Hacia 2666 - Papel Digital

Anuncio
//T21
TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 12 de octubre de 2013
RR Las playas de Blanes son una de las más populares de España. Bolaño daba largos paseos por el litoral observando a la gente y tomando apuntes.
L
A LOCALIDAD de Blanes, situada en la provincia de Girona, en Cataluña, fue donde llegó “por casualidad” en 1985 el
chileno Roberto Bolaño y donde terminó por fundar una familia y gran parte de su obra literaria. Si
bien hoy Blanes es una ciudad dinámica y
moderna, que alberga a más de 40.000 habitantes, un recorrido por su casco histórico
muestra el legado que han dejado los siglos
y nos transporta a tiempos pasados, cuando
Blanes era un pueblo de pequeñas casas
blancas de pescadores y de otras más grandes que evocaban los años de veraneo de la
burguesía catalana. O como la definió Bolaño: “Un paraíso sin estridencias y con un
mar magnífico”.
Coincidiendo con el décimo aniversario de
su muerte, Blanes rinde homenaje al escritor chileno con un itinerario literario que
resigue sus espacios vitales, a través de 17
enclaves representativos. Una travesía que,
según el Ayuntamiento o municipio local,
quiere dar respuesta al gran número de visitantes que desde hace unos años llegan hasta acá para conocer más detalles de su particular universo.
Para recorrer esta ruta, una buena opción,
si uno se encuentra en Barcelona, es viajar
en tren hasta Blanes. Desde las ventanas del
vagón se ve la preciosa costa catalana y en
menos de una hora y media llegamos a destino. Pasan trenes cada 30 minutos y el boleto cuesta 5,70 €. Al salir de la estación, se
toma el bus urbano que nos lleva a la pequeña ciudad y, una vez llegados, la ruta
puede hacerse cómodamente a pie.
La parada de autobús Passeig de Catalunya
es la que queda más cerca de la Biblioteca
Comarcal, lugar en el que se facilitan guías
detalladas del itinerario Bolaño, con un
mapa de Blanes que marca los puntos más
emblemáticos por los que éste transitó. La
biblioteca, lugar del que era asiduo el escritor, cuenta además con la Sala Bolaño, un
espacio multifuncional inaugurado como
homenaje por iniciativa ciudadana.
Al salir de la biblioteca, doblamos a mano
izquierda y cruzamos la calle, encontramos
ahí una de las casas en que se instaló Bolaño
con su mujer, Carolina, a finales de los años
80 y donde nació Lautaro, su primer hijo
(Calle Aurora 2).
Al cabo de cinco minutos llegamos al Videoclub Serra, al que acudía para arrendar
películas. Sus preferidas eran las policíacas,
las de terror y los westerns que alimentaron
sin duda a sus títulos, personajes y argumentos. Además, solía aprovechar para
conversar apasionadamente de cine con
Narcís Serra, el propietario del local.
Luego dirigimos nuestros pasos hasta el
negocio de bisutería que el escritor y su
familia abrieron en 1985, donde hoy encontramos una frutería, ya que algunos de
los puntos de la ruta han sufrido cambios.
La familia Bolaño también convirtió este
local en su vivienda, como se afirma en La
pista de hielo (1993): “Teníamos allí nuestras colchonetas y sacos de dormir, nuestros libros”.
Ahora bajamos por la calle Lluís Companys hasta el bar Antiguo Hogar del Productor, situado en el paseo de s’Abanell. El local
ya no lleva el mismo nombre, pero dispone
de una magnífica terraza con vista al mar.
“Cuando la tienda me dejaba un rato libre y
como pasear cansa, entraba en los bares de
Blanes a beberme una cerveza y hablaba
con la gente, y así fue como no encontré la
casa del escritor Juan Marsé, pero encontré
amigos”, recordaría Bolaño en su Pregón de
Blanes (1999). Desde este punto del recorrido, podemos aprovechar para darnos un
baño en la playa grande de Blanes, la playa
de s’Abanell, donde se encuentra la zona
más turística de la ciudad y que ofrece todos los servicios.
Seguimos en línea recta hasta el paseo de
la Marina, donde está la plaza situada al
lado del colegio público Joaquim Ruyra. Fue
uno de los rincones preferidos del escritor.
En sus bancos se sentaba a leer y a contemplar la línea del horizonte del mar, mientras
esperaba que su hijo saliera de la escuela.
Un poco más adelante, en el paseo Cortils i
Vieta, observamos por primera vez los restos del castillo de Blanes con una torre del
siglo XI, al que podemos llegar tras una
amena caminata por la montaña de Sant
Joan. El paseo marítimo cuenta además con
numerosos restaurantes con terraza en los
que se puede comer una típica paella frente
a la bahía. Bolaño solía pasear por él y se
sentaba en los bancos situados frente al mar
o en estas terrazas a leer el diario o a sumergirse en sus inagotables lecturas.
Después de comer y ya ubicados en el casco antiguo de Blanes, podemos ir a la antigua pastelería Planells, donde Bolaño entabló una estrecha amistad con Joan Baptista
Planells, su dueño. Sobrino del pintor surrealista Angel Planells, fue una de las personas a las que el escritor confiaba detalles
de sus procesos de creación antes de que
publicaran sus obras.
Seguimos y en el número 13 de la calle
Ample, encontramos el precioso edificio señorial del siglo XIX al que se trasladó la fa-
milia Bolaño tras el éxito editorial que obtuvo con la publicación de Los detectives
salvajes (1998).
Cruzamos la calle y nos vamos a la calle
del Lloro, 23. Bolaño arrendó ahí un pequeño estudio, un espacio de dimensiones reducidas y sin teléfono, donde escribía desde
primera hora de la mañana y que le suministró el ambiente propicio para crear su
universo literario. Siguió trabajando infatigablemente en él tras los éxitos literarios.
Hacia 2666
Regresamos de nuevo a la calle Ample, esta
vez al número 29, donde se encuentra hoy
una tienda Benetton, antes iba Bolaño aquí
por el diario. Se trata de la antigua papelería Bitlloch, hoy reubicada, donde el escritor polemizaba con las dependientas sobre
temas de actualidad.
RR Cada hito del tour tiene una placa
explicativa para los turistas.
RR Bolaño le arrendaba frecuentemente
videojuegos a su amigo Santi Serramitjana. El
sospecha que el personaje de Santi Catalán, de
2666, pudiera estar inspirado en él.
Cruzamos la calle y a la misma altura, en
la calle Nou 8, está la farmacia Oms, de la
que Bolaño fue cliente desde que en 1992 le
diagnosticaron una grave afección hepática. De sus dependientes dijo el poeta y escritor que para todo el mundo tenían una
palabra amable.
Seguimos la ruta hasta la rambla Joaquim
Ruyra 32, donde se encuentra el último estudio del escritor, al que se trasladó por
poco tiempo a principios de 2003 y en el
que mantuvo un pulso con la vida por acabar 2666, su obra más ambiciosa, de la que
pese a dejar inconclusa escribió más de mil
cien páginas.
Ahora nos vamos al restaurante Antigua
Casa Dimas, de la calle Hospital 20, hoy
traspasado. En él Bolaño trabó amistad
con el escritor Dimas Luna y fue uno de
los lugares donde se reunía con amigos y
conocidos. No obstante, también visitó
otros establecimientos como el bar Novo,
que no figura como enclave, donde conoció en 1996 al escritor Enrique Vila-Matas,
quien tuvo la sensación o el presentimiento, al poco de conversar con él, de estar
ante un escritor de verdad, algo que según
revela el escritor catalán no es una experiencia frecuente.
Tomamos un café en una terraza mientras
esperamos a que sean las cinco de la tarde y
abra la tienda Joker Jocs. Aprovechamos
para hablar con su dueño, Santi Serramitjana. Su primera pregunta es obligada: ¿Os
gustaba Roberto? ¡Pues claro! A partir de
aquí Santi nos cuenta que Bolaño era un
apasionado de los wargames que arrendaba
en la tienda, como se hace patente en El tercer Reich (2010), y que le gustaba polemizar
con todo el mundo. Cuando el escritor se
exaltaba llegaba incluso a amenazar, en son
de broma, con que al llegar a casa iba a matar a Serramitjana y a su empleado en sus libros. Quizás por esto, Santi Serramitjana alberga la duda o la sospecha de que el personaje de Santi Catalán de 2666 pudiera estar
inspirado en él.
Llegamos ya al último punto de la ruta: la
librería Sant Jordi. Bolaño solía visitarla semanalmente y su dueña generalmente conseguía los libros que le encargaba. Hoy la librería, en lo que a la obra del escritor chileno se refiere, es una maravilla: posee la
totalidad de los libros publicados por él.
En definitiva, Blanes nos brinda hoy a
través de la figura de Roberto Bolaño la posibilidad de sumergirnos en sus aguas, su
buena comida y una buena literatura alejándonos del ajetreo y el bullicio de una
gran ciudad. T
Descargar