“La agonía del tratado que instituye una

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“¿Qué representa la relación Unión Europea – América Latina?”
Por Eric Tremolada Álvarez
*
Resumen:
Con el propósito de contribuir al entendimiento y mejoramiento de la relación de la Unión Europea
con América Latina, reflexionaremos a lo largo de estas líneas sobre lo que significa y simboliza
cada región para la otra.
Palabras claves:
Relaciones UE-AL, dialogo político, cooperación, comercio, cumbres ALCUE.
Prefacio:
Lo que se escribe y se dice sobre las relaciones de la Unión Europea con América Latina,
en la mayoría de los casos, suele convencer a propios y extraños, sin embargo, cuando
ahondamos en sus resultados el entusiasmo inicial desaparece. A lo largo de estas líneas
intentaremos contribuir al entendimiento y mejoramiento de esta relación, examinando lo
que representa la Unión Europea para los latinoamericanos y América Latina para los
europeos.
I.
Qué significa la Unión Europea para América Latina:
Europa para América Latina representa un conjunto de valores básicos coincidentes,
asistencia técnica y un inmenso mercado por explorar. No obstante, esta simbología no
obedece al convencimiento real de una región con escasa capacidad propositiva, sino a
los puntales definidos por la Unión para la relación con los latinoamericanos.
Así, en San José se daría en 1984, el primer antecedente de esa relación de la Unión con
una subregión del continente, con el propósito de impulsar paz, democracia, seguridad y
desarrollo social y económico en Centro América, iniciando un diálogo ministerial sobre
democracia, derechos humanos, primacía de la diplomacia y modelos de desarrollo de
integración regional, que se empieza a consolidar un año después en Luxemburgo,
cuando se alcanza un acuerdo de cooperación con Centro América y se crea la Comisión
Mixta de Cooperación. En 1996, en Florencia se reorienta el diálogo hacia el desarrollo
social, económico, sostenible y equitativo, lucha contra la inseguridad y la consolidación
1
del Estado de derecho. En la Cumbre de Madrid de 2002, para garantizar la continuidad
por el lado europeo, se decide que la participación ministerial será en modalidad de troika.
En el 2003, en Roma, se suscribe el Acuerdo de diálogo político y cooperación entre el
conglomerado 1 Comunidad Europea y Estados miembros y Costa Rica, Salvador,
Nicaragua, Honduras, Guatemala y Panamá 2. Fruto de este continuo diálogo, el Consejo,
en República Dominicana en el 2007, definió las directrices de un Acuerdo de Asociación
que incluye una zona de libre comercio 3. En Praga al celebrar el vigésimo quinto
aniversario de este diálogo, consolido la hoja de ruta para concretar la anhelada zona de
libre comercio entre las dos regiones y acordaron cooperar decididamente para darle
sostenibilidad a la Estrategia Regional de Seguridad de Centroamérica 4.
Por su lado, tres años después de iniciado el Diálogo de San José, se abrió uno paralelo
con el Grupo de Río y, gracias a la Declaración de Roma, este se institucionalizó en 1990
con reuniones ministeriales bianuales. Sin embargo, la ambiciosa agenda resultante de
cada reunión es el primer enemigo para hacer efectivos los acuerdos. En las últimas
reuniones el debate se centró en cohesión social y gobernanza democrática (Grecia,
2003); en integración, cooperación, creación de empleo y Haití (Luxemburgo, 2005);
energía, medio ambiente, cambio climático, lucha contra la pobreza, multilateralismo y
países de renta media (República Dominicana, 2007) y hace un año en República Checa
no se discutió en torno a la consolidación democrática, seguridad y procesos de paz como
1 Torrent hace una útil y clara explicación de las maneras de actuar de la Unión Europea en el contexto
internacional, distinguiendo los cuatro modos de operar de la Unión Europea en el plano internacional
a través del conglomerado de entidades que la componen; véase: Torrent, Ramón, Las relaciones Unión
Europea - América Latina en los últimos diez años: el resultado de la inexistencia de una política;
Observatorio de las Relaciones Unión Europea - América Latina OBREAL/EULARO, Barcelona, febrero
de 2005; pp. 6-12.
2 “¿Para qué sirve el diálogo político entre la Unión Europea y América Latina?” Documento de
recomendaciones para la Cumbre Europeo-Latinoamericana en Viena; Casa de América, FRIDE,
Fundación Carolina, ICEI; Madrid, mayo de 2006; pp. 4-6.
3 “La Unión Europea y América Latina y el Caribe: De las preferencias a la reciprocidad”; en: Panorama
de la inserción internacional de América Latina y el Caribe, Tendencias 2008; Documento informativo;
Naciones Unidas, CEPAL; 2007; pp. 157.
4 Reunión ministerial del Diálogo de San José, Praga, 14 de mayo de 2009, Comunicado conjunto, 14 de
mayo
de
2009,
9933/09
(Presse 132)
Consejo
de la
Unión
Europea,
en:
http://register.consilium.europa.eu/pdf/es/09/st09/st09933.es09.pdf
2
estaba previsto 5, sino que se opto por una declaración conjunta sobre fuentes renovables
de energía y recuperación de la estabilidad financiera mundial 6.
Por su parte, en los 90, por razones geoestratégicas, la Unión Europea abre
negociaciones bilaterales con casi todas las regiones y países, así, se inician en 1990,
1991 y 1992 las conversaciones para cristalizar acuerdos de asociación con Mercosur,
Chile y México respectivamente. Por el valor simbólico que esto podía representar, la
Comisión Europea se avocó a concretar un acuerdo con el Mercosur de organización
internacional a organización internacional y pese a que convencieron a sus miembros
para que vía Protocolo de Ouro Preto, artículo 38, naciera su personalidad jurídica, las
negociaciones concluyeron en 1995 con un Acuerdo de Asociación suscrito, por el lado
Europeo por la Comunidad Europea y los estados miembros, y por el lado americano por
el Mercosur y sus estados miembros. El pobre contenido de este Acuerdo y el
aplazamiento de lo económico para una segunda fase que aún no se concreta, obedeció
a que a la hora de obligarse ningún miembro de la Unión apoyaba el Acuerdo, y con el
fundamento de la inmadura personalidad jurídica del Mercosur, optaron porque sea
firmado por las dos organizaciones y sus estados, acaso porque esto hacía más difícil su
ejecución.
La negociación del Acuerdo con Chile y México fue calcada de la del Mercosur, la
intención real para el caso de los australes no era otra que sumar a Chile al Mercosur, y
en el caso de México aprovechar el reequilibrio político que este país demandaba en sus
relaciones internacionales después de tres años del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) 7. Así, en 1996 y 1997 se suscribieron los acuerdos de
asociación con Chile y México, aplazando para una segunda fase el contenido económico.
Finalmente, la Comunidad Andina (CAN) también participó de esta relación pluri-temática
con la Unión Europea, mediante el Acuerdo Marco de Cooperación de 1993 que incluyó
principios de diálogo político. Pero la institucionalización de este mecanismo solo se dio
Nieto Solís José A. “La integración económica centroamericana: introducción al estudio de la unión
aduanera y de las relaciones con la Unión Europea”, Documentos de trabajo de la Facultad de Ciencias
Económicas y Empresariales, Nº. 3, 2007, pp. 8 y ss.
6 Declaración Conjunta UE - Grupo de Río, Praga 13 de mayo de 2009, en: Europa Press Releases Rapid
http://europa.eu/rapid/pressReleasesAction.do?reference=PRES/09/130&format=HTML&aged=0&la
nguage=ES&guiLanguage=en
7 Torrent, Ramón. Las relaciones Unión Europea - América Latina en los últimos diez años: el resultado de
la inexistencia de una política, Op. cit., pp. 17-19.
5
3
con la Declaración Conjunta de Roma de 1996, que pactaron otras reuniones paralelas a
las celebradas a nivel ministerial por el Grupo de Río y a nivel presidencial en las cumbres
América Latina, Caribe y Unión Europea (ALCUE), en las que se discutiría sobre ejes
temáticos relativos a la democracia, los derechos humanos y la integración. En el 2003 se
suscribió el Acuerdo de diálogo político y cooperación UE-CAN, que versa sobre
estabilidad política, consolidación Estado de derecho, derechos humanos, integración
regional, lucha contra la pobreza y contra el tráfico de drogas, armas y personas 8.
La génesis de este mecanismo pluri-temático denominado diálogo político se da en el
proceso de negociación del espacio económico con la Asociación Europea de Comercio
Justo (EFTA) 9, donde la Unión, para poder incluir aspectos temáticos por fuera de las
competencias de la Comunidad Europea, suscribió el acuerdo junto con los estados
miembros. A partir de ese momento se entiende que los acuerdos con terceros serán de
participación mixta, esto es Comunidad Europea y estados. Por lo anterior, la noción del
diálogo político con terceros países no cubre las competencias de las comunidades ni las
competencias que conservan los estados miembros y que implementan por separado. En
palabras del citado Torrent, el diálogo político no se define por su contenido sino por su
naturaleza institucional, esto es por las actividades que monopolizan los servicios
exteriores de los ministerios de asuntos exteriores de cada Estado miembro, según los
procedimientos de la PESC 10.
De esta manera, el diálogo político termina siendo una herramienta instrumentalizadora
de difícil concreción, que le brinda a la Unión Europea una proyección mundial
indiscutible, aunque no tengan una posición unificada, y que en el caso de los acuerdos
de asociación con Mercosur, Chile y México, les permitió justificar dos fases, la primera
que recogió valores comunes y una segunda de contenido económico, solo cristalizada en
el caso de los dos últimos.
Tremolada, Eric. “De Europa para América Latina: ¿política o inercia exterior?” En: De Viena a Lima:
¿afianzamiento del diálogo entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe?, Bogotá. Facultad de
Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales. Universidad Externado de Colombia. Mayo 2009, pp.
75-102. (Colección PRETEXTOS, No. 37)
9 La EFTA es la sigla en inglés de la Asociación Europea de Comercio Justo. / The European Free Trade
Association.
10 Torrent, Ramón. Las relaciones Unión Europea - América Latina en los últimos diez años: el resultado
de la inexistencia de una política, Op. cit., pp. 20-21.
8
4
Así, no es difícil explicar por qué fracasa la asociación estratégica que anhelan construir
los países de ALCUE, que tampoco se ha podido concretar pese a la visibilidad ganada a
través de las cumbres bianuales. Günther Maihold definió como un problema estructural,
tanto el formato de las cumbres, como las expectativas de los gobiernos, que en el caso
de América Latina se ve agravada por el unilateralismo reinante en nuestra región, que se
resiste a participar a nivel internacional como grupo o bajo el paraguas de las
organizaciones subregionales, afectando de esta manera, desde ambos lados del
Atlántico, el diseño del concepto interregionalista 11.
Apoyados en un estudio anterior, recordaremos las conclusiones más relevantes de todas
las cumbres donde evidenciamos estos problemas. En Río de Janeiro, 1999, se enfatizó
en la asociación estratégica birregional y en las segundas fases de los acuerdos de
asociación con Mercosur, Chile y México. En la cumbre de Madrid, en 2002, el debate se
centro en terrorismo, migración y seguridad, aunque solo sirvió para cristalizar poco
después el diálogo político y cooperación con la CAN y con Centroamérica, destacándose
los programas regionales ALIS (sociedad de información) y ALBAN (formación
universitaria). Guadalajara, 2004, definió los tres ejes temáticos que soportarían la
construcción de la relación ALCUE, éstos son integración regional, multilateralismo y
cohesión social. Por su parte, las conclusiones de Viena, manteniendo coherencia con la
cumbre que la precedió, en materia de integración regional, acogieron la instrumentación
de los acuerdos de asociación con México y Chile y se decidió negociar con Centro
América y CAN, y, al mismo tiempo, hace una mención a los efectos territoriales de la ley
Helms Burtom como amenaza al multilateralismo.
En el 2008, como resultados de la cumbre de Lima se destacan, por un lado,
la
necesidad de crear una fundación ALCUE como un espacio permanente de diálogo
birregional de deliberación y visibilidad de estrategias comunes, además, de los tres
conceptos que dominaron las conclusiones, esto es, que el mejor programa social es la
inversión productiva, la necesidad de brindar seguridad jurídica a la inversión con marcos
legales estables y, acaso para hacer realidad los esquivos acuerdos comerciales con
Centroamérica y CAN, flexibilidad en criterios con mecanismos de múltiples velocidades.
11
Maihold, Günther. “Más allá del interregionalismo. El futuro de las relaciones entre Europa y América
Latina”; en: Foro Internacional; No. 188, 2007, pp. 269-299.
5
Además, en Lima, se evidenció de forma algo inesperada, el interés de desarrollar una
relación especial entre la UE y Brasil 12.
Por último, en la reciente cumbre de Madrid, que pretendía una “nueva etapa en la
asociación birregional: la innovación y la tecnología en favor del desarrollo sostenible y de
la inclusión social”, se destaco por avances en otros tópicos principalmente derivados de
compromisos y objetivos trazados hace años.
En primer lugar reitera el compromiso
valores e intereses comunes de la asociación estratégica birregional, el multilateralismo,
la democracia, los derechos humanos, la cooperación al desarrollo, la integración, el
apoyo a la cohesión social, la protección del medio ambiente, y la lucha contra el
terrorismo y la delincuencia organizada. Por su parte, la Declaración cuenta con un Plan
de Acción 2010-2012, que define una agenda orientada al futuro de la cooperación
birregional, en ámbitos prioritarios como el desarrollo del “Espacio UE-ALC del
Conocimiento”, el fomento de la interconectividad, el desarrollo de redes sociales y
económicas, y la intensificación de los diálogos temáticos y la cooperación sobre
migraciones, drogas, educación y cohesión social. Plan que junto al acuerdo de creación
de la anunciada fundación ALCUE se convertirían en útiles instrumentos de seguimiento a
lo acordado 13.
Así, progresivamente, con más fortuna unas que otras, las cumbres han intentado brindar
coherencia a la relación birregional 14, sin embargo, alcanzar consensos o avances
considerables en medio de tantos intereses diversos no es tarea fácil. En promedio las
cumbres ALCUE reúnen 60 delegaciones estatales, 20 latinoamericanas, 13 caribeñas y
27 de la UE, además de las delegaciones que representan los bloques subregionales 15.
Tremolada, Eric. “De Europa para América Latina: ¿política o inercia exterior?” En: De Viena a Lima:
¿afianzamiento del diálogo entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe?, Op. Cit., pp. 95-98.
13 Del Arenal C. y Sanahuja J.A., La Cumbre ALC-UE de Madrid: un nuevo impulso a las relaciones
birregionales, Fundación Carolina, Madrid, 24 de mayo de 2010.
14 “La efectividad de la cooperación al desarrollo entre la Unión Europea y América Latina: Balance y
perspectivas”; Parlamento Europeo, Dirección General de Políticas Interiores; EXPO/B/AFET/2007/48;
abril 2008; PE 385.570.
15 En estas reuniones hay que tener en cuenta no solo la Cumbre ALCUE propiamente dicha, sino
también las Cumbres bilaterales que se dan con México, Chile y Brasil, las subregionales, con
Centroamérica, la CAN, Mercosur y el CARIFORUM, la Empresarial, que en el 2010 reunió más 700
empresarios de ambos lados del Atlántico, y distintos foros de la sociedad civil. En todas ellas veremos
los correspondientes diálogos políticos y reuniones ministeriales sobre diferentes asuntos. Véase: Del
Arenal C. y Sanahuja J.A., La Cumbre ALC-UE de Madrid: un nuevo impulso a las relaciones
birregionales., op. cit, . p. 2.
12
6
En todo caso, si bien el potencial de estas reuniones parece desaprovechado, más que
juzgarlas por su carácter blando, no vinculante, hay que aprovechar la sinergia e inercia
que se produce en el proceso entre una y otra reunión, así mediante estas fuerzas
coordinadas y evaluadas se podrían dar resultados tangibles en la relación birregional. De
ahí que muchos confiemos que el Plan de Acción 2010-2012 y la Fundación ALCUE
generen esta dinámica 16. De lo contrario, seguiremos entre comunicados dados entre
cumbre y cumbre que nos anuncian estrategias renovadas y declaraciones en las
cumbres que reiteran compromisos 17.
El segundo puntal en el que se soporta la relación con América Latina es la cooperación.
Esta modalidad de asistencia técnica es ejecutada por la Comisión Europea de
conformidad con reglamentos internos del Consejo o del Consejo y el Parlamento. Por ello
la discusión sobre el contenido de la misma no se da a través de las relaciones
bilaterales, sino en el marco interno de la UE. El Reglamento (CEE) N° 443/92 del
Consejo 25.02.92 sobre ayuda financiera y técnica y cooperación económica para países
en vía de desarrollo de Asia y América Latina fijó las orientaciones para cumbres y
acuerdos hasta los ejercicios anteriores al 2007, a partir de ese año se rigen por
Reglamento (CE) N° 1905/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de
diciembre de 2006, por el que se establece un Instrumento de Financiación de la
Cooperación al Desarrollo 18.
El profesor Maihold viene demandando reformas de fondo que deberían introducirse en el proceso
“entre-cumbres”, para que no siga en entredicho el carácter vinculante de la “Diplomacia de Cumbres”.
Véase: Maihold, Günther. “La Cumbre de Viena entre América Latina/Caribe y la UE: el éxito relativo de
un encuentro de bajas expectativas”; Real Instituto Elcano; ARI Nº 602006 del 24/05/2006.
17
En diciembre de 2005, pensando en la Cumbre de Viena, la Comisión Europea adoptó un
Comunicado acerca de una estrategia renovada diseñada para reforzar la asociación estratégica entre la
Unión Europea y América Latina. Analizó los retos e hizo recomendaciones para revitalizar la
asociación como aumentar el diálogo político entre las dos regiones, estimular los intercambios
económicos y comerciales, fomentar la integración regional, enfrentar la desigualdad y adaptar la
política de desarrollo y ayuda de la Unión Europea a las condiciones reales en América Latina. La
Declaración de Viena reitera por su parte el compromiso de expandir y profundizar la cooperación
entre la Unión Europea y América Latina/El Caribe en todos los ámbitos, con un espíritu de respeto
mutuo, igualdad y solidaridad.
18 Reglamento (CEE) nº 443/92 del Consejo, de 25 de febrero de 1992, relativo a la ayuda financiera y
técnica y a la cooperación económica con los países en vías de desarrollo de América Latina y Asia; en:
http://www.delcol.ec.europa.eu/es/documentos/reglamento(CEE)-n443-92.htm y Reglamento (CE) N°
1905/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de diciembre de 2006 por el que se establece
un Instrumento de Financiación de la Cooperación al Desarrollo; en: http://eur16
7
Como si el escaso margen de maniobra que tiene la cooperación no fuera suficiente, el rol
desempeñado por los consultores independientes lo agrava, pues ellos controlan la
asistencia técnica, evaluándola y preparando los nuevos programas a través de labores
exploratorias en los países beneficiarios. Círculo vicioso, no corregido, que en palabras
pronunciadas por Torrent hace unos años, incrementa las cifras de negocios de las
empresas consultoras de los países donantes y, en menor medida, de las contrapartes en
los países receptores 19.
La Comunidad Andina es la primera región latinoamericana que recibe cooperación al
desarrollo, la primera etapa data del período comprendido entre 1973 y 1982 y era de
índole bilateral, dirigida principalmente al impulso del desarrollo rural, la agricultura, la
salud y la educación. En el contexto del “regionalismo abierto” de la década de los
ochenta y comienzos de los noventa, se inició, con la firma del Acuerdo de Cooperación
de "segunda generación" en 1983, una segunda etapa que abordaba, de manera más
integral, los asuntos de la cooperación económica y comercial. Es en este período en el
que la UE adoptó el SGP – Droga (1990), como una concesión unilateral de los países
europeos a la lucha de los países andinos contra el flagelo del narcotráfico 20. El acuerdo
de "segunda generación" de 1983, se amplía en 1993 incluyendo mecanismos de
seguimiento, dando inicio a una nueva fase en esta materia 21. Así, gradualmente, la UE se
convierte en el principal donante de ayuda oficial al desarrollo a la Comunidad Andina.
Entre 1996 y 2002 ascendió a €420 millones en cooperación, económica, financiera y
técnica de los cuales Colombia recibió €105 millones. En el mismo período la CAN se
lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=OJ:L:2006:378:0041:0071:ES:PDF, (ambos consultados el
10.12.08).
19 Torrent, Ramón. Las relaciones Unión Europea - América Latina en los últimos diez años: El resultado
de la inexistencia de una política, Op. cit., pp. 26.
20
Comunidad Andina, Web, http://www.comunidadandina.org/exterior/ue_cooperacion.htm
(consultado 17.10.08).
21 Acuerdo Marco de Cooperación entre la Comunidad Económica Europea y el Acuerdo de Cartagena y
sus
Países
Miembros;
Copenhague,
23
de
abril
de
1993;
en:
http://www.comunidadandina.org/exterior/ue_cooperacion.htm (consultado 17.10.08).
8
benefició de €750 millones en programas regionales 22, sumando líneas presupuestarias
geográficas y temáticas de los cuales a Colombia le correspondieron €157 millones 23.
En el período 2002-2006, se le destinó a la CAN €29 millones desagregados en
programas de prevención de catástrofes €9,45 millones, estadísticas €5 millones,
asistencia técnica relacionada con el comercio € 8 millones, sociedad civil € 4,1 millones,
y drogas sintéticas €2,55 millones. Sin incluir los €6,2 millones de los programas
Granadua (fortalecimiento de la unión aduanera), Calidad y Competencia que sumarían
un total de €35,2 millones 24.
En el “Documento de estrategia regional 2007-2013”, la CAN tiene destinados €50
millones para programas de integración económica regional, cohesión social y económica,
lucha contra las drogas ilícitas. En el “Documento de estrategia país 2007-2013”,
Colombia tiene destinados €160 millones para programas de paz y estabilidad, incluido
desarrollo alternativo, Estado de derecho, justicia y derechos humanos y productividad,
competitividad y comercio 25, frente a los €234 millones que recibirá Bolivia, €137 millones
Ecuador y €132 millones Perú 26.
En todo caso, los programas de cooperación con América Latina no se aproximan en
recursos con los ejecutados en otras regiones, como el PHARE para países de Europa
Central y del Este, TACIS para las antiguas repúblicas soviéticas, MEDA para países
terceros mediterráneos, o el Fondo Europeo de Desarrollo (FED) para los países de
África, Caribe y Pacífico 27.
Respecto del comercio, tercer pilar que sostiene la relación UE – AL, debemos destacar
que México fue el primer país que pudo concretar una segunda fase con contenido
22 Entre los programas regionales se destacan en la subregión región andina Al-Invest, EuroSocial,
EuroSolar, Igualdad de género, Urbal, @lis, Alban y Alfa II.
23 Rouquayrol Guillemette, Leda y Herrera Villa, Santiago. (2007). Guía sobre la cooperación Unión
Europea - América Latina; Francia, CEFICALE, pp. 47.
24 Comisión Europea, “Estrategia regional para la Comunidad Andina 2002 – 2006”, en:
http://ec.europa.eu/external_relations/andean/rsp/02_06_es.pdf (consultada 10.05.08).
25 Comisión Europea, “Documento de estrategia regional para la Comunidad Andina 2007 – 2013”;
12.04.2007 (E/2007/678) en: http://ec.europa.eu/external_relations/andean/rsp/07_13_es.pdf
(consultado 10.05.08).
26 Cooperación Regional Unión Europea – Comunidad Andina 2008, Delegación de la Comisión Europea
en el Perú, diciembre de 2007.
27 Torrent, Ramón. Las relaciones Unión Europea - América Latina en los últimos diez años: El resultado
de la inexistencia de una política, Op. cit., pp. 19.
9
económico para el Acuerdo de Asociación que había suscrito con la Unión en 1997.
Cuatro razones explican esto. Por un lado, que España y Alemania apoyaron
decididamente el Acuerdo, por otro, la pro actividad del equipo mexicano, en tercer lugar
que las exportaciones mexicanas no amenazaban la Política Agrícola Común (PAC) y, por
último, que la protocolización de la segunda fase, tal como se había pactado en 1997,
podía hacerse por procedimientos simplificados de aprobación, esto es mediante decisión
del Consejo de la Unión.
Por su parte, la profundización del Acuerdo de Asociación con Chile fue el resultado de la
mediación de posiciones entre la Presidencia española de la Unión, durante el primer
semestre de 2002, que abogaba por acuerdos de asociación con la CAN y América
Central y la Comisión Europea que no los recomendaba. Así, casi de carambola, además
de la pro actividad del equipo negociador chileno y la ausencia de amenazas a la PAC, se
llegó a pactar en el 2002 con el país menos proclive a la integración, la segunda fase que
dotaba de contenido económico el Acuerdo de Asociación que suscribieron en 1996 28.
Dotar
de
contenido
comercial
los
Acuerdos
de
Asociación
con
andinos
y
centroamericanos se hizo realidad este año aprovechando la Cumbre de Madrid, donde
por un lado se suscribió el Acuerdo Comercial Multipartes con Colombia y Perú, que ya
estaba negociado, y que si bien supone un importante paso en la conformación de la “red”
de Acuerdos de libre comercio que la UE va estableciendo con América Latina y el Caribe,
también admite la incoherencia de la política exterior europea frente a la región, toda vez
que una vez más la Unión no concreta los pretendidos pactos entre bloques,
contribuyendo al debilitamiento de la Comunidad Andina, y con la opción bilateral frente a
Colombia, hace más evidente el pasar por alto su enraizada defensa de los derechos
humanos. Contrariamente, al inicio de la Cumbre de Madrid,
escollos de la negociación comercial
superando los últimos
(denominaciones de origen planteada por los
europeos y cuotas de importación de leche en polvo y queso por los centroamericanos) se
concreta la primera negociación entre bloques subregionales al suscribir el pilar comercial
que complementara el Acuerdo de Asociación de la UE con Centroamérica incluida
Panamá 29.
Ibídem, pp. 27-32.
Del Arenal C. y Sanahuja J.A., La Cumbre ALC-UE de Madrid: un nuevo impulso a las relaciones
birregionales., op. cit, . pp. 5-6.
28
29
10
La Cumbre de mayo pasado abrió de nuevo la negociación con Mercosur, gracias a la
voluntad política de Argentina y Brasil por el lado latinoamericano y al arresto de la
Comisión y España por el lado europeo. No obstante, la fuerte presencia China en la
subregión, la inminente entrada de Venezuela al Mercosur y la posible oferta de acuerdos
bilaterales por parte de Estados Unidos brindan un contexto favorable pese a la oposición
europea liderada por Francia que representan los intereses tradicionalmente beneficiados
por la Política Agrícola Común (PAC) y que recuerda que el mandato vigente de
negociación implica la necesidad de que previamente se cierre la Ronda de Doha 30.
De lo anterior podemos colegir que si estamos ante una negociación, que no representa
amenazas a sectores sensibles de la economía europea y se mantiene la decisión
política, nuevos acuerdos con contenido comercial prosperarían con países o subregiones
latinoamericanas y que éstos, en palabras de Domínguez, se negociarían bajo la premisa
de brindar oportunidades de inversión, comercio y cooperación, eso sí, sin que ello
sustituya las reformas domésticas en materia política y económica 31.
Adicionalmente, Europa para América Latina, en materia de integración económica,
también representa y simboliza un exitoso proceso, sin comprender los de esta orilla del
atlántico, que es precisamente eso, un proceso y como todos los de integración, de largo
aliento.
II.
Qué significa América Latina para la Unión Europea:
Europa también ve a Latinoamérica como una región que comparte sus valores, y que
precisamente por ello es tierra fértil para adoptar modelos de integración económica
análogos. El origen de los esquemas de integración en la región se explica en dos
razones, por un lado, el pensamiento liberal reinante en el mundo occidental de la
30
Ibídem, pp. 3-4.
31 Domínguez, Roberto. “Between Vienna and Lima”; en: Roy Joaquin and Domínguez Roberto (editors);
After Vienna: Dimensions of the Relationship between the European Union and the Latin AmericaCaribbean Region; Jean Monnet Chair, University of Miami, Miami – Florida European Union Center of
Excellence; 2007; pp. 32.
11
posguerra, que consideraba al comercio internacional como generador de desarrollo,
riqueza y paz y, por otro, con la estrategia difundida por la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), que recordaba a los países
en vías de desarrollo -exportadores de materias primas y con una incipiente industria- que
no podían competir en condiciones de equidad en el nuevo panorama económico mundial,
recomendándoles seguir dos líneas de acción, una determinada por la necesidad de
fomentar la producción de bienes elaborados y otra, por la necesidad de establecer
mercados comunes entre naciones en vías de desarrollo con condiciones relativamente
homogéneas.
Así, los países desarrollados del hemisferio occidental, especialmente los europeos, se
dieron cuenta de que era necesario implementar un modelo que llevara a la liberalización
comercial como una alternativa de recuperación económica y de promoción de las
relaciones pacíficas entre estados, y los países en vías de desarrollo apostaron por
modelos que, si bien veían el comercio como una manera de desarrollo económico,
ponían primero de presente su necesidad de industrializar las economías, lo cual llevaba
a la implementación de políticas de protección para la creación de mercados internos que
le permitieran competir en la reciente industria 32.
De una manera menos altruista, Europa ve a nuestra región como un espacio, que según
la coyuntura servirá para alinearse o hacer contrapesos a los Estados Unidos. Torrent
nos recuerda que el tema del SPG Droga, al que hicimos mención cuando hablamos de
cooperación, fue planteado en Bruselas con el ánimo de demostrar que la Comunidad
Europea y sus estados actuaban como aliados fieles que comparten preocupaciones con
la Casa Blanca 33.
Ejemplo que no parece aislado, hoy, en medio de una crisis tan
profunda de la integración, sobre todo del lado latinoamericano y del Caribe, cristalizar
contenidos económicos de los acuerdos de asociación con Centroamérica y como el
pretendido inicialmente en bloque con la CAN, y hoy suscrito con dos de sus miembros en
forma bilateral, parece una decisión que por el lado europeo obedece más a la inercia y a
Instituto de Relaciones Europeo-Latinoamericanas, Tres décadas de integración andina: logros y
nuevos retos, Dossier No. 69, julio 1999, p. 3.
33 Véase: Torrent, Ramón. Las relaciones Unión Europea - América Latina en los últimos diez años: El
resultado de la inexistencia de una política, Op. cit., pp. 19.
32
12
su deseo de no perder influencia en la zona 34. Si desde 1971 la Comunidad Europea
concede preferencias comerciales a los países en desarrollo en el marco de su SPG,
renovando periódicamente los reglamentos que regulan su aplicación ¿por qué el interés
de que algunas subregiones beneficiadas con éste pacten con ellos zonas de libre
comercio? En el caso particular de los andinos y centroamericanos se aumentan los
interrogantes si tenemos en cuenta que toda la primera subregión solo representa el 0,8%
y la segunda el 0,4% del total de importaciones de la UE y el 0,6% y 0,4% de sus
exportaciones respectivamente 35. Si observamos la posición de los países de estas
subregiones como socios comerciales de la UE el panorama empeora, encontrando que
Colombia ocupa la posición 47, Perú la 51, Costa Rica 57, Panamá 60, Guatemala 101,
Honduras 106, El Salvador 120, y Nicaragua 137 36¿La alineación con Washington que
explicó el SPG Droga podría ser nuevamente la respuesta o se trata esta vez de un
contrapeso a los americanos que pactaron con estos países zonas de libre comercio?
En materia de integración la UE subestima la región latinoamericana, primero, por ser
incapaces de comprender que nuestros esfuerzos son gigantescos, pese a un
presidencialismo arraigado que conspira permanentemente contra las arrojadas
organizaciones supranacionales de carácter subregional que intentan consolidar procesos
de integración económica y, segundo, porque dan una lectura errada a los pilares que
soportan cada uno de esos esfuerzos subregionales. El caso andino ejemplifica estas
aseveraciones; el Sistema Andino de Integración, sobre el que se soporta el proceso de
integración económico más viejo de la subregión, como diría Rocha Valencia 37, es un
esquema institucional cohesionado, coherente y que ha alcanzado un desarrollo
importante. Sin embargo, la ambivalente decisión política de los gobiernos de los estados
miembros solo ha permitido alcanzar consensos significativos relativos a la concreción de
un ordenamiento jurídico.
¿Hasta qué punto el Acuerdo Comercial con Colombia se volvería un precedente que desdibujaría la
tradicional defensa y exigencia de respeto a los Derechos Humanos de la Unión Europea?
34
Rouquayrol Guillemette, Leda y Herrera Villa, Santiago. Guía sobre la cooperación Unión Europea América Latina; Op. cit., pp. 48.
36 http://ec.europa.eu/trade/creating-opportunities/bilateral-relations/statistics/
35
Rocha Valencia, Alberto. “La dimensión política de los procesos de integración regional y
subregional”, Revista de Ciencias Sociales, Año XV, No. 20, Universidad de Guadalajara, junio 2002, pp.
23-37, quien hace un completo análisis de la institucionalidad en los procesos de integración regional y
subregional.
37
13
Así, la Comunidad Andina, como los demás procesos de integración en América Latina y
el Caribe, en su dimensión comercial solo ha podido alcanzar una unión tarifaria
imperfecta, donde no están todos los bienes y servicios intracomunitarios liberados y
donde no se ha podido acordar del todo un arancel externo común para productos de
terceros países. Pese a ello, a lo largo de su historia, particularmente en los últimos cinco
años, se insiste en un proceso multidimensional, que incluye aspectos sociales, culturales
y políticos, más difíciles de concretar que los económicos y que responde más a unas
agendas nacionales fuertemente ideologizadas.
No obstante, pese a sus dificultades como proceso de integración económica, en la
segunda mitad de los noventa, y ya en forma marcada y creciente desde el nuevo milenio,
viene cumpliendo con el objetivo de la integración, esto es, ampliar progresivamente los
intercambios comerciales 38. Tendencia que también se da en el Mercado Común del Sur
(Mercosur) 39, y con altibajos, especialmente, entre los años 2001 y 2002, en el Sistema de
Integración Centro Americano (Sica) 40 y la Comunidad del Caribe (Caricom) 41.
Por tanto, estamos frente a una Comunidad que tiene dos razones de peso para seguir
creyendo en ella 42. Por un lado, mantiene una tendencia de ampliación de intercambios
comerciales intracomunitarios creciente en poco más de una década y, por el otro, a
diferencia del Mercosur, Sica y Caricom, que cuenta con un ordenamiento jurídico, casi
tan maduro y eficaz como el europeo, que faculta a los órganos comunitarios para crear
derecho andino con capacidad de producir efectos jurídicos en cada país miembro, sin
que se requiera ningún complemento normativo de derecho interno, y que es fuente
inmediata de derechos y obligaciones para todos aquellos a quienes afecta, permitiendo
Véase: “40 años de integración comercial de bienes en la Comunidad Andina 1969 – 2008”. Secretaría
General, Documento Estadístico SG/de 243 del 2 de febrero de 2009 (8.46.63) consultado el 29 de
mayo de 2009 en: http://intranet.comunidadandina.org/Documentos/DEstadisticos/SGde243.pdf
39 http://www.aladi.org/nsfaladi/indicado.nsf/vvindicadoresweb/Mercosur
40 http://estadisticas.sieca.org.gt/siecadb/Estadisticas/BalanzaP.asp
41 http://www.caricomstats.org/
42 Este análisis ha sido desarrollo en: Tremolada, Eric. “La Comunidad Andina: dos razones para seguir
creyendo”, en: Revista ZERO No. 23; Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales,
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2009. En proceso de impresión. ISSN 0123 - 8779.
38
14
la posibilidad de que los particulares puedan exigir directamente su observancia ante sus
respectivas autoridades administrativas, jueces y/o tribunales 43.
Sin embargo, la Unión Europea siempre le ha apostado más al Mercosur, acaso por estar
obnubilado con el volumen de intercambio comercial que tiene con Brasil 44, mientras que
con la intención de suscribir un acuerdo comercial con la CAN en bloque, contribuyó a
desvirtuar el valor andino más consolidado, esto es su pilar jurídico. Con el conocimiento
de las delegaciones de la Comisión Europea en la subregión, los países andinos, ante la
inminente entrada del Tratado de Libre Comercio de Perú con los Estados Unidos,
flexibilizaron el régimen común sobre propiedad industrial 45 permitiendo que el desarrollo
y profundización de estos derechos se dé a través de la norma interna de los países
miembros. Flexibilización que beneficiará a la Unión en el momento en que entren en
vigor los acuerdos comerciales con Colombia y Perú y que debilita el más maduro
ordenamiento jurídico de la integración que existe en América Latina y el Caribe 46.
Contrario al creer de muchos, incluso de gobiernos y agentes de los países miembros,
como lo analizaran Espíndola y Herrera, el ordenamiento jurídico andino cumple con las
características básicas para que se predique su eficacia, esto es que tiene la virtud,
fuerza o idoneidad para lograr un determinado objetivo dentro de los fines previstos;
produce efectos jurídicos y se respetan y aplican sus normas. En caso de incumplimiento
43 Tremolada, Eric. “Los pilares jurídicos de la Comunidad Andina: ¿elementos decisivos para su
supervivencia?” en: OASIS 2006/2007, Nº 12, Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales -CIPE-.
Universidad Externado de Colombia. Bogotá, noviembre 2006, pp. 317-346.
44 Todo el Mercosur representa el 2,9 % de las importaciones totales de la UE y el 2,5 % de sus
exportaciones. Lo anterior obedece fundamentalmente a que Brasil ocupa la décima posición como
socio comercial de UE, mientras que Argentina solo se ubica en el puesto 34, Uruguay en el 75 y
Paraguay en el 112. http://ec.europa.eu/trade/creating-opportunities/bilateral-relations/statistics/
45 Véase Decisión 689 de la Comisión de la Comunidad Andina, que adecua el Régimen Común sobre
Propiedad Industrial contenido en la Decisión 486.
46 Si consideramos que todos los países andinos, como los demás latinoamericanos, tienen como
primer socio comercial a los Estados Unidos, no era difícil inferir que la dinámica económica de una
zona de libre comercio amenazaría el ordenamiento jurídico de la CAN, al punto que pese a su
prevalencia, terminaría ajustándose al derecho que regiría en esta zona liberada y pactada con los
estadounidenses. Advertencia que se nos quedó corta, toda vez que no esperó la dinámica comercial
sino que se adelantó a ella. Véase: Tremolada, Eric. “Los organismos supranacionales en la Constitución
colombiana: ¿una garantía para el derecho andino?” En: Crisis y perspectiva comparada de los procesos
de integración, Bogotá, Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales. Universidad
Externado de Colombia. mayo 2008, p. 112. (Colección PRETEXTOS No. 33).
15
de obligaciones, los órganos comunitarios imponen las sanciones correspondientes 47.
Esta ignorancia, fomentada por la omisión intencional de los gobiernos de los estados
miembros, favorece la ambivalencia frente a la asunción de las obligaciones comunitarias,
que sumada al arraigado presidencialismo, les permite entender y usar utilitariamente el
espacio económico andino.
Si se tiene en cuenta que los beneficiarios de la integración económica andina somos los
particulares (personas naturales y jurídicas) ¿qué podríamos hacer para contrarrestar esta
tendencia utilitarista y ambivalente de los gobiernos que rigen los estados que componen
la CAN? Fundamentalmente, utilizar las herramientas que un ordenamiento jurídico
maduro y sistémico como el andino ofrece. Entre éstas, iniciar acciones de reparación
directa ante la jurisdicción interna de los estados que han sido condenados por
incumplimiento por el Tribunal Andino, interponer quejas ante la Secretaría General y
demás órganos comunitarios por la omisión de sus funciones y exigir a los parlamentarios
andinos que representen nuestros intereses y ejerzan sus competencias de control.
Si bien, los particulares no podemos definir las formas de acción, de las que habla Dromi
y que cristalizan los anhelos comunitarios 48, sí podemos exigir a los órganos comunitarios
y a los estados que ejerzan una planeación operativa, una fiscalización de obligaciones y
un fomento que proteja y promueva la integración andina de conformidad con las
previsiones del Acuerdo de Cartagena y demás tratados constitutivos. Propender por la
eficacia del ordenamiento jurídico andino, en palabras de los citados Espíndola y
Herrera 49, también es nuestra obligación y se logra cuando los particulares exigimos el
cumplimiento de la normatividad por parte de los órganos comunitarios y del Estado,
incluidos, sus respectivos agentes. Responsabilidad a la que por cierto la academia
andina ha contribuido muy poco en estos 41 años de integración y que se conforma con
los escasos y limitados esfuerzos que se logran gracias a las subvenciones de la
Comisión Europea en el marco del programa Jean Monnet. Programa que, por cierto,
también le apuesta más a los países del sur del continente que a los andinos, mientras
47 Espíndola Scarpetta, Carlos Alberto y Herrera Rodríguez, Diana Lorena. “El Sistema Jurídico Andino:
¿Utopía o realidad jurídica?” en: Criterio Jurídico, Santiago de Cali, V. 8, No. 1, 2008-1, pp. 35-64.
Dromi Roberto y otros, Derecho Comunitario, Sistemas de integración régimen del MERCOSUR, Ed.
Ciudad Argentina, Buenos Aires, 1995, pp. 112 – 131
49 Espíndola Scarpetta, Carlos Alberto y Herrera Rodríguez, Diana Lorena. “El Sistema Jurídico Andino:
¿utopía o realidad jurídica?” Op. cit., pp. 61.
48
16
que entre Argentina, Brasil, Chile y Uruguay cuentan con 16 módulos, 4 cátedras y un
centro de excelencia, entre Ecuador, Perú y Colombia solo encontraremos dos módulos y
dos cátedras 50.
A manera de conclusión:
No se evidencia una política exterior de la Unión Europea hacia América Latina que
responda a una estrategia focalizada y a unas prioridades, obedece fundamentalmente a
inercias y sinergias internas.
Las cumbres ALCUE, como dimensión ineludible de la diplomacia multilateral, requieren
una preparación adecuada por parte de los órganos comunitarios, gobiernos,
parlamentarios, empresarios y sociedad civil de ambos lados del Atlántico. Apresto que si
es oportuno contribuye a afianzar el relacionamiento de las dos regiones, no sólo dentro
de los parámetros fijados por la Unión, sino superando la escasa y dispersa capacidad
propositiva de los latinoamericanos.
Una agenda birregional, en sus justas proporciones, puede lograr la inclusión de temas
relacionados con la gestión de deuda externa e inestabilidad cambiara y que la
cooperación se convierta en una herramienta de ataque frontal a la pobreza y a la
desigualdad.
Mientras que América Latina y el Caribe no actúen a nivel internacional como grupo y la
Unión sólo lo haga en materia comercial, seguirá reinando el unilateralismo en su relación
internacional. Así, se hace necesario identificar ámbitos internacionales en los cuales se
unifiquen posiciones de las dos regiones y hacer de esta manera reconocible, por propios
y extraños, la pretendida asociación estratégica sobre valores comunes.
Intentar unificar posiciones por regiones puede ser prematuro, sobre todo del lado
latinoamericano y del Caribe, sin embargo, a través de las subregiones, debería ser
factible y de ahí la importancia de que la Unión insista en negociar el contenido comercial
Argentina ha sido beneficiaria de 8 módulos y un centro de excelencia, Brasil de 3 módulos y 2
cátedras, Chile 4 módulos y 2 cátedras, Ecuador 2 módulos, Perú una cátedra y Colombia una cátedra.
Véase las acciones por países en Web Education, Audiovisual & Culture Executive Agency
50
http://eacea.ec.europa.eu/llp/jeanmonnet/directory/New/Version/2008/V1/ajmrepertoire/distrib.asp?pays=_&ville=_
http://eacea.ec.europa.eu/llp/funding/2010/selections/documents/jm_ka1/ajm2010_list_of_fundedv2.pdf
17
y
de los acuerdos de asociación en bloque como el recientemente firmado con
Centroamericanos. El relanzamiento de las negociaciones comerciales con el Mercosur es
una oportunidad para que la UE revise el mandato de negociación que representa los
intereses de la PAC.
En medio de una crisis profunda de la integración latinoamericana, la UE le apostaba
fundamentalmente a fortalecer los procesos de integración subregional, sin embargo,
cristalizar acuerdos comerciales, como el pretendido inicialmente en bloque con la CAN y
hoy suscrito con dos de sus miembros en forma bilateral, contribuirá al debilitamiento y
polarización de esta.
Los Acuerdos Comerciales con andinos y centroamericanos, parecen una decisión que
por el lado europeo obedece más a la inercia y a su deseo de no perder influencia en la
zona. No obstante, el suscrito con Centroamérica, pese a que se trata de un socio
comercial absolutamente marginal (más que la comunidad andina), encarna la concreción
del tan anhelado pacto económico bloque a bloque con alguna subregión latinoamericana.
El reto de la UE en la negociación en curso con el Mercosur está en que no solo puede
actuar por inercia y por el valor simbólico que representa otro acuerdo comercial bloque a
bloque. Brasil ocupa la decima posición de sus socios comerciales, hecho entre otros que
convierte a esta subregión en la más significativa comercialmente para Europa y que
podría amenazar con sus exportaciones los intereses que protegen la Política Agrícola
Común. Negociación contrarreloj antes de que se perfeccione la entrada de Venezuela al
Mercosur y que los Estados Unidos oferten tratados de libre comercio a sus miembros.
La estrategia de diferenciación que tiene la UE, frente a la que ejercen los Estados Unidos
en la región Latinoamericana, se desvirtúa cada vez que se alinea o busca hacerle
contrapesos a Washington. Hasta qué punto el suscribir acuerdos comerciales con Perú,
Colombia y Centroamérica responde a uno de estos casos o a ambos, además de no
querer ceder, así sea con razón, a las incomprensibles presiones nacionalistas altamente
ideologizadas en el caso de la subregión andina.
El SPG+ de la UE que combina un sistema de preferencias comerciales con cláusula de
nación más favorecida, seguirá contribuyendo en el caso de Colombia, Perú, Costa Rica,
El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua hasta que entre en vigor los acuerdos
18
comerciales, a construir un espacio que brinda la posibilidad de aprendizaje productivo,
sin amenazar el sector agrícola y la propiedad intelectual. Espacio del que también se
benefician Paraguay y Venezuela entre otros, que podría conspirar en contra del acuerdo
bloque a bloque con el Mercosur 51. De la misma manera el peso de Brasil podría tanto
beneficiar como perjudicar el acuerdo entre ambas subregiones. No nos extrañe si el día
de mañana se dan acuerdos comerciales bilaterales con miembros del Mercosur.
Desde la Academia seguiremos apostándole a una integración latinoamericana por
subregiones como la europea, convencidos que es la única estrategia que nos garantiza
competir en condiciones de equidad y, en estos tiempos en que en la subregión andina se
habla tan fácilmente de guerra, como estrategia de paz duradera.
La experiencia de paz duradera fundamentada en el comercio no sólo se remonta a los
casi sesenta años de las comunidades europeas, sino al inicio mismo de la civilización,
donde el hombre abandonó su condición de nómada para vivir en ciudades y comerciar
con bienes. Curiosamente, la ciudad madre de Caral al norte de la capital peruana, fue un
ejemplo en este sentido por más de un milenio 52.
*
Abogado dedicado a la docencia e investigación del Derecho Internacional Público y al derecho de la
integración, titular en Colombia de la Cátedra Jean Monnet de Derecho Comunitario de la Universidad
Externado.
Es Doctor en Derecho de la Universidad de Valencia, tras haber obtenido un DEA en Derecho Internacional y
Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid e Instituto Universitario Ortega y
Gasset; un Máster en Análisis y Gestión de Ciencia y Tecnología en la Universidad Carlos III; una
Especialización en Derecho Constitucional y Ciencia Política del Centro de Estudios Constitucionales de
Madrid y un Diploma en Altos Estudios Internacionales de la Sociedad de Estudios Internacionales de España.
Autor y editor de diversos libros, ensayos y artículos en derecho internacional y derecho de la integración,
entre los que se destacan como autor El derecho andino en Colombia (Bogotá, 2006) y Vicisitudes del
Derecho Internacional (Bogotá, 2005); y como editor El acuerdo comercial con la Unión Europea (Bogotá,
2010) y Crisis y perspectiva comparada de los procesos de integración (Bogotá, 2009).
Decisión de la Comisión, de 9 de diciembre de 2008, (2008/938/CE) relativa a la lista de los países
beneficiarios que puedan acogerse al régimen especial de estímulo del desarrollo sostenible y la
gobernanza establecido en el Reglamento (CE) nº 732/2008 del Consejo, por el que se aplica un sistema
de preferencias arancelarias generalizadas para el periodo de 1 de enero de 2009 al 31 de diciembre de
2011.
51
Sandweiss, Daniel H., Shady Solís, Ruth, Moseley Michael E., Keefer, David K. y Ortloff, Charles R.
(2009). Environmental change and economic development in coastal Peru between 5,800 and 3,600 years
ago. En: The National Academy of Science of the USA (PNAS), vol. 106, No. 5, pp. 1359-1363.
52
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