido ahora! <No me toma ustez «La Voz. hoy? —No, hijo, hoy no me interesa. —I Ande I Pos si es lunes, ¿no se da cuenta usted qu-es lunes hoy? Y todos los lunes me la compra desde hace mucho tiempo... Desde que me pongo en esta esquina... —Sí. sí; ya sé; pero... —Es extraordinaria como todos los lunes. Trae doce páginas. —Lo sé, lo sé; pero no me interesa. —Y yo que se la tenía guarda como siempre... Mire, trae el retrato del que mató a su novia en la plaza vieja de Chamberí y una información muy íMga sobre la prisión del señor Gazapo, d'ese tío que «ha llevao tantos millones. Dicen que l'han cufar.'" ""• ''"''"'•• ^ *"** '° """ • ~ " " ' ' *''"' -En interesantísimo; dámela, dámela, que no. enteremo. de esa. c o « , . ^Po, qué no empezaste por ahí y no. hubié^-mo. ahorrado tanta palabra?... Peto oye. no me, U guarde, má.. Extraordmaria. con doce página., como todo. lo. lunes, i qué motivos tenía para no comprarla, mliéndome de mi costumbre, tan vieja, como aseguraba el pilludo de los periódicos? El órgano de los liberales diseminados venía como siempre : con una fotografía de una belleza exótica, para hacer rabiar a las modistillas ; en el centro—hablamos de la primera plana—. el notición inflado también de aguas allá para quitar el sueño a las porteras; a un lado la graciosísima «Cena». cada noche más suculenta. (] Qué satisfecho estará de su misión caritativa el filántropo anfitrión anónimo I) Arriba, en las columnas de la derecha, un «Carrusel», del Benjamín de las letras; ¡ que sube, que baja I | que nos va arrojar por el tajo I | que me mareo I j que me muero! 1 Ay de rriíl... [Ja, ja. jal Todo ha sido broma; ese aparato no se puede caer, va por sus carriles muy bien atornillados... Va por sus pasos contados. En la vida todo es broma, pero de una seriedad vistosa, que no sea cómica ni grotesca, que sea así como un carrusel. Y vamos viviendo. El artículo de entrada es una crónica de Fabián Vidal, ampulosa, histórica, plagada de citas y de fechas que más vale creerlas que ir a averiguarlas. Y podemos dar gracias que no vienen unas «perspectivas» de Alberto Insúa. que nos cegarían con su luz. I Qué lejanías, qué de matices, qué audacias I Ya, ya se explica que su papel ae venda. Y no digo nada si nos tropezamos con unos «horizontes» de Hernández Cata, entonce, no respondemos de nuestro juicio. Fluidez, soltura, gracia e ideas... Ese es el mérito de este escritor tan olvidado, tan injustamente dado de lado, que con su galanura de estilo nos endosa una. ideas que mismamente parecen exquisitos regalo, envueltos en finísimos papeles. Desde los horizontes de Hernández Cata se ven todas las vertientes del mundo. i Qué le falta a «La Voz» de este lunes que no me convence? Nada {Nada? Fáltale lo que no tendrá jamás, lo que se llevó la muerte, la insu»tituíble. Fáltanle los «Aspectos», de «Andrenio». De «Andrenio», no de Gómez de Baquero. No. gustaba más con el nombre del personaje del «Criticón» que con el suyo propio. Seria un antojo, pero le leíamos con más fruición en «La Voz» que en «El Sol». El seudónimo nos lo revelaba de una grandeza incomparable, algo superior a lo. hombres. Gómez de Baquero era un hombrecito anciano con una frente luminosa, bueno hasta la exageración, pero un hombre al fin. «Andrenio* era un ideal, era una esencia; era un ideal de primitiva e ingenua comprensión, sencillo, claro, natural, con una fresca y perenne sonrisa. Era esencia porque era el resumen de dos épocas; en su frente, en un orden perfecto, se catalogaban, vivo», los conocimiento, de do. siglo., en recuerdo, toda la historia de la humanidad. En su pluma no había rencores ni diatriba.. ¿Para qué había de tenerlas? Ev> queda para los del montóit, para lo. de la charca, para n o ^ VI otros. El supo decirlo todo sin ofender a nadie, con claridad y belleza, y enseñó más que nadie. Sí. señores de «La Voz», los pocos lectores que en España gozan aún de paladar, han sufrido una pérdida irreparable. De acuerdo. La Sociedad de Albañiles está empeñada en una lucha interior interesantísima. De su resultado, que se conocerá en breve, pero que no puedo recoger en esta crónica, se desprenderán enseñanzas importantes y sucesos sJeccionadores para el obrero madrileño. Esta Sociedad tiene cuarenta y tantos cargos rentados. Indudablemente que para 14.000 socios no son muchos empleados ; pero el caso es que no son empleados en el estricto sentido de la palabra, sino directores y orientadores del movimiento administrativo y sindical de la Sociedad. La mayoría de ellos, quizás todos, pertenecen a un partido político de clase. Ese partido se lleva todos los meses de Albañiles para sus gastos, en calidad de donativos, mil pesetas. Así muchos años. Hasta que ahora, cuando la cosa iba como en el mejor de los mundos, la directiva, nada menos que la directiva de la Sociedad, lleva a la Asamblea una proposición, que ésta aprueba, que los empleados de la entidad no tendrán en lo sucesivo voz ni voto en las asambleas, que su misión se limitará a informar y a contestar a los requerimientos de los asociados. Suponer el revuelo. A la junta siguiente se persona en el local de la Asamblea Largo Caballero para, sin duda, arreglar el desafuero, y no pudo hablar. No tenía derecho. Al fin, se acuerda ver el asunto en juntas extraordinarias y concederles a los «damnificados» derecho de defensa. Ya se ha celebrado una extraordinaria, y el ambiente en eUa, según referencia directa que recojo, ha sido adverso para los de la situación. Largo Caballero ha hablado entre abucheo general. Viéndose aplastado anunció que llevaría el asunto ante la Federación, ante la Unión y ante la Internacional, si fuera preciso. Los albañiles se ríen de estas amenazas, como es de suponer. En la Asamblea venidera es posible que se decida lo que ha de ser. En el teatro Alkázar se ha puesto una cosa de Ramón Gómez de la Serna, o de la Gómez, como le llama Baturrillo, que conocerá su origen, que llevaba por título «Medios seres», que ha durado media semana en el cartel. Y nos llenaron Madrid de anuncios, se iluminó y se decoró con silueta» de la obra la fachada del teatro, y el autor es jefe de una tertulia en el Pombo, y director de una página de «La Gaceta Literaria» y colaborador de «EJ Sol», y viejo ratón de Itbracos viejos. Con todo eso el público lo ha rechazado. SUPLEMENTO DE LA .REVISTA BLANCA, Si en los periódicos se dejara explanar al público como en los teatros, de la Serna, o de la Gómez, que tanto monta, y otros de su igual y de su fama, tendrían que cambiar de profesión, pero a la carrera. Sé benigno con este desgraciado, amigo Baturrillo, en tus comentarios. J. MARTIN ARJONA Goznenf a r i o s iTa llego, ya ilegot Ni el gordo era tan esperado en toda «la E s p a ñ a del universo entero» como el director de «La Gaceta F u n e r a r i a » . A su llegada se d i s p a r a r o n cohetes y salieron los cabezudos. Los g i g a n t e s se q u e d a r o n eu casa, p r e t e x t a n d o que a q u e l l a era una cuestión p r i m o r d i a l m e n t e cabezuda. E l suegro del señor Urgoiti, d a n d o una vez m á s p r u e b a s de su i n m e n s a modestia, cuenta su propia llegada a Madrid en estos t é r m i n o s : «Llego de tales a l t u r a s hispánicas—las que perviven (milagrosamente) allí, cerca de U l t r a m a r , cinco siglos, que a mi a r r i b a d a mad r i l e ñ a he sentido golpes de aterrizaje violento. U n tocar tierra sin q u e r e r . Y eso que he p r o c u r a d o deslizar mis alas y r u e d a s con la m a y o r s e d a n c i a posible. P a r e c e como si el elixir de entusiasmo alm a c e n a d o (destilado) en todo mi viaje, se m e hubiese fracturado al tocar este M a d r i d que se cree a ú n — ; se lo cree ?—metropolitano.» H o m b r e , n o , M a d r i d no se cree metropolit a n o . L e basta con ser metro p a r a m e d i r las m a j a d e r í a s que se intentan p a s a r como si fueran g e n i a l i d a d e s . Por algo »c llama ano yaimcardlsta Y como se lo l l a m a n , « B a t u r r i l l o » h a empezar a z u r r a r la b a d a n a por ellos, ya se h a n colocado a la v a n g u a r d i a . Hay h a c e r honor al n o m b r e . E s t o que copio t a m b i é n se ha publicado el ó r g a n o de la F u n e r a r i a : de que que en « F e r n á n d e z A r m e s t o , uno de los jóvenes m á s valiosos de este nuevo r e n a c i m i e n t o de Galicia, h a d a d o en estos días en Berlín u n a i n t e r e s a n t í s i m a conferencia sobre R a m ó n Gómez de la S e r n a . Con un poder de síntesis v e r d a d e r a m e n t e elogiable, F e r n á n d e z Armesto h a dado al público de Berlín u n a idea exacta, precisa, de la p e r s o n a l i d a d del g r a n escritor m a d r i l e ñ o . «La conferencia definitiva SUPLEMENTO DE LA .REVISTA BLANCA,, sobre Ramón no se puede decir ni escribir— comenzó diciendo Fernández Armesto—. Yo sabía muy bien en el callejón sin salida en que me metía al aceptar esta conferencia, pero la acepté porque siento una irresistible tentación por lo indefinido, por lo borroso, por lo fenoménico.» Bueno, y además por el dinerillo que le envía Ramón, que siente una «irresistible debilidad por todo lo que huele a circo». 1^0 de haberse metido en un callejón sin salida es verdad y tiene gracia, aunque no tenga salida. Era el callejón de la guardarropía del circo. El buen seúuto Vil pues de ímprobos esfuerzos lograron extraerlos. La mujer fué llevada a una embarcación, v a los pocos momentos sintió dolores de parto. Minutos después daba a luz una niña. Inmediatamente fué trasladada a la Casa de Socorro del Puerto, donde fué asistida, v después al Hospital Clin ico. Los presuntos suicidas dijeron llamarse José Costa y Montserrat Costa. Son primos hermanos y sostenían relaciones que sus padres veían con malos ojos. Por esto, ante el porvenir que les esperaba, intentaron suicidarse.» «Baturrillo» se pregunta: ¿ Cuándo la familia vieja dejará de ser un obstáculo a la familia nueva ? Parece un símbolo. Lo d ice el anuncio : «Se ha asegurado la edición de la obra entera literaria-filosófiica y crítica de Eugenio de Huertas.» Lo que no dice el anuncio es si se ha asegurado contra incendios o contra lectores. Lo ™as probable es que se haya asegurado contra ectores. Así el autor cobrará aunque la edición quede intacta. Las obras aseguradas llevan título tan simpático y tan moderno como el siguiente: «OrDis Rictus». Como si dijéramos: «Fatuos Tontus». Mnevo apagalnegos Baturrillo lee, corta y pega: u''y-TT'^^°'7 (8 m . ) . - L o s bomberos se ha cltn " ^ ° *" ''"^'^^ P°^1"« <=• Congreso del aumento aum?Jt °, ' ' ' ' ' solicitado. ° ° ^ ^ ^'° <!"« «« t e t a s e ael de' "paga t-l conflicto es importante, porque agente.; de Pohcía se han solidarizad; con'íos bomte! IOS huelguistas, por lo que el Gobierno ha ordenado que la Dirección General de L Z ndad sea ocupada militarmente por las tro pas.» E ínterin los incendios serán apagados a tiInllnT" ^lde''°°'° '^ "*''"*^ ^P^^a-- todos los incendios ahora. Las flore» mnsttas Claro que siendo mustias, no son propias de la sección de Baturrillo, pero se las ha encontrado en su cajón y tiene que apencar con las flores esas: Orense, 22 (1. m.).—Ayer tarde se verificó el entierro de Paula Badillo Salgado. La autoridad eclesiástica dispuso que fuese sepultada en el cementerio civil, porque Paula llevó una vida irregular. Al llegar a las proximidades del cementerio, un grupo de mujeres arrebató el féretro de la carroza y lo trasladó al cementerio católico, donde ellas mismas terminaron de hacer la fosa y sepultaron el cadáver. El entierro no era acompañado de comitiva religiosa alguna. La actitud de los grupos populares se atribuye al hecho de que la finada era muy caritativa, por lo que le perdonaron las gentes la vida que llevaba. Terminado el entierro, las compañeras de la finada repartieron importantes limosnas en metálico a la puerta del cementerio.» i Pobrecita! Si era buena y caritativa, ¿ qué importaba lo demás ? Por otra parte, ¿ qué culpa tenía ella de la vida que llevaba ? Ahora, que «Baturrillo», en este asunto da la razón a los curas. La Badillo mejor hubiera estado en el cementerio civil que en el católico. Allí no se hubiera encontrado con tanto hipocritón. Bi ianatbmo conira la vida «Barcelona. 2? (, f \ A ayer tarde, unos marini; ^ " ™ " ^ ^°'^ ^^ eJ muelle de E s p T a , T ° o n ' ' ' ^^'^^"^^^'^ '^ a un mismo tiem^po^^^ ^ r m ^ f r u : T jer, jóvenes ambos. >= y a una mu Los marineros se arrojaron al agua, y des- La oruga Continúo pegando, después de haber cortado con ciertas precauciones: «Sevilla, 26 (1 m.).—En la iglesia de las Salesas ha cantado su primera misa don An- SUPLEMENTO DE LA ^REVISTA Vlll tonio Aldama Mendivil, conde de Aldama. Ayudaron la misa dos hijos suyos, uno jesuíta y otro novicio. Pronunció una plática otro hijo, jesuíta también. En el convento de las Salesas profesó hoy la esposa del conde de Aldama. Se da el caso de que dos hijas de los condes de Aldama son monjas en un convento de una capital del Norte de España.» Es una epidemia o una invasión de orugas, como otra cualquiera. Donde se pone eso, seco queda todo. ¿ttolén soüralia en el mtfic? Ahora lo averiguará el lector: «Berlín, 24.—-Una señora joven, acompañada de su esposo y un amigo, cenaron hace algunas noches en un restaurante de moda de Cassol. Después de la cena la señora estuvo bailando con su marido y el amigo de ambos hasta que el dueño del establecimiento le rogó que dejase el salón de baile. La señora protestó contra ello y obligó al dueño a que lo fundamentase. Este la contestó que algunas de las personas que había en el salón de baile se habían dirigido a él amenazándole con abandonar el local si no la echaba, porque, según la opinión de la mayoría, lucía un vestido con la falda escandalosament í corta. La señora, su esposo y el amigo abandonaron el salón de baile, pero se dirigieron a la Comisaría para denunciar por insulto al dueño del establecimiento. Después de varios incidentes se hk visto la causa. El dueño del establecimiento declaró que, tanto la señora como su esposo y amigo, habían tenido en el salón de baile una actitud correcta; pero que él no tuvo más remedio que invitarles a que abandonaran el local, en vista de que el público que en él había le conminó para que lo hiciese. El vestido causante del incidente fué llevado ante el juez, el cual, después de examinarlo atentamente, dijo que no era más exagerado que uno publicado aquel mismo día en una famosa revista de modas, leída por todas las señoras de Cassol, y de donde seguramente sacaban los modelos para sus vestidos. El traje fué, pues, calificado como de moda y completamente moral y corrector. El dueño del establecimiento ha sido condenado a pagar las costas del proceso.» «Baturrillo» tiene para sí que lo que sobraba en el baile no era la falda corta de la señora, siso su cara bonita, que debía inspirar celos a las demás señoras de la reunión. BLANCA,, ¡Vaya nn lio! «Detroit, 26.—La demandante en un proceso por incumplimiento de promesa de matrimonio ha sido indemnizada con la bonita cantidad de cuatrocientos cincuenta mil dólares por decisión del Jurado que tenía que fallar. Lo más curioso del caso es que el Jurado estaba compuesto por ocho mujeres y cuatro hombres. La mayoría femenina determinó el triunfo de la petición de indemnización por parte de la demandante. La indemnización concedida en este proceso por incumplimiento de promesa de matrimonio es la más grande que han concedido nunca los tribunales de los Estados Unidos por una petición de esta clase. El demandado es un individuo inmensamente rico, que ha hecho rápidamente fortuna dedicándose a la compraventa de casas. En 1917 trabajaba como obrero en una fábrica. Al saber que lo condenaban a pagar suma tan crecida, dijo que todavía salía ganando, pues se libraba del casamiento.» Chico, tú dirás lo que quieras, pero si todos los no casamientos te cuestan tan caros, pronto vas a volver a lo de igiy. ¿ftiié Heac ipie fer le «no con lo otro? «Nueva York, 23 ( " m.) .—Telegrafían de Méjico a la Associated Press que las cincuenta personas que fueron recientemente detenidas por complot contra el ex Presidente Calles habían jurado individualmente intentar asesinarlo. Un banquete de cinco mil cubiertos que estaba organizado para ayer en el rancho de Santa Bárbara, propiedad del ex Presidente Calles, fué suspendido a última hora. Las autoridades mejicanas han expulsado a veinte sospechosos, a quienes se cree anarquistas internacionales.» i Qué necesidad hay de matar a Calles para que uno sea anarquista c «internacional», nada menos ? Si «Baturrillo» ve alguna relación en el telegrama que se acaba de leer es en lo de los cinco mil cubiertos. Eran muchos cubiertos y los anarquistas «internacionales)) sirvieron a maravilla como medida económica para evitarlos. BATURRILLO. E L TEXTO DEL PRESENTE N Ú M E R O HA S I D O S O M E T I DO A L A P R E V I A C E N S U R A SUPLEMENTO DÉ LA JiEVISTA BLANCA» ^ l o s colabcvadovcs y amigos de **Hedención" Camaradas: Tenemos el propósito de que «Redención» responda a las necesidades de la propaganda altamente anarquista y a la seriedad que semejante empresa requiere. El grupo editor quiere afrontar toda la responsabilidad moral que le incumbe para cumplir la promesa de no hacer un periódico más. A tal efecto y convencidos de que el periódico lo han de avalar con sus trabajos los colaboradores, llamamos la atención a todos los compañeros que por carta nos hemos dirigido, para que nos contesten a la mayor brevedad (los que aún no lo han hecho) en qué sección de las cuatro en que se dividirá el semanario—Filosofía, Ciencia, Arte y Combate—quieren estar comprendidos. Hemos decidido confeccionar por secciones el periódico por ser esa la forma que requieren las publicaciones modernas. A los amigos, les repetimos una vez más desplieguen la máxima actividad en la recaudación de fondos para ver coronado con el triunfo el propósito que nos anima. Correspondencia y giros a Eduardo Cortés, San Mateo, 26, Alcoy, Alicante (España). IX Perpignan (Francia): León Sutil Alicante : Entre varios compañeros Total ingresos 6'86 5'— 346'85 Notas.—Mensualmente daremos cuenta de los ingresos por medio de «Despertad» «Acción Social» y REVISTA BLANCA. Si algún compañero o grupo encuentra alguna equivocación, esperamos nos lo diga inmediatamente para hacer la debida rectificación. EL GRUPO EDITOR. £a IMcveloL Jdíeal Se publicaron, como teníamos dicho, el día 2 «El hombre de los dos platos de sopa», de Diego Ramón, y el día g «Un héroe descocido», de Valentín Obac.' Según los termómetros que nosotros utilizamos para saber si una novela gustó o no a sus lectores, que es preguntándoselo a ellos mismos, resulta que ambas producciones fueron muy del agrado de los habituales de «La Novela Ideal». EL GRUPO EDITOR. Alcoy, I-12-29. Cantidades recibidas, para que reaparezca «Re«lención», desde el día 6 de octubre al 16 de diciembre de 1929 : Pesetas Alcoy : Producto de una rifa Alcoy: Recaudado Villena : Grupo «Paso a la anarquía» t^reasque (Francia) : P. Muñoz .. Fenoullet (Francia): José García ... . ' Sagunto: Grupo «El nuevo día, . Castro del R í o : B. Montilla " Algeciras : A. Madrid ... Godall: J. Pago .'. •.;. "." '" Bujalance : J. Pérez Arcos de la Frontera : Grupo «Renacer» Santander: Bienvenido Gallego Murcia-: De un grupo anarquista Puertollano: Santos García Madrid: Juan de Mata Cartagena: Grupo «Espartaco» Carcagente : Aibetola ^ « a g e n t e : Grupo .Los propulsores, Taberne. de VJldigna: A , Roig Oran: Grupo «Kropotkin . Cieza: Comité Comarcal .. Utiel: Hernández Barcelona: B. Esteban Valencia: A. Bom:h |.. Perpignan (Francia): Paulino i w " .'.'." 28'— 6175 10'— 5'— 13'05 25'— [" 8'50 *"' <;•_ '" y__ i0.__ ... |5'— 1|'90 25"— ,„ 4'_ 1275 37'50 6'25 ... 875 156 6-25 %_ |'_ ••_ ".'. I0'85 El día sed», de hija del y el día Federico 12 se pondrá a la venta «La infinita Federica Montseny, el día 23 «La sepulturero», de Diego R. Barbosa, 30 «La alegría del Ampurdán», de Urales. Ca Üevísfa intanlil '"Floveal" i Niños I Todos los que lo sois por vuestros años y cuantos lo sois a pesar de ellos: ¡ U« saludo! «Floreal», desaparecidas las causas que lo impedían, va a publicar su número 27. Creemos que el mejor modo de agradecer y contestar a las numerosísimas cartas que llenas de cordialidad se nos han dirigido de cerca y de los más apartados lugares y núcleos de habla española, es llevar a la práctica nuestra primitiva idea de vender la revista de 16 páginas a 10 céntimos, de acuerdo con los amigos que a ello nos deciden y a fin de que la semilla pueda llegar a mayor número d t tiernos cerebros e ingenuos corazones. Cuantos tengan una idea de los precios de imprenta y sobre todo de lo que pagamos por dibujantes—los, mejores en su género—y grabados, comprenderá el gran esfuerzo que re- X SUPLEMENTO presenta publicar u n a revista infantil h e c h a , no p a r a seguir l a c o r r i e n t e — q u e por t a r a s a n cestrales t a n t o gusta—sino p a r a ir contra la corriente de b r u j a s , robos, detectives, cortacabezas, c r í m e n e s , que p u e b l a n de f a n t a s m a s las mentes y de odio y m a l d a d los tiernos corazones. Q u e cuantos t e n g a n noción de la responsabilidad de la a c t u a l generación y c o m p r e n d a n lo que significa «Floreal» obren a c t i v a m e n t e en consecuencia. Confortados por el aplauso fraternal de tantos q u e nos a l i e n t a n en n u e s t r o fervor de u n futuro d i g n o y dichoso, sabremos l a b o r a r y hacer que « F l o r e a l » p r e p a r e y e d u q u e u n a juv e n t u d d i g n a de nuestras ilusiones y de los tiempos n u e v o s . A fin de r e g u l a r i z a r la t i r a d a , rogamos la mayor diligencia en f o r m u l a r los pedidos o en r e n o v a r l o s , pues no se servirá n i n g ú n ejemp l a r que no se haya solicitado. Haced que no h a y a un solo pueblo donde no llegue « F l o r e a l » . Descuentos a c o s t u m b r a d o s a corresponsales T o d o a la correspondencia y giros al apartado de Correos n ú m e r o 796, B a r c e l o n a (España) . .Se solicita la reproducción en toda la prensa que a n h e l a u n a H u m a n i d a d mejor. Suscvipcién pro Juan Soiie (FALLECIDO) Pesetas Gómez (Pino) Pescaderos (Parque) P e ñ a «Lobos de Mar» 16'— 5S'— 239'— Entregadas.—Total Barceloneta. 310'— Ccnfevencia e n fUtMftaeé El día 24 del pasado diciembre, por la noche, dio au anunciada conferencia en la Sociedad Cooperativa obrera de consumación «La Estrellan, la pulcra escritora y novelista doña Angela Graupera. conocida literalmente por los lectores de «La Novela Ideal» y de LA REVISTA BLANCA, como también de todos los amantes de las letras. EU tema de la conferencia fué «La mujer a través de la Historiau. La conferenciante empezó con su srande y amena elocuencia a buscar la manera en que vivía la mujer en los tiempos prehistóricos. DE LA .REVISTA BLANCA, o sea, en las tétricas épocas de las cavernas y los cians, demostrando que en dichas épocas la mujer no pasaba de ser una cosa cualquiera para la satisfacción y deseo del hombre. Después de haber estudiado, al alcance de todos los oyentes, por su sencillez y firmeza, la forma cruel en que era considerada la mujer en los referidos tiempos, hizo un análisis de las primeras constituciones códigas y civiles, comprcH^n^Jo con una infinidad de argumentos que las leyes escritas para regir la sociedad, todas, absolutamente todas, estaban hechas para reconocer la autoridad del hombre sobre la mujer. Es decir, aceptando tan sólo la educación de la mujer para el amor. Recordó que estaba prohibido que la mujer aprendiera a leer y escribir, por entender que el sexo femenino no podía tener los mismos derechos que el masculino. Pero—dijo la conferenciante—los tiempos han ido evolucionando y han salido pequeñas minorías de mujeres que se han impuesto por su valor y ?u saber, y han demostrado que no sólo para el amor sirve la mujer, sino que también sirve para ser compañera del hombre, compañera espiritual. Al llegar aquí, la señora Angela Graupera nombró a una infinidad de mujeres que han pasado por la Historia evidenciando que la mujer es tan útil para el progreso y la evolución de la Humanidad como pueda ser el hombre. El problema estriba en abrir las puertas del saber lo mismo al hombre que a la mujer, cosa que aún no se ha reconocido. Con su bien timbrada voz explicó los derechos que habían alcanzado las mujeres de diferentes países, derechos políticos y sociales, poniendo en conocimiento del auditorio que las naciones donde la mujer estaba más atrasada, por haberle quitado siempre los derechos que se merpce. son Italia y España. En este momento, la conferenciante, muy oportuna, dio lectura de algunos artículos del Código civil, lo que dejó bien demostrado que a la mujer se la tiene con la misma condición del hombre criminal, ladrón y degenerado. Aquí, la conferenciante, con toda su alma, instigó a la mujer a que se despierte de una vez para llegar a la altura de la mujer de las naciones donde ya se le había considerado útil, por la buena marcha de la sociedad, por la buena marcha del progreso y de la civilización. Con mucho acierto fustigó que a la mujer, dentro del taller y la fábrica, haciendo el mismo trabajo que el hombre, »e le diera el jornal más reducido, es decir, »e cometiese una más grande explotación que no al hombre—dijo—; la mujer también tiene su» padre» viejos y enfermos, y después de todo, es un »ér tan digno de consideración como el hombre. Terminó su peroración la señora A. Graupera diciendo que cuando la mujer esté debidamente preparada para hacerse respetar como ser consciente, aquel día finirá el monstruo más detestable, d que más daño hace y el que más odios encarna, el SUPLEMENTO DE LA ^REVISTA Xf BLANCA,, monstruo guerra. Y a continuación dijo, con la brabura y la vibración de su corazón, que el día que la guerra llegue a su fin será la hora alcanzada para ir hacia delante, hacia la sociedad futura, la socie- Scvvicic POR LAS VICTIMAS DE LA REACCIÓN BOLCHEVISTA EN RUSIA i Es necesario acudir rápidamente en su ayuda ! (A. I, T.). La fuerza moral de un movimiento se reveía principalmente con la solidaridad práctica que presta a sus camaradas perseguidos o despojadlos de libertad. Ahí reside la verdadera piedra de toque de la eficacia de una idea y de la seriedad moral de los que la profesan. En estos tiempos de fascismo y reacción general " " faltan, desgraciadamente, numerosas víctimas "* *°do8 los países que, enterradas entre los muros istes de cárceles y presidios, deben pagar el delito c haber osado luchar contra el sistema dominan• OÍ, no obstante, sólo hablamos aquí de las víc88 de la reacción bolchevista, ello no obedece " que los sufrimientos y dolores de los demás heruo« de log otros países no nos duelan de todo on o a que tengamos en menos su espíritu , sacrificio. No, tal actitud se halla muy lejos e nuestra intención y no podría jamás concordar con nuestras aspiraciones. Si a pesar de todo hacemos un llamamiento especial en pro de los hermanos y hermanas que en as pr,sio„e. del gobierno bolchevique, en las tetudee de S.bena sufren inocentemente, ello es portrald • " " " " ' " * ^ ' " " " P « " " calvario cxtraordmano y su martirio es doblemente abrumador. doblemente penoso. En todos los demás países nuestros presos son víctimas del sistema capitalista, victimas de gobiernos burgueses, ya tengan un carácter abiertamente fascista como en Italia España. Portugal, etc.. ya traten de esconder sus me todo, represensivos bajo los pliegues del sistema han c^M " " " • , ^r ^ ' ' = " " ^ ' ^'^ ' " convicción, que vTa o r ^ f ^ - r ' " = ' ' " . ~ " ' ' « 1» explotación capitalista fe les ne " T " " * ' ' ^ " ' " « " " trabajador conscienen R u . T » T '"°"°<='"'¡<=«o que merecen. Pero ma «proletario yy p e T e ^ d f ^representar " " ' ° ' ^ ' " " °as^""^ ""= -J-' "^pretende id— representar las ideas del socialismo, mientra, que en realidad ño es más que el instrumento de don minoría privilegiada, a T T u a f " 1 ^ ' " " ""''^^ •iir«- J. l,„- j ''' «comunismo» «irve de hoja de parra para ocultar su tiranía. No dad de amor y libertad, de ritmo y arte, de dicha y placer, convirtiendo el mundo en una sola frontera, en una sola patria, patria universal, Fué muy aplaudida. JULIO Pl d e a. <J. T. es bastante con que nuestros camaradas languidezcan tras muros y rejas por el solo delito de defender sus ideas, éstos se hallan además abandonados a la burla desenfrenada, la calumnia y al odio fanático de aquellos de cuyas filas han salido y por cuyos intereses morales y materiales lucharon incansablemente. Millares de proletarios engañados de todos los países les consideran como traidores, contrarrevolucionarios y enemigos jurados de la emancipación proletaria; y nuestros camaradas no pueden evitar que se vuelque sobre ellos tanto cieno y tanta infamia, pues sus voces no son escuchadas, y raro es el grito de protesta que llega a oídos de la opinión pública. Sin embargo, muchos de los actualmente presos lucharon ya bajo el régimen zarista, jugándose la cabeza por la causa del socialismo, peregrinaron ya de cárcel en cárcel, animados por un ardiente idealismo y por una fe inquebrantable en la causa del pueblo, para la cual ningún sacrificio les pareció grande. Y muchos de ellos también combatieron en primera línea en las batallas de la Revolución, contribuyeron con todas sus fuerzas a echar abajo la autocracia y el despotismo y a rechazan los ejércitos de la contrarrevolución. Han puesto todo lo que han podido al servicio de su causa, que es la causa de los oprimidos y desheredados. Y estos mismos hombres son hoy víctimas de un £gtado que anula implacablemente todo derecho a opinaf libremente, que expulsa del país a sus propios ciudadanos o les hace sucumbir en las mazmorras de sus cárceles por el delito de tener una opinión y exponerla masculinamente, ya que no han querido callar a pesar de los mil peligros que toda manifestación libre trae consigo en el oparaíso» soviético. Pero no contentos con arrancar brutalmente a la vida libre a todos esos hombres y mujeres por haberse permitido ostentar ideas que agradaban a los potentados rusos y que chocaban con los fundamentos de la razón de estado bolchevista, se les ha deportado en su mayoría a los más apartados lugares, que por no haber recibido el contacto de ninguna civilización, por la inclemencia del clima y otras circunstancias graves convierten la vida en un tormento constante. Así se da el caso 'de que el tristemente célebre XII convento de Solowietz en el mar Blanco, que bajo el zarismo había sido suprimido como punto de deportación, es vuelto a utilizar, en la época de la llamada cdictadura proletaria» y aloja actualmente en sus muros a una cantidad de presos políticos, entre ellos un grupo de anarquistas. Las condiciones de vida en ese infierno son indescriptibles .Durante nueve meses del año se hallan los presos aislados completamente del resto del mundo y sometidos a la arbitrariedad del gobernador. Todas las protestas de los presos políticos, las huelgas del hambre y otros medios para la consecución de condiciones de vida más humana han sido enteramente inútiles hasta ahora. Otra inhumana crueldad consiste en negar a los deportados el derecho a trabajar, mientras que por otra parte los seis rublos mensuales que el Gobierno les paga no alcanzan ni siquiera para satisfacer las necesidades más primitivas e indispensables. Esta medida brutal no tiene más finalidad que la de agotar la resistencia de los presos y obligarles a dirigir una instancia al gobierno en la que abdican de sus ideas y se declaran de acuerdo con el régimen bolchevique. Si un gobierno burgués llevara a cabo estas acciones inquisitoriales, es seguro que ello levantaría una ola de protesta en todos los países. Pero en este caso, en que cada crueldad es justificada con la cdictadura del proletariado», incluso pretendidos socialistas consideran como naturales estas cosas que en otras circunstancias habrían provocado su más profunda indignación. Es, pues, una verdad incuestionable : El peor de los despotismos es el que se ejerce en nombre de la libertad. Numerosas cartas procedentes de las cárceles y centros de aportación rusos informan constantemente de las refinadas crueldades con que se atormenta a los presos. Y como en tal situación no existe la menor probabilidad de ser libertado, la energía de los torturados se agota más y más, y éstos se precipitan en la más amarga desesperación. He aquí el caso de nuestra compañera Raia Schulmann, que, desgraciadamente, no es más que uno entre ciento de ellos. Raia Schulmann fué brutalmente maltratada, juntamente con otras reclusa» políticas, en el presidio aislador de Verny-Uralsk. Se la despojó de los vestidos y se la arrastró por los cabellos escalera abajo. La consecuencia inmediata de esta brutalidad fué una neurosis gravísima. Gracias a los esfuerzos de su familia se la trasladó a Moscou, donde fué instalada en el hospital de la cárcel. Pero al cabo de un mes se la recluyó de nuevo en una celda. Y cuando por fin había cumplido su condena, se la deportó de nuevo por tres años a Siberia. Al solicitar que se la deportara al mismo punto en que su compañero Dolinsky cumplía condena, su petición fué rechazada fríamente. Tenía que estar sola, ninguna mano amante debía asistirla en su enfermedad, hasta que la salud de su cuerpo y de su espíritu estuviera completamente destrozada. SUPLEMENTO DE LA JIEVISTA BLANCAr, La trágica suerte de nuestra camarada Paula Kurganskaya, madre de dos niños sin asistencia, la cual ha muerto de un ataque cardíaco en su destierro de Jasnaia Poliana, es típico en lo que se refiere al destino de nuestros presos en Rusia. Paula Kurgankaya era una de nuestras mejores compañeras. Había tomado parte en la Revolución de octubre. Era abnegada en alto grado, por lo cual se la apreciaba sumamente, y poseía un carácter inquebrantable que ninguna tortura consiguió doblegar, hasta que el cuerpo no pudo soportor más tanta iniquidad. Un calvario de diez túios ha puesto fin a su vida. Las noticias que recibimos de cárceles y puntos de deportación rusos son terribles. Más de ochenta de nuestros camaradas recluidos o deportados padecen reumatismo, tuberculosis, enfermedades cardíacas, enfermedades clónicas del estómago o malaria, alguno* padecen variaa de estas enfermedades a la vez. Incluso la salud más vigorosa y robusta no puede resistir esas torturas físicas y morales constantes. i Compañero» de todos los países 1 Nos dirigimos a vosotros en nombre de las víctimas inocentes de la reacción bolchevique. | No desoigáis al voz de la desesperación ¡ Se necesita un auxilio rápido. £1 invierno ruso ha comenzado ya, y muchos de nuestros camaradas se hallan sin la ropa indispensable pata hacer frente al frío. A pesar de todos los esfuerzos del Fondo de Socorro de la A. i. T. no se ha podido suministrar a los presos más que lo imprescindible, pero aun esto no es ya posible en los últimos tiempos, pues los donativos que ingresan son cada vez menores. I Camaradas : No olvidéis a los presos y perseguidos ! ¡ No les arrebatéis el último alivio de su existencia miserable! Cada pequenez, cada prueba de camaradería es de valor inestimable para ellos. Los que sucumben y son mortalmente atormentados son carne de nuestra carne y sangre de nuestra sangre ! Comprended que la reclusión durante años y años bajo terribles condiciones ejerce una influencia espantosa en el cuerpo y el espíritu. ¡ Ayudad pronto I | Ayudad abundantemente ! Vida» humanas se hallan en peligro; vuestro deber e» impedir que sucumban. | Agitad por todas partes I ] Demostrad que en nuestras fila» la solidaridad no es una palabra vacia de sentido, sino una realidad viva, que sabe permanecer fiel a los hermanos y hermanas que necesitan de ella I RuDou ROCKER POR LOS CAMARADAS PRESOS Y DEPORTADOS EN RUSIA 1 Ayudad todos ! [ Ayudad sin demora I Cantaradas : Eli gobierno ruso celebra el duodécimo aniversario de la Revolución de octubre. Se organizan fiestas, se celebran paradas y se pronuncian enfáticos discurtos sobre la victoria del proletariado. Los actuales gobcnumtM d« Ruaia no SUPLEMENTO DE LA JiEVISTA XIII BLANCAr, «e cansan de proclamar que son los verdaderos y únicos administradores de la herencia de la Revolución. Pero al mismo tiempo otras voces llegan a nuestros oídos. Son las voces de los presos y deportados revolucionarios, luchadores de la revolución de octubre, que se hallan en cárceles y puntos de destierro. Estos son los verdaderos luchadores y martires de la revolución social, los cuales bajo la dictadura actual son tan perseguidos como en tiempos del zarismo. Su situación no ha mejorado en nada, sus sufrimientos continúan siendo los mismos. Desde hace más de un decenio, sindicalistas y anarquistas son arrastrados de cárcel en cárcel o puntos de deportación por la policía administrativa rusa, generalmente sin proceso ni condena previa por tribunales competentes. Estos sufrimientos largos y constantes les han quebrantado física y moralmente. Tan sólo el pensamiento de que la idea de la revolución social, por la cual ellos lucharon en octubre de 1917 y vienen sufriendo después, se halla fuertemente arraigada en el proletariado internacional, y la espepranza de ser auxiliados por los camarades de todos los países, consigue darles fuerzas para soportar su calvario. El proletariado revolucionario de todos los paí»es cona los luchadores rusos de la revolución de octubre como la avanzada de la revolución social internacional. Ayudarlos en su grave y desesperada situación, apoyarlos moral y materialmente equivale a mantener vivo el pensamiento de la solidaridad revolucionaria y representa una manifestación de simpatía para con la Revolución de octubre. En los últimos tiempos venimos recibiendo noticias alarmantes de las cárceles y lugares de deportación de la Rusia sovietista. Los luchadores de la revolución social se han convertido en victimas de la dictadura estatal. A consecuencia de las miserias y privaciones en que nuestros presos se debaten se multiplican entre ellos enfermedades graves e incurables. El proletariado internacional no debe dejar desatendido el grito de dolor que parte de las mazmorras de la dictadura sovietista. Es preciso que acuda solidariamente en auxilio de sus hermanos y hermanas que agonizan bajo el terror dictatorial moscovita. [Que cada cual ayude en la medida de sus fuerzas, pero que ayuden todos I La Asociación Internacional de los Trabajadores organizó ya hace varios «ños un Comité de Socorro para organizar el auxilio a los anarquistas y sindicalista, preso, y perseguido, en Rusia. La solidaridad de nuestros camaradw de todo. lo. países ha permitido hasta aquí a hacer más soportable la situación de ciento, de victimas. Pero k), medio, financieros se hallan ahora agotados. Este llamamiento ya dirigido a todos lo, elemen- tos de nuestro movimiento e ideológicamente afines. Que todos pongan mano sa la obra de un modo rápido y eficaz. [ Viva la solidaridad internacional I El Secretariado de la Asociación Internacional de loa Trabajadores. FRANCIA A. 1. T.). En el pasado número de nuestro Servicio de Prensa tratamos ya del Pleno nacional de nuestra sección francesa. A continuación damoa hoy a conocer extractos de las principales resoluciones recaídas en el mismo : Propaganda.—Se acordó hacer todo lo posible por transformar en semanario el actual órgano mensual de la C. G. T. S. R., «Le Combat Syndicaliste». En lo concerniente a la propaganda verbal se convino en que la eficacia de un solo mitin o conferencia en una localidad es generalmente escasa, por lo cual se acordó recomendar que lo» propagandistas permanezcan cierto tiempo en una localidad, a fin de que puedan desarrollar una actividad organizadora y acostumbren a laborar con constancia a los elementos que como resultado de los mítines se interesen por la organización. Seguro social.—La ley sobre cajas de enfermedades dada a conocer el 5 de a^ril de 1929 presupone la militarización y esclavización de las masas obreras. Agudiza el control de los patronos y el estado sobre la vida de la dase obrera. Por otra parte, los propios trabajadores son casi excluidos por completo de la administración de las cajas y ju control. Mediante la cotización obligatoria Macentúan los poderes del estado sobre la clase obrera y se limita la libertad de acción de la misma. Por esto la C. G. T. S. R. incita a sus miembros a no ingresar en estas cajas; como además la promulgación de la ley traerá consigo un aumento del costo de la vida, los trabajadores deben pedir un aumento de los salarios en un 20 por 100. Introducción de ana caja de huelgas.—Dado el empobrecimiento progresivo de la clase obrera, los trabajadores se encuentran sin medios cada vez que estalla una huelga. A fin de ponerles en situación de poder satisfacer sus necesidades más indispensables se crearán cajas de resistencia locales, administradas de un modo enteramente independiente. La central nación editará timbres de solidaridad. Cada miembro deberá pegar en su carnet un sello mensual de solidaridad, cuyo importe será de un franco; 75 céntimos permanecen en la caja local y 25 serán girados a la caja central de solidaridad. La creación de cajas de resistencia y solidaridad constantes y extensivas a todo el país es algo nuevo en el movimiento sindicalista de los países latinos. Esperamos que esta innovación dé buenos resultados. SUPLEMENTO XIV DOS CONGRESOS.—TRES DERROTAS (A. 1. T.). Los Congresos de la C. G. T. y la C. G. T. U. se celebran siempre en el mismo período ; es una regla. Es preciso poder mostrar ai mundo la diferencia que existe entre los dos comicios—el uno reformista, el otro revolucionario. Verdad es que si cada uno de los Congresos se celebrara en períodos diferentes, nadie hablaría ni del uno ni del otro, mientras que la simultaneidad obliga a los cegetistas a habla rde la C. G. T. U. y a los lunitarios» de la C. G. T. La representación monótona del Congreso de la C. G. T. caracteriza el estado de espíritu de sus dirigentes «Orden y progreso» parece ser la divisa... lo mismo que la del Estado del Brasil. Probablemente es comprendida de la misma manera. Orden, con auxilio del estado y el gobierno; progreso, por la intervención gradual del proletariado en los engranajes políticos y económicos del estado. Así se espera un día llegar a la síntesis : orden por el proletariado ! Desde que la C. G. T. ha estado representada en la Sociedad de Naciones vía Jouhaux, la idea del sindicalismo ministerialista ha germinado en las cabezas de nuestros cegetistas dirigentes. Y algunos delegados no han podido resistir la tentación de hacer preguntas a este respecto el futuro ministro socialista (o quizá incluso radicad-socialista) Jouhaux. Este último, que realiza ya su aprendizaje, no ha respondido por la negativa, sino que, en su calidad de buen aprendiz de diplomático, ha explicado que «el día en que tengamos que llevar a cabo un acto en tal sentido, vendremos ante vosotros netamente, con claridad, con precisión, os manifestaremos nuestro pensamiento y os invitaremos a responder. Hasta entonces os prohibimos formular sospechas sobre nosotros.» Verdad es que cuando ese momento llegue, Jouhaux obtendrá una gran mayoría en favor de su participación ministerial. Y e neste incidente, que ha pasado casi desapercibido por el Congreso, hallamos nosotros la quintaesencia misma de la actividad presente de la C. G. T. Por lo demás, y de una manera igualmente equívoca, Jouhaux, no obstante proclamar «que no había peligro de que el ministeriíJismo se instalase en la C. G. T.», se apresuraba a agregar ; «pero hay necesidad de que la C. G. T. esté presente allí donde se discutan los intereses morales y materiales de la clase obrera» ! Y, naturalmente, como los intereses morales de la clase obrera son generalmente discutidos (¡ sobre todo discutidos!) en el seno del gobierno, preciso será que Jouhaux—que quiere estar en todas partes—se encuentre también allí. Ello no e» más que una cuestión de tiempo y de política electoral. Desde el día en que la C G. T. participó en la guerra imperialista, sigue lógicamente su caminito. Después de haber dejado entonces de ser en DE LA zREVISTA BLANCA, principio un órgano de lucha de clases, lo ha dejado de ser de hecho después de la guerra. Lo que es doloroso es ver a varios de nuestros militantes que después de los acontecimientos excisionistas de los «unitarios» a los Monatte y Rosmer, etc., se habían retirado a la autonomía, no salir de ésta al constituirse la C. G. T. S. R. más que para ingresar en la vieja C. G. T., a fin de «levantar la corriente y hacer volver a la C. G. T. a su espíritu revolucionario de anteguerra. Esos camaradas han preferido ser una oposición parlante en el seno de la C. G. T. potente... ; pero reformista, antes que una fuerza activa en el seno de la C. G. T. S. R. ,débil, pero revolucionaria. Ahí tenemos a Bastien, redactor del Libertaire, delegado del Sindicato textil de Amiens, que nos habla aún de la Carta de Amiens, no queriendo comprender que en 1929 no se puede hablar, después de la guerra y las revoluciones de estos últimos quince años, el lenguaje de 1906, y que a pesar de todas las cualidades del sindicalismo revolucionario de anteguerra—nosotros somos los últimos en desdeñarleis—y de todo el valor intrínseco de la Carta de Amiens, los acontecimientos de postguerra exigen de nosotros actitudes claras y precisas que nuestros programas revolucionarios de anteguerra no poseían ni podían poseer. Bastien opone a esto un doctrinarismo estrecho que es tan peligroso como el reformismo delicuescente del organismo sindical al cual él pertenece. Por lo demás, el propio Bastien se da cuenta de lo que significa e Icolaboracionísmo de la C. G. T., ya que declara no desear ese neosindicalismo de la C. G. T. que «se orienta hacia una especie de laborismo». Entonces ¿qué necesidad tiene de continuar allí? Ahí tenemos también a nuestro camarada Le Pen, del ramo de construcción. Este continúa creyendo que la C. G. T. es un organismo independiente de toda presión política, pues, pensando en «ios escorpiones dispuestos a devorarse mutuamente» en el Congreso de la C. G. T. U., Le Pen declara con una ingenuidad asombrosa «que mañana los que no pueden continuar en un organismo sometido a influencias políticas podrán dirigirse a la C. G, T., en la cual está realizada la síntesis del movimiento sindical». Con la experiencia Jouhaux-Paul Boncour en la S. D. N., con la cartera «laborista» que la C. G. T. permitirá un buen día a Jouhaux tomar de manos de loa políticos, con toda la conducta cegetista del partida socialista francés y política de los líderes cegetistas, hablar aún de independencia y síntesis del movimiento sindical e», por lo menos, de una simplicidad que hace dudar del espíritu de continuidad de Le Pen. Pero quizá el propio Le Pen atraviesa po run período de evolución hacia el colaboracionismo. ( N o se atreve a proclamar en su informe complementario sobre el antimilitarismo que la Sociedad de Naciones, aunque no es suficiente para luchar coaira la guerra, es, no obstante. SUPLEMENTO DE LA ^REVISTA BLANCA,, útil (?) «Que se tome parte en sus trabajos», declara alegremente Le Pen, «pero que ello no impida el llevar a buen término la educación pacifista de la clase obrera». (Todos los pasajes citados hasta aquí han sido tomados de las informaciones aparecidas diariamente en «Le Peuple»). i Le Pen, partidario de la Sociedad de Naciones y propagandista pacifista ! Hagamos punto y bajemos el telón sobre esta comedia trágica del proletariado francés. E L SECRETARIADO DE LA A. (Confínaará esta I. T. injormación.) Suscripción internacional a favor de los presos p o r cuestiones sociales Pesetas S u m a anterior Repartidas 4i.o8g'8c) 39.500'— Sobrante Vamos a empezar el doceavo reparto por la Colonia P e n i t e n c i a r í a del Dueso, por el P e n a l del P u e r t o de S a n t a M a r í a , por C a r t a g e n a y F i gueras. Hemos e n v i a d o a la Cárcel Modelo de V a l e n c i a , p a r a seis presos a razón de 25 pesetas cada uno i.sSg'So A repartir Palma de MaUorca.—M. Brigo, o ' s o ; A M a r i , o ' s o ; J . P i e r a , o'2s ; A. S " : '/*^:=^-^°l^'°'75;Juan. 0 2 5 . F Simonet. 0-25; E . P r a t s , 0 7 5 ; ; J . G e l a b e r t , o ' 3 o ; F Verger, o'3o; t o t a l . , . . •439'89 Mataré _ J . Compte y J . Comas .•.'.' Valencia.—G. S o l i d a r i d a d Valderrobles.—Unión V a l d e r r o b r e n se, 20 p t a s . ; J . D u r a n , i ; M. Bor r a s , I ; J . C e l m a , 0-30! L. C a p a u s , o ' s o ; E . S e g u r a , 0-30; R. Vidal, o'3o; J . P o n s , o'3o; total F o r d s o n - M i c h . - E n v i a d o por C. E d o Martí Barcelona.—Prísdlo...' y " ° " » - - A n d r é s Sarrate'...•':.. A u b e r v m i e r s . - M . S a s t r e . 50 írs.'! P . González. , 0 ; R. C l a u d i o , r o ; R. R i b e r a . , 0 ; P e l e g r í n . , 0 ; F . Rodríguez, 10; a h o r r o de la Re '"^ i46'8o 7 ^ . « ^ francos, 7 ' ' * " ' ^al' ' cambio -^^'8°: t o t a l . B e n i c a r l ó — R . S o r i a n o . o'^r".' T' Martínez. 0-25; J . Gascón. ó'2o" 150'- 13 —^ 5'- 23*70 25'- s'7'- 40'— XV V. Mejías, 0*25; P . Alsina, 0*20; J . A n g l é s , o ' 2 0 ; J . Año, o ' s o ; U n á c r a t a , o ' 2 6 ; M. L l . , o ' 2 5 ; J . Calvet, I ; J . A r n a u , i ; V. P i ñ a n a , o ' s o ; F . C a l v e t , i ; J . Año F . , i ; M. T o r r e s , 0*35; J . B o r r a s , o ' s o ; J . F e b r e r , o'3o; M. R a m ó n , o ' s o ; J- V., 2 ; G. B u e n o , o ' z s ; B . E s b r í . o ' s o ; P . P i ñ ñ a n a . o ' s o ; V. A g u t , o ' s o ; X . X . , o ' s o ; total ... Huelva.—G. F . Ferrer Burdeos.—G. A n ó n i m o A s e ó . — E n v i a d o por F . B i a r n é s ... Vitoria.—De unos compañeros Drancy.—A. C a r r a s c o : Del beneficio de la Revista y N . I d e a l . so francos, al cambio Ribas de Fresser.—A. T r i a d ú H a r o . — J u s t o A b a i g a r , i ; E . Bacig a l u p e , 1; total La Corufia.—J. S í d e m . — S i n d i c a t o de P i n t o r e s ídem.—Sindicato M e t a l ú r g i c o , en dos veces í d e m . — S i n d i c a t o de P e l u q u e r o s y Barberos «La F r a t e r n a l » Grupo ((Los Iguales» Saint Yorre.—Barrios. 3'so f r . ; U n rebelde. 3 ; A. Sáez, 4 ; M. C e l a . 5 ; Sebastián. 3 ; J . Ruiz. 2 ; P . Gómez, 2 ; P . T o m a s a , 2 ' s o ; tot a l , 25 francos, o sea Barcelona.—Agente seguros, : ; C. S., I ; R . G . , 2 ; Miret, 3 ; Asensio B e r n a l S e g a d o . 3 ; Nicolás B e r n a l Carrión, 2; Germán, i ; Juan F r í a s , o ' s o ; N o g u e r o l , o ' s o ; Bonafé, i ; E l Noi de la M a r e , o ' s o ; Q u a l s e v o l , i ; total í d e m . — D e u n g r u p o de trabajadores de las Obras del P u e r t o í d e m . — S . Martínez, 2 ; J o s é Busto, S; U n o de S a r r i a , i ; total Badalona.—Un c o m p a ñ e r o , 5 ; Marzo, I ; total Torelló.—P. Figueras Barcelona.—Ladrilleros : Ilusionista, o'so; Andrés, o'so; Uno, i ; J a u m e t , o ' s o ; Dos, o ' s o ; U n desconocido, o ' 2 s ; A m u n t . 0*50; S. C a r r a s c o , o ' s o ; Ilusionista, o ' 2 s ; U n o , o ' s o ; total Ripollet.—Manuel P e d r o Baracaldo.—En el n ú m e r o 156 aparecen d e : Varios c o m p a ñ e r o s , 10 pesetas, y t e n í a n q u e ser 17, por tanto faltaban Poliflino.—Jaiípe E s c o r i g ü e l a Total i2'75 Q'31 8i'74 3'— g'7; i3'4o 1'— 2'— ,0'— 100' 150' 150' 25' 6'8o 16*50 g'— 8'— 6'— 2'— 5*— 1*35 7'— s'so 2.298*53 SUPLEMENTO DE LA JiEVlSTA BLANCA» XVI ÍVofccs adtminiafvativas Alayor: M. S., recibida» 18 ptaa.—Puet/a T o m e a a : J U . , ídem 18 pta».—5. Sebattián : J. E.. ídem 6 pta».—Oo»mguaM: J. T . . ídem 10'50 pta».—Vinaroz: M. A . , ídem 58'25 pfa».—Cotí: J. Q-. ídem 3'50 pta».—MoníWanch: J. M., ídem 17 pta».—Aía/iresoH M. C , ídem 44 pta».—M<ílaga: M . J., ídem 95 pta».—Torrelaoega: G. U . . ídem 39 peaeta».—Tou/ouse: M. E.. ídem 23 pta».—Auhervülier» : F. R., ídem 40 pta».—KiHeurbonne : V . S., ídem 137 pta». Eatá bien.—Gigean : E. P-, ídem I i pta».—Creteü: J. G., ídem 10 ptaB.—Manlleu: R. !., ídem !8 pta».—Buftdance: J. T . , í d e m 100 pta».—Pinoso: J. M . A . , ídem 3 pta». P a g a d o trimestre.—Crefei/: M. R., ídem 50 pta».—Rai»me»: F. S., ídem 4 0 8 5 pta».—Cueoo» Baja': M. D . , ídem 60 pta». Servido.—A/ucfa: R. S., ídem 7'50 p t a » . — £ c i / a : J. G., ídem 50 pta».—Madrid: M. R., ídem 63 pta».—Tarazona : Q C , ídem 9 p t a » . - H a r o : E . B., ídem 32'50 pta».—Bi/bao: F. A . , ídem 200 pta».—Ceruera del Rio Alhama: M. B., ídem 7 pta».—Requena: J. M., ídem 8'25 pta».— Arcot de la Frontera: B. F., ídem 30'45 pta».—Cod/z: M. G., ídem i7'50 pta».—Navalmoral de la Mata: A . G.. ídem 100 pta».—La Corana: J. S., ídem 100 pta». Gracia» en nombre de todos -Drancy: A. C , ídem 50 pta» y 50 francos.—Santiago de Cuba: F. M., ídem 60 pta». V a el libro que pide.—Nueüa York: G . Progre»í»ta, ídem IOS pta». V a n lo» libro».—Bueno» Airea: C. C , ídem 146 ptas.—Pobla de Montoméa: B. B., ídem 5 pta». — V i t c r i a : M. B-, ídem 34'50 pta».—Graua: F. G., ídem 5 ptas.—S. Ginéa de Vilaaar: R. C ídem 17 pta».—Vích : H. S., ídem 30 ptas. Entregada» 5 ptas. a T . H.—Matará : J P . . ídem 30 pta». 15 d e ellas las verá anotada» en su sección.—Naváa: M. S., ídem 64't5 pta». —Canet de Mar: F. M., 53 p t a » . — R e u s : R. F. ídem 10 ptas.—Valencia: M. B., ídem 10 pta».—Caatellón : D . G., ídem 12 pta».—Baena: P. M., ídem 30 pta». D e ellas 2*50 ptas para anciano».—Miranda de Ebro: J. 1.. ídem 12 ptas.—Concentaina : j . A . , ídem 40*55 pta».—Moneaterio : G . P . . ídem 4 j j l a » . - > l / / o r t : J. D . , ídem 15 pta».—Eída : J. R., ídem 5 pta».—PuertoUano: S. G., ídem 10 pta».— Riba* de Freaaer: A . T . , ídem 52 ptas. que distribuyo.— Neroa: C. N., ídem 10 pta».—Matanza: O . C , ídem 7 pta».—Fontcalda»: J. A . . ídem 12 pta».—Hualva: J. D . , ídem 29 ptas.—Algeciraa: B. A . , ídem 25 ptas.—Deuato: S . P. A . , ídem I2"25 p U s . — E / d a : E . B., ídem 1675 pta». —AzntdcóBar: ^. S „ ídem 31 ptas.—Vitoria: M. A . , ídem I0'50 ptss.—Lfrnoges: M. M., ídem I3'50 p U s . — Palma de Mallorca: J. T . , ídem 13*50 ptas.—Santiago de Campostela: J. S., ídem 15 p t a s . — Z a r a g o z a : J. B., ídem 30*60 ptas.—Tardienta : J. F., ídem 10 ptas.—Plaaencia: J. S . ídem 6 ptas.-—Baena: M. ] . , ídem 37*60 ptas.—Ouüina: S. F., ídem 60 ptas.—-Coria del Río: J. B.. ídem 15*50 ptas.—Camaraaa: F. M., ídem 10 ptas. Envié lo que diio a Balaguer,—Eapluga de Francoli: R. B., ídem 6 ptas. — C m a m e f » : M . R., t d e m 7 ptas.—Palma del Rio : J. S., í d e m 24 ptas.— Granada: J. C , ídem 10 ptas.—Calataí/ad: J. C , ídem 5 ptas.—Palma de Mallorca: J. Q-, ídem ¡20*85 ptas.-—Genera: J. P., ídem 12*75 ptas.—San Joeé de Coala Rica: N . R., ídem 35 ptas.—Cádiz: A . A . , ídem 62*85 ptas.—Canga» de Onia: A. P., ídem 9 ptas.—^Esparraguera: E . C , ídem 14*50 pta».—Aíontroi/: R B., ídem 62*25 ptas.—fio/sarenv: A . M., ídem 22*10 pta».—Pon! de Armentera: J. D . , ídem 6 pta».—Fraga: J. A . , ídem 5 p t a s . — C r o a s : T . M., ídem 3 ptM.—Palafragell: P. R., ídem 7*50 pUa.—Palma del Río: J. S., ídem 8 ptat.—Alada de Gaadaira: M. M., ídem 43 ptas.—Eapluga de Frar%c6li: j . G., ídem 200 pta». Servido.-T-Afurcía: J. G-, í d e m 44 pta».—Aíai/a/»; J. F., ídem 3 ptas.—Ecífa: J. D . , ídem 30 ptas. A u m e n t é . — M o n t e a g a d o : F. M., ídem 18*50 ptas.—Toloaa : F. G., ídem 52 ptas.—A tuaga : J. P.. ídem 25 p t a s . — R o b e ü a d a : M. A „ ídem 3 ptas.—Benicaríó: J. A . , ídem 1275 ptas.— Vienne: B. S., ídem 17*43 ptas.— Vienne: B. S . , ídem 28 p t a s — A l e a : !. O . . ídem 36 ptas. —Monieoldeo: A. D . , ídem 250 ptas Vitoria: A. A., ídem 29*65 ptas.—£( Campillo : J. A . , ídem 15 p t a s . — f u e n t e Palm e r o : V . T . , ídem 7 7 5 pta».—Lo Riba: R. 1., ídem 10*50 ptas.—Guadix: J. C , ídem 7*50 pta».—KíHa/oi/o«a : J. F., ídem 36 p M s . - ^ . Fábx de Codinaa: L. V . , ídem 4 ptas. Enviado libro.—Manxanarea: A . S., ídem 40 ptas.—Marchena: A . D - , ídem 10 ptas.—Tarraja: J. C , ídem 80 p t a s . — R e o » : J. M.. ídem 25 pta».—Borráa: J. C , ídem 13*30 p t a s . — r o r r a g o n a : E. P., ídem 31*05 pta».—Rosario S a n i a Fé: ¡. P-, ídem 190 p t a s . - ^ a n Paulo: S. R., ídem 125 pta». N o hemo» recibido carta tuya ¿ D ó n d e podemo» escribirte? ¿ A h í o en Francia ^—Barcelona: Siglo X X , (dem 12 p t a s . — A a c 6 : J. B., 'dem 23 ptas. N o olvido los libros. Irán.—Aíosroi'g: J. G., ídem 20*25 pta».—F/íx: C. C , ídem 23*85. ptña.—Villavidoaa: A. M., ídem 30 pta». E n v i ; las otras 500.—Kerlo d e Bañoa: ¡. L., ídem 3 pta». —Puente Vallecat: C. O . . ídem 6*80 pta;—Feman-Núñez: J .D.. ídem 32*05 ptas.—Castro dd RioH ¡. D . , ídem 30 ptas.—Jimena de la Frontera: J. S-, ídem 66*80 pta».— Sanlácar de Barrameda: A - S., ídem 7*60 pta».—Alguaíre: J. S.. *dem 72 pta».—Poliñtno: J. E., ídem 15 pta». q u e distribuyo.—Carlei: J. A . , ídem 25 pta».—García : J. M., ídem 8 pta».—Folióla: } . P., ídem 36*50 ptaa.—Solivella: P. J., ídem 25 pta». y la» 100 e j . Envío lo que desea.— Portagalele: B. O . , ídem 6 ptat.—Calella: R. C , ídem 62 pta».—Puerfoflono: S. G.. ídem 10 pta».—To/oso: J. O . , ídem 9 ptas. Servido.—Algimia de Aliara: M. G., ídem 66 ptas.—Alcotí: R. E., ídem 70 ptas.—Priego de Córdoba: J. i . , ídem 27*95 ptas.—>l/maxorü: J. C , ídem 22 pta».—Fieueraa : J. B., ídem 50 pta».—Borbasfro: J. C . ídem 20 pta».—£/ Entrego: O . V . , ídem 50 ptas.—fferstal: J. M., ¡dem 4 ptas.—E/iiabeí/i: J. M., ídem 50 ptas. Escribiré.—5an Frandaco del Rincón (México); F. U., ídem 17*43 pta». S e n c i d o . - R i o e de Giera: E . M., ídem 40 ptas.—París: T . F., ídem 8 pta». Servido.—I'iUeurtanne: N . B., ídem 41 p t a » . - l ' i l / a n u e D a y Celtrú: J. F., ídem 4005 ptas.—Aíonfemoyor: F. M.. ídem 9 p t a s . — f o / s e t : J. A . , ídem 24*35 pta».—Sorreol: S. F., ídem 10 ptas. L a otra cantidad también se recibió.—Mahón : J- Z . , ídem 12*70 piaa.—Ciudadela: F. O . , ídem 12 ptas. P a g a d o a ñ o . —Aatillero: A. D . , ídem 21 p t a » . - K i l o r i a : B. B., í d e m 7*65 pta». Cambio.—Ainxenar: j . B., ídem 31 ptas.—Maracena: E. B.. ídem 34*03 ptas.—Saint-Fona: F. G., ídem 45'75.—Detroit: C. E.. ídem 10 pta». Pa»é inadvertido. L o arreglo ahora.—Maraá: T . G.. ídem 10 pta».—Maraá: T . G., 25 ptas. Servido.—Guiameia: M. R., ídem 7 pta». Sirvo la» nueva» suscripciones d e Serra d e A l m o » . — L a ú d e t e : E. V , . ídem 4*75 ptas. P a g a d o trimestre.—Paradaa: J. E., ídem 7*50 pta».—í4Ícira: J. M.. ídem 8 pta».—£/da : A . E . , ídem 45*60 pta».—Córdoba: A. P.. ídem 40 pta». Escribiré.—Madrid: A. C ídem 59*50 pta». que di»tribuyo.— La Felguera: T . G-, ídem 100 pta».—Torre del Campo: S . R., ídem 20*50 pta».—/Ireo» de la Frontera: j . S., ídem 6 ptas.—Portugalete: J. C , 175 pta». V a pedido.—Murcia; J. P. ídem 10 pta». Servido.—/I/mería: J. V . . ídem 33*60 ptas.—Pozo C o ñ o d o : J. M., idem 10 pta».—Crou»: E . P-. ídem 62*50 pta».—Reu»: A . F.. ídem 5 pU».—Premia de Mar: R. B., ídem 3670 p t a s . - M o d r i d : M. P., ídem 50 p t a s . — O r a n g e : B. C . . ídem 30 franco».—Servían Ste. Roae: L. Y.. ídem 40 francos.—-£/da: J- *!*., ídem 25 ptas.—Sax : M. M., ídem 17*40 ptas.—Kíflena: J. B.. ídem 15 pta».— Bilbao: A. L.. ídem 3 ptas. A t e n d e r e m o s las indicaciones que n o s haces.—5or{a: A . L., ídem 57*50 ptas.—San Sebaatián: j . E „ ídem 5 pta».—Logroño: A . 1.. ídem 30*10 pta».—CronoBer»: A . G., ídem 30 pta».—Membri/la: M. G.. ídem 23*50 pta».—M<0aga: J. M., ídem 14*80 pta». —La Cenia: J. F., ídem 15*75 ptas Soinl-Vorre: C. C.» ídem 28*61 p\M.-4,yon: J. S., ídem 22 p t a s . - ^ a n / o s é de Costa Rica: R. F., ídem 28*80 ptas.—Lo» Angelea: R. S. N , . ídem 150 pta».—Habano: A . del V . , servido cuanto indipas e n tu iíltima. H e m o s recibido para A . S. A . , d e San Feliu de Guixol», 10 p t a . d e M. B., d e Toulouse, para las d o s suscripclone» que le servís. H e m o s recibido para la compañera Teresa Claramunt: RipoBet: Manuel Pedro, 1*45 ptas. Barcelona: C. S., I pta. Ladrilleros: descuento d e la Revista, 1*50 ptas. Germán, 1 pta. Total. 3*50 p t a s . Elizabeth: Caamafio y Moreno 3 ptas. KíCorto: A n d r é s Sarrate. 5 p t a s . Fordaon: V i c e n t e N o v d l a , Manuel D o m i n g o y C . E d o , 10 p t a s . La Coruña: J. S.. 10 ptas. Cifón: ¡. A . Sánchez, 2*50; N . d e la I.. 1: total, 3*50. Total, 36 ptas. H e m o s recibido para el compaiíero Gomis ; Mataró : Garriga, I pta. Ripoüet: Manuel Pedro. 1*45 ptas. Barcelona: C. S., I pta. Total, 3*45 ptas. H e m o s recibido para la anciana compañera S a p e r a s : H o r o : Justo A b e i g s , 0*50; Elda: G . Inquietud, 5 : Log r o ñ o : M. B d l o s o , 1 0 ; . total. 15*50 ptas. Par* cinnpañeras v i e j o s : Barcelona: ¡oté Busto, 5 ; Badalona: Marzo. I ; Bccaíte: Centro Obrero. 10; fioena: Medienero, 2'V¡. Total. 18*50 ptas. Imfi. Séneca, ii - Barcelotw