Núm. 248 - Publicaciones de Defensa

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ércitó
REVISTAILUSTRADA
DE
LAS ARMAS
Y SERVICIOS
Madrid, Septiembre,
1960 Año XXI
—
-
Núm. 248
“Depósito Legal”: M. 1633-1958.
SUMARIO
SAHÁRA.(Provinciaespaiiola3.
(Pág. 3). — ComandanteMurillo Goiii.
LA UNIFICÁC!CN DE LA MUNICION DE NFANTERIÁ.(Pág 11).— Docfor-Ingeniero GiintherVoss.
LA LOGISTICAEN LADIVISION DE INFANTERIAEXPERIMENTAL.
(Estudiocomparado.)
(Pág.17).—CapitánBrizuelaIranzo.
LA EVOLUCIONDE LA ARTILLERIADIVIS1ONARIA.(Pág. 23).— CapitánPérez-Chaoy Romero.
EL MANDO DE HOMBRES,EN EL EJERCITO
Y LA INDUSTRIA.(Pág29). — Alférez Maiana Vázquez.
LÁ OBSERVACIONDEL COMPORTAMIENTODE LOSARTIFICIOSDE FUEGOEN LOSEJERCICIOS
TÁCTICOS
DE CONJUNTO. Sugerencias.
(Pág.37).—CoronelEspinazoCabrera.
ALGUNOS ASPECTOSDE LA GUERRA.(Pág.43).—TenienteCoronelMartínezAguilar.
e Ideas y. Reflexiones
Información
REFLEXIONESSOBREVARIADOSTEMASDE INSTRUCCIONY EMPLEO.(Pág.49).— General Severoni.
(Traduccióndel Comandante
de la CámaraGamir.)
EL SEGUROESCOLAR.(Pág.55).—Capitánde la CámaraZamora.
LA AVIACION DE APOYO TÁCTICOY LOSMISILESTIERRA-TIERRA
DE CORTOY MEDIO ALCANCE.(Pág.56).—
Coronel Honclsoz.
(Traducción
del TenienteCeronelAriza García.)
SOBRE EL DERROCHEY ELMAL TRATODEL MÁTERIÁL.(Pág58),— D0 varias Revistas
Norieamericanar.(Traducción
de la Redacción
de j4rcito.)
CONSERVACIONDE POLVORASY EXPLOSIVOS.(Pág.61).—Comandante
SarasolaLlanas,
El. PETROLEOY LA ESTRATEGIA.
(Pág. 65).— Por Neil Hurlay.(Traducción
del CapitánMuriIloJ
UNA MEJORA EN LA FABR1CACIONDE CARTUCHERIA.(Pág.68).—Comandante
LanzaGutiérrez.
LAS NUEVASUNIDADESDE VIGILANCIA DE LA DIVISI.ONDE INFANTERIA.(Pág.73).—Comandante
WIIlam8. PowIko y
Capitán Rolle G. Arnhym.(Traducción
del Comandante
EspallolIglesias.)
LA AGRUPACION DE INFANTER!ÁEN LA DEFENSIVA.(Pág.75).— TenienteCoronelEdwinG. Gibsony
ComandanteE. B. Moore.iR. (Traducción
di la Redacción
de Ejército.)
DESARROLLODE LA ACTIVIDAD ESPANOLA.(Pág.79)— TenienteCoronelReyde Pablo-Blanco.;1]
as ideas contenidas en los trabajos de esta Revista representan únkamen
opinión del respectivo firmante y no la doctrina de los organismos oficiak
edacción y Administración. Alcalá, 18, 3.° MADRID - Teléf. 22-52-54 Apartado d. Correos3
-
-
MINISTERIODELEJERCITO
ejército
REVISTA ILUSTRADADE
LAS ARMAS Y SERVICiOS
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ALFONSO FERNANDEZ,
JEFE
Coronel de E. M.
DF REDACCIÓN
General de Brigada, Excmo. Sr. D. José Díaz de Villegas, Director General
Africanas.
R. E fl
de Placas y Provincias
A O PO RES
General de Divisiói Excm. Sr. D. Emilio Alamán Ortega, a las órdenes del Mn1strO del Ejército.
General de Brigada, Excmo. Sr. D. Gonzalo Peña Muñoz, del Consejo Supremo de Justicia Miltar.
General de Brigada, Excmo Sr. D. José Otaola arruchi T.obía, de la Escuela Superior del Ejército.
General de Brigada, Excmo. Sr. D. Manuel Chamorro Martínez, Jefe de E. M. de la 1. Región Militar.
Coronel de Ingénieros, del S. de. E. M., D. José Casas y Ruiz del Arbol, del Estado Mayor Central.
Coi’onel de Artillería, del S. de E. M., D. José Fernández Ferrer, de la Escuela Superior del Ejército.
Coronel Ingeniero de Armamento, D. Pedro Salvador Elizondo, a las órdenes del Sr. Ministro, Pri
mera Región.
Coronel de Artillería, del Servicio de E. M. de
EE. de Tierra y Aire, D. Juan Mateo Marcos,
de la Escuela Superior del Ejército.
Tte. Coronel de Infantería, del S. de E. M., D. Narciso Ariza García, .de la Escuela Superior del
Ejército.
Tte. Coronel de Intendencia, D. José Rey de Pablo Blanco, de la Escuela Superior del Ejército.
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para suscripciones, al Administrador,
de Ini antería.D. Francisco de Mata Díez. Comandante
SAHARA(Provincia
espafíola)
Comandañ$ede Infantería,Alejandro MURILLO GOÑI, de la Drecdón General de Plazasy Provincias
Africanas
Estamos en vísperas de asistir a una empresa tan
trascendental que todo lo que se divulgue sobre la
provincia del Sahara será poco para conocerla y
conseguir que ella se realice de la manera más sa
tisfactoria para todos.
El Sahara, hasta ahora adormeqido en las In
mensidades del tiempo y el espacio, va al encuen
tro de un mundo, a quien falta espacio y que no
tiene tiempo que perder; siendo paradógico y sin—
tomático, que el elemento básico de este encuentro
—petróleo——seapara aumentar las prisas y dismi
nuir el espacio.
Puede decirse que va virgen a este encuentro,
pues hasta ahora fué como la niña pequeña de
España, a la que sólo se le pedían «sonrisas». Lo
poco que conoce del resto del mundo lo sabe por
labios de sus amigos—los soldados de España—, que
en ella vivieron, gozaron, sufrieron y aun murieron,
siendo sus consejeros en todos los aspectos, ganan
do su aprecio y cariño para la Madre Patria.
Por ello, preocupa en gran manera la «avalan
cha» que se aproxima, que si de una parte puede
ser «el cuerno de la abundancia», con sus puer
tos, grandes carreteras llenas de tráfico, abundan
cia de pozos y dinero, mucho dinero por todas par
tes; también llevará su secuela de vicios, luchas y,
pasiones.
De todas formas, como conociéndose se entienden
mejor las personas, conviene divulgar las caracte
rísticas típicas de nuestros conprovlncianos, así co
mo su composición, Idioma, costumbres, etc., que de
berán ser muy a tener en cuenta y a respetar, para
el feliz desarrollo del plan Sahara.
No pretendo en estas pocas lineas •dar una guía
infalible para circular por la provincia, solamente
hablo de lo que he vivido, para despertar la curio
sidad de una empresa más, como nos ocurrió con
Badajoz, Jaén, etc. Por eso, todos los aspectos se
tocarán a la ligera, ya que cualquiera de ellos, tri
bus, viviendas, camello, vida, gustos, etc., merece
rían un estudio completo.
Los habitantes del Sahara aparecen divididos en
las siguientes tribus principales: al Noroeste, Izar—
guien, con las fraccicínes de Alt Said, Ixtuca y El
Guerrar. Nomadean, generalmente, desde el río Draa
hasta el Aaiun. Esta tribu, por su proximidad y
contactos con Marruecos, pues está a caballo del
paralelo 27° 40’, siempre fué un verdadero proble
ma para nuestra provincia. Son muy ladinos, y a
sabiendas de su posición imprecisa, se inclinan ha
cia Marruecos o España, según les convenga. Hacia
el Este profundizan unos doscientos kilómetros.
Ulgci Tidrarin.—Comprende las fracciones de Ciad
Musa, Ulad Ah, Ulad lasin, Ahel Taleb Ah, Linda
desa, Lebubat y Lehaseinat. Nomadea generalmente
desde Aaiun a Cabo Boj ador, llegando algunas veces
hasta Imirikli (río de Oro). Es una tribu pacífica,
3
t
Foto Hernández (Ml.
—
reminiscente de haber sido tributaria de los Ulad
Delin. Es muy rica en ganado menor, pero no tie
nen gran consideración moral; son huraños y fríos.
Arosien.—Compuesta por las tres fracciones de
Piad Sidi Bu Mendi, Ulad el Jalifa y Ulad Sidi Gat.
Nomadea de Cabo Boj ador a Imirikii (río de Oro).
Es una tribu «Zauia», de bastante carácter guerre
ro y muy influenciada por la familia Ma El Amin.
Además de las tribus mencionadas, nomadean por
la zona costera, dedicadas a la pesca, recogida de
algas, comercio, etc., otras pequeñas tribus, gene
ralmente supeditadas a Izarguien; tales como Tau
balt, en las proximidades de Puerto Cansado. Pci
cat, situada por Cabo Juby y desembocadura de la
Saguia el Hamrra. Lamiar, en los alrededores de
Puerto Cansado.
Al Este de las tribus anteriormente citadas, se si
túa la tribu de Erguibat, que a su vez se divide en
dos: Erguibat del Este, con las fracciones de Se-lan,
Buihat, Ahel Brahin, Aialcha y Fogra. Erguibat del
Oeste, con las-fracciones de Ulad Musa, Ulad Chej,
Ulad Daued, Suaad Tahalat. Son los señores del de
sierto, y se consideran dueños de él, «hasta donde
el mar rompe su séptima ola». Nomadean toda la
provincia de Norte a Sur y con menos frecuencia
de Este a Oeste. Es una tribu religiósa y guerrera.
Por la facilidad que dan a las agregaciones, cual
quiera de sus fracciones es tan grande como cual
quier otra tribu. Son bastante adictos a España.
Ulaci Delin.—Con las fracciones de mad Laheliga,
Ulad Ben Amar, Ulad Tegued-dI, Serahasia, Ludei
kat y Ulad Brahin, nomadean generalmente por la
región de Río de Oro. Es la tribu de más apego a
España.
Familia Ma el Ainin.—En realidad no forma tri
bu, pero se halla repartida jior toda la provincia.
Su influencia religiosa es de tal trascendencia, que
merecerá especial mención al hablar del aspecto
religioso.
Filala.—Xorf as, todos los componentes son mora
bitos y letrados, viven cerca de Hagunia, donde se
4
encuentra la tumba de su- fundador, Sidi Bu Beker.
CÓMOVIVENLOS5AHARAUI5.—Como
Abraham. Siem
pre que leo en la Biblia los comienzos de la Hu
manidad, me vienen
la imaginación mis andan
zas por la provincia del Sahara, que me dan la sen
sación de un revoltijo de locos, pues a la par que
se vive patriarcalmente, se ve cruzar por el azul del
cielo un avión, por la inmensa llanura un automó
Vil o se escucha la radio en una jaima. Además, las
tres cosas les gustan y no parecen demostrat ex
cesiva alarma, más bien observan todo con indif e
rencia, aptos para utilizar todo cuando lo necesiten,
pero convencidos de que su forma de vida es la
Verdadera felicidad.
La familia es el núcleo de l organización social
del Sénara. Varias familias forman la fracción, y, a
su vez, varias fracciones la tribu. De aquí, que el
jefe de familia pase a formar parte del consejo de
fracción «Yemaa», y, por tanto, de tribu, ya que el
consejo de la misma está formado por la reunión de
las yemmaas de fracciones.
Estos consejos tienen el poder judicial y legisla
tivo, pues juzgan y establecen normas. Normalmen
te se adaptan al Corán, pero con mucha frecuen
cia se guían de los procedimientos establecidos por
la costumbre (Aorf).
Su organización político-social, como totalmente
rudimentaria, es de una gran- sencillez. Cada indi
viduo es dueño y señor de sus actos, y no tiene el
menor complejo de inferioridad, aunque de todas
formas saben apreciar y respetan el valor, la bon
dad, sabiduría, edad, etc., hasta el punto de que
cualquier atributo de éstos, suele ser la determinan
te para la elección de sus jefes; pero sin que lle
guen éstos a tener una autoridad absoluta, es más
bien una obediencia sin coacción, y si el asunto es
de categoría, tiene que ser resuelto en la yemaa,
siendo la voz del jefe una más, con el peso de su
categoria, pero sin más trascendencia.
Por otra parte, estos consejos sólo pueden reunirse en casos de verdadera gravedad, pues el núcleo
mayor que normalmente circula por la provincia es
la familia; si el viaje es largo, quizás se junten dos
-
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—
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o tres, pero nunca la tracción y mucho menos la
tribu, que a veces está diseminada en cientos de
kilómetros cuadrados. Normalmente, aprovechan
para estas asambleas la peregrinación anual al Morabo de su fundador, alguna buena zona de pastos
o la distribución de tierras para sembrar.
Los habitantes del Sahara son fundamentalmen
te ganaderos y accidentalmente agricultores, en al
gunos parajes.
Cómo éllos dicen, «son hijos de las nubes», y todo
está en la voLuntad de Dios. Si la lluvia es abun
dante, desde el Aaiun al Norte se podrá incluso
sembrar, pues a poco que llueva, parece milagroso,
pero el Sahara reverdece para salvar su principal
riqueza, el camello.
Por eso, las noticias de lluvias tienen una impor
tancia vital y las transmiten’ las radios con pref e
rencia, así como se publican en los zocos, verdade
ras estafetas postales, de donde salen correos para
toda la provincia, y los que vuelven a sus frig, des
pués de realizar su compraventa, se encargan de di
fundir la noticia por todas partes. Inmediatamente
de cada agrupación de jalmas salen uno o dos mdi
viduos para la zona de lluvias, que, como se dice
anteriormente, si es al norte de la Sagula El Hamrra,
donde el terreno presenta numerosas depresiones
«graras», y la lluvia ha sido intensa, en estas de
presiones se podrá sembrar, también aprovechan
con bastante fortuna las riveras de los ríos, prin
cipalmente la de la Sagula.
Esta circunstancia de siembra, suele reunir a bas
tantes elementos representativcs de la fracción,
normalmente dispersos.
Inmediatamente
se procede al reparto de parce
las de siembra, y, como en todas las aglomeracio
nes y rejartos, siempre hay líos. Afortunadamenft,
siemjre está el Gobierno presente, en forma de sus
Grupos Nómadas de Policía, que realmente son ellos
mismos, con la inspiración y el consejo del Gobier
no de la provincia. De todas formas, estos repartos
o concentraciones, similares en pozos de enverga
dura, con más de mil camellos a su alrededor, por
la preferencia para abrevar, fian llegado a produ
cir Incidentes sangrientos, que no degeneraron en
verdaderas batallas campales por la presencia y ac
tuhción serena y acertada de las Fuerzas de Po
licía.
Realizada la siembra, vuelve cada cual a su cam
pamento, y no vuelven a preocuparse de la misma
hasta el momento de la siega. Esta, es frecuente
realizarla por el procedimiento de «ayuda mutua».
A lo largo de toda la Saguia el Hamrra; constru
yen una especie de graneros subterráneos, que que
dan al cuidado de un guarda pastor, al que se
paga un tanto por año.
Esta es la única faceta agrícola de la provincia,
Insuficiente para sus necesidades, por lo que todos
los años se precisan importaciones:
El resto de la provincia, y como decíamos antes,
a poco que llueva, viven pendientes de sus ganados.
Las tribus pequeñas y costeras, siempre tienen más
fácil defensa, en primer lugar, porque la base de su
riqueza ganadera son ovejas y cabras, y porque,
además, es mayor la cantidad de pozos.
De todas formas, la verdadera riqueza de la pro
vincia es el cameio, verdadero «patrón oro», alre
dedor del cual giran todos sus anhelos. Los saha
rauls son verdaderos enamorados y agradecidos al
animal que todo les proporciona, vivienda, trans
porte, comida, etc., y son verdaderos artistas en su
utilización; les he visto hacer verdaderos números
circenses de equilibrio y dominio y clases en doma
de alta escuela.
-Partiendo del núcleo fúndamental, la familia, ve
remos que todo gira y se relaclona con el camello,
y que hoy mismo, el Sahara sería auténtico desier
to, si no fuera por dicho animal.
u
“
El hogar saharaui es la «Jalma», tienda de cam
paña fabricada con una mezcla de pelo de cabra y
de camello. Es labor femenina, que realizan a toda
perfección, y de una gran solidez, muy tupida, por
lo que resulta impermeable. En términos generales,
•la jalma consiste en un cuadrilátero tejido de cabra
y camello, formado por una serie de largos y es
trechos paños (fiiy) sus tamaños oscilan mucho, pe
ro la normal es la que extendida tenga unos seis
metros; teniendo en cuenta, que tanto las listas
como el cuadrilátero definitivo no suelen ser muy
regulares. Interiormente, y más para las grandes
solemnidades, se suele poner otra tienda (benla), es
pecie de forro de lona, que con la jalma forma unas
cámaras de aire, que protegen tanto del frío como
del calor. Lo normal es que esta benla se use tam
bién como tienda, sobre todo, para desplazamientos
cortos, pastores y nómadas pobres. Los palos para
sostenerla, de unos tres metros orrnalmente.
son
de importación, pues es difícil encontrarlos en el
pobre arbolado de la provincia. De todas formas, la
sencillez de la vivienda saharaul responde cómoda
mente al ambiente donde se utiliza y al medio don
de se transporta: Camello.
Una .véz dispuesta la familia con su concha de
caracol—jalma—, vienen los movimientos del nó
mada, que no se realizan a tontas y a locas, sino
después de mucho pensarlo, pues en ello va el pres
tiglo del jefe, ya que un movimiento precipitado
puede poner en mala situación a lá familia y al
ganado,
En épocas de sequía, estas decisiones suelen ser
vitales y a veces fallan; recuerdo uno de estos f a
tídicos años, que gran número de familIas proce
dentes del Sur, desesperadas, sin agua, se dirigían
como último recurso a la Guelta de Zemur, donde
casi siempre hay agua, la encontraron seca y se
entregaron a morir; por fortuna, uno de ellos, atado
al camello y dejada la rienda libre, llegó hasta otro
grupo de nómadas, que a su vez pudierón avisar al
puesto de Policía y éste comunlcar lo que ocurría
a el Aalun. Se organizó Inmediatamuente el socorro.
pero ni aún así se pudo evitar que murieran bas
tantes.
Una vez elegido lugar de asentamiento, empieza
la vida normal de la familia.
SI es úna familia rica, con abundancia de ga
nado, formarán una especie de campamento (frlg).
con un número indeterminado de jalmas, según su
riqueza.
En el centro se coloca la del jefe de familia, y a
los costados las de los familiares más próximos: de
trás, pastores, negros, etc. Suelen estar orientadas
de tal manera, que su- entrada quede a resguardo
del viento reinante.
La distribución de la jalma suele ser: la uarte
derecha para el matrimonio, la izquierda para in
vitados o resto de la familia y la delantera inme
diata a la puerta para criados o caminantes pobres.
Los utensilios y equipajes son lo mínimo indis
pensables, pues de otra forma no podrían dedicarse
a este género de vida. El más voluminoso es el
«axecaf», especie de cesta de palos, que hace de
montura para la mujer y, en la- jalma, lugar donde
se guardan las ronas. Después, esteras, alfombras.
cojines, mantas, guirbas, cuencos para recoger el
agua y- la leche, hornillo de metal, cafetera y mu-
;
chas cajitas metálicas, para el azucar, té, papeles,
etcétera.
La vestimenta de los saharauis es base de ro
pas amplias; en el hombre suelen ser dos túnicas o
«Derrah», de colores blanco y azul fuerte, largos
hasta los tobillos y con los costados abiertos.
El pantalón goza de las mismas características
de amplitud, y los pliegues del mismo forman una
gran bolsa entre las piernas. No tiene ninguna aber
tura, y lo sujetan con una correa que pasan por un
dobladillo en la cintura, y que luego les queda col
gando hasta las rodillas.
Prefieren una tela de color azul que destiñe mu
cho, casi tanto como el papel de calco de-las má
quinas de escribir, así adquieren ellos un toxo azu
lado en su piel, que dicen les preserva de quema
duras del sol, enfermedades, etc. Lo que ha dado
origen a que se califique a los saharauls como los
«hombres azules del desierto»,
Bajo el derrah suelen llevar una especie de es
capularios, que confeccionan los santones, de cuero
o metal, y que deben preservarles de todos los ma
les. Según la categoría del autor del escapulario.
así cuesta, llegando algunas veces su valor hasta un
camello.
Cubren su cabeza con un amplio turbante azul.
una de cuyas vueltas la pasan por debajo de la bar
ba, y que, en determinados momentos utilizan para
proteger las vías respiratorias y, como ellos dicen,
«para evitar la entrada de los malos espíritus».
Las mujeres no padecen -las torturas de la moda,
y la confección de sus vestidos es elemental; prác
ticamente es una pieza de tela azul, con la que se
envuelven el cuerno, sujetándosela por los hom
bros con unos nudos. Además, suelen llevar otra
túnica blanca, que les cubre desde la cabeza hasta
medio cuerpo.
Son muy coquetas en el peinado, en el que se ha
cen verdaderas obras de arte, complioadíslmo en sus
trenzas y adornos. Les gusta ponerse muchas cosas
y diversidad de collares, de ámbar, vidrio, plata.
etcétera. Según sus posibilidades, así van de pul
seras y ajorcas. La mujer soltera lleva una diade
ma de cuentas en la frente.
Les gusta mucho la pintura, así los hombres se
pintan los osos con «cahela» (piedra azul de man
ganeso), y. según ellos, les preserva de enfermeda
des a los ojos.
Las mujeres se pintan el cabello, los ojos, el ros
tro, las manos y los pies, Para las. manos y los
pies utilizan el «gen-na», d.e color rojo de yodo.
Los dos con la misma materia que los hombres, y
el pelo, con una hierba arorné.tica que ennegrece y
lirnula el-pelo. «Leluhad». Corno perfumes, usan gran
variedad de plantas aromáticas.
Para la dentadura confeccionan unos cepillos o
base de morder unos palitos, generalmente do
Evedari, que convierten en una especie de escobillas.
con las que restriegan dientes y encías.
La vida social es la natriarcal d.e los pueblos na
tores. en el orden familiar, los acontecImientos fun
damentales son: nacimientos, bodas y muertes.
El nacimiento de los hIlos, sobre todo si es varón.
constituye un gran acontecimiento y se celebra
mucho. A los ocho días se procede a ponerle el n,on
bre. que si es varón se elige entre la línea óaterna.
y si es lembr. entre los de la madre. Algunas ve-
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ces se le da el nombre con que haya soñado para
el niño alguna persona de prestigio o familiar.
Sobre los cinco años, son circuncidados por un
curandero.
Los matrimonios en el Sáhara suelen ser general
mente dentro de la misma tribu y aún dentro de
las mismas familias de una fracción El compromi
so se suele realizar desde muy temprana edad, diez
a doce años, corno en alguna otra provincia espa
ñola es costumbre decir: «tu chica para mi chico,
y no hay más que hablar». Llegado el momento de
la petición formal, se destaca algún familiar del
novio para hacerla. Entre la familia Ma el Amin, es
costumbre elegir las mujeres de la misma familia y
no casarse más que una vez.
El matrimonio adopta dos modalidades: semise
creto, cuando se realizan entre personas mayores y
que, generalmente, ya han estado casados con an
terioridad. Estos se limitan a presentarse ante el
Taled, coii dos testigos, y se realiza el contrato.
La otra forma es solemne y pública, rodeada de
grandes festejos. Tiene lugar cuando el matrimonio
es -entre jóvenes, y las fiestas duran siete días.
Todos los preliminares de un contrato matrimo
nial están rodeados de muchos misterios, idas y
venidas de los familiares del novio. Cuando al fin
la familia de la novia está conforme con el preten
diente, señala un día, que suele ser viernes, para
hablar de la dote. Esta parte suelen tratarla gene
ralmente las mujeres, con un regateo parecido al de
los mercados.
El matrimonio tiene tal carácter comercial que,
según las familias y tribus, sus mujeres están tasa
das, así: la dote para una rnujer Ma el Amin suele
ser veinte camellos, varias piezas de tela y regalos
de pulserás, ajorcas, aretes, etc. Erguibat recibe por
sus hijas cincuenta camellos. Aroslen, dos camellos
-
y piezas de tela. Filala, seis camellos, etc. Aunque
estas dotes suelen ser más como satisfacción para
el honor de las familias, que efectivas, pues, como
decimos, se suele- pregonar mucho la dote de la bo
da, pero luego realmente no se llega a dar ni la
décima parte.
A propósito de lo caro que está el matrimonio,
conocí a un saharaui que tenía una mujer que, por
su edad, parecía su madre, y al preguntarle yo por
qué -se había casado con una mujer tan mayor, me
respondió muy serio «que de segunda mano eran
más baratas».
Cuando hay oposición por parte de la familia de
la novia, y ellos se conocen y aman, ocurre como
en todo el mundo, que un buen día el novio se
proporciona un buen camello y, de acuerdo con la
novia, se escapan, y. normalmente, a los pocos días
se arregle. todo.
Entre los saharauis es muy corriente el divorcio,
pudiendo el hombre conseguirlo incluso sin motivos.
sencillamente por cansancio. Por otra parte, la mujer, para conseguirlo, necesita alegar maltrato, -Im
potencia o falta de pago del contrato. En caso de
tener hijos el matrimonio, el padre tiene derecho a
ellos, y si alguno es lactante, queda con la madre
solamente hasta que pase la lactancia.
-
-
FallecimiefltOS.-_--CUarldO muere un saharáui, des
pués de lavar el cadáver, se le envuelve en una sá
bana blanca.. Al entierro van todos los varones. So
bre la tumba se coloca un montón de piedras, ma
yor o menor según la categoría del difunto, y bas
tantes para evitar el desenterramiento por las hie
nas y chacales. Se sigue lo dispuesto en el -Corán
en cuanto a orientación.
La esposa, durante cuatro meses, prescinde de
joyas y pinturas y lleva la cara tapada.
En el aspecto económico, los principales aconte
cimentos son: siembras y todo género de novedades
en el ganado, ventas, enfermedades, pastos, etc.
En el religioso: Principales pascuas, ramadán y
peregrinaciones a algún santón. No es que sean muy
fanáticos, y, generalmente, pocos hacen el ramadán
completo, amparados en que la vida del Sahara .es
tan dura y austera, que están prácticamente en una
permanente vigilia. Pero, sin embargo, es curioso,
que ia mujer es más demostrativa en los actos re
ligiosos que la del Norte, por ejemplo. Es frecuen
te verla fuera de la jalma haciendo sus rezos. Así
como, en el orden social, también tiene un puesto
más de vanguardia, pues si por casualidad se en
cuentra sola en la jalma, ante la llegada de foras
teros, no rehuye el encuentro, antes bien hace los
honores de la casa.
En el aspecto social, pocas son sus oportunidades,
por lo disperso de su vivir nómada, pero son afielo
nadísimos a las reuniones y grandes conversadores;
les encantan las noticias, generalmente, después de
la Interminable retahíla de saludos, lo primero que
preguntan es «qué noticias traes?», que a su vez
se difunden como si tuvieran telégrafo. En el or
den de aficiones, es delicioso, al caer -la tarde, y
con un vasito de té, escucharles toda clase de re
latos, desde su hoja de servicios, que nunca la per
donan, pasando por antiguas o recientes acciones
guerreras, genealogía de la famIlia hasta el funda
dor de la-tribu, fábulas, sucedidos, etc, Son también
muy aficionados a los juegos, y, en algunos de ellos,
verdaderos maestros, por ejemplo, en el juego de
damas, para el que utilizan, como fichas, un ban
do los excrementos del camello, y el otro, u-nos
palitos de cualquier matojo. El tablero lo pintan
sobre la arena.
Tienen otros que pudiéramos llamar de tipo de
portivo, por ejemplo, El Toud, en el que un equipo
de número indeterminado va montado a «caballo»
en el contrario, arrojándose entre -ellos una pelota,
cuando ésta cae al suelo y es recogida por los que
hacen de caballo, pasan a ser caballeros.
El Dacuca. Parecido a nuestro juego de bolos, en
donde los palos son sustituidos por huesos de ca
mellos pintados en colores y ligeramente clavados
en el suelo, son derribados con piedras.
La caza los vuelve locos, y como no es frecuente
que puedan disponer de armas, se dan por satis
fechos con poder acompañar a una cacería. De to
das formas, son grañdes tiradores, por lnstlñto y
por la escasez de medios a su alcance, que les hace
aquilatar al máximo la posibilidad de capturar una
pieza.
Otra fiesta muy típica del Snara es la campe
ra de ‘marcaje del ganado, que se hace con hierro
candente y potentes brazos para sujetar al animal.
A veces se convierte en un espectáculo tipo «rodeo»,
y en el que colgados de la cola del camello, tra
tando de dominarlo y-pararlo, alcanzan velocidades
vertiginosas, que dan por resultado trompazos,- ri
sas y bromas.
Por últImo, como todos los pueblos, y para la ex
presión máxima de su alegría, en las reuniones dis
ponen de sus cantos y bailes típicos. El canto es
más normal en el hombre, y el baile, en las mu
jeres. Así como el cante resulta un tanto monó
-
-
-
Smara,
8
Aunque es un animal antipático, gruñón, malinten
cionado y testarudo, no se le puede dar mal trato,
hay que armarse de paciencia y repetir muchas ve
ces los intentos que se deseen, pues lQs palos y gri
tos no consiguen nada, y cualquier nial ,golpe pue
de, fácilmente, producirle una lesión que lo inuti
Uce.
Desgraciadamente en nosotros la confusión en el
trato ha sido frecuente y ha’ dado lugar a fijar en
tre los musulmanes nuestro error con el siguiente
dicho,, «que el animal pierde grasa a la sola vista de
un cristiano».
La importancia del camello en el Sahara es tal,
que según sus dichos: «Dios, al crear el desierto,
reparó su error colocando en él al camello.»
Este animal,’in eldesierto es tan importante, que
alrededor suyo gira la vida económica y social del
nómada, de forma que Interviene en todos sus ac
tos. Es un alimento’, con la’ carne y leche; moneda,
para la dote de la mujer y su repudio; con ‘él se
pagan las deudas de sangre y se hacen las tran
Riqueza.—Corno decimos antes, el patrón «oro» de sacciones comerciales; además, es el indispensable
la ‘rov1ncIa, hoy por hoy, es el camello, y así es, medio de transporte, y, engalanado, es el mejor or
aunque las posibilidades de su entrañas fuesen fa
nato de las fiestas y orgullo de su propietario. In
bulosas. Dios quiera hacerlos compatibles, porque terviene en todos los escenarios, desde llevar al f a
es tal el amor que el saharaui siente por sus ca
llecido hasta el lugar de enterramiento, hasta las
mellos, que toda su vida dicen: «Entre todas las acciones guerreras, pasando por su servicio en las
cosas que Dios ha dado al hombre, dos son las más labores agrícolas.
hermosas: el rostro risueño de una joven virgen y
Entre la escasa literatura saharaul, siempre apa
un hermóso camello.» Si a estos dones se añade un rece, en narraciones, leyendas y cantos guerreros,
buen arma, entonces ya son los amos del mundo.
el arraIgado cariño que tiene a este animal. Eptre
Desde luego, la vida del saharaul sería imposible ellos se refiere mucho, a este respecto, lo siguiente:
sin est& animal, viviendo en extensiones tan tre
«Dicen que un Erguibi, que se encontraba muy gra
mendas, que cualquier desplazamiento supone cien
ve, llamó al médico para que lo curara, y al pre
tos de kilómetros. Por algo dicen «DIos aprieta,
guntarle cuánto le iba a cobrar, contestó aquél que
pero no ahoga»; porque si las condiciones de vIda un -camello. Como el Erguibi no tenía más que uno,
en el Sahara son difíciles ‘y pobrísimas, este ani
dijo que entonces mejor era que le dejase morir,
mal es el único que las soporta y aun las supera, pues aunque se curara, su vida ya no tendría 1nteproporcionando al saharaui todo, medio de locomo
rés, si dejaba de ver a su único camello.»
ción, alimento, abrigo, etc. Por su parte, está cons
Y ahora hay que anotar que toda esta riqueza
tituido de tal manera que puede soportar más tIem
natural se va de nuestra provincia. Con gran fre
po sin comer o beber que cualquier otro• animal;
cuencia
he visto grandes rebaños de camellos
pero, ¡ojo!, sin exagerar, pues con gi camello sucede atravesar toda la provincia, de Sur a Norte, que se
algo parecido a lo que pasa con la idea del desierto, dirigían a liad Nun y mercados del Sur de Marrue
ni éste es todo arena, ni el camello se puede pasar cos para su venta. Ocurre lo mismo desde Mauri
la vida sin comer, atravesando velozmente el de
tania francesa.
sierto; es un animal excepcional, único para el de
Esta circunstancia, debida a la falta de absor
sierto, pero muy delicado, ,y al que hay que cuidar ción por nuestros mercados y unidades militares,
para sacarle el mejor partido. Necesita sus comidas pone la economía de la provincia en manos marro
y aguadas, y la resistencia al hambre y la sed es quíes, y, lo que es peor, se forma una corriente
debido a un anterior almacenamiento. Todo lo que doble de información y propaganda política que
asimila de la comida, se convierte en grasa, que nada favorece a España.
hace engordar su giba, y lo que bebe lo almacena en
Seria interesante, aprovechando las prospecciones
su estómago, que tiene cabida para unos 85 lltros, petrolíferas, el aumento de personal y medios, des
más’ o menos. Solamente cuando está en buenos viar esta corriente, haciéndola concurrir hacia, el
pastos, no bebe., pues, éstos le proporcIonan la ne
futuro puerto de Aaiun. De entrada, por el aumento
ces aria cantidad de agua.
de población, ya el consumo de carne sería mayor;
Por eso, los esfuerzos que en ocasiones se piden al’ ante la facilIdad de embarque, aumentaría la ex
camello los realiza. Recorridos de cientos de kiló
portación a las Canarias, y, después, sería cuestión
metros, sin apenas descanso, porque efectivamente
de montar unos mataderos estilo Mérida, con sus
puede hacer lo que nincún ótro animal harla, pa
frigoríficos, secciones de enlatado, aprovechamiento
sarse varios días sIn comer ni beber, ‘haciendo su de pelo, curtidos, etc. Hay que -tener en cuenta que
trabajo, pero naturalmente es a base de su alma
en muchísimas- ‘poblaciones se vende carne de ca
eén—giba y estómago—.
ballo, congelada, etc., y la del camello es bastante
Normalmente, hay que dejarle pastar durante tó
mejor; además, sus pieles y lanas son muy apre
das las etapas, debe reposar y comer ‘con normali
ciadas.
dad, pues de no hacerlo así muere con facilidad.
A la par que esta Industria, tendría que nacer
tono y simple, el arte y seducción de las bailarinas
es impresionante, porque partiendo de la postura
más simple (sentada) y de los gestos más ingenuos,
taparse la cara, mucho movimiento de manos, de
dos, se va alza’ndo y desemboca, conforme la ani
mación va haciendo los movimientos más rápidos,
en un verdadero frenesí, con desprendiñ’iientó de ro
pas, dejando al descubierto rostro y cuerpo de la
bailarina, hasta que cae rendida y sin fuerzas. He
pensado tantas veces en la belleza de estas fiestas,
por su incomparable escenario, colorido natural y
tpica vestimenta, que creo que se pueden colocar
a la altura de los conjuntos más populares de la
Península; y con los preciosos «baleles» de Guinea,
también provincia de España, merecen ser incor
porados a los «Coros y danzas -de España». iCómo
entusiasmarían
Una conocida bailarina saharaul
decía que, en la Exposición de Valencia, apenas
pudo descansar, e incluso le llovían contratos para
actuar en salas de fiestas.
-
-
9—
Estas medidas harían más español al saharaui,
con el consiguiente beneficio en todos los órdenes.
Iclioma.—.En las provincias del Sahara se halla el
Hasanla, dialecto árabe, por lo que es relativamen
te fácil, para el que tiene conocimiento del árabe
vulgar.
La razón de llamarse Hasania parece ser que pro
cede de Hasan Ben Abdel-lahi Ben Yaufon Ben Ah
Talee, hermaio de Aahi, yerno del Profeta.
Por otra parte, gran número de ellos conocen el
castellano, porque la mayoría han pasado por el
servicio en las Fuerzas de Policía, donde, adede
de la práctica diaria con Oficiales y clases, dsnc
nen de escuelas para su estudio, siendo pr€rniado
su conocimiento con gratificaciones especiales.
Religión.
Todos los habitantes de la provincia
son mahometanos y, como tales, cumplen las ora
ciones y mandatos del Corán, sin distinción de se
xos. Todos sus actos están encabezados con invo
caciones para Alah, comidas, saludos, bienes, ma
les, en fin, todo. En la gran inmensidad del desierto
—
se sienten
tan poca cosa, y en todo ven el poder de
Dios tan sentidamente, que no les cabe, como a
nosotros, caer en el olvido entre el bullicio de las
grandes poblaciones, y mucho menos en la falta de
respeto. Como si dijéramos, ellos viven de cara a
Dios; su techumbre es el cielo y su habitación el
mundo; allá palpan la presencia divina en todo, y
dicen «que el mundo es una «canica» en la mano de
Dios». Canica es la bolita con que juegan los niños.
La solidez religiosa de los nómadas es inalterable,
sincera
y séñorial, no tienen nada que hacer los
misioneros,, pero son respetados y queridos por los
aquella que hasta ahora les suministra Marruecos,
y que en lo que se refiere a artículos típicos—babu
chas, alfombras, etc.—podría filtrarse debidamente
controlado por Villa Bens. El resto, azúcar, aceite,
granos, telas, etc., podría suministrarse en alma
cenes de Aalun, que a su vez se nutrirían de Ca
narias y Península.
lo
saharauis, en los que ven sus propios santones, con
sus cualidades de austeridad, caridad, enseñanza,
etcétera. Los comparan con los mahometanos del
Norte, y los encuentran más puros y bondadosos;
ellos mismos dicen «que los del Norte llevan las ves
tidúras blancas, pero que el corazón lo tienen negro».
No queremos terminar sin llamar la atención so
bre la familia Ma el Amin, pues aparte de la vene
ración que cada tribu siente por su fundador, es
grande el ascendiente político-religioso de esta fa
milia en toda la provincia y a su vez está vinculada
a los sultanes de Marruecos, por lo que se hace in
dispensable no ignorarla.
Hoy la personalidad más destacada de la familia
Ma el Amin es el viejo Chej Mohammed el Agdaf.
Prácticamente es el pafa del desierto, con fama de
santo y sabio, al que acuden de todas partes cuando
los pleitos parecen Insolubles o quieren conseguir la
«Baraka» de su persona. Es curioso cómo su llegada
a cualquier poblado o agrupación de jaimas es un
gran acontecimiento. Normalmente lo suelen llevar
como en andas, los mujeres lanzan los gritos típi
cos «jius jius» y cualquier cosa que él toque o se
desprenda, es considerada reliquia por la que son
capaces de dar cualquier cosa.
Siempre ha sentido. gran afecto por España y ha
sido un gran colaborador de las autoridades, aunque
como toda la familia, unida siempré por un cordón,
a los sultanes de Marruecos. De todas formas, por el
gran ascendiente religioso de la familia, es un factor
importante a tener en cuenta en el futuro desarrollo
de la provincia.
La iini7icadón
de 1,i muíócio
Doctor
-
de Infairerii
OÜNTHER VOSS.
Ingeniero
/
El artucho
NATO debe su existencia, en pri
mer lugar, al-deseo de suprimir el gran número
de tipos diferentes de municiones de Infantería
que había al fin de la última guerra mundial, y
entre los cuales figuraban, no sólo los cartuchos
largos de fusil, sino también los cortos, que se
empleaban, por ejemplo en el fusil de asalto ale
mán MP44 y en la carabina americana M-2. To
dos estos cartuchos se pensó que debían ser sus
tituídos por una munición unitaria, que, según
sus propugnadores, podría emplearse tanto en los
fusiles de asalto como en las ametralladoras. El
resultado de estos esfuerzos fué el cartucho ame
ricano T-65, que, después de unos años de discu
tir, fué adoptado por la NATO en el año 1953.
Ahora, transcurridos siete afios después de la
adopción del cartucho T-65 como munición uni
taria dé la NATO, las experiencias hechas con
esta munición son bastantes para formarse un
juicio sobre sus ventajas e inconvenientes,
así
como sobre la cuestión de si se logró con éxito
satisfactorio
el aunar en esta munición las cua
lidades de los antiguo.s cartuchos corto y largo.
1.—CUALIDADES DESTACAT)AS DE LA MUNI
ClON «NATO»
a)
Ventajas generales.
La ventaja ms evidente del cartucho NATO
está en su pequeña longitud,.sólo de 71 mm., con
la cual este cartucho resulta, a pesar de su ele
vada potencia, 9 mm. más corto que el cartu
cho PP. Este acortamiento
se debe, en primer
lugar, a la gran densidad gravimétrica de la pól
vora esferoidal que empiéa, que hizo posible re
ducir el volumen de carga y la longitud de la
vaina, sin disminuir la potencia de la munición.
La energía en boca del cartucho NATO resulta,
a causa de esto, a despecho de su reducida lon
gitud, casi de igual valor que la del cartucho PP,
—
con tal que se empleen para ambas municiones
cañones de igual longitud. Las ventajas logís
ticas que, además supone sustituir
el gran
número de las municiones antiguas por una sola
munición unitarbt, significa también un consi
derable progreso.
Sin embargo, parece estar en duda si la adop
ción del cartucho NATO, como munición unita
ria de la Infantera,
puede darse por buena, a
que el empleo de este cartucho, tanto en los fu
siles de asalto corno en las ametralladoras,
im
plica inconvenients,
que anularián en gran par
te sus ventajas ytue, de todos modos, tendrán
que examinarse delenidamente
antes de tomar
una decisión.
-
b)
Inconvenientes del cartucho NATO en rela
ción con el fuii de asalto.
En los fusiles de asalto, el inconveniente prin
cipal del cartucho NATO está en su elevada po
tencia y en el fuerte retroceso consiguiente que
ha de aguantar el hombro del tirador en el, fue
go de ráfagas. Este retroceso resulta más del
doble del correspondiente
al antiguo fusil de
asalto alemán MP44 y pasa, -de todos modos, no
tablem’ente, de los O,( Kgm., que pueden consi
derarse como el límito extremo hasta el cual el
tirador, en el fuego d ráfagas, pusde mantener
el arma encarada al 1 lanco sin a,reciable mer
ina de la puntería (*)
La elevada potencia del cartucho NATO pro
duce, además, un aumentde
la ca.ex1la y’de
los golpes del cierre contra el tope-amortigua
dor, lo que también cta lugar a un empeora
miento de la puntería en el fuego de ráfagas.
-
(*) Véase mi artículo pubicado en la Revista EJÉRCiTO,
número 193, correspondiente al mes de febrero de .1956.
«Posibilidaies de empleo del fusil de asalto español».
ir
Tiros de precisión realizados con el fusil CETME
demostraron,
efectivamente, ciue en el fuego de
ráfagas la dispersión de la munición NATO re
sulta más del doble que la correspondiente
a la
munición NATO-CETME ligera, que actualmente
se enplea en el Ejército Español.
Utilizándose la munición NATO, el fuego de rá
fagas con el fusil de asalto no facilita, por lo
tanto, apreciables probabilidades de impacto sino
a distancias relativamente
cortas. Con la muni
ción NATO, jDor consiguiente, el fusil de asalto
no puede considerarse como susceptible de sus
tituir al actual fusil ametrallador,
lo que, en
cambio, sin reparo, podría hacerse empleando
una munición menos poten.te, tal corno la muni—
ción NATO-GETME ligera.
Actualmente,
por cierto, se atribuye al fuego
en ráfagas con el fusil de asalto menor impor
tancia, lo que podría ser atribuido, en gran par
te, a que hasta hoy no existe ninguna táctica
susceptible de sacar provecho de una concentra
ción temporal del fuego, como la que facilita el
tiro en ráfagas. Peró esto puede cambiar rápi
damente cuando se reconozca qñe, a distancias
mayores, una ráfaga bien apuntada contra un
adversario que. no la espera ni eslá preparado
para ella, resulta mucho uás eficaz que el mismo
número de disparos en el fuego tiro a tiro,
en el cual, después del primer disparo, el ene
migo se echa a tierra o se defiende de cualquier
otro modo haciendo así virtualmente ineficaz la
continuación
del fuego.
La elevada potencia del cartucho NATO pare
ce, además, despronorciónada en relación con la
pequeña longitud de cañón de los fusiles de asal
to, alrededor de 500 rnni, lo cual no basta ni
para sacar un rendimiento adecuado de la car
ga de proyección, ni Dara reducir la uresión en
boca a los valores usuales de 600 a 800 atm. La
llamarada que se produce ál sali.r la bala de la
boca, resulta, a causa de esto. con la munición
NATO disparada en el fusil CETME, ante todo en
el fuego de ráfagas, sensiblemente
más fuerte
que, por eiernnlo. la correspondiente
a la muni
ción NATO-CETM ligera o a la munición PP
disparada en el fusil Mauser.
Otro inconveniente del cartucho NATO está en
su elevado neso, aue. con sus 23 gramos, resulta
considerablemente
mayor oua el de los antiguos
cartuchos de fusiles de asalto, tal como el anti
guo Cartucho corto alemán (17 gr.) o del cartu
cho NATO-CETME lIgero (19 gr). pueda, por lo
menos, en duda si está o no justificado cargar
al infante con el peso-Innecesariamente
elevado
de una munición cuya potencia no puede anro
vecharse en su totalidad, a causa de la reducida
longitud del cañón. y cuyo alcance eficaz tam
ién tiene que quedar, en gran parte, inutilizado.
-
12
a causa de la mala puntería
fagas.
c)
en el fuego de
Inconvenientes del cartncho
ción con la ametralladora.
T
NATO en rela
No menos graves que en el fusil de asalto re
sultan los inconvenientes que implica el empleo
del cartucho NATO en lá ametralladora.
Estos
inconvenientes
se derivan todos del reducido pe
so y da la inadecuada forma exterior de la bala,
que dan origen a una balística sensiblemente in
ferioi’ a la de la munición PP. Aunque las ener
gías en boca de las dos municiones son aproxima
dam-nte
iguales, sus balísticas demuestran, ya
en una distancia de 1.000 metros, considerables
diferencias. La zona batida por la bala de la mu
nicir
NATO, a 1.000 metros de distancia, tan
sólo equivale al 75 por 100, ysu energía rema
nente Incluso sólo al 51 por 100 dé los valores
correspondientes
a la munición PP. También au
menta la sensibilidad con respecto a las condi
ciones atmosféricas. La desviación por viento la
teral, por ejemplo, resúlta, a 1.000 metros de
distancIa, en la munición NATO, un 43 por 100
mayor que en la munición PP.
Estos pocos datos ya bastarían para demos
trar que el cartucho N.ATO no puede considerarse
como sustituto equivalente del cartucho PP. La
inferioridad
balística dé la munición NATO se
manifiesta, ante todo, a distancias mayores de
600 metros, es decir, precisamente a distancias
que los fusiles de asalto ya no alcanzan y que,
por lotanto,
a menos que se disponga de arti
llería o morteros, sólo pueden batirse eficazmente
con ametralladoras...
De todos modos, si se sustituye la munición
PP por la munición NATO, el alcance efica de
las ametralladoras
disminuiría tan considerable
mente, que el elevado peso de estas armas apenas
si ya estaría en una relación razonable con su
reducida fuerza combativa.
11.—TENDENCIAS DE DESARROLLO EN EL
EXTRANJO
No ha de extrañar que los múltiples inconve
nientes relacionados con el empleo de una muni
ción única despertaran ya, desde un principio,
en muchos peritos, el interés por nuevos des
arrollos de municiones, tanto para fusiles de
asalto como para ametralladoras.
Que en Rusia
se adopto hace varios afios un cartucho corto
para un fusil de asalto de 7,62 mm. de calibre, ‘ya
es sabido desde hace mucho tiempo. Otro cartu
cho corto del mismo calibre, pero un poquito más
potente, se desarrolló en checoslovaquia. Ambos
cartuchos se emplearon ya en la campaña de
Suez, en el año 1956,conjuntamente con las u
niciones largas normales para ametralladoras.
Pero también en países occidentales, e inclu
so en países pertenecientes a la NATO y que ya
han adoptado el cartucho NATO, están desarro
llándose nuevos cartuchos de Infantería, y pre
cisamente con características tan divergentes,
que la anhelada unificación de esta munición pa
rece más lejos que nunca.
En algunos países se quiere limitar el empleo
del cartucho NATO a fusiles ametralladores, pre
viendo para los fusiles de asalto nuevos cartu
chos cortos y para las ametralladoras pesadas
nuevos cartuchos largos y más potentes que los
actuales cartuchos de fusil. En otros países, en
cambio, se desecha el cartucho NATO por com
NATO-CETAIE
L/&ERO
PESODEL
CARTUCHO
PESODE
LA SALA
19, Oge
3gr
pleto, restringiendo la munición de Infantería
sólo a dos cartuchos, que son un cartucho corto
para. fusiles de asalto y fusiles ametralladores y
un cartucho largo. de gran alcance para ametra
lladoras y fusiles de repetición con visor óptico,
destinados a tiradores seleccionados.
Como cartuchos cortos se propugnan, o bien
cartuchos semejantes al nuevo cartucho corto
de los rusos, o bien cartuchos similares al car
tucho americano M-1, pero un poquito más lar
gos y más potentes que éste. Al margen del ca
libre 7,62 mm., también existe, para estos cartu
chos cortos, la tendencia hacia una reducción
del calibre a unos 7 mm. Como munición larga,
se propone, entre otras cosas, el cartucho anieri
cano M-2, pero con una bala de peso aumentado.
Para ametralladoras superpesadas está proyec
NATO
23,0
NATO CETMEPESADO
-
27,Jgr
13,6
18
-
•
tándose incluso una municiÓn explosiva de 20 mi
límetros.
Las tendencias de desarrollo en los distintos
paises son, como ya lo demuestran estas pocas
indicaciones, tan divergentes, que resulta difícil
decidirse en favor de una de ellas. Lo que, en
cambio, sí se puede decir, es que el cartucho
NATO como munición unitaria ya no correspon
de a los conceptos tácticos que actualmente pre
dominan en el mundo occidental. Ha fracasado
ya la idea de que ,una sola munición pueda cubrir
las necesidades de la Infantería.
La adopción del cartucho NATO en el momen
to actual equivaldría al intento de lograr una
reforma de la munición de Infanleria crn medios
anticuados; desacierto que, por ierto, dadas la
rapidez de la evolución y la lentitud de los co
rrespondientes desarrollos, puede observarse hoy
en día en muchas armas nuevas, pero que, en la
medida de lo posible, tiene que ser excluido, para
evitar que la tropa reciba armas que ya resultan
superadas por los acontecimientos, al pasar de
las manos de los técnicos a las de los soldados.
Mas también parece dudoso si puede recmen
darse la adopción de una de las éombinaciones
de municiones que actualm’ nte se están desarro
llando en el extranjero. Hay, ciertamente, entre
estas combinaciones, alg unas que resultarían
apropiadas para España, y que también podrían
considerarse como equivalentes o incluso supe
riores a las municiones empleadas en Rusia;
pero hasta ahora no Sa puede predecir cuál de
estas combinaciones va a ser tomada como basé
para una posible unificación posterior de las mu
niciones de infantería, por lo cual tampoco nos
seria conveniente tornar ya ahora una decisión
en favor de una de ellas.
La adopción de uiia nueva munición de Infan
tería en el momeito actual incluiría, de todos
modos, el riesgo d tener que volver a ser abando
nada, ya que España apenas si podría sustraerse
a una solución «standard» de la munición de In
fantería si ésta algún día se realiza. Actualmen
te, por lo tanto, ni el cartucho NATO ni una
de las otras combinaciones de municiones ela
boradas en el extranjero, puede recomendarse
para una adopción en España. Hace falta, por
consiguiente, buscar otras soluciones.
ples inconvenientes, se abandonará dentro de
pocos años.
Las armas recién fabricadas que disparan el
cástucho NATO y cuyo número se elevará en
breve a varios millones, apenas si ya se pueden
hacer desaparecer. Al contrario, estas armas, por
de pronto, seguirán existiendo y, de cualquier
modo, también utilizándose, si bien su valor tác
tico es inferior al. del armamento empleado en
lOS países de detrás del telón de acero. Y con
las armas quedaría asegurada también la super
vivencia de la munición NATO, para la cual se
construyeron estas armas.
Para una reforma de la munición de Infante
ría sería Conveniente, por lo tanto, una solución
a base del cartucho NATO, pero que, en lo po
sible, debería ofrecer las ventajas relacionadas
con los nuevos cartuchos cortos y largos que ac
tualmente
están desarrollándose
en el extran
jero.
En el fusil de asalto este objetivo, hasta cierto
grado, ya se logró con el cartucho NATO-CETME
ligero, que tiene la misma forma exterior que el
cartucho NATO original y que puede dispararse
en el fusil CETME igual que éste, aunque su
potencia no pasa de la de los cartuchos cortos
desarrollados
en otros países Su fabricación no
ofrece ninguna dificultad. El gran volumen de
carga del cartucho NATO-CETME ligero hace
posible el empleo de una pólvora de laminillas,
para cuya producción en España ya existen to
das las instalaciones necesarias, contrariamente
a lo que ocurre con los cartuchos cortos, en los
cuales se emplean, igualmente que en él cartu
cho NATO. pólvoras esferoidales o tubulares, que
supondrían
nuevas instalaciones de fabricación
o, por lo menos, nuevas y cárás herramientas,
si no se prefiere comprar estas pólvoras en el ex
tranj ero.
El cartucho NATO-GETME ligero, por cierto,
es en unos 10 mm. más largo y aproximadamen
te en un gramo más pesado que un cartucho
corto de igual potencia. Pero este inconveniente
sería ampliamente
compensado por la ventaja
de que el cartucho NATO-CETME ligero puede
dispararse en armas sensiblemente más poten
tes que los cartuchos cortos empleados en el ex
tranj ero. Estas armas adaptadas
al cartucho
NATO-CETME ligero proporcionan, por ejemplo,
a las granadas de fusil alcances en un 30 por
111.—UNNUÉVO CAMINO PARA LA REFORMA 100 mayores que los logrados con las armas cons
truídas para cartuchos cortos, y hacen posible
DE LA MUNICION DE INFANTERIA
Aunque la munición NATO no ha cumplido las
esperanzas que sus propugnadores en un prin
cipio habían puesto en ella, parece equivocado el
concepto sostenido, ante todo en el extranjero,
de que el cartucho NATO, a causa de sus múlti
14
disparar, además del cartucho NATO-CETME li
gero, cartuchos perforantes en un 40 por 100 más
potentes que los de una munición corta.
Aparte de esto., hay que tener en cuenta que en
caso de emergencia, en vez del cartucho NATO
CETME ligero, siempre puede dispararse, por lo
menOs en el fusil OETME, la munición NATÓ
originai, que de este modo conservaría su carác
ter de munición unitaria. Para el fusil de asalto,
por lo tanto, el problema ya puede considerarse
como resuelto.
No resulta tan sencilla una solución para las
ametralladoras, ya que éstas necésitan un mejo
ramiento de la balística que, a base del cartucho
NATO, sólo puede lograrse aumentando la lon
gitud y el peso de la bala. Lo único que puede
reteñerse del cartucho NATO es, por lo tanto,
la carga de pólvora y la vaIna. Pero esto basta
para poder disparar en la misma arma tanto la
munición NATO original como esa nueva muni
ción, a la cual se le dió el nombre «Cartucho
NATO-CETME ;Pesado». El croquis que acompa
ña al texto muestra este cartucho en compa
ración con los cartuchos NATO y NATO-CETME
ligero.
El aumento del peso de la bala produce, como
es natural, otro aumento de la presión de los
gasés de la pólvora. Pero; este aumento de pre
Agm
‘Lv
E
O
200
400
600
800
1000
1200
1400m.
ENERO/A REAMNENTEDE ti DALA iVi/TO - CET,41E
PESADA EN
COMPÁRACION CON QTHI$ AIUN/C/ONE$
15
sión no pasa deI 15 por 100, lo que parece admi
sible, teniendo en cuenta que para los cañones
de ametralladoras se emplean, por razones de
desgaste, en cualquier caso, aceros aleados de
mayor resistencia.
Las modificaciones que implicaría el empleo del
cartucho NATO-CETME pesado en la ametralla
dora Alfa son insignificantes y se limitan a un
cambio del cañón y un alargamiento de la aber
tura de alimentación en unos dos milímetros. Si
maítenemos la longitud de cañón de 750 mm.,
la velocidad inicial del cartucho NATO-CETME
pesado resultaS 770 m/s., y su energía en boca
411 Kgm., es decir, casi el doble del valor co
rrespondiente al cartucho NATO-CRrME ligero
disparado en el fusil CETME.
La superioridad del cartucho NATO-CETME
pesado frente al cartucho NATO se demuestra,
como es natural, ante todo, a distancias mayo
res. A 1.500 m., por ejemplo, la zona batida por
la bala del cartucho NATO-CETME pesado re
sulta el doble y su energía remante incluso el
triple de los valores correspondientes al cartu
cho NATO. Pero también a distancias relativa
mente pequeñas ya se nota una considerable
superioridad, y esto no sólo en relación con el
cartucho NATO, sino también frente al cartucho
PP, como puede verse en el diagrama que acom
paña al texto. En cuanto a la rasancia. de la
trayectoria y la potencia perforante, el cartucho
NATO-CETME pesado resultaría superior inclu
so a la munición Breda de 12,7 mm.
Además de la superióridad balística, el cartu
cho NATO-CETME pesado también ofrece la
ventaja de que, por lo menos en la ametralla
dora Alía, siempre puede ser sustituido por el
cartucho NATO original. Aun cargándose la cinta
con una mezcla de las dos municiones, el fun
cionamiento del arma resulta completamente
normal.
La energía remanente del cartucho NATO
CETME pesado es a 600 m. de distancia más del
cuádruple del valor correspondiente al cartucho
-
1t3
NATO-CETME ligero disparado en el fusil OET
ME. Esta relación parece suficientemente gran
de para justificar el empleo paralelo de dos car
tuchos distintos, ante todo teniendo en cuenta
que, en realidad, no se trata de dos nuevos car
tuchos,sino tan sólo de dos nuevas versiones del
cartucho NATO, del cual, por lo demás, ya exis
ten seis versiones con seis balas diferentes, a
saber: la ordinaria, la trazadora, la perforante,
la perforante-incendiarla, la de reglaje y la in
cendiaria.
¿Por qué no se iba a admitir, además de estas
seis veisiones, una séptima y una octava más
que, por cierto, no corresponden en todos los de
talles a las normas establecidas por la NATO,
pero que, de todos modos, se adaptan mejor al
cartucho NATO que las nuevas municiones cor
tas y largas que se proyectan actualmente en el
extranjero?
Las dos nuevas versiones del cartucho NATO
no representan, por añadidura, ninguna solución
en la cual la adaptación al cartucho NATO sig
nifique el riesgo de -inconveniente alguno. Al con
trario, en cuanto a sus cualidades técnicas y
tácticas, ambas versiones pueden competir con
los mejores cartuchos cortos y largos, respectiva
mente, que actualmente existen en esta clase de
calibre.
Recuperaríamos, por lo tanto, con los nuevos
cartuchos NATO-CETME ligero y pesado todas
las ventajas relacionadas con los cartuchos cor
to y largo desarrollados en el extranjero, sin
tener que abandonar el cartucho NATO como
munición unitaria.
Atrayente parece también el que los dos nue
vos cartuchos puedan adoptarse sin riesgo algu
no ya que, en caso de que no se impongan es
tos cartuchos, siempre seríá posible volver sin la
menor dificultad al cartucho NATO original.
Merecería la pena, por lo tanto, tomar en
consideración esta propuesta al examinar las po
sibilidades de reformar la munición de Infante
ria.
LA LOGISTICA EN LA
DIVISION DE INFANTERIA EXPERIMENTAL
(ESTUDIO
Capi*n
COMPARADO)
de Artillería, del Servicio de E. M., Luis BRIZUELA IRANZO, del E. M. de la Divisiónde InfanteríaExperimentalnúm. 11.
1
Ha venido así la División de Infantería Expe
rimental, óuya organización, y plantillas estarán
sujetas a las oportunas revisiones que su expe
rimentación vaya aconsejando.
En este bosquejo solamente se pretende anali
zar, de forma somera, la capacidad y flexibilidad
logística de la nueva División, determinando—con
relación a la antigua—las variaciones que en el
peso logístico puedan suponer los nuevos efec
tivos y dotaciones de armamento y vehículos, al
tiempo que se examinan las posibilidades de cier
tos servicios de mantenimiento, comparándolas
con las que ofrecían en la anterior organización
divisionaria. A este respecto, conviene hacer re
saltar que para el estudio que nos’ccupa se
tomará como base—para su comparaci6n con la
División Experimental—la División de Infante
ría de las plantillas de 1955-56, mucho más lige
ra y de menor volumen que la anterior a ella,
que disponía de 17.000 hombres y 3.000 cabezas
de ganado.
Siguiendo, pues, este orden de ideas, se trata
rá únicamente en este trabajo de los Servicios de
Intendencia y Artillería, dejando para otro pos
terior el examen y consideración de los restan-.
tes servicios divisionarios, especialmente el de
Carburantes y Grasas, de primordial importan
cia logística.
Las nuevas orientaciones doctrinales surgidas
a consecuencia de la apariciÓn y posible empleo
de armas nucleares han dado vida en las fuerzas
armadas de ciertos países a concepciones orgá
nicas tendentes a mejorar y poner al día esa
magnífica herramienta de combate que ha sido
siempre la División de Infantería.
Básicamente era preciso conseguir que la nue
va División tuviera mayor movilidad, mayor po
tencia de fuegos, mayor capacidad logística y
menores efectivos. Fueron así surgiendo diversas
organizaciones, entre las que merecen citarse,
princlpalmente, la Brigada Javelot y las «Divi
siones de Bolsillo» (en Francia), las Agrupacio
nes proyectadas para el fallido Ejército Europeo,
la División del nuevo Ejército Alemán, la Divi
sión norteamericana de siete Batallones y—por
último—la División Pentómica.
La mayoría de estas soluciones orgánicas han
sido desechadas; otras, en cambio, subsisten y
quizá lleguen a constituir el armazón básico en
la organización de los Ejércitos modernos. Es
pecular sobre la bondad de cualquiera de ellas
sin el definitivo contraste de su experimentación
en el campo de batalla—tanto atómico como
clásico—para el que han sido concebidas, fuera
difícil y arriesgado empeño. Por todo ello, lo que
interesa recalcar aquí únicamente es la existen
II
cia de una inquietud orgánica que tiende a re
organizar la División, dotándola con los medios ‘SERVICIO DE INTENDENCIA
idóneos que la capaciten para desempeñar airo
Para deducir datos sobre el peso logístico que
samente cualquier misión atómica o clásica.
El Ejército norteamericano—tras intensa ex pueda representar este servicio—tanto en una
como en otra División—se considerará única
perimentación—ia adoptado la estructura pen
mente el determinado por víveres, pienso y ves
tagonal como organización básica de sus nue
vas Divisiones de Infantería.
tuarlo, no tomándose en cuenta—por su mayor
Nuestro Ejército—que no podía permanecer imprecisión y menor volumen—el material de
ajeno a esta evolución doctrinal y orgánica—se acuartelamiento y cooperativa. Se prescindirá
ha inclinado finalmente por el tipo de División asimismo de las raciones correspondientes de
Pentómica norteamericana, adaptando su orga
paja y leña, por considerar que, en su mayor
parte, serían obtenkas en régimen de explota
nización y características a nuestras posibilida
des, con objeto de aprovechar las experiencias ción local.
Se denominará simplemente División de In
norteamericanas sobre dicha Gran Unidad, así
como. las facilidades que en el campo de la tác
fantería (D. 1.) a la organización antigua, desig
tica y de la logística puedan derivarse del Con nándose la nueva—de acuerdo con la nomen
venio de Ayuda Mutua existente.
clatura oficial—División de Infantería Experi
17
-
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DIVIIION 5200
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23028 100320 92112 92432
25400
—
¡88476185€36
22119
L
6550 224j82
—
—
185836
mental
(D. 1. E.). Para los presentes cálculos
se redondean los efectivos de ambas Divisiones,
considerando
para la D. 1.—según las planti
llas de 1956—15.200 hombres y 1.270 cabezas de
ganado y 14.600 hombres para la División de
Infantería
Experimental.
Resta únicamente dejar sentado que todos los
cálculos—tanto
para el servicio que nos ocupa
como para los que sucesivamente se vayan tra
tando—son
tan sólo aproximados .y no tienen
otro objeto que proporcionar
una base compa
rativa real que permita deducir resultados glo
bales respecto al peso logístico que se pretende
calcular para todos ellos.
La D. 1. llevaba ocho días de víveres, distri
buidos en cuatro raciones normales y cuatro de
previsión. A la División Experimental se le asig-.
flan—por
el momento—idénticas
dotaciones,
aunque ya está prevista la conveniencia de alige
rar en un par de días sus raciones de reserva (1).
En el cuadro núm. 1 figura el tonelaje total
que para ambas Divisiones suponen los ocho días
de víveres, habiéndose incluido en la D. 1. ocho
días de pienso para sus 1.270 cabezas de ganado.
Puede observarse que la reducción de tonelaje
que se ha de transportar por la D. 1. E. asciende
a unas 40 Tm., lo que supone una notable dis
minución del peso logístico, aun considerando
que se mantenga la dotación de ocho días de
víveres, vigente en la actualidad.
En la D. 1. las ocho raciones de reserva eran
distribuidas
en la siguiente forma: dos raciones
de previsión en la Compañía, Escuadrón o Ba
tería, de las cuales una de ellas es ración de mo
chila; dos raciones normales en el Regimiento,
y el resto, en el Parque de Intendencia de la Di
visión.
Ignoro cuál es la distribución de estas raciones
en la División Experimental,
aunque es lógico
suponer
que se mantenga
idéntico número y
análoga situación en los distintos escalones, por
lo que los ocho días de víveres pudieran ir repar
tidos del siguiente modo: dos raciones de pre
visión en el Grupo de Combate, Escuadrón o
(1) Estado Mayor Central:
«Notas sobre organiza
ción y empleo táctico de la División de Infantería
Ex
perimental».
Madrid, 1959.
18
Batería,
de las cuales, una de ellas podría ser
de tipo mochila, sobre el soldado, y otra de ti
po D, en las Secciones de Tren correspondientes;
dos raciones normales en Unidades tipo Agru
pación y Regimiento, y el resto en el Grupo de
Intendencia
de la División.
Indicada ya anteriormente
la conveniencia de
aligerar las reservas de víveres divisionarias en
la nueva organización, el primer problema que
se plantea es el de considerar cuál es el tipo de
raciones que conviene suprimir. Para buscar la
solución más idónea, habrá que valorar adecua
damente
cuáles son las finalidades que deben
perseguirse al efectuar la reducción que se estu
dia y deducir en consecuencia qué clase de ra
ción es conveniente eliminar para satisfacerlas
mejor. A tal efectQ, las finalidades perseguidas
pueden concretarse en las que a continuación se
indican:
Lograr un régimen de alimentación de gran
eficacia y factible adaptación a las caracte
rísticas del combate atópiiico.
Obtener la máxima reducción de peso y volu
men, en aras de la indispensable movilidad.
—
—
La dispersión de Unidades y órganos de los
servicios, el rápido ritmo del combate atómico y
las fluctuantes situaciones tácticas dificultarán
seguramente
el régimen normal de comidas y
su distribución, y es presumible suponer que la
utilización de raciones de previsión será mucho
más frecuente que en el pasado.
Por otra parte, la ración de previsión—aun
con su composición actual—es de menor peso y
volumen que la normal y. lógicamente, hay que
esperar en un futuro próximo—gracias a las mo
dernas técnicas de deshidratación
de alimen
tos—mayores reducciones de peso. Hay que tener
en cuenta, ademáo. que las dotaciones de víveres
divisionarias
constituyen una reserva que sola
mente debe utilizarse cuando se produzcan f a
lbs—bien por interrupción
de comunicaciones o
por falta de.medios de transporte—en el abaste
cimiento diarío, en cuyo caso es mucho más ase
quible retoner raciones de prévisión—que re
quieren menor tonelaje—y más aconsejable, por
tanto, su consumo.
Atendiendo
a estas consideraciones,
parece
oportuno que si ha de reducirse en dos días la
dotación de víveres de la División Experimental,
sean dos raciones normales las que se supriman,
quedando
entonces la reserva divisionaria con
cuatro raciones de previsión y dos normales,
cuya distribución bien pudiera ser: dos raciones
de previsión—una de ellas, de mochila—en el es
calón Grupo de Combate, Escuadrón o Batería,
una ración normal en la Agrupación o Regimien
to y una ración normal y dos de previsión en el
Grupo de Intendencia de la División.
Puede apreciarse en el cuadro num. 1 que el
tonelaje total que representan las ocho raciones
para la D. 1. E. es de unas 186 Tm. Si se le asig
nan únicamente seis días de víveres—cuatro de
previsión y dos normales, como se ha apuntado
anteriormente—, entonces el peso total a trans
portar se reduce en unas 48 Tm., totalizando las
seis raciones unas 136 Tm., de las cuales irían
44 en los escalonesGrupos de Combate, Escua
drones o Baterías, 24 en Agrupaciones o Regi
mientos y 68 en el Grupo de Intendencia de la
División.
El peso logístico que representa el vestuario
y equipo no es de mucha considoración. A este
respecto, se puede considerar que el necesario
para 10.000
hombres asciende en peso neto a
unas 25 Tm., lo que significa 38 Tm. para la D. 1.
y 36 Tm. para la D. 1. E., obteniéndose así una
pequeña—pero no por ello menos interesante—
reducción por este concepto.
Queda por ver cuál es la capacidad administra
tiva de la nueva organización del Servicio de
Intendencia de la División. En la D. 1. se cOn
taba con una Compañía de Intendencia, com
puesta de Plana Mayor y tres Secciones (Subsis
tencias, Vestuario y Cooperativa y Explotación
Local y Recuperación). A la D. 1. E. se la dota
con un Grupo de Intendencia, organizado en
Plana Mayor y dos Compañías (una de Sumi
nistros y otra de Apoyo y Servicios).
El ciclo completo de abastecimiento de víveres
se verificaba en la D. 1. por la Sección de Subsis
tencias, que se abastecía directamente de los ór
ganos de Ejército y suministraba a las Unidades
divisionarias desde sus Centros de Entrega, que
ella misma instalaba y servía. En la D. 1. E. apa
rece un desdoblamiento de las clásicas funciones
de abastecimiento y suministro, realizadas en
forma independiente por la Sección de Abasteci
niientos y la Sección de Víveres—respectivamen
te—de la Compañía de Suministros, estando ex
clusivamente a cargo de la primera el abasteci
miento en el escalón superior y la dotación a los
Centros de suministro—equiparables a los Cen
tros de Entrega—, correspondiendo la instala
ción y serviçio de éstos a la Sección de Víveres,,
que realiza de este modo el suministro a las Uní-,
dades de la División. Esta innovación supone una
evidente mejora administrativa, por cuanto la
especialización de funciones supone un aumento
de rendimiento.
La Sección de Vestuario de la Compañía de
Suministros, así como la de Cooperativa y Expio
tación de la Compañía de Apoyo y Servicios,
realizan análogas funciones a las correspondien
tes de la D. 1., por lo que no se hace especial
mención de las mismas.
En cambio aparecen dos novedades en la Com
pañía de Apoyo y Servicios, que son la Sección
de Panificación y la de Lavaderos y Duchas, sin
precedentes en la D. 1. Especialmente interesan
te es la primera de ellas, ya que supone la asig
nación permanente a la División—y con carácter
orgánico—del abastecimiento de pan, que tradi
cionalmente corría a cargo del C. E., el que a su
vez lo realizaba, bien directamente o mediante
la asignación de una o más Secciones de Pani
ficación a la División.
En cuanto a las posibilidades de transporte del
Grup6 de Intendencia de la D. 1. E., son asimis
mo notablemente superiores a las que ofrecía la
D. 1., que contaba exclusivamente con, los ve
hículos necesarios para sus necesidades de uso
interno, mientras que la nueva organización dis
pone de 30 camiones de 2,5 Tm., que unidos a los
remolques de diverso tipo de que está dotada, le
proporcionan una capacidad de transporte que.
rébasa. las 100 Tm.
-,
$
—
o
•1
,
‘1-
Naq’ws
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19
AmmAif38T()
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Moou,otonoa
Subfugtlegy y00jj00
de L.alto
ento Colectivo
aoi1e ametr,dl.doroe
Leotrajlodorac
D.I.N.
7.838
2.562
9.309
2.534
parte al menos—con las 132 ametralladoras más.
de que dispone la División Experimental.
.mrtcróo de 50 cmi.
81
8mrtoroe do 01 e,,.
La proporción de lanzagranadas es sensible
54
71
orteroo de 120 ce,.
30
mente la misma, y la inexistencia de morteros
2.1.8. 106 mm.
C.C.C. 61/50
36
de 50 mm. en la D. 1. E. puede equllibrarse—por
0.3.8. 75
36
C.Á.P.
90 m.
20
el mayor peso de la granada—con el aumento de
LERIi
Ibm,,,,e de 105/26
48
morteros
de 81 mm. en esta última. Supone, sin
40
Obuomo do 155/23
12
1
embargo, un notable aumento el municiona
Canones de 75mm.
55
miento de los 30 morteros de 120 mm. de la
C8ono
de 90
106
D. 1. E. Igualmente aparece equilibrado en am
bas Divisiones el armamento e. c., ya que la
Ir’
suma de C. S. R. de 106 y la de O. A. P. de 90 mm.
de la D. 1. E. es sensiblemente igual al de cañones
O. C. de 60/50 y C. S. R. de 75 de la D. 1. E.
SERVICIO DE ARTILLERÍA
En resumen, y por lo que respecta al arma
Al intentar hacer un cálculo del peso que pue mento de la Infantería, cabe deducir las siguien
da representar el municionamiento en la nueva tes consecuencias para la D. 1. E.:
organización, hay que insistir nuevamente en la
Un considerable aumento en el peso de mu
consideración ya expuesta de que los números
niciones de armas Individuales.
que resulten tienen solamente un valor global y
Un equilibrio en cuanto al peso de municio
más bien cuantftativo, pues los datcis de que ne
nes de armas automáticas colectivas.
cesariamente hay que partir son mucho más
Un ligero aumento en el peso de municiones
aleatorios que los que se utilizan para los restan
correspondiente al resto de las armas, sobre
tes servicios de mantenimiento. Aun prescindien
todo por el que puedan representar las dota
do de las modalidades que en ambas Divisiones
clones del mortero de 120 mm.
pueda revestir la ejecución de los fuegos, es evi
dente a todas luces que para llegar a resultadoo
En cuanto al armamento de Artillería, si bien
aproximados habrá que disponer de datos ciertos la D. 1. cuenta con ocho piezas más de 105/26,
sobre las dotaciones por arma que en uno y otro no tiene en cambio ninguna de 155/23. La dife
caso se hayan señalado. Pero aun así, si éstao rencia de peso de ambos proyectiles, que viene
no son iguales, las consecuencias que puedan de
a ser, aproximadamente, de unos 23 Kg., supone
ducirse tampoco serán válidas, por;lo que es cas un considerable aumento para la D. 1. E. en el
imposible realizar un análisis comparativo d
peso de munición a transportar. No obstante,
cierta utilidad. Ahora bien, si cuantitativamente
las modalidades de empleo de la Artillería en la
—y con cierto rigor—el empeño es difícil, no lo batalla atómica, las dificultades para l.a acción
es, sin embargo, si lo que se pretende es sola
en masa y la decisiva influencia del apoyo atómi
mente deducir resultados globales de aplicación co—aunque por el momento no se cuente con
al caso que nos ocupa. Para llegar a ellos pode él en nuestras Divisiones Experimentales—deter
minarán indudablemente una notable reducción
mos apoyarnos en el cuadro núm. 2 y, suponien
do—por el momento—dotaciones similares por en el. consumo de proyectiles, aliviando de esta
arma en ambas Divisiones, deducir conclusiones suerte el enorme peso que hasta lafecha ha ve
respecto al volumen que el municionamiento nido representando
el municionamiento
de Ar
pueda representar en cada una de ellas, y obte
tillería.
Resto, únicamente por considerar el armamen
nidas éstas, será el momento de analizar la
coníeniencia de aumentar o reducir las dotacio
to de ios carrps de la D. 1. E., que en la D. 1. no
nes a la vista de los resultados obtenidos.
existen. Suponen un total de 35 carros ligeros, ar
Puede observarse en el cuadro núm. 2, por lo mados con cañónde 75 mm., y 106 carros medios,
que respecta al armamento individual, que hay dotados de cañón de 90 mm. Las dotaciones por
en la nueva División una reducción aproximada carro de ambas armas son de 48 disparos para
de las dos terceras partes de mosquetones, que el primero y de 71 para el segundo. Ello supone
viene ampliamente compensada al elevarse casi asimismo un consderable auiiiento en peso de
al cuádruple el número de subfusiles y fusiles municiones.
de asalto. Ello supone indiscutiblemente un con
Vemos, pues., que en el supuesto de que las
siderable aumento del peso de la munición co dotaciones de munición sean iguales en ambas
rrespondiente a este armamento.
Divisiones—y prescindiendo
de consideraciones
En cuanto al armamento colectivo, puede de orden, táctico—, el peso logístico que repre
apreciarse que la D. 1. cuenta con 276 fusiles senta el municionamiento es más elevado en la
ametralladores, que en la D. 1. E. no existen, D. 1. E., por su mayor número de armas atómicas,
aunque este desequilibrio se compensa—en gran piezas de Aritilería y armamento de los carros.
czeomodmm
:76
132
264
511
321
—
.
-
—
.
.
—
—
—
—
20
El problema del abastecimiento de municio
nes aparece más complicado en la D. 1. E, no
solamente en su aspecto cuantitativo—como se
acaba de ver—, sino también desde el punto de
vista de las dificultades logísticas que los nue
vos procedimintos de combate irán haciendo
surgir. En efecto, ha podido apreciarse por la
exposición anterior que el abastecimiento de mu
niciones se agrava especialmente por lo que res
pecta al armamento automático individual de la
Infantería, debido al extraordinario aumento de
la potencia de fuegos que a sus primeros, esca
lones confiere la alta dotación de fusiles de
asalto y subfusiles. La reposición de los grandes
consumos que sin duda se producirán, se difi
cultará extraordinariamente por los peculiares
procedimientos de combate que deberá utilizar
la Infantería, que exigirán de ella un despliegue
disperso y una alta movilidad.
La necesidad de asegurar el municionamiento
de estos primeros escalones en forma satisfac
toria, obligará a dosificar el reparto de la dota
ción, elevando los niveles a transportar en las
Unidades y reduciendo los del Parque Divisiona
rio. A tal efecto, el Estado Mayor Central con
sidera (1), a título experimental, que la dotación
de municiones debe estar repartida en la pro
porción 2/3 a 3/4 en las Unidades, y el resto, en
el Parque de Artillería de la División.
Descendiendo a la consideración de un caso
concreto y tomando como ejemplo la Agrupación
de Infantería—peón básico de maniobra de la
División—, puede afirmarse que, en números re
dondoS,: la capacidad de transporte de esta Un!
dad,
con sus vehículos orgánicos, es de unas
100 Tm. Si, de acuerdo con las premisas enun
ciadas anteriormente, se supone que en la Agru
pación de Infantería van una ración normal y
dos de previsión—una de ellas sobre el soldado—,
el peso a transportar es de unas 8 Tm., quedando
por tanto a la Unidad unas posibilidades de car
ga de 92 Tin. El peso aproximado de la dotación
de municiones experimental asignada a la Agru
pación de Infantería es de unas 50 Tñi.; descon
tando de este peso el que representa la munición
transportada por el propio soldado, puede apre
ciarse que todavía cuenta esta Unidad con cier
tas posibilidades de transporte para cubrir pe
queñas atenciones de impedimenta, bagajes, etc.
El Parque Divisionario cuenta con elementos
para instalar y servir hasta tres Centros de En
trega, que lógicamente se superpondrán a los
Centros Logísticos que monte la División. En
ellos, a su vez, las existencias de cada clase de
munición y tipo de armamento—en su caso—de
ben estar balanceadas con arreglo a las disponi
bilidades y riesgo atómico calculado que se esté
dispuesto a aceptar.
El Parque Divisionario dispone exclusivamente
de los vehículos necesarios para sus necesidades
de uso interno. Cuando deba efectuar transpor
tes de munición de cierta envergadura, deberán
asignársele los medios adecuados.
Iv
CONCLUSIONES
Examinando—Con la indispensable cautela que
es necesario aplicar a esta clase de análisis—los
(.1) Ob. cit.: Anexo núm. 1, Dotaciones.
Í.
.-----‘
—.
,-‘.-----.
c-,
.-,--,
L
21
resultados obtenidos en la anterior exposición,
cabe deducir algunas conclusiones al caso que
nos ocupa:
—
—
—
—
El peso logístico que representa el abasteci
miento de víveres en la nueva División es
notoriamente inferi@r al de la antigua. Este
peso puede—y debe—reducjrse más todavía
aligerando, por una parte, las raciones de re
serva de la División y actuando, por otra, so
bre la constitución básica de los alimentos,
con ayuda de las modernas técnicas para su
preparación y envase.
Las dificultades para efectuar un régimen de
alimentación normal y la necesaria reducción
de raciones de reserva—unido a la convenien
cia de menores tonelajes—aconsejan la su
presión de raciones normales y el desplaza
miento del despliegue de las raciones de pre
visión hacia una mayor acumulación en los
primeros escalones, donde se producirán más
fácilmente las crisis en el abastecimiento y
donde será más difícil la reposición.
Las posibilidades del Servicio de Intendencia
de la nueva División son notablemente supe
riores respecto a la antigua, tanto por la re
ducción de tonelajes ya conseguida como por
su mayor disponibilidad de medios de trans
porte y por el aumento de rendimiento ad
ministrativo que le confiere la espécialización
de funciones.
El peso logístico que representa el municio
namiento de la Infantería significa un con
siderable aumento en comparación con la Di-
visión antigua. Más importante que el aumen
to en sí, es—sin duda alguna—el problema
del municionamiento de los primeros escalo
nes de combate. Su solución habrá que bus
carla restringiendo consumos—mediante una
mayor eficacia en la instrucción y una rígida
disciplina de fuegos—y aumentando las do
taciones individuales y de reserva de dichos
escalones. Será necesario contar con vehícu
los para todo terreno, capaces de efectuar el
municionamiento avanzado, cualquiera que
sea el momento táctico del combate.
El peso que representa el municionamiento
de Artillería aparece más o menos equilibra
do en ambas Divisiones. No obstante, las mo
dalidades de ejecución de los fuegos y la con
sideración de que es necesario contar con
apoyo atómico, permiten suponer lógicamen
te una gran reducción de tonelajes en este
aspecto.
BIBLIOGRAF’IA
CONSULTADA
«Conferencias
de la Escuela de Infantería
del Ejército de
EE. IJU.» Madrid, julio ú959. (Traducción del E. M. de
la División Experimental
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Escuela de Estado Mayor: «Ciclo de Información
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Estado Mayor Central:
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1959.
José Maria
Campaña.
Rey de Pablo Blanco:
«La Intendencia
en
Táctica del Servicio». EJÉRcITO. Madrid, 1953.
—.
...
‘---1
ti
22
Ja evolución de la Ar
/il/eria
divisionária
Capitán de Artillería, diplomadode E. M., Juan Antonio PEREZ
CHAO y ROMERO, del E. M de la División61.
En un artículo anterior publicado con este mismo
título en el número de EJÉRcITodel mes de julio úl
timo, nos hemos ocupado con otras consideraciones
generales que igualmente pueden servir de preám
bulo a éste, de los Materiales, de la Tracción, de las
Misiones y de la organización de las Unidades de
Artillería de la División.
Para completar este estudio de la Artillería Di
visionaria (y no del todo, porque aún quedan por
examinar otros temas que ya apuntamos anterior
mente) vamos a ocuparnos ahora de examinar lo
referente a los siguientes puntos: Organización del
Mando, la coordinación del fuego, el enlace, la ob
servación, la defensa inmediata, la defensa anti
aérea y unas conclusiones breves de lo que hasta
ahora se ha conseguido para asegurar el cumpli
miento de las misiones de la Artillería en la batalla
moderna.
LA ÓRGANIZACION
DEL MANDO
Fácilmente se comprende que al contarse con dos
o tres Planas Mayores de Grupo, mas la posibilidad
de emplear las Baterías en misiones independientes,
incluso fraccionando algunas de ellas, y ligadas direc
tamente con Ja Jefatura de Artillería Divisionaria,
la gama de posibles Organizaciones del Mando es
sumamente variada. Además, en situaciones en que
la División deba llevar a cabo un mayor esfuerzo,
será normal asignar un considerable refuerzo de
Artillería, lo que da aún mayor número de variacio
nes a la Organización del Mando. Esta Organización
tenderá a la descentralización en situaciones que
óbliguen a la División a amplios despliegues, y por
el contrario, a medida que éstos sean más concen
irados, podrá tener una más acusada centralización.
Como se recordará, antes se organizaba la Arti
llería Divisionaria en : Agrupaciones de apoyo di
recto, tantas como Regimientos de Infantería ponía
en línea la División, constituídos por tantos Gru
pos como Batallones situaba en primer escalón el
Regimiento; y Agrupaciones de Acción de Conjunto
(normalmente una sola), con misión de protección.
Esta era la norma general, desde luego no rígida,
pero sí la más comúnmente adoptada. Pues bien:
actualmente, la Organización del Mando tiene que
fijar la composición de las Agrupaciones de Apoyo
directo, que ahora tendrán menos rigidez y mayor
independencia aún, designar qu Baterías o Seccio
nes quedan en dependencia directa del Jefe de Ar
tillería de la División y, si el caso lo precisa, cuáles
han de asignarse para constituir Agrupación o Agru
paciones Tácticas de refuezo. Esto por lo que se
refiere a distribución de Unidades, pero además ha
de fijarles misiones normales y eventuales. Estas mi
siones, generalmente, no serán de un solo carácter,
si no en limitados casos; por ejemplo, un mismo
Grupo e incluso una misma Batería, hará protec
ción y además estará preparada para reforzar el
apoyo a una Agrupación. La designación de niisio
nes se hará, por lo general, bajo dos formas de
expresión: o bien designarla con relación a la Uni
dad apoyada o con relación a la zona donde ha de
ejecutarse. Cuanto más amplia y profunda sea la
zona en que la División va a operar, más adecuado
será organizar los Grupos de manera que las bate
rías, aun subordinadas a ellos, tengan misiones in
dependientes. En ese caso, la labor de los Mandos
de Grupo no pierde importancia, puesto que ten
drán que atender, en zonas muy amplias, con la
complejidad consiguiente, a: la cordinación de la
observación, el establecimiento de un sistema topo
gráfico general, establecimiento y permanencia de
transmisiones y enlaces, coordinar planes contra
morteros, coordinar planes de refuerzo a las Bate
rías de morteros, etc. Desde luego,, la Organización
del Mando será, como hasta aquí, función de la si
tuación táctica y de los propósitos del Mando de la
División.
LA COORDINACIO!’
DEL FUEGO
El volumen de los fuegos que en favor de la Divi
sión se pueden haccr hoy día y la variedad de for
mas e incluso Armas que pueden emplearse para
ello, ha obligado a crear un organismo coordinador
dé todos los fuegos. Los fuegos pueden proceder: de
las Armas de Infantería; de las Baterías de morte
ros’; de la Artillería Divisionaria; de la Artillería
de refuerzo; de escalones saperiores artilleros; de la
Aviación, e incluso, en algunas situaciones, de la
23
Marina. Algunos de los elementos considerados pue
den proporcionar también fuegos atómicos. La eje
cución de muchos de éstos se sale, desde luego, del
ámbito de Artillería Divisionaria, y silos menciona
mos aquí, es exclusivamente por el importante pa
pel que en punto a su coordinación desempeña el
Jce de la Artillería Divisionaria y su Plana Mayor.
El coordinador de todos lOS fuegos de que dispondrá
la División, sea cualquiera su procedencia, es el
Jefe de Artillería de la División. Para ello, bajo su
mando y dirección, trabaja el llamado «Centro Co
ordinador de Fuegos» (en designación americana,
«Centro de 000rdinoción de los Tiros de Apoyo», o
F. S. C. O.), que n es un organismo propiamente
artillero, ya que está integrado por miembros del
E. M., del Destacamento de Enlac Aéreo, de la
P, M. de la Artillaría Divisionaria, etc., aun cuan
do lo dirige el Jefe de Artillería de la División, por
ser el Jefe más adecuado por su función, a los fines
del citado Centro.
Los resultados que desea conseguir el Jefe de la
División del empleo de todos los fuegos, atómicos y
clásicos, de que dispone, en relación con la maniobra
proyectada, ha de definirlos él, es decir, ha de con
cretar el papel que va a desempeñar el fuego; o, di
cho de otra forma, ha de coordinar el fuego con
la maniobra y determinar en qué grado han de
condicionarse mutuamente.
Esta coordinación dará como resultado lo que
pudiéramos llamar un Plan de Empleo del Fuego
(en designación española, «Plan General de Apoyo»).
Partiendo de ese Plan, el Jefe de rtillería, emplean
do el «Centro Coordinador de Fuegos», redactará su
«Plan General de Fuegos», que se formará con pla
nes parciales de: Fuegos de Artillería atómicos y
clásicos; peticiones de fuego de Aviación; fuegos
de Infantería; Fuegos navalesÇ etc. Todos estos pla
nes parciales, deben ir perfectamente coordinados e
integrados en el plan General de Fuegos para: evi
tar superposiciones o duplicidades innecesarias; em
plear cada arma sobre el objetivo más apropiado;
conseguir el máximo rendimiento de los medios;
proporcionar seguridad a las tropas propias y com
probar la posibilidad de su realización.
Los detalles de las misiones, composición, situa
ción, actuación en las distintas fases del combate,
etcétera, del «Centro Coordinador de Fuegos» de la
División, nos llevarían a muy extensas considera
ciones, por otra parte ampliamente tratadas en Re
glamentos y trabajos, separándonos del fin por el
que nos hemos ocupado de él, que no es otro que
destacar la enorme importancia y responsabilidad
que corresponde en las modernas Divisiones al Jefe
de Artillería de la División (1) en todo aquello que
sea coordinación, resultado y empleo de los fuegos
“clásicos y atómlcos, no sólo los correspondientes a
la Artillería Divisionaria, sino de todos los que pue
da disponer la DivIsión, importancia y responsabi
lidad que se ve multiplicada por al hecho de estar
facultado, por delegación del General Jefe, para to
mar la decisión de empleo del fuego atómica, fa
cultad que sólo otra persona, el General 2.° Jefe,
posee.
Es interesante
no. confundir
«El Centro Coordi
nador de Fuegos» de la División con el «Puesto Cen
tral de Tiro» de la jefatura de Artillería Divisionaria.
Este último, aparte de otros cometidos, confeccio
na el Plan de Fuegos de la Artillería (uno de los
planes de fuego que con los de Aviación, Infantería,
etcétera, ha de coordinar el F. S. O. C.), y para ello
recibe:
—
De los coordinadores de fuegos (el Jefe de la Ba
tería de Morteros) de cada Agrupación de Infan
tería el Plan de Fuegos previsto para su Batería
de Morteros, una vez aprobado por el Jefe de la
Agrupación, incluyendo las peticiones de fuegos
necesarios, y que no puede realizar la Batería de
Morteros por sí misma.
De los Jefes de Agrupación, Giupo o Batería in
dependientes, los planes de fuego que les encar
gue confeccionar el Jefe de Artillería Divisiona
ria, para el empleo de los de sus Unidades res
pectivas.
Una vez coordinados todos los planes menciona
dos y confeccionado por tanto el Plan de Fuegos de
Artillería, ésté se eleva al Centro Coordinador de
Fuegos de la División.
—
Asimismo «El Puesto Central de Tiro de la Jef a
tura de Artillería Divisionaria» prepara el «Pían de
Fuegos Atómicos». Este no se basa en las peticiones
o necesidades de fuegos atómicos de las Unidades
subordinadas, puesto que el escalón de empleo de
este fuego es la División, y sólo en el caso de tener
la Agrupación
asignado un crédito atómico, puede
ésta intervenir en el planteamiento de tales fuegos.
Este Plan se eleva, como el anterior, al «Centro Co
ordinador de Fuegos de la División» para su coordi
nación final.
EL ENLACE
El enlace conserva todo su valor y se sigue man
teniendo por medio de los Pelotones y Destacamen
tos de Enlace, que son capaces de destacar, cerca de
los Jefes de Unidad apoyada o reforzada, por lo ge
neral, casi todas las Planas Mayores de Unidad ar
tillera. En la organización americana poseen Pelo
tones de Enlace: la Batería de Plana Mayor de la
Jefatura de Artillería Divisionaria; la Batería de
Plana Mayor del Grupo de obuses de 105; cada una
de las cinco Baterías de 105; y la Batería de Flana
Mayor del Grupo Mixto. Nuestra División Experi
mental no cuenta en la Batería de Plana Mayor de
la Jefatura de Artillería Divisionaria con ningún
Pelotón de Enlace, pero sí con una Sección de Ob
servación,
que indudablemente
ejercerá, además
de sus misiones; la de enlace. En la Artillería de
nuestra
División Experimental,
se modifica en al
gunos escalones la norma de la antigua Artillería
de la División ternoria de unir la observación y el
enlace en equipos que atendían simultáneamente a
ambos cometidos; así, en las Planas Mayores de los
dos Grupos de 105 existe, aunque bajo dependencia
del mismo Oficial que tiene a su cargo la Sección
de Observación, un Pelotón independiente de enla
ce, al mando de un Suboficial; pero en las Baterías
de estos Grupos, esa independencia
(1) En las Divisiones pentórnicas de los EE. Utl., este
Jefe es de categoría de General de Brigada.
24
es más limitada,
puesto que el Destacamento de Enlace y Observa
ción Avanzada son un mismo equipo, mandado por
un Oficial. l Grup de 155 no tiene en ss Baterías
este Equipo de Observación Avanzada-Enlace, sino
sólo de observación, lo mismo que las baterías de
igual calibre americanas, si bien en éstas tiene ca
rácter de observación avanzada y en las nuestras, no.
La ausencia del organismo de Enlace en las Baterías
de 155, se justifica por admitirse que no será nor
mal que este material haga apoyo directo.
Es intcresante destacar que todas las misiones de
enlace son desempeñadas en la artillería americana
por Oficial, criterio que no siempre se sigue en la
nuestra, donde los Pelotones de Enlace de Grupo,
como se ha dicho, son dirigidos por un Suboficial.
Los Pelotones de Enlace se destacaban, siempre o
casi siempre, a la Unidad de otra Arma a que se
1.
había de apoyar, considerándolos muy justamente
como elementos con los que se había de lograr la
forma más eficaz para el apoyo. En adelante, los
equipos de enlace, que en ocasiones serán reduci
dos Incluso a un Oficial, no sólo se destacarán hacia día normalmente en todas las Artillerías Divisiona
Unidades apoyadas, sino que irán .a otros escalones e incluso las Agrupaciones de Infantería, para auxi
artilleros superiores o inferiores. Será frecuente que liar a su Batería de Morteros en la acción contralos Oficiales de Enlace de las Jefaturas de Artillería morteros. El número y encuadramiento de estas Uni
Divisionaria actúen dentro de los Organos Coordi
dades Radar varía de unas a otras organizaciones.
nadores del Fuego y que los de los Grupos vayan En la División Pentómica Americana, y ocupándonos
a la Plana Mayor de la Artillería Divisionaria. Los de los que posee la Artillería, encontramos en la Ba
de las Baterías se destacarán con arreglo a la mi
de Plana Mayor de la Jefatura de Artillería
sión que éstas reciban; si hacen apoyo directo con tería
Divisionaria dos Pelotones Radar que normalmen
la Unidad apoyada; sí refuerzan apoyo, con la Uni
te se agregan a cada uno de los Grupos (o alguna
dad artillera o con la Batería de Morteros, cuyo Batería independiente), y éstos los sitúan er. las
fuego se refuerza; si quedan asignados a una Agru
proximidades de alguna de las Baterías orientadas
pación Táctica, según ordene el Jefe de la Agru
más a vanguardia, a cuyo Puesto Central (y en oca
pación, con la Unidad que más puede necesitar apo
también a los de otras baterías, si así se le
yo de fuego artillero. Claro está que los auxilios, siones
ordena) enviarán el resultado de las localizaciones
tanto en personal como en material, con que cuen
-obtenidas. Este Puesto Central se encarga de trans
ten los Pelotones de Enlace variarán mucho según mitir al de Grupo ‘i éste a su vez a la Jefatura de
su misión; pero siempre serán en ellos indispensa
Artillería Divisionaria las mencionadas localizacio
bles para su eficacia unas adecuadas y buenas trans
nes. Cada Pelotón Radar entra en la Red General
misiones.
de Transmisiones atilleras a través de la Batería
en cuyas proximidades, está asentado, o bien del
Grupo a que ha sido agregado. La batería mencio
LA OBSERVACION
nada da al Pelotón facilidades topográficas, logís
La observación terrestre sigue siendo básica en la ticas y atiende a sa seguridad.
Artillería Divisionaria, y a ella sirven su red de ob
En nuestra Divisón Experimental existe, dentro
servatorios y las Unidades de observación dotadas del Regimiento, una Batería especial de Localiza
con medios espaciales (Aviación, localización radar,
ción-Radar, compuesta de: Mando y plana Mayor;
etcétera), que antes eran propios del C. E. y ahora cinco Equipos de Localización-Radar y un Pelotón
están, en parte, integrados en la División que dis
de Servicios. Si bien esta organización no se da co
pone de observación aérea y radar propios.
mo definitiva, se ha considerado, posiblemente en
Por lo que se refiere a la constitución de los bien de la instrucción y rendimiento de estos me
equipos de observación normales, éstos no varían dios, aún no abundantes ni conocidos con suficiente
sustancialmente de la que poseían en las Unidades divulgación en nuestro Ejército, preferible por el
de la División ternaria, pero dentro de las diversas momento centralizar todos los Equipos Radar en
una sola Unidad.
organizaciones el rúmero y cualidad de estos equi
Pero hemos de pensar que su empleo táctico será
pos, sí resulta dispar. Así, en el Regimiento Divi
sionario Americano, los 13 Pelotones de Observación situando parte de los Equipos a disposición de los
con que cuenta tienen el carácter de Pelotones de Grupos y parte a disposición de las Agrupaciones
de Infantería para trabajar en beneficio de su Ba
Observación Avanzada, y en cambio de los 21 EquI
tería de Mortero. También resulta posible dar a
pos de Observación de nuestro Regimiento para Di
cada una de las cinco Baterías de 105, cfue serán
visión Experimental sólo cinco (uno por Batería
de 105) son de Observación avanzada, llevando anexo normalmente las más avanzadas en el despliegue, un
Equipo que quede directamente unido a su Puesto
corno antes indicamos el doble cometido de obser
Central de Tiro. La repartición de estos medios de
vación-enlace.
Un valioso medio auxiliar de la observación para ber señalarse, a nuestro juicio, en algún epígrafe
de la «Organización del Mando». Lo mismo que su
la localización de armas enemigas, en especial Mor
teros, son los Equipos Radar, de que se dispone hoy cede en la División americana, estos equipos deben
-
,
>
25
ser auxiliados topográficamente y’ en transmisiones
por las Baterías o Grupos, y en este último aspec
to, si fuera necesario, incluso por el Batallón de
Transmisiones divisionario.
Otro moderno y también vlioso auxiliar para la
observación artillera en las Divisiones son las Pa
trullas de Observación Aérea de Artillería. Dentro
de la Compañía de Aviación del Ejército que poseen
las modernas Divisiones (la de nuestra División Ex
perimental está en estudio) existen varias Patrullas,
con material adecuado al cometido que han de des
empeñar, utilizables en apoyo de las Agrupaciones
de Infantería; del Grupo de Escuadrones de Caba
llería; de las Agrupaciones Tácticas, o de la obser
vación, localización de objetivos y corrección del
tiro de la Artillería. Aunque la dependencia normal
de toda la Compañía de Aviación es del General de
la División, en operaciones, esta dependencia suele
descentralizarse, en cuyo caso, la dependencia de la
Patrulla Aérea de Artillería pasa a la del Jefe de
la Artillería Divisionaria. El Jefe de la Patrulla es,
además, asesor del de la Artillería Divisionaria so
bre el empleo y utiLización del material aéreo.
El personal de observadores no pertenece a la
Compañía de Aviación, sino que lo proporcionan las
Unidades apoyadas, y por tanto el correspondiente a
la Patrulla de Artillería, procede de la propia Arti
llería, así como el material especial que emplean.
,Aun cuando las misiones de observación, localiza
ción y corrección del tiro sean las más frecuentes
para la Patrulla de Artillería, también puede cum
plir otras de gran interés, como son: reconocimien
to de itinerarios y posiciones, tendido de lineas, pe
queños abastecimiefltos y evacuaciones, topografía,
fotografía, iluminación del campo de batalla, etc.
DEFENSA
INMEDIATA
Continúa en vigor el criterio de no proporcionar
a la Artillería tropas que atiendan á su seguridad
y su defensa de Unidades de otras Armas, salvo en
limitados casos, y sólo, por lo general, concretándose
a Baterías, asentadas a vanguardia o capaces de fue
go atómico. Por tanto, es la propia Artillería la
responsable de su defensa inmediata y la que ha de
atender como hasta aquí a su seguridad, hoy día
quizá más comprometida que nunca a causa de la
profundidad de las penetraciones de las Unidades de
carros y de los Intervalos en los despliegues de las
Unidades de Infant€ria. Y es tal la importancia que
se da a la organización de la defensa inmediata,
que es inspector y coordinador responsable de ella
le Segundo Jefe cie la Artilleria Divisionaria. Las
organizaciones y posiciones de la Artillería deben
situarse de tal manera que resulten protegidas por
las Agrupaciones de Infantería, siempre que desde
tales sitios pueda cumplir las misiones de fuego que
tengan encomendadas.
En situaciones defensivas habrá la posibilidad de
que las Unidades artilleras que estén asentadas en
las proximidades de las reservas Duedan ser prote
gidas, si la situaci’rL lo permite y el Mando así lo
estima necesario, por alguna fracción de tales reser
vas.
En el Regimiento de Artillería de nuestra División
Experimental, unos 230 hombres, es decir, algo más
26
del 10 por 100 de si efectivo total de tropa, se ocu
pa de la defensa inmediata. Disponen para ello, en
tre otras armas, de 55 fusiles de asalto y 32 ame
tralladoras, y es de destacar la importante cantidad
que supone la cifra de estas últimas, si advertimos
que una Agrupaciói de Infantería completa tiene 34.
Contrasta, por el cont±ario, la escasa propárción de
armas defensivas ontra-carros, que se limita a 18
lanzagranadas, cifra análoga a la del Batallón de
Zapadores y muy inferior a la de la Agrupación de
Infantería
(41), pero ello tiene la justificación de
poder emplearse las mismas piezas como armas con
tra-carros en puntería directa a distancias próximas.
La proporción de subfusiles, en relación con los
mosquetones, es muy superior a la existente en
organizaciones pasad-as, y así vemos que, por cada
mosquetón existen casi tres rubfusiles, proporción
que resulta muy similar a la que existe en la Agru
pación de Infantería, donde la proporción es de uno
a algo más de tres.
La articulación de los mencionados efectivos se
concreta a una Sección de protección por Grupo y
un Pelotón de Ametralladoras (de 4 máquinas en
las Baterías de 105) por Batería, estando los lanzagranadas encuadrados en las Secciones de Grupo.
Hemos hecho estas comparaciones cuantitativas
con el propósito de destacar el notable coeficiente
de importancia que se da a este problema en nues
tra Artillería Divisionaria, pero tenemos la impre
sión de que los medios dedicados a este fin en nues
tra División Experimental son relativamente modes
tos si se comparan con los análogos de algunas Uni
dadas extranjeras.
Ha de tenerse en cuenta, dado el relativo valor
que hoy día tienen el terreno ocupado y que no se
preconiza aferrarse a él, que un importante medio
de defensa para la Artillería está en su movilidad.
No es frecuente qu’ para cumplir una misión de
fuego no exista mís que una única posición; por
tanto, teniendo estudiadas varias y aprovechando.
la muy estimable capacidad de movimiento de los
actuales materiales, podrán evitar algunas Unida
des el ser destruídas po penetraciones potentes y
al mismo tiempo seguir tomando parte activa eñ el
combate desde las nuevas posiciones.
Claro está que el momento de abandonar una po
sición tendrá que ser ordenado por un escalón en
cargado de ello de antemano y nó por el Jefe de la
misma Unidad, ya que de otra forma podría orde
narse el cambio c’ando el apoyo de fuego fuera
necesario.
-
DEFENSA
ANTIAEREA
Así como los materiales pesados de campaña han
entrado a formar parte plenamente de la A’rtillería
Divisionaria, los análogos antiaéreos, por otra par
te sustituidos en muchos países por cohetes radiodirigidos, permanecen como hasta aquí, fuera de la
División y se encuadran en el Cuerpo de Ejército,
escalón que debe garantizar la defensa antiaérea en
la zona de despliegue de la División, por lo que se
refiere a ataques procedentes de aviones en vuelo
a mediana o gran altura.
Como modernos materiales antiaéreos ligeros, con
gran velocidad de fuego y modernos aparatos radar
-
para dirección del tiro, suelen ser normalmente em
pleadas piezas de 41) ó 37 mm., en montajes a veces
hasta de cuatro tubos, pero corrientemente de uno
o dos. Estos son apropiados para la defensa contra
ataques a baja altura, aunque también empiezan ya
a ponerse en servicio para este mismo cometido
material cohete que, hasta ahora y diferentemente
de lo que ocurre en los materiales pesados, no desplaza el tipo de pieza de 40 de que hablamos.
Para el encuadramiento de las Unidades anti
aéreas ligeras existen dos criterios, que se resumen
en uno solo cuando se trata de su empleo táctico.
Uno de ellos consiste en hacerlas pertenecer al
O. E. y agregar a la División un Grupo A. A. li
gero cuando ésta lb precise, que normalmente será
al estar situada en la zona avanzada. El otro, darle
orgánicamente a la División un Grupo A. A. ligero.
Rn resumen, lo normal es que bien agregado o bien
orgánico, la Divisi5n cuente con uno de los men
cionados Grupos y sea responsable de su• propia
defensa contra ataques aéreos ejecutados a baja
altura, tomando el Jefe de Artillería de la División
este Grupo como una Unidad artillera más a sus
órdenes.
La División Pentómica americana no posee Grupo
A.A. ligero, pero cuenta con que C. E. se lo propor
cione. La primitiva plantilla de nuestra División Ex
perimental tampoco incluía otro material A. A. que
23 ametralladoras A. A., distribuídas entre el Regi
miento de Artillería, Batallón de Zapadores y Grupo
de Intendencia. Por lo que se refiere a las del Regi
miento de Artillería, están encuadradas tres en ca
da Sección de Protección de Grupo, y son de 12,70.
Desde luego, dado el tipo de material de que se tra
ta, su empleo quedará limitado a la defensa de al
gunos elementos de cada Grupo, que a juicio del
Jefe del mismo puedan ser atacados a muy baja
cota.
Actualmente nuestras Divisiones cuentan en plan
tilia con un Grupo A. A. ligero de 40/70.
El empleo táctico de estos Grupos depende del
peligro de ataque aéreo que el General de la División
considere más amenazador. En tal sentido, se les
puede señalar un determinado número de zonas,
cuya defensa se considere indispensable, y en ese
caso, el Grupo actúa centralizado bajo el mando
de su Jef e, que distribuye las Baterías o Secciones
entre las zonas que se le ha ordenado defender.
También puede darse al Grupo misión de defender
contra ataques aéreos en vuelo bajo, determinadas
Unidades y para ello se dará una fracción a cada
una de dichas Unidades. (Agrupaciones dé Infante
ría, Regimiento de Artillería, Agrupación de Caba
llería, Servicios, etc.)
Otra modalidad de empleo del mayor interés será
el despliegue del Grupo con miras a la defensa de
la División contra ataques procedentes de fuerzas
aerotransportadas o efectivos desembarcados de he
licópteros, para lo cual habrá de tener muy presente
las zonas de terreno más apropiadas para el empleo
de tales Unidades.
-
•
Después del parcial e incoffipleto repaso que
inos hecho en este artículo y en el precedente
lo que es una Artillería Divisionaria moderna,
siblemente estamos en condiciones de considerar
he
de
po
có
mo puede responder ésta a los problemas básicos que
al principio decíamos tenía planteados y que con
cretábamos en: mas potencia de fuego; más mo
vilidad; más rapidez en su actuación; conservar la
capacidad de dar apoyo; conservar la capacidad de
dar protección; atender a su defensa inmediata y
a su defensa antiaérea. Pero antes debemos hacer
nos una pregunta: ¿estaría actualmente en condi
ciones de cumplir con éxito sus misiones la Artille
ría Divisionaria, dotada tal y como estaba al tér
minar la G. PL II? La contestación no ofrece duda.
Naturalmente que nó; de lo contrario no hubiera
sidoS preciso acometer modernización alguna. Sin
embargo, merece la pena preguntarse tal cosa, ya
que a poco que observemos notaremos que los ma
teriales en servicio actualmente en muchas Divisio
nes modernas son los mismos 105 y 155 de la pasada
guerra, con sus 10 a 12 kilómetros de alcance. Es
este un aspecto ecoñómico de la cuestión que no
puede dejar de tenerse en cuenta. Una Artillería no
se puede sustituir más que, si acaso, en ocasiones de
mucha excepción (una guerra en desarrollo) en un
corto período de tiempo, y para ello afectando se
riamente a la economía nacional y, al mismo tiem
27
po, creando un problema a la industria, a no ser
que se trate de países de enorme potencial. De otra
parte, los materiales de la G. M. II, cuando se trata
de combates en los que no se emplea explosivos
atómicos, y ya al principio señalábamos que éstos
serán bastantes, conservan todo su valor. Además,
también indicábamos que las Divisiones modernas
aspiran a ser útiles en lucha atómica y no atómica.
Estas razones justifican en parte la permanencia de
los materiales aludidos, pero no cabe duda que pau
latinamente serán sustituidos por otros més mo
dernos y de mayor alcance, aptos para los dos tipos
de lucha.
En conclusión, y como resumen de las considera
ciones hechas hasta aquí, se puede decir que la r
tilería Divisionaria ha solucionado así los proble
mas que hemos mencionado:
Conseguido más potencia de fuego: Aumentando
el número de sus piezas por Unidad y en total;
admitiendo calibres pesados y cohetes; moder
nizando sus montajes e introduciendo el explosi
vo atómico. Con todo, hemos de hacer constar que
este factor no está resuelto a plena satisfacción,
como lo demuestra el reciente incremento de 18
obuses de 155 en la División americana, sobre los
12 ya existentes.
Mejorado su movilidad: Modernizando todo su
material de tracción; haciendo autopropulsado
una importante parte de sus piezas; haciéndose
toda ella aerotransportable; dotando ampliamen
te de vehículos epropiados sus órganos de Mando,
Planas Mayores, Escalones de Servicios y Entre
tenimiento y Columnas de municiones.
Acelerado su rapidez de actuación y mejorado su
oportunidad de intervención: Modernizando sus
medios para el enlace y la observación; por una
ajustada coordinación de fuegos; una adecuada
distribución de misiones dentro de sus materia
les; una orgánica en Planas Mayores y Unidades,
adaptada a la de la Infantería; una organiza
ción de Mando adecuada. Esto con independencia
de otros cambios que repercuten más directamen
—
—
d
28
te en el factor rapidez, como transmisiones, topo-.
grafía, métodos de tiro ,etc., y a los que no a1udimos por no haberlos tratado aquí.
Conservado la capacidad de dar apopo: Mante
niendo los materiales de calibres medios clásicos;
aumentando los alcances de los mismos hasta.
los 17 Km. y mejorando sus condiciones balísti
cas.
Conservado la capacidad de dar protección: In
troduciendo en su orgánica materiales clásicos
pesados y material cohete de gran calibre, con al
cance hasta de 32 Km.
Incrementado su Defensa inmediata:
Con una
mayor cantidad de armas defensivas automáti
cas; aumentando considerablemente el número
de hombres dedicados a este cometido; organi
zando Secciones especiales en los Grupos.
Garantizado parte de su Defensa Antiaórea: To
mando a su cargq la defensa de la División con
tra los ataques a baja cota. y contra toda clase
de aviones o helicópteros que actúen en misionesde observación o con propósito de desembarco
aéreo; disponiendo, al menos, bien en propiedad
o asignado, de un Grupo ligero A. A.
Está muy claro que vivinios, en Orgánica Militar,
como en otros muchos aspectos de la actividad hu
mana, tiempos de transición. Las Divisiones. .modernas están sin contrastar, en una guerra regular, de
las dimensiones de las futuras, y quiera Dios no lle
gue, o al menos tarde mucho, en comprobarse su
eficacia. Su composición puede variar aún mucho,.
como consecuencia de estudios y maniobras, hasta
llegar al equilibrio y permanencia que tuvo su an
tecesora la ternaria. Hemos de tener, pues, el ánl
mo preparado a otras variaciones sin sorprendernos.
—
—
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EJERCITO Y.LA- -INDUSTRIA
AIórez de C. d0 Arflhlería,
RamónMAÑANA VÁZQUEZ.
.—En los últimos años ha recaído la aten
gión de los técnicos y hombres de empresa
sobre unos problemas y especialidades que tie
nen poco que ver con la regla de cálculo o las
ecuaciones diferenciales; en la industria estos
problemas se llaman Relaciones humanas, Lro
ductividad, Racionalización, TWI, Organización
de empresas, etc., todas ellas técnicas de poten
-cial humano, en definitiva. Muchas de estas e
pecialidades nacieron o se desarrollaron en el
transcurso de alguna de las dos guerras mun
diales con fines militares y se aplicaron luego
a la industria de paz, siguiendo esa corriente
-de comunicación que existe entre las técnicas
-de producción de la industria y las técnicas de
guerra.
Una mayor atención al factor humano en el
proceso de la producción ha sido debida ca-si
siempre a. motivaciones económicas y no a- ra
zones de. índole espiritual. Así, por ejemplo, mu-chas empresas americanas manifiestan llana-mente que el acertado desarrollo de un pro
grama de relaciones humanas constituye una
gestión rentable. Muchas empresas mineras bel
gas disponen de magníficos servicios de recep
-ción de personal, programas de adiestramiento
y seguridad; todo lo cual no es otra cósa que
un intento de solución de un grave problema de
falta de mano de obra.
1.—Entre todas estas técnicas, la de mando
de personal no se ha concretado todavía en
cuerpo de doctrina, pero existen acerca de ella
estudios y principios dispersos que se puede in
tentar sistematizar.
Se observa que el hombre indispensable, el
hombre que manda en un asunto, no es el téc
nico como tal, el técnico de detalle, sino el orga
nizador, personaje que vale sobre todo por sus
cualidades de carácter y de juicio. Es el técnico
de las ideas grnerales.
Tradicionalnente
se venía pensando que el
don de mandar era una cualidad innata en el
individuo: el jefe—se pensaba—nace, no se
hace. Los grandes conductores de hombtes, ya
los llevasen a la guerra, a la revolución o a la.
lucha de la producción, igual que los que se
adueñaban de ámbitos más reducidos—capita
nes de buques, caciques de comarca o jefes de
guerrillas—manejaban a los hombres por ins
tinto, gracias a unas dotes especiales que les
permitían dominar las situaciones y arrastrar
voluntades hacia el fin que ellos se hablan pro
puesto. Este tacto natural existe, sin duda, pero
en el apremiante mundo que vivirnos, cada vez
hay menos lugar para el brote de la jefatura
espontánea; el arte de mandar se está convirtiendo, .páco a poco, en técnica de mandar.
Vivimos en- una época de eficacia, y para po-
-
-
-
2
-
uer eficazmente en marcha el potencial huma—
no se requiere una organización segura, basada
en una autoridad correctamente
jercida.
Las
empresas de producción de elevada planti]ia de
personal cada vez se aselnejan más a unidades
del ejército en pie de guerra; inversamente los
grandes ejércitos iiodernos, con sus volumino
sos y complejos contingentes
de hombres y de
material, tienen bastantes puntos comunes con
las organizaciones industriales.
gir. Es claro que estas circunstancias
exigen un
mecanismo de información y de mando de fun
cionamiento
casi automático para que el inge
niero pueda dominar en todo momento la mina
y no ser arrastrado por ella
Otro factor que requiere una buena disciplina: el peligro propio de los trabajos mineros.
Contra lo que se pueda cÑer a primera vista, y
luego hablaré de ello, la disciplina es necesaria
en este caso para impedir que el minero ée
arriesgue imprudentemente
obligándole a cumplir con las medidas de seguridad de’ las que él.
por su propio gusto, prescindiría.
-
-
2.—Para poner de relieve la importancia
que
la disciplina y el mando de hombres tiene en
el mundo de la producción industrial y en el
desarrollo de estas ideas, me referiré al caso
que por mi profesión me es más conocido. Se
trata de una explotación minera de carbón en
la cuenca central asturiana. En primer lugar y
en comparación
con determinados
paises ex
tranjeros, la industria hullera asturiana se dis—
tingue por un bajo índice de mecanización, y,
por consiguiente, por una extraordinaria
im
portancia
económica de la mano de obra; el
75 por 100del precio de costo de la tonelada se
va en jornales. Incidentalmente
recordaré que
esta característica
de limitada mecanización no
se debe, contra lo que se cree vulgarmente, •a
incapacidad
tecnológica, sino a la modalidad
de los yacimientos y a las condiciones generales
de la economía nacional. El hecho es que la ac
tual producción de carbón española exige un
contingente
total de unos cien mil hombres en
cifras redondas. Este papel clave del hombre en
la industria carbonera justifica que se sienta
interés por el problema de su mando.
Pero no sólo cuantitativa, sino también cuali
tativamente
los trabajos mineros exigen una
elevada dosis de disciplina y mando organizado.
La mina no es una instalación industrial está
tica y repetida día -a día; al contrrio, sus fren
tes de arranque se encuentran en perpetuo ja
que: todos los días se encuentran
fallas o an
churones en las venas, o se derrumban los ta
lleres o es preciso abandonarlos
antes de que
esto ocurra, o montar otros nuevos, o alterar los
métodos de explotación; otro tanto -ocurre con
las galerías de arrastre y el resto de las instala
ciones, montadas a menudo en precario o su
jetas a -una serie de contingencias muy difíciles
o imposibles de prever. Así ocurre, que por muy
detenidamente
que haya sido proyectado
un
plan de producción y por grande que sea el lujo
de detalles en su puesta en marcha, no pasan
muchos días sin que el yacimiento, el terreno,
el agua, el gas, las averías o el personal desor
ganicen todas las predicciones, exigiendo conti
nuamente reestudiar, reaccionar y redactar un
nuevo plan para la situación que acaba de sur-
30
3.—Sobre la importancia clave que en la mi—
licia tiene el arte o técnica de mandar hombres
y crear una buena moral y disciplina parece
superfluo hablar. Estimo que una corriente de
comunicación
sobre estas técnicas (Sin tocar
las doctrinas propias de la institución militar
ni de las empresas de producción) sería benefi
ciosa para ambos. Todos los principios funda
mentales
de libros’ que tratan de la guerra y
del mando militar (1) se encuentran igualmente
en la abundante bibliografía sobre la dirección
de las industrias. Si se trata de nanejar direc
tamente núcleos de subordinados, se encontra
rán valiosos principios en las rancias y arcai
cas ordenanzas militares de Carlos ]I[, fruto de
una dilatada experiencia en el mando de la
tropa.
El ejército español recibe a lo largo de los
años la totalidad del potencial humano de la
nación. Este potencial humano, que es su orgullo,
constituye su recurso fundamental;
parece na
tural, por consiguiente, dedicar mucha atención
a su manejo. Efectivamente
el hombre español
tiene asegurado el éxito en las demostraciones
de valor, en el asalto domo infante a la posición
enemiga, pero ya le es más difícil sentir.se pie
za subordinada a una organización reciamente
disciplinada
y conducida por el jefe. Induda
blemente este factor no viene dado en el poten
cial humano de que anualmente
dispone el
ejército. Es curioso que esta propia característi
ca racial del español que derrocha valor y le
cuesta trabajo someterse a la disciplina auto
mática, tantas veces madre del éxito, sea tam
bién motivo de dificultades en el empleo de la
mano de obra en la mina. Si cuesta trabajo im
poner una disciplina de seguridad en la mina,
se debe fundamentalmente
al desprecio que el
minero siente por el peligro. Ante una situación
-‘
(1) León Wauthy:
Psicología
(Editoria1
Bbliogrtf1ca
Militar,
ronel L. C. Andrews: Leadership
A. Maurois:
Diálogos sobre el
1940).
del soldado en campaña
1940).—Tte. Co
Madrid.
and Military Training.—
Mando (Epesa, Madrid,
-
comprometida, los que mandan nunca tendrán
necesidad de empujarlos, siempre se dará el
caso de tener que castigar duramente su im
prudencia. Sin embargo, de la misma manera
que con canciones patrióticas exclusivamente ya
no se ganan las guerras, tampoco el arrojo gra
tuito sirve para ganar la más difícil de las gue
rras que es la de la paz. El mundo es de los
audaces, sí, pero de los audaces inteligente
mente organizados.
es que la industria llega a tener jefes, vendrán
a ser, virtualmente, los caudillos de la humani
dad moderna; si no hay en ellos cierta medida
de nobleza, no volverá nunca más a existir una
aristocracia». Con palabras más llanas dice el
Teniente Coronel Andrews: «Un buen jefe debe
compartir las alegrías y las penas de sus hom
bres: ha de velar por su fama, salvaguardar sus
susceptibilidades y sus derechos dentro del con
junto de la organización, actuando, en una pa
labra, corno su verdadero protector, tanto indi
vidualmente como considerándolos en grupo.
Ocúpase de los soldados cual si fueran ni?ios,
cuidando de que estén vestidos adecuadamente,
bien alimentados, de que descansen y se di
viertan, conservándose en buena salud tanto fí
sica como mental, sin reparar en esfuerzos ni
desvelos... » No paran aquí los esfuerzos y des
velos de un jefe, pues, si consigo explicarme
bien en lo que me queda de exposición, se vera
que ca-en sobre él los más grandes trabajos, in
comodidades y responsabilidades. Pero el autén
tico jefe no esquivará ninguna de ellas. Este
será el único medio de ganarse la adhesión in
condicional de sus hombres, que no dejarán de
advertir la capacidad de mando, de servicio y
sacrificio de su jefe, y de su poder para exigir
de ellos inflexiblemente su esforzada coopera
ción en los casos más difíciles y penosos. Por
riguroso que haya sido el esfuerzo los hombres
reconocerán la jefatura de la autoridad y na
cerá la moral de la autoridad. Sólo cuando en
un cuerpo social ha logrado infundirse esa mo
ral puede considerarse listo para su cometido.
4.—Lo que define al jefe en cualquier socie
dad es el principio de autoridad. Este principio
es, asimismo, el que determina que un cierto nú
mero de individuos se constituyan en sociedad,
es decir, que para que el jefe disponga de auto
ridad era preciso que sus propios súbditos se la
confiriesen; así nació la disciplina en una or
ganización. Cuando esta disciplina es volunta
ria y conscientemente existe el jefe. Si es volun
taria e inconsciente nos encontramos con el bo
rreguismo;
si es consciente e involuntaria,
abocamos a la tiranía.
Para que una serie de individuos concedan a
un hombre la facultad de ordenarles, es preciso
que reconozcan en él una superioridad. De aquí
ha venido una tremenda exigencia para el que
manda: ser superior. Es inútil pretender que
funcione bien una sociedad cuyos jefes están
caracterizados sólo por una autoridad conf enda desde arriba y no por una personalidad real
mente sobresaliente.
Dice André Maurois que una clase dirigente
se caracteriza por los servicios que presta; es
obedecida y respetada porque es indispensable.
También según las ideas de Ortega y Gasset lo
5.—Para analizar aunque sólo sea brevemente
que distingue al ser noble del ser vulgar no la cuestión del -mando, vamos a considerar dos
es el privilegio, sino la exigencia a si mismo; y extremos separadamente; por una parte, cuáles
el jefe se exige a sí mismo un servicio a la co son las cualidades que caracterizan al buen
lectividad que el estado llano desconoce total
jefe, y, por otra, las relativas a la estructura
mente. Viene bien citar aquí una estupenda fra
ción o dispositivo humano que ha de mandar.
se de Carlyle: «Los que dirijan la industria, si
Decía el General Hammerstein que, el mejor
31
jefe será el más inteligente y el más perezoso.
Con esto quería decir que la manera más eficaz
de mandar es conseguir entusiasmar a un equi
po de hombres en una labor, señalarles un ob
jetivo y... colocarse tras la barrera a aplaudir.
Interpretar esto en el sentido de que el jefe es
taría sumido en la’ ociosidad sería desconocer
la misión del mando, tal como la hemos expli
cado hace un momento. Así, Napoleón decía de
sí mismo: «No es el genio lo que me revela re
pentinamente lo que debo decir o hacer en cir
cunstancias que a los demás les parecen impre
vistas, son mis meditaciones, mis reflexiones
previas. Estoy siempre trabajando..., por la no
che me despierto y mi cerebro se pone a tra
bajar. Si parece que esté siempre dispuesto a
hacer frente a cualquier contingencia es por
que antes de emprender algo lo he examinado
detenidamente y así he previsto cuanto pueda
suceder.» Este es, pues, el primer trabajo del
que manda; es un trabajo poco espectacular,
pero llegado el momento, todo. está rigurosa
mente previsto y planificado, nada le coge de
sorpresa; los equipos listos, los programas pre
parados, los hombres dispuestos; las órdenes
f.Iuyen exactas hacia sus objetivos y cada hom
bre encaja en su puesto y se siente satisfecho
de la organización a que 5ertenece.
Sin embargo, en el campo de la acción conce
bir es poco, la ejecución lo es todo. El mismo
Napoleón decía que la guerra es un arte ele
mental y el resto ejecución. Efectivamente no
basta con dar órdenes, es preciso controlar su
ejecución con la misma severidad sistemática
con que se elaboraron, pues de lo contrario se
habrá construido -castillos en el aire. Y apare
cerá entonces aquel factor que Clausewitz lla
maba «rozamiento de la guerra». Aunque no se
trate de una batalla, en la’ejecución de un sim
ple plan de producción surgirán los fallos loca
les, los accidentes imprevisibles, los informes
contradictorios, la inercia ‘o torpeza de los su
bordinados que restarán al plan concebido su
impecable perfección. Inmediatamente el jefe
ha de discernir lo cierto de lo falso, aceptar la
realidad creada por las nuevas revelaciones, in
corporarla a su pensamiento a cada instante,
vencer con su energía y tenacidad y recrear de
continuo a su unidad desgastada por ese roza
miento.
Los españoles, todo el mundo lo sabe, somos
muy dados a la improvisación. Entonces el jefe
decide y pone en marcha su decisión atropella
damente, a menudo arbitrariamente. En par
ticular nada como la arbitrariedad para des
truir y aniquilar fulminantemente la moral de
una sociedad. Pero aunque no sea arbitrario, el
jefe que improvisa no ganará jamás la confian
32
za de sus subordinados; para éstos es facilísimo
percatarse de cuándo las cosas no están con
cienzudamente estudiadas de antemano y ‘pre
vistas inteligentemente hasta en sus menores
detalles; el individuo no se siente ya mandado,
sino traído y llevado. Ordenes y contraórdenes,
órdenes difusas e incómpletas, el famoso «quien
pregunta se queda de cuadra», etc., minan la.
organización y rebajan la técnica hasta que el
que antes era un organismo vivo, sin que nadie
quizá se de cuenta, termina por convertirse en
un cadáver en descomposición. Quién se enfren
ta con una estructura corrompida de este modo
sabe que resulta preferible destruirla y rehacer
la de nuevo, en vez de intentar levantar la mo
ral aniquilada.
Otro elemento que le es indispensable al que
manda hombres es un cierto conocimiento, o
al menos intuición, de la psicología del hombre
concreto que ha de manejar, tanto como indi
viduo como en cuanto masa, pues es sabido que
las relaciones son de distinta índole en uno u
otro caso. Cada cual se acerca a ese individuo
o a esa masa con su propio temperamento. Por
supuesto no será buen jefe quien tenga un ca
rácter apocado e irresoluto, pero es preciso,
también, no confundir el nial genio con el ca
rácter; para muchos, el primero es un sistema
de mando, a falta de las dotes que verdadera
mente fundamentan el segundo (General Ba
rrueco). Se han hecho ensayos sobre cuál es el
carácter óptimo para lograr los mejores resul
tados en el mando: se comprobó que el carác
ter irritable era el menos favorable a este obje
to; por el contrario, los individuos joviales, que
otorgaban cierta libertad controlada a sus hom
bres para realizar lo que se les proponía tenían
más éxito.
6.—No es suficiente que el ‘jefe sepa ordenar
bien, es necesario que convierta a su unidad en
un sistema orgánico vivo, capaz de potenciar
sus órdenes y llevarlas a la realidad. El jefe debe
crear dentro de los límites de sus atribuciones,
un dispositivo de personal elástico y articulado,
tenaz, resistente a la rutina y al asalto de lo
imprevisto.
El dispositivo debe concebirse en
función de la misión a realizar y nunca calcarse por moldes existentes. Debe colocarse, infle
xiblemente, en cada puesto la persona más apta,
desatendiendo
cualquier circunstancia de como
didad, fama, título o relaciones personales. Ya
es costumbre extendida el esquematizar la es
tructuración
del cuerpo social por medio de or
ganigramas.
Con ellos se definen de manera
sencilla e inequívoca, las relaciones de autori
dad y responsabilidad
entre los varios indivi
duos, servicios y categorías. Complemento del
organigrama es el libro que en Améica llaman
de prácticas normales de administración. Cada
individuo •sabe así exactamente cuál es su co
metido y en qué relaciones se encuentra con res
pecto a todos los demás. Estos medios auxiliares
impiden la existencia de indeterminaciones y
confusiones: no se atribuirá por dos veces la
misma función; nadie está obligado a acatar
órdenes procedentes de dos jefes distintos; nin
gún detalle puede quedar fuera de una autori
dad determinada. Otro extremo que se aprecia
inmediatamente a la vista del organigrama, es
el número de subordinados a las órdenes direc
tas de un jefe. En la industria se estima que
este número puede oscilar desde uno a cinco en
los escalones superiores, hasta uno a veinticinco
en los inferiores. Las condiciones especiales del
trabajo en el interior de la mina, pór ejemplo,
exigen no pasar de uno a diez aun en los esca
Iones más bajos. El organigrama proporciona
asimismo una estratificación en categorías de
terminadas de los diversos mandos subalternos,
asimilando cargos o títulos distintós en un mis
mo nivel a- efectos de retribución económica y
consideración social. No hay que olvidar nunca
qué no es el rigor lo que produce malestar entre
los individuos de una organización, sino la in
consistencia, la inestabilidad y el no saber a qué
atenerse, y su resultado inevitable que es la in
justicia.
El organigrama permite percatarse desde él
primer momento del grado de centralización
o descentralización que el jefe ha dado a su
unidad A éste respecto los americanos distin
guen con la palabra «une» la organización ver
tical que fluye normalmente de jefe a subordi
-
-
nados a través de unos mandos intermedios, en
tanto que llaman «staf f» a la descentralización
o delegación de funciones que el jefe, excesiva
mente sbrecargado de trabajo, entrega a ofi
cinas o servicios ramificados lateralmente sin
mando- directo de personal. Así por ejemplo, en
el organigrama del grupo minero la función de
la vigilancia de seguridad alcanza tal importaI—
cia que el facultativo jefe delega en un vigilante
especializado en esta tarea.
7.—Es normal que varios de estos mandos in
termedios se reúnan periódicamente para constituir un comité. Los fines de estos comités pue
den ser muy variados y en su integración in
tervendrán,- de acuerdo con esta -finalidad, ele
mentos de uno o varios servicios verticales y de
uno o varios estratos horizontales. Determina
dos comités, precisamente por su naturaleza es
pecífica vienen caracterizados por su heteroge
neidad. En general los comités favorecen la colaboraéión entre diversos núcleos de un mismo
grupo y sirven para intercambiar ideas, para
que el jefe tome el pulso de la organización y
ecuentre ocasión de inculcar, en ella sus ideas.
La técnica de conducción de un comité o junta
no es nada fácil; pueden leerse’ muchos artícu
los sobre esta cuestión. Mi experiencia personal
en ambientes muy distintos corrobora esta opi
nión de dificultad. En primer lugar, al empleo
de comités se le pueden oponer mucha obje
ciones que no són, sin embargo, válidas cuando
éste se limita—como ocurre con -los consejos de
Ministros de ciertos países—a discutir sin que
haya votación, dejando que resuelva el jefe. De
lo contrario, es decir, si se considera la junta
-
-
/
-
-
corno ejecutiva, y no como sólo consultiva, lo
más probable es que sus reuniones sean comple
tamente estériles. Por lo demás y como siem
pre, el óxito o fracaso de un comité depende de
la habilidad del jefe que lo preside. Este debe
sacar todo el partido posible de la reunión. De
berá Suscitar el máximo esfuerzo de coopéra
ción y subordinación de opiniones y volunta
des a un fin común; pero se encontrará por el
contrario con una seHe de manifestaciones per
sonales divergentes. Así, surgirá el individuo
que perora incansablemente, complaciéndose en
su propia retórica; el batallador que arernete
con el resto de la reunión; el tímido que no se
aventura a exponer su opinión; el resentido que
lo echa todo por tierra; el escéptico que no le
interesa nada de lo que se trata, etc. Es el mo
mento en que el auténtico jefe, conocedor de sus
hombres y delfin que persigue ha de saber pul
sar hábilmente los resortes de todás aqueilas
personalidades para entusiasmarlas en una la
bor común. Terminaré recordando que después
rie haber tomado las decisiones oportunas, el
jefe debe encargarse de controlar rigurosamente
su ejecución en el plazo previsto.
-
bordinado su ejecución. Todo jefe r.eguro de si
mismo, penetrado de su responsabi:idad y cono
cedor de su oficio sabrá encontrar, al dar las
ói4denes, aquella energía de carácter que distin
gue al auténtico caudillo. Es muy importante
encontrar el tono conveniente para cada caso.
Esto ocurre particularmente
tratándose de
hombres impulsivos y toscos que persisten, al
desarrollarse sus negocios, en tratar a la gente
de cultura superior de la que han de valerse,
con los modales rudos y en la forna perento
ria que aprendieron como capataces. Las órde
nes se pueden dar de un modo impersonal, frío
y decisivo, pero no deben nunca herir el amor
propio del que las recibe.
Terminaré estas consideraciones sobre las ór
denes con una reglá de Maquiavelo: «Quién da
órdenes severas débe velar por que se ejecuten
con severidad, pues de lo contrario serán frustra
dos sus propósitos.» Los dispositivos de control
a corto y a largo plazo forman parte de la téc
nica de organización de enripresas, pero sólo
afectan indirectamente a la cuestión de mando
de personal. En una mina están constituídos por
lOS partes orales y escritos y gráficos diarios,
semanales y mensuales, y también por los in
8.—La forma normal de ejercitar el mando es formes, todo ello en conexión directa con la
la orden; con ella se pone a prueba la esencia labor previa de planificación
misma de la efectividad del mando. Existen una
serie de reglas acerca de las órdenes. En primer
9.—Otro medio de control en el que sí vamos
lugár, un jefe cuidadoso del valor de sus Órde
a
détenernos porque hace referencia al persones no las prodigará en exceso. Jamás debe
ordenarse lo que debido a las circunstancias no nal, es la visita de inspección. En la mina es ta
se podrá ejecutar; la orden tiene un carácter rea que se ha de desempeñar prácticameñte a
diario, porque, como ya dije, el estado de las
muy valioso y hay que evitar que su obligato
labores no puede apreciarse perfectaTiente si
riedad se desvanezca y, por consiguiente, se de
grade su carácter. Por la misma razón, tampoco no es «de visu». Una de las facetas más esen
ciales del jefe es la de educador, y es en la vi
se ha de formular ninguna orden cuya ejecu
ción no pueda luego controlarse. Tampoco de sita de inspección—aparte de los cómités—dón
ben darse tantas órdenes que por inclinación a de este carácter suyo torna más relieve. Las pre
asumir responsabilidades del inferior resulte guntas que el jefe formule señalarán a la aten
disminuida la iniciativa; los reglamentos del ción de sus subalternos y subordinados en qué
ejército norteamericano estipulan lo siguiente: sentido está preocupado el mando y en qué me
(<Cuando sé foriiulan órdenes en campaña, el dida conoce el funcionamiento, las dificultades,
jefe debe indicar con claridad lo que ha de eje los éxitos, los fracasos y la valía de su actuación.
cutar cada subalterno, pero no la forma en que Este contacto directo exige muy especialmente
conocer la calidad de la persona con quien se
lo ha de hacer.»
habla; tan fácIl es engañarse con una buena
La claridad derIvase principalmente de la de impresión sobre la labor de un miembro pere
tenida reflexión acerca de un asunto. Esta cla zoso, pero astuto, como destrozar la moral de
ridad es lo que da más fuerza a la expresión; una persona entusiasta y leal con desconfiadas
mientras que esta expresión será menos contun
y minuciosas preguntas. En estas visitas el jefe
clentesi en el ánimodel oyente cabe la sospe debe saber señalar el objetivo a conseguir, sin
cha de que conceptos y palabras no están em rebajarse a cumplir funciones que son especif
pleados con pleno conocimiento de su signifi-. cas de sus subordinados. Por otra parte, ha de
cación y alcance. Ya se ha éomentado que una aprender a ver las cosas tal como son, no tra
orden rigurosamente preparada exige del jefe tar nunca de eludir los hechos, sino hacerles
un esfuerzo multiplicado y constante, a menudo frente con un realismo y sinceridad a toda
más considerable que el que supone para el su- prueba. Por último, el paso del superior por el
34
ambiente mismo de trabajo, incómodo y en oca— De los mineros se ha dicho muchas -veces que
siones peligroso, fortifica la moral de los pro son menores de edad y esto es cierto en lo que
se refiere a su mentalidad, pero no en lo relati
pios trabajadores.
vo a Su’ comportamiento. Para enseñarles algo
10.—Estas ocasiouzs y otras parecidas en que es. preciso realizar el mismo esfuerzo que para
el jefe tiene un trato personal y directo con sus hablar on un-recluta; pero sus reacciones son
hombres le darán lugar a conocer su psicología típicamente indomables. Esto es hablando con
y reacciones. Dice Montgomery que un General mucha generalidad, porque existen grupos mi
que piense que todos sus hombres son semejan
neros que se nutren de una mano de obra mi
tes no ganará ninguna batalla. El jefe, como tad minera, mitad agrícola; otros, con una tra
personalidad superior está capacitado y obli dición minera y revolucionaria antigua; otros
gado a salvar el abismo que existe por lo común de elevados’ contingentes de inmigrados anda
entre él y los hombres de la colectividad que luces o extremeños, etc.
dirige. Sobre la psicología del soldado y su evo
11.—El sistema de sanciones y recompensáS
lución se han hecho trabajos interesantes que
todo buen oficial debe conocer. Señalaré sola de una sociedad es uno de los elementos que
mente la importancia decisiva de la primera dan más vida a su funcionamiento; con ellas
acogida, el efecto demoledor de cualquier tra’— el jefe evalúa la actuación de sus diversos co
tamiento despectivo o vejatorio, el deseo de re laboradores. La justicia rigurosa en la concesión
presentar un papel, de valer, e incluso de ser de premios y castigos es deinitiva para la exis—
mandado siempre que se le mande bien. En ge teñcia de la moral y la disciplina. Villamartín
neral yo encuentro que los reclutas de bajo dice: «Ha de ser justo premiar con placer y
nivel cultural son sorprendentemente dóciles; castigar con sentimiento: no humillar jamás la
a medIda que el nivel cultural de la colectivi dignidad humana, exigir al inferior el cumpli
dad ue se dirige ea más alto, el mando es más miento del deber, asegurándole todos sus dere
chos, protegiéndole incluso en sus desgracias,
difícil y delicado. Al reciuta le contagia la pa
sión y le impresionan los acoittecimientos; el disputando en su beneficio todo lo que le per
tenece.» Importa mucho más el que la sanción
alumno de la IPS, por el contrario, analiza in
quisitivamente, y con el rigor intelectual a que sea inevitable que no el que sea severa; la ala
está acostumbrado, los principios, la sinceridad banza siempre es más provechosa que la recri
con que se exponen y la capacidad con que se minación, -aunque se emplee a ambas con igual
discernimientó; por lo general; la abúndancia y
le manda.
/
35
severidad
n el uso de medios coactivos dice
muy poco en favor de la aptitud de mando del
jefe y del estado de su organismo. Tampoco hay
que olvidar que el perdón caprichoso es tan des
moralizador
como el castigo injusto. Es impor
tante que la recompensa o sanción siga lo mas
inmediatamente
posible al hecho que la motiva,
y ello tanto más cuanto menor sea el límite
mental del individuo de que se trata. Saber ha
cer llegar al individuo concreto la estimación
del servicio gue presta es una de las mejores
recompensas.
Naturalmente
para ello es pre
ciso disponer de un medio fidedigno de control
de la tarea de cada cual. Es interesante señalar
que en España es muy conveniente poner de
manifiesto
la importancia de la obra realizada
por cada equipo, para contrarrestar
así, hasta
cierto punto, la propensión al individualismo
tan típica de los españoles. La emulación, com
petencia y sentido de deportividad son factores,
que, debidamente manejados, reportan grandes
ventajas, A las recompensas y sánciones debe
dárseles cierto calor humano, puesto que van
dirigidas a estimular la faceta personal de cada
uno; la fantasía y diversidad en las sanciones
aviva su valor y las reviste de atractivos que
despierta en el trabajador una acción verdade
ra. Vieue a insertarse aquí toda la técnica rela
tiva a reláciones humanas hasta llegar a la par
ticipación del personal en los beneficios, de la
-que no nos corresponde hablar.
En relación con el sistema de sanciones y re
compensas, está el sistema de ascensos. Cuando
las vacantes de una empresa son cubiertas con
elementos ajenos a ella, o bien fundándose en
la antigüedad o en el favoritismo, eso será para
todos un aviso implícito de que no se les pide,
ni se les agradecerá servicio alguno que exceda
de lo estrictamente
necesario para justificar
el sueldo que percibe. Es claro que este criterio
no debe tener aplicación pata un Oficial cuya
entrega
ar servicio es vocacional y no admite
valoración económiea.
-
-
-
12.—Es -necesario que todas las personas que
forman parte de una unidad, hasta las más ín
fimas, conozcan el papel y utilidad que desem
peñan en la labor del conjunto. Si el individuo
conoce por qué -se dan determinadas
órdenes y
cuáles son los propósitos o planes de su unidad
o de su empresa, se sentirá colaborador, asumi
rá su papel dentro del conjunto y es muy difícil
que deje de responder a él. Aunque se trate de
un obrero que está haciendo un simple desmon
te, se considerará mucho mejor pagado y más
orgulloso de su tarea si sabe qué edificio o ms-
36
talación se va a montar allí que no sise le or
-lena escuetamenté:
(<Abra usted una zanja de
tantos y tantos metros.»
13.—La mayor prueba de capacidad que pue
de dar un jefe es saber rodearse de colaborado
res aptos. La elección de estos colaboradores no
es fácil; deben ser expertos en su materia, lea
les al jefe, entusiasmados
con el ideal de éste.
El quipo de subalternos, desgraciadamente,
no
siempre podrá ser elegido por el jefe y, sin em
bargo, constituye el dispositivo de mando que
el jefe ha de emplear con regularidad, como
si fuera su herramienta
de trabajo; por consi
guiente, es donde han de funcionar con la má
xima perfección los principios básicos de auto
ridad moral y disciplina. Con el equipo de su
balternos dispone de un elemento de valor in
mediato: un conocimiento empírico de las cues
tiones de trabajo y un dominio más dilatado de
detalles. Como este conocimiento es con fre
cuencia fruto de la experiencia, no siempre es
acertado;
las más de las veces es pura rutina
ciega, plagada de vicios de: ejecución a de con
cepción; el que manda debe saber emplear su
formación intelectual para romper esta casca
rilla y vitalizar su empirismo, desempeñando
más intensamente
que nunca su papel de edu
cador. Algunos de estos prácticos subalternos
alimentan
su pequeña ambición de -mando, y
tienen a gala gobernar ellos mismos -las cosas,
ya descaradamente,
ya por medio de subterfu
gios. En algunos casos es preciso eximirse de la
servidumbre de estos conocimientos prácticos de
un sulbalterno, tomándose el jefe la molestia de
estudiarlos sobre el terreno todo el tiempo que
haga falta. Por lo demás, existe siempre el pode
roso medio de utilizar a los suba1tenos empe
ñando su amor propio en la rélización
de nues
tros planes. Por fin, recordaré, una vez más, lo
importante
ue es que el jefe no pretenda arre
glar o entrometerse én cuestiones que son de la
competencia de sus Subalternos.
14.—El jefe responsable, por fin, tendrá en
todo momento conciencia plena de que manda
hombres, es decir, seres de los cuales cada uno
es todo un mundo, con su carga emotiva, sus
ideas y sus sufrimientos, su temperamento,
ta
ras, ilusiones, problemas familiares. Y es que no
puede pedirse a ningún hombre, por rudimen
tario que sea, que se porte digna y valientemente
si sus jefes no le han otorgadó antes esa digni
dad y ese aprecio de su persona. Sólo así sabrá
el que manda disponer de esos resortes perso
nales que dan todo su valor al potencial hu
mano
y constituirse
en auténtico
jefe de
hombres.
La observacin
del coniportamiento
de los artificios
de fuego en los Ejercicios tacilicos de conj’unto
—
SUGERENCIAS
Coronel Ingeniero de Armamento,Manuel ESPlNJAZO CABRERA, de la PirotecniaMilitar de Sevilla.
En fecha reciente he tenido que asistir al des
arrollo cte un supuesto táctico. Concretamente, al
ejercicio que. bajo el título de «Ejercicio Sevilla»
se llevó a cabo en esta Segunda Región Militar,
con ocasión de una visita de altas personalidades
del Ejército Portugués que honraron con su pre
sencia la ejecución de dicho ejercicio.
Justificaba mi asistencia al mismo el cumpli
miento de la orden dada por el Excmó. Sr. Capi
tán General de la Región, de que asistieran al
ejercicio citado los primeros Jefes de Ctierpos,
Centros y Dependencias y la posible información
que me pudieraser pedida sobre una bomba de
humos con la quci se pretendía simular la ex
plosión de una bomba atómica (un.o de los nú
meros del supuesto táctico) y cuya fabricación
instalación en él terreno y funcionamiento, había sido encomene.ada por la Superioridad a la
-
-.
Pirotecnia Militar de Sevilla, sin, que tuviera
otra misión distinta relacionada con el desarro
llo de aquél.
Antes dé comenzar el ejercicio, el Excmo. Sr.
General Jefe de Estado Máyor de la Región, va
liéndose de los planos necesarios, explicó de for
ma clara y precisci la situación táctica que se
•
suponía, las distintas fases de su total desarro
llo,. objetivos a conseguir en cada una, etc. y al
término de su disertación se desarrolló el ejercicio por cierto, en forma brillante por todas las
unidades que en él intervenían, cubriéndos.e to
dos los objetivos con puntualidad cronométrica,
sin que podamos consignar detalladamente las
incidencias de las distintas fases, primeramente,
porque ello no es el objeto dq este artículo y en
segundo lugar porque creernos que no es nuestra
pluma la más adecuada para hacerlo sino otras,
que especializadas en asuntos tácticos son a
nuestro juicio las que podrían traer a las pági
nas de «Ejército», el minucioso estudio de estos
ejercicios, que-indudablemente constituyen eice
lentes lecciones de Arte Militar.
E indudable que el desarrollo del ejercicio
fué seguido por tcdos los asistentes a él con la
máxima atención, pertenecieran o no a armas
combatientes, participaran o no en aquél la to
tulidad o parte, de sus unidades, pues simplemente, por natural afición, sugestionan siempre
las maniobras de las fuerzas y los ‘distintos me
dios de producir el fuego desarrollando toda su
potencié.
Pero es también humano y por consiguiente
hay que admitir, que cada uno de los asistentes,
in abandonar la visión de conjunto, dedicara
especialiSima atención al desenvolvimiento de los
eleméntos de su Unidad, si es que en el ejerci
cio tomaba parté y caso de que así no fuera,efl
las ‘tropas o serviciós a que el observador perte
neciera. El ,que esto escribe, no podía ser una
excepción, y una parte importante de mi aten
ción estuvo dedicada a observar el comporta
miepto, de aquellcs elementos que por nuestra
profesión y destino, constit1Yen nuestra preocu
pación diaria, refiriéndofloS con ello, a los arti
ficios de fuego.
Mi punto de observación qstaba situado en el
Puesto de Mando del ejercicio y esto hacía na
turairnente, que las unidades que intervenían,
quedasen a grar. distancia de mí, o estuviesen
ocultgs totair2 te, y por consiguiente, que no
pudieré obtener ni la menor información direc
ta del cTrnportarniefltO de artificios que fundo-.
nan en sus armas o en las proximidades de sus
líneas y entre los cuales se encuentra lé car
tucheria utilizada por las armas portátiles y
ametraflccdoraS pesadas, estopines, cargas de
proyección de morteros, granadas de mano, etc.
tjc,.icair’ente y p01’ lo avanzado del Puesto de
Man&, debido a exigencias del terreno, podía
observar con bastante ‘precisión el comporta
mientd de los proyectiles y espoletas de cañóny
mortero, ya que las explosiones de aquéllos se
producían a no gran distanéia del Puestó de
Mando.
Pero a pesar cte las buenas condiciones de
.
37
observación, que me permitieron claramente dicL
laminar fallos de espoletas en unos casos y ex
plosiones incompletas en otros, tanto en proyec
tiles de cañón como de morteros, si al final del
ejercicio se me hubiera solicitado inforniación
sobre los tantos por ciento aproximados en que
aquellos fenómenos se presentaron,
no la hu
biera podido facilitar y esto por dos razones:
la primera, porque la extensión de la línea de
fuego impedía que yo solo pudiera observar lo
que en ella ocurría en cada instante, y segun
da, porque lo interesante
del desarrollo de al
gunas fases del ejercicio hacía que yo concen
trara en ellos mi atención, apartándola del pro
pósito que me fija
Lo dicho respecto a la observación del funcio
namiento de los proyectiles y espoletas es tam
bién lo que hubiéramos tenido que decir respecto
al funcionamiento
de la cartuchería y bombas
de mano, si mi puesto de observación hubiera
estado situado en un punto de la línea de In
fantería
que me hubiera permitido observar el
comportamiento
de dichos artifiios en la Uni
dad inmediata a él.
Todo ello hacía que me preguntara
si lo que
yo no podía hacer desde mi puesto de observa
ción habría alguien o algunos que, ituados
en
puestos convenientes, pudieran al final del ejer
cicio ,aunando sus datos, permitir al Director del
ejercicio formarse una idea bastante aproximada
del funcionamiento
de las municiones y artifi
cios que en él se hubieran empleado.
Bien es verdad que los Jefes d Unidades tác
ticas pueden anotar algunas a::omalías de fun
cionamiento;
así, por ejemplo, el Capitán de
una Bateríá, durante la ejecución del tiro, pue
de observar que algún proyectil no hace explo
sión, pero la atención de él no puede estar pen
diente de esta clase de fenómenos, pues toda la
debe dedicar al reglaje de su tiro, debido a lo
cual únicamente cuando el número de proyec
tiles que no hacen explosión sea de consid,’ra
ción es cuando recaerá su atención especalmen
te sobre este hecho. ms lo importante es que
esta observación no quede ahí, sino que sea ele
vada a la Superioridad.
Pero lo que ante nosotros maniobraba no eran
sólo grupos de hombres, sino que lo hacía un
conjunto de hombres, armas, máterial, municio
38
nes y artificios de fuego, conjunto indisoluble en
que la eficiencia y potencia de cada uno de
los elementos componentes están ligadas a la
que radica en los otros, y, por consiguiente, los
observatorios
instalados para comprobar aque—
lbs extremos deben extender su acción a todos
los elementos que intervienen con la misma in
tensidad, pareciéndome a mí deducir, a la vista
de lo que allí presenciaba, que si bien los obser
vatorios montados permitían juzgar en cada ins
tante sobre los movimientos de las tropas y
material
no estaban montados, a nuestro juicio,
en la cantidad suficiente los observatorios dedi
cados a vigilar el comportamiento
de los otros
elementos, armas, municiones y artificios, ya que
par
este objeto imnicamente se podían contar
como tales a los propios de las Unidades tácti
cas, y ellos,por las razones dichas, sólo podrían
proporcionar
datos muy escasos para poder en,
juiciar el funcionamiento deJos elementos a que
nos referimos.
Por todas estas razones, creemos que para for
mar al final de un supuesto táctico un juicio del
comportamiento
o buen funcionamiento
delas
municiones y artificios en él empleados, es ne
cesario montar equipos de observadores dedica
dos a aquel propósito exclusivamente, prohibién
doles terminantemente
fijar su atención en si
tuaciones o cosas que no sean su misión especí
fica. Estos equipos que deben acompañar a las
Unidades durante todo el desarrólbo del ejerci
cio, deben ser tanto más numerosos cuanto más
queramos que el tanto por ciento de anomalías
por ellos observadas se aproxImen a las que en
realidad ocurren
El conocimiento del grado de perfecciona
miento con que !ac municiones y artificios ha
yan funcionado en un ejercicio es, a nuestro jui
cio, de gran irnoitancia,
por múltiples razones.
Sin aquél, es realmente imposible dictaminar a
la terminación
de un ejercicio si su desarrollo
ha sido correcto, y esto, aunque las Unidades
que en él hayan intervenido se hubieran ajus
lado en su desarrollo lo más exactamente posible
a lo preceptuado por los distintos Reglamentos
tácticos:
En el plan de un supuesto táctico puede ser
una de sus fases, por ejemplo, la toma de una
posición determinada.
El Estado Mayor encar
•
gado de su estudio én función de la supuesta or
ganización defensiva de dicha posición calcula,
por ejemplo, la masa de artillería, calibres y nú
mero de disparos necesarios para ser neutrali
zada y que quede apta para ser asaltada por la
Infantería. Parece, por consiguiente, natural que
una vez hecha la preparación artillera calculada
y después asaltada la posición por la Infan
tería, se dé esta fase por felizmente resuelta. Sin
embargo, tenemos que tener presente que el nú
mero de disparos y calibres calculados para neu
tralizar la posición lo han sido hechos bajo la
hipótesis de que en el tiempo asignado a dicha
preparación se hará realmente ee ñÚmero de
diparos, y que los proyectiles, en sus puntos de
caída desarrollarán la máxima potenci.a que su
calibre les permite. Si por deficiencias de lamu
nición y de los artificios, el núi»ero de disparos
previstos no se puede efectuar (fallo de estopi
nes, deficiencias de recámara o dimensiones de
las vainas, etc.) o la potencia desarrollada por
los proyectiles en sus puntos de caída es nula o
alcanza solamente una fracción de la que a su
calibre le corresponde (fallo o rotura de espole
ta, explosiones incompletas, bien por pérdida de
energía de los cebos por almacenamiento o por
mala organización del sistema de multiplicador,
etcétera), los efecos de la preparación artillera
prevista no se hubieran alcanzado, y la osición
realmente al término de aquélla podría no estar
apta para ser asaltada y ser, por consiguiente,
dudoso el calificativo de feliz resultado aplicado
a la ocupación de la posición, si no se tienen en
cuenta las referidas observaciones.
Creemos, por consiguiente, imprescindible que
al terminar un ejercicio V hacer su juicio crítico,
éste no debe limitarse a examinar la correcciód
con que haya sido desarrollado por las Unidades
que en él hayan intervenido, sino que además se
debe dedicar especial atención al coinportamien
to de las municiones y artificios, pues no se debe
ólvidar ni por un. momento que la potencia de
sus fuegos es el medio principal de acción de las
fuerzas y dicha potencia está ligada íntimamen
te con él correcto funcionamiento de los ingenios
coirespondientes, y así de nada serviría la pie
za de artillería más moderna, si la espoleta que
va atornillada a ie ojiva de su proyectil es In
capaz de provocar en las condiciones debidas la
explosión del proyectil, haciéndole desarrollar
la máxima energía de que él es capaz.
Este juicio crítico que preconizamos, no debe
ser uno de tantos informes rutinarios que no
están encaminados a conseguir resultados prác
ticos, sino .que, además de influir sobre la cali
ficación del resultado del supuesto táctico, debe
ser enviado sn demora al organismo que enlace
con las fábricas, de Í3rrna que tengan informa
ción detallada y IlE cuente de las deficiencias qu
se presenten y puedan corregirlas en las siguien
tes fabricaciones, d.e forma análoga a como las
unidades que haya intervenido en el ejercicio,
encaminan su instrucción a corregi.r las det
ciencias que el juicio crítico les haya señalado.
Pero, además, esta información es no sólo rn
cesariá para las fábricas, sino imprescindible
las razones siguientes:
Al terminar una orden de fabricación, la
brica prueba y la Inspección hace la recepcl n
valiéndose de un corto número de armas y tan
bién escaso número de disparos, en la galería de
tiro de la fábrica o en un polígono cercano, ue
para la Pirotecnia és el de «Costilla», en Cádiz,
es decir, con unas condiciones de terreno, alti
tud, humedad y temperatura prácticamente
constantes. Pues bien, el tiro masivo y en gran
número de armas-y en ejercicios desarrollados en
regiones para las que las características
antes
indicadas tengan valores irluy diferentes de los
qué aquí rigen, nos pondrian de manifiesto, en
alguno.s artificios, las deficiencias que aquellas
grandes variáciones pueden provocar y en aque
llos en cuyo funcionamiento no ejerzan grar1 in
fluencia
dichas variaciones, poder. descubrir tan
tos por cientos de fallos que por lo reducido de
las muestras utilizadas en recepción, pasan in
advertidos.
Por otra parte, lesde que la.s municiones y ar
tíficios salen a parques no vuelve la fábrica a sa
ber más de ellas, su contacto queda roto total
mente, y este contacto es necesario a efectos de
reunir datos estadistico
respecto a determina
dos• fenómenos tales como pérdida de energia
por almacenamiento
en cápsula y cebos, varia
ción del porcentale de fallos en balas de traza,
artificios trazadores;
etc., que se producen n
función del tiemoc de álmacenamiento
y aun
que sean óptimas las cohdicione
de éste.
La información procedente de los supuestos
tácticos.en que se emplearon municiones con al
gunos años defabricación
podrían contribuir en
cierta forma a cubrir la necesidad apuntada,
aunque ello creemos puede ser resuelto de for
ma más racional, según luego indicaremos.
Justifica lo antes expuesto nuestra creencia
de que las fábricas y las tropas, o sea producto
res y usuarios, deben dejar de funcionar, como
a nuestro juicio ocurre actualmente, de una ma
nera independiente,
en vez de formar un todo
íntimamente
relacionado, de forma análoga a
como ocurre en la producción y consumo de pro-
ductos civiles, corrigiéndose la sItuación áctual,
en la cual las fábricas no tienen conocimiento
de lo que ocurre en los ejercicios tácticos con
las municiones o armas por ellas fabricadas, na
da más que cuando las deficiencias que se pre
sentan alcanzan a categoría de desastre, tales
como exnlosiones en el ánima, fallos en propor
ciones muy elevadas de determinados artificios,
etcétera.
El juicio crítico, además de influir en la ca
lificación del resultado del ejercicio, debe de ser
vir de información a la fábrica, r no debe, por
este último notivo limitarse a relacionar el nú
mero de deficiencias observadas en cada artifi
cio, sino que debe ir acomaado
de todos los
datos que sobre ellas se puedan recdger sobre el
terreno
que se juzgue puedan ser útiles a las
fábricas, anartando todo aquello que se consi
dere que no sirve más que para hacer farragosa
la información y centrándola, por consiuiente,
en todo aquello que se juzgue que es de itimor
tanda con seguir.
Salta a la vista, por conslguiénte. que los com
oonente,s del juicio y los que han de hacer lle
gar a sus manos la inforinación procedente de
las lineas de fuego, deben Poseer conocimientos
sunariores sobre la totalidad de las municiones
y artificios en uso, que les permitan acuilatar la
importancia de las deficiencias; clasifico rlog con
venientemente
y estar en condiciones de dialo
gar técnicamente
con lo in.geniero de los f á
bricas oroductoras, en las relaciones que a pos
teriori tuvieran que tener con ellos.
Las condiciones anteriores creemos las reúnen
especialmente
un gran número de Oficiales de
las Armas, pero tampoco creemos que en los In
i
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genieros de armamento debe de recaer, a nues
tro jtiicio, por lo menos, una parte de la misión
de hacer los juicios críticos en lo referente al
comportamiento de las municiones y artificios y
la de directores y organizadores de la observa
ción. Sería preciso, por consiguiente, que, coin
cldiendo con la realización de un supuesto tác
ico, se hiciera salir de sus despachos a un de
terminado. número de ingenieros, para ponerlos
en contacto con las tropas y que desempeñaran
la, para noéotros, importante misión ‘a que nos
venirnos reflriendo
No es necesario que todo el equipo de observa
‘
.
ción sea e ingenieros; puede estar constituIdo
por un número de ellos, proporcionado a la ex
tensión del frente en que se desarrolle el’supues
to táctico, auxiliadós por Oficiales de las Armas,
que. en él intervengan, por clases, e incluso ‘é’ol
dados, según la importancia de. la misión que a
cada ‘uno se le encomide, pero obrando todos
con arreglo a las iústrucciones qué reciban de
aquéllos, instrucciones que indudablemente ha
brí que redactar como norpia para el funcio
namiento de dic,hoi equipos.
Dijimos anteriornente ‘que de la información
recogIda se debe eliminar todo lo farragoso an
tes de ser enviada a fábrica, entendiéndose por
tal todos aquellos defectos qu en realidad no’
son atribuíbles a defectos de fabricación o pro
yecto, y así se evitaría, como ocurre actualmen
te, que se soliciteninformes a fábricas sobre f a
lbs en grandes proporciones de determinados
artificios, cuando la explicación del hecho eétá
claramente puesta de manifiesto, observando la
-
fecha de fabricación que aquéllos tienen estam
pada.
Los ingenieros ef es de los equipos de obser
vación, con su técnica y experiencia, eliminarán
de la información remitida a fábrica, todos los
casos de la índole del antes expuesto. Claro que
lo mejor sería que dichos ingenieros no se vie
ran agobiados por el examen de gran, número de
esta clase de defoctos y ello, no sólo por la co
modidad del equipo, sino por algo más impor
tante,’como es el que ello denotaría que las mu
niciones almacenadas en el parque que haya
aprovisionado a las tropas, se encontraban libres
de ellos.
Ya dijimos que cuando las municiones y arti
ficios salen de fábrica con destino a Parques,
aquélla pierde su contacto con ellos y queda aje
na por completo de las vicisitudes por que pasen.
En los Parques quedan almacenadas por un tiem
po variable que en algunos casos se extiende. has
la agunas decenas de años. Durante el almace
namiento los Parques seméstralmente atienden
al estada de conservación de las pólvoras como
medida precautoria contra el peligro de conibus
tión espontánea de aquéllas, lo que, aparte de las
pérdidas de todas clases que se producirían, lle
va consigo el peligro dé que desaparezcan las re
servas que se creen necesarias para afrontar un
caso de emergencia inmediata. Pero es que este
áltimo peligro no se evita, a nuestro juicio, silos
reconocimentos periódicos no se.extiendefl ade
más a otros productos que llevan algunos artifi
cios e incluso a sus elementos constitutivos.
‘Tenemos qué tener en cuenta que, con un a1macenamiento prclongado, unos eleméntos, co
mo cápsulas y cebos, pierden energía; otros, COmo los trazadores, pi.ieden llegar a destruirse
totalmente,y esto, aunque sean buenas las con
diciones de almacenamiento, ya que se encuen
tran en íntimo contacto productos enérgicamen
te oxidantes, como nitratos, cloratos, peróxidos,
etcétera’y otros tan fácilmente oxidables, qomo
magnesio y aluminio en polvo fino, azufre, etc.
‘Los empaques de hoja de lata pueden perder su
estanqueidad por picaduras y algunos elementos
constitutivos, como, por ejemplo, los muelles, que
en algunos artificios desempeñan un papel tan
importante respecto a su seguridad en fuego,
pueden sufrir ‘variaciones importantes en su
fuerza por estar en muchos de aquéllos someti
dos çonstanternente a compresión, así como tm—
bién aquélla se puede ver alterada e incluso el
muelle puede llegar a ,ser destruido por oxida
ción, sin que nos podamos confiar de los recu
brimientos protectores, pues sabido es de todos
que la oxidación es la preocupación constante en
la industria metalúrgica. y siempre quedan pun
tos de la superficie metálica al descubiertó, por
donde la oxidación puede empezar su acción des
tructora. En la Pirotecnia se ha podido. exami
nar una espoleta que estuvo almacenada en Par
ques durante un número grande de años y pre
sentaba roto en’pedazos, por oxidación, el mue
lle que debía de impedir que el portacápsulaS se
41
aproximare,
a la aguja. De haberse utilizado
aquella espoleta en un proyectil, se hubiera te
nido con toda seguridad, una explosión en el
ánima.
Los defectos de los muelles se ven agravados
en ocasiones, por teierse que utilizar en su con
fección alambres d.e acero poco aptos para ello
por dificultades de aprovisionamiento.
En suma, que si n.o se efectúan los reconoci
mientos periódicos que preconizamos, puede ocu
rrir que tengamos que afrontar uP caso de &mer
gencia imprevisto, con Jas reservas que para ese
caso se habían Previsto, y que n.os las encon
tremos parcialmente inútiles, proporcionalmente
al tiernpo de su almacenamiento,
e incluso de su
utilización peligrosa.
Los extremos a examinar en estos reconoci
mientos estarán, naturalmente,
en relación con
la clase de artiflio
Otra ventaja
este sistema,
consiste en que la práctica de estos reconocí
mientos periódicos ios proporcionarían
una se
rie de datos estadísticos que nos permitirían co
nocer, por ejemplo, al cabo de cuánto tiempo
Una cápsula «un cebo determinado dejaban de
cumplir su misión correctamente,
cuándo una
traza falla en proporciones inadmisibles, etc., de
forma oue la práctica de aquel sistema ncs pue
de paradójicamnte
llevar a ene sea innecesario
oracticar1os pues partiendo de una fecha de fa
bricación, se puede predecir aauella en la cual
cada elemento empiece a cómnotarse mal, con
seguido lo cual, si bien no nodemo.s prescindir de
los reconocimientos de una manera tan radical
como antes indicamos, si podremos dejar de ha
cer los de los primeros períodos.
Claro que parar que la sustitución de los ele
mentos que en los reconocimientos resulten in
ótiles. por otros nuevos, sea factible o econó
mica es necesario ou.e para conseguir aquello no
sea nrecisó efectuar operaciones dostructivas que
inutilicen
el artificio total o parcialmente. Por
eso la Pirotecnia Militar ha proyectado una re
forma del estopín modelo 1.947 que, entre otros,
salva los inconvenientes anteriores.
También y con el mismo fin, ha modificado
las espoletas para las granadas de carga hueca,
en las que la cabeza iba sujeta al cuerpo por
un rebordeado que imposibilitaba sin destruir la
42
espoleta, examinar sus elementos interiores, y ha
estudiado
una organización para hacer inter
cambable
la traza aplicable a distintos proyec
biles traadores.
No sólo consideramos, a nues
tro juicio, de gran interés los trabajos análogos
a los antes indicados, sino creemos también ne
cesario que se debía exigir a los proyectistas que
se presenten a los concursos de artificios, que eli
minen de sus proyectos todos aquellos sistemas
de unión que imuidan, sin destrucción, exami
nar por lo menos las cápsulas, cebos y muelles.
Unicamente
se podrían tolerar uniones pot re
bordeado en casos como, por ejemplo, la unión
de cápsulas o portacápsulas,
generalmente
de
pequeñas dimensiones y cuya reposición sería,
por consiguiente, de póco costo.
Nos hemos referido exclusivamente a muni-.
ciones y artificios en todo lo dicho con anterio
ridad, sin otro motivo que el antes expuesto, de
ser estos elernentc3 los que constituyen nuestra
diaria preocupación, pero no cabe duda que la
información
del comportamiento
en los ejerci
cios y los recondeimientos
periódicos se deben
extender de un modo muy importante al arma
mento y material mácime cuando la.s deficien
cias que en sí puedan presentar son la causa
de algunas de las que puedan ocurrir en muni
ciones y artificios.
Con relativa frecuencia caen en nuestras ma
nos piezas de armamento defectuosas, por ejem
plo, agujas percutoras con longitud mayar de las
debidas, algunas Que son verdaderos punzones y
otras, por el contrario, perfectos cortadores. Es
necesano
que .toas las reparaciones y piezas
nuevas, que se construyen en Parques y Maes
tranzas, sufran un severo control y que la res
ponsabilidad
de di.chos trabajos corresponda al
Cuerpo de Ingenieros de Armamento.
Tendiendo al mismo fln, la.s armerías y talle
res regimentales, •aue funcionan, podíamos de
cir, de una manera autónoma técnicamente, de
ben de ser, en el aspecto técnico, d.eendientes
del Cuerpo de Ingenieros de Armamnto,
y esta
misión sería una más a agrupar a las que pu
dieran desempeñar los ingenieros que deberían
de existir en las Regiones Militares. La necesi
dad de esta Dependencia se acentúa hoy día, por
la importancia del material con que se está do
tando a las Unidades.
‘‘,
‘.
.
ALGUNOS
ASPECTOS
DE LAGUERRA.
Teniente Coronelde Arfillería,del Serviciod,e E. M., pro{esorde
la EscuelaSuperiordel Ejército, Jaime MARTINEZ AGUiLAR.
La concepción y formas de la guerra se anali
za, actualmente, a la luz de nuevas estructuras
sociales y económicas. El concepto clásico, ce
rrado, de la Patria, tiende a romper los límites
locales para ampliarse, afirmado en nuevas afi
nidades ideológicas y conveniencias económicas.
Por otra parte, la ciencia y la tecnología apli
cadas, alumbrando nuevas armas, principalmen
te las atómicas, y nuevos medios, fundamental
mente los derivados de las aplicaciones de la
electrónica, cimentan la evolución, o quizá la
revolución de la estrategia y táctica tradiciona
les. Evolución, bn el momento actual en que las
novedades se incrustan en los moldes viejos;
revolución, cuando estos viejos Inoldes resultan
incapaces.
En determinad,o momento, las posibilidades de
cierto medio, acaparado en exclusiva por un pre
sunto beligerante, le inducen a concepciones re
volucionarias. Pero,’ a los pocos años, la gene
ralización deidisfrute del preciado talismán, ya
en manos del adversario, determina la neutra
lización de sus virtudes mágicas y, entonces, las
miradas se vuelven interrogantes a las trilladas
doctrinas.
INQUIETUD
PERMANENTE
--
El advenimiento del comuniST1oha proyectado
en el nivel internacional la acción virulenta, in
sidiosa de la «lucha de clases». Los comunica
dos oficiales de las reuniones periódicas de los
partidos comunistas no dejan de advertir que, si
fuera preciso, el advenimiento del socialismo se
realizará utilizando la violencia.
Las risueñas esperartzas de la posguerra, des
pués de los episodios de Chocoslovaquia, Grecia,
Berlín, Corea, Indochina, Líbano, Irak y Hun
gría, se han enterrado cuidadosamente. Los Je
fes de Gobierno o Jefes de Estado, sin recato,
lanzan púllicas amenazas contra la vida de las
naciones antagonistas.
La inquietud y amenaza mutua se han hecho
permanentes y, en consecuencia, la necesidad de
subsistir se ha hecho obsesiva, polarizando todas
las actividades nacionales, desde las culturales a
las militares, pasando por las displomáticas. La
amenaza permanente ha creado un clima bélico
de dimensiones crecientes.
Para el observador, las premisas de la Guerra
aparecen hoy cambiantes como los destellos de
un cristal tallado. El libre examen periodístico, COALICIONES
entreverado con propagandas desorbitadas, in
La amenaza permanente y las desmesuradas
crementan la confusión de las ideas.
exigencias bélicas, que exceden ampliamente a
A la guerra, absoluta rotunda, le han flore
los potenciales de la mayoría de las naciones, han
cido múltiples calificativos, mejor o peor inspi
determinado, en lógico proceso, que las coali
rados: «fría», «de nervios», «psicológica», «ideo
lógica», «nuclear». «revolucionaria», «cósmica», ciones, los bloques, antes de vida esporádica y
circunstancial, hoy se afiancen y ganen en per
<anónima», «por correspondencia»... Estos cali
ficativos corresponden a una realidad,, no son manencia.
El mundo está alcanzando una organización
caprichosos. Unos se refieren a los medios béli
político-económica
íntima, según la cual una
cos, otros a los efectos y aquéllos al ámbito en
que la guerra se desenvuelve. No se trata de gue
agresión, promovida por cualquier nación en
rras distintas. Son facetas múltiples de un solo cuentra indefectiblemente la oposición, más “o
menos velada, de una coalición.
conflicto.
43
El <Benelux», «Ttercado Común Europeo»,
«Asociación de Libre Cambio.
Los múltiples
pactos regionales:
«Nato». «Seato», «Anzus»,
‘-‘Central», «Varsovia», «Liga Arábe», «Peninsu
lar», «O. E. A.»... son elocuentes testigos de 1
creciente interdependencia.
A los tratados de
nación a nación se añaden los de las coaliciones.
DEFENSA
COMUN
-
La noción de defensa nacional» es suplantada
por la de «defensa común».
Autarquía»
y «neutralismo» son hoy estadios
ya rebasados en la evolución de los Intereses na
cionales. El neutralismo resúlta, prácticamente,
imposible cuando el mundo tiende a una orga
nización bipolar antagónica.
GUERRA
-
GLOBAL
Si, por una parte, se advierten apetencias ecu
ménicas, los medios bélicos actuales dilatan sus
posibilidades
de tçdo orden. Con autonomías,
prácticamente
ilimitadas;
con velócidades su
persónicas, con alcances que se cuentan por mi
les de kilómetros, con potencia destructora me
surada en kilotones y megatones. Transmisiones
instantáneas
de la noticia y de la imagen. Todo
hace suponer que la escala de posibilidades está
en armonía con la entidad de las apetencias.
Hay convergencias de posibilidades y de aspira
ciones ecuménicas en la guerra futura.
Nace la «guerra global», cimentada en las tres
premisas fundamentales antes señaladas:
1.n Interdependencia
político-económica.
2.
Ordenación bipolar antagónica del mundo.
3
Armonía ecuménica de aspiraciones y de
medios.
Durante la G. M. II los teatros abarcaban con
tinentes o grandes sectoreS de ellos; pero, en un
futuro próximo, los proyectiles y sátélites tien
den a darnos 1a visión de un mundo integrado
en un teatro de operaciones único.
T1erras,mares
y aire se integran en el área
bélica del posible conflicto que, con algo de Ima
ginación, encuadra al espacio exterior, sin po
der precisar el límite. Nada podemos aventurar
en este aspecto, porque hacerlo sería tanto como
caer en la tentación de inventar la guerra fu
turista, apartándonos
del análisis utilitario de
la guerra futura.
En principio, en el origen de la Humanidad,
dos corrientes migratorias .partieroi-i de un ori
gen común en el Asia Central. Desde allí se pu
sieron en marcha con rumbos opuestos, siguien
do la dirección de los paralelos. Unos, al Este, y
otros, al Oeste.
En el siglo XV, los españoles arrastramos
al
continente
americano a la rama del Oeste, en
tanto que la del Este subía por los ríos siberianos
hacia el Norte y Nordeste asiáticos. Así, las dos
ramas que partieron dándose la espalda habrían
de encontrarse de frente.
La beligerancia japonesa, en la pasada G. M. II,
y la actual tensión ruso-china-americana,
ma
terializan el choque frontal que bloquea defini
tivamente el movimiento en dirección de los pa
ralelos. En lógica consecuencia, por intuición pu
ramente mecánica, presumirnos que las tensiones
futuras se transmitirán
en dirección de los me
ridianos, es decir, hacia las zonas polares.
El avión, o su hermano el proyectil de largo’
alcance, así como el submarino atómico, con
cretan la cuyuntura que animará a las zonas po
lares al igual que lo fué, en el siglo XV, la caSabela para el océano.
Aun en el estado actual del progreso gravitan
las condiciones meteorológicas. Por eso, las zo
nas polares reducen su actividad a servir de ca
mino, como el océano. El estacionamiento
en
ellas es accidental, como simple detención en la
ruta.
EL MAR
Es interesante destacar la triple área oceánica,
en relación con .la continental que circunda.
El inundo se ha contraído proporcionalmente
a la velocidad y alcance de los modernos agre
sivos. Los fosos oceánicos han perdido valor co
mo cobertura, pero en compensación su exten
sión se ha supervalorado en la era da los agre
sivos radiactivos. El mar ofrece amplio espacio
y medio, suficientemente neutro para asentar en
él, aquel que lo domiñe, una infraestructura
flo
tante, móvil al servicio del poder aercnaval, para
asestar potentes y profundos golpes periféricos
al adversario.
Las bases flotantes permitirán prolongar por
los océanos la maniobra.
LA MARINA
ZÓNAS
POLARES
Teatros pasivos en las guerras pasadas, presu
mimos adquirirán actividad propia.
44
-
La Marina, dotada de ojos- penetrantes y de
largos y potentes brizos, que le prestan la avia
ción y la artillería cohete se encuentra en con-
diciones de intervenir con sús fuegos en- el mar,
la tierra y el aire. Nace- así la «Marina de Bom
bardeo Estratégico» como herma1na.mayor de la
«Marifla clásica», la «Marina para el Dominio»,
la cual integrará., con especialización acusada, la
lucha submarina que se prevé intensa, ya que el
submarino, con el incesante incremento de sus
posibilidades en autonomía, velocidad, tonelaje
y armamento adelanta en la escala de priori
dades para convertirse en el buque de línea del
futuro; sustituyendo al portaaviones, como éste
reemplazó al acorazado.
En otro tilvel de enlace con el poder aero
terrestre, se encuadra la «Marina Anfibia», es
pecializada en las operaciones periféricas, de
desembar6o, y cubriendo a las anteriores, ac
tuará la «Marina Antiaérea»,. es decir, aquella
que,.por su armamento, será capaz de desarro
llar la lucha antiaérea.
-
-
-
-.
LA AVIACION
-
-
su orien,-e1 proyectil, que fué, en alguna for
ma, el primer avión.
Son muchos los que, deslumbrados por -las po
sibilidades de los proyectiles dirigidos, de largo
y mediano alcance, dejan a un lado el problema
del reáonocimiento aéreo. Ver el objetivo y conocer los efectos causados es indispensable.
Cuandó los bombarderos pilotados desaparezcan
del cielo, tampoco podrán subsistir los aviones
de reconocimiento. Esta es una cuestión que está
aún por-,résolver,-y significa una limitacIón para
la generalización del epipleo de proyectiles diri
gidos, esecia1mente en- el campo táctico. Pre
vemos, por consiguiente, la permanencia, duran
te algún tiempo, de la Aviación de Cooperación
o Táctica, si bien es posible que la desaparición
de la hoy llamada «Aviación Estratégica» supon
ga el que la «Aviación Táctica» seg absorbida por
el Poder Terrestre. Entonces desaparecerá la
Aviación que conocemos, dando paso a un Poder
Aéreo dotado de proyectiles y vehículos de carga
sin piloto.
-
-
En el aire, aunque no en futuro inmediato, el
bombardero pilotado- ve su existencia gravemen
te amenazada ante la eficacia del proyectil teledirigido, superficie-aire, que es el verdadero de
terminante çle la crisis del aparato bombardero
tripulado. Los proyectiles intercontinentales son
la consecuencia de la prevista desaparición del
bombardero tripulado; son un nuevo estado de
la metamorfosis del avión, que a fuerza de acor
tar sus alas para ganar en velocidad, vuelve a
-
-
LA SEGURIDAD
-
-
-
La velocidad supersónica de los agresivos reduce con el mayor alcance los márgenes de se
guridad en tiempo y espacio. Es preciso conocer
la partida de los proyectiles desde los propios ori
genes de fuego y, aun así, «el tiempo de seguri
dad» se cuenta sólo por minutos. La relativa seguridad es preciso buscarla alejando lo más po-
1
-
__
-
-
—
-
1 31,
“41
-
-
-
sible los orígenes de fuego enemigos y adelan
tando los propios. Y lo que es más importante,
adelantando
la «vigilancia radar».
Un cuarto de hora de garantía justificaría gas—
tos ingentes. La triple barrera radar que pro
tegía a los BE. UU. en el Norte del’ Canadá de las
incursiones de la aviación enemiga, se ha que
dado anticuada ante la amenaza de los proyec
tiles dirigidos, lo que ha determinado su reno.
vación, actualmente en curso.
Una flota en mares estrechos necesita ojos y
tacto profundos en los costas ribereñas.
a través del «Oriente Medio» por el continente
‘africano, alargándose en calculados intentos ha
cia el continente
americano, tanteando
Sud
américa, América Central y las Antillas, buscan
do puntos de apoyo en los que afirmar el «abra
zo cordial».
El abrazo envolvente occidental arriesga ser, a
su vez, envuelto por el oriental.
MANIOBRA
TECNICA
Superpuesta a la «Estrategia Periférica» se des
arrolla otra acción más nerviosa, más agobian
te, la que pudiéramos llamar «Maniobra Técni
BASES AVANZADAS
ca», que es, sin duda, el signo más espectacular
del cuadro bélico actual y futuro. Lós cerebros
La angustiosa necesidad de ganar tieupo jus
trabajan
a presión, y el sabio adquiere, en la
tifica las «Bases Avanzadas». Estas Bases crecen
mente popular, perfiles de taumaturgo, insinuán
en superficie porque lo exigen los radios de ac
dose la sustitución del estratega por el científico
cióri de los agresivos nucleares y termonuclea
res, así corno la complejidad de las infraestruc
y del soldado por el «robot».
Y es que la «seguridad» es el resultado de una
turas de vuelo y conducción. Hay que prever
también los desembarcos verticales y tener pre
compleja ecuación en la que se interfieren: pla
sente la movilidad de los medios de combate en zos de alerta, alcances, radios de acción, preci
tierra. Todo ello impone la dispersión a escala
sión de tiro, capacidad de interceptación
etc.
hasta ahora desconocida. Así, las Bases Avan
Factores muchos de ellos dependientes de una
zadas crecen hasta englobar en ellas la totali
técnica depurada.
dad del territorio de una nación. Naciones me
Actualrnente
no hay «secreto atómico»—nOS
nores se constituyen en bases avanadas
de las referimos a las superpotenCias y a otras que as
piran a serlo—.-.Todos tienen conciencia plena de
superpotencias
con misionés de cobertura y ob
las posibilidades nucleares en manos del pre
servación.
sunto adversario. El «secreto» actual se concreta
a la forma de llevar la potencia nuclear al cam
ESTRATEGIA PERIFERICA
po enemigo y al grado en que se está dispuesto
La viólenCia, la amplitud y la intensidad que a jugar el potencial atómico. Las realidades ex
perimentales
y el bluff se entrelazan formando
se presume en los primeros golpes obliga a dis
una
trama
sutil.
Nadie dice toda la verdad sobre
persar periféricamente,
en relación al adversa
la.
propia
situación
atómica. Hacerlo seria tan
rio, los medios, propios para así imponerle la
cándido
como
publicar
el plan de operaciones
fragmentación
de los golpes, dificultando la con
uropias.
centración
de los mismos y su simultaneidad.
Resultado de la duda es que el «centro de gra
Pero ¡es tan incierto lo qu puede ocurrir des
vedad» de la producción de los vehículos porta
pués!, ¡no hay precedente! No obstante, parece
dores de los agresivos nucleares cambia del
prudente adelantar en tienpo el cerco del ene
avión al proyectil y de éste al satélite artificial.
migo. ¿Por qué esperar a la ruptura de hostili
Del
buque de superficie al submarino.
dades ,si no se sabe con certeza lo que puede
Algunós
programas de fabricación se suspen
ocurrir entonces?
den
por
anticuados
apenas iniciada la produc
«Bases .Avanzadas>, «Dispersión», «Cerco del
ción.
adversario» son exigencias armónimas en la «Es
La carrera técnica consume ingentes energías
trategia Periférica» actualmente
en vigor.
Los presuntos adversarios se »abrazan< en este y recuros. ¡Es inevitable! No es realidad el «Ar
período llamado de paz. El brazo occidental se, ma absoluta», pero no hay duda de que se teme,
y, en él momento del arma absoluta, la «sorpre
estiía desde Groenlandia al Japón, pasando por
sa» ya no consagra la habilidad de una maniobra,
Islandia, Dinamarca, Europa Central, Italia Gre
sino el grado de perfeccionamiento
de la «téc
cia. Turquía. Pakistán, Filipinas y Formosa.
nica».
El brazo oriental se esfuerza en materializarse
46
EQUILIBRIO DEL TERROR
Por primerá vez el hombre se encuentra con
f uso en presencia de los gigantes atómicos que
han surgido de su lámpara de Aladino—i ciencia—; estos gigantes se encuentran sumisos al
servicio de sus respectivos amos, representando
fuerzas iguales en los presuntos bloques anta
gónicos. Se establece, por oposición de fuerzas
iguales, un equilibrio.
Este equilibrio se asienta sobre unos pocos
principios, que podemos resumir:
1.° Un ataque nuclear con aviones o proyec
tiles balísticos no puede ser detenido íntegra
mente.
2.° La porción de agresivos que atraviesa las
barreras de defensa será suficiente para causar
destrucciones inmensas.
3.° Sin embargo, el agresor no puede destruir
en forma absoluta el dispositivo de represalia
del adversario.
En estas condiciones, el ataque no es decisivo
y la acción de represalia seguirá, se solapará y
aun puede cóincidir con la preparación del ata
que en una acción de contrapreparación estra
tégica, análoga a la que, en el campo táctico,
realiza frecuentemente la Artillería.
Surge así la situación actual, que se conoce
por el «Equilibrio del Terror».
Con la premisa de este «equilibrio» el póder
atómico, termo-nuclear, puede valorárse como
un elemento «disuasor» de la guerra atómica in
tegral.
-
trof e atómica—el súicidio colectvo, carente en
absoluto de contenido político—. Pero la guerra
estrictamente convencional, ue trata de evitar
el riesgo de la hecatombe atómica, puede colo
car a uno de los beligerantes en condiciones de
inferioridad tales, que equivalga a aceptar la
derrota por anticipado. En cuyo caso habrá de
preguntarse de qué le ha ervido la posesión del
poder atónico masi’o. Es preciso poseer el «di
suasor», poder atómico integral, y también es
necesario poseer un «escudo» adecuado para
atender a la parada frente a otro tipo de agre
siones. Pero este «escudo», estrictamente con
vencional, es débil cuando el enemigo es, numé
ricamente superior (en condiciones análogas de
poder bélico convencional), caso de la U. R. S. 5.
y de China, o cuando circunstancias determina
das condicionan y limitan la entidad del des
pliegue propio, como ocurre en Alemania Occi
GUERRA ATOMICA LIMITADA
dental.
Los acontecimientos en Çorea e Indochina de
La solución en la eventualidad expuesta es re
forzar el «escudo» convencional con fuegos ató
mostraron que no es suficiente poseer el «disua
sor» para eliminar los conflictos ni para resol
micos «limitados», con proyectiles átómicos de
verlos por las armas. Frente a Ejércitos elemen
menor potencia, en todo caso, proporcionados a
tales, sin elevado grado de mecanización, las ar— lOS obje-tivos tácticos, con todos los inconvenien
tes de no hailarse resuelto el problema de la
mas atómicas de gran potencia no encuentran
objetivo proporcionado para su empleo. No se explosión atómica «limpia».
«Disuasor» y «escudo» atómicos constituyen el
debe matar moscas con una apisonadora. Con
binomio
defensivo o lOS peones que, en difícil
razón ha dicho el Presidente Eisenhower que «las
armas disuasorias no tienen más poder después pioporcionalidad, se estiman hoy indispensables
de alcanzar el grado en el que ya imponen res
para el juego de la guerra.
peto a un oponente potencial».
En el cuadro bosquejado, la guerra se nos pre
senta como guerra de naniobra. Maniobra com
pleja, porque al pasar la guerra de la fase de
AGRESION CONVENCIONAL
«artesanía» a la fase «industrial» los factores
Ante una agresión con armas convencionales, dé maniobra se prestan a combinaciones múlti
ante una guerra local, se impone la conveniencia ples y complicadas. Se combinan ahora plazos
de mantenerla limitada, sin provocar la catás
muy breves con apoyos de fuegos máximos. Ejér
47
-
•
citos industriales con otros de guerrilleros ele
mentales; acciones automáticas con otras sutiles
e insidiosas.
Se cornpre.nde que no en todos los frentes de
una guerra general se reñirán las batallas bajo
el signo atómico. Las guerras limitadas, estricta
mente conveñcionales,
subsistirán. Bien como
actos previos de la guerra nuclear o simplemen
te porque la entidad de los adversarios excluya
dicho nivel.
En los espacios vacíos, resultantes de los gran
des Teatros de Operaciones, sin frentes conti
nuos, tendrán escenario adecuado las acciones
guerrilleras, que sin duda se beneficiarán con el
armanento y los medios más modernos.
EL HOMBRE
Terminamos
exaltando el valor del hombre,
pese al colosalismo de la destrucción en la gue
rra futura.
Frente a quienes subestiman las fuerzas físi
cas del hombre en el cataclismo atómico. seña
lamos que el mal está en la voluntad, su talón
de Aquiles.
Es la voluntad la que arriesga naufragar en
la marea materialista que inundá al mundo. La
iación
materialista,
abundantemente
sérida,
desarma
progresivamente
la voluntad ante el
ingente esfuerzo ñe reclama el momento. Así
puede ocurrir que seanos derrotados sin lucha.
La voluntad inerme puede hacer realidad la
estrategia
del «cálculo del riesgo». E-sa estrate
gia, que pretende ganar la guerra sin reñir ba
tallas. Resucitar, en descomunal escala, la men
talidad que, en el siglo XVII, permitía acredi
tarse de gran capitán con sólo hábiles marchas
y maniobras. No afirmamos que tal proceder no
pueda resultar posible y, desde luego, utilitario.
Pero si nuestra voluntad de vencer es firme, es
al adversario al que corresponde ponderar el
riesgo.
Por otr. parte tenemos fe en la razón del
hombre y confianza en su inventiva, por lo que
no tardará en restablecerse el equilibrio clási
co entre la coraza y el cañón, hoy roto en be
neficio del último.
Tenemos fe en que el desolado paisaje lunar
no es la imagen de un mundo sacrificado en la
locura atómica.
Tenemos fe en rjue los satélites artificiales
del futuro no rondarán la Tierra como cuervos
alrededor de la carroña.
El dibujante quiere decir
aquí, que la técnica le
ofrece el medio de hacer
lo que lid, quiera.
——•-,
48
‘o
Ref1exiones
sobrevariadostemasdeinstrucciónyempleo.
General de Brigada, Antonio SEVERONI. De la publicaciónitaliana«RivisiaMilifare».—(Traduc
ción del Comandantede Infantería,del S. E. M., JoaquínDE LA CÁMARA GÁMIR, del E. M. C.)
1. Los tiempos evolucionan más rápidamente
de lo que
podemos imaginar.
Parecía existir una clara separación
entre «ambiente atómico y ambiente convencional», y nos
enteramos
de que incluso el fusil podrá lanzar próxima
mente proyectiles nucleares. La energía nuclear se está
haciendo muy dócil a la voluntad del hombre, y no se ha
de excluir su progresiva adaptación a la diversa gama de
armas que dejan sentir su voz en el campo de batalla.
En contra de cualquier apariencia o suposición, esta ener
gia no constituye, en el campo táctico, un arma revolu
cionaria, sino un nuevo y potente explosivo que ejerce, por
su flexiviidad, una influencia notable en los procedimien
tos de accióñ. Por ello, el ambiente del combate conserva
una fisonomía unitaria, pese a la variedad de medios que
pueden ser empleados; y como últimos en aparición, los
medios psico-químicos
que, actuando
como un potente
anestésico,
podrían atenuar los efectos de destrucción
y
muerte en un futuro conflicto.
2. Al «dosificar los esfuerzos» y en la «relación de fuer
za entre ataque y defensa», hay quien se aferra todavía
a hacerlo esencialmente
con las Unidades de las Armas
base (Infantería
y Carros). Se dice, por ejemplo, que tie
ne todavía validez la relación de tres a uno para lanzar
un ataque con procedimientos
convencionales;
y que la
relación
pueda acercarse
a la unidad (uno a uno) en
un ataque con cooperación atómica (que al reducir pre
sumiblemente
a un tercio la capacidad defensiva del ene
migo, restablecería
prácticamente
la relación citada al
principio).
Estimo que este concepto debe considerarse
superado definitivamente, tanto porque, como afirma nues
tra doctrina, «es necesario considerar de un modo unita
rio los dos componentes
tradicionales
de la capacidad
ofensiva—el fuego (atómico y convencional) y las fuer
zas —», como porque la gran potencia de fuego adquirida
con la cooperación atómica parece aconsejar el que sea
oportuno
reducir tras cierto momento las fuérzas de pri
mer escalón. Sin embargo, es obvio que en la economía
general del ataque se han de considerar con una decidida
preponderancia
las fuerzas y el fuego, y en el doble as
pecto cualitativo y cuantitativo.
3. En los ejercicios sobre el campo, y en el cuadro de
los temas de instrucción, para proceder a un cotejo entre
la teoría y la práctióa, no siempre se dispone de un «ins
trumento
idóneo». Sabemos que la utilización de nuevos
materiales y las trañsformaciones
orgánicas exigen tiempo.
Se hace
necesario entonces recurrir a unidades de cir
cunstancias,
que implican
dificultades
de Mando, que
-
se deben tener en cuenta incluso para valorar la capacidad
de los Jefes que se han de designar. Dentro de los límites
de lo posible, se debería asegurar un período suficiente
para amalgamar los diversos elementos que han de for
mar parte de estas Unidades. Compañías
mecanizadas
«sui generis», constituIdas
unas con elementos sacados
de la Compañía motoacorazada
de un Batallón C. C. mó
vil, y otras con un cierto número de medios auto de reco
nocimientos
y con carros de una Sección regimental, sir
ven de ejemplo para dar una idea de las características
y modalidades de empleo de tales Unidades empleadas en
acciones diferentes de ataque y defensa.
4. Nuestra doctrina fija para los «combates prelimi
nares» la finalidad de «asegurar la ocupación de las bases
de partida para el ataque». Una interpretación
literal de
esta norma, en el caso de bases de partida situadas a
distancias de seguridad atómica, llevaría consigo el riesgo
de no eliminar todas las estructuras avanzadas enemigas
situadas
a lo largo de las vías tácticas del ataque, así
como el no descubrir el borde anterior de la posición de
fensiva adversaria. Estimo que las Unidades encargadas
de los combates preliminares
deben impulsarse
hacia
adelante, tanto para eliminar las citadas estructuras avan
zadas e impedir su reconstitución,
como para dar impulso
—con pequeñas Unidades de Infantería y Zapadores—a la
acción de reconocimiento
y de patrulla
(localización
de
campos de minas y diversos detalles del sistema defensivo
enemigo).
5. El ataque con la cooperación atómica puede desem
bocar en penetraciones
profundas. Por consiguiente, res
ponde a un buen criterio el asignar, además de un objeti
vo de ataque, uno o varios «objetivos eventuales». La sor
presa del éxito, para quien la experimeríta, no es menos
deplorable y llena de consecuencias negativas que la sor
presá del fracasó.
6. El volumen y la potencia de fuego, atómica y con
vencional, crean «problemas de dispersión» bastante más
graves para el atacante que para el defensor, pues éste
puede:
—
llevar a cabo rápidas y resolutivas acciones de movi
miento por itinerarios
previstos y seguros (libres de
obstáculos), con empleo de Infantería ligera y amplia
mente dotada con armas contra carros, morteros, ar
tillería
autopropulsada,
etc.; provocar así la concen
tración del enemigo y diluirse a continuación
tan rá
pidamente
como se ha concentrado, en zonas reconoci
das previamente;
49
emplear las estructuras estáticas, en f-unción de pernos
de maniobra, sobre posiciones naturalmente
fuertes o
en contrapendiente,
y reducir consiguientemente
los
efectos del ataque atómico, enterrándose
y recurriendo
ampliamente
a verdaderas y auténticas obras de forti
ficación;
—
prever intervenciones
atómicas en condiciohes de re
lativa seguridad para las tropas amigas, que disfrutan,
•
además, de una mayor protección;
—
emplear las armas con un rendimiento
muy superior.
Por el contrario, el atacante se encuentra con limitacio
nes en sus posibilidades de dispersión, por la exigencia de
conservar un cierto grado de densidad de despliegue, tn
to para poder romper y penetrar en el dispositivo enemigo
como para no ser presa de la Infanteria
del defensor, que
puede tender cualquier clase de emboscada a un adversario
demasiado
diluido.
7. En unos ejercicios de doble acción de Agrupación
táctica, un grupo táctico de Infantería
recibió una «zona
de acción» de una amplitud sobre los 2.000 metros; esto
pareció excesivo por las dificultades de mando y ocordi
nacióñ de la acción de las Unidades, que de tal zona se
derivaban. La verdad es que no nos hemos acostumbrado
todavía a operar en zonas de este género. Soy del parecer
que es necesario hacer gimnasia con cuadros y tropas en
zonas de mayor amplitud y profundidad;
si los enlaces se
interrumpen,
es necesario encontrar
el modo de resti
tuirlos o suplirlos de cualquier otra forma. En el peor de
los casos, puede tener validez todavía el principio de en
lace sobre el objetivo, y no se ha de excluir que el Jefe, en
determinadas
situaciones, se desplace hacia adelante para
darse cuenta personalmente
de lo que está sucediendo.
Los Jefes de estilo Rommel, apoyados por buenos Estados
Mayores, siempre ejercerán una cierta fascinación
sobre
tropas de tipo emocional, como las nuestras, con lo que
no dejarán de obtener resultados satisfactorios.
Otro inconveniente de las zonas muy anchas
prof un
ías es el que las Unidades puedan escapar de la mano; el
colocarlas de nuevo en su exacta dirección y coordinar los
esfuerzos es función del Mando. Setán inevitables las pér
didas de contacto entre las Unidades mecanizadas
y la
Infanteria
que las sigue a pie, pero no es necesario dra——
matizarlas.
En la Segunda Guerra Mundial se obtuvieron
grandes éxitos con la aéción de Unidades- que actuaban
decididamente
sobre los objetivos que se les habían asig
nado y, sin preocuparse excesivamente por lo que sucedía
a su retaguardia
o a sus flancos (según Guderian:
« ¡Al
diablo lo que pasa detrás de mi: adelante!»).
Parece -ser que la misma doctrina soviética está orien
tada, tanto en el campo táctico como en el estratégico,
hacia penetraciones profundas y rápidas, llevadas a cabo
por las fuerzas de choque, en forma tal de ho dar tiempo
al adversario para efectuar una maniobra de repliegue
ordenada.
Generalmente, aquel que se encuentre en con
diciones de avanzar expeditivamente,
no debe dejarse cor
tar las alas por el freno de unas acciones que no sean
absolutamente
indisriensables. Quien está detrás y conduce
la acción debe estar siempre preparado para rellenar los
huecos—que
amenacen convertirse
en peligrosos—con el
fuego de que dispone y con el movimiento oportuno de sos
tenes y reservas.
8. Se pierde demasiado tiempo en la «redacción de las
Órdenes de operaciones», minuciosamente
elaboradas, en
riquecidas -con detalles inútiles y reiterativos, que no se
adaptan a la dinámica del combate. Existen ituaciones
en
las que las órdenes se dan «sobre la marcha», verbalmen
te, por medio de mensajes y concisión de Tácito. Los Jefes
que escriben demasiado se mueven poco y descuidan la
conducción y el control de la acción. La guerra es, ahora
más que nunca, un arte en el que «todo es ejecución».
9. El empleo de medios, cada vez más delicados y com
plejos, que la técnica poñe a nuestra disposición, y los
mismos procedimientos
tácticos de hoy día, han arreba
—
-
tado al Oficial la «exclusiva» de la iniciativa, para hacerla
extensiva a los Jef es más inferiores e incluso al comba
tiente
individual,
y aumentan
extraordinariamente
el
«problema de la especialización». Cuando un carro de com
bate se para, un aparato electrónico no da el rendimiento
esperado
o cualquier
otra cosa del mecanismo chirría,
requiriendo
para su funcionamiento
mucho más el cere
bro que el corazón del hombre, es que en el fondo existe
siempre una falta de especialización. He presenciado, co
mo en las maniobras de verano, los viejos y gastados ca
rros - Stuart llevaban a cabo evoluciones en terrenos casi
prohibitivos;
pero no me he dejado sorprender por ello;
estos carros los movían tripulaciones
y pilotos de un Ba
tallón móvil C. C., que eran voluntarios de larga perma
nencia, con una gran especialización. Una comparación con
los soldados de reemplazo—en los que la buena voluntad
no consigue frecuentemente
Henar las lagunas de la pre
paración técnica—resulta
muy instructiva y sugiere la ne
cesidad de afrontar
el problema del reclutamiento
de vo
luntarios
espeoializados para el Ejército basado siempre
en más amplias permanencias.
Cuando se da instrucción
técnica
y táctica a los reclutas, no se perdonan
negli
gencias, pero se choca frecuentemente
con dificultades in
superables
por la presencia de numerosos analfabetos
y
semianalfabetos.
Basta pensar solamente que los ciuda
danos de los reemplazos de los años 1936, 1937 y 1938, que
no habían frecuentado
las escuelas elementales, alcanza
ban los respectivos porcentajes de 54, 47 y 39 por 100.
10. La «representación
del enemigo» debe cuidarse en
sus mínimos detafles, con el fin de no alterar demasiado la
realidad del combate. En los «ejercicios de bandos opues
tos», la cosa resulta más fácil, ya que el enemigo puede
representarse
efectivamente.
Como frecuentemente
las
fuerzas disponibles no on abundantes,
en el caso de ata
que a un centro de resistencia con cooperación atómica se
procederá a convertir en realidad solameñte los elementos
que presumiblemente
podrían sobrevivir a la explosión
atómica—sin
descuidar el estudio de todo el conjunto—y
con particular referencia a aquellosque se han de emplear
en la reacción dinámica (generalmente
desplegados fuera
de las áreas de los centros de resistencia). En los «ejer
cicios con fuego real», la presencia activa del enemigo
puede hacerse más evidente adoptando
medios diversos,
reglamentarios
y de circunstanciás.
Determinados
polígonos de tiro, siluetas autoabatibles,
instalaciones
que simulen el oontraataque,
etc., oportuna
mente colocados y accionados, pueden contribuir a «ani
mar» el campo de batalla. También puede ser útil la crea
ción del hongo atómico de modestas proporciones, a cargo
de un buen artificiero, ya que ello ofrecerá la posibilidad
concreta
de determinación
del punto cero efectivo (por
ejemplo, a cargo de tres observadores de Artillería), y de su
control por parte de-los pilotos observadores de la Sección
Aérea Ligera divisionaria. Por otra parte, las concentra
ciones de artillería enemiga, simuladas con el empleo de
petardos silbantes y otros artificios, en el momento y lu
gares más adecuados, pueden servir para dar un mejor
colorido al cuadro total (será oportuno, por ejemplo, dar
a los infantes la sensación de lo que puede suceder si se
dejan sorprender al descubierto o si-las armas de las bases
de fuego se estacionan demasiado en las posiciones).
11. Una antigua norma, pero siempre con validez, y
que tal vez se olvida, es lá de preguntarse:
«,Qué haría
yo en el lugar del enemigo?» El que se defiende debe con
testarse tratando de descubrir las probables posiciones de
espera, bases de partida, puntos de cabeza de Unidades e
itinerarios
tácticos del ataque. Debe colocar tódos sus peo
nes en el lugar adecuado, teniendo siempre en cuenta lo
que es más verosímil que haga el enemigo, así como las
concretas posibilidades de neutralizarlo. Este criterio tiene
validez, tanto para la organización del conjunto como para
la instalactón de un arma o de un grupo de asaltantes.
Si bien el que ataca no tiene la posibilidad de pisar las
de un vehículo cerrado oruga ligero, manejable, móvil y
posiciones de la defensa en la fase de organización
del suficientemente
protegido. En los EE. Uti. se están cons
ataque, puede, sin embargo, a través del examen de in
truyendo carros oruga para el transporte de la Infantería,
formaciones,
fotografías
aéreas y planos, resolver por el
con aleaciones de aluminio superligeras, manejables, mó
estudio el problema de la instalación enemiga y dar coefi
viles, anfibios y aerotransportables.
No obstante,
aun
cientes de probabilidad a las diversas hipótesis referentes
cuando falten ties medios idóneos, es necesario hacer
a las intenciones
presumibles del mismo, y regularse en too
lo posible para adquirir una fugrte «mentalidad
de
consecuencia. Una vez montado el ataque, o acometida la
movimiento»,
orientada hacia la utilización de cualquier
defensa
en el modo más conveniente, la capacidad y la medio disponible, cuando las exigencias operativas y de
energía
del Jefe deben hacer el resto en la Conducción.
supervivencia
nos impongan colocarnos alas en los pies
Es el momento en el que un Jefe debe poder decirse a sí
(he presenciado cÓmo en el Don, 105 alpinos italianos y
mismo, sin jactancia,
pero con firme condición—incluso
los infantes rusos, resolvían, cada uno en su bando opues
para tener la seguridad de infundir este sentimiento a la
to, el problema de las acciones dinámicas en estrecha co
tropa—que
«su» ataque dará cuenta de la más tenaz de
operación con los carros, aferrándose
a éstos y tumban
las defensas, o bien que «su» defensa embotará cualquier
dos encima de ellos).
ataque. Diremos, para seguir a Clausewjtz, que ei el com
Una vez hecha la citada mentalidad, y cuando las dis
bate de hoy día, tan erizado de dificultades y de incógni
ponibilidades
financieras
permitan su adquisición, serán
tas, todavía encontramos «como última expresión, la enér
bienvenidos los medios de transporte
más eficientes, como
gica voluntad de un espíritu altivo que se alza imperiosa
carros, autopropulsados,
jeeps y plataformas
volantes, cin
mente, como un obelisco, y hacia el cual conducen todos
turones de salto, helicópteros y aviones especiales, etc.
los caminos».
15. En el estado actual de las cosas, la famosa «raya
12. El «servicio de arbitraje y los árbitros de campo»,
azul» que marca nuestras
posiciones avanzadas,
¿sigue
bien por falta de experiencia o porque están Influídos por
siendo tan peligrosa y ávida de sangre como en el pasa
criterios
subjetivos, tal vez bastante
dispares, dejan con do? Es cuestión de dudarlo, así como el formular hipó
frecuencia
bastante
que desear, y no contribuyen
como
tesis sobre acciones más rápidas y menos costosas en el
sería necesario al desarrollo correcto de la acción. En unos
área del combate próximo. Una vez llegados a estrecho
ejercicios de agrupación táctica, se aplicó un determina
contacto,
el enemigo no puede usar ‘el ingenio atómico sin
do sistema, que ya había sido experimentado
anterior
comprometer
sus mismas tropas, en tanto que el poder
mente, el cual tuvo una especial utilidad para imponer un
de
de’tención
de
las armas convencionales
tiende a redu
ritmo normal al ejercicio, evitando con ello el defecto
general
de todos, de correr demasiado. La actividad de cirse como consecuencia de los despliegues más espaciados
y del «ablandamiento»
que ha precedido. De todas for—
los árbitros ha permitido de hecho asegurar el realismo
mas
será
un
problema
acuciante
el de llegar rápidamente
del que todos hablan, pero que es tan difícil conseguir.
remunera
Fueron determinados
uno a uno: los efectos del fuego,, el al contacto sin crear objetivos atómicámente
bles, así como la dispersión rápida cuando se perfile una.
valor impeditivo de las interrupciones
y de los obstácu
amenaza de represión nuclear. La preparación e intuición
los—con su consiguiente
tiempo de detención para las
táctica de los cuadros, la instrucción de las tropas, la dis
Unidades en movimiento—y el éxito de las’ acciones tác
ponibilidad de medios idóneos y un poco de... suerte, serán
ticas de las Unidades opuestas que habían llegado al con
los elementos que proporcionen una solución satisfactoria
tacto. Los árbitros de campo, siempre que su trabajo esté
del problema.
bien organizado, pueden ser empleados con gran utilidad
16. El «estado de inseguridad»
es característico
del
incluso en los ejercicios ‘de fuego real, tanto para poner
ambiente
operativo;
con
las
acciones
de
guerrilleros,
sa
en actividad determinados
polígonos de tiro como para; en
el momento oportuno, dar las órdenes de explosión de los botajes, etc, sobre los despliegues de artillería, posiciones
de espera, parques automóviles, así como sobre unidades e
diversos artificios; igualmente pueden señalar los efectos
instalaciones
de servicios; ‘acciones que serán más que
producidos sobre los diversos blancos (contabilidad
de im
probables.
Es
por
consiguiente superfluo prescribir la ga
pactos, etc.).
rantía de los flancos en las órdenes de operaciones, ya que’
13. Es en la «conducción de la maniobra» donde el Co
ello debe ser considerado
como normal—y me atrevo a
mandante
demuestra su capacidad y su vigor táctico; y decir instintivo—. Sin embargo, las medidas de seguridad
no me refiero solamente a un Jefe de grado elevado. A no deben conducir, como he tenido ocasión de experjmen-.
la gran potencia de fuego desarrollada
por las armas
tar, a un permanente
estado de alarma con un derroche
atómicas y Convencionales, se corresponden, incluso en el d.e personal al que se le quita el necesario decanso. Segu
escalón agrupación y grupo táctico, unas posibilidades d’e ridad, sí, pero los Iervios en calma, pues de lo contrarió
maniobra
que no habían sido conocidas hasta ahora. El el enemigo obtiene indirectamente
SU finalidad,
provocan
papel del Jefe de agrupación,, por ejemplo, merece ser
do un desgaste físico y moral que repercutirá. ciertamente
valorizado especialmente
Es él quien debe determinar las
en el rendimiento durante la acción. La mayor seguridad
misiones
y objetivos de sus peones de maniobra;
es él reside en la voluntad de no dejarse sorprender,’ y en la
quien debe establecer
el número y constitución
de los puesta en práctica escrupulosa de medidas valoradas ob
grupos tácticos de primer escalón, y quien debe estar en
jetivamente
y adecuadas a’ la entidad real del peligro co
condiciones
de constituir para sí mismo una reserva me
rrespondiente.
canizada.
Es él, finalmente, quien debe armonizar el fue
,IJna actividad que absorberá una fra’eción cada vez
go atómico puesto a su disposicióñ, y el fuego conven
mayor de infantería,
zapadores y transmisiones,
es la de
cional de que dispone en propiedad, y todo ello con el em
las «patrullas». En’ vanguardia, sobre los flancos, y alguna
pleo de sus propias fuezas (trinomio infantería-carros
vez en las retaguardias
inmediatas,
estas patrullas
asu
zapadores,
más transmisiones
eficientes, más robustas
mirán una doble misión, informativa y de seguridad; una
mazas de fuego).
misión que constituye la introducción
necesaria
a cual
14. En unas maniobras en las que ambos bandos dis
quier clase de acción. Son en efecto insustituibles para de
ponían del ingenio atómico, el, ataque ,se ha encontrado
terminar
los detalles de la zona Ocupada por el enemigo,
con graves dificultades para el paso desde el área de dis
para’ comprobar la acción de patrullas o su ausencia por
persión inicial de la posición de espera, a la de concen
parte adversaria, en los amplios intervalos de la «tierra
tración del dispositivo de ataque, y posteriormente
a las
de la actividad
áreas sucesivas de dispersión más allá de los objetivos. Se de nadie», en la acción de hostigamiento
de trabajo enemiga; finalmente, en la protección de los
deduce de ello que la Infantería
de las Divisiones de lla
reconocimientos
de los campos minados y apertura de pa
nura debería disponer, en la medida más amplia posible,
sillos’ y brechas en éstos. Especialmente
el infante,
se
debe convertir en un hábil patrullero, y nunca serán de
masiadas las horas de instrucción que se dediquen a tal
exigencia.
17. Las «bases de fuego» no conservan casi nada de la
significación original de la palabra «base». Cuando incluso
la Artilleria se ve obligada a ejecutar la maniobra de los
despliegues, además de la clásica de la trayectorias, tales
•bases rechazan cualquier idea de estatismo; y esto es
beneficioso, porque de tal manera reducen la vulnerabili
dad, que llegaría a valores demasiado altos por una exce
siva permanencia en las posiciones. Además, con los des
pliegues decididamente avanzados, debe tratarse de bus
car la posibilidad de que los morteros de 107—que tienen
un alcance bastante largo—eviten los desplazamientos
antes que los grupos tácticos de primer escalón hayan
alcanzado sus objetivos. Estos morteros constituyen una
maza de fuego Inestimable en manos del Jefe de agru
pación, que se ha de explotar totalmente hasta los lími
tes posibles. Para las otras armas es necesario hacer vir
tud de la necesidad, sé desplazarán hacia adelante por
escalones, compensando la reducción momentánea de efi
ciencia cuantitátiva de los orígenes de fuego, con una
mayor rapidez de tiro. Los Jefes de las Secciones y de
los Pelotones de estas armas, deben educarse en una rigu
rosa disciplina de fuego, que evite cualquier despilfarro
inútil (se han de prohibir las ráfagas prolorígadas más
allá de cualquier exigencia posible de neutralización del
objetivo enemigo).
Los cambios de posición no deben efectuarse—como es
!recuente que suceda—en los momentos de crisis particu
lares para los elementos avanzados (por ejemplo, en el
paso de las brechas a través de los campos minados) o
cuando a éstos están inmediatos al asalto.
18. Ningún arma debe ser empleada antes de que
sea realmente necesario, bajo pena de ser descubierta por
el enemigo y probablemente puesta fuera de combate an
tes del momento en que podría ser eficaz su empleo. Un
criterio básico debe ser el siguiente: «Primero, la lanza, y
después, la navaja; antes, el arma de alcance más lar
go y más potente, y después, el arma de la acción pró
—idma.» En este orden de ideas, es necesario combatir la
(;endencia a usar los morteros de 81 en la preparación
wcepción hecha de la fracción que debe emplearse even
tualmente en la creación de brechas en el campo minado,
una vez en marcha la preparación.
19. Con referencia al empleo de las escuadras «AB C»,
reforzadas eventualmente con zapadores, con el fin de
localirar los daños producidos por el ingenio atómico
-
y por la radiactividad residual, se presentan dudas y pre
juicios. En la fase de preparación
no es verosímil que es
tos núcleos puedan penetrar
en el- dispositivo enemigo
para efectuar operaciones de control y transmitir
lOS da
tos, ya que se podrían ‘derivar de ello limitaciones
parciales suspensiones del fuego de preparación, así como
detenciones
demasiado
prolongadas—y
por lo tanto,
peli
grosas—de las Unidades, bien sobre la línea alcanzada o
sobre la base de partida. Parece ser más aconsejable un
cuidadoso empleo de tales núcleos con los elementos más
avanzados de los grupos tácticos. Señales convenidas y
transmisión rápida de datos podrían ser elementos sufi
cientes para asegnrar un empleo oportuno de lOS ele
mentos de protección (con especial referencia a la más
cara), o para efectuar desviaciones momentáneas de las
direcciones de movimiento. Por otra parte, los datos que ya
han sido obtenidos por los observadores terrestres y por
la Sección Aérea Ligera permitirán orientar con antici
paciófl los movimientos y no caer en la trampa de. zonas
fuertemente radiactivas, que sólo pueden ser atravesadas
por los medios acorazados y con las oportunas precaucio
nes (escotilins cerradas y utilización de la máscara por
la tripulación).
Los modernos
medios
de combate
que20.auaentafl,
el valor
del hombre,
ya no
quereducen,
todo lo sino
que
«Infantería» pierde en número lo gana en calidad;
destacándose entre sus numerosas especializaciones el
«asaltante», con la adopción, en un próximo futuro de un
fusil automático ligero, utilizable tanto como arma indi
vidual de asalto y contracarro como para suplir ‘los efectos
del fusil ametrallador y del mortero ligero; estos asaltan
tes están destinadoS a representar la función de «punta
de diamante del ataque». Su acción no se agota en el
primer asalto, sino que se desarrolla a modo de una red
de miles de pequeños arroyos, sobre el frente, lateralmen
te y en profundidad, de modo irresistible y hasta casi dar
al adversario la sensación de que será superado mmi
nentemente. Y he aquí el porqué de la atención que se
concentra sobre la actuación, de estos hombres, incluso
en, los ejercicios de tiempo de paz, así como de las pre
guntas y observac1one que continuamente se entrecruzan
y suceden acuciantemente: —,‘Qué hacen los asaltantes?
—Dónde están en este momento? —Están aprovechando
el fuego de acompañamiento del arma que actúa en este
momento? —Qué hace aquel Pelotón? —No le costará
caro el instante de indecisión que ha tenido para superar
el obstáculo que ha’ encontrado?’ —Por qué atraviesan
aquellos hombres aquel seto, todos por el mismo punto?
—QUé
es lo que está haciendo aquel asaltante que ha
llegado al borde del campo verde? ¡Ah, sí!; se resguarda
en aquella mata para modificar el enmascaramiento del
casco antes de atravesar el campo de rastrojo; se ve que
ha aprendido a hacer el camaleón. —Y ¿qué hacen, aque
la
.
llos hombres que han subido demasiado y se destacan en
el fondo’ claro del horizonte? Malo... Ya se va uno que se
protege con la sombra de uha cortadura. —Y ¿qué hace
aquel otro que, en lugar de aplastarse en el terreno y dar
solamente una ojeada, se yergue a medio cuerpo casi,
como si lo fuera a fotografiar el enemigo? Quizá es un
Jefe de Pelotón que se ha olvidado de que no es invul
nerable. —Allí se ve una Escuadra de Ametralladoras
que sabe lo que se hace:
el tirador
prepara
el arma
cu
bierto por la cresta, y después asoma el tubo solamente
lo necesario para disparar, mientras que los proveedores
se dedican a su cometido sin colocarse en el terreno como
un «racimo».
21. No es suficiente que el asaltante
conozca la téc
nica del aprovechamiento
del terreno, del paso de obs
táculos y del enmascaramiento
y empleo de las armas,
que indudablemente
reducen el tributo de sangre y de
vidas humanas,
comparándolas
con las hecatombes del
pasado. El asaltante ha de saber vencer la «sensación de
aislamiento»,
que puede tener un efecto paralizador en un
ambiente
cuajado de peligros y de insidias de cualquier
clase; se encuentra espantosamente
solo, y debe dar prue
ba de vivacidad, agresividad
y coraje, contra cualquier
atavismo que tienda a buscar el contacto de codos—y me
atrevo
a decir hasta de aliento—con
el compañero
de
Pelotón
y de patrulla. Debe multiplicar incesantemente
sus propios energías físicas y morales, manteniendo
in
alterable,
entre humas. silbidos y explosiones, su te en
todos aquellos que, aunque estén lejos o invisibles, ef cc
túan su mismo trabajo o contribuyen
con su preciosa
aportación.
Debe saber que el mismo Jefe de Sección, que
saltaba delante arrastrándolo
en los asaltos a la bayo
neta de tiempos pasados, actualmente no puede precederle.
Ahora, el que arrastra es el mismo asaltante;
por ello, su
formación
es más difícil ‘que la de otro especialista cual
quiera, ya que reviste problemas de orden psicológico, mo
ral, técnico y táctico.
22. Del cuadro expuesto anteriormente
se destaca la
figura’ del combatiente
individual, que debe reunir en él
un ímpetu vital y una carga de energías que nunca ha
tenido en el pasado. Se deduce de ello que la «instrucción
individual»
no puede estar comprendida exahustivamente
en un ciclo de breve duración, y que esta instrucción,
sin perjuicio de las otras, debe continuar en todas las fa
ses del adiestramiento militar. Existe una gran cantidad
-
de pequeños, pero esenciales, problemas de supervivencia
que el infante debe saber resolver por sí solo; y esto no
podrá hacerlo si no es a través de una instrucción mi
nuciosa y prolongada. He comprobado que el rendimiento
del infante solamente llega a ser satisfactorio al término
del intenso período de instrucción de los ejercicios de
verano. ¡Pero cuántas preocupaciones ha producido a los
Cuadros de cualquier empleo, y sobre todo a los de Com
pañía! No es fácil reflejar la realidad del combate con
sus múltiples orígenes de fuego, de observación, etc., sa
turado de movimientos, detenciones, reanudación de mo
vimientos y acciones de ataque y defensa. No es fácil, por
ejemplo, llegar a hacer comprender que incluso en el
ataque, y’ durante las diversas pausas, el uso adecuado
del útil ligero de zapador para proporcionarse un peque
ño resguardo para la cabeza puede ofrecer una posibilidad
más de sobrevivir y alcanzar el éxito deseado; que un
enmascaramiento que no se adapte al ambiente, una in
tervención tardia contra un blanco imprevisto o el fuego
poco regulado de un arma, pueden ser una fuente de des
dichas.
23. El trabajo de los Suboficiales y de las Clases de
Tropa, en la formación del combatiente de calidad y en
la preparación y conducción de las Unidades más peque
ñas resulta cada vez más inestimable e insustituíble. El
Oficial no lo puede ñacer todo, y no debe, por tanto, res
tar autoridad a estos colaboradores suyos; cada uno en
su sitio y trabajo en ambiente sereno. El «ejercicio del
mando», en cualquier escalón del orden jerárquico, debe
ser considerado como el máximo honor que puede corres
ponder a un hombre; un honor que hace aceptables las
responsabilidades, las fatigas y los sacrificios. Un Jefe de
Unidad debe saber que su prestigio aumenta con el per
feccionamiento de sus conocimientos técnico-prof esiona
les y con la práctica diaria del ejemplo. Dedicado total
mente a sus hombres, con el cerebro y el corazón, no
debe transigir ni siquiera consigo mismo en las cuestio
nes de instrucción. «Cuanto más sudor, menos sangre»
es un siegan que tiene validez para todos: Jefes y subor—
dinados. Aun cuando existan casi siempre las «pegas»
administrativas
que pueden perjudicar a prometedoras
carreras, ninguna culpabilidad es tan grave—según mi
parecer—corno la que descuida la instrucción.
24. El problema de la «apertura de psiilos y brechas
en los campos minados» se encuentra siempre a la orden
del día. Se estima que las explosiones atómicas afectarán
generalmenie a las estructuras estáticas, a las reservas
mecanizadas, a- los despliegues de Artillería, a lOS centros
logisticos, pero sólo indirectamente a los campos mina
dos. Se ha de observar también que la presión máxima
producida por las explosiones atómicas, de duración infe
rior a un segundo, no parece que sea suficiente para
vencer la fuerza de inercia mecánica de las minas nor
males, y menos aún de las minas especiales dotadas de
dispositivos anti-choc. Y aunque esté prevista la neutra
lizacióiT de minas contra personal con ingenios de poten
cia media, el radio de acción de éstos con respecto a las
minas contracarro es bastante -limitado, y hacen necesa
rio «el paso de Unidades a pie, en un primer tiempo, y la
sucesiva creación de brechas para los medios motorizados
y acorazados» por los procedimientos convencionales. En
un ejercicio de ataque de dos bandos se ha podido com
probar la influencia negativa del factor «campo minado»
sobre el movimiento de la Compañía mecanizada y de
una Compañía de carros; influencia que hizo posible a
la Unidad mecanizada opuesta el prevenir a sus Unidades
similares de ataque y colocarse en una posición adecua
da para batir el flanco de la contraria. Se confirma así
la importancia de la reacción dinámica de la defensa, que
apoyándose en cualquier perno de maniobra—gracias a
disponer libremente del espacio en el que tenía que. ac
tuar y al conocimiento seguro de las direcciones de contra
ataque—, tiene muchas probabilidades de batir en tiempo
-
-
al ataque. Las actuales orientaciones sobre el empleo de
procedimientos para la apertura de pasillos en los cam
pos minados, basados en el fuego de artillería y de morteros, podrán quizá contribuir a dar de nuevo el nece
sario impulso a la acción del ataque. Los rusos, que
adoptan tal sistema, dan por descontado un cierto coe
ficiente de pérdidas; pero son pérdidas muy inferiores
a las que se producirían con largas detenciones en las
zonas de los campos de minas vigilados por el luego
enemigo, fuego que no siempre es fácil separar del obs
táculo.
25. No tenemos mucha experiencia sobre el empleo de
los carros y medios mecanizados, que tendrán, con toda
probabilidad, un papel importante en la guerra ‘atómica,
y que, ciertamente, sufrirán muchas limitaciones en nues
tros terrenos. En el escalón Agrupación y ‘Grupo Táctico
combaten para el infante y con el infante, pero se plan
tean problemas delicados de coordinación entre zapado
res y medios mecanizados; entre medios, mecanizados y
acorazados, y entre acorazados y autopropulsados. Ge
neralmente son los infantes y los zapadores los que deben
limpiar el terreno de ataque de las asechanzas de las
armas contracarro y de los campos minados; silos infan
tes y zapadores disponen de medios oruga cerrados, in
mediatamente después de la explosión acortarán distan
cias, aprovechando las prestaciones técnicas de los me
dios y la protección táctica proporcionada por la coraza;
no obstante, llegará el momento en que deberán abando
nar los medios y actuar a pie. A su vez, los carros, y en
cuanto. el camino esté libre, no dudan en dirigirse deci
didamente hacia adelante, apoyándose mutuamente y co—
locándose en condiciones de poder actuar sobre el flanco
de la eventual reacción dinámica del adversario. Con fre
cuencia serán empleados corno verdaderas y auténticas
bases de fuego móviles, en beneficio de las SeCciones me
canizadas. No debe existir ninguna preocupación, como ya
se ha indicado, por la producción de eventuales «pérdidas
de contacto»; igualmente, y como una vez se decía, la cita
será sobre el objetivo. Los «medios autopropulsados con—
tracarro» (y-las armas contracarro en general) deben in
tervenir rápidamente en la acción y sustraerse aún más
rápidamente a la reacción adversaria; se observa muy
frecuentemente que matienen durante demasiado tiempo
el despliegue adoptado para el fuego.
28. Con ‘demasiada frecuencia, las formas y las moda
lidades de 1a<cooperación aeroterrestre» resultan forma
listas y poco convincentes, aunque vemos a veloces caza—
bombarderos efectuar acciones de ametrallamiento y ‘de
bombardeo eP picado con, admirable exactitud, lo único
que hay que lamentar es que en lugar de emplear la
munición de fogueo en los ejercicios, no se adopte con
más frecuencia la munición de guerra; serviría esto últi
mo para realizar una de las demostraciones más eficaces.
de las posibilidades de la Aviación y dejar en las tropas
un recuerdo indeleble. Se objeta, con justicia, que laAviación, y especialmente en los primeros días de un
conflicto, tendrá problemas importantes que resolver (su
perioridad aérea y aerotransportes), y que difícilmente”
podrá colocarse encima de nuestros objetivos. No obstante’,.
quien tiene experiencia de una guerra no ignora el efecto
moral galvanizador que producen sobre las tropas las in
tervenciones de nuestra Aviación, aunque sean esporá
dicas. ‘Resulta de todo lo que se conoce que tanto los
rusos como los’ ingleses siguien dando una gran impor
tancia al apoyo aéreo directo.
27. La aparición de las armas atómicas, y especial
mente de las’ Unidades de cohetes o misiles de diverso
tipo, está produciendo un rápido envejecimiento de la
«artillería convencional», cuyo talón de Aquiles está sobre
todO en su escaso alcance. Todavía no’ hemos llegado al
punto de «renovarse o perecer», pero, sin embargo, está
en marcha un vasto proceso de ad-aptación a las nuevas
exigencias, que empeña la capacidad y el espíritu de
-
53
inventiva de nuestios artilleros, que saben mirar el por
los más valientes entre los valientes, la constituye indu
venir, sin dejar de guardar celosamente sus nobles tra
dablemente el forzamiento de los campos minados. Real
diciones. En tanto que se organizan las primeras Unida
mente se trata de un verdadero ataque, en el que los Za
des de cohetes, los técnicos están estudiando’ la posibili
esgrimen cargas, tubos explosivos y materiales
dad de transformar las actuales bocas de fuego de forma padores
diversos,
en tanto que la Artillería desplaza su tiro sobre
que aumente su alcance. Está adquiriendo una particular
objetivos de segundo plano y las armas de la Infante
importancia el papel de la Jefatura de Artillería Divisio los
oportunamente situadas en puntos adecuados, des
naria (u órgano que la sustituya) como coordinadora de ría,
arrollan
acciones con nieblas y tiros conducentes a separar
medios de fuego múltiples y diferentes, tales como frac
el
fuego
del obstáculo. Es el momento de la fra
ciones de Artillería de maniobra, Aviación de apoyo di— ternidad, enemigo
más
que
de la cooperación, entre infantes y
recto, medios de lanzamiento atómico, fuego naval even
tual, etc., etc. En los ejercicios tácticos, la Artillería se Zapadores.
Razones afectivas, que sólo pueden sentirse en el am
ve seriamente apremiada al tener que resolver problemas biente
las Unidades orgánicas, hacen que me incline
de movilidad, de dispersión, de enterrarse en el terreno hacia unde empleo
de los Zapadores de Asalto en la medida
y enmascaramiento, de maniobra de observatorios, des
más amplia posible. Estos pueden resolver por sí solos
doblamiento de mandos y de preparación toiográfica’ del problemas de seguridad inmediata y de empleo de fuego
tiro en tiempos mínimos. Los cambios frecuentes de posi
próximo, no sólo para reválorizar el obstáculo en la de
ción (maniobra de los despliegues) constituyen ya una fensa, sino también para proteger el levantamiento de
norma. La Artillería ligera, dado el alcance insuficiente campos de minas en el ataque.
que tiene para los grandes espacios en que ha de operar,
29. Las «transmisiones» constituyen el instrumento
se acérca cada vez más a las otras armas hasta fundirse esencial para poder ejercer una eficaz y continua acción
con ellas mismas en conjuntos de varias armas. Las ac
de Mando. Hoy día, ni siquiera los Pelotones pueden ser
cioes de fuego continúan siendo prácticamente las mis
mandados a la vista. En el nuevo ambiente de lucha, las
mas, pero varian quizá las modalidades; y asi, la prepa
deben estar en grado de seguir la creciente
ración convencional tiende a reducirse en duración, en transmisiones
movilidad
de
las
Unidades, cubrir las mayores distancias
tanto que la prohibición cercana durante el ataque au
alcanzar la diversa articulación táctica (aumento de los
menta en importancia, a causa de la mayor consistencia yalcances
y del número de canales (selectividad).
y movilidad de la reacción por movimiento de la defensa.
La
técnica
aplicada a la ciencia ‘electrónica nos ayuda
La cotrabatería,
que tiene por misión hacer cailar los
ello con las realizaciones de circuitos eléctricos en mi
medios de fuego que tienden a que el ataque desista de aniatura,
circuitos impresos, aparatos con transistor, Mó
una rápida explotación de las zonas atomizadas, exige dulos y mlcromódulos,
etc., etc. El viejo «eje de transmi
artillería de mayor potencia y alcance, incluso con per
siones»
ha
cumplido
sus
días; en éste los diversos centros
juicio de la prohibidión lejana, que, por el contrario, po
radiales, que coincidían con el Puesto de Mando de las
dría ser confiada a los cohetes o misiles y a las fuerzas Grandes Unidades, constituían puntos extremadamente
aéreas tácticas. La acción contramorteros se descentraliza
y vulnerables. Se sabe que lbs actuales estudios
frecuenteMente hacia las formaciones de los conjuntos sensibles
en
el
campo
A. T. O. y nacional han lievado y llevarán
de varias armas que avanzan, y es de desear, teniendo en a la adopciónN de
un nuevo sistema que, eliminando los
cuenta su iMportancia, que esta acción contra-morteros
inconvenientes
reseñados,
mayor ñexibilidad y
pueda ser revalorizada en el porvenir con el empleo de seguridad de funcionamiento,asegure
las transmisiones. En es
morteros provistos de radar y capaces de interceptar y pera de algo mejor, tanto el apersonal
de Transmisiones
destruir las granadas enemigas en su trayectoria.
como los compañeros de otras Armas suplen con su celo,
28. También los «zapadores», con su tenaz y silencioso adaptando los viejos materiales a las nuevas exigencias, y
trabajo, participan activamente en el proceso de renova
aguantan.., reclamaciones, ante la imposibilidad ‘de dar
ción de los medios y en la evolución de los procedimientos todo lo que los Mandos requieren.
tácticos. Los trabajos que se les pide tienden a aumentar
30. Los «servicios» resultan con frecuencia los gran
en razón de las mayores exigencias de protección deri
des sacriñcados. He tratado siempre de reaccionar a esta
vadas del problema de supervivencia. Con la ayuda de deplorable, tendencia, por el convencimiento que tengo de
aparatos mecánicos, y en virtud de una acentuada especia
que no existen problemas tácticos absolutos, sino proble
lización de las Unidades, los Zapadores extienden su cam
mas operativos que son ‘en conjunto tácticos y logísticos.
po de acción, tanto en el ataque como en la defensa, desde
Por ejemplo, se procede con mucha facilidad y rapidez
el obstáculo a la vialidad, desde los puestos de Mando a a dar una orden de cambio del eje de esfuerzo principal,
los observatorios y, en general, a cualquier forma de con vistas a la reanudación de un ataque en las primeras
protección que requiera una capacidad técnica particular.
horas del día siguiente. Para ello, el Oficial de Servicios
La acción de los zapadores se dirige especialmente hacia debe calcular: capacidad de las carreteras durante la no
los campos minados. Se ha afirmado que la mina es el che para los movimientos de las Unidades, tiempos de lle
arma del pobre; por tanto se puede asegurar que no f al
gada de municiones y abastecimientos diversos, disponi
‘tarán las tinas. Aunque subsiste el problema de su esta
bilidad de medios auto y de mano de obra, posibilidad de
‘blecjmiento rápido, tal vez no estemos• lejanos de una abastecimiento aéreo, etc: Después de todo esto, y con los
‘solución satisfactoria,, gracias al empleo de conjuntos datos en la mano, debe informar al Jefe si se puede o
-mecánicos que hagan posible arar el terreno y practicar
no se puede hacer. Nunca se debe confiar n la improvi
los alojamientos. El problema más importante es el de la sación, porque una mala logística no es lá última causa
vigilancia del campo minado, que tiende a ampliarse en del fallo de, unas operaciones, aunque estén genialmente
el sentido del frente y de ‘la profundidad. Se deduce de concebidas. El dinamismo de Ja acción y la rapidez de
aquí la necesidad de que los Zapadores formen parte de los consumos imponen, ahora más que nunca, la articula
los conjuntos de varias Armas, especialmente en el esca
ción de los medios de transporte de diverso ‘tipo y la
lón divisionario, y análogamente a como sucede con la maniobra de las dotaciones, para de esta forma poder ase
artillería ligera. Una misión que coloca a los Zapadores a gurar oportunamente y en el lugar mas adecuado todo
la altura de los asaltantes, que es tanto como hablar de lo que es necesario para la alimentación del combate.
-
.
54
El
Seguro escolar.
Capifán de la Agrupadón de InfanteríaSan Mardal n.0 7, Angel DE LA CAMARA ZAMORA.
-
Más de una vez hemos leído en la revista EJÉRCITOte
mas de actualidad
social, y precisamente
su lectura me
ha inducido a pergeñar unas líneas sobre este tema que,
si bien no tiene características
típicas bien definidas en
el sentido de la legislación castrense, sí lo tiene en la
legislación social positiva española, con un carácter ge
neral. Por ser numerosos los estudiantes
familiares
de
militares,
merece la pena su difusión dentro de la gran
familia militar, por su interés para muchos de sus compo
nentes. Vamos a intentar
sistematizar
su estudio de tal
modo que resulte más fácil su comprensión y conocimiento.
BASES
LEGALES
CAMPO DE APLICj1CION
El Seguro Escolar se aplicará de una manera obligato
ria a todos los estudiantes españoles de uno y otro sexo
que reúnan las condiciones establecidas en los Estatutos
de la Mutualidad, que más adelante indicaremos,
hasta
una edad máxima de veintiocho años.
Este Seguro, cuando asi lo apruebe el Gobierno, es sus
ceptible de poder ser ampliado a los estudiantes hispano
americanos,
portugueses y filipinos que residan n Espa
ña y a los estudiantes de otros paises, siempre que existan
tratados
que lo determinen
o se haya reconocido expre
samente
una reciprocidad.
AFILIACION
Ley de 17 de julio de 1953, creando el Seguro Escolar.
Orden de 11 de agosto de 1953, aprobando los Estatutos
de la Mutualidad del Seguro Escolar.
CLASIFICÁCION
Está incluido en la legislación social positiva española
dentro de los Seguros Especiales Obligatorios, atendiendo
al riesgo que trata de proteger. Antes de continuar, hemos
de indicar que riesgo, según López Núñez, «es el suceso
futuro e incierto, cuyas consecuencias
de carácter
eco
nómico puede reparar el Seguro mediante una presta
ción». De la definición, vemos que sus características
prin
cipales son: incertidumbre,
perjuicio económico, repara
ción y prestación.
-
La afiliación será obligatoria para todos los estudian
tes españoles de uno y otro sexo con edad inferior a vein
tiocho años, que realicen estudios oficiales.
En una primera fase se aplicaba a los estudiantes per
tenecientes
a la Enseñanza
Universitaria
y de Escuelas
Técnicas Superiores, hasta que, por Decreto de 14 de sep
tiembre de 195v, se amplió a los estudiantes de las Escue
las de Montes (Ayudantes), de Ayudantes de Obras Públi
cas, de Ayudantes de Ingenieros Aeronáuticos,
de Ayu
dantes de Telecomunicación,
de las Escuelas de Apareja
dores, Colegio Politécnico de la Laguna; Grado profesional
de las Escuelas de Comercio, Escuela Oficial de Topogra
fía, de Peritos Industriales,
de Peritos Textiles y de Pe
ritos Agrícolas.
Esta afiliación se hace por los estudiantes
a través de
los Centros de Enseñanza, simultáneamente
con la ma
trícula.
OBJETO
COTIZACION
Tiene por objeto ejercer la previsión social en favor
de los estudiantes,
de tal modo que se atienda a su más
completa protección y ayuda contra circunstancias
adver
sas, fortuitas y previsibles.
La prima anual, por un importe de 342 pesetas,
nada: la mitad (171 pesetas) por el Ministerio, y
mitad por el estudiante asegurado, teniendo que
tisfecha esta última en el momento del pago de
trícula.
ORGANISMO
PRESTACIONES
GESTOR
Su aplicación está encomendada
al Instituto Nacional
de Previsión, el .cual la ejercita por medio de una Mutua
lidad dependiente
del Servicio de Seguros Voluntarios. La
Dirección de dicha Mutualidad Escolar la realiza un Con
sejo, integrado por representaciones
del Ministerio de Edu
cación Nacional, del Instituto Nacional de Previsión y del
Sindicato Español Universitario
o, en su caso, del Frente
de Juventudes o de la Sección Femenina.
En los Estatutos de esta Mutualidad se recoge la si
guiente terminología:
Afiliados.—.Los
mulga el Seguro.
estudiantes
en cuyo beneficio
Cubren lós riesgos de accidente, enfermedad, infortunio
familiar y de ayuda al graduado. Pueden ser: obligatorias
y complementarias.
PRESTACIONES
Mutualidad
Escolar—El órgano de aplicación del Se
guro.
Una vez hechas estas pequeñas digresiones, vamos a
entrar de lleno en el estudio de este Seguro.
OBLIGATORIAS
Accidente
(Hasta
la curación)
Asistencia médico-quirúrgica.
Asistencia
hospitalaria.
Asistencia farmacéutica:
abono
100 de su importe.
Prótesis y ortopedia.
se pro
Be’neficia.rios.—Los perceptores de las prestaciones que
se conceden.
Primas.—.Las cantidades que hay que abonar al Seguro
para el cumplimiento de sus obligaciones.
Prestaciones—Los
beneficios que concede el Seguro.
es abo
la otra
ser sa
la ma
Sanitarias..
del 70 por
Enfermedad
Asistencia médica completa, hasta su cura
ción o fin de estudios.
Hospitalización.
Internamiento
en centros antituberculosos
durante tres años.
Asistencia
farmacéutica:
abono del 70 por
100 de su importe, mientras dure la asis
tencia médica.
Medicina preventiva.
Accidente
Incapacidad
permanente
absoluta
para
Enfermedad
es
tudios: indemnización
de 25.000 a 100.000
pesetas, según el grado de incapacidad.
Gran invalidez: pensión vitalicia de 24.Q00Económicas
pesetas al año.
infortunio
familiar
Pensión de 12.000 pesetas al año, hasta
teriñinación
de. los estudios.
Ayuda
la
-
al graduado
-
Económicas.
en caso de grave
Ayuda al graduado
Bonificación, por quintas partes de las pres
tacione
al graduado que destacare en el
ejercicio de pruebas u oposiciones o en
trabajos
de investigación
científica.
Establecimiento de residencias para huér
anos
f
necesitados.
Establecimiento
de becas.
Las que acuerde el Consejo de la Mutuali
dad y apruebe el Ministerio de Educación
Nacional.
Otras.
Gastos
Debemos entender que el infortunio familiar tiene por
objeto asegurar al estudiante la continuación
de sus estu
dios cuando concurran
circunstancias
de tipo económico
que por un infortunio
ocurrido en su hogar le impidan
terminar
sus estudios, tales como:
PRESTACIONES
sanitarias...
económica,
Préstamos
sobre el honor, durante los tres
años siguientes a la terminación de la ca
rrera, en una cuantia máxima de 50.000
pesetas.
funerarios
(Ayuda a la familia)
Si residen en la misma localidad: 5.000 pe
setas.
Si residen elt localidad distInta: de 5.000 a
20.000 pesetas.
Esposa, hijos. Ascendientes directos mayo
res de sesenta y cinco años y hermanos
menores de edad o incapacitados
para el
trabajo:
50.000 pesetas.
Cuando
Indemnización
penuria.
COMPLEMENTARIAS
lo permitan
Enfermedad
Ampliación
nitarias.
(Accidente
Aumento
nes.
las posibilidades
del Seguro:
del plazo de las prestaciones
sa—
a)
Fallecimiento
del cabeza
de familia.
b) Ruina o quiebra familiar que imposibilite
nuar los estudios por falta de medios económicos.
conti
Es preciso que el estudiante
lleve como mínimun un
año matriculado por primera vez en cualquier centro de
enseñanza
de los comprendidos en el Seguro. Comprende
esta prestación una pensión anual de 12.000 pesetas du—
rante el número de años que falten al beneficiario para
acabar normalmente
y sin repetir curso su carrera, hasta
una edad límite de veintiocho años.
BIBLIOGRAFIA
de las indemnizaciones
y pensio
Carlos G. Posada.—Los Seguros sociales obligatorios en España.
Publicaciones del Instituto Nacional de Previsión.
La aviación de apoyo táctico y los misi
les tierra-perra de corto y medio aicance
Por e! Coronel Henchoz,de laRevue Milifaire Suisse.
Traducción de! Teniente Corone! AR!ZA GARC!A.
No falta quien aprovecha cualquier ocasión para vati
cinar el próximo fin de la Aviación de combate pilotada.
Tratemos
de ver qué puede haber de cierto en cuanto a
las formaciones de caza-bombarderos,
encargados de apo
yar, indirecta o directamente, con sus fuegos a las Unida
des terrestres.
En 1916 los cazas, con sus ametralladoras,
atacaron
por primera vez, en el Somme, columnas en marcha. Des
de entonces, la Aviación, en cuantas ocasiones se le pre
sentaron,
demostró sus excelentes posibilidades de apoyo
a la acción terrestre. Si en época de paz parece que dis
minuye el interés por el caza-bombardero,
ello no hay
que achacarlo al poco valor de este medio. Hoy día, la
moda se inclina hacia las armas «disuasorias», y hemos
de reconocer que en este orden de ideas el caza-bombar
dero no alcanza un buen puesto entre las capaces de
impedir la guerra.
El interés por la Aviación Táctica se pone de relieve en
el curso de-las operaciones;
sólo entonces él Jefe cons
ciente de sus posibilidades solícita su cooperación.
Si ciertas razones, de indudable valor, inspiradas en la
conducción
general de las operaciones
aéreas, asignan
prioridad
al piloto ‘de caza, estamos seguros de que tan
pronto se produj eran los primeros choques en tierra, cuan
tos medios pudieran
ser distraidos de la batalla aérea
serían destinados al apoyo de la batalla terrestre.
El interés del apoyo aéreo táctico reside en cierto nú
mero de hechos esenciales que vamos a recordar breve
mente. A la Aviación de apoyo se le pide que oriente sus
posibilidades—movilidad,
radio de acción y velocidad—al
ataque y destrucción de los objetivos que, por diversas cau
sas, no sean batidos por las armas terrestres. Así hemosvisto que el caza-bombardero,
a medida que sus perfec
cionamientos
técnicos y las mejoras de sus armas lo
permitían,
ha aumentado la importancia
y el número de
misiones a realizar: destrucción de posiciones y obras de
toda clase, neutralización
de reservas, aislamiento
del
cámpo de batalla por la prohibición de puntos. de paso
obligado,
cobertura
de columnas, lucha contra-carro
y
apoyo directo a la Infantería.
Sin embargo, la misión de la aviación
de apoyo no
siempre
ise limita al cumplimiento
de las anteriores
tareas. Al atribuirle el papel de «reserva móvil del Man
do», éste puede asignarle
servicios especiales de gran
rendimiento
en el planeamiento
general de las operacio
nes conjuntas. Por su extrema movilidad, su aptitud para
llevar a cabo concentraciones
de medios, su capacidad de
desplazar
de un punto a otro muy alejado, el centro de
gravedad
de su acción, las Fuerzas Aéreas tácticas re
presentan
el mayor elemento en las operaciones fluctuan
tes, que las grandes masas de medios motorizados, acora
zados o aerotransportados,
son capaces de realizar, y ello
bajo la constante amenaza del arma atómica.
La aparición de diversos modelos de misiles tierra-tie
rra, de corto y mediano alcance, tanto en la U. R. S. S.
como en Estados Unidos, puede inclinar la mente a pensar
que el relevo del caza-bombardero
ha comenzado ya.
La gama de estos ingenios es muy extensa. En Rusia
va desde el proyectil cohete M-31 de un alcance de 6 Km.
a los grandes T-l, que alcanTzan MIL Km. Perp ¿se puede
hablar de ingenios cuando se trata de proyectiles de corto
alcance,
no guiados y provistos de cabeza ordinaria?
Ciertamente,
no! Nos encontramos
con el cohete artille
ro, en un campo relativamente
antiguo, en el que se
trata
de sustituir los tubos pasados de moda por otros
materiales.
No pensemos por ello que los artilleros vayan
a tener que, satisfacer
peticiones diferentes
de las que,
hasta hoy, se les ha solicitado. Lo mismo podemos decir
de los proyectiles tipo Little John y Hcnest John de. los
americanos.
Aun provistos de cabeza atómica, estos pro
yectiles
no buscan otros objetivos que los del cañón
atómico de 280 mm., por ejemplo.
La cuestión de la sustitución del avión por el ingenio
comienza, para nosotros, en los a1cancs superiores a los
40 ó 50 Km. El ingenio está en condiciones de intervenir
en esa zó-na, en la que hasta ahora sólo pocha actuar el
caza-bombardero
medio o el pesado. Es indudable que el
ingenio ,posee sobre el avión algunas ‘entajas,. en las Que
intentará
basar una superioridad efectiva. En primer
lugar, no está sujeto a las variaciones climáticas y meteo
rológicas; prácticamente.
no puede
último, las posibilidades preventivas
ciales son casi nulas. Pero el peso
no basta para inclinar la balanza
-
ser interceptado y, por
de sus víctimas poten
de estas tres ventajas
a su favor.
En cuanto a precisión, parece ser que el grado que
puede alcanzar se estima en el UNO por MIL, que i es
excelente cuando se trata de proyectiles dotados de una
potente carga destructora-—y 110 puede ser otra que atómi
ca—, no lo es tanto cuando se trata de ingenios con cabeza ordinaria, pues no se concibe la destrucción de una
obra, por ejemplo, que requiere prácticamente el impacto
directo sobre el blanco.
Otro factor reviste aún mayor importancia.
Los obje
tivos susceptibles de destrucción
en profundidad
son de
distinto género. Incluso varía su estado. Puede establecerSe
«a priori» una lista de objetivos: obras, .puentes, estacio
nes, nudos de comunicaciones..., y tener previstos los da-
tos de tiro para los proyecties que deban batirlos, asegu
rando su destrucción en el momento adecuado, que se
elegirá de acuerdo con la idea de maniobra. Bastará pul
sar un botón para iniciar el plan de fuegos correspon
diente. Este plan, concebible en orden estratégico con los
proyectiles de largo alcance, puede ser adaptado también
en el campo táctico, en operaciones ofensivas, cuando
el asaltante conduce la acción según un plan meditado.
Pero las cosas se complican, sin embargo, si se tiene en
cuenta que la destrucción de un objetivo conocido carece
de sentido si no se hace en función del grado de ocupación
por el enemigo, y, en consecuencia, la elección del mo
mento favorable estarú determinada por la observación
realizada sobre el objetivo mismo, observación que el pro
pio ingenio es incapaz de realizar. Y la complicación es
máxima cuando los posibles objetivos son desconocidos y
hay que descubrirló todo: asentamiento, naturaleza, esta
do, defensas, comportamiento e incluso intenciones de sus
ocupantés. ¿Podría el artillero abrir fuego, en un instan
te, sobre un objetivo que no se ve y del que prácticamentenada sabe? Pues el tiro con ingenios podemos considerar
lo co-mo una extrapolación del de cañón, y no puede lo
grarse sin una eficaz observación del objetivo. Pero ¿quién
podría proporcionársela, sino el avión, el único medio ca
paz de llegar a la vertical del objetivo, vérle «pesar» un
informe y transmitirlo en plazo válido?
Llegamos, en fin, a un último aspecto de esta cuestión.
sobre el que queremos particularmente insistir. Se presta
poca atención a la consideración de la Fuerza Aérea tc
tica en cuanto a «masa de maniobra» en el plan de ope
raciones conjuntas. Hemos señalado el papel que podía
jugar accionada directamente por el mando. Ahora bien:
¿qué puede éste esperar de dicha Fuerza?
La defensa, en nuestro país, está sometida hoy día, loqueramos o no, a ciertos imperativos. No podemos elegir
la forma de guerra que nos guste, de acuerdo- con nuestras tradicionales inclinaciones, aunque éstas deban per
mitir conservar el matiz de nuestras Fuerzas Armadas, ?
tratemos de preservarias de todo cambio radical. Pero
no por ello debemos renunciar, junto a un contingente
importante concebido y equipado para la defensa estática,.
a una potente masa de maniobra. Sin esta reserva móvil,.
¿cómo podría el Mando taponar una brecha o escapar a
un cerco? ¿Cómo intervenir a tiempó contra un desembar
.co aéreo en un sector desguarnecido? ¿Cómo podria reunir
los medios de fuego necesarios para apoyar un contraataque, si éste debe realizarse en un terreno donde la ma
yor parte de las comunicaciones habrán quedado imprac
ticablçs?
Arma ciega e inconsciente; arma creada para aniquilar,
con una precisión relativa, el misil no puede satisfacer en
los casos antedichos. Como arma de disuasión nuclear
tiene, ciertamente, un lugar en toda Fuerza Armada que
pueda disponer de todas las armas.- Podría ser encuadra
da en un Ejército como el nuestro, si se logra la posibili
dad de disponer de medios atómiCoS en ningún caso su
labor seria sustituir a la Aviación táctica. Pero para que
ésta pueda conservar el papel que le está reservado, tiene
que renovar sus métodos de combate y adaptar sus mate—
.rjales a las condicionéS de la lucha- terrestre actual..
-
-
-
5T
Sobreelderrocheyelmaltratodelmateril.
Fragmentos de artículos publicados en varias Revistas Norteamericanas. Traducidos por la Redacción de
EJERCITO.
Todo el que manda, sea en el campo de instrucción, o
sea en alguna futura cabeza de playa, es conductor de mientas. El soldado entrenado a medias trata de dominar
una Unidad cuyos recursos consisten solamente en dos al enemigo sobre una base falsa: «Colas que yo pierdo,
cabezas que usted gana.»
elementos: «Hombres y materiales.»
Las ideas básicas de Economia de abastecimientos no
La Economía de los abastecimientos nos enseña muchos
problemas. Las deficiencias de lo que falta, el despilfarro, son, ideas nuevas; han sido familiares a numerosas ge
neraciones en tan viejos refranes como: «Un remiendo a
los costos, las reposiciones y la necesidad de íd conserva
ción y mantenimiento de cada artículo. Pero, para sentir tiempo economiza ciento», «Un centavo economizado es
estos problemas, será necesario comprender sinceramente
un centavo ganado». Tampoco es nueva la importancia
por qué son tan ímportantes para el que manda y para militar .de la Economía de abastecimientos. En el Ejército
siempre se ha estado hablando y escuchando de la eco
cada hombre en particular.
El artículo que falta puede ser una cosa muy sencilla, nomía en el uso de los abastecimientos y equipo por años
alimentos, gasolina o, únicamente, un par de zapatos. Pero y años, en sus escuelas, cursos y cuarteles, en sus publi
cuando llegue el día en que un hombre esté necesitado caciones y en el entrenamiento especializadq Mas con
de ese artículo, podrá no tener precio para él. Por con- todo esto, como lo probó plenamente la segunda guerra
seguirle, un Rey podria dar hasta su reino y un hombre mundial, el innecesario despilfarro de los abastecimientos
podría dar hasta su vida.
y el abuso del equipo, continúa.
El costo de la seguridad nacional es enorme en pese
Las condiciones de la guerra se definen ampliamente
tas, pero no a todas las cosas que mantienen la fortaleza por la capacidad productiva de la nación, sus recursos
de nuestro país puede dárselas siempre un valor moneta
naturales, dinero y poder humano disponibles, medidos en
rio: Hay Hombre y Materiales; ninguno de estos elemen
términos de tiempo y distancia. Por ejemplo, los norte
tos bastan sin el otro. Sin hombres especialmente entre
americanos combatieron en dos guerras mundiales con
nados para usar el material, éste cs exactamente maqui
el conocimiento reasegurado de que eran nativos de la
naria muerta. Carente de equipo y abastecimientos, una nación más rica y poderosa del mundo. Hoy en día mu
Unidad, no importa cuán bien entrenada esté; será inútil. chos hombres capaces que prestan servicio en nuestros
El valor de cada simple artículo se mide por el valor establecimientos militares, saben que la protección de
ciél hombre que lo necesita, o por el de la Unidad que de
nuestro país y que nuestros esfuerzos para levantar y sos
pende de él, o por el éxito de la Unidad que ese hombre tener un mundo pacífico dependen, en gran parte, de un
manda para defender el pais por el cual lucha.
cuidadoso sentido del detalle.
Luchar y ganar en el campo de batalla no es fácil.
Las demandas de nuestras Fuerzas Armarlas se basan
En nuestros días, un jefe no tiene que ir a la guerra mon
en la definición de los factores de consumo. Esto, quiere
tado sobre un caballo; usa un jeep, un tanque, un avión decir que lós requerimiento militares deben ser siempre
o conduce sus hombres a pie; sabe que la guerra se ha bien calcuJados de antemano para determinar las nece
Convertido en un oficio bastante complicado, que requiere sidades de las operaciones planeadas por anticipado. Tam
trabajo duro y entrenamiento fuerte y completo.
bién significa que las cantidades definitivas de artículos y
El jefe debe saber que sus hombres realmente comien
equipo necesario deben ser suficientes para cada hombre
zan a librar batallas cuando empiezan su entrenamiento
y para cada Unidad; y al mismo tiempo debe existir
individual. Todas las cosas que aprenden hasta el mo
suficiente producción de abastecimientos para las necesi
mento de la batalla les sirve para ganar. En cuanto a dades de la población civil, los hombres y mujeres que
la misión o situación de la Unidad que manda, sabe que trabajan en las industrias y en los campos o granjas, en
ésta debe estar preparada en todas las circunstancias,
minas y oficinas, para proporcionar todos los artículos que
porque no todos los combates se libran en las primeras requiere el soldado.
lineas. De ahí la razón por la cual el Ejército Proporcicne
A la altura de la segunda guerra mundial, aproxima
entrenamiento de combate a cada soldado, no importa damente
la mitad de la producción norteamericana se
cuál sea su trabajo especial.
utilizaba
para
apoyar a las Fuerzas y las de sus aliados.
Al comparar el entrenamiento de combate que un ins
las condiciones de vida de esta nación eran en
tructor procura a sus hombres, puede parecer un poco Aunque
ese tiempo bastante altas, generalmente hubo deficien
secundario lo que les enseñe sobre la Economía de abas
en la economía civil. Sin embargo, los norteameri
tecimientos, pero, en muy real e importante sentido, el cias
canos han de recordar que• lograron combatir durante
entrenamiento de combate y la economía de abasteci
la segunda guerra mundial con una maquinaria indus
mientos son inseparables. Exactamente, como cada artícu
que resultó ilesa a su fin. En una guerra futura, hay
lo del equipo o abastecimientos tiene dos valores, uno que trial
que prever que si llega a sufrir daños en su territorio na
se expresa en dólares y centavos y otro que no puede de
cional por acción enemiga, necesitará algo de la produc
finirse en moneda, siempre hay dos caras en cada cen
ción critica de guerra para reparar los destrozos de las
tavo gastado en el entrenamiento. El entrenamiento de industrias
que resultaren afectadas.
combate enseña al soldado cómo combatir y cómo usar
En
comparación
con los Estados Unidos, los rusos do
el equipo, los abastecimientos enseñan al soldado la im
portancia del cuidado para los muchos artículos de los minan varios paises y ocupan un territorio bastante ex
tenso, causa que les permite obtener una gran prepon
cuales puede dependér su propia vida.
derancia en poder humano y la facilidad de dispersar
Eso es el porqué la Ecohomia de abastecimientos co
mienza a rendir fruto correcto desde el ‘principio, desde ampliamente sus industrias. Para contrarrestar estas di
el momento en que un hombre se decide a aprender los ferencias, los Estados Unidos deben contar con grandes
hechos que implica el mantenimiento y la conservación, cantidades de equipo disponible a mano; en consecuen
para recordar siempre lo que ha aprendido y para ponerlo cia, el impácto de los requerimientos militares ,sobre la
capacidad productiva de EE. UU. es bastante grande, para
en práctica constantemente.
El soldado verdaderamente bien entrenado recuerda mejor decir, enorme, pero también quiere decir que, para
los norteamericanos, existe un límite para la producción
siempre ambas caras de la moneda: Tácticas y herra
bajo la presión de la guerra.
Dicen los norteamericanos:
Nuestros
recursos naturales, rápidamente
en dismi
nución, presentan también un cuadro que recomienda la
sobriedad.»
De todas las materias primas básicas necesitadas para
la defensa, ninguna es más vital que el cobre,. y para col
mo, ninguna es más escasa. En cada bombardero va• una
tonelada
de cobre; un obús de 155 mm. toma más de
una tonelada del mismo metal, incluyendo sus aleacione.
Los Estados Unidos son los más grandes productores
de
cobre en el mundo (alrededor del 40 por 100 de la pro
ducción mundial), pero la producción en la actualidad es
más baja que la de hace ocho años. Y, lo que es peor, la
industria
del cobre ha explotado desde hace mucho tiem
po las minas más ricas y ha dejado el metal de más
bajo grado en la tierra. Hace cien años, las minas de
cobre promediaban
un 20 por 100 de pureza; hoy en día,
el promedio es menor del 1 por 100.
Conreferencia
al oro negro, aducen:
«El petróleo es ‘tan necesario para la guerra moderna
que su escasez durante la segunda contienda mundial se
convirtió
en uno de los factores del colapso alemán.»
Más afortunada
que la mayoría de las naciones, los
EE. IJU. poseen una estimación del 30 por 100 de las re
servas mundiales del petróleo. Sin embargo, el promedio
en el cual se consumen nuestras
reservas, es más del
60 por 100 de la producción total cíe petróleo que se re
gistra en el año. Es obvio que este desproporcionado
dre
naje en nuestras fuentes disponibles no pueden continuar
indefinidamente.
Y el cobre y el aceite no son sino dos
ejemplos de lo que está pasando con muchos recursos
irreemplazables,
tales como el hierro, el sulfuro y el carbón.
Con relación a otros productos, agregan:
«Además de los limitados recursos naturales
de que
disponemos,
muchos artículos dependen de importaciones
críticas.»
Son ejemplos: el estaño, la goma natural y la
lana. Prácticamente,
debe adquirirse en otros paises la
cantidad
total de estaño y goma natural usadas en la
manufactura
de productos americanos, transportarse
des
de largas distancias
y almacenarse
para asegurar reservas, es decir, h abastecimiento
adecuado y constante.
Aunque
nosotros producimos
lana, la demanda
es tan
grande, que sobrepasa la producción local, y tenemos que
adquirirla
en Australia. En tiempo de guerra, tales im
portaciones
podrían presentar problemas muy serios, por
que el espacio de las embarcaciones
disponibles es limi
tado y las líneas marítimas son a menudo arriesgadas
en
esta circunstancia.
El costo de artícu1o de abastecimiento
asciende con
tinualiex1te
como un cohete dirigido al espacio, y el pró
blema que engendra es exactamente
tan severo en las
Fuerzas Armadas como lo es en la población civil. Desde
Pearl Harbour, el precio de los alimentos se ha duplicado.
El valor de un par de botas de combate ha aumentado
un 3 por 100, y una manta, que costaba seis dólares en
1951, asciende ahora a casi diez. Si se considera que el
soldado americano en la Segunda Guerra Mundial—-y ha
bía alrededor de ocho millones de soldados bajo las ar
mas, con un 90 por 100 en el exterior, relevados una y
otra vez—consumía un promedio de ocho mantas y cua
tro pares de botas de combate anualmente,
cualquiera
puede darse cuenta de que solamente estos dos artículos
alcanzan
una suma enorme. El servicio co Intendencia
manejó más de 12:5.003 artículos diferentes, y tales ejem
plos se sumaron y dieron un te-tal de 42.000 millones de
-dólares en el año fiscal que finalizó el 30 de junio de 1951.
Estos 42.000 millones se invirtieron en la defensa nacio
nal exactamente durante el transcurso de un año. Aunque
parezca raro, todas las guerras en la historia de nuestro
país, hasta la fecha, incluyendo la Primera Guerra Mun
dial, nó costaron tanto como la defensa en este año úni
camente.
Toda esta suma fué pagada por cada individuo, en for
ma de impuestos nacionales,
sobre cigarrillos, gasolina,
boletos de cine, y en los impuestos colectivos que afectan
a todas las cosas que consumimos. Y como el costo de los
artículos
sube, los impuestos también aumentan.
En el
presente
año, más de un dólar de cada cuatro que ga
namos, se destina al pago de impuestos, lo cual es una
buena porción de los ingresos de cada uno, incluida la
tropa, sus familiares y amigos. Este impuesto es una parte
de sueldo y ración de todas las cosas que necesitarnos, y
en esa parte va incluido el valor de las cosas que despil
farramos, desde las llamadas telefónicas innecesarias has
ta el agua y electricidad. A fin de año, repentinamente,
nos damos cuenta de cuál es el total del impuesto. Pero
lo que necesitamos recordar es que los ahorros en impues
tos, como los ahorros en las cosas por las cuales se pagan
impuestos, tienen que ser propósitos permanentes
durante
todo el año.
En la capacidad productiva, recursos, d-inero, se mide
la fortaleza de un país, pero también debe medirse en
otros aspectos
los cuales son a menudo impuestos por
el tiempo y la distancia. En una guerra mundial, nuestras
más adelantadas
Unidades pueden encontrarse
a mitad
del camino alrededor del mundo; para que esas Unidades
puedan ser apoyadas contra el enemigo, hay que aceptar
el sobreimpuesto
que significa el transporte y el tonelaje
destinado al exterior. La Segunda Guerra Mundial nos ha
enseñado cómo pueden ser esas tremendas distancias; Sin
gapur está tan lejos de Nueva York como el Polo Sur del
Polo Norte, y la distancia desde San Francisco a Manila
es igual a la tercera parte de la circunferencia
de la tie
rra. Se ha estimado que las operaciones
militares, no
solamente en gastos, sino también en dificultades, aumen
tan en razón del cubo de la distancia a partir de la base.
Por tanto, es necesario que el Jefe de una Unidad con
sidere esta «fórmula del cubo» por un instante. Okinawa,
por ejemplo, el punto más cercano al territorio
de los
EE. UU., estaba a diez veces su distancia del Japón. Libra
por libra de esfuerzo combatiente, nosotros pagamos más
de un ciento de veces lo que los japoneses necesitaban
gastar para combatir en la campaña de Okinawa. Estas
fueron nuestras desventajas, que tuvieron los japoneses a
su favor.
La economía de abastecimientos
es una vieja historia,
pero de importancia
nueva. No podernos predecir cuán
grandes pueden ser las desventajas
en el futuro, pero es
vitalmente
importante
que- la economía de abastecirnien
tos sea constantemente
bien recordada a todo soldado y
en cada escalón.
LOS COMANDANTES
DE UNIDAD
La conservación de los abastecimientos
y el cuidado
del equipo es una de las grandes responsabilidades
del
mando. Los problemas de la Economía de abastecimien
tos se relacionan más directamente
con la gente que con
las cosas en sí. En consecuencia, esos problemas son, en
su mayor parte, de entrenamientos
y -de conducción de
tropas.
No sólo el Comandante
de la Unidad es responsable de
entrenar
y acostumbrar
a sus hombres a que sean eco
nómicos; debe sentar el ejemplo practicando por si mis
mo la econo-mía de abastecimientos.
Está, ademas, obli
gado a observar e informar
las irregularidades
de la
Economía
de abastecimientos
en todos los escalones. Un
Comandante
puede ser relevado de- su mando por negli
gencia en asumir esta responsabilidad.
Como siempre está
presente la oportunidad
para el despifarro, especialmente
en combate, el Comandante
de la Unidad necesita de la
activa cooperación de cada miembro de su Unidad, desde
el Oficial hasta el último soldado.
El personal de Mantenimiento
y Abastecimientos
tiene
una amplia responsabilidad
en la Economía de los abas
teclmientos
está en la posición clave para ayudar a su
fiel cumplimiento. Los mecánicos son responsables del cui
59
dado de sus herramientas, del uso esmerado de lOS re
restricción
y deseo de- competir con los otros compañe
puestos i de la apropiada y oportuna reparación del equi
lugar de cooperar con ellos.
po, de acuerdo con las instrucciones contenidas en los ros,Laen organización
para el abastecimiento
trabaja gene
Manuales de los Operadores. El personal de Abasteci
ralmente
bien y podremos esperar un apoyo oportuno,
mientos es responsable de solicitar y suministrar SÓlO como puede esperarse de un acuerdo o un asunto bien
aquellos artículos que se necesitan; de su adecuado ma
entendido;
pero la persona que se dedica a acumular
nejo y de informar sobre cualquier caso de almacenaje
artículos no tiene fe real en el sistema y se caracteriza
impropio, hurtos, o actividades de mercado negro que pue
por el peculiar razonamiento
de que «si quieres estar se
dan atraer su atención.
guro de una cosa, asegúrate por ti mismo», y también
EL SOLDADO
Sin embargo, para cada Comandante hay muchos hom
bres. Para cada reparador y técnico de abastecimientos.
hay muchos articulos que reparar y suministros a dis
tribuir. En el análisis final, la responsabilidad por una
efectiva economía de abastecimientos, es negocio de cada
usuario del equipo y de cada consumidor de los abaste
cimientos, lo cual quiere decir de cada soldado individual
mente ‘considerado.
El ímpetix de los abastecimientos viene de la reta
guardia. El impetu para economizar viene del frente y
debe continuar a lo largo de la línea. El usuario sabe lo
que necesita y cuanto debe recibir, pero el escalón supe
rior tiene que hacer plan, con el flñ de satisfacer sus de
mandas, y debe hacer un buen planeamiento por antici
pado. Toma mas tiempo equipar una fuerza militar mocierna que entrenarla.
el de «a’ río revuelto, ganancia de pescadores». Y jo peor
de todo es que la idea se extiende a otros individuos, los
cuales tienen el mismo capricho mental cuando retiran
abastecimientos
para sus Unidades. Más de una Unidad
exhibe los abastecimientos
que tiene ante el Inspector o
el Comandante
que pasa revista, encontrándolos
cien por
cien correctos, mientras, que la munición, vestuario y otros
artículos del equipo se hallan bien escondidos.
Algunas veces se acumula simplemente por el bien de
la conveniencia. Esto permite evitar la prolongada espera
de un pedido hasta que sea aprobado, o evita el some
timiento a los trámites necesarios para obtener los ar—
ticulos. También los hombres sobrecaútelosos creen que
el acumulamiento les da un amplio margen de seguri
dad,
pero
al lado está el perezoso, que lo que quiere es
tener siempre un amplio margen favorable al descuido o
a la negligencia.
La forma cómo se manejan los abastecimientos en
tránsito y cómo se depositan son también consideracio
nes básicas en la economía de abastecimientos Las re
servas limitadas
de una División de Infantería
no presen
tan problemas en gran escala, pero la eficiencia en el ma
PRINCIPIOS
BASICOS ‘DE LA ECONOMÍA
nejo de abastecimientos y el resguardo de los mismos es
DE ABASTECIMIENTOS
tan necesaria como.en las zonas avanzadas y en los puer
tos y almacenes, A lo- largo de la línea de abastecimien
1. Pida siempre los abastecimientos
qie necest,e y na— tos pueden ocurrir roturas de recipientes, extravio de lis
d& más.
y envases y descuidos en el emplazamiento. Las prác
La verdadera economía de abastecimientos comienza tas
ticas
deficientes de trabajo crean un peligro no sólo para
cuando se elabora el pedido. Cada pedido debe ser la res
el equipo -que se usa y los abastecimientos
que se mani
puesta honrada a estas tres preguntas:
pulan,’ sino también para los -hombres en sí mismos.
a) ¿Qué necesito?
Deben prevenirse las pérdidas por causa de fuego, me-’
b) ¿Cuántos artículos tengo en mano?
diante un entero adoctrinamiento y ejercicios regulares,
c) ¿Usamos lo que nos dan tan económicamente
como de conformidad con el plan de extinción de incendios que
es posible?
se haya establecido.
El Comandante, en el planeamiento de los abasteci
En i-esguard
de los abastecimientos,
el comandante
mientos, debe anticiparse al cuándo, dónde y cuánto ne
debe tomar una acción vigorosa para reducir 105 peque
cesitará.
escapes o goteos, junto con los peligros de mayores
Pero cuando una Unidad obtiene y retira más de un ños
pérdidas. La irresponsabilidad en las pérdidas y la des
artículo en cantidad innecesaria, el efecto se multiplica honestidad pueden tener raíces ampliamente separadas,
en la vía-de la línea de abastecimientos hacia arriba, y pero ellas se juntan al final.
el primero e inrnediúto resultado es la creación de una
Es importante, sin embargo, que los Comandantes se
falsa- escasez. El sobreabastecimjento de una Unidad sig
cercioren de que sus hombres lleven a cada acción sólo
nifica que alguna otra Unidad se pubde quedar sin los lo que necesiten utilizar. Casi sin- excepción, el soldado
artículos que le sobran a la primera y, a la vez, desen
cadena un innecesario esfuerzo en la producción y trans
porte, provoca una superproducción de artículos que no son
realmente necesarios, y con ella mayor derroche de dinero,
mayores cantidades de material y más horas de trabajo
por hombre que podrían utilizarse mejor para producir
artículos
verddderamente
escasos. Lamentablemente,
el
último resultado es el vasto cementerio de material, en
grn
parte innecesario,
que se pudo ver en Europa como
en el Pacifico, un poco después de la Segunda Guerra
Mundial.- Es verdad que los plazos de producción fueron
una causa, puesto que el triunfo militar y el final de la
guerra• hizo que normalmente
aquellos -pedidos ánticipa
dos pareciesen sobreabastecimientos,
Pero una cierta pro
porción de suministros fué el resultado del inevitable so
brealmacenamiento
creado por la dilapidación
y por las
demandas
innecesarias.
Siempre hay algunos individuos
y algunas Unidades que sienten el orgullo de haber con
segUIdo un articulo «extra». Los hombres en uniforme
que acumulan abastecimientos
lo hacen basados en las
muchas y mismas razones con que lo hacen lbs civiles en
tiempo de guerra: temor de escasez, antipatía
contra la
combatiente
empleará cada libra innecesaria
de abaste
cimientos
o equipo que lleva consigo en una forma vi
ciosa.
Las pérdidas por raterías pueden disminuirse si el per
sonal encargado resguarde constantemente
los abasteci
mientos con apuntación exacta de los que se encuentran
en mano-, cuántos y dónde, incluyendo aquellos que es
tán en tránsito y por el mantenimiento
puntual de los
apropiados
registros. Para combatir el área «gris» de pe
queños hurtos, la facultad del mando es tan importante
como la disciplina.
EL MANTENIMIENTO
PREVENTIVO
DEL EQUIPO
El mantenimiento
sistema
preventivo es piedra angular en el
de mantenimiento.
Comprende
el uso adecuado
del equipo y la reparación del mismo antes de que se pce
sente la necesidad de reparaciones mayores en los talleres
de campaña o de depósito.
.
De todos los principios de la Economía de abazteci
mientos, la idea del mantenimiento preventivo regular es
la más fácil de entender y la más fácil de cuidar. El pri
mer pr3blema del Comandante es asegurarSe de que se
haya previsto el entrenamiento de los operadores en las
técnicas de mantenimiento.
Cada Unidad, por ejemplo, incluye operadores expe
rImentados que generalmente conocen todo acerca del
mantenimiento preventivo del equipo ‘que ellos usan. El
operador práctico y competente puede decir exactamente
lo que hay que hacer, cómo y cuándo hacerlo, pero el
problema es que frecuentemente parece incapaz de se
guir sus propias instrucciones para efectuar espontánea
mente el trabajo que debe hacer.
Toda reparación necesaria debe hacerse enséguida en el
‘escalón autorizado para efectuarla. La negligencia para co
rregir pequeños fallos oportunamente lleva al material a
reparaciones mayores, quedando el equipo fuera de servicio
por períodos más largos y, a menudo, en el momento en que
más se necesita. Las repaciones poco hábiles, aunqüe sean
bien intencionadas, pueden dañar al equipo. Inversamen
te, cargando el trabajo de reparación al inmediato esca
lón superior, se desperdicia el tiempo y la destreza de
hombres más altamente entrenados y conduce a sobrecar
gar el mantenimiento.
A causa de que el equipo disponible para una Unidad
de combate es limitado, ‘la reparación inmediata se hace
imperativa si la Unidad quiere cumplir su misión. Los ta-.
fleres de reparación para el mantenimiento de campaña
pueden muy bien observar y denunciar el equipo que
‘muestre signos de abuso o de impropio mantenimiento
»revéntiVo por parte del operador. Los talleres deben dis
‘tinguir cuidadosamente la diferencia entre la necesidad
de «reparación» y la necesidad de «reemplazo». El Comandante de Unidad debe familiariZarse por sí mismo con lá
Coñservación
de p6lvoras
disponibilidad de los servicios y cerciorarSe de que éstos
sean completamente utilizados.
-
LA RECTJPERACION
Los abastecimientos en un teatro de operaciones se ha
llan disponibles en dos tuentes: el territorio nacional y
el teatro en sí mismo. Los abastecimientos se piden al
país y también se adquieren localmente en el teatro. Sin
embargo, se puede disponer de una tercera fuente por
medio de la recuperación, la cual es un principiO final en
la economía de los abastecimientos.
Es muy necesario hacer todos los esfuerzos convenien
tes para salvar los abastecimientos de la recuperación por
medio de la propia conservación y máximo uso, pero des
pués de esto, la recuperación proporciona los medios por
los cuales el material servible o inservible se recoge, re
forma, repara y distribuye a su propósito original, o se
convierte y reentrega para otro propósito, o se considera
como despojo.
Recuperación no es chatarra o basura. Aun el despojo
tiene valor, y esto es de gran importancia en tiempo de
guerra. Aunque las actividades de recuperación salvan
muchos millones, el aspecto financiero es uno de los re
sultados menos importántes del trabajo. El pronto res
cate y restauración de artículos recuperables, incluyendo
la explotación de material enemigo capturado, proporcio
na un inmediato abastecimiento de artículos necesitados
críticamente para las tropas cte combate y alivia la carga
sobre la producción y las líneas de comunicación. Sin em
bargo, la restauración y reentrega de equipo y abasteci
mientos recuperados no puede ser emprendida más que
por aquellos que ordenarán su reparación final y su devo
lución al servicio.
y explosivos.
ComandanteIgnacioSARASOLA LIANAS. Graduadode la EscuelaMilitar de Malerial de Guerra de 105EE. UU. de
América del Norte. Jefe del Serviciode Munkionamiefltode la U. S. T. M. del RegimientoMixto de Artillería núm. 5.
Todos los años, al aproximarse la estación calurosa, se
extreman las normas de seguridad y. medidas especiales
de precaución en los polvorines y depósitos de municioñes
de toda clase. Las elevadas temperaturas que habilual
mente se registran en casi toda la península jñstifican
sobradamente la necesidad de vigilar cuidadosamente la
aplicación que las «Normas de Clasificación y Conservación
de Municiones» señalan para estas circunstancias.
La mayor parte de los accidentes ocurridos en depó
sitos de municiones han tenido-lugar precisamente en los
meses de junio a octubre, y por causas variadas. La ma
yoría lo fueron por deflagración espontánea, otras por
accidentes en la manipulación de municiones e Incluso ha
habido por descargas eléctricas de tormentas. De todas
mañeras, cualesquiera que sean las causas, la experien
cia demuestra que es en los meses de verano cuando más
fácilmente pueden producirse deflagraciones o explosio
nes en polvorines, lo que exige que precisamente en esta
época se extremen las precauciones para evitarlos, prin
cipalmente en aquellas zonas donde las temperaturas
estivales son muy elevadas.
Conviene, por consiguieúte, tener presente cómo actúan
y reaccionan pólvoras y explosivos ante los «agentes ex-ternos» y precauciones y normas que deben adoptarse en
cu manipulación y conservación, porque, Independiente-
mente de las consideraciones tácticas, balísticas y eco
nómicas, todas de vital importancia, las bajas en el per
sonal de polvorines que pueden acompañar a los acciden
tes obliga a que concedamos a nuestras municiones la
«técnica» que su conservación requiere.
Se tiene confirmado por la práctica que desde que se
da por terminada la fabricación de cualquier clase de
pólvora y explosivo, se inicia en su seno un proceso de
descomposición, en función de su estructura química, con
diciones y tratamientos de fabricación, disolventes em
pleados, grado de pureza, etc., pero también las circuns
tancias de su conservación, temperatura ambiente, hume
dad y el simple transcurso del tiempo, influyen poderosa
mente, alterando profundamente a veces sus característi
cas químicas, lo que se traduce en descomposiciones anor
males y posibles accidentes espontáneos.
El calor es, en efecto, una de las causas que más influ
yen en la inestabilidad de las pólvoras. La elevación de
la temperatura determina un aumento de su sensibilidad,
favoreciendo SU desnitraCión, «enfermedad» grave por el
carácter exotérmico y autocatalítico de esta descompo
sición, y si el calor desprendido flO puede radiarse con la
velocidad suficiente para conservar un estado de equili
brio, la temperatura continúa elevándose peligrosamente.
activando aún más la reacción hasta alcanzar el punto
61
de inflamación de la pólvora y producir la deflagración
estar familiarizado con el mismo, haciendo abstracción,
espontánea.
La sensibilidad de la pólvora es, por consigujene tanto por razones de brevedad, de aquellos otros explosivos de
mayor, cuanto más se acerque su temperatura a i de empleo más restringido y los COnstituídos a base de nitra
to de amonio.
descomposicjn
Por esta razón, los transportes y remo
Pertenece la trilita al Grupo 1, que comprende los for
ciones con calor o con calor reciente, son peligrosísimos
La humedad contribuye también, acélerando el proceso mados P01’ especies químicas definidas muy estables. Sien
de descomposición uña vez éste iniciado, porque forman do de buena calidad, exenta de impurezas, mezclas áci
das y otras substancias que perjudican a su estabilidad, es
con el agua los óxidos desprendidos áéidos nítricos y ni
un explosivo perfectamente estable, o sea, muy resistente
trosds, que atacan la nitrocelulosa, reaccionando violen
a la descornposicjóa dado que su higroscopici5
es nula,
tamente.
Finalmente, las pólvoras envéjecen. La acción «tiem
su temperatura de descomposición muy elevada y, por
añadidura, de muy poca sensibilidad al choque. Se quema
po facilita la descomposici
aislada de los lotes conser
con dificultad, y su detonación exige la acción de <vaso
vados. Cuanto más tiempo haya transcurrido, mayor pro
cerrado» y la presencia de un poderoso multiplicador La
porción de agua habrá absorbido cada núcleo. La hume
dad, las variaciones bruscas de temperatura, todo ello conservación de proyectiles cargas aisladas, petardos, et
en conjunto, irá causando daños, cada vez más nocivos, cétera, no ofrece ningún peligro, siempre Que se tenga
a medida que la materia Conservada va teniendo más aislado este material de cébos, detonadores y pólvoras.
Indudablemente
la trilita no requiere condiciones de
edad. En estos casos, aunque aparentemente se conserve
conservación tan estrictas como la pólvora, pero, sin em
bien, la pólvora va envejeciendoy, cuando ladesnitración
bargo, el calor y excesivas temperaturas pueden deterio
excede del 50 por 100,se transforma en materia o pro
rarla, con la posibilidad entonces de producir accidentes
ductos inertes, que no son Inflamables y que no presentan
en el tiro. En la estación calurosa se pueden alcanzar
nhzgún peligro, ciertamente pero que han perdido tam
temperaturas qüe, sin llegar a la fusión de la trilita, puede
bién todas sus cualidades balísticas. La descomposición
en este caso, ha consistido en una disminución progresiva exceder a la de algunos nitroderivados y productos bajos
de su potencia propulsora, posiblemente debido a las Con de nitración, produciendo «exudaciones» que se delatan
por un liquido rojizo que sale al exterior del proyectil,
diciones favorables de su conservación.
Las pólvoras sufren, pues, algunas veces, un proceso de solidiflcándose y quedando adhejdo a sus paredes exterio.
envejecimiento, evolucionando hacia una destrucción más res. Estas exudaciones producen soluciones de contl.nui_
o menos lenta, pero otras, en cambio, ya sea por defectos dad en la carga interior, las cuales pueden provocar en
de fabricación, ya por deficiencias en las Condiciones de el tiro explosiones prematuras, debidas a la compresión
de las masas de trilita, que en el momento del disparo
conservación o ambas causas, y a veces también por cau
sas fortuitas y difícilmente determinables, el proceso de y por inercia es fácil que retrocedan y provoquen, por
rozamiento en el hueco que tienen atrás, la elevación de
descomposición consiste precisamente en deflagrar o ex
la temperatura necesaria para originar la explosión de la
plosionar. Conviene, por lo tanto,. establecer, aun en con
tra de toda teoría, que la descomposición de cualquier lote carga.
También las temperaturas elevadas, y más aún las
de pólvora o explosivo puede dar lugar a una explosión.
repetidas
y bruscas variaciones de temperatura pueden
Por otra parte, conviene también establecer que una
dar lugar en las cargas explosivas a loS llamados «creci
pequeña cantidad de materia descompuesta, de no con
tener un estabilizador enérgico capaz de absorber los mientos de carga». Este aumento de volumen y las reba
vapores nitrosos que resultan de su descomposición, y si, bas que pudieran producirse dificultan el atornillado de la
por añadidura se encuentra en Condiciones desfavorables espoleta, impidiendo de momento el espoletado de los pro—
yectiles, lo que es Peligroso, especialmente si llevan en
de ventilación, puede dar lugar a una combustión espon
su interior el multiplicador de tetralita, más sensible que
tánea, y repitiendo idéntico proceso que ya concceo
de altas temperaturas originadas, volumen total de gases la trilita al choque.
La preervacjón de la humedad es también convenien
acumulados y alta presión como consecuencia del corto
tiempo en que se desarrolla, esa pefuefia cantidad de te, ya que ésta actúa sobre los p oy>ctiies asacánci iO. por
materia descompuesta puede, en definitiva, provocar la oxidación ile sus cuerpos, hilos de rosca, barnizado exte
rior e in,terjor, facilitando el que se humedezca la carga,
deflagración del total de pólvora al,macenada.
En general, pólvoras y explosivos requieren condiciones lo que exige que todo proyectil tenga su Correspondiente
«saludables» de almacenamiento. En los locales donde no boquilla o tapón y volandera de cartón parafinado para
debe vivir una persona por razones de salubridad, tampoco preservar el explosivo de la humedad.
En cuanto a los explosivos iniciadores, es de interés te
debieran «vivir» las municiones. Estas necesitan de loca
ner presenta igualmente sus características, toda vez que
les aireados, ventilados y secos, y todo lo que no sea pro
forman parte de los artificios de los cuales son elementos,
porcionarles estas Condiciones de «habitabilidad» es con
componentes.
tribuir y acelerar su envejecimiento y producir descom
Los explosivos de este grupo ni se almacenan ni se
Posiciones anormales.
Acabamos de ver que los enemigos principales de las transportan más que ya confeccionados en Cápsulas ful
pólvoras en su conservación son el calor y humedad, y minantes o detonadores. Son de peligroso manejo, por ser
antes de hacer una síntesis y establecer los medios a extremadamente sensibles al choque, calor y humedad, y
nuestro alcance para combatirlos, veamos también qué porque se descomponen siempre con gran velocidad de re
influencia tienen estos mismos factores externos en los acción, de manera rapidísima y con violenta detonación,
cualquiera que sea el procedimiento a que se deba el ini
explosivos, por cuanto éstos forman parte de los proyec
cio de la reacción. Esta es l razón por la cual los art!
tiles como cargas interiores, y de los artificios, como ini
ficios se almacenan siempre, con independencia de Cual
ciadores.
La variedad de explosivos es grande en función de su quier otro explosivo o pólvoras.
Los más importantes de este grupo son el fulminato
finalidad. Los más importantes son los pertenecientes al
grupo de rompedores, de empleo no solamente para la de mercurio y el nitruro de plomo. El primero de estos
carga de los proyectiles de Artillería, sino también para constituye actualmente la base principal para la elabo
granadas de mano, de mortero, minas, mechas rápidas, ración de cebos y detónadores, a pesar de las dificultades
de su conservación. Es un explosivo extremadamente sen
etcétera. De este grupo de rompedores, el más importante
es el trinitrotolueno o trilita, reglamentario en nuestro sible, tan sensible, que detona violentamente como con
Ejército para las cargas de proyectiles, por lo que es útil secuencia de un pequeño choque, Casi con un leve roza
miento. Cuando se encuentra húmedo, tiene bastante me-
la conservación de toda clase de municiones. Deben re
nos sensibilidad al choque, hasta el extremo que una cáp
los locales húmedos, por los efectos dañosos ya
sula húmeda se hace inerte. l contacto con el cobre y chazarse
mensionados.
Por el mismo motivo deben elirninarse las
cinc se forman fulmInatos de los metales atacados peli
goteras. El local debe permitir la aireación y ventilación
grosos por su inestabilidad,
y si en estas condiciones, des
pués de haberse formado estos subproductos, se elevase la en todo su interior. Con ello se consigue no solamente
«barrer» al exterior los productos de descomposición, sino
temperatura
del local en que estén almacenados,
se urotambién
deshumedecer
el local al aumentar
el factor de
duciría violenta explosión.
evaporación;
también
disminuye
sensiblemente
la tempe
Para evitar la formación de los peligrosos fulminatos
ratura.
ya indicados, se barniza los interiores de las cápsulas an
A estos fines es útil tener ventanas
practicadas
en
tes de la carga con sustancias exentas de metales. Ade
paredes opuestas, bien orientadas en función de los vien
más de este barnizado interior se efectúa otro exterior,
tos dominantes y debiddmente protegidas, a efectos de se
para evitar también que el fulminato de mercucio se des
guridad,
con enrejado y tela metálica de malla fina. Sin
componga por la acción de la humedad y ocasione fallos.
embargo, el número de ventanas debe ser el estrictamente
También
para permitir su empleo, dada su gran sensi
necesario.
bilidad al choque, las cápsulas iniciadoras
y cebos están
Los locales ño pueden ser excesivamente bajos de techo.
constituídos
por este explosivo, mezclado con otroó ele
Deben tener altura suficiente para disponer de una masa
mentos
que hagan posible su utilización.
de aire que permita la aireación eficaz. Los goznes de puer
El nitruro de plomo es iniciador mucho más estable
tas y ventanas deben estar engrasados. Lo mismo debe ha
y de manejo menos peligroso que el anterior. Su tempe
cerse con las juntas de las carretillas que disponga el local,
ratura
de descomposición
es más elevada, menos sensi
las cuales deben estar provistas de llantas de goma.
ble al choque y prácticamente
insensible a la influencia
Es necesario suprimir la posibilidad de cortocircuitos
de la humedad.
eléctrica ha de ser bajo plomo y éste re
Todas estas características
conceden al nitruro de p10- La instalación
espe
mo ventajas muy apreciables respecto al otro iniciador y, vestido de tubo de hierro. Las luces en hornacinas
ciales con cristal empotrado en la obra. De no estar en
sin embargo, su empleo no se ha generalizado todo lo que
estas condiciones debe hacerse desaparecer todo rastro de
sus cualidades merecen, porque forma compuestos muy
eléctrica y utilizar, si fuera preciso, lámpa.raa
peligrosos on el cobre y da lugar a explosiones espon- - instálación
e,éctricas
de pila.
táneas en cebos de cobre. Sin embargo, es de esperar que
En caso de tormenta deben cerrarse puertas y venta
se extienda su uso cada vez más con envueltas a base
nas, para evitar la explosión que una cuspa
eléctrica.
de metales distintos del cobre, utilizando, por ejemplo,
puede
producir
infimando
los
vapores
del
disolvente
que
aluminio
endurecido. Actualmente
se utiliza preferente.
pudiera existir en la atmósfera del local.
meite
para cápsulas de cartuchería.
Cada local debe disponer en permanente
eficacia el
Una vez vistas las consideraciones
que en líneas ge
servicio contra incendios, que exige extintores, recipien
nerales se han expuesto sobre pólvoras, explosivos rom
tes coñ agua y arena cribada. Estos elementos contra in
pedores e iniciadores, se comprende la peligrosidad que
cendios no deben aparcarse en el interior del local, sino
ofrece la manipulación
y conservación de disparos com
situados
en lugar donde se pueda llegar fácilmente
en
pletamente
organizados y proyectiles espoletados. Ambos
cualquier
momento.
almacenan
simultáneamente
elementos que deben ser al
No puede entrarse
en los locales con calzado clave
macenados
separadamente
unos de otros, porque la carga
teado. De haber «polvorín» desprendido, podría producirse
de proyección
explosivo y artificios foeman un conjunto
chispas. Tampoco puede entrarse con cajas de cerillas o
que permite la acción de «vaso cerrado». Huelga decir,
mecheros.
Concretamente,
nadie debe permanecer
en las
por tanto, las precauciones de todo orden que deben to
proximidades
y mucho menos entrar en un depósito, sin
marse en la manipulación
y conservación de los proyecti
tener una misión determinada
y estarla descmpeñand’.
les así organizados.
En el interior de locales no deben realizarse más tra
Resumiento
todo lo expuesto, hemos visto que las pól
bajos que la limpieza exterior del polvo, reconocimientos
voras y explosivos envejecen. Que este envejecimiento
no
visuales, entrada, salida y estiba de empaques sin abrirlos.
lo podemos evitar. Que lo único que está a nuestro al
La excesiva confianza puede sei origen de accidentes.
cance es prbcurar que el envejecimiento
en cuestión sea
Esto es más fácil que suceda en trábajos que duran mu
lo más lento y normal posible. Que nos interesa conser
cho tiempo. por ello, el personal empleado en remociones
var las municiones
en estado de servido no solamente
no debe llevar durante el trabajo objetos peligrosos en
por razones de carácter balístico y económico, sino tam
bién para evitar descomposiciones
anormales, origen de los bolsillos: encendedores, navajas, objetos de acero, que
pueda inconscientemente
usar con riesgo. Por ningún con
posibles accidentes. Que todas las pólvoras y explosivos,
cepto en el interior del local debe permitirse que se arras
unos con más facilidad que otros en función de las ca
tren o empujen empaques, proyectiles y demás municio
racterísticas
que posean, pueden provocar accidentes vio
nes. Todo debe levantarse y colocarse con cuidado. Si se
lentos. Que estos accidentes
pueden ser debidos a defi
trata de empaques, deben moverse con dos hombres para
ciencias en su fabricación,
pero frecuentemente
lo son
cada uno. Toda posición excesivamente
violenta puede
también por deficiencias en su conservación y manipula
dar lugar a una caída y producir consecuencias.
Tam
ción. Que a veces los accidentes obedecen a causas fortui
poco debe permitirse
durante el trabajo conversaciones
tas e inexplicables y que en la conservación de municio
innecesarias.
Cada uno debe estar pendiente de su labor o
nes influyen poderosamente
la temperatura
ambiente, hu
cometido.
medad relativa y el transcurso
del tiempo, y puesto que
En la estación calurosa debe tenerse en cuenta que la
estos factores externos son los que aceleran los procesos
existencia de hierbas secas próximas a los locales repre
de descomposición de pólvoras y explosivos, atacando toda
de fuegos.
clase de municiones
y ocasionando,
en el mejor de los senta un grave peligro para la propagación
Cada depósito dispondrá, por consiguiente, de un corta
casos, su ineflcacia, la «técnica» de la conservación
debe
fuegos. Es necesario por todos los medios favorecer la ven
clirigirse principalmente
a neutralizar
o atenuar lo más
tilación de los locales, teniendo abiertas durante las horas
posible la acción de los agentes exteriores. A continua
más frescas de la jornada puertas, ventanas
y respira
ción se citan medios y precauciones a adoptar en las mu
deros.
niciones en lo que se refiere a su conservación, haciendo
Si la temperatura
es muy elevada, da buen resultado
omisión,
por razones de extensión, en lo concerniente
proteger
la techumbre
o cubierta de los depósitos, con.
a su manipulación,
transporte,
etc.
sombrajos
a base de tablas o durmientes colocados per
La elección de locales es factor muy importante
para
6
pendícularmente a la misma, y sobre los cuales se ex
almacenadas; más bien se debe procurar que en el inte
tiende un lecho de cañas que puede encalarse. Si las pa
rior de los locales la luz sea difusa.
redes o techos son de material recalentable, como cha
Otro tercer factor que tiende a la buena conservación
pas, tejas, conviene extender sobre los mismos lechadas
de las municiones es el api2,acioo manera de constituir
de cal. La verdad es que la cal debe emplearse profusa
pilas en el interior del local. Indudablemente, debe per
mente en techos, paredes exteriores y cristales de las las
mitir espacio vital para efectuar trabajos de remoción, a
ventanas. Para mantener en sombra las paredes más so
base’ de pasillos y espacio libre a la entrada, pero en
leadas y paredes o ventanas muy expuestas al sol, es muy realidad
el apilado de empaques responde a un «prin
útil la construcción de «viseras» de circunstancias a base cipio inmutable», que debe tenerse siempre presente en
de chapas bien encaladas o cañizo encalado igualmente
calurosa especialmente; me refiero a la necesidad,
y colocados sobre un bastidor sencillo. También va muy época
en el interior de los locales, de renovar y establecer cir
bien proteger las ventanas muy soleadas con esteras de culación de aire, para impedir que aires estancados y vi
esparto grueso, de uso, frecuente en verano, en las casas ciados vayan recalentándose y acelerando procesos de des
de campo y cortijos.
composición, al mismo tiempo que se consigue disminuir
Si los locales han sido construídos expresamente para la temperatura y humedad relativa. Esta ventilación y
polvorines, estarán posiblemente acondicionados para con
renovación de aire debe efectuarse en toda clase de de
servar adecuadamente las municiones. La tendencia ac— pósitos y en forma tal que llegue a todos los puntos del
tual se basa en el uso de locales más bien pequeños, dis
local. Para ello deben apilarse las municiones dejando
persados a distancias convenientes, poco enterrados, pero cámaras de aire entre pilas, entre éstas y paredes, te
cubiertos totalmente de tierra con vegetación. En su in
chos y suelos, descansando sobre durmientes no sólo para
tenor, cámaras de aire rodeando techo, paredes y suelo evitar la humedad por contacto, sino también para que
mediante bovedilla debajo de éste. Dotados de circulación se aireen por sí solas, e incluso se debe favorecer aún
lorzada o natúral de aire con aberturas o lumbreras de más la circulación de aire, estableciendo nuevos dur
entrada de aire a baja altura y -respiraderos de tipo indi
mientes y listones a distintas alturas de las pilas, o en
recto practicados en las masas cubridoras, imponiendo el su lugar apilar en ‘forma de «castillete», para que el aire
«tiro» de aire, indispensable, como ya se ha Indicado. Por circule por todos los lechos.
último, en cuanto a locales y almacenes se refiere, es con
Las pilas no deben exceder de 2,5 metros en altura, y
veniente desratizar. Los roedores pueden ocasionar acci
aún menos, si se trata de candelas fumígenas. Por últi
dentes, y en el mercado se adquieren raticidas muy efi
mo, es muy conveniente efectuar en cada loal y anual
caces.
mente, una remoción total de empaques y variar así la
El almacenamiento
es otro medio eficaz para la bue
posición relativa de los mismos, muy importante princi
na conservación de municiones. En primer lugar, no se palmente en almacenes de gran capacidad, que’ pueden
debe alojar en un mismo local gran cantidad de pólvora tener partes a donde no llegue, o lo haga deficientemen
o explosivos, proyectiles, etc., aunque haya espacio sufi
te, la circulación de aire, o tener rincones húmedos, o gociente, para ello. Entre otras razones, para evitar la ex
teras inadvertidas, defectos éstos que se revelan una vez
plosión debida a «acción de masa». Necesario también
efectuada.la remoción.
para facilitar las operaciones de reconocimiento y ex
Y acabo ‘estas consideraciones sobre municiones en ge
tracción de muestras, y, por último, para reducir el acci
neral, mencionando otro medio eficaz de su conservación.
dente a menores proporciones, caso de que éste se pro
Se trata de los reconocimientos
ue periódicamente se
duzca.
efectúan en los propios depósitos con la finalidad de com
En el almacenamiento debe llegarse a una- comparti
probar si las municiones han sufrido alteraciones por la
mentación más profunda de pólvora, explosivos y muni
acción de los agentes externos durante’ el transcurso
ciones, lo que en la práctica no es Siempre fácil de rea
del tiempo. Evidentemente, bien practicado; proporciona
lizar. El ideal sería alojar en distintos locales, y corno información valiosa sobre el grado de estabilidad que per
éonsecuencia de sus distintas composiciones químicas, los miten evitar a tiempo los accidentes. Lo normal es que
diferentes grupos de pólvoras, explosivos y los artificios. la descomposíión -de aquellos elementos más inestables
Por lo menos en cuanto a pólvoras, deben aloj arce sepa
sea lo suficientemente lenta para que los reconocimientos
radamente las pólvoras negras, las de nitrocelulosa y los periódicos den la voz de alarma.
dos grupos de nitroglicerina con y sin disolveiite volátil.
También se llevan a cabo y con los mismos fines las
De los explosivos se almacenarán aparte, por la menos, la pruebas y análisis químicos reglamentarios de estabilidad
serie de los nitroamoniacales Los proyectiles cargados, ‘ acidez. Con todo ello se tiende a ejercer un control en
granadas de mortero, de mano, minas, petardos, mecha todos los componentes de pólvoras y explosivos, con la
rápida deben almacenarse independientemente o no, en finalidad de evitar accidentes en la conservación y en
función del explosivo de su carga interior o del Que es
el tiro.
tán constituidos. Los proyectiles de cargas especiales de
Sin embargo, y en cuanto a pólvoras se refiere, por
ben ser objeto de alojamiento aislado. Los disparos or
mucho que se reconozca y analice, no es posible gran
ganizados, proyectiles espoletados y cartuchería en locales tizar que en el lote total de pólvora toda ella se encuen
Independientes También las candelas furnígenas, grana
en UNO o en DOS, por el hecho de que el resultado
das de mano fumigenas, cohetes y cartuchos de señales tre
de las pruebas de estabilidad y acidez de las muestras
requieren conservación independiente. Lo mismo debe extraídas hayan dado en UNO o en DOS. Puede suceder
hacerse con las pólvoras’ y explosivos o municiones que Que en dicho lote, y por causas varias o inexplicables,
por su carga interior o propulsor estén sometidos a un haya una cantidad reducida en un proceso de descompo
proceso de conservación diferente.
sición más avanzado y que no se ha tenido la suerte de
Los artificios deben conserv-arse cuidadosamente empa
localizar al extraer las muestras. Afortunadamente no es
cado, en sus empaques herméticos de origen, que no de
frecuente, porque el lote de pólvora responde a unas mis
ben abrirse más que en el momento de su empleo y re
mas características físicoquímicas. No obstante, puede
conocimientos periódicos. También’ los proyectiles, grana
darse el caso, y de hecho se ha verificado más de una vez.
das de mortero, de mano, etc., se conservarán en sus
Es- muy conv’enieñte, por consiguiente, variar anual
empaques respectivos. Toda munición debe tenerse sin sus mente la situación relativa de los empaques mediante
respectivas espoletas o detonadores, a excepción de los la correspondiente remoción ya citada, toda vz que con
casos que señala el articulo- 221 de las «Normas de Con
tribuye a descubrir «fallos» en la conservación de muni
servación de Municiones». Por último, debe evitarse siem
ciones que no se habían corregido porque se ignoraba
pre que no incidan los rayos de sol sobre las pólvoras su exlstenciá.
-
-
-
-
De tOdas maneras, no parece aconsejable prolongar la
vida de las pólvoras demasiado tiempo, en evitación, como
hemos visto, de posibles accidentes, pero también porque
carece de utilidad almacenar pólvoras que han perdido
parte de sus características
balísticas y que incluso pue
den provocar en el tiro sobrepresiones peligrosas. Por ello
no ha podido ser más acertada la reciente disposición de
la Superioridad relativa a la conservación de las pólvoras
clasificadas
en DOS, la cual contribuirá
a facilitar la
labor de los Servicios de Municionamiento
de nuestros
Centros Militares, en su esfuerzo de mantener
en estado
eficaz las municiones de todo orden que utilizan
des de nuestro Ejército.
OBRAS
las Unida
CONSULTADAS
Alberto Murer: «La sostanza explosive».
Genereal Arteaga: «Municiones de Guerra».
E. M. Central: «Normas para la Clasificación, Conservación y
Transporte de Municiones».
Elpetróleoylaestrategia.
Por Neil Hurley.—De la publicaciónNorteamericanaOrdnance. (Traduccióndel Capitán MURILLO, del Ron,de C. C. C. núm.2).
El petróleo es tan antiguo como el tiempo geológico,
aunque sólo recientemente
haya comenzado a figurar en
la historia humana. Se sabe que los españoles emplea
ban esa sustancia viscosa en la mitad del siglo XVI para
embrear
los fondos de los barcos, y que las tribus de los
indios lo utilizaban corrientemente
para mantener encen
didos sus fuegos.
Pero el descubrimiento
y empleo del petróleo en los
Estados Unidos como producto industrial para la lubrifi
cación, iluminación y como carburante data, según la opi
nión general, del 20 de agosto de 1859, cuando Edwin
L. Drake y el «Tío Bily» Smith introdujeron
el tubo de
su estufa en un campo encima de Titusville, realizando
así la primera perforación afortunada en la busca del pe—
tróleo.
Sin embargo, la importancia del petróleo como un pro
ducto milltar y estratégico es más reciente. La industria
del petróleo en América contaba ya con cincuenta año de
edad cuando en el amanecer de la nueva centuria alumbró
el experimento de una máquina movida por la gasolina,
demostrando
en la propulsión de un vehículo una eficien
cia mayor que la máquina de vapor y una potencia su
perior a la del motor eléctrico. Los esfuerzos de invento
res tales como Duryea, Haynes, Olds, Selden y Ford, crea
ron un mercado para la gasolina, que hasta entonces no
era más que un insignificante
derivado del petróleo. La
gasolina, con ua temperatura
de ebullición inferior a la
del keroseno, se obtenía por destilación mediante el anti
guo procedimiento
de cochura, y en la era preautomovi
listica no pasaba de ser un simple producto farmacéu
tico.
En 1899, el Cúerpo de Transmisiones
del Ejército com
pró tres vehículos equipados de forma que pudieran ser
remolcados
por un mulo en caso de avería. En 1900, no
pasaban
de ocho mil los automóviles registrados
en los
Estados Unidos, y hasta 1902 no se pensó en proyectar
vehículos de motor para fines militares, exhibiéndose un
automóvil
acorazado armado de ametralladoras
en el Sa• lón
del Automóvil, de parís. Hacia 1910 circulaban ya qui
nientos mil vehículos de motor en la nación.
El año 1913 marca un hito en la historia de la indus
tria; es el año en que se descubre el procedimiento
de la
ciestilación fraccionada y se inicia la fabricación del mon
taje en línea de Ford. El primer procedimiento,
mejo
rando
el rendimiento
en la obtención de la gasolina a
partir
del petróleo crudo, facilitaba
un carburante
ba
rato. Por otra parte, la producción en masa de automó
viles en serie rebajó el alto precio de aquéllos. Las indus
trias del petróleo se asociaron definitivamente
cuando los
negros nubarrones de la guerra se cernían sobre Europa
en 1914.
Si la Primera Guerra Mundial, según los expertos, re
veló la experiencia de la guerra total, cosa hasta enton
ces desconocida para la Humanidad, hay que atribuir al
petróleo la sOrprendente potencia y movilidad de los ar
mamentos.
Las armas automáticas
de la Infantería
de
bían estar perfectamente
lubrificadas;
la artillería y las
armas pesadas debían engrasarse
con regularidad
para
asegurar
el máximo de eficacia; los carros y los aviones,
empleados
tácticamente
por los ingleses de una forma
conjunta,
en noviembre de 1919, debían ser aprovisiona
dos una y otra vez con combustibles; los barcos de guerra,
destructores,
cruceros y submarinos podían navegar gra
cias a los productos del petróleo.
El petróleo, junto con el acero, el caucho y la electri
cidad, motivaron una revolución en los planes de movi
lización. A partir de entonces la retaguardia
se trans
formó en un objetivo militar debido, en primer lugar, a
que aquélla producía los productos esenciales’ que cons
tituían el nuevo concepto de la guerra mecanizada, y, en
segundo lugar, a que la guerra mecanizada hacía posible
el alcanzar la retaguardia
del enemigo y atacar sus fueii
tes de producción.
Las cuestiones de logística en sus cometidos esencia
les de la guerra moderna fueron considerados como con
ceptos básicos. Inglaterra,
como reina de los mares, trató
de impedir a las potencias centrales el acceso a las ma
terias estratégicas,
contestando
Alemania con la guerra
submarina,
táctica que condujo al hundimiento
de bar
cos norteamericanos
y, finalmente, a nuestra entrada en
la guerra.
El Gobierno británico impidió al principio el tráfico de
los petroleros americanos, pero la amenaza de las fuer
zas del Mariscal Von Kluck en las cercanías de París,
junto con la rgente necesidad de petróleo por parte de
los Aliados, cambiaron la actitud británica. En 1916, era
casi evidente que las operaciones navales de las princi—
pales compañías
petrolíferas
norteamericanas
contaban
con la aprobación tácita del Almirantazgo británico. Esta
fué, sin duda, la razón de que el ministro de la Guerra
alemán
ordenase, a comienzos del año 1917, el ataque
sin contemplaciones
a todos los petroleros americanos.
Una crisis de petróleo se produjo en el campo aliado
a fináles de 1917 como resultado de la eficaz campaña
submarina
de los alemanes. El sistema de convoyes pro
dujo una disminución en las pérdidas, pero aumentó en
cinco días el tiempo de travesía de los petroleros. Ale-
65
mania tenía acceso a los ricos pozos pejrolííeros de Ru
mania y Galitzia, al mismo tiempo que las reservas de
carburante de los Aliados se agotaban hasta el punto de
temerse que la Flota inglesa se viese obligada a inmovili
zarse. El Mariscal Foch declaraba que sin petróleo la de
rrota era inevitable.
Con el fin de aliviar tan crítica escasez, los distribui
dores franceses se agruparon en una compañía limitada
y responsable, tratando, mediante un contrato y bajo la
supervisión del Gobierno francés, de abastecer con petró
leo al Gobierno. Al mismo tiempo, el Gobierno de los Es
tados Unidos y la industria americaña del petróleo cola
boraban para remediar las urgentes peticiones de ayuda
que los ingleses y franceses dirigían a Washington. Las
compañías petrolíferas americanas accedieron a fletar
quince nuevos petroleros bajo la dirección de la Oficina
Naval de los Estados Unidos a un precio mitad del que
regía en el mercado.
Al aumentar el caudal de la corriente de los productos
petrolíferos, apareció una ciérta tensión en la organiza
ción del transporte. Aparte de llevar el petróleo crudo a
las refinerías y los productos refinados a las zonas de
combate, los petroleros eran destinados a misiones no
del todo militares. Los oleoductos adolecían del defecto
de no facilitar el transporte más que en una dirección.
Se planteaba otro problema, debido a que la gasolina,
elaborada confórme a las exigencias norteamericanas, no
ra apropiada, por ejemplo, a los motores de los vehícu
los británicos, pero esta deficiencia se remedió pronta
mente.
La Junta Naval de Guerra precisaba la requisa de más
y más barcos, hasta el punto de que en la primavera
de 1918 la mayoría de los barcos privados se encontraban
al servicio del Gobierno.
La demanda de cantidades enormes de gasolina exi
gía cambios de gran alcance en las técnicas y en las ins
talaciones de refinado. El proceso de destilación Burton
Humphrey significó un descubrimiento providencial, au
mentando el rendimiento de la gasolina. Sin embargo,
fueron tales las exigencias militares en la gasolina de
aviación, que hubo que ingeniarse para obtener una ga
solina más volátil y con un grado superior de octanos.
En 1918, se creó la Administración del Petróleo de los
Estados Unidos, con el fin de abastecer y distribuir los
productos petrolíferos, así como despachar las órdenes de
pedido. La dispoiibilidad de tonelaje naval capacitó a
Norteamérica pará facilitar a los Aliados una ayuda in
calculable gracias a los aprovisionamientos de gasolina
y otros carburantes.
El final de la guerra proporcionó a los expertos milita
res la oportunidad de imponer las numerosas innovacio
nes que la guerra total y las operaciones mecanizadas
habían creado. Cualquier plan de movilización serio en
t1emo de paz debería prever el rápido transporte de las
tropas y abastecimientos mediante la locomoción auto
móvil, bien en barco, avión o tren.
Como la venta de la gasolina proporcionaba un sólido
apoyo al mercado del petróleo, la lndustria, allá por el
—año veinte, aseguró su posición mediante una integración
total. Numerosas compañías petrolíferas establecieron
arriendos y compraron terrenos productores con el fin de
obtener ün suministro constante de petróléo crudo, ase
gurándose así el funcionamiento —continuo de las refine
rías. Los productores de petróleo se adelantaban a los
compradores y a las organizaciones mercantiles.
,A1 mismo tiempd que por el año veinte el automóvil
constituía el factor más Importante en el incremento de
la venta de productos petrolíferos, se empezaba a prestar
atención a las necesidades de las industrias de la avia
ción civil y militar que, por aquel entonces, se encontra
ban en sus primeros pasos.
El avión, que, en un principio, sólo se había empleado
en misiones de reconocimiento y control del fuego arti
hero, se transform5 prontamente en la primera guerra
mundial en un arma de ataque gracias a sñ capacidad
de batir los objetivos con fuego de ametralladoras y
bombas.
Con una producción nacional, calculada en ‘789avIones
en el año 1925 y de 6.034 en 1929, era difícil pensar en
conceptos corno el bombardeo estratégico, conocido más
tarde en la segunda guerra mundial. Se adoptaban los
aviones para su empleo en cometidos tales corno la des
infección de las cosechas, observación del terreno, meteo
rología, transporte de pasajeros y correo.
Con el aumento de la velocidad y peso de los aviones,
se hizo posible, partiendo de una base lejana, llevar la
destrucción en tiempo de pocas horas, quedando ello de
mostrado en la campaña de Abisinia y en la guerra civil
española.
En 1940, la industria de la aviación consumía más de
88 millones de galones en comparación con los 28 del
año 1931. La demanda de carburantes antes del comien
zo de las hostilidades en Europa se incrementó a causa
del rápido proceso de adaptación del motor diesel a las
flotas de todo el mundo.
La estrategia del Alto Mando alemán en la guerra
relámpago utilizó el equipo carro-stuka combinando la
movilidad y la fuerza de choque, estrategia que depen
día de vehículos automóviles que empleaban gasolina, ga
soil, grasas, caucho sintético, explosivos y otros productos
derivados del petróleo.
Los nazis, conscientes de que la mayoría de los pro
ductos básicos para la guerra procedían de paises extran
jeros. iniciaron en 1936 un plan de cuatro años para con
seguir la autonomía en productos tales como el caucho
sintético, carburantes y tejidos. Dado que menos del 30
or 100 de los suministros de mineral de hierro, petróleo
y caucho procedían de la próducción nacional, era lógico
el concepto de la «guerra relámpago», esto es, un esfuerzo
para alcanzar ufia victoria rápida con medios que serían,
por otra parte, inadecuados para sostener una guerra pro
longada.
No hay prueba más evidente que demuestre la necesi
dad del petróleo en la guerra moderna que el estudio
de los fines del bombardeo estratégico aliado en la se
gunda guerra mundial. La escasez alemana de petróleo
comenzó a revelarse a comienzos de 1942, a consecuencia
de las incursiones de la E. A. F. En 1943, fuerzas combina
das inglesas y norteamericanas efectuaron un ataque en
vuelo bajo sobre los campos de Ploesti.
Un año más tarde se escogía a la industria del pe
tróleo como el objetivo principal del bombardeo aliado, y,
ya en julio, habían sido alcanzadas, por lo menos una
vez, todas las principales factorías petrolíferas. Esto pro
dujo, naturalmente, una crisis en los carburantes de avia
ción, haciendo ineficaz la oposición de la Luftwafe. En
julio de 1944, la producción de carburante para la avia
ción había descendido al 17 por 100 de la producción del
mes de abril.
Las fábricas eran bombandeadas tan pronto eran re
construidas, de forma que los continuos y serios ataques
hasta marzo de 1945 impidieron la aplicación de solu
ciones como la dispersión de las fábricas o su instalación
subterránea.
¿Cuáles fueron los terribles efectos de estos bombar
deos? A comienzo de agosto de 1944 se redujo el entre
namiento de los pilotos alemanes d.ebido a la falta de
gasolina, limitándose también el tiempo de prueba de
los aparatos hasta el punto de correrse un grave riesgo.
Además, -al disminuir los aprovisionamientos de car
burante, se afectaba seriamente la movilidad de las Di
visiones acorazadas alemanas en campaña. Como el pe
tróleo se producía en complejos industriales junto con
otros productos esenciales, surgía, como consecuencia de
los bombardeos, la escasez del nitrógeno sintético (néce
sano para la obtención de fertilizantes y explosivos), del
-
-
metano (vital para la producción del ‘I’NT, del exógeno y
otros potentes explosivos) y del caucho! sintético.
Ocurría la páradoja de que mientras la industria ale
mana de la aviación continuaba afanosa produciendo más
aviones, una gran parte de las fuerzas aéreas se encon
traba inmovilizada
a causa de la falta de carburante.
El Japón, gran importador de materias básicas, depen
día en alto grado del petróleo para poder continuar su
esfuerzo bélico en los años de 1941 a 1945. El bombardeo
estratégico
americano, que no comenzó hasta mayo de
1945, no surtió gran efecto por la simple razón de que
las refinerías japonesas estaban prácticamente
paradas
debido al bloqueo de la Marina. Los submarinos
ameri
canos, junto con las fuerzas navales de superficie y la
aviación, acosaron de tal modo a la navegación japone
sa, que sólo con cuentagotas
pudo llegar el petróleo a la
metrópoli
procedente
de las Indias Holandesas
y de la
Indochina
francesa.
El Japón había obrado con amplia previsión acumu
lando reservas de petróleo crudo antes de la guerra, pero
con el transcurso
del tiempo se agotaron aquéllas, pro
duciendo una serie de consecuencias
adversas en la f a
bricación de maquinaria
y aviones, así como inmovilizan
do los medibs de transporte de la marina y de la aviación.
De la misma forma que los suministros
de petróleo
demostraron
ser el talón de Aquiles de las economías
bélicas alemana y japohesa, fueron también los que die
ron la victoria de los aliados. De cada dos toneladas de
abastecimientos
para nuestros aliados, más de una con
sistió en petróleo en una forma u otra. Se calcula que el
petróleo constituyó el 65 por lOOdel tonelaje transpor
tado por barco al otro lado del océano.
Con la pérdhj.d de la pénínsula
de Malaca y de las
Indias Orientales Holandesas
quedó cortado más del 95
por 100 del suministro de caucho a Norteamérica.
A re
mediar esto acudió la todavía recién fundada compañía
petroquímica.
Durante varios años, químicos alemanes y
americanos
habían trabajado
en la consecución de deri
vados sintéticos a partir del petróleo, como el caucho, pin
turas, textiles, ddtergentes
y productos farmacéuticos.
Mediante una asignación gubernamental
de 700 millo
nes de dólares se construycron cuarenta y cuatro fábricas
de caucho sintético, las cuales fueron confiadas a compa
ñías particulares.
Estas fábricas alcanzaron una produc
ción anual de un millóñ de toneladas de caucho! sin
tttico.
La industria del, petróleo puede sentirse orgullosa deI
record alcanzado en la guerra. Proporcionó al Gobierno
inmensas
cantidades de carburante
de 100 octanos, gaso
lina de autonióvil, gasoil, grasas, combustibles, tolueno
(para la fabricación
del TNT), alcoholes, aparte de otros
innumerables
productos especiales.
La producción anual pasó de 1.400 millones de barriles
en 1941 a 1.700 millones en 1945. En agosto de 1945, se
alcanzó el reoord con una producción diaria de cinco mi
llones de barriles. Sin embargo, a finales de 1945 des
oendióse al nivel de 4,5 millones. La amplia cooperación
de la industria
y la labor de la Administración
del Pe
tróleo para la guerra, oreada el 2 de diciembre de 1942,
son dignas de elogio por el sorprendente
aumento que
experimentó la producción durante los años de la guerra.
En 1942, i05 submarinos
alemanes
amenazaron
el
transporte
del petróleo a las costas orientales. En el mes
de febrero fueron huhdidos una docena de petroleros, jun
to con otros doce en los meses de marzo y abril; otros
catorce más lo fueron en el mes de mayo.
La necesidad de crear lo más rápidamente
posible un
sistema de transporte
terrestre
era evidente. Se aporta
ron soluoiones como el empleo intensivo de camiones, una
oiroulación más eficiente en las entregas, la eliminación
de vehículos de transporte anticuados, la puesta en mar
cha de vagones cisternas y la construcción de los oleo
ductos «Big Inch» y «Little Big Inch». Ambos oleoductos,
vendidos más farde a compañías privadas, con el derecho
de recuperación
en caso de guerra, tenían una capacidad
conjunta
de 535.000 barriles diarios.
Durante la segunda guerra mundial se realizó un total
de 35 proyectos con un coste total de 333 millones de
dólares, de los cuales 146 fueron aportados por el Gobier
no. La construcción de oleodúctos en los años de la guerra
ascendió a más de 11.000 millas entre líneas principales
y secundarias,
más la renovaoión de más de 3.000 millas
de otras lineas. La4 realizaciones de la industria
fueron
cumplidas, a despecho de huracanes, tormentas, retardos
en el aprovisionamiento,
interrupciones
en las refinerías
y otras complicaciones.
Mientras tanto, nuestras líneas logísticas se extendían,
ramificándose
en la lejanía, alcanzando
el Paoífioo Sur,
el teatro de operaciones europeo y los depósitos ingleses
y rusos por todo el mundo. El equipo mecanizado
que
constituyó
la revolución
militar de la primera guerra
mundial era una pieza de museo comparado con el de la
segunda guerra mundial. Los vehículos anfibios, los bar
cos de asalto y los aviones de transporte
eran lo más
sobresaliente
en cualquier lugar, bien en la captura de
una isla como la de Tarawa y el cruoe del río Ehin, o
facilitando
la viotoria en una batalla decisiva como la
de Mi’dway.
Rusia tuvo que recurrir al petróleo de la ley de Prés
tamo y Arriendo, para completar sus propios recursos del
mar Negro y regiones del mar Caspio. De otro modo, los
carros, los tractores de artillería y la artillería de cam
paña que su industria suministraba
a las fuerzas armadas, hubieran sido de poca utilidad.
El final de la guerra presenció un incremento
en el
desarrollo
y en la investigación
de nuevas armas, tales
como los aviones de reacción y los proyectiles dirigidos,
por parte del Gobierno y compañías privadas.
Corea, aun con su carácter de guerta limitada, reveló
claramente
adán importante
iba a ser el petróleo para-’
impedir
que Rusia estrechase
el perímetro
del mundo
libre. La doctrina de la «represalia en masa» como pro
cedimiento
disuasivo contra un ataque enemigo, se cum
ple en la actualidad mediante los bombarderos intercon
tinentales
B-52 que, alcanzando
alturas superiores a las
nueve millas, requieren cuatro camiones cisternas de car
burante. La carrera de armamento
podrá arrinconar
al
gunas armas, pero no es probable que haga anticuadala necesidad de los carburantes
que aquéllas necesitan.
Los (acontecimientos
de la política internacional
de los
últimos años indican con qué facilidad esta preciosa sustanela subterránea,
desconocida prácticamente
hace cien
años, puede inclinar la balanza en favor de ‘uno u otro
de los bándos. En 1958, los Estados Unidos producían 310
mfllones de toneladas en comparación
con los 115 millo
nes obtenidos por la Unión Soviética. Ahora, los planes
económicos soviéticos tratan de conseguir para 1965 una
producción
de 230 a 240 millones de toneladas.
La po
lítica de Nasser de emplear el petróleo como un instrü
mento para provocar disturbios nacionalistas
en el Orien
te Medio significa una dificultad para Occidente. En 1957,
-el Oriente medio produjo i3.000 millones de barriles de
petróleo crudo, un quinto del total de la prodi.icción mun
dial. Aproximadamente,
un 90 por 100 del petróleo de la
Europa Occidental procede de aquella región, que guarda
cerca del 17 por 100 de las reservas mundiales
cóno
cidas.
Aunque los países de Occidente están fuertemente
re
presentados
en las operaciones petrolíferas
de la Arabia
Saudita, Iraq, Irán y Kuwait, Nasser, en su autobiografía
La filosofía de la Revolución, expone, como ideal de la
estrategia
árabe, el emplear el petróleo del Oriente Me
dio para forzar a Europa y a los Estados Unidos a la
aceptación
de su política.
Esta estrategia fué llevada a la práctica después del
ataque británico contra Egipcio en octubre de 1956, blo
67
queando el canal de Suez después de haber sido voladas
las estaciones de bombeo del oleoducto más importante
que atravesaba Siria. Gracias a que las principales com
pañías petrolíferas norteamericanas actuaron con rapidez
explotando las enormes reservas de la Costa del Golfo,
fué sólo cuestión de semanas el embarque por los Estados
Unidos de 950.000 barriles diarios para Europá.
La escasez de petroleros, junto con las decisiones im
previsibles de Nasser, obligaron a adoptar un plan de mu
chos miles de millones de dólares para la• construcción de
una gran flota de petroleros dispuesta en cualquier mo
mento a bordear el cabo de Buena Esperanza en caso de
quedar bloqueado el canal de’Suez.
Las diversas contingencias de los factores político—mi
litares. en el Oriente Medio están obilgando a las princi
pales compañías petrolíferas norteamericanas a una in
tensa actividad que no se conocía desde los días de la se
gunda guerra mundial.
El petróleo. es un motivo de grave preocupación, tanto
para el mundo libre como para la Unión Soviética y sus
satélites. Los planes de movilización de ambos bloques se
rían papel mojado sin los grandes abastecimientos cíe pe
tróleo. Tanto los Estados Unidos como la Rusia Soviética
cuentan con grandes recursos nacionales, y, cosa extraña,
ambos países poseen sus zonas industriales de elabora
ción del petróleo en lugares costeros de gran vulnerabi
lidad: América, en las regiones del Golfo,; Rusia, en la
región de Bakú, cerca del mar Caspio, y Batum, en el
mar Negro.
El petróleo decidió la victoria en las dos guerras mun
diales de este siglo y, dada la inestabilidad de la situa
ción en el Oriente Medio, podría influir también, una
vez más, en un futuro conflicto.
Una ‘mejora en la fabricación de cartuchería.
FranciscoLANZA GUTIERREZ ComandanteIngenierode Armamentode la Fábrica Nacionalde Palenda.
En el proceso de fabricación de la cartuchería de fusil
y ametralladora de 7,92 mm., en la parte correspondiente
a las vainas, la secuencia natural de las primeras opera
ciones es la siguiente (ng. 1):
Después de cada recocido se hace un decapado en so
lución acuosa de ácido sulfúrico, un lavado con lejía ja
bonosa y un secado.
En la fabricación de las vainas para el cartucho de
7,62 mm. CETME—producción que viene realizándose en la
Fábrica Nacional de Palencia desde hace unos cuatro
años—se siguió, en un principio, la misma seduencia en
las primeras operaciones (fig. 1), con las mismas tempera
turas de, recocidos, pese a que la vaina, por ser más corta,
es de menor peso y contiene, naturalmente, menor volu
men de metal (latón de 72/28).
La vaina para el cartucho de 7,62 mm. CETME (figu
ra 2) es casi idéntica a la vaina del cartucho de 7,62 mm.
NATO (fig. 3). Las pequeñas discrepancias que se observan
1,—Control de peso de las copas de partida.
2.—Reconocimiento a la vista y de dimensiones.
3.—Primer recocido total, a 750_8000C., durante veinte
minutos.
4.—Primer estirado.
5.—Segundo recocido total, a 700° C., durante veinte mi
nutos.
6.—Segundo estirado.
7.—Tercer recocido total, a 650GC., durante catorce mi
nutos.
8.—Tercer estirado.
.—Cuarto recocido total a 575 C., durante quince mi
nutos.
10.—Cuarto estirado.
ll.—Corte al largo.
o
O9r(
i 3liOD
NWQ3OdNJT
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?/
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CdL5L
OS3
5°
‘dW.L
‘W.LOJ.
O53OD
‘lOiNO
FL9.2 Vano del cartucho
Fig. 1.—Primeras operaciones en Za fabricación de vainas de
7,92 mm. y de 7.62 mm. CETME, antes de su modificación.
de 752rnn7.
CIfTM.E.
i.1 Vickers’
1
5
10
15
20
25 .30 35 5) is5 50
55
tn.rn.
Curva de durezae
exígi
en la vaina de Z62m”.
Fig.3. Vauicjdel cartucho
NATO
de 72m.niWATO.
(íxcep/o e! a!o}vnien
o
de/a cdp»da
que es el de la CETM)
en algunas dimensiones son más aparentes que reales. Si
se tienen en cuenta las tolerancias
de fabricación, indi
cadas en las figuras 3 y 4—más amplias en la vaina NATO
que en la CETME—, puede verse ue nuestra vaina CETME
está prácticamente
«metida dentro» de las toleraicias
NATO (excepto el gollete), por lo que es lógico. pensar que
las especificaciones
que se exigen a una de ellas sean
igualmente
válidas para la otra.
Una cíe las condiciones que se exige en la vaina de 7,62
milímetros NATO es que la curva de durezas (medidas en
cifras Vickers), tomadas a lo largo de una generatriz,
adopte la forma de la figura 4, en la cual la línea con
tinua indica la serie ideal de durezas, y las líneas de tra
zos enmarcan
la zona dentro de la cual se admite que
puedan quedar lOS valores reales de las durezas. Tal con
dición no es exigida a la vaina del cartucho de 7,62 mm.
CETME, ni a ninguna de las variedades incluidas en el
Reglamento
de Cartuchería R-32 (7 mm., 7,92, etc.).
Hace unos meses, por encargo de la Superioridad, es
tudiamos la posibilidad de producir el cartucho de 7,62 mi
límetros NATO en nuestras instalaciones de Palencia, y al
examinar la curva de durezas citada, se nos ocurrió com
probar si las durezas, medidas a lo largo de una genera
triz, de la vaina de 7,62 mm. CETME, cuya producción
teníamos
en curso a nuestro cargo, encajaban dentro de
esa curva recomandada
por la NATO. Después de efectuar
una serie de medidas, en idénticas condiciones a las espe
cificadas para la vaina NATO, nos encontramos
con que
las durezas de nuestras vainas no seguían muy fielmente
la citada curva (fig. 5). Se observaba que hacia la zona de
culote, nuestras
vainas CETME salían con tendencia
a
«blandas»,
y hacia la zona de gola, con tendencia
a
«duras».
Sin que tales resultados fuesen motivo de preocupación
seria (ya que nuestra munición CETME se muestra de ex
celente calidad y cumple holgadamente
todas las condi
ciones que se le exigen), decidimos intentar que las dure
zas de las vainas CETME coincidiesen con las de las vai
nas NATO, por comprender que, de conseguirlo, sus carac
terísticas
de resistencia
y límite elástico mejorarían,
y
porque de esa forma el gradiente de durezas sería más
suave y ménos probable la posibilidad de tensiones inter
nas, causantes
de las temidas «grietas de almacena
miento».
Después de una serie de estudios y experiencias sobre
los recocidos totales de la secuerícia de las primeras ope
raciones de fabricación, y su influencia,
combinada con
el trabajo mecánicó, sobre la dureza final, introdujimos
algunas
variaciones en las temperaturas
y conseguimos
encajar las durezas de nuestras vainas CETME en la cur
va NATO (fig. 6), en forma bastante satisfactoria.
6 V/c/rers
•1
—
mm.
Fiq. 5. Corva comparada
cJelas’
durezas’ de la yama 762CETCf
con la exiqicla’ a la vaina NATO
cje!
riar
,nis’ino ca/ibre.(Anfres’cia va
los’ recocidos]
6
mendada para la vaina NATO. Habíamos dado ya un paso
satisfactorio
con la variación de los recocidos y nos pro
poníamos
abordar la variación del herramental
(la otra
variable del problema) que, influyendo directamente
so
bre los estirados, nos permitiría modificar las caracterís
ticas mecánicas de la vaina y, con ellas, las durezas.
Para un enfoque correcto de la cuestión comenzamos
por recalcular las deformaciones que se les dañ a la vaina
de 7’ 92 mm. y a la de 7’62 mm. CETME en sus respecti
vos procesos de fabricación. Utilizamos las siguientes fór
mulas:
D-d
Reducción
de. diámetro:
Rd =
100
u Vkkerg
D
E-e
Reducción
de espesor:
R
=
loo
————
E
RaRa.
Deformación
5,
I
15 20 25 .90.95
4045
de sección:
R
=
Rd x R
—
IDO
50 55.
mm.
F/q. 6.- Curva de duiezas ce /0’ vo’ína
7:62 CETIIE o’espues de vcir/q
dcs’
/4rs/snpero/oras
Se/o’cuci’.
ro recocido.s’ /o/a/e.
Sustancialmente
hicimos lo siguiente: Manteniendo
el
proceso tal y como se estaba desarrollando,
hicimos una
serie de medidas de dureza en cada una de las copas re
sultantes de los primeros, segundos, terceros y cuartos es
tirados, que representamos
gráficamente.
Luego fuimos
descendiendo
las temperaturas
de los recocidos (uno por
uno) para observar qué efecto se obtenía sobre las durezas
en cada estirado y sobre la curva de durezas final de la
vaina. De esta forma, a los pocos tanteos, conseguimos
modificar notablemente
la curva de durezas de nuestras
vainas, aproximándose
a la recomendada
por la NATO.
(En todos los casos hicimos siempre las pruebas reglamen
tarias, como refrendo.)
Entonces creimos adivinar que una ulterior aproxima
ción haría necesario variar el herramental
de las prensas
de estirar, y como esto era ya un problema de mayor en
vergadura,
nos propusimos estudiarlo detenidamente.
Por el momento, y para conseguir los resultados mos
trados en la fig. 6, los cuatro recocidos totales quedaron
Variados de la siguiente forma:
—Primer Recocido total: A. 650.° C. durante veinte mi
nutos.
Segundo Recocido total: A 625° C. durante veinte mi
nutos.
Tercer Recocido total: A 600.° C. durante catorce mi
nutos.
Cuarto Recocido total: A 575,0 c durante quince mi
Utos.
El trabajo había sido fructifero. El gradiente de dureas a lo largo de la vaina CETME resultó mejorado y, al
‘ebajarse las temperaturas
de los tres primeros recocidos,
e obtuvo un apreciable ahorro de combustible y energía
léctrica.
Es frecuente en el campo de la técnica, que al comen
:ar el estudio de pn problema y adentrarse. en la búsqueda
Le. medios que nos lleven •a una solución correcta se en
uentren
soluciones insospechadas
y hasta ideas nuevas
.ue, desviándose del problema principal, nos conducen
or otros derroteros hacia resultados más satisfactorios.
na cosa así, aunque en escala modesta, nos ocurrio en
ste caso. Nuestra meta era, corno dejamosdieho,
encajar
is durezas de nuestra vaina CETME en la curva reco
y obtuvimos
los siguientes
¡
Embuticiones
1.er
2.°
3.er
4 °
Estirado,
Estirado.
Estirado.
Estirado.
resultados:
(°Io)R
Vaina
.
.
.
,
7,92
62,0
47,5
31,4
30,5
1 Vaina
7,62
49,0
1
30,1
32,1
359
Estos valores encontrados
para la deformación
de
sección, R, que en otras circunstancias
no nos hubiesen
llamado la atención por sernos bien conocidos, esta vez
nos hicieron meditar en un sentido completamente
sepa
rado del tema que estábamós estudiando.
Teníamos sobre nuestra mesa, recién terminados, unos
trabajos
que hablamos realizado para determinar la em
butibilidad
de los latones militares reglamentarios
(72/28
y 90/10) y su capacidad de defoimación. Las cifras obteni
das bailaban aún en nuestra mente: R (máx.) = 92 por
100 para el latón de 72/28, y R (mdx.) . 84 por 100 para
el latón de 90/10.
Revisamos entonces las experiencias de embutibilidad
realizadas y comparamos los valores obtenidos con los que.
acabábamos de calcular (consignados en la tabla anterior).
Vimos claro que, de disponer de potencia suficiente en
las prensas, no había razón para trabajar con deforma
ciones del 62 por ciento, como máximos, cuando el latón
de 72/28 era susceptible de deformarse hasta un 92 por
ciento (máximo), sin peligro de desgarramiento.
¿Porqué,
pues, hacer tantos recocidos intermedios
para destruir
acritudes
producidas por deformaciones
no superiores al
62 por ciento cuando podría llegarse hasta el 92 por ciento?
¿Porqué no hacer sólo dos recocidos uno al principio y
otro antes del último estirado, si sabemos que cuanto más
agrio está el latón más pronto aparecen los efectos del
recocido?. Nada parecía oponerse a esta idea tan simple.
Un recocido fuerte al principo podría ablandar el latón
10 suficiente
para poder resistir tres estirados consecuti
vos; otro segundo recocido menos fuerte antes del último
estirado
ablandaría
el latón lo suficiente para que, per
mitiendo una calculada recristalización
y crecimiento del
grano, la copa estirada quedase en la zona de culote y
cuerpo eón características
muy próximas a las que se
desean para la vaina terminada.
Una vez comprobado oue disponíamos de notencia su
ficiente en las prensas, teníamos que determinar el esca
lonamiento
de los dos recocidos totales con los que pen
sábamos sustituir los cuatro intermedios anteriores;
las
temperaturas
y tiempos de los mismos; el gradiente de
durezas de las copas tres veces estiradas consecutivamen
te, la posibilidad de conseguir recristalización
completa
antes del cuarto estirado, la eliminación de posibles ten
siones internas, y, lo que en un principio perseguíamos,
o sea que las vainas terminadas
quedasen encajadas den
tro de la curva de durezas NATO.
Montamos, en consecuencia, un vasto plan de experien
cias para ir obteniendo datos que pudieran llevarnos de
forma segura a una decisión, efectuando en cada caso, con
las vainas que ibamos obteniendo en pequeños grupos, to
das las pruebas reglamentarias
(principalmente
las de
mercurio-y
funcionamiento).
Comenzamos
por recalcular
las deformaciones
máxi
mas que obtendríamos
con tres recocidos, con dos recoci
dos, con un recocido y con ningún recocido intermedio
entre los cuatro estirados. En nigún caso se obtuvieron
valores que obrepasasen
los límites antes citados. Enton
ces, sin variar las temperturas
de recocido fijadas, co
menzamos
por suprimir el tercer recocido y observar los
efectos sobre la dureza y la microestructura
de las copas
estiradas y la vaina terminada.
Observados los efectos, subimos en 25 la temperatura
del cuarto recocido, y comprobamos de nuevo durezas y
microestructura.
Las durezas se iban,encajafldO
en la cur
va NATO, y la microestructura
no acusaba efectos perni
ciosos. Suprimimos
entonces el segundo recocido y subi
mos en 25° más el cuarto recocido. Los resultados fueron
altamente
satisfactorios.
aunque durante las experiencias filé preciso considerar
algunos factores no previstos en el enf oque general del
problexiía (tal como los recocidos parciales de boca), con
sideramos
coronado con éxito nuestro trabajo. La secuen
cia de las primeras operaciones de fabricación de la vaina
de 7,62 mm. CETME quedó establecida de la siguiente for—
ma (suprimidos el segundo y tercer recocidos, el coarto
quedó convertido en un segundo).
1.—Control de peso de las copas de partida.
2.—Reconocimiento
a la vista y de dimensiones.
3.—Primer recocido total, a 650° C., durante veinte
tos.
Fig. 8.—Material:
Copa latón 72 28 recocida a 65O C. Micra:
A mitad de la pared. placa: 371. Muestra:
26. Aumento:
75.
Filtro:
Verde. Obi.: M. 23. oc.: x 8. Diaf.: 2. Fuelle: 25.5 cm.
Placa:
Orto. Exposición:
25 seg. Reflector:
Prisma. Pulido:
Alúmina.
Ataque:
Cl3Fe-ClH.
4.—Primer estirado.
5.—Segundo estirado.
6.—Tercer estirado.
7.—Segundo recocido total,
nutos.
8.—Cuarto estirado.
9.—Corte al largo.
a 625° C., durante
quince mi-
minu
4 Vicker
5
10
15
ES 50 55
Ø
45 511 55
—
Çiq. 7.-
Corvcr ¿e do, eza
Z €2 mm. CTP1
c,dos
fo/afQs.
m,z
ci? /c’ vc’Jiio’
Fig. 9.—Material:
Copa iatórL 72 2 tercer estrado.
Micra: A
mitad’ de la pared. placa: 374. Muestra:
29. Aumento: 75. Fil
tro: Verde. Obi.: M 23. Oc.: x o. Día!.: 2. Fuelle: 25,5 cm.
Placa:
Orto. Exposición:
30 seq. Reflector:
Prisma. pulido:
Alúmina.
Ataque: Cl::FeCIH.
71
Y las durezas, a lo largo de una generatriz de la vai
na, quedaron encajadas satisfactoriamente
dentro de la,
curva NATO (fig. 7), ¡sin necesidad de modificar el herra
mental!
Se consiguieron dos objetivos en un solo intento, am
bos de gran interés. ‘tino, eminéntemente
técnico, me
jora de las características
mecánicas de la vaina, y otro,
principalmente
económico, ya Que el ahorro en combus
tible, energía y mano de obra fué considerable. Al mismo
tiempo se consiguió abreviar el proceso de fabricación
en dos operaciones de recocido total, con su secuencia
cte decapados, lavados, secádos y acarreo notable de ma
terial.
En las cuatro micrografías
que acompañan a este ar
tículo pueden observarse
los estados principales ,por los
que pasa el latón de 72/28 que se utiliza en la fabricación
de la vaina del cartucho de 7,62 mm. CETME, en las prime
ras operaciones.
La primera micrografía
(fig. 8) muestra el estado de
cristalización
del latón de la copa de partida después del
.i
primer recocido a 6500 C., durante veinte minutos. La mi
crografía
ha sido tomada en la zona media de pared de
Fig. 10.—Material: Copa latón 72/23 tercer estirado, recocida a la copa, la cual queda así preparada
para recibir tres
626 C. Micro: A mitad de la pared. Placa: 375. Muestra: 30.
estirados
consecutivos.
Aumento:
75. Filtro: Verde. Obj. M 23. Oc.: x 8. Dial: 2. Fue
La segunda micrografía
(fig. 9), tomada también en
lle: 25,5 cm. Placa: Orto. Exposición.: 30 seg. Reflector:
Prisma,
Pulido: Alúmina. Ataque Cl3Fe-C1H.
la zona media de pared de la copa, muestra los efectos
del duro trabajo mecánico sobre la estructura
del latón,
después de sufrir los tres primeros estfrados. Los granos,
apenas visibles, aparecen rotos regularmente
y extraordi
nariamente
alargados.
La tercera micrografía
(fig. 10), también de la zona
media de pared, demuestra que la recristalización
del la
tón, después de estirado tres veces seguidas, es completa,
al recocérsele (segundo recocido) a 625° 0., durante quince
minutos, alcanzando el grano el tamaño debido para ase
gurar a la vaina buenas características
mecánicas.
En el cuarto estirado, que sigue al segundo recocido
(fig. 11), el latón de la copa estirada se endurece lo su
ficiente para que luego, en las sucesivas operaciones, com
binadas con los recocidos parciales de boca, la curva de
durezas
de la vaina terminada
tome la forma que se
muestra
en la figura 7.
Las experiencias mencionadas, fueron efectuadas con
la copa especial para la vaina del cartucho de 7,62 mm.
CETME. Si para obtener esta vaina se usase incidental
mente la copa para vaina del cartucho de 7,92 mm., la
temperatura
del segundo recocído total debe ser 650’ C. en
vez de 625° C.
La mejora conseguida en la fabricación de la vaina de
7,62 mm. CETME, que dejamos anotada, aparte de su inte
Fig. 11.—Material: Copa latón 72/28 cuarto estirado, cortada al
rés técnico y económico, resultó muy oportuna en el mo
largo. Micro: A mitad dé la pared. Placa: 376. Muestra: 31.
mento de producirse, pues completó, en términos muy
Aumento:
75. Filtro: Verde. Obl.: .M 23. Oc.: x 8. Dial.: 2.
satisfactorios,
el estudio que se estaba realizando
sobre
Fuelle:
25,5 cm. Placa: Orto. Exposición: 30 seg. Re/lector:
las posibilidades de producir en Palencia el cartucho de
Prisma. Pulido: Alúmina. Ataque: Cl:Fe-CIH.
7,62 mm. NATO en grandes series.
Las nuevas unidades de vigilancia de la División de Inianteria.
ComandanteWilliam B. FOWLKES y Capitán Rolle G. ARNHYM. De la publicaciónnorteamericana
«ln{antry».—(Ira..
ducción del Comandantede Artillería, Ricardo ESPANOL IGLESIAS, de la Escuelade Aplicacióny Tiro de Artillería.)
Con las modificaciones introducidas
en la organización
material de la División de Infantería,
se han aumentado
las posibilidades orgáilicas de vigilancia de esta Unidad.
Anteriormenté,
nuestra capacidad para llevar a cabo ope
raciones
noctúrnas
y durante periódos de poca visibili
dad era limitada. Corno no se podía ver, dependíamos,
para la obtención de información,
de los escuchas, mate
rial de localización por el sonido y patrullas de recono
cimiento. Sin embargo, para extender nuestra vigilancia
sobre el campo de batalla de forma que no dependa de
las condiciones meteorológicas ni de la oscuridad, se han
desarrollado
una serie de dispositivos de vigilancia, te
rrestres
y aéreos, parte de los cuales estarán en manos
de las tropas en 1960.
Para emplear estos dispositivos se han organizado nue
vas Unidades en la División de Infantería.
Entre éstas es
tá el Pelotón de Radar de la Agrupación de Infantería,
que se compone de dos equipos de radar de alcance medio
y cinco de corto alcance. La Piana Mayor del Pelotón
está formada por el Jefe de esta Unidad (un Teniente),
un Sargento segundo Jefe y un mecánico de Radar. El
Jefe del Pelotón asesora al de la Agrupación de Ini antería sobre el empleo de aquella Unidad y ajustándose
a
las normas del plan de vigilancia elige las posicioñes prin
cipales y asigna sectores de vigilancia a lós equipos de
radar de alcance medio. Se asegura de que estos radares
están orientados de forma que permitan la identificación
y localización adecuada de los objetivos y comprueba con
el coordinador de fuegos• de apoyo si pueden aplicarse és
tos en la zona de vigilancia. Además, coordina los medios
de transmisiones,
de séguridad y logísticos con los Jefes
de Unidad en cuya zona actúan los radares.
El Sargento del Pelotón es el segundo jefe del mismo,
y el mecánico de radar lleva a cabo el entreteniiniento
de
segundo escalón. El de tercer escalón lo realiza normal
mente el Batallón de Transmisiones
de la División.
Los equipos de radar de alcance medio están forma
dos por tres hombres: un operador de radar y dos auxi
liares. Las obligaciones
del primero son análogas a las
de los Jefes de las Armas colectivas, mientras que los auxi
liares son los .verdaderos operadores del radar y del ma
terial de transmisiones.
Los equipos de radar de corto alcance, que están for
mados por un operador y un auxiliar, se asignan normal
mente a una Compañía de fusileros o a otra Unidad de
la Agrupación
de Infantería.
En este caso reciben ms
ttucciones
del Jefe de esta Unidad, en lo que se refiere a
las posiciones principales y a las zonas de vigilancia asig
nadas. Cuando los equipos de corto alcance no están agre
gados, reciben estas instrucciones
del Jefe del Pelotón de
Radar. Los operadores de los radares de corto alcance da
rán parte de toda la información
obtenida por su equipo
al Jefe de la Unidad a la que están agregados o al Jefe
del Pelotón. Con este fin se establecen transmisiones alám
bricas o de radio con aquella unidad.
En la forma que está organizado el Pelotón de Radar
no dispone de operadores suficientes para emplear el ma
terial durante largos períodos de tiempo. La experiencia
indica que, pard. conseguir la máxima eficacia de funcio
namiento, los operadores deben relevarse cada treinta mi
nutos. Si fuese preciso emplear el radar durante períodos
más largos, sería necesario proporcionar
más operadores
instruyendo
a otro personal de la Agrupación de InI an
terí a. Los operadores del radar de alcance medio pueden
instruirse
en dos semanas, pero deben tener conocimien
i
tos elementales de transmisiones.
Los del radar de corto
alcance pueden también instruirse
en el mismo tiempo,
pero no necesitan tener conocimientos técnicos especiales.
Los medios orgánicos de transporte del Pelotón de Ra
dar están constituidos por un camión de 3/4 de Trn. (con
ductor y reparador de radar) y un camión de 1/4 de Tm.
(conductor
y sargento, segundo jefe), para la piana ma
yor del Pelotón, y un camión de 1/4 de Tm. (conductor
y operador de radar)), para cada equipo de radar de al
cance medio. Los equipos de radar de corto alcance no dis
ponen de medios orgánicos de transporte;
por lo tanto,
cuando se agrega uno de éstos a una Unidad motorizada
o mecanizada, ésta debe proporcionar los medios de trans
porte, o bien empleará el camión de 3/4 deTm.
de la
plana mayór del Pelotón. Sin embargo, normalmente,
ca
da equipo de radar de corto alcance se transporta
por su
equipo en dos mochilas.
El material de transmisiones del Pelotón de radar cons
ta de una radio AN/VRQ-3 montada. en el camión de
1/4 de Tm. del Jefe del Pelotón, una AN/VRC-10 montada
en cada uno de los dos camiones de 1/4 de Tm. de los dos
equipos de alcance medio y una AN/PRC-10 por cada
equipo de corto alcance. La radio del Jete del Pelotón crílasa con los equipos de alcance medio y de corto alcance
y con la plana mayor de la Agrupación de Infantería.
El
radar
empleado por los equipos de corto alcance es el
AN/PPS-4, llamado «Silent sentry» (centinela silencioso),
que pesa 49 Kg.; incluyendo el generador. Los futuros mo
deles de este aparato emplearán una Batería, la cual re
ducirá su peso.
Los dos hombres que constituyen el equipo pueden po
ner en funcionamiento
el aparato en diez minutos. Este
radar puede localizar individuos en movimiento a distan
cias de 50 a 3.500 metros y vehículos en movimiento a dis
tancias de 50 a 6.000 metros. La indicación de haber locali
zado un objetivo es una señal característica
que se escucha
en los auriculares del operador. Dentro de las distancias ci
tadas, este aparato tiene una precisión de 25 metros en más
o en menos y puede penetrar a través de maleza ligera.
La maleza espesa y otros obstáculos similares no pueden
penetrarse,
y el viento, lluvia y nieve oscurecen ligera
mente el tono característico.
Las variaciones en el tono de la señal permiten al ope
rador identificar los tipos y velocidades de los objetivos y
la orientación
puede leerse sobre el trípode. El haz del
aparato
tiene 6,5 grados y explora una zona de 30, 180 ó
550 metros de profundidad.
Puede orientarse a mano en
un sector de 6.400 milésimas. No dispone de medios para
su funcionamiento
automático o a distancia.
Los equipos de Radar de alcance medio emplean el
AN/TPS.-21, que consta de siete Unidades principales, que
pueden transportarse
en mochilas, o cargadas en dos ca
jas, en un remolque para camión de 1/4 de Tm. El alcance
del AN/TPS—21 es de 90 a 5.000 metros, para personal, y
de 90 a 18.000 metros, para vehículos. Aquí también la in
dicación de haber localizado un objetivo es una señal de
tono característico,
que se escucha en los auriculares del
operador y que varia con el tipo y velocidad del objetivo,
elevándose el tono a medida que ésta aumenta.
Cualquier
objeto voluminoso que estorbe la propaga
ción de las ondas de radio impedirá la localización de ob
jetivos. Sin embargo, el AN/TPS-21 puedé penetrar a tra
vés del viento, niebla, lluvia, nieve, maleza ligera y, en
algunos casos, a través de construcciones
de poca consis
tencia. El aparato puede realizar el barrido automático
73
de una zona de 800 metros de profundidad
y 100 a 3.200
milésimas
de amplitud. Puede elegirse cualquier sector
dentro de las 6.400 milésimas. Para el mando a distancia,
se dispone de un cable de 45 metros de longitud.
El Oficial de información
de la Agrupación de Infan
tería está encargado del empleo del Pelotón de Radar y
recomienda
al Jefe de aquella Unidad si los radares de
ben emplearse en acción de conjunto, en apoyo directo,
o si deben agregarse. Asimismo, junto con el Jefe del Pe
lotón de Radar y el jefe de operaciones e instrucciones
de
la Agrupación de, Infantería,
prepara también
el plan
de vigilancia y designa zonas de asentamiento
para los
radares y sectores de vigilancia. Un plan de vigilancia
detallado es la única forma de coordinar una cobertura
adecuada
con los fuegos de apoyo.
La orientación
adecuada de los, radares es de gran
importancia
porque permite batir los objetivos localizados
con concentraciones
preparadas por los elementos de fue
gos de apoyo. La orientación
de los radares y la coordi
nación de los fuegos de apoyo debe hacerse, siempre que
sea posible, durante el día. Corno los radares necesitan un•
fondo para localizar el movimiento, se sitúan normalmen.
te sobre el terreno dominante similar al exigido para el
•observatorio de una Conipañia o Agrupación de mf antería. En períodos de poca visibilidad u oscuridad, los ra
dares se trasladan a posiciones preparadas
de antemano..
Cuando el radar de alcance medio tiene que situarse en
una posición expuesta, es conveniente emplear el mando
a distancia.
Asignando a cada equipo de radar un determinado sec
tor de vigilancia, se asegura qna cobertura adecuada del
terreno de importancia
táctica, U hacer estas asignacio
nes, debe tenerse en cuenta el terreno, despliegue y posi
bilidades del enemigo, características
del material y el so—
lapamiento
que se desee de los sectores. También debe
especificarse
la frecuencia de la cobertura.
Los radares se emplean normalmente
en períodos de
visibilidad
reducida. Sin embargo, también pueden utili
zarse para explorar avenidas de acceso peligrosas, zonas
descubiertas
o cruces de carreteras,
incluso en períodos•
de buena visibilidad, empleándose patrullas y observato
rios en los lugares en que no sea posible utilizar el radar.
Con buena visibilidad, las posibilidades de observación del
observador
de infantería o artillería son solamente hasta
unos 3.500 metros. El empleo de radar, para complementar
la observación visual, proporcionará
evidentemente
una
alarma lejana al Jefe de la Infantería
y, por lo tanto, ma
yor tiempo de reacción.
En la ofensiva, los equipos de radar se emplean para pro
porcionar vigilancia a vanguardia de la línea de contacto y
en los flancos expuestos. También se emplean para dirigir a
los elementos propios en períodos de oscuridad o vlsbi!idad.
reducida.
En general, deben emplearse lo, más avanzado
que permita la situación táctica. En la defensiva, los equi
jos de radar de cauto alcance se agregan normalmente
a
las Unidades de vanguardia o elementos de seguridad. Los
Jefes de las Unidades emplearán
normalmente
los rada
res de corto alcance para cubrir los intervalos entre las
Secciones y Compañías y para vigilar detérminadas
zo
nas al frente o a los flancos. Los radares de alcance me
dio empleados normalmente
‘en acción de conjunto, para
extender
la cobertura de los aparatos de corto alcance,
aumentan
la profundidad
de la zona de vigilancia de la
Agrupación de Infantería.
En las ‘operaciones retrógradas
deben elegirse y pre
pararse de antemano los asentamientos
o posiciones a las
cuales se desplazarán los equipos de alcance medio. Estos
equipos pueden permanecér con los destacamentos
deja
dos en contacto en una rétirada nocturna, en cuyo caso
se agregarán a una Unidad para la retirada. Los equioos
de’ radar de corto alcance que actúen bajo el control de
la Compañia, u otra Unidad a la cual estén agregados,
pueden permanecer con los destacamentos
dejados en coú
tacto o desplaaarse a nuevos asentamientos
de vigilancia,
de forma similar a los desplazamientos
de los equipos de
alcance medio.
En operaciones aerotransportadas,
el Pelotón de Ra
dar puede lanzarse en paracaídas o transportarse
en un
avión de asalto o helicóptero. El Pelotón debe trasladarse
lo antes posible a la zona del objetivo, para que disponga
del máximo tiempo para el reconocimiento
y prepara
ción de los asentamientos
de los radares. Normalmente,
el Pelotón desembarca
con el grueso, pero pueden des
embarcar antes algunos equipos, con los elementos de se—
guridad.
Las posibilidades de vigilancia terrestre del Pelotón de
Radar se complementan
con las posibilidades ‘de la Sec
ción de Vigilancia aérea de la División de Infantería.
La Sección, pertenece a la Compañía de Aviación de la
División y proporciona
a la Infantería
su observación
aérea propia por medio de aviones pilotados y radiodiri
gidos de observación.
La Sección de Vigilancia aérea suministra información
sobre movimientos del enemigo, proporciona seguridad, localiza objetivos y, después de los bombardeos, lleva a cabo
análisis sobre los efectos de las armas nucleares, por me
dio de la observación y fotografías aéreas, así como por
fotografías
de la pantalla del radar. La Sección se emplea
normalmente
como una Unidad, pero su organización
permite la agregación de Pelotones a las Unidades de la
División.
El Pelotón de Observación y Fotografía emplea cuatro
aviones con ‘cámaras KA-20, que utilizan un rollo de pe
lícula de 241 mm. y 22,5 metros de longitud. Cada rollo
proporciona
95 negativas, que pueden aparejarse para la
visión estereoscópica.
El Pelotón de Radar aéreo utiliza radares AN/APS-94
montados en la actualidad sobre aviones de reconocimien
to RL-23D. Sin embargo, estos radares se montarán más
adelante
sobre los nuevos aviones Mohawk. Este radar
aéreo, que necesita un, solo operador; explora el terreno
a ambos lados del avión, por Ib que puede vigilar a van
guardia del borde avanzado de la zona de resistencia, sin
exponer el avión al fuego enemigo.
El Pelotón de Aviones radiodirigidos se compone de 12
aviones SD1 guiados por el ccntrolador. que va siguiendo
su altitud y situación por medio del remolque de radar
(AN/iPQ-29)
del Pelotón de Señalamiento
y trazado de
ruta.
‘El sistema de vigilancia por aviones radiodirigidos
in
cluye el material necesario de suministro’ de piezas de re
puesto y entretenimiento.
El Pelotón de Aviones radiodi-’
rigidos puede llevar a cabo diariániente tres o cuatro mi
siones. La_velocidad de estos aviones SD1 es de 307 Km.
por hora, al nivel del’mar. Cada vuelo tiene una duración
de treinta minutos; por lo tanto, la autonomía es de 160
kilómetros, y el radio de acción, de 80 Km. Como el sis
tema de control’ de radio trabaja
en la banda de fre
cuencia ultraelevada,
el control tiene que realizarse con
los aviones a la vista. ‘Por lo tanto, no pueden llevars’e a
cabo misiones al límite del radio de acción, cuando los
aviones vuélan a baja gitura.
Estos aviones radiodirigidos pueden transportar
41 Kg.
de material de vigilancia. En la actualidad llevan monta
da la cámara KA-20. Las condiciones meteorológicas
no
limitan su empleo, si se utiliza el radar AN/MP’Q-29, siem
pre que la cámara pueda ver el objetivo. La recuperación
de 105 aviones se realiza por medio de un paracaídas en
cerrado en el fuselaje, que es accionado por el operador.
El conjunto de posibilidedes de los disposit1vos em1eados por el Pelotón de Radar de la Agrupación de Infan
tería y la Sección de Vigilancia aérea de la División, pro
porcionan
a los Jefes de Infantería
una vigilanéia de la
zona de combate proporcionada
al alcance de sus armas.
Este nuevo material no sustituirá a los medios normales
de vigilancia
(observatorios,
puestos de escucha y pa
trullas),
sino que añadirá nuevos medios, mejorando
las
posibilidades
para llevar a cabo nuestras misiones actua
les. En los últimos años se ha dado gran importancia
a las
operaciones
nocturnas o realizadas en períodos de visi
bilidad limitada. En estas operaciones serán de gran va
lor. los dispositivos de vigilancia. El gran incremento
de
ñuestra potencia de fuego sólo es eficaz cuando se aplica
y los dispositivos de vigilancia
descritos anteriormente
contribuirán
a las grandes exigéacias de localización de
objetivos, cualesquiera que sean las condiciones meteoro
lógicas y de luz.
LaAgrupaci6ndeInfanteríaenladefensiva.
Teniente Coronel EDWIN G. GIBSON y ComandanteE. B. MOORE. iR. De la pu
blicación norteamericana«lnfantry».-—(Traducción
de la Redacción de EJERCIIO.)
El tema de la defensiva, en lo que se refiere a la forma
concret
de disponer las Unidades sobre un terreno deter
minado es uno de los más populares para su discusión
entre los estudiantes
de Táctica. Todo el mundo parece
tener una teoría sobre este asunto, especiálmente
en es
tos tiempos en que no se puede predecir exactamente
los
efectos de un arma nuclear sobre una posición determi
nada. La cuestión de la dispersión necesaria
no puede
contestarse
con exactitud;
por consiguiente,
las teorías
defensivas se han agrupado en tres grandes escuelas ge
nerales.
La primera sostiene que la defensa debe esta
blecerse empleando
puntos fuertes con los efectivos de
una Agrupación de Infantería, manteniendo
un apoyo mu
tuo entre los elementos subordinados. Aun cuando esta or
ganización
parece ser la más adecuada para la defensa de
un terreno determinado,
es también más vulnerable a las
armas nucleares enemigas.
La segunda escuela mantiene que la Agrupación
de
Infantería
debe estar ampliamente
dispersáda,
con los
Pelotones,
Secciones y Compañías dispuestos en un am
plio frente y profundidad.
Este método de despliegue pro
porciona ciertamente
protección pasiva cóntra las armas
nucleares enemigas, pero es dudoso que Unidades tan dis
persas puedan defenderse eficazmente, puesto que pueden
ser derrotadas
por un enemigo sin necesidad de concen
trar sus fuerzas. Entre estas dos variantes está la tercera
escuela, que constituye esencialmente
un término medio,
que parece admisible y adaptable a condiciones variables.
Este artículo estudiará solamente uno de los despliegues
posibles bajo esta teoria, que está basada esencialmente
en la integridad
de las pequeñas Unidades y subordinada
al alcance de las armas orgánicas y de apoyo. Aplicando
esta teoría fundamental,
pueden adoptarse cierto núme
ro de despliegues, para adaptarse
a las distintas situa
ciones y terreno.
La misión de la Infantería
en la defensa permanece
invariable.
Asimismo tampoco han cambiado los funda
mentos de la defensa. En ésta, nos esforzamos por con
seguir la dispersión y flexibilidad, por mantener
la ini
ciativa y por emplear al máximo acciones ofensivas. La
Infantería
ya no está ligada a la conservación del terreno
en una posición estática. En vez de ello, emplea el terreno
con habilidad para ayudar a destruir al atacante.
El Jefe debe desplegar sus fuerzas de tal manera que
obligue al enemigo a concentrarse
formando un objetivo
rentable
para el empleo eficaz de la potencia de fuego.
Sin embargo, al mismo tiempo, el Jefe no debe desplegar
sus fuerzas de forma que porporcione
al enemigo igual
oportunidad.
Para asegurar
la flexibilidad debe disper
sarse tanto lateralmente
corno en profundidad y tener una
movilidad que sea, al menos, igual a la del enemigo. Fará
cubrir zonas amplias debe tratar de conseguir el solapa
miento de la vigilancia y del tiro y debe ser capaz de
controlar
las acciones de las Unidades subordinadas.
El
Jeí’e debe disponer y dotar a sus Unidades subordinadas
de los medios para sostener operaciones semiindependlen
tes, al menos durante períodos limitados.
Al organizar la defensa, el Jefe de la Agrupación de
Infantería
emplea al máximo las posibilidades de las Uni
dades de que dispone. Como algunas de estas Unidades
son de nueva creación en la Agrupación de Infantería,
es
conveniente
un breve análisis de sus posibilidades y em
pleo.
La Secciónde armas de asalto, que pertenece orgánica
mente a la Agrupación de Infantería,
constituye la prin
cipal defensa contracarro de ésta. Las armas de esta Sec
ción, ordinariamente
proyectiles autopropulsados
dirigi
dos SS1Q, se emplean en las zonas de las Compañías
avanzadas.
Esto permite explotar al máximo el alcance
de estas armas y batir los carros enemigos delante del
borde anterior de la zona de resistencia. Los proyectiles
autopropulsados
se sitúan normalmente
de forma que cu
bran las avenidas de acceso más probables de los carros.
Es conveniente que los Pelotones de la Sección se apoyen
mutuamente.
Sin embargo, cuando no lo permita el nú
mero de avenidas de acceso de los carros y la distancia
a cubrir por la Sección pueden emplearse los pelotones
independientemente.
Cuando se agregan carros a la Agrupación de Infan
tería, para la defensa, debe mantenerse
en reserva, siem
pre que sea posible, la mayor parte de la Compañía. De
esta forma se aprovechan
las posibilidades ofensivas de
los carros y al mismo tiempo se proporciona profundidad
a. la defensa contracarro de la Agrupación de Infantería.
Sin embargo, pueden agregarse Secciones de carros a las
Compañías
de fusileros del primer escalón, para refor
zar la defensa contracarro
o para cubrir las avenidas de
acceso de los carros, que no estén cubiertas por los ele
mentos de la Sección de armas de asalto.
La Sección de reconocimiento
se emplea inicialmerite
bajo el control de la Agrupación de Infantería, para man
tener ccntacto con las Unidades de seguridad situadas en
la zona avanzada del sector de aquélla. Después de la
retirada
de estos elementos de seguridad, la Sección pue
de emplearse de varias formas: para mantener
el con
tacto con las Unidades de flanqueo, para establecer ob
servatorios,
como elemento de economía de fuerzas o para
realizar misiones de seguridad en la retaguardia
del sec
tor de la Agrupación de Infantería.
El Pelotón de radár puedé emplearse parte agrega
do y parte en misiones de acción de conjunto. El Oficial
de Información
ejerce la misión de controlar el empleo
de esta Unidad. Los radares AN/PPS-4 se agregarán nor
malmente
a las Compañías de fusiles del primer esca
lón, debido a su alcance limitado. El de alcance medio
AN/TPS-22,
que actuará bajo el control de la Agrupa
ción de Infantería,
se situará donde pueda prolongar
mejor la cobertura de los disositivos
de menor alcance
y proporcionar vigilancia en profundidad en el sector de
la Agrupación de Infantería.
Aunque los radares pueden
75
-
/
aumentar
las posibilidades de vigilancia de una Unidad
en períodos de oscuridad o visibilidad reducida, debe re
conocerse que su aptitud para descubrir y localizar la ac
tividad enemiga, depende de su situación. La ausencia de
asentamientos
adecuados puede perjudicar seriamente la
utilidad de estos dispositivos. Los árboles, matas, colinas
y otros objetos sólidos interferirán
o interceptarán
de tal
forma las señales de radar, que puede obtenerse poca
información
útil.
Cuando se agrega una Compañía de Ingenieros a la
Agrupación de Infantería, puede ordenarse a la Sección de
Ingenieros
orgánica que reciba sus misiones del Jefe de
la Unidad de Ingenieros agregada, en beneficio de la efi
cacia. Las Unidades de Ingenieros se mantienen
normal
mente bajo el control de la Agrupación de Infantería,
sin
embargo, cuando ésta actúa sobre un frente extenso, pue
de agregarse parte de estas Unidades a Agrupaciones Tác
ticas de tipo Compañía.
La Sección de morteros pesados se empleará normal
mente en acción de conjunto de la Agrupación de Infan
tería, con sus fuegos y operaciones de dirección de los
mismos íntimamente
relacionados
con los del Grupo de
Artillería de apoyo directo. Sin embargo, el Jefe de 1a
Agrupación de Infantería
puede agregar la Sección a una
-Agrupailón
Táctica o emplear sus elementos separada
mente si la situáción lo justifica. Pero independientemen
te de la forma en que se emplee la Unidad, los morteros
deben responder inmediatamente
a las necesidades y de
seos del Jefe de la Agrupación de Infantería.
El Jefe del
Grupo de Artillería de apoyo directo, que es al mismo
tiempo coordinador
de lo fuegos de apoyo, preparará los
planes de füegos de la Sección de morteros y los integrará
en el plan de fuegos. Cuando los fuegos de los morteros
estén relacionados con los del Grupo de apoyo directo, los
observadores
avanzados de morteros y de Artillería ha
rán las peticiones de fuegos a través de sus respectivos
Puestos Ceútrales de Tiro. Cuando convenga, el P. C. T.
de la Sección de morteros puede trasladar
las peticiones
de fuego de sus observadores al P. O. T. del Grupo de
apoyo directo, e, inversamente,-•éste
puede trasladar
las
peticiones
de fuego a la Sección de morteros. Este pro
cedimiento permite que los observadores avanzados, tanto
del Grupo de apoyo directo como de la Sección de mor
teros, corrijan los fuegos de éstos y de la Artillería.
Los fuegos defensivos, tanto nucleares corno clásicos,
se planean para someter al enemigo a un fuego creciente,
a medida que se aproxime a la zona de resistencia. Los
fuegos se planean también
dentio de esta zona para
limitar las penetraciones, apoyar cántraataques
y ayudar
a destruir
al enemigo. Los fuegos nucleares y clásicos
se complementan
entre sí y deben estar íntimamente
relacionados
para conseguir la máxima eficacia.
La preocupación
principal
del Jefe al planear . la
defensa, es la colocación de sus Compañías de fusileros.
Este es el punto en que difieren las teorías de defensa
nuclear.
Aunque el Jefe de la Agrupación
de Infantería
no desciende al detalle de la situación de los Pelotones
y Secciones, ün despliegue defensivó está determinado por
los adoptados en estos escalones. Por -esta razón, este es
tudio debe comenzár pQr el Pelotón de Infantería.
El pelotón debe mantenerse
en la defensa corno una
Unidad completa. Este empleo está impuesto por la au
sencia de transmisiones
internas,
el hecho de que los
observadores
de las armas de apoyo no están presentes
normalmente,
y la incapacidad
del Pelotón para recibir
y controlar fuerzas importantes
agregadas. Desplegando
el personal del pelotón en pozos de tirador de dos hombres, separados unos veinte metros y que puedan apoyarse
mutuamente,
puede cubrirse un frente de 100 metros.
Cuando se emplea las armas de apoyo en el sector del
Pelotón, puede aceptarse un frente algo mayor.
Un Pelotón-que ocupa una posición bien preparada se
considera capaz de obligar a concentrar ,al menos, a una
dección enemiga por medio de un ataque preparado, sin
emplear fuegos nucleares. Esta Sección concentrada
pue
de constituir un objetivo apropiado para armas clásicas
perfeccionadas,
así corno para armas nucleares de po
tencia inferior a un kilotón.
El frente de la - Sección ‘de fusileros (flg. 1) es proxi
madamente
550 metros (suma de los frentes de los Pe
lotones en línea, más la distancia a un flanco que puede
&O—
t
‘
-
150m(r) .44(_
OCUPADOH6’1C4411/if
TE
ESQUEñf4Dl ¿4 ZCWñDEFENS’/M
DE¿1AM
,5’ECCION
batirse con el fuego de las armas orgánicas). Este frente
puede cubrirse debido a la red de transmisiones
inter
nas, al material de vigilancia por rayos -infrarrojos y a la
gran potencia de fuego que se consigue con la nueva serie
de armas 7,62 mm. En condiciones de poca visibilidad,
se emplean patrullas y dispositivos de localización, para
cubrir los intervalos. La red de radio de la Sección es
especialmente
útil en caso de que el enemigo penetre en
la posición de la Sección o la amenace desde los flancos
o desde retaguardia.
El Jefe de la Sección,- empleando la
radio, puede trasladar
más rápidamente
hombres y ar
mas desde la zona menos comprometida a posiciones com
plementarias,
para hacer frente a esta amenaza.
Con dos Secciones en primer escalón, como se indica
en la figura 2, y una en reserva, la Compañía de fusileros
puede controlar una zona de unos 2.000 metros de anchu
ra y 1.300 a 1.400 metros de profundidad.
La Compañía
tiene
posibilidades
de - acción sobre una zona de casi
-f
/OS,nn.
+
,1N/PPS’-4
-
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8.ooo.
(E)
Fi9. . - ,IGRUPICIONDE /ÑFMITEI?MDEFENDIENDO
¿INFRENTE
NORAJ.41
10 kilómetros cuadrados, es decir, tres veces y media la
de la compañía de fusileros de la II Guerra Mundial, y
sólo ligeramente
menor que la del Batallón de Infantería
de la misma época.
Para cubrir esta gran zona, se dipone de los medios
adecuados
de fuego, vigilancia y transmisiones.
Los in
tervalos
entre las Compañías
se cubren con las armas
orgánicas de la Secciones, con las de las Compañías (mor
teros de 81 mm. y cañones sin retroceso de 106 mm.), con
los proyectiles
autopropulsados
contracarro
y morteros
del Batallón y con los fuegos de apoyo de la Artillería.
Los dispositivos de vigilancia, como el radar AN/PPS-4,
uno de los cuales estará, normalmente,
agregado a la
Compañía,
prestan ayuda en la vigilancia de las zonas
no ocupadas. La profundidad
y flexibilidad se consigue
manteniendo
una reserva adecuada. Teniendo en cuenta
que la Compañía de fusileros puede desplegar de esta
forma, una Agrupación de Infantería,
con una Compañía
e
carros agregada, podrá defender un frente de unos
.0O0 metros. La figura 3 indica este despliegue. La de
fensa sobre un frente tan amplio es posible debido al
mayor alcance y seguridad de las radios de que dispone
el escalón Compañia y a los medios adecuados de vigi
lancia y fuego.
Las Compañías de fusileros de primer escalón se esta
blecen sobre las probables avenidas de acceso y tienen
la potencia suficiente para obligar al enemigo a concen
trarse, constituyendo
objetivos nucleares apropiados,
si
intenta
llevar a cabo una ruptura.
La quinta Compañía de fusileros y la Compañía de
carros, cuando esté agregada, se mantienen
en zonas de
reunión,
constituyendo
el segundo escalón de la Agrupa
ción de Infantería.
Debe preparaine un número suficiente
de posiciones para que, en caso necesario, los elementos
puedan desempeñar una misión de bloqueo. Intercambian
do una Sección entre una Compañía de Infantería
me
canizada
y otra de carros, el Jefe puede organizar dos
Unidades con las mismas posibilidades aproximadamente,
para acciones ofensivas y defensivas.
Cuando
el enemigo se empeñe en combate con las
Compañías
de primer escalón, los elementos de seguridad
se retiran
a las posiciones defensivas
de aquéllas. Al
mismo tiempo, los elementos de la Compañía encargados
de la seguridad de vigilancia de la zona de retaguardia
se
trasladan
a vanguardia
para ocupar sus posiciones. Por
lo tanto, la Compañía formará un bloque coherente sobre
la avenida de acceso que cubre. Si el enemigo se retira,
los elementos de seguridad volverán a sus cometidos ori
ginales. Esto proporciona también seguridad pasiva con
tra las armas nucleares enemigas, puesto que cuando la
Compañía no está empeñada en combate, está dispersada
sobre una amplia zona. Si el enemiga emplea armas
nucleares
contra la posición preparada
de la Compañía,
cuando
está empeñado en combate próximo pondrá en
peligro a sus propias fuerzas.
En ciertas condiciones, puede exigirse a la Agrupación
de Infantería
que defienda un frente mucho mayor. Como
se indica en la figura 4, las Compañías no mantienen
es-
calón de reserva, pero debe hacerse todo lo posible para
que la Agrupación de Infantería
mantenga
un segundo
escalón de gran movilidad.
Debe ponerse de relieve que cada escalón de mando
establece
su seguridad de acuerdo con sus posibilidades
y, cuando sea necesario aumentarla,
será proporcionada
por
los escalones superiores. Por ejemplo, si se asigna
+
a la+ Agrupación de Infantería
un frente superior a 8.000
metros puede no tener fuerzas suficientes para guarnecer
el escalón de combate. En tal caso se prevé que la segu
ridad avanzada de la Agrupación de Infantería
será pro
porcionada
por la División. Sin embargo, en ningún caso
debe descuidarse
la seguridad próxima. La distancia
a
vanguardia
del límite avanzado de la zona de resistencia,
a la cual se establece esta seguridad, varía con el terreno,
alcance de las armas de apoyo y efectivos, posibilidades
y movilidad de las fuerzas que mantienen la zona de se
guridad.
El Jefe de la Agrupación de Infantería
prepara con
anticipación
los planes de contaataque
para cada parte
de la zona de resistencia en la que estime que el enemigo
pueda intentar penetraciones,
dando prioridad a las que
planteen
arñenazas más importantes
para el cumplimien
to de su misión. Estos planes se ensayan todo lo que per
mita el tiempo disponible. En el contraataclue,
el segundo
escalón de la Agrupación
de Infantería
constituye nor
malmente
la fuerza de maniobra, pero el plan de contraataque tiene en cuenta Ci empleo de todos los elementos
orgánicos o agregados que no estén empeñados. La fuer
za de maniobra es apoyada por todas las armas de la
Agrupación
de Infantería,
incluyendo, c.uando sea posi
ble, las de las Compañías de primer escalón, desencade
nándose
un solo ataque coordinado, por una fuerza con
los mayores efectivos y potencia que permita la situación.
En lá defensiva, lo mismo que en la ofensiva, Ci Jefe
de la Agrupación de Infantería
toma las medidas nece
sarias para el establecimiento
de puestos de mando even
tuales, para lo cual emplea al Jefe adjunto de la Agru
• pación
ie Infantería y al segundo Jef e. Además, dicho Jef e
adjunto puede emplearse para mandar el escalón de com
bate, elementos del segundo escalón, una parte de los ele
mentos
situados en el borde avanzado de la zona de
retaguardia,
en aquellas situaciones
que justifiquen la
organización
de Agrupaciones
Tácticas para estas mi
siones.
Estebreve
estudio sobre el conceptó de la defensa nu
clear debe ser suficiente para mostrar que una solución
intermedia
proporciona mucha más potencia que las teo
rías extremas. La reorganización
de la Agrupación
de
Infantería
y la provisión de medios perfeccionados
han
incrementado
las posibilidades de aquélla para llevar a
cabo misiones defensivas. El Jefe de la Agrupación
de
Infantería
debe emplear con habilidad estas posibilida
des para derrotar al atacante enemigo, evitando al mismo
tiempo la destrucción de su propia Unidad. Una defensa
bien organizada y hábilmente dirigida, mantiene una ven
taja sobre el atacante ,a pesar de las posibilidades de las
armas nucleares enemigas. El jefe debe estar preparado
para explotar esta ventaja.
4.
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:
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EJÉRCITO se forma preferentemente
con los trabajos de colaboración espontá
nea de los Oficiales. Puede enviar los suyos toda la Oficialidad, sea cualquiera su em
pleo, escala y situación.
También publicará EJERCITO trabajos de escritores civiles, cuando el tema y su
desarrollo interese que sea difundido en el Ejército.
Todo trabajo publicado es inmediatamente
remunerado con una cantidad no
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que. Los utilizados en la Sección de «Información e Ideas y Reflexiones» tendrán una
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La Revista se reserva plenamente el derecho de publicacin;
el de suprimir lo
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Toda colaboración en cuya preparación hayan sido consultadas otras obras o tra
bajos, deben ser citados detalladamente
y acompañar al final nota completa de la bi
bliografía consultada.
En las traducciones es indispensable citar el nombre completo del autor y la publi
cación de donde han sido tomadas.
Solicitamos la colaboración de la Oficialidad para «Guión», revista ilustrada de los
mandos subalternos del Ejército. Su tirada, 18.000 ejemplares, hace de esta Revista
una tribuna resonante donde el Oficial puede darse la inmensa satisfacción de ampliar
su labor. diaria de instrucció
y educación de los Suboficiales. Pagamos los trabajos des
tinados a «Guión» con DOSCIENTAS CINCUENTA A SEISCIENTAS pesetas;
-
Désarrollodelaactividadespañola.
Breve resumen de noticias recogidas en el mes pasado en diversas publicadones.
de Intendencia, José REY DE PABLO-BLANCO,
LA
REVALORIZACION
PIRITAS
DE NUESTRAS
Se están realizando, con prometedor éxito, interesantes
investigaciones
para el aprovechamiento
de nuestros re
éursos naturales
con la finalidad de que puedan competir
en el exterior con los procedentes de otras naciones y con
vertirse en elementos equilibradores
de nuestra balanza
de pagos.
Por diversas circunstancias,
entre las que figuran como
más importantes
la afluencia a los mercados europeos del
azufre natural americano y el aprovechamiento
en Fran
cia del azufre procedente de los yacimientos de gas natu
ral descubiertos en la región de Lacq, la explotación de
las piiitas españolas se encuentra en crisis.
Esta crisis representa un grave daño para las reservas
españolas de pirita, que ascienden a unos 400.000 millones
de toneladas;
el 60 por 100 de las mundiales. La amenaza
dedepreciación
afecta a los ingresos anuales en casi 1.000
millones de pesetas en divisas, que veníamos obteniendo
con la qxportación y nos pone en riesgo de que puedan
paralizarse
inversiones de varios millones de pesetas y las
actividades
de una población obrera, técnica y adminis
trativa de más de 10.000 personas.
Para contrarrestar
los efectos de la afluencia del azu
fre americano y del francés en el mercado europeo, es
preciso reducir los gastos y aumentar
los beneficios de
la explotación de las piritas españolas, y conviene dragar
el puerto de Huelva para que puedan entrar en él los
barcos de mayor calado, que abaraten los fletes.
Es curioso y aleccionador que en la treintena
de 1924
a 1959, lejos aún del período de crisis, nuestra producción
de pirita se mantuvo sensiblemente
invariable, mientras
la japonesa aumentó en un 1.100 por 100—hoy producen
más que nosotros—; la italiana se elevó en un 220 por
100; la chipriota, en 1.660 por 100, y la de EE. UTJ., en un
630 por 100. Todos estos países superan ahora en pro
ducción el millón de toneladas, y entre todos ellos tienen
nienos reservas que las existentes en nuestras provincias
de Huelva y Sevilla.
Esto demuestra la importancia
que ha tenido para es
tos países impulsar la investigación científica en esta ra—
ma, a la que ños hemos incorporado
nosotros con tanto
retraso como brío, según prueban los logros que hemos
alcanzadó y los que se citan a punto de lograr.
La investigación
industrial española, tras cuatro años
de preparar, seleccionar y realizar estudios encaminados
a conseguir el máximo beneficio de nuestras piritas, ha
conseguido interesantes
resultados prácticos, y otros es
tán en vías de realizaciones Inmediatas, según se deduce
del informe presentado
a la Real Sociedad Española de
Física y Química.
Se ha patentado
un sistema, genuinamente
español,
que permite obtener, sin pasar por la previa fabricación
de ácido sulfúrico, un sulfato amónico de excelente cali
dad, capaz de competir con el mejor extranjero y que ha
sido ensayado como fertilizante por el Instituto Nacional
de Investigaciones
Agronómicas
con tan óptimos resul
tados, que actualmente
se trabaja en el proyecto de la
que podría ser primera instalación fabril de 50.000 tone
ladas anuales
Otra patente española se refiere a un método comple
tamente
distinto de los originarios de Alemania, Estados
Unidos y Holánda para obviar el inconveniente
del arsé
nico en el tratamiento
industrial de las piritas de hierro.
Esta patente
está interesando
a diversas empresas ex-
—
Tie. Coronel
profesor de la Escuela Superior del Ejército.
trajeras y, de un modo especial, a alguna norteamericana
constructora
de hornos de fluidización, que ha solicitado
licencia de aplicación a Piritas Españolas.
No menos interesante
es una tercera patente
para.
obtener azufre y un mineral de hierro del que es muy
fácil extraer, antes de utilizarse siderúrgicamente,
el co
bre y cine, sin perjuicio de la pequeñez de su contenido
en la pirita original. La aplicación de esta patente puede
aumentar
el valor de competición de nuestras piritas en
unas 70 pesetas la tonelada, sólo por concepto de la ma
yor facilidad con que la ceniza residual de la extracción
del azufre puede ser acondicionada.
Estos resultados y lbs que, según se informa, están a
punto de alcanzarse, pueden -cambiar radicalmente
la si
tuación económica de nuestras piritas, que en lugar de
exportarse
en su estado natural ,llegarán pronto a ven
clerse en el exterior previamente
industrializadas,
lo quesupone multiplicar por siete su valor.
MEJORAS
EN GANADO Y FASTOS
La incuria, por parte de gobernantes
y gobernados, ha
sido el comportamiento
habitual de las empresas gana
deras españolas hasta hace pocos años. En Galicia, bien.
dotada para las explotaciones
pecuarias, se han notado,
si cabe, más que en ninguna otra región los resultados de
una tan equivocada conducta.
El impulso que ha lanzado la economía española por
sus nuevos derroteros, ha alcanzado a esta rama de la
producción
y llegado a tan destacada región.
Bajo los beneficios de una Fundación de carácter pri
vado y para cumplir la consigna de producir más, un equi
po científico de la Universidad de Santiago de Compos
tela ha demostrado que, mediante la adición a los terre
nOS dedicados a prados de los elementos minerales ade
cuados a su composición, altura y pluviometría,
el ren
dimiento en forrajes puede incrementarse
en un ‘15 por
100. Como los estudios continúan, hay esperanzas de ile
gar a duplicar tales rendimientos.
Con lo ya logrado, se puede mejorar el abastecimiento
de alimentos, verdes y secos, del ganado, haciendo inne
cesario el sacrificio de los animales jóvenes. El sacrificio
prematuro
de una ternera significa la pérdida de ciento
cincuenta
a doscientos kilos de carne y mil quinientos u
tros de leche al año y un promedio de cinco crías que
podrían
obtenerse antes de conducir las vacas al mata
,dero. El ganado no debe sacrificarse hasta los cinco o seis
años, cuando su carne bstá todavia tierna y tiene mayor
fuerza alimenticia, después de haber tenido la oportunidad
de multiplicarse.
Los resultados experimentales
se están divulgando en
tre los labradores para que conozcan .la preparación
que
han de dar a sús tierras, dentro de una explotación ra
cional y posible, para aumentar en un .100 por 100 las co
sechas forrajeras
de sus predios.
Paralelamente,
unos equipos veterinarios
han observa
do en un 90 por 100 de las 65.000 cabezas de ganado exa
minadas, una enfermedad parasitaria, la distomatosis he
pática, que, si bien no ocasiona daños al consumo humano,.
origina una pérdida de setenta kilos de carne por cabeza..
Esos equipos han logrado:
1.0
Conocer qué clases de parásitos son los que pro
ducen mayores estragos en el ganado vacuno.
2.ó Llegar a la conclusión de que el más terrible es el
distoma, como productor de la distomatosis hepática.
79
Establecer las normas de un diagnóstico para esta
enfermedad, más exacto que los empleados hasta ahora.
4.° Encontrar los productos y tratamientos necesarios
para la curación de este mal.
Por todo ello, la enfermedad puede considerarse ataja
da. Los resultados económicos serán del siguiente orden:
Ganado vacuno existente en la provincia de Lugo (don
de se han realizado los estudios), 400.000 cabezas. Ganado
que sufre la distomatosis hepática, unas 320.000 cabezas
(calculando sólo el 80 por 100). Siendo la pérdida media,
por unidad, de 70 kilos, se llega a la cifra de pérdida total
de 22.400.000Kg. de carne, que sólo al precio de 30 ptas.
kiogramó en vivo, arroja la cantidad de 672 millones cíe
pesetas. Una estimación análoga, aunque riás prudente
en los perjuicios, extiende esta cifra para la totalidad de
las provincias gallegas, a más de mil millones de pesetas
anuales perdidas y en vías de recuperación.
Tales equipos veterinarios tienen también en estudio
la hipodermosis bovina, enfermedad que consiste en la
presencia de unos gusanos bajo la piel que cubre el lomo
de estos animales y que al abandonarlo, por su natural
evolución, perforan la piel, desvalorizándola notablemen
te, con el consiguiente quebranto para nuestra economía
de los cueros.
3,0
Alemania, Canadá, Inglaterra, Australia y Brasil, en las
que ha obtenido singulares distinciánes, como la que le
fué otorgada en la feria de agricultura de Sidney dél pa
sado año, donde se le concedió el premio al stand mejor
presentado y más concurrido.
Pero su mayor éxito está en el incremento de la de
manda que ha conseguido, llegándose a totalizar en la
última campaña una exportación de 35 millones de Kg.
(inferior al 10 por 100 del consumo nacional), que han pro-.
ducido una entrada de divisas por valor de mil millones
de pesetas.
-
-
LA EMPRESA NACIONAL SIDERURGICA
EN 1959
LAS UNiVERSIDADES LABORALES
Las Universidades Laborales existentes están enclava
das en Córdoba, Gijón, Sevilla y Tarragona, y merced a
las disposiciones dictadas, cuentan ya cori su estatuto do
cente, gozan de plena investidura jurídica, garantía de
definitiva permanencia y continuidad y, por otra parte,
disponen de su estatuto patrimonial. Su misión queda per
fectamente definida: capacitar profesional y técnicamente
a los trabajadores españoles y elevar su total formación
cultural y humana para hacer posible su acceso a cual
quier puesto social.
Esta obra extraordinaria ha tenido, durante el año
1959, 3.600 alumnos internos, un millar mediopensionistas
y unos 309 externos. Está previsto que puedan albergar
hasta 14.000 alumnos.
En las citadas Universidades se cursa el bachillerato
laboral, que puede ser industrial y agrícola. Realizados
estos estudios, si los alumnos demuestran capacidad y
vocación pueden acceder a cualquier carrera universita
ria como becarios,- o sea, con la misma gratuidad, y ade
más, silo desean, pueden profesar como sacerdotes o re
ligiosos.
Por lo demás, figuran en las normas del desarrollo de
estas Universidades enseñanzas no regladas con objeto
de disponer de un grupo de técnicos y expertos que pue
dan prestar servicio en empresas de carácter agrícola e
industrial.
En régimen de internado se dan cursos de capacidad
social a los trabajadores adultos, hastá el extremo de que
han pasado dichos cursos 3.807 trabajadores, con una
modalidad para las nuevas convocatoriasque consiste én
la formación político-social .para aprendices.
También la mujer se ha incorporado con gran brillan
tez a los cursos de capacitación social.
-
EL COMERCIO EXTERiOR
DE OLIVA
-
-
El proceso de industrialización de España está ligado
al de su industria siderúrgica, y dentro de ella ocupa lu
gar destacado la factoría instalada en Avilés. Por eso, re
sulta especialmente interesante cuanto con tal factoría se
refiere.
Según los datos recientes publicados,, el lingote de hie
rro- producido eh el pasado año fué de 432.000 toneladas.
El tren debastador que se puso en marcha en la primavera pasada, ha ido incrementando prógresivamente su
producción hasta alcanzar como total del año la cifra de
247.000 toneladas. La producción de este tren ha ido in
tensificándose en los meses transcurridos desde entonces,
llegando en el primer cuatrimestre dé este año a produ
cir 135.500 toneladas.
Los trabajos realizados durante el año 1959 permitirán
durante 1960 completar la acería de hornos Siemens, com
puesta de cinco unidades y toda la -laminación en caliente
prevista para la primera etapa. También se anuncia la
puesta en marcha del tren estructural y la iniciación de
la acería de convertidores soplados con oxígeno.
Al quedar satisfecha la demanda interior, ENSIDESA
acudió al mercado exterior, habiendo vendido desde 1.°
de enero de 1959 a 1.0 de mayo último, 618.000 Tm. de
lingote de hierro, de las que 356.000 han sido ya entregadas. Los desbastes de acero vendidos en el mismo mer
cado durante igual período suponen un total de 184.000
toneladas métricas. El valor de las exportaciones- realiza
das en 1959 equivalen a 16 millones de dólares, y las del
primer cuatrimestre de este año, a 11,7 millones de dó
lares.
Las exportaciones totales previstas para 1960 se esti
man en- 800.000toneladas de lingote de hierro y desbastes,
por valor de 40 millones de dólares.
Entre los proyectos que ahora se impulsan con más
afán, está el de instalación del tren de laminación de
banda en frío. Se considera que, mientras no se cuente
con él, la Siderúrgica de Avilés se ha de considerar in
completa. Por la tendencia del mercado internacional se
entiende que está asegurada la venta exterior de toda la
producción de ese tren que no absorba el consumo na
cional, con lo cual se lograría un ingreso en divisas de
30 millones de dólares al año. El valor de la instalación
de laminado no pasa de- 10 millones de dólares.
-
LA BATALLA CONTRA LAS PLAGAS
DEL CAMPO
DEL ACEITE
Al hablar de la productividad
en el campo se olvida
con frecuencia un factor de gran importancia en el reLa competeñcia, carta día mayor, que hacen al aceite sultado final de las cosechas: el tratamiento de las pla
de oliva los de semillas en poder de brganizaciones co
gas, Por no atender debidamente a estas actividades fito
merciales mucho más potentes que las nuestras deter
sanitarias, la producción agrícola nacional se ve merma
minó la creación de un Instituto para la expansión co
da anualmente en- unos 12.000 millones de pesetas, que
mercial y del consumo de los productos del olivar, me
representa más de un 10 por 100 del valor de esa produc
diante la propaganda de sus inestimables características.
ción. Si contásemos los daños -ocasionados por esta causa
Entre las campañas publicitarias que realiza, se inclu
en lo que va de -siglo, la cifra, en dinero actual, equival
ye la asistencia a un conjunto de doce ferias en EE. TJU., dría a cerca de dos veces la renta nacional española. No
-
-
-
-
-
-
-
es sólo al agricultor al que perjudica esta amenaza, sino
al conjunto de la economía nacional. La casi totalidad
de,los países más avanzados así lo han ent.endido y por
eso dedican importantes cantidades a esta actividad, con
sensibles ventajas en los rendimientos.
Para reducir los efectos de esta grave pérdida, el Ser
vicio de Fitopatología y Plagas del Campo está llevando
a cabo una intensa actividad desde hace cinco años, que
ha permitido extender los tratamientos masivos obliga
torios a la naranja (mosca), al trigo (garrapatillo), a los
frutales (mosca y gusano), al algodón (caries y gusano
rosado), al olivar (árañuelo y mosca) y otros.
También ha sustituído, en el tratamiento de la lan
gosta, los arsenicales por los cebos con 1ICH, lo que ha
dado mayor confianza a los propietarios de las dehesas
afectadas, convirtiéndolos de enemigos en colaboradores;
ha impulsado la creación de empresas de tratamiento—ya
suman 30 en toda España—, ha importado maquinaria
moderna y estimulado la fabricación nacional de la mis
ma y viene protegiendo la fabricación de insecticidas, con
el fin de economizar divisas en la compra al extranjero
de las cantidades necesarias para el consumo del país. En
síntesis, ‘la metá del Servicio pudiera concretarse en estas
ideas: convertir en práctica ordinaria el empleo de toda
clase de tratamientos fitosanitarios, ayudar al agricultor
a mejorar el rendimiento económico de su producción y
a luchar contra las plagas y enfermedades que preseñten
carácter catastrófico y evitar que nuestros productos de
exportación sean un vehículo de expansión de estas plagas
en los países que los importan.
Una idea de la labor más reciente realizada por el Ser
vicio de Plagas la dan las siguientes cifras: en el año
1945 fueron tratadas 9.718 hectáreas; entre los años 1946
y 1952, 38.211 por año (media anual), y en el quinquenio
1953-1957, 191.823,también por anualidad. Sólo entre 1952
y 1957 se gastaron en España 4.641,8 millones de peseta$,
de los que 1;179 correspondieron al último de los citados
años. En doce años solamente, el campo de acción de los
tratamientos se multiplicó casi por veinte, porcentaje muy
significativo sobre la importancia que está adquiriendo en
España la lucha contra uno de los mayores enemigos de
nuestrá producción agrícola.
Pero aún son más elocuentes los datos relativos al tra
tamiento contra plagas del olivar. En el año 1945, eFnú
mero de hectáreas tratadas no pasó de 250, y en 1946,
de 212, mientras en el año 1957 alcanzaba ya a las 55.325,
y en 1958, a 13.750. O sea que en trece años, la super
ficie tratada se multiplicó aquí nada menos que por- 600,
y en un solo año, de 1957 a 1958, representó el aumento
de un 200 por 100.
El agricultor español ha empezado a comprender el
alcance económico que supone racionalizar la técnica de
sus cultivos y administrar con rigor su esfuerzo y su trabajo en la tarea de hacer producir a la tierra todo lo
que púede, mediante el auxilio de los- medios que la in
vestigación y la industria modernas proporcionan hoy
en ‘día.
Concretamente, en orden a la lucha contra las enfer
medades y plagas del campo, está demostrado que el gasto
hecho en insecticidas y anticriptogámicos se ve compen
sado con una mejora en la producción, que representa
cuatro o cinco veces el valor de lo invertido en los tra
tamientos.
Resulta difícil calcular la cifra en pesetas que seria
precisa para el tratamiento total de la superficie culti
vada en España. No obstanté, y fijándola en 50 pesetas
por hectárea, el costo al año, y para todo el país, se acer
caría a los 2.500 millones de pesetas, cifra que estaría
bien- empleada si con ellos recuperásemos los 12.000 que
perdemos anualmente a consecuencia de las plagas y en
fermedades de las plantás.
Para atender a la creciente demanda de maquinaria
dedicada a los tratamientos, la iiidustria española ha rea
lizado un esfuerzo que permite ya disponer del material
necesario en su totalidad. De la misma manera, nuestra
industria produce insecticidas y fungicidas, que están re
duciendo el capítulo de divisas destinado a esta clase de
importaciones, con la consiguiente ventaja para nuestra
economía nacional.
-
PARTE
DEL CANAL IMPERiAL
CON PLASTICO
REVESTiDO
La endeble consistencia de los terrenos por los que
transcurren algunos tramos del Canal Imperial de Ara
gón originan frecuentes hundimientos del cauce, de cos
tosa reparación, que constituyen una sangría para la em
presa y que alteran el régimen de riego en las explota
ciones agrícolas que de él se sirven.
A consecuencia de ello, el último grito en la técnica
constructora de canales se ha dado en Zaragoza. Una
parte del Canal Imperial ha sido revestida de plástico
para evitar las filtraciones y las roturas. El trabajo ha sido
realizado en plan experimental, y si el éxito acompaña
a la empresa, como es de suponer, redundará en beneficio
del campo zaragozano, donde por primera vez en el mun
do se utiliza esta técnica, de creación española.
Tras unos ensayos previos, realizados en una acequia
próxima a la capital de Aragón, se decidió realizar el ex
perixúento en mayor escala, habiéndose tratado con tan
revolucionario método 12 Km. del último tramo del canal,
en la parte que afecta a los términos de Mirafiores y
Burgo de Ebro.
-
-
-
CONVOCATORIA
-
DE BECAS PARA EL CURSO
ESCOLAR 1960-61
-
El Ministerio de Educación Nacional ha convocado cua
renta
cinco mil doscientos cincuenta y cinco becas des
tinadas a proporcionar enseñanza durante el próximo
curso, a los- estudiantes procedentes de las clases econó
micaménte débiles.
El número de becas y su importe figuran en el siguien
te resumen general.
-
-
COMISARÍA
DE PRoTEccIÓN ES
COLAR:
N,
Enseñanza
Universitaria,
becas
Importe
total
Cole
gios Mayores, Eclesiásticos y
Ayudantes
Técnicos
Sanita
rios2.519
Enseñánza Media y Seminarios
Mayores 4.199
Enseñanzas Técnicas y Mercan
tiles-
1732
Bachillerato
Iaboral1.290
Formación
Profesional
Indus
trial4.200
Bellas Artes275
Enseñanza
Primaria870
Becas Rurales300
15.385
DELEGACIÓN
NACIONAL
DE SIN
rJIcATos:
En Centros Sindicales
n
Centros no sindicales:- For
mación
Profesional
Indus
trial, Orientación Artesana y
- Bellas Artes
269
130
Eclesiásticos
Enseñanza
M e d i a, Comercio,
Ayudantías,
Peritaje e Idio
1.390
mas ...
96.087.500
Z6.173 207.872.500
-
-
-
--
-
-
-
-
N.° becas
Pero, a partir
considerable:
Itaporte total
Enseñanza Superiory Colegios
Mayores433
Estudiós varios310
2.532
13.994.000
SINDICATOESPAÑOLUNIVERSI
TARIO:
2.100.000
DELEGACIÓNNACIONALDE JO
vENTUDES:
Bachillerato
y Peritaje
cantil .
Formación Profesional
Academias Militares
Magisterio...
Eclesiásticos
Enseñanza Superior
TOTALES45.255
Mer
303
148
194
32
110
128
-
915
4.461.500
un ritmo
1952
1954
1956
1958
126
152
175
205
240
no sólo ha sido en cantidad,
sino en cali
dad. Nuevas industrias antes inéditas en España, como la
de fibras artificiales, productos químicos, antibióticos, au
tomóviles,
camiones, motocicletas,
maquinaria
dé todas
clases y los más variados productos manufacturados
han
venido a ampliar el repertoi’io de nuestra producción.
Y un millón cuatrocientos
mil trabajadores
han en
contrado
ocupación en las nuevas industrias,
así como
otros seiscientos mil en los servicios. Es decir, dos millo
nes de personas que, de otro modo, hubieran estado con
denadas al paro o a la infraocupación.
El ritmo del progreso industrial ha sido más acelera
do en España que en el resto de Europa. $1 partimos de
1950-51, fecha que marca la plena recuperación
de la
economía europea y compararnOs lOS índices de produc
ción industrial de la misma con los españoles resulta:
1930—51 1953
324.515.500
La cuantía de las becas oscila entre las 3.000 y 18.000
pesetas, según los estudios del solicitante y el lugar d.c
residencia.
Existen varios organismos que conceden asimismo be
cas para estudios. Citamos, entre otros, los Ministerios de
Agricultura,
Ejército, la Guardia Civil, Policía Armada y
de Tráfico, Mutualidades Laborales, Ayuntamientos,
Man
comunidades,
Cajas de Ahorro, Intituto
Nacional de Pre
visión (subsidio de escolaridad),
etc. En conjunto, unas
3.500 becas más de diversa índole y aplicación.
No hay relación entre el aumento de la población es
pañola y el de sus estudiantes.
Tomando como base el
curso de 1919-20, para unos 22 millones de habitantes,
existía una población escolar de 27.122 alumnos de En
sefianza
Superior y 52.445 dé Enseñanza
Media; mien
tras que en la actualidad los estudiantes
de la Superior
son 79.599, y los de la Media, 421.436. Tampoco hay com
paración
entre las becas concedidas en 1935, que fueron
630, y las que ahora se convocan.
adquiere
1930
El progreso
Estudios en centros cuyos alum
nos estén encuadrados en el
S. E. U250
de 1950, el progreso
Europa100
España100
-
111.
123
1955
1957
132
146
149
17
Es de tener en cuenta que la reconstrucción
y subsi
guiente expansión de la economía europea tuvo corno base
la amplísima ayuda del Plan Marshali, mientras que la
española
se desenvolvió en medio del aislamiento
eco
nómico sólo mitigado en parte por la cooperación norte
americana,
que empezó para nosotros cuando había ter
minado ya la prestada a Europa, siendo su cuantía mu
cho menor. Si del conjunto de la producción industrial
desglosamos las actividades básicas, nos encontramos asi
mismo con incrementos
más acusados.
En electricidad, cuyo consumo es el más claro índice
de la producción industrial,
resulta que mientras en el
conjunto
europeo dicho coñsumo es tres veces mayor que
en la preguerra, el consumo eléctrico se ha hecho cinco
veces mayor en España.;
La producción carbonífera
apenas ha crecido en Euro
pa desde la preguerra, mientras que en España es más del
doble que en 1935.
En acero, la producción europea ha doblado entre 1938
y 1958, mientras que en España alcanza ya una cifra al
LA EXPANCION INDUSTRIAL ESPAÑOLA
rededor dé dos veces y ihedia mayor que en 1935.
Y EUROPEA
En producción
química, el ritmo de crecimiento
ha
sido también más alto que en el resto de. Europa.
Hace veinte años, pocos eran los que en nuestra pa
Y en la industria
mecánica, el incremento
ha sido
tria o fuera de ella creían en la posibilidad de que el también
extraordinariamente
acelerado, permitiendo
la
pueblo español se incOrpOrara al proceso de industriali
construcción nacional
de maquinaria
y utillaje ese gran
zación que habla tenido lugar en el Occidente europeo.
desarrollo
industrial
realizado a pesar de la escasez de
Hoy, en cambio, la transformación
de la economía es
divisas para importar elementos de producción.
pañola a través del desarrollo industrial es algo que todo
Se dirá quizás que hemos crecido más aprisa porque es
el mundo admite. En 1910, se había recuperado el nivel
tábamos—y seguimos estando—más retrasados que el res
dé la preguerra. Y. a partir de ese momento, el progreso,
to de Europa. Ello -es cierto. Pero no lo es menos que si
aunque constante, fué lento.
bien existían posibilidades más amplias, para nosotros en
Indice de producción industrial
española:
virtud de ese retraso, él mismo nos privaba de los me
dios indispensables
para crecer.
Lo verdaderamente
trascendental
es que hoy ya im
1948
1950
‘11940
1942 1944
1946
pregna a todas las clases sociales un deseo incontenible
126de progreso y de mejora. Además, se ha creado un es
100
103
105
115115
píritu industrial . que no existía hace veinte años. Prueba
de ello es que hasta en las provincias qúe, por razones
La insuficiencia de energía eléctrica, de materias pri
históricas,
se encuentran
más atrasadas existe un fuerte
mas y de utillaje, determinada
por la segunda guerra
movimiento
en .favor de la industrialización.
Y ese po
mundial
y por el aislamiento económico que la siguió,
deroso anhelo es capaz- de transformar,
en dos o tres lus
impidieron
que él crecimiento
de la producción
indus
tros, la faz de la economía españóla.
trial fuera mayor.
Por esos motivos ha sido preciso emprender
una in
tensa campaña de acción formativa, especialmente
orien
tada hacia las juventudes rurales.
El patrimonio forestal de la provincia leonesa se acre
Se trata de conseguir ásí un múltiple objetivo econó
cienta cada año con nuevas repoblaciones, haciendo des
mico y social de profund.a repercusión.
Se hace preciso
aparecer
así vergonzosos páramos
y beneficiando,
por
arraigar
a
la
juventud
campesina
en
el
ejercicio de los
otra parte, este importante
capítulo de nuestra econo
trabojos
agropecuarios,
sustrayéndola,
en lo posible, del
mía. Este incremento de la repoblación forestal viene per
absentismo.
Pero es preciso, para ello, elevar su nivel cul
mitiendo unos aprovechamientos
industriales;
la encina,
tural
y
técnico,
posibilitar la instalación de industrias de
el haya, el roble y el pino, principalmente,
facilitan bue
de productos agrícolas, ganaderos y fores
na madera para la construcción,
ebánisteria, tableros y transformación
tales, y dotar a la vida rural de unos .atractivos que hagan
traviesas.
grata la convivencia y faciliten el perfeccionamiento
in
El pasado año, la selvicuitura ofreció unos rendimien
tos totales de pesetas 74,749.860, de los cuales 25.671.627 dividual y coleçtivo.
lo largo del año se han dado 267 cursillos, de di
pesetas han correspondido
a montes de utilidad pública,
‘uigación
agropecuaria
y forestal. Estos cursillos, de ca
y el resto, es decir, pesetas 49.078.233, a montes particu
rácter elemental, se realizaron en cada localidad con una
lares, lo óue, en definitiva, viene a ser un capítulo muy
duración
media de siete a diez días. Sobre especialidades
considerable
dentro del cuadro valorativo de la economía
agrícolas ‘se efectuaron
142 cursillos, en los que recibie
leonesa, donde existen 238 instalaciones dedicadas a la in
ron
enseñanza
3.350
alumnos;
99 cursillos versaron sobre
dustria
de la madera en su fase primera (aserrío), co
temas ganaderos y a ellos asistieron 2.475 alumnos; y 26
rrespondiendo
12 a la propia capital y 226 al resto de la
cursillos fuéron de carácter forestal con asistencia de 650
provincia.
alumnos, que hacen un total de 6.675 asistentes.
Los últimos datos conocidos de esta importante
faceta
El carácter especializado de estas enseñanzas y la ló
provincial
nos dice, asimismo, que en León existen 939
gica limitación de alumnado que impone la eficacia pe
montes, con una extensión de 492.285 hectó,reas, donde vie
dagógica, quedan compensados
con las campañas masi
nen pastando por término medio anual 500.000 cabezas
que con carácter de di
de ganado, ha’oiéndose obtenido al mismo tiempo 103.306 vas de formación agropecuaria,
vulgación
se
realizaron
en
160
localidades,
pertenecientes
estéreos y 540.627 kilos de resma, aparte 11.863 metros cú
a 16 provincias de clara personalidad
campesina. Se efec
bicos de excelente madera para la industria del mueble
tuaron estas campañas con cátedras ambulantes que, jun
El árbol viene dando óptimos frutos a la provincia.
to a los temas específicos de tipo agrícola, ganadero y
donde el chopo también juega un destacado papel, sobre
forestal,
trataron
de otros aspectos complementarios
de
todo en las zonas húmedas. El Distrito Forestal de León
sanitario, cultural y recreativo. Estás enseñan
ha repoblado desde 1940, 526 hectáreas. Solamente en 1959 carácter
zas, desarrolladas
en cada lugar, de acuerdo con las ca
fueron
102, significándose
que la repoblación
forestal a
racterísticas
socioeconómicaS de la localidad, responden
gran escala la realiza el Patrimonio Forestal del Estado,
a los programas
aceptados por el Servicio de Extensión
que desde 195d, por ejemplo, ha repoblado otras 0.000 hec
Agrícola del Ministerio de Agricultura, cuyo personal es
táreas
de pinos, existiendo un plan para los próximos
años, cuyo plazo termina
en 1968, de alcanzar la ci,,fra pecializado colaboró eficazmente en el éxito de las cam
pañas.
total de 125.000 hectáreas.
Datos recogidos en memorias e informes permiten af irmar que un 75 por 100 de la población juvenil asistió,
con regularidad y provecho, en cada localidad, a las jor
ESPAÑA ADHERIDA AL G. A, T. T.
nadas divulgadoras, participando
en las clases’ teóricas y
prácticas
desarrolladas.
Recientemente,
España, siguiendo su trayectoria de in
No hay que olvidar que en nuestras zonas rurales vi
tegración
económica con el resto del mundo, se ha ad
ven 2.444.122 lóvenes comprendidos
entre los diez y los
herido al G. A. T. T. (Acuerdo General de Tarifas y Co
veintiún
años, de los que 1.242.584 son varones, a cuya
merdio), organización
internacional
nacida en 1947 y del
formación
cultural y profesional hay que atender.
que forman parte, actualmente, treinta y nueve países.
El a A. T. T. se propone, entre otras cosas, mejorar
el nivel de vida de los países miembros, conseguir y man
REGADIOS Y REPOBLACIONES
tener el pleno empleo, aprovechar al máximo los recursos
mundiales, desarrollar el comercio internacional
y fomen
En el IV Congreso Internacional
de Riegos y Drena
tar el desarrollo económico.
jes celebrado últimamente en Madrid se ha presentadó a
Para sus fines, el G. A. T, T. exige a sus miembros que
sus congresistas el resultado de los afanes y trabajos de
reduzcan
todo lo posible los obstáculos existentes para
los ‘españoles durante los cuatro últimos lustros en mate
foméntar
el mutuo comercio. Por una parte, se exige un
ria de rieg.os’y repoblación forestal.
arancel que regule el comercio exterior, y, por otra, proCon una triple finalidad de orden económico, social y
curar reducir las tarifas.
sanitario,
se k,a entregado el país a la ardua tareó. de
Para España, su incorporación
al G. A. T. T. tiene un
aprovechar
el poder fertilizante
del agua, tan desigual
especial, interés, sobre todo en lo que se refiere al comer
mente distribuida sobre nuestra superficie góográfica.
cio con los Estados lJnidós, que estaba dificultado por no
Esa labor se ha traducido en la construcción de embal
contar
con ningún acuerdo. El ingreso en el G. A. T. T..
ses, canales, acequias y redes de distribución,
que han
con la automática
aplicación de la cláusula de «país más
nermitido’transfOrmar
en regadío cerca de 500.000 a. ,de
favorecido»,
puede tener gran trascendencia
para nos
terrenos de nula o escasa productividad.
otros.
Para albergar alas 50.000 faí’nilias que en ellos se hap
asentado; ha habido necesidad de fundar unos 150 pueblos
nuevos, dotados de amp’,iase higiénicas viviendas y con
edificios modernos para los usos’ colectivos.y sociales.
LA FORMACION AGROPECUARIA
Simultáneamente
ha habido necesidad de defender el
suelo de los arrastrés y erosiones que provocan los agen
El creciente proceso de mecanización
del agro español
de los embal
la perfección progresiva alcanzada en la aplicación de tes climatológicos, evitando el aterramiento
ses y aumentando
al propio tiempo nuestra riqueza en
las nuevas técnicas agropecuarias
exigen cada día más
madera, mediante planes de repoblación forestal que se
intensamente
una mayor preparación
teórica y práctica
h.n llevado a cabo durante esos mismos veinte años, en
cíe nuestra población campesina.
LA
RIQUEZA
FORESTAL
DE LEON
-
uná superficie de cerca de. millón y medio de hectáreas.
Y que se está continuando
en razón de ciento a ciento
veinte mil hectáreas anuales.
REFINERIA
DE TENERIFE
La empresa propietaria de la gran refineria de Teneri
fe ha dado a conocer sus actividades durante el año 1959
y sus proyectos para el presente año y venideros. Con
viene tener en cuenta cuando de esta empresa se trata,
que la mayoría de sus productos se destinan a la expor
tación y constituye una importante fuente de divisas para
nuestra economía.
destilación
en el pasado año fué d4 2.809.207 tone
ladas, superando
en 58.000 las logradas en el ejercicio
de 1958. Como para obtener tal destilación ha sido nece
sario utilizar el 93,64 por 100, de su capacidad, y en 1960
se culcula que será necesario producir 150.000 toneladas
más que en éste, la factoría se encuentra
ante la impe
riosa necesidad de ampliar sus actuales instalaciones, con
cuyo fin ha iniciado, los trabajos para ampliar su capaci
dad de refino hasta los 5.000.00IYde toneladas.
El petróleo que en tal factoría se destila procede del
Golfo Pérsico y Mediterráneo
Oriental en un 63 por 100, y
el resto, de Venezuela.
La ampliación
proyectada
consistirá
principalmente
en una nueva unidad de destilación con capacidad para
40.000 barriles diarios; una unidad de «Plattforming
para
mejorar la calidad de la gasolina, enriqueciéndola
en oc
tanos, con una producción diaria de 15.000 barriles y las
correspondientes
instalaciones
auxiliares.
La Compañía mantiene un flota petrolera, que recien
temente
se ha visto eñriquecida con las motonaves «As
torga», de 25.960 toneladas, y «Talavera», de 42250 tone
ladas, siendo este último el mayor barco construido hasta
ahora en España.
Esta empresa, hasta la promulgación
de le Ley de Hi
drocarburos, tenía concesiones en España de 430.000 hec
táreas. Después de la promulgación
de la Ley le han sido
otorgadas otras 205.000. Asociada con otras empresas ex
tranjeras,
cuenta en la Península con un total de 898.522
hectáreas;
en Guinea, 116.618 Ha., y en el Sahara español
con 1.285.473 Ha., habiéndose iniciado ya en esos terrenos
los estudios geológicos y estratigráficos previos.
Las prospecciones realizadas hasta ahora en las con
cesiones peninsulares
han dado como resultado el ha
llazgo de indicios -de petróleo y gas en «Urbasa 1» y gran
des cantidades de gas, a diferentes niveles, en «Castillo 1».
En ambas parcelas continúan
los sondeos, con la espe
ranza de hallar petróleo.
También se ha asociado la empresa con la Standard
Oil Co., de Nueva .Jersey, para fundar una compañía es
pañola
(al 50 por 100 de capital) para la instalación
de
una gran factoría petroquímica que producirá-dodecilben
ceno para fabricar detergentes;
estireno, para plásticos y
caucho sintético.; polietileno, para plásticos, y negro de hu
mo para cubiertas y otros productos. Este proyeqto, someti
do actualmente
a la aprobación del Gobierno, supone una
inversión de 26 millones de dólares.
Finalmente,
es de resaltar el optimismo que reina en
esta Compañía en cuanto al resultado de los trabajos que
realiza y para la busca del petróleo, y que se funda en
la opinión ‘ue sostienen sus técnicos y asociados alema
nes y americanos, motivada en lqs sondeos que realiza en
la cuenca del Alto Ebro, donde se ha encontrado un cam
po de gas de importancia
aún no aquilatada, pero del que
se sabe positivamente
que tiene, por lo menos, una exten
sión superior a los 70 Km., distancia entre algunas de -las
perforaciones
practicadas
y en las que ha aparecido gas.
NUEVO
PROCEDIMIENTO PARA INJERTO
DE HUESOS
Un osteólógo español acaba de presentar
en la Real
Academia
de Medicina una comunicación
bajo el título:
«Nuevas formas de trasplantes
óseos hipervasculariza
dos y enriquecidos con osteoblastos activos».
El creador del procedimiento explica para los profanos
la esencia de su procedimiento,
diciendo que, mediante
un tratamiento
quirúrgico adecuado, de su invención, a
que somete el hueso del que va a sacar el injerto, y an
tes de arrancarlo, logra que el futuro injerto se encuentre
cuando llega el momento en un período de gran acti
vidad vital. El injerto así preparado se suelda en su nueva
colocación con mayor rapidez que si se hubiera efectuado
el trasplante
por las técnicas hasta
ahora utilizadas.
Con el nuevo procedimiento
se logran curaciones en es
pacios de dos y tres semanas, las que antes tardaban
normalmente
cinco y seis meses en conseguirse.
EL PROGRESO
DE NUESTRA
AVICOLA
INDUSTRIA
Hasta el año pasado, el abastecimiento
nacional
de
huevos tenía que ser complementado
con importaciones.
No deja de ser sorprendente
que la avicultura nacional
haya conseguido superar los inconvenientes
derivados de
la irregularidad
periódica en el abastecimiento
de piensos
y las consecuencias de la estructuración
económica y con
seguir, no sólo la producción necesaria con que atender
desahogadamente
al mercado interior, sino también in
tentar
hacerse presente de un modo constante, con sus
productos,
en el exterior.
La primera partida de huevos con destino, al extran
jero, en este caso para la República Federal alemana,
está ya en marcha. A esta expedición seguirán otras diri
gidas a Suiza y al Reino Unido.
Estos envíos iñiciaes tienen un cierto carácter simbó
lico y de ensayo. Hay, primero, que hacer acto de pre
sencia en el mercado mundial, especialmente
en el euro
peo, para conquistar el necesario crédito mercantil y lo
grar que en el futuro las naciones que no pueden autoabas
tecerse nos tengan en cuenta al confeccionar sus programas
de compra.
En el orden técnico, sin duda alguna, la avicultura es
pañola se encuentra en condiciones de competir, en cuan
to a precios y calidades, con la de los países tradicional
mente exportadores por lo que se refiere ..a la producción
de huevos, en la que ha alcanzado un alto grado de efi
ciencia y rentabilidad.
En cuanto a la producción de eár
ne de ave, pocos países podrán enfrentarse
con nosotros
en precios.
Desde ahora, la industria
avícola, si sigue contando
con piensos a precios internacionales,
constituirá
otro
elemento fortalecedor
de nuestra economía.
EN POCAS LINEAS
Se ha inaugurado en Pamplona una fábrica de pro
ductot
químicos, erigida con la- colaboración
técnica y
financiera
de una empresa suiza. En esta fábrica van a
funcionar
instalaciones
para la obtención de colorantes,
insecticidas,
productos farmacéuticos
y de laboratorio. En
ella se encuentran
trabajando
ya unas trescientas
per
sonas.
E
®
Las condiciones- climatológicas
favorables del ciclo
ganadero 1959-60 han permitido la cría de unos seis mi
llones de corderos, que salvo las.pequeñas cifras exporta
das o conservadas
en frigoríficos, han incrementado
el
consumo de esta especie. por los españoles, en un 100 por
100 durante lós primeros cinco- meses de este año.
Al darse por concluido el esquileo en España, se es
tima que el corte total es de imas 45.000 toneladas de fibra
de excelente calidad, con un rendimiento
por cabeza del
25 al 30 por 100 superior al del pasado año.
®
Fortune,
de Chicago, la más importante
revista eco
nómica de los Estados Unidos, al estudiar el actual mo
mento económico epaflol, de acuerdo con la opinión de
los expertos, dice que España podrá elevar el rendimiento
de su agricultura,
en las dos próximas décadas, en un
75 por 100, si continúa imponiendo, como está haciendo,
las modernas técnicas de explotación. De esa manera lle
garía a liberar un considerable porcentaje de la población
que vive del campo y en el campo, para emplearla en más
poderosas industrias.
®
En los tres primeros meses de 1960, España exportó a
Italia siete veces más que en igual período de 1959, habién
dose llegado a la cifra de 15.000 millones de liras para esas
exportaciones.
Nuestras importaciones de procede0ncia ita
liana se han doblado en igual tiempo, pasando de 2800
millones de liras, en el primer trimestre del año pasado,
a 5.600 millones en éste.
®
La lucha contra el analfabetismo
continúa en España
con inigualada intensidad. Durante el pasado año se han
construído
6.000 escuelas, que ya han entrado en servi
cio, y están en construcción 4.138, que lo harán seguida
mente. El plan de construcciones
escolares ha proporcio
nado ya aulas para 400.000 niños, y otros 700.000 las ten
drán aseguradas en breve plazo. En 1950, el analfabetismo
suponía todavía un 17 por 100 de la población, mientras
que en 1960 se habrá reducido al 9,2 por 100. La Ley que
declara
la Instrucción
Primaria
obligatoria y gratuita
dará solución a este problema nacional de gran trascen
dencia social y económica.
)
Ha sido firmado un convenio entre argentina
y Es
paña, en virtud del cual los astilleros españoles construi
rán, con destino a la gran República hispanoamericana,
tres barcos fluviales, por valor de 10.550.000 dólares.
®
De los 1.125 millones de pesetas a que ascienden los
préstamos
hechos durante 1959 por el Banco Hipotecario,
856 lo fueron con carácter especial para- la construccófl
de nuevas edificaciones. De esos 856 millones se dedicaron
292 a subvencionar viviendas de renta hmitada, a los que
hay que añadir otros 340 millones contratados
antes de
finalizar el año, así como 492 más convenidoS hasta fines
de mayo de 1960. Con los préstamos de 1959 se contribuyó
a levantar 969 edificios. con un total de 9.813 viviendas
y 1.219 lodales de negocio.
O
a
Los índices de precios del mes de abril último, pu
blicados por el Consejo Superior de Cámaras de Comer
cio, señalan que continúa una tendencia a la bajá en el
dosté de vida y precios al por mayor En el coste de vida,
el descenso es de ocho puntos, equivalente a una dismi
nución del 0,59 por 100. La baja afectó a los gastos de
casa, uso, restido y alimentación;
principalmente
los últi
mos experimentaron
un descenso del 0,78 por 100. En los
precios al por mayor, la baja media fué del 0,08 por 100,
siendo especialmente
importante
en los productos indus
triales, que retrocedieron
el 0,89 por 100.
Ya está en funcionamiento
el segundo grupo de 30.000
kilovatios de la Central Térmica de Cádiz, del 1. N. 1.. que
si hasta ahora trabajó con fuel, en adelante
quemará
carbón, del que ya tienen hechos los acopios.
O
O
nuado
La Telefónica, durante
la lmea de expansión
todo el ejercicio, ha conti
de sus seriçiQs. En is con-
ferencias
interurbanas,
el promedio mensual de 8,7 mi
llones de 1958 ha ido también aumentando
en 1959, mar
cando en junio el promedio de 10,05 millones, que es el
record. Luego han ido bajando un tanto. En teléfonos
instalados,
el 1.000.400 de 1958 pasa a ser, en agosto,
1.573.831. Vamos a entrar, además, en la época del telé
fono compartido.
El Export Import Bank, de Wáshigton, ha concedido
un crédito de 8.400.000 dólares a la sociedad española
Térmicas Asturianas para la instalación en Mieres dé una
central térmica de 62.500 Kw. La central, que estará si
tuada en la confluencia de los ríos Caudal y Nalón, cerca
de la capital asturiana,
consumirá
carbones pobres de
aquella zona minera, y en el futuro habrá de contribuir
muy eficazmente en la regulación del sistema eléctrico del
NO. de España. Los trabajos de preparación de acceso 3 están
en fase avanzada, así como los de construcción
de la
presa del embalse necesario para la refrigeración
de la
central.
Según el acuerdo firmado, el suministro de los
equipos deberá estar finalizado en febrero de 1961, de
modo que la puesta en servicio de la central tenga -lugar
a finales del mismo año.
O
O
Ha sido puesto en servicio, en la central telemandada
de Guadalén, un alternador vertical de 6.400 KVA. La cen
tral, de la Compañía Sevillana de Electricidad, es de re
ciente construcción y tiene una potencia de 5.800 KVA.
La instalación es telernandada
y sé controla, a distancia,
desde la Subestación de Linares. Este paso hacia adelan
te de la automación supone un gran ahorro de mano de
obra. Su puesta en marcha y vigilancia no requerirá la
presencia
de operarios, que pueden ser desplazados
a
otras zonas. La automación
de las centrales eléctricas
supone un -corto período de amortización y una gran eco
nomía en su rendimiento. La utilización de estas insta
laciones tiene un doble objetivo: la reducción de la mano
de obra y la eliminación del error humano. La probabi.
lidad de estos errores, que puede causar serios daños a
un costoso equipé o faltas en el servicio-, queda virtual
mente eliminada
en las centrales telemandadas.
Las estadísticas de producción y consumo de electri
cidad en las provincias andaluzas es cada vez mayor. Des
pués de la pUesta. en servicio- de la central de Guadalén
de la Sevi]lana de Electricidad, ha sido autorizada para
unificar y ampliar tres aprovechamieflto
de aguas en -el
Guadalquivir.
Los saltos son los de Marmolejo, Batanes
y Villalba. La potencia total de ellos será de 13.748 CV. La
misma émpresa, junto con Hidroeléctrica
del Chorro, ha
obtenido la concesión administrativa
del salto de Iznájar.
El pantano embalsará 600 millones de metros cúbicos. Los
contratistas
ya han empezado las ob-ras en el río Genil,
que expérimentará
una considerable mejora en la cadena
de saltos existentes en la - cuenca. Cuando el salto esté
terminado
tendrá una potencia de 100.000 KVA.
O
O
Ha entrado en servicio en la fábrica de Hospitalet de
Llobregat, de Altos Hornos de Basconia, un nuevo horno
eléctrico dé. arco de nueve toneladas. Este es un paso más
de la industria
siderometalúrgica
catalana. Que siempre
se ha caracterizado
por la excelente calidad de sus pre
paracid-nes de aceros. Los Altos Hornos de Cataluña tie
nen una capacidád
de producción
de io.oootoneladas
anuales, que ahora se verá aumentada.
La mayor parte
de las industrias catalanas metalúrgicas
abastece de sus
productos a un gran contingente de la industria española,
sin que para ello acuda. al extranjero para hacer costosas
importaciones,
con el consicuiente desembolso de divisas,
tan necesario para el desarrollo de la industria española.
O
Para la mejora de los servicios de la Compañía de Fe
rrocarriles Vascongados se han pedido cuatro automotores
85
eléctricos a la General Eléctrica Española. Los Ferroca—
rriles Vascongados tienen sus líneas electrificadas.
Para
atender
a la creciente demanda de sus servicios ha ini—
ciado la. adquisición de nuevo material motor eléctrico,
que sustituye ventajosamente
a las locomotoras de vapor.
a.
Se ha efectuado el traslado a los mttelles de San
turce de otro -alternador gigante, de un peso de ‘43 tone
ladas y de una potencia de 26.500 KVA., destinado a la
,IrU10 N
REVISTA
ILUSTRADA
1111
LOS
MANDOS
SUBALTERNOS
DEL
EJERCITO
SUMARIO
del mes de septiembre
Santa
María de la Cabeza.
-
Central de Pont de Rey, en Lérida. Desde el puerto bfl
baino, esta máquina ha sido enviada a Burdeos, y desde
allí, en un vehículo especial, a la frontera española, para
su traslado a la referida central. Se trata de un segundo
alternador,
gemelo del que loa poco fué transportado,
por
el mismo trayecto, constituyendo
ambos los mayores de
su género construidos en España. La encrgia generada cor
estos dos alternadores
serán consümida en la región ca
talana.
—
de 1960
Tenielote Coronel Echevarría.
El idioma inglés. — Teniente García Parrado,
La verdad sobre el idioma inglés. — Comandante Mendoza López.
Maquetas de carros de combante. — Capitán Bravo Diéguez.
Contabilidad
inierior de los cuerpos. — Coronel Salto Garcia-Marallo.
Cosas de ayer, de hop y de mañana. — Teniente Coronel de Ory
Un episodio de la vida del Ingenioso Hidalgo. — Brigada García Nieto.
Nuestros lectores preguntan. —(Redacción). -
RECeTON DEI iNFORMA ClON INDUSTRIAL
LA
LUCHA
CALLEJERA
(Táctica Policial)
Por el Teniente Coronel Carlos de Echavarría
AgoLda la pimera edición se ha puesto a la venta la sgunda,
corregida y aumentado
su interesante Capítulo «TEMAS TACTICOS POLICIALES». Asímismo el Apéndice
«lA OLIÇIA UNIFORMADA EN TIEMPO DE GUERRA» viene aumentado con
las siguientes materias de actualidad.
GUERRILLA, CONTRAPARACAIDISMO y
DEFENSA PASIVA ATO1ICA
•
Por último viene inserto en esta edición un nuevo Apéndice: «PERROS AUXILIARES
DE LA POLICA», LA OBRAUNlC
EN SU GENERO. LA OBRA QUE, POR SU
ORIGINALIDAD
Y TECNICA, INTERESA ASIMISMO AL EJERCITO, LA OBRA
QUE HAN SOLICITADO LAS MEIOPES POLICIAS UNIFORMADAS DEL MUNDO
ESPECIALMENTE
LAS HISPANOAMERIÇANAS’.
-
Precio: 50 pesetas.
NOTA. —Al personal
Pedidos
Hispanoamérica:
60 pesetas.
militar
y Organismos del Ejército se les hará un descuento
10 por 100 sobre este precio.
a EDICIONES
EJERCITO.
Alcalá, 18.—MADRID (14)
del
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