Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay “Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002 PSICOANALISIS Y ECONOMIA. Dra. Celia Katz de Eskenazi. (APA) “Tratar las ciencias humanas solo con métodos cuantitativos como hacen los economistas, oculta la alegría, la tristeza, las pasiones y todo lo esencial” Edgar Morin, filosofo, poeta y sociólogo francés. Lo económico no puede constituirse e instituirse como significación social central si no es representado, encarnado e instrumentado por las actividades sociales humanas y con el magma de significaciones imaginarias sociales que esto implica. En teoría se puede hacer una abstracción y separar el aspecto económico de los proceso sociales a fin de su mejor estudio, pero no hay que perder de vista que la economía y “lo económico”son significaciones imaginarias sociales a partir de las cuales una multitud de hechos son socialmente representados y reflejados, y producen también transformaciones o reacciones en los individuos componentes de una sociedad determinada. No son solo números abstractos y ecuaciones matemáticas no es solo el producto bruto interno lo que esta en juego, sino como todo esto repercute en el proceso de subjetivacion del individuo. La concepción individualista e universalista del ser humano del siglo XIX , el de las utopías y los ideales que constituyeron los modelos propios de la modernidad, favorecieron la correspondencia entre el individuo y las instituciones con una concepción racionalista del mundo la sociedad y el individuo. Espacio publico y vida privada se mantenían en estrecho contacto, se vivía con expectativas y esperanzas, se tenía fe en el futuro y en los discursos progresistas y revolucionarios. A fines del siglo se derrumba esta concepción racional de la sociedad y ese equilibrio entre vida publica y privada, la correpondencia entre individuo y sociedad. El siglo XX nos enfrenta con la crisis y el fin del modelo racionalista, la cultura ya no tiene que ver con la economía, el sujeto no tiene que ver con el individuo. A diferencia de los años de oro del racionalismo que brindaban la euforia de imaginar un futuro gobernado por la razón y el conocimiento,en la sociedad contemporánea hay una disociación marcada entre el universo instrumental y el universo simbólico de la economía y la cultura. Hay un vació social y político que dificulta que el hombre contemporáneo se construya como sujeto. Todo lo que sucede se debe siempre a la decisión de otro, a algo que pasa lejos de si mismo y de su entorno. Como dice Alain Tourene somos a la vez de aquí y de todas partes, es decir de ninguna. La cultura global y la economía globalizada atentan contra la identidad y favorecen la alienación o por el contrario la diferenciación a ultranza a través de las creencias el genero las etnias o la religión. Históricamente los periodos de incertidumbre siempre han provocado un surgimiento de los fundamentalismos religiosos y de separatismos étnicos. Esta“insurrección de la singularidad”(Baudrillard) puede adoptar aspectos violentos, anormales e irracionales según el punto de vista del pensamiento “ilustrado”, formas étnicas, religiosas, lingüísticas, pero también en el plano del individuo caracteriales y neuróticas. Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay “Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002 La oposición del individuo y el orden social, del placer individual y la ley, es planteada por Freud en muchos de sus escritos y sobre todo en ese magnifico documento que es el Malestar en la Cultura donde puntualiza que una de las fuentes de sufrimiento del ser humano, junto a la caducidad del cuerpo y la supremacía de la naturaleza es la insatisfacción producto de las relaciones humanas, en la familia, el estado y la sociedad. Este sufrimiento es el único frente al cual tenemos herramientas para buscar soluciones. Al decir de Freud “muy distinta es nuestra actitud frente al tercer motivo de sufrimiento el de origen social. Nos negamos en absoluto a aceptarlo, no atinamos a comprender porque las instituciones que nosotros mismos hemos creados, no habrían de representar mas bien protección y bienestar para todos. Sin embargo si consideramos cuan pésimo resultado hemos obtenido, precisamente en ese sector de la prevención contra el sufrimiento, comenzamos a sospechar que también aquí podría ocultarse una porción de la indomable naturaleza, tratándose esta vez de nuestra propia constitución psíquica. ¿Esta entonces el psicoanálisis, el método psicoanalítico, la terapia psicoanalítica en condiciones de contribuir y como a mejorar esas condiciones que la sociedad impone, ese malestar en la cultura, que provoca el sufrimiento y la infelicidad del ser humano. Nos planteamos este desafió o debemos resignarnos a estos males sociales, mantenernos neutrales preservando nuestro oro puro, mientras fuera de los consultorios nada brilla y el malestar se generaliza. Podemos adoptar innumerables formas de racionalización frente a cambios socioculturales cuya magnitud consideramos insuperables y continuar trabajando solamente sobre el espacio intra psíquico o aceptar el desafió de tratar de pensar con nuestros pacientes para ayudarlos a ligar con representaciones, sus experiencias, provocadas por hechos traumáticos que la sociedad les impone y enfrentar así los sentimientos y fantasías de caos catastróficos o aniquilación.Esto ultimo no implica apartarnos de las conceptualizaciones clásicas freudianas ni dejar de lado el acceso transferencial al inconsciente. Creemos que los psicoanalistas debemos reivindicar el lugar de nuestra ciencia mas allá de su lugar como objeto cultural dependiente de las condiciones de producción y recepción e insistir en su papel trasgresor, insoslayable para la comprensión de los fenómenos inconscientes que ocurren en los espacios intra, inter, y transubjetivos. Sin embargo también pensamos que los economistas pueden desde su lugar contribuir a mejorar o paliar ese sufrimiento. Por otro lado, en la cultura actual, los vínculos que a través de la educación y el trabajo se establecen entre la sociedad y nuestra propia historia se debilitan y esta perdida y este duelo provoca un desgarro en la personalidad, una desintegración del yo, favorecen mecanismos autodestructivos o conductas sicopáticas o arrastra a los individuos a la depresión. Las ultimas estadísticas oficiales de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, revela que se abrieron 6599 sumarios por internación de depresivos, enfermos mentales, alcohólicos, droga dependiente y desocupados que en algún momento hacen crisis y se vuelven peligrosos para sí o para terceros. Los especialistas atribuyen el incremento de este tipo de casos a la complicada situación económica con un alto índice de desocupación y a la falta de expectativas y proyectos sobretodo en la gente joven. Estas patologías producto de la incertidumbre características del mundo actual a la que Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay “Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002 muchas veces aun sin sospecharlo los economistas contribuyen, enfrenta a los psicoanalistas con la vida fragmentada de los que padecen las consecuencias psíquicas de la desocupación, la inestabilidad, la inseguridad, la pobreza provocadas por la economía globalizada y el capitalismo salvaje. Como nos insertamos entonces frente a los hechos traumáticos que genera esta economía y que día a día nos enfrenta con derrumbes catastróficos en el psiquismo de nuestros pacientes. Los intercambios subjetivos que moldean al psiquismo están teñidos de estas situaciones de desigualdad y violencia de las relaciones sociales, falta de un ente regulador de un poder confiable sujetos a una economía globalizada a un capitalismo salvaje que agrega otro factor desestabilizante a los precarios vínculos infantiles, las estructuras familiares endebles, las relaciones de pareja conflictiva, los vínculos de poder y sometimiento que favorecen la agresión, la violencia y las conductas asóciales. La economía de mercado y la autonomía de la vida privada tienden a oponerse. En el siglo XX estamos dominados por enfrentamientos entre los mercados globalizados y las identidades nacionales o culturales que terminan generando luchas fratricidas y odios xenófobos. Desde que se globalizo la economía y son los mercados los que gobiernan, el poder se desconecto cada vez mas de lo social, exacerbándose, concomitantemente, los nacionalismos, los fundamentalismos religiosos o étnicos y los problemas de la vida privada. Vemos como se separa cada vez mas una economía globalizada de socializada y una conciencia de sí mismo que ya no se apoya en el deseo individual y sexual, sino en una cultura autoritaria y violenta que impone su ley en nombre de la comunidad maltratada por esa economía. En esta polaridad entre el liberalismo económico y el nacionalismo cultural lo que queda desdibujado es el sujeto. “El sujeto no es el momento abstracto de la subjetividad filosófica, es el sujeto efectivo penetrado de parte a parte por el mundo y por los demás (Castoriadis)” Por otro lado el mundo económico representa una instancia cultural que favorece modelos de identificación y exclusión, instituyendo incluso una transformación de valores que influye en la ética y la moral de la sociedad. En una sociedad, como la actual, que tiende a organizarse a partir del consumo el desarrollo de la personalidad sufre en su integracion.Las representaciones de tiempo, espacio, la historia que son indispensables para la formación de la identidad personal son reemplazadas por la realidad virtual, por la televisión que inmediatiza el tiempo y el espacio, favorece la aceleración y los mecanismos de evasión y desmentida.El sujeto esta amenazado en el mundo de hoy por esa sociedad de consumo que lo manipula o por el hedonismo negador fomentado desde los medios por los modelos sacralizados exitistas. La patología actual ya no proviene del peso represivo que ejercían las leyes, las prohibiciones o los prejuicios, sino de la falta de identidad, la imposibilidad de formación de un yo el desgarramiento identitario y cultural exacerbado también por la globalización de la economía y los cambios tecnológicos e informativos. Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay “Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002 Esta dificultad en la integración del sujeto con su identidad hace decir a algunos autores que en nuestra sociedad desaparecen los principios de conflicto y de identidad y que se parece mas a una gran tienda o a un aeropuerto que a una fabrica o a un sistema de normas jurídicas. El sujeto esta amenazado en el mundo de hoy por la sociedad de consumo y por la globalización, donde el individuo escapa a toda referencia a si mismo y se transforma en un ser no de deseo , sino de demanda o necesidad a la búsqueda de una satisfacción inmediata que rompe con todo principio de la realidad. Parecería que la construcción del sujeto y la búsqueda de felicidad estaría marcada por la lucha entre la globalización , presente por doquier y la identidad que le proporciona autonomía y el reconocimiento de si mismo. Las pautas dictadas por los mercados internacionales que generan incertidumbre falta de proyecto y de credibilidad, terminan por destruir no solo la esfera publica, sino la capacidad de pensamiento y simbolización. Como hacer, entonces, para ayudar al individuo a que se desarrolle autónomamente como sujeto, que no permanezca alienado en un mundo globalizado, que la alegría, la tristeza, las pasiones y todo lo esencial del ser humano, como decía al comienzo citando a Edgar Morin, se despliegue. También algunos economistas se plantean este dilema como hacer para que dentro de un orden global de la economía, como es el del mundo actual, quede margen para que los países subdesarrollados tengan cierta libertad de acción y puedan acceder a su propia identidad y autonomía, y no solo estar a merced del poder de las grandes potencias transnacionales que manejan los mercados. Todo esto nos plantea cuestiones éticas mas allá de la eficacia de nuestros tratamientos y nos confronta con una realidad que deberíamos encarar transdisciplinariamente, psicoanalistas, economistas, sociólogos, trabajadores sociales, ya que el conflicto se debe abordar en varios niveles, respetando nuestra especificidad y nuestro método de exploración del inconsciente, pero teniendo en cuenta las exigencias de autonomía,y libertad del individuo, el poder de los sistemas y la integración social.