La zarzuela y el género chico

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El jueves 17 de noviembre el Club del Libro en Español,
con el apoyo de la Misión de España ante las Naciones
Unidas, tuvo el placer de recibir a la soprano Elisa
Belmonte quien dio una conferencia sobre “La zarzuela y
el género chico”.
El acto fue abierto por la Presidenta del Club del Libro,
Begoña Peris, quien dio la bienvenida a los asistentes,
agradeció su apoyo a la Misión de España y presentó a
Elisa Belmonte haciendo un breve resumen de su
biografía y de su importante trayectoria internacional
como soprano.
Elisa Belmonte, al inicio de su conferencia, dijo que
quería que fuese amena, agradable, para lo cual
necesitaba que todos cantaran con ella, a coro, algunos
de los fragmentos de zarzuela que había seleccionado y
que iría intercalando a lo largo de la charla.
Este género lírico español se caracteriza por alternar
partes instrumentales con partes vocales y partes
habladas. El rey Felipe IV fue el que la introduce para
amenizar sus fiestas en el Palacio de la Zarzuela, de
donde toma su nombre. El primer autor que adopta el
término zarzuela para su obra El golfo de las Sirenas,
que se estrenó en 1657, fue Calderón de la Barca.
Jueves, 17 de noviembre de 2011
Palacio de Naciones Unidas
Ginebra
ELISA BELMONTE, SOPRANO
CONFERENCIA: “La zarzuela y el género
chico”
Los alumnos de Seconde, Première y Terminale de
la SIE de Ferney-Voltaire asistieron a este acto
acompañados de los profesores de la sección y un
grupo de padres.
Inicialmente los personajes de las primeras zarzuelas
barrocas eran una mezcla de dioses, criaturas
mitológicas y personajes de comedias rústicas o
pastorales. Lo que le diferenciaba de otras formas
operísticas
era que
había
interludios
hablados
generalmente en verso.
A principios del siglo XVII existía una enorme influencia
de la música italiana en España debido a que vinieron a
la corte a trabajar músicos italianos como Domenico
Scarlatti, Boccherini o Farinelli. A causa de esta
influencia y de que casi todo se escribía en italiano, la
zarzuela cambia para adaptarse a esta moda, aunque
aún se escribían textos en español. Entre 1850 y 1860
un grupo de escritores y compositores liderados por
Francisco Barbieri y Joaquín Gaztambide deciden
levantarse contra esta hegemonía cultural italiana. Para
ello empiezan a componer en español, consiguiendo que
el principal objetivo para una gran parte de los más
importantes poetas y compositores de la época fuera
hacer zarzuela. Entre estos compositores destacaron:
Emilio Arrieta, Federico Chueca, Fernández Caballero,
Tomas Bretón y Ruperto Chapí. El resultado de esta
iniciativa fue conseguir dar nueva vida a la zarzuela que
alcanza un enorme auge. Es en esta época cuando la
zarzuela se divide en género chico, que son zarzuelas de
un solo acto, en algunas ocasiones dos y género grande
que son zarzuelas de dos, tres o más actos.
Elisa Belmonte y alumnos del colegio Ferney Voltaire (Fotos: F. Guillarón)
La música se caracteriza por ser fácil, pegadiza,
folclórica y popular para que permanezca en la
memoria del espectador.
El engranaje de la obra consiste en números
hablados, cantados, coros, que se aderezan con
escenas cómicas o de contenido sexual que,
generalmente, son interpretadas por un dúo,
conjuntos musicales y danzas. El argumento suele ser
muy sencillo. En la mayoría de los casos consiste en
una simple historia de amor que suele seguir el
mismo esquema: una pareja se ama, pero algo les
impide culminar ese amor, la dificultad se acaba
superando y la historia suele terminar con un final
feliz. Abundan costumbres, dramas y variaciones
regionales. La mayoría de las obras incluyen en sus
libretos regionalismos y jergas populares, tales como
los castizos de Madrid; de hecho, muchas de las
zarzuelas se encuentran ambientadas en Madrid. Los
protagonistas suelen ser personajes tópicos de la
escena madrileña: el fresco, el anarquista, el gandul,
el perdonavidas, el aprovechado, la coqueta, el viejo
sentencioso. No se suelen incluir personajes
instruidos, sino que la sabiduría es más bien de
carácter popular. Por lo general, el éxito se
relacionaba con la popularidad que las canciones
alcanzaban entre el público, que llegaba a conocerlas
de memoria. A pesar de algunas modificaciones, la
estructura básica permaneció intacta: escenas de
diálogos, canciones, coros y escenas cómicas,
generalmente interpretadas por actores-cantantes.
El género chico recibirá el espaldarazo definitivo con
La Gran Vía de Chueca y Valverde, en 1886. La obra
alcanza un enorme éxito que la lleva de los teatros de
verano al famoso teatro Apolo, donde será
representada durante varias temporadas. La obra se
compone de una serie de sainetes animados, pero no
relacionados, que tratan temas de actualidad, todos
alrededor de esta calle de Madrid, la Gran Vía, que en
esa época era aún un proyecto.
El siglo XX marca el comienzo del declive de la
zarzuela y del género chico.
Elisa Belmonte insistió en que el motivo por el que la
mayor parte de los cantantes reconocidos no hacen
zarzuela y prefieren la ópera, no es porque sea
considerado un género menor, que no lo es, sino por
su dificultad, ya que es extremadamente difícil y
requiere una enorme maestría por parte del
intérprete el pasar del canto a la conversación normal
en cuestión de segundos, porque los músculos que se
utilizan en un caso y otro no son los mismos.
Elisa realizó una demostración para que pudiéramos
ver mejor este proceso y comprender la diferencia
entre hablar y cantar, demostrándonos al mismo
tiempo que no sólo hablamos con la garganta. En el
género lírico encontramos como voces femeninas la
soprano (voz aguda), mezzosoprano (voz media) y
contralto (voz grave) y como voces masculinas el
tenor (voz aguda), barítono (voz media), bajo (voz
grave) y contratenor (voz más aguda).En la zarzuela
existen también las tiples y los tenores cómicos.
Elisa Belmonte durante uno de los momentos de la
conferencia, haciendo una demostración de la diferencia entre
cantar y hablar (Foto: F. Guillarón)
Durante la conferencia, Elisa intercaló fragmentos de
distintas zarzuelas que permitieron ilustrar los puntos
fuertes de su conferencia. De La verbena de la
Paloma, que pertenece al género chico, ya que sólo
tiene un acto dividido en tres escenas, escuchamos y
cantamos “Las coplas de Don Hilarión”. De La Corte
del Faraón, famosa por sus diálogos llenos de
insinuaciones y connotaciones sexuales, canciones
picantes y enredos vodevilescos, escuchamos e
hicimos el coro de "¡Ay Va!". De Gigantes y
Cabezudos escuchamos la jota “Los expatriados”. De
La Gran Vía, escuchamos “El Caballero de Gracia”. De
Doña Francisquita oímos cantar a Alfredo Kraus la
romanza de Fernando “Por el humo se sabe…”. De
Luisa Fernanda, “La mazurca de las sombrillas” y de
La Rosa del Azafrán, zarzuela manchega, una de las
preferidas de Elisa, escuchamos “La espigadora”.
También escuchamos La Paloma compuesta por
Sebastián Iradier, canción cuya primera línea es:
“Cuando salí de la Habana ¡válgame Dios!". Esta
habanera tiene un ritmo característico y distintivo que
ha hecho de ella un éxito internacional, alcanzando en
muchos países el estatus de canción tradicional. Es un
éxito que han cantado artistas de los más variados
géneros musicales, como por ejemplo Elvis Presley.
Una canción de Iradier, “El arreglito”, servirá como
melodía al aria “L’Amour est un oiseau rebelle” de la
ópera Carmen de Bizet, quien reconoció que la había
tomado de este compositor.
En resumen, Elisa Belmonte nos hizo pasar un rato
maravilloso disfrutando, al mismo tiempo, de una
conferencia interesantísima.
Los miembros del Club del Libro y las profesoras de la sección despiden cantando a la soprano en los jardines del Palacio de las
Naciones
(Foto: F. Guillarón)
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