De la Naturaleza - Gobierno de Aragón

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I
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Vista de Sierra Cotiella desde la cumbre del Turbón
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El medio físico
JAVIER
DEL
VALLE MELENDO
La Ribagorza se localiza en el extremo NE de la Comunidad Autónoma de Aragón, en la provincia de Huesca,
en el sector central de la Cordillera Pirenaica en su vertiente meridional. Su sector norte, limítrofe con Francia,
se enclava de lleno en la parte más elevada de la misma,
mientras que la zona meridional se puede considerar
prepirenaica. Su extensión es de 2.459,8 km2, con una
disposición alargada N-S, limitando al O con el Sobrarbe,
al SO con el Somontano de Barbastro y al S con La Litera. Su límite oriental lo marca la provincia de Lérida. En
ella viven 12.705 habitantes (padrón de 2005) repartidos
en treinta y cuatro municipios, lo que significa una densidad inferior a 6 habitantes/km2.
Esta situación la convierte en una comarca netamente pirenaica en la que la cordillera determina en buena medida su orografía, su clima, las características biogeográficas y, por supuesto, las actividades humanas desarrolladas a lo largo de
la historia. Las corrientes fluviales y sus valles respectivos son los ejes fundamentales de vertebración del territorio, alineando en torno a ellos los principales núcleos de población y las vías de comunicación más importantes.
RELIEVE Y GEOMORFOLOGÍA
Dicha circunstancia explica que el relieve muestre una fuerte irregularidad, un carácter en general montañoso, aunque con diferencias N-S, ya que presenta mayores alturas y energía de relieve al N y alturas más modestas al S. Las zonas llanas
son escasas y se corresponden con valles fluviales o depresiones intramontanas.
Principales unidades del relieve
En un corte N-S aparecen representadas todas las unidades morfoestructurales de
la cordillera pirenaica:
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Macizo de Posets desde el Aneto
Zona Axial: afloran los materiales paleozoicos (pizarras y calizas, areniscas rojas
del Permotrías y granitos) que constituyen el núcleo de la cordillera. Dentro de
ellos, los macizos graníticos son los que alcanzan mayor altitud (Montes Malditos,
macizos del Perdiguero y de Posets) debido a su resistencia a la erosión.
Sierras Interiores: amplia barrera calcárea al S de la Zona Axial compuesta por
calizas del Secundario y comienzos del Terciario. Tiene una disposición general
O-E que en algún tramo se incurva ligeramente (ONO-ESE). Las sierras más importantes son las de Cotiella y Turbón. Los materiales calcáreos, al ser muy resistentes, permiten que se alcancen alturas importantes. Presenta una tectónica de
mantos de corrimiento como resultado del desplazamiento de la cobertera secundaria hacia el sur varios kilómetros desde su raíz original.
Colinas de flysch: esta roca, compuesta por una alternancia de arenisca y marga
en estratos de poco espesor, da lugar a relieves masivos, poco abruptos y de formas redondeadas (colinas) que enlazan con las Sierras Interiores al N y con la unidad meridional (Depresión Media Prepirenaica).
Depresión Media Prepirenaica: amplia y heterogénea zona situada al S de las
unidades anteriores y al N de las Sierras Exteriores. Se trata de un sinclinorio rellenado de materiales principalmente detríticos (margas, areniscas y conglomerados). En algunas zonas afloran margas azules, fácilmente erosionables y en las que
frecuentemente aparecen formas de relieve de tipo acarcavado, especialmente si
se elimina la vegetación natural. En otras zonas aparecen materiales más resistentes de tipo molásico, en algunos casos coronados por conglomerados (Morrones
de Güell).
Sierras Exteriores: es la alineación más meridional de la cordillera, muy clara y
de gran continuidad en la zona central y occidental, pero de poca entidad topográfica en La Ribagorza (sierras de Las Fagetas y de Mongay). Están constituidas
principalmente por calizas cretácicas y eocenas.
22 Comarca de La Ribagorza
Principales formas de relieve
Las unidades de relieve descritas están
intensamente modeladas por procesos
de tipo glaciar, periglaciar, fluvial y
kárstico principalmente, lo que ha originado una serie de formas de relieve
relacionadas con ellos:
1. Formas glaciares y periglaciares
Los periodos glaciares del Cuaternario
y los periglaciares posteriores han dejado las siguientes formas de relieve
principales:
Canchal en el valle de Vallibierna
Glaciares: los únicos glaciares que actualmente persisten en España están en el
Pirineo aragonés, y los mayores en La Ribagorza.
En sus proximidades se pueden ver otras formas de relieve directamente relacionadas con el modelado glaciar, como rocas aborregadas y pulimentadas por el
paso reciente de alguna lengua de hielo.
Valles en forma de U: es una de las formas más características del modelado
glaciar. Son valles de fondo plano o próximo a la planitud (aunque esta morfología puede verse interrumpida por la presencia de algún umbral de rocas
resistentes) y paredes casi verticales. Los de Benasque, Estós o Vallibierna son
buenos ejemplos.
Pedrizas o canchales: son mantos de derrubios formados por la ruptura del
roquedo a través de sus planos de debilidad en los procesos de congelacióndescongelación del agua retenida en las fisuras. Su tamaño y movilidad es muy
variable.
Ibones: su presencia es abundante, especialmente en los macizos de Posets y Montes Malditos. Se trata de antiguas cubetas de sobreexcavación glaciar que quedaron
rellenas de agua al retirarse los hielos, comenzando un lento pero imparable proceso de colmatación natural. Suelen estar helados una buena parte del año, que varía según la altura a la que se sitúan.
La mayoría se encuentran en la alta montaña y constituyen un elemento paisajístico
muy notable pues rompen las grandes superficies rocosas con manchas de agua
limpia y azul, a menudo rodeadas de orlas de pradera. Aportan, por lo tanto, variedad y cromatismo a un paisaje imponente pero a menudo monótono y de aspecto árido.
La mayoría de los ibones de La Ribagorza no han sido alterados por ningún tipo de
intervención antrópica, lo que permite disfrutar de sus valores paisajísticos intactos.
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Aspecto invernal del ibón inferior de Coronas
Los ibones suelen aparecer en grupos y se distribuyen escalonadamente. Podemos destacar los de Posets, al E del macizo de igual nombre, Vallibierna, al SE los
Montes Malditos y los de Llauset, próximos a los anteriores pero en la cuenca del
Noguera Ribagorzana. Mención especial merece el de Cregüeña, que con una extensión de 43 ha constituye una gran superficie natural de agua en medio de la
alta montaña y al pie de crestas y picos que superan los 3.000 m.
2. Formas fluviales
Cañones: las principales unidades de relieve de la cordillera pirenaica tienen una
disposición E-O mientras que la red fluvial tiene una fluencia N-S, por lo que esta
ha de cortar transversalmente las unidades de relieve. Cuando la red fluvial atraviesa una unidad de litología resistente ha de abrirse paso, de forma que los ríos
se han visto obligados a excavar cañones profundos y, en ocasiones, de notable
longitud. En este proceso también contribuye la capacidad de disolución de la
roca caliza, origen de llamativos fenómenos kársticos, por lo que los cañones deben ser considerados formas de relieve de origen fluvio-kárstico.
Son de destacar los excavados por los ríos al atravesar las duras calizas de las
Sierras Interiores y Exteriores, como el congosto de Ventamillo, el desfiladero de
Seira o el congosto de Olvena, en el tramo final del Ésera, límite meridional de
La Ribagorza.
24 Comarca de La Ribagorza
Valles fluviales en artesa con terrazas: se desarrollan principalmente en la Depresión Media Prepirenaica, como la zona de Santaliestra. Aquí los ríos discurren
por áreas deprimidas y litologías blandas abriendo valles amplios en los que pueden formarse sistemas de terrazas fluviales.
3. Formas kársticas
Un fenómeno al que hemos de conceder una notable importancia por la incidencia que ha tenido y tiene en la formación de las formas de relieve es el de la
karstificación. Consiste en la capacidad de disolución que tiene la dura roca calcárea en agua con CO2. Ello permite que el agua de escorrentía que corre por encima de dichas litologías o que se infiltra, disuelva la roca en un proceso lento
pero imparable y así se generen formas tanto superficiales como subterráneas.
Entre las superficiales, ya hemos hablado de cómo los cañones son consecuencia
de la suma de la erosión fluvial y la disolución kárstica, pero, además, son destacables los lapiaces, formas en las que la roca caliza muestra acanaladuras u
oquedades de varios centímetros de profundidad, frecuentemente con ausencia
de vegetación, aunque pueden desarrollarse plantas si hay algo de suelo.
Otras formas superficiales frecuentes en la sierra son las dolinas, depresiones cerradas de forma circular u ovalada y diámetro variable, aunque no suele superar los
20 m. Son geoformas frecuentes en las áreas calcáreas de La Ribagorza, entre ellas
las existentes en las zonas elevadas de Cotiella. Un caso excepcional es la dolina
del Forau de Aiguallut, donde entra el agua procedente de la fusión de los glaciares de Aneto y Barrancs, que, por lo tanto, no afluye al río Ésera sino que penetra
en un sistema de circulación subterránea que la lleva a aflorar en el Güell del Joeu,
en el valle de Arán (cuenca del Garona). Es una dolina de amplias dimensiones con
varios sumideros en su fondo, entrada al sistema subterráneo mencionado.
Las formas de relieve subterráneas relacionadas con la karstificación son las simas,
cuevas y los diferentes conductos por donde circula el agua subterránea después
de filtrarse a través de las morfologías superficiales que lo permiten (dolinas, lapiaces y zonas permeables en general). Las áreas calcáreas, sometidas a los procesos de disolución de la roca, presentan un notable desarrollo de este tipo
de formaciones aunque no siempre se
aprecian desde superficie.
El agua que circula por los sistemas
subterráneos aflora a la superficie en
múltiples surgencias, muchas en los
fondos de cañones y barrancos, y algunas de notable caudal, como la surgencia de Estós y otras. Algunas tienen
propiedades medicinales y son aprovechadas por balnearios como los de Benasque y Vilas del Turbón.
Dolina conocida como Forau de Aiguallut
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LA VEGETACIÓN
En una zona de relieve tan enérgico es lógico que este influya poderosamente en
las condiciones climáticas (temperatura y precipitación) y, en consecuencia, también en las formaciones vegetales. Como el clima se hace más húmedo y frío al
ganar altura, la vegetación se distribuye altitudinalmente, desde las zonas más bajas hasta las cumbres, en lo que se denominan pisos de vegetación. Por este motivo se produce una gran variedad de formaciones vegetales, adaptadas tanto a
las condiciones climáticas generales como a las particulares de determinados lugares (topoclimas, microclimas, etc.).
Para la definición de los pisos de vegetación hemos elegido la clasificación bioclimática de Rivas Martínez y su aplicación a la región eurosiberiana, dentro de la
que se engloba la cordillera pirenaica (aunque en la zona sur de la comarca se
produce la transición con la región mediterránea).
Esta clasificación se basa en la temperatura media anual y se apoya también en
las temperaturas media de las mínimas y media de las máximas del mes más frío,
datos con los que se puede elaborar el índice de termicidad. Se corresponden con
dominios vegetales diferentes, pues en cada uno la vegetación tiene características particulares, adaptándose a las condiciones climáticas dominantes que se
comportan como factores limitantes para muchas especies.
Según dicha clasificación, los pisos bioclimáticos que se encuentran en la zona
son los siguientes:
Piso colino: las temperaturas medias anuales son superiores a los 12°, condiciones que se observan por debajo de los 500 m de altura aproximadamente, por lo
que lo hallamos en el sector meridional.
En él son frecuentes los quejigales (Quercus gr. cerrioides), y también aparecen
especies características de la región mediterránea como la encina (Quercus ilex).
En la zona han sido muy habituales las repoblaciones, principalmente con pino
carrasco (Pinus halepensis).
Piso montano: se caracteriza por unas temperaturas medias anuales entre 6° y
12°, que en la zona se producen hasta los 1.600/1.700 m según la correlación altura-temperatura media anual.
Otras condiciones térmicas características de este piso son una temperatura media de las mínimas del mes más frío entre –4° y 2°; una temperatura media de las
máximas del mes más frío entre 3° y 10°; y un periodo de heladas que oscila entre los seis y nueve meses.
La vegetación dominante está compuesta principalmente por hayedos (Fagus sylvatica) y pinares de pino silvestre (Pinus sylvestris), aunque en ocasiones aparecen abetales (Abies alba), mezclados con las especies anteriores o puros. Estas especies se distribuyen según las condiciones topoclimáticas establecidas por la
orientación, características del suelo, exposición a los vientos húmedos, etc. No
obstante, en las zonas soleadas y bien protegidas de los vientos fríos pueden ser
frecuentes las especies características del piso colino.
26 Comarca de La Ribagorza
Piso subalpino: se caracteriza por unas
temperaturas medias anuales entre 3° y
6° que, en La Ribagorza, se producen
entre los 1.600/1.700 y 2.200/2.300 m.
Condiciones térmicas de este piso son
también una temperatura media de las
mínimas del mes más frío entre –4° y
–8° (característica que se cumple en los
dos observatorios mencionados); una
temperatura media de las máximas del
mes más frío entre 0° y 3°; y un periodo
de heladas que abarca todo el año.
Aspecto invernal de un bosque de pino negro
en el piso subalpino
La vegetación está compuesta principalmente por pino negro (Pinus uncinata) y
matorral de rododendro (Rhododendron ferrugineum) y arándano (Vaccinium
myrtillus). Frecuentemente el pino negro adopta un estado de bosque abierto,
con ejemplares repartidos por el espacio entre los que crece el prado. En las zonas topográficamente más favorables al aprovechamiento de pastos para la ganadería se ha eliminado en buena medida el bosque para favorecer la extensión de
los prados, de ahí que en muchas zonas la aparición de los prados que caracterizan el piso alpino se produce en cotas mucho más bajas de las que climáticamente les corresponde.
Piso alpino: se caracteriza por unas temperaturas medias anuales inferiores a 3°.
En la comarca se dan a partir de los 2.200/2.300 m.
Otras características de este piso son una temperatura media de las mínimas del
mes más frío inferior a –8°; una temperatura media de las máximas del mes más
frío inferior a 0°; y periodo de heladas durante todo el año.
La vegetación dominante es la pradera alpina, muy adecuada para la ganadería
(los puertos) y que, por los motivos arriba expuestos, se ha desarrollado artificialmente hacia cotas inferiores en detrimento de los bosques. Esta pradería alpina se desarrolla también de forma natural en zonas algo más bajas de la cota
señalada como consecuencia de características edáficas o topográficas que dificultan el desarrollo de bosques y facilitan el de la vegetación herbácea (caso de
las turberas, zonas encharcables, etc.).
EL PAISAJE Y EL TERRITORIO
La Ribagorza es una comarca netamente pirenaica ya que ocupa buena parte de
la vertiente meridional de los Pirineos en su sector central. Sin embargo, al prolongarse hacia el sur y abarcar algún tramo de las Sierras Prepirenaicas, cuenta
con una variedad física muy destacable. Así, el clima, de montaña con influencias
atlánticas en el N, se va haciendo más mediterráneo a medida que descendemos
hacia el S, al igual que la vegetación, de forma que aunque dominan las especies
características de la región eurosiberiana, en las zonas meridionales aparecen especies de la mediterránea.
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Pllan de Baños de Benasque
La red fluvial es un elemento importantísimo en la comarca. Con un sentido de fluencia N-S, está formada por
ríos, en general, bien alimentados y
caudalosos al nacer en plena cordillera
pirenaica, con régimen nivopluvial y
bastantes aprovechamientos hidroeléctricos y regulaciones mediante presas.
Esta red fluvial ha tenido a lo largo de
la historia un importante papel de vertebración del territorio y hoy en día en
parte sigue cumpliéndolo, pues las
principales vías de comunicación son
paralelas a ella.
El resultado es un territorio de enorme variedad, con un claro gradiente N-S según
el cual las condiciones orográficas de alta montaña van suavizándose, así como el
clima, que va perdiendo dureza y gana en mediterraneidad. La vegetación se adapta
a estas características diferentes así como a las condiciones climáticas impuestas por
la altura, dando como resultado un verdadero mosaico de comunidades vegetales
y paisajes. Sobre este variado y rico paisaje natural, el hombre ha intervenido de
forma más intensa en las zonas meridionales y fondos de valle, creando paisajes
productivos ligados a la agricultura en el S y a la ganadería en el resto, aunque cada
vez son más abundantes las infraestructuras ligadas al sector turístico. Por ello, los
campos de cultivo ocupan el terreno aprovechable del territorio ribagorzano más
meridional y los prados los fondos de valle del resto, así como algunas zonas potencialmente ocupadas por los bosques del piso subalpino.
En conjunto el paisaje ofrece una clara estratificación en altura, con las mayores
transformaciones humanas en las zonas más bajas y los paisajes en estado más natural en los macizos montañosos y sierras elevadas. Aquí se puede contemplar un
medio escasamente alterado: paisajes de roca, nieve y hielo en los que el cambio
de las estaciones marca su ritmo.
Bibliografía
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Camino histórico de Roda de Isábena a Saint Bertrand de Comminges (col. Espacios naturales protegidos), Gobierno de Aragón, 1999.
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