ércitó REVISTAILUSTRADA DE LAS ARMAS Y SERVICIOS Madrid, Septiembre, 1960 Año XXI — - Núm. 248 “Depósito Legal”: M. 1633-1958. SUMARIO SAHÁRA.(Provinciaespaiiola3. (Pág. 3). — ComandanteMurillo Goiii. LA UNIFICÁC!CN DE LA MUNICION DE NFANTERIÁ.(Pág 11).— Docfor-Ingeniero GiintherVoss. LA LOGISTICAEN LADIVISION DE INFANTERIAEXPERIMENTAL. (Estudiocomparado.) (Pág.17).—CapitánBrizuelaIranzo. LA EVOLUCIONDE LA ARTILLERIADIVIS1ONARIA.(Pág. 23).— CapitánPérez-Chaoy Romero. EL MANDO DE HOMBRES,EN EL EJERCITO Y LA INDUSTRIA.(Pág29). — Alférez Maiana Vázquez. LÁ OBSERVACIONDEL COMPORTAMIENTODE LOSARTIFICIOSDE FUEGOEN LOSEJERCICIOS TÁCTICOS DE CONJUNTO. Sugerencias. (Pág.37).—CoronelEspinazoCabrera. ALGUNOS ASPECTOSDE LA GUERRA.(Pág.43).—TenienteCoronelMartínezAguilar. e Ideas y. Reflexiones Información REFLEXIONESSOBREVARIADOSTEMASDE INSTRUCCIONY EMPLEO.(Pág.49).— General Severoni. (Traduccióndel Comandante de la CámaraGamir.) EL SEGUROESCOLAR.(Pág.55).—Capitánde la CámaraZamora. LA AVIACION DE APOYO TÁCTICOY LOSMISILESTIERRA-TIERRA DE CORTOY MEDIO ALCANCE.(Pág.56).— Coronel Honclsoz. (Traducción del TenienteCeronelAriza García.) SOBRE EL DERROCHEY ELMAL TRATODEL MÁTERIÁL.(Pág58),— D0 varias Revistas Norieamericanar.(Traducción de la Redacción de j4rcito.) CONSERVACIONDE POLVORASY EXPLOSIVOS.(Pág.61).—Comandante SarasolaLlanas, El. PETROLEOY LA ESTRATEGIA. (Pág. 65).— Por Neil Hurlay.(Traducción del CapitánMuriIloJ UNA MEJORA EN LA FABR1CACIONDE CARTUCHERIA.(Pág.68).—Comandante LanzaGutiérrez. LAS NUEVASUNIDADESDE VIGILANCIA DE LA DIVISI.ONDE INFANTERIA.(Pág.73).—Comandante WIIlam8. PowIko y Capitán Rolle G. Arnhym.(Traducción del Comandante EspallolIglesias.) LA AGRUPACION DE INFANTER!ÁEN LA DEFENSIVA.(Pág.75).— TenienteCoronelEdwinG. Gibsony ComandanteE. B. Moore.iR. (Traducción di la Redacción de Ejército.) DESARROLLODE LA ACTIVIDAD ESPANOLA.(Pág.79)— TenienteCoronelReyde Pablo-Blanco.;1] as ideas contenidas en los trabajos de esta Revista representan únkamen opinión del respectivo firmante y no la doctrina de los organismos oficiak edacción y Administración. Alcalá, 18, 3.° MADRID - Teléf. 22-52-54 Apartado d. Correos3 - - MINISTERIODELEJERCITO ejército REVISTA ILUSTRADADE LAS ARMAS Y SERVICiOS DIRECTOR ALFONSO FERNANDEZ, JEFE Coronel de E. M. DF REDACCIÓN General de Brigada, Excmo. Sr. D. José Díaz de Villegas, Director General Africanas. R. E fl de Placas y Provincias A O PO RES General de Divisiói Excm. Sr. D. Emilio Alamán Ortega, a las órdenes del Mn1strO del Ejército. General de Brigada, Excmo. Sr. D. Gonzalo Peña Muñoz, del Consejo Supremo de Justicia Miltar. General de Brigada, Excmo Sr. D. José Otaola arruchi T.obía, de la Escuela Superior del Ejército. General de Brigada, Excmo. Sr. D. Manuel Chamorro Martínez, Jefe de E. M. de la 1. Región Militar. Coronel de Ingénieros, del S. de. E. M., D. José Casas y Ruiz del Arbol, del Estado Mayor Central. Coi’onel de Artillería, del S. de E. M., D. José Fernández Ferrer, de la Escuela Superior del Ejército. Coronel Ingeniero de Armamento, D. Pedro Salvador Elizondo, a las órdenes del Sr. Ministro, Pri mera Región. Coronel de Artillería, del Servicio de E. M. de EE. de Tierra y Aire, D. Juan Mateo Marcos, de la Escuela Superior del Ejército. Tte. Coronel de Infantería, del S. de E. M., D. Narciso Ariza García, .de la Escuela Superior del Ejército. Tte. Coronel de Intendencia, D. José Rey de Pablo Blanco, de la Escuela Superior del Ejército. PUBLICACION Redacción MENSUAL y Administración: Alcalá, 18, 4.° MADRI,D Teléfono 22 52 54 ® Correspondencia: Apartado de Correos 317 PRECIOS DE ADQUISICJON Para militares en suscripción colectiva por intermedio de los Cuerpos. Para militares en suscripción particular (por semestres adelantados) Para el público en general por suscripción anual150,00 Para el extranjero en suscripción anual300,00 Número suelto del mes corriente12,00 Número atrasado15,00 Correspondencia (14) 8,50 Ptas. ejemplar. 60,00 Correspondencia para colaboración, al Director. para suscripciones, al Administrador, de Ini antería.D. Francisco de Mata Díez. Comandante SAHARA(Provincia espafíola) Comandañ$ede Infantería,Alejandro MURILLO GOÑI, de la Drecdón General de Plazasy Provincias Africanas Estamos en vísperas de asistir a una empresa tan trascendental que todo lo que se divulgue sobre la provincia del Sahara será poco para conocerla y conseguir que ella se realice de la manera más sa tisfactoria para todos. El Sahara, hasta ahora adormeqido en las In mensidades del tiempo y el espacio, va al encuen tro de un mundo, a quien falta espacio y que no tiene tiempo que perder; siendo paradógico y sin— tomático, que el elemento básico de este encuentro —petróleo——seapara aumentar las prisas y dismi nuir el espacio. Puede decirse que va virgen a este encuentro, pues hasta ahora fué como la niña pequeña de España, a la que sólo se le pedían «sonrisas». Lo poco que conoce del resto del mundo lo sabe por labios de sus amigos—los soldados de España—, que en ella vivieron, gozaron, sufrieron y aun murieron, siendo sus consejeros en todos los aspectos, ganan do su aprecio y cariño para la Madre Patria. Por ello, preocupa en gran manera la «avalan cha» que se aproxima, que si de una parte puede ser «el cuerno de la abundancia», con sus puer tos, grandes carreteras llenas de tráfico, abundan cia de pozos y dinero, mucho dinero por todas par tes; también llevará su secuela de vicios, luchas y, pasiones. De todas formas, como conociéndose se entienden mejor las personas, conviene divulgar las caracte rísticas típicas de nuestros conprovlncianos, así co mo su composición, Idioma, costumbres, etc., que de berán ser muy a tener en cuenta y a respetar, para el feliz desarrollo del plan Sahara. No pretendo en estas pocas lineas •dar una guía infalible para circular por la provincia, solamente hablo de lo que he vivido, para despertar la curio sidad de una empresa más, como nos ocurrió con Badajoz, Jaén, etc. Por eso, todos los aspectos se tocarán a la ligera, ya que cualquiera de ellos, tri bus, viviendas, camello, vida, gustos, etc., merece rían un estudio completo. Los habitantes del Sahara aparecen divididos en las siguientes tribus principales: al Noroeste, Izar— guien, con las fraccicínes de Alt Said, Ixtuca y El Guerrar. Nomadean, generalmente, desde el río Draa hasta el Aaiun. Esta tribu, por su proximidad y contactos con Marruecos, pues está a caballo del paralelo 27° 40’, siempre fué un verdadero proble ma para nuestra provincia. Son muy ladinos, y a sabiendas de su posición imprecisa, se inclinan ha cia Marruecos o España, según les convenga. Hacia el Este profundizan unos doscientos kilómetros. Ulgci Tidrarin.—Comprende las fracciones de Ciad Musa, Ulad Ah, Ulad lasin, Ahel Taleb Ah, Linda desa, Lebubat y Lehaseinat. Nomadea generalmente desde Aaiun a Cabo Boj ador, llegando algunas veces hasta Imirikli (río de Oro). Es una tribu pacífica, 3 t Foto Hernández (Ml. — reminiscente de haber sido tributaria de los Ulad Delin. Es muy rica en ganado menor, pero no tie nen gran consideración moral; son huraños y fríos. Arosien.—Compuesta por las tres fracciones de Piad Sidi Bu Mendi, Ulad el Jalifa y Ulad Sidi Gat. Nomadea de Cabo Boj ador a Imirikii (río de Oro). Es una tribu «Zauia», de bastante carácter guerre ro y muy influenciada por la familia Ma El Amin. Además de las tribus mencionadas, nomadean por la zona costera, dedicadas a la pesca, recogida de algas, comercio, etc., otras pequeñas tribus, gene ralmente supeditadas a Izarguien; tales como Tau balt, en las proximidades de Puerto Cansado. Pci cat, situada por Cabo Juby y desembocadura de la Saguia el Hamrra. Lamiar, en los alrededores de Puerto Cansado. Al Este de las tribus anteriormente citadas, se si túa la tribu de Erguibat, que a su vez se divide en dos: Erguibat del Este, con las fracciones de Se-lan, Buihat, Ahel Brahin, Aialcha y Fogra. Erguibat del Oeste, con las-fracciones de Ulad Musa, Ulad Chej, Ulad Daued, Suaad Tahalat. Son los señores del de sierto, y se consideran dueños de él, «hasta donde el mar rompe su séptima ola». Nomadean toda la provincia de Norte a Sur y con menos frecuencia de Este a Oeste. Es una tribu religiósa y guerrera. Por la facilidad que dan a las agregaciones, cual quiera de sus fracciones es tan grande como cual quier otra tribu. Son bastante adictos a España. Ulaci Delin.—Con las fracciones de mad Laheliga, Ulad Ben Amar, Ulad Tegued-dI, Serahasia, Ludei kat y Ulad Brahin, nomadean generalmente por la región de Río de Oro. Es la tribu de más apego a España. Familia Ma el Ainin.—En realidad no forma tri bu, pero se halla repartida jior toda la provincia. Su influencia religiosa es de tal trascendencia, que merecerá especial mención al hablar del aspecto religioso. Filala.—Xorf as, todos los componentes son mora bitos y letrados, viven cerca de Hagunia, donde se 4 encuentra la tumba de su- fundador, Sidi Bu Beker. CÓMOVIVENLOS5AHARAUI5.—Como Abraham. Siem pre que leo en la Biblia los comienzos de la Hu manidad, me vienen la imaginación mis andan zas por la provincia del Sahara, que me dan la sen sación de un revoltijo de locos, pues a la par que se vive patriarcalmente, se ve cruzar por el azul del cielo un avión, por la inmensa llanura un automó Vil o se escucha la radio en una jaima. Además, las tres cosas les gustan y no parecen demostrat ex cesiva alarma, más bien observan todo con indif e rencia, aptos para utilizar todo cuando lo necesiten, pero convencidos de que su forma de vida es la Verdadera felicidad. La familia es el núcleo de l organización social del Sénara. Varias familias forman la fracción, y, a su vez, varias fracciones la tribu. De aquí, que el jefe de familia pase a formar parte del consejo de fracción «Yemaa», y, por tanto, de tribu, ya que el consejo de la misma está formado por la reunión de las yemmaas de fracciones. Estos consejos tienen el poder judicial y legisla tivo, pues juzgan y establecen normas. Normalmen te se adaptan al Corán, pero con mucha frecuen cia se guían de los procedimientos establecidos por la costumbre (Aorf). Su organización político-social, como totalmente rudimentaria, es de una gran- sencillez. Cada indi viduo es dueño y señor de sus actos, y no tiene el menor complejo de inferioridad, aunque de todas formas saben apreciar y respetan el valor, la bon dad, sabiduría, edad, etc., hasta el punto de que cualquier atributo de éstos, suele ser la determinan te para la elección de sus jefes; pero sin que lle guen éstos a tener una autoridad absoluta, es más bien una obediencia sin coacción, y si el asunto es de categoría, tiene que ser resuelto en la yemaa, siendo la voz del jefe una más, con el peso de su categoria, pero sin más trascendencia. Por otra parte, estos consejos sólo pueden reunirse en casos de verdadera gravedad, pues el núcleo mayor que normalmente circula por la provincia es la familia; si el viaje es largo, quizás se junten dos - - - - — - o tres, pero nunca la tracción y mucho menos la tribu, que a veces está diseminada en cientos de kilómetros cuadrados. Normalmente, aprovechan para estas asambleas la peregrinación anual al Morabo de su fundador, alguna buena zona de pastos o la distribución de tierras para sembrar. Los habitantes del Sahara son fundamentalmen te ganaderos y accidentalmente agricultores, en al gunos parajes. Cómo éllos dicen, «son hijos de las nubes», y todo está en la voLuntad de Dios. Si la lluvia es abun dante, desde el Aaiun al Norte se podrá incluso sembrar, pues a poco que llueva, parece milagroso, pero el Sahara reverdece para salvar su principal riqueza, el camello. Por eso, las noticias de lluvias tienen una impor tancia vital y las transmiten’ las radios con pref e rencia, así como se publican en los zocos, verdade ras estafetas postales, de donde salen correos para toda la provincia, y los que vuelven a sus frig, des pués de realizar su compraventa, se encargan de di fundir la noticia por todas partes. Inmediatamente de cada agrupación de jalmas salen uno o dos mdi viduos para la zona de lluvias, que, como se dice anteriormente, si es al norte de la Sagula El Hamrra, donde el terreno presenta numerosas depresiones «graras», y la lluvia ha sido intensa, en estas de presiones se podrá sembrar, también aprovechan con bastante fortuna las riveras de los ríos, prin cipalmente la de la Sagula. Esta circunstancia de siembra, suele reunir a bas tantes elementos representativcs de la fracción, normalmente dispersos. Inmediatamente se procede al reparto de parce las de siembra, y, como en todas las aglomeracio nes y rejartos, siempre hay líos. Afortunadamenft, siemjre está el Gobierno presente, en forma de sus Grupos Nómadas de Policía, que realmente son ellos mismos, con la inspiración y el consejo del Gobier no de la provincia. De todas formas, estos repartos o concentraciones, similares en pozos de enverga dura, con más de mil camellos a su alrededor, por la preferencia para abrevar, fian llegado a produ cir Incidentes sangrientos, que no degeneraron en verdaderas batallas campales por la presencia y ac tuhción serena y acertada de las Fuerzas de Po licía. Realizada la siembra, vuelve cada cual a su cam pamento, y no vuelven a preocuparse de la misma hasta el momento de la siega. Esta, es frecuente realizarla por el procedimiento de «ayuda mutua». A lo largo de toda la Saguia el Hamrra; constru yen una especie de graneros subterráneos, que que dan al cuidado de un guarda pastor, al que se paga un tanto por año. Esta es la única faceta agrícola de la provincia, Insuficiente para sus necesidades, por lo que todos los años se precisan importaciones: El resto de la provincia, y como decíamos antes, a poco que llueva, viven pendientes de sus ganados. Las tribus pequeñas y costeras, siempre tienen más fácil defensa, en primer lugar, porque la base de su riqueza ganadera son ovejas y cabras, y porque, además, es mayor la cantidad de pozos. De todas formas, la verdadera riqueza de la pro vincia es el cameio, verdadero «patrón oro», alre dedor del cual giran todos sus anhelos. Los saha rauls son verdaderos enamorados y agradecidos al animal que todo les proporciona, vivienda, trans porte, comida, etc., y son verdaderos artistas en su utilización; les he visto hacer verdaderos números circenses de equilibrio y dominio y clases en doma de alta escuela. -Partiendo del núcleo fúndamental, la familia, ve remos que todo gira y se relaclona con el camello, y que hoy mismo, el Sahara sería auténtico desier to, si no fuera por dicho animal. u “ El hogar saharaui es la «Jalma», tienda de cam paña fabricada con una mezcla de pelo de cabra y de camello. Es labor femenina, que realizan a toda perfección, y de una gran solidez, muy tupida, por lo que resulta impermeable. En términos generales, •la jalma consiste en un cuadrilátero tejido de cabra y camello, formado por una serie de largos y es trechos paños (fiiy) sus tamaños oscilan mucho, pe ro la normal es la que extendida tenga unos seis metros; teniendo en cuenta, que tanto las listas como el cuadrilátero definitivo no suelen ser muy regulares. Interiormente, y más para las grandes solemnidades, se suele poner otra tienda (benla), es pecie de forro de lona, que con la jalma forma unas cámaras de aire, que protegen tanto del frío como del calor. Lo normal es que esta benla se use tam bién como tienda, sobre todo, para desplazamientos cortos, pastores y nómadas pobres. Los palos para sostenerla, de unos tres metros orrnalmente. son de importación, pues es difícil encontrarlos en el pobre arbolado de la provincia. De todas formas, la sencillez de la vivienda saharaul responde cómoda mente al ambiente donde se utiliza y al medio don de se transporta: Camello. Una .véz dispuesta la familia con su concha de caracol—jalma—, vienen los movimientos del nó mada, que no se realizan a tontas y a locas, sino después de mucho pensarlo, pues en ello va el pres tiglo del jefe, ya que un movimiento precipitado puede poner en mala situación a lá familia y al ganado, En épocas de sequía, estas decisiones suelen ser vitales y a veces fallan; recuerdo uno de estos f a tídicos años, que gran número de familIas proce dentes del Sur, desesperadas, sin agua, se dirigían como último recurso a la Guelta de Zemur, donde casi siempre hay agua, la encontraron seca y se entregaron a morir; por fortuna, uno de ellos, atado al camello y dejada la rienda libre, llegó hasta otro grupo de nómadas, que a su vez pudierón avisar al puesto de Policía y éste comunlcar lo que ocurría a el Aalun. Se organizó Inmediatamuente el socorro. pero ni aún así se pudo evitar que murieran bas tantes. Una vez elegido lugar de asentamiento, empieza la vida normal de la familia. SI es úna familia rica, con abundancia de ga nado, formarán una especie de campamento (frlg). con un número indeterminado de jalmas, según su riqueza. En el centro se coloca la del jefe de familia, y a los costados las de los familiares más próximos: de trás, pastores, negros, etc. Suelen estar orientadas de tal manera, que su- entrada quede a resguardo del viento reinante. La distribución de la jalma suele ser: la uarte derecha para el matrimonio, la izquierda para in vitados o resto de la familia y la delantera inme diata a la puerta para criados o caminantes pobres. Los utensilios y equipajes son lo mínimo indis pensables, pues de otra forma no podrían dedicarse a este género de vida. El más voluminoso es el «axecaf», especie de cesta de palos, que hace de montura para la mujer y, en la- jalma, lugar donde se guardan las ronas. Después, esteras, alfombras. cojines, mantas, guirbas, cuencos para recoger el agua y- la leche, hornillo de metal, cafetera y mu- ; chas cajitas metálicas, para el azucar, té, papeles, etcétera. La vestimenta de los saharauis es base de ro pas amplias; en el hombre suelen ser dos túnicas o «Derrah», de colores blanco y azul fuerte, largos hasta los tobillos y con los costados abiertos. El pantalón goza de las mismas características de amplitud, y los pliegues del mismo forman una gran bolsa entre las piernas. No tiene ninguna aber tura, y lo sujetan con una correa que pasan por un dobladillo en la cintura, y que luego les queda col gando hasta las rodillas. Prefieren una tela de color azul que destiñe mu cho, casi tanto como el papel de calco de-las má quinas de escribir, así adquieren ellos un toxo azu lado en su piel, que dicen les preserva de quema duras del sol, enfermedades, etc. Lo que ha dado origen a que se califique a los saharauls como los «hombres azules del desierto», Bajo el derrah suelen llevar una especie de es capularios, que confeccionan los santones, de cuero o metal, y que deben preservarles de todos los ma les. Según la categoría del autor del escapulario. así cuesta, llegando algunas veces su valor hasta un camello. Cubren su cabeza con un amplio turbante azul. una de cuyas vueltas la pasan por debajo de la bar ba, y que, en determinados momentos utilizan para proteger las vías respiratorias y, como ellos dicen, «para evitar la entrada de los malos espíritus». Las mujeres no padecen -las torturas de la moda, y la confección de sus vestidos es elemental; prác ticamente es una pieza de tela azul, con la que se envuelven el cuerno, sujetándosela por los hom bros con unos nudos. Además, suelen llevar otra túnica blanca, que les cubre desde la cabeza hasta medio cuerpo. Son muy coquetas en el peinado, en el que se ha cen verdaderas obras de arte, complioadíslmo en sus trenzas y adornos. Les gusta ponerse muchas cosas y diversidad de collares, de ámbar, vidrio, plata. etcétera. Según sus posibilidades, así van de pul seras y ajorcas. La mujer soltera lleva una diade ma de cuentas en la frente. Les gusta mucho la pintura, así los hombres se pintan los osos con «cahela» (piedra azul de man ganeso), y. según ellos, les preserva de enfermeda des a los ojos. Las mujeres se pintan el cabello, los ojos, el ros tro, las manos y los pies, Para las. manos y los pies utilizan el «gen-na», d.e color rojo de yodo. Los dos con la misma materia que los hombres, y el pelo, con una hierba arorné.tica que ennegrece y lirnula el-pelo. «Leluhad». Corno perfumes, usan gran variedad de plantas aromáticas. Para la dentadura confeccionan unos cepillos o base de morder unos palitos, generalmente do Evedari, que convierten en una especie de escobillas. con las que restriegan dientes y encías. La vida social es la natriarcal d.e los pueblos na tores. en el orden familiar, los acontecImientos fun damentales son: nacimientos, bodas y muertes. El nacimiento de los hIlos, sobre todo si es varón. constituye un gran acontecimiento y se celebra mucho. A los ocho días se procede a ponerle el n,on bre. que si es varón se elige entre la línea óaterna. y si es lembr. entre los de la madre. Algunas ve- - - - - - ces se le da el nombre con que haya soñado para el niño alguna persona de prestigio o familiar. Sobre los cinco años, son circuncidados por un curandero. Los matrimonios en el Sáhara suelen ser general mente dentro de la misma tribu y aún dentro de las mismas familias de una fracción El compromi so se suele realizar desde muy temprana edad, diez a doce años, corno en alguna otra provincia espa ñola es costumbre decir: «tu chica para mi chico, y no hay más que hablar». Llegado el momento de la petición formal, se destaca algún familiar del novio para hacerla. Entre la familia Ma el Amin, es costumbre elegir las mujeres de la misma familia y no casarse más que una vez. El matrimonio adopta dos modalidades: semise creto, cuando se realizan entre personas mayores y que, generalmente, ya han estado casados con an terioridad. Estos se limitan a presentarse ante el Taled, coii dos testigos, y se realiza el contrato. La otra forma es solemne y pública, rodeada de grandes festejos. Tiene lugar cuando el matrimonio es -entre jóvenes, y las fiestas duran siete días. Todos los preliminares de un contrato matrimo nial están rodeados de muchos misterios, idas y venidas de los familiares del novio. Cuando al fin la familia de la novia está conforme con el preten diente, señala un día, que suele ser viernes, para hablar de la dote. Esta parte suelen tratarla gene ralmente las mujeres, con un regateo parecido al de los mercados. El matrimonio tiene tal carácter comercial que, según las familias y tribus, sus mujeres están tasa das, así: la dote para una rnujer Ma el Amin suele ser veinte camellos, varias piezas de tela y regalos de pulserás, ajorcas, aretes, etc. Erguibat recibe por sus hijas cincuenta camellos. Aroslen, dos camellos - y piezas de tela. Filala, seis camellos, etc. Aunque estas dotes suelen ser más como satisfacción para el honor de las familias, que efectivas, pues, como decimos, se suele- pregonar mucho la dote de la bo da, pero luego realmente no se llega a dar ni la décima parte. A propósito de lo caro que está el matrimonio, conocí a un saharaui que tenía una mujer que, por su edad, parecía su madre, y al preguntarle yo por qué -se había casado con una mujer tan mayor, me respondió muy serio «que de segunda mano eran más baratas». Cuando hay oposición por parte de la familia de la novia, y ellos se conocen y aman, ocurre como en todo el mundo, que un buen día el novio se proporciona un buen camello y, de acuerdo con la novia, se escapan, y. normalmente, a los pocos días se arregle. todo. Entre los saharauis es muy corriente el divorcio, pudiendo el hombre conseguirlo incluso sin motivos. sencillamente por cansancio. Por otra parte, la mujer, para conseguirlo, necesita alegar maltrato, -Im potencia o falta de pago del contrato. En caso de tener hijos el matrimonio, el padre tiene derecho a ellos, y si alguno es lactante, queda con la madre solamente hasta que pase la lactancia. - - FallecimiefltOS.-_--CUarldO muere un saharáui, des pués de lavar el cadáver, se le envuelve en una sá bana blanca.. Al entierro van todos los varones. So bre la tumba se coloca un montón de piedras, ma yor o menor según la categoría del difunto, y bas tantes para evitar el desenterramiento por las hie nas y chacales. Se sigue lo dispuesto en el -Corán en cuanto a orientación. La esposa, durante cuatro meses, prescinde de joyas y pinturas y lleva la cara tapada. En el aspecto económico, los principales aconte cimentos son: siembras y todo género de novedades en el ganado, ventas, enfermedades, pastos, etc. En el religioso: Principales pascuas, ramadán y peregrinaciones a algún santón. No es que sean muy fanáticos, y, generalmente, pocos hacen el ramadán completo, amparados en que la vida del Sahara .es tan dura y austera, que están prácticamente en una permanente vigilia. Pero, sin embargo, es curioso, que ia mujer es más demostrativa en los actos re ligiosos que la del Norte, por ejemplo. Es frecuen te verla fuera de la jalma haciendo sus rezos. Así como, en el orden social, también tiene un puesto más de vanguardia, pues si por casualidad se en cuentra sola en la jalma, ante la llegada de foras teros, no rehuye el encuentro, antes bien hace los honores de la casa. En el aspecto social, pocas son sus oportunidades, por lo disperso de su vivir nómada, pero son afielo nadísimos a las reuniones y grandes conversadores; les encantan las noticias, generalmente, después de la Interminable retahíla de saludos, lo primero que preguntan es «qué noticias traes?», que a su vez se difunden como si tuvieran telégrafo. En el or den de aficiones, es delicioso, al caer -la tarde, y con un vasito de té, escucharles toda clase de re latos, desde su hoja de servicios, que nunca la per donan, pasando por antiguas o recientes acciones guerreras, genealogía de la famIlia hasta el funda dor de la-tribu, fábulas, sucedidos, etc, Son también muy aficionados a los juegos, y, en algunos de ellos, verdaderos maestros, por ejemplo, en el juego de damas, para el que utilizan, como fichas, un ban do los excrementos del camello, y el otro, u-nos palitos de cualquier matojo. El tablero lo pintan sobre la arena. Tienen otros que pudiéramos llamar de tipo de portivo, por ejemplo, El Toud, en el que un equipo de número indeterminado va montado a «caballo» en el contrario, arrojándose entre -ellos una pelota, cuando ésta cae al suelo y es recogida por los que hacen de caballo, pasan a ser caballeros. El Dacuca. Parecido a nuestro juego de bolos, en donde los palos son sustituidos por huesos de ca mellos pintados en colores y ligeramente clavados en el suelo, son derribados con piedras. La caza los vuelve locos, y como no es frecuente que puedan disponer de armas, se dan por satis fechos con poder acompañar a una cacería. De to das formas, son grañdes tiradores, por lnstlñto y por la escasez de medios a su alcance, que les hace aquilatar al máximo la posibilidad de capturar una pieza. Otra fiesta muy típica del Snara es la campe ra de ‘marcaje del ganado, que se hace con hierro candente y potentes brazos para sujetar al animal. A veces se convierte en un espectáculo tipo «rodeo», y en el que colgados de la cola del camello, tra tando de dominarlo y-pararlo, alcanzan velocidades vertiginosas, que dan por resultado trompazos,- ri sas y bromas. Por últImo, como todos los pueblos, y para la ex presión máxima de su alegría, en las reuniones dis ponen de sus cantos y bailes típicos. El canto es más normal en el hombre, y el baile, en las mu jeres. Así como el cante resulta un tanto monó - - - Smara, 8 Aunque es un animal antipático, gruñón, malinten cionado y testarudo, no se le puede dar mal trato, hay que armarse de paciencia y repetir muchas ve ces los intentos que se deseen, pues lQs palos y gri tos no consiguen nada, y cualquier nial ,golpe pue de, fácilmente, producirle una lesión que lo inuti Uce. Desgraciadamente en nosotros la confusión en el trato ha sido frecuente y ha’ dado lugar a fijar en tre los musulmanes nuestro error con el siguiente dicho,, «que el animal pierde grasa a la sola vista de un cristiano». La importancia del camello en el Sahara es tal, que según sus dichos: «Dios, al crear el desierto, reparó su error colocando en él al camello.» Este animal,’in eldesierto es tan importante, que alrededor suyo gira la vida económica y social del nómada, de forma que Interviene en todos sus ac tos. Es un alimento’, con la’ carne y leche; moneda, para la dote de la mujer y su repudio; con ‘él se pagan las deudas de sangre y se hacen las tran Riqueza.—Corno decimos antes, el patrón «oro» de sacciones comerciales; además, es el indispensable la ‘rov1ncIa, hoy por hoy, es el camello, y así es, medio de transporte, y, engalanado, es el mejor or aunque las posibilidades de su entrañas fuesen fa nato de las fiestas y orgullo de su propietario. In bulosas. Dios quiera hacerlos compatibles, porque terviene en todos los escenarios, desde llevar al f a es tal el amor que el saharaui siente por sus ca llecido hasta el lugar de enterramiento, hasta las mellos, que toda su vida dicen: «Entre todas las acciones guerreras, pasando por su servicio en las cosas que Dios ha dado al hombre, dos son las más labores agrícolas. hermosas: el rostro risueño de una joven virgen y Entre la escasa literatura saharaul, siempre apa un hermóso camello.» Si a estos dones se añade un rece, en narraciones, leyendas y cantos guerreros, buen arma, entonces ya son los amos del mundo. el arraIgado cariño que tiene a este animal. Eptre Desde luego, la vida del saharaul sería imposible ellos se refiere mucho, a este respecto, lo siguiente: sin est& animal, viviendo en extensiones tan tre «Dicen que un Erguibi, que se encontraba muy gra mendas, que cualquier desplazamiento supone cien ve, llamó al médico para que lo curara, y al pre tos de kilómetros. Por algo dicen «DIos aprieta, guntarle cuánto le iba a cobrar, contestó aquél que pero no ahoga»; porque si las condiciones de vIda un -camello. Como el Erguibi no tenía más que uno, en el Sahara son difíciles ‘y pobrísimas, este ani dijo que entonces mejor era que le dejase morir, mal es el único que las soporta y aun las supera, pues aunque se curara, su vida ya no tendría 1nteproporcionando al saharaui todo, medio de locomo rés, si dejaba de ver a su único camello.» ción, alimento, abrigo, etc. Por su parte, está cons Y ahora hay que anotar que toda esta riqueza tituido de tal manera que puede soportar más tIem natural se va de nuestra provincia. Con gran fre po sin comer o beber que cualquier otro• animal; cuencia he visto grandes rebaños de camellos pero, ¡ojo!, sin exagerar, pues con gi camello sucede atravesar toda la provincia, de Sur a Norte, que se algo parecido a lo que pasa con la idea del desierto, dirigían a liad Nun y mercados del Sur de Marrue ni éste es todo arena, ni el camello se puede pasar cos para su venta. Ocurre lo mismo desde Mauri la vida sin comer, atravesando velozmente el de tania francesa. sierto; es un animal excepcional, único para el de Esta circunstancia, debida a la falta de absor sierto, pero muy delicado, ,y al que hay que cuidar ción por nuestros mercados y unidades militares, para sacarle el mejor partido. Necesita sus comidas pone la economía de la provincia en manos marro y aguadas, y la resistencia al hambre y la sed es quíes, y, lo que es peor, se forma una corriente debido a un anterior almacenamiento. Todo lo que doble de información y propaganda política que asimila de la comida, se convierte en grasa, que nada favorece a España. hace engordar su giba, y lo que bebe lo almacena en Seria interesante, aprovechando las prospecciones su estómago, que tiene cabida para unos 85 lltros, petrolíferas, el aumento de personal y medios, des más’ o menos. Solamente cuando está en buenos viar esta corriente, haciéndola concurrir hacia, el pastos, no bebe., pues, éstos le proporcIonan la ne futuro puerto de Aaiun. De entrada, por el aumento ces aria cantidad de agua. de población, ya el consumo de carne sería mayor; Por eso, los esfuerzos que en ocasiones se piden al’ ante la facilIdad de embarque, aumentaría la ex camello los realiza. Recorridos de cientos de kiló portación a las Canarias, y, después, sería cuestión metros, sin apenas descanso, porque efectivamente de montar unos mataderos estilo Mérida, con sus puede hacer lo que nincún ótro animal harla, pa frigoríficos, secciones de enlatado, aprovechamiento sarse varios días sIn comer ni beber, ‘haciendo su de pelo, curtidos, etc. Hay que -tener en cuenta que trabajo, pero naturalmente es a base de su alma en muchísimas- ‘poblaciones se vende carne de ca eén—giba y estómago—. ballo, congelada, etc., y la del camello es bastante Normalmente, hay que dejarle pastar durante tó mejor; además, sus pieles y lanas son muy apre das las etapas, debe reposar y comer ‘con normali ciadas. dad, pues de no hacerlo así muere con facilidad. A la par que esta Industria, tendría que nacer tono y simple, el arte y seducción de las bailarinas es impresionante, porque partiendo de la postura más simple (sentada) y de los gestos más ingenuos, taparse la cara, mucho movimiento de manos, de dos, se va alza’ndo y desemboca, conforme la ani mación va haciendo los movimientos más rápidos, en un verdadero frenesí, con desprendiñ’iientó de ro pas, dejando al descubierto rostro y cuerpo de la bailarina, hasta que cae rendida y sin fuerzas. He pensado tantas veces en la belleza de estas fiestas, por su incomparable escenario, colorido natural y tpica vestimenta, que creo que se pueden colocar a la altura de los conjuntos más populares de la Península; y con los preciosos «baleles» de Guinea, también provincia de España, merecen ser incor porados a los «Coros y danzas -de España». iCómo entusiasmarían Una conocida bailarina saharaul decía que, en la Exposición de Valencia, apenas pudo descansar, e incluso le llovían contratos para actuar en salas de fiestas. - - 9— Estas medidas harían más español al saharaui, con el consiguiente beneficio en todos los órdenes. Iclioma.—.En las provincias del Sahara se halla el Hasanla, dialecto árabe, por lo que es relativamen te fácil, para el que tiene conocimiento del árabe vulgar. La razón de llamarse Hasania parece ser que pro cede de Hasan Ben Abdel-lahi Ben Yaufon Ben Ah Talee, hermaio de Aahi, yerno del Profeta. Por otra parte, gran número de ellos conocen el castellano, porque la mayoría han pasado por el servicio en las Fuerzas de Policía, donde, adede de la práctica diaria con Oficiales y clases, dsnc nen de escuelas para su estudio, siendo pr€rniado su conocimiento con gratificaciones especiales. Religión. Todos los habitantes de la provincia son mahometanos y, como tales, cumplen las ora ciones y mandatos del Corán, sin distinción de se xos. Todos sus actos están encabezados con invo caciones para Alah, comidas, saludos, bienes, ma les, en fin, todo. En la gran inmensidad del desierto — se sienten tan poca cosa, y en todo ven el poder de Dios tan sentidamente, que no les cabe, como a nosotros, caer en el olvido entre el bullicio de las grandes poblaciones, y mucho menos en la falta de respeto. Como si dijéramos, ellos viven de cara a Dios; su techumbre es el cielo y su habitación el mundo; allá palpan la presencia divina en todo, y dicen «que el mundo es una «canica» en la mano de Dios». Canica es la bolita con que juegan los niños. La solidez religiosa de los nómadas es inalterable, sincera y séñorial, no tienen nada que hacer los misioneros,, pero son respetados y queridos por los aquella que hasta ahora les suministra Marruecos, y que en lo que se refiere a artículos típicos—babu chas, alfombras, etc.—podría filtrarse debidamente controlado por Villa Bens. El resto, azúcar, aceite, granos, telas, etc., podría suministrarse en alma cenes de Aalun, que a su vez se nutrirían de Ca narias y Península. lo saharauis, en los que ven sus propios santones, con sus cualidades de austeridad, caridad, enseñanza, etcétera. Los comparan con los mahometanos del Norte, y los encuentran más puros y bondadosos; ellos mismos dicen «que los del Norte llevan las ves tidúras blancas, pero que el corazón lo tienen negro». No queremos terminar sin llamar la atención so bre la familia Ma el Amin, pues aparte de la vene ración que cada tribu siente por su fundador, es grande el ascendiente político-religioso de esta fa milia en toda la provincia y a su vez está vinculada a los sultanes de Marruecos, por lo que se hace in dispensable no ignorarla. Hoy la personalidad más destacada de la familia Ma el Amin es el viejo Chej Mohammed el Agdaf. Prácticamente es el pafa del desierto, con fama de santo y sabio, al que acuden de todas partes cuando los pleitos parecen Insolubles o quieren conseguir la «Baraka» de su persona. Es curioso cómo su llegada a cualquier poblado o agrupación de jaimas es un gran acontecimiento. Normalmente lo suelen llevar como en andas, los mujeres lanzan los gritos típi cos «jius jius» y cualquier cosa que él toque o se desprenda, es considerada reliquia por la que son capaces de dar cualquier cosa. Siempre ha sentido. gran afecto por España y ha sido un gran colaborador de las autoridades, aunque como toda la familia, unida siempré por un cordón, a los sultanes de Marruecos. De todas formas, por el gran ascendiente religioso de la familia, es un factor importante a tener en cuenta en el futuro desarrollo de la provincia. La iini7icadón de 1,i muíócio Doctor - de Infairerii OÜNTHER VOSS. Ingeniero / El artucho NATO debe su existencia, en pri mer lugar, al-deseo de suprimir el gran número de tipos diferentes de municiones de Infantería que había al fin de la última guerra mundial, y entre los cuales figuraban, no sólo los cartuchos largos de fusil, sino también los cortos, que se empleaban, por ejemplo en el fusil de asalto ale mán MP44 y en la carabina americana M-2. To dos estos cartuchos se pensó que debían ser sus tituídos por una munición unitaria, que, según sus propugnadores, podría emplearse tanto en los fusiles de asalto como en las ametralladoras. El resultado de estos esfuerzos fué el cartucho ame ricano T-65, que, después de unos años de discu tir, fué adoptado por la NATO en el año 1953. Ahora, transcurridos siete afios después de la adopción del cartucho T-65 como munición uni taria dé la NATO, las experiencias hechas con esta munición son bastantes para formarse un juicio sobre sus ventajas e inconvenientes, así como sobre la cuestión de si se logró con éxito satisfactorio el aunar en esta munición las cua lidades de los antiguo.s cartuchos corto y largo. 1.—CUALIDADES DESTACAT)AS DE LA MUNI ClON «NATO» a) Ventajas generales. La ventaja ms evidente del cartucho NATO está en su pequeña longitud,.sólo de 71 mm., con la cual este cartucho resulta, a pesar de su ele vada potencia, 9 mm. más corto que el cartu cho PP. Este acortamiento se debe, en primer lugar, a la gran densidad gravimétrica de la pól vora esferoidal que empiéa, que hizo posible re ducir el volumen de carga y la longitud de la vaina, sin disminuir la potencia de la munición. La energía en boca del cartucho NATO resulta, a causa de esto, a despecho de su reducida lon gitud, casi de igual valor que la del cartucho PP, — con tal que se empleen para ambas municiones cañones de igual longitud. Las ventajas logís ticas que, además supone sustituir el gran número de las municiones antiguas por una sola munición unitarbt, significa también un consi derable progreso. Sin embargo, parece estar en duda si la adop ción del cartucho NATO, como munición unita ria de la Infantera, puede darse por buena, a que el empleo de este cartucho, tanto en los fu siles de asalto corno en las ametralladoras, im plica inconvenients, que anularián en gran par te sus ventajas ytue, de todos modos, tendrán que examinarse delenidamente antes de tomar una decisión. - b) Inconvenientes del cartucho NATO en rela ción con el fuii de asalto. En los fusiles de asalto, el inconveniente prin cipal del cartucho NATO está en su elevada po tencia y en el fuerte retroceso consiguiente que ha de aguantar el hombro del tirador en el, fue go de ráfagas. Este retroceso resulta más del doble del correspondiente al antiguo fusil de asalto alemán MP44 y pasa, -de todos modos, no tablem’ente, de los O,( Kgm., que pueden consi derarse como el límito extremo hasta el cual el tirador, en el fuego d ráfagas, pusde mantener el arma encarada al 1 lanco sin a,reciable mer ina de la puntería (*) La elevada potencia del cartucho NATO pro duce, además, un aumentde la ca.ex1la y’de los golpes del cierre contra el tope-amortigua dor, lo que también cta lugar a un empeora miento de la puntería en el fuego de ráfagas. - (*) Véase mi artículo pubicado en la Revista EJÉRCiTO, número 193, correspondiente al mes de febrero de .1956. «Posibilidaies de empleo del fusil de asalto español». ir Tiros de precisión realizados con el fusil CETME demostraron, efectivamente, ciue en el fuego de ráfagas la dispersión de la munición NATO re sulta más del doble que la correspondiente a la munición NATO-CETME ligera, que actualmente se enplea en el Ejército Español. Utilizándose la munición NATO, el fuego de rá fagas con el fusil de asalto no facilita, por lo tanto, apreciables probabilidades de impacto sino a distancias relativamente cortas. Con la muni ción NATO, jDor consiguiente, el fusil de asalto no puede considerarse como susceptible de sus tituir al actual fusil ametrallador, lo que, en cambio, sin reparo, podría hacerse empleando una munición menos poten.te, tal corno la muni— ción NATO-GETME ligera. Actualmente, por cierto, se atribuye al fuego en ráfagas con el fusil de asalto menor impor tancia, lo que podría ser atribuido, en gran par te, a que hasta hoy no existe ninguna táctica susceptible de sacar provecho de una concentra ción temporal del fuego, como la que facilita el tiro en ráfagas. Peró esto puede cambiar rápi damente cuando se reconozca qñe, a distancias mayores, una ráfaga bien apuntada contra un adversario que. no la espera ni eslá preparado para ella, resulta mucho uás eficaz que el mismo número de disparos en el fuego tiro a tiro, en el cual, después del primer disparo, el ene migo se echa a tierra o se defiende de cualquier otro modo haciendo así virtualmente ineficaz la continuación del fuego. La elevada potencia del cartucho NATO pare ce, además, despronorciónada en relación con la pequeña longitud de cañón de los fusiles de asal to, alrededor de 500 rnni, lo cual no basta ni para sacar un rendimiento adecuado de la car ga de proyección, ni Dara reducir la uresión en boca a los valores usuales de 600 a 800 atm. La llamarada que se produce ál sali.r la bala de la boca, resulta, a causa de esto. con la munición NATO disparada en el fusil CETME, ante todo en el fuego de ráfagas, sensiblemente más fuerte que, por eiernnlo. la correspondiente a la muni ción NATO-CETM ligera o a la munición PP disparada en el fusil Mauser. Otro inconveniente del cartucho NATO está en su elevado neso, aue. con sus 23 gramos, resulta considerablemente mayor oua el de los antiguos cartuchos de fusiles de asalto, tal como el anti guo Cartucho corto alemán (17 gr.) o del cartu cho NATO-CETME lIgero (19 gr). pueda, por lo menos, en duda si está o no justificado cargar al infante con el peso-Innecesariamente elevado de una munición cuya potencia no puede anro vecharse en su totalidad, a causa de la reducida longitud del cañón. y cuyo alcance eficaz tam ién tiene que quedar, en gran parte, inutilizado. - 12 a causa de la mala puntería fagas. c) en el fuego de Inconvenientes del cartncho ción con la ametralladora. T NATO en rela No menos graves que en el fusil de asalto re sultan los inconvenientes que implica el empleo del cartucho NATO en lá ametralladora. Estos inconvenientes se derivan todos del reducido pe so y da la inadecuada forma exterior de la bala, que dan origen a una balística sensiblemente in ferioi’ a la de la munición PP. Aunque las ener gías en boca de las dos municiones son aproxima dam-nte iguales, sus balísticas demuestran, ya en una distancia de 1.000 metros, considerables diferencias. La zona batida por la bala de la mu nicir NATO, a 1.000 metros de distancia, tan sólo equivale al 75 por 100, ysu energía rema nente Incluso sólo al 51 por 100 dé los valores correspondientes a la munición PP. También au menta la sensibilidad con respecto a las condi ciones atmosféricas. La desviación por viento la teral, por ejemplo, resúlta, a 1.000 metros de distancIa, en la munición NATO, un 43 por 100 mayor que en la munición PP. Estos pocos datos ya bastarían para demos trar que el cartucho N.ATO no puede considerarse como sustituto equivalente del cartucho PP. La inferioridad balística dé la munición NATO se manifiesta, ante todo, a distancias mayores de 600 metros, es decir, precisamente a distancias que los fusiles de asalto ya no alcanzan y que, por lotanto, a menos que se disponga de arti llería o morteros, sólo pueden batirse eficazmente con ametralladoras... De todos modos, si se sustituye la munición PP por la munición NATO, el alcance efica de las ametralladoras disminuiría tan considerable mente, que el elevado peso de estas armas apenas si ya estaría en una relación razonable con su reducida fuerza combativa. 11.—TENDENCIAS DE DESARROLLO EN EL EXTRANJO No ha de extrañar que los múltiples inconve nientes relacionados con el empleo de una muni ción única despertaran ya, desde un principio, en muchos peritos, el interés por nuevos des arrollos de municiones, tanto para fusiles de asalto como para ametralladoras. Que en Rusia se adopto hace varios afios un cartucho corto para un fusil de asalto de 7,62 mm. de calibre, ‘ya es sabido desde hace mucho tiempo. Otro cartu cho corto del mismo calibre, pero un poquito más potente, se desarrolló en checoslovaquia. Ambos cartuchos se emplearon ya en la campaña de Suez, en el año 1956,conjuntamente con las u niciones largas normales para ametralladoras. Pero también en países occidentales, e inclu so en países pertenecientes a la NATO y que ya han adoptado el cartucho NATO, están desarro llándose nuevos cartuchos de Infantería, y pre cisamente con características tan divergentes, que la anhelada unificación de esta munición pa rece más lejos que nunca. En algunos países se quiere limitar el empleo del cartucho NATO a fusiles ametralladores, pre viendo para los fusiles de asalto nuevos cartu chos cortos y para las ametralladoras pesadas nuevos cartuchos largos y más potentes que los actuales cartuchos de fusil. En otros países, en cambio, se desecha el cartucho NATO por com NATO-CETAIE L/&ERO PESODEL CARTUCHO PESODE LA SALA 19, Oge 3gr pleto, restringiendo la munición de Infantería sólo a dos cartuchos, que son un cartucho corto para. fusiles de asalto y fusiles ametralladores y un cartucho largo. de gran alcance para ametra lladoras y fusiles de repetición con visor óptico, destinados a tiradores seleccionados. Como cartuchos cortos se propugnan, o bien cartuchos semejantes al nuevo cartucho corto de los rusos, o bien cartuchos similares al car tucho americano M-1, pero un poquito más lar gos y más potentes que éste. Al margen del ca libre 7,62 mm., también existe, para estos cartu chos cortos, la tendencia hacia una reducción del calibre a unos 7 mm. Como munición larga, se propone, entre otras cosas, el cartucho anieri cano M-2, pero con una bala de peso aumentado. Para ametralladoras superpesadas está proyec NATO 23,0 NATO CETMEPESADO - 27,Jgr 13,6 18 - • tándose incluso una municiÓn explosiva de 20 mi límetros. Las tendencias de desarrollo en los distintos paises son, como ya lo demuestran estas pocas indicaciones, tan divergentes, que resulta difícil decidirse en favor de una de ellas. Lo que, en cambio, sí se puede decir, es que el cartucho NATO como munición unitaria ya no correspon de a los conceptos tácticos que actualmente pre dominan en el mundo occidental. Ha fracasado ya la idea de que ,una sola munición pueda cubrir las necesidades de la Infantería. La adopción del cartucho NATO en el momen to actual equivaldría al intento de lograr una reforma de la munición de Infanleria crn medios anticuados; desacierto que, por ierto, dadas la rapidez de la evolución y la lentitud de los co rrespondientes desarrollos, puede observarse hoy en día en muchas armas nuevas, pero que, en la medida de lo posible, tiene que ser excluido, para evitar que la tropa reciba armas que ya resultan superadas por los acontecimientos, al pasar de las manos de los técnicos a las de los soldados. Mas también parece dudoso si puede recmen darse la adopción de una de las éombinaciones de municiones que actualm’ nte se están desarro llando en el extranjero. Hay, ciertamente, entre estas combinaciones, alg unas que resultarían apropiadas para España, y que también podrían considerarse como equivalentes o incluso supe riores a las municiones empleadas en Rusia; pero hasta ahora no Sa puede predecir cuál de estas combinaciones va a ser tomada como basé para una posible unificación posterior de las mu niciones de infantería, por lo cual tampoco nos seria conveniente tornar ya ahora una decisión en favor de una de ellas. La adopción de uiia nueva munición de Infan tería en el momeito actual incluiría, de todos modos, el riesgo d tener que volver a ser abando nada, ya que España apenas si podría sustraerse a una solución «standard» de la munición de In fantería si ésta algún día se realiza. Actualmen te, por lo tanto, ni el cartucho NATO ni una de las otras combinaciones de municiones ela boradas en el extranjero, puede recomendarse para una adopción en España. Hace falta, por consiguiente, buscar otras soluciones. ples inconvenientes, se abandonará dentro de pocos años. Las armas recién fabricadas que disparan el cástucho NATO y cuyo número se elevará en breve a varios millones, apenas si ya se pueden hacer desaparecer. Al contrario, estas armas, por de pronto, seguirán existiendo y, de cualquier modo, también utilizándose, si bien su valor tác tico es inferior al. del armamento empleado en lOS países de detrás del telón de acero. Y con las armas quedaría asegurada también la super vivencia de la munición NATO, para la cual se construyeron estas armas. Para una reforma de la munición de Infante ría sería Conveniente, por lo tanto, una solución a base del cartucho NATO, pero que, en lo po sible, debería ofrecer las ventajas relacionadas con los nuevos cartuchos cortos y largos que ac tualmente están desarrollándose en el extran jero. En el fusil de asalto este objetivo, hasta cierto grado, ya se logró con el cartucho NATO-CETME ligero, que tiene la misma forma exterior que el cartucho NATO original y que puede dispararse en el fusil CETME igual que éste, aunque su potencia no pasa de la de los cartuchos cortos desarrollados en otros países Su fabricación no ofrece ninguna dificultad. El gran volumen de carga del cartucho NATO-CETME ligero hace posible el empleo de una pólvora de laminillas, para cuya producción en España ya existen to das las instalaciones necesarias, contrariamente a lo que ocurre con los cartuchos cortos, en los cuales se emplean, igualmente que en él cartu cho NATO. pólvoras esferoidales o tubulares, que supondrían nuevas instalaciones de fabricación o, por lo menos, nuevas y cárás herramientas, si no se prefiere comprar estas pólvoras en el ex tranj ero. El cartucho NATO-GETME ligero, por cierto, es en unos 10 mm. más largo y aproximadamen te en un gramo más pesado que un cartucho corto de igual potencia. Pero este inconveniente sería ampliamente compensado por la ventaja de que el cartucho NATO-CETME ligero puede dispararse en armas sensiblemente más poten tes que los cartuchos cortos empleados en el ex tranj ero. Estas armas adaptadas al cartucho NATO-CETME ligero proporcionan, por ejemplo, a las granadas de fusil alcances en un 30 por 111.—UNNUÉVO CAMINO PARA LA REFORMA 100 mayores que los logrados con las armas cons truídas para cartuchos cortos, y hacen posible DE LA MUNICION DE INFANTERIA Aunque la munición NATO no ha cumplido las esperanzas que sus propugnadores en un prin cipio habían puesto en ella, parece equivocado el concepto sostenido, ante todo en el extranjero, de que el cartucho NATO, a causa de sus múlti 14 disparar, además del cartucho NATO-CETME li gero, cartuchos perforantes en un 40 por 100 más potentes que los de una munición corta. Aparte de esto., hay que tener en cuenta que en caso de emergencia, en vez del cartucho NATO CETME ligero, siempre puede dispararse, por lo menOs en el fusil OETME, la munición NATÓ originai, que de este modo conservaría su carác ter de munición unitaria. Para el fusil de asalto, por lo tanto, el problema ya puede considerarse como resuelto. No resulta tan sencilla una solución para las ametralladoras, ya que éstas necésitan un mejo ramiento de la balística que, a base del cartucho NATO, sólo puede lograrse aumentando la lon gitud y el peso de la bala. Lo único que puede reteñerse del cartucho NATO es, por lo tanto, la carga de pólvora y la vaIna. Pero esto basta para poder disparar en la misma arma tanto la munición NATO original como esa nueva muni ción, a la cual se le dió el nombre «Cartucho NATO-CETME ;Pesado». El croquis que acompa ña al texto muestra este cartucho en compa ración con los cartuchos NATO y NATO-CETME ligero. El aumento del peso de la bala produce, como es natural, otro aumento de la presión de los gasés de la pólvora. Pero; este aumento de pre Agm ‘Lv E O 200 400 600 800 1000 1200 1400m. ENERO/A REAMNENTEDE ti DALA iVi/TO - CET,41E PESADA EN COMPÁRACION CON QTHI$ AIUN/C/ONE$ 15 sión no pasa deI 15 por 100, lo que parece admi sible, teniendo en cuenta que para los cañones de ametralladoras se emplean, por razones de desgaste, en cualquier caso, aceros aleados de mayor resistencia. Las modificaciones que implicaría el empleo del cartucho NATO-CETME pesado en la ametralla dora Alfa son insignificantes y se limitan a un cambio del cañón y un alargamiento de la aber tura de alimentación en unos dos milímetros. Si maítenemos la longitud de cañón de 750 mm., la velocidad inicial del cartucho NATO-CETME pesado resultaS 770 m/s., y su energía en boca 411 Kgm., es decir, casi el doble del valor co rrespondiente al cartucho NATO-CRrME ligero disparado en el fusil CETME. La superioridad del cartucho NATO-CETME pesado frente al cartucho NATO se demuestra, como es natural, ante todo, a distancias mayo res. A 1.500 m., por ejemplo, la zona batida por la bala del cartucho NATO-CETME pesado re sulta el doble y su energía remante incluso el triple de los valores correspondientes al cartu cho NATO. Pero también a distancias relativa mente pequeñas ya se nota una considerable superioridad, y esto no sólo en relación con el cartucho NATO, sino también frente al cartucho PP, como puede verse en el diagrama que acom paña al texto. En cuanto a la rasancia. de la trayectoria y la potencia perforante, el cartucho NATO-CETME pesado resultaría superior inclu so a la munición Breda de 12,7 mm. Además de la superióridad balística, el cartu cho NATO-CETME pesado también ofrece la ventaja de que, por lo menos en la ametralla dora Alía, siempre puede ser sustituido por el cartucho NATO original. Aun cargándose la cinta con una mezcla de las dos municiones, el fun cionamiento del arma resulta completamente normal. La energía remanente del cartucho NATO CETME pesado es a 600 m. de distancia más del cuádruple del valor correspondiente al cartucho - 1t3 NATO-CETME ligero disparado en el fusil OET ME. Esta relación parece suficientemente gran de para justificar el empleo paralelo de dos car tuchos distintos, ante todo teniendo en cuenta que, en realidad, no se trata de dos nuevos car tuchos,sino tan sólo de dos nuevas versiones del cartucho NATO, del cual, por lo demás, ya exis ten seis versiones con seis balas diferentes, a saber: la ordinaria, la trazadora, la perforante, la perforante-incendiarla, la de reglaje y la in cendiaria. ¿Por qué no se iba a admitir, además de estas seis veisiones, una séptima y una octava más que, por cierto, no corresponden en todos los de talles a las normas establecidas por la NATO, pero que, de todos modos, se adaptan mejor al cartucho NATO que las nuevas municiones cor tas y largas que se proyectan actualmente en el extranjero? Las dos nuevas versiones del cartucho NATO no representan, por añadidura, ninguna solución en la cual la adaptación al cartucho NATO sig nifique el riesgo de -inconveniente alguno. Al con trario, en cuanto a sus cualidades técnicas y tácticas, ambas versiones pueden competir con los mejores cartuchos cortos y largos, respectiva mente, que actualmente existen en esta clase de calibre. Recuperaríamos, por lo tanto, con los nuevos cartuchos NATO-CETME ligero y pesado todas las ventajas relacionadas con los cartuchos cor to y largo desarrollados en el extranjero, sin tener que abandonar el cartucho NATO como munición unitaria. Atrayente parece también el que los dos nue vos cartuchos puedan adoptarse sin riesgo algu no ya que, en caso de que no se impongan es tos cartuchos, siempre seríá posible volver sin la menor dificultad al cartucho NATO original. Merecería la pena, por lo tanto, tomar en consideración esta propuesta al examinar las po sibilidades de reformar la munición de Infante ria. LA LOGISTICA EN LA DIVISION DE INFANTERIA EXPERIMENTAL (ESTUDIO Capi*n COMPARADO) de Artillería, del Servicio de E. M., Luis BRIZUELA IRANZO, del E. M. de la Divisiónde InfanteríaExperimentalnúm. 11. 1 Ha venido así la División de Infantería Expe rimental, óuya organización, y plantillas estarán sujetas a las oportunas revisiones que su expe rimentación vaya aconsejando. En este bosquejo solamente se pretende anali zar, de forma somera, la capacidad y flexibilidad logística de la nueva División, determinando—con relación a la antigua—las variaciones que en el peso logístico puedan suponer los nuevos efec tivos y dotaciones de armamento y vehículos, al tiempo que se examinan las posibilidades de cier tos servicios de mantenimiento, comparándolas con las que ofrecían en la anterior organización divisionaria. A este respecto, conviene hacer re saltar que para el estudio que nos’ccupa se tomará como base—para su comparaci6n con la División Experimental—la División de Infante ría de las plantillas de 1955-56, mucho más lige ra y de menor volumen que la anterior a ella, que disponía de 17.000 hombres y 3.000 cabezas de ganado. Siguiendo, pues, este orden de ideas, se trata rá únicamente en este trabajo de los Servicios de Intendencia y Artillería, dejando para otro pos terior el examen y consideración de los restan-. tes servicios divisionarios, especialmente el de Carburantes y Grasas, de primordial importan cia logística. Las nuevas orientaciones doctrinales surgidas a consecuencia de la apariciÓn y posible empleo de armas nucleares han dado vida en las fuerzas armadas de ciertos países a concepciones orgá nicas tendentes a mejorar y poner al día esa magnífica herramienta de combate que ha sido siempre la División de Infantería. Básicamente era preciso conseguir que la nue va División tuviera mayor movilidad, mayor po tencia de fuegos, mayor capacidad logística y menores efectivos. Fueron así surgiendo diversas organizaciones, entre las que merecen citarse, princlpalmente, la Brigada Javelot y las «Divi siones de Bolsillo» (en Francia), las Agrupacio nes proyectadas para el fallido Ejército Europeo, la División del nuevo Ejército Alemán, la Divi sión norteamericana de siete Batallones y—por último—la División Pentómica. La mayoría de estas soluciones orgánicas han sido desechadas; otras, en cambio, subsisten y quizá lleguen a constituir el armazón básico en la organización de los Ejércitos modernos. Es pecular sobre la bondad de cualquiera de ellas sin el definitivo contraste de su experimentación en el campo de batalla—tanto atómico como clásico—para el que han sido concebidas, fuera difícil y arriesgado empeño. Por todo ello, lo que interesa recalcar aquí únicamente es la existen II cia de una inquietud orgánica que tiende a re organizar la División, dotándola con los medios ‘SERVICIO DE INTENDENCIA idóneos que la capaciten para desempeñar airo Para deducir datos sobre el peso logístico que samente cualquier misión atómica o clásica. El Ejército norteamericano—tras intensa ex pueda representar este servicio—tanto en una como en otra División—se considerará única perimentación—ia adoptado la estructura pen mente el determinado por víveres, pienso y ves tagonal como organización básica de sus nue vas Divisiones de Infantería. tuarlo, no tomándose en cuenta—por su mayor Nuestro Ejército—que no podía permanecer imprecisión y menor volumen—el material de ajeno a esta evolución doctrinal y orgánica—se acuartelamiento y cooperativa. Se prescindirá ha inclinado finalmente por el tipo de División asimismo de las raciones correspondientes de Pentómica norteamericana, adaptando su orga paja y leña, por considerar que, en su mayor parte, serían obtenkas en régimen de explota nización y características a nuestras posibilida des, con objeto de aprovechar las experiencias ción local. Se denominará simplemente División de In norteamericanas sobre dicha Gran Unidad, así como. las facilidades que en el campo de la tác fantería (D. 1.) a la organización antigua, desig tica y de la logística puedan derivarse del Con nándose la nueva—de acuerdo con la nomen venio de Ayuda Mutua existente. clatura oficial—División de Infantería Experi 17 - CU.DR0 AD1S E 1 PesodeD1z une Pees raci6o oboesde4rDlv? Ponos — Pre’° Norsel Prevl n° 1 piso ‘ 8 DS (4 aelone) oa2 2L vi DI T0T8} E DIVIIION 5200 1270 25080 flÍ’ERI EP8NI8E8 14600 h. 24090 >PF21R1 D2SI0P r636° 23028 100320 92112 92432 25400 — ¡88476185€36 22119 L 6550 224j82 — — 185836 mental (D. 1. E.). Para los presentes cálculos se redondean los efectivos de ambas Divisiones, considerando para la D. 1.—según las planti llas de 1956—15.200 hombres y 1.270 cabezas de ganado y 14.600 hombres para la División de Infantería Experimental. Resta únicamente dejar sentado que todos los cálculos—tanto para el servicio que nos ocupa como para los que sucesivamente se vayan tra tando—son tan sólo aproximados .y no tienen otro objeto que proporcionar una base compa rativa real que permita deducir resultados glo bales respecto al peso logístico que se pretende calcular para todos ellos. La D. 1. llevaba ocho días de víveres, distri buidos en cuatro raciones normales y cuatro de previsión. A la División Experimental se le asig-. flan—por el momento—idénticas dotaciones, aunque ya está prevista la conveniencia de alige rar en un par de días sus raciones de reserva (1). En el cuadro núm. 1 figura el tonelaje total que para ambas Divisiones suponen los ocho días de víveres, habiéndose incluido en la D. 1. ocho días de pienso para sus 1.270 cabezas de ganado. Puede observarse que la reducción de tonelaje que se ha de transportar por la D. 1. E. asciende a unas 40 Tm., lo que supone una notable dis minución del peso logístico, aun considerando que se mantenga la dotación de ocho días de víveres, vigente en la actualidad. En la D. 1. las ocho raciones de reserva eran distribuidas en la siguiente forma: dos raciones de previsión en la Compañía, Escuadrón o Ba tería, de las cuales una de ellas es ración de mo chila; dos raciones normales en el Regimiento, y el resto, en el Parque de Intendencia de la Di visión. Ignoro cuál es la distribución de estas raciones en la División Experimental, aunque es lógico suponer que se mantenga idéntico número y análoga situación en los distintos escalones, por lo que los ocho días de víveres pudieran ir repar tidos del siguiente modo: dos raciones de pre visión en el Grupo de Combate, Escuadrón o (1) Estado Mayor Central: «Notas sobre organiza ción y empleo táctico de la División de Infantería Ex perimental». Madrid, 1959. 18 Batería, de las cuales, una de ellas podría ser de tipo mochila, sobre el soldado, y otra de ti po D, en las Secciones de Tren correspondientes; dos raciones normales en Unidades tipo Agru pación y Regimiento, y el resto en el Grupo de Intendencia de la División. Indicada ya anteriormente la conveniencia de aligerar las reservas de víveres divisionarias en la nueva organización, el primer problema que se plantea es el de considerar cuál es el tipo de raciones que conviene suprimir. Para buscar la solución más idónea, habrá que valorar adecua damente cuáles son las finalidades que deben perseguirse al efectuar la reducción que se estu dia y deducir en consecuencia qué clase de ra ción es conveniente eliminar para satisfacerlas mejor. A tal efectQ, las finalidades perseguidas pueden concretarse en las que a continuación se indican: Lograr un régimen de alimentación de gran eficacia y factible adaptación a las caracte rísticas del combate atópiiico. Obtener la máxima reducción de peso y volu men, en aras de la indispensable movilidad. — — La dispersión de Unidades y órganos de los servicios, el rápido ritmo del combate atómico y las fluctuantes situaciones tácticas dificultarán seguramente el régimen normal de comidas y su distribución, y es presumible suponer que la utilización de raciones de previsión será mucho más frecuente que en el pasado. Por otra parte, la ración de previsión—aun con su composición actual—es de menor peso y volumen que la normal y. lógicamente, hay que esperar en un futuro próximo—gracias a las mo dernas técnicas de deshidratación de alimen tos—mayores reducciones de peso. Hay que tener en cuenta, ademáo. que las dotaciones de víveres divisionarias constituyen una reserva que sola mente debe utilizarse cuando se produzcan f a lbs—bien por interrupción de comunicaciones o por falta de.medios de transporte—en el abaste cimiento diarío, en cuyo caso es mucho más ase quible retoner raciones de prévisión—que re quieren menor tonelaje—y más aconsejable, por tanto, su consumo. Atendiendo a estas consideraciones, parece oportuno que si ha de reducirse en dos días la dotación de víveres de la División Experimental, sean dos raciones normales las que se supriman, quedando entonces la reserva divisionaria con cuatro raciones de previsión y dos normales, cuya distribución bien pudiera ser: dos raciones de previsión—una de ellas, de mochila—en el es calón Grupo de Combate, Escuadrón o Batería, una ración normal en la Agrupación o Regimien to y una ración normal y dos de previsión en el Grupo de Intendencia de la División. Puede apreciarse en el cuadro num. 1 que el tonelaje total que representan las ocho raciones para la D. 1. E. es de unas 186 Tm. Si se le asig nan únicamente seis días de víveres—cuatro de previsión y dos normales, como se ha apuntado anteriormente—, entonces el peso total a trans portar se reduce en unas 48 Tm., totalizando las seis raciones unas 136 Tm., de las cuales irían 44 en los escalonesGrupos de Combate, Escua drones o Baterías, 24 en Agrupaciones o Regi mientos y 68 en el Grupo de Intendencia de la División. El peso logístico que representa el vestuario y equipo no es de mucha considoración. A este respecto, se puede considerar que el necesario para 10.000 hombres asciende en peso neto a unas 25 Tm., lo que significa 38 Tm. para la D. 1. y 36 Tm. para la D. 1. E., obteniéndose así una pequeña—pero no por ello menos interesante— reducción por este concepto. Queda por ver cuál es la capacidad administra tiva de la nueva organización del Servicio de Intendencia de la División. En la D. 1. se cOn taba con una Compañía de Intendencia, com puesta de Plana Mayor y tres Secciones (Subsis tencias, Vestuario y Cooperativa y Explotación Local y Recuperación). A la D. 1. E. se la dota con un Grupo de Intendencia, organizado en Plana Mayor y dos Compañías (una de Sumi nistros y otra de Apoyo y Servicios). El ciclo completo de abastecimiento de víveres se verificaba en la D. 1. por la Sección de Subsis tencias, que se abastecía directamente de los ór ganos de Ejército y suministraba a las Unidades divisionarias desde sus Centros de Entrega, que ella misma instalaba y servía. En la D. 1. E. apa rece un desdoblamiento de las clásicas funciones de abastecimiento y suministro, realizadas en forma independiente por la Sección de Abasteci niientos y la Sección de Víveres—respectivamen te—de la Compañía de Suministros, estando ex clusivamente a cargo de la primera el abasteci miento en el escalón superior y la dotación a los Centros de suministro—equiparables a los Cen tros de Entrega—, correspondiendo la instala ción y serviçio de éstos a la Sección de Víveres,, que realiza de este modo el suministro a las Uní-, dades de la División. Esta innovación supone una evidente mejora administrativa, por cuanto la especialización de funciones supone un aumento de rendimiento. La Sección de Vestuario de la Compañía de Suministros, así como la de Cooperativa y Expio tación de la Compañía de Apoyo y Servicios, realizan análogas funciones a las correspondien tes de la D. 1., por lo que no se hace especial mención de las mismas. En cambio aparecen dos novedades en la Com pañía de Apoyo y Servicios, que son la Sección de Panificación y la de Lavaderos y Duchas, sin precedentes en la D. 1. Especialmente interesan te es la primera de ellas, ya que supone la asig nación permanente a la División—y con carácter orgánico—del abastecimiento de pan, que tradi cionalmente corría a cargo del C. E., el que a su vez lo realizaba, bien directamente o mediante la asignación de una o más Secciones de Pani ficación a la División. En cuanto a las posibilidades de transporte del Grup6 de Intendencia de la D. 1. E., son asimis mo notablemente superiores a las que ofrecía la D. 1., que contaba exclusivamente con, los ve hículos necesarios para sus necesidades de uso interno, mientras que la nueva organización dis pone de 30 camiones de 2,5 Tm., que unidos a los remolques de diverso tipo de que está dotada, le proporcionan una capacidad de transporte que. rébasa. las 100 Tm. -, $ — o •1 , ‘1- Naq’ws , 19 AmmAif38T() NT2IiL& mmnto 1rdi,1du3 Moou,otonoa Subfugtlegy y00jj00 de L.alto ento Colectivo aoi1e ametr,dl.doroe Leotrajlodorac D.I.N. 7.838 2.562 9.309 2.534 parte al menos—con las 132 ametralladoras más. de que dispone la División Experimental. .mrtcróo de 50 cmi. 81 8mrtoroe do 01 e,,. La proporción de lanzagranadas es sensible 54 71 orteroo de 120 ce,. 30 mente la misma, y la inexistencia de morteros 2.1.8. 106 mm. C.C.C. 61/50 36 de 50 mm. en la D. 1. E. puede equllibrarse—por 0.3.8. 75 36 C.Á.P. 90 m. 20 el mayor peso de la granada—con el aumento de LERIi Ibm,,,,e de 105/26 48 morteros de 81 mm. en esta última. Supone, sin 40 Obuomo do 155/23 12 1 embargo, un notable aumento el municiona Canones de 75mm. 55 miento de los 30 morteros de 120 mm. de la C8ono de 90 106 D. 1. E. Igualmente aparece equilibrado en am bas Divisiones el armamento e. c., ya que la Ir’ suma de C. S. R. de 106 y la de O. A. P. de 90 mm. de la D. 1. E. es sensiblemente igual al de cañones O. C. de 60/50 y C. S. R. de 75 de la D. 1. E. SERVICIO DE ARTILLERÍA En resumen, y por lo que respecta al arma Al intentar hacer un cálculo del peso que pue mento de la Infantería, cabe deducir las siguien da representar el municionamiento en la nueva tes consecuencias para la D. 1. E.: organización, hay que insistir nuevamente en la Un considerable aumento en el peso de mu consideración ya expuesta de que los números niciones de armas Individuales. que resulten tienen solamente un valor global y Un equilibrio en cuanto al peso de municio más bien cuantftativo, pues los datcis de que ne nes de armas automáticas colectivas. cesariamente hay que partir son mucho más Un ligero aumento en el peso de municiones aleatorios que los que se utilizan para los restan correspondiente al resto de las armas, sobre tes servicios de mantenimiento. Aun prescindien todo por el que puedan representar las dota do de las modalidades que en ambas Divisiones clones del mortero de 120 mm. pueda revestir la ejecución de los fuegos, es evi dente a todas luces que para llegar a resultadoo En cuanto al armamento de Artillería, si bien aproximados habrá que disponer de datos ciertos la D. 1. cuenta con ocho piezas más de 105/26, sobre las dotaciones por arma que en uno y otro no tiene en cambio ninguna de 155/23. La dife caso se hayan señalado. Pero aun así, si éstao rencia de peso de ambos proyectiles, que viene no son iguales, las consecuencias que puedan de a ser, aproximadamente, de unos 23 Kg., supone ducirse tampoco serán válidas, por;lo que es cas un considerable aumento para la D. 1. E. en el imposible realizar un análisis comparativo d peso de munición a transportar. No obstante, cierta utilidad. Ahora bien, si cuantitativamente las modalidades de empleo de la Artillería en la —y con cierto rigor—el empeño es difícil, no lo batalla atómica, las dificultades para l.a acción es, sin embargo, si lo que se pretende es sola en masa y la decisiva influencia del apoyo atómi mente deducir resultados globales de aplicación co—aunque por el momento no se cuente con al caso que nos ocupa. Para llegar a ellos pode él en nuestras Divisiones Experimentales—deter minarán indudablemente una notable reducción mos apoyarnos en el cuadro núm. 2 y, suponien do—por el momento—dotaciones similares por en el. consumo de proyectiles, aliviando de esta arma en ambas Divisiones, deducir conclusiones suerte el enorme peso que hasta lafecha ha ve respecto al volumen que el municionamiento nido representando el municionamiento de Ar pueda representar en cada una de ellas, y obte tillería. Resto, únicamente por considerar el armamen nidas éstas, será el momento de analizar la coníeniencia de aumentar o reducir las dotacio to de ios carrps de la D. 1. E., que en la D. 1. no nes a la vista de los resultados obtenidos. existen. Suponen un total de 35 carros ligeros, ar Puede observarse en el cuadro núm. 2, por lo mados con cañónde 75 mm., y 106 carros medios, que respecta al armamento individual, que hay dotados de cañón de 90 mm. Las dotaciones por en la nueva División una reducción aproximada carro de ambas armas son de 48 disparos para de las dos terceras partes de mosquetones, que el primero y de 71 para el segundo. Ello supone viene ampliamente compensada al elevarse casi asimismo un consderable auiiiento en peso de al cuádruple el número de subfusiles y fusiles municiones. de asalto. Ello supone indiscutiblemente un con Vemos, pues., que en el supuesto de que las siderable aumento del peso de la munición co dotaciones de munición sean iguales en ambas rrespondiente a este armamento. Divisiones—y prescindiendo de consideraciones En cuanto al armamento colectivo, puede de orden, táctico—, el peso logístico que repre apreciarse que la D. 1. cuenta con 276 fusiles senta el municionamiento es más elevado en la ametralladores, que en la D. 1. E. no existen, D. 1. E., por su mayor número de armas atómicas, aunque este desequilibrio se compensa—en gran piezas de Aritilería y armamento de los carros. czeomodmm :76 132 264 511 321 — . - — . . — — — — 20 El problema del abastecimiento de municio nes aparece más complicado en la D. 1. E, no solamente en su aspecto cuantitativo—como se acaba de ver—, sino también desde el punto de vista de las dificultades logísticas que los nue vos procedimintos de combate irán haciendo surgir. En efecto, ha podido apreciarse por la exposición anterior que el abastecimiento de mu niciones se agrava especialmente por lo que res pecta al armamento automático individual de la Infantería, debido al extraordinario aumento de la potencia de fuegos que a sus primeros, esca lones confiere la alta dotación de fusiles de asalto y subfusiles. La reposición de los grandes consumos que sin duda se producirán, se difi cultará extraordinariamente por los peculiares procedimientos de combate que deberá utilizar la Infantería, que exigirán de ella un despliegue disperso y una alta movilidad. La necesidad de asegurar el municionamiento de estos primeros escalones en forma satisfac toria, obligará a dosificar el reparto de la dota ción, elevando los niveles a transportar en las Unidades y reduciendo los del Parque Divisiona rio. A tal efecto, el Estado Mayor Central con sidera (1), a título experimental, que la dotación de municiones debe estar repartida en la pro porción 2/3 a 3/4 en las Unidades, y el resto, en el Parque de Artillería de la División. Descendiendo a la consideración de un caso concreto y tomando como ejemplo la Agrupación de Infantería—peón básico de maniobra de la División—, puede afirmarse que, en números re dondoS,: la capacidad de transporte de esta Un! dad, con sus vehículos orgánicos, es de unas 100 Tm. Si, de acuerdo con las premisas enun ciadas anteriormente, se supone que en la Agru pación de Infantería van una ración normal y dos de previsión—una de ellas sobre el soldado—, el peso a transportar es de unas 8 Tm., quedando por tanto a la Unidad unas posibilidades de car ga de 92 Tin. El peso aproximado de la dotación de municiones experimental asignada a la Agru pación de Infantería es de unas 50 Tñi.; descon tando de este peso el que representa la munición transportada por el propio soldado, puede apre ciarse que todavía cuenta esta Unidad con cier tas posibilidades de transporte para cubrir pe queñas atenciones de impedimenta, bagajes, etc. El Parque Divisionario cuenta con elementos para instalar y servir hasta tres Centros de En trega, que lógicamente se superpondrán a los Centros Logísticos que monte la División. En ellos, a su vez, las existencias de cada clase de munición y tipo de armamento—en su caso—de ben estar balanceadas con arreglo a las disponi bilidades y riesgo atómico calculado que se esté dispuesto a aceptar. El Parque Divisionario dispone exclusivamente de los vehículos necesarios para sus necesidades de uso interno. Cuando deba efectuar transpor tes de munición de cierta envergadura, deberán asignársele los medios adecuados. Iv CONCLUSIONES Examinando—Con la indispensable cautela que es necesario aplicar a esta clase de análisis—los (.1) Ob. cit.: Anexo núm. 1, Dotaciones. Í. .-----‘ —. ,-‘.-----. c-, .-,--, L 21 resultados obtenidos en la anterior exposición, cabe deducir algunas conclusiones al caso que nos ocupa: — — — — El peso logístico que representa el abasteci miento de víveres en la nueva División es notoriamente inferi@r al de la antigua. Este peso puede—y debe—reducjrse más todavía aligerando, por una parte, las raciones de re serva de la División y actuando, por otra, so bre la constitución básica de los alimentos, con ayuda de las modernas técnicas para su preparación y envase. Las dificultades para efectuar un régimen de alimentación normal y la necesaria reducción de raciones de reserva—unido a la convenien cia de menores tonelajes—aconsejan la su presión de raciones normales y el desplaza miento del despliegue de las raciones de pre visión hacia una mayor acumulación en los primeros escalones, donde se producirán más fácilmente las crisis en el abastecimiento y donde será más difícil la reposición. Las posibilidades del Servicio de Intendencia de la nueva División son notablemente supe riores respecto a la antigua, tanto por la re ducción de tonelajes ya conseguida como por su mayor disponibilidad de medios de trans porte y por el aumento de rendimiento ad ministrativo que le confiere la espécialización de funciones. El peso logístico que representa el municio namiento de la Infantería significa un con siderable aumento en comparación con la Di- visión antigua. Más importante que el aumen to en sí, es—sin duda alguna—el problema del municionamiento de los primeros escalo nes de combate. Su solución habrá que bus carla restringiendo consumos—mediante una mayor eficacia en la instrucción y una rígida disciplina de fuegos—y aumentando las do taciones individuales y de reserva de dichos escalones. Será necesario contar con vehícu los para todo terreno, capaces de efectuar el municionamiento avanzado, cualquiera que sea el momento táctico del combate. El peso que representa el municionamiento de Artillería aparece más o menos equilibra do en ambas Divisiones. No obstante, las mo dalidades de ejecución de los fuegos y la con sideración de que es necesario contar con apoyo atómico, permiten suponer lógicamen te una gran reducción de tonelajes en este aspecto. BIBLIOGRAF’IA CONSULTADA «Conferencias de la Escuela de Infantería del Ejército de EE. IJU.» Madrid, julio ú959. (Traducción del E. M. de la División Experimental núm. 11.) Escuela de Estado Mayor: «Ciclo de Información paxa los Mandos Subordinados de la División de Infantería Experimental». Madrid, 1959. Estado Mayor Central: «Notas sobre organización. y em pleo táctico de la División de Infantería experimental>). Madrid, 1959. José Maria Campaña. Rey de Pablo Blanco: «La Intendencia en Táctica del Servicio». EJÉRcITO. Madrid, 1953. —. ... ‘---1 ti 22 Ja evolución de la Ar /il/eria divisionária Capitán de Artillería, diplomadode E. M., Juan Antonio PEREZ CHAO y ROMERO, del E. M de la División61. En un artículo anterior publicado con este mismo título en el número de EJÉRcITodel mes de julio úl timo, nos hemos ocupado con otras consideraciones generales que igualmente pueden servir de preám bulo a éste, de los Materiales, de la Tracción, de las Misiones y de la organización de las Unidades de Artillería de la División. Para completar este estudio de la Artillería Di visionaria (y no del todo, porque aún quedan por examinar otros temas que ya apuntamos anterior mente) vamos a ocuparnos ahora de examinar lo referente a los siguientes puntos: Organización del Mando, la coordinación del fuego, el enlace, la ob servación, la defensa inmediata, la defensa anti aérea y unas conclusiones breves de lo que hasta ahora se ha conseguido para asegurar el cumpli miento de las misiones de la Artillería en la batalla moderna. LA ÓRGANIZACION DEL MANDO Fácilmente se comprende que al contarse con dos o tres Planas Mayores de Grupo, mas la posibilidad de emplear las Baterías en misiones independientes, incluso fraccionando algunas de ellas, y ligadas direc tamente con Ja Jefatura de Artillería Divisionaria, la gama de posibles Organizaciones del Mando es sumamente variada. Además, en situaciones en que la División deba llevar a cabo un mayor esfuerzo, será normal asignar un considerable refuerzo de Artillería, lo que da aún mayor número de variacio nes a la Organización del Mando. Esta Organización tenderá a la descentralización en situaciones que óbliguen a la División a amplios despliegues, y por el contrario, a medida que éstos sean más concen irados, podrá tener una más acusada centralización. Como se recordará, antes se organizaba la Arti llería Divisionaria en : Agrupaciones de apoyo di recto, tantas como Regimientos de Infantería ponía en línea la División, constituídos por tantos Gru pos como Batallones situaba en primer escalón el Regimiento; y Agrupaciones de Acción de Conjunto (normalmente una sola), con misión de protección. Esta era la norma general, desde luego no rígida, pero sí la más comúnmente adoptada. Pues bien: actualmente, la Organización del Mando tiene que fijar la composición de las Agrupaciones de Apoyo directo, que ahora tendrán menos rigidez y mayor independencia aún, designar qu Baterías o Seccio nes quedan en dependencia directa del Jefe de Ar tillería de la División y, si el caso lo precisa, cuáles han de asignarse para constituir Agrupación o Agru paciones Tácticas de refuezo. Esto por lo que se refiere a distribución de Unidades, pero además ha de fijarles misiones normales y eventuales. Estas mi siones, generalmente, no serán de un solo carácter, si no en limitados casos; por ejemplo, un mismo Grupo e incluso una misma Batería, hará protec ción y además estará preparada para reforzar el apoyo a una Agrupación. La designación de niisio nes se hará, por lo general, bajo dos formas de expresión: o bien designarla con relación a la Uni dad apoyada o con relación a la zona donde ha de ejecutarse. Cuanto más amplia y profunda sea la zona en que la División va a operar, más adecuado será organizar los Grupos de manera que las bate rías, aun subordinadas a ellos, tengan misiones in dependientes. En ese caso, la labor de los Mandos de Grupo no pierde importancia, puesto que ten drán que atender, en zonas muy amplias, con la complejidad consiguiente, a: la cordinación de la observación, el establecimiento de un sistema topo gráfico general, establecimiento y permanencia de transmisiones y enlaces, coordinar planes contra morteros, coordinar planes de refuerzo a las Bate rías de morteros, etc. Desde luego,, la Organización del Mando será, como hasta aquí, función de la si tuación táctica y de los propósitos del Mando de la División. LA COORDINACIO!’ DEL FUEGO El volumen de los fuegos que en favor de la Divi sión se pueden haccr hoy día y la variedad de for mas e incluso Armas que pueden emplearse para ello, ha obligado a crear un organismo coordinador dé todos los fuegos. Los fuegos pueden proceder: de las Armas de Infantería; de las Baterías de morte ros’; de la Artillería Divisionaria; de la Artillería de refuerzo; de escalones saperiores artilleros; de la Aviación, e incluso, en algunas situaciones, de la 23 Marina. Algunos de los elementos considerados pue den proporcionar también fuegos atómicos. La eje cución de muchos de éstos se sale, desde luego, del ámbito de Artillería Divisionaria, y silos menciona mos aquí, es exclusivamente por el importante pa pel que en punto a su coordinación desempeña el Jce de la Artillería Divisionaria y su Plana Mayor. El coordinador de todos lOS fuegos de que dispondrá la División, sea cualquiera su procedencia, es el Jefe de Artillería de la División. Para ello, bajo su mando y dirección, trabaja el llamado «Centro Co ordinador de Fuegos» (en designación americana, «Centro de 000rdinoción de los Tiros de Apoyo», o F. S. C. O.), que n es un organismo propiamente artillero, ya que está integrado por miembros del E. M., del Destacamento de Enlac Aéreo, de la P, M. de la Artillaría Divisionaria, etc., aun cuan do lo dirige el Jefe de Artillería de la División, por ser el Jefe más adecuado por su función, a los fines del citado Centro. Los resultados que desea conseguir el Jefe de la División del empleo de todos los fuegos, atómicos y clásicos, de que dispone, en relación con la maniobra proyectada, ha de definirlos él, es decir, ha de con cretar el papel que va a desempeñar el fuego; o, di cho de otra forma, ha de coordinar el fuego con la maniobra y determinar en qué grado han de condicionarse mutuamente. Esta coordinación dará como resultado lo que pudiéramos llamar un Plan de Empleo del Fuego (en designación española, «Plan General de Apoyo»). Partiendo de ese Plan, el Jefe de rtillería, emplean do el «Centro Coordinador de Fuegos», redactará su «Plan General de Fuegos», que se formará con pla nes parciales de: Fuegos de Artillería atómicos y clásicos; peticiones de fuego de Aviación; fuegos de Infantería; Fuegos navalesÇ etc. Todos estos pla nes parciales, deben ir perfectamente coordinados e integrados en el plan General de Fuegos para: evi tar superposiciones o duplicidades innecesarias; em plear cada arma sobre el objetivo más apropiado; conseguir el máximo rendimiento de los medios; proporcionar seguridad a las tropas propias y com probar la posibilidad de su realización. Los detalles de las misiones, composición, situa ción, actuación en las distintas fases del combate, etcétera, del «Centro Coordinador de Fuegos» de la División, nos llevarían a muy extensas considera ciones, por otra parte ampliamente tratadas en Re glamentos y trabajos, separándonos del fin por el que nos hemos ocupado de él, que no es otro que destacar la enorme importancia y responsabilidad que corresponde en las modernas Divisiones al Jefe de Artillería de la División (1) en todo aquello que sea coordinación, resultado y empleo de los fuegos “clásicos y atómlcos, no sólo los correspondientes a la Artillería Divisionaria, sino de todos los que pue da disponer la DivIsión, importancia y responsabi lidad que se ve multiplicada por al hecho de estar facultado, por delegación del General Jefe, para to mar la decisión de empleo del fuego atómica, fa cultad que sólo otra persona, el General 2.° Jefe, posee. Es interesante no. confundir «El Centro Coordi nador de Fuegos» de la División con el «Puesto Cen tral de Tiro» de la jefatura de Artillería Divisionaria. Este último, aparte de otros cometidos, confeccio na el Plan de Fuegos de la Artillería (uno de los planes de fuego que con los de Aviación, Infantería, etcétera, ha de coordinar el F. S. O. C.), y para ello recibe: — De los coordinadores de fuegos (el Jefe de la Ba tería de Morteros) de cada Agrupación de Infan tería el Plan de Fuegos previsto para su Batería de Morteros, una vez aprobado por el Jefe de la Agrupación, incluyendo las peticiones de fuegos necesarios, y que no puede realizar la Batería de Morteros por sí misma. De los Jefes de Agrupación, Giupo o Batería in dependientes, los planes de fuego que les encar gue confeccionar el Jefe de Artillería Divisiona ria, para el empleo de los de sus Unidades res pectivas. Una vez coordinados todos los planes menciona dos y confeccionado por tanto el Plan de Fuegos de Artillería, ésté se eleva al Centro Coordinador de Fuegos de la División. — Asimismo «El Puesto Central de Tiro de la Jef a tura de Artillería Divisionaria» prepara el «Pían de Fuegos Atómicos». Este no se basa en las peticiones o necesidades de fuegos atómicos de las Unidades subordinadas, puesto que el escalón de empleo de este fuego es la División, y sólo en el caso de tener la Agrupación asignado un crédito atómico, puede ésta intervenir en el planteamiento de tales fuegos. Este Plan se eleva, como el anterior, al «Centro Co ordinador de Fuegos de la División» para su coordi nación final. EL ENLACE El enlace conserva todo su valor y se sigue man teniendo por medio de los Pelotones y Destacamen tos de Enlace, que son capaces de destacar, cerca de los Jefes de Unidad apoyada o reforzada, por lo ge neral, casi todas las Planas Mayores de Unidad ar tillera. En la organización americana poseen Pelo tones de Enlace: la Batería de Plana Mayor de la Jefatura de Artillería Divisionaria; la Batería de Plana Mayor del Grupo de obuses de 105; cada una de las cinco Baterías de 105; y la Batería de Flana Mayor del Grupo Mixto. Nuestra División Experi mental no cuenta en la Batería de Plana Mayor de la Jefatura de Artillería Divisionaria con ningún Pelotón de Enlace, pero sí con una Sección de Ob servación, que indudablemente ejercerá, además de sus misiones; la de enlace. En la Artillería de nuestra División Experimental, se modifica en al gunos escalones la norma de la antigua Artillería de la División ternoria de unir la observación y el enlace en equipos que atendían simultáneamente a ambos cometidos; así, en las Planas Mayores de los dos Grupos de 105 existe, aunque bajo dependencia del mismo Oficial que tiene a su cargo la Sección de Observación, un Pelotón independiente de enla ce, al mando de un Suboficial; pero en las Baterías de estos Grupos, esa independencia (1) En las Divisiones pentórnicas de los EE. Utl., este Jefe es de categoría de General de Brigada. 24 es más limitada, puesto que el Destacamento de Enlace y Observa ción Avanzada son un mismo equipo, mandado por un Oficial. l Grup de 155 no tiene en ss Baterías este Equipo de Observación Avanzada-Enlace, sino sólo de observación, lo mismo que las baterías de igual calibre americanas, si bien en éstas tiene ca rácter de observación avanzada y en las nuestras, no. La ausencia del organismo de Enlace en las Baterías de 155, se justifica por admitirse que no será nor mal que este material haga apoyo directo. Es intcresante destacar que todas las misiones de enlace son desempeñadas en la artillería americana por Oficial, criterio que no siempre se sigue en la nuestra, donde los Pelotones de Enlace de Grupo, como se ha dicho, son dirigidos por un Suboficial. Los Pelotones de Enlace se destacaban, siempre o casi siempre, a la Unidad de otra Arma a que se 1. había de apoyar, considerándolos muy justamente como elementos con los que se había de lograr la forma más eficaz para el apoyo. En adelante, los equipos de enlace, que en ocasiones serán reduci dos Incluso a un Oficial, no sólo se destacarán hacia día normalmente en todas las Artillerías Divisiona Unidades apoyadas, sino que irán .a otros escalones e incluso las Agrupaciones de Infantería, para auxi artilleros superiores o inferiores. Será frecuente que liar a su Batería de Morteros en la acción contralos Oficiales de Enlace de las Jefaturas de Artillería morteros. El número y encuadramiento de estas Uni Divisionaria actúen dentro de los Organos Coordi dades Radar varía de unas a otras organizaciones. nadores del Fuego y que los de los Grupos vayan En la División Pentómica Americana, y ocupándonos a la Plana Mayor de la Artillería Divisionaria. Los de los que posee la Artillería, encontramos en la Ba de las Baterías se destacarán con arreglo a la mi de Plana Mayor de la Jefatura de Artillería sión que éstas reciban; si hacen apoyo directo con tería Divisionaria dos Pelotones Radar que normalmen la Unidad apoyada; sí refuerzan apoyo, con la Uni te se agregan a cada uno de los Grupos (o alguna dad artillera o con la Batería de Morteros, cuyo Batería independiente), y éstos los sitúan er. las fuego se refuerza; si quedan asignados a una Agru proximidades de alguna de las Baterías orientadas pación Táctica, según ordene el Jefe de la Agru más a vanguardia, a cuyo Puesto Central (y en oca pación, con la Unidad que más puede necesitar apo también a los de otras baterías, si así se le yo de fuego artillero. Claro está que los auxilios, siones ordena) enviarán el resultado de las localizaciones tanto en personal como en material, con que cuen -obtenidas. Este Puesto Central se encarga de trans ten los Pelotones de Enlace variarán mucho según mitir al de Grupo ‘i éste a su vez a la Jefatura de su misión; pero siempre serán en ellos indispensa Artillería Divisionaria las mencionadas localizacio bles para su eficacia unas adecuadas y buenas trans nes. Cada Pelotón Radar entra en la Red General misiones. de Transmisiones atilleras a través de la Batería en cuyas proximidades, está asentado, o bien del Grupo a que ha sido agregado. La batería mencio LA OBSERVACION nada da al Pelotón facilidades topográficas, logís La observación terrestre sigue siendo básica en la ticas y atiende a sa seguridad. Artillería Divisionaria, y a ella sirven su red de ob En nuestra Divisón Experimental existe, dentro servatorios y las Unidades de observación dotadas del Regimiento, una Batería especial de Localiza con medios espaciales (Aviación, localización radar, ción-Radar, compuesta de: Mando y plana Mayor; etcétera), que antes eran propios del C. E. y ahora cinco Equipos de Localización-Radar y un Pelotón están, en parte, integrados en la División que dis de Servicios. Si bien esta organización no se da co pone de observación aérea y radar propios. mo definitiva, se ha considerado, posiblemente en Por lo que se refiere a la constitución de los bien de la instrucción y rendimiento de estos me equipos de observación normales, éstos no varían dios, aún no abundantes ni conocidos con suficiente sustancialmente de la que poseían en las Unidades divulgación en nuestro Ejército, preferible por el de la División ternaria, pero dentro de las diversas momento centralizar todos los Equipos Radar en una sola Unidad. organizaciones el rúmero y cualidad de estos equi Pero hemos de pensar que su empleo táctico será pos, sí resulta dispar. Así, en el Regimiento Divi sionario Americano, los 13 Pelotones de Observación situando parte de los Equipos a disposición de los con que cuenta tienen el carácter de Pelotones de Grupos y parte a disposición de las Agrupaciones de Infantería para trabajar en beneficio de su Ba Observación Avanzada, y en cambio de los 21 EquI tería de Mortero. También resulta posible dar a pos de Observación de nuestro Regimiento para Di cada una de las cinco Baterías de 105, cfue serán visión Experimental sólo cinco (uno por Batería de 105) son de Observación avanzada, llevando anexo normalmente las más avanzadas en el despliegue, un Equipo que quede directamente unido a su Puesto corno antes indicamos el doble cometido de obser Central de Tiro. La repartición de estos medios de vación-enlace. Un valioso medio auxiliar de la observación para ber señalarse, a nuestro juicio, en algún epígrafe de la «Organización del Mando». Lo mismo que su la localización de armas enemigas, en especial Mor teros, son los Equipos Radar, de que se dispone hoy cede en la División americana, estos equipos deben - , > 25 ser auxiliados topográficamente y’ en transmisiones por las Baterías o Grupos, y en este último aspec to, si fuera necesario, incluso por el Batallón de Transmisiones divisionario. Otro moderno y también vlioso auxiliar para la observación artillera en las Divisiones son las Pa trullas de Observación Aérea de Artillería. Dentro de la Compañía de Aviación del Ejército que poseen las modernas Divisiones (la de nuestra División Ex perimental está en estudio) existen varias Patrullas, con material adecuado al cometido que han de des empeñar, utilizables en apoyo de las Agrupaciones de Infantería; del Grupo de Escuadrones de Caba llería; de las Agrupaciones Tácticas, o de la obser vación, localización de objetivos y corrección del tiro de la Artillería. Aunque la dependencia normal de toda la Compañía de Aviación es del General de la División, en operaciones, esta dependencia suele descentralizarse, en cuyo caso, la dependencia de la Patrulla Aérea de Artillería pasa a la del Jefe de la Artillería Divisionaria. El Jefe de la Patrulla es, además, asesor del de la Artillería Divisionaria so bre el empleo y utiLización del material aéreo. El personal de observadores no pertenece a la Compañía de Aviación, sino que lo proporcionan las Unidades apoyadas, y por tanto el correspondiente a la Patrulla de Artillería, procede de la propia Arti llería, así como el material especial que emplean. ,Aun cuando las misiones de observación, localiza ción y corrección del tiro sean las más frecuentes para la Patrulla de Artillería, también puede cum plir otras de gran interés, como son: reconocimien to de itinerarios y posiciones, tendido de lineas, pe queños abastecimiefltos y evacuaciones, topografía, fotografía, iluminación del campo de batalla, etc. DEFENSA INMEDIATA Continúa en vigor el criterio de no proporcionar a la Artillería tropas que atiendan á su seguridad y su defensa de Unidades de otras Armas, salvo en limitados casos, y sólo, por lo general, concretándose a Baterías, asentadas a vanguardia o capaces de fue go atómico. Por tanto, es la propia Artillería la responsable de su defensa inmediata y la que ha de atender como hasta aquí a su seguridad, hoy día quizá más comprometida que nunca a causa de la profundidad de las penetraciones de las Unidades de carros y de los Intervalos en los despliegues de las Unidades de Infant€ria. Y es tal la importancia que se da a la organización de la defensa inmediata, que es inspector y coordinador responsable de ella le Segundo Jefe cie la Artilleria Divisionaria. Las organizaciones y posiciones de la Artillería deben situarse de tal manera que resulten protegidas por las Agrupaciones de Infantería, siempre que desde tales sitios pueda cumplir las misiones de fuego que tengan encomendadas. En situaciones defensivas habrá la posibilidad de que las Unidades artilleras que estén asentadas en las proximidades de las reservas Duedan ser prote gidas, si la situaci’rL lo permite y el Mando así lo estima necesario, por alguna fracción de tales reser vas. En el Regimiento de Artillería de nuestra División Experimental, unos 230 hombres, es decir, algo más 26 del 10 por 100 de si efectivo total de tropa, se ocu pa de la defensa inmediata. Disponen para ello, en tre otras armas, de 55 fusiles de asalto y 32 ame tralladoras, y es de destacar la importante cantidad que supone la cifra de estas últimas, si advertimos que una Agrupaciói de Infantería completa tiene 34. Contrasta, por el cont±ario, la escasa propárción de armas defensivas ontra-carros, que se limita a 18 lanzagranadas, cifra análoga a la del Batallón de Zapadores y muy inferior a la de la Agrupación de Infantería (41), pero ello tiene la justificación de poder emplearse las mismas piezas como armas con tra-carros en puntería directa a distancias próximas. La proporción de subfusiles, en relación con los mosquetones, es muy superior a la existente en organizaciones pasad-as, y así vemos que, por cada mosquetón existen casi tres rubfusiles, proporción que resulta muy similar a la que existe en la Agru pación de Infantería, donde la proporción es de uno a algo más de tres. La articulación de los mencionados efectivos se concreta a una Sección de protección por Grupo y un Pelotón de Ametralladoras (de 4 máquinas en las Baterías de 105) por Batería, estando los lanzagranadas encuadrados en las Secciones de Grupo. Hemos hecho estas comparaciones cuantitativas con el propósito de destacar el notable coeficiente de importancia que se da a este problema en nues tra Artillería Divisionaria, pero tenemos la impre sión de que los medios dedicados a este fin en nues tra División Experimental son relativamente modes tos si se comparan con los análogos de algunas Uni dadas extranjeras. Ha de tenerse en cuenta, dado el relativo valor que hoy día tienen el terreno ocupado y que no se preconiza aferrarse a él, que un importante medio de defensa para la Artillería está en su movilidad. No es frecuente qu’ para cumplir una misión de fuego no exista mís que una única posición; por tanto, teniendo estudiadas varias y aprovechando. la muy estimable capacidad de movimiento de los actuales materiales, podrán evitar algunas Unida des el ser destruídas po penetraciones potentes y al mismo tiempo seguir tomando parte activa eñ el combate desde las nuevas posiciones. Claro está que el momento de abandonar una po sición tendrá que ser ordenado por un escalón en cargado de ello de antemano y nó por el Jefe de la misma Unidad, ya que de otra forma podría orde narse el cambio c’ando el apoyo de fuego fuera necesario. - DEFENSA ANTIAEREA Así como los materiales pesados de campaña han entrado a formar parte plenamente de la A’rtillería Divisionaria, los análogos antiaéreos, por otra par te sustituidos en muchos países por cohetes radiodirigidos, permanecen como hasta aquí, fuera de la División y se encuadran en el Cuerpo de Ejército, escalón que debe garantizar la defensa antiaérea en la zona de despliegue de la División, por lo que se refiere a ataques procedentes de aviones en vuelo a mediana o gran altura. Como modernos materiales antiaéreos ligeros, con gran velocidad de fuego y modernos aparatos radar - para dirección del tiro, suelen ser normalmente em pleadas piezas de 41) ó 37 mm., en montajes a veces hasta de cuatro tubos, pero corrientemente de uno o dos. Estos son apropiados para la defensa contra ataques a baja altura, aunque también empiezan ya a ponerse en servicio para este mismo cometido material cohete que, hasta ahora y diferentemente de lo que ocurre en los materiales pesados, no desplaza el tipo de pieza de 40 de que hablamos. Para el encuadramiento de las Unidades anti aéreas ligeras existen dos criterios, que se resumen en uno solo cuando se trata de su empleo táctico. Uno de ellos consiste en hacerlas pertenecer al O. E. y agregar a la División un Grupo A. A. li gero cuando ésta lb precise, que normalmente será al estar situada en la zona avanzada. El otro, darle orgánicamente a la División un Grupo A. A. ligero. Rn resumen, lo normal es que bien agregado o bien orgánico, la Divisi5n cuente con uno de los men cionados Grupos y sea responsable de su• propia defensa contra ataques aéreos ejecutados a baja altura, tomando el Jefe de Artillería de la División este Grupo como una Unidad artillera más a sus órdenes. La División Pentómica americana no posee Grupo A.A. ligero, pero cuenta con que C. E. se lo propor cione. La primitiva plantilla de nuestra División Ex perimental tampoco incluía otro material A. A. que 23 ametralladoras A. A., distribuídas entre el Regi miento de Artillería, Batallón de Zapadores y Grupo de Intendencia. Por lo que se refiere a las del Regi miento de Artillería, están encuadradas tres en ca da Sección de Protección de Grupo, y son de 12,70. Desde luego, dado el tipo de material de que se tra ta, su empleo quedará limitado a la defensa de al gunos elementos de cada Grupo, que a juicio del Jefe del mismo puedan ser atacados a muy baja cota. Actualmente nuestras Divisiones cuentan en plan tilia con un Grupo A. A. ligero de 40/70. El empleo táctico de estos Grupos depende del peligro de ataque aéreo que el General de la División considere más amenazador. En tal sentido, se les puede señalar un determinado número de zonas, cuya defensa se considere indispensable, y en ese caso, el Grupo actúa centralizado bajo el mando de su Jef e, que distribuye las Baterías o Secciones entre las zonas que se le ha ordenado defender. También puede darse al Grupo misión de defender contra ataques aéreos en vuelo bajo, determinadas Unidades y para ello se dará una fracción a cada una de dichas Unidades. (Agrupaciones dé Infante ría, Regimiento de Artillería, Agrupación de Caba llería, Servicios, etc.) Otra modalidad de empleo del mayor interés será el despliegue del Grupo con miras a la defensa de la División contra ataques procedentes de fuerzas aerotransportadas o efectivos desembarcados de he licópteros, para lo cual habrá de tener muy presente las zonas de terreno más apropiadas para el empleo de tales Unidades. - • Después del parcial e incoffipleto repaso que inos hecho en este artículo y en el precedente lo que es una Artillería Divisionaria moderna, siblemente estamos en condiciones de considerar he de po có mo puede responder ésta a los problemas básicos que al principio decíamos tenía planteados y que con cretábamos en: mas potencia de fuego; más mo vilidad; más rapidez en su actuación; conservar la capacidad de dar apoyo; conservar la capacidad de dar protección; atender a su defensa inmediata y a su defensa antiaérea. Pero antes debemos hacer nos una pregunta: ¿estaría actualmente en condi ciones de cumplir con éxito sus misiones la Artille ría Divisionaria, dotada tal y como estaba al tér minar la G. PL II? La contestación no ofrece duda. Naturalmente que nó; de lo contrario no hubiera sidoS preciso acometer modernización alguna. Sin embargo, merece la pena preguntarse tal cosa, ya que a poco que observemos notaremos que los ma teriales en servicio actualmente en muchas Divisio nes modernas son los mismos 105 y 155 de la pasada guerra, con sus 10 a 12 kilómetros de alcance. Es este un aspecto ecoñómico de la cuestión que no puede dejar de tenerse en cuenta. Una Artillería no se puede sustituir más que, si acaso, en ocasiones de mucha excepción (una guerra en desarrollo) en un corto período de tiempo, y para ello afectando se riamente a la economía nacional y, al mismo tiem 27 po, creando un problema a la industria, a no ser que se trate de países de enorme potencial. De otra parte, los materiales de la G. M. II, cuando se trata de combates en los que no se emplea explosivos atómicos, y ya al principio señalábamos que éstos serán bastantes, conservan todo su valor. Además, también indicábamos que las Divisiones modernas aspiran a ser útiles en lucha atómica y no atómica. Estas razones justifican en parte la permanencia de los materiales aludidos, pero no cabe duda que pau latinamente serán sustituidos por otros més mo dernos y de mayor alcance, aptos para los dos tipos de lucha. En conclusión, y como resumen de las considera ciones hechas hasta aquí, se puede decir que la r tilería Divisionaria ha solucionado así los proble mas que hemos mencionado: Conseguido más potencia de fuego: Aumentando el número de sus piezas por Unidad y en total; admitiendo calibres pesados y cohetes; moder nizando sus montajes e introduciendo el explosi vo atómico. Con todo, hemos de hacer constar que este factor no está resuelto a plena satisfacción, como lo demuestra el reciente incremento de 18 obuses de 155 en la División americana, sobre los 12 ya existentes. Mejorado su movilidad: Modernizando todo su material de tracción; haciendo autopropulsado una importante parte de sus piezas; haciéndose toda ella aerotransportable; dotando ampliamen te de vehículos epropiados sus órganos de Mando, Planas Mayores, Escalones de Servicios y Entre tenimiento y Columnas de municiones. Acelerado su rapidez de actuación y mejorado su oportunidad de intervención: Modernizando sus medios para el enlace y la observación; por una ajustada coordinación de fuegos; una adecuada distribución de misiones dentro de sus materia les; una orgánica en Planas Mayores y Unidades, adaptada a la de la Infantería; una organiza ción de Mando adecuada. Esto con independencia de otros cambios que repercuten más directamen — — d 28 te en el factor rapidez, como transmisiones, topo-. grafía, métodos de tiro ,etc., y a los que no a1udimos por no haberlos tratado aquí. Conservado la capacidad de dar apopo: Mante niendo los materiales de calibres medios clásicos; aumentando los alcances de los mismos hasta. los 17 Km. y mejorando sus condiciones balísti cas. Conservado la capacidad de dar protección: In troduciendo en su orgánica materiales clásicos pesados y material cohete de gran calibre, con al cance hasta de 32 Km. Incrementado su Defensa inmediata: Con una mayor cantidad de armas defensivas automáti cas; aumentando considerablemente el número de hombres dedicados a este cometido; organi zando Secciones especiales en los Grupos. Garantizado parte de su Defensa Antiaórea: To mando a su cargq la defensa de la División con tra los ataques a baja cota. y contra toda clase de aviones o helicópteros que actúen en misionesde observación o con propósito de desembarco aéreo; disponiendo, al menos, bien en propiedad o asignado, de un Grupo ligero A. A. Está muy claro que vivinios, en Orgánica Militar, como en otros muchos aspectos de la actividad hu mana, tiempos de transición. Las Divisiones. .modernas están sin contrastar, en una guerra regular, de las dimensiones de las futuras, y quiera Dios no lle gue, o al menos tarde mucho, en comprobarse su eficacia. Su composición puede variar aún mucho,. como consecuencia de estudios y maniobras, hasta llegar al equilibrio y permanencia que tuvo su an tecesora la ternaria. Hemos de tener, pues, el ánl mo preparado a otras variaciones sin sorprendernos. — — BIBLIOGRAFIA Normas para el empTeo de la Artillería de Campaña. Notas sobre organización y empleo táctico de la División de infantería Experimentai. F. M.—7-lOOy F. M.—62l. - 4 EL MANDODE FIOMBRES,ENEL EJERCITO Y.LA- -INDUSTRIA AIórez de C. d0 Arflhlería, RamónMAÑANA VÁZQUEZ. .—En los últimos años ha recaído la aten gión de los técnicos y hombres de empresa sobre unos problemas y especialidades que tie nen poco que ver con la regla de cálculo o las ecuaciones diferenciales; en la industria estos problemas se llaman Relaciones humanas, Lro ductividad, Racionalización, TWI, Organización de empresas, etc., todas ellas técnicas de poten -cial humano, en definitiva. Muchas de estas e pecialidades nacieron o se desarrollaron en el transcurso de alguna de las dos guerras mun diales con fines militares y se aplicaron luego a la industria de paz, siguiendo esa corriente -de comunicación que existe entre las técnicas -de producción de la industria y las técnicas de guerra. Una mayor atención al factor humano en el proceso de la producción ha sido debida ca-si siempre a. motivaciones económicas y no a- ra zones de. índole espiritual. Así, por ejemplo, mu-chas empresas americanas manifiestan llana-mente que el acertado desarrollo de un pro grama de relaciones humanas constituye una gestión rentable. Muchas empresas mineras bel gas disponen de magníficos servicios de recep -ción de personal, programas de adiestramiento y seguridad; todo lo cual no es otra cósa que un intento de solución de un grave problema de falta de mano de obra. 1.—Entre todas estas técnicas, la de mando de personal no se ha concretado todavía en cuerpo de doctrina, pero existen acerca de ella estudios y principios dispersos que se puede in tentar sistematizar. Se observa que el hombre indispensable, el hombre que manda en un asunto, no es el téc nico como tal, el técnico de detalle, sino el orga nizador, personaje que vale sobre todo por sus cualidades de carácter y de juicio. Es el técnico de las ideas grnerales. Tradicionalnente se venía pensando que el don de mandar era una cualidad innata en el individuo: el jefe—se pensaba—nace, no se hace. Los grandes conductores de hombtes, ya los llevasen a la guerra, a la revolución o a la. lucha de la producción, igual que los que se adueñaban de ámbitos más reducidos—capita nes de buques, caciques de comarca o jefes de guerrillas—manejaban a los hombres por ins tinto, gracias a unas dotes especiales que les permitían dominar las situaciones y arrastrar voluntades hacia el fin que ellos se hablan pro puesto. Este tacto natural existe, sin duda, pero en el apremiante mundo que vivirnos, cada vez hay menos lugar para el brote de la jefatura espontánea; el arte de mandar se está convirtiendo, .páco a poco, en técnica de mandar. Vivimos en- una época de eficacia, y para po- - - - 2 - uer eficazmente en marcha el potencial huma— no se requiere una organización segura, basada en una autoridad correctamente jercida. Las empresas de producción de elevada planti]ia de personal cada vez se aselnejan más a unidades del ejército en pie de guerra; inversamente los grandes ejércitos iiodernos, con sus volumino sos y complejos contingentes de hombres y de material, tienen bastantes puntos comunes con las organizaciones industriales. gir. Es claro que estas circunstancias exigen un mecanismo de información y de mando de fun cionamiento casi automático para que el inge niero pueda dominar en todo momento la mina y no ser arrastrado por ella Otro factor que requiere una buena disciplina: el peligro propio de los trabajos mineros. Contra lo que se pueda cÑer a primera vista, y luego hablaré de ello, la disciplina es necesaria en este caso para impedir que el minero ée arriesgue imprudentemente obligándole a cumplir con las medidas de seguridad de’ las que él. por su propio gusto, prescindiría. - - 2.—Para poner de relieve la importancia que la disciplina y el mando de hombres tiene en el mundo de la producción industrial y en el desarrollo de estas ideas, me referiré al caso que por mi profesión me es más conocido. Se trata de una explotación minera de carbón en la cuenca central asturiana. En primer lugar y en comparación con determinados paises ex tranjeros, la industria hullera asturiana se dis— tingue por un bajo índice de mecanización, y, por consiguiente, por una extraordinaria im portancia económica de la mano de obra; el 75 por 100del precio de costo de la tonelada se va en jornales. Incidentalmente recordaré que esta característica de limitada mecanización no se debe, contra lo que se cree vulgarmente, •a incapacidad tecnológica, sino a la modalidad de los yacimientos y a las condiciones generales de la economía nacional. El hecho es que la ac tual producción de carbón española exige un contingente total de unos cien mil hombres en cifras redondas. Este papel clave del hombre en la industria carbonera justifica que se sienta interés por el problema de su mando. Pero no sólo cuantitativa, sino también cuali tativamente los trabajos mineros exigen una elevada dosis de disciplina y mando organizado. La mina no es una instalación industrial está tica y repetida día -a día; al contrrio, sus fren tes de arranque se encuentran en perpetuo ja que: todos los días se encuentran fallas o an churones en las venas, o se derrumban los ta lleres o es preciso abandonarlos antes de que esto ocurra, o montar otros nuevos, o alterar los métodos de explotación; otro tanto -ocurre con las galerías de arrastre y el resto de las instala ciones, montadas a menudo en precario o su jetas a -una serie de contingencias muy difíciles o imposibles de prever. Así ocurre, que por muy detenidamente que haya sido proyectado un plan de producción y por grande que sea el lujo de detalles en su puesta en marcha, no pasan muchos días sin que el yacimiento, el terreno, el agua, el gas, las averías o el personal desor ganicen todas las predicciones, exigiendo conti nuamente reestudiar, reaccionar y redactar un nuevo plan para la situación que acaba de sur- 30 3.—Sobre la importancia clave que en la mi— licia tiene el arte o técnica de mandar hombres y crear una buena moral y disciplina parece superfluo hablar. Estimo que una corriente de comunicación sobre estas técnicas (Sin tocar las doctrinas propias de la institución militar ni de las empresas de producción) sería benefi ciosa para ambos. Todos los principios funda mentales de libros’ que tratan de la guerra y del mando militar (1) se encuentran igualmente en la abundante bibliografía sobre la dirección de las industrias. Si se trata de nanejar direc tamente núcleos de subordinados, se encontra rán valiosos principios en las rancias y arcai cas ordenanzas militares de Carlos ]I[, fruto de una dilatada experiencia en el mando de la tropa. El ejército español recibe a lo largo de los años la totalidad del potencial humano de la nación. Este potencial humano, que es su orgullo, constituye su recurso fundamental; parece na tural, por consiguiente, dedicar mucha atención a su manejo. Efectivamente el hombre español tiene asegurado el éxito en las demostraciones de valor, en el asalto domo infante a la posición enemiga, pero ya le es más difícil sentir.se pie za subordinada a una organización reciamente disciplinada y conducida por el jefe. Induda blemente este factor no viene dado en el poten cial humano de que anualmente dispone el ejército. Es curioso que esta propia característi ca racial del español que derrocha valor y le cuesta trabajo someterse a la disciplina auto mática, tantas veces madre del éxito, sea tam bién motivo de dificultades en el empleo de la mano de obra en la mina. Si cuesta trabajo im poner una disciplina de seguridad en la mina, se debe fundamentalmente al desprecio que el minero siente por el peligro. Ante una situación -‘ (1) León Wauthy: Psicología (Editoria1 Bbliogrtf1ca Militar, ronel L. C. Andrews: Leadership A. Maurois: Diálogos sobre el 1940). del soldado en campaña 1940).—Tte. Co Madrid. and Military Training.— Mando (Epesa, Madrid, - comprometida, los que mandan nunca tendrán necesidad de empujarlos, siempre se dará el caso de tener que castigar duramente su im prudencia. Sin embargo, de la misma manera que con canciones patrióticas exclusivamente ya no se ganan las guerras, tampoco el arrojo gra tuito sirve para ganar la más difícil de las gue rras que es la de la paz. El mundo es de los audaces, sí, pero de los audaces inteligente mente organizados. es que la industria llega a tener jefes, vendrán a ser, virtualmente, los caudillos de la humani dad moderna; si no hay en ellos cierta medida de nobleza, no volverá nunca más a existir una aristocracia». Con palabras más llanas dice el Teniente Coronel Andrews: «Un buen jefe debe compartir las alegrías y las penas de sus hom bres: ha de velar por su fama, salvaguardar sus susceptibilidades y sus derechos dentro del con junto de la organización, actuando, en una pa labra, corno su verdadero protector, tanto indi vidualmente como considerándolos en grupo. Ocúpase de los soldados cual si fueran ni?ios, cuidando de que estén vestidos adecuadamente, bien alimentados, de que descansen y se di viertan, conservándose en buena salud tanto fí sica como mental, sin reparar en esfuerzos ni desvelos... » No paran aquí los esfuerzos y des velos de un jefe, pues, si consigo explicarme bien en lo que me queda de exposición, se vera que ca-en sobre él los más grandes trabajos, in comodidades y responsabilidades. Pero el autén tico jefe no esquivará ninguna de ellas. Este será el único medio de ganarse la adhesión in condicional de sus hombres, que no dejarán de advertir la capacidad de mando, de servicio y sacrificio de su jefe, y de su poder para exigir de ellos inflexiblemente su esforzada coopera ción en los casos más difíciles y penosos. Por riguroso que haya sido el esfuerzo los hombres reconocerán la jefatura de la autoridad y na cerá la moral de la autoridad. Sólo cuando en un cuerpo social ha logrado infundirse esa mo ral puede considerarse listo para su cometido. 4.—Lo que define al jefe en cualquier socie dad es el principio de autoridad. Este principio es, asimismo, el que determina que un cierto nú mero de individuos se constituyan en sociedad, es decir, que para que el jefe disponga de auto ridad era preciso que sus propios súbditos se la confiriesen; así nació la disciplina en una or ganización. Cuando esta disciplina es volunta ria y conscientemente existe el jefe. Si es volun taria e inconsciente nos encontramos con el bo rreguismo; si es consciente e involuntaria, abocamos a la tiranía. Para que una serie de individuos concedan a un hombre la facultad de ordenarles, es preciso que reconozcan en él una superioridad. De aquí ha venido una tremenda exigencia para el que manda: ser superior. Es inútil pretender que funcione bien una sociedad cuyos jefes están caracterizados sólo por una autoridad conf enda desde arriba y no por una personalidad real mente sobresaliente. Dice André Maurois que una clase dirigente se caracteriza por los servicios que presta; es obedecida y respetada porque es indispensable. También según las ideas de Ortega y Gasset lo 5.—Para analizar aunque sólo sea brevemente que distingue al ser noble del ser vulgar no la cuestión del -mando, vamos a considerar dos es el privilegio, sino la exigencia a si mismo; y extremos separadamente; por una parte, cuáles el jefe se exige a sí mismo un servicio a la co son las cualidades que caracterizan al buen lectividad que el estado llano desconoce total jefe, y, por otra, las relativas a la estructura mente. Viene bien citar aquí una estupenda fra ción o dispositivo humano que ha de mandar. se de Carlyle: «Los que dirijan la industria, si Decía el General Hammerstein que, el mejor 31 jefe será el más inteligente y el más perezoso. Con esto quería decir que la manera más eficaz de mandar es conseguir entusiasmar a un equi po de hombres en una labor, señalarles un ob jetivo y... colocarse tras la barrera a aplaudir. Interpretar esto en el sentido de que el jefe es taría sumido en la’ ociosidad sería desconocer la misión del mando, tal como la hemos expli cado hace un momento. Así, Napoleón decía de sí mismo: «No es el genio lo que me revela re pentinamente lo que debo decir o hacer en cir cunstancias que a los demás les parecen impre vistas, son mis meditaciones, mis reflexiones previas. Estoy siempre trabajando..., por la no che me despierto y mi cerebro se pone a tra bajar. Si parece que esté siempre dispuesto a hacer frente a cualquier contingencia es por que antes de emprender algo lo he examinado detenidamente y así he previsto cuanto pueda suceder.» Este es, pues, el primer trabajo del que manda; es un trabajo poco espectacular, pero llegado el momento, todo. está rigurosa mente previsto y planificado, nada le coge de sorpresa; los equipos listos, los programas pre parados, los hombres dispuestos; las órdenes f.Iuyen exactas hacia sus objetivos y cada hom bre encaja en su puesto y se siente satisfecho de la organización a que 5ertenece. Sin embargo, en el campo de la acción conce bir es poco, la ejecución lo es todo. El mismo Napoleón decía que la guerra es un arte ele mental y el resto ejecución. Efectivamente no basta con dar órdenes, es preciso controlar su ejecución con la misma severidad sistemática con que se elaboraron, pues de lo contrario se habrá construido -castillos en el aire. Y apare cerá entonces aquel factor que Clausewitz lla maba «rozamiento de la guerra». Aunque no se trate de una batalla, en la’ejecución de un sim ple plan de producción surgirán los fallos loca les, los accidentes imprevisibles, los informes contradictorios, la inercia ‘o torpeza de los su bordinados que restarán al plan concebido su impecable perfección. Inmediatamente el jefe ha de discernir lo cierto de lo falso, aceptar la realidad creada por las nuevas revelaciones, in corporarla a su pensamiento a cada instante, vencer con su energía y tenacidad y recrear de continuo a su unidad desgastada por ese roza miento. Los españoles, todo el mundo lo sabe, somos muy dados a la improvisación. Entonces el jefe decide y pone en marcha su decisión atropella damente, a menudo arbitrariamente. En par ticular nada como la arbitrariedad para des truir y aniquilar fulminantemente la moral de una sociedad. Pero aunque no sea arbitrario, el jefe que improvisa no ganará jamás la confian 32 za de sus subordinados; para éstos es facilísimo percatarse de cuándo las cosas no están con cienzudamente estudiadas de antemano y ‘pre vistas inteligentemente hasta en sus menores detalles; el individuo no se siente ya mandado, sino traído y llevado. Ordenes y contraórdenes, órdenes difusas e incómpletas, el famoso «quien pregunta se queda de cuadra», etc., minan la. organización y rebajan la técnica hasta que el que antes era un organismo vivo, sin que nadie quizá se de cuenta, termina por convertirse en un cadáver en descomposición. Quién se enfren ta con una estructura corrompida de este modo sabe que resulta preferible destruirla y rehacer la de nuevo, en vez de intentar levantar la mo ral aniquilada. Otro elemento que le es indispensable al que manda hombres es un cierto conocimiento, o al menos intuición, de la psicología del hombre concreto que ha de manejar, tanto como indi viduo como en cuanto masa, pues es sabido que las relaciones son de distinta índole en uno u otro caso. Cada cual se acerca a ese individuo o a esa masa con su propio temperamento. Por supuesto no será buen jefe quien tenga un ca rácter apocado e irresoluto, pero es preciso, también, no confundir el nial genio con el ca rácter; para muchos, el primero es un sistema de mando, a falta de las dotes que verdadera mente fundamentan el segundo (General Ba rrueco). Se han hecho ensayos sobre cuál es el carácter óptimo para lograr los mejores resul tados en el mando: se comprobó que el carác ter irritable era el menos favorable a este obje to; por el contrario, los individuos joviales, que otorgaban cierta libertad controlada a sus hom bres para realizar lo que se les proponía tenían más éxito. 6.—No es suficiente que el ‘jefe sepa ordenar bien, es necesario que convierta a su unidad en un sistema orgánico vivo, capaz de potenciar sus órdenes y llevarlas a la realidad. El jefe debe crear dentro de los límites de sus atribuciones, un dispositivo de personal elástico y articulado, tenaz, resistente a la rutina y al asalto de lo imprevisto. El dispositivo debe concebirse en función de la misión a realizar y nunca calcarse por moldes existentes. Debe colocarse, infle xiblemente, en cada puesto la persona más apta, desatendiendo cualquier circunstancia de como didad, fama, título o relaciones personales. Ya es costumbre extendida el esquematizar la es tructuración del cuerpo social por medio de or ganigramas. Con ellos se definen de manera sencilla e inequívoca, las relaciones de autori dad y responsabilidad entre los varios indivi duos, servicios y categorías. Complemento del organigrama es el libro que en Améica llaman de prácticas normales de administración. Cada individuo •sabe así exactamente cuál es su co metido y en qué relaciones se encuentra con res pecto a todos los demás. Estos medios auxiliares impiden la existencia de indeterminaciones y confusiones: no se atribuirá por dos veces la misma función; nadie está obligado a acatar órdenes procedentes de dos jefes distintos; nin gún detalle puede quedar fuera de una autori dad determinada. Otro extremo que se aprecia inmediatamente a la vista del organigrama, es el número de subordinados a las órdenes direc tas de un jefe. En la industria se estima que este número puede oscilar desde uno a cinco en los escalones superiores, hasta uno a veinticinco en los inferiores. Las condiciones especiales del trabajo en el interior de la mina, pór ejemplo, exigen no pasar de uno a diez aun en los esca Iones más bajos. El organigrama proporciona asimismo una estratificación en categorías de terminadas de los diversos mandos subalternos, asimilando cargos o títulos distintós en un mis mo nivel a- efectos de retribución económica y consideración social. No hay que olvidar nunca qué no es el rigor lo que produce malestar entre los individuos de una organización, sino la in consistencia, la inestabilidad y el no saber a qué atenerse, y su resultado inevitable que es la in justicia. El organigrama permite percatarse desde él primer momento del grado de centralización o descentralización que el jefe ha dado a su unidad A éste respecto los americanos distin guen con la palabra «une» la organización ver tical que fluye normalmente de jefe a subordi - - nados a través de unos mandos intermedios, en tanto que llaman «staf f» a la descentralización o delegación de funciones que el jefe, excesiva mente sbrecargado de trabajo, entrega a ofi cinas o servicios ramificados lateralmente sin mando- directo de personal. Así por ejemplo, en el organigrama del grupo minero la función de la vigilancia de seguridad alcanza tal importaI— cia que el facultativo jefe delega en un vigilante especializado en esta tarea. 7.—Es normal que varios de estos mandos in termedios se reúnan periódicamente para constituir un comité. Los fines de estos comités pue den ser muy variados y en su integración in tervendrán,- de acuerdo con esta -finalidad, ele mentos de uno o varios servicios verticales y de uno o varios estratos horizontales. Determina dos comités, precisamente por su naturaleza es pecífica vienen caracterizados por su heteroge neidad. En general los comités favorecen la colaboraéión entre diversos núcleos de un mismo grupo y sirven para intercambiar ideas, para que el jefe tome el pulso de la organización y ecuentre ocasión de inculcar, en ella sus ideas. La técnica de conducción de un comité o junta no es nada fácil; pueden leerse’ muchos artícu los sobre esta cuestión. Mi experiencia personal en ambientes muy distintos corrobora esta opi nión de dificultad. En primer lugar, al empleo de comités se le pueden oponer mucha obje ciones que no són, sin embargo, válidas cuando éste se limita—como ocurre con -los consejos de Ministros de ciertos países—a discutir sin que haya votación, dejando que resuelva el jefe. De lo contrario, es decir, si se considera la junta - - / - - corno ejecutiva, y no como sólo consultiva, lo más probable es que sus reuniones sean comple tamente estériles. Por lo demás y como siem pre, el óxito o fracaso de un comité depende de la habilidad del jefe que lo preside. Este debe sacar todo el partido posible de la reunión. De berá Suscitar el máximo esfuerzo de coopéra ción y subordinación de opiniones y volunta des a un fin común; pero se encontrará por el contrario con una seHe de manifestaciones per sonales divergentes. Así, surgirá el individuo que perora incansablemente, complaciéndose en su propia retórica; el batallador que arernete con el resto de la reunión; el tímido que no se aventura a exponer su opinión; el resentido que lo echa todo por tierra; el escéptico que no le interesa nada de lo que se trata, etc. Es el mo mento en que el auténtico jefe, conocedor de sus hombres y delfin que persigue ha de saber pul sar hábilmente los resortes de todás aqueilas personalidades para entusiasmarlas en una la bor común. Terminaré recordando que después rie haber tomado las decisiones oportunas, el jefe debe encargarse de controlar rigurosamente su ejecución en el plazo previsto. - bordinado su ejecución. Todo jefe r.eguro de si mismo, penetrado de su responsabi:idad y cono cedor de su oficio sabrá encontrar, al dar las ói4denes, aquella energía de carácter que distin gue al auténtico caudillo. Es muy importante encontrar el tono conveniente para cada caso. Esto ocurre particularmente tratándose de hombres impulsivos y toscos que persisten, al desarrollarse sus negocios, en tratar a la gente de cultura superior de la que han de valerse, con los modales rudos y en la forna perento ria que aprendieron como capataces. Las órde nes se pueden dar de un modo impersonal, frío y decisivo, pero no deben nunca herir el amor propio del que las recibe. Terminaré estas consideraciones sobre las ór denes con una reglá de Maquiavelo: «Quién da órdenes severas débe velar por que se ejecuten con severidad, pues de lo contrario serán frustra dos sus propósitos.» Los dispositivos de control a corto y a largo plazo forman parte de la téc nica de organización de enripresas, pero sólo afectan indirectamente a la cuestión de mando de personal. En una mina están constituídos por lOS partes orales y escritos y gráficos diarios, semanales y mensuales, y también por los in 8.—La forma normal de ejercitar el mando es formes, todo ello en conexión directa con la la orden; con ella se pone a prueba la esencia labor previa de planificación misma de la efectividad del mando. Existen una serie de reglas acerca de las órdenes. En primer 9.—Otro medio de control en el que sí vamos lugár, un jefe cuidadoso del valor de sus Órde a détenernos porque hace referencia al persones no las prodigará en exceso. Jamás debe ordenarse lo que debido a las circunstancias no nal, es la visita de inspección. En la mina es ta se podrá ejecutar; la orden tiene un carácter rea que se ha de desempeñar prácticameñte a diario, porque, como ya dije, el estado de las muy valioso y hay que evitar que su obligato labores no puede apreciarse perfectaTiente si riedad se desvanezca y, por consiguiente, se de grade su carácter. Por la misma razón, tampoco no es «de visu». Una de las facetas más esen ciales del jefe es la de educador, y es en la vi se ha de formular ninguna orden cuya ejecu ción no pueda luego controlarse. Tampoco de sita de inspección—aparte de los cómités—dón ben darse tantas órdenes que por inclinación a de este carácter suyo torna más relieve. Las pre asumir responsabilidades del inferior resulte guntas que el jefe formule señalarán a la aten disminuida la iniciativa; los reglamentos del ción de sus subalternos y subordinados en qué ejército norteamericano estipulan lo siguiente: sentido está preocupado el mando y en qué me (<Cuando sé foriiulan órdenes en campaña, el dida conoce el funcionamiento, las dificultades, jefe debe indicar con claridad lo que ha de eje los éxitos, los fracasos y la valía de su actuación. cutar cada subalterno, pero no la forma en que Este contacto directo exige muy especialmente conocer la calidad de la persona con quien se lo ha de hacer.» habla; tan fácIl es engañarse con una buena La claridad derIvase principalmente de la de impresión sobre la labor de un miembro pere tenida reflexión acerca de un asunto. Esta cla zoso, pero astuto, como destrozar la moral de ridad es lo que da más fuerza a la expresión; una persona entusiasta y leal con desconfiadas mientras que esta expresión será menos contun y minuciosas preguntas. En estas visitas el jefe clentesi en el ánimodel oyente cabe la sospe debe saber señalar el objetivo a conseguir, sin cha de que conceptos y palabras no están em rebajarse a cumplir funciones que son especif pleados con pleno conocimiento de su signifi-. cas de sus subordinados. Por otra parte, ha de cación y alcance. Ya se ha éomentado que una aprender a ver las cosas tal como son, no tra orden rigurosamente preparada exige del jefe tar nunca de eludir los hechos, sino hacerles un esfuerzo multiplicado y constante, a menudo frente con un realismo y sinceridad a toda más considerable que el que supone para el su- prueba. Por último, el paso del superior por el 34 ambiente mismo de trabajo, incómodo y en oca— De los mineros se ha dicho muchas -veces que siones peligroso, fortifica la moral de los pro son menores de edad y esto es cierto en lo que se refiere a su mentalidad, pero no en lo relati pios trabajadores. vo a Su’ comportamiento. Para enseñarles algo 10.—Estas ocasiouzs y otras parecidas en que es. preciso realizar el mismo esfuerzo que para el jefe tiene un trato personal y directo con sus hablar on un-recluta; pero sus reacciones son hombres le darán lugar a conocer su psicología típicamente indomables. Esto es hablando con y reacciones. Dice Montgomery que un General mucha generalidad, porque existen grupos mi que piense que todos sus hombres son semejan neros que se nutren de una mano de obra mi tes no ganará ninguna batalla. El jefe, como tad minera, mitad agrícola; otros, con una tra personalidad superior está capacitado y obli dición minera y revolucionaria antigua; otros gado a salvar el abismo que existe por lo común de elevados’ contingentes de inmigrados anda entre él y los hombres de la colectividad que luces o extremeños, etc. dirige. Sobre la psicología del soldado y su evo 11.—El sistema de sanciones y recompensáS lución se han hecho trabajos interesantes que todo buen oficial debe conocer. Señalaré sola de una sociedad es uno de los elementos que mente la importancia decisiva de la primera dan más vida a su funcionamiento; con ellas acogida, el efecto demoledor de cualquier tra’— el jefe evalúa la actuación de sus diversos co tamiento despectivo o vejatorio, el deseo de re laboradores. La justicia rigurosa en la concesión presentar un papel, de valer, e incluso de ser de premios y castigos es deinitiva para la exis— mandado siempre que se le mande bien. En ge teñcia de la moral y la disciplina. Villamartín neral yo encuentro que los reclutas de bajo dice: «Ha de ser justo premiar con placer y nivel cultural son sorprendentemente dóciles; castigar con sentimiento: no humillar jamás la a medIda que el nivel cultural de la colectivi dignidad humana, exigir al inferior el cumpli dad ue se dirige ea más alto, el mando es más miento del deber, asegurándole todos sus dere chos, protegiéndole incluso en sus desgracias, difícil y delicado. Al reciuta le contagia la pa sión y le impresionan los acoittecimientos; el disputando en su beneficio todo lo que le per tenece.» Importa mucho más el que la sanción alumno de la IPS, por el contrario, analiza in quisitivamente, y con el rigor intelectual a que sea inevitable que no el que sea severa; la ala está acostumbrado, los principios, la sinceridad banza siempre es más provechosa que la recri con que se exponen y la capacidad con que se minación, -aunque se emplee a ambas con igual discernimientó; por lo general; la abúndancia y le manda. / 35 severidad n el uso de medios coactivos dice muy poco en favor de la aptitud de mando del jefe y del estado de su organismo. Tampoco hay que olvidar que el perdón caprichoso es tan des moralizador como el castigo injusto. Es impor tante que la recompensa o sanción siga lo mas inmediatamente posible al hecho que la motiva, y ello tanto más cuanto menor sea el límite mental del individuo de que se trata. Saber ha cer llegar al individuo concreto la estimación del servicio gue presta es una de las mejores recompensas. Naturalmente para ello es pre ciso disponer de un medio fidedigno de control de la tarea de cada cual. Es interesante señalar que en España es muy conveniente poner de manifiesto la importancia de la obra realizada por cada equipo, para contrarrestar así, hasta cierto punto, la propensión al individualismo tan típica de los españoles. La emulación, com petencia y sentido de deportividad son factores, que, debidamente manejados, reportan grandes ventajas, A las recompensas y sánciones debe dárseles cierto calor humano, puesto que van dirigidas a estimular la faceta personal de cada uno; la fantasía y diversidad en las sanciones aviva su valor y las reviste de atractivos que despierta en el trabajador una acción verdade ra. Vieue a insertarse aquí toda la técnica rela tiva a reláciones humanas hasta llegar a la par ticipación del personal en los beneficios, de la -que no nos corresponde hablar. En relación con el sistema de sanciones y re compensas, está el sistema de ascensos. Cuando las vacantes de una empresa son cubiertas con elementos ajenos a ella, o bien fundándose en la antigüedad o en el favoritismo, eso será para todos un aviso implícito de que no se les pide, ni se les agradecerá servicio alguno que exceda de lo estrictamente necesario para justificar el sueldo que percibe. Es claro que este criterio no debe tener aplicación pata un Oficial cuya entrega ar servicio es vocacional y no admite valoración económiea. - - - 12.—Es -necesario que todas las personas que forman parte de una unidad, hasta las más ín fimas, conozcan el papel y utilidad que desem peñan en la labor del conjunto. Si el individuo conoce por qué -se dan determinadas órdenes y cuáles son los propósitos o planes de su unidad o de su empresa, se sentirá colaborador, asumi rá su papel dentro del conjunto y es muy difícil que deje de responder a él. Aunque se trate de un obrero que está haciendo un simple desmon te, se considerará mucho mejor pagado y más orgulloso de su tarea si sabe qué edificio o ms- 36 talación se va a montar allí que no sise le or -lena escuetamenté: (<Abra usted una zanja de tantos y tantos metros.» 13.—La mayor prueba de capacidad que pue de dar un jefe es saber rodearse de colaborado res aptos. La elección de estos colaboradores no es fácil; deben ser expertos en su materia, lea les al jefe, entusiasmados con el ideal de éste. El quipo de subalternos, desgraciadamente, no siempre podrá ser elegido por el jefe y, sin em bargo, constituye el dispositivo de mando que el jefe ha de emplear con regularidad, como si fuera su herramienta de trabajo; por consi guiente, es donde han de funcionar con la má xima perfección los principios básicos de auto ridad moral y disciplina. Con el equipo de su balternos dispone de un elemento de valor in mediato: un conocimiento empírico de las cues tiones de trabajo y un dominio más dilatado de detalles. Como este conocimiento es con fre cuencia fruto de la experiencia, no siempre es acertado; las más de las veces es pura rutina ciega, plagada de vicios de: ejecución a de con cepción; el que manda debe saber emplear su formación intelectual para romper esta casca rilla y vitalizar su empirismo, desempeñando más intensamente que nunca su papel de edu cador. Algunos de estos prácticos subalternos alimentan su pequeña ambición de -mando, y tienen a gala gobernar ellos mismos -las cosas, ya descaradamente, ya por medio de subterfu gios. En algunos casos es preciso eximirse de la servidumbre de estos conocimientos prácticos de un sulbalterno, tomándose el jefe la molestia de estudiarlos sobre el terreno todo el tiempo que haga falta. Por lo demás, existe siempre el pode roso medio de utilizar a los suba1tenos empe ñando su amor propio en la rélización de nues tros planes. Por fin, recordaré, una vez más, lo importante ue es que el jefe no pretenda arre glar o entrometerse én cuestiones que son de la competencia de sus Subalternos. 14.—El jefe responsable, por fin, tendrá en todo momento conciencia plena de que manda hombres, es decir, seres de los cuales cada uno es todo un mundo, con su carga emotiva, sus ideas y sus sufrimientos, su temperamento, ta ras, ilusiones, problemas familiares. Y es que no puede pedirse a ningún hombre, por rudimen tario que sea, que se porte digna y valientemente si sus jefes no le han otorgadó antes esa digni dad y ese aprecio de su persona. Sólo así sabrá el que manda disponer de esos resortes perso nales que dan todo su valor al potencial hu mano y constituirse en auténtico jefe de hombres. La observacin del coniportamiento de los artificios de fuego en los Ejercicios tacilicos de conj’unto — SUGERENCIAS Coronel Ingeniero de Armamento,Manuel ESPlNJAZO CABRERA, de la PirotecniaMilitar de Sevilla. En fecha reciente he tenido que asistir al des arrollo cte un supuesto táctico. Concretamente, al ejercicio que. bajo el título de «Ejercicio Sevilla» se llevó a cabo en esta Segunda Región Militar, con ocasión de una visita de altas personalidades del Ejército Portugués que honraron con su pre sencia la ejecución de dicho ejercicio. Justificaba mi asistencia al mismo el cumpli miento de la orden dada por el Excmó. Sr. Capi tán General de la Región, de que asistieran al ejercicio citado los primeros Jefes de Ctierpos, Centros y Dependencias y la posible información que me pudieraser pedida sobre una bomba de humos con la quci se pretendía simular la ex plosión de una bomba atómica (un.o de los nú meros del supuesto táctico) y cuya fabricación instalación en él terreno y funcionamiento, había sido encomene.ada por la Superioridad a la - -. Pirotecnia Militar de Sevilla, sin, que tuviera otra misión distinta relacionada con el desarro llo de aquél. Antes dé comenzar el ejercicio, el Excmo. Sr. General Jefe de Estado Máyor de la Región, va liéndose de los planos necesarios, explicó de for ma clara y precisci la situación táctica que se • suponía, las distintas fases de su total desarro llo,. objetivos a conseguir en cada una, etc. y al término de su disertación se desarrolló el ejercicio por cierto, en forma brillante por todas las unidades que en él intervenían, cubriéndos.e to dos los objetivos con puntualidad cronométrica, sin que podamos consignar detalladamente las incidencias de las distintas fases, primeramente, porque ello no es el objeto dq este artículo y en segundo lugar porque creernos que no es nuestra pluma la más adecuada para hacerlo sino otras, que especializadas en asuntos tácticos son a nuestro juicio las que podrían traer a las pági nas de «Ejército», el minucioso estudio de estos ejercicios, que-indudablemente constituyen eice lentes lecciones de Arte Militar. E indudable que el desarrollo del ejercicio fué seguido por tcdos los asistentes a él con la máxima atención, pertenecieran o no a armas combatientes, participaran o no en aquél la to tulidad o parte, de sus unidades, pues simplemente, por natural afición, sugestionan siempre las maniobras de las fuerzas y los ‘distintos me dios de producir el fuego desarrollando toda su potencié. Pero es también humano y por consiguiente hay que admitir, que cada uno de los asistentes, in abandonar la visión de conjunto, dedicara especialiSima atención al desenvolvimiento de los eleméntos de su Unidad, si es que en el ejerci cio tomaba parté y caso de que así no fuera,efl las ‘tropas o serviciós a que el observador perte neciera. El ,que esto escribe, no podía ser una excepción, y una parte importante de mi aten ción estuvo dedicada a observar el comporta miepto, de aquellcs elementos que por nuestra profesión y destino, constit1Yen nuestra preocu pación diaria, refiriéndofloS con ello, a los arti ficios de fuego. Mi punto de observación qstaba situado en el Puesto de Mando del ejercicio y esto hacía na turairnente, que las unidades que intervenían, quedasen a grar. distancia de mí, o estuviesen ocultgs totair2 te, y por consiguiente, que no pudieré obtener ni la menor información direc ta del cTrnportarniefltO de artificios que fundo-. nan en sus armas o en las proximidades de sus líneas y entre los cuales se encuentra lé car tucheria utilizada por las armas portátiles y ametraflccdoraS pesadas, estopines, cargas de proyección de morteros, granadas de mano, etc. tjc,.icair’ente y p01’ lo avanzado del Puesto de Man&, debido a exigencias del terreno, podía observar con bastante ‘precisión el comporta mientd de los proyectiles y espoletas de cañóny mortero, ya que las explosiones de aquéllos se producían a no gran distanéia del Puestó de Mando. Pero a pesar cte las buenas condiciones de . 37 observación, que me permitieron claramente dicL laminar fallos de espoletas en unos casos y ex plosiones incompletas en otros, tanto en proyec tiles de cañón como de morteros, si al final del ejercicio se me hubiera solicitado inforniación sobre los tantos por ciento aproximados en que aquellos fenómenos se presentaron, no la hu biera podido facilitar y esto por dos razones: la primera, porque la extensión de la línea de fuego impedía que yo solo pudiera observar lo que en ella ocurría en cada instante, y segun da, porque lo interesante del desarrollo de al gunas fases del ejercicio hacía que yo concen trara en ellos mi atención, apartándola del pro pósito que me fija Lo dicho respecto a la observación del funcio namiento de los proyectiles y espoletas es tam bién lo que hubiéramos tenido que decir respecto al funcionamiento de la cartuchería y bombas de mano, si mi puesto de observación hubiera estado situado en un punto de la línea de In fantería que me hubiera permitido observar el comportamiento de dichos artifiios en la Uni dad inmediata a él. Todo ello hacía que me preguntara si lo que yo no podía hacer desde mi puesto de observa ción habría alguien o algunos que, ituados en puestos convenientes, pudieran al final del ejer cicio ,aunando sus datos, permitir al Director del ejercicio formarse una idea bastante aproximada del funcionamiento de las municiones y artifi cios que en él se hubieran empleado. Bien es verdad que los Jefes d Unidades tác ticas pueden anotar algunas a::omalías de fun cionamiento; así, por ejemplo, el Capitán de una Bateríá, durante la ejecución del tiro, pue de observar que algún proyectil no hace explo sión, pero la atención de él no puede estar pen diente de esta clase de fenómenos, pues toda la debe dedicar al reglaje de su tiro, debido a lo cual únicamente cuando el número de proyec tiles que no hacen explosión sea de consid,’ra ción es cuando recaerá su atención especalmen te sobre este hecho. ms lo importante es que esta observación no quede ahí, sino que sea ele vada a la Superioridad. Pero lo que ante nosotros maniobraba no eran sólo grupos de hombres, sino que lo hacía un conjunto de hombres, armas, máterial, municio 38 nes y artificios de fuego, conjunto indisoluble en que la eficiencia y potencia de cada uno de los elementos componentes están ligadas a la que radica en los otros, y, por consiguiente, los observatorios instalados para comprobar aque— lbs extremos deben extender su acción a todos los elementos que intervienen con la misma in tensidad, pareciéndome a mí deducir, a la vista de lo que allí presenciaba, que si bien los obser vatorios montados permitían juzgar en cada ins tante sobre los movimientos de las tropas y material no estaban montados, a nuestro juicio, en la cantidad suficiente los observatorios dedi cados a vigilar el comportamiento de los otros elementos, armas, municiones y artificios, ya que par este objeto imnicamente se podían contar como tales a los propios de las Unidades tácti cas, y ellos,por las razones dichas, sólo podrían proporcionar datos muy escasos para poder en, juiciar el funcionamiento deJos elementos a que nos referimos. Por todas estas razones, creemos que para for mar al final de un supuesto táctico un juicio del comportamiento o buen funcionamiento delas municiones y artificios en él empleados, es ne cesario montar equipos de observadores dedica dos a aquel propósito exclusivamente, prohibién doles terminantemente fijar su atención en si tuaciones o cosas que no sean su misión especí fica. Estos equipos que deben acompañar a las Unidades durante todo el desarrólbo del ejerci cio, deben ser tanto más numerosos cuanto más queramos que el tanto por ciento de anomalías por ellos observadas se aproxImen a las que en realidad ocurren El conocimiento del grado de perfecciona miento con que !ac municiones y artificios ha yan funcionado en un ejercicio es, a nuestro jui cio, de gran irnoitancia, por múltiples razones. Sin aquél, es realmente imposible dictaminar a la terminación de un ejercicio si su desarrollo ha sido correcto, y esto, aunque las Unidades que en él hayan intervenido se hubieran ajus lado en su desarrollo lo más exactamente posible a lo preceptuado por los distintos Reglamentos tácticos: En el plan de un supuesto táctico puede ser una de sus fases, por ejemplo, la toma de una posición determinada. El Estado Mayor encar • gado de su estudio én función de la supuesta or ganización defensiva de dicha posición calcula, por ejemplo, la masa de artillería, calibres y nú mero de disparos necesarios para ser neutrali zada y que quede apta para ser asaltada por la Infantería. Parece, por consiguiente, natural que una vez hecha la preparación artillera calculada y después asaltada la posición por la Infan tería, se dé esta fase por felizmente resuelta. Sin embargo, tenemos que tener presente que el nú mero de disparos y calibres calculados para neu tralizar la posición lo han sido hechos bajo la hipótesis de que en el tiempo asignado a dicha preparación se hará realmente ee ñÚmero de diparos, y que los proyectiles, en sus puntos de caída desarrollarán la máxima potenci.a que su calibre les permite. Si por deficiencias de lamu nición y de los artificios, el núi»ero de disparos previstos no se puede efectuar (fallo de estopi nes, deficiencias de recámara o dimensiones de las vainas, etc.) o la potencia desarrollada por los proyectiles en sus puntos de caída es nula o alcanza solamente una fracción de la que a su calibre le corresponde (fallo o rotura de espole ta, explosiones incompletas, bien por pérdida de energía de los cebos por almacenamiento o por mala organización del sistema de multiplicador, etcétera), los efecos de la preparación artillera prevista no se hubieran alcanzado, y la osición realmente al término de aquélla podría no estar apta para ser asaltada y ser, por consiguiente, dudoso el calificativo de feliz resultado aplicado a la ocupación de la posición, si no se tienen en cuenta las referidas observaciones. Creemos, por consiguiente, imprescindible que al terminar un ejercicio V hacer su juicio crítico, éste no debe limitarse a examinar la correcciód con que haya sido desarrollado por las Unidades que en él hayan intervenido, sino que además se debe dedicar especial atención al coinportamien to de las municiones y artificios, pues no se debe ólvidar ni por un. momento que la potencia de sus fuegos es el medio principal de acción de las fuerzas y dicha potencia está ligada íntimamen te con él correcto funcionamiento de los ingenios coirespondientes, y así de nada serviría la pie za de artillería más moderna, si la espoleta que va atornillada a ie ojiva de su proyectil es In capaz de provocar en las condiciones debidas la explosión del proyectil, haciéndole desarrollar la máxima energía de que él es capaz. Este juicio crítico que preconizamos, no debe ser uno de tantos informes rutinarios que no están encaminados a conseguir resultados prác ticos, sino .que, además de influir sobre la cali ficación del resultado del supuesto táctico, debe ser enviado sn demora al organismo que enlace con las fábricas, de Í3rrna que tengan informa ción detallada y IlE cuente de las deficiencias qu se presenten y puedan corregirlas en las siguien tes fabricaciones, d.e forma análoga a como las unidades que haya intervenido en el ejercicio, encaminan su instrucción a corregi.r las det ciencias que el juicio crítico les haya señalado. Pero, además, esta información es no sólo rn cesariá para las fábricas, sino imprescindible las razones siguientes: Al terminar una orden de fabricación, la brica prueba y la Inspección hace la recepcl n valiéndose de un corto número de armas y tan bién escaso número de disparos, en la galería de tiro de la fábrica o en un polígono cercano, ue para la Pirotecnia és el de «Costilla», en Cádiz, es decir, con unas condiciones de terreno, alti tud, humedad y temperatura prácticamente constantes. Pues bien, el tiro masivo y en gran número de armas-y en ejercicios desarrollados en regiones para las que las características antes indicadas tengan valores irluy diferentes de los qué aquí rigen, nos pondrian de manifiesto, en alguno.s artificios, las deficiencias que aquellas grandes variáciones pueden provocar y en aque llos en cuyo funcionamiento no ejerzan grar1 in fluencia dichas variaciones, poder. descubrir tan tos por cientos de fallos que por lo reducido de las muestras utilizadas en recepción, pasan in advertidos. Por otra parte, lesde que la.s municiones y ar tíficios salen a parques no vuelve la fábrica a sa ber más de ellas, su contacto queda roto total mente, y este contacto es necesario a efectos de reunir datos estadistico respecto a determina dos• fenómenos tales como pérdida de energia por almacenamiento en cápsula y cebos, varia ción del porcentale de fallos en balas de traza, artificios trazadores; etc., que se producen n función del tiemoc de álmacenamiento y aun que sean óptimas las cohdicione de éste. La información procedente de los supuestos tácticos.en que se emplearon municiones con al gunos años defabricación podrían contribuir en cierta forma a cubrir la necesidad apuntada, aunque ello creemos puede ser resuelto de for ma más racional, según luego indicaremos. Justifica lo antes expuesto nuestra creencia de que las fábricas y las tropas, o sea producto res y usuarios, deben dejar de funcionar, como a nuestro juicio ocurre actualmente, de una ma nera independiente, en vez de formar un todo íntimamente relacionado, de forma análoga a como ocurre en la producción y consumo de pro- ductos civiles, corrigiéndose la sItuación áctual, en la cual las fábricas no tienen conocimiento de lo que ocurre en los ejercicios tácticos con las municiones o armas por ellas fabricadas, na da más que cuando las deficiencias que se pre sentan alcanzan a categoría de desastre, tales como exnlosiones en el ánima, fallos en propor ciones muy elevadas de determinados artificios, etcétera. El juicio crítico, además de influir en la ca lificación del resultado del ejercicio, debe de ser vir de información a la fábrica, r no debe, por este último notivo limitarse a relacionar el nú mero de deficiencias observadas en cada artifi cio, sino que debe ir acomaado de todos los datos que sobre ellas se puedan recdger sobre el terreno que se juzgue puedan ser útiles a las fábricas, anartando todo aquello que se consi dere que no sirve más que para hacer farragosa la información y centrándola, por consiuiente, en todo aquello que se juzgue que es de itimor tanda con seguir. Salta a la vista, por conslguiénte. que los com oonente,s del juicio y los que han de hacer lle gar a sus manos la inforinación procedente de las lineas de fuego, deben Poseer conocimientos sunariores sobre la totalidad de las municiones y artificios en uso, que les permitan acuilatar la importancia de las deficiencias; clasifico rlog con venientemente y estar en condiciones de dialo gar técnicamente con lo in.geniero de los f á bricas oroductoras, en las relaciones que a pos teriori tuvieran que tener con ellos. Las condiciones anteriores creemos las reúnen especialmente un gran número de Oficiales de las Armas, pero tampoco creemos que en los In i - - ‘-.- -- -. - - ....—‘----—-,‘ .).- ,. ,—-— ,, L rj L.. - genieros de armamento debe de recaer, a nues tro jtiicio, por lo menos, una parte de la misión de hacer los juicios críticos en lo referente al comportamiento de las municiones y artificios y la de directores y organizadores de la observa ción. Sería preciso, por consiguiente, que, coin cldiendo con la realización de un supuesto tác ico, se hiciera salir de sus despachos a un de terminado. número de ingenieros, para ponerlos en contacto con las tropas y que desempeñaran la, para noéotros, importante misión ‘a que nos venirnos reflriendo No es necesario que todo el equipo de observa ‘ . ción sea e ingenieros; puede estar constituIdo por un número de ellos, proporcionado a la ex tensión del frente en que se desarrolle el’supues to táctico, auxiliadós por Oficiales de las Armas, que. en él intervengan, por clases, e incluso ‘é’ol dados, según la importancia de. la misión que a cada ‘uno se le encomide, pero obrando todos con arreglo a las iústrucciones qué reciban de aquéllos, instrucciones que indudablemente ha brí que redactar como norpia para el funcio namiento de dic,hoi equipos. Dijimos anteriornente ‘que de la información recogIda se debe eliminar todo lo farragoso an tes de ser enviada a fábrica, entendiéndose por tal todos aquellos defectos qu en realidad no’ son atribuíbles a defectos de fabricación o pro yecto, y así se evitaría, como ocurre actualmen te, que se soliciteninformes a fábricas sobre f a lbs en grandes proporciones de determinados artificios, cuando la explicación del hecho eétá claramente puesta de manifiesto, observando la - fecha de fabricación que aquéllos tienen estam pada. Los ingenieros ef es de los equipos de obser vación, con su técnica y experiencia, eliminarán de la información remitida a fábrica, todos los casos de la índole del antes expuesto. Claro que lo mejor sería que dichos ingenieros no se vie ran agobiados por el examen de gran, número de esta clase de defoctos y ello, no sólo por la co modidad del equipo, sino por algo más impor tante,’como es el que ello denotaría que las mu niciones almacenadas en el parque que haya aprovisionado a las tropas, se encontraban libres de ellos. Ya dijimos que cuando las municiones y arti ficios salen de fábrica con destino a Parques, aquélla pierde su contacto con ellos y queda aje na por completo de las vicisitudes por que pasen. En los Parques quedan almacenadas por un tiem po variable que en algunos casos se extiende. has la agunas decenas de años. Durante el almace namiento los Parques seméstralmente atienden al estada de conservación de las pólvoras como medida precautoria contra el peligro de conibus tión espontánea de aquéllas, lo que, aparte de las pérdidas de todas clases que se producirían, lle va consigo el peligro dé que desaparezcan las re servas que se creen necesarias para afrontar un caso de emergencia inmediata. Pero es que este áltimo peligro no se evita, a nuestro juicio, silos reconocimentos periódicos no se.extiendefl ade más a otros productos que llevan algunos artifi cios e incluso a sus elementos constitutivos. ‘Tenemos qué tener en cuenta que, con un a1macenamiento prclongado, unos eleméntos, co mo cápsulas y cebos, pierden energía; otros, COmo los trazadores, pi.ieden llegar a destruirse totalmente,y esto, aunque sean buenas las con diciones de almacenamiento, ya que se encuen tran en íntimo contacto productos enérgicamen te oxidantes, como nitratos, cloratos, peróxidos, etcétera’y otros tan fácilmente oxidables, qomo magnesio y aluminio en polvo fino, azufre, etc. ‘Los empaques de hoja de lata pueden perder su estanqueidad por picaduras y algunos elementos constitutivos, como, por ejemplo, los muelles, que en algunos artificios desempeñan un papel tan importante respecto a su seguridad en fuego, pueden sufrir ‘variaciones importantes en su fuerza por estar en muchos de aquéllos someti dos çonstanternente a compresión, así como tm— bién aquélla se puede ver alterada e incluso el muelle puede llegar a ,ser destruido por oxida ción, sin que nos podamos confiar de los recu brimientos protectores, pues sabido es de todos que la oxidación es la preocupación constante en la industria metalúrgica. y siempre quedan pun tos de la superficie metálica al descubiertó, por donde la oxidación puede empezar su acción des tructora. En la Pirotecnia se ha podido. exami nar una espoleta que estuvo almacenada en Par ques durante un número grande de años y pre sentaba roto en’pedazos, por oxidación, el mue lle que debía de impedir que el portacápsulaS se 41 aproximare, a la aguja. De haberse utilizado aquella espoleta en un proyectil, se hubiera te nido con toda seguridad, una explosión en el ánima. Los defectos de los muelles se ven agravados en ocasiones, por teierse que utilizar en su con fección alambres d.e acero poco aptos para ello por dificultades de aprovisionamiento. En suma, que si n.o se efectúan los reconoci mientos periódicos que preconizamos, puede ocu rrir que tengamos que afrontar uP caso de &mer gencia imprevisto, con Jas reservas que para ese caso se habían Previsto, y que n.os las encon tremos parcialmente inútiles, proporcionalmente al tiernpo de su almacenamiento, e incluso de su utilización peligrosa. Los extremos a examinar en estos reconoci mientos estarán, naturalmente, en relación con la clase de artiflio Otra ventaja este sistema, consiste en que la práctica de estos reconocí mientos periódicos ios proporcionarían una se rie de datos estadísticos que nos permitirían co nocer, por ejemplo, al cabo de cuánto tiempo Una cápsula «un cebo determinado dejaban de cumplir su misión correctamente, cuándo una traza falla en proporciones inadmisibles, etc., de forma oue la práctica de aquel sistema ncs pue de paradójicamnte llevar a ene sea innecesario oracticar1os pues partiendo de una fecha de fa bricación, se puede predecir aauella en la cual cada elemento empiece a cómnotarse mal, con seguido lo cual, si bien no nodemo.s prescindir de los reconocimientos de una manera tan radical como antes indicamos, si podremos dejar de ha cer los de los primeros períodos. Claro que parar que la sustitución de los ele mentos que en los reconocimientos resulten in ótiles. por otros nuevos, sea factible o econó mica es necesario ou.e para conseguir aquello no sea nrecisó efectuar operaciones dostructivas que inutilicen el artificio total o parcialmente. Por eso la Pirotecnia Militar ha proyectado una re forma del estopín modelo 1.947 que, entre otros, salva los inconvenientes anteriores. También y con el mismo fin, ha modificado las espoletas para las granadas de carga hueca, en las que la cabeza iba sujeta al cuerpo por un rebordeado que imposibilitaba sin destruir la 42 espoleta, examinar sus elementos interiores, y ha estudiado una organización para hacer inter cambable la traza aplicable a distintos proyec biles traadores. No sólo consideramos, a nues tro juicio, de gran interés los trabajos análogos a los antes indicados, sino creemos también ne cesario que se debía exigir a los proyectistas que se presenten a los concursos de artificios, que eli minen de sus proyectos todos aquellos sistemas de unión que imuidan, sin destrucción, exami nar por lo menos las cápsulas, cebos y muelles. Unicamente se podrían tolerar uniones pot re bordeado en casos como, por ejemplo, la unión de cápsulas o portacápsulas, generalmente de pequeñas dimensiones y cuya reposición sería, por consiguiente, de póco costo. Nos hemos referido exclusivamente a muni-. ciones y artificios en todo lo dicho con anterio ridad, sin otro motivo que el antes expuesto, de ser estos elernentc3 los que constituyen nuestra diaria preocupación, pero no cabe duda que la información del comportamiento en los ejerci cios y los recondeimientos periódicos se deben extender de un modo muy importante al arma mento y material mácime cuando la.s deficien cias que en sí puedan presentar son la causa de algunas de las que puedan ocurrir en muni ciones y artificios. Con relativa frecuencia caen en nuestras ma nos piezas de armamento defectuosas, por ejem plo, agujas percutoras con longitud mayar de las debidas, algunas Que son verdaderos punzones y otras, por el contrario, perfectos cortadores. Es necesano que .toas las reparaciones y piezas nuevas, que se construyen en Parques y Maes tranzas, sufran un severo control y que la res ponsabilidad de di.chos trabajos corresponda al Cuerpo de Ingenieros de Armamento. Tendiendo al mismo fln, la.s armerías y talle res regimentales, •aue funcionan, podíamos de cir, de una manera autónoma técnicamente, de ben de ser, en el aspecto técnico, d.eendientes del Cuerpo de Ingenieros de Armamnto, y esta misión sería una más a agrupar a las que pu dieran desempeñar los ingenieros que deberían de existir en las Regiones Militares. La necesi dad de esta Dependencia se acentúa hoy día, por la importancia del material con que se está do tando a las Unidades. ‘‘, ‘. . ALGUNOS ASPECTOS DE LAGUERRA. Teniente Coronelde Arfillería,del Serviciod,e E. M., pro{esorde la EscuelaSuperiordel Ejército, Jaime MARTINEZ AGUiLAR. La concepción y formas de la guerra se anali za, actualmente, a la luz de nuevas estructuras sociales y económicas. El concepto clásico, ce rrado, de la Patria, tiende a romper los límites locales para ampliarse, afirmado en nuevas afi nidades ideológicas y conveniencias económicas. Por otra parte, la ciencia y la tecnología apli cadas, alumbrando nuevas armas, principalmen te las atómicas, y nuevos medios, fundamental mente los derivados de las aplicaciones de la electrónica, cimentan la evolución, o quizá la revolución de la estrategia y táctica tradiciona les. Evolución, bn el momento actual en que las novedades se incrustan en los moldes viejos; revolución, cuando estos viejos Inoldes resultan incapaces. En determinad,o momento, las posibilidades de cierto medio, acaparado en exclusiva por un pre sunto beligerante, le inducen a concepciones re volucionarias. Pero,’ a los pocos años, la gene ralización deidisfrute del preciado talismán, ya en manos del adversario, determina la neutra lización de sus virtudes mágicas y, entonces, las miradas se vuelven interrogantes a las trilladas doctrinas. INQUIETUD PERMANENTE -- El advenimiento del comuniST1oha proyectado en el nivel internacional la acción virulenta, in sidiosa de la «lucha de clases». Los comunica dos oficiales de las reuniones periódicas de los partidos comunistas no dejan de advertir que, si fuera preciso, el advenimiento del socialismo se realizará utilizando la violencia. Las risueñas esperartzas de la posguerra, des pués de los episodios de Chocoslovaquia, Grecia, Berlín, Corea, Indochina, Líbano, Irak y Hun gría, se han enterrado cuidadosamente. Los Je fes de Gobierno o Jefes de Estado, sin recato, lanzan púllicas amenazas contra la vida de las naciones antagonistas. La inquietud y amenaza mutua se han hecho permanentes y, en consecuencia, la necesidad de subsistir se ha hecho obsesiva, polarizando todas las actividades nacionales, desde las culturales a las militares, pasando por las displomáticas. La amenaza permanente ha creado un clima bélico de dimensiones crecientes. Para el observador, las premisas de la Guerra aparecen hoy cambiantes como los destellos de un cristal tallado. El libre examen periodístico, COALICIONES entreverado con propagandas desorbitadas, in La amenaza permanente y las desmesuradas crementan la confusión de las ideas. exigencias bélicas, que exceden ampliamente a A la guerra, absoluta rotunda, le han flore los potenciales de la mayoría de las naciones, han cido múltiples calificativos, mejor o peor inspi determinado, en lógico proceso, que las coali rados: «fría», «de nervios», «psicológica», «ideo lógica», «nuclear». «revolucionaria», «cósmica», ciones, los bloques, antes de vida esporádica y circunstancial, hoy se afiancen y ganen en per <anónima», «por correspondencia»... Estos cali ficativos corresponden a una realidad,, no son manencia. El mundo está alcanzando una organización caprichosos. Unos se refieren a los medios béli político-económica íntima, según la cual una cos, otros a los efectos y aquéllos al ámbito en que la guerra se desenvuelve. No se trata de gue agresión, promovida por cualquier nación en rras distintas. Son facetas múltiples de un solo cuentra indefectiblemente la oposición, más “o menos velada, de una coalición. conflicto. 43 El <Benelux», «Ttercado Común Europeo», «Asociación de Libre Cambio. Los múltiples pactos regionales: «Nato». «Seato», «Anzus», ‘-‘Central», «Varsovia», «Liga Arábe», «Peninsu lar», «O. E. A.»... son elocuentes testigos de 1 creciente interdependencia. A los tratados de nación a nación se añaden los de las coaliciones. DEFENSA COMUN - La noción de defensa nacional» es suplantada por la de «defensa común». Autarquía» y «neutralismo» son hoy estadios ya rebasados en la evolución de los Intereses na cionales. El neutralismo resúlta, prácticamente, imposible cuando el mundo tiende a una orga nización bipolar antagónica. GUERRA - GLOBAL Si, por una parte, se advierten apetencias ecu ménicas, los medios bélicos actuales dilatan sus posibilidades de tçdo orden. Con autonomías, prácticamente ilimitadas; con velócidades su persónicas, con alcances que se cuentan por mi les de kilómetros, con potencia destructora me surada en kilotones y megatones. Transmisiones instantáneas de la noticia y de la imagen. Todo hace suponer que la escala de posibilidades está en armonía con la entidad de las apetencias. Hay convergencias de posibilidades y de aspira ciones ecuménicas en la guerra futura. Nace la «guerra global», cimentada en las tres premisas fundamentales antes señaladas: 1.n Interdependencia político-económica. 2. Ordenación bipolar antagónica del mundo. 3 Armonía ecuménica de aspiraciones y de medios. Durante la G. M. II los teatros abarcaban con tinentes o grandes sectoreS de ellos; pero, en un futuro próximo, los proyectiles y sátélites tien den a darnos 1a visión de un mundo integrado en un teatro de operaciones único. T1erras,mares y aire se integran en el área bélica del posible conflicto que, con algo de Ima ginación, encuadra al espacio exterior, sin po der precisar el límite. Nada podemos aventurar en este aspecto, porque hacerlo sería tanto como caer en la tentación de inventar la guerra fu turista, apartándonos del análisis utilitario de la guerra futura. En principio, en el origen de la Humanidad, dos corrientes migratorias .partieroi-i de un ori gen común en el Asia Central. Desde allí se pu sieron en marcha con rumbos opuestos, siguien do la dirección de los paralelos. Unos, al Este, y otros, al Oeste. En el siglo XV, los españoles arrastramos al continente americano a la rama del Oeste, en tanto que la del Este subía por los ríos siberianos hacia el Norte y Nordeste asiáticos. Así, las dos ramas que partieron dándose la espalda habrían de encontrarse de frente. La beligerancia japonesa, en la pasada G. M. II, y la actual tensión ruso-china-americana, ma terializan el choque frontal que bloquea defini tivamente el movimiento en dirección de los pa ralelos. En lógica consecuencia, por intuición pu ramente mecánica, presumirnos que las tensiones futuras se transmitirán en dirección de los me ridianos, es decir, hacia las zonas polares. El avión, o su hermano el proyectil de largo’ alcance, así como el submarino atómico, con cretan la cuyuntura que animará a las zonas po lares al igual que lo fué, en el siglo XV, la caSabela para el océano. Aun en el estado actual del progreso gravitan las condiciones meteorológicas. Por eso, las zo nas polares reducen su actividad a servir de ca mino, como el océano. El estacionamiento en ellas es accidental, como simple detención en la ruta. EL MAR Es interesante destacar la triple área oceánica, en relación con .la continental que circunda. El inundo se ha contraído proporcionalmente a la velocidad y alcance de los modernos agre sivos. Los fosos oceánicos han perdido valor co mo cobertura, pero en compensación su exten sión se ha supervalorado en la era da los agre sivos radiactivos. El mar ofrece amplio espacio y medio, suficientemente neutro para asentar en él, aquel que lo domiñe, una infraestructura flo tante, móvil al servicio del poder aercnaval, para asestar potentes y profundos golpes periféricos al adversario. Las bases flotantes permitirán prolongar por los océanos la maniobra. LA MARINA ZÓNAS POLARES Teatros pasivos en las guerras pasadas, presu mimos adquirirán actividad propia. 44 - La Marina, dotada de ojos- penetrantes y de largos y potentes brizos, que le prestan la avia ción y la artillería cohete se encuentra en con- diciones de intervenir con sús fuegos en- el mar, la tierra y el aire. Nace- así la «Marina de Bom bardeo Estratégico» como herma1na.mayor de la «Marifla clásica», la «Marina para el Dominio», la cual integrará., con especialización acusada, la lucha submarina que se prevé intensa, ya que el submarino, con el incesante incremento de sus posibilidades en autonomía, velocidad, tonelaje y armamento adelanta en la escala de priori dades para convertirse en el buque de línea del futuro; sustituyendo al portaaviones, como éste reemplazó al acorazado. En otro tilvel de enlace con el poder aero terrestre, se encuadra la «Marina Anfibia», es pecializada en las operaciones periféricas, de desembar6o, y cubriendo a las anteriores, ac tuará la «Marina Antiaérea»,. es decir, aquella que,.por su armamento, será capaz de desarro llar la lucha antiaérea. - - - -. LA AVIACION - - su orien,-e1 proyectil, que fué, en alguna for ma, el primer avión. Son muchos los que, deslumbrados por -las po sibilidades de los proyectiles dirigidos, de largo y mediano alcance, dejan a un lado el problema del reáonocimiento aéreo. Ver el objetivo y conocer los efectos causados es indispensable. Cuandó los bombarderos pilotados desaparezcan del cielo, tampoco podrán subsistir los aviones de reconocimiento. Esta es una cuestión que está aún por-,résolver,-y significa una limitacIón para la generalización del epipleo de proyectiles diri gidos, esecia1mente en- el campo táctico. Pre vemos, por consiguiente, la permanencia, duran te algún tiempo, de la Aviación de Cooperación o Táctica, si bien es posible que la desaparición de la hoy llamada «Aviación Estratégica» supon ga el que la «Aviación Táctica» seg absorbida por el Poder Terrestre. Entonces desaparecerá la Aviación que conocemos, dando paso a un Poder Aéreo dotado de proyectiles y vehículos de carga sin piloto. - - En el aire, aunque no en futuro inmediato, el bombardero pilotado- ve su existencia gravemen te amenazada ante la eficacia del proyectil teledirigido, superficie-aire, que es el verdadero de terminante çle la crisis del aparato bombardero tripulado. Los proyectiles intercontinentales son la consecuencia de la prevista desaparición del bombardero tripulado; son un nuevo estado de la metamorfosis del avión, que a fuerza de acor tar sus alas para ganar en velocidad, vuelve a - - LA SEGURIDAD - - - La velocidad supersónica de los agresivos reduce con el mayor alcance los márgenes de se guridad en tiempo y espacio. Es preciso conocer la partida de los proyectiles desde los propios ori genes de fuego y, aun así, «el tiempo de seguri dad» se cuenta sólo por minutos. La relativa seguridad es preciso buscarla alejando lo más po- 1 - __ - - — - 1 31, “41 - - - sible los orígenes de fuego enemigos y adelan tando los propios. Y lo que es más importante, adelantando la «vigilancia radar». Un cuarto de hora de garantía justificaría gas— tos ingentes. La triple barrera radar que pro tegía a los BE. UU. en el Norte del’ Canadá de las incursiones de la aviación enemiga, se ha que dado anticuada ante la amenaza de los proyec tiles dirigidos, lo que ha determinado su reno. vación, actualmente en curso. Una flota en mares estrechos necesita ojos y tacto profundos en los costas ribereñas. a través del «Oriente Medio» por el continente ‘africano, alargándose en calculados intentos ha cia el continente americano, tanteando Sud américa, América Central y las Antillas, buscan do puntos de apoyo en los que afirmar el «abra zo cordial». El abrazo envolvente occidental arriesga ser, a su vez, envuelto por el oriental. MANIOBRA TECNICA Superpuesta a la «Estrategia Periférica» se des arrolla otra acción más nerviosa, más agobian te, la que pudiéramos llamar «Maniobra Técni BASES AVANZADAS ca», que es, sin duda, el signo más espectacular del cuadro bélico actual y futuro. Lós cerebros La angustiosa necesidad de ganar tieupo jus trabajan a presión, y el sabio adquiere, en la tifica las «Bases Avanzadas». Estas Bases crecen mente popular, perfiles de taumaturgo, insinuán en superficie porque lo exigen los radios de ac dose la sustitución del estratega por el científico cióri de los agresivos nucleares y termonuclea res, así corno la complejidad de las infraestruc y del soldado por el «robot». Y es que la «seguridad» es el resultado de una turas de vuelo y conducción. Hay que prever también los desembarcos verticales y tener pre compleja ecuación en la que se interfieren: pla sente la movilidad de los medios de combate en zos de alerta, alcances, radios de acción, preci tierra. Todo ello impone la dispersión a escala sión de tiro, capacidad de interceptación etc. hasta ahora desconocida. Así, las Bases Avan Factores muchos de ellos dependientes de una zadas crecen hasta englobar en ellas la totali técnica depurada. dad del territorio de una nación. Naciones me Actualrnente no hay «secreto atómico»—nOS nores se constituyen en bases avanadas de las referimos a las superpotenCias y a otras que as piran a serlo—.-.Todos tienen conciencia plena de superpotencias con misionés de cobertura y ob las posibilidades nucleares en manos del pre servación. sunto adversario. El «secreto» actual se concreta a la forma de llevar la potencia nuclear al cam ESTRATEGIA PERIFERICA po enemigo y al grado en que se está dispuesto La viólenCia, la amplitud y la intensidad que a jugar el potencial atómico. Las realidades ex perimentales y el bluff se entrelazan formando se presume en los primeros golpes obliga a dis una trama sutil. Nadie dice toda la verdad sobre persar periféricamente, en relación al adversa la. propia situación atómica. Hacerlo seria tan rio, los medios, propios para así imponerle la cándido como publicar el plan de operaciones fragmentación de los golpes, dificultando la con uropias. centración de los mismos y su simultaneidad. Resultado de la duda es que el «centro de gra Pero ¡es tan incierto lo qu puede ocurrir des vedad» de la producción de los vehículos porta pués!, ¡no hay precedente! No obstante, parece dores de los agresivos nucleares cambia del prudente adelantar en tienpo el cerco del ene avión al proyectil y de éste al satélite artificial. migo. ¿Por qué esperar a la ruptura de hostili Del buque de superficie al submarino. dades ,si no se sabe con certeza lo que puede Algunós programas de fabricación se suspen ocurrir entonces? den por anticuados apenas iniciada la produc «Bases .Avanzadas>, «Dispersión», «Cerco del ción. adversario» son exigencias armónimas en la «Es La carrera técnica consume ingentes energías trategia Periférica» actualmente en vigor. Los presuntos adversarios se »abrazan< en este y recuros. ¡Es inevitable! No es realidad el «Ar período llamado de paz. El brazo occidental se, ma absoluta», pero no hay duda de que se teme, y, en él momento del arma absoluta, la «sorpre estiía desde Groenlandia al Japón, pasando por sa» ya no consagra la habilidad de una maniobra, Islandia, Dinamarca, Europa Central, Italia Gre sino el grado de perfeccionamiento de la «téc cia. Turquía. Pakistán, Filipinas y Formosa. nica». El brazo oriental se esfuerza en materializarse 46 EQUILIBRIO DEL TERROR Por primerá vez el hombre se encuentra con f uso en presencia de los gigantes atómicos que han surgido de su lámpara de Aladino—i ciencia—; estos gigantes se encuentran sumisos al servicio de sus respectivos amos, representando fuerzas iguales en los presuntos bloques anta gónicos. Se establece, por oposición de fuerzas iguales, un equilibrio. Este equilibrio se asienta sobre unos pocos principios, que podemos resumir: 1.° Un ataque nuclear con aviones o proyec tiles balísticos no puede ser detenido íntegra mente. 2.° La porción de agresivos que atraviesa las barreras de defensa será suficiente para causar destrucciones inmensas. 3.° Sin embargo, el agresor no puede destruir en forma absoluta el dispositivo de represalia del adversario. En estas condiciones, el ataque no es decisivo y la acción de represalia seguirá, se solapará y aun puede cóincidir con la preparación del ata que en una acción de contrapreparación estra tégica, análoga a la que, en el campo táctico, realiza frecuentemente la Artillería. Surge así la situación actual, que se conoce por el «Equilibrio del Terror». Con la premisa de este «equilibrio» el póder atómico, termo-nuclear, puede valorárse como un elemento «disuasor» de la guerra atómica in tegral. - trof e atómica—el súicidio colectvo, carente en absoluto de contenido político—. Pero la guerra estrictamente convencional, ue trata de evitar el riesgo de la hecatombe atómica, puede colo car a uno de los beligerantes en condiciones de inferioridad tales, que equivalga a aceptar la derrota por anticipado. En cuyo caso habrá de preguntarse de qué le ha ervido la posesión del poder atónico masi’o. Es preciso poseer el «di suasor», poder atómico integral, y también es necesario poseer un «escudo» adecuado para atender a la parada frente a otro tipo de agre siones. Pero este «escudo», estrictamente con vencional, es débil cuando el enemigo es, numé ricamente superior (en condiciones análogas de poder bélico convencional), caso de la U. R. S. 5. y de China, o cuando circunstancias determina das condicionan y limitan la entidad del des pliegue propio, como ocurre en Alemania Occi GUERRA ATOMICA LIMITADA dental. Los acontecimientos en Çorea e Indochina de La solución en la eventualidad expuesta es re forzar el «escudo» convencional con fuegos ató mostraron que no es suficiente poseer el «disua sor» para eliminar los conflictos ni para resol micos «limitados», con proyectiles átómicos de verlos por las armas. Frente a Ejércitos elemen menor potencia, en todo caso, proporcionados a tales, sin elevado grado de mecanización, las ar— lOS obje-tivos tácticos, con todos los inconvenien tes de no hailarse resuelto el problema de la mas atómicas de gran potencia no encuentran objetivo proporcionado para su empleo. No se explosión atómica «limpia». «Disuasor» y «escudo» atómicos constituyen el debe matar moscas con una apisonadora. Con binomio defensivo o lOS peones que, en difícil razón ha dicho el Presidente Eisenhower que «las armas disuasorias no tienen más poder después pioporcionalidad, se estiman hoy indispensables de alcanzar el grado en el que ya imponen res para el juego de la guerra. peto a un oponente potencial». En el cuadro bosquejado, la guerra se nos pre senta como guerra de naniobra. Maniobra com pleja, porque al pasar la guerra de la fase de AGRESION CONVENCIONAL «artesanía» a la fase «industrial» los factores Ante una agresión con armas convencionales, dé maniobra se prestan a combinaciones múlti ante una guerra local, se impone la conveniencia ples y complicadas. Se combinan ahora plazos de mantenerla limitada, sin provocar la catás muy breves con apoyos de fuegos máximos. Ejér 47 - • citos industriales con otros de guerrilleros ele mentales; acciones automáticas con otras sutiles e insidiosas. Se cornpre.nde que no en todos los frentes de una guerra general se reñirán las batallas bajo el signo atómico. Las guerras limitadas, estricta mente conveñcionales, subsistirán. Bien como actos previos de la guerra nuclear o simplemen te porque la entidad de los adversarios excluya dicho nivel. En los espacios vacíos, resultantes de los gran des Teatros de Operaciones, sin frentes conti nuos, tendrán escenario adecuado las acciones guerrilleras, que sin duda se beneficiarán con el armanento y los medios más modernos. EL HOMBRE Terminamos exaltando el valor del hombre, pese al colosalismo de la destrucción en la gue rra futura. Frente a quienes subestiman las fuerzas físi cas del hombre en el cataclismo atómico. seña lamos que el mal está en la voluntad, su talón de Aquiles. Es la voluntad la que arriesga naufragar en la marea materialista que inundá al mundo. La iación materialista, abundantemente sérida, desarma progresivamente la voluntad ante el ingente esfuerzo ñe reclama el momento. Así puede ocurrir que seanos derrotados sin lucha. La voluntad inerme puede hacer realidad la estrategia del «cálculo del riesgo». E-sa estrate gia, que pretende ganar la guerra sin reñir ba tallas. Resucitar, en descomunal escala, la men talidad que, en el siglo XVII, permitía acredi tarse de gran capitán con sólo hábiles marchas y maniobras. No afirmamos que tal proceder no pueda resultar posible y, desde luego, utilitario. Pero si nuestra voluntad de vencer es firme, es al adversario al que corresponde ponderar el riesgo. Por otr. parte tenemos fe en la razón del hombre y confianza en su inventiva, por lo que no tardará en restablecerse el equilibrio clási co entre la coraza y el cañón, hoy roto en be neficio del último. Tenemos fe en que el desolado paisaje lunar no es la imagen de un mundo sacrificado en la locura atómica. Tenemos fe en rjue los satélites artificiales del futuro no rondarán la Tierra como cuervos alrededor de la carroña. El dibujante quiere decir aquí, que la técnica le ofrece el medio de hacer lo que lid, quiera. ——•-, 48 ‘o Ref1exiones sobrevariadostemasdeinstrucciónyempleo. General de Brigada, Antonio SEVERONI. De la publicaciónitaliana«RivisiaMilifare».—(Traduc ción del Comandantede Infantería,del S. E. M., JoaquínDE LA CÁMARA GÁMIR, del E. M. C.) 1. Los tiempos evolucionan más rápidamente de lo que podemos imaginar. Parecía existir una clara separación entre «ambiente atómico y ambiente convencional», y nos enteramos de que incluso el fusil podrá lanzar próxima mente proyectiles nucleares. La energía nuclear se está haciendo muy dócil a la voluntad del hombre, y no se ha de excluir su progresiva adaptación a la diversa gama de armas que dejan sentir su voz en el campo de batalla. En contra de cualquier apariencia o suposición, esta ener gia no constituye, en el campo táctico, un arma revolu cionaria, sino un nuevo y potente explosivo que ejerce, por su flexiviidad, una influencia notable en los procedimien tos de accióñ. Por ello, el ambiente del combate conserva una fisonomía unitaria, pese a la variedad de medios que pueden ser empleados; y como últimos en aparición, los medios psico-químicos que, actuando como un potente anestésico, podrían atenuar los efectos de destrucción y muerte en un futuro conflicto. 2. Al «dosificar los esfuerzos» y en la «relación de fuer za entre ataque y defensa», hay quien se aferra todavía a hacerlo esencialmente con las Unidades de las Armas base (Infantería y Carros). Se dice, por ejemplo, que tie ne todavía validez la relación de tres a uno para lanzar un ataque con procedimientos convencionales; y que la relación pueda acercarse a la unidad (uno a uno) en un ataque con cooperación atómica (que al reducir pre sumiblemente a un tercio la capacidad defensiva del ene migo, restablecería prácticamente la relación citada al principio). Estimo que este concepto debe considerarse superado definitivamente, tanto porque, como afirma nues tra doctrina, «es necesario considerar de un modo unita rio los dos componentes tradicionales de la capacidad ofensiva—el fuego (atómico y convencional) y las fuer zas —», como porque la gran potencia de fuego adquirida con la cooperación atómica parece aconsejar el que sea oportuno reducir tras cierto momento las fuérzas de pri mer escalón. Sin embargo, es obvio que en la economía general del ataque se han de considerar con una decidida preponderancia las fuerzas y el fuego, y en el doble as pecto cualitativo y cuantitativo. 3. En los ejercicios sobre el campo, y en el cuadro de los temas de instrucción, para proceder a un cotejo entre la teoría y la práctióa, no siempre se dispone de un «ins trumento idóneo». Sabemos que la utilización de nuevos materiales y las trañsformaciones orgánicas exigen tiempo. Se hace necesario entonces recurrir a unidades de cir cunstancias, que implican dificultades de Mando, que - se deben tener en cuenta incluso para valorar la capacidad de los Jefes que se han de designar. Dentro de los límites de lo posible, se debería asegurar un período suficiente para amalgamar los diversos elementos que han de for mar parte de estas Unidades. Compañías mecanizadas «sui generis», constituIdas unas con elementos sacados de la Compañía motoacorazada de un Batallón C. C. mó vil, y otras con un cierto número de medios auto de reco nocimientos y con carros de una Sección regimental, sir ven de ejemplo para dar una idea de las características y modalidades de empleo de tales Unidades empleadas en acciones diferentes de ataque y defensa. 4. Nuestra doctrina fija para los «combates prelimi nares» la finalidad de «asegurar la ocupación de las bases de partida para el ataque». Una interpretación literal de esta norma, en el caso de bases de partida situadas a distancias de seguridad atómica, llevaría consigo el riesgo de no eliminar todas las estructuras avanzadas enemigas situadas a lo largo de las vías tácticas del ataque, así como el no descubrir el borde anterior de la posición de fensiva adversaria. Estimo que las Unidades encargadas de los combates preliminares deben impulsarse hacia adelante, tanto para eliminar las citadas estructuras avan zadas e impedir su reconstitución, como para dar impulso —con pequeñas Unidades de Infantería y Zapadores—a la acción de reconocimiento y de patrulla (localización de campos de minas y diversos detalles del sistema defensivo enemigo). 5. El ataque con la cooperación atómica puede desem bocar en penetraciones profundas. Por consiguiente, res ponde a un buen criterio el asignar, además de un objeti vo de ataque, uno o varios «objetivos eventuales». La sor presa del éxito, para quien la experimeríta, no es menos deplorable y llena de consecuencias negativas que la sor presá del fracasó. 6. El volumen y la potencia de fuego, atómica y con vencional, crean «problemas de dispersión» bastante más graves para el atacante que para el defensor, pues éste puede: — llevar a cabo rápidas y resolutivas acciones de movi miento por itinerarios previstos y seguros (libres de obstáculos), con empleo de Infantería ligera y amplia mente dotada con armas contra carros, morteros, ar tillería autopropulsada, etc.; provocar así la concen tración del enemigo y diluirse a continuación tan rá pidamente como se ha concentrado, en zonas reconoci das previamente; 49 emplear las estructuras estáticas, en f-unción de pernos de maniobra, sobre posiciones naturalmente fuertes o en contrapendiente, y reducir consiguientemente los efectos del ataque atómico, enterrándose y recurriendo ampliamente a verdaderas y auténticas obras de forti ficación; — prever intervenciones atómicas en condiciohes de re lativa seguridad para las tropas amigas, que disfrutan, • además, de una mayor protección; — emplear las armas con un rendimiento muy superior. Por el contrario, el atacante se encuentra con limitacio nes en sus posibilidades de dispersión, por la exigencia de conservar un cierto grado de densidad de despliegue, tn to para poder romper y penetrar en el dispositivo enemigo como para no ser presa de la Infanteria del defensor, que puede tender cualquier clase de emboscada a un adversario demasiado diluido. 7. En unos ejercicios de doble acción de Agrupación táctica, un grupo táctico de Infantería recibió una «zona de acción» de una amplitud sobre los 2.000 metros; esto pareció excesivo por las dificultades de mando y ocordi nacióñ de la acción de las Unidades, que de tal zona se derivaban. La verdad es que no nos hemos acostumbrado todavía a operar en zonas de este género. Soy del parecer que es necesario hacer gimnasia con cuadros y tropas en zonas de mayor amplitud y profundidad; si los enlaces se interrumpen, es necesario encontrar el modo de resti tuirlos o suplirlos de cualquier otra forma. En el peor de los casos, puede tener validez todavía el principio de en lace sobre el objetivo, y no se ha de excluir que el Jefe, en determinadas situaciones, se desplace hacia adelante para darse cuenta personalmente de lo que está sucediendo. Los Jefes de estilo Rommel, apoyados por buenos Estados Mayores, siempre ejercerán una cierta fascinación sobre tropas de tipo emocional, como las nuestras, con lo que no dejarán de obtener resultados satisfactorios. Otro inconveniente de las zonas muy anchas prof un ías es el que las Unidades puedan escapar de la mano; el colocarlas de nuevo en su exacta dirección y coordinar los esfuerzos es función del Mando. Setán inevitables las pér didas de contacto entre las Unidades mecanizadas y la Infanteria que las sigue a pie, pero no es necesario dra—— matizarlas. En la Segunda Guerra Mundial se obtuvieron grandes éxitos con la aéción de Unidades- que actuaban decididamente sobre los objetivos que se les habían asig nado y, sin preocuparse excesivamente por lo que sucedía a su retaguardia o a sus flancos (según Guderian: « ¡Al diablo lo que pasa detrás de mi: adelante!»). Parece -ser que la misma doctrina soviética está orien tada, tanto en el campo táctico como en el estratégico, hacia penetraciones profundas y rápidas, llevadas a cabo por las fuerzas de choque, en forma tal de ho dar tiempo al adversario para efectuar una maniobra de repliegue ordenada. Generalmente, aquel que se encuentre en con diciones de avanzar expeditivamente, no debe dejarse cor tar las alas por el freno de unas acciones que no sean absolutamente indisriensables. Quien está detrás y conduce la acción debe estar siempre preparado para rellenar los huecos—que amenacen convertirse en peligrosos—con el fuego de que dispone y con el movimiento oportuno de sos tenes y reservas. 8. Se pierde demasiado tiempo en la «redacción de las Órdenes de operaciones», minuciosamente elaboradas, en riquecidas -con detalles inútiles y reiterativos, que no se adaptan a la dinámica del combate. Existen ituaciones en las que las órdenes se dan «sobre la marcha», verbalmen te, por medio de mensajes y concisión de Tácito. Los Jefes que escriben demasiado se mueven poco y descuidan la conducción y el control de la acción. La guerra es, ahora más que nunca, un arte en el que «todo es ejecución». 9. El empleo de medios, cada vez más delicados y com plejos, que la técnica poñe a nuestra disposición, y los mismos procedimientos tácticos de hoy día, han arreba — - tado al Oficial la «exclusiva» de la iniciativa, para hacerla extensiva a los Jef es más inferiores e incluso al comba tiente individual, y aumentan extraordinariamente el «problema de la especialización». Cuando un carro de com bate se para, un aparato electrónico no da el rendimiento esperado o cualquier otra cosa del mecanismo chirría, requiriendo para su funcionamiento mucho más el cere bro que el corazón del hombre, es que en el fondo existe siempre una falta de especialización. He presenciado, co mo en las maniobras de verano, los viejos y gastados ca rros - Stuart llevaban a cabo evoluciones en terrenos casi prohibitivos; pero no me he dejado sorprender por ello; estos carros los movían tripulaciones y pilotos de un Ba tallón móvil C. C., que eran voluntarios de larga perma nencia, con una gran especialización. Una comparación con los soldados de reemplazo—en los que la buena voluntad no consigue frecuentemente Henar las lagunas de la pre paración técnica—resulta muy instructiva y sugiere la ne cesidad de afrontar el problema del reclutamiento de vo luntarios espeoializados para el Ejército basado siempre en más amplias permanencias. Cuando se da instrucción técnica y táctica a los reclutas, no se perdonan negli gencias, pero se choca frecuentemente con dificultades in superables por la presencia de numerosos analfabetos y semianalfabetos. Basta pensar solamente que los ciuda danos de los reemplazos de los años 1936, 1937 y 1938, que no habían frecuentado las escuelas elementales, alcanza ban los respectivos porcentajes de 54, 47 y 39 por 100. 10. La «representación del enemigo» debe cuidarse en sus mínimos detafles, con el fin de no alterar demasiado la realidad del combate. En los «ejercicios de bandos opues tos», la cosa resulta más fácil, ya que el enemigo puede representarse efectivamente. Como frecuentemente las fuerzas disponibles no on abundantes, en el caso de ata que a un centro de resistencia con cooperación atómica se procederá a convertir en realidad solameñte los elementos que presumiblemente podrían sobrevivir a la explosión atómica—sin descuidar el estudio de todo el conjunto—y con particular referencia a aquellosque se han de emplear en la reacción dinámica (generalmente desplegados fuera de las áreas de los centros de resistencia). En los «ejer cicios con fuego real», la presencia activa del enemigo puede hacerse más evidente adoptando medios diversos, reglamentarios y de circunstanciás. Determinados polígonos de tiro, siluetas autoabatibles, instalaciones que simulen el oontraataque, etc., oportuna mente colocados y accionados, pueden contribuir a «ani mar» el campo de batalla. También puede ser útil la crea ción del hongo atómico de modestas proporciones, a cargo de un buen artificiero, ya que ello ofrecerá la posibilidad concreta de determinación del punto cero efectivo (por ejemplo, a cargo de tres observadores de Artillería), y de su control por parte de-los pilotos observadores de la Sección Aérea Ligera divisionaria. Por otra parte, las concentra ciones de artillería enemiga, simuladas con el empleo de petardos silbantes y otros artificios, en el momento y lu gares más adecuados, pueden servir para dar un mejor colorido al cuadro total (será oportuno, por ejemplo, dar a los infantes la sensación de lo que puede suceder si se dejan sorprender al descubierto o si-las armas de las bases de fuego se estacionan demasiado en las posiciones). 11. Una antigua norma, pero siempre con validez, y que tal vez se olvida, es lá de preguntarse: «,Qué haría yo en el lugar del enemigo?» El que se defiende debe con testarse tratando de descubrir las probables posiciones de espera, bases de partida, puntos de cabeza de Unidades e itinerarios tácticos del ataque. Debe colocar tódos sus peo nes en el lugar adecuado, teniendo siempre en cuenta lo que es más verosímil que haga el enemigo, así como las concretas posibilidades de neutralizarlo. Este criterio tiene validez, tanto para la organización del conjunto como para la instalactón de un arma o de un grupo de asaltantes. Si bien el que ataca no tiene la posibilidad de pisar las de un vehículo cerrado oruga ligero, manejable, móvil y posiciones de la defensa en la fase de organización del suficientemente protegido. En los EE. Uti. se están cons ataque, puede, sin embargo, a través del examen de in truyendo carros oruga para el transporte de la Infantería, formaciones, fotografías aéreas y planos, resolver por el con aleaciones de aluminio superligeras, manejables, mó estudio el problema de la instalación enemiga y dar coefi viles, anfibios y aerotransportables. No obstante, aun cientes de probabilidad a las diversas hipótesis referentes cuando falten ties medios idóneos, es necesario hacer a las intenciones presumibles del mismo, y regularse en too lo posible para adquirir una fugrte «mentalidad de consecuencia. Una vez montado el ataque, o acometida la movimiento», orientada hacia la utilización de cualquier defensa en el modo más conveniente, la capacidad y la medio disponible, cuando las exigencias operativas y de energía del Jefe deben hacer el resto en la Conducción. supervivencia nos impongan colocarnos alas en los pies Es el momento en el que un Jefe debe poder decirse a sí (he presenciado cÓmo en el Don, 105 alpinos italianos y mismo, sin jactancia, pero con firme condición—incluso los infantes rusos, resolvían, cada uno en su bando opues para tener la seguridad de infundir este sentimiento a la to, el problema de las acciones dinámicas en estrecha co tropa—que «su» ataque dará cuenta de la más tenaz de operación con los carros, aferrándose a éstos y tumban las defensas, o bien que «su» defensa embotará cualquier dos encima de ellos). ataque. Diremos, para seguir a Clausewjtz, que ei el com Una vez hecha la citada mentalidad, y cuando las dis bate de hoy día, tan erizado de dificultades y de incógni ponibilidades financieras permitan su adquisición, serán tas, todavía encontramos «como última expresión, la enér bienvenidos los medios de transporte más eficientes, como gica voluntad de un espíritu altivo que se alza imperiosa carros, autopropulsados, jeeps y plataformas volantes, cin mente, como un obelisco, y hacia el cual conducen todos turones de salto, helicópteros y aviones especiales, etc. los caminos». 15. En el estado actual de las cosas, la famosa «raya 12. El «servicio de arbitraje y los árbitros de campo», azul» que marca nuestras posiciones avanzadas, ¿sigue bien por falta de experiencia o porque están Influídos por siendo tan peligrosa y ávida de sangre como en el pasa criterios subjetivos, tal vez bastante dispares, dejan con do? Es cuestión de dudarlo, así como el formular hipó frecuencia bastante que desear, y no contribuyen como tesis sobre acciones más rápidas y menos costosas en el sería necesario al desarrollo correcto de la acción. En unos área del combate próximo. Una vez llegados a estrecho ejercicios de agrupación táctica, se aplicó un determina contacto, el enemigo no puede usar ‘el ingenio atómico sin do sistema, que ya había sido experimentado anterior comprometer sus mismas tropas, en tanto que el poder mente, el cual tuvo una especial utilidad para imponer un de de’tención de las armas convencionales tiende a redu ritmo normal al ejercicio, evitando con ello el defecto general de todos, de correr demasiado. La actividad de cirse como consecuencia de los despliegues más espaciados y del «ablandamiento» que ha precedido. De todas for— los árbitros ha permitido de hecho asegurar el realismo mas será un problema acuciante el de llegar rápidamente del que todos hablan, pero que es tan difícil conseguir. remunera Fueron determinados uno a uno: los efectos del fuego,, el al contacto sin crear objetivos atómicámente bles, así como la dispersión rápida cuando se perfile una. valor impeditivo de las interrupciones y de los obstácu amenaza de represión nuclear. La preparación e intuición los—con su consiguiente tiempo de detención para las táctica de los cuadros, la instrucción de las tropas, la dis Unidades en movimiento—y el éxito de las’ acciones tác ponibilidad de medios idóneos y un poco de... suerte, serán ticas de las Unidades opuestas que habían llegado al con los elementos que proporcionen una solución satisfactoria tacto. Los árbitros de campo, siempre que su trabajo esté del problema. bien organizado, pueden ser empleados con gran utilidad 16. El «estado de inseguridad» es característico del incluso en los ejercicios ‘de fuego real, tanto para poner ambiente operativo; con las acciones de guerrilleros, sa en actividad determinados polígonos de tiro como para; en el momento oportuno, dar las órdenes de explosión de los botajes, etc, sobre los despliegues de artillería, posiciones de espera, parques automóviles, así como sobre unidades e diversos artificios; igualmente pueden señalar los efectos instalaciones de servicios; ‘acciones que serán más que producidos sobre los diversos blancos (contabilidad de im probables. Es por consiguiente superfluo prescribir la ga pactos, etc.). rantía de los flancos en las órdenes de operaciones, ya que’ 13. Es en la «conducción de la maniobra» donde el Co ello debe ser considerado como normal—y me atrevo a mandante demuestra su capacidad y su vigor táctico; y decir instintivo—. Sin embargo, las medidas de seguridad no me refiero solamente a un Jefe de grado elevado. A no deben conducir, como he tenido ocasión de experjmen-. la gran potencia de fuego desarrollada por las armas tar, a un permanente estado de alarma con un derroche atómicas y Convencionales, se corresponden, incluso en el d.e personal al que se le quita el necesario decanso. Segu escalón agrupación y grupo táctico, unas posibilidades d’e ridad, sí, pero los Iervios en calma, pues de lo contrarió maniobra que no habían sido conocidas hasta ahora. El el enemigo obtiene indirectamente SU finalidad, provocan papel del Jefe de agrupación,, por ejemplo, merece ser do un desgaste físico y moral que repercutirá. ciertamente valorizado especialmente Es él quien debe determinar las en el rendimiento durante la acción. La mayor seguridad misiones y objetivos de sus peones de maniobra; es él reside en la voluntad de no dejarse sorprender,’ y en la quien debe establecer el número y constitución de los puesta en práctica escrupulosa de medidas valoradas ob grupos tácticos de primer escalón, y quien debe estar en jetivamente y adecuadas a’ la entidad real del peligro co condiciones de constituir para sí mismo una reserva me rrespondiente. canizada. Es él, finalmente, quien debe armonizar el fue ,IJna actividad que absorberá una fra’eción cada vez go atómico puesto a su disposicióñ, y el fuego conven mayor de infantería, zapadores y transmisiones, es la de cional de que dispone en propiedad, y todo ello con el em las «patrullas». En’ vanguardia, sobre los flancos, y alguna pleo de sus propias fuezas (trinomio infantería-carros vez en las retaguardias inmediatas, estas patrullas asu zapadores, más transmisiones eficientes, más robustas mirán una doble misión, informativa y de seguridad; una mazas de fuego). misión que constituye la introducción necesaria a cual 14. En unas maniobras en las que ambos bandos dis quier clase de acción. Son en efecto insustituibles para de ponían del ingenio atómico, el, ataque ,se ha encontrado terminar los detalles de la zona Ocupada por el enemigo, con graves dificultades para el paso desde el área de dis para’ comprobar la acción de patrullas o su ausencia por persión inicial de la posición de espera, a la de concen parte adversaria, en los amplios intervalos de la «tierra tración del dispositivo de ataque, y posteriormente a las de la actividad áreas sucesivas de dispersión más allá de los objetivos. Se de nadie», en la acción de hostigamiento de trabajo enemiga; finalmente, en la protección de los deduce de ello que la Infantería de las Divisiones de lla reconocimientos de los campos minados y apertura de pa nura debería disponer, en la medida más amplia posible, sillos’ y brechas en éstos. Especialmente el infante, se debe convertir en un hábil patrullero, y nunca serán de masiadas las horas de instrucción que se dediquen a tal exigencia. 17. Las «bases de fuego» no conservan casi nada de la significación original de la palabra «base». Cuando incluso la Artilleria se ve obligada a ejecutar la maniobra de los despliegues, además de la clásica de la trayectorias, tales •bases rechazan cualquier idea de estatismo; y esto es beneficioso, porque de tal manera reducen la vulnerabili dad, que llegaría a valores demasiado altos por una exce siva permanencia en las posiciones. Además, con los des pliegues decididamente avanzados, debe tratarse de bus car la posibilidad de que los morteros de 107—que tienen un alcance bastante largo—eviten los desplazamientos antes que los grupos tácticos de primer escalón hayan alcanzado sus objetivos. Estos morteros constituyen una maza de fuego Inestimable en manos del Jefe de agru pación, que se ha de explotar totalmente hasta los lími tes posibles. Para las otras armas es necesario hacer vir tud de la necesidad, sé desplazarán hacia adelante por escalones, compensando la reducción momentánea de efi ciencia cuantitátiva de los orígenes de fuego, con una mayor rapidez de tiro. Los Jefes de las Secciones y de los Pelotones de estas armas, deben educarse en una rigu rosa disciplina de fuego, que evite cualquier despilfarro inútil (se han de prohibir las ráfagas prolorígadas más allá de cualquier exigencia posible de neutralización del objetivo enemigo). Los cambios de posición no deben efectuarse—como es !recuente que suceda—en los momentos de crisis particu lares para los elementos avanzados (por ejemplo, en el paso de las brechas a través de los campos minados) o cuando a éstos están inmediatos al asalto. 18. Ningún arma debe ser empleada antes de que sea realmente necesario, bajo pena de ser descubierta por el enemigo y probablemente puesta fuera de combate an tes del momento en que podría ser eficaz su empleo. Un criterio básico debe ser el siguiente: «Primero, la lanza, y después, la navaja; antes, el arma de alcance más lar go y más potente, y después, el arma de la acción pró —idma.» En este orden de ideas, es necesario combatir la (;endencia a usar los morteros de 81 en la preparación wcepción hecha de la fracción que debe emplearse even tualmente en la creación de brechas en el campo minado, una vez en marcha la preparación. 19. Con referencia al empleo de las escuadras «AB C», reforzadas eventualmente con zapadores, con el fin de localirar los daños producidos por el ingenio atómico - y por la radiactividad residual, se presentan dudas y pre juicios. En la fase de preparación no es verosímil que es tos núcleos puedan penetrar en el- dispositivo enemigo para efectuar operaciones de control y transmitir lOS da tos, ya que se podrían ‘derivar de ello limitaciones parciales suspensiones del fuego de preparación, así como detenciones demasiado prolongadas—y por lo tanto, peli grosas—de las Unidades, bien sobre la línea alcanzada o sobre la base de partida. Parece ser más aconsejable un cuidadoso empleo de tales núcleos con los elementos más avanzados de los grupos tácticos. Señales convenidas y transmisión rápida de datos podrían ser elementos sufi cientes para asegnrar un empleo oportuno de lOS ele mentos de protección (con especial referencia a la más cara), o para efectuar desviaciones momentáneas de las direcciones de movimiento. Por otra parte, los datos que ya han sido obtenidos por los observadores terrestres y por la Sección Aérea Ligera permitirán orientar con antici paciófl los movimientos y no caer en la trampa de. zonas fuertemente radiactivas, que sólo pueden ser atravesadas por los medios acorazados y con las oportunas precaucio nes (escotilins cerradas y utilización de la máscara por la tripulación). Los modernos medios de combate que20.auaentafl, el valor del hombre, ya no quereducen, todo lo sino que «Infantería» pierde en número lo gana en calidad; destacándose entre sus numerosas especializaciones el «asaltante», con la adopción, en un próximo futuro de un fusil automático ligero, utilizable tanto como arma indi vidual de asalto y contracarro como para suplir ‘los efectos del fusil ametrallador y del mortero ligero; estos asaltan tes están destinadoS a representar la función de «punta de diamante del ataque». Su acción no se agota en el primer asalto, sino que se desarrolla a modo de una red de miles de pequeños arroyos, sobre el frente, lateralmen te y en profundidad, de modo irresistible y hasta casi dar al adversario la sensación de que será superado mmi nentemente. Y he aquí el porqué de la atención que se concentra sobre la actuación, de estos hombres, incluso en, los ejercicios de tiempo de paz, así como de las pre guntas y observac1one que continuamente se entrecruzan y suceden acuciantemente: —,‘Qué hacen los asaltantes? —Dónde están en este momento? —Están aprovechando el fuego de acompañamiento del arma que actúa en este momento? —Qué hace aquel Pelotón? —No le costará caro el instante de indecisión que ha tenido para superar el obstáculo que ha’ encontrado?’ —Por qué atraviesan aquellos hombres aquel seto, todos por el mismo punto? —QUé es lo que está haciendo aquel asaltante que ha llegado al borde del campo verde? ¡Ah, sí!; se resguarda en aquella mata para modificar el enmascaramiento del casco antes de atravesar el campo de rastrojo; se ve que ha aprendido a hacer el camaleón. —Y ¿qué hacen, aque la . llos hombres que han subido demasiado y se destacan en el fondo’ claro del horizonte? Malo... Ya se va uno que se protege con la sombra de uha cortadura. —Y ¿qué hace aquel otro que, en lugar de aplastarse en el terreno y dar solamente una ojeada, se yergue a medio cuerpo casi, como si lo fuera a fotografiar el enemigo? Quizá es un Jefe de Pelotón que se ha olvidado de que no es invul nerable. —Allí se ve una Escuadra de Ametralladoras que sabe lo que se hace: el tirador prepara el arma cu bierto por la cresta, y después asoma el tubo solamente lo necesario para disparar, mientras que los proveedores se dedican a su cometido sin colocarse en el terreno como un «racimo». 21. No es suficiente que el asaltante conozca la téc nica del aprovechamiento del terreno, del paso de obs táculos y del enmascaramiento y empleo de las armas, que indudablemente reducen el tributo de sangre y de vidas humanas, comparándolas con las hecatombes del pasado. El asaltante ha de saber vencer la «sensación de aislamiento», que puede tener un efecto paralizador en un ambiente cuajado de peligros y de insidias de cualquier clase; se encuentra espantosamente solo, y debe dar prue ba de vivacidad, agresividad y coraje, contra cualquier atavismo que tienda a buscar el contacto de codos—y me atrevo a decir hasta de aliento—con el compañero de Pelotón y de patrulla. Debe multiplicar incesantemente sus propios energías físicas y morales, manteniendo in alterable, entre humas. silbidos y explosiones, su te en todos aquellos que, aunque estén lejos o invisibles, ef cc túan su mismo trabajo o contribuyen con su preciosa aportación. Debe saber que el mismo Jefe de Sección, que saltaba delante arrastrándolo en los asaltos a la bayo neta de tiempos pasados, actualmente no puede precederle. Ahora, el que arrastra es el mismo asaltante; por ello, su formación es más difícil ‘que la de otro especialista cual quiera, ya que reviste problemas de orden psicológico, mo ral, técnico y táctico. 22. Del cuadro expuesto anteriormente se destaca la figura’ del combatiente individual, que debe reunir en él un ímpetu vital y una carga de energías que nunca ha tenido en el pasado. Se deduce de ello que la «instrucción individual» no puede estar comprendida exahustivamente en un ciclo de breve duración, y que esta instrucción, sin perjuicio de las otras, debe continuar en todas las fa ses del adiestramiento militar. Existe una gran cantidad - de pequeños, pero esenciales, problemas de supervivencia que el infante debe saber resolver por sí solo; y esto no podrá hacerlo si no es a través de una instrucción mi nuciosa y prolongada. He comprobado que el rendimiento del infante solamente llega a ser satisfactorio al término del intenso período de instrucción de los ejercicios de verano. ¡Pero cuántas preocupaciones ha producido a los Cuadros de cualquier empleo, y sobre todo a los de Com pañía! No es fácil reflejar la realidad del combate con sus múltiples orígenes de fuego, de observación, etc., sa turado de movimientos, detenciones, reanudación de mo vimientos y acciones de ataque y defensa. No es fácil, por ejemplo, llegar a hacer comprender que incluso en el ataque, y’ durante las diversas pausas, el uso adecuado del útil ligero de zapador para proporcionarse un peque ño resguardo para la cabeza puede ofrecer una posibilidad más de sobrevivir y alcanzar el éxito deseado; que un enmascaramiento que no se adapte al ambiente, una in tervención tardia contra un blanco imprevisto o el fuego poco regulado de un arma, pueden ser una fuente de des dichas. 23. El trabajo de los Suboficiales y de las Clases de Tropa, en la formación del combatiente de calidad y en la preparación y conducción de las Unidades más peque ñas resulta cada vez más inestimable e insustituíble. El Oficial no lo puede ñacer todo, y no debe, por tanto, res tar autoridad a estos colaboradores suyos; cada uno en su sitio y trabajo en ambiente sereno. El «ejercicio del mando», en cualquier escalón del orden jerárquico, debe ser considerado como el máximo honor que puede corres ponder a un hombre; un honor que hace aceptables las responsabilidades, las fatigas y los sacrificios. Un Jefe de Unidad debe saber que su prestigio aumenta con el per feccionamiento de sus conocimientos técnico-prof esiona les y con la práctica diaria del ejemplo. Dedicado total mente a sus hombres, con el cerebro y el corazón, no debe transigir ni siquiera consigo mismo en las cuestio nes de instrucción. «Cuanto más sudor, menos sangre» es un siegan que tiene validez para todos: Jefes y subor— dinados. Aun cuando existan casi siempre las «pegas» administrativas que pueden perjudicar a prometedoras carreras, ninguna culpabilidad es tan grave—según mi parecer—corno la que descuida la instrucción. 24. El problema de la «apertura de psiilos y brechas en los campos minados» se encuentra siempre a la orden del día. Se estima que las explosiones atómicas afectarán generalmenie a las estructuras estáticas, a las reservas mecanizadas, a- los despliegues de Artillería, a lOS centros logisticos, pero sólo indirectamente a los campos mina dos. Se ha de observar también que la presión máxima producida por las explosiones atómicas, de duración infe rior a un segundo, no parece que sea suficiente para vencer la fuerza de inercia mecánica de las minas nor males, y menos aún de las minas especiales dotadas de dispositivos anti-choc. Y aunque esté prevista la neutra lizacióiT de minas contra personal con ingenios de poten cia media, el radio de acción de éstos con respecto a las minas contracarro es bastante -limitado, y hacen necesa rio «el paso de Unidades a pie, en un primer tiempo, y la sucesiva creación de brechas para los medios motorizados y acorazados» por los procedimientos convencionales. En un ejercicio de ataque de dos bandos se ha podido com probar la influencia negativa del factor «campo minado» sobre el movimiento de la Compañía mecanizada y de una Compañía de carros; influencia que hizo posible a la Unidad mecanizada opuesta el prevenir a sus Unidades similares de ataque y colocarse en una posición adecua da para batir el flanco de la contraria. Se confirma así la importancia de la reacción dinámica de la defensa, que apoyándose en cualquier perno de maniobra—gracias a disponer libremente del espacio en el que tenía que. ac tuar y al conocimiento seguro de las direcciones de contra ataque—, tiene muchas probabilidades de batir en tiempo - - al ataque. Las actuales orientaciones sobre el empleo de procedimientos para la apertura de pasillos en los cam pos minados, basados en el fuego de artillería y de morteros, podrán quizá contribuir a dar de nuevo el nece sario impulso a la acción del ataque. Los rusos, que adoptan tal sistema, dan por descontado un cierto coe ficiente de pérdidas; pero son pérdidas muy inferiores a las que se producirían con largas detenciones en las zonas de los campos de minas vigilados por el luego enemigo, fuego que no siempre es fácil separar del obs táculo. 25. No tenemos mucha experiencia sobre el empleo de los carros y medios mecanizados, que tendrán, con toda probabilidad, un papel importante en la guerra ‘atómica, y que, ciertamente, sufrirán muchas limitaciones en nues tros terrenos. En el escalón Agrupación y ‘Grupo Táctico combaten para el infante y con el infante, pero se plan tean problemas delicados de coordinación entre zapado res y medios mecanizados; entre medios, mecanizados y acorazados, y entre acorazados y autopropulsados. Ge neralmente son los infantes y los zapadores los que deben limpiar el terreno de ataque de las asechanzas de las armas contracarro y de los campos minados; silos infan tes y zapadores disponen de medios oruga cerrados, in mediatamente después de la explosión acortarán distan cias, aprovechando las prestaciones técnicas de los me dios y la protección táctica proporcionada por la coraza; no obstante, llegará el momento en que deberán abando nar los medios y actuar a pie. A su vez, los carros, y en cuanto. el camino esté libre, no dudan en dirigirse deci didamente hacia adelante, apoyándose mutuamente y co— locándose en condiciones de poder actuar sobre el flanco de la eventual reacción dinámica del adversario. Con fre cuencia serán empleados corno verdaderas y auténticas bases de fuego móviles, en beneficio de las SeCciones me canizadas. No debe existir ninguna preocupación, como ya se ha indicado, por la producción de eventuales «pérdidas de contacto»; igualmente, y como una vez se decía, la cita será sobre el objetivo. Los «medios autopropulsados con— tracarro» (y-las armas contracarro en general) deben in tervenir rápidamente en la acción y sustraerse aún más rápidamente a la reacción adversaria; se observa muy frecuentemente que matienen durante demasiado tiempo el despliegue adoptado para el fuego. 28. Con ‘demasiada frecuencia, las formas y las moda lidades de 1a<cooperación aeroterrestre» resultan forma listas y poco convincentes, aunque vemos a veloces caza— bombarderos efectuar acciones de ametrallamiento y ‘de bombardeo eP picado con, admirable exactitud, lo único que hay que lamentar es que en lugar de emplear la munición de fogueo en los ejercicios, no se adopte con más frecuencia la munición de guerra; serviría esto últi mo para realizar una de las demostraciones más eficaces. de las posibilidades de la Aviación y dejar en las tropas un recuerdo indeleble. Se objeta, con justicia, que laAviación, y especialmente en los primeros días de un conflicto, tendrá problemas importantes que resolver (su perioridad aérea y aerotransportes), y que difícilmente” podrá colocarse encima de nuestros objetivos. No obstante’,. quien tiene experiencia de una guerra no ignora el efecto moral galvanizador que producen sobre las tropas las in tervenciones de nuestra Aviación, aunque sean esporá dicas. ‘Resulta de todo lo que se conoce que tanto los rusos como los’ ingleses siguien dando una gran impor tancia al apoyo aéreo directo. 27. La aparición de las armas atómicas, y especial mente de las’ Unidades de cohetes o misiles de diverso tipo, está produciendo un rápido envejecimiento de la «artillería convencional», cuyo talón de Aquiles está sobre todO en su escaso alcance. Todavía no’ hemos llegado al punto de «renovarse o perecer», pero, sin embargo, está en marcha un vasto proceso de ad-aptación a las nuevas exigencias, que empeña la capacidad y el espíritu de - 53 inventiva de nuestios artilleros, que saben mirar el por los más valientes entre los valientes, la constituye indu venir, sin dejar de guardar celosamente sus nobles tra dablemente el forzamiento de los campos minados. Real diciones. En tanto que se organizan las primeras Unida mente se trata de un verdadero ataque, en el que los Za des de cohetes, los técnicos están estudiando’ la posibili esgrimen cargas, tubos explosivos y materiales dad de transformar las actuales bocas de fuego de forma padores diversos, en tanto que la Artillería desplaza su tiro sobre que aumente su alcance. Está adquiriendo una particular objetivos de segundo plano y las armas de la Infante importancia el papel de la Jefatura de Artillería Divisio los oportunamente situadas en puntos adecuados, des naria (u órgano que la sustituya) como coordinadora de ría, arrollan acciones con nieblas y tiros conducentes a separar medios de fuego múltiples y diferentes, tales como frac el fuego del obstáculo. Es el momento de la fra ciones de Artillería de maniobra, Aviación de apoyo di— ternidad, enemigo más que de la cooperación, entre infantes y recto, medios de lanzamiento atómico, fuego naval even tual, etc., etc. En los ejercicios tácticos, la Artillería se Zapadores. Razones afectivas, que sólo pueden sentirse en el am ve seriamente apremiada al tener que resolver problemas biente las Unidades orgánicas, hacen que me incline de movilidad, de dispersión, de enterrarse en el terreno hacia unde empleo de los Zapadores de Asalto en la medida y enmascaramiento, de maniobra de observatorios, des más amplia posible. Estos pueden resolver por sí solos doblamiento de mandos y de preparación toiográfica’ del problemas de seguridad inmediata y de empleo de fuego tiro en tiempos mínimos. Los cambios frecuentes de posi próximo, no sólo para reválorizar el obstáculo en la de ción (maniobra de los despliegues) constituyen ya una fensa, sino también para proteger el levantamiento de norma. La Artillería ligera, dado el alcance insuficiente campos de minas en el ataque. que tiene para los grandes espacios en que ha de operar, 29. Las «transmisiones» constituyen el instrumento se acérca cada vez más a las otras armas hasta fundirse esencial para poder ejercer una eficaz y continua acción con ellas mismas en conjuntos de varias armas. Las ac de Mando. Hoy día, ni siquiera los Pelotones pueden ser cioes de fuego continúan siendo prácticamente las mis mandados a la vista. En el nuevo ambiente de lucha, las mas, pero varian quizá las modalidades; y asi, la prepa deben estar en grado de seguir la creciente ración convencional tiende a reducirse en duración, en transmisiones movilidad de las Unidades, cubrir las mayores distancias tanto que la prohibición cercana durante el ataque au alcanzar la diversa articulación táctica (aumento de los menta en importancia, a causa de la mayor consistencia yalcances y del número de canales (selectividad). y movilidad de la reacción por movimiento de la defensa. La técnica aplicada a la ciencia ‘electrónica nos ayuda La cotrabatería, que tiene por misión hacer cailar los ello con las realizaciones de circuitos eléctricos en mi medios de fuego que tienden a que el ataque desista de aniatura, circuitos impresos, aparatos con transistor, Mó una rápida explotación de las zonas atomizadas, exige dulos y mlcromódulos, etc., etc. El viejo «eje de transmi artillería de mayor potencia y alcance, incluso con per siones» ha cumplido sus días; en éste los diversos centros juicio de la prohibidión lejana, que, por el contrario, po radiales, que coincidían con el Puesto de Mando de las dría ser confiada a los cohetes o misiles y a las fuerzas Grandes Unidades, constituían puntos extremadamente aéreas tácticas. La acción contramorteros se descentraliza y vulnerables. Se sabe que lbs actuales estudios frecuenteMente hacia las formaciones de los conjuntos sensibles en el campo A. T. O. y nacional han lievado y llevarán de varias armas que avanzan, y es de desear, teniendo en a la adopciónN de un nuevo sistema que, eliminando los cuenta su iMportancia, que esta acción contra-morteros inconvenientes reseñados, mayor ñexibilidad y pueda ser revalorizada en el porvenir con el empleo de seguridad de funcionamiento,asegure las transmisiones. En es morteros provistos de radar y capaces de interceptar y pera de algo mejor, tanto el apersonal de Transmisiones destruir las granadas enemigas en su trayectoria. como los compañeros de otras Armas suplen con su celo, 28. También los «zapadores», con su tenaz y silencioso adaptando los viejos materiales a las nuevas exigencias, y trabajo, participan activamente en el proceso de renova aguantan.., reclamaciones, ante la imposibilidad ‘de dar ción de los medios y en la evolución de los procedimientos todo lo que los Mandos requieren. tácticos. Los trabajos que se les pide tienden a aumentar 30. Los «servicios» resultan con frecuencia los gran en razón de las mayores exigencias de protección deri des sacriñcados. He tratado siempre de reaccionar a esta vadas del problema de supervivencia. Con la ayuda de deplorable, tendencia, por el convencimiento que tengo de aparatos mecánicos, y en virtud de una acentuada especia que no existen problemas tácticos absolutos, sino proble lización de las Unidades, los Zapadores extienden su cam mas operativos que son ‘en conjunto tácticos y logísticos. po de acción, tanto en el ataque como en la defensa, desde Por ejemplo, se procede con mucha facilidad y rapidez el obstáculo a la vialidad, desde los puestos de Mando a a dar una orden de cambio del eje de esfuerzo principal, los observatorios y, en general, a cualquier forma de con vistas a la reanudación de un ataque en las primeras protección que requiera una capacidad técnica particular. horas del día siguiente. Para ello, el Oficial de Servicios La acción de los zapadores se dirige especialmente hacia debe calcular: capacidad de las carreteras durante la no los campos minados. Se ha afirmado que la mina es el che para los movimientos de las Unidades, tiempos de lle arma del pobre; por tanto se puede asegurar que no f al gada de municiones y abastecimientos diversos, disponi ‘tarán las tinas. Aunque subsiste el problema de su esta bilidad de medios auto y de mano de obra, posibilidad de ‘blecjmiento rápido, tal vez no estemos• lejanos de una abastecimiento aéreo, etc: Después de todo esto, y con los ‘solución satisfactoria,, gracias al empleo de conjuntos datos en la mano, debe informar al Jefe si se puede o -mecánicos que hagan posible arar el terreno y practicar no se puede hacer. Nunca se debe confiar n la improvi los alojamientos. El problema más importante es el de la sación, porque una mala logística no es lá última causa vigilancia del campo minado, que tiende a ampliarse en del fallo de, unas operaciones, aunque estén genialmente el sentido del frente y de ‘la profundidad. Se deduce de concebidas. El dinamismo de Ja acción y la rapidez de aquí la necesidad de que los Zapadores formen parte de los consumos imponen, ahora más que nunca, la articula los conjuntos de varias Armas, especialmente en el esca ción de los medios de transporte de diverso ‘tipo y la lón divisionario, y análogamente a como sucede con la maniobra de las dotaciones, para de esta forma poder ase artillería ligera. Una misión que coloca a los Zapadores a gurar oportunamente y en el lugar mas adecuado todo la altura de los asaltantes, que es tanto como hablar de lo que es necesario para la alimentación del combate. - . 54 El Seguro escolar. Capifán de la Agrupadón de InfanteríaSan Mardal n.0 7, Angel DE LA CAMARA ZAMORA. - Más de una vez hemos leído en la revista EJÉRCITOte mas de actualidad social, y precisamente su lectura me ha inducido a pergeñar unas líneas sobre este tema que, si bien no tiene características típicas bien definidas en el sentido de la legislación castrense, sí lo tiene en la legislación social positiva española, con un carácter ge neral. Por ser numerosos los estudiantes familiares de militares, merece la pena su difusión dentro de la gran familia militar, por su interés para muchos de sus compo nentes. Vamos a intentar sistematizar su estudio de tal modo que resulte más fácil su comprensión y conocimiento. BASES LEGALES CAMPO DE APLICj1CION El Seguro Escolar se aplicará de una manera obligato ria a todos los estudiantes españoles de uno y otro sexo que reúnan las condiciones establecidas en los Estatutos de la Mutualidad, que más adelante indicaremos, hasta una edad máxima de veintiocho años. Este Seguro, cuando asi lo apruebe el Gobierno, es sus ceptible de poder ser ampliado a los estudiantes hispano americanos, portugueses y filipinos que residan n Espa ña y a los estudiantes de otros paises, siempre que existan tratados que lo determinen o se haya reconocido expre samente una reciprocidad. AFILIACION Ley de 17 de julio de 1953, creando el Seguro Escolar. Orden de 11 de agosto de 1953, aprobando los Estatutos de la Mutualidad del Seguro Escolar. CLASIFICÁCION Está incluido en la legislación social positiva española dentro de los Seguros Especiales Obligatorios, atendiendo al riesgo que trata de proteger. Antes de continuar, hemos de indicar que riesgo, según López Núñez, «es el suceso futuro e incierto, cuyas consecuencias de carácter eco nómico puede reparar el Seguro mediante una presta ción». De la definición, vemos que sus características prin cipales son: incertidumbre, perjuicio económico, repara ción y prestación. - La afiliación será obligatoria para todos los estudian tes españoles de uno y otro sexo con edad inferior a vein tiocho años, que realicen estudios oficiales. En una primera fase se aplicaba a los estudiantes per tenecientes a la Enseñanza Universitaria y de Escuelas Técnicas Superiores, hasta que, por Decreto de 14 de sep tiembre de 195v, se amplió a los estudiantes de las Escue las de Montes (Ayudantes), de Ayudantes de Obras Públi cas, de Ayudantes de Ingenieros Aeronáuticos, de Ayu dantes de Telecomunicación, de las Escuelas de Apareja dores, Colegio Politécnico de la Laguna; Grado profesional de las Escuelas de Comercio, Escuela Oficial de Topogra fía, de Peritos Industriales, de Peritos Textiles y de Pe ritos Agrícolas. Esta afiliación se hace por los estudiantes a través de los Centros de Enseñanza, simultáneamente con la ma trícula. OBJETO COTIZACION Tiene por objeto ejercer la previsión social en favor de los estudiantes, de tal modo que se atienda a su más completa protección y ayuda contra circunstancias adver sas, fortuitas y previsibles. La prima anual, por un importe de 342 pesetas, nada: la mitad (171 pesetas) por el Ministerio, y mitad por el estudiante asegurado, teniendo que tisfecha esta última en el momento del pago de trícula. ORGANISMO PRESTACIONES GESTOR Su aplicación está encomendada al Instituto Nacional de Previsión, el .cual la ejercita por medio de una Mutua lidad dependiente del Servicio de Seguros Voluntarios. La Dirección de dicha Mutualidad Escolar la realiza un Con sejo, integrado por representaciones del Ministerio de Edu cación Nacional, del Instituto Nacional de Previsión y del Sindicato Español Universitario o, en su caso, del Frente de Juventudes o de la Sección Femenina. En los Estatutos de esta Mutualidad se recoge la si guiente terminología: Afiliados.—.Los mulga el Seguro. estudiantes en cuyo beneficio Cubren lós riesgos de accidente, enfermedad, infortunio familiar y de ayuda al graduado. Pueden ser: obligatorias y complementarias. PRESTACIONES Mutualidad Escolar—El órgano de aplicación del Se guro. Una vez hechas estas pequeñas digresiones, vamos a entrar de lleno en el estudio de este Seguro. OBLIGATORIAS Accidente (Hasta la curación) Asistencia médico-quirúrgica. Asistencia hospitalaria. Asistencia farmacéutica: abono 100 de su importe. Prótesis y ortopedia. se pro Be’neficia.rios.—Los perceptores de las prestaciones que se conceden. Primas.—.Las cantidades que hay que abonar al Seguro para el cumplimiento de sus obligaciones. Prestaciones—Los beneficios que concede el Seguro. es abo la otra ser sa la ma Sanitarias.. del 70 por Enfermedad Asistencia médica completa, hasta su cura ción o fin de estudios. Hospitalización. Internamiento en centros antituberculosos durante tres años. Asistencia farmacéutica: abono del 70 por 100 de su importe, mientras dure la asis tencia médica. Medicina preventiva. Accidente Incapacidad permanente absoluta para Enfermedad es tudios: indemnización de 25.000 a 100.000 pesetas, según el grado de incapacidad. Gran invalidez: pensión vitalicia de 24.Q00Económicas pesetas al año. infortunio familiar Pensión de 12.000 pesetas al año, hasta teriñinación de. los estudios. Ayuda la - al graduado - Económicas. en caso de grave Ayuda al graduado Bonificación, por quintas partes de las pres tacione al graduado que destacare en el ejercicio de pruebas u oposiciones o en trabajos de investigación científica. Establecimiento de residencias para huér anos f necesitados. Establecimiento de becas. Las que acuerde el Consejo de la Mutuali dad y apruebe el Ministerio de Educación Nacional. Otras. Gastos Debemos entender que el infortunio familiar tiene por objeto asegurar al estudiante la continuación de sus estu dios cuando concurran circunstancias de tipo económico que por un infortunio ocurrido en su hogar le impidan terminar sus estudios, tales como: PRESTACIONES sanitarias... económica, Préstamos sobre el honor, durante los tres años siguientes a la terminación de la ca rrera, en una cuantia máxima de 50.000 pesetas. funerarios (Ayuda a la familia) Si residen en la misma localidad: 5.000 pe setas. Si residen elt localidad distInta: de 5.000 a 20.000 pesetas. Esposa, hijos. Ascendientes directos mayo res de sesenta y cinco años y hermanos menores de edad o incapacitados para el trabajo: 50.000 pesetas. Cuando Indemnización penuria. COMPLEMENTARIAS lo permitan Enfermedad Ampliación nitarias. (Accidente Aumento nes. las posibilidades del Seguro: del plazo de las prestaciones sa— a) Fallecimiento del cabeza de familia. b) Ruina o quiebra familiar que imposibilite nuar los estudios por falta de medios económicos. conti Es preciso que el estudiante lleve como mínimun un año matriculado por primera vez en cualquier centro de enseñanza de los comprendidos en el Seguro. Comprende esta prestación una pensión anual de 12.000 pesetas du— rante el número de años que falten al beneficiario para acabar normalmente y sin repetir curso su carrera, hasta una edad límite de veintiocho años. BIBLIOGRAFIA de las indemnizaciones y pensio Carlos G. Posada.—Los Seguros sociales obligatorios en España. Publicaciones del Instituto Nacional de Previsión. La aviación de apoyo táctico y los misi les tierra-perra de corto y medio aicance Por e! Coronel Henchoz,de laRevue Milifaire Suisse. Traducción de! Teniente Corone! AR!ZA GARC!A. No falta quien aprovecha cualquier ocasión para vati cinar el próximo fin de la Aviación de combate pilotada. Tratemos de ver qué puede haber de cierto en cuanto a las formaciones de caza-bombarderos, encargados de apo yar, indirecta o directamente, con sus fuegos a las Unida des terrestres. En 1916 los cazas, con sus ametralladoras, atacaron por primera vez, en el Somme, columnas en marcha. Des de entonces, la Aviación, en cuantas ocasiones se le pre sentaron, demostró sus excelentes posibilidades de apoyo a la acción terrestre. Si en época de paz parece que dis minuye el interés por el caza-bombardero, ello no hay que achacarlo al poco valor de este medio. Hoy día, la moda se inclina hacia las armas «disuasorias», y hemos de reconocer que en este orden de ideas el caza-bombar dero no alcanza un buen puesto entre las capaces de impedir la guerra. El interés por la Aviación Táctica se pone de relieve en el curso de-las operaciones; sólo entonces él Jefe cons ciente de sus posibilidades solícita su cooperación. Si ciertas razones, de indudable valor, inspiradas en la conducción general de las operaciones aéreas, asignan prioridad al piloto ‘de caza, estamos seguros de que tan pronto se produj eran los primeros choques en tierra, cuan tos medios pudieran ser distraidos de la batalla aérea serían destinados al apoyo de la batalla terrestre. El interés del apoyo aéreo táctico reside en cierto nú mero de hechos esenciales que vamos a recordar breve mente. A la Aviación de apoyo se le pide que oriente sus posibilidades—movilidad, radio de acción y velocidad—al ataque y destrucción de los objetivos que, por diversas cau sas, no sean batidos por las armas terrestres. Así hemosvisto que el caza-bombardero, a medida que sus perfec cionamientos técnicos y las mejoras de sus armas lo permitían, ha aumentado la importancia y el número de misiones a realizar: destrucción de posiciones y obras de toda clase, neutralización de reservas, aislamiento del cámpo de batalla por la prohibición de puntos. de paso obligado, cobertura de columnas, lucha contra-carro y apoyo directo a la Infantería. Sin embargo, la misión de la aviación de apoyo no siempre ise limita al cumplimiento de las anteriores tareas. Al atribuirle el papel de «reserva móvil del Man do», éste puede asignarle servicios especiales de gran rendimiento en el planeamiento general de las operacio nes conjuntas. Por su extrema movilidad, su aptitud para llevar a cabo concentraciones de medios, su capacidad de desplazar de un punto a otro muy alejado, el centro de gravedad de su acción, las Fuerzas Aéreas tácticas re presentan el mayor elemento en las operaciones fluctuan tes, que las grandes masas de medios motorizados, acora zados o aerotransportados, son capaces de realizar, y ello bajo la constante amenaza del arma atómica. La aparición de diversos modelos de misiles tierra-tie rra, de corto y mediano alcance, tanto en la U. R. S. S. como en Estados Unidos, puede inclinar la mente a pensar que el relevo del caza-bombardero ha comenzado ya. La gama de estos ingenios es muy extensa. En Rusia va desde el proyectil cohete M-31 de un alcance de 6 Km. a los grandes T-l, que alcanTzan MIL Km. Perp ¿se puede hablar de ingenios cuando se trata de proyectiles de corto alcance, no guiados y provistos de cabeza ordinaria? Ciertamente, no! Nos encontramos con el cohete artille ro, en un campo relativamente antiguo, en el que se trata de sustituir los tubos pasados de moda por otros materiales. No pensemos por ello que los artilleros vayan a tener que, satisfacer peticiones diferentes de las que, hasta hoy, se les ha solicitado. Lo mismo podemos decir de los proyectiles tipo Little John y Hcnest John de. los americanos. Aun provistos de cabeza atómica, estos pro yectiles no buscan otros objetivos que los del cañón atómico de 280 mm., por ejemplo. La cuestión de la sustitución del avión por el ingenio comienza, para nosotros, en los a1cancs superiores a los 40 ó 50 Km. El ingenio está en condiciones de intervenir en esa zó-na, en la que hasta ahora sólo pocha actuar el caza-bombardero medio o el pesado. Es indudable que el ingenio ,posee sobre el avión algunas ‘entajas,. en las Que intentará basar una superioridad efectiva. En primer lugar, no está sujeto a las variaciones climáticas y meteo rológicas; prácticamente. no puede último, las posibilidades preventivas ciales son casi nulas. Pero el peso no basta para inclinar la balanza - ser interceptado y, por de sus víctimas poten de estas tres ventajas a su favor. En cuanto a precisión, parece ser que el grado que puede alcanzar se estima en el UNO por MIL, que i es excelente cuando se trata de proyectiles dotados de una potente carga destructora-—y 110 puede ser otra que atómi ca—, no lo es tanto cuando se trata de ingenios con cabeza ordinaria, pues no se concibe la destrucción de una obra, por ejemplo, que requiere prácticamente el impacto directo sobre el blanco. Otro factor reviste aún mayor importancia. Los obje tivos susceptibles de destrucción en profundidad son de distinto género. Incluso varía su estado. Puede establecerSe «a priori» una lista de objetivos: obras, .puentes, estacio nes, nudos de comunicaciones..., y tener previstos los da- tos de tiro para los proyecties que deban batirlos, asegu rando su destrucción en el momento adecuado, que se elegirá de acuerdo con la idea de maniobra. Bastará pul sar un botón para iniciar el plan de fuegos correspon diente. Este plan, concebible en orden estratégico con los proyectiles de largo alcance, puede ser adaptado también en el campo táctico, en operaciones ofensivas, cuando el asaltante conduce la acción según un plan meditado. Pero las cosas se complican, sin embargo, si se tiene en cuenta que la destrucción de un objetivo conocido carece de sentido si no se hace en función del grado de ocupación por el enemigo, y, en consecuencia, la elección del mo mento favorable estarú determinada por la observación realizada sobre el objetivo mismo, observación que el pro pio ingenio es incapaz de realizar. Y la complicación es máxima cuando los posibles objetivos son desconocidos y hay que descubrirló todo: asentamiento, naturaleza, esta do, defensas, comportamiento e incluso intenciones de sus ocupantés. ¿Podría el artillero abrir fuego, en un instan te, sobre un objetivo que no se ve y del que prácticamentenada sabe? Pues el tiro con ingenios podemos considerar lo co-mo una extrapolación del de cañón, y no puede lo grarse sin una eficaz observación del objetivo. Pero ¿quién podría proporcionársela, sino el avión, el único medio ca paz de llegar a la vertical del objetivo, vérle «pesar» un informe y transmitirlo en plazo válido? Llegamos, en fin, a un último aspecto de esta cuestión. sobre el que queremos particularmente insistir. Se presta poca atención a la consideración de la Fuerza Aérea tc tica en cuanto a «masa de maniobra» en el plan de ope raciones conjuntas. Hemos señalado el papel que podía jugar accionada directamente por el mando. Ahora bien: ¿qué puede éste esperar de dicha Fuerza? La defensa, en nuestro país, está sometida hoy día, loqueramos o no, a ciertos imperativos. No podemos elegir la forma de guerra que nos guste, de acuerdo- con nuestras tradicionales inclinaciones, aunque éstas deban per mitir conservar el matiz de nuestras Fuerzas Armadas, ? tratemos de preservarias de todo cambio radical. Pero no por ello debemos renunciar, junto a un contingente importante concebido y equipado para la defensa estática,. a una potente masa de maniobra. Sin esta reserva móvil,. ¿cómo podría el Mando taponar una brecha o escapar a un cerco? ¿Cómo intervenir a tiempó contra un desembar .co aéreo en un sector desguarnecido? ¿Cómo podria reunir los medios de fuego necesarios para apoyar un contraataque, si éste debe realizarse en un terreno donde la ma yor parte de las comunicaciones habrán quedado imprac ticablçs? Arma ciega e inconsciente; arma creada para aniquilar, con una precisión relativa, el misil no puede satisfacer en los casos antedichos. Como arma de disuasión nuclear tiene, ciertamente, un lugar en toda Fuerza Armada que pueda disponer de todas las armas.- Podría ser encuadra da en un Ejército como el nuestro, si se logra la posibili dad de disponer de medios atómiCoS en ningún caso su labor seria sustituir a la Aviación táctica. Pero para que ésta pueda conservar el papel que le está reservado, tiene que renovar sus métodos de combate y adaptar sus mate— .rjales a las condicionéS de la lucha- terrestre actual.. - - - 5T Sobreelderrocheyelmaltratodelmateril. Fragmentos de artículos publicados en varias Revistas Norteamericanas. Traducidos por la Redacción de EJERCITO. Todo el que manda, sea en el campo de instrucción, o sea en alguna futura cabeza de playa, es conductor de mientas. El soldado entrenado a medias trata de dominar una Unidad cuyos recursos consisten solamente en dos al enemigo sobre una base falsa: «Colas que yo pierdo, cabezas que usted gana.» elementos: «Hombres y materiales.» Las ideas básicas de Economia de abastecimientos no La Economía de los abastecimientos nos enseña muchos problemas. Las deficiencias de lo que falta, el despilfarro, son, ideas nuevas; han sido familiares a numerosas ge neraciones en tan viejos refranes como: «Un remiendo a los costos, las reposiciones y la necesidad de íd conserva ción y mantenimiento de cada artículo. Pero, para sentir tiempo economiza ciento», «Un centavo economizado es estos problemas, será necesario comprender sinceramente un centavo ganado». Tampoco es nueva la importancia por qué son tan ímportantes para el que manda y para militar .de la Economía de abastecimientos. En el Ejército siempre se ha estado hablando y escuchando de la eco cada hombre en particular. El artículo que falta puede ser una cosa muy sencilla, nomía en el uso de los abastecimientos y equipo por años alimentos, gasolina o, únicamente, un par de zapatos. Pero y años, en sus escuelas, cursos y cuarteles, en sus publi cuando llegue el día en que un hombre esté necesitado caciones y en el entrenamiento especializadq Mas con de ese artículo, podrá no tener precio para él. Por con- todo esto, como lo probó plenamente la segunda guerra seguirle, un Rey podria dar hasta su reino y un hombre mundial, el innecesario despilfarro de los abastecimientos podría dar hasta su vida. y el abuso del equipo, continúa. El costo de la seguridad nacional es enorme en pese Las condiciones de la guerra se definen ampliamente tas, pero no a todas las cosas que mantienen la fortaleza por la capacidad productiva de la nación, sus recursos de nuestro país puede dárselas siempre un valor moneta naturales, dinero y poder humano disponibles, medidos en rio: Hay Hombre y Materiales; ninguno de estos elemen términos de tiempo y distancia. Por ejemplo, los norte tos bastan sin el otro. Sin hombres especialmente entre americanos combatieron en dos guerras mundiales con nados para usar el material, éste cs exactamente maqui el conocimiento reasegurado de que eran nativos de la naria muerta. Carente de equipo y abastecimientos, una nación más rica y poderosa del mundo. Hoy en día mu Unidad, no importa cuán bien entrenada esté; será inútil. chos hombres capaces que prestan servicio en nuestros El valor de cada simple artículo se mide por el valor establecimientos militares, saben que la protección de ciél hombre que lo necesita, o por el de la Unidad que de nuestro país y que nuestros esfuerzos para levantar y sos pende de él, o por el éxito de la Unidad que ese hombre tener un mundo pacífico dependen, en gran parte, de un manda para defender el pais por el cual lucha. cuidadoso sentido del detalle. Luchar y ganar en el campo de batalla no es fácil. Las demandas de nuestras Fuerzas Armarlas se basan En nuestros días, un jefe no tiene que ir a la guerra mon en la definición de los factores de consumo. Esto, quiere tado sobre un caballo; usa un jeep, un tanque, un avión decir que lós requerimiento militares deben ser siempre o conduce sus hombres a pie; sabe que la guerra se ha bien calcuJados de antemano para determinar las nece Convertido en un oficio bastante complicado, que requiere sidades de las operaciones planeadas por anticipado. Tam trabajo duro y entrenamiento fuerte y completo. bién significa que las cantidades definitivas de artículos y El jefe debe saber que sus hombres realmente comien equipo necesario deben ser suficientes para cada hombre zan a librar batallas cuando empiezan su entrenamiento y para cada Unidad; y al mismo tiempo debe existir individual. Todas las cosas que aprenden hasta el mo suficiente producción de abastecimientos para las necesi mento de la batalla les sirve para ganar. En cuanto a dades de la población civil, los hombres y mujeres que la misión o situación de la Unidad que manda, sabe que trabajan en las industrias y en los campos o granjas, en ésta debe estar preparada en todas las circunstancias, minas y oficinas, para proporcionar todos los artículos que porque no todos los combates se libran en las primeras requiere el soldado. lineas. De ahí la razón por la cual el Ejército Proporcicne A la altura de la segunda guerra mundial, aproxima entrenamiento de combate a cada soldado, no importa damente la mitad de la producción norteamericana se cuál sea su trabajo especial. utilizaba para apoyar a las Fuerzas y las de sus aliados. Al comparar el entrenamiento de combate que un ins las condiciones de vida de esta nación eran en tructor procura a sus hombres, puede parecer un poco Aunque ese tiempo bastante altas, generalmente hubo deficien secundario lo que les enseñe sobre la Economía de abas en la economía civil. Sin embargo, los norteameri tecimientos, pero, en muy real e importante sentido, el cias canos han de recordar que• lograron combatir durante entrenamiento de combate y la economía de abasteci la segunda guerra mundial con una maquinaria indus mientos son inseparables. Exactamente, como cada artícu que resultó ilesa a su fin. En una guerra futura, hay lo del equipo o abastecimientos tiene dos valores, uno que trial que prever que si llega a sufrir daños en su territorio na se expresa en dólares y centavos y otro que no puede de cional por acción enemiga, necesitará algo de la produc finirse en moneda, siempre hay dos caras en cada cen ción critica de guerra para reparar los destrozos de las tavo gastado en el entrenamiento. El entrenamiento de industrias que resultaren afectadas. combate enseña al soldado cómo combatir y cómo usar En comparación con los Estados Unidos, los rusos do el equipo, los abastecimientos enseñan al soldado la im portancia del cuidado para los muchos artículos de los minan varios paises y ocupan un territorio bastante ex tenso, causa que les permite obtener una gran prepon cuales puede dependér su propia vida. derancia en poder humano y la facilidad de dispersar Eso es el porqué la Ecohomia de abastecimientos co mienza a rendir fruto correcto desde el ‘principio, desde ampliamente sus industrias. Para contrarrestar estas di el momento en que un hombre se decide a aprender los ferencias, los Estados Unidos deben contar con grandes hechos que implica el mantenimiento y la conservación, cantidades de equipo disponible a mano; en consecuen para recordar siempre lo que ha aprendido y para ponerlo cia, el impácto de los requerimientos militares ,sobre la capacidad productiva de EE. UU. es bastante grande, para en práctica constantemente. El soldado verdaderamente bien entrenado recuerda mejor decir, enorme, pero también quiere decir que, para los norteamericanos, existe un límite para la producción siempre ambas caras de la moneda: Tácticas y herra bajo la presión de la guerra. Dicen los norteamericanos: Nuestros recursos naturales, rápidamente en dismi nución, presentan también un cuadro que recomienda la sobriedad.» De todas las materias primas básicas necesitadas para la defensa, ninguna es más vital que el cobre,. y para col mo, ninguna es más escasa. En cada bombardero va• una tonelada de cobre; un obús de 155 mm. toma más de una tonelada del mismo metal, incluyendo sus aleacione. Los Estados Unidos son los más grandes productores de cobre en el mundo (alrededor del 40 por 100 de la pro ducción mundial), pero la producción en la actualidad es más baja que la de hace ocho años. Y, lo que es peor, la industria del cobre ha explotado desde hace mucho tiem po las minas más ricas y ha dejado el metal de más bajo grado en la tierra. Hace cien años, las minas de cobre promediaban un 20 por 100 de pureza; hoy en día, el promedio es menor del 1 por 100. Conreferencia al oro negro, aducen: «El petróleo es ‘tan necesario para la guerra moderna que su escasez durante la segunda contienda mundial se convirtió en uno de los factores del colapso alemán.» Más afortunada que la mayoría de las naciones, los EE. IJU. poseen una estimación del 30 por 100 de las re servas mundiales del petróleo. Sin embargo, el promedio en el cual se consumen nuestras reservas, es más del 60 por 100 de la producción total cíe petróleo que se re gistra en el año. Es obvio que este desproporcionado dre naje en nuestras fuentes disponibles no pueden continuar indefinidamente. Y el cobre y el aceite no son sino dos ejemplos de lo que está pasando con muchos recursos irreemplazables, tales como el hierro, el sulfuro y el carbón. Con relación a otros productos, agregan: «Además de los limitados recursos naturales de que disponemos, muchos artículos dependen de importaciones críticas.» Son ejemplos: el estaño, la goma natural y la lana. Prácticamente, debe adquirirse en otros paises la cantidad total de estaño y goma natural usadas en la manufactura de productos americanos, transportarse des de largas distancias y almacenarse para asegurar reservas, es decir, h abastecimiento adecuado y constante. Aunque nosotros producimos lana, la demanda es tan grande, que sobrepasa la producción local, y tenemos que adquirirla en Australia. En tiempo de guerra, tales im portaciones podrían presentar problemas muy serios, por que el espacio de las embarcaciones disponibles es limi tado y las líneas marítimas son a menudo arriesgadas en esta circunstancia. El costo de artícu1o de abastecimiento asciende con tinualiex1te como un cohete dirigido al espacio, y el pró blema que engendra es exactamente tan severo en las Fuerzas Armadas como lo es en la población civil. Desde Pearl Harbour, el precio de los alimentos se ha duplicado. El valor de un par de botas de combate ha aumentado un 3 por 100, y una manta, que costaba seis dólares en 1951, asciende ahora a casi diez. Si se considera que el soldado americano en la Segunda Guerra Mundial—-y ha bía alrededor de ocho millones de soldados bajo las ar mas, con un 90 por 100 en el exterior, relevados una y otra vez—consumía un promedio de ocho mantas y cua tro pares de botas de combate anualmente, cualquiera puede darse cuenta de que solamente estos dos artículos alcanzan una suma enorme. El servicio co Intendencia manejó más de 12:5.003 artículos diferentes, y tales ejem plos se sumaron y dieron un te-tal de 42.000 millones de -dólares en el año fiscal que finalizó el 30 de junio de 1951. Estos 42.000 millones se invirtieron en la defensa nacio nal exactamente durante el transcurso de un año. Aunque parezca raro, todas las guerras en la historia de nuestro país, hasta la fecha, incluyendo la Primera Guerra Mun dial, nó costaron tanto como la defensa en este año úni camente. Toda esta suma fué pagada por cada individuo, en for ma de impuestos nacionales, sobre cigarrillos, gasolina, boletos de cine, y en los impuestos colectivos que afectan a todas las cosas que consumimos. Y como el costo de los artículos sube, los impuestos también aumentan. En el presente año, más de un dólar de cada cuatro que ga namos, se destina al pago de impuestos, lo cual es una buena porción de los ingresos de cada uno, incluida la tropa, sus familiares y amigos. Este impuesto es una parte de sueldo y ración de todas las cosas que necesitarnos, y en esa parte va incluido el valor de las cosas que despil farramos, desde las llamadas telefónicas innecesarias has ta el agua y electricidad. A fin de año, repentinamente, nos damos cuenta de cuál es el total del impuesto. Pero lo que necesitamos recordar es que los ahorros en impues tos, como los ahorros en las cosas por las cuales se pagan impuestos, tienen que ser propósitos permanentes durante todo el año. En la capacidad productiva, recursos, d-inero, se mide la fortaleza de un país, pero también debe medirse en otros aspectos los cuales son a menudo impuestos por el tiempo y la distancia. En una guerra mundial, nuestras más adelantadas Unidades pueden encontrarse a mitad del camino alrededor del mundo; para que esas Unidades puedan ser apoyadas contra el enemigo, hay que aceptar el sobreimpuesto que significa el transporte y el tonelaje destinado al exterior. La Segunda Guerra Mundial nos ha enseñado cómo pueden ser esas tremendas distancias; Sin gapur está tan lejos de Nueva York como el Polo Sur del Polo Norte, y la distancia desde San Francisco a Manila es igual a la tercera parte de la circunferencia de la tie rra. Se ha estimado que las operaciones militares, no solamente en gastos, sino también en dificultades, aumen tan en razón del cubo de la distancia a partir de la base. Por tanto, es necesario que el Jefe de una Unidad con sidere esta «fórmula del cubo» por un instante. Okinawa, por ejemplo, el punto más cercano al territorio de los EE. UU., estaba a diez veces su distancia del Japón. Libra por libra de esfuerzo combatiente, nosotros pagamos más de un ciento de veces lo que los japoneses necesitaban gastar para combatir en la campaña de Okinawa. Estas fueron nuestras desventajas, que tuvieron los japoneses a su favor. La economía de abastecimientos es una vieja historia, pero de importancia nueva. No podernos predecir cuán grandes pueden ser las desventajas en el futuro, pero es vitalmente importante que- la economía de abastecirnien tos sea constantemente bien recordada a todo soldado y en cada escalón. LOS COMANDANTES DE UNIDAD La conservación de los abastecimientos y el cuidado del equipo es una de las grandes responsabilidades del mando. Los problemas de la Economía de abastecimien tos se relacionan más directamente con la gente que con las cosas en sí. En consecuencia, esos problemas son, en su mayor parte, de entrenamientos y -de conducción de tropas. No sólo el Comandante de la Unidad es responsable de entrenar y acostumbrar a sus hombres a que sean eco nómicos; debe sentar el ejemplo practicando por si mis mo la econo-mía de abastecimientos. Está, ademas, obli gado a observar e informar las irregularidades de la Economía de abastecimientos en todos los escalones. Un Comandante puede ser relevado de- su mando por negli gencia en asumir esta responsabilidad. Como siempre está presente la oportunidad para el despifarro, especialmente en combate, el Comandante de la Unidad necesita de la activa cooperación de cada miembro de su Unidad, desde el Oficial hasta el último soldado. El personal de Mantenimiento y Abastecimientos tiene una amplia responsabilidad en la Economía de los abas teclmientos está en la posición clave para ayudar a su fiel cumplimiento. Los mecánicos son responsables del cui 59 dado de sus herramientas, del uso esmerado de lOS re restricción y deseo de- competir con los otros compañe puestos i de la apropiada y oportuna reparación del equi lugar de cooperar con ellos. po, de acuerdo con las instrucciones contenidas en los ros,Laen organización para el abastecimiento trabaja gene Manuales de los Operadores. El personal de Abasteci ralmente bien y podremos esperar un apoyo oportuno, mientos es responsable de solicitar y suministrar SÓlO como puede esperarse de un acuerdo o un asunto bien aquellos artículos que se necesitan; de su adecuado ma entendido; pero la persona que se dedica a acumular nejo y de informar sobre cualquier caso de almacenaje artículos no tiene fe real en el sistema y se caracteriza impropio, hurtos, o actividades de mercado negro que pue por el peculiar razonamiento de que «si quieres estar se dan atraer su atención. guro de una cosa, asegúrate por ti mismo», y también EL SOLDADO Sin embargo, para cada Comandante hay muchos hom bres. Para cada reparador y técnico de abastecimientos. hay muchos articulos que reparar y suministros a dis tribuir. En el análisis final, la responsabilidad por una efectiva economía de abastecimientos, es negocio de cada usuario del equipo y de cada consumidor de los abaste cimientos, lo cual quiere decir de cada soldado individual mente ‘considerado. El ímpetix de los abastecimientos viene de la reta guardia. El impetu para economizar viene del frente y debe continuar a lo largo de la línea. El usuario sabe lo que necesita y cuanto debe recibir, pero el escalón supe rior tiene que hacer plan, con el flñ de satisfacer sus de mandas, y debe hacer un buen planeamiento por antici pado. Toma mas tiempo equipar una fuerza militar mocierna que entrenarla. el de «a’ río revuelto, ganancia de pescadores». Y jo peor de todo es que la idea se extiende a otros individuos, los cuales tienen el mismo capricho mental cuando retiran abastecimientos para sus Unidades. Más de una Unidad exhibe los abastecimientos que tiene ante el Inspector o el Comandante que pasa revista, encontrándolos cien por cien correctos, mientras, que la munición, vestuario y otros artículos del equipo se hallan bien escondidos. Algunas veces se acumula simplemente por el bien de la conveniencia. Esto permite evitar la prolongada espera de un pedido hasta que sea aprobado, o evita el some timiento a los trámites necesarios para obtener los ar— ticulos. También los hombres sobrecaútelosos creen que el acumulamiento les da un amplio margen de seguri dad, pero al lado está el perezoso, que lo que quiere es tener siempre un amplio margen favorable al descuido o a la negligencia. La forma cómo se manejan los abastecimientos en tránsito y cómo se depositan son también consideracio nes básicas en la economía de abastecimientos Las re servas limitadas de una División de Infantería no presen tan problemas en gran escala, pero la eficiencia en el ma PRINCIPIOS BASICOS ‘DE LA ECONOMÍA nejo de abastecimientos y el resguardo de los mismos es DE ABASTECIMIENTOS tan necesaria como.en las zonas avanzadas y en los puer tos y almacenes, A lo- largo de la línea de abastecimien 1. Pida siempre los abastecimientos qie necest,e y na— tos pueden ocurrir roturas de recipientes, extravio de lis d& más. y envases y descuidos en el emplazamiento. Las prác La verdadera economía de abastecimientos comienza tas ticas deficientes de trabajo crean un peligro no sólo para cuando se elabora el pedido. Cada pedido debe ser la res el equipo -que se usa y los abastecimientos que se mani puesta honrada a estas tres preguntas: pulan,’ sino también para los -hombres en sí mismos. a) ¿Qué necesito? Deben prevenirse las pérdidas por causa de fuego, me-’ b) ¿Cuántos artículos tengo en mano? diante un entero adoctrinamiento y ejercicios regulares, c) ¿Usamos lo que nos dan tan económicamente como de conformidad con el plan de extinción de incendios que es posible? se haya establecido. El Comandante, en el planeamiento de los abasteci En i-esguard de los abastecimientos, el comandante mientos, debe anticiparse al cuándo, dónde y cuánto ne debe tomar una acción vigorosa para reducir 105 peque cesitará. escapes o goteos, junto con los peligros de mayores Pero cuando una Unidad obtiene y retira más de un ños pérdidas. La irresponsabilidad en las pérdidas y la des artículo en cantidad innecesaria, el efecto se multiplica honestidad pueden tener raíces ampliamente separadas, en la vía-de la línea de abastecimientos hacia arriba, y pero ellas se juntan al final. el primero e inrnediúto resultado es la creación de una Es importante, sin embargo, que los Comandantes se falsa- escasez. El sobreabastecimjento de una Unidad sig cercioren de que sus hombres lleven a cada acción sólo nifica que alguna otra Unidad se pubde quedar sin los lo que necesiten utilizar. Casi sin- excepción, el soldado artículos que le sobran a la primera y, a la vez, desen cadena un innecesario esfuerzo en la producción y trans porte, provoca una superproducción de artículos que no son realmente necesarios, y con ella mayor derroche de dinero, mayores cantidades de material y más horas de trabajo por hombre que podrían utilizarse mejor para producir artículos verddderamente escasos. Lamentablemente, el último resultado es el vasto cementerio de material, en grn parte innecesario, que se pudo ver en Europa como en el Pacifico, un poco después de la Segunda Guerra Mundial.- Es verdad que los plazos de producción fueron una causa, puesto que el triunfo militar y el final de la guerra• hizo que normalmente aquellos -pedidos ánticipa dos pareciesen sobreabastecimientos, Pero una cierta pro porción de suministros fué el resultado del inevitable so brealmacenamiento creado por la dilapidación y por las demandas innecesarias. Siempre hay algunos individuos y algunas Unidades que sienten el orgullo de haber con segUIdo un articulo «extra». Los hombres en uniforme que acumulan abastecimientos lo hacen basados en las muchas y mismas razones con que lo hacen lbs civiles en tiempo de guerra: temor de escasez, antipatía contra la combatiente empleará cada libra innecesaria de abaste cimientos o equipo que lleva consigo en una forma vi ciosa. Las pérdidas por raterías pueden disminuirse si el per sonal encargado resguarde constantemente los abasteci mientos con apuntación exacta de los que se encuentran en mano-, cuántos y dónde, incluyendo aquellos que es tán en tránsito y por el mantenimiento puntual de los apropiados registros. Para combatir el área «gris» de pe queños hurtos, la facultad del mando es tan importante como la disciplina. EL MANTENIMIENTO PREVENTIVO DEL EQUIPO El mantenimiento sistema preventivo es piedra angular en el de mantenimiento. Comprende el uso adecuado del equipo y la reparación del mismo antes de que se pce sente la necesidad de reparaciones mayores en los talleres de campaña o de depósito. . De todos los principios de la Economía de abazteci mientos, la idea del mantenimiento preventivo regular es la más fácil de entender y la más fácil de cuidar. El pri mer pr3blema del Comandante es asegurarSe de que se haya previsto el entrenamiento de los operadores en las técnicas de mantenimiento. Cada Unidad, por ejemplo, incluye operadores expe rImentados que generalmente conocen todo acerca del mantenimiento preventivo del equipo ‘que ellos usan. El operador práctico y competente puede decir exactamente lo que hay que hacer, cómo y cuándo hacerlo, pero el problema es que frecuentemente parece incapaz de se guir sus propias instrucciones para efectuar espontánea mente el trabajo que debe hacer. Toda reparación necesaria debe hacerse enséguida en el ‘escalón autorizado para efectuarla. La negligencia para co rregir pequeños fallos oportunamente lleva al material a reparaciones mayores, quedando el equipo fuera de servicio por períodos más largos y, a menudo, en el momento en que más se necesita. Las repaciones poco hábiles, aunqüe sean bien intencionadas, pueden dañar al equipo. Inversamen te, cargando el trabajo de reparación al inmediato esca lón superior, se desperdicia el tiempo y la destreza de hombres más altamente entrenados y conduce a sobrecar gar el mantenimiento. A causa de que el equipo disponible para una Unidad de combate es limitado, ‘la reparación inmediata se hace imperativa si la Unidad quiere cumplir su misión. Los ta-. fleres de reparación para el mantenimiento de campaña pueden muy bien observar y denunciar el equipo que ‘muestre signos de abuso o de impropio mantenimiento »revéntiVo por parte del operador. Los talleres deben dis ‘tinguir cuidadosamente la diferencia entre la necesidad de «reparación» y la necesidad de «reemplazo». El Comandante de Unidad debe familiariZarse por sí mismo con lá Coñservación de p6lvoras disponibilidad de los servicios y cerciorarSe de que éstos sean completamente utilizados. - LA RECTJPERACION Los abastecimientos en un teatro de operaciones se ha llan disponibles en dos tuentes: el territorio nacional y el teatro en sí mismo. Los abastecimientos se piden al país y también se adquieren localmente en el teatro. Sin embargo, se puede disponer de una tercera fuente por medio de la recuperación, la cual es un principiO final en la economía de los abastecimientos. Es muy necesario hacer todos los esfuerzos convenien tes para salvar los abastecimientos de la recuperación por medio de la propia conservación y máximo uso, pero des pués de esto, la recuperación proporciona los medios por los cuales el material servible o inservible se recoge, re forma, repara y distribuye a su propósito original, o se convierte y reentrega para otro propósito, o se considera como despojo. Recuperación no es chatarra o basura. Aun el despojo tiene valor, y esto es de gran importancia en tiempo de guerra. Aunque las actividades de recuperación salvan muchos millones, el aspecto financiero es uno de los re sultados menos importántes del trabajo. El pronto res cate y restauración de artículos recuperables, incluyendo la explotación de material enemigo capturado, proporcio na un inmediato abastecimiento de artículos necesitados críticamente para las tropas cte combate y alivia la carga sobre la producción y las líneas de comunicación. Sin em bargo, la restauración y reentrega de equipo y abasteci mientos recuperados no puede ser emprendida más que por aquellos que ordenarán su reparación final y su devo lución al servicio. y explosivos. ComandanteIgnacioSARASOLA LIANAS. Graduadode la EscuelaMilitar de Malerial de Guerra de 105EE. UU. de América del Norte. Jefe del Serviciode Munkionamiefltode la U. S. T. M. del RegimientoMixto de Artillería núm. 5. Todos los años, al aproximarse la estación calurosa, se extreman las normas de seguridad y. medidas especiales de precaución en los polvorines y depósitos de municioñes de toda clase. Las elevadas temperaturas que habilual mente se registran en casi toda la península jñstifican sobradamente la necesidad de vigilar cuidadosamente la aplicación que las «Normas de Clasificación y Conservación de Municiones» señalan para estas circunstancias. La mayor parte de los accidentes ocurridos en depó sitos de municiones han tenido-lugar precisamente en los meses de junio a octubre, y por causas variadas. La ma yoría lo fueron por deflagración espontánea, otras por accidentes en la manipulación de municiones e Incluso ha habido por descargas eléctricas de tormentas. De todas mañeras, cualesquiera que sean las causas, la experien cia demuestra que es en los meses de verano cuando más fácilmente pueden producirse deflagraciones o explosio nes en polvorines, lo que exige que precisamente en esta época se extremen las precauciones para evitarlos, prin cipalmente en aquellas zonas donde las temperaturas estivales son muy elevadas. Conviene, por consiguieúte, tener presente cómo actúan y reaccionan pólvoras y explosivos ante los «agentes ex-ternos» y precauciones y normas que deben adoptarse en cu manipulación y conservación, porque, Independiente- mente de las consideraciones tácticas, balísticas y eco nómicas, todas de vital importancia, las bajas en el per sonal de polvorines que pueden acompañar a los acciden tes obliga a que concedamos a nuestras municiones la «técnica» que su conservación requiere. Se tiene confirmado por la práctica que desde que se da por terminada la fabricación de cualquier clase de pólvora y explosivo, se inicia en su seno un proceso de descomposición, en función de su estructura química, con diciones y tratamientos de fabricación, disolventes em pleados, grado de pureza, etc., pero también las circuns tancias de su conservación, temperatura ambiente, hume dad y el simple transcurso del tiempo, influyen poderosa mente, alterando profundamente a veces sus característi cas químicas, lo que se traduce en descomposiciones anor males y posibles accidentes espontáneos. El calor es, en efecto, una de las causas que más influ yen en la inestabilidad de las pólvoras. La elevación de la temperatura determina un aumento de su sensibilidad, favoreciendo SU desnitraCión, «enfermedad» grave por el carácter exotérmico y autocatalítico de esta descompo sición, y si el calor desprendido flO puede radiarse con la velocidad suficiente para conservar un estado de equili brio, la temperatura continúa elevándose peligrosamente. activando aún más la reacción hasta alcanzar el punto 61 de inflamación de la pólvora y producir la deflagración estar familiarizado con el mismo, haciendo abstracción, espontánea. La sensibilidad de la pólvora es, por consigujene tanto por razones de brevedad, de aquellos otros explosivos de mayor, cuanto más se acerque su temperatura a i de empleo más restringido y los COnstituídos a base de nitra to de amonio. descomposicjn Por esta razón, los transportes y remo Pertenece la trilita al Grupo 1, que comprende los for ciones con calor o con calor reciente, son peligrosísimos La humedad contribuye también, acélerando el proceso mados P01’ especies químicas definidas muy estables. Sien de descomposición uña vez éste iniciado, porque forman do de buena calidad, exenta de impurezas, mezclas áci das y otras substancias que perjudican a su estabilidad, es con el agua los óxidos desprendidos áéidos nítricos y ni un explosivo perfectamente estable, o sea, muy resistente trosds, que atacan la nitrocelulosa, reaccionando violen a la descornposicjóa dado que su higroscopici5 es nula, tamente. Finalmente, las pólvoras envéjecen. La acción «tiem su temperatura de descomposición muy elevada y, por añadidura, de muy poca sensibilidad al choque. Se quema po facilita la descomposici aislada de los lotes conser con dificultad, y su detonación exige la acción de <vaso vados. Cuanto más tiempo haya transcurrido, mayor pro cerrado» y la presencia de un poderoso multiplicador La porción de agua habrá absorbido cada núcleo. La hume dad, las variaciones bruscas de temperatura, todo ello conservación de proyectiles cargas aisladas, petardos, et en conjunto, irá causando daños, cada vez más nocivos, cétera, no ofrece ningún peligro, siempre Que se tenga a medida que la materia Conservada va teniendo más aislado este material de cébos, detonadores y pólvoras. Indudablemente la trilita no requiere condiciones de edad. En estos casos, aunque aparentemente se conserve conservación tan estrictas como la pólvora, pero, sin em bien, la pólvora va envejeciendoy, cuando ladesnitración bargo, el calor y excesivas temperaturas pueden deterio excede del 50 por 100,se transforma en materia o pro rarla, con la posibilidad entonces de producir accidentes ductos inertes, que no son Inflamables y que no presentan en el tiro. En la estación calurosa se pueden alcanzar nhzgún peligro, ciertamente pero que han perdido tam temperaturas qüe, sin llegar a la fusión de la trilita, puede bién todas sus cualidades balísticas. La descomposición en este caso, ha consistido en una disminución progresiva exceder a la de algunos nitroderivados y productos bajos de su potencia propulsora, posiblemente debido a las Con de nitración, produciendo «exudaciones» que se delatan por un liquido rojizo que sale al exterior del proyectil, diciones favorables de su conservación. Las pólvoras sufren, pues, algunas veces, un proceso de solidiflcándose y quedando adhejdo a sus paredes exterio. envejecimiento, evolucionando hacia una destrucción más res. Estas exudaciones producen soluciones de contl.nui_ o menos lenta, pero otras, en cambio, ya sea por defectos dad en la carga interior, las cuales pueden provocar en de fabricación, ya por deficiencias en las Condiciones de el tiro explosiones prematuras, debidas a la compresión de las masas de trilita, que en el momento del disparo conservación o ambas causas, y a veces también por cau sas fortuitas y difícilmente determinables, el proceso de y por inercia es fácil que retrocedan y provoquen, por rozamiento en el hueco que tienen atrás, la elevación de descomposición consiste precisamente en deflagrar o ex la temperatura necesaria para originar la explosión de la plosionar. Conviene, por lo tanto,. establecer, aun en con tra de toda teoría, que la descomposición de cualquier lote carga. También las temperaturas elevadas, y más aún las de pólvora o explosivo puede dar lugar a una explosión. repetidas y bruscas variaciones de temperatura pueden Por otra parte, conviene también establecer que una dar lugar en las cargas explosivas a loS llamados «creci pequeña cantidad de materia descompuesta, de no con tener un estabilizador enérgico capaz de absorber los mientos de carga». Este aumento de volumen y las reba vapores nitrosos que resultan de su descomposición, y si, bas que pudieran producirse dificultan el atornillado de la por añadidura se encuentra en Condiciones desfavorables espoleta, impidiendo de momento el espoletado de los pro— yectiles, lo que es Peligroso, especialmente si llevan en de ventilación, puede dar lugar a una combustión espon su interior el multiplicador de tetralita, más sensible que tánea, y repitiendo idéntico proceso que ya concceo de altas temperaturas originadas, volumen total de gases la trilita al choque. La preervacjón de la humedad es también convenien acumulados y alta presión como consecuencia del corto tiempo en que se desarrolla, esa pefuefia cantidad de te, ya que ésta actúa sobre los p oy>ctiies asacánci iO. por materia descompuesta puede, en definitiva, provocar la oxidación ile sus cuerpos, hilos de rosca, barnizado exte rior e in,terjor, facilitando el que se humedezca la carga, deflagración del total de pólvora al,macenada. En general, pólvoras y explosivos requieren condiciones lo que exige que todo proyectil tenga su Correspondiente «saludables» de almacenamiento. En los locales donde no boquilla o tapón y volandera de cartón parafinado para debe vivir una persona por razones de salubridad, tampoco preservar el explosivo de la humedad. En cuanto a los explosivos iniciadores, es de interés te debieran «vivir» las municiones. Estas necesitan de loca ner presenta igualmente sus características, toda vez que les aireados, ventilados y secos, y todo lo que no sea pro forman parte de los artificios de los cuales son elementos, porcionarles estas Condiciones de «habitabilidad» es con componentes. tribuir y acelerar su envejecimiento y producir descom Los explosivos de este grupo ni se almacenan ni se Posiciones anormales. Acabamos de ver que los enemigos principales de las transportan más que ya confeccionados en Cápsulas ful pólvoras en su conservación son el calor y humedad, y minantes o detonadores. Son de peligroso manejo, por ser antes de hacer una síntesis y establecer los medios a extremadamente sensibles al choque, calor y humedad, y nuestro alcance para combatirlos, veamos también qué porque se descomponen siempre con gran velocidad de re influencia tienen estos mismos factores externos en los acción, de manera rapidísima y con violenta detonación, cualquiera que sea el procedimiento a que se deba el ini explosivos, por cuanto éstos forman parte de los proyec cio de la reacción. Esta es l razón por la cual los art! tiles como cargas interiores, y de los artificios, como ini ficios se almacenan siempre, con independencia de Cual ciadores. La variedad de explosivos es grande en función de su quier otro explosivo o pólvoras. Los más importantes de este grupo son el fulminato finalidad. Los más importantes son los pertenecientes al grupo de rompedores, de empleo no solamente para la de mercurio y el nitruro de plomo. El primero de estos carga de los proyectiles de Artillería, sino también para constituye actualmente la base principal para la elabo granadas de mano, de mortero, minas, mechas rápidas, ración de cebos y detónadores, a pesar de las dificultades de su conservación. Es un explosivo extremadamente sen etcétera. De este grupo de rompedores, el más importante es el trinitrotolueno o trilita, reglamentario en nuestro sible, tan sensible, que detona violentamente como con Ejército para las cargas de proyectiles, por lo que es útil secuencia de un pequeño choque, Casi con un leve roza miento. Cuando se encuentra húmedo, tiene bastante me- la conservación de toda clase de municiones. Deben re nos sensibilidad al choque, hasta el extremo que una cáp los locales húmedos, por los efectos dañosos ya sula húmeda se hace inerte. l contacto con el cobre y chazarse mensionados. Por el mismo motivo deben elirninarse las cinc se forman fulmInatos de los metales atacados peli goteras. El local debe permitir la aireación y ventilación grosos por su inestabilidad, y si en estas condiciones, des pués de haberse formado estos subproductos, se elevase la en todo su interior. Con ello se consigue no solamente «barrer» al exterior los productos de descomposición, sino temperatura del local en que estén almacenados, se urotambién deshumedecer el local al aumentar el factor de duciría violenta explosión. evaporación; también disminuye sensiblemente la tempe Para evitar la formación de los peligrosos fulminatos ratura. ya indicados, se barniza los interiores de las cápsulas an A estos fines es útil tener ventanas practicadas en tes de la carga con sustancias exentas de metales. Ade paredes opuestas, bien orientadas en función de los vien más de este barnizado interior se efectúa otro exterior, tos dominantes y debiddmente protegidas, a efectos de se para evitar también que el fulminato de mercucio se des guridad, con enrejado y tela metálica de malla fina. Sin componga por la acción de la humedad y ocasione fallos. embargo, el número de ventanas debe ser el estrictamente También para permitir su empleo, dada su gran sensi necesario. bilidad al choque, las cápsulas iniciadoras y cebos están Los locales ño pueden ser excesivamente bajos de techo. constituídos por este explosivo, mezclado con otroó ele Deben tener altura suficiente para disponer de una masa mentos que hagan posible su utilización. de aire que permita la aireación eficaz. Los goznes de puer El nitruro de plomo es iniciador mucho más estable tas y ventanas deben estar engrasados. Lo mismo debe ha y de manejo menos peligroso que el anterior. Su tempe cerse con las juntas de las carretillas que disponga el local, ratura de descomposición es más elevada, menos sensi las cuales deben estar provistas de llantas de goma. ble al choque y prácticamente insensible a la influencia Es necesario suprimir la posibilidad de cortocircuitos de la humedad. eléctrica ha de ser bajo plomo y éste re Todas estas características conceden al nitruro de p10- La instalación espe mo ventajas muy apreciables respecto al otro iniciador y, vestido de tubo de hierro. Las luces en hornacinas ciales con cristal empotrado en la obra. De no estar en sin embargo, su empleo no se ha generalizado todo lo que estas condiciones debe hacerse desaparecer todo rastro de sus cualidades merecen, porque forma compuestos muy eléctrica y utilizar, si fuera preciso, lámpa.raa peligrosos on el cobre y da lugar a explosiones espon- - instálación e,éctricas de pila. táneas en cebos de cobre. Sin embargo, es de esperar que En caso de tormenta deben cerrarse puertas y venta se extienda su uso cada vez más con envueltas a base nas, para evitar la explosión que una cuspa eléctrica. de metales distintos del cobre, utilizando, por ejemplo, puede producir infimando los vapores del disolvente que aluminio endurecido. Actualmente se utiliza preferente. pudiera existir en la atmósfera del local. meite para cápsulas de cartuchería. Cada local debe disponer en permanente eficacia el Una vez vistas las consideraciones que en líneas ge servicio contra incendios, que exige extintores, recipien nerales se han expuesto sobre pólvoras, explosivos rom tes coñ agua y arena cribada. Estos elementos contra in pedores e iniciadores, se comprende la peligrosidad que cendios no deben aparcarse en el interior del local, sino ofrece la manipulación y conservación de disparos com situados en lugar donde se pueda llegar fácilmente en pletamente organizados y proyectiles espoletados. Ambos cualquier momento. almacenan simultáneamente elementos que deben ser al No puede entrarse en los locales con calzado clave macenados separadamente unos de otros, porque la carga teado. De haber «polvorín» desprendido, podría producirse de proyección explosivo y artificios foeman un conjunto chispas. Tampoco puede entrarse con cajas de cerillas o que permite la acción de «vaso cerrado». Huelga decir, mecheros. Concretamente, nadie debe permanecer en las por tanto, las precauciones de todo orden que deben to proximidades y mucho menos entrar en un depósito, sin marse en la manipulación y conservación de los proyecti tener una misión determinada y estarla descmpeñand’. les así organizados. En el interior de locales no deben realizarse más tra Resumiento todo lo expuesto, hemos visto que las pól bajos que la limpieza exterior del polvo, reconocimientos voras y explosivos envejecen. Que este envejecimiento no visuales, entrada, salida y estiba de empaques sin abrirlos. lo podemos evitar. Que lo único que está a nuestro al La excesiva confianza puede sei origen de accidentes. cance es prbcurar que el envejecimiento en cuestión sea Esto es más fácil que suceda en trábajos que duran mu lo más lento y normal posible. Que nos interesa conser cho tiempo. por ello, el personal empleado en remociones var las municiones en estado de servido no solamente no debe llevar durante el trabajo objetos peligrosos en por razones de carácter balístico y económico, sino tam bién para evitar descomposiciones anormales, origen de los bolsillos: encendedores, navajas, objetos de acero, que pueda inconscientemente usar con riesgo. Por ningún con posibles accidentes. Que todas las pólvoras y explosivos, cepto en el interior del local debe permitirse que se arras unos con más facilidad que otros en función de las ca tren o empujen empaques, proyectiles y demás municio racterísticas que posean, pueden provocar accidentes vio nes. Todo debe levantarse y colocarse con cuidado. Si se lentos. Que estos accidentes pueden ser debidos a defi trata de empaques, deben moverse con dos hombres para ciencias en su fabricación, pero frecuentemente lo son cada uno. Toda posición excesivamente violenta puede también por deficiencias en su conservación y manipula dar lugar a una caída y producir consecuencias. Tam ción. Que a veces los accidentes obedecen a causas fortui poco debe permitirse durante el trabajo conversaciones tas e inexplicables y que en la conservación de municio innecesarias. Cada uno debe estar pendiente de su labor o nes influyen poderosamente la temperatura ambiente, hu cometido. medad relativa y el transcurso del tiempo, y puesto que En la estación calurosa debe tenerse en cuenta que la estos factores externos son los que aceleran los procesos existencia de hierbas secas próximas a los locales repre de descomposición de pólvoras y explosivos, atacando toda de fuegos. clase de municiones y ocasionando, en el mejor de los senta un grave peligro para la propagación Cada depósito dispondrá, por consiguiente, de un corta casos, su ineflcacia, la «técnica» de la conservación debe fuegos. Es necesario por todos los medios favorecer la ven clirigirse principalmente a neutralizar o atenuar lo más tilación de los locales, teniendo abiertas durante las horas posible la acción de los agentes exteriores. A continua más frescas de la jornada puertas, ventanas y respira ción se citan medios y precauciones a adoptar en las mu deros. niciones en lo que se refiere a su conservación, haciendo Si la temperatura es muy elevada, da buen resultado omisión, por razones de extensión, en lo concerniente proteger la techumbre o cubierta de los depósitos, con. a su manipulación, transporte, etc. sombrajos a base de tablas o durmientes colocados per La elección de locales es factor muy importante para 6 pendícularmente a la misma, y sobre los cuales se ex almacenadas; más bien se debe procurar que en el inte tiende un lecho de cañas que puede encalarse. Si las pa rior de los locales la luz sea difusa. redes o techos son de material recalentable, como cha Otro tercer factor que tiende a la buena conservación pas, tejas, conviene extender sobre los mismos lechadas de las municiones es el api2,acioo manera de constituir de cal. La verdad es que la cal debe emplearse profusa pilas en el interior del local. Indudablemente, debe per mente en techos, paredes exteriores y cristales de las las mitir espacio vital para efectuar trabajos de remoción, a ventanas. Para mantener en sombra las paredes más so base’ de pasillos y espacio libre a la entrada, pero en leadas y paredes o ventanas muy expuestas al sol, es muy realidad el apilado de empaques responde a un «prin útil la construcción de «viseras» de circunstancias a base cipio inmutable», que debe tenerse siempre presente en de chapas bien encaladas o cañizo encalado igualmente calurosa especialmente; me refiero a la necesidad, y colocados sobre un bastidor sencillo. También va muy época en el interior de los locales, de renovar y establecer cir bien proteger las ventanas muy soleadas con esteras de culación de aire, para impedir que aires estancados y vi esparto grueso, de uso, frecuente en verano, en las casas ciados vayan recalentándose y acelerando procesos de des de campo y cortijos. composición, al mismo tiempo que se consigue disminuir Si los locales han sido construídos expresamente para la temperatura y humedad relativa. Esta ventilación y polvorines, estarán posiblemente acondicionados para con renovación de aire debe efectuarse en toda clase de de servar adecuadamente las municiones. La tendencia ac— pósitos y en forma tal que llegue a todos los puntos del tual se basa en el uso de locales más bien pequeños, dis local. Para ello deben apilarse las municiones dejando persados a distancias convenientes, poco enterrados, pero cámaras de aire entre pilas, entre éstas y paredes, te cubiertos totalmente de tierra con vegetación. En su in chos y suelos, descansando sobre durmientes no sólo para tenor, cámaras de aire rodeando techo, paredes y suelo evitar la humedad por contacto, sino también para que mediante bovedilla debajo de éste. Dotados de circulación se aireen por sí solas, e incluso se debe favorecer aún lorzada o natúral de aire con aberturas o lumbreras de más la circulación de aire, estableciendo nuevos dur entrada de aire a baja altura y -respiraderos de tipo indi mientes y listones a distintas alturas de las pilas, o en recto practicados en las masas cubridoras, imponiendo el su lugar apilar en ‘forma de «castillete», para que el aire «tiro» de aire, indispensable, como ya se ha Indicado. Por circule por todos los lechos. último, en cuanto a locales y almacenes se refiere, es con Las pilas no deben exceder de 2,5 metros en altura, y veniente desratizar. Los roedores pueden ocasionar acci aún menos, si se trata de candelas fumígenas. Por últi dentes, y en el mercado se adquieren raticidas muy efi mo, es muy conveniente efectuar en cada loal y anual caces. mente, una remoción total de empaques y variar así la El almacenamiento es otro medio eficaz para la bue posición relativa de los mismos, muy importante princi na conservación de municiones. En primer lugar, no se palmente en almacenes de gran capacidad, que’ pueden debe alojar en un mismo local gran cantidad de pólvora tener partes a donde no llegue, o lo haga deficientemen o explosivos, proyectiles, etc., aunque haya espacio sufi te, la circulación de aire, o tener rincones húmedos, o gociente, para ello. Entre otras razones, para evitar la ex teras inadvertidas, defectos éstos que se revelan una vez plosión debida a «acción de masa». Necesario también efectuada.la remoción. para facilitar las operaciones de reconocimiento y ex Y acabo ‘estas consideraciones sobre municiones en ge tracción de muestras, y, por último, para reducir el acci neral, mencionando otro medio eficaz de su conservación. dente a menores proporciones, caso de que éste se pro Se trata de los reconocimientos ue periódicamente se duzca. efectúan en los propios depósitos con la finalidad de com En el almacenamiento debe llegarse a una- comparti probar si las municiones han sufrido alteraciones por la mentación más profunda de pólvora, explosivos y muni acción de los agentes externos durante’ el transcurso ciones, lo que en la práctica no es Siempre fácil de rea del tiempo. Evidentemente, bien practicado; proporciona lizar. El ideal sería alojar en distintos locales, y corno información valiosa sobre el grado de estabilidad que per éonsecuencia de sus distintas composiciones químicas, los miten evitar a tiempo los accidentes. Lo normal es que diferentes grupos de pólvoras, explosivos y los artificios. la descomposíión -de aquellos elementos más inestables Por lo menos en cuanto a pólvoras, deben aloj arce sepa sea lo suficientemente lenta para que los reconocimientos radamente las pólvoras negras, las de nitrocelulosa y los periódicos den la voz de alarma. dos grupos de nitroglicerina con y sin disolveiite volátil. También se llevan a cabo y con los mismos fines las De los explosivos se almacenarán aparte, por la menos, la pruebas y análisis químicos reglamentarios de estabilidad serie de los nitroamoniacales Los proyectiles cargados, ‘ acidez. Con todo ello se tiende a ejercer un control en granadas de mortero, de mano, minas, petardos, mecha todos los componentes de pólvoras y explosivos, con la rápida deben almacenarse independientemente o no, en finalidad de evitar accidentes en la conservación y en función del explosivo de su carga interior o del Que es el tiro. tán constituidos. Los proyectiles de cargas especiales de Sin embargo, y en cuanto a pólvoras se refiere, por ben ser objeto de alojamiento aislado. Los disparos or mucho que se reconozca y analice, no es posible gran ganizados, proyectiles espoletados y cartuchería en locales tizar que en el lote total de pólvora toda ella se encuen Independientes También las candelas furnígenas, grana en UNO o en DOS, por el hecho de que el resultado das de mano fumigenas, cohetes y cartuchos de señales tre de las pruebas de estabilidad y acidez de las muestras requieren conservación independiente. Lo mismo debe extraídas hayan dado en UNO o en DOS. Puede suceder hacerse con las pólvoras’ y explosivos o municiones que Que en dicho lote, y por causas varias o inexplicables, por su carga interior o propulsor estén sometidos a un haya una cantidad reducida en un proceso de descompo proceso de conservación diferente. sición más avanzado y que no se ha tenido la suerte de Los artificios deben conserv-arse cuidadosamente empa localizar al extraer las muestras. Afortunadamente no es cado, en sus empaques herméticos de origen, que no de frecuente, porque el lote de pólvora responde a unas mis ben abrirse más que en el momento de su empleo y re mas características físicoquímicas. No obstante, puede conocimientos periódicos. También’ los proyectiles, grana darse el caso, y de hecho se ha verificado más de una vez. das de mortero, de mano, etc., se conservarán en sus Es- muy conv’enieñte, por consiguiente, variar anual empaques respectivos. Toda munición debe tenerse sin sus mente la situación relativa de los empaques mediante respectivas espoletas o detonadores, a excepción de los la correspondiente remoción ya citada, toda vz que con casos que señala el articulo- 221 de las «Normas de Con tribuye a descubrir «fallos» en la conservación de muni servación de Municiones». Por último, debe evitarse siem ciones que no se habían corregido porque se ignoraba pre que no incidan los rayos de sol sobre las pólvoras su exlstenciá. - - - - De tOdas maneras, no parece aconsejable prolongar la vida de las pólvoras demasiado tiempo, en evitación, como hemos visto, de posibles accidentes, pero también porque carece de utilidad almacenar pólvoras que han perdido parte de sus características balísticas y que incluso pue den provocar en el tiro sobrepresiones peligrosas. Por ello no ha podido ser más acertada la reciente disposición de la Superioridad relativa a la conservación de las pólvoras clasificadas en DOS, la cual contribuirá a facilitar la labor de los Servicios de Municionamiento de nuestros Centros Militares, en su esfuerzo de mantener en estado eficaz las municiones de todo orden que utilizan des de nuestro Ejército. OBRAS las Unida CONSULTADAS Alberto Murer: «La sostanza explosive». Genereal Arteaga: «Municiones de Guerra». E. M. Central: «Normas para la Clasificación, Conservación y Transporte de Municiones». Elpetróleoylaestrategia. Por Neil Hurley.—De la publicaciónNorteamericanaOrdnance. (Traduccióndel Capitán MURILLO, del Ron,de C. C. C. núm.2). El petróleo es tan antiguo como el tiempo geológico, aunque sólo recientemente haya comenzado a figurar en la historia humana. Se sabe que los españoles emplea ban esa sustancia viscosa en la mitad del siglo XVI para embrear los fondos de los barcos, y que las tribus de los indios lo utilizaban corrientemente para mantener encen didos sus fuegos. Pero el descubrimiento y empleo del petróleo en los Estados Unidos como producto industrial para la lubrifi cación, iluminación y como carburante data, según la opi nión general, del 20 de agosto de 1859, cuando Edwin L. Drake y el «Tío Bily» Smith introdujeron el tubo de su estufa en un campo encima de Titusville, realizando así la primera perforación afortunada en la busca del pe— tróleo. Sin embargo, la importancia del petróleo como un pro ducto milltar y estratégico es más reciente. La industria del petróleo en América contaba ya con cincuenta año de edad cuando en el amanecer de la nueva centuria alumbró el experimento de una máquina movida por la gasolina, demostrando en la propulsión de un vehículo una eficien cia mayor que la máquina de vapor y una potencia su perior a la del motor eléctrico. Los esfuerzos de invento res tales como Duryea, Haynes, Olds, Selden y Ford, crea ron un mercado para la gasolina, que hasta entonces no era más que un insignificante derivado del petróleo. La gasolina, con ua temperatura de ebullición inferior a la del keroseno, se obtenía por destilación mediante el anti guo procedimiento de cochura, y en la era preautomovi listica no pasaba de ser un simple producto farmacéu tico. En 1899, el Cúerpo de Transmisiones del Ejército com pró tres vehículos equipados de forma que pudieran ser remolcados por un mulo en caso de avería. En 1900, no pasaban de ocho mil los automóviles registrados en los Estados Unidos, y hasta 1902 no se pensó en proyectar vehículos de motor para fines militares, exhibiéndose un automóvil acorazado armado de ametralladoras en el Sa• lón del Automóvil, de parís. Hacia 1910 circulaban ya qui nientos mil vehículos de motor en la nación. El año 1913 marca un hito en la historia de la indus tria; es el año en que se descubre el procedimiento de la ciestilación fraccionada y se inicia la fabricación del mon taje en línea de Ford. El primer procedimiento, mejo rando el rendimiento en la obtención de la gasolina a partir del petróleo crudo, facilitaba un carburante ba rato. Por otra parte, la producción en masa de automó viles en serie rebajó el alto precio de aquéllos. Las indus trias del petróleo se asociaron definitivamente cuando los negros nubarrones de la guerra se cernían sobre Europa en 1914. Si la Primera Guerra Mundial, según los expertos, re veló la experiencia de la guerra total, cosa hasta enton ces desconocida para la Humanidad, hay que atribuir al petróleo la sOrprendente potencia y movilidad de los ar mamentos. Las armas automáticas de la Infantería de bían estar perfectamente lubrificadas; la artillería y las armas pesadas debían engrasarse con regularidad para asegurar el máximo de eficacia; los carros y los aviones, empleados tácticamente por los ingleses de una forma conjunta, en noviembre de 1919, debían ser aprovisiona dos una y otra vez con combustibles; los barcos de guerra, destructores, cruceros y submarinos podían navegar gra cias a los productos del petróleo. El petróleo, junto con el acero, el caucho y la electri cidad, motivaron una revolución en los planes de movi lización. A partir de entonces la retaguardia se trans formó en un objetivo militar debido, en primer lugar, a que aquélla producía los productos esenciales’ que cons tituían el nuevo concepto de la guerra mecanizada, y, en segundo lugar, a que la guerra mecanizada hacía posible el alcanzar la retaguardia del enemigo y atacar sus fueii tes de producción. Las cuestiones de logística en sus cometidos esencia les de la guerra moderna fueron considerados como con ceptos básicos. Inglaterra, como reina de los mares, trató de impedir a las potencias centrales el acceso a las ma terias estratégicas, contestando Alemania con la guerra submarina, táctica que condujo al hundimiento de bar cos norteamericanos y, finalmente, a nuestra entrada en la guerra. El Gobierno británico impidió al principio el tráfico de los petroleros americanos, pero la amenaza de las fuer zas del Mariscal Von Kluck en las cercanías de París, junto con la rgente necesidad de petróleo por parte de los Aliados, cambiaron la actitud británica. En 1916, era casi evidente que las operaciones navales de las princi— pales compañías petrolíferas norteamericanas contaban con la aprobación tácita del Almirantazgo británico. Esta fué, sin duda, la razón de que el ministro de la Guerra alemán ordenase, a comienzos del año 1917, el ataque sin contemplaciones a todos los petroleros americanos. Una crisis de petróleo se produjo en el campo aliado a fináles de 1917 como resultado de la eficaz campaña submarina de los alemanes. El sistema de convoyes pro dujo una disminución en las pérdidas, pero aumentó en cinco días el tiempo de travesía de los petroleros. Ale- 65 mania tenía acceso a los ricos pozos pejrolííeros de Ru mania y Galitzia, al mismo tiempo que las reservas de carburante de los Aliados se agotaban hasta el punto de temerse que la Flota inglesa se viese obligada a inmovili zarse. El Mariscal Foch declaraba que sin petróleo la de rrota era inevitable. Con el fin de aliviar tan crítica escasez, los distribui dores franceses se agruparon en una compañía limitada y responsable, tratando, mediante un contrato y bajo la supervisión del Gobierno francés, de abastecer con petró leo al Gobierno. Al mismo tiempo, el Gobierno de los Es tados Unidos y la industria americaña del petróleo cola boraban para remediar las urgentes peticiones de ayuda que los ingleses y franceses dirigían a Washington. Las compañías petrolíferas americanas accedieron a fletar quince nuevos petroleros bajo la dirección de la Oficina Naval de los Estados Unidos a un precio mitad del que regía en el mercado. Al aumentar el caudal de la corriente de los productos petrolíferos, apareció una ciérta tensión en la organiza ción del transporte. Aparte de llevar el petróleo crudo a las refinerías y los productos refinados a las zonas de combate, los petroleros eran destinados a misiones no del todo militares. Los oleoductos adolecían del defecto de no facilitar el transporte más que en una dirección. Se planteaba otro problema, debido a que la gasolina, elaborada confórme a las exigencias norteamericanas, no ra apropiada, por ejemplo, a los motores de los vehícu los británicos, pero esta deficiencia se remedió pronta mente. La Junta Naval de Guerra precisaba la requisa de más y más barcos, hasta el punto de que en la primavera de 1918 la mayoría de los barcos privados se encontraban al servicio del Gobierno. La demanda de cantidades enormes de gasolina exi gía cambios de gran alcance en las técnicas y en las ins talaciones de refinado. El proceso de destilación Burton Humphrey significó un descubrimiento providencial, au mentando el rendimiento de la gasolina. Sin embargo, fueron tales las exigencias militares en la gasolina de aviación, que hubo que ingeniarse para obtener una ga solina más volátil y con un grado superior de octanos. En 1918, se creó la Administración del Petróleo de los Estados Unidos, con el fin de abastecer y distribuir los productos petrolíferos, así como despachar las órdenes de pedido. La dispoiibilidad de tonelaje naval capacitó a Norteamérica pará facilitar a los Aliados una ayuda in calculable gracias a los aprovisionamientos de gasolina y otros carburantes. El final de la guerra proporcionó a los expertos milita res la oportunidad de imponer las numerosas innovacio nes que la guerra total y las operaciones mecanizadas habían creado. Cualquier plan de movilización serio en t1emo de paz debería prever el rápido transporte de las tropas y abastecimientos mediante la locomoción auto móvil, bien en barco, avión o tren. Como la venta de la gasolina proporcionaba un sólido apoyo al mercado del petróleo, la lndustria, allá por el —año veinte, aseguró su posición mediante una integración total. Numerosas compañías petrolíferas establecieron arriendos y compraron terrenos productores con el fin de obtener ün suministro constante de petróléo crudo, ase gurándose así el funcionamiento —continuo de las refine rías. Los productores de petróleo se adelantaban a los compradores y a las organizaciones mercantiles. ,A1 mismo tiempd que por el año veinte el automóvil constituía el factor más Importante en el incremento de la venta de productos petrolíferos, se empezaba a prestar atención a las necesidades de las industrias de la avia ción civil y militar que, por aquel entonces, se encontra ban en sus primeros pasos. El avión, que, en un principio, sólo se había empleado en misiones de reconocimiento y control del fuego arti hero, se transform5 prontamente en la primera guerra mundial en un arma de ataque gracias a sñ capacidad de batir los objetivos con fuego de ametralladoras y bombas. Con una producción nacional, calculada en ‘789avIones en el año 1925 y de 6.034 en 1929, era difícil pensar en conceptos corno el bombardeo estratégico, conocido más tarde en la segunda guerra mundial. Se adoptaban los aviones para su empleo en cometidos tales corno la des infección de las cosechas, observación del terreno, meteo rología, transporte de pasajeros y correo. Con el aumento de la velocidad y peso de los aviones, se hizo posible, partiendo de una base lejana, llevar la destrucción en tiempo de pocas horas, quedando ello de mostrado en la campaña de Abisinia y en la guerra civil española. En 1940, la industria de la aviación consumía más de 88 millones de galones en comparación con los 28 del año 1931. La demanda de carburantes antes del comien zo de las hostilidades en Europa se incrementó a causa del rápido proceso de adaptación del motor diesel a las flotas de todo el mundo. La estrategia del Alto Mando alemán en la guerra relámpago utilizó el equipo carro-stuka combinando la movilidad y la fuerza de choque, estrategia que depen día de vehículos automóviles que empleaban gasolina, ga soil, grasas, caucho sintético, explosivos y otros productos derivados del petróleo. Los nazis, conscientes de que la mayoría de los pro ductos básicos para la guerra procedían de paises extran jeros. iniciaron en 1936 un plan de cuatro años para con seguir la autonomía en productos tales como el caucho sintético, carburantes y tejidos. Dado que menos del 30 or 100 de los suministros de mineral de hierro, petróleo y caucho procedían de la próducción nacional, era lógico el concepto de la «guerra relámpago», esto es, un esfuerzo para alcanzar ufia victoria rápida con medios que serían, por otra parte, inadecuados para sostener una guerra pro longada. No hay prueba más evidente que demuestre la necesi dad del petróleo en la guerra moderna que el estudio de los fines del bombardeo estratégico aliado en la se gunda guerra mundial. La escasez alemana de petróleo comenzó a revelarse a comienzos de 1942, a consecuencia de las incursiones de la E. A. F. En 1943, fuerzas combina das inglesas y norteamericanas efectuaron un ataque en vuelo bajo sobre los campos de Ploesti. Un año más tarde se escogía a la industria del pe tróleo como el objetivo principal del bombardeo aliado, y, ya en julio, habían sido alcanzadas, por lo menos una vez, todas las principales factorías petrolíferas. Esto pro dujo, naturalmente, una crisis en los carburantes de avia ción, haciendo ineficaz la oposición de la Luftwafe. En julio de 1944, la producción de carburante para la avia ción había descendido al 17 por 100 de la producción del mes de abril. Las fábricas eran bombandeadas tan pronto eran re construidas, de forma que los continuos y serios ataques hasta marzo de 1945 impidieron la aplicación de solu ciones como la dispersión de las fábricas o su instalación subterránea. ¿Cuáles fueron los terribles efectos de estos bombar deos? A comienzo de agosto de 1944 se redujo el entre namiento de los pilotos alemanes d.ebido a la falta de gasolina, limitándose también el tiempo de prueba de los aparatos hasta el punto de correrse un grave riesgo. Además, -al disminuir los aprovisionamientos de car burante, se afectaba seriamente la movilidad de las Di visiones acorazadas alemanas en campaña. Como el pe tróleo se producía en complejos industriales junto con otros productos esenciales, surgía, como consecuencia de los bombardeos, la escasez del nitrógeno sintético (néce sano para la obtención de fertilizantes y explosivos), del - - metano (vital para la producción del ‘I’NT, del exógeno y otros potentes explosivos) y del caucho! sintético. Ocurría la páradoja de que mientras la industria ale mana de la aviación continuaba afanosa produciendo más aviones, una gran parte de las fuerzas aéreas se encon traba inmovilizada a causa de la falta de carburante. El Japón, gran importador de materias básicas, depen día en alto grado del petróleo para poder continuar su esfuerzo bélico en los años de 1941 a 1945. El bombardeo estratégico americano, que no comenzó hasta mayo de 1945, no surtió gran efecto por la simple razón de que las refinerías japonesas estaban prácticamente paradas debido al bloqueo de la Marina. Los submarinos ameri canos, junto con las fuerzas navales de superficie y la aviación, acosaron de tal modo a la navegación japone sa, que sólo con cuentagotas pudo llegar el petróleo a la metrópoli procedente de las Indias Holandesas y de la Indochina francesa. El Japón había obrado con amplia previsión acumu lando reservas de petróleo crudo antes de la guerra, pero con el transcurso del tiempo se agotaron aquéllas, pro duciendo una serie de consecuencias adversas en la f a bricación de maquinaria y aviones, así como inmovilizan do los medibs de transporte de la marina y de la aviación. De la misma forma que los suministros de petróleo demostraron ser el talón de Aquiles de las economías bélicas alemana y japohesa, fueron también los que die ron la victoria de los aliados. De cada dos toneladas de abastecimientos para nuestros aliados, más de una con sistió en petróleo en una forma u otra. Se calcula que el petróleo constituyó el 65 por lOOdel tonelaje transpor tado por barco al otro lado del océano. Con la pérdhj.d de la pénínsula de Malaca y de las Indias Orientales Holandesas quedó cortado más del 95 por 100 del suministro de caucho a Norteamérica. A re mediar esto acudió la todavía recién fundada compañía petroquímica. Durante varios años, químicos alemanes y americanos habían trabajado en la consecución de deri vados sintéticos a partir del petróleo, como el caucho, pin turas, textiles, ddtergentes y productos farmacéuticos. Mediante una asignación gubernamental de 700 millo nes de dólares se construycron cuarenta y cuatro fábricas de caucho sintético, las cuales fueron confiadas a compa ñías particulares. Estas fábricas alcanzaron una produc ción anual de un millóñ de toneladas de caucho! sin tttico. La industria del, petróleo puede sentirse orgullosa deI record alcanzado en la guerra. Proporcionó al Gobierno inmensas cantidades de carburante de 100 octanos, gaso lina de autonióvil, gasoil, grasas, combustibles, tolueno (para la fabricación del TNT), alcoholes, aparte de otros innumerables productos especiales. La producción anual pasó de 1.400 millones de barriles en 1941 a 1.700 millones en 1945. En agosto de 1945, se alcanzó el reoord con una producción diaria de cinco mi llones de barriles. Sin embargo, a finales de 1945 des oendióse al nivel de 4,5 millones. La amplia cooperación de la industria y la labor de la Administración del Pe tróleo para la guerra, oreada el 2 de diciembre de 1942, son dignas de elogio por el sorprendente aumento que experimentó la producción durante los años de la guerra. En 1942, i05 submarinos alemanes amenazaron el transporte del petróleo a las costas orientales. En el mes de febrero fueron huhdidos una docena de petroleros, jun to con otros doce en los meses de marzo y abril; otros catorce más lo fueron en el mes de mayo. La necesidad de crear lo más rápidamente posible un sistema de transporte terrestre era evidente. Se aporta ron soluoiones como el empleo intensivo de camiones, una oiroulación más eficiente en las entregas, la eliminación de vehículos de transporte anticuados, la puesta en mar cha de vagones cisternas y la construcción de los oleo ductos «Big Inch» y «Little Big Inch». Ambos oleoductos, vendidos más farde a compañías privadas, con el derecho de recuperación en caso de guerra, tenían una capacidad conjunta de 535.000 barriles diarios. Durante la segunda guerra mundial se realizó un total de 35 proyectos con un coste total de 333 millones de dólares, de los cuales 146 fueron aportados por el Gobier no. La construcción de oleodúctos en los años de la guerra ascendió a más de 11.000 millas entre líneas principales y secundarias, más la renovaoión de más de 3.000 millas de otras lineas. La4 realizaciones de la industria fueron cumplidas, a despecho de huracanes, tormentas, retardos en el aprovisionamiento, interrupciones en las refinerías y otras complicaciones. Mientras tanto, nuestras líneas logísticas se extendían, ramificándose en la lejanía, alcanzando el Paoífioo Sur, el teatro de operaciones europeo y los depósitos ingleses y rusos por todo el mundo. El equipo mecanizado que constituyó la revolución militar de la primera guerra mundial era una pieza de museo comparado con el de la segunda guerra mundial. Los vehículos anfibios, los bar cos de asalto y los aviones de transporte eran lo más sobresaliente en cualquier lugar, bien en la captura de una isla como la de Tarawa y el cruoe del río Ehin, o facilitando la viotoria en una batalla decisiva como la de Mi’dway. Rusia tuvo que recurrir al petróleo de la ley de Prés tamo y Arriendo, para completar sus propios recursos del mar Negro y regiones del mar Caspio. De otro modo, los carros, los tractores de artillería y la artillería de cam paña que su industria suministraba a las fuerzas armadas, hubieran sido de poca utilidad. El final de la guerra presenció un incremento en el desarrollo y en la investigación de nuevas armas, tales como los aviones de reacción y los proyectiles dirigidos, por parte del Gobierno y compañías privadas. Corea, aun con su carácter de guerta limitada, reveló claramente adán importante iba a ser el petróleo para-’ impedir que Rusia estrechase el perímetro del mundo libre. La doctrina de la «represalia en masa» como pro cedimiento disuasivo contra un ataque enemigo, se cum ple en la actualidad mediante los bombarderos intercon tinentales B-52 que, alcanzando alturas superiores a las nueve millas, requieren cuatro camiones cisternas de car burante. La carrera de armamento podrá arrinconar al gunas armas, pero no es probable que haga anticuadala necesidad de los carburantes que aquéllas necesitan. Los (acontecimientos de la política internacional de los últimos años indican con qué facilidad esta preciosa sustanela subterránea, desconocida prácticamente hace cien años, puede inclinar la balanza en favor de ‘uno u otro de los bándos. En 1958, los Estados Unidos producían 310 mfllones de toneladas en comparación con los 115 millo nes obtenidos por la Unión Soviética. Ahora, los planes económicos soviéticos tratan de conseguir para 1965 una producción de 230 a 240 millones de toneladas. La po lítica de Nasser de emplear el petróleo como un instrü mento para provocar disturbios nacionalistas en el Orien te Medio significa una dificultad para Occidente. En 1957, -el Oriente medio produjo i3.000 millones de barriles de petróleo crudo, un quinto del total de la prodi.icción mun dial. Aproximadamente, un 90 por 100 del petróleo de la Europa Occidental procede de aquella región, que guarda cerca del 17 por 100 de las reservas mundiales cóno cidas. Aunque los países de Occidente están fuertemente re presentados en las operaciones petrolíferas de la Arabia Saudita, Iraq, Irán y Kuwait, Nasser, en su autobiografía La filosofía de la Revolución, expone, como ideal de la estrategia árabe, el emplear el petróleo del Oriente Me dio para forzar a Europa y a los Estados Unidos a la aceptación de su política. Esta estrategia fué llevada a la práctica después del ataque británico contra Egipcio en octubre de 1956, blo 67 queando el canal de Suez después de haber sido voladas las estaciones de bombeo del oleoducto más importante que atravesaba Siria. Gracias a que las principales com pañías petrolíferas norteamericanas actuaron con rapidez explotando las enormes reservas de la Costa del Golfo, fué sólo cuestión de semanas el embarque por los Estados Unidos de 950.000 barriles diarios para Europá. La escasez de petroleros, junto con las decisiones im previsibles de Nasser, obligaron a adoptar un plan de mu chos miles de millones de dólares para la• construcción de una gran flota de petroleros dispuesta en cualquier mo mento a bordear el cabo de Buena Esperanza en caso de quedar bloqueado el canal de’Suez. Las diversas contingencias de los factores político—mi litares. en el Oriente Medio están obilgando a las princi pales compañías petrolíferas norteamericanas a una in tensa actividad que no se conocía desde los días de la se gunda guerra mundial. El petróleo. es un motivo de grave preocupación, tanto para el mundo libre como para la Unión Soviética y sus satélites. Los planes de movilización de ambos bloques se rían papel mojado sin los grandes abastecimientos cíe pe tróleo. Tanto los Estados Unidos como la Rusia Soviética cuentan con grandes recursos nacionales, y, cosa extraña, ambos países poseen sus zonas industriales de elabora ción del petróleo en lugares costeros de gran vulnerabi lidad: América, en las regiones del Golfo,; Rusia, en la región de Bakú, cerca del mar Caspio, y Batum, en el mar Negro. El petróleo decidió la victoria en las dos guerras mun diales de este siglo y, dada la inestabilidad de la situa ción en el Oriente Medio, podría influir también, una vez más, en un futuro conflicto. Una ‘mejora en la fabricación de cartuchería. FranciscoLANZA GUTIERREZ ComandanteIngenierode Armamentode la Fábrica Nacionalde Palenda. En el proceso de fabricación de la cartuchería de fusil y ametralladora de 7,92 mm., en la parte correspondiente a las vainas, la secuencia natural de las primeras opera ciones es la siguiente (ng. 1): Después de cada recocido se hace un decapado en so lución acuosa de ácido sulfúrico, un lavado con lejía ja bonosa y un secado. En la fabricación de las vainas para el cartucho de 7,62 mm. CETME—producción que viene realizándose en la Fábrica Nacional de Palencia desde hace unos cuatro años—se siguió, en un principio, la misma seduencia en las primeras operaciones (fig. 1), con las mismas tempera turas de, recocidos, pese a que la vaina, por ser más corta, es de menor peso y contiene, naturalmente, menor volu men de metal (latón de 72/28). La vaina para el cartucho de 7,62 mm. CETME (figu ra 2) es casi idéntica a la vaina del cartucho de 7,62 mm. NATO (fig. 3). Las pequeñas discrepancias que se observan 1,—Control de peso de las copas de partida. 2.—Reconocimiento a la vista y de dimensiones. 3.—Primer recocido total, a 750_8000C., durante veinte minutos. 4.—Primer estirado. 5.—Segundo recocido total, a 700° C., durante veinte mi nutos. 6.—Segundo estirado. 7.—Tercer recocido total, a 650GC., durante catorce mi nutos. 8.—Tercer estirado. .—Cuarto recocido total a 575 C., durante quince mi nutos. 10.—Cuarto estirado. ll.—Corte al largo. o O9r( i 3liOD NWQ3OdNJT -:ooh- csvimz ‘IVJ.OJ. oiss •NWÑft ‘MWt7 r’c4j ‘.O59=dN51 1YtQL OOZ5 .vioi a O’3V?3LJ.S3,,5’ ?/ ‘NS4OZ CdL5L OS3 5° ‘dW.L ‘W.LOJ. O53OD ‘lOiNO FL9.2 Vano del cartucho Fig. 1.—Primeras operaciones en Za fabricación de vainas de 7,92 mm. y de 7.62 mm. CETME, antes de su modificación. de 752rnn7. CIfTM.E. i.1 Vickers’ 1 5 10 15 20 25 .30 35 5) is5 50 55 tn.rn. Curva de durezae exígi en la vaina de Z62m”. Fig.3. Vauicjdel cartucho NATO de 72m.niWATO. (íxcep/o e! a!o}vnien o de/a cdp»da que es el de la CETM) en algunas dimensiones son más aparentes que reales. Si se tienen en cuenta las tolerancias de fabricación, indi cadas en las figuras 3 y 4—más amplias en la vaina NATO que en la CETME—, puede verse ue nuestra vaina CETME está prácticamente «metida dentro» de las toleraicias NATO (excepto el gollete), por lo que es lógico. pensar que las especificaciones que se exigen a una de ellas sean igualmente válidas para la otra. Una cíe las condiciones que se exige en la vaina de 7,62 milímetros NATO es que la curva de durezas (medidas en cifras Vickers), tomadas a lo largo de una generatriz, adopte la forma de la figura 4, en la cual la línea con tinua indica la serie ideal de durezas, y las líneas de tra zos enmarcan la zona dentro de la cual se admite que puedan quedar lOS valores reales de las durezas. Tal con dición no es exigida a la vaina del cartucho de 7,62 mm. CETME, ni a ninguna de las variedades incluidas en el Reglamento de Cartuchería R-32 (7 mm., 7,92, etc.). Hace unos meses, por encargo de la Superioridad, es tudiamos la posibilidad de producir el cartucho de 7,62 mi límetros NATO en nuestras instalaciones de Palencia, y al examinar la curva de durezas citada, se nos ocurrió com probar si las durezas, medidas a lo largo de una genera triz, de la vaina de 7,62 mm. CETME, cuya producción teníamos en curso a nuestro cargo, encajaban dentro de esa curva recomandada por la NATO. Después de efectuar una serie de medidas, en idénticas condiciones a las espe cificadas para la vaina NATO, nos encontramos con que las durezas de nuestras vainas no seguían muy fielmente la citada curva (fig. 5). Se observaba que hacia la zona de culote, nuestras vainas CETME salían con tendencia a «blandas», y hacia la zona de gola, con tendencia a «duras». Sin que tales resultados fuesen motivo de preocupación seria (ya que nuestra munición CETME se muestra de ex celente calidad y cumple holgadamente todas las condi ciones que se le exigen), decidimos intentar que las dure zas de las vainas CETME coincidiesen con las de las vai nas NATO, por comprender que, de conseguirlo, sus carac terísticas de resistencia y límite elástico mejorarían, y porque de esa forma el gradiente de durezas sería más suave y ménos probable la posibilidad de tensiones inter nas, causantes de las temidas «grietas de almacena miento». Después de una serie de estudios y experiencias sobre los recocidos totales de la secuerícia de las primeras ope raciones de fabricación, y su influencia, combinada con el trabajo mecánicó, sobre la dureza final, introdujimos algunas variaciones en las temperaturas y conseguimos encajar las durezas de nuestras vainas CETME en la cur va NATO (fig. 6), en forma bastante satisfactoria. 6 V/c/rers •1 — mm. Fiq. 5. Corva comparada cJelas’ durezas’ de la yama 762CETCf con la exiqicla’ a la vaina NATO cje! riar ,nis’ino ca/ibre.(Anfres’cia va los’ recocidos] 6 mendada para la vaina NATO. Habíamos dado ya un paso satisfactorio con la variación de los recocidos y nos pro poníamos abordar la variación del herramental (la otra variable del problema) que, influyendo directamente so bre los estirados, nos permitiría modificar las caracterís ticas mecánicas de la vaina y, con ellas, las durezas. Para un enfoque correcto de la cuestión comenzamos por recalcular las deformaciones que se les dañ a la vaina de 7’ 92 mm. y a la de 7’62 mm. CETME en sus respecti vos procesos de fabricación. Utilizamos las siguientes fór mulas: D-d Reducción de. diámetro: Rd = 100 u Vkkerg D E-e Reducción de espesor: R = loo ———— E RaRa. Deformación 5, I 15 20 25 .90.95 4045 de sección: R = Rd x R — IDO 50 55. mm. F/q. 6.- Curva de duiezas ce /0’ vo’ína 7:62 CETIIE o’espues de vcir/q dcs’ /4rs/snpero/oras Se/o’cuci’. ro recocido.s’ /o/a/e. Sustancialmente hicimos lo siguiente: Manteniendo el proceso tal y como se estaba desarrollando, hicimos una serie de medidas de dureza en cada una de las copas re sultantes de los primeros, segundos, terceros y cuartos es tirados, que representamos gráficamente. Luego fuimos descendiendo las temperaturas de los recocidos (uno por uno) para observar qué efecto se obtenía sobre las durezas en cada estirado y sobre la curva de durezas final de la vaina. De esta forma, a los pocos tanteos, conseguimos modificar notablemente la curva de durezas de nuestras vainas, aproximándose a la recomendada por la NATO. (En todos los casos hicimos siempre las pruebas reglamen tarias, como refrendo.) Entonces creimos adivinar que una ulterior aproxima ción haría necesario variar el herramental de las prensas de estirar, y como esto era ya un problema de mayor en vergadura, nos propusimos estudiarlo detenidamente. Por el momento, y para conseguir los resultados mos trados en la fig. 6, los cuatro recocidos totales quedaron Variados de la siguiente forma: —Primer Recocido total: A. 650.° C. durante veinte mi nutos. Segundo Recocido total: A 625° C. durante veinte mi nutos. Tercer Recocido total: A 600.° C. durante catorce mi nutos. Cuarto Recocido total: A 575,0 c durante quince mi Utos. El trabajo había sido fructifero. El gradiente de dureas a lo largo de la vaina CETME resultó mejorado y, al ‘ebajarse las temperaturas de los tres primeros recocidos, e obtuvo un apreciable ahorro de combustible y energía léctrica. Es frecuente en el campo de la técnica, que al comen :ar el estudio de pn problema y adentrarse. en la búsqueda Le. medios que nos lleven •a una solución correcta se en uentren soluciones insospechadas y hasta ideas nuevas .ue, desviándose del problema principal, nos conducen or otros derroteros hacia resultados más satisfactorios. na cosa así, aunque en escala modesta, nos ocurrio en ste caso. Nuestra meta era, corno dejamosdieho, encajar is durezas de nuestra vaina CETME en la curva reco y obtuvimos los siguientes ¡ Embuticiones 1.er 2.° 3.er 4 ° Estirado, Estirado. Estirado. Estirado. resultados: (°Io)R Vaina . . . , 7,92 62,0 47,5 31,4 30,5 1 Vaina 7,62 49,0 1 30,1 32,1 359 Estos valores encontrados para la deformación de sección, R, que en otras circunstancias no nos hubiesen llamado la atención por sernos bien conocidos, esta vez nos hicieron meditar en un sentido completamente sepa rado del tema que estábamós estudiando. Teníamos sobre nuestra mesa, recién terminados, unos trabajos que hablamos realizado para determinar la em butibilidad de los latones militares reglamentarios (72/28 y 90/10) y su capacidad de defoimación. Las cifras obteni das bailaban aún en nuestra mente: R (máx.) = 92 por 100 para el latón de 72/28, y R (mdx.) . 84 por 100 para el latón de 90/10. Revisamos entonces las experiencias de embutibilidad realizadas y comparamos los valores obtenidos con los que. acabábamos de calcular (consignados en la tabla anterior). Vimos claro que, de disponer de potencia suficiente en las prensas, no había razón para trabajar con deforma ciones del 62 por ciento, como máximos, cuando el latón de 72/28 era susceptible de deformarse hasta un 92 por ciento (máximo), sin peligro de desgarramiento. ¿Porqué, pues, hacer tantos recocidos intermedios para destruir acritudes producidas por deformaciones no superiores al 62 por ciento cuando podría llegarse hasta el 92 por ciento? ¿Porqué no hacer sólo dos recocidos uno al principio y otro antes del último estirado, si sabemos que cuanto más agrio está el latón más pronto aparecen los efectos del recocido?. Nada parecía oponerse a esta idea tan simple. Un recocido fuerte al principo podría ablandar el latón 10 suficiente para poder resistir tres estirados consecuti vos; otro segundo recocido menos fuerte antes del último estirado ablandaría el latón lo suficiente para que, per mitiendo una calculada recristalización y crecimiento del grano, la copa estirada quedase en la zona de culote y cuerpo eón características muy próximas a las que se desean para la vaina terminada. Una vez comprobado oue disponíamos de notencia su ficiente en las prensas, teníamos que determinar el esca lonamiento de los dos recocidos totales con los que pen sábamos sustituir los cuatro intermedios anteriores; las temperaturas y tiempos de los mismos; el gradiente de durezas de las copas tres veces estiradas consecutivamen te, la posibilidad de conseguir recristalización completa antes del cuarto estirado, la eliminación de posibles ten siones internas, y, lo que en un principio perseguíamos, o sea que las vainas terminadas quedasen encajadas den tro de la curva de durezas NATO. Montamos, en consecuencia, un vasto plan de experien cias para ir obteniendo datos que pudieran llevarnos de forma segura a una decisión, efectuando en cada caso, con las vainas que ibamos obteniendo en pequeños grupos, to das las pruebas reglamentarias (principalmente las de mercurio-y funcionamiento). Comenzamos por recalcular las deformaciones máxi mas que obtendríamos con tres recocidos, con dos recoci dos, con un recocido y con ningún recocido intermedio entre los cuatro estirados. En nigún caso se obtuvieron valores que obrepasasen los límites antes citados. Enton ces, sin variar las temperturas de recocido fijadas, co menzamos por suprimir el tercer recocido y observar los efectos sobre la dureza y la microestructura de las copas estiradas y la vaina terminada. Observados los efectos, subimos en 25 la temperatura del cuarto recocido, y comprobamos de nuevo durezas y microestructura. Las durezas se iban,encajafldO en la cur va NATO, y la microestructura no acusaba efectos perni ciosos. Suprimimos entonces el segundo recocido y subi mos en 25° más el cuarto recocido. Los resultados fueron altamente satisfactorios. aunque durante las experiencias filé preciso considerar algunos factores no previstos en el enf oque general del problexiía (tal como los recocidos parciales de boca), con sideramos coronado con éxito nuestro trabajo. La secuen cia de las primeras operaciones de fabricación de la vaina de 7,62 mm. CETME quedó establecida de la siguiente for— ma (suprimidos el segundo y tercer recocidos, el coarto quedó convertido en un segundo). 1.—Control de peso de las copas de partida. 2.—Reconocimiento a la vista y de dimensiones. 3.—Primer recocido total, a 650° C., durante veinte tos. Fig. 8.—Material: Copa latón 72 28 recocida a 65O C. Micra: A mitad de la pared. placa: 371. Muestra: 26. Aumento: 75. Filtro: Verde. Obi.: M. 23. oc.: x 8. Diaf.: 2. Fuelle: 25.5 cm. Placa: Orto. Exposición: 25 seg. Reflector: Prisma. Pulido: Alúmina. Ataque: Cl3Fe-ClH. 4.—Primer estirado. 5.—Segundo estirado. 6.—Tercer estirado. 7.—Segundo recocido total, nutos. 8.—Cuarto estirado. 9.—Corte al largo. a 625° C., durante quince mi- minu 4 Vicker 5 10 15 ES 50 55 Ø 45 511 55 — Çiq. 7.- Corvcr ¿e do, eza Z €2 mm. CTP1 c,dos fo/afQs. m,z ci? /c’ vc’Jiio’ Fig. 9.—Material: Copa iatórL 72 2 tercer estrado. Micra: A mitad’ de la pared. placa: 374. Muestra: 29. Aumento: 75. Fil tro: Verde. Obi.: M 23. Oc.: x o. Día!.: 2. Fuelle: 25,5 cm. Placa: Orto. Exposición: 30 seq. Reflector: Prisma. pulido: Alúmina. Ataque: Cl::FeCIH. 71 Y las durezas, a lo largo de una generatriz de la vai na, quedaron encajadas satisfactoriamente dentro de la, curva NATO (fig. 7), ¡sin necesidad de modificar el herra mental! Se consiguieron dos objetivos en un solo intento, am bos de gran interés. ‘tino, eminéntemente técnico, me jora de las características mecánicas de la vaina, y otro, principalmente económico, ya Que el ahorro en combus tible, energía y mano de obra fué considerable. Al mismo tiempo se consiguió abreviar el proceso de fabricación en dos operaciones de recocido total, con su secuencia cte decapados, lavados, secádos y acarreo notable de ma terial. En las cuatro micrografías que acompañan a este ar tículo pueden observarse los estados principales ,por los que pasa el latón de 72/28 que se utiliza en la fabricación de la vaina del cartucho de 7,62 mm. CETME, en las prime ras operaciones. La primera micrografía (fig. 8) muestra el estado de cristalización del latón de la copa de partida después del .i primer recocido a 6500 C., durante veinte minutos. La mi crografía ha sido tomada en la zona media de pared de Fig. 10.—Material: Copa latón 72/23 tercer estirado, recocida a la copa, la cual queda así preparada para recibir tres 626 C. Micro: A mitad de la pared. Placa: 375. Muestra: 30. estirados consecutivos. Aumento: 75. Filtro: Verde. Obj. M 23. Oc.: x 8. Dial: 2. Fue La segunda micrografía (fig. 9), tomada también en lle: 25,5 cm. Placa: Orto. Exposición.: 30 seg. Reflector: Prisma, Pulido: Alúmina. Ataque Cl3Fe-C1H. la zona media de pared de la copa, muestra los efectos del duro trabajo mecánico sobre la estructura del latón, después de sufrir los tres primeros estfrados. Los granos, apenas visibles, aparecen rotos regularmente y extraordi nariamente alargados. La tercera micrografía (fig. 10), también de la zona media de pared, demuestra que la recristalización del la tón, después de estirado tres veces seguidas, es completa, al recocérsele (segundo recocido) a 625° 0., durante quince minutos, alcanzando el grano el tamaño debido para ase gurar a la vaina buenas características mecánicas. En el cuarto estirado, que sigue al segundo recocido (fig. 11), el latón de la copa estirada se endurece lo su ficiente para que luego, en las sucesivas operaciones, com binadas con los recocidos parciales de boca, la curva de durezas de la vaina terminada tome la forma que se muestra en la figura 7. Las experiencias mencionadas, fueron efectuadas con la copa especial para la vaina del cartucho de 7,62 mm. CETME. Si para obtener esta vaina se usase incidental mente la copa para vaina del cartucho de 7,92 mm., la temperatura del segundo recocído total debe ser 650’ C. en vez de 625° C. La mejora conseguida en la fabricación de la vaina de 7,62 mm. CETME, que dejamos anotada, aparte de su inte Fig. 11.—Material: Copa latón 72/28 cuarto estirado, cortada al rés técnico y económico, resultó muy oportuna en el mo largo. Micro: A mitad dé la pared. Placa: 376. Muestra: 31. mento de producirse, pues completó, en términos muy Aumento: 75. Filtro: Verde. Obl.: .M 23. Oc.: x 8. Dial.: 2. satisfactorios, el estudio que se estaba realizando sobre Fuelle: 25,5 cm. Placa: Orto. Exposición: 30 seg. Re/lector: las posibilidades de producir en Palencia el cartucho de Prisma. Pulido: Alúmina. Ataque: Cl:Fe-CIH. 7,62 mm. NATO en grandes series. Las nuevas unidades de vigilancia de la División de Inianteria. ComandanteWilliam B. FOWLKES y Capitán Rolle G. ARNHYM. De la publicaciónnorteamericana «ln{antry».—(Ira.. ducción del Comandantede Artillería, Ricardo ESPANOL IGLESIAS, de la Escuelade Aplicacióny Tiro de Artillería.) Con las modificaciones introducidas en la organización material de la División de Infantería, se han aumentado las posibilidades orgáilicas de vigilancia de esta Unidad. Anteriormenté, nuestra capacidad para llevar a cabo ope raciones noctúrnas y durante periódos de poca visibili dad era limitada. Corno no se podía ver, dependíamos, para la obtención de información, de los escuchas, mate rial de localización por el sonido y patrullas de recono cimiento. Sin embargo, para extender nuestra vigilancia sobre el campo de batalla de forma que no dependa de las condiciones meteorológicas ni de la oscuridad, se han desarrollado una serie de dispositivos de vigilancia, te rrestres y aéreos, parte de los cuales estarán en manos de las tropas en 1960. Para emplear estos dispositivos se han organizado nue vas Unidades en la División de Infantería. Entre éstas es tá el Pelotón de Radar de la Agrupación de Infantería, que se compone de dos equipos de radar de alcance medio y cinco de corto alcance. La Piana Mayor del Pelotón está formada por el Jefe de esta Unidad (un Teniente), un Sargento segundo Jefe y un mecánico de Radar. El Jefe del Pelotón asesora al de la Agrupación de Ini antería sobre el empleo de aquella Unidad y ajustándose a las normas del plan de vigilancia elige las posicioñes prin cipales y asigna sectores de vigilancia a lós equipos de radar de alcance medio. Se asegura de que estos radares están orientados de forma que permitan la identificación y localización adecuada de los objetivos y comprueba con el coordinador de fuegos• de apoyo si pueden aplicarse és tos en la zona de vigilancia. Además, coordina los medios de transmisiones, de séguridad y logísticos con los Jefes de Unidad en cuya zona actúan los radares. El Sargento del Pelotón es el segundo jefe del mismo, y el mecánico de radar lleva a cabo el entreteniiniento de segundo escalón. El de tercer escalón lo realiza normal mente el Batallón de Transmisiones de la División. Los equipos de radar de alcance medio están forma dos por tres hombres: un operador de radar y dos auxi liares. Las obligaciones del primero son análogas a las de los Jefes de las Armas colectivas, mientras que los auxi liares son los .verdaderos operadores del radar y del ma terial de transmisiones. Los equipos de radar de corto alcance, que están for mados por un operador y un auxiliar, se asignan normal mente a una Compañía de fusileros o a otra Unidad de la Agrupación de Infantería. En este caso reciben ms ttucciones del Jefe de esta Unidad, en lo que se refiere a las posiciones principales y a las zonas de vigilancia asig nadas. Cuando los equipos de corto alcance no están agre gados, reciben estas instrucciones del Jefe del Pelotón de Radar. Los operadores de los radares de corto alcance da rán parte de toda la información obtenida por su equipo al Jefe de la Unidad a la que están agregados o al Jefe del Pelotón. Con este fin se establecen transmisiones alám bricas o de radio con aquella unidad. En la forma que está organizado el Pelotón de Radar no dispone de operadores suficientes para emplear el ma terial durante largos períodos de tiempo. La experiencia indica que, pard. conseguir la máxima eficacia de funcio namiento, los operadores deben relevarse cada treinta mi nutos. Si fuese preciso emplear el radar durante períodos más largos, sería necesario proporcionar más operadores instruyendo a otro personal de la Agrupación de InI an terí a. Los operadores del radar de alcance medio pueden instruirse en dos semanas, pero deben tener conocimien i tos elementales de transmisiones. Los del radar de corto alcance pueden también instruirse en el mismo tiempo, pero no necesitan tener conocimientos técnicos especiales. Los medios orgánicos de transporte del Pelotón de Ra dar están constituidos por un camión de 3/4 de Trn. (con ductor y reparador de radar) y un camión de 1/4 de Tm. (conductor y sargento, segundo jefe), para la piana ma yor del Pelotón, y un camión de 1/4 de Tm. (conductor y operador de radar)), para cada equipo de radar de al cance medio. Los equipos de radar de corto alcance no dis ponen de medios orgánicos de transporte; por lo tanto, cuando se agrega uno de éstos a una Unidad motorizada o mecanizada, ésta debe proporcionar los medios de trans porte, o bien empleará el camión de 3/4 deTm. de la plana mayór del Pelotón. Sin embargo, normalmente, ca da equipo de radar de corto alcance se transporta por su equipo en dos mochilas. El material de transmisiones del Pelotón de radar cons ta de una radio AN/VRQ-3 montada. en el camión de 1/4 de Tm. del Jefe del Pelotón, una AN/VRC-10 montada en cada uno de los dos camiones de 1/4 de Tm. de los dos equipos de alcance medio y una AN/PRC-10 por cada equipo de corto alcance. La radio del Jete del Pelotón crílasa con los equipos de alcance medio y de corto alcance y con la plana mayor de la Agrupación de Infantería. El radar empleado por los equipos de corto alcance es el AN/PPS-4, llamado «Silent sentry» (centinela silencioso), que pesa 49 Kg.; incluyendo el generador. Los futuros mo deles de este aparato emplearán una Batería, la cual re ducirá su peso. Los dos hombres que constituyen el equipo pueden po ner en funcionamiento el aparato en diez minutos. Este radar puede localizar individuos en movimiento a distan cias de 50 a 3.500 metros y vehículos en movimiento a dis tancias de 50 a 6.000 metros. La indicación de haber locali zado un objetivo es una señal característica que se escucha en los auriculares del operador. Dentro de las distancias ci tadas, este aparato tiene una precisión de 25 metros en más o en menos y puede penetrar a través de maleza ligera. La maleza espesa y otros obstáculos similares no pueden penetrarse, y el viento, lluvia y nieve oscurecen ligera mente el tono característico. Las variaciones en el tono de la señal permiten al ope rador identificar los tipos y velocidades de los objetivos y la orientación puede leerse sobre el trípode. El haz del aparato tiene 6,5 grados y explora una zona de 30, 180 ó 550 metros de profundidad. Puede orientarse a mano en un sector de 6.400 milésimas. No dispone de medios para su funcionamiento automático o a distancia. Los equipos de Radar de alcance medio emplean el AN/TPS.-21, que consta de siete Unidades principales, que pueden transportarse en mochilas, o cargadas en dos ca jas, en un remolque para camión de 1/4 de Tm. El alcance del AN/TPS—21 es de 90 a 5.000 metros, para personal, y de 90 a 18.000 metros, para vehículos. Aquí también la in dicación de haber localizado un objetivo es una señal de tono característico, que se escucha en los auriculares del operador y que varia con el tipo y velocidad del objetivo, elevándose el tono a medida que ésta aumenta. Cualquier objeto voluminoso que estorbe la propaga ción de las ondas de radio impedirá la localización de ob jetivos. Sin embargo, el AN/TPS-21 puedé penetrar a tra vés del viento, niebla, lluvia, nieve, maleza ligera y, en algunos casos, a través de construcciones de poca consis tencia. El aparato puede realizar el barrido automático 73 de una zona de 800 metros de profundidad y 100 a 3.200 milésimas de amplitud. Puede elegirse cualquier sector dentro de las 6.400 milésimas. Para el mando a distancia, se dispone de un cable de 45 metros de longitud. El Oficial de información de la Agrupación de Infan tería está encargado del empleo del Pelotón de Radar y recomienda al Jefe de aquella Unidad si los radares de ben emplearse en acción de conjunto, en apoyo directo, o si deben agregarse. Asimismo, junto con el Jefe del Pe lotón de Radar y el jefe de operaciones e instrucciones de la Agrupación de, Infantería, prepara también el plan de vigilancia y designa zonas de asentamiento para los radares y sectores de vigilancia. Un plan de vigilancia detallado es la única forma de coordinar una cobertura adecuada con los fuegos de apoyo. La orientación adecuada de los, radares es de gran importancia porque permite batir los objetivos localizados con concentraciones preparadas por los elementos de fue gos de apoyo. La orientación de los radares y la coordi nación de los fuegos de apoyo debe hacerse, siempre que sea posible, durante el día. Corno los radares necesitan un• fondo para localizar el movimiento, se sitúan normalmen. te sobre el terreno dominante similar al exigido para el •observatorio de una Conipañia o Agrupación de mf antería. En períodos de poca visibilidad u oscuridad, los ra dares se trasladan a posiciones preparadas de antemano.. Cuando el radar de alcance medio tiene que situarse en una posición expuesta, es conveniente emplear el mando a distancia. Asignando a cada equipo de radar un determinado sec tor de vigilancia, se asegura qna cobertura adecuada del terreno de importancia táctica, U hacer estas asignacio nes, debe tenerse en cuenta el terreno, despliegue y posi bilidades del enemigo, características del material y el so— lapamiento que se desee de los sectores. También debe especificarse la frecuencia de la cobertura. Los radares se emplean normalmente en períodos de visibilidad reducida. Sin embargo, también pueden utili zarse para explorar avenidas de acceso peligrosas, zonas descubiertas o cruces de carreteras, incluso en períodos• de buena visibilidad, empleándose patrullas y observato rios en los lugares en que no sea posible utilizar el radar. Con buena visibilidad, las posibilidades de observación del observador de infantería o artillería son solamente hasta unos 3.500 metros. El empleo de radar, para complementar la observación visual, proporcionará evidentemente una alarma lejana al Jefe de la Infantería y, por lo tanto, ma yor tiempo de reacción. En la ofensiva, los equipos de radar se emplean para pro porcionar vigilancia a vanguardia de la línea de contacto y en los flancos expuestos. También se emplean para dirigir a los elementos propios en períodos de oscuridad o vlsbi!idad. reducida. En general, deben emplearse lo, más avanzado que permita la situación táctica. En la defensiva, los equi jos de radar de cauto alcance se agregan normalmente a las Unidades de vanguardia o elementos de seguridad. Los Jefes de las Unidades emplearán normalmente los rada res de corto alcance para cubrir los intervalos entre las Secciones y Compañías y para vigilar detérminadas zo nas al frente o a los flancos. Los radares de alcance me dio empleados normalmente ‘en acción de conjunto, para extender la cobertura de los aparatos de corto alcance, aumentan la profundidad de la zona de vigilancia de la Agrupación de Infantería. En las ‘operaciones retrógradas deben elegirse y pre pararse de antemano los asentamientos o posiciones a las cuales se desplazarán los equipos de alcance medio. Estos equipos pueden permanecér con los destacamentos deja dos en contacto en una rétirada nocturna, en cuyo caso se agregarán a una Unidad para la retirada. Los equioos de’ radar de corto alcance que actúen bajo el control de la Compañia, u otra Unidad a la cual estén agregados, pueden permanecer con los destacamentos dejados en coú tacto o desplaaarse a nuevos asentamientos de vigilancia, de forma similar a los desplazamientos de los equipos de alcance medio. En operaciones aerotransportadas, el Pelotón de Ra dar puede lanzarse en paracaídas o transportarse en un avión de asalto o helicóptero. El Pelotón debe trasladarse lo antes posible a la zona del objetivo, para que disponga del máximo tiempo para el reconocimiento y prepara ción de los asentamientos de los radares. Normalmente, el Pelotón desembarca con el grueso, pero pueden des embarcar antes algunos equipos, con los elementos de se— guridad. Las posibilidades de vigilancia terrestre del Pelotón de Radar se complementan con las posibilidades ‘de la Sec ción de Vigilancia aérea de la División de Infantería. La Sección, pertenece a la Compañía de Aviación de la División y proporciona a la Infantería su observación aérea propia por medio de aviones pilotados y radiodiri gidos de observación. La Sección de Vigilancia aérea suministra información sobre movimientos del enemigo, proporciona seguridad, localiza objetivos y, después de los bombardeos, lleva a cabo análisis sobre los efectos de las armas nucleares, por me dio de la observación y fotografías aéreas, así como por fotografías de la pantalla del radar. La Sección se emplea normalmente como una Unidad, pero su organización permite la agregación de Pelotones a las Unidades de la División. El Pelotón de Observación y Fotografía emplea cuatro aviones con ‘cámaras KA-20, que utilizan un rollo de pe lícula de 241 mm. y 22,5 metros de longitud. Cada rollo proporciona 95 negativas, que pueden aparejarse para la visión estereoscópica. El Pelotón de Radar aéreo utiliza radares AN/APS-94 montados en la actualidad sobre aviones de reconocimien to RL-23D. Sin embargo, estos radares se montarán más adelante sobre los nuevos aviones Mohawk. Este radar aéreo, que necesita un, solo operador; explora el terreno a ambos lados del avión, por Ib que puede vigilar a van guardia del borde avanzado de la zona de resistencia, sin exponer el avión al fuego enemigo. El Pelotón de Aviones radiodirigidos se compone de 12 aviones SD1 guiados por el ccntrolador. que va siguiendo su altitud y situación por medio del remolque de radar (AN/iPQ-29) del Pelotón de Señalamiento y trazado de ruta. ‘El sistema de vigilancia por aviones radiodirigidos in cluye el material necesario de suministro’ de piezas de re puesto y entretenimiento. El Pelotón de Aviones radiodi-’ rigidos puede llevar a cabo diariániente tres o cuatro mi siones. La_velocidad de estos aviones SD1 es de 307 Km. por hora, al nivel del’mar. Cada vuelo tiene una duración de treinta minutos; por lo tanto, la autonomía es de 160 kilómetros, y el radio de acción, de 80 Km. Como el sis tema de control’ de radio trabaja en la banda de fre cuencia ultraelevada, el control tiene que realizarse con los aviones a la vista. ‘Por lo tanto, no pueden llevars’e a cabo misiones al límite del radio de acción, cuando los aviones vuélan a baja gitura. Estos aviones radiodirigidos pueden transportar 41 Kg. de material de vigilancia. En la actualidad llevan monta da la cámara KA-20. Las condiciones meteorológicas no limitan su empleo, si se utiliza el radar AN/MP’Q-29, siem pre que la cámara pueda ver el objetivo. La recuperación de 105 aviones se realiza por medio de un paracaídas en cerrado en el fuselaje, que es accionado por el operador. El conjunto de posibilidedes de los disposit1vos em1eados por el Pelotón de Radar de la Agrupación de Infan tería y la Sección de Vigilancia aérea de la División, pro porcionan a los Jefes de Infantería una vigilanéia de la zona de combate proporcionada al alcance de sus armas. Este nuevo material no sustituirá a los medios normales de vigilancia (observatorios, puestos de escucha y pa trullas), sino que añadirá nuevos medios, mejorando las posibilidades para llevar a cabo nuestras misiones actua les. En los últimos años se ha dado gran importancia a las operaciones nocturnas o realizadas en períodos de visi bilidad limitada. En estas operaciones serán de gran va lor. los dispositivos de vigilancia. El gran incremento de ñuestra potencia de fuego sólo es eficaz cuando se aplica y los dispositivos de vigilancia descritos anteriormente contribuirán a las grandes exigéacias de localización de objetivos, cualesquiera que sean las condiciones meteoro lógicas y de luz. LaAgrupaci6ndeInfanteríaenladefensiva. Teniente Coronel EDWIN G. GIBSON y ComandanteE. B. MOORE. iR. De la pu blicación norteamericana«lnfantry».-—(Traducción de la Redacción de EJERCIIO.) El tema de la defensiva, en lo que se refiere a la forma concret de disponer las Unidades sobre un terreno deter minado es uno de los más populares para su discusión entre los estudiantes de Táctica. Todo el mundo parece tener una teoría sobre este asunto, especiálmente en es tos tiempos en que no se puede predecir exactamente los efectos de un arma nuclear sobre una posición determi nada. La cuestión de la dispersión necesaria no puede contestarse con exactitud; por consiguiente, las teorías defensivas se han agrupado en tres grandes escuelas ge nerales. La primera sostiene que la defensa debe esta blecerse empleando puntos fuertes con los efectivos de una Agrupación de Infantería, manteniendo un apoyo mu tuo entre los elementos subordinados. Aun cuando esta or ganización parece ser la más adecuada para la defensa de un terreno determinado, es también más vulnerable a las armas nucleares enemigas. La segunda escuela mantiene que la Agrupación de Infantería debe estar ampliamente dispersáda, con los Pelotones, Secciones y Compañías dispuestos en un am plio frente y profundidad. Este método de despliegue pro porciona ciertamente protección pasiva cóntra las armas nucleares enemigas, pero es dudoso que Unidades tan dis persas puedan defenderse eficazmente, puesto que pueden ser derrotadas por un enemigo sin necesidad de concen trar sus fuerzas. Entre estas dos variantes está la tercera escuela, que constituye esencialmente un término medio, que parece admisible y adaptable a condiciones variables. Este artículo estudiará solamente uno de los despliegues posibles bajo esta teoria, que está basada esencialmente en la integridad de las pequeñas Unidades y subordinada al alcance de las armas orgánicas y de apoyo. Aplicando esta teoría fundamental, pueden adoptarse cierto núme ro de despliegues, para adaptarse a las distintas situa ciones y terreno. La misión de la Infantería en la defensa permanece invariable. Asimismo tampoco han cambiado los funda mentos de la defensa. En ésta, nos esforzamos por con seguir la dispersión y flexibilidad, por mantener la ini ciativa y por emplear al máximo acciones ofensivas. La Infantería ya no está ligada a la conservación del terreno en una posición estática. En vez de ello, emplea el terreno con habilidad para ayudar a destruir al atacante. El Jefe debe desplegar sus fuerzas de tal manera que obligue al enemigo a concentrarse formando un objetivo rentable para el empleo eficaz de la potencia de fuego. Sin embargo, al mismo tiempo, el Jefe no debe desplegar sus fuerzas de forma que porporcione al enemigo igual oportunidad. Para asegurar la flexibilidad debe disper sarse tanto lateralmente corno en profundidad y tener una movilidad que sea, al menos, igual a la del enemigo. Fará cubrir zonas amplias debe tratar de conseguir el solapa miento de la vigilancia y del tiro y debe ser capaz de controlar las acciones de las Unidades subordinadas. El Jeí’e debe disponer y dotar a sus Unidades subordinadas de los medios para sostener operaciones semiindependlen tes, al menos durante períodos limitados. Al organizar la defensa, el Jefe de la Agrupación de Infantería emplea al máximo las posibilidades de las Uni dades de que dispone. Como algunas de estas Unidades son de nueva creación en la Agrupación de Infantería, es conveniente un breve análisis de sus posibilidades y em pleo. La Secciónde armas de asalto, que pertenece orgánica mente a la Agrupación de Infantería, constituye la prin cipal defensa contracarro de ésta. Las armas de esta Sec ción, ordinariamente proyectiles autopropulsados dirigi dos SS1Q, se emplean en las zonas de las Compañías avanzadas. Esto permite explotar al máximo el alcance de estas armas y batir los carros enemigos delante del borde anterior de la zona de resistencia. Los proyectiles autopropulsados se sitúan normalmente de forma que cu bran las avenidas de acceso más probables de los carros. Es conveniente que los Pelotones de la Sección se apoyen mutuamente. Sin embargo, cuando no lo permita el nú mero de avenidas de acceso de los carros y la distancia a cubrir por la Sección pueden emplearse los pelotones independientemente. Cuando se agregan carros a la Agrupación de Infan tería, para la defensa, debe mantenerse en reserva, siem pre que sea posible, la mayor parte de la Compañía. De esta forma se aprovechan las posibilidades ofensivas de los carros y al mismo tiempo se proporciona profundidad a. la defensa contracarro de la Agrupación de Infantería. Sin embargo, pueden agregarse Secciones de carros a las Compañías de fusileros del primer escalón, para refor zar la defensa contracarro o para cubrir las avenidas de acceso de los carros, que no estén cubiertas por los ele mentos de la Sección de armas de asalto. La Sección de reconocimiento se emplea inicialmerite bajo el control de la Agrupación de Infantería, para man tener ccntacto con las Unidades de seguridad situadas en la zona avanzada del sector de aquélla. Después de la retirada de estos elementos de seguridad, la Sección pue de emplearse de varias formas: para mantener el con tacto con las Unidades de flanqueo, para establecer ob servatorios, como elemento de economía de fuerzas o para realizar misiones de seguridad en la retaguardia del sec tor de la Agrupación de Infantería. El Pelotón de radár puedé emplearse parte agrega do y parte en misiones de acción de conjunto. El Oficial de Información ejerce la misión de controlar el empleo de esta Unidad. Los radares AN/PPS-4 se agregarán nor malmente a las Compañías de fusiles del primer esca lón, debido a su alcance limitado. El de alcance medio AN/TPS-22, que actuará bajo el control de la Agrupa ción de Infantería, se situará donde pueda prolongar mejor la cobertura de los disositivos de menor alcance y proporcionar vigilancia en profundidad en el sector de la Agrupación de Infantería. Aunque los radares pueden 75 - / aumentar las posibilidades de vigilancia de una Unidad en períodos de oscuridad o visibilidad reducida, debe re conocerse que su aptitud para descubrir y localizar la ac tividad enemiga, depende de su situación. La ausencia de asentamientos adecuados puede perjudicar seriamente la utilidad de estos dispositivos. Los árboles, matas, colinas y otros objetos sólidos interferirán o interceptarán de tal forma las señales de radar, que puede obtenerse poca información útil. Cuando se agrega una Compañía de Ingenieros a la Agrupación de Infantería, puede ordenarse a la Sección de Ingenieros orgánica que reciba sus misiones del Jefe de la Unidad de Ingenieros agregada, en beneficio de la efi cacia. Las Unidades de Ingenieros se mantienen normal mente bajo el control de la Agrupación de Infantería, sin embargo, cuando ésta actúa sobre un frente extenso, pue de agregarse parte de estas Unidades a Agrupaciones Tác ticas de tipo Compañía. La Sección de morteros pesados se empleará normal mente en acción de conjunto de la Agrupación de Infan tería, con sus fuegos y operaciones de dirección de los mismos íntimamente relacionados con los del Grupo de Artillería de apoyo directo. Sin embargo, el Jefe de 1a Agrupación de Infantería puede agregar la Sección a una -Agrupailón Táctica o emplear sus elementos separada mente si la situáción lo justifica. Pero independientemen te de la forma en que se emplee la Unidad, los morteros deben responder inmediatamente a las necesidades y de seos del Jefe de la Agrupación de Infantería. El Jefe del Grupo de Artillería de apoyo directo, que es al mismo tiempo coordinador de lo fuegos de apoyo, preparará los planes de füegos de la Sección de morteros y los integrará en el plan de fuegos. Cuando los fuegos de los morteros estén relacionados con los del Grupo de apoyo directo, los observadores avanzados de morteros y de Artillería ha rán las peticiones de fuegos a través de sus respectivos Puestos Ceútrales de Tiro. Cuando convenga, el P. C. T. de la Sección de morteros puede trasladar las peticiones de fuego de sus observadores al P. O. T. del Grupo de apoyo directo, e, inversamente,-•éste puede trasladar las peticiones de fuego a la Sección de morteros. Este pro cedimiento permite que los observadores avanzados, tanto del Grupo de apoyo directo como de la Sección de mor teros, corrijan los fuegos de éstos y de la Artillería. Los fuegos defensivos, tanto nucleares corno clásicos, se planean para someter al enemigo a un fuego creciente, a medida que se aproxime a la zona de resistencia. Los fuegos se planean también dentio de esta zona para limitar las penetraciones, apoyar cántraataques y ayudar a destruir al enemigo. Los fuegos nucleares y clásicos se complementan entre sí y deben estar íntimamente relacionados para conseguir la máxima eficacia. La preocupación principal del Jefe al planear . la defensa, es la colocación de sus Compañías de fusileros. Este es el punto en que difieren las teorías de defensa nuclear. Aunque el Jefe de la Agrupación de Infantería no desciende al detalle de la situación de los Pelotones y Secciones, ün despliegue defensivó está determinado por los adoptados en estos escalones. Por -esta razón, este es tudio debe comenzár pQr el Pelotón de Infantería. El pelotón debe mantenerse en la defensa corno una Unidad completa. Este empleo está impuesto por la au sencia de transmisiones internas, el hecho de que los observadores de las armas de apoyo no están presentes normalmente, y la incapacidad del Pelotón para recibir y controlar fuerzas importantes agregadas. Desplegando el personal del pelotón en pozos de tirador de dos hombres, separados unos veinte metros y que puedan apoyarse mutuamente, puede cubrirse un frente de 100 metros. Cuando se emplea las armas de apoyo en el sector del Pelotón, puede aceptarse un frente algo mayor. Un Pelotón-que ocupa una posición bien preparada se considera capaz de obligar a concentrar ,al menos, a una dección enemiga por medio de un ataque preparado, sin emplear fuegos nucleares. Esta Sección concentrada pue de constituir un objetivo apropiado para armas clásicas perfeccionadas, así corno para armas nucleares de po tencia inferior a un kilotón. El frente de la - Sección ‘de fusileros (flg. 1) es proxi madamente 550 metros (suma de los frentes de los Pe lotones en línea, más la distancia a un flanco que puede &O— t ‘ - 150m(r) .44(_ OCUPADOH6’1C4411/if TE ESQUEñf4Dl ¿4 ZCWñDEFENS’/M DE¿1AM ,5’ECCION batirse con el fuego de las armas orgánicas). Este frente puede cubrirse debido a la red de transmisiones inter nas, al material de vigilancia por rayos -infrarrojos y a la gran potencia de fuego que se consigue con la nueva serie de armas 7,62 mm. En condiciones de poca visibilidad, se emplean patrullas y dispositivos de localización, para cubrir los intervalos. La red de radio de la Sección es especialmente útil en caso de que el enemigo penetre en la posición de la Sección o la amenace desde los flancos o desde retaguardia. El Jefe de la Sección,- empleando la radio, puede trasladar más rápidamente hombres y ar mas desde la zona menos comprometida a posiciones com plementarias, para hacer frente a esta amenaza. Con dos Secciones en primer escalón, como se indica en la figura 2, y una en reserva, la Compañía de fusileros puede controlar una zona de unos 2.000 metros de anchu ra y 1.300 a 1.400 metros de profundidad. La Compañía tiene posibilidades de - acción sobre una zona de casi -f /OS,nn. + ,1N/PPS’-4 - + ‘0c?1, 81,n,,i. + - + ± ÷ ‘1 -‘ 1- + 4-. 4+ ± + + 1+ + + - 84 3 2.000(!)- 4. (1.) -4- t4. BORDE ñN TERRl? DELh’ZON.4DE R,SYI$TENCI,4 2.- ZOHñDEFENSIVA DEL GR/PC’ DE COÁIBATE - + + + + + . + .1: ¿ rTE/Á + + Ç 6Á + 4- 4 4 + -f + + + + + + + 4- 8.ooo. (E) Fi9. . - ,IGRUPICIONDE /ÑFMITEI?MDEFENDIENDO ¿INFRENTE NORAJ.41 10 kilómetros cuadrados, es decir, tres veces y media la de la compañía de fusileros de la II Guerra Mundial, y sólo ligeramente menor que la del Batallón de Infantería de la misma época. Para cubrir esta gran zona, se dipone de los medios adecuados de fuego, vigilancia y transmisiones. Los in tervalos entre las Compañías se cubren con las armas orgánicas de la Secciones, con las de las Compañías (mor teros de 81 mm. y cañones sin retroceso de 106 mm.), con los proyectiles autopropulsados contracarro y morteros del Batallón y con los fuegos de apoyo de la Artillería. Los dispositivos de vigilancia, como el radar AN/PPS-4, uno de los cuales estará, normalmente, agregado a la Compañía, prestan ayuda en la vigilancia de las zonas no ocupadas. La profundidad y flexibilidad se consigue manteniendo una reserva adecuada. Teniendo en cuenta que la Compañía de fusileros puede desplegar de esta forma, una Agrupación de Infantería, con una Compañía e carros agregada, podrá defender un frente de unos .0O0 metros. La figura 3 indica este despliegue. La de fensa sobre un frente tan amplio es posible debido al mayor alcance y seguridad de las radios de que dispone el escalón Compañia y a los medios adecuados de vigi lancia y fuego. Las Compañías de fusileros de primer escalón se esta blecen sobre las probables avenidas de acceso y tienen la potencia suficiente para obligar al enemigo a concen trarse, constituyendo objetivos nucleares apropiados, si intenta llevar a cabo una ruptura. La quinta Compañía de fusileros y la Compañía de carros, cuando esté agregada, se mantienen en zonas de reunión, constituyendo el segundo escalón de la Agrupa ción de Infantería. Debe preparaine un número suficiente de posiciones para que, en caso necesario, los elementos puedan desempeñar una misión de bloqueo. Intercambian do una Sección entre una Compañía de Infantería me canizada y otra de carros, el Jefe puede organizar dos Unidades con las mismas posibilidades aproximadamente, para acciones ofensivas y defensivas. Cuando el enemigo se empeñe en combate con las Compañías de primer escalón, los elementos de seguridad se retiran a las posiciones defensivas de aquéllas. Al mismo tiempo, los elementos de la Compañía encargados de la seguridad de vigilancia de la zona de retaguardia se trasladan a vanguardia para ocupar sus posiciones. Por lo tanto, la Compañía formará un bloque coherente sobre la avenida de acceso que cubre. Si el enemigo se retira, los elementos de seguridad volverán a sus cometidos ori ginales. Esto proporciona también seguridad pasiva con tra las armas nucleares enemigas, puesto que cuando la Compañía no está empeñada en combate, está dispersada sobre una amplia zona. Si el enemiga emplea armas nucleares contra la posición preparada de la Compañía, cuando está empeñado en combate próximo pondrá en peligro a sus propias fuerzas. En ciertas condiciones, puede exigirse a la Agrupación de Infantería que defienda un frente mucho mayor. Como se indica en la figura 4, las Compañías no mantienen es- calón de reserva, pero debe hacerse todo lo posible para que la Agrupación de Infantería mantenga un segundo escalón de gran movilidad. Debe ponerse de relieve que cada escalón de mando establece su seguridad de acuerdo con sus posibilidades y, cuando sea necesario aumentarla, será proporcionada por los escalones superiores. Por ejemplo, si se asigna + a la+ Agrupación de Infantería un frente superior a 8.000 metros puede no tener fuerzas suficientes para guarnecer el escalón de combate. En tal caso se prevé que la segu ridad avanzada de la Agrupación de Infantería será pro porcionada por la División. Sin embargo, en ningún caso debe descuidarse la seguridad próxima. La distancia a vanguardia del límite avanzado de la zona de resistencia, a la cual se establece esta seguridad, varía con el terreno, alcance de las armas de apoyo y efectivos, posibilidades y movilidad de las fuerzas que mantienen la zona de se guridad. El Jefe de la Agrupación de Infantería prepara con anticipación los planes de contaataque para cada parte de la zona de resistencia en la que estime que el enemigo pueda intentar penetraciones, dando prioridad a las que planteen arñenazas más importantes para el cumplimien to de su misión. Estos planes se ensayan todo lo que per mita el tiempo disponible. En el contraataclue, el segundo escalón de la Agrupación de Infantería constituye nor malmente la fuerza de maniobra, pero el plan de contraataque tiene en cuenta Ci empleo de todos los elementos orgánicos o agregados que no estén empeñados. La fuer za de maniobra es apoyada por todas las armas de la Agrupación de Infantería, incluyendo, c.uando sea posi ble, las de las Compañías de primer escalón, desencade nándose un solo ataque coordinado, por una fuerza con los mayores efectivos y potencia que permita la situación. En lá defensiva, lo mismo que en la ofensiva, Ci Jefe de la Agrupación de Infantería toma las medidas nece sarias para el establecimiento de puestos de mando even tuales, para lo cual emplea al Jefe adjunto de la Agru • pación ie Infantería y al segundo Jef e. Además, dicho Jef e adjunto puede emplearse para mandar el escalón de com bate, elementos del segundo escalón, una parte de los ele mentos situados en el borde avanzado de la zona de retaguardia, en aquellas situaciones que justifiquen la organización de Agrupaciones Tácticas para estas mi siones. Estebreve estudio sobre el conceptó de la defensa nu clear debe ser suficiente para mostrar que una solución intermedia proporciona mucha más potencia que las teo rías extremas. La reorganización de la Agrupación de Infantería y la provisión de medios perfeccionados han incrementado las posibilidades de aquélla para llevar a cabo misiones defensivas. El Jefe de la Agrupación de Infantería debe emplear con habilidad estas posibilida des para derrotar al atacante enemigo, evitando al mismo tiempo la destrucción de su propia Unidad. Una defensa bien organizada y hábilmente dirigida, mantiene una ven taja sobre el atacante ,a pesar de las posibilidades de las armas nucleares enemigas. El jefe debe estar preparado para explotar esta ventaja. 4. .i : BORDE4z4NZñDO OELIZONÁDE .. 4- . s/ c s . 4. , + 4. ± .4- -t + s : . . 4- . s /• 4. .4. F. 1- ¿4 DEFEN$ñSO8IrE ¿INFRENTE ,/ePL/OP!JEDE EXIGIR JE L.43 cOA54Nl4SDE PR/4IEREScXLONES’TABLEZG4,V TREESEccIONES EN L/NE,1. Nofa.-(-) CONEFECTOS REDUc/.00S IN 1. i—ii ormas soDre o1aDoracion .1 EJÉRCITO se forma preferentemente con los trabajos de colaboración espontá nea de los Oficiales. Puede enviar los suyos toda la Oficialidad, sea cualquiera su em pleo, escala y situación. También publicará EJERCITO trabajos de escritores civiles, cuando el tema y su desarrollo interese que sea difundido en el Ejército. Todo trabajo publicado es inmediatamente remunerado con una cantidad no menor de 800 pesetas, que puede ser elevada hasta 1.200 cuando su mérito lo justifi que. Los utilizados en la Sección de «Información e Ideas y Reflexiones» tendrán una remuneración mínima de 250 pesetas, que también puede ser elevada según el caso. La Revista se reserva plenamente el derecho de publicacin; el de suprimir lo que sea ocioso, equivocado o inoportuno. Además, los trabajos seleccionados para pu blicación están sometidos a la aprobación ccl Estado Mayor Central. Acusamos recibo siempre de todo trabajo recibido, aunque no se publique. ALGUNAS RECOMENDACIONES A NUESTROS COLABORADORES Los trabajos deben venir escritos a máquina, en cuartillas de 15 renglones, CON DOBLE ESPACIO entre ellos. Aunque no es indispensable acompañar ilustraciones, conviene hacerlo, sobre todo si son raras y desconocidas. Los dibujos necesarios para la correcta interpretación del texto son indispensables, bastando que estén ejecutados, aunque sea en lápiz, pues la Revista se encarga de dibujarlós bien. Admitimos fotos, composiciones y dibujos, en negro o en color, que no vengan acompañando trabajos literarios y que por su carácter sean adecuados para la publi cación. Las fotos tienen que ser buenas, porque, en otro caso, no sirven para ser repro ducidas. Pagamos siempre esta colaboración según acuerdo con el autor. Toda colaboración en cuya preparación hayan sido consultadas otras obras o tra bajos, deben ser citados detalladamente y acompañar al final nota completa de la bi bliografía consultada. En las traducciones es indispensable citar el nombre completo del autor y la publi cación de donde han sido tomadas. Solicitamos la colaboración de la Oficialidad para «Guión», revista ilustrada de los mandos subalternos del Ejército. Su tirada, 18.000 ejemplares, hace de esta Revista una tribuna resonante donde el Oficial puede darse la inmensa satisfacción de ampliar su labor. diaria de instrucció y educación de los Suboficiales. Pagamos los trabajos des tinados a «Guión» con DOSCIENTAS CINCUENTA A SEISCIENTAS pesetas; - Désarrollodelaactividadespañola. Breve resumen de noticias recogidas en el mes pasado en diversas publicadones. de Intendencia, José REY DE PABLO-BLANCO, LA REVALORIZACION PIRITAS DE NUESTRAS Se están realizando, con prometedor éxito, interesantes investigaciones para el aprovechamiento de nuestros re éursos naturales con la finalidad de que puedan competir en el exterior con los procedentes de otras naciones y con vertirse en elementos equilibradores de nuestra balanza de pagos. Por diversas circunstancias, entre las que figuran como más importantes la afluencia a los mercados europeos del azufre natural americano y el aprovechamiento en Fran cia del azufre procedente de los yacimientos de gas natu ral descubiertos en la región de Lacq, la explotación de las piiitas españolas se encuentra en crisis. Esta crisis representa un grave daño para las reservas españolas de pirita, que ascienden a unos 400.000 millones de toneladas; el 60 por 100 de las mundiales. La amenaza dedepreciación afecta a los ingresos anuales en casi 1.000 millones de pesetas en divisas, que veníamos obteniendo con la qxportación y nos pone en riesgo de que puedan paralizarse inversiones de varios millones de pesetas y las actividades de una población obrera, técnica y adminis trativa de más de 10.000 personas. Para contrarrestar los efectos de la afluencia del azu fre americano y del francés en el mercado europeo, es preciso reducir los gastos y aumentar los beneficios de la explotación de las piritas españolas, y conviene dragar el puerto de Huelva para que puedan entrar en él los barcos de mayor calado, que abaraten los fletes. Es curioso y aleccionador que en la treintena de 1924 a 1959, lejos aún del período de crisis, nuestra producción de pirita se mantuvo sensiblemente invariable, mientras la japonesa aumentó en un 1.100 por 100—hoy producen más que nosotros—; la italiana se elevó en un 220 por 100; la chipriota, en 1.660 por 100, y la de EE. UTJ., en un 630 por 100. Todos estos países superan ahora en pro ducción el millón de toneladas, y entre todos ellos tienen nienos reservas que las existentes en nuestras provincias de Huelva y Sevilla. Esto demuestra la importancia que ha tenido para es tos países impulsar la investigación científica en esta ra— ma, a la que ños hemos incorporado nosotros con tanto retraso como brío, según prueban los logros que hemos alcanzadó y los que se citan a punto de lograr. La investigación industrial española, tras cuatro años de preparar, seleccionar y realizar estudios encaminados a conseguir el máximo beneficio de nuestras piritas, ha conseguido interesantes resultados prácticos, y otros es tán en vías de realizaciones Inmediatas, según se deduce del informe presentado a la Real Sociedad Española de Física y Química. Se ha patentado un sistema, genuinamente español, que permite obtener, sin pasar por la previa fabricación de ácido sulfúrico, un sulfato amónico de excelente cali dad, capaz de competir con el mejor extranjero y que ha sido ensayado como fertilizante por el Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas con tan óptimos resul tados, que actualmente se trabaja en el proyecto de la que podría ser primera instalación fabril de 50.000 tone ladas anuales Otra patente española se refiere a un método comple tamente distinto de los originarios de Alemania, Estados Unidos y Holánda para obviar el inconveniente del arsé nico en el tratamiento industrial de las piritas de hierro. Esta patente está interesando a diversas empresas ex- — Tie. Coronel profesor de la Escuela Superior del Ejército. trajeras y, de un modo especial, a alguna norteamericana constructora de hornos de fluidización, que ha solicitado licencia de aplicación a Piritas Españolas. No menos interesante es una tercera patente para. obtener azufre y un mineral de hierro del que es muy fácil extraer, antes de utilizarse siderúrgicamente, el co bre y cine, sin perjuicio de la pequeñez de su contenido en la pirita original. La aplicación de esta patente puede aumentar el valor de competición de nuestras piritas en unas 70 pesetas la tonelada, sólo por concepto de la ma yor facilidad con que la ceniza residual de la extracción del azufre puede ser acondicionada. Estos resultados y lbs que, según se informa, están a punto de alcanzarse, pueden -cambiar radicalmente la si tuación económica de nuestras piritas, que en lugar de exportarse en su estado natural ,llegarán pronto a ven clerse en el exterior previamente industrializadas, lo quesupone multiplicar por siete su valor. MEJORAS EN GANADO Y FASTOS La incuria, por parte de gobernantes y gobernados, ha sido el comportamiento habitual de las empresas gana deras españolas hasta hace pocos años. En Galicia, bien. dotada para las explotaciones pecuarias, se han notado, si cabe, más que en ninguna otra región los resultados de una tan equivocada conducta. El impulso que ha lanzado la economía española por sus nuevos derroteros, ha alcanzado a esta rama de la producción y llegado a tan destacada región. Bajo los beneficios de una Fundación de carácter pri vado y para cumplir la consigna de producir más, un equi po científico de la Universidad de Santiago de Compos tela ha demostrado que, mediante la adición a los terre nOS dedicados a prados de los elementos minerales ade cuados a su composición, altura y pluviometría, el ren dimiento en forrajes puede incrementarse en un ‘15 por 100. Como los estudios continúan, hay esperanzas de ile gar a duplicar tales rendimientos. Con lo ya logrado, se puede mejorar el abastecimiento de alimentos, verdes y secos, del ganado, haciendo inne cesario el sacrificio de los animales jóvenes. El sacrificio prematuro de una ternera significa la pérdida de ciento cincuenta a doscientos kilos de carne y mil quinientos u tros de leche al año y un promedio de cinco crías que podrían obtenerse antes de conducir las vacas al mata ,dero. El ganado no debe sacrificarse hasta los cinco o seis años, cuando su carne bstá todavia tierna y tiene mayor fuerza alimenticia, después de haber tenido la oportunidad de multiplicarse. Los resultados experimentales se están divulgando en tre los labradores para que conozcan .la preparación que han de dar a sús tierras, dentro de una explotación ra cional y posible, para aumentar en un .100 por 100 las co sechas forrajeras de sus predios. Paralelamente, unos equipos veterinarios han observa do en un 90 por 100 de las 65.000 cabezas de ganado exa minadas, una enfermedad parasitaria, la distomatosis he pática, que, si bien no ocasiona daños al consumo humano,. origina una pérdida de setenta kilos de carne por cabeza.. Esos equipos han logrado: 1.0 Conocer qué clases de parásitos son los que pro ducen mayores estragos en el ganado vacuno. 2.ó Llegar a la conclusión de que el más terrible es el distoma, como productor de la distomatosis hepática. 79 Establecer las normas de un diagnóstico para esta enfermedad, más exacto que los empleados hasta ahora. 4.° Encontrar los productos y tratamientos necesarios para la curación de este mal. Por todo ello, la enfermedad puede considerarse ataja da. Los resultados económicos serán del siguiente orden: Ganado vacuno existente en la provincia de Lugo (don de se han realizado los estudios), 400.000 cabezas. Ganado que sufre la distomatosis hepática, unas 320.000 cabezas (calculando sólo el 80 por 100). Siendo la pérdida media, por unidad, de 70 kilos, se llega a la cifra de pérdida total de 22.400.000Kg. de carne, que sólo al precio de 30 ptas. kiogramó en vivo, arroja la cantidad de 672 millones cíe pesetas. Una estimación análoga, aunque riás prudente en los perjuicios, extiende esta cifra para la totalidad de las provincias gallegas, a más de mil millones de pesetas anuales perdidas y en vías de recuperación. Tales equipos veterinarios tienen también en estudio la hipodermosis bovina, enfermedad que consiste en la presencia de unos gusanos bajo la piel que cubre el lomo de estos animales y que al abandonarlo, por su natural evolución, perforan la piel, desvalorizándola notablemen te, con el consiguiente quebranto para nuestra economía de los cueros. 3,0 Alemania, Canadá, Inglaterra, Australia y Brasil, en las que ha obtenido singulares distinciánes, como la que le fué otorgada en la feria de agricultura de Sidney dél pa sado año, donde se le concedió el premio al stand mejor presentado y más concurrido. Pero su mayor éxito está en el incremento de la de manda que ha conseguido, llegándose a totalizar en la última campaña una exportación de 35 millones de Kg. (inferior al 10 por 100 del consumo nacional), que han pro-. ducido una entrada de divisas por valor de mil millones de pesetas. - - LA EMPRESA NACIONAL SIDERURGICA EN 1959 LAS UNiVERSIDADES LABORALES Las Universidades Laborales existentes están enclava das en Córdoba, Gijón, Sevilla y Tarragona, y merced a las disposiciones dictadas, cuentan ya cori su estatuto do cente, gozan de plena investidura jurídica, garantía de definitiva permanencia y continuidad y, por otra parte, disponen de su estatuto patrimonial. Su misión queda per fectamente definida: capacitar profesional y técnicamente a los trabajadores españoles y elevar su total formación cultural y humana para hacer posible su acceso a cual quier puesto social. Esta obra extraordinaria ha tenido, durante el año 1959, 3.600 alumnos internos, un millar mediopensionistas y unos 309 externos. Está previsto que puedan albergar hasta 14.000 alumnos. En las citadas Universidades se cursa el bachillerato laboral, que puede ser industrial y agrícola. Realizados estos estudios, si los alumnos demuestran capacidad y vocación pueden acceder a cualquier carrera universita ria como becarios,- o sea, con la misma gratuidad, y ade más, silo desean, pueden profesar como sacerdotes o re ligiosos. Por lo demás, figuran en las normas del desarrollo de estas Universidades enseñanzas no regladas con objeto de disponer de un grupo de técnicos y expertos que pue dan prestar servicio en empresas de carácter agrícola e industrial. En régimen de internado se dan cursos de capacidad social a los trabajadores adultos, hastá el extremo de que han pasado dichos cursos 3.807 trabajadores, con una modalidad para las nuevas convocatoriasque consiste én la formación político-social .para aprendices. También la mujer se ha incorporado con gran brillan tez a los cursos de capacitación social. - EL COMERCIO EXTERiOR DE OLIVA - - El proceso de industrialización de España está ligado al de su industria siderúrgica, y dentro de ella ocupa lu gar destacado la factoría instalada en Avilés. Por eso, re sulta especialmente interesante cuanto con tal factoría se refiere. Según los datos recientes publicados,, el lingote de hie rro- producido eh el pasado año fué de 432.000 toneladas. El tren debastador que se puso en marcha en la primavera pasada, ha ido incrementando prógresivamente su producción hasta alcanzar como total del año la cifra de 247.000 toneladas. La producción de este tren ha ido in tensificándose en los meses transcurridos desde entonces, llegando en el primer cuatrimestre dé este año a produ cir 135.500 toneladas. Los trabajos realizados durante el año 1959 permitirán durante 1960 completar la acería de hornos Siemens, com puesta de cinco unidades y toda la -laminación en caliente prevista para la primera etapa. También se anuncia la puesta en marcha del tren estructural y la iniciación de la acería de convertidores soplados con oxígeno. Al quedar satisfecha la demanda interior, ENSIDESA acudió al mercado exterior, habiendo vendido desde 1.° de enero de 1959 a 1.0 de mayo último, 618.000 Tm. de lingote de hierro, de las que 356.000 han sido ya entregadas. Los desbastes de acero vendidos en el mismo mer cado durante igual período suponen un total de 184.000 toneladas métricas. El valor de las exportaciones- realiza das en 1959 equivalen a 16 millones de dólares, y las del primer cuatrimestre de este año, a 11,7 millones de dó lares. Las exportaciones totales previstas para 1960 se esti man en- 800.000toneladas de lingote de hierro y desbastes, por valor de 40 millones de dólares. Entre los proyectos que ahora se impulsan con más afán, está el de instalación del tren de laminación de banda en frío. Se considera que, mientras no se cuente con él, la Siderúrgica de Avilés se ha de considerar in completa. Por la tendencia del mercado internacional se entiende que está asegurada la venta exterior de toda la producción de ese tren que no absorba el consumo na cional, con lo cual se lograría un ingreso en divisas de 30 millones de dólares al año. El valor de la instalación de laminado no pasa de- 10 millones de dólares. - LA BATALLA CONTRA LAS PLAGAS DEL CAMPO DEL ACEITE Al hablar de la productividad en el campo se olvida con frecuencia un factor de gran importancia en el reLa competeñcia, carta día mayor, que hacen al aceite sultado final de las cosechas: el tratamiento de las pla de oliva los de semillas en poder de brganizaciones co gas, Por no atender debidamente a estas actividades fito merciales mucho más potentes que las nuestras deter sanitarias, la producción agrícola nacional se ve merma minó la creación de un Instituto para la expansión co da anualmente en- unos 12.000 millones de pesetas, que mercial y del consumo de los productos del olivar, me representa más de un 10 por 100 del valor de esa produc diante la propaganda de sus inestimables características. ción. Si contásemos los daños -ocasionados por esta causa Entre las campañas publicitarias que realiza, se inclu en lo que va de -siglo, la cifra, en dinero actual, equival ye la asistencia a un conjunto de doce ferias en EE. TJU., dría a cerca de dos veces la renta nacional española. No - - - - - - - es sólo al agricultor al que perjudica esta amenaza, sino al conjunto de la economía nacional. La casi totalidad de,los países más avanzados así lo han ent.endido y por eso dedican importantes cantidades a esta actividad, con sensibles ventajas en los rendimientos. Para reducir los efectos de esta grave pérdida, el Ser vicio de Fitopatología y Plagas del Campo está llevando a cabo una intensa actividad desde hace cinco años, que ha permitido extender los tratamientos masivos obliga torios a la naranja (mosca), al trigo (garrapatillo), a los frutales (mosca y gusano), al algodón (caries y gusano rosado), al olivar (árañuelo y mosca) y otros. También ha sustituído, en el tratamiento de la lan gosta, los arsenicales por los cebos con 1ICH, lo que ha dado mayor confianza a los propietarios de las dehesas afectadas, convirtiéndolos de enemigos en colaboradores; ha impulsado la creación de empresas de tratamiento—ya suman 30 en toda España—, ha importado maquinaria moderna y estimulado la fabricación nacional de la mis ma y viene protegiendo la fabricación de insecticidas, con el fin de economizar divisas en la compra al extranjero de las cantidades necesarias para el consumo del país. En síntesis, ‘la metá del Servicio pudiera concretarse en estas ideas: convertir en práctica ordinaria el empleo de toda clase de tratamientos fitosanitarios, ayudar al agricultor a mejorar el rendimiento económico de su producción y a luchar contra las plagas y enfermedades que preseñten carácter catastrófico y evitar que nuestros productos de exportación sean un vehículo de expansión de estas plagas en los países que los importan. Una idea de la labor más reciente realizada por el Ser vicio de Plagas la dan las siguientes cifras: en el año 1945 fueron tratadas 9.718 hectáreas; entre los años 1946 y 1952, 38.211 por año (media anual), y en el quinquenio 1953-1957, 191.823,también por anualidad. Sólo entre 1952 y 1957 se gastaron en España 4.641,8 millones de peseta$, de los que 1;179 correspondieron al último de los citados años. En doce años solamente, el campo de acción de los tratamientos se multiplicó casi por veinte, porcentaje muy significativo sobre la importancia que está adquiriendo en España la lucha contra uno de los mayores enemigos de nuestrá producción agrícola. Pero aún son más elocuentes los datos relativos al tra tamiento contra plagas del olivar. En el año 1945, eFnú mero de hectáreas tratadas no pasó de 250, y en 1946, de 212, mientras en el año 1957 alcanzaba ya a las 55.325, y en 1958, a 13.750. O sea que en trece años, la super ficie tratada se multiplicó aquí nada menos que por- 600, y en un solo año, de 1957 a 1958, representó el aumento de un 200 por 100. El agricultor español ha empezado a comprender el alcance económico que supone racionalizar la técnica de sus cultivos y administrar con rigor su esfuerzo y su trabajo en la tarea de hacer producir a la tierra todo lo que púede, mediante el auxilio de los- medios que la in vestigación y la industria modernas proporcionan hoy en ‘día. Concretamente, en orden a la lucha contra las enfer medades y plagas del campo, está demostrado que el gasto hecho en insecticidas y anticriptogámicos se ve compen sado con una mejora en la producción, que representa cuatro o cinco veces el valor de lo invertido en los tra tamientos. Resulta difícil calcular la cifra en pesetas que seria precisa para el tratamiento total de la superficie culti vada en España. No obstanté, y fijándola en 50 pesetas por hectárea, el costo al año, y para todo el país, se acer caría a los 2.500 millones de pesetas, cifra que estaría bien- empleada si con ellos recuperásemos los 12.000 que perdemos anualmente a consecuencia de las plagas y en fermedades de las plantás. Para atender a la creciente demanda de maquinaria dedicada a los tratamientos, la iiidustria española ha rea lizado un esfuerzo que permite ya disponer del material necesario en su totalidad. De la misma manera, nuestra industria produce insecticidas y fungicidas, que están re duciendo el capítulo de divisas destinado a esta clase de importaciones, con la consiguiente ventaja para nuestra economía nacional. - PARTE DEL CANAL IMPERiAL CON PLASTICO REVESTiDO La endeble consistencia de los terrenos por los que transcurren algunos tramos del Canal Imperial de Ara gón originan frecuentes hundimientos del cauce, de cos tosa reparación, que constituyen una sangría para la em presa y que alteran el régimen de riego en las explota ciones agrícolas que de él se sirven. A consecuencia de ello, el último grito en la técnica constructora de canales se ha dado en Zaragoza. Una parte del Canal Imperial ha sido revestida de plástico para evitar las filtraciones y las roturas. El trabajo ha sido realizado en plan experimental, y si el éxito acompaña a la empresa, como es de suponer, redundará en beneficio del campo zaragozano, donde por primera vez en el mun do se utiliza esta técnica, de creación española. Tras unos ensayos previos, realizados en una acequia próxima a la capital de Aragón, se decidió realizar el ex perixúento en mayor escala, habiéndose tratado con tan revolucionario método 12 Km. del último tramo del canal, en la parte que afecta a los términos de Mirafiores y Burgo de Ebro. - - - CONVOCATORIA - DE BECAS PARA EL CURSO ESCOLAR 1960-61 - El Ministerio de Educación Nacional ha convocado cua renta cinco mil doscientos cincuenta y cinco becas des tinadas a proporcionar enseñanza durante el próximo curso, a los- estudiantes procedentes de las clases econó micaménte débiles. El número de becas y su importe figuran en el siguien te resumen general. - - COMISARÍA DE PRoTEccIÓN ES COLAR: N, Enseñanza Universitaria, becas Importe total Cole gios Mayores, Eclesiásticos y Ayudantes Técnicos Sanita rios2.519 Enseñánza Media y Seminarios Mayores 4.199 Enseñanzas Técnicas y Mercan tiles- 1732 Bachillerato Iaboral1.290 Formación Profesional Indus trial4.200 Bellas Artes275 Enseñanza Primaria870 Becas Rurales300 15.385 DELEGACIÓN NACIONAL DE SIN rJIcATos: En Centros Sindicales n Centros no sindicales:- For mación Profesional Indus trial, Orientación Artesana y - Bellas Artes 269 130 Eclesiásticos Enseñanza M e d i a, Comercio, Ayudantías, Peritaje e Idio 1.390 mas ... 96.087.500 Z6.173 207.872.500 - - - -- - - - - N.° becas Pero, a partir considerable: Itaporte total Enseñanza Superiory Colegios Mayores433 Estudiós varios310 2.532 13.994.000 SINDICATOESPAÑOLUNIVERSI TARIO: 2.100.000 DELEGACIÓNNACIONALDE JO vENTUDES: Bachillerato y Peritaje cantil . Formación Profesional Academias Militares Magisterio... Eclesiásticos Enseñanza Superior TOTALES45.255 Mer 303 148 194 32 110 128 - 915 4.461.500 un ritmo 1952 1954 1956 1958 126 152 175 205 240 no sólo ha sido en cantidad, sino en cali dad. Nuevas industrias antes inéditas en España, como la de fibras artificiales, productos químicos, antibióticos, au tomóviles, camiones, motocicletas, maquinaria dé todas clases y los más variados productos manufacturados han venido a ampliar el repertoi’io de nuestra producción. Y un millón cuatrocientos mil trabajadores han en contrado ocupación en las nuevas industrias, así como otros seiscientos mil en los servicios. Es decir, dos millo nes de personas que, de otro modo, hubieran estado con denadas al paro o a la infraocupación. El ritmo del progreso industrial ha sido más acelera do en España que en el resto de Europa. $1 partimos de 1950-51, fecha que marca la plena recuperación de la economía europea y compararnOs lOS índices de produc ción industrial de la misma con los españoles resulta: 1930—51 1953 324.515.500 La cuantía de las becas oscila entre las 3.000 y 18.000 pesetas, según los estudios del solicitante y el lugar d.c residencia. Existen varios organismos que conceden asimismo be cas para estudios. Citamos, entre otros, los Ministerios de Agricultura, Ejército, la Guardia Civil, Policía Armada y de Tráfico, Mutualidades Laborales, Ayuntamientos, Man comunidades, Cajas de Ahorro, Intituto Nacional de Pre visión (subsidio de escolaridad), etc. En conjunto, unas 3.500 becas más de diversa índole y aplicación. No hay relación entre el aumento de la población es pañola y el de sus estudiantes. Tomando como base el curso de 1919-20, para unos 22 millones de habitantes, existía una población escolar de 27.122 alumnos de En sefianza Superior y 52.445 dé Enseñanza Media; mien tras que en la actualidad los estudiantes de la Superior son 79.599, y los de la Media, 421.436. Tampoco hay com paración entre las becas concedidas en 1935, que fueron 630, y las que ahora se convocan. adquiere 1930 El progreso Estudios en centros cuyos alum nos estén encuadrados en el S. E. U250 de 1950, el progreso Europa100 España100 - 111. 123 1955 1957 132 146 149 17 Es de tener en cuenta que la reconstrucción y subsi guiente expansión de la economía europea tuvo corno base la amplísima ayuda del Plan Marshali, mientras que la española se desenvolvió en medio del aislamiento eco nómico sólo mitigado en parte por la cooperación norte americana, que empezó para nosotros cuando había ter minado ya la prestada a Europa, siendo su cuantía mu cho menor. Si del conjunto de la producción industrial desglosamos las actividades básicas, nos encontramos asi mismo con incrementos más acusados. En electricidad, cuyo consumo es el más claro índice de la producción industrial, resulta que mientras en el conjunto europeo dicho coñsumo es tres veces mayor que en la preguerra, el consumo eléctrico se ha hecho cinco veces mayor en España.; La producción carbonífera apenas ha crecido en Euro pa desde la preguerra, mientras que en España es más del doble que en 1935. En acero, la producción europea ha doblado entre 1938 y 1958, mientras que en España alcanza ya una cifra al LA EXPANCION INDUSTRIAL ESPAÑOLA rededor dé dos veces y ihedia mayor que en 1935. Y EUROPEA En producción química, el ritmo de crecimiento ha sido también más alto que en el resto de. Europa. Hace veinte años, pocos eran los que en nuestra pa Y en la industria mecánica, el incremento ha sido tria o fuera de ella creían en la posibilidad de que el también extraordinariamente acelerado, permitiendo la pueblo español se incOrpOrara al proceso de industriali construcción nacional de maquinaria y utillaje ese gran zación que habla tenido lugar en el Occidente europeo. desarrollo industrial realizado a pesar de la escasez de Hoy, en cambio, la transformación de la economía es divisas para importar elementos de producción. pañola a través del desarrollo industrial es algo que todo Se dirá quizás que hemos crecido más aprisa porque es el mundo admite. En 1910, se había recuperado el nivel tábamos—y seguimos estando—más retrasados que el res dé la preguerra. Y. a partir de ese momento, el progreso, to de Europa. Ello -es cierto. Pero no lo es menos que si aunque constante, fué lento. bien existían posibilidades más amplias, para nosotros en Indice de producción industrial española: virtud de ese retraso, él mismo nos privaba de los me dios indispensables para crecer. Lo verdaderamente trascendental es que hoy ya im 1948 1950 ‘11940 1942 1944 1946 pregna a todas las clases sociales un deseo incontenible 126de progreso y de mejora. Además, se ha creado un es 100 103 105 115115 píritu industrial . que no existía hace veinte años. Prueba de ello es que hasta en las provincias qúe, por razones La insuficiencia de energía eléctrica, de materias pri históricas, se encuentran más atrasadas existe un fuerte mas y de utillaje, determinada por la segunda guerra movimiento en .favor de la industrialización. Y ese po mundial y por el aislamiento económico que la siguió, deroso anhelo es capaz- de transformar, en dos o tres lus impidieron que él crecimiento de la producción indus tros, la faz de la economía españóla. trial fuera mayor. Por esos motivos ha sido preciso emprender una in tensa campaña de acción formativa, especialmente orien tada hacia las juventudes rurales. El patrimonio forestal de la provincia leonesa se acre Se trata de conseguir ásí un múltiple objetivo econó cienta cada año con nuevas repoblaciones, haciendo des mico y social de profund.a repercusión. Se hace preciso aparecer así vergonzosos páramos y beneficiando, por arraigar a la juventud campesina en el ejercicio de los otra parte, este importante capítulo de nuestra econo trabojos agropecuarios, sustrayéndola, en lo posible, del mía. Este incremento de la repoblación forestal viene per absentismo. Pero es preciso, para ello, elevar su nivel cul mitiendo unos aprovechamientos industriales; la encina, tural y técnico, posibilitar la instalación de industrias de el haya, el roble y el pino, principalmente, facilitan bue de productos agrícolas, ganaderos y fores na madera para la construcción, ebánisteria, tableros y transformación tales, y dotar a la vida rural de unos .atractivos que hagan traviesas. grata la convivencia y faciliten el perfeccionamiento in El pasado año, la selvicuitura ofreció unos rendimien tos totales de pesetas 74,749.860, de los cuales 25.671.627 dividual y coleçtivo. lo largo del año se han dado 267 cursillos, de di pesetas han correspondido a montes de utilidad pública, ‘uigación agropecuaria y forestal. Estos cursillos, de ca y el resto, es decir, pesetas 49.078.233, a montes particu rácter elemental, se realizaron en cada localidad con una lares, lo óue, en definitiva, viene a ser un capítulo muy duración media de siete a diez días. Sobre especialidades considerable dentro del cuadro valorativo de la economía agrícolas ‘se efectuaron 142 cursillos, en los que recibie leonesa, donde existen 238 instalaciones dedicadas a la in ron enseñanza 3.350 alumnos; 99 cursillos versaron sobre dustria de la madera en su fase primera (aserrío), co temas ganaderos y a ellos asistieron 2.475 alumnos; y 26 rrespondiendo 12 a la propia capital y 226 al resto de la cursillos fuéron de carácter forestal con asistencia de 650 provincia. alumnos, que hacen un total de 6.675 asistentes. Los últimos datos conocidos de esta importante faceta El carácter especializado de estas enseñanzas y la ló provincial nos dice, asimismo, que en León existen 939 gica limitación de alumnado que impone la eficacia pe montes, con una extensión de 492.285 hectó,reas, donde vie dagógica, quedan compensados con las campañas masi nen pastando por término medio anual 500.000 cabezas que con carácter de di de ganado, ha’oiéndose obtenido al mismo tiempo 103.306 vas de formación agropecuaria, vulgación se realizaron en 160 localidades, pertenecientes estéreos y 540.627 kilos de resma, aparte 11.863 metros cú a 16 provincias de clara personalidad campesina. Se efec bicos de excelente madera para la industria del mueble tuaron estas campañas con cátedras ambulantes que, jun El árbol viene dando óptimos frutos a la provincia. to a los temas específicos de tipo agrícola, ganadero y donde el chopo también juega un destacado papel, sobre forestal, trataron de otros aspectos complementarios de todo en las zonas húmedas. El Distrito Forestal de León sanitario, cultural y recreativo. Estás enseñan ha repoblado desde 1940, 526 hectáreas. Solamente en 1959 carácter zas, desarrolladas en cada lugar, de acuerdo con las ca fueron 102, significándose que la repoblación forestal a racterísticas socioeconómicaS de la localidad, responden gran escala la realiza el Patrimonio Forestal del Estado, a los programas aceptados por el Servicio de Extensión que desde 195d, por ejemplo, ha repoblado otras 0.000 hec Agrícola del Ministerio de Agricultura, cuyo personal es táreas de pinos, existiendo un plan para los próximos años, cuyo plazo termina en 1968, de alcanzar la ci,,fra pecializado colaboró eficazmente en el éxito de las cam pañas. total de 125.000 hectáreas. Datos recogidos en memorias e informes permiten af irmar que un 75 por 100 de la población juvenil asistió, con regularidad y provecho, en cada localidad, a las jor ESPAÑA ADHERIDA AL G. A, T. T. nadas divulgadoras, participando en las clases’ teóricas y prácticas desarrolladas. Recientemente, España, siguiendo su trayectoria de in No hay que olvidar que en nuestras zonas rurales vi tegración económica con el resto del mundo, se ha ad ven 2.444.122 lóvenes comprendidos entre los diez y los herido al G. A. T. T. (Acuerdo General de Tarifas y Co veintiún años, de los que 1.242.584 son varones, a cuya merdio), organización internacional nacida en 1947 y del formación cultural y profesional hay que atender. que forman parte, actualmente, treinta y nueve países. El a A. T. T. se propone, entre otras cosas, mejorar el nivel de vida de los países miembros, conseguir y man REGADIOS Y REPOBLACIONES tener el pleno empleo, aprovechar al máximo los recursos mundiales, desarrollar el comercio internacional y fomen En el IV Congreso Internacional de Riegos y Drena tar el desarrollo económico. jes celebrado últimamente en Madrid se ha presentadó a Para sus fines, el G. A. T, T. exige a sus miembros que sus congresistas el resultado de los afanes y trabajos de reduzcan todo lo posible los obstáculos existentes para los ‘españoles durante los cuatro últimos lustros en mate foméntar el mutuo comercio. Por una parte, se exige un ria de rieg.os’y repoblación forestal. arancel que regule el comercio exterior, y, por otra, proCon una triple finalidad de orden económico, social y curar reducir las tarifas. sanitario, se k,a entregado el país a la ardua tareó. de Para España, su incorporación al G. A. T. T. tiene un aprovechar el poder fertilizante del agua, tan desigual especial, interés, sobre todo en lo que se refiere al comer mente distribuida sobre nuestra superficie góográfica. cio con los Estados lJnidós, que estaba dificultado por no Esa labor se ha traducido en la construcción de embal contar con ningún acuerdo. El ingreso en el G. A. T. T.. ses, canales, acequias y redes de distribución, que han con la automática aplicación de la cláusula de «país más nermitido’transfOrmar en regadío cerca de 500.000 a. ,de favorecido», puede tener gran trascendencia para nos terrenos de nula o escasa productividad. otros. Para albergar alas 50.000 faí’nilias que en ellos se hap asentado; ha habido necesidad de fundar unos 150 pueblos nuevos, dotados de amp’,iase higiénicas viviendas y con edificios modernos para los usos’ colectivos.y sociales. LA FORMACION AGROPECUARIA Simultáneamente ha habido necesidad de defender el suelo de los arrastrés y erosiones que provocan los agen El creciente proceso de mecanización del agro español de los embal la perfección progresiva alcanzada en la aplicación de tes climatológicos, evitando el aterramiento ses y aumentando al propio tiempo nuestra riqueza en las nuevas técnicas agropecuarias exigen cada día más madera, mediante planes de repoblación forestal que se intensamente una mayor preparación teórica y práctica h.n llevado a cabo durante esos mismos veinte años, en cíe nuestra población campesina. LA RIQUEZA FORESTAL DE LEON - uná superficie de cerca de. millón y medio de hectáreas. Y que se está continuando en razón de ciento a ciento veinte mil hectáreas anuales. REFINERIA DE TENERIFE La empresa propietaria de la gran refineria de Teneri fe ha dado a conocer sus actividades durante el año 1959 y sus proyectos para el presente año y venideros. Con viene tener en cuenta cuando de esta empresa se trata, que la mayoría de sus productos se destinan a la expor tación y constituye una importante fuente de divisas para nuestra economía. destilación en el pasado año fué d4 2.809.207 tone ladas, superando en 58.000 las logradas en el ejercicio de 1958. Como para obtener tal destilación ha sido nece sario utilizar el 93,64 por 100, de su capacidad, y en 1960 se culcula que será necesario producir 150.000 toneladas más que en éste, la factoría se encuentra ante la impe riosa necesidad de ampliar sus actuales instalaciones, con cuyo fin ha iniciado, los trabajos para ampliar su capaci dad de refino hasta los 5.000.00IYde toneladas. El petróleo que en tal factoría se destila procede del Golfo Pérsico y Mediterráneo Oriental en un 63 por 100, y el resto, de Venezuela. La ampliación proyectada consistirá principalmente en una nueva unidad de destilación con capacidad para 40.000 barriles diarios; una unidad de «Plattforming para mejorar la calidad de la gasolina, enriqueciéndola en oc tanos, con una producción diaria de 15.000 barriles y las correspondientes instalaciones auxiliares. La Compañía mantiene un flota petrolera, que recien temente se ha visto eñriquecida con las motonaves «As torga», de 25.960 toneladas, y «Talavera», de 42250 tone ladas, siendo este último el mayor barco construido hasta ahora en España. Esta empresa, hasta la promulgación de le Ley de Hi drocarburos, tenía concesiones en España de 430.000 hec táreas. Después de la promulgación de la Ley le han sido otorgadas otras 205.000. Asociada con otras empresas ex tranjeras, cuenta en la Península con un total de 898.522 hectáreas; en Guinea, 116.618 Ha., y en el Sahara español con 1.285.473 Ha., habiéndose iniciado ya en esos terrenos los estudios geológicos y estratigráficos previos. Las prospecciones realizadas hasta ahora en las con cesiones peninsulares han dado como resultado el ha llazgo de indicios -de petróleo y gas en «Urbasa 1» y gran des cantidades de gas, a diferentes niveles, en «Castillo 1». En ambas parcelas continúan los sondeos, con la espe ranza de hallar petróleo. También se ha asociado la empresa con la Standard Oil Co., de Nueva .Jersey, para fundar una compañía es pañola (al 50 por 100 de capital) para la instalación de una gran factoría petroquímica que producirá-dodecilben ceno para fabricar detergentes; estireno, para plásticos y caucho sintético.; polietileno, para plásticos, y negro de hu mo para cubiertas y otros productos. Este proyeqto, someti do actualmente a la aprobación del Gobierno, supone una inversión de 26 millones de dólares. Finalmente, es de resaltar el optimismo que reina en esta Compañía en cuanto al resultado de los trabajos que realiza y para la busca del petróleo, y que se funda en la opinión ‘ue sostienen sus técnicos y asociados alema nes y americanos, motivada en lqs sondeos que realiza en la cuenca del Alto Ebro, donde se ha encontrado un cam po de gas de importancia aún no aquilatada, pero del que se sabe positivamente que tiene, por lo menos, una exten sión superior a los 70 Km., distancia entre algunas de -las perforaciones practicadas y en las que ha aparecido gas. NUEVO PROCEDIMIENTO PARA INJERTO DE HUESOS Un osteólógo español acaba de presentar en la Real Academia de Medicina una comunicación bajo el título: «Nuevas formas de trasplantes óseos hipervasculariza dos y enriquecidos con osteoblastos activos». El creador del procedimiento explica para los profanos la esencia de su procedimiento, diciendo que, mediante un tratamiento quirúrgico adecuado, de su invención, a que somete el hueso del que va a sacar el injerto, y an tes de arrancarlo, logra que el futuro injerto se encuentre cuando llega el momento en un período de gran acti vidad vital. El injerto así preparado se suelda en su nueva colocación con mayor rapidez que si se hubiera efectuado el trasplante por las técnicas hasta ahora utilizadas. Con el nuevo procedimiento se logran curaciones en es pacios de dos y tres semanas, las que antes tardaban normalmente cinco y seis meses en conseguirse. EL PROGRESO DE NUESTRA AVICOLA INDUSTRIA Hasta el año pasado, el abastecimiento nacional de huevos tenía que ser complementado con importaciones. No deja de ser sorprendente que la avicultura nacional haya conseguido superar los inconvenientes derivados de la irregularidad periódica en el abastecimiento de piensos y las consecuencias de la estructuración económica y con seguir, no sólo la producción necesaria con que atender desahogadamente al mercado interior, sino también in tentar hacerse presente de un modo constante, con sus productos, en el exterior. La primera partida de huevos con destino, al extran jero, en este caso para la República Federal alemana, está ya en marcha. A esta expedición seguirán otras diri gidas a Suiza y al Reino Unido. Estos envíos iñiciaes tienen un cierto carácter simbó lico y de ensayo. Hay, primero, que hacer acto de pre sencia en el mercado mundial, especialmente en el euro peo, para conquistar el necesario crédito mercantil y lo grar que en el futuro las naciones que no pueden autoabas tecerse nos tengan en cuenta al confeccionar sus programas de compra. En el orden técnico, sin duda alguna, la avicultura es pañola se encuentra en condiciones de competir, en cuan to a precios y calidades, con la de los países tradicional mente exportadores por lo que se refiere ..a la producción de huevos, en la que ha alcanzado un alto grado de efi ciencia y rentabilidad. En cuanto a la producción de eár ne de ave, pocos países podrán enfrentarse con nosotros en precios. Desde ahora, la industria avícola, si sigue contando con piensos a precios internacionales, constituirá otro elemento fortalecedor de nuestra economía. EN POCAS LINEAS Se ha inaugurado en Pamplona una fábrica de pro ductot químicos, erigida con la- colaboración técnica y financiera de una empresa suiza. En esta fábrica van a funcionar instalaciones para la obtención de colorantes, insecticidas, productos farmacéuticos y de laboratorio. En ella se encuentran trabajando ya unas trescientas per sonas. E ® Las condiciones- climatológicas favorables del ciclo ganadero 1959-60 han permitido la cría de unos seis mi llones de corderos, que salvo las.pequeñas cifras exporta das o conservadas en frigoríficos, han incrementado el consumo de esta especie. por los españoles, en un 100 por 100 durante lós primeros cinco- meses de este año. Al darse por concluido el esquileo en España, se es tima que el corte total es de imas 45.000 toneladas de fibra de excelente calidad, con un rendimiento por cabeza del 25 al 30 por 100 superior al del pasado año. ® Fortune, de Chicago, la más importante revista eco nómica de los Estados Unidos, al estudiar el actual mo mento económico epaflol, de acuerdo con la opinión de los expertos, dice que España podrá elevar el rendimiento de su agricultura, en las dos próximas décadas, en un 75 por 100, si continúa imponiendo, como está haciendo, las modernas técnicas de explotación. De esa manera lle garía a liberar un considerable porcentaje de la población que vive del campo y en el campo, para emplearla en más poderosas industrias. ® En los tres primeros meses de 1960, España exportó a Italia siete veces más que en igual período de 1959, habién dose llegado a la cifra de 15.000 millones de liras para esas exportaciones. Nuestras importaciones de procede0ncia ita liana se han doblado en igual tiempo, pasando de 2800 millones de liras, en el primer trimestre del año pasado, a 5.600 millones en éste. ® La lucha contra el analfabetismo continúa en España con inigualada intensidad. Durante el pasado año se han construído 6.000 escuelas, que ya han entrado en servi cio, y están en construcción 4.138, que lo harán seguida mente. El plan de construcciones escolares ha proporcio nado ya aulas para 400.000 niños, y otros 700.000 las ten drán aseguradas en breve plazo. En 1950, el analfabetismo suponía todavía un 17 por 100 de la población, mientras que en 1960 se habrá reducido al 9,2 por 100. La Ley que declara la Instrucción Primaria obligatoria y gratuita dará solución a este problema nacional de gran trascen dencia social y económica. ) Ha sido firmado un convenio entre argentina y Es paña, en virtud del cual los astilleros españoles construi rán, con destino a la gran República hispanoamericana, tres barcos fluviales, por valor de 10.550.000 dólares. ® De los 1.125 millones de pesetas a que ascienden los préstamos hechos durante 1959 por el Banco Hipotecario, 856 lo fueron con carácter especial para- la construccófl de nuevas edificaciones. De esos 856 millones se dedicaron 292 a subvencionar viviendas de renta hmitada, a los que hay que añadir otros 340 millones contratados antes de finalizar el año, así como 492 más convenidoS hasta fines de mayo de 1960. Con los préstamos de 1959 se contribuyó a levantar 969 edificios. con un total de 9.813 viviendas y 1.219 lodales de negocio. O a Los índices de precios del mes de abril último, pu blicados por el Consejo Superior de Cámaras de Comer cio, señalan que continúa una tendencia a la bajá en el dosté de vida y precios al por mayor En el coste de vida, el descenso es de ocho puntos, equivalente a una dismi nución del 0,59 por 100. La baja afectó a los gastos de casa, uso, restido y alimentación; principalmente los últi mos experimentaron un descenso del 0,78 por 100. En los precios al por mayor, la baja media fué del 0,08 por 100, siendo especialmente importante en los productos indus triales, que retrocedieron el 0,89 por 100. Ya está en funcionamiento el segundo grupo de 30.000 kilovatios de la Central Térmica de Cádiz, del 1. N. 1.. que si hasta ahora trabajó con fuel, en adelante quemará carbón, del que ya tienen hechos los acopios. O O nuado La Telefónica, durante la lmea de expansión todo el ejercicio, ha conti de sus seriçiQs. En is con- ferencias interurbanas, el promedio mensual de 8,7 mi llones de 1958 ha ido también aumentando en 1959, mar cando en junio el promedio de 10,05 millones, que es el record. Luego han ido bajando un tanto. En teléfonos instalados, el 1.000.400 de 1958 pasa a ser, en agosto, 1.573.831. Vamos a entrar, además, en la época del telé fono compartido. El Export Import Bank, de Wáshigton, ha concedido un crédito de 8.400.000 dólares a la sociedad española Térmicas Asturianas para la instalación en Mieres dé una central térmica de 62.500 Kw. La central, que estará si tuada en la confluencia de los ríos Caudal y Nalón, cerca de la capital asturiana, consumirá carbones pobres de aquella zona minera, y en el futuro habrá de contribuir muy eficazmente en la regulación del sistema eléctrico del NO. de España. Los trabajos de preparación de acceso 3 están en fase avanzada, así como los de construcción de la presa del embalse necesario para la refrigeración de la central. Según el acuerdo firmado, el suministro de los equipos deberá estar finalizado en febrero de 1961, de modo que la puesta en servicio de la central tenga -lugar a finales del mismo año. O O Ha sido puesto en servicio, en la central telemandada de Guadalén, un alternador vertical de 6.400 KVA. La cen tral, de la Compañía Sevillana de Electricidad, es de re ciente construcción y tiene una potencia de 5.800 KVA. La instalación es telernandada y sé controla, a distancia, desde la Subestación de Linares. Este paso hacia adelan te de la automación supone un gran ahorro de mano de obra. Su puesta en marcha y vigilancia no requerirá la presencia de operarios, que pueden ser desplazados a otras zonas. La automación de las centrales eléctricas supone un -corto período de amortización y una gran eco nomía en su rendimiento. La utilización de estas insta laciones tiene un doble objetivo: la reducción de la mano de obra y la eliminación del error humano. La probabi. lidad de estos errores, que puede causar serios daños a un costoso equipé o faltas en el servicio-, queda virtual mente eliminada en las centrales telemandadas. Las estadísticas de producción y consumo de electri cidad en las provincias andaluzas es cada vez mayor. Des pués de la pUesta. en servicio- de la central de Guadalén de la Sevi]lana de Electricidad, ha sido autorizada para unificar y ampliar tres aprovechamieflto de aguas en -el Guadalquivir. Los saltos son los de Marmolejo, Batanes y Villalba. La potencia total de ellos será de 13.748 CV. La misma émpresa, junto con Hidroeléctrica del Chorro, ha obtenido la concesión administrativa del salto de Iznájar. El pantano embalsará 600 millones de metros cúbicos. Los contratistas ya han empezado las ob-ras en el río Genil, que expérimentará una considerable mejora en la cadena de saltos existentes en la - cuenca. Cuando el salto esté terminado tendrá una potencia de 100.000 KVA. O O Ha entrado en servicio en la fábrica de Hospitalet de Llobregat, de Altos Hornos de Basconia, un nuevo horno eléctrico dé. arco de nueve toneladas. Este es un paso más de la industria siderometalúrgica catalana. Que siempre se ha caracterizado por la excelente calidad de sus pre paracid-nes de aceros. Los Altos Hornos de Cataluña tie nen una capacidád de producción de io.oootoneladas anuales, que ahora se verá aumentada. La mayor parte de las industrias catalanas metalúrgicas abastece de sus productos a un gran contingente de la industria española, sin que para ello acuda. al extranjero para hacer costosas importaciones, con el consicuiente desembolso de divisas, tan necesario para el desarrollo de la industria española. O Para la mejora de los servicios de la Compañía de Fe rrocarriles Vascongados se han pedido cuatro automotores 85 eléctricos a la General Eléctrica Española. Los Ferroca— rriles Vascongados tienen sus líneas electrificadas. Para atender a la creciente demanda de sus servicios ha ini— ciado la. adquisición de nuevo material motor eléctrico, que sustituye ventajosamente a las locomotoras de vapor. a. Se ha efectuado el traslado a los mttelles de San turce de otro -alternador gigante, de un peso de ‘43 tone ladas y de una potencia de 26.500 KVA., destinado a la ,IrU10 N REVISTA ILUSTRADA 1111 LOS MANDOS SUBALTERNOS DEL EJERCITO SUMARIO del mes de septiembre Santa María de la Cabeza. - Central de Pont de Rey, en Lérida. Desde el puerto bfl baino, esta máquina ha sido enviada a Burdeos, y desde allí, en un vehículo especial, a la frontera española, para su traslado a la referida central. Se trata de un segundo alternador, gemelo del que loa poco fué transportado, por el mismo trayecto, constituyendo ambos los mayores de su género construidos en España. La encrgia generada cor estos dos alternadores serán consümida en la región ca talana. — de 1960 Tenielote Coronel Echevarría. El idioma inglés. — Teniente García Parrado, La verdad sobre el idioma inglés. — Comandante Mendoza López. Maquetas de carros de combante. — Capitán Bravo Diéguez. Contabilidad inierior de los cuerpos. — Coronel Salto Garcia-Marallo. Cosas de ayer, de hop y de mañana. — Teniente Coronel de Ory Un episodio de la vida del Ingenioso Hidalgo. — Brigada García Nieto. Nuestros lectores preguntan. —(Redacción). - RECeTON DEI iNFORMA ClON INDUSTRIAL LA LUCHA CALLEJERA (Táctica Policial) Por el Teniente Coronel Carlos de Echavarría AgoLda la pimera edición se ha puesto a la venta la sgunda, corregida y aumentado su interesante Capítulo «TEMAS TACTICOS POLICIALES». Asímismo el Apéndice «lA OLIÇIA UNIFORMADA EN TIEMPO DE GUERRA» viene aumentado con las siguientes materias de actualidad. GUERRILLA, CONTRAPARACAIDISMO y DEFENSA PASIVA ATO1ICA • Por último viene inserto en esta edición un nuevo Apéndice: «PERROS AUXILIARES DE LA POLICA», LA OBRAUNlC EN SU GENERO. LA OBRA QUE, POR SU ORIGINALIDAD Y TECNICA, INTERESA ASIMISMO AL EJERCITO, LA OBRA QUE HAN SOLICITADO LAS MEIOPES POLICIAS UNIFORMADAS DEL MUNDO ESPECIALMENTE LAS HISPANOAMERIÇANAS’. - Precio: 50 pesetas. NOTA. —Al personal Pedidos Hispanoamérica: 60 pesetas. militar y Organismos del Ejército se les hará un descuento 10 por 100 sobre este precio. a EDICIONES EJERCITO. Alcalá, 18.—MADRID (14) del